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La Candelaria es una localidad ubicada en el centro oriente de la ciudad de


Bogotá, a pesar de ser la más pequeña en extensión su realidad deja entre ver la
confluencia de una serie de fenómenos que en su conjunto determinan las lógicas
relacionales que allí se surten. Es importante advertir que allí se estable el hito
fundacional de Santa fe de Bogotá y por ende gran parte de la institucionalidad del
país se encuentra en sus calles.

Además, la presencia de universidades, museos, hoteles, galerías, restaurantes y


toda una amalgama de servicios de diferente índole la hacen propicia para la
acogida permanente de viajeros que ven en su arquitectura, declarada en su
mayoría patrimonio, un atractivo especial.

En la división política de la localidad se pueden visitar barrios como La Catedral,


La Concordia, Las Aguas, Centro Administrativo, Egipto, Belén, Nueva Santa Fe y
Santa Bárbara. Su ubicación en la falda de los cerros orientales la hacen
privilegiada pues se cuenta como una de las localidades con el aire menos
contaminado de la ciudad.

Su economía se sustenta principalmente en la oferta de servicios educativos y de


turismo en torno a estas actividades giran otras como el comercio de víveres y
rancho.

Se evidencia también el desarrollo de proyectos ambicioso, liderados por el sector


público y con la cofinanciación del privado, encaminados a la rehabilitación de
zonas peatonales, recuperación de edificios y construcciones para la
consolidación de escenarios de cultura principalmente como galerías, teatros,
museos y exposiciones permanentes.

La intervención de programas sociales en la localidad es frecuente enfatizados en


la protección del transeúnte, el rescate de lo tradicional y la protección a la
infraestructura del barrio. Al contener la institucionalidad mayoritaria del país e
inclusive de la ciudad también se perfila como escenarios de protestas y marchas
reiteradas por parte de los estamentos civiles.
La programación cultural, educativa, deportiva y de otros servicios ofertados por el
Estado tiene gran presencia, conciertos, recitales, teatro callejero, actividades en
familia entre otras se puede disfrutar. Otro de los atractivos importantes en la
presencia de iglesias de época que llaman la atención de otro sector del turismo y
del que dependen variedad de labores como venta de escapularios y otros
elementos religiosos.

Con todo, la Candelaria es la localidad que más población flotante registra en el


día a día, sin embargo, la población residente es sustancialmente mayor. Los
transeúntes representan diversas culturas que giran en torno al rescate de lo
tradicional y la conservación del patrimonio histórico, la alta presencia de diversas
culturas hace de la candelaria un lugar interesante y a la vez propicio para la
aparición de fenómenos adversos para la convivencia social.

La alta presencia de vendedores informales y el “rebusque” crean un paisaje de


ocupación del espacio público que a la vez crean un montaje perfecto para la
mezcla de actividades delictivas especialmente de hurto a transeúntes o de
prostitución que se advierten en diversos documentos de política pública
formulados desde la alcaldía menor y mayor de Bogotá.

Otra de las situaciones que se evidencian es la gran presencia de microtráfico y


expendio de estupefacientes enfocado en turistas en busca de diversión y en la
que se mezcla el expendio a adolescentes y jóvenes que circundan el sector como
estudiantes de universidades y colegios que tiene sede allá.

En las noches, la oferta de servicios de diversión se potencia y la presencia de


narcomenudeo y venta de licor se acelera, las riñas son el delito que más
incidencia tienen en el sector especialmente los fines de semana. Sin embargo, la
presencia de policía en le sector en mayoritaria porque se enfocan en cuidar el
sector y proteger al turista, fuente de ingresos económicos que debe ser
especialmente protegida.
3. Toda esta situación de desarrollo que mezcla turismo, estudiantes, venta de
estupefacientes y oferta cultural hacen que programas de la Policía Nacional como
el de vigilancia por cuadrante tengan un gran impacto y transmitan una sensación
de seguridad que fuera del límite de protección arquitectónica se desborona
ocasionando segregación territorial al impedir el pasó de personas indeseables
que perturban el orden pletórico del turista común.

Estas problemáticas se pueden traducir en un rompimiento de la cohesión social


donde solo importa el bienestar de unos pocos que con dinero pueden acceder a
servicios de diversión, olvidando las problemáticas que más afectan a nuestra
ciudad como la indigencia y la drogadicción condenadas a ser evitadas e
ignoradas.

Limitar el tránsito de algunas personas por su aspecto o situación social y


económica hacen de la Candelaria un barrio para mostrar al turista y en el que se
ocultan, a propósito, un sinfín de problemáticas como la prostitución o la
drogadicción.

Fracturar la ciudad con lugares seguros y privilegiados, como algunas cuadras de


la Candelaria, hacen que los problemas se focalicen en lugares poco seguros o
donde el Estado no tiene presencia a costa de mostrar una buena imagen de la
ciudad, aún cuando no es así.

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