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Génesis 15-18
Introducción
Muchas veces escucho las palabras, “Como quisiera tener mas fe.” Por ejemplo, una
mujer lo dice cuando a su marido inconverso, por el cual estuvo orando por años para que
se salvara, se endurece en el ateismo. Ella se pregunta si su problema es que le falta fe y
quizás se pregunte: “Debe ser que no creo que Dios va a salvarlo. Si tuviera mas fe,
quizás el se salve.”
Otra “Como me gustaría tener mas fe.” Que se escucha con frecuencia es cuando alguien
se enferma. Alguna persona, con buena voluntad le dice al enfermo, “Si crees, vas a
sanarte.”
La persona enferma hace lo mejor que puede, pero no se cura.
Quizás usted ha orado por algún enfermo para que se mejorara y al final, se empeoro.
¿Qué le pasa por la cabeza cuando esto ocurre? Puede que usted piense, “No tengo
suficiente fe.”
Como resultado de esto, la comunidad cristiana esta llena de creyentes confundidos,
pensando que Dios hubiera obrado de haber habido mas fe. Como resultado de dicha
teología errónea, estos creyentes quedan expuestos al Acusador.
Piense cuantas veces oró por un auto que no encendía. ¿Le paso alguna vez? Recuerdo
una vez, cuando estaba en la universidad, que salía de mi dormitorio, me subí al auto, gire
la llave, y no paso nada. Hacia tanto frío que la batería se había congelado. Así que me
baje, levante el capó, puse ambas manos sobre la batería, mire para todos lados,
cerciorándome que nadie me viera, y dice, “Señor, dale vida a esta batería.”
Después me subí al auto, gire la llave, y no paso absolutamente nada. ¡Me sentí tan
entupido! Sin embargo, me paso por la mente, “De haber tenido mas fe, ¿Hubiese
arrancado?”
Entre la ultima frase del capitulo 14, versículo 24, y el primer versículos del capitulo 15,
escriba la palabra “pánico.” De hecho, yo escribí en mi Biblia “miedo.” Ya que entre el
capitulo 14 y el comienzo del 15, algo le sucede a Abraham. El temor se apodera de el,
como vamos a ver en un momento.
Razones por las cuales estaba temeroso
Trate de meterme en la escena para descubrir por que Abraham tenía tanto miedo y pude
ver tres razones. Si bien no estoy seguro de que sean precisas, permítame dárselas.
Probable Pobreza
2. También había una amenaza de pobreza, la cual puede haber atemorizado a Abraham.
Recuerde que hubo hambre en la tierra y Abraham acababa de rechazar el botín por parte
del rey de Sodoma. El rey le dijo, “Gracia Abraham por salvarme la vida. Me gustaría
darte un poco de las riquezas para ayudarte durante el tiempo de escasez.”
Abraham, sin embargo, rechaza la oferta y es probable que ahora se este arrepintiendo.
El convenio de fe
Fíjese una vez mas en el versículo 1ª del capitulo 15 de Génesis.
“Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo…”
Alternativas a la Fe
Abram estuvo veinticinco años de su vida en esa situación. Me gustaría darles varias
cosas que hizo mal en ese periodo. Me alegra que la Biblia las incluya. El dejo de lado la
fe y regreso a la confianza e hizo varias cosas mal. Vayamos a Génesis capitulo 16.
Sarai esta envuelta en lo que podemos llamar razonamiento religioso. La culpa de todo la
tiene Dios. Así que fíjese en la solución que da en la segunda parte del versículo 2.
“te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella….”
Y en la última parte leemos,
“…Y atendió Abram al ruego de Sarai.”
En otras palabras, van a implementar el “plan B.” Dios no interviene y, a esta altura, ya
han pasado muchos años. Así que Sarai dice, “vamos a ayudar a Dios. El nos dio la
promesa pero no dijo nada en especifico, así que hagamos esto.”
Se trata de un consejo anti-Bíblico; esta mal.
Esto viola, claramente, lo que establece Génesis capitulo 2, versículo 24, que habla de
una mujer y un varón. Dios nunca dijo que la poligamia estaba bien. Los hombres, en
aquellas épocas, estaban alejados de Dios y sus ideales y tenían muchas mujeres, era la
costumbre en los tiempos de Abraham.
Así que Sarai dice, “Mira, no puedo tener hijos. Debe ser mi culpa. Así que busca a la
sierva Egipcia y ten un hijo con ella.”
Abram a esta altura, es un líder tan débil, que no solo acepta malos consejos, sino que
también ignora la revejación de Dios.
La cosa es que Abram no espero. Antes de ser duros con el, tengamos en mente que
estuvo esperando por veinticinco años. A mi me cuesta esperar veinticinco minutos algo.
Estuvo esperando veinticinco años por la bendición, la promesa; la simiente. Finalmente,
Abram se rasca la cabeza y dice, “Sarai, no veo futuro en la promesa de Dios. No veo que
pase nada y ya tengo ochenta y cinco años.”
Hace poco estaba leyendo, que antes de la guerra civil en los Estados Unidos, un
campesino rico llamado Worthy Taylor, contrato a un joven llamado Jim. Ese verano, Jim
cortaba madera, ordeñaba las vacas, y dormía en el establo. Durante el mismo verano, ese
joven se enamoro de la hija del señor Taylor. Ella también se enamoro. Al final del
verano, tal como era costumbre, Jim fue al padre y le pidió la mano de la joven. Worthy
Taylor lo miro, se rió, y le dijo, “Hijo, no tienes ni dinero ni planes, ni futuro. Es
imposible que puedas proveer para ella.”
Jim dijo, “Puedo proveer. Le prometo que voy a proveer todolo que necesite.”
Más allá de eso, Worthy lo rechazo.
Pasaron treinta y cinco años y Worthy Taylor prosperó muchísimo. Un día, se puso a
destruir el antiguo establo y, mientras lo hacia, vio el lugar adonde dormía el joven. Jim
habia grabado su nombre completa en la madera. James A. Garfield, que en ese mismo
momento era el presidente de los Estados Unidos.
En cierto sentido, Abram vio a al promesa de Dios de la misma manera que Worthy vio a
Jim –sin futuro. En otras palabras, “No hay futuro. El nos prometió una simiente, pero no
pasa nada. Pongamos en practica este plan.”
Así que Abraham tiene un hijo, Ismael. Ese hijo iba a ser el padre de las naciones Árabes,
que son un dolor de cabeza constante para Israel.
Celosía y Rivalidad
1. En primer lugar, se desata una rivalidad celosa.
Fíjese en el versículo 4,
“Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con
desprecio a su señora.”
Estoe s típico; es de esperar. Sarai no puede tener hijos, pero su sierva si. Ahora tenemos
una rivalidad.
Fricción Matrimonial
2. La segunda cosa que sucede, la podemos llamar fricción matrimonial.
Me encanta lo que Sarai le dice a Abram. Fíjese en el versículo 5ª.
“Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea sobre ti; …”
Esto es clásico, en otras palabras le esta diciendo, “Abram, esto es culpa tuya.”
Abram, probablemente esta apoyado sobre la pared, diciendo, “Ay, Ay, Ay, si esta fue tu
idea.”
Sarai continúa en la ultima parte del versículo 5 diciendo,
“…yo te di mi sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con desprecio; juzgue
Jehová entre tú y yo.”
Ahora si tenemos problemas en este hogar.
En otras palabras. Abram da un paso hacia atrás y dice, “yo no tengo nada que ver. Sarai,
haz como te parezca. Déjame afuera de esto.”
Abram debería haber corregido el problema. Y, como leemos en la última parte del
versículo, Sarai trata con deslealtad a Agar y la echa de su tienda.
La ausencia de Fe.
Bueno, tenemos un gran problema en nuestras manos y creo que podemos llamar a la
próxima sección, ‘la ausencia de fe’. Fíjese en Génesis capitulo 17.
Es obvio que en esta situación la fe esta ausente, pero nunca queda demostrado mas
explícitamente que en el capitulo 17, adonde Abram declara que no le puede creer a Dios.
Leamos los primeros versículos, comenzando con el 1.
“Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo
soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.”
Esa es la primera vez que “El Shaddai” aparece en el texto Hebreo. Significa el Dios que
nutre; el Dios Todopoderoso que es capaz de proveer, lo cual esta relacionado
específicamente con las promesas. El dice en los versículos 2 al 4,
“Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. 3Entonces Abram se
postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: 4He aquí mi pacto es contigo, y
serás padre de muchedumbre de gentes.”
Recuerde que habían pasado ya veinticinco años de espera. Esta es la tercera vez que
Dios viene a Abram y le dice, “Abram, vas a ser padre de multitudes.”
En otras palabras, “Señor, aun no ha sucedido, y todo lo relacionado con las promesas, ya
tendría que haber sucedido.”
Es muy fácil tener esa actitud. Puede que pensemos, “Lo que Dios fuera a hacer por este
país, ya lo hubiera hecho. Lo que Dios fuera a hacer por esta Iglesia, ya lo hubiera
hecho.”
La verdad que no lo culpo por esa actitud de, “lo que tenia que suceder, tendría que haber
sucedido.”
Es interesante ya que hace poco leí en una revista acerca de un hombre con esa misma
actitud. Se llamaba Charles Duell.
Allá por el año 1899, Duell era el director de la oficina de patentes de los Estados
Unidos. El le escribió las siguientes palabras al presidente McKinley, “Cerremos la
oficina de patentes. Todo lo que se podía inventar, ha sido inventado. Todo lo que se va a
inventar, ha sido inventado. Ya alcanzamos la meta, cerremos esta oficina.”
Nosotros, muchas veces, tenemos la misma actitud. Pensamos, “Si Dios verdaderamente
va a utilizar mi vida, ya tendría que haber sucedido. Si pretendo impactar esta
comunidad, ya tendría que haber pasado algo.”
Así que Abraham pensó, “Señor, ¿adonde estas? Viniste con una promesa y ahora, que ya
tengo cien años, ¿voy a ser padre de una multitud?”
Yo también me hubiera reído.
La clave para sobrellevar la paciente espera esta en ese versículo. Dios permitió que
Abraham y Sara pasaran la edad de los hijos para que ellos no se llevaran ni una pizca de
reconocimiento por el inicio de la nación Judía. Era como que Dios quería dejar bien en
claro que sea lo que fuere a pasar con esa nación, seria por Su mano y Su poder, no el de
ellos. Dios quiso que reconocieran que nada es imposible con El.
Tal vez usted pensó, o tal vez le dijeron, que nunca va a producir nada para la causa de
Cristo. Hasta es posible que piense que ya es muy tarde. Quizá piense que no tiene la
formación necesaria. Tal vez se este preguntando, ¿Para que puede usarme Dios?”
Hace poco mire un video que hablaba de una conferencia de educadores en la ciudad de
Chicago. Cientos de personas fueron a dicha conferencia.
Un día, el orador principal junto a otro maestro, fueron a almorzar a un restaurante
aledaño. Había una señora de ochenta años, que también estaba en la conferencia,
esperando ser atendida en el mismo lugar. Así que la invitaron a sentarse con ellos y se
pusieron a conversar.
Le preguntaron, ¿Qué esta haciendo en esta conferencia?
A lo que ella replico, “Bueno, es la primera vez que se organiza lo suficientemente cerca
como para que pueda venir, así que me tome un ómnibus y viaje toda la noche para llegar
aquí.”
Ellos le preguntaron, “¿Por qué vino?”
Ella dijo, “bueno, enseño sexto grado y quiero aprender a ser mejor maestra.”
Ellos no lo podían creer. Cuando uno espera que esta señora tome su jubilación y se vaya
a tejer tranquila, ella esta tratando de mejorar su practica.
Luego descubrieron que ella había estado enseñando por muchísimos años y que ochenta
y cuatro personas que pasaron por su clase, están sirviendo a Dios.
Imagínese conmigo un galeón, imagínese que estamos bajo la cubierta de un galeón que
trasporta esclavos, y vemos a un hombre en sus cuarenta. Esta encadenado junto a los
demás criminales, a un remo. Esta empujando y sudando con ese remo. Al mirar, uno
piensa, ¿Puede salir algo bueno de acá?
Aun así, Dios va a obrar en la vida de uno de esos criminales, su nombre es Juan Knox, a
impactar toda Escocia por la causa de Cristo. Juan Knox no comenzó sino hasta que tenía
más de cuarenta.
Que hubiera pasado si el Señor Jesús hubiese ido a Jerusalén y hubiera puesto un anuncio
en la ‘Gaceta de Jerusalén’ que dijese, “Se necesita: doce hombres para introducir el
reino de Dios en la tierra.” ¿Quién piensa usted que se hubiera anotado? Todas las
personas calificadas, todos los capaces, todos los estudiados y eruditos, todos los
religiosos y piadosos. Estos hubieran pensado, “soy justamente lo que El necesita para
introducir el reino de Dios.”
Aun así, ¿A quien escogió Jesús para hacer la labor? A Simón el Zelote, un recolector de
impuestos llamado Mateo, que era tan avaro que ni siquiera aceptaba tener un ayudante,
pescadores, que no tenían ninguna educación. Y estos hombres, por la gracia de Dios,
aprendieron que separados de Cristo, no podían hacer nada, que nada se podía llevar a
cabo a menos que Cristo estuviera obrando en y a través de ellos. Estos hombres
sacudieron al mundo entero.
Esto nos lleva a uno de los conceptos erróneos en cuanto a la fe. Dios usa a Abraham;
Dios usa a Sara, y nosotros los ponemos en un pedestal y pensamos, “Dios nunca podría
utilizarme a mi.”
El mayor problema de nuestra mala interpretación se concentra en la fe. Permítame darle
tres ejemplos.
¿Se dio cuenta de esa combinación? Se nos exhorta a imitar a aquellos que por medio de
la “fe y la paciencia” recibieron las promesas. El versículo 15 nos dice,
“Y habiendo esperado [Abraham] con paciencia, alcanzó la promesa.”
Si bien sabemos que fallo, Abraham, habiendo esperado con paciencia, obtuvo la
promesa.
Permítame leerle algo interesante que encontré. Se trata de un predicador que recuerda un
evento de su infancia, dice,
Recuerdo cuando era niño, me encantaba acurrucarme en el asiento de atrás del auto de
papa cuando viajábamos de noche. Me sentía tan seguro allí atrás con mi padre en el
asiento del conductor. Pero en algunas ocasiones, mi abuela viajaba con nosotros, y ella
se sentaba en el asiento del acompañante y se ponía a darle instrucciones a papa, cada
vez que un auto se acercaba. “Cuidado en esta esquina. Cuidado con ese auto de
adelante. No vayas tan rápido.”
No creo ella haya disfrutado un solo viaje. ¿Por qué? Porque no confiaba en mi papa.
No podía descansar en su cuidado. Tanto mi abuela como yo llegábamos a destino, pero
mientras ella llegaba nerviosa, yo llegaba feliz y descansado. Estaba aprendiendo a
descansar en el cuidado de mi padre.
Vaya en su Biblia a Génesis, capitulo 21, y fíjese en ese día de alegría en el cual el llanto
del niño recién nacido penetro en los oidos de sus padres. Versículos 1 al 7.
“Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había
hablado. 2Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios
le había dicho. 3Y llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, que le dio a luz
Sara, Isaac. 4Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había
mandado. 5Y era Abraham de cien años cuando nació Isaac su hijo.
6
Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá
conmigo. 7Y añadió: ¿Quién dijera a Abraham que Sara habría de dar de mamar a
hijos? Pues le he dado un hijo en su vejez.”
¿Sabe que agredieron Abran y Sara en cuanto a la fe? Aprendieron lo mismo que usted y
yo debemos aprender. La fe es como acurrucarse en el asiento del auto, permitiendo a
nuestro Padre manejar. El camino que El toma, puede ser doloroso, pero siempre va a ser
productivo; siempre va a ser perfecto.