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Fundamento Del Pacto
Fundamento Del Pacto
5.2 14 Dios estableció su pacto con Abraham y le dio la circuncisión como señal del pacto de
la promesa. “Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto
entre mí y vosotros”. (Génesis 17:11) El día de reposo fue la señal del pacto que Dios
estableció con Israel por medio de Moisés, conocido como la Ley. “Así que guardaréis el día de
reposo, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera
que hiciere obra alguna en él, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo”. (Éxodo
31:14)
Para nosotros, el Nuevo Pacto, establecido por medio de la muerte redentora de Jesucristo,
establece también una señal. “Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha
dado las arras del Espíritu. Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno
murió por todos, luego todos murieron”. (2ª Corintios 5:5,14) (Romanos 8:15:16) “Pues no
habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido
el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a
nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”. La presencia del Espíritu Santo en nuestros
corazones es la señal establecida por el Nuevo Pacto, misma que nos confirma que Jesucristo
habita en nuestros corazones, que somos templo del Espíritu Santo, por cuanto estamos
cubiertos por la sangre preciosa del Cordero, y pertenecemos a Jesús, el mediador del Nuevo
Pacto.
5.3 15 Nunca permitas que nada ni nadie ponga en duda que tus pecados han sido
perdonados, que tu nombre está inscrito en el Libro de la Vida, que eres hijo de Dios, y que el
Espíritu Santo mora en tu corazón. Si te has arrepentido de tus pecados y has confesado a
Jesús como tu Señor y Salvador el Espíritu Santo mora en ti. No Podemos llamar a Jesús Señor,
sino por el Espíritu Santo, “Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios
llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo”. (1ª
Corintios 12:3) ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en
nosotros nos anhela celosamente? (Santiago 4:5)
Amados(as): es vital que el discípulo entienda su relación con Dios, no como la religión nos
enseña, o como nuestros deseos nos impongan, sino, por el contrario dentro de los márgenes
y parámetros establecidos por el pacto con Dios. Tengamos fe que ya el Dios de pacto ha
preparado como anticipadamente toda bendición según su propósito para nuestras vidas.
Oremos por nuestra familia y reclamemos las promesas del pacto nuevo y eterno para los
nuestros. Vivamos con la llama del Espíritu Santo encendida en nuestros corazones porque es
la señal de que somos hijos de Dios. Amén