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CPA Seminar Series
EL CARRO DE APOLO
El significado del Sol astrológico
Liz Greene
CPA
Centre for Psychological Astrology Press London
3
Traducción: Luis F. González Serra
4
En memoria de Charles Harvey,
en quien el Sol brillará siempre.
5
Índice
Primera parte
EL SIGNIFICADO DEL SOL NATAL
Introducción ……………………………………………... 13
La incorrección política del Sol ...……………………........ 13
El plan del día ……………………………………….......... 15
Apolo 25
El portador del fuego divino ……………………………… 27
El que hace madurar las cosas ……………………………. 29
Toda historia necesita un guion …………………………... 35
El dios de la sanación ……………………………………... 37
El dios de la música ………………………………………. 39
El juego solar ……………………………………………... 41
La alegría del Sol ………………………………….……… 44
Apolo y la serpiente Pitón…………………………….…… 48
Apolo, el deshacedor de maldiciones ……………………... 49
Expresión creativa ………………………………………… 51
El dios solitario …………………………………………… 56
Apolo y las Musas ………………………………………… 57
7
Más cartas de ejemplo ……………..……………………. 83
La eterna búsqueda: Sol en Sagitario ……………………... 83
Idealismo creativo: el Sol en la casa XI …………………... 86
Rechazo del colectivo al Sol ……………..……………….. 91
Matar a la serpiente: Sol en la casa VIII ………………….. 96
La casa VIII y el destino ……………..…………………… 99
Segunda parte
EL SOL, CREATIVIDAD Y VOCACIÓN
9
El Sol y la vocación ……………..……………………….. 259
Sol-Plutón en la arena política ……………………………. 259
El Sol en Capricornio en la Segunda casa ………………... 261
La creatividad del Sol-Urano-Plutón ……………………... 263
La generación de los años sesenta ………………………... 264
Vocación y llamada solar ……………..…………………... 267
Caminando por el filo de la navaja ……………………….. 269
10
PRIMERA PARTE
EL SIGNIFICADO
DEL SOL NATAL
11
12
Introducción
13
Sol astrológico no es, en este momento, políticamente correcto. Y si
aceptamos el concepto de “eras astrológicas”, deberemos también
reconocer que estamos en el umbral de la era de Acuario 1 –una vez
más, lo opuesto a los asuntos solares–. Parece existir un acuerdo de
grandes proporciones en la psique colectiva cuyo efecto en este
momento es el de mitigar el reino de lo solar. No digo que sea “ma-
lo” o “equivocado”. Simplemente es, y únicamente podemos esperar
.Pero cada vez que se enfatiza algo en el nivel colectivo, el indivi-
duo necesita responder como individuo –incluso si, en última
instancia, tiene prioridad el bienestar del grupo–. Por tanto, es para
nosotros de suma importancia entender el Sol tan profundamente
como podamos y llegar a formarnos una idea clara de cómo trabajar
con él, vivirlo y expresarlo de una forma individual. En tal caso,
estamos en situación de responder de manera creativa e inteligente
al Zeitgeist (“espíritu de la época”) en vez de ser engullidos por él.
Jung, cuyo horóscopo contiene la polaridad del Sol en Leo y el
Ascendente en Acuario, estaba convencido que el único antídoto del
deslizamiento hacia la inconsciencia de la masa, con su potencial
destructividad, es la adquisición de un sentido de la identidad y de
los valores individuales. En este preciso momento la individualidad
no está de moda. La palabra “global” no se nos cae de la boca. El
nacionalismo es desagradable, el elitismo es ofensivo, la corrección
política parece alcanzar extremos obscenos y el proceso de «idioti-
zación» de los medios de comunicación británicos ha reducido los
estándares intelectuales al mínimo común denominador en nombre
de no ofender a aquellos que no se molestan en esforzarse. Se supo-
ne que no hemos de pensar en nosotros mismos, en “qué hay de lo
mío”. Se nos anima a pensar en términos colectivos, poniendo el
acento en el “compartir” y en la “participación”, lo cual se refleja en
el tipo de gobiernos que han accedido al poder en Europa desde que
Urano y Neptuno entraron en Acuario. Esto es sin duda correcto y
apropiado para este momento, y el mundo entero simplemente refle-
ja lo que los tránsitos describen en un nivel arquetípico.
1
Para un enfoque provocador acerca de la no existencia de la Era de Acuario, ver
Nicholas Campion, Astrology, History and Apocalypse, CPA Press, London,
2000.
14
No obstante, creo que es imperativo que seamos conscientes de
lo que hacemos y que seamos capaces de elegir y distinguir. Necesi-
tamos entender mejor el Sol porque, como astrólogos, trabajamos
con individuos, no con grupos, salvo en el contexto de un seminario
o de un grupo de supervisión; e incluso éstos son habitualmente pe-
queños y diseñados para ayudar a los estudiantes individuales a
desarrollar sus habilidades interpretativas. Ofrecemos consultas a
personas que acuden a nosotros para que les interpretemos su horós-
copo porque están preocupados por algo que está ocurriendo en su
vida.
Signifique lo que signifique el Zeitgeist actual, no es tarea nues-
tra decirle a la gente que debería pensar en términos globales y no
personales –incluso en el caso de que su vocación apunte a contri-
buir a la sociedad–. Y en orden a entender lo que somos y lo que
necesitamos, es preciso entender cómo funciona el Sol en el horós-
copo.
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Deidades solares no griegas
Por muy lejos que vayamos en nuestra exploración del mito, nos
encontraremos siempre con el Sol. Las formulaciones más tempra-
nas de la adoración religiosa están íntimamente ligadas al Sol en
cualquier cultura y lugar de la tierra. Los monumentos neolíticos
como Stonehenge son considerados por muchos arqueólogos como
templos solares2; e incluso cuando los mitos de la creación como los
babilonios, egipcios o sumerios nos presentan imágenes del mar
primordial como fuente de la vida, una deidad solar emerge invaria-
blemente, coincidiendo y siendo responsable de la creación del
mundo manifiesto y de la humanidad3. El Sol físico es, después de
todo, difícil de ignorar; es el mayor de los cuerpos celestes; y era
visible para los humanos primitivos al punto que dependían de esta
Gran Luminaria para su supervivencia.
Hoy en día resulta complicado para nosotros comprender los
cultos religiosos más arcaicos, dado que no contamos con testimo-
nios escritos que nos permitan penetrar imaginativamente en la
concepción del mundo de esos adoradores. No sabemos si el ciclo
solar que claramente era tan importante para los constructores de
Stonehenge era entendido como una manifestación literal o simbóli-
ca de Dios. En la antigüedad tardía el Sol físico de los cielos no se
consideraba un dios en sí mismo, sino como un símbolo de lo tras-
cendente e inefable. A pesar de las afirmaciones de ciertos teólogos
e historiadores modernos, según los cuales el monoteísmo proviene
de la perspectiva religiosa judeocristiana, el monoteísmo existió de
hecho desde siempre en el culto solar y el Sol siempre ha sido perci-
bido como centro del Cosmos y cosmocrator, incluso cuando a otros
2
Ver Robin Heath, Sun Moon and Stonehenge. Bluestone Press, Cardigan, Gales,
1998.
3
Ver Liz Greene, The Astrological Neptune and the Quest for Redemption, Part
One, Samuel Weiser Inc, York Beach, ME, 1996 (Hay traducción española: Nep-
tuno. Un estudio astrológico. Parte primera. Urano, 1997)
19
dioses se les concedieron valía y honor.
Marduk
4
Para más información sobre la interpretación del mito de Marduk y Tiamat ver
Greene, Neptuno. Un estudio astrológico, íbidem.
5
Original de The Orphic Poems, M. L. West, Oxford University Press, 1983, op.
cit, p. 211, Enuma Elish, 93-104, trans. E. A. Speiser en ANET 62.
20
gen posteriormente, en la figura de Apolo, «el de mirada lejana».
Consecuencia de ello es que la conciencia solar se conecta con la
habilidad de ser consciente, de ver, de prestar atención, tanto hacia
adentro como hacia fuera. Pero lo que es mucho más importante:
Marduk debe luchar y destruir a su madre para poder sobrevivir.
Con el cuerpo desmembrado de ésta creará cielo y tierra. Podríamos
decir que del conflicto y del sufrimiento que genera la experiencia
de la separación nace y se alimenta también el potencial creativo.
Más tarde hablaré de la necesidad solar de la separación del ámbito
familiar para poder convertirse en persona y del precio que hay que
pagar por ello; pero retengan por ahora que la figura mítica de Mar-
duk nos dice algo muy importante acerca de un proceso que es
esencialmente solar y necesario para el surgimiento y supervivencia
del individuo. Corren por ahí muchos Marduks fallidos escondidos
tras aquellas personas reacias, o tal vez incapaces, o que no recibie-
ron suficiente ayuda para presentar batalla contra la fuente
primordial y emerger con su luz brillando a toda potencia. Hablare-
mos de esto más tarde.
Buda
Mitra
Mitra es otra deidad solar antigua originaria esta vez de Persia. An-
tes de ser romanizada, era el dios de los juramentos y el mediador
entre su padre Ahura Mazda, el dios de la luz y de la bondad, y la
humanidad. Tiene mucho en común con Apolo, que también repre-
senta este papel para Zeus. Al igual que Marduk, debe luchar; pero
en su caso el enemigo no es una monstruosa madre-dragón, sino un
toro. Mitra también posee un atributo especial que puede ofrecernos
una mayor comprensión del Sol: es un dios-redentor, no muy distin-
to a la figura de Cristo; y con frecuencia es representado de manera
similar en la antigua iconografía. Los rayos solares que le rodean
parecen jugar el mismo papel que el halo que rodea la cabeza de
Cristo (la representación de la inmortalidad). Como Cristo, sufre al
efecto de redimir a la humanidad, empezando por su encarnación y
nacimiento de una mujer virgen. En el mito mitraico, el dios se en-
carna en forma humana en el solsticio de invierno, cerca del 23 de
diciembre, cuando la luz solar en el hemisferio norte alcanza su pun-
to más débil, pero anuncia el inicio de un nuevo ciclo solar. No es
casualidad que el mito del nacimiento de Jesús esté relacionado tam -
22
bién con este solsticio y que el antiguo culto romano al Sol Invictus
–conectado pero no idéntico al de Mitra– compartiera ese énfasis en
el solsticio invernal. El tema de la redención a través del Sol recorre,
como un hilo dorado, todas las primitivas religiones mistéricas, lo
que sugiere que nos redimimos del dolor del sufrimiento de la carne
mortal a través de la realización de nuestra divinidad interior. Como
escribió el emperador Juliano:
7
“Oración del Emperador Juliano al Sol Soberano”, traducido en Thomas Taylor,
Obras escogidas sobre los dioses y el mundo, p. 75, Prometheus Trust, Frome,
Somerset, 1994.
23
24
Apolo
25
4. Dios de la sanación. 4. Voluntad de vivir y poder
sanador de la consciencia.
5. Dios de la adivinación y de 5. Sentido del destino o revela-
la profecía. ción del sentido de la vida.
6. Dios de la música. 6. Poder creativo como expre-
sión del espíritu.
7. Colonizador y fundador de 7. Voluntad de civilización y de
ciudades. crear abajo lo que es arriba.
8. Cosmocrator 8. Proporciona orden y gobier-
na el sistema solar interno de
cada individuo.
9. Deshacedor de maldiciones 9. La consciencia libera al indi-
familiares y enemigo de las viduo del poder de los traumas
Erinias. familiares.
10. Fracaso en el amor y en la 10. La individualidad no crea
paternidad lazos familiares fuertes.
11. Amante / Compañero / Pa- 11. Inspiración artística.
dre de las Musas.
12. Asesino de Pitón / Creación 12. Dominio y humanización
de la Pitonisa. del poder ctónico y profético de
los instintos.
13. Comparte Delfos con Dio- 13. Relación entre el Sol y Nep-
nisos. tuno, individual y colectivo.
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El portador del fuego divino
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ción. El Sol nos hace conscientes de la existencia de los huesos y
nos impulsa a desarrollar un cierto tipo de carne que recubrirá cada
uno de ellos.
En nuestra carta pueden aparecer aspectos difíciles, como Marte
opuesto a Saturno o la Luna cuadrando a Plutón; o aspectos fluidos,
como una conjunción Venus-Júpiter o un trígono Mercurio-Marte.
Para cada uno de ellos existen muchos niveles distintos de interpre-
tación. Tomemos, por ejemplo, la oposición entre Marte en
Capricornio y Saturno en Cáncer e intentemos leerlo de varias ma-
neras posibles. Si encontramos ese aspecto en la carta de un niño
(pongamos de ocho o trece años), podremos asumir sin temor a
equivocarnos que esa persona se ve impulsada y frenada al mismo
tiempo por dicho aspecto. No esperamos de un niño la suficiente
coherencia –o, dicho de otra manera, un ego suficientemente desa-
rrollado– como para contener, para dejar que haga por sí mismo el
trabajo creativo necesario en orden a manejar el conflicto de ener-
gías y necesidades representado por el aspecto. El niño o niña puede
identificarse en un momento con Marte en Capricornio: voluntario-
so, tenaz y duro de pelar. Y en otro momento puede identificarse
con el Saturno canceriano: un compendio de pérdida de confianza,
apatía y depresión, alguien que lloriquea diciendo: «No puedo ha-
cerlo, voy a fracasar, nadie me va a querer, ni siquiera lo voy a
intentar».
Sin esa sensación de que existe un núcleo individual coherente
vamos saltando de planeta en planeta y de aspecto en aspecto porque
no existe un centro que contenga todas esas cosas y las lleve a su
maduración.
El Sol parece representar algo dentro de nosotros que, al brillar,
tiene la capacidad de hacer crecer la carta. Uno no es Marte en un
momento determinado y Saturno en el siguiente, sin saber cuál de
los dos es, sintiéndose completamente abrumado e impotente y repi-
tiendo el mismo patrón compulsivo una y otra vez. Uno tiene a
Marte, no es Marte; uno tiene pasiones y sentimientos en vez de ser
compelido inconscientemente por ellos. Uno tiene miedos, no lleva
el miedo al punto en que uno se ve paralizado e incapaz de actuar.
En algunas escuelas psicológicas esto recibe el nombre de desidenti-
31
ficación. No se trata de controlar el horóscopo o de trascenderlo. Se
trata de ordenar los diferentes componentes de la carta al efecto de
lograr relacionar unos con otros y de integrarlos en un todo porque
hay algo en su centro que da sentido al conjunto. Otra manera de
enfocar la cuestión es afirmar que la conciencia de uno mismo per-
mite ser responsable de cómo manejamos esos factores interiores.
Eso no hace que desaparezcan las dificultades inherentes a la oposi-
ción Marte-Saturno; pero cabe que experimentemos esas
dificultades de forma distinta y es posible que desarrollemos una
manera de desarrollar el potencial creativo que también existe en ese
aspecto.
Sea lo que sea el centro, tiene el poder de alterar la forma en que
experimentamos los ingredientes de la carta, los cuales, en términos
de simbolismo mítico, son realmente las semillas con las que empe-
zamos nuestra vida. Pero para que maduren necesitamos al Sol. De
otro modo el horóscopo se queda en una mera serie de fragmentos,
como episodios de una serie sin conexión entre ellos. Uno no se
percata de que forman todos parte de un mismo libro. La vida no
tiene sentido. El sentimiento de continuidad, que es tan importante
para la confianza en uno mismo, se ha perdido o nunca estuvo pre-
sente, porque nos vemos lanzados de un estado emocional a otro, de
un trauma a otro. De esta forma entendería yo la imagen de la madu-
ración de los frutos de la tierra.
Es muy difícil describir lo que ocurre al expresar un aspecto de
forma inconsciente y cómo cambia éste al volvernos conscientes de
él. Por «ser conscientes de él» no me refiero únicamente a la perca-
tación intelectual, sino y sobre todo a ser capaz de experimentarlo y
analizarlo profundamente a cualquier nivel. Marte-Saturno, si no
somos conscientes del aspecto, es habitualmente proyectado. Puede
aparecer constantemente a nuestro alrededor y puede parecer que los
demás se empeñan en poner obstáculos a todo lo que pretendemos
hacer. Unas personas son Marte, empujándonos agresivamente, o
pueden ser Saturno, frenándonos en nuestro camino hacia donde
queremos ir. La vida es dura, y la autoridad malevolente. Uno siente
que no está tomando las riendas en su propia vida. Uno no sabe si-
quiera si está en un viaje. Uno está a merced de ese aspecto tal y
32
como se manifiesta en el mundo exterior. Y tal y como se manifiesta
en nuestro interior, uno está a merced de las propias compulsiones.
Oyente: Sí. Pero pienso que cuando eres capaz de formular la pre-
gunta «¿Qué es lo que realmente quiero?», marcas una diferencia.
Liz: Oh, sí. Marcas una enorme diferencia. Pero al formular la pre-
gunta «¿Qué es lo que realmente quiero?», ¿quién es el «yo» al que
te refieres? Mucha gente dice «Quiero esto o lo otro», pero ese «yo»
está bajo sospecha. Puede que no refleje ese centro, esa indivi-
dualidad profunda. Puede reflejar simplemente el colectivo, o una de
las muchas configuraciones que de tiempo en tiempo se abren paso a
codazos y entran en escena. Una mujer dice: «Todo lo que quiero es
casarme y formar una familia»; y sin embargo no podemos estar
seguros de quién lo dice: si la mujer «real» o es la voz de la familia
o la sociedad, que insisten en que todas las mujeres deberían casarse
y formar una familia. ¿Dónde está la persona «real»? ¿Qué signifi-
can las palabras «matrimonio» y «familia» para una persona
concreta en una etapa concreta de su vida? Si una persona dice que
quiere realmente algo y eso entra en flagrante contradicción con lo
que señala el Sol en el horóscopo, quizá no sea una mala idea cues-
tionar la autenticidad de esa voz. Eso no implica que el cliente esté
mintiendo o sea deshonesto o que tal deseo sea «erróneo»; pero sí
puede sugerir que algún aspecto nuclear de la personalidad no se ha
formado aún o no se ha expresado.
Siguiendo con el ejemplo de la oposición Marte-Saturno, uno
puede decir: «Sí, sé que tengo una faceta muy agresiva e intransi-
gente en mi personalidad. Puedo llegar a resentirme mucho si no
consigo lo que quiero. Pero eso sólo es una cara de la moneda. Tam-
bién soy tenaz, voluntarioso y capaz de trabajar muy duro para
conseguir lo que quiero. Me cuesta aceptar cualquier limitación de
mi voluntad. Puedo aprender a gestionar mejor mi frustración. Pue-
do intentar comprender en qué áreas mis propias ansiedades y ex-
pectativas negativas me bloquean. Y lo más importante: puedo
intentar enfocar mi tenacidad hacia metas que realmente sean impor-
tantes para mí». Se puede imaginar este diálogo respecto de
cualquier aspecto. El Sol, el «yo» dice: «Tengo esas cualidades,
33
percibo quiero esas cosas, pero elegiré hacer esto en mi vida en vez
de esto otro. Puede que no siempre tenga éxito. Puede que ocurra un
desastre. Pero lo intentaré de todos modos porque creo en algo sufi-
cientemente fuerte como para que el esfuerzo valga la pena». Es ese
«yo interno» el que tiene esos valores e ideales, y los valores son los
que nos hacen sentir que podemos elegir una u otra cosa. Si no te-
nemos valores o no tenemos una «moralidad interior» –y no me
refiero a la «moralidad» en el sentido habitual–, ¿cómo podemos
saber lo que realmente queremos? ¿Cómo podemos elegir? ¿En qué
basamos nuestras opciones? Todo ello se relaciona con la capacidad
de madurar a través de la consciencia de uno mismo.
Oyente: Más que relacionarse con la elección, suena como si el Sol
contara la historia. Así, tiene que existir una consciencia de uno
mismo («Soy lo bastante importante como para tener una historia»).
No hablamos de «moralidad» en el sentido habitual de la palabra,
sino que decimos «Soy importante y ésta es mi historia».
Liz: Sí. Como he dicho, no uso el término «moral» en el sentido
usual de la palabra. Para la mayoría de la gente, la moralidad hunde
sus raíces en las enseñanzas religiosas que recibieron en la infancia
o en los dictados parentales, o en definiciones sociales de lo que está
bien y mal. No es algo se sienta con el corazón o que salga de den-
tro. Es adquirido y puede tener sus raíces más en el miedo a las
consecuencias que en una escala interior de valores. En cambio, la
moralidad interior no se ve afectada por las reglas tal y como están
formuladas desde el mundo exterior. Las definiciones del bien y del
mal nacen de una apreciación de la vida que contradice un estándar
interior. Es un sentido de lealtad a algo, un algo que no es el «yo
ordinario o cotidiano».
Oyente: Es el Sí-mismo, con S mayúscula. Va a ser eso.
Liz: Mucha gente usa este término, especialmente los que siguen la
corriente psicológica junguiana o transpersonal. Existen otros térmi-
nos para definirlo; pero ninguno hace justicia a la experiencia,
puesto que el lenguaje es limitado a la hora de intentar describir
tales estados interiores. ¿Cuántos de vosotros aspiráis a ser «buenas
34
personas», cualquiera que sea vuestra definición de «bueno»?
¿Cuántos de vosotros esperáis llegar a ser mejores personas y alcan-
zar un estándar que hayan definido personalmente (no necesa-
riamente en términos de comportamiento, sino en su trabajo
astrológico o creativo o en su forma de relacionarse con la gente)?
Prácticamente todos han levantado las manos. Hay algo en nuestro
interior que nos hace querer ser más de lo que somos (algo que for-
ma en nuestro interior una imagen de elevado valor que refleja lo
que sentimos que es nuestro verdadero potencial). ¿Hay alguien en
la sala que se sienta desprovisto de esta imagen? Bien, ninguno de
vosotros se atrevería a levantar la mano si fuera así. Esto es lo que
quiero expresar cuando hablo de «moralidad interior». Está conecta-
do con lo que percibimos como «máximo bien», lo que se acerca
mucho, aunque no sea exactamente igual, a una aspiración religiosa
(aunque la terminología religiosa convencional quede habitualmente
al margen). Quizá es el Sí-mismo, con S mayúscula. Yo me inclino
a denominarla Sol astrológico, también con S mayúscula.
Oyente: Creo que es difícil de describir.
Liz: Sí, muy difícil de describir. Por eso usamos los símbolos.
Oyente: Pienso que las personas con el Sol en Leo o con un gran
énfasis en Leo en su carta natal son buenas contando historias sobre
sí mismas. Estoy pensando en una amiga con el Sol en Leo que se
inventa historias. Son historietas curiosas y divertidas. El caso es
que ella siempre es la estrella y todo gira a su alrededor en esas his-
torias siempre picantes.
Liz: Sí, es una cualidad muy leonina, como se puede esperar de un
signo regido por el Sol. Todo relato tiene un guion que enlaza al
protagonista con lo que le ocurre. La idea de «guion» es realmente
muy profunda. Es difícil de definir, pero sabemos cuándo no hay
guion o éste es pobre. Después de leer una mala novela o ver una
mala película decimos: «El guion era malísimo» o «Era una película
35
sin argumento, sólo persecuciones de coches y escenas de sexo».
Recuerden la cuerda y las cuentas que mencionábamos más arriba.
El guion o argumento es tanto la cuerda como el orden o el patrón
con el que engarzamos las cuentas. La gente y las cosas que le pasan
son cada una de las cuentas. Si no hay cuerda ni patrón según el cual
se van a colocar las cuentas, no hay collar, sólo un montón de cuen-
tas tintineando cada una por su lado.
Un relato supone una continuidad de algo que está presente en
todo momento. En una novela dicha continuidad se manifiesta a
través del narrador o de un protagonista descrito en tercera persona.
A veces puede surgir de un conjunto de comentarios de distintas
personas acerca del mismo personaje o acontecimiento. Pero siem-
pre existe ese hilo conductor, ya se trate de una idea, de un punto
clave, un mensaje o un comentario. Se puede equiparar al Sol con el
mito individual o, como Sócrates definió una vez, con el daimon
personal. Es interesante saber que la palabra griega mythos tiene un
doble significado: como historia o como argumento o estructura
narrativa.
El guion del Sol es la historia que da coherencia a la vida de ca-
da persona. No debería sorprendernos el hecho de que en el mundo
griego el bardo (el poeta-cantor que recitaba las grandes sagas y
cuentos) estaba consagrado a e inspirado por Apolo. Quizá no sea -
mos poetas ni cantores en sentido literal. Pero algo dentro de noso-
tros canta nuestra historia. Podemos decirnos a nosotros mismos
«Soy alguien especial. Tengo una historia que contar. No importa lo
aburrida que pueda parecer a los demás; hay un hilo conductor, al-
guien único que siempre está ahí. Quizá cambie, quizá vea cosas
distintas en momentos distintos. Quizá me vea sometido a experien-
cias que me transformen bastante. Pero en mi interior hay una
esencia que continúa».
Oyente: ¿Es un sentido de integridad?
Liz: Sí, es una especie de integridad, en el sentido de que es un todo,
algo completo, adecuado y leal a sí mismo. Gran parte de nuestro
trabajo como astrólogos consiste en intentar ayudar al cliente a co-
nectar con su esencia, ese principio central. Mucha gente tiene
36
dificultades para experimentarlo y luchan para encontrar este extre-
mo en su vida. Es también una razón de mucho peso para quienes
iniciamos el estudio de la astrología. Estamos buscando algo que
nos proporcione un argumento para nuestra vida. Queremos enten-
der nuestra carta natal y esperamos que ésta nos revele nuestra
singularidad, nuestro propósito, nuestra continuidad.
¿Cuántas veces habréis escuchado a un cliente: «¿Es poco co-
rriente mi carta? ¿Es muy diferente a otras que hayas visto antes?».
Como astrólogos, tratamos con clientes que de una u otra manera
están formulando las mismas preguntas que nosotros nos hacemos:
«¿Quién soy yo? ¿Cuál es mi historia? ¿Qué significa todo lo que
me ha pasado? ¿Cuál es mi destino? ¿Cuál es mi misión en la vida?
No me cuentes lo importantes que son los demás. Dime que yo soy
importante». Aunque sólo tengamos un pequeño atisbo de respuesta,
ya tenemos una razón para seguir y, no menos importante, para aspi-
rar a ser la mejor versión que podemos llegar a ser de nosotros
mismos.
El dios de la sanación
37
Liz: Muchos de ustedes han tenido experiencias en que algo herido o
enfermo ha sanado. ¿Qué ocurrió?
Oyente: Sentí una conexión con la energía de la vida.
Oyente: Consciencia.
Oyente: Un sentimiento de liberación.
Oyente: El cierre de la herida.
Oyente: Todo tenía sentido y volvía a estar en su lugar.
Liz: Una vez más nos enfrentamos a las limitaciones del lenguaje.
En un nivel físico algo que no funcionaba correctamente vuelve a
funcionar. Se ha restaurado su salud, es decir, que vuelve a ser ello
mismo otra vez, de acuerdo con su propósito esencial. La piel se ha
curado del sarpullido. El corazón se ha curado de la arritmia. El as-
ma desaparece. Las migrañas cesan. ¿Qué significa eso?
El órgano que se supone ha de cumplir una determinada función
puede volver a hacerlo sin verse afectado por el dolor, la inflama-
ción o la obstrucción. Y en su funcionamiento, no infectará ni
destruirá otros órganos del cuerpo, ni pondrá la vida en peligro. Una
piel «sana» no produce sarpullidos, y un corazón «sano» no late de
forma irregular. Cuando es curado, un órgano «enfermo» es resta-
blecido al efecto de que pueda seguir ejerciendo su función
principal. Se le ha devuelto su integridad.
La forma de curación que prefiramos –no importa si es tradicio-
nal o alternativa, espiritual o psicológica–puede, al final, ser menos
importante que la experiencia subjetiva de la curación. Es más: la
línea divisoria entre la herida física y la psicológica o enfermedad
puede volverse más borrosa de lo que parece. Al buscar la curación
a nivel interior, estamos buscando algo que nos ayude a recuperar el
tipo de funcionamiento integral que se supone debemos realizar en
nuestra vida diaria. Decimos entonces: «Siento que algo se ha cura-
do. La herida interior ya no destruirá ni limitará más mi vida. El es-
tado de enfermedad (o incomodidad)8. Cada uno ve y siente la
8
Juego de palabras de la autora entre disease, enfermedad, y dis-ease, incomodi-
dad (N. del T.)
38
herida o enfermedad de forma distinta. Ya no nos identificamos con
ella. Ya no nos sentimos atrapados en el veneno y la tristeza, el en-
fado y el dolor, la soledad y el miedo. Quizá todavía nos duelan esos
sentimientos; incluso es posible que todavía se manifiesten síntomas
físicos. Pero ya no somos más la herida. Somos una persona que
experimenta una herida. Porque al haber recuperado la capacidad de
ser lo que se supone que hemos de ser, la herida ya no tiene el poder
de impedirnos seguir siendo lo que somos.
Todo esto está conectado con la clase de sanación que ofrece el
Sol y es la esencia de la curación lo que funcionaba en esos centros
de la antigüedad donde se rendía culto a Apolo y Asklepios, su hijo.
No sabemos mucho acerca de las técnicas usadas en esos centros de
sanación, salvo que el trabajo con la música y los sueños eran im-
portantes. La comunidad científica se va dando cuenta,
gradualmente –mirabile dictu!–de que puede haber algo de cierto en
ello. No hace mucho apareció en el Times un artículo acerca de un
nuevo y gran descubrimiento: ¡la música realmente produce efectos
en el cuerpo! ¡Impresionante! Los griegos ya trabajaban sobre esto
hace 2.500 años. Eran bien conscientes de la armonía en la música,
la armonía en la psique y la armonía en el cuerpo. No necesito re-
cordarles que Apolo era el dios de la música y que su forma ca-
racterística de manifestarse era a través de los sueños.
El dios de la música
40
El juego solar
43
Oyente: Tengo la sensación, a veces, de que cuando he conseguido
crear algo auténtico, me ha quedado una gran calma interior, como
un sentimiento de no necesitar seguir trabajando en ello.
Liz: Eso es porque has tocado el centro. Todo lo demás se mueve
alrededor, pero el centro está quieto.
Oyente: La alegría está en el hacer, y a veces ni siquiera te das cuen-
ta de que eras feliz hasta después de terminarlo.
Liz: ¿Podemos detenernos un momento en la palabra «feliz». Prime-
ro has usado la palabra «alegría» y después la palabra «feliz». No
son la misma cosa. La felicidad es algo a lo que dedicamos mucho
tiempo a perseguir, porque creemos que deberíamos tenerla. Pero no
estoy segura de que el Sol tenga nada que ver con la «felicidad» en
el sentido usual de la palabra. Sospecho que la felicidad está conec-
tada con otros elementos de la carta.
44
Sin esa sensación de significado, esa experiencia de «egoidad»,
necesitamos a otras personas que alimenten ese sentimiento. Sin
ellas cuesta encontrar una razón para seguir viviendo. De esa forma
la felicidad nos sigue eludiendo, porque depende de otros que ten-
gamos el falso centro que falta en nuestro interior. Una separación
puede tener consecuencias devastadoras, porque es mucho más que
una pérdida emocional. Es la pérdida de nuestro centro, que ha sido
proyectado hacia otra parte fuera de nosotros. Podemos sentir satis-
facción al experimentar la Luna o Venus. Pero en el momento en
que la red de relaciones se ve perturbada o se produce una decep-
ción emocional, uno pierde confianza en sí mismo y en la vida.
Muchos de los horribles estados emocionales que sufre la gente vie-
nen dados porque el Sol no brilla. La forma en que experimentamos
las decepciones emocionales se ve poderosamente afectada por el
Sol. Esto no significa que la luz solar nos protegerá de los senti-
mientos de miseria, desgracia, dolor, rechazo, abandono u horror si
alguien se aleja de nosotros o nos decepciona o muere. Sin embargo,
nosotros tenemos una razón para vivir más allá de esa relación. Te-
nemos nuestro propio propósito, nuestro propio destino.
Es interesante traer a colación la Oda a la Alegría de Beetho-
ven, que forma parte del último movimiento de su Novena (y
última) Sinfonía. Beethoven no era exactamente la alegría de la
huerta cuando la compuso. ¿Alguien de vosotros ha visto la película
Amada inmortal, protagonizada por Gary Oldman? Les recomiendo
que la vean, por cuanto es relevante para el tema que estamos tra-
tando. Al final de la película Beethoven es viejo y está enfermo,
pobre, solo y sordo como una tapia. La vida se ha desmoronado a su
alrededor. Es prácticamente un extraño para el hombre que él cree
es su hijo, el único ser humano con el que todavía mantiene alguna
conexión emocional. Y aun así, todavía es capaz de componer la
Oda a la Alegría. ¿Cómo pudo hacer eso? No estamos hablando de
la alegría en el sentido de felicidad personal. La música habla de
algo más: de la alegría de toda la Creación, de la música del Cos-
mos, que la película consigue transmitir en la imagen del niño con
su rostro vuelto hacia los cielos infinitos. Nadie podría sentirse más
derrotado que Beethoven al final de su vida. Sin embargo, esta mú-
45
sica tiene el poder de inspirar al oyente.
Oyente: Incluso si estás pasando por una época muy difícil, algo te
empuja hacia adelante, como una conexión con algo.
Liz: Sí, hay algo dentro de uno que le dice: «Todavía vales la pena.
Por esta razón sigues vivo y no importa por lo que estés pasando».
Eso forma parte del propósito de tu existencia. Es una convicción
profunda de propósito individual que el Sol transmite. Provoca que
encontremos un sentido a la sinrazón de la existencia, aunque no
mediante ninguna filosofía racional ni ningún conjunto de creencias
espirituales empaquetadas en papel de regalo.
La vida es verdaderamente injusta y golpea duramente y de
forma inmerecida a personas que no merecen sufrir. Si observamos
la vida de forma realista pero con los ojos de un niño, podemos ver
su injusticia con una claridad terrible. No importa cuán buenos y
esclarecidos seamos: todavía sentimos el puñetazo en la cara. Ni la
inocencia ni el conocimiento pueden protegernos. Neptuno puede
ofrecer consuelo con una visión de la bendición de la unidad tras la
encarnación, pero no puede proporcionar un propósito para vivir y
seguir creando. Júpiter puede ofrecer la intuición de un Cosmos que
tiene sentido, pero no es una visión personal y no puede definir la
singularidad propia. Saturno puede ofrecer resistencia; pero si eso es
todo lo que tenemos, puede resultar condenadamente triste y depri-
mente. Sin el principio solar la vida es un lugar prácticamente sin
alegría.
Oyente: ¿El Sol se sitúa en el plano de lo eterno? Contemplarlo es
como ver un reflejo de lo que podríamos ser si fuéramos perfectos.
Liz: Conviene recordar que Apolo, el dios-Sol, es el portador de la
luz, no la luz misma. El glifo astrológico del Sol es el mismo que se
usaba para Apolo en las monedas antiguas: un punto dentro de un
círculo. El círculo es perfecto, sin principio ni fin, únicamente en-
carnado en el punto central, que está sujeto al tiempo y al espacio y
anclado a un mundo imperfecto. En Delfos este punto estaba simbo-
lizado por el omphalos (ὀμφαλός), el ombligo como lugar del
nacimiento terrenal. El Sol astrológico es equivalente al Apolo míti-
46
co. Lo que lleva Apolo es la idea platónica del Uno. El dios es su
vehículo. En este sentido, cada uno de nosotros carga una pequeña
chispa de la eterna energía vital, el Uno, que es perfecta. A esto es-
tamos conectados cuando estamos absorbidos completamente por
una creación artística, lo que nos hace experimentar un tipo intem-
poral de alegría. No suele durar y tampoco podemos garantizar
volver a sentirla. Pero dado que la llevamos de una forma profun-
damente individual, sentimos que hay un lugar para nosotros en el
Universo, a pesar de que no entendamos qué lugar sea ése o incluso
si fracasamos en vivir a la altura de nuestros ideales.
Oyente: Podemos tener un atisbo de ella, como Beethoven. A pesar
de que estaba en la más absoluta pobreza, al tomar las decisiones
correctas, pudo haber vivido esa Oda a la Alegría, no simplemente
haber tenido un atisbo.
Liz: ¿Por qué dice usted que él no la vivió? Quizá él la vivió tan
profundamente que no quedó lugar para la felicidad personal. Nos
extenderemos ampliamente sobre este particular más tarde; pero ya
ahora podemos considerar este enigma resuelto en el mundo de la
música de forma dramática. Muchos compositores parecen estar
conectados con el principio solar, si bien su vida terrenal parece un
desastre completo. A menudo la necesidad de crear es tan apremian-
te que cualquier posibilidad de alcanzar la felicidad personal es
voluntaria e implacablemente sacrificada. No estamos en situación
de decir que ellos simplemente «se quedaron con un atisbo de ale-
gría».
Oyente: Yo creía que existía un vínculo entre la música y Neptuno.
Liz: Claro que existe. Pero para que una persona traduzca la «músi-
ca de las esferas» a través del muy personal vehículo de la
creatividad personal y del estilo personal es imprescindible la parti-
cipación del Sol.
47
Apolo y la serpiente Pitón
Expresión creativa
9
La etimología del nombre de Apolo, Apóllon, ha desafiado la reconstrucción
lingüística durante mucho tiempo. Walter Burkert sugirió que la forma dórica del
nombre, Apéllon, está conectada con la palabra apellai, relativa a un festival pe-
riódico de carácter estacional de grupos familiares. Gregory Nagy sugiere que
está también relacionado con apeilé, basada en el concepto del discurso, de forma
que Apolo es el dios de los discursos solemnes pronunciados ante una asamblea,
o relatos de los mitos, mûthos, en el contexto de un ritual. También se refiere a
los juramentos. Claramente se relaciona con el pronunciamiento del oráculo (Ver
Apollo: Origins and Influences, ed. Jon Solomon, University of Arizona Press,
Tucson y London, 1994, “The Name of Apollo: Etymology and Essence” por
Gregory Nagy.)
10
Tomado de Temis. Estudio de los orígenes sociales de la religión, Jane Harri-
son. Merlin Press, Londres, 1963.
52
Liz: ¿Qué es una idea?
Oyente: Es un pensamiento que uno tiene.
Liz: Pensemos en el ciclo zodiacal. Empecemos con Aries o, trasla-
dado al horóscopo, la Casa I. A veces necesitamos retroceder y
recordar lo básico. El primer grado de Aries es el principio del nue-
vo ciclo: el gran grito cósmico de la vida: «¡Aquí estoy!». Es la
erupción del Fuego cardinal, el impulso primario de la energía vital
cuyos estallidos incontenibles hacen avanzar la primavera en el
equinoccio vernal. La Casa I representa, en el horóscopo, el momen-
to del nacimiento. El individuo llega al mundo como una entidad
independiente. Luego pasamos a Tauro y la Casa II. En Tauro y la
Casa II, la vida dice: «Estoy encarnado. Soy una realidad en el
mundo físico». La Casa II representa la experiencia de la materiali-
zación: «Veo, oigo, huelo, gusto, toco, tengo hambre, tengo frío,
tengo sed. ¿Qué es lo que satisface mis necesidades? Esto me hace
sentir bien, esto me hace sentir fatal. Esto es placentero, esto es do-
loroso. Valoro lo que me hace sentir bien y rechazo lo que me hace
sentir mal».
¿Y después? Entramos en el signo de Géminis y la Casa III. En
Géminis la vida dice: «Estoy aquí y tengo un cuerpo. Ahora debo
aprender del mundo que me rodea». La Casa III del horóscopo es el
descubrimiento de la alteridad del mundo exterior. Así, al igual que
la Séptima y la Onceava, es una casa de relaciones. El mundo incide
en nosotros a través de los hermanos, que son mucho más «otros»
que los padres, y a través de nuestras primeras experiencias escola-
res, cuando salimos de la matriz familiar. Nos inunda la información
y debemos aprender a procesarla. Por lo tanto, debemos aprender,
debemos formular y conceptualizar, debemos reunir información.
De otro modo, ¿cómo podríamos canalizar el ingente caudal de in-
formación de las experiencias que nos golpean en cada momento del
día?
Oyente: Yo creo que la Casa VI está mucho más relacionada con el
orden del entorno.
Oyente: Esto no tiene que ver con el orden. Creo que puedo enten-
53
derlo. En la Casa III uno explora qué es lo que hay por ahí cerca.
Liz: Sí. ¿Y cómo exploramos lo que tenemos cerca? Ponemos un
nombre a las cosas. Identificamos sus características y las clasifica-
mos para referencia futura. El orden al que se refiere Virgo, el de la
Casa VI, es un orden necesariamente posterior al de Géminis. Una
vez conocemos el nombre de las cosas y la categoría a la que perte-
necen, podremos entender cómo conectan entre ellas y ayudan a
hacer la vida mejor y más eficiente. La dimensión virginiana de
Mercurio sólo puede operar si la dimensión geminiana ha identifica-
do previamente la naturaleza del mundo en que vive. Virgo puede
querer ir desde el Regent’s College hasta Berkeley Square de la
forma más rápida y eficiente. Pero para ello es necesaria la expe-
riencia geminiana directa que proviene de explorar todas las rutas
posibles, para que uno no se pierda en el camino una y otra vez.
Géminis es feliz con la experiencia de andar sin rumbo fijo y descu-
brir. Virgo está más interesado en el hecho de que la ruta más corta
es cruzar Marylebone Road, bajar por Baker Street, cruzar Oxford
Street y seguir camino abajo por Duke Street. Esto no sería posible
si Géminis no hubiera descubierto primero una calle principal lla-
mada Marylebone Road.
Oyente: Entonces, la Casa III proporciona un sentido de la estructu-
ra.
Liz: Sí, proporciona estructuras mentales. En la Tercera, estructura-
mos nuestro entorno identificando las diferencias entre las cosas. Y
el procedimiento es ir creando una idea abstracta de cada cosa en sí
misma. A través de las ideas clasificamos las experiencias, pues de
otra forma nos haríamos un lío monumental. Nuestros sentidos no
pueden etiquetar las cosas por nosotros. Simplemente, nosotros las
olemos, tocamos, vemos, oímos y gustamos. Los niños pequeños se
orientan a través del olfato, el tacto y el gusto de las cosas. Eso les
aclara si el objeto sabe o huele bien o mal. Cuando son lo bastante
mayores para hablar, señalan al objeto y dicen «Gato. Yo. Perro.
Lápiz». El niño ha estructurado su experiencia sensorial abstrayendo
una idea del objeto para futura referencia. «Ahora ya sé lo que es
una caca de perro. La próxima vez que vea algo parecido no me lo
54
meteré en la boca. Sale del trasero del perro y huele y sabe mal».
Todo esto forma parte del procesamiento de información de la Casa
III. Implica reconocer y diferenciar los componentes del entorno.
¿Cómo adquirimos esta clase de conocimiento? No podemos
desarrollarlo en el vacío. Debemos contactar con el mundo. El co-
nocimiento derivado de la Novena casa puede surgir de forma
intuitiva, pero el conocimiento propio de la Tercera surge de la in-
teracción. ¿Cómo sé yo que esto es un bolígrafo? Si no hay nadie
que me lo diga, debo resolver por mí mismo la cuestión, aunque el
proceso sea desordenado. ¡Ah, pero escribe! ¡Y gotea una materia
de color negro en mis manos al apretarla!». Un niño siempre está
preguntando a sus padres: «¿Cómo se llama esto?», «¿Para qué sir-
ve?», «¿Por qué la hierba es verde?», «¿Por qué el cielo es azul?».
Tenemos que interactuar para aprender, ya sea con otros humanos o
con el mismo objeto del que queremos aprender algo. El interés de
la Casa III está en aprender; y en orden a aprender debemos estar en
contacto. Esta es la casa de los contactos y las conexiones, todos con
el propósito de expandir nuestra base de datos mental. Para sentirse
vivo, sentir que hay una razón para vivir, el Sol en la Casa III estará
aprendiendo más y más cada día. Si esa capacidad se ha suprimido o
la persona con el Sol en la Tercera desconoce esa profunda necesi-
dad, ¿qué ocurre?
Oyente: Se va la luz.
Liz: Sí. Uno se hunde en un mundo tedioso, aburrido, lúgubre, sin
vida. Uno se ahoga, mental y espiritualmente.
Oyente: Conozco a alguien con el Sol y la Luna en la Casa III. Ha
trabajado durante mucho tiempo estudiando las alteraciones del sue-
ño. Estaría despierto toda la noche estudiando y se quedó doce años
en la Universidad para realizar el estudio. Estudiaba las alteraciones
del sueño porque padecía de insomnio.
Liz: La búsqueda del conocimiento, cuando el Sol se halla en la Ca-
sa III, es al mismo tiempo un hambre y una lucha. Es un hambre
porque el aprender le hace a uno sentirse más vivo que cualquier
otra cosa. Y una lucha, porque todo el conocimiento que uno absor-
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be a través del sistema educativo convencional le parece algo insufi-
ciente e incompleto. No iniciamos nuestra vida con el Sol brillando
a toda potencia. Hay un pequeño rayo que nos hace guiños, pero
todavía no existe un ego capaz de integrar o formular ese pequeño
rayo como meta o aspiración. Durante la infancia proyectamos al
Sol. Aunque lo somos, todavía no sabemos que lo somos o incluso
que queremos convertirnos en él. Lo percibimos «ahí fuera» y se-
guimos la luz. Tenemos que luchar para llegar a ser nosotros
mismos el Sol. Muy a menudo, cuando el Sol está en la Casa III, la
proyección recae sobre un hermano, que parece ser el portador de la
luz. O puede tratarse de un profesor, o una corriente de pensamiento
o una colección de ideas. La luz parece estar en algún lugar ahí fue-
ra y tratamos de alcanzarla moldeando nuestros pensamientos y
actitudes de acuerdo con fuentes «externas». Ahí comienza una lu-
cha tremenda a fin de encontrar la propia luz.
El dios solitario
Oyente: ¿Qué hay de las Musas? ¿No están también conectadas con
Apolo?
Liz: Sí. Existen diferentes versiones en el mito acerca de lo que son
las musas. Habitualmente son representadas como sus compañeras.
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Pero tampoco engendra hijos con ellas. Se trata de unas figuras cu-
riosamente estáticas, sin historia propia. Son facetas del mismo
Apolo. He incluido sus nombres y funciones en el diagrama que
hemos visto anteriormente. Apolo las envía al mundo y ellas visitan
a los hombres brindándoles inspiración creativa. El hecho de que
sean mujeres, como la Pitonisa, es muy interesante. Dadas todas
esas imágenes conectadas con el dios solar, hemos de concluir reco-
nociendo que Apolo no es estrictamente una figura masculina, sino
andrógina; y las Musas, al igual que las Pitonisas, sus atributos fe-
meninos.
Es importante esta imagen de la inspiración que llega a los
hombres a través de figuras femeninas. El impacto directo del poder
solar sobre la conciencia podría destruir a cualquier mortal. Uno no
escucha la Novena Sinfonía de Beethoven directamente del dios,
sino que envía una Musa. Lo que significa que la inspiración se fil-
tra a través de los sentimientos, la imaginación, la intuición y las
sensaciones corporales. Para muchos artistas, la Musa es proyectada
sobre una mujer de carne y hueso que sirve de canal (una figura del
anima, como diría Jung) y activa el alma y abre la puerta a esa inspi-
ración. Pero la Musa no tiene que materializarse en forma humana,
como le ocurrió a Wagner al componer Tristán e Isolda. La Musa
puede ser la naturaleza misma. La poesía de Wordsworth o la músi-
ca de Elgar están inspiradas por la naturaleza.
Oyente: ¿La Musa siempre es femenina?
Liz: En el mito las Musas son femeninas. Pero la inspiración creati-
va sobreviene a cualquiera de los dos sexos, y no depende de que
exista o no una mujer real. Un hombre puede servir de inspiración
tanto para una mujer como para otro hombre. Debemos ser cuidado-
sos con la manera en que atribuimos cualidades «masculinas» o
«femeninas» a los planetas. ¿Qué significa el mito de las Musas?
¿Por qué se representa la inspiración creativa como proveniente de
una deidad masculina aunque transmitida por una deidad femenina,
ya sea hombre o mujer quienes la reciban?
Oyente: Si eres mujer, tienes que usar tu lado masculino para ser
creativa.
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Liz: El trabajo creativo es siempre la síntesis de las cualidades mas-
culinas y femeninas, siendo irrelevante qué sexo esté realizando
dicho trabajo. Creo que eso es lo que significa la yuxtaposición de
las Musas y el dios-sol en el mito. Para escribir un libro, pintar un
cuadro o componer música son necesarias lógica e imaginación,
estructura y flexibilidad, planificación y espontaneidad, visión clara
y la gestación en la oscuridad. La sola lógica, sin el concurso de la
inspiración produce un galimatías incomprensible, si es que produce
algo que no sea un mal remedo de la gran obra que nunca se ha
creado de verdad. La inspiración empieza su camino en el Sol, pero
no llega hasta el ser humano mediante un canal masculino, sino fe-
menino, sin importar que uno sea hombre o mujer. ¿Qué significa
esto?
Oyente: Se trata del lado receptivo.
Liz: Sí, es el lado receptivo. Es algo que, estando en calma, puede
escuchar y recibir. Para crear primero debemos recibir. Además,
creo que eso tiene algo que ver con la implicación emocional, física,
de la intuición y de la imaginación. Expresar la luz solar de una
forma creativa requiere mucho más que facultades intelectuales o
sentido práctico. Se necesitan unas capacidades más sutiles y uno
debe sentirlo por dentro. Por eso los intentos de creación a partir
únicamente de una estructura intelectual fallan estrepitosamente.
Como he mencionado antes, en la música moderna abundan las pie-
zas que se crean solamente desde el intelecto. La gente las escucha y
no pasa nada. Son aburridas y deprimentes, hasta el punto de que
apagamos la radio o nos vamos en mitad del concierto porque no se
transmite nada desde el sentimiento, el corazón, el cuerpo. No se
invocan imágenes, no vienen recuerdos a la memoria, no sucede
ningún cambio interior. Se podría decir lo mismo de ciertas obras de
la arquitectura: se diseñan con el cerebro, sin participación de sen-
timiento alguno ni proyección de quién podría vivir o trabajar en
ellos. Resultan fríos, sin alma y crean más sufrimiento y alienación
que armonía y alegría. La inspiración de las Musas debe provenir
del lado femenino de cada hombre y mujer.
Oyente: En cierto sentido eso hace que para un hombre sea más fácil
59
crear que para una mujer.
Liz: ¿Por qué?
Oyente: No estoy seguro, pero parece que ése sea el caso.
Liz: Quizá el «crear» parece distinto de lo que usted hace cada día
como hombre. Una mujer que trabaje desde su lado femenino está
simplemente siendo ella misma y por tanto no le hace falta decir
«Ahora soy creativa». Relacionarse con niños, cocinar o tratar con
el público en el trabajo requieren grandes dosis de creatividad. Sin
embargo, se dan por sentadas y no se consideran creativas. Oigo a
muchas mujeres decir: «No soy una persona muy creativa, porque
nunca he triunfado al escribir un libro o al pintar un cuadro hermo-
so». A pesar de ello, la habilidad de interactuar con los demás de
forma receptiva puede ser una obra de arte. Dado que no es dramáti-
co, no diferente en la vida cotidiana, uno no reconoce en ella la
creatividad solar. Uno no es capaz de ver a la Musa en esa actividad.
Desenvolverse con gracia en los flujos y reflujos de una relación
también es un arte musical. Mantener diálogos creativos con adoles-
centes es también un arte poético. Las Musas no limitan su
inspiración a la noche del estreno o a la galería de arte.
Con esta infraestructura mítica, la astrología también se percibe
como un arte, y de hecho una de las Musas, Urania, rige la astrolo-
gía. Algunos textos clásicos la hacen Musa de la astronomía; pero
en el mundo clásico no existía eso de la astronomía pura. Astrología
y astronomía iban de la mano y la más moderna se utilizó para pro-
porcionar una estructura a la más antigua. Las Musas son
personificaciones de las artes.
La Historia es un arte y así, también entre las Musas hay una
dedicada a la Historia. Pero nos han enseñado que la Historia es el
estudio de los hechos. Eso es una afirmación poco menos que inge-
nua. Mehmet el Conquistador invadió Constantinopla en 1453. Es
un hecho histórico. Pero dependiendo del libro en que lo leamos,
Mehmet puede ser igualmente un cruel tirano o un redentor, un gue-
rrero de la verdadera fe o un vil hereje. Los biógrafos cristianos
deploran el hecho de que masacró a los cristianos y convirtió en
mezquita la iglesia de Santa Sofía. Sin embargo, Mehmet no la de-
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rribó, al contrario que los cristianos, que derribaron los templos de
los dioses en Grecia y Roma y la Iglesia fue culpable de muchas
más masacres gratuitas a través de los siglos que Mehmet.
¿Cuál es aquí la verdadera historia? Si ustedes visitan el Coliseo
de Roma, verán una enorme placa colocada por uno de los Papas en
honor de los mártires cristianos que «murieron por su fe». Pero a los
romanos no les interesaba perseguir a quienes tuvieran otra religión.
Eran extraordinariamente tolerantes respecto de otras perspectivas
religiosas y no percibieron el cristianismo como intrínsecamente
erróneo o amenazador. Solamente pretendían la obediencia a la las
leyes básicas del Estado, dentro las cuales uno podía adorar al dios
que quisiera. Los primeros cristianos no reconocían al emperador
como gobernante. Por eso murieron. El martirio tuvo lugar no tanto
por razones religiosas, cuanto políticas. Quizá la placa hubiera debi-
do decir «a los mártires cristianos que murieron por sus
convicciones políticas». ¿Cuál es la verdadera historia?
Oyente: A veces pienso que mucha de la historia que nos enseñaron
en la escuela es mentira. Crecí en Estados Unidos en los 50 y nos
enseñaban que los indios eran violentos salvajes, mientras que los
colonos eran buena gente. Afirmar eso ahora es políticamente inco-
rrecto. Ahora se enseña que los indios eran la buena gente y los
colonos, en cambio, unos tipos codiciosos y pendencieros. ¿Cuál es
la verdad?
Liz: Esto es lo que dicen que preguntó Poncio Pilato. La verdad his-
tórica depende muchísimo de qué gobierno, qué religión o qué
ideología social detentan el poder. Las viejas ideas son desechadas,
los libros censurados o quemados, los programas educacionales re-
escritos. En las «obras teatrales históricas» de Shakespeare, los
Tudor aparecen siempre limpios como una patena y los Plantagenet,
como Ricardo III, siempre como villanos. Ricardo III no era un jo-
robado y, de acuerdo con las últimas investigaciones, no asesinaba a
los príncipes en la Torre de Londres. Enrique VI (un Tudor), proba-
blemente así lo hizo. Pero en la obra el villano es Ricardo III.
Esto se debe a que Shakespeare escribía para la reina Isabel I,
que era una Tudor. Los que tienen poder se afanan en reescribir la
61
historia, ya sea directamente o a través de los artistas a los que pa-
trocinan. La historia es un proceso creativo. Seleccionamos los
hechos que convienen a nuestros argumentos, los hilvanamos y los
interpretamos después con imaginación y emoción. Y luego deci-
mos: «Esto es historia». Por supuesto la interpretación cambia,
como también la importancia de determinados hechos históricos. Y
a veces los mismos hechos son ignorados o negados. Todavía hay
alemanes que afirman que el Holocausto nunca ocurrió. No sólo no
están siendo creativos con la historia, sino que además niegan la
realidad. La historia de la presencia británica en Irlanda contada por
los británicos es un ejercicio muy interesante de imaginación creati-
va. La historia de la presencia británica en Irlanda contada por los
irlandeses es otro ejercicio no menos interesante de imaginación
creativa. A menudo parecen tener poca o ninguna semejanza entre
ellas. Creo que pueden captar el paralelo con la historia personal de
un individuo, la cual, como cualquier analista les podrá explicar, es
bastante más un proceso creativo que una simple recogida de he-
chos.
Ya se trate de naciones o de individuos, los hechos históricos
con frecuencia se suprimen o se manipulan, para luego volver a salir
a la superficie mucho tiempo después, lo que a su vez requiere es-
cribir una nueva historia. Nuestra comprensión de la historia cambia
constantemente. Creamos relatos de cualquier hecho que conozca-
mos o nos parezca sabroso, dependiendo de cómo queremos ver a
los demás países, a nuestro propio país, qué opinamos de las demás
razas y de nuestra propia raza. Para decirlo en dos palabras: como
queremos ver la vida y a nosotros mismos. Cualesquiera que sean
las cuestiones que nos sean propias, creamos y recreamos historias
para justificar nuestro lugar en la historia en cualquier época. Es un
proceso creativo.
Así, pues, aquí tenemos a Apolo, Señor de las Artes, que envía a
su Musa de la historia al efecto de inspirar la creación de una histo-
ria dirigida a una sociedad determinada, a una cultura determinada o
a un particular historiador de cualquier época. Siempre podemos
decir: «Bueno, pero éstos son los hechos, éstas son las estadísticas,
ésta es la verdad». De la misma forma, algunos astrólogos se dan de
62
cabezazos contra un muro diciendo: «¡La astrología es una ciencia!
¡Podemos probarlo con estadísticas!». Sin embargo, la astrología es
una Musa en el mito. Como astrólogos, somos inspirados por Ura-
nia, la Musa de la astrología. ¿Qué ocurre cuando Apolo envía a
Urania para inspirarnos?
Oyente: Interpretamos la carta de forma creativa. El simbolismo nos
habla directamente.
Liz: Sí, creamos una historia, ¿verdad? Es todo un arte crear una
historia a partir de una carta, una historia que pueda ser contada a
aquellos que necesitan oírla. Que sea la historia «acertada» depende
de muchos factores. ¿Qué es una historia «acertada»? Todos uste-
des, que son honestos consigo mismos y no están encerrados en un
sistema rígido de interpretación, saben que la carta puede abordarse
desde diferentes perspectivas. Cada carta ofrece diferentes niveles
de interpretación. Aunque ciertos conceptos básicos permanecen
inalterados, podemos interpretar los signos, casas, emplazamientos
de las casas de forma particular, dependiendo de nuestra particular y
personal inclinación. Cualquiera que sea nuestro enfoque, podemos
incluir nuestras percepciones y construir una historia que tenga total
sentido para ese cliente en concreto.
Si ese cliente vuelve al cabo de un año, puede que las cuestiones
fundamentales no hayan cambiado mucho, pero la historia sí puede
contarse de forma distinta. Piensen en las diferentes versiones cine-
matográficas de novelas como Drácula, Grandes esperanzas o
Cumbres borrascosas. Leer la carta de esta manera provoca un esta-
do enormemente creativo, espontáneo e inspirador. Es un arte y sin
duda alguna, la Musa ha llamado a nuestra puerta. Esto significa que
la carta debe ser sentida, intuida y no simplemente unidas las piezas
de la misma con un poco de lógica. Por más que debamos retener en
nuestra mente lo fundamental de la estructura de la carta, que debe
ser comprendida en profundidad, una carta no se puede interpretar
sólo con el intelecto, pues nos quedaría únicamente un retrato bidi-
mensional. Incluso si la interpretación suena bien sobre el papel y
acertamos con las palabras clave, el cliente huirá despavorido de una
interpretación sin inspiración y sin luz, porque no hemos tenido a la
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Musa a nuestro lado.
Ahora voy a colocar una carta en el retroproyector y la usare-
mos para analizar el Sol en un determinado emplazamiento por
signo y casa. Podremos emplear las imágenes míticas vistas ante-
riormente para amplificar nuestra interpretación.
64
Cartas de ejemplo
Tony Blair
6 de Mayo de 1953, 6.10 am, Edimburgo
66
interna con aquello que nos da una sensación de propósito y destino,
se ve coloreada por la sensación de unidad con el gran colectivo.
Así, el Sol no puede ser enteramente individual, salvo en la manera
en que se da voz a los sueños y aspiraciones del colectivo. Ésta es la
última de las doce casas. Es el lugar en que se disuelve y desintegra
todo aquello que formaba parte del viejo ciclo, y donde al mismo
tiempo todo está en formación antes de que se inicie el nuevo ciclo.
Es una casa tanto de finales como de inicios. ¿Alguno de vosotros
tiene al Sol en la casa XII? Vaya, unos cuantos de vosotros. ¿Qué es
lo que necesita este Sol?
Oyente: Existe una sensación de débito, de necesidad de corregir y
volver a colocarlo todo en su sitio.
Liz: Ése ha sido un comentario verdaderamente astuto. Existe un
sentimiento de débito, de obligación hacia el pasado colectivo.
Además, emplazado en esta casa, el Sol actúa como médium, como
canal. Muchos actores y artistas tienen al Sol en la XII.
Oyente: Da forma al inconsciente colectivo.
Liz: El Sol se halla en un signo de Tierra, luego la forma en que el
Sol canaliza y transmite el mundo de la casa XII ha de ser terrenal.
Debe hacerse algo fuera del mundo de los sueños y anhelos que ten-
ga un carácter práctico y útil para los demás. Si fuera Piscis el signo
en la cúspide de la casa XII, el vehículo sería mucho más imaginati-
vo, más interior, sim que existiera la necesidad externa de «hacer»
algo. O tal vez se trataría de un camino espiritual del que los demás
no hubieran oído hablar. Aquí está en un signo de Tierra. ¿A qué es
lo que se querría dar forma?
Oyente: Quiere dar forma al reino de lo inmaterial y convertirlo en
algo taurino. Podría tener que ver con una economía saneada o esta-
ble, o con objetos hermosos, o con la naturaleza.
Liz: Si. Los anhelos colectivos, con este Sol, están sintonizados y
conectados con la seguridad, la estabilidad y el confort del mundo
material. No obstante y a pesar de este componente terrenal, este
hombre es un visionario. El Sol siempre es vehículo de la luz, pero
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aquí este vehículo brilla bajo el agua. ¿Qué es lo que está tratando
de alumbrar?
Oyente: Lo que has dicho. El anhelo humano de seguridad. Nuestra
necesidad de sentirnos seguros en la vida.
Liz: Sí, creo que es el anhelo colectivo lo que hay tras este Sol en
Tauro. Es un anhelo fundamental de la humanidad que se remonta a
milenios atrás.
Oyente: El Sol en la Casa XII necesita traer a la consciencia lo que
está oculto.
Liz: Sí. Lo que es informe, inconsciente, lo que está oculto. Aquí
encontramos las deudas y herencias del pasado, los antepasados y
los daimones ancestrales, los mitos familiares y culturales. Eso es lo
que ilumina la luz solar, esto es lo que conlleva. Nada fácil, ¿ver-
dad? ¿Cómo puede ser alguien un individuo cuando está tan abierto
a la dimensión colectiva? ¿Qué le ocurre a la persona?
Oyente: Pasa por una especie de crucifixión.
Liz: Probablemente conlleve un elemento de sufrimiento. Los mitos
de la casa XII representan con frecuencia desmembramiento, desin-
tegración, ahogamiento, purificación, sacrificio, renuncia a algo.
Para el Sol en la Casa XII siempre hay que renunciar a algo.
Oyente: ¿Debería renunciar al confort? Tauro me hace pensar en el
confort material: buena comida, buenas sensaciones. Quizá el Sol en
la XII debe renunciar al placer de sentirse cómodo.
Oyente: Desde luego, el Sol en Tauro está relacionado con el cuer-
po. Quizá estemos aquí ante cierto sacrificio en el área de la salud.
Liz: Más que interpretar el signo solar como aquello que se sacrifi-
ca, quizá sea de más ayuda ver la manera en que se ofrece ese
servicio y el tipo de anhelo colectivo que está buscando expresarse
en forma humana. Si esto implica algún sacrificio, tiene que ver más
con el nivel puramente personal de la expresión solar. Si el Sol se
halla por encima del horizonte, nuestro daimon nos involucra en
algo más grande que nuestro propio desarrollo personal y nuestra
68
plenitud. El eje Ascendente-Descendente, que es la línea del hori-
zonte, divide por la mitad las casas relativas al desarrollo personal y
las casas relativas al desarrollo dentro de un contexto colectivo. Al-
gunos llaman a las casas bajo el horizonte «casas personales»,
mientras que a las que están por encima las denominan «universa-
les». Siguiendo esta terminología, es la última de las casas
«universales». El Sol debe abandonar sus demandas puramente per-
sonales respecto de los valores y placeres taurinos. Esto no significa
que Mr. Blair no pueda disfrutar de los placeres físicos o deba sacri-
ficar su confort. Pero no se sentirá satisfecho hasta que los demás se
sientan cómodos y contentos. Los fantasmas de las generaciones
pasadas le están susurrando en todo momento al oído. Si desea se-
guir su destino, no puede vivir sola y exclusivamente para sí mismo.
La expresión personal de su luz solar se combina con una necesidad
colectiva mayor. Ése es el sacrificio.
Con el Sol en la XII debemos preguntarnos: «¿Qué es lo que es-
ta persona está canalizando para el colectivo? ¿Cuál es la naturaleza
de la herencia ancestral que ese colectivo necesita expresar?». Aho-
ra, canalizar para el colectivo no es siempre una buena cosa. Tener
al Sol en la XII no significa canalizar exclusivamente cualidades
positivas de la herencia ancestral. Uno puede canalizar el colectivo
en tiempos de psicosis; y si la herencia familiar es profundamente
perturbadora, es una necesidad ineludible encontrar la manera de
darle forma positivamente. Uno puede ser el portavoz de un colecti-
vo que se ha vuelto loco. «Colectivo» no se equipara necesariamente
a la bondad o a la espiritualidad. Hay momentos en la historia en
que la sociedad se vuelve majara. Habitualmente esos momentos
coinciden con configuraciones planetarias en que están fuertemente
involucrados los planetas exteriores. Todo se vuelve caótico, los
movimientos de masas explotan, algunos de los cuales son increí-
blemente aterradores y destructivos.
No siempre es divertido servir como canal al colectivo. Es un
mar de potencialidades, tanto oscuras como luminosas, las cuales no
se han manifestado aún y provienen tanto del pasado como del futu-
ro por llegar. Una persona con el Sol en la casa XII debe luchar para
mantener su individualidad, o acabará siendo dominada por aquello
69
que canaliza. A menos que sea capaz de expresar la luz solar, puede
convertirse en una víctima de la marea colectiva, en vez de un por-
tavoz voluntario de ese mismo colectivo. El Sol en la casa XII suele
ser víctima debido a que el Sol no brilla. Se encuentra bajo el agua y
se está hundiendo, y entonces la cara oscura de la casa XII queda
mucho más al descubierto. Los viejos libros de texto no se andan
con paños calientes a la hora de rotular esas manifestaciones: locura,
adicción, enemigos ocultos y enfermedades debilitantes son las aso-
ciaciones tradicionales de un Sol «afligido» en la casa XII. De modo
que «él mismo se busca la ruina», lo cual puede se puede aplicar a
este caso más que a otros que hayamos examinado antes. No obstan-
te, en esta casa el Sol no es «maléfico». La conciencia debe existir,
porque de otro modo uno puede acabar crucificado por su propia
apertura a la psique colectiva.
Oyente: Luego la supervivencia depende del desarrollo del Sol.
Liz: Sí, la supervivencia depende del desarrollo del Sol.
Oyente: Correcto. A pesar de que esté bajo el agua, intenta constan-
temente brillar.
Liz: Sí. La dificultad estriba en que a menudo el trasfondo ancestral
va en contra de nuestra individualidad. Se hace difícil para la perso-
na validar esa necesidad solar de brillar. Esta es la naturaleza de la
lucha que debe emprender el Sol en la XII.
Oyente: ¿Podríamos decir que el Sol en la casa XII se mueve en
dirección al Ascendente? ¿Qué quiere salir del agua?
Liz: Todos los planetas en la casa XII finalmente acaban saliendo de
ella. Transitan sobre el Ascendente en los primeros días o meses de
vida, y la Luna tarda apenas dos días en hacerlo, al final. Incluso si
un planeta está retrógrado en la XII, puede ponerse directo por arco
solar, o las cúspides de las casas progresadas acaban ubicándolo en
la XI. En cierto sentido, siempre hay un movimiento hacia la luz,
una urgencia de expresar la individualidad de forma directa y muy
visible. Incluso cuando el Sol traspasa la línea del Ascendente,
siempre deja el pasado tras él, dado que su viaje comenzó en la casa
70
XII.
La cuadratura Sol-Luna
Echemos un vistazo a los aspectos del Sol. Los valores del signo
solar deben ser parte de la vida de uno. No podemos desdeñar nues-
tro signo solar, ni siquiera porque sea el único factor por cualidad o
elemento o porque parezca incompatible con otros factores impor-
tantes de la carta. El signo solar necesita ser vivido, tanto por
elemento como por cualidad, en la esfera de la casa en la que está
emplazado, aunque eso cause dificultades a otros emplazamientos
natales. Pero el signo y casa no son, por supuesto, el fin de la histo-
ria. En la carta de Tony Blair el Sol forma una cuadratura con la
Luna. También forma un trígono con Quirón, otra cuadratura con
Plutón y un sextil con Urano. Todos esos planetas han de ser inclui-
dos en el guion del desarrollo del Sol. Ninguno de ellos puede ser
ignorado, proyectado o suprimido. Cada planeta que aspecta al Sol
forma parte íntegra del argumento.
De todos esos planetas aspectando al Sol, sólo uno de ellos es
personal: la Luna. El resto son todos planetas exteriores. ¿Cómo
puede Blair transformar la Luna en parte de la expresión solar? To-
do el que tiene la Luna en aspecto con el Sol necesita incluir el
mundo lunar en el solar, pero aquí hay un conflicto. ¿Qué clase de
conflicto podría representar esta cuadratura?
Oyente: Quizá existieran problemas con la madre en los primeros
años de vida. Me parece que una cuadratura Sol-Luna muestra una
escisión muy profunda en la naturaleza de la persona, que empieza
desde los mismos padres.
Liz: Sí, es una de las posibles perspectivas. El Sol y la Luna son
significadores de los padres, y la cuadratura sugiere que el niño per-
cibe la relación entre éstos como un campo de batalla. Nuestros
padres «internos» parecen también estar trabados en eterno conflicto
y a lo que aspiramos como individuos siempre parece incompatible
con lo que necesitamos para sentirnos a salvo y emocionalmente
71
seguros; favorecemos un lado y tratamos de deshacernos del otro,
casi siempre proyectándolo sobre otros.
Pienso que en la carta de Tony Blair la Luna es la más poderosa
de ambos planetas, en parte por ser angular y en parte porque el Sol
en la XII debe luchar mucho para salir a la luz. La Luna en la casa X
refleja una identificación instintiva con la madre durante la infancia,
y después con «el público», la gente de «ahí fuera». La Luna en la
casa obtiene su alimento emocional y el sentimiento de seguridad a
través de ser visto y deseado, a través del reconocimiento público
como medio de obtener a su vez aceptación pública. Esta Luna ne-
cesita pertenecer y ser necesitada por tanta gente como sea posible.
Y en Acuario, necesita además sentirse parte de la gran familia hu-
mana. La forma en que esta Luna establece una conexión emocional
con los demás es a través de unos ideales compartidos.
Esto tiene su lado luminoso y su lado oscuro, y debería ser fácil
señalar uno u otro en función de nuestros personales sentimientos
hacia él. Habrá quien diga que la política de Tony Blair es la de la
propia conveniencia, motivada por el deseo de ser admirado, más
que unos verdaderos ideales y convicciones. Habrá también quien
diga que tiene un talento natural para captar lo que el pueblo necesi-
ta porque «es uno de ellos». Ambas pueden ser verdad. No obstante,
el talento político de Tony Blair es instintivo y nace de la Luna en
Acuario en la casa X. Tiene un talento natural para venderse al pú-
blico. Pero eso no es solar. Si actúa solamente desde la Luna y no
trabaja para desarrollar el Sol, ¿qué creen ustedes que ocurrirá?
Oyente: El colectivo puede explotarle.
Liz: En última instancia sí. Pero antes explotará él al colectivo, qui-
zá no siempre con integridad, en orden a alimentar un inconsciente
sentido de destino solar. Si el papel de mediador de la psique colec-
tiva es inconsciente y no se ha encarnado realmente en el individuo,
nos deslizamos hacia el terreno del redentor arquetípico. El peligro
subyace en la identificación excesiva con el salvador del colectivo
que pierde el poder de tomar decisiones conscientes, de forma que
uno acaba siendo la víctima de ese colectivo y será sacrificado sin
compasión cuando fracase en la redención que prometió al mundo.
72
Oyente: En otras palabras, podría decir al pueblo lo que éste quiere
oír, no aquello en lo que él cree y finalmente quedar en segundo
plano para ser percibido a través de otros.
Liz: Exactamente. Podría dejar de ser leal a sus valores personales
interiores. Si permite que eso ocurra, podría perder las próximas
elecciones, o ser expulsado por alguien de su propio partido. ¿Ven
ustedes lo engañosa que es ese Sol en la casa XII? Respecto a la
cuestión de si está expresando o no la luz solar, se lo dejo a ustedes.
La carta no nos puede decir cómo se las arregla con esa configura-
ción natal, por más que pueda decirnos el propósito último que le
motiva desde el interior. ¿Qué es lo que da sentido a su vida? ¿Qué
es lo que da sentido a la vida de alguien con el Sol en la casa XII? El
Sol necesita ser portavoz de la psique colectiva: materializar, de una
forma totalmente personal, los sueños, deseos y anhelos que nadan
alrededor del inconsciente colectivo y todavía no han sido alumbra-
dos. Únicamente podemos desear que esta motivación profunda, a
pesar de las exigencias emocionales de la Luna en la casa X, sea
suficientemente consciente como para informar sus políticas.
No todos aquellos con el Sol en la casa XII se introducen en la
política, si bien existe un poderoso impulso a involucrarse en las
dimensiones colectivas y muchos de ellos lo hacen a través del arte.
Otro buen ejemplo del Sol en Tauro en la casa XII con Géminis As-
cendente es Laurence Olivier. Tenemos aquí a alguien que eligió el
arte como su canal. Pero la necesidad de sentirse especial y vivo a
través de modelar los sueños colectivos es la misma tanto en Olivier
como en Tony Blair.
Oyente: ¿Podría verse Tony Blair forzado a actuar su conjunción
Saturno-Neptuno?
Liz: No entiendo lo que quieres decir con «forzado».
Oyente: Se me había ocurrido que, dado el énfasis en la casa XII, la
conjunción Saturno-Neptuno sería más poderosa.
Liz: Sí, eso tiene más sentido. Los aspectos Saturno-Neptuno refle-
jan una profunda sensibilidad hacia el mundo neptuniano y una
fuerte necesidad de hacer realidad los sueños neptunianos, lo cual es
73
un eco del Sol en la casa XII. No obstante, la conjunción Saturno-
Neptuno no aspecta al Sol. Yo le concedería más importancia si
formara parte de la configuración solar, aunque no sugiero que no
sea importante. El Sol está involucrado en una cuadratura en T con
la Luna y Plutón. Para dar forma al Sol, Tony Blair debe llegar a un
acuerdo con esa cuadratura en T. Plutón es el planeta más taimado
con el que ha de trabajar Blair. Allá donde va el Sol, Plutón va de la
mano, al igual que la Luna; pero Plutón es un planeta exterior y es
probable que le cueste mucho integrarlo en el conjunto de sus metas
y valores conscientes.
El instinto de supervivencia colectivo, que en Leo refleja a una
generación que responde a las amenazas a la supervivencia con in-
tensidad dramática y un autoengrandecimiento mitológico, debe
acomodarse a la necesidad lunar de sentirse necesitado y el impulso
solar de canalizar los anhelos colectivos a través de un servicio prác-
tico y material de algún tipo. Si permanece inconsciente porque la
Luna quiere ser Don Majete para el público en general, la ambición
de poder que se va a generar será enorme, encubierta y bastante des-
piadada. Recordemos a Olivier. Si no les gusta Tony Blair, siempre
pueden decir que «no es más que otro actor».
Laurence Olivier
22 de mayo 1907, 5.00 am, Dorking, Surrey
75
entonces, lanzando miradas intensas de ojos ardientes, el público
saldría corriendo de la sala y los críticos se lo hubieran comido con
patatas para desayunar. Ese estilo interpretativo está hoy pasado de
moda; pero en aquellos momentos aquello era exactamente lo que se
esperaba de él. Esta es la magia, el don y la necesidad de un Sol en
la casa XII. Está conectado a las corrientes colectivas del momento.
Oyente: Olivier poseía una increíblemente fuerte presencia física.
Eso es muy taurino.
Liz: Sí, es una dimensión de Tauro, aunque no la única. Olivier po-
seía cualidades físicas que, de muchas formas diferentes, no
mostraba en su vida privada. Comunicó una increíblemente intensa,
casi brutal, sensualidad en sus películas.
Oyente: No considero a Tony Blair como alguien brutalmente sen-
sual.
Liz: No, y tampoco es así como yo le veo. Algunos periodistas del
Times todavía se refieren a él como «Bambi». Pero mucha gente le
encuentra físicamente atractivo, por extraño que pueda parecernos a
ti o a mí; y eso sin duda alguna ha contribuido en gran medida a su
éxito. En las épocas anteriores a la televisión, la gente no sabía qué
aspecto tenía el Primer Ministro. En el momento de votar las cuali-
dades que contaban eran la inteligencia, la elocuencia y la firmeza a
la hora de tomar decisiones. El aspecto físico no era un problema en
aquellos tiempos: recordad a Churchill. Hoy en día, un aspecto soso
o poco agradable juega en contra de los personajes públicos, no im-
porta que estén preparados para desempeñar el cargo. Es una
consecuencia de la era del poder mediático. Siempre se ha exigido
que los actores fueran físicamente hermosos. Hoy en día también se
exige a los políticos.
Es posible establecer muchos paralelismos entre estos dos Soles
en la casa XII. Tony Blair llegó al poder porque el colectivo quería a
este mediador determinado en un momento determinado. Lo que se
dice y se promete está siempre en la onda de la necesidad colectiva
de oír lo que se les ha dicho y que se les dé lo prometido. Que su
popularidad aguante o no lo bastante está por verse. Pero la única
76
forma de mantener el brillo del Sol es permanecer fiel a su integri-
dad y a sus valores en medio del cambiante y fluido océano psíquico
colectivo. Si pierde su integridad, como dicen los viejos libros de
texto, invocará su ruina. Si mantiene su integridad, podrá canalizar
con plena conciencia. Por supuesto, no sé si mantendrá los pies en el
suelo o si su integridad se verá engullida por el ansia plutoniana de
poder o por la necesidad lunar de ser amado por el público. Todo
esto está por verse. Estamos manteniendo una discusión astrológica,
no política. Pero ése es el reto del Sol en la casa XII.
Oyente: Hay un elemento devocional, de tipo religioso, en la forma
en que una persona con énfasis en la casa XII se relaciona con ese
mundo interno.
Liz: Sí, aunque «devocional» no significa que se abandone el senti-
do del ego. La actitud de devoción es mucho más emocional o
intuitiva que racional. Existe un sentido de participación en, de ser-
vicio a, algo más grande que uno mismo. Incluso si el Sol se halla
en un signo de Aire, necesita abrir las compuertas del nivel intuitivo
o imaginativo y traducir lo que canaliza a conceptos e ideales.
Oyente: ¿Cree usted que existe un peligro en esa clase de devoción
religiosa, especialmente si es persona no es conscientemente religio-
sa?
Liz: Sí, siempre hay un peligro cuando está involucrada la Casa XII.
Por eso el principio solar es tan importante: defiende su terreno y
mantiene su integridad. Se necesita una cuchara muy larga para co-
mer con el inconsciente colectivo. Puede inundar nuestro ego sin
darnos cuenta de lo que realmente está sucediendo. En efecto: esta-
ríamos ante una identificación con el anhelo colectivo de la
iluminación, lo que significa que podemos creernos un mesías. Uno
se identifica con la luz en vez de reconocer que es más bien un
hombre ordinario y torpe que intenta dar forma a una pequeña parte
de algo vasto y sin límites. Lo mismo es aplicable tanto a un actor,
un artista o a un maestro espiritual con el Sol en la XII.
Oyente: ¿Crees que con todos esos planetas en la casa XII Tony
Blair no puede realmente disfrutar de una vida privada?
77
Liz: Depende de lo que entiendas por «privada». La pecera de cristal
en la que se mueve el político no se cruza en la vida de toda persona
con el Sol en la XII; de hecho, muchos de ellos viven una vida in-
trovertida y retirada del mundo. Pero en el contexto de la capacidad
de dejar de lado su propio desarrollo personal, creo que tienes razón:
con tanto énfasis en la casa XII, Blair no puede ignorar la unidad
mayor de la que forma parte. Se verá siempre sacudido por las co-
rrientes colectivas, y a menudo encontrará difícil manejarse con ello
porque está muy abierto a las necesidades y fantasías colectivas.
Sospecho que debe sentir que enloquece buena parte del tiempo.
Aquellos de vosotros a quienes no guste su política pensarán que sin
duda está obrando en consecuencia.
He oído a muchas personas con énfasis en la casa XII decir que
en ocasiones se sienten como bastante locos. Algunos atraviesan
incluso algún tipo de episodio psicótico en ese momento. Pero esto
tiene relación con la apertura tan extrema a las corrientes de la psi-
que colectiva. No es fácil diferenciar los sentimientos propios de los
del grupo, especialmente si éstos permanecen ocultos. Esto puede
ser un problema en la infancia si la atmósfera familiar está llena de
secretos y emociones suprimidas. Si la persona con el Sol en la XII
actúa ante el público como actor o político, reacciona inmediata-
mente al estado emocional de la audiencia: si la audiencia es hostil o
indiferente, ellos se sentirán desgraciados. Cuando han conseguido
dar expresión a los sentimientos del público, se crea un tremendo
sentimiento de unidad; de tal manera que cuando abandonan el esce -
nario se sienten penosamente perdidos, confundidos y vacíos.
Olivier sufría un pánico escénico terrible. Era como tirarse al
mar cada vez. Tuvo que abrirse interiormente y dejarse llevar. Antes
de cada actuación experimentaba un momento de horror y pánico.
Nunca pudo liberarse de ello, a pesar de las muchas repre-
sentaciones en que intervino y los premios y reconocimientos que
recibió. Sospecho que algo parecido le sucede a Tony Blair, aunque
nunca se ha oído nada al respecto.
Oyente: El nodo Norte está en la Casa X. Parece exigir de él que se
coloque ante el público. No podría vivir una vida retirada al modo
de la casa XII.
78
Liz: No, no podría. El eje nodal sugiere que, le guste o no, debe co-
locarse frente al público. Su desarrollo, representado por el nodo
Norte, depende de lo que trabaje en el área de la casa X. La línea de
menor resistencia está representada por el nodo Sur en la IV. Podría
gustarle muchísimo tener una vida privada, pero no puede tenerla.
Las necesidades emocionales de la Luna se subrayan por el hecho de
que debe dejar su huella en el mundo. No puede canalizar el colecti-
vo de una manera oculta. Debe hacerlo de cualquiera de las formas
públicas propias de la casa X.
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aunque puede que no asista a muchas fiestas. Eso ocurre en parte
porque a menudo existe un miedo atroz a separarse de la matriz fa-
miliar.
81
Más cartas de ejemplo
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mensaje o una moraleja. En algún lugar existe un plan. Para que la
luz brille, Sagitario se embarca en la búsqueda de claves, que revela-
rán el gran plan al completo. Es como buscar las huellas de Dios: los
diseños que revelarán la verdad última, el último sentido de la vida.
Claro que podría tratarse de lo que describe la película El sentido de
la vida, de los Monty Python; pero eso carece de importancia siem-
pre y cuando sea universal. Sí, Sagitario necesita una búsqueda.
Oyente: ¿Están los sagitarianos preparados para hacer sacrificios en
su búsqueda del significado último de las cosas? Siempre pienso que
ellos escogen el camino más fácil. Son oportunistas.
Liz: Eso suena a juicio personal basado en un encuentro con un Sa-
gitario que no funcionó. Ser oportunista no significa que no hay
voluntad de pagar el precio total por aquello que se busca. Sagitario
soportará sacrificios muy dolorosos si existe una esperanza de que la
experiencia le hará crecer y que eso le llevará a otro nivel. Esto, a su
vez, toca el tema de cuánto podemos resistir, dado que el Sol pro-
porciona pistas acerca de lo que nos hace soportable la vida. ¿Qué es
lo que hace soportable la vida a Tauro? La belleza es un ingrediente
fundamental. A menudo se pasa por alto este detalle en relación a
Tauro, pero hay que recordar que es un signo regido por Venus.
Tauro soportará muchos sacrificios si al final del túnel existe la po-
sibilidad de encontrar belleza.
Oyente: O, al menos, comodidad. El Sol en Tauro comprará la ca-
misa de seda de calidad extra y puede que ni siquiera le quite el
envoltorio. Simplemente, la compró sólo porque le gustaba tenerla.
Liz: No considero que el confort, en un contexto instintivo sea tau-
rino, sino más bien lunar. La necesidad de un estómago lleno y un
lugar caldeado para dormir no es venusina. Tauro quiere mucho más
que eso. La camisa de seda que Tauro nunca se va a poner no pro-
porciona confort, sino belleza y la sensación de tener algo en
reserva.
Oyente: Luego a Tauro no le preocupan las necesidades básicas.
Liz: Todos los seres vivos tienen las mismas necesidades básicas,
85
sin importar de qué signo sean. Tauro quiere cosas que le propor-
cionen placer, una sensación de bienestar y una experiencia de
armonía y belleza. No subestimen la necesidad de Tauro de belleza:
es tan fuerte como la de Libra. Para ambos signos regidos por Ve-
nus, la belleza hace más soportables los aspectos difíciles de la vida.
Sagitario necesita algo completamente diferente para sentir que
los sacrificios valen la pena. Su satisfacción depende del destello de
comprensión que a uno le permite decir «Mi vida va hacia alguna
parte. Es parte de un diseño mayor. Soy un viajero y puedo ver el
camino perdiéndose en la lejanía. Al final de este camino me espera
la razón verdadera por la cual estoy aquí. Si miro con cuidado en-
contraré las pistas. Encontraré un trozo de papel debajo de una roca
con un mensaje: “Siéntate en ese banco durante cinco minutos y
espera que caiga una hoja del árbol. Si la hoja cae del lado izquierdo
del árbol, gira a la izquierda en el próximo cruce”». La sincronici-
dad siempre fascina a Sagitario. «Los tres últimos números de la
matrícula de ese coche son los mismos que la última parte del núme-
ro de teléfono de mi novio. Esto debe significar algo». Sagitario está
metido siempre en una perpetua búsqueda del tesoro. Nada es más
delicioso que ver la cara de un Sagitario que acaba de encontrar una
pista: «¡Lo tengo! ¡Ahora lo entiendo!». Eso significa para él mucho
más que «Te amo locamente», lo cual es muy bonito, pero no tan
excitante como haber encontrado una pieza del Gran Rompecabezas.
Liz: Lila tiene el Sol en la XI. ¿Qué es lo que necesita este Sol?
Oyente: Grupos.
Liz: No todos los Soles en la XI necesitan pertenecer a grupos físi-
cos. He conocido a muchos de ellos bastante introvertidos y a
quienes los grupos les desagradan bastante o muestran sentimientos
ambivalentes hacia éstos.
Oyente: Necesitan saber que sus creencias son lo bastante buenas
como para compartirlas con el grupo.
86
Liz: No creo que el tema de la casa XI se centre en las creencias.
Oyente: Estaba pensando en Sagitario.
Liz: La creencia no es un rasgo característico de los signos de Fue-
go. Los Sagitarios no creen en algo. Saben cosas. La Tierra cree. El
Fuego sabe intuitivamente11.
Oyente: El Sol en Sagitario en la XI necesita formar parte de un
grupo de gente que comparta los mismos ideales, que esté en la
misma caza del tesoro. Puede no ser un grupo de personas reunidas
físicamente en una habitación, sino una especie de grupo mental.
Liz: Creo que ahora lo está entendiendo. La presencia física de un
grupo de gente puede no ser necesaria para un Sol en Sagitario en la
XI, pero la persona sí necesita sentirse parte de un grupo humano
mayor que busca el mismo tesoro. El individuo que tiene al Sol en la
XI necesita aportar algo a la evolución de la humanidad. Esta es la
casa de Acuario, y Acuario está regido por Urano y Saturno. El em-
plazamiento del Sol en esta casa indica que el nativo quiere traer el
fuego prometeico a los demás. Esto no tiene por qué hacerse de
forma espectacular y ruidosa, como sería el caso del expresidente
norteamericano Bill Clinton (Sol en la XI en Leo). Para una persona
más introvertida eso puede ocurrir a través de la literatura o el arte.
No obstante, siempre hay un mensaje que ha de ser proclamado
y un fuerte deseo de reformar la sociedad. La casa XI es muy dife-
rente a la XII, aunque a ambas les interese el colectivo. La XII
representa el mar de la psique colectiva. Es el reino de Neptuno. Las
aguas fluyen en círculo y vuelven sobre sí mismas. El interés de la
casa XII se centra en los antepasados y en el depósito de la memoria
ancestral. A la XI le interesan la evolución y el progreso, la sociedad
moviéndose hacia alguna parte. Existe un conjunto de ideas claras
sobre lo que puede ser o qué potencialidades se pueden llevar a ca -
bo. Este Sol en Sagitario necesita estar en contacto con gente que
piense igual y que además quieran progresar y evolucionar.
11
Incluso, afinando más, podríamos decir que el Agua cree, mientras que la Tie-
rra siente a través de los sentidos (N. del T.)
87
Lila: Por eso me resulta tan difícil.
Liz: ¿Difícil encontrar gente que piense como tú y que quiera evolu-
cionar?
Lila: Sí. Veo el diseño y tengo la visión de lo que debe hacerse. Pe-
ro es difícil que yo encuentre a gente que tenga mi misma visión.
Soy muy enérgica. A veces me siento como la única persona que es
capaz de ver el potencial y he de conseguir que otra gente también
lo vea. A veces me siento muy frustrada y solitaria cuando no consi-
go que se valoren mis ideas.
Liz: Has descrito con toda claridad lo que un Sol en la XI quiere.
Este Sol siente que todo es desolador e inútil sin un contacto con
gente que comparte la misma visión. Esa visión no debe consistir
necesariamente en una transformación global. Puede tratarse del
desarrollo de una determinada área de conocimiento o un camino
artístico peculiar. A Sagitario suele preocuparle el cuadro completo.
Pero, con independencia del signo solar que se trate, debe existir un
sentimiento de pertenencia a un grupo humano mayor con el cual
uno puede entusiasmarse, compartir ideas y avanzar en el camino a
su realización.
Oyente: La intensidad a la que ella se refiere seguramente ha de
estar conectada con la conjunción Luna-Plutón en la VIII y Júpiter
en Escorpio.
Liz: Sí, yo también lo veo así. Pero aunque no podamos interpretar
al Sol desgajado del resto de la carta, quisiera seguir centrada por el
momento en este emplazamiento solar.
Oyente: Las nuevas tecnologías han facilitado encontrar esa comu-
nidad, sin necesidad de estar ubicados en ningún lugar concreto.
Liz: Sí, Internet y todas sus posibilidades son un gran regalo para el
Sol en la casa XI, especialmente cuanto más introvertido es quien no
quiere introducir en su vida a un montón de gente. El acceso al co-
nocimiento es instantáneo, y es posible contactar con cualquiera en
cualquier parte sin necesidad de conocerse físicamente. Una comu-
nidad típica de la casa XI no tiene por qué ser una comunidad física.
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No creo que un Sol en Sagitario sea especialmente introvertido, sal-
vo que Plutón o Saturno sean angulares o se enfaticen los planetas
en signos reflexivos.
En la carta de Lila Acuario está ascendiendo y su regente,
Urano, se halla en la casa VII, en trígono con la conjunción Sol-
Venus en la XI, así que esperaría encontrar a alguien extrovertido.
El Sol en la XI y en Capricornio, Virgo o Escorpio pueden sentir
incomodidad cerca de grupos físicos de personas. Aun así, uno ne-
cesita sentirse parte de una vanguardia, incluso sin conocer en
persona a los miembros del grupo. Incluso si hubieran vivido hace
quinientos años, el Sol en la XI hubiera leído el libro o visto la obra
de teatro y hubiera exclamado: «¡Sí! ¡Es la misma visión que yo
tengo!». Uno forma parte del grupo a un nivel no corpóreo, parte de
un conjunto de ideas que han venido desarrollándose durante siglos.
Se puede trabajar solo, pero uno forma parte un contiunuum de pio-
neros, de forma que uno se siente en buena compañía. Un Sol en
casa X introvertido puede operar sobre esta base. ¿Tienes idea de
por qué no encuentras personas con quienes puedas compartir tus
ideas?
Lila: Creo que en parte es porque provengo de una cultura diferente
y soy realmente apasionada respecto de mis ideas. Se me ocurre una
idea y rápidamente me zambullo en ella y es muy excitante. Si no
estoy trabajando en algún proyecto me muero. Es parcialmente un
problema cultural. No sé cómo comportarme de forma reservada y
contenida cuando algo me entusiasma. Tardé mucho en entender
cómo funcionan los ingleses. Cuando te juntas con personas creati-
vas en Hispanoamérica, se apasionan con la creatividad. No sé si
éste es realmente mi lugar. Mi marido es de aquí. Es inglés. Estoy
pensando en volver a Brasil. Durante un tiempo estuve buscando
trabajo y fui a un montón de entrevistas. Casi me adoraban, casi me
contrataban inmediatamente, pero después no volvía a saber de
ellos.
Llegué a la conclusión de que quizá mi misión no era trabajar
para otras personas. Empecé a trabajar para mí. Se me ocurrió un
nombre: «Creative Punch». La gente me decía: «¡Eso suena muy
agresivo para un inglés!». No lo entendía y pensé incluso en cam -
89
biar de nombre. Luego me detuve un momento y me dije: «No. Se-
guiré usando “Creative Punch”, porque representa lo que yo soy y lo
que representa lo que son las nuevas tecnologías». Así que estoy en
proceso de desarrollo de la idea. No sé si va a funcionar, pero voy a
echar toda la carne en el asador porque no tengo nada que perder.
Liz: Tuviste una importante percepción de lo que necesita el Sol en
la XI al darte cuenta finalmente de que tenías que ir a tu aire. El Sol
debe brillar solo, incluso cuando sirve a los demás. Un Sol en la XI
es diferente de una Luna en la XI. El propósito solar de contribuir a
la comunidad no se puede alcanzar solamente siendo un miembro de
la comunidad. En otras palabras, no puede usted simplemente entrar
en un grupo y creer que sólo con eso conseguirá un trabajo. Debes
crear tu propio grupo. Si proyectas el Sol y ves la luz en el grupo, no
podrás sentir tu propia luz.
Es el mismo tipo de paradoja a la que se enfrenta el Sol en la
XII, que canaliza el inconsciente colectivo pero al mismo tiempo
debe ser suficiente persona para poder canalizarlo en vez de ser en-
gullido por él. Un Sol en la XI debe realizar una contribución
plenamente individual al colectivo. Creo que has encontrado la fór-
mula correcta para su
Sol. La necesidad de ser autosuficiente queda además subrayada por
la presencia de Saturno en la XI. En la medida en que busques un
grupo para sentirte en casa, lo que obtendrá será disgusto y frustra-
ción.
Lila: ¡He sufrido tanto en este país!
Liz: Con el debido respeto, no voy a disculparme por ser inglesa. No
creo que tus dificultades provengan totalmente de la diferencia de
nacionalidad. Por supuesto, existen diferencias culturales en la for-
ma en que expresamos nuestras emociones. No obstante, te has
casado con un inglés, lo que indica que el famoso carácter reservado
de los ingleses no te resulta en verdad tan antipático. El tema es mu-
cho más profundo y se relaciona más con el Sol en la XI. El Sol
debe luchar para brillar y tú debes crear tu propio vehículo. Allá
donde usted haya ido habrá encontrado obstáculos. Si te hubieras
quedado en Brasil, los obstáculos hubieran tomado una forma distin-
90
ta, pero igualmente habrían intentado bloquear tus esfuerzos de en-
contrar la luz solar en otros. Para ser lo que tú eres, debes crear tu
propio espectáculo. El Sol debe siempre crear su propio espectáculo
y debe siempre luchar. No se puede confiar en nadie más para pro-
porcionarnos la luz.
Un Sol en la II no puede confiar en los demás para que le pro-
porcionen los recursos que necesita, y a veces es una lección
dolorosa. Los Soles en la casa II nacen a veces en familias adinera-
das, o se casan, o heredan dinero. Entonces algo va mal y deben
desarrollar sus propios talentos al efecto de dotarse de seguridad en
su mundo. Buen ejemplo de la lucha que comentamos es el Sol en la
casa VII de la princesa Diana. Es habitual que un Sol en la casa VII
empiece buscando la luz en una pareja o en un compañero. Entonces
algo no funciona y tienen que reconocer que, aunque los otros son lo
más importante en su vida, deben encontrar su razón de vivir dentro
de ellos. No pueden ir con la gorra en la mano, mendigándole la
razón de vivir y el sentimiento de valer la pena.
El Sol necesita brillar y entregar generosamente, pero primero
debe descubrir su luz interior e individual. La luz no se puede pedir
prestada. Un Sol en la XI no puede entrar en un grupo y suplicar:
«Queredme. Valoradme. Hacedme sentir que tengo una razón para
vivir». Debe crear su propia luz y ofrecerla después al grupo. En
ciertos momentos de la vida se provoca normalmente una lucha te-
rrible respecto de las cuestiones propias de la casa en la que se ubica
al Sol, una vez caemos en la cuenta de que debemos encontrar noso-
tros solos el camino. Como he dicho anteriormente, Apolo es un
dios solitario.
94
hartado, y en qué momento es bueno que conservemos nuestra ener-
gía para curarnos hasta que estemos listos para intentarlo otra vez.
Sólo si abandonamos definitivamente acabaremos teniendo serios
problemas, puesto que estaremos abriendo la puerta a diversas cla-
ses de enfermedades, físicas o psíquicas. Si dejamos el combate
demasiado pronto en la vida y lo dejamos para siempre, el precio a
pagar será terrible. Si permanecemos leales, sufriremos por ello y
puede que nunca obtengamos el reconocimiento que merecemos.
Pero debemos seguir intentándolo.
Oyente: En muchas cartas el Sol aspecta a planetas exteriores. ¿Se
requiere algún tipo de compromiso?
Liz: Sí, por supuesto. No estoy pretendiendo decir que el resto de la
carta deba sacrificarse para satisfacer las necesidades y los fines
solares. Cualquier aspecto planetario con el Sol exige la luz solar
para ser integrado con las necesidades del otro planeta. Y todos los
demás planetas, sin importar si están en aspecto o no con el Sol,
necesitan ser expresados en algún área de la vida. Esto incluye tam-
bién a la Luna, cuya satisfacción es el sentido de pertenencia. No
obstante, es posible expresar las necesidades lunares sin traicionar la
integridad esencial del Sol.
Lila: Es difícil saber hasta dónde debes comprometerte.
Liz: El grado de compromiso es un asunto profundamente indivi-
dual. Nadie puede decirnos hasta dónde debe uno comprometerse o
no. Y puede cambiar, dependiendo de la edad, circunstancias y el
tipo de tránsitos o progresiones que se hayan activado en un mo-
mento determinado. Las casas XI y XII exigen una relación continua
con el colectivo. El asunto del compromiso es particularmente im-
portante cuando el Sol se halla en una de esas dos casas. En última
instancia uno puede preguntarse dónde termina el compromiso y
dónde empieza la venta al mejor postor. Para el Sol venderse al me-
jor postor es la muerte. Cada persona debe descubrir por sí misma
dónde ha de trazar la línea e, inevitablemente, cometerá errores. Eso
es parte del viaje solar.
95
Matar a la serpiente: Sol en la casa VIII
Oyente: ¿Puedes decirnos algo más acerca del Sol en la VIII? Tengo
al Sol emplazado en esa casa y todavía me resulta difícil entenderlo.
Liz: Muy bien. ¿Qué es lo que necesita este Sol?
Oyente: Luchar contra la serpiente.
Oyente: Desorden.
Liz: Esta casa está regida por un planeta interior y otro exterior. Está
por encima del horizonte. Esto significa que está relacionada con la
dinámica entre el yo y el no-yo, el Ego y el Otro. ¿Qué clase de Otro
representa la casa VIII?
Oyente: Asociaciones poderosas.
Liz: No creo que la casa VIII tenga relación con las asociaciones en
un sentido externo. Eso cae más bien del lado de la casa VII. La
VIII es más sutil.
Oyente: Poder en las relaciones.
Liz: Volvamos a las interpretaciones básicas de las casas. La VIII es
la opuesta a la II. ¿Qué significa eso?
Oyente: Dinero de los demás.
Oyente: Intereses compartidos.
Liz: Sí, esta casa tiene que ver con la sustancia que es nuestra pero
no nos pertenece por entero –entiéndase por «sustancia» aquello que
compartimos con los demás–. Podemos «poseer» sustancia física o
talentos exclusivamente nuestros. ¿De qué clase de sustancia parti-
cipamos que no puede ser enteramente nuestra?
Oyente: Sustancia psíquica. La fuerza vital. No podemos poseerla.
Liz: No. Poseemos una conciencia individual y un cuerpo indivi-
dual, pero también participamos de una vida más secreta, con sus
propios patrones e intenciones. ¿Qué ocurre cuando nos encontra-
mos en el reino de la casa VIII?
96
Oyente: Cambiamos.
Liz: Sí. Morimos y renacemos de una forma totalmente distinta.
Descubrir que, después de todo, no somos individualidades separa-
das, a pesar de vivir en una superficie bajo la cual se extiende todo
un mundo invisible, nos hace cambiar. En la Casa II, lo que es nues-
tro no nos puede ser arrebatado. Forjamos nuestro patrimonio, lo
acrecentamos, lo poseemos en todo momento. En la casa VIII esta-
mos a merced de algo más grande que nosotros, que no puede ser
adquirido, ni aumentado ni poseído a través de nuestro esfuerzo per-
sonal y consciente. En la casa VIII lo que presumimos que es
nuestro puede sernos arrebatado. Podemos vernos forzados a entre-
gar aquello que creemos que nos pertenece; e incluso puede ser
destruido por aquello que es mayor que nosotros. En la II tenemos
poder a través del desarrollo de nuestros recursos internos. En la
VIII descubrimos que no tenemos poder alguno.
La dimensión inconsciente de la vida es totalmente ajena a las
necesidades del ego. Es el Otro en el sentido más profundo del tér-
mino. A veces decimos: «Vaya, me ha traicionado el inconsciente».
Pero no es mi inconsciente, sino el inconsciente. Éste apuntala la
vida consciente; y cada vez que el inconsciente entra en contacto
con ésta, nos vemos obligados a cambiar. Estamos abiertos en canal
y se nos obliga a reconocer la existencia de un territorio invisible
que tiene vida propia. La casa VIII no representa a «los otros» físi-
camente. Es la realidad de la psique: la de los complejos familiares,
compulsiones, patrones ocultos, misterios... En suma, todo que
emerge de las profundidades que no sabíamos que nos pertenecía
aunque en realidad no sea enteramente nuestro. Cuando nos enfren-
tamos a este reino, nos vemos sometidos a un proceso de desplome.
El ego debe reconocer que ya no tiene el poder. La casa VIII está
relacionada con el poder, pero no con el poder personal. Uno no
controla el espectáculo. La casa VIII se revela a través de las crisis:
experiencias cercanas a la muerte, la muerte de los demás, separa-
ciones muy dolorosas, la aparición de enfermedades, pérdidas y
súbitas vueltas de la Rueda de la Fortuna, locura, fantasmas noctur-
nos, compulsiones sexuales. Es un conjunto de cosas que no
podemos controlar y que revelan dimensiones más profundas y mis-
97
teriosas de la vida.
Cuando el Sol se halla en la casa VIII solemos encontrarnos con
este reino a una edad bien temprana y nos vemos obligados a reco-
nocer, a menudo de mala gana, que no controlamos nuestra vida. No
podemos evitar estar en contacto con este reino; debemos aprender a
vivir con él, crear una relación con él y darle una expresión lo más
creativa posible. En la casa XII debíamos construir un vehículo per-
sonal que fuese capaz de mantenerse abierto y dar expresión a la
historia y los sueños colectivos. En la XI, a su vez, debíamos aportar
algo al proceso evolutivo de la humanidad. ¿Qué es lo que debemos
hacer en la VIII?
Oyente: Debemos estar preparados para dejar ir, para morir, para ser
cambiados.
Liz: Sí. Debemos retener lo que creemos que es nuestro, pero de una
forma flexible. Necesitamos estar preparados para ser cambiados
por aquello que nos ocurra en la vida. Debemos decir: «Ya no puedo
luchar más contra esto. Me rindo. Estoy derrotado. Renuncio a mi
poder». En la derrota establecemos una conexión con algo. En la
muerte, vivimos. En medio de la crisis descubrimos una inesperada
serenidad. En la pérdida encontramos algo. La palabra «combate»
no es inapropiada para describir al Sol en la VIII; pero la soberbia lo
es, como también lo es la superficialidad.
Lila: ¡Mi Sol reubicado se halla en la casa VIII!
Liz: Qué mala suerte la tuya, ¿verdad?
Oyente: ¿Puede uno atraer a otras personas con problemas psicoló-
gicos? ¿O puede indicar que alguien en la familia los tiene? No se
puede controlar, pero uno tiene que arreglárselas de algún modo con
ello. El Sol en la VIII podría sentir: «Heme aquí frente a esta perso-
na demente a la que debo manejar y debo además encontrar un
sentido en ello. Pero no puedo evitar el hecho de que está fuera de
mi control».
Liz: Sí, a menudo se crea ese patrón. Un encuentro típico de la casa
VIII tiende a revelar dimensiones ocultas de la vida que exigen arro-
98
jar luz en lugares muy oscuros. A veces es la misma persona con el
Sol en la casa VIII la que sufre la crisis o padece el problema psico-
lógico serio. A veces es alguien de la familia más cercana. Pero eso
no significa que el Sol en la VIII sea intrínsecamente maléfico. To-
das estas cosas que suceden lo hacen por una finalidad, pues todas
ellas conducen a las profundidades a las que pertenecen. Dado que
normalmente no nos lanzamos a esas profundidades voluntariamen-
te, somos en un principio arrastrados a la fuerza hacia ellas.
A veces uno rechaza reconocer la existencia de ese reino de Plu-
tón en su vida, incluso cuando la vida aporrea con fuerza la puerta
de uno. En ese momento el Sol en la VIII empieza a tener proble-
mas. Esos problemas pueden surgir también en los intentos
desesperados de controlar la propia vida, puesto que cualquier cosa
presente en la VIII está sometida a un proceso de derrumbamiento.
Si el ego es demasiado rígido y uno dice: «Me niego a reconocer
nada fuera de la realidad material» o «Voy a controlar esas emocio-
nes y compulsiones», va directo al matadero. Sólo a través del
reconocimiento y la cooperación con lo inevitable, más que del con-
trol, es posible que el Sol brille en la casa VIII. Es el reconocimiento
del Otro interior, el sostén invisible de la vida. No es muy inteligen-
te decir: «¡Haz lo que yo te diga!» cuando uno está tratando con
Plutón. Es más atinado decir: «Concédeme la sabiduría para luchar
cuando deba hacerlo y la capacidad de renunciar a la lucha cuando
la necesidad lo exija».
100
obsesa en sí, pero sí lo es lo que crea su imaginación.
Liz: Es interesante que haya usado palabra «morboso». Desde la
perspectiva de la casa VIII la muerte y la violencia no son temas
morbosos, sino simplemente parte de la vida. El Sol en la casa VIII
contempla la vida y ve el hoyo en el que uno puede caer. Claro que
uno sabe que existen tiroteos, violaciones y asesinatos. Se puede
hablar y escribir tranquilamente acerca del tema. Pero a quien no
tenga el Sol en la casa VIII le parecerán morbosos. Si dices algo
parecido a tu amigo, te mirará de arriba abajo y pensará: «Pobre
ingenuo».
Oyente: Su sol está en Sagitario. Anda buscando todo el rato señales
y maldiciones.
Oyente: Una colega mía tiene el Sol en la VII en Aries. Si te sientas
con ella y tratas de tener con ella una conversación no te responderá.
Es como un partido de tenis: casi no devuelve las bolas. Ambos tra-
bajamos clínicamente con personas que tienen dificultades para
expresarse, y esta mujer es estupenda con clientes extremadamente
perturbados. Si alguna vez necesito saber algo de un cliente espe-
cialmente difícil, pido ayuda a esta mujer. Allí donde yo no llego a
ninguna parte con los clientes, ella parece conectar estupendamente
con ellos. Me deja asombrado. No tengo conversaciones con ella,
pero es capaz de llegar al corazón de un cliente emocionalmente
difícil. No sé cómo lo hace.
Liz: El Sol en la VIII puede desarrollar dones curativos, particular-
mente en el área de las enfermedades mentales. Probablemente
porque han encontrado la luz en su propia oscuridad, a menudo sa-
ben instintivamente cómo encender la luz en la oscuridad de los
demás.
El Sol en la XI o en la XII se enfrenta a la paradoja de desarro-
llar la individualidad mientras se mantiene abierto al colectivo. Lo
mismo le ocurre al Sol en la VIII. El sentido de la individualidad se
desarrolla a través de algo que no es uno mismo. Las tres casas están
regidas por planetas exteriores, que simbolizan las energías del co-
lectivo, contrarias a la naturaleza del Sol. Si el Sol de cualquiera de
101
esas casas aspecta a Urano, Neptuno o Plutón, uno tiene que vivir
con esa paradoja. Situarse en el nivel adecuado de compromiso pue-
de llevar mucho tiempo, de forma que uno no debería tener prisa en
ajustar dicho nivel. El Sol no desea renunciar a su sentido de ser
especial; y cuando se enfrenta al reino de la casa VIII debe abando-
nar el sentimiento de que tiene poder. Recupera el poder, pero ese
poder es compartido. Cuando está en la casa XI, recupera ese poder
sirviendo al grupo. Y si está en la XII, debe renunciar a su sentido
de destino individual, si bien lo recupera a través de una conciencia
de la historia y de la unicidad de la vida.
La paradoja crea una tensión constante, y quizá la tensión es
mayor con el Sol en la VIII. Con frecuencia la vida es más simple
para aquellos cuyo Sol está ubicado en otra parte. Eso no significa
que sea mejor, sino simplemente más fácil. Si uno tiene el Sol en la
II también uno debe luchar para vivir ese Sol y lo que uno crea debe
tener el mismo valor. Pero la paradoja no es la misma que la del Sol
en la VIII. Muchas pinturas murales y bajorrelieves egipcios repre-
sentan al dios Ra en su barco-Sol dirigiéndose al inframundo y
luchando contra la serpiente. Debe descender y luchar cada noche, y
es destruido casi por completo; pero el Sol se resiste a darse por
vencido y cada mañana vuelve a salir. Si no luchara, el mundo ente-
ro descendería a la oscuridad y la vida se detendría. La lucha contra
la serpiente es lo que crea la energía creativa para el Sol en la VIII.
Es más complicado vivir eso que vivir el Sol en una casa menos
paradójica de la carta.
Oyente: Los que tienen al Sol en otras casas no saben lo que se pier-
den.
Liz: Probablemente no. La casa en la que el Sol se emplaza es aque-
lla en la que el Sol puede brillar. Como astrólogos, tenemos el
privilegio de obtener destellos de la realidad de otras personas. Po-
demos llegar a percibir cómo se siente el Sol en otras casas. Es ex -
traño lo que ocurre. Cuando el Sol brilla, no importa en qué casa,
uno puede decir honestamente: «No siempre es fácil, pero prefiero
ser yo mismo antes que cualquier otro».
102
Cuando el Sol no brilla
Padre e hijo
Quisiera ahora analizar aquellas causas que hacen que el Sol entre
en crisis. ¿Por qué el Sol presenta dificultades para brillar en deter-
minadas personas? ¿Por qué parece más difícil o se necesita más
tiempo? Éste es buen momento para hablar de las cuestiones rela -
tivas al padre, porque el padre y sus sustitutos son los medios a tra-
vés de los cuales nuestra conciencia adquiere la imagen arquetípica
del Sol.
Por eso necesitamos a los padres. No tiene por qué tratarse de
nuestros padres biológicos; incluso existe una escuela de pensa-
miento según la cual ni siquiera han de ser figuras masculinas. Sin
embargo, necesitamos a alguien que actúe como figura mediadora
del padre arquetípico en la primera infancia. Alguien debe encarnar
la energía solar para que el niño la pueda ver, tocar, sentir, admirarla
e interiorizarla a través de una figura humana. «Cuando sea mayor
quiero ser (o casarme con alguien) como Papá», dice el niño; o tam-
bién, «Cuando sea mayor no quiero ser (o casarme con alguien)
como Papá», lo cual es un enunciado tan poderoso como psicológi-
camente válido. Si no existe esa figura mediadora, ninguna otra
persona podrá actuar como gancho para la proyección del arquetipo
solar, ya sea de forma luminosa u oscura, y éste no traspasará el
nivel mítico. Es muy difícil trasladar esto a la vida cotidiana de la
persona y puede quedarse sin ser expresado. Posteriormente se pue-
de proyectar sobre otras personas. Nos enamoramos de ellas, las
adoramos y creemos que ellas nos pueden traer la luz. Y puede que
las odiemos porque nosotros no hemos interiorizado el principio
solar y no dejamos de envidiar profundamente a quienes sí lo han
hecho.
103
El Sol sin aspectos
106
ces se nos acerca sigilosamente desde el mundo exterior y acabamos
casándonos con él o encontrándolo en nuestros hijos. O toca nuestro
cuerpo a través de la enfermedad, o nuestra psique a través de fobias
y adicciones. O nos lo encontramos en el colectivo y nos sentimos
amenazados por aquellos elementos de la sociedad que habitualmen-
te flotan en las aguas neptunianas.
Oyente: Muy cierto.
Liz: No es de mucha ayuda dejar fuera de nuestra vida a un planeta
que esté en aspecto con el Sol, porque siempre volverá a casa. Per-
tenece a uno mismo. El combate es esencial para encontrar un punto
de equilibrio; y esto es especialmente cierto respecto de los aspectos
de los planetas exteriores con el Sol.
Oyente: Parece como si muchos jóvenes cuyo Sol está en aspecto
con planetas exteriores no quisieran hacer nada con sus vidas.
Liz: Quizá no estamos entendiendo suficientemente a esos jóvenes
con el Sol en aspecto con los planetas exteriores o ubicado en las
casas regidas por éstos. Si nosotros mismos carecemos de esos as-
pectos, podríamos juzgar con excesiva rigidez el asunto, lo que no
es una cualidad deseable en un astrólogo. Estas personas tardan más
que los demás en crear sus límites personales y pueden cometer
errores de bulto antes de que el Sol comience realmente a brillar. El
joven con un aspecto Sol-Neptuno o el Sol en la XII puede probar
las drogas durante un tiempo, o ir a la deriva sin hacer nada de pro-
vecho, o interpretar el papel de víctima en una relación destructiva.
El Sol en aspecto a Urano o en la XI puede mostrar un comporta-
miento verdaderamente anárquico; y el Sol en aspecto a Plutón o en
la VIII puede ser el «paciente identificado» en una familia disfun-
cional, manifestando la rabia o la depresión que los demás rechazan
reconocer en sí mismos. Puede parecer como si, a los diecinueve a
veinte años, la persona no estuviera llegando a ninguna parte y pue-
de mostrar algunos problemas serios.
No estoy sugiriendo que los problemas «desaparezcan» mági-
camente cuando sea el momento; a veces es necesaria la ayuda
terapéutica. Ni tampoco estoy queriendo decir que el individuo no
107
tiene opciones. Igualmente, al observar determinados emplaza -
mientos planetarios no significa que el Sol no pueda brillar jamás,
pero el viaje puede complicarse mucho. Las energías de los planetas
exteriores pueden ser apabullantes a menos que el ego sea lo bastan-
te sólido como para canalizarlas. El progenitor sabio cultivará la
paciencia y la comprensión, así como el reconocimiento de que el
mundo puede el reconocimiento de que el mundo puede tener que
enfrentarse al individuo y no al revés.
La persona con aspectos entre el Sol y Neptuno puede atravesar
un largo período languideciendo en el País de Nunca Jamás antes de
que el Sol aparezca en escena y le diga: «Aparta las manos del trase-
ro y esfuérzate en tener una vida». La persona con aspectos entre el
Sol y Urano también pasará mucho tiempo destrozándolo todo lo
que tenga a la vista hasta que el Sol encuentre su propia voz y le
diga: «¿Quién eres tú cuando no te metes en polémicas inútiles y
lanzas piedras a la policía»? La persona con aspectos entre el Sol y
Plutón puede pasar por largas temporadas de depresión, aislamiento
o comportamiento antisocial, o inicie un rosario de relaciones con-
flictivas en que las destructivas luchas de poder sean el pan nuestro
de cada día, antes de que el Sol luzca lo suficiente para afirmar:
«Quiero ser un individuo que tenga opciones, no un conjunto de
compulsiones abrasadoras o la víctima desamparada de patrones que
se formaron mucho antes de que yo naciese». Los aspectos de los
planetas exteriores ralentizan el desarrollo del Sol. Y cuando el Sol
no brilla, la depresión puede ser una de sus consecuencias más ca-
racterísticas.
La herida narcisista
15
Neptuno. Un estudio astrológico, nota 3.
110
través de los padres. Algunos padres han manejado estos modelos
rematadamente mal.
Adquirimos la consciencia de nosotros mismos en la infancia a
través del espejo de los padres y la retroalimentación de ese reflejo.
Devenimos en personas reales si nuestra identidad se ve reflejada en
nuestra madre. Si no se da ese reflejo, vamos dando tumbos sin un
sentido claro de ser alguien. En estos casos nos hallamos ante una
madre que no es lo bastante persona como para servir de espejo al
niño. Ella misma es una niña en términos psicológicos; y por tanto,
en vez de responder al niño, quiere que el niño le sirva de espejo y
le otorgue así un sentimiento de realidad y de valoración. Hablamos
a veces de hacer de madre de nuestra propia madre, lo que es otra
forma de definir este concepto. La madre exige continuamente ese
espejo, dado que es una madre necesitada, de tal manera que el niño
no obtiene el reflejo de la madre que él necesita para convertirse en
una persona independiente. Ésa es una herida solar que se ha trans-
mitido de generación en generación. Seguro que ustedes ya han
captado por qué funciona en el seno familiar.
La madre que no puede servir de espejo probablemente tampoco
pudo mirarse en el espejo de su propia madre. Los sospechosos ha-
bituales tienden a dominar el modelo descrito, de una forma u otra,
en la mayoría (si no en todas) las cartas de la familia.
¿Conocéis el mito de Narciso? Después de nacer, su madre, an-
siosa por conocer su destino, consultó a Tiresias, el adivino ciego.
«¿Vivirá muchos años?», preguntó la madre. «Tanto como tarde en
conocerse a sí mismo», respondió el adivino. La madre de Narciso,
Liríope, tomó en sentido literal esas palabras y nunca le permitió ver
su propio reflejo. Así, pues, no tuvo oportunidad alguna de verse
objetiva y críticamente. Esto le convirtió en una persona cruel y
desdeñosa hacia los demás. Cuando Narciso, accidentalmente, vio
su reflejo en el agua de un arroyo y se enamoró de inmediato de su
imagen. Quedó tan prendado de esa imagen que se acabó obsesio-
nando con ella. La falta de un espejo en el período de desarrollo de
la identidad en la infancia puede llevar, en la edad adulta, que la
persona está obsesionada consigo misma y que necesita constante -
mente a alguien que le sirva de espejo para reflejarse.
111
Oyente: ¿Es parecido al tema que describe Alice Miller?
Liz: Sí. Alice Miller escribe desde una perspectiva freudiana. Pero
tanto ella como Lowen hablan de lo mismo16.
Oyente: Usted ha dicho que hay configuraciones en la carta que
apuntan al narcisismo y que intervienen los sospechosos habituales.
¿Puede darnos una idea de cómo aparecen en la carta esas configu-
raciones?
Liz: Existe un cierto número de configuraciones que pueden apuntar
a un sentimiento de existir sólo para servir de espejo a la madre.
Pero quisiera poner el acento en que esos patrones, en sí mismos, no
indican que el individuo sufra de un trastorno de personalidad narci-
sista. El ambiente exterior es sumamente importante y sin el
correcto –o equivocado– tipo de madre, el modelo puede describir
una gran sensibilidad hacia las necesidades de los demás sin que
exista obligadamente esa herida narcisista. Como ya he dicho, Nep-
tuno es uno de los actores habituales, al igual que la casa XII. Eso
no tiene nada de sorprendente, dado que un Neptuno poderoso pue-
de describir tanto la sensibilidad hacia los sentimientos de los demás
como una profunda resistencia a sufrir la soledad de una existencia
independiente. También examinaría con cuidado la casa X y los
aspectos a la Luna, así como a combinaciones tales como el Sol o
Venus en la casa X y la Luna aspectando a Neptuno, o Neptuno en
la X y la conjunción de la Luna con Saturno, Urano o Quirón en la
XII, o la Luna en aspecto difícil con los planetas exteriores.
Oyente: Tony Blair presenta ese Sol en la casa XII y la Luna en la
casa X opuesta a Plutón. ¿Crees que es narcisista?
Liz: Desde luego que sí. Necesita mucho sentirse amado, y la ima-
gen parece dominar sobre la sustancia. No obstante, dígame usted si
conoce algún político con poder en este momento que no lo sea.
Tampoco perdería de vista un Júpiter angular, o una dominante por
16
Alice Miller, El drama del niño dotado y la búsqueda del verdadero yo, Tus-
quets, 2009, y Por tu propio bien: Raíces de la violencia en la educación del
niño, misma ed. 1998.
112
elemento en Fuego en combinación con las configuraciones que
acabo de mencionar. Esto se debe a que los niños de Fuego, al igual
que aquellos que muestran un Júpiter fuerte, son por naturaleza muy
extrovertidos y esperan y necesitan un público. Si ese público –la
madre– resulta ser tan infantil como ellos y se apropia de los dones
imaginativos de su hijo de carne y hueso a mayor gloria de sí mis-
mos, el niño percibir sus dones solamente como medios para
conseguir el amor de los demás, en vez de ser una fuente de júbilo
interior y de sostenimiento.
Todas esas combinaciones, que son unas pocas entre todas las
posibles, presentan la figura de la madre de un modo ambivalente:
poderosa al mismo tiempo que desvalida, rechazante al mismo
tiempo que necesitada. La madre presenta así un temperamento in-
nato que al mismo tiempo es muy imaginativo y profundamente
dependiente. Ninguna de las dos cualidades es patológica, pero am-
bas son susceptibles de ser explotadas inconscientemente por un
padre necesitado. Es necesario ver más allá de un significador plane-
tario para percibir un sentido de perturbación severa de la relación
en los primeros años de vida. Y creo que no es posible llegar a una
conclusión clara sin conocer a la persona y echando un vistazo a
todo lo que ha hecho con esos ingredientes de la carta. Neptuno pa-
rece intervenir en muchos problemas narcisistas, dado que el niño
necesita desesperadamente fundirse con la madre y es lo bastante
vulnerable como para aceptar el papel de redentor de la madre.
Es también importante recordar que este sentido de estar centra-
do en sí mismo, del tipo descrito por la conjunción Sol-Luna o un
stellium en Leo, no sugiere normalmente un problema narcisista en
términos clínicos. Se trata solamente de un sentimiento más común
de estar absorto en uno mismo e indica que uno ha tardado mucho
en reconocer la realidad de los demás o el efecto del propio compor-
tamiento en los sentimientos de los demás. Pero una conjunción Sol-
Luna, combinada con las configuraciones que he mencionado ante-
riormente, sí puede sugerir algo más que mera insensibilidad hacia
los demás.
113
La formación del ego
17
Edward Edinger, Ego and Archetype, Penguin Books, 1973.
114
El proceso de separación necesita algún tipo de aceptación y es-
tímulo por parte de la madre. Cuando menos, indiferencia por parte
de ésta. Sin embargo, a veces la madre impide activamente que el
niño se separe de ella al final. Si, como Narciso, el niño no tiene
permiso para ver su rostro, el proceso de separación puede verse
demorado; y si el propio carácter del niño coopera, puede ser blo-
queado por los dos. Si hemos sido criados para ser el espejo de
nuestra madre y tan sólo somos el vehículo para su vida insatisfecha
en vez de ser reconocidos como personas independientes, sólo nos
sentiremos personas reales cuando otros nos sirvan de espejo. Esta
es la situación de muchos que trabajan en profesiones de ayuda al
prójimo. O sólo se sienten reales cuando un público les devuelve el
reflejo de una identidad que ellos por dentro no sienten. Es lo que
les ocurre a muchos que trabajan en el mundo del espectáculo. Es el
donut: cuando mira uno hacia adentro, están vacíos.
Creo que lo que explica Lowen acerca de la prevalencia del nar-
cisismo es cierto. Mucha gente sufre esa sensación de vacío, un
sentimiento de que el propio valor y realidad dependen totalmente
de la reacción y del amor de los demás.
Oyente: Algunos viven bien así.
115
Liz: Parece que viven bien así hasta que experimentan la separación
de alguien o algo con lo que estaban psicológicamente fundidos.
Desde luego, uno puede vivir en un estado de inconsciencia solar y
puede estar bastante contento con esa vida hasta que los niños cre-
cen y se van, o hasta que el marido o la mujer tienen un amorío, o
hasta que muere la madre de uno, o hasta que el personaje que se
representa ya no da más de sí y ya no queda público para verlo. La
gente puede seguir durmiendo durante años, hasta que la vida cam-
bia y ocurre algo que exige el uso de recursos internos. Entonces se
cae el mundo encima. No estoy sugiriendo que haya que arrastrar a
la gente a la calle y gritarles: «¡Estás dormido! ¡Despierta y sé cons-
ciente de tu Sol!». La vida suele hacer eso a todos tarde o temprano.
Cuando un individuo angustiado consulta a un astrólogo, con fre-
cuencia ha ocurrido una separación y le han sacado de una patada
del útero. De pronto, se dan cuenta de que son como un donut y de
que no hay nada en el centro. ¿De qué se ríen?
Oyente: Me río de esa analogía con el donut. Es una analogía estu-
penda. La recordaré cuando tenga a un cliente sentado frente a mí.
Mejor rellenarlo.
Liz: Mucha gente consulta a un astrólogo debido a que en un mo-
mento determinado descubre horrorizada que no sabe quién es. La
vida les ha propinado una bofetada. Han mirado dentro de sí y los
recursos no parecen estar a mano, porque el Sol no brilla y no existe
un sentido de identidad individual. Como has dicho, la gente puede
seguir viviendo felizmente en la inconsciencia y en la indefinición
durante mucho tiempo. Pero tarde o temprano un tránsito difícil o un
aspecto progresado señalarán dolorosamente aquellas facetas de la
psique que no se hayan desarrollado. Puede coincidir con una crisis
externa, pero a veces el pánico surge sin causa aparente. En esos
momentos la depresión y la ansiedad pueden alcanzar niveles dra-
máticos debido a que no hay un sentido solar de la individualidad.
En esos momentos es cuando suena el timbre de la puerta del astró-
logo.
116
La transmisión de la herida narcisista
Son muchas y variadas las razones por las que el Sol permanece sin
desarrollar. A nivel externo, parte del problema subyace en los pa-
dres, ellos mismos sin desarrollar como individuos y por tanto,
personas que no tienen idea de cómo ser padres. Quizá sepan cam-
biar pañales, cocinen estupendamente, cuelguen los regalos en el
árbol de Navidad y vayan a trabajar para pagar la hipoteca y la fac-
tura de la luz. Pero su comprensión de la paternidad está formada
básicamente por una mezcla lamentable de Coronation Street y de la
experiencia de sus propios padres, y les faltan los recursos internos
necesarios para canalizar los arquetipos solar y lunar para sus hijos.
No creo que culparles sea de mucha ayuda. Es lo que hay. A nadie
se le ocurriría pensar que la crianza de los hijos es algo que necesite
ser aprendido, ni tampoco que es una facultad inherente que todo el
mundo posee automáticamente; y si alguna vez existió eso, la socie-
dad moderna ha acabado con ello. Muchos padres son
psicológicamente infantiles porque no recibieron los cuidados nece-
sarios, y a su vez, los padres de éstos adolecen de lo mismo.
Lowen escribe justamente sobre esto. Señala el hecho de que,
durante la Primera Guerra mundial se perdió toda una generación de
hombres. Muchas mujeres se quedaron solas con hijos pequeños a
cargo sin figuras masculinas cercanas: maridos, hermanos, padres...
Estas mujeres soportaron estados extremos de ansiedad y tuvieron
que trabajar, en contra de su educación y de sus deseos. No pudieron
quedarse en casa con los niños, ni tampoco pagar a alguien de con-
fianza que vigilara los niños. Los niños nacidos durante esta época –
al entrar Plutón en Cáncer y con Saturno formando conjunción pri-
mero con Plutón en Cáncer y después con Neptuno en Leo–,
pasaron su infancia en una situación de pérdida y de desesperación.
A su vez estos niños se casaron y tuvieron sus propios hijos, jus-
to a tiempo de quedar atrapados en el horror de la Segunda Guerra
mundial. Se perdió otra generación de hombres y otra generación de
mujeres pasó por los mismos sentimientos de sufrimiento y ansie-
dad. Y otra generación de niños, esta vez nacida bajo Plutón en Leo
y Saturno formando primero conjunción con Urano en Tauro y Gé-
117
minis y posteriormente con Plutón, se quedó sin recibir verdaderos
cuidados. ¿Cómo podrían estos niños a su vez brindar cariño y cui-
dados a sus propios hijos? La falta de verdaderos cuidados en la
infancia tiende a empujar a la gente a matrimonios prematuros, de-
bido a la existencia de una gran ansiedad oculta y una no menos
grande necesidad de confort y seguridad. Con frecuencia tienen hi-
jos demasiado pronto y esos niños, a su vez, crecen con el senti -
miento de no recibir suficiente atención y cuidados. No es necesario
que siga por este camino. Pueden ustedes ver cómo esta herida se ha
ido transmitiendo a través de prácticamente todas las generaciones
del siglo XX. Es algo que se extiende más allá de los errores del
padre o madre personales. Debería quedar claro que no es justo ha-
cerles responsables, a menos que uno quiera responsabilizar a toda
la raza humana, actitud nada útil.
Lowen no es un astrólogo y por tanto no menciona para nada al
Sol astrológico. Pero la cuestión de la herida narcisista está ligada a
la falta de un sentido central de la identidad, y eso es una cuestión
totalmente solar. La naturaleza de la sociedad en que vivimos hace
que cada vez nos sea más complicado obtener el tipo de espejo que
necesitamos para desarrollar el Sol. Por lo tanto, hemos de aprender
a crear ese espejo por nosotros mismos, puesto que nadie nos lo va a
dar.
Oyente: ¿Concluiría usted, entonces, que si una persona se esfuerza
por desarrollar un sentido de identidad personal y tiene un hijo, el
niño puede no tener los mismos aspectos difíciles que el progenitor?
Usted ha dicho que los patrones se repiten durante generaciones.
¿Pueden esos aspectos que se repiten transformarse en algo más
llevadero o incluso desaparecer de las cartas familiares si una perso-
na se esfuerza por cambiar las cosas?
Liz: No creo que sea tan literal. Y un aspecto «inarmónico» puede
ser tan positivo y creativo como uno «armónico», dependiendo de la
actitud y consciencia de cada persona. Determinados signos y com-
binaciones planetarias, incluso aquellos en los que interviene el Sol,
se repiten en las familias. Pero los esfuerzos de las personas no ha-
cen simplemente «desaparecer» los aspectos desafiantes. Lo que
118
cambiará será la forma en que se maneja y expresa el arquetipo. Por
ejemplo: pongamos que hay un aspecto Luna-Urano que se repite en
su familia. Cualquiera que sea el aspecto que formen esos dos plane-
tas, se trata de un daimon familiar. La necesidad de espacio
emocional para respirar y la resistencia a crear una intimidad –
cualidades típicas de las personas con aspectos entre Luna y Urano–
se harán visibles en muchos miembros de la familia.
Cada uno enfrentará esta necesidad fundamental conforme a su
nivel individual de consciencia. A veces será manejada de forma
creativa y otras de forma destructiva, y otras de ambas formas. Una
mayor conciencia puede ciertamente ayudar a la generación siguien-
te a arreglárselas más constructivamente con esta combinación
planetaria. Pero no es «mejor» tener un trígono que una cuadratura.
Uno no puede decir: «Mira. Tengo un trígono Luna-Urano. Mi ma-
dre los tenía en oposición. Eso significa que ella debió trabajar esa
oposición y ahora yo obtengo el beneficio». Los aspectos que se
repiten forman parte de la herencia familiar y cada generación puede
hacer algo distinto con ellos. La carta no nos dirá si la generación
que nos precedió actuó correctamente o no. Sólo nos dirá: «He aquí
un daimon familiar. Proviene de la línea paterna o materna. Haz lo
mejor posible con él».
O digamos que en su carta tiene usted una oposición Sol-
Neptuno. Éste es un patrón arquetípico heredado de la línea paterna.
La expresión individual necesita aliarse con la apertura a y la expre-
sión creativa del mundo imaginativo. Su padre puede haber
manejado positivamente esas cualidades, pues la oposición no afir-
ma necesariamente que el padre falló al manejarlas. Su padre era
receptivo al mundo neptuniano, como lo fue su abuelo o su tatara-
buelo. Cualquiera de ellos pudo haber sido un artista maravilloso o
un poeta de naturaleza amable y compasiva. La generación siguiente
tiene igualmente la opción de fastidiarla en su trato con el daimon
neptuniano, por más que la precedente se manejara perfectamente
con él. La oposición Sol-Neptuno sugiere una particular herencia
por parte del padre. Usted tiene la opción de causar un desastre o,
por el contrario, crear algo hermoso. Ése es el maravilloso don que
puede usted entregar a sus propios hijos. Pero no hay garantía de
119
que lo valoren igual que usted.
Oyente: ¿Me está diciendo que puedo optar por causar un desastre
con mi trígono Sol-Neptuno?
Liz: Por supuesto que puede usted causar un desastre con su trígono
Sol-Neptuno. Todos podemos fastidiarla por completo con cualquier
configuración de la carta, incluidos los trígonos. Todo lo que tene-
mos que hace es identificarnos con ellos, permitirles que nos
conviertan en perezosos respecto de nuestras habilidades innatas,
convencernos a nosotros mismos de que todo es gratis en la vida y
reprimir las cuadraturas y las oposiciones de nuestra carta. Acaba-
mos de joderla con nuestros trígonos.
Los trígonos pueden ser muy manipuladores y sirven muy bien
al propósito de manipular a los demás, al punto de que podemos
usar indebidamente nuestros dones si carecemos de integridad. Los
trígonos no dicen nada excepto que el ego lo tiene fácil para combi-
nar las energías planetarias y nada más. La afirmación
verdaderamente relevante es la que uno mismo hace.
El Sol en aspecto con cualquier planeta indica que otro dios se
alía con Apolo o una Musa que, de algún modo, está actuando con-
juntamente con Apolo. El relato proviene de la línea paterna y
necesitamos desarrollarlo por nosotros mismos y a nuestra manera.
Si el padre vivió de forma incorrecta ese relato, podemos aprender
de sus errores. Podemos decir: «No encontró la forma de expresar
positivamente el mundo neptuniano. No tenía suficiente confianza,
ni un centro solar lo bastante sólido como para desarrollar su creati-
vidad. No podía soportar la sensación de estar separado. Así es co -
mo se convirtió en alcohólico. No pudo mantener encendida la luz
solar frente a la inundación del anhelo neptuniano de volver a casa».
O podemos decir: «Era completamente anti-neptuniano. Odiaba a
los hippies, comunistas, místicos y todo aquello que le recordara sus
propios anhelos secretos. Ha proyectado su Neptuno en mí y siem-
pre me hizo creer que era un fracasado». También podemos
aprender de esta clase de errores.
Ambas clases de padres pueden enseñarnos a tratar mejor con
nuestra herencia, que también es la suya.
120
Oyente: Podría ser un doctor que está tan ocupado tratando a otros
pacientes que no presta atención a su propio hijo.
Liz: Sí, podría tratarse de un médico que nunca está en casa porque
está ocupado salvando a los demás. Puede estar proyectando su
Neptuno sobre todos sus pacientes. Pero en tal caso, al menos está
realizando una especie de contribución positiva a la vida.
Oyente: Supongo que eso es mejor que tener un padre alcohólico...
aunque si se hubiera emborrachado hasta perder el sentido tal vez
hubiera pasado más tiempo en casa.
Liz: Tu rabia contra tu padre neptuniano puede no estar enteramente
justificada. Él intentó realizar una contribución individual a un co-
lectivo sufriente. Como padre personal puede haber resultado una
decepción. Pero de hecho no fue un mal ejemplo de uso creativo de
un aspecto Sol-Neptuno.
Oyente: ¿He mencionado que estuviera furioso?
Liz: No. Pero tus palabras rezuman ira y ésta se lee bien entre líneas.
¿«Un poco mejor que un padre alcohólico»? Tu padre canalizó el
aspecto Sol-Neptuno por usted. Quizá sienta que no hizo un buen
trabajo en cuanto a proporcionarle cariño y cuidados en un nivel
personal. No puedo comentar sobre eso; pero a menudo el deseo de
una niña de tener un padre amado sólo para ella puede hacer que
parezca un «mal» padre cuando de hecho no ocurre así. En cualquier
acontecimiento, te ofreció un ejemplo positivo de cómo equilibrar el
Sol y Neptuno –cómo ser una persona especial y al mismo tiempo
servir al colectivo–. Quizá no fuera la forma en que deseabas vivir
tu Sol-Neptuno, pero le demostró que era posible vivirlo de una
forma humana y constructiva. Puede que te haya hecho un regalo
más grande de lo que tú aún eres capaz de entender. Cualesquiera
que sean los sentimientos personales hacia tu padre y a pesar de lo
justificados que puedan estar, necesitamos mirar más allá de éstos y
preguntarnos si el padre nos pudo haber equipado con un ejemplo
positivo del aspecto planetario descrito en nuestra propia carta. A
menudo sorprende lo mucho que podemos ver, entender y perdonar
cuando estamos dispuestos a enfocar la cuestión de esta manera.
121
El padre y el espíritu solar
123
yace nuestro origen secreto, pero nuestros cuerpos no guardan me-
moria alguna de ello. Un padre humano, aunque sea un padre
fallido, canaliza ese misterio y nos da algo sobre lo que lanzamos
nuestras proyecciones. Sin esa humanización, los atributos paternos
permanecen en el reino de lo mítico. En el momento presente, Ingla-
terra tiene el más alto número de madres solteras de Europa. Sin
duda, esto tendrá unos efectos de largo alcance en las próximas ge-
neraciones. No tengo duda de que algunos de esos efectos serán
grandemente positivos y otros no menos negativos. Puede que no
vivamos para ver las consecuencias de unos cambios tan profundos
que pueden tardar décadas en desarrollarse al completo.
126
en los últimos tres milenios. Quirón representa unas dificultades que
van más allá del ámbito familiar. Con Saturno uno siente que ha
faltado algo en la familia, algo que uno necesita desesperadamente
pero que no ha obtenido. Si uno es consciente de ese sentimiento, se
puede generar la fuerza y la autosuficiencia necesarias para decir:
«Nadie me va a regalar esto. Al infierno con ello. Lo voy a conse-
guir por mí mismo y para mí». Con Quirón el enunciado es bastante
diferente: «Mi familia no puede procurarme esto que tanto me preo-
cupa. Pero ninguna familia podría hacerlo. Es la naturaleza de la
sociedad en que vivimos. Los seres humanos somos un desastre».
Las heridas quironianas no se pueden curar mediante el trabajo duro.
Aunque el esfuerzo es importante, Quirón exige también aceptación
respecto de aquello que es incurable, mientras que Saturno exige la
disposición de hacer el esfuerzo por y para uno mismo18.
Oyente: Dijiste anteriormente que el Sol crece a través de la separa-
ción. Si uno está en las garras de un planeta exterior, ¿podremos
saber a través de la carta si esa persona encontrará o no su concien-
cia solar?
Liz: No sabremos si esa persona podrá, aunque esperemos que pue-
da. La carta no nos dirá nada acerca de la disposición del individuo
a realizar el esfuerzo o sacrificio necesarios. Tampoco nos podrá
decir si los factores genéticos o ambientales jugarán en contra de la
persona. Cuando nos encontramos con un cliente en esta situación,
podemos realizar sugerencias positivas, pero no sabemos si la per-
sona nos hará caso o no. Un joven en cuya carta el Sol esté en
aspecto con un planeta exterior poderoso está siempre a merced de
las sacudidas de las corrientes colectivas. Puede sentirse muy pe-
queño, impotente y asustado; o puede identificarse con el colectivo
y ser muy poco consciente de su propia identidad separada de éste.
Los planetas exteriores nos recuerdan nuestra propia insignificancia.
El Sol de un joven puede no brillar lo suficiente como para luchar
contra eso.
18
Para mayor información acerca de las diferencias entre Saturno y Quirón ver
Liz Greene, Barreras y límites: el horóscopo y las defensas de la personalidad.
Kier, 2008.
127
En este punto preocupa enormemente la fe que los demás tienen
en nosotros. Durante la juventud necesitamos a alguien que nos di-
ga: «Sé que te está costando mucho encontrar el norte y que estás
confuso. Pero también sé que eres alguien muy especial. Veo tu po-
tencial y creo que un día llegarás a donde hayas de llegar».
Idealmente deberían ser los padres quienes fueran capaces de reali-
zar esta clase de afirmación. No cuesta nada hacerlo.
Desgraciadamente, los padres empeoran el cuadro recordando al
joven lo egoísta que es. Un profesor también podría proporcionar el
apoyo adecuado. Pero en Inglaterra no formamos psicológicamente
a los profesores y así éstos acostumbran a ser ignorantes hasta de
sus propios problemas, con lo cual no son capaces de ayudar a sus
alumnos. O se dedican exclusivamente a inculcar sus ideas políticas,
lo cual agrava las dificultades.
Esperamos que un joven en esta situación llegue a la conclusión
de que «el mundo es duro y está lleno de problemas, y no puedo
salvarlo. Nadie puede. Pero voy a tratar de arreglar mi ambiente más
cercano y voy a contribuir positivamente a mejorarlo. Al mismo
tiempo, voy a intentar disfrutar de la vida». Como astrólogos, po-
demos ofrecer una visión a un joven que se ha desviado del rumbo.
Algunos nos harán caso y otros no. Algunos nunca lo van a hacer y
nosotros no podemos hacer nada. Muchos de vosotros tenéis al Sol
aspectando a un planeta exterior. Quizá podáis aportar vuestra opi-
nión al respecto.
Aspectos Sol-Plutón
128
Oyente: Se ha convertido en algo más consciente. He pasado años
atrapado en un túnel oscuro. Puedo no haberlo dejado atrás, pero
ahora tengo la sensación de saber a qué me estoy enfrentando y no
parece tan oscuro. Eso lo hace más fácil.
Liz: Con los aspectos Sol-Plutón en la vida siempre habrá períodos
en el túnel. Pero el Sol puede llevar la luz al túnel, en vez de sentirse
abrumado por la oscuridad. Con estos aspectos, Apolo y Hades es-
tán indisolublemente unidos. El dios-Sol puede pasar tiempo en las
regiones superiores, pero siempre recibe la llamada del inframundo.
No creo que el objeto sea escapar permanentemente del túnel, sino
lograr una alianza entre ambos dioses. El Sol puede iluminar a Plu-
tón y ofrecernos las riquezas de su reino a la consciencia. Plutón
puede otorgar al Sol profundidad y sustancia, así como la capacidad
de sobrevivir en el mundo.
Oyente: Naturalmente, lo primero que uno intenta es escapar del
túnel. Cuando uno es consciente de que no tiene salida, uno dice:
«De acuerdo, vivo en un túnel. ¿Cómo puedo sacar el máximo pro-
vecho de ello?». Pero tardé mucho tiempo en encontrar una so -
lución.
129
130
Más temas solares
131
Liz: Por tanto, sientes que las necesidades neptunianas del colectivo
aporrean tu puerta y te dicen: «Entrégate toda. No te quedes nada
para ti. Sacrifícate».
Lucy: Sí. Tengo ahora una relación con un hombre que nació el
mismo día que yo, con la misma oposición Sol-Neptuno. A ambos
nos cuesta horrores decir: «Espera un segundo, he llegado al límite.
No puedo más». Sé que tengo dificultades con la comunicación dia-
ria. Me he apuntado a un grupo de teatro porque sabía que tenía un
problema con eso. Creía que me ayudaría a expresar mejor mi per-
132
sonalidad. Me encanta. Pero al principio no sentía que tuviera nada
que ofrecer. Siempre tenía que esperar a que me invitaran antes de
decir algo. Tengo un verdadero problema con la autoestima. Quizá
tiene relación con el Sol en Tauro.
Liz: Un Sol en Tauro brilla a través del desarrollo de un sentimiento
de valor que, a su vez, proviene del desarrollo de los talentos y re-
cursos internos. Existen otros factores en la carta que también
pueden influir en la cuestión de la autoestima, como Quirón en la
casa I; pero examinaremos esos factores dentro de un momento. Lo
interesante es que usted escribe poemas y que participa en un grupo
de teatro, dado que ambos son expresiones del Sol en la casa III y
del aspecto Sol-Neptuno. ¿Tienes conciencia de aquello que te lleva
a escribir, a formular en palabras lo que percibes y sientes?
Lucy: No lo sé. No he pensado mucho acerca del Sol en la III.
Siempre he conectado mi poesía con la Luna y Neptuno.
Liz: Los sentimientos Luna-Neptuno son poéticos. No obstante, és-
tos no necesitan voz por sí solos. Es el Sol en la III quien la
necesita.
Lucy: Me pareció que no podía expresar mis sentimientos a través
de nada excepto de la poesía.
Liz: Eso puede ser verdad, Pero la necesidad de expresarlos, de co-
municarlos, es solar. Quizá no es fácil para usted conectar con el
Sol; pero es el Sol quien la lleva a dar forma a Neptuno. La Luna no
tiene el impulso de expresarse a sí misma. La Luna siente. El Sol se
expresa a sí mismo. A los aspectos Luna-Neptuno no les interesa
expresar los sentimientos neptunianos. Le interesa sentirlos, sumer-
girse en el abrazo de Neptuno. Pero el Sol en Tauro en la III dice:
«Eso no basta. Necesito expresar esos sentimientos de una forma
concreta». En el momento en que necesitamos expresar algo, nos
damos cuenta que es el Sol quien pugna por salir y expresarse. Tu
poesía es el vehículo de tu aspecto Sol-Neptuno. Neptuno está en la
VIII en Escorpio. El Sol brinda la voz al mundo emocional secreto y
complejo de Neptuno.
133
El problema del perfeccionismo
135
Liz: Es una buena analogía, aplicable a cualquier horóscopo. Algu-
nas cartas son obviamente mejores que otras. A través de la práctica
de muchos años, un astrólogo podrá contemplar muchas combina-
ciones de la fortuna humana. Podemos decir tristemente: «Es una
carta dura», o con envidia, «es una carta estupenda». Sería estúpido
pretender que todas las cartas son iguales en términos de comodidad
o dificultad. Los dioses no son comunistas y no se nos ha dado a
todos la misma mano de cartas. Pero la satisfacción no depende de
los aspectos fluidos, ni tampoco el sentido de una vida que valga la
pena. A veces las cartas no son lo que parecen, particularmente
aquellas que creemos «hermosas». Si tienen ocasión, echen un vis-
tazo a la carta de Josef Mengele19, llena de aspectos hermosos.
¿Querrían ser ustedes recordados de la manera que lo es él?
Tener a Quirón en la casa I puede no siempre hacerle sentir co-
mo la alegría de la huerta, Lucy. Su vulnerabilidad y su sentimiento
de marginación nunca se irán del todo. Pero con Acuario en el As-
cendente y Urano formando cuadratura con el Sol, existe una
tendencia innata a disociarse cuando las cosas se ponen difíciles.
Quirón en la casa I otorga un color más humano a Urano al hacerla
más consciente del sufrimiento individual, tanto del suyo como del
de los demás. Al echar una mirada en profundidad a su carta, empe-
zamos a darnos cuenta de que esas configuraciones que hemos
tomado por negativas proporcionan un equilibrio creativo respecto
de otras configuraciones que de lo contrario parecerían demasiado
buenas.
El conjunto de la carta nos cuenta una historia coherente, inclu-
so aunque algunos elementos, tomados separadamente, puedan
parecernos bastante complicados. En cada carta siempre hay un fac-
tor que nos chirría. Diríamos: «¡Mierda! ¡Mira esa jodida cua -
dratura! ¡Si no la tuviera sería completamente feliz!». En algún nivel
eso puede ser cierto. Pero si observamos la carta como un todo –lo
que podremos hacer si, como el Sol, nos colocamos en el centro–,
nos contará una historia coherente. Posee armonía interna, aunque
19
Josef Mengele, nacido el 16 de marzo de 1911, a las 11.45 AM en Günzburg,
Alemania. Particularmente llamativo resulta el gran trígono entre el Sol y Mercu-
rio en Piscis, Neptuno en Cáncer sobre el Ascendente y Júpiter en Escorpio.
136
ésta no vaya pareja con algún ideal infantil de perfección o de ben-
dición sin fin.
139
y mejorar la calidad de la vida.
Oyente: También para evitar la depresión.
Liz: Sí. Para un Sol en Tierra, ser útil es el camino de salida de la
oscuridad. Los signos de Tierra, al caer en la depresión, recuperan
su confianza sintiendo que están aportando algo útil a la vida. Para
los de Agua, en cambio, el camino está en la creación de conexiones
emocionales. Para los de Aire, en su caso, es aprender y comprender
por qué, y para los de Fuego es echar mano de la imaginación y dar-
le expresión creativa. Ésas son cuatro formas básicas para
habérselas con el tipo de depresión vinculado a la casa VIII.
Oyente: Una vez conocí a una persona con una conjunción Sol-
Saturno en Piscis, y su Saturno forma una conjunción exacta con mi
Luna. Yo me reprochaba el rechazo que sentía por ella, pero sentía
que ella era la que hacía ese trabajo. En condiciones normales creo
que expreso bien mi Luna. Pero de alguna manera ella estaba aplas-
tando mi Luna.
Liz: Probablemente ella proyectaba sobre ti su propio Saturno; quizá
porque se identificaba contigo (su Sol estaba conjunto a tu Luna),
pero no podía vivir fácilmente las cualidades piscianas porque Sa-
turno se había sentado encima de su Sol. Ella intentó bloquear tu
Luna porque le recordaba dolorosamente aquello que necesitaba
desesperadamente expresar por sí misma. Tu empatía probablemen-
te la tocó profundamente pero no pudo manejarla. Saturno o Quirón
en aspecto al Sol a menudo acaban proyectados sobre alguien, que
es culpado del problema.
Si eres tú el señalado no es muy divertido. Pero más tarde o más
temprano un tránsito activará su conjunción Sol-Saturno y deberá
enfrentarse por sí misma a su problema interior.
Envidia
140
una de las razones fundamentales por las que la gente encuentra
difícil expresar su Sol: el miedo a la envidia de los demás. A me -
nudo el problema comienza con los antecedentes familiares. Uno de
los progenitores puede tener envidia de su hijo. Es una situación
muy común y va de la mano de la herida narcisista de la que hemos
hablado antes. Si no tenemos un sentimiento de nuestro valor como
personas y esperamos que sea nuestro hijo quien nos dé una razón
para vivir, y nuestro hijo, en vez de «cooperar» con nosotros, em-
pieza a mostrar su individualidad, podemos sentir una gran envidia
de él. Por otra parte, eso no excluye el cariño: el padre envidioso
puede ser también cariñoso, pues la envidia y el cariño pueden ir
juntos. El cariño es consciente y expresado, pero por debajo hierve
la envidia, siempre lista para encontrar grietas ocultas a través de las
cuales minar la confianza del niño.
El niño receptor de la envidia familiar aprende a reprimir el Sol,
pues es extremadamente doloroso sufrir un ataque de envidia de un
progenitor al que uno ama y necesita. Uno aprende a ocultar la luz
solar al efecto de no ser receptor de esa envidia. El problema es en-
tonces que llevamos a la edad adulta carcomidos nosotros mismos
por esa envidia. Si nosotros no mostramos nuestra luz, estaremos
resentidos con aquellas personas –incluidos nuestros propios hijos–
que sí son capaces de mostrarla. Podemos proyectar el Sol sobre
ellos y queremos estar cerca de ellos para tomar indirectamente una
pizca de esa luz, pero al mismo tiempo intentamos hacerles daño
porque sentimos una profunda envidia de ellos. Así el ciclo de la
envidia vuelve a empezar con cada generación.
Existen variadas configuraciones en la carta natal que nos pue-
den aportar pistas en esta cuestión. Normalmente se trata de planetas
en las casas familiares. A veces interviene Venus. Una mujer con
Venus en la X o un hombre con Venus en la IV pueden tener que
enfrentarse a la envidia del progenitor del mismo sexo. Quirón tam-
bién puede ser muy envidioso, e igualmente Saturno o Plutón. Al
localizar esos planetas en las casas IV o IX, es necesario incluir en
nuestro análisis la cuestión de la envidia familiar. No siempre la
envidia aparece como tal, especialmente si es inconsciente. Puede
presentarse como una crítica o desaprobación constantes, estudiado
141
desinterés, o un potente estado de ánimo negativo. El niño sometido
a un ataque de envidia de un progenitor normalmente acaba sintién-
dose inferior y no lo suficientemente bueno, y nunca se da cuenta de
que tras la crítica, el rechazo o el mal ambiente subyace la envidia.
A veces he planteado este punto a clientes que han padecido ese
sentimiento de no ser lo suficientemente buenos. Escarbando en su
historia a menudo aparecen un padre o madre hipercríticos que son
interiorizados por la persona como un juez extremadamente duro. A
menudo Saturno cae en una de las casas familiares, o está en aspecto
con la Luna o el Sol, en este último caso si se trata del padre. El
cliente puede decir: «Mi padre era tan crítico conmigo». Yo replico:
«Quizá secretamente le tenía envidia». El cliente, entonces, asom-
brado, puede contestar: ¿Envidia? ¿Por qué deberían mi padre o mi
madre sentir envidia de mí? Yo sólo era un crío».
Por supuesto, todos los padres frustrados en su potencial solar
pueden ser verse afectados por la envidia hacia sus propios hijos.
Los padres saturninos no son los únicos. Imaginen ustedes lo per-
turbadora que puede ser la envidia para un niño que expresa su Sol
de forma inconsciente. El niño está jugando y dice a su padre o ma-
dre: «¡Mira lo que estoy haciendo! ¡Mira mis dibujos! ¿Verdad que
son buenos?». El niño no está tan constreñido por la etiqueta social
como los adultos, para quienes no está bien visto pedir una buena
opinión. El padre o madre envidiosos miran el dibujo, fruncen el
ceño y dicen: «No está mal. Pero aquí has usado un color equivoca-
do, aquí el dibujo se ha corrido un poco y en conjunto no parece un
árbol». Tras esas palabras lo que el padre o madre están diciendo es:
«No eres tan especial como tú te crees. Deja de pavonearte». Ésa es
la forma en que aparece el ataque a través de la crítica. El padre o
madre no piensan de verdad que el niño no sea lo bastante bueno;
inconsciente lo que piensa es: «Me gustaría haber tenido ese talento,
pero no lo tengo ni lo tendré. Y aunque lo tuviera, es demasiado
tarde para mí». O también puede tener envidia de la infancia del
niño: «A su edad a mí no me dejaban jugar. Y no puedo centrarme
en mí mismo y ser irresponsable y alegre cuando tengo una familia
por la que mirar. ¿Por qué mi hijo/hija debería tener lo que yo no
tuve jamás?».
142
Esta es la forma más común bajo la cual se presenta la envidia.
Pero no sólo los padres, sino también los profesores pueden mos-
trarla, especialmente respecto del niño superdotado. Nuestro sistema
educativo está lleno de gente que son profesores no porque les guste
enseñar, sino porque han fracasado al desarrollar su luz solar. Pue-
den ser terriblemente destructivos con un niño que muestra
habilidades especiales. Esto suele disfrazarse bajo la capa de la ideo-
logía política. No hay lugar para el elitismo, aunque eso signifique
minar la confianza del niño superdotado o negarle el reconocimiento
y el estímulo que merece como el aire que respira. Si hemos tenido
que soportar la envidia durante la infancia, con toda probabilidad
acabaremos teniéndole miedo. Y como la tememos, evitaremos ser
especiales porque alguien en alguna parte nos envidiará, nos mostra-
rá su envidia de forma hostil y evocará en nosotros el recuerdo del
dolor y el rechazo en la infancia.
He aquí la cuestión fundamental tras afirmaciones como éstas:
«El libro no es lo bastante bueno para ser publicado. Ni me voy a
molestar en terminarlo». O «Nunca llegaré a ser un gran pintor. Paso
de terminarlo». A veces eso no es otra cosa que la cruda verdad. No
todo el mundo posee un talento y puede ser famoso o sacar prove-
cho económico de él. Pero si algo nos causa alegría, ¿hay que dejar
de hacerlo sólo porque no vamos a ganar premio alguno con ello? Y
a veces esas inquietudes tampoco suponen una evaluación realista
del talento de uno. Pueden reflejar un miedo a ser especial. Un mie-
do que es uno de los más comunes entre las personas, porque si
somos especiales no todos nos van a amar. Mucha gente puede sen-
tirse envidiosa de nosotros porque su propio Sol fue aplastado por
unos padres incapaces de vivir sus propios Soles. Bajo la égida de
Urano y Neptuno en Acuario, la necesidad de ser especial es deno-
minada de otra forma. Si deseamos ser especiales se nos acusa de
querer ser elitistas. La envidia ha adquirido recientemente el estatus
de «comportamiento políticamente correcto» y mucha gente se deja
engañar por dicha corrección política.
Oyente: ¿Se puede conectar esto con la clase de violencia que es
común en las familias? ¿Puede la envidia generar violencia sobre los
hijos?
143
Liz: En ocasiones un padre envidioso puede llegar a ser abiertamen-
te destructivo, pero ello no tiene por qué deberse a un Sol frustrado.
Son necesarios otros factores, especialmente un emplazamiento pro-
blemático de Marte, Quirón o Plutón –ya sea en la carta del padre o
en los aspectos entre cartas– para que el verdadero odio o la violen-
cia formen parte del paquete. La envidia que emana de un Sol
frustrado hacia los hijos se expresa de una forma más sutil y está
casi siempre acompañada de verdadero cariño y aprecio. Apolo es
un dios muy querido. No suele atraer o mostrar un odio inconteni-
ble, si bien, como todos los demás dioses, puede tornarse vengativo
si no se le honra como es debido. Aunque no recibamos la aproba-
ción de la familia por hacer brillar nuestra luz solar, es poco
probable que las necesidades solares reprimidas se muestren de la
misma manera que un Plutón enfadado o Marte frustrado. El Sol,
incluso cuando es inconsciente, no es violento por naturaleza. Sim-
plemente quiere brillar.
Oyente: Si profundizo más en la expresión de mi Sol y no estoy ro-
deado de gente que piense igual.
Liz: ... entonces se sentirá usted solo a ratos. La gente que le rodea
puede envidiarle o darle disgustos y eso puede resultarte doloroso.
Quizá tenga que buscar nuevos amigos. Vivir el Sol tiene un precio,
pero ese precio es mayor si no lo vivimos. Ése precio puede ser ma-
yor incluso de lo que estamos dispuestos a pagar. El precio a pagar
por vivir el Sol es asequible, quizá incómodo, pero es menor que el
precio por traicionar nuestra alma.
La envidia no es una psicopatología. No obstante, es increíble-
mente penetrante y se puede ocultar tras diversos trastornos. Puede
esconderse tras el disfraz de una ideología u ocultarse bajo la ideali-
zación de otra persona. Puede ser profundamente destructiva tanto a
nivel personal como colectivo. La envidia es el problema solar más
común en una persona relativamente estable cuyo Sol no está bri-
llando. La depresión clínica severa es una respuesta extrema a una
vida sin Sol, pero en sí misma la envidia no se considera como algo
que necesite ser tratado. Sólo es envidia. Pero si conseguimos que
más personas se unan a nosotros en nuestra envidia, podemos ganar
144
unas elecciones o aprobar leyes. Y podemos hacer extremadamente
difícil diferenciar entre expresar aquello que es diferente de aquello
que amenaza con hacernos sentir envidia. Lo cual nos lleva de vuel-
ta a Amadeus, una película que vale la pena ver más de una vez.
Oyente: La obra se ha vuelto a poner en cartel.
Liz: Sólo he visto la película, pero viene como anillo al dedo. El
nombre Amadeus significa «amado por Dios». Salieri se horroriza
por el hecho de que Dios haya elegido un vehículo tan basto y con
tan poco merecimiento. ¿Por qué no fue Salieri el elegido como
vehículo de Dios? Ésta es una variedad común de envidia, llevada a
un extremo letal. Por supuesto que Salieri fue vehículo de Dios. To-
dos lo somos, en un sentido solar: todos tenemos un destino único,
un daimon que necesita ser expresado a través del Sol en la carta
natal. No obstante, Salieri quería algo más que ser un hombre co-
mún que escribiera música común. Quería ser el Elegido, que es la
forma en que el pueblo suele percibir el genio cuando se topa con él.
No estaba suficientemente contento con disfrutar de la luz de su
propio sol. Quizá su Sol no brillaba bastante. Quizá no había desa-
rrollado suficientemente sus habilidades musicales porque estaba
demasiado interesado en ganarse bien la vida y mantener una buena
posición social. Compararse con el genio y resentirse de la inevita-
ble conclusión es una especie de inflación del ego que refleja pro -
fundas inseguridades y heridas personales. Es necesario dedicar
tiempo a pensar en estos temas, puesto que dudo que ningún ser
humano sea inmune a algún grado de envidia en determinados mo-
mentos, incluso si el Sol brilla. Pero cuando el Sol no brilla, la os -
curidad alimenta la envidia y ésta se puede mostrar no sólo contra el
genio, sino contra cualquiera cuya luz sea visible.
Estimular al Sol a brillar no es una receta para la absorción en
uno mismo. Enfatizando el Sol en este seminario no estoy represen-
tando el papel de Aleister Crowley, cuya afirmación «Haz tu
voluntad» pretendió convertir en la única ley. Apolo no pretende
apoderarse del Olimpo. No es el rey de los dioses ni quiere serlo;
sirve a Zeus. Pero por sí mismo es excelente. La expresión del Sol
es incompatible con la insensibilidad, la falta de compasión, la
145
crueldad con los demás o la megalomanía. El Sol sirve a aquello de
lo que es vehículo. Expresar el Sol significa tener un sentido de que
existe en nosotros algo que vale la pena desarrollar y ofrecer con
tanta lealtad como nos sea posible. Si concita la desaprobación de la
familia, debemos aprender a elevarnos por encima de ésta. Si signi-
fica que algunos de nuestros amigos han de criticarnos, debemos
alejarnos de ellos y encontrar amigos que confíen lo bastante en sí
mismos como para valorar nuestra singularidad. Sin embargo, vivir
el Sol no significa pisotear a los demás. El Sol no es ajeno al resto
del mundo. Es un vehículo para la vida entera y en última instancia
sirve a algo mayor que el ego.
Oyente: Se me acaba de ocurrir una cosa: que la gente que vive el
Sol es gente que realmente vive su vida. Nunca se te ocurriría decir-
les: «¡Ten vida propia!». Pero si vivir el Sol significa vivir con
alegría, ¿por qué tantos grandes artistas viven una vida desgraciada
llena de ira y de infelicidad?
Liz: Puede serle de ayuda leer un ensayo de Adolf Guggenbühl-
Craig titulado Creativity, Spontaneity, Independence: Three Chil-
dren of the Devil (Creatividad, Espontaneidad, Independencia: tres
criaturas del diablo)20. El autor diferencia cuidadosamente creativi-
dad humana ordinaria y genio. A menudo el genio paga un precio
amargo porque, como en el caso de Mozart, el genio exige expresión
sin ningún tipo de límite, y la personalidad individual –el Sol indi-
vidual–queda subsumido en el proceso. La creatividad humana
ordinaria no excluye la vivencia de la felicidad, aunque sí requiera l
aceptación de cierto grado de soledad. El genio no es una cuestión
solar. Es algo que se halla fuera de los dominios de la astrología.
Nada hay en la carta de Mozart que nos diga hasta dónde llegará ese
don: sólo los probables caminos que tomará esa expresión. Sea lo
que sea el genio, trabaja a través de la carta, pero no es representado
por ella; y puede pasar por encima de las necesidades humanas seña-
20
Ensayo incluido en From the Wrong Side: A Paradoxical Approach to Psy-
chology de Adolf Guggenbühl-Craig, trad. al inglés por Gary V. Hartman, Spring
Publications, 1995. También se incluyó en el Issue 1 de Apollon: The Journal of
Psychological Astrology, CPA Press, octubre de 1998.
146
ladas por la carta como una apisonadora. Como dice Guggenbühl-
Craig, deberíamos caer de rodillas y agradecer a los dioses que no
seamos genios.
Oyente: Sigo pensando que, según esa idea, si yo expresar mi Sol
adecuadamente, podría componer sinfonías.
Liz: Quizás podría. O quizá no. Si pudiese componer sinfonías, sos-
pecho que ya lo estaría haciendo porque no podría evitarlo. Pero,
sintiéndolo mucho, desarrollar su Sol no le va a convertir en Mozart.
Todo lo que puede llegar a ser es usted mismo; y dado que no es
Mozart, tampoco tiene que pagar el alto precio que pagó él. El genio
de Mozart no fue sólo cuestión de expresar el Sol. De alguna manera
misteriosa, la humanidad cotidiana del verdadero genio es engullida
por algo mayor. Se ofrece un regalo de inapreciable valor al colecti-
vo, pero el vehículo suele estrellarse en el proceso. Es muy raro que
estas personas lo lleven bien. La creatividad, en términos solares, es
un asunto humano. No se trata de posesión por parte del dios. Es
inspiración, pero dentro de los límites humanos cotidianos, y no
creo que sea mutuamente excluyente respecto de la alegría. Ésta no
tiene por qué estar presente en todo momento, pero sí es posible que
lo esté en algún momento. La muerte trágica del genio es un tema
mítico, pero no algo que el Sol describa por sí mismo. Apolo no es
descuartizado. Simplemente está solo.
Opciones interiores
149
150
SEGUNDA PARTE
EL SOL:
CREATIVIDAD Y VOCA-
CIÓN
151
El Sol y el proceso creativo
La naturaleza de la creatividad
154
en cualquier otro momento.
Liz: ¿Puedes decirnos algo más?
Oyente: Creo que tiene relación con perder la conciencia de uno
mismo. Estoy totalmente inmerso, pero no me pierdo a mí mismo.
Solamente pierdo la preocupación respecto de todo lo que está fuera
de mí mismo.
Liz: Tres de vosotros habéis descrito lo que podríamos llamar un
estado alterado de conciencia (una clase de experiencia más allá de
la conciencia cotidiana del ego). Lo habéis descrito como sentirse
más vivos, más vosotros mismos, con pérdida de la noción del tiem-
po o de la conciencia de uno mismo.
Oyente: Definitivamente creo que es un estado alterado. Me siento
conectado con una especie de energía vital. Cuando estoy bloqueado
me siento fatal.
Oyente: Seguimos sin tener una única definición de creatividad.
Liz: Ya he dicho que tendríamos tantas definiciones de creatividad
como personas hay en esta sala. A pesar de las interesantes respues-
tas que han ofrecido ustedes, no creo que podamos definir la
creatividad de una forma universal y aceptable para todos. Todo lo
que podemos hacer es tomar nota de las experiencias individuales.
Nada de lo que han dicho ustedes es motivo de discusión para mí –
¿cómo podría serlo?– y todos esos puntos de vista tan diferentes son
importantes y válidos; pero sería como intentar interpretar el Sol
mismo: no iremos muy lejos si intentamos encontrar aquella justa y
bonita palabra clave en la que encajen todas las descripciones.
Ahora vamos a jugar un poco con el simbolismo y la mitología
de la creatividad, dado que esto nos puede ayudar a esclarecer nues-
tra percepción sobre el tema que estamos tratando.
155
El niño divino
Juego y realidad
21
En Hispanoamérica se cambió el nombre del personaje a «Toro» por considerar
ofensivo el original (N. del T.)
159
se vuelven no sólo más soportables sino también más significativas.
Y podemos tomárnoslas a risa.
Luego tenemos la palabra play en el sentido de «obra de teatro»:
«Ayer fui a ver una obra de teatro». En tiempos de Shakespeare, al
actor se le conocía como player. Estos significados múltiples de una
misma palabra son muy sugerentes. «Voy a actuar (play) como un
altruista (como si de verdad me importara profundamente la huma-
nidad)». ¿Qué significa esto? La palabra griega que designa al actor
es hypokrites (ὑποκρίτης) y de ella hemos derivado la palabra «hi-
pócrita». Así, nosotros actuamos-interpretamos; nos expresamos a
nosotros mismos como si sintiéramos algo, como si fuésemos Edipo,
o Hamlet o Medea. Actuamos cuando somos astrólogos, o al ser
sacerdotes, o al ejercer de psicoterapeutas. Actuamos-interpretamos
los papeles de nuestras vidas.
El juego lleva la realidad al mundo del «como si». Somos capa-
ces de enfrentarnos a la realidad porque la hemos traducido a un
estado simbólico. Y en el momento en que hacemos eso, podemos
recrear las cosas y transformar la realidad.
Una vez hemos recreado algo, hemos cambiado la forma de ex-
perimentarlo «ahí fuera». Ya no somos las víctimas impotentes de la
vida. Hemos creado nuestra propia versión de la realidad. Lo rele-
vante del juego está en que a través de él creamos realidades. Estas
creaciones pueden tomar pie en lo que está «ahí fuera», pero se con-
vierten en algo distinto. Si nos ponemos a cocinar y no seguimos
una receta determinada, estamos creando nuestra propia realidad.
«¿Qué pasaría si echo un poco más de chocolate? ¿Cómo sabrá este
trozo de piña si lo unto de mermelada?». Nos alejamos de la «sabi-
duría heredada» contenida en los libros de recetas y estamos
creando algo que constituye una realidad alternativa.
161
a la hora que es o en dónde estamos bloquea ese estado de juego.
Cuando jugamos no estamos pendientes de otra cosa. Si estamos
pendientes de lo que ocurre a nuestro alrededor ya no podemos ju-
gar. La confianza es un elemento importante en la expresión solar,
lo cual a su vez tiene que ver con la diversión y con la creación.
Oyente: Mientras estás jugando no estás ligado a los resultados.
Liz: Ésa es una buena manera de verlo. ¿Qué significa «ligado»?
Está conectado con la definición de uno mismo a través de objetos,
situaciones o resultados externos. Cuando hablamos de la expresión
creativa del Sol estamos hablando de la experiencia de no sentirse
obligado a obtener resultado alguno ni a estar pendiente de lo que
ocurre, o de no haber invertido en que se produzca un resultado de-
terminado.
Oyente: ¿Tiene alguna relación con dejar a un lado la voluntad?
Liz: No estoy segura de que esté relacionado con dejar a un lado la
voluntad. «Voluntad», en un sentido solar, no es lo mismo que «vo-
luntad personal» o «deseo». Es devoción a algo que está en el
centro, algo a lo que intentamos servir y dar forma. Pero sí puede
tener que ver con dejar de lado los apegos que solemos usar para
definirnos. Tendemos a dirigir nuestra voluntad hacia esos apegos
en vez de dirigirla hacia ese centro.
Oyente; Cuando juegas, estás solo.
Liz: Sí, incluso cuando estamos jugando en compañía de otros. Los
niños juegan juntos, pero están al mismo tiempo solos en su mundo
imaginario. Suena paradójico, pero esto nos demuestra que el Sol no
es «antisocial». La creatividad solar puede funcionar con los demás,
pero no para los demás.
Egoísmo solar
Examinemos ahora qué clase de cosas son las que nos impiden en-
trar en este mundo del juego. Muchos intentan evitar perderse en él
162
por miedo a verse abrumados. No se fían de lo que pueda surgir del
caos del mundo imaginario y por ello ejercen demasiado control y
demasiada vigilancia sobre ese mundo. Ése es un problema satur-
nino. Otros tienen miedo de estar solos y les preocupa que, al
internarse en ese mundo, el cuidador habitualmente amoroso se en-
fade o ya no les espere a su vuelta. Es un miedo a la separación, lo
cual es un problema neptuniano.
Oyente: También existe una sensación de falta de límites en ese
mundo. No hay límite en ese mundo para lo que uno quiera ser.
Liz: Sí, ése es el regalo fundamental del mundo solar del juego: ya
no estamos limitados. En otras palabras, ya no somos mortales. Al
jugar, perdemos nuestro sentido de la limitación. Cuando interac-
tuamos con los demás en la vida cotidiana tenemos siempre
presentes nuestros límites y fronteras. Se nos recuerda todo el tiem-
po nuestra mortalidad.
Oyente: También tiene que ver con el hecho de que ya no eres res-
ponsable de los demás. Uno puede ser egoísta.
Liz: Sí, el egoísmo es la esencia del juego. Desaparece el sentido de
la responsabilidad hacia los demás. Eso forma parte de la pérdida de
conciencia del «ahí fuera», porque ese «ahí fuera» son los demás.
Los demás nos recuerdan nuestras responsabilidades y nuestro mie-
do a ser criticados. Nuestros vínculos con los demás no nos
permiten ser egoístas en sentido estricto. Esto tiene connotaciones
tanto positivas como negativas.
Oyente: No es divertido ser egoísta. Cuando soy egoísta, siento que
soy una mala persona.
Liz: Muy bien. Ahora estamos tocando un hilo que nos lleva de
vuelta a la cuestión de por qué la gente siente un bloqueo cuando se
dispone a crear.
Oyente: ¿Eso está conectado con el lado negativo de Saturno? Yo
pensaba que podía tener relación con ese juez interior que nos dice
que somos malas personas porque nos estamos saltando las reglas.
Liz: Sí, está conectado en parte con el lado negativo de Saturno. La
163
cuestión del egoísmo está íntimamente ligada al sentimiento de ser
responsables por los demás. Se requiere un sentido de la responsabi-
lidad para crear y vivir en una sociedad coherente, estructurada y
civilizada. Deben existir leyes que nos protejan de los demás y de
nuestro propio lado caótico. Si nos ponemos a jugar, entonces so-
mos irresponsables; y si somos irresponsables podemos hacer daño
a los demás; y si hacemos daño a los demás no sólo somos egoístas,
sino que además amenazamos el tejido social.
Oyente: Existe también un factor moral o incluso religioso. Ser
egoísta no es muy cristiano.
Liz: Sí, nuestra tradición religiosa judeocristiana exige que sacrifi-
quemos nuestros anhelos y pasiones egoístas, no sólo por el bien de
la sociedad sino porque Dios lo exige así. Nos han enseñado que no
se nos permitirá entrar en el cielo si somos egoístas y que nos van a
castigar por ello. La entrada en el cielo y la aceptación de la socie-
dad son primos hermanos. Ambas implican que no podemos ser
personas independientes y solas: seremos amadas y acogidas pero
dentro de una unidad mayor.
Oyente: Esto me hace recordar todas las veces que durante mi infan-
cia me llamaron «egoísta». Quizá el verdadero miedo es «Voy a
perder el amor de mis padres y entonces ellos no cuidarán de mí».
Los padres siempre están advirtiendo a sus hijos que no sean egoís-
tas.
Liz: Sí, es una palabra muy usada para mantener a los niños a raya.
Blandir la palabra «egoísta» es como blandir un palo y eso constitu-
ye una forma de control. En este contexto la palabra significa en
realidad: «No estás haciendo lo que yo te digo». Es parecido a la
definición de egoísta en el Devil’s Dictionary de Ambrose Bierce22:
«Persona que tiene la osadía de pensar que es más importante que
uno». La palabra «egoísta» es habitualmente usada en las familias
para conseguir que el niño o el esposo o esposa hagan o sean lo que
nosotros queramos. Es usada también en un contexto sociopolítico
determinado y suele ir de la mano de una envidia inconsciente: de
22
Ambrose Bierce: Diccionario del Diablo. Galaxia Gutenberg, 2005.
164
ahí que esa palabra salga con frecuencia de los labios de quienes
intentan convencernos de que «hagamos lo correcto» dándoles lo
que ellos quieren en vez de conseguirlo ellos por sus propios me-
dios. En la edad adulta todavía reaccionamos con sentimientos de
culpa y miedo cuando nos tocan la tecla del egoísmo. La palabra
implica que estamos haciendo algo en contra de los demás. Y si es-
tamos haciendo algo en contra de los demás o de nuestro progenitor-
cuidador, éste se volverá en nuestra contra, nos rechazará o incluso
nos destruirá. Muchos de ustedes conocerán la obra de D. W. Win-
nicott, que escribió un buen número de libros muy profundos acerca
de la cuestión del juego y de por qué determinados niños parecer ser
incapaces de jugar23.
Winnicott llama al juego «estado transicional», una zona fronte-
riza entre la completa identificación del niño con la madre y el
estado de separación como persona individual. La jerga psicoanalíti-
ca es a veces excesivamente torpe e irritante; pero es bueno que
intentemos entender cómo esa zona de transición está relacionada
con el Sol, la creatividad individual o la formación del ego indivi-
dual.
El «objeto transicional»
23
Se recomiendan los siguientes libros de D. W. Winnicott: Realidad y juego,
Gedisa, Barcelona, 2002; El hogar nuestro punto de partida: ensayos de un psi-
coanalista. Paidós Ibérica, 1994; El niño y el mundo externo, Horme-Paidos,
2009. También es posible encontrarlos en formato electrónico.
165
des descubran, horrorizados –o divertidos, esperemos– cuántos obje-
tos transicionales seguimos teniendo en la edad adulta. El
omnipresente móvil puede ser un objeto transicional debido a que
uno está en contacto constante con los demás. Uno ya no está solo.
¿Cuántas llamadas son realmente urgentes y justifican el coste de la
tarifa? Quizá el uno por ciento. Pero necesitamos sentir que estamos
localizables y podemos localizar a los demás en cualquier momento
y lugar.
Oyente: Yo tenía una Barbie y solía patearla y darle golpes cuando
me enfadaba con mi madre.
Liz: Ésa es una de las funciones del objeto transicional: permitir la
expresión del enfado sin colocar al niño en la peligrosa situación de
alejar al cuidador.
Oyente: Cuando dejaba de estar enfadada abrazaba a mi muñeca y la
maquillaba.
Liz: Un objeto transicional permite al niño moverse entre la fusión y
la separación según las necesidades del momento. Proporciona un
lugar intermedio que alivia la terrible ansiedad y la soledad de la
separación, y al mismo tiempo ofrece un refugio contra la amenaza
de ser engullidos por la dependencia psicológica respecto de la ma-
dre. Aquellas emociones cuya expresión directa sería aterradora,
como la rabia o una necesidad apremiante, son contenidas por el
objeto transicional. Por eso los niños crean fantasías alrededor de
ellos.
Oyente: ¿Pueden ser las mascotas domésticas objetos transicionales?
Liz: Desde luego que sí. Los niños pequeños no son capaces de per-
cibir a los animales como entidades separadas con naturaleza y
necesidades propias. Desgraciadamente esos animales pueden ser el
blanco de las fantasías sádicas de los niños, porque los sentimientos
de rabia contra los padres se dirigen contra el animal. Si ocurre esto,
es extremadamente importante descubrir el origen de la ira –
incluyendo la posibilidad de que uno de los padres sea el culpable–
y animar al niño a enfrentarse más directamente a ella. En un niño
166
más mayor, la crueldad puede reflejar algunos patrones familiares
inconscientes muy desagradables, de los cuales los padres pueden
no tener idea hasta que se hace daño a una mascota.
Puede ser perturbador descubrir que nuestros amantes, socios,
hijos o incluso la astrología, pueden servir de objetos transicionales.
Esto no significa que tales manifestaciones sean patológicas. El
mundo imaginario del objeto transicional nos permite enfrentar la
realidad minimizando la ansiedad. En pequeñas dosis, todos lo nece-
sitamos en tiempos difíciles. Sólo cuando uno es totalmente adicto a
la fantasía y no puede enfrentarse a la realidad podremos hablar jus-
tificadamente de patología.
Los objetos transicionales nos permiten alejarnos de las presio-
nes psicológicas de una realidad demasiado duras y encontrar un
lugar «como si», donde podemos recargar nuestros recursos interio-
res. En este lugar «como si» podemos modificar las cosas y recrear
la realidad. El objeto transicional puede ser material, pero igualmen-
te puede existir sólo en la fantasía de uno. El mundo de la fantasía es
en sí mismo un lugar de transición.
Todo niño necesita disponer del espacio necesario para entrar en
ese lugar transicional, bien sea a través de un objeto real o imagina-
rio. El mundo transicional es esencial para la gradual formación de
un ego separado. Pero para ello, el niño debe sentirse lo bastante
libre y confiado para arriesgarse. El mundo transicional, aunque
menos horrible que la realidad, es todavía un lugar peligroso porque
el niño abandona la fusión con la madre. Se produce ya un distan-
ciamiento, aunque éste no suponga una separación completa. Pero
en el momento en que el niño entra en ese mundo de la imaginación,
ya se crea un espacio entre el niño y el cuidador que personifica el
neptuniano lugar de origen, misterioso y sin ego.
Retengan en su mente que este lugar de origen puede ser visto
también como una fuente espiritual. Esta discusión, que es psicoana-
lítica en su perspectiva, se puede trasladar al reino de lo espiritual.
La única diferencia real estará en el lenguaje. Al contemplar nues-
tros ritos y rituales religiosos de una forma objetiva, podemos verlos
como objetos transicionales. Nos sentimos separados de Dios, sepa-
rados de la fuente. Por eso llevamos un pequeño crucifijo de plata o
167
rezamos a la estatua de un santo. Por eso rendimos culto en la igle-
sia, cuya planta cruciforme simboliza el cuerpo de Cristo. O vamos
a rezar en una mezquita, cuyos exquisitos diseños de baldosas y
mosaicos representan a Dios a través de la geometría. Nos servimos
de cualquier objeto transicional para sentir que estamos conectados
con Dios, aunque estemos todavía vivos y en esta tierra. No quere-
mos morir, pero tampoco queremos sentirnos completamente
separados de nuestra fuente. Tanto el osito de peluche como los ta-
lismanes sagrados de las religiones son relevantes para el Sol,
porque el Sol está íntimamente ligado con nuestra imagen de Dios
como lo está con nuestra capacidad de jugar.
El objeto transicional es fundamental para nuestra capacidad de
ser creativos. Necesitamos algo en qué invertir nuestras imágenes y
fantasías: un mundo «como si» en el cual podemos estar solos y al
mismo tiempo conectados. Desgraciadamente, a muchos niños no se
les da permiso para que entren en ese lugar de transición. La madre
puede ser demasiado ansiosa o posesiva y no puede soportar que el
niño se aleje de ella hacia su propio mundo interno. La madre inte-
rrumpirá constantemente, exigiendo que la atención del niño esté
siempre centrada en ella. Puede incluso vengarse inconscientemente
a través de los castigos, tanto de forma abierta como sutil o mane-
jándolo a través de la culpa. El niño puede experimentar mucho
miedo debido a su propio temperamento básico. Si tanto el niño
como la madre colaboran en no permitir a aquél entrar en ese mundo
del «como si», entonces el niño no será capaz de completar el proce-
so de separación que el mundo transicional facilita. Entonces uno no
puede acceder al Sol, porque jugar aterroriza. Y entonces se cierra la
puerta de la expresión creativa, que depende de la capacidad de ju-
gar.
Oyente: El mismo término «objeto transicional» es una estafa. Uno
se puede quedar atascado con un objeto transicional y no encontrar
jamás el Sol. ¿De verdad que ese objeto sirve para experimentar el
Sol directamente y no a través de símbolos?
Liz; He aquí una pregunta interesante. No estoy segura de que el
objeto transicional sea una estafa. Puede ser lo más cerca que pode-
168
mos estar de conseguir algo que es demasiado brillante para noso-
tros. Un pintor crea objetos transicionales, al igual que un compo -
sitor o un novelista. El término «objeto transicional» es incómodo y
torpe, pero debemos entender que no siempre se puede aplicar a
todo lo infantil. Yo sugeriría incluso que todos los símbolos son
objetos transicionales, dado que se ubican entre nuestra percepción
ordinaria y aquellos dominios sutiles a los cuales no tenemos acceso
directo.
Existen objetos transicionales autodestructivos, como la heroí-
na. Los hay que pueden funcionar en ambos sentidos, como la
comida (una delicia para el gourmet y un veneno para el obeso co-
medor compulsivo). Existen objetos transicionales que experi -
mentamos como espiritualmente inspiradores, como un gran cuadro
o una obra musical. Cada vez que invertimos en nuestras fantasías
de lo que podría ser, lo que debería ser o lo bonito que sería algo o
alguien (cada vez que nuestra imaginación incrusta algo del mundo
exterior en el mundo «como si») entramos en el reino solar de la
transición. El mismo Apolo es una imagen transicional, porque lleva
la luz del Sol sin ser el Sol mismo.
El objeto transicional puede ser un engaño cuando un adulto
carga todavía con un osito de peluche a los cuarenta y cinco años.
Pero entonces, ¿quién puede decir que es un engaño? Si esa persona
se sienta a escribir un libro llamado Winnie the Pooh, diremos en-
tonces que ha creado una obra de arte imperecedera. Soy un poco
cautelosa con el uso de la palabra «engaño» debido a que implica
que algo en nuestro interior se ha detenido. Existe la idea, en ciertos
círculos esotéricos, de que si atravesamos ese mundo de transición y
vamos hacia el otro lado, seremos iluminados. Ese lugar al otro lado
del dominio de lo transicional es un lugar de «egoidad» absoluta.
Oyente: Eso es lo que quiero decir. ¿Por qué hablamos de objetos
transicionales? Deberíamos luchar por alcanzar la iluminación.
Liz: No estoy sugiriendo que no debas luchar por alcanzar la ilumi-
nación. Si contemplas la vida a través de la lente de una doctrina
espiritual específica, para tí es importante aspirar a alcanzar ese lu-
gar de total «egoidad». Pero no todo el mundo comparte su doctrina.
Y me reservo el derecho a cuestionar si la iluminación a la que te
169
refieres es en todo caso un objetivo humano viable, particularmente
cuando mucha gente (incluso personas muy espirituales) apenas son
capaces de entrar en ese mundo transicional y dejar aparte el otro
lado. Podría arriesgarme a ofenderte al sugerir que, para muchos
aspirantes, el reino de lo espiritual que atisban, la disciplina que se
imponen para ser dignos de entrar o los gurús a los que ofrecen su
lealtad, son ellos mismos objetos transicionales.
Oyente: ¿Podría decirnos algo más acerca de eso que tú has llamado
«lugar de absoluta egoidad»?
Liz: Puede que haya tergiversado inconscientemente las enseñanzas
de ciertas escuelas de pensamiento espiritual. Pero la experiencia de
la iluminación supone la manifestación de la luz solar sin contami-
nación alguna. Por eso Buda es una figura solar. Este lugar de
absoluta egoidad implica no sólo estar libre de contaminaciones de
la realidad material, sino también de las contaminaciones del pen-
samiento y de la imaginación. Se trata de lo que hay detrás de Maya,
tras la ilusión de la existencia terrenal. No estoy diciendo que no sea
un ideal al que un ser humano no pueda aspirar; pero como no soy
iluminada, realmente no tengo ni idea. Ni tampoco he conocido a
nadie que pudiera, por así decirlo, iluminarme acerca del concepto,
si bien sí he conocido a mucha gente que afirmaba ser iluminada. En
mi trabajo astrológico con clientes, en todo momento conocemos a
gente que se siente bloqueada creativamente hablando. Desean de-
sesperadamente expresar algo de su mundo interior, pero están
demasiado asustados para cruzar el umbral. Me parece que decir a
tales personas que deberían ser iluminadas en vez de animarlas a
expresar lo que quieran expresar es una forma peligrosa y mental-
mente estrecha de aconsejar a un cliente. No es nuestro trabajo
decirle a la gente en qué debe creer. Meterse en una senda de renun-
cia al ego antes de que la persona haya siquiera descubierto cómo
jugar puede significar que la persona está esquivando algo. Creo que
el verdadero engaño está en que alguien sienta que sufre un bloqueo
creativo y pretenda alcanzar el nirvana sin enfrentarse a esa cues-
tión.
170
Creatividad y materialización
172
que los conceptos junguianos de animus y anima fueran totalmente
apropiados para el momento y dentro de la cultura en que Jung los
ideó. Los roles sexuales y biológicos estaban entonces definidos de
una forma más rígida. Pero hoy esos roles son más homogéneos y la
mayor fluidez del simbolismo astrológico, amplificada por las suti-
lezas del mito, nos puede ayudar a comprender nuestro potencial
intemporal al igual que nuestra posición en una sociedad y una épo-
ca determinadas.
En el mito el dios-Sol no es sólo masculino, sino también feme-
nino: de ahí que esté acompañado por las imágenes de las Musas y
de la Pitonisa. En algunas culturas antiguas, como la teutónica, el
Sol es percibido más como femenino que como masculino; por esta
razón el Sol, en alemán, se llama die Sonne. Cada uno de los símbo-
los astrológicos presenta diferentes facetas; y podemos proyectar
algunas de ellas y tomar otras como propias de nuestra personalidad.
Podemos identificarnos con Apolo y experimentar la inspiración a
través de una Musa a la que percibimos como «exterior» a nosotros.
O podemos identificarnos con una Musa y experimentar la concen-
tración de nuestras habilidades creativas a través de un Apolo que
parece ser externo a nosotros. Esta gente «exterior» puede ser tanto
masculina como femenina. Cabe también que proyectemos el lote
completo. O puede que trabajemos conscientemente con todos los
atributos solares como internos –quizá no bajo el control del ego,
pero sí desde luego vinculados a éste–. Todavía estamos moldeados
por nuestra biología y nuestra sociedad ha cambiado considerable-
mente en las últimas décadas; pero aún pesa sobre ella la influencia
del pasado. Puede ser, tanto ahora como en el pasado, que los niños
más fácilmente o con más frecuencia, proyecten el Sol más sobre el
hombre que sobre la mujer. Pero he visto muchas excepciones y es
posible que llegue un momento –que quizá no lleguemos a ver los
presentes– en un futuro no muy lejano, en que la capacidad de vivir
una individualidad plena limite esta distribución de roles a lo estric-
tamente biológico.
173
El artista y el mago
176
Liz: Seguro que eso se puede arreglar. Más en serio: espero que ha-
yan entendido ustedes la naturaleza deprimente y a veces suicida del
lugar al que llegan las personas que han perdido su conexión solar o
que nunca la encontraron de verdad y sólo pudieron atisbarla a tra-
vés de otra persona. Mucha gente se aproxima al suicidio cuando
rompe una relación. Podemos encontrarnos con tales personas y
preguntarnos: «De acuerdo, es doloroso. ¿Pero por qué suicidarse?
Seguramente algún día podrás conocer a otra persona».
Pero si es el ser amado el objeto transicional que lleva la luz so-
lar y ese ser amado desaparece, no queda mucho más aparte del
cuchillo de cocina y la bolsa de plástico. El retrato que estoy ofre-
ciendo es muy triste y desolador. No somos más que cenizas a las
cenizas y polvo al polvo, tal y como reza el alegre rito cristiano con
el cadáver de cuerpo presente. Les pinto este retrato para que se ha-
gan una idea del mundo interior de una persona profundamente
deprimida. Es un mundo sin Sol.
Oyente: Tenía entendido que las células cerebrales asociadas con la
ansiedad mueren a medida que envejecemos. Es algo que se me ha
quedado en la cabeza.
Liz: Ya sea porque nuestro cerebro empieza a morir o no, es cierto
que mucha gente siente más fe en la vida según va haciéndose ma-
yor. Al examinar las progresiones y tránsitos posteriormente,
podemos tener una sensación de por qué ocurre esto. En algunas
personas se ha erosionado la confianza; pero habitualmente es por-
que no existía una verdadera confianza desde el principio y a lo
largo del tiempo las defensas de la persona han caído.
Oyente: Así, pues, con la edad la luz del Sol se hace más fuerte.
Liz: En un mundo ideal así es como debería ser. Pero el mundo no
es ideal, particularmente el de los niños. La cuestión del juego crea-
tivo es fundamental para nuestra capacidad de sentir esperanza.
Puede que aquellos de vosotros que habéis dicho anteriormente «Yo
no soy creativo» debáis pensar más detenidamente qué es lo que
habéis querido decir con ello. Si no sois artistas, eso no representa
absolutamente ninguna diferencia en términos solares. La creativi-
177
dad solar no se refiere exclusivamente al mundo artístico. Pero si no
sois capaces de jugar (si ustedes se asustan al entrar en el mundo
imaginario), entonces se puede plantear una cuestión interior que
necesita ser tratada, puesto que la incapacidad para jugar puede ro-
barles su capacidad para sentir esperanza.
Puede ser importante que empecemos examinando las cuestio-
nes que aparecen en la niñez. Mucha gente se ve afectada por la
ansiedad de la separación. Las causas no siempre tienen su origen en
los padres. Existen determinados grupos generacionales que han
sufrido mucho por causa de esa ansiedad –por ejemplo, las personas
nacidas durante la Primera o la Segunda guerra mundial. Si la totali-
dad del mundo de uno se ve amenazada por haber nacido en un
mundo que está siendo bombardeado o el padre está lejos, en las
trincheras y la madre entra en un estado de pánico porque no sabe
cómo va a sobrevivir y cuidar de la familia, no existirá una suficien-
te sensación de seguridad como para desplazarse al mundo del
juego.
Durante el siglo XX, generaciones enteras se han visto lesiona-
das en este sentido; y en esas condiciones sólo los fuertes fueron
capaces de mantener la suficiente confianza como para jugar a des-
pecho de lo que ocurría a su alrededor. Normalmente la carta natal
reflejará esa fuerza a través de poderosos aspectos al Sol. La ansie-
dad en la familia es veneno para el proceso de juego y éste es
normalmente un tema oculto tras la creencia individual de que uno
no puede ser creativo.
En muchos enfoques terapéuticos el cliente o paciente es ani-
mado a expresar sus sentimientos dándoles forma a través de la
pintura, la escritura, la escultura o la danza. Esto a su vez estimula el
acto de juego, la creación de un mundo «como si» que puede pro-
porcionar un lugar de transición entre los sentimientos difíciles de
expresar y la realidad externa. El acto de jugar permite la separación
y la desvinculación. Muchas personas sufren de ansiedad al sentarse
e intentar expresar imaginativamente los sentimientos que están
experimentando. Simplemente, no pueden hacerlo; no saben cómo.
Abandonan la sesión terapéutica: «Sí, es una buena idea». Llegan a
su casa, cogen unos cuantos lápices de colores o pinturas, se sientan.
178
y la ansiedad comienza a hervir. De pronto recuerdan que no han
hecho la compra o que no han dado de comer al perro, y hacen acto
de presencia las racionalizaciones que finalmente les impiden entrar
en el mundo transicional. A veces ni siquiera tienen conciencia de
que es la ansiedad la que está interfiriendo, dado que las razones
para evitar entrar en ese mundo interno suenan siempre demasiado
sensatas. Normalmente, algo así como «es que no tengo tiempo».
Nos defendemos de esa gran ansiedad debido a que el mundo de
transición es un lugar de separación. Si no nos hemos sentido lo
bastante seguros en nuestra vida y no hemos sido capaces de interio-
rizar una madre lo bastante segura como para separarnos
psicológicamente de ella, no vamos a sentirnos suficientemente se-
guros para jugar. Entonces es fácil que nos sintamos bloqueados y
atascados, demasiado asustados para abandonarla y adentrarnos en
el mundo «como si».
Oyente: A veces, cuando estoy creando algo, me viene a la cabeza la
idea de que el juego está realmente muy cerca de la muerte.
Liz: ¿Podría explicarnos qué es lo que quieres decir?
Oyente: Es algo que tiene que ver con dejar ir. Creo que debe ser
similar a dejar ir en el momento de la muerte y confiar en lo que hay
más allá. Exige la misma clase de confianza.
Liz: Es como confiar en que el Sol sale todas las mañanas. Jung es-
cribió acerca de una tribu de nativos americanos que creían que, si
no realizaban las plegarias y ritos apropiados cada mañana, el Sol no
saldría. Esto puede ser muy estresante, pero algo hay de verdad en
ello, pues necesitamos renovar perpetuamente nuestro vínculo con el
Sol. No podemos darlo por sentado; siempre debemos luchar para
reconectarnos con su luz.
Oyente: ¿Puedes decirnos algo más acerca del vínculo entre creati-
vidad e inmortalidad? Creo que lo entiendo, pero no estoy seguro
del todo.
Liz: El lugar «como si», el lugar de transición, es un lugar de inmor-
talidad. No estamos limitados por el tiempo ni por el espacio.
179
Vivimos eternamente, como el niño divino, que es divino y no mor-
tal. Este niño interior no crecerá ni morirá. Si estamos conectados
con esta realidad interior, la muerte no asusta tanto. El miedo a la
muerte está conectado con el miedo a la vida, lo que es sinónimo de
falta de confianza en la vida, que es lo que impide jugar al niño. La
conexión con ese lugar de transición nos ofrece una sensación de
inmortalidad, aunque sepamos que nuestro cuerpo sí va a morir.
Como decía Dylan Thomas, «la muerte no tendrá ningún poder». Si
somos capaces de jugar bajo la luz solar, no será posible ninguna
sensación de amenaza, de terror o de destrucción.
Oyente: ¿Y qué pasa con los niños en la actualidad? ¿Cómo entran
hoy los niños en ese lugar? La casa V del horóscopo está asociada
tanto a los niños como la creatividad. Es difícil para mí ver la rela-
ción entre ambos, aparte de la biología.
Liz: Si queremos comprender la casa V debemos empezar por tener
en cuenta lo que proyectamos sobre nuestros hijos. Podemos sentir
que hemos conseguido aferrarnos a la vida eterna porque hemos
convertido a nuestros hijos en nuestro mundo «como si». Es una
experiencia común para mucha gente –el nacimiento de un hijo
comporta la sensación de que tendremos continuidad por siempre a
través de la transmisión de nuestros genes, ya que no de nuestra
propia inmortalidad corporal–. Es, por supuesto, una experiencia
completamente irracional, dado que nuestros hijos también morirán
algún día; pero tenemos la esperanza de que nos sobrevivirán y no
podemos soportar la idea de contemplar su mortalidad.
Ésta es una de las razones por las cuales es profundamente per-
turbador que un progenitor sobreviva a sus hijos. Sentimos que de
alguna manera eso va contra el orden natural de las cosas –aunque
en realidad los niños sean físicamente más vulnerables que los adul-
tos y en siglos anteriores muchos niños no sobrevivían a la infancia–
. No obstante, queremos tener la seguridad de que podemos enfren-
tarnos a la muerte sabiendo que nuestra línea continuará. Para las
personas que no tienen hijos, el Sol no puede proyectarse de esa
manera y la psique exige que encontremos esa sensación de inmor-
talidad dentro de nosotros. Mucha gente que por temperamento no
180
está verdaderamente preparada para tener hijos insiste todavía en
tenerlos, no porque realmente los quiera, sino porque necesita algo
en qué proyectar su sentido de propósito y finalidad en la vida.
De forma natural e inevitable, proyectamos el niño divino sobre
nuestros hijos. El impulso a tener hijos puede no estar presente
siempre, debido bien a que a uno no le gustan los niños o no se sien-
te lo bastante maduro para criarlos. Necesitamos creer que somos
inmortales y para mucha gente ésta es la única forma de alcanzar la
inmortalidad. A través de los niños establecemos una conexión con
nuestro propio niño divino. Si observamos las progresiones tránsitos
de los padres en el momento en que nacen sus hijos, se hace eviden-
te que algunas personas engendran a sus hijos no porque tengan
necesidad real de ellos, sino porque sienten una cierta conexión con
una experiencia de inmortalidad.
Podemos razonablemente esperar que se produzcan importantes
progresiones y tránsitos lunares en tales momentos, si bien a menu-
do y en vez de ellos, vemos que se producen movimientos solares.
Puede no existir un vínculo emocional e instintivo con el niño real
en todos los casos. Aquí es donde entra la Quinta casa. Esta casa
representa nuestro propio mundo transicional. Si no podemos entrar
en él, lo proyectaremos sobre nuestros hijos, que serán entonces
quienes cargarán con lo que haya en nuestra Quinta casa.
Oyente: Estás diciendo que la gente siente cosas diferentes acerca de
sus hijos y que el impulso de tenerlos puede provenir de distintos
lugares.
Liz: Ciertamente. Cada planeta tiene su propia manera de amar y
puede activarse cada vez que uno se enamora. De la misma manera,
todos los planetas pueden activarse en el momento del nacimiento
del niño y puede representar cómo nos sentimos respecto de ese
niño. Un niño puede ser percibido a través de Saturno o la Décima
casa como una responsabilidad o incluso una carga. O el padre pue-
de poner sobre los hombros del niño la consecución de logros
mundanos, imaginado que ese niño o niña cumplirá las ambiciones
que el progenitor no pudo lograr. El niño puede ser experimentado a
través de Venus y la Séptima casa, como hermoso y amado, o inclu-
181
so como marido o mujer sustitutos. Cada planeta y cada casa pueden
ser significadores del niño. Cuando la energía de la Quinta casa se
conecta con el niño, es éste el que lleva la imagen interior de la luz
solar.
Oyente: Así, si yo tengo a Marte en la Quinta casa en Leo, ¿eso sig-
nifica que soy de verdad un apasionado de la creación? ¿No podría
esperar un hijo innovador y creativo?
Liz: Podrías. A menudo existe correspondencia o sincronicidad entre
nuestro niño interior y los hijos que engendramos, porque los hijos,
al igual que las criaturas de nuestra imaginación, vienen a través de
nosotros y se conectan con nuestra capacidad de ser vehículos y
facilitar la encarnación de la fuerza de la vida.
Pero si no haces nada con tu Marte en la Quinta casa, será tu hi-
jo el que cargue con el arquetipo completo –tanto su parte de usted
como la de él–. Entonces el niño puede mostrarse como difícil, agre-
sivo u hostil debido a la inmensa presión psíquica que esto
supondría más para él. Cuanto más espere usted que él cargue con
su Marte de usted, mayor será el enfado del niño. Al igual que los
planetas en la Séptima casa, los ocupantes de la Quinta necesitan ser
reconocidos como propios, por más que exista un reflejo de planetas
interiores y exteriores.
182
El Sol en acción
Creatividad y la casa V
Steven Spielberg
18 Diciembre 1946, 6.16pm, Cincinnati, Ohio, USA
183
expresión creativa? ¿Qué clase de niño interior habita en su interior?
Comiencen por la Quinta casa. Temos a Quirón, conjunto a la Luna
y a Júpiter conjunto a Venus, todos ellos en Escorpio. El Sol está en
la casa VI, conjunto a Marte y opuesto a Urano. El Sol forma un
aspecto menor, una sesquicuadratura con Plutón. Digamos que este
hombre acude a su consulta y les pregunta: «¿En qué puedo desta-
car? ¿En qué podría desarrollar mis dotes creativas?».
Oyente: En el romance.
Oyente: En la pasión.
Liz: Sí, necesita vivir historias románticas y apasionadas, tanto lite-
ralmente como en su imaginación. Han tocado ustedes un área
tradicionalmente relacionada con la casa V (el romance y el amor).
¿Qué es el amor romántico? ¿Por qué decimos «Tienen una aventu -
ra» o «Es un romance» en vez de «Es una relación»?
Oyente: Decimos eso cuando la gente está colgada de alguien. Están
enamorados. Es un lugar de fantasía.
Liz: Algunos dirían que eso suena bastante cínico. Cuando uno se
enamora, ese sentimiento parece más real que lo que los demás lla-
man realidad. Pero el mundo del enamoramiento es un mundo
«como si». Eso no significa que sea falso o mutuamente excluyente
respecto de una relación más sustancial. El amor, al igual que Dios,
presenta diferentes caras. Cuando muestra la cara de la Quinta casa,
¿cuál es su naturaleza?
Oyente: Juguetona. Es el amor como juego.
Liz: ¿Cuáles son sus cualidades?
Oyente: Libre.
Oyente: Creativo.
Oyente: Sin límites.
Liz: Al enamorarnos, nos reinventamos y recreamos, al igual que el
objeto de nuestro amor, sobre la marcha. No es lo mismo que estar
durante veinte años con la misma persona: al cabo de ese tiempo,
184
nosotros lo sabemos todo de esa persona y esa persona lo sabe todo
de nosotros. Podemos sentir un amor profundo, pero no nos estamos
reinventando a nosotros mismos ni a nuestra pareja. El romance
implica la existencia de al menos un elemento de fantasía. También
puede existir algún tipo de percepción de la persona real, depen-
diendo de lo mucho o poco que influya Neptuno. Al igual que una
obra de arte, el estado de amor romántico es un proceso de creación.
Nuestro amado no es solamente una persona de carne y hueso. Es
también un símbolo de la luz que se halla en su interior pero que
nosotros percibimos desde fuera. El mundo del amor romántico es
un mundo «más-allá-de-la-vida», un mundo «como si». Hace que
seamos conscientes de nuestros potenciales y de nuestros sueños.
Experimentamos ambos de una forma nueva, más positiva y espe-
ranzadora.
Estamos condicionados, en nuestra cultura occidental, a asociar
determinados objetos y rituales con el amor romántico. Invitamos a
alguien a cenar a la luz de las velas, compartimos con esa persona
una botella de buen vino y tenemos una conversación romántica con
ella. ¿Qué se entiende por una «conversación romántica»? Desde
luego, no esto: «Perdona que esté moviendo tanto los pies, pero es
que tengo un callo en el dedo meñique del pie derecho. ¿Tú sabes de
alguna marca de almohadillas que me viniera bien?». Ni tampoco es
tan simple como decir: «Te amo».
Oyente: Las conversaciones románticas exploran siempre posibili-
dades. Siempre hay un elemento de anticipación o de dar a entender
cosas que pueden suceder.
Liz: Sí, las conversaciones románticas exploran posibilidades. Po-
demos ser cualquier cosa. De pronto los límites han desaparecido.
Ya no tenemos a Saturno o a Quirón. Somos mejores y más brillan-
tes y más hermosos de lo que creíamos y con tantos potenciales aún
por explorar. Nos estamos contemplando a través de lo que creemos
son los ojos de nuestro amado, pero en realidad nos vemos a través
del niño solar dentro de nosotros, cuyas posibilidades son ilimitadas.
Incluso aunque esas posibilidades no estén articuladas, proporcionan
una corriente emocional que fluye por debajo de las palabras. Por
185
eso es tan excitante. Si esta necesidad de explorar posibilidades ili-
mitadas, de crear una historia romántica, es fuerte en nosotros –y
claramente lo es en la carta, con cuatro planetas y el regente la carta
en la Quinta casa–, no es que sea un placer: es una necesidad. Si esa
necesidad se bloquea, no hace falta que nos den un premio por adi-
vinar lo que va a ocurrir.
Oyente: Probablemente caería en una depresión grave.
Liz: ¿Podría quedar enganchado a ese mundo?
Liz: Adicción y vocación son parientes cercanos y pueden solaparse
entre sí, pero no son la misma cosa. Para algunas personas, el mun-
do «como si» se convierte en una adicción. No quieren mantener
ningún vínculo con la realidad. En tal caso, el mundo interior deja
de ser transicional. Se convierte en un lugar en que uno corta la co-
nexión con todo sin movimiento alguno. Es un útero con cerradura,
en el que uno se encierra a sí mismo. El mundo «como sí» necesita
un ego formado, construido con una buena mezcla del Sol y de Sa-
turno, para evitar que el individuo se vea engullido. La conjunción
Saturno-Plutón en la Segunda casa forma cuadraturas con los plane-
tas en Escorpio, lo que sugiere que aunque este hombre puede no ser
capaz de vivir sin su mundo transicional, la necesidad urgente de
hacer que las cosas se manifiesten en el mundo real le mantendrá
lejos de querer encerrarse en sí mismo presa de una adicción des-
tructiva. Además, aunque Neptuno forma un sextil con el Sol y una
cuadratura amplia con Marte, no domina la carta. Es más probable
que convierta la Quinta casa en una vocación productiva. Pero estoy
segura de que eso implicará una fuerte lucha que todavía dura.
La creatividad Sol-Urano
187
potencialmente perfecto, un mundo futuro ideal –ya sea en lo artísti-
co, tecnológico, social, psicológico o espiritual– está relacionada
con Urano.
Freud tenía al Sol conjunto a Urano en la Séptima casa. Eso si-
guiere una visión creativa del mundo que le impulsó a percibir al ser
humano dentro de ciertos límites ideales, un sistema psicológico de
funcionamiento perfecto. No importa lo anticuada que creamos que
es su obra; deberíamos recordar lo profundamente innovadora, ins-
pirada y provocadora que fue en su tiempo. Creía posible crear un
mundo en que el ello no fuera suprimido y donde el ego y el ello
cooperaran e interactuaran al efecto de que enfermedades como la
histeria, en cuanto productos de la represión, dejaran de afectar.
Freud fue un reformista del corazón, movido por una visión de la
sociedad potencialmente mejor, más honesta y más sana. La creati-
vidad uraniana mira hacia el futuro y ve lo que puede ocurrir.
¿Cuántos de ustedes tienen un aspecto Sol-Urano? ¿Pueden ver có-
mo podrían aplicar esto en aquellos campos en que podrían ser más
creativos? Prácticamente todos han levantado la mano. ¿Es la astro-
logía un área que podríais considerar creativa?
Oyente: Definitivamente, sí.
Liz: Hasta la astrología tiene su propia Musa, llamada Urania. Es
una rama del saber peculiar. Probablemente todos quieran saber de
quién es la carta que estamos analizando: se trata de Steven Spiel-
berg. Desde luego, es capaz de entrar en el mundo transicional del
juego y producir cosas maravillosas en él. Ha ganado montones de
dinero, aunque el dinero no parece ser su primera motivación. ¿Qué
es lo que le motiva?
188
Quinta casa funcionan a través de éste. Cada planeta tiene su propia
clase de creatividad. No hay signo o planeta que no tenga una forma
especial de expresarse a través de la alegría; pero al final, si vamos a
transformar eso que creamos en el mundo interior en un producto
creativo en el mundo exterior, forzosamente debemos expresarlo a
través del Sol. Aquí tenemos al Sol en un signo de Fuego y en una
casa de Tierra. Es la Sexta, la casa de Virgo, pero está en Sagitario y
opuesto a Urano. Y además forma una conjunción fuera de signo
con Marte, que se halla en un signo de Tierra. ¿Qué es lo que nece-
sita un Sol en Sagitario en la Sexta casa?
192
Cartas del grupo
24
IC = Imum Coeli = Fondo del Cielo (cúspide de la Casa IV). (N. del T,)
194
guien tiene alguna idea acerca de lo que este Sol busca, hacia dónde
se dirige o cuál es su lugar feliz?
195
La casa IV es una de las casas angulares del horóscopo. Creo que
tenemos que determinar primero lo que esta casa significa.
Oyente: Existe una conexión profunda con el padre.
Liz: Estaría en principio de acuerdo con usted en que la conexión
con el padre es poderosa. Cuando el Sol está en la Cuarta casa, su
luz se proyecta sobre el padre, aunque ocurre de forma bastante in-
consciente. Uno no es necesariamente consciente de ello. Sea quien
sea el padre, no aparece ante el niño como un padre físico, sino co-
mo la representación del Sol. Se hace imprescindible, por tanto,
ganarse el amor de la deidad, al mismo tiempo dadora de vida y
fuente de alegría. La identificación con el destino o el propósito que
nuestro padre quiere para nosotros se convierten en una cuestión
fundamental desde muy temprana edad, lo cual hace sumamente
difícil cortar ese cordón para encontrar la propia luz. Se diría que
aún estás atado por ese cordón, Carl.
Oyente: ¿Tiene que ver el Sol en Tauro en el IC con un padre nutri-
cio?
Liz: No estoy segura de que el tema aquí sea el padre personal. En-
tiendo que el Sol en el IC significa que el padre es portador de algo
arquetípico. Aparece ante el niño no como una persona de carne y
hueso, sino como una figura mítica, un dios planetario: es Apolo.
Esta imagen arquetípica se ha transmitido por la línea paterna desde
los ancestros. Es una clase particular de brillo, de espíritu creativo
que, generación tras generación, ha querido ser expresado. Cuanto
más frustrado e inexpresado es ese espíritu por el padre, más siente
el niño con el Sol en la Cuarta casa que debe expresarlo. Uno hereda
el mito familiar junto con el daimon que primero ve en el padre.
Incluso si el padre es un hombre muy anodino, o ausente o emocio-
nalmente inalcanzable, existe la conciencia de que hay una chispa
solar que le da sentido a la vida de uno. Por eso uno quiere desespe-
radamente ser lo que el padre quiere que uno sea –aunque tanto el
padre como el hijo no sean conscientes ni de la herencia ni de la
expectativa–.
Para mucha gente, como he dicho, esto es inconsciente. Está us-
196
ted asintiendo vigorosamente con la cabeza, Carl, así que eres cla-
ramente consciente de ello. Pero mucha otra gente no conoce la
importancia del padre cuando el Sol está en el IC. Éste toma el po-
der arquetípico porque representa a una fuente espiritual. Es el padre
y dador de vida (Dios Padre). Es el lugar de donde proviene la semi-
lla espiritual, de forma que el padre personal carga con una
proyección de un tamaño enorme. El anhelo de ser lo que el padre
quiere que uno sea puede ser muy grande y puede acabar dominando
la vida. Al efecto de interiorizar la alegría y el sentido de la vida
solares, uno debe cortar el cable.
Muchas personas con el Sol en la Cuarta casa emigran debido a
la necesidad de encontrar una fuente interior. Dejan su país debido a
que deben recrear sus raíces. Deben encontrar un sentido a su origen
que no depende de la familia o de los parámetros geográficos de una
determinada nación. Tienen que marcharse e ir a alguna otra parte.
Otra gente con el Sol en la Cuarta simplemente desconecta de su
familia. El Sol dice: «Soy tu Sol, no el de tu padre. Introyéctame,
poséeme, exprésame por ti mismo en vez de proyectarme sobre otras
figuras de autoridad». En este momento, Carl, parece que has llega-
do al punto en que debes cortar el cable. La falta de confianza en ti
mismo parece estar ligada a la cuadratura Sol-Quirón y ese aspecto
sugiere que tu padre padeció el mismo problema. Quizá su padre no
fue capaz de expresarse de forma creativa porque se sintió demasia-
do herido o desesperado, lo cual provocó que esperara demasiado de
usted o le hiriera a través de la crítica o un frío desapego.
Carl: Esto ha sido lo que ha impulsado mi vida durante años. Creo
que mi padre era un hombre muy creativo, pero que no hizo mucho
para desarrollar su creatividad. Creo que eso le deprimió mucho e
hizo que yo fuera el blanco de sus críticas. Durante mucho tiempo
nunca me sentí frustrado por trabajar a las órdenes de otra persona.
Sin embargo, siento que mi frustración aumenta en relación con los
temas que se tratan o, mejor dicho, en relación a la forma en que los
temas se tratan en cada programa. Parece que exista siempre una
necesidad de trivializar lo que es serio. Es totalmente contrario a mi
punto de vista. Una o dos veces que dije: «No lo estáis haciendo
bien», me echaron la bronca. Así que siento que no puedo crear lo
197
que quiero o aquello en que creo.
Liz: Tu stellium en Géminis está hablando de forma muy elocuente
aquí. Tanto Mercurio como Urano se hallan en la Quinta casa, junto
a Saturno, que a su vez está conjunto a la Luna en la cúspide de la
Sexta. Con Saturno en Géminis en la Quinta casa, las ideas son se-
rias. Aquí Saturno no se encuentra cómodo con la sátira, a menos
que sea irónica o mordaz. La realización de documentales televisi-
vos es una excelente elección para todo ese grupo de planetas en
combinación con el Sol en Tauro; pero aún no se oye tu propia voz.
Oyente: Con todos esos planetas en Géminis en la Quinta, especial-
mente la conjunción Mercurio-Urano, yo hubiera imaginado que
Carl podría ser un escritor. Quizá de ciencia ficción o de algún géne-
ro novedoso y sorprendente.
Liz: La escritura puede ser un talento innato con tantos planetas en
Géminis. La fotografía documental también es una habilidad gemi-
niana, debido a que intervienen la observación, la grabación, la
traducción y la comunicación. Pero finalmente los planetas en la
Quinta casa están al servicio del Sol en la Cuarta. Los talentos inna-
tos no son similares a la vocación, que está conectada con
sentimientos de propósito y de destino. Cualquier habilidad para la
comunicación que posea Carl debe estar al servicio de los propósitos
más profundos del Sol.
La Quinta casa nos habla del niño divino que habita en el lugar
«como sí». La Quinta nos habla de cómo jugamos, tanto nosotros
solos como en compañía de otros. Al analizar la carta de Spielberg
pudimos ver, provenientes de la conjunción Luna-Quirón en Escor-
pio en la Quinta casa, las oscuras y destructivas imágenes que daban
vida a películas como Tiburón o Parque Jurásico o La lista de
Schindler. Carl, tú puedes jugar con el objetivo de tu cámara; los
planetas en la Quinta representan las cosas que te fascinan y hacen
que quieras fotografiarlas y contar su historia. Con Mercurio, Urano
y Saturno ubicados en esa casa, a ti te encanta probablemente mos-
trar a la gente su mundo cotidiano desde una perspectiva nueva,
seria y desconcertante. Quieres decir cosas que revolucionen a la
gente. Pero la fuerza motivadora tras esa capacidad de jugar corres-
198
ponde al Sol. Ése es el dios al que usted sirve, finalmente.
La creatividad Sol-Quirón
201
Liz: Los contactos Sol-Quirón tienden a aparecer en los círculos
astrológicos y de asesoramiento terapéutico. ¿Cuántos de vosotros
tenéis estos contactos en su carta? Ah, pensé que iban a ser más.
Para ser capaces de crear con un aspecto Sol-Quirón, ¿qué es lo que
hay que incluir? ¿Qué elementos contiene este proceso creativo?
Oyente: Debe existir aceptación de límites.
Liz: Sí, eso es.
Oyente: Una cierta condición de ser persona herida en la creatividad.
Liz: Sea un poco menos abstracto y más concreto. ¿Qué forma pue-
de adoptar eso de la «cierta condición de ser persona herida» en la
vida real?
Oyente: Supongo que es algo opuesto a la creatividad uraniana, que
aspira a la perfección. Debería haber un mensaje acerca de la acep-
tación de lo imperfecto. El trabajo creativo tendría que incluir o
representar la imperfección. Se me ocurre como ejemplo el trabajo
con personas discapacitadas o heridas de algún modo, sin esperar de
ellas que sean perfectas. Uno puede esperar algún tipo de progreso
por su parte, de manera que eso compense suficientemente el hecho
de que no esperamos que lleguen a ser perfectos.
Liz: Sí, bien visto.
Oyente: Debería incluir el mostrar la belleza en la imperfección por
sí misma.
Liz: Vosotros dos habéis tocado un tema extremadamente importan-
te. Me hace pensar en un libro publicado hace muchos años titulado
The Family of Man25. En aquellos tiempos todavía estaba permitido
usar la palabra «hombre» para referirse genéricamente tanto a hom-
bres como a mujeres. El libro es esencialmente una colección de
fotografías con pies de foto extraídos de la literatura, los cuales re-
presentan las etapas arquetípicas y las dimensiones de la vida
humana. La mayoría de las fotografías muestran a una humanidad
25
The Family of Man, de Edward Steichen. Publicado por el MOMA de Nueva
York, su primera edición data de 1955 (N. del T.)
202
imperfecta. Son imágenes de personas no sólo en sus momentos
felices, sino también en los más trágicos (caras ancianas, estúpidas,
enloquecidas, sufrientes). Es un trabajo extraordinario. No sé si to-
davía está en catálogo. Resume lo que ustedes estaban describiendo:
un periplo visual que al mismo tiempo es desgarrador y ennoblece el
ser humano. Una vez se termina el libro, uno tiene una sensación de
pertenencia a una humanidad que puede ser un fracaso, pero a la que
en todo caso vale la pena preocuparse por ella. La fuerza creativa
del libro no reside en representar la perfección, sino la imperfección
con amor.
Oyente: Se ha publicado recientemente un libro llamado Photo, de
la editorial Phaidon. Incluye muchas fotografías de la exposición en
que se basa The Family of Man.
Liz: The Family of Man es un ejemplo de lo que yo entendería como
creatividad del Sol-Quirón. Normalmente pensamos que las profe-
siones de ayuda son un campo natural de expresión de los aspectos
Sol-Quirón y no hay duda de que la sanación es también un acto
creativo. He aquí a Hefesto creando a pesar de su cojera, presentán-
donos la paradoja de la sanación de la fealdad a través de la
percatación de la propia belleza. Carl, quizá todo esto no tenga nin-
guna utilidad práctica para tí; pero puede darte pistas acerca de las
áreas Sol-Quirón que necesitas explorar al efecto poder crear.
Carl: Cada vez me siento más alejado de mi trabajo actual, según
voy descubriendo quién soy de verdad. Puedo disfrutar con él a ra-
tos, siempre que acepte las limitaciones propias del mismo. Pero
cada vez tengo una mayor certeza acerca del camino que he de to-
mar.
Liz: Muy bien. Gracias por ofrecernos tu carta para el debate.
Vamos ahora a vérnoslas con algo más fogoso, para variar. Aquí
tenemos otra carta del grupo. Rose, ¿cuál es el tema que quieres que
203
exploremos?
Rose: He llegado a un punto de mi vida en que veo mi creatividad
de una forma completamente distinta. Soy cantante y he logrado
bastante reconocimiento público. Pero algo está cambiando por den-
tro. Ahora me pongo tan nerviosa cada vez que salgo al escenario
que me parece que no podré hacerlo nunca más. Hay algo dentro de
mí que quiere encontrar otros medios distintos para que yo me ex-
prese. Siento que me estoy aferrando a algo que en realidad tengo
que soltar. Soy muy posesiva respecto de mi talento y quizá eso no
es una buena idea. Así que intento encontrar el camino entre ambas
sensaciones.
205
cosas a mi manera y escribir mis propias letras. Necesito expresar
mi propio mensaje. No puedo transmitir el mensaje de otro. Pero
uno no puede hacer eso si trabaja en un grupo. Todos quieren decir
algo y acabas teniendo que negociar. A menudo me siento como si
fuera dominante y autócrata al insistir en cantar mis propias cancio-
nes.
Oyente: Mi hija tiene el mismo emplazamiento del Sol en Aries en
la Undécima. Tiene el mismo problema, aunque no es cantante. Tra-
baja en el sector de las relaciones públicas. Tienes que creer que
tienes derecho a expresar tu propio mensaje; entonces podrás hacer-
lo. Pero si no crees tener derecho, al final todo se tuerce y acabas
discutiendo con los demás. Mi hija pasó una temporada horrible con
la gente con la que trabajaba y al final se tuvo que establecer por su
cuenta.
Liz: El Sol de Rose está en un signo cardinal. Todos los signos car-
dinales deben desarrollar sus propias ideas. Quizá Libra prefiera
recibir el apoyo y la cooperación de los colegas, o Cáncer prefiera
preservar un sentimiento de intimidad emocional y de armonía; pero
al final esos signos son también cardinales y deben perseguir su
propia visión.
Aries es el más abiertamente cardinal de los cuatro. Es un cru-
zado y quiere cambiar el mundo. Aries necesita a menudo un
mensaje social, político o filosófico, aunque este mensaje se pueda
transmitir con la expresión artística más que con una exposición di -
dáctica. En última instancia, la casa XI no se relaciona con el arte,
sino con la evolución de la sociedad y con hacer algo para mejorar-
la. No es sorprendente que este Sol cardinal acabara harto de cantar
las letras de otros.
Rose: En realidad no sólo escribo mis propias letras, sino que cantar
yo mis letras, sin acompañamiento de ningún tipo, me produce un
gran placer. Sospecho que ese placer proviene de comunicar el men-
saje. Esto no siempre se ha de hacer a través de la música, ¿no? Lo
importante es el mensaje, no el vehículo.
Liz: El vehículo es menos importante que el mensaje y la libertad de
206
comunicar éste de una forma individual. Aquello que es creativo en
usted no depende de una particular forma artística para alcanzar sus
objetivos. Está usted intentando servir a una visión de la casa XI.
Como he dicho antes, este Sol es un cruzado. La creatividad real no
está en la canción, sino en la visión y en comunicar la visión de una
forma que impulse a la gente a cambiar algo en su vida. Hay arianos
que pintan y arianos que cantan; y también hay arianos que no han
hecho nada reconociblemente artístico en la vida. ¿En qué, pues,
está su creatividad? En hacer algo para cambiar el mundo, haciendo
que las cosas ocurran, causando un impacto y transformando la
realidad para que coincida más con la visión interior, aunque sea a
una escala mínima.
¿Cómo puede ser creativo un cruzado? Pensemos por un mo-
mento en esta imagen (no en la bestia fanática de las Cruzadas
históricas, sino en la visión arquetípica tras la realidad histórica).
Armado solamente con su espada y sus convicciones, carga heroi -
camente contra un mundo que todavía no ha alcanzado la «ilumina-
ción» –entendida ésta en el contexto de la ideología del cruzado–.
La oscuridad cubre por completo el mundo, encadenado a la herejía
o al paganismo. El cruzado trae la luz. Con un coraje enorme, con o
sin seguidores, pelea contra las fuerzas de la oscuridad para traer el
cambio, el crecimiento, la libertad, la iluminación.
Ésta es la energía creativa de Aries. No importa si Rose actúa
esta energía en el escenario ante un público o integrándose en un
grupo de mujeres. Las demás posiciones en la carta indicarán qué
forma de expresión de esta energía puede ser más gratificante para
ella. Tu creatividad, Rose, no se basa en el hecho de si canta o no. E,
igualmente, existen muchos cantantes llenos de talento que no son
realmente creativos en el sentido solar del término. Tu carta es un
claro ejemplo de la muy importante distinción entre talento y creati-
vidad solar.
209
lia tenían que cumplir el destino que él había asignado a cada cual.
Suena como si tuvieras que elegir entre cantar o morir. Tenías que
cumplir las expectativas familiares y con la muerte de tu madre de
pronto algo fue liberado. Ahora mismo ya no sabes quién eres, y
empiezas a hacerte preguntas en vez de someterte ciegamente al
hado familiar.
Rose: Sí. Sigo diciéndole a mi padre que no me imagino sin cantar.
Pero también parece una prisión. Necesito ser capaz de imaginarme
como algo más.
La creatividad Sol-Luna
211
Liz: Esta complacencia es característica del trígono Sol-Luna. Es
usted muy honesta acerca de ella, lo cual puede ayudarla muchísi-
mo. Muchas personas con trígonos o sextiles o conjunciones Sol-
Luna no están dispuestos a ser tan honestos. No tienen conciencia de
haber asumido privilegio alguno. Plutón en Leo también contribuye
a esa asunción innata de que no es como los demás, aunque no sea
un rasgo propio sólo de ti. En tu carta, Plutón es uno de los signifi-
cadores del padre, lo que sugiere que él traía consigo y le ha
transmitido la profunda creencia en la individualidad de cada ser hu -
mano. Esto no es negativo en sí mismo; pero uno debe tener cuidado
de no usar incorrectamente esa creencia. Si esta creencia es incons-
ciente, puede crear expectativas que causen dolor a ti misma y a
otros.
En tu carta natal, la imagen del padre representa a toda una ge-
neración de personas para quienes el sentimiento de ser especiales
constituyó una forma de supervivencia. Para la generación de Plutón
en Leo, uno no puede sobrevivir a menos que se sienta especial y no
hay nadie más especial que el artista. Es un mensaje que puede a
veces ser tan destructivo como el contrario: «No eres de ningún mo-
do especial. ¿Quién te crees que eres, pretendiendo que puedes ser
artista?». Mucha gente ha sufrido el sabotaje de su luz solar; pero en
su caso el sufrimiento proviene del dictum «Debes ser especial vein-
ticuatro horas al día, cada día de la semana, cada semana del año,
cada año de tu vida. Si fracasas, serás la vergüenza de la familia y
no podrás sobrevivir». Parece que este mensaje proviene de su pa-
dre; y su madre es un triste ejemplo de lo que ocurre si uno fracasa.
El mensaje puede haberse mezclado no sólo con su necesidad de
expresar su talento, sino con su necesidad de poder.
Rose: Entonces, ¿la maldición es el talento?
Liz: Sí, el talento es la maldición, debido a que siempre se espera de
ti que vivas todo su potencial. Y se espera también que lo vivas en la
forma prescrita por las anteriores generaciones, que pueden no refle-
jar la manera de vivirlo que mejor se adapte a tu propia vida.
Pensemos en una de nuestras familias teatrales más famosas, los
Richardson. ¿Qué oportunidad tuvo cualquiera de sus miembros de
212
apartarse de la línea familiar y convertirse en contable? Y de haberlo
hecho, ¿qué precio emocional hubieran tenido que pagar? No se les
permitió ser personas normales. Es una maldición familiar leonina:
la maldición de poseer demasiado talento.
Rose: Y es poco menos que inevitable que yo perpetuara la maldi-
ción.
Liz: Sí, durante un tiempo, porque existe el talento para hacerlo y
porque tu trígono Sol-Luna dice: «Muy bien. Voy a convertirme en
lo que tú quieras que yo sea. Cualquier cosa por tener la fiesta en
paz. Si acepto este destino todos vivirán felices para siempre».
213
son dignos de confianza. Cuando el elemento Tierra es débil en la
carta, el mundo de la fantasía, del arte, del sentimiento de ser espe-
cial puede parecer siempre más atractivo como alternativa al mundo
real. Esto no es el resultado de la presión familiar. Todas las cartas
presentan algún que otro desequilibrio; y tu falta de Tierra ha con-
tribuido, sin duda, a la facilidad con que accedes a tu visión interior
y dones imaginativos. Es mucho más fácil para ti vivir en un mundo
mítico que aceptar las limitaciones de la vida real –no sólo las de los
demás, sino las propias–.
Justamente porque tu padre esperaba demasiado de ti, tú esperas
también demasiado de ti misma. Esto crea una enorme presión inte-
rior y puede haber frenado el ímpetu por labrarte un camino en la
vida. Allá donde desees ir con tu futuro, sea donde sea, puede reque-
rir que desarrolles habilidades prácticas, facultades terrenales y algo
dentro de ti se resiste a ello. Es más fácil recurrir al talento que uno
posee naturalmente y que garantiza la aceptación y el apoyo de la
familia, incluso aunque uno intuya que no es el camino correcto en
el futuro.
26
Tántalo cometió los tres grandes pecados de la mitología griega: ofender a un
anfitrión, hacer daño a un niño y desafiar a los dioses. Su castigo consistió en
estar en un lago con el agua a la altura de la barbilla (otras versiones del mito se
refieren a la rodilla o la cadera), bajo un árbol de ramas bajas repletas de frutas.
Cada vez que Tántalo, desesperado por el hambre o la sed, intenta tomar una fruta
o sorber algo de agua, éstos se retiran inmediatamente de su alcance. Además
pende sobre él una enorme roca oscilante que amenaza con aplastarle. (N. del T.)
215
corresponde y los dones sean usados como es debido, provocarán
efectos destructivos que se transmitirán de generación en genera-
ción. Pero de alguna forma, el don no es usado correctamente. Algo
bloquea o contamina la expresión de ese don a través de los miedos
personales, necesidades o codicia de los miembros de la familia, o
debido a intolerables presiones colectivas. El individuo nacido con
un planeta en uno de esos ángulos necesita encontrar una nueva
forma de expresar ese planeta. Las maldiciones familiares no están
representadas en la carta por aspectos negativos, sino que presentan
la misma configuración que los dones familiares, porque en el fondo
son la misma cosa. Como le dice Casio a Bruto, «la culpa no está en
las estrellas, sino en nosotros»27.
Tener a Plutón en Leo no es una maldición. Describe un
enorme poder creativo. Conlleva el instinto de supervivencia de toda
una generación que se sostiene a través de la expresión creativa de
la individualidad. Pero ese don no fue usado adecuadamente en tu
familia, Rose. Algo no ha funcionado. En tu carta se dice algo acer-
ca del mal uso del poder creativo en la familia. La maldición no es
el poder creativo. Debes vivirlo de una forma distinta a como lo
vivieron tus padres, pero no puedes rechazarlo e ignorarlo. No pue-
des apartarte por completo de él y abrir una tienda de ropa, a menos
que seas tú quien la diseñe. Necesitas expresar el poder creativo del
Sol, pero no de la forma en que tus padres lo hicieron. El mal uso de
sus talentos los apartó por completo de la humanidad y los convirtió
en olímpicos. Con el Sol en la casa XI (la casa de la humanidad co -
mún), no puedes seguir ese sendero.
Oyente: ¿Plutón conjunto al Ascendente podría describir el mismo
tipo de problema familiar?
Liz: El Ascendente no describe la herencia familiar. Los planetas en
los ángulos son habitualmente experimentados como energías su-
mamente compulsivas a las que debemos dar forma en nuestra vida.
Un planeta angular domina la carta. Pero los planetas ubicados en el
eje del horizonte (Ascendente-Descendente) no parecen describir la
27
«The fault, dear Brutus, is not in our stars / But in ourselves, that we are under-
lings». Shakespeare, Julius Caesar (I, ii, 140-141) (N. del T.)
216
herencia familiar, sino algo que es propia y exclusivamente tuyo.
Los planetas en el eje MC-IC describen, por el contrario, patrones
arquetípicos que han sido procesados durante generaciones. Expe-
rimentamos esos patrones primeramente a través de nuestros padres,
que habitualmente son buenos ganchos para nuestras proyecciones.
Finalmente, no obstante, necesitamos reconocer esas imágenes ar-
quetípicas como lo que son, retirar nuestras proyecciones y
encontrar un modo creativo de representarlas por sí mismas.
Los ángulos forman la cruz de la encarnación. Ahí es donde no-
sotros nos clavamos en la tierra. No todo el mundo tiene planetas en
los ángulos, y no a todo el mundo se le exige encarnar energías ar-
quetípicas de ese modo. Pero si existe un planeta dentro del orbe de
la conjunción con un ángulo, el individuo debe encontrar una vía
para dar salida a esa energía. Si no se hace así, el planeta se encarna-
rá en sí mismo y estaremos entonces a merced de poderosas fuerzas
en el mundo exterior de las cuales creeremos que moldean nuestro
destino sin nuestro consentimiento. Cuando un planeta se ubica en
un ángulo de la carta natal, el Sol puede mostrarnos cómo anclarlo a
nuestra vida diaria. El Sol apunta a nuestro sentido de propósito
individual, nuestro lugar especial en la vida en el que las energías
arquetípicas pueden ser comunicadas o expresadas en diversas for-
mas creativas. Rose, es poco probable que el destino de tu Sol se vea
cumplido a menos que tú cantes tus propias canciones. Las cancio-
nes deben llevar tu mensaje. Incluso si decides dejar de cantar,
sigues necesitando usar tu poder creativo para guiar y para ser ejem-
plo de alguien que no tiene miedo de afirmar su individualidad. A
fin de cuentas, eres Aries y de alguna manera has de expresar tu
Plutón en Leo.
Oyente: ¿Para qué sirve la astrología del signo solar? De todas las
formas de popularizar la astrología es la menos precisa. Mucha gen-
te no se reconoce en su signo solar hasta que tiene una edad
suficiente. Quizá deberíamos centrarnos más en la Luna que en el
217
Sol. ¿Por qué es tan popular la astrología solar hoy en día?
Liz: La astrología del signo solar comenzó a usarse en el siglo XX.
No se usaba en la astrología clásica28. Una respuesta pragmática a tu
pregunta podría ser que todo el mundo conoce su fecha de nacimien-
to, pero en cambio, encontrar la hora del nacimiento requiere algún
esfuerzo, de manera que conocer la posición exacta de la Luna de-
pende de que uno conozca la hora de nacimiento. En los Estados
Unidos y en muchos países europeos se anota la hora, pero en Ingla-
terra hemos de preguntar a los miembros de la familia, los cuales
con frecuencia a duras penas recuerdan. El signo solar es lo único
que conocemos de nuestra carta sin necesidad de investigar o de
preguntar a alguien. E incluso cuando tenemos la hora de nacimien-
to, hemos de calcular la carta, lo cual suele asustar a mucha gente.
Hoy es posible obtener la carta calculada a través de páginas web 29,
pero no todo el mundo tiene Internet y las efemérides pueden resul-
tar disuasorias para los no iniciados.
Más allá de la exploración mundana, siempre hay algo en las
descripciones de signos solares que encuentra eco en uno. Aunque
las descripciones son en general bastante estúpidas y superficiales,
la imagen tradicional de cada signo refleja lo que, en algún nivel, a
nosotros nos gustaría llegar a ser. Si uno es un Leo inexpresivo y
tímido y lee la descripción típica del signo como de alguien extro-
vertido, brillante y magnético, bien podría pensar: «Qué tontería.
Ése no soy yo». Pero esa campanilla resuena en algún lugar, porque
el Sol está relacionado con la esencia interior. Por muy introvertido
y tímido que sea ese Leo concreto, la luz sigue brillando ahí dentro.
Las descripciones de signos solares tocan algo en el interior de
la gente de una forma que la descripción del signo lunar nunca po-
dría hacer. Eso es porque la Luna es instintiva. Al describir el signo
lunar existe un vago sentimiento de vergüenza. El signo lunar repre-
28
Ver Nicholas Campion, Astrology, History and Apocalypse, CPA Press, Lon-
don, 2000, Parte Primera, p. 84 y ss,, para más información sobre el desarrollo de
la astrología del signo solar.
29
La mejor página para calcular cartas gratuitas al instante y con un amplio abani-
co de opciones de aspectos, casas y dibujos de cartas de gran calidad es
www.astro.com.
218
senta nuestro carácter cuando no somos conscientes de nuestra indi-
vidualidad. No deseamos secretamente convertirnos en nuestro
signo lunar, porque ya poseemos esas cualidades; sin embargo, el
signo solar nos presenta una imagen de aquello que podemos ser.
Oyente: Me preguntaba si el signo solar no es, para mucha gente,
una especie de símbolo con significado.
Liz: Desde el principio de los tiempos, el Sol representó la faz de
Dios. Esa gran luz brillando en los cielos hace posible la vida y en
ese sentido se le ha adorado. La idea de que hemos nacido cuando el
Sol estaba en un signo determinado inconscientemente activa un
sentimiento de pertenencia a una unidad mayor. Las características
representadas en los horóscopos de los periódicos pueden causarnos
sonrojo debido a su banalidad.
Pero puede haber algo en esas descripciones que nos permita
conectar con una imagen arquetípica de aquello que queremos que
signifique nuestra vida. El buen columnista de horóscopos sabe eso
y no cae en la tontería de decir que los Sagitario son buenos en los
deportes y los Virgo hacen buenas secretarias. Van un poco más allá
y la gente responde porque esos retratos tocan algo esencial en su
interior. El signo solar es lo que se supone que hemos de llegar a
ser. Necesitamos encarnar ese arquetipo en algún nivel, aunque no
necesariamente en el nivel de la personalidad. Éste es, normalmente,
el último lugar en que nos encontramos al signo solar, porque el Sol
no describe la personalidad. Eso cae más en el campo lunar. El Sol
describe valores que hemos de incorporar al núcleo de nuestra vida.
No pertenezco a la escuela de astrólogos que creen que los co-
lumnistas de horóscopos de los diarios deben ser mandados al
paredón y ametrallados. Quizá uno o dos, pero eso será debido más
a la estupidez de un determinado columnista que a la invalidez de la
astrología del signo solar en conjunto. Muchos astrólogos creen que
la astrología del signo solar es una idiotez en el mejor de los casos y
peligrosa para el trabajo y la reputación de los practicantes serios de
la misma. Pero la astrología es un estudio extremadamente complejo
y la astrología del signo solar puede proporcionar un legítimo punto
de partida. Si se maneja responsablemente, puede ofrecer una intro-
219
ducción válida al tema. Dado que algo suena como verdadero o ha-
lla eco en el interior, la gente acaba teniendo curiosidad y quiere
saber más. Quizá deberíamos animar a los astrólogos solares a hacer
lo mejor posible dentro de su área de trabajo, en vez de perder el
tiempo criticándolos. Su área de trabajo puede ser extremadamente
importante. En conjunto podemos ser algo demasiado valioso e
inaccesible.
Como psico-astrólogos, podemos resultar demasiado sofistica-
dos. Podemos dejar de observar el signo solar y olvidar un hecho tan
básico como que un nativo de Tauro necesita belleza. En cualquier
cosa que un Tauro cree –incluso si un contacto Sol- Quirón empuja
a la persona a escribir o a trabajar con personas impedidas o mori-
bundas– debe existir belleza. Por supuesto que un nativo de Aries no
podrá cantar más que sus propias canciones. ¿Cuándo un Aries ha
sido un simple seguidor? Nos zambullimos en interpretaciones psi-
cológicas muy complejas cuando apenas hemos comprendido las
nociones básicas. Podemos olvidar la necesidad esencial del Sol de
sentir y expresar alegría mediante el contacto con los símbolos de
esa alegría tal y como se describen por el signo en el que el Sol se
halla al nacer.
220
El desarrollo del Sol
Progresiones solares
221
gresiones secundarias.
Estos son los grandes hitos del ciclo del Sol progresado. Este fun-
damental latido psicológico es lo que sostiene las progresiones
solares individuales a cada planeta, cuya ubicación en el tiempo
varía enormemente de una persona a otra. El Sol progresado no lle -
gará nunca tan lejos en la vida de una persona. Incluso si consegui-
mos que la Reina nos mande un telegrama de felicitación, el Sol
progresado no se habrá movido más allá de 100 grados desde el na-
cimiento. Nunca vamos a experimentar un ciclo solar completo a
través de todo el Zodíaco. Ni siquiera vamos a llegar al trígono a
menos que nos ocurra algo extraordinario. Seguramente muchos de
nosotros podremos razonablemente esperar a vivir la cuadratura y
muy pocos a recibir el telegrama de la Reina. Se trata de una afir-
mación profundamente simbólica el hecho de que en la carta
progresada el Sol sólo cubra un pequeño segmento del zodiaco co-
mo asignación personal. Es como si el patrón de desarrollo
individual nos permitiera coger solamente un trocito pequeño de la
tarta. Pero quizá eso sea suficiente para ser vivido en una sola vida.
Oyente: Pero para algunas personas el proceso puede abarcar hasta
cuatro signos. Si has nacido al final de un signo concreto, podrías
vivir tres signos más durante tu vida.
Liz: Sí. Puede abarcar cuatro signos. Eso puede proporcionar una
mayor diversidad en la vida de una determinada persona, aunque
cuatro signos siguen representando la tercera parte del recorrido. Si
una persona nace a los 0 grados de un signo, el Sol progresado pasa-
rá los primeros 30 años de su vida en ese signo. Si una persona nace
a los 29 grados de un signo, apenas notará la influencia de ese signo,
debido a que el Sol inmediatamente salta al signo siguiente. El paso
226
de un signo a otro por el Sol progresado es un evento psicológico
muy significativo, aunque la relevancia de dicho cambio sólo puede
apreciarse verdaderamente años después. Muchos de vosotros ha-
béis experimentado ese cambio. ¿Habéis sido conscientes de ello?
Oyente: A posteriori sí. Mi Sol progresado entró en Libra y fue en-
tonces cuando decidí que necesitaba equilibrar mi trabajo y mi ocio.
Necesitaba ser un poco menos neurótico y obsesionarme menos con
el trabajo y el servicio, y generar un equilibrio que enriqueciera mi
vida. Lo cual fue bastante literal. Pero no lo veía tan claramente
entonces y tardé unos años en realizar los cambios de verdad.
Liz: A menudo es muy literal. En este momento, el signo al que se
mueve el Sol tras el nacimiento es, por naturaleza, inarmónico res-
pecto del signo de nacimiento. Éste es especialmente el caso de los
signos de Fuego, debido a que la próxima parada es siempre un
signo de Tierra: una energía nada cómoda para los signos de Fuego.
Pero después de la Tierra viene el Aire, y a menudo existe un senti-
miento de liberación, como si uno hubiera encontrado o
redescubierto valores que ya creía olvidados por el camino. Eso es
porque los signos de Aire forman un sextil natural con los de Fuego
y sus valores están en armonía.
Si uno ha nacido en un signo de Agua, el Sol progresado se mo-
verá siempre hacia el Fuego. Eso es menos incómodo que un Sol
ardiente moviéndose hacia la Tierra, pero es igualmente extraño a la
propia naturaleza. Los que nacieron en un signo de Aire deben ha-
bérselas con un Sol progresado que los próximos treinta años
atravesará un signo de Agua y lo mismo los signos de Tierra de-
biendo pasar por una experiencia de Aire. Pasamos un buen pedazo
de nuestra vida con el Sol progresado cruzando un elemento cuya
naturaleza nos es extraña y donde no nos sentimos en casa por más
que haya planetas en ese signo. Esto se aplica a todo el mundo. El
Sol cambiará de signo no más tarde de los treinta y a veces incluso
antes, dependiendo del grado en el que se halle el Sol natal. Como
hemos visto, si uno nace con el Sol a los 29° de un signo el cambio
tendrá lugar al año de edad.
Oyente: ¿Cómo es de profundo el cambio? A menudo me lo he pre-
227
guntado. He experimentado cambios de signo y sí, hay una diferen-
cia, pero es difícil de explicar.
Liz: Dado que el Sol está conectado con los valores esenciales y el
propósito de la vida, el cambio tiene su raíz en el modo de expresar
nuestro ego más que en el ímpetu subyacente. Con frecuencia esto
es muy evidente en las vidas de los artistas, cuya obra puede sufrir
mayores desarrollos en nuevas direcciones. No hace mucho uno de
los estudiantes de diploma CPA escribió su tesis acerca de la obra
de Picasso y siguió la pista de los diferentes períodos de la obra pi-
cassiana; cambios que también se observan en los escritores, que
pueden cambiar sus ideas o estil conforme al signo que en ese mo-
mento cruza el Sol progresado y los aspectos que forma con los
planetas natales. A veces es la forma lo que cambia; a veces, el con-
tenido. Y a veces se cambia incluso de medio creativo.
Aun así, todo eso es una superposición, porque los valores refle-
jados por nuestro signo solar siguen estando presentes e invariables
en todo momento. Se desarrollan y adoptan formas diferentes, pero
el núcleo arquetípico se mantiene igual. Los signos a los que se des-
plaza el Sol progresado reflejan ciertamente un cambio profundo,
pero es un cambio que incorpora y añade, en vez de reemplazar. No
dejamos de ser nuestro signo solar, sino que nos convertimos en
algo más que nuestro signo.
Oyente: Creo que es muy cierto para mí. He pasado por experiencias
muy nuevas e importantes que me han cambiado. Recuerdo cuando
mi Sol cambió de Leo a Virgo. Yo había sido hijo único durante
siete años y medio y entonces nació mi hermana. Tenía sentimientos
encontrados, buenos y malos, pero tuve que adaptarme a la realidad
de tener que compartir. Fue también la época en que me agarré a los
libros. El estudio fue una especie de compensación. Si no podía ser
el primero en casa, lo sería en la escuela. Así es como yo lo pensaba.
Liz: Ambos estáis describiendo de modo muy literal el cambio de
signo, a través de un hecho concreto que es el que aparentemente ha
«causado» el cambio en la expresión del ego. Aunque es una des-
cripción de un proceso de desarrollo –Leo, el actor al que apuntan
todos los focos, es obligado a adaptarse a la manera de Virgo a las
228
realidades de este mundo y desarrollar habilidades que compensen
la pérdida del lugar central en el escenario–.
A menudo ocurre un hecho que actúa de heraldo del nuevo
campo de expresión una vez el Sol progresado cambia de signo.
Pero dicho evento es el detonante y símbolo de la temática que de la
que van a tratar los próximos treinta años. Todo Leo –salvo los que
mueren muy jóvenes–, tarde o temprano, tendrá que someterse a las
exigencias de la vida para adaptarse y ajustarse a la realidad munda-
na, porque el Sol progresado de todo Leo cambiará a Virgo en un
momento u otro. Cabe observar estos cambios inevitables como
parte esencial del viaje del Sol a través de los signos del zodíaco.
Este proceso de arrojar luz sobre cada planeta según el Sol progre-
sado se va moviendo no siempre resulta cómodo. Al arrojar luz
sobre Saturno, Quirón o Plutón, puede que al principio no se sienta
muy bien. Aunque el resultado final pueda ser muy positivo, la ex-
periencia de reconocer algo que ha estado en la oscuridad puede ser
bastante perturbadora. Incluso un planeta benéfico puede producir
mucha incomodidad si se le despierta. Ningún planeta progresado
activa los emplazamientos natales con tanta fuerza como el Sol,
porque debemos traer ese planeta a la conciencia, a veces tras una
considerable lucha. Pongamos que Marte puede estar aislado y ser
bastante inconsciente. Puede ser planeta único por elemento o cuali-
dad, o no tener aspectos. Creemos que somos pacíficos y amables –
nunca nos enfadamos, nunca decimos «no» a nadie–. Justo entonces
el Sol empieza a aproximarse a Marte y Marte despierta del sueño.
El carro de Apolo pasa por encima y éste le grita a Marte: «¡Venga,
gañán! ¡Despierta de una puñetera vez y sube al carro, que hay tra-
bajo que hacer!». Y Marte es arrastrado fuera del inconsciente y
230
colocado en la luz, de tal forma que ya no podemos evitar esa ener-
gía en nosotros.
Muchas veces lo primero que ocurre es que el planeta desperta-
do es proyectado. Empieza pareciendo algo «externo». Éste es un
proceso natural y necesario. No refleja patología ninguna ni falta de
madurez. Las experiencias que pasamos bajo las progresiones sola-
res son esenciales para nuestro desarrollo, aunque hagamos todo lo
posible por no reconocer el componente interno de las mismas. En-
contramos en el mundo pasiones y agresión cuando el Sol cruza el
umbral de Marte o nos enamoramos cuando pasa por encima de Ve-
nus, o experimentamos la dureza de la vida o el peso de la respon -
sabilidad cuando pasa por encima de Saturno. El primer planeta que
el Sol progresado toca en su camino tras el nacimiento es sumamen-
te importante. ¿Podéis pensar en vuestra propia carta durante un
minuto en este contexto?
Oyente: Creo que para la mayoría de nosotros ese planeta sería Mer-
curio o Venus.
Liz: Si consideramos las conjunciones, desde luego es muy normal
que así sea, puesto que ambos planetas no se alejan mucho del Sol.
Pero no tiene por qué tratarse de una conjunción. Puede ser cual-
quier aspecto, incluso uno menor. Ciertamente, una conjunción es
un aspecto poderoso; pero es más importante encontrar un aspecto
aplicativo cuando ya está en orbe entre el Sol y otro planeta. Si no lo
hay, buscad el primer planeta al que el Sol aspecta. ¿Qué edad te-
níais cuando el aspecto fue exacto y cómo lo experimentasteis?
Cuando el Sol progresado encuentra planetas tan temprano en la
vida, no nos damos cuenta de que esos planetas están dentro de no-
sotros. Pensamos que son externos y normalmente los vivimos a
través del ambiente familiar.
231
nes y tránsitos, centraos en el Sol progresado, puesto que la forma-
ción de la identidad individual cae en los dominios del Sol. La Luna
progresada nos proporciona el cuadro de nuestras experiencias emo-
cionales; pero el Sol, aunque solamente forme un aspecto durante la
infancia, es el arquitecto de nuestro sentido del ego.
Los planetas son como bancos de memoria. Los tránsitos poste-
riores sobre un planeta natal construyen sus experiencias sobre los
hechos que han ocurrido cuando otro planeta transitó previamente
sobre ese planeta natal. Ésa es la razón por la cual los tránsitos que
experimentamos a edad temprana tienen un efecto tan profundo so-
bre nosotros. Cualquier otro planeta que toque a ese planeta natal
suscitará el recuerdo de lo que ocurrió la primera vez. Lo mismo se
aplica a las progresiones solares a un planeta natal. Las progresiones
más importantes y más poderosas sobre planetas natales son aque-
llas que están dentro de orbe y son aplicativas en el momento del
nacimiento. Cuando el Sol progresado completa un aspecto aplicati-
vo a un planeta en los diez primeros años de vida, crea un molde al
efecto de obtener de él esculturas sucesivas iguales.
Vamos ahora a echar un vistazo a otra carta de alguien del gru-
po y ver lo que ha ocurrido con el Sol progresado. Esta es la carta de
Paula. El Sol natal está a 8°05’ de Sagitario en la casa I, conjunto a
Júpiter, a 11°49’ de Sagitario. Es una conjunción aplicativa. Apro-
ximadamente a los tres años y medio de edad el Sol progresado
forma conjunción exacta con Júpiter; y a los diez el Sol progresado
alcanza la Luna, que se halla a 18°02’ de Sagitario. Recordad que el
Sol se mueve apenas un grado por un año. He aquí dos puntos im-
portantes en la infancia, a los tres años y medio y a los diez, en el
momento en que el Sol progresado forma un aspecto exacto con un
planeta natal.
El Sol natal también forma una cuadratura con Plutón. Pero es una
cuadratura separativa (por movimiento converso fue exacta dos años
antes del nacimiento). Paula, si quieres obtener información fasci-
232
nante de verdad, intenta averiguar qué ocurrió dos años antes de que
nacieras, cuando tú apenas eras un destello en el ojo de tu padre.
Este aspecto separativo del Sol te dirá algo acerca de tu padre y tu
herencia paterna. ¿Conoces algún aspecto de la vida de tu padre en
los dos años previos a tu nacimiento?
235
un inmenso terreno para la aventura. Esta visión infantil puede haber
aparecido primeramente como atributo de tu padre personal. Por
supuesto que querías casarte con él. Para ti él representaba nada
menos que a Zeus, el radiante y glorioso rey de los dioses que te iba
a arrastrar hacia el éter y mostrarte el universo.
Paula: Es extraordinario. Sí, supongo que me enamoré de él.
Liz: La forma en que lo has explicado es importante. Nos enamora-
mos las cosas cuando el Sol proyecta en ellas su luz. Éste es el
vínculo con la Quinta casa. Contemplamos el reflejo de nuestro pro-
pio dios, de nuestra propia chispa interior y la amamos. Pero no es
el amor neptuniano, que persigue un estado de fusión. El Sol no
persigue perderse a sí mismo. Es un reconocimiento de que algo
brillante nos da vida, alegría y significado. Por eso uno lo ama.
Aquello de lo que uno se enamora forma parte de su alma. Tu tem -
prano despertar al espíritu de aventura y excitación, experimentados
a través de tu padre, anuncia la existencia de un daimon interior que
te impulsará hacia adelante durante toda tu vida. ¿Pero cómo podías
saber eso a la edad de tres o cuatro años?
239
tad recordar todo lo que podáis: hechos externos e impresiones in-
ternas, personas que entraron en vuestra vida...
Haced esto con todos los aspectos del Sol progresado. No en-
contraréis muchos en vuestros primeros años de vida, a menos que
el Sol natal participe en una configuración tensa con muchos plane-
tas en la carta. Algunos ni siquiera tienen aspectos aplicativos, sólo
separativos. Puede parecer también que el Sol no tenga aspectos,
aunque normalmente encontraréis un aspecto menor a pesar de que
no haya aspectos mayores. Si el Sol forma sólo aspectos separativos
necesitaréis obtener más información acerca de la atmósfera familiar
y las experiencias de vuestros padres en los años anteriores a vuestro
nacimiento, coincidentes con el momento en que el aspecto separa-
tivo fue exacto por progresión conversa.
Una vez hayáis delimitado con seguridad el período de los as-
pectos solares durante la infancia, observad cualquier tránsito
poderoso que ocurriera después, o que esté ocurriendo ahora y que
active esos planetas natales. Esos tránsitos, naturalmente, aspectarán
también al Sol natal y os conectarán con la experiencia solar de ser
despertado de alguna manera en vuestros primeros años de vida. Las
progresiones solares tempranas marcan el momento en que com-
prendemos por primera vez algo importante sobre la vida y sobre
nosotros –algo que formará parte de nuestro destino futuro–.
244
Tránsitos al Sol natal
245
Marie. No se muestran los datos por motivos de confidencialidad
246
muerte. Me pregunto qué ocurrió con el último nacimiento y si se
produjo algún daño físico. Si el parto no fue inducido, al menos tu
vida sí estuvo sometida a algún tipo de amenaza.
Oyente: La madre debió haber sentido un enorme miedo. Habiendo
perdido ya un hijo, la madre debía estar desesperadamente temerosa.
30
Término referido a ciertos atributos de las obras teatrales del crítico y drama-
turgo inglés Harold Pinter. Tomamos esta definición de la Academia Sueca en el
artículo correspondiente de la Wikipedia al adjetivo: «En una obra típica de Pinter
nos encontramos con personas que se defienden de la intrusión o de sus propios
impulsos atrincherándose en una existencia reducida y controlada. Otro tema
principal es la volatilidad y el carácter esquivo del pasado». (N. del T.)
248
interpreta.
Liz: ¿Tiene esto algún sentido para ti?
Marie: No estoy segura. Sí, hay un sentimiento de que debería vivir
de acuerdo a unas grandes esperanzas. Siento que debería estar con-
siguiendo muchas cosas debido a que he sido afortunada de muchas
maneras distintas. Supongo que es el aspecto Sol-Júpiter.
Liz: Júpiter está en Tauro y en la Onceava casa. Este Júpiter quiere
placer y buena compañía, gustar a la gente, tener relaciones fáciles y
confortables con los demás y disfrutar siendo parte de un grupo
agradable. Las amistades estables son importantes, así como el obje-
tivo de lograr seguridad material Este Júpiter, normalmente cómodo
y poco complicado, no se siente nada a gusto cohabitando con la
conjunción Sol-Plutón y con Marte en Escorpio, en tanto que ambos
quieren intensidad, profundidad y verdad emocional, aun a riesgo de
rasgar la piel de todo para mostrar la realidad que hay debajo. Júpi-
ter en Tauro espera que todo sea normal, agradable, seguro y
sencillo. También me pregunto qué dice eso de tu padre, Marie, da-
do que Júpiter, Marte y el Sol forman una T-Cuadrada, con el Sol
conjunto al Nodo Sur. ¿Nos puedes contar algo de tu padre?
Marie: Era un hombre muy emocional. Era bastante débil en mu-
chos asuntos, y dependiente de mi madre, que era mucho más fuerte
e independiente que él.
Liz: Emocional, débil y dependiente de la madre. Esto encaja bien
con el sextil Sol- Neptuno y con algunos elementos de la cuadratura
Sol-Júpiter; sin embargo, no lo hace con los aspectos Sol-Plutón o
Sol-Marte. Es siempre fascinante que los significadores de los pa-
dres de una carta describan dos imágenes tan diferentes
pertenecientes a uno de los padres. Los padres, como cualesquiera
otras personas, son seres complejos con diferentes facetas y a veces
la carta del niño describe lados diametralmente opuestos. «Débil» es
una palabra muy interesante, dado que nuestra definición de debili-
dad está vinculada a nuestras expectativas sobre la fuerza.
Como la debilidad, la fuerza se define de muchas maneras de
acuerdo con cada persona, y varía según la norma social predomi-
249
nante. «Fuerza» se relaciona, en muchas culturas, con los atributos
masculinos tradicionales: coraje en la guerra, mantenerse firme en la
posición, rechazo de la rendición bajo presión. Por supuesto que esta
clase de fuerza puede no ser verdadera fuerza, sino simple cabezo-
nería. Y para una niña que espera más amor de su padre del que éste
es capaz de darle, puede señalar a un padre que toma partido por la
madre en vez de la hija y que no interpreta el papel deseado en el
triángulo edípico. Sentimos que alguien es débil cuando es incapaz
de darnos lo que queremos o no se ajusta a nuestras expectativas.
Nos sentimos defraudados. La desilusión del aspecto Sol-Neptuno
respecto del padre nace a menudo como reacción a una idealización
inicial y a la expectativa de que nuestro padre nos brindará un amor
perfecto e incondicional. Entonces el padre se convierte en una per-
sona defectuosa, perdida, distraída, emocionalmente o físicamente
ausente, o una víctima de las circunstancias externas. Le llamamos
débil porque no nos ama con la suficiente fuerza. Pero Sol-Plutón y
Sol-Marte no son débiles en absoluto. Esto sugiere una dimensión
de la imagen del padre totalmente diferente. Parece que la debilidad
va de la mano de algo extremadamente poderoso y agresivo que no
se puede expresar.
Oyente: Hay muchas paradojas en esta carta. Marie describe a su
madre como fuerte y autosuficiente, a pesar de que la Luna se halla
en la Doceava casa y forma un trígono a Neptuno.
Liz: También forma un sextil a la conjunción Sol-Plutón y un quin-
cuncio con Marte. Tanto el padre como la madre están vinculados
tanto a la cuadratura Marte-Plutón como con Neptuno. Ambos pa-
dres parecen haber cargado con esa dicotomía interna y se la han
repartido como suele ser usual en las parejas. Tú serás el médico, yo
la enfermera. Tú serás Plutón, yo Neptuno. Y la misma dicotomía, el
mismo conflicto arquetípico entre supervivencia y disolución existe
dentro de ti, Marie. El sextil Sol-Neptuno es un aspecto separativo,
al igual que la conjunción Sol-Plutón. El único aspecto aplicativo
del Sol es la cerrada cuadratura con Marte. El Sol salió de Leo y
entró en Virgo aproximadamente a los ocho años de edad. El cam-
bio de Fuego a Tierra sugiere que empezaste a anclar tu mundo
250
interior de alguna manera externa. Una vez el Sol entró en Virgo,
empezó a moverse hacia la conjunción con la Venus natal y el trí-
gono con el Quirón natal.
Venus y Quirón están en trígono en tu carta natal y ese trígono
se activó cuando tú tenías catorce o quince años de edad. Venus está
en la Tercera casa y Quirón en la Sexta. ¿Recuerdas qué ocurrió en
aquella época? ¿Empezaste a escribir entonces?
Marie: No, empecé a escribir a los siete u ocho años de edad. Has
acertado en cuanto al cambio que sucedió al entrar el Sol progresado
en Virgo. A los catorce decidí que quería trabajar en los medios de
comunicación. Supe entonces lo que quería hacer con mi vida.
Liz: La conjunción Sol progresado-Venus está conectada con una
primera comprensión del propio valor y a menudo, uno se percata de
sus talentos. La luz del Sol enfoca los sentimientos de valor de uno.
Tradicionalmente se considera un síntoma de enamoramiento, lo que
ocurre con bastante frecuencia; pero no siempre el objeto amoroso
es otra persona. Puede dirigirse a otro medio artístico, o hacia un
don propio que es descubierto y desarrollado. Tú supiste que querías
trabajar en los medios de comunicación cuando el Sol progresado
alcanzó a Venus en la casa III. Es bastante claro.
La certeza que sentiste puede reflejar también tu naturaleza Sol-
Marte-Plutón, que dice «Voy a hacer tal cosa y nada ni nadie podrán
detenerme». No todo el mundo experimenta esta clase de certeza,
pero las personas con un aspecto Sol-Marte tienden a estar muy se-
guras de las decisiones que toman.
Marie: Creo que tengo miedo de ser especial. Tengo miedo de ser
criticada o atacada.
Liz: Tanto daría que pensaras que tienes miedo de ser Leo –tan fuer-
te, tan dramática, tan decidida–. Si ésta es la naturaleza de tu
autosabotaje, está conectada con el miedo al mismo Sol y con las
consecuencias de vivirlo. Este miedo se relaciona con uno de los
temas solares que tocamos la semana pasada: el miedo que muchas
personas tienen a que les hiera la envidia de los demás. ¿Pero de
quién tienes miedo, Marie? ¿Quién va a atacarte si eres tan especial?
251
Tú eres hija única, de manera que sobre tí deben haber colocado un
montón de expectativas y esperanzas. Se supone que has de ser es-
pecial. ¿Qué querían tus padres que fueras tú?
Marie: Sí, se suponía que yo iba a ser especial. Pero a su manera, no
a la mía.
Liz: ¿Qué quieres decir con «a su manera»?
Marie: No estoy segura. Sólo sé que querían alguien distinto a mí.
Tal vez una fantasía.
Liz: Quizá sea más sencillo que todo eso. Tus padres perdieron un
hijo. Quizá, en algún nivel, tú sentiste que no tenías derecho a vivir
porque eras una niña. Dices que ser creativa para ti implica verse
amenazada por algo o alguien que puede destruirte si eres especial a
tu manera y no a la suya. Probablemente estén involucrados los sos-
pechosos habituales: la envidia de los padres talentosos pero
frustrados, los dobles mensajes enviados al niño («Queremos que
seas especial, pero no tanto que nos pongas en evidencia por nues-
tros propios fracasos»), competencia y rivalidad entre los padres y el
niño, un triángulo edípico que funcionó mal, y un niño que por natu-
raleza necesita una dosis mayor de verdad emocional y de apertura
de la que la familia puede proporcionarle.
Oyente: ¿Qué quieres decir con «un triángulo edípico que no fun-
cionó bien»?
Liz: Me refiero a ello en un sentido amplio y no sólo clínico. Los
niños necesitan afirmar su valor e importancia «ganando» al proge-
nitor amado al «superar» al otro progenitor. Esto es sano y natural, y
no necesariamente está vinculado al progenitor del sexo opuesto: el
progenitor amado puede ser el del mismo sexo o puede generarse el
escenario con los progenitores interpretando por turnos cada papel.
Tampoco creo, como los freudianos ortodoxos, que los instintos
sexuales sean el tema principal. Un niño con el Sol en Aries o con
un aspecto Sol-Marte depende más que los demás niños de esa clase
de «victoria» para afirmar su propio valor. Esa es la naturaleza de
Marte. En una familia razonablemente amable y cariñosa se llega a
252
un compromiso, y el niño «gana», pero no siempre y nunca comple-
tamente. La rivalidad del niño no despierta rabia y destructividad en
el progenitor «perdedor» y el mensaje queda claro: por mucho que
amen al niño, los padres son una pareja en la que él no se puede
entrometer.
Pero no en todas las familias se llega a este compromiso. Los
padres pueden tener su propia responsabilidad en ese triángulo y el
niño es habitualmente el único que sufre 31. Cuando los triángulos
familiares no funcionan, ello se debe normalmente a que o bien el
niño no obtiene nada del progenitor amado o bien obtiene demasia-
do de éste que, encerrado en un matrimonio infeliz, convierte al niño
en un marido sustituto. Sospecho que en la familia de Marie ocurrió
lo primero: no la dejaron ganar de ninguna manera y creció creyen-
do que cualquier intento de competir –en el amor o en el trabajo
creativo– estaba condenado al fracaso. No obstante, una persona con
un aspecto Sol-Marte debe competir, porque el espíritu competitivo
marciano y la asertividad le proporcionan al Sol el estímulo que le
impulsa a los mejores esfuerzos creativos. Si no hay con quien com-
petir o no hay ninguna posibilidad de ganar, es inútil intentarlo.
254
con lo inevitable. Su oposición con Plutón es como un temporizador
en funcionamiento. La poderosa configuración Sol-Marte-Plutón
tampoco está dormida, pero se comporta de un modo letárgico, co-
mo si estuviera atontada por el Prozac.
Uno de los ojos está abierto, pero no despierto aún, en realidad.
El tránsito será exacto hacia el fin del milenio. Es tu Milenio perso-
nal, Marie: un tiempo de renacer y de nuevos comienzos. Puedes
pasar por experiencias de pérdida y de combate, y la lucha puede
hacerte caer en la cuenta súbitamente de dónde están tus puntos
fuertes de verdad. Te será sumamente útil luchar entonces por lo que
quieras en ese momento, pues para una persona Sol-Marte-Plutón
como tú nada es más inspirador que un buen combate.
258
El Sol y la vocación
Margaret Thatcher
13 Octubre1925, 9.00 am GMT, Grantham, England
260
mundial, otros en el baby boom de los años veinte y los más jóvenes
del grupo durante la depresión económica de los años treinta. Mien-
tras Plutón estuvo en Cáncer el Sol aún no se había puesto en el
Imperio Británico. La voz generacional de Plutón dice: «Para sobre-
vivir debemos ser fieles a nuestras familias y a la nación (o, en el
caso, de Scargill, «a nuestros sindicatos y trabajadores»). Con el Sol
aspectando a Plutón, esta voz colectiva emerge como base de una
filosofía política individual.
Quizás ahora sea buen momento para retomar las cartas del grupo.
Linda, ¿hay algún tema en particular que quieres que exploremos?
Linda: Decididamente, me cuesta arrancar, con el Sol en Capricor-
nio en sextil a Saturno. Creo que la semana pasada dijiste que los
saturninos son a menudo plantas de floración tardía. Mi Sol progre-
sado está en Acuario ahora. Al progresar sobre Venus
recientemente, he empezado a sentir que quiero una posición de
mayor importancia en el mundo.
Liz: El Sol está en Capricornio, un signo de Tierra, en la Segunda
casa, una casa de Tierra. De hecho, la carta entera es muy «terre-
nal». ¿Qué pasa con este Sol en Capricornio en la Segunda casa?
¿Cuál es su vocación?
Oyente: Seguridad material.
Liz: La seguridad material no es una vocación. Empecemos por ana-
lizar la misma palabra. Debería recordaros que la palabra
«vocación» proviene del latín vocarre, «llamar». Una vocación es la
sensación de poseer un destino especial, un sentimiento de que hay
algo a lo que uno está llamado de forma absolutamente individual.
La vocación está íntimamente ligada al sentido y al significado. Los
atributos creativos del Sol, reflejados por el signo y la casa en que se
halla y los aspectos que recibe, delinean la vocación como un tema
arquetípico. La necesidad de seguridad material no es una llamada.
Es una necesidad física fundamental en todos nosotros, y en algu-
261
nos, también una importante necesidad emocional; pero no está li-
gada a una sensación de significado y propósito.
268
en la diferencia que supondría el que los profesores incluyesen la
psicoterapia y la psicología infantil como parte de su formación.
Pero la sola sugerencia de algo así provocaría chillidos de protesta.
En Inglaterra la educación es un asunto político, no psicológico.
¿Qué harás con tus ideas? Tu vocación está conectada con ayudar al
cambio social de una forma práctica. La educación es un vehículo
excelente para perseguir esa visión. Si esta configuración de plane-
tas exteriores late de forma tan punzante en la carta, uno tiene que
dejarse de tonterías y pensar a lo grande, tanto como se pueda dentro
de unos límites realistas en los que cualquier persona puede contri-
buir. Tu senda vocacional necesita ser lo bastante grande como para
canalizar el impulso de Urano-Plutón, Saturno-Quirón y Neptuno.
Ni siquiera hemos echado un vistazo a Neptuno, que interviene tam-
bién en la configuración.
269
Linda: La línea entre el juego y el filo de la navaja es muy fina.
Liz: ¿Puedes decirnos algo más sobre eso?
Liz: Mi padre jugó durante toda su vida de una manera que a mí
siempre me pareció caótica y absurda. Hirió los sentimientos de la
gente de una forma verdaderamente irresponsable.
Liz: Pareces estar diciendo que la espontaneidad, que es una cuali-
dad solar, está cerca de la locura o que puede generar crueldad. En
el mejor de los casos es irresponsable.
Linda: Puede.
Liz: Esto parece provenir, en parte, de tu ambiente familiar. Si te
vuelves demasiado salvaje en tu juego, estás loca, eres irresponsable
y haces daño a la gente. Suena como si hubieras recibido ese mensa-
je en tu casa.
Linda: No lo sé. Hablo en el sentido del juego neptuniano.
Liz: ¿Qué es el juego neptuniano?
Linda: No sé. Intentar convertirte en otro personaje.
Liz: Muchos niños hacen eso. Es una de las formas más naturales de
juego imaginativo solar. Los niños inventan roles míticos para sí
mismos, que reflejan una conciencia instintiva de un destino único
de algún tipo. A veces lo llevan de forma exagerada o compulsiva
para minimizar el dolor personal y los sentimientos de inadecuación.
Pero incluso el niño emocionalmente más seguro lo hará debido a
que es un proceso creativo natural. Que tú pienses que eso es una
locura sugiere que alguien te dijo que era así. Quizá deberías ver de
dónde procede esa idea. Por lo que has dicho de tu padre, parece que
el convencionalismo que muestras procede más bien de tu madre,
mientras que tu padre representa esa parte más salvaje. No obstante,
la conjunción Urano-Plutón se halla en la Décima opuesta a Sa-
turno-Quirón en la Cuarta, lo que sugiere que ambos padres carga -
ban el mismo conflicto entre «ser personas normales» y «ser locas»
en cuanto a sus ideas. El revolucionario siempre es percibido como
un loco por quienes buscan seguridad y aceptación social. ¿Qué dijo
270
George Bernard Shaw una vez? El loco busca cambiar las cosas; la
persona normal se contenta con las cosas tal y como son. Por tanto,
los locos son los que facilitan el progreso.
Pareces estar profundamente convencida de que tú deberías ser
«normal». Esto puede provenir de la incomodidad que te produce el
explosivo potencial de tu generación. Además, todo Capricornio
lleva integrado su propio convencionalismo: ni siquiera necesita ser
estimulado por sus padres. Capricornio nace con un superego freu-
diano de fábrica. Aunque los padres no lo impongan, hay una voz
interior que todo el rato está diciendo: «¿Qué es lo que pensará la
gente?». El Sol en Capricornio es una contradicción en los términos,
porque la luz solar no puede brillar si uno está siempre preocupado
por lo que piensen los demás. Capricornio necesita la aceptación
social del colectivo, de forma que tener el Sol en ese signo ya impli-
ca en sí misma una lucha. El viaje mítico de Capricornio implica
una batalla entre el ser individual y el colectivo. El resultado parece
estar en llegar a ser un individuo respetado por sus logros creativos
en el mundo. Pero también pienso que tu familia te presionó muchí-
simo para que fueses «normal».
Liz: Mi madre fue muy poco convencional cuando era joven. Luego
se volvió tan convencional que le daban miedo las opiniones de los
demás. Ella hablaba de su juventud como si hubiera estado enferma
y finalmente se hubiera curado. Ella, ciertamente, me enseñó que yo
debía ser «normal».
Liz: Por supuesto que ella no fue «normal» en absoluto. Ninguna
madre con los atributos de Urano-Plutón puede ser calificada de
«normal» ni con la mejor voluntad. Quizá tu padre optó por expresar
la locura por los dos. Mercurio es el único planeta de Fuego en tu
carta y está aislado por Elemento. Dado que el Sol es por naturaleza
ardiente, una carta en la que hay poco o nada de Fuego es una carta
en la que al Sol le costará brillar. Agua y Aire son bastante fuertes,
pero el Elemento dominante es Tierra. La Tierra tiende a mirar den-
tro del Fuego –en tu caso, Mercurio en Sagitario– y dice: «Estas
ideas son bastante locas. Podría liarme la manta a la cabeza, ¿y dón-
de acabaría entonces?». Existe un miedo a esa vertiente de
271
inspiración e intuición que posees. No obstante, ese Mercurio en
Sagitario es muy fuerte, no sólo porque es un planeta aislado. Forma
una oposición exacta con Júpiter y ambos están en recepción mutua.
La tendencia Mercurio-Júpiter a sufrir pantallazos azules con el
cuadro completo, de forma que se puede ver cómo unas cosas se
conectan con otras es a lo que tú llamas «locura».
Oyente: Por eso ella está tan interesada en los niños y en su educa-
ción.
Liz: Sí. Puede ser importante para ti seguir esa vocación en la edu-
cación, Linda, porque la necesidad de enseñar es fuerte en esta carta.
¿Cómo nos comunicamos con los niños? No podemos aplastarlos
con demasiado Saturno, porque están aprendiendo a ser el Sol.
Deben intervenir aquí los dos planetas que son los mejores ami-
gos del Sol, Mercurio y Júpiter. En el mito, Júpiter/Zeus es el padre
de Apolo y Mercurio/Hermes, su hermano. Hermes y Apolo tienen
una relación extraordinaria: como hermanos, siempre están dis-
cutiendo, pero cada uno admira al otro y siempre están intercam-
biando dones. En materia de educación infantil, en que se traza una
línea muy fina entre imaginación y locura, puede proporcionarte una
esfera en que puedas sentirte viva y satisfecha de cumplir tu sueño.
272
Liz: Parece que tenías que separarte de tu padre y de todo lo que éste
representó para ti. Esto ocurrió en un momento en que tú no eras
capaz de entender lo que estabas pasando y fue doloroso, pero sirvió
para cortar el cordón umbilical. Con la conjunción Urano-Neptuno
moviéndose encima de tu Sol te sobrevino una especie de renaci-
miento. Unos cuantos tránsitos van a activar el Sol en el futuro –por
ejemplo, Saturno formará trígono con él desde Tauro–. Pero el
tiempo del disfrute de ese proceso que comenzó tan dolorosamente
en el momento de la muerte de tu padre parece estar a punto de lle-
gar cuando Plutón pase por encima de tu Sol y forme trígono con su
posición de nacimiento y con Urano. Los trígonos están relaciona-
dos con los finales y los cumplimientos. Es un período largo, pero a
Capricornio suele convenirle.
Oyente: ¿Puedes decir algo más sobre vocación?
Liz: ¿Qué quieres que diga más?
Oyente: Cualquier cosa.
Liz: Lee el ensayo de Howard Sasportas sobre la vocación32. Mucha
gente se fija en la Décima casa y el signo en el MC e intenta definir
la vocación sobre esa base. Esos factores son ciertamente importan-
tes y afinan la visión. Pero yo creo que el núcleo de la vocación
personal es el Sol. A menos que podamos jugar y poder sentir la
conexión con algo más brillante y más grande que nosotros mismos,
no estamos persiguiendo nuestra vocación, sino buscando trabajo.
Incluso podemos ser guiados a un área determinada de trabajo por
nuestras compulsiones. Alguna gente llama a esas compulsiones «su
vocación». Sin embargo una vocación, por propia naturaleza, genera
alegría incluso si es muy difícil llevarla a cabo o provoca conflictos.
La casa, signo y los aspectos del Sol esbozarán las grandes líneas de
nuestra vocación, de nuestra «llamada». Otros factores en la carta
proporcionarán los detalles. El Sol es fundamental para la vocación.
Necesitamos recordar los conceptos astrológicos básicos. Si tene-
mos al Sol en la Segunda casa, cualquiera que sea la naturaleza de
32
Howard Sasportas, “Vocación”, Parte Dos de Direction and Destiny in the
Birth Chart, CPA Press, London, 1998
273
nuestro trabajo, debe producir resultados concretos, pues la casa II
es una casa de Tierra. Y si el Sol está en un signo de Tierra, la nece -
sidad de materializar los talentos es incluso más urgente.
Si el Sol está en la Onceava casa, debemos contribuir de alguna
manera –de forma quizá más intelectual que material– a la sociedad
en la que vivimos y al cuerpo del conocimiento o conciencia que
impulsa a la sociedad al progreso. Los planetas que aspecten al Sol
deben acompañar a éste en su viaje, todos ellos. Una vez tenemos
esa columna vertebral, existirán varias opciones de trabajo específi-
co. Pero si la necesidad solar es rechazada, su lugar será ocupado
por la frustración, porque no hay sentimiento de alegría y ningún
sentimiento que pueda ser creativo. La vocación depende del senti-
miento de que somos capaces de hacer algo especial con nuestras
vidas. Cuando sentimos que somos «llamados», conectamos con el
niño divino arquetípico. Sentimos que estamos destinados a hacer
esa única cosa que hacemos. Para eso estamos aquí. Entonces pode -
mos jugar, aunque sea algo extremadamente serio o peligroso lo que
hagamos.
Me temo que nos hemos pasado de tiempo. ¿Podríamos quedar
otro día? Gracias a todos por asistir y participar con tanto entusias-
mo.
274
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