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ARQUIDIÓCESIS DE MÉRIDA

SEMINARIO SAN BUENAVENTURA

MÉRIDA - VENEZUELA

LA ESCATOLOGÍA EN EL CUARTO EVANGELIO

Estudiante:

Rivas Yiner

Prof. Pbro. Cándido Contreras

Mérida, diciembre, 2019

1
TABLA DE CONTENIDO

p.

INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………..3

1.1 La escatología es Juan…………..

………………………………………………………..4

1.2 La visión vertical y horizontal de la intervención salvífica de Dios……………..………

1.3 La escatología realizada y escatología final …………………………………………….7

1.4 Ciertos rasgos narrativos de la escatología en el cuarto

evangelio……………………….9

CONCLUSIÓN…………………………………………………………………………….12

REFERENCIAS

BIBLIOGRÁFICAS………………………………………………………… …………….14

2
INTRODUCCION

El Nuevo Testamento está escrito bajo la convicción de que el hecho de Jesús de

Nazaret incide definitivamente en el curso y el sentido de la historia, es decir, con la

irrupción definitiva de Dios en la humanidad se da un cambio decisivo a la historia y su

forma de concebirla. Las mismas acciones de Jesús dan una nueva expresión singular de

entender la esperanza escatológica de Israel y su cumplimiento1.

Con Jesús todo cambia, Él traspasa el umbral de la expectación para situarse a sí

mismo, con su mensaje y sus gestos ministeriales, en la esfera del cumplimiento de la

promesa escatológica. “El tiempo se ha cumplido” (Mc 1, 15), con estas palabras el

evangelista quiere señalar los sucesivos cumplimientos en la vida de Jesús, pues son

términos clave que significan no sólo la ejecución, verificación, convalidación, etc. De lo

esperado, sino también el índice de su cabal medida.

Por ello, no es extraño que la predicación de Jesús esté absolutamente polarizada

por la categoría reino (de Dios / de los cielos). Porque hablar insistentemente del reino

significa que el reino es ya actualidad. “El reino de Dios viene sin dejarse sentir” 2: la

pregunta sobre la venida del reino ya no se responde con un allá o un entonces, sino con el

ahora de la presencia física, tangible, de Jesús.

Si Jesús predicó un reino que es a la vez presente y futuro, parece obvio que ambas

dimensiones pueden componer un cuadro escatológico coherente e inédito. La bipolaridad


1
Cfr. J. Ruiz de la Peña, La Pascua de la creación, B.A.C. Madrid, 2000, p. 89
2
Cfr. Idem.

3
presente-futuro sería, la nota especifica de una escatología cuya originalidad reside

cabalmente en la tensión entre los dos momentos de la irrupción del éschaton3.

En efecto, la yuxtaposición de los dos momentos del reino se remonta a su pregón

inaugural. La presencia del cumplimiento, lejos de relajar la tensión hacia el porvenir, la

reactiva. Y viceversa, la cercanía del futuro confirma la actualidad del cumplimiento; Jesús

parece poseer la certidumbre de que el reino va a venir porque tiene conciencia de que el

tiempo se ha cumplido4.

El equilibrio entre los dos momentos en que se despliega lo escatológico, parece

romperse en el cuarto evangelio a favor del presente. No en vano Dodd ve en Juan el

testimonio genuino de la visión escatológica de Jesús. El ahora que ya se encuentra en los

escritos paulinos cobra en el último evangelio un rango hegemónico.

En todo caso, puede decirse que para Juan “el fin ya es presente, pero este presente

no es el fin”5; que se ha puesto sordina a la escatología futurista, pero no se ha renunciado

al futuro de la escatología. En suma, la acentuación prevalente del ya no induce la abolición

del todavía no. El evangelista opera una saludable desmitificación de las representaciones

apocalípticas, relativizando su importancia para la escatología cristiana. Pero sería excesivo

atribuir una destemporalización del éschaton a quien, entre todos los autores del Nuevo

Testamento, más se ha preocupado por salvaguardar la verdad cristiana de la salvación en

la carne contra toda ideología antihistórica y espiritualista6.

1.1 La escatología en Juan

3
Cfr, Ibídem, p.101.
4
Cfr. Ídem.
5
Cfr. Ibídem, p. 107
6
Cfr. Ídem

4
Para el cuarto evangelista, Jesús es el acontecimiento escatológico en la historia de la

salvación, pues se hizo presente en el mundo, sin embargo, su misión es una realidad

distinta a la historia humana, es futuro, es trascendencia, pero al mismo tiempo es presente,

es actuar en la historia, es inmanencia, es por ello que algunos la han catalogado como el

“ya sí”, pero “todavía no”7.

Otra característica es, la inseparabilidad del presente y del futuro, pues para el

evangelista el futuro y lo futuro son presente, es decir, “un presente prolongado en el futuro

sin solución de continuidad”8. Así pues, el interés por las cosas últimas o novísimas, la

muerte, el juicio, el purgatorio, la gloria, ha sido suplantado por el éschaton, por el tema de

lo último, pero que al final todo se encerrará en la intervención de Dios en la historia por

Jesucristo9. Así pues, el hombre es ahora más seguro, antes estaba totalmente en manos de

Dios y su futuro era desconocido, sin embargo, ahora espera un futuro prometido, aunque

fuese siempre con incertidumbre.

La escatología en el cuarto evangelio nos insta a tener presente algunos aspectos

importantes, ya mencionados atrás, como lo son: el juicio, la muerte, el purgatorio y la

resurrección. De allí toman gran relevancia las metáforas aludidas a cada una de estas

escenas, ellas nos llevan a lo esencial. El juicio divino, por su parte, nos habla de la oferta

de la gracia del perdón, del interés de Dios por los hombres, de allí sus palabras a la

Samaritana “si conocieras el don de Dios”10, su juicio quiere que aceptemos la oferta

divina, manifestada en un juicio, el cual nos sitúa en el centro de la revelación, de la

manifestación de Dios en Cristo11.


7
Cfr. Diccionario del mundo Joánico, Editorial Monte Carmelo, 2004.p. 311.
8
Ídem.
9
Cfr. Ídem.
10
Jn, 4, 10.
11
Cfr, Diccionario del mundo Joánico, Editorial Monte Carmelo, 2004.p. 314

5
El tema de la muerte y la resurrección, nos anima a comprenderlos como el paso de una

forma de vida a otra, no solo como la separación de alma y cuerpo, sino como un cambio de

la forma de existir por otra, es la participación en la vida divina gracias a la acción de

Cristo12, es pensar en la continuidad de nuestro “yo”, pero no como seres muertos en

relación al pecado, sino como seres llenos de la claridad maravillosa de la gloria divina 13,

por ello son muy certeras las palabras de Jesús cuando dice “yo soy la resurrección y la

vida. Quien cree en mí, aunque muera, vivirá, y quien vive y cree en mí no morirá para

siempre14”.

1.2 La visión vertical y horizontal de la intervención salvífica de Dios

La salvación vertical se da mediante una evasión hacia el mundo celeste, lo que solo

puede tener lugar si alguien o algo desciende del mundo celeste para liberar a los hombres

de la existencia terrena15, así Juan presenta un continuo contraste entre el mundo de arriba

y el de abajo16 y es Él quien trae del otro mundo la vida, donde la muerte no tiene la última

palabra17; donde sus dones son verdaderos, son celestes y de allí que se presente como agua

viva18, pan de vida19, luz verdadera.

La salvación horizontal, es la terminología para entender que, aunque Dios lo hace

de lo alto, lo hace a través del curso de la historia, así el prólogo describe el descenso de la

12
Cfr. Jn. 5,24 ss.
13
Opt. Cit. P. 316
14
Jn. 11, 25
15
Cfr. Raymond Brown, El Evangelio según Juan, ediciones Cristiandad, 1979.p.133
16
Cfr, Jn, 3,3.31.
17
Cfr.Jn, 11,25.
18
Cfr, Jn, 4,10-14.
19
Cfr, Jn, 6,27.
Cfr. Jn, 3,19.

6
Palabra a la carne humana, así la totalidad de las Escrituras apuntan hacia Jesús, hacia esa

“hora”20 de la que tanto habla Juan. Por tanto, la idea jónica de la salvación es vertical y

horizontal a la vez, pues expresando la singularidad de la intervención divina en Jesús,

también encontramos una relación entre esta intervención y la historia de la salvación.

1.3 La escatología realizada y escatología final

La escatología final se refiere en cuanto la venida del Reino, como una intervención

dramática de Dios que pondría fin a la historia, pero tras la muerte de Jesús, y ver su

esperanza frustrada, la Iglesia resolvió en su momento este problema proyectando la venida

final de Jesús en un futuro lejano, es por tal motivo que surge quienes presentaron una

escatología ya realizada, pues la presencia de Jesús era la única venida de Dios. Pero los

discípulos habían heredado una tradición apocalíptica que le hablaba de una venida con

gloria y poder, y así, para dar satisfacción a sus propias esperanzas proyectaron una venida

en el futuro, para unos de una de manera inminente y para otros en un futuro lejano21.

En muchos casos, Juan nos ofrece ejemplos de una escatología realizada, donde

Dios se ha revelado definitivamente en Jesús, el Prólogo (1,14) nos dice: “hemos visto su

gloria”, y si alguien pregunta sobre el juicio que marca la intervención final de Dios Juan

plantea en que “el juicio consiste en esto: en que la luz vino al mundo”22.

Pese a estas características, Juan también nos presenta un elemento futuro es su

escatología, la cual se debe distinguir entre el carácter futurista y los apocalípticos. Por

20
Jn, 12,23.
21
Cfr. Raymond Brown, El Evangelio según Juan, ediciones Cristiandad, 1979. p.135.
22
3,19.

7
ejemplo, un elemento futurista es que el don pleno de la vida se nos da después de la

resurrección de Jesús, así es que participamos de las oportunidades pos pascuales, como el

bautismo23, y la Eucaristía 24. Otro elemento futurista es la afirmación de Jesús, que pasará

por su muerte y la resurrección para ir a preparar una morada eterna en la casa de su Padre,

en la que habrá de vivir los que creen en Él 25. Si bien los hombres ven la gloria de Jesús en

la tierra, hay una visión futura de gloria que les aguarda para cuando se unan a Jesús en la

presencia del Padre26.

Esta vida eterna27 que presenta Juan, es la vida en Dios, pero que la concibe como

accesible a los hombres del aquí y del ahora, aunque para su culminación requiere un orden

de existencia más allá de lo que conocemos como tiempo y espacio. Por tanto, este vivir en

la casa del Padre, es tener conocimiento de Dios, pero no como mero éxtasis o entusiasmo

mítico, sino en relación a la manifestación del Logos, verdad revelada; de allí que, el

conocimiento tome la forma de la fe, que es a la vez la aceptación del hecho de que Cristo

Jesús es la revelación del Dios eterno y nos invite a un adhesión personal a él28.

1.4 Ciertos rasgos narrativos de la escatología en el cuarto evangelio

23
Cfr. Jn, 3,5,
24
Cfr. Jn, 6,54.
25
Cfr. Jn, 14, 2-3.
26
Cfr. Jn, 17,24.
27
Cfr. Jn, 12,50.
28
Cfr. C. Dodd, Interpretación del cuarto evangelio, Editorial Cristiandad, 1978.p, 208.

8
a) “El último día”: esta expresión, tan habitual en el judaísmo, es la denominación

que indicaba que el comienzo del mundo venidero coincidía con el fin de la historia,

por ello, en Juan, esta expresión se encuentra 5 veces en boca de Jesús, donde hace

referencia tanto a la resurrección29 como al juicio30 que ejercerá su mensaje.

También aparece en boca del narrador para señalar la fiesta de las chozas, donde

Jesús hace la invitación a recibir al Espíritu Santo 31, y finalmente se encuentra en

boca de Marta, (11, 24) cuando expresa: “Sé que resucitara en la resurrección del

último día”.

Ahora bien, para Jesús esta expresión es una invitación hecha en presente

que se consume en el día de su muerte, pues es el día más solemne donde se abre la

pascua. Por tanto, Juan concentra toda la expectación escatológica del AT en el

hecho de la muerte de Jesús, que es su exaltación, donde es elevado a lo alto y

donde se convierte en fuente de vida definitiva. Ella constituye la vertiente entre dos

momentos; donde la escatología se inserta en la historia, y donde comienza aquí un

mundo nuevo32.

b) “La creación terminada”: para Jn, el mundo antiguo es el de la creación no

acabada, el mundo de la carne; el nuevo es la creación llevada a su término, el

mundo del espíritu. Por ello, con la entrega de Jesús en la cruz, en su muerte y

exaltación, se realiza el amor sin límites igual al del Padre, de ahí que este día

29
Cfr. Jn. 6,39.40.44.54.
30
Cfr. Jn. 12,48.
31
Cfr. Jn. 7,37.
32
Cfr. J.Mateos; J. Barreto. El evangelio de Juan, análisis lingüístico y comentario exegético, editorial
cristiandad, 1979. p.p 986-987.

9
inaugure el día más solemne, dando un carácter festivo y designando un aspecto de

la creación nueva33, pues “vuestra alegría no os la quitará nadie” (16,22).

c) “El día primero y octavo”: es la mañana de la nueva humanidad, es el principio del

nuevo mundo y señala su novedad, pues es el amor que responde al amor (20,19-

23), y se inaugura con el don del Espíritu Santo; así pues, la escatología dinámica se

expresa con la misión a la cual Jesús envía a sus discípulos. Por lo tanto, al número

7 que indicaba el término de la primera creación, el 8 denotaba el mundo venidero,

el día que es el último, el final, es al mismo tiempo el primero, el pleno y

definitivo34.

d) “El día de la unidad con Jesús y el Padre”: es aquel día, el de la vuelta de Jesús

con los suyos después de su muerte35. Será el día en que la comunión de vida con

Jesús, participando del mismo Espíritu, dé a los discípulos la experiencia de su

unidad con Jesús y de este con el Padre, es decir, la plenitud de la comunión en el

amor (14,20), allí se podrá pedir directamente al Padre en unión con Jesús, pues

este ya no será intermediario, sino punto de encuentro36.

e) “Subir al cielo/el Padre”: Jesús menciona dos subidas al Padre, una expresada en el

cap. 20 versículo 17 “subo al Padre, que es vuestro Padre”, haciendo referencia a

una subida no definitiva, sino que supone una vuelta, y corresponde a su marcha

para preparar lugar en el hogar del Padre, donde envía a los discípulos el Espíritu.
33
Ídem.
34
Cfr. Ibídem. p. 988.
35
Cfr. Jn. (14,20. 16,23.26)
36
Cfr. Op. Cit. p. 988.

10
Comienza así la era escatológica, en la cual la comunidad ha de ejercitar una misión

igual a la de Jesús, invitando a todos los hombres a participar de una nueva realidad.

La segunda subida es la definitiva, contemplada en Jn, 20,17, donde María

Magdalena, figura de la comunidad, es testigo del deseo de la unión definitiva de

Jesús con el Padre, “suéltame, que aún no he subido al Padre para quedarme”. Con

esta imagen Jn señala que el proceso de la realización de la humanidad llegará a su

término y alcanzará su plenitud, donde pasará lo de abajo y permanecerá solo lo de

arriba, solo lo de la esfera de Dios37. La realidad escatológica, en su proceso y en su

término se llama “el reino de Dios”.

CONCLUSIÓN

37
Ídem.

11
El éschaton ha comenzado ya; todavía no se ha consumado. Ya-todavía no; la

intriga del éschaton se trenza sobre esta doble articulación. El éschaton no implica el fin del

mundo. Y lo que es aún más sorprendente: tampoco implica el fin del tiempo, puesto que la

historia sigue. Aquí es donde radica la originalidad de la doctrina escatológica del Nuevo

Testamento: en mostrarnos que no sólo la historia es proceso, sino que también el éschaton

reviste un carácter procesual, y no un carácter puntual.

El acontecimiento escatológico ha perforado la historia para madurarla desde dentro

y conducirla hacia su término. El éschaton se implanta con la encarnación, vida, muerte y

resurrección de Jesucristo, se desarrolla en un arco temporal de duración indeterminada,

pero que puede ser llamado “la última hora”, “los últimos días”, “el nuevo eón”, y se

consuma con la parusía del Señor resucitado.

Es por ello que, visto desde el cuarto evangelio se puede concluir que la escatología

|por su misma naturaleza apunta a la meta última hacia la que caminamos, donde Jesús es el

acontecimiento escatológico por excelencia, pues siendo el Hijo de Dios en el sentido

estricto y autentico, realiza el juicio del mundo. Además, este hecho del éschaton es una

realidad futura y trascendente, pero al mismo tiempo actúa dentro de la historia, es decir es

presencia e inmanencia, de allí que se pueda comprender la inseparabilidad del presente y

del futuro, donde todos los acontecimientos futuros, a los que se hace referencia en un

lenguaje apocalíptico, se hacen presentes por la confrontación o encuentro personal con

Cristo.

La muerte, la resurrección y el purgatorio, es una manera en la que el hombre puede

entender las cosas, donde el hombre puede prever y preparar su futuro. Es mediante esta

expectativa y preparación, donde se constituye el acontecimiento más auténtico de toda

12
forma de vida y el hombre es más hombre en cuanto que es futuro. La insistencia en poder

prepararlo en el momento presente, inspira la confianza en el futuro que busca hoy más que

nunca el hombre. Lo que espera al creyente más allá de la muerte es la nueva forma de ser,

la nueva vida, la existencia nueva, es la nueva forma del ser humano, semejante a la otra

forma, la actual, pero que tiene Cristo a partir de la resurrección. Por eso Cristo es “el

último día” a la vez que la resurrección y la vida.

13
REFERENCIAS

C. Dodd, Interpretación del cuarto evangelio, Editorial Cristiandad, Madrid,1978.

Felipe Ramos, Diccionario del mundo Joánico, Editorial Monte Carmelo, España, 2004.

J. Ruiz de la Peña, La Pascua de la creación, B.A.C. Madrid, 2000.

J.Mateos; J. Barreto. El evangelio de Juan, análisis lingüístico y comentario exegético,


editorial cristiandad, Madrid, 1979,v, 4

Luis, Alonso, La Biblia de nuestro pueblo, 10 ma ed., Ediciones Mensajero, España,


2014.

Raymond Brown, El Evangelio según Juan I-XII, ediciones Cristiandad, Madrid, 1979.

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