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La ceguera a través de la visión de Saramago

Informe de Lectura sobre “Ensayo sobre la Ceguera” de José Saramago

Lengua Materna

2015
La ceguera a través de la visión de Saramago

Ceguera. Esta es una palabra que trae a la memoria una enfermedad que limita

físicamente a individuos en su área visual; en este informe la palabra ceguera expandirá su

significado en base a la obra “Ensayo sobre la ceguera” publicada en 1995 en el país de Portugal

por el autor José Saramago.

José de Sousa Saramago nació el 16 de noviembre de 1922 en Azinhaga, Portugal y

murió de leucemia el 18 de junio de 2010 en Tías, España. Durante su trayecto Saramago

vivenció (debido a su proveniencia, a que era ateo y a su asociación con el comunismo), burlas,

pobreza, censura, discriminación, persecución, sanción [ CITATION Esc13 \l 9226 ]. Todas estas son

evidenciadas en su obra al tratar temas como: la verdad, indiferencia social (que es la mayor

ceguera), segregación, religión y crudeza del hombre al luchar por sobrevivir. Esta obra fue

escrita poco después de que Saramago se marchase de Portugal en protesta a una sanción

recibida por haber ofendido a los católicos con otra de sus obras “El evangelio según Jesucristo”

[ CITATION Wik151 \l 9226 ]. En el Ensayo sobre la ceguera Saramago plantea que el gobierno puso

en cuarentena a los ciegos para proteger al resto de la población, es posible que con esta

afirmación hacía referencia a que fue sancionado para proteger a las sensibilidades de la

población católica.

La obra Ensayo sobre la ceguera, como lo dice su título es un ensayo, sin embargo es

conocida como novela debido a su extensión y redacción en forma de parábola; su subgénero es

identificado como literatura distópica y ciencia ficción social. Fue publicado originalmente en
portugués bajo el título “Ensaio sobre a ceguera” por la editorial Santillana, y luego traducido al

Castellano por Basilio Lozada; fue continuada con la novela “Ensayo sobre la lucidez” publicada

por Saramago en 2004, en la que se realiza un análisis de la democracia [CITATION Wik15 \l 9226 ].

La finalidad de la obra es despertar a la sociedad, llamarla a una reforma en su modo de actuar y

de percibir el mundo, destaparle las vendas para así mostrarle su verdadera condición,

produciendo de esta forma, un debate alrededor del tema de responsabilidad colectiva e

individual en el proceso de colonización y descolonización del estado mental de la sociedad.

Para llevar a cabo su finalidad parte desde dos visiones, la filosófica y la psicológica, analizando

al ser humano en toda su complejidad sin producir su entrega desde este punto, sino desde el

simbolismo y el lenguaje cotidiano para asumir una cercanía con el lector.

El autor contribuye con su obra a múltiples áreas, por ejemplo: a la literatura por su forma

poco común de escribir (eliminando el uso de nombres en los personajes y lugares); a la

sociología, al exponer la evolución de las estructuras de organización del humano al enfrentar

situaciones extrañas y caóticas; a la cultura en forma de crítica, ya que sus reglas quedan

absueltas cuando se pierde lo humano, como es evidenciado en la obra; los personajes

aprendieron a vivir por instinto, a hacer lo necesario para sobrevivir incluso robar y matar. Las

normas de convivencia y todo método de supresión de los deseos internos perdieron validez y

salieron a flote lo carnal y lo grotesco. En sus aportes a la literatura Saramago es novedoso y va

en contra de la tradición, aborda temas tratados con anterioridad por otros autores, pero los

expresa de forma innovadora.


El desarrollo de esos temas trae a la luz una aclaración principal sobre la definición de

ceguera para el autor. Según Saramago [CITATION Jos95 \n \t \l 9226 ]: “Algunos de estos ciegos

no son sólo de ojos, también lo son del entendimiento," (p. 164). Es decir, la ceguera se asocia

con estados de pensamiento y de comprensión, que pueden relacionarse con nervios, ansiedad,

miedo, culpa, e incluso indiferencia. En una sociedad de ciegos se hace y deshace sin darle

mayor importancia, porque no hay rendición de cuentas, todos están sumergidos en el mismo

lodo. La sociedad enseña a ser indiferentes, a no tener interés por las necesidades o deseos de los

demás, pero también a no darle importancia a sus batallas, debilidades e incluso sus crímenes. El

crimen se ha hecho tan común que se percibe a la paz como una amenaza, porque son la

rivalidad, envidia y maldad (encontrados dentro del ser) los que motivan a luchar por la grandeza

y por la adquisición del éxito, o al menos eso es lo que se cuenta. La sociedad ha atrapado al

pueblo, lo ha comprado con la ilusión de libertad, pero jamás son verdaderamente libres. El

sistema gobernante moldea las mentes para que piensen en una manera que no oponga o peligren

sus propósitos, tanto así que el pueblo es cegado y no se da cuenta de que es él quien teme al

pueblo. Sí, el sistema teme a las mentes que razonan por sí mismas, que no se conforman con lo

que les dicen o con lo que se espera de ellos (como los guardias temían a los ciegos de la

cuarentena); y que en cambio se esfuerzan por alcanzar proximidad con la verdad, reconociendo

que la verdad les traerá dolor, pero persistiendo sin permitir que se les sacuda su ferocidad o

determinación, pues la verdad traerá consigo la destrucción de aquellos muros que reprimen, y de

aquellas celdas que encarcelan al pueblo.

Saramago elabora esta aclaración mediante la anécdota de una sociedad ciega (afectada

por la epidemia conocida como el mal blanco) en el que son protagonistas el primer ciego, la
mujer del primer ciego, el viejo del parche (tuerto), la chica de gafas (prostituta con

conjuntivitis), el niño estrábico (bizco), el oftalmólogo, el perro de lágrimas y la esposa del

oftalmólogo. Ésta última es el único personaje que no pierde su vista en la obra, mintió sobre su

ceguera para poder acompañar a su esposo en la cuarentena. Las demás personas podían percibir

que era guapa sin verla, era una mujer optimista, tenía una visión diferente del mundo y de la

vida, y utilizaba su vista para ayudar a los demás. Consideraba que la pérdida de la esperanza era

la verdadera ceguera, ella podía ver porque nunca perdió la esperanza. No fue una mujer celosa,

ni siquiera cuando su esposo le fue infiel con la chica de gafas. Llegó a matar, lo hizo para

terminar con el régimen de los ciegos malvados en el manicomio (lugar de la cuarentena) que se

apoderaron por la fuerza de la comida, y que abusaron de las mujeres de ese lugar,

incluyéndola… Tener vista fue su bendición, pero también fue su carga, ella representa la voz

del autor en la obra ya que suplicaba a los otros para que no sucumbieran ante la presión de la

realidad que les rodeaba. "Si no somos capaces de vivir enteramente como personas, hagamos lo

posible para no vivir enteramente como animales" (p. 88).

No todos personajes de la obra contaron con la oportunidad de ser guiados por una

vidente, cuando los ciegos guían a otros ciegos se manifiestan un progresivo deterioro del estado

de espíritu general, flaqueza moral y el fallo de la consciencia cívica. Saramago delega parte de

la responsabilidad de estas manifestaciones a los gobernantes, pues los líderes enseñan al pueblo

a depender de ellos, pero en los tiempos de crisis sus habilidades para resolver problemas y

proveer resultados flaquean. Es allí cuando el pueblo cae en desesperación y lucha por alcanzar

un salvavidas, en tiempo de crisis la gente corre a los bancos, corren al dinero creyendo que éste

les proveerá solución. El autor también atribuye parte de la responsabilidad al pueblo, porque la
vida se entregó a su cuidado, y la llevaron a la ceguera. Es costumbre del pueblo ser ciegos,

ignorar, ser indiferentes, permanecer en su inmundicia porque ignora su presencia, y aun cuando

la reconoce afirma que carece de las habilidades necesarias para asearse [ CITATION Jos95 \l 9226 ].

La suciedad en que la sociedad vivía mientras permaneció la ceguera solo fue una manifestación

física externa de la suciedad y corrupción que cargaba por dentro.

El autor no sólo aborda el tema de la responsabilidad en su relato, sino también el de la

religión, Saramago demuestra conocimiento de la Biblia al citar a Génesis 1:1-2 (p. 197) y al

referirse a como los perros lamían las llagas de Lázaro (p. 235), y expresa plenamente su postura

en referencia a la religión con la frase "Dios no merece ver" (p. 237). La sociedad es ciega, esto

no significa que Dios debe serlo. Se halla esperanza en saber que Dios está mirando desde lo

alto, pero la sociedad quiere vivir en la forma que le satisfaga sin que nadie le vea ni juzgue, ni

siquiera Dios. Sin embargo, el pensar que Dios está ciego llena de temor, porque la esperanza es

robada al pensar que el único ser suficientemente poderoso para sanar al ciego está cautivo por la

misma epidemia. También llena de miedo ponderar que fue Dios quien primero quedó ciego y

por eso la sociedad también cayó en la epidemia. Pero Saramago no extrae ni esperanzas ni

miedo de la concepción de una deidad, la esperanza la encuentra en pensar de una forma

diferente, fuera de cajón. Al final de la obra no todas las cosas son resueltas, sin embargo llama

la atención que la epidemia que los tenía cautivos (a una vida deplorable, a la cuarentena en el

manicomio, y a la polución de la ciudad destruida) fue levantada tan pronto como los

protagonistas comenzaron a pensar y hablar de mudarse a un lugar con mejores oportunidades,

recursos y con una perspectiva diferente, la ceguera terminó como si no quisiera que ellos se

marchasen.
Saramago también encuentra la esperanza en el amor. Aunque el autor es escéptico sobre

muchos temas reconoce que aun en el caos el amor permanece, ya sea este manifestado mediante

la compasión (como la que tenía la mujer del oftalmólogo hacia los ciegos), el sacrificio (como

en el caso de la chica de gafas que dejaba de comer parte de lo poco que conseguía para

alimentar al niño estrábico), el romance (como la relación del viejo del parche y la chica de

gafas), entre otros. En base a lo anterior se puede afirmar que el autor percibe al mundo desde

una postura crítica (reconociendo las falencias y virtudes de la sociedad), personal (desde su

experiencia reconoce tanto los antivalores sociales y los prejuicios culturales, como las

posibilidades de un mejor futuro), esperanzadora (cree en la existencia de seres bondadosos y

mentes libres). Esta última postura del autor suele ser la menos visible, considerando la urgencia

que sostiene el llamado a reconocer el estado deteriorado del contexto, pero sigue firme.

Este discurso de la esperanza puede relacionarse con las palabras de Martin Luther King

Jr. “Solo en la oscuridad se pueden ver las estrellas”, él reconocía claramente las falencias de su

contexto, y las crueles formas de segregación que sufrían los afrodescendientes en los Estados

Unidos solo por el color de su piel, sin embargo creía en la igualdad, en el respeto mutuo, en la

unidad, y no permitió que los pequeños fracasos le detuvieran. Como lo dijo una vez “Debemos

aceptar desilusiones finitas, pero nunca perder la infinita esperanza” [CITATION Mar \t \l 9226 ].

Así como las palabras de MLK son inspiradoras, también lo son las de Saramago, quien

convoca a la emancipación de las mentes (como lo cantó alguna vez el famoso Bob Marley),
para así ver claramente cómo las acciones inclinan la balanza hacia la construcción o destrucción

de un mejor mañana, partiendo desde lo básico que es amar al prójimo y ayudarle a salir de la

ceguera para que alcance la verdad, siendo responsables y teniendo compasión por los demás (no

alimentarse del caos, más bien proveer escenarios de tranquilidad en el que abunden el diálogo y

los acuerdos). Áreas en que se difiere con el autor tendría que ser su postura sobre Dios, porque

en Él es quien se halla la esperanza por medio de la fe para no desvanecer ante la maldad en el

mundo ni ante la presión de ser fotocopias de los demás,

En resumen se puede afirmar que Saramago aborda el tema de la ceguera, como una

limitación en la formar de pensar, y percibir el mundo; pues ella consta de ver al mundo desde

ojos desesperanzados, indiferentes o resistentes a la verdad, y actuar como animales permitiendo

salir a flote todo lo feo, agresivo, cruel, grotesco, impuro, que se llevaba reprimido. Al tiempo el

autor trae a memoria que como la esposa del oftalmólogo es labor de todos que han permanecido

videntes o que hayan adquirido su vista, guiar a los que aún no ven, para así fortalecer el estado

del espíritu general, la moral y la consciencia cívica; para cumplir con la responsabilidad social a

la que se llamó al pueblo, y formar representantes y líderes propios que no flaqueen ante las

adversidades. Este abordaje de Saramago es brillante, pudo haber reservado sus parábolas y

entregar el mensaje de frente, pero lo disfrazó de simbolismos para que aquella mente que

accediera a su mensaje lo hiciera por mérito propio, pues así es como se llega al verdadero

aprendizaje. Para cerrar se le concederá la palabra a Benjamin Franklin “Dímelo y lo olvidaré,

enséñame y tal vez lo recuerde, involúcrame y aprenderé” [ CITATION Ben \l 9226 ].


Bibliografía

Escitores.org. (20 de noviembre de 2013). Escritores.org. Obtenido de

https://www.escritores.org/biografias/225-jose-saramago

Foundation, W. (6 de mayo de 2015). Wikipedia. Obtenido de

https://es.wikipedia.org/wiki/El_Evangelio_seg%C3%BAn_Jesucristo

Foundation, W. (29 de septiembre de 2015). Wikipedia. Obtenido de

https://es.wikipedia.org/wiki/Ensayo_sobre_la_ceguera

Franklin, B. (s.f.). Good reads. Obtenido de http://www.goodreads.com/quotes/21262-tell-me-

and-i-forget-teach-me-and-i-may

Jr., M. L. (s.f.). Good reads. Obtenido de

https://www.goodreads.com/author/quotes/23924.Martin_Luther_King_Jr_

Saramago, J. (1995). Ensayo sobre la ceguera. Portugal: Santillana.

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