Está en la página 1de 4

¿Por qué uso las palabras que uso?

Las palabras solemos utilizarlas para representar nuestro mundo, nuestras


experiencias, para transmitir o explicar nuestras ideas, pensamientos, visión de mundo,
creencias, sentimientos, entre otros. A través de ellas nos comunicamos, sin embargo,
creo que la mayoría de nosotros desconoce el proceso por el cual seleccionamos las
palabras que utilizamos.

Muchas veces el dialogo que establecemos con los demás o las cosas que
escribimos en nuestras redes sociales las hacemos de forma espontánea, sin mucha
premeditación. No solemos ir comparando las palabras o buscando sinónimos antes de
decirlas, sino mas bien pareciera ser algo que hemos ido desarrollando de forma innata.

Pocas veces sabemos o somos conscientes de como ordenamos y organizamos


nuestras palabras, sin embargo, según estudios y varios autores, nuestro lenguaje está
perfectamente estructurado. Según los planteamientos de Noam Chomsky, adquirimos el
lenguaje de forma innata a través de una especie de dispositivo cerebral “el órgano del
lenguaje”, el cual se encarga de analizar y descifrar las reglas de la lengua escuchada, lo
cual se contrapone a la visión de que la adquisición del lenguaje se producía por medio
del aprendizaje y de la asociación.

Desde que decimos nuestras primeras palabras, intuimos que a través de este
medio lograremos comunicar de forma directa lo que queremos, necesitamos y
pensamos, y nos damos cuenta del efecto que va causando lo que decimos en el otro, por
tanto, vamos usando el lenguaje a partir de la interacción con el otro y lo que esperamos
obtener de aquellos.

De esta forma, se va configurando a la vez la forma en que nos vamos


relacionando con los demás, según la respuesta que vamos recibiendo en la interacción.
Además, aquella interacción se ve enriquecida con el tono de voz, gestos, posturas, etc.
Lo cual va facilitando (¿o complejizado?) la comunicación con los demás.

Sin embargo, si analizamos que aprendemos cientos de palabras desde


pequeños, y a medida que vamos creciendo, vamos conociendo e incorporando nuevas
palabras a nuestro repertorio o vocabulario, y que aquello permite que podamos
comunicarnos, expresar nuestras ideas, sentimientos, sensaciones, creencias, entre otro,
creo que a medida que pasa el tiempo, cada vez le tomamos menos peso a nuestras
palabras.

Hoy en día la tecnología ha estado ocupando un gran espacio de nuestras vidas.


Son muy pocas las personas que no poseen un smartphone, un computador, o que no
utilizan las redes sociales; y si bien aquello nos permite comunicarnos de forma fácil y
sencilla con aquellas personas que no están a nuestro lado, ya sea por escrito, audios o
videollamadas, cada vez tenemos mayores dificultades para comunicarlos
presencialmente con los otros.

De hecho, con el uso de las redes sociales, particularmente twitter o aquellas


donde solo se permite escribir una cierta cantidad de caractéres, se cree que se ha ido
limitando nuestro vocabulario, utilizando cada vez menos palabras o conceptos breves
para dar a entender de forma resumida lo que pensamos o sentimos, lo cual va gatillando
en que muchas veces solo se habla, pero casi no se escucha; lo cual va empobreciendo
nuestra capacidad de comunicarnos.

Además, con el avance de las tecnologías de la comunicación, donde uno obtiene


información de forma instantánea y permanente en tiempo real, pareciera que vez
estamos más incomunicados con el otro, porque no se necesita preguntarle a los demás
sobre algún tema en particular, sino que se prioriza la obtención de información a través
de internet.

De todas formas, las palabras, independiente del medio por el cual se expresen,
tienen efectos. Puede que nos animen, nos consuelen, nos enseñen, nos cambie el
ánimo. A su vez, la palabra escrita logra hacernos pensar, reflexionar o dar luz cuando lo
necesitamos; sin embargo, también nos pueden herir, molestar, dañar, es por ello que es
fundamental volver a ser conscientes de lo que decimos, y para ello creo que va de la
mano el hecho de pensarnos, analizarnos y saber identificar que es lo que realmente
estamos sintiendo, pensando, queriendo, para que exista sincronía en al momento de
expresarlo en palabras.

El lenguaje finalmente forma parte de nuestra vida y va configurando nuestro modo


de vivir, como señala Maturana “en un ir de coordinaciones conductuales a
coordinaciones conductuales que surgen en la convivencia como resultado de ella”. Cada
palabra, sea esta como sonido o gesto, no indica nada ajeno o externo a nosotros, sino
que configura un elemento en el flujo de coordinaciones de coordinaciones de haceres y
emociones que se expresan en la vivencia conjunta en el lenguaje.

Son de hecho precisamente estas coordinaciones del hacer y el emocionar que


toma lugar e importancia la coexistencia en el lenguaje lo que constituye el significado de
las palabras. De hecho, Maturana usa la palabra “Lenguajear” para enfatizar el carácter
dinámico relacional del lenguaje, usando el término conversación para referirse al
entrelazamiento de las coordinaciones de coordinaciones conductuales consensuales y
las emociones que ocurre al vivir juntos en el lenguaje.

Es por ello que me hace sentido la visión de Maturana, puesto que se relaciona
directamente con el paradigma que propone Neuroartes. Por lo mismo, considero que en
nuestro quehacer profesional es fundamental que estemos constantemente pensando y
concientizarnos del poder y efecto que tienen nuestras palabras, puesto que con ellas se
genera el hacer y damos paso a que nuestras emociones vayan tomando fuerza.

Aquello también puede tener un efecto curativo o sanador para los procesos que
están viviendo nuestros pacientes. De hecho, la metodología o estrategias profesionales
que utilizamos en la práctica se puede ver potenciada si logramos tener mayor conciencia
de las palabras y el impacto que tiene en “el otro”, puesto que en el mismo proceso
terapéutico la vivencia relacional puede cobrar mayor fuerza e impactar en la vida del otro.
Bibliografía

Hernández, I. R. (s.f.). El Lenguaje: Herramienta de reconstrucción del pensamiento.


Razón y Palabra .
Mendoza, V. (7 de julio de 2016). violetamendozapsicologa.com . Obtenido de
https://www.violetamendozapsicologa.com/conflictos-relacionales/poder-las-
palabras/
Pincheira, C. (2016). Centro Integración Cognitivo Corporal. Obtenido de
http://www.cognitivocorporal.cl/noticias/maturana-las-emociones-son-el-
fundamento-de-todo-hacer/
Rodes, J. (31 de agosto de 2011). Citiocero. Obtenido de
https://sitiocero.net/2011/08/humberto-maturana-el-lenguaje-fundamento-de-lo-
humano/
Valenzuela, J. (2 de Febrero de 2019). Conciencia cognitiva. Obtenido de
http://www.cienciacognitiva.org/?p=57

También podría gustarte