En un barrio muy humilde está Pedro, un niño de 10 años, muy
tímido, dibujante, con una gran imaginación, que vive con su
madre que sufre problemas de alcoholismo. Un día, de camino a la escuela pierde una billetera que en su contenido sólo tenía su dirección y un dibujo hecho con lápiz. Luego de darla por perdida durante días, aparece en su casa una señora muy amable devolviendo su billetera. Se presenta como Anna y lo quiere invitar a su casa a charlar sobre arte ya que ella también es aficionada al dibujo y veía en él mucho potencial. Pedro siente que la señora no lo comprendería y rechaza la invitación. Anna entonces le deja una tarjeta y se va. Al otro día, la curiosidad lleva a pedro a buscar a Anna mediante la tarjeta y se encuentra con una gran mansión donde lo recibe un mayordomo. Dentro de la mansión Anna le muestra los cuadros que ella pinta y le ofrece a ser su maestra de dibujo. Entablan una gran amistad y Pedro aprende muchas técnicas de dibujo. En medio de una clase aparece Vicente, el sobrino de Anna y posible heredero de su fortuna. Vicente odia automáticamente a pedro y lo engaña para arrebatarle su querido cuaderno de dibujo, al que arroja al fuego de una chimenea. Pedro se enfurece y golpea a Vicente con todas sus fuerzas. A Anna no le queda más opción que echar a Pedro de la mansión. Pedro vuelve al barrio muy deprimido. Al entrar a su casa ve a su madre con un hombre borracho, la enfrenta y el hombre borracho lo agarra del cuello. Lejos de tener miedo Pedro lo golpea y escapa de su casa. Empieza a vivir en la calle. Los días pasan y sufre desnutrición. Una mañana, acostado sobre unos cartones, es depertado por el mayordomo de Anna, le da la noticia que ella a fallecido y que ha nombrado a un único heredero, un niño. Ese niño es Pedro.