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TRABAJO DE FIN DE GRADO

ARQUEOLOGÍA Y ETNOGRAFÍA DE LA DOMESTICACIÓN DEL RENO


(RANGIFER TARANDUS)

ARCHAEOLOGY AND ETHNOGRAPHY OF REINDEER (RANGIFER


TARANDUS) DOMESTICATION

AUTOR: LUIS HERNÁNDEZ ESPAÑOL

TUTOR: JOSÉ YRAVEDRA SAÍNZ DE LOS TERREROS


Convocatoria Junio 2019

Facultad de Geografía e Historia (UCM)

Grado de Arqueología
Luis Hernández Español

ÍNDICE

Resumen-Abstract…………………………………………………………………………………….2

1. INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………….………………….…3

2. OBJETIVOS DEL TRABAJO…………………………………………..……………………………………………3

3. RASGOS FÍSICOS Y ETOLÓGICOS DEL RENO………………………..……………………………….….4

4. SITUACIÓN PALEOCLIMÁTICA PREVIA AL CONTROL DEL RENO……………………..………..8

5. LA DOMESTICACIÓN DEL RENO…………………………………………………………………………….12

1. Caza del reno…………..……………………………………………………………………………….13

2. Pastoreo del reno…………………..…………………………………………………………………16

6. EL RENO EN LA ETNOGRAFÍA……………………..…………………………………………………………22

1. Pueblos Cazadores Inuit de Groenlandia………………………………..…………………22

2. Pueblos Cazadores-Pastores Saami …………………………………………………….……27

3. Grupos Cazadores-Pastores Evenk …………………………………..……………………..30

7. CONCLUSIONES……………………………………..…………………………………………………………….34

8. BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………….………………………………35

Fotografía de portada: Tres renos (2 machos y 1 hembra) tirando de un trineo en el que se sienta un
miembro del grupo humano actual de los Nenets (Siberia, Rusia)
(https://www.nationalgeographic.com.es/fotografia/visiones-de-la-tierra/pastores-nomadas-nenets-
trasladan-sus-renos-a-traves-de-la-estepa-siberiana_7642) (cons. 21/04/2019).

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Arqueología y Etnografía de la Domesticación del Reno (Rangifer tarandus)

Resumen:
En este trabajo se lleva a cabo una revisión bibliográfica de los trabajos especializados
que se han realizado lo largo de las últimas décadas para caracterizar el sometimiento
del reno durante los últimos milenios del final del Paleolítico y todo el Holoceno. Para
ello además de analizar el tratamiento del reno a lo largo del tiempo, se analizan
también tres grupos humanos actuales que tienen una sociedad basada en el reno.
Como resultado de este estudio bibliográfico y etnográfico, se puede llegar a la
conclusión de que el sometimiento del reno debe ser visto como un proceso de larga
duración, en el que la relación entre humanos y estos animales ha ido cambiando a lo
largo de este dilatado periodo. Se produce una transición desde un tipo de sociedad
que estaba basada únicamente en la caza a otra sociedad en la que se añade cierto
control en forma de pastoreo. En segundo lugar se puede decir que, además de las
causas económicas tradicionalmente propuestas podemos citar también algunas
causas de tipo religioso y cosmológico. Por último, el control del reno, en forma de una
explotación económica completa habría surgido de manera independiente en Siberia y
en Escandinavia aproximadamente entre los siglos IX y XVI d.C.

Palabras clave: Reno, Domesticación, Paleoecología, Etnoarqueología, Chamanismo.

Abstract:
In this work a bibliographic review of the specialized works that have been carried out
over the last decades is done to characterize the reindeer submission during the last
millennia of the end of the Paleolithic and all the Holocene. In addition to analyzing the
treatment of humans to reindeer over time also are analyzed three current human
groups that have a society based on reindeer. As a result of the bibliographic and
ethnographic study, it can be concluded that reindeer submission should be seen as a
long-term process in which the relationship between humans and these animals has
been changing throughout this long period, from a type of society that was based
solely on hunting and another in which some control is added in the form of grazing.
Secondly, it can be said that, in addition to the traditionally proposed economic
causes, we can also cite some religious and cosmological causes. Finally, the human
control of the reindeer, in the form of complete economic exploitation, would have
arisen independently in Siberia and Scandinavia between the ninth and sixteenth
centuries AD.

Keywords: Reindeer, Domestication, Paleoecology, Ethnoarchaeology, Shamanism.

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Luis Hernández Español

1. INTRODUCCIÓN

La domesticación del reno es un tema importante para la investigación arqueológica


que curiosamente ha sido poco tratado y estudiado en la bibliografía especializada
durante las últimas décadas. Se ha tratado de estudiar dicha domesticación en
manadas paleolíticas pero estos intentos han provocado un intenso debate ya que no
han conseguido llegar a consenso total (Grøn, 2011; Weinstock, 2000).

Este trabajo presenta una estructura que puede organizarse en los siguientes
apartados. En primer lugar, se describirán los principales rasgos físicos y etológicos del
reno que permitirán entender el comportamiento natural de los renos que influye a su
vez en el comportamiento de otros animales carnívoros o de los propios grupos
humanos (Bocherens, 2015; Wißing et alii., 2016; Wißing et alii., 2019). A continuación
se va a desarrollar una caracterización breve de las principales características
paleoclimáticas desde 440.000 kyr B.P hasta la actualidad para poder comprender qué
situación medioambiental encontraron los distintos grupos humanos euroasiáticos y
las propias manadas salvajes de renos. La fecha inicial para esta breve caracterización
medioambiental, 440.000 kyr B.P, se debe a la cronología de los primeros restos
arqueológicos del género Rangifer en Europa (Weinstock, 2000). Después de este
apartado paleoclimático, el texto se centrará en el análisis del proceso de
sometimiento del reno, siendo la parte central del trabajo. Aquí se reunirán las
explicaciones que se han realizado hasta el momento sobre dicho proceso de
progresivo control animal. En el último apartado del texto, “El reno en la Etnografía”,
se analizarán los principales rasgos sociales, económicos y religiosos de varias
sociedades actuales de cazadores y pastores de renos originarias de Groenlandia,
Escandinavia y Siberia para comprender las causas o motivaciones que pudieron existir
para que algunos grupos humanos iniciaran una lenta transición hacia un sistema
social en el que se incorpora el pastoreo y cierto control de rebaños de renos que
progresivamente se hacían más grandes.

2. OBJETIVOS DEL TRABAJO

En primer lugar, el objetivo principal de este trabajo es plasmar el estado de la


investigación sobre el proceso de transición de la caza al pastoreo del reno en ciertas
sociedades euroasiáticas, a través de un detallado estudio de la bibliografía
especializada.

El objetivo secundario del trabajo es plantear las siguientes hipótesis interpretativas


sobre dicho proceso de control animal: se propone que el sometimiento del reno debe
ser visto como un proceso de larga duración, en el que la relación entre humanos y los
renos ha ido cambiando a lo largo de este dilatado periodo. En segundo lugar se
propone que para este control animal, además de las causas y consecuencias
económicas tradicionalmente propuestas podemos citar también algunas causas y

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Arqueología y Etnografía de la Domesticación del Reno (Rangifer tarandus)

consecuencias de tipo religioso y cosmológico. Por último, se propone que el


progresivo control del reno habría tenido lugar de manera independiente en Siberia y
en Escandinavia entre el siglo IX y el siglo XVI a.C.

3. RASGOS FÍSICOS Y ETOLÓGICOS DEL RENO

El género Rangifer se originó muy probablemente en América del Norte durante el


Paleolítico Inferior ya que el primer resto fósil del género Rangifer, un fragmento
dental, del yacimiento de Fort Selkirk (Yukon, Canadá) tiene una cronología de 1,6
millones de años (Gordon, 2003). Desde esa fecha se inició un lento proceso de
aumento del tamaño las manadas salvajes de renos americanas y el género acabó por
expandirse al continente euroasiático. Los primeros restos óseos que se han
encontrado del género Rangifer en Asia aparecen en Siberia, con una cronología de 1,2
millones de años (Weinstock, 2000) y los primeros restos europeos de renos fueron
encontrados en el yacimiento alemán de Süßenborn con una antigüedad de 440.000
kyr B.P (MIS 12) (Weinstock, 2000).

La clasificación taxonómica que se va a seguir a lo largo de todo el trabajo será la


realizada por Banfield (1961). Este autor clasifica las diversas especies del género
Rangifer en dos grandes grupos según el tipo de ecosistema donde habitan, por un
lado, las especies de tundra y por otro las especies de taiga (Banfield, 1961). Antes de
continuar hay que precisar qué se entiende por estos dos tipos de biomas citados. En
primer lugar se denomina “tundra” al bioma más frío del planeta caracterizado por el
desarrollo de grandes extensiones de tierra con escasa vegetación, cuyo clima es
subglacial, los suelos suelen estar helados y destaca la ausencia de grandes masas
forestales. Por otro lado, la “taiga” o bosque boreal es un bioma caracterizado por
grandes formaciones boscosas de coníferas (Larix, Abies, Picea, Pinus). Se trata de un
tipo de masas forestales que soportan condiciones climáticas de gran frío y además
bajas precipitaciones. Durante todo este largo periodo la presencia geográfica del reno
ha sido y continúa siendo holártica (Sommer et alii., 2014). Todos los paisajes donde el
reno ha habitado y habita se encuentran entre las latitudes de 82°N y 42°N (Figura 1).

Figura 1. Latitudes entre las que se encuentra el hábitat climático óptimo del reno. Línea Roja-Latitud
42°N y Línea Amarilla-Latitud 82°N. Realización propia según Weinstock (2000) (Google Earth).

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Luis Hernández Español

Debido a los constantes cambios climáticos que han tenido lugar a lo largo de todo el
Paleolítico, la distribución de la especie ha sufrido avances y retrocesos con respecto a
su latitud. Climáticamente, la especie destaca por ser bastantes generalista, tolerando
un amplio rango de temperaturas. El metabolismo de los renos, se mantiene constante
entre -45 °C y 0°C. Sin embargo, cuando la temperatura llega o supera los 15°C, la tasa
metabólica y el ritmo respiratorio aumentan, probablemente porque es demasiado
cálida, haciendo su existencia en los hábitats con esos rasgos climáticos cálidos más
difícil. Esta temperatura cálida obliga a los renos a iniciar la migración hacia zonas con
una menor temperatura media (Weinstock, 2000).

Dentro de los aspectos físicos, el reno es una de las especies con mayor dimorfismo
sexual dentro de la familia de los cérvidos. Los machos suelen pesar entre 70 y 150 Kg
mientras que las hembras pesan entre 40 y 100 Kg. Aunque pueda haber grandes
diferencias de los pesos y los tamaños medios entre las diversas poblaciones. El
tamaño medio de las poblaciones de renos se ve principalmente influido por la latitud
y la distancia con respecto al mar, siendo de media físicamente más grandes las
manadas cuando aumenta la latitud, y también aumenta el tamaño físico medio de las
poblaciones en zonas continentales, alejadas de la influencia del mar (Weinstock, 1997
y 2000).

Algunas de las características físicas del reno, están totalmente relacionadas con su
hábitat holártico. Uno de los principales rasgos físicos del reno es el desarrollo de unas
grandes astas en ambos sexos. La morfología y el tamaño de las astas presenta un
dimorfismo sexual muy marcado ya que las astas de las hembras son más delgadas y
menos ramificadas que las de los machos (Figura 2) (Geiling et alii., 2015). El momento
de crecimiento y posterior pérdida de las astas de las hembras y de los machos más
jóvenes, es prácticamente idéntico, teniendo lugar al final de primavera, en el mes de
mayo. Sin embargo, desde que los machos jóvenes se desarrollan hormonalmente,
este momento en el que las astas crecen y se caen, varía enormemente. Las astas de
los machos adultos crecen desde principios del otoño y se desprenden a finales de esta
misma estación. Este cambio se debe al periodo de celo otoñal, en el que los machos
deben enfrentarse entre sí para poder reproducirse (Geiling et alii., 2015; Weinstock,
2000).

Figura 2: Dimorfismo sexual en la estructura de las astas de los renos machos y hembras (Geiling et alii.,
2015).

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Arqueología y Etnografía de la Domesticación del Reno (Rangifer tarandus)

En comparación con otros cérvidos, los renos tienen unas patas inusualmente largas y
con grandes pezuñas. Unas extremidades con este mayor tamaño medio les facilita
moverse sobre la nieve, por terrenos montañosos, así como excavar en la nieve para
obtener forraje durante el invierno. Tienen un grueso pelaje, lleno de grasa, lo que les
sirve de aislante térmico. Con respecto a sus rasgos más puramente óseos se han
llevado varios estudios en los últimos años sobre las distintas fases de crecimiento de
las estructuras óseas. Estos estudios osteológicos pueden ayudar a llegar a distintas
hipótesis en numerosos tipos de análisis sobre el tipo de explotación cinegética del
reno por parte de animales carnívoros o por los grupos humanos cazadores (Geiling et
alii., 2015; Hufthammer, 1995; Takken Beijersbergen y Hufthammer, 2012; Pasda,
2009 y 2012). También, en los últimos años, se han creado bases de datos
informatizadas online para conocer los rasgos osteológicos del reno y de otros taxones
árticos que pueden ayudar a estos estudios osteoarqueológicos así como a su
divulgación a la sociedad (Betts et alii., 2010).

Debido a las marcadas diferencias estacionales en la disponibilidad de forraje, las


manadas de renos deben migrar estacionalmente entre distintas zonas de pasto. Esta
migración periódica es la principal característica etológica del género Rangifer
(Hemming, 1971; Klein, 1991). Aunque, como se ha dicho, la disponibilidad de
alimento es la principal causa para dicha migración, también puede haber otros
desencadenantes del movimiento migratorio entre los que se pueden citar algunos
motivos relacionados con la reproducción, cambios en las condiciones de las
precipitaciones en forma de nieve en las distintas zonas de pastos, la destrucción de
los bosques donde algunas especies de renos habitan así como la existencia de ciertos
insectos como el rezno (Hypoderma tarandi) que molestan a las manadas de renos
principalmente durante el verano (Solli, 2016).

A lo largo del año, las manadas salvajes de renos realizan dos migraciones, una en
primavera y otra en otoño (Figura 3). En primer lugar, la migración primaveral tiene
lugar entre Marzo y Mayo para la mayoría de manadas (Käyhkö y Horstkotte, 2017;
Pasda, 2002). Normalmente las hembras preñadas lideran la migración junto a las
individuos jóvenes de 1 o 2 años, y detrás de este grupo van las hembras que no están
preñadas y los machos adultos cierran el movimiento migratorio. Las hembras,
normalmente de dos o más años, paren a sus crías entre finales de Mayo y principios
de Junio. Estas crías son destetadas con dos o tres meses. Después del parto es común
que tanto las hembras como los neonatos se dispersen por un amplio rango de
territorios veraniegos, que circundan las áreas nucleares donde tienen lugar los partos.
Al final del verano o al principio del otoño las manadas de renos se vuelven a reunir
debido a que se trata de la época de celo. En este momento, las crías ya empiezan a
crecer y desarrollarse y es cuando comienza un lento pero constante movimiento, que
dará como resultado a la segunda migración anual, la migración de otoño, que va

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desde la zona de reproducción, el territorio de verano, al área de pasto de invierno


(Käyhkö y Horstkotte, 2017).

Figura 3: Migración estacional de primavera del Caribou en el Norte de Canadá. Esta migración
comienza en los pastos de invierno dirigiéndose hacia las zonas de pastos veraniegos, donde tienen
lugar los partos de las crías (Gordon, 2005).

Los renos son animales que tienen una dieta variada en función de la estación
climática y los rasgos medioambientales dominantes en el área de hábitat. Durante el
verano, los renos en la mayoría de las áreas, se centran en un amplio grupo de hojas
de árboles (Betula o Salix) y secundariamente añaden algunos tipos de líquenes (sobre
todo de los géneros Cladonia o Cetraria) (Inga, 2007). Sin embargo, en invierno la
alimentación del reno se hace menos variada centrándose en hongos y en los líquenes
citados anteriormente (Inga, 2007). Los hongos y los líquenes son ricos en
carbohidratos pero pobres en proteínas y minerales, por este motivo los renos
necesitan alimentarse adicionalmente de otro tipo de forraje. Esta deficiencia de
proteínas y minerales puede ser la causa de la “caza” ocasional de lemmings (Lemmini)
(Herre, 1986), del masticado de huesos de pequeños animales así como del hecho de
que los renos beban agua de mar u orina y como se verá en líneas posteriores, este
último hecho pudo jugar un papel fundamental en el proceso de transición de la
explotación basada en la caza al pastoreo (Blasco Sancho, 1992; Fernández-Jalvo y
Andrews, 2016; Ingold, 1988).

En la mayoría de las especies salvajes del género Rangifer, a los 6 meses de vida solo
han logrado sobrevivir el 50% de las crías que nacieron. Durante los últimos siglos, los
principales carnívoros que han cazado a las crías, a los individuos jóvenes o a los
enfermos son los lobos (Canis lupus), varios taxones de úrsidos (Ursus arctos o
Arctodus simus), el lince boreal (Lynx lynx), el glotón (Gulo gulo) y el águila dorada
(Aquila chrysaetos). A estos animales citados se podrían añadir varios taxones
carnívoros que se desarrollaron durante el Pleistoceno como el león de las cavernas
(Panthera spelaea) o la hiena de las cavernas (Crocuta spelaea) que también cazaron
renos (Bocherens, 2015; Bocherens et alii., 2005; Weinstock, 2000; Wißing et alii.,

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Arqueología y Etnografía de la Domesticación del Reno (Rangifer tarandus)

2016; Wißing et alii., 2019). El alto porcentaje de mortalidad característico de los renos
más jóvenes desciende notablemente cuando llegan a la edad adulta, siendo de un
10% después de su segundo verano de vida. Las principales causas de muerte del reno
cuando llega a la edad adulta son el ahogamiento, las peleas entre machos durante el
periodo de celo, la muerte durante el parto en el caso de las hembras, algunos
accidentes y cierta depredación por parte de carnívoros. Sin embargo, si los
depredadores están ausentes, como ha sucedido en Groenlandia desde tiempos
prehistóricos hasta la actualidad (Howse, 2008; Pasda, 2009), la principal causa de
mortalidad son los periodos de inanición o enfermedad. La esperanza de vida de los
renos salvajes es de unos 5 años y la máxima longevidad conocida en libertad es de
unos 13 años en machos y unos 17 años en hembras (Weinstock, 2000).

4. SITUACIÓN PALEOCLIMÁTICA PREVIA AL CONTROL DEL RENO


A continuación se describirá someramente los rasgos medioambientales y
paleoclimáticos más relevantes que se dieron entre los MIS (Marine Isotope Stage) 12-
1 (478.000 kyr BP-act) ya que es cuando supuestamente apareció el género Rangifer
en Europa (Weinstock, 2000).

En el continente euroasiático, el periodo de tiempo que tiene lugar entre el 440.000


B.P y la actualidad se caracteriza climáticamente por el desarrollo de importantes y
rápidos cambios que se plasman materialmente en el avance y el retroceso de grandes
masas de hielo. A grandes rasgos se puede decir que las principales consecuencias
ambientales del avance de los glaciares son los siguientes: la desecación de los mares
poco profundos, la apertura de zonas de contacto entre continentes, el aumento de la
facilidad para las migraciones de animales terrestres, los homínidos entre ellos. El
clima, con el avance del hielo, se caracteriza por una mayor “continentalización” y por
el descenso del promedio de lluvias, con un incremento notable de la aridez en las
zonas templadas, así como cambios profundos en la fauna y en la flora: grandes
extensiones de bosques de coníferas, tundras abiertas y la fauna asociada de los
grandes herbívoros (alces, renos, mamuts o rinocerontes lanudos) y sus depredadores
(Cela Conde y Ayala, 2013).

El primer estadio isotópico analizado, el MIS 12 (478.000-424.000 kyr B.P), se


caracteriza por ser el periodo de glaciación más extremo en los últimos 2 millones de
años. La capa de hielo ártico llegó hasta la isla mediterránea de Sicilia (Silva et alii.,
2017). El MIS 11 (424.000-374.000 kyr BP) representa el periodo interglaciar más largo
y cálido de los últimos 500.000 kyr BP. Entre otras cosas, este estadio isotópico se
caracteriza por tener una de las relaciones más bajas de δ18O‰. Además, también
destaca por un incremento generalizado de la temperatura superficial del agua marina
a nivel global, una fuerte circulación termohalina, la expansión de los sistemas de
arrecifes de coral y fundamentalmente por un nivel del mar muy alto. Algunos autores
consideran que el mar se situó entre un mínimo de +6m y un máximo de +21 m con

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respecto al nivel del mar que existe en la actualidad, coincidiendo con la deglaciación
total de los casquetes árticos y un colapso significativo de los hielos antárticos (Silva et
alii., 2017). Entre los estadios isotópicos 10 y 6 (374.000-130.000 kyr BP) se desarrollan
los grupos humanos europeos “preneandertales” y los Neandertales clásicos.
Climáticamente destacan por el desarrollo de las grandes Glaciaciones de Riss I y Riss II
y finaliza con el inicio del último periodo interglaciar Eemiense (130.000-115.000 kyr
B.P) (Rosas, 2016) (Figura 4).

Figura 4: Esquema paleoclimático y cultural que representa desde MIS 9 al MIS 1 (300.000 kyr BP-
actualidad) (Rosas, 2016).

El periodo isotópico 5E, que transcurre entre el 130.000 y 110.000 kyr B.P (Interglaciar
Riss/Würm en Francia, Eemiense en el Norte de Europa, Mikulino en Rusia) se
caracteriza por unas temperaturas medias superiores al periodo climático previo
(Periodo Glacial Riss en Francia), durante este periodo la capa de hielo glacial que
cubría parte de Eurasia retrocedió notablemente, situándose en la posición donde se
encuentra en la actualidad y el nivel del mar era unos 5 o 6 metros más alto que en la
actualidad. Estas condiciones climáticas más cálidas también quedaron reflejadas en el
desarrollo forestal en el centro y occidente de Europa (Defleur y Desclaux, 2019; Silva
et alii., 2017; Weinstock, 2000). Aunque estos rasgos paleoambientales y climáticos
cálidos se iniciaron muy bruscamente, el final de este periodo interglaciar tuvo lugar
de manera mucho más gradual, con una serie de cambios dirigidos hacia una clima
glacial, reflejado en la vegetación al incrementarse la existencia de bosques de
coníferas como el pino (Pinus) o distintas géneros de abeto (Picea y Abies) (Weinstock,
2000).

El Periodo Glacial Inicial, durante los MIS 5 (A-D) (110.000 y 75.000 Kyr B.P) se
caracteriza por vivir una serie de oscilaciones climáticas y medioambientales muy
rápidas. Los periodos isotópicos 5D-5B tienen rasgos estadiales, es decir, de clima frío.
Sin embargo, los periodos isotópicos 5C y 5A representan periodos interestadiales, es
decir, se caracterizan por tener climas más cálidos. Durante los cortos periodos
estadiales (5D-5B), el frente polar avanzó hacia latitudes más meridionales, llegando a
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Arqueología y Etnografía de la Domesticación del Reno (Rangifer tarandus)

incluso a la latitud 52° Norte haciendo que el influjo de la corriente del Golfo acabara
en latitudes más meridionales. Esto hace que lleguen grandes masas de aire muy frio
hacia el Norte y el Oeste de Europa. En estos periodos, la capa de hielo llega a la mitad
del volumen que tendrá durante el Máximo Glacial (18.000 kyr B.P). La vegetación de
éste área era esencialmente de medio abierto y dominaban las pastos, ciperáceas, y
otras especies vegetales propias de la tundra en el norte, mientras que más al norte
había, en cambio, especies vegetales más vinculadas a la estepa como la Artemisia,
Thalictrum, Chenopodiacea. Tanto en el norte como en regiones más meridionales se
desarrollaron notablemente especies de coníferas, como el pino, abedules y sauces,
mostrando que aunque el clima era frío, no era tan severo como en periodos
posteriores (MIS 4 y 2) (Weinstock, 2000). En los Estadios isotópicos 5D y 5B había un
agudo gradiente térmico entre los territorios septentrionales y los meridionales. Este
gradiente térmico también quedaba patente en con respecto a la longitud, por la
reducción de la influencia, en las zonas más continentales, de la Corriente del Golfo. En
las fases isotópicas interestadiales 5C y 5A, la superficie que ocupaban las masas de
hielo se redujo a la mitad en relación con los periodos más fríos citados previamente,
aunque era considerablemente superior que la propia de los periodos Interestadiales
más puros. En este momento, el frente polar se sitúo cerca de la latitud 60° Norte. La
vegetación variaba mucho entre las distintas regiones del continente euroasiático. La
cobertura vegetal de la región de Países Bajos, Bretaña, Dinamarca y el Norte de
Alemania se caracterizaba por un aumento de pinos y abedules en regiones que
previamente había una vegetación de arbustos de tundra. Sin embargo, más al sur,
había árboles más adaptados a climas un poco más cálidos como el olmo (Ulmus), el
roble (Quercus), los avellanos (Corylus) o los carpes (Carpinus) (Weinstock, 2000).

Alrededor del 75.000 kyr B.P y hasta el 60.000 kyr B.P (MIS 4), cambiaron los rasgos
climáticos, hacia unas circunstancias mucho más rigurosas. El frente polar llegó a
alcanzar la latitud 45° Norte (Weinstock, 2000). La vegetación característica de este
periodo del Norte de Europa es de tundra abierta. A continuación, entre 60.000 y
25.000 kyr B.P (MIS 3) se caracteriza por tener un clima templado (Royer et alii., 2013).
En este periodo, las oscilaciones en ocasiones son numerosas y de corta duración. La
vegetación característica es la formada por coníferas y la creación de grandes áreas de
estepa (Zhao et alii., 2014).

El último periodo climático del Paleolítico (MIS 3-2), desde el 25.000 kyr BP a 12.000
kyr BP se caracteriza por el desarrollo de un clima muy severo que tuvo su auge
alrededor del 18.000 kyr BP (LGM) (Malkova et alii., 2009; Pitulko et alii., 2017;
Ponomarev, 2013; Rivera Arrizabalaga, 2004; Shakun et alii., 2009). Durante esta fase
se formó el ecosistema euroasiático denominado como la “estepa del mamut”, que se
caracterizaba por el desarrollo de un vegetación de herbáceas de pequeño porte y por
la existencia de una gran diversidad de grandes herbívoros y de sus predadores
carnívoros (Figura 5). (Bocherens, 2015; Wißing, 2016).

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Otro de los acontecimientos más importantes que tienen lugar en esta fase final del
Paleolítico y el inicio del Holoceno (MIS 2-1), es la llamada “gran extinción de la
megafauna euroasiática” (Graham et alii., 2016; Koch y Barnosky, 2006; Lister y Stuart,
2019; Lorenzen et alii., 2011; Monjeau et alii., 2017; Saltré et alii., 2016; Sandom et
alii. 2014; Stuart, 2015; Wan y Zhang, 2017; Wroe et alii., 2004). En la actualidad los
especialistas defienden que tales extinciones no pueden explicarse únicamente por las
condiciones medioambientales cambiantes ni tampoco por la acción predatoria de
Homo sapiens, sino más bien sería el resultado de una combinación de ambos factores
(Kuntz y Costamagno, 2011; Lorenzen et alii., 2011). El reno, en relación con este
proceso de extinción animal masiva, redujo en un 84% su hábitat euroasiático,
desapareciendo de grandes áreas del sur de Europa (Costamagno et alii., 2015;
Drucker et alii., 2012). Las manadas salvajes de renos establecieron sus refugios
principalmente en el Centro y el Norte de Eurasia, además de en las Islas Británicas
(Glimmerveen et alii., 2006; Kvie et alii., 2016; Lorenzen et alii., 2011; Sommer et alii.,
2014; Stewart, 2008). La cronología para la desaparición del reno en estas áreas más
meridionales de Eurasia ha sido estudiada notablemente en el sur de Francia
(Costamagno et alii., 2015). Los especialistas proponen una cronología de 14.000 kyr
B.P para la desaparición del reno en esta zona occidental. En el caso del sur de
Alemania, para la extinción del reno, se propone la misma cronología, aquí desaparece
dos milenios después que el mamut lanudo (Mammuthus primigenius) y que el
rinoceronte lanudo (Caelodonta antiquitatis) (Drucker et alii., 2012; Nogués-Bravo et
alii., 2008). En este retroceso del hábitat hacia latitudes más septentrionales, el reno
fue sustituido por el ciervo común (Cervus elaphus) y el caballo (Equus ferus) como
herbívoros más importantes en las zonas meridionales de Eurasia (Drucker et alii.,
2012).

Figura 5: Desarrollo de la masa glaciar durante los MIS 3 y 2 en Eurasia, América del Norte y
Groenlandia. Además se representan los valores de δ13C y δ15N de los herbívoros más grandes e

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Arqueología y Etnografía de la Domesticación del Reno (Rangifer tarandus)

importantes de la “estepa del mamut” durante el final del Paleolítico en Alaska, Yakutia (Siberia),
Sudoeste de Francia y Bélgica (Wißing, 2016).

Finalmente, hace aproximadamente unos 12.000 años comenzó un proceso de mejora


climática que llevaría al último periodo geológico, el cálido Holoceno, que no parece
ser otra cosa que un interglaciar más que interrumpe la larga serie de etapas gélidas
que viene experimentado el planeta durante los últimos millones de años. Lo que vino
a comienzos del Holoceno fue como un premio final para los que habían resistido a las
anteriores pruebas, algo extraño y que debió de notarse incluso durante el espacio de
tiempo de un par de generaciones: por ejemplo, hacia el 11.600 B.P, la temperatura
media en Europa subió unos 7°C en sólo 50 años. Lo mismo ocurrió con la gran subida
del nivel del mar al fundirse la gran masa de hielo continental (Fernández Martínez,
2015).

A pesar de la influencia del clima y de la acción humana para las poblaciones de renos,
su población actual es muy numerosa en toda la región holártica, aunque hay casos en
los que los renos han cambiado ciertos rasgos etológicos (Gigleux et alii., 2019). El
éxito del reno desde el punto de la supervivencia de la especie podría explicarse por el
alto grado de fecundidad de las hembras, su flexibilidad ecológica, su alta movilidad
relacionada con las migraciones estacionales y la práctica casi exclusiva de una
reproducción basada en la panmixia durante milenios. Por panmixia se entiende un
sistema de apareamiento en el que la elección de la pareja reproductiva se realiza al
azar (Lorenzen et alii., 2011).

5. DOMESTICACIÓN DEL RENO

La domesticación del reno, o mejor dicho su sometimiento, no debe analizarse como


un acontecimiento histórico-arqueológico puntual, como se ha venido analizando
hasta ahora la llamada “Revolución neolítica” (Bernabéu, 1999; Fernández Martínez,
2015; Tresset y Vigne, 2011). Este control animal se produce como un proceso a largo
plazo (Hernando, 1996). Este proceso aún está en acción y en él, no siempre los seres
humanos actúan de forma totalmente intencionada. En el trascurso de este proceso se
ha acabado creando una relación humano-animal de carácter simbiótico (Diamond,
2002; Evin, 2014; Gittings, 2011; Larson y Fuller, 2014; Stépanoff, 2017; Tresset y
Vigne, 2011; Vigne, 2011; Willerslev et alii., 2015).

Los humanos, con el control de los animales en general y del reno en particular, no
buscaban de forma consciente una “revolución” que mejorara sustancialmente sus
vidas (Diamond, 2016). Puesto que dicho control animal conllevó la disminución de la
calidad de vida de los grupos humanos en algunos aspectos al aumentar la acción de
patógenos y consecuentemente hizo aumentar la expansión de enfermedades, muchas
de ellas mortales. A esto hay que añadir que las primeras sociedades que incorporaron
el control animal no tenían ninguna prueba previa con la que compararse de que dicha
adquisición fuera económicamente beneficiosa (Diamond, 2016). Por lo tanto, para
12
Luis Hernández Español

poder entender este control de la naturaleza habría que añadir ciertos elementos
ideológicos, simbólicos o cosmológicos (Lewis-Williams y Pearce, 2009; Hernando,
2018; Vigne, 2011). Éste nuevo tipo de causas deben añadirse a los motivos más
puramente económicos que se han venido argumentando por parte de numerosos
especialistas en el último siglo en la explicación de cómo surge el control de los
animales (Boserup, 1967; Chaix y Meniel, 2005; Champion et alii., 1988; Childe, 1996;
Cunliffe, 1998; Hernando, 1994; Maíllo Fernández, 2011b; Renfrew y Bahn, 2011).

1. Caza del reno

Como se ha dicho anteriormente, la existencia del género Rangifer en Eurasia, data


aproximadamente del 440.000 kyr B.P (Weinstock, 2000) y sigue existiendo en la
actualidad, esto hace que haya sido una de las principales fuentes de recursos durante
buena parte del Paleolítico y del Holoceno. Destaca la explotación económica en forma
de caza que realizaron tanto los Neandertales así como la que realizaron los primeros
grupos humanos anatómicamente modernos (Homo sapiens) desde que llegaron al
continente euroasiático (Figura 6) (Bocherens et alii., 2005; Daura Luján y Sanz Borràs,
2016; Defleur y Desclaux, 2019; Enloe, 2012; Gaudzinski y Roebroeks, 2000; Myrvoll,
2011; Niven et alii., 2012; Naito, 2016; Patou-Mathis, 2005; Rosell Ardèvol, 2016;
Tarley, 2012; Wißing et alii., 2016; Wißing et alii., 2019). La llegada de los Homo
sapiens a toda Eurasia tiene lugar entre el 60.000 y el 35.000 kyr B.P. (Cela Conde y
Ayala, 2013). Hublin (2015) sitúa la llegada a Europa del Homo sapiens en el 48.000 kyr
B.P. Durante todo el tiempo de convivencia entre Homo sapiens y las manadas de
renos la relación entre ambos ha ido variando.

Figura 6: Gráfico comparativo de las proporciones relativas (en %) de la influencia proteínica de


diferentes taxones cazados por los últimos Neandertales y por los primeros Homo sapiens europeos
(UPMH). El reno representa entre 10% y el 35% del aporte proteínico en la dieta de ambas especies
humanas. El reno es, en general, el segundo taxón con un aporte proteínico mayor, detrás del mamut

13
Arqueología y Etnografía de la Domesticación del Reno (Rangifer tarandus)

lanudo en todos los casos (Bocherens, 2015; Bocherens et alii., 2005; Naito et alii., 2016; Wißing et alii.,
2016; Wißing et alii., 2019).

Esta relación entre los primeros grupos humanos y las manadas de renos ha quedado
registrada magistralmente en numerosas representaciones de arte mueble y arte
rupestre tanto en la Península Ibérica como en el resto del continente europeo
(Barandiarán, 1969; Gómez-Olivencia, 2014). Entre las numerosas figuras artísticas
datadas en el Paleolítico que representan al reno destacan notablemente las que
aparecen en los yacimientos franco-cantábricos de Chauvet (Braun, 2015; Pettitt y
Bahn, 2015) (Figura 7), Gabillou (Braun, 2015), Trois-Frères (Bégouën y Bégouën, 2013;
Braun, 2015; Clottes y Lewis-Williams, 2010) y Tito Bustillo (Gómez-Olivencia, 2014).
Todas las representaciones tanto de renos como de otros taxones tenían una gran
carga simbólica (Lewis-Williams, 2005; Rodíguez Lacalle, 2010).

Figura 7: Panel de los renos en la Cueva francesa de Chauvet


(http://archeologie.culture.fr/chauvet/en/explore-cave/hillaire-chamber-north/reindeer-panel) (cons.
22/04/2019). Es de destacar la vinculación que podemos ver entre renos y el caballo, que es vista como
un símbolo. Lacalle Rodríguez (2010) defiende que “…las bases de su uso como símbolos radica en la
conexión de ciertas características animales con los rasgos y comportamiento de los astros. La
renovación anual de la cornamenta del reno les conecta con el sol y su ciclo anual”.

A continuación se va a desarrollar una descripción detallada de los distintos tipos de


relación entre humanos y renos que han tenido lugar hasta la actualidad (Gittings,
2011; Gordon, 2003; Helskog e Ingrelid, 2011; Weinstock, 2000).

Ingold (1988) defiende que las sociedades que han estado vinculadas con la
explotación del reno, desde el Paleolítico Medio hasta la actualidad, han variado su
relación con el reno desde un sistema donde su supervivencia se basaba en la caza a
otro sistema en el que además de la caza, se añade cierto grado de pastoreo. Este
sistema económico mixto se mantiene en numerosos grupos humanos actuales, sobre
todo en zonas continentales de Eurasia. Esta transición (caza-pastoreo) concuerda con
los procesos de domesticación animal defendidos por algunos autores (Larson y Fuller,
2014; Vigne, 2012; Zeder, 2011) según los cuales, el reno habría sido sometido

14
Luis Hernández Español

mediante la “vía de la presa”, uno de los posibles caminos o vías para el control animal.
El principal objetivo de este camino para el control animal no era domesticar, sino más
bien, aumentar la eficiencia del manejo de los animales en todos los sentidos, tanto
económico como cosmológico. Puede decirse que esta vía para el sometimiento
animal defiende que el control, materializado en la explotación pastoril, fue total o
parcialmente accidental.

Un aspecto que es imprescindible para entender la caza del reno en el pasado y en el


presente es el de que los rebaños vuelven año tras año a los mismos sitios en sus
migraciones y haciendo las mismas rutas (Domínguez Solera, 2018; Niven et alii.,
2012). Los grupos humanos, para cazar los renos, deben predecir por dónde va
discurrir la manada durante sus movimientos migratorios estacionales. Deben situarse
en puntos estratégicos y dar caza al mayor número de individuos. Esta caza estaba y
está imbuida en un complejo sistema social en el que hay una gran carga simbólica y
religiosa, como quedará claro en el apartado relacionado con la etnografía. La caza era
un mito de sacrificio sagrado y no un grosero asunto económico y secular basado en la
muerte del animal (Gaudzinski y Roebroeks, 2000; Lacalle Rodríguez, 2011).

Los grupos cazadores de renos usualmente emplean distintas metodologías y sistemas


de caza. Uno de los sistemas que mejor han quedado registrados, tanto arqueológica
como etnográficamente, es la caza que emplea distintos tipos de barreras, formando
una especie de embudo artificial (Figura 8). Este embudo puede realizarse con
materiales permanentes, empleando grandes mojones de piedras (Ingold, 1988; Lemke
y O´ Shea, 2017; O´ Shea et alii., 2013.; O´ Shea, et alii., 2014) o barreras
semipermanentes, usando una serie de palos de madera. Al emplear este sistema de
caza, los grupos cazadores deben, por todos los medios, producir una sensación de
miedo en la manada de renos para que los animales se sientan atenazados y se dirijan
hacia la zona más estrecha del embudo donde espera otro grupo de cazadores
armados (Helskog, 2011; Ingold, 1988).

Figura 8: El sistema de caza de masiva de renos con “barreras” empleado en el yacimiento de Verket
(Buskerud, Noruega) (Solli, 2016).

15
Arqueología y Etnografía de la Domesticación del Reno (Rangifer tarandus)

Este sistema de caza de barreras está siempre basado en el mismo principio: los renos
que se mueven durante su migración estacional son asustados por un grupo de
cazadores. Los renos, de esta forma, son canalizados entre las dos líneas convergentes
y al final de las dos barreras, en la zona más estrecha del “embudo”, espera otro grupo
humano para emboscar a la manada de renos. El grupo cazador puede estar formado
por mujeres y hombres adultos y, además, por individuos infantiles y estará liderado
físicamente y simbólicamente por un chamán (Ingold, 1988; Park, 2010).

Otro sistema de caza que se conoce de manera muy detallada, tanto arqueológica
como etnográficamente, es la caza fluvial del reno. Normalmente empleada a finales
del verano o principios del otoño, cuando las manadas migran en dirección sur desde
los pastos de verano hasta los de invierno. Este sistema de caza fluvial consiste en
interceptar al rebaño en los lugares donde las manadas cruzan los ríos o lagos. Una vez
en el agua, los renos son tan vulnerables que unos pocos individuos montados en sus
pequeñas embarcaciones pueden cazar un gran número de renos (Domínguez Solera,
2018; Gordon, 2003; Hufthammer et alii., 2011; Ingold, 1988). A veces, ambos sistemas
de caza son realizados al mismo tiempo, probablemente para aumentar la eficacia de
las jornadas de caza en términos de los individuos cazados (Figura 9).

Figura 9: Ejemplo de sistema de caza masiva de renos mixto empleado en el campamento de caza
groenlandés de Aasivisuit, en el que se utiliza la caza por barreras (2a) y la caza fluvial (2b) (Grønnow et
alii., 1983).

2. Pastoreo del reno:

Según Ingold (1988), el segundo tipo de relación entre humanos y renos, el pastoreo,
surge de la necesidad de luchar tróficamente frente al lobo (Canis lupus), que es el
máximo animal depredador del reno. Los dos siguen a las manadas de renos de forma
más o menos constante durante los movimientos migratorios estacionales. También
ambos explotan los recursos del reno selectivamente, eligiendo como presas de

16
Luis Hernández Español

manera más común a ciertos individuos con rasgos físicos especiales, como renos
infantiles o enfermos. Sin embargo y aquí radica un posible motivo de la transición de
la caza al pastoreo, el cazador humano, con el resto del grupo humano y su propia
familia, tiene una movilidad insuficiente. La respuesta a esta insuficiencia debe ser la
reducción de la movilidad y de la libertad de las manadas de renos mediante su
sometimiento.

El reno, aunque independiente y salvaje por naturaleza, es uno de los animales más
fáciles de someter porque tiene gran disposición para ser controlado ya que es de un
tamaño manejable y los distintos beneficios de su control son notables. Uno de los
aspectos que más facilitan su control para el pastoreo es que es un animal altamente
social que forma auténticos vínculos emocionales con los grupos humanos (Laufer,
1917). Shirokogoroff (1929) los describe como animales de naturaleza amable,
apegados a los humanos y especialmente a aquellas personas que los tratan con
amabilidad, les acarician y les prestan atención. Además, se puede citar el hecho de
que la alimentación del reno se base en plantas y líquenes que no suelen ser
consumidas por los grupos humanos. Esto hace que un control más efectivo no entre
en conflicto con las necesidades básicas de sustento de los grupos humanos (Redman,
1990). Además, la necesidad de consumo de minerales por parte del reno, a través de
orina, huesos de pequeños animales, agua de mar o directamente terrones de sal pudo
ser un aspecto que facilitó aun más la transición caza-pastoreo.

Una de las principales acciones y métodos que defienden numerosos autores que
permitieron a los grupos humanos comenzar el progresivo control de los animales es el
inicio del aislamiento genético de los individuos domésticos con respecto a los salvajes.
Generalmente, los animales que progresivamente son controlados empiezan a tener
una escasa introgresión genética con los individuos salvajes hasta que al final acaba
siendo inexistente generando una clara diferenciación física y genética entre
individuos salvajes y domésticos. Sin embargo, en el caso de los renos, con un control
total más tardío, la introgresión genética de los renos salvajes ha continuado
prácticamente hasta la actualidad (Bjørnstad et alii., 2012; Røed et alii., 2008;
Ruslanovna Kharzinova et alii., 2018). Para llevar a cabo esta progresiva separación
genética, se ha propuesto la posibilidad de que los primeros pastores de renos
emplearan una serie de estructuras circulares de carácter semi-permanente, a modo
de redil para que algunos renos no perdieran la relación de cercanía con los humanos
(Helskog, 2011; Malkinson et alii., 2018). Esta afirmación se apoya tanto en las
descripciones etnográficas que aparecen desde el siglo XVII d.C. en Eurasia (Figura 21)
(Broadbent, 2010; Ingold, 1988) como en algunas representaciones de arte rupestre
del norte de Escandinavia (Figura 10), que se han datado entre el 4.300 al 3.700 kyr
B.P. (Helskog, 2011). Dentro de estas representaciones rupestres destacan
notablemente las realizadas en la región noruega de Alta (Figuras 11) (Helskog, 1995,
2004 y 2011; Lahelma, 2005; Lødøen, 2014; Tronsem, 2014).

17
Arqueología y Etnografía de la Domesticación del Reno (Rangifer tarandus)

Figura 10: Pequeño corral con renos en el interior en el yacimiento Ole Pedersen I (Alta, Noruega). Uno
de los renos representados está conectado a una forma circular que se ha interpretado como un charco
de sangre (Flecha roja) (Helskog, 2011).

Figura 11: Representación de los rediles de Kåfjord en la región de Alta (Noruega). El redil de mayor
tamaño se sitúa en la zona inferior derecha de la imagen mientras que el de menor tamaño en la zona
superior izquierda. Ambos rediles estarían realizados por madera o piedras (Flechas blancas). En el
interior del redil más grande, podemos ver que se representa un oso y las huellas que ha ido dejando
para llegar al interior del redil (Flechas amarillas), esta representación tiene una clara vinculación con la
religión Evenk siberiana. Obsérvense también las dos figuras antropomorfas que portan armas en el
interior o en las cercanías de ambos rediles (Flechas azules). También son muy destacables los puntos
que aparecen alineados y que finalizan en ambos rediles, son muy semejantes a los mojones de piedras
empleados en la caza mediante barrera descrita anteriormente (Flechas negras) (Helskog, 2004 y 2011).

Las representaciones artísticas de rediles, tanto etnográficas como rupestres, actúan


como sistemas de comunicación de ideas entre los propios humanos y también entre
humanos y los renos. En estos sistemas de comunicación, los rituales y los mitos eran
una parte esencial. En el caso de las representaciones rupestres escandinavas se

18
Luis Hernández Español

suelen situar cerca de zonas de agua como lagos, fiordos o ríos (Helskog, 1995, 1999,
2004 y 2011; Lahelma, 2005; Strang, 2008). Estos accidentes geográficos, dentro de
una sociedad chamánica como la que se atribuye a numerosas sociedades desde el
Paleolítico, son elementos importantes que facilitan la transición entre el inframundo
(mundo bajo el agua), el mundo (tierra) y el supramundo (cielo) (Broadbent, 2010;
Helskog, 2011; Lahelma, 2005; Lewis-Williams y Pearce, 2009). Estos emplazamientos
seleccionados cosmológicamente ayudarían a los chamanes a moverse entre los
distintos niveles del mundo y a comunicarse con las divinidades.

El pastoreo de renos tiene los rasgos de haber surgido en regiones donde la agricultura
no tiene gran importancia por motivos climáticos. Este tipo de pastoreo de renos ha
permanecido confinado dentro de la zona holártica de distribución propia de la especie
(Ingold, 1988). Algunos autores defienden que el inicio del pastoreo, se inició en un
único lugar (Teoría de la difusión), y desde aquí, se difunde rápidamente a distintas
regiones euroasiáticas. En esta primera hipótesis, se ha propuesto que este núcleo
inicial para la difusión sería una zona al Este de los Montes Urales (Gordon, 2003). Sin
embargo, la mayoría de los autores proponen una teoría diferente, la llamada Teoría
de la Evolución Local Independiente, que es apoyada por un estudio genético llevado a
cabo recientemente, en el cual se defiende que el pastoreo de renos surgió
independientemente en dos regiones lejanas entre sí, Escandinavia y Siberia (Bjørnstad
et alii., 2012; Røed, 1992; Røed et alii., 2008; Ruslanovna Kharzinova et alii., 2018), es
decir, dos regiones con rasgos climáticos que hacen que la agricultura no sea una
buena opción para la supervivencia de los grupos humanos (Pääklönen, 2018).

Uno de los cambios más importantes de los que se producen durante este momento
de transición caza-pastoreo, es el que se produce en la mentalidad de los grupos
cazadores que se fueron convirtieron poco a poco en pastores. Cambiaron su visión
cazadora del mundo, caracterizada por la horizontalidad. En este cosmos cazador los
animales están en una posición de total igualdad frente a los humanos e incluso
muchos de ellos estaban divinizados y cargados de gran simbolismo mágico. Esta visión
cosmológica fue sustituida por otra visión del mundo mucho más vertical, en la que los
animales dejan de ser iguales para convertirse en seres total o parcialmente sometidos
(Lewis-Williams y Pearce, 2009; Vigne, 2011). Los humanos comenzaron a verse a sí
mismos dentro de un orden jerárquico dominado por unas divinidades con rasgos
antropomorfos. Los humanos se situaron a sí mismos por encima de los animales, lo
que permitió el inicio de la relación de dominación. Como consecuencia de este
cambio, los animales progresivamente sometidos perdieron parte del poder mágico-
simbólico que poseían en tiempos en los que dominaba la caza.

En este cambio ideológico los chamanes prehistóricos jugaron un papel realmente


importante (Clottes y Lewis-Williams, 2010; Stutley, 2004). El estatus social y las
capacidades sobrenaturales de los chamanes de grupos de cazadores están

19
Arqueología y Etnografía de la Domesticación del Reno (Rangifer tarandus)

frecuentemente fundamentados en relaciones con animales-espíritu de los que


obtienen parte de su potencia mágica (Clottes y Lewis-Williams, 2010; Lewis-Williams,
2005; Lewis-Williams y Pearce, 2009; Stutley, 2004; Zabiyako et alii., 2017). Estas
relaciones otorgan a los chamanes cierto control sobre los animales salvajes reales. A
menudo, se cree que los chamanes poseen la capacidad de guiar los movimientos de
los animales hacia la emboscada de los cazadores, algo que en el caso de los renos es
muy relevante debido a sus movimientos estacionales. Sin embargo, con el
sometimiento animal propio de los pastores, los animales perdieron parte de ese
poder simbólico, haciendo que la cosmología pastoril fuera netamente diferente de la
cazadora y que los chamanes tuvieran que buscar nuevas fuentes de potencia ritual
(Lewis-Williams y Pearce, 2009).

Ingold (1988) defiende que durante este tipo de explotación pastoril, los renos pueden
ser explotados económicamente para numerosas actividades como la monta por
jinetes expertos, para el tiro de grandes pesos, para la obtención de productos lácteos
y de otras materias primas secundarias como la membrana de piel que recubre
temporalmente las astas y que algunos grupos humanos actuales emplean como
elemento mágico y curativo. Hay especialistas que defienden que los renos son una
mejor opción que el perro para carga grandes pesos (Grøn, 2011). Se podría deducir
que si algunos renos fueron explotados para tirar de trineos o para la monta, se
desarrollarían ciertos rasgos físicos patológicos en las patas y en las vertebras. Estas
patologías permitiría la diferenciación de los individuos que estuvieron expuestos a
este estrés físico con los que no fueron explotados (Grøn, 2011; Sturdy, 1975;
Weinstock, 2000). Para la monta por jinetes, se ha documentado etnográficamente la
realización de algunas modificaciones de las astas para que el jinete no salga herido
(Grøn, 2011). Pero debido a que los renos necesitan tener las astas para protegerse y
vivir dentro de su manada, solo se retiran las partes más peligrosas para la integridad
tanto del reno como de los humanos (Grøn, 2011) (Figura 12).

Figura 12: Reno explotado para la monta por jinetes expertos. Este individuo forma parte de un
pequeño rebaño de 20 renos. Este reno sufrió el recorte de las ramas anteriores y posteriores de sus
astas (Flechas azules y amarillas). Terteia, Región de Khatanga, Irkutsk (Grøn, 2011).

20
Luis Hernández Español

Como se ha mencionado, el reno también puede someterse para la obtención de


leche. Este líquido es muy rico nutricionalmente y se ha visto por los especialistas
como un elemento clave dentro del desarrollo evolutivo humano, siendo uno de los
alimentos más relevantes de la llamada “Revolución de los Productos Secundarios”
(Sherrat, 1981). Pero para que este alimento pudiera ser consumido correctamente,
los humanos debieron progresivamente cambiar ciertos aspectos físicos y genéticos,
que permitieran la correcta digestión de la proteína lactasa, y que los grupos humanos
previos no podían digerir de manera total. Sin embargo, se ha constatado este cambio
genético en poblaciones de Eurasia con una cronología temprana en estudios
genéticos recientes, lo que haría factible una explotación antigua de la leche del reno
(Ingold, 1988; Leonardi et alii., 2012). La leche, además, requiere un tratamiento físico
adicional que permita eliminar todos los patógenos mediante la aplicación de altas
temperaturas y de distintos procesos químicos, ya que puede ser la causa de la
infección por enfermedades como la brucelosis. Esta enfermedad es zoonótica, y entre
cuyos animales vectores se puede citar al reno. La Brucelosis es transmitida a los
humanos a través del contacto con fluidos infectados por la bacteria Brucella suis y
también a través de la ingesta de productos derivados como la leche sin pasteurizar o
el queso infectado por este patógeno. Esta enfermedad se caracteriza
patológicamente por dejar marcas bastantes visibles y reconocibles, sobre todo se
produce cierta destrucción ósea en las vértebras lumbares aumentando la porosidad
del hueso (Campillo y Subirà, 2010; D´ Anastasio et alii., 2011; Forbes, 1991; Fournié,
2017; Malagutti y Menendez Fueyo, 2015; Ortner y Putschar, 1981; Pérez Sancho,
2014; Scaggion y Carrara, 2016; Waldron, 2009). Estas patologías vertebrales
vinculadas a la brucelosis se han encontrado en algunos yacimientos noruegos de
cronología medieval, por lo tanto puede decirse que en esta época ya había una
explotación económica completa del reno (Moreno, 2014). Esta afirmación concuerda
con la certeza de que en esta región nórdica durante el siglo IX d.C. ya existían grandes
rebaños de renos como se desprende de la correspondencia que el explorador
noruego Onthere de Hålogaland, alrededor del año 890 d.C., envía al rey anglosajón
Ælfred de Wessex (r. 871-899 d.C.) sobre su enorme rebaño de 600 renos controlados.
Sin embargo, Onthere de Hålogaland no describe en su texto ningún sistema de rediles
(Helskog, 2011; Hofstra y Samplonius, 1995; Ingold, 1988).

Estos beneficios puramente económicos son importantes pero a estos hay que añadir
ciertos aspectos sociales, como quedará claro en el apartado dedicado a la etnografía,
la utilización religiosa y social del reno ha sido y es muy importante en numerosos
grupos humanos. La explotación económica de los rebaños sometidos en forma de
carne, propia de los cazadores, en plena transición caza-pastoreo se reduce
notablemente porque el reno es inservible cuando muere, ya que la utilidad
económica del reno sometido se da únicamente en vida, tirando de trineos,
produciendo leche o cargando grandes pesos.

21
Arqueología y Etnografía de la Domesticación del Reno (Rangifer tarandus)

6. EL RENO EN LA ETNOGRAFÍA

En esta parte del trabajo se va analizar el modo en el que se relacionan tres grupos
actuales con los renos. La primera sociedad estudiada será la de los Inuit
groenlandeses. Éste pueblo tiene una sociedad basada principalmente en la caza de
renos. Los dos siguientes, serán los Saami escandinavos (Lapones) y finalmente se
describirá a los Evenk (Tungus) siberianos (Figura 13). Aunque estos dos últimos grupos
humanos son cazadores de renos también incorporan cierto grado de sometimiento y
control de rebaños de renos. Aunque, económicamente los tres grupos presenten
ciertas diferencias, también muestran numerosas semejanzas sociales y religiosas. Al
analizar grupos únicamente cazadores con otros grupos que incorporan el pastoreo se
pretende diferenciar ambos tipos de relación entre humanos y renos para llegar a una
serie de conclusiones con respecto a la cosmología que pudieron llevar a los cazadores
de renos euroasiáticos que incorporaron el pastoreo a su sistema social y económico.

Figura 13: Grupos actuales cazadores o pastores de renos: 1) Pueblos cazadores Inuit de Groenlandia 2)
Pueblos cazadores-pastores Saami 3) Grupos cazadores-pastores Evenk (Gordon, 2003).

La renos, como se va a describir en las siguiente líneas, aparecen constantemente en la


espiritualidad y en la cosmología de las sociedades humanas analizadas por la
etnografía, en forma de tabús, leyendas o de representaciones artísticas (Gordon,
2003).

1. Pueblos cazadores Inuit de Groenlandia:

En toda la región americano-groenlandesa ártica, durante los últimos milenios,


destacan dos diferentes tradiciones histórico-culturales (Howse y Friesen, 2016). Se ha
comprobado durante los últimos milenios que se han producido también dos óptimos
climáticos. El primero de ellos comenzó hace unos 4300 años, y el segundo óptimo
climático tendría lugar entre el 900 y 1000 d.C. (Bailón Trueba, 2016). Estas cronologías
dadas para los óptimos climáticos explicarían las cronologías defendidas por los

22
Luis Hernández Español

especialistas para el surgimiento de las dos principales tradiciones históricos-culturales


árticas. La primera de ellas tiene lugar como resultado de la migración Paleo-Inuit
(Paleo-Eskimo) conocida arqueológicamente por la tipología de la Tradición Microlítica
Ártica (4300-2700 kyr B.P) (Sanders y Marino, 1973; Park, 2010). Cronológicamente, el
primer yacimiento de esta cultura Paleo-Inuit es Chertov Ovrag (Isla de Wrangel, Rusia)
(Dikov, 1988). Esta cultura ártica inicial se desarrolló hasta el 1500 d.C. y su fase final
se denomina Late Dorset (400/500-1500 d.C.) (Figura 14) (Howse, 2008). Los grupos
Late Dorset fueron los primeros grupos americanos que contactaron con los europeos
cuando los nórdicos llegaron a su territorio desde las últimas décadas del siglo IX d.C.
Los nórdicos introdujeron en Groenlandia nuevas costumbres alimentarias al explotar
cada vez más recursos alimentarios de origen marino además de producir importantes
cambios medioambientales (Arneborg et alii., 2012; Diamond, 2013; Iversen, 2017;
Panagiotakopulu y Buckland, 2012; Wolf, 2017).

La segunda tradición histórico-cultural propia del Ártico, la cultura Inuit Thule surgió
como resultado de un segundo movimiento poblacional que tendría su origen en
Alaska y que probablemente comenzó a principios del siglo XII d.C. (Bailón Trueba,
2016; Sanders y Marino, 1973). Los especialistas defienden que la última región
incorporada al sistema social Inuit Thule fue el Noreste de Groenlandia durante el siglo
XV d.C. (Grønnow et alii., 2011). Esta oleada migratoria Inuit Thule sería el origen
genético de todos los actuales grupos Inuit que habitan esta zona ártica, entre los que
se encuentran los Inuit groenlandeses (Bailón Trueba, 2016; Howse y Friesen, 2016)
(Figura 15). Hay autores que defienden que este movimiento migratorio estaría
vinculado con el acceso a distintas minas árticas de hierro (McGhee, 1984).

Figura 14: Culturas árticas en el año en el inicio del siglo XII d.C. (Fuente Wikipedia en base a Pasda y
Odgaard, 2011).

Figura 15: Culturas árticas en el año en el inicio del siglo XIV d.C. (Fuente Wikipedia en base a Pasda y
Odgaard, 2011).

23
Arqueología y Etnografía de la Domesticación del Reno (Rangifer tarandus)

Como consecuencia de un enfriamiento climático que se inició hacia el 1200 a.C. y que
derivó en la conocida como Pequeña Era Glacial o Pequeña Edad de Hielo (1650-1850
d.C.), los Inuit Thule tuvieron que readaptarse a las nuevas circunstancias para hacer
frente a este endurecimiento del clima. Tanto en Siberia, como en Alaska, Canadá y
Groenlandia, estas adaptaciones fueron diferentes debido al ámbito geográfico propias
de cada territorio, las condiciones climáticas locales y, obviamente, el acceso
diferencial a los recursos existentes. Esto provocó que, posteriormente aparecieran
numerosos diferentes grupos Inuit en algunos casos muy distintos los unos de los
otros. Este hecho permite comprender y admirar la gran diversidad cultural de estos
pueblos humanos árticos.

Antiguamente, los Inuit groenlandeses constituían una sociedad sin Estado donde
generalmente no existía ningún sistema de liderazgo político, salvo algunas
excepciones, y donde el centro básico de la comunidad era el matrimonio. Sin
embargo, que no existiera ningún tipo de organización política no significaba que no se
rigieran por unas leyes básicas no escritas. Para los Inuit groenlandeses, la ley
primordial era que, salvo motivo justificado, nadie estaba exento de luchar por la
supervivencia del grupo y para ello, debían sacrificar los intereses individuales en
beneficio de los comunitarios. El egoísmo personal no estaba bien visto y la modestia
era uno de los atributos más valorados dentro del grupo. En este sentido, repartir y
compartir los recursos eran acciones necesarias que no solo permitían el sustento del
grupo sino que también, daban prestigio a quienes lo realizaban. El objetivo principal
de las leyes Inuit groenlandesas era mantener la armonía del grupo, regulando los
comportamientos de los individuos con el único fin de asegurar la supervivencia de la
comunidad. Por este mismo motivo, cuando existía un conflicto interno era más
importante restablecer de nuevo la paz y el orden que administrar justicia (Bailón
Trueba, 2016).

Los Inuit groenlandeses han vivido durante gran parte de su historia en un mundo
animista y chamánico (Bailón Trueba, 2016). No han establecido límites culturales
claros entre lo humano y la naturaleza. Su espiritualidad tradicional se ha
fundamentado en la creencia de la semejanza del alma de los animales y la de los
humanos pues todos los seres vivos tenían un inua o anua individual (“espíritu”,
“señor” o “persona”). Esta especie de “alma” también la tienen ciertos objetos
materiales, fenómenos climáticos y algunos enclaves del territorio destacables, como
montañas, ríos, lagos, colinas o bosques. El ser humano y las demás especies animales
o vegetales forman parte de un todo y se relacionan entre sí, en una sociedad regida
por unas normas dictadas por los ancestros que se ven reflejadas en las leyendas y en
la mitología. Estas normas religiosas son perpetuadas generación tras generación
mediante la transmisión oral de historias, todas ellas con gran carga simbólica. Para la
tradición Inuit, el mundo estaría dividido entre mar (inframundo), tierra (mundo) y
cielo (supramundo) (Lewis-Williams y Pearce, 2009).

24
Luis Hernández Español

La descripción Inuit del origen del mundo conocido y de todos los seres vivos que lo
habitan consiste básicamente en distintas historias de metamorfosis de seres
antropomorfos primigenios. Tales mutaciones dan lugar a los animales que hoy
pueblan el Ártico y a las relaciones entre el ser humano y el resto de los animales. La
idea fundamental de las creencias Inuit es que los seres humanos y los animales tienen
unas mismas raíces a partir de unos mismos antepasados comunes (Bailón Trueba,
2016; Domínguez Solera, 2018).

Los espíritus de los animales se manifiestan a los humanos a través de los cantos y
rituales. Aunque todos los miembros del grupo Inuit groenlandés podrían entablar
relaciones con los animales y sus espíritus mediante el canto y la observancia de
ciertos preceptos alimenticios. En los contextos tradicionales existía un especialista
con mayor facilidad o poder para este dialogo con las fuerza intangibles, el chamán,
que no era un líder político real del grupo ni constituía una clase social especial, pero
que resultaba ser muy respetado por el resto de la comunidad ya que tenía la
responsabilidad por su mayor habilidad de hablar y relacionarse con los seres vivos y
con las fuerzas etéreas para sanar y velar por el buen destino del grupo (Domínguez
Solera, 2018).

Historias legendarias de numerosos pueblos árticos, como es el caso de los Inuit


groenlandeses, hacen alusión tanto a la práctica de cacerías colectivas pero también a
la caza individual de renos como acciones tradicionales. Estos dos tipos de caza no
eran únicamente actos económicos que buscaban la obtención de grandes cantidades
de carne para pasar el resto del invierno. También eran una buena oportunidad para
relacionarse con cazadores de otros grupos y también permitían obtener prestigio
social dentro del propio grupo (Domínguez Solera, 2018).

Binford (2012), al explicar el papel de éste chamán en las cacerías colectivas lo


describe como el personaje que hacía de director de la caza porque era la persona con
más poder religioso y era quien se comunicaba mejor con los renos que tenían que
dejarse cazar, llamándolos con sus cantos. Las almas de los animales tenían
características propias de cada individuo, que eran conocidas por el chamán y eran
utilizadas en su favor. Este conocimiento de los rasgos de las almas de los renos que
adquiría durante los ritos le servía para contactar mágicamente con los espíritus de los
renos y posteriormente transformarse en ellos. Esta idea de transformación chamánica
podría ser una de las explicaciones de las representaciones artísticas antropomorfa-
animales del arte rupestre paleolítico europeo, como la figura de Trois Frères (Clotes y
Lewis-Williams, 2010; Domínguez Solera, 2018) así como de la vestimenta que portan
algunos chamanes euroasiáticos como los Evenk durante sus ritos, con clara semejanza
animal (Zabiyako et alii., 2017).

Que cada individuo del grupo acatase las costumbres y preceptos tradicionales era
algo muy importante. De lo contrario, acarreaba mala suerte al colectivo en la caza y

25
Arqueología y Etnografía de la Domesticación del Reno (Rangifer tarandus)

atraía otros infortunios, valorándose moralmente al infractor como una mala persona
por su falta de solidaridad con el resto del grupo (Domínguez Solera, 2018). Según
esto, los animales se sacrificarían a sí mismos para facilitar la vida al ser humano, tanto
dando alimento como otras suertes de beneficios inmateriales; por ello, sería
importante no ofenderlos sobreexplotando su generosidad y mantener así una
relación de reciprocidad con ellos para asegurar una buena sintonía entre cazadores y
presas. Si se cumplían los protocolos, los animales se sentirían agradecidos al entender
que los cazadores habían escuchado y entendido su sufrimiento (Domínguez Solera,
2018). Evidentemente, esta relación entre seres humanos y animales, entre cazadores
y presas, determina poderosamente la alimentación humana a través de normas
relacionadas con sus creencias. En este sentido, además de prestar atención a las
cuestiones rituales para posibilitar la buena caza, han de respetarse también una serie
de tabúes alimenticios que serían determinantes en gran medida para la configuración
del registro arqueológico. El respeto a los animales se demuestra, sobre todo con un
buen uso de su carne, de su piel, de sus huesos y de sus astas. La razón de todos los
preceptos y tabúes relativos al reno era no traicionar la buena relación de los seres
humanos con esta especie animal (Pasda y Odgaard, 2011). Estas buenas formas en el
consumo podían ser observadas hasta el momento de la deposición de los últimos
restos óseos (Domínguez Solera, 2018). Las patas posteriores, la médula y los cráneos
de los renos eran considerados por los chamanes como las partes anatómicas que más
fuerza espiritual tendrían. Incluso la carne de estas zonas anatómicas eran poco
consumidas por ciertos individuos dentro del grupo ya que podría provocar un gran
daño religioso a chicas jóvenes, a infantes y a mujeres embarazadas o con neonatos
(Domínguez Solera, 2018).

El momento de la muerte de los renos salvajes también estaba fuertemente influido


por la religión y la cosmología: existía la necesidad de dejar algo de carne a las
divinidades para poder seguir cazándolos en el futuro. El reno no debía sufrir
innecesariamente tras ser herido. El cazador tenía la obligación de rematarlo
rápidamente (Domínguez Solera, 2018). El testimonio etnohistórico de Rasmussen
(1929) ayuda a entender los rituales obligatorios que rodean a la carnicería del reno: ni
las vísceras ni los genitales ni la sangre podía llegar al campamento, teniendo que
abandonarse en el punto de muerte. Durante la carnicería, los huesos debían de
tratarse con cuidado y no quebrarse, hasta que fueran a ser consumidos por completo
todo su contenido medular (Pasda y Odgaard, 2011) y tampoco podían darse a los
perros hasta el momento adecuado. Las mujeres no podían tocar los cuerpos de los
renos cazados ni ayudar en el proceso de carnicería hasta que se hubiesen completado
ciertos pasos del mismo (Domínguez Solera, 2018). El abandono de los restos
descartables tras el consumo humano o animal también estaría condicionado por las
creencias relativas al respeto hacia este animal, pues por ejemplo no podían arrojarse
al agua por tratarse de un animal estereotípicamente de tierra (Domínguez Solera,
2018).
26
Luis Hernández Español

El trato dispensado a las cabezas es el que más y mejor ejemplifica el mantenimiento


de algunas costumbres heredadas en los rituales y en las creencias de momentos
tradicionales remotos (Domínguez Solera, 2018). Rasmusen (1929) hizo reiteradas
alusiones al adecuado trato ritual en la tradición Inuit groenlandesa que debía darse
hacia la cabeza del reno: los cráneos deben quedarse en el área de los cazaderos,
deben mirar hacia una determinada orientación para no echar a perder las siguientes
partidas de caza y las cabezas de los animales más grandes que iban a llevarse al
campamento como metáforas de la eficacia de los cazadores también son depositadas
en sitios preferentes dentro del campamento y mirando también a ciertos lugares y
orientaciones. Sin duda, la cabeza es la que se entendería como receptáculo principal
del alma y de la personalidad social del animal (Figuras 16 y 17) (Domínguez Solera,
2018). Este tipo de deposición tan interesante, crea en la mentalidad del grupo un
potente símbolo religioso pues puede representar a un animal que surge del suelo y
esto podría deberse a que el reno era visto como un animal que tenía la capacidad de
realizar movimientos espirituales entre los tres mundos estratificados que forman el
cosmos Inuit groenlandés.

Figura 16: Restos del cráneo de un reno macho cazado recientemente en la zona groenlandesa de
Angujaarorfiup Nunaa (Pasda y Odgaard, 2011).

Figura 17: Restos de 8 cráneos resultado de una caza antigua en la zona groenlandesa de Angujaarorfiup
Nunaa (Pasda y Odgaard, 2011).

Ha de matizarse que aunque el reno sea uno de los principales símbolos de la


idiosincrasia Inuit y es cazado por numerosos grupos, no es un animal explotado por
todos los grupos humanos árticos (Domínguez Solera, 2018), ya que hay otros grupos
humanos que centran su cuerpo social y económico en taxones acuáticos, como en la
foca anillada (Phoca hispida) o en la morsa (Odobenus rosmarus) (Grønnow et alii.,
2011).

2. Pueblos cazadores-pastores Saami:

Los Saami, al igual que los Inuit, han desarrollado a lo largo de su larga historia unas
estrategias de supervivencia adaptadas a uno de los medios más extremos del planeta.
Sin embargo, los Saami y los Inuit viven en áreas completamente distintas, y muchos

27
Arqueología y Etnografía de la Domesticación del Reno (Rangifer tarandus)

de los recursos a los que tienen acceso difieren notablemente. El territorio que ocupa
el pueblo Saami se conoce como Sápmi. Se calcula que la población Saami actual total
supera los 80.000 individuos. Todos estas personas Saami están repartidos en las
regiones septentrionales de Noruega, Finlandia, Suecia y en la Península rusa de Kola
(Bailón Trueba, 2016) (Figura 18).

Figura 18: Territorio Sápmi actual y las distintas áreas lingüísticas (Broadbent, 2010).

Las poblaciones Saami del norte de Escandinavia tradicionalmente han cazado


animales salvajes de forma secundaria pero su sociedad se ha basado principalmente
en el mantenimiento permanente de rebaños de renos. Esta práctica dual se mantuvo
hasta la práctica desaparición de los individuos salvajes debido a su sobreexplotación
mediante la caza excesiva entre 1700 y 1800 d.C. Ante esta situación, los grupos
humanos que poseían pequeños rebaños de renos domésticos aumentaron
notablemente los renos que controlaban, mientras que otros grupos humanos se
centraron en la explotación de recursos marinos. En esencia, la subsistencia tradicional
de estos grupos escandinavos se basaba en una combinación de caza (incluyendo el
reno), la pesca, el mantenimiento de rebaños de renos sometidos y cierta recolección
(Helskog, 2011).

La cosmología Saami, al igual que en caso de los otros dos grupos etnográficos
estudiados en este trabajo, se caracteriza por estructurar jerárquicamente su mundo
en varios niveles. En el caso Saami, el mundo se estructura en dos o posiblemente tres
niveles diferenciados (Broadbent, 2010). Estos niveles cosmológicos están unidos por
un eje vertical (axis mundi) que vertebra la totalidad del mundo, alrededor de este eje
gira todo el mundo (Broadbent, 2010; Eliade, 1981; Lewis-Williams y Pearce, 2009).
Esta jerarquización cosmológica se plasma en la vinculación de estos grupos
escandinavos con el paisaje que les rodeaba. Como han definido algunos especialistas
en arqueología del paisaje: “Todo paisaje se construye y se percibe culturalmente” y
este paisaje no es un territorio inerte con una serie de recursos que esperan ser
explotados (Butzer, 1989; Chamberlain, 2008; Criado Boado, 1999; González Ruibal,
2003; David y Thomas, 2008; Hernando, 2002; Maschner y Marler, 2008; Orejas, 1995-
1996 ;Sánchez Yustos, 2010; Santos Estévez et alii., 1997; Tilley, 1994; Tilley y
Cameron-Daum, 2017; Ucko y Layton, 1999; Zedeño, 2008). En el paisaje se codifican
los principios que estructuran los principios que regulan el comportamiento del grupo
28
Luis Hernández Español

(González Ruibal, 2003). Al involucrarse en el paisaje, tanto los cazadores-recolectores


como los pastores hacen que el paisaje natural se transforme, se humanice y se
convierta en algo socialmente significativo. Teniendo esta idea en mente, puede
analizarse la relevancia de los lugares sagrados para los Saami como las montañas,
lagos, penínsulas, cuevas, cascadas, ríos o colinas (Broadbent, 2010; Lahelma, 2006;
Strap, 2008). Estos enclaves geográficos eran puntos en el paisaje con un gran poder
simbólico relacionado con el contacto con los ancestros y con distintos espíritus-
animales. En estos lugares era donde había una mayor facilidad para contactar con
estos poderes espirituales y por este motivo, estos antepasados y los poderes
inmateriales que vivían en el inframundo recibían ofrendas en los lugares citados
anteriormente (Broadbent, 2010; David et alii., 2008). Dentro de todas las divinidades
Saami destacan Tjaetsiealmaj (divinidad acuática), Liejpiealmaj (divinidad vinculada a
la caza) y las deidades relacionadas con la fertilidad femenina (Maadteraahka,
Saarahka, Joeksaahka y Oksaahka). El lugar de las ofrendas a todas estas divinidades
era diferente, en el caso de la divinidad acuática los ajuares ceremoniales se
depositaban en zonas cercanas a cursos fluviales o de lagos (Broadbent, 2010). En el
caso de la deidad cazadora, la ofrenda se realizaba en el sitio de muerte del animal
cazado para permitir el éxito en posteriores partidas de caza, algo que también
realizan los Inuit groenlandeses (Broadbent, 2010; Pasda y Odgaard, 2011).
Finalmente, las ofrendas a las divinidades femeninas se depositaban en el interior del
hogar del grupo (Broadbent, 2010). Estas ofrendas destacan por ser sacrificios de
distintos animales, tanto salvajes como osos, pájaros o peces como animales
controlados, como renos o perros/gatos. Los renos y los osos son los dos animales más
importantes mágicamente para los Saami. Secundariamente, el sacrificio de aves y
peces puede relacionarse con el hecho de que ambos grupos de animales tienen la
posibilidad de realizar viajes entre niveles cosmológicos. Los peces eran animales
típicamente del mundo inferior por habitar en el agua y las aves permitían el contacto
con el mundo superior (Figura 19) (Lewis-Williams y Pearce, 2009).

Figura 19: Ofrendas animales pre-neolíticas que aparecen en 357 sitios ceremoniales en Finlandia,
Destacan las ofrendas de renos y de sus astas (Flechas negras). Las astas del reno podrían ser un símbolo
que representa el ciclo de renovación anual (Broadbent, 2010).

29
Arqueología y Etnografía de la Domesticación del Reno (Rangifer tarandus)

El líder de todas estas prácticas religiosas era el chamán, debido a su facilidad para el
contacto con las divinidades. Este personaje utilizaba una serie de tambores ricamente
decorados para contactar con los espíritus, las deidades y los poderes sobrenaturales
en el transcurso de distintos tipos de acciones rituales como curaciones o ritos de
paso. En conjunto, las figuras representadas y los tambores en sí mismos forman parte
de unos rituales en los que el movimiento rítmico y los sonidos producidos por el
chamán se mezclaban con los mitos contados en el desarrollo de los rituales, es decir,
se mezclaba el pasado más remoto y mítico con el presente mágico. Todo esto
produciría una experiencia muy memorable en la vida social de la comunidad Saami,
valorando cada vez más positivamente la acción del chamán, favoreciendo poco a poco
que este individuo fuera aumentando su status social (Hamilakis, 2015a; Hamilakis
2015b; Helskog, 2011).

En el caso de los Saami se conocen restos arqueológicos de corrales antiguos en


Finlandia, que se suman a la evidencia artística para apoyar este sistema propuesto de
control de renos (Figura 20) (Broadbent, 2010). Los rediles asociados con el
mantenimiento de rebaños de renos fueron representados en los tambores Saami,
desde 1600 hasta 1700 d.C. (Figura 21) (Helskog, 2011). Además de representar los
rediles, también aparecen en los propios tambores otras figuras de chamanes, dioses,
espíritus u osos. Estas representaciones artísticas podrían ser una descripción gráfica
de la forma en la que se concebía su universo.

Figura 20: Reconstrucción del redil del yacimiento 70 en Bjurön (Finlandia) (Broadbent, 2010).

Figura 21: Rediles pintados en tambores Saami. Siglos XVII y XVIII d. C. (Helskog, 2011).

3. Pueblos cazadores-pastores Evenk:

Los grupos Evenk, que hasta 1931 eran llamados Tungus, son uno de las muchas
sociedades que viven en las zonas montañosas y de taiga del noreste del continente
euroasiático. Algunos otros grupos asiáticos, como los Nenets o los Eveni, también
incorporan cierto pastoreo de renos. El actual número de la población Evenk siberiana
es de 35.000 personas, en el norte de China viven 50.000 personas Evenk y finalmente

30
Luis Hernández Español

3.000 individuos Evenk viven en el norte de Mongolia (Abe, 2005; Zabiyako et alii.,
2017) (Figura 22). Genéticamente, los Evenk siberianos representan una compleja
mezcla de características de los distintos grupos humanos de la zona del Lago Baikal,
de la región de Katangskiy y de Asia Central. Esta mezcla genética está vinculada con la
adopción por los grupos de pastores Evenk siberianos del pastoreo del reno influidos
por poblaciones pastoras de caballos más meridionales (Figura 23) (Dumont, 2018;
Haak et alii., 2015; Pugach et alii., 2015).

Figura 22: Territorio asociado actualmente a los Evenk siberianos


(http://www.mikaelstrandberg.com/wp-content/uploads/2012/04/EVENKI-1-map-photo1.jpg)
(cons. 27/4/2019)

Figura 23: Representación esquemática de las direcciones sugeridas del flujo genético de las poblaciones
siberianas desde grupos humanos meridionales. Estos flujos tendrían un origen en sociedades con una
economía basada en el pastoreo de caballos, esto podría explicar el origen de la práctica del pastoreo
del reno (Pugach et alii., 2015).

Todos los grupos Evenk practican cierto grado de pastoreo pero los grupos humanos
que poseen menos de 60-70 renos son considerados grupos cazadores porque la
influencia de la caza es mayor que la del pastoreo. Se ha visto que esta diferencia en la
cantidad de renos que posee cada grupo Evenk influye notablemente en el tipo de
actividades económicas y sociales que se realizan en el seno de cada sociedad. En
primer lugar, los cazadores Evenk generalmente no consumen renos controlados que
han fallecido de forma natural, sino que los entierran, en cambio los grupos Evenk
pastores usan los renos domésticos para llevar a cabo una explotación económica
completa. Los grupos cazadores Evenk subsisten durante el invierno de la carne de
distintos cérvidos o de cápridos como el íbice siberiano (Capra sibirica) mientras que la
dieta principal durante el verano se basa en la caza de aves y en la pesca en ríos o
lagos.

El cosmos Evenk está dividido en tres niveles jerarquizados. Los tres niveles están
unidos por un alerce (Larix) seco, que actúa como axis mundi. El interior de este árbol
está lleno de las almas de las personas que aun no han nacido y que esperan a que
ciertas aves las depositen en el mundo terrenal, iniciando su reencarnación en las
personas o animales recién nacidos. El mundo cosmológico superior es el propio del
cielo y de todos los astros que son visibles como el sol, la luna, las estrellas, las

31
Arqueología y Etnografía de la Domesticación del Reno (Rangifer tarandus)

constelaciones o la vía láctea. Este mundo superior está gobernado por una divinidad
cazadora, Mani, que durante su caza de los renos sagrados que robaron el sol a los
humanos en un pasado muy remoto dio origen a todos los cuerpos celestes
perceptibles actualmente (Zabiyako et alii., 2017). El lugar más importante y remoto
de este mundo superior y lugar de destino de muchos de los viajes cosmológicos de los
chamanes Evenk se denomina Chalbon (que se vincula con el planeta Venus o con la
Estrella Polar) (Zabiyako et alii., 2017). En segundo lugar (Dulin Buga), el nivel
cosmológico intermedio es el mundo terrenal: habitado por las personas, los animales,
las plantas y los espíritus de algunos objetos y lugares del paisaje, recordemos la
importancia simbólica que tienen para los Inuit groenlandeses o para los Saami
escandinavos las montañas, los ríos o los lagos (Lavriller, 2012; Zabiyako et alii., 2017).
Finalmente, el mundo inferior (Khergu Buga) se encuentra debajo del suelo. Este
mundo está habitado por los espíritus malignos. Aquí también habitan los espíritus de
las personas que no hablan el idioma de los Evenk (Ssorin-Chaikov, 2001; Zabiyako et
alii., 2017). En vida, la única persona que puede visitar este mundo y volver al mundo
terrenal sano y salvo es el chamán pues el viaje a este mundo inferior es muy peligroso
para los miembros del grupo que no tienen suficiente poder mágico. En el caso de los
Evenk, al igual que en numerosos grupos humanos, el esquema cosmológico general se
repite materialmente en la estructura básica de las casas y de los campamentos ya que
“el cosmos lo envolvía todo” (Lewis-Williams y Pearce, 2009). El fuego y el agua son los
elementos de la naturaleza más importantes pues el fuego, gracias al humo, permite
ascender hacia el cielo y el agua además de ser un gran purificador, puede ser la
entrada al mundo inferior desconocido, pensemos en la relevancia de ríos y lagos en
muchas religiones y mitologías prehistóricas y actuales. Hay algunos animales que
estarían encargados de realizar viajes entre el mundo terrenal y el mundo inferior
como peces, ranas o algunas reptiles como las serpientes. Mientras que las aves serían
los animales relacionados con el nivel superior (Figura 24) (Lewis-Williams y Pearce,
2009; Zabiyako et alii., 2017).

Figura 24: Esquema que representa la jerarquización del mundo Evenk y al árbol de la vida (axis mundi)
(Eliade, 1981; Grøn et alii., 2008; Lewis-Williams y Pearce, 2009; Zabiyako et alii., 2017).

32
Luis Hernández Español

Los chamanes Evenk, al igual que en el resto de grupos analizados juegan un papel
fundamental en el devenir social. Son generalmente los intelectuales de la sociedad,
que han desarrollado un conocimiento sistemático de los preceptos mitológicos y
religiosos (Figura 25) (Clottes y Lewis-Williams, 2010; Stutley, 2004; Witzel, 2011).

Figura 25: Dibujo de un chamán Evenk (Tungus) en Siberia, disfrazado con astas de cérvido, pies y manos
de oso y vestido de piel, tocando el tambor. Que vista manos de osos es significantivo por la vinculación
mágica entre renos y osos, como se ha explicado previamente en el caso de los Saami (Broadbent, 2010;
Fernández Martínez, 2015; Stutley, 2004; Zabiyako et alii., 2017).

Debido a una conexión entre los Evenks y los renos que se ha reproducido desde
tiempos remotos, los Evenks actuales tienen unos sentimientos simbólicos muy
especiales hacia el reno. Los rebaños de renos tienen un valor no monetario que
supera las relaciones económicas entre personas y los animales domésticos
explotados. Además, hay un gran culto hacia los renos, en especial hacia los renos
blancos. Durante estos ritos, se elige un reno blanco de la manada, se hace un fuego
ceremonial, una serie de cantos rituales y ahúman la brida bordada y ricamente
decorada que se hizo especialmente para este rito. La brida ritual tiene flecos que
cuelgan en el rostro del animal y cubren los ojos del reno. Esta brida sagrada, cuando
se coloca en la cabeza del reno se asemeja al tocado del chamán, pues este tocado
está formado por la piel de la cabeza y las astas de renos (Figuras 26 y 27). Que el
chamán porte un tocado que le tape los ojos podría tener relación con la relevancia
mágica que tienen los ojos y la visión en el mundo chamánico y la gran emoción que
provoca al resto del grupo como demuestra la frase: “Los penetrantes ojos de un
visionario harían que otros cerraran los suyos “con pavor sagrado”” (Lewis-Williams y
Pearce, 2009).

33
Arqueología y Etnografía de la Domesticación del Reno (Rangifer tarandus)

Figura 26: Chaman Evenk (Stutley, 2004; Zabiyako et alii., 2017).

Figura 27: Tocado de un chamán Evenk (Stutley, 2004; Zabiyako et alii., 2017).

El reno blanco sagrado no se explota para el tiro de peso, los jinetes Evenk no lo
montan, ni se mantiene cercado en rediles. Los Evenk solo lo matan en casos de
extrema necesidad. Los Evenk consideran que el bienestar de todo su rebaño depende
del mantenimiento de una actitud correcta hacia este reno sagrado (Zabiyako et alii.,
2017).

Dentro de la población Evenk también existen algunos tabúes en la relación con el


reno, por ejemplo está prohibido que los huesos del reno sean cortados con hacha sino
que deben cortarse con cuchillos, pues los cuchillos son portadores del Omi (alma-
espíritu) de su propietario y no son meros objetos. Los perros no pueden consumir la
carne de las patas de los renos, esto también sucede en el caso de los grupos Inuit
groenlandeses.

7. CONCLUSIONES

Gracias a la revisión bibliográfica realizada en el trabajo se puede decir que las


manadas de renos salvajes empezaron a ser controladas progresivamente de manera
más completa en Siberia y en Escandinavia de manera independiente. La prueba más
concluyente para confirmar esta hipótesis es el análisis de ADN realizado en rebaños
actuales de renos euroasiáticos. Otro tipo de evidencias de tipo antropológico y
arqueológico, confirman que el sometimiento total ocurrió hace tan solo unos pocos
cientos de años. De esta forma, es muy difícil que se pueda defender una
domesticación paleolítica total del reno propuesta por algunos autores. El inicio de su

34
Luis Hernández Español

sometimiento habría que situarlo en algún momento del Holoceno, probablemente


desde el IV milenio a.C. Sin embargo no se puede hablar de una explotación completa
del reno hasta el lapso de tiempo que tiene lugar entre los siglos IX d.C. y XVI d.C.

Las evidencias etnohistóricas que se han citado en el trabajo ayudan a vislumbrar


ciertos aspectos sociales y religiosos que pueden emplearse para comprender de
manera completa dicho proceso de sometimiento animal. Como se ha visto, hay claras
diferencias entre los cazadores y los pastores que incorporan cierto pastoreo con
respecto a la gestión de los recursos disponibles. Sin embargo, también tienen claras
semejanzas sociales y cosmológicas: los tres grupos analizados en el trabajo se
caracterizan por tener una estructura cosmológica formada por varios niveles
jerarquizados (inframundo, mundo y supramundo). Las tres sociedades tienen
personas que se dedican especialmente a la gestión mágico-religiosa del grupo, los
chamanes. Se puede afirmar que estos personajes jugaron un papel fundamental tanto
en el devenir social de los grupos como en el inicio del proceso de sometimiento del
reno.

Otra de las grandes semejanzas es que los tres grupos analizados tienen una base
religiosa animista. Por este motivo los integrantes de los grupos deben mantener unas
buenas relaciones tanto económicas como religiosas con los renos cazados. La caza, es
un sistema de explotación animal muy sangriento que se opondría a las bases que
rigen las sociedades animistas que buscan el bienestar animal y el beneplácito de su
respectivo espíritu. Por lo tanto, se puede decir, que la adquisición del pastoreo de
rebaños de renos, progresivamente más grandes, por parte de algunas sociedades
euroasiáticas además de aumentar los beneficios puramente económicos, vendría a
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