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Entre ellos no es difícil imaginar los crecientes procesos de contaminación visual, acústica, de aguas subterráneas y de los cursos de agua que circundan las grandes
ciudades, del aire, la derivada del tratamiento informal o ilegal de los residuos, entre otras. A estas consecuencias ambientales directas debemos agregarle las indirectas
como los procesos migratorios internos, la despoblación rural, la pobreza y la economía marginal en torno a basura, así como sus consecuencias sociales y disputas entre
intereses de diferentes clases sociales (“cartoneros” vs. vecinos).
La presente Unidad tiene por objeto incursionar en los principios que rigen el tratamiento de los residuos residuos sólidos urbanos conforme la normativa imperante en
nuestro país.
En primer término, debemos analizar qué consideramos residuo sólido urbano (RSU) para luego entrar al abordaje de los diferentes tipos de residuos.
“Se considera residuo sólido Urbano a toda materia producida en diferentes actividades de la ciudad que carece de valor económico, estético o sanitario para quien la
desecha. Como contrapartida, alguno de estos recursos se convierten en materiales para diversos actores sociales por su utilización secundaria como bien material, ya sea
mediante su recuperación o reciclaje. En este sentido, cualquier elemento que no sea peligroso para la salud o el ambiente es potencialmente portador de valor bajo
condiciones técnicas, socioeconómicas y culturales particulares 1”
A partir de esta conceptualización, podemos advertir que no se considera RSU únicamente a lo que tiramos en nuestras casas, sino que es mucho más abarcativa. En efecto
entre estos residuos encontramos a los domiciliarios (restos de comida, papel, cartón, plásticos, vidrios, telas, latas); otros que pueden revestir carácter de peligrosos como
lo son las pilas, las jeringas usadas, los medicamentos, etc.; los comerciales, institucionales y del sector servicios dentro de estos encontramos los producidos por los
comercios, la administración pública, el sector bancario, las lavanderías, estaciones de servicios, talleres, etc., los que se caracterizan por su gran volumen y en ellos puede
haber residuos que revistan el carácter de peligroso como aceites quemados, despojos de procesos químicos (fotografía, productos de tintorería, líquidos refrigerantes
etc.). En tercer término los derivados de la construcción, los que tienen un sistema de recolección y disposición diferente, generalmente se utilizan para rellenar cavas o
sectores bajos; los patológicos derivados de los centros de atención de salud humana y animal, los industriales cuyo tratamiento dependerá del tipo de actividad;
los agrícolas periurbanos que pueden incluir residuos peligrosos como restos de pesticidas, fertilizantes, y sus envases; y por último, la de los servicios comunitarios como
limpieza de plazas, paseos y calles que pueden tener residuos patógenos como animales muertos.
A su vez, este tipo de residuos -atento al estado de la técnica y la conciencia social- fueron tratados de modo diferente a lo largo de la historia en cuanto a su disposición
final pasando desde el simple depósito en las zonas alejadas o baldías de las ciudades, a los basurales oficiales a cielo abierto; luego a las usinas de incineración, hasta el
actual sistema de relleno sanitario. Por su parte, las acciones de reciclaje inorgánico y compostaje son actividades crecientes en el concierto mundial.
La International Solid Waste Association 2, (asociación internacional independiente no gubernamental y sin fines de lucro que trabaja en pos del interés público para
promover y desarrollar la gestión sostenible de los residuos), reúne a representantes de todo el mundo, estando representada Argentina por la Asociación para el Estudio
de Residuos Sólidos (ARS). Esta asociación nos proporciona datos interesantísimos respecto del estado de situación en nuestro país en relación a otras partes del mundo.
En cuanto a la composición de los RSU mientras en EUA los residuos orgánicos constituyen en 29%, en Buenos Aires estos alcanzan un 40%, en tanto los plásticos en EUA y
UE es de un 9% y en Buenos Aires alcanzan un 14%.
También resulta interesante advertir la diferencia existente en la gestión de los residuos urbanos en los distintos países: mientras en América Latina la disposición de
residuos en establecimientos a cielo abierto va desde un 40% en Chile a un 80% en Méjico, la misma es prácticamente nula en la U.E. y en EUA, donde no solo se advierte
un crecimiento de las técnicas de relleno sanitario, sino también un crecimiento de las acciones de reciclaje de material inorgánico y de compostaje, las que en países como
España superan entre ambas el 30%.
La disposición de RSU en establecimientos a cielo abierto produce un sinnúmero de efectos negativos entre los que podemos encontrar contaminación del suelo en el que
se depositan; de las aguas subterráneas y superficiales circundantes; humos nocivos derivados de la combustión incompleta de los residuos quemados clandestinamente en
dichos basurales; emisiones de gases metánicos allí generados; acción de vectores (biológicos, hídricos, eólicos o tróficos) potenciales transmisores de enfermedades;
además del deterioro del paisaje y de las formas de vida humana no sostenibles para quiénes habitan en las inmediaciones de esos basurales o manipulan directamente los
residuos.
En nuestro país, ante la diversidad RSU, la legislación les ha dado un tratamiento diferenciado: por un lado tenemos las leyes 25041 de Residuos Peligros (de aplicación
residual) y la 25018 de Gestión de Residuos Radioactivos; por otro las leyes 25612 de Gestión Integral de Residuos Industriales, 25670 de gestión y eliminación de PCBs, la
25916 de Gestión Integral de Residuos Domiciliarios y la 27279 Gestión de envases vacíos de fitosanitarios revistiendo estas cuatro últimas el carácter de Normas de
Presupuestos Mínimos en los términos previstos por el art. 41 de la Constitución Nacional.
Gestión integral de residuos industriales y de actividades de servicios (Ley 25612).
(video)
Asimismo, es de tener en cuenta a los efectos del análisis del tratamiento de los RSU; la estructura federal de nuestro país y el régimen municipal adoptado por nuestra
Constitución Nacional, lo que tiene incidencias en cuanto a las autoridades de aplicación, competencia legiferante, poder de policía, competencia jurisdiccional, etc.
Liminarmente debemos decir que en nuestro país -en principio- el manejo de los R.S.U. es de incumbencia municipal, sobre cuyos gobiernos recae la responsabilidad de su
gestión y disposición final. No obstante ello y atento a lo expresado en cuanto a la constitución de grandes áreas metropolitanas, el tratamiento intermunicipal de los
residuos resulta imprescindible y en su consecuencia, la intervención de los gobiernos provinciales y nacionales, cobrando de este modo vital importancia el principio de
subsidiaridad en el desarrollo de la normativa y las políticas ambientales.
Así surge de las conclusiones del Taller 9 sobre presupuestos mínimos de protección ambiental: "Ley N.º 25.916 de Gestión de Residuos Domiciliarios" organizado por la
FARN en cooperación con el Centro de Derecho Ambiental de la UICN 4: el Estado Nacional debe ser el generador de políticas en el ámbito del Consejo Federal del Medio
Ambiente (COFEMA) tendientes a la construcción de canales de interacción entre éste y los municipios, asimismo en el desarrollo de acciones encaminadas a generar la
conciencia en el consumo tendiente a disminuir la generación de residuos.
Es de recordar que la generación de RSU constituye una preocupación de las autoridades de todos los niveles, no sólo por las consecuencias negativas para el ambiente y
sus elementos, sino por la necesidad de espacio para la disposición final de los mismos.
En un informe informe del Banco Mundial “What a Waste 2.0: A Global Snapshot of Solid Waste Management to 2050”5 se estima que con el crecimiento demográfico
actual para el año 2050 estaremos incrementando en una cifra cercana al 70% la generación de RSU, estando esta generación en directa relación con los hábitos de
consumo, el poder adquisitivo, los sistemas productivos, los métodos de embalaje y envasado de bienes y servicios, y en general, con todos los aspectos relacionados al
crecimiento económico de los países.
En el ámbito internacional, con la suscripción de la Agenda 21 6, en la Cumbre de Río de Janeiro (1992), los Estados asumieron el compromiso de desarrollar políticas
tendientes a la reducción al mínimo de los desechos, al aumento al máximo de la reutilización y al reciclado ecológicamente racional de los desechos, a la promoción de la
eliminación y disposición ecológicamente racional de los desechos y a la ampliación del alcance de los servicios que se ocupan de los desechos.
A los efectos de tornar operativos estos objetivos acordaron las Bases para la Acción de la Agenda 21 por las cuales se comprometieron a:
Formular políticas y planes nacionales utilizando instrumentos económicos, fiscales y de otra índole para promover modificaciones sobre las pautas y modalidades
de producción y consumo no sostenibles, incentivar la reutilización y el reciclado y aumentar la comerciabilidad del material y productos de desechos recuperados.
Financiar programas experimentales de investigación y desarrollo de pequeñas industrias de reciclado, producción de abono orgánico y recuperación de energía a
partir de los desechos.
Elaborar directrices y manuales de prácticas sustentables de manejo de residuos.
Ampliar redes de información y difusión sobre tecnologías de producción limpias, sistemas de reutilización y reciclado y tecnologías locales innovadoras. De
transformación de desechos.
Promover la educación pública, la participación y el apoyo de la comunidad en la aplicación de procedimientos para la gestión de los desechos sólidos.
En tanto en Johannesburgo 2002 , acordaron:
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La Ley 25916 pone a la gestión de los Residuos Domiciliarios en la agenda política ambiental, estableciendo el principio de GESTION INTEGRAL.
Por su parte, el Estado es el responsable de garantizar la recolección y transporte con metodología, frecuencia y vehículos adecuados, a los efectos de evitar la dispersión y
minimizar los impactos negativos sobre el ambiente.
El criterio de GESTIÓN INTEGRAL tiene como objetivo primario el desarrollo de procesos de valorización de los residuos y para aquellos que no puedan ser objeto de este
proceso la disposición final, a cuyo efecto deberán habilitarse los centros previa elaboración de un EIA que prevea la realización de actividades de monitoreo para las etapas
de operación, clausura y postclausura. Los centros de disposición final deberán ubicarse lejos de las áreas urbanas y no podrán establecerse dentro de áreas protegidas o
sitios que contengan elementos significativos del patrimonio natural y cultural, ni en zonas inundables.
Otro de los criterios sustentados por la norma es el de la COORDINACIÓN INTERJURISDICCIONAL en el que cobra un rol de preponderancia el COFEMA. Es importante tener
presente este criterio, porque la ley además de ser de presupuestos mínimos reviste el carácter de Orden Público.
Es por ello que atento a la responsabilidad primaria de los estados Municipales y a la de los estados Provincial y Nacional en virtud del principio de subsidiariedad, y
existiendo una norma de presupuestos mínimos en la materia, resulta necesaria la adaptación de la normativa, la que compartiendo el criterio asumido en el Taller 9º de la
FARN, su adecuación deberá efectuarse considerando los principios de congruencia y progresividad, teniendo en cuenta los compromisos asumidos por el país en los
distintos instrumentos de Derecho Internacional Ambiental, la valoración de las tecnologías limpias, e involucrando en los procesos de toma de decisiones a las
instituciones que forman parte de la sociedad civil y a los vecinos a los efectos de evitar el efecto nimby9.
Tal como lo sostiene la autoridad nacional ambiental, “el residuo puede ser REDUCIDO o DISMINUIDO, en cantidad y/o calidad, mediante procesos y pautas de producción,
consumo y/o comercialización que lo minimicen y/o eliminen”10. En efecto no todo residuo es un desecho; como lo mencionáramos al principio, todo residuo es
potencialmente portador de valor, bajo condiciones técnicas, socioeconómicas y culturales particulares. Y la puesta en valor de los mismos implica una optimización de los
recursos naturales, energéticos, una reducción de los niveles de contaminación, un mejoramiento de la calidad de vida y un modo de incorporar al mercado laboral a
sectores marginales garantizando de este modo modelos de inclusión social.
En el marco de la provincia de Santa Fe habrá de tenerse presente dos leyes, la 11872 que modifica el artículo 1° de la Ley 10867 disponiendo: “Prohíbese en todo el
territorio provincial el desmalezamiento, por medio del fuego y la instalación de cualquier tipo de depósito a cielo abierto, público o privado, de residuos sólidos, urbanos,
industriales o de cualquier otra naturaleza, proclives a la combustión, autocombustión y generación de humos o gases, que pudieren ocasionar riesgos al tránsito en las
rutas provinciales y nacionales, y en vías ferroviarias que atraviesan la Provincia, sin que a los mismos se los trate con técnicas que impidan estas consecuencias" (las
negrillas me pertencen).
Por su parte la Ley 13055 por medio de la cual la provincia adopta el concepto de “Basura Cero” consistente en la “...reducción progresiva de la disposición final de los
residuos sólidos urbanos, con plazos y metas concretas, por medio de la adopción de un conjunto de medidas orientadas a la reducción en la generación de residuos, la
separación selectiva, la recuperación y el reciclado.”
Según esta norma, tomando como base el total de los residuos dispuestos en el año 2008 se busca llegar al año 2030 sin disponer en los rellenos sanitarios de la
provincia, materiales tanto reciclables como aprovechables.
Para ello y aplicando el principio de progresividad tomando en cuenta la referida línea de base debió operarse una reducción para el año 2016 del 15% y a partir de esa
fecha en forma bianual un 12%.
En síntesis, el estado en sus tres niveles deberá articular sus esfuerzos en pos de lograr los objetivos planteados en el Plan Nacional de Valorización de Residuos
concordante con los valores expresados precedentemente y para ello será necesario la participación de las organizaciones de la sociedad civil y el compromiso de todos,
pues como nos enseñara el maestro Ramón MARTIN MATEO “La producción de residuos no es una característica exclusiva del hombre... sin embargo, en la vida animal
estos subproductos se incorporan fácilmente por la naturaleza a los ciclos de los sistemas ecológicos” 11
A su vez el uso de estos productos genera un residuo altamente peligroso si no tiene un tratamiento adecuado consistente en los envases en que son comercializados los
mismos una vez utilizados.
Tal como lo refleja el trabajo “LA PROBLEMÁTICA DE LOS AGROQUÍMICOS Y SUS ENVASES, SU INCIDENCIA EN LA SALUD DE LOS TRABAJADORES,
LA POBLACIÓN EXPUESTA Y EL AMBIENTE” en su resumen ejecutivo: “La problemática de los envases de agroquímicos debe abordarse integralmente y desde
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su origen hasta la disposición final ambientalmente adecuada. Todas las medidas que se adopten pensando solo en la disposición final, a cargo y de responsabilidad del
productor rural como último usuario, serán paliativas y parciales”
Luego de intensos debates el 14 de septiembre de 2016 se aprueba la la Ley 27279 13 de Gestión de Envases Vacíos de Fitosanitarios la que entre sus principales
características podemos mencionar:
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En el siguiente video la Dra. Eugenia MAGNASCO del área de Medio Ambiente de AACREA nos comenta la Ley
https://www.youtube.com/watch?v=AYlc3yfbiv0&feature=youtu.be
Complementando el video precedente a constinuación veremos la presentación elaborada por el Ministerio de Agroindustria el de Medioambiente y Desarrollo
Sustentable, el INTA y el SENASA, podemos ver las causas que llevaron al dictado de la Ley 27279, así como los aspectos salientes de la misma.
http://tomasa.chascomus.gob.ar/archivos/descargas/Gesti%C3%B3n_de_Envases_Vac%C3%ADos_de_Fitosanitarios_-_Presentacion_MA&DS.pdf
Por su parte la Provincia de Santa Fe, siguiendo la ley nacional a través de la ley 13.842 del año 2018 creó el “Sistema Provincial de Gestión Diferecnial e Integral de
Envases”, regulando el sistema, las responsabilidades de registro de cada uno de los sujetos intervinientes, las sanciones por incumplimiento y la autoridad de aplicación y
la constitución de un Consejo Consultivo en el que podrá invitarse a participar a centros comerciales e industriales, organizaciones gremiales, cámaras empresariales y de
productores, representantes de pequeñas y medianas empresas, ONGs, autoridades municipales y comunales, universidades nacionales con sede en la provincia de Santa
Fe.
El autor del proyecto, Senador Alcides Calvo (Dpto Castellanos) en oportunidad de su debate expresó: “Esta iniciativa surge con la idea clara y práctica de una agricultura
que, sin desmedro de su productividad y sustentabilidad, preste atención y cuidado del medio ambiente y la seguridad de las personas, donde los envases de productos
fitosanitarios sean recolectados, tratados debidamente y transformados en artículos útiles de una manera ambientalmente segura”
Pese a haber pasado un año y medio desde la sanción de la Ley, el 13 de febrero de este año el Senado provincial aprobó por unanimidad un Proyecto de Comunicación
requiriendo la reglamentación de la Ley al Poder Ejecutivo provincial.