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* E L DOCTOR
DE
DESU PIADOSA C O M I S I Ó N .
MÉXICO: 1 8 4 9 .
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t i n n a n d o el viaje al siguiente dia, por la noche llegamos á
la capital, teniendo en todo el tránsito que ir l a m e n t a n d o
miserias y necesidades, n o p u d i e n d o estendorme á socorrer
sino las m a s e s t r e m a s , siendo u n a de ellas el h a b e r librado
del g r a n peligro que corrían en el pueblo de H u n u c m á dos
doncellas, en q u i e n e s el A u t o r de la n a t u r a l e z a habia p r o d i -
g a d o la belleza: hijas e r a n de unos desdichados padres de
once hijos,á quienes el interés de s a l v a r á u n o de ellos g r a -
v e m e n t e enfermo, les hizo llevárselo á M é r i d a , a b a n d o n a n -
do el resto de su familia sin recurso a l g u n o , p o r q u e toda su
r e g u l a r fortuna habia concluido con la toma de Valladolid:
dejé á las niñas un socorro p a r a m a n t e n e r s e u n o s dias: in-
m e d i a t a m e n t e que llegué á M é r i d a proporcioné á sus afligi-
dos p a d r e s (*) r e c u r s o s p a r a llevárselas consigo, y unos rea-
les p a r a c u b r i r su d e s n u d e z .
M i sorpresa en Mérida fué igual á la que tuve en C a m p e -
che al hallarme entre un pueblo casi distinto del que conocí,
y con el que me eduqué: á los bellos modales, trato afable é
ilustración de las meridanas habia succedido la insociabilidad
é ignorancia de las poblanas: las hermosas y bien ajuaradas
casas abandonadas por sus dueños, estaban convertidas en
i n m u n d o s mesones, sus magníficas salas en cocinas de humo,
á sus espaciosas puertas y ventanas asomaban grupos como
de esqueletos de toda edad y sexo, andrajosos, macilentos,
y mutilados. A c o s t u m b r n d o s aquellos infelices á ocurrir á
sus párrocos en sus necesidades, tentaban este medio, y los
encontraban sumidos en la m a s espantosa miseria, porque
ocupados ó incendiados los pueblos de sus curatos, destruidas
las fincas que r e p o r t á b a n l o s capitales de sus capellanías, y
con cuantiosos gravámenes los existentes, se liabian secado del
todo los manantiales de su subsistencia, cuya triste suerte n o
M é x i c o , Diciembre 28 de 1848.
COMPROBANTES QUE SE CITAN.
CONTESTACIÓN.
Ilustiísimo Señor.—Los infrascritos, en contestación á la
muy interesante nota de V. S. I. de ayer, en la que tiene la
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bondad de h o n r a r n o s con el nombramiento de comisionados
para abrir una suscricion, con el grandioso objeto de prestar
auxilios prontos y eficaces á nuestro agonizante pais, el infor-
tunado Yucatán, proporcionando buques para favorecer á sus
afligidos habitantes, y librarlos de las sangrientas garras de
sus feroces enemigos, decimos con el mas profundo respeto:
que efectivamente no se equivocó V. S. I . al considerarnos
como yucatecos, interesadísimos en la causa del suelo en que
vimos la luz primera, causa que la religión, la humanidad, la
civilización han hecho común, p u e s aun las potencias estran-
jeras se han esplicado en su favor con hechos positivos, y
por t a n t o admitimos muy gustosos tal comisión, que aunque
espinosa y pesada por la general miseria, nos es demasiado
halagüeña: sin embargo de conocer que el gran sacrificio que
desde luego haremos, de entregarnos á unas tareas tan contra-
rias á nuestro genio y ocupaciones del s a g r a d o ministerio,
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YUCATECOS, PAISANOS:
(2) Cinco años há que por uno de aquellos inescrutables
arcanos de la adorable Providencia me separé de vosotros: des-
pués de una molesta peregrinación hallé la mejor acogida en
el hospitalario pueblo mexicano, éste me ha colmado de dis-
tinciones y proporcionado u n modo de subsistir análogo á mi
escasa salud y peculiares circunstancias: en mi honroso y
tranquilo destino disfrutaba de todos los goces consiguientes
á una vida privada, y abstraída de los negocios políticos,
cuando mi silencio fué interrumpido por u n fuerte clamor,
clamor era de mi desventurada patria que exhalaba agonizan-
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te su postrer aliento, bajo la ensangrentada cuchilla del bár-
baro indígena, que todo lo incendia, todo lo asóla, para que
la raza blanca que sobreviviese á su proyectado esterminio, no
hallase hogar en donde albergarse: mi corazón oprimido lanzo
un grito de dolor, y su triste gemido fué escuchado por el pia-
doso mexicano: éste pueblo, sin embargo de las duras p r u e -
bas á que el destino lo h a condenado, y sumido en la mas es-
pantosa miseria, no se olvida que es generoso y compasivo,
siente no poder auxiliar á todas las desgraciadas familias yuca-
tecas, y con el mayor entusiasmo contribuye para hacerlo del
modo posible con algunas mas necesitadas; tal es la honrosa
comisión con que aquel Illmo. y compasivo prelado se ha
dignado favorecerme; ésta me h a arrancado de la deliciosa
soledad que me habia formado en medio de la capital de la re-
pública: me ha Hecho superior é inflexible á los ruegos de mis
buenos amigos que creian que los penosos trabajos y riesgos
de un viaje dilatado por mar y tierra eran superiores á mis
débiles fuerzas, y que naturalmente debia sucumbir: en vano
mi dilatada familia, una h e r m a n a viuda con nueve tiernos hi-
j o s , h u y e n d o de la barbarie del salvaje viene á buscar m i asi-
lo: me encuentra en Veracruz después de una larga separación:
clama, me suplica con lágrimas desista de mi empresa; que
reparase, que de mi vida libraban la suya tantos inocentes,
porque mi corazón sobreponiéndose á los sentimientos de la
carne y la sangré me permitió esclamar: ¡No! primero tuve
patria que hermanas y sobrinos: los intereses particulares
de éstos no se han de preferir á los generales de aquella:
solos dos dias permanecí gozando de sus tiernas caricias, por-
que las noticias de la horrorosa y triste situación en que os
hallabais no me permitieron mas dilación: me hice á la vela,
y logro la dicha de volver á saludar á mi patria: ya me tenéis
entre vosotros, paisanos: si lograse enjugar una soja lágrima,
d a r é por bien empleados todos los acerbos padecimientos de
mi viaje; si ellos abreviasen mis dias, ó el fuego ó el acero del
feroz salvaje me abriesen la t u m b a , mis deseos quedarán sa-
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tisfechos, mi muerte será gloriosa. A bordo del bergantín Hér-
cules, Mayo 29 de 1 8 4 8 . — D r . Domingo Campos.
CONTESTACIÓN.
CONTESTACION.
He recibido el atento oficio de V., en que ponderando la
enormidad de los males con que la Divina Providencia, en sus
inescrutables designios, ha resuelto afligir al desventurado
pueblo de Yucatán, y á su desvalida Iglesia, á las ovejas dis-
persas, y á los pastores fugitivos, se digna manifestarme que
después de haber atendido al socorro de las primeras, ponien-
do & disposición de la benéfica j u n t a de caridad la suma de
quinientos pesos, ha resuelto estender á los segundos los ca-
ritativos dones que el generoso pueblo mexicano ha deposita-
do en sus piadosas manos, confiando á mi distribución la su-
ma de trescientos.
Nuestro Padre celestial bendiga,y, según su promesa, coro-
n e con sus inmortales palmas á los caritativos cristianos que
en su propia tribulación no olvidaron dar de comer al h a m -
briento y dar de beber al sediento: bendiga y corone ai mi-
nistro de su palabra regeneradora, que tomando su cruz é
imitándole en su laboriosa carrera de amor, ha venido á reci-
bir en su seno las lágrimas del infortunio para compartirlo y
alivinrlo.
P a d r e común de todos los que la pública calamidad hace
hoy mis ovejas, mis hijos tanto mas queridos cuanto m a s afli-
gidos, á nombre de todos, con todos, con el venerable clero
que unido en paz y de buena voluntad, llora prosternado en-
tre el vestíbulo y el altar, elevaremos al trono de las miseri-
cordias infinitas, las oraciones de nuestra gratitud por los her-
manos que se condolieron de nuestra desgracia, y por vos su
digno enviado.
Dios las oirá, porque las elevaremos con puros corazones; y
mientras sus premios llegan, V., seguro de que corresponderé
al hohor de su confianza con un celoso espíritu de escrupu-
losa equidad, sírvase aceptar las protestas de mi muy respe-
tuosa consideración.
Dios y libertad. Campeche y J u n i o 28 de 1848.—Grego-
rio Ximenez.—Sr. D r . presbítero D . Domingo Campos.
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ÍDEM A LOS SRES. CURAS DEL SAGRARIO.
(6) Por mi especial predilección á esta capital en que yí la
luz primera, y por mis conocimientos prácticos de sus calles
y habitantes, me habia propuesto distribuir por mi propia ma-
no entre las infelices familias los cortos socorros que la piedad
mexicana me confió; mas no me ha sido posible tener esta
dulce satisfacción, p o r q u e al ver las cali' s llenas de gentes, cu-
yo idioma, traje y modales me indicaban ser emigradas de
los pueblos aun mas remotos^ ocupados por los barbaros; al
ver grupos de esqueletos animados en las puertas y ven-
tanas; al querer e-itrar por algunas casas á informarme de las
respectivas necesidades, y hallarme embarazado pi r la m u l t i -
t u d , de ahumadas hamacas, rústicos lecho3 en que yacían en-
fermos, ancianos, mutilados, llorosos y hambrientos niños y
demás seres infelices; al escuchar entre sollozos y lagrimas las
relaciones mas horrorosas, las escenas mas tiernas, ini cora-
zón naturalmente sensible desfalleció, y tuve que retirarme á
llorar y entregarme á las mas melancólicas reflexiones sobre
la suerte actual y futura de este desventurado pais. N o p u -
diendo por tanto c o n t i n u a r con mi caritativo proyecto, me
era indispensable encargarlo á piadosos agentes, ponerlo en
manos puras y desinteresadas. ¿Y quiénes podrían reunir
mejor estas y otras bellas cualidades que los señores curas del
sagrario? ¿Quiénes podrían estar mas al tanto de las necesi-
daües, que los que por s u ministerio tienen que acudir á sus
afligidas ovejas, comer con e'las el pan de amargura y mez-
clar sus lágrimas con las suyas? Con tal motivo ruego á V d s . ,
señores curas, tengan la bondad de recibir la suma de setecien-
tos cincuenta pesos para invertir, según les di -te su caridad y
,-
CONTESTACIÓN.
Al recibir la a t e n t a nota q u e con fecha 8 del que rige t u -
vo V. la bondad de dirigirnos con el laudable objeto de nom-
b r a r n o s para distribuir la cantidad de setecientos cincuenta
pesos é n t r e l a s personas miserables q u e e m i g r a d a s de los
pueblos ocupados por los indios bárbaros existen en esta ca-
pital, hemos esperimentado la dulce satisfacción de ver sa-
ciados nuestros deseos; y nos faltan términos p a r a e s p r e s a r
el justo agradecimiento que le debemos por la elección y
confianza que de nosotros h a c e .
Constituidos por la Divina Providencia, a u n q u e sin m é r i -
to alguno, p a r a desempeñar el s a g r a d o ministerio p a r r o -
quial en el c u r a t o de esta s a n t a iglesia Catedral en tiempos
tan aciagos y calamitosos; en ocasión que la g u e r r a m a s
b á r b a r a é inicua, q u e los indios sublevados sostienen c o n t r a
las otras r a z a s , envolviéndolas en l a m a s espantosa miseria;
y c u a n d o á cada paso nos vemos rodeados de d e s a m p a r a d a s
v i u d a s , cuyos esposos fueron víctimas de la b a r b a r i e m a s
i n a u d i t a , de desnudos y h a m b r i e n t o s huérfanos que se ven
diseminados por las plazas y calles, de mutilados y ancianos
que d e r r a m a n d o t o r r e n t e s de lágrimas por la i r r e p a r a b l e
pérdida de sus esposas é hijos sacrificados á m a n o s de los in-
dios b á r b a r o s , por la de sus hijas, ó por h a b e r q u e d a d o cau-
tivas e n t r e las h o r d a s salvajes, l e v a n t a n sus trémulas manos
pidiendo con instancia u n pan p a r a saciar su h a m b r e , ó u n
t r a p o p a r a cubrir su d e s n u d e z : constituidos, decimos, en
medio de tantos clamores y de escenas tan lastimosas, no
podíamos menos q u e e s p e r i m e n t a r el mas intenso dolor al
considerarnos sin recursos p a r a r e m e d i a r sus necesidades, &
por lo menos aliviarlas, y nos consolábamos únicamente con
a c o m p a ñ a r á estas desgraciadas familias, l a m e n t a n d o y llo-
r a n d o sus infortunios y desventuras.
Dejamos á la consideración de V. los a r d i e n t e s deseos
q u e n u e s t r o corazón despedazado y c ondolido tenia de so-
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c o r r e r á tantos miserables, y n u e s t r a s vivas ansias por a r -
b i t r a r medios p a r a aliviar á la h u m a n i d a d oprimida bajo el
peso intolerable de su miseria. M a s ¿cuál seria el gusto
que esperimentamos, cuando en medio de tan triste situación
v i m o s su apreciable nota, en la que nos n o m b r a b a para dis-
t r i b u i r p e r s o n a l m e n t e e n t r e esos seres desgraciados aquella
c a n t i d a d , que la generosa piedad mexicana puso en las m a -
nos p u r a s de V. como uno de los mas interesados yucatecos
por el bien de esta su infortunada p a t r i a , para que viniese á
ella á desempeñar tan c a r i t a t i v a comisión? N u e s t r o cora-
zón no p u d o menos qne i n u n d a r s e en dulces a v e n i d a s de
inesplicable alegría, al ver q u e contábamos y a con que s o -
correr en p a r t e su miseria y su estremada necesidad: así fué
que desde el m o m e n t o que nos hizo entrego del dinero, pro-
cedimos á su distribución, ¡i la que tuvimos la p a r t i c u l a r s a -
tisfacción de qne estuviese V. presente, para participar con
nosotros así del gusto de socorrer á tantos y t a n t a s misera-
bles, como del sentimiento que nos c a u s a b a c a d a u n a de las
f a m i l a s a l referirnos la triste historia de los inmensos t r a b a -
jos que habia pasado en su dilatada y penosa emigración.
L a s listas que tenemos el honor de a c o m p a ñ a r , informa-
r á n á V. de las m u c h a s personas que participaron de la
e n u n c i a d a cantidad, no habiendo sido posible formar lista
de todas, p o r q u e V . mismo fué u n testigo ocular de que lle-
gó á a g l o m e r a r s e de tal suerte la inmensa m u l t i t u d de indi-
gentes, que nos fué indispensable, p a r a d e s e m b a r a z a r n o s de
ella, hacer la distribución sin a p u n t a r sus nombres, p o r q u e
en cualquier lugar que se nos p r e s e n t a b a n , teníamos q u e
proveerles, siendo público y notorio que á cada paso nos. r o -
d e a b a n por las calles y plazas.
Al t e r m i n a r esta nota en contestación á la afectuosa q u e
V. nos dirigió, no podemos menos q u e repetirle las m a s es-
p r e s i v a s gracias por la e n t e r a confianza q u e de nosotros
hizo al elegirnos p a r a un acto tan piadoso y caritativo, d e -
seando haber correspondido á ella del modo m a s digno y
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satisfactorio. T a m p o c o podemos dejar en silencio el justo
reconocimiento á que ios parlícipes han quedado tan o b l i -
gados; y así, ÍI n o m b r e de la h u m a n i d a d que agobiada bajo
el inmenso peso ¿e la indigencia ha sido socorrida, d a m o s
i g u a l m e n t e á V. los debidos agradecimientos . Plegué al
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ILUSTRIS1M0 SEÑOR.
(5) Como uno de los principales Objetos que llamaron la a-
tención del Illmo. Prelado Metropolitano, y escitaron la piedad
de los mexicanos para confiarme sus generosos donativos, fué
aliviar la suerte infeliz de este su venerable Clero con motivo
de la gran calamidad que sufre, a mi tránsito en Campeche
puse á disposición del Sr. cura y vicario de aquella parroquia,
trescientos pesos para socorrer las m a s urgentes necesidades
de los señores sacerdotes que allí residen sumidos en el a b i s -
mo de la miseria, siendo los mas de ellos emigrados; y como
en esta capital hay mayor número en las mismas circunstan-
cias, suplico á V. S. I. se digne nombrar un eclesiástico de su
confianza para recibir la cantidad de cuatrocientos pesos, y
distribuirla según su prudencia y caridad le dicte entre el cle-
ro secular, porque he auxiliado ya por conducto de sus res-
petables prelados ni regular de ambos sexos.'Dios nuestro Se-
ñor se apiade de esta su amada grey, baga cesar las calamida-
des y duros padecimientos que afligen en gran manera el pia-
doso y paternal corazón de V. S. I., y guarde su importante
vida por muchos años.
Mérida, J u n i o 6 de 1848.—Illmo. Señor.—Dr. Domingo
Campos.—Illmo. Sr. Dr. D. J o s é María Guerra, dignísimo
obispo de esta diócesis.
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CONTESTACIÓN.
M. R. M. ABADESA.
(7) El Illmo. Prelado metropolitano afiijido en estremo, y
afectado de la mas tierna compasión hacia los habitantes de
este desventurado pais, en vista de las funestas noticias de su
rápida y casi total disolución, me comisionó para que en repre-
sentación de su venerable Clero, abriese una suscricion y pa-
sase en persona á invertir su monto en prestar auxilios á las
desgraciadas familias, y con particularidad al venerable Clero
secular y regular de ambos sexos, y como se supusiese ocupada
ya esta capital por los bárbaros según la rapidez de sus triunfos
me apresuré á protejer la emigración, y á ofrecer á n o m b r e de
algunas preladas d é l a filiación de la Purísima sus sagrados,
claustros, para poder satisfacer sus v e h e m e n t e s deseos de en-
j u g a r las lágrimas, y partir su frugal alimento con sus hermanas
peregrinas, á quienes su divino E s p o s o habia sujetado á las mas
duras p r u e b a s , teniendo yo la dicha, aunque por otra p a r t e la
inesplicable pena, de ser el conductor de la porción selecta de
la viña del Señor, que se dignase aceptar la invitación; mas co-
mo afortunadamente compadecido el cielo de tantos clamores,
de tantas lágrimas, de tanta sangre inocente, parece que se ha
propuesto favorecer nuestra justa causa, dando un nuevo alien-
to de vida á nuestras antes desfallecidas que tropas, persiguen
con denuedo y derrotan á los bárbaros en todas direcciones,
probablemente el orden se restablecerá; y en tal virtud, aco-
m o d á n d o m e , según las actuales circunstancias, á llenar las mi-
ras de los piadosos contribuyentes, h e dispuesto socorrer con
la s u m a que colecté las mas urgentes necesidades; y teniendo
noticia positiva que esa edificante comunidad de su digno car-
g o , la sufre p o r la casi total paralización de las cortas rentas
de q u e ha subsistido, le ruego se digne recibir á n o m b r e del
pueblo mexicano, y distribuir entre sus amadas hijas, la c a n -
tidad de trescientos cincuenta pesos p o r ahora, mientras
atendidos los otros objetos piadosos que me he propuesto,,
vea si hay algún sobrante para estenderme á mas.
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Aprovecho esta ocasión para suplicar á S. R., tenga la bon-
dad de dirigir al cielo sus fervientes votos y los de su benera-
ble Comunidad, en favor de nuestra desgraciada nación, de
este desventurado suelo, y en particular por este indigno mi-
nistro del Señor.
Dios nuestro Señor guarde la i m p o r t a n t e vida de V . R.
Mérida, Julio 6 de 1848.—Dr. Domingo Campos.—M. R.
M . Abadesa.
CONTESTACIÓN.
I m p u e s t a de la nota de V. de esta fecha, en la que se sirve
comunicarme los sentimientos de la tierna y estremada com-
pasión que anima al Illmo. Prelado metropolitano en favor
de este desventurado pais, en vista de las funestas noticias
que causan las b á r b a r o s , y llegaron o p o r t u n a m e n t e , con cuyo
motivo comisionó á V . para que en representación de su ve-
nerable Clero, abriese u n a suscricion, y pasase en persona á
invertir la suma p a r a prestar auxilios á las desgraciadas fami-
lias, y con particularidad al venerable Clero secular y regular
de ambos sexos; añadiendo á esta comisión, la heroica hospi-
talidad con que algunas preladas de los conventos de la P u -
rísima Concepción, como hermanas nos ofrecen generosas u n
asilo en sus sagrados claustros, y enjugar nuestras afligidas lá-
grimas, proporcionándonos todo auxilio para poder sobre-
llevar una desgracia que nos amenazaba, la terrible y espan-
tosa emigración; y V. animado de los mismos sentimientos de
piedad, y afectado de la mas tierna compasión hacia á sus
amados compatriotas, principalmente á esta desventurada co-
munidad, voló p a r a socorrernos en las mas críticas circuns-
tancias, para poner en práctica sus deseos y llenar los del
Illmo. Sr. y nuestras amadas hermanas; pero afortunadamen-
te el cielo se va apiadando con los incesantes clamores que
nosotras en unión de muchos inocentes le pedimos, calme s u
ira y vuelva su rostro apacible á esta desgraciada Península:
sin las actuales misericordias del Señor que empezamos á re-
cibir tal vez no hubiéramos tenido el gusto de ver á V., por-
—36—
que en aquellos afligidísimos dias, nuestra emigración se ve-
rificaba á la Isla de Cuba, como puerto mas inmediato, en
donde la generosa hospitalidad de la M . R . M . Abadesa y ve-
nerable comunidad del convento de Santa Clara de la H a b a -
na, nos ofrecieron francamente un asilo en su convento, á toda
esta comunidad desgraciada; cuyo preparativo se piacticaba,
proporcionándonos toda clase de consuelos y auxilios, al ali-
vio de nuestra desventurada suerte: demos gracias al Señor
por tantas misericordias, que, aunque angustiadas, pero no
abandonadas de nuestras h e r m a n a s , cuya gratitud no olvidare-
mos, como también de n u e s t r a s hospitalarias hermanas de la
Concepción de México, que acaso hubiera V. cumplido la c o -
misión de conducirnos al seno de nuestras hospitalarias y feli-
ces hermanas: por tanto, y p o r t a n demarcados lavo res, sírvase
V. manifestar mi gratitud y la de la venerable comunidad de mi
cargo al Illmo. prelado metropolitano, á las M M . R R . prela-
das, cuya invitación hicieron: del mismo modo al pueblo me-
xicano (mi pais natal) á cuyo n o m b r e , como V. me dice en su
nota,recibo con gratitud la suma de trescientos cinenen ta pesos
p a r a distribuir entre ella, á causa de la escaces que sufrimos
por la desolación en que h a n quedado parte de las miserables
rentas de que subsistimos.
T e n g o la dulce satisfacion de reiterar á V. que n o me olvi-
daré, en unión de la venerable comunidad, de pedir al cielo en
nuestras pobres oraciones en favor de nuestra desgraciada na-
ción, de este desventurado suelo, y principalmente p o r la sa-
lud y felicidad de V.
Dios guarde la importante vida de V . muchos años. M o -
nasterio de la Purísima Concepción de María Santísima. M é -
rida, Julio 6 de 1848.—Sor Carlota de Jesús Sacramentado y
Larrache, abadesa.—Sr. D r . D . Domingo Campos.