Por: Daniel Esteban Manoukian y Fernanda Hadad para el Portal
VaConfirma.com.ar
La apertura o no de la temporada turística en el sur de
Neuquén durante la pandemia implica decisiones muy complejas. No se trata de optar entre salud o economía, como si fuesen contradictorias. Pero no es posible gozar de las libertades individuales si previamente no se garantizan los derechos colectivos.
Tomar decisiones implica optar entre diferentes alternativas. Si no fuese
así no se trataría de tomar decisiones, sino simplemente de observar el transcurrir de la evolución natural de hechos que se suceden sin requerir intervención humana. Sin embargo, la realidad nos confronta todo el tiempo con este tipo de encrucijadas. Si es así en lo personal, lo es más seguramente, para quienes tienen responsabilidades sobre el conjunto. Es en esas circunstancias cuando, aun para los pragmáticos que reniegan de los dogmas, el contar con el respaldo que aporta un conjunto de principios éticos, histórica y socialmente aceptados, facilita la elección del camino a seguir.
Cuando se plantea la opción salud o economía, se propone un dilema.
Un dilema ético se produce cuando una persona o una organización, se encuentra forzada a elegir entre dos alternativas, ninguna de las cuales es del todo buena o mala, o dicho de otra manera, debe escoger entre dos opciones que son igualmente buenas o malas.
Nos proponemos transitar otro andarivel, que supere el planteo en clave
dilemática, y avance buscando fórmulas que prioricen lo colectivo, para hacer posible gozar de los derechos individuales. En contexto de situaciones de excepción como la que transitamos, una opción disponible para la toma de decisiones es respaldarse en principios éticos consagrados en función del bien común. En este sentido, y en función de establecer un orden de prioridades, se reduce el margen de error en las decisiones, cuando se defiende el principio de no anteponer las aspiraciones individuales o de pequeños grupos, aun siendo legítimas, si no se preservan los derechos colectivos.
Es importante reconocer que sin protección de lo colectivo, se limita el
ejercicio de los derechos individuales, es decir que sin ejercicio pleno del interés comunitario por la salud y la preservación de la vida, ni siquiera cabría la aspiración de ejercer un derecho particular.
Vale en este marco recordar un fragmento del contenido de un
documento emitido por la Dirección de Bioética del Ministerio de Salud de Neuquén, sobre aspectos éticos a tener en cuenta en la atención de personas durante la pandemia por Coronavirus.
“…resulta pertinente subrayar que el interés común y colectivo prevalece
por sobre los intereses individuales, y que las medidas y acciones que se tomen tendrán un carácter temporal y proporcional con la gravedad de las situaciones que pudieran ocurrir. No obstante, a su vez, se procurará la protección y el respeto por la intimidad, la no discriminación y el trato respetuoso por las personas. Particularmente, se hará énfasis en disminuir las desigualdades que ya padecen y padecían los grupos vulnerados en nuestra sociedad, al momento de presentarse esta pandemia.” (Los destacados son nuestros).
Concretamente, la apertura o no de la temporada turística en el sur de
la Provincia de Neuquén, implica una decisión de este tipo.
Algunas aristas de la situación analizada
La apertura turística se daría en las semanas epidemiológicas
en las que históricamente aumentan los casos de infecciones respiratorias en general. Este año coincide con el incremento progresivo que se está verificando de casos de Covid-19, otra enfermedad que, como se sabe, se transmite y se contrae por vía respiratoria. Pero para esta enfermedad no hay inmunidad, somos todos susceptibles, y quienes más gravemente la padecen son quienes biológicamente cumplen criterios de riesgo y quienes socialmente viven en situaciones de precariedad habitacional con necesidades básicas insatisfechas. La apertura de la temporada invernal, principal actividad económica de la zona sur neuquina, genera un aumento de la población circulante, con importante afluencia de personas. Aunque se decidiera que sea sólo de alcance provincial, sería de esperar la llegada de población de localidades donde hay en este momento aumento de casos de personas diagnosticadas con el virus SARS Cov-2, como la zona Centenario-Neuquén- Plottier. Los casos que están apareciendo han sido contagios a partir de un caso primario. Al comienzo de la pandemia esos casos eran personas que habían viajado al exterior, especialmente a Europa, pero ahora no. Son habitantes de las ciudades de mayor cantidad de habitantes de la provincia y con más notificaciones de Covid-19. El SARS Cov-2 “no viene solo, lo trae alguien, lo recibimos y así ayudamos a transmitirlo y dispersarlo por la comunidad”. No hay test o pruebas que puedan hacerse, que garanticen que quien llega no tiene el virus, y sería ilusorio y hasta impertinente pensar que alguien que visita la zona en plan de turismo, esté dispuesto a recluirse 14 días antes de empezar a gozar de sus vacaciones.
Los equipos de salud, en forma mancomunada con otras instituciones
(Defensa Civil, personal de seguridad, transporte, etc.), están trabajando con mucho esfuerzo en esta etapa de control para:
1. Evitar el ingreso a zonas libres de virus, de posibles viajeros
con infección. 2. Asegurar la cuarentena de quienes viajan desde zonas de circulación abierta. 3. Realizar detección temprana de posibles casos sospechosos y estudiarlos. 4. Sostener el aislamiento y seguimiento de convivientes y contactos. 5. Generar acciones de prevención permanentes. 6. Preparar el sistema de salud para la atención de eventuales enfermos moderados, leves o graves.
Toda esta tarea se desvalorizaría y devendría en fútil, si se autoriza la
libre circulación en áreas de turismo. Pero resulta más agraviante aún, que las comunidades de pueblos originarios de la zona, han hecho y despliegan una gran tarea para lograr sostener la calidad de “libre de virus” en la zona.
Una voz ancestral
La comunidad mapuche, población originaria, ancestral y ya
desplazada de gran parte de su territorio, resignó nada menos que la realización de sus rogativas previstas para el mes de abril, respetando las sugerencias emanadas desde la autoridad sanitaria, para evitar la introducción del virus y reducir la movilidad de las personas.
Tal como advierte Héctor Uribe, lonco de la Comunidad Curruhuinca, al
abrir la temporada en el cerro Chapelco los turistas atravesarían el territorio de las comunidades, pudiendo transportar el virus hacia ellas. Por eso, refieren que tienen muchos motivos para pedir que se suspenda, o directamente no se abra el cerro este año. Así como la comunidad, que asienta en el cerro Chapelco, “suspendió sus rogativas para evitar tener que pasar por el pueblo, si se abriera el cerro el turismo pasa por el medio de la comunidad, al subir atravesando el Paraje Pil Pil y al bajar del cerro hacia San Martín, por el paraje Paila Menuco”. Uribe dice: “hay que hacer fuerza entre todos para que no se abra el cerro porque, hoy por hoy, creemos que es prioridad la salud, y después veremos cómo recuperar el tema económico, donde el gobierno creemos se tiene que hacer cargo con colaborar con los sueldos de la gente que trabaja en el cerro”.
En línea con esta idea, un comunicado emitido por el Consejo Zonal
Lafkenche, que agrupa a comunidades de la zona de Villa La Angostura, planteó la necesidad de “informar y aclarar a todos nuestros vecinos que la flexibilización anunciada recientemente es sumamente necesaria para todas las personas afectadas por esta pandemia. Nos alegra pensar que tales medidas pueden ser adoptadas merced al esfuerzo que todos hemos hecho para cuidarnos los unos a los otros”.
Recuerdan que reclamaron inicialmente porque entendían que el plan
de reapertura parcial de los parques no contó con la consulta previa –necesaria y obligatoria– a las comunidades. La misma es un derecho con jerarquía constitucional. Se privó de esa manera de contar con la colaboración de las comunidades en el diseño del protocolo y el acompañamiento de las actividades a ser llevadas a cabo dentro de sus territorios. Sostienen que “la reapertura de la circulación al interior de los parques es toda una responsabilidad para las autoridades mapuche ya que somos quienes tenemos la obligación de asegurar la salud de nuestros pobladores, así como, también, la de nuestros visitantes”.
La postura del Consejo Zonal Lafkenche, en suma, apunta a garantizar
el pleno ejercicio de la libre circulación, pero en un contexto que asegure la salud de todas las personas.
“No es salud o economía como si fuesen pares contradictorios.
Tampoco es ética colectiva contra libertades individuales. Entendemos que no es posible gozar de las libertades individuales si previamente no están garantizados los derechos colectivos. A veces, hay que elegir y a la hora de decidir y priorizar la vida, observar e intervenir, garantizando derechos esenciales largamente postergados.” La zona Sur es un enclave precioso de nuestra provincia, cuya población está acostumbrada a asumir el rol de anfitrión de visitantes de alta capacidad económica. Sin embargo cuenta con pobladores sin acceso al agua potable o a las cloacas, y con familias con necesidades habitacionales urgentes, todavía sin resolver.
Que la pandemia, que nos obliga a resolver situaciones complejas y
hacer sacrificios, sirva al mismo tiempo para hacer visibles necesidades básicas no resueltas desde hace mucho tiempo. Es fundamental que quienes organizan las acciones para disminuir el impacto de la pandemia avancen también en generar las mejoras en las viviendas que lo necesitan, que apunten en fin, como propone el documento oficial neuquino referenciado, a “disminuir las desigualdades que ya padecen y padecían los grupos vulnerados en nuestra sociedad, al momento de presentarse esta pandemia”.
1 “Aspectos éticos en la atención de las personas durante la pandemia
por Coronavirus (SARS CoV-2)”. Carolina Angelini, Cecilia Labriola, Andrea Macías, Marcela Olivero y Juan Schuhmacher, 21 de marzo de 2020
(*) Daniel Esteban Manoukian. Médico sanitarista, Cueseb (Centro
Universitario de Estudios sobre Salud, Economía y Bienestar) – UNC.
(*) Fernanda Hadad. Médica generalista. Epidemiología de Campo.
Tareas de Epidemiología en el Hospital Junín de los Andes, Neuquén.