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Cañón del Combeima, entre la

incertidumbre y la esperanza.
Desde que inició la pandemia, el Cañón del Combeima ha sido uno de los
lugares turísticos más golpeados por el aislamiento preventivo obligatorio,
decretado por el Gobierno nacional. Los habitantes del sector han sufrido
pérdidas a raíz de la pandemia, sin embargo, entre el temor de contagio
quieren volver a reabrir el turismo del sector que es la principal fuente de
empleo. Esto también ha suscitado que algunos habitantes bloqueen las
vías a los ciclistas ya que consideran que ellos son fuente de contagio para
sus familias.
El cañón del Combeima es una de las entradas al Parque Nacional Natural
de los Nevados, por lo que lo hace uno de los sitios turísticos más
importantes del departamento del Tolima, así mismo la calidez de su clima,
los paisajes frondosos y las vistas naturales que ofrece el cañón, son
distintivos únicos de la región. Desde que inició la pandemia cientos de
familias que vivían del comercio y el turismo han dejado de recibir ingresos.
Martha tiene 43 años, la mayoría de su tiempo ha vivido en el barrio La
Vega, vía a Villa Restrepo, tiene su local de venta de frutas y verduras al
frente de la casa de quien algún día fue uno de los poetas más recordados
del país, Jorge Ricardo Isaacs, por su obra ‘La María’. “Hemos perdido
productos, como no están dejando subir a mucha gente, la fruta y la verdura
se nos daña porque no hay quien compre” explica Martha.
En el sector, es muy común ver negocios como el de Martha, donde se
venden frutas, verduras, jugos, helados, los populares merengones y otros
productos que identifican la región. Ella le compra a más de 6 familias que
viven por el sector para abastecer su puesto de trabajo. Sumado a esto, “en
mi familia somos 9 los que vivimos del negocio”, lo que hace que la
situación tanto para ella como para su familia sea crítica desde que se
restringió el acceso a los turistas y ciclistas en el Cañón del Combeima. “Los
ciclistas son los que más compran, ellos vienen y suben, se toman su jugo
de naranja, compran su banano. Algunas veces se bajan o también vienen
personas en carro y de una vez hacen el mercado de plaza” comenta.
Sumado al aislamiento preventivo obligatorio, desde hace algunas semanas
algunos habitantes del barrio Chapetón decidieron parar a los ciclistas y no
dejarlos subir, porque podrían ser fuente de contagio del nuevo coronavirus.
Martha en cambio cree que los controlan demasiado a la hora de subir, y
ellos son los que más compran y favorecen el comercio de ella como de
otros comerciantes. “Si los ciclistas cumplen con su tapabocas, deberían
dejarlos pasar” expresa, además ella dice que por lo tanto “hay que esperar
a que pase la pandemia” para empezar a volver a una normalidad, donde en
sus fines de semana, las canastillas quedaban vacías y no llenas de
alimentos que a la postre se perderán por no haber quien los compre. “El
comercio lo hace el ciclista y si ellos cumplen con su tapabocas, deberían
dejarlos pasar sin ninguna restricción” añade.
El Cañón del Combeima se divide en tres grande corregimientos, Juntas,
Cay y Villa Restrepo, siendo este último uno de los sitios más reconocidos
por los turistas y las familias en general los fines de semana. Hace más de 5
meses que inició la pandemia, Nelson Gallego ha visto poco a poco como
su empresa familiar ha ido decayendo debido a las consecuencias de la
emergencia sanitaria. Don Nelson es propietario del reconocido local de
Almojábanas de Villa Restrepo, que funciona hace más de 11 años en el
parque de Villa Restrepo. Él dice que la pandemia “ha afectado a todos los
sectores turísticos, el Cañón es muy reconocido por diversidad y clima, los
fines de semana se trabajaba bastante antes que pasara esto del covid”.
“Yo tenía 24 personas del sector trabajando conmigo en los negocios de las
almojábanas” explica Gallego, “ahora solo trabajan dos niñas, pero las roto
cada dos días para darles oportunidad”. Sumado a esto, la alcaldía de
Ibagué y la Gobernación del Tolima no les han brindado las ayudas
necesarias, “aquí sólo llegó una vez un mercado y no fue más” argumenta,
“lo que más pedimos es ayuda a nuestros colaboradores que son los que
más se ven afectados”.
Don Nelson hace más de 3 años había creado con Giovanny Varón, líder de
Bicibagué, una estrategia para fomentar el turismo y el ciclismo. “Todos los
lunes a Villa Restrepo era un evento que reunía de 300 a 400 ciclistas” dice
Don Nelson, lo que significaba una buena noche de comercio para todo el
sector. Ahora que las ventas están paralizadas, el cree que los ciclistas son
los que están ayudando económicamente en esta crisis. “Yo estoy
consciente de lo que pasamos por la pandemia, estoy de acuerdo con que
cerremos y nos cuidemos todos, pero tiene que ser equitativo, porque había
unas pocas personas que hacían un cierre arbitrario, los carros si los
dejaban pasar para los restaurantes y estaderos, solo bloqueaban la vía
para los ciclistas” añade.
Debido a ese problema extra, él argumenta que poco a poco se ha
dialogado con las personas del sector y la misma policía se ha encargado
de prestar atención a las personas que suben al Cañón. “Aquí en Villa
Restrepo estamos haciendo todos los protocolos de bioseguridad como
desinfectar bicicletas y zapatos, la gente no puede entrar a los
establecimientos, solo se atiende en la parte de afuera” explica Gallego, así
mismo, él como impulsador de iniciativas que favorecen al sector, piensa
que los “ciclistas son vida, son salud, una persona contagiada no puede
hacer ese deporte por la exigencia física”.
Mientras tanto, don Nelson espera que pase la pandemia y se pueda volver
a la normalidad, “aquí siempre son bienvenidos, apoyémonos entre todos,
guardando distancias, por aquí los esperamos” y añade que cada vez que
se termina la jornada se desinfecta todo el parque de Villa Restrepo para así
cuidarse entre todos.
Según el DANE, más de 90mil personas han perdido su empleo en la
ciudad de Ibagué, catalogándola como la segunda ciudad más
desempleada del país. El fiel reflejo de las penosas estadísticas, se puede
evidenciar en los puestos de trabajo destruidos en el negocio de Nelson
Gallego.
Así mismo se encuentra Sandra Ramírez, hace más de 5 años vive en Villa
Restrepo junto a su esposo y sus hijos. “Yo trabajaba los fines de semana
en los restaurantes de aquí de Villa Restrepo, pero me quedé sin trabajo por
toda esta cuestión de la pandemia y los negocios cerrados”. De hecho,
Ramírez dice que un fin de semana “era muchísima gente la que venía a
Villa Restrepo, ahora pasa uno y parece un alma penando”.
Para ella ha sido difícil poder lidiar con el aislamiento preventivo obligatorio
y las escasas ayudas del gobierno municipal y departamental, sin embargo,
su salvavidas ha sido su esposo, Robinson Bohórquez, quien es agricultor
de las verdes montañas que cobijan el rio Combeima. “Mi esposo trabaja lo
que es la arveja y habichuela, o a veces recoge café de por estos lados”, es
así como han podido sobrevivir durante estos meses de aislamiento
obligatorio.
“Los primeros días de la pandemia no había trabajo para él, le toco irse un
tiempo, pero ya volvió a trabajar por aquí menos mal” explica. Ella sabe que
ahora mismo no se puede hacer nada ante el inminente aumento de casos
de coronavirus en Ibagué, a tal paso de ser la décimo tercera ciudad más
afectada por la Covid-19 de 32 ciudades capitales del país, según el
ministerio de salud. “Sería bueno que abrieran para poder trabajar, pero por
el asunto de la pandemia es muy complicado, por lo tanto, toca es esperar”.
En cambio, Sandra exalta la labor que realiza personas como don Nelson,
“es muy bueno lo que hace Nelson desinfectando y teniendo todas las
medidas de seguridad”. Igualmente ella comparte las ideas de Martha y
Nelson; “hay gente que les fastidia que vengan los ciclistas sin tapabocas,
por unos pocos pagan todos”, pero también enfatiza que ahora mismo
cualquier ayuda de los que suben al Cañón es importante para la
comunidad que vive del comercio y el turismo. “Hay que seguir cuidándonos
entre todos mientras esto pasa y especialmente los ciclistas para que no
tengan inconvenientes con otras personas”.
Por otro lado, los ciclistas también sienten que colaboran con el comercio en
la región, sin embargo, algunos han dejado de ir por las dificultades que han
tenido con algunos habitantes. Sebastián Suarez también cree en lo que
dice Nelson. Él tiene 24 años, tiene su taller de bicicletas en el salado y
suele rodar cada vez que puede. “Nosotros cada vez que subimos
aportamos a la economía del Cañón, compramos aguapanelitas, bizcochos,
dedos y esas cositas” comenta. Para Suarez el problema principal es el
dialogo, ya que sin el ‘no se puede lograr un acuerdo’; por lo que argumenta
que cuando les cierran el paso prefieren devolverse y hasta no volver como
lo han hecho algunos de sus amigos.
“No debería de ser así, yo respeto la opinión de ellos, pero bloquear las vías
no” argumenta Suarez, así mismo dice que esas personas que cierran las
vías le hacen un daño enorme al Cañón ya que la gente no querrá volver y
por lo tanto, el comercio se verá afectado en un futuro cercano.
Él también afirma que no es la primera vez que les ha pasado. Semanas
atrás en la vereda Chembe, Salado, “unas personas nos decían groserías y
salieron con palos para que nos devolviéramos, por lo que tuvimos que
cancelar esa ruta del Salado”. Sin embargo, el cree que las medidas que
han tomado son necesarias y acordes al momento, por lo que menciona que
la policía en el sector de Llanitos revisa que lleven el casco y el tapabocas
como elemento de protección, “hay que cuidarnos con los protocolos y en lo
que si estoy de acuerdo es no dejar subir a la gente que irrespeta los
protocolos de bioseguridad, porque por uno pagamos todos” enfatiza.
Asimismo, Sebastián sigue rodando por algunas otras rutas del sector rural
de Ibagué, a la espera de que la situación mejore para todos, y que se vean
beneficiados todos los sectores que confluyen en la vía de acceso al
Nevado del Tolima. “La protección es necesaria, aunque montar bicicleta
con tapabocas es incómodo, lo mejor es portarlo cuando uno vaya a
comprar algo y tener la distancia prudente”, por lo que argumenta que al
cuidarse entre todos con los protocolos, coordinar las salidas y avisar a las
autoridades es el mejor camino para recobrar la confianza entre los
habitantes del Cañón y los cientos de ciclistas y turistas que frecuentan el
lugar.
Mientras el desempleo sigue rampante en Ibagué y las ayudas del Gobierno
brillan por su ausencia, los residentes del Cañón del Combeima esperan a
que pronto pase la emergencia sanitaria que atraviesa América Latina,
situándola como el actual foco de la pandemia en este momento. Sin
embargo, saben que el camino es largo y que, por lo tanto, las medidas que
recomiendan las autoridades locales y la participación activa de la
comunidad con los ciclistas y turistas, pueden servir para evitar la
propagación del virus y que tengan una reactivación paulatina de la
economía local, que es la principal fuente de empleo para los 3
corregimientos y algunas veredas del Cañón del Combeima.

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