Está en la página 1de 4

Lectura Nro.

“Teoría de la justicia”

Víctor Alexander Díaz

Alumna

Melanie Guiselle Calle ID618117

Finanzas públicas

Colombia, Septiembre 13 / 2020


Teoría de la justicia

John Rawls (1921-2002), filósofo norteamericano, fue quizás el más influyente teórico de la
social democracia en el siglo XX. Su obra más importante, y más polémica, es La Teoría De
La Justicia publicada en 1971. La justicia es ahora y ha sido antes el más viejo dilema de la
humanidad. Expresiones como equidad, igualdad, solidaridad, libertad, derechos,
participación, representatividad, pluralidad…etc. las encontramos como componentes de
la justicia en la inagotable literatura sobre filosofía política que se ocupa de ella. Es por ello
por lo que el intento de J. Rawls de definir y cimentar lo que debemos entender
por justicia no debe pasar inadvertido.

Comencemos diciendo que la línea rectora de la idea de justicia que expone  J. Rawls está
enmarcada dentro del contrato social; sólo bajo acuerdos previos entre los ciudadanos
podemos llegar a un concepto de justicia, afirma Rawls. En este sentido Rawls mantiene la
postura contractualita de Hobbes, Locke, Rosseau y Kant. Muy contrario a lo que sostiene
Rawls, el filósofo norteamericano Robert Nozick (1938-2002) nos advierte, en su
obra Anarquía, Estado y Utopía, [2]  que los conceptos de justicia y estado han surgido y
evolucionado a través de los tiempos como consecuencia de una mano invisible que
orquesta los intereses particulares de las personas.

Con el nombre de posición original, J. Rawls denomina aquellos principios justicieros que se
consignan en el contrato que acuerdan las personas de manera voluntaria, libre y racional y
para con ello promover sus intereses en términos de igualdad. Estos principios deben darse,
dice Rawls, bajo el esquema de un velo de ignorancia en el que los contratantes ignoran su
origen social, sexo, raza, aptitudes, religión y principios morales. Estos principios, cualquiera
que ellos sean, deberán contener elementos de alto sentido moral como la libertad
individual, la igualdad ante la ley, el respeto a la propiedad y el reconocimiento de la
pluralidad. En este punto Rawls no se aparta mucho de las posiciones de los liberales
clásicos y los libertarios de ahora y hace que su teoría de la justicia sea “catalogada” de
liberal. Así dice en [1]:

“Supongo, entre otras cosas, que hay una amplia medida de acuerdo acerca de que los
principios de la justicia habrán de escogerse bajo ciertas condiciones. Para justificar una
descripción particular de la situación inicial hay que demostrar que incorpora estas
suposiciones comúnmente compartidas. Se argumentará partiendo de premisas débiles,
aunque ampliamente aceptadas, para llegar a conclusiones más específicas. Cada una de
las suposiciones deberá ser por sí misma natural y plausible. Algunas de ellas pueden
incluso parecer inocuo o trivial. El objetivo del enfoque contractual es el de establecer que,
al considerarlas conjuntamente, imponen límites significativos a los principios aceptables de
la justicia”

Es aquí en donde comienza la dificultad, a mi parecer, en la construcción teórica de la


justicia rawlsiana. Rawls es consciente de las dificultades que pueden surgir como
consecuencia de una aceptación estricta de los principios de la Posición Original. No ignora
que aquella posición inicial puede conducir a la desigualdad y a la dispar distribución de
bienes y oportunidades. Por ello propone esquemas de ajuste a los que llama El Equilibrio
Reflexivo. Es decir, una inexplicable carta magna en perpetua construcción. Así dice en [1]:
“[…] En este caso tenemos que elegir. Podemos, o bien modificar el informe de la situación
inicial, o revisar nuestros juicios existentes, ya que aún los juicios que provisionalmente
tomamos como puntos fijos son susceptibles de revisión. Yendo hacia atrás y hacia delante,
unas veces alterando las condiciones de las circunstancias contractuales, y otras retirando
nuestros juicios y conformándolos a los principios, supongo que eventualmente
encontraremos una descripción de la situación inicial que a la vez exprese condiciones
razonables, y produzca principios que correspondan a nuestros juicios debidamente
conformados y adaptados. Me referiré a este estado de cosas como equilibrio reflexivo”

Es evidente la incoherencia de la argumentación que advertimos en aquel “…yendo hacia


atrás y hacia delante…” puesto que la más mínima alteración de los principios
fundamentales consignados contractualmente en la Posición Original a favor de
consecuencias consideradas justas pervierte los fundamentos mismos de la justicia. En
cualquier construcción teórica los axiomas o definiciones básicas priman sobre los
resultados que se deducen de aquellos.

La visión marxista de clases sociales es evidente en la obra de Rawls. Considera que los
talentos y las habilidades son privativas de familias afortunadas y por lo tanto no
es justo (problemático es su palabra) beneficiarse de esa ventaja sobre la que no se tiene
ningún control.  Así dice:

“la afirmación de que es justo para un hombre exclusivamente poseer y beneficiarse del
superior carácter que le permite hacer el esfuerzo de cultivar sus habilidades es…
problemática; porque su carácter depende, en gran parte, de una familia afortunada y de
circunstancias sociales sobre las que él no tiene ningún control”

Si el sentido de clase social lo encontramos en el marxismo cuando distingue entre los


dueños de los bienes de producción y el obrero que sólo vende su fuerza de trabajo, Rawls
le agrega otra irritante distinción: El talento. Creo que cuando Rawls presupone que las
habilidades personales son sólo características de los miembros de familias afortunadas cae
en un grave perjuicio. También, cuando asegura que el talento es problemático para la
construcción de sociedades justas e igualitarias, Rawls se pone en contra de su Posición
Original, pues es allí en donde se privilegió la pluralidad y las características de la
individualidad.

No obstante, Rawls está dispuesto a aceptar aquellas desigualdades de habilidades y


talentos dentro su idea de justicia siempre y cuando  se cumpla su versión del Óptimo de
Pareto. Decimos que un estado social o económico satisface el Óptimo de Pareto cuando
una mejora de un sector de la sociedad no va en detrimento de las condiciones de los
demás miembros. Así dice Rawls:

“Las expectativas más elevadas de quienes están mejor situadas son justas si y sólo si
funcionan como parte de un esquema que mejora las expectativas de los miembros menos
favorecidos”
BIBLIOGRAFIA

file:///C:/Users/hogar/Downloads/4.%20Lectura%20Complementaria%20Teor%C3%ADa
%20de%20la%20justicia.pdf

También podría gustarte