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Cuentos originales
Autor:
Silvia García
Edades:
A partir de 3 años
Valores:
arrepentimiento, aprendizaje
Bárbara tenía muchas ganas de ir a una excursión
que se organizaba en el colegio para ir a visitar el
Parque Carcedo a las afueras de la ciudad. En
aquel parque vivían muchos animales. Cuando
llegó a casa, Bárbara acabó de comer y se fue a su
cuarto. Esperó a que mamá viniera a revisar los
deberes para hablarle de la excursión. Mamá le
dijo que seguramente podría ir, pero que tenía que
tener en cuenta que era la primera vez que se iba
de excursión todo el día con los profes y sus
compañeros, por lo que tendría que ir muy atenta
para no perderse. ¿Cómo se iba a perder? Ella era
muy lista y sabría encontrar el camino sola.
Nunca se había perdido, solo se perdían los niños
tontos.
La noche antes de la excursión mamá revisó con ella la mochila y le volvió a repetir que era
muy importante que estuviera pendiente en todo momento de dónde estaban los profesores
y tener en cuenta todo lo que les dijeran. Bárbara apenas la escuchaba porque no entendía
cómo alguien se podía perder. Esa noche le costó dormir de los nervios.
Cuando llegaron allí ante Bárbara apareció el parque tal y como se lo imaginaba: muy
grande, con árboles muy altos, un verde precioso y muchas cosas para visitar. Los
profesores reunieron a todos en círculo para contar una serie de normas, pero en ese
momento justo Bárbara divisó a lo lejos un pájaro enorme. Parecía un águila o algún pájaro
que nunca había visto. Le llamaban la atención su rapidez, su pico afilado… Bárbara se
quedó mirándolo concentrada hasta que sintió que sus compañeros se marchaban del
círculo y cada uno acompañaba a un profesor diferente. ¡Oh vaya! No se había enterado de
nada.
Buscó a una de sus amigas y se fue con ella, esperando que el profesor no le riñera.
Caminaron por multitud de senderos mientras les mostraban animales que nunca había
visto, una avestruz, un rinoceronte… ¡Era fantástico! Cuando llegaron a una zona no podía
creer lo que estaba viendo: eran monos, sus animales favoritos. La profesora no les dejaba
acercarse, pero ella vio a lo lejos un puñado de cacahuetes en el suelo. Intentó que nadie la
viera y fue a por ellos. Los cogió en sus manos y buscó donde había uno de esos monos
peludos para poder dárselo en la mano ¡Qué ilusión! Buscó por todos los lados, pero
parecía que al ver llegar a tanta gente los animales se habían escondido. Guardó los
cacahuetes en el bolsillo y miro a su alrededor ¿Dónde estaba todo el mundo? ¡Oh no, se
había perdido, estaba sola! ¿Cómo podía ser? Solo había perdido la atención dos minutos.
Camino hacia delante a ver si veía a lo lejos al grupo pero nada. ¡Su madre la iba a castigar
mucho! ¡Eso si llegaba a salir del parque! Qué miedo. ¿Y si le hacía daño algún animal al
verla sola?