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año 55
septiembre – octubre 2015
núm. 329
Artículos
Aurelio García Macías
En torno al «Directorio homilético»................................. 441
Jordi Latorre Castillo
La predicación cristiana: del sermón a la homilía.......... 461
Sebastià Taltavull Anglada
La incidencia social de la predicación............................. 473
Dionisio Borobio
Participación y colaboración del pueblo de Dios en la
homilía ................................................................................ 487
Puntos de vista
La homilía: la experiencia de los laicos (Maria Àngels
Termes [Barcelona]; Iñaki Buldain [Pamplona]; Pedro
Miguel Bañales [Montevideo]; Charo Isaba [Estella];
Livia Navarro [Uruguay])............................................... 503
El pan para la celebración de la Eucaristía (José Antonio
Goñi)................................................................................... 512
La uniformidad litúrgica... ¿otra forma de xenofobia?
(José María Hernández Martínez)............................... 521
Crónicas
«Arquitectura de la luz. Arte, espacios, liturgia». XIII
Congreso Litúrgico Internacional (Juan de Pablos)...... 527
«El sacramento de la penitencia». XXIX Encuentro anual
de estudios de la Sociedad Argentina de Liturgia (SAL)
(Roberto Russo)................................................................. 530
«La oración litúrgica». XL Jornadas de la Asociación
Española de Profesores de Liturgia (AEPL) (Jesús R.
Folgado García).............................................................. 531
«Liturgia de las Horas. Una reforma inconclusa».
XLIII Semana de Estudio de la Asociación de Profesores
de Liturgia de Italia (Martín Salvador)......................... 533
Libros
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina
de los Sacramentos, Directorio homilético (Ramiro Gon-
zález Cougil); Jaume Fontbona, Los sacramentos de la
iniciación cristiana (Ramiro González); Dionisio Boro-
bio, Proponer la Fe. Celebrar la Vida (Guillermo Rosas);
Romano Guardini, El domingo, ayer, hoy y siempre.
Oraciones teológicas. Aportación de la liturgia a la vida del
cristiano (Josep Urdeix); Ignacio Otaño, La Buena Noticia
de la semana. Ciclo C (Josep Lligadas); Josep Lligadas,
Todos somos sacristanes (Maria Àngels Termes); Kęstutis
Palikša, La penitenza privata nel Pontificale Romano-Ger-
manico. Origini e diffusione (Juan de Pablos); Manel Nin,
La voce dell’icona. Immagine teologica e poesia nell’oriente
cristiano; Manel Nin, Uno sguardo orientale a Roma. Parole
sparse su eventi della vita della Chiesa (Martín Salvador) 537
Actas de congresos de liturgia y misceláneas reciente-
mente publicadas............................................................... 547
La homilía
Jesús envió a sus discípulos a predicar el evangelio a toda criatura
(cf. Mc 16,15). Por ello, la Iglesia, fiel a este mandato de su Señor,
ha explicado pública y oficialmente el evangelio juntamente con
los aspectos específicos de la fe y de la vida cristiana. Dentro de las
múltiples formas de la predicación destaca aquella que se da en
las celebraciones litúrgicas, particularmente en la misa, llamada
homilía.
En la homilía, que tiene lugar tras las lecturas bíblicas, el predicador
expone y explica, a partir de los textos sagrados, los misterios de
la fe y las normas de la vida cristiana adaptándose a las circuns-
tancias específicas de la comunidad concreta a la que se dirige,
actualizando así la buena noticia en el momento presente de un
lugar y de unas personas (cf. SC 52; Código de Derecho Canónico
767 §1). Gracias a la homilía, el creyente descubre que Dios sigue
hablando al hombre de hoy día.
La homilía forma parte de la liturgia desde sus orígenes, siendo una
herencia judía. El culto sinagogal sabático constaba de la lectura de
los textos bíblicos seguidos de un comentario homilético. En el libro
de Nehemías se nos dice que, tras el exilio, al encontrar las sagradas
Escrituras, «los levitas … leían el libro de la Ley de Dios con claridad
y explicándolo de forma que comprendieran la lectura» (Ne 8, 8).
Sabemos, además, por los evangelios, que el mismo Jesús tomó un
día la palabra en la sinagoga de Nazaret, después de haber procla-
mado un pasaje del profeta Isaías (cf. Lc 4, 15-22).
Jesús, tras resucitar, como preámbulo de la Eucaristía con los dis-
cípulos de Emaús, «comenzando por Moisés y siguiendo por los
profetas les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura» (Lc
Resumen
El autor presenta el Directorio homilético recientemente publicado por la Congregación
para el Culto Divino: señalando su estructura y sus ideas principales, entre las que
destaca el contexto litúrgico de la homilía, la naturaleza de la misma, su contenido,
su preparación y quién es ministro de la homilía. Como introducción describe los
antecedentes del Directorio.
Palabras clave: homilía, magisterio.
Abstract
The author presents the «Homiletic Directory»; it has been recently published by
the Congregation for Divine Worship. A. García points out its structure and main
ideas, among which stands the liturgical context of homily, the nature of it, its
preparation, and who is the minister for homily. As an introduction, he describes
the background of the Directory.
Keywords: homily, teaching.
1. Antecedentes
Ya la Instrucción Redemptionis sacramentum, publicada por la Con-
gregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos
3. El «Directorio homilético»
Desde la publicación de la Exhortación apostólica Verbum Domini,
la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacra-
mentos trabajaba en un Directorio sobre la homilía. La publicación
de la Exhortación apostólica Evangelii gaudium requirió la incorpo-
ración de las aportaciones del papa Francisco sobre este tema en
el texto-base del mencionado Directorio que se estaba elaborando.
El trabajo final fue publicado por la Congregación para el Culto
Divino y la Disciplina de los Sacramentos el 29 de junio de 2014
con el título Directorio homilético y firmado por el prefecto Antonio
cardenal Cañizares Llovera y el arzobispo secretario Arthur Roche.
Presentamos a continuación un breve comentario sobre su estruc-
tura y algunas ideas fundamentales de su contenido.
3.1. Estructura
El documento se articula, tras una breve introducción, en dos partes
y dos apéndices. No es casual que la introducción cite Sacrosanctum
Concilium 35, el texto conciliar que ha marcado la reflexión actual
sobre el sentido y función de la homilía.
La primera parte (La homilía y el ámbito litúrgico) describe la natu-
raleza, contexto y función de la homilía. Es la parte, podríamos
decir, más teológica del documento. Describe la comprensión
teológico-litúrgica de este elemento integrante de la liturgia de la
Palabra y su substancial referencia a la Palabra de Dios, al ministro
ordenado que le compete y a los destinatarios. La homilía tiene
que ver con la interpretación de la Palabra de Dios en su original
3.2.2. La naturaleza
3.3.3. El contenido
3.3.4. La preparación
3.3.5. El homileta
La predicación cristiana:
del sermón a la homilía
Jordi Latorre Castillo
Resumen
Han pasado cincuenta años desde que el Concilio Vaticano II restauró la práctica
homilética en el seno de la celebración litúrgica, dando un giro a la práctica de la
predicación cristiana. Pasando del sermón a la homilía se ha querido recuperar los
principios de la predicación cristiana, volviendo al discurso didáctico, mistagógico
y evangelizador de los inicios.
Palabras clave: homilía, predicación, sermón, historia de la liturgia, mistagogia.
Abstract
Fifty years have elapsed since the Second Vatican Council restored the homiletic
practice within the liturgical celebration. That restoration meant a turn in the
practice of Christian preaching. The change from sermon to homily tries to recover
the principles of Christian preaching, coming back to teaching, mystagogic and
evangelizing discourse of early Church.
Keywords: homily, preaching, sermon, history of liturgy, mystagogy.
7 DH 1749.
8 Sermones abreviados para todas las dominicas del año… y sermones acerca de
diversas materias, Barcelona 1865.
9 San Juan XXIII Motu proprio sobre las rúbricas del Breviario y del Misal
Rubricarum Instructum (25 de julio de 1961), núm. 474: «… Homilia vero, si fiat
ab alio sacerdote ac celebrante, non superimponatur Missae celebrationi, impediendo
fidelium participationem; proinde, hoc in casu, Missae celebratio suspendatur, et
tantummodo expleta homilia resumatur.»
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La incidencia social
de la predicación
Sebastià Taltavull Anglada
Resumen
El artículo muestra cómo la homilía debe tener una incidencia social porque de lo
contrario pierde su sentido. Para ello es necesario contemplar la Palabra de Dios y
a los destinatarios de la homilía, con sensibilidad social, caridad pastoral y rostro
misericordioso. Así se podrá tocar el corazón de los fieles.
Palabras clave: homilía, Doctrina Social de la Iglesia, Palabra, caridad, misericordia.
Abstract
As the article shows, the homily should have a social impact; otherwise, it loses its
meaning. It is therefore necessary to consider the Word of God and recipients of the
homily with social sensitivity, pastoral charity and merciful face, so the preacher
may touch the hearts of the faithful.
Keywords: homily, Social Doctrine of the Church, Word, charity, mercy.
que Dios no solo habla a cada uno en particular, sino que también
se dirige a su pueblo, habla y escucha a su pueblo.
Poner un oído en el pueblo es estar atento a su realidad inmediata,
a su vida, e incluso hacerlo con el esfuerzo de llegar a sus raíces.
Ser contemplativo de la Palabra y, al mismo tiempo, contemplativo del
pueblo es expresión de vivir encarnado en el centro de la realidad
humana, allí donde se desarrolla la vida de la gente, allí donde hay
que sintonizar con sus alegrías y esperanzas, con sus tristezas y
angustias para que la predicación responda con nitidez a las pre-
guntas reales que la gente se hace. Es algo que el papa Francisco
también repite con frecuencia, incluso así lo dice en la Exhortación
apostólica Evangelii gaudium, 155:
Recordemos que nunca hay que responder preguntas que nadie se hace;
tampoco conviene ofrecer crónicas de la actualidad para despertar
interés: para eso ya están los programas televisivos. En todo caso, es
posible partir de algún hecho para que la Palabra pueda resonar con
fuerza en su invitación a la conversión, a la adoración, a actitudes
concretas de fraternidad y de servicio, etc., porque a veces algunas
personas disfrutan escuchando comentarios sobre la realidad en
la predicación, pero no por ello se dejan interpelar personalmente.
La predicación ha de ofrecer la posibilidad a toda persona de
sentirse personalmente interpelada. Ha de provocar siempre un
encuentro con el Señor, la oportunidad de un diálogo sincero y
fecundo, personal y también comunitario, por el tono que puede
tomar en su dimensión celebrativa.
La interpelación proviene siempre de la Palabra, ya que quien tiene
la iniciativa es Dios, Él nos amó primero. Así lo expresa el papa
Francisco:
La verdadera novedad es la que Dios mismo misteriosamente quiere
producir, la que él inspira, la que él provoca, la que él orienta y acom-
paña de mil maneras. En toda la vida de la Iglesia debe manifestarse
siempre que la iniciativa es de Dios, que «él nos amó primero» (1Jn
4,19) y que «es Dios quien hace crecer» (1Cor 3,7). Esta convicción
nos permite conservar la alegría en medio de una tarea tan exigente
y desafiante que toma nuestra vida por entero. Nos pide todo, pero
al mismo tiempo nos ofrece todo (EG 12).
evangelio–, la caridad es todo porque, como enseña san Juan (cf. 1Jn
4,8.16) y como he recordado en mi primera Carta encíclica Dios es
caridad (Deus caritas est): todo proviene de la caridad de Dios, todo adquiere
forma por ella, y a ella tiende todo. La caridad es el don más grande que
Dios ha dado a los hombres, es su promesa y nuestra esperanza.
Por otra parte, «la homilía es parte de la acción litúrgica y tiene
el cometido de favorecer una mejor comprensión y eficacia de la
Palabra de Dios en la vida de los fieles» (SC 46) y:
Constituye una actualización del mensaje bíblico, de modo que se
lleve a los fieles a descubrir la presencia y la eficacia de la Palabra de
Dios en el hoy de la propia vida. Debe apuntar a la comprensión del
misterio que se celebra, invitar a la misión, disponiendo la asamblea
a la profesión de fe, a la oración universal y a la liturgia eucarística.
Por consiguiente, quienes por ministerio específico están encargados
de la predicación han de tomarse muy en serio esta tarea (VD 59).
Siempre habrá que hacer el esfuerzo de hacer llegar la Palabra de
Dios al corazón de los fieles:
Buscar, encontrar y expresar la verdad en la «economía» de la caridad,
pero, a su vez, se ha de entender, valorar y practicar la caridad a la luz
de la verdad. De este modo, no solo prestaremos un servicio a la cari-
dad, iluminada por la verdad, sino que contribuiremos a dar fuerza
a la verdad, mostrando su capacidad de autentificar y persuadir en
la concreción de la vida social. Y esto no es algo de poca importancia
hoy, en un contexto social y cultural, que con frecuencia relativiza la
verdad, bien desentendiéndose de ella, bien rechazándola (CV 2).
¿Por qué la predicación es un ejercicio de caridad pastoral? Sencillamente
porque hace posible que la Palabra de Dios incida en la vida de
las personas sobre su comportamiento particular y en la vida de
la sociedad con el fin de transformarla según la voluntad de Dios.
Esta incidencia tiene su origen en la misma Palabra que se encarna
en la realidad de la vida de las personas y de los pueblos.
De forma genial lo explica el papa Francisco en su exhortación
apostólica Evangelii gaudium al decir que:
El desafío de una prédica inculturada está en evangelizar la sín-
tesis, no ideas o valores sueltos. Donde está tu síntesis, allí está tu
corazón. La diferencia entre iluminar el lugar de síntesis e iluminar
Participación y colaboración
del pueblo de Dios en la homilía
Dionisio Borobio
Resumen
El artículo indica cómo el pueblo de Dios puede participar y colaborar en la homilía.
Comienza fundamentando cómo la participación es un elemento constitutivo de una
eclesiología integral. Después describe cómo hablan los documentos oficiales sobre
la preparación de la homilía y la colaboración de los laicos. Finalmente, propone
la experiencia vivida al respecto, desde hace más de 30 años, por el autor con un
grupo-comunidad de una parroquia de Salamanca.
Palabras clave: homilía, preparación, participación, laicos.
Abstract
The article indicates how the people of God can participate and collaborate in the
homily. First of all, the author points out participation as a constitutive element of
a comprehensive ecclesiology. After that, he reviews the official documents about
the preparation of the homily and the collaboration of the laity. Finally, he proposes
his own experience since more than 30 years ago with a group-community from a
parish in Salamanca.
Keywords: homily, preparation, participation, laity.
1. Un pueblo participante
Uno de los aspectos más importantes de la eclesiología del Vaticano
II, así como de las orientaciones posteriores del magisterio de la
Iglesia en sus diversos documentos, es el que se expresa con las
palabras: «sacerdocio universal», «pueblo de Dios», «comunión
en la misión», «participación», «apostolado», «colaboración»,
«corresponsabilidad»…1 No es necesario que nos detengamos
en comentar textos concretos al respecto. Pero queremos afirmar
desde el principio que esta participación solo será posible si en la
vida existe una comunidad participante a todos los niveles, y en
este caso si existe una comunidad participante en todo lo que se
refiere a la celebración o acción litúrgica. Es evidente que no todos
los miembros de una comunidad pueden o deben participar de la
misma manera en la aceptación y desempeño de la diversidad de
servicios y ministerios litúrgicos.
5. Preparación de la homilía
Dada la trascendencia de la homilía, todos los documentos hablan
de la importancia de su preparación.6 Esta preparación puede
8 Merece la pena citar el texto completo, porque afecta al núcleo del tema
que tratamos: la participación del pueblo en la homilía: «El predicador necesita
también poner un oído en el pueblo, para descubrir lo que los fieles necesitan
escuchar. Un predicador es un contemplativo de la Palabra y también un
contemplativo del pueblo. De esa manera, descubre “las aspiraciones, las
riquezas y los límites, las maneras de orar, de amar, de considerar la vida y el
mundo, que distinguen a tal o cual conjunto humano”, prestando atención
“al pueblo concreto con sus signos y símbolos, y respondiendo a las cuestiones
que plantea”. Se trata de conectar el mensaje del texto bíblico con una situa-
ción humana, con algo que ellos viven, con una experiencia que necesite la
luz de la Palabra. Esta preocupación no responde a una actitud oportunista
o diplomática, sino que es profundamente religiosa y pastoral. En el fondo
es una “sensibilidad espiritual para leer en los acontecimientos el mensaje
de Dios” y esto es mucho más que encontrar algo interesante para decir. Lo
que se procura descubrir es “lo que el Señor desea decir en una determinada
circunstancia”. Entonces, la preparación de la predicación se convierte en un
ejercicio de discernimiento evangélico, donde se intenta reconocer –a la luz del
Espíritu– “una llamada que Dios hace oír en una situación histórica determi-
nada; en ella y por medio de ella Dios llama al creyente”» (núm. 154).
7. «Directorio homilético»
El Directorio homilético recuerda los documentos en los que se habla
de la homilía, y está más directamente inspirado en la propuesta
del papa Francisco al respecto. Ofrece algunas sugerencias sobre el
tema que nos ocupa. Después de recordar que la homilía debe ser
pronunciada solo por los obispos, sacerdotes o diáconos, añade que
también pueden ser ofrecidas «enseñanzas válidas y exhortaciones
eficaces por guías laicos bien preparados» (núm. 5). Y, sin duda es
«bastante apropiado que un homileta sepa poner en relación los
textos de una celebración con los hechos y cuestiones de actuali-
dad» (núm. 7). Pues es necesario también que la homilía tenga muy
en cuenta «las necesidades de la comunidad particular» (núm. 8).
Más directamente se refiere al tema de la preparación en el capí-
tulo III, del que destacamos algunos párrafos. Al preparar con el
método lectio divina la predicación añade que hay que tener en
cuenta los «miembros del cuerpo de la Iglesia que se reunirán el
domingo» (núm. 32), y el «contexto de la comunidad que se reúne
para escuchar la Palabra» (núm. 33).
En realidad, estas breves referencias no añaden nada de especial a
lo expuesto en el apartado anterior. Solo cabe destacar la repetición
de que hay que tener en cuenta las situaciones y el contexto de la
comunidad concreta.
9. Conclusión
Si la participación del pueblo en la celebración debe ser integral,
también debe incluir la homilía. Los documentos hablan de «par-
ticipación», «colaboración», «tener en cuenta la vida, problemas y
situaciones del pueblo», aplicar «el lenguaje a su cultura» … Esta es
una tarea que debe realizar el ministro que predica, pero también
puede contribuir a la misma el pueblo, sobre todo en la preparación
de la homilía. Las formas pueden ser diversas: con la escucha de
sugerencias, en un «grupo bíblico», en un «equipo litúrgico», en
una «pequeña comunidad de fe»…Lo importante es que en esa
preparación se escuche, se acoja, se aprenda de lo que el Espíritu
inspira en el mismo pueblo desde la interpretación de la Palabra,
y su aplicación a la vida. Una de estas formas, es la que hemos pro-
puesto, porque la hemos vivido y la estamos viviendo desde hace
más de 30 años. Soy consciente de que, no obstante los diversos
escritos y esquemas de homilía que se ofrecen (y personalmente
he ofrecido hace un tiempo),9 nada sustituye la percepción de los
poco más tarde, se publicaron tres libros recogiendo este material: D. Borobio,
El riesgo de predicar. Guiones para la homilía y elementos para la celebración, Bilbao:
Desclée de Brouwer 1975-1977 (Ciclo C: 1975; Ciclo A: 1976; Ciclo B: 1977).
1. Pan de trigo
Sin lugar a dudas Jesús empleó pan de trigo en la Última Cena. La
Iglesia considera de institución divina esta característica del pan;
por tanto, inmutable (cf. SC 21). Por eso siempre se ha celebrado la
Eucaristía con pan de trigo. «Por consiguiente no es materia válida
para la Eucaristía pan elaborado con otras sustancias, aunque sean
cereales, ni tampoco es válido aquel pan que lleva mezcla de una
sustancia diversa del trigo en tal cantidad que, según la valoración
común, no se puede llamar pan de trigo».1
De modo que, el ingrediente para elaborar el pan destinado para la
celebración de la Eucaristía no está sujeto a la inculturación, esto es,
a la adaptación según las culturas de los diferentes pueblos donde
se celebre la Eucaristía. No es por tanto posible que cada pueblo o
cada cultura utilice para celebrar la Eucaristía el tipo de pan que
comen ellos habitualmente. Así, por ejemplo, que en Latinoamérica
se empleara, en lugar de pan de trigo, pan de maíz, que es el que
2. Pan ázimo
En la Eucaristía, la Iglesia latina emplea pan ázimo, esto es, pan
sin levadura.
En la primera Eucaristía de la historia, acaecida en la última cena,
se empleó pan ázimo. Jesús se había reunido con sus discípulos
para celebrar la cena pascual, la conmemoración anual de la salida
del pueblo judío de Egipto, el paso de los hebreos, gracias a la
intervención de Dios, de la esclavitud a la libertad (cf. Ex 3,7-8;
12,12.14). En esta cena se comía pan ázimo imitando al pueblo
hebreo que había cenado con pan ázimo en la noche que salió
de Egipto, porque no había habido tiempo suficiente para que
fermentara (cf. Ex 12,39).
No obstante, las primeras comunidades cristianas no dieron
importancia a este hecho, ya que celebraban la Eucaristía con pan
fermentado. Posiblemente pretendían marcar de este modo la
diferencia entre la cena pascual veterotestamentaria y la nueva
cena pascual instituida por Jesús. Así, a simple vista, los judíos
podían percatarse de que su cena pascual no era la misma que la
cena pascual de los cristianos,6 ya que Jesús había modificado su
significado.
Durante el primer milenio de historia del cristianismo se siguió
empleando pan fermentado. Fue a partir del siglo ix cuando en
Occidente se empezaron a levantar voces defendiendo el uso de
pan ázimo.7 Poco a poco en la Iglesia latina se fue implantando el
pan ázimo en la celebración eucarística. Son diversas las razones
que se barajan como motivo de este cambio: el deseo de utilizar
pan que fuera lo más blanco y bonito posible, el deseo de mostrar
una mayor diferencia entre la Eucaristía y la comida habitual, la
defensa de la pureza del pan sin fermento, el deseo de imitar la
3. Verdadero alimento
La Eucaristía para que sea significativa debe aparecer como ver-
dadero alimento.
Los judíos durante su peregrinar por el desierto hacia la tierra
prometida se alimentaron con el maná, el pan que Dios les daba
(cf. Ex 16,4; Dt 8,2-3). Jesús, tomando esta imagen del Antiguo
Testamento, se designó a sí mismo como el verdadero «pan bajado
del cielo» (Jn 6,51), como el verdadero alimento que nos sustenta
en nuestro peregrinar hacia la patria definitiva. Así, en la Última
Cena, ofreció a sus discípulos como alimento su cuerpo y su sangre
representados en el pan y en el vino («tomad y comed; tomad y
bebed»: Mt 26,26-27). Y en cada Eucaristía se nos ofrece a noso-
tros como alimento. Jesucristo es el alimento que nos sostiene en
nuestro peregrinar por este mundo hasta que se produzca nuestro
12 Cf. 1Co 10,17; Didaché o Doctrina de los doce apóstoles, IX, 4: D. Ruiz Bueno
(ed.), Padres apostólicos, BAC: Madrid 1950, 86.
13 En contra de esta afirmación señala la reciente instrucción de la Congre-
gación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos Redemptionis
Sacramentum (25 de marzo de 2004) en el número 49 que: «según la costum-
bre, sean usadas sobretodo formas pequeñas, que no necesitan una fracción
ulterior». No obstante esto no tiene sentido cuando este mismo documento,
en la línea anterior, ha recordado el texto del número 321 de la Ordenación
General del Misal Romano referente a la fracción del pan y al uso de las hostias
pequeñas: «cuando lo exige el número de los que van a recibir la sagrada
comunión y otras razones pastorales». Ante esta disonancia en la normativa
eclesial emanada de Roma creemos oportuno recordar que tiene una mayor
importancia normativa la Ordenación General del Misal Romano que una Ins-
trucción de una congregación romana.
La uniformidad litúrgica...
¿otra forma de xenofobia?
José María Hernández Martínez
litúrgicas con las pautas y fórmulas literales del Rito Romano está
obligando a introducir una serie de cambios que son extraños, si
no ya contrarios, a los valores y patrones culturales de esta Iglesia
zimbabuana. Esta imposición externa –que los Obispos han de
secundar con mejor o peor gana– ignora el valor de las adapta-
ciones hasta ahora realizadas y bloquea las posibilidades de una
inculturación más profunda, a la que aspiran legítimamente las
Iglesias africanas. Basta recordar aquí el discurso programático del
beato papa Pablo VI en Kampala (31-07-1969), donde el Pontífice
resaltaba:
La expresión, esto es, el lenguaje y el modo de manifestar la fe única
puede ser múltiple; en consecuencia, puede ser original, adaptado
a la lengua, el estilo, el carácter, el genio y la cultura de quien pro-
fesa esa única fe. Desde este punto de vista, un cierto pluralismo no
solo es legítimo, sino deseable. Una adaptación de la vida cristiana
en los ámbitos de las actividades pastorales, rituales, didácticas y
espirituales no solo es posible, sino incluso favorecida por la Iglesia.
La renovación litúrgica es un vivo ejemplo de esto...15
Lejos de promover un cristianismo a la vez católico y africano, con
estos cambios rituales se está imponiendo una forma de expresión
y celebración de la fe que, por ser ajena y extraña a la cultura de la
Iglesia local, viene a resultar irrespetuosa y alienante, además de
artificial y empobrecedora. Se confunde así la unidad sustancial del
rito romano querida por el Concilio Vaticano II (cf. SC 38) con esa
rígida uniformidad que el propio Concilio desechaba (cf. SC 37). Y
me atrevo a decir también que, para las culturas que han sufrido
los efectos destructores del colonialismo europeo, este tipo de
imposiciones no hacen sino reabrir las heridas del pasado.
Para no quedarnos en las consideraciones generales, será bueno
poner algunos ejemplos concretos que ilustren y clarifiquen el
sentido de lo que aquí decimos.
Comenzando por lo más simple, en la respuesta al saludo del
sacerdote ya no se podrá decir (el Señor, la paz...) «esté también
dose con normalidad desde hace muchos años, sin que esto haya
ocasionado el más mínimo problema. Lejos de atentar contra la fe,
estas peculiaridades culturales favorecen su expresión y vivencia
gozosa. Para que la liturgia sea efectivamente culmen et fons de la
vida de la Iglesia es preciso que se encarne en la cultura concreta
del pueblo cristiano. Ojalá que quienes tienen la responsabilidad
de tomar decisiones en este ámbito lo tengan más en cuenta.
José María Hernández Martínez
Sacerdote claretiano, profesor de sacramentos y escatología en
la Facultad de Teología de Granada.
La Buena Noticia
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«Arquitectura de la luz.
Arte, espacios, liturgia»
XIII Congreso Litúrgico Internacional
Monasterio de Bose, 4-6 de junio de 2015
Durante los días 4, 5 y 6 de junio tuvo lugar en el monasterio de
Bose (Italia) el XIII Congreso Litúrgico Internacional, que anual-
mente organiza el mencionado monasterio en colaboración con
la Oficina Nacional para los Bienes Culturales Eclesiásticos de la
Conferencia Episcopal Italiana y del Consejo Nacional de Arqui-
tectos, Planificadores, Paisajistas y Conservadores. En esta ocasión
el tema tratado fue Arquitectura de la luz. Arte, espacios, liturgia.
El congreso comenzó con la intervención del monje Goffredo
Boselli, quien subrayó la importancia del tema elegido como
punto de encuentro de liturgistas y arquitectos. Tras su discurso
inaugural, se dieron lectura a varios mensajes de saludo enviados
por el cardenal Pietro Parolin, secretario de estado de la Santa Sede,
por el patriarca de Constantinopla Bartolomeos I, Nuncio Galan-
tino, secretario general de la Conferencia Episcopal Italiana, del
cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto
Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Stefano Russo, director
de la Oficina Nacional para los Bienes Culturales Eclesiásticos de
la Conferencia Episcopal Italiana. Este acto inaugural concluyó
con la presentación del volumen con las actas del Congreso del
año precedente.
Abrió la mañana la ponencia del prior del monasterio Enzo Bianchi,
que, tras mostrar desde la propia experiencia la importancia de
la luz como elemento fundamental de la arquitectura litúrgica, a
partir del análisis de la propia iglesia del monasterio, ha trazado
«quien ora: hace confesión de fe, pues cree en Dios; busca a Dios
y desea, por tanto, entrar en comunión con él; dialoga con Dios,
escucha y acoge la palabra que de él proviene».
El primer día de estudio tuvo como ponente principal a monseñor
Piero Marini, presidente del Comité Pontificio para los Congresos
Eucarísticos Internacionales y, que fue maestro de las celebraciones
pontificias en tiempos del papa san Juan Pablo II. Durante todo el
encuentro monseñor Marini nos acompañó y presidió, además, las
diversas celebraciones de la Eucaristía. Su disertación tuvo como
título La oración litúrgica. Una reflexión actual que nos ayudó a cono-
cer cómo la oración cristiana debe ser eminentemente litúrgica.
Tras la conferencia inaugural nos trasladamos a la iglesia catedral
de Santa María y San Julián de Cuenca donde tuvimos, como
punto central de la primera jornada, la Eucaristía. Posteriormente
pudimos contemplar la belleza del templo catedralicio, reflejo del
esplendor del resucitado, y escuchar la música del recientemente
restaurado órgano. A primera hora de la tarde tuvimos la suerte
de escuchar la reflexión del padre benedictino Juan Javier Flores,
actualmente rector de la Pontificia Universidad San Anselmo de
Roma. Bajo el título ¿Responde la Liturgia de las Horas a la comunidad
orante de hoy?, el monje benedictino, tras un análisis de la situación
actual del Oficio Divino, de su aceptación y de algunos modelos de
adaptación, presentó diversos retos y perspectivas futuras para la
correcta celebración del Oficio en el que la Iglesia «alaba al Señor
e intercede por la salvación de todo el mundo» (SC 83).
La segunda jornada comenzó tras el rezo de las laudes en la capilla
del Seminario conquense. El jesuita Carlos del Valle pronunció la
primera de las conferencias (Arrodíllate y creerás) donde expuso la
importancia de la corporalidad para una correcta oración litúrgica.
El profesor Félix María Arocena culminó la actividad académica de
la mañana al hacer un exhaustivo y sabroso repaso por los Grandes
maestros de la oración litúrgica, centrándose, principalmente, en los
del pasado siglo y recordando que, «a partir de la segunda mitad
del siglo xx, los maestros de oración son los libros litúrgicos, sus
introducciones y el Catecismo de la Iglesia católica». La tarde tuvo
como acto reseñable la asamblea ordinaria de la AEPL que, tras las
22,00 €
Teología de la Palabra
a la luz de la “Dei Verbum”
Por Armand Puig. CPL libri 20. 368 págs.
Un estudio profundo de lo que la Constitución
Conciliar sobre la Divina Revelación nos ofrece para
conocer mejor el valor de la Palabra de Dios para
los cristianos.
rés por la liturgia, para conocerla los textos escritos, bien fueran
en su sentido más profundo, y por los dictados, una vez repasados y
la celebración de la misma, a fin corregidos, todos recorrían juntos
de vivirla como corazón de la vida el camino de la imprenta, para ser
cristiana. editados y entrar en la aventura
de ser distribuidos por el ancho
Prolífico escritor y notable confe-
mundo a fin de obtener una mayor
renciante. A fin de cuentas, no obs-
difusión.
tante, ambas facetas acababan con-
fundiéndose porque, bien fueran Josep Urdeix
Este libro ofrece una reflexión muy mensaje que Jesús nos dejó con
actual y muy cercana sobre el evan- sus palabras y con sus hechos.
gelio de los domingos y principales Una publicación, por tanto, que
fiestas, para que acompañe la vida sin duda será muy útil para todo
del cristiano a lo largo de toda la aquel que quiera vivir su fe como
semana. una fuerza gozosa y renovadora en
medio de nuestro mundo.
El lector se encontrará en estas
páginas, en primer lugar, con el En el presente volumen se encuen-
texto evangélico correspondiente tran los evangelios de los domingos
a cada domingo o fiesta, y luego, y fiestas de los tiempos litúrgicos
una reflexión breve, incisiva, que del ciclo C, así como los evange-
no se queda en un comentario indi- lios correspondientes a los días
vidualista o moral, sino que sitúa la del Calendario de los Santos que
palabra de Jesús como Buena Noti- se celebran como solemnidades, o
cia para toda la realidad humana: bien que se celebran como fiestas
la más personal y espiritual, y al pero que si coinciden en domingo
mismo tiempo la más social y colec- lo sustituyen. En próximos años se
tiva. Para ayudar a vivir, en la vida publicarán los volúmenes corres-
cotidiana, el caudal de novedad pondientes a los ciclos A y B.
y de fuerza transformadora del
Josep Lligadas
Comodidad Cualidad
forma.cpl.es
Hostias elaboradas
Centre de Pastoral Litúrgica en el convento de
Nàpols 346, 1 - 08025 Barcelona la FRATERNIDAD DE
933 022 235 933 184 218 CLARISAS DE VILOBÍ
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