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Heitor Villa-Lobos (1887-1959)

El compositor brasileño más significativo del siglo XX, Villa-Lobos se destaca


por su éxito en crear un estilo de composición que combina las técnicas europeas
contemporáneas con elementos de la música nacional brasileña.
Heitor aprendió de su padre Raúl Villa-Lobos a tocar el violonchelo, el cual era un
músico aficionado. Se sintió atraído por la música popular de Rio de Janeiro y
aprendió a tocar la guitarra, un instrumento considerado representativo de la cultura
popular y sujeto a la desaprobación social. Después de la muerte de su padre Villa-
Lobos comenzó a adentrarse a la vida de músicos de la calle como guitarrista.
A pesar de que Villa-Lobos no fue un buen pianista su contribución a la literatura
del piano del siglo XX es remarcable por su rango de expresión, las técnicas usadas
y la cantidad de obras. De sus trabajos se destaca Prole do bebê no. 2 (1921), una
suite en nueve movimientos que representan animales de juguete y que se pueden
definir como estudios trascendentales. De ellos “O boisinho de chumbo” (el toro o
buey de metal), utiliza pasajes rápidos de escalas con diferentes intervalos,
glissandos diatónicos y cromáticos, saltos grandes, uso de los registros extremos
del teclado, diferentes acentuaciones y capas rítmicas, y hasta tres niveles
dinámicos diferentes. El grandioso final con sus masivos bloques de acordes,
claramente representa el toro.
Algunas canciones folclóricas son citadas con pocas alteraciones como Fui no
tororó en la segunda parte de “A baratinha de papel” que al principio presenta un
típico ostinato de habanera y un tema cuyo contorno melódico y ritmo muestra el
espíritu brasileño. El ostinato revela un ingenioso procedimiento en la alternancia
de teclas blancas y negras: en el primer grupo de dieciseisavos la primera, tercera
y cuarta notas son blancas mientras la segunda nota es negra; en el segundo grupo,
la segunda y tercera notas se tocan en las teclas blancas mientras la primera y
cuarta en las teclas negras.
La música de los chorões le fascinaba. Villa-Lobos escribió catorce Chôros entre
1920 y 1929 y cada uno es concebido como un movimiento multi-seccional escrito
para diferentes instrumentaciones: el No. 1 para guitarra sola, los. 2, 4 y 7 para
grupos de cámara pequeños, los 6, 8 y 9 para orquesta sinfónica y No. 10 para
orquesta y coro. Todos reflejan el carácter improvisación y rapsodia, así como los
ritmos sincopados de la música popular tocada por las bandas de chorões.
De las piezas en la serie, Chôros no. 10 (“Rasga o coração” 1926) es
generalmente considerada su obra maestra. El subtítulo proviene de una modinha
del poeta Catulo da Paixão Cearense. La obra contiene dos temas y utiliza ostinatos,
contrapunto complejo con silabas sin sentido que evocan los sonidos fonéticos de
los dialectos aborígenes, estructuras poli-tonales, clusters, sincopas múltiples y poli-
ritmos.
En 1923, Villa-Lobos escribió una de sus piezas más notables, el Noneto para
alientos, arpa, piano, celesta, percusión y coro sin texto. Esta obra se subtitulo “Una
rápida impresión de todo Brasil” y representa una nueva síntesis de la expresión
nacional musical. Los timbres utilizados son inusuales en su combinación y su
escritura para percusión era muy elaborada para la época. Además, usaba un rango
de instrumentos sin precedente que incluía algunos instrumentos propios de Brasil.
Después de 1929 dejo de escribir la serie de Chôros y empezó una nueva serie de
nueve composiciones tituladas Bachianas brasileiras (1930-45). En ellas intento
mezclar el carácter de la música popular brasileña con las características estilísticas
de la música de J. S. Bach, un compositor a quien admiraba particularmente y uno
que desde su punto de vista tenía una afinidad con la música.
Las Bachianas plasman ciertas características estilísticas generales de Bach:
construcción melódica secuencial, cadenas de suspensiones, texturas
contrapuntísticas, etc. A diferencia de los Chôros, ellas tienen más de un
movimiento y casi todos los movimientos tienen una doble designación, una de
origen barroco y otra que indica la danza brasileña.
Villa-Lobos fue un compositor extraordinariamente prolífico y se calcula que sus
obras exceden el número de 2000 (muchas aun en manuscrito). Su lista de obras
incluye doce sinfonías, un gran número de conciertos entre los que figuran cinco
para piano, dos para violonchelo, uno para harpa y uno para armónica; 17 cuartetos
de cuerda y un gran número de música de cámara, vocal y para piano solo.

Bachianas Brasileiras nº 5
Como su título lo sugiere, las nueve Bachianas, compuestas entre 1930 y 1945,
tienen como fuente de inspiración a Johann Sebastian Bach en novedosa amalgama
con la herencia brasileña del compositor. Se trata de un conjunto de obras
singularmente variadas, tanto en su aspecto formal como en la disposición
instrumental. La Bachianas Brasileiras nº 5 es la más famosa del ciclo, para soprano
y conjunto de ocho violoncelos. Del primero de ellos la cantante Victoria de Los
Angeles grabó en los años 60 una versión que hoy es legendaria y que consiguió
para la pieza su hasta hoy innegable popularidad.
La Bachiana compuesta en 1938 se divide en dos partes: el Aria (Cantilena) y la
Danza (O Martelo).
El Aria, con una estructura simétrica, comienza con la vocalización de la soprano y
el chelo, duo que es acompañado del resto de violonchelos en pizzicato.
La segunda parte, Danza, también con una disposición simétrica, es mucho más
agitada, y la voz del soprano imita el canto de los pájaros, inspiración de esta danza.
La Danza es un allegretto, con una sección central più mosso. Si el Aria es de una
gran dificultad técnica para la solista, exigiéndole además una gran capacidad
expresiva, este Martelo de loca alegría exige una cuidadísima dicción, dado lo
endiablado de la letra, con su atropellada enumeración de varios tipos de danzas
brasileñas. Consciente de ello, Villa-Lobos concede catorce compases de respiro a
la soprano entre “Para recordar el Cariri” y la sección final del poema.

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