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Luisa Albéniz
Tª objecte, espai, imatge
GAAD 3.1
Escola Massana, 2016/2017
1
Índice
Introducción (pág.3)
2
Introducción
En “Estética de los objetos” hay cuatro frases del autor que me gustaría destacar
por considerarlas parte importante del esqueleto sobre el que se construyen sus
argumentaciones. Y así dice, Francalanci:
1
Francalanci E. Estética de los objetos, Ed. La balsa de la Medusa, Madrid, 2006
2
Rowan J, Boserman C, Rocha J, La materia contraataca: una tentativa objetológica, 2015
4
Íbid, p. 21
5
Íbid, p. 21
3
“La estética alcanza, por tanto, a todo fenómeno e intersticio de realidad” 6
A modo de resumen, entiendo que este Texto 1 podría analizarse en base a dos
apartados diferentes: por un lado hay fragmentos en los que entiendo que el tema
central es el advenimiento de una “estética difusa” que coincide en ese paso “de la
ciudad a la metrópoli”7 y por otro lado, hay fragmentos cuyo tema principal
comprendo que está enfocado en la relació n del sujeto con el objeto, en cuanto a
que estos objetos son entes que forman parte de una realidad externa y con los que
este sujeto se relaciona.
Así pues, en este texto, el autor, explica có mo la disciplina estética ya no se ocupa
tan só lo de aquello que podemos ver, es decir, de la“prosopon o máscara” o la “de la
apariencia de las cosas” o forma de los objetos, pues esta forma de la que hablamos
ya no es tan só lo una parte inesencial del objetos en sí, tal como decía J.Baudrillard
en “El sistema de los objetos” sino que precisamente, esta forma se ha convertido en
un instrumento primordial a través de la cual, actú a la ló gica de la sociedad de
consumo. De esta manera, entiendo que se usan las formas de las cosas como
medios a través de los cuales, el sistema de producció n pretende obtener
beneficios econó micos, a la par (y aprovechando) que estas apariencias forman
parte de una red de similitudes. Entiendo leyendo el texto que esta red constituida
en parte por simbologías, entes culturales y antropoló gicos, está modulada por la
cultura técnica. Por lo tanto, y diciéndolo de una manera un tanto simplista, el
objeto de estudio de la estética se extiende má s allá de la apariencia (o de qué es o
no lo bello por ejemplo), y su foco de interés se filtra yendo má s allá de lo formal e
incluyendo el estudio de toda la trama de aspectos políticos, sociales, econó micos
de un colectivo determinado. Por otro lado, en el apartado titulado “La silla que
siente” el autor nos señ ala có mo los objetos son realidades externas a nosotros a
través de los cuales nos podemos relacionar.
1-Modelados de la experiencia
“El todo es menos verdadero que la suma de sus partes. El encubrimiento realista de
los modelos tiene como finalidad el modelado de la experiencia” 8.
6
Íbid p.21
7
Francalanci E. Estética de los objetos, Ed. La balsa de la Medusa, Madrid, 2006, p.18
8
Anders G. La obsolencia del hombre (Vol.1), Ed. Pre-textos, Valencia, 2011, p. 164
4
alianza más sensual que racional, corporal más que espiritual, emotiva más que
lógica”9.
Cuando este modelaje ademá s llegar a ser anhelado por el sujeto, aparece en éste
lo que Anders denomina “La sed de mercancía”10, de ahí la afirmació n del mismo
autor “Aprende a necesitar lo que se te ofrece” 11. Para que este aprendizaje de
necesidades sea posible, es necesaria, ademá s, una tarea paralela de
estandarizació n y de producció n , no só lo de esas necesidades-deseo sino también
de los productos ofrecidos. De alguna manera, entiendo que el autor cuestiona
cuá nto de libre hay en nuestras actividades de la vida cotidiana, actividades que al
fin, acaban siendo definidas a través de nuestras costumbres de consumo. De esta
manera “la necesidad va pisándole los talones al consumo” 12
Y sin embargo y tal como deja entender, esta impronta que los objetos dejan en
nosotros, puede ser tan sutil que apenas percibamos có mo esos objetos nos dejan
inmersos en una matriz, que ya no es que nos condicione el vivir, es que se trata de
una matriz que el mismo sujeto puede llegar a percibir como deseada. Y esta
insaciabilidad que se genera a través de la matriz anhelada genera un combustible
inagotable para seguir consumiendo. En el texto Francalanci, entiendo que ya
señ ala este atrapamiento del sujeto en círculos de consumo cuando señ ala: “La
atracción estética de los productos es tan potente, tan universal, que hace que el
individuo anhele poder disfrutarlos al menos en pequeñas porciones: son las cosas
por tanto, las que contienen al inquilino dentro de su órbita estética perdiendo su
significado inicial decorativo”13
9
Francalanci E. Estética de los objetos, Ed. La balsa de la Medusa, Madrid, 2006, p.94
10
Anders G. La obsolencia del hombre (Vol.1), Ed. Pre-textos, Valencia, 2011, p. 171
11
Íbid pá g. 171
12
Íbid pá g. 171
13
Íbid pá g. 94
14
Íbid pá g. 20
15
Latouche S. Hecho para tirar. La irracionalidad de la obsolescencia programada, Ed. Octaedro,
Barcelona, 2014, pá g. 13
5
De esta manera, el mantenimiento de nuestra sociedad de consumo requiere de la
creació n constante de una demanda creciente de objetos que sean consumidos,
habiendo para ello, varios mecanismos disponibles, de entre los cuales, destaco,
por un lado, este ya citado “aprender a necesitar lo se ofrece” y por otro, aquél que
se encarga de aumentar la obsolencia de los objetos susceptibles de ser
consumidos.
3-la publicidad
Estos citados mecanismos generadores de nuevas demanda de novedosos
productos son estimulados, en gran parte, por el engranaje publicitario. La
publicidad no es que se encarguen solo de motivar a consumir aquello que ya está
producido, sino que incluso llega a determinar lo que se va a producir en un futuro,
tal como dice L.Francanci “Mas concretamente, lo que se pretende es analizar la
lógica actual del marketing que precede a la idea, a la concepción del producto: la
venta del mismo en un mercado ferozmente competitivo y de alcance universal
condiciona las formas de las cosas, forma que se convierte en instrumento de una
mera lógica del beneficio”16. De esta manera, la forma, la apariencia del artefacto
(aquello que Baudrillard en clasificaba como in-esencial), se convierte en un
motor del sistema de producció n, en cuanto ente que determina a priori qué es lo
que se va a consumir, a la vez que pertenece a un universo simbó lico dentro de un
contexto social determinado.
Cuando la publicidad provoca un envejecimiento precipitado de la apariencia de
los objetos, por medio del restyling o revestimiento, se genera una insatisfacció n
con la que se puede tener que lidiar y a la vez una necesidad o deseo de aquello
nuevo que el mercado muestra. Entiendo ademá s, que la introducció n de nuevas
formas y apariencias está en contacto con la dimensió n simbó lica y antropoló gica
del objeto en nuestras sociedades, provocando un feed back objeto-cultura,
cultura-objeto. Así comprendo a Fernando Martín Juez cuando en “ De lo bello de
las cosas” señ ala que “Siempre tenemos presente un objeto, muchos objetos;
tangibles o imaginados, ellos son parte del escenario real y mental. (..). Nos vincula
(el objeto) a los acuerdos, y confirma la percepción que tenemos del mundo, las
conductas y estados de ánimo propios de las comunidades a las que pertenecemos” 17.
A ese citado fenó meno de hacer caduca la apariencia de los artefactos, Latouche la
denomina “obsolencia psicológica o simbólica”. Tal como dice el autor, la palabra
“obsolencia” aparece en el contexto de la aparició n de una industria tecnoló gica en
el cambio del siglo XX, en la que los aparatos electrodomésticos substituyen a las
antiguas chimeneas, tratá ndose por tanto, de una desclasificació n tecnoló gica del
objeto por la presió n ejercida a través de la mejoras tecnoló gicas. La obsolencia
programada, en cambio, es un invento norteamericano, segú n Latouche, que se
difundió al resto del mundo al ritmo de la expansió n del American way of life y
todavía má s aú n, en el contexto globalizador. Sin embargo, a un nivel má s
profundo, la programació n de una muerte acelerada de los productos responde a
una necesidad de la sociedad de consumo. De hecho la sociedad de consumo
requiere de la obsolencia programada, de la publicidad y del crédito para poder
seguir consumiendo. Así pues, la ló gica de la técnica y la ló gica econó mica entran
16
Íbid pá g. 19
17
Calvera A. De lo bello de las cosas, Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 2007, pá g. 52
6
en conflicto, ya que la sociedad de consumo requiere de la muerte de los productos
para generar nuevas demandas constantes de los mismos.
Entiendo que el texto 2 habla en definitiva de una novedosa propuesta de diá logo,
simbió tico, entre dos entes: ente humano vs ente no humano. Y las frases por las
cuales lo entiendo así las señ alo aquí explícitamente:
“ Por esta razón nos interesa interrogarnos en las siguientes páginas por un diseño
en el que el sujeto se encuentre descentrado. Un diseño en el que la convivencia entre
humanos y no-humanos no esté organizada en base a una estructura jerárquica sino
siguiendo ensamblajes más complejos y ciertamente, no lineales” 20
18
es lo que tiene ser un despiste y correr, que no recuerdas de qué libro salió la cita, Anders? (lo
siento)
19
Rowan J, Boserman C, Rocha J, La materia contraataca: una tentativa objetológica, 2015, pá g. 81
20
íbid pá g. 83
21
Íbid pá g.83
7
Sin embargo, mi frase favorita en todo el Texto 2 y que por ello se convierte para
mí en “La frase clave”, es ésta en la que citan a J.Bennett 22 “Es un reto concebir los
materiales como elementos vivos y auto-organizados, en lugar de pensarlos como
elementos pasivos o mecánico que pueden ponerse bajo las órdenes de algo-no
material, como puede ser la mente”(Benett 2010:10).
Pero, lo que má s me inquieta de todo, es esa situació n que crean los autores del
Texto 2, en la cual, parece que dejan de forma imprecisa una informació n bomba
pero sin aportar má s informació n. Ah, y me olvidaba ¿entiendo que J. Bennett dice
que la mente es un algo-no material? (¡!)
Ya se sobreentiende que los objetos no está n vivos, en cuanto seres vivos que
respiran, hablan o sueñ an de forma literal, (toda una reflexió n previa me ha llevado hasta
aquí, pero no creo que haga falta hacerla má s explícita que esto) pero para elaborar mi
discurso, me resulta inevitable precisar, acotar, establecer, qué entiendo por
materia y qué entiendo por elemento vivo para saber, después, có mo es posible,
siquiera imaginar, el hecho de establecer un diá logo simbió tico entre ambos.
Por lo tanto de ahora en adelante, me acerco a la noció n de materia por un lado, a
la de materia viva por otro (me siento entre absurda y desbordada diciendo esto) y
posteriormente, planteo có mo podría ser un diá logo simétrico entre ambas partes
desde una posició n neo-materialista. ¿Se trata en el fondo, este ensayo de un
ejercicio de empatía radical?
A-¿Qué es la materia?
El texto 2, tal como explican los autores, está escrito desde el posicionamiento del
neo-materialismo, en el cual, se aceptan premisas previas del materialismo, pero al
mismo tiempo, se introduce un nuevo concepto, que desplaza al sujeto como
centro del vínculo formado por el tá ndem materia-humano. El objetivo de este
desplazamiento es el de establecer relaciones má s simbió ticas entre todos los
factores de esta relació n.
Por otro lado, he tomado prestada a lo largo de todo el texto la definició n de
“objeto”, de Graham Harman, presente el Texto 2 y que explica como “el término
que se usará en su sentido mas amplio para designar cualquier cosa que tenga una
realidad unitaria”23
En este apartado, me ha sido de gran ayuda el libro de Mario Bunge “Materialismo
y ciencia” en el que el autor ya desde el principio, advierte de que su
posicionamiento parte de la disciplina del materialismo ontoló gico, es decir, su
22
Rowan J, Boserman C, Rocha J, La materia contraataca: una tentativa
objetológica, 2015
23
Íbid, pá g. 85
8
discurso surge de la doctrina segú n la cual, el mundo está compuesto
exclusivamente de objetos materiales, aunque no por ello, necesariamente físicos.
Mi posició n de partida parte de este materialismo al que Mario Bunge hace
referencia “como campo de investigació n”, como herramienta para aproximarme al
concepto de materia.
Y así, pues, empiezo destacando, y tal como señ ala Bunge, que el cambio que
supuso el nacimiento de la física cuá ntica, en la explicació n de “lo que es la
materia” desde el punto de vista materialista, significó que ésta pasó a estudiarse
en base a sus partículas constituyentes y los campos que las mantiene unidas, los
cuales está n en constante movimiento. Ello implica dos características importantes
desde el punto de vista de este materialismo ontoló gico: dinamismo y pluralidad.
25
Íbid pá g. 32
9
que lo componen, se dice que éste es un sistema emergente. P es emergente del
sistema y no resultante del sistema. De esta manera, los componentes de una
célula, por ejemplo, no está n vivos: la vida es emergente (no resultante),
relativamente a los componentes de las células. O lo mismo sucede al considerar el
pensamiento o la ideació n, que son funciones emergentes de un sistema nervioso
multicelular que ninguna célula nerviosa de forma individual puede realizar.
Tal como dice el autor, Fritjof Capra en su obra “La trama de la vida. Una nueva
perspectiva de los sistemas vivos”, éstas preguntas que aquí constan al inicio del
pá rrafo, eran las cuestiones que el neurocientífico Humberto Maturana se
planteaba en los añ os 70 y que abordó desde un punto de vista sistémico, es decir,
no centrá ndose en las propiedades de los componentes del sistema sino en los
procesos y relaciones entre sus componentes. Maturana a este patró n general de
organizació n comú n de todos los sistemas vivos lo denominó autopoiesis. La
autopoiesis se explica como una red de procesos de producció n, en las que la
funció n de cada componente es participar en la producció n o transformació n de
otros componentes de la red, de este modo la red se hace a sí misma
continuamente. De acuerdo con Maturana, el concepto de autopoiesis es necesario
y suficiente para caracterizar la organizació n de los organismos vivos.
10
silla, o un á rbol, por ejemplo. En los sistemas vivos, la autopoiesis segú n Capra éste
patró n es el organizativo.
La estructura de un sistema es la corporizació n física de su patró n de
organizació n , e implica por tanto la caracterizació n de sus formas, composiciones
químicas ,etc.
Este citado patró n y estructura se vinculan a través de lo que el autor, Capra, llama
proceso, que en el caso de los seres vivos, afirma que es el proceso vital. El proceso
vital es la actividad que se ocupa de la continua corporizació n del patró n de
organizació n del sistema.
Este proceso vital, en el caso de los seres vivos, se identifica como el proceso
cognitivo, idea defendida previamente por el también investigador en ciencia
G.Bateson. El proceso vital pues, corresponde a un proceso cognitivo.
Bateson, tal como señ ala Capra, partía de una base intuitiva a partir de la cual, el
fenó meno de la mente iba vinculado al fenó meno de la vida, de forma similar a
como lo había defendido Maturana. Así pues, Bateson identifica cognició n con
proceso de vivir y señ ala que la existencia de cerebro no es imprescindible (¡!) para
que exista la mente. Esto es así, gracias a la amplia idea (y menos discriminativa
que la idea de “pensamiento”) que tiene este autor de lo que llamamos “cognició n”
la cual incluye procesos como la percepció n, la emoció n y la acció n. En humanos,
ademá s, este proceso cognitivo incluye el lenguaje, el pensamiento conceptual, y
todos los demá s atributos de la conciencia humana. De esta manera, la mente no es
ya una cosa sino un proceso: el proceso de cognició n, que se identifica con el
proceso de la vida. Entendiéndolo así, el cerebro es una de las estructuras má s a
través de la cual, el proceso puede operar. La relació n entre mente y cerebro es
pues una relació n entre proceso y estructura. De esta manera, y tal como afirma
Capra una bacteria por ejemplo, puede tener cognició n, pues tiene capacidad de
percibir a la vez que reacciona ante determinados estímulos.
E inevitablemente aparecen en mi, las preguntas: ¿puede un objeto tecnoló gico ser
autopoiético? ¿puede llegar a ser cognoscente?.
Me parece claro que cada vez, la tecnología añ ade mas circuitos de emergencia y
dispositivos a sus aparatos con el fin de evitar los fallos informá ticos que puedan
acontecer, pero, ¿es ésta una forma de auto-regeneració n? o ¿ es éste un acto
autopoiético?, debo decir, en base a lo comentado hasta ahora, que no, pues desde
el momento en que el sistema informá tico requiere de un agente externo para
poder iniciar el proceso de reparació n , éste ya no es un fenó meno autó nomo, no
hay pues, autopoiesis. Sin embargo la importancia de este argumento, para mí, no
es tanto el saber que el objeto no es autopoiético (ya lo sospechá bamos, pero “había que
pensarlo”) ,sino que la gracia se encuentra a mi parecer , en el hecho de que ese
mensaje que aparece en la pantalla instá ndome a analizar el sistema, ( y que a mi
me suena a “autocuidado” del sistema), me lleva a imaginar (intuir?) que tal vez,
sea éste, un paso previo (y muy lejano) hacia una verdadera y futura autopoiesis
tecnoló gica
Me doy cuenta ademá s, de que el sistema operativo de mi ordenador, por ejemplo,
tampoco es cognoscente, pues todo feed back entre el aparato y yo misma, es
iniciado por un humano en ú ltima instancia, pero ¿podría llegar éste a ser un acto
pre-cognescente?, es decir, ¿podría ser ésta una etapa embrionaria de futuras actos
cognoscentes no-humanos?.
11
Entiendo que es a través de este diá logo entre el objeto tecnoló gico (en este citado
ejemplo) y nosotros, una manera en que ambos podemos iniciar procesos
cognitivos compartidos o incluso de auto-regeneració n. La diferencia es que
nosotros, podemos iniciarlos de forma autó noma y “ellos”, no o aú n no.
Acabo de darme cuenta, ante mi sorpresa, de que al hacer este ensayo, o mejor
dicho, de que el hecho de “pelearme con este ensayo”, ha supuesto un cambio
matérico en mi: he pasado de un estado A, a un estado B, soy diná mica pues.
Y esto es así, porque de no haber sido secuestrada por el Texto 2, lugar en el cual
aú n permanezco, hubiera finalizado el ensayo diciendo algo como: “nuestra
relació n entre entes-vivos y no-vivos podría acercarse a la descripció n que ya
Baudrillard señ alaba en 1968 ”Es esta perturbación y cómo la racionalidad de los
objetos choca con la irracionalidad de las necesidades, y cómo esta contradicción
hace surgir un sistema de significados que se proponen resolverla, lo que nos interesa
aquí, y no los modelos tecnológicos sobre cuya verdad fundamental, sin embargo se
destaca continuamente la realidad vivida del objeto” 27. Es decir, entendiendo que los
objetos presentan propiedades, características que entran en fricció n con nuestras
voluntades, y por tanto, éstos, “parecen que reaccionan”, la cual cosa nosotros, la
interpretamos como que los objetos, “objetan”. É ste sería el estado A.
Pero, tras hacer este ensayo, esta reflexió n ha ido má s allá , (no es que niegue la
anterior) y he pasado al estado B en el cual me planteo ¿Es posible que exista en
algú n momento algú n tipo de hibridació n tal entre estructuras, patrones
organizativos y procesos (vitales o no) de diferentes sistemas que ésta provoque
un desplazamiento en la frontera entre lo que determina qué es un sistema vivo y
otro que no lo es? A lo que me refiero, es a una mezcla matérica entre los
componentes de sistemas emergentes y sistemas vivos. Una simbiosis como la que
sucede, por ejemplo, entre un alga y un hongo y de la cual emerge un liquen. ¿Qué
sucedería si al diseñ ar un proyecto mezclamos por ejemplo, la estructura de un
sistema A con el patró n organizativo de un sistema B y el de un proceso vital C? ¿es
posible? A, B; C pueden ser materias físicas, orgá nicas, sociales, culturales..
¿qué pasaría si eso sucediera?¿emergería qué? ¿nuevas especies? ¿objetos-sujetos-
colectivos?
¿No seria ésta la forma de diseñ ar que proponen los autores del texto 2 cuando
dicen “ Metodológicamente no se trata aquí de poner en el centro de todo al objeto, si
no que dejándolo hablar pondremos atención a la trama de relaciones que lo piensa,
diseña, construye y da vida usándolo. Aquí la objetualidad se muestra en un espacio
27
Baudrillard J. El sistema de los objetos, Ed. Siglo XXI editores, México, 1968, pá g. 6
12
donde lo humano y lo humano se ensamblan de tal manera, que resulta complicado
definir los límites entre ambos”28?
Mi referente teó rico en este nuevo estado emergente en que me encuentro ahora,
(post-ensayo), ya no es Baudrillard, sino que es Bruno Latour quien dice, que
siempre que hablamos de materia, lo que en realidad estamos considerando es un
cú mulo de entrecruzamientos previos entre elementos naturales y sociales. La
materia, señ ala Latour, habita muchas capas y así pues, la que está en la dimensió n
de la ecología política, difiere de la de la tecnología o redes de poder. Materia es
pues entrecruzamiento de entes. El autor explica como un objeto, y pone como
ejemplo en este libro, la banda rugosa de una carretera “no está compuesta por
materia; está repleta de ingenieros, de rectores y de legisladores, combinando sus
pretensiones y argumentos con la gravilla, el cemento, la pintura y los cálculos de
rigor. La mediación, la traducción en técnica que intento comprender, reside en ese
punto ciego en el que la materia y la sociedad intercambian sus propiedades. (…)
Estoy intentando denodadamente aproximarme a la zona en la que algunas, aunque
no todas, características del asfalto se convierten en policía, mientras otras, aunque
no todas, características del policía se convierten en banda rugosa” 29
Segú n lo dicho por Latour, estos textos que aquí se presentan no son tan só lo letras
organizadas de una determinada manera construyendo frases, sino que estos
textos son relaciones, interacciones entre tinta, pensamientos, argumentos, papel,
costumbres, libros, horas de clase, Serge Latouche, la obsolencia del hombre
entran en diá logo con Bennet y la Vibrant Matter, (infinitos e innumerables
entrecruzamientos)
28
Íbid 93
29
Latour B. La esperanza de Pandora, Ed. Gedisa, Barcelona, 2001, pá g. 227
30
Latour B. La esperanza de Pandora, Ed. Gedisa, Barcelona, 2001, pá g. 349
13
irremediablemente de nuevo en el antropocentrismo) para adecuar, acelerar,
acortar nuestros ritmos circadianos y así adaptarnos a los ritmos tecnoló gicos
trepidantes? ¿seria esto otro tipo de modelaje, de bio-modelaje?
Bibliografía
Webgrafía
14
http://neomaterialismo.wixsite.com/neomaterialismo
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