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Cautela Negociada.

Acuerdos entre fiscales y defensores en torno a las medidas cautelares en


la justicia penal reformada.1

Máximo Sozzo, Maialen Somaglia y Rocío Truchet


Universidad Nacional del Litoral

1. Justicia penal reformada, justicia penal negociada.

Durante los últimos treinta años se han producido en América Latina una serie de reformas de la
justicia penal que han tratado de cambiar la dinámica de su funcionamiento, comúnmente definidas
como el intento de pasar de un “modelo inquisitivo” a un “modelo acusatorio” y cuyos objetivos se
definen, en términos generales, como la búsqueda de generar tanto una mayor capacidad de
respetar y proteger las garantías y derechos de los individuos –tanto ofensores como ofendidos-
como una mayor eficacia y eficiencia así como una mayor transparencia. Este proceso de reforma
ha tenido diversas encarnaciones particulares en las distintas jurisdicciones. Pero en todas ellas
estos diversos rostros de las reformas ha generado diversas tensiones en los procesos de diseño e
implementación. Las iniciativas concretas presentan balances diversos de estas orientaciones y han
venido produciendo distintos efectos en lo que se refiere a la realización de sus promesas
fundacionales. Sin embargo, resulta evidente en los últimas años -en términos generales- un
desequilibrio hacia el costado relacionado con la la eficiencia y la eficacia. (Langer, 2007, 2017;
Ganón, 2007; Binder, 2008; Lista 2008; Gutiérrez, 2014a; 2014b; 2016)
Estos procesos de reforma se han vehiculizado a través de nuevos textos legales que regulan el
procedimiento penal así como también a través de la creación de nuevas organizaciones de la
justicia penal, como las instituciones estatales autónomas dedicadas a la defensa y a la acusación
penal. En Argentina este proceso se inició en el contexto de la transición a la democracia con el
Proyecto de Código Procesal Penal de la Nación elaborado por Julio Maier y un conjunto de
colaboradores que fue presentado legislativamente en 1986. Aunque dicho proyecto fracasó, fue
ampliamente discutido política y académicamente hacia fines de la década de 1980 (Sozzo, 2011,
12-18; 2013, 204-208). A partir de allí se desenvuelven una serie de procesos de reforma de la
justicia penal en las jurisdicciones federal y provinciales, que han variado en gran medida en
cuanto a la intensidad en que han introducido elementos que se suelen caracterizar como típicos
del “modelo acusatorio” –se destaca en este sentido el proceso en la Provincia de Buenos Aires
iniciado en 1997 y objeto a su vez de modificaciones intensas durante estos últimos 20 años
(Ganon, 2007; Bombini, 2008; Binder, 2008; Ciocchini, 2012; 2013; 2017; Kostenwein, 2016;
2017; Gutierrez, 2014a; 2014b).
En la Provincia de Santa Fe esta tendencia se materializó tardíamente. En 2007 se sancionó un
nuevo Código Procesal Penal (Ley 12734). A partir del mismo se sancionaron toda una serie de
textos legales complementarios: la Ley 13004 de Transición y Sistema de Conclusión de Causas, la
Ley 13013 del Ministerio Público de la Acusación, la Ley 13014 del Servicio Público de la Defensa
Penal y la Ley 13018 Orgánica de Tribunales Penales y Gestión Judicial. Todas estas leyes fueron
aprobadas en 2009. Se inició también el proceso de designación de nuevos funcionarios judiciales y
la configuración de las diversas estructuras institucionales –el Ministerio Público de la Acusación, y
el Servicio Público de la Defensa. En febrero de 2014, la justicia penal reformada se puso en
marcha. La reforma tardía en la Provincia de Santa Fe –justamente por el hecho de ser tardía-
articuló una introducción muy fuerte de elementos del “modelo acusatorio” en comparación con los
procesos de reforma desarrollados precedentemente en las otras jurisdicciones argentinas que dieron
lugar a arquitecturas legales que frecuentemente han sido calificadas de “mixtas”, combinando
elementos característicos de lo “acusatorio” y lo “inquisitivo”.

1
Este trabajo se inscribe en el marco del Observatorio sobre la Reforma de la Justicia Penal en la Provincia de
Santa Fe, de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral.
En este escenario provincial –como en otras jurisdicciones (Ganón, 2007; Ciochini, 2012; 2017;
Kostenwein, 2012; 2016; 2017; Gutiérrez, 2014a; 2014b; 2016)- en el marco del proceso de
implementación de la justicia penal reformada se ha instalado fuertemente la preocupación por la
celeridad, la eficacia y la eficiencia, tanto en los discursos como en las prácticas de los actores
penales, especialmente entre fiscales y jueces penales. Una de las traducciones fundamentales de
esto es la difusión extraordinaria del procedimiento abreviado en el funcionamiento de la nueva
justicia penal, construido a partir de una negociación entre fiscal y defensor/imputado, que da lugar
a un acuerdo que es posteriormente homologado por el juez penal. Esta vía se ha transformado en el
modo de producción de sentencias condenatorias absolutamente predominante en la justicia penal
reformada en la Provincia de Santa Fe, llegando a niveles inusitados comparados con otras
jurisdicciones argentinas. De este modo, en la Primera Circunscripción que tiene sede en la ciudad
de Santa Fe, de acuerdo a un trabajo de campo realizado sobre las sentencias recopiladas en la
Oficina de Gestión Judicial, entre 2014 y 2016, se dictaron 663 como resultado de procedimientos
abreviados y sólo 10 como resultado juicios orales y públicos. Por tanto, en esta región el 98,5% del
total de las sentencias condenatorias que se produjeron en los tres primeros años de la nueva
justicia penal se han dado de este modo (Sozzo et al., 2018).
Una de las características fundamentales del procedimiento abreviado es que instala un esquema de
negociación entre los actores penales, fundamentalmente, fiscales y defensores (públicos o
privados). El imputado parece tener un rol secundario en dicha negociación. El defensor lo consulta
e informa en las diversas etapas de la misma sobre diversos aspectos que deben ser definidos, pero
el imputado no suele intervenir directa y activamente en el dialogo con el fiscal, sino que el mismo
es llevado adelante siempre por el defensor. El rol del juez penal es el control de la legalidad de lo
acordado y la homologación de decisiones producida por los otros actores penales, lo que implica
una transformación radical de su papel con respecto al viejo sistema de justicia penal, vinculado al
“modelo inquisitivo”. Dada su impresionante difusión se puede decir que en la Provincia de Santa
Fe la nueva justicia penal es una justicia negociada.
En otros contextos nacionales –especialmente en los países de lengua inglesa-, existe una abundante
literatura normativa pero también empírica que ha abordado el funcionamiento de la negociación al
interior de los mecanismos de evitamiento del juicio oral y público en la justicia penal –solo por
citar los textos clásicos, ver Feeley (1978; 1979a; 1979b; 1982); Nardulli (1979); Eisenstein y
Jacobs (1979); Maynard (1984). A lo largo de esta extensa literatura se han venido presentando
diversos problemas cruciales. Tal vez el mas sobresaliente es la cuestión del desequilibrio de poder
entre fiscales y defensores (e imputados) en su desarrollo, pues los primeros aparecen, a primera
vista, con mayor fuerza y capacidad de determinar las condiciones del acuerdo al que se arriba.
Desde nuestro punto de vista es preciso estudiar detalladamente a partir de la indagación empírica
estas dinámicas en América Latina. Esta tarea se encuentra aun pendiente. Este trabajo resulta un
esfuerzo inicial en esta dirección -que se vincula a otros recientes que forman parte del mismo
programa de investigación (Sozzo et al., 2018).

2. Extensión y características de la negociación en las audiencias de medidas cautelares.

El carácter predominante de la negociación –en relación con las preocupaciones hegemónicas por la
celeridad, la eficiencia y la eficacia en la justicia penal reformada-, es tal que permea incluso los
primeros pasos del proceso penal. Una clara manifestación de esto la hemos observado en relación a
las audiencias de medidas cautelares en la nueva justicia penal en la Provincia de Santa Fe. De
acuerdo al nuevo Código Procesal Penal -en su versión original-, a las 24 horas de la aprehensión de
un sospechoso de haber cometido un delito, el fiscal debe solicitar una audiencia imputativa. Una
vez realizada la misma, el Tribunal debía convocar -en un plazo que no exceda las 48 horas- a la
audiencia de medidas cautelares, en donde el fiscal podía solicitar la imposición de una prisión
preventiva. El 21 de diciembre de 2017 se aprobó la Ley 13.746 que amplió este plazo a 76 horas,
prorrogable por otras 24 horas.
Para poder comprender la dinámica de las medidas cautelares en la Provincia de Santa Fe en el
marco de la nueva justicia penal, el Observatorio sobre la Reforma de la Justicia Penal de la
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litorl ha llevado adelante
una investigación empírica a partir de la observación de las audiencias realizadas en la investigación
penal preparatoria a los fines de determinar la procedencia o no de una medida cautelar. Para la
realización de esas observaciones se utilizaron los registros audiovisuales conservados desde el
inicio de la implementación de la reforma por la Oficina de Gestión Judicial de la Primera
Circunscripción de la Provincia de Santa Fe. Se seleccionaron aleatoriamente los meses de agosto y
diciembre de los años 2014, 2015 y 2016 y se observaron todas las audiencias de medidas
cautelares llevadas a cabo durante estos meses en la ciudad de Santa Fe. En total se analizaron 319
audiencias. Este trabajo de campo cuenta con pocos precedentes en el país. Se destaca el trabajo de
observación de audiencias en el marco del procedimiento especial de flagrancia en la Provincia de
Buenos Aires realizado por Kostenwein (2016, 193-243) y Museri (2018), pero los mismos parten
de unas muestras más pequeñas y están destinados a desarrollar un análisis exclusivamente de tipo
cualitativo. En nuestro caso, abordamos 6 meses en un período de 35 meses (febrero de 2014 a
diciembre de 2016, inclusive). Es posible suponer que observamos alrededor de un sexto del total
de las audiencias de medidas cautelares realizadas en esta jurisdicción en los primeros tres años de
funcionamiento del nuevo proceso penal. Pero tal vez la proporción sea menor pues el número de
dichas audiencias aumentó hacia el final del período analizado en forma sustantiva. Así en agosto de
2014 observamos 46 audiencias. En los meses de diciembre de 2014, agosto y diciembre de 2015 el
número fue un tanto inferior (29, 36 y 41, respectivamente). Pero en agosto de 2016 el número
ascendió a 88 audiencias y en diciembre de 2016 a 79 audiencias.

Gráfico 1. Evolución del total de audiencias observadas por mes.


100

90 88

79
80

70

60

50 46
41
40 36
29
30

20

10

0
Aug-14 Dec-14 Aug-15 Dec-15 Aug-16 Dec-16

En el total de 319 audiencias observadas estuvieron involucrados 374 imputados. En el 12% de las
audiencias existió más de un imputado. Los jueces penales decidieron imponer una prisión
preventiva al 42% de los imputados y al 49% le impusieron medidas cautelares alternativas. Sólo un
pequeño número de imputados no recibieron una prisión preventiva ni una medida cautelar
alternativa, quedando en libertad -32 personas que representan el 9% del total. 2
2
Ahora bien, es preciso señalar que en varios de los casos la libertad o la medida cautelar alternativa está
relacionada a que fiscal y defensor le presentan al juez en la misma audiencia la idea de que han llegado a un acuerdo
para la realización de un procedimiento abreviado –aun cuando no le piden que homologue el mismo en esa ocasión-
Gráfico 2. Resultados de las audiencias de medidas cautelares observadas. Primera
Circunscripción. 2014/2016

9 %

42 %

49 %

prisión preventiva cautelar alternativa libertad

Estos porcentajes oscilan mucho a lo largo del período abordado si se analiza cada uno de los meses
en particular. Con respecto a la prisión preventiva se va del máximo de 56% del total de los
imputados en las audiencias en diciembre de 2015 al mínimo de 39% en diciembre de 2016. Pero es
preciso tener en cuenta que el número general de audiencias de medidas cautelares realizadas creció
fuertemente en el final del período abordado, por lo que también lo hizo el número de prisiones
preventivas impuestas. Así en agosto de 2014 se impusieron 21 prisiones preventivas y en
diciembre de 2016 fueron 37, un crecimiento de un 76% en dos años y medio. En algunos meses
analizados, los imputados que recibieron una prisión preventiva fueron más que los que recibieron
una medida cautelar alternativa –agosto de 2014 y, especialmente, diciembre de 2015. En un mes,
agosto de 2015, los números fueron idénticos.

Gráfico 3. Evolución por mes de los resultados de las audiencias de medidas cautelares.
Primera Circunscripción. 2014/2016

que implica siempre la imposición de una sentencia condenatoria, aunque la misma puede ser de ejecución condicional.
55 % 57 %
53 % 52 %
51 %
47 %
44 %
41 %
38 % 39 %
37 % 36 %

19 %

12 %
8 % 8 %
4 %
0 %
agosto de 2014 diciembre de 2014 agosto de 2015 diciembre de 2015 agosto de 2016 diciembre de 2016

prisión preventiva cautelar alternativa libertad

En las audiencias de medidas cautelares observadas hemos comprobado que en una proporción
importante de las mismas se presenta un acuerdo entre fiscal y defensor en torno a la medida
cautelar a aplicar, sin generar un debate al respecto frente al juez penal. En estos supuestos, el juez
penal suele imponer la medida cautelar acordada previamente por las partes. Esto puede ocurrir en
el marco de una negociación que se orienta hacia la realización de un procedimiento abreviado. En
ciertos casos, esta circunstancia es explícitamente mencionada por las partes, pero eso no quiere
decir que cuando no lo sea eso no este ocurriendo efectivamente. Este tipo de acuerdos fueron
presentados con respecto al 44% de los imputados en las audiencias observadas. Este porcentaje,
llamativamente alto, nos permite calibrar hasta qué punto se encuentra difundida la negociación
entre las partes en los primeros momentos del nuevo proceso penal ya que siempre estas audiencias
se realizaron en un plazo de hasta 72 horas del momento de la aprehensión del imputado.

Gráfico 4. Porcentaje de imputados en las audiencias en las que se presenta un acuerdo entre
fiscal y defensor. Primera Circunscripción. 2014/2016
44 %

56 %

audiencias donde hay acuerdo entre fiscalía y defensa


audiencias donde no hay acuerdo entre fiscalía y defensa

Hemos analizado como fue variando el porcentaje de acuerdos entre fiscal y defensor en las
audiencias de medidas cautelares a lo largo de los meses abordados en el estudio. Se podría
aventurar que este rasgo se fue intensificando y que los acuerdos aumentarían a medida que la
nueva justicia penal fuera consolidando su modo de operar. Sin embargo, se observa que el
porcentaje oscila sustantivamente en los diferentes meses. Así, en el mes de agosto de 2014, se dio
en el 40% del total de los imputados, ascendió a 46% en diciembre de 2014, pero bajó en los meses
analizados del 2015 –36% en agosto y 38% en diciembre–. Sin embargo, en agosto de 2016 el
porcentaje resultó mucho más alto –un 57%–, pero en diciembre de 2016 volvió a bajar a 40% -el
mismo porcentaje que en el primer mes observado. Como señalamos anteriormente, los dos meses
de 2016 se caracterizaron por un importante incremento de las audiencias realizadas. Mientras el
porcentaje más alto de acuerdos registrado en agosto de 2016 puede interpretarse como una
reacción frente a la mayor carga de trabajo, el porcentaje mucho más bajo de diciembre de 2016
desarticula esta lectura. En todo caso, no parece dibujarse una tendencia clara de aumento o
descenso del porcentaje de acuerdos a medida que ha avanzado el proceso de implementación de la
reforma de la justicia penal, al menos a partir de esta exploración.

Gráfico 5. Evolución por mes del porcentaje de imputados en las audiencias en las que se
presenta un acuerdo entre fiscal y defensor. Primera Circunscripción. 2014/2016
64 %
62 %
60 % 60 %
57 %
54 %

46 %
43 %
40 % 40 %
38 %
36 %

agosto de 2014 diciembre de 2014 agosto de 2015 diciembre de 2015 agosto de 2016 diciembre de 2016

No hay acuerdo Hay acuerdo

En la mayor parte de los casos en que se presenta un acuerdo entre fiscal y defensor en la audiencia
de medidas cautelares el mismo se refiere a la imposición de una medida alternativa a la prisión
preventiva. Se trata del 70% del total. En el 12% de los casos el acuerdo significó la imposición de
la prisión preventiva.3 En el 18% restante, el imputado queda en libertad –pero, como aclaramos
anteriormente, en muchos de estos casos se señala ya en la audiencia que se ha llegado a un acuerdo
para ir hacia un procedimiento abreviado.

Gráfico 6. Proporción de imputados a los que a partir de un acuerdo entre las partes se les
impone una prisión preventiva, una medida cautelar alternativa o se los deja en libertad.
Primera Circunscripción. 2014/2016

3
Estos casos serían aquellos donde el acuerdo para realizar un procedimiento abreviado se
encuentra más avanzado, a los que nos referíamos en la nota precedente. Es importante señalar que
de la totalidad en la que se acordó la imposición de una prisión preventiva en el 75% de los casos la
defensa era privada y en el 69% de los casos el imputado era acusado de robo.
12 %
18 %

70 %
prision preventiva cautelar alternativa libertad

Las medidas más frecuentes impuestas en estas audiencias de medidas cautelares son la
presentación periódica ante la autoridad que se designe y las restricciones territoriales y/o
personales–23% y 21% respectivamente–. Le sigue la constitución de domicilio–20%–, y la
designación de una persona para el cuidado del imputado –17%–. Por último, el porcentaje de
acuerdos en relación a la simple promesa jurada y cauciones patrimoniales es muy bajo, entre el
1% y el 3%.

Gráfico 7. Proporción de los distintos tipos de medidas cautelares alternativas dispuestas en


las audiencias en las que se presenta un acuerdo entre las partes. Primera Circunscripción.
2014/2016.
Por otro lado, es posible determinar a partir de nuestro trabajo de campo si los casos en los que se
llega a un acuerdo entre fiscal y defensor son más frecuentemente aquellos en los que el imputado
es asistido por un defensor público o por un defensor privado. Entre los imputados defendidos por
un defensor público, se llegó a un acuerdo en la audiencia de medidas cautelares en el 37% de los
casos. Este porcentaje se eleva significativamente con respecto a los imputados asistidos por un
defensor particular, llegando al 63%. La diferencia resulta muy contundente.
Es cierto que otros elementos puede incidir en este porcentaje desparejo de acuerdos en relación a
que el defensor sea público o privado. El porcentaje de casos en los que se acusa de mas de un
delito al imputado y se ha llegado a un acuerdo es muy distinto de acuerdo al tipo de defensa. En el
caso de la defensa pública es de un 26% y en el caso de la defensa privada es de un 50%. En la
misma dirección, en los casos en los que se imputa un solo delito y se trata de un robo, cuando la
defensa es particular se llega a un acuerdo en la audiencia de medidas cautelares en el 44% de los
casos y cuando la defensa es pública en un 33%. Cuando es una caso de tenencia, portación o abuso
de armas, los porcentajes son de 77% y 56%, respectivamente. Esto parece ratificar el peso del tipo
de defensa en la eventualidad de que se llegue a un acuerdo, independientemente de las
caracteristicas del caso en cuanto a su calificación legal. 4

Gráfico 8. Proporción de imputados con respecto a los cuales se presentó un acuerdo entre
fiscal y defensor, de acuerdo a que haya existido defensa pública o privada. Primera
Circunscripción. 2014/2016

63 %
56 %

44 %
37 %

Defensa pública Defensa privada

Se llega a un acuerdo No se llega a un acuerdo

4
No se da en el caso de los homicidios, sin embargo, en donde el procentaje de acuerdos es mayor en el caso de
la defensa publica (37%) que privada (24%), aunque aquí es preciso tomar en consideración que el universo de casos es
mas contenid (16 y 21 respectivamente), por lo que la variación puede deberse mas claramente al azar.
Ahora bien, las proporciones de casos en los que se da el acuerdo en que el imputado es asistido por
la defensa pública y por la defensa privada ha variado mucho a lo largo del proceso de
implementación de la reforma de la justicia penal. Mientras que en agosto de 2014 eran
equivalentes y en agosto de 2015 fue sustantivamente mayor en los casos de asistidos por la defensa
pública, en todos los otros se da radicalmente lo opuesto, con un porcentaje mayor en los casos
defendidos por abogados particulares. El desbalance marcado parece observarse mas claramente en
el último año y medio observado.

Gráfico 9. Evolución por mes de la proporción de imputados con respecto a los cuales se
presentó un acuerdo entre fiscal y defensor, de acuerdo a que haya existido defensa pública o
privada. Primera Circunscripción. 2014/2016

65%
63%
61%
56%
51%

39% 40% 39%

31% 31%
28% 29%

agosto de 2014 diciembre de agosto de 2015 diciembre de agosto de 2016 diciembre de


2014 2015 2016

Defensa pública Defensa privada


También se puede analizar si el porcentaje de casos en los que se llega a un acuerdo entre fiscal y
defensor en relación a la medida cautelar esta vinculado al tipo de casos de que se trata. Una
dimensión que hemos podido registrar al respecto en nuestro trabajo de campo es si se atribuye al
imputado la comisión de un solo delito o de varios delitos. 5 Entre los imputados a los que se les
atribuye un concurso de delitos se llega a un acuerdo en el 34%, mientras que entre los imputados a
los que se les atribuye un solo delito se llega a un acuerdo en una proporción sustancialmente
mayor, 45%. Parecería que la atribución de varios delitos lleva a los fiscales en mayor medida a
solicitar directamente la prisión preventiva en función de lo que perciben como la “gravedad del
caso”, sin necesidad de abrir una negociación con la defensa.

Gráfico 10. Proporción de imputados a los que se les atribuye un delito o un concurso de
delitos con respecto a los que se presenta un acuerdo entre las partes en la audiencias.
Primera Circunscripción. 2014/2016

66%

55%

45%

34%

Imputados con concurso de delito Imputados con un tipo de delito

hay acuerdo no hay acuerdo

5
Hay otras dimensiones que no hemos podido registrar y que pueden ser muy importantes para la producción
de un acuerdo como que se defina al caso como “flagrante” o al imputado como “reincidente”.
En los casos en los que se imputa un solo delito, es posible analizar la existencia de estos acuerdos
según el tipo de delito atribuido al imputado, especialmente entre aquellas figuras más
frecuentemente procesadas por la nueva justicia penal. En el total de las audiencias de medidas
cautelares observadas en las que se imputa un solo tipo de delito, la figura mas frecuente ha sido el
robo –incluyendo figuras simples y calificados y el grado de tentativa- (36%). Le siguen las figuras
de tenencia, portación y abuso de armas –incluyendo también casos simples y calificados- (21%). Y
por ultimo, los casos de homicidios –incluyendo también casos simples y calificados y el grado de
tentativa- (16%).
En los casos de robo, este tipo de acuerdo entre fisclaes y defensores está presente con respecto al
36% de los imputados –un porcentaje inferior al general–. En los casos de homicidios se da en un
porcentaje aun mas inferior al general, con respecto al 30% de los imputados. En cambio, en los
casos de tenencia, portación y abuso de armas de fuego se da, en cambio, con respecto al 65% de
los imputados –un porcentaje muy superior al general–.
Como vemos, el mas bajo porcentaje en casos de homicidios parece confirmar lo que señalabamos
más arriba con respecto a que la severidad del caso podría ser un elemento que impacta en que se
llegue menos frecuentemente a un acuerdo entre fiscal y defensor en la audiencia de medidas
cautelares. El alto porcentaje de acuerdo en los casos de delitos relacionados con armas podría, en
cambio, comprenderse como una consecuencia de la fenomenología misma del hecho delictivo en
que la tenencia o posesión del arma de fuego por parte del imputado lo configura como un caso “en
flagrancia” en que las estrategias de la defensa resultan mas limitadas.

Gráfico 11. Porcentaje de imputados con respecto a los que se presenta un acuerdo entre las
partes por tipo de delito. Primera Circunscripción. 2014/2016
70%
64% 65%

36% 35%
30%

ROBO HOMICIDIO PORTACIÓN/TENENCIA/ABUSO DE ARMA DE FUEGO

Hay acuerdo No hay acuerdo

3. Representaciones sobre la cautela negociada

Durante el segundo semestre del año 2017 desde el Observatorio sobre la Reforma de la Justicia
Penal de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral
realizamos un nuevo trabajo de campo fundado en entrevistas semiestructuradas con actores de la
nueva justicia penal, específicamente sobre el tema de las medidas cautelares. En este caso se
entrevistó a quienes trabajaban en la Primera Circunscripción Judicial con sede en la ciudad de
Santa Fe. Se realizaron 33 entrevistas. Se entrevistaron 12 sobre un total de 16 defensores públicos,
15 sobre un total de 17 fiscales y 6 sobre un total de 9 jueces penales. 6 En estas entrevistas se
hicieron una serie de preguntas destinadas a que los actores analicen la dinámica de las medidas
cautelares en la nueva justicia penal en relación a la vieja justicia penal, así como también desde el
inicio del proceso de reforma hasta el momento del trabajo de campo. De este modo, se ha podido
producir información empírica directamente referida a lo que constituye el problema central del
presente trabajo.7

a. Existe un consenso entre todos los actores de la justicia penal entrevistados acerca de la fuerte
difusión de la negociación en las primeras fases del nuevo proceso penal. Especialmente este
reconocimiento se relaciona con la imposición de las medidas cautelares alternativas. Ambas
afirmaciones coinciden con los datos que hemos producido a partir de la observación de audiencias
de medidas cautelares. De este modo, señalan algunos defensores públicos entrevistados:

Entrevista 3: “Si el fiscal pide prisión preventiva, nosotros la discutimos. La otra


posibilidad es que no la pida y pactemos alternativas con el fiscal y se la presentamos al juez
para que conceda la libertad. Pero en gran parte las alternativas son por acuerdos previos
6
Las entrevistas semiestructuradas fueron realizadas por miembros del equipo del Observatorio, a saber: Julieta
Rodeles, Maialen Somaglia, Rocío Truchet, Guillermina Barukel y Yamila Toller.
7
En el segundo semestre de 2018 hemos realizando una nueva serie de entrevistas semiestructuradas con los
agentes penales de la ciudad de Santa Fe en torno a la difusión del procedimiento abreviado en la nueva justicia penal.
En este caso, entrevistamos a 14 de 16 defensores públicos y a 18 de 24 fiscales. Las entrevistas fueron realizadas por
Julieta Rodeles, Yamila Toller, Sabrina Rivas y Juan Saba. En el marco de estas entrevistas hemos introducido alguna
pregunta que hace referencia a la negociación en el marco de las audiencias de medidas cautelares que empleamos aquí
como un complemento del trabajo de campo realizado.
entre defensores y fiscales. Por ejemplo, en un turno un fiscal lleva 7 presos a prisión
preventiva y en la audiencia insiste con la prisión preventiva en 3 casos y acuerda
alternativas en 4. En cada caso se acuerda libremente entre las partes y los jueces dan su
homologación al acuerdo de dar la libertad bajo esas condiciones”.

Entrevista 7. “Me parece que esta posibilidad que hay de arreglar las medidas cautelares…
por supuesto los defensores accedemos, porque  hay casos en los que sabes que tenés
posibilidades de ganar si vas a la audiencia y discutís pero es un riesgo también porque no
sabes cómo va a fallar el juez; entonces si el fiscal te dice “arreglamos alternativas”
directamente arreglas y no discutís otras cuestiones”.

Entrevista 12: “Casi que depende el turno y la cantidad de hechos que uno tiene, pero en
primera instancia por decir, de 6 a 7 hechos que llevan, generalmente uno puede llegar a un
acuerdo en cuanto a alternativas en 3 casos, y de los otros 3 quizás uno o dos salen con
alternativas”.

Un fiscal decía en relación a su propio trabajo, señalando la extensión de los acuerdos y


asociándolos a la imposición de medidas cautelares alternativas:

Entrevista 15: “Yo soy más de las alternativas: de diez casos, por ejemplo, seis o siete
acuerdo alternativas”.

Otro fiscal apuntaba en la misma dirección:

Entrevista 16: “Hoy prácticamente todos sabemos cómo se va a resolver una audiencia
antes de empezarla o tenemos bastante presente hasta donde podemos pedir y nos va a ser
concedido, más allá de la diferente judicatura que pueda haber…los fiscales en la medida
que vemos que puede haber una solución alternativa al problema con las medidas de
distancia y demás, y porque sabemos los casos en que no se nos va a conceder la prisión
preventiva, solemos arreglar con la defensa buscando un equilibrio entre el interés del
imputado y la víctima”.

También encontramos opiniones de jueces penales en esta dirección. Por ejemplo:

Entrevista 30: “Si, es frecuente, el acuerdo para disponer la prisión preventiva o una medida
cautelar alternativa. Se han encontrado en los dos sentidos, los dos tipos de acuerdo. Claro,
es bastante frecuente, lo hacen… La mitad de las audiencias, más o menos, vienen con la
presentación de un acuerdo”.

Entrevista 32. “Si, (estos acuerdos suceden) frecuentemente, hace a la dinámica del
proceso, no me extraña, si es muy probable que se pretenda por ambas partes cuando están
instalados en la problemática buscarle la solución al conflicto penal y muchas veces esa
solución llega de la mano de acuerdos que mantienen las partes y así lo presentan...el
porcentaje es alto”.

Entrevista 33: “¿De acuerdos en las audiencias? Podría decir que un porcentaje alto, un
40%”. 8
8
En el trabajo de campo realizado en el segundo semestre de 2018 –mencionado en la nota precedente- le
planteamos a defensores públicos y fiscales que en el trabajo de observación de audiencias de medidas cautelares entre
2014 y 2016 habiamos comprobado que en el 44% de las mismas se presentaba un acuerdo entre las partes y le pedimos
que valoraran si, de acuerdo a su experiencia, esto ocurría en mayor medida, en igual medida o en menor medida que lo
que nuestro trabajo de campo revelaba. De los 14 defensores públicos entrevistados, 3 contestaron que en mayor
medida, 6 que en igual medida y 2 que en menor medida -3 dijeron no poder responder al respecto. De los 18 fiscales, 4
b. En la visión de algunos actores de la justicia penal, el volumen de acuerdos en torno a las
medidas cautelares –especialmente alternativas- ha venido creciendo a lo largo del proceso de
implementación de la reforma. Estos comentarios no surgieron a partir de una pregunta específica al
respecto en las entrevistas, por lo que no en todos los entrevistados encontramos juicios al respecto.
Esto no coincide con los datos producidos a partir de la observación de audiencias de medidas
cautelares en nuestras observaciones en términos de porcentajes. Pero es preciso tener en cuenta dos
elementos. Por un lado, en el trabajo de observaciones no abordamos el año 2017. Por el otro, es
preciso recordar que el volúmen general de audiencias de medidas cautelares creció
importantemente en el 2016 y esto podría haber continuado en el 2017, por lo que a pesar de no
modificarse los porcentajes de acuerdos si lo hizo efectivamente su número. De este modo, un
defensor público sostenía:

Entrevista 4: “Hacemos muchos acuerdos con la fiscalía y también muchísimas


discusiones”.
¿Pero son más por las discusiones  o por acuerdos?
Últimamente son más los acuerdos. Antes era más lindo porque había más discusiones.
¿Por qué motivo antes había más discusiones?
Porque todo sistema nuevo va decantando, entonces los actores se van acomodando a
medida que van transitando y nos pasa a todos con todas las cosas nuevas de la vida. Y
bueno, antes se discutía más, ahora se acuerda más en algunos casos y algunos pocos  hay
discusiones, pero esos son los que más me divierten”.

Y otro defensor público señalaba:

Entrevista 5: “Hoy, por mi parte, creo que se están aplicando criterios un poco más lógicos:
si saben que no van a ganar la preventiva porque hay una alternativa más potable que está
planteando la defensa, directamente se acuerda. Cuando entienden que no, se debate, pero
creo que el Fiscal sabe que es muy probable que la defensa lo gane porque tenés una
alternativa más lógica.  Creo que hoy se está entendiendo un poco más a la prisión
preventiva como una excepción que al principio del sistema. No sé si se da en todos los
casos de la ciudad de Santa Fe. Pero sí creo que hay un mayor criterio al momento de
acordar alternativas con la defensa”.

En la misma dirección se manifestaron dos jueces penales:

Entrevista 32: “Lo que te puedo dar es un dato, que si me parece significativo, es que ha ido
creciendo la mecánica del logro de acuerdo desde el comienzo del nuevo sistema, han ido
creciendo los consensos entre las partes para ir buscando la solución del conflicto lo más
rápido posible, y eso deviene en la presentación de acuerdos, el número no te lo sabría decir
pero si te puedo decir que son muy frecuentes…Eso es novedoso, que presenten un acuerdo
en la medida cautelar no era la regla…en fin vienen presentando modalidades de acuerdo en
esa instancia, pero ha sido ahora que empezó a crecer ese tipo de situaciones”.

Entrevista 33: “Sí, sí. Ahora sobre todo en estos últimos tiempos, toda esta experiencia
adquirida se está volcando en generar acuerdos. Se hacen incluso para la prisión preventiva
misma. Los defensores particulares saben que para qué van a discutirla porque sí o sí te va a
contestaron que en mayor medida, 6 que en igual medida y 3 que en menor medida -5 dijeron no poder responder al
respecto. Estas respuestas ratifican las representaciones registradas en nuestro primer trabajo de campo acerca de la
importante difusión de este fenómeno –solo 5 de 32 entrevistados dijeron que era una práctica menos difundida de lo
que las observaciones revelaban.
salir. Entonces no lo discuten, pactan la prisión preventiva y ven si llegan a un abreviado.
Con respecto a otras cuestiones, como delitos menores o contra la propiedad, daños… sí, se
acuerdan por alternativas”.

c. Entre los defensores públicos hay una idea difundida de que estos acuerdos ocurren más en el
caso de los defensores privados que de los defensores públicos, algo que corroboran nuestros datos
producto de la observación de audiencias de medidas cautelares. Señalan que incluso eso implica
que, en ciertos casos, los defensores particulares pacten la imposición de una prisión preventiva.
Esto es algo que también se refleja en los datos presentados en base a la observación de audiencias:
de 19 casos en los que esto ocurrió, 14 imputados tenían defensores particulares y 5 defensores
públicos. A su vez los entrevistados enmarcan esto en una mayor predisposición para acordar
procedimientos abreviados, lo que implica siempre la imposición de una condena –aunque puede se
de ejecución condicional. Por ejemplo señalaba un defensor público:

Entrevista 1: “(Los defensores privados) no sé por qué lo digo, quizá tienen otra mecánica
de trabajar o llegan a otros arreglos. Pero sí, por ahí pactan prisión preventiva, la acuerdan
sin discutirla”.

Esta visión es ratificada por varios de los fiscales entrevistados. Por ejemplo:

Entrevista 13: “Si, existe una diferencia entre los defensores oficiales y los particulares,
absolutamente. Los defensores oficiales tienen un marco regulatorio dentro del cual ellos
deben trabajar mientras que los defensores particulares tienen otro tipo de parámetros para
trabajar, quizás hasta mucho más prácticos y que agilizan mucho más el proceso penal. En
un sistema en donde el defensor oficial busca a toda costa contradecir cada una de las
cuestiones que diga el fiscal obviamente se genera un debate sobre cada uno de los puntos
controvertidos. El defensor privado, en cambio, es mucho más práctico y busca solucionar el
problema generado por su cliente; entonces trata de buscar una mejor situación para su
cliente y resolver el proceso de la manera más adecuada posible. Yo no digo quien trabaja
mejor o peor, o cuáles son los mejores resultados para los imputados, si la defensa oficial o
privada.
¿Cuál sería esa salida más práctica? ¿Un acuerdo de procedimiento abreviado?
Posiblemente sí o alguna otra salida alternativa que mejore la situación de su cliente.
Además no se ponen a discutir temas formales, todo se relaciona con las evidencias
recolectadas, y creo que por eso tienen un criterio más práctico”.

Entrevista 14: “Los defensores discuten siempre los pedidos de prisión preventiva, salvo
que se haya acordado previamente pero por lo general pasa más con la defensa particular
que con la pública…Si, con los defensores particulares es un poco más fácil ir llevando
adelante el proceso en cuanto a determinadas decisiones que uno tiene que tomar en los
primeros momentos en cuanto a, por ejemplo, cómo resolver la situación procesal de la
persona, como seguir trabajando el caso y avanzando en el proceso…Yo entiendo que los
defensores particulares son un poco más abiertos…están más abiertos a buscar una solución
alternativa como una probation, un abreviado.”

Entrevista 18: “Los defensores privados son más flexibles a la hora de negociar. ¿Por qué?
Porque la prisión preventiva, lamentablemente, también entra en la negociación. Entonces
acordamos la prisión preventiva por una semana y firmamos el abreviado. En cambio a los
defensores públicos ni siquiera podés plantearle la posibilidad de que acuerden la prisión
preventiva porque ellos como funcionarios que son tienen un director, que sería el defensor
regional y el defensor general, que les bajan las pautas de las cosas que no pueden hacer, y
ellos no pueden acordar una prisión preventiva, no en lo común, sin incumplir con alguna
instrucción, están más limitados, tienen que defender los derechos del imputado más a raja
tabla. El defensor privado no tiene ese control y por ahí llegan a muy buenos resultados
porque se acuerda una pena bastante menor, se acuerda la prisión preventiva por un plazo
menor, pero dentro del acuerdo…en cambio los defensores públicos no las acuerdan de
ninguna forma”.

Entrevista 21: “La privada si ve que hay elementos suficientes a veces suele plantear
acuerdos por preventiva para poder producir alguna prueba o tratar de llevar adelante algún
acuerdo por abreviado, pero la defensa publica muy difícilmente acepte una prisión
preventiva y cuando la acepta es porque tiene una estrategia por un requerimiento de la
propia familia por ejemplo”.

Entrevista 23: “Hay que hacer una división entre defensores públicos y defensores
privados. Ambas defensas son excelentes y de calidad. El objetivo de la defensa pública es el
cumplimiento de estándares internacionales. Por lo tanto, a veces su propio defendido pasa
mucho tiempo privado de su libertad más que con un abogado particular. Con el abogado
particular lo que pasa es que, por ahí, es más amigo de las salidas alternativas de un
conflicto que un defensor público quien, por ahí, por cumplir con los estándares
internacionales y las normas de un superior, lleva la causa hasta las instancias más altas, a
veces hasta la corte, mientras el defenido queda privado de la libertad. El privado es más
amigo de las salidas alternativas y el conflicto se cierra mucho antes de lo que un público
puede hacer. En general. Las dos defensas son excelentes, de calidad, ambas se oponen a los
fiscales. Siempre. La diferencia es esa, en los tiempos, en la resolución del conflicto más o
menos rápido. En eso está el público y privado.”.

Y también por algunos de los jueces penales. Por ejemplo:

Entrevista 28: “Si los defensores públicos discuten todo, en cambio los defensores
particulares a veces acuerdan, en términos generales, puede haber algunas excepciones
cuando acuerdan alguna medida cautelar por la contundencia de la prueba pero es
excepcional, imaginate que casi siempre discuten todo”.

Entrevista 33: “La defensa pública es de discutir. La defensa privada es más de negociar, el
defensor de confianza trata de llegar a arreglos…Sí, existe mucha diferencia. La defensa
particular pretende soluciones rápidas, porque el móvil es otro: ellos tienen que cobrar sus
honorarios. Quizá son gente muy formada también, pero tienen mucha practicidad. La
defensa pública tiene como objetivo discutir todo y tratar de ganarlas a todas en el marco de
la ley.”

d. En general, entre los actores de la justicia penal se sostiene que en las audiencias de medidas
cautelares en las que se presenta un acuerdo entre fiscal y defensor el juez se dedica a homologar lo
ya decidido. Alguno de los jueces penales entrevistados, señala un rol más activo de su parte,
explicándole al imputado las consecuencias de la decisión, especialmente cuando implica privación
de la libertad. Por ejemplo:

Entrevista 28: “Normalmente se le explica al imputado que es una prisión preventiva


acordada, que en cualquier momento si cambia de abogado, a veces si conversa con algún
interno y le cambia la idea o tiene la intención de discutirla inmediatamente y dentro de las
48 hs se dispone una audiencia. Normalmente no sucede, siempre que se ha acordado a la
semana, 10 días o un mes se arriba a un acuerdo. Son hechos graves, uno se fija de
explicarle al imputado: “mire a ustedes se le atribuyen esta cantidad de hechos”, las partes
igual le explican al juez que llegan con el acuerdo y que hay varias carpetas involucradas. El
trabajo del juez en este caso es explicarle al imputado que va a quedar preso salvo que en
algún momento quiera pedir una audiencia, que no hay ningún obstáculo en discutirlo”.

Entrevista 33: “Nosotros los jueces estamos ajustados a respetar los acuerdos y la voluntad
de las partes. Siempre y cuando no sean acuerdos que vulneren las garantías esenciales de
las personas involucradas en el proceso, o sea, del imputado. Nosotros siempre le
preguntamos al imputado si está de acuerdo con -valga la redundancia- ese acuerdo, con las
alternativas que pacten. Si el imputado no brinda consentimiento, entonces las
rechazamos”.9

Pero otros refieren un rol más pasivo. Por ejemplo:

Entrevista 30: “La cuestión es que frente al acuerdo de partes el juez no tiene controversia
para decidir”.

Entrevista 31. “En principio, como te dije, es una facultad que tienen (las partes) y además
está dentro del control que uno efectúa y el control precisamente está en relacionar si esa
solución acordada guarda relación con la seguridad procesal”.

Entrevista 32: “Yo creo que los jueces no debemos ser obstáculo cuando vienen planteos en
forma consensuada por las partes, que tienen la rigurosidad formal que demanda el caso, y
por sobre todas las cosas tienen la información brindada al imputado y tienen el
consentimiento, que esa es la vía y no otra…no veo que se tenga que poner obstáculo a eso
sino todo lo contrario, dar vía a esa posibilidad”.

e. En las entrevistas realizadas se les solicitó expresamente que generen una valoración en torno a
este tipo de acuerdos entre fiscal y defensor en relación a la medida cautelar a imponer. En general
predomina una visión positiva, sosteniendo en algunos casos su vínculo con la búsqueda de la
celeridad y por esta vía, de la eficacia y la eficiencia. Por ejemplo, entre los jueces penales:

Entrevista 28: “Si claramente considero que es positivo, creo que sí. En homicidios en los
cuales no hay nada para discutir respecto al hecho, la pena es grave y eventualmente la pena
va a hacer suponer el riesgo de fuga, bueno normalmente ahí se acuerda, no hay ningún
obstáculo. Obviamente si la persona dice que es inocente se va a discutir pero te reitero, si es
un caso con un hecho muy grave donde no hay nada para discutir y están todos los
elementos según como lo traen las partes, o hay muchos hechos dando vuelta, se busca hacer
un acuerdo por todo. Es consecuencia de la dinámica, porque si traen 10 o 12 carpetas van a
estar dos horas discutiendo sino. Es positivo, con algún contralor obviamente”.

Entrevista 29: “Si, es positivo. Estamos obligando, en definitiva. El legislador en el artículo


1 de la ley 13018 estableció que estamos limitados al planteo efectuado por las partes…
Como todo, depende quien la use. Pero creo que si está bien utilizada es una buena
herramienta que las partes puedan negociar”.

Entrevista 31: “Si, es positivo, de hecho si, está dentro de los principios que gobiernan el
proceso penal, está dentro de la celeridad, la posibilidad de hacer acuerdo entre partes y
evitar el dispendio inútil de un proceso. Es positivo, si, en la medida en que sea una manera
de solucionar el conflicto, por supuesto”.
9
Sin embargo, acto seguido, el juez penal entrevistado dijo nunca haber rechazado un acuerdo en las audiencias
de medidas cautelares.
Entrevista 32: “Yo creo que es saludable porque primero, el sistema lo ofrece como
posibilidad, como alternativa, y para la dinámica del proceso y para ir agilizando, y para,
vuelvo a reiterar, ¿cuál es el objetivo?.No es un dato menor. Es resolver el conflicto penal
cuanto antes, entonces yo creo que es saludable en ese aspecto, por eso digo más todavía no
quiere decir que todo el conflicto penal deba mantenerse en la divergencia y en la discusión
permanente, si logran las partes en un sinceramiento y una madurez vertir todo eso a través
de una vía conciliatoria o acordada y se la presentan al imputado y en cierta medida, y hoy
por hoy cada vez más se le informa a la víctima y la víctima también está de acuerdo, yo
creo que el factor de justicia también llega en este tipo de situaciones, y cada vez más lo
están haciendo, en eso si yo ahí me arriesgaría a decir que la proyección ha ido en aumento.
Todo tiende a la resolución del conflicto y a eso apunta. creo que todos somos partes de esa
dinámica, resolver cuanto antes el conflicto penal desde que se presenta en el tiempo y
acudiendo a todas estas mecánicas legales creo que es positivo”.

Entrevista 33. “Es positivo, porque tiene que ver con eso, con la dinámica del proceso
penal. Siempre y cuando estén en el marco racional: obviamente si nos presentan acuerdos
totalmente descabellados -cosa que no me ha pasado- nosotros somos jueces de garantía,
tenemos que chequear que eso no sea así.”

e. Se podría pensar que el hecho de llegar a un acuerdo con respecto a la medida cautelar entre
acusación y defensa preanuncia el cierre del caso a través de un procedimiento abreviado. Esto
parece ser así cuando se consensúa una prisión preventiva, salvo circunstancias excepcionales.
Decían al respecto algunos fiscales entrevistados ante una pregunta específica al respecto:

Entrevista 14. “En los casos en que se acuerda la prisión preventiva, en la mayoría sí,
porque por algo se acuerda la preventiva…prácticamente siempre termina con un abreviado”

Entrevista 16. “La mayoría de las veces sí. Por lo que te dije recién, porque generalmente
son casos en los que sabemos… el defensor no va a aceptar una cautelar privativa de la
libertad -creo yo- un buen defensor no va a aceptar una cautelar privativa de libertad  si el
sabe que posiblemente puede pelear una pena que sea en suspenso. Tiene que ser
reincidente, tiene que ser un delito grave… entonces, en esos casos obviamente se va a
resolver por un abreviado, es muy probable que no haya debate, por qué? porque está todo
sobre la mesa y no hay elementos para discutir la autoría, no hay elementos para discutir las
evidencias que tenemos de cargo, de responsabilidad, el delito es grave y el imputado
posiblemente sea reincidente y sepamos que no se le va a dar una condena en suspenso si es
menor a tres años, y bueno… lo mas probable es que sí, pero no lo veo mal, no lo veo como
crítica. Generalmente sí, debe ser así”.

Entrevista 20. “A ver, lo más probable quizás es, si se acuerda la prisión preventiva si, yo te
contestaría que si, eso influye y generalmente termina en un procedimiento abreviado
porque en el momento de acordar la prisión preventiva el defensor estima que se dan todas
las cuestiones de la prisión preventiva, sobre todo y más importante, para dictar la prisión
preventiva, es que la pena sea de efectivo cumplimiento, obviamente la apariencia de
delictuosidad y la participación del imputado también, y los riesgos procesales están
presentes, por lo cual nos dejarían  las puertas de una negociación de procedimiento
abreviado”.

Pero no parece que esto suceda cuando el acuerdo implica imponer una medida cautelar alternativa.
Algunos fiscales señalaban ante una pregunta específica al respecto:
Entrevista 15. “No, yo diría que no, al contrario me parece que también, dentro de mi
actividad particular, la mayoría de los casos que se arreglan con medidas no privativas de la
libertad, en general se termina imponiendo una salida alternativa que no merezca la
imposición de pena, casi siempre una suspensión de juicio a prueba”.

Entrevista 18. “No, y menos si… Si acordaste la preventiva sí, ya vas en ese camino, ya estás
con un defensor que está entregado, o con un imputado que está entregado. Si acordaste la
alternativa, difícilmente… Habría que ver cuántos abreviados se firman con personas que están
en libertad. Pienso que no deben ser tantos. Si acordaste la medida alternativa, no creo que se
solucione por abreviado.”

Entrevista 19. “Si la pregunta está apuntada a que en la mayoría de los casos que se acuerda
alguna alternativa se resuelve por un abreviado, no. Yo en lo personal no lo percibo así.”

Y la misma opinión aparece en los dichos de algunos defensores públicos:

Entrevista 5. “No, porque si se acuerda una medida cautelar, queda en libertad, en general no
se firma el abreviado. En libertad no. Cuando se acuerda una preventiva, sí, es porque se va a
firmar un abreviado, al estilo de estos así super beneficiosos; si no, se discute”.

Entrevista 7. “No, en absoluto, yo cuando acuerdo prisiones preventivas y la persona


permanece en libertad no abrevio”

Entrevista 8. “Yo te diría que no. Si la persona recupera la libertad, es como que eso no
apareja necesariamente un abreviado. Es más, si la persona está en libertad, muchas veces,
yo por lo menos no cierro abreviados. Yo únicamente cierro abreviados con las personas
privadas de libertad y donde el abreviado es beneficioso. Si la persona está libre, son muy
contados casos en donde hemos cerrado abreviados, porque normalmente, una cuestión de
estadística, si la persona nuevamente se ve involucrada en un hecho, si ya tiene una condena
previa por un hecho que estaba libre, lo perjudicás. Entonces, generalmente el abreviado,
para nosotros, es el último recurso”.

Sería importante en el futuro poder analizar esta relación a partir de nueva información empírica
que surja del seguimiento del proceso penal más allá de la audiencia de medida cautelar.

4. A modo de cierre

Parece haber pocas dudas de que la nueva justicia penal en la Provincia de Santa Fe –más allá de
todo otro conjunto de consideraciones- implica en su funcionamiento una fuertísima difusión de la
negociación entre fiscal y defensor (público y privado). En buena medida, se trata de una justicia
negociada.
Esta difusión es tal que se articula muchas veces en los primerísimos pasos del nuevo proceso
penal, entre la audiencia imputativa y la audiencia de medidas cautelares –en un plazo que puede
ser como máximo de 96 horas desde el momento de la aprehensión, aunque se ha expandido como
consecuencia de una reforma legal de diciembre de 2017 a 120 horas. Las visiones de los actores de
la nueva justicia penal son coincidentes en este sentido. Como lo hemos observado, en cuatro de
cada diez audiencias de medidas cautelares celebradas entre 2014 y 2016, se establecía un acuerdo
entre fiscal y defensor para la imposición de una medida. Este acuerdo por lo general implica la
imposición de una medida cautelar alternativa. Pero puede implicar incluso, en un porcentaje bajo
de casos, el encierro preventivo. Este grupo relativamente pequeño de casos de prisiones
preventivas negociadas se inscribe generalmente en la dinámica de la negociación de un
procedimiento abreviado. En la mayor parte de esos casos, intervienen defensores particulares.
Esto también ha sido señalado por muchos de los actores de la justicia penal entrevistados, que lo
enmarcan, a su vez, en una diferencia más general de la mayor predisposición a negociar de los
defensores particulares en comparación con los defensores públicos, algo que también ratifican los
datos nacidos de nuestras observaciones de audiencias de medidas cautelares entre 2014 y 2016. Se
podría pensar que esto es el resultado del impacto de los intereses de los defensores privados de
concluir mas rápido los casos en función de poder cobrar sus honorarios y, al reducir el tiempo en
que trabajan en cada caso, ampliar el volumen de casos que pueden llevar adelante. También es
importante el hecho de que los defensores privados van construyendo, en tanto “jugadores
repetidos”, relaciones interpersonales con los fiscales que facilitan los canales de dialogo y
negociación, especialmente frente a los tipos de casos de los que se ocupan mas frecuentemente -los
“delitos normales” a los que se refería en su estudio pionero David Sudnow (1965). En el caso de
los defensores públicos, puede pensarse que esto es el impacto de una cultura organizacional que
plantea un mandato mas fuertemente “adversarial” con respecto a la fiscalía y sus estrategias en el
proceso penal y en relación a la protección de los intereses del imputado, asi como en también en la
necesidad de alinear su trabajo con los objetivos de esa organización penal (la Defensa Pública)
que, en particular en la Provincia de Santa Fe, han definido en diversas instrucciones desde sus
autoridades máximas a lo largo del proceso de implementación de la reforma la necesidad de ser
restrictivos con este tipo de negociaciones en el proceso penal.
Algunas voces de los actores de la justicia penal reformada sostienen que esta dinámica de los
acuerdos en torno a las medidas cautelares ha venido creciendo desde el inicio de la
implementación del nuevo proceso penal y lo atribuyen a la solidificación de prácticas y
construcción de rutinas en torno a determinados tipos de casos, atravesando a la defensa, la fiscalía
y la judicatura. Esto no coincide con los datos recabados a partir de la observación de audiencias de
medidas cautelares, ya que el último mes analizado (diciembre de 2016) presenta un porcentaje de
acuerdos similar al primer mes analizado (agosto de 2014). Sin embargo, extender ese análisis hacia
2017 podría dar lugar a otros resultados. Y ademas es preciso tener en consideración que el número
de audiencias de medidas cautelares se ha multiplicado fuertemente en 2016 y esto podría dar lugar
a esta representación entre los actores de la nueva justicia penal.
La valoración por parte de los actores de la difusión de la negociación en los primeros pasos del
nuevo proceso penal es, en general, positiva. Los agentes penales señalan su consonancia con la
búsqueda de celeridad y –más implícita que explícitamente- con la búsqueda de la eficacia y la
eficiencia, en tanto objetivos de la reforma de la justicia penal. Esta difusión se conecta con la
práctica del procedimiento abreviado como forma predominante de producir sentencias
condenatorias en la Provincia de Santa Fe, como consecuencia de esta reforma. Sin embargo,
aparecen voces coincidentes de diversos actores de la justicia penal reformada de que el acuerdo en
torno a las medidas cautelares solo indica un camino hacia la resolución del caso por procedimiento
abreviado cuando se trata de la imposición de una prisión preventiva y no cuando se impone una
medica alternativa a la privación de la libertad.
Resulta interesante la prevalencia de estas valoraciones positivas de la difusión de la negociación
con respecto a las medidas cautelares entre los jueces penales entrevistados, siendo justamente los
actores que más claramente ven reconfigurado su rol en este marco. Como decía uno de ellos, “no
hay controversia para decidir”. El juez penal se ve desplazado de su rol de “decisor”, pues el
acuerdo entre las partes suple su necesidad. Se vuelve un “homologador” y, en el mejor de los
casos, un “controlador” de las decisiones tomadas en otro lugar, por otros actores. Se trata de una
dinámica de “desresponsabilización” que en momentos en que las decisiones de la justicia penal
pueden ser discutidas detalladamente, con respecto a “casos resonantes”, en el campo político y
mediático, podría estar funcionando como un mecanismo de protección (Kostenwein, 2018).
También, claro, puede pensarse como un bálsamo frente a ese fenómeno de larga duración, que en
un diálogo de 1977 entre Jean Laplanche, Robert Badinter y Michel Foucault, se definía como la
“angustia de juzgar” (Foucault, 1992 [1977], 125), frente al hecho evidente de que “Es feo ser digno
de castigo pero poco glorioso castigar” (Foucault, 1989, 17). En todo caso, parece tratarse de una
transformación macroscópica de la función judicial en materia penal, sobre la que es preciso volver
nuestra mirada tanto desde el punto de vista sociológico como ético y político. 10

Referencias

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2007

10
Como sostenía críticamente Foucault en el diálogo apenas citado, refiriéndose a los jueces penales y a la
“crisis” de la “función de juzgar”: “¡Que se inquieten como nosotros nos inquietamos al encontrarlos tantas veces tan
poco inquietos!” (Foucault, 1992 [1977], 125).
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