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Universidad abierta para Adultos

Nombre:
Arlyn Carolina
Apellidos:
Marmolejos Diaz
Matricula:
202000078@p.uapa.edu.do
Tema:
Trabajo Final
Asignatura:
Neuropsicología PSG-205
Facilitadora:
Leonarda Rodríguez
Índice:

- Introducción.
- Capítulo 1: Aspectos Introductorios.
1.1 Importancia del tema.
1.2 Justificación.
1.3 Objetivo general.
1.4 Objetivos específicos.
- Capítulo 2: Marco teórico.
2.1 Definición del trastorno.
2.2 Causa Patológica.
2.3 Consecuencias.
2.4 Estudios etc.
- Capítulo 3: Caso escogido.
3.1 Sinopsis del caso.
3.2 Recomendación.
3.3 conclusión.
- Bibliografía.
Introducción:
A continuación, les presentare un caso de un trastorno neuropsiquiátrico, y
antes de continuar con esta introducción, quiero definir y tener presente que
son trastornos neuropsiquiátricos. Estos trastornos son enfermedades en el
sistema nervioso central y Periférico, es decir partes como, el cerebro, la
medula espinal, nervios craneales y periféricos, raíces nerviosas, el sistema
nervioso autónomo, la placa neuromuscular y los músculos. Las
enfermedades más habituales son la depresión; el trastorno bipolar; la
esquizofrenia; los trastornos producidos por el abuso de alcohol y drogas;
el retraso mental; el autismo infantil; el Alzheimer y otras demencias, y la
enfermedad de Parkinson. Veremos un caso particular de un traumatismo
craneoencefálico de un paciente, analizaremos a más profundidad este
tema, veremos su importancia, entre otras cosas más, que son de suma
importancia tratar, luego de esta breve introducción continuaremos con lo
que es el capítulo 1 de este trabajo final.
1.1 Importancia del tema.

El objetivo del presente estudio es plasmar la importancia tanto de la


prevención como del tratamiento adecuado y a tiempo del TCE, por cuanto
estos dos puntos representan la piedra angular sobre la que se pueden
construir los avances en esta materia.
Materiales y Métodos.
El presente estudio se realizó mediante una recopilación y revisión de material
documental bibliográfico que se utilizó para documentar y plasmar aspectos
generales acerca del Traumatismo Craneoencefálico, haciendo énfasis en la
importancia de su prevención y tratamiento como bases de una mejor calidad
de vida a nivel mundial. Respecto a la metodología aplicada, Ríos (2017)
afirma que la investigación documental “…recurre a la consulta de documentos
para obtener sus resultados”. Por lo tanto, la presente investigación se
enmarca en la clasificación de investigación de tipo documental por la fuente
usada para su elaboración.
Resultados.
El impacto y la importancia de los traumatismos no sólo abarca a la salud del
ser humano, afectan tanto al paciente o quien la padece como a las personas
encargadas de dispensarles el cuidado necesario, sino que afecta un entorno
ambiental intrínseco a infraestructuras y legislaciones en los Estados, abarca
los instrumentos causantes como armas (violencia), vehículos (seguridad vial),
entre otros. Formación de los médicos, padres, familiares, representantes o
responsables de niños, cuidadores, familiares o responsables de adultos
mayores y comunidad en general para la prevención del traumatismo
craneoencefálico.

Es fundamental la formación que tengan los médicos y otros trabajadores de la


salud en la importancia de la prevención de los traumatismos craneoencefálico,
ya que son la base de la construcción de una sociedad consciente de evitar
este tipo de accidente y sus consecuencias. Por otro lado, las estadísticas
anteriores han descrito como la mayoría de los traumatismos craneoencefálico
ocurren en adultos mayores y en gran cantidad de casos en niños pequeños,
en donde la responsabilidad de prevenirlos recae sobre sus cuidadores, ya
sean, padres, familiares o responsables.

En el caso particular de los traumatismos craneoencefálicos en niños, es


importante destacar que se originan en muchos casos por negligencia de su
padre o cuidadores, quienes desconocen la fragilidad del cerebro de estos
infantes. La consistencia del cerebro de un bebé pequeño se puede comprar,
según su fragilidad, con la gelatina no cuajada, por lo tanto, un zarandeo
violento puede hacer mucho más daño que un golpe directo en la cabeza. (Dart
& Cumberland, 2009). En este sentido, es imperioso crear programas de
formación orientados a los padres, representantes o responsables en la
atención adecuada a niños de corta edad y evitar el zarandeo violento.
Asimismo, se requieren políticas que ataquen problemas críticos en todo el
mundo como la pobreza, el consumo de drogas, entre otros.
Por medio de estudios realizados en Australia, Canadá y los EE. UU. Se ha
determinado que el 45 % de los traumatismos craneoencefálico por maltrato
eran responsabilidad de los padres biológicos, asimismo, el 25% era por causa
del compañero sentimental de la madre, un 15% la madre y otro 15% es
responsabilidad de los cuidadores. “En EE. UU., tras la introducción en el
estado de Nueva York de un programa hospitalario de educación a
progenitores, casos de traumatismo craneoencefálico por maltrato a lactantes
se redujeron en 47% en tres años…”.
En un estudio realizado por Pinheiro, y otros, (2011) en un Hospital Público de
referencia en atención a las víctimas de trauma en la ciudad de Fortaleza-
Ceará, a una muestra compuesta por 41 ancianos atendidos con Traumatismo
Craneoencefálico durante el periodo de enero a marzo de 2009, en una edad o
superior a los 60 años, se concluyó que resulta urgente la prevención de
accidentes en la población anciana. Asimismo, se identificó que la principal
causa del TCE en estos adultos son las caídas, cuyo lugar predominante de los
accidentes fue la calle.
En este orden de ideas, es necesario que los cuidadores y familiares, sobre
todo de los más ancianos tomen igualmente conciencia en el cuidado y
prevención de traumatismos craneoencefálico, adecuando los espacios del
hogar a las necesidades del adulto mayor, acondicionándolos en pro de la
prevención de cualquier tipo de caídas y no dejándolos solos para brindarles la
ayuda y el apoyo en el momento que lo requieran. La familia, responsables o
cuidadores tanto de niños como de adultos mayores pueden ser responsables
de disponer para estos un ambiente fuera de riesgos de sufrir TCE. Es de tener
en cuenta la seguridad en el automóvil, usar el cinturón de seguridad, revisar
las sillas de seguridad de los niños, que tengan buen ajuste, que se encuentren
acorde a la edad de estos, el uso de cascos cuando se viaja en bicicleta o
moto, son algunos de los factores a tomar en cuenta para prevenir accidentes y
traumatismo craneoencefálico.
“Los niños pueden cambiar de asientos de seguridad para automóviles a sillas
auxiliares pesando 40 libras o 18 kilogramos. Existen asientos de seguridad
para automóviles que están hechos para niños que pesan más de 40 lb o 18
kg”. Las leyes relacionadas con las sillas auxiliares para trasladar a niños en
automóviles varían de un país a otro. Es ideal para su seguridad trasladar a los
niños en sillas auxiliares hasta que tenga al menos 4.9 pies (145 cm) de
estatura y alrededor de 8 y 12 años. (Biblioteca Nacional de Medicina de los
Estados Unidos, 2018)
El uso del casco se extiende a deportes de contactos, deportes en los que se
usan objetos contundentes que puedan golpear la cabeza como el béisbol, al
patinar, esquiar o montar a caballo. Así mismo, debe brindarse a las personas
un ambiente seguro en el trabajo, la seguridad laboral es fundamental. En el
caso de los niños la seguridad en el hogar no puede faltar, las barandas en
escaleras, no dejar solos a los niños más pequeños quienes pueden trepar y
caerse, el uso de barandas en la cama y protectores en ventanas puede
brindar un ambiente seguro al niño. Igualmente, en el patio de recreo o el
colegio deben adoptarse las medidas necesarias para su protección y la
prevención de los traumatismos.

1.2 Justificación.

El traumatismo craneoencefálico (TCE) es una patología frecuente en los


países industrializados, constituyendo una de las principales causas de muerte
entre la población pediátrica y adulta joven. La mortalidad se sitúa ente un 30 y
20%, siendo mayor entre los menores de 10 años y los mayores de 65 años.
Los costos sociales y económicos de la lesión craneal son enormes. Los
traumatismos graves representan una mortalidad elevada y los pacientes que
sobreviven a TCE graves y moderados pueden presentar secuelas
incapacitantes permanentes. Los efectos persistentes de la anomalía craneal
sobre la personalidad y el estado mental pueden ser devastadores para el
sujeto y su familia.
Si bien para nosotros es de gran importancia el conocimiento sobre la
patología, independientemente de su gravedad y frecuencia, la revisión de este
tema nos brindara las armas necesarias para evitar lesiones cerebrales
secundarias e identificar anomalías intracraneales que precisen cirugía
urgente.
De tal forma como personal de enfermería y teniendo mayor contacto con los
pacientes al contar con los conocimientos podremos brindar atención de
calidad, precisa y a tiempo para reducir costos y lesiones secundarias tanto en
medida sea posible.
Si bien el estudio de este tema nos brindara los conocimientos necesarios para
brindar una atención de calidad y oportuna, y ayudara a alcanzar los objetivos
presentes para los pacientes en un futuro.

1.2 Objetivo general.

Dar a conocer a los estudiantes de neuropsicología el proceso de cuidado de


enfermería de un paciente con un diagnostico medico de traumatismo
craneoencefálico así como las posibles causas y consecuencias del mismo a
través del desarrollo de un caso hipotético.
1.4 Objetivos específicos.
 Dar a conocer la fisiopatología, etiología y signos y síntomas que
presentara un paciente con esta patología.
 Dar a conocer la valoración correspondiente con los diferentes métodos
y recolección de datos.
 Formular los diagnósticos de enfermería correspondientes al problema
encontrado.
 Desarrollar el plan de cuidados estandarizados que favorezca la
recuperación de un paciente con esta patología.
 Evaluar los conocimientos adquiridos por los alumnos por medio de
dinámicas a lo largo de la presentación del caso clínico.

Capítulo 2: Marco teórico.


2.1-Definicion del trastorno:
El traumatismo craneoencefálico es cualquier lesión física o deterioro
funcional del contenido craneal secundario a un intercambio brusco de
energía mecánica. Esta definición incluye a todas aquellas causas externas
que pueden provocar conmoción, contusión, hemorragia o laceración del
cerebro, cerebelo y tallo encefálico hasta el nivel de la primera vértebra
cervical, lo cual condiciona a alguna de las manifestaciones clínicas
siguientes:
• La confusión o desorientación.
• La pérdida de conciencia.
• La amnesia postraumática.
El daño cerebral producido por un traumatismo craneoencefálico se define
como la afectación del cerebro causada por una fuerza externa que puede
producir una disminución o disfunción del nivel de conciencia y conlleva
una alteración de las habilidades cognitivas, físicas y/o emocionales del
individuo. Los accidentes de tráfico representan la causa más importante,
alrededor del 73%, seguido por las caídas (20%) y las lesiones deportivas
(5%). Otras posibles causas son los accidentes laborales o domésticos, los
atropellos, las agresiones y las precipitaciones.
2.2-Causas patológicas:
De la definición de Traumatismo Craneoencefálico destacan tres aspectos
relevantes:
a) La existencia de una fuerza externa que actúa sobre el cerebro
b) La afectación cerebral provocada por dicha fuerza
c) La disfunción cerebral provocada por dicha afectación
La fuerza externa implicada en un Traumatismo Craneoencefálico ejerce
sus efectos sobre el cráneo, bien por contacto directo (agresiones, caídas,
golpes, accidentes deportivos, etc.) o por inercia (accidentes de tráfico).

Las fuerzas por contacto directo o estáticas suelen provocar lesiones


focales. Entre las lesiones focales más frecuentes se encuentran:
 Hematoma subdural: colección de sangre localizada por debajo de la
duramadre que es una de las capas que envuelve al cerebro. En muchos
casos el sangrado es de origen venoso y por tanto de crecimiento lento.
Estos hematomas deben vigilarse pues suelen provocan síntomas a
medida que aumentan de tamaño.
 Hematoma epidural: colección de sangre por encima de la duramadre.
En muchos casos el sangrado es de origen arterial y por tanto
decrecimiento rápido. El paciente puede presentar un periodo sin
síntomas tras el traumatismo y al cabo de horas desarrollar una serie de
síntomas de alarma (náuseas + vómitos, cefalea, desorientación)
acompañados en algunos casos de síntomas localizadores como la
debilidad hemicorporal o una dilatación pupilar. Este tipo de hematoma
es una emergencia microquirúrgica.
 Hemorragia subaracnoidea: colección de sangre en el espacio
subaracnoideo.
 Contusión cerebral: lesiones en zonas concretas del parénquima cerebral
por disrupción del tejido, de los vasos sanguíneos, por isquemia o
edema.
 Las fuerzas inerciales o dinámicas causan lesiones por mecanismos de
aceleración-desaceleración, que pueden dar lugar a lesiones focales
(contusiones por el golpe y a distancia por el contragolpe) o difusas
(daño axonal difuso).
 Con frecuencia las fuerzas generadas durante un traumatismo son
mixtas por lo que es frecuente encontrar en un mismo caso lesiones
cerebrales tanto focales como difusas. Esto supone un reto para el
clínico a la hora de determinar la relevancia clínica de dichas lesiones.
 Además, en función de que la fuerza ejercida en el momento del
traumatismo sea capaz de romper el hueso craneal y exponer el tejido
cerebral al exterior los traumatismos se clasifican en:
 Cerrados en este tipo de traumatismos el hueso y la capa de protección
que protege el tejido cerebral permanecen intactos y NO existe
exposición del cerebro. El ejemplo clásicos de estos TCE son las
lesiones por aceleración-desaceleración que se producen en los
accidentes de tráfico.
 Abiertos o penetrantes en este tipo de Traumatismo Craneoencefálico se
rompe la capa de protección que envuelve al cerebro y por tanto existe
una exposición directa del tejido cerebral al exterior. El ejemplo clásico
de este tipo de TCE son las agresiones por arma de fuego.
La afectación cerebral provocada por las fuerzas implicadas en un
Traumatismo Craneoencefálico es muy variada lo que explica la amplia
heterogeneidad clínica que presentan estos pacientes. A efectos didácticos,
se distingue entre daño cerebral primario, secundario y terciario.
El daño primario está directamente relacionado con el mecanismo y la
energía desarrollada en el traumatismo. El sustrato anatomopatológico de
este tipo de daño es la lesión celular (lesiones focales), el desgarro y
retracción de los axones (lesiones difusas) y las alteraciones vasculares
provocadas por el traumatismo.
El daño cerebral secundario y terciario, puede producirse
 Como consecuencia del efecto de lesiones externas al parénquima
cerebral, como las hemorragias subdurales y epidurales que provocan un
aumento de la presión intracraneal
 Como consecuencia de alteraciones intracerebrales como la presencia de
crisis epilépticas precoces, o edema intracerebral.
 Complicaciones sistémicas que pueden ocurrir en el TCE, como el
descenso de la tensión arterial (hipotensión arterial), el descenso de la
oxigenación (hipoxemia), o el aumento de la temperatura (hipertermia)
ente otros.
2.3-Consecuencias:
Una de las primeras consecuencias de un traumatismo craneoencefálico es
la pérdida de conciencia. La duración y el grado de ésta es uno de los
indicadores más significativos de la gravedad del traumatismo. Tras la
recuperación progresiva del nivel de conciencia y de la orientación, la
mayoría de los pacientes presenta gran diversidad de secuelas físicas,
cognitivas y de comportamiento que varían en su naturaleza y gravedad, en
función de la extensión y localización del daño cerebral, así como de las
características de personalidad e inteligencia previas del afectado. A pesar
de esta diversidad puede decirse que existe un patrón de afectación
específico asociado a lesiones cerebrales focales que implican los lóbulos
frontales y temporales.
 Por esto, las alteraciones cognitivas más relevantes y que aparecen más
a menudo son los problemas de regulación y control de la conducta,
dificultades de abstracción y resolución de problemas, trastornos de
aprendizaje y memoria, así como alteraciones en el ámbito de la
personalidad y el ajuste emocional. Las alteraciones físicas comprenden
alteraciones motoras (movilidad, lenguaje) y/o sensoriales (visión, la
audición, el tacto y el gusto). Como consecuencia del efecto de lesiones
externas al parénquima cerebral, como las hemorragias subdurales y
epidurales que provocan un aumento de la presión intracraneal
 Como consecuencia de alteraciones intracerebrales como la presencia de
crisis epilépticas precoces, o edema intracerebral.
 Complicaciones sistémicas que pueden ocurrir en el TCE, como el
descenso de la tensión arterial (hipotensión arterial), el descenso de la
oxigenación (hipoxemia), o el aumento de la temperatura (hipertermia)
ente otros.

2.4-Estudios:
En nuestro estudio se identificó que la escasa realización de la tomografía
axial computarizada constituye un aspecto por mejorar en la atención. Por
otro lado, se debe proceder con cautela ante puntuaciones de 13 o 14 en la
escala de coma de Glasgow.28 Recomendamos que en todo paciente con
traumatismo craneoencefálico se realice el pronóstico con base en esa
escala, en la cinemática de la lesión y, de ser factible, en una tomografía
axial computarizada de cráneo. De esta manera se evitará que no se
identifiquen lesiones cerebrales y anomalías intracraneales que requieran
ingreso inmediato a la unidad de cuidados intensivos o a cirugía urgente.
La severidad del traumatismo craneoencefálico es la principal causa
relacionada con la letalidad y se considera que la disminución de la
mortalidad se debe principalmente al manejo oportuno y al apego a las
recomendaciones de las guías de práctica clínica internacionales o locales,
si bien es difícil definir una guía adecuada para disminuir los riesgos de
mortalidad en los niños con traumatismo craneoencefálico leve, ya que
estos integran un grupo heterogéneo con diferentes riesgos de daño cerebral
y factores pronóstico. Nuestros resultados, con los de otras investigaciones,
nos obligan a seguir estrictamente los protocolos de manejo.

Capítulo 3: Caso #2.


3.1- Sinopsis del caso:
Juan de 42 años, es un hombre extrovertido y un responsable padre de dos
niños de 10 y 8 años, está felizmente casado y ha tenido éxito con sus
negocios de hostelería. Es verano y como cada año Juan vuelve a su pueblo
unos días. Allí, se reencuentra con sus amigos de la infancia y como
siempre él y sus amigos van a darse un baño al río con sus hijos. Juan trata
de sorprender a sus hijos y se lanza de cabeza al agua desde un saliente de
la montaña que hace como una especie de trampolín natural. Lo tiene todo
controlado, lo conoce bien y no es la primera vez que lo hace, pero la mala
fortuna hace que le falle un brazo y se golpea fuertemente en la cabeza. Al
ver que no sale a flote sus amigos se lanzan a buscarlo, está inconsciente,
no lo dudan y lo trasladan al hospital rápidamente. Por el camino recupera
la consciencia, pero parece confuso y no sabe bien qué está pasando.

3.2- Recomendaciones:
Reposo relativo en domicilio, evitando luces y ruidos intensos. Desde este
momento es necesario que un familiar se responsabilice de su cuidado y
observación, comprobando cada 2-3 horas, durante las próximas 24 horas,
que el paciente está correctamente orientado (preguntándole como se llama,
donde está, año en el que vive y si recuerda que pasó). También deben
valorar si habla bien y si puede mover los brazos y piernas con normalidad,
puede ingerir líquidos y sólidos en pequeñas cantidades, sin forzarle a
comer si no tiene apetito, no podrá ingerir alcoholes ni tranquilizantes. Si
toma algún tratamiento previo, consulte a su médico de cabecera, es normal
que aparezca dolor de cabeza de intensidad leve, que le puede durar hasta
24-48 horas. Puede tomar la medicación analgésica prescrita, aplique hielo
en la zona del traumatismo sin contacto directo con la piel. Acudirá al
servicio de Urgencias si aparece alguno de los siguientes síntomas: Dolor
de cabeza intenso y persistente, que no cede con analgésicos, vómitos
bruscos o persistentes, a veces no precedidos de náuseas, tendencia
anormal a dormir o dificultad para despertarse, desigualdad en el tamaño de
las pupilas (normalmente las dos tienen el mismo tamaño), pérdida de
conocimiento, confusión o desorientación, dificultad para hablar o para
expresarse, alteraciones del equilibrio progresivo (inestabilidad, mareo)
visión doble o borrosa, pérdida de fuerza o movilidad en alguna
extremidad, aparición de sangre o líquido acuoso en el oído o la nariz.

3.3- Conclusión:
En este trabajo, la presencia de localidad neurológica en la exploración
clínica, la edad, las alteraciones de la coagulación y la existencia de
fractura en la radiografía simple se relacionan con mayor posibilidad de
desarrollar lesiones traumáticas intracraneales y con peor pronóstico final.
El trauma craneoencefálico requiere de un tratamiento de urgencia
agresivo, con el fin de impedir o reducir al mínimo lesión irreversible del
sistema nervioso, para lo cual es preciso adoptar un enfoque decidido y
organizado que asegure la atención óptima del paciente desde su manejo
inicial y durante las bases siguientes de diagnóstico y tratamiento
definitivos. Esto ha propiciado que cambien radicalmente las concepciones
acerca de antiguos patrones terapéuticos establecidos durante muchos años;
ejemplo de esto es el cambio en la reposición hídrica, los cuales antes se
mantenían hacia la restricción y hoy se preconiza la euvolemia estricta, la
sustitución de la hiperventilación de rutina por la ventilación optimizada,
cambios en la política del uso de agentes osmóticos, la terapia barbitúrica y
la craneotomía descompresiva en casos de hipertensión intracraneal
refractaria a medidas terapéuticas convencionales. El pronóstico de los
pacientes que han sufrido un TCE ha mejorado gracias a las medidas
iniciales de estabilización hemodinámica y control de la vía aérea, pero no
existe todavía ningún tratamiento específico y eficaz para detener o limitar
las lesiones cerebrales causadas por el traumatismo, exceptuando las
medidas de control de la presión arterial y la presión intracraneal.

Bibliografía:
1. Casado J, Martínez A. Traumatismo craneoencefálico en niños. En:
Casado J, Serrano A, editores. Urgencias y tratamiento del niño
grave. Madrid, España: Ediciones Ergon: 2000. p. 458-65.
2. https://www.paho.org/relacsis/index.php/es/areas-de-trabajo/grupo-
red-fci/61-foros/consultas-becker/938-tce-traumatismo-
craneoencefalico
3. https://www.paho.org/relacsis/index.php/es/areas-de-trabajo/grupo-
red-fci/61-foros/consultas-becker/938-tce-traumatismo-
craneoencefalico
4. Muñoz Céspedes JM, Lapedriza N, Pelegrín-Valero C, et al, Factores
de pronóstico en los TCE. Rev Neurol. 2001; 32(4):351-64.
5. Instituto Mexicano del Seguro Social, Guadalajara, Jalisco, México.

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