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Los Principios y Fundamentos Del Proceso Laboral PDF
Los Principios y Fundamentos Del Proceso Laboral PDF
Cuando nos referimos a los Principios, además de las naturales funciones que
ellos cumplen; hecho que ya crea un problema en su estudio, encontramos
aquel problema que se refiere a su identificación, separando los que pertenecen
al derecho positivo de los que pertenecen estrictamente, al derecho procesal,
aun cuando puede pensarse que los segundos tienen su fundamento y se
explican por los primeros, es decir, por los Principios Generales. A ello se
suman los llamados principios constitucionales o principios de la función
jurisdiccional, como los denomina la Constitución del Estado en su artículo
139º, entre los que se encuentran la unidad y exclusividad de la función
jurisdiccional, la independencia, el debido proceso, la tutela jurisdiccional y
otros.
La Nueva Ley Procesal del Trabajo, Nº 29497, se refiere a los Principios del
Proceso Laboral, en el artículo I del Título Preliminar, enumerándolos en una
lista abierta, al igual que su antecesora. Éstos son los siguientes: Inmediación,
oralidad, concentración, celeridad, economía procesal y veracidad.
Respecto a los Principios del Proceso Laboral, es preciso anotar que siendo las
garantías constitucionales de la impartición de justicia un desprendimiento del
Derecho “a la Tutela Judicial Efectiva como principios que configuran
constitucionalmente el debido proceso legal” (…) “… éstos principios rectores
integran la idea del Debido Proceso Legal y su desarrollo está encomendado a
las leyes reglamentarias del mismo, o sea, las leyes procesales civil, penal,
laboral, agraria, etc. Tales adecuarán un proceso que satisfaga las necesidades
de justicia tomando para ello en cuenta el tipo de pretensiones y,
fundamentalmente, el carácter disponible e indisponible de las normas
materiales a ser actuadas. Esto origina que al lado de los principios, referentes
al Debido Proceso Legal se erijan – a partir de estos mismos - los “principios
técnicos” que aluden a la manera de “interrelacionarse” los distintos elementos
que componen el fenómeno procesal: sujetos, actos, finalidades, condiciones,
cargas, deberes, derechos, y que responden a cierta orientación política”1.
Desde tal perspectiva, una relación de los principios rectores del Proceso
Laboral, siguiendo a la Ley Procesal del Trabajo, el Código Procesal Civil, la
Ley Orgánica del Poder Judicial y algunas de las propuestas formuladas hasta
el momento, dejando abierta la posibilidad de que existan otros principios que
involuntaria o voluntariamente se hubieran omitido, sería la siguiente:
Inmediación, oralidad, concentración, celeridad, economía procesal, conducta
procesal (veracidad, buena fe y probidad), de economía, de socialización,
gratuidad, legalidad, preclusión, igualdad de las partes, instancia plural,
dispositivo atenuado, publicidad, sana crítica, eventualidad, del favor
procesum. De ésta larga lista solo aludiremos a algunos de ellos.
1
Paredes Palacios, Paúl: obra citada, pág. 107.
También se comentarán los principios de interpretación favorable In dubio pro
operario, aplicación de la norma más favorable e irrenunciabilidad de derechos
laborales, como principios que se desgajan del Principio Protector del Derecho
del Trabajo, que no han sido incluidos por la Nueva Ley Procesal del Trabajo,
como lo hizo la derogada Ley 26636.
Con respecto a los fundamentos del Proceso Laboral, que como una novedad
han sido incluidos la Nueva Ley Procesal del Trabajo, artículo III del Título
Preliminar, se dirá que se trata de una innovación de suma trascendencia que
traerá como resultado una mayor preocupación de los operadores del derecho
(Magistrados y Abogados) por reducir la brecha de desigualdad que se observa
en nuestra sociedad, como consecuencia de la concentración del poder
económico en sectores minoritarios de la población y la exclusión, casi total de
la gran mayoría de personas que carecen de recursos económicos y que ante la
urgencia de encontrar un puesto de trabajo se ven obligados a aceptar
condiciones de trabajo que agravian su dignidad como personas y miembros de
una sociedad denominada democrática y social. La obligación de los jueces de
evitar que la desigualdad entre las partes afecte el desarrollo o resultado del
proceso, importa un expreso reconocimiento que en nuestra sociedad la
desigualdad es una realidad insoslayable, por lo que debe procurar que se
alcance la igualdad real de las partes.
La Nueva Ley Procesal del Trabajo agrupa algunos de los principios que rigen
el proceso laboral, en su artículo I del Título Preliminar, incrementándolos, en
relación con la derogada Ley 26636. Al mismo tiempo no incluye principios
que si contenía, la referida ley, tales como el indubio pro operario, la norma
más beneficiosa y la irrenunciabilidad de los derechos reconocidos por la
Constitución y la Ley. En el comentario que a continuación se hace, se
procurará seguir el mismo orden
Como se ha señalado, nuestra vigente Ley Procesal del Trabajo, recoge sólo
seis principios, que van a cumplir una función inspiradora del proceso laboral,
por propia prescripción de la norma. Sin embargo, no serán únicamente éstos
los que se apliquen, desde que utiliza la frase “entre otros”.
“El proceso oral, nos dice, Mario Pasco Cosmópolis, se desenvuelve sobre
la base de determinadas premisas u objetivos: El primero es que las
actividades centrales del proceso deben ejecutarse en audiencia presencial
continua, con asistencia forzosa de las partes y bajo la presidencia
inexcusable del juez. Por consiguiente, cuando una sesión se cierra sin
concluir por razones de tiempo, no debe citarse para su continuación en
una fecha distante, sino inmediata, al día siguiente, y así de modo sucesivo
hasta agotarla. Sólo así puede darse el continuum requerido para que el
juez pueda apreciar la litis en su integridad, no fraccionada o mutilada. La
audiencia pasa a ser la verdadera entrada del proceso, su cuor cuore. El
segundo es que en esa audiencia todas las actuaciones se ejecuten en
forma oral: los interrogatorios, los testimonios, los peritajes, todo, en fin,
de ser desahogado de viva voz. Incluso, todo ello debe ser registrado, no
solo en actas escritas, sino con el uso de los medios técnicos de que hoy
con tanta facilidad se dispone: cinta magnetofónica, videos, etc., con el
objeto de que, en su momento y de ser necesario, sean apreciados por el
juzgador con la máxima proximidad objetiva al modo como fueron
actuados. Así lo prevé el artículo 12º de la nueva Ley Nº 29497. La
tercera exigencia es que la sentencia sea dictada en la propia audiencia, en
forma casi instantánea, cuando el juez está todavía bajo el impacto de lo
que acaba de vivir. Así lo establece la flamante Ley Procesal del Trabajo,
la cual con prudencia autoriza excepciones, en casos de especial
complejidad debidamente justificados. Con ello se logra la fusión de los
diversos atributos ideales del proceso laboral: sencillez, celeridad,
concentración e inmediatez, logrados a través de la oralidad”2.
La oralidad, aparece así como uno de los principios que unifican o activan
otros principios, como el de inmediación, concentración y celeridad. Sobre
ello, Millar, en cita que hace Paredes Palacios, sobre la oralidad ha dicho
2
Ob. cit. pp. 57-58
que: “En sentido amplio, oralidad significa inmediación, concentración,
publicidad, unidad de instancia, libre valoración de la prueba, celeridad y
simplificación de las formas. En sentido literal del término oralidad y
escritura – que es su término contrapuesto – significan simplemente que la
palabra, en el primer caso, y la letra, en el segundo,
constituyen el medio de comunicación entre las partes y el Tribunal”3.
3
Ob. cit. pp. 108-109.
4
Cappelleti, Mauro: “El Proceso Civil en el Derecho”, cita de Paredes Palacios, Paúl, p. 109.
5
Ob. cit. 109
otras características o principios, como el de inmediación, concentración,
publicidad, eventualidad y apreciación racional de la prueba, según lo
anota Mauro Capelleti, uno de los más fervientes defensores de la
oralidad6. Desde otra perspectiva “debe aclararse que cuando hablamos de
oralidad, lo hacemos para usar un término que es de común conocimiento
y aceptación, aunque sabemos de antemano que prácticamente no hay
régimen alguno de derecho positivo exclusivamente oral, sino que todos
son mixtos (…). Los Procesos que hoy se consideran como orales, tienen,
en general, una fase de proposición escrita, una o dos audiencias orales
(prueba y debate; a veces, inclusive la sentencia dictada al final de la
última) y luego recursos de apelación o casación, también escritos. Son,
por lo tanto, mixtos. Más correctamente deberíamos llamarlos procesos
por audiencia, ya que en esta (trial) es donde se realiza la parte sustancial
del juicio (…). O sea que la oralidad, tal como la entendemos actualmente,
no implica desaprovechar un medio de comunicación tan preciso y
depurado como la escritura (según subrayan, con razón, quienes la
defienden). Lo que rechazamos es el proceso escrito y secreto, sin
inmediación y concentración (especialmente para la prueba y el debate
oral)”, nos dice Enrique Véscovi7. En nuestro país éste principio se
encuentra recogido en el artículo 6º de la Ley Orgánica del Poder Judicial
y se materializa en el acto de la Audiencia de Conciliación, más no así en
la demanda, contestación e interposición de recursos impugnatorios, por
ello no creo que existan argumentos valederos para afirmar que existan
procesos puramente orales o escritos, como una dicotomía en que pueda
impugnarse la presencia de uno, por la presencia del otro. “En sentido
amplio, oralidad significa inmediación, concentración, publicidad, unidad
de instancia, libre valoración de la prueba, celeridad y simplificación de
las formas, En sentido literal del término oralidad y escritura – que es su
término contrapuesto – “significan simplemente que la palabra, en el
primer caso, y la letra, en el segundo, constituyen un medio de
comunicación entre las partes y el Tribunal”8.
6
Véscovi, Enrique: Obra citada, pág. 51.
7
Véscovi, Enrique: Obra citada, pág. 51.
8
Millar, pág. 143, cita de Paredes Palacios Paúl, obra citada, págs. 108 y 109.
contacto directo entre el juez y las partes que intervienen en el proceso. La
oralidad sin inmediación es inconcebible. Respecto a este principio, la
derogada Ley 26636, contenía una precisión, siguiendo lo dispuesto por el
artículo 5º de la Ley Orgánica del Poder Judicial y el artículo II, del T. P.
del Código Procesal Civil, al establecer en el segundo párrafo del artículo I
del T. P. que: “Las audiencias y actuación de los medios probatorios se
realizan ante el Juez, siendo indelegables bajo sanción de nulidad”9. Los
actos procesales más importantes del proceso debían realizarse ante el
Juez: Las audiencias y la actuación de los medios probatorios, no pudiendo
delegar funciones “bajo sanción de nulidad”.
Sin las precisiones de la Ley 26636, la Nueva Ley Procesal del Trabajo,
con un sentido más práctico en la aplicación del principio de inmediatez,
establece que “el juez dirige las actuaciones procesales y pronuncia
sentencia. Las audiencias son sustancialmente un debate oral de
10
Montoya Melgar, Alfredo: Derecho del Trabajo, 11ª Edición, Editorial Tecnos S. A., 1990,
Madrid – España, pág. 706.
11
Cita de Paredes Palacios, obra citada, pág. 109.
12
Paredes Palacios, Paúl, obra citada, pág. 109.
13
Cita de Paredes Palacios, Paúl, obra citada, pág. 109.
14
Véscovi, Enrique: Obra citada, pág. 52.
posiciones presididas por el juez, quien puede interrogar a las partes, sus
abogados y terceros participantes en cualquier momento” (art. 12º
NLPT), Por ello, es que la misma Ley, impone la obligación de las partes a
concurrir “a la audiencia en la que se actúan las pruebas con todos sus
testigos, peritos y documentos que, en dicho momento, corresponda
ofrecer, exhibir o se pretenda hacer valer con relación a las cuestiones
probatorias” (art. 21º NLPT). Será el Juez quien realiza el interrogatorio
de las partes, testigos, peritos y otros (art. 24º NLPT). En conclusión el
Juez contacta con las partes y quienes intervienen en el proceso, en la
audiencia de conciliación, audiencia de juzgamiento y etapa de actuación
probatoria, tratándose del proceso ordinario laboral (arts. 43º, 44º y 45º
NLPT). En el Proceso Abreviado Laboral, lo hace en la Audiencia Única,
que concentra las etapas de conciliación, confrontación de posiciones,
actuación probatoria, alegatos y sentencia (art. 49º NLPT).
15
“El proceso se realiza procurando que su desarrollo ocurra en el menor número de actos
procesales” (art. V. T. P. C. P. C. ). Ver art. 6º LOPJ.
artículo 49º, en el que se establece que la Audiencia Única “Comprende y
concentra las etapas de conciliación, confrontación de posiciones,
actuación probatoria, alegatos y sentencia, las cuales se realizan en dicho
orden, una seguida de la otra...”.
16
Obra citada, pág. 52.
17
Véscovi, pág. 52
modo natural de resolver la controversia, pues dos que disputan y someten
su conflicto a un tercero, lo lógico parece ser que se reúnan y dialoguen”18.
d. Celeridad Procesal: “En todo proceso laboral los jueces (…), privilegian
el fondo sobre la forma, interpretan los requisitos y presupuestos
procesales en sentido favorable a la continuidad del proceso” (art. III T.
P. NLPT), Fundamentos del Proceso Laboral). En esta proclamación
encontramos expresada una de las razones que han motivado la dación de
la Nueva Ley Procesal del Trabajo, cuya aspiración es que al aplicarse el
Principio de Celeridad Procesal, el proceso no tenga una mayor duración
de cuatro o seis meses. La expresión práctica del principio, se encuentra en
la reducción de los plazos para contestar la demanda, citación a la
audiencia de conciliación, audiencia de juzgamiento, actividad probatoria,
alegatos y sentencia, como consecuencia de la aplicación de los principios
de oralidad, inmediación y concentración. Se han establecido plazos
mínimos y máximos para todos los procesos regulados por la Nueva Ley
Procesal del Trabajo, así como para la tramitación de la impugnación de
sentencia de Primera y Segunda Instancia y el recurso impugnatorio de
casación.
18
Obra citada.
celebración de la audiencia de vista de la causa, 20 a 30 días para la
realización de esta y 05 días como plazo máximo para expedir sentencia,
pudiendo dictarse luego de transcurridos una hora de celebrada la
audiencia (art. 33º NLPT).
20
Ermida Uriarte, Oscar: “Protección Jurisdiccional de los Derechos Laborales, Relevancia de su
Constitucionalización, Flexibilidad Laboral y Formación Profesional a Comienzos del Siglo
XXI”, Revista publicada por Justicia y Vida, Instituto de Defensa Legal y Sociedad Peruana de
Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, Junio de 2003, Lima – Perú, pag. 8.
21
Paredes Palacios, Paúl, obra citada.
22
Véscovi, Enrique: obra citada, pág. 58.
23
Montoya Melgar Alfredo: obra citada, pág. 705.
proceso laboral no han logrado evitar, sin embargo, que la insuficiencia de
medios personales y materiales del Orden Jurisdiccional se traduzca en la
dilatación real de los plazos y en el preocupante crecimiento de los asuntos
pendientes”24.
e. De Economía procesal: Tiene que ver con el ahorro del tiempo, esfuerzo
y costos, tanto para los justiciables como para el propio Estado. Busca el
menor costo, que interesa tanto a los litigantes como al propio Estado, toda
vez que la jurisdicción, para su actuación requiere de un conjunto de
elementos que intervienen en el proceso y que constituyen egresos para el
Fisco. Se trata del logro del mayor resultado con el menor costo y
esfuerzo. Este principio se materializa, por ejemplo, en los siguientes
hechos: Abreviar y simplificar términos, reprimir maniobras dilatorias (art.
11º. “b” NLPT) y otros. La Ley Orgánica del Poder Judicial contempla
este principio en el artículo 6º25. Por su lado, el Código Procesal Civil, lo
regula en el cuarto párrafo del artículo V, de su Título Preliminar26. Por
este principio se busca obtener la resolución que pone fin al conflicto
intersubjetivo con el mínimo de actividad procesal por parte de los
justiciables. El ahorro procesal, sinónimo de economía procesal, se
produce por ley o mandato del juez. Puede afirmarse que en concordancia
con este principio, en la Ley Procesal del Trabajo, se han establecido
varias clases de procesos: proceso laboral ordinario (art. 42º y siguientes
NLPT)), Proceso Abreviado Laboral (art. 48º y siguientes NLPT),
Procesos Impugnativos de Laudos Arbitrales Económicos (arts. 50º y
siguientes NLPT), Procesos de Ejecución (arts. 57º y siguientes NLPT)),
entre otros. La economía procesal establecida por la ley, se complementa
con la economía establecida por el Juez, según las circunstancias y las
necesidades del proceso, con el objeto de asegurar su pronta solución. Así,
por ejemplo, “…enuncia los hechos que no necesitan de actuación
probatoria por tratarse de hechos admitidos, presumidos por ley,
recogidos en resolución judicial con calidad de cosa juzgada o notorios;
así como los medios probatorios dejados de lado por estar dirigidos a la
24
Obra citada, pág. 706.
25
Ver art. 6º LOPJ.
26
“La actividad procesal se realiza diligentemente y dentro de los plazos establecidos, debiendo el
Juez, a través de los auxiliares bajo su dirección, tomar las medidas necesarias para lograr una
pronta y eficaz solución del conflicto de intereses o incertidumbre jurídica” (art. V. T. P. C. P.
C.). Ver, además artículo 50º, numeral 1) del mismo C. P. C.
acreditación de hechos impertinentes o irrelevantes para la causa”(art.
46º.1 NLPT).
27
Artículo VI, T. P. C. P. C., Principio de Socialización y artículo III T. P. NLPT.
artículo 8º, como deberes procesales de las partes28. Este principio alcanza
a todos los que intervienen en un proceso, sin excepción alguna. Así
mismo la taxativa referencia al principio de veracidad, que la Ley Procesal
del Trabajo hace, no excluye ninguno de los principios que se relacionan
con la conducta procesal o principio de moralidad. Verdad: conformidad
de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente, Conformidad de
lo que se dice con lo que se siente o se piensa. En consecuencia, será veraz
una persona, cuando usa o profesa siempre la verdad. Esto es lo que
nuestra Ley Procesal del Trabajo quiere decir cuando se refiere al principio
de veracidad. Probidad: Según el diccionario, significa, bondad, rectitud
de ánimo, hombría de bien, integridad y honradez. Una litigante será probo
cuando actúa en bondad e integridad y es honrado en sus acciones.
Lealtad: Quiere decir que guarda fidelidad e incapacidad de engañar.
Buena fe: Es un “estado de espíritu consistente en creer o estar
convencido – por error – que se obra conforme a la ley, y que
jurídicamente se toma en consideración para proteger al interesado contra
las consecuencias de la irregularidad de su acto.
28
“Las partes, sus representantes, sus abogados y, en general, todos los partícipes en el proceso,
adecuan su conducta a los deberes de veracidad, probidad, lealtad y buena fe” (art. IV. T. P. C.
P. C.). “Todos los que intervienen en un proceso judicial tienen el deber de comportarse con
lealtad, probidad, veracidad y buena fe” (art. 8º LOPJ).
29
Flores Polo, Pedro: Diccionario de Términos Jurídicos. Marsol Editores S. A. 2da. Edición,
1987, Trujillo – Perú, V. I, págs. 331 y 332.
hacen las normas procesales, sino fundamentalmente, por su plasmación
normativa a lo largo de toda la secuela y actividad procesales que
comprende tanto a los justiciables como al propio juzgador y demás partes
que intervienen en el proceso30, con la finalidad de hacer verdaderamente
eficaz la moralización del proceso, para cuyo efecto, el juez toma contacto
directo con las partes litigantes y terceros, a través de los escritos y las
diligencias que se realizan en su presencia.” Desde que dejó de concebirse
el proceso como un duelo privado en el cual el juez era solo el árbitro y las
partes podían utilizar las artimañas, argucias y armas contra el adversario
para confundirlo, y se proclamó la finalidad pública del propio proceso
civil, comienza a reclamar de los litigantes una conducta adecuada a ese
fin y atribuir al juzgador mayores facultades para imponer el fair
play”31.Una enumeración de los artículos del Código Procesal Civil, que
tienen que ver con este principio y pueden aplicarse al proceso laboral,
sería la siguiente: 50º, numeral 5), 52, numerales 1) y 2), 53º, numerales 1)
y 2), 282º, 509º, 510º,145º, 124º, in fine, 109º, 111º, 112º, 165º, 186º. 232º,
246º, 247º, 261º, 270º, 304º, 316º, 326º, 398º, 399º, 441º, 457º, 518º.
32
Montoya Melgar, Alfredo, citado una sentencia del Tribunal Constitucional Español. Obra
citada, pág. 708.
33
Véscovi, Enrique: Obra citada, pág. 53.
publicidad es consustancial al proceso laboral, desde que las exposiciones
de las partes y los abogados en las audiencias son orales, no escritas, con
excepción del escrito de demanda y de contestación de demanda. Se puede
asistir a las audiencias de conciliación y de juzgamiento, del proceso
ordinario laboral o a la audiencia única del proceso abreviado laboral, así
como las audiencias de vista de la causa.
A decir de Neves Mujica, éste principio “se puede utilizar para esclarecer
el significado, por ejemplo, de una ley, la parte normativa de un convenio
colectivo, el reglamento interno de trabajo, etc.”35. Se indica que “la
primera condición o presupuesto básico para la aplicación del “in dubio
pro operario”, es que exista duda u oscuridad en el texto de la norma
aplicable. Obviamente para poder recurrir a este principio hermenéutico,
es necesario que la literalidad de la norma adolezca de imperfecciones que
la hagan poco clara y equívoca”36. Sobre el particular, en cita que hace
Carlos Cornejo Vargas, Mario Deveali, ha dicho que “la aplicación del in
dubio pro operario exige la existencia de una res nubia, de una duda que
sea real, manifiesta y patente, de lo contrario, siendo el sentido de la norma
unívoco y terminante no hay lugar para la invocación del principio de
favor al trabajador”37.
34
Neves Mujica, Javier: “El Título Preliminar del Anteproyecto de Ley General de Trabajo”, en
Laboren Nº 3, Revista de la Sociedad Peruana de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social,
Agosto 2003, Lima – Perú, pág. 35.
35
Neves Mujica, Javier, obra citada, pág. 35.
36
Cornejo Vargas, Carlos: “El Principio in dubio pro operario en la futura Ley General de Trabajo:
algunas condiciones teóricas”. En Revista Ius Et Veritas, pág. 99.
37
Obra citada, pág. 99.
El principio que se viene comentando, no cuenta con mucha jurisprudencia
o aplicación jurisdiccional. No obstante, debe destacarse el carácter
imperativo u obligatorio de la norma, que obliga al juzgador a interpretar
favorablemente el sentido de la norma cuando exista duda insalvable.
Una buena razón para no haber sido considerado en la Nueva Ley Procesal
del Trabajo, podría ser aquella que afirma que al encontrase
constitucionalizado, no es necesario que se reitere en una norma de
categoría inferior.
38
Obra citada, pág. 35.
39
“Al aprobar la fórmula conciliatoria, el Juez deberá observar el principio de irrenunciabilidad
respecto de los derechos que tengan ese carácter” (art. 66º, in fine Ley Procesal del Trabajo).
40
Neves Mujica, Javier. Obra citada pág. 36.
41
Obra citada, pág. 36.
a) Evitar que la desigualdad entre las partes afecte el desarrollo y el
resultado del proceso: La Ley proclama que: “En todo proceso laboral
los jueces deben evitar que la desigualdad entre las partes afecte el
desarrollo o resultado del proceso, para cuyo efecto procuran alcanzar la
igualdad real de las partes” (art. III T. P. NLPT, parte pertinente). El
Código Procesal en su artículo VI del Título Preliminar, bajo la
denominación PRINCIPIO DE SOCIALIZACION, lo considera con una
redacción similar42. Las diferencias que se encuentran entre uno y otro,
serían las siguientes: La Ley Procesal del Trabajo, alude a la desigualdad
de manera genérica, sin explicitar a qué tipo de desigualdad se refiere. El
Código Procesal Civil, indica que la desigualdad a evitar por el Juez, que
pueda afectar al desarrollo o al resultado del proceso, es la que puede darse
entre las personas por razones de sexo, raza, religión, idioma o condición
social, política o económica. En la Ley Procesal del Trabajo, se incluye la
obligación del Juez procurar de “alcanzar la igualdad real de las partes”.
En el Código Procesal Civil, no se hace referencia a esta obligación, que
nos parece de suma trascendencia.
“El Derecho Procesal del Trabajo tiene por finalidades propias y privativas
la compensación de la inferioridad económica y social del trabajador a
través de la superioridad jurídico procesal, la garantía de acceso fácil y
gratuito a los órganos jurisdiccionales y la rapidez del procedimiento,
mayor que la de los procesos civil y penal (…) Las normas procesales
comunes son incompatibles con los principios y finalidades del Derecho
Procesal del Trabajo, porque aquellas suponen la igualdad de las partes y
este regula los litigios entre partes desiguales”45. “Si bien hoy, hablar de
socialización del proceso, puede producir en algunos grave urticardia, lo
cierto es que mas allá de la palabra – quizás se prefiera hablar sólo de
publicización – la configuración misma de ciertas relaciones sociales
involucradas en el debate judicial suponen una parte fuerte y otra débil, ya
sea por motivos económicos, sociales, culturales, etc. Piénsese en nuestra
relación laboral: de un lado la parte empleadora, dueña del capital, quien
dirige la empresa y quien dispone de toda su información; y del otro lado,
la parte trabajadora, dueña de su mano de obra puesta a disposición del
empleador que la dirige, y en posición inaccesible o. por lo menos, de
difícil acceso a la información. O piénsese en aquella otra relación entre un
44
Monroy Gálvez, Juan: obra citada.
45
Wagner Giglio: en Seminario “Bases para una Ley General de Trabajo”.
poderoso Banco Comercial y un cuenta – ahorrista. Y también, por
ejemplo, entre un consorcio minero y el agricultor colindante a la planta de
tratamiento minero. Dicha configuración es la que exige –quizás con
mayor acentuación que en otros supuestos – la necesidad de hacer efectiva
la igualdad de las partes, dándole contenido sustancial a aquella frase
pregonada por la Revolución Francesa de igualdad del ciudadano ante la
ley, aplicada al proceso”46.
46
Paredes Palacios, Paúl: obra citada, pág. 68
ejemplo es el contrato de locación de servicios que se celebra
encubriendo una verdadera relación laboral. En este caso, debido a una
necesidad de subsistencia o un desconocimiento, el trabajador celebra
este contrato, lo cual es clara muestra de la disparidad que existe entre
el empleador y el trabajador. El juez de trabajo debe anular dicha
desigualdad ignorando ese ineficaz contrato de locación de servicios y
dando preferencia lo ocurrido en el terreno de los hechos”47.
47
Toyama Miyagusuku, Jorge y Vinatea Recoba, Luis: “Comentarios a la Nueva Ley Procesal del
Trabajo”, Análisis Normativo, Primera Edición, Setiembre 2010, Gaceta Jurídica, pp. 38-39
actividad jurisdiccional, para el respeto y vigencia de los derechos
laborales, ya bastante atropellados y conculcados por los empleadores,
como lo evidencia la excesiva carga procesal de juzgados y salas
laborales.
48
(Nogueira Alcalá, Humberto: “La Interpretación Constitucional de los Derechos Humanos”,
Ediciones Legales, primera edición 2009 tema: “La dignidad humana, los derechos
fundamentales y el bloque constitucional de derechos fundamentales”, p. 50)
aquella disposición o norma que de mejor forma optimice el ejercicio
del derecho laboral”49.
49
Ob. cit. p. 39
50
Paredes Palacios, Paul, ob. cit. p. 60
los Derechos y Deberes del Hombre, artículo XXVI y la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, artículo 8.1, 8.2 y 8.3.
Para Quiroga León, Aníbal, “Un debido proceso supone, ante todo y
sobre todo, que el justiciable haya tenido y podido acceder a un
proceso justo y razonable, en donde haya también tenido la posibilidad
cierta de ejercer un derecho de defensa razonables dentro del Principio
de Bilateralidad y en un esquema contradictorio (Contradictio Audiatur
el Altera Pars), y al mismo tiempo un trámite predeterminado en la
legislación (Principio de Legalidad Procesal), Nemo Iudex Sine Lege
Previae; esto es, que no se puede admitir de modo alguno que ante
cualesquiera situación inventemos o creemos o recreemos un “nuevo
proceso”, o “nuevos procedimientos”, o nuevas tramitaciones
interlocutorias por vía de interpretación legislativa, analógica o
extensiva; o por normas administrativas o ejecutivas, o normas
reglamentarias, o por una actividad excesiva o arbitraria de la autoridad
estatal o privada, o se recorten a través de normas estatutarias los
principios constitucionales de la administración de justicia. Y que todo
ello de lugar a una motivada y razonable resolución que sea coherente
con lo que se pretende sancionar, y que guarde la proporcionalidad de
los hechos que describe”52.
51
Cano López, Miluska Giovanna: “El Proceso justo o debido proceso”
52
Quiroga León, Aníbal: El Debido Proceso Legal en el Perú y el Sistema Interamericano de
Protección de Derechos Humanos, Lima-Perú, Jurista Editores, 2003, p. 129
Finalmente, la tutela jurisdiccional distanciándose del debido proceso,
constituye el derecho que toda persona a acceder al órgano
jurisdiccional cuando así lo solicite en ejercicio del derecho de acción,
pero al mismo tiempo constituye el derecho a obtener la justicia
solicitada, a través de un proceso que cumpla con las garantías
mínimas que la ley exige. Este es el mandato de la Nueva Ley Procesal
del Trabajo, que lo ubica como uno de los fundamentos del proceso
laboral.
53
Capelleti, Mauro, Le testimonianza Della parte del sistema dell oralita, T. I, p. 71, cita de
Rodríguez – Piñero, citado a su vez, por Paredes Palacios, Paúl
también toda una creciente gana de deberes (…) deberes que muestran
una acentuada impronta supraindividual, en suma social o pública”.
54
Paredes Palacios, Paúl, ob. cit. p.60
Si bien es cierto, tanto el Código Procesal Civil y la Ley Orgánica del
Poder Judicial, ya establecían las facultades del juez para sancionar la
inconducta procesal, tal facultad no siempre fue aplicada, permitiendo
la existencia de un total desorden en los procesos, no sancionando
conductas temerarias, dilatorias y obstruccionistas del proceso, la
Nueva Ley Procesal del Trabajo, establece una serie de sanciones,
como facultad del juez, que van desde la imposición de multas
progresivas y ascendentes, hasta la detención y la remisión de copias al
Colegio de Abogado, Ministerio Público y a la Corte Superior, para las
sanciones que adicionalmente puedan imponerse.
.
5 LOS CONFLICTOS LABORALES Y SUS FORMAS DE SOLUCION.
55
Palomeque López, Manuel Carlos: Derecho Sindical Español, 2da. Edición, Ed. Tecnos, 1989,
págs. 199-202, en Derecho Colectivo del Trabajo, Materiales de Enseñanza, Oscar Ermida
Uriarte, Alfredo Villavicencio y Juan Carlos Cortés, 2da. Edición, Lima – Perú 1990 PUCP,
Facultad de Derecho, págs. 301-302.
de intereses y valores entre los individuos y grupos sociales es parte integrante
de la urdimbre social, estructura social viva y no mera patología del
funcionamiento social. La sociedad no se desenvuelve, pues, sino
profundamente sacudida por contradicciones y tensiones”.
Ubicando el conflicto laboral como parte del conflicto social, señala “Que el
trabajo productivo del hombre, el prestado en régimen de ajenidad y
dependencia, ha constituido históricamente una situación básica generadora de
conflictos sociales, es una noción que descubre al instante quien se aproxima a
la historia de las sociedades”. Históricamente, es a partir de la Revolución
Industrial o industrialización capitalista, en que el conflicto laboral “opone los
intereses de quienes exhiben una posición antagónica en las relaciones de
producción de bienes y servicios (capitalistas y patronos, por un lado, y
trabajadores asalariados, vinculados con los primeros por un contrato de
trabajo), de otro, llegue a ser el elemento esencial en la caracterización del tipo
de sociedad”56.
56
Ricardo Changala y Hugo Fernández, sobre lo mismo, anotan: “Como introito diremos que el
conflicto de trabajo, tal como lo concebimos actualmente, es un fenómeno que se origina a partir
de la Revolución industrial, ya que es recién a partir de ese momento que los trabajadores se
encuentran dentro de un sistema diferente, y donde aparecen los primeros establecimientos
donde los trabajadores cumplen con su prestación de poner bajo dirección del empleador su
trabajo” (Medios de solución de los Conflictos Colectivos de Trabajo. Ed. Fondo de Cultura
Universitaria, Montevideo 1985, págs. 6-7, en Derecho Colectivo de Trabajo, Materiales de
Enseñanza, obra citada, pág. 303.
histórica como disciplina independiente, no es otra cosa, así, que la de servir al
proceso de juridificación del conflicto entre trabajo asalariado y capital, de su
integración o institucionalización por el Estado liberal burgués. El Derecho del
trabajo como forma jurídica y como expresión ideológica de la mediación de la
relación de cambio económico entre las clases de la sociedad burguesa”.
En esta misma línea Vásquez Vialard, en cita que hace Orlando González
Nieves57, señala que los conflictos laborales “son una especie del conflicto
social y éste es connatural a la vida del hombre, porque todos representamos
intereses de un determinado sector social. Por eso, siempre encierran la idea de
desacuerdo, desinteligencia, pugna, fricción, posición antagónica entre los
protagonistas de la relación de trabajo”.
57
González Nieves, Orlando: Aspectos Jurídicos de la Huelga. Un estudio integrador de los
conflictos colectivos en los sectores privado y público. Editorial E. I. R. L. Primera Edición.
Octubre 1991. Trujillo – Perú, pág. 34.
58
La Hoz Tirado, Ricardo: “Conflictos Colectivos de Trabajo y Sistemas de Solución”. Primera
Edición. Setiembre de 1995. Ediciones del Instituto Peruano de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social. Lima – Perú, págs. 15-16.
En lo que se refiere a la definición de conflicto laboral, debe anotarse que este
se nos presenta como una divergencia o controversia entre empleadores y
trabajadores, individual o colectivamente considerados, respecto a intereses de
carácter legal (jurídico) o económico. Son muchas las definiciones que sobre el
particular existen y en ellas cada autor imprime sus propias concepciones.
Algunos la definen, nos informa La Hoz Tirado59, desde una perspectiva
general, abarcando “todo tipo posible de conflictos derivados del trabajo,
comprendiendo todas las fricciones que pueden producirse en las relaciones de
trabajo desde la huelga en masa que pone en peligro la estabilidad de una
comunidad, hasta la más leve controversia sobre la justicia de una sanción
impuesta a un trabajador por un empleador”.
59
La Hoz Tirado, Ricardo: obra citada, pág. 20-21.
60
Changala Ricardo y Fernández Hugo: obra citada.
61
El componente económico está referido exclusivamente a la importancia de la retribución que
percibe el trabajador. El sociológico por la presión o pugna que se produce entre los dos centros
de interés, desde aquella posición doctrinaria que sostiene que en los conflictos laborales existe
una verdadera lucha de clases, esto es, la lucha entre los débiles sometidos a los más fuertes y
poderosos económicamente. Por último el componente jurídico, que se presenta ante la
insuficiencia del derecho en su tarea preventiva de los conflictos (Ricardo Changala y Hugo
Fernández, obra citada).
Los problemas, que la doctrina confronta respecto a la clasificación de los
conflictos de trabajo, son casi los mismos que confronta, con relación a su
definición. El profesor Orlando González Nieves nos hace conocer que
“Trueba Urbina, De la Cueva y Castorena nos hablaron desde hace muchísimos
años de conflictos obrero – patronales, conflictos interobreros, conflictos
interpatronales, conflictos intergremiales. Tissembaun los subdivide en:
conflictos de derecho – individuales o colectivos -. Conflictos de interés,
conflictos intersindicales, conflictos entre la asociación gremial y sus
agremiados, conflictos interobreros o interpatronales y conflictos entre
sindicatos o patronos u obreros y el Estado”62. Nos indica, además que Manuel
Alonso García, divide los conflictos laborales de la siguiente manera: “A) Por
su naturaleza: a) individuales y, b) colectivos; B) Por la pretensión que
encierran: a) jurídicos (o de aplicación de derecho), y, b) de intereses o
económicos (o de revisión del derecho); C) Por su significación: a)
estrictamente laborales (propios); y, b) no estrictamente laborales (impropios).
Agrega que Guillermo Cabanellas clasifica los conflictos laborales en: A)
Conflictos individuales: B) Conflictos colectivos y que estos pueden subdivirse
en: a) conflictos jurídicos; b) conflictos económicos. “Los conflictos colectivos
pueden clasificarse en la siguiente forma: A) Por razón de los sujetos que
participan: a) sindicales; b) huelgas; c) Lock-out; B) Por las causas que los
producen: a) voluntarios, b) involuntarios; C) Según la observancia de las
normas legales: a) justos; y b) injustos. Finalmente, en relación con su origen:
a) de derecho; b) de intereses; y, c) gremiales”.
Otras clasificaciones son las que nos presenta Ricardo La Hoz Tirado63:
Mencionaremos las siguientes: De Mariano Tissembaum: a) De controversia
obrero-empleadores. Estos, a su vez, pueden ser de dos clases: 1) De derecho y
2) de interés colectiva. Los primeros pueden ser individuales o colectivos y los
segundos están referidos a una categoría profesional. b) De controversia
intersindical, c) Controversia Empleador entre la asociación gremial y sus
obrera agremiados, d) De controversia interobrera o interpatronal y e)
Controversia entre sindicatos o empleadores u obreros y el Estado64. El
Español Gaspar Bayón y Chacón, según nos indica La Hoz Tirado, clasificó de
62
González Nieves, Orlando: obra citada, pág. 38-39.
63
La Hoz Tirado, Ricardo: Obra citada, págs. 34ª 44.
64
Tissembaum, Mariano R. “Las controversias del Trabajo”. Buenos Aires 1952. Ruprecht.
“Conflictos Colectivos de Trabajo”, pág. 24.
manera general los conflictos de trabajo, agrupándolos en tres rubros: a)
Conflictos de trabajo propios, los que pueden ser: 1) Conflictos novatorios:
individuales, colectivos, colectivos directos y colectivos indirectos; 2)
conflictos por incumplimiento: Individuales, por aplicación o interpretación de
normas y por incumplimiento propiamente dicho; 3) Colectivos: Directos e
indirectos; b) Conflictos de trabajo aparentemente impropios; y estos a su vez
pueden ser: 1) Por fuerza mayor auténtica y c) por fuerza mayor inauténtica; y
c) Conflictos de trabajo impropios, referidos a las causas de conflicto y no a
sus procedimientos de exteriorización65.
El Jus laboralista Uruguayo Oscar Ermida Uriarte68, nos indica que sobre la
clasificación de los conflictos, Bueno Magano ha expresado que “son
innumerables” las “propuestas por los autores”, siendo por ello que solo
menciona las que considera las más trascendentes y aceptadas: La primera es la
de Bueno Magano, a la que este denomina la “suma divisio”, divide los
conflictos de trabajo en individuales y colectivos.
65
Gaspar Bayón Chacón: “Aspectos Jurídicos Formales de la Génesis de los conflictos de trabajo”,
Revista de Derecho Privado, MADRID, 1959, t. XLIII, pág. 823, cita de La Hoz Tirado, obra
citada, pág. 36-37.
66
La Hoz Tirado, Ricardo: obra citada, pág. 37.
67
Obra citada, pág. 37-38.
68
Ermida Uriarte, Oscar: Algunas reflexiones sobre los conflictos laborales, el arbitraje y la justicia
del trabajo, en Anales del Foro, Montevideo, 1982, Nº 43-44, págs. 18-20, en Derecho Colectivo
del Trabajo, Materiales de Enseñanza PUCP, Facultad de Derecho, obra citada, pág. 303 – 304.
Conflictos individuales de derecho.
Conflictos individuales de interés.
Conflictos colectivos de derecho; y
Conflictos colectivos de interés”.
La última clasificación que nos trae, el mismo autor, es aquella que considera
que los conflictos laborales pueden ser propios o impropios. El primero sería
aquel que se presenta “entre uno o más trabajadores y su empleador” y “los
conflictos individuales impropios serían los originados en un conflicto
individual de trabajo”.
69
González Nieves, Orlando: Obra citada, págs.
70
Uriarte Ermida, oscar: Obra citada, en Derecho Colectivo del Trabajo, PUCP, pág. 304.
a) Conflictos individuales y colectivos: Según algunos autores, nos dice el
mismo Ermida Uriarte, las principales diferencias estarían en “el interés
en juego y el sujeto actuante”. En cuanto al interés en juego, “En los
conflictos individuales se discute el interés concreto de uno o más
trabajadores también concretos, los conflictos colectivos atienden a un
interés abstracto de categoría”71. En cuanto a los sujetos, en el conflicto
individual destaca la presencia de “un trabajador aislado”, en tanto “en los
conflictos colectivos la parte obrera debe ser necesariamente una
organización sindical o, por lo menos, un conjunto de trabajadores
circunstancialmente agrupados (coalición)”. “Como producto de la
evolución, en términos genéricos podríamos decir que la mayoría de
autores está de acuerdo en señalar que los conflictos individuales atañen a
un empleador y a un trabajador, incluso a varios en relación con sus
contratos individuales de trabajo”72.
71
Obra citada.
72
González Nieves, Orlando: Obra citada, pág. 39.
73
González Nieves, Orlando: Obra citada, pág. 41.
74
La Hoz Tirado, Ricardo: Obra citada, pág. 51.
cual se pone punto final a la disputa aplicando el derecho” 75. “Los
conflictos de intereses o conflictos económicos son los que no descansan
sobre la existencia de un derecho preexistente, cuya significación alcance
o cumplimiento se reclama, en este caso, el conflicto surge de la pretensión
de modificar la normativa vigente o de crear una nueva. El conflicto de
intereses persigue suprimir las situaciones jurídicas existentes, como
consecuencia de la modificación o sustitución del orden jurídico concreto
que las regula. La trascendencia e importancia de los contenidos
económicos en juego, las posibles repercusiones sociales o de otro tipo que
el conflicto pueda alcanzar, son en este sentido indiferentes y no influyen
para nada en la calificación del mismo”76
75
La Hoz Tirado, Ricardo: Obra citada, pág. 52
76
La Hoz Tirado, Ricardo: Obra citada, pág. 54
La Hoz Tirado, Ricardo, citando a Francisco de Ferrari en sus “Lecciones
de Derecho del Trabajo”, señala, ubicándose entre los disidentes, que con
razón “… la denominación de “conflictos individuales” elegida para
nombrar las divergencias corrientes entre dos o mas personas acerca de la
aplicación de una norma legal o convencional, no parece correcta y
muestra el afán de acentuar, entre nuestra disciplina y las demás ramas del
derecho, diferencias que no son siempre reales”77.
a) Soluciones directas: Son aquellas en las que las propias partes, participan
en la solución del conflicto sin intervención de tercero alguno. Los medios
77
La Hoz Tirado, Ricardo: Obra citada, pág. 45.
78
González Nieves, Orlando: Obra citada, pág. 41 – 42.
79
Ermida Uriarte, Oscar: obra citada, págs. 20-23
de directos de solución de conflictos laborales son la negociación
colectiva, la huelga y el “lock out”.
Los conflictos de trabajo, conforme hemos visto pueden resolverse por tres
vías: a) la auto tutela o acción directa, cuyo ejemplo clásico es la huelga, b) la
composición “inter partes”, a través de la conciliación o la mediación, en la que
si bien interviene un tercero, éste no resuelve el conflicto, y c) la solución por
intervención de un tercero, mediante el arbitraje, la solución administrativa y la
solución jurisdiccional. “El proceso laboral es así la institución jurídica creada
por el Ordenamiento para la solución judicial de los conflictos planteados en la
llamada “rama social” del Derecho. A través del proceso laboral los jueces y
tribunales del orden social de la jurisdicción – integrantes del Poder Judicial –
juzgan y ejecutan lo juzgado”80.
80
Montoya Melgar, Alfredo: Obra citada.
Corresponde, entonces, a los órganos jurisdiccionales de carácter laboral,
resolver los conflictos jurídicos originados con ocasión de la relación de
trabajo o prestación de servicios, remunerados y subordinados, de naturaleza
laboral, formativa, cooperativista o administrativa. La flamante ley procesal del
trabajo ha ampliado el ámbito de la justicia laboral. Los conflictos pueden ser
individuales, plurales o colectivos “referidos a aspectos sustanciales o
conexos, incluso, previos o posteriores a la prestación efectiva de los
servicios”.