Está en la página 1de 3

Problemas Filosóficos II

Profesor: Bismark Hernández Chavelas


Alumna: Amaranta Trujillo Alonso

La sociedad del cansancio. Byung-Chul Han

Byung-Chul Han, en la sociedad del cansancio, se sirve de metáforas endémicas para


describir las sociedades. Así, diferencia las sociedades del siglo XX y siglo XXI por el tipo de
enfermedades que cada una conlleva. La primera, se caracteriza por ser una época viral
que llegó a su final gracias a la técnica inmunológica. La segunda, se distingue por las
enfermedades neuronales como la depresión, el trastorno por déficit de atención con
hiperactividad (TDAH), el trastorno límite de la personalidad (TLP) o el síndrome de
desgaste ocupacional (SDO), etc. En este sentido, las sociedades de los siglos XX y XXI
tienen sus especificidades y es necesario desarrollar cada una de ellas para poder
comprender el trasfondo que subyace a cada sociedad.

*Sociedad del siglo XX

Como se mencionó anteriormente, la sociedad del siglo XX se caracterizó por ser una
época viral que llegó a su final gracias a la técnica inmunológica. Dicha técnica consiste en
repeler todo lo que es extraño, es decir, se elimina lo extraño por su condición de
“otredad”, por ser un otro inmunológico negativo que incide en lo propio y lo niega. En
consecuencia, la dialéctica de la negatividad constituye el rasgo fundamental de la
inmunidad y, por lo tanto, marca este mundo inmunológico con límites, umbrales, muros
que impiden el proceso de intercambio.

Por otro lado, también se describe esta sociedad como una sociedad disciplinaria
conformada por sujetos de obediencia que están condicionados por la negatividad de la
prohibición (el no poder) y del deber (obligación), y que a la vez, los convierte en locos y
criminales.
*Sociedad del siglo XXI

A diferencia de la sociedad del siglo XX, la sociedad del siglo XXI se caracteriza por
enfermedades neuronales como la depresión, el trastorno por déficit de atención con
hiperactividad (TDAH), el trastorno límite de la personalidad (TLP) o el síndrome de
desgaste ocupacional (SDO). Estas enfermedades no son ocasionadas por la negatividad
de lo otro inmunológico, sino por un exceso de positividad que desvanece las diferencias y
disuelve fronteras. En este sentido, se habla de una dialéctica de la positividad que
violenta gracias a una sobreabundancia de lo idéntico y que es menos visible que la
violencia viral por ser inmanente al sistema mismo.

Por otra parte, esta sociedad ya no es una sociedad disciplinaria sino una sociedad de
rendimiento, constituida por sujetos de rendimiento, y que se caracteriza por el verbo
poder que expresa un carácter de positividad (sin límites, todo es posible). De esta
manera, los proyectos, las iniciativas y la motivación reemplazan la prohibición, el
mandato y la ley de la sociedad disciplinaria; así como también, en lugar de producir locos
y criminales, producen depresivos y fracasados.

En virtud de ello, el sujeto de rendimiento es un sujeto que se la pasa trabajando todo el


tiempo pues en él está la posibilidad; puede lograr cualquier cosa que se le venga en
mente siempre y cuando se esfuerce por lograrlo; si no hay trabajo, no hay logro. Por lo
tanto, se puede afirmar que dicho sujeto ya no necesita de un dominio externo que lo
obligue a trabajar, él se explota a sí mismo, es verdugo y víctima a la vez. Y no se da
cuenta de ello porque esta autoexplotación va acompañada de un sentimiento de
“libertad”. Por eso es que se habla de que esta violencia es inmanente al sistema, pues los
individuos la han introyectado de tal manera que se ha vuelto inconsciente, es parte de
sus ideales y paradigmas, que al verse frustrados, se vuelcan en la depresión.

Así mismo, esta sociedad del rendimiento requiere de una atención dispersa (atención
multitasking), puesto que es necesaria para que el sujeto pueda ocuparse en miles de
tareas al mismo tiempo y así se aumente la productividad. De esta manera, se puede
afirmar que esta sociedad no puede permitirse la “pérdida de tiempo”, el “aburrimiento”.
Necesita estar hiperactiva, cambiando constantemente de foco de atención pues “cada
segundo es oro”; en consecuencia, se olvida la atención profunda y contemplativa que es
necesaria para la creatividad, la relajación espiritual, el asombro…

De acuerdo con lo dicho, Byung afirma que esta hiperactividad es más bien una
hiperpasividad pues el sujeto no es activo en sí, solamente se deja llevar por la corriente,
no opone resistencia a ningún estímulo e impulso; se convierte en una máquina, es un
muerto viviente. Por el contrario, la vida contemplativa y la atención detenida son más
activas puesto que, a través de ellas, el sujeto se vuelve consciente y es capaz de
responder ante los estímulos y no sólo reaccionar ante ellos.

En este sentido, y concluyendo, el autor plantea que esta sociedad del rendimiento, que
produce un cansancio a solas, sea “curada” por un cansancio elocuente que nos enseñe a
mirar y que acostumbre al ojo a oponer resistencia a los estímulos abrumadores con los
que nos bombardean todos los días. Y que, por otro lado, permita el juego, el asombro, la
creatividad.

También podría gustarte