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ENSAYO
ECONOMÍA AL SERVICIO DE LA SOCIEDAD
ESTUDIANTE
JOSELYNE JAZMIN NAPA NAPA
CURSO
IPR-S-NO-4-2
DOCENTE
LCDO. RICARDO FERNANDEZ
CICLO I
2020 – 2021
ECONOMÍA AL SERVICIO DE LA SOCIEDAD
El sistema económico del Ecuador por definición constitucional, es una economía social
y solidaria. En el cual hay la participación de los subsistemas de la economía pública,
privada y popular y solidaria. Se debe entender y comprender la relación entre los
actores económicos, debido a que los tres son importantes, requieren incentivos,
regulación y políticas que promuevan la productividad y la competitividad. Con el
objetivo de obtener un crecimiento económico inclusivo, pensando en la relación entre
lo urbano y lo rural, trabajando en el desarrollo de capacidades productivas y del
entorno consiguiendo un desarrollo rural integral.
Los cambios generados a partir del 2007 han demostrado significativamente como la
actividad económica por sectores al 2016, como fueron experimentando un crecimiento
en el PIB de 5 puntos porcentuales, en el cual sobresalen la participación de la
construcción y el comercio.
Los ingresos petroleros y los no petroleros que se habían registrado en años anteriores
han permitido financiar, la inversión en infraestructura y las mejoras de las condiciones
sociales de la población.
Es importante equilibrar las finanzas públicas con la gestión fiscal la cual debe ser
transparente, eficiente y sostenible, que permita mantener y proteger las condiciones
para una vida digna, aplicando unas políticas fiscales integrales e inclusivas que nos
permita fortalecer una cultura tributaria basada en el principio de corresponsabilidad
fiscal, mejorando la progresividad en la recaudación.
Los resultados son todavía parciales y requieren de políticas que apuntalen lo avanzado
para conseguir efectos más plausibles de desarrollo de nuevas industrias y la
incorporación de tecnología en los procesos de producción.
El sector de infraestructura ha sido uno de los principales beneficiarios de la política
pública de inversión, y ha servido para crear las bases del crecimiento económico del
país. Sectores como transporte (modos y medios), electricidad, agua, minería,
telecomunicaciones e hidrocarburos experimentaron mejoras sustanciales, si se
comparan con la infraestructura existente en los años anteriores al 2007, Esto ha dado
paso a la denominada" plataforma de condiciones generadas" para la competitividad
sistémica. El dinamismo y evolución del sector productivo está relacionado
directamente con la generación de empleo. En la última década, si bien se han aplicado
políticas públicas con el fin de mejorar las condiciones de trabajo y fortalecer el empleo,
aún existen tareas pendientes que deben ser tomadas en cuenta para reducir el
subempleo, valorar el aporte del trabajo no remunerado del hogar, ampliar las
oportunidades laborales para los jóvenes y acortar la brecha existente en la tasa de
ocupación adecuada c inadecuada entre área rural y urbana. En este sentido, es
importante desarrollar las competencias que se necesitan para el empleo digno y el
emprendimiento, promoviendo el crecimiento económico inclusivo que enlace la
educación superior tecnológica con las aptitudes productivas de los territorios.
Desde el punto de vista sectorial en la producción agrícola, si bien en los últimos años
se han mantenido avances, aún existe baja productividad tanto en los productos básicos
como aquellos con potencial de exportación; alta concentración de los medios
producción; y vulnerabilidad en la comercialización.
Por ello, queda el desafío de trabajar en la democratización de los medios de producción
de las pequeñas y medianas unidades productivas; el fortalecimiento de programas de
asistencia técnica, capacitación e innovación; el impulso a la promoción y apertura de
mercados en condiciones favorables y participación en compras públicas; y mejorar el
acceso al financiamiento productivo a través del sistema financiero público, privado y
de la economía popular y solidaria.
Con respecto a la política comercial señala que debe dinamizar los mercados internos;
impulsar la inserción estratégica del país en la económica mundial, fortalecer el aparato
productivo nacional, garantizar la soberanía alimentaria y energética, impulsar el
desarrollo de economías de escala y comercio justo, evitar prácticas monopólicas y
oligopólicas.
Ante este desafío, durante la última década se han generado esfuerzos para, entre otros:
mantener la estabilidad económica, entendida como el máximo nivel de producción y
empleo sostenibles en el tiempo; asegurar una adecuada distribución del ingreso y de la
riqueza nacional; incentivar la producción nacional, la productividad y competitividad
sistémicas; y con ello, permitir la consolidación y sostenibilidad del sistema económico.
Ecuador cuenta con un realce en base de los recursos, que ha definido que su
crecimiento económico se mantenga en la producción y comercialización de materia
prima.
En el año 2007, se inició un proceso político para cambiar esas relaciones de poder, lo
cual fue plasmado en la Constitución y fue aprobada en el año 2008. En la misma se
indica que uno de los objetivos del régimen de desarrollo es construir un sistema
económico, democrático, productivo, solidario y justo basado en la distribución
igualitaria de los beneficios del desarrollo, por medio de producción. Se necesita seguir
con estas políticas para cumplir con estos objetivos de Desarrollo.
Pese a los logros obtenidos, el país aún está lejos de conseguir las condiciones que
desea para una economía social y solidaria al servicio de la sociedad y que respalde el
ejercicio de los derechos. Para este gobierno el ser humano no es un factor más de la
producción, sino el fin mismo de ésta; es decir que debe tener dominio sobre el capital.
Por esta razón, es fundamental erradicar la pobreza y extrema pobreza de manera
sostenible, a través de la generación de trabajo de calidad, con retribuciones dignas y
seguridad social, lo que implica desarrollar una economía que incorpore mayor
conocimiento y capacidad de innovación.
Este desarrollo económico debe ser consecuente con los grandes retos que enfrenta el
planeta en lo ambiental. El aprovechamiento de los recursos con los que cuenta el país
se debe hacer de manera responsable y sostenible. La noción de generar valor no solo se
explica por el nivel de transformación sino por el uso eficiente de recursos que protege
el capital natural e incluso los regenera. Por estas razones, se vuelve imperioso reducir
las brechas y desigualdades de género en la inclusión económica; identificar espacios de
integración en las cadenas de valor, que permitan intercambios justos y equitativos;
fortalecer los mercados de comercio justo, que valoren elementos diferentes a la
relación precio-volumen; y, gestionar responsablemente los recursos, estableciendo
prácticas productivas de menor impacto, que permitan disminuir los impactos del
cambio climático.
Este desarrollo rural requiere de un enfoque integral, lo que implica reconocer las
particularidades de estos territorios, como el vínculo íntimo entre sus habitantes y el uso
y manejo de los recursos naturales, lo que determina la existencia de diversas
actividades económicas, complementarias e interrelacionadas. Así también, otra
particularidad es que los asentamientos humanos rurales son de baja intensidad y
densidad, pero con un tejido social y organizativo fuerte y dinámico. En este marco la
integralidad del desarrollo rural debe propender a dinamizar los múltiples territorios
para generar condiciones para una vida digna armónica, integrando las innovaciones
tecnológicas con las prácticas, costumbres y saberes locales. Este enfoque demanda de
la intervención políticas públicas diferenciadas e inclusivas, que considere enormes
retos como el rol de la mujer en el campo, la presencia y aporte de las mujeres rurales
diversas, o el envejecimiento de la población rural.