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La siguiente lectura ha sido extraída del libro Historia de la arquitectura (Vol. 1) de Spiro
Kostof

La arquitectura de la antigua Edad de Piedra

Con el paso de los milenios tanto la técnica constructiva como el uso ritual de la
arquitectura se fueron haciendo cada vez más sofisticados. Durante el período de los
Neanderthales, hace 40 000 y 100 000 años, y en el de sus sucesores, los hombres de
Cromagnon, los útiles de piedra mejoraron notablemente, incluyendo ahora cuchillos para
cortar, afilados y fáciles de manejar. La estructura de las cabañas se cubrió con pieles de
animales para protegerlas de los vientos. Al mismo tiempo, el trato de los cazadores con
la naturaleza se convirtió en una ceremonia, mediante algo que solo puede contemplarse
como observancias religiosas. Los que pueden haber sido ritos para asegurar las presas
de los cazadores, dejaron sus huellas aquí y allá para que nosotros los reconstruyamos.
Pero los cazadores estaban demasiado preocupados con su propio destino. No era solo
sobrevivir día tras día lo que importaba. La muerte era algo misterioso y aterrador, y podía
no ser el final.

Estos angustiados pensamientos, y los cultos que se desarrollaron para


apaciguarlos, complicaron el concepto de arquitectura. El papel de refugio fue ahora algo
más que el mero alojamiento. La cueva se convirtió en un santuario. Los cazadores podían
vivir todavía en su entrada, pero las oscuras tinieblas del interior se reservaron ahora para
ceremonias sobre la vida y la muerte, y sobre el más allá. La cueva de Monte Circeo, una
colina caliza al Sur de Roma, contiene una cámara única donde había una calavera
magullada, colocada en una zanja junto a la pared del fondo, rodeada por un anillo oval
de piedras. En La Chapelle-aux-Saints, en la región de la Dordoña, en el Suroeste de
Francia, tuvo lugar un enterramiento. El cadáver fue colocado en un hoyo poco profundo,
junto con herramientas y huesos de animales. Sobre su pecho se colocó deliberadamente
una pierna de bisonte, quizá como provisión para el mundo en el que había entrado.

En algún momento bastante tardío de esta larga búsqueda de creencias elementales,


los cazadores comenzaron a utilizar el arte como medio de expresión. Parece ser que, para
las comunidades que producían en las cuevas espléndidos murales, relieves y esculturas,
la imagen significaba algo más que aquello que representaba. El arte también era realidad.
Difería del mundo físico por estar libre del mundo errático y de los dictados biológicos
de crecimiento y muerte. El mamut o el bisonte, fijados por el artista en la pared con una

Arquitectura en el tiempo I
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mezcla de tierras minerales y de carbón comprimidos en tubos de huesos, permanecían


allí, como objetivo seguro de la lanza paralizadora. Estas imágenes de compulsión
mágica, si es que eran tales, reforzaban el extraño poder del culto y avivaban su sentido
misterioso. En la medida que en el uso ritual de las cuevas las transformaba en
arquitectura religiosa, el arte hacia tangible una gama de significados en estos santuarios
ocultos de la Tierra (Kostof, 1988/1985, pp. 47-48).

Referencias
Kostof, S. (1988). Historia de la arquitectura (Vol. 1) (M. Jimenez-Blanco, trad.).
Madrid, España: Alianza Editorial. (Obra original publicada en 1985).

Arquitectura en el tiempo I

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