Está en la página 1de 6

#2

El misterio del tatuaje.

⁃ Anciano déjame montar un rato el caballo, tengo una resaca


del asco y me duelen los pies, ¿cuándo será mi turno?
⁃ Joven William debiste pensar en eso antes de vender tu
caballo, ¿aún valen la pena las cervezas ?
⁃ No me hables de cervezas ahora, a no ser que tengas una y
esté helada.
⁃ Creo que no valió la pena entonces, caminarás y aprenderás,
no todo es mujeres y cerveza.
⁃ No puedo enfocarme si no sé en qué enfocarme o para qué
enfocarme. Solo me das órdenes, si compartieras un poco más
de información podría ayudarte más.
⁃ Si compartiera más información contigo ya todo Arconto
sabría en qué misión andamos, no controlas tu lengua cuando
bebes y siempre andas bebiendo. Por tu lengua hoy caminas
bajo los rayos del Dios sol.
⁃ Andas parlanchín hoy, ¿será que hoy me contarás alguna
historia divertida tuya? Una historia de los primeros días de
Arconto.

Todo fue silencio, nada me quiso decir después de eso.

Eran las 5 de la tarde quizás un poco más tarde, llevaba más


de 8 horas caminando sin beber agua y bajo el abrasador calor
de Dios sol, espero haber disfrutado anoche, ahora no tengo
ningún recuerdo de lo qué pasó, solo sabía que mi caballo ya
no estaba y que lo había vendido por unos tragos más. No me
atrevo a preguntarle al viejo qué pasó anoche, no quería otra
charla donde sólo él hablaba para llamarme la atención así
que simplemente lo ignoré y seguí caminando.

El viejo iba sobre su caballo leyendo libros y estudiando,


siempre estudiando, y fumando también, podrá ser muy sobrio
el anciano, pero con la pipa es feroz. Después de unas
cuantas páginas bebía un sorbo de agua y echaba unas
bocanadas de humo. Algunas con formas y otras no, había veces
en qué el humo que botaba tenían formas complejas como
animales, era muy habilidoso, apuesto que eso sería un
increíble truco para iniciar una conversación en una taberna.
Luego de 9 Horas caminando le pido agua al viejo, me pasa su
bota de agua y bebo unos tragos. Todo esto mientras seguimos
caminando y él continuaba leyendo.

⁃ ¿Estamos cerca o no? Ya casi han pasado 10 horas. Me habías


dicho que después de 8 horas a pie en dirección al norte
llegaríamos.
⁃ ¿Llegar a donde anciano? Pensé que tú eras quien sabía a
dónde íbamos. No me digas que tú me vas siguiendo a mí.
⁃ ¡William! No me vengas con eso. Recuerda que no hay tiempo
que perder.
⁃ ¿No hay tiempo que perder para qué?! ¡Si ni siquiera sé
dónde vamos! ¡Ni para que caminamos!
⁃ Ayer me decías que después de esta jarra de cerveza iríamos
a nuestra siguiente parada!
⁃ Ya... ¿y qué más te dije?
⁃ Me dijiste que no te volverías a enamorar, que jamás has
olvidado un rostro y que eso te perturba y que después de
esta cerveza iríamos a la siguiente parada. Mencionaste lo
último hasta q te vi vender tu caballo por 10 jarras de
cerveza, 4 encuentros con una chica que no dejabas de mirar
sus tatuajes, 10 botellas de wiski que regalaste a todos los
comensales de la taberna y 4 limonadas con jengibre que me
las obsequiaste cada vez que subías con la señorita de los
tatuajes. Parecías feliz con ella.
⁃ ¿Y el wiski era de calidad?. En ese momento el viejo no
estaba para bromas.
⁃ William ¿a dónde vamos?
⁃ No lo sé anciano, dímelo tú, ya que según veo hay algo en
esos libros que nos puedan guiar o al menos dar una pista de
a dónde nos dirigimos.
⁃ Lo único que hay a 10 horas a paso de infantería es
Ñankuvi, tierra de llamas y alfareros. Pero ya tuvimos que
haber pasado por ahí, a no ser que tu resaca nos haya
retrasado.

Ñankuvi, pueblucho perdido en los valles, lindo lugar para


descansar más no hay nada para divertirse, parece un pueblo
de ancianos y jubilados. ¿Qué será lo que me incitó a venir a
estos parajes?, ¿qué mierda habré estado pensando ayer que
logré convencer al viejo de seguirme hasta acá incluso a pie?
Sea lo que sea el viejo me creyó y alguna pista para su
misión tendremos que encontrar acá.

Unos minutos después avistamos el pueblo y de a poco iban


apareciendo las llamas y el ganado doméstico, pastores y
granjeros nos miraban mientras veían al viejo canoso sobre el
caballo leyendo y a mi entierrado hasta las narices entrando
en sus tierras.

Me acerco a un pastor y le pregunto si había alguna taberna y


hospedaje disponible, como era de esperarse no había taberna,
pero si una pequeña posada donde servían té y limonada con
jengibre.

La cara del viejo cambió al saber que tenían limonada con


jengibre en esta zona. Vamos para allá joven William, siento
que nos caería bien un poco de la hospitalidad ñankuvina,
además he oído que preparan una limonada increíble en estas
zonas. Se puede aprovechar muy bien el hielo del glaciar y un
toque de menta serían ideal para refrescarse. Hace tiempo no
me bebo una buena limonada.

Una casa estilo patronal de 7 habitaciones y dos pisos hecha


de piedra, recubierta de barro y cal, hermosas terminaciones
de paja y madera, una cómodo terraza exterior con tinas
termales y un comedor interior que servía para tomar té y
compartir con los demás comensales, no se me ocurre que
podría pasar de interesante en este lugar si todos andan
sobrios pero ya sabes cómo es el viejo, le gusta conversar
con los ancianos y los pacíficos ñankuvinos. Yo al primer
sorbo de limonada ya me quería matar, apenas comencé a
escuchar los consejos para preparar te o como mejorar la
limonada me largué a bañar en las termas que había en la
terraza y me preparé para dormir. El anciano luego de su té
relajante y unas cuantas quemadas de su pipa se fue a dormir.
Pero yo andaba activo, quería salir a recorrer el pueblo, no
podía seguir siendo el pueblo aburrido que una vez visite
hace años atrás.

Las calles frías en la noche solo me incitaban a beber


whiskey pero no veía ninguna taberna por el pueblo, luego a
lo lejos la música me alertó que algo podría estar pasando.
Unos metros apartados del pueblo se podía oír música y risas,
pero no se podía ver nada, solo un pequeño oasis con unos
caballos bebiendo agua, me acerco a ellos y la música es más
fuerte y entre las piedras se veía luz, golpeó las rocas y se
escucha una voz.

⁃ ¿contraseña?
⁃ ¿En serio amigo? Muero por un trago
⁃ ¡Error!
⁃ Ya vamos pedazo de mierda solo dame un trago y me iré, de
todos modos no quiero tu fiesta solo tu alcohol.

Más nada ocurrió, las rocas se cerraron y la música casi no


se oía. Te juro que en ese momento sólo quería un trago así
que intente adivinar.

⁃ ¿contraseña?
⁃ ¿Cerveza?
⁃ No.

Cuando iba a darme por vencido y empujar la roca con todo y


portero, me pareció ver un rostro familiar, era la chica de
los tatuajes de ayer. La vi entre la luz bailando en el
escenario. Y ahí estaban todos arrojando dinero y derramando
sus tragos. Babosos y borrachos.

⁃ Hey no puedes mirar si no sabes la contraseña.


⁃ Ya para gorilon! Solo quería un trago, al menos deja
recrear la vista, de todos modos ella es mi amiga.
⁃ ¿Quien? ¿Ayleen? Lo dudo, ella ni habla nuestra lengua, es
forastera como tú y no se relaciona con nadie.
⁃ Hey ayleen! Soy yo William, anoche nos vimos.

En ese momento me echan del clandestino y me quedo afuera


esperando a que salgan, pero nadie sale. En eso me doy cuenta
que debe haber otra salida y rodeo el oasis. No veo nada,
pero en otro oasis veo qué hay otra caballeriza y gente
cerca.

Me escabullo justo cuando sale un grupo de borrachos y entro


sin ser notado.

Me acerco a la barra y pido mi tan ansiada jarra de cerveza,


pero ahí no bebían cerveza, si no licor de papayas. Bueno lo
que sea que emborrache y pedí una jarra.
Ya en la tercera jarra me pongo a buscar conversación, más
ella me encuentra primero a mí primero. Noté que andan
preguntando por mí.

Al parecer mi presencia no había pasado desapercibido. Era el


único con armas en el cinto y además mis ropas me delataban,
en fin, estoy de humor y no me preocupé.

Veo el resto del espectáculo y comienzo a compartir


historias.

⁃ Y tu muchacho ¿cuándo fue la última vez que le cambiaste el


agua a las aceitunas? ¿Sabes a lo que me refiero o no?
⁃ Pues aún soy virgen señor, me estoy guardando para mi
esposa.
⁃ No seas estúpido, yo te invito una chica, vamos escoge
alguna.
⁃ Muchas gracias señor, pero primero que todo tengo novia y
segundo soy su Garzón, no puedo aceptar regalos de los
comensales.
⁃ Bueno como quieras.

Se me acerca un sujeto y me comienza a meter conversación, me


cuenta que viene desde tchutchunko y que se está arrancando
por qué dio muerte a un sujeto en una pelea de bar. Muy
aburrida su historia, típica de novatos que dan muerte a un
citadino y se esconden en los pueblos retirados donde nada
pasa. Le acepto una jarra de licor de papaya y me volteo a
mirar si aparece Ayleen, pero para sorpresa mía es a otra
alma la que diviso, al maldito comemierda de Tatum Head, el
muy desgraciado andaba tras mis pasos y además venía con toda
su pandilla de comemierdas, espero que no me hayan visto,
aunque con mi apariencia sería pedir un imposible, debía huir
de ahí y avisarle al abuelo que debemos irnos de acá. ¡Es
cierto! El abuelo ya deben haberlo visitado en la posada.

Me escabullí al cagadero y salgo por la ventana, pero afuera


ya me estaban esperando. Eran cuatro sujetos, dos dracos y
dos anfibios apestosos. Unos olían a azufre y los otros a
pescado podrido. Me hallo totalmente acorralado, en eso se
escucha un canto magistral, se elevan las notas y de pronto
caen a piso los dracos, y a mí me comienzan a retumbar los
oídos me paraliza el sonido y caigo de bruces no sin antes
ver cómo una fuerte luz como si se tratase del nacimiento de
una estrella apareciera en el cielo e ilumina toda el área.

Cuando me reincorporo estaba de estómago y amarrado de pies y


manos sobre un caballo, junto a mí el anciano y una
acompañante mujer. Hace frío y está amaneciendo, vamos
avanzando por un desierto o una zona arenosa, de a poco me
reincorporo y noto que junto a nosotros estaba Ayleen, mi
diosa de una noche. No sabía que había sucedido pero al
parecer me habían rescatado y estaba vivo un día más, podía
respirar el aire puro de Arconto y el viejo estaba sano y
salvo.

⁃ ¿Hacia dónde vamos?


⁃ Díselo tú, responde el viejo en lengua de peces.
Y Ayleen me apunta un tatuaje que comenzaba en su seno
derecho y terminaba en su espalda.
⁃ ¡Es un mapa anciano! Y tiene unas extrañas runas en lengua
de peces. ¿Vamos hacia la costa? Vamos hacia el mar!!!

Gritando de felicidad me veo hacia el inicio de esta nueva


jornada, no importaba que estuviese amarrado, había vivido un
día más y el viejo era quien dirigía esta vez, además no sé
por qué Ayleen nos acompañaba, pero yo estaba feliz. Algo de
resaca, pero te acostumbras. El licor de papaya sí que te
deja resaca. Ahora sé por qué no beben en Ñankuvi.

⁃ Hey anciano! ¡Quítame estas amarras! ¡Ya aprendí la


lección!

También podría gustarte