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cuadernos taurus
Director:
P. Jesús Aguirre
Versión original:
Sociologica, II,
© Europäiscbe Verlags-Amstalt, Frankfurt am Main, 1962.
Traducción de
INDICE
Ideología y acción..................................... 4
Sociología y filosofía...............................11
La filosofía como crítica de la cultura.... .21
1
De un debate sobre «ideología y asignación de valor»
4
El autor se refiere aquí, como asimismo unas páginas más adelante, a la manipulación, modificación,
sustitución, creación subrepticias de opiniones y deseos (de bienes) de los demás mediante técnicas pu-
blicitarias y de propaganda. (N. del T.)
5
la conocida expresión hegeliana (die List der Vernunft). (N. del T
6
El autor se refiere, sin duda, a la teoría crítica marxista de la sociedad. (N. del T.)
7
Merton, Social Theory and Social Structure, Glencoe, Ill.,, 1949, p. 10.
8
Morris Ginsberg, «Social Change», en British Journal of Socio logie, sept. 1958, pp. 205 y ss.
9
Soziologie, publ. por René König, Fischer Lexicon, t. 10, Frankfurt, 1958, p. ?.
La polémica actual entre las ciencias de la naturaleza y las del espíritu va a que-
darse corta, debido al comprensible miedo de las disciplinas filosóficas a la vista de la
técnica -asoladora de todo- en general y del pertrecho en particular que acompaña a la
división y reparto de los medios. Con esta ocasión la forma en que se defienden los in-
tereses de las ciencias del espíritu permite que se vea su apocamiento. Los argumentos,
especialmente en cuanto tienen como finalidad conseguir medios financieros -ya sea de
Parlamentos, de los gobernantes o incluso de mecenas-, precisan utilizar como triunfo la
utilidad; así, pues, sus portavoces se cuidan de la importancia propedéutica, de los estu-
dios humanísticos para las ciencias de la naturaleza, de su valor para disciplinar el pen-
samiento y para colocar debidamente a los ciudadanos en la comunidad política, y, úl-
timamente, procuran recalcar que son inexcusables para la educación y formación con
destino a los llamados puestos directivos de la industria y la administración. Se enume-
ran los rasgos personales requeridos en las situaciones elevadas y se pretende señalar de
qué modo contribuye el trato juvenil con las cosas espirituales al desarrollar semejantes
facultades. Si en el siglo diecinueve era algo obvio desde muchos puntos de vista que un
empresario de éxito tuviese una instrucción general que no pareciera estar dirigida ente-
ramente a finalidades prácticas, ahora se la recomienda, como medio para un fin, al fu-
turo director general e incluso al jefe administrativo en sentido amplio. 10 Hoy se desta-
ca inmediatamente la función realista, que, en lo que respecta a las ciencias del espíritu
y ante todo a su núcleo, la filosofía, se había mantenido constante en todas las épocas
burguesas. Ya en las ramas teológicas y profanas de las primeras universidades desem-
peñaban implícitamente un papel la formación de una inteligencia sagaz y de una fanta-
sía práctica, la facilidad para abarcar de un golpe de vista las relaciones nacionales e
internacionales y el arte en el trato de los hombres; ahora que los especialistas filosófi-
cos han entrado en un estadio casi carente de perspectivas de una carrera atrayente de-
ntro del propio campo, su participación —dentro de los países más adelantados— en la
educación para las tareas sociales vitalmente más importantes significa para ellos una
nueva posibilidad, que, sin duda, no puede dejar intactos su sentido y contenido. En
Alemania las Facultades de filosofía sirven en primer lugar para la formación de los
candidatos al profesorado superior, a una carrera académica, sobre la que repercute de
un modo especialmente enérgico la desvalorización de las capacidades humanísticas. Y
las ciencias del espíritu se ven remitidas con un apremio igualmente grande a la razón
de existencia que pueden alcanzar gracias a su nuevo papel en la educación del retoño
económico, a su participación en el enrolamiento en la política interior y exterior, y a su
utilidad para las actividades nacionales y económicas. Y es claro que no cabe determi-
nar con anticipación en qué medida semejantes funciones acudirían en socorro de su
sustancia, que se concibe como algo que está desapareciendo.
Jacques Barzun, el sabio provost de la Universidad de Columbia, ha intentado
afianzar las disciplinas filosóficas frente a las ciencias de la naturaleza y las ciencias
sociales de un modo distinto. Su utilidad, piensa, no reside, como en estas últimas, en
que proporcionen saberes para el dominio en una finalidad situada más allá de ellas
mismas, sino más bien en que responden inmediatamente a una necesidad: «La utilidad
17
Cháchara. (N. del T.)g CL Th. W. Adorno, Prismen, Frankfurt, 1955, pp. 23 y es. [versión castellana,
Prismas, Barcelona, Ariel, 1962, pp. 22y ss. (T.)]