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El
mestizaje durante la Conquista fue principalmente obra de hombres españoles y mujeres indias,
ya que la mujer española llegó tardíamente al territorio y de forma reducida. Si bien la Iglesia
estipulaba que la reproducción debía realizarse dentro del matrimonio, los conquistadores
realizaron prácticas sexuales transgresoras, produciendo una población mestiza y un innumerable
número de hijos naturales o huachos.
Gracias a ese proceso, los funcionarios de la Corona, algunos eclesiásticos y personas de la élite,
idearon nombres para designar a los hombres y mujeres que nacieron producto de esta primera
generación mestiza. Los frutos de las uniones entre el español con la india fueron llamados
mestizos; aquellos del español o mestizo con una negra, mulato o pardo y se designó como
zambos a quienes nacieron de la relación entre un negro y una india.
A fines del siglo XVI y comienzos del XVII, la introducción de la esclavitud negra en Chile provocó la
activa participación del negro en el mestizaje. Desde entonces, se produjo una segunda generación
mezclada en que se fusionaron españoles, indígenas y africanos con mestizos, mulatos y zambos.
El régimen colonial designó como "castas" a los resultados de las innumerables posibilidades de
uniones interraciales que pudieron originarse durante esa época.
A fines del siglo XIX y comienzos del XX, la categoría "raza" reemplazó al de castas, aunque cumplió
la misma función: separar a los individuos por sus diferencias físicas o biológicas. En un contexto
nacionalista, intelectuales como Nicolás Palacios Rubios y Francisco Antonio Encina introdujeron
las ideas del racismo científico y propusieron la idea de Chile como un país con una identidad
predominantemente blanca. Sus obras se caracterizan por la negación del mestizaje y del aporte
de los africanos en nuestro país.
Migracion
Siguiendo el análisis de los censos, se aprecia que el de 1907 fue el que registró mayor presencia
extranjera a nivel nacional con un 4,2% del total de la población del país. En el caso de Tarapacá,
los extranjeros residentes alcanzaron una proporción del 38,9% del total de la población de la
provincia, correspondiente a 43.774 personas. Del total de extranjeros que registró el censo
analizado, el 86% correspondió a sudamericanos que en su mayoría eran de origen fronterizo,
preferentemente peruanos y bolivianos. Al observar los grupos más numerosos en el mismo
censo, se advierte que la primera mayoría correspondió a los peruanos, con 23.574 personas, lo
que se traduce en el 54% del total de extranjeros de Tarapacá para ese año. Le siguen los
bolivianos con 12.528 personas, es decir, un 29% del total de extranjeros de la provincia. Muy por
detrás se encontraban los argentinos (556 personas) que junto a los ecuatorianos no sobrepasaron
el 1,6% del total de extranjeros (INE, Censos respectivos; Norambuena, 2002).
Cabe destacar que ésta última nación ha desplazado del tercer lugar a Argentina que posee 18.043
(6,6%).
Tal como se ha indicado en este documento, la migración hacia Chile es fuertemente de tipo
intracontinental, e incluso principalmente dentro del subcontinente. Sin embargo, se puede
observar un nexo que relaciona a Chile con Europa, con presencia de ciudadanos provenientes de
dicho continente tramitando para obtener su permanencia definitiva, representando
porcentualmente menos del 7% de las solicitudes de ciudadanos extra-americanos en el período
2005-2015.
España (2,7% de las permanencias otorgadas),
Francia (0,9%),
Alemania (0,7%),
Italia (0,5%),