Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Estado Sociedad Civil
Estado Sociedad Civil
Los partidos políticos de todo el mundo, tradi te catastróficos. Los Estados y los partidos han
cionales o revolucionarios, m í como los Esta sido incapaces de adelantar una verdadera
dos de todas las ideologías, atraviesan por una modernización social y política, y el continente
profunda crisis de representatividad y legiti afronta hoy una involución histórica.
mación. Mientras tanto cobran nueva vigencia
La crisis de las ideologías políticas se ha hecho
los movimientos sociales. Es como si la socie
plenamente manifiesta desde comienzos de los
dad, no suficientemente representada por los
años ochenta. Desde entonces, el movimiento
partidos o demasiado absorbida por los Esta
histórico de construcción social comienza a
dos, se levantara y quisiera representarse di
invertirse paulatinamente. La sociedad civil y,
rectamente a sí misma.
en ella, sobre todo los sectores y clases subal
La experiencia histórica de los dos últimos ternas se han puesto en movimiento al margen
siglos ha creado en el ciudadano común una de los partidos y del Estado. Se constituyen a sí
desconfianza instintiva ante las ideologías polí mismos como actores sociales independientes,
ticas. Existe la persuasión difusa de que el pro recrean el tejido democrático de la misma so
blema de la democracia no radica tanto en las ciedad civil, se autorrepresentan en el espacio
distintas ideologías que se inspiran en ella, público y comienzan a imponerle desde allí a
cuanto en la forma concreta como se asume su los partidos y al Estado la necesidad de su re
construcción. El jacobinismo de las élites y presentación. La dinámica no apunta ya a cons
vanguardias, sin distinción de ideologías, ter truir la sociedad desde el Estado sino más bien
mina en nuevas formas de suplantación y su a reconstruir el Estado desde la sociedad. Este
bordinación antidemocrática de las mayorías. proceso es hoy particularmente dramático en
En América Latina, la pretensión de las élites las sociedades del Este socialista. Pero se
de construir, desde el Estado mismo, una so desarrolla, de una u otra forma, en todo el
ciedad moderna y un Estado democrático, mundo. América Latina enfrenta un proceso de
parece haber tocado a su fin. Después de siglo largo aliento de reconstrucción societal y políti
y medio de violentas luchas de poder y de es ca cuyo punto de apoyo fundamental son los
fuerzos de modernización y desarrollo desde movimientos sociales. Una sociedad civil popu
arriba, el intento se ha mostrado vano y los lar plenamente constituida por actores sociales
resultados son precarios cuando no francamen fuertes e independientes es la única garantía
de existencia de un Estado democrático.
* Filósofo, investigador del Instituto de Estudios Políticos y Esto no quiere decir, ni mucho menos, que los
Relaciones Internacionales. partidos políticos carezcan de importancia o
53
54 ANALISIS POLITICO No. 9 - ENERO A ABRIL DE 1990
que el Estado nacional se encuentre en vías de de Occidente, se les hubiera reducido a ilusión,
desaparición. Los movimientos sociales requie mientras sigue siendo todavía una utopía y un
ren, tarde o temprano, de una adecuada expre futuro de emancipación posible para las nacio
sión política a través de los partidos y del Esta nes de la periferia. También en esto los países
do. De lo contrario, su impacto histórico es menos industrializados se ven obligados a lu
reducido o desembocan incluso en formas de char por una esperanza prestada y de segunda
descomposición social. Si afirmamos el papel mano, pero conservan la ilusión de poderle dar
fundamental de los movimientos sociales, es un nuevo contenido más auténtico.
porque el impulso para la transformación
democrática de los sistemas políticos no viene Desde el punto de vista emancipatorio, este
ya de las élites y sus ideologías, hoy agotadas, ensayo presupone y asume, en parte, las críti
sino de los movimientos sociales de las clases y cas a la sociedad capitalista y al Estado liberal
sectores sociales subalternos. A las direcciones formuladas por el pensamiento marxista pero
políticas les corresponde la tarea de buscarle se coloca también críticamente ante las su
soluciones concretas y eficaces a las demandas puestas alternativas propuestas por el marxis
sociales. Para ello, las doctrinas globales son mo que habían estado vigentes hasta ayer. En
hoy insuficientes. Cumplen más bien una fun segundo lugar, el artículo se refiere sobre todo
ción de horizonte utópico. a las sociedades latinoamericanas. No podría
tal vez aplicarse, sin más, a las sociedades
Ya en un artículo anterior (1), intenté dar una industrializadas de Occidente, a sociedades
visión general de los movimientos sociales en asiáticas o africanas, con otras culturas y tradi
América Latina y de sus posibilidades de con ciones. Sin embargo, no está ausente de él una
vertirse en actores de procesos de emancipa cierta pretensión de universalidad sujeta a la
ción. En este ensayo, busco una primera apro crítica.
ximación teórica al tema más general de la
relación entre sociedad civil y Estado, que sub-
yace al papel que allí le otorgaba a los movi I. LA SOCIEDAD CIVIL Y EL ESTADO EN
mientos sociales. En una primera parte, hago LOS CLASICOS EUROPEOS
un rápido recuento crítico de la concepción de
esta relación en los principales autores euro
Para comprender la sociedad latinoamericana
peos y, en la segunda, intento una formulación de hoy y su relación con el Estado, ninguno de
propia acerca del tema, más adecuada a la
los clásicos europeos ofrece una noción satis
América Latina. Más allá de la actualidad
factoria, aunque todos aporten un marco refe-
coyuntura] que puedan tener los movimientos
rencial importante y elementos de análisis que
sociales, el ensayo intenta mostrar su lugar
deben ser conservados, corregidos o comple
específico en la sociedad civil y en su relación mentados. Aquí sólo pretendo exponer, de
con el Estado. manera más sistemática y en discusión con
algunos teóricos clásicos europeos, el enfoque
Debo hacer dos advertencias previas. En pri analítico que subyace a mi artículo sobre “Los
mer lugar, el artículo parte aún de la perspecti Movimientos sociales en América Latina” (3).
va moderna de una emancipación posible. Este Se trata, desde luego, de líneas de reflexión
horizonte no es hoy evidente. En los países abiertas a la discusión.
industrializados se encuentra en franca cri
sis (2). Con todo, en los países de la periferia
aparece todavía como una esperanza y un 1. La noción de sociedad y su relación con la
imperativo inmediato. Es como si la moderni política desde la antigüedad clásica hasta la
dad, ya realizada en los países industrializados modernidad
fos antiguos ni los teólogos medievales estable dual y el interés general. No requiere de la
cen distinción entre sociedad y Estado. La polis intervención de terceros. La moralidad y la jus
griega es a la vez, indiferentemente, societas o ticia no son resultado de la virtud, sino produc
societas política (koinonia politike). La activi to del interés individual y de la libre actividad
dad económica de la época, reducida al ámbito económica. La economía deja de ser simple
doméstico (oikos), se orienta a la satisfacción modo de subsistencia para convertirse en acti
cotidiana de las necesidades familiares. No se vidad política que garantiza la convivencia
dirige hacia el mercado. No crea una red de armónica entre los hombres: economía-políti-
nexos sociales que unifique la nación bajo las ca.
“leyes” del intercambio entre equivalentes. La
ausencia del mercado hace que la sociedad no Como para los filósofos antiguos y medievales,
tenga una dinámica propia y una consistencia tampoco para Smith hay diferencia entre socie
independiente frente a la voluntad del gober dad y Estado. Pero en este caso, la identifica
nante. A decir verdad, la sociedad no existe. ción se hace en beneficio de una noción de
Tampoco existe el individuo moderno, libre sociedad reducida a su dimensión económica
productor y consumidor, movido por intereses de producción, distribución, intercambio y con
contrapuestos a los de la sociedad. La indivi sumo de mercancías. El Estado aparece como
dualidad permanece aún absorbida en la totali innecesario. Si acaso, se le concede el papel de
dad de la familia, del clan o del pueblo. La vida simple árbitro externo de aquellas relaciones
en común de los pueblos tiene su fundamento sociales que el mercado establece por sí mis
en la unidad mítica de su origen y se manifiesta mo. Es un medio establecido por la misma so
a través de la sumisión a la voluntad del gober ciedad civil para ratificar y confirmar las reglas
nante: jefe de familia, del clan, príncipe, rey o de su dinámica económica, y para garantizar la
emperador. satisfacción de las necesidades del individuo.
En Smith, el individualismo político de Locke
En la polis antigua, la convivencia y la acción encuentra su expresión económica.
conjunta de una colectividad en pro del benefi
cio común tienen su fundamento en la ética:
dependen tanto de las costumbres del pueblo
como sobre todo de la virtud del príncipe. Para 2. Sociedad civil y Estado en Hegel
los antiguos, los hombres tienen el deber de
imitar y reproducir, en el microcosmos genera Es Hegel quien, por primera vez, establece la
do por su acción, el gran ordenamiento de la diferencia entre la sociedad civil o, más literal
naturaleza. Y en ello se realiza su dimensión mente, burguesa (bürgerliche Gesellschaft) y
humana más esencial. Según Aristóteles, el el Estado y le atribuye a cada una de las dos
hombre es, por naturaleza, “ animal político” . instancias su propia esfera de acción. Recoge
A los dictados de la naturaleza, los teólogos de Adam Smith y de los economistas clásicos la
medievales anteponen, a su vez, la voluntad existencia de la sociedad, la enriquece con la
divina. Los hombres deben ponerla en prác filosofía política de la Dustración, pero la
tica. enmarca en el cuadro del Estado, propio de la
filosofía griega y de la concepción rousseaunia-
Con el surgimiento de la sociedad moderna, na de la “voluntad general” . Liberalismo de
Adam Smith reconoce la aparición de un nuevo Locke y de Smith, y colectivismo de Rousseau,
nivel de acción social, independiente de la conviven así en una síntesis en la que el prime
voluntad de los gobernantes: la actividad eco ro se subordina al segundo sin desaparecer en
nómica, ya no limitada a la mera satisfacción él, sobre el fundamento común del derecho
inmediata de las necesidades familiares, sino natural moderno y secular. Conviene detener
destinada al mercado nacional. La producción nos en el análisis de la sociedad civil y del Esta
para el mercado es entonces el nuevo objetivo do en Hegel, y en su mutua relación, ya que de
inmediato de la actividad social. Y su destino su concepto se derivan las elaboraciones de
final es la “felicidad” , la satisfacción de las Marx, Lenin y Gramsci, que marcan la aproxi
necesidades individuales. Según Smith, el mación contemporánea al tema. De la concep
mercado se autorregula. La mano invisible que ción hegeliana de sociedad civil toman uno u
lo rige se encarga de conciliar el interés indivi otro elemento, lo transforman, y abandonan el
56 ANALISIS POLITICO No. 9 - ENERO A ABRIL DE 1990
na. El reparo fundamental proviene de que, una de estas dos direcciones. En el terreno teó
para Hegel, los estamentos son complementa rico, lo primero que se modifica y universaliza
rios, mientras que, para Marx, las clases socia en tomo a la actividad económica es el lenguaje
les son antagónicas. De esta dificultad nos ocu común. En la misma medida en que la produc
paremos más adelante, a propósito de Marx. ción, el mercado y el consumo se amplían y
Como puede verse, en esta primera instancia diversifican, los hombres se ven obligados a
de la sociedad civil, Hegel integra los hallazgos crear un lenguaje cada vez más complejo, ca
de Smith y de la economía política de la época. paz de captar relaciones más amplias y genera
Pero extiende luego la dinámica del interés les. La economía es, pues, según Hegel, la
individual y la noción de sociedad civil a otros matriz más importante de la evolución del len
campos. Conviene observar que, más tarde, guaje común en la sociedad civil, y hace parte
Marx reducirá nuevamente el campo de la so de ésta. A la par con el lenguaje, evolucionan
ciedad civil a esta primera instancia económica también las ciencias modernas. Surgen y se
de las relaciones sociales. desarrollan a partir de las necesidades huma
nas, del trabajo y de los nuevos medios para su
satisfacción. Estas modalidades más generales
La reconciliación entre el interés particular y el
de la actividad teórica van imprimiendo la for
general no es inmediata, ni se logra mediante
ma de lo universal como principio de acción en
la mano invisible de las leyes del mercado,
la sujetividad teórica de una sociedad, en su
como en Adam Smith. Por el contrario, Hegel
actividad cognoscitiva y comunicativa. Desde
piensa que la actividad económica moderna,
abandonada a sí misma, genera extremos de el punto de vista práctico, el desarrollo cultural
riqueza y de miseria, disolución ética y política trae consigo un mayor desarrollo de las habili
y decadencia de las instituciones. Desde este dades técnicas, de lo que podríamos llamar el
punto de vista, se puede decir que Hegel pone “saber hacer” de una nación. También se
las bases para la noción de lucha de clases de desarrolla la moral por la que el individuo
Marx. Pero si la regulación de la actividad eco moderno, afincado por su propiedad y su traba
nómica no surge directamente del mercado, sí jo cotidiano en la instancia anti-ética del inte
nace por exigencia interna del mismo. Una lar rés individual, concibe principios generales,
ga cadena de mediaciones necesarias elevan a intenciones y propósitos sujetivos en la bús
queda de un bien general puramente ideal, de
los hombres desde su interés individual hasta
un “ deber ser” siempre inasequible. Digamos
la realización del bien común.
de paso que, para Hegel, la intención moral
cobra tanto más fuerza cuanto la vida ética de
Bajo la conducción del Estado, y al ritmo del un pueblo, sus costumbres e instituciones polí
desarrollo de la actividad económica, cada pue ticas, se hallen más descompuestas. La rebe
blo avanza progresivamente en la universaliza lión moral se convierte entonces en principio
ción de su acción histórica. Es lo que Hegel sujetivo de revolución. Pero ésta, por estar
denomina cultura o civilización (Bildung signi basada en abstracciones ideales, se traduce,
fica literalmente formación pero equivale, en según el filósofo de la revolución francesa, en
cierta manera, a cultura o civilización, según se terror contra todo lo concreto y real.
quiera entender estos términos). La cultura es,
pues, un proceso histórico de formación de un Como podemos ver, la noción hegeliana de so
pueblo que lo capacita para actuar de acuerdo a ciedad civil desborda ya notablemente la
principios cada vez más amplios y generales. dimensión puramente económica que le asig
Mediante ella, lo general se imprime progresi nara Smith y se extiende también al vasto
vamente en el espíritu como forma o principio terreno de la cultura. Marx y Lenin recortarán
de acción. Configura la sujetividad colectiva. de nuevo su alcance a la economía y a las rela
La cultura habilita a un pueblo, al menos for ciones sociales que de ella se derivan, mientras
malmente, para subordinar el interés particu Gramsci intentará recuperar la cultura para su
lar al bien general. concepto de sociedad civil. Hasta ahora, sin
embargo, apenas comienza la construcción
El proceso cultural transforma tanto la activi conceptual de la sociedad civil en Hegel. La
dad teórica de los hombres como su actividad fuerza de lo universal debe imponerse aun por
práctica, y abarca diversas instancias en cada sobre el interés particular hasta llegar a trans
58 ANALISIS POLITICO No. 9 - ENERO A ABRIL DE 1990
formarlo, a “civilizarlo” , hasta convertir ai mensión social del hombre” , aunque en figura
individuo, miembro de la sociedad civil, en ciu de fuerza extraña a su voluntad (“ enajenada” ,
dadano de un Estado. según Marx). El nexo recíproco se establece a
través del mercado. Cada uno queda reducido
Inicialmente, el interés general, lo que hoy lla a la condición de un eslabón en la cadena de la
maríamos la “ dimensión social del hombre” interdependencia general, tanto en lo que toca
aparece como un producto extremo a la activi a la posibilidad de satisfacer sus propias nece
dad individual aunque nace como exigencia de sidades, como incluso en la definición del con
sus mismas relaciones económicas y de los con tenido de éstas. La mercancía es su expresión
flictos a los que ésta da lugar. Parece imponer concreta. Lo general, el carácter social de las
se desde fuera a los individuos mismos cuyo necesidades y de su satisfacción, se imponen
libre arbitrio coacciona. Hegel denomina a esta aquí sobre el individuo con una ciega fatalidad.
fase del desarrollo de la sociedad civil, el “ Es
tado exterior’’. Tal designación corresponde al Más allá de esta interdependencia de hecho,
punto de vista liberal, según el cual el indivi aparece la ley. Bajo su forma de prescripción o
duo es el fin del Estado y éste es apenas un ins prohibición general, la ley coarta el libre arbi
trumento para la satisfacción de las necesida trio individual. Pero lo que no percibe el indivi
des de aquél. El individuo liberal, sin embar duo encerrado en su propio interés es que lo
go, incapaz de instrumentalizar por sí solo el hace para protegerlo de sí mismo. La anarquía
Estado a su servicio, experimenta la función generalizada del libre arbitrio conduciría a su
normativa de éste como una coacción a su li autodestrucción. La actividad económica de la
bertad. Lo admite, finalmente, como arbitraje sociedad civil, abandonada a sí misma, sólo
necesario entre la multitud de intereses opues puede conducir al “ estado natural de guerra” .
tos para no caer en la guerra autodestructiva Pero la ley sola no basta para que lo general
de todos contra todos formulada por Hobbes. imponga su dominio sobre el libre arbitrio indi
Desde este punto de vista, el Estado aparece vidual. Debe ser aplicada a cada caso particu
como un aparato coactivo, cuya peculiaridad lar y adquirir fuerza coactiva. Esta es la fun
fundamental consiste en el monopolio de la ción propia de los tribunales de justicia y de la
fuerza. Esta visión instrumental del Estado policía. Ley, justicia y policía configuran el cua
coincide también con la de Marx, que lo consi dro del “ Estado exterior” hegeliano que, se
dera como un aparato puramente exterior a la gún él, hacen parte aun de la dinámica propia
sociedad civil. Más aún, como la expresión del interés privado y de la sociedad civil. Me
política de la “enajenación” de ésta (Marx diante la fuerza coactiva de la norma, del juicio
joven) o como “ fetiche” político que suplanta y la sanción, se hace posible la satisfacción de
las relaciones de colaboración entre los hom las necesidades individuales pero, a la vez, se
bres (Marx maduro). El Estado, para Marx, ya imprime el interés general en el espíritu de un
no es árbitro entre individuos atomizados sino pueblo. Marx ubicará estas instancias simple
instrumento de dominación de clase. Para mente en el Estado, o entre los “aparatos del
Hegel tal concepción mecánica tiene un funda Estado” , como dice Althusser, con una expre
mento en la realidad, pero no agota la naturale sión que pone aún más de relieve la visión ins
za última del Estado, a la que nos referiremos trumental de lo político, propia también del
más adelante, así sea muy brevemente. Esta pensamiento liberal. Para Marx, el Estado se
diferencia con Marx es esencial. Gramsci vol identifica con lo que Hegel designa como Esta
verá a la visión hegeliana. do exterior.
núcleo tecnocrático de la ideología dominante bren o justifican. Todas estas formas de la acti
en las sociedades avanzadas. vidad social no hacen directamente parte de la
actividad productiva de la sociedad civil, pero
La noción de sociedad civil en Marx es, a la se entrelazan en torno a las relaciones sociales
vez, el concepto de su existencia ilusoria, de su de producción para protegerlas y reproducir la
no existencia real. Las relaciones sociales capi explotación.
talistas son, para Marx, contradictorias. Mien
tras que para Hegel las “clases” o estamentos Vistos de este modo, el derecho, la moral, la
guardan entre sí una relación de complementa- religión o la filosofía hacen parte del enfrenta
riedad orgánica, en Marx se definen por su miento. No son eventuales instancias de comu
relación antagónica. Esta es la diferencia esen nicación auténticas, sino solamente formas
cial entre los dos autores. Capitalistas y traba veladas de dominación. La cultura no es un
jadores parecen no tener nada en común, ni terreno común, ni un espacio abierto donde las
siquiera la unidad de especie, puesto que su clases se puedan disputar la dirección y el con
antagonismo toca a las raíces mismas de la senso social. Frente a ella sólo es posible desa
vida. Para el Marx joven, en efecto, la esencia rrollar una “contra-cultura” que cohesione la
del hombre es su actividad productiva. El capi fuerza de choque de los trabajadores. El en
tal es trabajo muerto y acumulado en manos frentamiento de clases se desplaza entonces,
ajenas. El trabajo es capital vivo en constante fundamentalmente, hacia la lucha por el con
proceso de enajenación. Capital y trabajo, trol del único instrumento de poder tangible,
explotadores y explotados sólo existen como material, expropiable: el aparato coercitivo del
clases debido a su mutua relación contradicto Estado. La noción misma del poder queda táci
ria. Los unos viven de la vida enajenada de los tamente identificada con la coerción y la fuer
otros. Todas las relaciones sociales capitalistas za. El carácter esencial del Estado se define, al
están contaminadas por esta oposición antagó modo liberal, por el monopolio de la fuerza.
nica. Hasta el punto de que el concepto mismo Esta dimensión, apenas esbozada por Marx,
de “ relaciones sociales” en Marx equivale a será desarrollada plenamente por Lenin.
explotación y lucha entre las clases. La red de
relaciones sociales —la sociedad civil— sólo Marx adopta como arquetipo de toma del poder
existe como unidad engañosa, en la medida en el episodio de la Bastilla y la Comuna de París.
que su división y enfrentamiento permanezca Parece echar al olvido que el derrocamiento y
oculto, velado por la ideología o reprimido por destrucción del Antiguo Régimen y la posterior
la fuerza del Estado. De lo contrario, ya no hay implantación del Estado moderno francés fue
sociedad, sino lucha abierta de clases. Revolu ron apenas el resultado final de un consenso
ción, en última instancia. cultural conquistado progresivamente por las
nuevas clases a lo largo de varios siglos. Estu
Lo general, que para Hegel forma, cultiva, civi vo precedida, en efecto, por el Renacimiento
liza progresivamente el interés particular, es, humanístico del siglo XV, por la Reforma reli
para Marx, fetichismo, ideología, opresión. giosa del XVI, por el resurgimiento de las cien
Reproduce la división y la dominación entre las cias en el XVII y por la filosofía de la Dustración
clases. En torno al concepto de relaciones so en el XVIII, para citar solamente algunas de las
ciales, Marx anuda casi todas aquellas instan principales evoluciones culturales que la prece
cias en las que Hegel ve la presencia unificado- dieron. Estos amplios y vastos procesos cultu
ra, o “civilizadora” del interés general, así rales, con todas las nuevas formas de organiza
éste se presente aun bajo la forma de una fuer ción y de producción que los acompañaron,
za externa, enajenada. Así, por ejemplo, la constituyeron la identidad de las nuevas clases
cadena de interdependencia general creada sociales europeas, les permitieron dirigir inte
por el mercado equivale para Marx a la fetichi- lectual y moralmente a la sociedad y crear un
zación de la mercancía, convertida en sustituto amplio consenso alternativo en torno a una vi
de la unidad real de la especie: el Estado exte sión moderna del mundo. Les permitieron,
rior (ley, tribunales y policía) se convierte en la finalmente, implantar su hegemonía. Median
estructura jurídico-política que oculta la explo te ese vasto desarrollo cultural habían construi
tación o la impone mediante la coacción; moral, do ya las bases sociales del poder. La Bastilla
religión y filosofía son ideologías que la encu sólo fue la consecuencia. El culto ritual a los
62 ANALISIS POLITICO No. 9 - ENERO A ABRIL DE 1990
de las clases no deja espacio común que permi culares de éstas por los proyectos globales de
ta vina auténtica interacción y comunicación Estado diseñados por la vanguardia. De esta
entre ellas o entre sus organizaciones. Todas manera, ya desde antes de la toma del poder,
las formas de la comunicación e interacción se va efectuando la anulación de lo particular
quedan inscritas en el dominio de las tácticas, por lo general, de la multiplicidad y compleji
y subordinadas a la estrategia final de la toma dad social por la generalidad del proyecto de
violenta y la conservación del poder. Una vez Estado. De este modo, no sólo no garantizan el
obtenido el fin, los medios se pueden desechar. crecimiento, la consolidación y la participación
de las clases subalternas en el poder, sino que
Para Lenin, como también para Marx, el poder interfiere su constitución como actor social.
se concentra en el Estado como aparato que
monopoliza la fuerza. Es concebido, en última Una vez conquistado el aparato estatal, el par
instancia, como dictadura de clase, poder de tido leninista impone a todas las clases su pro
coacción, violencia. Ciertamente para ambos la pio proyecto en nombre de los trabajadores, sin
“ideología” es poder, pero está al servicio uní que ni siquiera estos mismos puedan ejercer
voco de las clases dominantes y no puede ser libremente el control y la crítica sobre él. Se
arrebatada por la fuerza o por un decreto de la impide la organización independiente de la
voluntad revolucionaria. Como ya lo señalaba a sociedad civil. A decir verdad, se la suprime.
propósito de Marx, la lucha se desplaza enton Queda convertida en una prolongación del Es
ces al combate por el control del aparato del tado, gracias sil poder policial y coactivo del
Estado como fuerza de coacción. Se enfrentan mismo. Toda crítica y oposición es eliminada
así violencia revolucionaria y violencia estatal. como burguesa y contrarrevolucionaria. En
nombre del proletariado, se instala simple y
En principio, el sujeto primario y la finalidad llanamente la dictadura del partido. El imperio
última de la práctica revolucionaria es la clase del interés general, cuyo portador histórico
obrera y, por su medio, todas las demás clases sería el proletariado, se transforma en la dicta
oprimidas. El partido debe ser solamente el dura del interés particular del partido y de la
instrumento de la clase para la toma del poder burocracia. A propósito de la crítica a la filoso
del Estado, y el mismo Estado instrumento del fía del Estado de Hegel, Marx señalaba que la
partido para el ejercicio de la dictadura del pro burocracia del Estado (la “clase general” de
letariado. Pero en la práctica, los términos se Hegel) convierte “el interés general del Estado
trastocan. Nada hay en el pensamiento de en su negocio particular” . No se ve por qué
Lenin que garantice la representación de las razón este principio no se cumpla también en la
clases explotadas por el partido y el Estado. burocracia del Estado revolucionario, desliga
Estos, que deberían ser instrumentos de aqué da de todo control social. Esta posibilidad, ins
llas, se convierten más bien en principio y fin crita en la concepción instrumental de Marx y
de la acción revolucionaria, mientras las clases en su idea de subordinar todo interés particular
explotadas quedan reducidas a la condición de al interés general, desarrollada en la teoría e
meros instrumentos al servicio del partido. La iniciada en la práctica por Lenin, alcanzó su
sociedad civil se convierte en un medio de expresión plena bajo Stalin. La verdadera
acción del Estado. Esta inversión radical de la perestroika deberá tocar estos nervios teóricos,
revolución comienza desde el proceso mismo prácticos e históricos de la revolución socialis
de construcción del partido. ta.
Según Lenin, la tarea del partido es la de “ ele Conviene señalar que, en la dialéctica de con
var” la conciencia de las clases explotadas. frontación generalizada que se ha extendido
Para garantizarla, el partido leninista penetra por el mundo después de la segunda guerra
las organizaciones independientes de las clases mundial, un instrumentalismo ajeno a toda éti
subalternas, y si es posible, las subordina a su ca ha impregnado el ámbito de la política con
dirección. Si no io logra, trata de destruirlas o temporánea, particularmente en el campo de la
de controlarlas mediante alianzas. La elevación seguridad interna de los Estados y en el de las
de la conciencia revolucionaria consiste, de relaciones internacionales.
hecho, en la sustitución de los intereses parti
64 ANALISIS POLITICO No. 9 • ENERO A ABRIL DE 1990
senso, la real hegemonía sobre la que se asien importancia la creación de una densa y sólida
ta. Si se quiere, lo distingue el “monopolio” de red de organizaciones gremiales. Esta es, a mi
la dirección intelectual y moral. juicio, la esencia de su dinámica. Sin organiza
ciones gremiales con una clara identidad con
Estas nociones modifican sustancialmente la solidada en torno a los intereses que represen
concepción instrumentalista del poder y recu tan, independientes frente al Estado y los par
peran la comprensión clásica del Estado, sin tidos, no existe verdadera sociedad civil. No
perder nada de la riqueza crítica aportada por existe un “pueblo” , sujeto de soberanía, sino
Marx. El antagonismo sin cuartel de las clases “masa” atomizada y utilizada a su arbitrio por
sociales se transforma en conflicto civilizado y las élites como legitimación y defensa de su
civilizador. De la noción de sociedad civil como poder.
mera apariencia engañosa, Gramsci nos de
vuelve a un concepto de real sociedad, aunque Gramsci toma distancia radical del concepto de
atravesada por conflictos profundos. poder de Lenin, estrechamente ligado a la idea
de dictadura y coerción. Pero, influido aún por
Para su noción de sociedad civil, Gramsci recu el voluntarismo leninista, le asigna de nuevo la
pera elementos que estaban presentes en el función de dirección a una élite: a los intelec
concepto hegeliano. El filósofo alemán mostra tuales constituidos en partido. En primer lu
ba cómo la dinámica de los intereses particula gar, hay que señalar que, como condición in
res impone la evolución teórica y práctica de la dispensable para que una clase pueda dirigir a
cultura: transforma el lenguaje común, las las demás, es necesario garantizar su constitu
ciencias, la moral e incluso las habilidades téc ción como clase, el desarrollo de su identidad y
nicas de un pueblo. A otro nivel, modifica la ley de sus oposiciones esenciales. El partido políti
y el derecho positivo. Todas éstas son instan co no es la instancia propia para ello. La diná
cias importantes de lo que Gramsci denomina mica social, libre de la tutela del Estado, gene
“dirección intelectual y moral” de una clase. ra por sí misma instancias anteriores, como las
El autor italiano incluye también en la sociedad agremiaciones (corporación hegeliana) o, in
civil el contenido del espíritu absoluto hegelia cluso, más originarias, como los movimientos
no: el arte, la religión y la filosofía, desechados sociales. A ellos me referiré más adelante.
antes por Marx y Lenin como ideología. Todas
estas instancias, y en particular la filosofía, son Por otra parte, Gramsci reproduce así la pre
para Gramsci elementos esenciales de la socie sunción directiva de las minorías ilustradas
dad civil, a través de los cuales toda clase diri que terminan sustituyendo a las clases subal
gente orienta al conjunto de la sociedad. Es el ternas en su propio nombre. En adelante, se
terreno en disputa. De este modo, Gramsci rán los intelectuales autodenominados orgáni
devuelve a la noción de sociedad civil, la rique cos, quienes se disputen el control cultural
za que Marx y Lenin le habían recortado. sobre las clases subalternas, proyecten sobre
ellas sus propios debates y divisiones y se pre
El teórico italiano deja de lado, sin embargo, senten en la escena pública como sus únicos
elementos prácticos (técnicos y organizativos) representantes.
de la sociedad civil, ya anotados por Hegel,
que son de suma importancia en la constitución Con Lenin, Gramsci reitera la necesidad de
misma de las clases como actores sociales: des construir un partido de clase como instrumento
de las formas de propiedad y de gestión del tra- de creación de consenso y de poder de las cla
bajo, hasta las múltiples formas de asociación ses subalternas. Esta idea, sin embargo, se
gremial o “ corporativa” . Para una clase no opone al propósito de generar consenso. Los
sólo es necesario ejercer una “ dirección inte partidos modernos son órganos gestadores de
lectual y moral” de la sociedad, sino sobre todo consenso justamente por su condición pluricla-
encamarla en formas concretas de acción y de sista. Por su medio las clases dirigentes convo
organización. Es en ellas donde materializa su can a otras clases y sectores y extienden hacia
dirección, socializa sus valores éticos, su visión ellas su propia visión de la sociedad y del Esta
del mundo, su identidad de clase. En la cons do. Un partido de clase se cierra, desde su mis
trucción de la sociedad civil, reviste particular mo concepto, la posibilidad de dirigir al con
66 ANALISIS POLITICO No. 9 - ENERO A ABRIL DE 1990
Debo decir ante todo que, en términos genera Ante todo, me parece útil y esclarecedor con
les, me atengo a la visión gramsciana de la so servar el principio metodológico de la distin
RELACION ENTRE LA SOCIEDAD CIVIL Y EL ESTADO. L. RESTREPO 67
ción entre ambas instancias, establecido por ejemplo, al conflicto entre la sociedad moderna
Hegel y desdibujado después progresivamen en general y la naturaleza que está generando
te. Pertenece a la sociedad civil toda actividad desequilibrios ecológicos cada vez mayores
que se ordena a satisfacer el interés explícita que amenazan incluso a la especie humana y a
mente particular y los nexos que ésta genera, la vida misma; a las formas seculares de opre
así como el desarrollo inicial del interés gene sión derivadas de la polaridad de los sexos y
ral como algo extraño y ajeno al interés particu que afectan-a toda la humanidad, en un sentido
lar. A la esfera estatal, en cambio, pertenece la o en otro; a los conflictos étnicos, religiosos,
actividad que busca la promoción del interés de generacionales, etc., relaciones conflictivas
toda la sociedad, sin negar por ello el interés que no pueden ser reducidas al forcejeo entre
particular y procurando darle satisfacción. La las clases, por más que se crucen con él. Todas
distinción no siempre es fácil en la realidad, ellas constituyen el nivel de producción de con
pero el principio es válido. Que la actividad flictos que se inscribe en el entramado de las
pública se ponga al servicio del interés privado relaciones privadas, en la sociedad civil.
o de clase, acontece a diario en todo tipo de
Estado. Pero son desviaciones de la función del En segundo lugar, en vez de la “dirección inte
Estado, sometidos a la vigilancia y crítica de la lectual y moral” de la que habla Gramsci, me
sociedad civil. Son el punto de partida de la refiero a una instancia también más general de
gestación de nuevos consensos alternativos. El “ dirección social” de los conflictos. En efecto,
servicio al interés general, con el respeto debi la dirección “ intelectual y moral” gramsciana
do al interés particular, es el principio de legiti es una forma específica y muy importante de
midad del Estado y de los proyectos políticos elaboración y de eventual definición de los con
que aspiran a conducirlo. flictos sociales. Pero esta instancia, unilateral
mente teórica, no da cuenta de toda la reali
dad. Tanto más que la dimensión práctica
3. Elementos para un concepto implicada en la dirección “moral” , postulada
de sociedad civil por Gramsci, desaparece luego en su concepto
de los “intelectuales” orgánicos, intérpretes
de la dirección de clase. Allí, la dirección se
Con Gramsci, me parece clarificador establecer restringe a una actividad intelectual. Más aún,
la distinción entre dos niveles básicos de la la intelectualidad puede ser aglutinada en un
sociedad civil: el nivel de la producción econó partido. Pero un nuevo consenso y una nueva
mica y de las relaciones sociales a las que da hegemonía social no surgen solamente de una
lugar, y el de su orientación intelectual y tal dirección intelectual. Implica también una
moral. Sin embargo, creo necesario ampliar el cultura práctica, en el sentido hegeliano, que
contenido de las dos instancias propuestas por se materializa primeramente en las formas de
el autor italiano. Establezco, en un sentido más propiedad y de trabajo, pasa por el desarrollo
general, la distinción entre el nivel de produc de una “moral” o ética de clase o de sector so
ción de conflictos y el de la dirección social de cial, y se expresa, sobre todo, en formas de
los mismos. organización como los movimientos sociales y
las asociaciones gremiales (“corporaciones”
Me refiero, pues, en primer lugar, a un nivel de Hegel). El consenso y la hegemonía no son
de “ producción de conflictos” , en general, y sólo el producto de la dirección intelectual y
no sólo al conflicto generado por la producción moral confiada a los intelectuales, por impor
en su sentido económico, o conflicto de clases. tante que esta labor pueda ser, sino también y
Este, aunque sea muy importante para la com sobre todo el resultado de las formas de organi
prensión de la sociedad capitalista, no es el zación y de la nueva ética que las clases como
único conflicto social existente y significativo. tales o los sectores sociales subalternos en
Hay muchas otras formas de opresión, compa general, sean capaces de generar. A la direc
rables a las que se derivan de la relación entre ción intelectual y moral de Gramsci, le hace fal
las clases, que generan hoy tensiones, movi ta una base práctica, material y social de sus
mientos, agremiaciones, debates y enfrenta tentación. Los intelectuales, si quieren ser
mientos, y que deben ser igualmente tenidas orgánicos, necesitan la presencia de los secto
en cuenta en su especificidad. Me refiero, por res que pretenden representar y de sus propias
68 ANALISIS POLITICO No. 9 - ENERO A ABRIL DE 1990
formas de organización. Estas consideraciones debe ser sustituido por el de oposición y con
se refieren en primer lugar a las clases pero flicto, y la noción de enemigo de clase por la de
son aplicables, desde luego, a la dirección de adversario. Así entendido, y teniendo en cuen
todos los sectores sociales envueltos en conflic ta las profundas modificaciones en curso, el
tos de cualquier naturaleza y no sólo de clase: conflicto de clases que surge de las relaciones
no basta la presencia de intelectuales orgáni de producción es una característica importante
cos que orienten el movimiento o la organiza de la sociedad civil capitalista.
ción. Es indispensable, ante todo, la dirección
moral o ética que se deriva de la nueva práctica Pero la relación entre capital y trabajo está
colectiva del movimiento mismo. sometida hoy a un profundo y acelerado proce
so de transformación. Enunciemos acá, por vía
de ilustración, algunos de estos problemas.
3.1 La producción de conflictos Debido a la progresiva informatización de toda
la actividad social en los países industrializa
Acogiendo los rasgos esenciales de la visión dos, el trabajo manual, al que Marx le asigna
gramsciana de la sociedad, adopto también, ba la producción de plusvalía y que caracteriza
desde luego, al menos en un sentido muy gene ba a la clase obrera, tiende a ser desplazado
ral , la visión conflictiva de la sociedad propues por el ordenador y el robot. Toda la esfera del
ta por Marx, más acorde a la realidad social trabajo se hace así más intelectual y la división
que la concepción orgánica de Hegel. entre trabajo manual e intelectual cede su lu
gar a la separación entre quienes deciden y
quienes ejecutan. Los ejecutores no desempe
ñan tareas uniformes, que den lugar a una cier
3.1.1 Conflicto de clases ta unidad laboral, como podía acontecer con los
obreros de otro tiempo. Desempeñan tareas
La actividad productiva material genera, en la altamente especializadas, diferenciadas y ais
sociedad capitalista moderna, la oposición en- ■ ladas. En los países atrasados, esta moderniza
tre capital y trabajo, y esta tensión conflictiva ción informática crea una nueva polaridad so
condiciona significativamente la totalidad de la cial mucho más fundamental que la oposición
práctica social, política y cultural. En este sen entre capital y trabajo: la tensión entre los sec
tido asumimos aquí, aunque sólo en términos tores minoritarios que encuentran aún empleo
muy generales, los análisis de Marx sobre el en los espacios laborales “ reconvertidos” a las
capital como relación social de explotación. nuevas tecnologías, y el número creciente de
Pero la visión clasista de la sociedad requiere los desempleados, desplazados por la máqui
de una revisión y modificación profundas. na, que se ven obligados a sobrevivir gracias a
una economía paralela, denominada informal,
Ante todo, en la concepción misma de la natu por no hablar de la economía ilegal, como la de
raleza del conflicto de clases y del campo en el la droga. Entre estas diversas “masas” socia
que éste se desarrolla, Marx y Lenin deben ser les se generan conflictos ligados a la produc
corregidos por la visión gramsciana. Y ésta ción que no pudieron ser tenidos en cuenta por
introduce ya una ruptura sustancial con los Marx en su época y que no dan lugar tampoco
padres del marxismo. El terreno primero y fun Eil surgimiento de clases en el sentido tradicio
damental de la confrontación de clases no es la nal del marxismo.
lucha por el control de la coerción estatal, sino
la disputa por el consenso social. Este, y no el
aparato del Estado, es el eje del poder político.
La gestación de consenso se opone a la coer 3.1.2 Otros conflictos sociales
ción y la fuerza. La disputa por el consenso
social presupone, como base fundamental de Además, en la sociedad contemporánea se han
valores compartidos, el respeto recíproco a la hecho manifiestas otras muchas oposiciones
vida y libertad ajenas y la auténtica comunica paralelas al conflicto de clases e irreductibles a
ción humana, no concebida como mera táctica. él. Ciertamente, la oposición clasista es una
Sobre esta mínima base ética de convivencia, tensión profunda de la sociedad capitalista
el concepto de antagonismo y contradicción actual. Pero otras muchas contradicciones,
RELACION ENTRE LA SOCIEDAD CIVIL Y EL ESTADO. L. RESTREPO 69
3.2 Dirección social de los conflictos 3.2.1 Actores sociales, conflictos y democracia
Los distintos conflictos sociales dan origen, tar Es necesario insistir aquí en la necesidad de la
de o temprano, a respuestas colectivas y públi sólida constitución de los actores sociales y de
cas a través de las cuales se constituyen los sus formas de organización con miras a la cons
actores sociales. Cada uno de los actores impli trucción de sociedades y de Estados realmente
cados busca una solución al conflicto desde su democráticos. Esto es particularmente impor
propia perspectiva. En la medida en que estos tante con relación a los sectores sociales subal
actores sociales —movimientos o agremiacio ternos. En este punto, me apoyo parcialmente
nes— tengan una identidad más definida, a la en Hegel y Gramsci, pero me distancio sustan
vez práctica e intelectual, es decir, alguna for cialmente de Marx y de Lenin. Si hablo a este
ma de organización más o menos estable, una propósito de un cierto “ deber ser” del desarro
experiencia más clara de su comunidad de inte llo de la sociedad civil es porque las teorías y
reses, costumbres y valores, una mayor inde decisiones políticas, los intelectuales y los acti
pendencia con respecto a otras instancias de vistas tienen aquí una incidencia innegable,
que con frecuencia desvía, interfiere o debilita
los actores sociales subalternos, incluso con la
5. Ver a este propósito, las rápidas observaciones avanzadas en
mejor intención de fortalecerlos. El “deber
el artículo ya citado. ser” se refiere, pues, tanto al tipo de interven
70 ANALISIS POLITICO No. 9 - ENERO A ABRIL DE 1990
ción de todas las clases y sectores sociales da, arraiga en las formas de propiedad y de tra
subalternos, aquellas que se derivan espontá bajo de cada clase y sector, se expresa en el
neamente de sus conflictos reales. En esta fun desarrollo de costumbres compartidas y de una
ción, el activista y el intelectual deben abando ética propia, se manifiesta a través de movi
nar toda presunción directiva, para ser simple mientos sociales y culmina en formas de aso
mente acompañantes, interlocutores y, en este ciación gremial. El proceso teórico, que arraiga
sentido limitado, si se quiere intelectuales y cobra su sentido en el anterior, se identifica
orgánicos. Por ello, me propongo ahondar un con la “ dirección intelectual y moral” de cada
poco más en las condiciones que les pueden actor, a cargo de sus intelectuales orgánicos.
permitir a las clases subalternas mismas, y Supongo aquí conocidos los ricos análisis de
más en general, a los sectores subordinados, Gramsci en este sentido, y me remito simple
llegar a ejercer una real dirección sobre el con mente a ellos. Cambio sólo el lugar social de
junto de la sociedad. los intelectuales, ya que no propongo —de
modo voluntarista— su constitución en parti
do, sino su vinculación normal a las clases, a
3.2.3 Identidad de clase y dirección social sus organizaciones gremiales o a los partidos
políticos pluriclasistas, como sucedería sin
En adelante tendré que referirme en ocasio necesidad de ninguna teoría política. Me limi
nes, exclusivamente, a las clases sociales ya to, pues, a la exposición sintética de mi hipóte
sis sobre el proceso práctico de constitución de
que las categorías analíticas con las que es
la identidad de los actores sociales subalter
necesario dialogar provienen de Marx, Lenin y
nos.
Gramsci y giran en tomo a las clases. Con todo,
lo que decimos de ellas es aplicable en alguna
medida a todos los sectores subalternos y a los
movimientos y organizaciones que de ellos se 3.2.4 Identidad de clase y gremios
derivan.
En principio, es sobre todo a través de la orga
Gramsci se refiere a la “ dirección” intelectual nización gremial como un sector social desarro
y moral que una clase o actor social puede ejer lla su identidad y se convierte en actor social.
cer. Pero descuida quizás, o da por supuesta, Con todo, hay una diferencia esencial entre los
una condición previa y fundamental que no es gremios de las clases dirigentes y las agremia
siempre evidente, al menos en América Latina: ciones de las clases subalternas. El desarrollo
la constitución de su identidad. La dirección de aquéllos muestra lo que les falta a éstas.
social no es producto de un decreto voluntario. Suplir esa carencia es la dosis de teoría y vo
Es la consecuencia no pretendida de la identi luntad política que se le puede conferir a la
dad de los actores sociales. Un sector social dinámica social, sin caer en el elitismo anti
desarticulado, inorgánico, sin experiencia de sí democrático. El punto de apoyo para el fortale
mismo y de los conflictos que lo constituyen, cimiento de la identidad de las clases y secto
sin una ética propia, simplemente no existe. res subalternos es el que ofrecen (he ahí mi
Mal puede dirigir a otros. No se puede compa cuota de voluntarismo político, fundado en la
rar la profunda identidad histórica, social, cul dinámica social espontánea) los movimientos
tural y política de las clases sociales europeas, sociales.
en las que piensan Marx y Gramsci al redactar
sus obras, con la desarticulación, fragmenta Las distintas asociaciones gremiales de las cla
ción y desdibujamiento social, político y cultu ses dirigentes son los órganos fundamentales
ral de las clases y sectores subalternos en de su propia identidad. Gracias a ellas recono
América Latina, interferidos además por los cen sus intereses comunes y actúan como gru
proyectos de sus múltiples y pretendidos re po, consolidan los patrones éticos y culturales
presentantes. que les dan cohesión interna, hacen presencia
pública, ejercen presión sobre los medios de
La construcción de la identidad de una clase o comunicación, los partidos y el Estado, dirigen
sector social es un proceso a la vez práctico y la sociedad. El reconocimiento social y jurídico
teórico. El proceso práctico, que Gramsci olvi de las agremiaciones empresariales no tropieza
72 ANALISIS POLITICO No. 9 - ENERO A ABRIL DE 1990
con obstáculos jurídicos o políticos, ni con La rapiña política a la que se ven sometidos los
condicionamientos legales. Son instancias gremios laborales les acarrea múltiples daños.
esenciales del orden social. La capacidad de Enunciemos tres: en primer lugar, desvirtúa su
dirección de las clases dirigentes es fruto naturaleza social, tratando de darles una orien
espontáneo de su identidad y cohesión gre tación política, bien sea tradicional o revolucio
mial, y apenas si difiere de ella. No podría ser naria. Impide que las clases subalternas se
de otra manera. Sin identidad y cohesión gre hagan conscientes de sus propios intereses so
mial, las clases dirigentes no podrían ejercer, ciales, de sus conflictos específicos y de su
por simple decreto de la voluntad, ninguna identidad y, sin mediación, se intenta transfe
dirección. Requerirían, en ese caso, de otras rir sus preocupaciones y su dinámica a otra
instancias que asumieran su representación esfera, la esfera estatal, que requiere proyec
como portavoz indirecto (la Iglesia en ciertos tos globales en donde los intereses específicos
casos, por ejemplo) o como simple instrumento de clase se desdibujan. La subordinación de los
de dominación (las Fuerzas Armadas). gremios a los partidos prefigura o reproduce la
absorción de la sociedad civil (de las clases tra
Buena parte de la dirección intelectual y moral bajadoras en este caso) por el Estado. En se
de las clases dirigentes, a la que se refiere gundo lugar, al modificar su naturaleza social
Gramsci, se gesta en los gremios o en tomo a de los organismos gremiales, se proyecta la
ellos. Sin el poder de las agremiaciones, difícil división partidaria en el seno de las clases
mente los intelectuales tendrían articulación subordinadas. Nada de esto acontece, obvia
orgánica y repercusión real. El soporte práctico mente, con los gremios empresariales. En ter
y organizativo de una clase y de sus intelectua cer lugar, cooptados por organizaciones políti
les es, ante todo, la organización gremial. cas a través de sus dirigentes, las agremiacio
nes de los trabajadores desarrollan esquemas
Los gremios de las clases subalternas corren de acción profundamente autoritarios y clien-
una suerte muy diferente. Son mirados con telistas, muy distantes de la práctica democrá
temor y desconfianza por las clases dirigentes, tica de gestión colectiva. El Estado y los parti
por los partidos y por el Estado, por lo menos dos tradicionales parecen ignorar que, debili
en América Latina. Se los ve como un peligro. tando las instancias institucionales de expre
En tiempos de crisis y lucha social, se los califi sión de los conflictos, atomizan y anarquizan la
ca de amenaza a la democracia y se los somete sociedad civil de las clases subalternas, y esti
a la represión estatal. En realidad son sólo una mulan las expresiones no institucionalizadas
amenaza a las limitaciones de la democracia de lucha social. Los partidos revolucionarios
impuestas por las clases dominantes. Su reco contribuyen a la división y debilitamiento de la
nocimiento social y legal es difícil, y está sujeto clase que quieren fortalecer y comienzan, sin
a restricciones y condicionamientos. Requieren saberlo, el proceso de su suplantación como
haber alcanzado, previamente, una sólida actor social.
coherencia interna y una fuerte incidencia en
alguna esfera de la vida social para que logren El resultado de la cooptación de los gremios
imponerse como una realidad inevitable al laborales son organizaciones dependientes de
Estado. Pero, en ese caso, el Estado y los parti proyectos políticos y partidarios, con escasa
dos demoliberales hacen todos los esfuerzos identidad de clase, sobornados en las cúpulas o
posibles por mantenerlos bajo su control. En reclutados y divididos en la base. El efecto fi
América Latina, particularmente, las clases nal, es la crisis endémica de su representativi-
dirigentes, los partidos y el Estado utilizan dad, la fragmentación, atomización y debilita
todos los medios a su alcance para lograr la miento de las clases subalternas o, por el con
subordinación política de los gremios de los trario, su reacción no institucionalizada, a tra
trabajadores o, si esto no fuera posible, para vés de movimientos sociales que buscan la
dividirlos y destruirlos. Las organizaciones independencia y la participación directa en la
revolucionarias de inspiración leninista tratan, vida pública.
a su vez, de penetrarlos, de arrebatarlos a la
influencia del Estado y de los partidos tradicio Por las limitaciones que les impone la ley, por
nales y de someterlos, en cambio, a su propia el entrabamiento permanente de su autono
dirección. mía, por la corrupción y cooptación de sus diri
RELACION ENTRE LA SOCIEDAD CIVIL Y EL ESTADO. L. RESTREPO 73
gentes, los gremios de las clases subalternas sido descuidados por el pensamiento político.
se ven sometidos a una crisis endémica de su Pero hoy, en América Latina, cuando los parti
representatividad y son desbordados, siempre dos de todas las tendencias están sometidos a
de nuevo, por los movimientos que surgen de un profundo desgaste, se ha producido una
las clases a las que pretenden representar. Se cierta institucionalización de la para-institucio-
genera entonces una constante dialéctica, una nalidad propia de los movimientos sociales.
permanente oscilación, con momentos de acer Los movimientos buscan un protagonismo
camiento y convergencia y fases de agudo dis- directo en la escena pública. Y, ante la profun
tanciamiento entre agremiaciones instituciona da crisis actual de proyectos políticos en el con
lizadas de las clases subalternas y movimientos tinente (y en el mundo), este fenómeno no pue
sociales. Las clases dirigentes, en cambio, rara de sino incrementarse en los años por venir.
vez crean movimientos sociales porque sus
necesidades e intereses están suficientemente
representados y canalizados por las institucio 3.2.6 Importancia de los movimientos sociales
nes vigentes. Si asi sucediera, es signo inequí en América Latina
voco de que el Estado y los partidos atraviesan
una profunda crisis de dirección. La constitución de la identidad de las clases y
sectores subalternos a través de los movimien
tos sociales reviste, además, en América Lati
3.2.5 Identidad de clase na, una importancia adicional porque éstos son
y movimientos sociales espacios de creación de una sociedad civil par-
ticipativay democrática, inexistente en las cla
ses populares del continente latinoamericano.
Aquí podemos situar, entonces, el papel de los Sobre las bases de una sociedad civil autorita
movimientos sociales. El gremio es el órgano ria no es posible construir un Estado democrá
institucionalizado de expresión de una clase o tico. La construcción de la democracia en Amé
sector social. Para llegar a constituir una orga rica Latina no es solamente una tarea política,
nización gremial se requiere haber alcanzado de transformación de los partidos y del Estado,
una gran coherencia interna, haber obtenido sino también social, de cambio de las relacio
reconocimiento social e incluso jurídico. El nes de poder existentes en la sociedad civil.
movimiento social, en cambio, expresa una
necesidad común no reconocida socialmente, Cierto romanticismo populista revolucionario,
una identidad colectiva en formación, un con de ascendencia religiosa, se hace la ilusión de
flicto hasta ahora ignorado por el conjunto de la que, si bien las clases dominantes latinoameri
sociedad y por el Estado. El movimiento social canas son autoritarias y explotadoras, el “ pue
es un gremio en camino de constitución. El blo” (no el de Rousseau, sino el del populismo
gremio es un movimiento social cristalizado, revolucionario) es democrático y participativo.
institucionalizado. Los movimientos sociales Nada más lejano a la realidad. En las clases
son la instancia organizativa más próxima a la subalternéis de América Latina podríamos dis
“clase en sí” , su primer nivel de formación y tinguir tres sectores: uno rural, menos integra
de organización para la actividad pública como do al mercado capitalista, en el que predomina
actor social, como “clase para sí” . Son la pri aún la tradición; un segundo sector, ligado al
mera instancia que permite el desarrollo de su sector moderno a través de la relación salarial,
identidad. Por su carácter no institucional, aún más secularizado; y un tercero, continuamente
no tan sometido a las presiones de arriba y de expulsado “hacia fuera” por el modelo de des
abajo, es en ellos donde se puede (¿se debe?) arrollo, que lo desaloja del campo y no lo inte
impulsar y fortalecer la capacidad de autocon gra en la ciudad: los excluidos que buscan
trol democrático y de autonomía política de las sobrevivir a campo traviesa, en la economía del
clases y sectores subalternos. “rebusque” o sector “ informal” , como dicen
los economistas formales (6). En cada sector, el
Habitualmente, los movimientos sociales se
han caracterizado por su transitoriedad. Caren
tes de institucionalización, aparecen y des 6. No se debe confundir este tercer sector con el primero, de
aparecen al azar. Por esta misma razón, han tipo rural, acomodándolo en la categoría engañosa de sector
74 A N A L I S I S P O L I T I C O No. 9 - E N E R O A A B R I L D E 1990
autoritarism o adquiere form as d iferen tes por ras de p o d er, político y social, no d ep en d e de
razones específicas. las ideologías de los p artidos y del E stad o , ni
se m odifica con ellas. Facilita y sirve de correa
El “ p u eb lo ” latinoam ericano en su conjunto es de tran sm isió n de la dom inación de clases o de
h ered ero de una ancestral cultura autoritaria u n a eventual b urocracia revolucionaria.
que p e n e tra todos su s nexos sociales, h a sta los
m ás cotidianos y dom ésticos. En e ste sentido T ales m ecanism os de p o d er, m ás p re s e n te s en
hay que decir q ue el poder político del E stado el cam po y en regiones ap artad as, se co n ser
dem oliberal y de su s p artid o s se h a asen tad o van tam b ién , debilitados, en todos los sectores
h a sta ahora sobre o tra e stru c tu ra de poder p o p u lares. El crecien te sector del “ rebusque”
social p reex isten te , de carácter p ro fu n d am en te e stá sim plem ente atom izado y care n te de
m achista y autoritario e, incluso, en m uchos expresión, lanzado a la selva de la su p erv iv en
casos, violento. Es como si, en la débil “ socie cia económ ica, social y política. Es la m ejor
dad civil p o p u la r” , se h u b ieran sed im entado encarnación del individuo im aginado por el
los rasgos de las estru ctu ras de po d er político liberalism o, im potente ante la sociedad y el
históricam ente su p erad as, pero convertidas E stado. Sus n ecesid ad es individuales lo v en
ahora en costum b re, en tradición cultural: el den al m ejor postor. Los m ovim ientos sociales
predom inio del cacique de las com unidades le d an u n a iden tid ad colectiva y u n a re p re s e n
indígenas, el señorío del encom endero e sp a tación social. F inalm ente, las clases a sa la ria
ñol, la prepotencia del h acen d ad o , to d as estas d as del sector m oderno, m ás in d e p en d ien tes
form as de dom inación se co n d en san hoy, en principio, están su jetas a todos los m ecan is
tran sfo rm ad as, en la om nipotencia del jefe m os de control antidem ocrático de los que ya
político local. Los jefes locales no son crea tu ras hem os hablado a propósito de los grem ios.
del E stado ni de los partid o s. Son u n a e stru c tu Esto es p articu larm en te claro en los sindicatos.
ra de poder social que subyace a la e stru ctu ra
de po d er formal del E stado, y sobre el que éste Los m ovim ientos sociales contribuyen a trans
se asien ta, cualqu iera sea su e s tru c tu ra o ideo formar esta cultura popular autoritaria. C onsti
logía. tu y en actores sociales colectivos, dotados de
poder propio, capaces de actu ar en la escena
O bviam ente, d esd e la im plantación del E stado pública sin necesid ad de in term ed iario s. Sus
dem oliberal y el nacim iento de los p artid o s, organizaciones adoptan form as m ás dem o cráti
éstos han entrad o en u n a relación dialéctica cas puesto que nacen de abajo, de las n ece sid a
con las e stru ctu ras h ered a d as de p o d er social, des sen tid as de la com unidad o de la clase, y no
en la q ue am bos se han ido tran sfo rm ad o , sin de la d ep en d en cia clientelista. D esarrollan así
que ninguno de los dos haya desap arecid o en el las b ases sociales de un posible E stad o dem o
otro. Los partido s se han d esarro llad o como crático. Los m ovim ientos sociales son la revolu
una confederación de gam onales locales que ción em ancipadora fren te a los p o d eres dom i
m anejan clientelas electorales. Por o tra p arte , n a n te s en la sociedad civil. Sin e s ta d em o crati
el liderazgo local se ha fortalecido al co n v ertir zación social, las ev en tu ales m odificaciones
se en interm ediario privado de los servicios y dem ocráticas del E stado carecen de sujeto
de la au toridad del E stado. De e ste m odo, se capaz de ap ro p iárselas.
refuerzan recíprocam ente las estru c tu ra s an ti
dem ocráticas del poder social y del E stado cen
tral. E n tre E stado y com unidad local se erige
u n a capa de interm ed iario s individuales to d o
3.2.7 Gremios, movimientos, propiedad
poderosos. E ste em palm e de las dos estru ctu - y trabajo
sobre grem ios em p resariales fu erte s y política pluriclasista. La fu erte id e n tid ad , la p resen cia
m en te autónom os, y agrem iaciones d éb iles o p ú blica, la influencia d e los grem ios en los m e
inexistentes de las clases su b a lte rn a s, es u n a dios y en la opinión, les concede sobre ta les
dem ocracia form al de contenido au to ritario o partid o s y sobre el E stado u n a influencia o
dictatorial, seg ú n la debilidad o fuerza de los incluso, en caso necesario, una fuerza de p re
m ovim ientos sociales: d escan sa sobre u n a so sión decisiva. De este m odo, le dan a los p a rti
ciedad civil de em p resario s y g aran tiza una dos y al E stado u n a fu erte dirección y co n teni
dem ocracia p ara ellos. Sólo u n a real sociedad do de clase. J u sta m e n te , la com posición p lu ri
civil, conform ada por to d as las clases y secto clasista de los partidos les p erm ite a las clases
res, librem ente constituidas como actores so d irig en tes crea r consenso y ejercer la dirección
ciales in d e p en d ien tes de los p artid o s, y p a rti política sobre las d em ás clases sociales. Si de
dos que se vean obligados a re p re s e n ta r las antem an o el p artid o fuera definido como o rg a
dem an d as de ta le s actores sociales, p u ed e nización de una clase, se cerraría a sí m ism o la
ofrecer, en lo político, la m ayor dem ocracia p u e rta p ara a tra e r y dirigir a o tras clases. El
posible. partido se convertiría en una reproducción de
los grem ios. Las agrem iaciones em p resariales,
En esta relación en tre grem ios y p artid o s, las no so lam en te no se dividen por razo n es políti
clases dirig en tes dan de nuevo la p a u ta de lo cas, sino que p re sta n el apoyo de su fu erte uni
que p u ed e y deb e ser la relación e n tre m ovi d ad in tern a y de su dirección a los p artid o s y al
m ientos sociales, grem ios de los trab a jad o res y E stado, cuando ésto s se ven am enazados de
p artidos políticos. F inalm ente, el tipo de a rti división y fragm entación. E ntonces se refuerza
culación que las clases d irig en tes han d e sa rro claram en te la n atu raleza corporativa del E sta
llado es el que les p erm ite co n stru ir consensos, do.
así sean lim itados, en to m o a sus proyectos
históricos. E sta e stru c tu ra le p erm itiría a las En esta tensión dinám ica e n tre grem io, partido
clases su b altern as co n stitu irse en actores so y E stado radica la capacidad directiva de las
ciales fuertes e in d ep en d ien tes, su jeto s reales clases d irig en tes: el grem io les g aran tiza la
del E stado, lo que no podría su ced er, en A m é fu erte id en tid ad de clase, los p artid o s y el E s
rica Latina, sin po n er en cuestión el o rden eco tado de com posición p luriclasista les ab ren el
nóm ico, social y político m antenido h a sta ah o ra espacio institucional p a ra la dirección de otras
por las clases dom inantes. clases y p a ra la gestación de am plios co n sen
sos.
Las agrem iaciones em p resariales son política En cam bio, ya he señalado las dificultades con
mente autónomas. Ni los partid o s tradicionales las que tropiezan los grem ios de las clases
ni el Estado in ten tan p en etrarlo s o co n tro lar su b altern as p ara lograr la m ism a articulación
los. En ellos rein a el m ás absoluto pluralism o con los p artid o s y el E stado (3.2.4). Por razones
político. Las diferencias de afiliación p a rtid aria d istin tas y con m étodos g en era lm en te d ifere n
nunca ponen en peligro la u nidad corporativa te s, tan to los p artid o s tradicionales como las
de la clase. En el grem io se ex tinguen o se aca v an g u ard ias revolucionarias se d isp u tan su
llan h asta las m ás ag rias divergencias políti co n tro l. El resu ltad o final es la fragm entación y
cas. Las discrepancias in tern as, casi siem pre debilitam iento de los grem ios del trab ajo , y por
ocultas, giran en torno a sus in tereses específi su m edio, de las clases a las que p rete n d en
cos de clase. Sus p ro p u estas públicas a p a re re p re se n ta r. Los m ovim ientos sociales, que
cen, de ordinario, bajo apariencias exclusiva podrían ser definidos como la insurrección
m en te económ icas. Las clases d irig en tes no se recu rren te contra el estad o de subordinación y
reprochan a sí m ism as su econom icism o p o r de im potencia de las clases y sectores su b a lte r
que sab en m uy bien, con A dam Sm ith, que en nos, p u ed en co n stitu ir el espacio privilegiado
la sociedad m odern a la econom ía es política. de resisten cia fren te a la instrum entalización
p artid aria , los territo rio s realm en te liberados
Lejos de dividirse por conceptos p artid ario s, la d esd e donde u n a sociedad civil popular p uede
existencia de sólidas organizaciones grem iales form ular sus d em an d as al E stado y los p a rti
les p erm ite a las clases d irig en tes au sp iciar la dos. En A m érica Latina, tales m ovim ientos tie
existencia de partidos de composición social n en en principio la credibilidad y rep resen tati-
RELACION ENTRE LA SOCIEDAD CIVIL Y EL ESTADO. L. RESTREPO 77
vidad de la que no goza ningún partido, y te y, eventualmente, tratar de llevarlas a la prác
niendo en cuenta el inmenso cúmulo de necesi tica desde el Estado mismo. Pero los partidos
dades sociales insatisfechas, son una poderosa sólo escuchan la voz de los actores sociales
forma de presión sobre aquéllos y sobre el existentes. No interpretan, ni pueden interpre
Estado mismo. tar al individuo aislado. Si acaso, lo utilizan
como legitimación electoral. Solamente las
organizaciones gremiales o los movimientos
4. Elementos para un concepto sociales están en capacidad de formular sus
de sociedad política demandas al sistema político y ejercer presión
sobre él. Desde el punto de vista político, el
verdadero ciudadano moderno es un ciudadano
Bajo la denominación de sociedad política com colectivo: el gremio o el movimiento social. Al
prendo no sólo al Estado sino también a los partido le corresponde la tarea de incorporar
partidos políticos que arraigan en los intereses las múltiples expectativas contradictorias en
particulares de la sociedad civil pero están obli proyectos generales que puedan lograr el con
gados a trascenderlos, formulando proyectos senso de las mayorías. Como en la esfinge, su
globales de Estado. Aunque el centro de grave cuerpo de león adquiere rostro humano.
dad de esta reflexión es la sociedad civil, quie
ro anotar también algunos rasgos esenciales de
la sociedad política y de la relación entre El partido único es vina contradicción en sus
ambas, que contribuyen quizás a aclarar la términos. La noción misma de “partido” pre
noción de democracia y su relación con la socia supone la existencia de una división, de una
lización. contraposición. No hay partidos si no existe
verdadera oposición. La idea de partido surgió
Desde luego, la distinción entre sociedad civil y como alternativa al monopolio hereditario del
sociedad política es sólo relativa y parcial. Los Estado absolutista y como condición de la ex
proyectos globales de sociedad que caracteri presión democrática de la soberanía popular.
zan la esfera política son la materialización del El partido único es la restitución de la monar
consenso que se foija en la sociedad civil y que, quía, pero en cabeza de un monarca colectivo.
en parte, la constituye. En términos de Hegel, En el mismo sentido marcha la tendencia re
la ética que se objetiva en el Estado se desarro ciente de los partidos occidentales a la conver
lla en el seno de la sociedad civil y en razón de gencia ideológica y política, a la constitución de
su propia dinámica interna. C!on todo hay tam un monopartidismo velado con varios rostros
bién diferencia entre ambas dimensiones. El aparentes. El uso falseado del término “con
Estado recibe de la sociedad civil la potestad senso” para este acuerdo de cúpulas partida
delegada para poner por obra los consensos rias al margen de la opinión pública, nada tiene
que se forjan en ella e incluso, en ciertas cir que ver con la intención democrática del con
cunstancias, para suplir su ausencia. Para esa senso gramsciano. Los partidos son por su
tarea cuenta incluso con un limitado poder de naturaleza el ámbito de formación de consen
coacción sobre la sociedad. La diferencia entre sos alternativos, indispensable a la dinámica
Estado y sociedad civil se hace particularmente democrática. El partido de clase, como ya lo
visible y se convierte en contraposición cuan señalé, se enclaustra a sí mismo en la clase que
do, abusando del poder coactivo recibido de la dice representar y se impide así la tarea de
sociedad, el Estado vuelve su fuerza contra gestar consensos de mayorías.
ella.
Los partidos de composición pluriclasista son
cajas de resonancia de las demandas formula
4.1 Los partidos das por la sociedad civil. Son el eco de sus acto
res. Sólo una sociedad civil constituida por
Los partidos son el nexo entre la sociedad civil fuertes actores sociales de todas las clases,
y el Estado. Su función es la de escuchar las puede dar lugar a partidos de oposición. Si las
demandas de la sociedad civil, interpretarlas y clases subalternas están organizadas de mane
transformarlas en proyectos generales de Esta ra coherente y sólida, el contenido último de
do que puedan contar con un amplio consenso las oposiciones partidarias es de clase.
ANALISIS POLITICO No. 9 - ENERO A ABRIL DE 1990
4.2.3 Arquitectura del Estado tos sociales políticam ente in d e p en d ien tes, su
democrático representativo constitución como actores sociales, la creación
de u n a sociedad civil de la q u e ellas en tre n a
Los arquitectos in telectu ales del E stado dem o form ar p a rte , pro d u cirá ru p tu ra s in stitu cio n a
liberal trazaron su s líneas básicas: división y les capaces de q u eb ran tar y su p lan tar viejas
equilibrio de p o d eres, p artid o s en oposición, h eg em o n ías b asad as fu n d am en talm en te en la
elecciones, lib ertad es fu n d am en tales o “ d e re coerción.
chos h u m a n o s” . La experiencia de los conflic
tos que llevaron a la g u erra, la influencia de las La actual crisis de los E stad o s socialistas pone
ideas socialistas, condujeron al desarrollo de de m anifiesto que las así llam adas revoluciones
m ecanism os de intervención social del E stado. socialistas que atrav esaro n el siglo XX fueron
Es necesario profundizar esa vía, con u n a p a r m ás bien, cuando m enos en su dim ensión polí
ticipación creciente y o rganizada de los actores tica, golpes de E stado. Indujeron, ad em ás, la
sociales en el diseño y la fiscalización de esa falsa identificación en tre el p restig io so concep
intervención. El E stado dem oliberal de hoy, to m oderno de revolución y el ejercicio de la
arrastrad o por la dinám ica del capital ha e n tra violencia p ara la co n q u ista del E stado o su con
do, sin em bargo, en u n a tensión irreconciliable trol. Hoy p resenciam os el fenóm eno contrario.
en tre liberalism o y dem ocracia. Por ello, el En los m ism os E stados socialistas los m ovi
desarrollo de los controles dem ocráticos del m ientos sociales llevan a cabo v erd ad e ra s revo
E stado in te re sa hoy únicam ente a las m ayorías luciones sin golpe de E stado y sin la violencia
su b altern as. P ero, a su vez, é sta s los p u ed en que éste conlleva. Porque el contenido tr a n s
ejercer solam ente si están con stitu id as como form ador y dem ocratizador de u n a v erd ad e ra
actores colectivos, como actores sociales. “ revolución” no es el sacudim iento social, ni la
dosis eventual de violencia que p u ed e conlle
var, ni siq u iera n ecesariam en te el cam bio de
Sobre e sta s líneas fu n d am en tales, cad a país,
élites d irig en tes, sino el reconocim iento políti
según sus peculiares condiciones históricas,
co y social conquistado por el ciudadano colec
debe crear los m ecanism os institucionales que
tivo de las clases su b altern as.
garanticen la rep resen tativ id ad del E stad o . En
este te rre n o carece de sentido la copia y el
tra n sp la n te m ecánico. El reto consiste en d e
sarrollar controles dem ocráticos adecuados
que le p erm itan a la sociedad civil lleg ar a ser
el sujeto real del E stado y q u e é ste se funde
sobre un consenso r e a l, y no sobre la fu erza o
la sim ple pro p ag an d a.