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Yo tenía 18 años la primera vez que tuve que salir fuera de mi pueblo para
venir a Latacunga.
La Universidad nos ayudó con partes principales del karting: chasis, ejes,
asiento, motor… Nuestro reto era prepararlo, dejarlo a punto para la carrera.
Mis amigos siempre me dijeron que puedo ayudar cuando pueda es así
que los fines de semana fueron suficiente para ayudar en su construcción.
Ya solo faltaba dos semanas para la carrera, contábamos con todas las
piezas del motor para su reparación, era suficiente tiempo para armarlo, pero
todos temíamos que después de eso al ir a las pruebas, surjan más
inconvenientes.
Eran las once de la mañana. – ¡Enciendan los motores! –Se escuchó en los
altavoces. Mientras iban dando el orden de las categorías a la pista para las dos
vueltas de reconocimiento de esta.
El cambio del eje no fue nada fácil, nos tomó hasta las 11.30 de la noche
lograr realizar el cambio con adaptaciones improvisadas del otro karting, incluso
reparamos el daño que tuvimos al inicio de la carrera. Les dije llamémoslo
Frankenstein, porque el karting ya no era sino una unión de partes de diferentes
otros coches.
Finalmente llegó la hora de partida a la gran Final. Una vez más Bolívar y
el poderoso arrancaban en último lugar. Tenía cinco vueltas en la pista para
conseguir podio.
¡Empezó la carrera!
Mensaje.
“Lucha por tus sueños la vida te va a poner obstáculos siempre, pero que
eso no te impida seguir adelante, habrá gente que te apoye a cumplir tus metas
solo no dejes de intentar para poder ganar.”