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34. Entra EMILIA.

EMILIA
¡Ah, señor, ha habido un crimen horrible!
OTELO
¿Cómo? ¿Ahora?
EMILIA
Ahora mismo, señor.
OTELO
Es la luna descarriada:
se acerca a la tierra más que de costumbre
y trastorna a los hombres.
EMILIA
Señor, Casio ha matado a Rodrigo.
OTELO
¿Rodrigo muerto? ¿Y Casio también?
EMILIA
No, Casio no ha muerto.
OTELO
¿Que Casio no ha muerto? Entonces el crimen
desentona, y disuena la dulce venganza.

EMILIA descorre la cortina.

EMILIA
¡Ah, socorro, socorro! ¡Ah, hablad, señora!
¡Dulce Desdémona, querida señora, hablad!
¡Ah! ¿Quién ha hecho esto?
OTELO
Por embustera está en el infierno:
yo fui quien la mató.
EMILIA
¡Ah, pues más ángel ella
y vos más negro demonio!
OTELO
Se dio a la lujuria y era una puta.
EMILIA
La estás calumniando y eres un demonio.
OTELO
Era más falsa que el agua.
EMILIA
Y tú más violento que el fuego
llamándola falsa. Era pura como el cielo.
OTELO
Casio la montaba. Pregunta, si no, a tu marido.
Así me condene en lo más hondo del infierno
si he llegado a tal extremo
sin un motivo justo. Tu marido lo sabía.
EMILIA
¿Mi marido?
OTELO
Tu marido.
EMILIA
¿Que era una adúltera?
OTELO
Sí, con Casio.
EMILIA
¿Mi marido?
OTELO
Sí, él fue quien me lo dijo.
EMILIA
¿Mi marido?
OTELO
¿A qué repetirlo, mujer? He dicho tu marido
EMILIA
¡Ah, señora! La vileza se burla del amor.
¿Mi marido dice que era falsa?
OTELO
Sí, mujer, tu marido. ¿No lo entiendes?
Mi amigo, tu marido, el muy honrado Yago.
EMILIA
Si lo dice, miente con descaro.
OTELO
¿Qué?
EMILIA
No me das miedo. Tu hazaña
no es más digna del cielo
que tú lo eras de ella.
OTELO
Calla, más te vale.
EMILIA
Tú no puedes hacerme ningún daño
que no pueda sufrir. ¡Ah, bobo, torpe!
¡Basura ignorante! Lo que has hecho...
No me importa tu espada. Voy a delatarte
aunque pierda veinte vidas. ¡Socorro, socorro!
¡Otelo ha matado a mi ama!
¡Al asesino, al asesino!

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