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Practica 5
Practica 5
Patología médico quirúrgica caracterizada por una alteración cerebral secundaria a una lesión
traumática en la cabeza con la presencia de al menos uno de los siguientes elementos:
alteración de la consciencia y/o amnesia debido al trauma; cambios neurológicos o
neurofisiológicos, o diagnóstico de fractura de cráneo o lesiones intracraneanas atribuibles al
trauma , producto de la liberación de una fuerza externa ya sea en forma de energía mecánica,
química, térmica, eléctrica, radiante o una combinación de éstas, resulta en un daño
estructural del contenido de ésta, incluyendo el tejido cerebral y los vasos sanguíneos que
irrigan este tejido.
La gravedad del TCE se establece en base a la Escala de Coma de Glasgow (GSC). La GSC fue
desarrollada como una medida objetiva del nivel de conciencia después de un TCE y describe el
estado del paciente en relación a la respuesta a tres componentes: apertura ocular, respuesta
motora y respuesta verbal, (siendo 3 la puntuación mínima y 15 la máxima).
Se define típicamente como leve por un puntaje de Glasgow Coma Scale (GCS) de 13 a 15,
medido aproximadamente 30 minutos después de la lesión.
Algunos recomiendan clasificar a los pacientes con un puntaje GCS de 13 como lesión
moderada en la cabeza porque parecen más similares con respecto al pronóstico y la
incidencia de anormalidades intracraneales.
Una conmocion es una alteración inducida por un trauma en el estado mental que puede
implicar o no la pérdida de conciencia. Las definiciones de lesión cerebral traumática leve /
conmoción cerebral a menudo no requieren explícitamente una tomografía computarizada
(TC) normal de la cabeza. Se encuentra que una minoría de pacientes que presentan una lesión
cerebral traumática leve tienen anormalidades intracraneales significativas, que incluyen
contusión y hemorragia (subaracnoidea, subdural, epidural o intracerebral), ya sea en la
presentación o en el seguimiento. Cuando se identifican, es posible que ya no se considere que
los pacientes tienen una LCT leve como diagnóstico primario, sino que se diagnostican y
manejan de manera más adecuada de acuerdo con la lesión identificada (por ejemplo,
hemorragia subdural aguda).
Sintomas y signos: confusión y amnesia, a veces con, pero a menudo sin, pérdida de la
conciencia. Estos síntomas pueden ser aparentes inmediatamente después de la lesión en la
cabeza o pueden aparecer varios minutos después. La amnesia implica la pérdida del recuerdo
de eventos inmediatamente antes (amnesia retrógrada) y después (amnesia anterógrada) del
trauma en la cabeza.
El paciente tiene un estado comatoso, no puede abrir sus ojos, seguir órdenes y sufre de
lesiones neurológicas significativas. Por lo general tiene una neuroimagen anormal, es decir, a
la tomografía computarizada (TAC/TC) se observa fractura del cráneo o hemorragia
intracraneal. Estos pacientes requieren ingreso a la unidad de cuidados intensivos (UCI) y la
toma de medidas urgentes para el control de la vía aérea, ventilación mecánica, evaluación
o intervención neuroquirúrgica y monitorización de la presión intracraneal (PIC). La
recuperación es prolongada y generalmente incompleta. Un porcentaje significativo de
pacientes con TCE grave no sobrevive más de un año.
La escala Marshall utiliza los resultados de la TC para clasificar las lesiones en seis categorías
diferentes.
3.-Fisisopatología del edema cerebral
El edema cerebral (CE) se puede definir como un aumento en el agua del tejido cerebral,
incluso en células individuales y su espacio intersticial circundante. La generación de CE
después de TBI es un proceso heterogéneo complejo.
En cuanto a las principales drogas hipertónicas para el manejo de edema cerebral, debemos
tener en cuenta que, el edema cerebral presenta una fisiopatología, que ya fue explicada, pero
también forma la base fisiopatológica de otras patologías y desordenes orgánicos, el efecto
masa, el daño a la masa encefálica y el reto del compromiso orgánico, pueden determinar
variaciones en el tratamiento.
Siendo este el manejo inicial, cabe resaltar en este punto, varias consideraciones generales en
cuanto al manejo de fluidos y fluidoterapia en el paciente con edema cerebral. A los pacientes
con esta patología, no se les debe restringir fluidos, debido a que su alteración es de
parénquima cerebral y esto desencadena fenómenos propios, no se debe considera al edema
cerebral como un exceso de agua corporal total, por lo que la restricción de líquidos no solo no
es aconsejable, sino que puede ser detrimento, debido a la hipotensión por shock que puede
estar concomitante en estos pacientes.
Además de ello, el control de electrolitos es muy importante, debido a que esto pacientes hay
que mantenerlos ligeramente hiperosmolares, alrededor de 320 mOsm y el sodio en 150 mEq
aproximadamente, debido a que estos pacientes suelen presentar y desarrollar hiponatremia.
Los factores que pueden influir en la decisión de intubar por un proveedor capacitado
incluyen:
-Bajo GCS
-Mala elevación del tórax a pesar del uso de reposicionamiento de vías aéreas y
complementos básicos (dispositivo de vía aérea orofaríngea, dispositivo de vía aérea
nasofaríngea, succión)
-Evidencia de aspiración
Evaluación neurológica: se debe suponer que los pacientes con TEC tienen una fractura
espinal y se toman las precauciones adecuadas para estabilizar e inmovilizar la columna
durante el transporte. nivel de conciencia y estado de las pupilas de forma secuencial, hasta su
traslado en ambulancia.
Los signos vitales que incluyen frecuencia cardíaca, presión arterial, estado respiratorio
(oximetría de pulso, capnografía) y temperatura requieren un monitoreo continuo. La hipoxia,
la hipoventilación, la hiperventilación y la hipotensión se evitan totalmente.
Se debe completar un examen neurológico lo antes posible para determinar la gravedad clínica
de la TEC. El GCS se usa comúnmente para evaluar y comunicar el estado neurológico en este
contexto. El examen pupilar es crucial en el paciente con LCT.
The Full Outline of UnResponsiveness (FOUR) es una escala alternativa para la evaluación de
pacientes con TEC severa. Las ventajas potenciales sobre el GCS incluyen la capacidad de
calificar lesiones en pacientes intubados y evaluar la función del tronco encefálico.
El estado neurológico debe evaluarse con frecuencia. El deterioro es común en las primeras
horas después de la lesión. Puede ser necesario interrumpir las infusiones sedantes para
obtener un examen que refleje mejor el estado neurológico real del paciente.
Los pacientes con TEC deben ser transferidos a un hospital con servicios de neurocirugía tan
pronto como estén hemodinámicamente estables.
Manejo hemodinámico.
Fluidos: se deben usar fluidos isotónicos (solución salina normal) para mantener la euvolemia.
Mientras que las soluciones cristaloides balanceadas (p. Ej., Ringer de lactato) se usan para
disminuir el riesgo de lesión renal aguda en otros pacientes críticos, se prefiere la solución
salina normal en TEC, ya que las soluciones balanceadas son relativamente hipotónicas y
pueden empeorar el edema cerebral.
Presión arterial: evitar la hipotensión sigue siendo una prioridad en la UCI. Las guías
recomiendan mantener la presión arterial sistólica ≥100 mmHg para pacientes de 50 a 69 años
y ≥110 mmHg para pacientes de 15 a 49 o> 70 años
Ventilación
Es importante verificar la permeabilidad de las vías aéreas, aspirar las secreciones que pueden
obstruirlas y colocar un tubo de mayo para mantener permeable el conducto aéreo. Asegurar
un adecuado aporte de oxígeno para mantener una SaO2 mayor de 95%.
Hipercapnia aguda puede dar lugar a elevaciones en la PIC, y la hipocapnia puede precipitar la
isquemia cerebral. La intubación endotraqueal deberá realizarse con un incremento mínimo de
la PIC por lo que la sedación y analgesia serán trascendentales para conseguir este objetivo.
Profilaxis de tromboembolismo venoso: los pacientes con TEC tienen un mayor riesgo de
tromboembolismo venoso (TEV). Iniciamos la profilaxis mecánica con compresión neumática
intermitente al ingreso para todos los pacientes con TEC y quimioprofilaxis con heparina 5000
unidades no fraccionadas tres veces al día o con enoxaparina 40 mg al día 24 horas después
del ingreso en la mayoría de los pacientes con TEC con estabilidad confirmada en la repetición
de la imagen.
La coagulopatía debe corregirse para mantener una relación internacional normalizada (INR)
<1.4 y un recuento de plaquetas> 75,000 / mm 3
En una lesión cerebral traumática, un nivel sérico elevado de dímero D, puede representar una
mayor actividad fibrinolítica, ha demostrado una asociación con una lesión cerebral
hemorrágica progresiva y posiblemente peores resultados.
Se debe realizar una exploración TC de seguimiento si hay algún deterioro clínico. En ausencia
de deterioro clínico, la repetición de imágenes en seis horas es razonable en pacientes con un
hematoma presente en la exploración inicial, particularmente en pacientes con un SCG <9.
Para identificar a los pacientes con alto riesgo, realizamos una angiografía por TC multicorte de
la cabeza y el cuello para detectar dicha lesión. En pacientes con TEC severo que tienen lesión
cerebrovascular contusa, iniciamos aspirina 81 mg diariamente cuando se descubre tal lesión y
si no existen contraindicaciones; la anticoagulación con heparina generalmente está
contraindicada en el contexto de una TEC aguda grave.
Tratamiento inicial
Hernia cerebral inminente: todos los pacientes deben ser evaluados rápidamente por hernia
cerebral inminente; tales evaluaciones deben realizarse cada una o dos horas en los primeros
días después de una TEC grave. Los signos clínicos de una hernia inminente incluyen asimetría
pupilar significativa, pupilas dilatadas y unilaterales o bilaterales, postura decorticada o
decerebrada, depresión respiratoria y la "tríada de Cushing" de hipertensión, bradicardia y
respiración irregular
Intubación endotraqueal
Elevación de la HOB a 30 a 45 °
Son las lesiones traumáticas que afectan las diferentes estructuras (osteoligamentosas,
cartilaginosas, musculares, vasculares, meníngeas, radiculares y medulares) de la columna
vertebral a cualquiera de sus niveles, ocasionando un compromiso en las funciones neurales
(definitiva o transitoria) motoras, sensitivas y/o esfinterianas. Estas lesiones, con o sin déficit
neurológico, deben ser consideradas siempre en pacientes politraumatizados, en los cuales se
requiere una intervención apropiada, ya que aproximadamente un 20% fallece antes de llegar
al hospital y sólo el 13% se reincorpora a la vida laboral (sin ninguna secuela). La causa mas
frecuente de TVM son los accidentes de transito y las zonas mas comúnmente afectadas son
las zonas de transición (cervico-torácica y toraco-lumbar)
En el examen inicial el ABCD debe ser evaluado, controlado y restaurado según las
recomendaciones de las guías de atención al politraumatizado. El examen secundario es una
evaluación exhaustiva desde la cabeza a los pies. Este examen debe centrarse en los pacientes
con posible lesión medular si presentan dolor en el cuello o en la espalda, dolor a la palpación
en columna, signos de debilidad muscular, parálisis, parestesias, signos de incontinencia,
priapismo, aumento de la temperatura en la piel o eritema. Las conclusiones de la exploración
prehospitalaria deben ser recogida en la historia clínica con todo detalle.
El manejo de la vía aérea es igual a la mayoría de las víctimasde politraumatismos, ya que las
situaciones en las que existe posibilidad de LM son numerosas y habituales, especialmente los
pacientes con trastorno del nivel de conciencia y traumatismos por encima de las clavículas.
Sin embargo, y aunque resulte obvio, es conveniente recordar en este punto que la
permeabilidad de la vía aérea es una prioridad vital, y que de nada sirve una inmovilización
perfecta y un manejo escrupuloso si el paciente fallece o sufre encefalopatía grave por hipoxia
severa secundaria a un inadecuado o tardío control de esta. Por tanto, es necesario, mantener
una actitud prudente, presidida por el sentido común y basada en la experiencia del médico, lo
que le permitirá saber en qué circunstancias y en qué momentos se deben asumir necesaria y
obligatoriamente determinados riesgos para el paciente. En caso de lesión completa por
encima del nivel de C3 se
Soporte cardiovascular
shock neurogénico suele asociarse con una tensión arterial sistólica (TAS) menor a 90 mm Hg y
con una bradicardia severa por debajo de 60 por minuto. El shock hipovolémico suele
asociarse con TAS menor de 90 mm de Hg y taquicardia. Es posible distinguir entre shock
neurogénico y shock hipovolémico, pero a menudo los dos tipos de shock se dan
conjuntamente en la evaluación prehospitalaria. En la LM el objetivo principal es reestablecer
la circulación al tejido nervioso. Por lo tanto, durante el manejo del shock neurogénico, el
paciente debería estar en posición de Trendelenburg, y usar atropina y catecolaminas EV, si
está indicado. Para restablecer la circulación en el tejido nervioso en caso de shock
hipovolémico el paciente debe estar en la posición Trendelenburg y recibir fluidos
intravenosos. La administración de fluido debe hacerse con especial cuidado en esta situación
porque puede conducir a edema pulmonar. Deben colocarse al menos dos vías EV gruesas. La
tensión arterial media (TAM) debe ser al menos de 90 mm Hg; los episodios de hipotensión
deben evitarse y corregirse tan pronto como sea posible. El uso de los fluidos juega un papel
esencial en el manejo prehospitalario de la LM asociada con hipovolemia.
8.-Estabilizacion de columna
Se estima que hasta el 25% de LM pueden agravarse después de la lesión, bien sea durante el
transporte o bien, en el curso del tratamiento inicial6. La movilización cuidadosa y el empleo
de técnicas de salvamento apropiadas son cruciales en todos los pacientes con LM o en los
accidentes con mecanismos de lesión que potencialmente puedan causar lesión de la columna
vertebral. La inmovilización de la columna en bloque es fundamental y debe realizarse de
manera sistemática. Debe colocarse al paciente en decúbito supino sobre plano duro y en
posición neutra, con el eje cabeza- cuello-tronco-extremidades alineado, y aplica una discreta
tracción axial en el cuello, manteniéndolo también en posición neutra y evitando cualquier
movimiento de este. Mientras tanto, otra persona coloca el collarín cervical retirando ropas y
pelos que puedan impedir un buen ajuste. Es importante realizar una inspección y palpación
cuidadosa de la región cervical antes de inmovilizarla para poder detectar lesiones y valorar las
venas yugulares externas, pulsos carotídeos, tráquea y cartílagos laríngeos. El paciente debe
ser inmovilizado en el lugar del siniestro, y durante el transporte por medio de un collarín
cervical rígido e inmovilizador cervical, y sobre un tablero espinal rígido con correas6. El
dispositivo colchón de vacío en combinación con un collarín cervical es un sistema de
inmovilización muy válido y usado. El colchón de vacío es una estructura rellena de material
aislante a la que se le aplica una bomba para hacerle el vacío y transformarla en un soporte
rígido con la forma que nosotros queramos, puesto que es moldeable y adaptable a todas las
curvaturas del cuerpo. Otras ventajas son la mayor facilidad para colocar al paciente en
decúbito lateral en caso de vómitos y una buena amortiguación de las vibraciones del vehículo
gracias a su relleno de material aislante. Sin embargo, a pesar de su rigidez puede sufrir
arqueamientos, por lo que hay que movilizarlo sobre un soporte más rígido debajo (tabla o
camilla de tijera) o sobre la camilla de la ambulancia. Los dispositivos de inmovilización son
eficaces en la limitación del movimiento de la columna cervical generalmente, sin embargo, se
asocian con una morbilidad importante (incomodidad, presión dolorosa, úlcera de decúbito, y
dificultad para la respiración). Por lo tanto, los dispositivos de inmovilización deben ser
retirados cuando la lesión de la médula espinal se ha excluido con certeza en el hospital tras la
realización
El uso de Metilprednisolona: Está indicado si su aplicación puede iniciarse antes de ocho horas
de producido el traumatismo.
• Pausa de 45 minutos
Tratamiento Específico
Los objetivos de la terapéutica son corregir la alineación del raquis, proteger el tejido neural
indemne, restablecer la función del tejido nervioso con daño reversible y lograr una estabilidad
raquídea permanente. A fin de satisfacer estos objetos, las prioridades máximas son reducir e
inmovilizar cualquier fractura o luxación.
El alineamiento defectuoso del raquis cervical casi siempre se reduce mediante tracción
esquelética en posición neutral, que puede aplicarse con tenazas para cráneo o un aparato de
corona o halo.
Ambos se fijan percutáneamente a través de la tabla externa del cráneo en tanto se conserva
al paciente en posición supina e inmóvil. A continuación se traslada a una cama especial y se
inicia la tracción. Se toman radiografías laterales frecuentes para comprobar que se ha
reducido y evitar cualquier distensión excesiva que pueda lesionar más la médula espinal.
Nivel Cervical
- El período máximo de observación antes de actuar con cirugía no debe exceder de 24 horas.
- Cada media hora se debe ir incrementando el peso, con control radiográfico hasta la
reducción de la luxación, y luego se reduce el peso a la mitad.
- En los traumatismos del segmento posterior se indica laminectomía posterior con artrodesis
posterior y fijación con alambres.
Nivel Dorsal
En este sentido, la laminectomía debe ser tan amplia que permita una buena exploración de
las regiones anteriores y laterales de la médula. Muchas veces existen protrusión discal o un
espolón óseo que debe resecarse para recuperar el diámetro del conducto.
Nivel Lumbar
- Reducción de la luxación y fijación con injertos óseos, barra metálica, barra de Harrington que
se colocan a los lados.
- Cuando existe estallamiento del cuerpo vertebral procede su reposición por vía anterior.
BIBLIOGRAFIA
Jha, RM, Kochanek, PM y Simard, JM (2019). Fisiopatología y tratamiento del edema cerebral en lesiones
cerebrales traumáticas. Neurofarmacología , 145 (Pt B), 230–
246. https://doi.org/10.1016/j.neuropharm.2018.08.004
https://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/libros/Medicina/Neurocirugia/Volumen1/traum_vertb
_4.htm