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Sabemos que las empresas se encuentran lidiando con las transiciones todo el
tiempo. Constantemente hay empleados o empleadores que renuncian a proyectos,
cambian de departamentos, delegan tareas a otros, o bien abandonan temporal o
definitivamente sus trabajos.
Estas situaciones son inevitables, pero para impedir que tengan mayores
consecuencias, se requiere de preparación y de medidas específicas.
Independientemente de qué las provoque o en qué momento, las transiciones deben
darse de forma sutil y fluida, de modo que no tengan un mayor impacto en la productividad
de la empresa.
Sea cual sea la causa, puede ser un proceso complicado y estresante, se da con
bastante frecuencia, y suele requerir de tiempo y planificación, especialmente por parte del
empleado.
Sin embargo, los cambios son necesarios para el progreso y desarrollo en cualquier
contexto; y además, hay formas de lidiar con ellos efectivamente, minimizando o evitando
por completo cualquier posible contratiempo.
De modo que, si bien las transiciones no son procesos que deban tomarse a la ligera,
pasar por ellas no tiene que ser del todo estresante; pero para ello es fundamental que se
afronten con la debida previsión y contundencia.
Como transferir trabajo a tus colegas de forma apropiada
En los casos en que debes ausentarte del trabajo, sea cual sea la causa, y volver al
mismo una vez transcurrido un tiempo determinado; se puede facilitar la transición
preparando todo debidamente. El procedimiento consta de los siguientes pasos:
Es evidente que alguien tendrá que afrontar las tareas del trabajador que va a
ausentarse. Por lo tanto, si eres tú quien va a ausentarse, es preciso que enlistes todas y
cada una de las responsabilidades que asumes regularmente.
Esto incluye tanto las tareas repetitivas que realizas a diario, como las que solo debes
efectuar cada cierto tiempo. Asimismo, es preciso que incluyas los detalles de los proyectos
en los que estás envuelto, con el fin de que tu participación en ellos también sea cubierta.
Cabe destacar que en esta lista debes ser tan específico como sea posible, pues
siempre está el riesgo de que omitas ciertos detalles de tus labores por considerarlos ‘’en
segundo plano’’, ya que estás muy habituado a ellos.
Una vez ya hayas determinado por escrito todos los detalles de tu trabajo, es
momento de que acuerdes una reunión con las personas que estarán implicadas.
Una vez le facilites el mapa que has hecho de tus responsabilidades diarias, él, desde
su posición, podrá comunicarse con los empleados apropiadamente, proporcionarles a su
vez las herramientas adecuadas y evaluar el rendimiento.
El Supervisor debe prestar atención a los cambios que se precisan dentro del equipo,
las competencias de cada uno de los miembros, y los posibles inconvenientes que puedan
presentarse en el proceso.
En este punto, ya puede definirse a la persona o grupo de personas que se encargará
de cubrirte en tu ausencia. La siguiente reunión, naturalmente, debe ser con ellos.
Es evidente que para que la transición sea efectiva, quienes vayan a encargarse de
tu trabajo deben comprenderlo claramente.
Por tanto, cuando te reúnas con ellos, haz uso de la lista que elaboraste
previamente, y explícales en detalle las responsabilidades que estás delegando. Asimismo,
invítales a que piensen y te pregunten acerca de todas las posibles dudas o dificultades que
puedan encontrar.
Haciendo todo esto, habrás facilitado enormemente el proceso de transición y tanto
tus superiores como tus colegas estarán agradecidos; la empresa no se verá afectada en
mayor medida por tu ausencia y podrá sobrellevarla cómodamente hasta tu retorno.
Ten en cuenta que esto aplica tanto a tus superiores como a tus colegas, por lo que
será de gran provecho que mantengas contacto con ellos tras tu renuncia.
Ahora bien, el proceso de transición de estos casos es muy similar en varios aspectos
al que ya se describió en el punto anterior; si bien existen algunas diferencias a tener en
cuenta, el procedimiento es como sigue:
Primero que nada, al igual que antes, debes acordar una reunión para informar de
tu partida a tu superior (quien, por cierto, debería ser el primero en saberlo). Una vez allí,
debes mostrar toda la disposición para facilitar la transición que la empresa ahora tiene
que afrontar.
Esto implica, en primer lugar, notificarle con suficiente tiempo para que pueda
organizarse y actuar debidamente. Lo recomendable es que lo hagas por lo menos con dos
semanas de antelación ¡no lo dejes para el último momento!
Por otro lado, no es una mala idea tener una exit interview, donde tengas
oportunidad de mostrar agradecimiento con él y la empresa, darle un feedback constructivo
basado en tu experiencia trabajando en esta y escuchar a su vez cualquier consejo u
observación que tenga para ti.
Por último, procura también ofrecer ayuda para llenar el vacío que implica tu
renuncia según sea el caso: si ya se presenta un sucesor potencial a tu puesto, tomate el
tiempo de orientarlo y aclarar todas sus dudas sobre el trabajo; si por el contrario, aún no
han encontrado reemplazo, puedes asistir a tu jefe en el proceso de buscar candidatos.
Transición a trabajo a distancia
Tanto ventajas importantes en cuanto flexibilidad e independencia de locación,
como circunstancias completamente fuera de nuestras manos como una pandemia mundial;
han sido causa de un incremento abrupto en la popularidad del trabajo remoto.
Las comodidades que ofrece esta modalidad son notables y cada vez son más las
empresas que han optado por ofrecer esta opción. Pero ahora bien ¿Cómo se realiza la
transición hacia un trabajo a distancia?
Al contrastar tanto con uno tradicional, el trabajo remoto precisa que se tomen
medidas tanto colectivas como individuales para funcionar correctamente:
Medidas individuales
Uno de los principales desafíos que enfrentarás individualmente al hacer la
transición a un trabajo a distancia, es establecer una clara línea entre la vida laboral y la
vida doméstica.
Hacer esta distinción, bien puede ayudarte a no disminuir tu productividad por estar
en un entorno aparentemente sin presiones, o por el contrario a no sobrecargarte con más
trabajo del que solías hacer por no tener límites y horarios.
Evidentemente, ambos extremos son malos y se trata de encontrar un correcto
balance. En este sentido, los siguientes consejos te serán de utilidad: