Está en la página 1de 275

1

2
CPA Seminar Series

EL CARRO DE APOLO
El significado del Sol astrológico

Liz Greene

CPA
Centre for Psychological Astrology Press London

3
Traducción: Luis F. González Serra

Publicado originalmente en 2001 por The Centre for


Psychological Astrology Press, BCM Box, 1815,
London WC1N 3XX, Reino Unido,
www.cpalondon.com
Editado para Kindle en 2014 por CPA Press.
Título original: Apollo’s Chariot © 2001 by Liz
Greene.

Liz Greene ostenta el derecho de ser identificada


como la autora de esta obra.

Todos los derechos reservados. Queda prohibida la


reproducción total o parcial de esta obra de cualquier
forma o por cualquier medio electrónico o mecánico,
incluida la fotocopia, grabación o sistema de alma-
cenamiento y recuperación de información sin el
permiso escrito de la editorial.

4
En memoria de Charles Harvey,
en quien el Sol brillará siempre.

5
Índice

Primera parte
EL SIGNIFICADO DEL SOL NATAL

Introducción ……………………………………………... 13
La incorrección política del Sol ...……………………........ 13
El plan del día ……………………………………….......... 15

Deidades solares no griegas 19


Marduk ……..……………………………………………... 20
Buda ………..……………………………………………... 21
Mitra ….……………………………………………............ 22

Apolo 25
El portador del fuego divino ……………………………… 27
El que hace madurar las cosas ……………………………. 29
Toda historia necesita un guion …………………………... 35
El dios de la sanación ……………………………………... 37
El dios de la música ………………………………………. 39
El juego solar ……………………………………………... 41
La alegría del Sol ………………………………….……… 44
Apolo y la serpiente Pitón…………………………….…… 48
Apolo, el deshacedor de maldiciones ……………………... 49
Expresión creativa ………………………………………… 51
El dios solitario …………………………………………… 56
Apolo y las Musas ………………………………………… 57

Cartas de ejemplo ……………………………………….. 65


Mediumnidad creativa: Sol en la Casa XII ……………….. 65
La cuadratura Sol-Luna ……………..…………………….. 71
El talento del actor ……………..……………..…………... 74
Problemas con los límites ……………..………………….. 79

7
Más cartas de ejemplo ……………..……………………. 83
La eterna búsqueda: Sol en Sagitario ……………………... 83
Idealismo creativo: el Sol en la casa XI …………………... 86
Rechazo del colectivo al Sol ……………..……………….. 91
Matar a la serpiente: Sol en la casa VIII ………………….. 96
La casa VIII y el destino ……………..…………………… 99

Cuando el Sol no brilla ……………..…………………… 103


Padre e hijo ……………..……………..………………….. 103
El Sol sin aspectos ……………..…………………………. 104
El Sol en aspecto con los planetas exteriores …………….. 106
La herida narcisista ……………..………………………… 108
La formación del ego ……………..………………………. 114
La transmisión de la herida narcisista …………………….. 117
El padre y el espíritu solar ……………..…………………. 122
El Sol en aspecto con Saturno o Quirón ……………..…… 124
Aspectos Sol-Plutón ……………..………………………... 128

Más temas solares ……………..………………………… 131


El Sol en una Gran Cruz ……………..…………………… 131
El problema del perfeccionismo ………………………….. 134
La aceptación de los límites ……………..………………... 137
Envidia ……………..……………..………………………. 140
Opciones interiores ……………..………………………… 147

Segunda parte
EL SOL, CREATIVIDAD Y VOCACIÓN

El Sol y el proceso creativo ……………..……………….. 153


La naturaleza de la creatividad ……………..…………….. 153

El niño divino ……………..……………..……………….. 157


Juego y realidad ……………..……………...…………….. 157
Los dioses-creadores míticos …...…………..…………….. 160
Egoísmo solar ……………..……….………..…………….. 162
El «objeto transicional» ……………...……..…………….. 165
8
Creatividad y materialización ……………..……………… 171
El artista y el mago ……………..………………………… 174
El sostén del Sol ……………..……………..……………... 175

El Sol en acción ……………..……………..……………... 183


Creatividad y la casa V ……………..…………………….. 183
La creatividad Sol-Urano ……………..…………………... 186
El Sol en la Sexta casa: la vida cotidiana como inspiración 179

Cartas del grupo ……………..……………..…………… 193


Sol en la casa IV: creatividad heredada …………………... 195
La creatividad Sol-Quirón ……………..………………….. 199
El Sol en Aries en la casa XI: librar batallas por los demás 203
La luz solar en la herencia plutoniana …………………….. 207
La creatividad Sol-Luna ……………..……………………. 210
El desafío de Quirón en Capricornio ……………………... 213
Maldiciones familiares y dones familiares ……………….. 214
Astrología del signo solar ……………..………………….. 217

El desarrollo del Sol ……………..………………………. 221


Progresiones solares ……………..………………………... 221
El ciclo del Sol progresado ……………..………………… 222
Los cambios de signo del Sol progresado ………………… 226
Los aspectos del Sol progresado a los planetas natales …... 229
Arrojar luz sobre lugares oscuros ………………………… 230
Progresiones aplicativas y separativas ……………………. 231
El Sol progresado se separa de Plutón ……………………. 232
El Sol progresado en aspecto aplicativo a Júpiter ………… 235
El Sol progresado en aspecto con la Luna natal ………….. 236
El Sol progresado en trígono al Urano natal ……………… 240

Tránsitos al Sol natal ……………..……………………... 245


La creatividad de Sol-Marte y Sol-Plutón ………………... 247
Urano en tránsito opuesto al Sol natal ……………………. 253
La generación de Plutón en Leo ………………………….. 255

9
El Sol y la vocación ……………..……………………….. 259
Sol-Plutón en la arena política ……………………………. 259
El Sol en Capricornio en la Segunda casa ………………... 261
La creatividad del Sol-Urano-Plutón ……………………... 263
La generación de los años sesenta ………………………... 264
Vocación y llamada solar ……………..…………………... 267
Caminando por el filo de la navaja ……………………….. 269

10
PRIMERA PARTE

EL SIGNIFICADO
DEL SOL NATAL

Seminario impartido el 1 de noviembre de 1998 en el Regents


College como parte del programa de seminarios de otoño del CPA.

11
12
Introducción

La incorrección política del Sol

Buenos días y bienvenidos al seminario. El Sol brilla tanto que he-


mos tenido que bajar las persianas para protegernos de su fulgor. Lo
cual resulta un tanto irónico, dado el tema que estamos tratando.
Pero quizás podamos entender mucho mejor el Sol astrológico si no
intentemos mirarlo de frente fijamente. Asumo que vosotros ya sa-
béis que ésta de hoy es la primera parte de una exploración de dos
jornadas. Supongo que es inevitable que alguno de vosotros pida
ciertas cosas, a las cuáles tendré que contestar diciendo «esperad
hasta la semana próxima». Confío en que esto no resulte demasiado
frustrante.
Aunque la primera cuestión que el estudiante de astrología
aprende gira en torno al Sol, y el primer contacto que la persona
tiene con la astrología se encuentra en la descripción de su signo
solar en los periódicos, yo creo que carecemos de la comprensión de
este bloque básico astrológico tan fundamental. Utilizamos términos
como «expresión de sí mismo» e «individualidad», en lo referente al
Sol; pero a pesar de tantas palabras claves nos falta bastante claridad
sobre lo que queremos significar con ellas. Aunque cada libro de
textos astrológicos comienza con el Sol, es un símbolo extremada-
mente complejo y evasivo. Siento a menudo que nunca conseguimos
llegar al fondo de su esencia (o tal vez sería una buena metáfora
«llegar al cénit») con lo que nos dan para leer y lo que nos enseñan
sobre él. El Sol parece presentar muchas capas y niveles, y durante
esta mañana obtendremos una vasta perspectiva de todas ellas al
examinar los mitos de los dioses solares.
En el momento presente se están moviendo poderosas fuerzas
en el ámbito de lo colectivo: Urano y Neptuno transitan el signo de
Acuario, que hace hincapié en la oposición a los valores solares.
Podría ir más lejos aún y sugerir que dar demasiada importancia al

13
Sol astrológico no es, en este momento, políticamente correcto. Y si
aceptamos el concepto de “eras astrológicas”, deberemos también
reconocer que estamos en el umbral de la era de Acuario 1 –una vez
más, lo opuesto a los asuntos solares–. Parece existir un acuerdo de
grandes proporciones en la psique colectiva cuyo efecto en este
momento es el de mitigar el reino de lo solar. No digo que sea “ma-
lo” o “equivocado”. Simplemente es, y únicamente podemos esperar
.Pero cada vez que se enfatiza algo en el nivel colectivo, el indivi-
duo necesita responder como individuo –incluso si, en última
instancia, tiene prioridad el bienestar del grupo–. Por tanto, es para
nosotros de suma importancia entender el Sol tan profundamente
como podamos y llegar a formarnos una idea clara de cómo trabajar
con él, vivirlo y expresarlo de una forma individual. En tal caso,
estamos en situación de responder de manera creativa e inteligente
al Zeitgeist (“espíritu de la época”) en vez de ser engullidos por él.
Jung, cuyo horóscopo contiene la polaridad del Sol en Leo y el
Ascendente en Acuario, estaba convencido que el único antídoto del
deslizamiento hacia la inconsciencia de la masa, con su potencial
destructividad, es la adquisición de un sentido de la identidad y de
los valores individuales. En este preciso momento la individualidad
no está de moda. La palabra “global” no se nos cae de la boca. El
nacionalismo es desagradable, el elitismo es ofensivo, la corrección
política parece alcanzar extremos obscenos y el proceso de «idioti-
zación» de los medios de comunicación británicos ha reducido los
estándares intelectuales al mínimo común denominador en nombre
de no ofender a aquellos que no se molestan en esforzarse. Se supo-
ne que no hemos de pensar en nosotros mismos, en “qué hay de lo
mío”. Se nos anima a pensar en términos colectivos, poniendo el
acento en el “compartir” y en la “participación”, lo cual se refleja en
el tipo de gobiernos que han accedido al poder en Europa desde que
Urano y Neptuno entraron en Acuario. Esto es sin duda correcto y
apropiado para este momento, y el mundo entero simplemente refle-
ja lo que los tránsitos describen en un nivel arquetípico.
1
Para un enfoque provocador acerca de la no existencia de la Era de Acuario, ver
Nicholas Campion, Astrology, History and Apocalypse, CPA Press, London,
2000.
14
No obstante, creo que es imperativo que seamos conscientes de
lo que hacemos y que seamos capaces de elegir y distinguir. Necesi-
tamos entender mejor el Sol porque, como astrólogos, trabajamos
con individuos, no con grupos, salvo en el contexto de un seminario
o de un grupo de supervisión; e incluso éstos son habitualmente pe-
queños y diseñados para ayudar a los estudiantes individuales a
desarrollar sus habilidades interpretativas. Ofrecemos consultas a
personas que acuden a nosotros para que les interpretemos su horós-
copo porque están preocupados por algo que está ocurriendo en su
vida.
Signifique lo que signifique el Zeitgeist actual, no es tarea nues-
tra decirle a la gente que debería pensar en términos globales y no
personales –incluso en el caso de que su vocación apunte a contri-
buir a la sociedad–. Y en orden a entender lo que somos y lo que
necesitamos, es preciso entender cómo funciona el Sol en el horós-
copo.

El plan del día

Me gustaría empezar con la mitología del Sol. El mito habla a nues-


tras emociones e imaginación y amplía nuestra perspectiva mental
más allá de las estructuras de pensamiento actuales. El mito describe
verdades universales y patrones fundamentales del comportamiento
humano que no se alteran, y aquello que queda fuera de los hilo de
una etapa particular. Los temas humanos que describen los mitos no
quedan confinados en una particular manera de percibir las junturas
de la historia o en el contexto de un tipo particular de sociedad. Los
mitos son arquetípicos, atemporales y universales. Están fuera de la
discusión política. Emergen de los niveles profundos de la psique,
que el ego no puede controlar y ninguna ley del gobierno puede cer-
cenar su poder, importancia y verdad.
Aunque los mitos acerca del Sol existen en todas las culturas y
en todas las épocas, quiero centrarme específicamente en la mitolo-
gía de Apolo. No es la única deidad solar digna de mención
(examinaremos brevemente algunas otras); pero es la más refinada y
15
completa de todos los antiguos dioses solares. Dado que analizo la
mitología de Apolo, quiero enlazarla también con algunas interpre-
taciones psicológicas. Los atributos e historias míticas nos dicen
algo acerca de quiénes y qué somos. Al mismo tiempo, quisiera in-
tentar conectar algunos de esos mitos y principios psicológicos con
emplazamientos reales del Sol en cartas individuales. En otras pala-
bras, formularé la siguiente pregunta: «¿Qué pasa con este mito y el
Sol en la Casa II? ¿Cómo representa esta figura mítica el Sol en Pis-
cis? ¿Qué relación tiene este mito con la oposición de Saturno al
Sol? ¿Qué puede decirnos este tema mítico en relación al Sol con-
junto a Júpiter?».
Empezaré entonces examinando el tema del padre y todas sus
implicaciones. El Sol es, por supuesto, uno de nuestros más impor-
tantes símbolos de la paternidad, tanto a nivel interior como en
términos de lo que la posición del Sol en el horóscopo acerca de
nuestra herencia paterna. Juntamente con este material, me gustaría
examinar qué clase de problemas y conflictos, internos y externos,
pueden impedir el brillo del Sol en una vida concreta. Existe un pro-
blema con el Sol. Forma parte de la naturaleza solar tener que luchar
para traer la luz. No hay nadie en el mundo que no esté, de algún
modo, en proceso de desarrollo de su Sol. No parece existir alguien
que haya conseguido finalmente desarrollar todo su potencial solar,
que no esté metida en ese proceso de desarrollar dicho potencial. La
verdadera naturaleza del Sol implica que el principio psicológico
representado por el Sol entraña un proceso cíclico y constante de
lucha y reemergencia. Ésa es su esencia. Todos nosotros, de un mo-
do u otro, estamos todavía embarcados en ese trabajo del Sol en
nuestros horóscopos. Cualquiera que sea nuestra edad, no importa
cuánto camino hayamos recorrido en el trabajo de expresar la luz
solar, nuestra misión solar no termina nunca.
No obstante, es necesario echar un vistazo a todos los elementos
que dañan al Sol, y por qué un individuo ha podido tener mayores
dificultades para expresarlo. Algunas personas parecen estar com-
pletamente bloqueadas, y el Sol es poco menos que invisible.
Muchos de nosotros lo hemos experimentado en nuestra práctica
astrológica: concertada la cita con un cliente, hemos realizado el
16
trabajo preliminar con la carta y nos hemos formado una idea, basa-
da en el Sol, de la persona a la que vamos a recibir. Puede tratarse
del Sol en un signo de fuego, fuertemente aspectado por Júpiter y
Marte y pensamos: «Este cliente ha de ser una persona poderosa,
llena de confianza en sí misma y de energía». Y cuando traspasa el
umbral de nuestra puerta una persona gris, apocada, que se sienta
con timidez en el borde de la silla que le ofrecemos, nos pilla de
sorpresa y nos preguntamos qué ha podido pasar. ¿Dónde está el
Sol? ¿Por qué no brilla? Muchas son las dificultades. psíquicas y
emocionales, y bloqueos creativos, a menudo rotulados bajo inútiles
etiquetas psicológicas, que se relacionan con un Sol bloqueado, mi-
nado, embotellado, no expresado o no formado. El estudio de estas
cuestiones va a ser la parte más importante de nuestro trabajo de
hoy.
Tengo algunos ejemplos de cartas con las que podemos divertir-
nos un poco. Está bien que muchos de vosotros hayáis traído
también vuestras propias cartas. Hoy no hablaremos de los tránsitos
al Sol; eso quedará para la agenda de la semana que viene. La voca-
ción es otro tema que exploraremos la semana que viene, aunque sea
un tema íntimamente relacionado con el Sol natal. Hoy trataremos
de los emplazamientos del Sol en la carta natal (casa, signo, aspec-
tos, herencia paterna y las dificultades que pueden surgir para el Sol
dentro de determinadas configuraciones natales así como con de-
terminados tipos de experiencias en la niñez.

17
Deidades solares no griegas

Por muy lejos que vayamos en nuestra exploración del mito, nos
encontraremos siempre con el Sol. Las formulaciones más tempra-
nas de la adoración religiosa están íntimamente ligadas al Sol en
cualquier cultura y lugar de la tierra. Los monumentos neolíticos
como Stonehenge son considerados por muchos arqueólogos como
templos solares2; e incluso cuando los mitos de la creación como los
babilonios, egipcios o sumerios nos presentan imágenes del mar
primordial como fuente de la vida, una deidad solar emerge invaria-
blemente, coincidiendo y siendo responsable de la creación del
mundo manifiesto y de la humanidad3. El Sol físico es, después de
todo, difícil de ignorar; es el mayor de los cuerpos celestes; y era
visible para los humanos primitivos al punto que dependían de esta
Gran Luminaria para su supervivencia.
Hoy en día resulta complicado para nosotros comprender los
cultos religiosos más arcaicos, dado que no contamos con testimo-
nios escritos que nos permitan penetrar imaginativamente en la
concepción del mundo de esos adoradores. No sabemos si el ciclo
solar que claramente era tan importante para los constructores de
Stonehenge era entendido como una manifestación literal o simbóli-
ca de Dios. En la antigüedad tardía el Sol físico de los cielos no se
consideraba un dios en sí mismo, sino como un símbolo de lo tras-
cendente e inefable. A pesar de las afirmaciones de ciertos teólogos
e historiadores modernos, según los cuales el monoteísmo proviene
de la perspectiva religiosa judeocristiana, el monoteísmo existió de
hecho desde siempre en el culto solar y el Sol siempre ha sido perci-
bido como centro del Cosmos y cosmocrator, incluso cuando a otros

2
Ver Robin Heath, Sun Moon and Stonehenge. Bluestone Press, Cardigan, Gales,
1998.
3
Ver Liz Greene, The Astrological Neptune and the Quest for Redemption, Part
One, Samuel Weiser Inc, York Beach, ME, 1996 (Hay traducción española: Nep-
tuno. Un estudio astrológico. Parte primera. Urano, 1997)
19
dioses se les concedieron valía y honor.

Marduk

El dios solar babilonio Marduk puede ayudar a proporcionarnos


valiosas percepciones acerca del significado del Sol astrológico.
Aunque no está tan bien definido en su personalidad como poste-
riormente lo fue el griego Apolo, su batalla contra la diosa-madre
Tiamat es una poderosa imagen de la lucha solar contra la oscuridad
del colectivo y las compulsiones instintivas del cuerpo4. Hasta nues-
tros días ha llegado una maravillosa descripción poética de Marduk
a través de la epopeya babilónica Enuma Elish, que quisiera leerles:

Perfectos eran sus modales más allá de la comprensión,


Difíciles de entender, difíciles de percibir,
Cuatro eran sus ojos y cuatro sus oídos.
Cuando él movía sus labios ardía el fuego.
Grandes eran sus orejas
Y sus ojos, grandes en número, vigilaban todas las cosas.
Era el más alto de los dioses, incomparable en estatura.
Buda
Sus miembros eran enormes y su altura sobresaliente.
“¡Hijo mío, hijito mío!
¡Hijo mío, el Sol! ¡Sol de los cielos!”.
Vestido con el halo de diez dioses, era poderoso en extremo,
Mientras los relámpagos de los otros caían sobre él5.

La imagen de los ojos del Sol «vigilando todas las cosas» es


evidente incluso en el dios solar egipcio Ra, y en su hija Sekmet, el
«ojo de Ra», que manifiesta la voluntad de su padre en la tierra y
venga cualquier agravio contra él. Nos encontraremos con esta ima-

4
Para más información sobre la interpretación del mito de Marduk y Tiamat ver
Greene, Neptuno. Un estudio astrológico, íbidem.
5
Original de The Orphic Poems, M. L. West, Oxford University Press, 1983, op.
cit, p. 211, Enuma Elish, 93-104, trans. E. A. Speiser en ANET 62.
20
gen posteriormente, en la figura de Apolo, «el de mirada lejana».
Consecuencia de ello es que la conciencia solar se conecta con la
habilidad de ser consciente, de ver, de prestar atención, tanto hacia
adentro como hacia fuera. Pero lo que es mucho más importante:
Marduk debe luchar y destruir a su madre para poder sobrevivir.
Con el cuerpo desmembrado de ésta creará cielo y tierra. Podríamos
decir que del conflicto y del sufrimiento que genera la experiencia
de la separación nace y se alimenta también el potencial creativo.
Más tarde hablaré de la necesidad solar de la separación del ámbito
familiar para poder convertirse en persona y del precio que hay que
pagar por ello; pero retengan por ahora que la figura mítica de Mar-
duk nos dice algo muy importante acerca de un proceso que es
esencialmente solar y necesario para el surgimiento y supervivencia
del individuo. Corren por ahí muchos Marduks fallidos escondidos
tras aquellas personas reacias, o tal vez incapaces, o que no recibie-
ron suficiente ayuda para presentar batalla contra la fuente
primordial y emerger con su luz brillando a toda potencia. Hablare-
mos de esto más tarde.

Buda

De acuerdo con Joseph Cambell, la mitología de Buda es solar6. Se


le denomina el León del clan Shakya, que se sienta en el Trono del
León. Los leones parecen estar asociados con el Sol por lo menos
desde Egipto, donde el Faraón, considerado el hijo del dios-sol Ra,
está sentado sobre un trono con patas de león, y la diosa Sekmet,
hija de Ra, es representada con cabeza de león. El símbolo de la
enseñanza budista es la rueda solar y el punto clave de su doctrina es
un estado que no es estado, cuya representación más apropiada es la
luz. Y el padre de Buda pertenecía a la Dinastía del Sol.
Los mitos del budismo hindú hacen mucho hincapié en la pure-
za de la luz solar y la oponen a la mezcla de luz y oscuridad
6
Joseph Campbell, Oriental Mythology, Penguin Books, New York, 1982 (Hay
traducción española: Mitología oriental (Las máscaras de Dios, volumen II).
Alianza Editorial, 1991.
21
representada por la Luna. La luz del sol es también eterna, mientras
que la luz de la Luna, creciente y menguante, es a un tiempo mortal
e inmortal. En la filosofía samkhya esta luz eterna, que subyace tan-
to en el corazón del individuo como en el universo, puede ser
activada mediante algunas prácticas yóguicas. Cuando se aquietan la
agitación de la mente y los pensamientos inútiles, surge la imagen
indestructible de la verdadera esencia y la falsa idea del ego desapa-
rece. La identidad personal, proveniente de esa fuente inmortal de
vida que es el Sol, se reconoce finalmente. Cuando empecemos a
examinar los mitos de Apolo más tarde, veremos que es el portador
del Sol, no el Sol mismo. Y podemos fijarnos en esta representación
de la luz solar y considerar que el Sol astrológico es el portador in-
dividual, como el griego Apolo, de algo indescriptible, inefable y
eterno.

Mitra

Mitra es otra deidad solar antigua originaria esta vez de Persia. An-
tes de ser romanizada, era el dios de los juramentos y el mediador
entre su padre Ahura Mazda, el dios de la luz y de la bondad, y la
humanidad. Tiene mucho en común con Apolo, que también repre-
senta este papel para Zeus. Al igual que Marduk, debe luchar; pero
en su caso el enemigo no es una monstruosa madre-dragón, sino un
toro. Mitra también posee un atributo especial que puede ofrecernos
una mayor comprensión del Sol: es un dios-redentor, no muy distin-
to a la figura de Cristo; y con frecuencia es representado de manera
similar en la antigua iconografía. Los rayos solares que le rodean
parecen jugar el mismo papel que el halo que rodea la cabeza de
Cristo (la representación de la inmortalidad). Como Cristo, sufre al
efecto de redimir a la humanidad, empezando por su encarnación y
nacimiento de una mujer virgen. En el mito mitraico, el dios se en-
carna en forma humana en el solsticio de invierno, cerca del 23 de
diciembre, cuando la luz solar en el hemisferio norte alcanza su pun-
to más débil, pero anuncia el inicio de un nuevo ciclo solar. No es
casualidad que el mito del nacimiento de Jesús esté relacionado tam -
22
bién con este solsticio y que el antiguo culto romano al Sol Invictus
–conectado pero no idéntico al de Mitra– compartiera ese énfasis en
el solsticio invernal. El tema de la redención a través del Sol recorre,
como un hilo dorado, todas las primitivas religiones mistéricas, lo
que sugiere que nos redimimos del dolor del sufrimiento de la carne
mortal a través de la realización de nuestra divinidad interior. Como
escribió el emperador Juliano:

«(...) Él [el Sol] ha creado mi alma de la eternidad y le ha prestado


su divinidad7»

Las iniciaciones solares, como las de los misterios mitraicos, impli-


can habitualmente una serie de grados o pasos que el iniciado
atraviesa gradualmente, incrementando su consciencia y conoci-
miento, hasta que alcanzan la plena comprensión y entendimiento de
la chispa divina que anima y existe de forma independiente respecto
de la forma física. Esta iniciación no tiene nada que ver con la ini-
ciación neptuniana hacia la disolución. Es una afirmación de la vida,
más que un repudio o renuncia de ésta. El culto mitraico insistió
muchísimo en el cumplimiento de los juramentos y las promesas, lo
que sugiere que una de las más importantes dimensiones psicológi-
cas del Sol en el horóscopo es esa cualidad misteriosa que llamamos
integridad.

7
“Oración del Emperador Juliano al Sol Soberano”, traducido en Thomas Taylor,
Obras escogidas sobre los dioses y el mundo, p. 75, Prometheus Trust, Frome,
Somerset, 1994.
23
24
Apolo

Podríamos pasarnos toda la mañana explorando el reino del mito


solar. He mencionado tan sólo unas pocas deidades solares y he
desechado las representaciones míticas celtas, nórdicas, teutónicas,
norte y sudamericanas, eslavas, chinas y japonesas de la luz solar.
Mi tiempo es limitado, así que pasaremos por alto esas otras divini-
dades aunque no tengan precisamente una importancia menor. No
obstante, podéis investigar por vuestra cuenta si esos mitos os in-
teresan. Nosotros seguiremos adelante con el dios solar griego
Apolo, que nos puede proporcionar una enorme comprensión del
Sol astrológico. Aquellos de vosotros que os hayáis sentado en las
últimas filas quizá tengáis alguna dificultad para leer el material que
voy a colocar en el retroproyector, pero intentaré de todos modos
que lo entendáis. A la izquierda he colocado los atributos principales
del dios-Sol Apolo. A la derecha he colocado las cualidades parale-
las del Sol astrológico. Me gustaría trabajar sobre estas últimas y
reflexionar sobre su significado psicológico. Esperemos también
poder empezar a examinar algunos emplazamientos del Sol en el
contexto de esas cualidades.

Naturaleza del dios Sol El Sol astrológico


1. Dios de la luz, sin ser el Sol 1. Vehículo del espíritu.
mismo.
2. Hace madurar los frutos de la 2. Hace florecer potenciales
tierra. innatos en la vida mundana.
3. Dios de la muerte súbita, al 3. Determina la extensión de la
disparar sus flechas; conduce vida; guardián del espíritu in-
las almas de los muertos en su mortal.
carro al cielo.

25
4. Dios de la sanación. 4. Voluntad de vivir y poder
sanador de la consciencia.
5. Dios de la adivinación y de 5. Sentido del destino o revela-
la profecía. ción del sentido de la vida.
6. Dios de la música. 6. Poder creativo como expre-
sión del espíritu.
7. Colonizador y fundador de 7. Voluntad de civilización y de
ciudades. crear abajo lo que es arriba.
8. Cosmocrator 8. Proporciona orden y gobier-
na el sistema solar interno de
cada individuo.
9. Deshacedor de maldiciones 9. La consciencia libera al indi-
familiares y enemigo de las viduo del poder de los traumas
Erinias. familiares.
10. Fracaso en el amor y en la 10. La individualidad no crea
paternidad lazos familiares fuertes.
11. Amante / Compañero / Pa- 11. Inspiración artística.
dre de las Musas.
12. Asesino de Pitón / Creación 12. Dominio y humanización
de la Pitonisa. del poder ctónico y profético de
los instintos.
13. Comparte Delfos con Dio- 13. Relación entre el Sol y Nep-
nisos. tuno, individual y colectivo.

26
El portador del fuego divino

Apolo es presentado en el mito no como el Sol físico que brilla en el


cielo, sino como el portador del Sol. Esto es extremadamente im-
portante. Cualquier imagen en forma humana del mito está provista
de características humanas y esto es cierto tanto para los dioses co-
mo para los hombres. Este dios, porque es un dios, simboliza algo
que está dentro de nosotros y que está asociado a la inmortalidad.
Pero él mismo no es la luz. Es un ser divino que lleva en su carro
dorado desde el Este hacia el Oeste cada día. Apolo es un vehículo,
un contenedor de algo que la mente griega no representó en forma
humana: el Uno, el ardiente corazón de la deidad. El filósofo Herá-
clito creía que el fuego fue el elemento primordial, el material
básico de la creación. Nosotros somos humanos, y aunque podemos
llevar una chispa de lo divino no somos, por nosotros mismos, ese
Uno. Pero sí poseemos en nuestro interior algo que la imagen de
Apolo describe, que nos puede proporcionar muchas pistas acerca
de lo que el Sol significa como símbolo astrológico. El Sol en el
horóscopo no es en sí mismo la divinidad. Nadie de nosotros es
Dios. Todos tenemos al Sol en nuestra carta, al igual que cada perro,
gato, pollo o abejorro. Si consideramos a Apolo como una imagen
de alguna cualidad arquetípica y es equivalente al Sol astrológico,
entonces el Sol astrológico representa un vehículo o contenedor de
algo que está más allá del horóscopo y de la vida mortal, pero que,
como dijo el emperador Juliano, engendra e infunde nuestra existen-
cia encarnada.
En la carta, el Sol parece estar afirmando algo como esto: «He
nacido en un cuerpo mortal. Mi extensión es finita. Pero soy el por-
tador de aquello que eterno y no se puede representar, excepto como
fuego divino». Un ser accede a una existencia mortal en este plano
de la realidad y trae algo consigo. Hemos creado enormes listas de
palabras para intentar definir ese algo y no hemos llegado a ninguna
parte. Podemos llamarlo “espíritu”, podemos llamarlo “Dios”, po-
demos llamarlo Uno, podemos llamarlo “chispa divina” o podemos
llamarlo “Sí mismo”. O simplemente podemos llamarlo “energía
vital”, un término que no es muy espiritual pero sí impresionante.
27
Podemos llamarlo como queramos, mediante terminología religiosa,
psicológica, o biológica. Todo lo que parecemos entender es que no
se trata de mí o de ti; y sin embargo, es esta chispa vital la que nos
permite a todos seguir vivos. Cuando morimos todo se acaba: sim-
plemente somos un montón de carne cuyos órganos han dejado de
funcionar. Hay un principio vital que se encarna con nosotros o lo
llevamos con nosotros cuando iniciamos nuestra existencia mortal.
Esto es lo que hace Apolo: lleva esta luz. Cuando tenemos atisbos
de ella, nos ocurre algo muy importante.
Probablemente todos en esta sala, en algún momento u otro, ha-
béis experimentado la sensación de esa chispa. Algunos de vosotros
la habréis experimentado dedicando esfuerzos muy específicos de
tipo espiritual, en ejercicios de imaginación guiada, o meditación, o
yoga, o en formas de oración más convencionales. Algunas personas
la experimentan de forma espontánea: uno sale a dar un paseo por el
bosque en otoño, y todo se vuelve muy hermoso y mágico, los árbo-
les toman un color más vivo, y de pronto uno siente algo que al
mismo tiempo es vida y está más allá de la vida. ¿Por qué nos senti-
mos enfermos cuando no tenemos suficiente luz del sol? Es imposi-
ble de describir, pero creo que todos ustedes han captado la idea.
Está mucho más allá de la experiencia de la luz y el calor.
Algunas personas experimentan este fenómeno cuando están
enamoradas. Otras, en el proceso de creación artística. Muy a menu-
do nos puede ocurrir cuando estamos trabajando en temas
astrológicos. Debéis recordar que Platón creía que los estudios de
astrología, música y geometría eran la puerta grande hacia las
«realidades eternas» de las cuales el círculo solar es un símbolo. Es
como abrir una puerta, sentir cómo entra la luz a raudales y tener un
sentimiento de fusión con el propio ego y de propósito, de una ma-
nera complicada de describir. Esto no quiere decir que nadie más
sea especial, sino que hay un sentimiento de ser alguien único, que
no se parece a nadie más, alguien cuya vida tiene un propósito único
y un lugar único en un plan mayor. Es una profunda experiencia del
“yo mismo”, de “egoidad”, completamente distinta de la experiencia
extática de Neptuno, en que uno es “sacado fuera de sí mismo”, per-
diéndose en el gran agujero. Es una ganancia de sí mismo, no una
28
pérdida. El Sol parece señalar en la carta dónde es más probable que
nos ocurra esta experiencia –dónde se puede abrir con más facilidad
la puerta–. El emplazamiento del Sol nos da una pista acerca de la
manera en que nos sentimos cercanos a esta sensación de ser un
vehículo de algo. Al analizar el Sol por signo y casa encontramos la
manera y el área en que nos sentimos verdaderamente especiales, de
tener una misión o ser conscientes de nuestro destino.

El que hace madurar las cosas

Apolo, el portador del Sol, es también el dios que preside todo el


proceso de maduración. Hace madurar los frutos de la tierra. No es
quien los planta; no es quien siembra las semillas. Pero sin él ningu-
na semilla puede brotar y alcanzar todo su potencial. También
preside los ritos y rituales a través de los cuales los hombres y muje-
res jóvenes celebran su entrada en el mundo adulto y ocupan su
lugar en la sociedad. Apolo es el dios de los efebos, de los jóvenes
que, con mucho aplomo, se halla a medio camino entre la infancia y
la madurez. ¿Qué nos dice esta imagen mítica? Pensad en ello. ¿Qué
significa para nosotros el poder de hacer madurar las cosas del Sol?
Lo he escrito en el diagrama. El Sol posee el poder de hacer florecer
y fructificar. Materializa en la vida lo que es sólo una potencialidad.
La luz del Sol hace madurar nuestra personalidad. Tomamos con-
ciencia de nosotros mismos a la luz del Sol.
Al echar una mirada al horóscopo vemos toda clase de configu-
raciones y decimos: «Ah, este trígono significa este talento; esta
cuadratura significa tal otro problema; este semisextil indica este
don; esta oposición indica este otro conflicto». Cada horóscopo es
un galimatías incomprensible, en términos de coherencia. ¿Qué con-
figuración somos? ¿Somos la cuadratura Luna-Saturno o el trígono
Venus-Júpiter? Y en caso de ser ambas, ¿qué es lo que las mantiene
juntas? ¿Qué es lo que impulsa su desarrollo? No sabemos cuál es
nuestro lugar en el montón de aspectos y configuraciones de nuestra
carta, todas las cuales describen potencialidades. Aquí es aplicable
lo que decimos acerca del principio solar que lleva a materializarse,
29
a fructificar estas posibilidades. Las hace madurar y además las in-
terconecta en el contexto de una historia unificada. ¿Podéis entender
lo que esto significa desde el punto de vista psicológico?
Oyente: No existen garantías de que un factor de la carta madu-
re. Puede existir un talento potencial, pero puede no ser usado
nunca. Sin el Sol no existe un centro de la personalidad. ¿Eso es lo
que estás diciendo?
Liz: Sí, eso es precisamente lo que estoy diciendo. Hay algo que
actúa como un centro y alrededor de lo cual orbita todo lo demás.
Ese algo es lo que denominamos «identidad individual». Es algo
muy misterioso. No tenemos un relato coherente acerca de ello. Te-
nemos frente a nosotros tan sólo una conjunto informe de
fragmentos. Es algo que está dentro del individuo lo que permite
que éste una los fragmentos y los convierta en un relato, como colo-
car cuentas en una cuerda para formar un collar. ¿Han trabajado
ustedes alguna vez con cuentas? Tenemos en la mesa un montón de
cuentas de cerámica de varios tamaños y colores. No existe un pa-
trón. Calculamos las cuentas que tenemos y decimos entonces:
«Creo que primero usaré una cuenta azul, y después tres verdes, se-
guidas de una ámbar de tamaño grande». El collar acabado tiene
orden, diseño, armonía, intención, propósito. Antes de que intervi-
niésemos, la pila de cuentas no tenía ninguna de esas cualidades.
Las experiencias de nuestra vida, reflejadas en las configuracio-
nes del horóscopo, tampoco muestran igualmente un orden o diseño
hasta que son colocadas juntas en la cuerda de una identidad indivi-
dual. Un horóscopo es simplemente un momento en el tiempo.
Puede ser la carta de una persona, del gato de la casa. Hasta podría
ser la carta de nuestro CPA. Puede ser cualquier entidad que nace a
la vida, creada en un momento determinado y que participa de las
cualidades de ese momento. No sabemos qué relato acabará emer-
giendo de entre todas las posibilidades de la carta. Sólo tenemos un
mapa de potencialidades arquetípicas. De modo parecido a los hue-
sos de un esqueleto, no sabemos en qué orden deben ser colocados,
o qué clase de órganos crecerán para recubrir esa estructura. Justa-
mente por eso es el Sol el que lleva las cosas a su punto de madura-

30
ción. El Sol nos hace conscientes de la existencia de los huesos y
nos impulsa a desarrollar un cierto tipo de carne que recubrirá cada
uno de ellos.
En nuestra carta pueden aparecer aspectos difíciles, como Marte
opuesto a Saturno o la Luna cuadrando a Plutón; o aspectos fluidos,
como una conjunción Venus-Júpiter o un trígono Mercurio-Marte.
Para cada uno de ellos existen muchos niveles distintos de interpre-
tación. Tomemos, por ejemplo, la oposición entre Marte en
Capricornio y Saturno en Cáncer e intentemos leerlo de varias ma-
neras posibles. Si encontramos ese aspecto en la carta de un niño
(pongamos de ocho o trece años), podremos asumir sin temor a
equivocarnos que esa persona se ve impulsada y frenada al mismo
tiempo por dicho aspecto. No esperamos de un niño la suficiente
coherencia –o, dicho de otra manera, un ego suficientemente desa-
rrollado– como para contener, para dejar que haga por sí mismo el
trabajo creativo necesario en orden a manejar el conflicto de ener-
gías y necesidades representado por el aspecto. El niño o niña puede
identificarse en un momento con Marte en Capricornio: voluntario-
so, tenaz y duro de pelar. Y en otro momento puede identificarse
con el Saturno canceriano: un compendio de pérdida de confianza,
apatía y depresión, alguien que lloriquea diciendo: «No puedo ha-
cerlo, voy a fracasar, nadie me va a querer, ni siquiera lo voy a
intentar».
Sin esa sensación de que existe un núcleo individual coherente
vamos saltando de planeta en planeta y de aspecto en aspecto porque
no existe un centro que contenga todas esas cosas y las lleve a su
maduración.
El Sol parece representar algo dentro de nosotros que, al brillar,
tiene la capacidad de hacer crecer la carta. Uno no es Marte en un
momento determinado y Saturno en el siguiente, sin saber cuál de
los dos es, sintiéndose completamente abrumado e impotente y repi-
tiendo el mismo patrón compulsivo una y otra vez. Uno tiene a
Marte, no es Marte; uno tiene pasiones y sentimientos en vez de ser
compelido inconscientemente por ellos. Uno tiene miedos, no lleva
el miedo al punto en que uno se ve paralizado e incapaz de actuar.
En algunas escuelas psicológicas esto recibe el nombre de desidenti-
31
ficación. No se trata de controlar el horóscopo o de trascenderlo. Se
trata de ordenar los diferentes componentes de la carta al efecto de
lograr relacionar unos con otros y de integrarlos en un todo porque
hay algo en su centro que da sentido al conjunto. Otra manera de
enfocar la cuestión es afirmar que la conciencia de uno mismo per-
mite ser responsable de cómo manejamos esos factores interiores.
Eso no hace que desaparezcan las dificultades inherentes a la oposi-
ción Marte-Saturno; pero cabe que experimentemos esas
dificultades de forma distinta y es posible que desarrollemos una
manera de desarrollar el potencial creativo que también existe en ese
aspecto.
Sea lo que sea el centro, tiene el poder de alterar la forma en que
experimentamos los ingredientes de la carta, los cuales, en términos
de simbolismo mítico, son realmente las semillas con las que empe-
zamos nuestra vida. Pero para que maduren necesitamos al Sol. De
otro modo el horóscopo se queda en una mera serie de fragmentos,
como episodios de una serie sin conexión entre ellos. Uno no se
percata de que forman todos parte de un mismo libro. La vida no
tiene sentido. El sentimiento de continuidad, que es tan importante
para la confianza en uno mismo, se ha perdido o nunca estuvo pre-
sente, porque nos vemos lanzados de un estado emocional a otro, de
un trauma a otro. De esta forma entendería yo la imagen de la madu-
ración de los frutos de la tierra.
Es muy difícil describir lo que ocurre al expresar un aspecto de
forma inconsciente y cómo cambia éste al volvernos conscientes de
él. Por «ser conscientes de él» no me refiero únicamente a la perca-
tación intelectual, sino y sobre todo a ser capaz de experimentarlo y
analizarlo profundamente a cualquier nivel. Marte-Saturno, si no
somos conscientes del aspecto, es habitualmente proyectado. Puede
aparecer constantemente a nuestro alrededor y puede parecer que los
demás se empeñan en poner obstáculos a todo lo que pretendemos
hacer. Unas personas son Marte, empujándonos agresivamente, o
pueden ser Saturno, frenándonos en nuestro camino hacia donde
queremos ir. La vida es dura, y la autoridad malevolente. Uno siente
que no está tomando las riendas en su propia vida. Uno no sabe si-
quiera si está en un viaje. Uno está a merced de ese aspecto tal y
32
como se manifiesta en el mundo exterior. Y tal y como se manifiesta
en nuestro interior, uno está a merced de las propias compulsiones.
Oyente: Sí. Pero pienso que cuando eres capaz de formular la pre-
gunta «¿Qué es lo que realmente quiero?», marcas una diferencia.
Liz: Oh, sí. Marcas una enorme diferencia. Pero al formular la pre-
gunta «¿Qué es lo que realmente quiero?», ¿quién es el «yo» al que
te refieres? Mucha gente dice «Quiero esto o lo otro», pero ese «yo»
está bajo sospecha. Puede que no refleje ese centro, esa indivi-
dualidad profunda. Puede reflejar simplemente el colectivo, o una de
las muchas configuraciones que de tiempo en tiempo se abren paso a
codazos y entran en escena. Una mujer dice: «Todo lo que quiero es
casarme y formar una familia»; y sin embargo no podemos estar
seguros de quién lo dice: si la mujer «real» o es la voz de la familia
o la sociedad, que insisten en que todas las mujeres deberían casarse
y formar una familia. ¿Dónde está la persona «real»? ¿Qué signifi-
can las palabras «matrimonio» y «familia» para una persona
concreta en una etapa concreta de su vida? Si una persona dice que
quiere realmente algo y eso entra en flagrante contradicción con lo
que señala el Sol en el horóscopo, quizá no sea una mala idea cues-
tionar la autenticidad de esa voz. Eso no implica que el cliente esté
mintiendo o sea deshonesto o que tal deseo sea «erróneo»; pero sí
puede sugerir que algún aspecto nuclear de la personalidad no se ha
formado aún o no se ha expresado.
Siguiendo con el ejemplo de la oposición Marte-Saturno, uno
puede decir: «Sí, sé que tengo una faceta muy agresiva e intransi-
gente en mi personalidad. Puedo llegar a resentirme mucho si no
consigo lo que quiero. Pero eso sólo es una cara de la moneda. Tam-
bién soy tenaz, voluntarioso y capaz de trabajar muy duro para
conseguir lo que quiero. Me cuesta aceptar cualquier limitación de
mi voluntad. Puedo aprender a gestionar mejor mi frustración. Pue-
do intentar comprender en qué áreas mis propias ansiedades y ex-
pectativas negativas me bloquean. Y lo más importante: puedo
intentar enfocar mi tenacidad hacia metas que realmente sean impor-
tantes para mí». Se puede imaginar este diálogo respecto de
cualquier aspecto. El Sol, el «yo» dice: «Tengo esas cualidades,

33
percibo quiero esas cosas, pero elegiré hacer esto en mi vida en vez
de esto otro. Puede que no siempre tenga éxito. Puede que ocurra un
desastre. Pero lo intentaré de todos modos porque creo en algo sufi-
cientemente fuerte como para que el esfuerzo valga la pena». Es ese
«yo interno» el que tiene esos valores e ideales, y los valores son los
que nos hacen sentir que podemos elegir una u otra cosa. Si no te-
nemos valores o no tenemos una «moralidad interior» –y no me
refiero a la «moralidad» en el sentido habitual–, ¿cómo podemos
saber lo que realmente queremos? ¿Cómo podemos elegir? ¿En qué
basamos nuestras opciones? Todo ello se relaciona con la capacidad
de madurar a través de la consciencia de uno mismo.
Oyente: Más que relacionarse con la elección, suena como si el Sol
contara la historia. Así, tiene que existir una consciencia de uno
mismo («Soy lo bastante importante como para tener una historia»).
No hablamos de «moralidad» en el sentido habitual de la palabra,
sino que decimos «Soy importante y ésta es mi historia».
Liz: Sí. Como he dicho, no uso el término «moral» en el sentido
usual de la palabra. Para la mayoría de la gente, la moralidad hunde
sus raíces en las enseñanzas religiosas que recibieron en la infancia
o en los dictados parentales, o en definiciones sociales de lo que está
bien y mal. No es algo se sienta con el corazón o que salga de den-
tro. Es adquirido y puede tener sus raíces más en el miedo a las
consecuencias que en una escala interior de valores. En cambio, la
moralidad interior no se ve afectada por las reglas tal y como están
formuladas desde el mundo exterior. Las definiciones del bien y del
mal nacen de una apreciación de la vida que contradice un estándar
interior. Es un sentido de lealtad a algo, un algo que no es el «yo
ordinario o cotidiano».
Oyente: Es el Sí-mismo, con S mayúscula. Va a ser eso.
Liz: Mucha gente usa este término, especialmente los que siguen la
corriente psicológica junguiana o transpersonal. Existen otros térmi-
nos para definirlo; pero ninguno hace justicia a la experiencia,
puesto que el lenguaje es limitado a la hora de intentar describir
tales estados interiores. ¿Cuántos de vosotros aspiráis a ser «buenas

34
personas», cualquiera que sea vuestra definición de «bueno»?
¿Cuántos de vosotros esperáis llegar a ser mejores personas y alcan-
zar un estándar que hayan definido personalmente (no necesa-
riamente en términos de comportamiento, sino en su trabajo
astrológico o creativo o en su forma de relacionarse con la gente)?
Prácticamente todos han levantado las manos. Hay algo en nuestro
interior que nos hace querer ser más de lo que somos (algo que for-
ma en nuestro interior una imagen de elevado valor que refleja lo
que sentimos que es nuestro verdadero potencial). ¿Hay alguien en
la sala que se sienta desprovisto de esta imagen? Bien, ninguno de
vosotros se atrevería a levantar la mano si fuera así. Esto es lo que
quiero expresar cuando hablo de «moralidad interior». Está conecta-
do con lo que percibimos como «máximo bien», lo que se acerca
mucho, aunque no sea exactamente igual, a una aspiración religiosa
(aunque la terminología religiosa convencional quede habitualmente
al margen). Quizá es el Sí-mismo, con S mayúscula. Yo me inclino
a denominarla Sol astrológico, también con S mayúscula.
Oyente: Creo que es difícil de describir.
Liz: Sí, muy difícil de describir. Por eso usamos los símbolos.

Toda historia necesita un guion

Oyente: Pienso que las personas con el Sol en Leo o con un gran
énfasis en Leo en su carta natal son buenas contando historias sobre
sí mismas. Estoy pensando en una amiga con el Sol en Leo que se
inventa historias. Son historietas curiosas y divertidas. El caso es
que ella siempre es la estrella y todo gira a su alrededor en esas his-
torias siempre picantes.
Liz: Sí, es una cualidad muy leonina, como se puede esperar de un
signo regido por el Sol. Todo relato tiene un guion que enlaza al
protagonista con lo que le ocurre. La idea de «guion» es realmente
muy profunda. Es difícil de definir, pero sabemos cuándo no hay
guion o éste es pobre. Después de leer una mala novela o ver una
mala película decimos: «El guion era malísimo» o «Era una película
35
sin argumento, sólo persecuciones de coches y escenas de sexo».
Recuerden la cuerda y las cuentas que mencionábamos más arriba.
El guion o argumento es tanto la cuerda como el orden o el patrón
con el que engarzamos las cuentas. La gente y las cosas que le pasan
son cada una de las cuentas. Si no hay cuerda ni patrón según el cual
se van a colocar las cuentas, no hay collar, sólo un montón de cuen-
tas tintineando cada una por su lado.
Un relato supone una continuidad de algo que está presente en
todo momento. En una novela dicha continuidad se manifiesta a
través del narrador o de un protagonista descrito en tercera persona.
A veces puede surgir de un conjunto de comentarios de distintas
personas acerca del mismo personaje o acontecimiento. Pero siem-
pre existe ese hilo conductor, ya se trate de una idea, de un punto
clave, un mensaje o un comentario. Se puede equiparar al Sol con el
mito individual o, como Sócrates definió una vez, con el daimon
personal. Es interesante saber que la palabra griega mythos tiene un
doble significado: como historia o como argumento o estructura
narrativa.
El guion del Sol es la historia que da coherencia a la vida de ca-
da persona. No debería sorprendernos el hecho de que en el mundo
griego el bardo (el poeta-cantor que recitaba las grandes sagas y
cuentos) estaba consagrado a e inspirado por Apolo. Quizá no sea -
mos poetas ni cantores en sentido literal. Pero algo dentro de noso-
tros canta nuestra historia. Podemos decirnos a nosotros mismos
«Soy alguien especial. Tengo una historia que contar. No importa lo
aburrida que pueda parecer a los demás; hay un hilo conductor, al-
guien único que siempre está ahí. Quizá cambie, quizá vea cosas
distintas en momentos distintos. Quizá me vea sometido a experien-
cias que me transformen bastante. Pero en mi interior hay una
esencia que continúa».
Oyente: ¿Es un sentido de integridad?
Liz: Sí, es una especie de integridad, en el sentido de que es un todo,
algo completo, adecuado y leal a sí mismo. Gran parte de nuestro
trabajo como astrólogos consiste en intentar ayudar al cliente a co-
nectar con su esencia, ese principio central. Mucha gente tiene

36
dificultades para experimentarlo y luchan para encontrar este extre-
mo en su vida. Es también una razón de mucho peso para quienes
iniciamos el estudio de la astrología. Estamos buscando algo que
nos proporcione un argumento para nuestra vida. Queremos enten-
der nuestra carta natal y esperamos que ésta nos revele nuestra
singularidad, nuestro propósito, nuestra continuidad.
¿Cuántas veces habréis escuchado a un cliente: «¿Es poco co-
rriente mi carta? ¿Es muy diferente a otras que hayas visto antes?».
Como astrólogos, tratamos con clientes que de una u otra manera
están formulando las mismas preguntas que nosotros nos hacemos:
«¿Quién soy yo? ¿Cuál es mi historia? ¿Qué significa todo lo que
me ha pasado? ¿Cuál es mi destino? ¿Cuál es mi misión en la vida?
No me cuentes lo importantes que son los demás. Dime que yo soy
importante». Aunque sólo tengamos un pequeño atisbo de respuesta,
ya tenemos una razón para seguir y, no menos importante, para aspi-
rar a ser la mejor versión que podemos llegar a ser de nosotros
mismos.

El dios de la sanación

Ahora quiero echa una mirada a Apolo como dios de la sanación.


Usamos la palabra «sanación» con mucha frecuencia en los círculos
astrológicos, psicológicos y esotéricos. Queremos acudir a sanado-
res o ser nosotros mismos sanadores, o decimos: «La astrología
sana. La psicoterapia sana». ¿De qué estamos hablando? ¿Qué signi-
fica sanar?
Oyente: Integrar las cosas.
Liz: Muy bien.
Oyente: Volver a funcionar después de no haber sido capaz de ha-
cerlo.
Liz: Siga.
Oyente: Sanar es volver a estar completo.

37
Liz: Muchos de ustedes han tenido experiencias en que algo herido o
enfermo ha sanado. ¿Qué ocurrió?
Oyente: Sentí una conexión con la energía de la vida.
Oyente: Consciencia.
Oyente: Un sentimiento de liberación.
Oyente: El cierre de la herida.
Oyente: Todo tenía sentido y volvía a estar en su lugar.
Liz: Una vez más nos enfrentamos a las limitaciones del lenguaje.
En un nivel físico algo que no funcionaba correctamente vuelve a
funcionar. Se ha restaurado su salud, es decir, que vuelve a ser ello
mismo otra vez, de acuerdo con su propósito esencial. La piel se ha
curado del sarpullido. El corazón se ha curado de la arritmia. El as-
ma desaparece. Las migrañas cesan. ¿Qué significa eso?
El órgano que se supone ha de cumplir una determinada función
puede volver a hacerlo sin verse afectado por el dolor, la inflama-
ción o la obstrucción. Y en su funcionamiento, no infectará ni
destruirá otros órganos del cuerpo, ni pondrá la vida en peligro. Una
piel «sana» no produce sarpullidos, y un corazón «sano» no late de
forma irregular. Cuando es curado, un órgano «enfermo» es resta-
blecido al efecto de que pueda seguir ejerciendo su función
principal. Se le ha devuelto su integridad.
La forma de curación que prefiramos –no importa si es tradicio-
nal o alternativa, espiritual o psicológica–puede, al final, ser menos
importante que la experiencia subjetiva de la curación. Es más: la
línea divisoria entre la herida física y la psicológica o enfermedad
puede volverse más borrosa de lo que parece. Al buscar la curación
a nivel interior, estamos buscando algo que nos ayude a recuperar el
tipo de funcionamiento integral que se supone debemos realizar en
nuestra vida diaria. Decimos entonces: «Siento que algo se ha cura-
do. La herida interior ya no destruirá ni limitará más mi vida. El es-
tado de enfermedad (o incomodidad)8. Cada uno ve y siente la

8
Juego de palabras de la autora entre disease, enfermedad, y dis-ease, incomodi-
dad (N. del T.)
38
herida o enfermedad de forma distinta. Ya no nos identificamos con
ella. Ya no nos sentimos atrapados en el veneno y la tristeza, el en-
fado y el dolor, la soledad y el miedo. Quizá todavía nos duelan esos
sentimientos; incluso es posible que todavía se manifiesten síntomas
físicos. Pero ya no somos más la herida. Somos una persona que
experimenta una herida. Porque al haber recuperado la capacidad de
ser lo que se supone que hemos de ser, la herida ya no tiene el poder
de impedirnos seguir siendo lo que somos.
Todo esto está conectado con la clase de sanación que ofrece el
Sol y es la esencia de la curación lo que funcionaba en esos centros
de la antigüedad donde se rendía culto a Apolo y Asklepios, su hijo.
No sabemos mucho acerca de las técnicas usadas en esos centros de
sanación, salvo que el trabajo con la música y los sueños eran im-
portantes. La comunidad científica se va dando cuenta,
gradualmente –mirabile dictu!–de que puede haber algo de cierto en
ello. No hace mucho apareció en el Times un artículo acerca de un
nuevo y gran descubrimiento: ¡la música realmente produce efectos
en el cuerpo! ¡Impresionante! Los griegos ya trabajaban sobre esto
hace 2.500 años. Eran bien conscientes de la armonía en la música,
la armonía en la psique y la armonía en el cuerpo. No necesito re-
cordarles que Apolo era el dios de la música y que su forma ca-
racterística de manifestarse era a través de los sueños.

El dios de la música

La idea de que existe una armonía cósmica –personificada por Apo-


lo como cosmocrator, «el que ordena los cuerpos celestes»– parece
haber sido estructurada por primera vez por Pitágoras en el siglo VII
a. C. Al menos es la referencia más temprana que tenemos, aunque
la idea probablemente existía desde mucho antes. Se entendía que
esta armonía estaba basada en los números y se expresaba a través
de la música, que a su vez era una réplica de la música que produ-
cían los planetas en su movimiento. Platón retomó esta idea y la
desarrolló utilizando la cosmología de los cultos órficos, que repre-
sentan a Orfeo, también hijo de Apolo (al igual que Asklepios),
39
como el poeta-cantor que articuló el orden cósmico a través de su
música. En este contexto «orden» viene a significar un sentido de la
proporción, equilibrio e interrelación. Todo tiene su lugar adecuado
en el conjunto y funciona de acuerdo con su propio propósito. La
idea es que si uno interpreta o escucha música en la que resuenan las
armonías cósmicas, eso provocará un poderoso efecto curativo en el
cuerpo y en la psique. «Comprende el dolor», dice Teseo en la ma-
ravillosa novela de Mary Renault El rey debe morir. «Si se le ofrece
en una canción, él se lo lleva».
Todos aquellos de entre vosotros que amáis la música conoce-
réis el poderoso efecto que puede producir a muchos niveles. Ésa
puede ser la razón de que buena parte de la música «moderna», teó-
rica e intelectual, nos deja fríos y no toca nuestro corazón de la
misma forma que la música que nace de la inspiración genuina. El
blues de Eric Clapton nos conmueve más que las discordantes e in-
trincadas construcciones de Peter Maxwell-Davies, porque el blues
y el jazz utilizan armonías y ritmos viscerales, fundamentales y na-
cidos directamente del corazón. Pero, a diferencia de Maxwell-
Davies, Clapton no es considerado propiamente un compositor. Los
compositores que cultivan esta clase de música y cierta crítica nos
dicen que somos demasiado ignorantes para «entenderla» y por eso
no la sentimos. Pero algo dentro de nosotros «entiende demasiado
bien» lo que pasa, y sabe que el dios Sol no está entre las notas de
esa música.
Una de las funciones principales de Apolo en el mito es servir
de principio ordenador en el Cosmos, y su poder de curar e inspirar
a través de la música es un reflejo de ese orden. De la misma mane-
ra, una de las principales funciones del Sol astrológico es la de
funcionar como principio ordenador de la psique, que actúa como
agente sanador al generar y restaurar la armonía interna (la armonía
individual propia para cada carta natal). Necesitamos aprender a
escuchar y a tocar nuestra propia y especial música interior.

40
El juego solar

Digamos que una persona tiene al Sol en la Casa V. ¿Alguno de los


presentes tiene al Sol en la Casa V? ¿Dos? Bien. Ahora recordad
todo lo que hemos hablado e intentad darme una interpretación de
este emplazamiento. Digamos que a vuestra consulta acude un hom-
bre que tiene el Sol en la Casa V. ¿Qué es lo que le hace falta a esta
persona para poder experimentar su propia integridad, para sentir
que está funcionando como él cree que debe funcionar, en orden a
sentirse conectado con su propia y esencial energía vital?
Oyente: Necesita sentir que es capaz de crear.
Liz: Muy bien. ¿Qué significa «crear»?
Oyente: Expresarse a sí mismo.
Liz: Sigamos por ese camino. Usamos las palabras «crear» y «ex-
presar» con bastante ligereza. ¿Pero qué significan realmente?
Intentad formularlo de otra manera.
Oyente: Necesita sentirse especial.
Liz: Al crear, ¿qué estáis haciendo?
Oyente: Parte de mí se exterioriza de algún modo.
Liz: Sí. Algo intangible emerge espontáneamente de dentro (una
idea, un sentimiento, una imagen, una intuición) y ustedes están
haciendo algo de ese algo, algo que no existía antes.
Oyente: ¿Se hace sólo por uno mismo?
Liz: Sí, se hace sólo por uno mismo (o quizás sólo por el Sí-mismo
de uno). De otro modo no se puede crear. Debe existir una fidelidad
a aquello que emerge del interior. Si usted intenta crear algo sim-
plemente para complacer a quienes están a su alrededor, usted está
traicionando su visión interior. Intentar agradar a otros sólo produce
sucedáneos y por ahí no vamos bien. Existe cierta actitud atenta,
cierta cualidad de escucha que estimula la aparición de determinadas
imágenes creativas. Intentar controlarlas produce justamente el efec-
to contrario. Elgar, Mozart y otros muchos compositores afirmaban
41
que ellos simplemente escuchaban la música que sonaba dentro de
ellos y después la copiaban como escribas. La disposición a escu-
char –que es realmente un acto de devoción, un acto de amor– se
dirige hacia adentro, no hacia el mundo exterior.
Oyente: Estaba pensando en alguien con el Sol en la Casa V al que
le gusta practicar deportes, como el hockey sobre hielo.
Liz: El juego también está relacionado con hacer algo de la nada. Un
deportista creativo es diferente de un técnico. Si veis un partido de
fútbol en la televisión, sabréis que hay equipos que juegan como
máquinas. No hay inspiración en su juego. Simplemente, aplican la
táctica y punto. Son mortalmente aburridos de ver, aunque ganen el
partido. En cambio, echemos un vistazo a un equipo francés o ita-
liano; el comentarista dice: «¡Qué juego más maravilloso y
creativo!». ¿Qué es lo que quiere decir? Cada jugador hace su parte.
La idea de formar simplemente parte de un equipo no es la causa de
ese chute excepcional, de ese gol asombroso inesperado. En ese
momento esos jugadores son estrellas. Actúan en ese preciso instan-
te de una forma absolutamente individual.
Oyente: No sabía que te gustara el fútbol.
Liz: Y no me gusta. Pero a veces la discreción es una virtud, sobre
todo si uno está en Italia invitado en casa de un amigo y se está ju-
gando un partido importante.
Oyente: Existe una cierta cualidad desinteresada respecto del juego
creativo. No es desinteresada en el sentido de que no importe lo que
pase o las consecuencias, pero sí en términos de esa respuesta inme-
diata y espontánea a la llamada interior. Es la fidelidad al ideal.
Liz: Sí, el juego creativo está absolutamente centrado en uno mismo.
Quizá debamos recordar que, en el mito, Apolo nace en la isla egea
de Delos, que era considerada el centro del mundo.
Oyente: ¿Realmente es tan desinteresada? Yo creo que uno quiere
enseñar a los demás lo que ha hecho.
Liz: Claro que hay un interés en querer que los demás vean y com-
partan lo que uno ha creado. Todos queremos que nos quieran y nos
42
aprecien. Además, para alguna gente – quizá especialmente aquellos
que tengan el Sol en las casas Tercera o Novena, o en Géminis o
Sagitario, que sienten la necesidad de comunicar ideas e inspirar a
otros– el poder creativo se asocia a un mensaje que necesita ser ex-
tendido. Pero no estoy segura de que el impulso de compartir los
resultados de esa inspiración tenga relación con lo que hablamos.
Cuando la inspiración solar trabaja en nosotros, a través de cualquier
signo o casa, la energía que la motiva no reside en los demás. Eso
viene después. A través de la actividad creativa buscamos –y quizá
conseguimos– conectar con algo que nos hace sentir ciertamente,
como el hijo de los dioses. El próximo paso puede ser el deseo de
dar a otros lo que hemos creado, pero no es algo esencial al proceso.
Algunas personas ni siquiera experimentan la necesidad de compar-
tir lo que crean. A ellos les basta con el hecho de haber creado. Es
casi como si la verdadera naturaleza del Sol sea brillar: una necesi-
dad, existan o no los demás para verlo.
De hecho, en el horóscopo el Sol no brillará si existe demasiado
interés en ser aceptados por los demás. Éste es uno de los puntos
que analizaremos con más atención más tarde. Cuando a un indivi-
duo le preocupa demasiado la buena opinión de los demás, algo no
va bien en el funcionamiento del principio solar. Puede estar blo-
queado o su expresión puede estar distorsionada por la necesidad de
ser valorado por los demás. Por eso consideramos que el Sol se halla
en estado cósmico de «caída» en Libra. La luz del Sol requiere una
lealtad absoluta a algo interior. Si los demás sienten esa calidez, eso
es maravilloso y uno se siente especialmente bien; pero incluso si
nadie más siente esa calidez, el Sol sigue exigiendo esa lealtad, por
muy doloroso que pueda ser entregarla.
Oyente: Podrías incluso ir más lejos y decir que «A menos que el
Sol sea auténtico, los demás no notarán su calidez».
Liz: Sí, creo que es cierto. Dejamos de ser auténticos sin esa fideli-
dad; cuanto creamos tiene algo de falso y por tanto no dice nada a
los demás. Cuando nos fijamos en algo que pretende ser creativo
pero que en realidad no es más que teatro, lo notamos inme-
diatamente. No toca nuestros corazones.

43
Oyente: Tengo la sensación, a veces, de que cuando he conseguido
crear algo auténtico, me ha quedado una gran calma interior, como
un sentimiento de no necesitar seguir trabajando en ello.
Liz: Eso es porque has tocado el centro. Todo lo demás se mueve
alrededor, pero el centro está quieto.
Oyente: La alegría está en el hacer, y a veces ni siquiera te das cuen-
ta de que eras feliz hasta después de terminarlo.
Liz: ¿Podemos detenernos un momento en la palabra «feliz». Prime-
ro has usado la palabra «alegría» y después la palabra «feliz». No
son la misma cosa. La felicidad es algo a lo que dedicamos mucho
tiempo a perseguir, porque creemos que deberíamos tenerla. Pero no
estoy segura de que el Sol tenga nada que ver con la «felicidad» en
el sentido usual de la palabra. Sospecho que la felicidad está conec-
tada con otros elementos de la carta.

La alegría del Sol

Oyente: ¿Así que asocia usted el Sol con la alegría?


Liz: Sí. Y también la asociaría con una sensación de satisfacción.
Una persona puede sentirse absolutamente miserable en un nivel
emocional, o muy infeliz y frustrada en una relación; y a pesar de
eso, todavía puede existir una sensación de propósito y significado
en la expresión solar que conviene admirablemente a una especial
forma de alegría. Creo que es lo que usted quería decir con que «la
alegría está en hacerlo y no te das cuenta de que eras feliz hasta que
lo terminas». El Sol no va dando saltos y gritando «Yupiiiii». Apolo
es el señor de la música, pero siempre se muestra dignamente. Cuan -
do nosotros mismos nos sentimos como el Sol, nos sentimos reales.
Estamos en paz con nuestra vida, incluso si somos infelices. Saber
que estamos siendo quienes realmente somos, aunque sólo sea por
un momento, nos proporciona una razón para seguir, por más que
nos estemos enfrentando a dificultades dentro o fuera de nosotros
mismos.

44
Sin esa sensación de significado, esa experiencia de «egoidad»,
necesitamos a otras personas que alimenten ese sentimiento. Sin
ellas cuesta encontrar una razón para seguir viviendo. De esa forma
la felicidad nos sigue eludiendo, porque depende de otros que ten-
gamos el falso centro que falta en nuestro interior. Una separación
puede tener consecuencias devastadoras, porque es mucho más que
una pérdida emocional. Es la pérdida de nuestro centro, que ha sido
proyectado hacia otra parte fuera de nosotros. Podemos sentir satis-
facción al experimentar la Luna o Venus. Pero en el momento en
que la red de relaciones se ve perturbada o se produce una decep-
ción emocional, uno pierde confianza en sí mismo y en la vida.
Muchos de los horribles estados emocionales que sufre la gente vie-
nen dados porque el Sol no brilla. La forma en que experimentamos
las decepciones emocionales se ve poderosamente afectada por el
Sol. Esto no significa que la luz solar nos protegerá de los senti-
mientos de miseria, desgracia, dolor, rechazo, abandono u horror si
alguien se aleja de nosotros o nos decepciona o muere. Sin embargo,
nosotros tenemos una razón para vivir más allá de esa relación. Te-
nemos nuestro propio propósito, nuestro propio destino.
Es interesante traer a colación la Oda a la Alegría de Beetho-
ven, que forma parte del último movimiento de su Novena (y
última) Sinfonía. Beethoven no era exactamente la alegría de la
huerta cuando la compuso. ¿Alguien de vosotros ha visto la película
Amada inmortal, protagonizada por Gary Oldman? Les recomiendo
que la vean, por cuanto es relevante para el tema que estamos tra-
tando. Al final de la película Beethoven es viejo y está enfermo,
pobre, solo y sordo como una tapia. La vida se ha desmoronado a su
alrededor. Es prácticamente un extraño para el hombre que él cree
es su hijo, el único ser humano con el que todavía mantiene alguna
conexión emocional. Y aun así, todavía es capaz de componer la
Oda a la Alegría. ¿Cómo pudo hacer eso? No estamos hablando de
la alegría en el sentido de felicidad personal. La música habla de
algo más: de la alegría de toda la Creación, de la música del Cos-
mos, que la película consigue transmitir en la imagen del niño con
su rostro vuelto hacia los cielos infinitos. Nadie podría sentirse más
derrotado que Beethoven al final de su vida. Sin embargo, esta mú-
45
sica tiene el poder de inspirar al oyente.
Oyente: Incluso si estás pasando por una época muy difícil, algo te
empuja hacia adelante, como una conexión con algo.
Liz: Sí, hay algo dentro de uno que le dice: «Todavía vales la pena.
Por esta razón sigues vivo y no importa por lo que estés pasando».
Eso forma parte del propósito de tu existencia. Es una convicción
profunda de propósito individual que el Sol transmite. Provoca que
encontremos un sentido a la sinrazón de la existencia, aunque no
mediante ninguna filosofía racional ni ningún conjunto de creencias
espirituales empaquetadas en papel de regalo.
La vida es verdaderamente injusta y golpea duramente y de
forma inmerecida a personas que no merecen sufrir. Si observamos
la vida de forma realista pero con los ojos de un niño, podemos ver
su injusticia con una claridad terrible. No importa cuán buenos y
esclarecidos seamos: todavía sentimos el puñetazo en la cara. Ni la
inocencia ni el conocimiento pueden protegernos. Neptuno puede
ofrecer consuelo con una visión de la bendición de la unidad tras la
encarnación, pero no puede proporcionar un propósito para vivir y
seguir creando. Júpiter puede ofrecer la intuición de un Cosmos que
tiene sentido, pero no es una visión personal y no puede definir la
singularidad propia. Saturno puede ofrecer resistencia; pero si eso es
todo lo que tenemos, puede resultar condenadamente triste y depri-
mente. Sin el principio solar la vida es un lugar prácticamente sin
alegría.
Oyente: ¿El Sol se sitúa en el plano de lo eterno? Contemplarlo es
como ver un reflejo de lo que podríamos ser si fuéramos perfectos.
Liz: Conviene recordar que Apolo, el dios-Sol, es el portador de la
luz, no la luz misma. El glifo astrológico del Sol es el mismo que se
usaba para Apolo en las monedas antiguas: un punto dentro de un
círculo. El círculo es perfecto, sin principio ni fin, únicamente en-
carnado en el punto central, que está sujeto al tiempo y al espacio y
anclado a un mundo imperfecto. En Delfos este punto estaba simbo-
lizado por el omphalos (ὀμφαλός), el ombligo como lugar del
nacimiento terrenal. El Sol astrológico es equivalente al Apolo míti-

46
co. Lo que lleva Apolo es la idea platónica del Uno. El dios es su
vehículo. En este sentido, cada uno de nosotros carga una pequeña
chispa de la eterna energía vital, el Uno, que es perfecta. A esto es-
tamos conectados cuando estamos absorbidos completamente por
una creación artística, lo que nos hace experimentar un tipo intem-
poral de alegría. No suele durar y tampoco podemos garantizar
volver a sentirla. Pero dado que la llevamos de una forma profun-
damente individual, sentimos que hay un lugar para nosotros en el
Universo, a pesar de que no entendamos qué lugar sea ése o incluso
si fracasamos en vivir a la altura de nuestros ideales.
Oyente: Podemos tener un atisbo de ella, como Beethoven. A pesar
de que estaba en la más absoluta pobreza, al tomar las decisiones
correctas, pudo haber vivido esa Oda a la Alegría, no simplemente
haber tenido un atisbo.
Liz: ¿Por qué dice usted que él no la vivió? Quizá él la vivió tan
profundamente que no quedó lugar para la felicidad personal. Nos
extenderemos ampliamente sobre este particular más tarde; pero ya
ahora podemos considerar este enigma resuelto en el mundo de la
música de forma dramática. Muchos compositores parecen estar
conectados con el principio solar, si bien su vida terrenal parece un
desastre completo. A menudo la necesidad de crear es tan apremian-
te que cualquier posibilidad de alcanzar la felicidad personal es
voluntaria e implacablemente sacrificada. No estamos en situación
de decir que ellos simplemente «se quedaron con un atisbo de ale-
gría».
Oyente: Yo creía que existía un vínculo entre la música y Neptuno.
Liz: Claro que existe. Pero para que una persona traduzca la «músi-
ca de las esferas» a través del muy personal vehículo de la
creatividad personal y del estilo personal es imprescindible la parti-
cipación del Sol.

47
Apolo y la serpiente Pitón

Oyente: ¿Se activa el Sol por la crisis? El espíritu creativo aparece


cuando alguien se enfrenta a un mar embravecido. Hay que sobrevi-
vir. Y si hace falta se nadan las tres millas que faltan hasta llegar a
la costa. Eso es un acto creativo.
Liz: Se suele decir que la necesidad es la madre de la invención.
Creo que ya he mencionado al principio del seminario que el Sol
debe luchar. El Sol no puede desarrollar su capacidad de brindar luz
sin lucha. Por eso en todos los mitos solares el dios solar debe lu-
char contra un dragón, una serpiente, un monstruo u otra horrible
criatura de las profundidades para poder cumplir su destino. Osiris
debe luchar con Set. Mitra debe matar al toro. Marduk debe hacer lo
propio con Tiamat. Apolo debe derrotar a la Pitón para ocupar el
lugar que por derecho le corresponde en Delfos. En algunos mitos
solares la lucha es cíclica y se presenta una y otra vez. Cada vez que
se gana una batalla sale el Sol. Luego el monstruo vuelve, bien en la
misma forma, como en el mito de Osiris, o en alguna otra forma,
como en el relato de Heracles, un héroe solar con frecuencia asocia -
do a Apolo. En otros relatos míticos, la batalla termina con una de-
rrota en el nivel físico, como en el caso de Orfeo, si bien se resuelve
con la deificación del héroe (ocupa su lugar en el Olimpo como
dios).
Nuestro sentido de singularidad solar parece depender de la lu-
cha. El proceso de desarrollo de la identidad personal en la infancia
aparece con la lucha. El ego se forma a través de la lucha. Debemos
luchar para romper el cordón umbilical. Debemos luchar contra
nuestro propio impulso de regresar al útero. Debemos afirmarnos
contra nuestros padres. Debemos patalear y gritar y pasar por la «te-
rrible edad» (los dos años). Debemos luchar para poder ser llegar a
ser autónomos. Debemos luchar para hacernos valer frente al mun-
do. Sin esta lucha continua la luz solar no puede existir. De la
misma manera, al expresar el Sol provocamos la lucha. Para ser no-
sotros mismos, provocamos la lucha que exige que seamos nosotros
mismos. Apolo tiene muchos problemas con figuras plutónicas co-
mo la serpiente Pitón y las Erinias. Siempre está luchando contra las
48
fuerzas de la oscuridad, aunque nunca las destruya, sino que crea un
tipo diferente de equilibrio. Por el hecho de irradiar tanta luz, enco-
leriza a esas criaturas ctónicas; y él mismo activa esa lucha, porque
es el eterno enemigo de su reino. Pero también él forma parte de ese
reino y existe sólo porque esas criaturas existen. De alguna misterio-
sa manera, él es el producto de aquello contra lo que está luchando,
dado que la oscuridad de esas criaturas es lo que crea la necesidad
de la luz.

Apolo, el deshacedor de maldiciones

Oyente: ¿Puede profundizar más en este concepto? Intento entender-


lo en relación a Sol-Plutón o quizá Sol en Escorpio.
Liz: Quizá deberíamos tener en cuenta previamente la posición del
Sol en la Octava casa. Empecemos por señalar otra de las funciones
del Apolo mítico: desbaratar maldiciones. El dios-Sol tiene el poder
de liberar al individuo de las maldiciones familiares. Creo que todos
ustedes pueden entender lo que esto significa en términos psicológi-
cos. El sentimiento de ser alguien único con un destino especial
debilita el poder que los traumas familiares ejercen sobre nosotros y
nuestra identificación con la psique familiar ya no es tan absorbente
cuando brilla la luz del Sol.
Todavía provenimos de la misma familia y todavía llevamos
con nosotros la misma herencia física (no podemos librarnos de ella,
sea lo que sea lo que hagamos o en qué nos convirtamos). Puede que
tengamos cicatrices, y puede que todavía hay miedos y heridas con
las que debemos luchar. Pero ya no estamos «malditos», es decir: ya
no hay por qué seguir repitiendo patrones familiares destructivos. La
maldición familiar de los griegos es verdaderamente un trauma fa-
miliar que crea patrones de comportamiento compulsivos
generación tras generación, con resultados cada vez más desastro-
sos. El Sol en la Octava casa señala también a un complejo familiar
que genera patrones de comportamiento compulsivo y a veces refle-
ja hechos dramáticos de la infancia sobre los cuales el individuo
parece no tener control.
49
Podríamos decir que el destino del Sol, cuando cae en la Octava,
es llegar a ser consciente de estas cuestiones al efecto de convertirse
en el deshacedor de maldiciones de la familia. Las maldiciones fa-
miliares en los mitos griegos, como la de la casa de Tebas o la de la
casa de Atreo, parecen condenar a los integrantes de la familia. Se
ven compelidos a realizar ciertas acciones o a soportar determinados
tipos de sufrimiento debido a algo que hicieron sus padres o sus
abuelos. El individuo experimenta una sensación de impotencia al
enfrentarse a algo que ha caído sobre la familia a través de las gene-
raciones. Uno no tiene poder sobre ello y ese ello domina o controla
la vida de uno. Muchos de ustedes conocerán esta experiencia a tra-
vés de la psicoterapia: reconocen el problema, trabajan en él, pero
éste se resiste a desaparecer. Hillman, en The Soul and the Un-
derworld (El alma y el inframundo), lo describe como estar atado a
una rueda, como Ixión en el mito griego. Uno va dando tumbos,
repitiendo las mismas compulsiones, experimentando las mismas
emociones. Apolo es el dios hacia el que uno se vuelve para librarse
de la rueda. Tan sólo él, en el mito, posee el poder de detener el po-
der de las Furias o Erinias, que representan las deudas del pasado,
desbaratando así la persecución sobre la víctima. Apolo disipa el
poder de la maldición en el momento en que nos convertimos en
nuestro verdadero yo y dejamos de ser nuestra familia. Ya no nos
identificamos con esa psique colectiva. Tenemos nuestra propia
identidad, nuestros propios valores. Podemos elegir. Cuanto más
conscientes seamos, menos poder tendrán los complejos familiares.
Podrán todavía causar sufrimiento y conflicto pero ya no dominarán
nuestra vida.
Apolo es también el dios al que uno se vuelve cuando está lleno
de dolor. Si no intentamos suprimir el dolor, sino transformarlo en
una canción, un poema o un cuadro, estamos en efecto ofrendándolo
al dios y él lo transformará. Cualquiera que sea la razón de nuestra
tristeza, si la ofrendamos al dios –no importa qué nombre le asig-
nemos– a través de un vehículo creativo, algo ocurre. El verdadero
proceso de crear es mágico, porque crea un espacio entre uno y su
lamento sin que exista disociación creativa. Todavía es una pena,
pero ya es una pena soportable. Ya no es tan abrumadora.
50
Oyente: El lamento puede ser bello.
Liz: Algunas de las más poderosas emociones, especialmente aque-
llas conectadas con la pérdida, no son nada bellas, y Apolo no las
convierte necesariamente en bellas. Las hace soportables. La inten-
ción no es crear algo bonito, sino ofrecer la pena al dios, de forma
muy cruda y sin rodeos. Eso es muy diferente de revolcarse en ella,
lo cual no es una ofrenda. La pena puede ser terrible, pero expresán-
dola así cambiamos la manera en que la experimentamos. El
sentimiento de pena no es normalmente hermoso. Con mucha más
frecuencia es un sentimiento salvaje, brutal y de una negrura absolu-
ta. Ni siquiera se vuelve hermoso a través de la expresión creativa,
aunque algunas personas intentan conscientemente llegar a eso (lo
cual ayuda en no pequeña medida).
Sin embargo, algo ocurre cuando exteriorizamos ese dolor inte-
rior en una imagen o en una pieza de música, más como ofrenda que
como acto de control o de letanía de autocompasión. Me es muy
complicado explicar qué es exactamente lo que pasa. Algunas cosas
eluden el análisis racional. Piensen en las canciones que cantaban
los esclavos negros en América hace siglo y medio, que forman la
base de los modernos jazz y blues y cuya orientación era fundamen-
talmente religiosa. Es un ejemplo vivo del misterioso proceso
mediante el cual la expresión creativa hace que el dolor sea soporta-
ble.

Expresión creativa

Vamos a dar un pequeño salto y vamos a analizar al Sol en otra casa


para ver cómo ilumina la carta. Tomemos el Sol en la Casa III. He-
mos contemplado a Apolo como cosmocrator (el dios que mantiene
el orden del sistema). También le hemos visto como vencedor de
dragones y deshacedor de maldiciones. Otra de sus funciones es la
de guía y educador de los jóvenes. Se le conocía como kouros, el
joven divino, la quintaesencia del puer. En la mitología grecorroma-
na, Apolo es casi siempre representado con aspecto de joven. Es
viril y hermoso, pero su belleza es la del joven que está en el umbral
51
de la madurez, siempre lampiño y de cabellos largos. A veces su
cuerpo es casi femenino y nunca musculoso, como en el caso de
Zeus o Ares.
Todo esto tiene su importancia en relación con la Casa III. El nom-
bre de Apolo tiene una forma más arcaica: Apellon. Esta palabra se
asocia con asambleas y elecciones9. Apolo preside aquellas ceremo-
nias iniciáticas en las que el joven maduro se convierte en
participante de los ritos sagrados, puede entrar en la asamblea y to-
mar parte en los asuntos de la comunidad. Apolo era también
Phoibos, el del cabello no rasurado, para aquellos que pasaban de la
infancia a la madurez e iban a Delfos a ofrecer al dios sus mechones
de cabello infantil (uno de los ritos de la pubertad. El del cabello no
rasurado es la juventud encarnada, a punto de ser iniciada10.
¿Cuántos de ustedes tienen al Sol en la Casa III? ¿Qué necesita este
Sol para experimentar que es especial?
Oyente: Comunicación
Liz: ¿Qué significa «comunicación»? Ésta es una palabra que parece
que usamos para todo.
Oyente: Conexión.
Liz: ¿Conexión con qué?
Oyente: Conocimiento.
Oyente: Se refiere al intercambio de ideas.

9
La etimología del nombre de Apolo, Apóllon, ha desafiado la reconstrucción
lingüística durante mucho tiempo. Walter Burkert sugirió que la forma dórica del
nombre, Apéllon, está conectada con la palabra apellai, relativa a un festival pe-
riódico de carácter estacional de grupos familiares. Gregory Nagy sugiere que
está también relacionado con apeilé, basada en el concepto del discurso, de forma
que Apolo es el dios de los discursos solemnes pronunciados ante una asamblea,
o relatos de los mitos, mûthos, en el contexto de un ritual. También se refiere a
los juramentos. Claramente se relaciona con el pronunciamiento del oráculo (Ver
Apollo: Origins and Influences, ed. Jon Solomon, University of Arizona Press,
Tucson y London, 1994, “The Name of Apollo: Etymology and Essence” por
Gregory Nagy.)
10
Tomado de Temis. Estudio de los orígenes sociales de la religión, Jane Harri-
son. Merlin Press, Londres, 1963.
52
Liz: ¿Qué es una idea?
Oyente: Es un pensamiento que uno tiene.
Liz: Pensemos en el ciclo zodiacal. Empecemos con Aries o, trasla-
dado al horóscopo, la Casa I. A veces necesitamos retroceder y
recordar lo básico. El primer grado de Aries es el principio del nue-
vo ciclo: el gran grito cósmico de la vida: «¡Aquí estoy!». Es la
erupción del Fuego cardinal, el impulso primario de la energía vital
cuyos estallidos incontenibles hacen avanzar la primavera en el
equinoccio vernal. La Casa I representa, en el horóscopo, el momen-
to del nacimiento. El individuo llega al mundo como una entidad
independiente. Luego pasamos a Tauro y la Casa II. En Tauro y la
Casa II, la vida dice: «Estoy encarnado. Soy una realidad en el
mundo físico». La Casa II representa la experiencia de la materiali-
zación: «Veo, oigo, huelo, gusto, toco, tengo hambre, tengo frío,
tengo sed. ¿Qué es lo que satisface mis necesidades? Esto me hace
sentir bien, esto me hace sentir fatal. Esto es placentero, esto es do-
loroso. Valoro lo que me hace sentir bien y rechazo lo que me hace
sentir mal».
¿Y después? Entramos en el signo de Géminis y la Casa III. En
Géminis la vida dice: «Estoy aquí y tengo un cuerpo. Ahora debo
aprender del mundo que me rodea». La Casa III del horóscopo es el
descubrimiento de la alteridad del mundo exterior. Así, al igual que
la Séptima y la Onceava, es una casa de relaciones. El mundo incide
en nosotros a través de los hermanos, que son mucho más «otros»
que los padres, y a través de nuestras primeras experiencias escola-
res, cuando salimos de la matriz familiar. Nos inunda la información
y debemos aprender a procesarla. Por lo tanto, debemos aprender,
debemos formular y conceptualizar, debemos reunir información.
De otro modo, ¿cómo podríamos canalizar el ingente caudal de in-
formación de las experiencias que nos golpean en cada momento del
día?
Oyente: Yo creo que la Casa VI está mucho más relacionada con el
orden del entorno.
Oyente: Esto no tiene que ver con el orden. Creo que puedo enten-

53
derlo. En la Casa III uno explora qué es lo que hay por ahí cerca.
Liz: Sí. ¿Y cómo exploramos lo que tenemos cerca? Ponemos un
nombre a las cosas. Identificamos sus características y las clasifica-
mos para referencia futura. El orden al que se refiere Virgo, el de la
Casa VI, es un orden necesariamente posterior al de Géminis. Una
vez conocemos el nombre de las cosas y la categoría a la que perte-
necen, podremos entender cómo conectan entre ellas y ayudan a
hacer la vida mejor y más eficiente. La dimensión virginiana de
Mercurio sólo puede operar si la dimensión geminiana ha identifica-
do previamente la naturaleza del mundo en que vive. Virgo puede
querer ir desde el Regent’s College hasta Berkeley Square de la
forma más rápida y eficiente. Pero para ello es necesaria la expe-
riencia geminiana directa que proviene de explorar todas las rutas
posibles, para que uno no se pierda en el camino una y otra vez.
Géminis es feliz con la experiencia de andar sin rumbo fijo y descu-
brir. Virgo está más interesado en el hecho de que la ruta más corta
es cruzar Marylebone Road, bajar por Baker Street, cruzar Oxford
Street y seguir camino abajo por Duke Street. Esto no sería posible
si Géminis no hubiera descubierto primero una calle principal lla-
mada Marylebone Road.
Oyente: Entonces, la Casa III proporciona un sentido de la estructu-
ra.
Liz: Sí, proporciona estructuras mentales. En la Tercera, estructura-
mos nuestro entorno identificando las diferencias entre las cosas. Y
el procedimiento es ir creando una idea abstracta de cada cosa en sí
misma. A través de las ideas clasificamos las experiencias, pues de
otra forma nos haríamos un lío monumental. Nuestros sentidos no
pueden etiquetar las cosas por nosotros. Simplemente, nosotros las
olemos, tocamos, vemos, oímos y gustamos. Los niños pequeños se
orientan a través del olfato, el tacto y el gusto de las cosas. Eso les
aclara si el objeto sabe o huele bien o mal. Cuando son lo bastante
mayores para hablar, señalan al objeto y dicen «Gato. Yo. Perro.
Lápiz». El niño ha estructurado su experiencia sensorial abstrayendo
una idea del objeto para futura referencia. «Ahora ya sé lo que es
una caca de perro. La próxima vez que vea algo parecido no me lo
54
meteré en la boca. Sale del trasero del perro y huele y sabe mal».
Todo esto forma parte del procesamiento de información de la Casa
III. Implica reconocer y diferenciar los componentes del entorno.
¿Cómo adquirimos esta clase de conocimiento? No podemos
desarrollarlo en el vacío. Debemos contactar con el mundo. El co-
nocimiento derivado de la Novena casa puede surgir de forma
intuitiva, pero el conocimiento propio de la Tercera surge de la in-
teracción. ¿Cómo sé yo que esto es un bolígrafo? Si no hay nadie
que me lo diga, debo resolver por mí mismo la cuestión, aunque el
proceso sea desordenado. ¡Ah, pero escribe! ¡Y gotea una materia
de color negro en mis manos al apretarla!». Un niño siempre está
preguntando a sus padres: «¿Cómo se llama esto?», «¿Para qué sir-
ve?», «¿Por qué la hierba es verde?», «¿Por qué el cielo es azul?».
Tenemos que interactuar para aprender, ya sea con otros humanos o
con el mismo objeto del que queremos aprender algo. El interés de
la Casa III está en aprender; y en orden a aprender debemos estar en
contacto. Esta es la casa de los contactos y las conexiones, todos con
el propósito de expandir nuestra base de datos mental. Para sentirse
vivo, sentir que hay una razón para vivir, el Sol en la Casa III estará
aprendiendo más y más cada día. Si esa capacidad se ha suprimido o
la persona con el Sol en la Tercera desconoce esa profunda necesi-
dad, ¿qué ocurre?
Oyente: Se va la luz.
Liz: Sí. Uno se hunde en un mundo tedioso, aburrido, lúgubre, sin
vida. Uno se ahoga, mental y espiritualmente.
Oyente: Conozco a alguien con el Sol y la Luna en la Casa III. Ha
trabajado durante mucho tiempo estudiando las alteraciones del sue-
ño. Estaría despierto toda la noche estudiando y se quedó doce años
en la Universidad para realizar el estudio. Estudiaba las alteraciones
del sueño porque padecía de insomnio.
Liz: La búsqueda del conocimiento, cuando el Sol se halla en la Ca-
sa III, es al mismo tiempo un hambre y una lucha. Es un hambre
porque el aprender le hace a uno sentirse más vivo que cualquier
otra cosa. Y una lucha, porque todo el conocimiento que uno absor-

55
be a través del sistema educativo convencional le parece algo insufi-
ciente e incompleto. No iniciamos nuestra vida con el Sol brillando
a toda potencia. Hay un pequeño rayo que nos hace guiños, pero
todavía no existe un ego capaz de integrar o formular ese pequeño
rayo como meta o aspiración. Durante la infancia proyectamos al
Sol. Aunque lo somos, todavía no sabemos que lo somos o incluso
que queremos convertirnos en él. Lo percibimos «ahí fuera» y se-
guimos la luz. Tenemos que luchar para llegar a ser nosotros
mismos el Sol. Muy a menudo, cuando el Sol está en la Casa III, la
proyección recae sobre un hermano, que parece ser el portador de la
luz. O puede tratarse de un profesor, o una corriente de pensamiento
o una colección de ideas. La luz parece estar en algún lugar ahí fue-
ra y tratamos de alcanzarla moldeando nuestros pensamientos y
actitudes de acuerdo con fuentes «externas». Ahí comienza una lu-
cha tremenda a fin de encontrar la propia luz.

El dios solitario

Hay otra cosa que quisiera mencionarles. Apolo es un dios querido,


tanto por los otros dioses como por los hombres. En el homérico
Himno a Apolo, cuando entra por primera vez en la gran sala de los
dioses del Olimpo, todos los dioses se ponen en pie para recibirlo. Y
a pesar de eso, no tiene familia, ni mujer, ni compañera; tan sólo
amantes ocasionales, que al final le rechazan o le traicionan. Los
hijos que procrea encuentran pronto un triste final. Hay aquí algo
que no funciona; todas estas imágenes nos están diciendo algo sobre
el Sol. Apolo es un dios que no forma familia alguna. No hay una
dinastía. Todos los demás dioses procrearon semidioses que lleva-
ron la herencia de los dioses a la humanidad. Zeus engendró muchos
hijos e hijas en mujeres mortales. Afrodita tuvo un hijo, Eneas, del
mortal Anquises, y la dinastía Julio-Claudia de emperadores roma-
nos afirmaba que se podía seguir el rastro de sus ancestros hasta
dicho héroe troyano. En toda la Antigüedad hubo muchos que afir-
maron descender de uno u otro dios. Pero los hijos de Apolo no
crearon dinastías. Faetón murió abrasado al perder el control del
56
carro solar. Orfeo fue despedazado por las Ménades. Asclepios fue
fulminado por un rayo de Zeus al devolver la vida a un hombre. Es
un dios sin familia. ¿Qué creen ustedes que dice eso del Sol?
Oyente: Que está solo. Hay algo sumamente aislado en el hecho de
ser uno mismo completamente.
Oyente: La creatividad solar es un proceso solitario.
Liz: Sí. Nadie puede hacerlo conjuntamente con otros. El lado oscu-
ro de la luz solar es la experiencia de una soledad absoluta. No se
puede crear algo en comité y tampoco podemos conectar con nues-
tro daimon interno si nuestra lealtad se ofrece al mundo exterior. No
podemos ser nosotros mismos si nuestra se desparrama para com-
placer a los demás. Se paga un precio y nos espera un lugar de
sufrimiento si damos cumplimiento a las expectativas solares. A
pesar de toda la excelencia del mito de Apolo, no pudo conseguir
una cosa: ser el vehículo de la luz solar y, al mismo tiempo, crear
una familia feliz o una relación permanente correspondida. Ahora,
por favor, no tomen este simbolismo al pie de la letra. No estoy di-
ciendo que uno no pueda tener una familia o una relación
permanente correspondida en la vida real. La soledad solar es sim-
bólica y tiene más relación con la lealtad a uno mismo.
Oyente: Pero uno no puede sentirse enteramente vivo si no vive el
Sol.
Liz: Cierto. Y se paga un precio por sentirse enteramente vivo. Exis-
te una soledad esencial inherente al Sol. No podemos llevar la luz
sin pagar el precio.

Apolo y las Musas

Oyente: ¿Qué hay de las Musas? ¿No están también conectadas con
Apolo?
Liz: Sí. Existen diferentes versiones en el mito acerca de lo que son
las musas. Habitualmente son representadas como sus compañeras.

57
Pero tampoco engendra hijos con ellas. Se trata de unas figuras cu-
riosamente estáticas, sin historia propia. Son facetas del mismo
Apolo. He incluido sus nombres y funciones en el diagrama que
hemos visto anteriormente. Apolo las envía al mundo y ellas visitan
a los hombres brindándoles inspiración creativa. El hecho de que
sean mujeres, como la Pitonisa, es muy interesante. Dadas todas
esas imágenes conectadas con el dios solar, hemos de concluir reco-
nociendo que Apolo no es estrictamente una figura masculina, sino
andrógina; y las Musas, al igual que las Pitonisas, sus atributos fe-
meninos.
Es importante esta imagen de la inspiración que llega a los
hombres a través de figuras femeninas. El impacto directo del poder
solar sobre la conciencia podría destruir a cualquier mortal. Uno no
escucha la Novena Sinfonía de Beethoven directamente del dios,
sino que envía una Musa. Lo que significa que la inspiración se fil-
tra a través de los sentimientos, la imaginación, la intuición y las
sensaciones corporales. Para muchos artistas, la Musa es proyectada
sobre una mujer de carne y hueso que sirve de canal (una figura del
anima, como diría Jung) y activa el alma y abre la puerta a esa inspi-
ración. Pero la Musa no tiene que materializarse en forma humana,
como le ocurrió a Wagner al componer Tristán e Isolda. La Musa
puede ser la naturaleza misma. La poesía de Wordsworth o la músi-
ca de Elgar están inspiradas por la naturaleza.
Oyente: ¿La Musa siempre es femenina?
Liz: En el mito las Musas son femeninas. Pero la inspiración creati-
va sobreviene a cualquiera de los dos sexos, y no depende de que
exista o no una mujer real. Un hombre puede servir de inspiración
tanto para una mujer como para otro hombre. Debemos ser cuidado-
sos con la manera en que atribuimos cualidades «masculinas» o
«femeninas» a los planetas. ¿Qué significa el mito de las Musas?
¿Por qué se representa la inspiración creativa como proveniente de
una deidad masculina aunque transmitida por una deidad femenina,
ya sea hombre o mujer quienes la reciban?
Oyente: Si eres mujer, tienes que usar tu lado masculino para ser
creativa.
58
Liz: El trabajo creativo es siempre la síntesis de las cualidades mas-
culinas y femeninas, siendo irrelevante qué sexo esté realizando
dicho trabajo. Creo que eso es lo que significa la yuxtaposición de
las Musas y el dios-sol en el mito. Para escribir un libro, pintar un
cuadro o componer música son necesarias lógica e imaginación,
estructura y flexibilidad, planificación y espontaneidad, visión clara
y la gestación en la oscuridad. La sola lógica, sin el concurso de la
inspiración produce un galimatías incomprensible, si es que produce
algo que no sea un mal remedo de la gran obra que nunca se ha
creado de verdad. La inspiración empieza su camino en el Sol, pero
no llega hasta el ser humano mediante un canal masculino, sino fe-
menino, sin importar que uno sea hombre o mujer. ¿Qué significa
esto?
Oyente: Se trata del lado receptivo.
Liz: Sí, es el lado receptivo. Es algo que, estando en calma, puede
escuchar y recibir. Para crear primero debemos recibir. Además,
creo que eso tiene algo que ver con la implicación emocional, física,
de la intuición y de la imaginación. Expresar la luz solar de una
forma creativa requiere mucho más que facultades intelectuales o
sentido práctico. Se necesitan unas capacidades más sutiles y uno
debe sentirlo por dentro. Por eso los intentos de creación a partir
únicamente de una estructura intelectual fallan estrepitosamente.
Como he mencionado antes, en la música moderna abundan las pie-
zas que se crean solamente desde el intelecto. La gente las escucha y
no pasa nada. Son aburridas y deprimentes, hasta el punto de que
apagamos la radio o nos vamos en mitad del concierto porque no se
transmite nada desde el sentimiento, el corazón, el cuerpo. No se
invocan imágenes, no vienen recuerdos a la memoria, no sucede
ningún cambio interior. Se podría decir lo mismo de ciertas obras de
la arquitectura: se diseñan con el cerebro, sin participación de sen-
timiento alguno ni proyección de quién podría vivir o trabajar en
ellos. Resultan fríos, sin alma y crean más sufrimiento y alienación
que armonía y alegría. La inspiración de las Musas debe provenir
del lado femenino de cada hombre y mujer.
Oyente: En cierto sentido eso hace que para un hombre sea más fácil
59
crear que para una mujer.
Liz: ¿Por qué?
Oyente: No estoy seguro, pero parece que ése sea el caso.
Liz: Quizá el «crear» parece distinto de lo que usted hace cada día
como hombre. Una mujer que trabaje desde su lado femenino está
simplemente siendo ella misma y por tanto no le hace falta decir
«Ahora soy creativa». Relacionarse con niños, cocinar o tratar con
el público en el trabajo requieren grandes dosis de creatividad. Sin
embargo, se dan por sentadas y no se consideran creativas. Oigo a
muchas mujeres decir: «No soy una persona muy creativa, porque
nunca he triunfado al escribir un libro o al pintar un cuadro hermo-
so». A pesar de ello, la habilidad de interactuar con los demás de
forma receptiva puede ser una obra de arte. Dado que no es dramáti-
co, no diferente en la vida cotidiana, uno no reconoce en ella la
creatividad solar. Uno no es capaz de ver a la Musa en esa actividad.
Desenvolverse con gracia en los flujos y reflujos de una relación
también es un arte musical. Mantener diálogos creativos con adoles-
centes es también un arte poético. Las Musas no limitan su
inspiración a la noche del estreno o a la galería de arte.
Con esta infraestructura mítica, la astrología también se percibe
como un arte, y de hecho una de las Musas, Urania, rige la astrolo-
gía. Algunos textos clásicos la hacen Musa de la astronomía; pero
en el mundo clásico no existía eso de la astronomía pura. Astrología
y astronomía iban de la mano y la más moderna se utilizó para pro-
porcionar una estructura a la más antigua. Las Musas son
personificaciones de las artes.
La Historia es un arte y así, también entre las Musas hay una
dedicada a la Historia. Pero nos han enseñado que la Historia es el
estudio de los hechos. Eso es una afirmación poco menos que inge-
nua. Mehmet el Conquistador invadió Constantinopla en 1453. Es
un hecho histórico. Pero dependiendo del libro en que lo leamos,
Mehmet puede ser igualmente un cruel tirano o un redentor, un gue-
rrero de la verdadera fe o un vil hereje. Los biógrafos cristianos
deploran el hecho de que masacró a los cristianos y convirtió en
mezquita la iglesia de Santa Sofía. Sin embargo, Mehmet no la de-
60
rribó, al contrario que los cristianos, que derribaron los templos de
los dioses en Grecia y Roma y la Iglesia fue culpable de muchas
más masacres gratuitas a través de los siglos que Mehmet.
¿Cuál es aquí la verdadera historia? Si ustedes visitan el Coliseo
de Roma, verán una enorme placa colocada por uno de los Papas en
honor de los mártires cristianos que «murieron por su fe». Pero a los
romanos no les interesaba perseguir a quienes tuvieran otra religión.
Eran extraordinariamente tolerantes respecto de otras perspectivas
religiosas y no percibieron el cristianismo como intrínsecamente
erróneo o amenazador. Solamente pretendían la obediencia a la las
leyes básicas del Estado, dentro las cuales uno podía adorar al dios
que quisiera. Los primeros cristianos no reconocían al emperador
como gobernante. Por eso murieron. El martirio tuvo lugar no tanto
por razones religiosas, cuanto políticas. Quizá la placa hubiera debi-
do decir «a los mártires cristianos que murieron por sus
convicciones políticas». ¿Cuál es la verdadera historia?
Oyente: A veces pienso que mucha de la historia que nos enseñaron
en la escuela es mentira. Crecí en Estados Unidos en los 50 y nos
enseñaban que los indios eran violentos salvajes, mientras que los
colonos eran buena gente. Afirmar eso ahora es políticamente inco-
rrecto. Ahora se enseña que los indios eran la buena gente y los
colonos, en cambio, unos tipos codiciosos y pendencieros. ¿Cuál es
la verdad?
Liz: Esto es lo que dicen que preguntó Poncio Pilato. La verdad his-
tórica depende muchísimo de qué gobierno, qué religión o qué
ideología social detentan el poder. Las viejas ideas son desechadas,
los libros censurados o quemados, los programas educacionales re-
escritos. En las «obras teatrales históricas» de Shakespeare, los
Tudor aparecen siempre limpios como una patena y los Plantagenet,
como Ricardo III, siempre como villanos. Ricardo III no era un jo-
robado y, de acuerdo con las últimas investigaciones, no asesinaba a
los príncipes en la Torre de Londres. Enrique VI (un Tudor), proba-
blemente así lo hizo. Pero en la obra el villano es Ricardo III.
Esto se debe a que Shakespeare escribía para la reina Isabel I,
que era una Tudor. Los que tienen poder se afanan en reescribir la

61
historia, ya sea directamente o a través de los artistas a los que pa-
trocinan. La historia es un proceso creativo. Seleccionamos los
hechos que convienen a nuestros argumentos, los hilvanamos y los
interpretamos después con imaginación y emoción. Y luego deci-
mos: «Esto es historia». Por supuesto la interpretación cambia,
como también la importancia de determinados hechos históricos. Y
a veces los mismos hechos son ignorados o negados. Todavía hay
alemanes que afirman que el Holocausto nunca ocurrió. No sólo no
están siendo creativos con la historia, sino que además niegan la
realidad. La historia de la presencia británica en Irlanda contada por
los británicos es un ejercicio muy interesante de imaginación creati-
va. La historia de la presencia británica en Irlanda contada por los
irlandeses es otro ejercicio no menos interesante de imaginación
creativa. A menudo parecen tener poca o ninguna semejanza entre
ellas. Creo que pueden captar el paralelo con la historia personal de
un individuo, la cual, como cualquier analista les podrá explicar, es
bastante más un proceso creativo que una simple recogida de he-
chos.
Ya se trate de naciones o de individuos, los hechos históricos
con frecuencia se suprimen o se manipulan, para luego volver a salir
a la superficie mucho tiempo después, lo que a su vez requiere es-
cribir una nueva historia. Nuestra comprensión de la historia cambia
constantemente. Creamos relatos de cualquier hecho que conozca-
mos o nos parezca sabroso, dependiendo de cómo queremos ver a
los demás países, a nuestro propio país, qué opinamos de las demás
razas y de nuestra propia raza. Para decirlo en dos palabras: como
queremos ver la vida y a nosotros mismos. Cualesquiera que sean
las cuestiones que nos sean propias, creamos y recreamos historias
para justificar nuestro lugar en la historia en cualquier época. Es un
proceso creativo.
Así, pues, aquí tenemos a Apolo, Señor de las Artes, que envía a
su Musa de la historia al efecto de inspirar la creación de una histo-
ria dirigida a una sociedad determinada, a una cultura determinada o
a un particular historiador de cualquier época. Siempre podemos
decir: «Bueno, pero éstos son los hechos, éstas son las estadísticas,
ésta es la verdad». De la misma forma, algunos astrólogos se dan de
62
cabezazos contra un muro diciendo: «¡La astrología es una ciencia!
¡Podemos probarlo con estadísticas!». Sin embargo, la astrología es
una Musa en el mito. Como astrólogos, somos inspirados por Ura-
nia, la Musa de la astrología. ¿Qué ocurre cuando Apolo envía a
Urania para inspirarnos?
Oyente: Interpretamos la carta de forma creativa. El simbolismo nos
habla directamente.
Liz: Sí, creamos una historia, ¿verdad? Es todo un arte crear una
historia a partir de una carta, una historia que pueda ser contada a
aquellos que necesitan oírla. Que sea la historia «acertada» depende
de muchos factores. ¿Qué es una historia «acertada»? Todos uste-
des, que son honestos consigo mismos y no están encerrados en un
sistema rígido de interpretación, saben que la carta puede abordarse
desde diferentes perspectivas. Cada carta ofrece diferentes niveles
de interpretación. Aunque ciertos conceptos básicos permanecen
inalterados, podemos interpretar los signos, casas, emplazamientos
de las casas de forma particular, dependiendo de nuestra particular y
personal inclinación. Cualquiera que sea nuestro enfoque, podemos
incluir nuestras percepciones y construir una historia que tenga total
sentido para ese cliente en concreto.
Si ese cliente vuelve al cabo de un año, puede que las cuestiones
fundamentales no hayan cambiado mucho, pero la historia sí puede
contarse de forma distinta. Piensen en las diferentes versiones cine-
matográficas de novelas como Drácula, Grandes esperanzas o
Cumbres borrascosas. Leer la carta de esta manera provoca un esta-
do enormemente creativo, espontáneo e inspirador. Es un arte y sin
duda alguna, la Musa ha llamado a nuestra puerta. Esto significa que
la carta debe ser sentida, intuida y no simplemente unidas las piezas
de la misma con un poco de lógica. Por más que debamos retener en
nuestra mente lo fundamental de la estructura de la carta, que debe
ser comprendida en profundidad, una carta no se puede interpretar
sólo con el intelecto, pues nos quedaría únicamente un retrato bidi-
mensional. Incluso si la interpretación suena bien sobre el papel y
acertamos con las palabras clave, el cliente huirá despavorido de una
interpretación sin inspiración y sin luz, porque no hemos tenido a la

63
Musa a nuestro lado.
Ahora voy a colocar una carta en el retroproyector y la usare-
mos para analizar el Sol en un determinado emplazamiento por
signo y casa. Podremos emplear las imágenes míticas vistas ante-
riormente para amplificar nuestra interpretación.

64
Cartas de ejemplo

Mediumnidad creativa: Sol en la Casa XII

Tony Blair
6 de Mayo de 1953, 6.10 am, Edimburgo

Muchos de vosotros reconoceréis esta carta. Es la de Tony Blair.


Aquí tenemos al Sol en la Casa XII, en Tauro. Vamos a empezar
considerando el signo solar y su casa natal. Recuerden todo lo que
hemos visto en relación a la mitología y la psicología del dios-Sol.
65
Lancémonos a la interpretación. Intenten dejar a un lado su ideolo-
gía por el momento, y vean la carta como si se tratara de la de un
nuevo cliente. Este hombre acude a vuestra consulta para una lectura
de su horóscopo. ¿Qué le diríais? ¿Cómo necesita brillar el Sol en la
Casa XII?
Oyente: Necesita captar el esquema oculto.
Oyente: Necesita involucrarse en el nivel colectivo.
Liz: La Casa XII es una de las casas relacionadas con la colectivi-
dad. Al igual que la casa VIII o la XI, la rigen dos planetas, uno de
ellos exterior. ¿Qué dimensión del colectivo refleja la casa XII?
Oyente: El inconsciente colectivo.
Liz: ¿Pero qué nivel, qué dimensión del inconsciente colectivo? La
casa VIII también afecta a dimensiones colectivas (patrones familia-
res heredados de conflicto, pérdida y el uso y abuso del poder). La
casa XII está relacionada con los sueños colectivos, deseos y anhe-
los de redención. En la casa VIII nos enfrentamos con las
compulsiones familiares y «maldiciones familiares». La casa VIII es
la casa de los antepasados. La casa XII nos devuelve de golpe a
nuestras raíces sociales, raciales y religiosas.
Oyente: Se la denomina la casa del karma.
Liz: ¿Qué entiendes tú por karma?
Oyente: Viejos patrones de los antepasados que deben ser trabaja-
dos.
Liz: De acuerdo. ¿Puedes construir un relato?
Oyente: Es alguien que carga con las esperanzas y los sueños de
todo un colectivo. Está en contacto con esos anhelos colectivos. Sus
metas personales se centran en el servicio a algo mayor. Que sea
capaz de materializar ese servicio o no es otra historia.
Liz: Sí, todo dependería de otros factores, no sólo de los aspectos al
Sol y del equilibrio del resto de la carta. Con el Sol en la casa XII, el
impulso a ser una persona individual y única, de crear una conexión

66
interna con aquello que nos da una sensación de propósito y destino,
se ve coloreada por la sensación de unidad con el gran colectivo.
Así, el Sol no puede ser enteramente individual, salvo en la manera
en que se da voz a los sueños y aspiraciones del colectivo. Ésta es la
última de las doce casas. Es el lugar en que se disuelve y desintegra
todo aquello que formaba parte del viejo ciclo, y donde al mismo
tiempo todo está en formación antes de que se inicie el nuevo ciclo.
Es una casa tanto de finales como de inicios. ¿Alguno de vosotros
tiene al Sol en la casa XII? Vaya, unos cuantos de vosotros. ¿Qué es
lo que necesita este Sol?
Oyente: Existe una sensación de débito, de necesidad de corregir y
volver a colocarlo todo en su sitio.
Liz: Ése ha sido un comentario verdaderamente astuto. Existe un
sentimiento de débito, de obligación hacia el pasado colectivo.
Además, emplazado en esta casa, el Sol actúa como médium, como
canal. Muchos actores y artistas tienen al Sol en la XII.
Oyente: Da forma al inconsciente colectivo.
Liz: El Sol se halla en un signo de Tierra, luego la forma en que el
Sol canaliza y transmite el mundo de la casa XII ha de ser terrenal.
Debe hacerse algo fuera del mundo de los sueños y anhelos que ten-
ga un carácter práctico y útil para los demás. Si fuera Piscis el signo
en la cúspide de la casa XII, el vehículo sería mucho más imaginati-
vo, más interior, sim que existiera la necesidad externa de «hacer»
algo. O tal vez se trataría de un camino espiritual del que los demás
no hubieran oído hablar. Aquí está en un signo de Tierra. ¿A qué es
lo que se querría dar forma?
Oyente: Quiere dar forma al reino de lo inmaterial y convertirlo en
algo taurino. Podría tener que ver con una economía saneada o esta-
ble, o con objetos hermosos, o con la naturaleza.
Liz: Si. Los anhelos colectivos, con este Sol, están sintonizados y
conectados con la seguridad, la estabilidad y el confort del mundo
material. No obstante y a pesar de este componente terrenal, este
hombre es un visionario. El Sol siempre es vehículo de la luz, pero

67
aquí este vehículo brilla bajo el agua. ¿Qué es lo que está tratando
de alumbrar?
Oyente: Lo que has dicho. El anhelo humano de seguridad. Nuestra
necesidad de sentirnos seguros en la vida.
Liz: Sí, creo que es el anhelo colectivo lo que hay tras este Sol en
Tauro. Es un anhelo fundamental de la humanidad que se remonta a
milenios atrás.
Oyente: El Sol en la Casa XII necesita traer a la consciencia lo que
está oculto.
Liz: Sí. Lo que es informe, inconsciente, lo que está oculto. Aquí
encontramos las deudas y herencias del pasado, los antepasados y
los daimones ancestrales, los mitos familiares y culturales. Eso es lo
que ilumina la luz solar, esto es lo que conlleva. Nada fácil, ¿ver-
dad? ¿Cómo puede ser alguien un individuo cuando está tan abierto
a la dimensión colectiva? ¿Qué le ocurre a la persona?
Oyente: Pasa por una especie de crucifixión.
Liz: Probablemente conlleve un elemento de sufrimiento. Los mitos
de la casa XII representan con frecuencia desmembramiento, desin-
tegración, ahogamiento, purificación, sacrificio, renuncia a algo.
Para el Sol en la Casa XII siempre hay que renunciar a algo.
Oyente: ¿Debería renunciar al confort? Tauro me hace pensar en el
confort material: buena comida, buenas sensaciones. Quizá el Sol en
la XII debe renunciar al placer de sentirse cómodo.
Oyente: Desde luego, el Sol en Tauro está relacionado con el cuer-
po. Quizá estemos aquí ante cierto sacrificio en el área de la salud.
Liz: Más que interpretar el signo solar como aquello que se sacrifi-
ca, quizá sea de más ayuda ver la manera en que se ofrece ese
servicio y el tipo de anhelo colectivo que está buscando expresarse
en forma humana. Si esto implica algún sacrificio, tiene que ver más
con el nivel puramente personal de la expresión solar. Si el Sol se
halla por encima del horizonte, nuestro daimon nos involucra en
algo más grande que nuestro propio desarrollo personal y nuestra

68
plenitud. El eje Ascendente-Descendente, que es la línea del hori-
zonte, divide por la mitad las casas relativas al desarrollo personal y
las casas relativas al desarrollo dentro de un contexto colectivo. Al-
gunos llaman a las casas bajo el horizonte «casas personales»,
mientras que a las que están por encima las denominan «universa-
les». Siguiendo esta terminología, es la última de las casas
«universales». El Sol debe abandonar sus demandas puramente per-
sonales respecto de los valores y placeres taurinos. Esto no significa
que Mr. Blair no pueda disfrutar de los placeres físicos o deba sacri-
ficar su confort. Pero no se sentirá satisfecho hasta que los demás se
sientan cómodos y contentos. Los fantasmas de las generaciones
pasadas le están susurrando en todo momento al oído. Si desea se-
guir su destino, no puede vivir sola y exclusivamente para sí mismo.
La expresión personal de su luz solar se combina con una necesidad
colectiva mayor. Ése es el sacrificio.
Con el Sol en la XII debemos preguntarnos: «¿Qué es lo que es-
ta persona está canalizando para el colectivo? ¿Cuál es la naturaleza
de la herencia ancestral que ese colectivo necesita expresar?». Aho-
ra, canalizar para el colectivo no es siempre una buena cosa. Tener
al Sol en la XII no significa canalizar exclusivamente cualidades
positivas de la herencia ancestral. Uno puede canalizar el colectivo
en tiempos de psicosis; y si la herencia familiar es profundamente
perturbadora, es una necesidad ineludible encontrar la manera de
darle forma positivamente. Uno puede ser el portavoz de un colecti-
vo que se ha vuelto loco. «Colectivo» no se equipara necesariamente
a la bondad o a la espiritualidad. Hay momentos en la historia en
que la sociedad se vuelve majara. Habitualmente esos momentos
coinciden con configuraciones planetarias en que están fuertemente
involucrados los planetas exteriores. Todo se vuelve caótico, los
movimientos de masas explotan, algunos de los cuales son increí-
blemente aterradores y destructivos.
No siempre es divertido servir como canal al colectivo. Es un
mar de potencialidades, tanto oscuras como luminosas, las cuales no
se han manifestado aún y provienen tanto del pasado como del futu-
ro por llegar. Una persona con el Sol en la casa XII debe luchar para
mantener su individualidad, o acabará siendo dominada por aquello
69
que canaliza. A menos que sea capaz de expresar la luz solar, puede
convertirse en una víctima de la marea colectiva, en vez de un por-
tavoz voluntario de ese mismo colectivo. El Sol en la casa XII suele
ser víctima debido a que el Sol no brilla. Se encuentra bajo el agua y
se está hundiendo, y entonces la cara oscura de la casa XII queda
mucho más al descubierto. Los viejos libros de texto no se andan
con paños calientes a la hora de rotular esas manifestaciones: locura,
adicción, enemigos ocultos y enfermedades debilitantes son las aso-
ciaciones tradicionales de un Sol «afligido» en la casa XII. De modo
que «él mismo se busca la ruina», lo cual puede se puede aplicar a
este caso más que a otros que hayamos examinado antes. No obstan-
te, en esta casa el Sol no es «maléfico». La conciencia debe existir,
porque de otro modo uno puede acabar crucificado por su propia
apertura a la psique colectiva.
Oyente: Luego la supervivencia depende del desarrollo del Sol.
Liz: Sí, la supervivencia depende del desarrollo del Sol.
Oyente: Correcto. A pesar de que esté bajo el agua, intenta constan-
temente brillar.
Liz: Sí. La dificultad estriba en que a menudo el trasfondo ancestral
va en contra de nuestra individualidad. Se hace difícil para la perso-
na validar esa necesidad solar de brillar. Esta es la naturaleza de la
lucha que debe emprender el Sol en la XII.
Oyente: ¿Podríamos decir que el Sol en la casa XII se mueve en
dirección al Ascendente? ¿Qué quiere salir del agua?
Liz: Todos los planetas en la casa XII finalmente acaban saliendo de
ella. Transitan sobre el Ascendente en los primeros días o meses de
vida, y la Luna tarda apenas dos días en hacerlo, al final. Incluso si
un planeta está retrógrado en la XII, puede ponerse directo por arco
solar, o las cúspides de las casas progresadas acaban ubicándolo en
la XI. En cierto sentido, siempre hay un movimiento hacia la luz,
una urgencia de expresar la individualidad de forma directa y muy
visible. Incluso cuando el Sol traspasa la línea del Ascendente,
siempre deja el pasado tras él, dado que su viaje comenzó en la casa

70
XII.

La cuadratura Sol-Luna

Echemos un vistazo a los aspectos del Sol. Los valores del signo
solar deben ser parte de la vida de uno. No podemos desdeñar nues-
tro signo solar, ni siquiera porque sea el único factor por cualidad o
elemento o porque parezca incompatible con otros factores impor-
tantes de la carta. El signo solar necesita ser vivido, tanto por
elemento como por cualidad, en la esfera de la casa en la que está
emplazado, aunque eso cause dificultades a otros emplazamientos
natales. Pero el signo y casa no son, por supuesto, el fin de la histo-
ria. En la carta de Tony Blair el Sol forma una cuadratura con la
Luna. También forma un trígono con Quirón, otra cuadratura con
Plutón y un sextil con Urano. Todos esos planetas han de ser inclui-
dos en el guion del desarrollo del Sol. Ninguno de ellos puede ser
ignorado, proyectado o suprimido. Cada planeta que aspecta al Sol
forma parte íntegra del argumento.
De todos esos planetas aspectando al Sol, sólo uno de ellos es
personal: la Luna. El resto son todos planetas exteriores. ¿Cómo
puede Blair transformar la Luna en parte de la expresión solar? To-
do el que tiene la Luna en aspecto con el Sol necesita incluir el
mundo lunar en el solar, pero aquí hay un conflicto. ¿Qué clase de
conflicto podría representar esta cuadratura?
Oyente: Quizá existieran problemas con la madre en los primeros
años de vida. Me parece que una cuadratura Sol-Luna muestra una
escisión muy profunda en la naturaleza de la persona, que empieza
desde los mismos padres.
Liz: Sí, es una de las posibles perspectivas. El Sol y la Luna son
significadores de los padres, y la cuadratura sugiere que el niño per-
cibe la relación entre éstos como un campo de batalla. Nuestros
padres «internos» parecen también estar trabados en eterno conflicto
y a lo que aspiramos como individuos siempre parece incompatible
con lo que necesitamos para sentirnos a salvo y emocionalmente

71
seguros; favorecemos un lado y tratamos de deshacernos del otro,
casi siempre proyectándolo sobre otros.
Pienso que en la carta de Tony Blair la Luna es la más poderosa
de ambos planetas, en parte por ser angular y en parte porque el Sol
en la XII debe luchar mucho para salir a la luz. La Luna en la casa X
refleja una identificación instintiva con la madre durante la infancia,
y después con «el público», la gente de «ahí fuera». La Luna en la
casa obtiene su alimento emocional y el sentimiento de seguridad a
través de ser visto y deseado, a través del reconocimiento público
como medio de obtener a su vez aceptación pública. Esta Luna ne-
cesita pertenecer y ser necesitada por tanta gente como sea posible.
Y en Acuario, necesita además sentirse parte de la gran familia hu-
mana. La forma en que esta Luna establece una conexión emocional
con los demás es a través de unos ideales compartidos.
Esto tiene su lado luminoso y su lado oscuro, y debería ser fácil
señalar uno u otro en función de nuestros personales sentimientos
hacia él. Habrá quien diga que la política de Tony Blair es la de la
propia conveniencia, motivada por el deseo de ser admirado, más
que unos verdaderos ideales y convicciones. Habrá también quien
diga que tiene un talento natural para captar lo que el pueblo necesi-
ta porque «es uno de ellos». Ambas pueden ser verdad. No obstante,
el talento político de Tony Blair es instintivo y nace de la Luna en
Acuario en la casa X. Tiene un talento natural para venderse al pú-
blico. Pero eso no es solar. Si actúa solamente desde la Luna y no
trabaja para desarrollar el Sol, ¿qué creen ustedes que ocurrirá?
Oyente: El colectivo puede explotarle.
Liz: En última instancia sí. Pero antes explotará él al colectivo, qui-
zá no siempre con integridad, en orden a alimentar un inconsciente
sentido de destino solar. Si el papel de mediador de la psique colec-
tiva es inconsciente y no se ha encarnado realmente en el individuo,
nos deslizamos hacia el terreno del redentor arquetípico. El peligro
subyace en la identificación excesiva con el salvador del colectivo
que pierde el poder de tomar decisiones conscientes, de forma que
uno acaba siendo la víctima de ese colectivo y será sacrificado sin
compasión cuando fracase en la redención que prometió al mundo.

72
Oyente: En otras palabras, podría decir al pueblo lo que éste quiere
oír, no aquello en lo que él cree y finalmente quedar en segundo
plano para ser percibido a través de otros.
Liz: Exactamente. Podría dejar de ser leal a sus valores personales
interiores. Si permite que eso ocurra, podría perder las próximas
elecciones, o ser expulsado por alguien de su propio partido. ¿Ven
ustedes lo engañosa que es ese Sol en la casa XII? Respecto a la
cuestión de si está expresando o no la luz solar, se lo dejo a ustedes.
La carta no nos puede decir cómo se las arregla con esa configura-
ción natal, por más que pueda decirnos el propósito último que le
motiva desde el interior. ¿Qué es lo que da sentido a su vida? ¿Qué
es lo que da sentido a la vida de alguien con el Sol en la casa XII? El
Sol necesita ser portavoz de la psique colectiva: materializar, de una
forma totalmente personal, los sueños, deseos y anhelos que nadan
alrededor del inconsciente colectivo y todavía no han sido alumbra-
dos. Únicamente podemos desear que esta motivación profunda, a
pesar de las exigencias emocionales de la Luna en la casa X, sea
suficientemente consciente como para informar sus políticas.
No todos aquellos con el Sol en la casa XII se introducen en la
política, si bien existe un poderoso impulso a involucrarse en las
dimensiones colectivas y muchos de ellos lo hacen a través del arte.
Otro buen ejemplo del Sol en Tauro en la casa XII con Géminis As-
cendente es Laurence Olivier. Tenemos aquí a alguien que eligió el
arte como su canal. Pero la necesidad de sentirse especial y vivo a
través de modelar los sueños colectivos es la misma tanto en Olivier
como en Tony Blair.
Oyente: ¿Podría verse Tony Blair forzado a actuar su conjunción
Saturno-Neptuno?
Liz: No entiendo lo que quieres decir con «forzado».
Oyente: Se me había ocurrido que, dado el énfasis en la casa XII, la
conjunción Saturno-Neptuno sería más poderosa.
Liz: Sí, eso tiene más sentido. Los aspectos Saturno-Neptuno refle-
jan una profunda sensibilidad hacia el mundo neptuniano y una
fuerte necesidad de hacer realidad los sueños neptunianos, lo cual es
73
un eco del Sol en la casa XII. No obstante, la conjunción Saturno-
Neptuno no aspecta al Sol. Yo le concedería más importancia si
formara parte de la configuración solar, aunque no sugiero que no
sea importante. El Sol está involucrado en una cuadratura en T con
la Luna y Plutón. Para dar forma al Sol, Tony Blair debe llegar a un
acuerdo con esa cuadratura en T. Plutón es el planeta más taimado
con el que ha de trabajar Blair. Allá donde va el Sol, Plutón va de la
mano, al igual que la Luna; pero Plutón es un planeta exterior y es
probable que le cueste mucho integrarlo en el conjunto de sus metas
y valores conscientes.
El instinto de supervivencia colectivo, que en Leo refleja a una
generación que responde a las amenazas a la supervivencia con in-
tensidad dramática y un autoengrandecimiento mitológico, debe
acomodarse a la necesidad lunar de sentirse necesitado y el impulso
solar de canalizar los anhelos colectivos a través de un servicio prác-
tico y material de algún tipo. Si permanece inconsciente porque la
Luna quiere ser Don Majete para el público en general, la ambición
de poder que se va a generar será enorme, encubierta y bastante des-
piadada. Recordemos a Olivier. Si no les gusta Tony Blair, siempre
pueden decir que «no es más que otro actor».

El talento del actor

Oyente: Y no tan bueno como Olivier.


Liz: Estaba a punto de decir eso, pero después he pensado que al-
guno de vosotros lo diría por mí. Si no os gusta, podéis seguir
mirando la carta de Olivier para entender el poder del Sol en la casa
XII. Olivier fue un actor extraordinariamente poderoso. Es difícil
determinar cuánto había de habilidad desarrollada y cuánto de me-
diumnidad de la casa XII en su trabajo dado que, en el momento en
que interpretó todos esos personajes, estaba en contacto con algo
que necesitaba el colectivo. Su primer papel importante fue
Heathcliffe, de Cumbres borrascosas. El personaje que interpretó se
apoderó totalmente de la imaginación colectiva. A través de una
extraña ósmosis psíquica, sintonizó y representó aquello que el co-
74
lectivo necesitaba ver en ese momento. Un Sol en la casa XII tiene
la capacidad de identificarse con el estado emocional del colectivo
en un determinado momento y prestar su voz a los sueños, miedos y
anhelos de éste.

Laurence Olivier
22 de mayo 1907, 5.00 am, Dorking, Surrey

Si contemplamos al personaje histórico que canalizó los anhelos


colectivos en su momento, podríamos pensar: «Hoy sería imposible
que esta persona fuera popular». El estilo interpretativo de Olivier
en sus comienzos se vería hoy como ampuloso. Si hubiera interpre-
tado hoy Cumbres borrascosas sobreactuando como lo hizo

75
entonces, lanzando miradas intensas de ojos ardientes, el público
saldría corriendo de la sala y los críticos se lo hubieran comido con
patatas para desayunar. Ese estilo interpretativo está hoy pasado de
moda; pero en aquellos momentos aquello era exactamente lo que se
esperaba de él. Esta es la magia, el don y la necesidad de un Sol en
la casa XII. Está conectado a las corrientes colectivas del momento.
Oyente: Olivier poseía una increíblemente fuerte presencia física.
Eso es muy taurino.
Liz: Sí, es una dimensión de Tauro, aunque no la única. Olivier po-
seía cualidades físicas que, de muchas formas diferentes, no
mostraba en su vida privada. Comunicó una increíblemente intensa,
casi brutal, sensualidad en sus películas.
Oyente: No considero a Tony Blair como alguien brutalmente sen-
sual.
Liz: No, y tampoco es así como yo le veo. Algunos periodistas del
Times todavía se refieren a él como «Bambi». Pero mucha gente le
encuentra físicamente atractivo, por extraño que pueda parecernos a
ti o a mí; y eso sin duda alguna ha contribuido en gran medida a su
éxito. En las épocas anteriores a la televisión, la gente no sabía qué
aspecto tenía el Primer Ministro. En el momento de votar las cuali-
dades que contaban eran la inteligencia, la elocuencia y la firmeza a
la hora de tomar decisiones. El aspecto físico no era un problema en
aquellos tiempos: recordad a Churchill. Hoy en día, un aspecto soso
o poco agradable juega en contra de los personajes públicos, no im-
porta que estén preparados para desempeñar el cargo. Es una
consecuencia de la era del poder mediático. Siempre se ha exigido
que los actores fueran físicamente hermosos. Hoy en día también se
exige a los políticos.
Es posible establecer muchos paralelismos entre estos dos Soles
en la casa XII. Tony Blair llegó al poder porque el colectivo quería a
este mediador determinado en un momento determinado. Lo que se
dice y se promete está siempre en la onda de la necesidad colectiva
de oír lo que se les ha dicho y que se les dé lo prometido. Que su
popularidad aguante o no lo bastante está por verse. Pero la única

76
forma de mantener el brillo del Sol es permanecer fiel a su integri-
dad y a sus valores en medio del cambiante y fluido océano psíquico
colectivo. Si pierde su integridad, como dicen los viejos libros de
texto, invocará su ruina. Si mantiene su integridad, podrá canalizar
con plena conciencia. Por supuesto, no sé si mantendrá los pies en el
suelo o si su integridad se verá engullida por el ansia plutoniana de
poder o por la necesidad lunar de ser amado por el público. Todo
esto está por verse. Estamos manteniendo una discusión astrológica,
no política. Pero ése es el reto del Sol en la casa XII.
Oyente: Hay un elemento devocional, de tipo religioso, en la forma
en que una persona con énfasis en la casa XII se relaciona con ese
mundo interno.
Liz: Sí, aunque «devocional» no significa que se abandone el senti-
do del ego. La actitud de devoción es mucho más emocional o
intuitiva que racional. Existe un sentido de participación en, de ser-
vicio a, algo más grande que uno mismo. Incluso si el Sol se halla
en un signo de Aire, necesita abrir las compuertas del nivel intuitivo
o imaginativo y traducir lo que canaliza a conceptos e ideales.
Oyente: ¿Cree usted que existe un peligro en esa clase de devoción
religiosa, especialmente si es persona no es conscientemente religio-
sa?
Liz: Sí, siempre hay un peligro cuando está involucrada la Casa XII.
Por eso el principio solar es tan importante: defiende su terreno y
mantiene su integridad. Se necesita una cuchara muy larga para co-
mer con el inconsciente colectivo. Puede inundar nuestro ego sin
darnos cuenta de lo que realmente está sucediendo. En efecto: esta-
ríamos ante una identificación con el anhelo colectivo de la
iluminación, lo que significa que podemos creernos un mesías. Uno
se identifica con la luz en vez de reconocer que es más bien un
hombre ordinario y torpe que intenta dar forma a una pequeña parte
de algo vasto y sin límites. Lo mismo es aplicable tanto a un actor,
un artista o a un maestro espiritual con el Sol en la XII.
Oyente: ¿Crees que con todos esos planetas en la casa XII Tony
Blair no puede realmente disfrutar de una vida privada?
77
Liz: Depende de lo que entiendas por «privada». La pecera de cristal
en la que se mueve el político no se cruza en la vida de toda persona
con el Sol en la XII; de hecho, muchos de ellos viven una vida in-
trovertida y retirada del mundo. Pero en el contexto de la capacidad
de dejar de lado su propio desarrollo personal, creo que tienes razón:
con tanto énfasis en la casa XII, Blair no puede ignorar la unidad
mayor de la que forma parte. Se verá siempre sacudido por las co-
rrientes colectivas, y a menudo encontrará difícil manejarse con ello
porque está muy abierto a las necesidades y fantasías colectivas.
Sospecho que debe sentir que enloquece buena parte del tiempo.
Aquellos de vosotros a quienes no guste su política pensarán que sin
duda está obrando en consecuencia.
He oído a muchas personas con énfasis en la casa XII decir que
en ocasiones se sienten como bastante locos. Algunos atraviesan
incluso algún tipo de episodio psicótico en ese momento. Pero esto
tiene relación con la apertura tan extrema a las corrientes de la psi-
que colectiva. No es fácil diferenciar los sentimientos propios de los
del grupo, especialmente si éstos permanecen ocultos. Esto puede
ser un problema en la infancia si la atmósfera familiar está llena de
secretos y emociones suprimidas. Si la persona con el Sol en la XII
actúa ante el público como actor o político, reacciona inmediata-
mente al estado emocional de la audiencia: si la audiencia es hostil o
indiferente, ellos se sentirán desgraciados. Cuando han conseguido
dar expresión a los sentimientos del público, se crea un tremendo
sentimiento de unidad; de tal manera que cuando abandonan el esce -
nario se sienten penosamente perdidos, confundidos y vacíos.
Olivier sufría un pánico escénico terrible. Era como tirarse al
mar cada vez. Tuvo que abrirse interiormente y dejarse llevar. Antes
de cada actuación experimentaba un momento de horror y pánico.
Nunca pudo liberarse de ello, a pesar de las muchas repre-
sentaciones en que intervino y los premios y reconocimientos que
recibió. Sospecho que algo parecido le sucede a Tony Blair, aunque
nunca se ha oído nada al respecto.
Oyente: El nodo Norte está en la Casa X. Parece exigir de él que se
coloque ante el público. No podría vivir una vida retirada al modo
de la casa XII.
78
Liz: No, no podría. El eje nodal sugiere que, le guste o no, debe co-
locarse frente al público. Su desarrollo, representado por el nodo
Norte, depende de lo que trabaje en el área de la casa X. La línea de
menor resistencia está representada por el nodo Sur en la IV. Podría
gustarle muchísimo tener una vida privada, pero no puede tenerla.
Las necesidades emocionales de la Luna se subrayan por el hecho de
que debe dejar su huella en el mundo. No puede canalizar el colecti-
vo de una manera oculta. Debe hacerlo de cualquiera de las formas
públicas propias de la casa X.

Problemas con los límites

Oyente: Me gustaría saber qué puedo hacer para ayudar a construir


mi Sol en la casa XII. Tengo un grave problema con los límites. Tal
y como tú has dicho, a veces no soy capaz de distinguir qué es lo
que yo siento de lo que sienten los demás.
Liz: Las personas con el Sol en la casa XII pueden necesitar recons-
truir su ego de una forma lenta y cuidadosa para crear un firme
sentido de la individualidad. Esto es lo que ciertamente he encontra-
do en aquellas personas a las que he analizado, aunque el análisis no
sea, naturalmente, la única vía para realizar esta clase de trabajo
interno. La psique familiar puede ser percibida como abrumadora-
mente invasiva y poderosa cuando el Sol se halla emplazado en la
casa XII, lo que a su vez puede indicar una herencia familiar en la
que la expresión de la individualidad quedó sin desarrollar o repri-
mida durante generaciones. El establecimiento de límites, por no
hablar de la expresión creativa personal, es enérgicamente frustrado
por los miembros de la familia, y esto forma la base de la lucha del
Sol por brillar.
Un niño con el Sol en la casa XII está abierto a todo lo que ocu-
rre en el inconsciente familiar. Es muy difícil pensar con claridad y
decir: «Éstos son mis sentimientos. Estos otros son de ellos. La ra-
bia que siento en el aire no es la mía; es la que hay en este momento
entre mis padres que no se hablan. Los monstruos de mis pesadillas
no son sólo mis monstruos; son los miedos ancestrales que ya exis-
79
tían antes de que yo naciese». Debido a estas sacudidas provocadas
por las corrientes psíquicas subterráneas y los fantasmas ancestrales,
pueden tardar mucho tiempo en levantar barreras físicas y psicológi -
cas. El Sol debe estar completamente integrado para canalizar la
casa XII de forma positiva. A este respecto, puede ayudar la cuida-
dosa atención a los detalles de la vida diaria, al igual que una
definición consciente de los valores personales. ¿En qué elemento se
halla tu Sol?
Oyente: Fuego.
Liz: Esto puede dificultar el establecimiento de límites en la vida
diaria, porque el Fuego no tiende a disfrutar de las pequeñeces de la
vida diaria. Debes esforzarte para definir tus gustos personales, tus
filias y fobias y tus respuestas emocionales. Esto puede significar
mucho tiempo en solitario, y también no dar una respuesta en ca-
liente o tomar una decisión sin antes haber meditado lo que quieres
y cuáles puedan ser las probables consecuencias de tu decisión. No
tengas miedo de hacer esperar a los demás, aunque se trate de cues-
tiones aparentemente triviales. La casa opuesta, la VI es obviamente
importante debido a que representa el complemento de la XII. Pien-
sa en las habilidades y cualidades de Virgo, que te pueden dar un
punto de partida. Es muy fácil decirle a alguien con el Sol en la XII:
«Eh, sólo tienes que aprender a expresar tu yo». ¿Y cómo hace uno
eso cuando no sabe quién es ese «yo»?
Desde el momento en que te levantas por la mañana debes tener
en cuenta qué te gusta tomar para desayunar y qué rituales le hacen
sentir cómodo en el mundo físico. Esto no es innato en los signos de
Fuego. Aprende a decir a los demás que se vayan si no quieres ver
invadido tu espacio. Adquiere el hábito de ponerte tú en primer lu-
gar. Esto puede llevarte bastante tiempo antes de que seas capaz de
expresar tu yo sin sentirte culpable o confuso. Puede sonar tedioso y
egoísta, pero es una tarea vital. La separación y la encarnación, en
vez del hundimiento, es lo que permite al Sol brillar. Y lo más im -
portante: deberás ser capaz de estar solo, algo que un Sol en la casa
XII encuentra extraordinariamente doloroso. Incluso el Sol en la
casa XII más retirado e introvertido necesita sentirse conectado,

80
aunque puede que no asista a muchas fiestas. Eso ocurre en parte
porque a menudo existe un miedo atroz a separarse de la matriz fa-
miliar.

81
Más cartas de ejemplo

La eterna búsqueda: Sol en Sagitario

Lila. No se muestran los datos del nacimiento


por motivos de confidencialidad

Demos ahora un respiro a nuestro asediado Primer Ministro. Colo-


caré en el retroproyector otra carta con un emplazamiento solar por
casa completamente diferente. Ésta es la carta de Lila, presente hoy
en nuestro seminario. El Sol se halla en la casa XI en Sagitario. Em-
83
pecemos con el signo solar. ¿Qué es lo que exige Sagitario de la
vida?
Oyente: Una búsqueda.
Oyente: Una nave espacial.
Liz: Sabemos que el Sol en Tauro necesita encarnar sus valores de
una forma concreta y crear algo sólido y resistente en el mundo.
¿Qué es lo que necesita el Sol en Sagitario?
Oyente: Significado.
Liz: ¿Y qué entiende usted por «significado»?
Oyente: Un sentido del propósito.
Liz: El Sol ya transmite por sí mismo ese sentido del propósito indi-
vidual. Todos los atributos solares de los que he hablado tienen
relación con un sentido de propósito, un sentido de destino personal.
El Sol, no importa a través de qué signo, transmite esa convicción
interior de ser alguien especial. El significado, en Sagitario, debe ser
expresado de una forma particular.
Oyente: Sagitario necesita comprender.
Liz: Sí, pero nuevamente, en su propia y particular manera. Este
signo necesita de una visión del mundo, una filosofía de vida, un
contexto universal en el que ubicar las experiencias al efecto de que
se haga visible un plan mayor. La casa IX, el signo Sagitario y su
regente planetario, Júpiter, tienen todos relación con la permanente
formación de una visión del mundo. Sagitario no es un signo de Ai-
re, pero no es menos cierto que para este signo comprender es
fundamental. La comprensión de Sagitario no tiene nada que ver con
el conocimiento geminiano, que se basa en la captura de datos. Sagi-
tario busca comprender el todo, el gran designio cósmico, a través
de revelaciones intuitivas o de percataciones. La luz destella a través
de las conexiones intuitivas. Sagitario dice: «Este hecho está rela-
cionado con algo que me ocurrió hace tres años. Yo sé que existe
una conexión entre esos dos hechos. Y esa conexión me está dicien-
do algo». Hay un patrón y eso debe significar algo. Lleva un

84
mensaje o una moraleja. En algún lugar existe un plan. Para que la
luz brille, Sagitario se embarca en la búsqueda de claves, que revela-
rán el gran plan al completo. Es como buscar las huellas de Dios: los
diseños que revelarán la verdad última, el último sentido de la vida.
Claro que podría tratarse de lo que describe la película El sentido de
la vida, de los Monty Python; pero eso carece de importancia siem-
pre y cuando sea universal. Sí, Sagitario necesita una búsqueda.
Oyente: ¿Están los sagitarianos preparados para hacer sacrificios en
su búsqueda del significado último de las cosas? Siempre pienso que
ellos escogen el camino más fácil. Son oportunistas.
Liz: Eso suena a juicio personal basado en un encuentro con un Sa-
gitario que no funcionó. Ser oportunista no significa que no hay
voluntad de pagar el precio total por aquello que se busca. Sagitario
soportará sacrificios muy dolorosos si existe una esperanza de que la
experiencia le hará crecer y que eso le llevará a otro nivel. Esto, a su
vez, toca el tema de cuánto podemos resistir, dado que el Sol pro-
porciona pistas acerca de lo que nos hace soportable la vida. ¿Qué es
lo que hace soportable la vida a Tauro? La belleza es un ingrediente
fundamental. A menudo se pasa por alto este detalle en relación a
Tauro, pero hay que recordar que es un signo regido por Venus.
Tauro soportará muchos sacrificios si al final del túnel existe la po-
sibilidad de encontrar belleza.
Oyente: O, al menos, comodidad. El Sol en Tauro comprará la ca-
misa de seda de calidad extra y puede que ni siquiera le quite el
envoltorio. Simplemente, la compró sólo porque le gustaba tenerla.
Liz: No considero que el confort, en un contexto instintivo sea tau-
rino, sino más bien lunar. La necesidad de un estómago lleno y un
lugar caldeado para dormir no es venusina. Tauro quiere mucho más
que eso. La camisa de seda que Tauro nunca se va a poner no pro-
porciona confort, sino belleza y la sensación de tener algo en
reserva.
Oyente: Luego a Tauro no le preocupan las necesidades básicas.
Liz: Todos los seres vivos tienen las mismas necesidades básicas,

85
sin importar de qué signo sean. Tauro quiere cosas que le propor-
cionen placer, una sensación de bienestar y una experiencia de
armonía y belleza. No subestimen la necesidad de Tauro de belleza:
es tan fuerte como la de Libra. Para ambos signos regidos por Ve-
nus, la belleza hace más soportables los aspectos difíciles de la vida.
Sagitario necesita algo completamente diferente para sentir que
los sacrificios valen la pena. Su satisfacción depende del destello de
comprensión que a uno le permite decir «Mi vida va hacia alguna
parte. Es parte de un diseño mayor. Soy un viajero y puedo ver el
camino perdiéndose en la lejanía. Al final de este camino me espera
la razón verdadera por la cual estoy aquí. Si miro con cuidado en-
contraré las pistas. Encontraré un trozo de papel debajo de una roca
con un mensaje: “Siéntate en ese banco durante cinco minutos y
espera que caiga una hoja del árbol. Si la hoja cae del lado izquierdo
del árbol, gira a la izquierda en el próximo cruce”». La sincronici-
dad siempre fascina a Sagitario. «Los tres últimos números de la
matrícula de ese coche son los mismos que la última parte del núme-
ro de teléfono de mi novio. Esto debe significar algo». Sagitario está
metido siempre en una perpetua búsqueda del tesoro. Nada es más
delicioso que ver la cara de un Sagitario que acaba de encontrar una
pista: «¡Lo tengo! ¡Ahora lo entiendo!». Eso significa para él mucho
más que «Te amo locamente», lo cual es muy bonito, pero no tan
excitante como haber encontrado una pieza del Gran Rompecabezas.

Idealismo creativo: el Sol en la casa XI

Liz: Lila tiene el Sol en la XI. ¿Qué es lo que necesita este Sol?
Oyente: Grupos.
Liz: No todos los Soles en la XI necesitan pertenecer a grupos físi-
cos. He conocido a muchos de ellos bastante introvertidos y a
quienes los grupos les desagradan bastante o muestran sentimientos
ambivalentes hacia éstos.
Oyente: Necesitan saber que sus creencias son lo bastante buenas
como para compartirlas con el grupo.
86
Liz: No creo que el tema de la casa XI se centre en las creencias.
Oyente: Estaba pensando en Sagitario.
Liz: La creencia no es un rasgo característico de los signos de Fue-
go. Los Sagitarios no creen en algo. Saben cosas. La Tierra cree. El
Fuego sabe intuitivamente11.
Oyente: El Sol en Sagitario en la XI necesita formar parte de un
grupo de gente que comparta los mismos ideales, que esté en la
misma caza del tesoro. Puede no ser un grupo de personas reunidas
físicamente en una habitación, sino una especie de grupo mental.
Liz: Creo que ahora lo está entendiendo. La presencia física de un
grupo de gente puede no ser necesaria para un Sol en Sagitario en la
XI, pero la persona sí necesita sentirse parte de un grupo humano
mayor que busca el mismo tesoro. El individuo que tiene al Sol en la
XI necesita aportar algo a la evolución de la humanidad. Esta es la
casa de Acuario, y Acuario está regido por Urano y Saturno. El em-
plazamiento del Sol en esta casa indica que el nativo quiere traer el
fuego prometeico a los demás. Esto no tiene por qué hacerse de
forma espectacular y ruidosa, como sería el caso del expresidente
norteamericano Bill Clinton (Sol en la XI en Leo). Para una persona
más introvertida eso puede ocurrir a través de la literatura o el arte.
No obstante, siempre hay un mensaje que ha de ser proclamado
y un fuerte deseo de reformar la sociedad. La casa XI es muy dife-
rente a la XII, aunque a ambas les interese el colectivo. La XII
representa el mar de la psique colectiva. Es el reino de Neptuno. Las
aguas fluyen en círculo y vuelven sobre sí mismas. El interés de la
casa XII se centra en los antepasados y en el depósito de la memoria
ancestral. A la XI le interesan la evolución y el progreso, la sociedad
moviéndose hacia alguna parte. Existe un conjunto de ideas claras
sobre lo que puede ser o qué potencialidades se pueden llevar a ca -
bo. Este Sol en Sagitario necesita estar en contacto con gente que
piense igual y que además quieran progresar y evolucionar.

11
Incluso, afinando más, podríamos decir que el Agua cree, mientras que la Tie-
rra siente a través de los sentidos (N. del T.)
87
Lila: Por eso me resulta tan difícil.
Liz: ¿Difícil encontrar gente que piense como tú y que quiera evolu-
cionar?
Lila: Sí. Veo el diseño y tengo la visión de lo que debe hacerse. Pe-
ro es difícil que yo encuentre a gente que tenga mi misma visión.
Soy muy enérgica. A veces me siento como la única persona que es
capaz de ver el potencial y he de conseguir que otra gente también
lo vea. A veces me siento muy frustrada y solitaria cuando no consi-
go que se valoren mis ideas.
Liz: Has descrito con toda claridad lo que un Sol en la XI quiere.
Este Sol siente que todo es desolador e inútil sin un contacto con
gente que comparte la misma visión. Esa visión no debe consistir
necesariamente en una transformación global. Puede tratarse del
desarrollo de una determinada área de conocimiento o un camino
artístico peculiar. A Sagitario suele preocuparle el cuadro completo.
Pero, con independencia del signo solar que se trate, debe existir un
sentimiento de pertenencia a un grupo humano mayor con el cual
uno puede entusiasmarse, compartir ideas y avanzar en el camino a
su realización.
Oyente: La intensidad a la que ella se refiere seguramente ha de
estar conectada con la conjunción Luna-Plutón en la VIII y Júpiter
en Escorpio.
Liz: Sí, yo también lo veo así. Pero aunque no podamos interpretar
al Sol desgajado del resto de la carta, quisiera seguir centrada por el
momento en este emplazamiento solar.
Oyente: Las nuevas tecnologías han facilitado encontrar esa comu-
nidad, sin necesidad de estar ubicados en ningún lugar concreto.
Liz: Sí, Internet y todas sus posibilidades son un gran regalo para el
Sol en la casa XI, especialmente cuanto más introvertido es quien no
quiere introducir en su vida a un montón de gente. El acceso al co-
nocimiento es instantáneo, y es posible contactar con cualquiera en
cualquier parte sin necesidad de conocerse físicamente. Una comu-
nidad típica de la casa XI no tiene por qué ser una comunidad física.
88
No creo que un Sol en Sagitario sea especialmente introvertido, sal-
vo que Plutón o Saturno sean angulares o se enfaticen los planetas
en signos reflexivos.
En la carta de Lila Acuario está ascendiendo y su regente,
Urano, se halla en la casa VII, en trígono con la conjunción Sol-
Venus en la XI, así que esperaría encontrar a alguien extrovertido.
El Sol en la XI y en Capricornio, Virgo o Escorpio pueden sentir
incomodidad cerca de grupos físicos de personas. Aun así, uno ne-
cesita sentirse parte de una vanguardia, incluso sin conocer en
persona a los miembros del grupo. Incluso si hubieran vivido hace
quinientos años, el Sol en la XI hubiera leído el libro o visto la obra
de teatro y hubiera exclamado: «¡Sí! ¡Es la misma visión que yo
tengo!». Uno forma parte del grupo a un nivel no corpóreo, parte de
un conjunto de ideas que han venido desarrollándose durante siglos.
Se puede trabajar solo, pero uno forma parte un contiunuum de pio-
neros, de forma que uno se siente en buena compañía. Un Sol en
casa X introvertido puede operar sobre esta base. ¿Tienes idea de
por qué no encuentras personas con quienes puedas compartir tus
ideas?
Lila: Creo que en parte es porque provengo de una cultura diferente
y soy realmente apasionada respecto de mis ideas. Se me ocurre una
idea y rápidamente me zambullo en ella y es muy excitante. Si no
estoy trabajando en algún proyecto me muero. Es parcialmente un
problema cultural. No sé cómo comportarme de forma reservada y
contenida cuando algo me entusiasma. Tardé mucho en entender
cómo funcionan los ingleses. Cuando te juntas con personas creati-
vas en Hispanoamérica, se apasionan con la creatividad. No sé si
éste es realmente mi lugar. Mi marido es de aquí. Es inglés. Estoy
pensando en volver a Brasil. Durante un tiempo estuve buscando
trabajo y fui a un montón de entrevistas. Casi me adoraban, casi me
contrataban inmediatamente, pero después no volvía a saber de
ellos.
Llegué a la conclusión de que quizá mi misión no era trabajar
para otras personas. Empecé a trabajar para mí. Se me ocurrió un
nombre: «Creative Punch». La gente me decía: «¡Eso suena muy
agresivo para un inglés!». No lo entendía y pensé incluso en cam -
89
biar de nombre. Luego me detuve un momento y me dije: «No. Se-
guiré usando “Creative Punch”, porque representa lo que yo soy y lo
que representa lo que son las nuevas tecnologías». Así que estoy en
proceso de desarrollo de la idea. No sé si va a funcionar, pero voy a
echar toda la carne en el asador porque no tengo nada que perder.
Liz: Tuviste una importante percepción de lo que necesita el Sol en
la XI al darte cuenta finalmente de que tenías que ir a tu aire. El Sol
debe brillar solo, incluso cuando sirve a los demás. Un Sol en la XI
es diferente de una Luna en la XI. El propósito solar de contribuir a
la comunidad no se puede alcanzar solamente siendo un miembro de
la comunidad. En otras palabras, no puede usted simplemente entrar
en un grupo y creer que sólo con eso conseguirá un trabajo. Debes
crear tu propio grupo. Si proyectas el Sol y ves la luz en el grupo, no
podrás sentir tu propia luz.
Es el mismo tipo de paradoja a la que se enfrenta el Sol en la
XII, que canaliza el inconsciente colectivo pero al mismo tiempo
debe ser suficiente persona para poder canalizarlo en vez de ser en-
gullido por él. Un Sol en la XI debe realizar una contribución
plenamente individual al colectivo. Creo que has encontrado la fór-
mula correcta para su
Sol. La necesidad de ser autosuficiente queda además subrayada por
la presencia de Saturno en la XI. En la medida en que busques un
grupo para sentirte en casa, lo que obtendrá será disgusto y frustra-
ción.
Lila: ¡He sufrido tanto en este país!
Liz: Con el debido respeto, no voy a disculparme por ser inglesa. No
creo que tus dificultades provengan totalmente de la diferencia de
nacionalidad. Por supuesto, existen diferencias culturales en la for-
ma en que expresamos nuestras emociones. No obstante, te has
casado con un inglés, lo que indica que el famoso carácter reservado
de los ingleses no te resulta en verdad tan antipático. El tema es mu-
cho más profundo y se relaciona más con el Sol en la XI. El Sol
debe luchar para brillar y tú debes crear tu propio vehículo. Allá
donde usted haya ido habrá encontrado obstáculos. Si te hubieras
quedado en Brasil, los obstáculos hubieran tomado una forma distin-
90
ta, pero igualmente habrían intentado bloquear tus esfuerzos de en-
contrar la luz solar en otros. Para ser lo que tú eres, debes crear tu
propio espectáculo. El Sol debe siempre crear su propio espectáculo
y debe siempre luchar. No se puede confiar en nadie más para pro-
porcionarnos la luz.
Un Sol en la II no puede confiar en los demás para que le pro-
porcionen los recursos que necesita, y a veces es una lección
dolorosa. Los Soles en la casa II nacen a veces en familias adinera-
das, o se casan, o heredan dinero. Entonces algo va mal y deben
desarrollar sus propios talentos al efecto de dotarse de seguridad en
su mundo. Buen ejemplo de la lucha que comentamos es el Sol en la
casa VII de la princesa Diana. Es habitual que un Sol en la casa VII
empiece buscando la luz en una pareja o en un compañero. Entonces
algo no funciona y tienen que reconocer que, aunque los otros son lo
más importante en su vida, deben encontrar su razón de vivir dentro
de ellos. No pueden ir con la gorra en la mano, mendigándole la
razón de vivir y el sentimiento de valer la pena.
El Sol necesita brillar y entregar generosamente, pero primero
debe descubrir su luz interior e individual. La luz no se puede pedir
prestada. Un Sol en la XI no puede entrar en un grupo y suplicar:
«Queredme. Valoradme. Hacedme sentir que tengo una razón para
vivir». Debe crear su propia luz y ofrecerla después al grupo. En
ciertos momentos de la vida se provoca normalmente una lucha te-
rrible respecto de las cuestiones propias de la casa en la que se ubica
al Sol, una vez caemos en la cuenta de que debemos encontrar noso-
tros solos el camino. Como he dicho anteriormente, Apolo es un
dios solitario.

Rechazo del colectivo al Sol

Oyente: Yo también tengo el Sol en la casa XI, como Lila. He pasa-


do muchos años de mi vida en soledad. He viajado por todo el
mundo, he trabajado como ingeniero porque mis padres no me per-
mitieron estudiar biología cuando estaba en el colegio. Sólo me
permitieron estudiar ingeniería, y tuve mucho éxito en mi profesión,
91
pero no era realmente feliz. En la actualidad trabajo como animales
e intento publicar lis percepciones respecto de su comportamiento.
Me está resultando extremadamente difícil. Es como empezar com-
pletamente de cero. Pero al menos estoy haciendo lo que me gusta.
Liz: La persona con el Sol en la XI necesita ofrecer algo al colectivo
para el mejoramiento de la gran familia humana. Pero las etapas del
camino entre lo que uno descubre –para lo cual debe seguir a su
corazón – y lo que tú terminas ofreciendo te pueden llevar a diver-
sos niveles de compromiso y variación del mismo. Al igual que la
XII, la casa XI es colectiva. Lo que tú estás creando debe ser ofreci-
do de alguna forma; pero puede que la forma final de ofrecerlo no
sea la misma que parecía en un principio.
Oyente: Suena como que al ofrecer algo, no sea reconocido ni valo-
rado.
Liz: Eso resulta más o menos inevitable. Inicialmente, parece que la
ofrenda de uno no es valorada. De hecho, puede ser rechazada. No
hay respuestas fáciles a este dilema. Para algunas personas, la forma
de solucionarlo es a través del compromiso. Para otras es la pura y
persistencia. No sé cuál será la mejor opción para ti. Pero tanto tú
como Lila parecéis haber chocado contra la misma barrera. Os ha-
béis dado cuenta de que debéis hacer lo que debéis hacer sin ayuda,
y habéis renunciado a intentar encontrar un sentido y un propósito
mediante el recurso de complacer a la gente. Habéis creado algo por
vosotros mismos y nadie parece quererlo. Es parte de la lucha contra
el dragón. El Sol se hunde en la oscuridad y debe luchar contra el
dragón de la depresión y la desesperanza. El sentimiento de que
nadie quiere lo que uno ha creado es parte del proceso.
Oyente: Lo que uno ha creado es algo con lo que uno también se
identifica. Rechazar eso es rechazarlo a uno.
Liz: Sí. Es una de las cuestiones más difíciles de desarrollar respecto
del Sol. Si uno crea solamente para agradar a los demás, lo que se
crea no tiene vida. No es auténtico. Si uno crea para complacerse a
sí mismo, o a su Sí mismo, rechaza agradar al colectivo y éste con-
traataca. La gente dice: «No me gusta. No es lo normal. Es
92
demasiado individualista. Demasiado elitista». Hay una cierta inevi-
tabilidad arquetípica en este rechazo. Uno debe solucionar ese
dilema. Mucha gente abandona llegado este punto. El rechazo tras la
ofrenda de la creación es demasiado doloroso y la soledad se hace
insoportable.
Lila: Un amigo me dijo: «Y bien, si esa gente cree que Creative
Punch suena demasiado agresivo, tú tampoco vas a querer trabajar
con ellos». Yo le contesté: «Tienes razón». Esa gente intentaba con-
vencerme de que hiciera algo distinto. Luché contra la confusión
entre seguir mi instinto o hacer caso de lo que me decían los demás.
Finalmente dije: «Voy a ir a por lo que quiero, porque es lo único
que me da fuerzas y energías para seguir luchando».
Oyente: Me interesa mucho la gente como Mozart, que parecían
realmente vivir el Sol. Creó en la más absoluta miseria. Eso me dice
algo acerca del riesgo o la apuesta. Aquello que uno crea puede te-
ner valor para los demás, pero puede no tener en realidad ningún
valor.
Liz: Sí, es una apuesta. No hay garantías de que el colectivo acepte
lo que usted cree. Al esforzarnos por vivir el Sol no podemos dar
por sentadas las recompensas. Quizá nunca consigamos oír el men-
saje de «Te queremos. Se aprecia tu trabajo». Al igual que Apolo,
puede ser rechazado. Dafne prefirió convertirse en laurel antes que
entregarse a los abrazos del dios. No hay póliza de seguros que nos
garantice que la luz será bien recibida. Pero el placer de la recom-
pensa nos elude cuando el Sol brilla.
Oyente: Ciertamente, si uno cree en sí mismo el mundo le recom-
pensará.
Liz: Suena precioso tal como lo dice usted. Pero expresar el Sol cre-
yendo firmemente en una recompensa del resto del mundo es
contradictorio con la naturaleza del Sol. No es así como funciona.
¿Capta usted la paradoja? El acto de devoción necesario para el tra -
bajo creativo requiere la renuncia expresa al control del ego, lo que
significa, entre otras cosas, la renuncia a la expectativa de una grati-
ficación.
93
Es algo parecido a la devoción religiosa y a veces incluso idén-
tica. El sacrificio es un ingrediente necesario. Si uno se porta bien
esperando que Dios le premie, lo que está haciendo en realidad es
negociar y pierde de vista lo fundamental, tanto de la bondad divina
como de Dios mismo. Además, uno está dando a entender que la
vida es siempre justa y que los buenos son los que se llevan el pre-
mio. Así ocurre en las películas de Walt Disney. Pero aquí abajo los
chicos buenos pierden a veces, y no es porque no tengan talento.
Además, creer en uno mismo no siempre es fácil. Salir del limbo y
decir «Comprometo mi corazón y mi alma en este proyecto, este
ideal o este estilo de vida» puede resultar sencillamente aterrador.
Las inseguridades y las heridas profundamente arraigadas pueden
hacer eso virtualmente imposible. Por más que sea posible la contri -
bución, ésta puede ser recompensada o no.
Uno no crea por la recompensa. Uno crea porque debe hacerlo.
La vida no fue justa con Mozart. Murió en la pobreza y su cadáver
fue enterrado en una tumba comunitaria simple. Los únicos recom-
pensados hemos sido nosotros a través de su música.
Oyente: ¿Qué sería de la música si él hubiera abandonado?
Liz: Exactamente. Pero no abandonó, porque vivía desde el Sol y no
por la recompensa. Muchos de nosotros no somos Mozart, y no te-
nemos la capacidad de transcribir directamente la Música de las
Esferas. Nosotros avanzamos a tientas y apenas tenemos un vislum-
bre de algo que brilla. Es difícil creer en uno mismo si uno tiene un
destello de vez en cuando. Es más fácil si la música se desparrama y
uno se pone a transcribirla como un loco.
De nada sirve quejarse: «¡Qué vergüenza! ¡Lo he dejado! ¡Soy
un fracasado!». Todos abandonamos en algún punto e inmediata-
mente lo volvemos a intentar. Ése es el proceso solar. Muchas veces
en la vida, a gran o pequeña escala, nos asustamos y traicionamos al
Sol. Luego nos reponemos y la próxima vez le echamos más valor.
Y lo volvemos a dejar y volvemos a intentar otra vez. El Sol siem-
pre desciende a la oscuridad, lucha contra la serpiente y reaparece
de nuevo. Haber abandonado la lucha no es signo de cobardía o fra-
caso. Pero hemos de saber en qué momento y por qué nos hemos

94
hartado, y en qué momento es bueno que conservemos nuestra ener-
gía para curarnos hasta que estemos listos para intentarlo otra vez.
Sólo si abandonamos definitivamente acabaremos teniendo serios
problemas, puesto que estaremos abriendo la puerta a diversas cla-
ses de enfermedades, físicas o psíquicas. Si dejamos el combate
demasiado pronto en la vida y lo dejamos para siempre, el precio a
pagar será terrible. Si permanecemos leales, sufriremos por ello y
puede que nunca obtengamos el reconocimiento que merecemos.
Pero debemos seguir intentándolo.
Oyente: En muchas cartas el Sol aspecta a planetas exteriores. ¿Se
requiere algún tipo de compromiso?
Liz: Sí, por supuesto. No estoy pretendiendo decir que el resto de la
carta deba sacrificarse para satisfacer las necesidades y los fines
solares. Cualquier aspecto planetario con el Sol exige la luz solar
para ser integrado con las necesidades del otro planeta. Y todos los
demás planetas, sin importar si están en aspecto o no con el Sol,
necesitan ser expresados en algún área de la vida. Esto incluye tam-
bién a la Luna, cuya satisfacción es el sentido de pertenencia. No
obstante, es posible expresar las necesidades lunares sin traicionar la
integridad esencial del Sol.
Lila: Es difícil saber hasta dónde debes comprometerte.
Liz: El grado de compromiso es un asunto profundamente indivi-
dual. Nadie puede decirnos hasta dónde debe uno comprometerse o
no. Y puede cambiar, dependiendo de la edad, circunstancias y el
tipo de tránsitos o progresiones que se hayan activado en un mo-
mento determinado. Las casas XI y XII exigen una relación continua
con el colectivo. El asunto del compromiso es particularmente im-
portante cuando el Sol se halla en una de esas dos casas. En última
instancia uno puede preguntarse dónde termina el compromiso y
dónde empieza la venta al mejor postor. Para el Sol venderse al me-
jor postor es la muerte. Cada persona debe descubrir por sí misma
dónde ha de trazar la línea e, inevitablemente, cometerá errores. Eso
es parte del viaje solar.

95
Matar a la serpiente: Sol en la casa VIII

Oyente: ¿Puedes decirnos algo más acerca del Sol en la VIII? Tengo
al Sol emplazado en esa casa y todavía me resulta difícil entenderlo.
Liz: Muy bien. ¿Qué es lo que necesita este Sol?
Oyente: Luchar contra la serpiente.
Oyente: Desorden.
Liz: Esta casa está regida por un planeta interior y otro exterior. Está
por encima del horizonte. Esto significa que está relacionada con la
dinámica entre el yo y el no-yo, el Ego y el Otro. ¿Qué clase de Otro
representa la casa VIII?
Oyente: Asociaciones poderosas.
Liz: No creo que la casa VIII tenga relación con las asociaciones en
un sentido externo. Eso cae más bien del lado de la casa VII. La
VIII es más sutil.
Oyente: Poder en las relaciones.
Liz: Volvamos a las interpretaciones básicas de las casas. La VIII es
la opuesta a la II. ¿Qué significa eso?
Oyente: Dinero de los demás.
Oyente: Intereses compartidos.
Liz: Sí, esta casa tiene que ver con la sustancia que es nuestra pero
no nos pertenece por entero –entiéndase por «sustancia» aquello que
compartimos con los demás–. Podemos «poseer» sustancia física o
talentos exclusivamente nuestros. ¿De qué clase de sustancia parti-
cipamos que no puede ser enteramente nuestra?
Oyente: Sustancia psíquica. La fuerza vital. No podemos poseerla.
Liz: No. Poseemos una conciencia individual y un cuerpo indivi-
dual, pero también participamos de una vida más secreta, con sus
propios patrones e intenciones. ¿Qué ocurre cuando nos encontra-
mos en el reino de la casa VIII?

96
Oyente: Cambiamos.
Liz: Sí. Morimos y renacemos de una forma totalmente distinta.
Descubrir que, después de todo, no somos individualidades separa-
das, a pesar de vivir en una superficie bajo la cual se extiende todo
un mundo invisible, nos hace cambiar. En la Casa II, lo que es nues-
tro no nos puede ser arrebatado. Forjamos nuestro patrimonio, lo
acrecentamos, lo poseemos en todo momento. En la casa VIII esta-
mos a merced de algo más grande que nosotros, que no puede ser
adquirido, ni aumentado ni poseído a través de nuestro esfuerzo per-
sonal y consciente. En la casa VIII lo que presumimos que es
nuestro puede sernos arrebatado. Podemos vernos forzados a entre-
gar aquello que creemos que nos pertenece; e incluso puede ser
destruido por aquello que es mayor que nosotros. En la II tenemos
poder a través del desarrollo de nuestros recursos internos. En la
VIII descubrimos que no tenemos poder alguno.
La dimensión inconsciente de la vida es totalmente ajena a las
necesidades del ego. Es el Otro en el sentido más profundo del tér-
mino. A veces decimos: «Vaya, me ha traicionado el inconsciente».
Pero no es mi inconsciente, sino el inconsciente. Éste apuntala la
vida consciente; y cada vez que el inconsciente entra en contacto
con ésta, nos vemos obligados a cambiar. Estamos abiertos en canal
y se nos obliga a reconocer la existencia de un territorio invisible
que tiene vida propia. La casa VIII no representa a «los otros» físi-
camente. Es la realidad de la psique: la de los complejos familiares,
compulsiones, patrones ocultos, misterios... En suma, todo que
emerge de las profundidades que no sabíamos que nos pertenecía
aunque en realidad no sea enteramente nuestro. Cuando nos enfren-
tamos a este reino, nos vemos sometidos a un proceso de desplome.
El ego debe reconocer que ya no tiene el poder. La casa VIII está
relacionada con el poder, pero no con el poder personal. Uno no
controla el espectáculo. La casa VIII se revela a través de las crisis:
experiencias cercanas a la muerte, la muerte de los demás, separa-
ciones muy dolorosas, la aparición de enfermedades, pérdidas y
súbitas vueltas de la Rueda de la Fortuna, locura, fantasmas noctur-
nos, compulsiones sexuales. Es un conjunto de cosas que no
podemos controlar y que revelan dimensiones más profundas y mis-
97
teriosas de la vida.
Cuando el Sol se halla en la casa VIII solemos encontrarnos con
este reino a una edad bien temprana y nos vemos obligados a reco-
nocer, a menudo de mala gana, que no controlamos nuestra vida. No
podemos evitar estar en contacto con este reino; debemos aprender a
vivir con él, crear una relación con él y darle una expresión lo más
creativa posible. En la casa XII debíamos construir un vehículo per-
sonal que fuese capaz de mantenerse abierto y dar expresión a la
historia y los sueños colectivos. En la XI, a su vez, debíamos aportar
algo al proceso evolutivo de la humanidad. ¿Qué es lo que debemos
hacer en la VIII?
Oyente: Debemos estar preparados para dejar ir, para morir, para ser
cambiados.
Liz: Sí. Debemos retener lo que creemos que es nuestro, pero de una
forma flexible. Necesitamos estar preparados para ser cambiados
por aquello que nos ocurra en la vida. Debemos decir: «Ya no puedo
luchar más contra esto. Me rindo. Estoy derrotado. Renuncio a mi
poder». En la derrota establecemos una conexión con algo. En la
muerte, vivimos. En medio de la crisis descubrimos una inesperada
serenidad. En la pérdida encontramos algo. La palabra «combate»
no es inapropiada para describir al Sol en la VIII; pero la soberbia lo
es, como también lo es la superficialidad.
Lila: ¡Mi Sol reubicado se halla en la casa VIII!
Liz: Qué mala suerte la tuya, ¿verdad?
Oyente: ¿Puede uno atraer a otras personas con problemas psicoló-
gicos? ¿O puede indicar que alguien en la familia los tiene? No se
puede controlar, pero uno tiene que arreglárselas de algún modo con
ello. El Sol en la VIII podría sentir: «Heme aquí frente a esta perso-
na demente a la que debo manejar y debo además encontrar un
sentido en ello. Pero no puedo evitar el hecho de que está fuera de
mi control».
Liz: Sí, a menudo se crea ese patrón. Un encuentro típico de la casa
VIII tiende a revelar dimensiones ocultas de la vida que exigen arro-

98
jar luz en lugares muy oscuros. A veces es la misma persona con el
Sol en la casa VIII la que sufre la crisis o padece el problema psico-
lógico serio. A veces es alguien de la familia más cercana. Pero eso
no significa que el Sol en la VIII sea intrínsecamente maléfico. To-
das estas cosas que suceden lo hacen por una finalidad, pues todas
ellas conducen a las profundidades a las que pertenecen. Dado que
normalmente no nos lanzamos a esas profundidades voluntariamen-
te, somos en un principio arrastrados a la fuerza hacia ellas.
A veces uno rechaza reconocer la existencia de ese reino de Plu-
tón en su vida, incluso cuando la vida aporrea con fuerza la puerta
de uno. En ese momento el Sol en la VIII empieza a tener proble-
mas. Esos problemas pueden surgir también en los intentos
desesperados de controlar la propia vida, puesto que cualquier cosa
presente en la VIII está sometida a un proceso de derrumbamiento.
Si el ego es demasiado rígido y uno dice: «Me niego a reconocer
nada fuera de la realidad material» o «Voy a controlar esas emocio-
nes y compulsiones», va directo al matadero. Sólo a través del
reconocimiento y la cooperación con lo inevitable, más que del con-
trol, es posible que el Sol brille en la casa VIII. Es el reconocimiento
del Otro interior, el sostén invisible de la vida. No es muy inteligen-
te decir: «¡Haz lo que yo te diga!» cuando uno está tratando con
Plutón. Es más atinado decir: «Concédeme la sabiduría para luchar
cuando deba hacerlo y la capacidad de renunciar a la lucha cuando
la necesidad lo exija».

La casa VIII y el destino

En el mito, Apolo es el único entre todos los dioses que consigue


engañar a las Parcas. Sólo una vez, ciertamente; pero una sola vez es
mejor que ninguna. Emborrachó a las
Parcas para salvar la vida a su amigo, un mortal llamado Admeto.
Ni siquiera el dios-Sol puede engañar a las Parcas indefinidamente o
convertir en inmortal a Admeto; pero sí consigue alargar la vida de
su amigo. Al final seguimos limitados por las leyes de nuestra exis-
tencia mortal, si bien existe más flexibilidad en la forma en que
99
vivimos nuestra vida de la que podemos imaginar. Debemos vivir en
la creencia de que somos libres; pero descubriremos bastante rápido
cuándo hemos sobrepasado nuestros límites. Si luchamos contra el
«destino» impuesto por las compulsiones y complejos familiares, es
posible que nuestro margen de maniobra se amplíe. Pero si nos en-
frentamos a lo inevitable, lo que hacemos es levantarnos contra los
patrones ancestrales sobre los cuales se hilan y entretejen los hilos
de la vida. Sólo descubrimos eso al enfrentarnos a esos patrones y
fallar. A partir de ahí hemos establecido una relación con el origen
de algo profundo y oscuro, que da la vida y al mismo tiempo la qui-
ta.
En el mito de Apolo también se representa la relación de Apolo
con la serpiente Pitón. Apolo lucha con esta criatura gigante ctónica
y se las arregla para establecer su luz en los antiguos dominios de
Pitón. Pero sus poderes oraculares dependen de la cooperación del
inframundo, por lo cual crea a la Pitonisa, una mujer que sirve como
portavoz para sus oráculos. Su sabiduría se deriva en parte del dios,
pero también emerge del inframundo. La Pitonisa es una mezcla de
luz solar y oscuridad plutoniana. Se sienta sobre un abismo e inhala
las venenosas emanaciones del infierno, que la colocan en un estado
de trance. En ese estado recibe la inspiración del dios y pronuncia
un oráculo que profetiza tanto el destino de los hombres como de las
naciones. La sabiduría profética, que percibe tanto las deudas pasa-
das como el propósito futuro, emerge de la interacción del dios-solar
y del inframundo. ¿Alguno de los presentes con el Sol en la casa
VIII quiere comentar algo al respecto?
Oyente: No.
Liz: ¿Acaso he sido poco clara al describir el tema?
Oyente: No. Pero no es fácil articular una respuesta.
Oyente: Tengo un amigo con el Sol en la casa VIII. Estudia para
director de cine. Tiene una fascinación mórbida por la violencia y la
muerte. Todos sus guiones tratan de violaciones, tiroteos y asesina-
tos, lo cual sorprende un poco si se le conoce. Es una persona muy
tranquila pero con una presencia muy fuerte. Él no es una persona

100
obsesa en sí, pero sí lo es lo que crea su imaginación.
Liz: Es interesante que haya usado palabra «morboso». Desde la
perspectiva de la casa VIII la muerte y la violencia no son temas
morbosos, sino simplemente parte de la vida. El Sol en la casa VIII
contempla la vida y ve el hoyo en el que uno puede caer. Claro que
uno sabe que existen tiroteos, violaciones y asesinatos. Se puede
hablar y escribir tranquilamente acerca del tema. Pero a quien no
tenga el Sol en la casa VIII le parecerán morbosos. Si dices algo
parecido a tu amigo, te mirará de arriba abajo y pensará: «Pobre
ingenuo».
Oyente: Su sol está en Sagitario. Anda buscando todo el rato señales
y maldiciones.
Oyente: Una colega mía tiene el Sol en la VII en Aries. Si te sientas
con ella y tratas de tener con ella una conversación no te responderá.
Es como un partido de tenis: casi no devuelve las bolas. Ambos tra-
bajamos clínicamente con personas que tienen dificultades para
expresarse, y esta mujer es estupenda con clientes extremadamente
perturbados. Si alguna vez necesito saber algo de un cliente espe-
cialmente difícil, pido ayuda a esta mujer. Allí donde yo no llego a
ninguna parte con los clientes, ella parece conectar estupendamente
con ellos. Me deja asombrado. No tengo conversaciones con ella,
pero es capaz de llegar al corazón de un cliente emocionalmente
difícil. No sé cómo lo hace.
Liz: El Sol en la VIII puede desarrollar dones curativos, particular-
mente en el área de las enfermedades mentales. Probablemente
porque han encontrado la luz en su propia oscuridad, a menudo sa-
ben instintivamente cómo encender la luz en la oscuridad de los
demás.
El Sol en la XI o en la XII se enfrenta a la paradoja de desarro-
llar la individualidad mientras se mantiene abierto al colectivo. Lo
mismo le ocurre al Sol en la VIII. El sentido de la individualidad se
desarrolla a través de algo que no es uno mismo. Las tres casas están
regidas por planetas exteriores, que simbolizan las energías del co-
lectivo, contrarias a la naturaleza del Sol. Si el Sol de cualquiera de

101
esas casas aspecta a Urano, Neptuno o Plutón, uno tiene que vivir
con esa paradoja. Situarse en el nivel adecuado de compromiso pue-
de llevar mucho tiempo, de forma que uno no debería tener prisa en
ajustar dicho nivel. El Sol no desea renunciar a su sentido de ser
especial; y cuando se enfrenta al reino de la casa VIII debe abando-
nar el sentimiento de que tiene poder. Recupera el poder, pero ese
poder es compartido. Cuando está en la casa XI, recupera ese poder
sirviendo al grupo. Y si está en la XII, debe renunciar a su sentido
de destino individual, si bien lo recupera a través de una conciencia
de la historia y de la unicidad de la vida.
La paradoja crea una tensión constante, y quizá la tensión es
mayor con el Sol en la VIII. Con frecuencia la vida es más simple
para aquellos cuyo Sol está ubicado en otra parte. Eso no significa
que sea mejor, sino simplemente más fácil. Si uno tiene el Sol en la
II también uno debe luchar para vivir ese Sol y lo que uno crea debe
tener el mismo valor. Pero la paradoja no es la misma que la del Sol
en la VIII. Muchas pinturas murales y bajorrelieves egipcios repre-
sentan al dios Ra en su barco-Sol dirigiéndose al inframundo y
luchando contra la serpiente. Debe descender y luchar cada noche, y
es destruido casi por completo; pero el Sol se resiste a darse por
vencido y cada mañana vuelve a salir. Si no luchara, el mundo ente-
ro descendería a la oscuridad y la vida se detendría. La lucha contra
la serpiente es lo que crea la energía creativa para el Sol en la VIII.
Es más complicado vivir eso que vivir el Sol en una casa menos
paradójica de la carta.
Oyente: Los que tienen al Sol en otras casas no saben lo que se pier-
den.
Liz: Probablemente no. La casa en la que el Sol se emplaza es aque-
lla en la que el Sol puede brillar. Como astrólogos, tenemos el
privilegio de obtener destellos de la realidad de otras personas. Po-
demos llegar a percibir cómo se siente el Sol en otras casas. Es ex -
traño lo que ocurre. Cuando el Sol brilla, no importa en qué casa,
uno puede decir honestamente: «No siempre es fácil, pero prefiero
ser yo mismo antes que cualquier otro».

102
Cuando el Sol no brilla

Padre e hijo

Quisiera ahora analizar aquellas causas que hacen que el Sol entre
en crisis. ¿Por qué el Sol presenta dificultades para brillar en deter-
minadas personas? ¿Por qué parece más difícil o se necesita más
tiempo? Éste es buen momento para hablar de las cuestiones rela -
tivas al padre, porque el padre y sus sustitutos son los medios a tra-
vés de los cuales nuestra conciencia adquiere la imagen arquetípica
del Sol.
Por eso necesitamos a los padres. No tiene por qué tratarse de
nuestros padres biológicos; incluso existe una escuela de pensa-
miento según la cual ni siquiera han de ser figuras masculinas. Sin
embargo, necesitamos a alguien que actúe como figura mediadora
del padre arquetípico en la primera infancia. Alguien debe encarnar
la energía solar para que el niño la pueda ver, tocar, sentir, admirarla
e interiorizarla a través de una figura humana. «Cuando sea mayor
quiero ser (o casarme con alguien) como Papá», dice el niño; o tam-
bién, «Cuando sea mayor no quiero ser (o casarme con alguien)
como Papá», lo cual es un enunciado tan poderoso como psicológi-
camente válido. Si no existe esa figura mediadora, ninguna otra
persona podrá actuar como gancho para la proyección del arquetipo
solar, ya sea de forma luminosa u oscura, y éste no traspasará el
nivel mítico. Es muy difícil trasladar esto a la vida cotidiana de la
persona y puede quedarse sin ser expresado. Posteriormente se pue-
de proyectar sobre otras personas. Nos enamoramos de ellas, las
adoramos y creemos que ellas nos pueden traer la luz. Y puede que
las odiemos porque nosotros no hemos interiorizado el principio
solar y no dejamos de envidiar profundamente a quienes sí lo han
hecho.

103
El Sol sin aspectos

Un Sol sin aspectos en la carta natal puede sugerir que encontrar el


Sol dentro de uno puede tomar su tiempo, dado que la relación con
el padre puede no ser lo bastante sólida para permitir que el arqueti-
po solar se encarne. El padre, como persona de carne y hueso, no
tiene por qué ser perfecto; sólo necesita ser lo bastante humano co-
mo para que el niño atisbe la imagen Sol en él, devolver el reflejo de
la misma y decir: «Esto es lo que yo admiro», o «Esto es lo contra-
rio de lo que yo quiero ser». Todos iniciamos nuestra vida
proyectando el Sol. El niño lo hace porque su ego no está lo sufi-
cientemente formado como para decir: «Éste soy yo y éstas son mis
cosas». No es posible distinguir entre el yo-aquí-dentro y el tú-ahí-
fuera. Durante los primeros años de vida el Sol necesita un gancho
externo y éste suele ser el padre. En algunos casos puede ser proyec-
tado sobre un hermano, un tío o un padrastro. A veces la madre es
más solar que el padre, más lunar; y de acuerdo con ello, el Sol es
proyectado sobre la madre y no sobre el padre.
En una familia monoparental en que la madre cría sola al niño,
tanto el Sol como la Luna pueden ser proyectados sobre ella. Eso
supone una tremenda carga para el progenitor. No es necesariamente
algo malo ni para la madre ni para el niño; pero es de todos modos
una carga. Cuando la madre carga sobre sí tanto la Luna como el
Sol, el niño no puede desplazarse psicológicamente del uno al otro
como los otros niños que cuentan con ambos padres. Los dos proge-
nitores proporcionan realidades alternativas e incluso contrarias, lo
cual concede al niño espacio psíquico para respirar. Cuando ambas
figuras se reúnen en un solo progenitor, éste deviene alguien increí-
blemente poderoso y no se puede escapar de ella (con menos
frecuencia, de él). ¿Alguno de los presentes está criando a sus hijos
en solitario? ¿Entienden ustedes lo que estoy diciendo? Deben llevar
sobre sus hombros tanto el principio solar como el lunar para sus
hijos y eso puede suponer una pesada carga para los dos, ustedes y
sus hijos. A menos que haya alguien cerca que pueda representar la
otra luminaria.
Oyente: Él está cerca, pero no demasiado.
104
Liz: «No demasiado» puede ser suficiente como para conceder espa-
cio para respirar. Oyente: ¿Aunque el padre sea frío y le rechace?
Liz: Sí. No estoy diciendo esto debido a ninguna idea preconcebida
acerca de que lo que se considera una vida familiar «normal» sea
«bueno». Existen incontables estadísticas que intentan demostrar
que es más «beneficioso» para el niño formar parte de una familia
que conste de los dos progenitores y que éstos estén casados; ¿pero
qué significa «beneficioso»? Algunos matrimonios resultan tan pa-
tológicamente infelices que el niño sería más feliz y estaría mejor
cuidado de lejos si se criara sólo con uno de los padres; y algunas
parejas gays, aunque eso no se considere «normal», podrían propor-
cionar al niño un excelente equilibrio. Criar en solitario a los hijos,
aunque sea fuente de muchos problemas, puede comportar también
un inmenso desarrollo de la creatividad en la psique del niño. No
obstante, seríamos ingenuos y estúpidos si ignoráramos las conse-
cuencias psicológicas de esa crianza en solitario, a pesar de sus
potenciales resultados positivos en cada caso particular.
Incluso si el padre es distante, decepcionante, frío, que rechaza
al niño o está casi siempre ausente, se trata de alguien a quien el
niño tiene posibilidad de conocer. El disgusto y el dolor pueden ser
incluso más estimulantes para la humanización del Sol que el amor
y la admiración. El hecho relevante es que exista una persona sobre
quien se puedan proyectar las cualidades solares, ya sean positivas o
negativas. Por eso no es buena idea negar al niño la posibilidad de
conocer a su padre, por muy resentida que la madre esté con él. El
niño siempre necesitará saber que existe alguien llamado Fred o
Luigi que le engendró. Esa persona puede ser contactada cualquier
día o, en caso de fallecimiento, ser conocida a través de sus cartas,
fotografías o experiencia de otras personas. E incluso si la madre
está llena de rabia y odio contra él, el niño puede experimentarlo de
forma distinta y tiene todo el derecho a sentir emociones positivas
respecto de él por más que a la madre le sea imposible. Si no hay
posibilidad de conocer al padre se crea un vacío psíquico, y el ar-
quetipo solar permanece en el nivel mítico o resulta indistinguible
de la Luna en el mismo progenitor.
Un Sol sin aspectos no indica que no exista el padre, pero sí
105
puede describir una cierta falta de contacto con él. Cuando la rela-
ción con el padre es tenue, el principio solar no se transmite
fácilmente y puede ser difícil interiorizar el Sol y arraigarlo en la vi -
vencia diaria. Puede parecer tan distante que uno siente que nunca le
va a alcanzar; y puede expresarse también en una forma extrema: de
forma mítica con un pequeño grado de integración con el resto de la
vida. O puede generar síntomas físicos o psicológicos si se ve blo-
queada su expresión.

El Sol en aspecto con los planetas exteriores

Existen otros emplazamientos planetarios que pueden sugerir difi-


cultades con el Sol. De hecho, no creo que haya ninguna carta que
no muestre alguna dificultad de tipo solar. No existe el «horóscopo
perfecto». La cuestión no es tanto si existe alguna dificultad, sino la
naturaleza de ésta o qué proceso necesita seguir el Sol al efecto de
brillar. Ya he mencionado la paradoja del Sol emplazado en las tres
casas regidas por planetas exteriores. Esto puede frenar el don de
brillar del Sol de forma bastante sencilla. A menudo el individuo
tarda mucho en poder decir: «Sé quién soy y qué quiero hacer en la
vida», debido a que existe algo que le arrastra fuera del camino del
desarrollo individual.
Oyente: ¿Puedes decir algo acerca de los aspectos entre el Sol y
Neptuno? ¿Es parecido al Sol en la casa XII?
Liz: Existen similitudes. Sugiere el mismo conflicto entre las nece-
sidades individuales y colectivas, y es muy importante encontrar la
forma de honrar a ambas. Si nos identificamos con Neptuno sola-
mente, nos veremos engullidos por los anhelos conectivos y no
encontraremos la felicidad en la vida ni razón alguna para desarro-
llarnos como individuos. Si nos identificamos sólo con el Sol, nos
convertimos en personas insensibles al sufrimiento de aquellos más
vulnerables que nosotros, y quizá cortemos el contacto con aquellas
dimensiones más sutiles o elevadas de la vida que nos proporcionan
consuelo para el dolor de nuestra existencia mortal. Neptuno enton-

106
ces se nos acerca sigilosamente desde el mundo exterior y acabamos
casándonos con él o encontrándolo en nuestros hijos. O toca nuestro
cuerpo a través de la enfermedad, o nuestra psique a través de fobias
y adicciones. O nos lo encontramos en el colectivo y nos sentimos
amenazados por aquellos elementos de la sociedad que habitualmen-
te flotan en las aguas neptunianas.
Oyente: Muy cierto.
Liz: No es de mucha ayuda dejar fuera de nuestra vida a un planeta
que esté en aspecto con el Sol, porque siempre volverá a casa. Per-
tenece a uno mismo. El combate es esencial para encontrar un punto
de equilibrio; y esto es especialmente cierto respecto de los aspectos
de los planetas exteriores con el Sol.
Oyente: Parece como si muchos jóvenes cuyo Sol está en aspecto
con planetas exteriores no quisieran hacer nada con sus vidas.
Liz: Quizá no estamos entendiendo suficientemente a esos jóvenes
con el Sol en aspecto con los planetas exteriores o ubicado en las
casas regidas por éstos. Si nosotros mismos carecemos de esos as-
pectos, podríamos juzgar con excesiva rigidez el asunto, lo que no
es una cualidad deseable en un astrólogo. Estas personas tardan más
que los demás en crear sus límites personales y pueden cometer
errores de bulto antes de que el Sol comience realmente a brillar. El
joven con un aspecto Sol-Neptuno o el Sol en la XII puede probar
las drogas durante un tiempo, o ir a la deriva sin hacer nada de pro-
vecho, o interpretar el papel de víctima en una relación destructiva.
El Sol en aspecto a Urano o en la XI puede mostrar un comporta-
miento verdaderamente anárquico; y el Sol en aspecto a Plutón o en
la VIII puede ser el «paciente identificado» en una familia disfun-
cional, manifestando la rabia o la depresión que los demás rechazan
reconocer en sí mismos. Puede parecer como si, a los diecinueve a
veinte años, la persona no estuviera llegando a ninguna parte y pue-
de mostrar algunos problemas serios.
No estoy sugiriendo que los problemas «desaparezcan» mági-
camente cuando sea el momento; a veces es necesaria la ayuda
terapéutica. Ni tampoco estoy queriendo decir que el individuo no

107
tiene opciones. Igualmente, al observar determinados emplaza -
mientos planetarios no significa que el Sol no pueda brillar jamás,
pero el viaje puede complicarse mucho. Las energías de los planetas
exteriores pueden ser apabullantes a menos que el ego sea lo bastan-
te sólido como para canalizarlas. El progenitor sabio cultivará la
paciencia y la comprensión, así como el reconocimiento de que el
mundo puede el reconocimiento de que el mundo puede tener que
enfrentarse al individuo y no al revés.
La persona con aspectos entre el Sol y Neptuno puede atravesar
un largo período languideciendo en el País de Nunca Jamás antes de
que el Sol aparezca en escena y le diga: «Aparta las manos del trase-
ro y esfuérzate en tener una vida». La persona con aspectos entre el
Sol y Urano también pasará mucho tiempo destrozándolo todo lo
que tenga a la vista hasta que el Sol encuentre su propia voz y le
diga: «¿Quién eres tú cuando no te metes en polémicas inútiles y
lanzas piedras a la policía»? La persona con aspectos entre el Sol y
Plutón puede pasar por largas temporadas de depresión, aislamiento
o comportamiento antisocial, o inicie un rosario de relaciones con-
flictivas en que las destructivas luchas de poder sean el pan nuestro
de cada día, antes de que el Sol luzca lo suficiente para afirmar:
«Quiero ser un individuo que tenga opciones, no un conjunto de
compulsiones abrasadoras o la víctima desamparada de patrones que
se formaron mucho antes de que yo naciese». Los aspectos de los
planetas exteriores ralentizan el desarrollo del Sol. Y cuando el Sol
no brilla, la depresión puede ser una de sus consecuencias más ca-
racterísticas.

La herida narcisista

Existen muchas clases de depresión y muchas formas clínicas de


definirlas y diagnosticarlas. Una de esas clases de depresión tiene
que ver con el hecho de que uno se siente vacío e irreal. No senti-
mos que existimos y, a menos que otras personas nos recuerden que
sí existimos, hay un terrible sentimiento de estar hundiéndose en un
agujero sin fondo. La vida parece no tener absolutamente ningún
108
sentido. Esto puede estar relacionado con un Sol no expresado. Si
no nos sentimos reales, adquiriremos nuestro sentido de la realidad
importándolo de otras personas. Esto puede provocar distorsiones
diversas de la personalidad, debido a la dependencia absoluta del
amor y del refuerzo positivo de los demás.
Esta dinámica psicológica se denomina narcisismo. Una herida
narcisista significa que uno no se siente como entidad independien-
te. Hay una especie de agujero en medio, como en los donuts 12. El
único momento en que nos sentimos vivos y que valemos la pena es
cuando alguien refleja esa confianza en que somos unas personas
dignas de amor y consideración. En cuanto estas personas se alejan,
volvemos a caer en el hoyo. No obstante, aunque estemos rodeados
de gente que nos esté diciendo continuamente lo maravillosos que
somos, la persona con una herida narcisista no les dará crédito. Le
carcome por dentro la convicción de ser un fraude, aunque esa con-
vicción puede ser inconsciente. Si todos supieran lo vacíos y lo
inútiles que somos en realidad, nos despreciarían. Quien padece
dicha herida puede utilizar varias formas de manipulación, al efecto
de asegurarse de que los demás no descubren la terrible verdad que
uno cree sobre sí mismo.
Todos sufrimos en mayor o menor medida una herida narcisista.
Es verdaderamente le mal du siécle de la era moderna, si bien algu-
nos sufren más que otros. Hay un libro que puede interesarles al
respecto, de Alexander Lowen, titulado Narcissism: Denial of the
True Self13. Lowen escribe más desde una perspectiva reichiana que
junguiana o freudiana14. Aquellos que tengan inclinaciones psicoa-
nalíticas quizá no hayan tenido noticia de este libro, publicado hace
muchos años. Lowen sugiere que tanto la enfermedad física como la
psicológica son características de la cultura del momento. En la
12
En el original, Polo Mint. Hemos preferido “donut” por ser más actual para el
lector español que los antiguos caramelos Chimos, un equivalente más exacto (N.
del T.)
13
Existe traducción española: Narcisismo, la enfermedad de nuestro tiempo.
Paidós, 2004.
14
Se puede encontrar un enfoque junguiano de la cuestión en Nathan Schwartz-
Salant, Narcissism and Character Transformation: The Psychology of Narcissis-
tic Character Disorders, Inner City Books, 1982.
109
Viena de Freud, en las postrimerías del siglo XIX, la «histeria» era
el rótulo general de toda enfermedad psicológica. Era el producto de
una determinada supresión de determinados aspectos de la naturale-
za humana, y los síntomas reflejaban la cultura y la psicología del
Zeitgeist dominante. Las teorías psicológicas de Freud sobre la his-
teria eran adecuadas en ese momento, aunque hoy en día no nos lo
parezcan tanto. Lowen continúa diciendo que tras la Segunda Gue-
rra mundial los desórdenes narcisistas van en aumento en la
sociedad occidental y que ahora mismo son una enfermedad endé-
mica. Es probable que no encontráramos tantos casos de heridas
narcisistas cien años atrás. Pero hoy los encontramos en todas partes
y Lowen investiga un conjunto de causas por las cuales esto es así.
Desde el punto de vista astrológico, el narcisismo es una herida
solar; en círculos psicoanalíticos se considera el resultado de no
haber tenido un espejo en el que reflejarse suficientemente bueno en
la infancia. Esto lleva a la formación insuficiente del ego y a una
incapacidad de separarse de la madre. Se exige que el niño sirva de
espejo a la madre en vez de ser reflejado por ella, y es por lo tanto
incapaz de percibirse como ser independiente. Determinadas confi-
guraciones del horóscopo pueden sugerir una natural renuencia a la
formación del ego. Las mismas configuraciones natales pueden su-
gerir un don innato para la sensibilidad (un talento que puede ser
explotado por un progenitor necesitado). Intervienen los sospecho-
sos habituales: los más lógicos, Neptuno y la casa XII 15. La
psicología conductista no reconoce la existencia un patrón innato de
personalidad; los estudios genéticos, a su vez, afirman que el patrón
de personalidad no sólo no es innato, sino inalterable. La astrología
nos presenta un cuadro más holístico. La correcta mezcla química de
los ingredientes ocurre cuando las condiciones ambientales y la pre-
disposición interna son las adecuadas; y la carta natal puede
ofrecernos una percepción acerca de ambas. Las figuras parentales
son tanto objetivas como subjetivas en la carta. Pero nunca sabre-
mos cómo los progenitores han manejado los modelos arquetípicos
que la carta representa, ni tampoco las experiencias del niño con y a

15
Neptuno. Un estudio astrológico, nota 3.
110
través de los padres. Algunos padres han manejado estos modelos
rematadamente mal.
Adquirimos la consciencia de nosotros mismos en la infancia a
través del espejo de los padres y la retroalimentación de ese reflejo.
Devenimos en personas reales si nuestra identidad se ve reflejada en
nuestra madre. Si no se da ese reflejo, vamos dando tumbos sin un
sentido claro de ser alguien. En estos casos nos hallamos ante una
madre que no es lo bastante persona como para servir de espejo al
niño. Ella misma es una niña en términos psicológicos; y por tanto,
en vez de responder al niño, quiere que el niño le sirva de espejo y
le otorgue así un sentimiento de realidad y de valoración. Hablamos
a veces de hacer de madre de nuestra propia madre, lo que es otra
forma de definir este concepto. La madre exige continuamente ese
espejo, dado que es una madre necesitada, de tal manera que el niño
no obtiene el reflejo de la madre que él necesita para convertirse en
una persona independiente. Ésa es una herida solar que se ha trans-
mitido de generación en generación. Seguro que ustedes ya han
captado por qué funciona en el seno familiar.
La madre que no puede servir de espejo probablemente tampoco
pudo mirarse en el espejo de su propia madre. Los sospechosos ha-
bituales tienden a dominar el modelo descrito, de una forma u otra,
en la mayoría (si no en todas) las cartas de la familia.
¿Conocéis el mito de Narciso? Después de nacer, su madre, an-
siosa por conocer su destino, consultó a Tiresias, el adivino ciego.
«¿Vivirá muchos años?», preguntó la madre. «Tanto como tarde en
conocerse a sí mismo», respondió el adivino. La madre de Narciso,
Liríope, tomó en sentido literal esas palabras y nunca le permitió ver
su propio reflejo. Así, pues, no tuvo oportunidad alguna de verse
objetiva y críticamente. Esto le convirtió en una persona cruel y
desdeñosa hacia los demás. Cuando Narciso, accidentalmente, vio
su reflejo en el agua de un arroyo y se enamoró de inmediato de su
imagen. Quedó tan prendado de esa imagen que se acabó obsesio-
nando con ella. La falta de un espejo en el período de desarrollo de
la identidad en la infancia puede llevar, en la edad adulta, que la
persona está obsesionada consigo misma y que necesita constante -
mente a alguien que le sirva de espejo para reflejarse.
111
Oyente: ¿Es parecido al tema que describe Alice Miller?
Liz: Sí. Alice Miller escribe desde una perspectiva freudiana. Pero
tanto ella como Lowen hablan de lo mismo16.
Oyente: Usted ha dicho que hay configuraciones en la carta que
apuntan al narcisismo y que intervienen los sospechosos habituales.
¿Puede darnos una idea de cómo aparecen en la carta esas configu-
raciones?
Liz: Existe un cierto número de configuraciones que pueden apuntar
a un sentimiento de existir sólo para servir de espejo a la madre.
Pero quisiera poner el acento en que esos patrones, en sí mismos, no
indican que el individuo sufra de un trastorno de personalidad narci-
sista. El ambiente exterior es sumamente importante y sin el
correcto –o equivocado– tipo de madre, el modelo puede describir
una gran sensibilidad hacia las necesidades de los demás sin que
exista obligadamente esa herida narcisista. Como ya he dicho, Nep-
tuno es uno de los actores habituales, al igual que la casa XII. Eso
no tiene nada de sorprendente, dado que un Neptuno poderoso pue-
de describir tanto la sensibilidad hacia los sentimientos de los demás
como una profunda resistencia a sufrir la soledad de una existencia
independiente. También examinaría con cuidado la casa X y los
aspectos a la Luna, así como a combinaciones tales como el Sol o
Venus en la casa X y la Luna aspectando a Neptuno, o Neptuno en
la X y la conjunción de la Luna con Saturno, Urano o Quirón en la
XII, o la Luna en aspecto difícil con los planetas exteriores.
Oyente: Tony Blair presenta ese Sol en la casa XII y la Luna en la
casa X opuesta a Plutón. ¿Crees que es narcisista?
Liz: Desde luego que sí. Necesita mucho sentirse amado, y la ima-
gen parece dominar sobre la sustancia. No obstante, dígame usted si
conoce algún político con poder en este momento que no lo sea.
Tampoco perdería de vista un Júpiter angular, o una dominante por

16
Alice Miller, El drama del niño dotado y la búsqueda del verdadero yo, Tus-
quets, 2009, y Por tu propio bien: Raíces de la violencia en la educación del
niño, misma ed. 1998.
112
elemento en Fuego en combinación con las configuraciones que
acabo de mencionar. Esto se debe a que los niños de Fuego, al igual
que aquellos que muestran un Júpiter fuerte, son por naturaleza muy
extrovertidos y esperan y necesitan un público. Si ese público –la
madre– resulta ser tan infantil como ellos y se apropia de los dones
imaginativos de su hijo de carne y hueso a mayor gloria de sí mis-
mos, el niño percibir sus dones solamente como medios para
conseguir el amor de los demás, en vez de ser una fuente de júbilo
interior y de sostenimiento.
Todas esas combinaciones, que son unas pocas entre todas las
posibles, presentan la figura de la madre de un modo ambivalente:
poderosa al mismo tiempo que desvalida, rechazante al mismo
tiempo que necesitada. La madre presenta así un temperamento in-
nato que al mismo tiempo es muy imaginativo y profundamente
dependiente. Ninguna de las dos cualidades es patológica, pero am-
bas son susceptibles de ser explotadas inconscientemente por un
padre necesitado. Es necesario ver más allá de un significador plane-
tario para percibir un sentido de perturbación severa de la relación
en los primeros años de vida. Y creo que no es posible llegar a una
conclusión clara sin conocer a la persona y echando un vistazo a
todo lo que ha hecho con esos ingredientes de la carta. Neptuno pa-
rece intervenir en muchos problemas narcisistas, dado que el niño
necesita desesperadamente fundirse con la madre y es lo bastante
vulnerable como para aceptar el papel de redentor de la madre.
Es también importante recordar que este sentido de estar centra-
do en sí mismo, del tipo descrito por la conjunción Sol-Luna o un
stellium en Leo, no sugiere normalmente un problema narcisista en
términos clínicos. Se trata solamente de un sentimiento más común
de estar absorto en uno mismo e indica que uno ha tardado mucho
en reconocer la realidad de los demás o el efecto del propio compor-
tamiento en los sentimientos de los demás. Pero una conjunción Sol-
Luna, combinada con las configuraciones que he mencionado ante-
riormente, sí puede sugerir algo más que mera insensibilidad hacia
los demás.

113
La formación del ego

Oyente: La idea, pues, es que el niño, en vez de ser capaz de ser


niño, debe actuar de padre de los padres. Éstos le arrebatan la capa-
cidad de ser niño.
Liz: Sí, exactamente. El juego exige capacidad de confiar y de dejar
marchar. Si uno está constantemente sintonizado con la madre y se
le exige atender las necesidades de ésta, no hay espacio para crear
un mundo privado. El proceso por el cual el Sol se desarrolla en los
primeros años de vida requiere una lucha con la madre. ¿Recordáis
el mito de Marduk y Tiamat? El niño necesita ser reflejado y una
vez hecho eso, debe luchar para completar el proceso de desarrollo
como identidad independiente. El juego facilita este proceso, lo que
posibilita que el niño entre en un mundo de imágenes independiente
del de la madre.
Éste es un diagrama muy sencillo que seguro muchos de ustedes
me han visto usar en ocasiones anteriores. Lo he adaptado del libro
Ego and Archetype, de Edward Edinger17. Edinger usa el diagrama
para describir la relación cambiante entre el ego y el Sí mismo, pero
sirve perfectamente para perfilar una representación de la cambiante
relación entre la madre y el niño. Podéis ver cómo, durante la prime-
ra infancia, la psique del niño se halla embebida dentro de la psique
de la madre. El niño no es una entidad separada. El Sol es aún un
potencial, debido a que todavía no existe un ego consciente. Gra-
dualmente, a medida que el niño crece, la separación comienza a
tener lugar. El período conocido como «los terribles dos años» es un
hito importante en este proceso. En este momento se produce el
primer retorno de Marte y la agresividad y la ira ayudan al Sol a
emerger. Finalmente, el niño se convierte en una entidad individual
separada; o, al menos, es lo que ocurre en diagramas como éste.
Entre los dos y los cinco años de edad, no obstante, pueden ocurrir
muchas cosas que pueden hacer que la realidad sea signifi -
cativamente diferente a lo que señala el mapa.

17
Edward Edinger, Ego and Archetype, Penguin Books, 1973.

114
El proceso de separación necesita algún tipo de aceptación y es-
tímulo por parte de la madre. Cuando menos, indiferencia por parte
de ésta. Sin embargo, a veces la madre impide activamente que el
niño se separe de ella al final. Si, como Narciso, el niño no tiene
permiso para ver su rostro, el proceso de separación puede verse
demorado; y si el propio carácter del niño coopera, puede ser blo-
queado por los dos. Si hemos sido criados para ser el espejo de
nuestra madre y tan sólo somos el vehículo para su vida insatisfecha
en vez de ser reconocidos como personas independientes, sólo nos
sentiremos personas reales cuando otros nos sirvan de espejo. Esta
es la situación de muchos que trabajan en profesiones de ayuda al
prójimo. O sólo se sienten reales cuando un público les devuelve el
reflejo de una identidad que ellos por dentro no sienten. Es lo que
les ocurre a muchos que trabajan en el mundo del espectáculo. Es el
donut: cuando mira uno hacia adentro, están vacíos.
Creo que lo que explica Lowen acerca de la prevalencia del nar-
cisismo es cierto. Mucha gente sufre esa sensación de vacío, un
sentimiento de que el propio valor y realidad dependen totalmente
de la reacción y del amor de los demás.
Oyente: Algunos viven bien así.

115
Liz: Parece que viven bien así hasta que experimentan la separación
de alguien o algo con lo que estaban psicológicamente fundidos.
Desde luego, uno puede vivir en un estado de inconsciencia solar y
puede estar bastante contento con esa vida hasta que los niños cre-
cen y se van, o hasta que el marido o la mujer tienen un amorío, o
hasta que muere la madre de uno, o hasta que el personaje que se
representa ya no da más de sí y ya no queda público para verlo. La
gente puede seguir durmiendo durante años, hasta que la vida cam-
bia y ocurre algo que exige el uso de recursos internos. Entonces se
cae el mundo encima. No estoy sugiriendo que haya que arrastrar a
la gente a la calle y gritarles: «¡Estás dormido! ¡Despierta y sé cons-
ciente de tu Sol!». La vida suele hacer eso a todos tarde o temprano.
Cuando un individuo angustiado consulta a un astrólogo, con fre-
cuencia ha ocurrido una separación y le han sacado de una patada
del útero. De pronto, se dan cuenta de que son como un donut y de
que no hay nada en el centro. ¿De qué se ríen?
Oyente: Me río de esa analogía con el donut. Es una analogía estu-
penda. La recordaré cuando tenga a un cliente sentado frente a mí.
Mejor rellenarlo.
Liz: Mucha gente consulta a un astrólogo debido a que en un mo-
mento determinado descubre horrorizada que no sabe quién es. La
vida les ha propinado una bofetada. Han mirado dentro de sí y los
recursos no parecen estar a mano, porque el Sol no brilla y no existe
un sentido de identidad individual. Como has dicho, la gente puede
seguir viviendo felizmente en la inconsciencia y en la indefinición
durante mucho tiempo. Pero tarde o temprano un tránsito difícil o un
aspecto progresado señalarán dolorosamente aquellas facetas de la
psique que no se hayan desarrollado. Puede coincidir con una crisis
externa, pero a veces el pánico surge sin causa aparente. En esos
momentos la depresión y la ansiedad pueden alcanzar niveles dra-
máticos debido a que no hay un sentido solar de la individualidad.
En esos momentos es cuando suena el timbre de la puerta del astró-
logo.

116
La transmisión de la herida narcisista

Son muchas y variadas las razones por las que el Sol permanece sin
desarrollar. A nivel externo, parte del problema subyace en los pa-
dres, ellos mismos sin desarrollar como individuos y por tanto,
personas que no tienen idea de cómo ser padres. Quizá sepan cam-
biar pañales, cocinen estupendamente, cuelguen los regalos en el
árbol de Navidad y vayan a trabajar para pagar la hipoteca y la fac-
tura de la luz. Pero su comprensión de la paternidad está formada
básicamente por una mezcla lamentable de Coronation Street y de la
experiencia de sus propios padres, y les faltan los recursos internos
necesarios para canalizar los arquetipos solar y lunar para sus hijos.
No creo que culparles sea de mucha ayuda. Es lo que hay. A nadie
se le ocurriría pensar que la crianza de los hijos es algo que necesite
ser aprendido, ni tampoco que es una facultad inherente que todo el
mundo posee automáticamente; y si alguna vez existió eso, la socie-
dad moderna ha acabado con ello. Muchos padres son
psicológicamente infantiles porque no recibieron los cuidados nece-
sarios, y a su vez, los padres de éstos adolecen de lo mismo.
Lowen escribe justamente sobre esto. Señala el hecho de que,
durante la Primera Guerra mundial se perdió toda una generación de
hombres. Muchas mujeres se quedaron solas con hijos pequeños a
cargo sin figuras masculinas cercanas: maridos, hermanos, padres...
Estas mujeres soportaron estados extremos de ansiedad y tuvieron
que trabajar, en contra de su educación y de sus deseos. No pudieron
quedarse en casa con los niños, ni tampoco pagar a alguien de con-
fianza que vigilara los niños. Los niños nacidos durante esta época –
al entrar Plutón en Cáncer y con Saturno formando conjunción pri-
mero con Plutón en Cáncer y después con Neptuno en Leo–,
pasaron su infancia en una situación de pérdida y de desesperación.
A su vez estos niños se casaron y tuvieron sus propios hijos, jus-
to a tiempo de quedar atrapados en el horror de la Segunda Guerra
mundial. Se perdió otra generación de hombres y otra generación de
mujeres pasó por los mismos sentimientos de sufrimiento y ansie-
dad. Y otra generación de niños, esta vez nacida bajo Plutón en Leo
y Saturno formando primero conjunción con Urano en Tauro y Gé-
117
minis y posteriormente con Plutón, se quedó sin recibir verdaderos
cuidados. ¿Cómo podrían estos niños a su vez brindar cariño y cui-
dados a sus propios hijos? La falta de verdaderos cuidados en la
infancia tiende a empujar a la gente a matrimonios prematuros, de-
bido a la existencia de una gran ansiedad oculta y una no menos
grande necesidad de confort y seguridad. Con frecuencia tienen hi-
jos demasiado pronto y esos niños, a su vez, crecen con el senti -
miento de no recibir suficiente atención y cuidados. No es necesario
que siga por este camino. Pueden ustedes ver cómo esta herida se ha
ido transmitiendo a través de prácticamente todas las generaciones
del siglo XX. Es algo que se extiende más allá de los errores del
padre o madre personales. Debería quedar claro que no es justo ha-
cerles responsables, a menos que uno quiera responsabilizar a toda
la raza humana, actitud nada útil.
Lowen no es un astrólogo y por tanto no menciona para nada al
Sol astrológico. Pero la cuestión de la herida narcisista está ligada a
la falta de un sentido central de la identidad, y eso es una cuestión
totalmente solar. La naturaleza de la sociedad en que vivimos hace
que cada vez nos sea más complicado obtener el tipo de espejo que
necesitamos para desarrollar el Sol. Por lo tanto, hemos de aprender
a crear ese espejo por nosotros mismos, puesto que nadie nos lo va a
dar.
Oyente: ¿Concluiría usted, entonces, que si una persona se esfuerza
por desarrollar un sentido de identidad personal y tiene un hijo, el
niño puede no tener los mismos aspectos difíciles que el progenitor?
Usted ha dicho que los patrones se repiten durante generaciones.
¿Pueden esos aspectos que se repiten transformarse en algo más
llevadero o incluso desaparecer de las cartas familiares si una perso-
na se esfuerza por cambiar las cosas?
Liz: No creo que sea tan literal. Y un aspecto «inarmónico» puede
ser tan positivo y creativo como uno «armónico», dependiendo de la
actitud y consciencia de cada persona. Determinados signos y com-
binaciones planetarias, incluso aquellos en los que interviene el Sol,
se repiten en las familias. Pero los esfuerzos de las personas no ha-
cen simplemente «desaparecer» los aspectos desafiantes. Lo que

118
cambiará será la forma en que se maneja y expresa el arquetipo. Por
ejemplo: pongamos que hay un aspecto Luna-Urano que se repite en
su familia. Cualquiera que sea el aspecto que formen esos dos plane-
tas, se trata de un daimon familiar. La necesidad de espacio
emocional para respirar y la resistencia a crear una intimidad –
cualidades típicas de las personas con aspectos entre Luna y Urano–
se harán visibles en muchos miembros de la familia.
Cada uno enfrentará esta necesidad fundamental conforme a su
nivel individual de consciencia. A veces será manejada de forma
creativa y otras de forma destructiva, y otras de ambas formas. Una
mayor conciencia puede ciertamente ayudar a la generación siguien-
te a arreglárselas más constructivamente con esta combinación
planetaria. Pero no es «mejor» tener un trígono que una cuadratura.
Uno no puede decir: «Mira. Tengo un trígono Luna-Urano. Mi ma-
dre los tenía en oposición. Eso significa que ella debió trabajar esa
oposición y ahora yo obtengo el beneficio». Los aspectos que se
repiten forman parte de la herencia familiar y cada generación puede
hacer algo distinto con ellos. La carta no nos dirá si la generación
que nos precedió actuó correctamente o no. Sólo nos dirá: «He aquí
un daimon familiar. Proviene de la línea paterna o materna. Haz lo
mejor posible con él».
O digamos que en su carta tiene usted una oposición Sol-
Neptuno. Éste es un patrón arquetípico heredado de la línea paterna.
La expresión individual necesita aliarse con la apertura a y la expre-
sión creativa del mundo imaginativo. Su padre puede haber
manejado positivamente esas cualidades, pues la oposición no afir-
ma necesariamente que el padre falló al manejarlas. Su padre era
receptivo al mundo neptuniano, como lo fue su abuelo o su tatara-
buelo. Cualquiera de ellos pudo haber sido un artista maravilloso o
un poeta de naturaleza amable y compasiva. La generación siguiente
tiene igualmente la opción de fastidiarla en su trato con el daimon
neptuniano, por más que la precedente se manejara perfectamente
con él. La oposición Sol-Neptuno sugiere una particular herencia
por parte del padre. Usted tiene la opción de causar un desastre o,
por el contrario, crear algo hermoso. Ése es el maravilloso don que
puede usted entregar a sus propios hijos. Pero no hay garantía de
119
que lo valoren igual que usted.
Oyente: ¿Me está diciendo que puedo optar por causar un desastre
con mi trígono Sol-Neptuno?
Liz: Por supuesto que puede usted causar un desastre con su trígono
Sol-Neptuno. Todos podemos fastidiarla por completo con cualquier
configuración de la carta, incluidos los trígonos. Todo lo que tene-
mos que hace es identificarnos con ellos, permitirles que nos
conviertan en perezosos respecto de nuestras habilidades innatas,
convencernos a nosotros mismos de que todo es gratis en la vida y
reprimir las cuadraturas y las oposiciones de nuestra carta. Acaba-
mos de joderla con nuestros trígonos.
Los trígonos pueden ser muy manipuladores y sirven muy bien
al propósito de manipular a los demás, al punto de que podemos
usar indebidamente nuestros dones si carecemos de integridad. Los
trígonos no dicen nada excepto que el ego lo tiene fácil para combi-
nar las energías planetarias y nada más. La afirmación
verdaderamente relevante es la que uno mismo hace.
El Sol en aspecto con cualquier planeta indica que otro dios se
alía con Apolo o una Musa que, de algún modo, está actuando con-
juntamente con Apolo. El relato proviene de la línea paterna y
necesitamos desarrollarlo por nosotros mismos y a nuestra manera.
Si el padre vivió de forma incorrecta ese relato, podemos aprender
de sus errores. Podemos decir: «No encontró la forma de expresar
positivamente el mundo neptuniano. No tenía suficiente confianza,
ni un centro solar lo bastante sólido como para desarrollar su creati-
vidad. No podía soportar la sensación de estar separado. Así es co -
mo se convirtió en alcohólico. No pudo mantener encendida la luz
solar frente a la inundación del anhelo neptuniano de volver a casa».
O podemos decir: «Era completamente anti-neptuniano. Odiaba a
los hippies, comunistas, místicos y todo aquello que le recordara sus
propios anhelos secretos. Ha proyectado su Neptuno en mí y siem-
pre me hizo creer que era un fracasado». También podemos
aprender de esta clase de errores.
Ambas clases de padres pueden enseñarnos a tratar mejor con
nuestra herencia, que también es la suya.

120
Oyente: Podría ser un doctor que está tan ocupado tratando a otros
pacientes que no presta atención a su propio hijo.
Liz: Sí, podría tratarse de un médico que nunca está en casa porque
está ocupado salvando a los demás. Puede estar proyectando su
Neptuno sobre todos sus pacientes. Pero en tal caso, al menos está
realizando una especie de contribución positiva a la vida.
Oyente: Supongo que eso es mejor que tener un padre alcohólico...
aunque si se hubiera emborrachado hasta perder el sentido tal vez
hubiera pasado más tiempo en casa.
Liz: Tu rabia contra tu padre neptuniano puede no estar enteramente
justificada. Él intentó realizar una contribución individual a un co-
lectivo sufriente. Como padre personal puede haber resultado una
decepción. Pero de hecho no fue un mal ejemplo de uso creativo de
un aspecto Sol-Neptuno.
Oyente: ¿He mencionado que estuviera furioso?
Liz: No. Pero tus palabras rezuman ira y ésta se lee bien entre líneas.
¿«Un poco mejor que un padre alcohólico»? Tu padre canalizó el
aspecto Sol-Neptuno por usted. Quizá sienta que no hizo un buen
trabajo en cuanto a proporcionarle cariño y cuidados en un nivel
personal. No puedo comentar sobre eso; pero a menudo el deseo de
una niña de tener un padre amado sólo para ella puede hacer que
parezca un «mal» padre cuando de hecho no ocurre así. En cualquier
acontecimiento, te ofreció un ejemplo positivo de cómo equilibrar el
Sol y Neptuno –cómo ser una persona especial y al mismo tiempo
servir al colectivo–. Quizá no fuera la forma en que deseabas vivir
tu Sol-Neptuno, pero le demostró que era posible vivirlo de una
forma humana y constructiva. Puede que te haya hecho un regalo
más grande de lo que tú aún eres capaz de entender. Cualesquiera
que sean los sentimientos personales hacia tu padre y a pesar de lo
justificados que puedan estar, necesitamos mirar más allá de éstos y
preguntarnos si el padre nos pudo haber equipado con un ejemplo
positivo del aspecto planetario descrito en nuestra propia carta. A
menudo sorprende lo mucho que podemos ver, entender y perdonar
cuando estamos dispuestos a enfocar la cuestión de esta manera.
121
El padre y el espíritu solar

Oyente: Parece como si mis padres hubieran sido ambos el Sol.


Liz: Esto puede ocurrir especialmente cuando uno de ellos es porta-
dor del lado solar brillante y el otro del lado oscuro.
Oyente: No acabo de entender lo que quiere decir cuando asocia
usted el padre arquetípico a algo que está más allá de la vida terrena,
algo fuera de la experiencia personal.
Liz: Hasta el último tercio del siglo XX el padre era el que general-
mente iba al trabajo, mientras la madre cuidaba de los niños –
normalmente más niños de los que podía cuidar–, aunque siempre
hubo excepciones. Pero a través de la historia, los padres no se
preocuparon mucho de los niños y éstos pasaban sus años de forma-
ción junto a sus madres. Hasta aquí, la respuesta pragmática a su
pregunta. La madre representaba aquello a lo que estamos acostum-
brados, mientras que el padre aparece y desaparece conforme a su
propia ley. El advenimiento de métodos de control de natalidad rela-
tivamente fáciles de usar, el incremento de oportunidades educativas
y profesionales para la mujer, la legalización del aborto y los cam-
bios sociales efectuados por el feminismo ciertamente han
suavizado la rigidez del antiguo reparto de papeles. No obstante
todavía continuamos, en nuestros sueños y en nuestra vida despierta,
asociando las cualidades solares con el padre. Interviene aquí algo
más sutil que la concreta experiencia relacionada en la ecuación
simbólica entre el padre y el espíritu. Un niño puede ciertamente
proyectar el Sol sobre la madre si ésta es visiblemente solar, o si ella
es el único progenitor. Pero no son situaciones comunes.
Oyente: Tengo un trígono Sol-Neptuno. Mi madre es músico y sien-
to que ella es solar.
Liz: Tú puedes ser una de las excepciones a la regla. A pesar de los
cambios ocurridos en los roles masculino y femenino, el misterio
todavía rodea al padre en el nivel arquetípico. En el mito, el dios
fecunda a una mujer mortal y luego se va. El más típico de esos pa-
dres divinos es Zeus, pero hay muchos más. Apolo sigue el mismo
122
patrón con sus propias amantes: las fecunda y después desaparece.
No se las lleva al Olimpo y las presenta a sus padres. Creo que este
tema mítico dice algo acerca del hecho de que no tenemos una expe-
riencia física de salir directamente del cuerpo de nuestro padre. Es
un extraño. En cambio, hemos salido del cuerpo de nuestra madre,
cuerpo que conocemos íntimamente, si bien de forma inconsciente.
Tenemos un conocimiento directo e imborrable debido a que, antes
de nacer, hemos compartido su corriente sanguínea, los latidos de su
corazón y, durante el parto, hemos luchado por nuestra vida durante
nuestro paso por el canal del parto y hemos lanzado nuestro primer
desesperado rito al cortar el cordón umbilical.
No obstante, el padre es un extraño. Eso se refleja en la imagen
arquetípica del invisible espíritu creador. A diferencia de los anti-
guos griegos, todos sabemos cómo un espermatozoide fecunda un
óvulo y hoy en día la paternidad se puede investigar a través de las
pruebas de ADN. Pero nuestros cuerpos recuerdan; y no a través de
la teoría, sino de la práctica. En última instancia, por más que la
sociedad experimenta cambios radicales, continuamos todavía pro-
yectando el Sol en el padre y la Luna en la madre. Nuestras
respuestas lunares se basan en la proximidad física. En cambio,
nuestras metas e ideales solares en lo que todavía no nos hemos
convertido. Todavía no estamos ahí. Conocemos físicamente quié-
nes somos desde que estamos en el vientre de nuestra madre. Pero
sólo podemos suponer quiénes seamos interiormente, debido a que
no tenemos una identidad corpórea con el padre. No existe una sen-
sación de conexión con su cuerpo.
Oyente: Así, pues, proviene del «exterior».
Liz: Sí. Aunque hoy en día muchas mujeres van a trabajar y muchos
hombres se quedan en casa para cuidar a los niños, o al menos por
compartir las tareas domésticas que anteriormente eran responsabi-
lidad única de la mujer, todavía no podemos alterar el hecho
biológico de que un padre no pueda dar a luz. Eso llegará algún día,
pero todavía no ha ocurrido. Venimos de la semilla de nuestro pa-
dre, pero no conocemos su cuerpo. Eso es lo que constela la imagen
solar de lo divino. Percibimos intuitivamente que ahí es donde sub-

123
yace nuestro origen secreto, pero nuestros cuerpos no guardan me-
moria alguna de ello. Un padre humano, aunque sea un padre
fallido, canaliza ese misterio y nos da algo sobre lo que lanzamos
nuestras proyecciones. Sin esa humanización, los atributos paternos
permanecen en el reino de lo mítico. En el momento presente, Ingla-
terra tiene el más alto número de madres solteras de Europa. Sin
duda, esto tendrá unos efectos de largo alcance en las próximas ge-
neraciones. No tengo duda de que algunos de esos efectos serán
grandemente positivos y otros no menos negativos. Puede que no
vivamos para ver las consecuencias de unos cambios tan profundos
que pueden tardar décadas en desarrollarse al completo.

El Sol en aspecto con Saturno o Quirón

Los aspectos de Saturno y Quirón al Sol –todos ellos; no sólo los


difíciles– pueden traer algún tipo de problema al Sol. En el caso de
los planetas exteriores hemos de llegar a algún tipo de compromiso
entre nuestras dimensiones individual y colectiva: encontrar un lu-
gar en el que mantener el territorio de nuestro ego al mismo tiempo
que expresamos los sueños, deseos y necesidades de un todo mayor.
Eso puede frenar el desarrollo del Sol. Con los aspectos de Saturno
o Quirón al Sol ocurre algo diferente: nuestro brillante sentido solar
del potencial individual se ve limitado por los límites de nuestra
existencia humana y por la conciencia del dolor humano, de manera
que puede resultarnos difícil mantener la fe en nuestro sentimiento
de ser especiales y nuestro poder creativo.
Al igual que ocurre con los planetas exteriores, con los aspectos
Sol-Saturno y Sol-Quirón se requiere algún tipo de compromiso. No
obstante, este compromiso puede ser adquirido con dolorosa lentitud
debido a que la luz del Sol es eclipsada por los inamovibles límites
de la realidad y la fundamental injusticia de la vida. El reconoci-
miento de los fallos propios, así como la victimización propia de
Quirón pueden dificultar la fe en las posibilidades del futuro. Natu-
ralmente, la herencia paterna es aquí relevante. Los aspectos Sol-
Quirón pueden representar a un padre que ha sido herido por la vida
124
y ha perdido la esperanza o que machaca la autoestima de sus hijos
porque eso es lo que a él le hicieron. Por su parte, los aspectos Sol-
Saturno pueden describir a un padre cuya chispa creativa ha queda-
do aplastada por las responsabilidades terrenas o cuya incapacidad
de enfrentarse al mundo le ha procurado problemas materiales cró-
nicos. Estas configuraciones no indican que necesariamente el padre
sea un fracaso en un sentido general; pero la persona con aspectos
Sol-Quirón o Sol-Saturno sienten normalmente que la relación falla
en algo. Esto puede deberse a que el padre no ha sido capaz de en -
frentar los desafíos de Saturno o Quirón y ha devenido en persona
retraída, negativa, hipercrítica o incapaz de responder a las necesi-
dades de su hijo. O quizá le tuvo que abandonar porque no tenía otra
opción, o porque su matrimonio naufragó. El compromiso exigido
entre el Sol y Saturno o Quirón se complica si el padre no provee a
su hijo de un modelo positivo.
Estos aspectos no están diciendo que «el padre falló estrepito-
samente», ni tampoco que «uno está demasiado dañado para ser
creativo y satisfecho de la vida». Únicamente afirman que en el ca-
rro de Apolo habrá que hacer sitio para Saturno y Quirón en su
diario surcar los cielos. La luz solar deberá ser vivida dentro de los
límites terrenales, aceptando la imperfección y respetando las cosas
tal y como son. El Sol debe ser capaz de brillar dentro de esa estruc-
tura pesada, de esa carne imperfecta y mortal. Necesita brillar a
pesar del hecho de que lanza sus rayos desde una especie de prisión.
Si conseguimos esto, podremos transformar la prisión, aunque pa-
rezca una prisión desde el punto de vista del espíritu. Si, por el
contrario, abandonamos, la depresión, la ira, la negatividad, la auto-
compasión y la desesperanza serán los resultados más obvios. Es
importante para las personas con aspectos Sol-Saturno o Sol-Quirón
seguir luchando, incluso en tiempos muy difíciles. Sentir lástima de
uno mismo y exigir a los demás que compensen nuestras dificulta-
des reales o imaginarias no es de mucha ayuda. La lucha llena de
energía al Sol y le concede fuerza y esperanza. Si se abandona el
combate, los sentimientos de impotencia y de inferioridad pueden
ser proyectados y eso puede formar la base para la búsqueda de ca-
bezas de turco en los de más. O puede ser que proyectemos esos
125
sentimientos en nuestros propios hijos y acabemos envidiándolos y
siendo hipercríticos con ellos, lo cual perpetuará el problema al
transmitirlo a la generación siguiente.
Estos aspectos son extremadamente desafiantes y requieren mu-
cha honestidad e integridad por parte de uno. Quejarse de que la
vida no es gratis no va a mejorar la situación. Los aspectos Sol-
Saturno o Sol-Quirón afirman enfáticamente: «Tu luz solar debe
aterrizar en el mundo real. Deja de lloriquear y ponte manos a la
obra. Las recompensas serán equivalentes a las dificultades». Tal
vez no sea una luz perfecta, pero puede ser una luz fuerte y resisten-
te que procurará calor y sanación en este mundo, más que iluminar
una visión trascendente más allá del alcance humano. Si la luz no se
encarna dentro de los límites terrenales puede resultar demasiado
frágil, carente de fuerza y tenacidad y fácilmente apagada por los
retos mundanos.
Con los aspectos entre el Sol y Júpiter a menudo existe el sen-
timiento de que uno puede conseguir todo lo que se proponga y que
el cielo es literalmente el límite. Con los aspectos Sol-Saturno o Sol-
Quirón, uno piensa: «¿Pero quién soy yo para creerme tan espe-
cial?»? El sentido de la limitación es a veces abrumador. Si uno es
consciente de esos sentimientos, es doloroso pero es posible luchar
para mantener una llama perdurable. Si uno no es consciente de esos
sentimientos, pueden producirse resultados muy destructivos. Con
los aspectos Sol-Saturno o Sol-Quirón, uno debe aceptar que el
vehículo del dios no es perfecto y que tiene defectos. A veces que-
dará dañado, se caerá o se romperá; pero puede parchearse y es
suficiente para llevar la luz. Se puede generar así una luz indestruc-
tible que no podrá ser extinguida por las decepciones de la vida. El
Sol, aun atemperada su luz por los límites de la realidad, sigue bri-
llando porque no hay esperanza de que la vida sea como
Disneylandia.
Oyente: ¿Cuál es la diferencia entre Quirón y Saturno?
Liz: La naturaleza de los límites es diferente en ambos. Ambos re-
quieren un compromiso doloroso. Pero las heridas de Quirón
hunden sus raíces en lo poco que ha avanzado la naturaleza humana

126
en los últimos tres milenios. Quirón representa unas dificultades que
van más allá del ámbito familiar. Con Saturno uno siente que ha
faltado algo en la familia, algo que uno necesita desesperadamente
pero que no ha obtenido. Si uno es consciente de ese sentimiento, se
puede generar la fuerza y la autosuficiencia necesarias para decir:
«Nadie me va a regalar esto. Al infierno con ello. Lo voy a conse-
guir por mí mismo y para mí». Con Quirón el enunciado es bastante
diferente: «Mi familia no puede procurarme esto que tanto me preo-
cupa. Pero ninguna familia podría hacerlo. Es la naturaleza de la
sociedad en que vivimos. Los seres humanos somos un desastre».
Las heridas quironianas no se pueden curar mediante el trabajo duro.
Aunque el esfuerzo es importante, Quirón exige también aceptación
respecto de aquello que es incurable, mientras que Saturno exige la
disposición de hacer el esfuerzo por y para uno mismo18.
Oyente: Dijiste anteriormente que el Sol crece a través de la separa-
ción. Si uno está en las garras de un planeta exterior, ¿podremos
saber a través de la carta si esa persona encontrará o no su concien-
cia solar?
Liz: No sabremos si esa persona podrá, aunque esperemos que pue-
da. La carta no nos dirá nada acerca de la disposición del individuo
a realizar el esfuerzo o sacrificio necesarios. Tampoco nos podrá
decir si los factores genéticos o ambientales jugarán en contra de la
persona. Cuando nos encontramos con un cliente en esta situación,
podemos realizar sugerencias positivas, pero no sabemos si la per-
sona nos hará caso o no. Un joven en cuya carta el Sol esté en
aspecto con un planeta exterior poderoso está siempre a merced de
las sacudidas de las corrientes colectivas. Puede sentirse muy pe-
queño, impotente y asustado; o puede identificarse con el colectivo
y ser muy poco consciente de su propia identidad separada de éste.
Los planetas exteriores nos recuerdan nuestra propia insignificancia.
El Sol de un joven puede no brillar lo suficiente como para luchar
contra eso.

18
Para mayor información acerca de las diferencias entre Saturno y Quirón ver
Liz Greene, Barreras y límites: el horóscopo y las defensas de la personalidad.
Kier, 2008.
127
En este punto preocupa enormemente la fe que los demás tienen
en nosotros. Durante la juventud necesitamos a alguien que nos di-
ga: «Sé que te está costando mucho encontrar el norte y que estás
confuso. Pero también sé que eres alguien muy especial. Veo tu po-
tencial y creo que un día llegarás a donde hayas de llegar».
Idealmente deberían ser los padres quienes fueran capaces de reali-
zar esta clase de afirmación. No cuesta nada hacerlo.
Desgraciadamente, los padres empeoran el cuadro recordando al
joven lo egoísta que es. Un profesor también podría proporcionar el
apoyo adecuado. Pero en Inglaterra no formamos psicológicamente
a los profesores y así éstos acostumbran a ser ignorantes hasta de
sus propios problemas, con lo cual no son capaces de ayudar a sus
alumnos. O se dedican exclusivamente a inculcar sus ideas políticas,
lo cual agrava las dificultades.
Esperamos que un joven en esta situación llegue a la conclusión
de que «el mundo es duro y está lleno de problemas, y no puedo
salvarlo. Nadie puede. Pero voy a tratar de arreglar mi ambiente más
cercano y voy a contribuir positivamente a mejorarlo. Al mismo
tiempo, voy a intentar disfrutar de la vida». Como astrólogos, po-
demos ofrecer una visión a un joven que se ha desviado del rumbo.
Algunos nos harán caso y otros no. Algunos nunca lo van a hacer y
nosotros no podemos hacer nada. Muchos de vosotros tenéis al Sol
aspectando a un planeta exterior. Quizá podáis aportar vuestra opi-
nión al respecto.

Aspectos Sol-Plutón

Oyente: Tengo una cuadratura Sol-Plutón. Desde luego que esto se


aplica a mí. Pasé una temporada terrible cuando era joven.
Liz: ¿Hiciste el viaje a la oscuridad sintiéndote impotente?
Oyente: Sí.
Liz: ¿Y sientes ahora que has salido de aquello, al menos ocasio-
nalmente?

128
Oyente: Se ha convertido en algo más consciente. He pasado años
atrapado en un túnel oscuro. Puedo no haberlo dejado atrás, pero
ahora tengo la sensación de saber a qué me estoy enfrentando y no
parece tan oscuro. Eso lo hace más fácil.
Liz: Con los aspectos Sol-Plutón en la vida siempre habrá períodos
en el túnel. Pero el Sol puede llevar la luz al túnel, en vez de sentirse
abrumado por la oscuridad. Con estos aspectos, Apolo y Hades es-
tán indisolublemente unidos. El dios-Sol puede pasar tiempo en las
regiones superiores, pero siempre recibe la llamada del inframundo.
No creo que el objeto sea escapar permanentemente del túnel, sino
lograr una alianza entre ambos dioses. El Sol puede iluminar a Plu-
tón y ofrecernos las riquezas de su reino a la consciencia. Plutón
puede otorgar al Sol profundidad y sustancia, así como la capacidad
de sobrevivir en el mundo.
Oyente: Naturalmente, lo primero que uno intenta es escapar del
túnel. Cuando uno es consciente de que no tiene salida, uno dice:
«De acuerdo, vivo en un túnel. ¿Cómo puedo sacar el máximo pro-
vecho de ello?». Pero tardé mucho tiempo en encontrar una so -
lución.

129
130
Más temas solares

Liz: ¿Cuántos de vosotros tenéis un aspecto Sol-Neptuno. Parece


que hoy son muchos. ¿Alguno de ustedes atravesó una etapa en la
que sentían que no tenían objetivo alguno cuando eran jóvenes? ¿Sí?
¿No? ¿Creen que ya la han dejado atrás?
Oyente: ¡Todavía estoy en ello!

El Sol en una Gran Cruz

Liz: Quisiera poner otra carta del grupo en el retroproyector. Obser-


ven que el Sol en Tauro está en oposición a Neptuno en Escorpio.
También forma cuadraturas con Urano y con la Luna, por lo que
estamos ante un aspecto compuesto de Gran Cruz. El Sol se halla en
la cúspide de la casa III. Lucy, ¿puedes contarnos algo de tu histo-
ria?
Lucy: ¿Qué parte? ¿La relativa a mi padre?
Liz: No especialmente, aunque no dudo de que saldrá a relucir. Más
bien yo estaría interesada en cómo ves tu propio potencial creativo.
¿Cómo entiendes esa oposición Sol-Neptuno?
Lucy: La siento peligrosa. A veces tengo una terrible sensación de
aislamiento, como si no hubiera nadie más en el mundo. Sólo yo. Es
realmente terrorífico. Cuesta creer a la gente cuando te dice: «¡Tu
poesía es tan bonita! Deberías publicarla.». A veces pienso que sólo
es un montón de mierda. Quienquiera que yo sea, siento que debería
ser diferente. Estoy demasiado centrada en mí misma o soy dema-
siado cerrada. Debería estar más conectada con algo más grande que
yo. Otra cosa que siento es que debería estar disponible para todo el
mundo. Si sólo soy yo misma, entonces me convenzo de que estoy
siendo totalmente egoísta e insensible.

131
Liz: Por tanto, sientes que las necesidades neptunianas del colectivo
aporrean tu puerta y te dicen: «Entrégate toda. No te quedes nada
para ti. Sacrifícate».

Lucy. No se muestran los datos del nacimiento


por motivos de confidencialidad

Lucy: Sí. Tengo ahora una relación con un hombre que nació el
mismo día que yo, con la misma oposición Sol-Neptuno. A ambos
nos cuesta horrores decir: «Espera un segundo, he llegado al límite.
No puedo más». Sé que tengo dificultades con la comunicación dia-
ria. Me he apuntado a un grupo de teatro porque sabía que tenía un
problema con eso. Creía que me ayudaría a expresar mejor mi per-

132
sonalidad. Me encanta. Pero al principio no sentía que tuviera nada
que ofrecer. Siempre tenía que esperar a que me invitaran antes de
decir algo. Tengo un verdadero problema con la autoestima. Quizá
tiene relación con el Sol en Tauro.
Liz: Un Sol en Tauro brilla a través del desarrollo de un sentimiento
de valor que, a su vez, proviene del desarrollo de los talentos y re-
cursos internos. Existen otros factores en la carta que también
pueden influir en la cuestión de la autoestima, como Quirón en la
casa I; pero examinaremos esos factores dentro de un momento. Lo
interesante es que usted escribe poemas y que participa en un grupo
de teatro, dado que ambos son expresiones del Sol en la casa III y
del aspecto Sol-Neptuno. ¿Tienes conciencia de aquello que te lleva
a escribir, a formular en palabras lo que percibes y sientes?
Lucy: No lo sé. No he pensado mucho acerca del Sol en la III.
Siempre he conectado mi poesía con la Luna y Neptuno.
Liz: Los sentimientos Luna-Neptuno son poéticos. No obstante, és-
tos no necesitan voz por sí solos. Es el Sol en la III quien la
necesita.
Lucy: Me pareció que no podía expresar mis sentimientos a través
de nada excepto de la poesía.
Liz: Eso puede ser verdad, Pero la necesidad de expresarlos, de co-
municarlos, es solar. Quizá no es fácil para usted conectar con el
Sol; pero es el Sol quien la lleva a dar forma a Neptuno. La Luna no
tiene el impulso de expresarse a sí misma. La Luna siente. El Sol se
expresa a sí mismo. A los aspectos Luna-Neptuno no les interesa
expresar los sentimientos neptunianos. Le interesa sentirlos, sumer-
girse en el abrazo de Neptuno. Pero el Sol en Tauro en la III dice:
«Eso no basta. Necesito expresar esos sentimientos de una forma
concreta». En el momento en que necesitamos expresar algo, nos
damos cuenta que es el Sol quien pugna por salir y expresarse. Tu
poesía es el vehículo de tu aspecto Sol-Neptuno. Neptuno está en la
VIII en Escorpio. El Sol brinda la voz al mundo emocional secreto y
complejo de Neptuno.

133
El problema del perfeccionismo

Lucy: ¿Está interesado el Sol en la perfección? Siempre pienso que


la perfección es algo que no puedo alcanzar totalmente. Siento como
si mi Sol abandonara y dijera: «Sé que hay una forma perfecta de
expresar a Neptuno». Pero todavía no he llegado a ello, así que sigo
insatisfecha.
Liz: La cuadratura Sol-Urano puede explicar su constante esfuerzo
por lograr la perfección. Es Urano quien aporta su visión a la ecua-
ción. El Sol no es perfeccionista. El mundo de Apolo es un mundo
armónico, no perfecto. Sobre la puerta de entrada al oráculo de Del-
fos está grabado en piedra el famoso adagio apolíneo: «Nada en
exceso, todo con mesura». El Sol se esfuerza en lograr un todo ar-
monioso en donde todas las cosas tienen su lugar. Pero llega Urano
y dice: «Esto es armonioso, pero no es perfecto. No se adapta a mi
concepto de obra de arte ideal». Los aspectos Sol-Urano pueden
dificultar que el Sol brille a través de un vehículo humano común.
Ninguna obra de arte ha respondido nunca a la idea de un perfecto
trabajo creativo.
Oyente: ¿Qué diferencia hay entre armonía y perfección?
Liz: La armonía es inclusiva, mientras que la perfección es exclusi-
va. Cuando nos encontramos con alguien que vive desde el centro,
sabemos instintivamente que es una persona completa. Claro que
podemos eliminar sus imperfecciones; pero aun así, la vida de esa
persona sigue poseyendo integridad. Debemos reconocer eso, ya sea
que nos guste o no, aprobemos sus valores o no. Tomemos una pie-
za de buena música. Pueden existir disonancias de vez en cuando, y
puede que no sea totalmente de nuestro gusto; pero cuando escu-
chamos la pieza completa reconocemos su unidad. La imperfección
es totalmente aceptable en el mundo apolíneo, siempre y cuando
esté contenida en la unidad del todo y sirva al Sol desde el centro.
Ésta puede ser la diferencia entre la manifestación destructiva de un
aspecto difícil de la carta o su expresión como parte problemática
pero válida y necesaria de la personalidad.
Existen personas muy dotadas a nuestro alrededor que nunca
134
crearán nada con sus talentos porque saben que lo que produzcan no
va a ser perfecto. Tienen una imagen de la perfección en su cabeza
y, a menos que consigan ese nivel, abandonarán el esfuerzo o ni
siquiera empezarán. La idea uraniana de la perfección es una maldi-
ción que envía a los niños creativos al infierno para no nacer nunca,
que es lo que el dios Ouranos hacía con sus hijos en el mito.
El Sol dice: «Sé perfectamente que esta obra no es perfecta, pe-
ro lo he hecho lo mejor que he podido. Está completa y no puedo
estar reescribiéndola siempre. La enviaré a mi editor y empezaré a
pensar en la siguiente». Muchas películas poseen esta clase de cohe-
rencia: podemos tomar algún elemento por separado y decir: «Este
fragmento de diálogo es vulgar» o «Esta interpretación de tal perso-
naje no funciona». Pero el film nos conmueve porque posee su
propio sentido de la unidad. Brilla. Hay una enorme diferencia entre
perfeccionismo y unidad. El primero nos puede volver destructiva-
mente autocríticos; la segunda nos permite tener confianza en
nosotros mismos. Un Sol que brilla tiene confianza pero no es arro-
gante. Un Sol arrogante es un Sol inseguro e inseguro de su luz. El
Sol dice: «Soy humano. Tengo muchos defectos. Pero hago todo lo
que está en mi mano con lo que tengo y seguiré intentando conver-
tirme en algo más de lo que sé que puedo ser. Pero no quisiera ser
otra persona distinta». Estas personas tocan nuestro corazón. Quizá
no sean «esclarecidas», pero son reales y de corazón generoso.
La cuadratura Sol-Urano puede decirnos también algo sobre la
imagen de su padre, Lucy. Es una imagen tan uraniana como neptu-
niana; y una figura paterna uraniana interiorizada puede ser muy
crítica y exigir un nivel imposible de perfección. Ser consciente de
esta imagen interior y los vínculos con el pasado familiar la pueden
ayudar a mantener un nivel de excelencia en su trabajo creativo.
Pero si esta imagen la sabotea inconscientemente y permite que de-
rrote a su Sol con sus expectativas imposibles, le puede arrebatar la
alegría que obtendría de la poesía como expresión de su Neptuno.
Oyente: Es interesante el hecho de que cuando uno descompone un
acorde perfecto en sus elementos, no siempre son armoniosos. Pero
si se hacen sonar juntos, el acorde es perfecto.

135
Liz: Es una buena analogía, aplicable a cualquier horóscopo. Algu-
nas cartas son obviamente mejores que otras. A través de la práctica
de muchos años, un astrólogo podrá contemplar muchas combina-
ciones de la fortuna humana. Podemos decir tristemente: «Es una
carta dura», o con envidia, «es una carta estupenda». Sería estúpido
pretender que todas las cartas son iguales en términos de comodidad
o dificultad. Los dioses no son comunistas y no se nos ha dado a
todos la misma mano de cartas. Pero la satisfacción no depende de
los aspectos fluidos, ni tampoco el sentido de una vida que valga la
pena. A veces las cartas no son lo que parecen, particularmente
aquellas que creemos «hermosas». Si tienen ocasión, echen un vis-
tazo a la carta de Josef Mengele19, llena de aspectos hermosos.
¿Querrían ser ustedes recordados de la manera que lo es él?
Tener a Quirón en la casa I puede no siempre hacerle sentir co-
mo la alegría de la huerta, Lucy. Su vulnerabilidad y su sentimiento
de marginación nunca se irán del todo. Pero con Acuario en el As-
cendente y Urano formando cuadratura con el Sol, existe una
tendencia innata a disociarse cuando las cosas se ponen difíciles.
Quirón en la casa I otorga un color más humano a Urano al hacerla
más consciente del sufrimiento individual, tanto del suyo como del
de los demás. Al echar una mirada en profundidad a su carta, empe-
zamos a darnos cuenta de que esas configuraciones que hemos
tomado por negativas proporcionan un equilibrio creativo respecto
de otras configuraciones que de lo contrario parecerían demasiado
buenas.
El conjunto de la carta nos cuenta una historia coherente, inclu-
so aunque algunos elementos, tomados separadamente, puedan
parecernos bastante complicados. En cada carta siempre hay un fac-
tor que nos chirría. Diríamos: «¡Mierda! ¡Mira esa jodida cua -
dratura! ¡Si no la tuviera sería completamente feliz!». En algún nivel
eso puede ser cierto. Pero si observamos la carta como un todo –lo
que podremos hacer si, como el Sol, nos colocamos en el centro–,
nos contará una historia coherente. Posee armonía interna, aunque
19
Josef Mengele, nacido el 16 de marzo de 1911, a las 11.45 AM en Günzburg,
Alemania. Particularmente llamativo resulta el gran trígono entre el Sol y Mercu-
rio en Piscis, Neptuno en Cáncer sobre el Ascendente y Júpiter en Escorpio.
136
ésta no vaya pareja con algún ideal infantil de perfección o de ben-
dición sin fin.

La aceptación de los límites

Oyente: Tengo tanto a Saturno como a Quirón en aspecto con el Sol.


¿Puede decirnos algo sobre eso?
Liz: Con esos dos planetas aspectando al Sol, es importante recono-
cer y aceptar los límites sin ser aplastado por ellos. Muchos de los
límites representados por estos planetas parecen –y a menudo son–
injustos; pero es importante mantener la fe en uno mismo en los
valores personales. Podemos reaccionar a la existencia de límites de
muy variadas maneras. Podemos ignorarlos y enrabiarnos contra
ellos cuando, tras coger carrerilla nos estampamos contra ellos, ha-
ciéndonos daño tanto nosotros como a los demás. Podemos
sentirnos derrotados totalmente por ellos y exclamar: «¿Cuál es el
sentido de todo esto? Mi vida es inútil». O podemos luchar y crear
una relación con ellos. En todo momento necesitamos empujar para
llevar la luz tan lejos como podamos, pero cuando tengamos la cer-
teza de que no podemos ir más allá hemos de evitar amargarnos.
Es muy educativo trabajar con alguien que padezca algún tipo
de discapacidad psíquica, porque es un límite tangible que no puede
ser atribuido a una actitud subjetiva. Por supuesto, no todos aquellos
con aspectos Sol-Saturno o Sol-Quirón padecen discapacidad algu-
na; pero a menudo existe un sentimiento interior de haber sido
heridos y a veces este sentimiento es proyectado sobre las circuns-
tancias de la vida externa. Existe, por tanto, un fuerte sentimiento de
victimización. Uno puede encontrar gente amargada porque no es
particularmente hermosa, talentosa o rica. Están resentidos contra
cualquiera que parezca tener lo que ellos no tienen y continuamente
se quejan de su mala suerte y de la falta de simpatía de los demás.
No obstante, la verdadera fuente de su amargura es la conciencia de
que no pueden ser aquello que desearían ser y que, viviendo dentro
de sus humanos límites, han de esforzarse por aquello que tienen. En
vez de vivir el Sol a través de un esfuerzo consciente, pretenden que
137
se les sirva la luz solar en bandeja, como un regalo infantil de cum-
pleaños.
Hace algunos años asistí en Birmingham a un concierto ofrecido
por el violinista israelí Yitzhak Perlman. Perlman quedó paralítico
de una poliomielitis que padeció a los cuatro años de edad. Tiene
que usar un andador para desplazarse porque no puede andar correc-
tamente. Se tambaleaba en el escenario con dificultad hasta que
llegó a su sitio, y empezó a tocar. Es un músico exquisito. Para
quienes le conocen es una persona extremadamente amable, sencilla
y encantadora, sin rastro alguno de amargura. Le observé mientras
tocaba y pensé para mí: «Esta mañana he tenido que soportar a una
cliente con un aspecto Sol-Saturno que me contó un novelón para
explicarme que su padre había sido frío con ella durante su infancia.
Podría haber aprendido algo de Perlman, cuyo sufrimiento es irre-
versible e interminable». Es un maravilloso ejemplo de alguien que,
pese a soportar severas limitaciones, mantiene su fe en la vida y su
compromiso de crear algo hermoso para ofrecerlo a los demás. No
tengo la hora de nacimiento de Perlman, así que desconozco en qué
casa está ubicado su Sol, pero nació el 31 de agosto de 1945 y tiene
una semicuadratura exacta entre el Sol y Saturno.
Perlman expresa la faz más positiva de los aspectos Sol-
Saturno. Afortunadamente, los límites que soporta la mayoría de la
gente no son como los de él. Lástima que mucha gente no sea capaz
de manejarse con sus límites con la misma elegancia que él.
Todos debemos aceptar nuestras limitaciones. Pero las personas
con aspectos entre Sol y Saturno o Quirón sienten esos límites más
profundamente. Son más sensibles a éstos tanto en la vida como en
ellos mismos y deben luchar por mantener la fe y la confianza den-
tro de esos límites. Si dejan espacio a la amargura, la luz del Sol
disminuye y nuestro potencial es arruinado por el resentimiento. Sin
embargo y sea lo que sea lo que hagamos, debemos respetar esos
límites sin sentirnos derrotados por ellos. Es un gran reto. Uno debe
bascular entre la hybris y la amargura por un tiempo. Es probable-
mente adecuado estrellarse contra esos límites, dejarlo un tiempo y
después volver a intentarlo, hasta alcanzar algún tipo de equilibrio.
Los aspectos del Sol con Saturno o Quirón conllevan también un
138
cierto grado de tristeza. Suelen ser despojados de su inocencia bas-
tante antes de que se den cuenta de lo que han perdido. Papá Noel,
el Conejo de Pascua o el Ratoncito Pérez no les resultan muy atrac-
tivos, ni siquiera en la primera infancia, porque estos niños saben
demasiado acerca de la vida. Aceptar la tristeza sin que ésta se con-
vierta en depresión crónica es el máximo reto de estas personas.
Oyente: Así, pues, Saturno en la casa XII en cuadratura con el Sol
en la VII significa que uno se da cuenta de lo que ocurre en un nivel
psíquico colectivo.
Liz: Sí. Existe con frecuencia un profundo sentimiento del dolor del
mundo y de lo inevitable de la soledad humana. Puede existir tam-
bién una herencia familiar complicada de tipo colectivo, en la que
intervengan experiencias de persecución, de convertirse en chivo
expiatorio o de los horrores de la guerra. El mundo está lleno de
lugares donde la humanidad muestra sus rasgos menos atractivos
con todo lujo de detalles. Quizá no haya ningún lugar enteramente
libre de estas cosas.
Oyente: Entonces la lucha, para el Sol en la VIII en Virgo, puede ser
mucho más que una lucha mental.
Liz: Virgo no es un signo «mental» de la misma manera que lo es
Géminis, aunque ambos estén regidos por Mercurio. Virgo está mu-
cho más interesado en el orden y en la mejora del mundo a través de
la aplicación del conocimiento. Virgo es un signo de Tierra, no de
Aire, y está más interesado en la utilidad y el servicio. Todos los
signos de Tierra tienen la necesidad de hacer algo práctico. El Sol en
Virgo en la VIII necesita expresarse a través de la aplicación del
conocimiento y las habilidades prácticas a las dimensiones invisi-
bles y a menudo más oscuras de la vida. Yo supondría que esta
persona fuese atraída por el mundo de las profesiones de ayuda, o
por algún área en la que pudiese desplegar su talento para ordenar,
mejorar o limpiar el medio ambiente. Con una cuadratura entre Sa-
turno en la XII y un Sol en Virgo en la VIII uno no puede escapar
del lado oscuro de la vida; pero al mismo tiempo hay un deseo pro-
fundo de usar esa experiencia en el inframundo para aportar algo útil

139
y mejorar la calidad de la vida.
Oyente: También para evitar la depresión.
Liz: Sí. Para un Sol en Tierra, ser útil es el camino de salida de la
oscuridad. Los signos de Tierra, al caer en la depresión, recuperan
su confianza sintiendo que están aportando algo útil a la vida. Para
los de Agua, en cambio, el camino está en la creación de conexiones
emocionales. Para los de Aire, en su caso, es aprender y comprender
por qué, y para los de Fuego es echar mano de la imaginación y dar-
le expresión creativa. Ésas son cuatro formas básicas para
habérselas con el tipo de depresión vinculado a la casa VIII.
Oyente: Una vez conocí a una persona con una conjunción Sol-
Saturno en Piscis, y su Saturno forma una conjunción exacta con mi
Luna. Yo me reprochaba el rechazo que sentía por ella, pero sentía
que ella era la que hacía ese trabajo. En condiciones normales creo
que expreso bien mi Luna. Pero de alguna manera ella estaba aplas-
tando mi Luna.
Liz: Probablemente ella proyectaba sobre ti su propio Saturno; quizá
porque se identificaba contigo (su Sol estaba conjunto a tu Luna),
pero no podía vivir fácilmente las cualidades piscianas porque Sa-
turno se había sentado encima de su Sol. Ella intentó bloquear tu
Luna porque le recordaba dolorosamente aquello que necesitaba
desesperadamente expresar por sí misma. Tu empatía probablemen-
te la tocó profundamente pero no pudo manejarla. Saturno o Quirón
en aspecto al Sol a menudo acaban proyectados sobre alguien, que
es culpado del problema.
Si eres tú el señalado no es muy divertido. Pero más tarde o más
temprano un tránsito activará su conjunción Sol-Saturno y deberá
enfrentarse por sí misma a su problema interior.

Envidia

El último tema solar que quisiera tratar hoy es el de la envidia, que


está conectada con el motivo mítico de la soledad de Apolo. Ésta es

140
una de las razones fundamentales por las que la gente encuentra
difícil expresar su Sol: el miedo a la envidia de los demás. A me -
nudo el problema comienza con los antecedentes familiares. Uno de
los progenitores puede tener envidia de su hijo. Es una situación
muy común y va de la mano de la herida narcisista de la que hemos
hablado antes. Si no tenemos un sentimiento de nuestro valor como
personas y esperamos que sea nuestro hijo quien nos dé una razón
para vivir, y nuestro hijo, en vez de «cooperar» con nosotros, em-
pieza a mostrar su individualidad, podemos sentir una gran envidia
de él. Por otra parte, eso no excluye el cariño: el padre envidioso
puede ser también cariñoso, pues la envidia y el cariño pueden ir
juntos. El cariño es consciente y expresado, pero por debajo hierve
la envidia, siempre lista para encontrar grietas ocultas a través de las
cuales minar la confianza del niño.
El niño receptor de la envidia familiar aprende a reprimir el Sol,
pues es extremadamente doloroso sufrir un ataque de envidia de un
progenitor al que uno ama y necesita. Uno aprende a ocultar la luz
solar al efecto de no ser receptor de esa envidia. El problema es en-
tonces que llevamos a la edad adulta carcomidos nosotros mismos
por esa envidia. Si nosotros no mostramos nuestra luz, estaremos
resentidos con aquellas personas –incluidos nuestros propios hijos–
que sí son capaces de mostrarla. Podemos proyectar el Sol sobre
ellos y queremos estar cerca de ellos para tomar indirectamente una
pizca de esa luz, pero al mismo tiempo intentamos hacerles daño
porque sentimos una profunda envidia de ellos. Así el ciclo de la
envidia vuelve a empezar con cada generación.
Existen variadas configuraciones en la carta natal que nos pue-
den aportar pistas en esta cuestión. Normalmente se trata de planetas
en las casas familiares. A veces interviene Venus. Una mujer con
Venus en la X o un hombre con Venus en la IV pueden tener que
enfrentarse a la envidia del progenitor del mismo sexo. Quirón tam-
bién puede ser muy envidioso, e igualmente Saturno o Plutón. Al
localizar esos planetas en las casas IV o IX, es necesario incluir en
nuestro análisis la cuestión de la envidia familiar. No siempre la
envidia aparece como tal, especialmente si es inconsciente. Puede
presentarse como una crítica o desaprobación constantes, estudiado
141
desinterés, o un potente estado de ánimo negativo. El niño sometido
a un ataque de envidia de un progenitor normalmente acaba sintién-
dose inferior y no lo suficientemente bueno, y nunca se da cuenta de
que tras la crítica, el rechazo o el mal ambiente subyace la envidia.
A veces he planteado este punto a clientes que han padecido ese
sentimiento de no ser lo suficientemente buenos. Escarbando en su
historia a menudo aparecen un padre o madre hipercríticos que son
interiorizados por la persona como un juez extremadamente duro. A
menudo Saturno cae en una de las casas familiares, o está en aspecto
con la Luna o el Sol, en este último caso si se trata del padre. El
cliente puede decir: «Mi padre era tan crítico conmigo». Yo replico:
«Quizá secretamente le tenía envidia». El cliente, entonces, asom-
brado, puede contestar: ¿Envidia? ¿Por qué deberían mi padre o mi
madre sentir envidia de mí? Yo sólo era un crío».
Por supuesto, todos los padres frustrados en su potencial solar
pueden ser verse afectados por la envidia hacia sus propios hijos.
Los padres saturninos no son los únicos. Imaginen ustedes lo per-
turbadora que puede ser la envidia para un niño que expresa su Sol
de forma inconsciente. El niño está jugando y dice a su padre o ma-
dre: «¡Mira lo que estoy haciendo! ¡Mira mis dibujos! ¿Verdad que
son buenos?». El niño no está tan constreñido por la etiqueta social
como los adultos, para quienes no está bien visto pedir una buena
opinión. El padre o madre envidiosos miran el dibujo, fruncen el
ceño y dicen: «No está mal. Pero aquí has usado un color equivoca-
do, aquí el dibujo se ha corrido un poco y en conjunto no parece un
árbol». Tras esas palabras lo que el padre o madre están diciendo es:
«No eres tan especial como tú te crees. Deja de pavonearte». Ésa es
la forma en que aparece el ataque a través de la crítica. El padre o
madre no piensan de verdad que el niño no sea lo bastante bueno;
inconsciente lo que piensa es: «Me gustaría haber tenido ese talento,
pero no lo tengo ni lo tendré. Y aunque lo tuviera, es demasiado
tarde para mí». O también puede tener envidia de la infancia del
niño: «A su edad a mí no me dejaban jugar. Y no puedo centrarme
en mí mismo y ser irresponsable y alegre cuando tengo una familia
por la que mirar. ¿Por qué mi hijo/hija debería tener lo que yo no
tuve jamás?».
142
Esta es la forma más común bajo la cual se presenta la envidia.
Pero no sólo los padres, sino también los profesores pueden mos-
trarla, especialmente respecto del niño superdotado. Nuestro sistema
educativo está lleno de gente que son profesores no porque les guste
enseñar, sino porque han fracasado al desarrollar su luz solar. Pue-
den ser terriblemente destructivos con un niño que muestra
habilidades especiales. Esto suele disfrazarse bajo la capa de la ideo-
logía política. No hay lugar para el elitismo, aunque eso signifique
minar la confianza del niño superdotado o negarle el reconocimiento
y el estímulo que merece como el aire que respira. Si hemos tenido
que soportar la envidia durante la infancia, con toda probabilidad
acabaremos teniéndole miedo. Y como la tememos, evitaremos ser
especiales porque alguien en alguna parte nos envidiará, nos mostra-
rá su envidia de forma hostil y evocará en nosotros el recuerdo del
dolor y el rechazo en la infancia.
He aquí la cuestión fundamental tras afirmaciones como éstas:
«El libro no es lo bastante bueno para ser publicado. Ni me voy a
molestar en terminarlo». O «Nunca llegaré a ser un gran pintor. Paso
de terminarlo». A veces eso no es otra cosa que la cruda verdad. No
todo el mundo posee un talento y puede ser famoso o sacar prove-
cho económico de él. Pero si algo nos causa alegría, ¿hay que dejar
de hacerlo sólo porque no vamos a ganar premio alguno con ello? Y
a veces esas inquietudes tampoco suponen una evaluación realista
del talento de uno. Pueden reflejar un miedo a ser especial. Un mie-
do que es uno de los más comunes entre las personas, porque si
somos especiales no todos nos van a amar. Mucha gente puede sen-
tirse envidiosa de nosotros porque su propio Sol fue aplastado por
unos padres incapaces de vivir sus propios Soles. Bajo la égida de
Urano y Neptuno en Acuario, la necesidad de ser especial es deno-
minada de otra forma. Si deseamos ser especiales se nos acusa de
querer ser elitistas. La envidia ha adquirido recientemente el estatus
de «comportamiento políticamente correcto» y mucha gente se deja
engañar por dicha corrección política.
Oyente: ¿Se puede conectar esto con la clase de violencia que es
común en las familias? ¿Puede la envidia generar violencia sobre los
hijos?
143
Liz: En ocasiones un padre envidioso puede llegar a ser abiertamen-
te destructivo, pero ello no tiene por qué deberse a un Sol frustrado.
Son necesarios otros factores, especialmente un emplazamiento pro-
blemático de Marte, Quirón o Plutón –ya sea en la carta del padre o
en los aspectos entre cartas– para que el verdadero odio o la violen-
cia formen parte del paquete. La envidia que emana de un Sol
frustrado hacia los hijos se expresa de una forma más sutil y está
casi siempre acompañada de verdadero cariño y aprecio. Apolo es
un dios muy querido. No suele atraer o mostrar un odio inconteni-
ble, si bien, como todos los demás dioses, puede tornarse vengativo
si no se le honra como es debido. Aunque no recibamos la aproba-
ción de la familia por hacer brillar nuestra luz solar, es poco
probable que las necesidades solares reprimidas se muestren de la
misma manera que un Plutón enfadado o Marte frustrado. El Sol,
incluso cuando es inconsciente, no es violento por naturaleza. Sim-
plemente quiere brillar.
Oyente: Si profundizo más en la expresión de mi Sol y no estoy ro-
deado de gente que piense igual.
Liz: ... entonces se sentirá usted solo a ratos. La gente que le rodea
puede envidiarle o darle disgustos y eso puede resultarte doloroso.
Quizá tenga que buscar nuevos amigos. Vivir el Sol tiene un precio,
pero ese precio es mayor si no lo vivimos. Ése precio puede ser ma-
yor incluso de lo que estamos dispuestos a pagar. El precio a pagar
por vivir el Sol es asequible, quizá incómodo, pero es menor que el
precio por traicionar nuestra alma.
La envidia no es una psicopatología. No obstante, es increíble-
mente penetrante y se puede ocultar tras diversos trastornos. Puede
esconderse tras el disfraz de una ideología u ocultarse bajo la ideali-
zación de otra persona. Puede ser profundamente destructiva tanto a
nivel personal como colectivo. La envidia es el problema solar más
común en una persona relativamente estable cuyo Sol no está bri-
llando. La depresión clínica severa es una respuesta extrema a una
vida sin Sol, pero en sí misma la envidia no se considera como algo
que necesite ser tratado. Sólo es envidia. Pero si conseguimos que
más personas se unan a nosotros en nuestra envidia, podemos ganar

144
unas elecciones o aprobar leyes. Y podemos hacer extremadamente
difícil diferenciar entre expresar aquello que es diferente de aquello
que amenaza con hacernos sentir envidia. Lo cual nos lleva de vuel-
ta a Amadeus, una película que vale la pena ver más de una vez.
Oyente: La obra se ha vuelto a poner en cartel.
Liz: Sólo he visto la película, pero viene como anillo al dedo. El
nombre Amadeus significa «amado por Dios». Salieri se horroriza
por el hecho de que Dios haya elegido un vehículo tan basto y con
tan poco merecimiento. ¿Por qué no fue Salieri el elegido como
vehículo de Dios? Ésta es una variedad común de envidia, llevada a
un extremo letal. Por supuesto que Salieri fue vehículo de Dios. To-
dos lo somos, en un sentido solar: todos tenemos un destino único,
un daimon que necesita ser expresado a través del Sol en la carta
natal. No obstante, Salieri quería algo más que ser un hombre co-
mún que escribiera música común. Quería ser el Elegido, que es la
forma en que el pueblo suele percibir el genio cuando se topa con él.
No estaba suficientemente contento con disfrutar de la luz de su
propio sol. Quizá su Sol no brillaba bastante. Quizá no había desa-
rrollado suficientemente sus habilidades musicales porque estaba
demasiado interesado en ganarse bien la vida y mantener una buena
posición social. Compararse con el genio y resentirse de la inevita-
ble conclusión es una especie de inflación del ego que refleja pro -
fundas inseguridades y heridas personales. Es necesario dedicar
tiempo a pensar en estos temas, puesto que dudo que ningún ser
humano sea inmune a algún grado de envidia en determinados mo-
mentos, incluso si el Sol brilla. Pero cuando el Sol no brilla, la os -
curidad alimenta la envidia y ésta se puede mostrar no sólo contra el
genio, sino contra cualquiera cuya luz sea visible.
Estimular al Sol a brillar no es una receta para la absorción en
uno mismo. Enfatizando el Sol en este seminario no estoy represen-
tando el papel de Aleister Crowley, cuya afirmación «Haz tu
voluntad» pretendió convertir en la única ley. Apolo no pretende
apoderarse del Olimpo. No es el rey de los dioses ni quiere serlo;
sirve a Zeus. Pero por sí mismo es excelente. La expresión del Sol
es incompatible con la insensibilidad, la falta de compasión, la

145
crueldad con los demás o la megalomanía. El Sol sirve a aquello de
lo que es vehículo. Expresar el Sol significa tener un sentido de que
existe en nosotros algo que vale la pena desarrollar y ofrecer con
tanta lealtad como nos sea posible. Si concita la desaprobación de la
familia, debemos aprender a elevarnos por encima de ésta. Si signi-
fica que algunos de nuestros amigos han de criticarnos, debemos
alejarnos de ellos y encontrar amigos que confíen lo bastante en sí
mismos como para valorar nuestra singularidad. Sin embargo, vivir
el Sol no significa pisotear a los demás. El Sol no es ajeno al resto
del mundo. Es un vehículo para la vida entera y en última instancia
sirve a algo mayor que el ego.
Oyente: Se me acaba de ocurrir una cosa: que la gente que vive el
Sol es gente que realmente vive su vida. Nunca se te ocurriría decir-
les: «¡Ten vida propia!». Pero si vivir el Sol significa vivir con
alegría, ¿por qué tantos grandes artistas viven una vida desgraciada
llena de ira y de infelicidad?
Liz: Puede serle de ayuda leer un ensayo de Adolf Guggenbühl-
Craig titulado Creativity, Spontaneity, Independence: Three Chil-
dren of the Devil (Creatividad, Espontaneidad, Independencia: tres
criaturas del diablo)20. El autor diferencia cuidadosamente creativi-
dad humana ordinaria y genio. A menudo el genio paga un precio
amargo porque, como en el caso de Mozart, el genio exige expresión
sin ningún tipo de límite, y la personalidad individual –el Sol indi-
vidual–queda subsumido en el proceso. La creatividad humana
ordinaria no excluye la vivencia de la felicidad, aunque sí requiera l
aceptación de cierto grado de soledad. El genio no es una cuestión
solar. Es algo que se halla fuera de los dominios de la astrología.
Nada hay en la carta de Mozart que nos diga hasta dónde llegará ese
don: sólo los probables caminos que tomará esa expresión. Sea lo
que sea el genio, trabaja a través de la carta, pero no es representado
por ella; y puede pasar por encima de las necesidades humanas seña-

20
Ensayo incluido en From the Wrong Side: A Paradoxical Approach to Psy-
chology de Adolf Guggenbühl-Craig, trad. al inglés por Gary V. Hartman, Spring
Publications, 1995. También se incluyó en el Issue 1 de Apollon: The Journal of
Psychological Astrology, CPA Press, octubre de 1998.
146
ladas por la carta como una apisonadora. Como dice Guggenbühl-
Craig, deberíamos caer de rodillas y agradecer a los dioses que no
seamos genios.
Oyente: Sigo pensando que, según esa idea, si yo expresar mi Sol
adecuadamente, podría componer sinfonías.
Liz: Quizás podría. O quizá no. Si pudiese componer sinfonías, sos-
pecho que ya lo estaría haciendo porque no podría evitarlo. Pero,
sintiéndolo mucho, desarrollar su Sol no le va a convertir en Mozart.
Todo lo que puede llegar a ser es usted mismo; y dado que no es
Mozart, tampoco tiene que pagar el alto precio que pagó él. El genio
de Mozart no fue sólo cuestión de expresar el Sol. De alguna manera
misteriosa, la humanidad cotidiana del verdadero genio es engullida
por algo mayor. Se ofrece un regalo de inapreciable valor al colecti-
vo, pero el vehículo suele estrellarse en el proceso. Es muy raro que
estas personas lo lleven bien. La creatividad, en términos solares, es
un asunto humano. No se trata de posesión por parte del dios. Es
inspiración, pero dentro de los límites humanos cotidianos, y no
creo que sea mutuamente excluyente respecto de la alegría. Ésta no
tiene por qué estar presente en todo momento, pero sí es posible que
lo esté en algún momento. La muerte trágica del genio es un tema
mítico, pero no algo que el Sol describa por sí mismo. Apolo no es
descuartizado. Simplemente está solo.

Opciones interiores

Oyente: Todavía estoy intentando entender cuál es el origen de los


problemas con el Sol. ¿Son de tipo ambiental o están señalados por
la carta? ¿Provienen del interior o del exterior?
Liz: No estoy segura de que pueda diferenciarse claramente entre
«interior» y «exterior». Ni tampoco tengo una respuesta definitiva a
tu pregunta. Algunos problemas solares claramente surgen de la
historia familiar, mientras que otros surgen de la misma carta y de la
ubicación del Sol en ella. Si el Sol es un planeta aislado en Fuego en
una carta en que domina el elemento Tierra, tendrá que esforzarse
147
más en brillar y serán tiempos difíciles. Las actitudes y percepciones
que la persona siente como propias se verán contradichas por los
valores más significativos en términos de aspiración interna y com -
promiso. Al final, ni un factor por sí mismo ni la historia familiar
nos va a dar una «razón» clara por la cual el Sol tiene problemas.
Normalmente es una mezcla química compleja. Si uno acepta la idea
de la reencarnación, se puede dar por bueno que los problemas en
realidad tienen sus raíces en una vida anterior. Eso puede ser o no
ser un factor en la ecuación. Algunas dificultades están ligadas par-
cialmente a la sociedad en la que uno ha crecido. Pueden tener
relación con el entorno de los primeros años de vida, con el sexo y
la cultura en cuyo seno ha nacido. Todos ellos son factores sobre los
que no tenemos un control consciente.
Invariablemente, existen unos cuantos elementos que, tomados
por separado, ninguno creará dificultades; pero si se juntan con to-
dos los demás, serán como la gota que colmará el vaso. En
psiquiatría esto recibe el nombre de sobredeterminación, es decir:
existen tantos factores apuntando en una misma dirección que puede
hablarse de un resultado inevitable.
Pongamos que un hombre tiene el Sol en Cáncer como único
planeta en Agua en una carta en que domina el Aire. El Sol se halla
en la casa XII y forma una cuadratura con Saturno o Quirón. Su
padre abandonó a su madre cuando él tenía dos años de edad y su
madre tuvo que ponerse a trabajar en trabajos de ínfima categoría
para alimentar a su familia, dejándole en manos de cuidadoras bie-
nintencionadas pero incompetentes. Es un hombre negro que vive en
el vecindario blanco de una ciudad sureña de los USA. Si colocamos
juntos todos esos factores, es probable que este hombre pase un in-
fierno para encontrar la luz del Sol. Ninguno de los factores
descritos anteriormente es suficiente, por sí mismo, para explicar las
dificultades. Algunos factores son «externos» y otros son «inter-
nos». Y puede existir también un factor de elección, aunque la
elección no pueda no ser totalmente consciente.
Algunos de nosotros elegimos no enfrentar la lucha solar. Es
mucho más cómodo identificarse con el colectivo y que nos sirvan
en bandeja el sentimiento de quiénes somos. También puede ser
148
muy fácil echar la culpa al mundo de los problemas propios. Si po-
demos alejarnos de eso, perfecto. Claro que si nos hubiéramos
alejado de eso probablemente no estaríamos estudiando astrología
psicológica. Dudo que ninguno de los presentes lo haya hecho, aun-
que probablemente alguno sí lo haya intentado.
Oyente: Oh, sí, yo lo he intentado.
Oyente: ¿Cómo encaja el concepto de logos en el Sol, en tu opinión?
Liz: Existen varias líneas de interpretación de la palabra logos. En el
pensamiento platónico, el logos es solar porque es la voluntad crea-
tiva de Dios, la Mente creativa: el propósito del Uno. Pero en
algunos círculos psicológicos se equipara el logos con el intelecto y
se le empareja con el eros. El logos, según esa opinión, tendría natu-
raleza «masculina» y el eros «femenina». No sé si esa interpretación
nos puede servir.
El Sol no significa el intelecto opuesto al corazón. Y las imáge-
nes míticas del Sol son al mismo tiempo masculinas y femeninas,
como hemos visto: sugieren que existe una unidad o síntesis entre
mente y corazón, o entre intelecto y sentimiento, o entre razón y
visión. La profecía no es una función intelectual, como tampoco lo
es la música.
Estos son los atributos principales de Apolo. Para Platón, la
Mente Divina no es algo puramente intelectual y el «reino de lo in-
teligible» no es lugar para ideas abstractas. Es la visión creativa del
cosmos, generada por el Uno, que sostiene toda la manifestación. El
logos platónico y neoplatónico, que representa la voluntad creadora
de lo divino, puede con seguridad decirnos algo acerca de la dimen-
sión más profunda del Sol astrológico.
Creo que acabamos de poner punto final al seminario. El Sol se está
poniendo. Gracias a todos por asistir.

149
150
SEGUNDA PARTE

EL SOL:
CREATIVIDAD Y VOCA-
CIÓN

Seminario impartido el 8 de noviembre de 1998 en el Regents


College como parte del programa de seminarios de otoño del CPA.

151
El Sol y el proceso creativo

Bienvenidos a la segunda parte de nuestra exploración en dos partes


del Sol. No tenemos un tiempo muy bueno esta vez, pero quizá sea
bueno para quedarse dentro de la casa y concentrarse en nuestro
seminario. Tal y como les prometí la semana pasada, hoy me voy a
centrar en el complejo tema de la creatividad –que, como adverti-
réis, va a convertirse en la proverbial olla de grillos antes de que
terminemos–. Partiendo de ahí, una vez tratado el tema de la rela-
ción del Sol con el proceso creativo y haber echado a un vistazo a
los problemas que presenta el vocablo «creatividad» para mucha
gente, podemos saltar a otra área de interés solar: aquello a lo que
llamamos vocación. Ambos temas están estrechamente vinculados.
Por último, quisiera examinar el significado de los tránsitos y pro-
gresiones de o hacia el Sol y determinar si pueden arrojar luz sobre
los temas de la creatividad y de la vocación. Tal es el completo plan
del día y ya veremos si somos capaces de cumplirlo o no.

La naturaleza de la creatividad

Quizá sea conveniente empezar con unas simples preguntas. ¿Cuán-


tos de vosotros sentís que sois creativos? Muchas manos levantadas.
Bien. ¿Cuántos de ustedes creen que no son creativos? Para aquellos
que no sienten que son creativos: ¿qué significa eso para ustedes?
¿Por qué sienten que no son creativos? ¿Qué es lo que hace la gente
creativa que ustedes no hacen?
Oyente: Yo asocio creatividad con el talento artístico y no creo que
yo tenga nada de eso.
Liz: ¿Cómo definiría usted «talento artístico»?
Oyente: Supongo que quiere decir alguien que pinta un cuadro, o
compone una pieza musical, o escribe muy bien.
152
Liz: Entonces para tí «ser creativo» equivale a «ser artista», lo que a
su vez equivale a crear algo hermoso. Podría seguir preguntándote
acerca de tu concepto de la belleza, pero otros también han levanta-
do las manos y será bueno escuchar un número variado de
respuestas.
Oyente: Yo también siento que no soy creativo porque no soy artis-
ta. Pienso en gente como Beethoven cuando me hablan de personas
creativas.
Liz: Parece entonces que el hecho de no ser artistas es un problema
para algunos de ustedes. Evidentemente no consideran que puedan
existir otras formas de creatividad aparte del arte. Oigamos algo más
por parte de quienes no siente que son creativos.
Oyente: No soy un iniciador. Soy un crítico.
Liz: Entonces tú te dedicas a valorar lo que crean los demás, en vez
de ser tú mismo un creador.
Oyente: Sí.
Liz: ¿Lo sientes como una carencia? ¿Te crea algún problema?
Oyente: Sí.
Liz: Muy bien. Volveremos sobre este punto, que es importante: si
el examen y valoración de la creatividad ajena es en sí misma una
forma válida de creatividad. ¿Alguien más?
Oyente: Sé que tengo imaginación, pero no parece que haya manera
de que yo la exprese. No hago nada con ella.
Liz: Así, pues, tu sentimiento de no ser creativo está relacionado con
saber que eres imaginativo, pero incapaz de encontrar un vehículo
para su imaginación. Lo cual, para tí, significa que no eres creativo.
Son dos cosas muy distintas, ¿verdad? La imaginación, por un lado,
y la capacidad de expresarla, por otro.
Oyente: Veo que ser creativo es llevar algo nuevo a la realidad.
Liz: ¿Puede decirnos algo más sobre lo que entiende por «algo nue-
vo»?
153
Oyente: Elaborar una nueva teoría, algún invento, algo que nadie
hubiera pensado antes. No se trata sólo de pintar un cuenco con cua-
tro frutas, sino de encontrar una nueva forma de pintarlo.
Liz: ¿Tú sientes que puede hacer eso?
Oyente: No. Por eso creo que no soy creativo. Creo que tengo talen-
to artístico, pero no el suficiente.
Liz: Por tanto, tú crees que no eres creativo porque no estás viviendo
a la altura de tu particular concepto de la creatividad. Éste es otro
punto muy importante sobre el que volveremos luego.
Tengo otra pregunta para aquellos de vosotros que habéis levan-
tado la mano y sentís que no sois creativos, signifique eso lo que
signifique para vosotros: cuando sois creativos, ¿cómo lo sienten?
¿Qué les ocurre?
Oyente: Pierdo toda noción del tiempo. Es como si saliera de mí
mismo.
Oyente: Me siento realmente vivo.
Oyente: Siempre me siento como si estuviera intentando dar a luz
algo. Es un proceso muy doloroso. A veces es parecido a un aborto.
Y aunque no lo sea, me deprimo cuando termino el proceso porque
nunca tengo la sensación de que sea lo bastante bueno.
Liz: ¿A qué clase de trabajo creativo se dedica?
Oyente: Soy pintora.
El Sol y el proceso creativo
Liz: Algunos de vosotros os sentís cargados de energía al ser creati-
vos. A otro el proceso creativo le resulta doloroso. Unos cuantos se
sienten frustrados porque tienen una imagen de lo que pueden hacer,
o deberían hacer, o quieren hacer y no están haciendo, de forma que
no se sienten creativos o se bloquean. Podríamos pasar todo el día
escuchando definiciones de la creatividad. Al final del día tendría-
mos tantas respuestas como personas estamos aquí.
Oyente: Cuando estoy creando me siento como si fuera más yo que

154
en cualquier otro momento.
Liz: ¿Puedes decirnos algo más?
Oyente: Creo que tiene relación con perder la conciencia de uno
mismo. Estoy totalmente inmerso, pero no me pierdo a mí mismo.
Solamente pierdo la preocupación respecto de todo lo que está fuera
de mí mismo.
Liz: Tres de vosotros habéis descrito lo que podríamos llamar un
estado alterado de conciencia (una clase de experiencia más allá de
la conciencia cotidiana del ego). Lo habéis descrito como sentirse
más vivos, más vosotros mismos, con pérdida de la noción del tiem-
po o de la conciencia de uno mismo.
Oyente: Definitivamente creo que es un estado alterado. Me siento
conectado con una especie de energía vital. Cuando estoy bloqueado
me siento fatal.
Oyente: Seguimos sin tener una única definición de creatividad.
Liz: Ya he dicho que tendríamos tantas definiciones de creatividad
como personas hay en esta sala. A pesar de las interesantes respues-
tas que han ofrecido ustedes, no creo que podamos definir la
creatividad de una forma universal y aceptable para todos. Todo lo
que podemos hacer es tomar nota de las experiencias individuales.
Nada de lo que han dicho ustedes es motivo de discusión para mí –
¿cómo podría serlo?– y todos esos puntos de vista tan diferentes son
importantes y válidos; pero sería como intentar interpretar el Sol
mismo: no iremos muy lejos si intentamos encontrar aquella justa y
bonita palabra clave en la que encajen todas las descripciones.
Ahora vamos a jugar un poco con el simbolismo y la mitología
de la creatividad, dado que esto nos puede ayudar a esclarecer nues-
tra percepción sobre el tema que estamos tratando.

155
El niño divino

Juego y realidad

Una de las imágenes más poderosas asociadas al Sol es el niño di-


vino. En el mito, como vimos la semana pasada, Apolo es el
guardián de los niños y de los adolescentes, siendo él mismo un ni-
ño divino. Es posible ver esa imagen del niño divino en muchas
versiones de la carta El Sol en los arcanos mayores del Tarot (el
mazo de Rider-Waite es un buen ejemplo). Astrológicamente aso-
ciamos el Sol con la casa V, y asociamos la casa V con los niños.
Esta casa es la casa de los niños. No siempre nos preguntamos por
qué asociamos esta casa a los niños. ¿Por qué debería concederse al
Sol la regencia sobre los niños y qué significa «casa de los niños»?
¿Quiere decir que la casa V nos dirá si una persona tendrá o no hijos
biológicos? ¿O quiere decir algo más? También la denominamos
casa de la creatividad, de tal manera que en astrología introducimos
creatividad e hijos en la misma ecuación.
Todos sabemos que los niños juegan. Esperamos que lo hagan y
nos preocupa que no lo hagan. Jugar es la quintaesencia del ser niño.
Cuando los adultos juegan se sienten vagamente incómodos a me-
nos que se hayan esforzado hasta la extenuación para ser juguetones.
El juego no es una palabra asociada con la madurez. ¿Qué quiere
decir jugar?
Oyente: ¿Jugar te hace feliz?
Liz: ¿Feliz? Bueno, intenta contestar a eso tú mismo.
Oyente: Me siento libre y feliz cuando juego. No hay un guion.
Liz: Bien visto: no existe un guion. Ahora bien: si no existe un
guion, ¿qué es lo que hacemos cuando jugamos?
Oyente: Formamos algo.
Liz: Si. Sea lo que sea, lo creamos sobre la marcha. Si vamos a co-
157
cinar algo, y decidimos que vamos a jugar no echamos mano del
recetario. ¿Qué hacemos en vez de eso?
Oyente: Un desastre.
Liz: O, directamente, envenenamos a nuestros comensales. Intenten
ser conscientes de lo que ocurre, incluso aunque parezca una contra-
dicción en sus términos. Cuando dejamos el libro de recetas aparte,
¿qué es lo que hacemos?
Oyente: Experimentar.
Oyente: Explorar.
Liz: Exploramos sin esperar encontrar nada en particular. No tene-
mos una idea preconcebida de cómo terminará la exploración, sino
sólo unas pistas que la propia exploración nos ofrece. Receptividad,
experimentación, exploración, salirse del guion. Todos son ingre-
dientes del juego.
Oyente: Eso tiene relación con no tenerlo todo bajo control.
Liz: Eso es muy importante. Al jugar no intentamos controlar lo que
sucede. Pero si nosotros no controlamos, ¿quién controla? Si el ego
abdica de su trono, ¿de dónde proviene la inspiración?
Oyente: De la fantasía.
Liz: Mucha gente equipara la aptitud para fantasear a la creatividad.
Una vez más, debemos examinar con cuidado las palabras que usa-
mos. Imaginación y fantasía no son necesariamente lo mismo. Y la
fantasía puede ser controlada o no, dependiendo de lo mucho o poco
que interfiera el ego. Las fantasías pueden revelar nuestros comple-
jos; pero éstos son sólo un reflejo de nuestros deseos. Cuando
jugamos, estamos dando forma a una fantasía que se desarrolla más
conforme a una cierta inspiración invisible que a un reflejo de la
historia con la que hemos empezado.
Oyente: Al jugar estamos inventando.
Liz: ¿Y qué quieres decir con «nosotros»? ¿Quién está inventando?
Oyente: ¿Qué pasa con los juegos?
158
Liz: Bueno, la palabra «juego» (game) es complicada debido a sus
diferentes connotaciones. Lo que en Inglaterra entendemos por un
partido de fútbol (football match), en Estados Unidos es un partido
de fútbol americano (football game). La palabra game suele usarse
erróneamente debido a que existen juegos extremadamente serios,
especialmente cuando interviene mucho dinero o uno es sacado del
campo en camilla con las costillas rotas. En un sentido solar, en el
juego no intervienen la victoria o la derrota, ni tampoco la remune-
ración. Desde una perspectiva solar, muchos juegos no son
realmente entretenidos.
Jugar de la manera que juegan los niños y jugar de la manera
que se juega en los deportes no es la misma cosa. Cuando existe una
seria intención de ganar, hablamos de competición y estamos pen-
sando más en Marte que en el Sol.
Oyente: Los juegos se parecen a veces a la guerra. Las Olimpíadas
son una representación de la guerra. Se enfrentan dos bandos. Eso
tiene que ver mucho más con Marte.
Liz: Los juegos competitivos se pueden jugar con talento y creativi-
dad por una persona concreta, pero no son «juego» en el sentido que
estamos hablando. Los niños también pueden tratar de ganar en el
juego, pero ese motivo es secundario respecto del hecho de jugar.
Los juegos lúdicos convierten una realidad brutal en simbólica.
A menudo los niños juegan a juegos relacionados con la muerte.
«¡Bang! Estás muerto. Soy el Llanero Solitario y tú eres Tonto 21».
«Soy Buffy y tú eres el vampiro». La realidad es dura y brutal, pero
cuando se convierte en un juego entramos en el mundo del «como
si». Esta expresión es muy usada en los textos psicológicos. Si yo te
apunto con una pistola de agua, es «como si» te estuviera apuntando
con una de verdad. Estamos extrayendo algo doloroso y duro del
plano de la realidad y lo convertimos en un juego. Esa es la sustan-
cia de los cuentos de hadas, que cumplen la misma función.
Tomamos situaciones humanas intolerables (sufrimiento, guerra,
muerte) y las convertimos en situaciones «como si», de forma que

21
En Hispanoamérica se cambió el nombre del personaje a «Toro» por considerar
ofensivo el original (N. del T.)
159
se vuelven no sólo más soportables sino también más significativas.
Y podemos tomárnoslas a risa.
Luego tenemos la palabra play en el sentido de «obra de teatro»:
«Ayer fui a ver una obra de teatro». En tiempos de Shakespeare, al
actor se le conocía como player. Estos significados múltiples de una
misma palabra son muy sugerentes. «Voy a actuar (play) como un
altruista (como si de verdad me importara profundamente la huma-
nidad)». ¿Qué significa esto? La palabra griega que designa al actor
es hypokrites (ὑποκρίτης) y de ella hemos derivado la palabra «hi-
pócrita». Así, nosotros actuamos-interpretamos; nos expresamos a
nosotros mismos como si sintiéramos algo, como si fuésemos Edipo,
o Hamlet o Medea. Actuamos cuando somos astrólogos, o al ser
sacerdotes, o al ejercer de psicoterapeutas. Actuamos-interpretamos
los papeles de nuestras vidas.
El juego lleva la realidad al mundo del «como si». Somos capa-
ces de enfrentarnos a la realidad porque la hemos traducido a un
estado simbólico. Y en el momento en que hacemos eso, podemos
recrear las cosas y transformar la realidad.
Una vez hemos recreado algo, hemos cambiado la forma de ex-
perimentarlo «ahí fuera». Ya no somos las víctimas impotentes de la
vida. Hemos creado nuestra propia versión de la realidad. Lo rele-
vante del juego está en que a través de él creamos realidades. Estas
creaciones pueden tomar pie en lo que está «ahí fuera», pero se con-
vierten en algo distinto. Si nos ponemos a cocinar y no seguimos
una receta determinada, estamos creando nuestra propia realidad.
«¿Qué pasaría si echo un poco más de chocolate? ¿Cómo sabrá este
trozo de piña si lo unto de mermelada?». Nos alejamos de la «sabi-
duría heredada» contenida en los libros de recetas y estamos
creando algo que constituye una realidad alternativa.

Los dioses-creadores míticos

Esto nos lleva directamente al reino del dios-creador, que es el pro-


totipo mítico del artista. Al examinar todos los mitos de los dioses
creadores, bien podríamos preguntarnos por qué hacen lo que hacen.
160
El mito solamente dice: «Y Dios creó el cielo y la tierra» o «Ra creó
a todos los demás dioses». Todo dios creador crea algo, aunque no
parece existir una razón especial para ello. Nuestra herencia religio-
sa occidental nos muestra que Dios creó el mundo. ¿Pero para qué
tendría que molestarse en crearlo? ¿Qué es lo que pasaba ahí arriba?
¿Estaba de broma?
No hay una razón especial para jugar. Lo hacemos simplemente
porque es natural, espontáneo e inevitable que lo hagamos. Por regla
general, los niños juegan natural y espontáneamente. A pesar de
ello, muchos niños son incapaces de jugar. ¿Qué es lo que a un indi-
viduo le frena para jugar? Una de las más hermosas descripciones
que he leído acerca del acto de jugar se halla es en la filosofía hindú,
en la que la creación es toda ella un juego. El mundo de Maya, el
mundo de la ilusión, es puro teatro. Es una danza, una actuación,
todo pirotecnia y fuegos artificiales. En todo ello hay un tremendo
sentido del humor, aunque puede no ser tan divertido si nos vemos
atrapados en ese mundo. Este retrato de una divinidad traviesa
creando la realidad manifiesta contrasta con la visión judeo-cristiana
del mundo. En ésta, Dios parece haber perdido su sentido del hu -
mor. Este sentido del humor, sutil y profundo, es mucho más evi-
dente en el relato hindú, en su descripción de la creación de los
mundos, de los universos o de los dioses. El proceso de creación es
constante y hay alegría en él. Entonces, ¿por qué algunas personas
pierden la capacidad de jugar o quizá no fueron nunca capaces de
hacerlo?
Oyente: Se habrían convertido en personas demasiado serias.
Liz: ¿Pero por qué?
Oyente: Todo es una amenaza para la supervivencia.
Liz: Sí, es un factor importante. Cuando estamos preocupados por la
supervivencia no podemos jugar. Hemos perdido nuestra confianza.
Cuando hablábamos de lo que se siente al ser creativo, uno de uste-
des mencionó la experiencia de no estar limitado por el espacio o el
tiempo –siendo «sacado de uno mismo»–. Esto describe un estado
en que hemos de confiar absolutamente. Prestar demasiada atención

161
a la hora que es o en dónde estamos bloquea ese estado de juego.
Cuando jugamos no estamos pendientes de otra cosa. Si estamos
pendientes de lo que ocurre a nuestro alrededor ya no podemos ju-
gar. La confianza es un elemento importante en la expresión solar,
lo cual a su vez tiene que ver con la diversión y con la creación.
Oyente: Mientras estás jugando no estás ligado a los resultados.
Liz: Ésa es una buena manera de verlo. ¿Qué significa «ligado»?
Está conectado con la definición de uno mismo a través de objetos,
situaciones o resultados externos. Cuando hablamos de la expresión
creativa del Sol estamos hablando de la experiencia de no sentirse
obligado a obtener resultado alguno ni a estar pendiente de lo que
ocurre, o de no haber invertido en que se produzca un resultado de-
terminado.
Oyente: ¿Tiene alguna relación con dejar a un lado la voluntad?
Liz: No estoy segura de que esté relacionado con dejar a un lado la
voluntad. «Voluntad», en un sentido solar, no es lo mismo que «vo-
luntad personal» o «deseo». Es devoción a algo que está en el
centro, algo a lo que intentamos servir y dar forma. Pero sí puede
tener que ver con dejar de lado los apegos que solemos usar para
definirnos. Tendemos a dirigir nuestra voluntad hacia esos apegos
en vez de dirigirla hacia ese centro.
Oyente; Cuando juegas, estás solo.
Liz: Sí, incluso cuando estamos jugando en compañía de otros. Los
niños juegan juntos, pero están al mismo tiempo solos en su mundo
imaginario. Suena paradójico, pero esto nos demuestra que el Sol no
es «antisocial». La creatividad solar puede funcionar con los demás,
pero no para los demás.

Egoísmo solar

Examinemos ahora qué clase de cosas son las que nos impiden en-
trar en este mundo del juego. Muchos intentan evitar perderse en él

162
por miedo a verse abrumados. No se fían de lo que pueda surgir del
caos del mundo imaginario y por ello ejercen demasiado control y
demasiada vigilancia sobre ese mundo. Ése es un problema satur-
nino. Otros tienen miedo de estar solos y les preocupa que, al
internarse en ese mundo, el cuidador habitualmente amoroso se en-
fade o ya no les espere a su vuelta. Es un miedo a la separación, lo
cual es un problema neptuniano.
Oyente: También existe una sensación de falta de límites en ese
mundo. No hay límite en ese mundo para lo que uno quiera ser.
Liz: Sí, ése es el regalo fundamental del mundo solar del juego: ya
no estamos limitados. En otras palabras, ya no somos mortales. Al
jugar, perdemos nuestro sentido de la limitación. Cuando interac-
tuamos con los demás en la vida cotidiana tenemos siempre
presentes nuestros límites y fronteras. Se nos recuerda todo el tiem-
po nuestra mortalidad.
Oyente: También tiene que ver con el hecho de que ya no eres res-
ponsable de los demás. Uno puede ser egoísta.
Liz: Sí, el egoísmo es la esencia del juego. Desaparece el sentido de
la responsabilidad hacia los demás. Eso forma parte de la pérdida de
conciencia del «ahí fuera», porque ese «ahí fuera» son los demás.
Los demás nos recuerdan nuestras responsabilidades y nuestro mie-
do a ser criticados. Nuestros vínculos con los demás no nos
permiten ser egoístas en sentido estricto. Esto tiene connotaciones
tanto positivas como negativas.
Oyente: No es divertido ser egoísta. Cuando soy egoísta, siento que
soy una mala persona.
Liz: Muy bien. Ahora estamos tocando un hilo que nos lleva de
vuelta a la cuestión de por qué la gente siente un bloqueo cuando se
dispone a crear.
Oyente: ¿Eso está conectado con el lado negativo de Saturno? Yo
pensaba que podía tener relación con ese juez interior que nos dice
que somos malas personas porque nos estamos saltando las reglas.
Liz: Sí, está conectado en parte con el lado negativo de Saturno. La
163
cuestión del egoísmo está íntimamente ligada al sentimiento de ser
responsables por los demás. Se requiere un sentido de la responsabi-
lidad para crear y vivir en una sociedad coherente, estructurada y
civilizada. Deben existir leyes que nos protejan de los demás y de
nuestro propio lado caótico. Si nos ponemos a jugar, entonces so-
mos irresponsables; y si somos irresponsables podemos hacer daño
a los demás; y si hacemos daño a los demás no sólo somos egoístas,
sino que además amenazamos el tejido social.
Oyente: Existe también un factor moral o incluso religioso. Ser
egoísta no es muy cristiano.
Liz: Sí, nuestra tradición religiosa judeocristiana exige que sacrifi-
quemos nuestros anhelos y pasiones egoístas, no sólo por el bien de
la sociedad sino porque Dios lo exige así. Nos han enseñado que no
se nos permitirá entrar en el cielo si somos egoístas y que nos van a
castigar por ello. La entrada en el cielo y la aceptación de la socie-
dad son primos hermanos. Ambas implican que no podemos ser
personas independientes y solas: seremos amadas y acogidas pero
dentro de una unidad mayor.
Oyente: Esto me hace recordar todas las veces que durante mi infan-
cia me llamaron «egoísta». Quizá el verdadero miedo es «Voy a
perder el amor de mis padres y entonces ellos no cuidarán de mí».
Los padres siempre están advirtiendo a sus hijos que no sean egoís-
tas.
Liz: Sí, es una palabra muy usada para mantener a los niños a raya.
Blandir la palabra «egoísta» es como blandir un palo y eso constitu-
ye una forma de control. En este contexto la palabra significa en
realidad: «No estás haciendo lo que yo te digo». Es parecido a la
definición de egoísta en el Devil’s Dictionary de Ambrose Bierce22:
«Persona que tiene la osadía de pensar que es más importante que
uno». La palabra «egoísta» es habitualmente usada en las familias
para conseguir que el niño o el esposo o esposa hagan o sean lo que
nosotros queramos. Es usada también en un contexto sociopolítico
determinado y suele ir de la mano de una envidia inconsciente: de
22
Ambrose Bierce: Diccionario del Diablo. Galaxia Gutenberg, 2005.
164
ahí que esa palabra salga con frecuencia de los labios de quienes
intentan convencernos de que «hagamos lo correcto» dándoles lo
que ellos quieren en vez de conseguirlo ellos por sus propios me-
dios. En la edad adulta todavía reaccionamos con sentimientos de
culpa y miedo cuando nos tocan la tecla del egoísmo. La palabra
implica que estamos haciendo algo en contra de los demás. Y si es-
tamos haciendo algo en contra de los demás o de nuestro progenitor-
cuidador, éste se volverá en nuestra contra, nos rechazará o incluso
nos destruirá. Muchos de ustedes conocerán la obra de D. W. Win-
nicott, que escribió un buen número de libros muy profundos acerca
de la cuestión del juego y de por qué determinados niños parecer ser
incapaces de jugar23.
Winnicott llama al juego «estado transicional», una zona fronte-
riza entre la completa identificación del niño con la madre y el
estado de separación como persona individual. La jerga psicoanalíti-
ca es a veces excesivamente torpe e irritante; pero es bueno que
intentemos entender cómo esa zona de transición está relacionada
con el Sol, la creatividad individual o la formación del ego indivi-
dual.

El «objeto transicional»

¿A todos ustedes les resulta familiar el término «objeto transicio-


nal»? Para aquellos que no, un objeto transicional es algo que se
encuentra a mitad de camino entre el estado de fusión psicológica
con la madre y el estado de existencia psicológica independiente. El
osito de peluche es, sin duda alguna, el objeto transicional nacional
en Gran Bretaña y la muñeca Barbie lo es en los Estados Unidos.
Cualquier juguete de tacto suave puede servir como objeto transi-
cional. Quizá recuerden ustedes las tiras de dibujos de Peanuts. La
manta de Linus es un objeto transicional. Probablemente todos uste-

23
Se recomiendan los siguientes libros de D. W. Winnicott: Realidad y juego,
Gedisa, Barcelona, 2002; El hogar nuestro punto de partida: ensayos de un psi-
coanalista. Paidós Ibérica, 1994; El niño y el mundo externo, Horme-Paidos,
2009. También es posible encontrarlos en formato electrónico.
165
des descubran, horrorizados –o divertidos, esperemos– cuántos obje-
tos transicionales seguimos teniendo en la edad adulta. El
omnipresente móvil puede ser un objeto transicional debido a que
uno está en contacto constante con los demás. Uno ya no está solo.
¿Cuántas llamadas son realmente urgentes y justifican el coste de la
tarifa? Quizá el uno por ciento. Pero necesitamos sentir que estamos
localizables y podemos localizar a los demás en cualquier momento
y lugar.
Oyente: Yo tenía una Barbie y solía patearla y darle golpes cuando
me enfadaba con mi madre.
Liz: Ésa es una de las funciones del objeto transicional: permitir la
expresión del enfado sin colocar al niño en la peligrosa situación de
alejar al cuidador.
Oyente: Cuando dejaba de estar enfadada abrazaba a mi muñeca y la
maquillaba.
Liz: Un objeto transicional permite al niño moverse entre la fusión y
la separación según las necesidades del momento. Proporciona un
lugar intermedio que alivia la terrible ansiedad y la soledad de la
separación, y al mismo tiempo ofrece un refugio contra la amenaza
de ser engullidos por la dependencia psicológica respecto de la ma-
dre. Aquellas emociones cuya expresión directa sería aterradora,
como la rabia o una necesidad apremiante, son contenidas por el
objeto transicional. Por eso los niños crean fantasías alrededor de
ellos.
Oyente: ¿Pueden ser las mascotas domésticas objetos transicionales?
Liz: Desde luego que sí. Los niños pequeños no son capaces de per-
cibir a los animales como entidades separadas con naturaleza y
necesidades propias. Desgraciadamente esos animales pueden ser el
blanco de las fantasías sádicas de los niños, porque los sentimientos
de rabia contra los padres se dirigen contra el animal. Si ocurre esto,
es extremadamente importante descubrir el origen de la ira –
incluyendo la posibilidad de que uno de los padres sea el culpable–
y animar al niño a enfrentarse más directamente a ella. En un niño

166
más mayor, la crueldad puede reflejar algunos patrones familiares
inconscientes muy desagradables, de los cuales los padres pueden
no tener idea hasta que se hace daño a una mascota.
Puede ser perturbador descubrir que nuestros amantes, socios,
hijos o incluso la astrología, pueden servir de objetos transicionales.
Esto no significa que tales manifestaciones sean patológicas. El
mundo imaginario del objeto transicional nos permite enfrentar la
realidad minimizando la ansiedad. En pequeñas dosis, todos lo nece-
sitamos en tiempos difíciles. Sólo cuando uno es totalmente adicto a
la fantasía y no puede enfrentarse a la realidad podremos hablar jus-
tificadamente de patología.
Los objetos transicionales nos permiten alejarnos de las presio-
nes psicológicas de una realidad demasiado duras y encontrar un
lugar «como si», donde podemos recargar nuestros recursos interio-
res. En este lugar «como si» podemos modificar las cosas y recrear
la realidad. El objeto transicional puede ser material, pero igualmen-
te puede existir sólo en la fantasía de uno. El mundo de la fantasía es
en sí mismo un lugar de transición.
Todo niño necesita disponer del espacio necesario para entrar en
ese lugar transicional, bien sea a través de un objeto real o imagina-
rio. El mundo transicional es esencial para la gradual formación de
un ego separado. Pero para ello, el niño debe sentirse lo bastante
libre y confiado para arriesgarse. El mundo transicional, aunque
menos horrible que la realidad, es todavía un lugar peligroso porque
el niño abandona la fusión con la madre. Se produce ya un distan-
ciamiento, aunque éste no suponga una separación completa. Pero
en el momento en que el niño entra en ese mundo de la imaginación,
ya se crea un espacio entre el niño y el cuidador que personifica el
neptuniano lugar de origen, misterioso y sin ego.
Retengan en su mente que este lugar de origen puede ser visto
también como una fuente espiritual. Esta discusión, que es psicoana-
lítica en su perspectiva, se puede trasladar al reino de lo espiritual.
La única diferencia real estará en el lenguaje. Al contemplar nues-
tros ritos y rituales religiosos de una forma objetiva, podemos verlos
como objetos transicionales. Nos sentimos separados de Dios, sepa-
rados de la fuente. Por eso llevamos un pequeño crucifijo de plata o
167
rezamos a la estatua de un santo. Por eso rendimos culto en la igle-
sia, cuya planta cruciforme simboliza el cuerpo de Cristo. O vamos
a rezar en una mezquita, cuyos exquisitos diseños de baldosas y
mosaicos representan a Dios a través de la geometría. Nos servimos
de cualquier objeto transicional para sentir que estamos conectados
con Dios, aunque estemos todavía vivos y en esta tierra. No quere-
mos morir, pero tampoco queremos sentirnos completamente
separados de nuestra fuente. Tanto el osito de peluche como los ta-
lismanes sagrados de las religiones son relevantes para el Sol,
porque el Sol está íntimamente ligado con nuestra imagen de Dios
como lo está con nuestra capacidad de jugar.
El objeto transicional es fundamental para nuestra capacidad de
ser creativos. Necesitamos algo en qué invertir nuestras imágenes y
fantasías: un mundo «como si» en el cual podemos estar solos y al
mismo tiempo conectados. Desgraciadamente, a muchos niños no se
les da permiso para que entren en ese lugar de transición. La madre
puede ser demasiado ansiosa o posesiva y no puede soportar que el
niño se aleje de ella hacia su propio mundo interno. La madre inte-
rrumpirá constantemente, exigiendo que la atención del niño esté
siempre centrada en ella. Puede incluso vengarse inconscientemente
a través de los castigos, tanto de forma abierta como sutil o mane-
jándolo a través de la culpa. El niño puede experimentar mucho
miedo debido a su propio temperamento básico. Si tanto el niño
como la madre colaboran en no permitir a aquél entrar en ese mundo
del «como si», entonces el niño no será capaz de completar el proce-
so de separación que el mundo transicional facilita. Entonces uno no
puede acceder al Sol, porque jugar aterroriza. Y entonces se cierra la
puerta de la expresión creativa, que depende de la capacidad de ju-
gar.
Oyente: El mismo término «objeto transicional» es una estafa. Uno
se puede quedar atascado con un objeto transicional y no encontrar
jamás el Sol. ¿De verdad que ese objeto sirve para experimentar el
Sol directamente y no a través de símbolos?
Liz; He aquí una pregunta interesante. No estoy segura de que el
objeto transicional sea una estafa. Puede ser lo más cerca que pode-

168
mos estar de conseguir algo que es demasiado brillante para noso-
tros. Un pintor crea objetos transicionales, al igual que un compo -
sitor o un novelista. El término «objeto transicional» es incómodo y
torpe, pero debemos entender que no siempre se puede aplicar a
todo lo infantil. Yo sugeriría incluso que todos los símbolos son
objetos transicionales, dado que se ubican entre nuestra percepción
ordinaria y aquellos dominios sutiles a los cuales no tenemos acceso
directo.
Existen objetos transicionales autodestructivos, como la heroí-
na. Los hay que pueden funcionar en ambos sentidos, como la
comida (una delicia para el gourmet y un veneno para el obeso co-
medor compulsivo). Existen objetos transicionales que experi -
mentamos como espiritualmente inspiradores, como un gran cuadro
o una obra musical. Cada vez que invertimos en nuestras fantasías
de lo que podría ser, lo que debería ser o lo bonito que sería algo o
alguien (cada vez que nuestra imaginación incrusta algo del mundo
exterior en el mundo «como si») entramos en el reino solar de la
transición. El mismo Apolo es una imagen transicional, porque lleva
la luz del Sol sin ser el Sol mismo.
El objeto transicional puede ser un engaño cuando un adulto
carga todavía con un osito de peluche a los cuarenta y cinco años.
Pero entonces, ¿quién puede decir que es un engaño? Si esa persona
se sienta a escribir un libro llamado Winnie the Pooh, diremos en-
tonces que ha creado una obra de arte imperecedera. Soy un poco
cautelosa con el uso de la palabra «engaño» debido a que implica
que algo en nuestro interior se ha detenido. Existe la idea, en ciertos
círculos esotéricos, de que si atravesamos ese mundo de transición y
vamos hacia el otro lado, seremos iluminados. Ese lugar al otro lado
del dominio de lo transicional es un lugar de «egoidad» absoluta.
Oyente: Eso es lo que quiero decir. ¿Por qué hablamos de objetos
transicionales? Deberíamos luchar por alcanzar la iluminación.
Liz: No estoy sugiriendo que no debas luchar por alcanzar la ilumi-
nación. Si contemplas la vida a través de la lente de una doctrina
espiritual específica, para tí es importante aspirar a alcanzar ese lu-
gar de total «egoidad». Pero no todo el mundo comparte su doctrina.
Y me reservo el derecho a cuestionar si la iluminación a la que te
169
refieres es en todo caso un objetivo humano viable, particularmente
cuando mucha gente (incluso personas muy espirituales) apenas son
capaces de entrar en ese mundo transicional y dejar aparte el otro
lado. Podría arriesgarme a ofenderte al sugerir que, para muchos
aspirantes, el reino de lo espiritual que atisban, la disciplina que se
imponen para ser dignos de entrar o los gurús a los que ofrecen su
lealtad, son ellos mismos objetos transicionales.
Oyente: ¿Podría decirnos algo más acerca de eso que tú has llamado
«lugar de absoluta egoidad»?
Liz: Puede que haya tergiversado inconscientemente las enseñanzas
de ciertas escuelas de pensamiento espiritual. Pero la experiencia de
la iluminación supone la manifestación de la luz solar sin contami-
nación alguna. Por eso Buda es una figura solar. Este lugar de
absoluta egoidad implica no sólo estar libre de contaminaciones de
la realidad material, sino también de las contaminaciones del pen-
samiento y de la imaginación. Se trata de lo que hay detrás de Maya,
tras la ilusión de la existencia terrenal. No estoy diciendo que no sea
un ideal al que un ser humano no pueda aspirar; pero como no soy
iluminada, realmente no tengo ni idea. Ni tampoco he conocido a
nadie que pudiera, por así decirlo, iluminarme acerca del concepto,
si bien sí he conocido a mucha gente que afirmaba ser iluminada. En
mi trabajo astrológico con clientes, en todo momento conocemos a
gente que se siente bloqueada creativamente hablando. Desean de-
sesperadamente expresar algo de su mundo interior, pero están
demasiado asustados para cruzar el umbral. Me parece que decir a
tales personas que deberían ser iluminadas en vez de animarlas a
expresar lo que quieran expresar es una forma peligrosa y mental-
mente estrecha de aconsejar a un cliente. No es nuestro trabajo
decirle a la gente en qué debe creer. Meterse en una senda de renun-
cia al ego antes de que la persona haya siquiera descubierto cómo
jugar puede significar que la persona está esquivando algo. Creo que
el verdadero engaño está en que alguien sienta que sufre un bloqueo
creativo y pretenda alcanzar el nirvana sin enfrentarse a esa cues-
tión.

170
Creatividad y materialización

Oyente: ¿Son las Musas de Apolo objetos transicionales?


Liz: Las Musas parecen representar los medios por los cuales utili-
zamos objetos transicionales para crear. Simbolizan el proceso de
encarnación de las imágenes del reino interior. La urgencia por dar
forma a las cosas forma parte del proceso creativo. Todo aquello a
lo que damos vida en el reino de lo material tiene que haber nacido
de un útero, aunque no es necesario que éste sea material. Las Mu-
sas están relacionadas con el proceso de dar forma a imágenes
transicionales, lo que es otra manera de representar proceso creativo
artístico. Cuando damos vida o encarnamos a una imagen, estamos
experimentando lo que los griegos atisbaron como inspiración de la
Musa. No obstante, las Musas son proyectadas sobre otras personas
que sentimos que nos inspiran.
Oyente: ¿Eso quiere decir que sólo los hombres o las lesbianas pue-
den ser creativos porque experimentan las Musas a través de la
mujer? ¿Qué hay de la creatividad de las mujeres heterosexuales?
¿Acaso ellas no pueden ser inspiradas por un hombre?
Liz: Creo que no hace falta que seas tan literal. Las Musas represen-
tan un proceso de encarnación que comienza con la inspiración y
termina en el arte. Es el mismo proceso lo que el mito representa
como «femenino», porque incluye algo que está naciendo. A menu-
do proyectamos la fuente de nuestra inspiración sobre otras
personas, y las relaciones son un gatillo habitual para la creatividad.
Pero el «gancho» para la proyección puede ser tanto un hombre co-
mo una mujer. Puedo ser una mujer artista inspirada por un hombre
al que amo. La Musa es en realidad una imagen de mi propio proce-
so creativo.
Oyente: ¿Entonces un hombre puede proyectar el Sol sobre una mu-
jer?
Liz: Todos podemos proyectar el Sol, hombres incluidos. Y puede
que el Sol no se proyecte siempre sobre un ser humano, hombre o
mujer. A veces se proyecta sobre una filosofía, o una rama de la
171
ciencia, un lugar o una institución, o una ideología, o sobre una reli-
gión o senda espiritual. Debemos evitar suponer que las imágenes
míticas masculinas servirán de gancho exclusivamente para los
hombres y que las imágenes femeninas lo harán respecto de las mu-
jeres. No creo que sea así como funciona. No es tan literal o tan
simple. Intentad ir más allá de la suposición de que, cuando proyec-
tamos un determinado componente de la psique, éste se proyecta en
alguien debido a su sexo. Si una mujer presenta en su carta una fuer-
te dominante solar o marciana, es posible que su pareja masculina
proyecte en ella muchas características solares o marcianas. Esto no
es necesariamente algo patológico. Ella simplemente personifica ese
principio solar o marciano de una forma más vívida y expresiva de
lo que él es capaz y, por tanto, éste los contempla como exteriores a
él. Y ella puede, precisamente por ser objeto de la proyección de él,
inspirarle para que desarrolle su propia creatividad.
Lo mismo ocurre con los padres. Si un niño necesita proyectar
el Sol en alguna parte y la madre es muy solar –o si no existe el pa-
dre–, el Sol del niño se proyectará sobre la madre. No es necesario
enredar más la cuestión afirmando: «Bueno, en realidad es el animus
de la madre quien carga con la proyección». Todos nosotros carga-
mos con proyecciones masculinas y femeninas por los demás,
dependiendo de nuestra naturaleza y de cuán capaces seamos de
personificar esas particulares imágenes arquetípicas.
Oyente: Entonces, ¿una mujer tiene un anima?
Liz: Si usas el término «anima» en su sentido más amplio –función
que sirve de puente entre la psique individual y la colectiva al tradu-
cir las imágenes de la segunda para la primera por medio de la
imaginación–, entonces sí, una mujer tiene un anima al igual que un
animus. De la misma manera un hombre tiene un animus, si por tal
entendemos una función que sirve de puente entre la psique indivi-
dual y la colectiva al traducir las ideas y visiones de la segunda para
la primera por medio del pensamiento inspirado. Deberíamos guar-
darnos de intentar encajar exactamente un sistema simbólico en
otro; así, la astrología y la psicología junguiana, aunque se solapan e
iluminan mutuamente en muchas áreas, no son idénticas. Es posible

172
que los conceptos junguianos de animus y anima fueran totalmente
apropiados para el momento y dentro de la cultura en que Jung los
ideó. Los roles sexuales y biológicos estaban entonces definidos de
una forma más rígida. Pero hoy esos roles son más homogéneos y la
mayor fluidez del simbolismo astrológico, amplificada por las suti-
lezas del mito, nos puede ayudar a comprender nuestro potencial
intemporal al igual que nuestra posición en una sociedad y una épo-
ca determinadas.
En el mito el dios-Sol no es sólo masculino, sino también feme-
nino: de ahí que esté acompañado por las imágenes de las Musas y
de la Pitonisa. En algunas culturas antiguas, como la teutónica, el
Sol es percibido más como femenino que como masculino; por esta
razón el Sol, en alemán, se llama die Sonne. Cada uno de los símbo-
los astrológicos presenta diferentes facetas; y podemos proyectar
algunas de ellas y tomar otras como propias de nuestra personalidad.
Podemos identificarnos con Apolo y experimentar la inspiración a
través de una Musa a la que percibimos como «exterior» a nosotros.
O podemos identificarnos con una Musa y experimentar la concen-
tración de nuestras habilidades creativas a través de un Apolo que
parece ser externo a nosotros. Esta gente «exterior» puede ser tanto
masculina como femenina. Cabe también que proyectemos el lote
completo. O puede que trabajemos conscientemente con todos los
atributos solares como internos –quizá no bajo el control del ego,
pero sí desde luego vinculados a éste–. Todavía estamos moldeados
por nuestra biología y nuestra sociedad ha cambiado considerable-
mente en las últimas décadas; pero aún pesa sobre ella la influencia
del pasado. Puede ser, tanto ahora como en el pasado, que los niños
más fácilmente o con más frecuencia, proyecten el Sol más sobre el
hombre que sobre la mujer. Pero he visto muchas excepciones y es
posible que llegue un momento –que quizá no lleguemos a ver los
presentes– en un futuro no muy lejano, en que la capacidad de vivir
una individualidad plena limite esta distribución de roles a lo estric-
tamente biológico.

173
El artista y el mago

Oyente: Estoy muy interesado en la conexión entre consciencia y


creatividad. Lo más difícil, según me parece, es aflojar el control
para permitir la expresión de algo sin perder la consciencia de uno
mismo. Creo que interviene algún tipo de estado alterado de cons-
ciencia.
Liz: Sí, coincido contigo. Cuando algunos de vosotros hablasteis
anteriormente acerca de lo que sentís al crear, vuestros comentarios
apuntaban claramente a un estado de conciencia alterado. El aban-
dono del control del ego (que no es lo mismo que abandonar el ego);
la confianza suficiente; que el miedo a la soledad no sea lo bastante
fuerte como para evitar que entremos en el mundo del «como si»;
que nuestro sentido de la limitación no sea lo bastante paralizante
como para minar nuestra confianza; que no estemos lo bastante
asustados como para ser egoístas... Todas ellas son condiciones que
nos permiten actuar como vehículo de algo más profundo que nece-
sita ser expresado a través de nosotros. Tenemos montones de
palabras bonitas para ese «algo». Sea lo que sea, lo llamamos «in-
consciente» o «imaginación». Realmente no tenemos ni idea de lo
que es. Pero ciertamente se trata de un estado alterado de concien-
cia, que nos permite participar en la experiencia mágica de crear
algo de la nada.
En el mito ésa es precisamente la función de los dioses creado-
res. Son magos. Crean mundos enteros de la nada. No reciclan
materia de otros intentos anteriores. Una profunda sensación de mis-
terio envuelve la creación de algo desde la nada, puesto que no
comprendemos cómo ocurre. Ésa es la experiencia esencial del acto
creativo, por pequeño que sea el nivel en que ocurra. Sea lo que sea
lo que opera a través de nosotros, no podemos captar la fuente. Pa-
rece surgir de la nada. Es una experiencia muy peculiar debido a
que, aunque no podamos comprenderla, nos conecta con una sensa-
ción de significado, un atisbo de destino, un sentimiento de alegría,
una experiencia de atemporalidad. En el momento en que nos entre-
gamos por completo al proceso creativo nos liberamos de los límites
mortales. Por supuesto, después perdemos esa conexión y descen -
174
demos nuevamente a nuestra encarnación humana.
La depresión post-parto no se aplica únicamente al período pos-
terior al nacimiento de un niño. Sigue igualmente en el tiempo a
todo proceso creativo. No siempre es grave, aunque algunos artistas
sufren muchísimo con ello. Cuando perdemos nuestra conexión con
ese «algo», es como si el Sol se hubiera ocultado bajo el mar y lle-
gara la oscuridad. Usamos a veces el término «anti-clímax» para
describir ese estado. Puede no tratarse del estado marchito en que
queda el artista tras crear su gran obra, tras lo cual se hunde en una
profunda depresión. Puede ser igualmente esa sensación de hartura
después de haber cenado estupendamente. Los invitados han disfru-
tado enormemente y se van yendo hacia su casa. Y nosotros nos
sentimos como un champán sin burbujas, dado que la conexión con
ese lugar feliz se ha perdido. Es inevitable, dado que parece que no
podemos permanecer indefinidamente en ese lugar. Volvemos a la
mitología del Sol, que debe ocultarse cada noche. No puede seguir
brillando ahí arriba por siempre; de otra forma, el mundo se abrasa-
ría.
Oyente: Eso es episódico.
Liz: Sí, «episódico» es una palabra que lo define bastante bien. O
podríamos decir que es cíclico, tal y como se ve la ruta del Sol desde
la Tierra. Desde nuestra perspectiva geocéntrica, el Sol se hunde en
la oscuridad. Nuestra situación única como seres humanos que viven
en la Tierra exige que nuestra experiencia de la luz solar sea cíclica.

El sostén del Sol

Oyente: ¿Se podría usar la palabra «sostén» en relación a lo que la


creatividad del Sol nos ofrece?
Liz: Si, nos da una sensación de ser sostenidos. Es una especie de
cordón umbilical a través del cual recibimos alimento, lo que a su
vez quita un poco de hierro a la idea de que éste es un lugar para la
existencia en soledad para todos. Si no tenemos acceso a ese mundo
del «como sí» del niño solar, probablemente nos suicidaríamos. Si
175
contemplamos descarnadamente el destino de nuestra vida mortal,
¿qué es lo que tenemos? Somos unas criaturas extremadamente vul-
nerables que, en cualquier momento, podemos ser heridas o
destruidas, bien sea por causas internas físicas o psicológicas, bien
sea por accidentes de tráfico, aéreos, por otras personas, por la con-
taminación del medio ambiente o catástrofes naturales. El ser
humano es increíblemente frágil y siempre se halla en riesgo. Ade-
más, el ser humano se halla siempre solo y el proceso de
envejecimiento y muerte no es bonito, por más que podamos llevar-
lo con elegancia. Nuestra vida es de duración limitada: estamos aquí
durante un tiempo realmente muy breve.
Sin ese sostén solar, ¿para qué preocuparse por nada? ¿Cuál se-
ría el propósito? Quizá creamos que sentir amor es la cuestión y
nuestras relaciones dan sentido a nuestra vida. Pero incluso la rela-
ción más duradera se acaba con la muerte de una de las personas. Si
la luz del Sol se va de nuestra vida y perdemos la capacidad de crear
una realidad interior que brille en sí misma, ¿qué es lo que nos que-
da, salvo una sentencia a muerte que es inevitable e irrevocable? No
sabemos cómo ni cuándo nos llegará la hora. Ahora nos dicen que
estamos condenados por nuestra genética: si hay antecedentes fa -
miliares de determinadas enfermedades en la familia, nos dicen que
nosotros también las vamos a padecer. Al hacernos viejos, ¿qué es
lo que nos espera? Nuestros amigos empiezan a morir. Nuestros
familiares empiezan a morir. Nuestros hijos se van de casa. Nuestras
pensiones ya no cubrirán la inflación. Nuestros cuerpos ya no po-
drán hacer todo lo que solían y poco a poco comienzan el declive
físico. Nuestras creencias religiosas se ven dolorosamente puestas a
prueba por el escándalo, la hipocresía y la corrupción en las institu-
ciones de las religiones organizadas. Si perdemos la capacidad de
entrar en el mundo del «como si», el mundo del juego y de la alegría
no deberíamos preocuparnos. No estoy intentando deprimirles; tan
sólo estoy llevando al extremo el pesimismo para ilustrarles sobre lo
importante que es para nosotros el mundo solar.
Oyente: ¿No tendrá a mano un cuchillo de cocina? ¿O una bolsa de
plástico y cinta adhesiva?

176
Liz: Seguro que eso se puede arreglar. Más en serio: espero que ha-
yan entendido ustedes la naturaleza deprimente y a veces suicida del
lugar al que llegan las personas que han perdido su conexión solar o
que nunca la encontraron de verdad y sólo pudieron atisbarla a tra-
vés de otra persona. Mucha gente se aproxima al suicidio cuando
rompe una relación. Podemos encontrarnos con tales personas y
preguntarnos: «De acuerdo, es doloroso. ¿Pero por qué suicidarse?
Seguramente algún día podrás conocer a otra persona».
Pero si es el ser amado el objeto transicional que lleva la luz so-
lar y ese ser amado desaparece, no queda mucho más aparte del
cuchillo de cocina y la bolsa de plástico. El retrato que estoy ofre-
ciendo es muy triste y desolador. No somos más que cenizas a las
cenizas y polvo al polvo, tal y como reza el alegre rito cristiano con
el cadáver de cuerpo presente. Les pinto este retrato para que se ha-
gan una idea del mundo interior de una persona profundamente
deprimida. Es un mundo sin Sol.
Oyente: Tenía entendido que las células cerebrales asociadas con la
ansiedad mueren a medida que envejecemos. Es algo que se me ha
quedado en la cabeza.
Liz: Ya sea porque nuestro cerebro empieza a morir o no, es cierto
que mucha gente siente más fe en la vida según va haciéndose ma-
yor. Al examinar las progresiones y tránsitos posteriormente,
podemos tener una sensación de por qué ocurre esto. En algunas
personas se ha erosionado la confianza; pero habitualmente es por-
que no existía una verdadera confianza desde el principio y a lo
largo del tiempo las defensas de la persona han caído.
Oyente: Así, pues, con la edad la luz del Sol se hace más fuerte.
Liz: En un mundo ideal así es como debería ser. Pero el mundo no
es ideal, particularmente el de los niños. La cuestión del juego crea-
tivo es fundamental para nuestra capacidad de sentir esperanza.
Puede que aquellos de vosotros que habéis dicho anteriormente «Yo
no soy creativo» debáis pensar más detenidamente qué es lo que
habéis querido decir con ello. Si no sois artistas, eso no representa
absolutamente ninguna diferencia en términos solares. La creativi-

177
dad solar no se refiere exclusivamente al mundo artístico. Pero si no
sois capaces de jugar (si ustedes se asustan al entrar en el mundo
imaginario), entonces se puede plantear una cuestión interior que
necesita ser tratada, puesto que la incapacidad para jugar puede ro-
barles su capacidad para sentir esperanza.
Puede ser importante que empecemos examinando las cuestio-
nes que aparecen en la niñez. Mucha gente se ve afectada por la
ansiedad de la separación. Las causas no siempre tienen su origen en
los padres. Existen determinados grupos generacionales que han
sufrido mucho por causa de esa ansiedad –por ejemplo, las personas
nacidas durante la Primera o la Segunda guerra mundial. Si la totali-
dad del mundo de uno se ve amenazada por haber nacido en un
mundo que está siendo bombardeado o el padre está lejos, en las
trincheras y la madre entra en un estado de pánico porque no sabe
cómo va a sobrevivir y cuidar de la familia, no existirá una suficien-
te sensación de seguridad como para desplazarse al mundo del
juego.
Durante el siglo XX, generaciones enteras se han visto lesiona-
das en este sentido; y en esas condiciones sólo los fuertes fueron
capaces de mantener la suficiente confianza como para jugar a des-
pecho de lo que ocurría a su alrededor. Normalmente la carta natal
reflejará esa fuerza a través de poderosos aspectos al Sol. La ansie-
dad en la familia es veneno para el proceso de juego y éste es
normalmente un tema oculto tras la creencia individual de que uno
no puede ser creativo.
En muchos enfoques terapéuticos el cliente o paciente es ani-
mado a expresar sus sentimientos dándoles forma a través de la
pintura, la escritura, la escultura o la danza. Esto a su vez estimula el
acto de juego, la creación de un mundo «como si» que puede pro-
porcionar un lugar de transición entre los sentimientos difíciles de
expresar y la realidad externa. El acto de jugar permite la separación
y la desvinculación. Muchas personas sufren de ansiedad al sentarse
e intentar expresar imaginativamente los sentimientos que están
experimentando. Simplemente, no pueden hacerlo; no saben cómo.
Abandonan la sesión terapéutica: «Sí, es una buena idea». Llegan a
su casa, cogen unos cuantos lápices de colores o pinturas, se sientan.
178
y la ansiedad comienza a hervir. De pronto recuerdan que no han
hecho la compra o que no han dado de comer al perro, y hacen acto
de presencia las racionalizaciones que finalmente les impiden entrar
en el mundo transicional. A veces ni siquiera tienen conciencia de
que es la ansiedad la que está interfiriendo, dado que las razones
para evitar entrar en ese mundo interno suenan siempre demasiado
sensatas. Normalmente, algo así como «es que no tengo tiempo».
Nos defendemos de esa gran ansiedad debido a que el mundo de
transición es un lugar de separación. Si no nos hemos sentido lo
bastante seguros en nuestra vida y no hemos sido capaces de interio-
rizar una madre lo bastante segura como para separarnos
psicológicamente de ella, no vamos a sentirnos suficientemente se-
guros para jugar. Entonces es fácil que nos sintamos bloqueados y
atascados, demasiado asustados para abandonarla y adentrarnos en
el mundo «como si».
Oyente: A veces, cuando estoy creando algo, me viene a la cabeza la
idea de que el juego está realmente muy cerca de la muerte.
Liz: ¿Podría explicarnos qué es lo que quieres decir?
Oyente: Es algo que tiene que ver con dejar ir. Creo que debe ser
similar a dejar ir en el momento de la muerte y confiar en lo que hay
más allá. Exige la misma clase de confianza.
Liz: Es como confiar en que el Sol sale todas las mañanas. Jung es-
cribió acerca de una tribu de nativos americanos que creían que, si
no realizaban las plegarias y ritos apropiados cada mañana, el Sol no
saldría. Esto puede ser muy estresante, pero algo hay de verdad en
ello, pues necesitamos renovar perpetuamente nuestro vínculo con el
Sol. No podemos darlo por sentado; siempre debemos luchar para
reconectarnos con su luz.
Oyente: ¿Puedes decirnos algo más acerca del vínculo entre creati-
vidad e inmortalidad? Creo que lo entiendo, pero no estoy seguro
del todo.
Liz: El lugar «como si», el lugar de transición, es un lugar de inmor-
talidad. No estamos limitados por el tiempo ni por el espacio.

179
Vivimos eternamente, como el niño divino, que es divino y no mor-
tal. Este niño interior no crecerá ni morirá. Si estamos conectados
con esta realidad interior, la muerte no asusta tanto. El miedo a la
muerte está conectado con el miedo a la vida, lo que es sinónimo de
falta de confianza en la vida, que es lo que impide jugar al niño. La
conexión con ese lugar de transición nos ofrece una sensación de
inmortalidad, aunque sepamos que nuestro cuerpo sí va a morir.
Como decía Dylan Thomas, «la muerte no tendrá ningún poder». Si
somos capaces de jugar bajo la luz solar, no será posible ninguna
sensación de amenaza, de terror o de destrucción.
Oyente: ¿Y qué pasa con los niños en la actualidad? ¿Cómo entran
hoy los niños en ese lugar? La casa V del horóscopo está asociada
tanto a los niños como la creatividad. Es difícil para mí ver la rela-
ción entre ambos, aparte de la biología.
Liz: Si queremos comprender la casa V debemos empezar por tener
en cuenta lo que proyectamos sobre nuestros hijos. Podemos sentir
que hemos conseguido aferrarnos a la vida eterna porque hemos
convertido a nuestros hijos en nuestro mundo «como si». Es una
experiencia común para mucha gente –el nacimiento de un hijo
comporta la sensación de que tendremos continuidad por siempre a
través de la transmisión de nuestros genes, ya que no de nuestra
propia inmortalidad corporal–. Es, por supuesto, una experiencia
completamente irracional, dado que nuestros hijos también morirán
algún día; pero tenemos la esperanza de que nos sobrevivirán y no
podemos soportar la idea de contemplar su mortalidad.
Ésta es una de las razones por las cuales es profundamente per-
turbador que un progenitor sobreviva a sus hijos. Sentimos que de
alguna manera eso va contra el orden natural de las cosas –aunque
en realidad los niños sean físicamente más vulnerables que los adul-
tos y en siglos anteriores muchos niños no sobrevivían a la infancia–
. No obstante, queremos tener la seguridad de que podemos enfren-
tarnos a la muerte sabiendo que nuestra línea continuará. Para las
personas que no tienen hijos, el Sol no puede proyectarse de esa
manera y la psique exige que encontremos esa sensación de inmor-
talidad dentro de nosotros. Mucha gente que por temperamento no

180
está verdaderamente preparada para tener hijos insiste todavía en
tenerlos, no porque realmente los quiera, sino porque necesita algo
en qué proyectar su sentido de propósito y finalidad en la vida.
De forma natural e inevitable, proyectamos el niño divino sobre
nuestros hijos. El impulso a tener hijos puede no estar presente
siempre, debido bien a que a uno no le gustan los niños o no se sien-
te lo bastante maduro para criarlos. Necesitamos creer que somos
inmortales y para mucha gente ésta es la única forma de alcanzar la
inmortalidad. A través de los niños establecemos una conexión con
nuestro propio niño divino. Si observamos las progresiones tránsitos
de los padres en el momento en que nacen sus hijos, se hace eviden-
te que algunas personas engendran a sus hijos no porque tengan
necesidad real de ellos, sino porque sienten una cierta conexión con
una experiencia de inmortalidad.
Podemos razonablemente esperar que se produzcan importantes
progresiones y tránsitos lunares en tales momentos, si bien a menu-
do y en vez de ellos, vemos que se producen movimientos solares.
Puede no existir un vínculo emocional e instintivo con el niño real
en todos los casos. Aquí es donde entra la Quinta casa. Esta casa
representa nuestro propio mundo transicional. Si no podemos entrar
en él, lo proyectaremos sobre nuestros hijos, que serán entonces
quienes cargarán con lo que haya en nuestra Quinta casa.
Oyente: Estás diciendo que la gente siente cosas diferentes acerca de
sus hijos y que el impulso de tenerlos puede provenir de distintos
lugares.
Liz: Ciertamente. Cada planeta tiene su propia manera de amar y
puede activarse cada vez que uno se enamora. De la misma manera,
todos los planetas pueden activarse en el momento del nacimiento
del niño y puede representar cómo nos sentimos respecto de ese
niño. Un niño puede ser percibido a través de Saturno o la Décima
casa como una responsabilidad o incluso una carga. O el padre pue-
de poner sobre los hombros del niño la consecución de logros
mundanos, imaginado que ese niño o niña cumplirá las ambiciones
que el progenitor no pudo lograr. El niño puede ser experimentado a
través de Venus y la Séptima casa, como hermoso y amado, o inclu-

181
so como marido o mujer sustitutos. Cada planeta y cada casa pueden
ser significadores del niño. Cuando la energía de la Quinta casa se
conecta con el niño, es éste el que lleva la imagen interior de la luz
solar.
Oyente: Así, si yo tengo a Marte en la Quinta casa en Leo, ¿eso sig-
nifica que soy de verdad un apasionado de la creación? ¿No podría
esperar un hijo innovador y creativo?
Liz: Podrías. A menudo existe correspondencia o sincronicidad entre
nuestro niño interior y los hijos que engendramos, porque los hijos,
al igual que las criaturas de nuestra imaginación, vienen a través de
nosotros y se conectan con nuestra capacidad de ser vehículos y
facilitar la encarnación de la fuerza de la vida.
Pero si no haces nada con tu Marte en la Quinta casa, será tu hi-
jo el que cargue con el arquetipo completo –tanto su parte de usted
como la de él–. Entonces el niño puede mostrarse como difícil, agre-
sivo u hostil debido a la inmensa presión psíquica que esto
supondría más para él. Cuanto más espere usted que él cargue con
su Marte de usted, mayor será el enfado del niño. Al igual que los
planetas en la Séptima casa, los ocupantes de la Quinta necesitan ser
reconocidos como propios, por más que exista un reflejo de planetas
interiores y exteriores.

182
El Sol en acción

Creatividad y la casa V

Steven Spielberg
18 Diciembre 1946, 6.16pm, Cincinnati, Ohio, USA

He aquí la carta de un hombre. Me gustaría que intentaran ver si hay


pistas que sugieran el tipo de mundo interior que lleva este hombre
con él. ¿Qué clase de medio podría proporcionar una salida a su

183
expresión creativa? ¿Qué clase de niño interior habita en su interior?
Comiencen por la Quinta casa. Temos a Quirón, conjunto a la Luna
y a Júpiter conjunto a Venus, todos ellos en Escorpio. El Sol está en
la casa VI, conjunto a Marte y opuesto a Urano. El Sol forma un
aspecto menor, una sesquicuadratura con Plutón. Digamos que este
hombre acude a su consulta y les pregunta: «¿En qué puedo desta-
car? ¿En qué podría desarrollar mis dotes creativas?».
Oyente: En el romance.
Oyente: En la pasión.
Liz: Sí, necesita vivir historias románticas y apasionadas, tanto lite-
ralmente como en su imaginación. Han tocado ustedes un área
tradicionalmente relacionada con la casa V (el romance y el amor).
¿Qué es el amor romántico? ¿Por qué decimos «Tienen una aventu -
ra» o «Es un romance» en vez de «Es una relación»?
Oyente: Decimos eso cuando la gente está colgada de alguien. Están
enamorados. Es un lugar de fantasía.
Liz: Algunos dirían que eso suena bastante cínico. Cuando uno se
enamora, ese sentimiento parece más real que lo que los demás lla-
man realidad. Pero el mundo del enamoramiento es un mundo
«como si». Eso no significa que sea falso o mutuamente excluyente
respecto de una relación más sustancial. El amor, al igual que Dios,
presenta diferentes caras. Cuando muestra la cara de la Quinta casa,
¿cuál es su naturaleza?
Oyente: Juguetona. Es el amor como juego.
Liz: ¿Cuáles son sus cualidades?
Oyente: Libre.
Oyente: Creativo.
Oyente: Sin límites.
Liz: Al enamorarnos, nos reinventamos y recreamos, al igual que el
objeto de nuestro amor, sobre la marcha. No es lo mismo que estar
durante veinte años con la misma persona: al cabo de ese tiempo,

184
nosotros lo sabemos todo de esa persona y esa persona lo sabe todo
de nosotros. Podemos sentir un amor profundo, pero no nos estamos
reinventando a nosotros mismos ni a nuestra pareja. El romance
implica la existencia de al menos un elemento de fantasía. También
puede existir algún tipo de percepción de la persona real, depen-
diendo de lo mucho o poco que influya Neptuno. Al igual que una
obra de arte, el estado de amor romántico es un proceso de creación.
Nuestro amado no es solamente una persona de carne y hueso. Es
también un símbolo de la luz que se halla en su interior pero que
nosotros percibimos desde fuera. El mundo del amor romántico es
un mundo «más-allá-de-la-vida», un mundo «como si». Hace que
seamos conscientes de nuestros potenciales y de nuestros sueños.
Experimentamos ambos de una forma nueva, más positiva y espe-
ranzadora.
Estamos condicionados, en nuestra cultura occidental, a asociar
determinados objetos y rituales con el amor romántico. Invitamos a
alguien a cenar a la luz de las velas, compartimos con esa persona
una botella de buen vino y tenemos una conversación romántica con
ella. ¿Qué se entiende por una «conversación romántica»? Desde
luego, no esto: «Perdona que esté moviendo tanto los pies, pero es
que tengo un callo en el dedo meñique del pie derecho. ¿Tú sabes de
alguna marca de almohadillas que me viniera bien?». Ni tampoco es
tan simple como decir: «Te amo».
Oyente: Las conversaciones románticas exploran siempre posibili-
dades. Siempre hay un elemento de anticipación o de dar a entender
cosas que pueden suceder.
Liz: Sí, las conversaciones románticas exploran posibilidades. Po-
demos ser cualquier cosa. De pronto los límites han desaparecido.
Ya no tenemos a Saturno o a Quirón. Somos mejores y más brillan-
tes y más hermosos de lo que creíamos y con tantos potenciales aún
por explorar. Nos estamos contemplando a través de lo que creemos
son los ojos de nuestro amado, pero en realidad nos vemos a través
del niño solar dentro de nosotros, cuyas posibilidades son ilimitadas.
Incluso aunque esas posibilidades no estén articuladas, proporcionan
una corriente emocional que fluye por debajo de las palabras. Por

185
eso es tan excitante. Si esta necesidad de explorar posibilidades ili-
mitadas, de crear una historia romántica, es fuerte en nosotros –y
claramente lo es en la carta, con cuatro planetas y el regente la carta
en la Quinta casa–, no es que sea un placer: es una necesidad. Si esa
necesidad se bloquea, no hace falta que nos den un premio por adi-
vinar lo que va a ocurrir.
Oyente: Probablemente caería en una depresión grave.
Liz: ¿Podría quedar enganchado a ese mundo?
Liz: Adicción y vocación son parientes cercanos y pueden solaparse
entre sí, pero no son la misma cosa. Para algunas personas, el mun-
do «como si» se convierte en una adicción. No quieren mantener
ningún vínculo con la realidad. En tal caso, el mundo interior deja
de ser transicional. Se convierte en un lugar en que uno corta la co-
nexión con todo sin movimiento alguno. Es un útero con cerradura,
en el que uno se encierra a sí mismo. El mundo «como sí» necesita
un ego formado, construido con una buena mezcla del Sol y de Sa-
turno, para evitar que el individuo se vea engullido. La conjunción
Saturno-Plutón en la Segunda casa forma cuadraturas con los plane-
tas en Escorpio, lo que sugiere que aunque este hombre puede no ser
capaz de vivir sin su mundo transicional, la necesidad urgente de
hacer que las cosas se manifiesten en el mundo real le mantendrá
lejos de querer encerrarse en sí mismo presa de una adicción des-
tructiva. Además, aunque Neptuno forma un sextil con el Sol y una
cuadratura amplia con Marte, no domina la carta. Es más probable
que convierta la Quinta casa en una vocación productiva. Pero estoy
segura de que eso implicará una fuerte lucha que todavía dura.

La creatividad Sol-Urano

Vamos a hablar ahora de la oposición Sol-Urano. Los planetas que


aspectan al Sol nos dicen qué clase de personajes habitan el mundo
interior y deambulan en el campo de juego interior. Todo planeta
que aspecte al Sol nos habla de dónde proviene la inspiración. En el
caso de la oposición Sol-Urano, ¿qué clase de Musa inspira a este
186
hombre? ¿Cuál es la naturaleza del juego uraniano? Dado que es el
centro del mundo del individuo, el Sol tiene que contener y llevar a
cualquier planeta en aspecto con él. Si este hombre expresa a Urano
a través del vehículo del Sol en Sagitario, ¿qué clase de imaginación
posee? Si este hombre llegara a vuestra consulta y os preguntara qué
clase de creatividad posee, ¿qué le diríais?
Oyente: Le diría que no tuviera miedo de ser diferente.
Liz: No está mal. Pero en términos de lo que le ayudaría a establecer
una conexión solar con el mundo del juego, ¿qué sugeriría?
Oyente: Que tuviera fe en su propia originalidad.
Liz: Todos los planetas pueden ser originales, no sólo Urano. ¿Qué
es lo que hace especial a Urano?
Oyente: La experimentación.
Liz: ¿Qué quiere decir usted con «progreso»?
Oyente: Es el mundo de los ideas.
Liz: Siga.
Oyente: Un escritor de ciencia ficción.
Liz: Sí, podría ser una posibilidad.
Oyente: Un científico que se dedique a la investigación.
Oyente: No me parece que eso sea muy creativo.
Liz: Tratad de no cometer el error de creer que la ciencia excluye la
creatividad. Los grandes descubrimientos científicos provienen de la
inspiración, no sólo del trabajo duro y árido de Saturno –si bien Sa-
turno es necesario para dar forma y viabilidad a la inspiración–. La
ciencia, en el sentido antiguo, dependía en gran medida tanto de la
inspiración como de la comprobación de los hechos; pero su ele-
mento inspirativo era uraniano. Podríamos pensar que la política no
es una esfera particularmente creativa, pero los buenos políticos
deben, desde luego, ser capaces de crear las cosas sobre la marcha.
La inspiración es una necesidad vital. Cualquier visión de un mundo

187
potencialmente perfecto, un mundo futuro ideal –ya sea en lo artísti-
co, tecnológico, social, psicológico o espiritual– está relacionada
con Urano.
Freud tenía al Sol conjunto a Urano en la Séptima casa. Eso si-
guiere una visión creativa del mundo que le impulsó a percibir al ser
humano dentro de ciertos límites ideales, un sistema psicológico de
funcionamiento perfecto. No importa lo anticuada que creamos que
es su obra; deberíamos recordar lo profundamente innovadora, ins-
pirada y provocadora que fue en su tiempo. Creía posible crear un
mundo en que el ello no fuera suprimido y donde el ego y el ello
cooperaran e interactuaran al efecto de que enfermedades como la
histeria, en cuanto productos de la represión, dejaran de afectar.
Freud fue un reformista del corazón, movido por una visión de la
sociedad potencialmente mejor, más honesta y más sana. La creati-
vidad uraniana mira hacia el futuro y ve lo que puede ocurrir.
¿Cuántos de ustedes tienen un aspecto Sol-Urano? ¿Pueden ver có-
mo podrían aplicar esto en aquellos campos en que podrían ser más
creativos? Prácticamente todos han levantado la mano. ¿Es la astro-
logía un área que podríais considerar creativa?
Oyente: Definitivamente, sí.
Liz: Hasta la astrología tiene su propia Musa, llamada Urania. Es
una rama del saber peculiar. Probablemente todos quieran saber de
quién es la carta que estamos analizando: se trata de Steven Spiel-
berg. Desde luego, es capaz de entrar en el mundo transicional del
juego y producir cosas maravillosas en él. Ha ganado montones de
dinero, aunque el dinero no parece ser su primera motivación. ¿Qué
es lo que le motiva?

Oyente: Todos esos planetas en Escorpio me hacen pensar que tiene


lugar dentro de él una terrible lucha interna.
Oyente: Y la Luna conjunta a Quirón parece decirnos algo acerca de
un gran sufrimiento emocional.
Liz: Estoy segura de que sus puntos de vista son perfectamente váli-
dos. Pero centrémonos en el Sol, debido a que los planetas en la

188
Quinta casa funcionan a través de éste. Cada planeta tiene su propia
clase de creatividad. No hay signo o planeta que no tenga una forma
especial de expresarse a través de la alegría; pero al final, si vamos a
transformar eso que creamos en el mundo interior en un producto
creativo en el mundo exterior, forzosamente debemos expresarlo a
través del Sol. Aquí tenemos al Sol en un signo de Fuego y en una
casa de Tierra. Es la Sexta, la casa de Virgo, pero está en Sagitario y
opuesto a Urano. Y además forma una conjunción fuera de signo
con Marte, que se halla en un signo de Tierra. ¿Qué es lo que nece-
sita un Sol en Sagitario en la Sexta casa?

El Sol en la Sexta casa: la vida cotidiana como inspiración

Oyente: Crear objetos prácticos.


Liz: Se puede decir así. Necesita crear, desde su mundo de fuego,
cosas que de alguna manera formen parte de la vida ordinaria. Con
un Sol en la Sexta casa, no se convertiría en un artista que viviera en
una buhardilla y pintara cuadros para que fueran colgados una gale-
ría de arte de cuarta mano, donde sólo otros artistas fueran a verlas.
Sea lo que sea lo que cree, necesita sentir que incluso un Juan Espa-
ñol cualquiera puede disfrutar y sacar algún provecho de su obra. Su
trabajo creativo debe integrarse en la vida cotidiana.
Oyente: Tiene que servir al público. Cuando se estrenó Parque Ju-
rásico, muchos de mis amigos mostraron desdén hacia la película y
dijeron que no la iban a ver por ser demasiado comercial. Yo contes-
té: «Bueno, Spielberg está intentando explorar y comunicar ideas
dirigidas a un gran segmento de la población». Hay algo en ese
mensaje que vale para todo el mundo.
Liz: Sí, Spielberg tiene una gran capacidad para atraer a muchos
tipos de audiencias. Sus escenas familiares son particularmente in-
teresantes porque muestran muchos niveles. No sé si él lo tiene en
cuenta o es puramente intuición, pero Spielberg nunca escoge acto-
res que sean excesivamente hermosos. Sus actrices principales son
atractivas, pero no modelos de pasarela, de forma que cualquier mu-
189
jer podría identificarse con ellas. En cuanto a los actores, son de
presencia agradable, pero tampoco están macizos o son la represen-
tación física del atractivo viril, de manera que también cualquier
hombre puede identificarse con ellos. Si en una película aparece una
mujer despampanante o un hombre macizo, mucha gente podría
pensar: «Por Dios, nadie que yo conozca tiene ese aspecto» y no
sentir realmente nada por el personaje. Podríamos admirarlo si no
fuera porque nos carcome la envidia; pero no podemos simpatizar
con él.
Los personajes de Spielberg son siempre gente muy corriente.
Es un maestro en la creación de escenas de riñas durante la cena tan
increíblemente reales que nos olvidamos de que estamos en el cine.
Sus temas son muy amplios, hasta el punto de que parece Norman
Rockwell tras una cámara. Cada uno de los detalles suena auténtico
y real. La ubicación en la Sexta casa proporciona al Sol un maravi-
lloso anclaje con la vida diaria.
Por supuesto, ha hecho películas de más calado. Después de
Parque Jurásico, cuando todo el mundo creía haberle encasillado,
produjo La lista de Schindler y huyó de ese encasillamiento en un
giro totalmente uraniano. La historia familiar pesó mucho en dicha
película: muchos de sus parientes no sobrevivieron al Holocausto y
sus raíces judías le hicieron agudamente consciente del sufrimiento
del chivo expiatorio. Esto puede conectarse con la conjunción Sa-
turno-Plutón posterior a la guerra bajo la cual él nació, que le aportó
esa dolorosa conciencia de cómo pueden ser los hombres de brutales
entre ellos. Esa generación llegó al mundo sabiendo de qué iba el
Holocausto sin haber tenido una experiencia directa de él (uno no
necesita ser judío para tener en su carta una conjunción Saturno-
Plutón) debido a que fue concebida poco después de la Segunda
Guerra mundial, cuando empezó a conocerse el verdadero horror. La
generación de Spielberg lleva sobre sí la aterradora conciencia de
cuán oscuras pueden volverse las cosas. Esta conjunción forma cua-
dratura con los planetas de la Quinta casa. La oscuridad y el terror
presentes no solamente en La lista de Schindler, sino también en
Tiburón o en Parque Jurásico, hunden sus raíces no sólo en su his-
toria personal y familiar, sino en la psique colectiva.
190
Oyente: Creo que La lista de Schindler tocó un punto verdadera-
mente traumático en su memoria familiar y racial.
Liz: Sí. Pero el tema es atemporal y arquetípico y se puede aplicar a
cualquier época en que se señala a un grupo como chivo expiatorio
y un individuo valiente, en solitario y desde el «bando» de los per-
seguidores toma partido e intenta ayudar. De ahí surge la eterna
pregunta: ¿cuánto hay de una persona en aquello que crea?
Oyente: En su caso, la respuesta debería ser «mucho, pero no todo».
El Sol es personal, pero Urano es universal.
Liz: Estoy de acuerdo. Estas películas cuentan la historia de Spiel-
berg, pero pueden ser la historia de cualquiera. Spielberg nos ha
transmitido algunas maravillosas imágenes transicionales. Pensad en
ET. Es un film verdaderamente mágico. Utilizó el Sol en la Sexta
casa en sextil con Neptuno y nos ofreció una especie de sanación
tanto para niños como adultos a través de un personaje imaginario
que es él mismo un sanador.
Oyente: ¿Es un cuento de hadas para mayores?
Liz: ¿Cómo definiría usted un cuento de hadas?
Oyente: Lo que ha dicho usted antes. Un camino para representar
experiencias impensables de manera que podamos manejarlas.
Liz: Sí. Los cuentos de hadas son representaciones imaginativas de
la dura realidad humana en una forma «como si». Las lecciones mo-
rales, emocionales y psicológicas que pueden ser insoportables si se
contemplan desde la vida real se vuelven tolerables para el niño de-
bido a que se presentan en forma de imágenes. Son imágenes sobre
la marcha.
Cuando leemos que Hansel y Gretel destruyen a la bruja mala,
la rabia, la destructividad y el miedo que cualquier niño experimenta
respecto de su madre como bruja y devoradora se presentan en imá-
genes no amenazantes. De alguna manera, Hansel y Gretel en-
cuentran los medios para destruir a la bruja mala antes de que ésta
los destruya a ellos. Un niño necesita creer en el poder de evitar el
mal y la destrucción, especialmente en un ambiente familiar destruc-
191
tivo. ¿Cuándos de nosotros, en nuestra niñez, fuimos capaces de
encararnos con estas emociones? No obstante, en el cuento de hadas
todo sucede en el lugar de transición y es soportable.
Spielberg captura la esencia de los cuentos de hadas, particu-
larmente ET. Elliot, el niño que se hace amigo de ET, es el único ser
humano con la inocencia y apertura necesarias para relacionarse con
él. Por supuesto, el verdadero regalo del extraterrestre de Spielberg
es que puede curar. Es sabio pero incorrupto, una especie de niño
divino. En forma de cuento de hadas, Spielberg nos presenta un he-
cho brutal de la vida. Perderemos todo aquello que es precioso,
inocente o en armonía con la naturaleza a causa de nuestra codicia y
de la explotación descarnada de todo lo que encontremos en el mun-
do. No respetamos el orden natural de las cosas y así lo destruimos.
Éste es un tema de Virgo y de la Sexta casa. Tan sólo Elliot res-
peta lo bastante a ET como para mantenerlo lejos de las garras de
quienes quieren explotar sus habilidades. El regalo que a cambio le
ofrece ET se atisba sólo cuando ET toca la frente de Elliot y le dice:
«Estaré aquí mismo». Las similitudes con experiencias interiores de
carácter religioso son obvias, pero Spielberg nunca nos obliga a tra-
gar a la fuerza un mensaje espiritual. Estamos en un mundo
transicional en donde se nos presenta una realidad psicológica en
una forma «como sí». Ése es el genio de Spielberg.

192
Cartas del grupo

Vamos a examinar ahora algunas cartas del grupo: primero desde la


perspectiva de qué es lo que puede obstaculizar la habilidad de la
persona para desarrollar un trabajo creativo en el mundo «como si»
y después desde la perspectiva de cómo la específica creatividad
solar de cada uno está conectada con la vocación. Acabamos de
examinar un ejemplo excelso de un individuo altamente creativo.
Ahora es el turno de la gente corriente, esa que no crea películas
como ET. ¿Puedo preguntar primero si alguien está teniendo algún
problema por ahora con el material?
Oyente: Me he dado cuenta de que evitaste mencionar al Sol en Leo
la semana pasada. ¿Podrías decir algo hoy del tema?
Liz: No creo que estuviera intentando evitarlo. La semana pasada
sólo hablé de unos pocos signos solares. Eso fue en parte debido al
límite de tiempo, en parte debido a que trabajé con cartas del grupo
y no había ningún Leo que ofreciera su carta para el debate y en
parte porque el objeto del seminario no era presentar un recetario de
la posición del Sol en todos los signos. Si tú has entendido el signi-
ficado del Sol, serás capaz de trabajar por sí mismo el resto de los
signos. Leo es, después de todo, el vehículo más transparente para la
expresión del Sol debido a que la naturaleza del signo es solar. Leo
es el signo solar más fácil de entender debido a que no presupone
una mezcla de energías planetarias, como ocurre con el resto de sig-
nos.
Esperemos que haya un ejemplar de Leo presente. Deduzco que
usted es Leo, ¿y por eso le molesta que le hayan pasado por alto?
¿Le gustaría que usáramos su carta como ejemplo?
Oyente: No he traído la transparencia.
Liz: Entonces no podré colocarla en el retroproyector, ¿verdad?
Creo que esto es lo que se conoce como doble mensaje. Quizá en
otro seminario se muestre usted menos indeciso. Mientras tanto, he
193
aquí la carta de otro miembro del grupo. Quizá nos podemos centrar
en aquello que ayuda o entorpece al Sol, como su posición por
signo, casa y aspectos. Aquí tenemos al Sol a 15° de Tauro, justo al
lado del IC24, que está a 12° de Tauro. El Sol forma una cuadratura
con Quirón, que se halla en Leo sobre la cúspide de la Octava casa
conjunto al Nodo Norte, también en Leo pero al final de la Séptima.
El Sol forma un sextil estrecho con Marte en Piscis en la Segunda
casa y una sesquicuadratura con Neptuno al final de Virgo en la
Octava. Finalmente, el Sol forma un sextil con Júpiter en Cáncer en
la Séptima. Hay unos cuantos aspectos solares aquí. Carl, ¿hay al-
guna cuestión en particular que quieras que exploremos?
Carl: No soy astrólogo, aunque entiendo un poco de astrología. Es-
toy luchando contra un sentimiento de mi yo verdaderamente
dañado. Habiendo crecido en medio de muchas perturbaciones para
expresarme, una de las cuestiones tiene relación con la confianza en
mí mismo. A través de los años he llegado a fortalecerme y creo que
soy más consciente, y cada vez más aumenta mi conexión con mi
ser interior. Quiero saber por qué estoy aquí. Hay algo que tengo
que hacer, pero no estoy seguro de qué es, ni tampoco de si lo he
encontrado a través del trabajo creativo que estoy desarrollando.
Liz: ¿A qué te dedicas?
Carl: Soy cámara y trabajo en documentales. Realizo mucho trabajo
de observación, que encuentro satisfactorio. Al mismo tiempo y
desde hace unos pocos años, quisiera dejar la cámara e implicarme
más con la gente.
Liz: ¿Trabaja para alguien?
Carl: Hay un director por encima de mí. Trabajo para una producto-
ra.
Liz: Así, pues, tu creatividad, que esencialmente es una forma de
mirar y representar el mundo ha estado hasta ahora, al servicio de
las ideas de otro acerca de lo que deberías ver. Echemos un vistazo a
ese Sol en el IC en Tauro. ¿A alguno de vosotros le dice algo? ¿Al-

24
IC = Imum Coeli = Fondo del Cielo (cúspide de la Casa IV). (N. del T,)
194
guien tiene alguna idea acerca de lo que este Sol busca, hacia dónde
se dirige o cuál es su lugar feliz?

Carl. No se muestran los datos por motivos de confidencialidad.

Sol en la casa IV: creatividad heredada

Oyente: Necesita estar en un lugar muy seguro y privado.


Oyente: Necesita dar forma a algo.
Liz: Presumiblemente el primer comentario hace referencia al Sol en
la Cuarta casa, mientras que el segundo se refiere al Sol en Tauro.

195
La casa IV es una de las casas angulares del horóscopo. Creo que
tenemos que determinar primero lo que esta casa significa.
Oyente: Existe una conexión profunda con el padre.
Liz: Estaría en principio de acuerdo con usted en que la conexión
con el padre es poderosa. Cuando el Sol está en la Cuarta casa, su
luz se proyecta sobre el padre, aunque ocurre de forma bastante in-
consciente. Uno no es necesariamente consciente de ello. Sea quien
sea el padre, no aparece ante el niño como un padre físico, sino co-
mo la representación del Sol. Se hace imprescindible, por tanto,
ganarse el amor de la deidad, al mismo tiempo dadora de vida y
fuente de alegría. La identificación con el destino o el propósito que
nuestro padre quiere para nosotros se convierten en una cuestión
fundamental desde muy temprana edad, lo cual hace sumamente
difícil cortar ese cordón para encontrar la propia luz. Se diría que
aún estás atado por ese cordón, Carl.
Oyente: ¿Tiene que ver el Sol en Tauro en el IC con un padre nutri-
cio?
Liz: No estoy segura de que el tema aquí sea el padre personal. En-
tiendo que el Sol en el IC significa que el padre es portador de algo
arquetípico. Aparece ante el niño no como una persona de carne y
hueso, sino como una figura mítica, un dios planetario: es Apolo.
Esta imagen arquetípica se ha transmitido por la línea paterna desde
los ancestros. Es una clase particular de brillo, de espíritu creativo
que, generación tras generación, ha querido ser expresado. Cuanto
más frustrado e inexpresado es ese espíritu por el padre, más siente
el niño con el Sol en la Cuarta casa que debe expresarlo. Uno hereda
el mito familiar junto con el daimon que primero ve en el padre.
Incluso si el padre es un hombre muy anodino, o ausente o emocio-
nalmente inalcanzable, existe la conciencia de que hay una chispa
solar que le da sentido a la vida de uno. Por eso uno quiere desespe-
radamente ser lo que el padre quiere que uno sea –aunque tanto el
padre como el hijo no sean conscientes ni de la herencia ni de la
expectativa–.
Para mucha gente, como he dicho, esto es inconsciente. Está us-

196
ted asintiendo vigorosamente con la cabeza, Carl, así que eres cla-
ramente consciente de ello. Pero mucha otra gente no conoce la
importancia del padre cuando el Sol está en el IC. Éste toma el po-
der arquetípico porque representa a una fuente espiritual. Es el padre
y dador de vida (Dios Padre). Es el lugar de donde proviene la semi-
lla espiritual, de forma que el padre personal carga con una
proyección de un tamaño enorme. El anhelo de ser lo que el padre
quiere que uno sea puede ser muy grande y puede acabar dominando
la vida. Al efecto de interiorizar la alegría y el sentido de la vida
solares, uno debe cortar el cable.
Muchas personas con el Sol en la Cuarta casa emigran debido a
la necesidad de encontrar una fuente interior. Dejan su país debido a
que deben recrear sus raíces. Deben encontrar un sentido a su origen
que no depende de la familia o de los parámetros geográficos de una
determinada nación. Tienen que marcharse e ir a alguna otra parte.
Otra gente con el Sol en la Cuarta simplemente desconecta de su
familia. El Sol dice: «Soy tu Sol, no el de tu padre. Introyéctame,
poséeme, exprésame por ti mismo en vez de proyectarme sobre otras
figuras de autoridad». En este momento, Carl, parece que has llega-
do al punto en que debes cortar el cable. La falta de confianza en ti
mismo parece estar ligada a la cuadratura Sol-Quirón y ese aspecto
sugiere que tu padre padeció el mismo problema. Quizá su padre no
fue capaz de expresarse de forma creativa porque se sintió demasia-
do herido o desesperado, lo cual provocó que esperara demasiado de
usted o le hiriera a través de la crítica o un frío desapego.
Carl: Esto ha sido lo que ha impulsado mi vida durante años. Creo
que mi padre era un hombre muy creativo, pero que no hizo mucho
para desarrollar su creatividad. Creo que eso le deprimió mucho e
hizo que yo fuera el blanco de sus críticas. Durante mucho tiempo
nunca me sentí frustrado por trabajar a las órdenes de otra persona.
Sin embargo, siento que mi frustración aumenta en relación con los
temas que se tratan o, mejor dicho, en relación a la forma en que los
temas se tratan en cada programa. Parece que exista siempre una
necesidad de trivializar lo que es serio. Es totalmente contrario a mi
punto de vista. Una o dos veces que dije: «No lo estáis haciendo
bien», me echaron la bronca. Así que siento que no puedo crear lo
197
que quiero o aquello en que creo.
Liz: Tu stellium en Géminis está hablando de forma muy elocuente
aquí. Tanto Mercurio como Urano se hallan en la Quinta casa, junto
a Saturno, que a su vez está conjunto a la Luna en la cúspide de la
Sexta. Con Saturno en Géminis en la Quinta casa, las ideas son se-
rias. Aquí Saturno no se encuentra cómodo con la sátira, a menos
que sea irónica o mordaz. La realización de documentales televisi-
vos es una excelente elección para todo ese grupo de planetas en
combinación con el Sol en Tauro; pero aún no se oye tu propia voz.
Oyente: Con todos esos planetas en Géminis en la Quinta, especial-
mente la conjunción Mercurio-Urano, yo hubiera imaginado que
Carl podría ser un escritor. Quizá de ciencia ficción o de algún géne-
ro novedoso y sorprendente.
Liz: La escritura puede ser un talento innato con tantos planetas en
Géminis. La fotografía documental también es una habilidad gemi-
niana, debido a que intervienen la observación, la grabación, la
traducción y la comunicación. Pero finalmente los planetas en la
Quinta casa están al servicio del Sol en la Cuarta. Los talentos inna-
tos no son similares a la vocación, que está conectada con
sentimientos de propósito y de destino. Cualquier habilidad para la
comunicación que posea Carl debe estar al servicio de los propósitos
más profundos del Sol.
La Quinta casa nos habla del niño divino que habita en el lugar
«como sí». La Quinta nos habla de cómo jugamos, tanto nosotros
solos como en compañía de otros. Al analizar la carta de Spielberg
pudimos ver, provenientes de la conjunción Luna-Quirón en Escor-
pio en la Quinta casa, las oscuras y destructivas imágenes que daban
vida a películas como Tiburón o Parque Jurásico o La lista de
Schindler. Carl, tú puedes jugar con el objetivo de tu cámara; los
planetas en la Quinta representan las cosas que te fascinan y hacen
que quieras fotografiarlas y contar su historia. Con Mercurio, Urano
y Saturno ubicados en esa casa, a ti te encanta probablemente mos-
trar a la gente su mundo cotidiano desde una perspectiva nueva,
seria y desconcertante. Quieres decir cosas que revolucionen a la
gente. Pero la fuerza motivadora tras esa capacidad de jugar corres-
198
ponde al Sol. Ése es el dios al que usted sirve, finalmente.

La creatividad Sol-Quirón

Hasta el momento sus planetas en la Quinta casa sirven a otra per-


sona. Para que usted se sienta satisfecho, deben servir al Sol en
Tauro en la Cuarta casa; y el aspecto más potente del Sol es con
Quirón. Los sextiles con Marte y Júpiter, así como la sesquicuadra-
tura con Neptuno son relevantes, pero la cuadratura con Quirón es el
aspecto más energético de todos. Es el motor de la carta. ¿De qué
manera necesita expresarse?
Oyente: Quizá el padre de Carl quiso hacer algo importante en la
vida y no lo consiguió, por lo que existe una razón para elegir un
camino diferente y no intentar lo que el padre no consiguió.
Liz: La imagen de un padre herido surge inmediatamente tras la
cuadratura Sol-Quirón. Y es un padre que además, hiere a su hijo. El
Herido que Hiere es para Quirón una imagen tan importante como la
del Sanador Herido. De hecho, es mucho más común en términos
cotidianos y en cuanto a la forma que tenemos de tratar nuestras
heridas. Es más fácil flagelar a los demás en nuestro dolor que con-
tenerlo y sentir compasión por ellos. Quirón en Leo sugiere además
que hay toda una historia de bloqueo del juego y de la expresión del
yo leoninos. La herida está localizada en la autoestima y en la defi -
nición como ser individual.
Carl: Ésa fue una cuestión importante durante mi niñez, probable-
mente cuando ya me aproximaba a la adolescencia. En ese momento
mi padre fue destinado a Singapur por la Marina. Es una cultura
muy conservadora, lo cual provocó que su propio conservadurismo
se hiciera aún más extremo. Llegué a un punto en que mi padre me
puso de pie frente a un espejo y me hizo saber básicamente que yo
no era lo que él había deseado en un hijo, pero que podría mejorar si
me convertía en esto, en lo otro o en lo de más allá. A su manera
estaba esforzándose por ayudarme, supongo. No recuerdo haberme
sentido terriblemente molesto en aquella época. Sólo más tarde me
199
di cuenta lo mucho que me había dolido. Su vida fue externamente
un éxito, supongo; pero creo que en su interior siempre se sintió
frustrado, que algo falló en el proceso de ser quien debería haber
sido.
Liz: Estás describiendo una relación que incluye una gran cantidad
de expectativas y de decepción, que te ha herido profundamente en
el sentimiento de tu propio valor como individuo. Intento hacerme
una idea de los patrones arquetípicos ocultos tras ese dolor expresa-
do, porque creo que de alguna manera, ciertos tipos de dolor tienen
algún propósito o finalidad. Esto seguramente nos lleva a alguna
parte y puede ser parte de una contribución creativa.
Aparte del mito del propio Quirón, me viene a la mente el dios
griego Hefesto. Es un dios-artesano, el herrero divino. Cuando nació
su propia madre le rechazó por su aspecto. Le consideró feo y, por
lo tanto, poco digno de estar entre los Olímpicos, de manera que le
agarró por las piernas y lo arrojó del cielo. Se dio un buen porrazo
contra el suelo y se rompió las dos piernas, quedando cojo para
siempre. Durante un tiempo Tetis le ofreció refugio en el reino del
mar, donde aprendió a fabricar objetos hermosos. Finalmente fue
readmitido en el Olimpo, honrado por los dioses, pero aún cojo. Le
fue dada Afrodita, la diosa de la belleza, como esposa. Él es quien
crea todos los instrumentos a través de los cuales los dioses mues-
tran su poder.
Hefesto es un dios-creador de una clase muy especial. Su ima-
gen está conectada con la capacidad de crear belleza porque uno no
está identificado con ella. No hay elementos de vanidad y posesivi-
dad. Uno no extrae beneficio alguno de crear belleza, de forma que
el acto creativo es libre de las exigencias del ego. Es como si el
vínculo madre-hijo se hubiera roto en Hefesto desde el nacimiento,
cuando fue arrojado del cielo, de tal manera que no tiene que perder
tiempo en ganarse el amor de sus padres. Sabe que es imperfecto, de
tal forma que no puede igualar los estándares de perfección de los
demás Olímpicos, lo cual libera algo en él. Es el único de los dioses
que es capaz de crear cosas: incluso el rayo con que Zeus fulmina a
los mortales es obra de Hefesto.
Tanto en la psicología de Tauro como de Virgo hay elementos
200
del mito de Hefesto. Alice Bailey creía que el «regente esotérico»
(así lo llamaba ella) de Tauro era Vulcano, la forma romana de He-
festo. El padre que deseaba un hijo perfecto ya no tiene el poder de
herir cuando uno se acepta tal como es y deja de intentar estar a la
altura de las expectativas de los padres. La falta de confianza de la
que usted ha hablado anteriormente puede estar conectada con la
necesidad de vivir de acuerdo con un modelo que se le ha impuesto,
en vez de emerger éste de su propio corazón.
Carl: Siento muchísima confianza en mí mismo al expresar todo
aquello que mi padre no podía.
Liz: Ahí está hablando Quirón en Leo. La sanación está conectada
con el reconocimiento no sólo de la propia herida, sino también de
la del padre. Los padres no imponen expectativas imposibles sobre
sus hijos a menos que ellos mismos se sientan incapaces. Con mu-
cha frecuencia, el Heridor es al mismo tiempo el Herido. Los chivos
expiatorios se convierten en víctimas de otros chivos expiatorios. Y
así es como va transmitiéndose en la familia, hasta que alguien se
planta y empieza a expresar lo que ocurre. Antes de liberarse, debe
usted abandonar cualquier esperanza de cumplir las expectativas de
su padre. Jamás podrá ser capaz de jugar si no deja de soñar que,
algún día, si usted «se porta bien», él se girará hacia usted y llegará
a decir: «Sí, eres de verdad el hijo que yo siempre he querido». De
ninguna manera querrías ser ese hijo. Has empezado a darte cuenta
de que no le gustan los proyectos de filmaciones que te ofrecen por-
que no reflejan tus propios valores. Y las expectativas de tu padre
quizá tampoco reflejen sus valores. No se trata de que un grupo de
valores sea «mejor» que otro; de lo que se trata es que uno no puede
vivir su Sol a través de unos valores que no sean los propios.
Una vez eres capaz de liberarse de tu padre, ¿qué es lo que el
Sol quiere crear? ¿Alguno de los presentes tiene el Sol en la Cuarta
casa? ¿Nadie? ¿Y el Sol conjunto al IC del lado de la Tercera? ¿Al-
guno de vosotros se ve reflejado en lo que acabamos de decir?
Oyente: Sí, totalmente. Mi Sol está en la Tercera casa, pero conjunto
al IC y también conjunto a Quirón en la Cuarta.

201
Liz: Los contactos Sol-Quirón tienden a aparecer en los círculos
astrológicos y de asesoramiento terapéutico. ¿Cuántos de vosotros
tenéis estos contactos en su carta? Ah, pensé que iban a ser más.
Para ser capaces de crear con un aspecto Sol-Quirón, ¿qué es lo que
hay que incluir? ¿Qué elementos contiene este proceso creativo?
Oyente: Debe existir aceptación de límites.
Liz: Sí, eso es.
Oyente: Una cierta condición de ser persona herida en la creatividad.
Liz: Sea un poco menos abstracto y más concreto. ¿Qué forma pue-
de adoptar eso de la «cierta condición de ser persona herida» en la
vida real?
Oyente: Supongo que es algo opuesto a la creatividad uraniana, que
aspira a la perfección. Debería haber un mensaje acerca de la acep-
tación de lo imperfecto. El trabajo creativo tendría que incluir o
representar la imperfección. Se me ocurre como ejemplo el trabajo
con personas discapacitadas o heridas de algún modo, sin esperar de
ellas que sean perfectas. Uno puede esperar algún tipo de progreso
por su parte, de manera que eso compense suficientemente el hecho
de que no esperamos que lleguen a ser perfectos.
Liz: Sí, bien visto.
Oyente: Debería incluir el mostrar la belleza en la imperfección por
sí misma.
Liz: Vosotros dos habéis tocado un tema extremadamente importan-
te. Me hace pensar en un libro publicado hace muchos años titulado
The Family of Man25. En aquellos tiempos todavía estaba permitido
usar la palabra «hombre» para referirse genéricamente tanto a hom-
bres como a mujeres. El libro es esencialmente una colección de
fotografías con pies de foto extraídos de la literatura, los cuales re-
presentan las etapas arquetípicas y las dimensiones de la vida
humana. La mayoría de las fotografías muestran a una humanidad

25
The Family of Man, de Edward Steichen. Publicado por el MOMA de Nueva
York, su primera edición data de 1955 (N. del T.)
202
imperfecta. Son imágenes de personas no sólo en sus momentos
felices, sino también en los más trágicos (caras ancianas, estúpidas,
enloquecidas, sufrientes). Es un trabajo extraordinario. No sé si to-
davía está en catálogo. Resume lo que ustedes estaban describiendo:
un periplo visual que al mismo tiempo es desgarrador y ennoblece el
ser humano. Una vez se termina el libro, uno tiene una sensación de
pertenencia a una humanidad que puede ser un fracaso, pero a la que
en todo caso vale la pena preocuparse por ella. La fuerza creativa
del libro no reside en representar la perfección, sino la imperfección
con amor.
Oyente: Se ha publicado recientemente un libro llamado Photo, de
la editorial Phaidon. Incluye muchas fotografías de la exposición en
que se basa The Family of Man.
Liz: The Family of Man es un ejemplo de lo que yo entendería como
creatividad del Sol-Quirón. Normalmente pensamos que las profe-
siones de ayuda son un campo natural de expresión de los aspectos
Sol-Quirón y no hay duda de que la sanación es también un acto
creativo. He aquí a Hefesto creando a pesar de su cojera, presentán-
donos la paradoja de la sanación de la fealdad a través de la
percatación de la propia belleza. Carl, quizá todo esto no tenga nin-
guna utilidad práctica para tí; pero puede darte pistas acerca de las
áreas Sol-Quirón que necesitas explorar al efecto poder crear.
Carl: Cada vez me siento más alejado de mi trabajo actual, según
voy descubriendo quién soy de verdad. Puedo disfrutar con él a ra-
tos, siempre que acepte las limitaciones propias del mismo. Pero
cada vez tengo una mayor certeza acerca del camino que he de to-
mar.
Liz: Muy bien. Gracias por ofrecernos tu carta para el debate.

El Sol en Aries en la casa XI: librar batallas por los demás

Vamos ahora a vérnoslas con algo más fogoso, para variar. Aquí
tenemos otra carta del grupo. Rose, ¿cuál es el tema que quieres que

203
exploremos?
Rose: He llegado a un punto de mi vida en que veo mi creatividad
de una forma completamente distinta. Soy cantante y he logrado
bastante reconocimiento público. Pero algo está cambiando por den-
tro. Ahora me pongo tan nerviosa cada vez que salgo al escenario
que me parece que no podré hacerlo nunca más. Hay algo dentro de
mí que quiere encontrar otros medios distintos para que yo me ex-
prese. Siento que me estoy aferrando a algo que en realidad tengo
que soltar. Soy muy posesiva respecto de mi talento y quizá eso no
es una buena idea. Así que intento encontrar el camino entre ambas
sensaciones.

Rose. No se muestran los datos por motivos de confidencialidad


204
Liz: ¿Te preocupa lo que podrías hacer si perdiese de verdad a su
público?
Rose: Sí, supongo. Creo que tengo algo original y diferente que de-
cir y necesito encontrar una nueva forma de decirlo, pero no estoy
segura de cómo hacerlo.
Liz: Muy bien. He aquí al Sol a 3° de Aries en la Onceava casa. La
Luna está a 26° de Escorpio en la Sexta, así que forman trígono,
pero fuera de elemento. El Sol no forma más aspectos, ni siquiera
menores. La Quinta casa está ocupada por Neptuno, al final de Li-
bra, y por Saturno en Escorpio, aunque Saturno se halla muy cerca
de la Sexta. Dado que Rose se dedica profesionalmente a cantar,
creo que era previsible que hubiera planetas en la Quinta casa, ¿ver-
dad? Neptuno forma parte de una de esas poderosas configuraciones
generacionales, formando cuadratura al mismo tiempo con Quirón
en Capricornio y con Urano en Cáncer. Esta configuración se man-
tuvo a lo largo de los años cincuenta.
Vamos a ver qué es lo que quiere este Sol, qué clase de poder
creativo posee, qué es lo que necesita para poder brillar. También
podemos examinar si hay algo que podría bloquear ese brillo, o si ha
llegado el momento de encontrar otra salida al talento creativo.
Oyente: La semana pasada estuvimos viendo la carta de alguien con
el Sol en Sagitario en la casa XI. Éste parece un caso similar. Rose
necesita contribuir a la evolución del colectivo. Existe un deseo de
reforma, de esclarecimiento de la humanidad.
Oyente: Pero este Sol está en Aries. Eso significa que no puede per-
der su individualidad ni siquiera por servir al grupo.
Liz: Cualquiera que sea el signo en que se halle, el Sol en la Undé-
cima casa debe preservar su individualidad al mismo tiempo que
contribuye al bienestar o a la educación de la gran familia humana.
Ésta es la paradoja de un Sol ubicado en la casa opuesta a su propia
casa natural.
Rose: He trabajado mayormente con otros músicos. Aunque me
encanta hacerlo, también ha sido difícil. Siempre quiero hacer las

205
cosas a mi manera y escribir mis propias letras. Necesito expresar
mi propio mensaje. No puedo transmitir el mensaje de otro. Pero
uno no puede hacer eso si trabaja en un grupo. Todos quieren decir
algo y acabas teniendo que negociar. A menudo me siento como si
fuera dominante y autócrata al insistir en cantar mis propias cancio-
nes.
Oyente: Mi hija tiene el mismo emplazamiento del Sol en Aries en
la Undécima. Tiene el mismo problema, aunque no es cantante. Tra-
baja en el sector de las relaciones públicas. Tienes que creer que
tienes derecho a expresar tu propio mensaje; entonces podrás hacer-
lo. Pero si no crees tener derecho, al final todo se tuerce y acabas
discutiendo con los demás. Mi hija pasó una temporada horrible con
la gente con la que trabajaba y al final se tuvo que establecer por su
cuenta.
Liz: El Sol de Rose está en un signo cardinal. Todos los signos car-
dinales deben desarrollar sus propias ideas. Quizá Libra prefiera
recibir el apoyo y la cooperación de los colegas, o Cáncer prefiera
preservar un sentimiento de intimidad emocional y de armonía; pero
al final esos signos son también cardinales y deben perseguir su
propia visión.
Aries es el más abiertamente cardinal de los cuatro. Es un cru-
zado y quiere cambiar el mundo. Aries necesita a menudo un
mensaje social, político o filosófico, aunque este mensaje se pueda
transmitir con la expresión artística más que con una exposición di -
dáctica. En última instancia, la casa XI no se relaciona con el arte,
sino con la evolución de la sociedad y con hacer algo para mejorar-
la. No es sorprendente que este Sol cardinal acabara harto de cantar
las letras de otros.
Rose: En realidad no sólo escribo mis propias letras, sino que cantar
yo mis letras, sin acompañamiento de ningún tipo, me produce un
gran placer. Sospecho que ese placer proviene de comunicar el men-
saje. Esto no siempre se ha de hacer a través de la música, ¿no? Lo
importante es el mensaje, no el vehículo.
Liz: El vehículo es menos importante que el mensaje y la libertad de

206
comunicar éste de una forma individual. Aquello que es creativo en
usted no depende de una particular forma artística para alcanzar sus
objetivos. Está usted intentando servir a una visión de la casa XI.
Como he dicho antes, este Sol es un cruzado. La creatividad real no
está en la canción, sino en la visión y en comunicar la visión de una
forma que impulse a la gente a cambiar algo en su vida. Hay arianos
que pintan y arianos que cantan; y también hay arianos que no han
hecho nada reconociblemente artístico en la vida. ¿En qué, pues,
está su creatividad? En hacer algo para cambiar el mundo, haciendo
que las cosas ocurran, causando un impacto y transformando la
realidad para que coincida más con la visión interior, aunque sea a
una escala mínima.
¿Cómo puede ser creativo un cruzado? Pensemos por un mo-
mento en esta imagen (no en la bestia fanática de las Cruzadas
históricas, sino en la visión arquetípica tras la realidad histórica).
Armado solamente con su espada y sus convicciones, carga heroi -
camente contra un mundo que todavía no ha alcanzado la «ilumina-
ción» –entendida ésta en el contexto de la ideología del cruzado–.
La oscuridad cubre por completo el mundo, encadenado a la herejía
o al paganismo. El cruzado trae la luz. Con un coraje enorme, con o
sin seguidores, pelea contra las fuerzas de la oscuridad para traer el
cambio, el crecimiento, la libertad, la iluminación.
Ésta es la energía creativa de Aries. No importa si Rose actúa
esta energía en el escenario ante un público o integrándose en un
grupo de mujeres. Las demás posiciones en la carta indicarán qué
forma de expresión de esta energía puede ser más gratificante para
ella. Tu creatividad, Rose, no se basa en el hecho de si canta o no. E,
igualmente, existen muchos cantantes llenos de talento que no son
realmente creativos en el sentido solar del término. Tu carta es un
claro ejemplo de la muy importante distinción entre talento y creati-
vidad solar.

La luz solar en la herencia plutoniana

El trígono Sol-Luna puede describir otra cualidad que necesita ha-


207
cerse visible en el trabajo creativo de Rose para que el Sol pueda
expresarse completamente. El componente lunar es necesario en su
trabajo, dado que debe nutrir los sentimientos de la gente, tocarlos y
llegar hasta su mismo corazón. Su vertiente lunar quiere ser útil en
un sentido material, porque es una Luna en la casa VI. Y se halla en
Escorpio, con lo que probablemente necesita implicarse de una for-
ma más directa y personal que desde un escenario.
La luz solar en la herencia plutoniana
Oyente: No puedo quitar la vista de ese Plutón en el IC. Se plantean
aquí cuestiones de supervivencia. Realizar algún tipo de trabajo
creativo es realmente crucial para su instinto de supervivencia. Es
algo que tiene que ser hecho. No es algo a lo que Rose pueda mos-
trar indiferencia. Es absolutamente compulsivo.
Oyente: Arrastra cuestiones del pasado. Existe algo sumamente os-
curo en la herencia familiar. Puede no ser obvio, pero la compulsión
proviene de alguna parte y puede ser rastreada.
Liz: Si, estoy de acuerdo. Aunque el Sol y Plutón no forman aspec-
to, sí lo forman la Luna y Plutón, y la Luna es también regente de la
carta. A su vez, el Sol rige el signo en que se halla Plutón. Y todos
los factores de la carta deben encontrar una vía de expresión a través
del Sol. Un potente tema plutoniano recorre la carta y es lo que da
combustible al espíritu de cruzado de Aries desde lo más profundo
de su interior. Este tema está ligado a la historia familiar y a la nece-
sidad de transformar los conflictos de la historia de la familia.
Debemos recordar que el dios-Sol Apolo es el desbaratador de mal-
diciones familiares y Plutón en el IC, en cuadratura con la Luna en
el signo de regencia de Plutón, sugiere que aquí hay una especie de
maldición familiar. Existe ciertamente un sentimiento de algo oscu-
ro e infeliz en los primeros años de vida familiar que quizá afecta a
ambos padres y que ya bullía antes del nacimiento de Rose.
La implicación de Plutón en la historia familiar señala habi-
tualmente a dificultades existentes en la psique de la familia desde
mucho tiempo atrás. En muchos casos uno de los miembros de la
familia está profundamente deprimido. Cuando Plutón está en as-
pecto con la Luna, ese miembro suele ser la madre. Pero las raíces
208
de la depresión se encuentran más allá de la madre personal. Debido
a esa oscuridad familiar, la necesidad de brillar del Sol se convierte
en algo urgente. Es la única forma de liberarse del sentimiento de
fatalidad y de compulsión que forman parte de la herencia familiar.
¿Nos puedes contar algo al respecto, Rose?
Rose: Mi madre padeció depresiones muy fuertes. Tampoco podía
dormir bien. Muchas veces pensé que estaba perseguida por algo.
Era artista: pintaba. Mi padre es un cantante muy dotado. Se dio por
sentado que yo iba a ser algún tipo de artista. Hay muchos artistas y
cantantes en la familia.
Liz: Por tanto, convertirse en cantante era algo que «estaba escrito»
desde el principio para usted. Justamente es eso lo que significa la
palabra fatum en latín: «lo que está escrito».
Rose: Sí. Fui animada desde muy temprana edad. Al mismo tiempo
que esto ocurría, mi madre intentó suicidarse varias veces. Sus de-
presiones fueron muy profundas. Ella me transmitió la sensación de
que el mundo es un lugar muy peligroso. Al final logró suicidarse,
no hace mucho tiempo.
Liz: Quizá su muerte está conectada con el hecho de que usted nece-
sita cambiar de dirección. ¿Conoces bien la historia familiar? ¿O la
de tu padre? Sería bueno que realizaras algún tipo de investigación.
La luz del conocimiento es esencial cuando nos las estamos viendo
con los asuntos de una familia plutoniana.
Rose: Realicé algunas pesquisas, pero obviamente no las suficientes.
Liz: No puedo decirte por qué tu madre tenía esas depresiones anali-
zando solamente su carta. Necesitaría ver tanto la carta de tu madre
como la de tu padre. Pero han podido existir temas plutonianos –
pérdida, frustración emocional, luchas de poder, traición sexual–
que se le escaparon a usted porque era entonces una niña. Un padre
plutoniano puede ser a veces un padre profundamente controlador,
una especie de dictador psicológico. Me viene a la memoria la carta
de Robert Kennedy, que tenía a Plutón exactamente encima del IC.
Todos sabemos cómo fue su padre. Todos los miembros de la fami-

209
lia tenían que cumplir el destino que él había asignado a cada cual.
Suena como si tuvieras que elegir entre cantar o morir. Tenías que
cumplir las expectativas familiares y con la muerte de tu madre de
pronto algo fue liberado. Ahora mismo ya no sabes quién eres, y
empiezas a hacerte preguntas en vez de someterte ciegamente al
hado familiar.
Rose: Sí. Sigo diciéndole a mi padre que no me imagino sin cantar.
Pero también parece una prisión. Necesito ser capaz de imaginarme
como algo más.

La creatividad Sol-Luna

Liz: Parece que la expresión creativa de tu Sol en Aries se ha visto


comprometida o dominada por las cuestiones plutonianas provenien-
tes del pasado familiar. Paradójicamente, el trígono Sol-Luna puede
haber dificultado que usted cumpla su destino individual. Esto no
significa que los aspectos Sol-Luna no sean creativos; si bien los
personajes del mundo interior Sol-Luna acaban viviendo felices y
comiendo perdices. Este es un aspecto de armonía entre los dos
grandes polos arquetípicos de la vida; y por tanto, todos los relatos
generados por estos personajes internos terminan con una resolución
satisfactoria del conflicto. Al igual que en muchos cuentos de hadas,
todos vuelven a casa contentos, el príncipe y la princesa cabalgan
hacia el bello atardecer y el reino se ha salvado del peligro. Los trí-
gonos y sextiles Sol-Luna reflejan una gran capacidad para el
contento y la esperanza. En el mundo interior de juego de cada uno,
los personajes buscan y a menudo encuentran soluciones practica-
bles para sus dificultades. Por tanto, uno cree que es posible que
ocurra lo mismo en el mundo exterior. Creo que todos ustedes pue -
den percibir cuán inmensamente creativo puede ser esto, debido a
que la voz de los trígonos Sol-Luna habla a aquella parte en noso-
tros que busca un final feliz. Existe un don para expresar ideas e
imágenes que transmiten la idea de que es posible la resolución feliz
de todo conflicto.
El panorama se ve distinto desde el mundo interior Sol-Quirón,
210
en el cual los personajes saben que la resolución del conflicto puede
ser imposible. Muchos reinos pueden no salvarse y, con más fre-
cuencia de la deseable, el príncipe y la princesa piden el divorcio en
los tribunales. Ésta puede ser una visión cínica e incluso amarga de
la vida, si eliminamos de ella la compasión y la aceptación. Pero
justo ahí subyace su fuerza, al mismo tiempo que la debilidad del
trígono Sol-Luna. Cargar con una visión de «y fueron felices para
siempre» significa que cuando uno no vive felizmente el trígono
Sol-Luna dice: «No quiero saber nada de eso. No quiero mirar a ese
lugar. Seguiré creyendo que al final todo acabará bien. Me niego a
aceptar la idea de que hay heridas que no se curan jamás. Eso es
culpa de la negatividad o destructividad de los demás».
Existe una curiosa falta de auto-reflejo en los contactos Sol-
Luna, particularmente en la conjunción. Y con un trígono Sol-Luna,
muchas veces es difícil encontrar el ímpetu necesario para luchar, lo
cual resulta paradójico en Rose puesto que Aries es normalmente un
buen luchador. Pero un trígono Sol-Luna conlleva la profunda con-
vicción de que si todos fueran amigos de todos y todo el mundo se
portara bien con todo el mundo se podrían resolver los problemas.
En este panorama interno la naturaleza del juego es siempre pacífi-
ca, armoniosa y amistosa; y si a veces las cosas se ponen un poco
difíciles... bueno, eso puede ser desagradable, pero se olvida rápi-
damente cuando todos vuelven a ser amigos. Un aspecto como la
cuadratura de la Luna en Escorpio con Plutón en la carta de Rose no
permite entrar en el circuito cerrado de la felicidad del trígono. Qui-
zá, Rose, no pudiste deshacer la maldición familiar hasta que el
tiempo, la muerte y el destino la llevaron al punto de que pudieras
liberarte de forma natural en vez de hacerlo luchando a brazo parti-
do. Quizá no pudiste hacerlo de otra manera, ni deberías haberlo
hecho.
Rose: En la familia todos han trabajado muy duro. Pero aun así to-
dos lo hemos tenido fácil debido a que teníamos talento. Supongo
que muy en el fondo siempre he sabido que mi talento me convertía
en especial. Es una especie de aceptación del hecho de que soy es-
pecial. Es como una complacencia.

211
Liz: Esta complacencia es característica del trígono Sol-Luna. Es
usted muy honesta acerca de ella, lo cual puede ayudarla muchísi-
mo. Muchas personas con trígonos o sextiles o conjunciones Sol-
Luna no están dispuestos a ser tan honestos. No tienen conciencia de
haber asumido privilegio alguno. Plutón en Leo también contribuye
a esa asunción innata de que no es como los demás, aunque no sea
un rasgo propio sólo de ti. En tu carta, Plutón es uno de los signifi-
cadores del padre, lo que sugiere que él traía consigo y le ha
transmitido la profunda creencia en la individualidad de cada ser hu -
mano. Esto no es negativo en sí mismo; pero uno debe tener cuidado
de no usar incorrectamente esa creencia. Si esta creencia es incons-
ciente, puede crear expectativas que causen dolor a ti misma y a
otros.
En tu carta natal, la imagen del padre representa a toda una ge-
neración de personas para quienes el sentimiento de ser especiales
constituyó una forma de supervivencia. Para la generación de Plutón
en Leo, uno no puede sobrevivir a menos que se sienta especial y no
hay nadie más especial que el artista. Es un mensaje que puede a
veces ser tan destructivo como el contrario: «No eres de ningún mo-
do especial. ¿Quién te crees que eres, pretendiendo que puedes ser
artista?». Mucha gente ha sufrido el sabotaje de su luz solar; pero en
su caso el sufrimiento proviene del dictum «Debes ser especial vein-
ticuatro horas al día, cada día de la semana, cada semana del año,
cada año de tu vida. Si fracasas, serás la vergüenza de la familia y
no podrás sobrevivir». Parece que este mensaje proviene de su pa-
dre; y su madre es un triste ejemplo de lo que ocurre si uno fracasa.
El mensaje puede haberse mezclado no sólo con su necesidad de
expresar su talento, sino con su necesidad de poder.
Rose: Entonces, ¿la maldición es el talento?
Liz: Sí, el talento es la maldición, debido a que siempre se espera de
ti que vivas todo su potencial. Y se espera también que lo vivas en la
forma prescrita por las anteriores generaciones, que pueden no refle-
jar la manera de vivirlo que mejor se adapte a tu propia vida.
Pensemos en una de nuestras familias teatrales más famosas, los
Richardson. ¿Qué oportunidad tuvo cualquiera de sus miembros de

212
apartarse de la línea familiar y convertirse en contable? Y de haberlo
hecho, ¿qué precio emocional hubieran tenido que pagar? No se les
permitió ser personas normales. Es una maldición familiar leonina:
la maldición de poseer demasiado talento.
Rose: Y es poco menos que inevitable que yo perpetuara la maldi-
ción.
Liz: Sí, durante un tiempo, porque existe el talento para hacerlo y
porque tu trígono Sol-Luna dice: «Muy bien. Voy a convertirme en
lo que tú quieras que yo sea. Cualquier cosa por tener la fiesta en
paz. Si acepto este destino todos vivirán felices para siempre».

El desafío de Quirón en Capricornio

Rose sólo tiene un planeta en el elemento Tierra: Quirón en Capri-


cornio. Este planeta aislado en Capricornio puede decirnos algo
acerca de por qué a veces es tan difícil vivir el Sol. La semana pasa-
da hablé acerca de la forma que puede adoptar la lucha por vivir el
Sol en cada carta. No eres la única a la que le ocurre esto, Rose. La
cuestión no es si la carta muestra algún tipo de lucha, sino cuál es la
naturaleza de la lucha del Sol. Este planeta aislado en Tierra es un
planeta profundamente desconfiado. Quirón pasó mucho tiempo en
Capricornio y esa generación sufrió enormemente al ver dañada más
allá de toda reparación su confianza en la existencia de una verdade-
ra autoridad y de una verdadera ley. En este grupo de personas no
existe una verdadera creencia en la ley. Para ellos, las figuras de
autoridad están hechas de paja. Pero por debajo de esa afirmación
primera subyace el anhelo de encontrar un conjunto válido de leyes
bajo las cuales uno pueda vivir y unas figuras de autoridad cuya
sabiduría uno pueda admirar. No obstante, puesto que el mundo es
como es y la gente es como es, la autoridad es reconocida en el me-
jor de los casos como hipocresía y en el peor como horrible abuso
de poder.
Para los nacidos con Quirón en Capricornio existe una sensa-
ción de que el mundo no es de fiar debido a que quienes mandan no

213
son dignos de confianza. Cuando el elemento Tierra es débil en la
carta, el mundo de la fantasía, del arte, del sentimiento de ser espe-
cial puede parecer siempre más atractivo como alternativa al mundo
real. Esto no es el resultado de la presión familiar. Todas las cartas
presentan algún que otro desequilibrio; y tu falta de Tierra ha con-
tribuido, sin duda, a la facilidad con que accedes a tu visión interior
y dones imaginativos. Es mucho más fácil para ti vivir en un mundo
mítico que aceptar las limitaciones de la vida real –no sólo las de los
demás, sino las propias–.
Justamente porque tu padre esperaba demasiado de ti, tú esperas
también demasiado de ti misma. Esto crea una enorme presión inte-
rior y puede haber frenado el ímpetu por labrarte un camino en la
vida. Allá donde desees ir con tu futuro, sea donde sea, puede reque-
rir que desarrolles habilidades prácticas, facultades terrenales y algo
dentro de ti se resiste a ello. Es más fácil recurrir al talento que uno
posee naturalmente y que garantiza la aceptación y el apoyo de la
familia, incluso aunque uno intuya que no es el camino correcto en
el futuro.

Maldiciones familiares y dones familiares

Oyente: ¿Nos podrías comentar más acerca de la maldición familiar


y de sus significadores astrológicos?
Liz: Cualquier planeta conjunto al MC o al IC describe algún patrón
arquetípico, algún daimon transmitido de generación en generación
en la familia y que exige ser vivido. Los planetas en el eje del meri-
diano no son los únicos significadores y necesitamos tener en cuenta
los planetas en las casas VIII o XII. Pero cualquier planeta en con-
junción con la cúspide de la casa IV, como Plutón en la carta de
Rose, habla elocuentemente acerca de algo que lleva muchas gene-
raciones en la familia y domina al individuo desde el peso de la
tradición familiar. Quiero hacer hincapié en que la palabra «maldi-
ción» tal y como la entendían los griegos, no significa lo mismo que
la «maldición» del mundo medieval, más conectada con la brujería y
el mal. El origen de la palabra inglesa curse (maldición) tiene un
214
raíz anglosajona que significa «ira de Dios». Nos enfrentamos a un
dios enojado, no al mal engendrado gratuitamente por el Diablo y
sus secuaces. En el mito griego la maldición familiar comienza co-
mo un don, un regalo de los dioses. Todas las figuras míticas que
acaban malditas comienzan habiendo sido premiadas con un pri-
vilegio especial por los dioses y luego ellas abusan de dicho
privilegio. No honran debidamente al dios que les concedió tal privi-
legio, que es el origen de su don.
Por ejemplo, la maldición de la casa de Atreo comienza con
Tántalo. Aunque es un mortal, los dioses le otorgan toda clase de
beneficios y riquezas. Pero él abusa de la generosidad de los dioses
intentando engañarles para demostrar su superioridad26. Tántalo
invita a comer a los dioses y les sirve como banquete a su propio
hijo, Pélope, cortado en pedazos y cocinado en un guiso. En vez de
ofrecer una cabra o un ternero como comida sacrificial, Tántalo les
ofrece un festín caníbal ¿Percibirían los dioses la diferencia? Es un
enorme sacrilegio y naturalmente, los dioses lo perciben a la prime-
ra. El castigo que recibe Tántalo en el inframundo es terrible y
además los dioses maldicen a su descendencia. Tras el salvajismo
del mito podemos detectar una nada infrecuente arrogancia respecto
de un talento innato. En vez de considerar el talento como un regalo
de los dioses, el individuo lo reclama como algo que le es propio y
lo usa destructivamente, hasta el punto de llegar a ofender gratuita-
mente a los demás.
Las maldiciones familiares son regalos, talentos o dones conce-
didos por un dios a un individuo concreto en el pasado familiar –en
otras palabras, dones cuyo origen está en el inconsciente colectivo o
ancestral– que son abusados por éste y por las generaciones siguien-
tes. Hasta que el dios concedente reciba el agradecimiento que le

26
Tántalo cometió los tres grandes pecados de la mitología griega: ofender a un
anfitrión, hacer daño a un niño y desafiar a los dioses. Su castigo consistió en
estar en un lago con el agua a la altura de la barbilla (otras versiones del mito se
refieren a la rodilla o la cadera), bajo un árbol de ramas bajas repletas de frutas.
Cada vez que Tántalo, desesperado por el hambre o la sed, intenta tomar una fruta
o sorber algo de agua, éstos se retiran inmediatamente de su alcance. Además
pende sobre él una enorme roca oscilante que amenaza con aplastarle. (N. del T.)
215
corresponde y los dones sean usados como es debido, provocarán
efectos destructivos que se transmitirán de generación en genera-
ción. Pero de alguna forma, el don no es usado correctamente. Algo
bloquea o contamina la expresión de ese don a través de los miedos
personales, necesidades o codicia de los miembros de la familia, o
debido a intolerables presiones colectivas. El individuo nacido con
un planeta en uno de esos ángulos necesita encontrar una nueva
forma de expresar ese planeta. Las maldiciones familiares no están
representadas en la carta por aspectos negativos, sino que presentan
la misma configuración que los dones familiares, porque en el fondo
son la misma cosa. Como le dice Casio a Bruto, «la culpa no está en
las estrellas, sino en nosotros»27.
Tener a Plutón en Leo no es una maldición. Describe un
enorme poder creativo. Conlleva el instinto de supervivencia de toda
una generación que se sostiene a través de la expresión creativa de
la individualidad. Pero ese don no fue usado adecuadamente en tu
familia, Rose. Algo no ha funcionado. En tu carta se dice algo acer-
ca del mal uso del poder creativo en la familia. La maldición no es
el poder creativo. Debes vivirlo de una forma distinta a como lo
vivieron tus padres, pero no puedes rechazarlo e ignorarlo. No pue-
des apartarte por completo de él y abrir una tienda de ropa, a menos
que seas tú quien la diseñe. Necesitas expresar el poder creativo del
Sol, pero no de la forma en que tus padres lo hicieron. El mal uso de
sus talentos los apartó por completo de la humanidad y los convirtió
en olímpicos. Con el Sol en la casa XI (la casa de la humanidad co -
mún), no puedes seguir ese sendero.
Oyente: ¿Plutón conjunto al Ascendente podría describir el mismo
tipo de problema familiar?
Liz: El Ascendente no describe la herencia familiar. Los planetas en
los ángulos son habitualmente experimentados como energías su-
mamente compulsivas a las que debemos dar forma en nuestra vida.
Un planeta angular domina la carta. Pero los planetas ubicados en el
eje del horizonte (Ascendente-Descendente) no parecen describir la

27
«The fault, dear Brutus, is not in our stars / But in ourselves, that we are under-
lings». Shakespeare, Julius Caesar (I, ii, 140-141) (N. del T.)
216
herencia familiar, sino algo que es propia y exclusivamente tuyo.
Los planetas en el eje MC-IC describen, por el contrario, patrones
arquetípicos que han sido procesados durante generaciones. Expe-
rimentamos esos patrones primeramente a través de nuestros padres,
que habitualmente son buenos ganchos para nuestras proyecciones.
Finalmente, no obstante, necesitamos reconocer esas imágenes ar-
quetípicas como lo que son, retirar nuestras proyecciones y
encontrar un modo creativo de representarlas por sí mismas.
Los ángulos forman la cruz de la encarnación. Ahí es donde no-
sotros nos clavamos en la tierra. No todo el mundo tiene planetas en
los ángulos, y no a todo el mundo se le exige encarnar energías ar-
quetípicas de ese modo. Pero si existe un planeta dentro del orbe de
la conjunción con un ángulo, el individuo debe encontrar una vía
para dar salida a esa energía. Si no se hace así, el planeta se encarna-
rá en sí mismo y estaremos entonces a merced de poderosas fuerzas
en el mundo exterior de las cuales creeremos que moldean nuestro
destino sin nuestro consentimiento. Cuando un planeta se ubica en
un ángulo de la carta natal, el Sol puede mostrarnos cómo anclarlo a
nuestra vida diaria. El Sol apunta a nuestro sentido de propósito
individual, nuestro lugar especial en la vida en el que las energías
arquetípicas pueden ser comunicadas o expresadas en diversas for-
mas creativas. Rose, es poco probable que el destino de tu Sol se vea
cumplido a menos que tú cantes tus propias canciones. Las cancio-
nes deben llevar tu mensaje. Incluso si decides dejar de cantar,
sigues necesitando usar tu poder creativo para guiar y para ser ejem-
plo de alguien que no tiene miedo de afirmar su individualidad. A
fin de cuentas, eres Aries y de alguna manera has de expresar tu
Plutón en Leo.

Astrología del signo solar

Oyente: ¿Para qué sirve la astrología del signo solar? De todas las
formas de popularizar la astrología es la menos precisa. Mucha gen-
te no se reconoce en su signo solar hasta que tiene una edad
suficiente. Quizá deberíamos centrarnos más en la Luna que en el
217
Sol. ¿Por qué es tan popular la astrología solar hoy en día?
Liz: La astrología del signo solar comenzó a usarse en el siglo XX.
No se usaba en la astrología clásica28. Una respuesta pragmática a tu
pregunta podría ser que todo el mundo conoce su fecha de nacimien-
to, pero en cambio, encontrar la hora del nacimiento requiere algún
esfuerzo, de manera que conocer la posición exacta de la Luna de-
pende de que uno conozca la hora de nacimiento. En los Estados
Unidos y en muchos países europeos se anota la hora, pero en Ingla-
terra hemos de preguntar a los miembros de la familia, los cuales
con frecuencia a duras penas recuerdan. El signo solar es lo único
que conocemos de nuestra carta sin necesidad de investigar o de
preguntar a alguien. E incluso cuando tenemos la hora de nacimien-
to, hemos de calcular la carta, lo cual suele asustar a mucha gente.
Hoy es posible obtener la carta calculada a través de páginas web 29,
pero no todo el mundo tiene Internet y las efemérides pueden resul-
tar disuasorias para los no iniciados.
Más allá de la exploración mundana, siempre hay algo en las
descripciones de signos solares que encuentra eco en uno. Aunque
las descripciones son en general bastante estúpidas y superficiales,
la imagen tradicional de cada signo refleja lo que, en algún nivel, a
nosotros nos gustaría llegar a ser. Si uno es un Leo inexpresivo y
tímido y lee la descripción típica del signo como de alguien extro-
vertido, brillante y magnético, bien podría pensar: «Qué tontería.
Ése no soy yo». Pero esa campanilla resuena en algún lugar, porque
el Sol está relacionado con la esencia interior. Por muy introvertido
y tímido que sea ese Leo concreto, la luz sigue brillando ahí dentro.
Las descripciones de signos solares tocan algo en el interior de
la gente de una forma que la descripción del signo lunar nunca po-
dría hacer. Eso es porque la Luna es instintiva. Al describir el signo
lunar existe un vago sentimiento de vergüenza. El signo lunar repre-

28
Ver Nicholas Campion, Astrology, History and Apocalypse, CPA Press, Lon-
don, 2000, Parte Primera, p. 84 y ss,, para más información sobre el desarrollo de
la astrología del signo solar.
29
La mejor página para calcular cartas gratuitas al instante y con un amplio abani-
co de opciones de aspectos, casas y dibujos de cartas de gran calidad es
www.astro.com.
218
senta nuestro carácter cuando no somos conscientes de nuestra indi-
vidualidad. No deseamos secretamente convertirnos en nuestro
signo lunar, porque ya poseemos esas cualidades; sin embargo, el
signo solar nos presenta una imagen de aquello que podemos ser.
Oyente: Me preguntaba si el signo solar no es, para mucha gente,
una especie de símbolo con significado.
Liz: Desde el principio de los tiempos, el Sol representó la faz de
Dios. Esa gran luz brillando en los cielos hace posible la vida y en
ese sentido se le ha adorado. La idea de que hemos nacido cuando el
Sol estaba en un signo determinado inconscientemente activa un
sentimiento de pertenencia a una unidad mayor. Las características
representadas en los horóscopos de los periódicos pueden causarnos
sonrojo debido a su banalidad.
Pero puede haber algo en esas descripciones que nos permita
conectar con una imagen arquetípica de aquello que queremos que
signifique nuestra vida. El buen columnista de horóscopos sabe eso
y no cae en la tontería de decir que los Sagitario son buenos en los
deportes y los Virgo hacen buenas secretarias. Van un poco más allá
y la gente responde porque esos retratos tocan algo esencial en su
interior. El signo solar es lo que se supone que hemos de llegar a
ser. Necesitamos encarnar ese arquetipo en algún nivel, aunque no
necesariamente en el nivel de la personalidad. Éste es, normalmente,
el último lugar en que nos encontramos al signo solar, porque el Sol
no describe la personalidad. Eso cae más en el campo lunar. El Sol
describe valores que hemos de incorporar al núcleo de nuestra vida.
No pertenezco a la escuela de astrólogos que creen que los co-
lumnistas de horóscopos de los diarios deben ser mandados al
paredón y ametrallados. Quizá uno o dos, pero eso será debido más
a la estupidez de un determinado columnista que a la invalidez de la
astrología del signo solar en conjunto. Muchos astrólogos creen que
la astrología del signo solar es una idiotez en el mejor de los casos y
peligrosa para el trabajo y la reputación de los practicantes serios de
la misma. Pero la astrología es un estudio extremadamente complejo
y la astrología del signo solar puede proporcionar un legítimo punto
de partida. Si se maneja responsablemente, puede ofrecer una intro-

219
ducción válida al tema. Dado que algo suena como verdadero o ha-
lla eco en el interior, la gente acaba teniendo curiosidad y quiere
saber más. Quizá deberíamos animar a los astrólogos solares a hacer
lo mejor posible dentro de su área de trabajo, en vez de perder el
tiempo criticándolos. Su área de trabajo puede ser extremadamente
importante. En conjunto podemos ser algo demasiado valioso e
inaccesible.
Como psico-astrólogos, podemos resultar demasiado sofistica-
dos. Podemos dejar de observar el signo solar y olvidar un hecho tan
básico como que un nativo de Tauro necesita belleza. En cualquier
cosa que un Tauro cree –incluso si un contacto Sol- Quirón empuja
a la persona a escribir o a trabajar con personas impedidas o mori-
bundas– debe existir belleza. Por supuesto que un nativo de Aries no
podrá cantar más que sus propias canciones. ¿Cuándo un Aries ha
sido un simple seguidor? Nos zambullimos en interpretaciones psi-
cológicas muy complejas cuando apenas hemos comprendido las
nociones básicas. Podemos olvidar la necesidad esencial del Sol de
sentir y expresar alegría mediante el contacto con los símbolos de
esa alegría tal y como se describen por el signo en el que el Sol se
halla al nacer.

220
El desarrollo del Sol

Progresiones solares

Ahora me gustaría hablar de las progresiones al Sol natal y poste-


riormente de los tránsitos. Una vez más, trabajaremos con cartas de
ejemplo del grupo. Deberíamos tener claro por ahora que el Sol re-
fleja un proceso de desarrollo que dura toda la vida. No hemos
nacido con el Sol brillando a toda potencia, listo para emprender la
marcha. El Sol está siempre en formación. Su desarrollo es cíclico y,
a intervalos regulares, debe luchar para avanzar en su desarrollo.
Las luchas no siempre se presentan en la misma forma pero siempre
invocan el mismo tema arquetípico, dependiendo del emplazamiento
del Sol en la carta. Nuestra particular historia solar implicará a todos
los planetas que estén en aspecto con el Sol, al igual que el signo y
la casa en que estén ubicados. El proceso de gradual emergencia
dura toda la vida y las progresiones en las que el Sol intervenga nos
pueden ayudar mucho en la comprensión del desarrollo en el tiempo
de dicho proceso.
En el curso de una vida experimentamos los aspectos de los
planetas progresados al Sol tanto como los aspectos del Sol progre-
sado a los planetas natales. Y experimentamos también los aspectos
del Sol progresado a su lugar natal. Las progresiones solares al lugar
natal son infrecuentes, dado que el Sol apenas se mueve un grado
por año, tanto por progresión secundaria como por dirección de arco
solar. Rastrear el camino del Sol progresado nos proporciona el úni-
co punto en que los partidarios de uno y otro método de progresión
están de acuerdo. En las direcciones de arco solar todos los planetas
se mueven a la misma velocidad que el Sol, mientras que en las pro-
gresiones secundarias todos los planetas se mueven de acuerdo a su
propia velocidad, de forma que el Sol se mueve a su propia veloci-
dad. Los aspectos del Sol progresado a los planetas natales serán los
mismos tanto si se usan las direcciones de arco solar como las pro-

221
gresiones secundarias.

El ciclo del Sol progresado

El Sol forma el primer aspecto a su lugar natal –semisextil– a la


edad de treinta años; forma una cuadratura a los cuarenta y cinco y
su primer aspecto mayor –sextil– a los sesenta. Si podemos llegar a
los noventa, formará una cuadratura a su lugar natal. El Sol progre-
sado forma muy pocos aspectos a su posición natal en el curso de
una vida, pero son extremadamente importantes. Todo el mundo los
experimenta a la misma edad y parecen describir los momentos cla-
ve en la vida, momentos en que el sentido de la propia identidad se
activa en su forma más pura.
Si tenemos en cuenta el momento en que los demás ciclos pla-
netarios alcanzan fases críticas más o menos cuando el Sol forma
esos aspectos, veremos cómo se va formando esa imagen. A los
treinta años acabamos de pasar por el primer retorno de Saturno y,
un poco antes, a los veintiocho, por el primer retorno de la Luna
progresada. El primer aspecto del Sol progresado con su posición
natal se forma justo después de que los dos planetas que pertenecen
a la historia familiar, al pasado y a la encarnación completen sus
ciclos. La Luna y Saturno son los regentes naturales de las casas
Cuarta y Décima y son también los más relacionados con nuestra
herencia del pasado y el proceso de encarnación a través del cual
insertamos en nuestra vida diaria el potencial interior que pertenece
al mundo transicional del juego.
A los treinta años experimentamos la primera expresión real-
mente clara del individuo en el cual estamos en proceso de
convertirnos. Hemos pasado un retorno de Saturno y por tanto, espe-
remos, ahora sabemos dónde están nuestros límites. Debido al
proceso de cristalización saturnino, sabemos ahora lo que no desea-
mos ser, lo que no somos capaces de ser, dónde estamos limitados,
lo que debemos aceptar. Hemos pasado también un retorno de la
Luna progresada, de manera que nos hemos podido hacer una idea
de cuál es nuestra naturaleza emocional y nuestras necesidades ins-
222
tintivas, expresadas en diferentes escenarios según la Luna se iba
moviendo a través de los signos y casas de la carta y formaba aspec-
tos con los planetas natales. Nos hemos separado de la matriz
familiar, en mayor o menor medida. Cuando el Sol progresa hacia el
semisextil con su posición natal, somos un poco como Parsifal
cuando contempla por primera vez el Grial. No formula la pregunta
correcta a la primera, pero al menos puede verlo. Entonces sabe qué
es lo que pasará buscando el resto de su vida. Es como si apareciese
una señal de tráfico que nos dijera: «Estás en la Nacional II y vas
camino de Barcelona»; y luego la señal se desvanece. Existe una
poderosa sensación de ir hacia alguna parte, de estar cumpliendo un
destino individual. Es la primera experiencia de la continuidad del
ego esencial.
A los cuarenta y cinco años, con la semicuadratura, se pone a
prueba esta continuidad. Vale la pena considerar todos los ciclos
planetarios que ocurren justo antes de llegar a este punto. Urano en
tránsito se opone a su posición natal, Neptuno forma una cuadratura
con su lugar natal y Saturno en tránsito se opone a su lugar natal
justo antes de la semicuadratura del Sol progresado. Dependiendo
también del grupo generacional en el que hayamos nacido, Plutón
también formará una cuadratura por tránsito a su posición natal.
Todos estos ciclos alcanzan importantes puntos de inflexión justo en
mitad de lo que algunos llaman eufemísticamente «la mitad de la
vida». Esta progresión solar a su posición natal resume el significa-
do más profundo de los ciclos de los planetas en tránsito durante esa
mitad de la vida, al igual que el semisextil suponía el resumen del
primer retorno de la Luna progresada y el primer retorno de Saturno
ocurridos justo antes de los treinta años. Puesto que el Sol simboliza
el centro del individuo, todos los movimientos planetarios repercu-
ten finalmente sobre ese centro y ayudan a definir su propósito y
significado. A los cuarenta y cinco años luchamos para definir quié-
nes somos. Existe un tremendo conflicto interior durante este
período, descrito por todos los ciclos planetarios que han llegado a
puntos críticos.
Éste es un momento en que el ego esencial tiene la oportunidad
de mostrarse con claridad. Naturalmente, también es un momento en
223
que la gente se siente muy inquieta. Saben que el tiempo se acaba; y
si no han llegado a ser lo que se suponía que iban a ser, el pánico
entra en escena. La urgencia de tal coyuntura se abre paso hasta en
la persona más inconsciente. «¿Quién soy yo?», nos preguntamos,
ansiosamente. «¿Para qué estoy aquí? Si no me he ocupado de eso
hasta ahora ya no tendré otra oportunidad». Naturalmente habrá
otras oportunidades; pero cuanto más viejos nos hagamos, más limi-
tadas serán nuestras opciones de aprovechar esas oportunidades.
A los sesenta años experimentamos el sextil del Sol progresado
a su posición natal. En este momento tenemos una oportunidad in-
mejorable para hacer las paces con nosotros mismos, puesto que
hemos pasado el segundo retorno de Saturno justo un año antes de
formarse el aspecto solar. El primer retorno de Saturno refleja la
llegada de la madurez psicológica. Ya no podemos gatear de vuelta
a la matriz familiar, porque el ego ha cristalizado y nos hemos vuel-
to más separados y definidos. Estamos obligados a mantenernos de
pie solos y a reconocer nuestros puntos fuertes y debilidades tal cual
son en vez de como quisiéramos que fueran. El espíritu provisional
de la juventud es reemplazado por la sensación de vivir con una
personalidad claramente definida y sabemos que debemos ser la
mejor versión posible de nosotros mismos. El segundo retorno de
Saturno también refleja un proceso de separación, si bien modifica
su dirección anterior. Ahora apunta a nuestro interior y a reconocer
aquello que necesitamos hacer en el mundo. Se nos exige, por lo
tanto, que hagamos las paces con aquello que somos y con lo que
hemos creado. Una vez más nuestras limitaciones quedan al descu-
bierto ante nosotros, pero nuestra actitud hacia ellas es mucho más
profunda y filosófica. Y sabemos, por la fecha en que Saturno com-
pleta su retorno, que la inevitable muerte ya no está tan lejos.
Un sextil es un aspecto que apunta a hacer las paces con algo.
Es un aspecto de armonía; pero la armonía se da entre dos conceptos
disímiles, lo cual la convierte en una armonía estimulante, en un
intercambio creativo. Un trígono es también un aspecto armónico,
pero intervienen en él signos del mismo elemento. Estos signos son
tan similares que se da una identificación inconsciente sin reflejo
alguno. No se genera energía alguna. Con el sextil, en cambio, hay
224
suficiente diversidad para crear algún tipo de movimiento. El sextil
del Sol progresado a su posición natal a los sesenta representa una
armonía dinámica, un compromiso o acuerdo creativo entre el po-
tencial con el que iniciamos el viaje, representado por el Sol natal, y
el lugar al que hemos llegado, representado por el Sol progresado.
El sextil del Sol progresado a su posición natal refleja la aceptación
de la diversidad de vivencias y de la historia de uno, pero no es una
aceptación pasiva. Es una aceptación estimulante y puede ofrecer
nuevos potenciales aunque no de una forma desafiante o conflictiva.
Podemos echar la vista atrás y contemplar con claridad el camino
recorrido. Podemos reconocer la ruta que hemos seguido. Esto no
significa que nuestro camino haya terminado; pero es posible cami-
nar ahora con una mayor serenidad.
Si nos las arreglamos para llegar a los noventa, experimentare-
mos la cuadratura del Sol progresado a su posición natal. Éste es un
poderoso punto de inflexión, porque implica un conflicto: quizá
atisbamos ya que el camino se va estrechando, así como los poten-
ciales que no hemos vivido aún; pero sabemos que ya no nos queda
mucho tiempo para viajar. Esta cuadratura por progresión nos colo-
ca ante una dolorosa colisión entre la brillante luz de la divinidad y
los inevitables límites de la vida mortal. Si sobrevivimos a la crisis
de la cuadratura progresada resultará que no nos enfrentaremos a
regañadientes al corte que supone la muerte respecto del proceso
ascendente de desarrollo del Sol.
Es interesante constatar que la edad de jubilación se suele ade-
lantar hoy en día a los sesenta años. Muchas veces parece que el
colectivo crea etapas temporales de una forma arbitraria; no obstan-
te, si las analizamos desde el punto de vista simbólico, tienen su
lógica. Obviamente algunas personas preferirán jubilarse a los se-
senta porque sienten que ya han aguantado lo suficiente en un
trabajo que no les gustaba; y otros preferirán seguir trabajando por-
que desean seguir estando activos y siendo útiles. Además, para
quienes son sus propios jefes la jubilación simplemente no existe (a
nosotros, los astrólogos, nadie nos va a decir que ya no podemos
seguir leyendo cartas natales después de los sesenta). Podemos se-
guir queriendo enseñar, escribir, investigar mucho después de que
225
nos digan que «somos historia». Pero como punto de inflexión sim-
bólico, como cambio de expresar lo que somos en el mundo exterior
a lo que somos en el mundo interior, establecer la edad de jubilación
a los sesenta años refleja una profunda e involuntaria sabiduría.

Los cambios de signo del Sol progresado

Estos son los grandes hitos del ciclo del Sol progresado. Este fun-
damental latido psicológico es lo que sostiene las progresiones
solares individuales a cada planeta, cuya ubicación en el tiempo
varía enormemente de una persona a otra. El Sol progresado no lle -
gará nunca tan lejos en la vida de una persona. Incluso si consegui-
mos que la Reina nos mande un telegrama de felicitación, el Sol
progresado no se habrá movido más allá de 100 grados desde el na-
cimiento. Nunca vamos a experimentar un ciclo solar completo a
través de todo el Zodíaco. Ni siquiera vamos a llegar al trígono a
menos que nos ocurra algo extraordinario. Seguramente muchos de
nosotros podremos razonablemente esperar a vivir la cuadratura y
muy pocos a recibir el telegrama de la Reina. Se trata de una afir-
mación profundamente simbólica el hecho de que en la carta
progresada el Sol sólo cubra un pequeño segmento del zodiaco co-
mo asignación personal. Es como si el patrón de desarrollo
individual nos permitiera coger solamente un trocito pequeño de la
tarta. Pero quizá eso sea suficiente para ser vivido en una sola vida.
Oyente: Pero para algunas personas el proceso puede abarcar hasta
cuatro signos. Si has nacido al final de un signo concreto, podrías
vivir tres signos más durante tu vida.
Liz: Sí. Puede abarcar cuatro signos. Eso puede proporcionar una
mayor diversidad en la vida de una determinada persona, aunque
cuatro signos siguen representando la tercera parte del recorrido. Si
una persona nace a los 0 grados de un signo, el Sol progresado pasa-
rá los primeros 30 años de su vida en ese signo. Si una persona nace
a los 29 grados de un signo, apenas notará la influencia de ese signo,
debido a que el Sol inmediatamente salta al signo siguiente. El paso

226
de un signo a otro por el Sol progresado es un evento psicológico
muy significativo, aunque la relevancia de dicho cambio sólo puede
apreciarse verdaderamente años después. Muchos de vosotros ha-
béis experimentado ese cambio. ¿Habéis sido conscientes de ello?
Oyente: A posteriori sí. Mi Sol progresado entró en Libra y fue en-
tonces cuando decidí que necesitaba equilibrar mi trabajo y mi ocio.
Necesitaba ser un poco menos neurótico y obsesionarme menos con
el trabajo y el servicio, y generar un equilibrio que enriqueciera mi
vida. Lo cual fue bastante literal. Pero no lo veía tan claramente
entonces y tardé unos años en realizar los cambios de verdad.
Liz: A menudo es muy literal. En este momento, el signo al que se
mueve el Sol tras el nacimiento es, por naturaleza, inarmónico res-
pecto del signo de nacimiento. Éste es especialmente el caso de los
signos de Fuego, debido a que la próxima parada es siempre un
signo de Tierra: una energía nada cómoda para los signos de Fuego.
Pero después de la Tierra viene el Aire, y a menudo existe un senti-
miento de liberación, como si uno hubiera encontrado o
redescubierto valores que ya creía olvidados por el camino. Eso es
porque los signos de Aire forman un sextil natural con los de Fuego
y sus valores están en armonía.
Si uno ha nacido en un signo de Agua, el Sol progresado se mo-
verá siempre hacia el Fuego. Eso es menos incómodo que un Sol
ardiente moviéndose hacia la Tierra, pero es igualmente extraño a la
propia naturaleza. Los que nacieron en un signo de Aire deben ha-
bérselas con un Sol progresado que los próximos treinta años
atravesará un signo de Agua y lo mismo los signos de Tierra de-
biendo pasar por una experiencia de Aire. Pasamos un buen pedazo
de nuestra vida con el Sol progresado cruzando un elemento cuya
naturaleza nos es extraña y donde no nos sentimos en casa por más
que haya planetas en ese signo. Esto se aplica a todo el mundo. El
Sol cambiará de signo no más tarde de los treinta y a veces incluso
antes, dependiendo del grado en el que se halle el Sol natal. Como
hemos visto, si uno nace con el Sol a los 29° de un signo el cambio
tendrá lugar al año de edad.
Oyente: ¿Cómo es de profundo el cambio? A menudo me lo he pre-
227
guntado. He experimentado cambios de signo y sí, hay una diferen-
cia, pero es difícil de explicar.
Liz: Dado que el Sol está conectado con los valores esenciales y el
propósito de la vida, el cambio tiene su raíz en el modo de expresar
nuestro ego más que en el ímpetu subyacente. Con frecuencia esto
es muy evidente en las vidas de los artistas, cuya obra puede sufrir
mayores desarrollos en nuevas direcciones. No hace mucho uno de
los estudiantes de diploma CPA escribió su tesis acerca de la obra
de Picasso y siguió la pista de los diferentes períodos de la obra pi-
cassiana; cambios que también se observan en los escritores, que
pueden cambiar sus ideas o estil conforme al signo que en ese mo-
mento cruza el Sol progresado y los aspectos que forma con los
planetas natales. A veces es la forma lo que cambia; a veces, el con-
tenido. Y a veces se cambia incluso de medio creativo.
Aun así, todo eso es una superposición, porque los valores refle-
jados por nuestro signo solar siguen estando presentes e invariables
en todo momento. Se desarrollan y adoptan formas diferentes, pero
el núcleo arquetípico se mantiene igual. Los signos a los que se des-
plaza el Sol progresado reflejan ciertamente un cambio profundo,
pero es un cambio que incorpora y añade, en vez de reemplazar. No
dejamos de ser nuestro signo solar, sino que nos convertimos en
algo más que nuestro signo.
Oyente: Creo que es muy cierto para mí. He pasado por experiencias
muy nuevas e importantes que me han cambiado. Recuerdo cuando
mi Sol cambió de Leo a Virgo. Yo había sido hijo único durante
siete años y medio y entonces nació mi hermana. Tenía sentimientos
encontrados, buenos y malos, pero tuve que adaptarme a la realidad
de tener que compartir. Fue también la época en que me agarré a los
libros. El estudio fue una especie de compensación. Si no podía ser
el primero en casa, lo sería en la escuela. Así es como yo lo pensaba.
Liz: Ambos estáis describiendo de modo muy literal el cambio de
signo, a través de un hecho concreto que es el que aparentemente ha
«causado» el cambio en la expresión del ego. Aunque es una des-
cripción de un proceso de desarrollo –Leo, el actor al que apuntan
todos los focos, es obligado a adaptarse a la manera de Virgo a las
228
realidades de este mundo y desarrollar habilidades que compensen
la pérdida del lugar central en el escenario–.
A menudo ocurre un hecho que actúa de heraldo del nuevo
campo de expresión una vez el Sol progresado cambia de signo.
Pero dicho evento es el detonante y símbolo de la temática que de la
que van a tratar los próximos treinta años. Todo Leo –salvo los que
mueren muy jóvenes–, tarde o temprano, tendrá que someterse a las
exigencias de la vida para adaptarse y ajustarse a la realidad munda-
na, porque el Sol progresado de todo Leo cambiará a Virgo en un
momento u otro. Cabe observar estos cambios inevitables como
parte esencial del viaje del Sol a través de los signos del zodíaco.

Los aspectos del Sol progresado a los planetas natales

Oyente: ¿Puedes hablar acerca de lo que ocurre cuando el Sol pro-


gresado aspecta a los planetas natales?
Liz: Por supuesto, estaba a punto de hacerlo. Según se va moviendo
el Sol, va iluminando todo aquello que toca. Aporta consciencia a
cualquier planeta que aspecta y ofrece al planeta la oportunidad de
pertenecer al mundo solar de la conciencia de uno mismo y expre-
sión del ego. La máxima de Apolo («¡Conócete a ti mismo!»)
deviene en orden dirigida al planeta aspectado por el Sol y normal-
mente acabamos tomando conciencia de ese planeta en una forma
distinta.
A menudo esta nueva conciencia es desencadenada por algo que
experimentamos como «externo» a nosotros. Pero como una progre-
sión solar tarda unos cuantos años en completarse, tenemos mucho
tiempo por delante para interiorizar aquello que ha sido despertado.
Los aspectos progresados, al igual que los natales, tienen un orbe y
el acercamiento gradual del Sol a un planeta abarca un período de
hasta diez años, especialmente si al mismo tiempo se afecta a un
aspecto compuesto del que ese planeta participa. No ocurre de la
noche a la mañana, y según el Sol va saliendo del orbe de un aspec-
to, va entrando en el orbe de otro. Nuestro viaje por la vida incluye
muchos solapamientos y transiciones graduales. El Sol progresado
229
no salta abruptamente de un aspecto a otro, al igual que la luz del
amanecer no se muestra en toda su potencia en un instante.
Otra forma de verlo es considerar que el desarrollo del sentido
del ego implica una inclusión gradual de otros componentes de la
personalidad. El Sol astronómico es el centro del sistema solar y el
Sol astrológico es el centro de nuestra carta natal, si bien nuestras
psiques humanas no son conscientes de ellas al nacer nosotros. Nos
vamos dando cuenta sólo gradualmente de que somos una familia
entera de planetas con una Gran Luz en el centro. Poco a poco, el
Sol arroja luz sobre los demás planetas y revela el orden y la armo-
nía del sistema. Dado que podemos vivir durante treinta años, el Sol
podrá formar un aspecto cualquiera, mayor o menor, con cualquier
planeta en la carta natal. Como podemos vivir hasta sesenta años,
puede volver a aspectar a cualquier planeta natal; con frecuencia, un
planeta con el que ya formó aspecto a los treinta.

Arrojar luz sobre lugares oscuros

Este proceso de arrojar luz sobre cada planeta según el Sol progre-
sado se va moviendo no siempre resulta cómodo. Al arrojar luz
sobre Saturno, Quirón o Plutón, puede que al principio no se sienta
muy bien. Aunque el resultado final pueda ser muy positivo, la ex-
periencia de reconocer algo que ha estado en la oscuridad puede ser
bastante perturbadora. Incluso un planeta benéfico puede producir
mucha incomodidad si se le despierta. Ningún planeta progresado
activa los emplazamientos natales con tanta fuerza como el Sol,
porque debemos traer ese planeta a la conciencia, a veces tras una
considerable lucha. Pongamos que Marte puede estar aislado y ser
bastante inconsciente. Puede ser planeta único por elemento o cuali-
dad, o no tener aspectos. Creemos que somos pacíficos y amables –
nunca nos enfadamos, nunca decimos «no» a nadie–. Justo entonces
el Sol empieza a aproximarse a Marte y Marte despierta del sueño.
El carro de Apolo pasa por encima y éste le grita a Marte: «¡Venga,
gañán! ¡Despierta de una puñetera vez y sube al carro, que hay tra-
bajo que hacer!». Y Marte es arrastrado fuera del inconsciente y
230
colocado en la luz, de tal forma que ya no podemos evitar esa ener-
gía en nosotros.
Muchas veces lo primero que ocurre es que el planeta desperta-
do es proyectado. Empieza pareciendo algo «externo». Éste es un
proceso natural y necesario. No refleja patología ninguna ni falta de
madurez. Las experiencias que pasamos bajo las progresiones sola-
res son esenciales para nuestro desarrollo, aunque hagamos todo lo
posible por no reconocer el componente interno de las mismas. En-
contramos en el mundo pasiones y agresión cuando el Sol cruza el
umbral de Marte o nos enamoramos cuando pasa por encima de Ve-
nus, o experimentamos la dureza de la vida o el peso de la respon -
sabilidad cuando pasa por encima de Saturno. El primer planeta que
el Sol progresado toca en su camino tras el nacimiento es sumamen-
te importante. ¿Podéis pensar en vuestra propia carta durante un
minuto en este contexto?
Oyente: Creo que para la mayoría de nosotros ese planeta sería Mer-
curio o Venus.
Liz: Si consideramos las conjunciones, desde luego es muy normal
que así sea, puesto que ambos planetas no se alejan mucho del Sol.
Pero no tiene por qué tratarse de una conjunción. Puede ser cual-
quier aspecto, incluso uno menor. Ciertamente, una conjunción es
un aspecto poderoso; pero es más importante encontrar un aspecto
aplicativo cuando ya está en orbe entre el Sol y otro planeta. Si no lo
hay, buscad el primer planeta al que el Sol aspecta. ¿Qué edad te-
níais cuando el aspecto fue exacto y cómo lo experimentasteis?
Cuando el Sol progresado encuentra planetas tan temprano en la
vida, no nos damos cuenta de que esos planetas están dentro de no-
sotros. Pensamos que son externos y normalmente los vivimos a
través del ambiente familiar.

Progresiones aplicativas y separativas

Trabajar con las progresiones solares es fácil porque el Sol se mueve


apenas un grado al año. Antes de echar un vistazo a otras progresio-

231
nes y tránsitos, centraos en el Sol progresado, puesto que la forma-
ción de la identidad individual cae en los dominios del Sol. La Luna
progresada nos proporciona el cuadro de nuestras experiencias emo-
cionales; pero el Sol, aunque solamente forme un aspecto durante la
infancia, es el arquitecto de nuestro sentido del ego.
Los planetas son como bancos de memoria. Los tránsitos poste-
riores sobre un planeta natal construyen sus experiencias sobre los
hechos que han ocurrido cuando otro planeta transitó previamente
sobre ese planeta natal. Ésa es la razón por la cual los tránsitos que
experimentamos a edad temprana tienen un efecto tan profundo so-
bre nosotros. Cualquier otro planeta que toque a ese planeta natal
suscitará el recuerdo de lo que ocurrió la primera vez. Lo mismo se
aplica a las progresiones solares a un planeta natal. Las progresiones
más importantes y más poderosas sobre planetas natales son aque-
llas que están dentro de orbe y son aplicativas en el momento del
nacimiento. Cuando el Sol progresado completa un aspecto aplicati-
vo a un planeta en los diez primeros años de vida, crea un molde al
efecto de obtener de él esculturas sucesivas iguales.
Vamos ahora a echar un vistazo a otra carta de alguien del gru-
po y ver lo que ha ocurrido con el Sol progresado. Esta es la carta de
Paula. El Sol natal está a 8°05’ de Sagitario en la casa I, conjunto a
Júpiter, a 11°49’ de Sagitario. Es una conjunción aplicativa. Apro-
ximadamente a los tres años y medio de edad el Sol progresado
forma conjunción exacta con Júpiter; y a los diez el Sol progresado
alcanza la Luna, que se halla a 18°02’ de Sagitario. Recordad que el
Sol se mueve apenas un grado por un año. He aquí dos puntos im-
portantes en la infancia, a los tres años y medio y a los diez, en el
momento en que el Sol progresado forma un aspecto exacto con un
planeta natal.

El Sol progresado se separa de Plutón

El Sol natal también forma una cuadratura con Plutón. Pero es una
cuadratura separativa (por movimiento converso fue exacta dos años
antes del nacimiento). Paula, si quieres obtener información fasci-
232
nante de verdad, intenta averiguar qué ocurrió dos años antes de que
nacieras, cuando tú apenas eras un destello en el ojo de tu padre.
Este aspecto separativo del Sol te dirá algo acerca de tu padre y tu
herencia paterna. ¿Conoces algún aspecto de la vida de tu padre en
los dos años previos a tu nacimiento?

Paula. No se muestran los datos por motivos de confidencialidad

Paula: Tenía diecinueve o veinte años. Se marchó muy lejos para


ganar algún dinero. El año que yo nací fue el año en que él volvió y
empezó con su fábrica.
Liz: Bien. Dos años antes de que tú nacieras él se hallaba en tierra
de Plutón, luchando por sobrevivir. Aunque no te hayas encontrado
233
con ese aspecto en tu infancia a través de una progresión solar apli-
cativa, existe como influencia determinante dado que tu padre es
descrito como una persona Sol-Plutón. Hay mucha más información
que puede ser interesante de averiguar: por ejemplo, ¿con qué clase
de emociones se las tuvo que haber en esa época?
Paula: Fue expulsado de la familia sin contemplaciones. Sólo re-
cuerdo eso.
Liz: Así, dos años antes de que tú nacieras, además de desaparecer
en la niebla, tuvo otro encuentro en la tercera fase con Plutón. Fue
desheredado.
Paula: Por eso se marchó muy lejos a ganar dinero. Le dieron la
patada y se largó.
Liz: Todo esto es muy importante para ti, debido a que esta herencia
se ha incorporado al recuerdo de la cuadratura natal Sol-Plutón. Las
penalidades que tu padre atravesó antes de que tú nacieras tienen
importancia porque reflejan la imagen psicológica que él te puso
delante y forma parte del significado que en tu carácter tiene la cua-
dratura Sol-Plutón. Tu convicción en la vida de que todo es cuestión
de vida o muerte está vinculada con la experiencia con tu padre, que
literalmente enfrentó una lucha a vida o muerte dos años antes de
que tú nacieras.
Volviendo a los aspectos aplicativos, los únicos aspectos que el
Sol forma después de nacer son las conjunciones con Júpiter y la
Luna natales. Luego, a medida que el Sol fue progresando en Sagita-
rio, formó otros aspectos: un trígono con Urano a 21° de Leo
cuando tenías trece años de edad y un semisextil con Mercurio tres
años más tarde, a los dieciséis. A los veinte formó otro semisextil
con Marte.
Finalmente, a los veintidós años se deslizó hacia Capricornio.
Estamos ante un ejemplo de progresión solar desde un signo de
Fuego a otro de Tierra. En ese momento empezaste a vivir las duras
lecciones capricornianas acerca del reconocimiento de límites,
aprendizaje de la autosuficiencia y la supervivencia en el mundo.
Paula: Fue un año terrible.
234
Liz: Una vez dentro de Capricornio, entró en el orbe de la conjun-
ción con Saturno, que se tornó exacta a los veintiocho años,
coincidiendo con el primer retorno de Saturno. Saturno transitaba
por detrás del Sol y alcanzó su posición natal al mismo tiempo que
el Sol progresado. Por tanto, sucedieron dos cosas en el mismo mo-
mento: una progresión solar mayor a Saturno y el retorno de
Saturno, conjunto, por tanto, al Sol progresado. Eso es mucho Sa-
turno.

El Sol progresado en aspecto aplicativo a Júpiter

Vamos a mirar más detenidamente el primer aspecto del Sol progre-


sado. Éste alcanza Júpiter a los tres años y medio, casi cuatro.
¿Recuerdas esa época?
Paula: Sólo recuerdo que fue a los cuatro años, o poco antes, cuan-
do le pedí a mi padre que se casara conmigo.
Liz: ¿Y aceptó?
Paula: Dijo: «¡Espérate a que crezcas!».
Liz: A menudo resultan interesantes los acontecimientos externos
sincronizados con los aspectos solares progresados. Necesitamos
preguntarnos qué es lo que significa el acontecimiento como símbo-
lo del aspecto progresado. El Sol ilumina a Júpiter en Sagitario;
¿qué es lo que se está llevando a la luz de la conciencia?
Oyente: Visión. Aventura. Posibilidades. Expansión.
Liz: Sí. Podrías haber proyectado todo eso sobre tu padre, Paula,
dado que las progresiones solares tienden a ser vividas a través del
padre, a menos que éste no exista. En ese caso se proyectan sobre la
madre, o sobre un hermano u otra figura del entorno inmediato. O el
niño puede crear un padre de fantasía. Tu Júpiter en Sagitario des-
cribe un maravilloso espíritu aventurero que funciona
conjuntamente con la expresión creativa del Sol y tu sentido de la
identidad individual. Para el Sol-Júpiter en Sagitario, el mundo es

235
un inmenso terreno para la aventura. Esta visión infantil puede haber
aparecido primeramente como atributo de tu padre personal. Por
supuesto que querías casarte con él. Para ti él representaba nada
menos que a Zeus, el radiante y glorioso rey de los dioses que te iba
a arrastrar hacia el éter y mostrarte el universo.
Paula: Es extraordinario. Sí, supongo que me enamoré de él.
Liz: La forma en que lo has explicado es importante. Nos enamora-
mos las cosas cuando el Sol proyecta en ellas su luz. Éste es el
vínculo con la Quinta casa. Contemplamos el reflejo de nuestro pro-
pio dios, de nuestra propia chispa interior y la amamos. Pero no es
el amor neptuniano, que persigue un estado de fusión. El Sol no
persigue perderse a sí mismo. Es un reconocimiento de que algo
brillante nos da vida, alegría y significado. Por eso uno lo ama.
Aquello de lo que uno se enamora forma parte de su alma. Tu tem -
prano despertar al espíritu de aventura y excitación, experimentados
a través de tu padre, anuncia la existencia de un daimon interior que
te impulsará hacia adelante durante toda tu vida. ¿Pero cómo podías
saber eso a la edad de tres o cuatro años?

El Sol progresado en aspecto con la Luna natal

Aunque todavía estaba en orbe dentro de la conjunción con Júpiter,


el Sol progresado se movió y se colocó encima de la Luna. Esto
completa el paso sobre la conjunción natal Luna-Júpiter hacia la
cual se dirigía desde el nacimiento. Paula nació bajo una Luna nue-
va que progresó hacia la conjunción exacta a los diez años de edad.
¿Alguno de vosotros quiere probar a interpretarla? Cualquier perso-
na nacida durante la fase de Luna nueva del ciclo de lunaciones, con
la Luna acabando de salir del orbe de la conjunción con el Sol, ex-
perimentará la conjunción del Sol progresado con la Luna natal muy
pronto en la vida.
Paula: Hay algo que debería haber dicho antes. Me está costando un
poco procesar toda esta información y caer en la cuenta de cómo se
conecta con mi vida. Mi padre abandonó a mi madre cuando tenía
236
cuatro años. Supongo que es la otra cara de la progresión del Sol a
Júpiter. Echó a volar. Entonces mi madre, cuando el Sol progresado
formó una conjunción con la Luna, volvió a casarse.
Liz: En ese caso, el lado puer aeternus de Júpiter se hizo evidente a
través de tu padre, con consecuencias tanto positivas como doloro-
sas. Posteriormente, cuando el Sol progresado llega a la conjunción
con la Luna, experimentaste el despertar a la vida emocional a tra-
vés de las segundas nupcias de tu madre. ¿Fue feliz ella en este
segundo matrimonio?
Paula: Definitivamente, ella sí, pero yo no.
Liz: Claro que no. Habías perdido a tu adorado padre. Tuviste una
experiencia jupiteriana tanto de amor como de pérdida a través de tu
padre a los cuatro años, y una experiencia lunar de despertar emo-
cional a través de tu madre a los diez. Dado que tu Luna está en
Sagitario, tus necesidades emocionales se expresan de forma imagi-
nativa. Tanto el espíritu vagabundo como la expresión imaginativa
de los sentimientos son parte de tu propia naturaleza y debes incluir-
los en tu vida. Pero al principio parecían provenir de fuera y
concurrentes con progresiones solares mayores.
No siempre vamos a encontrar hechos que encajen exactamente
con las progresiones solares como ocurre con Paula. Incluso cuando
encajen, lo importante es cómo uno experimenta la progresión, no el
hecho externo desencadenante. El Sol progresado ilumina todo lo
que toca. En el caso de la conjunción del Sol progresado con la Lu-
na natal en la carta de Paula, lo relevante no es que su madre se
volviera a casar, sino que Paula descubriera que tiene una Luna.
Experimentó sentimientos y necesidades de una forma nueva e in-
dependiente. Probablemente la única manera de satisfacer tales
necesidades fue retirarse al mundo de la imaginación. Con indepen-
dencia de que coincidan con hechos concretos, bajo las progresiones
solares siempre encontraremos algo, sentiremos algo, experimenta-
remos algo que nos moldeará para el resto de nuestra vida. Aprende -
mos algo sobre la verdadera naturaleza del planeta natal. Cualquier
cosa que sintieses cuando el Sol progresado formó la conjunción
con tu Luna natal, Paula, despertaría tu necesidad de encontrar segu-
237
ridad a través de la imaginación. Quizá empezaste a expresarte crea-
tivamente por aquella época.
Paula: Sí, creo que sí. Escribía cuentos.
Oyente: La Luna rige la Octava casa. Por tanto, el Sol progresado
sobre la Luna natal puede ser más ambiguo y cargar con algo oscuro
(algún tipo de pérdida o sentimiento de impotencia).
Liz: Sí, bien visto. Hay tanto una apertura creativa como una con-
frontación con lo inevitable. Además, es importante analizar la
situación de la Luna natal. Esta Luna solamente tiene buenos aspec-
tos: trígono a Urano, sextil a Venus y trígono a Quirón Aunque la
Luna, como regente de la Octava, comporte un tema de lucha contra
lo inevitable y rendición –y los aspectos de la Luna a los planetas
exteriores, incluso siendo benéficos, no están exentos de problemas–,
no es menos cierto que este conjunto de aspectos armoniosos a la
Luna natal sugieren una capacidad innata para aceptar y superar de
la mejor manera posible cualquier dificultad emocional que se pre-
sente. Si la Luna formara una cuadratura con Saturno o se opusiera a
Marte, cuando el Sol progresado alcanzase a la Luna se activarían
esos aspectos y la experiencia emocional hubiera sido más áspera y
hubiera generado más ira en su despertar.
Oyente: ¿Puede esta clase de aspecto indicar los cambios fisiológi-
cos o psicológicos de la pubertad?
Liz: Sí, es una posibilidad si coincide en el tiempo, aunque en el
caso de Paula diez años es todavía una edad temprana para hablar de
pubertad. A veces los aspectos progresados a la Luna pueden coin-
cidir con esta clase de cambios biológicos; pero el aspecto progre -
sado no es, por sí mismo, un indicador de la pubertad. La
conjunción del Sol progresado con la Luna natal puede ocurrir a
cualquier edad. Si coincide con la pubertad, describirá cómo expe-
rimenta la persona los cambios que le ocurren. En este caso, el
despertar de los instintos femeninos –la conciencia de que ahora una
es una mujer y que puede llevar niños en su seno– puede ser un
evento psicológico sumamente poderoso. Experiencias fisiológicas
como la primera menstruación o la menopausia, o el nacimiento de
238
un niño, significan cosas diferentes para diferentes personas depen-
diendo de los planetas a través de los cuales se percibe la
experiencia.
Si bajo una progresión solar ocurre algo que afecte al cuerpo, la
experiencia se vincula íntimamente con el sentimiento de la identi-
dad personal. Contiene una semilla del destino único e individual y
es un evento profundo tanto en el nivel físico como en el interno.
Para otras personas, en cambio, la llegada de la pubertad puede ser
perturbadora y desafiante, pero es «solamente» una experiencia físi-
ca, común a todo el mundo y que no afecta para nada a un sentido
especial de la individualidad. El despertar de Paula al principio fe-
menino no refleja realmente una experiencia corporal. La madre
interior, cuando la Luna se halla en Sagitario, no alimenta con co-
mida, sino con imaginación y ampliación de horizontes.
Paula: Siempre estuve muy unida a mi madre. Era una figura es-
pléndida y fuerte en mi vida. Aún lo es.
Liz: Quizá el profundo vínculo a través de la imaginación entre las
dos se despertó cuando ella se volvió a casar. Las exigencias del
nuevo marido significaron que tu relación con ella tenía que cambiar
y quizá los niveles intelectual e imaginativo pasaron a un primer
plano, al mismo tiempo que el vínculo emocional quedó afectado.
Cualquier tránsito importante sobre la Luna reactivará este impor-
tante momento de tu infancia. Cuando Plutón alcance por tránsito a
la Luna natal, te devolverá a ese momento en que el Sol despertó a
la Luna a los diez años. Puede ocurrir algo parecido o las emociones
que experimentes pueden ser parecidas. Reconocer esto puede ayu-
darte a reaccionar de una forma más creativa y consciente a
cualquier desafío que te presente el próximo tránsito de Plutón.
Esta clase de conexión entre pasado y presente sólo puede en-
tenderse por la observación de los movimientos del Sol progresado
en nuestra propia carta y los tránsitos que le pisan los talones. Al
acabar el seminario yo recomendaría que todos vosotros os hicierais
con un bloc de notas y tomarais nota del primer aspecto que formó
el Sol después de vuestro nacimiento. Conceded más importancia a
aquellos aspectos que son aplicativos y están dentro de orbe. Inten-

239
tad recordar todo lo que podáis: hechos externos e impresiones in-
ternas, personas que entraron en vuestra vida...
Haced esto con todos los aspectos del Sol progresado. No en-
contraréis muchos en vuestros primeros años de vida, a menos que
el Sol natal participe en una configuración tensa con muchos plane-
tas en la carta. Algunos ni siquiera tienen aspectos aplicativos, sólo
separativos. Puede parecer también que el Sol no tenga aspectos,
aunque normalmente encontraréis un aspecto menor a pesar de que
no haya aspectos mayores. Si el Sol forma sólo aspectos separativos
necesitaréis obtener más información acerca de la atmósfera familiar
y las experiencias de vuestros padres en los años anteriores a vuestro
nacimiento, coincidentes con el momento en que el aspecto separa-
tivo fue exacto por progresión conversa.
Una vez hayáis delimitado con seguridad el período de los as-
pectos solares durante la infancia, observad cualquier tránsito
poderoso que ocurriera después, o que esté ocurriendo ahora y que
active esos planetas natales. Esos tránsitos, naturalmente, aspectarán
también al Sol natal y os conectarán con la experiencia solar de ser
despertado de alguna manera en vuestros primeros años de vida. Las
progresiones solares tempranas marcan el momento en que com-
prendemos por primera vez algo importante sobre la vida y sobre
nosotros –algo que formará parte de nuestro destino futuro–.

El Sol progresado en trígono al Urano natal

Esté donde esté vuestro Sol progresado ahora, ¿cuál es el siguiente


aspecto progresado que formará? ¿Cuál fue el último? ¿Está mo-
viéndose en una configuración de planetas? Cuando el Sol
progresado atraviesa una configuración se halla en orbe con todos
los planetas de ésta. El período entero, que puede durar años, refleja
una época en que dicha configuración natal es activada. En la carta
de Paula, el Sol progresado alcanzó a la Luna a la edad de diez años
y formó un trígono con Urano a los trece. Durante todo este período
se activó ese trígono Luna-Urano.
Paula: Tuve una especie de niñera, una portera que me cuidaba.
240
Cuando tenía trece años, ella se fue. De alguna manera, recibí más
mimos de ella que de mi propia madre. Se convirtió en alguien muy
importante para mí cuando mi madre se volvió a casar. Yo me sentía
tremendamente desgarrada en mi afecto hacia las dos. Antes de que
ella se marchara yo tenía el enorme dilema de decidir a quién apoyar
si las dos se peleaban. Cuando ella se marchó yo me hundí en la
miseria más absoluta. Durante un tiempo estuve muy enfadada con
mi madre.
Liz: Así, pues, la relación con esta niñera fue algo importante para ti
en el momento en que el Sol progresado pasó por encima de tu Lu-
na. Esto parece reflejar el despertar lunar del principio materno. No
obstante, se trata de una Luna en Sagitario. La expansión sagitariana
de los horizontes parece estar vinculada a la experiencia de la madre
a través de alguien que no era tu madre biológica.
¿Ves cómo el Sol progresado, activando primero la Luna y des-
pués a Urano, encaja en tu experiencia con tu niñera, centrada en un
espacio de tres años? Urano está en la Novena casa, y la Luna en el
signo de Júpiter forma un trígono con Urano en la casa de Júpiter,
encajando así con la experiencia de una madre «extraña» o no bio-
lógica. Aunque su pérdida fue dura y dolorosa, al mismo tiempo el
patrón arquetípico que subyace en la experiencia es el de la libertad
de las ataduras instintivas. Tú experimentaste y aprendiste lo que era
ser madre de una mujer que no tenía vínculos de sangre contigo, lo
cual provocó un conflicto con tu madre biológica–la mujer a la que
deberías mostrar una lealtad total. Luego, aquella mujer con la que
te sentías profundamente vinculada, te dejó. Tuviste que desarrollar
recursos internos especiales para enfrentarte a ello. ¿Cuáles fueron
esos recursos? ¿Qué es lo que el Sol progresado despertó en ti al
activar el aspecto Luna-Urano?
Paula: Desapego.
Liz: Sí. Tuviste que dejar ir la necesidad de ser cuidada y mimada.
Este proceso empezó cuando recibiste cuidados de alguien que no
era realmente tu madre. Es como si algo dentro de ti te estuviera
diciendo: «Me enfrentaré a esto eliminando mi dependencia de una
persona de carne y hueso. Me convertiré en una persona desapega-
241
da; y si necesito nutrirme emocionalmente, encontraré eso en mi
imaginación. Nunca más dependeré por completo de otra persona».
Esto liberó algo en ti. Abrió una senda hacia tu imaginación en la
que siempre has podido confiar. El trígono Luna-Urano refleja un
don especial, pero el acceso a ese don exige algún tipo de rendición
respecto del nivel personal o biológico de la Luna. He aquí un ejem-
plo de cómo los aspectos benignos a la Luna de los planetas
exteriores pueden resultar problemáticos a veces. Nos otorgan algo
sumamente valioso, pero se llevan algo de nosotros o nos obligan a
vivir la Luna en un nivel distinto al nivel habitual, cómodo e instin-
tivo.
La activación del aspecto natal Luna-Urano conllevó también la
comprensión de que los cuidados de la madre pueden provenir de
alguien que no es la madre de uno. No se trata sólo de un proceso
biológico. Los aspectos Luna-Urano ofrecen una visión diferente de
la familia y va más allá de los lazos de sangre. Entiende el principio
materno como un principio arquetípico independiente de la madre
biológica. La «verdadera» familia de uno pueden ser los amigos o
las ideas propias y a menudo existe una separación o distanciamien-
to con los parientes de sangre para posibilitar que esta identificación
tenga lugar. Paula, lo que tú experimentaste bajo los efectos de esa
progresión refleja el desarrollo de un aspecto básico de tu carta. La
experiencia externa activó el potencial interno y le dio vida, y por
tanto ese potencial se convirtió en parte esencial de tu carácter. Las
circunstancias externas coincidentes con la progresión solar exigie-
ron que desarrollaras las características del aspecto Luna-Urano
porque eso es lo que tú eres naturalmente y estabas destinada a desa-
rrollar. Probablemente, que las circunstancias hubieran sido
totalmente distintas no habría tenido importancia siempre que sirvie-
ran al mismo propósito interno. Tal y como afirmaba Jung, la vida
de una persona es propia de esa persona. Los acontecimientos que
ocurren bajo el influjo de una progresión solar poseen una finalidad
profunda.
El Sol da vida a las configuraciones natales en el momento que
pasa por encima de ellas. Hace que cada aspecto, tanto los armonio-
sos como los difíciles, se exprese a su propia manera y ritmo. El
242
trígono Luna-Urano es un aspecto armonioso, de manera que la ca-
pacidad de desarrollar la perspectiva uraniana parece surgir de
forma fluida y natural en ti –a pesar de que la pérdida de tu niñera te
causara un dolor emocional enorme–. Si la Luna estuviera en oposi-
ción a Urano, probablemente el desapego hubiera sido mucho más
dificultoso de lograr, si bien al final habrías tenido que hacerlo, por
las buenas o por las malas. No obstante, has tenido que sufrir unas
cuantas pérdidas y separaciones más hasta que el mensaje te llegara
alto y claro.
Según el Sol se va desplazando, va iluminando todo lo que toca.
Es necesario entonces incorporar a nuestra historia algo que siempre
estuvo ahí y nos pertenece. Reconocer esto puede ser muy útil, es-
pecialmente cuando el Sol activa aspectos difíciles, debido a que
casi siempre nos enfrentamos a ellos proyectando uno de sus extre-
mos. La intervención del Sol progresado nos concede la oportunidad
de ver, desde una perspectiva profunda y completa, lo que en última
instancia pertenece a nuestra alma y a nuestro sendero en la vida.
Oyente: ¿Qué ocurre con los aspectos del Sol progresado a los pla-
netas progresados?
Liz: Es útil echar un vistazo a los aspectos del Sol progresado a los
planetas progresados. Pero no parecen entrañar el mismo nivel de
activación profunda de nuestro destino, de nuestra historia. Son los
planetas natales en sus signos y casas correspondientes los que des-
criben el esquema de nuestro patrón de desarrollo.
Los planetas progresados son «actuales», es decir: reflejan dón-
de estamos en un momento determinado. La carta natal, en cambio,
refleja el patrón subyacente. En treinta años el Sol habrá aspectado a
todos los elementos de la carta. Puede no tratarse de un aspecto ma-
yor: un quincuncio, un semisextil o una sesquicuadratura. Pero el
Sol habrá tocado al menos una vez todos los elementos de la carta
antes de los treinta años, arrojando luz sobre el entramado completo
de la carta. Y después formará aspecto con el Sol natal por primera
vez. ¿Podéis entender cuán profundo es este simbolismo?
Oyente: Creo que Paula es una persona cuya existencia no se puede
comprimir en una vida estrecha. La experiencia con su niñera abrió
243
las compuertas de su vida interior. Es parte de su destino en gran
medida. Es una carta aventurera.
Liz: Sí. Es la carta de un vagabundo –intelectual, espiritual, emocio-
nal o físico–. Paula, la primera vez que te encontraste con ese
vagabundo arquetípico fue cuando el Sol progresó hasta Júpiter y
posteriormente sobre el trígono Luna-Urano. Parece que tenías que
aprender a ampliar tu mirada y a buscar horizontes lejanos para ex-
presar tu alegría y encontrar el futuro. La experiencia te forzó a
desarrollar algo que ya formaba parte de tu estructura interna. Inva-
riablemente parece como si el mundo exterior nos obligase a
desarrollar las disposiciones de nuestro carácter. Ésa es la actitud de
«causa y efecto» de muchas personas hacia sus vidas. Creemos que
somos como somos porque las circunstancias nos han obligado a
serlo. Pero el Sol progresado desvela un gran misterio: el mundo
exterior adopta la forma de aquello que debemos desarrollar en
nuestro interior. Las circunstancias, por muy dolorosas que sean,
son siempre las que han de ser. Es difícil articular todo esto. Espero
que me vayáis siguiendo sin perderos. Las progresiones solares son
verdaderamente maravillosas cuando las empezamos a explorar en
profundidad.

244
Tránsitos al Sol natal

Aquí tenemos otra carta de alguien del grupo. Vamos a examinar no


sólo las progresiones solares, sino los tránsitos al Sol natal. He aquí
al Sol en Leo, conjunto a Plutón en la Segunda casa, aunque el Sol
casi está en el límite de la Tercera. Cáncer asciende en el horizonte
y la Luna se halla en la casa Doceava, en Géminis. El Sol forma una
cuadratura con Marte de 32 minutos de orbe, casi exacta. Si pensa-
mos en términos de movimiento progresado, el Sol no se estaba
moviendo hacia Marte en el momento del nacimiento: estaba casi
literalmente encima y a los seis meses de vida se volvió exacto por
progresión. Marie, tú eras sólo un bebé cuando el Sol chocó con
Marte en Escorpio. ¿Podrías contarnos algo acerca de tu nacimiento
y qué sucedía en tu entorno cercano en el momento en que tú nacis-
te?
Marie: Mis padres perdieron un bebé dieciocho meses antes de que
yo naciese.
Liz: ¿Fue difícil tu parto?
Marie: Mi parto se retrasó dos semanas. No sé si hubo complicacio-
nes.
Liz: Llegar al mundo bajo una cuadratura exacta Sol-Marte es una
potente declaración de principios acerca del hecho de que uno ha
aparecido en un campo de batalla.
Oyente: Un año antes del nacimiento, por progresión conversa, el
Sol estaba sobre Plutón.
Liz: Sí. Plutón es el pasado y Marte está en el futuro inmediato. Tu
llegada al mundo está flanqueada por Plutón de un lado y por Marte
del otro.
Oyente: Así, ¿la progresión conversa de Plutón podría describir la
pérdida del niño antes del nacimiento de Marie?

245
Marie. No se muestran los datos por motivos de confidencialidad

Liz: Podría describir la atmósfera creada en el entorno en el momen-


to de la pérdida del bebé. Podría incluso describir al padre y lo que
estaba experimentando. ¿Tienes más hermanos o hermanas, Marie?
Marie: No.
Liz: Entonces, ¿el bebé que perdieron sería tu único hermano?
Marie: Sí, era un niño.
Liz: Parece que desde el momento en que has llegado al mundo has
tenido que aprender a luchar, a afirmarte en tu entorno inmediato.
Marte está en Escorpio, así que ha debido de ser una lucha a vida o

246
muerte. Me pregunto qué ocurrió con el último nacimiento y si se
produjo algún daño físico. Si el parto no fue inducido, al menos tu
vida sí estuvo sometida a algún tipo de amenaza.
Oyente: La madre debió haber sentido un enorme miedo. Habiendo
perdido ya un hijo, la madre debía estar desesperadamente temerosa.

La creatividad de Sol-Marte y Sol-Plutón

El tema común a Sol-Plutón, Sol-Marte, Marte en Escorpio y la


cuadratura Marte-Plutón es un feroz instinto de supervivencia. To-
dos estos emplazamientos declaran enfáticamente: «¡Voy a vivir y
nadie podrá destruirme!». Todos estos aspectos muestran una feroz
determinación de sobrevivir frente a un gran peligro. Toda la ener-
gía creativa solar se arremolina en torno a esa afirmación. No se
trata de un juego en un sentido frívolo. Es heroico. Tu capacidad de
conectar con el significado de las cosas requiere una lucha heroica.
Necesitas la batalla, pues de otro modo no te sientes plenamente
viva. ¿Por qué querías que analizáramos tu carta?
Marie: Siento que estoy en una terrible lucha con mi creatividad.
Escribo obras de teatro, pero siempre me estoy saboteando a mí
misma.
Liz: ¿Tienes conciencia de cómo te autosaboteas?
Marie: Nunca me parece que sea capaz de escribir una obra lo bas-
tante buena como para enviársela a un director teatral.
Liz: ¿Y qué pasaría si se lo enviaras?
Marie: Nunca he llegado tan lejos.
Liz: Quizá todo el esfuerzo creativo está teñido por ese sentimiento
de lucha a vida o muerte. Puede existir un terror grande a que tu
expresión creativa pueda destruir a ti o a otros. Al nacer, podrías
destruir a tu madre o, al menos, podrías destruir los sueños de tus
padres acerca del niño que ellos hubieran querido tener. ¿De qué
género son los guiones que escribes? ¿Expresas en ellos la temática
247
propia de Marte-Plutón?
Marie: Son serios, desde luego. Me interesan las relaciones, espe-
cialmente las destructivas.
Liz: Teniendo en cuenta que tu conjunción Mercurio-Plutón recibe
cuadraturas tanto de Marte como de Júpiter, creo que serías buena
en el género de la comedia negra.
Marie: La gente dice que soy un poco pinteresca30.
Liz: Tu paisaje interior está lleno de oscuridad. Pero esa oscuridad
es en realidad el combustible de tus mejores esfuerzos creativos. El
hecho de que el Sol esté tan cerca tanto de Marte como de Plutón en
el momento del nacimiento sugiere que esa lucha a vida o muerte se
refleja en tu entorno cercano justo antes e inmediatamente después
del nacimiento. No ayudaría intentar recordar, porque uno simple-
mente no puede. La memoria está bloqueada en el cuerpo y podría
ser liberada mediante terapias de rebirthing; pero no es memoria en
el sentido usual del término, porque todavía no hay un ego que pue-
da recordar. Sea lo que sea lo que ocurrió en el ambiente familiar
más temprano, este espíritu heroico y batallador es un ingrediente
esencial de tu propia alma y necesita un medio de expresión adecua-
do. Evidentemente, has encontrado el medio, pero estás bloqueada
en lo que tú llamas «autosabotaje». Intentemos determinar si esto se
refleja en la carta. ¿Qué más aspectos tiene el Sol?
Oyente: Forma una cuadratura con Júpiter. A veces me pregunto si
la gente con esa cuadratura Sol-Júpiter interpretan un papel que les
viene grande. Hay algo en la carta de Marie acerca de la pugna entre
el papel o la idea resultante de lo que se supone que ella ha de crear
y el sabotaje de esa misma idea, debido a que esa pugna no es pluto-
niana, no es la esencia, no es la verdad. Es sólo un papel que

30
Término referido a ciertos atributos de las obras teatrales del crítico y drama-
turgo inglés Harold Pinter. Tomamos esta definición de la Academia Sueca en el
artículo correspondiente de la Wikipedia al adjetivo: «En una obra típica de Pinter
nos encontramos con personas que se defienden de la intrusión o de sus propios
impulsos atrincherándose en una existencia reducida y controlada. Otro tema
principal es la volatilidad y el carácter esquivo del pasado». (N. del T.)
248
interpreta.
Liz: ¿Tiene esto algún sentido para ti?
Marie: No estoy segura. Sí, hay un sentimiento de que debería vivir
de acuerdo a unas grandes esperanzas. Siento que debería estar con-
siguiendo muchas cosas debido a que he sido afortunada de muchas
maneras distintas. Supongo que es el aspecto Sol-Júpiter.
Liz: Júpiter está en Tauro y en la Onceava casa. Este Júpiter quiere
placer y buena compañía, gustar a la gente, tener relaciones fáciles y
confortables con los demás y disfrutar siendo parte de un grupo
agradable. Las amistades estables son importantes, así como el obje-
tivo de lograr seguridad material Este Júpiter, normalmente cómodo
y poco complicado, no se siente nada a gusto cohabitando con la
conjunción Sol-Plutón y con Marte en Escorpio, en tanto que ambos
quieren intensidad, profundidad y verdad emocional, aun a riesgo de
rasgar la piel de todo para mostrar la realidad que hay debajo. Júpi-
ter en Tauro espera que todo sea normal, agradable, seguro y
sencillo. También me pregunto qué dice eso de tu padre, Marie, da-
do que Júpiter, Marte y el Sol forman una T-Cuadrada, con el Sol
conjunto al Nodo Sur. ¿Nos puedes contar algo de tu padre?
Marie: Era un hombre muy emocional. Era bastante débil en mu-
chos asuntos, y dependiente de mi madre, que era mucho más fuerte
e independiente que él.
Liz: Emocional, débil y dependiente de la madre. Esto encaja bien
con el sextil Sol- Neptuno y con algunos elementos de la cuadratura
Sol-Júpiter; sin embargo, no lo hace con los aspectos Sol-Plutón o
Sol-Marte. Es siempre fascinante que los significadores de los pa-
dres de una carta describan dos imágenes tan diferentes
pertenecientes a uno de los padres. Los padres, como cualesquiera
otras personas, son seres complejos con diferentes facetas y a veces
la carta del niño describe lados diametralmente opuestos. «Débil» es
una palabra muy interesante, dado que nuestra definición de debili-
dad está vinculada a nuestras expectativas sobre la fuerza.
Como la debilidad, la fuerza se define de muchas maneras de
acuerdo con cada persona, y varía según la norma social predomi-
249
nante. «Fuerza» se relaciona, en muchas culturas, con los atributos
masculinos tradicionales: coraje en la guerra, mantenerse firme en la
posición, rechazo de la rendición bajo presión. Por supuesto que esta
clase de fuerza puede no ser verdadera fuerza, sino simple cabezo-
nería. Y para una niña que espera más amor de su padre del que éste
es capaz de darle, puede señalar a un padre que toma partido por la
madre en vez de la hija y que no interpreta el papel deseado en el
triángulo edípico. Sentimos que alguien es débil cuando es incapaz
de darnos lo que queremos o no se ajusta a nuestras expectativas.
Nos sentimos defraudados. La desilusión del aspecto Sol-Neptuno
respecto del padre nace a menudo como reacción a una idealización
inicial y a la expectativa de que nuestro padre nos brindará un amor
perfecto e incondicional. Entonces el padre se convierte en una per-
sona defectuosa, perdida, distraída, emocionalmente o físicamente
ausente, o una víctima de las circunstancias externas. Le llamamos
débil porque no nos ama con la suficiente fuerza. Pero Sol-Plutón y
Sol-Marte no son débiles en absoluto. Esto sugiere una dimensión
de la imagen del padre totalmente diferente. Parece que la debilidad
va de la mano de algo extremadamente poderoso y agresivo que no
se puede expresar.
Oyente: Hay muchas paradojas en esta carta. Marie describe a su
madre como fuerte y autosuficiente, a pesar de que la Luna se halla
en la Doceava casa y forma un trígono a Neptuno.
Liz: También forma un sextil a la conjunción Sol-Plutón y un quin-
cuncio con Marte. Tanto el padre como la madre están vinculados
tanto a la cuadratura Marte-Plutón como con Neptuno. Ambos pa-
dres parecen haber cargado con esa dicotomía interna y se la han
repartido como suele ser usual en las parejas. Tú serás el médico, yo
la enfermera. Tú serás Plutón, yo Neptuno. Y la misma dicotomía, el
mismo conflicto arquetípico entre supervivencia y disolución existe
dentro de ti, Marie. El sextil Sol-Neptuno es un aspecto separativo,
al igual que la conjunción Sol-Plutón. El único aspecto aplicativo
del Sol es la cerrada cuadratura con Marte. El Sol salió de Leo y
entró en Virgo aproximadamente a los ocho años de edad. El cam-
bio de Fuego a Tierra sugiere que empezaste a anclar tu mundo

250
interior de alguna manera externa. Una vez el Sol entró en Virgo,
empezó a moverse hacia la conjunción con la Venus natal y el trí-
gono con el Quirón natal.
Venus y Quirón están en trígono en tu carta natal y ese trígono
se activó cuando tú tenías catorce o quince años de edad. Venus está
en la Tercera casa y Quirón en la Sexta. ¿Recuerdas qué ocurrió en
aquella época? ¿Empezaste a escribir entonces?
Marie: No, empecé a escribir a los siete u ocho años de edad. Has
acertado en cuanto al cambio que sucedió al entrar el Sol progresado
en Virgo. A los catorce decidí que quería trabajar en los medios de
comunicación. Supe entonces lo que quería hacer con mi vida.
Liz: La conjunción Sol progresado-Venus está conectada con una
primera comprensión del propio valor y a menudo, uno se percata de
sus talentos. La luz del Sol enfoca los sentimientos de valor de uno.
Tradicionalmente se considera un síntoma de enamoramiento, lo que
ocurre con bastante frecuencia; pero no siempre el objeto amoroso
es otra persona. Puede dirigirse a otro medio artístico, o hacia un
don propio que es descubierto y desarrollado. Tú supiste que querías
trabajar en los medios de comunicación cuando el Sol progresado
alcanzó a Venus en la casa III. Es bastante claro.
La certeza que sentiste puede reflejar también tu naturaleza Sol-
Marte-Plutón, que dice «Voy a hacer tal cosa y nada ni nadie podrán
detenerme». No todo el mundo experimenta esta clase de certeza,
pero las personas con un aspecto Sol-Marte tienden a estar muy se-
guras de las decisiones que toman.
Marie: Creo que tengo miedo de ser especial. Tengo miedo de ser
criticada o atacada.
Liz: Tanto daría que pensaras que tienes miedo de ser Leo –tan fuer-
te, tan dramática, tan decidida–. Si ésta es la naturaleza de tu
autosabotaje, está conectada con el miedo al mismo Sol y con las
consecuencias de vivirlo. Este miedo se relaciona con uno de los
temas solares que tocamos la semana pasada: el miedo que muchas
personas tienen a que les hiera la envidia de los demás. ¿Pero de
quién tienes miedo, Marie? ¿Quién va a atacarte si eres tan especial?

251
Tú eres hija única, de manera que sobre tí deben haber colocado un
montón de expectativas y esperanzas. Se supone que has de ser es-
pecial. ¿Qué querían tus padres que fueras tú?
Marie: Sí, se suponía que yo iba a ser especial. Pero a su manera, no
a la mía.
Liz: ¿Qué quieres decir con «a su manera»?
Marie: No estoy segura. Sólo sé que querían alguien distinto a mí.
Tal vez una fantasía.
Liz: Quizá sea más sencillo que todo eso. Tus padres perdieron un
hijo. Quizá, en algún nivel, tú sentiste que no tenías derecho a vivir
porque eras una niña. Dices que ser creativa para ti implica verse
amenazada por algo o alguien que puede destruirte si eres especial a
tu manera y no a la suya. Probablemente estén involucrados los sos-
pechosos habituales: la envidia de los padres talentosos pero
frustrados, los dobles mensajes enviados al niño («Queremos que
seas especial, pero no tanto que nos pongas en evidencia por nues-
tros propios fracasos»), competencia y rivalidad entre los padres y el
niño, un triángulo edípico que funcionó mal, y un niño que por natu-
raleza necesita una dosis mayor de verdad emocional y de apertura
de la que la familia puede proporcionarle.
Oyente: ¿Qué quieres decir con «un triángulo edípico que no fun-
cionó bien»?
Liz: Me refiero a ello en un sentido amplio y no sólo clínico. Los
niños necesitan afirmar su valor e importancia «ganando» al proge-
nitor amado al «superar» al otro progenitor. Esto es sano y natural, y
no necesariamente está vinculado al progenitor del sexo opuesto: el
progenitor amado puede ser el del mismo sexo o puede generarse el
escenario con los progenitores interpretando por turnos cada papel.
Tampoco creo, como los freudianos ortodoxos, que los instintos
sexuales sean el tema principal. Un niño con el Sol en Aries o con
un aspecto Sol-Marte depende más que los demás niños de esa clase
de «victoria» para afirmar su propio valor. Esa es la naturaleza de
Marte. En una familia razonablemente amable y cariñosa se llega a

252
un compromiso, y el niño «gana», pero no siempre y nunca comple-
tamente. La rivalidad del niño no despierta rabia y destructividad en
el progenitor «perdedor» y el mensaje queda claro: por mucho que
amen al niño, los padres son una pareja en la que él no se puede
entrometer.
Pero no en todas las familias se llega a este compromiso. Los
padres pueden tener su propia responsabilidad en ese triángulo y el
niño es habitualmente el único que sufre 31. Cuando los triángulos
familiares no funcionan, ello se debe normalmente a que o bien el
niño no obtiene nada del progenitor amado o bien obtiene demasia-
do de éste que, encerrado en un matrimonio infeliz, convierte al niño
en un marido sustituto. Sospecho que en la familia de Marie ocurrió
lo primero: no la dejaron ganar de ninguna manera y creció creyen-
do que cualquier intento de competir –en el amor o en el trabajo
creativo– estaba condenado al fracaso. No obstante, una persona con
un aspecto Sol-Marte debe competir, porque el espíritu competitivo
marciano y la asertividad le proporcionan al Sol el estímulo que le
impulsa a los mejores esfuerzos creativos. Si no hay con quien com-
petir o no hay ninguna posibilidad de ganar, es inútil intentarlo.

Urano en tránsito opuesto al Sol natal

Echemos ahora un vistazo a la próxima oposición que formará


Urano en tránsito con el Sol natal de Marie. Este tránsito activará la
T-Cuadrada natal según vaya avanzando Urano a través de Acuario.
Estará conjunto al Nodo Norte, se opondrá a Plutón y a Mercurio y
formará una cuadratura con Marte; también formará trígonos con la
Luna y el Neptuno natales. Y por si alguno de vosotros creyese que
faltara algo, Urano formará un semicuadratura con Quirón, que a su
vez forma una sesquicuadratura con la conjunción Sol-Plutón. Los
aspectos compuestos en la carta de Marie son muy tensos y el tránsi-
to de Urano los hará explotar, uno a uno. Tan sólo Venus y Saturno
31
Para más información sobre triángulos familiares, ver Liz Greene, “The Eter-
nal Triangle”, Part Two, Relationships and How to Survive Them, CPA Press,
1999.
253
no quedan afectados por el tránsito.
La oposición Sol-Urano es un tránsito particularmente impor-
tante porque se trata de un planeta exterior. Cualquier planeta
exterior que aspecte al Sol empujará a éste a la acción y nos hará
conscientes de nosotros mismos de una nueva manera, si bien el pla -
neta en tránsito nos despertará según su propia naturaleza. Si se tra-
tara de un tránsito de Neptuno, nuestro Sol sería despertado, pero a
través de los sueños, anhelos, fantasías y decepciones neptunianos.
Si el planeta en tránsito es Saturno, nuestro Sol será igualmente des-
pertado a través de experiencias relacionadas con límites,
responsabilidades, fracasos o separaciones.
Urano transitará por la Octava casa. Eso ciertamente despertará
sus instintos de supervivencia y de renovación personal de la con-
junción Sol-Plutón, así como el potencial imaginativo de la Luna en
Géminis en la Doceava casa, enraizado en las imágenes y sueños de
la psique colectiva. El resultado final de todo esto será la poderosa
emergencia de este tremendo impulso a ser algo especial, a crear
algo especial (no sólo porque tú lo deseas, sino porque tu supervi-
vencia psicológica depende de ello). Parece como si se fuera a
liberar una impresionante cantidad de energía. Dado que interviene
Urano, ocurrirán también súbitas e inesperadas pérdidas, separacio-
nes o eventos turbulentos en la familia que reflejaran los cambios
internos. El hecho de que tanto la Octava casa como la Luna estén
involucrados sugiere que el desencadenante pueden ser problemas
en el ámbito familiar.
Oyente: El Urano natal está justo encima del Ascendente. Eso me
dice que el salto puede originarse por algún tipo de cambio radical
en el ambiente.
Liz: Sí, un cambio radical en el entorno más inmediato, o un vuelco
radical en las relaciones. Urano transita sobre el Nodo Norte, así que
está involucrada una relación, del tipo que sea ésta. Tomo «rela-
ción» en su sentido más amplio, no sólo la relación de pareja: así,
las relaciones familiares también estarían cubiertas por ese paraguas
más amplio. Hay algo uraniano que pugna por emerger en la vida
personal, lo que a su vez implica una confrontación con el destino,

254
con lo inevitable. Su oposición con Plutón es como un temporizador
en funcionamiento. La poderosa configuración Sol-Marte-Plutón
tampoco está dormida, pero se comporta de un modo letárgico, co-
mo si estuviera atontada por el Prozac.
Uno de los ojos está abierto, pero no despierto aún, en realidad.
El tránsito será exacto hacia el fin del milenio. Es tu Milenio perso-
nal, Marie: un tiempo de renacer y de nuevos comienzos. Puedes
pasar por experiencias de pérdida y de combate, y la lucha puede
hacerte caer en la cuenta súbitamente de dónde están tus puntos
fuertes de verdad. Te será sumamente útil luchar entonces por lo que
quieras en ese momento, pues para una persona Sol-Marte-Plutón
como tú nada es más inspirador que un buen combate.

La generación de Plutón en Leo

Oyente: Estoy intentando ver de una forma general algo relativo la


sincronización temporal de estos tránsitos de los planetas exteriores.
Al entrar Plutón en Leo, eso significó que todo Leo viviente tenía a
Plutón en tránsito encima de su Sol, todo Tauro y Escorpio una cua-
dratura y todo Acuario una oposición. Desde que Urano entró en
Acuario todo Leo tenía o iba a tener a Urano en oposición al Sol.
¿Nos dice eso algo acerca de esa generación entera? ¿O cabe sólo
que me confunda con aquellas personas nacidas con una conjunción
Sol-Plutón en Leo? ¿Fueron todos ellos «plutonizados», ya fuera por
el Sol progresado sobre el Plutón natal o por Plutón en tránsito sobre
el Sol natal?
Liz: No a la primera cuestión: no todas las personas de signos fijos
que han recibido aspectos de Plutón en tránsito por Leo son de la
misma generación. Una persona con el Sol a 10° de Leo nacida en
1910 y una persona nacida con el Sol a 10° de Leo nacida en 1943
tendrán la conjunción con Plutón en tránsito al mismo tiempo, pero
pertenecen a generaciones distintas, tanto en términos de edad como
de emplazamientos de los planetas exteriores. Sí a la segunda pre-
gunta: todos los nativos de Leo nacidos con Plutón en Leo están
«plutonizados» de un modo u otro.
255
Plutón entró primera en Leo en octubre de 1937. Se estacionó
en el grado cero. Retrogradó a Cáncer en febrero de 1939 y volvió a
entrar definitivamente en Leo en junio de 1939. Se desplazó a Virgo
en agosto de 1957, retrogradó a Leo en abril de 1958 y volvió a en-
trar en Virgo en junio de 1958. Así, llegamos a la conclusión de que
la generación de Plutón en Leo –o, en términos más simples, del
tránsito de Plutón en Leo– cubre un período de veintiún años.
No todos los Leo de esa generación tienen al Sol conjunto a Plu-
tón. Si Plutón está a 6° de Leo y el Sol está a 23° de Leo en la carta
natal, el orbe es demasiado amplio para que formen una conjunción.
Pero aun en ese caso, Plutón se movió unos años después del naci-
miento hacia el Sol y marcó una etapa importante durante la
infancia. Si el Sol está a 6° de Leo y Plutón a los 23°, eso significa
que el Sol progresado formará conjunción exacta con Plutón a los
diecisiete años de edad. Este caso no parece tener la misma fuerza
que un aspecto solar aplicativo, pero como aspecto progresado es
extremadamente importante. Para que el Sol forme una conjunción
aplicativa o separativa con Plutón debe estar a menos de 10° del
Plutón natal. Es cierto que existe un gran número de Leos nacidos
con la conjunción Sol-Plutón, así como Tauros y Escorpios con la
cuadratura o Acuarios con la oposición. Una vez Plutón cambió a
Virgo, muchos Virgos de esa generación tienen esa conjunción Sol-
Plutón. Aplicamos de nuevo la misma regla: todos los Virgos, con o
sin conjunción natal Sol-Plutón, han sido «plutonizados», bien sea
por el tránsito de Plutón sobre el Sol natal, bien sea por la progre-
sión del Sol sobre el Plutón natal.
En este momento está naciendo muchos niños cada invierno con
la conjunción Sol-Plutón en Sagitario. Y cada verano nacen otros
tantos niños con la oposición Sol-Plutón. Por dondequiera que Plu-
tón esté transitando, dado que su paso es tan lento, provoca que sea
enorme el grupo de personas que, en determinadas estaciones cada
año, nazcan con aspectos difíciles entre Sol y Plutón. En cierta ma-
nera, pues, ese aspecto Sol-Plutón es generacional; pero por otro
lado, tampoco es del todo generacional, pues el viaje solar es estric-
tamente personal. Todas las personas que muestran contactos solares
con algún planeta exterior parecen cargar con algo que han de entre-
256
gar al colectivo. Necesitan representar y expresar de una forma indi-
vidual algo que es común a la generación dentro de la cual ellos han
nacido.
Podríamos decir lo mismo del Sol en aspecto con cualquier pla-
neta exterior. El Sol refleja el viaje personal, relacionado con un
destino único y una creatividad individual. Pero cualquiera que sea
la forma que adopten nuestras aspiraciones creativas, cuando el Sol
está atado a un planeta exterior éstas deben servir a la psique colec-
tiva y servir de canal a la generación a la cual pertenecemos. Dado
que Plutón se relaciona con la lucha a vida o muerte, para la genera-
ción de Plutón en Leo la supervivencia estaba íntimamente ligada a
la necesidad absoluta e imperiosa de ser un mismo. Sin un senti -
miento de ser especial uno no sobrevivirá. No es un asunto mental o
espiritual. Uno muere psicológicamente si no puede ser o expresarse
a sí mismo. Toda esta generación se opone al concepto acuariano de
valor humano en cuanto parte de un mecanismo mayor.
Aquellos que en su carta tienen la conjunción Sol-Plutón en
Leo, como Marie, se ven especialmente desafiados por el tránsito de
Urano y Neptuno en Acuario. Es urgente para ellos encontrar el co-
raje para ser el Sol en Leo al cien por cien durante este período. Si
esta necesidad leonina es suprimida, no sólo se está suprimiendo la
expresión individual del yo, sino que además se bloquea el instinto
de supervivencia propio de la generación. No es sólo la vida indivi-
dual la que deja de vivirse. Hay algo colectivo que empuja, que
exige imperiosamente ser expresado a través del individuo. Si la
conjunción Sol-Plutón no se expresa las consecuencias son extre-
madamente negativas; de entre ellas, la más común es una depresión
severa.
Esta energía generada por la conjunción Sol-Plutón puede con-
vertirse en algo muy destructivo si no se le da una salida positiva.
La cara más oscura de esa necesidad urgente de ser uno mismo es la
del criminal, la persona que destruye a la sociedad en nombre del
individualismo. Es sumamente importante tener un vehículo a través
del cual expresar esa feroz necesidad de ser uno mismo, puesto que
uno está representando algo para una generación entera. Pensemos
en Mick Jagger, que nació bajo esa conjunción Sol-Plutón en Leo.
257
Su música –de hecho, su vida entera– ejemplifica de muchas mane-
ras la esencia de la generación de Plutón en Leo. Para gente menos
exhibicionista que él, el vehículo no implica necesariamente cantar
Sympathy for the Devil y llevar a veinte mil personas al paroxismo.
Puede ocurrir a través incluso de la escritura. Los personajes de una
novela, de una película, de una obra de teatro, pueden fácilmente
transmitir la energía Sol-Plutón.
Es saludable recordar en este punto a Goethe, que tenía a Sol y a
Plutón en cuadratura y creó a Mefistófeles y a Fausto. La lucha entre
estos dos personajes resume el funcionamiento de esta cuadratura
tanto a nivel personal como colectivo. El medio creativo debe ser
capaz de sobrellevar este aspecto. Probablemente, ser cajero en un
banco no sea un buen modo de expresarlo. Por otro lado, moverse
entre grandes sumas de dinero a nivel global podría encajar mucho
más. Es posible encontrar aspectos Sol-Plutón en temas de inversión
bancaria mundial con la misma frecuencia que en la Royal Sha -
kespeare Company. Por supuesto, también se los puede encontrar en
el mundo terapéutico. Pero Plutón no es arrastrado siempre al mun-
do de la curación o de las artes: también le gusta manejar poder a lo
grande. Tal y como vimos la semana pasada, nuestro actual primer
ministro, Mr. Blair, presenta en su carta una cuadratura Sol-Plutón.

258
El Sol y la vocación

Sol-Plutón en la arena política

Dejemos por un momento las cartas del grupo. Utilizaremos una


carta que he traído yo, aunque seguiremos analizando el tema del
Sol y los grupos generacionales, así como empezaremos a explorar
también el vínculo entre el Sol y la vocación. He aquí nuevamente
una cuadratura Sol-Plutón. Cuando Plutón estaba en Cáncer, mucha
gente con el Sol en signos cardinales tuvo también un aspecto difícil
con Plutón. ¿Qué clase de vocación os sugiere este Sol en la Oncea-
va casa, en Libra, en cuadratura con Plutón en Cáncer?
Oyente: Política.
Oyente: Espionaje.
Liz: Sí, James Bond es indudablemente un personaje Sol-Plutón.
Oyente: ¿Se trata de Mrs. Thatcher?
Liz: Desde luego que sí. ¿Alguien más?
Oyente: Arthur Scargill tenía una oposición Sol-Plutón.
Liz: Seguro que todavía la tiene, a menos que haya descubierto la
forma de solicitar y obtener una nueva carta. También tiene un trí-
gono Sol-Neptuno. Al igual que los padres de Marie, tanto él como
Mrs. Thatcher parecen haber tomado partido por bandos opuestos
dentro de una cuestión arquetípica. Junto a esa cuadratura Sol-
Plutón, Thatcher tiene en su carta un sextil Sol-Neptuno y una con-
junción Luna-Neptuno en el MC, pero por el lado de la Novena
casa. Ésta es el área que la investigación de Gauquelin reveló como
«área crítica»: uno o más planetas forman conjunción con un ángu-
lo, pero desde el lado de la casa cadente. Neptuno es poderoso en la
carta de Mrs. Thatcher. Tanto ella como Scargill tenían una visión
neptuniana de una sociedad perfecta y ninguno se anduvo con re-
milgos al implementar esa visión. No obstante, sus ideas sobre la
259
apariencia que debía tener la sociedad perfecta y los medios para
conseguirlo eran diametralmente opuestos.

Margaret Thatcher
13 Octubre1925, 9.00 am GMT, Grantham, England

Las metas políticas de Mrs. Thatcher reflejaban su percepción


de una lucha a vida o muerte en la que la supervivencia depende de
la lealtad al colectivo. Scargill percibió lo mismo, si bien entregó su
lealtad a otro colectivo. «¡Conseguiremos que nuestra nación vuelva
a ser grande!», dice Plutón en Cáncer. Esto no es un discurso indivi-
dual. Es todo un grupo de personas el que habla, un grupo nacido
entre 1912 y 1939. Algunos nacieron durante la Primera Guerra

260
mundial, otros en el baby boom de los años veinte y los más jóvenes
del grupo durante la depresión económica de los años treinta. Mien-
tras Plutón estuvo en Cáncer el Sol aún no se había puesto en el
Imperio Británico. La voz generacional de Plutón dice: «Para sobre-
vivir debemos ser fieles a nuestras familias y a la nación (o, en el
caso, de Scargill, «a nuestros sindicatos y trabajadores»). Con el Sol
aspectando a Plutón, esta voz colectiva emerge como base de una
filosofía política individual.

El Sol en Capricornio en la Segunda casa

Quizás ahora sea buen momento para retomar las cartas del grupo.
Linda, ¿hay algún tema en particular que quieres que exploremos?
Linda: Decididamente, me cuesta arrancar, con el Sol en Capricor-
nio en sextil a Saturno. Creo que la semana pasada dijiste que los
saturninos son a menudo plantas de floración tardía. Mi Sol progre-
sado está en Acuario ahora. Al progresar sobre Venus
recientemente, he empezado a sentir que quiero una posición de
mayor importancia en el mundo.
Liz: El Sol está en Capricornio, un signo de Tierra, en la Segunda
casa, una casa de Tierra. De hecho, la carta entera es muy «terre-
nal». ¿Qué pasa con este Sol en Capricornio en la Segunda casa?
¿Cuál es su vocación?
Oyente: Seguridad material.
Liz: La seguridad material no es una vocación. Empecemos por ana-
lizar la misma palabra. Debería recordaros que la palabra
«vocación» proviene del latín vocarre, «llamar». Una vocación es la
sensación de poseer un destino especial, un sentimiento de que hay
algo a lo que uno está llamado de forma absolutamente individual.
La vocación está íntimamente ligada al sentido y al significado. Los
atributos creativos del Sol, reflejados por el signo y la casa en que se
halla y los aspectos que recibe, delinean la vocación como un tema
arquetípico. La necesidad de seguridad material no es una llamada.
Es una necesidad física fundamental en todos nosotros, y en algu-
261
nos, también una importante necesidad emocional; pero no está li-
gada a una sensación de significado y propósito.

Linda. No se muestran los datos por razones de confidencialidad

El Sol en la Segunda casa no está realmente motivado por la se-


guridad material. La vocación en un sentido solar tiene más que ver
con las aspiraciones que a uno le permiten sentir que está viviendo
una vida plena de significado. Ciertamente, cuando está en la casa
II, las aspiraciones necesitan estar fundadas en algo material. Y la
262
Luna en Tauro necesita seguridad material porque los objetos mate-
riales son símbolos de seguridad emocional. Pero estamos hablando
del Sol, no de la Luna. ¿Qué es lo que hace que este Sol se sienta
satisfecho?
Oyente: Manifestar autoridad.
Liz: Sí, eso es importante para Capricornio. Existe un poderoso de-
seo de construir algo perdurable, Linda, algo que perdure más allá
de tu vida. Necesitas saber que has dejado tu huella en el mundo,
que has contribuido con algo útil desde una posición de autoridad
ganada desde el conocimiento y la responsabilidad. El capricorniano
no está interesado en el poder por el poder. Quiere esa clase de auto-
ridad que refleja el respeto que a su vez es la razón por la cual los
demás le siguen. Necesitan saber que se han ganado esa autoridad.
Necesitas anclar tus ideas creativas de una forma que afecte al mun-
do que te rodea. Los resultados de tus ideas creativas deben poder
ser vistos, medidos y respetados. Este Sol quiere brillar, pero quiere
hacerlo desde una perspectiva física, no una intangible. Los aspectos
al Sol nos darán la clave acerca de los dioses que desean participar
en la obra creativa del Sol. Todos ellos necesitan ser encarnados
como parte de la historia solar.

La creatividad del Sol-Urano-Plutón

Oyente: Veo una gran contradicción en esta carta, debido al trígono


del Sol a la conjunción Urano-Plutón. Existe un poderoso impulso
de construir. He aquí a alguien que puede construir un edificio tradi-
cional, pero que sin embargo en su construcción debe ser algo
revolucionario, debe cambiar el mundo y todo eso que, de algún
modo, sirve al colectivo.
Liz: Bien visto. Todos los niños de los sesenta encarnan, de forma
abierta o sutil, esta combinación de deseo de rehacer el mundo y la
creencia de que éste será destruido si no se reconstruye (violenta-
mente, si es necesario). La combinación entre la brillante visión
uraniana de una sociedad perfecta –lo que es posible, lo que los se-
263
res humanos podrían ser– y el instinto plutoniano, urgiendo a la su-
pervivencia, gritan a una voz: «Sólo sobreviviremos como sociedad
si cambiamos. El cambio debe ser total y completo. Todo aquello
que nos retiene en el pasado debe ser destruido. Si eso significa que
hemos de romper muchos huevos para freír la tortilla... bueno, peor
para los huevos». Esta conjunción Urano-Plutón puede ser despia-
dada. Si echamos un vistazo a lo que ha ocurrido en el mundo
mientras esta conjunción estuvo activa, podremos hacernos una lige-
ra idea de cómo eran entonces las cosas. En todas partes el pueblo se
levantaba para luchar contra estructuras que estaban viviendo más
allá de su fecha de caducidad.
En la carta de Linda, el Sol forma un trígono con la conjunción
Urano-Plutón, de forma que no es tan compulsiva como un aspecto
difícil. El conflicto interno es menor. Con el trígono, Linda sabe que
las tendencias revolucionarias de Urano-Plutón no están reñidas con
el respeto capricorniano por la tradición. El cambio puede conse-
guirse de forma lenta, tranquila y sin romper todos los huevos. No
obstante, aquí importa más la combinación de planetas que el aspec-
to que forman y el Sol en Capricornio debe participar en el proceso
de cambiar el mundo. Linda, estás asintiendo con la cabeza. ¿Cuán -
do crees que serás capaz de llevar a cabo esa transformación del
mundo por nosotros?
Linda: Creo que tardaría cinco o diez años.

La generación de los años sesenta

Oyente: El Sol forma un sextil con la conjunción Saturno-Quirón en


Piscis. ¿Qué crees que significa eso?
Liz: Esa conjunción tuvo lugar a mitad de los años sesenta, al mis-
mo tiempo que su oposición con la conjunción Urano-Plutón y
marca una especie de subgrupo dentro del grupo mayor Urano-
Plutón. ¿Qué crees tú que significa?
Oyente: Creo que mina la confianza. Existe un sentimiento de que la
autoridad se desmorona y que no hay estructura que se sostenga. Las
264
personas del grupo Urano-Plutón quieren cambiar el mundo, pero
con Quirón y Saturno en oposición a éstos, también hay un senti-
miento de «¿Y por qué voy a esforzarme, de todos modos? No soy
lo bastante bueno, o poderoso como para arreglar este desastre. Na-
die puede hacer nada».
Liz: Sí, muy bien. Saturno representa la piel de nuestro ego y levan-
ta una barrera entre la conciencia del ego y la psique colectiva.
Quirón se yergue entre Saturno y Urano, intermediando así entre los
ideales colectivos de progreso y los límites humanos de cada perso-
na. A través de Quirón el colectivo nos hiere debido a que los
límites de la naturaleza humana no pueden adaptarse a la impersonal
visión uraniana sin sufrimiento. Cuando Quirón y Saturno están en
aspecto, llegamos a ser dolorosamente conscientes de nuestros de-
fectos y de nuestra falta de poder para influir en los asuntos
colectivos. Esta conjunción sugiere un debilitamiento de nuestra
fuerza y de nuestra capacidad para salir adelante, y describe la vul-
nerabilidad, tanto personal como colectiva, de toda una generación.
A menudo hay una amarga conciencia de lo fácil que es convertirse
en víctima. La conjunción Saturno-Quirón en Piscis se identifica de
buena gana con todo ser vivo sufriente. Paradójicamente, ésta es su
gran fortaleza: otorga la capacidad de empatizar con la masa ciega y
sufriente de «ahí fuera». Esto genera una profunda reserva de com-
pasión; y cuando se combina con Urano-Plutón, el espíritu
revolucionario es propulsado por el sentimiento de que grupos ente-
ros son victimizados por estructuras colectivas caducas.
Linda, tu apertura al sufrimiento colectivo descrita tanto por el
Sol como Saturno aspectando a esta importante configuración gene-
racional, debe haber sido experimentada previamente en tu familia.
En particular, apunta a tu padre por el hecho de que la conjunción
Saturno-Quirón se ubique en la casa IV. Quizá apareciera como una
de esas víctimas ciegas y sufrientes provocadas por la locura y la
estupidez colectivas. No podemos esquivar los temas colectivos
cuando un planeta exterior toca a Saturno y necesitamos integrar
esos temas en nuestro sendero vocacional cuando un planeta exterior
toca al Sol. Quirón en Piscis dibuja la herida como herida emocio-
nal: pérdida de confianza en los demás, que tiene como resultado un
265
fuerte sentimiento de soledad, desorientación, desilusión emocional
y falta de confianza en el propio colectivo. Es un dolor que ha dado
profundidad a tu sentimiento de unidad con otras personas y puede
generar poderosos sentimientos de compasión que a veces pueden
ser depresivos. A menudo, Saturno-Quirón se da cuenta de la mise-
ria del mundo antes que de la alegría.
La inclusión de Saturno-Quirón a la conjunción Urano-Plutón
puede incrementar la determinación de cambiar el mundo, debido a
la desgracia que puede ver por todas partes. Estos aspectos están
relacionados con cuestiones personales en la carta de Linda debido a
que la oposición se ubica en las casas parentales. Pero la configura-
ción bajo la cual nació tanta gente a mitad de los 60 no es en sí
misma personal. Esta generación posee una afinada conciencia so-
cial inclinada hacia lo negativo, que no encuentra demasiadas cosas
buenas ni en la vida ni en la sociedad. Estas personas quieren la re-
volución ahora mismo porque existe un cierto sentimiento de
frustración. Si las emociones involucradas no se dominan y se alían
con complejos personales destructivos, puede existir una tendencia
hacia la violencia, emocional o física (especialmente si interviene
Marte); y en el peor de los casos puede contribuir a crear una menta-
lidad terrorista. Pero no creo que sea ése el caso de Linda.
Linda: Bueno, a veces no estoy tan segura.
Oyente: Siendo Capricornio, seguro que tiene un plan para alcanzar
la revolución de aquí a diez años, ¿no?
Liz: Existen tendencias anarquistas en tu carta, Linda. Primero, el
Sol forma un trígono con la conjunción Urano-Plutón y un sextil
con la conjunción Saturno-Quirón. Estos aspectos «fluidos» facilitan
que el ego aguante la presión del colectivo de una manera creativa e
individual. Segundo, el Sol se halla en el pragmático y cauteloso
signo de Capricornio –aunque algunos Capricornios, como Iosiv
Stalin, no se limiten a eso en su comportamiento–. Tercero, creo que
los sentimientos de los demás te importan y mucho. Neptuno está
ascendiendo en Escorpio y forma un trígono a la conjunción Sa-
turno-Quirón en Piscis, lo cual refleja tu gran sensibilidad hacia el
sufrimiento individual. Por eso tú no eres de las personas que sus-
266
criben la filosofía de «Para hacer una tortilla hay que romper mu-
chos huevos». Cuarto, tu necesidad de paz es fuerte, con la Luna en
Tauro en trígono al Sol. En un momento anterior hemos explorado
el sueño de «felices para siempre» propio del trígono Sol-Luna. A
pesar de ello, hay una revolucionaria acechando en algún lugar den-
tro de ti.
Linda: Dejé de ver las noticias cuando Plutón transitó encima de mi
Neptuno. No podía aguantarlas; me provocaban rabia y sentimientos
violentos.

Vocación y llamada solar

Liz: Vamos a echar un vistazo a lo que todo esto significa en orden a


tu vocación. La vocación es el viaje arquetípico. Como he dicho
anteriormente, la vocación representa una llamada. Esta llamada
surge de dentro, no de las expectativas familiares, de las po -
sibilidades de encontrar trabajo o del talento natural. Tú has sido
llamada de forma profunda y genuina a remodelar el mundo de una
forma en que podrás ver los resultados. Eso es porque tú eres un
signo de Tierra. «Remodelar el mundo» no significa, para ti, escribir
un hermoso libro espiritual que esperas que alguien lea algún día.
Por ahí no vas a ninguna parte. Necesitas hacer algo práctico e in-
cluso algo revolucionario, aunque lo disfraces de profesión
convencional.
Oyente: Tengo cuatro hijos, nacidos todos en el grupo generacional
Urano-Plutón. Descubrí que mi hija compraba balas para actividades
terroristas en Irlanda del Norte. Es algo difícil de digerir.
Liz: Estoy segura de que lo fue. ¿Cómo te enfrentaste a ello?
Oyente: Le señalé cuáles podrían ser las consecuencias de sus actos
y la amenacé con repudiarla como hija.
Liz: Este grupo se siente profundamente desafiado en estos momen-
tos debido a que Plutón forma cuadratura con los dos extremos de la
oposición Urano-Plutón-Saturno-Quirón. Linda, es un buen momen-
267
to para echar una mirada, ver qué fuerzas interiores te impulsan y
hacer algo con ellas. Para aquellos que no tengan autodominio, la
presión de las cuadraturas de Plutón puede surgir exactamente de la
forma que esta señora ha descrito. Si la energía se ve frustrada, pue-
de generarse mucha violencia; y por supuesto se ha visto
extremadamente frustrada en mucha gente de esta generación.
Oyente: Es fácil idealizar una causa y ser arrastrado por ésta.
Liz: Sí. Esto es lo que ocurre cuando la consciencia acerca del Sol es
mínima. El ego individual debe procesar los asuntos colectivos y
crear un camino individual. Linda, dado que el Sol forma un trígono
con uno de los extremos de la oposición y un sextil con el otro, tu
ego tiene un fundamento sólido sobre el cual sostenerse. Esto te
ayuda a contener los potenciales destructivos y trabajar para formar
algo útil y que valga la pena con dicha configuración. ¿Tienes algu-
na idea de en qué dirección podrías moverte?
Linda: Siento un rechazo absoluto respecto de la educación que re-
cibí como niña. Era totalmente irrelevante para la vida real y las
personas de carne y hueso. Siento que no aprendí nada que me fuera
verdaderamente útil para comprender la vida. Se suponía que eso era
una «buena» educación. Pero la psicología, en cualquiera de sus
formas, quedaba siempre en segundo plano. Recuerdo muy clara-
mente lo que sentía cuando era niña. Solía pensar eso. Si nos
enseñaran a conocernos a nosotros mismos y a los demás, po -
dríamos llegar a ser algo realmente grande.
Liz: Entonces te atrae la educación infantil.
Linda: Sí. Pero también estoy interesada en la calidad de la educa-
ción dada a los educadores. Sin educadores bien enseñados
acabaremos teniendo generaciones enteras de niños maleducados.
Debemos empezar por los maestros.
Liz: Estoy completamente de acuerdo contigo. ¿Por qué no se prepa-
ra adecuadamente a nuestros educadores? Y no me refiero a la
educación como transmisión de información. Lo que falta, lamenta-
blemente, es preparación psicológica, como tú has señalado. Piensa

268
en la diferencia que supondría el que los profesores incluyesen la
psicoterapia y la psicología infantil como parte de su formación.
Pero la sola sugerencia de algo así provocaría chillidos de protesta.
En Inglaterra la educación es un asunto político, no psicológico.
¿Qué harás con tus ideas? Tu vocación está conectada con ayudar al
cambio social de una forma práctica. La educación es un vehículo
excelente para perseguir esa visión. Si esta configuración de plane-
tas exteriores late de forma tan punzante en la carta, uno tiene que
dejarse de tonterías y pensar a lo grande, tanto como se pueda dentro
de unos límites realistas en los que cualquier persona puede contri-
buir. Tu senda vocacional necesita ser lo bastante grande como para
canalizar el impulso de Urano-Plutón, Saturno-Quirón y Neptuno.
Ni siquiera hemos echado un vistazo a Neptuno, que interviene tam-
bién en la configuración.

Caminando por el filo de la navaja

Oyente: Estoy aquí sentado recordando a mi hermano, cuya carta


tiene unas configuraciones parecidas a éstas y además tiene al Sol en
Capricornio. En este momento se dedica a la supervisión de la cons-
trucción de dos nuevos barcos y camina mucho entre andamios
peligrosos y espacios vacíos. Intenta de verdad echar a la gente que
no tiene ganas de trabajar para tenerlo todo listo. Esto me parece
muy apropiado para la expresión y a él le encanta. Creo que es posi-
ble para esta generación evitar la energía destructiva de alrededor;
pero el trabajo tiene que tener su lado peligroso.
Liz: Sí, en algún nivel ha de ser así, pero no necesariamente un nivel
físico. Con Urano-Plutón en la Décima en la carta de Linda, el filo
de la navaja parece estar más en la imagen que los demás puedan
tener de ella y, quizá, el papel que ella pueda jugar en el futuro con
las autoridades educativas. Si está preparada para ser vista como una
loca de atar o un elemento subversivo que pretende sabotear las es-
tructuras educativas y aguantar la cascada de críticas que le va a
caer, entonces estará preparada para caminar por el filo de la navaja.

269
Linda: La línea entre el juego y el filo de la navaja es muy fina.
Liz: ¿Puedes decirnos algo más sobre eso?
Liz: Mi padre jugó durante toda su vida de una manera que a mí
siempre me pareció caótica y absurda. Hirió los sentimientos de la
gente de una forma verdaderamente irresponsable.
Liz: Pareces estar diciendo que la espontaneidad, que es una cuali-
dad solar, está cerca de la locura o que puede generar crueldad. En
el mejor de los casos es irresponsable.
Linda: Puede.
Liz: Esto parece provenir, en parte, de tu ambiente familiar. Si te
vuelves demasiado salvaje en tu juego, estás loca, eres irresponsable
y haces daño a la gente. Suena como si hubieras recibido ese mensa-
je en tu casa.
Linda: No lo sé. Hablo en el sentido del juego neptuniano.
Liz: ¿Qué es el juego neptuniano?
Linda: No sé. Intentar convertirte en otro personaje.
Liz: Muchos niños hacen eso. Es una de las formas más naturales de
juego imaginativo solar. Los niños inventan roles míticos para sí
mismos, que reflejan una conciencia instintiva de un destino único
de algún tipo. A veces lo llevan de forma exagerada o compulsiva
para minimizar el dolor personal y los sentimientos de inadecuación.
Pero incluso el niño emocionalmente más seguro lo hará debido a
que es un proceso creativo natural. Que tú pienses que eso es una
locura sugiere que alguien te dijo que era así. Quizá deberías ver de
dónde procede esa idea. Por lo que has dicho de tu padre, parece que
el convencionalismo que muestras procede más bien de tu madre,
mientras que tu padre representa esa parte más salvaje. No obstante,
la conjunción Urano-Plutón se halla en la Décima opuesta a Sa-
turno-Quirón en la Cuarta, lo que sugiere que ambos padres carga -
ban el mismo conflicto entre «ser personas normales» y «ser locas»
en cuanto a sus ideas. El revolucionario siempre es percibido como
un loco por quienes buscan seguridad y aceptación social. ¿Qué dijo

270
George Bernard Shaw una vez? El loco busca cambiar las cosas; la
persona normal se contenta con las cosas tal y como son. Por tanto,
los locos son los que facilitan el progreso.
Pareces estar profundamente convencida de que tú deberías ser
«normal». Esto puede provenir de la incomodidad que te produce el
explosivo potencial de tu generación. Además, todo Capricornio
lleva integrado su propio convencionalismo: ni siquiera necesita ser
estimulado por sus padres. Capricornio nace con un superego freu-
diano de fábrica. Aunque los padres no lo impongan, hay una voz
interior que todo el rato está diciendo: «¿Qué es lo que pensará la
gente?». El Sol en Capricornio es una contradicción en los términos,
porque la luz solar no puede brillar si uno está siempre preocupado
por lo que piensen los demás. Capricornio necesita la aceptación
social del colectivo, de forma que tener el Sol en ese signo ya impli-
ca en sí misma una lucha. El viaje mítico de Capricornio implica
una batalla entre el ser individual y el colectivo. El resultado parece
estar en llegar a ser un individuo respetado por sus logros creativos
en el mundo. Pero también pienso que tu familia te presionó muchí-
simo para que fueses «normal».
Liz: Mi madre fue muy poco convencional cuando era joven. Luego
se volvió tan convencional que le daban miedo las opiniones de los
demás. Ella hablaba de su juventud como si hubiera estado enferma
y finalmente se hubiera curado. Ella, ciertamente, me enseñó que yo
debía ser «normal».
Liz: Por supuesto que ella no fue «normal» en absoluto. Ninguna
madre con los atributos de Urano-Plutón puede ser calificada de
«normal» ni con la mejor voluntad. Quizá tu padre optó por expresar
la locura por los dos. Mercurio es el único planeta de Fuego en tu
carta y está aislado por Elemento. Dado que el Sol es por naturaleza
ardiente, una carta en la que hay poco o nada de Fuego es una carta
en la que al Sol le costará brillar. Agua y Aire son bastante fuertes,
pero el Elemento dominante es Tierra. La Tierra tiende a mirar den-
tro del Fuego –en tu caso, Mercurio en Sagitario– y dice: «Estas
ideas son bastante locas. Podría liarme la manta a la cabeza, ¿y dón-
de acabaría entonces?». Existe un miedo a esa vertiente de

271
inspiración e intuición que posees. No obstante, ese Mercurio en
Sagitario es muy fuerte, no sólo porque es un planeta aislado. Forma
una oposición exacta con Júpiter y ambos están en recepción mutua.
La tendencia Mercurio-Júpiter a sufrir pantallazos azules con el
cuadro completo, de forma que se puede ver cómo unas cosas se
conectan con otras es a lo que tú llamas «locura».
Oyente: Por eso ella está tan interesada en los niños y en su educa-
ción.
Liz: Sí. Puede ser importante para ti seguir esa vocación en la edu-
cación, Linda, porque la necesidad de enseñar es fuerte en esta carta.
¿Cómo nos comunicamos con los niños? No podemos aplastarlos
con demasiado Saturno, porque están aprendiendo a ser el Sol.
Deben intervenir aquí los dos planetas que son los mejores ami-
gos del Sol, Mercurio y Júpiter. En el mito, Júpiter/Zeus es el padre
de Apolo y Mercurio/Hermes, su hermano. Hermes y Apolo tienen
una relación extraordinaria: como hermanos, siempre están dis-
cutiendo, pero cada uno admira al otro y siempre están intercam-
biando dones. En materia de educación infantil, en que se traza una
línea muy fina entre imaginación y locura, puede proporcionarte una
esfera en que puedas sentirte viva y satisfecha de cumplir tu sueño.

Echando la mirada a futuros tránsitos sobre el Sol, pasará aún


algún tiempo antes de que haya uno grande de veras. El primero a
observar es el tránsito de Plutón por Capricornio, que no está tan
lejos y que parece la culminación de un proceso que probablemente
comenzó en 1989. ¿Qué pasó en 1989?
Linda: Mi padre falleció.
Liz: ¿Y en qué medida te afectó eso?
Linda: Inicié una relación que fue la réplica exacta de la relación
entre mis padres. Comenzó como una relación estupenda, pero luego
acabé sintiéndome como mi madre debió haberse sentido. Entonces,
la corté, aunque dolió muchísimo. Eso fue algo que mi madre no fue
capaz de hacer.

272
Liz: Parece que tenías que separarte de tu padre y de todo lo que éste
representó para ti. Esto ocurrió en un momento en que tú no eras
capaz de entender lo que estabas pasando y fue doloroso, pero sirvió
para cortar el cordón umbilical. Con la conjunción Urano-Neptuno
moviéndose encima de tu Sol te sobrevino una especie de renaci-
miento. Unos cuantos tránsitos van a activar el Sol en el futuro –por
ejemplo, Saturno formará trígono con él desde Tauro–. Pero el
tiempo del disfrute de ese proceso que comenzó tan dolorosamente
en el momento de la muerte de tu padre parece estar a punto de lle-
gar cuando Plutón pase por encima de tu Sol y forme trígono con su
posición de nacimiento y con Urano. Los trígonos están relaciona-
dos con los finales y los cumplimientos. Es un período largo, pero a
Capricornio suele convenirle.
Oyente: ¿Puedes decir algo más sobre vocación?
Liz: ¿Qué quieres que diga más?
Oyente: Cualquier cosa.
Liz: Lee el ensayo de Howard Sasportas sobre la vocación32. Mucha
gente se fija en la Décima casa y el signo en el MC e intenta definir
la vocación sobre esa base. Esos factores son ciertamente importan-
tes y afinan la visión. Pero yo creo que el núcleo de la vocación
personal es el Sol. A menos que podamos jugar y poder sentir la
conexión con algo más brillante y más grande que nosotros mismos,
no estamos persiguiendo nuestra vocación, sino buscando trabajo.
Incluso podemos ser guiados a un área determinada de trabajo por
nuestras compulsiones. Alguna gente llama a esas compulsiones «su
vocación». Sin embargo una vocación, por propia naturaleza, genera
alegría incluso si es muy difícil llevarla a cabo o provoca conflictos.
La casa, signo y los aspectos del Sol esbozarán las grandes líneas de
nuestra vocación, de nuestra «llamada». Otros factores en la carta
proporcionarán los detalles. El Sol es fundamental para la vocación.
Necesitamos recordar los conceptos astrológicos básicos. Si tene-
mos al Sol en la Segunda casa, cualquiera que sea la naturaleza de

32
Howard Sasportas, “Vocación”, Parte Dos de Direction and Destiny in the
Birth Chart, CPA Press, London, 1998
273
nuestro trabajo, debe producir resultados concretos, pues la casa II
es una casa de Tierra. Y si el Sol está en un signo de Tierra, la nece -
sidad de materializar los talentos es incluso más urgente.
Si el Sol está en la Onceava casa, debemos contribuir de alguna
manera –de forma quizá más intelectual que material– a la sociedad
en la que vivimos y al cuerpo del conocimiento o conciencia que
impulsa a la sociedad al progreso. Los planetas que aspecten al Sol
deben acompañar a éste en su viaje, todos ellos. Una vez tenemos
esa columna vertebral, existirán varias opciones de trabajo específi-
co. Pero si la necesidad solar es rechazada, su lugar será ocupado
por la frustración, porque no hay sentimiento de alegría y ningún
sentimiento que pueda ser creativo. La vocación depende del senti-
miento de que somos capaces de hacer algo especial con nuestras
vidas. Cuando sentimos que somos «llamados», conectamos con el
niño divino arquetípico. Sentimos que estamos destinados a hacer
esa única cosa que hacemos. Para eso estamos aquí. Entonces pode -
mos jugar, aunque sea algo extremadamente serio o peligroso lo que
hagamos.
Me temo que nos hemos pasado de tiempo. ¿Podríamos quedar
otro día? Gracias a todos por asistir y participar con tanto entusias-
mo.

274
275

También podría gustarte