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4-2-La Oración
4-2-La Oración
hoy veremos cómo Dios usa nuestras oraciones en la batalla contra Satanás;
pero, primero, consideremos algunas cosas importantes acerca de la oración.
¿QUÉ ES LA ORACIÓN?
ORACIÓN ES HABLAR CON DIOS. La o<ración no es un rito o una
representación pública; es un asunto personal entre tu y Dios. El Señor Jesús
dijo: "Tú, cuando ores, éntrate en tu cámara, y cerrada tu puerta, ora a tu
Padre que está en secreto". San Mateo 6:6.
El Señor Jesús nos dijo que no debemos usar "vanas repeticiones", diciendo
las mismas cosas una y otra vez.
Nuestras oraciones deben ser sinceras y del corazón con entendimiento.
¿PUEDE TODO EL MUNDO Al ORAR tratar a Dios como a un Padre? No, sólo los
que pertenecen a la familia de Dios pueden llamarle "Padre". Porque solamente
por el espíritu santo es que tenemos libertad para llamarlo Padre.
Solamente hay una oración que Dios oirá de una persona incrédula: la oración
pidiendo perdón por los pecados. Dios siempre escucha esta oración de un
incrédulo.
SEGUNDO, Dios dio el dominio sobre esta tierra al hombre. Dios dio a Adán el
dominio sobre toda la tierra.
TERCERO, Adán se rebeló contra Dios. Obedeció a Satanás y cayó bajo el
poder de éste. Por ello, Adán perdió el dominio sobre la tierra, y Satanás lo
tomó. Fue por medio del pecado que Satanás obtuvo el dominio del mundo.
CUARTO, Dios quería recuperar al hombre para Sí y quería hacerlo por medio
de un hombre. De modo que Dios envió a Su Hijo, el Señor Jesucristo al
mundo como Su segundo Hombre no creado sino engendrado por su Espíritu,
para salvarnos de la inclinación al pecado.
QUINTO, se libró una gran batalla encarnizada entre Satanás y el Señor
Jesucristo. El Señor Jesús fue tentado como jamás fue tentado hombre alguno,
pero salió victorioso sobre todas las tentaciones de Satanás. Finalmente, en
desesperación, Satanás incitó a la gente para que crucificaran al Señor Jesús.
Cuando el Señor Jesús yacía en el sepulcro, Satanás creyó que había ganado la
victoria. Pero, al tercer día, el Señor Jesús resucitó, vencedor sobre todos los
poderes de las tinieblas. Desde ese momento Satanás supo que había sido
vencido.
AL SEÑOR JESÚS LE FUE DADA TODA AUTORIDAD EN EL CIELO Y EN LA
TIERRA. Satanás y sus poderes de las tinieblas fueron destituidos de su
autoridad. El Señor Jesús volvió al cielo, donde está sentado a la diestra del
Padre "sobre todo principado y autoridad y poder y señorío".
¡SATANÁS ESTÁ VENCIDO!
Lo importante que debemos recordar en nuestra guerra contra Satanás es
esta: ¡SATANÁS ESTÁ VENCIDO! No tenemos que vencer a Satanás; Cristo
ya lo ha vencido en el Calvario.
Aunque Satanás esté vencido, todavía no ha sido lanzado al lago de fuego. Por
ahora, está libre, y trabajando tan duro como siempre para retener a los
incrédulos en su reino, y para enredar nuevamente en su red a los salvados.
a. Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar: Jesús oró como era su
costumbre, pero una petición llegó cuando terminó– los discípulos
permitieron que Jesús terminara de orar. Se quedaron allí y lo vio, bebiendo
en el poder de su oración, hasta que se terminó.
b. Señor, enséñanos a orar: Había algo acerca de ver a Jesús orar que les
despertó el deseo de aprender a orar como Jesús oró. Había algo magnético
sobre la vida de oración de Jesús, y en la forma como Él oró, mostró algo de
su relación con Dios como Padre.
- Aún como los discípulos, necesitamos a Jesús para que nos enseñe a orar. La
oración es tan simple que el niño más pequeño puede orar, pero es tan
grandiosa que el hombre por más que Dios le haya dotado de poder y
creatividad, y razonamiento, no puede decir que realmente han dominado la
oración.
- “Es en la oración que las promesas esperan su cumplimiento, el reino de su
venida, la gloria de Dios por su revelación completa… Jesús nunca enseñó a
sus discípulos a predicar, sólo cómo orar. No habló mucho de lo que se
necesitaba para predicar bien, pero gran parte de la oración si la enseño.
Para saber cómo hablar con Dios es más que saber hablar al hombre. No el
poder con los hombres, pero el poder de Dios es lo primero”.
c. Señor, enséñanos a orar: Más directamente, su solicitud no fue para
aprender a como orar, sino para orar. Nuestra mayor dificultad no está en el
dominio de una técnica específica o enfoque en la oración (aunque eso puede
ser bueno y útil); nuestra mayor necesidad es simplemente
para orar y orar más y más, encontrar deleite en la oración de comunión con
nuestro Dios, nuestro Padre Celestial, poder intimar con él en el Espíritu.
Por ejemplo, quizás veo en mi trato con las personas que soy naturalmente
estricto con ellos, pero mi deseo es que cuando hable, en lugar de palabras
duras, la bondad y el amor puedan manifestarse. Así que a medida que avanzó
en mi día y veo cómo soy con las personas, siento dentro de mí un constante
pensamiento que dice: “Por favor libérame de mi naturaleza pecaminosa,
ayúdame a vencer para que pueda ser una bendición para los demás.”
Entonces también puedo tener ese gemido interior junto con el Espíritu Santo,
el cual también ora por mí. Incluso cuando estoy durmiendo, el Espíritu
continúa intercediendo por mí, porque conoce el anhelo de mi corazón.
Está escrito que Jesús ofreció ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas a
Aquel que lo podía librar de la muerte y que fue oído a causa de su temor
reverente. (Hebreos 5: 7) Cuando tengo este temor de Dios entiendo el valor
y la seriedad de la vida, y siento que Dios está cerca y que Él escucha mis
pensamientos y mis oraciones, y responderá a esa necesidad en mi corazón.
Nuestro Señor Jesús para enseñarnos a orar, usó como ejemplo una oración
que hoy se conoce como: “Padre Nuestro”. Irónicamente, hoy se usa como
una oración para ser repetida de memoria, a pesar que Jesús nos instruyó que
no usáramos vanas repeticiones (Mat. 6:7-8). El “Padre Nuestro”
Lo encontramos escrito en MATEO 6:9-15.
Pero no es para recitar estas palabras de memoria, sino para que nos sirva de
inspiración y ejemplo de cómo acercarnos en oración a nuestro Padre Celestial.
ORACIÓN.
¡Alabado sea tu nombre, oh Dios! Anhelo que mi corazón reconozca siempre tu
grandeza y tu excelencia. Ayúdame a estar siempre agradecida por quién eres
y por todo lo que has hecho por mí. Gracias por todas las bendiciones y por
este nuevo día de vida. Tú eres mi Señor, eres bueno y tu amor leal dura para
siempre. Amén, y amén.
La alabanza no es por tener una vida estable y sin problemas sino la respuesta
de un corazón que ama a Dios a pesar de las dificultades.
Si todavía no tienes el hábito de alabar a Dios en todo tiempo, recuerda
Formamos parte de su pueblo y él cuida de nosotros.
Reflexionemos sobre eso y respondamos de corazón poniendo en práctica la
actitud de alabar a nuestro Dios.
Dispongamos nuestro corazón para alabar, reconozcamos al Señor en nuestra
vida y tomemos tiempo para que la alabanza brote de nuestra alma.
Miremos a nuestro alrededor y pensemos en todo lo que tenemos. ¡Alabamos a
Dios por sus misericordias cada día!
Dejemos la murmuración y la antipatía. La alabanza nos hará ser más
agradecidos y agradables a Dios y a todos los que nos rodean.
El reclamo no trae ningún beneficio, así que cambiemos de actitud. Alabemos
a Dios con alegría y con agradecimiento.
En los libros del evangelio está escrito, como nuestro Señor Jesucristo
desenmascaró a Satanás y a estos seres, y en su gran poder y amor liberó a
muchas personas. Por lo tanto, la lucha no es en contra de la suegra, ni mis
padres, ni mis hermanos, ni tampoco de los que nos persiguen o calumnian; la
guerra es espiritual y se triunfa con las armas que El Señor nos brindó en la
cruz. Cuando tengamos un conflicto con alguna persona, lo primero que
debemos hacer es orar por ella, bendecirla, clamar a Dios por ella, y actuar en
sabiduría y amor para solucionar el conflicto, como nos aconseja la palabra de
Dios en Mateo 5:44.
Bueno continuemos analizando la oración modelo que nos dejó Jesucristo, para
acercarnos a Dios como Padre.
Aunque si te pones a pensar bien, no son muchas las ocasiones en que te has
detenido a pensar realmente lo que es esta oración, y que se convierte en una
guía para hablar con Dios.
A continuación vamos a analizar la frase « P a d r e n u e s t r o q u e e s t á s
e n el c i e l o »
Y, sin embargo, nuestro Dios que está en el cielo penetra los abismos. Dios
nunca mira hacia arriba, porque no hay nada por encima de él; tampoco mira
a su alrededor, porque nada le iguala. Necesariamente tiene que mirar hacia
abajo, y cuanto más abajo está uno, mejor le ve Dios.
La frase “que estás en los cielos” indica la cercanía de Dios hacia nosotros,
su prontitud para escuchar.
“estar en los cielos”, simboliza también “estar en los santos, en los cuales
habita Dios”.
Teniendo como referencia el salmo 118 (“los cielos proclaman la gloria de
Dios”),
“los santos son denominados cielos”. En efecto, quienes proclaman la
gloria de Dios son los santos.
Dios está en los cielos, es decir, en aquellos que han hecho de su vida una
vida conforme a la de Dios, una vida celestial. El todopoderoso, el que nada ni
nadie puede retener, el Señor de la gloria, se hace presente en la persona
justa. El cielo, más que un lugar, es una manera de ser, una actitud.
En los que se comportan divinamente, allí está Dios.
Es alguien cercano, íntimo; de él se dice que está en los cielos, es decir, en los
santos, a los cuales se les llama cielos”.
¿Por qué podemos acercarnos al Padre con plena confianza?
Lo podemos hacer porque Jesús, nuestro Redentor, nos entra en la presencia
del Padre, y su Espíritu hace de nosotros unos hijos de Dios. Por ello, podemos
rezar el Padre nuestro con confianza sencilla y filial, gozosa seguridad y
humilde audacia, con la certeza de ser amados y escuchados.
¿Por qué decimos Padre «nuestro»?
La palabra «Nuestro» expresa una relación con Dios totalmente nueva.
Cuando oramos al Padre, lo adoramos y lo glorificamos por medio del Hijo. En
Cristo, nosotros somos su pueblo, y Él es nuestro Dios, ahora y por siempre.
Decimos, de hecho, Padre «nuestro», porque la Iglesia de Cristo es la
comunión de una multitud de hermanos, que tienen «un solo corazón y una
sola alma» (Hch 4, 32).
b. Padre nuestro que estás en los cielos: La oración modelo nos enseña
que nos acerquemos a Dios como un Padre amoroso que esta en los
cielos. Se reconoce que oramos a nuestro Padre, quien viene con un título
privilegiado, quien demuestra una relación privilegiada. Era muy raro que los
Judíos de ese tiempo llamaran a Dios ” Padre ” porque eso se consideraba
demasiado íntimo.
i. “No hay ninguna evidencia de que alguien antes de Jesús utilizara este
término para dirigirse a Dios. ”
ii. Es cierto que Dios es el poderoso soberano del universo, que crea, gobierna,
y juzgará todas las cosas – pero también es para nosotros un Padre.
iii. Él es nuestro Padre, nuestro Padre que está en los cielos. Cuando decimos
“en el cielo” recordamos la santidad y la gloria de Dios. Decir que Dios está en
el cielo, con esto estamos diciendo que:
· Él es un Dios de majestad y señorío: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no
eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las
naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te
resista?(2 Crónicas 20:6)
· Él es un Dios de poder y fuerza: Nuestro Dios está en los cielos;
Todo lo que quiso ha hecho. Salmos 115:3.
· Él ve todo: Jehová está en su santo templo;
Jehová tiene en el cielo su trono;
Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres. (Salmo 11:4)
iv. Esta es una oración centrada en la comunidad, Jesús dijo: “Padre nuestro”
y no dijo ” mi Padre “.
ORACIÓN.
Padre Celestial ayúdame a recordar que no importa cuán oscura sea la noche.
Tu eres la luz de mi vida, nunca te apagas y siempre me das un nuevo
amanecer.
Señor Jesús en tus manos pongo mi vida, mis metas, y mis ilusiones, guíame
hoy y siempre, llena mis días de bendiciones y aléjame de todo mal. Amén.
Bienvenidos a nuestro Altar
Familiar. Parte 8
Hoy estamos una vez más reunidos en la presencia de Dios.
Cumpliendo con nuestra cita de amor, nuestras mañanas de oración, donde
meditamos en la palabra de Dios, que es el alimento para nuestra alma.
Damos gracias a Dios por este tiempo devocional en que podemos aprender
más sobre nuestro Padre Celestial y su reino.
El comité de oración los saluda en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Ponemos nuestra vida y familia en sus manos, para que su bendición este con
nosotros durante el día.
Saludo a los amigos que nos acompañan en esta hora, también a mis
hermanos en la fe, a mi familia y familiares, que la bendición de Dios sobre
abunde para todos en este día, aun en aquellos que todavía no participan de
este tiempo devocional.
Seguimos estudiando la importancia de…
LA ORACION.
Nunca podremos comprender en qué consiste la vida cristiana hasta que
entendamos que estamos en una guerra espiritual. Dos reinos están en
guerra: El reino de Dios y el reino de Satanás. ¡La batalla es por las almas de
las personas!
Mateo 6:9. Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
¿Qué significa la expresión «que estás en el cielo»?
La expresión bíblica «cielo» no indica un lugar sino un modo de ser: Dios está
más allá y por encima de todo; la expresión señala la majestad, la santidad de
Dios, y también su presencia en el corazón de los justos. El cielo, o la Casa del
Padre, constituyen la verdadera patria hacia la que enfocamos nuestra
esperanza, mientras nos encontramos aún en la tierra.
¿Qué es el cielo?
La palabra cielo se usa en la Biblia para referirse básicamente a
1) los cielos físicos,
2) los cielos espirituales y
3) una posición elevada o superior.
El contexto nos ayuda a saber el sentido correcto. *
Los cielos físicos. Cuando la Biblia habla de los cielos, en ocasiones se
refiere a la atmósfera terrestre, donde soplan los vientos y vuelan los pájaros,
donde están las nubes que producen lluvia y nieve, y donde resplandece el
relámpago (Salmo 78:26; Proverbios 30:19; Isaías 55:10; Lucas 17:24).
También puede hacer reticencia al espacio universal, donde están “el sol y la
luna y las estrellas” (Deuteronomio 4:19; Génesis 1:1).
A Los cielos espirituales. El término cielo también se refiere a la región
espiritual, un nivel de existencia más elevado que el universo físico y que está
fuera de este (1 Reyes 8:27; Juan 6:38). Allí habitan Dios, y los ángeles que
él creó (Juan 4:24; Mateo 24:36). A veces, “los cielos” se personifican para
representar a los ángeles fieles, “la congregación de los santos” (Salmo 89:5-
7).
También se usan las palabras cielo o cielos para indicar la parte de la región
espiritual en la que reside Dios, es decir, su “morada” (1 Reyes
8:43, 49; Hebreos 9:24; [Apocalipsis] 13:6). Por ejemplo, en las Escrituras
se predijo que Satanás y los demonios serían echados del cielo, es decir, ya
no se les permitiría presentarse ante nuestro Dios. Sin embargo,
permanecerían en el mundo espiritual (apocalipsis 12:7-9, 12).
ORACION.
Señor ayúdame a recordar que no importa cuán oscura sea la noche. Tú eres
la luz de mi vida, nunca te apagas y siempre me darás un nuevo amanecer.
— Señor Jesús en tus manos pongo mi vida, mis metas y mis ilusiones.
Guíame hoy y siempre, llena mis días de bendiciones y aléjame de todo mal.
Amen.
La manera tan vana con que algunas personas usan el nombre de nuestro Dios
en chistes, negocios y conversaciones en general, lo que denota es que en
realidad no le conocen ni tienen una relación personal con él. Aunque Dios es
totalmente personal y familiar en Su trato con nosotros sus hijos, nosotros en
cambio le debemos un mayor respeto que el que le tenemos a nuestros padres
terrenales.
En la oración modelo conocida como el “Padre Nuestro”, Jesús mismo en
calidad de hijo de Dios y hermano nuestro nos enseñó algunos principios a la
hora de referirnos a nuestro Dios:
Acercarnos y dirigirnos a nuestro Padre con la confianza y la familiaridad que
debe existir entre uno hijo y su padre; “Padre nuestro…”.
Expreso él.
Acercarnos y dirigirnos a Dios con el debido respeto con que un hijo debe
hacerlo con su Padre.
Acercarnos a nuestro Padre sin olvidar que él es Dios. Esto es, reverenciar su
nombre; “santificado sea Tu nombre”. Él es digno de ser reverenciado.
El Padre Nuestro nos llama a una visión más amplia de la vida que la que la
mayoría de nosotros estamos acostumbrados a pensar. «Que Tu nombre sea
santificado en toda la tierra».
Lo cantamos, pero ¿son vanas repeticiones? En realidad ¿creemos lo que
estamos cantando?
Quiero decirles, que una de las cosas que se debe apoderar de nuestra vida y
debe hacer que salgamos de la cama cada mañana, es esa visión del día
cuando la gloria del Señor cubra la tierra como las aguas cubren el mar;
cuando cada rodilla se doble y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor.
Entonces Miras a tu alrededor y ves todo lo que está pasando con toda la
angustia y toda la agitación y las guerras y las batallas, tanto literales como
espirituales y emocionales, y las relaciones se están destrozando. Y piensas,
«eso está tan lejos». Es casi sorprendente para nuestras mentes finitas creer
que alguna vez vendrá el día cuando toda rodilla en la tierra se doblará ante
Cristo como el Señor.
Pero Dios dice que ese día vendrá. Y yo vivo esperando su venida. Es por eso
que yo sirvo a Dios dejando que haga los cambios que sean necesarios en mi
vida para poder partir con él.
¿Es tu hogar un santuario en ese sentido? ¿Es una catedral donde Dios habita?
¿Adoras y reverencias a Dios en tu hogar?
Tú dices: «Sí, desearía que mi esposo sirviera a Dios dándole reverencia.
Desearía que mis hijos lo hicieran». ¿Sabes qué? No puedes hacer que el
nombre de Dios sea santificado en sus corazones, pero sí puedes hacerlo en el
tuyo.
¿Qué es lo que tu pareja y tus hijos están viendo en ti que hace que ellos
deseen santificar el nombre de Dios? No estoy hablando de ser excesivamente
estrictos religiosos, estoy hablando de que respiremos amor y pasión por
nuestro Dios, respeto personal para con nuestro Dios que nos ofrece una
relación Paternal, un amor incondicional....
Algunos van a escuchar lo que dije, y van a ir a sus hogares y dirán, «ok,
apaguemos la televisión. Vamos a reverenciar el nombre de Dios en esta casa
de ahora en adelante». Y tus hijos van a decir, «no creo que eso sea lo que
queremos en esta casa».
Les estamos dando una visión distorsionada de Dios. Dios es grande. Él es
glorioso. Él es maravilloso. Él es santo. Él es puro. Pero Él es generoso y
misericordioso y piadoso. ¿Está Su nombre siendo elevado a través de la forma
en que vives humanamente, en tu espíritu, en tu hogar, en tu lugar de
trabajo?
Esto es lo que sucede cuando vivimos nuestra relación con nuestro Dios
apasionadamente de manera espiritual. Hay un despertar en la humanidad
perdida porque el pueblo de Dios empieza a santificar el nombre de Dios.
No podemos hacer que el nombre de nuestro Dios sea Santificado en toda la
tierra. Pero podemos orar por eso.
No podemos hacer que ocurra en toda nuestra congregación. Pero podemos
orar por eso. Puede que no tengas ningún control sobre tu familia. Pero, si
tienes control en tu propia vida.
Permíteme sugerir que:
Puedes santificarlo en tu corazón.
Puedes santificarlo en tu hablar.
Puedes santificarlo en tu andar.
«Muestra que eres redimido/a, y luego voy a creer en tu redentor dice las
personas que nos rodean».
LA ORACION.
Nunca podremos comprender en qué consiste nuestra vida en Cristo hasta que
entendamos que estamos en medio de una guerra espiritual. Dos reinos están
en guerra: El reino de Dios y el reino de Satanás. ¡La batalla que se está
enfrentando es por nuestras almas!
Así que por eso estamos estudiando la importancia de practicar la oración,
porque es la herramienta que nos dio nuestro Señor Jesucristo para entrar en
la presencia de Dios y pedir su protección y a la vez se renovados…
Leamos la oración modelo que nos dejó Jesús en Mateo 6:9-14. Donde dijo…
»Ustedes deben orar así:
“Padre nuestro que estás en el cielo:
Que todos reconozcamos que tú eres el verdadero Dios.
10
Ven y sé nuestro único rey.
Que todos los que vivimos en la tierra te obedezcamos, como te obedecen los
que están en el cielo.
11
Danos la comida que necesitamos hoy.
12
Perdona el mal que hacemos, así como nosotros perdonamos a los que nos
hacen mal.
13
Y cuando vengan las pruebas, no permitas que ellas nos aparten de ti, y
líbranos del poder del diablo.”
14
»Si nosotros perdonamos a otros el mal que nos han hecho, Dios, nuestro
Padre que está en el cielo, nos perdonará a nosotros. 15 Pero si nosotros no
perdonamos a los demás, tampoco nuestro Padre nos perdonará a nosotros.
Notemos que Jesús no oró pidiendo ser llevado al Cielo, donde está el Reino de
Dios como nos lo dice el (Salmo 103:19-21) El SEÑOR ha colocado su trono
en el cielo; y desde allí su reino lo controla todo.
20 Alaben al SEÑOR, ustedes sus ángeles, soldados poderosos que lo
obedecen, que escuchan a Dios y obedecen sus órdenes.
21 Alaben al SEÑOR todos sus ejércitos, siervos que cumplen la voluntad de
Dios; vemos que Jesús más bien, pidió que el Reino de Dios descienda y sea
establecido en la Tierra. El Reino de Dios no es un lugar sino una forma de
vida en la cual Dios es reconocido como el Rey, y sus súbditos viven como Él
manda.
La oración de Jesús no es sólo un buen deseo o una profecía que se cumplirá
hasta que vengan los últimos tiempos; más bien, es una declaración y un
compromiso de vivir como Dios manda, y así traer el Reino de los Cielos a la
Tierra.
Cuando Jesús oró por sus discípulos, él no pidió que fueran llevados al Cielo,
sino que sus vidas aquí en la Tierra fueran transformadas por la verdad del
Reino:
Aprende cómo entrar en el reino de Dios…
El Reino de Dios es Sobrenatural; no consiste sólo en palabras, sino en poder
(1 Corintios 4:20), y se puede experimentar aquí y ahora. “Porque el reino
de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”.
Romanos 14:17
El Reino de Dios tiene carácter. ¿Qué significa tener carácter? El carácter en
una persona revela quién es cuando se encuentra bajo presión; deja ver lo que
está en su corazón. Si tú nunca has visto a una persona bajo presión, entonces
realmente no la conoces.
De la misma forma, el carácter o justicia del reino es lo que “realmente es”, o
de lo que está hecho.
El Reino de Dios es un Reino inconmovible.
El reino de Dios es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
Entonces cuando decimos venga a nosotros tu reino estamos diciendo venga a
nosotros tu justicia, tu paz y tu gozo.
- La justicia es un conjunto de valores esenciales sobre los cuales debe
basarse una sociedad y el Estado. Estos valores son el respeto, la equidad, la
igualdad y la libertad.
- La Justicia Divina es una Gloriosa Entidad que entra en acción para ajustar
situaciones, poner orden y restablecer la Paz . ... Generalmente, la Justicia
Divina actúa a largo plazo; es decir: De una vida para otra.
-La Justicia Divina: Es la que ejerce nuestro Dios todopoderoso.
La Justicia Humana: Es la realizada por los tribunales, y se guía mediante
normas (leyes).
Cuando pedimos La justicia de Dios en nosotros:
Estamos pidiendo que nos ayude a obrar y juzgar respetando la verdad que
Dios nos ha dado a conocer, y que nos ayude a darle a cada uno lo que le
corresponde.
Una persona justa es alguien que camina en rectitud y obediencia delante de
Dios. Eso no quiere decir que es perfecto, o que no comete errores. Pero sí es
una persona que vive a cuentas con Dios. Llegamos a ser justos delante de
Dios cuando recibimos a Jesús en nuestros corazones y nos sujetamos a Su
gobierno, a su autoridad.
La autoridad se ejerce desde un lugar llamado “posición”, que es un punto
donde nos colocamos bajo el gobierno de Dios.
Por ejemplo, si la persona que está ministrando la palabra de Dios no está en
sumisión al gobierno de Dios, no tiene autoridad, y le toma más tiempo
ministrar o liberar a alguien que se encuentra en error.
Usted no puede creer y no estar a cuentas con Dios, porque no está ejerciendo
fe desde una posición de justicia. Todos sus derechos son ejercidos desde una
posición de justicia; desde ese lugar usted puede definir cosas y desempeñar
su mandato de fe.
Jesús nos dijo: “Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas”. (Mateo 6:33).
Cuando la Palabra dice que busquemos primeramente el Reino de Dios y Su
justicia, eso quiere decir que debemos estar alineados con Él. La justicia es lo
que hace operativa la fe. En el instante en que se alinea con Dios en un área,
en ese momento usted puede acceder a la fe en esa área.
Cuando pedimos venga tu Reino estamos pidiendo venga a nosotros tu
Paz.
Paz significa plenitud o llenura total en cada área de nuestra vida.
Paz es la Situación o estado en que no hay guerra, ni luchas, ni conflictos
internos o entre dos o más partes enfrentadas.
La paz no se puede disfrutar alejados de la justicia de Dios. El área en la cual
usted no está en rectitud con Dios, es el área en la cual usted nunca tendrá
paz. Cuando usted está orando por algo y no tiene paz, quiere decir que eso
no es correcto ni está de acuerdo con el gobierno de Dios.
(Juan 17:15-17) Jesús dijo…No ruego que los quites del mundo, sino que los
guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
La forma de traer el Reino de Dios a la Tierra es haciendo Su Voluntad,
viviendo como Él manda.