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CERTEZA Y CONFIANZA DEL CREYENTE EN SU RELACIÓN CON

DIOS
1 JUAN 3:19-22

Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros


19 

corazones delante de él; 


pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es
20 

Dios, y él sabe todas las cosas. 


21 
Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; 
y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque
22 

guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables


delante de él.

INTRODUCCIÓN: Alguien definió la certeza de la fe como: “la


creencia, confianza o asentimiento de una persona en relación con
algo o alguien y, como tal, se manifiesta por encima de la
necesidad de poseer evidencias que demuestren la verdad
de aquello en lo que se cree.

Para nuestro caso, la fe según Juan, presenta evidencias


contudentes, como el amor por los hermanos, manifestado en
servicio y aun poner la misma vida por ellos.

Es por ello que los versículos que preceden al texto de hoy nos
dice:

(3:17-18) “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano


tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de
Dios en él? 18  Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino
de hecho y en verdad.”

Para Juan el amor no solo debe ser de palabra, sino que se debe
traducir en hechos. Y nos presenta ideas contundentes, que
describen la certeza de la fe de un cristiano:
 El conocimiento teológico de un cristiano se mide por el amor
hacia un hermano. Esto corrobora la verdad y el evangelio de
la gracia que cada creyente ha recibido.

 La comunión de un cristiano que es con el Padre y su Hijo


Jesucristo se evidencia por las cualidades de la vida cristiana,
andar en luz, confesión del pecado y distinción de los
maestros falsos de los verdaderos.

 El Espíritu que nos fue dado “La Unción”, (2:27) da


testimonio a nuestro espíritu de que el concepto de seguridad
en el cual se refleja armonía en el creyente: armonía en su
ser interior, armonía con Dios y con los hermanos (el
prójimo).

Ahora bien: Esta certeza de la fe; se experimenta y debe vivirse


con plena confianza.

Por ello hemos titulado esta enseñanza en

CERTEZA Y CONFIANZA DEL CREYENTE EN SU RELACIÓN CON


DIOS; esta certeza y confianza debe ser:

PRIMER PUNTO

1. ABSOLUTA, V19;20 “LA SEGURIDAD LA DA ÉL”

19 
Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos
nuestros corazones delante de él; 
20 
pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón
es Dios, y él sabe todas las cosas. 

a. Porque sabemos que estamos en la verdad (v. 19a).

La expresión en esto sabremos sugiere una prueba objetiva


respecto a la seguridad que tiene el creyente. Nuestro ser
interior, nuestro pensamiento (y el sentimiento) pudiera
acusarnos, echando mano a la debilidad de nuestra conducta, en
el sentido de exigirnos más y hacernos sentir culpables de
ciertos ac- tos. Pero frente a esta posibilidad Juan ha presentado
una prueba como testimonio en favor de que somos de la
verdad.

Hemos visto a través de la carta que la verdad, no es una


ideología o un sistema de creencias relativas; sino que la verdad
es una persona, a quien el autor le llama el Verbo de vida. Y
este Verbo era desde el principio y en él estaba la vida y la via
era la luz de los hombres. De este Verbo dice Juan: Se testifica
y se anuncia porque fue real, porque lo hemos visto con
nuestros ojos, lo hemos contemplado, y nuestras manos lo han
palpado.

Afirmar que estamos en la verdad, es equivalente a decir que


estamos en Cristo. La vida en Cristo se define por una vida de
Verdad.

b. Porque aseguramos nuestro corazón delante de él; “estamos”

Al reflexionar en el contenido de este texto es importante


tener presente dos peligros latentes, dos extremos que se
manifiestan en los cristianos. Uno tiene que ver con el
problema de la in- seguridad respecto a la salvación, el cual
se traduce en un temor constante de ser castigado por el
Señor. Tal actitud no permite que el creyente tenga la vida
abundante que el Señor ha prometido a sus hijos. El otro
problema tiene que ver con la liviandad de la vida cristiana.
En este caso, las personas no se preocupan mucho por su
conducta, por cuanto todo ya está ase- gurado en Jesucristo.
Este pensamiento poco a poco puede desarrollar una vida
libertina que toma en poco las exigencias del Señor.

c. Porque sin nuesro corazón nos reprende, Dios sabe todas las
cosas.

La pregunta es: ¿nuestro corazón nos reprende, a sabiendas


que se hace lo correcto evidenciando la fe en el servicio y
amor a los hermanos? La respuesta es si, porque siempre
nos vamos a ver faltos. Siempre nos vamos a ver en deficit.
¿Qué nos da seguridad?

La respuesta es evidente y es un absoluto, Dios sabe todas


las cosas “ La Omnisciencia de Dios”. Esta es una verdad del
Evangelio para la vida de un creyente.

Arthur Pink dice: ““ No existe cosa creada que no sea


manifiesta en su presencia. Más bien, todas están desnudas y
expuestas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar
cuenta”. (Heb. 4:13).

Dios es omnisciente, lo conoce todo: todo lo posible, todo lo


real, todos los acontecimientos y todas las criaturas del
pasado, presente y futuro. Conoce perfectamente todo
detalle en la vida de todos los seres que están en el cielo, en
la tierra y en el infierno (Dan. 2:22). “Conoce lo que hay en
las tinieblas”.

Sal. 139:2-4; “Tú conoces cuando me siento y cuando me


levanto; desde lejos entiendes mi pensamiento. Mi caminar y
mi acostarme has considerado; todos mis caminos te son
conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y tú, oh
Jehová, ya la sabes toda” Dios sabe todo lo respecto a
nuestro corazón.

SEGUNDO PUNTO

2. PLENA V21 “LA PLENITUD ES DEL QUE NOS LLAMÓ”

21 
Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en
Dios; 

a. Aunque no haya reprensión del Corazón

Se presenta aquí un contraste entre el limitado conocimiento


humano y el ilimitado conocimiento de Dios, pero aun así el
creyente encuentra motivos para tener seguridad y confianza
delante de él. El limitado conocimiento del creyente para
juzgar3 aun su propia conducta, en ocasiones puede hacer que
entren sentimientos de duda (acusación y sentido de culpa) en
él; pero el amplio e infinito conocimiento de Dios está por sobre
nuestros sentimientos y nos da seguridad (comp. 5:13), por
cuanto somos de la verdad.

b. Hay confianza para con Dios

Pr. 3:26 “Porque Jehová será tu confianza,  Y él preservará tu


pie de quedar preso”

TERCER PUNTO

3. EVIDENTE V22 “GUARDAMOS SUS MANDAMIENTOS”

y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque


22 

guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables


delante de él.

a. Podemos pedir cualquier cosa y la recibiremos de él.

Estos versículo están lleno de significado y motivación para


afianzar aun más la seguridad que tiene el cristiano. Hay tres
asuntos que se plantean en ellos. En primer lugar, los vv. 21,
22 giran en torno a la oración, su eficacia, y su relación con el
hecho de obedecer y hacer lo que le agrada a Dios.

b. ¿Guardamos sus mandamientos?

El último versículo de este párrafo presenta dos conclusiones


extraordinarias que re- afirman la confianza del creyente
respecto a su relación con Dios. Por una parte habla de la buena
relación del creyente con Dios, en el sentido de que permanece
en Dios y Dios en él; y, por la otra, el Espíritu que nos ha dado
evidencia que Dios permanece en nosotros.

c. Hacemos lo que agrada a Dios


Finalmente, el texto habla de la presencia del Espíritu Santo en
el creyente (v. 24b). Como para que no quede duda alguna,
Juan hace la pregunta: ¿Cómo sabemos que él permanece en
no- sotros? Y no vacila en responder: por el Espíritu Santo que
nos dio (comp. 4:13). De esta glo- riosa verdad ya ha hablado
el apóstol, aunque con otras palabras (2:22, 27 la unción).
Ahora lo expresa con toda claridad. Dios nos ha dado su Espíritu
Santo y esto prueba que somos de él, que somos de la verdad,
que él permanece en nosotros

APLICACIONES:

A. Aunque los sentimientos son un factor importante en la vida,


la seguridad que tiene el cristia- no respecto a su relación
con Dios no depende de lo que siente sino de lo cree que
Dios ha hecho. Y lo que Dios ha hecho respecto al creyente
está claramente dicho en su Palabra.

B. Una de las armas más extraordinarias del creyente es la


oración. Por supuesto, no oramos en el vacío. Oramos al
Señor porque creemos en él y porque obedecemos su
Palabra. Pero aún más, en la oración el Espíritu de Dios está
presente

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