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Manual-Tecnicas Modif - 2019-I
Manual-Tecnicas Modif - 2019-I
TURISMO Y DE PSICOLOGÍA
ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA
CURSO
Reforzamiento negativo
El autocontrol
Evaluación del programa: I. Línea base conductual. Evaluación del programa: II. Diseño experimental
conductual.
Aplicación de un programa de intervención en trastornos de comportamientos inadaptados
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BIBLIOGRAFÍA
FUNDAMENTACION DE LA MODIFICACION CONDUCTUAL
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condicionada). Por supuesto, si la proximidad del profesor hacia el niño causa ansiedad, esto puede
disminuir las propiedades de reforzamiento del profesor.
La evaluación de la conducta
El tratamiento conductual
Los modificadores de conducta ponen gran énfasis en los eventos del medio ambiente que
pueden usarse para alterar la conducta. El énfasis en las conductas abiertas y en los determinantes
situacionales externos, permite al modificador conductual alterar fácilmente determinantes específicos
que influyen en las conductas. Las conductas mostradas por un número de individuos en tratamiento,
rehabilitación y en contextos educacionales, pueden resultar de factores internos como deficiencias
psicológicas o anomalías anatómicas. No obstante, las conductas adaptativas pueden aprenderse y se
puede minimizar las limitaciones impuestas por los defectos físicos existentes. Aun si se cree que la
conducta de una persona tiene base orgánica, los principios del aprendizaje pueden lograr cambios
dramáticos en la conducta, como sea demostrado con pacientes psicóticos, mentalmente retrasados y
niños autistas o hiperactivos con problemas orgánicos conocidos. La mayoría de las conductas para las
que se busca tratamiento y rehabilitación pueden ser alteradas mediante la manipulación directa de los
eventos ambientales.
Los modificadores de conducta están interesados en aislar los eventos que mantienen las
conductas “anormales” o que sirven para desarrollar conductas adaptativas donde hay deficiencias.
Hasta este punto, el enfoque conductual se interesa en aquellos eventos que determinan o causan la
conducta. Sin embargo, los determinantes buscados no son factores intrapsíquicos o motivos
subyacentes. Además, en vez de considerar los eventos de la temprana infancia como responsables de
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la conducta actual, los modificadores conductuales se enfocan en los eventos ambientales ordinarios que
afectan y mantienen la conducta.
Los modificadores de conducta no se apegan a la noción de sustitución de síntomas, para la cual
hay escaso apoyo empírico. No consideran a las conductas como síntomas de varios problemas sino
como el problema mismo. De esta forma, no se considera probable que la alteración de una conducta
problemática resulte en la sustitución de otra conducta problema, básicamente porque los conductistas
no consideran que tal conducta esté reflejando supuestos impulsos internos que busquen expresión. De
hecho, los conductistas predicen que una vez que una conducta problema particular sea alterada para un
individuo, otros aspectos de su vida y conducta también pueden mejorar. Los efectos benéficos del
tratamiento de una conducta pueden extenderse o generalizarse hacia otras conductas. Por ejemplo, si
se altera la conducta de un niño “hiperactivo”, de manera que pueda estar sentado en clase y prestar
atención a las lecciones, es probable que otras conductas (tales como cumplimiento académico) puedan
mejorarse, ya que ahora el niño puede aprender sus lecciones. Además, la conducta socialmente
deseable en un estudiante descarriado aumenta la probabilidad de que sus compañeros desarrollen un
interés mayor en él y así promover la convivencia social. De igual manera, si se enseña a un tartamudo a
hablar fluidamente, se espera que resulten cambios positivos adicionales. El o ella puede volverse más
“seguro(a)”, “extravertido(a)” y menos “tímido(a)” en su vida cotidiana. El cambio de un problema puede
iniciar una serie de cambios en la vida personal.
Por supuesto, es posible que una persona a la que se le ha alterado una conducta siga teniendo
problemas adicionales. Sin embargo, esto no es evidencia de sustitución sintomática, sino más bien, de
un tratamiento incompleto. En efecto, es posible que una vez que se ha reducido una conducta
desadaptativa, la persona no tenga ninguna respuesta socialmente apropiada en su repertorio para que
tome su lugar. No obstante, se puede mitigar este déficit mediante el desarrollo de conductas apropiadas
mientras que se eliminan las inapropiadas.
Un aspecto importante de la modificación de conducta es que generalmente, el tratamiento se
lleva a cabo en las situaciones donde es evidente la conducta que requiere cambio, tales como el hogar
y en la escuela. Esto se distingue del tratamiento tradicional en el cual al paciente internado o al de
consulta externa se les proporciona servicios semejantes. Resultan numerosas ventajas del tratamiento
de los problemas en las situaciones donde aparecen. Primero, puesto que la conducta es específica de
la situación, al aislar al individuo de la situación en que surgió el problema se puede ocultar la conducta
que se necesita cambiar. Por ejemplo, si se da a un niño “hiperactivo” orientación individual, no es
probable que las conductas que son problema en el hogar o en la escuela sean palpables en la situación
de orientación, son las conductas del hogar y la escuela las que requieren cambio y no las conductas en
la situación de orientación (los modernos enfoques “ecológicos” del tratamiento de personas con graves
deficiencias resaltan este aspecto, ver por ejemplo, Shea y Bauer, 1997). Segundo, la alteración de una
conducta en una situación fuera del “mundo real” puede no cambiar la conducta en la situación en la que
la conducta fue un problema originalmente. Aun si se llega a alterar la conducta mediante la situación de
orientación, no es probable que se generalice a otras situaciones. Una tercera ventaja al alterar la
conducta en el ambiente natural en lugar de aislar al individuo de los demás, es que los efectos nocivos
de la institucionalización no se sumarán a los problemas del paciente.
La modificación de conducta necesita del uso de agentes naturales que están normalmente en
contacto con los pacientes en la vida diaria. Individuos que tienen el mayor contacto con el paciente
incluyen profesores, parientes, cónyuges, compañeros, supervisores y colegas. Estos individuos tienen
un papel importante en la alteración de la conducta, ya que tienen gran oportunidad de regular las
consecuencias que controlan la conducta. Además, los individuos en contacto directo con el paciente
observan las conductas en las situaciones reales donde se llevan a cabo y por lo tanto, están en la mejor
posición para centrarse en la conducta como está ocurriendo en la actualidad.
La utilización de los individuos que están en contacto con el paciente es de especial importancia
puesto que, con frecuencia, ellos contribuyen a la conducta inadaptada. De hecho, el personal,
profesores y padres de familia a manudo contribuyen o apoyan esas conductas que ellos mismos
quisieran eliminar. Para alterar la conducta del paciente se requiere que se altere primero la conducta del
agente responsable. De esta forma, trabajar con los no profesionales es con frecuencia la mejor manera
de garantizar el cambio en los pacientes.
Los profesionales desempeñan el papel de entrenar y asesorar a los individuos no profesionales
entrenados, para llevar a cabo los procedimientos que tienen una probabilidad mayor de alterar la
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conducta. Lo ideal es que el entrenamiento incluya instrucción en la identificación de problemas,
selección de las metas de tratamiento y evaluación de la eficacia del programa.
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Encontramos en la modificación de conducta ampliamente utilizada en la rehabilitación y
reeducación de individuos autistas; con retardo mental o con otros déficits severos de conducta; en el
tratamiento de la agresión; delincuencia, consumo de drogas y alcoholismo.
La modificación de conducta se aplica a la administración de recursos, ahorro de energía,
administración y capacitación de personal.
Algunas de las aplicaciones más llamativas de la modificación de conducta se hallan en la
medicina conductual y la psicología de la salud, es decir, aquellas disciplinas dedicadas, desde el punto
de vista psicológico, a la prevención, tratamiento o rehabilitación de enfermedades físicas. Así, según
Godoy (1991), las aplicaciones conductuales a la salud se ocupan de la promoción y mantenimiento de la
salud y prevención de la enfermedad, a través de la generación de estilos de vida saludables; cambios
en los estilos de vida para eliminar factores de riesgo y la detección e intervención precoz. También
colabora en la potenciación de la acción de otros profesionales de la salud por medio de la mejora de las
relaciones profesional-paciente; la preparación de los pacientes para los tratamientos médicos y el
aumento en la adherencia a los tratamientos. Finalmente, la modificación de conducta cubre un amplio
rango de aplicaciones en la evaluación y tratamiento de trastornos específicos. En las siguientes áreas,
la modificación de conducta se ha empleado en uno o más trastornos específicos: problemas
cardiovasculares; trastornos del sistema nervioso central; trastornos neuromusculares; trastornos
gastrointestinales; trastornos excretores; trastornos respiratorios; disfunciones y desviaciones sexuales;
trastornos dermatológicos; problemas oftalmológicos y visuales; trastornos del oído; cefaleas tensionales;
control del dolor crónico; artritis; alergias; obesidad; diabetes, cáncer y SIDA.
La modificación de conducta constituye un área activa de constante investigación. Debido a su
enfoque objetivo, basado en la medición de la conducta y en su apego a procedimientos y teorías de la
psicología experimental, la modificación de conducta ha sido capaz de extender rápidamente sus
ámbitos de aplicación y en la actualidad la investigación en modificación de conducta tiene tanto el
objetivo de seguir ampliando sus áreas de aplicación, como perfeccionar continuamente sus técnicas de
evaluación e intervención.
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Desde luego que donde hay una base objetiva para hacer un diagnóstico, tales como casos de
daño encefálico, psicosis orgánica y otras anormalidades fisiológicas, puede haber bases claras y
cualitativas para distinguir entre individuos normales y anormales. Pero aun cuando los individuos tienen
deterioro orgánico, el problema está en la conducta aberrante más que en el deterioro. Por ejemplo, los
niños “retrasados”, no son retrasados, únicamente su conducta en el medio ambiente promedio a veces
es retardada. Hace muchos años, Lindsley (1964) comentó que es más bien la habilidad de la ciencia
moderna que crea ambientes convenientes para estos niños, la que está retrasada. Actualmente, mucho
ha avanzado la modificación de conducta para ayudar a los niños catalogados como “retrasados”,
incluyendo la sustitución de tan peyorativo calificativo. Con el cuidadoso diseño del medio ambiente, se
puede enseñar a estos niños a ajustarse a una variedad de respuestas (Lovaas, 1990). Los individuos
considerados como “anormales” son solamente quienes realizan acciones que los distinguen de sus
semejantes. Sin embargo, las diferencias están en la conducta más que en una enfermedad o en un
defecto psicológico. Un objetivo de la modificación de conducta es proporcionar experiencias de
aprendizaje que promuevan en el individuo conductas adaptables y prosociales.
El modificador de conducta utiliza a veces el término “comportamiento inadaptado”, para referirse a
aquella pauta de comportamiento que puede requerir atención. Se puede llamar “comportamiento
inadaptado” al hecho de que un individuo presenta una o más de las siguientes condiciones:
a. déficits en conductas deseables (las conductas deseables no existen).
b. debilitamientos en conductas deseables (las conductas deseables ocurren con menor
frecuencia de lo aceptable)
c. excesos en conductas indeseables (las conductas indeseables ocurren con más frecuencia
de lo aceptable). Conductas indeseables que pueden ocurrir en exceso configurando pautas
de comportamiento inadaptados pueden ser: 1. conductas que impiden o dificultan la
adquisición de respuestas socialmente deseables; 2. conductas que impiden o dificultan la
emisión de conductas socialmente deseables y 3. conductas que implican un peligro de
daño físico o psicológico, tanto para el mismo individuo, como para otros.
En cualquiera de estos casos, el desempeño del individuo no satisface los criterios de eficiencia en
el desempeño social valorado en una cultura determinada, para su nivel de desarrollo. Por ejemplo, cuando
el comportamiento del individuo le impide obtener un empleo o mantenerse en él, o dificultan el que consiga
una pareja, etc. En estos casos, el individuo no puede ajustarse a lo que es esperado o requerido de él.
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que el individuo realice habilidades sociales y personales y que controle efectivamente su medio
ambiente. Para lograr esto último, se puede requerir de una programación hasta cierto punto artificial y
temporal de la situación para el desarrollo de las habilidades sociales y personales que son básicas. Un
ambiente artificialmente programado intenta desarrollar la conducta en forma tal que la persona pueda
más adelante responder a las contingencias naturales de reforzamiento y castigo que ocurren
normalmente en el medio social.
El programa de modificación conductual al que se expone a algunos individuos puede que no
sea temporal. Por ejemplo, para los pacientes cuyos déficits conductuales sean tan grandes que
requieran del cuidado institucional, no es rápidamente factible desarrollarles una conducta hasta el punto
en que las contingencias del medio natural lleguen a tomar el control de su conducta. Las alternativas
para el tratamiento consisten en que se pueda o no programar el ambiente donde viven los individuos
para obtener el grado máximo de cambio conductual, la adquisición de habilidades y el monto del
reforzamiento disponible. De cualquier manera, en algunos escenarios los programas de modificación
conductual pueden constituir un medio ambiente semipermanente.
Un último objetivo de la modificación de conducta es proporcionar al individuo los medios para
que él mismo controle su conducta. Se puede transferir el control sobre la conducta de los agentes
externos al individuo mismo. Con muchos individuos, es factible entrenarlos a que analicen sus propias
respuestas y que se apliquen consecuencias, ellos mismos por su propia conducta. El entrenamiento en
autocontrol es un objetivo de la modificación de conducta. Desde luego, con varias poblaciones a las que
se aplica técnicas de modificación conductual (por ejemplos, niños autistas severa y profundamente
retardados y pacientes psiquiátricos) puede no ser factible conseguir este objetivo. En los casos en que
se puede entrenar al individuo a que controle sus propias conductas, se desploman algunas de las
objeciones a la modificación de conducta. Por ejemplo, no es tan necesario preocuparse de lo transitorio
del cambio conductual si el individuo tiene habilidades de autocontrol. Se supone que la conducta del
individuo puede lograr o sostener cierto nivel de ejecución en cualquier momento que él o ella elija hacer
arreglos en el medio ambiente para incrementare o disminuir tal conducta.
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Topografía de las respuestas-blanco
De los tres ejemplos, el C es el más detallado. Sin embargo, una descripción como la del ejemplo
B tal vez sea suficientemente útil en muchos casos. En cambio, la descripción del ejemplo A es
algo imprecisa, pues plantearía el problema de determinar a qué se llama “rabieta”.
La fuerza de la respuesta-blanco
El segundo aspecto que debe tenerse en cuenta en la descripción objetiva de las respuestas-
blanco consiste en presentarlas de una manera cuantitativa. De manera general, se puede usar el
concepto de fuerza de la respuesta, para referirse a la “cantidad” en que se presenta la respuesta-
blanco. La fuerza se mide a través de diferentes indicadores, conocidos como medidas de respuesta.
El modificador de conducta debe elegir la o las medidas que permitan cuantificar la respuesta-blanco, es
decir, medir su fuerza. Las principales medidas de respuesta son las siguientes:
a. La tasa de respuesta, o cantidad de veces que se repite la respuesta en una unidad de tiempo. Se
usa cuando la respuesta se emite espontáneamente, ya sea a un estímulo específico o no. Ejemplo: “Carlos
guiñó el ojo derecho tres veces por minuto”.
b. El porcentaje, o razón de respuesta, se utiliza cuando la respuesta depende de una condición
específica, y se define como la cantidad de veces que se repite la respuesta dada dicha condición. Ejemplo:
“Verónica obedeció tres de las diez órdenes que se le dio”.
c. La latencia de la respuesta, utilizada cuando la respuesta se da a un estímulo específico y se
define como el tiempo que transcurre entre el estímulo y la respuesta. Ejemplo: “Raúl cogió sus juguetes 20
segundos después de que se le ordenara hacerlo”.
d. La duración de la respuesta, que es una medida útil cuando la respuesta es una actividad
continua y se define como el tiempo total abarcado por dicha conducta. “Pablo tomó una ducha durante 120
minutos”.
e. La magnitud de la respuesta. Término genérico que hace referencia a diferentes dimensiones,
que tienen en común implicar la fuerza, energía o potencia física implicada en la realización de la respuesta-
blanco. Por ejemplo, qué tan alto habla una persona o qué tan fuerte es un golpe propinado por un individuo
agresivo.
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DETERMINANDO EL OBJETIVO DE UN PROGRAMA DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTA
De acuerdo con estas indicaciones, una respuesta-blanco puede ser una que ocurre en exceso, es
decir, con más frecuencia o fuerza que lo deseable. Ejemplo: “Patricia se arroja al suelo y grita”. O bien,
puede ser alguna que nunca ocurre (déficit conductual) y que, por tanto, deseamos incrementar. Ejemplo:
“Cuando llega del trabajo a su casa, Alfredo da un beso en la mejilla a su esposa”. En este caso, lo que en
realidad está sucediendo es que Alfredo, al llegar a su casa, nunca besa a su esposa.
El objetivo de un programa de modificación conductual se enuncia indicando los siguientes
elementos:
1. La respuesta-blanco.
2. La fuerza de dicha respuesta que esperamos alcanzar.
3. La situación específica en que la respuesta-blanco debe mantener dicha fuerza.
Ejemplo:
“Al concluir el programa, cada vez que sea hora de la comida, Arturo debe terminar su plato,
equivalente a 20 cucharadas, en un lapso no mayor de 30 minutos, sin derramar ni arrojar la comida fuera
del plato.” En este ejemplo, se menciona la respuesta blanco (terminar el plato), dos medidas de su fuerza
(magnitud y duración, donde una ha sido incrementada y la otra ha sido reducida) y la situación específica
en que se espera que ocurra tal respuesta-blanco (cada vez que es hora de la comida).
Registro continuo
Se conoce también como registro anecdótico. En este tipo de registro, el observador escribe
todo lo que ocurre con respecto al ambiente y la conducta del sujeto. Se registran todas las conductas
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del sujeto conforme este las emite, es decir, que ser registran varias conductas. En este caso, no se
especifica previamente la conducta que se va a medir.
La ventaja de este registro es que se puede medir varias conductas a la vez. Generalmente,
sirve como base para identificar conductas problema y obtener los datos necesarios para establecer el
análisis funcional de dichas conductas. También sirve como base para definir con más cuidado una
conducta problema y luego poder realizar registros observacionales en los que se miden conductas
específicas. La desventaja de este procedimiento es que requiere de gran parte de tiempo de observador
y en la mayoría de situaciones no es posible registrar todo lo que ocurre.
Registro de frecuencias
Consiste en contar el número de veces que ocurre una conducta específica durante un intervalo
de tiempo: en un período de clase, en un día, durante la comida, etc. Este tipo de registro es apropiado
para conductas discretas, es decir, aquellas que presentan un inicio y un final claramente delimitados.
Por ejemplo: número de respuestas, asistencias a clase, número de mordiscos, número de veces que un
niño se levanta de la silla, etc.
El registro se puede realizar marcando en un papel el número de veces que ocurre una
conducta. Las marcas pueden ser de cualquier tipo. Una de las ventajas de este tipo de registro es que
es un procedimiento sencillo que no interfiere significativamente con las tareas rutinarias. La frecuencia
de ocurrencia de una conducta se presenta en forma numérica y en algunos casos, en términos de
porcentaje.
El siguiente es un formato de registro de frecuencia:
Registro de duración
Este tipo de registro se utiliza cuando es importante conocer la duración de una conducta en
particular. Durante un período determinado de tiempo se registra el tiempo que dura una conducta
específica.
Se aconseja utilizar un cronómetro para realizar este registro, ya que permite iniciar el control del
tiempo cuando se inicia la conducta y detener el conteo cuando la conducta deja de emitirse, para luego
reiniciar el conteo cuando la conducta se reinicie. De este modo, con el uso del cronómetro, se puede ir
acumulando la durante de la conducta durante un período largo de tiempo. Por ejemplo, un paciente que
durante un período de 45 minutos se dedica a hablar solo. El observador empezará a contar el tiempo
cuando el paciente empiece a hablar y detendrá el conteo cuando deje de hablar solo. Continuará con
este procedimiento durante los 45 minutos, iniciando la cuenta cuando el paciente empiece a hablar solo
y deteniéndola, cuando cese esta conducta. El cronómetro irá acumulando la duración de la conducta, es
decir, nos dirá cuánto tiempo dentro de los 45 minutos, el paciente estuvo hablando solo. Si no se
dispone de un cronómetro puede utilizarse un reloj, pero en este caso, cada vez que el paciente hable
solo, el observador registrará el tiempo dedicado a dicha conducta y luego sumará los tiempos
correspondientes. En cualquier caso, debe obtenerse como dato final, el tiempo total dedicado por el
paciente a la respuesta-blanco.
Si bien esta forma de registro es algo más trabajosa que los anteriores, proporciona una doble
información que en algunos casos es necesaria: el número de veces que habla solo y la duración de
cada uno de estos episodios. Ejemplo:
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HOJA DE REGISTRO DE DURACION
Nombre: Francisco Observador:
Conducta: Hablar solo Fecha: 05-05-01
Situación: Paseo en el patio Hora de inicio: 13:00
1. Reforzamiento Positivo
Un reforzador positivo es un evento que, cuando se presenta inmediatamente después de una conducta,
provoca que aumente la frecuencia de dicha conducta. El término reforzador positivo es sinónimo de
recompensa. Una vez que se determina que un evento funciona como reforzador positivo de un individuo
particular en una situación específica, ese evento se puede utilizar para fortalecer otras conductas de ese
individuo en otras situaciones.
Tipos de reforzadores
TIPOS DE REFORZADORES
Según el origen de su valor reforzante
Tipos Definición Ejemplos
Primarios Son incondicionados: su valor Comida, bebida, sexo, etc.
reforzante no es el resultado
de un aprendizaje previo
(estímulos que satisfacen
necesidades biológicas o
contribuyen al bienestar). No
poseen valor reforzante para
todas las ocasiones.
Secundarios o Adquieren su valor reforzante Cualquier evento (objetos,
Condicionados al asociarse con reforzadores actividades, elogios, etc.): dependen
primarios u otros previamente de la historia individual de
condicionados. reforzamiento del sujeto.
Generalizados Reforzadores condicionados Dinero, fichas, puntos, etc.
que permiten el acceso a otros
reforzadores.
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Según su naturaleza
Tipos Definición Ejemplos
Materiales o Tangibles Tienen una entidad física. Chicles, caramelos, bebidas, balones,
Pueden ser comestibles o bicicletas, etc.
manipulables.
De actividad Actividad placentera para el Hablar por teléfono, ir de compras, ir
sujeto. Se basa en el principio al cines, etc.
de Premack.
Sociales Expresiones verbales, Alabanzas de elogios, caricias,
faciales, contactos físicos u sonrisa, palmadas en la espalda, etc.
otras respuestas motoras
realizadas por otros
individuos.
Según el proceso de reforzamiento
Tipos Definición Ejemplos
Extrínsecos Proceso abierto, públicamente Un profesor elogia a un alumno.
observable.
Intrínsecos Proceso encubierto. Pensamientos, imágenes, etc. que
provocan sentimientos positivos.
Según el administrador del refuerzo
Tipos Definición Ejemplos
Externos Es aplicado por una persona Recibir palmada, un objeto, etc.
distinta al que lo recibe.
Autorreforzadores Es autoaplicado. Concederse ir a una película.
Según el receptor del refuerzo
Tipos Definición Ejemplos
Directos El propio sujeto es el receptor. Cualquier evento reforzante que se le
administre a la persona.
Vicarios El sujeto no experimenta Un niño observa como otro es
directamente el evento reforzado por su maestro por
positivo, lo observa en otro intervenir en clase.
que si es reforzado
directamente.
Según su programación
Tipos Definición Ejemplos
Naturales Muestran una elevada Una buena calificación en un
probabilidad de presentarse ambiente escolar.
en el ambiente cuando se
realiza una respuesta
concreta.
Arbitrarios Se aplican bajo condiciones Las fichas o puntos.
artificiales.
Procedimiento
Diversos autores proponen las siguientes estrategias para implementar un programa de reforzamiento
positivo y potenciar su eficacia (Gelfand y Hartmann, 1989; Kanfer y Goldstein, 1987; Kazdin, 1978,
Labrador y Cruzado, 1993; Sulzer-Azaroff y Mayer, 1983.):
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f) Estimar la cantidad óptima de reforzador.
g) Ajustarse al programa de reforzamiento fijado.
h) Diseñar el paso de unos programas de reforzamiento a otros con el fin de maximizar la
probabilidad de generalización de los efectos del tratamiento.
Características principales de los distintos tipos de reforzamiento intermitente.
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2. Reforzamiento negativo
Para realizar un uso efectivo del reforzamiento negativo se han de tener en cuenta las mismas
consideraciones que para emplear el reforzamiento positivo. Los estímulos aversivos deberán eliminarse
inmediatamente después de cada ocurrencia de la conducta. También hay que asegurarse de que el
estímulo sea realmente aversivo para el individuo, ya que lo puede ser aversivo para un individuo pero
puede ser reforzador para otro.
Liberman (1993) proporciona otro ejemplo del uso del reforzamiento negativo para promover el
aumento del contacto social y las verbalizaciones en un esquizofrénico de veinte años. Se trataba de un
paciente con una historia de continuos ingresos que mostraba reacciones negativistas y estallidos de
agresividad al serle requerida su participación en cualquier actividad. Así, se acordó que podría escapar
del contacto social (algo que le resultaba muy aversivo) con el personal de enfermería si previamente
pronunciaba algunas sencillas verbalizaciones.
3. Castigo positivo
El procedimiento de sobre corrección, que aparece descrito más adelante, podría considerarse como una
especie de castigo leve.
4. Castigo negativo
5. Extinción
El principio de extinción establece que si en una situación determinada alguien emite una respuesta
reforzada previamente y la respuesta no se sigue de una consecuencia reforzante, entonces es menos
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probable que esa persona emita la misma conducta de nuevo cuando se encuentre en una situación
similar.
La extinción produce dos efectos inmediatos importantes en el organismo. En primer lugar, es
esperable que inmediatamente después de poner en marcha un programa de extinción se produzca un
aumento de la frecuencia de la conducta que se pretende disminuir (estallido de extinción).
En segundo lugar, al implantar la extinción es probable que se produzca reacciones emocionales
(por ejemplo, frustración) y agresivas (agresión inducida por la extinción). Un ejemplo que muestra estos
efectos inmediatos de la extinción e puede observar cuando un individuo introduce una moneda en una
máquina de bebidas y ésta no funciona. En un primer momento se producirá un aumento de la respuesta
(apretar repetidas veces el botón) y luego es probable que golpee la máquina (respuesta agresiva). Otro
ejemplo de reacciones emocionales como consecuencia de la extinción sería el caso de la reiterada de
atención a las quejas y miedos de un paciente hipocondríaco. Este paciente podrá reaccionar diciendo:
“No te importo nada”, “Esta vez creo que es un dolor distinto y grave”, etc.
Procedimiento
a) Es necesario identificar todos los reforzadores que mantienen la conducta que se desea
eliminar. Así, aunque la maestra ignore la payasada de un alumno puede no producirse la
extinción si algunos compañeros le ríen la gracia.
c) Conviene saber que una vez extinguida una conducta no deseada, ésta puede volver a
presentarse a pesar de que no está siendo reforzada; si ocurre la recuperación espontánea se
debe volver a aplicar la extinción.
d) Hay que tener en cuenta también que la extinción puede producir respuestas negativas
como conducta agresiva, destructiva, etc.
Conductas objetivos sobre las que se aplicaron distintas estrategias de extinción en un caso de
esquizofrenia paranoide (Modificado de Cervantes, 1997)
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referencial de persecución y Cambiar de tema
observación por parte de personas No responder gestualmente
extrañas.
Exigencias, peticiones o quejas, Retirada de atención
gritos, insultos, dar portazos, etc. Dejar sola.
Exhibición del temblor de manos Eliminar verbalizaciones del tipo “¡Pobre, qué
(provocado por la medicación mal estás!”.
antipsicótica).
Las técnicas operantes para desarrollar y mantener conductas son técnicas de cambio gradual y su
fundamentan en la utilización del reforzamiento de forma contingente a la aproximación a una conducta
meta, así como en la extinción de aquellas respuestas que no se dirigen a la conducta final. Al mismo
tiempo, suponen un entrenamiento en discriminación o control de estímulos, esto es, se refuerzan los
pasos progresivos hacia la conducta meta en presencia de determinados estímulos discriminativos que,
más tarde, se irán retirando.
Es moldeamiento es una técnica especialmente útil para adquirir nuevas respuestas o conductas que se
encuentran ausentes o presentes de una forma muy elemental en el repertorio del sujeto. Ya que si la
conducta no ocurre en absoluto no es posible aumentar su frecuencia simplemente esperando hasta que
ocurra y luego reforzarla.
El moldeamiento (shaping) se puede definir como el desarrollo de una nueva conducta mediante el
reforzamiento sucesivo de las aproximaciones más parecidas a la conducta final o meta y la extinción de
las respuestas que son muy distintas a dicha(s) conducta(s) meta.
Es importante, pues, especificar el objetivo último y los pasos intermedios.
La mayoría de los padres utilizan el procedimiento de moldeado cuando enseñan a hablar a sus hijos.
Así, cuando el niño es pequeño los padres refuerzan cualquier semejanza entre el lenguaje del niño y el
lenguaje adulto.
Al comienzo refuerzan sonidos que son aproximaciones cada vez más cercanas a la conducta meta para
proporcionar refuerzo. A medida que crece, otros individuos también le refuerzan por el habla adecuada
mientras extinguen las palabras inapropiadas.
1.1 Procedimiento
Para la aplicación del procedimiento de moldeado se requieren los siguientes pasos:
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3º Elección de los pasos del moldeado. Antes de hincar el programa hay que especificar cuáles
son las aproximaciones o pasos sucesivos que van a conducir a la conducta final. Cuando el sujeto
presente dificultades para realizar el paso correspondiente se le puede ayudar mediante el empleo de
instigadores o inducciones. Los instigadores son estímulos que promueven el inicio de una respuesta y
su uso está indicado cuando la instalación o el reestablecimiento de un repertorio conductual son muy
complejos como sucede en el habla, ciertos aprendizajes en la escuela, determinadas pautas motoras,
etcétera. O cuando los sujetos presentan serias limitaciones en sus capacidades cognitivas como
autistas, deficientes mentales, psicóticos o niños muy pequeños. Existen distintas clases de instigadores
o inducciones (véase cuadro 1). Continuando con el caso anterior el dirigirnos al sujeto diciendo
“Mírame” sería un instigador o instrucción verbal.
Con frecuencia se utilizan más de un instigador al mismo tiempo. Así, si se desea enseñar la respuesta a
“Toca tu cabeza”, se podría empezar diciendo “Toca tu cabeza, sube la mano y ponla en tu cara así” es
un instigador verbal, la acción de ponerse su mano en la cara es un instigador gestual.
4º Una vez seleccionados los pasos del moldeado hay que determinar el tamaño de cada paso y
el tiempo que se ha de permanecer en cada uno de ellos hasta decidir pasar al siguiente. Sin
embargo, no existen reglas específicas aplicables a todos los sujetos. Así, hay que observar a cada
persona a nivel individual y decidir en consecuencia. Si realizan un progreso consistente y satisfactorio
se puede suponer que el tamaño de cada paso y la cantidad de práctica se han seleccionado
correctamente. Si, por el contrario, no se avanza en la adquisición habría que revisar los criterios previos.
Cuadro 1
Tipos de instigadores (o inductores)
1.2 Variantes
El procedimiento de moldeamiento o aproximaciones sucesivas puede realizarse en grupo. En este caso
hay que considerar en el momento de seleccionar los pasos del moldeamiento que han de ser
apropiados para la mayoría. Para aquellos individuos que no precisen de tantos pasos hay que tener en
cuenta la posibilidad de que dejen de prestar atención o se dediquen a otras actividades.
Otra posibilidad de moldeamiento es el automoldeamiento, donde el propio individuo lleva el proceso de
aproximaciones sucesivas por sí mismo. Este es el caso de las técnicas sexuales dirigidas al desarrollo
de la erección masculina o de la capacidad orgásmica femenina (Pérez, 1993). El programa de
masturbación para el desarrollo del orgasmo femenino es un tipo de automoldeamiento en el que la
mujer se va aproximando a una conducta final (orgasmo). Hawton (1989) ha elaborado un programa de
entrenamiento en masturbación que puede usarse con mujeres cuyo resumen recogemos en el siguiente
cuadro 2.
Cuadro 2
Procedimiento de automoldeamiento dirigido al desarrollo de la capacidad orgásmica femenina
(modificado de Hawton, 1989)
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Autoexamen general. Este ejercicio de autoexploración puede ser especialmente útil si la mujer
mantiene actitudes negativas hacia su cuerpo. Debería examinar su cuerpo e identificar tres
aspectos de su cuerpo que le gusten y otros tres que le gusten menos.
Autoexamen genital. Examen visual de sus genitales, usando un espejo, identificando varias áreas
que previamente se le han indicado en un diagrama por el terapeuta, continuando con la
exploración de los genitales manualmente.
Ejercicios para el incremento del tono de la musculatura pélvica.
Masturbación. Estimulación genital para producir activación sexual, con atención centrada en
experiencias o sensaciones eróticas.
Ayudas a la masturbación. Se pueden sugerir para facilitar la excitación sexual: literatura erótica,
fantasías sexuales, empleo de vibrador.
1.3 Aplicaciones
Además de en los campos relativos a los ejemplo que venimos utilizando, las aproximaciones sucesivas
reutilizan profusamente en el ámbito de la educación especial, principalmente en el autismo y en la
deficiencia mental. En estos campos el moldeamiento es la técnica de elección para el desarrollo del
habla y de distintas pautas motoras.
2. Desvanecimiento
El desvanecimiento es una técnica mediante la cual las conductas pueden mantenerse en ausencia de
apoyo externo o instigadores.
Para desvanecer una ayuda externa previamente ha tenido que haberse introducido. Así, un terapeuta
que esté enseñando vocabulario a un deficiente le muestra un caramelo o un dibujo suyo y le pide que lo
nombre. Si no se produce la respuesta verbal del niño puede ayudarle empezando la palabra “Ca…”, si
continúa sin haber respuesta por parte del niño el terapeuta continúa “Ca-ra…” y así sucesivamente
hasta que el niño diga la palabra. En este ejemplo las sílabas pronunciadas por el terapeuta son
instigadores verbales.
De la misma forma, si se pretende enseñar a un niño con retraso en el desarrollo a subir escaleras
alternando los pies en cada escalón, el terapeuta puede coger con su mano el pie del niño e iniciar el
movimiento correcto; progresivamente el terapeuta va aflojando la presión de su mano sobre el pie del
niño y retira gradualmente su guía física.
2.1 Procedimiento
El desvanecimiento tiene dos fases:
21
a) Fase aditiva, en la que se van proporcionando ayudas cada vez mayores hasta que el sujeto lleva a
cado la conducta objetivo;
b) Fase sustractiva, en la que se van retirando gradualmente las ayudas facilitadas; si fuera necesario
durante este proceso de desvanecimiento propiamente, se puede volver a introducir las ayudas iniciales,
hasta lograr el objetivo final.
2.2 Variantes
Siguiendo a Labrador y Cruzado (1993) el desvanecimiento de los instigadores puede llevarse a cabo de
varias formas:
Disminuyendo la intensidad del instigador una vez que el sujeto imita la ayuda. En el caso de que se
esté enseñando la conducta de responder a la pregunta “¿Cómo te llamas?” a un niño autista, se
puede comenzar haciendo la pregunta en voz baja y antes de que el sujeto responda (él tendería a
repetir “¿Cómo te llamas?) decir en voz alta el nombre del sujeto (Pedro). Tras repetir y reforzar los
ensayos numerosas veces se pasaría a la fase de desvanecimiento del instigador (en este caso
instigador verbal) mediante la reducción de la intensidad del mismo (véase cuadro 4)
Cuadro 4
Desvanecimiento del instigador mediante la reducción de su intensidad
Demorando el tiempo un poco más en cada intento antes de ayudar. Mediante esta forma de
desvanecimiento se iría demorando unos segundos en cada intento la ayuda o instigador; tras
preguntar “¿Cuál es tu nombre?” primero se esperaría dos segundos, luego tres y así
sucesivamente.
Disminuyendo la extensión de la ayuda. Se trataría de decir menos cosas cada vez (véase cuadro 5).
Cuadro 5
Desvanecimiento del instigador mediante la disminución de la ayuda
2.3 Aplicaciones
Al igual que los otros procedimientos de reforzamiento gradual, el desvanecimiento se utiliza en el campo
de la enseñanza de niños autistas y con deficiencias. Se ha empleado en el aprendizaje de
denominación de objetos, de figuras y letras, de la escritura, para aprender a contar, en el adiestramiento
de habilidades motoras (desplazamiento autónomo, subir escaleras, montar en bicicleta), etc.
22
Además de su aplicación en el ámbito infantil también se utiliza en el (re)condicionamiento de intereses
sexuales y para incrementar o desarrollar nuevas preferencias sexuales. Martínez (1997) aplicó este
procedimiento como técnica integrada en el tratamiento de un caso de impotencia sexual primaria; se
trataba de un varón de treinta años de edad y casado, que nunca había experimentado una erección en
sus relaciones heterosexuales. Dada la escasa excitación heterosexual del sujeto se le pedía que
observara fotografías de una revista o se imaginara escenas eróticas heterosexuales cuando se
masturbaba.
3. Encadenamiento
Las conductas complejas se pueden descomponer en otras mas sencillas; esto permite al
terapeuta trabajar por separado cada uno de los eslabones simples E-R de la cadena conductual. El
encadenamiento es, pues, la unión de segmentos elementales en una única pauta conductual mas
amplia.
Un gran número de tareas de autocuidado que llevamos a cabo de manera cotidiana suponen el
encadenamiento de segmentos conductuales como lavarse los dientes, vestirse, prepara el desayuno,
etc.
Características principales del encadenamiento
23
DESVANECIMIENTO MOLDEAMIENTO ENCADENAMIENTO
Implica reforzar la
Implica un ambiente conducta en un ambiente Implica la unión de estímulos-
estructurado ya que la no estructurado en el que respuesta en ambientes
Procedimiento presentación de estímulos se tiene la oportunidad de estructurados o semiestructurados
de debe controlarse. emitir una variedad de
entrenamiento conductas.
………………………… ………………………… …………………………………..
4. Principio de Premack:
Premack (1965), estableció que se puede usar una conducta más frecuente, como reforzador para
reforzar una conducta menos frecuente.
Para encontrar un buen reforzador para cada alumno, deberá observarse su conducta y comportamiento
durante un tiempo y precisar en qué emplea la mayor parte del tiempo.
Ejemplo: La madre de María desea que su hija incremente el número de horas que estudia y observa
que lo que más le agrada a su hija es ver la TV.
Entonces le dice: primero estudias 2 horas y luego puedes ver TV.
b. Comunique al individuo cuáles son las conductas que desea que lleve a cabo en forma muy
clara.
24
c. Una vez que la persona realice la conducta, refuércelo permitiéndole el acceso a la actividad
deseada.
5. Control estimular
Se trata de eliminar o planificar aquellos estímulos que estén provocando o impidiendo la ejecución
de una conducta determinada la cual se pretende suprimir o implantar, respectivamente, en el
repertorio del sujeto.
1. Se recogen, mediante registros, los estímulos que provocan la conducta a eliminar o, por el
contrario, aquellos estímulos que impiden la realización de la conducta a implantar.
2. Los estímulos con los que se trabaja presentan dificultades para ser modificables.
5. Los registros no recogen los posibles estímulos que aparecen en el ambiente del sujeto.
2. Se introducen estímulos que contrarresten aquellos que presentan dificultades para eliminarlos
del ambiente en el que se mueve el sujeto.
3. Se utilizan auto registros, registro de personas cercanas al sujeto o el terapeuta acude al lugar
en el que se encuentran los estímulos a modificar.
4. Se dan las instrucciones por escrito; se ejemplifican; se le pide al sujeto que repita las
instrucciones que le ha dado el terapeuta y que ponga ejemplos.
25
- Conocimiento sobre como modificarlos.
1. Reforzamiento Diferencial
Los procedimientos de reforzamiento diferencial son enfoques positivos para la reducción de conductas.
Poseen dos ventajas fundamentales frente a otros métodos reductores. En primer lugar, dependen de la
aplicación del reforzamiento y en segundo, resaltan la forma de conseguir la eliminación de conductas
inadecuadas mediante procedimientos constructivos.
Se utiliza con conductas que se desean debilitar pero no suprimir totalmente. Por ejemplo, si un niño
acapara las discusiones de grupo, el maestro le reforzará sólo si participa un número menor de veces.
Por tanto, el RDTB consiste en administrar reforzamiento contingente a las respuestas emitidas después
de un período de tiempo fijo desde la última respuesta. Se trata de un procedimiento con carácter
tolerante, esto es, se desea transmitir al sujeto que su conducta es adecuada siempre que no se realice
en exceso.
26
Procedimientos y variantes
Aplicaciones
El RDTB de respuesta espaciada es muy apropiado para conductas que sólo resultan
inadecuadas a causa de su alta tasa. Si, por ejemplo, un estudiante está “protagonizando” una discusión
en clase, el problema es el exceso de la conducta más que su topografía. Después de todo, intervenir
con un comentario en una discusión de clase es apropiado, sin embargo, intervenir demasiado impide la
participación de otros compañeros y resulta inapropiado. En este caso sería conveniente poner “espacio”
entre los comentarios del estudiante.
El RDTB e intervalo es útil con niños pequeños que necesitan un feedback más directo para
controlar problemas menores. En el caso de un niño que interrumpe con frecuencia en clase, el objetivo
de la intervención no sería eliminar por completo las interrupciones, ya que estas no son en sí mismas
inapropiadas. Así, se podría programar la administración de reforzamiento al final de cada intervalo en el
que sólo interrumpiera en una ocasión.
El RDTB de sesión completa es aplicable en aquellos casos en los que es necesario reducir una
cantidad general de conductas, siendo aceptable que algunas se emitieran ocasionalmente, y siendo
posible la demora de aplicación del reforzador hasta la finalización de un tiempo largo. Por ejemplo, en el
tratamiento del hábito de fumar se podría suministrar reforzamiento si tras un día el sujeto es capaz de
fumar menor número de cigarrillos del número prefijado como límite (20 cigarrillos), este límite se iría
reduciendo progresivamente hasta llegar al límite de 0, momento en el que el programa de reforzamiento
se convertiría en un programa de reforzamiento de otras conductas.
Procedimiento
Al igual que el RDTB el tamaño del intervalo inicial se determina por los niveles de respuesta de
la línea de base. Por ejemplo, si la conducta objetivo ocurre una vez cada siete minutos durante la línea
base, el intervalo inicial se situaría en siete minutos, maximizando de este modo la oportunidad para el
reforzamiento. Si tras siete minutos, no aparece la conducta, se proporciona el reforzamiento de forma
inmediata y se inicia un nuevo intervalo. Una vez que la conducta está bajo control, el tamaño del
intervalo se va incrementando gradualmente.
Un ejemplo de aplicación del RDO es en las conductas autolesivas, como golpearse la cabeza.
Si un individuo se golpea la cabeza con una frecuencia de tres veces por minuto como media en la línea
base, se comenzaría con intervalos de 15 ó 20 segundos para asegurar al máximo el acceso al
reforzamiento (un alimento atractivo para el sujeto, por ejemplo). Si durante el intervalo no se golpea la
cabeza, el sujeto recibirá el refuerzo inmediatamente al final del intervalo. Si comenzaran los golpes
durante el intervalo. Si cesaran los golpes durante el intervalo podría extenderse el mismo hasta 30
segundos, luego a 60 segundos y cada vez más tiempo, dependiendo de la continuidad del éxito.
27
Reforzamiento Diferencial de Conductas Incompatibles (RDI)
Se refuerzan conductas topográficamente incompatibles con las que se quieren eliminar. Ya que
las conductas incompatibles no pueden realizarse al mismo tiempo, el componente inapropiado de las
conductas incompatibles se debería disminuir, al mismo tiempo que el componente apropiado aumenta.
Por ejemplo, el reforzamiento del trabajador sentado reducirá el estar levantado, el de trabajar en silencio
reducirá el hablar o hacer ruidos.
Procedimiento
2. Coste de respuesta
El coste de respuesta es la pérdida de un reforzador positivo disponible con el objeto de eliminar una
conducta desadaptativa.
Procedimiento:
Para una aplicación efectiva del coste de respuesta han de tenerse en cuenta las siguientes
consideraciones:
2º Para que el sistema de costes de respuesta funcione es necesario permitir que el individuo
acumule una reserva de reforzadores.
4° resulta adecuado procurar que la persona sometida aun programa de coste respuesta no
pierda todos los reforzadores debido a un sistema de coste de respuesta demasiado duro.
5° Es preciso informar a los sujetos de las “reglas del juego” para que conozcan que pérdidas
sufrirán por la ejecución de conductas inadecuadas.
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3. Tiempo fuera
El tiempo fuera de reforzamiento positivo, o simplemente tiempo fuera (time out), consiste en la
supresión contingente de la oportunidad de obtener reforzamiento positivo durante un determinado
período de tiempo.
4. Saciación
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Objetivo Disminuir o eliminar conductas
Procedimiento Existen dos formas de aplicarse:
Saciación de estímulo: administrar grandes cantidades de un
reforzador en un período de tiempo breve.
Saciación de respuesta: emitir la conducta que se trata de
reducir de forma masiva.
Duración de su efecto Larga
Aplicación Tratamiento de tics, conductas de atesoramiento, de encender cerillas,
tabaquismo, etc.
5. Sobrecorrección
La sobrecorrección es un procedimiento desarrollado por Foxx y Azrin (1972, 1973) que implica
la administración contingente de consecuencias aversivas que se relacionan con el acto inapropiado al
que siguen.
Procedimiento
1º Los procedimientos de sobrecorrección deben aplicarse tan rápidamente como sea posible
después de la conducta problema.
2º Hay que asegurarse de que la restitución y la práctica positiva recaen en aquellas conductas
que son claramente beneficiosas para el individuo.
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SOBRECORRECCIÓN
Ventajas Limitaciones
Reduce las desventajas del castigo. Requiere empleo de tiempo en su aplicación.
Proporciona un modelo positivo y El personal ha de estar preparado para
constructivo a los que observan. soportar reacciones oposicionistas.
Contiene un elemento educativo. Se precisa capacidad creativa para encontrar
Posee efectos rápidos y duraderos. conductas adecuadas para practicar.
1. Economía de fichas
Como ya hemos comentado en otro lugar (Olivares, Méndez y Mácia, 1997) los españoles Avendaño y
Carderera incluyen en su trabajo de 1859 una excelente descripción del diseño y aplicación de un
sistema de economía de fichas, lo cual constituye un notable antecedente de esta técnica.
Un sistema de reforzamiento basado en fichas, reforzadores secundarios generalizados, se denomina
economía de fichas por analogía con el funcionamiento de la economía basado en el dinero.
La economía de fichas es una técnica de modificación de conducta muy potente, cuyas principales
ventajas son:
a) Se potencia el valor de los reforzadores.- El poder reforzante de un estímulo depende de
variables como el estado del sujeto que lo recibe; por ejemplo, alguien que acaba de beber es
poco probable que lleve a cabo una tarea cuya recompensa es un refresco. En este sentido, la
economía de fichas al poner a disposición del sujeto una amplia gama de reforzadores el posible
efecto de la saciedad del reforzador se minimiza.
Procedimiento:
La aplicación efectiva de un programa de economía de fichas requiere de dos fases: una fase de
implantación del sistema de fichas y una fase de desvanecimiento.
Identificar las conductas-objetivo del sujeto o del grupo, que van a ser reforzadas.
Elegir el tipo de fichas, puntos, boletos, marcas, estrellas, pegatinas, etc., más apropiadas
para los sujetos que van a ser tratados. Dependiendo de las características del los sujetos de
que se trate se utilizarán distintos tipos de reforzadores generalizados.
31
Seleccionar los reforzadores de apoyo, que se canjearán por las fichas obtenidas. A la hora
de seleccionar los reforzadores de apoyo se han de seguir las mismas indicaciones que se
apuntaron más arriba para la selección de reforzadores. En este sentido hay que tener la
precaución de comprobar la cantidad y tipo de reforzadores que el individuo tiene disponible
en otros ambientes o por otros sujetos. Por ejemplo, podría darse el caso de un paciente
institucionalizado que estuviera obteniendo reforzamiento dispensado por visitas de sus
familiares además por asistir a un taller laboral. En este caso, los reforzadores disponibles
por otras fuentes deberían controlarse con el fin de que los reforzadores acordados en el
programa de economía de fichas constituyan una proporción bastante alta del total para que
resulten significativos para la “economía” interna del paciente (Hall, 1989).
Especificar las condiciones de canje, es decir, el número de fichas que se va a entregar por
cada conducta objetivo, el número de fichas que vale cada reforzador de apoyo, el momento,
la forma, el lugar, etc., en el que las fichas podrán ser cambiadas, gastadas o ahorradas.
Elaborar un registro para las fichas donde conste el número de fichas ganadas, canjeadas,
extraviadas y ahorradas.
Así, si un psicólogo desea aplicar una economía de fichas en un hospital psiquiátrico, en primer
lugar, selecciona las conductas-objetivo del programa: conductas de higiene y de aseo personal
como afeitarse, ducharse, hacer la cama, etc.; conductas laborales como escribir a máquina,
contestar el teléfono, etc. En segundo lugar, elige las fichas a utilizar, por ejemplo dinero de
juguete como el del “monopoly” o “palé”. En tercer lugar, dispone variados reforzadores de apoyo
que estén disponibles en el centro como tabaco, disponer de una silla para uso personal, elegir
habitación en el pabellón, salidas del hospital, etc. En cuarto lugar, especifica las normas de la
economía de fichas como el número de fichas que se va a entregar por cada conducta-objetivo,
el número de fichas que vale cada reforzador de apoyo, posibles bonificaciones por tasas altas
de conductas deseadas, etc. Finalmente, puede colocar un panel en la sala de reuniones de los
internos donde se va anotando las fichas obtenidas por cada uno de ellos.
Cuadro 1
Estrategias utilizadas para la retirada gradual de una economía de fichas
Aplicaciones
32
La economía de fichas puede aplicarse tanto a nivel individual como en grupos y es posible su
implementación para el desarrollo o la reducción de gran variedad de conductas. Así, la economía de
fichas resulta muy útil en las intervenciones en grupos en ambientes institucionalizados, como colegios,
psiquiátricos, etc.
En el Cuadro 2, se recogen las características fundamentales de la economía de fichas.
Cuadro 2
Características principales de los sistemas de fichas
2. Contratos de contingencia
33
Procedimiento
1º Las partes implicadas deben llegar a un consenso relativo a la(s) conducta(s) que constituirán el
objetivo del contrato. Así, se deben establecer los criterios conductuales en cuanto, cuándo, donde, con
qué frecuencia, etc. Del mismo modo, las conductas pactadas en el contrato deben existir en el repertorio
conductual del sujeto o sujetos a los que se les demanda el cambio. Las conductas específicas
requeridas deben ser observables y mensurables, con el fin de que cada parte pueda controlar
objetivamente cuando aparece la misma.
3º En el contrato se especifican las penalizaciones o consecuencias negativas por los fallos de cada
una de las partes en no llevar a cabo los cambios que le corresponden. Con la inclusión de pequeñas
penalizaciones se impide que una violación simple por alguna de las partes pueda resultar en la
finalización del contrato.
4º Por último, el contrato debe contener una cláusula de bonificaciones con privilegios adicionales
que pueden ganarse si al persona excede las demandas mínimas del contrato.
Variantes
Aplicaciones
Los contratos conductuales poseen amplias posibilidades de aplicación en una gran cantidad de áreas,
en diferentes problemas y tanto con adultos como con niños.
Un ejemplo de aplicación de los contratos es como parte integrante de paquetes multicomponentes de
tratamiento, tal cual es el caso del tratamiento conductual de la obesidad, con el fin de establecer por
escrito una serie de compromisos que deben pactar el paciente y el terapeuta. Saldaña y García (1997)
ilustran la utilización del contrato conductual como integrante de un tratamiento multicomponente en el
caso de una mujer obesa y que suscribieron la paciente, el cónyuge y el terapeuta. Los términos del
contrato hacían referencia a cuestiones formales de la terapia tales como horario, duración de la
intervención terapéutica, acudir a las sesiones de seguimiento, cumplir las prescripciones y colaborar
activamente en el tratamiento.
Unos términos parecidos de contrato se proponen en los contratos aplicados en el tratamiento del
tabaquismo. Becoña (1991) propone como elemento de su programa el depósito monetario restituible al
final y en los seguimientos a los seis y doce meses (6000 pesetas para trabajadores y 3000 pesetas para
no trabajadores) como parte del tratamiento. De este modo pretende aumentar la motivación del sujeto
para el tratamiento y los controles de seguimiento.
Otro campo en el que se emplean los contratos lo constituye la intervención en otras conductas adictivas
como toxicomanías, en concreto en el marco de las comunidades terapéuticas. Aquí, los contratos
combinados con los sistemas de fichas favorecen el aumento de motivación para participar en las
34
actividades programadas en la comunidad terapéutica. Los objetivos establecidos en el contrato (que se
van revisando con el paso del tiempo) pretenden la aproximación al objetivo final, que es la adaptación a
la vida fuera de la comunidad.
Sin embargo, el área de aplicación más interesante de los contratos de contingencias es en los
problemas interpersonales y, en concreto, en los problemas de pareja. Los contratos de pareja son muy
utilizados en terapia de pareja y resultan una forma simple de acordar las recompensas naturales
presentes en la relación de pareja. Los contratos estructuran los intercambios entre los miembros en
términos de quién hace qué para quién y cuándo. Actúan sobre los problemas de relación específicos y
su utilidad última reside en posibilitar que las parejas aprendan a negociar cambios concretos por ambas
partes, junto con las contingencias por el cumplimiento o no de los cambios. Mediante contratos quid pro
quo, los reforzadores por el cambio de la conducta de un miembro dependen de la modificación en la
conducta del otro miembro (por ejemplo, Si Lola llega a casa a la hora, Juan acostará a los niños por la
noche). Si se emplean contratos paralelos, los cambios en la conducta de una parte no se usan para
reforzar el cambio de conducta de la otra parte. En vez de esto, los reforzadores son independientes de
los aspecto conflictivos de la relación (por ejemplo, Cada vez que Lola llegue a la hora, ella y Juan se
irán a tomar el aperitivo antes de comer).
Liberman y cols (1987) muestran un ejemplo de los términos de un contrato acordado por un matrimonio
que llegó a tratamiento con quejas de creciente distanciamiento y separación. El marido sentía que su
mujer hacía mucho tiempo que no le demostraba su amor, a lo que la mujer respondía diciendo que él
raramente discutía los temas familiares con ella, que también evitaba las responsabilidades domesticas y
no tomaba decisiones. Después de tres sesiones de negociación firmaron el acuerdo cuyo contenido
aparece en el cuadro 3.
Cuadro 3
Ejemplo de contrato conductual establecido por un pareja
Contingencias
Pareja Conductas a cambiar Refuerzos
Marido Conversar con su esposa 15 Su esposa iniciará un acercamiento
minutos al día en una hora sexual una vez a la semana.
conveniente para ambos. Poder dedicarse a una afición dos veces
Dejar a su esposa sola una hora a la semana, una hora.
al día dos veces por semana.
Mujer Expresar aprobación una vez al Poder hacer planes para el tiempo libre
día por las acciones de su una vez a la semana.
marido. El marido hará una tarea casera a la
Decir al marido que lo quiere o semana con el criterio de completa
decirle “Cariño” tres veces por satisfacción especificado por adelantado.
semana.
Una de las ventajas más importantes de los contratos de pareja lo constituye el hecho de posibilitar el
aprendizaje de habilidades de especificación, empatía, negociación y compromiso que pueden utilizar en
situaciones futuras como herramienta para la resolución de conflictos.
35
base de tareas y consecuencias aceptadas o tareas y
consecuencias pactadas.
Duración de su efecto Larga. (si las contingencias del contrato se convierten en
contingencias naturales del ambiente)
Aplicación Problemas de pareja, de relación entre padres e hijos, fomento de la
conducta pro social en contextos institucionales (familia, escuela,
cárceles,…), incremento del rendimiento escolar, etc.
El primer paso para desarrollar la intervención conductual es, como hemos indicado, la
identificación del objetivo. El modificador de conducta depende para ello de los resultados de la
evaluación. La evaluación conductual es una investigación sistemática que se propone determinar: el
área problemática, los problemas específicos del cliente y las respuestas-blanco y la fuerza de dichas
respuestas blanco. Estos distintos datos permiten formular el o los objetivos de la intervención. La
evaluación conductual también se propone identificar las condiciones determinantes que tengan relación
con dichas respuesta-blanco, este proceso se denomina análisis funcional de la conducta.
b. Listas de chequeo conductual. Son una relación o inventario de síntomas (conductas específicas)
relacionados con algún área particular de la conducta (por ejemplo, comportamiento emocional, habilidades
sociales, etc.) Para cada síntoma se da una escala graduada, que permite al sujeto responder con cuánta
frecuencia aparece la conducta (por ejemplo, "nunca", "a veces", "siempre", etc.)
c. Autorreportes. Son similares a las listas de chequeo, con la diferencia de que los ítems están
redactados de tal manera que describen las conductas del propio sujeto. Además, pueden incluirse
conductas encubiertas, es decir, aquéllas que sólo pueden ser referidas por el propio sujeto, por ejemplo, las
que tienen que ver con estados de ánimo, sensaciones, pensamientos, etc.
El especialista inicia el procedimiento de evaluación conductual obteniendo del cliente una lista
de las áreas problemáticas principales. Dicha lista se puede usar junto con las entrevistas, para
identificar mejor las áreas principales de dificultad. A veces, un cliente acepta que todas las áreas
problemáticas han sido señaladas, pero luego indica la existencia de otros problemas. Estos problemas,
ahora presentados, pueden señalar la necesidad de reordenar el tratamiento. Hay clientes, sin embargo,
que cambian de problemas o tratan de evitar que se trate determinado problema presentando nuevos
problemas o crisis en cada entrevista e insistiendo en que el nuevo problema pase a primer lugar. En
estas situaciones de crisis, el modificador de conducta quizá tenga que intervenir antes de llevar a cabo
la evaluación conductual sistemática, porque el cliente tal vez necesite recursos, marcos de referencia o
asistencia directa. Tales son las urgencias que suelen presentarse cuando el cliente ya es un suicida,
requiere hospitalización inmediata o cuando es preciso aplicar una acción inmediata para proporcionar
alimento, casa o atención médica.
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Se suele presentar un área problemática en el papel, rol o posición en el que el cliente
experimenta alguna dificultad, por ejemplo, como padre, maestro, empleado o cónyuge. Así, entre las
áreas problemáticas pueden estar la disciplina de los niños, las habilidades sociales o las relaciones
maritales. El aislamiento del área problemática permite al modificador de conducta poner la mira o
enfocar rápidamente los patrones conductuales que se refieren al desempeño inadaptado en el
funcionamiento dentro del rol o papel.
Si el cliente presenta varias áreas problemáticas que se deban tratar, el modificador de conducta
podrá aplicar los siguientes cuatro criterios para determinar las preferencias en el tratamiento:
1. El problema por el que tanto el cliente como sus allegados (ejemplo: familia, amigos,
profesores) expresen preocupación más inmediata. Ejemplo: Un homosexual desea tener
relaciones heterosexuales. Una madre quiere que su hijo no llore al ir a dormir.
2. El problema que tiene consecuencias aversivas o negativas amplias para el cliente, sus
allegados o la sociedad, si no se tratan inmediatamente. Ejemplo: Un joven será despedido
de su trabajo a menos que asuma una actitud de cooperación con sus compañeros. Se
expulsará de la escuela a una estudiante, a menos que asista con más frecuencia.
4. El problema que requiere tratamiento antes de que se pueda proceder a los demás
problemas. Ejemplo: El señor y la señora Pérez optan por resolver los desacuerdos que
tienen sobre la educación de los hijos antes de tratar los problemas del comportamiento de
los niños.
La evaluación conductual
La conducta sobre la cual la modificación de conducta interpreta, corrige y eval. A los problemas
humanos a intervenir s ele da el nombre de Evaluación Conductual y más específicamente dentro de
esta metodología se desarrolla una estrategia principal denominada Análisis Funcional de la
Conducta.
Es importante comprender que el comportamiento humano no se da en un vacío, tanto las
conductas aceptables como las no deseables ocurre en un contexto que se puede identificar y por
consiguiente tener un panorama más amplio de cuándo, dónde y por qué ocurre la conducta.
Por lo tanto, el Análisis Funcional de la Conducta es la relación que existe entre los estímulos
antecedentes, conducta y estímulos consecuentes.
a. Los Estímulos antecedentes: Se refiere a todo aquello que ocurre inmediatamente antes
que se manifieste la conducta problemática y sirve de estímulo para que se manifieste.
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b. La Conducta: Es la respuesta que surge porque hay estímulos en el contexto ambiental
inmediato que nos impulsan a actuar (correcta e incorrectamente) y una vez que nos
comportamos hay estímulos que se dan después de la conducta que la fortalece, si son
eventos que para el individuo son interpretados como positivos o la disminuyen si los
interpreta como negativos o “desfavorables”.
Es más probable que las conductas que van seguidas por consecuencias agradables, ocurran de nuevo
en el futuro y es más probable que las conductas seguidas por consecuencias desagradables no se
presenten en el futuro.
Es decir que las consecuencias pueden fortalecer y/o debilitar la conducta futura
El Análisis Funcional también puede verse como indicador de los puntos donde potencialmente deben
dirigirse las estrategias de cambio conductual.
Por ejemplo, establecer cambio en los antecedentes, en las consecuencias o en ambas.
Las siguientes son las etapas y/o pasos y estrategias a seguir para diseñar un programa de
modificación conductual:
PRIMERO: Especificar y/o modificar la(s) conductas(s) a ser intervenida(s) y/o que se desea(n)
modificar. También se conoce a este paso como el establecer la(s) metas) y/o blanco(s) de la
intervención.
Ejemplos:
El maestro y/o mamá de Sonia desean fomentar que estudie matemáticas.
El papá de Ramiro desea que abandone la conducta de limpiar sus manos en la ropa.
Al tomar la decisión para seleccionar la conducta problemática para ser modificada (disminuirla
y/o eliminarla), puede considerarse los siguientes aspectos.
1. La frecuencia de la conducta:
Algunas conductas ocurren muy pocas veces de manera que no sería necesario un
programa formal de modificación de conductual. Lo contrario también es cierto, algunas
conductas ocurren demasiado frecuentemente de manera que es claro que requieren un
programa de cambio.
2. La duración de la conducta:
Algunas conductas aunque pueden ser inaceptables, son moderadas o menores en
grado de molestia que producen. Por lo general no perjudican el proceso de la clase o de
situaciones en el hogar. De seguro hay conductas de que aunque no son frecuentes, son muy
duraderas y perturbadoras. No solo afectan al individuo en su funcionamiento, sino que
interfieren con el programa del salón de clases y/o actividades familiares. Estas conductas
pueden ser blanco para la modificación.
3. La identidad de la conducta:
Igual que con la consideración anterior (N° 2). Algunas conductas aunque pueden ser
inaceptables, son moderadas o menores en grado de la molestia que producen. Por lo general
no perjudican el proceso de la clase o en situaciones en el hogar. Sin embargo hay conductas
que aunque no son frecuentes, son muy duraderas, intensas y perturbadoras. No solo afectan al
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individuo en su funcionamiento, sino que interfieren en el programa del salón de clases y/o
actividades familiares. Estas conductas pueden ser blanco para lo modificación.
4. El tipo de conducta:
Un aspecto o característica adicional a ser considerada en la selección de la conducta
meta/blanco para ser modificada es el tipo de conducta. Algunas conductas que son
perturbadoras para las personas adultas o niños, pueden que sean verdaderamente normales
desde el punto de vista del desarrollo del individuo. De hecho el niño sería considerado anormal
sino manifestara dicha conducta.
Es claro en establecer si una conducta es problemática, además de los aspectos
mencionados, interviene la visión personal de quien evalúa en comportamiento, los factores del
desarrollo humano y elementos socio – culturales específicos al medio donde se presenta la
conducta.
En la decisión de modificar una conducta problemática (en el caso de buscar aumentar el
número de veces y/o el tiempo de presentación de un comportamiento), los siguientes aspectos
se pueden considerar:
SEGUNDO: Un aspecto que distingue a la M.C. de muchas otras formas de intervenciones la exactitud
en la especificación de las metas y/o el “blanco” de la intervención. Para este propósito los problemas y/o
conductas a ser intervenidos pasan por un procedimiento que se llama operacionalización.
En la M.C. las metas “blanco” y/o conductas son clarificadas en forma más precisa y específica
cuando los términos utilizados para describir los problemas o conductas a intervenir se definen
operacionalmente.
Los siguientes criterios pueden ser utilizados para operacionalizar las conductas meta/blanco para la
modificación:
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a. La comunicación se facilita mediante la exactitud y objetividad en definir los términos.
b. Se reducen las interpretaciones subjetivas.
c. Es más fácil verificar cambios en las conductas y/o problemas cuando son definidos en
forma de eventos observables y cuantificables.
En el ejemplo presentado anteriormente, tenemos que una posible operacionalización podría ser:
“El maestro y la mamá de Sonia desean que aprenda las tablas de multiplicar del 2 al 6”
Ahora sabemos más exactamente hacia donde debemos dirigir los esfuerzos para el programa de
cambio conductual.
TERCERO: Establecer un método para registrar la(s) conducta(s) que se desean modificar según se han
operacionalizado. El registro también deberá incluir todos aquellos eventos ambientales (externos),
individuo (si los hubiere) tales como: enfermedades, cansancio, hambre, sueño, etc.
Los dos tipos de registro más comúnmente utilizados son los de Frecuencia y de Tiempo de Duración.
Los registros de frecuencia, como su nombre los dice permiten recolectar el número de veces
que ocurre una conducta que previamente hemos designado y operacionalizado, para luego establecer
un programa de modificación de la misma.
Los registros de Tiempo de duración, permiten recolectar información sobre el tiempo de que
dura la presentación de una conducta en particular que previamente hemos designado y
operacionalizado, para luego establecer un programa de modificación de la misma.
Al final de esta sección se presentarán los formatos para cada uno de los registros presentados y
ejercicios sobre su uso correcto. Los registros ayudan a que tengamos información más objetiva y
precisa de las variables y/o circunstancias que tienen influencia antes – durante – después de que
ocurre(n) la conducta(s) “blanco” para la modificación.
Los registros se llevan a cabo realizando observaciones directas de la conducta del individuo
bajo estudio en el lugar o lugares donde esta ocurre, llevando el resultado de los datos observados en la
forma o planilla de registro correspondiente. De la misma manera se recolectan los datos para establecer
los eventos que operan como antecedentes y consecuencias de la conducta problemática observada.
Al realizar las observaciones, debemos procurar ser discretos de manera que no sea tan
evidente para el individuo que su conducta se encuentra bajo observación.
La información obtenida a través de los registros en cuanto a la cantidad de veces que ocurre
una conducta y/o el tiempo que dura la presentación de una conducta problemática, es un indicador
objetivo y numérico del nivel en que se encuentra ocurriendo dicha conducta. Lo cual es un punto
departida o “Línea base” del cual podemos partir para iniciar la intervención del cambio conductual, para
después de un tiempo razonable en que se ha aplicado el programa, volver a realizar un nuevo registro y
tener base de comparación pre – post intervención y entonces poder establecer si están logrando los
resultados de cambio esperados. Por ejemplo, si antes la intervención ante una conducta problemática
presenta “línea base” con una frecuencia de ocurrencia de la conducta igual a 50 ocasiones en una
semana y después de la intervención la “línea base” de ocurrencia de la conducta es de 20 ocaciones.
Tendremos que la problemática ha disminuido en 30 ocasiones semanales, lo que nos muestra un
cambio en forma más objetiva y exacta.
CUARTO: Establecer los resultados del Análisis Funcional con los datos recolectados a través de los
registros para observaciones de conducta.
40
Por ejemplo, si para registrar el comportamiento bajo estudio utilizamos formato de registro por
frecuencia, entonces en esta parte ya tendremos los resultados numéricos de cuantas veces ocurrió
durante el período observado la conducta problemática (10, 17, 19 y/o 25 veces por semana. etc.). Esto
anterior sería nuestra LÍNEA BASE o nivel previo al tratamiento y/o aplicación de las estrategias
técnicas para promover el cambio.
En este paso también haremos recuento de los datos que hemos obtenido en cuanto a cuales
son los eventos que están operando como antecedentes y consecuencias para la conducta
problemática bajo estudio.
Luego de tener los elementos anteriores, tomaremos la decisión estratégica de hacia donde es lo
más conveniente dirigir el énfasis de la aplicación de las técnicas de intervención. Nuestras opciones
según los datos que nos han brindado los registros en base de las observaciones directas que hemos
realizado pueden ser las siguientes (según se ha mencionado anteriormente):
Antecedentes.
En las consecuencias.
En ambos anteriores.
QUINTO: Elección de las estrategias técnicas para la intervención. Antes de continuar con este paso es
conveniente aclarar que por lo general las intervenciones o programas de cambio conductual están
dirigidos básicamente a los siguientes propósitos:
Es de gran importancia que se establezca con cierto grado de certeza el nivel de la frecuencia,
duración o intensidad de conducta que deseamos que la persona muestre luego del programa de
cambio, a partir del nivel en que el individuo ya posee dicha conducta (que podría ser desde cero hasta
un nivel de frecuencia bajo o moderado) en caso de buscar aumentar la misma. Lo anterior aplica al caso
de desear reducir o eliminar conductas. Podemos desear que se reduzca a cero o que se establezca un
cierto nivel de frecuencia, duración o intensidad.
La aplicación apropiada de las técnicas se supone nos ayude a lograr el propósito de intervención o
cambio conductual que hemos elegido como el más apropiado dentro de las circunstancias del caso
particular.
Al finalizar la presentación y descripción de los pasos necesarios para la implementación de un
programa de cambio conductual, se dedicará una sección completa a la presentación y uso efectivo de
las técnicas conductuales que mejor pueden servirnos para los propósitos del libro.
SEXTO: En este paso se lleva a cabo la evaluación final del programa de cambio conductual y el
principal énfasis se encuentra en decidir si hemos obtenido los resultados deseados y/o si estamos en el
camino hacia conseguirlos. También es el momento de reevaluar y hacer las modificaciones pertinentes
para maximizar el logro de las metas.
Para los propósitos anteriores es necesario que volvamos a llevar el registro de conducta (en
este momento ya no es necesario volver a establecer los eventos antecedentes y consecuencias, a no
ser que por alguna razón lo consideremos necesario). Con los datos obtenidos vamos a establecer una
“línea base final” la cual compararemos con la “línea base” inicial y/o pre – intervención, para
establecer si la diferencia de datos refleja un saldo a favor del resultado esperado. Por ejemplo, si en la
“línea base” inicial la conducta bajo intervención tenía una frecuencia de 30 veces semanales y en los
resultados de la “línea base” tenemos una frecuencia de 15 veces semanales o menos, esto quiere decir
que la conducta problemática esta disminuyendo y por consiguiente el programa y las estrategias
implementadas están dando un resultados positivo.
41
SEPTIMO: Estableciendo los resultados en forma gráfica. En ocasiones puede ser relevante el que
podamos mostrar los resultados y/o avances del programa a otras personas incluyendo a la persona
misma bajo intervención. Entonces podemos hacer una gráfica donde se reflejen los resultados de los
registros con relación al nivel pre – intervención y post – intervención.
Por lo común los datos a graficarse son los dos (podrían ser más dependiendo de la complejidad de la
intervención):
Ver la gráfica utilizada como ejemplo para usarla de modelo para hacer la gráfica de resultados y
colocar en ella los datos.
Las gráficas pueden ser sencillas o más sofisticadas dependiendo de nuestros recuerdos y
conocimientos para hacer dichas gráficas (por ejemplo, en forma de barras, en tres dimensiones, usando
líneas simplemente, etc.). A continuación presentaré una gráfica utilizando el método sencillo de usar
líneas.
MODIFICACIÓN CONDUCTUAL
Graficando los resultados de un Programa de Intervención Conductual
10
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26
Días de Intervención
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blanco durante la administración del programa? La segunda: Los cambios observados durante el
tratamiento, ¿se deben al tratamiento en sí, o a factores extraños?
Mientras que muchas personas que aplican los programas sólo se interesan por la primera
pregunta, el modificador de conducta suele interesarse por ambas. Una vez que está clara la causa del
cambio conductual, se incrementa nuestro conocimiento sobre las variables que controlan la conducta.
Además, si se demuestra que el programa es responsable del cambio conductual, se puede aplicar al
mismo individuo en el futuro, o a otros clientes y escenarios con una confianza aumentada en que la
conducta puede cambiar también en esas nuevas aplicaciones.
Por tanto, hay dos aspectos importantes de la evaluación de un programa de modificación de
conducta. El primero tiene que ver con la medición continúa de la conducta, tanto antes, como durante y
después del tratamiento, con el fin de determinar si dicho tratamiento está produciendo efectos. El
concepto de Línea Base hace referencia a este primer aspecto. El segundo se relaciona con ciertos
procedimientos para organizar el número y secuencia de los tratamientos, lo que permite al modificador
conductual evaluar los factores que pueden ser responsables de los cambios conductuales detectados.
Estos procedimientos se denominan diseños experimentales conductuales.
Se denomina línea base (LB) a la medición que se realiza de la respuesta-blanco. Así pues, la LB
está constituida básicamente por los datos que arroja dicha medición. Las mediciones de LB abarcan un
período arbitrario de tiempo. Por lo general, la LB suele distinguirse en línea base pre-tratamiento, durante el
tratamiento y post-tratamiento. La LB de pre-tratamiento se refiere al registro que se hace de la conducta-
objetivo antes de aplicarse alguna técnica de modificación conductual. La LB de tratamiento es el registro de
la respuesta-blanco durante la aplicación de una técnica de modificación conductual. La LB post-tratamiento
es el registro de la respuesta-blanco que se realiza después de finalizada la aplicación de una técnica de
modificación conductual.
La LB permite evaluar los efectos de uno o más tratamientos, pues permite una comparación
objetiva de los resultados obtenidos durante las fases de tratamiento y de no tratamiento, o entre fases que
abarcan diferentes tratamientos. La LB de pre y post-tratamiento equivalen, por tanto, al grupo control. Por
ello, la LB pre y post-tratamiento se denomina también LB control. Asimismo, se deberá tener en cuenta el
concepto de nivel operante, que se refiere a la LB de una respuesta-blanco antes de que se haya realizado
cualquier tipo de tratamiento o manipulación experimental. En la investigación básica, el nivel operante se
refiere al nivel de una respuesta antes del condicionamiento, mientras que en la modificación de conducta,
se refiere al nivel de la respuesta-blanco antes de iniciarse la intervención.
Como hemos indicado, una primera pregunta de importancia es si ocurren cambios en la respuesta-
blanco durante la intervención. Para responder a ella, los registros de LB deben ser continuos y deben
utilizar, a lo largo de todo el proceso, la misma medida de respuesta. Así, si durante la fase de pre-
tratamiento, la respuesta-blanco es medida a través de su tasa de ocurrencia, esta misma medida debe
utilizarse durante las fases de tratamiento y post-tratamiento. Es importante aclarar que, principalmente
en la modificación de conducta, la LB pre-tratamiento usualmente corresponde a una conducta que ocurre
bajo condiciones no controladas, ya que todavía no se está aplicando ninguna técnica de control conductual,
puesto que la aplicación corresponde a la fase de tratamiento. En otros casos, especialmente en la
investigación básica (es decir, en el Análisis Experimental del Comportamiento), la LB pre-tratamiento suele
corresponder a una conducta que ya está ocurriendo bajo condiciones controladas (por ejemplo, bajo los
efectos de algún programa de reforzamiento), y el tratamiento consistirá en cambiar algún aspecto
específico de dichas condiciones (por ejemplo, cambiar el programa de reforzamiento o algún aspecto o
componente del mismo; introducir un determinado estímulo nuevo, una droga, producir quirúrgicamente una
alteración orgánica, etc.)
Para ser útil, la LB debe poseer ciertas características. La LB debe ser, en primer lugar, estable.
Debe recordarse que la finalidad de la LB es permitir la comparación entre condiciones de tratamiento y no
tratamiento, o entre distintos tratamientos. Sólo es posible realizar una comparación confiable cuando los
datos muestran estabilidad, es decir, poca variabilidad. Esto significa que la conducta muestra poca
variación entre las distintas sesiones de observación, y dentro de ellas. A veces la respuesta-blanco muestra
alguna tendencia, ya sea de incremento o reducción progresiva. Lo conveniente es extender el período de
observación hasta que esa tendencia desaparezca. En las LB de control, a veces es posible concluir el
período de observación aunque se mantenga alguna tendencia siempre y cuando esa tendencia sea
opuesta al cambio conductual que se pretende con el tratamiento.
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Otra característica importante de una buena LB es la sensibilidad. Esta quiere decir que una buena
LB puede ser significativamente alterada ante cualquier manipulación experimental, ya consista ésta en
iniciar o terminar un tratamiento, en cambiar de un tratamiento a otro o en cambiar algún aspecto del
tratamiento. Una LB no es adecuada cuando no logra mostrar cambios en la conducta al ocurrir alguna
manipulación experimental. En algunos casos, puede haber ocurrido un cambio en la conducta, sin
embargo, si el registro no es el más adecuado, ese cambio no será advertido y se podría concluir
erróneamente, que el tratamiento no ha tenido efectos.
Línea base simple. Hablamos de LB simple cuando medimos exclusivamente una categoría conductual.
El registro de LB simple se limita a computar una medida de conducta y se comparan las fases
observacional y manipulativa.
Línea base concurrente. Este tipo de LB comprende el registro de dos o más respuestas-blanco que
pueden presentarse simultáneamente. La obtención de una LB concurrente puede tener tres objetivos:
a. El programa de intervención está planeado para abarcar más de una respuesta-blanco, y por
consiguiente, se toman medidas de tantas conductas como programas específicos se vayan a diseñar y
aplicar.
b. Se proyecta la modificación de varias respuestas-blanco, pero sólo se intervendrá sobre una
o dos de ellas, sin afectar directamente al resto. Se desea evaluar si la intervención sobre una de las
conductas, modifica también a una parte o a todas las conductas registradas, sin necesidad de
diseñar programas específicos para cada una de ellas. Se procede así cuando se sospecha que
varias conductas pueden estar controladas por factores comunes.
Línea base múltiple. La LB múltiple consiste en el registro sucesivo de dos o más conductas iguales en
situaciones diferentes; o de dos o más conductas diferentes en la misma situación; o de la misma conducta
de dos o más personas. Este tipo de línea base se utiliza cuando:
a. Deseamos evaluar la generalización de los efectos del programa aplicado sobre una respuesta-
blanco en un ambiente determinado (por ejemplo, un ambiente institucionalizado) a un ambiente distinto
(por ejemplo, un ambiente natural);
b. Se desea evaluar la generalización de los efectos de un programa sobre varias respuestas-
blanco de un mismo individuo que no se emiten al mismo tiempo, sino en circunstancias sucesivas;
c. Se desea medir el efecto de un tratamiento aplicado a un sujeto, sobre la misma respuesta-
blanco de otros sujetos.
Podemos concluir esta sección señalando que las LB concurrente y múltiple también puede
utilizarse como un medio eficaz de control, como veremos enseguida.
El modificador de conducta adopta ciertas estrategias que le permiten comprobar que los efectos de
sus tratamientos son los responsables de los cambios conductuales observados durante la aplicación de
dichos tratamientos. Estas estrategias se conocen como diseños experimentales. Un diseño es un
esquema o un plan mediante el cual el modificador de conducta organiza la secuencia y combinaciones
entre sí de: a. los tratamientos y b. ciertas técnicas de control. En la terminología del diseño experimental, se
conoce como variable independiente (VI) a cada tratamiento aplicado y variable dependiente (VD) a cada
una de las respuestas-blanco y cada una de las medidas que se tomen de ellas. Además, en el caso del
diseño experimental conductual, se simboliza como A las fases de la LB correspondientes a la ausencia del
tratamiento, y con B, C, D, etc. a cada distinto tratamiento aplicado a la conducta o conductas del mismo
registro.
Las siguientes son las características del diseño experimental conductual.
1. El diseño conductual enfatiza el estudio intensivo del sujeto individual. Esto quiere decir
que, a diferencia de los diseños experimentales tradicionales, el experimentador se interesa por el
desempeño real de cada sujeto y no por un promedio de los resultados de varios individuos. Un promedio
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puede no corresponder al comportamiento realmente mostrado por ninguno de los sujetos estudiados,
considerados individualmente.
Las técnicas de control son procedimientos que permiten asegurarse de que los cambios
observados a lo largo del registro (entre las fases pre y post tratamiento) se deben efectivamente a las
técnicas de modificación conductual aplicadas. Las revisaremos a continuación.
Reversión
Establecimiento de un RDO
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procedimiento reduce la respuesta-blanco que había aumentado durante el tratamiento, se concluye que
dicho aumento se debió al reforzamiento contingente aplicado en el tratamiento.
Los diseños conductuales pueden clasificarse por la cantidad de tratamientos aplicados y el número
de oportunidades en que se comparan las condiciones de tratamiento y no tratamiento:
a. Diseños univariables no reversibles. Cuando se aplica una sola técnica y se realiza una sola
comparación entre su aplicación y su no aplicación.
b. Diseños univariables reversibles. Se aplica una sola técnica de modificación conductual, pero se
agrega el procedimiento de reversión, que consiste en que después de un período de aplicación, esta se
suspende.
c. Diseños multivariables. Se utilizan dos o más técnicas.
Diseño A-B. Este diseño consta de dos fases, una de las cuales (la fase A) corresponde a la
condición de línea base y la otra (la fase B) al tratamiento. Los mismos sujetos pasan por las dos fases y
éstas se aplican sucesivamente en el tiempo. Para cambiar de una fase a la otra, es necesario que la
conducta que está siendo medida se estabilice.
Diseño balanceado simple. El propósito de este diseño es controlar el posible efecto del orden en
que se presentan las condiciones A y B. De este modo a un sujeto, o grupo de sujetos, se aplica la
secuencia A-B y a otro sujeto o grupo de sujetos, la secuencia B-A (es decir, en este segundo caso se
empieza por el tratamiento y se continúa con la LB). Si el orden no produce ningún efecto en los resultados,
ambas medidas de A deben ser equivalentes entre sí y ambas medidas de B también deben serlo.
Diseño de acoplamiento. En este caso, los cambios de estímulo presentados a un sujeto (el sujeto
acoplado), dependen al menos parcialmente, de los cambios de estímulo provocados por la conducta de un
segundo sujeto. Por ejemplo, dos sujetos trabajando separadamente reciben un reforzamiento al mismo
tiempo, pero la entrega del reforzamiento depende de la conducta de uno de ellos.
Diseño reversible A-B-A. En este diseño, se establece una LB, luego se introduce la VI y
finalmente se regresa de nuevo a la LB. El objetivo es mostrar que, luego de producido un cambio en la
conducta al introducirse la VI, dicha conducta puede volver a los niveles de LB, cuando se regresa a esta
fase. Si esto ocurre se dice que los efectos son reversibles, si no es así, los efectos son irreversibles.
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Aunque en la investigación básica se han encontrado muchos ejemplos de reversibilidad, esto no siempre
sucede. En las aplicaciones del análisis conductual, los efectos de un tratamiento no siempre son
reversibles, y cuando lo son, no es deseable retornar a las condiciones de LB. Un objetivo de este diseño es
mostrar que los cambios observados en B eran producidos por la VI, dado que dichos efectos no se
observan en las fases A. Este objetivo de control sólo es posible si se trata de efectos reversibles.
Diseño reversible A-B-A-B. Algunos investigadores lo han descrito como diseño de replicación
intrasujeto, puesto que consta de una primera secuencia A-B, seguida de una segunda secuencia A-B, que
podría considerarse replicación de la primera. Su objetivo también es demostrar que los efectos observados
en B se deben a la VI.
Diseño reversible múltiple A-B. Consiste en varias replicaciones sucesivas de la secuencia
original A-B. Su uso no es tan común como sucede con los dos diseños anteriores. Su principal objetivo es
demostrar que se ha logrado un alto grado de control sobre la conducta del sujeto, a través de varias
modificaciones y reversiones sucesivas.
Diseños balanceados reversibles. Como en el caso de los diseños balanceados simples, su
objetivo es estimar el posible efecto producido por el orden en que se presentan las fases A y B. En este
caso, se añaden fases de reversión. Hay dos formas de este diseño. En el primer tipo, un sujeto, o grupo de
sujetos, recibe la secuencia A-B-A, o la secuencia A-B-A-B, y el otro sujeto, o grupo, recibe la secuencia B-
A-B o la secuencia B-A-B-A. En el segundo tipo, menos preferido, el mismo sujeto o grupo recibe las dos
secuencias, una después de la otra, dejando pasar un tiempo lo suficientemente largo entre ambas (por
ejemplo, primero la secuencia A-B-A y luego la secuencia B-A-B).
Estos diseños implican la manipulación dos o más VI, ya sea en combinación o en forma
sucesiva (las diferentes VI serán B, C, D, etc.). Cuando se habla de diferentes VI, se hace referencia a
distintos procedimientos conductuales, por ejemplo, la aplicación de reforzamiento con fichas (B), seguida de
instrucciones (C); seguida de reforzamiento social (D), etc. No hay un límite al número de VI que pueden
investigarse sucesivamente, y a veces dos de ellas se emplean en combinación en alguna o varias de las
fases del experimento.
Los diseños multivariables reversibles contienen por lo menos una reversión. La fase de reversión
puede ubicarse en cualquier punto de la secuencia, de modo que un diseño podría sea A-B-A-C y otro
podría ser A-B-C-A. Obviamente, mientras más fases de reversión se incluyan, aumenta el grado en que se
pueden evaluar los efectos de las VI manipuladas.
Diseño de criterio cambiante
47
poder iniciar otros programas. Consideremos a continuación las partes de un plan de intervención
conductual.
a. Determinación del (los) objetivo(s) de la intervención. Como resultado de la evaluación
conductual, el modificador establece el o los objetivos del tratamiento. El objetivo de un tratamiento se
formula de la misma manera que el objetivo de un programa, es decir, enunciando una respuesta-blanco
y una medida de su fuerza que se espera alcanzar. Un tratamiento puede tener, y usualmente en los
casos complejos tiene, más de un objetivo, para cada objetivo se requerirá un programa particular.
Algunos de los objetivos pueden alcanzarse a la vez. Frecuentemente, si hay varios objetivos, estos
pueden ser inmediatos, mediatos o finales. Por ejemplo, se puede empezar el tratamiento de una conducta
determinada con el fin de lograr cierta habilidad que será luego utilizada para alcanzar otros objetivos.
b. Análisis de tareas y determinación de los pre-requisitos. En algunos casos, una vez definidos
los objetivos, el modificador de conducta busca determinar qué habilidades o conductas ya posee la persona
que puedan emplearse como punto de partida para la intervención. En esta parte se busca identificar dos
aspectos:
1. las conductas pre-requisitos, es decir, aquellos repertorios conductuales que son necesarios para
comenzar un programa de intervención y que el sujeto ya debe poseer. Por ejemplo, una cantidad
de atención, concentración, memoria y coordinación viso-motora para el aprendizaje de la lectura;
ciertos repertorios de atención, imitación y motores, para desarrollar habilidades de autocuidado en
niños retardados, etc.
2. conductas que forman parte de la respuesta-blanco y que durante el tratamiento, deben ser
gradualmente adquiridas por el sujeto hasta llegar a dicha respuesta. Por ejemplo, si el objetivo final
es que el sujeto sea capaz de hablar sin temor ante un auditorio de 100 personas y durante una
hora, una conducta que previamente debe adquirirse es el hablar ante una sola persona y durante
cinco minutos, para luego continuar con hablar ante auditorios cada vez más grandes y durante más
tiempo.
c. Elaboración de una estrategia de intervención. Las metas del tratamiento se plantean de común
acuerdo entre el profesional y el cliente, siempre que sea posible, sobre la base de la información
recolectada y las consideraciones técnicas referidas a los puntos anteriores. En la estrategia de intervención
puede incluirse una o más técnicas conductuales. Sin una estrategia explícita, la aplicación de una técnica
conductual aislada puede resultar inefectiva para lograr las metas del tratamiento. Cuando existen varios
objetivos, la estrategia debe definir cuál será la secuencia de tratamiento.
d. Evaluación del repertorio de entrada. El repertorio de entrada se refiere al estado actual de la
respuesta-blanco (y de las conductas pre-requisitos, si se consideran). En otras palabras, una medida de la
respuesta-blanco en sus condiciones actuales, y del grado o porcentaje en que se hallan presentes los pre-
requisitos. En esta etapa de utilizan registros conductuales (págs. 13-18), así como otras estrategias (págs.
57-58). También se determinan cuántas conductas y en qué formas serán registradas (págs. 60-62).
e. Selección de técnicas de intervención. Las técnicas de intervención son las técnicas específicas
empleadas en la modificación de la o las respuesta-blanco.
f. Selección de los materiales y sistemas motivacionales a emplearse. Los sistemas motivaciones
son los objetos y eventos que se emplearán como reforzadores y la manera en que éstos son administrados
al sujeto (la selección de estos sistemas puede basarse en datos recogidos en la evaluación inicial). Muchos
programas exigen, además, el uso de determinados instrumentos y/o materiales de apoyo, que servirán para
manejar las contingencias (presentar o retirar estímulos discriminativos y reforzadores), o para registrar la
conducta antes, durante y después del tratamiento.
g. Selección de un diseño de control. Como veremos, el modificador de conducta procura
asegurarse no solamente del éxito del tratamiento, sino también de su real eficacia, es decir, de la medida
en que el propio tratamiento es el verdadero responsable de los efectos que se vayan obteniendo. El término
diseño de control es empleado aquí como sinónimo de diseño experimental, es decir, para referirnos a un
plan o estrategia que permite comparar la conducta que ocurre bajo la condición de tratamiento con la que
ocurre cuando no se da el tratamiento. Si el tratamiento es verdaderamente eficiente, debe haber una
diferencia significativa entre ambas condiciones (tratamiento vs. no tratamiento). Ver págs. 62-65.
h. Análisis de recursos y posibles obstáculos al plan de intervención. Para conseguir los objetivos
del tratamiento, el modificador de conducta y el cliente deberán implementar y disponer de los medios
indicados en (c), (d), (e) y (f). Entonces, es necesario identificar cuáles son los recursos y obstáculos
ambientales a que se enfrentará el cliente para conseguir estos objetivos del programa. Esto incluye señalar
los reforzadores disponibles y los individuos que controlan el suministro de esos reforzadores. Se debe
formular un plan para generalizar al máximo las ventajas del tratamiento en el ambiente natural del cliente. El
modificador de conducta debe considerar cuidadosamente el costo (gastos), eficiencia (tiempo), efectividad
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de las técnicas de que se dispone y comodidad para el cliente. Finalmente, el modificador de conducta
prestará atención también a las consideraciones éticas. Es obvio que este paso no se realiza después, sino
durante la toma de decisiones para implementar los pasos (c), (d), (e) y (f).
i. Aplicación del programa de tratamiento. Esta parte consiste en aplicar los programas diseñados
para los problemas específicos elegidos, teniendo en cuenta las prioridades y estrategias de tratamiento ya
consideradas. Durante esta fase se continúa con la medición de la(s) respuestas-blanco, a fin de evaluar la
marcha del proceso de tratamiento.
j Evaluación de salida. Es la evaluación que se hace concluido cada programa destinado a cada
problema específico. Muchos planes de tratamiento plantean objetivos que deben alcanzarse
secuencialmente, es decir, de requiere alcanzar un objetivo dado como requisito necesario para iniciar un
programa destinado a alcanzar otro objetivo. Si, en un caso como éste, se ha conseguido el objetivo de un
programa previo, se pasa al siguiente objetivo. De no haberse conseguido los resultados deseados, es
necesario revisar el programa. Es evidente que cuando un tratamiento consta de programas que deben
llevarse a cabo secuencialmente, también se debe realizar una evaluación final de todo el tratamiento.
k. Programas correctivos. Si las evaluaciones continuas del tratamiento o de alguno de sus
programas, revelan que ellos no están produciendo los resultados esperados, es necesario revisar la
intervención. Estos problemas pueden deberse a tres motivos: a. el avance de un objetivo al siguiente es
demasiado rápido, o bien la diferencia entre los sucesivos objetivos es muy grande b. el análisis de tareas
posiblemente no ha identificado algún pre-requisito, o componente de la respuesta-blanco, del cual carece el
sujeto; c. los sistemas motivacionales o los materiales implementados son inadecuados para el sujeto. Se
llama programa correctivo a un sub-programa diseñado para subsanar las faltas del programa original.
Concluida esta fase, se puede volver al programa original.
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