Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Equipo de Redacción:
Equipo de Bitácora Marxista-Leninista
Preámbulo -------------------------------------------------------------------------------- 1
I -------------------------------------------------------------------------------------------- 5
II ----------------------------------------------------------------------------------------- 36
El auge del PCE (m-l) y las acciones armadas del FRAP de 1973-75------------- 36
La ruptura del grupo de Suré y sus andaduras hasta 1968 ------- 126
IV ---------------------------------------------------------------------------------------208
¿Acaso fue idílica la línea política del PCE (m-l) desde 1964 a 1985? ----------208
V----------------------------------------------------------------------------------------- 362
VI --------------------------------------------------------------------------------------- 409
Las relaciones entre el PTA y el PCE (m-l) y la caída del socialismo albanés -- 536
¿Hubo luchas internas en el PTA ante este nuevo viraje? -------------- 585
Conclusiones sobre la degeneración del PCE (m-l) y las lecciones a extraer por
los revolucionarios -------------------------------------------------------------------- 701
No hubo una relación de mutuo control entre la cúpula y la base ----- 712
IX --------------------------------------------------------------------------------------- 730
El actual PCE (m-l) ofrece para los problemas sociales una utópica
receta liberal ya superada -------------------------------------------- 774
X ---------------------------------------------------------------------------------------- 945
XI --------------------------------------------------------------------------------------- 964
Preámbulo
Nos es preciso expresar que pese a todo, la mayoría del material al que hemos
podido acceder no ha sido gracias a esta liberación de material con cuentagotas,
sino que ha sido a través de exmilitantes de buena fe, que más allá de su
ideología actual, desean que se conozca y popularice la verdad histórica. En
segundo lugar, nos hemos valido de una extensa labor de investigación en
bibliotecas y depósitos especializados en organizaciones históricas.
Decir que Raúl Marco y compañía siguen sin dignarse a presentar la totalidad de
los documentos que tienen en sus manos. Entendemos que para ellos es un
dilema enorme debido a que le pone entre la espada y la pared. Por un lado,
liberando este material pueden presentarse demagógicamente ante sus
seguidores como los «seguidores del legado del antiguo PCE (m-l) de Elena
Ódena», pero por otro lado, revelan los errores que los propios líderes como él
cometieron en aquel entonces, fallos que causaron la atrofia y defunción del
partido, sin olvidar que también estarían dando un gran arsenal a la militancia
1
actual de su partido para ver que mientras el antiguo PCE (m-l), pese a sus
innumerables fallos, intentaba mantener una política recta sobre diversos
temas, comparándolo con la línea ideológica y las actuaciones del actual PCE
(m-l), se constarará fácilmente que no tiene nada que ver, pues ahora reina un
eclecticismo y una confusión ideológica sobre todo tipo de cuestiones que hacen
imposible delimitar una ideología clara.
Sea como sea, sabíamos que no existía un análisis marxista profundo de los
aciertos y errores del PCE (m-l), pero el presente documento no queremos que
sea un mero documento bibliográfico de la organización –solo se citarán datos
de ese tipo cuando sea necesario poner en contexto al lector–, tampoco
queremos pararnos tanto a resaltar los méritos del viejo PCE (m-l) –los cuales
son evidentes y aun así saldrán a la luz a cada paso–, sino que queremos hablar
con franqueza sobre las causas o posibles causas de su degeneración a mediados
de los años 80 del siglo pasado. El fin es poder así extraer las lecciones
pertinentes para las próximas generaciones de revolucionarios.
Sabíamos que este trabajo no iba ser realizado por los viejos exmilitantes de la
cúpula del PCE (m-l) que se postran ante unas siglas y una historia oficial sin
más análisis, tampoco los nuevos oportunistas que reivindican el legado del PCE
(m-l) y de Elena Ódena mientras se alían con los enemigos de ese legado, como
es el caso de la secta lumpen de Reconstrucción Comunista comandada por el
excéntrico Roberto Vaquero. No lo van a hacer nunca porque ni tienen la
capacidad ni el interés. A lo sumo lo máximo que conseguirían es una copia
barata del presente documento.
Algunos dirán que esto demuestra nuestra prepotencia, bien, solo diremos que
el prepotente es aquel que hace alarde de algo que tiene. Entonces, insistimos:
preferimos pecar de ello mientras cumplimos con nuestro deber que celebrar y
reivindicar un legado que en verdad se desconoce.
El hablar claramente sobre los aciertos y errores del PCE (m-l) desde una óptica
crítica se impone como un deber necesario para los marxista-leninistas de la
actualidad. Tengamos en cuenta que valorar las cosas en su justa medida, pues
esa ha sido siempre, o debería de ser al menos, la máxima al evaluar su propia
historia, ya que es la única forma de progresar:
No nos hemos caracterizado nunca por mordernos la lengua y esta vez no será
diferente. Por ejemplo, para nosotros Elena Ódena es una figura que no está
libre de los grandes y pequeños errores que sufrió el PCE (m-l), pero a
diferencia del resto de dirigentes de renombre, falleció dando su vida por un
2
proyecto revolucionario, fue cabeza visible de una línea revolucionaria y
también de las rectificaciones que el partido experimentó cuando la dialéctica de
los hechos hacían necesaria una revisión –aunque no se dio cuenta de todo a
tiempo–, en consecuencia, vemos un hilo honesto en su trabajo más allá de
muchas de sus limitaciones en algunos puntos. Por tal razón nos parece una
infamia comparar la trayectoria teórico-práctica de Elena Ódena con otros
líderes como Lorenzo Peña, los hermanos Diz, José Avilés, Rafael Blasco, Pablo
Mayoral, Blanco Chivite o Raúl Marco que intentaron –y en algunos casos
lograron– llevar al partido al pantano de una teoría y práctica revisionista.
3
general, porque ya es hora». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico
sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas
de los GRAPO, 2017)
4
I
5
imponiendo su ley en el partido, influenciaron a todos los partidos comunistas
que aceptarían tal camino en un alarde –y esto debe decirse– de
sentimentalismo, cobardía y seguidismo. Casi todos ellos siguieron sin rechistar
su giro político-ideológico, no solo imponiendo el antistalinismo, sino también
implícitamente el antileninismo y el antimarxismo.
«[En 1932] se formó pues un claro nuevo núcleo de dirigentes entre los que
destacamos por su adhesión bolchevique hasta el final a: Pedro Checa –
fallecido en el exilio mexicano en 1942–, Trifón Medrano Elurba –fallecido
durante la guerra en 1937–, Cristóbal Valenzuela Ortega –fusilado por los
franquistas en 1939–, Hilario Arlandis –fusilado por los franquistas en 1939–,
Saturnino Barneto Atienza –fallecido en el exilio soviético en 1940–, Daniel
Ortega Martínez –fusilado por los franquistas en 1941–, José Silva Martínez –
fallecido en el exilio venezolano en 1949– y sobre todo José Díaz –fallecido en
el exilio soviético en 1942–. A esto se le podría sumar la caída de otros valiosos
cuadros de mayor o menor altura como Isidoro Diéguez Dueñas –fusilado por
el franquismo en 1942 o Puig Pidemunt –fusilado por el franquismo en 1949–.
Con esta verdadera sangría de militantes sufrida entre 1932-1942, se puede
observar que el PCE sufrió un total descabezamiento de sus piezas claves, lo
que brindó una buena oportunidad para que los oportunistas como Dolores
Ibárruri, Santiago Carrillo, Francisco Antón, Enrique Líster, Antonio Mije, y
más tarde también los Fernando Claudín, Jorge Semprún o Ignacio Gallego se
afianzasen cada vez más en las altas esferas del PCE. Aunque para ser justos,
ese ascenso meteórico de diversas figuras no hubiera sido posible sin la
implementación de maquiavélicas técnicas desde la nueva dirección del PCE,
las cuales desataron, contra los que dudaban o se oponían a sus aberraciones,
unos métodos brutales de supresión para afianzarse en el poder, promoviendo
infames juegos como: calumniar de «provocadores» a grandes y probados
dirigentes –Heriberto Quiñones en 1942 y Jesús Monzón en 1947–, delatar o
ajusticiar a quienes eran sospechosos de «no ser leales» a la nueva dirección –
como a José San José alias Aldeano en 1944, León Trilla en 1945, Alberto Pérez
alias César en 1945, Cristino García Granda en 1945, Víctor García en 1948,
Luis Montero Álvarez en 1950–». (Equipo de Bitácora (M-L); Epítome
histórico sobre la cuestión nacional en España y sus consecuencias en el
movimiento obrero, 2020)
Se puede decir que incluso a partir del control absoluto del PCE por parte de
Ibárruri y Carrillo en los años 40, fueron más allá de lo aceptado por la época, ya
que en varias ocasiones anticiparon el curso que luego Jruschov daría como
receta a los partidos comunistas. He ahí el discurso y el lenguaje del amorfo
frente nacional de 1942, el abandono del trabajo en las organizaciones de masas,
la falta de apoyo a los guerrilleros, los conatos y propuestas desesperadas de
terrorismo individual, los bandazos a izquierda y derecha sobre la postura a
adoptar frente a la socialdemocracia durante la posguerra… y finalmente la línea
de «reconciliación nacional» establecida en 1956.
6
Véase el capítulo: «El rescate de las figuras progresistas vs la mitificación y
promoción de figuras revisionistas en el ámbito nacional» de 2020.
En la época gloriosa durante la cual el PCE comandado por José Díaz y el PSUC
con Joan Comorera, los comunistas se granjearon la confianza de las masas y
aumentaron su prestigio hasta cuotas insospechadas. Fue una época dorada que
ningún periodo posterior de estos mismos partidos, bajo mandato revisionista,
pudo emular, lo que reafirma la justa línea política de los marxista-leninistas de
esta época:
«La resuelta actitud del partido comunista frente al ataque fascista, el audaz
ejemplo que dio colocándose al frente de las masas para impedir que el
fascismo pasara, el ejemplo de sus militantes, el 60 por ciento de los cuales
fueron enviados a los diversos frentes de lucha, aumentaron en gran medida la
autoridad y el prestigio del partido entre las masas del pueblo. Un partido
crece, gana autoridad y se convierte en dirigente de las masas cuando cuenta
con una línea clara y se lanza audazmente a la lucha por llevarla a la práctica.
El Partido Comunista de España se convirtió en un partido tal en el curso de la
guerra civil. Desde la insurrección fascista en julio de 1936 hasta finales de ese
mismo año, el partido comunista triplicó el número de sus miembros. Y,
aunque en aquellos días la gente se integraba en el partido para ofrendar su
vida, y no para dar su voto en las elecciones, jamás ni nadie, ni el llamado
partido comunista de Santiago Carrillo, ni los otros partidos revisionistas, que
han abierto sus puertas a todo aquel que quiera ingresar en ellos, laico o
religioso, obrero o burgués, podrá hablar de un crecimiento de la autoridad e
influencia como las que adquirió el digno Partido Comunista de España
durante el período de la guerra civil». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es
anticomunismo, 1980)
«La Guerra de España tocó a su fin a comienzos del año 1939, cuando la
dominación de Franco se extendió a todo el territorio nacional. En aquella
guerra el Partido Comunista de España no escatimó esfuerzos ni energías
para derrotar al fascismo. Y si el fascismo venció, fue debido, aparte de los
diversos factores internos, en primer lugar a la intervención del fascismo
italiano y alemán y a la política capitulacionista de «no intervención» de las
potencias occidentales con respecto a los agresores fascistas. Muchos
militantes del Partido Comunista de España inmolaron sus vidas durante la
guerra civil. Otros fueron víctimas del terror franquista. Otros miles y miles
7
fueron arrojados a las cárceles donde permanecieron por largos años o
murieron en ellas. Después del triunfo de los fascistas, en España reinó el más
feroz terror. Los demócratas españoles, que lograron escapar de los campos de
concentración y de los arrestos, tomaron parte en la resistencia francesa
donde combatieron heroicamente, mientras que los demócratas españoles que
se fueron a la Unión Soviética se integraron en las filas del Ejército Rojo y
muchos de ellos dieron su vida combatiendo al fascismo. Pese a las condiciones
sumamente graves, los comunistas continuaron su lucha guerrillera y la
organización de la resistencia también en España. La mayor parte cayeron en
manos de la policía franquista y fueron condenados a muerte. Franco golpeó
duramente la vanguardia revolucionaria de la clase obrera y de las masas
populares de España y esto tuvo consecuencias negativas para el partido
comunista. Al haber desaparecido en la lucha armada y bajo los golpes del
terror fascista los elementos más sanos, más preparados ideológicamente,
más resueltos y valientes, del Partido Comunista de España, cobró supremacía
y ejerció su influencia negativa y destructora el elemento cobarde pequeño
burgués e intelectual como son Santiago Carrillo y compañía. Estos fueron
transformando gradualmente al Partido Comunista de España en un partido
oportunista y revisionista. (...) En otras palabras, Santiago Carrillo es un
agente de los más rastreros y ordinarios del capitalismo mundial. Pero sus
«teorías» no aportarán muchos beneficios al capitalismo, dado que, tal como
son presentadas por Carrillo, desenmascaran en realidad el pseudomarxismo
de los revisionistas modernos, Carrillo, por un lado, sirve al imperialismo y al
capitalismo mundial, porque se opone a la revolución, niega las ideas
marxista-leninistas que inspiran al proletariado y a los pueblos de todo el
mundo, y, por el otro, arranca las máscaras y desenmascara a los otros
revisionistas modernos, pone al descubierto sus verdaderos objetivos ante los
ojos del proletariado y de los pueblos. Santiago Carrillo, Secretario General
del Partido Comunista de España, es un revisionista bastardo de bastardos.
Ha tomado del revisionismo moderno lo que de más vil y
contrarrevolucionario tenía y se ha convertido en apologista de la traición y
de la completa capitulación». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es
anticomunismo, 1980)
Uno de sus folletos iniciales se explicaba así las razones para tal conformación
de un nuevo partido independiente:
8
dirección, a tener su partido de clase. Ahí están las raíces del Partido
Comunista de España (marxista-leninista); esta es la explicación de que surja
nuestro partido. La base del partido no está dispuesta a conformarse con ese
destino que el grupo revisionista su papel dirigente por parte de los dirigentes
revisionistas del PCE significaba desarmarlo virtualmente y colocarlo a
remolque de las clases más titubeantes y timoratas. El grupo revisionista
encaramado en la dirección del PCE ha pretendido sustituir el principio de la
lucha de clases, que es el motor de la historia y el punto de partida de toda
política verdaderamente revolucionaria, por una política de oportunismo y
seguidismo. Esta crisis, provocada por los revisionistas, no es un fenómeno
estrictamente nacional, sino que es el reflejo de la crisis del Movimiento
Comunista Mundial, suscitada por el revisionismo moderno, a la cabeza del
cual se encuentra la dirección del Partido Comunista de la Unión Soviética. (...)
Al igual que en el mundo entero se ha producido una reacción de todos los
revolucionarios honrados, también en España, los marxista-leninistas de
dentro y fuera del partido se han opuesto resueltamente a la política de
traición y reconciliadora del grupo oportunista de la dirección del PCE y ha
resuelto reconstituir el partido sobre las bases científicas del marxismo-
leninismo». (Elena Ódena; ¡Viva el Partido Comunista de España (marxista-
leninista)!, 1965)
En verdad, el PCE (m-l), como tantos otros partidos fue producto de la polémica
a nivel general lanzada contra el jruschovismo a partir del año 1960, pero los
marxista-leninistas de cada país no habían sido capaces de detectar el
revisionismo que en muchos casos ya se había hecho con el control de sus
respectivos partidos.
El propio PCE (m-l) consideraría que aunque en 1942 hubo una derechización,
el revisionismo del PCE databa solamente desde el VIº Congreso de 1960
aproximadamente:
Pero en realidad, el Vº Congreso del PCE de 1954, así como toda la política de
años anteriores ya demostraban que dicha degeneración venía de lejos.
9
-«La falta de investigaciones históricas sobre el movimiento obrero nacional e
internacional en el PCE (m-l)» de 2020.
Un testigo cuenta así la dificultad que suponía para el PCE (m-l) competir
contra el PCE en aquella época:
«En el período de penuria extrema que se inició en 1967, las reuniones del
partido se vieron muy afectadas, porque ni siquiera teníamos dinero para
pagar la consumición en un café y habíamos de citarnos y conversar sentados
en bancos públicos, ya fueran en la calle o en un parque –si hacía buen
tiempo–, ya en un andén de metro. Quedaba deteriorada la calidad de tales
reuniones. Asimismo, hubo que reducir la compra de prensa franquista, lo cual
también mermaba nuestra información y, por lo tanto, el interés de nuestros
comentarios y de nuestras consignas. Esa insuficiencia se palió en parte
posteriormente gracias a la ayuda familiar». (Lorenzo Peña; Amarga
juventud: Un ensayo de egohistoria, 2010)
10
No nos detendremos a explicar demasiado los primeros problemas internos del
PCE (m-l), ya que la mayoría serían sucesivos y se revelarán en los siguientes
capítulos cuando tratemos los errores en la línea política y los debates internos.
Si destacamos por ejemplo que:
11
«El nuevo movimiento marxista-leninista no se formó como un producto
químicamente puro después de una reacción de laboratorio. Nació en medio de
una terrible batalla, librada por lo general, en condiciones de inferioridad, de
la cual los marxista-leninistas fueron ganando batallas, pero no sin sufrir
bajas ni pérdidas. (...) Los nuevos partidos marxista-leninistas fueron por lo
general reconstruidos basándose en cuadros jóvenes e inexpertos, ya que la
mayor parte de los viejos cuadros traicionaron o abandonaron. (...) No todos
los militantes en desacuerdo con el revisionismo se atrevieron a romper
organizativamente con él». (Partido Comunista de España (marxista-
leninista); Esbozo de Historia del Partido Comunista de España (marxista-
leninista), 1985)
La situación les exigía a estos nuevos partidos una particular atención y cuidado
frente a estos líderes y partidos que habían renegado del marxismo-leninismo:
12
El PCE (m-l) acabaría siendo el único grupo que se escindiría del PCE por
razones revolucionarias –el resto de miembros que permanecieron y crearon
escisiones en años sucesivos serían fracciones revisionistas enfrentadas al
carrillismo desde otras posturas revisionistas–.
Poco a poco hubo se fue creando poco a poco una gran sopa de siglas que se
desgajaban de su seno:
Y muchos más...
Ha sido famoso hasta hace poco la idea –por influjo y dominio del revisionismo
en España– de que los líderes del Partido Comunista de España (reconstituido)
fueron los primeros en oponerse al carrillismo, pero lo cierto es que los
miembros del futuro PCE (r) en 1964 siguieron dentro del PCE o sin partido
hasta la creación en el exilio, casi cinco años después, de la fundación de la
Organización Marxista-Leninista de España (OMLE) ¡Es decir en 1964 la gente
del futuro PCE (r) ignoró la lucha de los revolucionarios anticarrillistas, y
solamente en 1968 crearon una organización que no era un partido ni tenía
presencia en el interior! ¡Y solo en 1975 pasaron a fundar el pretendido partido
13
del PCE (r)! Véase la obra: «Estudio histórico sobre los bandazos oportunistas
del PCE(r) y las prácticas terroristas de los GRAPO» de de 2017.
Por ejemplo otro gran artículo breve pero que deslindaba a la perfección las
diferencias entre la línea revisionista del PCE versus a la línea revolucionaria del
PCE (m-l), sería el artículo de Elena Ódena: «Sobre algunas cuestiones de
principio del marxismo-leninismo» de 1967.
Pese a estas evidentes labores revolucionarias a respetar, más tarde, como nos
ha tenido acostumbrado a lo largo de toda su historia, la dirección del PCE (r)
acomplejada por su propia ausencia en estos años, intentó justificar su aparición
tardía y su no participación en estos hitos alegando excusas variopintas, como
que sus militantes en aquel entonces no se sumaron al proyecto del PCE (m-l)
porque era el resultado de la «unión de grupos en el extranjero», «heterogéneos
ideológicamente» y una «mala copia» seguidista de las fórmulas de Pekín –le
dijo la sartén al cazo–:
«La oposición a que hemos hecho referencia, logró agruparse y de ahí salió el
llamado «Partido Comunista de España (m-l)». Este llamado Partido nace en
el extranjero, con la fusión de varios grupos de lo más heterogéneo y sobre una
base programática que era una mala copia, a retazos, de la línea aplicada en
la revolución china». (Partido Comunista de España (reconstituido); Informe
en el Iº Congreso del PCE (r), 1975)
Por eso vamos a ir comparando la trayectoria del PCE (m-l) sin olvidar donde
estaba el PCE (r) en aquellos momentos.
14
Las ramas principales del PCE (m-l) como eran La Chispa, Proletario, Mundo
Obrero nacieron en el interior de España como reacción a la política reformista
del PCE de Carrillo-Ibárruri:
De hecho, los dirigentes carrillistas tuvieron que desarrollar toda una política de
veto, chantajes y expulsiones para acallar la valiente lucha de estos grupos:
He ahí también la razón por la que resulta tan absurdo que los líderes del actual
PCE (m-l) como Raúl Marco, Carlos Hermida y similares traten de exonerar a
revisionistas como Líster o Ibárruri, y centrar toda la lucha contra el
revisionismo en la figura de Carrillo. Esto supone escupir en la historia de esas
siglas y en el trabajo de los valientes comunistas que se enfrentaron a estos
revisionistas. Pero esto también lo veremos detalladamente en los capítulos
siguientes. Véase el capítulo: «El rescate de las figuras progresistas vs la
mitificación y promoción de figuras revisionistas en el ámbito nacional» de
2020.
El PCE mantuvo una política de acoso y derribo hacia los militantes del PCE (m-
l) incluso después de la escisión de 1964. Más de un militante o simpatizante del
PCE (m-l) sufriría las consecuencias:
15
seguridad del PCE se dirigían hacia mí con ánimos de zurrarme la «badana»,
menos mal que este compañero se puso en medio y los convenció, solo por
silbar y abuchear. Traidores como Carrillo ha habido pocos, además con un
descaro total, a Ibárruri la disculpaban más en cuanto a que era mayor y
otras excusas, que quizá fuera cierto pero que no la exime de su revisionismo
que venía de décadas atrás, pero repito, algunos parecen que no quieren
acordarse del pasado y de cómo sucedieron las cosas». (Comentarios y
reflexiones de José Luis López Omedes a Bitácora (M-L), 2019)
16
nivel general, es ver que la influencia del partido nunca lograría implantarse en
los núcleos obreros, teniendo éxitos fugaces en el ámbito estudiantil, casi nulos
en el campo y el campesinado.
Hay que apuntar que gran parte del núcleo principal del PCE (m-l) derivaba de
los editores del periódico «Mundo Obrero Revolucionario», entre los que
estaban antiguos seguidores del comunista catalán Joan Comorera, el Secretario
General del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), quien en los años
40 se había enfrentado a la dirección del Partido Comunista de España de
Ibárruri-Carrillo, denunciando su oportunismo y metodologías gansteriles:
Si bien es cierto que el PCE (m-l) nació como tantos otros nuevos partidos
marxista-leninistas con la carga del maoísmo en su seno, es igualmente cierto
que el maoísmo en aquel entonces no estaba destapado a nivel internacional
como una corriente revisionista, suponiendo para él como para el resto de
partidos una de las principales fuentes de los errores que se cometerían.
Para inicios de los 70 el PCE (m-l) ya se había ido distanciado de forma crítica
con Pekín, emitiendo incluso algún documento público, y abandonando varios
de sus conceptos en sus publicaciones. Esto a diferencia del PCE (r) que
pretendía ocupar su lugar en el seno del maoísmo de España. Uno de sus
exmilitantes más críticos con la dirección, diría:
«Para esa época [1972] los chinos habían roto con el PCE (m-l), al que en la
embajada apodaban despectivamente «la banda de Benita» para regocijo de
la colonia exiliada [es decir el PCE (r)]. Una vez más, empero, fallamos al
intentar ocupar el hueco dejado por otros». (Pío Moa; De un tiempo y de un
país. La izquierda violenta (1968-1978): La oposición durante el franquismo,
2002)
17
«Al año siguiente [1978] se producirá, ¡por fin!, la ruptura del PCE (ml) con
China, la inversa había tenido lugar ya en 1970, en realidad el PC chino nunca
había apoyado al PCE (m-l). Tal ruptura fue más lejos, conllevando [el PCE
(m-l)] una condena a todo el pensamiento Mao Zedong». (Lorenzo Peña;
Amarga juventud: Un ensayo de egohistoria, 2010)
Por supuesto, nosotros pensamos que fue un grave error para el PCE (m-l)
haberse fundado bajo conceptos e ideas maoístas, vemos una concesión
injustificable no haber roto relaciones con China cuando recibía a Carrillo como
aliado en 1970, y cuando en 1973 restableció relaciones con Franco, prefiriendo
alejarse sin hacer demasiado ruido hasta denunciar al maoísmo abiertamente en
1978, y solo comenzando en 1979 a reconocer la infralavaloración que se había
hecho de la teoría y práctica revisionista de Mao. Aunque la autocrítica no fue
completa. Véase el capítulo: «El PCE (m-l) y su tardía desmaoización» de 2020.
Pero al César lo que es del César, el PCE (r) no puede dar lecciones de moral a
nadie y criticar bajo la acusación de seguidismo a ningún partido en ninguna
época, pues siempre se limitó a actuar como poliagente de los diferentes
revisionismos en España: empezó siendo maoísta, luego rehabilitó el
jruschovismo, el castro-guevarismo, el peronismo, etc. Sin abandonar ese
maoísmo de marca tercermudista, hoy se ha hecho notar como nostálgico de los
días del socialimperialismo ruso, por lo que apoya al imperialismo ruso de Putin
sin pasar vergüenza alguna. El PCE (r) recuerda al chiste del médico que con un
cigarrillo en la boca, aconseja a su paciente dejar de fumar.
También entre las acusaciones del PCE (r) al PCE (m-l) se incluía una crítica; o
mejor dicho una serie de difamaciones contra el programa del PCE (m-l):
«Basta recordar, entre los ejemplos más conocidos, los programas que tanto el
PCE (m-l) como la ORT han venido sosteniendo en los últimos años acerca de
la «revolución nacional antiimperialista», copias, sin apenas ninguna
variación, de la revolución china de nueva democracia». (Manuel Pérez
Martínez, «Arenas»; Atreverse a hablar y pensar con voz propia, publicado en
Bandera Roja, 2ª época-año IV – nº 41, noviembre de 1978)
Esta acusación ya la había repetido el líder de la escisión del PCE (m-l) de 1976,
quien diría:
18
obrera y urbana». (Alejandro Diz; La sombra del FRAP; Génesis y mito de un
partido, 1977)
El PCE (m-l), que claramente en los años 60 andaba imbuido de maoísmo hasta
las cejas, emuló algunas declaraciones iniciales sumamente ambiguas y laxas
sobre el nuevo régimen que se debía adoptar o sobre el carácter de la revolución.
En honor a la verdad, como en tantos otros temas, la mayoría de los escritos que
se acercaron a esta visión fueron por influencia de Lorenzo Peña. Pero no es
menos importante a señalar que la dirección, como en tantos otros temas,
permitió que se publicasen tales análisis en nombre del partido.
19
muchas más ventajas que perjuicios». «El objetivo estratégico de la etapa actual
de la revolución es una república democrática-popular, en la que compartan el
poder político todas las clases que hayan tomado parte en la revolución: el
proletariado, el campesinado trabajador, la pequeña burguesía urbana y el ala
revolucionaria de la burguesía nacional». Años después reconocería que se
trataba de una: «Primera etapa de la revolución como democrático-nacional,
concebida como un largo período de transición, no como un instante». Esto
demuestra una vez más, que al trotskismo no se le puede combatir desde otro
revisionismo.
Para el Iº Congreso del PCE (m-l) de 1973, el programa del PCE (m-l) no tenía
nada que ver con el programa antimarxista de nueva democracia de Mao, ni en
lo político ni en lo económico, rechazaba todos estos puntos de Lorenzo Peña.
20
país es el de una oligarquía de carácter predominantemente capitalista y
financiera, enfeudada al imperialismo estadounidense, y que esta clase es que
detenta el poder estatal; que la construcción fundamental es la existente entre
el carácter social de la producción y el carácter privado, capitalista, de la
apropiación, contradicción que se resuelve mediante la revolución socialista.
(…) La lucha por la revolución socialista se entremezcla con la lucha por
objetivos y tareas democrático-revolucionarias, antiimperialistas,
antifascistas, formando un movimiento revolucionario que tiene como objetivo
la destrucción del Estado reaccionario de la oligarquía y el imperialismo».
(Partido Comunista de España (marxista-leninista); Esbozo de la historia del
PCE (m-l), 1985)
No hay que olvidar que estas teorizaciones, son las mismas que luego daban pie
a presentar la idea de que la burguesía nacional era progresista, la alianza con
ella era posible y necesaria... así como otros inventos que hoy repiten muchos de
sus discípulos:
21
al imperialismo norteamericano «desarrollaba» el capitalismo español hasta
sus últimas fases y consecuencias». (Partido Comunista de España (marxista-
leninista); Documentos del IIº Congreso del PCE (m-l), 1977)
De ahí lo triste que es que hoy algunos viejos líderes del PCE (m-l), los
republicanos o los cabecillas de Reconstrucción Comunista (RC) nos hablen
como Carrillo de la necesidad en pleno siglo XXI de una «revolución
democrática» en España, cuando esto ya se descartaba en lo fundamental
viendo la propia fisonomía económica de la España y su evolución tras el
«desarrollismo» franquista, viendo el papel histórico de la burguesía. Sin
olvidar el error en el que todavía hoy insisten los restos del viejo PCE (r),
cuando aludiendo a su dogma de que «España sigue siendo fascista», pretenden
exponer que la forma de dominación política es la que determina las tareas de la
revolución, poniendo por delante la superestructura a la base económica, y no al
revés. Esto se verá más adelante cuando se trate el tema del republicanismo y
las etapas de la revolución. Véase el capítulo: «El republicanismo abstracto
como bandera reconocible del oportunismo de nuestra época» de 2020.
22
medida en que haya desarrollado su propia fuerza, la clase obrera gozará de
la fuerza y de la autoridad necesarias para ejercer una influencia
determinante en el seno de las demás capas no proletarias. De la doble
naturaleza de las distintas capas burguesas, que de un lado son ellas mismas
expoliadas y oprimidas por la oligarquía y el imperialismo yanqui, y de otro,
ellas mismas explotan a una parte del proletariado y del campesinado, se
desprende su carácter inestable y su comportamiento titubeante, poco firme y
decidido, particularmente ante las dificultades y reveses de la lucha –
recuérdese el comportamiento claudicante de la mayoría durante nuestra
guerra nacional revolucionaria de 1936-1939–. Además, en lo que a España
concretamente se refiere, las capas intermedias burguesas tienen escasa
entidad política, ya que de manera general hasta el presente, se han colocado
a la zaga de la oligarquía terrateniente y financiera. Por lo que resulta
evidente que su papel no puede ser en modo alguno el de dirigir la fase actual
de la revolución española y que el papel dirigente le incumbe al proletariado
en alianza con el campesinado pobre». (Elena Ódena; ¿Qué fuerzas deben
formar el frente?, 1971)
23
Más claro que el agua. Esto era algo que lo imponía la realidad económica de
España:
España era una neocolonia, en el sentido de que tenía soberanía estatal pero su
economía y política estaba atada a otro país, esto sería corregido a posteriori,
pero la descripción y conclusiones de la economía española eran correctas más
allá de este detalle, de hecho, en las variadas descripciones del estatus de
24
España frente al imperialismo yanqui era descrita como lo que era: una
neocolonia.
Hay que decir que negar los vínculos hispano-estadounidenses era negar una
realidad. Véase el documento del PCE (m-l): «La dominación yankee sobre
España» de 1968. De hecho, era una de las líneas fundamentales de Carrillo:
25
incluso intentaban acusar al PCE (m-l) de «oportunismo derechista» y de
«desviarse de la revolución proletaria» por recordar estos vínculos y abordarlos
en sus análisis. ¿Pero qué decían los comunistas en los 50 sobre el tema? ¿Era
esto una idea exclusivamente para los países coloniales o era posible conjugar
dichas tareas en los países desarrollados –o mínimamente desarrollados–?:
«La lucha del proletariado y el pueblo liderado por él para el mundo se fusiona
con la lucha por la independencia nacional. Los imperialistas estadounidenses,
esforzándose por cumplir sus planes de dominación mundial, burlan la
independencia nacional de los pueblos de Europa, Asia y otros continentes. Las
políticas imperialistas de los círculos gobernantes de los Estados Unidos se
esconden detrás de la ideología del cosmopolitismo. (...) Los imperialistas son
asistidos diligentemente por las clases explotadoras dominantes de los países
de Europa occidental y sus agentes. (...) En tales condiciones históricas, para el
proletariado de los países de Europa occidental, la cuestión de la relación entre
sus tareas de clase y las tareas nacionales se plantea de una manera nueva. El
proletariado es ahora la única clase capaz de reunir a todas las fuerzas
democráticas y patrióticas y tomar en sus manos el estandarte de la defensa
de la independencia nacional y la soberanía nacional. Su lucha por la paz, por
la independencia nacional, por la democracia está inevitablemente vinculada
con la lucha por el socialismo. (...) En vista de esto, los partidos comunistas al
frente de las fuerzas democráticas enfrentan la tarea de expandir la lucha
contra el imperialismo estadounidense, sus aliados y cómplices. Los partidos
comunistas deben asumir la protección de la independencia nacional y la
soberanía de sus países, reuniendo a su alrededor a todas las fuerzas
democráticas y patrióticas del pueblo». (Academia de las Ciencias de la URSS;
Materialismo histórico, 1950)
26
obra: «La crítica al revisionismo en la Iº Conferencia de la Kominform de 1947»
de 2015.
La propia Elena Ódena cayó en estas teorías similares donde se ponía el foco en
los lazos de la burguesía de España con la burguesía de EE.UU., y donde se
pedía atender a dicha vinculación como condición previa para resolver las tareas
socialistas:
Venir a declarar esto, era como teorizar que todo país que de una u otra forma
tuviese lazos de sumisión frente al imperialismo, tenía que librar primero una
«lucha de liberación nacional» y después empezar a resolver las tareas
socialistas, algo absurdo refutado por las experiencias históricas, dado que se
acaba combatiendo por la fuerza contra la reacción nacional y extranjera. Seguir
esta idea haría que prácticamente ningún país tuviese posibilidad de enfrentar
tareas socialistas, ya que en la era de la globlalización, esa interdependencia
entre países se hace notar todavía más. En el caso de España, no solo siguen
persistiendo las bases estadounidenses o en la actualidad hay varias potencias
imperialistas que invierten capitales en el país, sino que existen lazos
supranacionales con la Unión Europea y la OTAN, por tanto, siempre va a
existir «tareas antiimperialistas pendientes», incluso en los países más
desarrollados, ¡pero no pueden ser problema central en un propio país
imperialista! Para más inri, aquí se olvidaba como afrontar dichas tareas
antiimperialistas... pues el nudo gordiano se resuelve cuando tras la toma de
poder del proletariado se toman las medidas revolucionarias pertinentes en lo
político y económico, eliminando de raíz el problema de la presencia e
influencia del imperialismo.
27
avanzar la revolución socialista –como se ha visto en algunas de las propuestas
del PCE (m-l) sobre las propiedades estadounidenses–.
Es más, existen documentos del PCE (m-l) donde sí se mantenía una postura
mucho más correcta. El propio Lorenzo Peña en colaboración con Paulino –
Valera–, reconocía:
«El imperialismo yanqui será arrojado del país y las propiedades robadas por
él, al pueblo le serán devueltas. La oligarquía interna será igualmente
expropiada y privada de derechos políticos. (…) La confiscación de los bienes
de la oligarquía antipatriótica y los que están en manos de los monopolistas
yanquis, pasarán a ser en su mayoría propiedad de todo el pueblo. Esto es, al
mismo tiempo que se realizan las transformaciones de la revolución
democrática pendientes, se instaurará un fuerte sector socialista. Sector que,
así como permitía a la oligarquía proimperialista la dominación política
exclusiva, dará al proletariado la hegemonía en el poder común de las clases
populares que hayan participado en la revolución». (Partido Comunista de
España (marxista-leninista); Revolución Española, Nº1, 1966)
Años más adelante, se pueden ver algunas respuestas dadas a otros grupos
como la OMLE, núcleo del futuro PCE (r):
28
sus publicaciones, aunque como hemos visto en el contenido de su programa
dicha república era planteada bajo la hegemonía del proletariado y el
planteamiento de resolución de tareas socialistas.
29
oportunistas, el grado de hostilidad o aceptación de las masas al partido
comunista, su programa y sus eslóganes será alto o bajo no solo por la
adecuación de una línea política plasmada a base de tener en cuenta la realidad,
sino dependiendo del trabajo que se haga entre las masas para explicar
detenidamente por qué no debe temer a ciertos anatemas como el «marxismo»,
la «socialización de los medios de producción» o la necesidad de la «dictadura
del proletariado»… hacer comprenderes que estas palabras son en realidad
acordes a sus aspiraciones actuales, mientras en otros casos el comunista deberá
trabajar para que entre las capas más atrasadas lo sean en un futuro. Esto no
significa que estos términos deban repetirse mecánicamente sin explicar jamás
su contenido detalladamente como hacen muchos grupos, sino que más vale que
las masas sepan identificar en lo fundamental qué significa esto y de su
necesidad a que el partido lo repita en abstracto hasta parecer una entelequia.
Pese a la evidente diferencia de méritos entre unos y otros durante los años del
franquismo, desde el PCE (r) se acusó en repetidas ocasiones a la cúpula del
PCE (m-l) de ser «falangistas y provocadores» ¡que obstaculizaban la
reorganización del partido! (sic). Véase la obra de Arenas: «La dirección
falangista del llamado PCE (m-l) al descubierto» de 1977.
Lo cierto es que el que sería años después principal Secretario General del PCE
(r), el famoso «Camarada Arenas», venía de los círculos semitrotskistas del
Partido Comunista de España (internacional) y había renunciado a su militancia
en la cárcel siendo acusado por uno de sus jefes de «claudicador», de «dictador»
por sus métodos, dejando caer que seguramente hubiera obtenido su libertad
colaborando con la policía. De esa procedencia también vendrían otros famosos
cuadros:
«En 1968, Arenas andaba a la búsqueda de una idea que diese salida a sus
disputas con los popes de CC.OO. y del PCE, y así encontró a los militantes del
PCE (i), un partido que entonces se columpiaba entre el trotskismo y el
maoísmo. (…) De sus filas salieron, en una escisión por la derecha, los
principales dirigentes del Partido del Trabajo de España (PTE), que llegaría a
ser, junto con la ORT y el MCE, uno de los tres grandes grupos que disputarían
a Carrillo el ala parlamentaria de izquierdas en las elecciones de 1977. En el
30
seno del PCE (i) vivió Arenas las típicas luchas internas propias de un partido
izquierdista: escisiones, contraescisiones, discusiones sin límites… No debieron
ir muy bien las cosas a Arenas en el PCE (i) ya que desde entonces uno de sus
dirigentes M. Valverde, le persigue con una saña sin límites, y ha llegado a
escribir artículos en la prensa donde vierte sus dudas sobre la actitud de
Arenas en la detención conjunta que ambos sufrieron en 1970. La secretaria
general del PCE (i) dice, en un documento enviado a la prensa en septiembre
de 1985, que Arenas actuaba ya, en 1970, como un pequeño dictador
«explotando» a otros compañeros de la construcción con los que había
formado una cuadrilla y que era raro que no fuera torturado como los demás
detenidos del PCE (i) en la comisaría, así como que había sido «visto por los
demás bebiendo con ellos cerveza y coñac». Arenas negó estas acusaciones
como rotundamente falsas y replicó diciendo que el PCE (i) no era más que un
engendro cuya única actividad ha sido atemorizar a las floristas y a los
pacíficos paseantes de las Ramblas barcelonesas. Sea como fuere, al salir de la
cárcel deja el PCE (i), y con su pequeño grupo entra en contacto con un
militante de la OMLE. (…) Éste le pone en contacto con Enrique Cerdán Calitxo
y comienzan las discusiones para la fusión de ambos grupúsculos. (…) Lo
mismo ocurrió con José Antonio Teijelo, un destacado dirigente del PCE (r),
salido de la Universidad de Sevilla y procedente del PCE (i)». (Rafael Gómez
Parra; Los hijos de Mao, 1991)
Apuntar que la OMLE, organización que sería el núcleo principal del futuro PCE
(r), nace en 1968 al calor de «Mayo del 68» francés, movimiento influenciado
por el existencialismo, el estructuralismo, el trotskismo, el anarquismo, el
tercermundismo, el maoísmo más anarquista de la Revolución Cultural, y un
sinfín de variantes antimarxistas que tenían su nexo en el antistalinismo y sobre
todo en las simpatías por el maoísmo.
Un testigo y ahora exmiembro del PCE (m-l) como Lorenzo Peña, nos relata en
sus memorias: «Amarga juventud: Un ensayo de egohistoria» de 2010, como un
grupo escindido del PCE (m-l) en 1964 llevaría una vida ecléctica hasta fundirse
en la OMLE en 1968. Véase el capítulo: «Las tempranas e inesperadas
escisiones del PCE (m-l)» de 2020.
31
Otro testigo y exmiembro del PCE (r) diría:
Los restos del PCE (r) y sus hooligans hoy intentan manipular la historia
reciente y presentarse como «el grupo que más ha sufrido la represión
franquista y postfranquista» y a veces como «el único que la ha sufrido», el
«único que denunció la maniobra de la transición y sus injusticias» lo cual es
una broma pesada, ya que fueron un grupo constituido como partido justo en
1975, el mismo año de la muerte de Franco, sin células en el interior como
reconocían sus autores, y a la postre articulándose como una organización
conspirativa que atentaba de tanto en tanto sin una conexión e influencia entre
las masas. La consecuencia de dicha línea era que no se tomaba partido, pues no
desarrollaban una participación real, ni podían influir en las movilizaciones
contra el desempleo, el peligro de una nueva guerra, las huelgas, ni en ningún
mínimo hito de la lucha de clases que hubo en las sucesivas décadas, acabando
sus días, de nuevo, con una desesperada cúpula en el exilio y sin presencia real
en el interior para levantar una estructura mínima. Véase el capítulo: «Los
grupos semianarquistas y el nulo aprovechamiento de los resquicios legales de
la democracia burguesa o el fascismo» de 2017.
32
Por citar solo unos pocos ejemplos de la represión sufrida por este grupo
tenemos:
La detención de los dirigentes de la cúpula del PCE (m-l) Paulino García Moya y
Emilio en 1966;
Se sucede en Valencia la detención de los militantes del PCE (m-l) José Tena Gil
como de Esteban Villanueva, por portar propaganda. Durante un período que va
desde octubre de 1973 hasta verano del 74, sufrieron en ese lapso de tiempo
severas torturas;
La detención y torturas del militante del FRAP José Manuel García Benito a
manos de la BPS bajo la única acusación de pertenecer a un grupo político
ilegal, siendo uno de los primeros presos políticos después de la muerte de
Franco;
Detención y tortura de Riccardo Gualino en 1976, pieza clave del partido por sus
contactos con los exiliados y los revolucionarios italianos;
Víctor Pérez Elexpe, militante del PCE (m-l) muere el 20 de enero 1975 mientras
repartía propaganda en Santurce; así mismo: fue herido de gravedad por los
disparos de un policía de la BPS, Carlos Urritz Geli, el 1 de febrero de ese mismo
año.
33
Se llevan a cabo tras las inmensas protestas nacionales e internacional los
fusilamientos de José Humberto Baena Alonso, José Luis Bravo y Ramón García
Sanz en 1975, en un juicio sin garantías como se reconoció en el exterior. Tras
un periodo previo de torturas como denunciaron en sus alegatos, tampoco se
aceptaron las pruebas de la defensa, la fiscalía a su vez no presentó prueba de
huella dactilar, ni testigos, ni prueba de balística ni del arma homicida, pese a
ello los tres fueron condenados sin prueba alguna;
El montaje en 1978 contra José Félix Abad, Josep Mª Caparros y Javier Sáez
acusados de colocar una bomba contra la sede de Fuerza Nueva –el autor real
Tomás Antón Torregrosa, dueño del propio local, confesaría años después su
responsabilidad–;
Última liberación de los presos del PCE (m-l) a mediados de los 80 tras cumplir
condena o ser indultados.
Y así podríamos seguir una vez más hasta la extenuación sobre la represión que
sufrió el PCE (m-l) capitaneado por Elena Ódena durante 1964-1985 antes de
perder su espíritu revolucionario. Existe suficiente documentación online para
estudiar algunos de estos hechos. Véase la obra del PCE (m-l): «Grupo Edelvec;
FRAP, 27 de septiembre de 1975» de 1985.
Recordemos además:
34
conciencia a cada a paso de la necesidad de la revolución, aprendiendo de su
propia experiencia, de las pugnas que se desarrollan en los campos de la
política la economía y la cultura, no pudiéndose forzar las etapas para
lanzarse a la toma del poder. Por tanto, la represión que sufren los marxista-
leninistas a diferencia de la que sufren los aventureros terroristas, siempre se
hará sentir en una intensidad mayor y de forma multifacética, debido a la
sencilla razón de que sus acciones y sus objetivos suponen una verdadera
peligrosidad para el Estado, tanto en la forma de democracia burguesa como
en su forma fascista, mientras que un grupo desligado de las masas, ecléctico y
desesperado, por muy espectacular que se pretenda con sus acciones, no
supone un desafío real sino un problema fugaz, y puede hasta llegar a ser,
como hemos visto históricamente, un juguete en manos de los servicios
secretos.
35
II
«Elena Ódena: El FRAP surge porque está escrito también en la línea del
partido que para organizar al pueblo hace falta un frente unido. Un frente
revolucionario. El partido no puede en modo alguno incorporar a sus filas a la
inmensa mayoría del pueblo, eso supone la aceptación de una disciplina, de
una ideología y de unos principios». (Elena Ódena; Entrevista realizada para
«Interviú» por el periodista José Dalmau, 17 de febrero de 1977)
36
4.– Profunda reforma agraria, sobre la base de la confiscación de los grandes
latifundios.
El heroísmo y trabajo abnegado del PCE (m-l) entre las masas daría sus frutos.
Uno de los exmiembros del FRAP, el cual rechaza hoy toda vinculación con el
comunismo, afirma a partir de su estudio:
Seguramente estas sean cifras exageradas. Pero una cosa es cierta: pese a las
duras condiciones represivas bajo el franquismo, y aún con la hegemonía del
jruschovismo en el movimiento obrero, a principios de los años 70 esta
organización logró constituirse como segunda fuerza política dentro del totum
revolutum de grupos que se autodenominaban marxistas, solo por detrás del
PCE de Carrillo, que contaba con grandes métodos de financiación y un amplio
aparato de propaganda en comparación con cualquier otra organización que se
reclamara «de izquierda». Es cierto que este estatus se perdería a medida que
avanzara la década, pero no deja de ser un logro formidable.
«El PCE (m-l) se encuentra extendido por casi todo el territorio nacional y
entre los emigrantes de Europa Occidental, pudiendo estimarse un número
máximo de 1.500 militantes y el doble número de simpatizantes, siendo
particularmente numerosos los estudiantes. Sus relaciones con otros grupos se
caracterizan por la hostilidad y el aislamiento. (…) Dentro del sector
comunista, el PCE (m-l) es el grupo más numeroso después del PCE. (…) El
PCE (m-l) mantiene un elevado número de publicaciones periódicas, sólo
superado entre los grupos clandestinos por el PCE. (…) El FRAP es hoy, entre
los grupos revolucionarios de acción violenta el más agresivo, aguerrido y
peligroso extendido por todo el país». (Informe del SECED Sobre el Partido
Comunista de España (marxista-leninista), Grupos subversivos, julio de 1974)
-Se mintió mucho, desde que era una organización sin importancia, hasta que
éramos unos fanáticos, dogmáticos y sectarios fácilmente manipulables, para
terminar con que la organización estaba dirigida por infiltrados. Estas
opiniones fueron frecuentes, pero se trató de una organización importante en
37
algunos ámbitos, los militantes eran capaces de mantener y generalmente
ganar debates ideológicos con otras tendencias u organizaciones y cuarenta
años más tarde, nadie ha aportado ningún dato relevante sobre posibles
infiltraciones en la dirección. Todos estos mensajes se difundieron
precisamente en las épocas más críticas de la transición, cuando era más
interesante para el poder desprestigiar todo lo que se reclamase republicano,
federalista». (Cazarabet conversa con Julio Gomariz Acuña, 2018)
Ahora, si seguimos indagando y buscamos «la verdad detrás del mito», veremos
que la formación del FRAP no fue tan gloriosa, teniendo claros signos de
improvisación y falta de seriedad en la elección de los cuadros:
«En algún sitio he leído de pasada algo sobre un mitin que se hizo en Paris. No
fue uno fueron dos y si mal no recuerdo, de estos actos el PCE (m-l) no hizo
ninguna reseña en sus medios, no me preguntes las razones, pero al menos en
esa etapa no les interesaba mucho el FRAP. El primer mitin, se hizo invitados
por los representantes de los derechos humanos en la Unesco, asistieron más
de cien personas. El segundo se hizo en el centro de los sindicatos franceses La
Mutualité, asistieron más de mil personas. Te lo dice una persona que desde el
primer momento que le pusieron lo seis puntos del programa delante me
entregué de bruces y con los ojos cerrados sobre el proyecto. Es más, fueron
muy grande las ilusiones que despertó entre los jóvenes y sobre todo entre
intelectuales y estudiantes. En los dos actos participó esta que habla, e insisto,
date cuenta lo que parecía importarles el FRAP, pues yo seguro no era la
persona más adecuada dadas mis limitaciones –todo mi bagaje teórico cuando
entré allí era haberme leído las Obras Escogidas de Lenin y la lectura del
semanal de la Humanite marxista-leninista de los franceses y claro, el famoso
Libro Rojo de Mao–. Pedí que por lo menos me hiciesen el discurso, y después
de mucho rogar –pues en el primero tuve que ser yo la que se las arreglase–,
en el segundo acto, sabiendo que era mucho más importante, al final uno de la
dirección se digno venir en teoría a corregir lo que hiciera falta hacia, bien,
pues después de leerlo, dijo que así estaba bien, y en ningún documento del
PCE (m-l) quedo la reseña. Si mal no recuerdo, en la organización del FRAP de
Paris, por cierto bastante numerosa, la única de extracción obrera era yo. Sé
de lo que hablo, porque participé desde el primer momento en el proyecto, tuve
muchas reuniones con Alvarez del Vayo junto a otros camaradas en una
buhardilla de París. A mí me propusieron enviarme a Argel como responsable
del FRAP sin que nadie me hubiese entrevistado para saber de mis
capacidades, lo que pasa es que yo tuve mucha suerte, pues tenia una relación
con un miembro de la máxima dirección y claro mi formación era bastante
más fuerte que un militante de de base, pero no lo sabía nadie de la
dirección. A ver, ni que decir tiene, que si digo todo esto no es por ningún
sentimiento de revancha o de hacer leña del árbol caído, sino por honor a la
verdad, y para recalcar la distancia, frialdad y la insolidaridad con la que a
veces los jefes del PCE (m-l) trataban a sus militantes más abnegados. Cuando
se vio de como se iban a apañar las cosas, con la monarquía, la reconciliación
nacional y la amnistía para los franquistas... supieron que poco podían hacer
y el pueblo aún no estaba por la revolución ni mucho menos». (Comentarios y
reflexiones de F. a Bitácora (M-L), 2019)
38
Otro exmilitante, este de la cúpula, constataría en sus memorias que el FRAP en
principio no contó con demasiada atención del partido:
«No hablo en este libro de las dos reuniones parisinas en las que se creó y se
pretendió impulsar el comité coordinador pro-Frente Revolucionario
Antifascista y Patriota: la primera en enero de 1971 y la segunda en la
primavera del mismo año. Lo entonces puesto en pie apenas era nada, porque
simplemente adicionaba al PCEml un individuo que, viviendo en un
aislamiento político absoluto, no representaba nada más que el pasado: D.
Julio Alvarez del Vayo –cuya memoria merece todo respeto–; sólo lo conocían
algunos lectores de libros de historia; nadie más. Su colaborador nominal,
Alberto Fernández –de quien ya he hablado más arriba–, no compartía sus
posiciones políticas –aunque del Vayo parecía desconocerlo–. No otorgué
ninguna significación a mi participación en esas dos reuniones. Para mí eran
reuniones de rutina, de tantas como había tenido, y en las que se estampaban
unas ideas en un manifiesto, al igual que se había hecho otras veces, sin que
nadie supiera si ese comité -carente de verdadera entidad- iba a durar ni si
jugaría algún papel en el futuro. Por mi presencia en esas dos reuniones se me
ha calificado de co-fundador del FRAP. Creo que la calificación es excesiva. Ese
comité coordinador apadrinó la publicación de un boletín que se llamó Acción
y a cuyo frente se colocó a Manuel Castells, sociólogo, residente en París, ex-
dirigente del FLP y con el cual me reuní un par de veces, no surgiendo entre
nosotros la menor simpatía –al menos por mi parte–. Creo que Castells
abandonó esa empresa poco tiempo después. En Acción debió de salir algún
artículo mío, pero mi entusiasmo por aquel atisbo o presunto embrión de
pseudo-frente era escaso o nulo». (Lorenzo Peña; Amarga juventud: Un
ensayo de egohistoria, 2010)
Javier Iglesias, padre del actual líder de Podemos Pablo Iglesias, fue exmiembro
de la rama estudiantil del FRAP durante 1972-1974 y, como en el caso de su hijo,
hoy en día su socialdemocratismo es más que evidente. No deja de ser irónico
que se haya convertido en el muñeco de paja de la derecha mediática, que lo
utiliza como herramienta para acusar a Podemos de comunista La realidad es
que ni padre ni hijo han estado cerca de tales principios más que
superficialmente, más aún si tenemos en cuenta que Javier Iglesias fue una
figura desconocida cuya función en la organización era la de ayudar a repartir
propaganda.
«El FRAP no existe como tal hasta finales del año 1973, que es cuando se funda
realmente. Yo pertenecí al comité para la creación del FRAP. Cuando los
compañeros deciden que el Frente ya está formado y que el FRAP, por tanto,
ya existe... yo discrepo de la decisión. Creía que un Frente Revolucionario tenía
que ser mucho más grande y que teníamos que seguir trabajando en el comité
para ampliar el grupo. Para ser más y para que pudiera tener éxito una
huelga social revolucionaria que impidiera la continuidad del franquismo. (...)
Yo abandoné la organización a principios de 1974 por estas discrepancias». (El
Público; Javier Iglesias: «Todo mi pasado terrorista se reduce a haber
repartido tres panfletos del Primero de Mayo», 28 de mayo de 2020)
39
Efectivamente, para 1973 la influencia del FRAP entre la población y la fortaleza
de sus alianzas con otros grupos eran bajas, pero el esquema aquí descrito es
inexacto y, más bien, representa las ideas que luego se populizarían con la
escisión de 1976, dada la alusión a que «se debía haber ampliado el frente», es
decir, y traduciéndolo a un lenguaje comprensible: no se planteaba trabajar más
y mejor en cuanto a popularizar la línea del partido –el PCE (m-l)–, sino rebajar
las condiciones programáticas para que los jefes de otras organizaciones
oportunistas aceptasen ingresar al frente –el FRAP–, creyendo que tal fórmula
mágica barrería todos los obstáculos, «acelerando la unidad de la oposición
antifranquista». Pero ese no fue el principal problema del FRAP y, en caso de
haber seguido esta estrategia, solo habría conseguido una unidad formal y
efímera, como ocurrió con otras formaciones, como la ORT-PTE, que hicieron
un gran esfuerzo por extender sus alianzas con el PCE y PSOE para, finalmente,
ser absorbidos por éstos al borrar las principales líneas divisorias.
Como veremos en otros capítulos, el PCE (m-l), pese a tener gran peso entre los
estudiantes y ciertos intelectuales, nunca arrebató al revisionismo su influencia
sobre la clase obrera. El no haber penetrado y trabajado como se debería en los
sindicatos amarillos, así como la irrisoria influencia entre el campesinado,
hacían más importantes, si cabe, la necesidad de forjar alianzas, pero éstas
nunca se llevaron a cabo. Véase el capítulo: «El perfil del militante medio, el
trabajo con las distintas capas de la población y la forma de reclutamiento» de
2020.
40
mantuvo activo durante 1971-1978, no logró agrupar otras fuerzas de renombre
ni influencia bajo dicho frente, siendo que la mayoría de organizaciones que lo
conformaban eran ramas del propio FRAP o simpatizantes afines al partido.
Cuando no era así, y se lograban atraer o, incluso, disolver agrupaciones dentro
del PCE (m-l), éstas eran marginales, con nula incidencia. Esto era, en parte,
normal si tenemos en cuenta que la línea del PCE (m-l) era inaceptable para
aquellos partidos que se negaban a aceptar los puntos programáticos del FRAP,
pues se trataba de organizaciones que hacía largo tiempo que habían
degenerado ideológicamente en extremo, o que nunca se habían acercado a la
línea marxista-leninista. Pero esto no justifica su incapacidad, pues existen
otros casos en los que las organizaciones que simpatizaban con las propuestas
del FRAP desconfiaban de la pretendida fuerza e influencia que quería
aparentar el PCE (m-l), dudando así de la capacidad de éstos para poder llevar a
cabo una lucha por esas tareas. En estas circunstancias consideraron oportuno
seguir su camino en solitario, o aliándose con otras organizaciones que
estimaban más capaces para desempeñar la lucha. También existían las
organizaciones que no simpatizaban, ni por asomo, con el PCE (m-l), como era
el caso del PSOE o el PCE. El error del PCE (m-l) aquí radica en que jamás
desplegó una lucha diaria teórico-práctica para desenmascarar con efectividad a
los líderes reaccionarios de estas agrupaciones, por lo que las militancias se
mantuvieron inmóviles, como era de esperar.
Hay que comentar que éste es un defecto que las organizaciones revisionistas
repitieron –y repiten– continuamente. Nos referimos a presentarse bajo
diferentes siglas y organizaciones satélite para, a continuación, proclamar que
«se ha logrado aunar a un frente revolucionario de lucha a variadas
organizaciones». Esto es faltar a la verdad, esconder la fuerza real del partido
para ocultar la incapacidad para tejer alianzas y supone, en resumidas cuentas,
entorpecer el trabajo real para con las masas y minar la posibilidad real de crear
las necesarias alianzas coyunturales con otras fuerzas en causas comunes. No
hablemos ya del chasco que supone para el militante medio darse cuenta de que
detrás del pretendido «frente» no hay nada más que el propio partido, y que
todo se trata de burda parafernalia, de propaganda engañosa.
«La mayoría de los miembros de esta asociación comprende tan bien las bases
de la misma que, cuando la ambición y el arribismo de algunos de sus
miembros llevaron a las tentativas de convertirla en una organización
conspiradora para hacer la revolución ex tempere [de improviso, sin
preparación alguna] fueron expulsados en seguida». (Friedrich Engels; El
reciente proceso en Colonia, 1852)
41
políticos individuales nada tienen que ver con las acciones violentas de una
revolución popular. (...) Tampoco tiene nada de extraño que entre los
intelectuales revolucionarios se entusiasmen con el terrorismo –por mucho
tiempo o por un instante– quienes no creen en la vitalidad y la fuerza del
proletariado ni en la lucha de clase del proletariado». (Vladimir Ilich Uliánov,
Lenin; La autocracia y el proletariado, 1905)
«En toda nueva etapa histórica, los viejos errores reaparecen un instante para
desaparecer poco después». (Karl Marx y Friedrich Engels; Las pretendidas
escisiones en la Internacional; Circular reservada del Consejo General de la
Asociación Internacional de los Trabajadores, 1872)
«El hecho de que el objetivo final de todos sea la conquista del Poder, y que las
milicias nazcan en una situación revolucionaria, no quiere decir que éstas se
creen exclusivamente para la impugnación y el asalto al poder». (Mundo
Obrero; Qué son las milicias revolucionarias, 12 de diciembre de 1931)
Todos los que han renegado del marxismo, echando la vista atrás confiesan que
se han convertido en pacifistas convencidos, pero habría que recordarles que:
42
«Hablar de violencia en general, sin distinguir las condiciones que diferencian
la violencia revolucionaria, es equipararse a un filisteo que niega la
revolución, o bien engañarse a uno mismo y engañar a los demás con
sofismas». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; La revolución proletaria y el
renegado Kautsky, 1918)
Uno de los líderes de la escisión del PCE (m-l) de 1976, nos dice hoy:
La cuestión es, en caso de que el partido del proletariado se vea ante tal tesitura,
¿cómo debe de abordar una cuestión tan compleja? ¿Cuál era la idea de lucha
armada que tenía el PCE (m-l)?:
43
«La ley general de todas las revoluciones en la historia: sólo por la violencia
puede abatirse el poder de las clases dominantes reaccionarias e implantar el
poder de las clases revolucionarias –puesto que el poder estatal se ejerce
mediante un aparato militar–. Ley general de todas las revoluciones
proletarias y populares –dirigidas por el proletariado–: no solamente es
necesario derrocar por la violencia a las clases dominantes reaccionarias, sino
también destruir por la fuerza todo el aparato militar y burocrático de dichas
clases; para ello es preciso crear y desarrollar destacamentos de fuerzas
armadas revolucionarias. En el desarrollo de dichas fuerzas armadas se ponen
en marcha muy diversas formas de violencia. Pero el proceso debe culminar,
necesariamente, con la insurrección armada de las masas populares. (...) La
lucha armada revolucionaria surge en el seno del pueblo trabajador
únicamente como resultado de una tenaz agitación y propaganda políticas.
Sólo mediante la labor propagandística de las organizaciones de vanguardia,
fundamentalmente del PCE (m-l), podrán las masas estar ideológicamente
capacitadas para comprender la necesidad de levantarse en armas contra la
dictadura yanqui-franquista. La lucha armada no puede surgir ni
desarrollarse aislada de la lucha de masas, sino sólo en estrecho contacto con
el movimiento obrero y campesino de masas. De las formas iniciales –huelgas,
manifestaciones–, hay que ir pasando gradualmente –y la evolución
espontánea de la lucha confirma esta trayectoria–, a formas superiores de
combate: refriegas violentas con las fuerzas de la dictadura, asaltos, motines,
etc». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Línea Política del
PCE (m-l), 1967)
Esto era algo que, efectivamente, atraía a los revolucionarios de la época, más
cuando éste comparaba dicha línea con la de otras formaciones:
«Mi entorno [Elche], que era la gente joven del PCE, nos fuimos todos. Lo que
es cierto es que me reafirmé cuando leí el documento del Iº Congreso del PCE
(m-l) de 1973, donde veía que al menos planteaba un camino para hacer la
revolución, mientras que en el PCE se mantenía todo en una nebulosa. (...) Me
quede en el PCE (m-l) porque realmente vi un camino en cuanto a la línea
política, mientras que en el PCE no veía línea política que trazara ningún
camino [hacia la revolución]». (Entrevista de Adriana Catalá a Pepe Avilés,
exmilitante del FRAP, 2015)
«Cuando las clases dirigentes están desorganizadas, cuando las masas están
en estado de efervescencia revolucionaria, cuando las capas sociales
intermediarias están dispuestas, en medio de sus dudas, a unirse con el
proletariado, cuando las masas están listas para el combate y para los
sacrificios, el partido del proletariado tiene como meta llevarlas directamente
a asaltar el Estado burgués. Lo hace mediante la propagación de consignas
transitorias, cada vez más acentuadas –soviets, control obrero de la
producción; comités campesinos para la expropiación de las grandes
44
propiedades de tierra, desarme de la burguesía, armamento del proletariado,
etc.–, y mediante la organización de acciones de masas. Estas acciones de
masas se refieren a: las huelgas y las manifestaciones combinadas, las huelgas
combinadas con las manifestaciones armadas, y finalmente la huelga general
ligada con la insurrección armada contra el poder del Estado de la burguesía.
Esta última forma superior de la lucha está sometida a las leyes del arte
militar, supone un plan estratégico de las operaciones ofensivas, la
abnegación y el heroísmo del proletariado». (A. Neuberg; La insurrección
armada, 1928)
«–José Dalmau: Después de ese proceso, el PCE (m-l) sigue una evolución
hasta llegar a 1975, en que el FRAP emerge con la lucha armada, ¿cuándo se
decidió seguir este camino?
45
caso Añoveros– y, en mucha menor medida, del Ejército –aparición de la
Unión Militar Democrática–. El fracaso aperturista se agudizaba con los
efectos de la crisis económica de 1973 y con el espectro surgido a raíz de las
caídas de las dictaduras griega y portuguesa, que dejaban a la española en
una posición singular en el ámbito europeo mediterráneo». (Ana Domínguez
Rama; La «Guerra Popular» en la lucha antifranquista: Una aproximación a
la historia del FRAP, 2009)
«Si bien es cierto que aún la forma principal de lucha del FRAP es la lucha de
masas política, sin embargo, ya hay manifestaciones del cambio cualitativo
que se está produciendo, como son los enfrentamientos violentos con las
fuerzas represivas, el cubrir las manifestaciones con grupos de protección
armados, los comandos contra instituciones fascistas y yanquis, etc., que son
en realidad formas embrionarias de lucha armada, las cuales tenemos que, no
sólo popularizar y generalizar, sino desarrollar hacia formas superiores de
lucha armada, para así ir avanzando por el camino de la guerra popular, en la
que el FRAP alcanzará su pleno desarrollo agrupando y dirigiendo a la
inmensa mayoría del pueblo español hacia su liberación social y nacional».
(Revolución Española; Forjemos el Frente Revolucionario Antifascista y
Patriota para derrocar al yanqui-franquismo, Nº6, 1973)
Una de las acciones más famosas del FRAP está relacionada con los eventos
acaecidos el 1 de mayo de 1973 en la manifestación convocada por el PCE (m-l),
que acabó con la muerte de un miembro de la brigada político-social:
46
régimen:
Y poco después:
Esta declaración entra dentro del análisis eufórico tan clásico en la historia del
PCE (m-l), pero al igual que sus impresiones sobre sus «grandes éxitos
electorales» o la «rápida desintegración del PSOE-PCE», en verdad todo distaba
de la realidad una vez se analizaba en frío. Véase el capítulo: «El triunfalismo en
los análisis y pronósticos» de 2020.
47
Lenin, el mayor referente del marxismo en cuanto a cuestión militar, explicaba
así las condiciones objetivas –que no dependen de la voluntad de las personas–
y subjetivas –las que si dependen de la voluntad de las personas– que se tienen
que dar para que una situación revolucionaria desemboque en una lucha de
poder, en una revolución:
48
un lugar importante en la vida de la nación; si no hay en el ejército –en
tiempos de guerra– una determinada hostilidad frente al gobierno que
prolonga una guerra injusta, contra la voluntad del pueblo; si las consignas de
la insurrección –«Todo el poder para los Soviets», «La tierra para los
campesinos», «Propuesta inmediata a todos los Estados beligerantes de una
paz democrática», «Anulación inmediata de los tratados secretos», «Abolición
de la diplomacia secreta», etc.– no cuentan con una amplia difusión y con la
mayor popularidad; si los obreros avanzados no están convencidos de la
situación desesperada de las masas y asegurados del apoyo de los campesinos
–apoyo demostrado por un importante movimiento campesino, o por una
sublevación de gran envergadura, contra los propietarios y el gobierno que los
defiende–; si la situación económica permite esperar realmente una solución
favorable de la crisis, por medios pacíficos y por vía parlamentaria».
(Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Carta a los camaradas, 1917)
Sabemos que a los revisionistas no les gusta demasiado la historia, pues supone
excavar en sus errores y recordar los axiomas que atraviesan el marxismo-
leninismo del que constantemente hablan sin entender un ápice.
49
para hacer la revolución. (…) Hay que diferenciar también el movimiento de
masas, digno de admiración, de la dirección anarquista que las lleva al
fracaso. (…) No se trata de falta de valor ni de abnegación por la causa, de los
jefes anarquistas. La verdad es que el contenido del anarquismo, de su
ideología, de su táctica de lucha, hace que desempeñe un papel objetivamente
contrarrevolucionario, a pesar de su valor personal». (J. Dornier; El
desenvolvimiento de la revolución en España y la lucha contra el anarco-
sindicalismo, 1933)
50
significadas con su adscripción al régimen–. La línea ascendente del
radicalismo de sus acciones estaba en concordancia con el incremento de la
movilización social y de la conflictividad laboral durante los últimos años del
franquismo, una situación que alcanzaría su punto culminante en 1975,
apareciendo con la coyuntura propicia, según el PCE (m-l), para que el FRAP
iniciase la «lucha armada». (Ana Domínguez Rama; La «violencia
revolucionaria» del FRAP durante el tardofranquismo, 2010)
51
sino el empleo de las posibilidades inmediatas en España para acciones
complementarias a las huelgas. (…) Ya no basta compañeros, con promover
acciones huelguísticas; ya no basta con organizar e impulsar la violencia de
las masas, elevar cada vez más esa violencia que, por venir de las masas y
estar orientada contra el fascismo es revolucionaria. No se trata de caer en el
aventurerismo, ni en el terrorismo desligado de las masas; se trata de
canalizar el ardor popular que se manifiesta cada vez más para, de forma
organizada, golpear más y más a la dictadura». (Álvarez del Vayo; Discurso
en la reunión del Comité Permanente (ampliado) del FRAP, 29 de marzo de
1975)
En el IIº Congreso del PCE (m-l) de 1977, tras los trágicos acontecimientos de
1975, se insistía en la necesidad de la lucha armada, pero se recordaba el «no
jugar con la revolución»:
«Debe quedar muy claro que nuestro Partido no juega a la revolución. (...)
Tampoco se va a dejar influir ahora por los que vacilen hacia el otro extremo,
el aventurismo, el putchismo». (Partido Comunista de España (marxista-
leninista); Documentos del IIº Congreso del PCE (m-l), 1977)
Pero, cabe preguntarse, ¿había cumplido esto el partido durante 1975-77? ¿Se
cumplieron estas advertencias? Como veremos, el PCE (m-l)/FRAP no pudo
escapar a aquello que rechazaba y en lo que temía incurrir.
52
Sin este requisito previo no podemos siquiera considerar que el PCE (m-l)
tuviese la influencia suficiente entre la clase obrera, y huelga decir que, sin
ganarse a la mayoría de la clase obrera, cualquier revolución es imposible. En
realidad, tampoco se había debilitado tanto la nociva influencia del fascismo y
otras corrientes entre la población trabajadora. No hay debate que justifique
estos hechos. En el caso del PCE (m-l), sin una experiencia militar previa
reseñable y con una parca presencia en el ámbito rural –como ellos mismos
reconocían– las posibilidades de que esas acciones armadas cosecharan
resultados positivos eran ínfimas. La cúpula del PCE (m-l) jamás realizó una
autocrítica profunda de este curso de acción, como debiera haber ocurrido o, al
menos, no hay constancia pública, lo que es lo mismo para las masas. De existir
se ligaría a otro defecto: al miedo a la autocrítica ante el pueblo. En lo sucesivo,
sus líderes promulgaron en todo momento que esas acciones «fueron positivas»
y hasta «necesarias» para acabar con el franquismo. Fin de la historia. Pero,
¿cómo van a ser decisivas y necesarias las acciones armadas de un partido
totalmente secundario? ¿Qué va a revertir en la política con su todavía
insuficiente capacidad de influenciar a las masas? ¿Quiénes salieron peor
parados del otoño de 1975, los franquistas o el PCE (m-l)? La respuesta es
simple para el honesto: al PCE (m-l) le sucedió una escisión y su tiempo de
gloria se fue para nunca jamás volver; los franquistas pudieron adaptarse al
nuevo régimen democrático-burgués sin que ninguno fuese juzgado por sus
crímenes, muchos de ellos pudieron, incluso, mantenerse en los puestos de
poder.
«En Madrid, uno de los grupos de combate entraría en acción el día 14,
matando a Lucio Rodríguez Martín, un miembro de la Policía Armada que
prestaba un servicio de vigilancia en el Centro de Programación de la
compañía aérea «Iberia». Setenta y dos horas más tarde, otro «comando»
agredía a José Miguel Otaolarruchi Fernández, director de la Residencia
53
Sanitaria «Príncipes de España» de Bellvitge –en Hospitalet–, un ataque que
se enmarca en el conflicto que atravesaban los Médicos Interinos Residentes
(MIR) en Barcelona. A la mañana siguiente, también en Barcelona, una nueva
agresión tuvo lugar: esta vez contra otro Policía Armado que actuaba de
centinela en la comisaría de Collblanc, el cual fue socorrido por otros policías
produciéndose un intercambio de disparos con los asaltantes frapistas, siendo
uno de ellos herido de bala y posteriormente detenido. Además del
lanzamiento de «cócteles molotov» contra el edificio, los miembros del
«comando» tuvieron tiempo de dejar en la comisaría una bandera
republicana con las siglas del FRAP. Ampliando el listado de víctimas de la
ofensiva frentista durante el mes de julio, el día 19 fue herido de gravedad
nuevamente otro miembro de la Policía Armada, Armando Justo Pozo
Cuadrado. Sobre las nueve de la mañana varios miembros del FRAP le
dispararon en la madrileña calle Gómez Ortega, siendo trasladado de
urgencia al Hospital Francisco Franco, donde se le practicó una larga
operación quirúrgica que consiguió salvarle la vida. Aunque el FRAP no
reivindicó de forma inmediata el atentado, las Fuerzas de Orden Público
emprendieron una discreta operación general de búsqueda y captura de
militantes del FRAP, que conllevaría una serie de importantes «caídas» de la
organización. En realidad, desde el día siguiente a la muerte del Policía
Armado Lucio Rodríguez la policía llevaba a cabo un proceso de detenciones
en la capital, optando por apresar al mayor número posible de militantes del
FRAP, muchos de los cuales eran ya conocidos por anteriores detenciones y
estaban siendo vigilados desde hacía algún tiempo por la BPS. Se trataba de
una exhaustiva campaña policial contra el Frente, como denotaba el título de
la portada del semanario Cambio 16 de finales de mes: «Guerra al FRAP». (…)
A pesar de las detenciones, el FRAP proseguía su escalada de violencia contra
agentes de las FOP. Esta vez el tiroteado sería un Guardia Civil, Prudencio
Martínez Sánchez, que realizaba un servicio a las puertas de la Prisión
Provincial de Mujeres de Valencia, causándole heridas que no revistieron
mucha gravedad. Ocurría unos días antes de que se hiciese pública la petición
fiscal de varias penas de muerte para militantes del FRAP –que recaía sobre
cinco de los catorce acusados de participar en la acción del día 14– y se
anunciase la elaboración de una nueva Ley Anti-Terrorismo. El Frente, que no
parecía amedrentarse ante el futuro próximo, procedió a realizar nuevos
atentados. El 16 de agosto era asesinado el teniente de la Guardia Civil
Antonio Pose Rodríguez en el barrio madrileño de El Batán, donde el grupo de
autodefensa y combate del FRAP arrojó octavillas reivindicando el hecho, una
autoría que –según algunos periódicos españoles– fue confirmada
públicamente durante un mitin en París celebrado en la tarde del día siguiente.
Unos días después, dos ataques más se sucedieron en Valencia. El 18 un
«comando» compuesto por cuatro activistas asaltó el cuartel de Artillería de
Paterna, arrebatándole a un centinela un fusil de asalto «Cetme», antes de que
una patrulla disparase al coche robado en que viajaban los frapistas, y en el
que sin embargo consiguieron huir 35. En la segunda acción, efectuada en la
noche del día 21, el mismo grupo realizó dos disparos de pistola desde un
turismo, uno de los cuales alcanzó la pierna de un soldado norteamericano,
Donald A. Croswaye, marino de la tripulación del buque «Fainfaxs Country»,
que venía de una sala de fiestas situada en las cercanías de los poblados
marítimos de Valencia. Al día siguiente, en una llamada telefónica al diario
Las Provincias se reivindicaba el ataque en nombre del FRAP». (Ana
54
Domínguez Rama; La «Guerra Popular» en la lucha antifranquista: Una
aproximación a la historia del FRAP, 2009)
Puede decirse sin miedo que este documento sirve por su alto nivel descriptivo
para hacernos una idea de las acciones desempeñadas, pero no hay una pizca de
autocrítica ni de lecciones a extraer, no puede ser parte pues, de un libro de
formación para hacernos una idea del FRAP ni por asomo. El hecho de que la
dirección instruyera a las futuras generaciones en este tipo de libros, explica la
mitificación que hoy la militancia tiene sobre estos sucesos.
Lo único que extrajo el FRAP de todas estas acciones fue la muerte de tres
miembros de los cuerpos represivos y varios heridos. A cambio, el PCE (m-
l)/FRAP sufriría de una serie de detecciones que desangrarían a la organización
en todo el ámbito nacional.
No podemos seguir sin hacer un inciso. Entre estos sucesos cabe citar la
detención, juicio farsa y posterior fusilamiento de tres miembros del FRAP:
Ramón García Sanz, José Luis Sánchez Bravo y Humberto Baena,
convirtiéndose en los últimos fusilados del franquismo y en símbolos del
antifascismo español.
En una de las últimas cartas de Baena, éste diría sobre su proceso y el objetivo
de su militancia:
«El 22 de julio, fui detenido de una manera violenta con la pistola en la sien,
luego me llevaron a la Dirección General de Seguridad, y después de pasar
más de 72 horas que dicen que son las reglamentarias, me trasladaron a la
cárcel de Carabanchel, donde estuvimos 36 días sin salir de las celdas de
castigo, excepto para hablar con nuestros abogados. A partir del 15, no sé
exactamente el día, nos enteramos de que nos acusaban de la muerte de un
policía, por la jurisdicción militar, y que las peticiones fiscales eran de pena de
muerte de cinco compañeros. Tuvimos el juicio el 11 y 12 de ese mes, un juicio
que fue una farsa desde el momento en que no admitieron ninguna prueba de
la defensa, pruebas tan fundamentales como la solicitud de las huellas
dactilares de un revolver que decían que había sido utilizado, o pruebas como
las testificales, pues decían que habíamos sido vistos por otras personas y sin
embargo no las llamaron a declarar.
Las penas que nos han impuesto son debidas a que las luchas populares cada
vez son mayores y la oligarquía sólo puede reaccionar de una forma dura. No
se puede esperar que el fascismo tenga mano blanda con nosotros, por
supuesto es una venganza que toman contra los primeros militantes del Frente
55
que han encontrado». (Carta de Xosé Humerto Baena días antes de ser
fusilado, 1975)
«Creo que para que el pueblo llegue a una democracia sólo es viable en una
República Popular y Federativa. Para conseguir eso, sólo lo podemos hacer de
una manera violenta, ya que los que gobiernan, no van a dejar el poder por las
buenas, durante cuarenta años han dado prueba de ello. Sería absurdo que
cuando nos apalean pusiésemos la otra mejilla para que nos sigan apaleando,
que cuando nos despiden de las fábricas y nos echan a las cárceles,
siguiésemos bendiciéndolos. Que si protestamos por cosas elementales, como el
agua, como pasó en Carmona, nos peguen un tiro. Entonces llega el momento
en que el pueblo se hace la pregunta y ve necesario contestar con sus propias
armas, contestar a la violencia fascista con la violencia revolucionaria».
(Carta de Xosé Humerto Baena días antes de ser fusilado, 1975)
Durante el juicio a los frapistas, donde se pedirían penas de muerte para varios
militantes, hubo gran solidaridad nacional e internacional. Pero, a diferencia de
lo que se cree, varios partidos negaron su solidaridad para no poner en peligro
los acuerdos que estaban tramando con el poder franquista para la llamada
«Transición»:
«Gerardo Viada, abogado que aceptó la defensa de los militantes del PCE (m-l)
y del FRAP, recuerda que: «Los partidos de entonces, el PCE y el PSOE –que
56
entonces estaba empezando a aflorar dentro de la convivencia política–, no
quisieron hacer nada, ni quisieron encargarse de la defensa. Decían que era un
error, que nosotros no podíamos involucrarnos en asuntos de terrorismo...».
Esa vil actitud no impidió que diversos abogados asumieran valientemente la
defensa de los militantes del PCE (m-l) y del FRAP. (...) Desgraciadamente
para «los revisionistas del PCE, cuyo comportamiento sólo cabe tachar de
canallesco, los abogados no les hicieron caso. Fernando Salas, recuerda: «Lo
que yo tengo que decir y lo diré toda mi vida, y lo siento mucho por los
compañeros abogados que en aquel entonces estaban en el PCE, la actitud del
PCE fue absolutamente lamentable: se negó rotundamente a aceptar ningún
tipo de defensas. Fue una consigna de partido el que, bajo ningún concepto, un
abogado del PCE figurase como defensor de estos señores... Lo que pasa es que
luego cambiaron las tornas, y cuando después los acontecimientos se
precipitan y cuando el mundo entero se lanza sobre la dictadura y cuando
empieza a movilizarse todo el mundo en Europa y cuando empiezan las
manifestaciones y cuando comienza la retirada de embajadores, entonces todo
el mundo empezó a querer...». (Grupo Edelvec; FRAP, 27 de septiembre de
1975)
En toda Europa hubo un eco de solidaridad como hacía décadas que no se veía –
especialmente en países como Suiza, Francia y Portugal–. En cambio, tres
gobiernos de países reaccionarios destacaron por su falta de solidaridad:
En especial, la posición china fue una traición expresa al FRAP, ya que su cabeza
visible pidió ayuda expresa al líder chino:
Esto solo puede ser tachado como una estúpida ilusión en momentos en que,
por ejemplo, China estaba traicionando al pueblo de Vietnam firmando el
famoso «Comunicado de Shangái» de 1972, donde se blanqueaba y apoyaba la
política exterior del imperialismo estadounidense. Por no olvidar que la China
de Mao había restaurado relaciones con la España de Franco en 1973.
En el caso del señor Del Vayo el «desliz» es mucho más grave dado que él tuvo
la ocasión de visitar China varias veces y estaba al tanto de la política exterior
oportunista del país asiático. La pregunta es, ¿por qué Del Vayo fue cabeza del
FRAP durante 1971-1975 si este frente estaba dirigido por el PCE (m-l)? Del
57
Vayo sería un famoso exministro del PSOE durante la Guerra Civil, siempre afín
a la línea de Negrín, después de una lucha contra la dirección del PSOE en el
exilio, sería expulsado y andaría en diversas organizaciones socialistas
minúsculas, finalmente se acabaría acercando a los círculos del PCE y
posteriormente al PCE (m-l). Entendemos que éste último le puso a la cabeza
del FRAP por mera cuestión de marketing, debido a su prestigio y su dilatada
experiencia diplomática. ¿Pero era un líder preparado ideológicamente para los
retos de entonces? Pese a la posterior magnificación de su figura, estaba claro
que en algunos puntos dejaba mucho que desear –pero no seremos demasiado
duros con su ceguera respecto a China, dado que la dirección del PCE (m-l)
andaba con las mismas esperanzas–. Véase el capítulo: «El PCE (m-l) y su
tardía desmaoización» de 2020.
Hoy, el PCE (m-l) actual de Raúl Marco, que solo se parece al antiguo en el
nombre, convoca charlas y actos en honor a los tres fusilados de 1975 junto al
PCE, partidos brezhevistas y maoístas (*), antiguos enemigos acérrimos del
partido, que se hicieron famosos por atacar la línea antirevisionista de esta
organización. Si ya es mezquino aprovecharse de una fecha así para cocinar las
alianzas con el revisionismo, mucho peor es darle la bienvenida a los que se
negaron a dar cobertura legal y boicotearon con ímpetu los actos para salvar a
los fusilados como el PCE. ¡Vivir para ver!
Si Elena Ódena denunciaba que los José Díaz o Miguel Hernández nada tenían
que ver ya con los Ibárruri o Carrillo del PCE que habían traicionado su legado,
lo mismo puede decirse hoy de los Cipriano Martos, Xosé Humberto Baena,
Ramón García Sanz o José Luis Sánchez-Bravo y aquellos como Chivite, Marco y
compañía del PCE (m-l):
58
reconvertidos en «podemitas», «sociatas» incluso «peperos», esos que
renegaron absolutamente de todo principio del viejo PCE (m-l), pero que
parecer que en estas fechas se ponen «nostálgicos» y sacan a relucir su
«currículum revolucionario» como «luchador antifranquista», algunos incluso
tratan de aparentar que todavía tienen que ver algo con esos revolucionarios.
Y si hablamos de los lumpen como los Vaquero y cía… para que seguir, cuando
lo descubrí por primera vez me asombré y pregunté qué nueva organización
era esta que copiaba la simbología del PCE (m-l)/FRAP mientras a su vez
adoptaba la tricolor con estrella roja del PCE (r) y sus dogmas maoístas,
¿cómo es posible este eclecticismo en nombre de «recuperar el legado»?
¿Vamos para atrás como los cangrejos? Para que seguir... como dicen en mi
tierra «Iros a escardar cebollinos» y dejar en paz a nuestros camaradas los
cuales siempre estarán en nuestra memoria y nuestro corazón». (Comentarios
y reflexiones de José Luis López Omedes a Bitácora (M-L), 2019)
En las últimas décadas, bajo una hegemonía más acusada aún del revisionismo,
se ha ha distorsionado con total libertad el concepto de solidaridad, al menos
desde el punto de vista marxista-leninista. Los seguidores de ETA o el PCE
(r)/GRAPO han vendido la idea de que «La solidaridad no puede ser con
cortapisas», que la adhesión debe ser total, es decir, sin crítica ideológica. Se
resisten a aceptar el concepto de los bolcheviques, el cual enseña que:
«Es correcto y hasta necesario defender a todos aquellos presos que son
sometidos a torturas, a montajes, condenas excesivas, incumplimiento de la
propia ley burguesa, que han sido encarcelados por asociación ilícita,
etcétera a pesar de que no sean marxistas-leninistas, faltaría más. De otro
modo se estarían abandonando las tareas de agitación puesto que se estaría
desaprovechando una oportunidad para revelar el cariz del sistema burgués
ante las masas, se estaría tendiendo un puente fácil para ser el próximo
objetivo del Estado burgués. Esto no significa que bajo la excusa de la
solidaridad se tenga que apoyar el pacifismo, el feminismo o el nacionalismo
que profesan las organizaciones de estos presos no marxistas. Aquí tampoco
puede hacerse seguidismo ni ser condescendiente con los elementos que se
hayan acostumbrado al pandillerismo o el terrorismo indiscriminado, se
deben criticar como tendencias tan nocivas como las anteriores». (Equipo de
Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos oportunistas del PCE(r) y
las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)
59
normalmente solo será efectivo si va acompañado de un trabajo previo de la
organización entre las masas, si ellas sienten que el partido defiende sus
intereses cotidianos y ulteriores, porque ahí sí sienten que están siendo
reprimidos ellos aunque no les toque directamente, porque lo consideran ya
«su» movimiento de clase, incluso aunque no militen en él. Obviamente cuando
se suceden casos de tortura y asesinato, el círculo de apoyos se puede ampliar
con relativa facilidad, la gente por compasión y empatía puede sumar sus
apoyos a dicha organización, aunque sea como excepción, pero esto es un
espejismo, no implica una influencia sobre las masas como creen algunos, ni
que comulguen con la línea de tu organización. Si una organización logra
movilizar a las masas y presionar a las instancias gubernamentales para
mejorar las condiciones de sus presos o incluso llegar a liberarlos gracias al
apoyo popular –esto último algo casi imposible para una organización sin
influencia entre las masas–, estos serán actos que a la postre no servirán de
nada si luego descuida participar de las luchas cotidianas y se dedica a hacer
llamamientos para que todos los trabajadores se rindan a su fama como
organización que ha sufrido una feroz represión. Si se comete este error se
volverá a la casilla de salida, las simpatías obtenidas en un momento se
desvanecerán en un abrir y cerrar de ojos, se volverán efímeras». (Equipo de
Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos oportunistas del PCE(r) y
las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)
Por supuesto, las tribunas del revisionismo, es decir, las del Partido Comunista
de España (PCE), el carácter rudimentario, descoordinado e indiscriminado de
las acciones armadas llevadas a cabo por el FRAP fue algo que no dejaron pasar.
Es más, lo aprovecharon para organizar una campaña general contra el PCE (m-
l)/FRAP.
-Yo creo que es hora de decir, sin ninguna concesión, que el terrorismo
individual no es el camino. Y menos aún los atentados indiscriminados de los
que parece reclamar la responsabilidad el FRAP. Tenemos que condenar sin
ninguna vacilación ese terrorismo que les viene a la medida a los «ultras»
para intensificar el terrorismo oficial. Hay que empezar a preguntarse
seriamente quién manipula, quién está en realidad detrás de atentados que
políticamente sirven, sobre todo, al régimen». (Mundo Obrero; Órgano del
Comité Central del Partido Comunista de España, Nº27, septiembre, 1975)
Por supuesto que ante estas acciones armadas de confuso fin los revisionistas
del PCE se aprovecharon para calificar a los adversarios de grupo parapolicial
por si se acertaba. Es la misma táctica que el PCE (m-l) emplearía, al mismo
tiempo, con el PCE (r)/GRAPO en lugar de analizar y criticar desde una óptica
marxista el origen del grupo y las posibles razones de tal proceder, dejando a la
historia el confirmar si estos grupos estaban infectados o manipulados por
60
agentes policiales. El PCE (r), que había llegado a la lucha antifranquista tarde,
a su vez acusaría patéticamente al PCE (m-l) de ser un nido de falangistas
infiltrados en el movimiento comunista. Véase la obra de Arenas: «La dirección
falangista del llamado PCE (m-l) al descubierto» de 1977. ¡Esperpéntico cruce
de acusaciones para bochorno del espectador! Y todavía hoy hay quienes
pretenden usar estas técnicas para para ganar debates, como ocurre con RC y
multitud de grupillos.
«La escalada de violencia terrorista durante las últimas semanas por parte
principalmente del régimen, pero también de algunos grupos de oposición,
inquieta a la opinión pública y reclama un esfuerzo de esclarecimiento político.
(…) No es nada claro el sentido de la violencia desenfrenada por algunos
grupos que últimamente han adquirido formas gratuitas y provocativas –las
cuales hacen pensar en auténticas provocaciones policiales–. (…) El ministro
de gobernación García Hernández ha acusado calumniosamente al PCE, con
motivo del enterramiento de una supuesta víctima del FRAP, de ser culpable de
la muerte de guardias civiles. Se ha hablado también se instigadores
ideológicos». García Hernández sabe tan bien como los sabemos nosotros y
como saben los aliados antifranquistas del PCE y el PSUC que nuestra política
es decididamente contraria e incompatible al terrorismo. Y eso no es nuevo en
el movimiento comunista. El socialismo marxista ha condenado siempre la
violencia individual, el atentado personal y el terrorismo, como instrumento
político no constructivo, que difícilmente suscita la acción revolucionaria de
las masas y les ayuda a liberarse de su pasividad ni a sentirse protagonistas
de la lucha política». (Treball; editado por la delegación del Comité Central del
Partido Socialista Unificado de Cataluña, Nº420, 2 de septiembre de 1975)
61
los ejecutores en su aparato. Alguna vez la ejecución fallaba. Tomemos, por
ejemplo, el caso Comorera. Tú conoces toda la parte política del problema.
Pues bien, Carrillo y Antón propusieron al Secretariado la liquidación física de
Comorera. La propuesta fue aceptada y Carrillo, encargado de organizar la
liquidación. Carrillo designó dos camaradas para llevarla a cabo; pero
Comorera decidió marcharse del país. A través del informador que tenía entre
la gente de Comorera, Carrillo conoció la decisión de aquél y luego el lugar de
su paso por la frontera y su fecha. Carrillo envió a sus hombres a ese lugar
para liquidar a Comorera al ir a cruzar la frontera. Pero éste, que se sentía en
peligro y vivía con una gran desconfianza, a última hora cambió el lugar del
paso. Supimos que había cruzado la frontera cuando ya llevaba quince días en
Barcelona. En 1971 y después de leer mi libro ¡Basta!, uno de los componentes
del equipo que debía liquidar a Comorera me completó la información que me
había hecho Uribe. El equipo lo componían seis, entre ellos el jefe del sector de
pasos por donde Comorera debía cruzar la frontera. Este miembro del equipo
me dio los nombres de los restantes componentes del mismo. Dos siguen con
Carrillo, tres han roto con él, incluido el responsable del sector de pasos, y el
sexto no sé lo que fue de él. Me dijo también que el tiempo que estuvieron en la
montaña esperando el paso de Comorera fue de tres semanas. Ante la
imposibilidad de la liquidación física, Carrillo, como buen especialista de las
acusaciones y denuncias del más puro estilo policíaco y provocador, se dedicó
a la destrucción moral por medio de calumnias infames. Dirigida por él, se
abrió en nuestras publicaciones y en nuestra radio una ofensiva de chivatería
denunciando la presencia de Comorera en Barcelona». (Enrique Líster; Así
destruyó Carrillo el PCE, 1982)
Lo mismo cabe de decir sobre el Caso Monzón, Trilla y muchos otros opuestos a
la nueva dirección del PCE. Véase la obra: «Unas reflexiones sobre unos
comentarios emitidos en «Nuestra Bandera» en 1950 vistos a la luz de nuestros
días» de 2015.
62
la ola de crímenes y terror. (…) ¡Por cada patriota ejecutado deben pagar con
su vida dos falangistas!». Es éste el primer llamamiento al ojo por ojo y al
terror y hay que reconocer que hasta entonces no había precedentes de actos
de esta naturaleza. Es a partir de esta declaración de Santiago Carrillo y del
grupo de Toulouse que el PCE se inclinará hacia las operaciones sangrientas
en las ciudades, más que a la infraestructura guerrillera de montaña».
(Gregorio Morán; Miserias y grandezas del Partido Comunista de España
1939-1985, 2017)
Ningún líder del PCE haría autocrítica sobre este periodo. Carecían de autoridad
moral para criticar a otros grupos posteriores, pero intentaron borrar estos
hechos de la memoria colectiva. Además, las desavenencias de los grupos
guerrilleros con la dirección del PCE darían lugar a otra serie de sangrientas
purgas. Véase la obra: «Unas reflexiones sobre unos comentarios emitidos en
«Nuestra Bandera» en 1950 vistos a la luz de nuestros días» de 2015.
63
Este fragmento reproduce sutilmente toda la propaganda anticomunista y
antistalinista contra las experiencias históricas socialistas de 1917-1953. No se
diferencia en nada de los epítetos socialdemócratas, trotskistas, titoístas,
maoístas o jruschovistas. En cambio, el artículo ponía en alza las teorías
oportunistas del revisionismo vietnamita. Nos referimos: a) unión y alianza
inmutable entre explotados y explotadores en la «construcción del socialismo»;
b) alabanzas a la «integración pacífica de los explotadores en el socialismo»; c)
la orgullosa expresión de asociación política y expresión cultural de la burguesía
nacional; d) la «reeducación socialista pacífica» de los explotadores a través de
concesiones donde se permitía una extracción de plusvalía «razonable»; e) la
permisión de la penetración económica de imperialismos extranjeros. Todo esto
es lo que se plasmó en la Vietnam de HồChí Minh y Lê Duẩn cuyos resultados
no tardaron en dejarse ver, los cuales hoy son innegables. Ello no es sino
consecuencia de la influencia de las ideas maoístas en Vietnam, las cuales
Carrillo y el PCE venían alabando desde 1956 en sus medios. Véase nuestro
documento: «Una breve glosa sobre la influencia del revisionismo chino en la
conformación del revisionismo eurocomunista» de 2015.
Las acciones armadas de grupos como ETA, el FRAP y luego el GRAPO, fueron
el pretexto perfecto para que la dirección del PCE pudiera presentarse ante los
incautos como un grupo que no caía en provocaciones, como alguien que se
atenía a los principios marxistas de que el terrorismo individual no era el
64
camino. Pero esto era falaz, ya que, por otro lado, ponía sobre la mesa su visión
reformista y pacifista de lucha contra el régimen, lo cual tampoco es marxista ni
revolucionario.
Esto tampoco excusa que, en los años 70, los dirigentes del FRAP, como Ódena
o Marco, no analizaran el fondo de los comentarios y críticas que provenían del
PCE y de tantos otros grupos a razón de la más que evidente enemistad, así
como por el miedo a verse débiles. En su lugar, optaron por calificar los
comentarios del PCE y otros de «oportunismo», «cobardía», «doctrinarismo»,
de «hacerle el juego al régimen», pero no supieron ver que su concepción de la
lucha armada y, sobre todo, su praxis, no estaban en consonancia con los
axiomas del marxismo-leninismo. No supieron ver –o no quisieron reconocer–
abiertamente que sus errores estaban reforzando a los pacifistas como Carrillo,
que ahora aprovechaban para armar una campaña contra el uso de la violencia
revolucionaria, confundiendo a las masas, y dificultando la elevación del nivel
de revolucionarización de las mismas en un futuro cercano a causa de las
connotaciones negativas de la violencia que estaban empezando a calar entre
ellas. Tampoco cayeron en la cuenta de que, con esta metodología, los medios,
los grupos políticos y las masas empezaría a confundir al FRAP con grupos
como ETA o los GRAPO, ambos repudiados por el PCE (m-l) por su militarismo
intransigente.
Durante los primeros meses posteriores al verano de 1975, la dirección del PCE
(m-l) aplastaba cualquier crítica que proviniese de aquellos que alzaban la voz
contra la falta de preparación. Pero, para verano de 1976, una cúpula ya forzada
por las continuas protestas decía ahora lo contrario, reconociendo errores,
aunque sin ahondar en nada que sirviese de lección futura. En primer lugar:
65
Como se ha visto a lo largo de la historia del movimiento comunista, a sus
líderes siempre les ha costado reconocer sus errores. Tratan de justificar las
faltas por esto o aquello, y, cuando no, tratan de minimizar la gravedad de los
errores evitando asumir responsabilidades o, peor, buscando una cabeza de
turco para salir del paso. Lo normal es que, si bien hay que lanzarse con valentía
a señalar los errores ajenos, se debe ser igual de severo con los errores propios,
pues cuanto antes se reconozcan y queden remediados, antes serán superados.
Pero, lamentablemente, el idealismo, el sentimentalismo y, especialmente, el
ego, hacen su aparición estelar en estos casos, obstaculizando este proceso.
66
goza de su simpatía y respaldo activos. De lo contrario, como demuestra la
dolorosa experiencia en algunos países de Latinoamérica, la acción de la
minoría armada, por heroica y abnegada que sea, choca con la incomprensión
de las masas, se aísla de ellas y sufre derrotas. Las revoluciones maduran en la
situación misma, en tanto que su victoria o su derrota depende, de la situación
y del papel del factor subjetivo. Este factor no puede representarlo un solo
grupo, por más consciente que sea de la necesidad de la revolución. La
revolución es obra de las masas. Sin su convencimiento, preparación,
movilización y organización, ninguna revolución podrá triunfar. El factor
subjetivo no se prepara únicamente mediante las acciones de un «foco»
guerrillero, ni tampoco tan sólo con agitación y propaganda. Para ello, como
nos enseña Lenin y la vida misma, es indispensable que las masas se
convenzan a través de su experiencia práctica. (…) Sobrestiman y absolutizan
el papel de la «actividad subjetiva», y piensan que la situación revolucionaria,
como condición para el estallido de la revolución, puede ser creada
artificialmente por las «acciones enérgicas» de un grupo de combatientes que
sirve como «pequeño motor» que pone en movimiento al «gran motor» de las
masas». (Enver Hoxha; Informe en el VIº Congreso del Partido del Trabajo de
Albania, 1971)
Lo extraño es que el Partido del Trabajo de Albania (PTA) no criticase este tipo
de concepciones que también se hicieron común entre los nuevos partidos
marxista-leninistas como el español. Por el contrario, desde Radio Tirana hubo
un apoyo absoluto a las acciones del FRAP durante 1972-1978. Es de suponer
que en parte esto fue influenciado por la realidad edulcorada que algunos
dirigentes de la dirección del PCE (m-l) vendían en el exterior. Véase
la Entrevista a Raúl Marco publicada por Radio Tirana el 6 de junio de 1977.
Las acciones del FRAP durante 1973-75 ni siquiera pueden ser consideradas una
insurrección, tratándose de acciones armadas dispersas sin un fin claro –es
más, la dirección apelaría a una razón diferente para haberlas desencadenado–.
Estas acciones recuerdan a las deficiencias de los comunistas estonios en su
insurrección de 1924:
67
en el combate. (...) El partido esperaba arrancar el poder a la burguesía con
pequeños grupos de revolucionarios fieles, o sea con la vanguardia de una
vanguardia, mediante acciones militares inesperadas; o por lo menos abrir
una brecha en el Estado burgués, de manera a arrastrar posteriormente a las
masas, y coronar la batalla con una insurrección general del pueblo
trabajador. (...) No son las acciones militares de una vanguardia lo que puede
y debe suscitar la lucha activa de las masas para tomar el poder; es el
poderoso impulso revolucionario de las masas laboriosas lo que debe provocar
las acciones militares de los destacamentos de vanguardia; éstos deben entrar
en la acción –según un plan previamente bien estudiado en todos sus
aspectos– impulsados por el aliento revolucionario de las masas». (A.
Neuberg; La insurrección armada, 1928)
«Alguien quizás puede decir que se han cometido errores. Pero ¿dónde está el
partido, grande o pequeño, viejo o nuevo, que no ha tenido deficiencias y ha
cometido errores en su trabajo? Lo importante aquí no es ocultarlos, sino
reconocerlos, analizarlos y corregirlos sobre la base del marxismo-leninismo.
Esta es la dialéctica marxista». (Albania Today; En la lucha y la revolución los
marxista-leninistas deben ser fuertes e indomables; Extractos de una
conversación del camarada Enver Hoxha con el camarada Pedro Pomar 18 de
agosto de 1967, 1977)
Con el paso de los años tanto los afines a la vieja dirección de entonces, como los
que se acabarían oponiendo a ella, reconocen una serie de errores en las
acciones armadas.
«El PCE (m-l) camuflándose en las siglas del FRAP, inicia en verano de 1975
acciones armadas individuales que no tendrán ninguna continuidad pocos
meses después. Una nula preparación técnica, una falta total de
infraestructura para resguardarse de las acciones de la policía, una absoluta
negligencia en la preparación de la retaguardia, una desligazón total del
movimiento de masas, son las características principales de aquellas
68
acciones». (Alejandro Diz; La sombra del FRAP; Génesis y mito de un partido,
1977)
Un militante del PCE (m-l) y del FRAP durante 1971-1976 comentaría que la
razón de su salida fue un desacuerdo con la dirección del partido en Cataluña
respecto a las formas y consecuencias de las primeras acciones armadas. Su
testimonio no tiene desperdicio:
«Felipe Moreno: Hubo muchas cosas que no se hicieron bien. Hubo acciones
digámoslas así, muy aventureras, que no contaban con suficiente
planificación, suficiente estructura para organizar un aparato y una
cobertura de seguridad, no había un esquema de organización realmente
estructurado en el FRAP a determinados niveles, lo que entiendo que tuvo que
ver en muchas caídas que sufrimos. Otro aspecto con el que siempre fui muy
crítico, y esa fue precisamente la cuestión que motivó mi enfrentamiento
posterior con la dirección del PCE (m-l), es que muchos de los responsables de
llevar a cabo determinadas acciones, sobre todo aquellos que tenían que
ejecutar acciones de comandos armados, no tenían suficiente formación
política ni un nivel de concienciación ideológica realmente desarrollado.
Este tipo de casos parecen ser la tónica general, casos en los que se denunciaba
la ausencia de una perspectiva realista por parte de las direcciones regional y
nacional sumado a que, una vez dispuesto el plan, finalmente siempre se hacía
evidente la falta de preparación y profesionalización de las acciones,
negligencias manifiestas que dejaban desprotegidos a los militantes del FRAP:
«La versión sindical del PCE (m-l), la Oposición Sindical Obrera (OSO), tuvo
un crecimiento rapidísimo, hasta tal punto que se llegó a pensar que Elche era
una especie de zona roja y cuando llego el 1 de mayo de 1973, la dirección del
PCE (m-l), puesto que todavía no estaba constituido el FRAP, pensó que se
tenía que hacer unas «manifestaciones llamativas» en toda España. Se eligió
Valencia, Madrid, Barcelona, Sagunto y Elche, que es donde se suponían o
imaginaban que iba a ser el inicio de la caída del régimen, pero aquí no existía
unas condiciones para unas manifestaciones de esas características, cuando en
aquellos momentos lo que el PCE (m-l) estaba planteando es que frente a la
69
violencia fascista y la represión, lo que había que oponer era la violencia
revolucionaria, como oposición a la política del PCE que practicaba la vía
pacífica al socialismo. El caso es que aquí se organizó una manifestación que
desbordaba las posibilidades. Por lo menos en el escrito figuraba cócteles,
clavos y dinamita, aunque únicamente teníamos cócteles. La idea era
concentrar a las supuestas masas que iban a invadir la glorieta de Elche. Yo
con una peluca y la cara pintada, hablaría a las masas, mientras que a mí me
protegería un piquete armado de cócteles molotov. Nada de eso se llevó a cabo.
Ni yo hablé porque me sacaron, ni aparecieron los piquetes. Me detuvieron esa
noche. (...) Estuve en prisión preventiva 21 meses sin juicio, me acusaron de
propaganda ilegal y asociación ilícita, aunque inicialmente me querían acusar
de terrorismo, 10 años». (Entrevista de Adriana Catalá a Pepe Avilés,
exmilitante del FRAP, 2015)
Sobre las acciones más contundentes del FRAP en 1975, en otra entrevista, Pepe
Avilés relataría que, para muchos militantes, la nueva política de violencia
revolucionaria que el FRAP estaba empezando a practicar era desconcertante,
pues rompía con lo que hasta hacía poco se venía manteniendo sobre evitar la
violencia que no proviniera de masas:
«El PCE (m-l) planteaba que la violencia no podía ser mediante actuación
individual, planteaba que la violencia en todo caso, debía ser asumida por las
amplias masas. En concreto el PCE (m-l) criticaba la posición guevarista, la
tesis de Guevara, de creaciones de focos revolucionarios, aun no existiendo un
contexto de masas que lo posibilitara. Criticaba las actuaciones de ETA como
movimientos aislados pequeño burgueses. El PCE (m-l) era partidario de que
en las en las manifestaciones se hiciera frente a la policía con diversos medios.
En todo ello, el PCE (m-l) marcaba la diferencia en cuanto a los métodos y a la
práctica, él aspiraba a que su práctica diaria estuviera en línea con su
planteamiento estratégico de la toma del poder. Al principio, planteaba que
todo ese planteamiento de masas, plasmará o terminará en una guerra
popular. (...) El PCE (m-l) intentó poner en marcha, acelerar el proceso, hacia
la creación de la guerra popular, entonces se lanzó una serie de acciones,
coincidentes con la represión que en este momento se realizaba hacia un
movimiento obrero creciente, coincidía que el movimiento obrero cada vez era
más importante, había obreros muertos en manifestaciones, etc., y el PCE (m-
l) decide hacer acciones armadas, por su cuenta. Las organiza en diversos
sitios, por ejemplo: se asalta el cuartel de Zaragoza, pero eran acciones
organizadas fundamentalmente por el PCE (m-l), en Valencia y Madrid se
atacó a diversos policías, etc., Al principio creó una crisis interna en el PCE
(m-l) puesto que se contradecía con lo que antes se decía. «Oye nosotros
queremos una violencia de masas, no ser quijotes». Hubo ciertas tensiones que
hasta provocaron incluso la salida de cierta gente. (...) Otro tipo de gente
veíamos, que lo que antes habíamos defendiendo del no a la violencia de ETA,
porque no está sostenida por el pueblo, que eso era violencia individual, no
cuadraba con lo de ahora». (Entrevista a Pepe Avilés, exmilitante del FRAP,
2016)
A esto una nota para que el lector no se confunda por los sofismas que
acostumbran a usar algunos: el que Pepe Avilés abandonase el PCE (m-l) en
1978, entre otras cuestiones, por su profundo maoísmo en un período de
70
desmaoización del partido, o que después haya militado en agrupaciones
pseudomarxistas como OCE (BR) o ahora REM, no invalida su crítica y los
argumentos objetivos sobre los eventos de 1974-75. Véase el capítulo: «El
republicanismo abstracto como bandera reconocible del oportunismo de
nuestra época» de 2020.
La crítica debe valorarse por la información y el tipo de fuente que se use, no por
el prestigio ni la militancia de cada individuo.
«Tienes que tener en cuenta lo siguiente, vosotros los críticos actuales podéis
comprenderlo fácilmente sin tomarlo desde la experiencia personal, pero hay
situaciones en las que para muchos exmilitantes es más difícil de asimilar,
poner en duda aquello que ocurrió y hacer un análisis totalmente frío, según
como lo planteáis algunos, que desde luego tenéis razón, es muy duro. Es
comprensible que para muchos es difícil dudar del ideal en el que creyeron y
siguen creyendo, aunque no fuera correcto en la forma. Para muchos de los
integrantes del FRAP, los cuales todos somos ya muy mayores, recordamos
aquellos días como el que recuerda sus amores de juventud, adornados por el
tiempo, el idealismo que teníamos, el de una generación de la que la mayor
parte no tenía una preparación política, solo un grado de conciencia devenida
de nuestros padres y algo de formación con el partido en sus publicaciones,
como «Vanguardia Obrera» y otros. Hay algo muy real, independientemente
de los errores de la dirección, no nos engañaron no íbamos manipulados...
todos cometimos el mismo error de apreciación, yo mismo en aquel momento
estaba 100% de acuerdo con las acciones armadas, pero «a toro pasado» y
analizando fríamente todo lo que ocurrió, está claro que no fue acertado, la
71
prueba la tienes en hoy... es doloroso que murieran aquellos valientes para
nada». (Comentarios y reflexiones de José Luis López Omedes a Bitácora (M-
L), 2019)
Una de las acusaciones que se levantó desde la bancada escisionista de 1976 fue
que las acciones habían sido llevadas a cabo sin realizar consulta alguna, o que
no todos las aprobaban:
«–José Dalmau: Los miembros de la escisión del pasado verano indican como
principal ataque la unilateralidad de la decisión sobre la lucha armada y el
sectarismo de la dirección.
El líder de la facción de 1976 reconocía que ellos mismos habían aprobado estas
acciones, aunque supuestamente manifestaban dudas internas:
72
misma manera, o de forma análoga. (...) Las armas progresivamente
llegarían, se crearía la organización, la práctica nos daría conocimientos y
capacidades insospechadas. Todo ello puede parecer ingenuo. (...) Pero esto no
fue nuestro mayor error. El error fue que juzgamos equívocamente el
momento político. Estábamos convencidos de que nos encontrábamos en una
fase revolucionaria, pensábamos que nos acercábamos a una crisis definitiva
del sistema imperialista y que España sería el punto de ruptura del sistema».
(Mariano Muniesa; FRAP: memoria oral de la resistencia antifranquista,
2015)
Aquí vemos un ejemplo de los peligrosos senderos por los que nos puede llevar
hacer un mal análisis de las condiciones objetivas y subjetivas de la revolución,
cayendo en lecturas erróneas como la de considerar que «la próxima crisis es la
que va a terminar por poner fin al capitalismo», que «estamos en una fase
álgida revolucionaria», todo sin considerar el estado de ánimo real de las masas,
el nivel ideológico medio del proletariado ni las fuerzas de uno u otro
bando. Véase el capítulo: «La creencia que en la etapa imperialista cualquier
crisis es la tumba del capitalismo» de 2017.
Pero además querer hacer la revolución sin primero atender a todas las tareas
revolucionarias ideológicas y organizativas es no entender una de las principales
frases de Lenin: «La revolución no se hace, se organiza». Esta frase no debe ser
tomada a ligera, significa que se necesita una fuerte organización y un gran
trabajo ideológico previo con tal de conseguir que las condiciones subjetivas se
conjuguen con las objetivas, y entonces sí se podrá aprovechar los momentos de
debilidad del capitalismo, sino se cumple esto y se insiste en buscar «dar la
estocada de muerte al capitalismo», la crisis se tratará de resolver por «otros
métodos» como ya bien sabemos, primando las acciones del aventurerismo
voluntarista. Esta tergiversación izquierdista que exagera la profundidad de la
crisis económica o su capacidad de recoger sus frutos, es donde han caído y
siguen cayendo muchos partidos actualmente, ni siquiera es una desviación
exclusiva de los anarquistas, puesto que también anida entre los grupos más
reformistas. Véase el capítulo: «De nuevo la importancia del concepto de
«partido» en el siglo XXI» de 2020.
Los líderes del PCE (m-l) dirían de nuevo, en 1985, rememorando aquellos días:
«El FRAP] No pudo cumplir plenamente sus objetivos. Mas logró impedir que
la maniobra de la transición se llevase a cabo tal y como la habían planeado el
dictador y sus colaboradores». (Grupo Edelvec; FRAP, 27 de septiembre de
1975)
73
«La autocrítica es indicio de fuerza, y no de debilidad de nuestro partido. Sólo
un partido fuerte, arraigado en la vida y que marcha hacia la victoria, se
puede permitir la crítica implacable de sus propios defectos que nuestro
partido ha hecho y hará siempre ante los ojos de todo el pueblo. El partido que
oculta la verdad al pueblo, que teme la luz y la crítica, no es un partido, sino un
hatajo de embusteros condenados a hundirse. Los señores burgueses nos
miden con su propio rasero. Temen la luz y ocultan celosamente la verdad al
pueblo, encubriendo sus defectos con un rótulo de aparente bonanza. Y piensan
que nosotros, los comunistas, también debemos de ocultar la verdad al pueblo.
Ellos temen la luz, porque sería suficiente que admitiesen una autocrítica más
o menos seria, una crítica de sus propios defectos, más o menos libre, para que
del régimen burgués no quedase piedra sobre piedra. Y piensan que si
nosotros, los comunistas, toleramos la autocrítica, eso es indicio de que
estamos cercados y debatiéndonos en el aire. Los honorables burgueses y
socialdemócratas nos miden con su propio rasero. Sólo los partidos que van
siendo cosa del pasado y están condenados a hundirse, pueden temer la luz y
la crítica. Nosotros no tememos ni lo uno ni lo otro, y no lo tememos porque
somos un partido ascendente, que marcha hacia la victoria. Por eso, la
autocrítica que se viene practicando desde hace ya unos meses es indicio de la
fuerza ingente de nuestro Partido, y no de debilidad, un medio para su
fortalecimiento, y no para su descomposición». (Iósif Vissariónovich
Dzhugashvili, Stalin; Los resultados de los trabajos de la XIVº Conferencia del
Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, 1925)
¿Qué aspectos de la GPP vemos reflejados en los errores del PCE (m-l)?:
«Se apela a que en sus movimientos defensivos iniciales, las masas se sumen a
la revolución a partir de sus acciones, esperando que este destacamento de
«héroes» guerrilleros cree la chispa que «prenda toda la pradera» y haga
participar a toda la población con sus acciones». (Equipo de Bitácora (M-
L); ¿Qué fue de la «Revolución Popular Sandinista»?: Un análisis de la
historia del FSLN y sus procesos, 19 de julio del 2015)
¿Qué aspectos del foquismo vemos reflejados en los errores del PCE (m-l)?:
74
«No se toma en cuenta [bien] las condiciones objetivas ni subjetivas para el
desencadenamiento de la toma de poder». (Equipo de Bitácora (M-L); ¿Qué
fue de la «Revolución Popular Sandinista»?: Un análisis de la historia del
FSLN y sus procesos, 19 de julio del 2015)
75
parlamentaria como única vía posible para la toma de poder, se convirtieron
en grandes pacifistas incluso en cuestiones como las luchas antiimperialistas
de otros pueblos». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los
bandazos oportunistas del PCE(r) y las prácticas terroristas de los GRAPO,
2017)
«[El FRAP parece] haber iniciado una escalada contra la policía de forma
indiscriminada, y, al contrario que el otro grupo armado que funciona en el
país, ETA (Frente Militar), sus acciones no son cuidadosamente preparadas ni
están relacionadas con determinados elementos de las fuerzas de Orden
público, sino que van dirigidas contra cualquier persona uniformada al
servicio del Estado español». (Cambio 16; Nº 190, 28 de julio de 1975)
En el IIº Congreso del PCE (m-l) de 1977 algunos miembros de lo que a la postre
sería la fracción de 1976, tras criticar algunos aspectos de las acciones armadas
del FRAP, ahora estaban renunciando públicamente al uso de todo tipo de
violencia revolucionaria adoptando, en líneas generales, el camino
parlamentario y pacífico socialdemócrata. Véase el capítulo: «El gran cisma en
el PCE (m-l) de 1976» de 2020.
Estos líderes escisionistas, como los hermanos Diz, que ya en 1975 habían sido
de los más efusivos apoyos de las acciones armadas, se lamentaban de no
haberlo dispuesto todo para hacer un mayor énfasis en ellas. En su momento,
incluso hubo quienes propusieron liquidar a reconocidos altos cargos de la
dictadura franquista:
«Pues bien, camaradas, los hechos siguen dando la razón al Partido, tanto en
lo que se refiere a la justeza de las acciones armadas de 1975 como a la
calificación de los que las critican. Uno de estos elementos –sobre cuya actitud
hay abierta una investigación, ya que existen puntos muy oscuros sobre su
comportamiento ante la policía y ciertas concomitancias–, que ahora ataca
furibundamente a las acciones armadas, llegó a decir que él siempre estuvo en
contra de tales acciones y que las condenó enérgicamente. Por desgracia para
este más que dudoso individuo, se conservan en los archivos cartas escritas de
su puño y letra, de las que sacamos los siguientes párrafos:
76
«Propongo que el próximo «afortunado» sea Billy el Niño». [Se refiere a su
ejecución]». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos
del IIº Congreso del PCE (m-l), 1977)
77
partido había alcanzado el estadio donde podía declarar y sostener una «guerra
total» cuando se reconocía no tener más que un par de pistolas y escopetas de
caza con solo un puñado de militantes dispuestos a tomarlas. Era un suicidio
político-militar a todas luces.
¿Qué dicen otros grupos sobre la cuestión? Sin reflexión alguna, intentan
ganarse a los adeptos más viscerales con ese verbalismo revolucionario:
78
favorable, maten a todos los oficiales, hasta el grado de comisario inclusive;
desarmen y arresten a los simples inspectores, y maten a los que sean
conocidos por su crueldad y sus canalladas; a los simples policías, sólo
quítenles sus armas y oblíguenlos a servir no ya a la policía, sino a ustedes
mismos». (A. Neuberg; La insurrección armada, 1928)
79
democrático», igual de erróneo era creer que los cuerpos represivos constituían
un todo homogéneo ultrareaccionario, donde no existían elementos populares
con unas mínimas inclinaciones progresistas o, peor aún, que en el caso de ser
unos reaccionarios todos y cada uno de ellos no se debía realizar un trabajo
entre sus filas para desmoralizarlos y neutralizarlos, proponiendo abandonar
toda agitación entre ellos. Quien afirme esto desconoce cómo se fraguaron las
revoluciones comunistas del siglo XX y tiene en su mente un cuadro idealizado y
anarquista de las mismas.
¿No es una máxima del leninismo el realizar trabajo de agitación entre estos
cuerpos represivos?
«Donde los bolcheviques realizaban la labor más intensa era en el seno del
ejército. Por todas partes comenzaron a crearse organizaciones militares. Los
bolcheviques trabajaban incansablemente en los frentes y en la retaguardia
por organizar a los soldados y a los marinos. A la obra de revolucionarización
de los soldados contribuyó en sumo grado un periódico destinado al frente que
publicaban los bolcheviques con el título de «Okopnaia Pravda» [«Pravda de
las Trincheras»].
80
marinas de la burguesía agrupan siempre decenas y centenares de miles de
jóvenes proletarios o campesinos, que son tan aptos para recibir las consignas
y las ideas revolucionarias como los obreros de las fábricas y ciertas
categorías de campesinos. Puesto que el ejército, la policía y la marina son los
principales instrumentos de represión y los principales medios con los cuales el
Estado burgués –y cualquier Estado– combate al proletariado revolucionario,
no se debe subestimar la necesidad de efectuar una labor revolucionaria en sus
filas. Un partido que, directa o indirectamente renuncie a este aspecto esencial
de la acción revolucionaria, se expone a sufrir consecuencias extremadamente
nefastas para la revolución. Esta acción debe ser realizada sin descanso por
todo el Partido Comunista, tanto en periodo de acumulación de las fuerzas
revolucionarias como, y principalmente, en periodo de auge de la revolución.
En vista de las consideraciones expuestas anteriormente, creemos que esta
agitación no es menos esencial que la labor del Partido en muchos otros
sectores –conquista de las clases medias, etc.–. (...) La conclusión a la cual se
debe llegar es que la preparación de la insurrección debe realizarse a la vez
mediante la agitación dentro del ejército, y mediante la formación de fuerzas
armadas proletarias propias, capaces de luchar, con las armas en la mano,
contra la fracción del ejército regular que todavía no ha sido descompuesto.
No se debe olvidar que en el momento de la insurrección, la lucha en el ejército
debe efectuarse también con las armas. Mientras más avanzada esté la
descomposición del ejército burgués, más poderosas serán las fuerzas
armadas del proletariado, más fácil será la lucha durante la insurrección en
sí. También lo contrario es cierto». (A. Neuberg; La insurrección armada,
1928)
«El gran número de efectivos de los ejércitos en los países capitalistas podría
hacer creer que, en tales circunstancias, la revolución y la destrucción del
Estado opresor y explotador resultan imposibles. Estos puntos de vista son
propagados y pregonados sobre todo por los eurocomunistas, quienes no
golpean al ejército burgués ni siquiera con plumones. La cantidad de los
81
efectivos del ejército no cambia gran cosa para la revolución, mientras que
para la burguesía representa un problema preocupante. El que el ejército sea
ampliado con numerosos elementos procedentes de las diversas capas de la
población, crea condiciones más favorables para desmoralizarlo y hacer que
se vuelva contra la propia burguesía.
De este modo, la revolución tiene ante sí dos grandes problemas. Por un lado,
debe ganarse a la clase obrera y a las masas trabajadoras sin las cuales no se
puede ir a la revolución, y, por el otro, debe desmoralizar y desintegrar al
ejército burgués, que reprime la revolución. Si para alcanzar sus fines la
burguesía utiliza la aristocracia obrera en los sindicatos, en el ejército se vale
de la casta de oficiales, que en este medio cumplen las mismas funciones que
los bonzos sindicalistas en los sindicatos.
82
(Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; La revolución proletaria y el renegado
Kautsky, 1918)
Naturalmente los métodos, las formas y las tácticas que se utilizan para
desorganizar y desintegrar el ejército, son numerosos y variados, y están en
función de las condiciones concretas. Actualmente las condiciones no son
idénticas en cada país, por eso también las tácticas de los marxistas-leninistas
varían de un país a otro. Hay países donde la dictadura fascista y el terror se
ejercen abiertamente, hay otros donde se puede y se debe aprovechar también
las limitadas formas legales de democracia burguesa. Pero, en general, el
trabajo individual con cada soldado tanto dentro como fuera del cuartel, la
encarnizada lucha de los obreros, las continuas huelgas, las manifestaciones,
los mítines, las protestas, etc., desempeñan un importante papel tanto en la
movilización de las masas, como en la desorganización del ejército burgués:
Con el soldado, hijo del pueblo, hay que trabajar antes de que se aliste en el
ejército, luego durante el servicio militar, que es una fase más decisiva, y
finalmente después que se ha licenciado y pasa a la situación de reserva.
Tampoco debe descartarse el trabajo con los oficiales de escalafón inferior
para apartarlos de la casta de oficiales de alta graduación y persuadirles de
que no levanten la mano contra el pueblo.
Léase también la entrevista de Stalin con los comunistas indios del 9 de febrero
de 1951, en la que recomienda exactamente lo mismo apoyándose en el histórico
trabajo de los bolcheviques en el ejército y sus grandes resultados:
«El trabajo entre las guarniciones, entre los soldados. En 1917, habíamos
llevado a cabo propaganda entre los soldados en la medida de extender que
toda la guarnición estuviera de nuestro lado. ¿Qué trajo a los soldados? La
cuestión de la tierra. Era un arma tal que ni siquiera los cosacos, que eran los
guardias pretorianos del zar, pudieron resistirse. Para llevar a cabo la política
correcta, uno puede sembrar un estado de ánimo revolucionario y evocar
diferencias dentro de los círculos reaccionarios». (Iósif Vissariónovich
Dzhugashvili, Stalin; Grabación de las Discusiones de Iósif Stalin con los
83
Representantes del Comité Central del Partido Comunista de la India,
Camaradas Rao, Dange, Ghosh y Punniaiah, 9 de febrero de 1951)
«Un aspecto importante del trabajo de organización del FRAP de cara a las
amplias masas es el que debemos llevar a cabo entre los soldados y marineros
en sus acuartelamientos. Es urgente levantar organizaciones de soldados en
los cuarteles y apoyarlas desde fuera, a fin de ir elevando la conciencia política
y revolucionaria de nuestra juventud acuartelada, de llegar a organizaciones
acciones y movilizaciones de masas en los cuarteles y de ir creando las
condiciones para impedir que en los momentos críticos los hijos del pueblo
disparen como autómatas contra sus hermanos y lograr por el contrario que
se levanten contra sus jefes y apoyen al pueblo. Dicho trabajo debe
completarse con una labor inteligente y paciente hacia las capas bajas de la
oficialidad». (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota; Declaración,
enero, 1978)
Durante el IIº Congreso del PCE (m-l) de 1977 quedó recopilada una anécdota
muy interesante: en otoño de 1975, la reacción inmediata de algunos de los
líderes de la futura fracción de 1976 fue la misma que la de la dirección oficial.
Es decir, ¡para ellos el error radicaba en no haber intensificado las acciones
armadas!:
84
«Hablando del asalto fracasado al YA; escribe:
«El fallo fue no cargarse al vigilante y así haber impedido que diese la voz de
alarma».
«Es claro que el valeroso ejemplo de los militantes del FRAP, de sus primeros
grupos armados que empuñaron las armas en la primavera, puso de
manifiesto la vulnerabilidad de las fuerzas represivas». (Elena Ódena; La
política y las tareas actuales del FRAP (II), 1976)
85
resaltaba en sus primeros documentos la instrucción recibida por el ejército
franquista y sus cuerpos represivos en técnicas impartidas por el ejército y los
servicios secretos estadounidenses, así como el apoyo logístico y armamentístico
que recibía de estos últimos. Subestimar a las fuerzas a las que tuvieron que
oponerse es, sin duda, aventurerismo.
86
–Elena Ódena: Se decide en la Reunión Ampliada del FRAP que se celebró en el
mes de abril de 1975, presidida por Álvarez del Vayo. En aquel momento se
decide que ya existían síntomas en la lucha de masas, especialmente en las
luchas obreras, que ponían de manifiesto que el movimiento de masas estaba
en un callejón sin salida. La represión seguía siendo el arma que frenaba para
pasar a una fase superior de la lucha y, en esa coyuntura, sólo existía una
salida: teníamos que darla rompiendo esos esquemas. Ante la maniobra
pseudoliberalizante, con la que pretendían ocultar la dictadura incluso
durante la vida de Franco, era necesario poner de manifiesto cuál era la
naturaleza de la dictadura y cómo si la clase obrera y las clases populares se
defendían, la represión iba a caer. Solamente en la medida en que prevalecía
una línea colaboracionista la dictadura podía jugar la fase
pseudoliberalizante. Había que manifestar su libertad, sus derechos y
particularmente la clase obrera, se ponía de manifiesto cuál era la naturaleza
de la dictadura». (Elena Ódena; Entrevista realizada para «Interviú» por el
periodista José Dalmau, 17 de febrero de 1977)
Repetimos una vez más: reivindicar la memoria del PCE (m-l)/FRAP desde una
óptica útil significa comprender sus méritos y errores. Entonces, del mismo
modo que ponemos en valor sus aciertos, es deber para los comunistas criticar y
superar los errores derechistas e izquierdistas que impidieron a la organización
cumplir sus objetivos. De otro modo la reivindicación es estéril, folclore vacuo
para mentes complacientes.
87
El tipo de régimen político de la burguesía no justifica el terrorismo
espontáneo como método de lucha
«Tras haber empleado, en el pasado no tan lejano, todo tipo de violencia para
derrocar a las castas feudales –ejecuciones en masa, aniquilación de familias
enteras, etc., etc.–, las castas burguesas que actualmente detentan el poder
económico, político y militar, llevan a cabo una incesante labor de intoxicación
y condicionamiento para condenar y presentar la violencia revolucionaria
como algo nunca visto, como algo que ha de ser condenado y reprimido a
sangre y fuego, tildando de asesinos y criminales a los revolucionarios y
patriotas que utilizan la violencia revolucionaria para defender sus derechos,
su país y sus ideales en el marco de luchas populares de amplios sectores de las
masas. (...) La violencia más brutal la ha empleado en todo momento el
capitalismo naciente y la burguesía colonialista contra sus propios pueblos y
contra los pueblos de otros países para someterlos y saquearlos y la siguen
empleando contra los distintos pueblos del mundo que se levantan contra los
regímenes coloniales o semicoloniales. Las distintas castas burguesas han
utilizado incluso la violencia entre sí –durante el pasado y presente siglo, en
varias ocasiones, para repartirse el mundo–. Y actualmente la burguesía de
todo el mundo se mantiene en el poder esencialmente gracias a sus engaños, a
sus fuerzas armadas, policiales y judiciales». (Elena Ódena; Una necesidad
ineluctable para todos los pueblos; organizar y ampliar la violencia popular,
1975)
Esto es una verdad histórica y presente incontestable. Los errores del FRAP no
eliminan esta máxima.
«El cinismo de las castas en el poder es tal que cuando las masas
revolucionarias, encabezadas por el FRAP, deciden iniciar una nueva fase de
la lucha, aplicando formas de lucha armada y llamando a las masas a la
violencia contra la dictadura, todas ellas, en todo el mundo, levantan los
brazos al cielo para tildar de terrorismo y de criminal esta justa violencia
contra la tiranía. Todo ello está dentro de la lógica y forma parte de las armas
que el capitalismo utiliza para mantener a los pueblos inmóviles, bajo su
dominio y su explotación. Ahora bien, lo que es menos lógico es que fuerzas y
grupos políticos que pretenden servir intereses populares, se sumen a la
reacción para condenar la violencia revolucionaria del pueblo. Son estos más
fariseos y más cínicos aún que las mismas castas oligárquicas, ya que éstas
defienden por lo menos sus intereses, mientras que los otros son unos
miserables vendidos que, a cambio de un plato de lentejas, engañan al pueblo
para que no luche de la única manera por la que pude derrocar a la dictadura
fascista y a cualquier Estado reaccionario». (Elena Ódena; Una necesidad
ineluctable para todos los pueblos; organizar y ampliar la violencia popular,
1975)
88
son los hechos. Si el FRAP se desvió del concepto de lucha armada, si esa
violencia no llegó a ser una «violencia popular» dirigida por un grupo, sino una
violencia esporádica y puntual de un grupo que se pretendía vanguardia de ese
pueblo, lo que digan los liberales, fascistas o revisionistas, nos es indiferente.
Que la violencia revolucionaria es la única forma de derribar al régimen burgués
es cierto, pero eso no significa que los marxistas estén a favor de utilizar
cualquier acción armada más allá de su contexto y fin. Por tanto, no se le puede
exigir a los demás individuos y organizaciones la aceptación de estos actos y la
negación de la crítica. Ese modo de pensar es, precisamente, el que han utilizado
todas las bandas que exigían una sumisión absoluta a los patrones de
pensamiento filoterroristas.
«Al igual que los servicios policiacos y los reaccionarios y fascistas, estos
pretendidos líderes de la «unidad» de la oposición antifranquista
autodenominados algunos socialistas y comunistas, tildan de terrorismo
individual a los que emplean la violencia contra la más feroz violencia fascista
de la dictadura –que no ha cesado desde hace más de 35 años contra el
pueblo–. (...) En vez de apoyar y respaldar las acciones de los que responden
con la única respuesta posible a esa violencia, se dediquen a denigrar, atacar e
injuriar, tildándoles de «terroristas individuales» e incluso difundiendo
abiertamente calumnias y viles acusaciones contra los partidos y
organizaciones de los que van a ser asesinados por la dictadura. ¿A quién
sirven esas calumnias y esas acusaciones? A los verdugos de los luchadores
antifranquistas y revolucionarios. Objetivamente le están incitando a
perpetrar sus asesinatos y a continuar por ese camino. Resulta, además,
grotesco que en el comunicado que comentamos en el que ni una sola vez
aparece la palabra «lucha» se lucubre sobre la apertura de «período
constituyente», «consultas populares», y se insista en la necesidad de acabar
por «vía pacífica con la dictadura» como única salida a la actual situación».
(Elena Ódena; ¿Quién manipula y a quién sirven la junta carrillista y la
convergencia social carlista?, 1975)
Incluso si estos tratos se debían tomar en cuenta era para recapacitar aún más
de lo inútil que iban a ser desatar tales acciones armadas, pues la pinza de los
franquistas y los revisionistas y su influencia en la población hacía imposible al
PCE (m-l) lanzarse por la toma de poder ni que se le asemejara.
89
¿Las acciones armadas mostrarían el carácter reaccionario del
régimen fraquista a las masas? ¿Iban a detener su pactismo con las
fuerzas moderadas del antifranquismo?
«Es preciso recordar a algunos que, tal vez de buena fe, no comprenderán aún
el determinante papel que han desempañado las justas acciones violentas del
FRAP, ejecuciones de esbirros, etc., que han sido precisamente esas acciones
las que han permitido arrancar la máscara liberalizante al franquismo
cuando éste trataba, mediante una campaña de mistificación, demostrar lo
contrario». (Elena Ódena; La lucha revolucionaria de las masas contra las
castas reaccionarias en el poder, ha de basarse inevitablemente en la violencia
popular, 1976)
«Así escribía Marx en 1877. A la sazón había en Rusia dos gobiernos: el del zar
y el del comité ejecutivo [ispolnítelnyi komitet] secreto de los conspiradores
terroristas. (…) La revolución rusa no se produjo. El zarismo ha triunfado
sobre el terrorismo, el cual, en el momento presente ha empujado a todas las
clases pudientes y «amigas del orden» a que se abracen con el zarismo».
(Friedrich Engels; Acerca de la cuestión social en Rusia, 1894)
Lenin condenó una y otra vez la teoría anarquista de que el pueblo ruso
necesitaba «estimulantes» como el de los atentados para impulsar la
organización y movilización del movimiento obrero. Incluso conectó esta
desviación terrorista con la de los economicistas, ya que ambas eran expresiones
del espontaneísmo:
«Svoboda [los eseristas] hace propaganda del terror como medio para
«excitar» al movimiento obrero e imprimirle un «fuerte impulso». ¡Es difícil
imaginarse una argumentación que se refute a sí misma con mayor evidencia!
Cabe preguntar si es que existen en la vida rusa tan pocos abusos, que aún
falta inventar medios «excitantes» especiales. Y, por otra parte, si hay quien
90
no se excita ni es excitable ni siquiera por la arbitrariedad rusa, ¿no es acaso
evidente que seguirá contemplando también el duelo entre el gobierno y un
puñado de terroristas sin que nada le importe un comino? Se trata justamente
de que las masas obreras se excitan mucho por las infamias de la vida rusa,
pero nosotros no sabemos reunir, si es posible expresarse de este modo, y
concentrar todas las gotas y arroyuelos de la excitación popular que la vida
rusa destila en cantidad inconmensurablemente mayor de lo que todos
nosotros nos figuramos y creemos y que hay que reunir precisamente en un
solo torrente gigantesco. Que es una tarea realizable lo demuestra de un modo
irrefutable el enorme crecimiento del movimiento obrero, así como el ansia de
los obreros, señalada más arriba, por la literatura política. Pero los
llamamientos al terror, así como los llamamientos a que se imprima a la lucha
económica misma un carácter político, representan distintas formas de
esquivar el deber más imperioso de los revolucionarios rusos: organizar la
agitación política en todos sus aspectos. (…) Tanto los terroristas como los
economistas subestiman la actividad revolucionaria de las masas. (...)
Además, unos se precipitan en busca de «excitantes» artificiales, otros hablan
de «reivindicaciones concretas». Ni los unos ni los otros prestan suficiente
atención al desarrollo de su propia actividad en lo que atañe a la agitación
política y a la organización de las denuncias políticas. Y ni ahora ni en ningún
otro momento se puede sustituir esto por nada». (Vladimir Ilich Uliánov,
Lenin; ¿Qué hacer?, 1902)
Con el paso de los años no solo Raúl Marco ha usado este pretexto para
convencer a las nuevas generaciones de que las «acciones fueron necesarias
para impedir la falsa de la transición», también Roberto Vaquero, otro aprendiz
de demagogo, lejos de rescatar lo mejor del PCE (m-l), apoya a Marco en su
cruzada por sostener los mitos que tratan de disimular los errores de la
organización:
«Las acciones que llevó a cabo el FRAP, todo el trabajo que desarrolló fue para
impedir la transición». (Discurso de Roberto Vaquero en el homenaje a los
últimos fusilados del franquismo, 2018)
91
¿Por qué se siguió vendiendo que el FRAP tenía capacidad para
enfrentar al régimen?
Incluso se propagó la idea de que el PCE (m-l) seguía pensando que la tendencia
general era hacia la lucha armada, preparándose en consecuencia:
«Catorce personas han sido detenidas por la policía como presuntos miembros
de la organización Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico (FRAP),
según una nota oficial de la Dirección General de Seguridad hecha pública
ayer. «Se dedicaban -dice la nota- a la consecución de fondos por medio de
atracos a entidades bancarias. Les han sido ocupados dieciocho revólveres,
veinte pistolas, 37 escopetas y una metralleta, abundante munición y material
explosivo». Al margen de la nota, fuentes competentes precisan que les fueron
ocupados treinta kilos de exógeno plástico, informa Efe. Desde hace semanas
la policía observó que determinados atracos, que en principio parecían
desconectados, tenían similitudes. Iniciadas las investigaciones se detuvo a
«comandos armados de la organización FRAP, que mantenían un aparato de
propaganda y que resultaron ser los presuntos autores de estos atracos»,
afirma la nota policial. En Madrid se ha detenido a Carlos Hurtado Arias,
Tomás Pellicer Oliveros y María Inmaculada Pardo Acosta. Además de 32
escopetas, trece pistolas, diez revólveres, una metralleta, una granada de
mano, explosivos «goma-2», munición, documentación y detonadores, les fue
ocupada información sobre cuarteles del Ejército y zonas militares». (El
92
País; Detenidos catorce presuntos miembros del FRAP y requisado numeroso
armamento, 2 de diciembre de 1978)
En 2020, uno los líderes del PCE (ml) que más ha distorsionado la historia real
del FRAP reconocía, por fin, que las acciones armadas del mismo fueron
paralizadas en 1978 a causa del escaso apoyo de la población, que se posicionó
en el bando del reformismo y el franquismo:
93
Tras la disolución oficial del PCE (m-l) en 1992, los colectivos que
permanecerían favorables a la línea de Chivite seguirían senda de la revisión
histórica. El llamado Colectivo Libertad Siete publicaba un texto en el que decía:
«Con motivo del VIº Congreso se inició la labor de elaborar una historia y una
reflexión histórica sobre la trayectoria del partido. (…) Hoy los colectivos
Libertad Siete o por un Nuevo Proyecto Revolucionario, de alguna manera
podrían continuar tal tarea. (…) En estas fechas, con motivo del dieciocho
aniversario del 27 de septiembre de 1975, queremos aportar algunos apuntes
para nuestra historia. (…) Respecto al comportamiento de la dirección
máxima del partido, en concreto Julio Manuel López (Raúl Marco) y Benita
Ganuza (Elena Ódena), y sobre todo el primero por la responsabilidad que
había adquirido como vicepresidente del FRAP, es preciso que dejó mucho que
desear. Él era responsable, entre otras cosas, de pasar armamento para los
comandos del FRAP que en condiciones de alucinante precariedad se formaron
en España. Pues bien, del exterior, donde estuvo todo este tiempo R. M., no
llegó ni una mala pistola. El escasísimo y elemental armamento de los
comandos se consiguió íntegramente por los propios militantes del PCE (m-l) y
del FRAP en el interior. Del exterior, de la dirección máxima, sólo llegaban
órdenes y prisas, jamás preparación, medios o armas. Respecto a las labores
de movilización y solidaridad tampoco Raúl Marco ni Elena Ódena destacaron
por su diligencia. Dieron órdenes pero no dieron la cara». (Colectivo Libertad
Siete Madrid; Sobre 1975; VIº Congreso del PCE (m-l), 1992)
Como podemos comprobar en una amplia gama de fuentes –el libro de Riccardo
Gualino: «FRAP: una temporada en España» de 2010, el libro de Mariano
Muniesa: «FRAP: memoria oral de la resistencia antifranquista» de 2015, y
muchos otros ya citados– todas parecen coincidir en que uno de los defectos de
las acciones del FRAP fue la falta de armas, es decir, su precariedad. Esto ha
sido confirmado por diversos testigos directos e indirectos.
El PCE (m-l) era un partido que existía en un país de corte fascista. Contaba,
hasta inicios de los años 70, con relaciones notables con China que, a partir de
entonces, serían sustituidas por unas excelentes relaciones con Albania.
También tenía contactos con diversos movimientos de liberación nacional. El no
contar con suficientes armas, ni siquiera para garantizar la autodefensa de sus
militantes ante los cuerpos represivos o las bandas fascistas, suponía un error
manifiesto de la dirección que, sabedora de esta situación, se propuso
desarrollar las acciones armadas en 1975. De igual modo es inexplicable que los
cuadros intermedios no criticasen o se negasen a realizar esas acciones frente a
un cuerpo represivo como el franquista, que, sin ser la flor y nata de los ejércitos
europeos, estaba dotado con las armas y la instrucción estadounidense desde los
convenios hispano-estadounidenses de 1953.
94
penas de muerte indiscriminadas. Este trabajo dio sus frutos, pues las penas de
algunos de los reos fueron conmutadas a penas de cárcel y no de ejecución.
Entre los presos se encuentra el propio Chivite. ¡Pero así es como esta gente
agradece a sus camaradas los servicios prestados!
«Un capítulo que merece la pena apuntar es el relativo a la confusión entre las
acciones armadas del FRAP y las del GRAPO en toda una fase. A lo largo de los
meses de julio, agosto, septiembre y octubre de 1975 comienzan a producirse
diversas acciones armadas paralelas al FRAP, que Raúl y Elena tienen
confirmación no han sido realizadas por el FRAP y que sin embargo en ningún
momento niegan o toman postura para distanciarse de ellas. Se trata de
acciones armadas espectaculares, la más conocida la del 1 de octubre –que
daría luego nombre a los GRAPO–, aunque previamente ya se habían
realizado otras que incluso fueron públicamente reivindicadas como del FRAP
sin serlo. Desde la dirección máxima del PCE (m-l) y del FRAP en ningún
momento se desmienten ante la opinión pública estas acciones reivindicadas
en falso, y de hecho de una u otra forma se asume sin informar a la militancia,
sin aclarar su desconocido origen político ni deslindar campos. Este nefasto
silencio creó después notable confusión y la respuesta dada, a posteriori, por el
PCE (m-l) realizada en Paris en junio de 1976 se sigue sin aclarar la falsedad
de estas acciones, sin desmentir nuestra participación, y lo que es igual de
grave, sin informar a los camaradas de ello. El porqué se mantuvo la señalada
confusión GRAPO-FRAP, que luego se pretendió resolver únicamente
denunciando al presunto carácter parapolicial de los GRAPO queda por parte
de Raúl Marco sin explicarse». (Colectivo Libertad Siete Madrid; Sobre 1975;
VIº Congreso del PCE (m-l), 1992)
La crítica que aquí se hace al partido por no desmarcarse de las acciones del
GRAPO en 1975 –al que luego tanto criticarían como provocador por sus
acciones– es del todo correcta. ¿Por qué se incurrió en este error desde la
dirección máxima? Hay dos opciones. La primera es que la dirección dudara de
la autoría de las acciones armadas sabiendo que sus grupos armados no estaban
bien controlados por ella. La otra opción es que, en aquel entonces, el partido
estuviera envuelto en una frenética carrera por acumular el mayor número de
cadáveres y, así, presentarse ante las masas como el «grupo verdaderamente
revolucionario ante el franquismo», por tanto, no hacía remilgos a adjudicarse
cualquier muerte de «cualquier esbirro del sistema».
95
con su propaganda que sus acciones no se limitan a las expropiaciones,
secuestros o ejecuciones, sino que también existe un trabajo de agitación y
propaganda, así como un trabajo en los sindicatos o movimientos vecinales.
Pero, como decimos, nunca dejan de ser meros enunciados propagandísticos
destinados a cubrir su actividad principal, basada en los secuestros, robos y
atentados. Antes se coge a un mentiroso que a un cojo, y se acaba probando que,
efectivamente, no realizan trabajo de masas, pues las masas desconocen de su
existencia más allá de dichas acciones.
96
derrocar el zarismo. Pero tal actividad no es revolucionaria, ni mucho menos.
Esos anarquistas se llamaban así mismos comunistas. (...) Debe anotarse que
estos anarquistas no llevaron a cabo sus actividades entre los obreros más
organizados y con mayor conciencia de clase, sino entre las ruinas jóvenes de
la pequeña burguesía, entre los intelectuales pequeño burgueses, entre el
lumpemproletariado, y algunas veces entre verdaderos criminales, ya que los
bandidos eran bastante adecuados en lo que respecta a robos y ataques a
casas y tiendas. Para ello no precisaban de principios. (...) Pero las tácticas del
terror individual y económico practicadas por los grupos anarquistas y los
anarquistas individuales servían a despertar entre una sección de los obreros
la falsa esperanza de que los «héroes» anarquistas estaban luchando su
batalla, que ellos serían libres de la explotación como resultados de los actos
terroristas anarquistas. Estas tácticas relajaron las actividades de las masas,
suavizaron su espíritu de masas militante. (...) [En verano de 1906] Los
anarquistas asesinaron al director de los trabajos de ingeniería en esa ciudad,
aunque ellos no tomaron parte en la huelga que estaba en progreso. Este acto
terrorista, como la mayoría de este tipo, solo produjeron resultados
negativos». (E. Yaroslavsky; Historia del anarquismo en Rusia, 1941)
Queda claro que estos métodos no son decisivos para preparar una revolución, y
que su exceso es sumamente contraproducente. Ya lo dijo Lenin:
97
para ello. Y aunque los resultados sean nefastos, estas acciones siguen siendo la
piedra angular de su línea general, justificándose bajo la premisa de que
«constituyen una resistencia legítima contra el Estado».
Después de 1975, la dirección del PCE (m-l)/FRAP logró eludir estas tendencias
que habrían desembocado en el desastre total. De hecho, comenzó a criticar con
saña el militarismo de otros grupos, como ETA y los GRAPO, cosa que no exime
a la organización de sus anteriores errores en este campo, así como de la falta de
autocrítica ante su militancia.
98
«Habrá acciones armadas –afirmó el dirigente del PCE (m-l)– en tanto sean
necesarias para seguir avanzando». Respecto a los GRAPO, el dirigente del
partido denunció a este grupo como «provocador, dirigido por el fascismo, que
actúa contra la política de nuestro partido y busca desprestigiar la lucha
armada y alejar a las masas de ella». El informante dijo que tenían datos para
hablar así, y que el hecho de que hubiera «militantes en el GRAPO que sean
honrados no significa nada», ya que sirven intereses fascistas. Denunció
también su «repentina irrupción en el campo republicano», calificándolo de
«quintacolumnista y contrarrevolucionario». (El País; El FRAP anuncia
nuevas acciones armadas, 20 de julio de 1977)
Todo grupo antisistema siempre será susceptible de ser infiltrado por los
servicios secretos del aparato burgués. Si el lector conoce mínimamente la
historia de la revolución rusa, sabrá que los bolcheviques no fueron excepción –
véase el caso de Malinovsky–. Hoy también se sabe que el PCE (m-l) tampoco lo
fue –véase el caso de José Luis Espinosa Pardo que actuó como infiltrado en
UGT, FRAP y PCE (r)/GRAPO–.
Sí nos parece relevante otra cuestión que estos grupos sacaban a colación
constantemente: la traición ideológica. El revolucionario debería memorizar
como advertencia el triste destino que siempre aguarda al traidor que deserta de
las filas revolucionarias hacia la reacción: una vida de mentiras e insatisfacción
que puede conducir al desprecio de uno mismo y, finalmente, al suicidio. No hay
mejor receta que repasar el final de cada uno de los casos para evitar caer en
estas «tentaciones». En especial sobre aquellos que aceptan hacer las veces de
chivatos y espías.
99
revisionistas y socialdemócratas, así la entera opinión política e ideológica del
país no podía fallar en ejercer una influencia dentro de sus filas. Hasta a día
de hoy, hay miembros de estos partidos que piensan que ellos pueden militar
en las formas legales como comunistas marxista-leninistas sin que ser
molestados por el capitalismo y sin sufrir su aparato de represión. En estas
circunstancias, entonces, difícilmente se puede decir que allí existe ese núcleo
sólido tan fuerte como para poder estar en condiciones de ilegalidad, siendo
capaz de resistir un ataque repentino de la reacción, ataque que seguramente
se realizará contra el partido». (Enver Hoxha; El movimiento marxista-
leninista y la crisis mundial del capitalismo, agosto de 1979)
100
Cantón, etc.–. Al exigir que todos los miembros del partido participen en estas
manifestaciones, así como la participación abierta de los principales cuadros
en las acciones de huelga, el partido expone descuidadamente a sus cuadros,
privándose así de la oportunidad de incrementar sus fuerzas». (Internacional
Comunista; La situación en China y las tareas del Partido Comunista de
China, 14 de abril de 1936)
Hoy encontramos que algunos de los miembros del antiguo PCE (m-l), personas
que ya se encuentran en las filas de Podemos, Izquierda Unida o esa otra
caricatura que es el PCE (m-l) actual, siguen arrastrando en su fuero interno
una «clandestinitis» cuanto menos graciosa; es decir, una paranoia donde ven la
mano de los «espías» y «provocadores» a cada paso, todo esto mientras no
tienen ningún problema en mostrar todas sus acciones políticas en redes
sociales a cara descubierta. ¡Una concepción de la seguridad curiosa, sin
duda! Véase el capítulo: «De nuevo la importancia del concepto de «partido» en
el siglo XXI» de 2020.
«–José Dalmau: Sin embargo los costes fueron muy elevados para vosotros.
–Elena Ódena: Por supuesto pero no hay batallas sin pérdidas. Quizá fueron
algo mayores de lo que cabía esperar. (…) El conjunto de militancia del partido
eran camaradas inexpertos y con escaso encuadramiento». (Elena Ódena;
Entrevista realizada para «Interviú» por el periodista José Dalmau, 17 de
febrero de 1977)
Ante las acusaciones que generaron sus errores, los dirigentes del PCE
(ml)/FRAP se limitaron a reconocer que éstos pudieron haber ocurrido, pero sin
especificar cuáles, sin ejemplos concretos, tratándose de un mero formalismo
101
que, quiérase o no, el militante medio no podía comprender, mucho menos un
revolucionario que indagara en los años sucesivos pretendiendo entender dicha
experiencia histórica:
Se puede decir que esta forma de encarar los problemas en un acto del calado de
un congreso –que constituye el evento más vital para el partido comunista– solo
daba munición para los fraccionalistas de 1976 que todavía tuvieran apoyos
dentro del partido, o para reforzar los argumentos de su salida, pues en este
evento habría sido menester elaborar un análisis completo de las acciones
armadas, sus virtudes y defectos, comprender su relación con la salida de ciertos
militantes –tuviesen razón o no en sus postulados–; inclusive era el momento
de exigir responsabilidades a los organismos superiores por los desastres
ocurridos.
102
«¿Qué cometimos errores y tuvimos fallos y carencias? Cierto, pero aparte de
inexperiencia, de escasez de medios materiales, a pesar del alto precio pagado,
fue necesario». (Raúl Marco; Ráfagas y retazos de la historia del PCE (m-l) y
el FRAP, 2018)
El PCE (m-l) decidió, en 1978 suprimir el FRAP, el frente con el que hasta ahora
se había identificado:
«En este mismo año, 1978, y dadas las nuevas circunstancias políticas y
sociales, tanto a nivel del poder como del movimiento obrero y popular, el PCE
(m-l), fuerza principal y dirigente, decidió suspender la actividad del FRAP, ya
que en la nueva situación tanto los objetivos y las formas de lucha de una y
otra organización coincidían en lo esencial en todos los terrenos». (Grupo
Edelvec; FRAP, 27 de septiembre de 1975, 1985)
Pero, ¿qué tenía esto que ver con los puntos del FRAP emitidos en 1971 que, en
su mayoría, seguían teniendo vigencia pese a la transformación del régimen
franquista en una democracia burguesa con claros tintes autoritarios? La
disolución solo podía responder a la incapacidad para movilizar a las masas bajo
esos puntos, sin dejar de tener en cuenta que el FRAP era tachado
frecuentemente de terrorismo.
103
Algunos exmilitantes consideran que la disolución del FRAP fue motivada por la
claudicación ideológica de la dirección, pues desde entonces el partido en su
política frentista se centró demasiado en alianzas con republicanos no
revolucionarios y, finalmente, el PCE (m-l) se apartó de sus propios objetivos,
perdiendo poco a poco su esencia revolucionaria y contentándose con ciertas
alianzas superficiales con restos marginales del republicanismo reformista, que
no llevaban al partido a avanzar. Esto, a priori, puede parecer cierto viendo
cómo el partido se acabó deslizando hacia el republicanismo pequeño burgués.
Pero recordamos al lector que ese tránsito ocurrió mucho después, al menos a
partir de 1986. Véase el capítulo: «Un deslizamiento hacia las clásicas
desviaciones basadas en un republicanismo pequeño burgués» de 2020.
104
El PCE (m-l) tuvo este tipo de organizaciones satélite a su cargo, pero eso no
solucionó automáticamente la falta de influencia entre las mujeres –ni qué
hablar hacia los campesinos o los soldados–. Este «creacionismo», sobre todo
para un partido que acaba de nacer, supone crear más trabas burocráticas que
otra cosa, así como un desperdicio evidente de energías. Ciertamente debe de
existir dentro del partido una sección específica, una secretaria –si se quiere
decir así–, que se dedique a abordar los problemas de la juventud, pero no como
para que exista en sí una rama segregada del partido, ni mucho menos
autónoma, pues las ramas y frentes «tapadera» no hacen sino diluir la
popularización del partido sobre cuestiones genéricas que enlazan los intereses
comunes de todo el pueblo trabajador, entre ellos, crear una conciencia
socialista generalizada.
105
Como ya hemos dicho, esta derechización empezó a ocurrirle al PCE (m-l) con el
paso del tiempo, sobre todo bajo la influencia de las coaliciones electorales de
1986-89, donde la dirección liderada por el duo Marco-Chivite acabó cayendo
en concepciones republicanas pequeño burguesas y rehabilitando al
revisionismo patrio. Véase el capítulo: «El progresivo cambio en las alianzas:
con los revolucionarios y progresistas honrados vs aliarse con los cabecillas
oportunistas» de 2020.
Esto le ha ocurrido, en mayor o menor medida, a todos los partidos que van a
parar al cenagal del revisionismo de forma progresiva o fulminante, cosa que se
ve acentuada si se obtienen grandes cuotas electorales y grandes números de
militancia:
En todo caso el bajo rendimiento electoral puede ser una de las razones que hizo
que la dirección empezase a ver con buenos ojos forjar alianzas extrañas con
elementos derechistas sin nula incidencia entre las capas populares, como fue el
caso de la infame coalición con el Partido Comunista de los Pueblos de España
(PCPE) en 1989, organización que Elena Ódena y el PCE (m-l) an taño habían
criticado con saña por su extremo oportunismo.
106
1) Sin un método y estilo de trabajo correcto la organización proletaria no puede
avanzar, se queda anquilosada y, tarde o temprano, se desvía y es liquidada.
3) No debe creer que no habrá persecución por parte del Estado burgués, ya que
su actividad revolucionaria propicia el choque entre las fuerzas del proletariado
y las fuerzas y cuerpos del Estado burgués. No debe crear ilusiones sobre el
trabajo «legal» y caer en el «cretinismo parlamentario» de derecha y la creencia
del «tránsito pacífico al socialismo» bajo el régimen parlamentario burgués.
Tampoco debe creer que las cuestiones clave pueden ser resueltas bajo el
parlamentarismo. Su objetivo debe ser preparar al partido para la toma de
poder.
Hoy, como ayer, Raúl Marco, emplea la demagogia para defender el error de
apreciación en las acciones armadas del FRAP y su responsabilidad personal
política y moral:
107
«El FRAP no fue una organización terrorista, sus acciones nunca fueron
contra objetivos civiles, sus militantes eran luchadores del pueblo contra la
dictadura. Muchos de ellos fueron torturados, algunos hasta la muerte». (Raúl
Marco; Otra vez, algunas precisiones sobre el FRAP, 2020)
No reconocer que el FRAP cayó en el terrorismo porque «la lucha no fue contra
civiles» es un argumento ridículo. Que los blancos fuesen civiles o fuerzas del
orden no determina el carácter objetivo de lo que es propiamente una acción
terrorista. El terrorismo es terrorismo siempre, objetivamente hablando. Otra
cuestión muy diferente son las motivaciones, el número de personas que lo
ejerzan o el apoyo de las masas ante tales acciones, pero nada de esto altera su
esencia. Tampoco cambia la naturaleza aventurera de las acciones armadas, el
ataque a blancos indiscriminados, la falta de preparación técnica, ni tampoco
otros hechos, como son la represión sufrida por el grupo revolucionario o el
carácter fascista del régimen que combaten. Esto es un ejercicio de
diversionismo extremo que han utilizado todas las bandas para justificar sus
acciones desesperadas. Un anarquismo jesuita, como Marx tachaba las ideas
hipócritas de Bakunin recogidas en el «Catecismo revolucionario».
¿Qué otro pretexto se usa, todavía a día de hoy, para negar el carácter de las
acciones armadas de 1975? Distraer al oyente con sentimentalismo lacrimógeno
hablando del carácter reaccionario y represivo del régimen:
108
cordura». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos
oportunistas del PCE(r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)
«El camino que los populistas habían elegido para luchar contra el zarismo, el
camino de los asesinatos individuales, el camino del terror individual, era
falso y perjudicial para la revolución. La política del terror individual
respondía a la falsa teoría populista de los «héroes» activos y la «multitud»
pasiva, que aguarda las hazañas de los «héroes». Esta falsa teoría
preconizaba que sólo unos cuantos individuos destacados hacen la historia y
que la masa, el pueblo, la clase, la «multitud», como la llamaban
despectivamente los escritores populistas, es incapaz de realizar acciones
conscientes y organizadas y no puede hacer más que seguir ciegamente a los
«héroes». Por eso, los populistas renunciaron a realizar un trabajo
revolucionario de masa entre los campesinos y la clase obrera, y
emprendieron el camino del terror individual. Los populistas obligaron a uno
de los mejores revolucionarios de aquel tiempo, Stepán Jalturin, a abandonar
su labor de organización de una Liga obrera revolucionaria para entregarse
por entero al terrorismo.
El grupo «Emancipación del Trabajo» desplegó la lucha contra las falsas ideas
de los populistas, señalando el daño que esta doctrina y sus métodos de lucha
causaban al movimiento obrero.
Plejánov fue el primero que hizo una crítica marxista de las falsas ideas del
populismo. Al descargar certeros golpes contra las ideas populistas, Plejánov
hacía, al mismo tiempo, una brillante defensa de las ideas marxistas».
109
(Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética; Historia del Partido
Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, 1938)
«En Polonia, todo un partido –la llamada «prawica» del PSP– se rompió la
cerviz en una lucha guerrillera impotente, en el terror y los fuegos de artificio,
en aras de las tradiciones insurreccionales y de la lucha conjunta del
proletariado y el campesinado. (...) En ningún sitio, a excepción de Polonia,
hemos visto un apartamiento tan insensato de la táctica revolucionaria,
apartamiento que suscita justa resistencia y lucha. (...) ¿Y acaso el hecho de
que precisamente en Polonia, y solo en Polonia, haya prendido la táctica
adulterada e insensata del anarquismo, que «hace» la revolución, no se debe a
que las condiciones no permitieron desarrollar allí, aunque fuese por breves
instantes, la lucha armada de masas? ¿Acaso la tradición precisamente de esa
lucha, la tradición de la insurrección armada de diciembre de 1905, no es a
veces el único medio para superar las tendencias anarquistas en el seno del
partido obrero, no con la moral estereotipada, filistea, pequeño burguesa, sino
pasando de la violencia sin objetivo, absurda y diseminada, a la violencia con
un objetivo, de manera vinculada al amplio movimiento y a la exacerbación de
la lucha proletariado directa?». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Del artículo
«Apreciación de la revolución rusa», 1908)
Las variadas bandas terroristas de Europa y América, como los populistas rusos
de ayer, se caracterizaban porque:
110
El lector tiene a su disposición un repaso al destino de los grupos que hicieron
del terrorismo su seña. Véase el capítulo: «Un repaso a la metolodogía del
terrorismo y sus resultados» de 2017.
Grupos como RC o el PCE (r) intentan en no pocas ocasiones hacer creer que se
distancian del terrorismo indiscriminado y demencial del nacionalismo de ETA,
presentándose como «críticos» con algunos puntos de su línea. No es más que
un vano intento, pues siempre han hecho apología y un repugnante seguidismo
a su organización, comprando las justificaciones manchadas de sangre obrera de
su propaganda. Véase el capítulo: «El desarme y la próxima disolución de ETA y
las posturas de los seguidistas de siempre» de 2017.
Cabe decir lo mismo de quienes glorifican las desastrosas acciones del FRAP y
las toman como paradigma. Y esto no pude ser de otra forma, pues, como los
trotskistas eclécticos y los viejos pistoleros románticos del anarquismo, a estos
individuos les excita el terrorismo y se empeñan en defender a capa y espada
cualquier cosa que huela a pólvora. Lo hilarante de la situación es que hacen
esto mientras, en lo ideológico, son condescendientes con el reformismo:
A partir de 1986, cuando PCE (m-l) empezaba a adolecer cada vez más de una
falta de claridad ideológica, se volvió a la noción izquierdista y del todo idealista
de que no se puede criticar a un grupo armado que lucha contra un régimen
111
opresor. En un artículo titulado: «A propósito de la situación en Chile. La
violencia revolucionaria y los marxista-leninistas», el «camarada» Raúl Marco
promulgaba erróneamente lo siguiente:
«Si uno se dedica a lucubrar sobre el carácter confuso de tal o cual grupo
armado, o a sonreír con desprecio ante la «inconveniencia» de tal o cual
acción, todo indica que el veneno del oportunismo está corrompiendo el
cerebro de quien lo hace. O que la cobardía le nubla la vista». (Vanguardia
Obrera, Nº 561, 1986)
¡¿Y todavía hay quien se pregunta por qué criticamos tanto a este hombre?!
Este tipo de teorías son las que han contribuido a que no se criticase como es
debido a grupos armados chilenos como el Movimiento de Izquierda
Revolucionaria (MIR), grupo guevarista-trotskista que propagó entre el
movimiento obrero chileno e internacional varias teorías antistalinistas
extraídas del manual del maoísmo, jruschovismo y el titoísmo, por no hablar de
sus propias concepciones tercermundistas sobre política internacional o su celo
con el terrorismo individual como concepto de revolución. ¿Qué dijo Enver
Hoxha de elementos como el Ché Guevara? Que nadie dudaba de su valentía en
la lucha armada –como la puede tener y la han tenido anarquistas,
socialdemócratas o liberales–, pero que había que esclarecer lo erróneo de sus
concepciones ideológicas, inclusive condenar su idealismo-voluntarista en
cuestiones militares. De otro modo, estaríamos vanagloriando ideas
antimarxistas en coro con los revisionistas, los cuales viran tanto a la izquierda
como a la derecha en la cuestión armada –el castrismo, mismamente, pasó de
promover el aventurerismo armado en los años 60 a recomendar el cretinismo
parlamentario desde los años 70 en adelante–:
«No podemos decir que Che Guevara y sus compañeros fuesen cobardes. ¡No,
en absoluto! Por el contrario, eran valerosos. También hay burgueses
valientes. Pero héroes, revolucionarios proletarios, hombres valientes
verdaderamente grandes son únicamente los que se guían por los principios
filosóficos marxista-leninistas y se ponen en cuerpo y alma al servicio del
proletariado mundial y de la liberación de los pueblos del yugo imperialista,
feudal, etc. (...) Su izquierdismo es un izquierdismo burgués y pequeño
burgués, entrelazado con algunas ideas progresistas pero al mismo tiempo
también anarquistas, lo que a fin de cuentas conduce al aventurerismo. (...) En
nuestra opinión, la teoría de que la revolución la hacen unos cuantos «héroes»,
representa un peligro para el marxismo-leninismo, particularmente para los
países de Latinoamérica. En su continente del Sur existen grandes tradiciones
revolucionarias, pero, como acabamos de señalar, también hay otras que son
revolucionarias en apariencia, pero que en realidad no siguen la verdadera
línea de la revolución. ¡Cualquier putsch que se perpetra allí es considerado
como una revolución! Pero jamás un putsch puede ser una revolución, porque
el lugar de la camarilla derrocada pasa a ocuparlo otra, es decir que todo
sigue igual que antes. (...) Los autores de la teoría de que el «motor pequeño»
pone en movimiento el «motor grande», pretenden hacer creer que están por
la lucha armada, pero en realidad están en contra de ella y trabajan para
desacreditarla. El ejemplo de Che Guevara y su trágico fin, la difusión y
aplicación de esta teoría por otros que se dicen marxistas, pero que están en
112
contra de las luchas de gran envergadura, masivas y populares, son hechos
públicamente conocidos que refutan sus prédicas. ¡Guardémonos del pueblo
porque puede traicionarnos, delatarnos a la policía; formemos guerrillas
«salvajes» y aisladas que –supuestamente– sean desconocidas por el enemigo
y éste no desate el terror contra el pueblo! Estas y muchas otras teorías
disolventes, que ustedes conocen bien, son difundidas por ellos. Atacar al
enemigo con estas guerrillas «salvajes», combatirlo con ellas, etc., sin que el
partido marxista-leninista asuma la dirección de esta lucha ¿puede haber aquí
algo de marxismo-leninismo? Por el contrario. Estas teorías antimarxistas y
antileninistas sólo pueden ocasionar fracasos al marxismo-leninismo y a la
revolución, tal como fracasó en Bolivia la empresa de Che Guevara. (...) Con la
muerte de Che Guevara las masas sencillas infectadas de las influencias que
ejercen sobre ellas las concepciones anarquistas pensarán que ¡ya no hay
quien las dirija para liberarse! O bien puede surgir un nuevo grupo de
personas como el de Che Guevara y echarse a las montañas «para hacer la
revolución». Es posible que las masas que esperan mucho de ellas, ansiosas de
luchar contra la burguesía, se dejen engañar y les sigan. Y entonces ¿qué
ocurriría? Ocurriría lo que para nosotros es evidente. Dado que estas personas
no constituyen, la vanguardia de la clase obrera ni se guían por los luminosos
principios del marxismo-leninismo, se encontrarán con la incomprensión de
las amplias masas y tarde o temprano fracasarán, pero junto con ello se
desacreditará ante las masas la verdadera lucha, la lucha armada, porque
estas la mirarán con desconfianza. Debemos preparar a las masas política, e
ideológicamente y convencerlas por medio de su experiencia práctica». (Enver
Hoxha; El puño de los comunistas marxista-leninistas debe también golpear
enérgicamente el aventurerismo de izquierda, como engendro del revisionismo
moderno, 1968)
Esto que proponía Raúl Marco, evitar la lucha armada de un grupo porque «al
menos se batía con arrojo», es un error tan viejo como oportunista que ya
hemos refutado en multitud de ocasiones –algo que hoy todavía sus fieles
repiten como papagayos–:
«El hecho de tomar las armas como sabemos no significa ser representante de
la clase obrera, marxista-leninista, ni siquiera revolucionario. Pero la teoría
de que al ser marxista-leninistas o al menos verdaderos revolucionarios hay
que perdonar ciertas desviaciones del proceso, como dando a entender que «es
lo mejor que hay», es lo más patético que puede escucharse, es la teoría del
«mal menor». Los verdaderos marxista-leninistas no hacemos «la vista
gorda» cuando vemos que un camarada o un partido hermano incurre en un
error, no aludimos a su carácter marxista-leninista para pasarle uno, dos o
más errores, al revés el perdonar o ser condescendientes con las desviaciones
es lo que podría hacer perder el carácter revolucionario y marxista-leninista a
nuestro camarada o partido hermano, por lo que jamás transigimos con ello,
lo criticamos con educación y paciencia. Del mismo modo el internacionalismo
proletario está reñido con el sentimentalismo, el compadrazgo, él no permite
sino que presupone la crítica a todas las variantes antimarxistas del
panorama internacional, usen las armas o no. (...) Sobre la acusación de que
señalar las desviaciones antimarxistas de un movimiento político que se
reivindica como marxista es caer en el teoricismo, el doctrinarismo y que no
ayuda a nada, es un despropósito. De lo que se deberían preocupar estos
113
elementos es de tener el suficiente nivel ideológico como para saber discernir si
las críticas emitidas tienen algo de sentido, ya que, de ser ciertas, el
movimiento político que está siendo criticado está usando la bandera de una
doctrina a la que está ensuciando. De hecho, de lo que adolece el movimiento
marxista-leninista de hoy en día es de verdaderos teóricos que analicen los
movimientos locales e internacionales, históricos o presentes, pues la
inoperancia predomina por doquier, y lo que prima es el seguidismo y el
sentimentalismo, que muchas veces conduce a apoyar a grupos y figuras
antimarxistas. Además, los conocimientos teóricos son necesarios para que en
la práctica de la estrategia militar de toma de poder no se caiga en
desviaciones como el aventurismo o el terrorismo, o para que una
organización armada que llegue al poder no sea usurpada por elementos
oportunistas debido al bajo nivel teórico y que usen la victoria militar para
implantar un régimen capitalista-revisionista. Hay que empezar a considerar
de una vez por todas el marxismo-leninismo como una ciencia, y como dijeron
los clásicos, respetarla estudiándola concienzudamente. Así que lo sentimos,
pero la formación teórica no es que sea importante, sino que es primordial, y
criticar las desviaciones antimarxistas no es un pasatiempo, no es un capricho,
es necesidad viva, ya que, si el agricultor necesita separar el trigo de la paja
para un buen resultado, los marxista-leninistas necesitamos separar el
marxismo-leninismo del revisionismo para que la revolución llegue a buen
cauce». (Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-
EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016)
114
fuertemente contestada por amplios sectores de la organización y sobre la cual
muchos de sus militantes piensas que fue un error desde el punto de vista
táctico y estratégico. Desde los sectores mediáticos más directamente
vinculados al poder, la falacia de que el FRAP era un grupo terrorista se ha
repetido hasta la saciedad, en la confianza quizá de aquello que en cierta
ocasión se dijo que si una mentira se repetía mil y una veces, acababa por
convertirse en una verdad.
Algunos parecen olvidan que el terrorismo es terrorismo, más allá del régimen
que impere, y es una forma de lucha armada que nunca puede ser la principal o
única que ejerza un partido comunista por las razones ya expuestas.
115
apoyamos el terror individual. Tales operaciones activas de terror individual
cuando las masas están en condición pasiva, mata el espíritu de la actividad
misma de las masas y aún más, juzgaran los asuntos de la siguiente manera:
no nos podemos adentrar en esta actividad cuando son los héroes quienes
trabajarán en nuestro nombre. Por lo tanto, hay unos héroes por un lado y por
el otro lado la muchedumbre quien no participa en la lucha. Desde el punto de
vista del entrenamiento y la organización de la actividad de las masas, tal
punto de vista es peligroso. En Rusia existió tal partido, el Partido Social-
Revolucionario, que tuvo grupos especiales para aterrorizar a los principales
ministros. Siempre nos mantuvimos en contra de este partido. Este partido
perdió todo crédito entre las masas. Nosotros estamos en contra de la teoría de
los héroes y la muchedumbre». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin;
Grabación de las Discusiones de Stalin con los Representantes del Comité
Central del Partido Comunista de la India, Camaradas Rao, Dange, Ghosh y
Punniaiah, 8 de febrero de 1951)
Sea como sea por su fisonomía el FRAP se aleja bastante de los rasgos de las
clásicas bandas terroristas de años posteriores por varias razones, pero sin duda
negar que cayó preso del terrorismo individual en algunas de sus acciones sería
tomar el pelo a la gente.
Dígase de paso, que es absurdo, como han hecho algunos falsos ilustrados del
tema, el tratar de comparar como similar el carácter del PCE (m-l)/FRAP con el
PCE (r)/GRAPO:
«El GRAPO son los herederos del FRAP absolutamente. Entre el FRAP y el
GRAPO hay unas relaciones estrechísimas, que nunca se han abordado porque
el FRAP nunca han querido reconocerlas, ni el GRAPO tampoco, porque eran
grupos rivales». (Periodista Digital; Catalán Deus (ex FRAP): «No entiendo a
los jóvenes que creen que la violencia es la solución», 2017)
a) El FRAP no fue una organización fundada con meros objetivos armados que
se debiesen ejecutar desde el principio fuese como fuese. El FRAP era un frente
antifascista y patriota fundado en 1971 con ramificaciones socio-políticas de
diversa índole, un frente que aunque juzgado su capacidad erróneamente, solo
desplegó acciones de relevancia entre 1973-75. El FRAP insistió oficialmente al
116
menos hasta 1978 en que se podían avecinar nuevas acciones armadas, pero no
las llevó a cabo porque no creía poder asegurar un resultado diferente al de
1975. En cambio, los grupos terroristas nacen, se desarrollan y mueren bajo un
aspecto predominantemente militar en su línea y actividad política, es más, no
pueden concebir su existencia sin tales acciones. El PCE (r) por ejemplo, se
fundó como pretendido partido en 1975 y en ese mismo año fundó su frente
armado el GRAPO, lanzándose a las acciones armadas y ello a pesar de ser unos
desconocidos entre las masas.
b) El PCE (m-l) a diferencia del PCE (r) sí tuvo cierta presencia, aunque
insuficiente entre las masas cuando decidió ejercer las acciones armadas. Fue
considerado por los propios servicios franquistas la segunda organización tras el
PCE con más influencia dentro de los autodenominados grupos «comunistas»
de entonces. Pero no tenía la hegemonía entre la clase obrera y mucho menos
entre otros sectores, por lo que no pudo lograr que la violencia revolucionaria
fuese extendida a todas las masas, sino que se quedó en acciones esporádicas. El
PCE (r) nunca pasó de ser un grupo marginal, incluso dentro del maoísmo
nacional, teniendo su mayor influencia ideológica entre los grupos maoístas una
vez el GRAPO estaba desarticulado.
c) El PCE (m-l) a diferencia del PCE (r) rectificó sus concepciones maoístas en lo
militar y en lo general, incluso antes de la crítica general al maoísmo. El PCE (r)
siempre reivindicó la Guerra Popular Prolongada (GPP) la cual mezclaba con
nociones del guevarismo y diversas experiencias de guerrilla urbana
latinoamericanas.
d) El PCE (m-l) a diferencia del PCE (r) rectificó –aunque ya tarde– su teoría
metafísica de que el «fascismo no podía «reformarse» en democracia burguesa»
influyendo en su línea política como era normal. El PCE (r) y sus restos siguen
manteniendo tesis absurdas entre las que cabe citar que consideran a España y a
todos los países imperialistas como países fascistas.
e) El PCE (m-l) a diferencia del PCE (r) abogaba por aprovechar los cauces
legales tanto en el franquismo como en el postfranquismo. El PCE (r) en un
alarde de anarquismo ciego siempre se negó a participar en elecciones
sindicales, a municipios, parlamento o similares por considerarlos instrumentos
legitimadores del fascismo.
f) El PCE (m-l) a diferencia del PCE (r) logró superar el ser condescendiente con
la ideología nacionalista y pequeño burguesa del terrorismo de ETA –criticando
sus postulados sin excusas–. El PCE (r) en cambio siempre simpatizaba con su
causa y pedía el voto para sus organizaciones legales como Herri Batasuna –
curiosamente el PCE (m-l) imitó esta postura claudicadora cuando ya hacía años
que había degenerado, en 1989–.
117
El PCE (m-l) protestaba sobre las denominaciones dadas por la dirección del
PCE de Carrillo-Ibárruri, que los tachaba de «aventureros» que practicaban el
«terrorismo individual». Ciertamente, algunas de las acciones del FRAP, lejos
de favorecer el arraigo de la violencia revolucionaria entre las masas,
contribuyeron a que parte de ellas comenzaran a tener un concepto negativo de
la misma, triunfando entre los trabajadores las tesis oportunistas y pacifistas
esgrimidas por el PCE y el PSOE. Y esto no podía ser de otro modo, pues las
masas veían que las acciones armadas, fueran del FRAP o de otras
organizaciones armadas, no adelantaban las promesas revolucionarias de estas
organizaciones. Tampoco veían clara la finalidad de las acciones, muchas veces
rocambolescas, otras, incluso, indiscriminadas –y afectando a la población
civil–. Por tanto, las masas solo percibían caos, un aumento de la represión
generalizada y, paulatinamente, la descomposición de dichas organizaciones
debido al mal uso de la violencia revolucionaria.
118
ninguno. Ante el auge de las luchas populares es preciso por esforzarse hoy
por crear, desarrollar y fortalecer las organizaciones de defensa y combate de
las masas, los comités revolucionarios de fábrica y barrio, los piquetes de
defensa y otros. Sin estos instrumentos de lucha, que han de irse desarrollando
progresivamente, la clase obrera y el pueblo jamás podrán defender sus
derechos y vencer a sus enemigos». (Frente Revolucionario Antifascista y
Patriota; Declaración, 1978)
Se llegaba a la conclusión, por tanto, de que la lucha armada era una necesidad
en cualquier sociedad capitalista. Rechazaba, en cambio, los métodos de algunos
grupos caracterizados por el uso del terror, pero sin hacer autocrítica de sus
acciones pasadas:
«El FRAP proclama, hoy como ayer. (...) Un pueblo explotado y oprimido tiene
el derecho y la obligación de levantarse y luchar con su propia violencia contra
sus tiranos y explotadores. (...) Al mismo tiempo el FRAP denuncia y condena
las bandas terroristas que montadas por los diversos servicios policíacos, con
etiqueta de extrema derecha o de extrema izquierda llevan a cabo toda una
serie de actividades provocadoras para desprestigiar a la lucha armada y la
justa violencia de las masas, y también para tratar de justificar las actividades
represivas del poder contra el pueblo». (Frente Revolucionario Antifascista y
Patriota; Declaración, enero, 1978)
El propio PCE (m-l) aunque sin hacer una autocrítica a los propios defectos del
FRAP, durante los 80 se caracterizó por criticar fuertemente a las agrupaciones
de un fuerte corte militarista como ETA o el GRAPO. Véase el capítulo: «La
forma y contenido de las críticas hacia los adversarios políticos» de 2020.
«El terror puntual desatado por un partido proletariado con amplia influencia
entre el proletariado, que cuenta con la aprobación de los trabajadores para
aplicar esas medidas y que se encuentra generalmente en mitad de una lucha
de clases aguda frente a la resistencia violenta de las clases explotadoras como
ocurrió con los bolcheviques en la guerra civil de 1918-1922, no es comparable
a la política terrorismo que ocupa la mayoría de la actividad de los pequeños
119
grupos sin influencia con las masas y que actúan en su nombre, sin tener en
cuenta las condiciones para el desencadenamiento de cualquier acción
armada, como han realizado históricamente los grupos anarquistas y
semianarquistas. Por eso el terror en el primer caso es aprobado e incluso
propuesto por el pueblo y ayuda a mantener o impulsar una causa en un
momento temporal y determinado, mientras que en el segundo caso es
contraproducente y causa el rechazo del pueblo». (Equipo de Bitácora (M-
L); Estudio histórico sobre los bandazos oportunistas del PCE(r) y las
prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)
120
III
¿Cómo podríamos explicar al lector que es una fracción en un partido? Con las
palabras del magnífico marxista-leninista español Pedro Checa:
«Es necesario que todo obrero consciente comprenda con claridad el carácter
pernicioso e inadmisible de todo fraccionalismo, el cual, pese a todo el deseo de
los representantes de algunos grupos de mantener la unidad del partido,
conduce sin falta en la práctica al debilitamiento de la labor aunada y a los
intentos acentuados y repetidos de los enemigos del partido gubernamental,
que se infiltran en sus filas, de ahondar las disensiones en su seno y utilizarlas
para los fines de la contrarrevolución. (...) Por las razones expuestas, el
congreso declara disueltos y prescribe disolver inmediatamente todos los
grupos, sin excepción, que se hayan formado con tal o cual plataforma –a
saber: «oposición obrera», «centralismo democrático», etc.–. El
incumplimiento de este acuerdo del congreso acarreara la inmediata e
incondicional expulsión del partido». (Vladimir Ilich Uliánov; Lenin; Informes
en el Xº Congreso del Partido Comunista (bolchevique) de Rusia, del 8 al 16 de
marzo de 1921)
121
Y ello no fue un giro del trotskismo, ha sido la esencia de su principal líder
desde sus inicios:
122
fracciones, sino también al liberalismo en la cuestión cultural o la cuestión de la
negación del rol del partido comunista en la sociedad socialista. Véase nuestro
documento: «Las luchas de los marxista-leninistas contra el maoísmo: el caballo
de Troya del revisionismo durante los 60 y 70 en el movimiento marxista-
leninista» de 2016.
123
presentarla como algo que existe fatalmente significa abrir el camino, de
manera consciente, a la línea burguesa en el partido y minar al partido, la
dictadura del proletariado y el socialismo. Los acontecimientos que tienen
lugar en China actualmente son consecuencia directa de la autorización hecha
por Mao Zedong para que en el partido coexistan dos líneas opuestas». (Foto
Çami; Contradicciones, clases y lucha de clases en el socialismo, 1980)
124
—El autonomismo o federalismo que pretende establecer un margen de
derechos de las organizaciones del partido en detrimento de los derechos de la
dirección central, así como también el independentismo en relación con las
organizaciones de masas.
Recordar al lector que el comunista, siempre que haga un análisis, debe realizar
una labor de investigación basada en la documentación, en lo contrastable y
demostrable, y nunca en la especulación y los deseos como hacen historiadores
e ideólogos revisionistas y burgueses. Esto es menester si queremos hallar la
verdad y hacer que las conclusiones sirvan al movimiento.
125
Las tempranas e inesperadas escisiones durante 1965
Uno de los testigos del PCE (m-l), de aquella época, relataría que había
diferencias profundas entre la forma de entender el partido:
«En octubre de 1964 tuvo lugar un nuevo viaje de Manolo a París. A su regreso
supimos que se acababa de celebrar una reunión conjunta de los tres grupos
pro-chinos –o «marxistas-leninistas» como habíamos decidido denominarnos,
siguiendo la estela china–: la Oposición Revolucionaria del PCE que publicaba
La Chispa (Ginebra); el «Partido Comunista de España» [Reconstituido], que
publicaba Mundo Obrero Revolucionario, MOR; y nuestro propio grupo
(Proletario). (...) Al día siguiente, martes 3 de noviembre, ese círculo de
exdirigentes de La Chispa y MOR –Suré, Belmar-Bliz y sus parciales–
lanzaron una disidencia frente al recién constituido PCEml. Habían sido
elegidos al comité central, pero sabían que no podían manejarlo a sus anchas y
que en lo ideológico estábamos los provenientes de Proletario, con unas tesis
elaboradas y una plataforma doctrinal articulada. Y no querían eso. Querían
ser ellos quienes cortaran el bacalao. (...) El I Pleno ampliado del comité
central del PCEml se prolongó durante un número de días que no recuerdo y
finalizó el 17 de diciembre. Formándose comisiones para estudiar las
diferentes partes de la línea política que había que aprobar y también tuvieron
lugar sesiones plenarias. Acudieron los del círculo disidente del 3 de
noviembre. Los debates fueron amplios, profundos e intensos, plenamente
sinceros y hasta a veces ácidos. Para la discusión, se formaron comisiones, que
trabajaron durante días y noches, con brevísimas pausas para dormir,
llegando casi a la extenuación. (...) El círculo disidente del 3 de noviembre
quedó menguado, reducido a un exiguo corrillo, porque la base de exmiembros
de MOR se unió a la mayoría casi unánime formada en el Pleno de Bruselas.
Unos poquitos recalcitrantes rechazaron todo ese debate; apenas aceptaron
participar en él, exigiendo un pronunciamiento previo sobre una cuestión de
personas; al no inclinarse ante la decisión abrumadoramente mayoritaria,
decidieron abstenerse del trabajo de las comisiones y de participar, por
consiguiente, en las sesiones finales». (Lorenzo Peña; Amarga juventud: Un
ensayo de egohistoria, 2010)
Recordemos que por aquella época, muchos de los maoístas teorizaban que el
partido debía construirse a la forma inversa que marca el leninismo: primero
debían unirse organizativamente en un mismo grupo y después aclarar las
posturas ideológicas y preparar el programa. Sin menospreciar la influencia del
maoísmo entre la dirección oficial como veremos más adelante, el grupo de Suré
parecía más influenciado por estas tesis en concreto:
126
«Esta actitud resulta del oscurantismo de nuestro pequeño burgués, de su
negativa de toda teoría en general: procurando enmascarar su pasión por la
ignorancia por la pasión de la organización, hace de ésta la primera condición
de la unidad ideológica, la fuente de toda teoría. Ve en la organización no la
fuerza que permite a la teoría revolucionaria materializarse y adquirir su
potencial efectivo, sino el instrumento que colma el vacío teórico, consuela la
ausencia de estrategia y hace olvidar la ligereza de algunas de las tácticas. Es
la organización-muleta, que les permite a nuestros lisiados sin piernas
avanzar. Es por eso que, a los ojos de nuestros maoístas, la organización tiene
algo misterioso y es valorado como algo milagroso. Así como el crisol donde el
alquimista transforma el vil plomo en oro brillante, cambiando por sus
mismas virtudes, a nuestro ignorante pequeño burgués en un dirigente
revolucionario. Diez no marxistas aislados, juntos forman una organización
marxista, tal es el invariable precepto de base del movimiento maoísta.
(...) Está claro que el partido leninista se construye primero por arriba, es
decir primero se aborda el nivel ideológico y teórico antes de edificarse
organizacionalmente. El núcleo dirigente se constituye antes que la
organización del partido propiamente, lo que no significa que el partido se
forme espontáneamente y separado de toda forma de organización, de
colaboración, etc., ni que [esta dirección] sea inamovible. Sobre el primer
punto los maoístas invierten la cronología y el proceso de edificación teórica.
La cronología según ellos es: que hay que organizar primero, y luego definir
una teoría, una línea, un programa. Del terreno de la organización, van a
brotar, como setas después de la lluvia, los futuros dirigentes que serán aptos,
ellos, realizarán el famoso programa que hará que todos se sientan inútiles
durante toda la eternidad. Como el ignorante y oscurantista pequeño burgués
transforma sus propias taras en absolutas, el maoísta decreta que lo que no
puede hacer es imposible en general, que sobre eso por lo menos no sabría
tener mala conciencia y transforma su incapacidad subjetiva en obstáculo
objetivo: la ausencia o la debilidad de la organización. Los maoístas también
invierten el proceso de construcción teórica, porque según ellos, la teoría se
desarrolla desde abajo utilizando la «línea de masas» en la aplicación de la
cual va a emerger la línea política. La «práctica», es la aplicación de la «línea
de masas», segrega la línea general. Se realiza una primera «experiencia»,
que, si es satisfactoria, entonces será aplicado por todos, de lo contrario
servirá como «lección negativa». ¡Cualquier otro diseño diferente es sólo sueño
ambicioso de intelectuales arribistas según nuestros maoístas! De igual modo
está claro que el partido leninista está organizado desde abajo, desde la base
hacia arriba de acuerdo con el principio de elección y, entre otras cosas, de la
autonomía de las organizaciones locales que pretenden, a nivel local, aplicar la
línea del partido en todo el conjunto de la sociedad y en todos dominios de la
vida. Pero aquí una vez más los maoístas invierten el proceso, sus
organizaciones se construyen de hecho por arriba: no de acuerdo al principio
de elección desde abajo, sino que bajo pretextos diversos, hay una intervención
constante del centro en las organizaciones inferiores en violación de toda
democracia, etc. De ahí esta mezcla de ultracentralismo y de ultrademocracia,
de burocratismo y anarquismo, que nuestros maoístas llaman «centralismo
democrático». Esta mezcla confusa y esta reversión del proceso de
construcción del partido, tanto organizativamente como ideológicamente, se
revelan cuando uno critica el supuesto centralismo democrático de sus
127
organizaciones. Siempre precoz a mostrar su ignorancia política y teórica
cuando él se ve arrinconado –revelando el sello de su pertenencia de clase–, el
maoísta nunca va a admitir que su organización no se basa en el centralismo
democrático. Para él, cualquier crítica en este punto es el signo de un
desacuerdo oculto sobre la línea política, porque no puede entender que los
problemas de organización contienen su parte específica de filosofía y de
política. Al afirmar que «todo es político» cree justificar la confusión extrema
en su cabeza, sobre todo en estas cuestiones de organización. ¡La obra de Lenin
«¡Un paso adelante, dos pasos atrás» parece que sigue siendo ilegible para
estos hombres!». (L’emancipation; La demarcación entre marxismo-leninismo
y oportunismo, 1979)
En primer lugar, era una lucha por la unidad del partido, por una verdadera
unión, no ficticia, y por impedir que el proceso iniciado desembocara en una
división, con dos comités centrales, y dos periódicos, lo cuál significaría un
grave retroceso.
128
Así pues, en esta batalla estaba implícita la lucha por construir un partido
sobre unas bases coherentes y netamente leninistas, acabando con el
confusionismo ideológico generado en el partido revisionista y propio de
elementos burgueses o degenerados.
Cuando más tarde desapareció en 1968, el PCE (m-l) utilizaría las siglas en
mayúsculas o minúsculas sin distinción.
«El grupo minoritario expulsado en la reunión [de fundación del PCE (m-l)] de
diciembre de 1964, entre cuyos dirigentes está «Sure», inicia la publicación en
la emigración de su órgano central «Mundo Obrero» y en el interior aparecen
varios boletines. (...) Las cuales, de manera inusual, dado el sectarismo y
dogmatismo reinantes en los diferentes colectivos marxista-leninistas,
difunden junto a textos de Mao Zedong, trabajados de Fernando Claudín y
Federico Krutwig, uno de los inspiradores de ETA». (Lorenzo Castro; Análisis
de un proceso; PCE (r)/GRAPO 1968-1979)
Por tanto, desde el PCE (m-l) oficial, se les caracterizaba por sus defectos
ideológicos como sigue:
«En este sentido se comprende que los oportunistas sin principios [de 1965]
que como grupo eran la hechura del oportunismo y del revisionismo chino,
129
entraran en confabulación con el ultrarrevisionista de extrema derecha
Fernando Claudín, que con un reducido grupo había abandonado a Carrillo
para alienarse con las posiciones revisionistas de Togliatti, tendentes a hacer
de los partidos una aglomeración de carácter liberal, con tendencias
orgánicamente diferenciadas y emprender una vía propia –la española– hacia
el socialismo. Así, los oportunistas sin principios, llegaron a publicar como
«editorial» en su periódico el escrito de F. Cláudin titulado «El subjetivismo de
la política del PCE», en el que se ataca a Stalin y se defiende una política
derechista y contrarrevolucionaria, que únicamente se diferenciaba de las
posiciones de Carrillo-Ibárruri, en que Claudín quería llevarles a la práctica
inmediatamente, mientras que Carrillo iba aplicándolas paso a paso. (...)
Renuncian a enarbolar la bandera de la independencia nacional contra el
imperialismo yanqui, propugnan la instauración de una democracia
burguesa, propugnan la creación de un frente antidemocrático, antinacional y
contrarrevolucionario que incluya a sectores de la oligarquía proyanqui, son
incapaces de analizar la realidad española, preconizan una «reforma
agraria» parecida a la de los revisionistas carrillistas, aplauden la política
reformista de «comisiones obreras», y del «sindicato democrático de
estudiantes» revisionistas, propugnan el desmembramiento del territorio
nacional español, formulan en materia de organización principios
anticlandestinos y «ultrademocráticos». (...) Predican el terrorismo
anarquista e individualista». (Partido Comunista de España (marxista-
leninista); Esbozo de Historia del PCE (m-l), 1985)
Los restos de este PCE (M-L) escindido del PCE (m-l) oficial acabaron su
andadura en 1968, pero fue justo entonces cuando se integraron en la
Organización de Marxista-Leninistas Españoles (OMLE), fundada justo ese
mismo año. Tiempo después ese grupo sería el principal grupo que daría luego
pie al maoísta Partido Comunista de España (reconstituido) en 1975. Este
partido fue resultado de la unificación de varios grupos eclécticos como ya
vimos. Véase la obra: «Estudio histórico sobre los bandazos oportunistas del
PCE(r) y las prácticas terroristas de los GRAPO» de 2017.
130
tareas revolucionarias del proletariado en el momento actual y el oportunismo
del grupo PCE (m-l)» publicado por la OMLE en 1972.
Ciertamente había «revolucionarios» que negaban e incluso que niegan hoy los
lazos que unen al imperialismo español con su hermano mayor el imperialismo
estadounidense, del cual depende en varios campos.
Esto obviamente, es una verdad salvo para los politólogos antirevisionistas que
distorsionan todo sin ningún análisis de clase defienden un «antiimperialismo»
abstracto hasta en los procesos y movimientos de las burguesías imperialistas
que pugnan contra otras burguesías imperialistas de igual o mayor calado, lo
cual no llega ni a una desviación tercermundista como el apoyo acrítico a las
burguesías del tercer mundo, sino a un franco socialchovinismo y
socialimperialismo del más rancio. Para muestra un botón, los herederos de la
OMLE, es decir, los restos de lo que queda actualmente del maoísta-
brézhnevista PCE (r), últimamente han llegado a mostrarse como los más
serviles agentes de la Rusia imperialista de Putin. Véase el capítulo: «Apoyo del
PCE(r) al imperialismo ruso» de 2017.
Otro testigo y exmiembro del PCE (r) constataría los vínculos entre el viejo PCE
(M-L) disidente disuelto en 1968 y la nueva OMLE fundada en ese mismo año:
131
habría etapas, sino cuáles– y había estado de acuerdo? Dejo a otros las
elucubraciones conspiratorias; tengo para mí que lo que causó aquel revuelo
fue mi ausencia junto con la superficialidad de las convicciones ideológicas de
los jóvenes camaradas y lo volátil que puede ser la mente humana. (...) Llegué
a la conclusión de que eran totalmente erróneas las dos tesis más conocidas y
características de Trotski: el rechazo al socialismo en un solo país; (2) la
revolución permanente, con la consiguiente negación de las etapas –que él,
evidentemente, no enuncia en términos claros y rotundos, como suele pasar en
las controversias doctrinales, ésas u otras–. También me desagradó
profundamente su talante intelectual. (…) Los disidentes elaboraron varios
documentos en los cuales criticaban en los términos más acerbos toda la
dirección ideológica del partido. (...) A la refutación de sus documentos tuve
que consagrar un enorme trabajo doctrinal que se tradujo en otro de mis
muchos mamotretos de la época: «Las posiciones políticas y organizativas de
los fraccionalistas trotskistas». (…) De nada sirvió. Ya habían optado y no los
iba a convencer. Se alejaron del PCEml. (…) Al comenzar el otoño, habíamos
perdido casi toda la organización en Madrid, que era la única un poco
importante en el interior. ¿Qué más teníamos? Un poquito en Vizcaya, un casi
nada en Barcelona y tal o cual contacto aquí o allá. Total, el partido en el
interior quedaba prácticamente desmantelado». (Lorenzo Peña; Amarga
juventud: Un ensayo de egohistoria, 2010)
Como vemos estas dos escisiones de 1965 dejaron al partido en una encrucijada
sobre todo en el interior, aunque el PCE (m-l) se recuperaría, llegando a su cénit
de militantes e influencia seguramente durante 1973-1976.
La respuesta oficial del partido contra las intentonas ideológicas de este grupo
fueron recogidas en la obra por entonces escrita por Lorenzo Peña y Gonzalo:
«Las posiciones políticas y organizativas de los fraccionalistas trotskistas» de
1965. Si dejamos a un lado la influencia nociva del maoísmo y el castrismo que
todavía se veía entre los partidos marxista-leninistas, e ignoramos también la
trayectoria política posterior de algunos de ellos –en especial de Lorenzo Peña
que fue un renegado socialdemócrata a partir de 1972–, lo cierto es que el
artículo recoge perfectamente una seria lucha contra los defectos del trotskismo,
unos que hoy todavía asoman en el movimiento obrero. Veamos.
132
de los grupos dirigentes sobre el partido», por parte de la dirección y «la
sumisión a una camarilla dirigente». (...) Que la dirección sólo será
verdaderamente tal en la medida en que exprese la voluntad colectiva –esto es,
mayoritaria– del partido es algo que salta a la vista, que se desprende de toda
nuestra concepción del partido leninista. Pero los fraccionalistas no hablan de
la voluntad colectiva, de la voluntad mayoritaria del partido, sino de su
«voluntad revolucionaria», que puede interpretarse en el sentido de «las
posiciones de principios correctas», correctas al buen saber y entender de cada
uno, independientemente de la voluntad de la mayoría. (...) La subestimación
de la organización, de la disciplina y de la centralización, por parte de los
fraccionalistas trotskistas se pone de relieve también en su tesis de que en todo
momento se pueden constituir grupos fraccionales en el partido –como ellos
dicen: «grupos provisionales en el terreno ideológico»–. Esta su concepción
significa: todos los militantes con posiciones ideológicas semejantes tienen el
derecho de mantener contactos inorgánicos entre sí a espaldas del partido,
ocultándoselos al partido si éste entiende que deben cesar tales contactos. Y,
claro está, esos contactos no deben servir simplemente para la discusión
ideológica, sino para extender «cualquier documento», así como para
planificar en común la actividad a realizar dentro de los órganos del partido,
con vistas al triunfo del grupo fraccional, de las plataformas fraccionales. (...)
La cohesión monolítica del partido debe fundamentarse en su unanimidad
ideológica. Cierto que ésta no puede ser impuesta, que debe basarse, ante todo
y sobre todo, en la conciencia política de los militantes. (...) Pero el partido
debe tomar medidas orgánicas para evitar que los inevitables elementos
minoritarios con tendencia a la inestabilidad, a la vacilación, o incluso con
ideas francamente oportunistas –y aun teniéndolas pueden permanecer en las
filas del partido si respetan los estatutos–, para evitar que esos elementos
transformen a éste en un club de discusión. (...) La dirección sin el control
quedaría reducida a nada, a mera orientación indicativa. En un partido
comunista revolucionario de la clase obrera no puede por menos de existir un
control riguroso de todo el partido –representado por su dirección– sobre
cada uno de sus militantes, de sus organizaciones de sus diversos comités, a
uno u otro nivel. Las labores de dirección son mucho más complejas que el
mero control. Pero no por ello deja de ocupar el control un papel muy
importante». (Partido Comunista de España (marxista-leninista; Las
posiciones políticas y organizativas de los fraccionalistas trotskistas, 1965)
133
ha surgido de una manera acabada. Como todo el conocimiento científico en
general, la conciencia comunista revolucionaria está sujeta a una autocrítica
constante, que no es sino la resolución de las contradicciones entre sus diversos
postulados, contradicciones que surgen –y no pueden por menos de surgir– en
el fragor de la acción práctica revolucionaria de la clase obrera, en el fragor
de las contradicciones de la realidad objetiva, que van siendo resueltas por esa
misma acción revolucionaria». (Partido Comunista de España (marxista-
leninista; Las posiciones políticas y organizativas de los fraccionalistas
trotskistas, 1965)
134
intereses propios del proletariado. El partido comunista, como destacamento
de vanguardia del proletariado, es el instrumento principal mediante el cual el
proletariado ejerce su hegemonía sobre las demás clases trabajadoras. Y, para
ejercer esa hegemonía, el partido comunista necesita desarrollar una labor de
proselitismo también entre las clases trabajadoras no proletarias, laborando
por que los elementos más avanzados de éstas abracen los intereses y la
concepción del mundo de la clase obrera». (Partido Comunista de España
(marxista-leninista; Las posiciones políticas y organizativas de los
fraccionalistas trotskistas, 1965)
Que la clase obrera sea la clase más revolucionaria no significa que se deba
ignorar al resto de clases y capas trabajadoras y populares:
«Según ellos, el movimiento obrero por sí solo será «capaz de hacerse notar
prácticamente a la vista de todos como una amenaza seria para el régimen».
Eso es falso. El movimiento revolucionario nacional-democrático en nuestro
país sólo constituirá una amenaza seria para el régimen cuando incorpore a la
lucha, no sólo a los obreros, sino también, al menos, a los campesinos
trabajadores. Sin ello no habrá «amenaza seria» para el régimen. ¿Qué quiere
decir «amenaza seria para el régimen»? Es claro que el único significado
correcto de esa expresión es el de fuerza capaz de derrocar a la dictadura. Pero
precisamente esa fuerza no la pueden constituir sólo los obreros –menos aún
en el sentido restringido que a esta palabra dan los trotskistas, como obreros
urbanos nada más, dejando aparte a los jornaleros del campo–, sino todas las
clases populares bajo la jefatura del proletariado». (Partido Comunista de
España (marxista-leninista; Las posiciones políticas y organizativas de los
fraccionalistas trotskistas, 1965)
135
apoyarse principalmente en sus propias fuerzas. (...) El factor decisivo que
decide la salida de una guerra no son las armas, sino la superioridad del orden
social, la moral de las tropas y, sobre todo, de la población civil, la conciencia
y organización de las masas. Una vez más se ha revelado justa la tesis
marxista de que «son las masas las que hacen la historia» y no la tesis
revisionista-trotskista de que las armas lo deciden todo. (...) Es posible que se
sitúen en primer plano las contradicciones interimperialistas incluso por
encima, en ciertos casos, de la contradicción entre el imperialismo como un
todo y el socialismo. En determinadas circunstancias ciertos grupos
imperialistas anteponen sus intereses concretos a los del capitalismo en
general, el campo imperialista se escinde y el socialismo –en un solo país o en
varios países– puede utilizar las contradicciones antagónicas entre los
diversos bloques imperialistas y, si se ve amenazado o atacado por uno de
ellos, llegar a una alianza militar con el otro. (...) La fuerza del proletariado
mundial, incluso si éste ha logrado establecer su dominación en un número
reducido de países, se ha revelado también gigantesca. La presión que los
intentos –aun si resultan a veces fallidos– de la clase obrera por tomar el
poder en los diversos países, así como la propia presión que ejerce su fuerza
organizativa y política creciente, ha contribuido a detener la mano de los
agresores imperialistas, a salvaguardar la paz. Los imperialistas saben muy
bien que la guerra aceleraría la maduración de las condiciones para una
revolución proletaria en sus propios países. (...) El movimiento democrático-
burgués de liberación nacional de los países afroasiáticos y el incipiente
movimiento democrático-popular de liberación nacional de los pueblos
iberoamericanos son fuerzas revolucionarias imponentes, cuyo poderío es tal
que, por sí solas, han aportado una contribución fundamental y decisiva a la
causa de la paz, debilitando a las fuerzas del imperialismo, obligándolas a
batirse simultáneamente en escenarios muy alejados entre sí. Con esa
retaguardia tan movediza, los imperialistas difícilmente se decidirán a
lanzarse a una guerra total contra el socialismo». (Partido Comunista de
España (marxista-leninista; Las posiciones políticas y organizativas de los
fraccionalistas trotskistas, 1965)
Se podría citar muchas cuestiones más de la necesaria y acertada crítica del PCE
(m-l) al trotskismo. También podríamos criticar los fallos en la crítica al
trotskismo desde posiciones castristas-maoístas del folleto de 1965. Pero ambas
cuestiones son temas que se trataran de una forma u otra a lo largo del
documento, por lo que sería redundante. En cualquier caso, el PCE (m-l) tras
superar este escollo, no dejó de lado la crítica al trotskismo y sus representantes.
De hecho durante 1968-1973 se ve una lucha abierta contra él como es
observado en los documentos de Elena Ódena.
136
oportunismo, o bien liquidarlo política y organizativamente como
destacamento revolucionario de vanguardia». (Partido Comunista de España
(marxista-leninista); Documentos del IIº Congreso del PCE (m-l), 1977)
En el IIº Congreso del PCE (m-l) de 1977, dos años después de las últimas
acciones de peso, y a un año de la escisión sufrida, la cúpula veía así los
acontecimientos en relación al tema en cuestión, teniendo serias divergencias
sobre el nivel de agudización interna en la lucha de clases en España:
«Es necesario repetir aquí, ante el Congreso, algunas cuestiones que han sido
tergiversadas por los enemigos del partido, enemigos de dentro y de fuera de
nuestras filas. Y, principalmente, por las calumnias y cobardes ataques que
lanzan el puñado de complotadores y fraccionalistas que, precisamente a raíz
de nuestra IIº Conferencia Nacional, fueron descubiertos y derrotados».
(Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del IIº
Congreso del PCE (m-l), 1977)
Como vimos en el otro capítulo: «El auge del PCE (m-l) y las acciones armadas
del FRAP de 1973-75», una de las razones que desataron los intentos de derribar
a la dirección del partido fue el resultado más que discutible de las acciones
armadas del FRAP de finales de 1975. Pero una cosa era poner en duda el
momento idóneo de desatar la violencia revolucionaria o de la forma en que se
organizaba y otra muy diferente era, como algunos disidentes de la fracción
proponían, rechazar de pleno la violencia revolucionaria como tal, razón por la
que muchos fueron a parar a organizaciones reformistas y pacifistas como la
ORT, el PTE o el propio PCE. Obviamente la dirección del PCE (m-l) se centró
solamente en estas posturas antimarxistas para mostrar a su militancia el
oportunismo ideológico de alguno de los cabecillas de la fracción de 1976:
«Tanto los ideólogos burgueses como los cabecillas revisionistas y todos los
oportunistas han desencadenado una vasta campaña para denigrar y
condenar ante el pueblo la violencia revolucionaria, la lucha armada y la
guerra popular, renegando así de uno de los principios esenciales establecidos
por Marx, Engels, Lenin y Stalin acerca de la necesidad ineludible de la
violencia revolucionaria y la lucha armada para derrocar el poder de la
reacción; y preconizando la vía parlamentaria, la transición pacífica y el
pluripartidismo como «medio» para llegar a la sociedad socialista». (Partido
137
Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del IIº Congreso del
PCE (m-l), 1977)
Pero como hemos dicho anteriormente, las críticas oportunistas sobre la lucha
armada del FRAP emitidas desde los fraccionalistas de 1976 o de parte de los
carrillistas y otros grupos, no justifica la poca autocrítica de la dirección del PCE
(m-l) en relación a las obvias deficiencias en la dirección y organización de las
acciones armadas de 1973-1975. Era normal que surgiesen dudas y críticas
justas de los militantes honrados que deseaban encontrar respuestas e incluso
depurar responsabilidades, pero en aquel momento solamente se cerró filas y se
trató por igual a los derechistas de la fracción de 1976 que a los militantes
honrados, hallándose un silencio y mitificando las acciones.
No era una acusación sin fundamento. Se reflejaba en que los cabecillas fueron a
parar a partidos como el PTE o la ORT de inspiración maoísta, que abanderaban
junto al PCE (r) las teorías mencionadas del «tercer mundo como fuerza motriz
de nuestra época» o que pregonaban la «necesidad de aliarse con EE.UU. para
combatir a la URSS». Véase el capítulo: «La forma y contenido de las críticas
hacia los adversarios políticos» de 2020.
Muchos dirigentes de la ORT-PTE acabaron en las filas del PCE donde desde
hacía tiempo se venía hablando de la posibilidad de reforzar al ejército nacional
burgués y lograr una tregua con las potencias imperialistas... Carrillo llegaría a
declarar que no sacaría a España de la OTAN ni retiraría las bases
estadounidenses de España.
Lo mismo puede decirse del PCE (r) que promocionó la política belicista de
China y apoyó a varios de los regímenes tercermundistas. Véase la
obra: «Estudio histórico sobre los bandazos oportunistas del PCE(r) y las
prácticas terroristas de los GRAPO» de 2017.
138
Como hemos dicho, la escisión de 1976 no solo se concentraba en la
reivindicación de que las acciones armadas fueron erróneas como decían
algunos o en que la acción armada en general era inviable para la época como
dejaban caer otros, sino que las divergencias también se encontraban en otra
cuestión básica: se tenían desacuerdos en torno a las alianzas a contraer y sobre
cómo encarar la lucha contra el revisionismo local. Esto puede verse en el libro
de su líder Alejandro Diz: «La sombra del FRAP: Génesis y mito de un partido»
de 1977.
La dirección del PCE (m-l) pensó que debido a los acontecimientos había cosas
que cambiar:
«El papel del FRAP y la táctica frentista del PCE (m-l) en la nueva situación y
ante la gran maniobra de la transición y el desplazamiento de los dirigentes de
las fuerzas antifranquistas hacia una colaboración con la monarquía, debía
ampliarse y adaptarse, tanto en sus formas organizativas como en las formas
principales de lucha». (Grupo Edelvec; FRAP, 27 de septiembre de 1975, 1985)
«Lo primero que debemos comprender y hacer comprender a los militantes del
partido, es que la Convención Republicana no significaba el abandono de
nuestra política del FRAP, sino todo lo contrario: es la prolongación dialéctica
de nuestra política frentista, es la aplicación consecuente de esta política a una
situación nueva. Es la política que nos permitieron romper el aislamiento en
que querían sumirnos tanto la dictadura como los revisionistas y algunos
grupos reformistas. (...) Esto necesita algunas precisiones: la primera es que la
Convención Republicana no es una organización del partido y del FRAP, sino
que en ella hay fuerzas y gentes de muy distinto signo ideológico. En estas
circunstancias se trata de encontrar lo que es susceptible de unirnos a todos en
contra de la monarquía. Hubiéramos podido imponer lo de Popular y
Federativa, pero entonces la Convención se hubiera restringido, hubiera sido
en realidad una nueva versión del FRAP. No es ese nuestro objetivo. La
segunda cuestión. (...) El partido debe tener en todo momento posiciones muy
claras. Y de la misma forma que no hacemos de nuestras posiciones
cuestiones «sine qua non» para esta unidad, nos negamos como cuestión de
principios a ocultar nuestros objetivos finales. Debemos conservar, nuestra
propia personalidades e independencia de acción. (...) Debemos ser los más
consecuentes luchadores por la República, por mantener y ampliar la unidad
lograda, pero nos negaremos a ocultarnos, lo que sería un suicidio. (...) No
podemos olvidar que la Convención Republicana no es más que un medio, tal
vez transitorio, para movilizar contra la monarquía a sectores amplísimos de
las masas, que ni se deciden a sumarse a las fuerzas oportunistas-
colaboracionistas, ni tampoco a apoyar toda la política del FRAP, es decir, a
sus puntos programáticos». (Partido Comunista de España (marxista-
leninista); Informe del Comité Ejecutivo en la IIº Conferencia Nacional, 1976)
139
Esto era un plan totalmente lícito por las circunstancias de entonces. Cualquiera
que conozca la noción marxista de táctica, sabrá que:
Según las memorias del ahora renegado Raúl Marco. En aquel entonces algunos
elementos descontentos con la línea política del PCE (m-l), claramente ya
configurados como fraccionalistas, no estaban de acuerdo con la política de
alianzas y pedían más flexibilidad sobre las alianzas a contraer y cómo encarar
el realizar dichos acercamientos. Así que bajo el pretexto de aplicar la táctica de
la Convención Republicana se intentó distorsionar la línea oficial del PCE (m-l)
sobre dicho tema para crear sin autorización del partido nuevos contactos con
las organizaciones oportunistas. Pero lo más importante es que era claro que la
intención no era hacer un trabajo entre las bases en ciertos frentes de masas
donde se pudiera coincidir, como podría ser el caso de las organizaciones de
masas como los sindicatos, sino que directamente se pretendía establecer lazos y
amistad con las direcciones de las respectivas organizaciones revisionistas, las
cuales por la época ya se habían plegado al colaboracionismo, a llevar a cabo
una política de paz entre clases que iba en perjuicio de los intereses de todo el
proletariado que de paso ensuciaba la memoria y lucha de todos los
antifranquistas en todo lo que fue la llamada «Transición» y la receta de la
«reconciliación nacional» promovida por el PCE, y aceptada en coro por los
grupúsculos oportunistas que giraban en su órbita:
La dirección del PCE (m-l) diría sobre las reticencias de los líderes de la fracción
de 1976 a cumplir la política de alianzas y sus propuestas:
140
hábilmente ante las masas. Se trata de aplicar una política de principios en la
que no abandonemos en ningún caso ni la iniciativa ni la dirección política a la
zaga de cualquiera de ellos, pues ello supone confundir a las masas y arriar
nuestra propia bandera para colocarnos de hecho a la zaga de la línea
oportunista. En definitiva, la posición de los fraccionalistas antipartido y
complotadores consistía en diluir la política del partido en el conjunto de la
política de los grupos oportunistas, practicar la unidad sobre la base de
mezclar y confundir posiciones, abandonando nuestra condición de partido
dirigente en el actual proceso revolucionario que se desarrolla en el
movimiento de masas. Es evidente que subsiste, y es inevitable, en el seno del
partido, enquistados algunos camaradas y organizaciones, actitudes
ideológicas próximas al oportunismo de derecha que hemos combatido. Es
preciso, por ello, profundizar y desarrollar aún más la lucha ideológica en este
terreno y dilucidar y comprender mejor la base objetiva de la política de
masas del partido, y también el papel y la naturaleza objetiva y subjetiva de
colaboraciones con la reacción de las corrientes, grupos y fuerzas
oportunistas. Otro aspecto de nuestra labor en el frente de masas en los
momentos actuales, es el de que hemos de comprender la importancia
ideológica de dedicar lo esencial de nuestras energías y preocupaciones a
nuestra labor revolucionaria entre el proletariado, en especial en las grandes
fábricas y en las grandes concentraciones proletarias, así como también entre
el proletariado agrícola. Es preciso comprender adecuadamente, desde el
punto de vista ideológico, que en la actual coyuntura el proletariado de la
ciudad y del campo constituye el terreno en el que han de chocar y romperse
las maniobras de las oligarquías y de los oportunistas; pero ello a condición de
que nuestro partido implante allí su línea, levante su propia bandera y sea
capaz de orientar, movilizar y dirigir el impetuoso movimiento obrero que ya
está en marcha». (Partido Comunista de España (marxista-leninista);
Documentos del IIº Congreso del PCE (m-l), 1977)
141
Convención es un éxito. Y esto a pesar de que nuestro partido no le ha dedicado
todo el tiempo y las energías necesarias, cosa que hay que
corregir rápidamente; y también pese a los errores derechistas e
incomprensiones de algunos camaradas, que no se supieron hacer frente a las
maniobras de oportunistas e infiltrados, hasta el punto de que tuvo que ser el
mismo Comité Ejecutivo el que interviniera enérgicamente para enderezar la
situación en algunos puntos del país. De cara a la convención, debemos volver
a insistir en que ésta no es una organización del partido o del FRAP. En la
convención hay fuerzas y gentes de muy distinto signo ideológico. En
la convención tienen cabida todos los que quieran luchar consecuentemente
por la República frente a la monarquía. Combatiendo el sectarismo, así como
el derechismo, sin ocultar al partido, y sin caer en la trampa de las alianzas
paralizantes, la convención se está reforzando, ampliando e implantando por
todas partes. (...) El FRAP y la Convención Republicana ofrecen alternativas
concretas tanto políticas como organizativas, en torno a las cuales se
organizan y movilizan amplios y diversos sectores del pueblo que defienden, en
una u otra medida y por diversos medios, posiciones políticas del partido. En
torno al FRAP se organizan los sectores más avanzados de las masas, que
comprenden y aceptan los seis puntos de su programa, que están por la
independencia nacional, por la República Popular y Federativa, por
la violencia revolucionaria y la lucha armada, etc. En torno a la Convención
Republicana se movilizan hoy, además, sectores muy amplios de masas que
comprenden que bajo la monarquía fascista y la dominación yanqui no es
posible ningún verdadero cambio ni libertades ni democracia real alguna para
el pueblo». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos
del IIº Congreso del PCE (m-l), 1977)
Un importante párrafo del congreso del PCE (m-l) de 1977 se refería a la lucha
contra el liberalismo abanderado por la escisión de 1976:
142
papel que debe desempeñar el partido en esa lucha ideológica y política ante
las masas. En su esencia, el liberalismo es una tendencia oportunista, arribista
en el seno del partido, que se refleja en la actitud de trabajar poco y, sin
embargo, aparentar lo contrario o, al menos, tratar de mantenerse en el cargo
que se ocupa a cubierto, tratar de evitar las críticas y utilizar para ello los más
diversos ropajes o argumentos. Así, por ejemplo, encontramos el caso de los
camaradas que presumiendo de «veteranía» encubren en realidad su
liberalismo, su negligencia en el trabajo y el estudio. Y encontramos también lo
contrario, los camaradas u organizaciones que tratan de ocultar una actitud
esencialmente liberal con argumentos acerca de su juventud, inexperiencia,
etc. En cualquier caso, esta manifestación de liberalismo, basada en aceptar
las tareas y luego no cumplirlas, es particularmente grave, a veces difícil de
detectar, pero que por todos los medios necesitamos erradicar de las filas del
partido para que este avance y se fortalezca». (Partido Comunista de España
(marxista-leninista); Documentos del IIº Congreso del PCE (m-l), 1977)
«En nuestro trabajo de organización hay que librar una lucha constante
contra tendencias erróneas y pulir cada vez más una línea y estilo correctos.
Esta línea y estilo no se consigue de una vez por todas, ni de forma igual en las
distintas organizaciones y ramas del trabajo, sino que se van matizando a
través de luchas parciales contra errores que surgen en determinados
momentos y ante determinados problemas. Para poder mantener
correctamente estas luchas se deben conocer las causas y manifestaciones de
los principales errores. (...) ¿Qué es en líneas generales el hipercriticismo? El
hipercriticismo es una manifestación pequeño burguesa que lleva a criticar
«por sistema» todas las orientaciones o directrices que se dan, y a plantear
dudas constantes hacia el conjunto de la actividad del partido. El
hipercriticismo es una característica pequeño burguesa en la que priva la
interpretación individual del trabajo y del papel del militante en la
organización. El hipercriticismo está íntimamente ligado a las concepciones
ultrademocráticas en materia de organización y llega en última instancia a la
ruptura del centralismo democrático, arma imprescindible para el
funcionamiento eficaz del partido. Las posturas hipercríticas, vienen dadas
fundamentalmente, aunque a primera vista parezca paradójico, de una falta
de investigación de los problemas y los hechos que se critican. Al no investigar
y analizar a fondo las distintas contradicciones y aspectos que encierra
cualquiera problema el «hipercrítico» se lanza «alegremente» a criticar, sin
pararse a estudiar en detalle las orientaciones, directrices o problemas que se
trate. (...) Un principio básico del método dialéctico, y que, por tanto debe
asimilar todo militante comunista, es el de analizar los hechos y tendencias sin
ideas preconcebidas. (...) El que cae en posturas hipercríticas quiere ver
143
acabada y perfecta desde el principio cualquier tarea, sin comprender que, en
especial las más complicadas, requieren un tiempo entre que se elabora y
expone su necesidad y el llevarla a la práctica, rectificando errores o
deficiencias que se dan en su aplicación. El que una tarea u orientación no se
logre realizar plenamente desde un principio no debe conducirnos a creer que
globalmente es errónea o injusta, pues ello nos llevaría a no persistir en
nuestras tareas y abandonarlas a medio camino. (...) El hipercriticismo surge
además, al considerar como fundamentales aspectos o errores que son
secundarios a la hora de analizar un problema, una tendencia o a una
persona. Este error antidialéctico lleva necesariamente a posturas
hipercríticas, que no ayudan a conocer y resolver los problemas».
(Vanguardia Obrera; Nº85, 1974)
«En cuanto a los Estatutos del PCE ml son un auténtico decálogo represor. (…)
El militante está permanentemente amenazado por las tenazas de nada menos
que siete posibles variantes de sanciones, (…) Con esta espada de Damocles de
siete filos pendientes constantemente de la cabeza de la militancia. (…) Su
concepción de partido no se sale de los límites de los esquemas clásicos
stalinistas. (…) Funcionamiento ultracentralizado y burocrático. (…) El mito
del monolitismo está basado en una férrea disciplina, rayana en lo militar
como dijo Lenin». (Alejandro Diz; La sombra del FRAP; Génesis y mito de un
partido, 1977)
Otro miembro de la facción de 1976, que hoy no solo reniega de toda la línea
revolucionaria del PCE (m-l), sino también del comunismo como tal, nos dice:
«En realidad los partidos comunistas eran especies de vaticanos laicos, y los
marxista-leninistas eramos como una secta cerrada». (Periodista
Digital; Catalán Deus (ex FRAP): «No entiendo a los jóvenes que creen que la
violencia es la solución», 2017)
Como vemos en estas líneas, esto es una desviación revisionista derechista muy
clara:
144
la iniciativa de las masas de los miembros del partido y evita su participación
en la solución de problemas. Bajo el pretexto de la supuesta democracia y la
libertad de opinión, algunos revisionistas, que toman el punto de vista liberal-
anarquista, niegan la necesidad de que el centralismo en el partido y se
oponen al principio de que todo el trabajo y la actividad del partido deben
estar centralizadas y llevadas a cabo bajo el liderazgo de un solo centro. De
acuerdo con estos revisionistas, la concentración del liderazgo en un solo
centro niega los órganos inferiores, inhibe su iniciativa, y así sucesivamente.
Por lo tanto, dicen, los órganos inferiores deben trabajar de forma
independiente del centro y ser completamente autónomos. Por otro lado,
consideran que la disciplina dentro del partido, y la aplicación obligatoria de
las decisiones, como requisito irrazonable y contrario a la democracia, lo que
impide la iniciativa de las masas y los coloca bajo el dictado de los órganos
superiores o la minoría. Ellos niegan la necesidad de la participación de todos
los miembros del partido, sin excepción, en una de las organizaciones de base,
y describen el requisito obligatorio de rendir cuentas de las funciones que
desempeñan como ultra-democracia, es decir, una distorsión de la
democracia. La base ideológica y de clase de estos puntos de vista y teorías
revisionistas que niegan el principio del centralismo democrático y sus
requisitos, hay que buscarla en la ideología burguesa y pequeñoburguesa; en
el intelectualismo burgués, el liberalismo y el anarquismo». (Petro Ciruna y
Pandi Tase; La degeneración organizativa de los partidos revisionistas y sus
consecuencias, 1978)
15. Toda una serie de partidos comunistas en Europa y en América son puestos
al margen de la legalidad por el estado de excepción. Es conveniente recordar
que el principio electivo puede sufrir, bajo esas condiciones, algunos
inconvenientes y que puede ser necesario acordar a los órganos directivos del
partido el derecho a designar nuevos miembros. Así ocurrió en Rusia. Durante
el estado de excepción, el partido comunista evidentemente no puede
recurrir al referéndum democrático siempre que se plantee un problema
grave –como pretendía un grupo de comunistas norteamericanos–. Por el
contrario, debe darle a su núcleo dirigente la posibilidad y el derecho de
decidir rápidamente en el momento oportuno, en nombre de todos los
miembros del partido.
16. La reivindicación de una amplia «autonomía» para los grupos locales del
partido en estos momentos no puede sino debilitar las filas del partido
comunista, disminuir su capacidad de acción y favorecer el desarrollo de las
tendencias anarquistas y pequeño burguesas opuestas a la centralización.
145
17. En los países donde el poder se halla todavía en manos de la burguesía o de
la socialdemocracia contrarrevolucionaria, los partidos comunistas deben
yuxtaponer sistemáticamente la acción legal y la acción clandestina. Esta
última siempre debe controlar efectivamente a la primera. Los grupos
parlamentarios comunistas, al igual que las fracciones comunistas que operan
en el seno de las diversas instituciones estatales, tanto centrales como locales,
deben estar totalmente subordinados al partido comunista, cualquiera que sea
la situación, legal o no, del partido. Los funcionarios que de una u otra manera
no se someten al partido comunista deben ser expulsados. La prensa legal –
diarios, ediciones diversas– debe depender en todo y para todo del conjunto
del partido y de su comité central». (Internacional Comunista; Resolución
sobre el papel del partido comunista en la revolución proletaria, 1920)
Algo que analizando el PCE (m-l) y una etapa como el franquismo y los primeros
años del postfranquismo, es importantísimo cuando tratamos las acusaciones de
falta de democracia, sobre todo si tenemos en cuenta que el partido no sería
legalizado hasta 1981 y por tanto no era posible mantener un cauce normal de
reuniones, votaciones y demás.
146
cambiar esta concepción marxista de un único partido del proletariado en el
poder:
«El problema clave, posteriormente, seria definir el contenido que debía tener
ese régimen, si el de dictadura del proletariado o dictadura del partido, como
ha sido hasta ahora la experiencia de todos los países llamados socialistas.
Además, quedaría aún por resolver el problema de su un partido obrero único
o pluralidad de partidos de los trabajadores. (…) Un solo partido no refleja las
verdaderas características y complejidades de los trabajadores en la sociedad
moderna». (Alejandro Diz; La sombra del FRAP; Génesis y mito de un partido,
1977)
147
representante de las nuevas clases trabajadoras, este cambio ejercido en la
sociedad, elimina todavía más si cabe el sentido de otros partidos:
«¿Qué evidencian estos cambios? Evidencian, en primer lugar, que las líneas
divisorias entre la clase obrera y los campesinos, así como entre estas clases y
los intelectuales, se están borrando, y que está desapareciendo el viejo
exclusivismo de clase. Esto significa que la distancia entre estos grupos
sociales se acorta cada vez más. Evidencian, en segundo lugar, que las
contradicciones económicas entre estos grupos sociales desaparecen, se
borran. Evidencian, por último, que desaparecen y se borran, igualmente, sus
contradicciones políticas. (…) En cuanto a la libertad para los diferentes
partidos políticos, nosotros mantenemos una opinión un tanto diferente. Un
partido es una parte de una clase, su parte de vanguardia. Varios partidos y,
por consecuencia, la libertad de partidos, sólo pueden existir en una sociedad
en la que existen clases antagónicas, cuyos intereses son hostiles e
irreconciliables; en una sociedad donde, por ejemplo, hay capitalistas y
obreros, terratenientes y campesinos, kulaks y campesinos pobres, etc. Pero en
la Unión Soviética ya no hay clases como los capitalistas, los terratenientes, los
kulaks, etc. En la Unión Soviética no hay más que dos clases: los obreros y los
campesinos, cuyos intereses, lejos de ser hostiles, son, por el contrario, afines.
Por lo tanto, en la Unión Soviética no hay base para la existencia de varios
partidos y, por consiguiente, para la libertad de esos partidos. En la Unión
Soviética sólo hay base para un solo partido: el partido comunista. En la
Unión Soviética sólo puede existir un partido, el partido comunista». (Iósif
Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre el proyecto de constitución en la
Unión Soviética, 1936)
148
la política y la actividad del Estado, por el hecho de si ésta se realiza o no en
interés de las amplias masas populares, de si les sirve o no». (Enver Hoxha;
Sobre el papel y las tareas del Frente Democrático, 1967)
Sobre el libro de Alejandro Diz «La sombra del FRAP; Génesis y mito de un
partido», Riccardo Gualino, exmilitante del PCE (m-l) diría sobre sus críticas al
partido y su funcionamiento:
Alejandro Diz, riéndose del programa del PCE (m-l) al cual cita:
Aquí Alejandro Diz es «más trotskista que Trotski», «más papista que el Papa»,
negando el papel fundamental que ha tenido el campesinado en las revoluciones
históricas. Aunque sea el abc del marxismo repasemos a propósito el porqué de
la posibilidad y la necesidad de esa alianza, y rápido descubriremos porqué para
Alejandro Diz la cuestión de lograr la alianza obrero-campesina es cuestión de
continuo desdén:
149
«En este sentido, la cuestión campesina es una parte de la cuestión general de
la dictadura del proletariado y, como tal, una de las cuestiones más
palpitantes del leninismo.
150
José Catalán Deus abandonaría también en 1976. Años después relataba por qué
discrepaba de los lineamientos básicos del PCE (m-l):
151
grande, pero a la vista de sus resultados, fue bastante seria y a la cual
debemos muchos, y en cuanto al régimen que salió de ella, la monarquía
parlamentaria, tiene defectos importantes, pero tiene enormes virtudes. (…)
No son justas las acusaciones [hacia el PCE], creo que lo que hizo el PCE en la
transición estuvo bien. (…) Lo curioso y lo tremendamente sorprendente es
descubrir que la derecha que se llamaba franquista y que siendo evolucionista
no quería ir ni tan deprisa ni tan lejos, ves que tenían razón en muchas cosas.
(…) Con respecto al nacionalismo y a muchas cosas. (…) Insultando,
denostando y culpando a Franco de todo… (…) Es no ir al fondo de lo que hizo,
de lo que fue, y de lo que supuso su régimen. Esto de que todo tenía que ser
malo [en el franquismo] es absurdo, y creo que Franco dentro de las cosas que
hizo mal, hizo también muchas bien, que demostró mucha valía. (…) Incluso
sabía a dónde caminaba el país y de alguna manera lo veía inevitable».
(Periodista Digital; Catalán Deus (ex FRAP): «La derecha tenía razón sobre
cómo hacer la Transición», 2018)
El lector no debe equivocarse una cosa que más adelante comprobará: el destino
de los líderes opositores de 1976 y sus vergonzantes posiciones políticas como
los Hermanos Diz o Deus Catalán, no significa que la cúpula del PCE (m-l) no
tuviese errores, o que incluso algunas figuras como Raúl Marco o Blanco Chivite
acabasen en posiciones igual o más retardatarias que los opositores.
152
marxismo-leninismo y de la revolución, ya que toda la vida y obra de Stalin
están ligados a un decisivo período de la historia moderna de la humanidad,
como es la Revolución de Octubre de 1917 y la construcción del socialismo en el
primer país donde el proletariado conquistó el poder mediante la revolución
proletaria, y aplastó el poder capitalista y reaccionario de la burguesía y del
imperialismo.
Entre las reivindicaciones de la escisión de 1976 que podemos decir que eran
factibles o que podían ser aceptadas a debate –como poner en tela de juicio la
forma en que se llevaron las acciones armadas de 1975 o si era el momento
idóneo viendo la potencialidad del partido–, otra cuestión de peso fue el debate
de que si la propia burguesía española avanzaría tras la muerte de Franco hacia
una democracia burguesa –como sostenía la fracción de 1976– o si continuarían
con un fascismo más o menos disfrazado –como sostenía la cúpula del PCE (m-
l) con vehemencia–:
153
que la mayoría de oposición franquista aceptó no juzgar a los responsables del
franquismo y permitir que varios de ellos siguieran en las esferas de la vida
política, por lo que ante esto era imposible que la burguesía y entre ella sus
elementos fascistas no estuviesen conformes con la decisión, forma y modo del
cambio de régimen, ¡faltaría más! Y por supuesto sobra comentar que dicha
transición también dejó intactas las estructuras económicas de poder. Lo cual es
la clave en toda la reivindicación marxista: la abolición de la propiedad privada
sobre los medios de producción, algo que tanto en un régimen democrático-
burgués como fascista la burguesía nunca permitirá que ocurra sin oponer
resistencia. Entonces, aunque no lo parezca, volvemos al punto de salida: la
violencia revolucionaria, que la mayoría de los disidentes de 1976 al integrarse
en asociaciones afines al eurocomunismo daban a entender que rechazaban. En
consencuencia, no se puede decir que pese a todo comprendieran muy bien el
materialismo histórico. La cuestión del posible tránsito del fascismo a la
democracia burguesa en España, fue un acierto casual de los disidentes
derivados de su lógica pacifista en la cual los oportunistas siempre ven y hasta
creen necesario una evolución o transición pacífica o relativamente pacífica en
todo cambio de la político-social. El hecho que muestra su nulo conocimiento de
marxismo es que la gran mayoría de ellos, se pasaron el resto de los siguientes
años militando, loando o colaborando con los partidos colaboracionistas como
PSOE y PCE de un nuevo régimen político, que lejos de traer la solución a los
problemas de los trabajadores, enmascaraba mejor la contradicción capital-
trabajo, siendo ellos participes de dicha falsa.
Por otro lado. Las razones que propiciaron la salida de varios militantes no solo
giraron sobre la cuestión de las acciones armadas como hemos ido viendo.
Felipe Moreno, que abandonaría la organización en 1976, afirmaría que otra de
las razones era el exceso de activismo y la nula preocupación por la formación
política:
Este es el ejemplo clásico de un análisis, que errado o no, se encuentra con una
burocracia partidista local que cierra toda posibilidad a crítica, una actitud que
154
lejos de proteger al partido lo cosifica y relega a un estado de militancia pasiva,
por lo que no es extraño que cuando los revisionistas llegan al poder tiempo
después, la militancia de base no mueva un dedo entre otras causas debido a
que se han propagado dichos métodos partidistas.
155
La innecesaria persecución de los opositores
Uno de los hechos más infames por el cual la dirección del PCE (m-l) perdería
gran prestigio ante las masas, fue la selección de blancos hacia los antiguos
opositores de 1976 para liquidarlos.
La dirección oficial del PCE (m-l) respondería en una entrevista el mismo medio
matizando los hechos:
156
provocaciones respondemos ante las masas y en la calle, como sucedió en Pozo
del Tío Raimundo. (…) Sí señor le pegamos una paliza a estos
contrarrevolucionarios y si se tercia, volveremos a pegársela. (…) Aseguraron
que los que se marcharon de la organización, firmante de una llamada Carta
de los Cien, son cuatro gatos. (…) La mayoría eran militantes del PCE (m-l) y
por lo tanto no son sólo ex miembros del FRAP sino fraccionalistas. (…) Su
salida nos hizo más fuertes, tanto organizativa como ideológicamente. (…) Da
la casualidad de que estos elementos, en lo fundamental pequeñoburgueses,
ostentaban cargos medios y fueron criticados. Más explícitamente, en la
organización de París, donde la base del partido formaba células de
autodefensa contra ellos y la dirección no les tenía confianza. ¿Listas negras
de condenados por tribunales populares? De acuerdo con el modelo
organizativo de Lenin y Stalin, la sanción máxima aplicable a un traidor es su
expulsión del partido. Lo cual no quiere decir que permitamos gratuitamente
ataques, calumnias, provocaciones, vengan de quien vengan. (…) Se han
lanzado calumnias sobre camaradas de la dirección nacional del partido como
Elena Ódena y Raúl Marco. La respuesta que dio Lenin al decir que si los
revolucionarios debieran contestar a todas las provocaciones y ataques
personales, no tendrían tiempo para dirigir la revolución». (Cambio 16; Adiós
a las bombas, 1977)
Un testigo directo de aquellos años del FRAP, que participó en los comandos
armados activos hasta 1978, relata así el intento fallido de ejecutar a Emilio
García Prieto, alias el Moro en 1977:
157
para acabar aceptando la legalización tolerada como el resto de los
grupúsculos chuflas. Todo era una entrega. El fin de los principios. Boronat y
Eusebio, tras las reuniones que mantuvo con ambos, aceptaron participar en
la acción». (Tomás Pellicer; Grupo armado, 2009)
Se comentó que el modelo a seguir, que no era nada más ni nada menos, que el
de los métodos mafiosos de ETA con los desertores, a los cuales se consideraba
automáticamente como traidores de la causa y blancos a ejecutar:
«Un individuo disparó contra él ocho veces, aunque una sola de las balas lo
alcanzó en la región temo parietal, por lo que sufre herida en el cuello
cabelludo. La agresión por arma de fuego provino de unos desconocidos que
huyeron en una furgoneta. Según los testigos, la persona que disparó era un
joven rubio de unos veinte años». (El País; Atentado contra un militante de la
ORT en Madrid, 14 de octubre de 1977)
«–Ya ves, un individuo rubio de veinte años y ocho balas. Solo falta que den el
carné de identidad. Me sigo sin explicar lo que pasó, cómo pudimos fallar –dijo
Ramiro, dando un manotazo al periódico–». (Tomás Pellicer; Grupo armado,
2009)
Los hechos concretos del atentado y como se desarrollaron, fueron descritos así:
«Todo sucedió muy rápido. Ramiro no lo vio llegar hasta que lo tuvo casi
encima. Dio los golpes y Boronat abrió bruscamente los portones.
158
asiento del conductor. En un segundo apuntó y en el siguiente decidió no
disparar.
–¡Qué ha pasado! ¡Qué coño ha pasado! –gritaba Ramiro golpeando los puños
contra el baúl–.
–No dispararon porque las balas no llevaban suficiente pólvora. Las habían
vaciado. El error fue no probarlas antes, nos hubiéramos dado cuenta al
dispararlas». (Tomás Pellicer; Grupo armado, 2009)
Por tanto a no ser que el PCE (m-l) tuviera pruebas fehacientes de que este
cabecilla o cualquier otro colaborase con la policía y las expusiera claramente al
público –cosa que nunca hizo–, o al no ser que sus militantes fuesen atacados
por otro grupo –cosa que parece improbable debido al bajo número de los
escisioncitas y a sus divisiones internas–, toda acción de trifulcas y sobre todo
intentos de asesinato, no tenían justificación alguna, ni siquiera bajo la excusa
de que este o aquel grupo había calumniado a la dirección del partido.
Realizar estas acciones sin las condiciones que hemos mencionado se puede
considerar una canallada. Fue manchar el buen nombre del comunismo
mientras se descuidaban energías en cuestiones que eran más importantes
como la escasa influencia entre los sindicatos de masas o la nula conexión del
partido en el campo.
Estas conductas y actitudes, solo sirven a crear la imagen delante de las masas
de que el partido comunista es un grupo dirigidos por gamberros y pandilleros
que están más interesados en trifulcas con los grupos rivales para controlar un
territorio o símbolos determinados, que de practicar una política sacrificada y
concienzuda de trabajo con las masas explotadas, que se interese por sus temas.
Así, las otras capas sociales como el campesinado o la intelectual, en el mejor de
los casos creen que el proletariado por las características que presentan sus
autodenominadas «asociaciones proletarias» y sus jefes, tienen más en común
con el lumpemproletariado que con ellas, por lo que como es lógico rechazan
asustadas cualquier atisbo de alianza con él, y se lanzan en brazos de la
burguesía.
159
Cualquiera que conozca algo la historia del movimiento obrero español,
conocerá que estos defectos ya se manifestaron en su momento en el incipiente
movimiento marxista de inicios del siglo XX donde abundaron el asalto
indiscriminado a bancos, el pistolerismo por el control de las centrales
sindicales, o las constantes peleas con las juventudes de otra agrupación rival:
160
corriente desde los primeros tiempos de la escisión». (Fernando Hernández
Sánchez; El PCE en la Guerra Civil, 2010)
Si miramos una biografía favorable de Jesús Hernández Tomás, quien sería uno
de los iconos del PCE durante los años treinta, veremos de nuevo el mismo
paradigma:
«Ahora bien, el Buró Político [del PCE] haría bien en calcular más
serenamente el camino y el arma que escoge, ya que el terrorismo nunca ha
dado buen resultado a las organizaciones que lo han empleado. Haría bien en
recordar la experiencia del partido social-revolucionario ruso y del
provocador Azef, jefe de su organización de combate y al mismo tiempo agente
de la Ojrana. Haría bien en recordar que en nuestro país el anarquismo ha
hecho una desastrosa experiencia del terrorismo y que la locura se saldó con
pérdidas irreparables en las filas de la CNT. El Buró Político haría bien en
grabarse en el cerebro que el terrorismo es el arma de los impotentes, de los
desesperados, y a menudo de los cobardes, también por experiencia histórica,
de los agentes del enemigo de clase incrustado en los centros dirigentes del
proletario revolucionario. El terrorismo se encuentra en las antípodas de la
lucha de clases, comienza disfrazado de arcángel y acaba siempre
presentándose con la ropa del esbirro que mata por cuenta de quién le paga
161
mejor. El terrorismo es un arma de doble filo mortal que acaba ahogando las
fuerzas políticas que caen presas de sus redes y que el pueblo rechaza
siempre». (Treball (Comorerista); A todos los militantes comunistas, a toda la
clase obrera, a todos los republicanos, hombres y mujeres demócratas y
progresistas de los pueblos hispánicos; Denunciamos un intento del Buró
Político del Partido Comunista de España de asesinar a Joan Comorera,
Secretario General del Partido Socialista Unificado de Cataluña, 1953)
Como sabemos, en España al igual que en otros muchos países, han vuelto a
ponerse de moda ese estilo de militancia entre los grupos neorevisionistas
vinculados sobre todo a movimientos skinheads como Reconstrucción
Comunista (RC), heredando la peor herencia posible del PCE (m-l):
162
un solo material refutando la deriva política de IU. Para ellos el revisionismo
solamente se combate a golpe de pintura. (...) [Ex militante de
RC]: Recientemente han sido conocidos por haber acosado hasta la
extenuación a un simpatizante del PCE (r). Los contactos iniciaron a través de
una militante de RC, tiempo después quedaron para tomar algo y allí le
estaban esperando dos militantes más para intentar agredirle (*). Poco
después le buscaron en su casa y le animaron a bajar para volver a intentar
agredirle (*). El siguiente paso fue pintarle las calles de su barrio y el portal de
su edificio (*), también denunció el verse perseguido desde un coche al salir del
trabajo por estos elementos (*). Una vez denunciado públicamente este hecho
en redes sociales y repudiado por todos los antifascistas, el señor «F» y
compañía cambiaron de táctica a la de hacer pintadas en su lugar de trabajo,
pero esta vez para disimular que los ataques eran de RC pasaron a hacerle
esvásticas (*)(**). No defenderé la línea política del PCE (r) ni de ningún otro
grupo revisionista, ya que la repudio profundamente, pero no puedo al menos
que sentir vergüenza por estos «métodos de confrontación» de mi ex
organización. En otro orden, pero en el mismo sentido: se han visto recientes
denuncias similares con pintadas de RC en pisos de particulares, con el
objetivo de amedrentar a sus víctimas (*). (...) Actualmente la pandilla de
Roberto solo repite los esquemas mafiosos de los jruschovistas, maoístas y
carrillistas, que a falta de capacidades dialécticas, intentan silenciar la crítica
a base de calumnias sin fundamentos para desviar la atención o a «golpe de
bastón». Pero esto no acaba aquí. Esta política de amenaza, acoso y
agresiones también se realiza en RC contra exmilitantes que abandonan la
secta al escalar en su nivel ideológico y darse cuenta de que no querían seguir
desperdiciando su vida en ese pozo séptico. Otros simplemente abandonan por
cuestiones personales, pero todos los que salen son víctimas de esta táctica de
acoso y derribo». (Equipo de Bitácora (M-L); Antología sobre Reconstrucción
Comunista y su podredumbre oportunista, 2017)
163
ella». (Levante; Abofetea a su amiga por dejar el Partido Marxista Leninista
de Reconstrucción Comunista, 20 de agosto de 2020)
Esto demuestra que como en tantos otros temas, RC solo ha venido a recuperar
los errores y fallos del PCE (m-l), no ha defender y superar sus méritos.
Queda claro que estos defectos no deben repetirse jamás. Nadie condenaría si
un militante comunista se defiende de un reaccionario que viene a agredirle.
Pero confundir esto con tener la iniciativa de acosar y agredir a tus enemigos
ideológicos, es propios de lumpens y fascistas, no de comunistas, y es
sumamente contraproducente para convencer a las masas de tu línea política.
«Si bien la lucha contra el derechismo en todas sus formas –el revisionismo
moderno, el euro revisionismo, el oportunismo liquidacionista– en el seno del
partido y más recientemente el revisionismo basado en la teoría de los «tres
mundos» y en el llamado «Pensamiento Mao Zedong». (...) Siguen siendo para
nosotros el enemigo principal en el plano ideológico y político, tanto a escala
nacional como internacional, no obstante, se pone cada día de manifiesto la
necesidad de combatir y aislar las tendencias sectarias y de izquierda que se
vienen manifestando en algunos camaradas y organizaciones del partido».
(Elena Ódena; Algunas tendencias en el partido que obstaculizan nuestra
política de unidad, 1978)
164
Ya en el IIº Congreso del PCE (m-l) la dirección advirtió que se venía arrastrado
una incomprensión de la relación entre la línea política y el estilo de trabajo:
En el IIIº Congreso del PCE (m-l) de 1979, como veremos en este capítulo, se
criticarían especialmente varios defectos considerados como desviaciones de
«izquierda», pero también algunas de carácter liberal y por tanto «derechista».
Se registró y criticó la actitud de algunos militantes a:
Esto tenía que ver con un concepto que todavía muchos «comunistas» no han
aceptado como condición sine qua non para denominarse como tal: la
disciplina.
165
«En cuanto a la falta de disciplina partidaria, es necesario tener presente que,
contrariamente a los liberales eurocarrillistas, a los socialdemócratas
antimarxistas y a los tránsfugas comunistas de salón que preconizan el
liberalismo disolvente en los partidos comunistas, los marxista-leninistas
defendemos y mantenemos el principio de la necesidad ineluctable de la
disciplina partidaria y el centralismo democrático. (…) Conviene señalar que
la indisciplina tiene en muchos casos raíces ideológicas y está relacionada con
el activismo y la superficialidad, ya que la indisciplina consiste en términos
generales en incumplimiento de las decisiones, y de las tareas trazadas o en
adoptar una actitud personal hacia ellas, una actitud superficial, subjetiva,
por encima de las directrices de los órganos de dirección; y un método y estilo
individualista, no comunista, concediendo o no importando las tareas
centrales de cada momento basándose en una apreciación local y personal y
sin tener en cuenta su importancia y su urgencia en función del conjunto de la
política y la táctica del partido en cada momento». (Partido Comunista de
España (marxista-leninista); Documentos del IIIº Congreso del PCE (m-l),
1979)
Se señalaba no solo lo nocivo que puede ser a título individual, sino la influencia
en los elementos de alrededor:
Otro de los puntos importantes que se destacó, fue la crítica a las nociones que
no comprenden el ritmo y las etapas que deben atravesar el partido y las masas
hasta la revolución:
Obviamente como hemos visto anteriormente, hubiera sido preciso que el PCE
(m-l) aplicase este axioma en 1975.
167
En una franca autocrítica sobre el funcionamiento del partido, Elena Ódena
señalaría varias de las deficiencias detectadas:
«[La petición de legalización del PCE (m-l)] Les cogió por sorpresa, no
entendían nada, por lo inesperado y contradictorio. Nunca se había planteado
en sus reuniones una discusión sobre la conveniencia de una legalización
oficial. Era cierto que el partido trabajaba en la legalidad, manteniendo
locales oficiales y representantes conocidos, pero nunca al nivel de tener que
pasar por la ventanilla del gobierno civil.
168
–Danielle: No lo veo así, nosotros tratamos de impedir la consolidación del
continuismo de la clase franquista, no de trabajar en un Estado burgués
consolidado. Tratamos de romper con el régimen franquista, no de acreditarle
ahora cómo demócrata. Pidiéndoles la legalización del partido hemos
reconocido su legitimidad, porque al fin y al cabo, son los mismos franquistas
los que siguen en el aparato del Estado». (Tomás Pellicer; Grupo armado,
2009)
La postura del PCE (m-l) en este caso fue muy clara, basada en una posición de
no renunciar a sus principios. Una actitud muy digna sin duda, si tenemos en
cuenta que en España se asistió a una ola de claudicación de otros partidos que
renunciaron a sus estatutos revolucionarios para ser legalizados:
En 1979 se diría que el partido, pese a las dificultades sufridas, pudo conseguir
que:
169
con el ilegal, dando primacía a este último, por ser decisivo para el
derrocamiento de la burguesía y por ser una verdadera garantía para
alcanzar la victoria. Educan y enseñan a sus cuadros, a sus militantes y a sus
simpatizantes para que sepan obrar con inteligencia, habilidad y valentía
tanto en condiciones legales como ilegales. Pero también cuando actúan en las
condiciones de la profunda clandestinidad, esforzándose por no exponer sus
fuerzas ante el enemigo y proteger la organización revolucionaria de sus
golpes, los partidos marxista-leninistas no se encierran en sí mismos, no
debilitan ni rompen sus lazos con las masas, en ningún momento cesan su
actividad viva entre las masas ni dejan de aprovechar en favor de la causa de
la revolución todas las posibilidades legales que permiten las condiciones y
circunstancias. El partido marxista-leninista, despojado de cualquier ilusión
acerca de la toma del poder a través de la vía parlamentaria, puede juzgar y
considerar oportuno participar, en algunos casos particulares y favorables,
también en actividades legales, como las elecciones municipales,
parlamentarias, etc., con el único objetivo de propagar su línea entre las
masas y desenmascarar el régimen político burgués. Pero el partido no
convierte esta participación en línea general de su lucha, como hacen los
revisionistas, no convierte estas formas en principales o, lo que es peor, en
únicas formas de lucha. A la hora de explotar las posibilidades legales, el
partido busca, encuentra y utiliza formas y métodos de carácter
revolucionario, desde los más simples hasta los más complejos, sin medir
sacrificios, haciendo esfuerzos para que estas formas y métodos sean lo más
populares, lo más accesibles a las masas. En su actividad, los marxista-
leninistas, no se preocupan en absoluto de que, con sus acciones
revolucionarias, pisotean y violan la constitución, las leyes, las reglas, las
normas, el régimen burgués. Luchan para minar este régimen, para preparar
la revolución. Por eso, el partido marxista-leninista se prepara y prepara a las
masas para hacer frente a los golpes, que la burguesía puede dar en respuesta
a las acciones revolucionarias del proletariado y de las masas populares».
(Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)
Durante los primeros años del postfranquismo muchos grupos dijeron que no se
debía participar en las elecciones. El PCE (m-l) manifestó esta postura en las
elecciones de 1977 por ejemplo pidiendo la abstención. Esto era una mezcla
entre la idea de que se estaba legitimando una maniobra que mantenía en el
poder al fascismo intacto, como de que con la crisis económica e institucional, el
boicot sería efectivo e impulsaría a las masas en su ímpetu revolucionario. Pero
ni lo uno ni lo otro sucedió.
Ni siquiera aunque hubiera sido cierta la tesis que el fascismo seguía vigente
tenía sentido la no participación en las elecciones e instituciones como el
parlamento, esto era ir en contra de la historia de los comunistas y sus tácticas.
Por ello se combatió estas ideas y se propagó la idea de aprovechar todos los
métodos de lucha. Precisamente los marxista-leninistas no cesaron de insistir en
las necesidades apremiantes de desmontar al sistema burgués en todas sus
expresiones, que se fuese a impulsar las luchas cotidianas para dar a conocer al
partido y así ganarse el título de vanguardia del proletariado:
172
como pasó al final, fueron destruidos por la burguesía de una en una. Pero la
lucha de masas trabajadoras bajo la dirección de nuestro partido para
capturar todos estos municipios contribuyó mucho a la unificación de las
masas en la lucha contra los explotadores y fue algo que elevó
considerablemente el prestigio del partido». (Georgi Dimitrov; Informe en el
Vº Congreso del Partido Obrero (Comunista) Búlgaro, del 25 de diciembre de
1948)
173
Es indudable que la Duma avala los crímenes del zarismo, mas se trata de un
aval de determinadas clases en aras de determinados intereses de clase, y la
misión de la socialdemocracia [léase comunistas] consiste, precisamente, en
explicar desde la tribuna de la Duma estas verdades aleccionadoras.
Ahí está la médula del otzovismo. (…) La cuestión está planteada con claridad
y los subterfugios no ayudarán. ¿Qué han demostrado ocho meses de
actividad: la posibilidad o la imposibilidad de utilizar la tribuna de la Duma?
La respuesta de los oztovistas es errónea. A pesar de las inmensas dificultades
que presenta la labor del partido sobre la minoría, esa labor ha demostrado de
manera indudable la posibilidad de utilizar la tribuna de la Duma.
Desanimarse con motivo de las dificultades y de los errores es pusilanimidad,
significa sustituir la labor proletaria, paciente, firme y tenaz por «chillidos»
propios de intelectuales. Otros partidos socialistas tropezaron con muchas más
dificultades al comienzo de su actividad parlamentaria». (Vladimir Ilich
Uliánov, Lenin; Del artículo: «Una caricatura del bolchevismo», 1909)
¿Qué diría Lenin de estos personajes que hablan una y otra vez de no participar
en las elecciones porque significa «legitimar al régimen burgués de
explotación»? Pues que a lo sumo que son herederos de los oztovistas, quienes
eran, anarquistas cubiertos de marxistas.
La postura del PCE (m-l) sobre las elecciones empezó a cambiar, y por fin se
empezó a postular algo más afín a la realidad:
«De manera general, y bajo cualquier tipo de gobierno burgués, las elecciones
casi nunca son nada más que uno de los mecanismos utilizados por el poder
para conservar en el pueblo la ilusión de la democracia. Incluso cuando las
fuerzas populares logran éxitos en las elecciones, la reacción que detenta el
poder suele, por la fuerza o de otro modo, tratar de invalidarlos en la práctica.
Los comunistas, no obstante, debemos, cuando ello es posible y favorable para
el desarrollo de la lucha participar en ellas, sin caer en ningún momento en
ilusiones ni posiciones electoralistas, teniendo siempre presente que lo decisivo
está en la calle, en las fábricas, en los barrios populares, en el campesinado, la
juventud, la mujer oprimida y explotada. El parlamento no es para los
auténticos comunistas más que una tribuna para plantear ante el pueblo sus
políticas y denuncias». (Elena Ódena; Unas elecciones para apuntalar el
continuismo y la oligarquía en el poder, 1 de marzo de 1979)
174
de recogida de firmas, el partido propone las candidaturas de unidad popular
republicana. Tal sistema nos dio la medida del eco concreto que en amplios
sectores de masas tiene la reivindicación republicana del partido, expresado
en los miles de firmas que se lograron recoger en muy pocos días en muchas
regiones. Sin embargo el poder reacciona y rechaza arbitrariamente las
firmas, llegando a exigir en algunos lugares todos los firmantes se presenten
en fila y DNI en mano ante la Junta Electoral. La situación, aunque difícil, se
salva mediante una táctica de alianzas coyunturales adecuadamente aplicada.
Así se llega a un acuerdo con Izquierda Republicana (IR) y con Izquierda
Republicana de Euskadi (IRE), partidos debidamente legalizados, para formar
lo que serían Candidaturas Unitarias de Izquierda Republicana, que se
presentaron en 36 provincias con mayoría aplastante de candidatos miembros
de nuestro partido». (Partido Comunista de España (marxista-leninista);
Documentos del IIIº Congreso del PCE (m-l), 1979)
Esto fue una notable experiencia histórico de como un partido comunista debía
burlar la burocracia y las trabas del estado burgués para presentarse a unas
elecciones y entorpecer el trabajo de los partidos burgueses y aquellos que
practican la colaboración de clases.
175
8) Democratización de la vida ciudadana, y adopción con carácter de urgencia
de medidas para solucionar los problemas existentes en cuanto a sanidad,
enseñanza, urbanismo, y vivienda: protección social a las personas de edad
avanzada y jubilados: protección del medio ambiente y adopción de medidas
para evitar su creciente deterioro.
«Entre las quince medidas básicas del programa municipal habría que
destacar las subvenciones municipales a las cajas de resistencia de los obreros
en huelga, la exoneración total de los impuestos a los parados, el control
municipal de los precios, la municipalización del suelo y de los servicios
públicos y una amplísima participación ciudadana. (...) Al mismo tiempo, el
PCE (m-l) comunicaba que su Ejecutiva Nacional había acordado ir a las
elecciones con tres objetivos: imponer un programa de lucha antifascista,
democrática, popular y republicana, al margen del consenso; conquistar el
libre ejercicio de las libertades para todas las fuerzas políticas y sociales de
carácter popular y progresista, y enviar al parlamento a hombres y mujeres
que defiendan los intereses y derechos de la clase obrera y de las masas
populares. (...) Izquierda Republicana (IR) destacaba en su programa el
rechazo a las bases extranjeras, el reconocimiento del derecho de
autodeterminación, la lucha contra el paro, la rehabilitación de represaliados,
la reforma agraria y la igualdad del hombre y la mujer». (Francisco Moreno
Sáez; Partidos, sindicatos y organizaciones ciudadanos en la provincia de
Alicante durante la transición (1974-1982), 1982)
176
justamente lo contrario, alejándose cada vez más de las masas, o al menos no
eran capaces de movilizar a sus militantes y simpatizantes como debían. Y
conste que esto solo era uno de los resultados negativos de la decadencia del
partido, pero como sabemos era a razón de múltiples defectos en varios campos
como veremos más adelante.
Uno de los grandes problemas que han padecido los partidos comunistas es que
cuando tejen alianzas les invade una falsa seguridad y de poderío ante la alianza
contraída, aunque muchas veces sea con agrupaciones marginales y de dudosa
influencia entre las masas. En ocasiones se rebaja el programa por complacer y
posibilitar la alianza, y a veces se empieza a descuidar el popularizar entre las
masas la propia línea política del partido y su propio programa, que obviamente
no tiene los mismos fines que el de las agrupaciones aliadas. De repente todo se
concentra en popularizar el nuevo programa de coalición y en conservar la
nueva alianza a cualquier coste. Por supuesto no estamos diciendo que el
partido comunista deba desatender y desaprovechar los temas candentes de
actualidad para forjar una unidad popular y revolucionaria con otras fuerzas,
esto es necesario, como lo es llegar a compromisos, pero incluso en el tema a
tratar en el que se está de acuerdo –desde el antifascismo, la lucha contra el
desempleo o el rechazo a las guerras imperialistas–, es importante dejar claro
los matices existentes entre los aliados y enarbolar la posición partidista, pues si
se está ante marxista-leninistas su postura será la única línea revolucionaria y
científica, no actuar así será el primer paso para que en el campo progresista, e
incluso dentro del partido comunista, se den por buenas posturas que intentan
atajar el problema desde posiciones aventureras, románticas, utópicas e
inservibles. Por tanto, es importante realizar una labor de persuasión tanto con
las bases como contra las dirigencias de las «agrupaciones aliadas» pues el fin
es acercarlas al partido. Sobra decir que aquellos elementos que adoptan
posturas perjudiciales sobre una cuestión común, y es menester que sean
delimitadas públicamente por el partido sin vacilaciones, de otro modo se cae en
la problemática de que con el miedo a «no molestar y perder a nuestros aliados»
y «hacerle el juego a la reacción», el partido y la militancia incluso se acomode a
un programa mínimo y a un lenguaje que le hace mimetizarse con el de otras
organizaciones aliadas no marxistas, siendo indistinguibles con el tiempo hasta
para la alianza, y aumentando las probabilidades del transfuguismo. Así sucede
que cuando el trabajo en estas alianzas se vuelve rutinario y se busca más
agradar que convencer, cuando en vez de ampliar los vínculos con las masas se
pretende solidificar la unión de siglas, el estancamiento y el cansancio de la
militancia se hace notar, los fracasos electorales ocurren, las deserciones y
abandonos llegan, y la dirección no puede justificar la deriva actual ante su
raquítica militancia, porque normalmente había sido la primera en prometer a
la militancia el automático ascenso meteórico de la organización si se
sacrificaban en obedecer ciertas directrices, entre ellas ordenando que entre
tanto era necesario el «postergar la crítica» a los defectos de la alianza «para no
romper la alianza y poder debilitar al enemigo», para permitir que el partido
pudiera «fortalecerse y avanzar».
Seguramente la facción que más daño hizo al PCE (m-l) fue la fracción de 1981.
177
Lorenzo Peña, quien desertó del PCE (m-l) en 1972 –y que en la actualidad es
un abierto socialdemócrata–, en su obra donde pretende analizar la deriva del
PCE (m-l) y su experiencia personal en él, analizaría la expulsión de la fracción
de 1981 –aunque para entonces hacía más de una década que ya no estaba
dentro de la organización–. Allí diría sobre los presuntos objetivos de la fracción
de 1981 en un tono favorable y condescendiente que no pudo disimular:
«La crisis estalla en el pleno del comité central del sábado 31 de enero de 1981,
que continuó todo ese fin de semana. La dirección presenta un informe
denunciando una campaña de rumores de los disidentes. En esa reunión
vienen expulsados 17 miembros del comité central –de un total de 50–. Se los
tilda de «mencheviques sarnosos». Los expulsados forman un «PCEml
auténtico», que publica «La Causa» –del cual, creo, sólo salió un número–.
Arrastran a la mayoría de las organizaciones de Levante y Aragón y una
parte de las de Madrid y Cataluña.
Tres semanas después de esa escisión tiene lugar el fallido golpe de Estado
militar, siendo Valencia tomada por los tanques. Ese acontecimiento sin duda
influyó también en la evolución de esa embrionaria formación, que se deshace
en seguida por disensiones internas. En el mes de julio se producen abandonos
en Madrid, con ocasión de la asamblea provincial, creándose la Montaña de
La Causa, escisión dentro de la escisión. Al llegar el otoño se va disgregando
esa organización, que no cumplirá un año de existencia. Sus protagonistas
evolucionan con celeridad para integrarse en seguida en la clase política de la
monarquía. Sin duda pensaban que, agotada la vía revolucionaria, había que
optar por el posibilismo. Hemos visto más arriba que tal evolución ya estaba,
de algún modo, prefigurada en sus posiciones cuando aún militaban en el
PCEml». (Lorenzo Peña; Amarga juventud: Un ensayo de egohistoria, 2010)
Rafael Blasco Castany, alias Víctor Roig, era uno de los jefes más importantes
del PCE (m-l), al incorporarse al Partido Socialista Obrero Español (PSOE)
gracias a la influencia de su hermano, es salpicado por casos de corrupción,
aunque sale airoso, en 1994 se acerca al Partido Popular (PP) confirmando aún
más su bajeza ideológica, y desde 2014 ha sido condenado por el Tribunal
Superior de Justicia de Valencia por corrupción en el Caso de la cooperación.
Tanto Vicente Pérez Plaza, alias Venancio Vega, autor habitual en «Vanguardia
Obrera» hasta su abandono del PCE (m-l), también acabaría sus días en el
PSOE de Felipe González tras fracasar la experiencia del PCE (m-l) paralelo y
178
disidente de 1981. José Gares Crespo, alias Pablo y Cárcer, fue otro cuadro
importante, pues fue un cuadro que procedía del Movimiento Comunista de
España (MCE) y había ingresado junto con su fracción disidente en el PCE (m-l)
en 1973, teniendo cierta relevancia, ya que se le ve en las fotos de 1978 cuando el
partido solicitó formalmente ser legalizado, pero a inicios de los 80 decidiría
ingresar probar fortuna con el socialdemocratismo del PSOE.
Ojo, esto no quiere decir que los que se quedan de por vida en los partidos
comunistas son menos revisionistas o menos reaccionarios, de hecho el propio
Raúl Marco y su comparsa, pese a quedarse en el PCE (m-l) durante 1981-1991,
se destaparía como un elemento igual de dañino que estos cabecillas
oportunistas y lograría conseguir lo que estos no consiguieron, destruir al
partido legando un PCE (m-l) desnaturalizado al que solo le faltaba el acta de
defunción en 1992. Existen muchos elementos que por cuestiones económicas,
de apariencia y demás, permanecen toda su vida en el mismo partido
revisionista o en ese partido antaño comunista que ellos han hecho degenerar.
Algunos tienen una capacidad extraordinaria de fundar un nuevo chiringuito
con el que continuar su farsa, precisamente valiéndose del prestigio de unas
siglas ya mancilladas y de la inocencia de muchos comunistas tan honrados
como necios.
Ni siquiera hace falta ver las cosas «a toro pasado» para darse cuenta de la
catadura de este grupo de 1981. Con ver los planteamientos de dicho grupo
disidente en sus medios de expresión de 1981-82, nos percataremos rápido de
que no eran precisamente los «salvadores de la pureza revolucionaria del
partido», sino un grupo oportunista, de tantos que surgen.
Volviendo al tema, debemos apuntar una vez más, que como con la cuestión de
la fracción de 1976, la dirección del PCE (m-l) pecaría en exceso de mucha
verborrea y poca explicación del problema ideológico-práctico en sí. En los
artículos de «Vanguardia Obrera» encontramos artículos como: «Los sarnosos
mencheviques o un puñado de trotskos iluminados»:
Dicho artículo no ocupa mucho más de cuatro párrafos llenos de insultos. ¿Qué
podemos decir de él? Que sufre de un excesivo visceralismo en el lenguaje,
rozando lo ridículo, donde –y esto es lo importante– no se llega a explicar en
ningún momento ni una sola de dichas teorías de los fraccionalistas de 1981,
dejando al lector en la inopia y debiendo sobreponer su apoyo a un «acto de fe»
sobre la existencia de desviaciones en dichos elementos ante tal falta de
exposición de pruebas o su debilidad, muchas veces por culpa de no saber
explicar la cuestión de fondo y convertirlo en una cuestión personal para alguno
de los líderes. Se convierte pues en un clarísimo ejemplo de cómo no debe ser
abordado un tema de esta índole.
179
¿Qué demuestra esto? Una vez más que la dirección principal del PCE (m-l)
liderada por Elena Ódena, Raúl Marco, Pablo Mayoral, Manuel Chivite y otros
no tenían en su conjunto –salvo excepciones individuales como Ódena– el
suficiente nivel teórico para enfrentar los debates teóricos que al partido le
surgían: con lo cual que ante estos debates provocados por los cismas se
intentaba cubrir es deficiencia con ese lenguaje agresivo. El bajo nivel teórico o
de expresión de algún miembro de la dirección es permisible si alberga otras
virtudes, lo más grave es pues, que la dirección deje al elemento menos
preparado explicar el cisma ideológico producido, y todavía peor es, que en
conjunto, la dirección aprobase el lanzamiento de este tipo de artículos zafios e
infantiles en sus medios de expresión.
180
hay mucha exageración en esas acusaciones». (Raúl Marco; Ráfagas y retazos
de la historia del PCE (m-l) y el FRAP, 2018)
Esto se dice ahora pero si miramos sus discursos de la época se nos advierte que
«se han abierto investigaciones para aclarar estos turbios vínculos». Es decir,
Raúl Marco se queja en 2018 de lo que Raúl Marco escribió o permitió en 1981,
pero sin reconocer su culpa como de costumbre. La misma historia la
encontramos en los procedimientos de 1976 en que se difamó a los cabecillas de
la fracción de ese año a causa de la su nula capacidad para desmontarlos
ideológicamente con firmeza como se vio en el IIº Congreso del PCE (m-l) de
1977, procediendo a acusarlos de agentes de la ORT y a su vez de los
socialimperialistas chinos, y también como se hizo torpemente contra los
oportunistas del GRAPO que se les tacha sin más de grupo parapolicial sin que
creyese necesario analizar de cara a las masas nada concreto de sus errores y su
posible origen. Esto contribuye a acostumbrar a la militancia a no templarse en
la lucha ideológica concreta sino a centrarse en acusaciones muchas veces
fantasmagóricas, más cercanas al arsenal del revisionismo carrillista de los años
50 que a acusaciones marxistas-leninista con fundamento científico. Lo triste en
el caso de Raúl Marco, es que tenía material ideológico de sobra en el que
centrarse en todos estos casos, pero prefería montar guiones de película para
intentar causar el rechazo de las masas sobre sus contrincantes.
Analicemos punto por punto las divergencias entre la dirección y la escisión del
PCE (m-l) en 1981, y veamos quién tenía razón o quién al menos estaba más
cerca de la realidad en cada caso.
Una vez más los errores en las tesis sobre la imposibilidad de que la burguesía
renunciase al fascismo como forma de dominación política, fue un error que
pese haber sido aceptado en conjunto, en el momento determinado siempre era
utilizado como baza por los elementos antipartido para desacreditar a la
dirección:
Las declaraciones de la dirección oficial PCE (m-l) en este aspecto todavía eran
confusas, se declaraba que la burguesía se había obligado a dar más concesiones
de las esperadas. A esas alturas era claro que pese a tener restricciones
democrático-burguesas mayores que en cualquier país de Europa, en España
había una mayor libertad de afiliación sindical, mayor nivel de expresión, mayor
nivel de asociación –de hecho el PCE (m-l) fue reconocido unas semanas
después como partido legal–, que en los años previos, unos derechos
incomparablemente mayores a los vividos en 1939-1975. Pero pese a estos
obvios cambios respecto al franquismo, se seguía dando a entender en muchas
publicaciones del partido que España seguía siendo un país fascista, que nada
había cambiado. En otros artículos se daba a entender que no era así pero que se
estaba dejando la vía libre para el golpismo y una vuelta al fascismo.
Declaraciones altamente contradictorias. Efectivamente como ya hemos
181
recalcado, el PCE (m-l) –y dentro de él también los jefes de ésta fracción de
1981– se equivocaron de cabo a rabo en pronosticar desde los años 60 aquella
teoría de que «La burguesía es imposible que se recicle del fascismo a la
democracia burguesa». Un error que el PCE (m-l) reconocerían más o menos
tras la expulsión de la fracción de 1981, en el IVº Congreso de 1984, aunque solo
de forma parcial.
¿Pero acaso era culpa solo del dúo Marco-Ódena como dirían luego los líderes
de la fracción de 1981? Si analizamos las cosas sin hooliganismo, con
objetividad, las responsabilidades recaen sobre toda la dirección de 1964 a 1981.
Por ejemplo, Venancio Vega del Comité Ejecutivo, futuro fraccionalista en 1981,
en su artículo: «Contra el engendro constitucional de la monarquía» diría que
en España la constitución no suponía la institucionalización de un modelo
democrático-burgués sino del status quo franquista, lo cual era ridículo. Incluso
ponía más ejemplos de países donde según él, por mucho que la prensa afín de
estos gobiernos afirmase lo contrario, no se iban a abandonar las formas
fascistas de poder:
182
celebrarían las primeras elecciones presidenciales que conformarían la
llamada transición hacia una democracia burguesa con separación de
poderes, pero la cual pese a todo, dejaría intactas muchas de las leyes del
antiguo período. Tampoco se respetaron los derechos de los pueblos indígenas
como el caso de los mapuches, los cuales serían reprimidos en años posteriores
con las leyes antiterroristas de Pinochet». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio
histórico sobre los bandazos oportunistas del PCE(r) y las prácticas terroristas
de los GRAPO, 30 de junio de 2017)
Lo que indica, como hemos explicado varias ocasiones, que el régimen político
puede variar de represivo a más liberal, de fascista a democrático-burgués y
viceversa, lo que no excluye la utilización de leyes o personas del antiguo
régimen. Quien dice lo contrario no solo es un metafísico, sino un pobre
estudioso del proceso histórico.
En conclusión, la línea del PCE (m-l) sobre la caracterización del Estado no era
correcta, insistiendo en hablar de un status quo como si nada hubiese cambiado
tras la muerte de Franco, pero en esgrimir dicha idea fueron copartícipes todos,
incluyendo los elementos que formarían la fracción de 1981. Los intentos
posteriores de rectificar esta postura fueron tardíos, y una vez el PCE (m-l)
había entrado en franca decadencia.
El PCE (m-l) refundado en 2006 por Raúl Marco, ha retomado la tesis de que
vivimos en el fascismo, como pudimos ver en las declaraciones de sus células
catalanas en octubre de 2018 o en los discursos de sus juventudes murcianas en
abril de 2019.
En el IVº Congreso del PCE (m-l) de 1984, se explicaría también alguno de los
defectos y causas de los desviacionistas y fraccionalistas de 1981 en relación al
trabajo sindical:
183
manifestarse ni organizarse en las fábricas y sindicatos como tal. (...) En el
terreno de la táctica del partido de cara al movimiento obrero y sindical, las
posiciones fraccionalistas mostraban con especial claridad su derechismo y
liquidacionismo. Atacaron la política de penetración del partido en grandes
fábricas, llegando a decir que se trataba de «obrerismo». (Partido Comunista
de España (marxista-leninista); Documentos del IVº Congreso del PCE (m-l),
1984)
«La verdadera izquierda está siempre donde están los obreros. Afirmar que es
falso que no haya más salida para los revolucionarios, mas dilema que el de
«venderse a los bonzos» o abandonar los sindicatos. La verdad es que hay una
línea, la de luchar dentro de las organizaciones obreras de masas, sin
abandonarlas, para combatir desde las mismas la ideología, la práctica, la
burocracia conciliadoras y colaboracionistas, con la mirada puesta en el
objetivo de ganar a la mayoría de la clase obrera. (…) Defender la línea de que
la aceptación global del Plan de Solidaridad Nacional contra el paro y la crisis
y de la filosofía que lo promueve en el seno de CCOO, llevaría al sindicalismo a
un mayor debilitamiento y descredito. (…) Presupone por tanto una posición
clara de rechazo y denuncia del reformismo inherente al plan». (La Causa;
Publicación comunista, Nº0, julio 1981)
184
comunistas muy simpáticos –y en la mayoría de los casos, probablemente muy
jóvenes–, etc., etc. Los sindicatos representaban un progreso gigantesco de la
clase obrera en los primeros tiempos del desarrollo del capitalismo, por cuanto
significaban el paso de la división y de la impotencia de los obreros a los
embriones de unión de clase. Cuando empezó a desarrollarse la forma superior
de unión de clase de los proletarios, el partido revolucionario del proletariado
–que no merecerá este nombre mientras no sepa ligar a los líderes con la clase
y las masas en un todo único, indisoluble–, los sindicatos empezaron a
manifestar fatalmente ciertos rasgos reaccionarios, cierta estrechez
corporativa, cierta tendencia al apoliticismo, cierto espíritu rutinario, etc.
Pero el desarrollo del proletariado no se ha efectuado ni ha podido efectuarse
en ningún país de otro modo que por los sindicatos y por su acción concertada
con el partido de la clase obrera. (…) Temer este «espíritu reaccionario»,
esforzarse por prescindir de él, por saltar por encima de él, es una inmensa
tontería, pues equivale a temer el papel de vanguardia del proletariado, que
consiste en educar, instruir, preparar, traer a una vida nueva a los sectores
más atrasados de las masas obreras y campesinas». (Vladimir Ilich Uliánov,
Lenin; La enfermedad infantil del «izquierdismo» en el comunismo, 1920)
«Al principio solo criticaban: trabamos muy poco en CC.OO –de UGT se
olvidaban–, aceptaban la existencia del sindicalismo revolucionario, la AOA.
Los resultados obtenidos en las candidaturas de unidad de clase les parecían
pocos, tan pocos que ni siquiera supieron ver el avance que suponía para
nuestra posición en el movimiento obrero. Hoy ya ha quedado claro que
buscan: intentar destruir el sindicato: su alternativa al problema de la unidad
es la «unidad sindical»: es decir, la unidad en bloque con CC.OO con la AOA y
después todos juntos con la UGT, o sea la unidad por arriba, la unidad con los
Camacho y Rendondo, la unidad con los traidores a la clase obrera. Algunos
fraccionalistas –en Sta.Coloma– intentaron entrar en bloque en CC.OO (el
entrar en bloque tiene como objetivo no el trabajo con la base sino el asegurar
una poltrona a uno de ellos en la Unión Local de CC.OO de Sta. Coloma–. (…)
Nuestros fraccionalistas tienen ante sí una larga y negra trayectoria de robos
de bienes y denuncias policiacas. Tres en Valencia y dos en Madrid, se
encuentran en la cárcel gracias a la labor policiaca de estos elementos. (…) La
labor de estos elementos es claramente provocadora y policiaca y va a
continuar en otros lugares, especialmente en CC.OO». (Partido Comunista de
España (marxista-leninista); Cté. De Cataluña del PCE (m-l); A la clase obrera
y al pueblo catalán, 1981)
185
denuncia en favor de la policía, en caso de ser verdad: ¿no tendría que
reflexionar el propio Comité de Cataluña por haber dado el carnet a estos
elementos y dejar que manipule al resto? Como vemos el PCE (m-l) adolecía de
una fuerte falta de autocrítica, incluyendo en el tema sindical, de lo cual, sus
enemigos internos y externos se alimentaban.
Todo esto será abordado más adelante cuando veamos la sección titulada: «La
línea sindical y la tardanza en corregir los reflejos sectarios».
Pese a que en estos dos primeros puntos la escisión parecía tener la razón de su
parte en muchos puntos, en el resto como veremos adelante, la escisión
mostraría un franco desviacionismo izquierdista pero sobre todo derechista de
lo más aberrante, muy en conexión con varias de las propuestas de la escisión de
1976.
La cuestión republicana
Más allá de las diferencias internas dentro de la escisión de 1981 –que darían
pie a los pocos meses a una escisión dentro de la escisión–, lo que tenían claro
sus cabecillas era en rechazar la cuestión republicana y en condenar la línea
oficial del PCE (m-l) y sus líderes:
186
«La camarilla Ódena-Marco, sesenta años después, ha encontrado en el
republicanismo burgués la vía para abandonar el marxismo en la cuestión del
Estado, sin que durante mucho tiempo se notara demasiado». (La Causa;
Publicación comunista, Nº0, julio 1981)
Como se puede leer en el último congreso, en el cual fueron participe tanto los
líderes de la dirección como los miembros de la futura escisión –entre los cuales
había grandes cargos de la dirección de entonces–, en la cuestión republicana se
fue muy claro:
187
España (marxista-leninista); Documentos del IIIº Congreso del PCE (m-l),
1979)
«El Partido no puede dejar en ningún caso ni lugar, por muchas condiciones
específicas que haya que tener en consideración, de ligar las reivindicaciones
concretas de cualquier índole que sean, a las posiciones de clase y perspectivas
de lucha contra el poder reaccionario y por el socialismo. De lo contrario,
estamos limitando y rebajando el papel del partido al de cualquier otra fuerza
política: revisionista, socialdemócrata o burguesa y oportunista. (…) O nos
colocamos a la zaga del oportunismo y la burguesía; o defendemos las
posturas de clase de nuestro partido». (Elena Ódena; El partido que
necesitamos, 1984)
Sobre las alianzas a contraer en los frentes, sobre los defectos que se habían
detectado y las repercusiones que podían llegar a tener, se decía:
188
cede, un estancamiento y desinterés, por las cuestiones organizativas así como
por las políticas y prácticas. Este activismo, reduce dichas actuaciones a puros
actos testimoniales sin ningún peso organizativo en el movimiento de masas.
El complemento a este desenfoque es el subjetivismo y el triunfalismo,
consistente en enmascarar los errores diciendo que el pueblo es republicano.
Esta afirmación desligada de un trabajo político cotidiano que se enfrente con
los problemas concretos de las masas, no pasa de ser una actitud estéril, que
aisla». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del
IIIº Congreso del PCE (m-l), 1979)
189
consecuentemente una política independiente en algunas cuestiones de vital
importancia, lo cual condujo a que dicho Frente no desempeñara su verdadero
papel, se resquebrajara y finalmente fuera roto». (Partido Comunista de
España (marxista-leninista); Documentos del IIIº Congreso del PCE (m-l),
1979)
Por tanto:
Por tanto: que los líderes de la escisión de 1981 acusasen de promulgar ilusiones
republicanas pequeñoburguesas a la dirección del PCE (m-l) no era justo, pero
que se quejasen de la táctica del partido sobre tal cuestión, cuando ellos mismos
habían aprobado tal táctica en 1979, era además una actuación ridícula.
190
Como apunte: en los escritos de Elena Ódena durante 1976-1985 precisamente
hace hincapié en que el partido no puede basar todos sus esfuerzos de alianzas
en el republicanismo, sino que se debe prestar atención a las luchas
antiimperialistas, a la cuestión de la CEE, al desempleo, a los problemas
juveniles, etc. Unas advertencias que a partir de 1986 serían abandonadas como
incluso denunciarían varias organizaciones desde el exterior.
Conectando con lo anterior, en el IIIº Congreso del PCE (m-l) de 1979, se decía
sobre las alianzas, el rol y las tareas del partido:
191
Convención Republicana, ocultación o dejación del partido, para lograr la
«unidad» con otras fuerzas». (Raúl Marco; Ráfagas y retazos de la historia
del PCE (m-l) y el FRAP, 2018)
«Personalmente creo que el MC, junto con Herri Batasuna. (…) Es el grupo
más importante hoy a la izquierda del PCE y se reclama del comunismo, (…) El
MC destaca por su indefinición ideológica: se consideran y definen marxistas,
radicales y nacionalistas a la vez, rechazan el término marxista-leninista y en
algunos textos atacan a Stalin». (La Causa; marzo 1982)
En otra ocasión la escisión proclamaba nada más y nada menos, ¡que no veía
contradicciones entre ETA y el marxismo-leninismo!:
Sobre el carácter ideológico de ETA: sin un partido bajo una unidad ideológica y
de acción monolítica, pese a la parafernalia lingüística para aparentar ser
revolucionarios y tener influencia marxista, no existía una cohesión ideológica
en este tipo de grupos; el extremo faccionalismo y las escisiones era el pan de
cada día, ya que ni siquiera oficialmente se seguía una línea ideológica clara ni
se regían por el centralismo democrático para garantizarlo. En el caso ideológico
de ETA, si observamos su progreso ideológico desde sus inicios: hubo
tendencias desde el nacionalismo burgués, pasando por el trotskismo, el
maoísmo, el anarquismo, el tercermundismo hasta el actual socialdemocratismo
han estado presentes en toda su teórica y actuar que queda corroborado en su
estrategia y táctica, en todas las corrientes oficiales expulsadas a lo largo de su
historia que evidencian las luchan internas en cuadradas en estas ideologías
reaccionarias, en la deriva actual tanto de ETA como de la izquierda abertzale
que en algún momento han sido afines a ETA. Esto también lo vemos en el caso
de otras bandas armadas análogas de la época como podrían ser las Brigadas
Rojas de Italia, con una mezcolanza ideológica atroz.
192
los gobiernos de Italia, España, Alemania para desviar la atención pública de los
problemas del capitalismo, criminalizar a los verdaderos marxista-leninistas y
fortalecer la unidad de las fuerzas políticas burguesas en conjunto con el uso y
abuso de la fuerza y leyes represivas.
Sobre la estructura sin partido de ETA: como en casi todos los casos de banda
armada y agrupaciones guevaristas o filoguevaristas europeas, no existía ni
partido ni centralismo democrático que dirigiera a estas «guerrillas urbanas»,
algunos decían que estaban pensando en la creación del partido comunista, o en
el mejor de los casos si existían estos partidos pero no eran tenían ninguna labor
en sus brazos armados, siendo estos últimos autónomos o bien eran estos los
que dirigían al partido; y es que, y como hemos reiterado en nuestros
documentos, lo normal en estas organizaciones es que las «guerrillas urbanas»
dirigieran la política del resto de organizaciones con las que estaban conectadas,
incluyendo organizaciones de masas y partidos. En estos casos, el eclecticismo
ideológico se reflejaba también en el terreno de las ramas organizativas –la
rama política, sindical, asociaciones juveniles, etc.–, dándose una rivalidad y
cada vez una mayor independencia de pensamiento y acción en sus diferentes
estructuras, por ejemplo: el caso de la misma ETA en que primero se dividió
para luego dar lugar al establecimiento de organizaciones separadas, ETA
(militar) y ETA (político-militar).
He aquí lo que nos dice de las relaciones ETA-PCE (m-l) de la época un testigo
directo:
«Respecto a la crítica del PCE (m-l) a ETA en sus comienzos, sí que se hacían,
sobre todo a ETA (militar), con ETA (político-militar) había una mejor
relación, inclusive en la cárcel de Carabanchel, había un trato afable, con los
«poli-milis», no así con los «militares». Éstos últimos eran unos seres
extrañísimos. Tu observabas a las otras organizaciones: fueran anarquistas, el
propio PCE revisionista, trotskistas, nosotros el PCE (m-l)/FRAP, y veías la
«Unitaria», la comuna donde se reunían, y prácticamente todos sus
componentes leían, debatían, discrepaban, jugaban al dominó, etc., pero los
militares se dedicaban más a la gimnasia y a prepararse militarmente, en
193
todo caso jugaban al dominó y bebían vino –que estaba prohibido, era ilegal,
pero como eran ETA... aunque todo sea dicho a nosotros también nos servían
vino en la mesa, como éramos los «guapos» nos permitían eso, cosa que a los
presos comunes no–. ¡Y esta gente no leía nada, no discrepaba nada! Todo era
a piñón fijo, eran nacionalistas, se creían mejor que nadie, y se acabó. A mi
uno de ETA al preguntarme de donde era dije que era aragonés, me dijo con
una sonrisa como vanidosa «¡Hostia, casi vasco!». Fíjate de que palo van. El
nacionalismo en general en el PCE (m-l) lo teníamos arraigado como enemigo
del comunismo». (Comentarios y reflexiones de José Luis López Omedes a
Bitácora (M-L), 2019)
La escisión de 1981 pretendía adoptar una postura conciliadora con los grupos
trotskistas, jruschovistas y maoístas, tenderles la mano sin condiciones, estos
líderes pretendían aprovechar que se podían coincidir en ciertos temas –como
la oposición a la OTAN–, para tranzar alianzas a largo plazo incluso en temas en
los que era imposible que se coincidiera –como el apoyo al Pacto de Varsovia de
los jruschovistas, la «revolución permanente» de los trotskistas o la visión
tercermundista de los maoístas–, obligar al partido a una «tregua ideológica»
por dichas coincidencias temporales, y de cara al futuro, tras acercarse y
«tender puentes», plantear a la dirección la «necesidad histórica» de consumar
la fusión con alguna de dichas organizaciones. Exactamente lo mismo que ya
habían intentado los disidentes de 1976 por ejemplo. Era un indicio claro de
liquidacionismo, por supuesto para llegar a la liquidación en lo organizativo se
necesita antes liquidar el componente ideológico.
Creo que ningún individuo en su sano juicio se atrevería a decir esto sin tener
miedo a quedar desacreditado, a no ser que se trate de un pseudomarxista que
en su ceguera se cree marxista como tal y piensa que estas afirmaciones con
conjugables con un respeto a los principios marxistas. Si vemos en la actualidad
la deriva que han tenido tanto el nacionalismo como el feminismo, podemos
afirmar que en general, y en España en concreto, suponen dos de los obstáculos
para los autodenominados comunistas, ya que se han fundido con las teorías y
praxis idealistas de ambas corrientes, siendo cada elemento y sobre todo cara
grupo comunista una caricatura ante las masas, no siendo por tanto, tomados
en serio como una alternativa a sus problemas cotidianos ni tampoco como
alternativa al capitalismo para los revolucionarios más ilustrados.
194
Como consecuencia de estas concepciones, aparte de dividirse la escisión de
1981 en varios grupos, muchos de ellos se reintegraron de forma meteórica en
los partidos reformistas de entonces. De nuevo al igual que hicieron muchos de
los líderes de la escisión de 1976:
«Apenas un año después de su expulsión del Partido por el Comité Central, casi
todos los cabecillas de la fracción y el complot han ingresado en CC.OO., o en el
PSOE, o el MCE, y ocupan incluso algunos puestos remunerados en
ayuntamientos donde el alcalde es «socialista», por ejemplo, Alcira y
Algemesi». (Elena Ódena; Situación y tareas del partido ante nuestra IIIº
Conferencia Nacional, 1982)
Desde la dirección oficial del PCE (m-l), sobre esta cuestión, se decía:
«En el terreno político, los hechos no han venido más que a confirmar la
intensificación de la actividad y el surgimiento de nuevos grupos prorusos. (…)
Por otro lado hemos asistido a la operación de transformismo político del
Movimiento Comunista de España (MCE) que ha dado un acrobático viaje en
su ya larga carrera oportunista, cambiando sus furibundos ataques al
socialimperialismo soviético en el tono de «superpotencia ascendente y más
peligrosa que los yanquis», «enemigo principal», etc., tal como les dictaban
desde China los artífices de la nefasta «teoría de los tres mundos», por veladas
alabanzas y descaradas alianzas con los grupos más claramente prorusos, a
los que hacen coro en la negativa a denunciar el Pacto de Varsovia, todo ello
convenientemente aderezado con supuestas «habilidades» tácticas para
encubrir la verdadera naturaleza de sus posiciones prorusas». (Partido
Comunista de España (marxista-leninista); Informe del Comité Ejecutivo al
Pleno del Comité Central, febrero de 1981)
195
representan en nuestro país ninguna corriente de opinión de importancia, ni a
corto ni a medio plazo, sino que además su objetivo fundamental suele ser
atacar las posiciones y actividad de nuestro partido». (Partido Comunista de
España (marxista-leninista); Informe del Comité Ejecutivo al Pleno del Comité
Central, febrero de 1981)
Por último, el Comité Ejecutivo del PCE (m-l) pasó a criticar los errores en la
táctica a adoptar hacia el socialimperialismo soviético en relación con el trabajo
de masas:
196
imperialismo yanqui, buscando, por nuestra parte, que en ellas participen los
más amplios sectores de masas posibles y librando batalla para que la lucha
contra el imperialismo yanqui vaya unida a la denuncia de la otra
superpotencia». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Informe
del Comité Ejecutivo al Pleno del Comité Central, febrero de 1981)
«Un tercer problema –relacionado con el que acabo de mencionar– era el del
presunto socialimperialismo ruso «la otra superpotencia» en la terminología
tardo-maoísta, a la que se atenía con frenesí el PCEml, a pesar de haber
repudiado poco antes el pensamiento de Mao Zedong. El MC, que había
desbordado en delirio pro-chino al propio PCEml, ahora se daba cuenta de que
tal discurso lo alejaba del sentir de las masas –y, sobre todo, de los sectores de
las masas susceptibles de movilizarse contra el imperialismo yanqui y sus
aliados atlánticos–; conque, dando un bandazo, pasó a cesar sus ataques al
Pacto de Varsovia y al bloque soviético. Si, en el movimiento antibelicista y
antiimperialista, quería el PCEml llegar a algún entendimiento con otras
sensibilidades, tenía que arrinconar –o al menos rebajar– la grotesca retórica
antirrusa que mantenía siguiendo la batuta del declinante líder albanés Enver
Hoxha». (Lorenzo Peña; Amarga juventud: Un ensayo de egohistoria, 2010)
Esta es una táctica mezquina que da a entender que a las dirigencias de estos
grupos les importa más la cantidad que la calidad, no importándoles que los
nuevos integrantes sean férreos eclécticos. Una vez rehabilitada esta corriente,
el castrismo, el maoísmo, el trotskismo, el eurocomunismo y cualquier otra,
también serían bienvenidas si a la cúpula oportunista le conviene. No nos
pararemos a explicar punto por punto porqué la URSS posterior a 1953 se
convirtió en un país capitalista y de tipo socialimperialista ya que ha sido
expuesto en varias de nuestras obras. Véase la obra: «Algunas cuestiones
económicas sobre la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y su
carácter socialimperialista» de 2016.
197
aprovechar el descrédito general que estaba sufriendo el maoísmo desde finales
de los 70, siendo una corriente totalmente desprestigiada ante las masas
trabajadoras y ante los revolucionarios. Con ello se intentaba desprestigiar a la
dirección del PCE (m-l) acusando a sus dirigentes de tener rasgos de una
corriente en decadencia. Pero lo cierto es que los líderes de la escisión de 1981
eran los que realmente tenían concepciones maoístas, especialmente sobre
Stalin:
Invenciones al más puro estilo trotskista que lanzan la calumnia de que Stalin
jamás trató las contradicciones en la sociedad socialista, o que en 1936 oficializó
«la abolición de las clases» y dio por «suspendida la lucha de clases». Tesis
esgrimidas por Mao:
«En 1936 Stalin habló sobre la eliminación de la lucha de clases, pero en 1939
se llevó a cabo otra purga de contrarrevolucionarios. ¿No era esto lucha de
clases también?». (Mao Zedong; Conversación en el informe de reunión, 24 de
octubre, 1966)
«En fin, Stalin no destaca más que tecnología y los cuadros técnicos. Sólo
quiere la técnica y los cuadros. Ignora la política y las masas. También aquí
camina con una sola pierna. En el dominio de la industria pone el acento sobre
la industria pesada y descuida la industria liviana. De nuevo camina con una
sola pierna». (Mao Zedong; Acerca de los «Problemas económicos del
socialismo en la Unión Soviética» de Stalin, 1958)
«No solamente es una teoría oportunista, sino también es una teoría peligrosa,
pues ella adormece a nuestras gentes, las empuja hacía una trampa, mientras
ofrece al enemigo de clase la posibilidad de recuperar sus fuerzas y luchar
contra el poder soviético». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre los
defectos del trabajo del partido y sobre las medidas para liquidar a los
elementos trotskistas y demás elementos de doble cara; Informe y discurso de
clausura en el Pleno del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique)
de la Unión Soviética, 3 y 5 de marzo de 1937)
198
En la Unión Soviética, las clases explotadoras fueron deshechas y eliminadas,
pero aún subsisten vestigios de la ideología burguesa, vestigios de la psicología
y de la moral de la propiedad privada; subsisten los partidarios de los puntos
de vista y de la moral burguesa, personas que viven encubiertos en nuestro
pueblo». («Pravda»; Espías y cobardes asesinos bajo la máscara de médicos y
profesores, 13 de enero de 1953)
«El camarada Stalin ha advertido numerosas veces que nuestros éxitos tienen
asimismo su aspecto negativo, que engendran en muchos de nuestros
militantes responsables un estado de ánimo de placidez y cándido optimismo.
Entre nosotros encontramos aún bastantes despreocupados. Precisamente esta
despreocupación de nuestras gentes constituye el terreno favorable para el
sabotaje criminal. Las relaciones socialistas dominan completamente en la
Unión Soviética. En la gran guerra patria el pueblo soviético ha obtenido una
victoria sin par en la historia. En un plazo extraordinariamente corto, las
graves consecuencias de la guerra han sido reparadas. En todos los sectores de
la edificación económica y cultural, obtenemos éxitos. De estos hechos algunos
sacan la conclusión de que el peligro del sabotaje, de la diversión, del espionaje
se encuentra ya actualmente descartado: que los magnates del mundo
capitalista pueden renunciar a sus intentos de realizar una actividad de zapa
contra la Unión Soviética. Pero sólo oportunistas de derecha, gentes que se
atienen al punto de vista antimarxista de la «extinción» de la lucha de clases,
pueden pensar y razonar de esa manera. No comprenden o no pueden
comprender que nuestros éxitos conducen, no a la extinción de la lucha, sino a
su agravación, que cuanto más progresemos con éxito más aguda será la
lucha de los enemigos del pueblo, condenados a perecer, abocados a la
desesperación». («Pravda»; Espías y cobardes asesinos bajo la máscara de
médicos y profesores, 13 de enero de 1953)
199
de elevar a amplios sectores de la gente trabajadora al nivel de conciencia de
la vanguardia. (...) La conciencia del pueblo soviético, así como la conciencia
pública de la gente de otras épocas, se está retrasando peculiarmente en el
desarrollo de las condiciones de la vida material de la sociedad. Este retraso de
la conciencia se expresa en el hecho de que las viejas, obsoletas ideas,
actitudes, hábitos y tradiciones continúan viviendo incluso cuando las
condiciones que las originaron ya han cambiado radicalmente. (...) La
conciencia del pueblo soviético todavía no está libre de las marcas de
nacimiento de la vieja sociedad. Tales remanentes de propiedad privada
siguen vivos, como la actitud no comunista en el trabajo de la parte atrasada
de los trabajadores, la actitud negligente hacia el bien público, los remanentes
de burocracia, la servidumbre, el interés propio, las supervivencias
nacionalistas, las supersticiones religiosas, etc. Uno de los remanentes más
dañinos que pertenecen a la parte posterior de la intelectualidad soviética, son
las ideas del cosmopolitismo, el servilismo hacia el Occidente burgués, la no
extrañeza, sino la admiración por la cultura burguesa decadente. Estos restos
reaccionarios del capitalismo son mantenidos y revividos en nuestro país por
los países capitalistas que nos son hostiles a través de la prensa, la radio y
otros instrumentos de propaganda burguesa. Teorías y puntos de vista
erróneos y dañinos contribuyeron a la preservación y revitalización de las
supervivencias del capitalismo en la mente del pueblo soviético. Esos restos
dañinos de la ideología burguesa, como la falta de comprensión, el apolitismo,
el objetivismo y el cosmopolitismo en el campo de la literatura, la crítica
literaria, el cine, el teatro, la música, la filosofía, la ciencia, dificultan el
desarrollo de la cultura soviética. Un serio impedimento para el desarrollo de
la ciencia biológica fue la teoría idealista de los weisman-morganistas y la
teoría antimarxista de Marr en lingüística. (...) La unidad moral-política no es
algo congelado, dado de una vez por todas. Se está vuelve más fuerte año tras
año, haciéndose cada vez más profunda. A medida que se superan los
contrastes entre la ciudad y el país, entre el trabajo mental y el físico, se
eliminan los remanentes de las fronteras y las contradicciones entre los grupos
sociales existentes, al igual que los remanentes del capitalismo en la mente de
los trabajadores, la unidad moral y política de la sociedad soviética crece y se
desarrolla constantemente, cada vez se vuelve más monolítica. (...) La crítica y
la autocrítica bolchevique sirven en manos del partido como un medio
poderoso para detectar deficiencias en la esfera económica, en el aparato
estatal, en la ciencia, en la literatura y en el arte, en todas las esferas de la vida
y las actividades de la sociedad socialista. La autocrítica es un medio poderoso
para involucrar a las masas en la gestión de la economía, el Estado, un medio
poderoso para influir conscientemente en las personas en el curso del
desarrollo social. La crítica bolchevique y la autocrítica aumentan la
vigilancia en las filas del partido y en el pueblo soviético, elevan la actividad
política del pueblo trabajador, desarrollan en ellos un sentido de dominio del
país y contribuyen a la capacitación del pueblo soviético en la gobernabilidad
del país». (Academia de las Ciencias de la URSS; Materialismo histórico, 1950)
En nuestro medio nos hemos esforzado por popularizar la lucha ideológica que
en el Partido Comunista de la Unión Soviética se desató en el campo cultural en
los últimos años de Stalin, en muchos casos protagonizados por él mismo.
200
«El quinto problema se refería a la necesidad de hallar un nuevo estilo de
organización y de militancia, porque ya muchos camaradas se ahogaban en
los rígidos moldes del partido monolítico, que habían soportado en un período
de auge o, al menos, de esperanza revolucionaria. Estando claro que la
monarquía estaba consolidada y que, en un tiempo previsible, no habría
revolución en España, resultaba difícil aguantar la férrea disciplina de una
organización donde –por la prohibición de fracciones, entendida además muy
a rajatabla– estaba vedado hacer críticas a la dirección fuera de los cauces
orgánicos o expresar, en público o en privado, opiniones discrepantes de la
política del partido como no fuera en la reunión de célula –y aun eso en la
práctica se hacía difícil o imposible. Y, si muchos afiliados ya se sentían
asfixiados en esos duros y estrechos moldes, muchos otros, fuera de la
organización, eran repelidos por ese estilo de militancia. Lo cual contribuía al
aislamiento y a la pérdida de influencia del partido». (Lorenzo Peña; Amarga
juventud: Un ensayo de egohistoria, 2010)
Otro de los puntos donde la escisión de 1981 puso énfasis fue en la cuestión de la
formación ideológica:
«Los reflejos antiteóricos han sido tan profundamente inculcados por una
práctica colectiva anterior basada en el cultivo de la ignorancia y de la
inutilidad teórica. (…) En cuanto al estudio, lo nuevo está en querer poner el
acento en el esfuerzo personal, individual e intransferible, que no se puede
suplir con el sistema de lo que el PCE ml llamaba «discusión política». (La
Causa, Documentos, octubre 1981)
201
para hacer de ellos nuestras armas ideológicas para transformar nuestro
pensamiento, para elevar nuestra comprensión avanzar en nuestro trabajo de
resolver los problemas concretos que tenemos planteados, y combinar así la
teoría con la práctica. Así pues, de este modo al estudiar el marxismo-
leninismo hemos de hacerlo por iniciativa propia, esforzándonos por ahondar
en nuestras ideas y esforzar nuestra inteligencia. Hemos de acumular al
mismo tiempo nuestras experiencias personales en el trabajo práctico. En este
aspecto no podemos depender de los demás.
Lenin señalaba con razón que para buscar la verdad hemos de ser capaces de
pensar de manera independiente. «Si somos capaces de llevar a cabo en cierta
medida una labor independiente, no podremos descubrir la verdad acerca de
ningún problema que nos planteemos». Así pues, el estudio individual significa
que debemos estudiar y aprender por nosotros mismos.
Habría que ver entonces, si siendo estas las disposiciones oficiales, los
resultados negativos no vendrían más bien de no acatar estas directrices o no
saber ejecutarlas, pero desde luego jamás de no tener tal concepción ni de
insistir en ella.
«Sin duda, una de las ideas más atacadas por la ideología burguesa y por
todas las corrientes revisionistas y socialdemócratas hoy, es la idea de partido,
considerando como la organización de vanguardia del proletariado, como la
organización centralizada, monolítica, disciplinada de la clase más
revolucionaria, cuyo objetivo es, hacer la revolución. El partido es ideología, es
político y es organización. (…) La ofensiva que por todos los medios, y de todas
las formas desarrolla la burguesía contra el marxismo-leninismo y nuestro
partido abarca también a los aspectos organizativos internos, a los aspectos
202
de funcionamiento orgánico, estatuario, leninista. No se trata pues, tan sólo de
ideas o de opiniones. El carácter de estas ideas y opiniones reflejarán también
a niveles de funcionamiento organizativo, a niveles orgánicos. «Las ideas en
todo caso, en toda forma y modo que adopten, están acompañadas de una
forma de organización, de coordinación y de ordenamiento». (Enver Hoxha)
La organización, en efecto, los métodos y formas que adopte, estará en
consonancia con una u otra determinada concepción ideológica y política».
(Partido Comunista de España (marxista-leninista); Informe del Comité
Ejecutivo al Pleno del Comité Central, febrero de 1981)
203
ello, acompañado de actitudes liberales, de querer reducirlo todo a opiniones y
preocupaciones completamente normales, queriendo normalizar incluso la
división y las divergencias políticas en el partido, negando las actitudes y
comportamientos antiestatuarios, forma el mejor caldo de cultivo para que
prosperen las posiciones erróneas, la formación de camarillas y para que
surja el espíritu faccionalista». (Partido Comunista de España (marxista-
leninista); Informe del Comité Ejecutivo al Pleno del Comité Central, febrero
de 1981)
«Lo nefasto para la organización del partido, para su correcta vida orgánica y
hasta para su relación con las masas, es crear, fomentar o extender, mediante
esos métodos apuntados un ambiente de desconfianza y división –ya sea
respecto a la política, a la táctica o los diversos organismos de dirección a
todos los niveles–, de rumores, murmuraciones y criticas fuera de lugar y
hasta de tiempo: todos ellos, son factores disolventes de la vida partidaria,
socavan la unidad del partido, frenan paralizan o desvían su acción política,
degeneran su relación con las masas y son causas de personalismo,
caciquismo, subjetivismo y, lo que es más peligroso, de la creación de un
ambiente de fracción». (Partido Comunista de España (marxista-leninista);
Informe del Comité Ejecutivo al Pleno del Comité Central, febrero de 1981)
La razón para que los oportunistas adopten esta postura es clara. Los disidentes
sabían de sobra que exponiendo abiertamente por los cauces pertinentes toda la
serie de propuestas sobre las alianzas, sobre su postura sobre la URSS, sobre sus
referentes filosóficos, y demás, habría ido en contra de la línea política del
partido y su historia, sabían que la aplastante mayoría de la militancia habría
rechazados y seguramente habrían sido degradados de sus puestos por
iniciativas tan antimarxistas. Pretendían pues trabajar larvadamente, ir
atrayendo a su seno, a sus grupos de confianza, a cada vez más militantes con
dudas o descontentos para formarles en sus opiniones, entre tanto se negaría el
estar formando tal grupo fraccionario, se esperaría hasta el momento preciso
para que cuando fuese menester, en plena crisis partidaria, pudieran hacerse
con la dirección del partido e implantar sus ideas revisionistas.
204
alcanzar el mismo objetivo, pero el segundo ha reabsorbido al hombre en la
idea y el primero lo busca dondequiera». (La Causa; marzo 1982)
Lorenzo Peña, diría que todos estos problemas fueron afrontados por Elena
Ódena, que fue esta la responsable de «parar los pies» a la fracción y sus
objetivos:
Si bien, como reconoce el renegado Lorenzo Peña, Elena Ódena paró en seco las
aspiraciones de estos liquidacionistas, desgraciadamente, en mayor o menor
medida, todas las aspiraciones de la fracción de 1981 fueron completadas a
partir de 1985 por el dúo Marco-Chivite como veremos.
¿En serio? Veamos que decía Ángel Campillo de su paso por el PCE (m-l):
«Uno de los fallos de la creación del PCE (m-l) fue que se hizo por arriba y a los
seis meses no quedaba ni la mitad del CC recién estrenado. (…) Siempre se
hablaba de proletizarse pero siempre subían los listos. Un señor veterinario
que viene de Colombia [Valera], una funcionaria de la OMS [Ódena]. (…) Se
hacen los Estatutos, se sientan las bases de la línea política, pero en el grupo de
una veintena o así de Ginebra hay desde el principio dos partidos y dos líneas.
Allí no se consolidó La Chispa sino la pareja «Marco-Ódena». (Comentario de
205
Ángel Campillo citado en la obra de José Catalán Deus; «Del FRAP a
Podemos» de 2015)
Pero, ¿qué nos dice Ángel Campillo sobre la figura de Elena Ódena?
Ahorraremos citar las partes más surrealistas de su libro, pero si el lector quiere,
206
puede acudir al documento y perder su tiempo, allí encontrará todo tipo de
improperios hacia ella: la califica desde «intransigente», «arrogante»,
«sectaria», «egocéntrica», hasta incluso se atreve a especular sin una sola
prueba con que fuese una «infiltrada» como hizo en su día el infame Diz o
Arenas. ¿De verdad va a hablarnos de infiltrados un hombre que nos viene con
estas ideas políticas?
Pues damas y caballeros, ni más ni menos que esta es la figura que RC y su líder
Roberto Vaquero nos traen para que leamos sus libros y sus ideas. Eso sí,
mientras se le llenan la boca de hablar de «¡La necesidad de defender el legado
de Ódena y el PCE (m-l)!». Completamente esperpéntico. ¿¡Qué pensaría la
propia Elena Ódena si pudiera ver este circo!?
207
IV
¿Acaso fue idílica la línea política del PCE (m-l) desde 1964
a 1985?
¿Hubo errores en su línea política o en su aplicación?
Como la historia y los hechos han demostrado, es imposible que un partido esté
exento de errores, y mucho más uno que nació en las duras condiciones de la
clandestinidad y la hegemonía del jruschovismo en el movimiento obrero como
le ocurrió al PCE (m-l) a inicios de los sesenta. No obstante, recordemos que ese
no fue su único obstáculo dado que el maoísmo tuvo gran influencia en los
partidos marxista-leninistas que surgieron en los años sesenta, en un momento
en que los revolucionarios decepcionados con el viraje revisionista que reinaba
en el seno del movimiento obrero mundial buscaban en donde apoyarse para
desarrollar su lucha antirevisionista, y en esas coyuntura cayeron bajo la
influencia de la demagogia del revisionismo chino, quién ora si ora no se
posicionaba a favor o en contra del revisionismo soviético y yugoslavo, pero que
gracias a su potente propaganda pudo pasar entre muchos revolucionarios como
la corriente «verdaderamente marxista-leninista». Mucha de esta gente que
buscaba escapar de los contornos de partidos sumisos a la traición de Jruschov y
los revisionistas soviéticos, fueron los que fundaron nuevos partidos marxista-
leninistas a mediados de los sesenta, no obstante muchos de ellos tampoco
escapaban a la influencia del maoísmo y su mito como supuesta tendencia
antirevisionista, con lo que las direcciones de estos partidos en mayor o menor
medida aplicaban en lo sucesivo conceptos y métodos ajenos al marxismo-
leninismo lo que dificultaba exponencialmente su consolidación.
208
adoptando sus conceptos y teorías como la «nueva democracia» y el
«tercermundismo» en lo político-económico, la «lucha de dos líneas» en el
concepto partidista o la «Guerra Popular Prolongada» (GPP) en lo militar, en
consecuencia no fueron capaces de articular una forma organizativa eficiente y
unida, una línea ideológica de pensamiento y acción coherente. En muchas
ocasiones tampoco llegaban a comprender y mucho menos refutar a las
expresiones del revisionismo moderno de forma correcta y completa, ya que al
seguir las recetas de la doctrina revisionista china y seguir a ciegas directamente
cada vaivén político de Pekín, perdían toda estabilidad en su línea política, toda
credibilidad, confundiendo con ello a la militancia y a las masas de
simpatizantes. Y es que recordemos: al basarse fundamentalmente en otro
revisionismo no se está en condiciones de tener un cuerpo teórico sólido y
científico para refutar a ninguna otra corriente revisionista, ni para organizar un
partido, ni para asegurar la unidad ideológica dentro del mismo. Criticar a un
revisionismo desde una posición teórica y práctica alejada de los principios
marxista-leninistas conduce a que puedas cometer esos mismos errores u otros
de similar calado.
En el contexto histórico: el PCE (m-l) sufrió la carga del maoísmo debido a que
nació en una etapa en que el revisionismo maoísta aún no había sido destapado
a nivel internacional, algo que se reflejaría en la organización teórico-práctica
del partido; no obstante, no se pueden achacar todos los errores a esta nefasta
influencia, estamos convencidos que otros tuvieron su origen en la falta de
experiencia o bien en el bajo nivel ideológico.
En el IIº Congreso del PCE (m-l) de 1977 se repetiría esto mismo. Ello era un
dogmatismo basado en análisis metafísicos que negaban la posibilidad de que la
burguesía se reciclase del fascismo a la democracia burguesa. ¿Pero de qué
contexto sacaron dichas conclusiones?
209
caudillo, para perpetuar el régimen franquista. Además, esto es lo que juró
solemnemente hacer el príncipe. (...) No, ni Don Juan-Carlos ni Don Juan de
Borbón restaurarán la libertad y la democracia en España, ya que son los
instrumentos que las oligarquías absolutistas y reaccionarias quieren usar
para salvaguardar sus privilegios, mediante un simulacro de democracia.
¿Cómo podría uno restaurar y consolidar una monarquía constitucional
recurriendo a un pueblo cuya vocación republicana es de notoriedad pública?
(...) La auténtica democratización, la que se hará con el pueblo, conducirá
inexorablemente a la República; cualquier simulación sólo puede conducir, a
largo plazo, a una explosión revolucionaria. Solo la República puede traer
reconciliación, paz y libertad a España abriendo el camino democrático hacia
el progreso y la justicia social». (Comunicado del Gobierno de la II República
en el Exilio; Hacía el final de la era franquista, 20 de julio de 1974)
Por tanto los republicanos creían que: 1) que el pueblo era republicano y no
aceptaría la imposición de la monarquía sin combatir; 2) Juan Carlos I,
nombrado expresamente por Franco como su sucesor, no podría llevar a cabo
ningún tipo de «democratización» mínima del sistema; 3) si el régimen eludiera
en referéndum la cuestión entre república o monarquía llevaría al pueblo a
optar por una salida revolucionaria para cumplir sus aspiraciones. Obsérvese
que estas teorizaciones aunque ciertamente lógicas algunas de ellas, no
sucedieron como se creía.
210
democráticas con medidas represivas, e intentando dividir a las fuerzas
políticas y sindicales más responsables mediante medidas arbitrarias
discriminaciones y exclusiones. (…) La realización de la ruptura o alternativa
democrática, la apertura de un período constituyente, que conozca, a través de
una consulta popular basada en el sufragio universal, a una decisión sobre la
forma del Estado y del Gobierno. (…) A todas las fuerzas democráticas,
políticas, sindicales y sociales y a todos los ciudadanos de los pueblos del
Estado español, a participar en las acciones y movilizaciones pacíficas
necesaria para la efectiva conquista de los derechos y libertades
fundamentales y para el establecimiento, en el momento de la ruptura, de
órganos de poder ejecutivo de amplia coalición, sin exclusiones ni
obligatoriedades, que garanticen el l pleno uso de las libertades y derechos
democráticos y la apertura y desarrollo del proceso constituyente hasta la
transmisión de poderes a los órganos de poder ejecutivo o de gobierno que
resulten constitucionalmente elegidos». (A los pueblos de España; Manifiesto
de Coordinación Democrática, 26 de marzo de 1976)
Pero todo esto anunciado fue un bonito mensaje que jamás llegó a consumarse.
Ni hubo oposición a las maniobras de los viejos franquistas que querían salir
impunes, ni hubo un proceso libre y constituyente, ni hubo un gran gobierno
constituyente de coalición antifranquista. Todo esto no fue posible porque
dentro de la Platajunta las dos organizaciones más destacadas: el PSOE y el
PCE, mientras lanzaban mensajes de fuerte oposición al régimen, negociaban
entre bastidores con el Presidente Suarez el carácter de la famosa Ley para la
Reforma Política de 1976: la cual supondría una «detonación controlada» del
sistema político franquista abriendo paso a un sistema monárquico-liberal, a
condición de dar carpetazo a las demandas de la Platajunta. No habría pues un
mínimo de «ruptura» con el régimen anterior, como se decía en las
declaraciones de la Platajunta, sino que la transición del franquismo al
postfranquismo se haría entre los viejos franquistas «aperturistas» y la
oposición antifranquista «colaboracionista», negando cualquier proceso
constituyente, y protegiendo el honor del viejo régimen y los puestos de sus
figuras. En el final de dicha reforma política de 1976 se proponía llevar a
consultar un referéndum que suponía aceptar tácitamente con la reforma
política la monarquía bajo la pregunta: «¿Aprueba el proyecto de Ley para la
reforma política?», hecho a propósito eludiendo la cuestión entre monarquía o
república –como reconocería años después el propio Suarez en una entrevista
inédita–. Sobra decir que con este pacto se pretendía aislar a los partidos y
demandas revolucionarias que se interpusiesen. A cambio, en las
conversaciones secretas se prometió que el PSOE y el PCE tendrían garantizado
su parte del pastel en el nuevo sistema monárquico-parlamentario.
Consumándose rápidamente la legalización de ambos, el primero en febrero y
abril de 1977 respectivamente, mientras otras muchas organizaciones seguían
siendo ilegales para las primeras elecciones libres de junio de 1977.
211
Republicano en el exilio no iba a apoyarse en un partido revolucionario como el
PCE (m-l) para ampliar su vida. El hecho de aceptar el origen y procedimiento
arbitrario de las nuevas elecciones de 1977 –que negaba la propia participación
del PCE (m-l) o de ciertas asociaciones republicanas– también venía a
demostrar el carácter meramente burgués y vacilante del Gobierno Republicano
en el exilio, su incapacidad manifiesta para enfrentar al franquismo y el
postfranquismo:
«A los republicanos solo nos queda pensar que fueron estas traiciones y
manipulaciones manifiestas [de la Platajunta] las que ocasionaron la
disolución del Gobierno Republicano en el exilio, alegando éste, que habían
cumplido su misión histórica aceptando –como demócratas– el resultado de
las elecciones más sin aceptar el procedimiento, ya que a los partidos
republicanos como Acción Republicana Democrática Española (ARDE) se le
impidió participar en las elecciones de Generales de 15 de junio de 1977». (Eco
Republicano; Así se fraguó la traición al Gobierno de la II República Española
en el exilio, 2019)
Elena Ódena, una de las personas más importantes del PCE (m-l) sentenciaría
sobre esta oposición liderada por el PSOE/PCE en aquellos años:
212
estar conquistando con reverencias y genuflexiones en los salones de la
Moncloa y de la Zarzuela. Las libertades democráticas sólo se conquistan si se
lucha consecuentemente, elevando y no frenando la combatividad de las
masas, y si se preconiza claramente la necesidad del derrocamiento de la
Monarquía y el establecimiento de un Gobierno popular republicano. Cada día
está más claro que para conquistar los derechos democráticos el pueblo en
lucha ha de armarse, para hacer frente a la represión y a las bandas fascistas
que cada día atacan con mayor ferocidad a las masas obreras y demás
sectores del pueblo. (...) Hay que levantar bien alto la bandera de la lucha por
las libertades democráticas y condenar y aislar, al mismo tiempo, a todos los
que echan arena a los ojos del pueblo tratando que éste no vea los sucios
enjuagues de esa falsa oposición». (Elena Ódena; Las libertades democráticas
se conquistan luchando, no negociando de rodillas, 16 de enero de 1977)
Analizando años después la postura del PCE (m-l) podemos decir unas cosas
bastante claras. El PCE manejaba la tesis optimista y a la vez oportunista sobre
que los viejos franquistas, ahora favorables de reformar el régimen, podrían ser
partícipes de un nuevo proyecto político que diese satisfacción a las demandas
de las masas, y que había que apoyarse en ellos para acelerar el fin del
franquismo y formar la nueva «democracia» a la europea –es decir una
democracia burguesa al uso–. Desde el PCE (m-l) en cambio se aludía que más
allá de que hubiera líneas «evolucionistas» dentro del régimen, éstas no eran de
peso, y negaba que se debiera pactar con dichos aperturistas. Todo esto se puede
ver en el Nº1 de «Revolución Española» de 1966. En el artículo: «Sobre las
rivalidades internas del campo franquista». Dicho artículo fue escrito por
Lorenzo Peña, a posteriori conocido renegado que abandonó el partido en 1972
y se convirtió en un charlatán revisionista de reconocidas tesis
socialdemócratas, hasta reconocer que había abandonado el marxismo como tal.
Por supuesto el artículo fue certificado previamente por la cúpula del PCE (m-l).
Esta primera idea del artículo de 1966 no era correcta como se vería años
después: los aperturistas tenían un peso considerable, y aunque tardíamente,
acabarían por imponerse y en 1976 acabarían saliendo al paso para destruir las
bases fundamentales del «movimiento» desde dentro las propias cortes
franquistas, para crear y adaptarse a un nuevo régimen. Lo cierto es que desde
los años 50 los movimientos demócrata-cristianos o los disturbios liberales en
las universidades españoles, evidenciaron el descontento de gente que
anteriormente se consideraba afín al régimen franquista, aunque sin implicar a
grandes iconos del régimen. En cambio desde los 60 ya se evidenciaron
tendencias liberales dentro de las figuras clave del régimen en contra de otras
más «conservadoras», «ultras», o «bunkerizadas» como se les denominó por
entonces. De ahí una constante lucha de poder entre los «liberales» y los que se
oponían a introducir reformas.
La segunda tesis del PCE (m-l) de 1966 sobre el no colaborar con los
aperturistas era correcta por completo. Era claro que estas figuras
«aperturistas» buscaban una libertad sumamente limitada, y por supuesto sin la
legalización de los comunistas en la vida política, estas fuerzas al igual que los
llamados «ultras» fueron los que más impedimentos pondrían para la
legalización del PCE revisionista en 1977, como del PCE (m-l) en 1981. Este
sector defendía que como transición del franquismo al postfranquismo la
213
monarquía no era discutible. Por otro lado dichas figuras aperturistas buscaban
la exoneración de cualquier culpabilidad durante el franquismo, por ello, pese a
sus diferencias y temor, vieron en el carrillismo un vehículo perfecto con la
teoría de la «reconciliación nacional», que precisamente cumplía con tal
propósito, iniciando una amistad que ya no se cortaría jamás. Por lo que lejos de
constituir un factor progresista como decía el carrillismo, constituía el sector de
viejos franquistas que querían instalarse en el nuevo régimen democrático-
burgués sin pagar coste alguno por su pasado, exigiendo apuntalar los
mecanismos mínimos de las estructuras de poder político como la monarquía y
la Constitución de 1978 para poder asegurar su poder económico. El PCE (m-l)
hizo bien en no confiar en dichos aperturistas.
Otro argumento que presentaba el PCE (m-l) para negar la posibilidad del
tránsito del fascismo a la democracia burguesa de la mano de la burguesía, era
que dada las características históricas de la burguesía española, por su debilidad
ante otras clases explotadoras, y su sumisión a fuerzas externas, se
imposibilitaba la formación o consolidación de una democracia liberal
parlamentaria pluripartidista:
214
un momento u otro se vea obligado a hacer el poder reaccionario bajo la
presión de las masas, no cambiará en nada su naturaleza
antipopular. Nosotros, a la cabeza de las masas en lucha, tenemos que utilizar,
por supuesto, todas las briznas de democracia, cualquier concesión o libertad
para el pueblo, que la dictadura se vea obligada a ceder, teniendo siempre
presente que los intereses de clase del proletariado y de las masas
trabajadoras nada tienen que ver con unas raquíticas y estrechas
pseudolibertades burguesas que cualquier gobierno reaccionario de turno
pudiera verse obligado a conceder en el actual contexto de auge y de lucha
revolucionaria». (Elena Ódena; ¿Puede la dictadura monarco-oligárquico,
dependiente del imperialismo yanqui, transformarse en
una democracia burguesa?, 2 de enero de 1977)
En cambio, hay que señalar que la línea del PCE (m-l) que teorizaba que «del
fascismo la burguesía no puede virar hacia una democracia burguesa» era un
error metafísico muy grave, ya que se ha demostrado en varias experiencias
históricas, y se demostró en la propia España con los sucesos posteriores a la
muerte de Franco, que a la burguesía, cuando le conviene, para frenar los
reclamos y el ímpetu de las masas realiza un viraje tanto de la democracia
215
burguesa al fascismo como viceversa. Como decía Lenin el régimen donde a la
burguesía le es más fácil legitimarse a ojos de las masas es la democracia
burguesa, y eso también lo sabía la burguesía española en 1975, que hasta hacía
poco vestía con la «camisa azul» y hacia el «saludo romano». Este error de
cálculo fue seguramente fruto de tres factores: la falta de conocimientos
históricos y presentes de la dirección; la presión del idealismo maoísta que
todavía albergaron hasta los 70 la mayoría de partidos marxista-leninistas; y
como reacción –eso sí, exagerada– a la imagen idealista pacifista y evolucionista
que propagaban los revisionistas sobre el régimen–. Hasta los años 80, no se
empieza a hablar desde el PCE (m-l) del nuevo régimen postfranquista como
una democracia burguesa.
216
viaje a Estados Unidos de 1977 garantizó todo esto al imperialismo
estadounidense, demostrando que era el peor traidor al que podían apoyar las
masas populares.
Como se señalaba desde el PCE (m-l), Carrillo alababa a los cuerpos represivos y
creía «cándidamente» que iban a ser un factor fundamental para lograr una
«democratización del sistema». Lo cierto es que estos sectores eran lo menos
interesados en ello. Al no ser remplazados por un ejército popular y órganos
populares, incluso al no ser siquiera purgados los elementos abiertamente
fascistas y reaccionarios –gracias al blindaje de la amnistía de Adolfo Suárez de
1977–, diferentes núcleos dentro del ejército han sido proclives a golpes de
Estado como el «frustrado» de 1981, el cual tenía la intención de abolir los
derechos y libertades contemplados en la Constitución de 1978 –la cual fue una
rememoración de la Constitución de la por entonces Alemania Occidental–. Los
cuerpos de seguridad y represión si por algo se hicieron notar en el
posfranquismo fue por utilizar un abierto terrorismo de Estado: como los GAL,
con ayuda de los diferentes gobiernos europeos, y por condecorar a los viejos
torturadores de la época franquista por su «trayectoria ejemplar» –como «Billy
el Niño»–. Esto tampoco ha cambiado demasiado, véase las condenas de
Amnistía Internacional y otros organismos sobre España en la actualidad por la
censura, el uso de la tortura y la no investigación de las denuncias de las
víctimas, así como la no reparación a las víctimas del franquismo.
Fuese como fuese, la tesis fundamental del PCE (m-l) sobre el fascismo y su
carácter inmutable hasta que fuese derribado por las fuerzas populares,
continuó en el seno del PCE (m-l) durante un largo tiempo:
217
Desde Argentina se decía:
218
proyecto. Tras la muerte de Franco en 1975, pese a nivel de agudización de la
lucha de clases, los revolucionarios no tienen fuerzas suficientes para
contrarrestar la maniobra de los llamados aperturistas del franquismo que
habían pactado hace tiempo una transición con la mayoría de la oposición
moderada para concretar un régimen democrático-burgués tomando como
condición y piedra angular olvidar, que el nuevo sistema no juzgara el período
franquista ni a sus responsables. Es más, la octava y última Ley Fundamental
del franquismo fue la Ley para la Reforma Política aprobada desde las Cortes
franquistas el 8 de noviembre de 1976, por tanto del propio franquismo nace el
proyecto democrático-burgués. En el referéndum del 15 de noviembre de 1976
se votó aprobar o no esta reforma, por supuesto sin mención a si el pueblo
deseaba una república o una monarquía parlamentaria, ni tampoco
discutiéndose otras muchas cuestiones de enjundia por miedo a los resultados,
como reconocería años después el propio Suarez en 1995 en una entrevista
inédita en España hasta el siglo XXI. Hubo unas importantes amnistías
políticas durante 1975 y 1976, pero la más famosa fue la Ley de Amnistía de
1977, ella fue aplicada incluso a quienes hubieran sido condenados por delitos
de sangre, algo orientado especialmente para buscar desde el gobierno la
inclusión en el nuevo sistema parlamentario democrático-burgués a las
bandas en las cuales predominaba el uso del terrorismo como método de
combate, algo que no tuvo éxito, pero a su vez fue la clásica ley cerrada para
amnistiar tanto a represaliados políticos, los grupos que hicieran uso de la
lucha armada de masas, los grupos meramente terroristas, como también una
autoamnistía para los cuerpos y fuerzas de seguridad que habían ejercido la
represión sistemática durante el fascismo, es decir, una ley que solo
beneficiaba hasta cierto punto a los revolucionarios y las masas trabajadoras,
pero que suponía no ajusticiar ni purgar ninguno de los estamentos
gubernamentales ni sus miembros, con razón, con este panorama hubo toda
una serie de atropellos contra los partidos que de una u otra forma se oponían
a esta maniobra durante aquellos años y posteriores. Muchos de los derechos
liberales democrático-burgueses se estipularon en la Constitución de 1978
inspirándose para tal carta magna en la existente en la República Federal
Alemana de aquel entonces, pero como tantas otras constituciones
democrático-burguesas, son derechos que no se cumplen en la práctica o que
son efectivos hasta que quedan suprimidos en el momento en que así lo cree
necesario la burguesía, por eso sus propios artículos están llenos de
contradicciones, cinismo y ambigüedades. Como nota añadir que no hubo
mecanismos para la participación de las masas en la configuración de dicha
Constitución, fue una carta hecha por las altas esferas a espaldas del pueblo, el
pueblo sólo pudo ir a votar sí o no bajo un clima de presión propagandística y
militar. Se constituyeron estatutos de autonomía para distintas zonas del
territorio aunque no se permitía el derecho de autodeterminación como todos
los regímenes existentes hasta entonces». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio
histórico sobre los bandazos oportunistas del PCE(r) y las prácticas terroristas
de los GRAPO, 30 de junio de 2017)
Esta postura intransigente y miope del PCE (m-l) que no veía que la burguesía
no podía mantener las formas fascistas de dominación y que todo se
encaminaba hacia una democracia burguesa al uso, fue la visión dominante
durante muchos años, y como hemos visto, acarrearía muchos problemas en
toda la línea política del PCE (m-l).
219
Curiosamente muy poco después del IIº Congreso del PCE (m-l) de 1977, Enver
Hoxha, sin duda la figura más prestigiosa del Partido del Trabajo de Albania
(PTA), en sus opiniones sobre la situación en España recomendaba al PCE (m-l)
reflexionar sobre esta postura:
A partir del III Congreso del PCE (m-l) de 1979, y muy seguramente gracias al
influjo de deshacerse de toda influencia del maoísmo, el partido revaluó la idea
de que Estado seguía siendo en lo fundamental un país fascista:
El partido arengaba a que lejos de «tener que hacer concesiones» para «no
volver a los tiempos del franquismo» como decían los reformistas, los
revolucionarios no debían albergar ilusiones en el nuevo régimen y en cambio
debían profundizar sus luchas, para ello era menester tener en cuenta la labor
del reformismo en el movimiento obrero:
«Los jefes oportunistas del PCE y del PSOE coinciden todos en analizar dichos
cambios según el esquema hemos pasado del fascismo a la democracia, ahora
hay que consolidar la democracia» y llaman a los obreros a aceptar de buen
220
grado todo lo que en nombre de la tal «democracia», se impone a la clase
obrera desde el poder. (…) Pero la situación de crisis empuja a la clase obrera
a la lucha y a la rebeldía. (…) La corrupción política y el avasallamiento
ideológico, en tanto que formas de dominación complementarias de la
violencia y la represión, las aplica la oligarquía y las aplica especialmente al
movimiento obrero principalmente a través del oportunismo legal. (…)
Insistimos de la labor de intoxicadora del revisionismo y la socialdemocracia
que tratan de privar al proletariado de su ideología marxista-leninista».
(Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del IIIº
Congreso del PCE (m-l), 1979)
Pero esta nueva línea no sería comprendida por todos los militantes, y se podría
ver durante varios años los últimos coletazos de los que defendían que España
seguía siendo fascista. La publicación de opiniones contrapuestas de un tema
clave como es la caracterización del Estado, indica la poca autoridad de la
dirección.
Sin ir más lejos en el Informe del Comité Central presentado por Raúl Marco se
decía:
Elena Ódena en un tono diferente y más autocrítico diría en ese mismo Pleno
del Comité Central de 1981:
221
de que había sido el PCE, junto con la intervención de la reacción internacional
apoyando nuestra maniobra monárquica, la debilidad organizativa de
nuestro joven partido y la brutal represión contra nuestros militantes, fueron
factores que no permitieron evitar que la reacción impusiese su maniobra
desde arriba. Los pocos cambios efectuados tras la muerte de Franco han sido
aquellos impuestos desde arriba para frenar y desviar el movimiento de
masas». (Elena Ódena; Aspectos nacionales e internacionales de la actual
coyuntura política; Del informe del Comité Ejecutivo al Pleno del Comité
Central del PCE (m-l), 1981)
Esto no quita que una vez más en el Informe del Ejecutivo de la IIIº Conferencia
de 1982 se volviese a discursos equivocados sobre la caracterización del Estado:
«Bastas estos hechos para comprender que, en España, tras el golpe del 23-F y
sus consecuencias, hemos entrado en una nueva fase en la que asistimos a un
retorno acelerado hacia formas abiertamente fascistas del régimen. (…) Si
bien el golpe militar-fascista del 23 de febrero de 1981 no coló a un general al
frente del gobierno, los acontecimientos políticos posteriores demostraron que
la oligarquía y el imperialismo no necesitaban en aquellos momentos de una
junta militar en el poder para conseguir sus propósitos. (…) Primero, un
entramado legislativo claramente fascista, mediante la Ley de Defensa de la
Constitución, y la Ley Reguladora de los Estados de Alarma, Excepción y Sitio
dirigidas no contra los militares y fascistas golpistas sino orientadas a
justificar y apoyar la lucha contra el «terrorismo», considerando como tal a
toda oposición al régimen». (Revolución Española; Nº13, 1982)
Esto era un torpe análisis que no podía convencer a nadie y que rompía con el
curso de autocrítica sobre dicha cuestión iniciado en 1979. Era además, una
muestra de desconocimiento sobre las leyes de las propias democracias
burguesas de Europa sobre legislación antiterrorista. Véase el capítulo: «La
creencia de que las leyes antiterroristas corresponden a países fascistas»:
222
nada, salvo de lucha de clases y de la esencia clasista de las leyes burguesas
para mantener su dominación. Aquí se comprueba que estas leyes
antiterroristas son realmente ambiguas, se pueden aplicar a cualquier mando
que subjetivamente crea que hay sospecha de actividades subversivas y al
activarse se tiene derecho a propasarse con la intimidad del investigado y
hasta quedarse con los bienes del mismo y su organización si es declarado
culpable. ¿Significa que todos estos países son fascistas o que es un reglamento
jurídico clásico de las democracias burguesas para aprovecharse del fenómeno
del terrorismo? Responder esto es muy sencillo. Estas leyes son visibles en la
mayoría de países europeos que tuvieron en su seno bandas terroristas
durante los años 70». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los
bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los
GRAPO, 2017)
Por otro lado, que exista un artículo constitucional o un directo de gobierno que
justifique la abolición de los derechos y libertades constitucionales, poniendo al
país en un estado de sitio o guerra, no es otro rasgo que no demuestra la
existencia del fascismo sino la naturaleza de la propia democracia burguesa, que
siempre se guardará un as en la manga. Como dijo Marx, la burguesía
acostumbra en sus constituciones liberales a enunciar un derecho y decir en el
siguiente artículo que se invalida en casos determinados de causa mayor según
su perspectiva. Esto es lo que se denomina «superlegalidad»:
«El partido no pudo prever en todos sus aspectos la evolución del estado de
ánimos de las masas tras cuarenta años de dictadura, ni la profundidad de la
223
maniobra continuista monárquica, promovida y plenamente respaldada por
la oligarquía y por los partidos revisionistas y socialistas, así como también
por los Estados reaccionarios del mundo. (…) En este sentido cabe destacar la
transcendencia que el imperialismo yanqui y la socialdemocracia de la
República Federal Alemana (RFA) dieron a la maniobra internacionalmente y
que le siguen dando como modelo de «salida sin traumas de una dictadura»,
evitando el peligro de una revolución popular y reforzando así, con formas
pseudodemocratizantes el Estado capitalista. Para ilustrar esta trascendencia,
ahí tenemos, salvando las distancias, las «salidas» que el imperialismo y la
socialdemocracia han dado al caso de Argentina o Brasil». (Partido
Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del ºIV Congreso,
1984)
«Otro error fue no ver que para un marxista debía estar claro: que el paso de
la dictadura fascista a la democracia burguesa no constituía un paso
cualitativo, sino de fisonomía, de forma de gobierno. La clase en el poder podía
ser la misma; los cambios afectarían a las formas e instrumentos de gobierno
en función de que no sólo económicamente sino también en lo político se
ampliaría la base social del régimen». (Partido Comunista de España
(marxista-leninista); Cuadernos de debate para el VIº Congreso, 1991-1992)
Como dice el refranero español: «A buenas horas mangas verdes». Pero aquí,
cuando Chivite se sale de los marcos básicos e intenta dárselas de versado y gran
teórico falla estrepitosamente. Pues lejos de lo que dice, aunque teóricamente el
fascismo puede parecer como un poder con menor apoyo social a priori por sus
características, históricamente ha habido ocasiones en donde los regímenes
224
fascistas tenían mayor base social que los gobiernos de democracia burguesa.
Cualquiera que haga memoria podría hacer varias comparativas de gobiernos de
un país a otro de la misma época, como de gobiernos de un mismo país en un
período determinado, que demuestran nuestra tesis.
«Al principio el PCE (m-l) fue una copia mimética de las propuestas chinas,
inclusive, dado que los chinos consiguieron el poder a través de una guerra
popular de carácter prolongado, el PCE (m-l) en su programa mantenía que
España para liberarse y traer la democracia tenía que tener una guerra
popular de carácter prolongado». (Entrevista a Pepe Avilés, exmilitante del
FRAP, 2016)
Esto no es ninguna exageración por mucho que algunos quieran ocultarlo por
una u otras razones:
«Del seno de estas luchas de masas, y al calor de las mismas, se irá iniciando
la lucha armada, que podrá tomar cuerpo primero en las zonas rurales
apartadas, por ser éstas las que más pronto escaparán al control de la
oligarquía proimperialista. Sólo a través de la lucha armada en el campo le
será posible a las fuerzas revolucionarias acumularse, fortalecerse, aguerrirse,
ir logrando victorias parciales sobre el enemigo hasta derrocarlo, y, con el
apoyo de la insurrección general armada de todo el pueblo, liderar al país del
yugo de la oligarquía yanqui-franquista y establecer un poder popular».
225
(Partido Comunista de España (marxista-leninista); Línea Política del PCE
(m-l), 1967)
«Que esta guerra popular sea más o menos prolongada dependerá de toda
una serie de factores objetivos y subjetivos, uno de los más importantes es, sin
duda, la decisión de lucha del pueblo». (Partido Comunista de España
(marxista-leninista); Sobre las situaciones revolucionarias, la lucha armada y
la guerra popular, 1975)
Como hemos publicado en nuestro medio, la táctica militar de los chinos fue
ampliamente criticada por Stalin: ante los yugoslavos en 1945, ante los indios en
1951, ante los indonesios en 1951, haciendo hincapié en las posibles
consecuencias de adoptar dicha errónea estrategia. Véase «Stalin a los
comunistas indonesios la vía china en la cuestión militar». Obviamente estos
documentos no eran muy conocidos en los años de inicio del PCE (m-l), incluso
en la actualidad son desconocidos para la mayoría. Vale decir que las críticas
que Enver Hoxha y los albaneses realizaron a la GPP son una continuación de
las críticas realizadas por Stalin en su momento.
Hemos desglosado varias veces las limitaciones de la GPP, por lo que no vemos
necesario extendernos mucho más.
Uno de los grandes mitos para los revolucionarios de los años sesenta fue lo
relativo al: «Seguidismo a la Revolución Cultural».
226
Léase por ejemplo el suplemento de la revista Revolución Española llamado
Cuadernos marxista-leninista Nº5 titulado «La decisiva importancia para todos
los pueblos del mundo de la Gran Revolución proletaria en China» de 1971, allí
el PCE (m-l) mostraría que no se diferenciaba en nada a otros grupos maoístas
españoles o del exterior en cuanto a la evaluación de dichos eventos. A ejemplo
véase en otra de sus publicaciones los epítetos clásicos de aquella época que
podrían firmar cualquier partido prochino:
Se rectificaría en 1979:
227
De este apartado tampoco tenemos que añadir demasiado, debido una vez más a
lo ya comentado sobre el tema.
228
facciones para mantener o recuperar el poder–. Se produce en condiciones
misteriosas la defenestración de Chen Boda y la muerte de Lin Piao alrededor de
1970 y se da el inicio de una política abiertamente pro estadounidense
retomando la senda de los años 40.
229
Este triste trabajo del PCE (m-l) sobre la cuestión nacional corrió a cargo de
Lorenzo Peña como él mismo reconoce:
«El folleto Acerca del problema de las nacionalidades en España, escrito por
mí en 1968 –en su primera versión–, fue publicado después –en 1968 o 1969–
por las Ediciones Vanguardia Obrera –como un Cuaderno Marxista-
Leninista: Suplemento a Revolución Española, Nº 1–. El comité ejecutivo
aceptó publicarlo habiéndolo podado y expurgado. Varios fragmentos se
eliminaron». (Lorenzo Peña; Amarga juventud: Un ensayo de egohistoria,
2010)
Debe decirse que las concepciones políticas de Lorenzo Peña eran desviaciones
que en la mayoría de casos estaban bastante más a la derecha que la línea oficial
del partido. Dado que no podía imponer su visión en diversos campos, las
desavenencias y la frustración hicieron que abandonase el partido en 1972. De
hecho, pronto él mismo navegaría en aguas abiertamente socialdemócratas, y
desde entonces se ha dedicado a especulaciones filosóficas, declarándose como
un «socialismo no marxista» y profesar un «republicanismo republicano» (sic),
como veremos en otro capítulo.
Merece la pena repasar este texto porque hoy existen líneas políticas de partidos
revisionistas que han adoptado líneas similares.
¿Lorenzo Peña consideraba acaso que estas zonas no eran naciones ya que en las
regiones con particularidades nacionales el idioma castellano no era
desconocido? Sí, eso es cierto. ¡Vaya sorpresa! ¿Quizás por el hecho de que
230
Castilla, como reino predominante intentó asimilar al resto de zonas de los otros
reinos cristianos o musulmanes que fueron unificando pacíficamente o por la
fuerza desde el siglo XII? ¿Quizás por decretos contra las lenguas no castellanas
como las que firmaron los «reyes y ministros ilustrados»? ¿Quizás por la
represión reciente en aquellos años 60 después de pasar la terrible dictadura de
Primo de Rivera y estar inmersos en la de Franco? Después el señor Peña cita
que el gallego, catalán y sobre todo el euskera eran idiomas en descenso.
Insistimos. ¿Acaso es lícito considerar que tras treinta años de fascismo, la
reducción del euskera supone el fin de una nación? Tampoco valdría como
argumento. Es más, como se vería después con el fin del franquismo y gracias a
las libertades del régimen posterior de índole democrático-burgués, y en
concreto con la instalación del Estatuto Vasco de Autonomía de 1979, en cuanto
el euskera tuvo una cooficialidad se fue extendiendo notablemente, sobra decir
del catalán como reconoce en el texto el propio Peña, ya era hablado
perfectamente por la mayoría de catalanes, mismo ocurría con el gallego.
Bajo esta teoría Lorenzo Peña nos quiere vender sin decirlo abiertamente, que a
base de recuentos demográficos, podríamos tipificar que Cataluña, Euskadi y
Galicia no serían constituyentes como naciones, porque tendrían poca población
respecto al resto de España. Como si el número de habitantes fuese decisivo
¿Acaso no existen naciones de pleno derecho con poblaciones de poco más de
un millón de personas? El señor Peña parece que negaba esta evidencia:
231
«En la actualidad se puede calcular que la población española se aproxima a
los treinta y tres millones y que la población de Cataluña, Euskadi y Galicia
tomadas en su conjunto es de unos nueve millones, un 28 por ciento de la
nacional. Sin embargo, hay que tener en cuenta que ya antes de nuestra
guerra nacional revolucionaria contra el fascismo, el proletariado de Cataluña
no estaba formado exclusivamente por catalanes sino también, aunque
entonces muy minoritariamente, por inmigrados de otras regiones. (…) Por su
lado, el proletariado de Euskadi estaba formado en buena parte, ya antes de la
guerra, por castellanos, gallegos, etc. Y desde 1941 se ha visto engrosado con
unos 200.000 inmigrados de otras regiones». (Partido Comunista de España
(marxista-leninista); Acerca del problema de las nacionalidades en España,
1969)
Aquí tenemos otro argumento ajeno a todo sentido marxista. ¿Los emigrantes
del resto de España hacia estas regiones seguirían siendo «extranjeros»? Si
creemos esto, tendríamos que aceptar que todos los proletarios andaluces,
murcianos, mozambiqueños, sirios o franceses, siguieran siendo de estas
regiones o naciones aunque transcurran décadas y generaciones completas,
como si mágicamente, en Cataluña a diferencia del resto de territorios, este
proletariado emigrante y sus generaciones venideras no sufrieran una
transformación y asimilación de la zona donde residen. No puede existir una
argumentación más metafísica.
232
Al no considerar posible la idea de que la burguesía pudiera evolucionar hacia
una monarquía parlamentaria y otorgar ciertos derechos de importancia a estos
pueblos oprimidos nacionalmente, se quedaron desfasados ante los
acontecimientos que se sucedieron a no mucho tardar:
233
las filas de la contrarrevolución, la cuestión nacional que en un principio
anunciaban vagamente, se transformó en instrumento «ideológico» de
subordinación nacional al Imperialismo. (…) Nuestra experiencia es suficiente
para conocer a fondo la posición práctica de los socialdemócratas en la
cuestión nacional. El Partido Socialista Obrero Español, ha combatido a
sangre y fuego a Cataluña y Euskadi, las dos nacionalidades históricas
oprimidas y que han llegado a la madurez nacional». (Joan Comorera; Contra
la guerra imperialista y por la liberación social y nacional de Cataluña, 1940)
Tras la salida de Peña en 1972, la postura del PCE (m-l) en la cuestión nacional
fue evolucionando y distanciándose en parte de sus errores tempraneros:
«Años después el PCEml publicará otro folleto titulado «El problema de las
nacionalidades en el marco de la revolución en España» Ediciones
«Vanguardia Obrera» de 1977, donde se han refundido párrafos y hasta
páginas enteras de mi texto de 1968; pero esas partes, escritas por mí, han
sido troceadas para ser insertadas en un contexto que les es ajeno y que resulta
incompatible». (Lorenzo Peña; Amarga juventud: Un ensayo de egohistoria,
2010)
«El FRAP considera que son los propios pueblos de las nacionalidades quienes
deben elegir libremente y sin intervención exterior alguna su propio destino;
que el pueblo de cada nacionalidad debe tener la libertad de unirse o separarse
del resto de los pueblos de España». (¡Acción!; Comité Pro-Frente
Revolucionario Antifascista y Patriota, Nº5, mayo, 1972)
«Es cierto que a los obreros nos interesa estar unidos, unirnos todos en la
lucha. Y es precisamente para que esta unidad sea real, por lo que no podemos
imponerla por la fuerza. Precisamente porque las minorías nacionales han
sido oprimidas en lo que constituye su manera de ser, porque se les han
impuesto lengua, cultura, costumbres y leyes que no son las suyas, no podemos
nosotros emplear la violencia en este terreno. Nosotros queremos la unidad, sí;
pero que no la imponga por la fuerza una nación sobre otra; queremos una
unidad en que sean respetadas las diferencias que hay entre pueblos. El primer
derecho de un pueblo es el de disponer libremente de sí mismo». (Comités
Antiimperialistas Revolucionarios, Nº35, mayo-junio, 1971)
234
Sobre estos CAR, debido a la falta de información hay dudas sobre si era una
organización independiente o una organización satélite del PCE (m-l) –como las
ramificaciones juvenil, femenina y sindical, o los frentes creados del FRAP y la
Convención Republicana–, aunque los testigos directos reclaman que
efectivamente así era. De hecho los CAR tiempo después se integraron en el
FRAP. Leyendo sus publicaciones se puede detectar un lenguaje calcado al
utilizado por el partido, por lo que hay pocas dudas de que se trata de lo
segundo, siendo así esta posición de los CAR sobre la cuestión nacional
extensible al propio PCE (m-l), o al menos a un sector importante que llegaba a
extender sus ideas en los frentes que manejaba el partido.
La propuesta del PCE (m-l) destacaba en aquellos años por apelar a la directa
independencia de territorios colonizados, mientras que para el resto de los
territorios con «particularidades» proponía el derecho a secesión, aunque
deseaba –retomando como los republicanos y progresistas del siglo XIX– la idea
de la integración voluntaria en un modelo federalista para las regiones
peninsulares:
235
En la declaración fundacional de la Convención Republicana de los Pueblos de
España (CRPE), otro frente creado por el PCE (M-L) , se pasa calificar a España
como un Estado multinacional:
Una de las razones metafísicas que se daban para determinar si estas regiones
constituían o no naciones, era el hecho de que:
«Los rasgos de España como nación y no tan sólo como un Estado formado
por varias naciones, se han venido formando en los últimos siglos, y
principalmente los últimos 100 años. (…) Sin que ninguna clase social de
ninguna de las nacionalidades haya optado por levantar su propio Estado. (…)
Conviene puntualizar, que en esta lucha, ni la burguesía catalana, ni la vasca,
ni tampoco gallega, han expresado, a través de los movimientos nacionales, el
interés de construir un Estado propio». (Partido Comunista de España
(marxista-leninista); El problema de las nacionalidades en la perspectiva de la
revolución en España, 1977)
En primer lugar, aquí el PCE (m-l) usaba el vago argumento de que España es
una nación simple y llanamente porque en los últimos cien años no había
surgido otro Estado independiente de sus entrañas, lo cual sería lo mismo que
236
proclamar que la nación ucraniana o polaca no existían en 1917 porque nunca se
habían constituido como Estado o hacía largos siglos desde tal hecho. Stalin
critica tal propuesta en su obra: «La cuestión nacional y el leninismo» de 1929.
Stalin ya explicó con la cuestión georgiana que esta deriva histórica de las clases
explotadoras es del todo normal:
237
nobleza georgiana sintió lo desventajoso que era para ella perder los viejos
privilegios y el poderío que tenía bajo los reyes georgianos, y, considerando
que la condición de «simples súbditos» era afrentosa para su dignidad, anheló
la «liberación de Georgia». (...) En efecto: el desarrollo de la producción
mercantil, la abolición del régimen de la servidumbre, la fundación del Banco
de la nobleza, la agudización de los antagonismos de clase en la ciudad y en el
campo, el movimiento creciente de los campesinos pobres, etc. asestaron un
golpe mortal a la nobleza georgiana y, junto con ella, al «nacionalismo
monarco-feudal». La nobleza georgiana se escindió en dos grupos. Uno de
ellos renunció a todo «nacionalismo» y tendió la mano a la autocracia rusa,
para, a cambio, recibir de ella puestos lucrativos, crédito barato y aperos de
labranza, para que el gobierno la defendiese de los «revoltosos» del campo,
etc. El otro grupo de la nobleza georgiana, más débil, se alió con los obispos y
archimandritas georgianos y, de este modo, cobijó su «nacionalismo»,
desechado por la vida, bajo el ala del clericalismo. Ese grupo se dedica con
gran entusiasmo a restaurar las iglesias georgianas derruidas, «monumentos
de la pasada grandeza» –¡ése es el punto principal de su «programa»!–.
(...) La burguesía georgiana quería proteger el mercado georgiano con una
barrera aduanera, expulsar de este mercado por la fuerza a la burguesía
«extranjera», elevar artificialmente los precios de las mercancías y
enriquecerse por medio de semejantes manejos «patrióticos». (...) Sólo el
proletariado podía infundir vida al castrado «patriotismo» de la burguesía.
Había que ganarse al proletariado: y aquí aparecieron en escena los
«nacionaldemócratas». Mucha fue la pólvora que gastaron en rebatir el
socialismo científico, mucho lo que injuriaron a los socialdemócratas;
aconsejaban a los proletarios georgianos que se apartaran de ellos,
ensalzaban al proletariado georgiano y procuraban convencerlo de que, «en
interés de los propios obreros», fortaleciese de alguna manera a la burguesía
georgiana. Suplicaban insistentemente a los proletarios georgianos: no
arruinéis a «Georgia» –¿o a la burguesía georgiana?–, olvidad las
«discrepancias internas», haced amistad con la burguesía georgiana, etc.
(...) ¡Pero fue en vano! Los cuentos zalameros de los publicistas burgueses no
lograron adormecer al proletariado georgiano. Los ataques implacables de los
marxistas georgianos –y, sobre todo, las potentes acciones de clase, que
fundieron en un solo destacamento socialista a los proletarios rusos, armenios,
georgianos y de otras nacionalidades–, asestaron a nuestros nacionalistas
burgueses un golpe demoledor y los expulsaron del campo de la lucha. «Para
rehabilitar su desprestigiado nombre», nuestros patriotas fugitivos tuvieron
que «cambiar, por lo menos, de color», que disfrazarse, por lo menos, de
socialistas, ya que no podían asimilar las ideas socialistas. (...) La autocracia
persigue de una manera bandidesca la cultura nacional, la lengua, las
costumbres y las instituciones de las nacionalidades «alógenas» de Rusia.
(...) ¿Cómo deberá proceder entonces nuestro Partido? Precisamente para
estos posibles casos ha sido incluido en nuestro programa el artículo 9;
238
previendo precisamente la posibilidad de tales circunstancias, se concede a las
nacionalidades el derecho de procurar resolver sus asuntos nacionales de
acuerdo con sus deseos –como, por ejemplo, «liberarse» completamente,
separarse–». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Cómo entiende la
socialdemocracia la cuestión nacional, 1904)
Hay que anotar que pese a que es cierto que la burguesía catalana o vasca
cosechó un notable éxito y prestigio económico que reforzó los inicios de sus
movimientos nacionales, por razones obvias, la burguesía castellana con sede en
Madrid gozaba de una posición mucho mayor.
239
dirigido por Joan Comorera durante 1937-1949. Después de ese período
ninguna otra organización ha tenido suficiente influencia y autoridad como para
plantar cara al nacionalismo catalán burgués o pequeño burgués. Es más,
gracias a la irrupción del revisionismo de Ibárruri-Carrillo en el PSUC en 1949 y
su posterior proceso de decadencia, se revivió al nacionalismo catalán en el
exilio, el cual estaba desacreditado y desorganizado. Tras el franquismo y la
reorganización del nacionalismo catalán burgués, hoy sigue existiendo esa
bifurcación de las clases explotadoras entre un campo favorable a la integración
con la nación opresora y otro que defiende la libertad e identidad de la nación
oprimida, la diferencia fundamental es que la burguesía catalana nunca ha
tenido tanta fuerza ni sido tan favorable a la secesión como hoy por razones ya
explicadas. ¿Ha impedido esa división entre la burguesía catalana para que
dentro del sistema de las autonomías se desarrolle económicamente, imprima
su cultura entre la población, y sea hoy dentro de las reivindicaciones
nacionalistas, y en particular de las independentistas, la clase social con más
poder de convocatoria? Solo un miope político negaría tal obviedad. ¿Es un
movimiento «vendepatrias» que realmente no lucha por la soberanía nacional y
que ha dejado tirado al pueblo catalán en sus demandas tanto nacionales como
sociales? ¡Por supuesto!, ¿Y qué esperar de la burguesía en materia nacional
bajo la era del imperialismo? Pero el denominado movimiento consecuente que
algunos chovinistas españoles exigen a Cataluña no existe actualmente ni en el
movimiento político nacional catalán ni en ninguna parte de España. La
hegemonía burguesa y el falso patriotismo son exactamente igual de
predominantes en ambos lados del Ebro.
240
Pese a no considerar a España un Estado multinacional, a finales de los 70
desde el PCE (m-l) se tenía en cuenta ya el derecho a la independencia de las
regiones con innegables movimientos nacionalistas:
«El pueblo vasco, al igual que los demás pueblos de España carecen todavía de
los derechos y las libertades necesarias para poder pronunciarse libremente en
relación con el derecho a la autodeterminación, e incluido el derecho a la
independencia, preconizada por algunos sectores vasquistas». (Elena Ódena;
El estatuto de Guernica o el consenso con salsa vasca, 1979)
Por supuesto eso no significaba que el PCE (m-l) pasase a apoyar la idea de que
lo mejor para estos pueblos era la secesión como hacían algunas agrupaciones
nacionalistas y revisionistas, sino que ella era una opción que respetarían si los
pueblos libremente tomaban dicho camino, pero que su objetivo era en cambio,
trabajar, comprender y respetar la idiosincrasia de dichos pueblos para poder
lograr una unidad efectiva y armoniosa entre ellos. Por ejemplo, en el artículo:
«El separatismo de ETA hace el juego a la reacción». O en el artículo: «La
muerte de Txomin. El nacionalismo, única ideología de ETA», donde se
reiteraba:
241
La primera, a la que pertenecería el fallecido, estaría más inclinada al diálogo
y a la negociación y en la segunda estarían los «más malos», los que sólo
desearían seguir pegando tiros.
Pero las cosas no son así. Por supuesto que en Euskadi Ta Askatasuna (ETA)
puede haber diversos matices y tendencias; de hecho, su historial de escisiones
así lo demuestra, pero decir que entre esas tendencias existe la marxista-
leninista es francamente excesivo.
Pero insistimos, las ideas, la actividad y los objetivos de ETA y de las diversas
organizaciones del bloque KAS o de HB, nunca han superado los rígidos y
estrechos límites del nacionalismo, de la ideología nacionalista que les une,
como un cordón umbilical, a las fuerzas más tradicionales, clericales y
reaccionarias de la gran burguesía vasca, léase el Partido Nacionalista Vasco
(PNV).
242
De ahí que, pese a este supuesto punto en común del nacionalismo radical con
el marxismo-leninismo –que desearíamos fuese realmente común–, las
diversas organizaciones del KAS o HB, no hayan buscado nunca confluir con
los marxista-leninistas, con nuestro partido, y sin embargo, no se cansen de
tender puentes a la burguesía y gran burguesía industrial y financiera del
PNV. Ejemplo reciente ha sido durante los pasado enero y febrero, ofreciendo
a Arzallus y Garaikoetxea un «acuerdo de reconstrucción nacional».
Pero mejor que cada cual se defina como lo que realmente es, y ETA es
nacionalista, así nació y así permanece, pese al manejo teórico de algunas tesis
y cierto vocabulario más o menos marxista». (Vanguardia Obrera, Nº 581,
1987)
«Uno de los objetivos que podemos plantear también, junto a la cuestión de las
nacionalidades, es el derecho a la autodeterminación, que es también otro
aspecto en el que podemos confluir parcialmente y quizá, transitoriamente,
con algunas fuerzas de tipo nacionalista, y que supone un aspecto
importantísimo, concretamente en Galicia, Cataluña y Euskadi. Creemos que
nosotros debemos de ser los que encabecemos a nivel de todo el Estado, en toda
España, el principio de que este derecho de autodeterminación no solamente
incumbe a esos pueblos y constituye un hecho democratizante para esos
pueblos, sino que es un hecho democratizante y progresista para el conjunto de
los pueblos de España. El defender estos derechos, el defender, por ejemplo, la
cultura de esos pueblos, la lengua y todos sus derechos, también constituye un
elemento progresista y democratizante para todos los pueblos de España, y
también constituye un elemento para ir forjando en el pueblo la idea de la
unidad del pueblo y no de la división de los pueblos de España». (Elena Ódena;
Sobre la táctica unitaria del partido; Intervención en el IIº Pleno del Comité
Central del IVº Congreso del PCE (m-l), 1985)
Por tanto:
244
nación. Como anota en sus memorias, Lorenzo Peña conocía la figura de Joan
Comorera, y no sabemos si él y el resto de dirigentes del PCE (m-l) desconocían
o boicotearon su pensamiento adrede, porque desde luego no comulgaban al
100% con su pensamiento en su trato hacia la cuestión nacional.
Otra duda que nos asalta es la del historiador francés Pierre Vilar. Es por todos
conocidos que el PCE (m-l) mantenía una estrecha relación con él, llegando a
escribir una introducción a sus obras como se ve en «Vanguardia Obrera». ¿Por
qué entonces el partido no adoptó sus tesis sobre la cuestión nacional en
España? Sin duda su concepción era mucho más acertada que la de
Ódena/Marco e infinitamente más que las de Lorenzo Peña. Oiremos cosas
chovinistas como que Vilar no era español sino francés, por lo que «no podía
entender la idiosincrasia de aquí», pero la realidad es que Vilar ha sido un
historiador hispanista con un grado de investigación y conocimiento de España
mucho más profundo que la mayoría de «eruditos» historiadores españoles, ni
que decir ya en comparación con los «patriotas españoles» que desconocen la
historia básica de su país.
Lo cierto es que el PCE (m-l) con dicha intransigencia jamás tuvo una postura
científica sobre el problema nacional en España, a falta de mejores teóricos dejó
todo su entramado en un pseudomarxista con ínfulas de experto como Lorenzo
Peña. Sus principales dirigentes posteriores no comprendieron tampoco que los
cambios que se habían dado como consecuencia de la cristalización de
particularidades mucho mayores de las que se creían a priori; la evidente
consolidación de la identidad nacional como podía ser más evidentes en el caso
de Euskadi o Cataluña, no eran exageraciones de políticos e intelectuales, sino
una evidencia viva visto en: el desarrollo e influencia política del nacionalismo
de esas zonas, el auge cultural, la expansión del idioma. Incluso a consecuencia
de la consolidación del nacionalismo en los núcleos originarios, se volvería más
agresivo reivindicando antiguas zonas territoriales de influencia. Véase el
nacionalismo catalán con la idea de los «Països Catalans» y el nacionalismo
vasco con «Euskal Herria». Los panfletos del PCE (m-l) sobre la cuestión
nacional al no tener en cuenta todos estos cambios, muchas veces negaba lo
obvio, eso implicaba no poder granjearse nunca en estas zonas al proletariado,
que siempre cayó preso de las asociaciones nacionalistas, ya que no entendían el
discurso del PCE (m-l), y entre algunos trabajadores de hondos sentimientos
nacionales veían negados las opciones de sus derechos nacionales, como era por
ejemplo el derecho a constituirse libremente como Estado. Esto, lejos de unirlos
con el PCE (m-l), los hacía continuar siendo presos de la demagogia
nacionalista.
245
«Queda claro que lo que Cataluña ha sufrido desde hace siglos por ende su
propia consolidación identitaria como nación pese a la dominación castellana
y los intentos de asimilación, es una opresión nacional pero no colonial, que se
ha visto más agudizada en períodos históricos con la irrupción de los
Borbones, con Primo de Rivera o durante el franquismo, pero jamás ha sido
nada parecido a una colonia, es más la burguesía catalana ha colaborado en
estrecha coordinación con la castellana/española para sacar tajada incluso en
estos períodos de mayor represión, y las pugnas con ella ha sido sobre
cuestiones más económicas y fiscales que de otra índole». (Equipo de Bitácora
(M-L); Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r)
y las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)
«El modelo federal sería una agravación de esa desigualdad que ya está
establecida y además introduciría de soslayo esas entidades puramente
artificiales salidas de la nada. (…) Yo prefiero el modelo jacobino francés, que
es centralista». (Crónica Popular; Entrevista de Sergio Camarasa a Lorenzo
Peña, 8 diciembre de 2014)
246
organizaciones revolucionarias históricamente es todo lo contrario, presupone
simplemente: un libre ejercicio de los destinos de los pueblos.
También es correcto que el actual modelo tiene errores de base como la división
territorial artificiosa, pero precisamente los principales valedores del
federalismo español como Pi y Margall ya denunciaban esto. Véase la denuncia
sobre la división territorial administrativa de 1833, de la cual han partido una
mayor fragmentación de territorios en provincias por motivos meramente
administrativos, por contentar o equilibrar desfases en otras regiones, etc.
Por otro lado, aquello que comenta aquí Lorenzo Peña de que es mejor la
implantación de una república centralista unitaria para España, de aplicarse
actualmente equivaldría a estimular más las voces independentistas en las
distintas zonas de la península y fuera de ella. Una idea suicida. Inicialmente los
bolcheviques eran los más acérrimos enemigos del federalismo ya que
consideraban que ello lastraba la unificación del proletariado, desconectaría
económicamente las regiones y podría hacer proliferar la mentalidad
regionalista y nacionalista. Este fue el pensamiento general del marxismo
viendo los resultados históricos del federalismo burgués y de los movimientos
federalistas pequeño burgueses como el anarquismo. Pero fue así hasta que los
bolcheviques, antiguos antifederalistas, reconsideraron dicha postura en 1917
como nos explica Stalin, entendiendo que no se podía ignorar la cuestión
nacional, ya que era una cuestión social real que no se podía saltar sin más, y
que para lograr una unificación futura de todo el proletariado, el federalismo era
un principio válido para el marxismo, un puente para amortiguar las diferencias
nacionales, tejer lazos de amistad y unión:
247
federación resultó ser un paso adelante para acercar, para unir a las aisladas
masas trabajadoras de esas nacionalidades. Segunda causa: las formas
mismas de federación que se perfilaron en el proceso de la construcción del
régimen soviético no resultaron ser, ni mucho menos, tan contradictorias a los
objetivos del acercamiento económico de las masas trabajadoras de las
nacionalidades de Rusia como lo pareciera en un principio; más aún, resultó
que no contradecían en absoluto a estos objetivos, como lo ha demostrado
posteriormente la práctica. Tercera causa: el peso específico del movimiento
nacional resultó ser mucho mayor y el camino hacia la unión de las naciones
mucho más complejo de lo que pareciera antes, en el período anterior a la
guerra o en el período precedente a la Revolución de Octubre». (Iósif
Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Notas a la obra: Contra el federalismo de
1917, 1924)
«Nuestros adversarios, aun los que menos parecen distar de nosotros, han
llegado a creernos enemigos de la unidad; y conviene que entiendan que, si no
admitimos la que nace de la fuerza, estamos decididamente por la que es hija
del libre consentimiento, a nuestro entender el sólo vínculo racional entre los
hombres». (Francisco Pi y Margall; Las regiones de España, 12 de diciembre
de 1891)
«Es la federación el mejor de los sistemas, ya que une y es capaz de unir todos
los pueblos de la tierra, sin que ninguno sufra quebranto de su libertad. Es la
federación corona y remate de la obra liberal, ya que emancipa a la par de la
248
nación las regiones y los municipios, hoy aún sujetos a la bárbara
servidumbre. Es la federación la que mejor resuelve el problema colonial, ya
que convierte las colonias en Estados autónomos sin disgregarlas de la
metrópoli. La aconsejan en todas las partes la política, la razón, humanidad, el
hombre; la aconsejan aquí, además, la índole y la constitución del reino.
¿Habrá pueblo más indicado para la federación que nuestra España, mezcla
de razas, de idiomas, de leyes, de aptitudes y de tendencias? El establecimiento
de la federación, se dice, podrá traer complicaciones. ¿Qué cambio político no
las trajo? Unitaria, ¿dejaría la república de traerlas? La federación no es
nueva en el mundo. Para establecerla no se ha de recorrer nuevas sendas.
¿Qué revolucionarios son además esos que se espantan ante las contingencias
de la revolución?». (Francisco Pi y Margall; Lecciones de controversia
federalista, [publicado post morten por su hijo Joaquín Pi i Arsuaga en 1931])
¿Por qué el federalismo podría ser una opción viable para España? En esa línea
Lenin comenta sobre el federalismo, que existiendo un claro caso de cuestión
nacional, el federalismo no solo se puede contemplar, sino que es necesario:
249
Cuando en 2006 se refundó el PCE (m-l) bajo la dirección del infame Raúl
Marco, sus posturas sobre la cuestión nacional cambiaron. Ahora yendo en
contra del viejo PCE (m-l) y la mayoría de sus publicaciones, una sección del
partido reconocía que España era un Estado plurinacional, como se podía en el
artículo de J.P Galindo y Clemen A.; «Analfabetismo teórico del
socialchovinismo» de 2019. Pero a la vez en ese mismo artículo se reivindicaban
figuras y programas políticos chovinistas que precisamente van en contra de ese
espíritu. Leyendo a los revisionistas modernos sobre historia, uno se da cuenta
de su devoción a los mitos. Esto les hace reivindicar cosas contrapuestas.
Además, el fraccionalismo en este tipo de partidos permite ver una cara y su
contraria en diferentes artículos, como ocurre también con la postura frente al
feminismo.
El republicanismo abstracto pequeño burgués no les podía llevar sino hacia una
mitificación de las figuras del republicanismo, y con ello sus tendencias
chovinistas… así vemos que toman como ejemplo de la línea a seguir sobre la
cuestión nacional la postura del Presidente del Consejo de Ministros de la II
República, Juan Negrín López, jefe del ala «centrista» del PSOE:
Togliatti, que como sabemos por sus memorias no era sospechoso de simpatizar
con las organizaciones catalanas, ni siquiera con el PSUC ni menos con
Comorera, en un informe confidencial, reportaba a Moscú:
250
falta de táctica y en ocasiones su brutalidad, unidas a la falta de tacto y a la
brutalidad de sus funcionarios, herían el sentimiento nacional de los
catalanes». (Palmiro Togliatti; Informe, 21 de mayo de 1939)
¡¿Esto es para el actual PCE (m-l) el ejemplo a seguir?! ¿El preferir el triunfo del
fascismo a que la «patria se descuartice»? ¿Este es el patriotismo e
internacionalismo de esta gente? Más bien es el paradigma a imitar para los
nacionalistas castellanos, para los republicanos unitarios que denunciaba Pi y
Margall. No para los comunistas… que son profundamente internacionalistas y
jamás proclamarían tales infamias.
Esa postura del actual PCE (m-l) no es sino otra prueba más de que hace años
que él y sus palmeros se convirtieron en vulgares republicanos pequeño
burgueses que lo mismo reivindican a Elena Ódena y José Díaz, que lo mismo te
reivindican sin criticismo alguno a Negrín, Azaña, Uribe, Modesto, Ibárruri,
Líster, un eclecticismo atroz que rompe con la herencia más revolucionaria del
viejo PCE (m-l) de 1964-1985.
251
de la no participación de los comunistas en los sindicatos reaccionarios prueba
del modo más patente con qué irreflexión abordan estos comunistas «de
izquierda» el problema de la influencia entre «las masas» y cómo abusan de su
griterío acerca de éstas. Para saber ayudar a «las masas» y conquistar su
simpatía, su adhesión y su apoyo no hay que temer las dificultades, las
cicaterías, las zancadillas, los insultos y las persecuciones por «los jefes» –que,
siendo oportunistas y socialchovinistas, están en la mayor parte de los casos
relacionados directa o indirectamente con la burguesía y la policía– y se debe
actuar sin falta allá donde estén las masas. Hay que saber hacer toda clase de
sacrificios y vencer los mayores obstáculos para efectuar una propaganda y
una agitación sistemáticas, tenaces, perseverantes y pacientes precisamente
en las instituciones, sociedades y asociaciones, por reaccionarias que sean,
donde haya masas proletarias o semiproletarias. Y los sindicatos y las
cooperativas obreras –estas últimas, por lo menos, en algunos casos– son
cabalmente las organizaciones donde están las masas». (Vladimir Ilich
Uliánov, Lenin; La enfermedad infantil del «izquierdismo» en el comunismo,
1920)
La «stalinista» tampoco:
252
«Una lucha decidida contra las desviaciones oportunistas de «izquierda» que
se expresan en la «teoría» izquierdista de que los obreros organizados en los
sindicatos reformistas representan una masa uniforme reaccionaria, contra la
subestimación izquierdista-sectaria de la táctica del frente único, contra el
establecimiento de la idea de que los sindicatos reformistas son «escuelas del
capitalismo», contra la actitud sectaria al trabajo dentro de los sindicatos
reformistas». (Internacional Comunista; Extractos de la resolución del XIIº
Pleno del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, 1932)
«En lo que respecta a los sindicatos, «los comunistas deben ingresar en ellos
para convertirlos en formaciones de combate contra el capitalismo y escuelas
de comunistas». La salida de los comunistas de los sindicatos tendría como
resultado que las masas quedasen en manos de los jefes oportunistas que
colaboran con la burguesía». (Internacional Comunista; Tesis, manifiestos y
resoluciones adoptados por los cuatro primeros congresos de la Internacional
Comunista, 1919-1923)
Pero no nos engañemos. La postura de contentarse con decir que los «sindicatos
están en crisis» y quedarse de brazos cruzados porque su afiliación ha decaído,
es un crimen imperdonable:
253
movimiento sindical sobre la base de la lucha de clases, no cumple con su deber
proletario primordial». (Georgi Dimitrov; La clase obrera contra el fascismo;
Informe en el VIIº Congreso de la Internacional Comunista, 2 de agosto de
1935)
254
algo de segundo orden frente a la tendencia de reforzar el sindicato
revolucionario propio: la Oposición Sindical Obrera (OSO):
255
nuestra case, en la medida en que en su seno predomine esta línea de clase,
combativa y revolucionaria. No hay fórmulas intermedias. O se está con las
asambleas para combatir el capital y para defender nuestros derechos
irrenunciables, o se está contra las asambleas, o en las asambleas para
domesticar a la clase obrera, para hacerla enterar por el camino de las
reformas capitalistas, para perpetuar en definitiva, nuestra explotación».
(Documentos del Primer Congreso de la Asociación Obrera Asambleísta, 1978)
Elena Ódena explicaría así la línea sindical de los comunistas ante algunas
tendencias equivocadas:
«Las células del partido en las grandes fábricas tienen la importante misión de
llevar la ideología de clase, revolucionaria, el marxismo-leninismo a la clase
obrera, planteando y enfocando los problemas más reivindicativos y sindicales
desde el punto de vista de la lucha de clases, de la lucha por el socialismo,
contra la explotación de la patronal capitalista e imperialista y contra el poder
político de la reacción. El hecho de ser al principio un núcleo de militantes del
partido no debe condicionar la actitud ni la actividad de los camaradas en la
fábrica, ya que lo que cuenta, lo que es determinante, es el actuar con audacia,
paciencia y sentido práctico, para llevar la política y la ideología del partido a
las masas de obreros, con el fin, no sólo de defender sus derechos, sino de
atraerlos a las filas del partido. (...) Así lo entienden también la patronal y sus
servidores, los cabecillas de los sindicatos amarillos y reformistas, cuya misión
es precisamente el tratar de impedir la politización del movimiento sindical y
reivindicativo y, sobre todo, el desarrollo de la conciencia revolucionaria
basada en la lucha de clases y en el rechazo del reformismo y los estrechos
marcos del economicismo. (...) Intentan que las grandes fábricas sean cotos
cerrados del amarillismo, fortalezas exclusivas de las corrientes oportunistas
al servicio de la patronal. Por el contrario, nuestro objetivo es precisamente
concentrar nuestras energías, nuestros esfuerzos, para que en el plazo más
breve posible transformemos las grandes fábricas, las grandes
concentraciones de trabajadores, en bastiones de nuestra línea revolucionaria,
organizando en ellas decenas y decenas de obreros en células y comités del
partido». (Elena Ódena; Las grandes fábricas, ¿fortalezas del capitalismo o
bastiones de la revolución?, 1979)
256
ellos el «trabajo sucio sindical» con los obreros fuese un quebradero de cabeza,
les horrorizara, por lo que concluían simplemente que eran reaccionarios y
que el movimiento revolucionario no debía ya prestarle demasiada atención.
(...) Algunos incluso han teorizado y llevado a la práctica que los únicos
sindicatos en donde trabajar son los estudiantiles, otros que el trabajo
determinante de la organización revolucionaria debe basarse es agrupar a los
intelectuales de todo el país para que apoyen su plataforma, intentando
reclutarlos para dar legitimidad al movimiento con cabezas ilustradas. Esta es
una desviación maoísta europea común de la época de la Revolución Cultural,
no merece ser comentada, en la mayoría de casos sus grupos no niegan el
papel de la clase obrera en la teoría pero se contradicen con sus teorías
programáticas y la composición de sus organizaciones». (Equipo de Bitácora
(M-L); Estudio histórico sobre los bandazos oportunistas del PCE(r) y las
prácticas terroristas de los GRAPO, 30 de junio de 2017)
257
educación revolucionaria de los trabajadores». (Vanguardia Obrera; Nº367,
1981)
«En la línea marcada por el IIIº Congreso del PCE (m-l) de 1979, el informe
presentado al pleno, analizó algunos errores cometidos en la aplicación táctica
de nuestra línea en el trabajo entre la clase obrera, referentes a nuestra
actuación práctica en CCOO y UGT, no todo lo desarrollada que sería ya hoy
necesario, y a las condiciones que la situación actual impone para un mayor
reforzamiento de la AOA.
258
En esta etapa podemos ver que ahora en cambio, se atiza el sectarismo de no
querer participar en las organizaciones de masas bajo la falsa excusa de hacerle
el juego a los reformistas:
«El partido tiene que dejar de lado sectarismos y toda actitud parcializada de
si vamos a defender a los carrillistas o a los gerardistas o a los pro-rusos, y ver
que su incidencia en CC.OO. concretamente, o en UGT, es lo que nosotros
tenemos que contrarrestar con nuestra incidencia dentro de CC.OO., de todos
sus sectores, indistintamente de a qué política partidista respondan, llevando
allí una política unitaria de defensa de los intereses del pueblo, de ese sector
determinado y concreto al que queremos dirigirnos. (…) Indistintamente de si
son los sectores carrillistas, o sectores gerardistas u otros que existen en
CC.OO., teniendo en cuenta que es el entorno en el que inciden estas fuerzas
oportunistas en el que nos interesa implantarnos con posiciones de combate,
que respondan a esos problemas que hoy tiene el pueblo que resolver: cómo
hacer frente a la crisis capitalista, cómo hacer frente al paro, cómo hacer
frente a la carestía de la vida». (Elena Ódena; Sobre la táctica unitaria del
partido; Intervención en el IIº Pleno del Comité Central, elegido en el IVº
Congreso del PCE (marxista-leninista), 1985)
Ella, como ya hemos visto es una desviación anarquista que actualmente sigue
estando presente en todas las organizaciones maoístas como es el caso del PCE
(r), de RC y de los maoístas de tipo «reconstitucionalistas». Véase el capítulo:
«El desprecio del aprovechamiento de los resquicios legales de la democracia
burguesa o el fascismo y el nulo trabajo de masas» 2017.
Cabe preguntarse: ¿si el PCE (m-l) creía poder «enterrar a los sindicatos
amarillos» porqué durante 1964-1983 aparte de denunciar su política como
efectivamente hizo, no intensificó su trabajo entre los obreros no afiliados para
precisamente ganar prestigio y dar ejemplo a los obreros que militaban en
CC.OO. y UGT? Si en 1983 se creía que se había descuidado el trabajo en los
sindicatos amarillos, ¿por qué se decide sin más disolver el sindicato propio en
1985 creyendo que eso solucionará el estilo de trabajo en la cuestión sindical?
¿No era esto tirar por la borda todo el trabajo sindical independiente de 1964-
1984 y un cambio de discurso que ni los militantes podían tragar? Si la razón de
disolver el sindicato propio fue porque no había actividad no sería más lícito y
259
beneficioso reflexionar y rectificar los errores en el trabajo antes de tomar una
decisión así de brusca y hacerlo por motivos cortoplacistas? Si se creía estar
volviendo a analizar el contexto del sindicalismo español y de los consejos del
marxismo-leninismo que la táctica sindical no fue bien sopesada desde un
principio y era más factible dada las fuerzas limitadas de trabajar directamente
en los grandes sindicatos y convertirlos en «bastiones de la revolución», ¿por
qué no se hizo entonces una autocrítica completa que expusiera a los militantes
una imagen sana de humildad y aceptación de los errores? Por supuesto nadie
de la dirección nos responderá estas cosas con la verdad por delante.
«Sobre el tema sindical hay que decir que básicamente más allá de las
características del movimiento obrero de cada país, algunos no entienden o no
quieren entender que los trabajadores salvo honrosas excepciones no se
autoconciencian solos. La lucha económica del sindicalismo les da ciertamente
una cierta conciencia que Lenin llamó conciencia tradeunionista, pero no toda
la necesaria para asimilar la ciencia del proletariado que es el marxismo-
leninismo, no son conscientes completamente de su rol como clase ni de las
luchas más elevadas que pueden llevar fuera del ámbito sindical. De ahí la
necesidad del factor subjetivo del partido comunista que da clarividencia en
los sindicatos para que los trabajadores eleven la madurez de concienciación.
Pero obviamente si directamente el pretendido «partido comunista» abandona
el trabajo en los sindicatos, los trabajadores por muy honestos y versados que
estén en la lucha sindical caerán presos del anarco-sindicalismo, del
reformismo socialdemócrata, del pragmatismo y el gremialismo, cuando no
degenerarán y pasaran a formar parte de los esquiroles y del peor
amarillismo sindical». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los
bandazos oportunistas del PCE(r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 30
de junio de 2017)
260
(...) Camaradas, nosotros eliminamos adrede del informe y de las resoluciones
del congreso las frases altisonantes en cuanto a las perspectivas
revolucionarias. Pero no porque tengamos razones menos optimistas que
antes, para apreciar el ritmo de desarrollo revolucionario, sino porque
queremos proteger a nuestros partidos de toda inclinación a sustituir la
actividad bolchevique por frases revolucionarias o disputas estériles sobre
valoración de la perspectiva. A la vez que llevamos a cabo una lucha decidida
contra toda tentativa de basarse en la espontaneidad, consideramos y tenemos
en cuenta el proceso de desarrollo de la revolución, no como observadores,
sino como participantes activos en dicho proceso. Como somos un partido
revolucionario, como cumplimos en cada etapa del movimiento las tareas de
interés para la revolución y que corresponden a las condiciones concretas de la
etapa dada, y tenemos clara noción del nivel político de las amplias masas
trabajadoras, aceleramos de la mejor manera la creación de las premisas
subjetivas necesarias para el triunfo de la revolución proletaria». (Georgi
Dimitrov; Los actuales gobernantes de los países capitalistas son transitorios,
el verdadero dueño del mundo es el proletariado; Discurso de clausura en el
VIIº Congreso de la Internacional Comunista, 20 de agosto de 1935)
Sin duda otro de los históricos grandes errores de los partidos comunistas fue el
hecho de sobrestimar sus fuerzas, de alardear de éxitos que no son tales, hacer
análisis internacionales irreales o pronosticar una crisis insalvable para el
régimen que nunca llegaba a ocurrir.
En los primeros años, en base al bajo nivel ideológico de sus líderes… el PCE
(m-l) creía que las organizaciones de todo signo político podían ser una punta
de lanza efectiva contra el imperialismo y el socialimperialismo, incluso llega a
citar a las primers conferencias del Movimiento de los Países No Alineados
como precedentes de lo que se presupone es un movimiento antiimperialista
mundial. ¿Cuál era la realidad?:
261
«En abril de 1955 se reunieron en Bandung en Indonesia, la Conferencia de
solidaridad afroasiática que reagrupaba en un inicio a los jefes de Gobierno de
29 países asiáticos y africanos: Nehru, Chou En-lai, Nasser, Sukarno y Tito,
cogiéndose de la mano, pusieron las bases del «no alineamiento». China,
India, Pakistan, Indonesia y Argelia formaban parte de los pilares fuertes de
esta conferencia que prefiguraba las ideas tercermundistas que los
revisionistas chinos abiertamente desarrollarían en los años 70, ya cuando se
ilustrarían las ambiciones de los pseudocomunistas chinos que procuraban
desempeñar un papel de primer plano en el seno de los «no alineados» que
representaban una buena parte del «segundo mundo». (…) Como ejemplo de
esta denuncia véase por ejemplo la obra de Enver Hoxha: «La política del «no
alineamiento», una política construida sobre un castillo de arena» de 1980; la
obra de Enver Hoxha: «El imperialismo y la revolución» de 1978; o la obra de
Llambro Filo: «La «vía no capitalista de desarrollo» y la «orientación
socialista», «teorías» que sabotean la revolución y abren las vías a la
expansión neocolonialista» de 1985». (Vincent Gouysse; Imperialismo y
antiimperialismo, 2007)
Todavía hay personas que mantienen que en aquellos años los países miembros
del Movimiento de los Países No Alineados como la India de Nehru, el Egipto de
Mubarak, la Arabia Saudí de Faisal, la Chile de Pinochet, la Cuba de Fidel Castro
o el Zaire de Mobutu; países maniatados de pies y manos por el imperialismo y
el socialimperialismo, ¡eran las fuerzas motrices del antiimperialismo de
aquellos años!
«Así pues, camaradas, no aceptamos la teoría de los «tres mundos», igual que
nos oponemos a las de «no alineados», porque estas denominaciones y teorías,
borran el aspecto principal de la lucha de clases como motor de la historia».
(Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del IIº
Congreso del PCE (m-l), 1977)
262
económicas, bien adoptaban esta postura de cara al pueblo para calmar los
ánimos de las masas trabajadoras y posar como antiimperialistas que
buscaban soluciones a su crisis económica interna, o simplemente lanzaban tal
consigna como representantes burgueses de un país capitalista en alza que
buscaba convertirse en potencia y directora del dichoso nuevo orden
económico en su región o a nivel mundial. Pero este eslogan era falso, que
como los marxistas saben, el único «nuevo orden económico» posible que dará
solución a los problemas intrínsecos del capitalismo es el sistema económico
socialista». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo coreano: desde sus
raíces maoístas hasta la institucionalización del «pensamiento Juche», 2015)
¿Pero evitó esto que advertía con tanta vehemencia? Para nada:
«Con el alto porcentaje de votos del pueblo a favor de las candidaturas con
etiquetas de izquierda y a favor de las candidaturas republicanas encabezadas
por nuestro partido, con una derrota política, por tanto, de las fuerzas
monárquicas, se cierra la fase constitucional de la maniobra continuista.
Lógicamente debería haber salido fortalecida de este gran esfuerzo de
mimetismo parlamentario y democratizante. No ha sido así, sin embargo, todo
lo contrario». (Partido Comunista de España (marxista-leninista);
Documentos del IIIº Congreso del PCE (m-l), 1979)
Entre las candidaturas del PCE (m-l) de coalición bajo Izquierda Republicana
(IR), ¡que tan solo obtuvieron 55.000 votos en las generales de marzo de 1979!
¡¡¿Dónde está el triunfo si el 90% del electorado votó a favor de grupos que
habían aceptado la monarquía, la colaboración y la reconciliación nacional
como la UCD, el PSOE, el PCE, la CD, CIU, el PNV, la UN, el PTE, la ORT etc.?!!
Se podría pensar que quizás un dato sería la baja participación, pero lo cierto es
que un 67,43% de la población participó, una proporción realmente alta en un
proceso elector de voto no obligatorio. Además, la tendencia de voto en las
siguientes elecciones comparado con esta de 1979 siempre fue en alza: con un
79,97% en 1982 y un 70,49% en 1986. Desde entonces la participación más baja
han sido las generales de 2016 con un 66,48%.
En las municipales del 3 de abril de 1979 el PCE (m-l) logró unos 7.661 votos, un
0,05%. Sobra comentar esta estadística, incluso en unas elecciones como las
municipales que normalmente por sus características favorecen mucho más el
voto para los partidos pequeños que en las generales.
Este tipo de teorías triunfalistas y tan nefastas ya las hemos refutado cuando
otros grupos maoístas argumentaban que había llegado el fin de las ilusiones
parlamentarias de las masas por la baja participación en uno u otro proceso
electoral:
«En el caso del PCE (r) el nivel de excusas tan patético para no trabajar con
las masas, las justificaciones para no participar en el uso del parlamento como
instrumento de denuncia del régimen son tan, pero tan burdas, que han
llegado a proclamar la afirmación surrealista, de que no participan porque las
masas tienen superado el parlamento (sic):
«Las masas hace tiempo que han perdido la fe, la esperanza y hasta la caridad
en el sistema electoral y en el parlamentarismo burgués». (Partido Comunista
de España (Reconstituido); Antorcha, número 6, 1999)
264
En las elecciones del año 2000 participaron un 68,71% de la población lo que
significaba una bajada del 6% respecto a las últimas elecciones generales, con el
resultado de: el 44% de votos para el Partido Popular (PP) y un 34% para el
Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Ya entonces Don Quijote Arenas
proclamaba orgulloso su épica victoria:
265
iniciada en 2008 los trabajadores repartieron sus votos entre las dos nuevas
formaciones con la esperanza de revertir la situación: el nuevo
socialdemocratismo de Podemos y el nuevo neoliberalismo de Ciudadanos, pero
igualmente siguen teniendo grandes ilusiones en el parlamento y sobre todo en
los partidos capitalistas de siempre los cuales todavía lideran las listas de votos;
el que niegue esta evidencia es que es un iluso o un demagogo profesional.
«¿Qué el PCE (r) proclamara que las masas se desharían de las ilusiones
reformistas a golpe de atentados conspirativos no es acaso una prueba de
sectarismo en la incomprensión del trabajo de masas y el grado de
revolucionarización de las mismas? (…) El PCE (r) en uno de sus análisis
triunfalistas totalmente por encima de la realidad se atrevía a decir que
gracias a sus acciones el PSOE jamás volvería a gobernar. (…) Era una
demencia proclamar que se estaba logrando vencer al reformismo cuando los
dos mayores sindicatos eran CC.OO. y UGT, dominados por el PCE y el PSOE
respectivamente. Era una temeridad decir que se estaba logrando vencer al
reformismo cuando precisamente en 1982 el PSOE había obtenido mayoría
absoluta con 48,11% de votos y 202 de los 350 escaños, datos que en 1986
aunque menores no haría perder la mayoría absoluta volviendo a ganar esta
vez con 44,06% de los votos ocupando 184 escaños. La historia de nuevo dejó
en ridículo las previsiones triunfalistas del PCE (r), pues el PSOE siguió
gobernando nada más y nada menos que hasta 1996, y tras un breve lapso de
tiempo volvería a gobernar de 2004 a 2011 bajo la dirección de Zapatero. Y
266
actualmente por desgracia, según sondeos es la única fuerza para disputarle el
liderazgo al PP». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los
bandazos oportunistas del PCE(r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 30
de junio de 2017)
Uno de los mayores problemas a los que tuvo el PCE (m-l) fue el contenido en sí
de su militancia.
Cuando el partido comenzó a desarrollarse, más que eco entre la clase obrera,
tuvo una influencia reseñable entre la juventud como recogían los servicios
secretos franquistas:
«Los militantes del PCE (m-l) y de sus organizaciones han dado frecuentes
pruebas de falta de formación ideológica, de indisciplina y de desorganización,
especialmente entre los elementos jóvenes con espíritu rebelde y deseosos de
violencia, componente de muchos comandos ejecutados en contra de la
disciplina del partido». (Informe del SECED Sobre el Partido Comunista de
España (marxista-leninista), Grupos subversivos, julio de 1974)
Como hemos dicho en más de una ocasión sobre este tipo de militancia en
algunos grupos del pasado y de la actualidad, sorprende la facilidad con la que
otorga el carnet a sus militantes, e incluso el rápido trasvase de militantes de las
juventudes al partido a falta de gente disponible. Obviamente cuando esto
ocurre en contra de la voluntad del partido, no supone un error a propósito,
pero expone una deficiencia clara. Corrobora la falta de popularización de las
ideas de la organización entre la clase obrera o bien directamente el rechazo de
las masas al partido debido a errores en las líneas del programa o en el estilo de
trabajo hacia ellas. En otros casos, el problema reside, en que existe en lo alto
del partido una cúpula que está corrompida por la ideología revisionista, cuya
máxima consciente es tomar a la juventud como el pilar del partido, ya que
saben que son: los elementos más manejables, por lo que contribuyen a
268
asegurar el personalismo de las figuras veteranas, el fanatismo basado en el
sentimentalismo, el aventurerismo buscando acciones espectaculares para crear
simpatías entre elementos impresionables, que con ellos es más fácil el permitir
desarrollar el intelectualismo arrogante a través de aprender mecánicamente
unas cuantas fórmulas, y toda una ristra de vicios que podríamos seguir
enumerando. Por eso hay que luchar siempre contra esas teorías maoístas de la
época de la Revolución Cultural que elevaban a la juventud al rol de dirigente
del partido y la revolución, porque recordemos, la juventud, si bien tiene
grandes virtudes como su vitalidad e iniciativa, también adolece de grandes
defectos, ya que por su propia idiosincrasia normalmente sus elementos son
proclives a las vacilaciones y confusión derivadas de la inexperiencia política o
la falta de formación ideológica:
Gran parte de los partidos comunistas de entonces, sobre todo en los países más
o menos desarrollados, no habían llegado a comprender la importancia del
trabajo en el campo, y ello se veía en la nula influencia entre sus elementos:
269
y de la gran propiedad agraria de los terratenientes, de la ruina económica y
de las guerras imperialistas, inevitables mientras se mantenga el régimen
capitalista. Las masas trabajadoras del campo no tienen otra salvación que su
alianza con el proletariado comunista y apoyar abnegadamente su lucha
revolucionaría para derribar el yugo de los terratenientes –grandes
propietarios agrarios– y de la burguesía.
Por otra parte, los obreros industriales no podrán cumplir su misión histórica
de liberar a la humanidad de la opresión del capital y de las guerras, si se
encierran en el marco de intereses estrechamente corporativos, estrechamente
profesionales y se limitan, con suficiencia, a preocuparse sólo de mejorar su
situación que a veces es pasable desde el punto de vista pequeñoburgués. Esto
es precisamente lo que ocurre en muchos países avanzados donde hay
una «aristocracia obrera», la cual constituye la base de los partidos
pseudosocialistas de la II Internacional, pero que en realidad son los peores
enemigos del socialismo, traidores del socialismo, chovinistas
pequeñoburgueses, agentes de la burguesía en el seno del movimiento obrero.
El proletariado actúa como clase verdaderamente revolucionaria,
auténticamente socialista, sólo cuando en sus manifestaciones y actos actúa
como vanguardia de todos los trabajadores y explotados, como jefe de los
mismos en la lucha para derribar a los explotadores, cosa que no puede ser
llevada a cabo sin introducir la lucha de clases en el campo, sin agrupar a las
masas de trabajadores rurales en torno al partido comunista del proletariado
urbano, sin que éste eduque a aquéllas.
270
del campo es muy numeroso en todos los países capitalistas; los
representantes de la burguesía y los «socialistas» amarillos de la II
Internacional disimulan su existencia y su situación especial, ora engañando
conscientemente a los obreros, ora creyendo ciegamente en la rutina de las
concepciones pequeñoburguesas y confundiendo a estos trabajadores con la
masa común de los «campesinos» en general. Semejante procedimiento,
radicalmente burgués, de embaucar a los obreros se advierte, sobre todo, en
Alemania y en Francia, luego en los EEUU, así como en otros países. Cuando
los partidos comunistas organicen debidamente su labor, este grupo será su
partidario seguro, porque la situación de estos semiproletarios es
sumamente penosa y porque bajo el poder soviético y la dictadura del
proletariado sus ventajas serán enormes e inmediatas.
En algunos países no existe distinción clara entre estos dos primeros grupos;
sería pues lícito darles una organización común de acuerdo con las
circunstancias.
A la par con esto, los partidos comunistas deben tener bien presente que en el
período de transición del capitalismo al comunismo, o sea durante la
271
dictadura del proletariado, en este sector son inevitables las vacilaciones, por
lo menos en cierta medida, a favor de una libertad de comercio ilimitada y del
libre ejercicio de derechos de propiedad privada, pues este sector, siendo ya –si
bien en pequeña parte– vendedor de artículos de consumo, está corrompido
por la especulación y por los hábitos de propietario. Sin embargo, si el
proletariado victorioso sigue una política firme, si ajusta resueltamente las
cuentas a los grandes propietarios de la tierra y a los campesinos ricos, las
vacilaciones de este sector no pueden ser considerables y no podrán cambiar el
hecho que, en general y en su conjunto, se encontrará al lado de la
revolución proletaria.
272
ajuste terminantemente las cuentas a los grandes terratenientes y a los
capitalistas, sólo después de que estos hombres oprimidos vean en la práctica
que tienen un jefe y un defensor organizado, lo bastante poderoso y firme para
ayudar y dirigir, para señalar el camino acertado». (Internacional
Comunista; Tesis sobre la cuestión agraria; IIº Congreso de la Internacional
Comunista, 1920)
Estas deficiencias serían de nuevo constatadas por el PCE (m-l) tres años
después:
273
Dentro de las autocríticas, se citan una y otra vez al activismo inconsciente, en
detrimento de una acción más organizada y meditada:
274
a trabajadores atrasados. Se introducirá en el orden del día las cuestiones más
interesantes: aprovisionamiento, vivienda, problemas militares, enseñanza,
tarea política del momento actual, etc. Los comunistas deben tener influencia
en esas asociaciones, con lo que se obtendrán resultados muy importantes
para el partido. Los comunistas consideran como su tarea principal un trabajo
sistemático de educación y organización en el seno de esas organizaciones.
Pero precisamente para que ese trabajo sea fecundo, para que los enemigos del
proletariado revolucionario no puedan apoderarse de esas organizaciones, los
trabajadores avanzados, los comunistas, deben tener su partido de acción
organizada, que sepa defender el comunismo en todas las coyunturas y ante
todas las eventualidades. 7. Los comunistas no deben apartarse nunca de las
organizaciones obreras políticamente neutras, aun cuando posean un carácter
evidentemente reaccionario –uniones amarillas, uniones cristianas, etc.–. En
el seno de esas organizaciones, el partido comunista prosigue constantemente
su propia obra, demostrando infatigablemente a los obreros que la
neutralidad política es conscientemente cultivada entre ellos por la burguesía
y por sus agentes a fin de desviar al proletariado de la lucha organizada por el
socialismo». (Internacional Comunista; Resolución sobre el papel del partido
comunista en la revolución proletaria, 1920)
Creemos que es de suma importancia recordar las críticas de Dimitrov hacia los
falsos conceptos de algunos comunistas que impiden la consolidación del
partido:
275
revolucionarización de las masas, en la apreciación exagerada del ritmo, con
que se apartan de las posiciones del reformismo, en el intento de saltar las
etapas difíciles y los problemas complicados del movimiento. Los métodos de
dirección de las masas se sustituían frecuentemente en la práctica por los
métodos de dirección de un grupo cerrado de partido. A consecuencia de esto
no se apreciaba debidamente la fuerza de los lazos tradicionales entre las
masas y sus organizaciones y direcciones y, cuando las masas no rompían
estos lazos de golpe y porrazo, se adoptaba frente a ellas una actitud tan
brusca, como frente a sus dirigentes reaccionarios. La táctica y las consignas
se convertían en un «patrón», válido para todos los países, y no se tenían en
cuenta las particularidades de la situación concreta en cada país dado. Se
pasaba por alto la necesidad de desplegar, en el seno de las propias masas,
una lucha tenaz para ganar su confianza, se descuidaba la lucha por las
reivindicaciones parciales de los obreros y la labor dentro de los sindicatos
reformistas y de las organizaciones fascistas de masas. La política del frente
único se suplantaba frecuentemente por meros llamamientos y por la
propaganda abstracta. Las actitudes sectarias entorpecían en no menor grado
la selección acertada de los hombres, la educación y formación de cuadros
relacionados con las masas, que gocen de la confianza de éstas, de cuadros con
consecuencia revolucionaria y probados en las luchas de clases, que sepan
asociar a la experiencia práctica del trabajo de masas la firmeza de principios
del bolchevique. De este modo, el sectarismo retrasó considerablemente el
crecimiento de los partidos comunistas, dificultó la aplicación de una auténtica
política de masas, entorpeció la explotación de las dificultades del enemigo de
clase que debía fortificar las posiciones del movimiento revolucionario,
impidió la conquista de las extensas masas proletarias para los partidos
comunistas». (Georgi Dimitrov; La clase obrera contra el fascismo; Informe
en el VIIº Congreso de la Internacional Comunista, 2 de agosto de 1935)
276
donaire, delicadeza, paciencia y suavidad. Como mínimo, tratarlos con
neutralidad benévola; lo menos que podíamos hacer con respecto a ellos era
guardar silencio, abstenernos de críticas públicas; y de hacer críticas, en plan
amistoso, con amabilidad y espíritu de concordia. Eso se traducía en una
política de acercamiento y buenas relaciones para con los camaradas pro-
soviéticos –E. García, Enrique Líster–, los amigos catalanes de la OCE
(Bandera Roja) y los de Komunistak (MCE)». (Lorenzo Peña; Amarga
juventud: Un ensayo de egohistoria, 2010)
Por supuesto, para renegados como Lorenzo Peña no había, o apenas había,
diferencias entre estos grupos y el PCE (m-l), o más bien lo que él quería hacer
del PCE (m-l). Es la clásica concepción que se utiliza una cabeza de turco –
Carrillo en este caso– para justificar el revisionismo de toda una organización –
el Partido Comunista de España (PCE)– e incluso de toda una generación del
movimiento obrero. Esto también lo haría el renegado Raúl Marco pasado unos
años cuando echase la vista atrás sobre la historia del PCE (m-l) y sus
posiciones, como veremos después en otro capítulo. Afirmar estas conclusiones
es como creer que el revisionismo no engendrase nuevas variantes, como si no
tuviese cada día nuevos jefes y adoptase otras particularidades. Como si el
revisionismo no alcanzase a los viejos militantes comunistas, como si no
alcanzase a las propias organizaciones antes revolucionarias.
«Tratar con miramiento» a los jefes y representantes del revisionismo sea del
color que sea ni es revolucionario ni ayuda en nada a los propios militantes
honestos que estén bajo su influencia.
«En ningún caso puede haber unidad, de pensamiento y de acción con los
traidores revisionistas. Aquí precisamente tiene su origen la polémica, que
jamás podrá cesar.
277
Para los revisionistas modernos la unidad consiste en cesar la polémica, en no
reconocer su traición, en proseguir en este camino de traición, consiste en la
unidad sobre las cosas «que nos unen» –cuando en realidad nada,
absolutamente nada nos une, sino que todo nos separa–, etc., etc.
Los revisionistas han cometido una traición total, y querían que todo el
movimiento comunista internacional se adhiriera a su línea. Esto no sucedió ni
podía suceder. Los revisionistas modernos fueron desenmascarados y están
sufriendo sucesivos fracasos. Siguen clamando por la unidad y de mil maneras
buscan corromper a los otros para llegar por lo menos a un compromiso, a
una falsa unidad, a una supuesta unidad. Debemos combatir con todas
nuestras fuerzas esta maniobra y estas tentativas, y, a través de nuestra lucha
contra el revisionismo moderno». (Enver Hoxha; El revisionismo moderno:
peligro y enemigo principal del movimiento comunista y obrero internacional;
Extractos de la conversación sostenida con una delegación del PC de Nueva
Zelanda, 6 de octubre de 1965)
278
que no estamos de acuerdo con ninguno de vosotros, pero si con algunos
podemos estar de acuerdo en algo es con estos [PCE (m-l)], con vosotros
nunca, así que los que se quedan son ellos, si os queréis ir os vais». Con lo cual
se fueron. (…) Su jefe, que efectivamente tenía una cara de «meapilas» de
cuidado, el «camarada Intxausti», acabaría entre las filas del PSOE en 1990, y
creo recordar que tuvo altos cargos. (…) En otra ocasión me llama en el
trabajo una chiquita de dieciocho años de la Unificación Comunista de España
(UCE) que publicaban el periódico «De verdad». Yo conocía de su eclecticismo.
En ese momento, yo aproveché para clarificar mis dudas y dije: «¿Vosotros
sois trotskistas?» Y me contesta «Sí». Empezó con su retahíla y le dije: «No te
canses, no me hagas proselitismo, porque yo he hecho eso lo que tú estás
haciendo ahora (Risas)… además… que no soy trotskista». Tiempo después en
la era del PSOE de Felipe González, cuando Josep Borrell empezó a destacar
como un «tío majete», ellos como se agarran a cualquier clavo ardiendo,
trataron de apoyarlo, creyendo, vete a saber tú, que era un elemento
revolucionario o qué sé yo. Después me he ido enterando como han ido
apoyando el chovinismo español más rancio, desde a Rosa Díez con Unión
Progreso y Democracia (UP&D), hasta a Albert Rivera con Ciudadanos (C’s),
pidiendo el voto por ellos». (Comentarios y reflexiones de José Luis López
Omedes a Bitácora (M-L), 2019)
Nuestra crítica al PCE (m-l) histórico va referida a otra cuestión: que en cada
ocasión en que surgía un problema ideológico, bien fuese una tentativa de
escisión, críticas internas justas, una polémica con otro grupo autodenominado
comunista… en demasiadas ocasiones la dirección oficial expresaba epítetos
muy contundentes pero muy breves y muy poco didácticos para la militancia
propia o ajena, lo cual no conduce a lo propuesto: levantar conciencia. En la
gran mayoría de ocasiones se tenía la razón, pero no se convencía con los
medios usados, o se tendía a olvidar en ocasiones la pertinente diferenciación
entre dirigencia y base.
«Sobre el PCE (m-l), hay que estudiarlo sobre la base del momento en que
surgió, realmente en el panorama político de izquierdas español no había
nada con enjundia y con proyecto salvo pequeños grupos sin relevancia en
ningún aspecto. Dejando a un lado las personalidades de sus dirigentes en las
diversas épocas y escisiones, la realidad es que fue una ventana al marxismo-
leninismo. Digamos que la joya de la familia de todas esas siglas era el
«nuestro» y por supuesto con la sombra del FRAP, e incluso se puede decir que
nos «temían», parece que éramos muy «radicales». Fuimos digámoslo así
excluyentes en ese sentido, y a veces hay que serlo, nosotros al menos no
mostramos la miseria revisionista de la época, como otros partidos de que
proliferaron entonces PCE, PTE, ORT, UCE, OCE (BR), MCE, PCE (r), etc.
Quiero aclarar que con hablar de «excluyentes» me refiero a que tampoco te
puedes mezclar por principios con alguien que no apoya o respeta como
mínimo una línea política en concordancia con el comunismo. (…) A todos los
que conocí les tenia aprecio, ten en cuenta que los conocí en la cárcel de
Carabanchel, y a otros también en la calle, unos se convirtieron enemigos –
como los hermanos Diz de la fracción de 1976–, mintieron y tergiversaron, con
estos no hay discusión, pero nunca acepte una cosa, se puede discutir hasta la
saciedad y debe hacerse, pero llegar gasta la violencia entre nosotros es una
pena, salvo que no haya otro remedio ante la posibilidad de romper el partido,
279
por gentes conscientes de hacerlo. Cuando hablo de lo «excluyente» que fue el
partido con otras tendencias y organizaciones que no estaban de acuerdo con
la línea política, me refería a las formas, se les trataba con profundo desprecio
a todos ello, lo cual es normal pero creo que sin caer en revisionismos se puede
tratar con mayor flexibilidad los temas, y sobre todo diferenciando a la base
de los capitostes que manejan el cotarro. En fin, habrás visto los escaneos de
«Vanguardia Obrera» y otros. Generalmente Raúl Marco era el de los insultos
y las explicaciones insulsas contra las escisiones y los partidos hostiles, aunque
otros no se quedaban atrás. (…) El movimiento marxista-leninista, creo que en
muchos momentos, emplea mucha parafernalia de eslóganes y simbología y se
vuelve sistemáticamente excluyente esta vez en el sentido peyorativo, la
política implica ser más flexible y con una mayor cercanía hacia los problemas
actuales de los trabajadores –de nuestra óptica por supuesto–. No se puede
crear «una iglesia» y ser dogmático por tener unos principios sólidos, ¿qué
tenemos la razón? Sí, pero no sirve de nada si no sabemos persuadir a la gente
a través de la ciencia marxista-leninista, tampoco es lo mismo discrepar con
un interlocutor preparado a explicárselo a un trabajador sin formación. Creo
que estas consideraciones deben tenerlas en cuenta las próximas
generaciones». (Comentarios y reflexiones de José Luis López Omedes a
Bitácora (M-L), 2019)
Elena Ódena criticaría en alguna ocasión estos conatos de sectarismo con estos
temas:
«Se señaló que el izquierdismo y el sectarismo han sido las dos tendencias que
han obstaculizado y, en algunos puntos frenado, la vinculación del partido con
la clase obrera y con sectores del movimiento popular, ya que se ha confundido
o no se ha diferenciado suficientemente a los militantes o afiliados de base de
los sindicatos y partidos oportunistas, con sus dirigentes». (Elena Ódena; En
la reciente reunión del Comité Central. El partido y la situación actual, 1980)
280
necesaria para la lucha triunfante por la victoria del socialismo en la Unión
Soviética. Sólo después de que el trotskismo fue desenmascarado
definitivamente como tendencia ideológica y aislado por completo, el partido
terminó con él desde el punto de vista organizativo». (Édourd Burdzhalov; La
importancia internacional de la experiencia histórica del partido de los
bolcheviques, 1948)
a) El PCE (m-l), pese haber recibido críticas muy duras de otros grupos,
normalmente no mantenía una violencia verbal sin cabeza. El PCE (m-l)
efectivamente criticaba el oportunismo imperante entre dichas organizaciones,
pero del mismo modo cuando era menester también se señalaban las posturas
favorables para la lucha revolucionaria, esto, aunque fuesen meros conatos o
posturas temporales, era necesario para estimular a los militantes más
combativos para coordinar acciones concretas, y también para usarlo en contra
de los cabecillas revisionistas cuando abandonasen dichas posturas militantes.
281
Estas acusaciones gratuitas de «sectarismo» y «dogmatismo» serían una
constante sobre el PCE (m-l) antes, durante, y sobre todo después de la muerte
de Franco por parte de estos grupos, pero como hemos visto la historia no era
tan simple, incluso sucedía lo contrario. Lo cierto era que en 1972 estaba por
venir la «época dorada» de influencia del PCE (m-l), con su frente el FRAP;
durante 1973-1975 su influencia, como reconocían los servicios secretos
franquistas, solo era superada entre los grupos de izquierda por el PCE, por lo
que el análisis de la ORT era en base a su deseo y resentimiento, pero no a la
realidad.
El tono del PCE (m-l), aunque siempre fue combativo contra estas
organizaciones, obviamente sufrió una transformación acorde a la mutación de
estas organizaciones, que en su mayoría se derechizaron a ritmos increíbles.
La ORT y el MCE se enrolaron en una alianza promovida por el PSOE junto con
la reacción de todo tipo, en un frente conocido como la Convergencia
Democrática:
282
Solo hace falta ver la evolución política posterior de la ORT sin ir más lejos:
Otro partido que «sufrió el escarnio» del PCE (m-l) sería el Partido del Trabajo
de España (PTE), el cual nacería primero como una escisión del PCE en
Cataluña en 1967, denominando grupo «Unidad», después pasó a llamarse
Partido Comunista de España (internacional) hasta 1975, caracterizado por un
eclecticismo sorprendente, rechazando el «stalinismo» y virando hacia el
trotskismo, para posteriormente evolucionar hacia el maoísmo y su fascinación
por la Revolución Cultural –especialmente por los elementos anarquistas,
idealistas y espontaneistas de la misma– como comentaría su ex Secretario
Joaquín Aramburu:
283
«La ideología de esta organización en su etapa antecedente, se caracterizó por
criticar al Partido Comunista de la Unión Soviética y al Partido Comunista de
España, porque han abandonado la teoría de la revolución de Lenin y
rechazado la política de Stalin. Pero sobre todo, lo que más identificaba a esta
organización, era «la radicalidad de sus planteamientos de lucha», según es
definida por José Antonio Alonso, con toda precisión. Por otra parte, también
recibió la influencia de las ideas de Trotski en esos primeros años, así, el
mismo PCE(i) dice al referirse a la etapa previa al Congreso de constitución:
Nuestro Primer Congreso era absolutamente necesario. Nuestra línea política
anterior, las viejas ideas, eran el producto de una visión idealista y
esquemática de la realidad, que nos llevaba a confundir ésta con nuestros
deseos. Era el producto de lo que Lenin definió como «La enfermedad infantil
del Comunismo», enfermedad peligrosa cuando ataca las filas del movimiento
obrero y que nos colocaba en las posiciones del trotskismo, la forma de
ideología burguesa, junto con el revisionismo, más odiado por los marxista-
leninistas». (Congreso de Constitución», Mundo Obrero Rojo, núm. 1, 10 de
abril de 1973) Y más adelante explica lo que ya podemos tomar como los
nuevos principios ideológicos: «La propia práctica de las luchas de clases en
nuestro país, la profundización en el estudio del marxismo-leninismo, del
pensamiento de Mao Zedong y de la experiencia del movimiento Comunista
Internacional, han hecho caer todas aquellas erróneas
concepciones». (Congreso de Constitución», Mundo Obrero Rojo, núm. 1, 10 de
abril de 1973) (…) En 1974, el PCE(i) solicita la entrada en la Junta
Democrática; durante la transición a la democracia intenta la alianza
electoral con el PCE y, una vez comprobado el fracaso de su línea política
revolucionaria, algunos de sus militantes optan por la colaboración con
Izquierda Unida, en mayor medida que con otras fuerzas políticas». (Consuelo
Laiz Castro; La izquierda radical en España durante la transición a la
democracia, 1993)
284
Una de las cuestiones que separaba al PCE (m-l) de estos grupos era su
profundo antistalinismo, la desmaoización del PCE (m-l) en 1978 descubriendo
su entramado esencialmente antistalinista, lo que en efecto solo añadía motivos
para desconfiar de las organizaciones que aún mantenían dicha postura:
«La discusión sobre si Stalin era, o no, un clásico del marxismo, provocó
discusiones previas al Congreso en los sectores más ilustrados, sobre todo,
debido a que esos sectores tenían contactos con otros partidos que mantenían
otras posiciones y en definitiva porque cuestionaban más las teorías de la
ORT.
285
los planteamientos chinos, y se acababa por considerar que «pesaban más los
aciertos que los errores y que por tanto seguía siendo un clásico del
marxismo», pero todo ello sin un estudio profundo y detenido; por tanto
pedían al Congreso y a la ORT que quedara tal definición en suspenso, hasta
su mayor estudio. La postura era: no proscribirlo, pero dejarlo en suspenso
hasta que se reconsiderara el tema y se tomara una postura. Parece ser que en
la elección de delegados al Congreso, influyó en negativo aquellos, cuyas
posiciones estaban en contra de Stalin». (Reunión de trabajo con miembros de
la ORT, 25 de noviembre de 1982)
Este antistalinismo bebía en este caso del trotskismo y sobre todo del maoísmo
de la época. Véase la obra: «Mentiras y calumnias de la historiografía burguesa-
revisionista de Mao Zedong y el revisionismo chino sobre Stalin» de 2014.
Para entender la fisonomía política del trotskismo y sus mitos. Véase la obra:
«Sobre el falso antitrotskismo» de 2017.
Entre la ORT-PTE es claro que ambas agrupaciones empezaron a estar cada vez
más cerca de la estela eurocomunista del PCE pese a sus presuntas polémicas
con él:
«Les decimos a los camaradas del PTE-ORT: sin abandonar vuestras ideas,
ingresad en el PCE, participad en su debate interno, enriquecedle, colaborar a
formar su voluntad política. ¿No avanzaría así con certeza vuestro proyecto de
construir un nuevo partido revolucionario? (…) ¿Pretenden crear otro partido
de cuadros de tipo leninista? Sería absurdo. (…) Se trata pues, de partidos de
base social similar a la del PSOE o del PCE. Su imagen ideológica se sitúa ante
la mayoría, en el mismo espectro que la nuestra». (Nuestra Bandera; revista
de educación ideológica del Partido Comunista de España, Nº99, 1979)
«El Mercado Común representa una parte importante del llamado Segundo
Mundo, constituye un intento en desarrollo, de unión económica y política de
los países capitalistas de Europa Occidental. El significado fundamental de
286
esta unión es oponerse al control y al atropello por parte de las dos
superpotencias. Constituye una tendencia a independizarse, a la lucha común
contra el hegemonismo, por tanto, su existencia y consolidación representan
un factor positivo en la actual correlación de fuerzas del mundo. El
proletariado español, como todas las fuerzas revolucionarias del mundo, ha de
ver con satisfacción a este intento integrador». (Resoluciones conjuntas de los
Comités Centrales de la ORT y el PTE, 11 de septiembre de 1976)
«Los revisionistas chinos incrementan día a día su traición a los principios del
marxismo-leninismo, a la causa de la revolución y a los pueblos. Su nefasta
«teoría de los tres mundos» –compartida y aclamada por toda la morralla
política internacional, como «nuestra»– jesuítica ORT, les lleva a embellecer
demencialmente el reaccionario Mercado Común Europeo, a la reaccionaria y
agresiva OTAN y a todo reaccionario habido y por haber en el mundo».
(Vanguardia Obrera; Nº231, 1978)
En otra entrevista, a otro cuadro importante del Comité Central del PTE, se
daba su visión que no deja lugar a dudas:
«¿Entonces, la unión con la ORT es una salida de última hora, una forma de
salvarse?
287
a ponernos uno, a ver si uno solo puede. Y de hecho se desconfiaba, se criticaba
y hasta se ironizaba sobre los de la ORT, por este carácter curil que tenían y no
sé qué». (Entrevista con José Antonio Alonso, 18 de marzo de 1992)
«El estrepitoso fracaso de los grupos ORT y PTE en las pasadas elecciones del 1
de marzo, resulta particularmente grotesco al observar sus explicaciones. Sin
miedo al ridículo e imbuidos por un electoralismo sin límites, la ORT declaraba
en su periódico, días antes de las elecciones que «era evidente el acertado
resultado de las encuestas de la Agencia Europea Press que atribuyen
diputados por Madrid a la ORT». (…) Por su parte el PTE no le anduvo a la
zaga en oportunismo y estupideces. Al conocer el estruendoso fracaso, uno de
sus cabecillas declaraba a la prensa: No lo entiendo, no me lo explico… No
estaba previsto en las encuentras». (Diario 16, 3 de marzo de 1979) (…) Si
tenemos en cuenta que estas organizaciones se presentaron a las elecciones
tras más de un año de legalidad, que la prensa no se cansó de publicar sus
bravatas electoreras a lo largo de la campaña, que se han gastado decenas de
millones de pesetas en propaganda, dinero que la banco no dudó en otorgar,
dada su política. (…) Podemos entender el estrepitoso fracaso que supone el
sacar un porcentaje menor que en 1977. Y para salir del atolladero, los
cabecillas de ambos grupos, en el más puro estilo circense, se destapan con el
más «difícil todavía» de su proyectada unidad». (Vanguardia Obrera, Nº 274,
1979)
288
En dicho artículo apenas se profundizaba en aspectos como los comentados por
nosotros –línea, programa y tesis características– lo que demuestra la falta de
ingenio para exponer a dichos grupos, dedicándole más insultos que otra cosa.
En otros artículos de 1979 en cambio sí se señalaban los nexos de ambas
organizaciones con el apoyo a la línea política exterior de los revisionistas
chinos, pero poco más, no solía haber grandes artículos explicando
detenidamente las cuestiones.
289
los mayores oportunistas de la época sin ninguna duda, entraría en 1990 tras
declarar que llevaba colaborando con él más de ocho años.
Pese a todo, hay que decir, que el PCE (m-l) fue el único partido que mantuvo
una postura crítica desde una óptica revolucionaria. ¿Qué se podría haber
explotado mejor los deméritos de las dirigencias oportunistas de otros partidos?
Claro. Desde el PCE (m-l) señalar a cada paso a estos grupos como la ORT-PTE
de furgones de cola del PCE de Carrillo o denunciar el revisionismo de su
política exterior maoísta, era una realidad, nadie puede negar lo obvio, pero
criticar puntualmente algunos aspectos oportunistas de forma escueta no era un
trabajo ideológico suficiente para persuadir a su militancia de la necesidad de
abandonar dicha organización. Era necesario exponer cada programa, tesis,
teorías específicas de forma sistemática a la luz de un análisis desde el
marxismo-leninismo. Algo que el PCE (m-l), salvo algún artículo extenso hacia
PCOE, OCE (BR), MCE y sobre todo PCE, no solía realizar con el resto de
organizaciones, de hecho no tenemos constancia de artículos de gran extensión
que explicasen de forma oportuna los defectos del PTE, ORT, PCE (r) o PCPE.
Esto era un ejercicio teórico que siempre que hemos pedido explicaciones a
viejos exmilitantes, aluden a las famosas prioridades por el activismo o la
proliferación de trabajo teórico sobre otras cuestiones. Pero como sabemos el
trabajo en este aspecto del análisis y exposición de los adversarios revisionistas
es innegociable como lo demuestra la historia del bolchevismo con sus extensos
textos contra los eseristas, nacionalistas, mencheviques, liberales y anarquistas.
Al PCE (m-l) más le hubiera valido realizar dichos trabajos para persuadir a la
militancia, en vez de gastar energías en otros temas menos productivos que ya
hemos comentado anteriormente en otros capítulos. De paso, sus obras
hubieran quedado –como otras que sí realizaron–, como antídoto contra las
alteraciones de la historia que algunos grupos pretenden realizar a posteriori de
los hechos.
El PCE (m-l) criticaba desde un inicio al MCE por sus más que claras
desviaciones, cosa que a algunos blandengues les parecía mal:
290
«¿Qué postura adoptar con relación a los grupos, las corrientes, las
sensibilidades –organizadas o no– de las cuales discrepábamos, pero a las
cuales sería difícil clasificar por su carácter híbrido o ecléctico: pro-soviéticos,
los vascos de Komunistak, los de Bandera Roja? Para los camaradas de la
línea septentrional había que denunciar sus posiciones y combatirlos, ya que
su existencia amenazaba nuestra hegemonía político-ideológica y era
susceptible de atraer a personas que, sin ella, podrían ser atraídos hacia
nosotros. (...) La línea meridional opinaba todo lo contrario. (…) Para la línea
septentrional, había que lanzarse a por todos ellos al degüello. La VPE
[Voluntad Predominante en el Ejecutivo] me exhortó –ya cuando faltaba muy
poco para el cese de mi militancia– a que yo pusiera mi pluma al servicio de
esa embestida frontal contra todos: listerianos, MCE, Bandera Roja y cuantos
no se plegaran a nuestra dirección, alegando que, cuando alguien ofrecía a la
clase obrera una plataforma, distinta de la nuestra pero con denominación
comunista, constituía un competidor que nos quitaba posibilidades de
expansión y obstaculizaba nuestro desarrollo, el desarrollo del verdadero
partido del proletariado. Estuve en total y absoluto desacuerdo. Rechacé
completamente tal pretensión –que acabó de empujarme a abandonar el
PCEml lo antes posible–. Yo había elaborado documentos para un
acercamiento a Komunistak. (…) Quería ser una crítica a la crítica, para
prevenir la acometida frontal que se veía venir–. Y vino. No contó con mi
pluma la VPE, porque, fugándome, me sustraje a participar en esa labor,
incompatible con mis ideas. Pero, después de mi marcha –mayo de 1972–, el
C.E. del PCEml lanzará esa andanada impuesta por la camarada Elena
Ódena». (Lorenzo Peña; Amarga juventud: Un ensayo de egohistoria, 2010)
Como se ve aquí, el «apostata» Lorenzo Peña se negó a escribir para el PCE (m-
l) todos y cada uno de los errores que Komunistak mantenía. Se dedicó a
escribir en secreto dos escritos que ahora ha publicado. La debilidad de sus
escritos es evidente. Sus únicas quejas hacia Komunistak en sus dos escritos
inéditos de 1972 son sus discrepancias en torno a la cuestión nacional –ya que él
siempre ha mantenido un chovinismo castellano disfrazado que tocaremos más
adelante–, pero no decía ni una sola palabra respecto al resto de temas donde
Komunistak cometía varios patinazos que lo hacían totalmente incompatibles
con el marxismo-leninismo. Algunos preguntarán sobre estos escritos de Peña,
¿de haber sido firmado bajo las siglas del PCE (m-l) hubiera supuesto un avance
para la militancia honesta en Komunistak? Para nada, hubieran sido una
palmadita en la espalda para aquella dirigencia, hubiera reforzado su línea
antimarxista, mientras hubiera dejado naufragando a la militancia más honesta
y revolucionaria de Komunistak en un mar de dudas y confusión. Esto
demuestra lo peligroso que hubiese sido que Lorenzo Peña siguiese
entorpeciendo la lucha ideológica dentro del PCE (m-l), el gran favor al partido
que hizo abandonando la organización por su propio pie y, en cambio, el error
de la dirigencia de no haber detectado antes estas inclinaciones del señor Peña y
291
haberle permitido ser una de las cabezas visibles teóricas durante los 60 en
varias cuestiones.
Desde la dirección del PCE (m-l) se atrevían a criticar los diferentes errores del
MCE, empezando por sus bandazos ideológicos y su aberrante eclecticismo:
292
específica de los cabecillas de Komunistak, su «revolucionarización
ideológica» es tan solo un viejo truco consistente en ocultar su falta de
aplicación concreta de los principios de la práctica revolucionaria, su
incapacidad política, su abandono de la labor sistemática de educar,
organizar y movilizar a las masas, un baño de metafísica jesuítica de
convento, con el mantuvo de la «revolucionarización» en abstracto, del estudio
libresco y la asimilación memorística y vacía de ciertos textos». (Partido
Comunista de España (marxista-leninista); Formas y variedades del
revisionismo moderno en España: «Komunistak» –actualmente MCE–, 1972)
293
intereses patrios», se invita a participar en acciones y movilizaciones pacíficas
y se afirma que el programa de Coordinación Democrática «constituye la
única alternativa pacífica hacia la democracia». (...) Y el MCE declara con
toda precisión que: «Nuestro Partido lucha por tanto resueltamente por las
libertades democrático-burguesas» (68)». (Consuelo Laiz Castro; La izquierda
radical en España durante la transición a la democracia, 1993)
Como ya pudimos ver, la fracción de 1981 del PCE (m-l) reivindicó la unión con
el MCE, pese al abismo que separaba al PCE (m-l) con dicha organización, que
lejos de avanzar ideológicamente superando mitos retrocedía a pasos
agigantados. Por ejemplo, el MCE acababa de pasar de apoyar al maoísmo
tercermundista a apoyar ahora al socialimperialismo soviético, revelando el caos
ideológico interno que le llevaría a unificarse con la organización trotskista Liga
Comunista Revolucionaria (LCR) en 1991.
c) Otro de los grupos que el extravagante Lorenzo Peña cita como un error en no
tomar en consideración sería el Partido Comunista Obrero de España (PCOE).
El PCE (m-l) ciertamente se las tuvo de todos los colores con el PCOE. Y es que
recordemos que el PCOE es un partido nacido en 1973 por medio de Enrique
Líster que se había escindido del PCE al calor y apoyo del revisionismo
soviético. Su líder venía de ser una de las figuras que obstaculizaron en 1963-64
la creación del PCE (m-l) como se puede ver en los documentos fundacionales o
en «Esbozo de la historia del PCE (m-l)» publicados en Vanguardia Obrera
durante 1983-1985.
294
PCE «Nuestra Bandera». Desde el PCE (m-l) Raúl Marco denunciaría esto
mismo en su artículo: «Tanto monta, monta tanto»:
Como nota decir que aunque Raúl Marco haya rehabilitado a Líster y se haya
reconciliado con sus sucesores en 2006, estas palabras de 1972 siguen siendo
tan ciertas como antes.
295
(Partido Comunista de España (marxista-leninista); El falso antirrevisionismo
de Líster, 1973)
El PCOE nunca ha tenido una posición clara hacia los revisionismos modernos,
al revisionismo eurocomunista lo criticaba desde posiciones hipócritas, pues el
mismo Líster había sido sostenedor de dichas teorías desde finales de los 40. Al
revisionismo yugoslavo jamás lo combatió con firmeza y además se reconcilió
con él, y las pocas críticas al revisionismo chino parten desde las mismas
posiciones jruschovistas-brézhnevistas, ergo inútiles para desmontar al
revisionismo chino. Por no hablar del PCOE actual y su apoyo panfletario –sin
un solo análisis del por qué– a Corea del Norte, Cuba, Vietnam y otros países
revisionistas-capitalistas. Su postura de apoyo crítico al «revisionismo del siglo
XXI» al cual defienden patéticamente, imitando la postura de sus ídolos los
revisionistas cubanos, vuelve a confirmar su catadura. ¿Qué línea «comunista»
296
en materia de política exterior es aquella que coincide con adular a
prácticamente todas las variantes del revisionismo recordando a la línea
carrillista de «saludo a todo lo que se autodenomine comunista y lleve hoz y
martillo sin mayor análisis», cayendo en posiciones folclóricas?
Como muestra para el lector del carácter de Líster, en 1986, con la expulsión de
Carrillo del PCE, Líster se llevó a varios de sus militantes para integrarlos en el
PCE, ¡como si la expulsión de Carrillo supusiera el fin del oportunismo en el
PCE! Más adelante, en el año 2000, los restos del PCOE trataron de unificarse
con otra nueva formación prosoviética escindida del PCE en 1984: el PCPE. Otra
parte del partido decidió continuar su camino.
Por desgracia esta práctica es muy común en todos los partidos revisionistas
actuales, quienes por temor a que les desenmascaren ocultan sus documentos
pasados y presentes; por si a los jefes oportunistas del PCOE les sirve de
consuelo, no son el único partido que hace eso. El PCOE como el Partido
Comunista Griego –conocido por sus siglas en griego KKE–, el Partido
Comunista de Venezuela (PCV) o también en España el Partido Comunista de
los Pueblos de España (PCPE), han sido los clásico partido jruschovista-
brézhnevista-gorbachovistas que a la caída del bloque revisionista soviético en
1991, empezaron a realizar una pretendida «autocrítica» de su posición sobre la
Unión Soviética capitalista-revisionista, pero en realidad siguen defendiendo los
viejos esquemas de los partidos revisionistas prosoviéticos, y salvo otorgar una
mayor culpa a Gorbachov –que antes apoyaron y ahora que es utilizado de
cabeza de turco para justificar todos los errores de la práctica revisionista–, no
aportan nada que no hayamos oído, hay algunos que incluso pese a reconocer
que existía una claro revisionismo en la Unión Soviética siguen manteniendo
que, pese a todo, ¡existía un régimen socialista hasta 1991! Realmente cómico
sin dudas.
297
El PCOE ha sido y es un partido de oportunistas y eclécticos sin principios. Lo
era en 1972 y lo sigue siendo.
Si el lector quiere conocer algunas de las tesis de este grupo y de sus ideólogos
actuales le recomendamos leer el capítulo: «Dime con quién te juntas y te diré
quién eres» de 2017. Así como el comunicado que publicó una escisión suya:
«Comunicado para la escisión voluntaria de los camaradas del «Grupo de
crítica» al PCOE» de 2015.
Se podría pensar que los autodenominados herederos del PCE (m-l) hubieran de
aprender algo sustancial de los errores del antiguo PCE (m-l) de 1964-1992,
pero nada más lejos de la realidad.
Ahora el PCOE incluso ha dado un giro cómico con tesis bizarras sacadas del
arsenal del PCE (r) como que «España sigue siendo fascista»:
298
Su eclecticismo ideológico también clamaba al cielo, sus tesis y desviaciones,
tampoco varían demasiado del resto de organizaciones maoístas de la época:
«No muy seguros en sus comienzos con respecto a la línea política a seguir, se
mimetizan con el grupo francés «Revolution» que se había escindido en
febrero de 1971 de la «Ligue Comuniste», desvinculada de la IV Internacional.
Es decir, «escapada» del Moque trotskista internacional. La O.C.E. (B.R.) al
encuadrarse entre los grupos marxistas-leninistas, mantiene los debidos
contactos de «buena vecindad» con el P.C.E. (M-L), la O.R.T. y el M.C.E. (M-L).
No obstante por su situación en el ala derecha del comunismo «pekinés»,
también cota muy próximo al P.C.E. –ortodoxo–, lo que le ha valido ciertas
críticas paternalistas al P.C.E. (m-l), el único partido comunista que por
entonces se irrogaba el apelativo de «puro». (...) Hasta el presente sus «salidas
al mundo» sólo han sido de tipo propagandístico y con casi exclusividad,
orientadas al sector estudiantil, donde aspira a captar el mayor número de
adherentes. (...) La O.C.E. (B.R.) cree más realista una solución autonómica
que combine la descentralización, con la necesaria planificación
descentralizada». (Urci, Francisco J. De.; El Comunismo. La hidra de las cien
cabezas, 1977)
Su más famoso militante sería Jordi Solé Tura, quién había militado en
el Frente de Liberación Popular (FELIPE), antes de militar en las OCE (BR),
tiempo después desertaría de nuevo hacia el PSUC, y por último, sería participe
de los gabinetes de gobierno del PSOE de Felipe González. Sería uno de los
creadores de la teoría fantasmagórica de que España es una «nación de
naciones».
«-Javier Rubio: Mira Federico, los únicos con los que podemos hablar son con
los de Bandera Roja.
-Javier Rubio: Son una escisión y casi lo mismo, pero en ilustrado. Solé Tura y
Borja tiene la ventaja, además de que no son nacionalistas. Y Lluis Crespo,
como althusseriano, sí ha leído a Freud y hasta puede que a Lacan. Por lo
menos, no nos echarían como perros. (...)
299
políticamente decepcionantes. Di un curso de marxismo a los grupos de
obreros de Can Serra, aunque según el manual de «Conceptos básicos de
materialismo histórico», de Marta Harnecker, que sin duda alejó a aquellos
jóvenes proletarios del marxismo-leninismo tanto como nos acercó a la
pulmonía el sitio en que lo daba: un bajo parroquial, porque todo el
comunismo barcelonés lindaba con las sacristías». (Federico Jiménez
Losantos; Memoria del comunismo: De Lenin a Podemos, 2018)
Esto era lo que se movía en el grupo OCE (BR) que Lorenzo Peña intentaba
disculpar. En 1994 el grupo volvería a reintegrarse en el PSUC, sección catalana
del PCE.
e) El PCE (m-l) también tuvo una relación muy tensa con el Partido Comunista
de España (Reconstituido) y su brazo armado los Grupos Revolucionarios
Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO), considerándolos un «terrorismo
aventurero pequeño burgués», el cual era obvio debido a sus acciones más que
cuestionables:
«Del PCE (m-l) no recuerdo que hubiera críticas al PCE (r) antes del atentado
de los GRAPO en la Avda. del Mediterráneo el 1 de octubre de 1975, de hecho
nadie sabía quién había sido, en principio se lo achacaban al FRAP, porque el
GRAPO no lo reivindicó hasta un tiempo después… y esto con muchas acciones.
Estando en el Hotel Rejas nos llegó información por el periódico de varios
atentados, recuerdo que estábamos varios leyendo y nos miramos unos a
otros, estaban los Hermanos Diz, como pensando ¿habrá sido el FRAP?
Después de todo esto sí que hubo críticas hacía los PCE (r) y GRAPO,
constantemente llamándoles «grupos policiales», que aunque no era una
técnica muy inteligente sin duda estas acusaciones eran producto de sus
aventureras acciones y de la reciente «herencia comunista» a la hora de tratar
la «competencia». Leí algún escrito del PCE (r), en el que al PCE (m-l) les
llamaban pequeños burgueses, porque optaban por plantear la cuestión de la
república –pero olvidaban que no precisamente una república burguesa como
ellos acusaban–... fue curioso porque al poco tiempo lo hicieron ellos
reivindicando la tricolor republicana democrático-burguesa pero colocaron la
estrella roja en el centro de la bandera... era como «A ver quién la tenía más
grande». Actualmente oficialmente no están legalizados, pero a los efectos hay
mucha permisividad al respecto, venden su propaganda libremente en sus
distintos puestos. Nunca tuve una opinión especial respecto al PCE (r)/GRAPO,
más que nada los consideraba unos iluminados con sus teorías y acciones,
después del PCE (m-l), no me podían enseñar nada nuevo relevante».
(Comentarios y reflexiones de José Luis López Omedes a Bitácora (M-L), 2019)
Durante años el PCE (m-l) chocaba y denunciaba las acciones del GRAPO:
300
la justa lucha revolucionaria y acabar con las movilizaciones populares».
(Vanguardia Obrera; Nº203, 1977)
Sus acciones armadas, como sabemos, estuvieron basadas en una mezcla entre
la metodología terrorista, el espontaneísmo y el aventurerismo. Aunque esto
nunca fue profundamente estudiado por el PCE (m-l) a la hora de analizar
dichas acciones y sacar conclusiones para orientar a las masas sobre dicho
fenómeno.
Denunciar sus acciones sin sentido ni perspectiva era necesario, sobre todo
haciendo una distinción entre jefes y base:
«Sobre los GRAPO opinaron que sin hacer de esto un título sensacionalista, su
línea es una provocación contrarrevolucionaria que intenta desprestigiar la
lucha de las masas, la república, y en definitiva, hacen lo que la oligarquía
pretendiera que hiciéramos nosotros para poder acusarnos de terroristas. No
obstante, no prejuzgamos la buena fe de algunos de sus elementos de base».
(Cambio 16; Adiós a las bombas, 1977)
301
Pero en vez de profundizar en buscar dichas raíces para cometer estas acciones,
calificar dichas acciones sin más de producto de un «engendro policiaco», era
poner el carro delante de los caballos:
«Respecto a los GRAPO, el dirigente del partido denunció a este grupo como
«provocador, dirigido por el fascismo, que actúa contra la política de nuestro
partido y busca desprestigiar la lucha armada y alejar a las masas de ella». El
informante dijo que tenían datos para hablar así, y que el hecho de que
hubiera «militantes en el GRAPO que sean honrados no significa nada», ya
que sirven intereses fascistas. Denunció también su «repentina irrupción en el
campo republicano», calificándolo de «quintacolumnista y
contrarrevolucionario». (El País; El FRAP anuncia nuevas acciones armadas,
20 de julio de 1977)
Para el PCE (m-l) el PCE(r)/GRAPO era un ejemplo, tanto por el carácter social
de su militancia como de sus métodos armados, de la fisonomía del
revisionismo armado:
302
Ciertamente, como hoy sabemos, dicha organización tuvo y sigue teniendo
mucho atractivo entre las capas del lumpen, sobre todo entre los jóvenes:
«El principal fracaso de Arenas ha sido, sin lugar a dudas, la escasa incidencia
que el partido, ha alcanzado, hasta ahora, entre la clase obrera, especialmente
entre las grandes fábricas. (…) El PCE (r) tuvo que cubrir las bajas de
dirigentes obreros con jóvenes sin experiencia política, y además, sin relación
directa con las grandes fábricas o centros de trabajo. (…) La falta de obreros
se ha convertido en el talón de Aquiles del PCE (r) y de los GRAPO». (Rafael
Gómez Parra; Los hijos de Mao, 1991)
En ese documento se puede constatar que el PCE (r)/GRAPO tuvo entre su seno
muchos elementos infiltrados. Pero todo grupo armado o no, es susceptible de
sufrir infiltraciones, sea un grupo liberal, socialdemócrata, comunista,
nacionalista o anarquista. Ahí están casos como el de Malinosvky entre los
bolcheviques o de Azev entre los social-revolucionarios, ambos alcanzaron
grandes cuotas de poder en el partido hasta ser desenmascarados, hasta que los
bolcheviques se hicieron con los informes de la Ojrana –agencia secreta zarista–
no se supo de su doble juego. Véase al respecto la obra del bolchevique Victor
Sergue –que luego se convirtió al trotskismo–: «Lo que todo revolucionario
debe saber acerca de la represión» de 1925.
Como sabemos, el PCE (m-l) no era dudoso de tener miedo en acometer grandes
polémicas con otros grupos como hizo con el PCOE, Komunistak o las variadas
organizaciones trotskistas de la época, pero en el caso del PCE (r)/GRAPO
recurrió a lo fácil: a la acusación de grupo provocador por sus acciones
aventureras y no a la argumentación. Obviamente como sabemos, el
PCE(r)/GRAPO tuvo en su seno grandes infiltraciones policiales como se reveló
después, incluso entre los infiltrados se denunció la falta de contundencia
gubernamental para desarticular a toda la banda. Igualmente fueron notorias
las ideas semianarquistas entre los miembros de la cúpula como hemos
analizado en nuestro documento. Pero este simplismo para explicar el
nacimiento y operación de un grupo, es inadmisible para un partido que se dice
marxista-leninista, pues era imposible convencer a nadie medianamente
inteligente con dichas breves y simplonas explicaciones.
303
una confrontación teórica permanente, y que tampoco podían comparar en
cuanto a «historial revolucionario» a ambas organizaciones sin salir perdiendo,
se decidió pasar a solucionar la papeleta acusando a la dirección del PCE (m-l)
de epítetos similares o peores a los que ellos recibían. Véase el artículo de su jefe
el «Camarada Arenas» bajo el título: «La dirección falangista del llamado PCE
(m-l) al descubierto», Bandera Roja, núm. 26, agosto de 1977.
«Entre las provocaciones que dicen haber sufrido están, según ellos, la
supuesta infiltración de la policía en el FRAP. Nosotros mantenemos que
dentro del partido una constante vigilancia revolucionaria, y pensamos que no
existen infiltraciones a un nivel que pueda dañar a la organización, y
evidentemente negamos en redondo que exista a niveles superiores. Se han
lanzado calumnias sobre camaradas de la dirección nacional del partido como
Elena Ódena y Raúl Marco. La respuesta la dio Lenin al decir que si los
revolucionarios debieran contestar a todas las provocaciones y ataques
personales, no tendrían tiempo para dirigir la revolución». (Cambio 16; Adiós
a las bombas, 1977)
304
Generalmente los grupos que carecen de contenido ideológico para argumentar
sus posiciones caen con facilidad en esto de forma reiterada, y eluden siempre el
debate ideológico, por eso los marxista-leninistas jamás deben caer en el mismo
error de acusar sin mostrar pruebas fundamentadas. Los grupos oportunistas
creen que esta técnica de difamación es para ellos el as de la manga que todo lo
zanja, pero no es así. Recurrir a esto es una maniobra zafia que solo contenta a
la parroquia más insulsa, mientras que causa la desmoralización entre sus
propias filas y sus elementos honestos por no dar una explicación creíble. Por
tanto, fue un error que el PCE (m-l) cayese en estos juegos, cuando había
demostrado capacidad más que suficiente para desmontar teóricamente a varias
organizaciones revisionistas, siendo éste además, un campo donde el
revisionismo jamás podría ganarle. ¿Qué postura deben de tener los marxistas
sobre estas organizaciones ante este tipo de temas?:
305
continúe pase lo que pase, para que los jefes siempre puedan seguir
aprovechándose del rédito que sacan a esta estafa que han montado.
Actualmente por sus acciones difusas no se sabe con certeza si los GRAPO fue
un grupo creado desde el primer momento por los servicios de seguridad como
decía el PCE (m-l) o si los servicios de seguridad lo pudieron manipular una vez
constituido por el carácter exaltado y aventurero de sus miembros, siendo
mucho más probable y loable lo segundo. Aunque sinceramente, tampoco
creemos que el PCE (r)/GRAPO necesitase de «estímulos externos» para
desatar su aventurerismo, ni que la burguesía necesitase azuzarlos, ya que sus
dirigentes tenían francas ideas blanquistas desde un principio, pero nada es
descartable. Repetir sin más las afirmaciones del PCE (m-l) de 1975 sobre que
los GRAPO eran un simple grupo de provocadores al servicio del gobierno, no
era más que eslóganes descalificatorios que decían poco de la capacidad
analítica del PCE (m-l) en esta cuestión del terrorismo y de los nuevos grupos
maoístas. No daba una explicación materialista-dialéctica a la militancia de
dichos partidos, de las deficiencias de los mismos, incluyendo esa concepción
errónea de la lucha armada bajo conceptos terroristas, con lo cual era imposible
atraerlos y sacarles del error.
306
Pero además el PCE (m-l) se olvidaba otros puntos criticables de dicha
organización como era su apoyo a la teoría militar de la «Guerra Popular
Prolongada» y su predilección por el terrorismo, al concepto de partido basado
en la «lucha de dos líneas» o su rechazo sectario a realizar «trabajo legal» en
sindicatos y elecciones y un infinito etcétera. En lo externo se podía haber
criticado mucho más el apoyo de dicho partido a la teoría de los tres mundos en
1976, el repentino apoyo al socialimperialismo soviético en 1978, o el apoyo a la
Perestroika en 1988. Véase nuestro documento: «Estudio histórico sobre los
bandazos oportunistas del PCE(r) y las prácticas terroristas de los GRAPO» de
2017. Esta ausencia de un análisis marxista-leninista claro y concreto,
precisamente contribuyó a que el PCE (r) pudiera durante algún tiempo engañar
a varias de las siguientes generaciones. Lo triste es que nosotros tuvimos que
exponer lo que en su momento ni el PCE (m-l) ni otros marxista-leninistas
después fueron capaces de hacer durante décadas sobre este partido
ultraoportunista.
Lamentablemente dentro del PCE (m-l) se cosechó la teoría de que las críticas
entre partidos eran necesarias para reforzar los lazos ideológicos, pero que ellas
debían resolver siempre de forma interna, ya que, toda disputa teórica podría
ser aprovechada por el enemigo (sic):
308
degeneración? No, decimos y diremos claramente lo que pensamos, sin
temores ridículos sobre las polémicas que nos hacen callar. Porque esta
polémica sirve para aclarar ideas y conceptos, para corregir errores si no son
tercos. (...) Por esto no podemos callarnos, ya que esto sería, además de
cobardía, desprecio por los pueblos y los trabajadores de los países en cuestión
y, al mismo tiempo, romper con la tradición leninista de polemizar, de
censurar y no dar cuartel a aquellos que, consciente o inconscientemente, han
desviado o distorsionado las leyes y los principios del marxismo. (...) Somos de
la opinión, que mientras exista una posibilidad de corregir los errores, es por
ello necesario y honorable, que la polémica deba desarrollarse a nivel interno
y no público». (Raúl Marco; Sobre algunas cuestiones del Movimiento
Internacional; Discurso pronunciado en un plenario ampliado del Comité
Central, 3 de octubre de 1982)
Como refleja en sus memorias, ¡el PCE (m-l) llegó al punto de seguir por la «vía
interna» incluso cuando los partidos atacaron públicamente las teorías del PCE
(m-l)!:
¡Dice incluso, que la experiencia con los chinos y sus resultados le hacía proclive
a confiar más en su tesis!:
309
Primero. Que en dicho informe público sobre los problemas del movimiento
marxismo-leninista hubiera partes autocensuradas no puede ser más
incomprensible si se tiene el propósito de limar las diferencias y conseguir la
unidad. El proponer mantener las divergencias ocultas al público, pero
incoherentemente querer informar a los partidos uno a uno de la polémica, es
sin duda una extraña táctica. Querer llevar así una lucha ideológica
efectivamente es imposible, es quijotesco.
Segundo. Considerando las consecuencias que había tenido para el PCE (m-l) el
confiar a ciegas una y otra vez en que las desviaciones de los líderes chinos que
suponían «coyunturales y temporales», que «aún se podían corregir y eran
inconscientes» fue un grave error. Y pese a ver como en 1978 los revisionistas
chinos se quejaban de una «polémica inesperada» porque el PCE (m-l) no había
dejado registros públicos de cada polémica interna desde 1964. ¿A Raúl Marco
no le parecía suficiente la fracasada experiencia pasada como para abandonar
dicha táctica? Incluso 1982 se volvió a proponer la idea de que las desviaciones
en el movimiento marxista-leninista debían combatirse, pero por estricta vía
interna, dando así tiempo y ventaja a los desviacionistas.
Actitud similar se volvería a cometer en el IVº Congreso del PCE (m-l) de 1984,
donde muchas de las críticas a las actitudes negativas fueron expuestas de forma
correcta pero hechas de forma indirecta, sin nombrar a los autores.
310
Algunos intuyen que varias de las críticas pueden estar dirigidas incluso a la
línea exterior albanesa, que en esos últimos años empezó a ser condescendiente
en lo ideológico con varios regímenes reaccionarios como el turco, iraní o
argentino. Por poner un ejemplo, estas contradicciones se vislumbran en que
mientras el PTA se limitó en la Guerra de las Malvinas de 1982 a hablar del
derecho argentino sobre las islas y a denunciar el papel del imperialismo
británico y estadounidense en el conflicto, el PCE (m-l) en cambio denunció
correctamente la guerra como un intento de la junta militar fascista de distraer
a las masas de los problemas nacionales en un momento de máxima agitación
social. Véase el artículo del PCE (m-l): «Guerra de las Malvinas: imperialismo y
fascismo son culpables» de 1982.
También muchos de los párrafos del IVº Congreso del PCE (m-l) de 1984
pueden ser vistos como una crítica a la caída del apoyo de los albaneses a los
partidos marxista-leninistas, y su entonces reciente apoyo a figuras o regímenes
reaccionarios, de igual modo algunas partes son críticas a tendencias de varios
partidos internacionales que empezaban a degenerar, pero sin especificar a
cuáles se refieren.
311
A esto podríamos recordar las palabras de Stalin en 1925 sobre el peligro de que
la visión nacionalista se impusiese en la política exterior:
312
El análisis del PCE (m-l) sobre la política exterior y su crítica es sin dudas
brillante, puede ser aplicado a gran parte de las organizaciones revisionistas
actuales, pero el no señalar con nombres a los responsables de tales teorías es de
hecho un salvavidas para esos oportunistas.
313
demuestra la evidencia histórica. Si aplicamos esto a la presente cuestión: eso
nos indica, que años después la militancia de todos estos partidos presentes en
la conferencia, solo tenían la constancia de que sí, efectivamente hubo una
crítica al PCF y al PCI, pero la falta de publicación de las críticas, y el tupido
velo que se echó para hacer parecer que el autor de la autocrítica de los errores
del PCF-PCI eran ellos mismos y no por estimulo de la crítica exterior de los
partidos hermanos, dejaron un camino muy fácil a los Thorez, Togliatti y
compañía para manipular históricamente los sucesos de 1947 tras la
contrarrevolución en la mayoría de partidos comunistas del mundo acaecida a
partir de 1953.
314
¿Y quién se beneficia de esto? ¿Solamente a los oportunistas de fuera del
partido? No, también los del ámbito interno, que pueden aprovechar esta
amnesia general que se va formando con los años, esta relajación en la lucha
ideológica, para rehabilitar precisamente a las corrientes como el castrismo o el
maoísmo, como luego harían los Chivite o Marco en el caso del PCE (m-l):
«En el caso concreto de los errores del Partido Comunista Francés de 1947, el
resto de partidos no tenían porque hacerle un favor y «ocultar la verdad al
pueblo» francés, pues la autocrítica no salió de la nada sino por ayuda de
otros partidos y no del propio PCF, e incluso hubo una resistencia por parte de
los delegados franceses e italianos pues inicialmente creían que estaban en lo
correcto en muchos puntos. Pero bien, como demostró la historia, los Thorez,
Duclos, Fajon, y otros que pedían tal favor de esconder los hechos reales,
resultaron ser una «pandilla de farsantes cuyo destino está sellado», y años
después cuando cambiaron de chaqueta y sacaron a oficializar como
«desarrollos y nuevas tesis» muchos de los errores que se condenaron en 1947
en la Kominform, el pueblo francés más combativo les dio la espalda y el
«destino sellado» del PCF sería en que en adelante sería un guardián del orden
burgués capitalista; y en lo sucesivo al ser cada vez más rechazados por las
masas iría convirtiéndose poco a poco en un partido marginal en la sociedad
francesa.
315
1) A unos no les interesa el estudio las figuras y movimientos nacionales e
internacionales marxista-leninistas, es más, generalmente se cubren
falsamente bajo sus ideas y mitos, reivindicando su legado de manera formal,
pero sin ser fieles a sus lecciones, otras veces aceptando sus mismos errores
por no analizarlos y en algunas ocasiones directamente adoptando como
referentes a falsos marxistas y a experiencias revisionistas. No hablemos ya de
cuestiones del movimiento marxista-leninista de un pasado lejano porque los
ignoran absolutamente, a veces su indiferentismo es tal, que también alcanza
hasta el punto de mirar hacia otro lado en torno a fenómenos recientes de
mayor o menor calado.
316
Manual de historia de la URSS; I.V. Stalin, A.A. Zhdanov, S.M. Kirov, 8 de
agosto de 1934)
En el IVº Congreso del PCE (m-l) de 1984 se reclamaba que se fuese hasta el
fondo de los inicios del revisionismo. Se explicaba, que de no realizar tal labor
correctamente, todavía se veían conatos de revisionismo en los nuevos partidos:
317
decisivamente a la liberación de otros. Mas, una vez la paz burguesa lograda,
los dirigentes de esos partidos comunistas, de forma vergonzosamente
oportunista, obligaron a sus militantes a entregar las armas, a «remangarse
para levantar la economía de la patria», etc. a cambio de algunas migajas en
los gobiernos burgueses; migajas que, lógicamente, les fueron arrebatadas a
la primera ocasión. Aquella actitud de los dirigentes comunistas de estos
países era ya, quizá inconscientemente, revisionista. Ellos no tuvieron en
cuenta que la guerra no había cambiado el carácter de clase de su burguesía ni
del imperialismo vencedor. ¿Por qué no continuaron, cuando podían haberlo
hecho perfectamente –y eso está clarísimo en los casos de Francia, Italia,
Grecia y con otras características en España– la lucha de liberación social?
Sólo tenemos un ejemplo de actuación correcta, y éste es el de los comunistas
albaneses. Es cierto que no sólo Albania se liberó. También lo hubieron
Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria, Rumanía, etc. pero con una diferencia
esencial; el partido albanés, por circunstancias particulares, liberó él solo su
país, basándose en su propio pueblo y con la única ayuda ideológica de la
URSS de Stalin y el movimiento internacional –y además los guerrilleros
albaneses liberaron parte del territorio yugoslavo–; mientras que en los otros
países, los partidos se hicieron con el poder gracias a la intervención activa del
Ejército Rojo de la URSS. Esto nos lleva de nuevo a la necesidad de buscar las
raíces del revisionismo hasta sus últimas consecuencias y no contentarnos con
la formulación simplista de «... a raíz de la muerte de Stalin surgió el
revisionismo». (Partido Comunista de España (marxista-leninista);
Documentos del IVº Congreso del PCE (m-l), 1984)
El PCE (m-l) exigía una revisión de los orígenes del revisionismo, correcto. ¿Qué
hizo realmente para ello? Ahora lo veremos.
En verdad, el PCE (m-l), como tantos otros partidos fue producto de la polémica
a nivel general lanzada contra el jruschovismo a partir del año 1960, pero los
marxista-leninistas de cada país no habían sido capaces de detectar el
revisionismo que en muchos casos ya se había hecho con el control de sus
respectivos partidos.
El propio PCE (m-l) consideraría que aunque en 1942 hubo una derechización,
el revisionismo del PCE databa solamente desde el VIº Congreso de 1960
aproximadamente:
Pero en realidad, el Vº Congreso del PCE de 1954, así como toda la política de
años anteriores ya demostraban que dicha degeneración venía de lejos. Véase el
capítulo: «El rescate de las figuras progresistas vs la mitificación y promoción
de figuras revisionistas en el ámbito nacional» de 2020.
318
Un poco conectado con lo anterior, el PCE (m-l) al reclamarse heredero de la
línea revolucionaria del Partido Comunista de España (PCE) de José Díaz y en
medio de la acometida mundial del jruschovismo contra los partidos
comunistas, se exigía de él una evaluación de las últimas décadas en el
movimiento comunista, del fracaso de la línea revolucionaria y del triunfo del
revisionismo.
En realidad, desde hacía años estaban disponibles los tres tomos de Jane Degras
«Documentos de la Internacional Comunista» de 1971, los cuales cubrían las
obras fundamentales de la IC desde 1919 a 1943.
«No hay ni un solo partido, ni uno solo que niegue el papel altamente positivo
que desempeño la Internacional, particularmente la III Internacional. (...)
Hasta los mismos revisionistas lo reconocen, con la hipócrita cantinela
de «tuvo muchos aciertos, aunque también errores». El revisionismo chino, o
maoísmo, es un claro ejemplo de lo anterior. Y es que una de las características
de los oportunistas, es el abandono –negándolo claro– de la práctica del
internacionalismo y su caída en la charca del nacionalismo». (Partido
Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del IVº Congreso del
PCE (m-l), 1984)
¿Qué análisis hizo el PCE (m-l) de la IC? ¿Qué aspectos positivos deseaba
recuperar y qué aspectos negativos deseaba desechar? ¿Dónde desmontó las
mentiras del maoísmo sobre la IC? No hemos visto tales documentos.
319
trotskistas. ¿Qué ha demostrado ser los Togliatti, Thorez, Carrillo, y otros, que
en vida de Stalin escribieron vergonzosos ditirambos sobre él? Unos
remodamos revisionistas y traidores. Y no está de más señalar que una de las
raíces del revisionismo es el seguidismo a ultranza, seguidismo que en unos es
pura pereza e inepcia teórica y de análisis, y en otros cobardía, temor a
manifestar sus desacuerdos. Si Stalin estornudaba, todos ellos cogían la
gripe.... Luego han tratado de justificarlo con lo del «culto a la personalidad»,
pero ¿quién rendía pleitesía, ellos o Stalin; quién adulaba, quién no sabía
hablar claramente?». (Partido Comunista de España (marxista-leninista);
Documentos del IVº Congreso del PCE (m-l), 1984)
De igual modo, si el PCE (m-l) hubiese analizado las directrices de la IC, los
consejos del PCUS, las resoluciones de la Kominform así como la
documentación oficial y no oficial del propio Stalin, observaría que varias de las
320
tendencias desviacionistas fueron condenadas por ellos mismos, pero en
algunos casos la habían animado previamente o habían pasado en silencio
durante mucho tiempo. Véase la obra: «La crítica al revisionismo en la Iº
Conferencia de la Kominform de 1947» de 2015.
En otras ocasiones fueron ellos mimos los que alentaron tales desviaciones sin
autocrítica alguna posterior. El PCE (m-l) permaneció ajeno a este tipo de
debates, aunque ya existían varios documentos de investigación que albergaban
mucha información para arrojar luz sobre estas cuestiones, y aunque muchos no
eran completos ni todas las críticas eran correctas, era ya un material más que
suficiente para empezar a analizar las cosas y dejar de repetir frases simplistas
de las que el PCE (m-l) acostumraba. Véase la obra de Worker’s Advocate: «En
defensa del marxismo-leninismo» de 1984.
El mayor esfuerzo teórico del PCE (m-l) fue el análisis de la Guerra Civil
Española de 1936-1939 y del papel del PCE en ella. Véase la obra del PCE (m-l)
de 1974 llamada «La Guerra Nacional Revolucionaria del pueblo español contra
el fascismo» de 1975.
La obra registra unas reservas críticas muy correctas que la dirección del PCE
(m-l) mantendría hacia la actuación del PCE, concretamente durante la guerra –
ya que los años previos y la posguerra es terra incongnita de análisis–:
321
2. - No hay que aferrarse a las formas de poder establecidas, y hay que ser
flexibles y aprovechar las que el pueblo se da en el transcurso de la lucha
revolucionaria y siempre que sean correctas, forjando nuevos cauces de poder
popular.
322
también su justa línea general de resistencia y de lucha. Cualquier valoración
de nuestra guerra tiene que contener, como primer y fundamental análisis,
esta verdad. Más, al mismo tiempo, debemos reconocer y analizar las fallas y
errores. Para evitar que errores cometidos durante nuestra guerra nacional
revolucionaria contra el fascismo vuelvan a repetirse, es necesario que el
nuevo Partido Comunista de España (marxista-leninista) se forje en la teoría y
en la práctica, utilice la crítica y la autocrítica, eleve constantemente su nivel
teórico e ideológico, sea monolítico y fuerte orgánicamente y se ligue
indisolublemente a las masas populares, pues ellas son a la vez nuestros
maestros y nuestros alumnos». (Partido Comunista de España (marxista-
leninista); La Guerra Nacional Revolucionaria del pueblo español contra el
fascismo, 1975)
A su vez este escrito padecía grandes errores teóricos ya que fue analizado desde
un prisma maoísta. Dicha obra era un claro producto de la mentalidad de la
época y demuestra hasta qué punto, aunque Raúl Marco lo niegue ahora en su
nuevo libro, el PCE (m-l) estaba maniatado por pensamientos maoístas y hacia
donde le llevaban algunas de esas concepciones. En realidad, varias de las
concepciones maoístas serían criticadas por el PCE (m-l) después por lo que no
hace falta comentarlas de nuevo. Véase el capítulo: «El PCE (m-l) y su tardía
desmaoización» de 2020.
Por supuesto, dicha obra tiene críticas salvables como las que hemos visto y
aportan cierta reflexión de importancia, pero al estar nucleado por un
pensamiento maoísta, dejaba bastante que desear en algunos puntos clave, y es
que recordemos: al revisionismo no se le puede combatir con otro revisionismo
sin tener el riesgo de cometer otros agravios al marxismo-leninismo.
323
cómo se originaron y sobre todo no se contraponían a la teoría marxista-
leninista como para que fuese aleccionador.
Hablamos de alguien quien fue el primer personaje del que se tiene constancia
que se opuso abiertamente al camino traicionero que tomaba el PCE de
Ibárruri-Carrillo:
«Las elaboraciones teóricas que Comorera había hecho en los últimos años,
principalmente referidas al problema nacional, le habían conducido a
formular unas conclusiones políticas que discrepaban de la proposición del
PCE en dos aspectos principales: el problema de las alianzas en la revolución
democrática, y el papel del problema nacional en la lucha por la democracia y
el socialismo. Joan Comorera partía de la hipótesis que durante la guerra
mundial se había visto claramente manifestada la imposibilidad de que se
produjera una alianza nacional con el capitalismo, llegado al estadio de
monopolismo imperialista. La liberación nacional, concluía, va directamente
ligada a la liberación social, y esta, en la etapa del capitalismo monopolista,
interesa a amplios sectores sociales, entre los cuales se formará una alianza
popular que ha de dar al nuevo régimen de democracia popular la posibilidad
de solventar el problema nacional y el social. La burguesía solo podrá
incorporarse a este movimiento a través de adhesiones personales a la lucha
por la liberación nacional, nunca impulsada por un interés de clase. La
liberación nacional era, según él, uno de los motores de la revolución
324
democrática». (Editorial Undarius; Joan Comorera: Socialismo y la cuestión
nacional, 1977)
Véase al respecto también obras como: «Los separatistas de uno y el otro lado
del Ebro» de 1943 o «Carta abierta a Reis Bertral» de 1948. Donde dedica una
radiografía espectacular de las limitaciones del nacionalismo burgués y pequeño
burgués catalán.
De igual modo lejos de hacer seguidismo como hicieron tantos otros, fue uno de
los primeros comunistas en oponerse a las formulaciones del browderismo
sobre el imperialismo al cual dedicó su crítica de su libro: «Contra la guerra
imperialista y por la liberación social y nacional de Cataluña» de 1940.
325
También de importancia histórica fue su obra: «La nación en la nueva etapa
histórica» de 1944. Ya anticipó el camino revolucionario que debían tomar los
pueblos ante la victoria contra el fascismo, que incluía la hegemonía del
proletariado en una por recobrar la soberanía nacional, contra los monopolios,
en lucha por el socialismo y el comunismo, donde como se pronosticaba, las
clases explotadoras tarde o temprano iban a separarse de dicho camino por su
carácter antagónico con las fuerzas populares.
«¿Qué dicen los revisionistas acerca del Partido del Trabajo de Vietnam, que se
mantiene fiel a los principios, con Ho a la cabeza? ¿Qué del coreano? Lo mismo
326
ocurre con el Partido Comunista de Indonesia». (Vanguardia Obrera; Nº9,
1966)
¿Cuál es la razón para que el PCE (m-l) dijese tales necedades? Por supuesto,
hay que contar con que durante los años 60 ninguna de estas corrientes estaba
desenmascarada como ahora. Varias nuevas agrupaciones que pretendían
reagruparse frente a la traición revisionista caerían en severos errores
ideológicos, esto fue debido: a) al seguidismo de lo formalmente aceptado por
otros partidos; b) la falta de formación política como para desarrollar propios
análisis; c) al hecho de dejarse deslumbrar precipitadamente por nuevos
modelos para oponerse al jruschovismo. Estos errores dañarían el desarrollo
revolucionario de los partidos, ya que tardarían años en desprenderse de su
influencia, y en según que casos llegarían a influir seriamente en su médula
espinal. Hablamos desde mitos de corta duración como la ilusión y el
seguidismo de algunos revolucionarios marxista-leninistas hacia la Cuba
castrista y guevarista, hasta que prontamente dicha revolución fue analizada,
con lo que dicho mito solamente lograría consolidarse entre la militancia de
corte revisionista como los tercermundistas y las bandas terroristas. Todo esto
se puede constatar en la evolución de los escritos de «Vanguardia Obrera» hacia
Cuba, con un tono crítico que evoluciona rápidamente hasta la condena más
absoluta.
Pero también hablamos de mitos de larga duración como fue el caso del
maoísmo, donde hubo un silencio cuando no una directa reproducción de sus
aberrantes patrones, creándose una bola de nieve que para derribarla en años
posteriores requeriría de un colosal esfuerzo por parte de los marxistas-
leninistas.
En la postura inicial favorable del PCE (m-l) sobre el juche coreano, creemos
que influyó la propia postura del Partido del Trabajo de Albania (PTA), la cual
que fue muy timorata hasta la condena final del régimen revisionista coreano en
los 70. Véase el capítulo: «El PCE (m-l) y la cuestión albanesa» de 2020.
Eso no le exonera de responsabilidades al PCE (m-l), sino que habla una vez
más de su excesiva dependencia hacia el PTA en sus primeros años. No hemos
visto pronunciación ni a favor ni en contra del régimen coreano durante
mediados de los 70 en los «Vanguardia Obrera», o al menos nada muy extenso,
pero es cabal pensar que el régimen ya no contase con las simpatías del partido,
sobre todo tras la ruptura con el maoísmo. Para comprender la esencia del
revisionismo coreano véase nuestro documento: «El revisionismo coreano:
desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización del «pensamiento
Juche» de 2015.
327
Lo mismo ocurriría con los revisionistas vietnamitas, aunque este caso, Vietnam
tenía particularidades muy especiales.
Otro análisis más genérico sobre varias de las desviaciones de los revisionistas
vietnamita sería el documento: «Crítica al documento «Sobre la construcción
del Partido Comunista de Vietnam» de Miguel Urbano Rodrigues» de 2014.
¿Era realmente tan difícil detectar las desviaciones de los líderes vietnamitas?
Para nada, no solo porque los escritos de Ho o Le Duam fueron conocidos
mundialmente, sino porque además, en la época en que el PCE (m-l) criticaba al
maoísmo, debería haber visto, que el maoísmo tuvo su reflejo en partidos como
el vietnamita:
328
5) Reducir el rol del partido, rebajando los niveles de exigencia de origen social
y nivel ideológico para su reclutamiento, llegando a considerar que la mera
aceptación en la membresía del partido los convertía en proletarios; incluso
disolviendo el partido y actuando mediante el frente nacional para contentar a
las clases explotadoras y los imperialismos extranjeros.
10) Poner al ejército por delante del partido y crear una casta militar que decide
quien sube y baja del organigrama del partido.
329
audacia política». (Ho Chi Minch; Consolidación y desarrollo de la unidad
ideológica entre los partidos comunistas, 3 de agosto de 1956)
El PTA tuvo una postura de crítica a los líderes vietnamitas por sus posturas en
favor de la URSS jruschovista. Véase la conversación de Enver Hoxha con la
delegación vietnamita recogida en sus obras completas titulada: «Si se configura
una política marxista-leninista llevará hasta la victoria a cualquier nación sea un
país grande o pequeño» del 16 de septiembre de 1968, donde se critican
duramente las posturas prosoviéticas de los vietnamitas.
Cuanto más tiempo pasaba más evidente era que los líderes vietnamitas no
tenían intención de tomar una línea revolucionaria. Pero conforme pasaban los
años se puede decir que la postura albanesa fue francamente ambivalente y en
ocasiones hasta oportunista sobre la cuestión vietnamita. Véase el artículo de
Zëri i Popullit: «¡Fuera las manos imperialistas de Vietnam!» de 1978, que es un
alegato de defensa de Vietnam sin critica alguna hacia la política interna o
externa de los revisionistas.
331
«Nosotros los albaneses podemos hacer las siguientes críticas a los
vietnamitas y nosotros siempre se las hemos hecho saber: ni en el momento de
la guerra contra los estadounidenses ni en el tiempo presente una alianza con
los socialimperialistas soviéticos o cualquier otro Estado imperialista ni su
unión al Consejo Económico de Ayuda Mutua (CAME) son justificables». (Zëri i
Popullit; El liderazgo chino con Deng Xiaoping a la cabeza ha lanzado un
ataque militar contra Vietnam, 21 de febrero de 1979)
«Ahora los vietnamitas están conectados con los soviéticos». (Enver Hoxha;
La derrota de los revisionistas chinos 7 de enero de 1979)
Pero deja entrever que tiene esperanza de que los vietnamitas no se dejen
intimidar como el resto de revisionistas de Europa Oriental:
«Por lo que han sufrido». (Enver Hoxha; La derrota de los revisionistas chinos
7 de enero de 1979)
Un argumento algo sentimental sin duda. Después anota que en caso de no ser
así:
«Diferenciar con toda nitidez los intereses de las clases oprimidas, de los
trabajadores, de los explotados y el concepto general de los intereses de toda la
nación en su conjunto, que no es más que la expresión de los intereses de la
clase dominante». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Primer esbozo de las tesis
sobre los problemas nacional y colonial –para el IIº Congreso de la
Internacional Comunista–, 5 de junio de 1920)
El PTA mantuvo públicamente una posición correcta sobre las dispuestas entre
Vietnam y Camboya que darían pie a la invasión del primero sobre el segundo
332
en 1978, y el posterior ataque de China sobre Vietnam como «castigo» por
invadir a su aliado:
«La postura de la Albania Socialista fue, y el mundo es testigo de ello, que los
desacuerdos entre dos países vecinos debían ser resueltos mediante
conversaciones y sin la interferencia de los socialimperialistas chinos o
soviéticos». (Zëri i Popullit; El liderazgo chino con Deng Xiaoping a la cabeza
ha lanzado un ataque militar contra Vietnam, 21 de febrero de 1979)
«En cuanto a Camboya, nuestro partido y nuestro Estado han condenado las
sanguinarias acciones de la camarilla de Pol Pot, instrumento de los
socialimperialistas chinos. Deseamos al pueblo camboyano que supere lo antes
posible las dificultades con que se enfrenta, y decida por sí mismo, en plena
libertad y sin ninguna «tutela», su suerte y su futuro». (Enver Hoxha; Informe
en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de
1981)
Años después, en 1982, ante los delegados vietnamitas, Enver Hoxha alaba la
retirada de ciertas tropas vietnamitas de Camboya para que se cumpliera el
derecho de cada país a disponer de su destino, pero justificaba dicha ocupación
desde 1978 bajo el pretexto del carácter reaccionario del régimen de los jemeres
rojos de Pol Pot y sus provocaciones constantes en la frontera:
333
por sí mismos, sin ninguna intervención desde el exterior, de sus destinos, el
PTA aprecia la retirada de algunas tropas de Camboya que Vietnam había
enviado, bajo condiciones específicas, a liquidar un foco peligroso creado por
la banda criminal de Pol Pot para su libertad y su independencia. Esperamos
que este proceso continúe y que en un breve período Camboya con su gobierno
fortalezca la unidad del pueblo y supere las dificultades que enfrenta». (Boletín
de información de la Agencia Telegráfica Albanesa, 11-14 de mayo de 1982)
334
«Al igual que ocurre en relación con la cuestión de la violencia y la lucha
armada, la burguesía en el poder y los oportunistas socialdemócratas, y otros,
ocultan tras toda una serie de oscuras y confusas explicaciones y «razones»,
las verdaderas causas de las guerras y, sobre todo, los sórdidos intereses que
las desencadenan. Nos referimos, claro está, a las guerras entre estados
capitalistas, es decir, a las guerras imperialistas. Porque, al igual que hay
distintas clases de violencia, hay también, por supuesto, distintas clases de
guerras.
335
radiografía mucho más contundente y acertada de la esencia del conflicto y del
carácter de ambos bandos de la que hicieron los comunistas albaneses:
«La reciente ofensiva de las tropas vietnamitas que ocupan Camboya desde
1978, contra las guerrillas del Frente para la Liberación del Pueblo Jemer, ha
vuelto a poner en primer plano en este país la guerra y las matanzas.
El citado Frente forma parte, junto con los seguidores del derrocado Sihanuk y
con los llamados Jemeres Rojos, anteriormente en el poder bajo la dirección
alucinante y sangrienta de Pol Pot, del llamado Gobierno de la Coalición de
Kampuchea Democrática, que cuenta con el apoyo de EEUU, China y
Tailandia.
Por otro lado el imperialismo yanqui, que domina a la vecina Tailandia, apoya
y arma a una parte de la Coalición de Kampuchea, codo a codo y en estrecha
alianza con China, que apoya y arma a la otra parte, los llamados Jemeres
Rojos, a los que, años atrás, bombardeaban los aviones estadounidenses.
336
nacionalistas sometidos a las pugnas de las superpotencias». (Vanguardia
Obrera; Nº 490, 1985)
El PTA cosechó grandes relaciones de amistad con el PCV como puede verse
precisamente en la invitación al VIIIº Congreso del PTA de 1981, el último con
Enver Hoxha en vida. En el IVº Congreso del PTA de 1961 todavía podría tener
algo de sentido la invitación a los «camaradas vietnamitas», para intentar
atraerlos al redil revolucionario, pero para 1981, estaba más que claro que ni
estaban ni se les esperaba.
Incluso: que los albaneses ignorasen parte de las desviaciones vietnamitas o que
las conociesen y las ocultasen, no les exime de este error, mucho menos en 1982
con todo lo que se conocía públicamente para entonces de Vietnam. Ni en vida
de Enver Hoxha ni por supuesto después con Ramiz Alia, el PTA emitió un
veredicto real y revolucionario de lo que era la dirigencia vietnamita.
337
Consideramos que la única explicación plausible es que debido a las dificultades
del momento de esa década se adoptara una posición pragmática en beneficio
de mantener a toda costa las relaciones diplomáticas y comerciales con
Vietnam, pero a su vez era una línea que trabajó claramente en detrimento de la
causa revolucionaria internacional, no criticando y desenmascarando
profundamente al revisionismo vietnamita como demandaban los hechos.
Estamos seguros además, que esta permisividad contra el revisionismo
internacional, redundaría en todas las cuestiones nacionales e internacionales,
que serían aprovechados para profundizar este pragmatismo en años siguientes.
338
la literatura, filosofía o la economía, donde se aceptaban obras, opiniones y
prácticas que después de varias reflexiones y debates serían tachadas tiempo
más tarde de graves errores. El hecho de que fuese la propia dirigencia soviética
quién criticase y pusiese fin a estos desmanes ideológicos, como hizo en muchas
ocasiones Stalin, no significa que debamos ser condescendientes con la tardanza
en reaccionar o en haber aprobado tales desviaciones durante un tiempo. Por
tanto no todo fue idílico ni somos aduladores de las figuras revolucionarias que
admiramos, ya que las admiramos por su balance general positivo, lo que no
exime de criticar lo que consideramos que se pudo hacer mejor. Un gran
documento que alberga mucha –aunque no toda– de la documentación sobre
los temas mencionados, sería el artículo de Worker’s Advodate: «En defensa del
marxismo-leninismo» de 1984.
No hemos encontrado ningún análisis más concreto del PCE (m-l) sobre la
experiencia vietnamita. Lo que parece indicar que una vez más dejaron una
cuestión tan importante en un par de declaraciones formales, resolviendo la
cuestión comparando a Vietnam con la experiencia de otros países asiáticos que
también se enrolaron por el camino revisionista sin analizar las características
específicas de dicho revisionismo. Pero al menos el PCE (m-l) se distanció de
corear a bombo y platillo al país como «socialista» y «antiimperialista» como
hacían los partidos revisionistas de cualquier parte del mundo.
339
líderes oportunistas y no atacarlos en público pese a las hondas diferencias. Este
error mayúsculo en la cuestión vietnamita nos sorprende debido a que los
albaneses estuvieron a la vanguardia de la lucha y desenmascaramiento mundial
de las corrientes encuadradas en el revisionismo moderno.
El mismo PTA y el PCE (m-l) deberían haber aplicado ese mismo rasero
revolucionario con la cuestión de Vietnam y sus dirigentes desde el principio. La
diferencia es resaltar que el PCE (m-l) tuvo la gallardía de salir al paso contra el
revisionismo vietnamita incluso en contra de la línea del PTA, aunque con
material escaso.
Siempre hemos recordado que hacer una excepción en cualquier campo sobre la
lucha de clases que enfrenta al proletariado contra la burguesía es el gesto más
notable de oportunismo.
«Todas ellas tienen una base filosófica común que es el idealismo con sus
infinitas sutilezas. Esta es la esencia también de las corrientes que, a primera
vista, aparecen como protestas de izquierda, radicales, contra la sociedad
oficial burguesa, contra su cultura y su moral». (Enver Hoxha; Profundicemos
la lucha ideológica contra las manifestaciones extrañas al socialismo y contra
las actitudes liberales ante ellas, 1973)
341
virtudes de dicha figura, pero no vemos por ningún lado un análisis de sus
defectos.
«Escribir para el pueblo es, por de pronto, escribir para el hombre de nuestra
raza, de nuestra tierra, de nuestra habla, tres cosas de inagotable contenido
que no acabamos nunca de conocer. Y es mucho más, porque escribir para el
pueblo nos obliga a rebasar las fronteras de nuestra patria, es escribir
también para los hombres de otras razas, de otras tierras y de otras lenguas.
Escribir para el pueblo es llamarse Cervantes, en España, Shakespeare, en
Inglaterra, Tolstoi, en Rusia. (...) En los primeros meses de la guerra que hoy
ensangrienta a España, cuando la contienda no había aún perdido su aspecto
de mera guerra civil, yo escribí estas palabras que pretenden justificar mi fe
democrática, mi creencia en la superioridad del pueblo sobre las clases
privilegiadas». (Hora de España; Nº8, agosto, 1937)
Segundo. Que si hay algo en la historia fuera del tiempo, valores eternos, eso,
que no ha pasado, tampoco puede restaurarse.
342
Algunas evoluciones del artista en su pensamiento político incluso
sobrepasaban el mero nacionalismo republicanismo-liberal de su época,
abriéndose a aceptar nociones marxistas:
«En cuanto a la dictadura del proletariado, ¿por qué nos asustan tanto las
palabras? Si el barco necesita nueva tripulación y nuevos capitanes, ¿por qué
no reclutarlos en el mundo del trabajo, cuando el del capital es –por definición
aceptada– el de las viejas ratas que corroen la nave? La lógica sigue siempre
del lado de Stalin. ¿La lógica nada más? ¡Ah! Yo no soy más que un aprendiz
de sofística, en el mejor sentido de la palabra». (Antonio Machado;
Comentarios a la conversación Stalin-Wells, Leviatán, Nº10, 1935)
«La paz a ultranza, que es, al fin, el mantenimiento de una paz asentada en
parte sobre las iniquidades de la guerra, es una fórmula hueca, que acaso
coincida con las guerras más catastróficas de la historia. Porque una paz a
todo trance tendría su más inequívoca reducción al absurdo ante este
inevitable dilema: ο cruzarnos de brazos ante la iniquidad, ο guerrear por la
justicia, si eligiésemos el primero de los dos términos. ¿Quién duda que, en este
caso, todos los hombres bien nacidos serían guerreros, y pacifistas todos los
sinvergüenzas que pueblan el planeta?». (Hora de España; Nº10, octubre,
1937)
«Como las grandes montañas cuando nos alejamos de ellas, la nueva Rusia se
nos agiganta al correr de los años. ¿Quién será hoy tan ciego que no vea su
grandeza? La proclaman sus mismos enemigos. Los millones de hombres con
el escudo al brazo que militan contra la nueva Rusia nos dicen claramente con
su actitud defensiva que es hoy Moscú el foco activo de la historia. Londres,
París, Berlín, Roma son faros intermitentes, luminarias mortecinas que
todavía se transmiten señales, pero que ya no alumbran ni calienta, y que han
perdido toda virtud de guías universales. (...) Moscú, en cambio –resumamos
en este claro nombre toda la vasta organización de la Rusia actual–, aunque
salude con el puño cerrado, es la mano abierta y generosa, el corazón
hospitalario para todos los hombres libres, que se afanan por crear una forma
de convivencia humana que no tiene sus límites en las fronteras de Rusia.
Desde su gran revolución, un hecho genial surgido en plena guerra entre
naciones, Moscú vive consagrado a una labor constructora, que es una
empresa gigante de radio universal. (...) La política de Lenin y Stalin se
caracteriza no sólo por su alcance universal, sino también por un claro sentido
de lo real, cuya ausencia es siempre en política causa de fracaso. Más, la Rusia
actual, la Gran República de los Soviets, va ganando, de hora en hora, la
343
simpatía y el amor de los pueblos; porque toda ella está consagrada a mejorar
las condiciones de la vida humana, al logro efectivo, no a la mera enunciación,
de un propósito de justicia». (Hora de España; Nº9, septiembre, 1937)
Pero él mismo era franco en donde acababa su pensamiento político y los nexos;
donde simpatizaba y congeniaba con el comunismo:
«Desde un punto de vista teórico, yo no soy marxista. Veo, sin embargo, con
entera claridad, que el socialismo, en cuanto supone una manera de
convivencia humana, basada en el trabajo, en la igualdad de medios
concebidos a todos para realizarlo, y en la abolición de los privilegios de clase,
es una etapa inexcusable en el camino de la justicia; veo claramente que es ésa
la gran experiencia humana de nuestros días, a que todos de algún modo
debemos contribuir». (Antonio Machado; Discurso a las Juventudes
Socialistas Unificadas, 1 de mayo de 1937)
344
visto también arriba–esencialmente idealista-espiritualista. Mairena
pretendía fundir una ideología del futuro en una lengua del pasado; unir el
cinismo nuevo con el credo viejo; hacer compatible el materialismo dialéctico
con el idealismo filosófico y el espiritualismo cristiano. Equilibrios difíciles, sin
duda, que definen su obsesivo y quimérico utopismo armónico de raigambre
krausista». (Antonio Machado; Juan de Mairena: sentencias, donaires,
apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo, 1936)
Entre los defectos de Machado observamos que coincidió con los reaccionarios
en oponerse al sufragio femenino como puede verse en su obra:
345
amaba al pueblo, pensaba que su situación particular, claramente excepcional,
era algo universal para los intelectuales a lo largo de la historia.
«¿Un arte proletario? Para mí no hay problema. Todo arte verdadero será
arte proletario. Quiero decir que todo artista trabaja siempre para la prole de
Adán. Lo difícil sería crear un arte para señoritos, que no ha existido jamás».
(Hora de España; Nº1, enero, 1937)
Craso error sin duda. Pocas declaraciones de Machado sonarían nunca tan
ridículas. ¿Si el arte no se había hecho y se sigue haciendo para gusto de los
explotadores en su mayoría? ¿Qué eran las expresiones de corrientes artísticas
tan rimbombantes como el rococó? ¿Qué son entonces muchas de las modas
artísticas actuales en la pintura, arquitectura, escultura, ropa, que le son ajenas
al proletariado en su día a día y lo miran con desprecio cuando no mofa?
«La poesía jamás podrá tener un fin político, y en general, el arte. No puede
haber un arte proletario ni un arte fascista». (El Sol; 9 de noviembre, 1934)
346
Esto es cierto. El PCE logró la atención de grandes y conocidos intelectuales
progresistas de la época, eso fue un gran logro que indica el ligazón y el prestigio
del partido con el pueblo, en cambio no fue correcto el hecho de darles el carnet
a muchos de ellos, ya que como se demostró estaban interesados en el
comunismo como moda del momento pero nada más; no demostraban un
compromiso y una disciplina real, ni mucho menos un conocimiento de la
doctrina marxista-leninista, por ello una vez fallecidos figuras clave en la
dirección ideológica del partido como José Díaz, Pedro Checa y otros, y al
advenimiento de la línea jruschovista, estos intelectuales fueron pieza clave en
bendecir públicamente la nueva línea política, incluyendo la «reconciliación
nacional» de Carrillo-Ibárruri.
Así, la reciente edición de las memorias inéditas del diplomático chileno Carlos
Morla Lynch –«España sufre. Diarios de guerra en el Madrid republicano»–
demuestra que Morla sí le ofreció asilo al poeta y que ni Alberti ni Neruda lo
incluyeron en la lista de los compañeros que merecían protección
diplomática». (Fernando Iwasaki; Miguel Hernández como la cebolla, 14 de
abril de 2010)
«La fiesta fue motivo suficiente para que Miguel no siguiera silenciando las
desavenencias entre el «poeta del pueblo» y los intelectuales de «mono
planchado y pistolas de juguete», según la definición de Juan Ramón Jiménez,
quien en su libro Guerra en España no se anduvo con tibiezas al escribir, años
después, que «los poetas no tenían convencimiento de lo que decían. Eran
señoritos, imitadores de guerrilleros, y paseaban sus rifles y sus pistolas de
347
juguete por Madrid, vestidos con monos azules muy planchados. El único
poeta, joven entonces, que peleó y escribió en el campo y en la cárcel, fue
Miguel Hernández». (José Luis Ferris; Dos poetas en guerra: Rafael Alberti y
Miguel Hernández, 13 de junio de 2010)
Se puede uno imaginar el efecto disolvente tenían estos intelectuales dentro del
PCE, no solo en momentos decisivos como una Guerra Civil de 1936-1939, sino
también después, en momentos de gran pérdida de militantes, represión y
afloramiento de abiertas tendencias revisionistas.
«El gran movimiento reaccionario del siglo se realiza en el campo del arte
rechazando el impresionismo; este cambio constituye en algunos aspectos una
cesura en el arte más profunda que todos los cambios de estilo desde el
Renacimiento, que dejaron fundamentalmente sin tocar la tradición
naturalista. Es verdad que siempre ha habido una oscilación entre formalismo
y antiformalismo, pero la obligación de que el arte sea sincero para con la vida
y fiel a la naturaleza nunca ha sido puesta en duda fundamentalmente desde la
Edad Media. En este aspecto, el impresionismo fue la cumbre y el fin de un
desarrollo que ha durado más de cuatrocientos años. El arte posimpresionista
es el primero en renunciar por principio a toda ilusión de realidad y en
348
expresar su visión de la vida mediante la deliberada deformación de los
objetos naturales. Cubismo, constructivismo, futurismo, expresionismo,
dadaísmo y surrealismo se apartan todos con la misma decisión del
impresionismo naturalista y afirmador de la realidad. Pero el propio
impresionismo prepara las bases de este desarrollo en cuanto que no aspira a
una descripción integradora de la realidad, a una confrontación del sujeto con
el mundo objetivo en su conjunto, sino más bien marca el comienzo de aquel
proceso que ha sido llamado la «anexión» de la realidad por el arte. El arte
posimpresionista no puede ya ser llamado, en modo alguno, reproducción de
la naturaleza; su relación con la naturaleza es la de violarla. Podemos hablar,
a lo sumo, de una especie de naturalismo mágico, de producción de objetos que
existen junto a la realidad, pero que no desean ocupar el lugar de ésta. Cuando
nos enfrentamos con las obras de Braque, Chagall, Rouault, Picasso, Henri
Rousseau, Paul Klee, percibimos siempre que en medio de todas sus diferencias
nos hallamos frente a un segundo mundo, un supermundo que, por muchos
rasgos de la realidad común que pueda exhibir, representa una forma de
existencia que sobrepasa esta realidad y no es compatible con ella. El arte
moderno es, sin embargo, antiimpresionista en otro aspecto todavía: es un
arte fundamentalmente «feo», que olvida la eufonía, las atractivas formas, los
tonos y colores del impresionismo. Destruye los valores pictóricos en pintura,
el sentimiento y las imágenes cuidadosas y coherentes en poesía, y la melodía
y la tonalidad en música». (Arnold Hauser; Historia social de la literatura y el
arte, 1951)
El PCE debería haber dedicado desde sus tribunas escritas más tiempo a criticar
a los intelectuales y sus corrientes, para tratar de influir sobre los autores
progresistas y atraerlos a sus filas, y a su vez para alejar a los intelectuales
comunistas de estas modas infectas.
349
El ultraísmo como vanguardia española abanderada por Guillermo de la Torre
entre otros propagaba la supresión de los elementos ideológicos, el uso de un
lenguaje técnico-científico elitista e incomprensible para las masas con gran
número de neologismos y tecnicismos, uso desmedido de metáforas tan
rebuscadas como llena de referencias pedantes, eliminación de rimas, supresión
de reglas ortográficas, etc.
350
sobre el papel de tal forma que crea una imagen que representa lo que la poesía
describe, siendo esta técnica paradójicamente las pocas expresiones cubistas
que pueden dar al espectador una idea clara de la intención del autor con su
obra y su significado.
El surrealismo de autores como André Bretón o Salvador Dalí tiene que decirse
que parte como evolución del dadaísmo. Las técnicas del surrealismo están
íntimamente conectadas con la corriente del psicoanálisis y recurre a los
«automatismos psíquicos puros» del inconsciente, exponiendo así en sus obras
los sueños y las situaciones más insospechadas del pensamiento humano,
creyendo que así se «revela su verdadero ser». Al igual que el dadaísmo, recurre
también a técnicas freudianas como la «asociación libre», es decir, plasmar en la
obra lo primero que venga a la mente sin reflexionar sobre ello como ejemplo de
presunta «liberación del hombre de sus ataduras represivas». Como se ve en su
primer manifiesto consideran pues la actitud realista como «hostil a todo
género de elevación intelectual y moral» como «resultado de la mediocridad».
Especial hincapié se debió hacer sobre una corriente que se puso muy de moda
por entonces: el existencialismo, nacido en los albores del siglo XIX y con
amplia influencia de autores como Kierkegaard, Schopenhauer o Nietzsche. Si
miramos gran parte de las obras existencialistas del siglo XX de tantos poetas,
dramaturgos y literatos, sobre todo en aquellos que se especializaron en el
influjo de esta corriente para sus obras, muchas tienen temas íntimos e
intranscendentes para los problemas populares, o temas humanos generales
pero tocados desde una óptica de tintes pesimistas, egoístas e irracionales y en
ocasiones acabando en reflexiones religiosas. Siendo un caldo de cultivo idóneo
no para la resistencia ante el peligro fascista de entonces sino más bien para la
apatía, la pasividad, y en ocasiones el aislamiento social como predicaban los
cínicos de la Grecia Antigua. Siempre ha habido vías y vías dentro del caos y la
angustia social por el devenir. El viejo estoicismo greco-romano recomendaba el
«autorecogimiento individual y espiritual» pretendiendo salvar al sujeto de ese
panorama mediante la «ausencia de turbación», intentando siempre mantener
una recta moral y aceptando los negros acontecimientos acaecidos por los
«designios del destino», en cambio, gran parte del existencialismo tendía como
351
respuesta a su época una especie de repetición de los vicios del decadentismo; el
elitismo, el ahogar las penas en drogas, y el hedonismo por doquier como forma
de escapar a la supuesta «incomprensión general». Ciertamente no hay duda del
papel que cumplían estas corrientes. Véase nuestro post: «El existencialismo,
Jean-Paul Sartre, y su pluma al servicio de la cultura burguesa» de 2015.
También ha habido otra corriente revisionista aún más peligrosa que pretenden
unificar los conceptos del realismo socialista con las corrientes aquí citadas.
Esta es la línea seguida por muchos de los actuales partidos comunistas, léase
revisionistas. Un ejemplo concreto sería el artículo de los thälmannianos de
Alliance Marxist-Leninist (North America) capitaneados por Bill Bland, quienes
en su artículo: «El problema de Piccaso» de 2003, pretenden disculpar las
formas artísticas antirealistas de las obras del famoso artista revisionista Pablo
Piccaso. Para ello tratan de disculpar su arte apoyándose en las voces
discordantes del régimen soviético como Punin, el cual pretendía revisar el
estigma que el gobierno y los artistas soviéticos oficiales habían asignado a
corrientes como el cubismo o el futurismo. Del mismo modo dicho artículo,
pretende hacer ver que las obras de Picasso pese a no respetar formas realistas,
eran entendidas por el pueblo por su sentimiento, lo cual como hemos
constatado, no es cierto. Es más, es tratado como un artista del pueblo lo que
resulta extraño ya que a su muerte, en 1973, su arte fue tratado con laureles por
los noticiarios franquistas, pese a su animadversión hacia el franquismo y
conocida vinculación a antiguos partidos comunistas. Esto solo es posible por el
interés de las élites franquistas en su arte y por posterior giro antistalinista.
352
aberrante cuadro «Crucifixión» como anagrama para la propuesta política del
Homenaje a las Víctimas del Franquismo de 1987.
«Mucho se está escribiendo estos días sobre Pablo Neruda, con motivo del X
aniversario de su muerte. Pero nadie, que sepamos ha señalado uno de los
aspectos que marcó la vida del poeta: su internacionalismo patente en su
actitud hacia la URSS de Stalin, hacia la lucha del pueblo español contra el
franquismo». (Vanguardia Obrera; Nº 432, 1983)
Raúl Marco se quedó en el año 1953 con poemas de Neruda como «Oda a
Stalin». Pero parece que no se quería enterar de los posteriores poemas
antistalinistas de Neruda como «Fin del mundo» de 1969, publicitados por la
reacción internacional. Es como si no fuese «vox populi» el apoyo de Neruda a
las tesis jruschovistas del XXº Congreso del PCUS de 1956, como si no hubiera
apoyado las tesis reformistas del jruschovista Luis Corvalán en Chile, ¡siendo
considerado al final de los años un derechista por el propio partido revisionista
chileno! Lo que da a entender que evolución política tuvo.
Véase los artículos sin criticismo alguno hacia varios de estos artistas, como el
artículo elogioso hacia Pablo Picasso de «Vanguardia Obrera» del Nº 531 de
1986, o hacia Simone de Beauvoir de «Vanguardia Obrera» Nº 541 de 1986.
353
«Argumentamos que Picasso finalmente estuvo del lado de la clase obrera. (...)
En cuanto al valor de su arte, donde retuvo imágenes y formas realistas,
mostró un poder que el pueblo entendía. Pero estaba constantemente
volviendo a formas e imágenes decadentes que se colocaban a una distancia
inmediata entre el pueblo y su arte. En su mejor momento, movilizó al pueblo.
Y en esa inquietante obra «Guernica», sin duda, ha conmovido y afectado a las
generaciones que la han visto. Nuevamente, evidentemente, no es una pieza de
«arte socialista», pero a pesar de sus obvias formas antirrealistas, transmite
un mensaje muy real y realista:«¡Abajo la guerra!». (...) Lo que es aún más
interesante es que a pesar de su «temporada en el infierno», Picasso nunca se
retractó de su lealtad al partido. (...) Claramente creía en las mentiras del
revisionista Jruschov, pronunciadas en el llamado «discurso secreto». Pero
preguntó, «Y los trabajadores, ¿siguen siendo dueños de sus fábricas, y los
campesinos, los dueños de sus tierras? Pues bien, todo lo demás es
secundario». (...) Él todavía era solo un artista, y no un teórico político ni un
líder. (...). Lo que en un artista es excusable «es inexcusable en aquellos que
dicen ser «líderes de la vanguardia de la clase obrera». (¡Alliance!» Marxist-
leninist; Issue 52 April 2003)
Primero, no se argumenta por qué Picasso estaba «del lado de las clases
trabajadoras», lejos de eso, su biografía oficial y extraoficial muestra como un
vividor, mujeriego y megalómano, totalmente ajeno a la crítica de las masas
sobre su arte.
354
Quinto, se intenta justificar el arte de Picasso bajo excusas inconexas como que
militaba en un partido comunista, ¡lo cual sería lo mismo que responder ante
acusaciones de que ser un mal militante con el hecho de alegar que eres buen
artista!
Sexto, partiendo de una verdad obvia: que los líderes son más responsables de
los errores teóricos que los militantes de base, se trata de exonerar a Picasso de
sus obligaciones político-ideológica, se clama que su adhesión al jruschovismo
es «normal» ya que era un artista y no un teórico político, ¿pero acaso cuando
aceptó el carnet y los estatutos de un partido comunista no lo eran obligatorios
para un artista como él? ¿Ese es el tipo de militancia que propone esta gente?
«El Camarada Oldham nos dijo que Picasso «profesó a lo largo de toda su vida
un profundo amor por la humanidad», y hace mención de sus trabajos
tempranos, inspirados en la gente corriente, además de a su apoyo a las
fuerzas democráticas en España y su participación en la resistencia francesa.
¿Pero esto qué tiene que ver con la cuestión principal? Está en desacuerdo con
la afirmación de Derek Kartun según la cuál los Picasso «padecen de 40 años
de mera experimentación con la forma, en la que los artistas más talentosos
del mundo muestran con indulgencia su desesperación con el mundo en que se
encuentran». Aún así dedica útilmente un espacio a [analizar] el efecto del
capitalismo en el arte y el artista. Pero se excusa. No nos dice si está de
acuerdo o no con Kartun en que, mientras que «la obra pictórica de Picasso
refleja la agonía, el horror y el profundo movimiento de los tiempos en que
vivimos. Es igualmente cierto que la pintura de Picasso apenas propone, o no
lo hace en absoluto, la dirección hacia la que progresar». Sus protestas han
sido negativas, y «apenas presenta una línea de su trabajo en que se hable del
futuro con alegría o esperanza». Como dijo el Camarada Fox (Review, Nov.
1947), el hecho es que «la obra tardía de Picasso es oscura, las gente corriente
no la comprende y –salvo contadas excepciones– no les inspira en su marcha
hacia adelante», siendo que Picasso está –citando a D. Kartun) «desconectado
de cualquier masa considerable del pueblo». Un artista que no sea entendido
por la gente corriente, que no la atrae, no es un gran artista. Un artista
desligado de una masa considerable de gente es un mal artista. Un pintor cuya
obra nadie entiende –especulaciones aparte– no es un artista. (...) El
Camarada Mortier dice que (Review, Feb. '48) tiene razón al demandar que el
arte tenga significado. Que aquéllo que carece del mismo no sea considerado
como arte, aunque sea un medio empleado por los artistas. Sin embargo,
incluso la ilustración de Oldham tiene algún significado, placentero pero, muy
seguramente, soporífero; lo así llamado «escapista». Por ello no es un arte
para el pueblo, para marchar por el camino hacia adelante; por ello no es
355
bueno en el sentido de que sea deseable para el pueblo –aunque la obra sea
inteligente–. Pese a esto, el arte-entretenimiento como este puede jugar un rol
progresista si es recreativo, estimulante y no adormecedor (salvo que se
necesite dormir–. La definición de arte presentada por el camarada Oldham es
una definición limitada; es una definición propia de un arquitecto y la
ilustración de la silla es muy válida para servir a semejante definición
limitada. El camarada Mortier parece rechazar por entero semejante
definición y se muestra confuso en relación al valor de uso y al objeto del arte.
No percibe los dos aspectos del valor de uso de algunos productos artísticos.
Una casa, un lugar donde vivir y su apariencia, interna y externa. La
ilustración de las sillas de Oldham Una simple caja puede ser un asiento, una
silla puede diferir poco de una caja, una silla puede ser cómoda, pero fea, o
tener todas las cualidades en orden, incluyendo una bonita apariencia. La
calidad artística de muchos productos puede diferenciarse de su simple
cualidad como útil. El camarada Oldham quiere que aceptemos al artista que
acude a la lucha de clases, que se une al partido comunista, así como
aceptamos a cualquier otro artesano especializado a quien no le pedimos que
construya el esto o el aquello comunista. ¡Claro! Pero nosotros esperamos del
carpintero construya una casa habitable y comprensible, etc. Queremos sillas
que sean bonitas así como también sólidas y cómodas. ¿Podemos tolerar la
mala conducta de un miembro del partido, de un sindicalista, de un
antifascista? ¡No! Anhelamos la corrección. ¿Toleramos el mal trabajo de un
artesano porque tenga un carnet del partido? ¡No! No ponemos un cierto listón
en el nivel mínimo de técnica para la admisión de los miembros, pero
consideramos que en todo caso deberían luchar por convertirse en hábiles
artesanos. Mas el paralelismo entre la figura del artesano y la del artista es
limitado. El artista es más que un artesano: es un ideólogo –sea o no
consciente de ello–. Puede ser hábil pero reaccionario, o puede ser menos
hábil, que produzca menos ideas, pero que luche por el pueblo. Este último tipo
conseguirá generar ideas de modo más prolífico al estudiar el marxismo-
leninismo, al inmiscuirse en la lucha actual del campo antiimperialista,
democrático y en pugna por la paz, y gracias a su inspiración en todo esto y a
su constante puesta en práctica artística, conseguirá asimismo ser un artista
mucho más hábil». (Jack Miles; Arte para el pueblo, 1948)
Queda más que demostrado, que solo pueden apoyar el arte y la militancia de
Picasso aquellos que no tengan un mínimo conocimiento de arte o de política.
Se alza una pregunta. ¿Cuál debe ser la postura de un partido comunista frente a
la ideología burguesa-pequeño burguesa y sus representantes?:
356
principales temas y héroes del arte decadente modernista son la inmoralidad,
la patología social, los asesinos, las prostitutas. Su bandera es el
irracionalismo, la liberación de la «razón». Su ideal es el primitivismo del
hombre de las cavernas. Precisamente esta cultura, cubierta de un barniz
aparente, acompañada de una bulliciosa publicidad, tratada de la manera
más comercial y apoyada y financiada por la burguesía inunda las pantallas
del cine y de la televisión, las revistas, los periódicos y la radio, todos los
medios masivos de información y de propaganda. Su objetivo es transformar
al hombre sencillo en un consumidor pasivo de las venenosas ideas burguesas
y hacer de este consumo una necesidad y un hábito. De esta cultura no sólo no
tenemos nada que aprender ni tenemos razón alguna para darla a conocer a
nuestras masas y a nuestra juventud, sino que debemos rechazarla con
desprecio y combatirla con resolución. Nosotros hemos apreciado y
apreciamos del arte extranjero únicamente el que es revolucionario,
progresista y democrático, ya sea del pasado, ya de nuestro siglo.
Continuaremos aprovechándolo también en el futuro de manera crítica, ya
que ello es necesario para el desarrollo cultural de las masas, para su
educación ideológica y estética, así como, para la formación de gustos que
resistan a la influencia vulgar y degeneradora burguesa y revisionista».
(Enver Hoxha; Profundicemos la lucha ideológica contra las manifestaciones
extrañas al socialismo y contra las actitudes liberales ante ellas, 1973)
Pero se pueden ver excepciones dentro del PCE (m-l) en cuanto al seguidismo
imperante. De nuevo Elena Ódena abanderaría la posición correcta en este caso,
a la hora de evaluar la cuestión cultural. Expondría como ejemplo a intelectuales
como Machado, Lorca o Hernández, que más allá de sus defectos y en algunos
casos también carencias políticas, fueron comprometidos con la causa
antifascista del pueblo español y fueron el paradigma del militante comunista y
antifascista. Criticaría a autores como Alberti, que colaboraron en diversos
eventos junto a figuras ultrareaccionarias prestándose en el circo que intentaba
distorsionar las posiciones políticas de estos artistas citados:
357
y algunos poetas carentes de escrúpulos éticos y hasta poéticos, podríamos
decir, intentan rendir a tres grandes poetas del pueblo que nada tienen que ver
con la Monarquía legada por Franco ni con todos los arribistas, algunos
poetas sin espina dorsal y ministros y personajes de la política monárquica.
(...) Nada más opuesto al sentir y pensar de los tres homenajeados poetas. A
Rafael Alberti, que participa en este montaje antipoético, debería caérsele la
cara de vergüenza; precisamente él, que conoció y convivió con los tres poetas
así injuriados». (Elena Ódena; Machado, García Lorca, Hernández, un
injurioso homenaje, 1985)
Pese a todo lo expuesto y las pruebas presentas que deberían hacer reflexionar a
más de uno, todavía existen y existirán pseudocomunistas que desligan la
importancia del arte para el comunista, y la necesidad de que su ideología
penetre en ella:
La formación de los gustos sanos con claro contenido socialista exige además
un desarrollo cultural general del hombre nuevo, sobre todo un trabajo
sistemático para su educación ideo-estética. Uno de los medios para alcanzar
este objetivo es la lucha permanente contra la superficialidad y la estrechez de
horizontes culturales, por un profundo conocimiento de los destacados valores
de la cultura nacional y mundial». (Enver Hoxha; Profundicemos la lucha
358
ideológica contra las manifestaciones extrañas al socialismo y contra las
actitudes liberales ante ellas, 1973)
Pero por supuesto, para algunos presuntos comunistas esto suena y les seguirá
sonando extraño.
Esta degeneración del actual PCE (m-l) solo es una manifestación más de las
podridas posiciones pseudomarxists que Raúl Marco mantiene en política o
economía. No solo el arte abstracto jamás fue aceptado entre los comunistas
como un arte revolucionario, sino que existen varias críticas fundamentadas en
su contra:
359
abstracto. El formalismo es al mismo tiempo la síntesis de estas prácticas
artísticas. El formalismo orienta a los artistas hacía experimentos formalistas,
carentes de sentido y estériles, les conduce al empobrecimiento de la forma.
Separando el arte de la vida, de hecho lo aísla en realidad del factor
determinante en la creación de la forma, se empobrece y hace que sobre los
términos formales también sea estéril. Por sus teorías formalistas, la
burguesía procura mantener el arte ajeno de los conflictos y los dramas
sociales, para que éste no refleje las heridas y la putrefacción del régimen
burgués, la lucha de las fuerzas progresistas y revolucionarias contra dicho
régimen. En uno de los congresos internacionales celebrados recientemente
sobre los problemas de la estética, el esteticista estadounidense Monroe
subrayó que era más importante para el arte la combinación de colores que la
vida de los pobres». (Alfred Uçi; La crisis de la estética burguesa-revisionista,
1984)
360
El rap, como cualquier otro género de música, ha sido hegemonizado y
utilizado por el capitalismo –pues la cultura la controla el sistema económico-
político existente–. Eso es cierto, pero eso no significa que sea un género de
música inservible para el proletariado y las clases trabajadoras, ni que haya
existido corrientes que se resistan a esa dominación: recordemos que en el
capitalismo existe por un lado la cultura dominante y sus variantes, y por otro
la contracultura popular de los intelectuales al servicio del pueblo o que al
menos eso pretenden –aunque mucha de esa cultura no se pueda consolidar
sin la toma del poder, y su desarrollo se quede a medio camino–.
Por tanto, el rap como muchos otros géneros puede ser un género musical
combativo, siempre que se le impregne un sello de clase, fuera de influencias
burguesas y pequeño burguesas. Precisamente su dinamismo en la parte
musical y vocal hace que sea un excelente medio para difundir la ideología
proletaria –como el rock también a veces demonizado–, mientras otros estilos
como el tecno o el reggaeton son más cuestionables, pues difícilmente pueden
cumplir ese rol por razones de ausencia de un componente vocal o por tener
estructuras musicales totalmente formalistas basadas en bases musicales
machaconamente repetitivas, careciendo de dinamismo y por defecto,
limitando enteramente el desarrollo técnico de la música, por lo que en el
sujeto no se produce un desarrollo cognitivo durante la creación de dicha
estructura musical como en otros géneros». (Equipo de Bitácora (M-L);
Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las
prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)
Esperamos que esto haya servido al lector para aclarar ciertas dudas. De nuevo
la ausencia de análisis de nuestros amigos revisionistas, y en el mejor caso, el
aplauso hacia corrientes y figuras artístico-culturales antagónicas a los
principios comunistas, demuestra en otro campo, la falta de investigaciones, de
debates y de conocimientos teóricos que hacen falta.
361
V
Como a estas alturas conocerá cualquiera que haya estudiado en alguna medida
la obra teórica y sobre todo práctica de Mao Zedong, una de las características
del revisionismo chino fue su eclecticismo teórico-práctico.
3) Debido a la reedición posterior de sus propios textos para hacerse pasar como
marxistas;
El maoísmo supuso un grave problema para estos nuevos partidos, ya que los
partidos que no fueron capaces de librarse de este lastre y adoptaron los
conceptos y teorías del maoísmo como la «nueva democracia» en lo político-
económico, la «lucha de dos líneas» en el concepto partidista o la «Guerra
Popular Prolongada (GPP)» en lo militar, no fueron capaces de tomar una forma
organizativa eficiente y unida, una línea ideológica de pensamiento y acción
coherente, dándose de bruces con la realidad constantemente.
363
recordemos: al basarse fundamentalmente en otro revisionismo no se está en
condiciones de tener un cuerpo teórico sólido y científico para refutar a ninguna
otra corriente revisionista, ni para organizar un partido, ni para asegurar la
unidad ideológica dentro del mismo. Algo que todavía no han aprendido
muchos: criticar a un revisionismo desde una posición teórica y práctica alejada
de los principios marxista-leninistas conduce a que puedas cometer esos
mismos errores u otros de similar calado.
«[R. M.] Aclaró porque nunca el PCE(m-l) fue «prochino» o maoísta como
siempre le han tildado sus enemigos ya que desde su fundación mostraron
serias diferencias con los chinos –que les comunicaban de forma interna– con
los que rompieron oficialmente cuando el gobierno chino estableció relaciones
diplomáticas con la dictadura». (Partido Comunista de España (marxista-
leninista); Presentación del libro de nuestro camarada Raúl Marco, 2018)
¡¡¡Menuda tomadura de pelo a la historia del propio partido!!! Menos mal que
existen las hemerotecas para derribar las mentiras de estos oportunistas.
Dejemos que el propio lector juzgue leyendo al PCE (m-l) de 1966 si era un
poco, muy o nada maoísta:
364
Esta declaración del renegado Marco es una alteración de la propia historia del
PCE (m-l), una falta de autocrítica, y una muestra más de que él es un
oportunista, que trata de ocultar sus propios fallos. Si con pro-chino o maoísta
nos referimos a que el PCE (m-l) apoyaba la línea interna y externa del PCCh, y
se contagiaba así de sus desviaciones, lo cierto es que la respuesta es afirmativa:
el partido hacía propaganda del partido chino a mansalva, y en esto tiene
responsabilidad directa Marco, quién fue uno de los líderes del partido en aquel
entonces. Todo esto no lo decimos nosotros, lo dice la propia documentación del
viejo PCE (m-l) desde su fundación en 1964 a 1973 con un apoyo explícito al
PCCh, no siendo denunciado el maoísmo como tal hasta 1978 como veremos
más adelante.
Los intentos de Marco de negar el pasado maoísta del PCE (m-l) son igual de
oportunistas que cuando el archirevisionista Arenas, líder del PCE (r) intentó lo
mismo en una entrevista de 2007, como si no hubiera documentación que
acredite el lenguaje y los conceptos maoístas de su partido. En el caso del PCE
(r) esta renuncia parcial de un lazo sólido con el maoísmo se hace porque el
maoísmo se ha convertido con los años en una ideología conocida por sus
traiciones que cada vez es más difícil de defender para los oportunistas que se
cubrían bajo tal manto:
365
La diferencia es que mientras el histórico PCE (m-l) abandonó el maoísmo en
1978, el PCE (r) seguía apoyando a China como todavía hoy hacen –al igual que
con Rusia–; incluso actualmente los restos de dicho partido y sus ideólogos
todavía consideran en sus documentos a Mao como un marxista-leninista y no
como lo que es: un revisionista. Vemos pues que esta autocrítica es falsa, porque
no solamente se niega la historia del propio partido, sino que se sigue sin
entender el carácter del maoísmo como agencia revisionista en el movimiento
marxista-leninista.
Hablamos desde:
366
¿Significa esto que el PCE (m-l) aceptase sin criticismo todo lo que venía de
China? Tampoco podemos decir eso. Nosotros sopesamos la historia no en base
a deseos o a intentos de cubrir a nuestras figuras y partidos fetiche, sino en base
a la realidad y con documentos en la mano. Por ello se hace necesario anotar
que no obstante el PCE (m-l) también se alejó desde un primer momento de
algunos esquemas maoístas. ¿Cuáles fueron los choques del PCE (m-l) con el
PCCh durante 1964-1978 antes de la polémica abierta? Citemos algunos casos.
367
además propugnaban la unidad de todos sin base a los principios marxista-
leninistas». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Esbozo de
Historia del PCE (m-l), 1985)
En consonancia con esto, el Comité Central (CC) del PCE (m-l) envió una carta
al CC del PCCh donde se decía:
«De lo que antecede, se desprende con claridad que toda idea de unidad con el
grupo de oportunistas sin principios es totalmente incompatible con una
posición de principios relativa a la unidad. (...) Nosotros pensamos que toda
ayuda que se preste a estos elementos oportunistas sin principios, contribuye a
sembrar la confusión y a entorpecer el trabajo de los verdaderos marxista-
leninistas españoles, y a desprestigiar al movimiento marxista-leninista
internacional. La unidad, al igual que la solidaridad internacional, ha de
basarse en posiciones de principio justas a la luz de los análisis serios de la
labor y el modo de pensar de los elementos en presencia. (…) No es marxista-
leninista quien se lo llama a sí mismo, sino el que lo demuestra con sus actos.
(...) El problema está planteado desde hace ya dos años, y si en un principio no
teníais suficiente información ni claridad para juzgar, creemos que ahora ha
llegado el momento para decidirse. No se puede seguir esperando.
Reclamamos el derecho a una discusión y un análisis serio y profundo de este
problema». (Carta del Partido Comunista de España (marxista-leninista) al
Partido Comunista de China; La unidad y la solidaridad sobre la base de los
principios, febrero, 1967)
368
de oportunistas sin principios». (Carta del Partido Comunista de España
(marxista-leninista) al Partido Comunista de China, 20 de junio de 1967)
De nuevo expongamos una carta del PCE (m-l) dirigida al PCCh en 1970:
369
«Nuestro IVº Pleno ha sido informado de las discusiones que sostuvo con
vosotros la delegación de nuestro Comité Central, encabezada por el
camarada Ricardo Castilla –alias de Raúl Marco–, que recientemente visitó
vuestro país. Por unanimidad, el IVº Pleno aprobó e hizo suyas las posiciones
adoptadas por dicha delegación. (...) La actitud de Carrillo ante sus errores y
crímenes cometidos en primer lugar contra nuestro pueblo, es una cuestión
que concierne esencialmente al pueblo español. Por eso, el día que Carrillo
deseara verdaderamente autocriticarse, deberá hacerlo ante nuestro pueblo,
ante sus legítimos defensores y otras fuerzas verdaderamente antifranquistas
y patriotas. (…) Nuestro Comité Central considera que una eventual relación
directa de cualquier índole entre el Partido Comunista de China y el renegado,
antipatriota y agente de la oligarquía, Santiago Carrillo, tendría diversas
consecuencias [se enumeraban todas ellas]. (...) De todo lo anterior se
beneficiarían los enemigos del pueblo español, es decir, la oligarquía
neofranquista –aliada de Carrillo–, así como el imperialismo yanqui y el
socialimperialismo ruso, dado que la posición de Carrillo es útil a todos ellos
por distintas razones. (...) Nuestro pueblo no comprendería en la situación
actual, que el P.C. de China estableciera relación alguna con ese individuo que
tanto daño ha hecho y sigue haciendo. (...) Por todo lo anteriormente expuesto,
el Comité Central del Partido Comunista de España (marxista-leninista),
reunido en su IVº Pleno, les pide con toda solemnidad que no establezcan
relaciones con el renegado Carrillo». (Carta del Partido Comunista de España
(marxista-leninista) al Partido Comunista de China, agosto, 1970)
En el caso de que esta visita sea cierta, el Comité Ejecutivo del Partido
Comunista de España (marxista-leninista) desea reafirmar la posición al
respecto adoptada por la delegación que visitó China el mes de julio de 1970,
encabezada por el camarada Ricardo Castilla –alias de Raúl Marco– y por el
IVº Pleno del Comité Central de nuestro partido, denunciando como una vil
maniobra el deseo del renegado Carrillo de ir a China.
370
auténticos marxista-leninistas y los revisionistas y otros oportunistas. Esta
línea de demarcación es necesaria para aislar al revisionismo moderno y
reagrupar y organizar a los auténticos marxista-leninistas». (Carta del
Partido Comunista de España (marxista-leninista) al Partido Comunista de
China, 24 de noviembre de 1971)
El Comité Ejecutivo, en su Informe al Vº Pleno del Comité Central del PCE (m-
l), celebrado en septiembre de 1972, exponía al respecto:
«Es evidente que la actitud de los chinos hacia nuestro partido forma parte del
conjunto de su política general en materia de relaciones con otros partidos y
también de su política exterior. Se trata pues, de enfocar nuestras relaciones
con el Partido Comunista de China desde un ángulo general, para no caer en
análisis y conjeturas limitadas a nuestros problemas particulares». (Partido
Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del Vº Pleno del
Comité Central, septiembre, 1972)
Según el PCE (m-l), el partido chino no respondió ninguna de estas cartas, ni las
de 1970 ni la de 1971. Estrategia similar de silencio que seguiría con las
sucesivas cartas del Partido del Trabajo de Albania (PTA). El gran error de
ambos partidos viendo la actitud de los dirigentes chinos fue no elevar el tono y
desatar una polémica abierta hasta bien tarde.
371
«Consecuentes con nuestros principios y nuestra política de denunciar y
condenar la normalización de relaciones con la España franquista, nuestro
partido no puede dejar de desaprobar el reciente establecimiento de relaciones
diplomáticas, a nivel de embajadores, entre la dictadura fascista de Franco y
la República Popular China». (Vanguardia Obrera; La camarilla fascista de
Franco no representa al pueblo español, 1973)
4) La postura china sobre la lucha del FRAP y las ejecuciones del franquismo de
sus militantes:
«En esa línea, los dirigentes chinos jamás publicaron una sola línea sobre el
FRAP, ni sobre las acciones armadas, llegando a ocultar que de los cinco
asesinados por el franquismo en septiembre de 1975, tres de ellos eran
marxista-leninistas y militantes de nuestro partido. Ni una palabra de
solidaridad, ni una sola línea en sus boletines de información sobre las
manifestaciones masivas que se llevaron a cabo en todo el mundo para tratar
de salvar a nuestros camaradas y de protesta después de su asesinato. Y
después de esos bárbaros asesinatos, que fueron un desafío a la opinión
pública mundial, en su boletín oficial se limitaron a publicar tres líneas
diciendo que en España habían sido fusilados «cinco militantes de
organizaciones de masas».
372
Cuando, cuatro días después de los fusilamientos, la dictadura franquista
organizó la concentración fascista de la Plaza de Oriente en Madrid, ante la
retirada de embajadores casi general, junto a Franco y su sucesor, Juan
Carlos, junto a todos los dirigentes fascistas, junto a los embajadores de
Pinochet, del Sah de Irán, de los fascistas brasileños, estaba el embajador de la
República Popular China. Los revisionistas chinos mostraban una vez más,
pero esta vez de forma evidente, su catadura y que se hallaban con armas y
bagajes del lado de los enemigos del pueblo». (Partido Comunista de España
(marxista-leninista); Esbozo de la historia el PCE (m-l), 1985)
373
6) Fustigando a los oportunistas que apoyan la entrada de España en la
Comunidad Económica Europea (CEE) y a las teorías tercermundistas:
«Los Estados que componen el Mercado Común son rapaces capitalistas y que
como tales tratan de apretar las clavijas a los más débiles. Es cierto que sobre
la base de condicionar a su favor a los menos fuertes, los países más fuertes
tratan en la medida en que las contradicciones entre ellos no se lo impide,
presentar un bloque común frente a la brutalidad y agresividad económica,
comercial y financiera de los EE.UU. y también de los socialimperialistas
rusos; pero siendo este aspecto muy importante, la característica
determinante del llamado Mercado Común es la de ser un conjunto de Estados
capitalistas, en el seno del cual los más fuertes se aprovechan bajo uno u otro
pretexto de los más débiles. Y, naturalmente, esto no ocurre por azar, sino en
virtud de la misma esencia y de la naturaleza capitalista e imperialista de los
países que lo componen. Esta apreciación, que ha sido la del Iº Congreso de
nuestro partido de 1973 frente a la cuestión de la adhesión de nuestro país al
Mercado Común, ha sido una vez más confirmada por los recientes hechos en
torno a las nuevas negociaciones iniciadas a primeros de julio entre la España
franquista y la Comunidad Europea. Ya no se trata de camuflajes de carácter
pseudopolíticos para que dicha entidad dicte unas condiciones leoninas
respecto a los productos industriales que el Mercado Común pretende exportar
a España, sino que trata claramente de obtener un desarme arancelario de un
80 por 100 en los próximos años para sus productos industriales, al mismo
tiempo que levantan todo tipo de barreras y limitaciones para las
exportaciones de los productos agrícolas españoles, incluido uno de los
productos clave de nuestra producción como es el aceite de oliva. Podríamos
decir que estos enjuagues son guiñolescos, sino fuera porque en definitiva
quienes salen perdiendo son siempre las masas trabajadoras; son enjuagues
entre bandidos capitalistas, aunque estos bandidos se cubran con pomposos
títulos de «ministros», «expertos» en esto y aquello, etc. En lo que sí son
expertos todos ellos, es un arte de ver quién engaña a quién, y en ponerse de
acuerdo y llegar en definitiva a compromisos descargando las consecuencias
de sus chalaneos sobre las espaldas de los pueblos. España, siendo como es
actualmente un país de economía débil y dependiente, está no sólo a la merced
de los imperialistas yanquis, sino también, aunque en menor medida, de los
demás países capitalistas que tratan por su parte de aprovecharse tanto como
pueden de esta situación. Entre las medidas que los medios oficiales
franquistas proponen para hacer frente a las exigencias del Mercado Común,
una de ellas es la de acelerar el proceso de concentración y fusión de empresas
para hacerlas «más rentables», y otra la de evitar que los costos sociales de la
producción graven sobre los precios de los productos. En pocas palabras, de
un lado hacer más difícil la existencia de las pequeñas y medias empresas,
para lo cual el gobierno franquista subvenciona aún más descaradamente a
los grandes magnates de la industria y el comercio para así hacer desaparecer
374
a los menos fuertes, y de otro lado, oponerse a toda mejora de las condiciones
de empleo de las masas trabajadoras y a toda subida de salarios. Resulta
archievidente cuan justa es la oposición de nuestro partido cuando
denunciamos los trapicheos a espaldas y en detrimento de nuestro pueblo por
ingresar en el Mercado Común, ya que dicho ingreso sólo puede beneficiar,
como vemos, a los sectores oligárquicos en el poder. Salta también a la vista,
cómo la posición ante esta cuestión del renegado Carrillo de pronunciarse a
favor de la adhesión de España al Mercado Común, no coincide con los
intereses de la economía española en su conjunto y aún mucho menos de las
masas trabajadoras, sino exclusivamente con los intereses de las castas
oligárquicas, fascistas y ultrarreaccionarias que desde el aparato del Estado, y
sirviéndose del erario público van a preparar sus negocios en su beneficio
exclusivo. Pretender encubrir con complicadas explicaciones «supertécnicas»
la necesidad del ingreso de España en el Mercado Común, es echar arena a los
ojos de las masas trabajadoras, engañarlas para mejor servir a los intereses
de los oligarcas fascistas, los cuales sí están interesados en entrar en el
tinglado europeo, para participar conjuntamente con sus «socios europeos» en
la explotación y opresión de las masas trabajadoras de Europa. Finalmente, es
de señalar que dada la dependencia y los estrechos vínculos de toda nuestra
economía –especialmente los sectores más importantes–, respecto al capital
estadounidense, y cuenta habida del papel de trampolín y de intermediaria de
la dictadura franquista al servicio de los intereses yanquis, ésta hará cuanto
pueda por integrarse de uno u otro modo al Mercado Común, pese a las voces
disidentes y a las reservas que se manifiestan entre los sectores más fuertes de
nuestra economía, tanto en la agricultura como en la industria». (Elena
Ódena; Los intereses del pueblo español no pueden coincidir con los del
Mercado Común, 1973)
Lejos de lo que las recetas chinas recomendaban sobre todo en los sesenta que
se reflejaron en varios partidos prochinos, el partido intentó aprovechar los
375
cauces legales para acercarse a las masas. Esto era un punto muy importante, ya
que otros partidos maoístas nacionales como el PCE (r) abogaban por una línea
de negación completa a participar en cualquier organización de masas como los
sindicatos, en cualquier elección, etc., tanto en la época del franquismo como
del postfranquismo, una política sectaria y aislacionista contraria al leninismo
que lleva a la ruina y a la liquidación de la organización por inactividad y
aislacionismo con el pueblo. Véase el capítulo sobre los defectos del PCE (r): «El
desprecio del aprovechamiento de los resquicios legales de la democracia
burguesa o el fascismo y el nulo trabajo de masas» de 2017.
2. Que, sobre la base de dicho análisis, haya elaborado una línea política en la
que se precisen cuáles son los enemigos y cuáles los amigos de la revolución, el
objetivo estratégico de la misma y las formas de lucha necesarias, destacando,
en particular, el papel que le corresponde a la lucha armada.
376
5. Que haya, al menos, iniciado una vinculación efectiva con las masas
populares de su país y se esfuerce seriamente por ampliarla y robustecerla.
3. Que el desarrollo mismo de la lucha haya demostrado en los hechos que las
clases dominantes reaccionarias atacan y combaten dicho partido y lo
consideran como su enemigo principal y que, en consecuencia, ese partido se
encuentra ya experimentado y curtido por ciertos sacrificios». (Vanguardia
Obrera; Discurso pronunciado por el responsable de la delegación del Comité
Central del PCE (marxista-leninista) ante el VIº Congreso del Partido del
Trabajo de Albania de 1971, ediciones V. O., Madrid, 1971)
377
organizativo? ¿Cómo se puede luchar unidos, cuando no se tienen los mismos
enemigos y cuando no se está de acuerdo sobre los medios y formas de lucha ni
sobre los objetivos primordiales?». (Elena Ódena; La posición leninista sobre
la unidad, 1972)
«En la política exterior se rechaza asistir al VIº Congreso del Partido del
Trabajo de Albania (PTA) de 1971 debido a la crítica albanesa a la política
exterior china. Ocurre la visita de Nixon a China en 1972 y el Comunicado
sino-estadounidense donde se firma toda una serie de frases que embellecen y
apoyan la política imperialismo estadounidense. La anunciación oficial de la
«teoría de los tres mundos» en 1974 en el Congreso de la ONU, en un discurso
pronunciado por Deng Xiaoping a petición de Mao Zedong. Se dice que existe
el «primer mundo» con Estados Unidos y la Unión Soviética, en el «segundo
mundo» con los países desarrollados aliados de éstos, y el «tercer mundo» con
el resto de países subdesarrollados, finalmente se crea el esquema de un frente
378
común de los Estados Unidos, el «segundo mundo» y el «tercer mundo» contra
la Unión Soviética. De ahí se deriva la idea de que el «tercer mundo» es la
«fuerza motriz de la humanidad». La teoría de que el imperialismo
estadounidense «está en decadencia y solo desea el status quo» y que «el
socialimperialismo soviético era la superpotencia más agresiva». El
reconocimiento e incluso apoyo a países fascistas pro estadounidenses como el
de Franco, Pinochet, Mobutu, Marcos o el Sah de Persia. El aumento del apoyo
económico-militar a regímenes capitalistas-revisionistas con contradicciones
con los soviéticos y tendencias proestadounidenses como Tito en Yugoslavia o
Ceaușescu en Rumanía. El aumento del apoyo a partidos revisionistas con
divergencias con los revisionistas soviéticos, como el PCE eurocomunista de
Carrillo, o el PCE de Berlinguer. El apoyo a países y líderes del «segundo
mundo» como Francia. El apoyo a los movimientos pro estadounidenses del
«tercer mundo» como el FNLA en Angola. La defensa abierta de la Comunidad
Económica Europea (CCE) y la OTAN. Se sabotea las relaciones económicas
con Albania debido a la no aceptación de la política exterior china de los «tres
mundos». La negativa china a ayudar o celebrar reuniones multilaterales con
los partidos marxista-leninistas para debatir las divergencias se agudiza
mientras se ayuda cada vez más abiertamente a los gobiernos reaccionarios y
los partidos revisionistas locales de cada país creando un hondo descontento
entre los revolucionarios». (Equipo de Bitácora (M-L); Las luchas de los
marxista-leninistas contra el maoísmo: el caballo de Troya del revisionismo
durante los 60 y 70 en el movimiento marxista-leninista, 2016)
Para algunos partidos todo esto supuso una realidad difícil de afrontar y aceptar
en un principio. Véase el artículo de Elena Ódena «Gato por liebre» de 1972
donde se niega a aceptar que los chinos hubieran podido llegar a bendecir a
Carrillo como revolucionario durante su viaje a China, calificándolo de una
invención del líder español revisionista:
Finalmente, la realidad se impuso para el PCE (m-l) tanto por su trato directo
con los líderes chinos como por las acciones internacionales de éstos. Viéndose
que los chinos no solo se habían reconciliado con los eurocomunistas, sino
379
también con los titoistas, y que además estaban financiando y recibiendo con
honores y discursos elogiosos a cualquier reaccionario del mundo.
Riccardo Gualino, exmilitante del PCE (m-l), en su obra «FRAP: una temporada
en España» de 2010, anota que precisamente que tras el viaje a China de
Carrillo en 1970 las relaciones con los dirigentes chinos estaban congeladas, y
que fue Elena Ódena quién en el pleno de 1972 dejó entrever a la militancia las
palpables contradicciones existentes entre los dos partidos:
«En 1970 una delegación de nuestro partido, compuesta por Elena Ódena,
Raúl Marco, Lorenzo Peña y Álvaro Fernández Alonso visitó China. (…) Estaba
causada por una cuestión principal: la decisión del PCCh de invitar a una
delegación del PCE de Carrillo a China. Así estaban las cosas, los chinos nos lo
dijeron directamente. Las normas chinas dicen que nunca se comunican las
cosas directamente, sobre todo si son embarazosas. Es más, el hablar de
manera indirecta se considera particularmente elegante. Durante varios días
nos hablaron de diversas cosas, sobre todo citaban a Mao, afrontaban
argumentos que no tenían nada que ver, que no tenían un nexo con la
comunicación en cuestión, por lo menos así nos parecía a nosotros. (…)
Finalmente decidimos ir al grano. Les preguntamos si por casualidad lo que
nos querían decir era que Carrillo tenía en perspectiva un viaje a China y que
por tanto ellos tenían la intención de recibirle. Pareció como si hubiésemos
dicho algo obsceno o inconveniente. Pero, muy irritados, los chinos dijeron
que, efectivamente, ese era su intención. Fue entonces cuando nuestros
camaradas inventaron la expresión «renegado, antipatriota y agente de la
oligarquía» para definir a Carrillo. La historia tuvo un apéndice. Los chinos
nos invitaron a un acto público en el que participaron numerosas delegaciones
extranjeras. En nuestra intervención se atacó a Carillo definiéndolo de aquel
modo. Las delegaciones presentes, ignorando la sustancia del problema, a
cada ataque a Carrillo respondían aplaudiendo con frenesí. Los chinos se
resintieron. Pero la esencia en cuestión no estaba en la visita de Carrillo. Dicha
visita nos tocaba directamente, pero es necesario encuadrarla en un contexto
más general. ¿Por qué los chinos querían invitar a Carrillo y estaban tan
interesados en hacerlo? (…) Los chinos sostenían que el principal enemigo de
los pueblos del mundo eran las dos superpotencias, pero haciendo una
distinción entre la superpotencia de los EE.UU. y la de la URSS. Sostenían que
los estadounidenses estaban en decadencia mientras que la URSS estaba en
ascenso, era cada vez más potente. Por ese motivo habían acentuado su
polémica contra la URSS y fomentaban un acercamiento a los EE.UU. En la
práctica esta tendencia, en la prensa y en sus actuaciones, estaba más
acentuada. (…) Habían decidido iniciar una política nacional, basarse en sus
propios intereses nacionales, y esto les condujo a iniciar una política de
alianzas con Occidente, con EE.UU., y con la Comunidad Económica Europea.
(…) Los chinos empezaron a sostener a los partidos que, abandonando una
380
política comunista, tomaron una actitud favorable a los EE.UU. y a su propia
burguesía. El caso más conocido fue el del pequeño partido marxista-leninista
francés dirigido por Jacques Jurquet. El partido de Jurquet teorizó la
necesidad de una alianza con la burguesía francesa con el fin de hacer frente a
la URSS. Esta teoría llevó a los defensores de los chinos a tomar posiciones
totalmente aberrantes, porque los fautores de los estadounidenses eran
elementos de los más reaccionarios y a menudo abiertamente fascistas. (…)
Después de la delegación de 1970 nuestros contactos estaban prácticamente
congelados. No habíamos realizado más viajes a China. En 1972 cuando
participé por primera vez al Comité Central del PCE (m-l), pude constatar el
enfriamiento de nuestras relaciones. Elena Ódena hizo una breve mención a
los chinos, subrayando la situación de nuestros vínculos y las contradicciones
existentes. Las relaciones con los albaneses eran excelentes». (Riccardo
Gualino; FRAP: una temporada en España, 2010)
381
8. Oculta el papel de los movimientos revolucionarios, de las luchas obreras en
los países capitalistas, de la revolución proletaria.
Léase también como ejemplo el artículo de Raúl Marco de 1977 llamado «Sobre
el oportunismo y en defensa de Mao Zedong» publicado en Vanguardia Obrera:
382
«Así, por ejemplo, pretenden hacernos creer que la podrida teoría de los «tres
mundos», fue formulada por Mao Zedong. Esto no es cierto. (...) Ni en ninguno
de sus textos, ni en las obras de Mao, encontramos algo que justifique esa
teoría archirrevisionista». (Vanguardia Obrera, Nº4, octubre de 1977)
O véase la entrevista a Manuel Blanco Chivite en «El Viejo Topo» Nº3 de 1978:
«Blanco Chivite: No creemos que la teoría de los tres mundos pueda atribuirse
a Mao». (José Luis Prieto/Federico Grau; A vueltas con la Guerra Popular
Prolongada, entrevista a Blanco Chivite, 1978)
«En el último Pleno Ampliado del Comité Central de 1978, así como en las
diversas conferencias regionales, reuniones ampliadas de cuadros, etc. el
partido ha sido unánime en la denuncia y condena del llamado «pensamiento
Mao Zedong», como artífice del revisionismo chino y su podrida teoría
sintetizada de los «tres mundos». (…) Sin embargo no sería justo ni correcto
no plantear en nuestro IIIº congreso de 1979, una vez más, esta cuestión, ya
que en el IIº Congreso de 1977, si bien condenamos categóricamente la «teoría
de los tres mundos», por otro lado no vimos el papel desempeñado por Mao e
incluso tratamos de desligarlo de esa «teoría» y del revisionismo chino,
cuando en realidad, es Mao y sus escritos teóricos los que son el origen y la
base de ese revisionismo. (…) Su actitud hacia la burguesía, su teorización
sobre las dos líneas en el partido, su antistalinismo, etc. confirman la posición
de Mao como responsable de semejante «teoría». Además no podemos olvidar
383
que cuando Deng Xiaoping expuso esta «teoría» ante las Naciones Unidas, el
Presidente del PCCh seguía siendo Mao, y no sólo no desaprobó, sino que la
corroboró. Por aquel entonces, Mao recibió a diversos periodistas extranjeros,
especialmente estadounidenses, y en todas sus intervenciones expuso la
esencia de esa «teoría», igual que lo hizo ante diferentes reyezuelos y sátrapas
reaccionarios. Es indudable que si Mao hubiera estado en contra de esa teoría
como pretenden ahora algunos, más papistas que el Papa, podía haber
expuesto sus opiniones, pues nadie lo amordazaba. Por otro lado, no olvidemos
que fue el mismo Mao quién recibió a Kissinger e invitó a Nixon con el que tuvo
según los comunistas chinos de aquel entonces «fructíferas conversaciones» en
el mismo momento en que los yanquis bombardeaban Vietnam. No olvidemos
que Mao era el máximo dirigente de China cuando establecieron relaciones
diplomáticas con la sanguinaria dictadura franquista; no olvidemos su actitud
ante los viles asesinatos del 27 de septiembre de 1975, etc. Y todo eso no es ni
más ni menos que la aplicación de la teoría de los «tres mundos». (Partido
Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del IIIº Congreso del
PCE (m-l), 1979)
Durante 1978 las ediciones del periódico del partido «Vanguardia Obrera» sin
duda se centraban mucho en la crítica a la nueva dirección china de Hua Kuo-
feng y Deng Xiaoping, especialmente en torno al tercermundismo, pero sobre
Mao no se decía nada. Solo a finales de año se empezaría a dudar del propio
Mao. Raúl Marco es ejemplo de este pensar dubitativo en su artículo: «Defender
el marxismo-leninismo, luchar contra los revisionistas chinos, es una cuestión
de principios para los comunistas»:
Oficialmente, en el IIIº Pleno del Comité Central del 1978, el PCE (m-l) condenó
sin tapujos el maoísmo como doctrina revisionista:
384
A este respecto el CC llega a la conclusión de que Mao tiene la mayor
responsabilidad en el camino emprendido por China, camino que se inició años
antes de su muerte, camino que él mismo dirigió y alentó.
La dirección del PCE (m-l) pese a todo, no hizo un análisis realista de las causas
por las que no había denunciado al maoísmo antes.
385
PCE (m-l) llegaría sobre el maoísmo tras 1978 jamás esgrimirían conclusiones
significativamente diferentes de las que había llegado el PTA, por lo que
dudamos de que se hiciese un análisis exhaustivo, creemos que a falta de
capacidad ideológica para abordar estos temas terminaron por basarse
fundamentalmente en material de terceros, en este caso, de los camaradas
albaneses. Más allá de descalificaciones ni siquiera hubo un análisis serio de
como el maoísmo nacional se presentaba en sus distintas versiones más a la
derecha o a la izquierda: PTE, ORT, PCE (r), UCE, MC, OCE y un sinfín de sopa
de siglas.
Hay renegados como Raúl Marco que acuñarían la teoría de «mantener las
divergencias en silencio», la cual fue una de las características ideológicas del
PCE (m-l) mientras se sucedían eventos de importancia mientras el partido se
mantenía en silencio o llegaba tarde a la polémica. Esta postura siempre es
beneficiosa para los elementos oportunistas que desean eludir el debate y la
confrontación de ideas, porque supone mostrar su bajo nivel teórico, perder
reconocimiento, militantes o posibles aliados, y como sabemos, los revisionistas
anteponen la cantidad a la calidad. Esta es una política antimarxista disfrazada
de cordialidades y respeto entre organizaciones, cuando el movimiento
marxista-leninista ha visto demasiadas veces como delante de sus narices como
se destruían partidos y se frustraban revoluciones, todo porque diversos líderes
no se aclaraban si era el momento oportuno para plantear las críticas a los
camaradas o porque confiaban que dichos oportunistas se diesen cuenta de sus
errores pronto. No hay tiempo de titubeos, y el llamado honor del partido y de
las personas está muy por debajo de la causa general que incumbe al comunista
como tal. Los partidos no deben ser tertulias ni clubs de amigos, hay que
entender de una vez que el honor de unas siglas se pierde en el momento en que
dicha organización se desvía. Por lo tanto, el no realizar una crítica a tiempo,
386
cuando se cree que el partido se está desviando de los principios ideológicos, es
eludir el cumplimiento de los propios estatutos del partido que manifiesta
guardar la pureza de la doctrina revolucionaria. Y en el ámbito de relaciones
internacionales, cometer esto mismo, el no señalar los errores conscientes o
inconscientes a otros camaradas, es una falta de internacionalismo proletario
manifiesta. En ambos casos no dejar prueba pública del desacuerdo ayuda al
infractor a proseguir su camino desviacionista mientras parte de su militancia
vive en la inopia o sencillamente en engañada y manipulada. Por supuesto la
crítica debe de ser en términos camaraderiles con una exposición bien agrupada
y argumentada.
En la evolución del PCE (m-l) respecto al maoísmo, desde sus primeras críticas
hasta la ruptura oficial en 1978, es innegable que muchas de las reticencias
públicas eran críticas muy tibias para la magnitud de los temas a tratar. En otras
ocasiones, la postura de los dirigentes del PCE (m-l) frente a los dirigentes
chinos en las conversaciones privadas solo pueden ser reconstruidas con
declaraciones y memorias a posteriori, por lo que no son fiables del todo. Lo que
es innegable, es que hasta bien entrados los 70, las ediciones de «Vanguardia
Obrera» fueron inundadas de artículos propagandísticos sobre China, incluso en
la época en que los dirigentes del PCE (m-l) empezaban a tener serias dudas
sobre los dirigentes chinos. Cabe decir lo mismo con las declaraciones frente a
delegaciones de otros partidos extranjeros, donde se ve una defensa del llamado
«Pensamiento Mao Zedong» hasta 1978. Como vemos, la formalidad y el miedo,
jamás ayudan al movimiento comunista.
«En 1976/77 cuando ingresé en la JCE (m-l), fui delegado del IIº Congreso de
la JCE (m-l) en 1977. En el 78 fui detenido pase unos días en prisión... al salir
me exilié a Venezuela un año y al regreso seguimos, estuve hasta 1982. (…) Lo
de la desmoización fue algo de la noche a la mañana... al menos muchos no
entendíamos esos cambios repentinos en la línea. Fue como si todos los días
desayunas pan con tostadas, y de un día a otro, el médico te dice que debes
cambiar tu desayuno de las últimas décadas. Recuerdo que muchos nos
mosqueamos mucho, porque llegaron instrucciones de que «El maoísmo debe
de ser denunciado». Bien, sobre el maoísmo ya teníamos sospechas... pero sin
debate, sin comprensión completa de toda una trayectoria, solamente con
artículos superficiales, este tema ocasionó fue un duro encontronazo. A veces
se hacían así las cosas hasta que algunos nos hartamos de este proceder».
(Comentarios y reflexiones de R. a Bitácora (M-L), 2019)
Esto indica, que lejos de lo que se vendió luego, la base no estaba enterada ni
inmunizada ante el oportunismo de los dirigentes chinos. Era imposible que así
fuese con las posturas adoptadas. Por tanto, lejos de lo que siempre insinuó
Raúl Marco, la forma en que lo llevó a cabo el PCE (m-l) su desmaoización no
puede ser tomado como ejemplo ni por asomo.
387
¿Que facilitó el «destape del pastel» del maoísmo de forma definitiva y a nivel
global? ¿Qué hizo a los marxista-leninistas tener que llevar a cabo una
reevaluación general del maoísmo? En parte la publicación en 1977 del Tomo V
de Obras Escogidas de Mao Zedong que cubrían el lapso de 1949 a 1957. Estas
obras ayudaron a muchos a ver que las críticas que algunos marxistas hacían al
revisionismo de Mao no eran imaginaciones, sino una crítica fundamentada
imposible de contrarrestar. Muchos otros cuestionaron, como último recurso, la
autenticidad de esos textos, pero lo cierto era que muchos de los revisionistas
como Carrillo ya se habían valido de estas obras que fueron publicadas no
oficialmente en Europa y otros lugares, como demuestran los propios medios
del PCE de aquellos años, algo que los maoístas españoles desconocían o
ignoraron adrede. Véase la obra: «Breve glosa sobre la influencia del
revisionismo chino en la conformación del revisionismo eurocomunista» de
2015.
Así mismo se sacó a la luz ciertos textos de Mao no publicados hasta entonces
muy reveladores sobre cómo funcionaba el revisionismo chino: es el caso de la
famosa carta de 1966 dirigida a su mujer comentando las luchas internas de
1966 o las revelaciones de como operaba el llamado Gabinete General, un
cuerpo de información, espionaje y militar por encima del Comité Central y el
Buró del PCCh creado por Mao. Todo este material sería recogido por Enver
Hoxha para sus obras contra el maoísmo.
No hay que despreciar que también se empezó a sacar a la luz y a popularizar las
obras, entrevistas, cables y confidencias de Mao y Chou con periodistas,
embajadores, presidentes, y agentes estadounidenses de los últimos 40 años:
documentos con Edgar Snow, John Service, el General Stiwell, Edmund Clubb,
Nixon, Kissinger o Ford. También empezaron a circular los textos del renegado
Browder donde alababa a Mao por su política liberal y proestadounidense. En
resumen, documentos que mostraban que la línea proimperialista del maoísmo
no es de los 70 sino de los años treinta, y que Mao era el autor de la teoría y
praxis del tercermundismo por si a alguno le quedaban duda. Hoxha diría a
varios líderes sobre estas revelaciones:
388
estaba en el Estado Mayor de Mao Zedong y conocía la actividad interna del
Buró Político del partido. Lo que él ha dicho sobre las peticiones de Chou En-lai
a los Estados Unidos son hechos. También todo lo que hemos dicho sobre estas
cuestiones en el libro «Reflexiones sobre China» se están confirmando». (Enver
Hoxha; Solamente en la lucha pueden los partidos marxista-leninistas
fortalecerse, temblarse y obtener capacidad; De una conversación con Joao
Amazonas, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de
Brasil, 25 de julio de 1980)
Obviamente no vamos a pedir que el PCE (m-l) hubiese ido tan lejos como para
analizar los informes originales de Mao Zedong y el resto de dirigentes chinos
como hemos hecho nosotros. Pero hubiera valido con que en su momento
analizasen los documentos oficiales de 1935-1976, aunque fuesen las versiones
retocadas y alteradas, las cuales contienen una gran dosis de revisionismo
evidente. Eso sumado a las acciones prácticas de los dirigentes chinos, hubiera
dado material de sobra al PCE (m-l) para analizar el maoísmo.
389
El PCE (m-l) hizo una pequeña autocrítica de la tardanza en detectar en toda su
extensión este fenómeno revisionista del maoísmo:
«En nuestras relaciones con los chinos, debemos aclarar que nuestro partido
ha mantenido siempre una actitud de lucha y crítica, si bien al principio nos
equivocamos en la esencia y naturaleza de la dirección china. Creíamos que,
efectivamente había en China una lucha entre dos líneas, cuando en realidad
como se ha demostrado, no era más que luchas entre diversas camarillas, pero
todas ellas igual de revisionistas y oportunistas. (...) No ha sido una tarea fácil
el comprender el alcance y la profundidad del revisionismo y el eclecticismo de
Mao». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Informe del
Comité Central en el IIIº Congreso, 1979)
Existe otro punto que debemos aclarar: el PCE (m-l) no fue como se
autoproclamaba, el primer partido de Europa en manifestar las abiertas
contradicciones contra el revisionismo chino:
Expongamos pese a todo, algunas de las críticas del PCE (m-l) al maoísmo en el
IIIº Congreso de 1979:
3) La bandera del «pensamiento Mao Zedong» ha sido levantada por todas las
fracciones del PCCh sin distinción, incluso para oponerse unas a otras:
391
«Este llamado «pensamiento» en el que se han basado y se basan todos los
dirigentes chinos, independientemente de la camarilla de turno que ocupa el
poder del PCCh y del Estado, ha demostrado ser profundamente antileninista,
tanto en lo teórico como en lo práctico. Así, hemos visto como se referían a este
«pensamiento» las distintas líneas que en determinados momentos imperaban
en China. Hemos visto a Lin Piao publicar y distribuir por millones de
ejemplares el famoso «Libro Rojo» de Mao. Le hemos visto junto al mismo
Mao enarbolando ese «librito» y junto a él a Chou En-lai. Era el mismo Lin
Piao, el que escribía en 1966 –prefacio de la segunda edición–:
Meses después Lin Piao era eliminado y acusado de ser, según de Chou En-lai,
«antipartido», «autor de numerosos crímenes», «ultraderechista», etc. La
eliminación de Lin no supuso la corrección de esas fórmulas ditirámbicas
hacía Mao y los que sucedieron a Lin Piao siguieron utilizando no sólo las
fórmulas, sino el «pensamiento Mao Zedong» que por su mismo eclecticismo y
su esencia antileninista, lo mismo servía a Lin Piao, que a Chou En-lai, que a la
llamada «Banda de los Cuatro», a Deng Xiaoping, Hua Kuo-feng, etc. En fin,
ese pensamiento sirve para todo, menos para trazar una auténtica línea
392
marxista-leninista en ningún aspecto, como la triste realidad de lo sucedido en
China ha confirmado de manera irrefutable». (Partido Comunista de España
(marxista-leninista); Documentos del IIIº Congreso del PCE (m-l), 1979)
«Sin entrar ya en la tremenda egolatría y soberbia del propio Mao, que siendo
el Presidente del PCCh y el dirigente intocable, permitía semejantes ditirambos
y loanzas, llegando incluso a plasmarlas nada menos que en los estatutos del
partido, a permitir formulaciones atribuyéndose el descubrimiento de la
«contradicción», o la tesis de que la lucha entre el proletariado y la burguesía
«existiría todavía mucho tiempo después de la revolución». Con lo cual, o bien
Mao y sus adoradores budistas eran y son unos farsantes, o –concedámosles el
beneficio de la duda– unos ignorantes, ya que, por ejemplo Lenin escribía en
1917: «La esencia de la teoría de Marx sobre el Estado sólo la ha asimilado
quien haya comprendido que la dictadura de una clase es necesaria, no sólo
para toda sociedad de clases en general, no sólo para el proletariado después
de derrocar a la burguesía, sino también para todo el período histórico que
separa al capitalismo de la «sociedad sin clases», del comunismo». (Vladimir
Ilich Uliánov, Lenin; Estado y revolución, 1917) Queda demostrada con esta
simple cita de Lenin, sin ir más lejos, que Mao y sus acólitos son unos
estafadores ideológicos». (Partido Comunista de España (marxista-leninista);
Documentos del IIIº Congreso del PCE (m-l), 1979)
«Pese a que de vez en cuando Mao utiliza fórmulas hablando del papel
dirigente del proletariado, lo cierto es que, en la práctica y también en la
teoría, Mao concedió ese papel dirigente al campesinado. Porque una cosa es
conceder al campesinado la gran importancia que tiene, como aliado natural
del proletariado, y más aún al campesinado pobre, y otra es sustituir la
importante alianza obrero-campesina, por la hegemonía del campesinado, con
lo cual se desvirtúa tanto el papel de clase del partido como la época histórica
en la que vivimos. Claro que ya vemos que para los chinos, incluido el mismo
Mao, vivimos, no la época analizada y definida por Lenin y Stalin, sino la
época del «pensamiento Mao Zedong». Mao se basaba para justificar la
hegemonía del campesinado sobre el proletariado en que en China estos
últimos eran minoritarios, escasos y dispersos, pero nosotros afirmamos que
esta importante cuestión no es cosa de cantidad sino de calidad. ¿Acaso en la
Rusia zarista no era mayoritario, y con mucho, el campesinado sobre el
proletariado? ¿Y en Albania? Es absurdo el negarlo. Acaso, Mao no conocía el
Manifiesto Comunista de Marx y Engels, en el cual se dice textualmente:
393
«De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía sólo el proletariado
es una clase verdaderamente revolucionaria. Las demás clases van
degenerando y desaparecen con el desarrollo de la gran industria; el
proletariado, en cambio, es su producto más peculiar». (Karl Marx y Friedrich
Engels; Manifiesto Comunista, 1848)
Suponemos que Mao si había leído esta obra, luego la conclusión a la que
podemos llegar es que no estaba de acuerdo con Marx y Engels, como no lo
estaba con Lenin y Stalin. Y dentro de lo farragoso que resulta analizar los
escritos de Mao, encontramos fórmulas, como la que sigue, que dan la clave de
esta posición antileninista del Buda viviente», cuando dice:
«La revolución en China es, en esencia, una revolución agraria. (...) La política
de nueva democracia significa, en esencia, colocar a los campesinos en el
poder». (Mao Zedong; Sobre la nueva democracia, 1939)
Así por las buenas, «colocar a los campesinos en el poder». Y entonces, ¿qué
pasa con el papel dirigente del proletariado, que se ejerce a través de su
partido de vanguardia? Mao lo borra lisa y llanamente. Y esto no es por
casualidad. La revolución en China no ha pasado jamás de ser una revolución
democráticoburguesa, pero nunca ha sido una revolución socialista,
proletaria. De ahí también las fórmulas mil veces utilizadas por Mao sobre «el
campo rodea a las ciudades», etc. que tanto ha confundido a algunos
comunistas y que, en su propio desarrollo, lleva directamente a la «teoría de
los tres mundos», según la cual los países de economía débil, semicolonizados,
de Asia, África y América Latina, desempeñan el papel del campo contra las
ciudades, que en este caso es únicamente la URSS socialimperialista». (Partido
Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del IIIº Congreso del
PCE (m-l), 1979)
«La existencia de dos líneas en el seno del partido: teoría revisionista que
enlaza directamente con el «eurocomunismo» de nuestro renegado Carrillo,
del aristócrata Berlinguer, de Marchais, etc. Mao tiene al respecto páginas
enteras dedicadas a justificar la existencia de dos o más líneas en el partido.
Ahora bien, el leninismo enseña y demuestra, irrefutablemente, que un partido
que quiera existir, que se quiera forjar y templar para cumplir su misión, no
puede permitir más que una sola línea ideológica, una sola línea política y el
centralismo democrático más amplio posible, pues, de lo contrario se convierte
en un «club de debates», en un partido socialdemócrata». (Partido Comunista
de España (marxista-leninista); Documentos del IIIº Congreso del PCE (m-l),
1979)
394
7) La realidad sobre la llamada Revolución Cultural en China:
«La dictadura del proletariado, esto es, la dictadura de la clase obrera con el
campesinado pobre contra la burguesía, es incompatible con la existencia en el
seno del partido del proletariado de fracciones burguesas. Sin embargo, Mao
no solamente las justificaba, sino que llega incluso a teorizarlo y a mantener
en el Comité Central a esos burgueses. Así, dice Mao, con un gran cinismo:
«Que se corrijan o no es un asunto que no les concierne más que a ellos». (Mao
Zedong; Fortalecer la unidad del partido, continuar sus tradiciones, 30 de
agosto de 1956) Entonces preguntamos nosotros, si el que los burgueses se
corrijan o no (y en este caso se trataba de elementos que incluso habían
traicionado) no le interesa al partido, ¿a quién le debe importar? Y Mao, con
su «sabiduría» confuciana, nos dice que: «El problema está en que en nuestra
sociedad hay un número muy grande de pequeñoburgueses, en nuestro
partido hay muchos elementos pequeño burgueses vacilantes. (...). Lo que sí
tiene gran importancia es que, dentro del partido, millones de militantes de
origen pequeño burgués, que son propensos a vacilar. (...) Están observando
qué actitud adoptamos hacia Wang Ming y Li Li-san». (Mao Zedong;
Fortalecer la unidad del partido, continuar sus tradiciones, 30 de agosto de
1956) Y a la vista de este «genial» análisis, Mao propone, ni más ni menos, que
esos dos elementos sean reelegidos al Comité Central. O sea que en vez de
depurar las filas del partido de toda la escoria infiltrada, propone elegir a los
395
puestos de dirección a esa misma escoria porque, según el mismo Mao: «Al
igual que los que han padecido el tifus, están ahora inmunizados, pueden
cometer menos errores». (Mao Zedong; Fortalecer la unidad del partido,
continuar sus tradiciones, 30 de agosto de 1956) En vez de llevar a cabo una
lucha ideológica a fondo, para erradicar la ideología pequeño burguesa del
partido, para que se proletaricen ideológicamente los elementos de origen
pequeño burgués, Mao propone mantener a esos mismos elementos en la
dirección del partido. ¿Qué noción tenía del Comité Central Mao pues?
Además, cabe la pregunta, ¿qué partido habían construido Mao y sus corifeos
cuando en él tienen cabida millones de pequeñoburgueses? Y esto,
independientemente del número de habitantes del país, demuestra que el
partido que encabezaba y dirigía Mao no era un partido de proletarios, sino
un partido burgués, y ese ¡sí necesitaba el «pensamiento Mao Zedong» como
guía y orientador!». (Partido Comunista de España (marxista-leninista);
Documentos del IIIº Congreso del PCE (m-l), 1979)
9) El antistalinismo de Mao:
«Mao ataca a Stalin. Y lo hace de una manera sutil, hipócrita y larvada. Esta
actitud no tiene nada que ver con el derecho de todo comunista de criticar a
otro comunista, sobre las bases del marxismo-leninismo. No. Mao ataca a
Stalin larvadamente, al mismo tiempo que simula «defenderlo», con
generalidades. Es el típico caso del oportunista que tira la piedra y esconde la
mano. Critica y calumnia a Stalin y acuña la frase de que los errores de Stalin
y «sus méritos están en relación de siete a tres». Con esta fórmula y sin
decirnos cuales son los siete y cuales los tres –típico de Mao y sus corifeos–, se
cubre para luego hacer recaer sobre los errores de los mismos chinos como
Wang Ming por ejemplo. En realidad toda la práctica, o lo esencial de Mao es
antistalinista. Por ejemplo, su actitud hacia el archirevisionista Tito, con el
cual Mao tuvo coqueteos que ahora sus sucesores han materializado. Hubo
momentos en los que Mao manifestó que Tito tenía razón y que Stalin se había
equivocado; luego con la superficialidad propia de su «pensamiento», dio la
vuelta acusando a Tito de ser un Hitler, y posteriormente hemos visto como un
enviado del Estado chino a Yugoslavia cubrió de elogios a Tito. Todo esto
demuestra la verdadera esencia de Mao. Esencia que el mismo reconoce
implícitamente cuando declaró en 1957, en Moscú, donde se vertieron las más
viles calumnias contra Stalin, que él, Mao, se encontraba cohibido y confuso
delante de Stalin, mientras que con Jruschov se encontraba entre camaradas,
lo cual a la vista de los hechos es cierto». (Partido Comunista de España
(marxista-leninista); Documentos del IIIº Congreso del PCE (m-l), 1979)
396
«Recientemente se ha difundido un tercer tipo de deformación de la política
staliniana durante la Guerra Mundial: es la de los teóricos «tercermundistas»
– nos referimos a los revisionistas chinos– que pretenden, a veces, basarse en
Stalin para defender su política chovinista de gran potencia. Para ello
presentan la táctica de Stalin en vísperas y durante la guerra bajo un ángulo
que en nada se diferencia de la versión trotskista: abandono de toda
perspectiva revolucionaria y actuación a remolque de las grandes potencias
imperialistas. Como veremos se trata pura y simplemente de burdas
calumnias: nos limitaremos aquí a indicar que la oreja trotskista –la
intoxicación ideológica trotskista acerca de la cuestión de Stalin–, asoma
detrás de las argumentaciones de los revisionistas chinos.
En realidad los éxitos de Stalin en esta época se deben sin duda alguna a la
aplicación por su parte de una política de principios, es decir, una política
basada en criterios científicos marxista-leninistas y movida por el deseo de
servir a la causa revolucionaria del proletariado.
Stalin supo apreciar desde un primer momento que la guerra que se iba
aproximando tenía su origen en las contradicciones interimperialistas y en
particular en la voluntad expansionista de la Alemania hitleriana cuyo
potencial económico y militar requería un nuevo reparto del mundo entre las
distintas potencias imperialistas. Stalin supo apreciar también que esta
situación encerraba graves peligros para la URSS. Efectivamente la Unión
Soviética –el primer país socialista del mundo– constituía, en el marco de las
contradicciones a escala mundial, el enemigo de todas las potencias
imperialistas; surgía por lo tanto el peligro de que la agresión hitleriana se
desencadenara directamente en contra de la URSS, con el beneplácito de los
mismos «adversarios» imperialistas de Alemania –las potencias imperialistas
occidentales–. Por otra parte, éstas, no podían permitir un excesivo
reforzamiento de Alemania, ni siquiera a expensas de la Unión Soviética. Pero
podían aplazar su intervención en el conflicto hasta el momento en que lo
estimaran más oportuno, reservando sus fuerzas, haciendo que el peso de la
guerra recayera en primer lugar completamente sobre la URSS,
desgastándola, al mismo tiempo que se debilitaría también Alemania.
397
Stalin interpretó en este sentido el constante retroceder –hasta 1939– de las
potencias occidentales ante el chantaje nazi-fascista. Su opinión era que este
retroceder no era producto de la debilidad –como se debía demostrar más
tarde, el Occidente era muy fuerte– sino del designio –sobre todo por parte del
imperialismo británico– de evitar un conflicto con Alemania antes de que ésta
entrara en guerra con la URSS.
398
inaceptable. Los ingleses pretendían de parte de la URSS una intervención
inmediata en el caso de producirse una agresión en contra de Francia y de
Inglaterra, pero no aceptaban una actitud correspondiente en el caso de una
agresión alemana contra la URSS o en contra de los Estados del Báltico. Bajo
estas circunstancias y en estas condiciones, un pacto con Francia e Inglaterra,
lejos de desalentar a Hitler, le orientaría justamente en dirección de una
agresión en contra del país de los Soviets. Por ello Stalin acabó inclinándose
por un pacto con Alemania. Si la actitud inglesa hacía imposible un frente
común entre los países que constituían el blanco potencial de las miras
expansionistas alemanas, había que evitar que la URSS se convirtiera en el
primer objetivo de la agresión nazi. Stalin entendió inmediatamente que este
objetivo era alcanzable porque Alemania, que se encontraba cercada, no podía
no valorar positivamente el ofrecimiento de la URSS; Hitler, además,
presionaba sobre Polonia, y tenía interés en que la URSS mantuviera una
actitud neutral.
399
las potencias occidentales como aliados «naturales» de la URSS y supo crear
las condiciones de la alianza con espíritu táctico, sacando todas las ventajas
posibles a partir de una postura independiente, sin encajonarse en una
«alianza» predeterminada que muy probablemente le hubiera dejado solo
frente al enemigo.
La política de la URSS antes del conflicto fue sobre todo una política de paz.
Stalin, hizo todo lo posible por evitar la guerra en primer lugar y para
mantener a la URSS al margen de la misma. Esta fue la base de la actitud
independiente de la URSS, pues la URSS fue el único país que trabajó
activamente para evitar la masacre. Por ello la política de la URSS no se
confundió en ningún momento con la de ningún país imperialista. Basándose
en esta posición de principio y manteniéndola hasta el final, Stalin supo sacar
de ella todas las ventajas tácticas, valorando todas las posibilidades de
maniobra que esta posición independiente le proporcionaba. Pero, sobre todo,
Stalin jamás perdió de vista la perspectiva revolucionaria, el hecho de que la
política de la URSS se situaba en el marco más amplio de la revolución
mundial socialista y de las necesidades del Movimiento Comunista
Internacional. Esta posición la mantuvo antes y durante la guerra.
400
«En el pasado hemos tenido que combatir dentro de las limitaciones que nos
imponía la situación, las concepciones incorrectas, por no decir reaccionarias
de los dirigentes chinos, los cuales se oponían a las reuniones multilaterales
entre partidos y al intercambio de experiencias, opiniones, etc. Ahora sabemos
la razón de aquella actitud: a los socialchovinistas chinos no les interesaba ese
tipo de reuniones, porque en ellas se podían hacer planteamientos y entablar
discusiones contrarias a sus sórdidos intereses, mientras que en las reuniones
bilaterales podían presionar, chantajear e imponer sus propias concepciones.
Era esa una actitud de prepotencia y de oportunismo ideológico. Ahora las
cosas están cambiando y, con el desenmascaramiento de los chinos, las
relaciones entre partidos tienden a ser lo que deberían haber sido, las que
fueron en el pasado, las que deberán ser en un futuro próximo. En las
discusiones con los partidos hermanos, hemos visto una preocupación común,
preocupación que nosotros también compartimos, como es de estrechar más
nuestros lazos, aunar más y mejor criterios y análisis, coordinar actividades
prácticas, según las circunstancias, apoyarnos mutuamente, coordinarnos
más y mejor, para hacer frente a nuestros enemigos comunes». (Partido
Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del IIIº Congreso del
PCE (m-l), 1979)
«Nuestro IIIº Congreso del PCE (m-l) de 1979 prestó especial atención a
analizar, desenmascarar y denunciar el pensamiento de Mao Zedong como
una tendencia revisionista y antimarxista cuyo objetivo es socavar y
obstaculizar en la medida de lo posible el desarrollo victorioso del movimiento
marxista-leninista internacional; consideramos que la denuncia y la lucha
resueltas contra el maoísmo es hoy una cuestión de vital importancia para los
marxista-leninistas». (Partido Comunista de España (marxista-leninista);
Mensaje del PCE (m-l) a los partidos hermanos, publicado en Vanguardia
Obrera, 10 de noviembre de 1979)
Estas críticas del PCE (m-l) eran necesarias para su militancia, para el
movimiento revolucionario en España tan lleno de sectas maoístas, y en general
para el movimiento obrero internacional. Pero en honor a la verdad, no añadían
nada nuevo que no hubiesen dicho ya los marxista-leninistas albaneses. De
nuevo se ve, que el partido no fue más allá de los fenómenos que ya les habían
señalado otros como ya hemos dicho.
401
leninistas incluido el PTA y el PCE (m-l) tuvieron demasiada paciencia e
hicieron demasiadas concesiones cuando ya conocían hechos manifiestos de los
líderes chinos. En general muchas figuras y partidos marxista-leninistas
pecaron claramente de regalar a los revisionistas chinos cartas y declaraciones
favorables en ocasiones como aniversarios; epítetos de un carácter exaltado,
otros de exagerada formalidad diplomática, donde se daba una idea
distorsionada del partido y la dirección china, lo que ayudaba a los revisionistas
chinos en sus fines propagandísticos de país socialista e internacionalista, de
«gran partido marxista-leninista», y a Mao Zedong y sus actos como presunta
«gran figura marxista-leninista». El dejarse llevar por los formalismos no tiene
justificación alguna; los marxista-leninistas deben ser conscientes en todo
momento de qué dicen y hacia quién. Sucede lo mismo cuando se hacía esto sin
conocer –o al menos muy poco– la realidad que se decía exaltar, tampoco sirve
para estar libre de error; pues un marxista-leninista no emite conclusiones
precipitadas sin estar enterado de lo que habla. En resumidas cuentas los
marxista-leninistas no deben precipitarse fácilmente e ir regalando este tipo de
epítetos, mucho menos al conocer ya ciertas desviaciones en una figura o
partido, lo cual hacía preciso extremar la precaución; no se debe elevar nunca
por los cielos lo que no se conoce bajo términos generales, sino solo hablar de lo
concreto que se conoce y con total seguridad. La propaganda y la historiografía
revisionista ya ha tipificado dentro del comunismo a suficientes figuras, países y
partidos históricos antimarxistas, los marxista-leninistas no debemos engordar
la lista de falsos mitos sino ayudar a desmitificarlos. Los marxista-leninistas de
la época deberían haber investigado más a fondo la historia del Partido
Comunista de China (PCCh), deberían haber valorado a sus figuras dirigentes en
su justa medida, jamás por encima, para luego tener que arrepentirse de lo
escrito o dicho. Estos errores –mezcla de seguidismo, formalismo,
sentimentalismo, cobardía– fueron unos errores colectivos de todos los
individuos y partidos marxista-leninistas que costaron muy caro a todo el
movimiento marxista-leninista internacional, ya que dio alas y tiempo al
revisionismo chino a consolidar su influencia entre los revolucionarios
honestos.
Nosotros pensamos que fue un grave error para el PCE (m-l) haberse fundado
bajo conceptos e ideas maoístas. En sus desarrollos posteriores vemos una
concesión injustificable el no haber roto relaciones públicamente y no haber
señalado directamente la traición de China cuando se recibía a Carrillo como
aliado en 1970 y cuando en 1973 restableció relaciones con Franco, el no haber
publicado los documentos de las tiranteces hasta que la polémica llegó a tonos
mayores, prefiriendo alejarse sin demasiado ruido, sin analizar demasiado el
origen de estas acciones hasta 1978, cuando se denuncia al maoísmo
abiertamente y se saca a relucir todo el material de las discusiones previas. Este
tipo de tácticas benefician al infractor y son directamente inaceptables cuando
la otra parte no tiene intención de solucionar las divergencias. De haberse
402
decidido a denunciar antes a la dirección china, el PCE (m-l) hubiera ahorrado
sufrimientos al movimiento internacional y a él mismo. La denuncia podría
haberse incorporado no solo los hechos detonantes de los setenta, sino el
material correspondiente a las divergencias de los sesenta entre ambos partidos,
la dirección del PCE (m-l) podría haber desarrollado una labor de investigación
sobre los orígenes tempranos del maoísmo, precisamente ellos disponían de
material suficiente para criticar sus aberraciones teórico-prácticas.
Hay que decir que las obras de Enver Hoxha contra el maoísmo como: «El
Imperialismo y la revolución» de 1978 o «Reflexiones sobre China» de 1979
fueron obras magnas de una relevancia fundamental para desmontar al
revisionismo chino a escala mundial, gracias a ellas se inspiró al resto de líderes
y partidos para elevar el tono de sus críticas o hacer públicas las divergencias
con los revisionistas chinos como declaró KPD/ML en su IVº Congreso de 1978
o el PCE (m-l) en su IIIº Congreso de 1979, lo cual no deja de ser una muestra
del miedo y el seguidismo en general que había en el movimiento.
Enver Hoxha comentó que a la hora de analizar el maoísmo había que desligarse
de un análisis superficial en base a la propaganda china sobre su historia, que
los marxista-leninistas debían seguir investigando sus antiguos documentos y
extrayendo conclusiones de la propia praxis de los dirigentes chinos:
«En uno de mis escritos he dicho que debían ser echados abajo los mitos, y
precisamente me refería a que debía echarse abajo el mito de Mao Zedong, ese
mito que le presentaba como un «gran» marxista-leninista. Mao Zedong no es
un marxista-leninista, sino un demócrata revolucionario progresista y a mi
entender es a través de este prisma que debe ser estudiada su obra. He dicho
que las concepciones de Mao Zedong no deben ser estudiadas partiendo
únicamente de las frases arregladas que se encuentran en sus cuatro tomos
publicados, sino que deben ser estudiadas en su aplicación en la práctica. (...)
Pienso que en líneas generales todo lo que hemos dicho sobre China en el II y
III Plenos del CC del PTA y en estas notas, pone al descubierto la realidad
china, pero ello no es suficiente. Se nos plantea pues la tarea de estudiar de
forma más profunda y en sus cuestiones clave fundamentales y decisivas, la
política y la actividad del Partido Comunista de China, en el desarrollo
dialéctico de su historia, de manera que con hechos y documentos
comprobemos lo bien fundado de estas ideas y conclusiones generales a las que
hemos llegado, y que en mi opinión no son erradas. No cabe la menor duda
que hay cuestiones a las que no hemos dado una respuesta exhaustiva, hay
deficiencias, hay algunos problemas a discutir que requieren un estudio más
profundo, ello es indudable, pero en general los hechos demuestran que China
ha recorrido un camino caótico, no marxista». (Enver Hoxha; ¿Puede
calificarse la revolución china de revolución proletaria? Reflexiones sobre
China, Tomo II, 26 de diciembre de 1977)
403
Pero ya no había dudas sobre dicha corriente, lo que representaba y como
actuaba a estas alturas:
La revaluación general sobre qué había sido el maoísmo, era algo que también
hicieron otros partidos como el Partido Comunista de Alemania/Marxista-
Leninista (PCA/ML) liderado por Ernst Aus. Ellos decidieron abrir un período
de varios meses para discutir qué era el maoísmo después de las nuevas
revelaciones y hasta qué punto había influido al partido desde su fundación,
tomándose el congreso de 1978 como punto para ello, y sirviendo de ejemplo de
cómo se lleva a cabo una rectificación de manera marxista-leninista, sin miedos
ni complejos. Véase esto a diferencia de los cobardes que preferían seguir los
dogmas del revisionismo chino que realizar la tan necesaria autocrítica
temiendo sufrir una pérdida de credibilidad. Y al contrario, hipócritas que
simplemente dejaron de reclamarse maoístas sin más análisis pese a venir de un
pasado maoísta más que evidente, lo que a la postre hizo reaparecer estas
tendencias.
404
dicho congreso, algunos incluso más derechistas que la de los propios
jruschovistas:
«Pero lo que nos sorprendió e inquietó todavía más fue el propio desarrollo de
los trabajos de su VIII Congreso. Toda la plataforma de este congreso estaba
basada en las tesis del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión
Soviética, e incluso en algunas direcciones, Mao Zedong, Liu Shao-chi y los
otros altos dirigentes chinos habían llevado más lejos las tesis de Jruschov.
(...) Además, en los sucesivos informes, que Liu Shao-chi, Teng Siao-ping y
Chou En-lai presentaron al VIII Congreso, defendieron y profundizaron aún
más la línea permanente del Partido Comunista de China por una vasta
colaboración con la burguesía y los kulaks, «argumentaron» las grandes
ventajas que aporta al socialismo tratar bien y designar a elevados cargos de
dirección a capitalistas, comerciantes e intelectuales burgueses, preconizaron
con gran ruido la necesidad de una colaboración de la clase obrera con la
burguesía local y del Partido Comunista con los demás partidos democráticos,
nacionales, en las condiciones del socialismo, etc., etc. Las «100 flores» y las
«100 escuelas» de Mao Zedong, que se abrieron y compitieron en el curso de
las sesiones del Congreso, se abrían y competían de hecho en todo el partido y
el Estado chinos. Esta teoría de las 100 banderas, formulada por Mao Zedong
y proclamada ampliamente en mayo de 1958 por Lu Ting-yi, miembro
suplente del Buró Político del CC del PC de China, constituía la variante china
de la teoría y la práctica burgués-revisionista de la libre circulación de las
ideas y los hombres, de la coexistencia de toda suerte de ideologías, de
corrientes, de escuelas y de subescuelas en el seno del socialismo. (...) En 1956
se apresuró a enarbolar la bandera del revisionismo para quitar de en medio a
Jruschov y asumir él mismo el papel de líder del movimiento comunista y
obrero. Mas cuando Mao Zedong y compinches vieron que en la competición
revisionista no podían con el patriarca del revisionismo moderno, Jruschov,
entonces cambiaron de táctica, fingieron rechazar la primera bandera, se
presentaron como «marxista-leninistas puros», y trataron de conquistar de
este modo aquellas posiciones que no pudieron lograr con la primera táctica.
También esta segunda táctica se revelaría ineficaz y entonces «arrojarían»,
igualmente, la segunda bandera supuestamente marxista-leninista y saldrían
a la arena tal como habían sido toda su vida, unos oportunistas, fieles
defensores de una línea conciliadora y capitulacionista ante el capital y la
reacción». (Enver Hoxha; Los jruschovista, 1980)
«—Mao: En esta cuestión ni ustedes los albaneses se han equivocado hacia los
yugoslavos, ni tampoco los camaradas yugoslavos se han equivocado respecto
a ustedes. En esta cuestión ha sido el Kominform quien ha cometido graves
errores.
405
—Mao: Stalin ha cometido errores. Los ha cometido también hacia nosotros,
por ejemplo en 1927. Se ha equivocado igualmente hacia los camaradas
yugoslavos». (Enver Hoxha; Los jruschovista, 1980)
Así mismo estas declaraciones de Mao Zedong recogidas por Enver Hoxha son
calcadas a las emitidas por el líder chino ante la delegación yugoslava en
vísperas de dicho congreso, lo que indica que el líder albanés no se inventa ni
exagera nada:
¡¡¿Qué extraemos de esto?!! Que si los albaneses hubieran expuesto esto en 1956
y no en 1980 hubieran hecho un gran favor a los comunistas del mundo, y el
maoísmo no habría podido consolidarse tan fácilmente como ocurriría luego.
406
sus fines propagandísticos de país socialista e internacionalista, de «gran
partido marxista-leninista», y de Mao Zedong y sus actos como una «gran
figura marxista-leninista». Incluso cuando se colaboraba en esto dejándose
llevar por los formalismos de la diplomacia no tiene justificación alguna; los
marxista-leninistas deben ser conscientes en todo momento de qué dicen y
hacia quién. Al igual que cuando se hacía esto en gran parte de las veces sin
conocer –o al menos muy poco– la realidad que se decía exaltar, tampoco
sirve para estar libre de error; pues un marxista-leninista no emite
conclusiones precipitadas sin estar enterado de lo que habla. En resumidas
cuentas los marxista-leninistas no se deben precipitar nunca y dejarse llevar
regalando este tipo de epítetos, mucho menos al conocer ya ciertas
desviaciones en una figura o partido; no se debe elevar nunca por los cielos lo
que se conoce bajo términos generales, sino solo hablar de lo concreto que se
conoce y con total seguridad. La propaganda y la historiografía revisionista
ya ha tipificado dentro del comunismo a suficientes figuras, países y partidos
históricos antimarxistas, los marxista-leninistas no debemos engordar la lista
de falsos mitos, sino sopesar las cosas sabiendo donde se pisa. Los marxista-
leninistas de la época deberían haber investigado más a fondo la historia del
Partido Comunista de China (PCCh), sus actos recientes, y deberían haber
valorado a sus figuras y a su país en su justa medida, jamás por encima, para
luego tener que arrepentirse de lo escrito o dicho. Estos errores –mezcla de
seguidismo, formalismo, sentimentalismo, cobardía, etc.– fueron unos errores
colectivos de todos los individuos y partidos marxista-leninistas que costó muy
caro a todo el movimiento marxista-leninista internacional, ya que dio alas y
tiempo al revisionismo chino a consolidar su influencia e influenció
gravemente a los partidos marxista-leninistas, e incluso como ya sabemos, su
tardía exposición hizo que muchos partidos no pudieran superar ya los
defectos de esta herencia, y acabaran naufragando. ¡¡Que grandes beneficios
hubiera tenido el movimiento marxista-leninista si el revisionismo chino
hubiera sido investigado y expuesto desde los epítetos mencheviques,
browderistas y proestadounidenses de Mao Zedong en los años 30!!». (Equipo
de Bitácora (M-L); Las luchas de los marxista-leninistas contra el maoísmo: el
caballo de Troya del revisionismo durante los 60 y 70 en el movimiento
marxista-leninista, 2016)
407
punto esta «enfermedad» que había anidado durante años había afectado a la
médula marxista de la organización, o si se seguía notando la influencia de sus
viejas teorías y metodología en los militantes de la actualidad.
En muchas ocasiones se creía que una vez expuesto el maoísmo como una
variante oportunista a nivel nacional e internacional, los partidos marxista-
leninistas eran «inmunes» a esta enfermedad, sobre todo tras haberle dedicado
varias críticas durante finales de los 70 y principios de los 80.
408
VI
Tras la muerte de Elena Ódena en 1985, los principales dirigentes del partido:
Raúl Marco, Manuel Chivite, Pablo Mayoral, entre otros, se llenaban la boca
diciendo:
Pero esta proclama se quedó en letra muerta, pues al poco tiempo las tesis de
Ódena empezaron a ser algo incómodo para la dirección. Este juramento de
lealtad al legado ideológico de Ódena fue tan falso como las lágrimas de
cocodrilo que en el funeral de Stalin vertieron los que serían los futuros
sepultureros de su obra.
«1. Las tácticas del frente único desde abajo son necesarias siempre y en todas
partes, con la posible excepción de raros momentos durante las luchas
decisivas cuando los obreros comunistas revolucionarios se verán obligados a
volver sus armas incluso contra grupos del proletariado que, por una
conciencia de clase deficiente, están del lado del enemigo. 2. Unidad desde
abajo y, al mismo tiempo, negociaciones con líderes. Este método debe
emplearse con frecuencia en países donde la socialdemocracia sigue siendo
una fuerza importante. Se entiende que en tales casos los partidos comunistas
mantienen su independencia completa y absoluta, y conservan su carácter
comunista en cada etapa de las negociaciones y en todas las circunstancias. 3.
Frente único solo desde arriba. Este método es rechazado categóricamente por
la Internacional Comunista. Las tácticas del frente único desde abajo son las
más importantes, es decir, un frente único bajo el liderazgo del partido
comunista que cubre a los obreros comunistas, socialdemócratas y no
partidistas». (Internacional Comunista; Extractos de las Tesis sobre tácticas
adoptadas por el Vº Congreso de la Internacional Comunista, 1924)
En el IIº Congreso del PCE (m-l) de 1977 se decía con toda justeza sobre el
revisionismo:
409
«Es preciso hoy tener la máxima claridad sobre la cuestión del revisionismo y
combatir todas sus manifestaciones. Revisionismo no es solamente renegar de
los principios del marxismo, renunciar a la dictadura del proletariado y a la
revolución violenta, revisionismo es también predicar la unidad con los
revisionistas descarados, revisionismo es también no tener una práctica
consecuentemente revolucionaria, por muchas frases marxista-leninistas que
se pronuncien y por muchas poses revolucionarias que se quieran tomar».
(Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del IIº
Congreso del PCE (m-l), 1977)
Elena Ódena siempre fue clara en que las alianzas del partido debían de ser con
los elementos de base que eran combatientes y revolucionarios, criticando a la
vez la actitud oportunista de los cabecillas:
410
El propio Raúl Marco antes de convertirse en un abierto y repugnante renegado,
en su artículo: «¿Es posible la «unidad de acción» con los dirigentes
revisionistas?» comentaba en referencia indirecta a las declaraciones de algunos
líderes del Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista (PCA/M-L) lo
siguiente:
«Vivimos unos momentos en que las corrientes oportunistas están siendo cada
vez más un instrumento de la patronal y del gobierno reaccionario, del poder
reaccionario, de la clase capitalista. (…) En todo el período de la transición
hemos podido confirmar esto día a día y paso a paso a través de todos los
pactos y acuerdos que estas centrales sindicales amarillas –verticalistas, por
así decirlo– han pactado directamente con el pode reaccionario, han vendido
de arriba abajo a la clase obrera. Están apoyados firmemente por todo el
aparato estatal y por toda la patronal. Es evidente que en esas condiciones,
pensar que es posible cambiar la dirección, conquistar la dirección de estos
sindicatos, es francamente utópico y hubiera sido una traición por parte del
partido, vanguardia del proletariado, no haber apoyado la creación de un
sindicato revolucionario, la AOA, concretamente. Esto no quiere decir que uno
de los objetivos más importantes de la AOA y del partido no sea buscar la
unidad de acción, la unidad de clase [con los obreros honestos de los sindicatos
amarillos], sino todo lo contrario. (…) Pero una unidad de clase obrera para
luchar y para defender los intereses de clase y las reivindicaciones que en estos
momentos se ven tan amenazados por el capitalismo en crisis. (…) Por eso la
unidad no es posible ni con los dirigentes de los partidos revisionistas, ni con
los dirigentes de los partidos de la socialdemocracia, ni con los bonzos y
vendidos aristócratas obreros de los sindicatos amarillos en las fábricas y
empresas». (Elena Ódena; Intervención de la delegación del PCE (m-l) en el IIº
Congreso de la AOA, 16 de mayo de 1982)
411
En otra ocasión se recalcaría una vez más, la necesidad de establecer contactos
por la base con los sindicatos amarillos, mientras se denunciaba la labor de los
jefes sindicalistas reformistas:
«Una cosa son los bonzos y jefecillos sindicaleros, dadas las diferencias
existentes en el seno de la clase obrera, y otra es una buena parte de la base de
esos sindicatos. Cada día se manifiestan con más amplitud y profundidad las
contradicciones entre los intereses de la aristocracia obrera y los de la
patronal, y los del resto de la clase obrera. Amplios sectores de la clase obrera,
afiliada a dichos sindicatos reformistas, buscan el camino de la lucha para
defender su puesto de trabajo y sus derechos. La agudización de la crisis en
importantes sectores como la siderurgia, la construcción naval, de bienes de
equipo, la construcción, están poniendo al descubierto de manera
particularmente evidente las contradicciones entre estos sectores de la
aristocracia obrera y los cabecillas sindicales, y el resto de la clase obrera. Por
ello, el PCE (marxista-leninista) considera de mayor importancia intensificar
y ampliar su actividad dentro y por la base de las centrales sindicales, UGT y
CC.OO., para aislar no sólo a los cabecillas amarillos, sino a los sectores
contrarrevolucionarios de la aristocracia obrera». (Elena Ódena; Algunas
cuestiones del momento; Basado en la intervención de Elena Ódena al Pleno
(Ampliado) del C.C. del PCE (m-l), 15 de mayo de 1983)
Es más, por poner un ejemplo. ¿Que aconsejaba Enver Hoxha a los marxista-
leninistas españoles respecto al nuevo fenómeno de los abundantes partidos
revisionistas prochinos? Ciertamente había muchos y variados partidos
revisionistas prochinos por entonces, unos hacían una gran apología del «nuevo
democratismo», de la «Guerra Popular Prolongada», del «tercermundismo»
como fuerza motriz de nuestra época», instaban «a apoyar la Comunidad
Económica Europea», la OTAN y el imperialismo estadounidense. Pero los
partidos marxista-leninistas lejos de formar un frente con ellos por la
fraseología pseudorevolucionaria que mantenían en algunos, ¡debían oponerse a
ellos si se quería combatir a la burguesía nacional e internacional!:
En el IIº Congreso del PCE (m-l) de 1977 se instaba a que a la hora de contraer
alianzas el punto determinante no debía ser el nivel de influencias de otras
organizaciones ni tampoco rebajar los principios del partido para adecuarlo a
dichas fuerzas:
412
pretenden embrollarla». (Partido Comunista de España (marxista-leninista);
Documentos del IIº Congreso del PCE (m-l), 1977)
413
predican la paz ideológica o que hacen exhortaciones a la unidad sin que sus
líderes y organizaciones muevan su línea un ápice. Subrayaban que caer en el
revisionismo no solamente es traicionar los principios, sino también el
mantener una paz ideológica con los líderes quienes han traicionado dichos
principios:
«Es posible que algunos obreros honrados no entiendan esta actitud, opinen
que los dirigentes revisionistas no son todos unos canallas, que exageramos,
etc. A veces se escuchan opiniones de ese tipo entre sectores atrasados de las
masas. Pero la cuestión es: ¿nosotros debemos basar nuestra política en los
principios y en el análisis político científico o en las opiniones de los sectores
atrasados de las masas? ¿Tenemos que ir a remolque de las masas atrasadas
en las cuestiones ideológicas y políticas o somos el partido de vanguardia de la
clase obrera que tiene que marcar el camino en las cuestiones ideológicas y
políticas sobre la base del marxismo-leninismo? ¿Tenemos que crear claridad
entre las masas o sembrar la confusión? Esta es la cuestión. Es preciso hoy
tener la máxima claridad sobre la cuestión del revisionismo y combatir todas
sus manifestaciones. Revisionismo no es solamente renegar de los principios
del marxismo, renunciar a la dictadura del proletariado y a la revolución
violenta, revisionismo es también predicar la unidad con los revisionistas
descarados, revisionismo es también no tener una práctica consecuentemente
revolucionaria, por muchas frases marxista-leninistas que se pronuncien y por
muchas poses revolucionarias que se quieran tomar». (Partido Comunista de
España (marxista-leninista); Documentos del IIº Congreso del PCE (m-l),
1977)
Estamos seguros que Elena Ódena vislumbrando el callejón sin salida en que se
metía el partido por diversos factores, temía que muy pronto o tras su muerte,
algunos oportunistas volviesen a plantearse soluciones derechistas como en el
pasado, ya que en sus últimos escritos se nota tal ambiente de preocupación. En
una de sus últimas intervenciones advirtió que el partido no se dejara llevar por
los aparentes caminos fáciles como las «llamadas convergencias de la
izquierda», que no era sino un intento de cesar la lucha ideológica entre la
organización revolucionaria y las organizaciones revisionistas en vistas de
apuntalar una presunta «mayor influencia entre las masas» que daría una
«mayor fortaleza para el partido». Por el contrario, proponía que el partido se
tomase en serio la tarea de clarificar a las masas, inclusive la de las agrupaciones
revisionistas, los puntos cardinales del programa del partido, reforzando el rol
del partido, como pretendida vanguardia consciente del proletariado:
414
«La consigna de la convergencia de izquierdas que proponen los revisionistas
pues hoy por hoy, esas fuerzas de izquierdas, ¿cuáles son? ¿Con quién va a
converger hoy, por ejemplo, un sector del revisionismo, si no es con la
socialdemocracia o con otras fuerzas revisionistas, organizadamente nos
referimos? Nosotros creemos que hoy, toda la cuestión de la unidad del pueblo
pasa por un esclarecimiento que permita una mayor unidad, ante la gran
división que hoy existe. Una división que, como decíamos anteriormente, nace
de la descomposición de las fuerzas de la izquierda y oportunistas. Hay que
pasar por un proceso de esclarecimiento, de generación de fuerzas
verdaderamente clarificadas, que encabezamos nosotros. Ese es el proceso en
que nosotros tenemos esta táctica de unidad en el seno del pueblo, pero con los
sectores organizados, divididos, de las llamadas fuerzas de izquierda, que
desgraciadamente tienen incidencia en el seno del pueblo». (Elena Ódena;
Sobre la táctica unitaria del partido, 1985)
En cambio, el PCE (m-l) de 1985, liderado por Raúl Marco y Manuel Chivite,
apenas un mes del fallecimiento de la cabeza visible del partido, Elena Ódena,
sellaron a partir de los plenos de noviembre-diciembre de 1985 un cambio
táctico en la política sindical, disolviendo el sindicato del partido, la AOA,
dentro de CC.OO. bajo diversas excusas en torno a la coyuntura del momento:
415
Varios partidos del exterior notaron que la política del PCE (m-l) empezaba a
ser muy condescendiente con los partidos reformistas y revisionistas,
intentando dar la apariencia de un partido no sectario, flexible en cuanto
alianzas.
Con ello se llegó a loar incluso a personajes que antes se criticaron fuertemente.
416
gobernando a España como representante de la burguesía. Al elogiar al señor
Galván, Vanguardia Obrera les estaba diciendo a los activistas y
simpatizantes del PCE (m-l) la actitud que se debe tomar ante el ala de la
«izquierda» de la socialdemocracia. En lugar de tratar de separar a las masas
de los líderes socialdemócratas, estaba promoviendo la fusión con los círculos
reformistas y socialdemócratas. Estaba reduciendo las áreas de desacuerdo
con los socialdemócratas gobernantes hasta el momento que ahora puede
encontrar mucho en común incluso con los principales líderes del partido
socialdemócrata». (The Workers' Advocate (Suplemento); Vol. 2 #8; Voz del
Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 15 de octubre de 1986)
417
Pese a que Lorenzo Peña abandonaría el partido en 1972 por diferencias con la
dirección, el PCE (m-l) seguiría describiendo a Tierno Galván de la misma
forma:
«Si se toma por ejemplo la actividad teórica y política del socialfascista Tierno
Galván, se comprueba cómo su objetivo fundamental es el de realizar una
crítica desde el punto de vista de la burguesía a todas las ideas fundamentales
del marxismo y reforzar de esta forma la corriente socialreformista, pro-
oligárquica y pro-monárquica entre los llamados socialistas». (Partido
Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del IIº Congreso del
PCE (m-l), 1977)
418
No sabemos si para la dirección del PCE (m-l) de 1986 la reconciliación e
integración de Tierno con el PSOE en 1978 en los momentos en que Felipe
González forzaba al partido a renunciar oficialmente al marxismo, era para ellos
una muestra de su «viraje hacia la izquierda» a posiciones revolucionarias.
Galván ciertamente se ganó la imagen de un político «moderno y progresista»
ya que apoyaba cualquier tendencia y moda de aquel entonces sin crítica alguna,
una clara estrategia populista con el fin de ganar votos fáciles sobre todo entre la
población joven e inocente. Famosas fueron sus palabras hacia la juventud de
1984 en el Palacio de los Deportes de Madrid: «¡El que no esté colocado que se
coloque!». No sabríamos decir si esta apología hacia la drogadicción que tantas
penas darían a las familias españolas durante los 80, le resultaba gracioso o
progresista para la dirección del PCE (m-l) de aquel entonces.
Esto del PCE (m-l) de llamar socialfascista a Galván en 1977 para luego acabar
alabándolo en 1986 es algo tan bizarro, como las críticas del PTA al
«revanchismo alemán» de Strauss, y su posterior visita a Albania en 1984.
Pero este no sería el único patinazo ideológico severo que el PCE (m-l)
empezaría a mostrar a partir de 1986:
Pero ¿quién era Olof Palme? Fue el líder electo de la burguesía sueca. Y Suecia
es un país industrializado altamente desarrollado, un país donde la burguesía
libra una guerra de clases contra la clase obrera, un país que explota mano de
obra inmigrante, un país que es un importante productor de guerra, un país
que está vinculado al imperialismo occidental por un millón de hilos.
Por supuesto, resultó que estos héroes del «segundo mundo» y el «tercer
mundo» no se oponían en absoluto a las superpotencias. En cambio, fueron el
baluarte del sistema imperialista mundial contra las luchas revolucionarias de
clase en sus propios países.
Y lo mismo ocurre con Olof Palme. Oh, sí, durante la guerra de Vietnam,
Palme había criticado la agresión estadounidense. Sin embargo, nunca
condenó al imperialismo estadounidense, y simplemente se opuso a políticas
particulares. Varios líderes imperialistas occidentales también se opusieron a
419
la guerra de Estados Unidos en Vietnam como una aventura perdedora para
los agresores, no solo socialdemócratas como Palme de Suecia o Michael Foote
de Gran Bretaña, sino también reaccionarios como el general Charles de
Gaulle de Francia. Pero esto no significaba dividirse frente al imperialismo
occidental. Y de hecho, en los últimos años de su vida, Olof Palme fue
restaurado a las buenas gracias del gobierno de los Estados Unidos.
420
De igual forma puede verse de parte del PCE (m-l) un homenaje sin criticismo
alguno hacia el ex Presidente de la Generalidad Catalana Lluís Companys en el
«Vanguardia Obrera» Nº 701 de 1990. Generalmente los oportunistas
acostumbran y tienen la concepción ciega, de que con la muerte de una figura se
«limpian sus pecados», pero un marxista tanto en vida, como en la muerte de
dichas figuras, realiza un análisis basado no en deseos y subjetividades varias,
sino en base al materialismo histórico y lo que dicten los hechos. El mayor
marxista consecuente que ha tenido Cataluña, diría de Companys tras fallecer:
¡Esto es lo que debería haber recordado el PCE (m-l), las luces y sombras de
Companys, no un artículo de seguidismo al nacionalismo pequeño burgués
catalán de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)!
421
nuevas alianzas con las agrupaciones revisionistas marginales, a fin de ganar
oxígeno, ya que la organización estaba en un declive innegable:
«El Pleno del Comité Central que plantea avanzar en la unidad de la izquierda
y llegar, aunque no a plazo inmediato a una alianza electoral de izquierda».
(Revolución Española; Revista del Partido Comunista de España (marxista-
leninista), Nº20, diciembre de 1989)
Por si alguien tiene dudas de quien abanderaba estas ideas de cambio en las
alianzas, puede ver todas estas ideas recogidas en el artículo realizado por Raúl
Marco en su artículo de Vanguardia Obrera «Por una auténtica alternativa de
izquierdas», Nº 669 de 1989.
422
seguiremos haciendo, pues nosotros vamos allá donde están las masas obreras
y populares. Y esto tanto en la calle como en la fábrica, escuela, movimientos
populares. Incluso aunque estos movimientos no haya más fuerza que los
revisionistas, nosotros participamos. (…) La diferencia entre los oportunistas y
nosotros a la hora de hablar de «unidad de acción» es que para ellos esa
unidad de acción conlleva el abandono de las propias consignas y banderas y
se atiende sólo a las consignas generales del momento; mientras que nosotros,
además de las consignas propias al caso en cuestión, ondeamos nuestras
banderas, nuestras propias consignas y, en ningún caso, ocultamos nuestro
partido. [Esta es una diferencia clara y neta entre los camaradas alemanes y
nosotros. Ellos justifican su «Resolución sobre la unidad de acción» con los
revisionistas, porque no hacerlo no hubieran podido participar en una gran
manifestación en Bonn, convocada por ¡500 organizaciones! Y ellos, para
acudir hacen una resolución completamente oportunista, y van a esta
manifestación sin sus banderas ni consignas revolucionarias. ¿A quién quieren
engañar? ¿Por qué mienten descaradamente? (…) No aceptamos su hipocresía
cuando al criticarlos directamente, cara a cara su actitud, nos dicen: «No
hablamos para hoy, sino para mañana». ¿Cómo se pueden dar respuestas a
problemas de mañana que hoy no se plantean?]». (Raúl Marco; Sobre algunas
cuestiones del Movimiento Internacional; Discurso pronunciado en un
plenario ampliado del Comité Central, 3 de octubre de 1982)
¡¿Acaso los tratos cerrados «por arriba» entre Raúl Marco y Ballesteros, entre la
dirección máxima del PCE (m-l) y el PCPE en 1989 si eran aceptables pero no en
1982?! Para nada. ¿Acaso el PCPE había extendido su influencia entre la clase
obrera para que se destinasen tantos esfuerzos para intentar negociar «por
arriba» un acuerdo? Ni de lejos, era un grupo marginal. ¿Acaso el PCE (m-l)
mantenía su independencia ideológica y combatía las desviaciones del PCPE?
Para nada, incluso en ocasiones hacía el papel propagandista gratuito del PCPE
a través de publicar sus tesis en sus propios periódicos. La cuestión es que el
Raúl Marco de 1989 no era el mismo que el de antaño, o directamente vio que
era un buen momento para dar a conocer su verdadera cara oportunista.
423
porque en eso si son fuertes y con experiencia. (…) Pese a nuestra inferioridad
numérica y cuyos militantes pueden ir con la cabeza bien alta, que no tienen
que justificar ninguna renuncia, ningún compromiso vergonzoso o
vergonzante, ninguna claudicación». (Vanguardia Obrera; Nº554, 1986)
«En las elecciones de 1986 el partido lanza una propuesta pública para formar
coaliciones unitarias de la izquierda revolucionaria. Una izquierda que como
se indicaba en Vanguardia Obrera de abril de ese año «está por construir y
será revolucionaria o no será nada, ni siquiera verdadera izquierda». (...) En
el Pleno del Comité Central de mayo de 1986, dedicado a uno de sus apartados
a analizar la táctica del partido se señala en relación a la propuesta de
«Izquierda Unida» planteada por el PCE: «¿Podemos coincidir en las
elecciones legislativas con el montaje de IU, al igual que coincidimos en el NO a
la OTAN? Ya hemos dicho que de ninguna manera. No hay una base mínima
de coincidencia, por supuesto en lo ideológico, pero tampoco en lo
mínimamente político y coyuntural, dada la situación del país y de las fuerzas
en presencia». (...) Así pues sin electoralismos absurdos, y sabiendo de
antemano que el número de votos que íbamos a lograr sería limitado».
(Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del Vº
Congreso del PCE (m-l), 1988)
Como dice el refranero español: «Donde dije digo, digo Diego». Es decir el PCE
(m-l) se desdecía de sus principios proclamados en el pasado.
«Aquí vino un delegado de Herri Batasuna (HB) a Zaragoza para pedir al PCE
ml que les apoyara en las votaciones europeas, seguramente las de 1989. Y dio
opción a que cada uno hiciera lo que creyese oportuno, no puso ningún
impedimento. (...) A partir de los 90 e incluso antes esto fue un desmadre
424
generalizado. El partido se desmembró. A la gente de aquí desde luego no les
ilusionaba mucho el ir a votar a HB. (...) Yo de hecho les hice alguna que otra
crítica». (Comentarios y reflexiones de José Luis López Omedes a Bitácora (M-
L), 2019)
La dirección del PCE (m-l) de 1989 estaba confluyendo con Herri Batasuna y sus
propuestas justo como la escisión de 1981 había promovido años antes. Herri
Batasuna era una organización nacionalista pequeño burguesa vasca que no solo
estaba infectada de una mezcolanza de ciertas teorías supremacistas del
nacionalismo vasco, de anarquismo o tercermundismo, sino que por entonces
era la expresión legal de la banda ETA y había legitimado hasta entonces su
política de terrorismo individual, la cual como sabemos llegó a atentar contra
barrios obreros de Euskadi y fuera de ella. Precisamente este apoyo acrítico del
PCE (m-l) a la izquierda abertzale es un error pusilánime imperdonable. Misma
desviación que todos los partidos revisionistas habían cometido desde tiempos
inmemorables:
425
Estudio histórico sobre los bandazos oportunistas del PCE(r) y las prácticas
terroristas de los GRAPO, 30 de junio de 2017)
426
Independientemente de los derechos que le son debidos, el pueblo de Euskadi
cabe recordar que el separatismo vasco tiene su punto de arranque en la
doctrina del archirreaccionario Sabino Arana y Goiri, ideólogo de la
burguesía vasca naciente, en el pasado siglo, el cual fue apoyado por el
imperialismo británico interesado en las riquezas minerales de Euskadi, sobre
la base del muy reaccionario lema: «Dios y las viejas leyes».
Esta doctrina clerical separatista vasca, que hizo suya la burguesía vasca, no
fue obstáculo para que los financieros y capitalistas vascos se convirtieran,
gracias a la explotación de las riquezas y del pueblo trabajador de Euskadi, en
grandes banqueros y financieros a nivel de toda España.
Por otra parte, la lucha armada y la violencia cuando está dirigida por
sectores nacionalistas y burgueses y no por el partido del proletariado,
desembocan cuando triunfa, en regímenes de carácter burgués y no en una
revolución socialista.
Tal ha sido, por ejemplo, el caso en el pasado de diversos países de África del
Norte y de Asia. Sólo bajo la dirección de la clase obrera y de su partido de
clase puede la lucha armada y la violencia desembocar en una revolución de
carácter socialista y poner fin al poder de cualquier sector de la burguesía,
427
abriendo así el camino del socialismo hacia la sociedad comunista». (Elena
Ódena; El marxismo, la lucha armada y la violencia revolucionaria y las
guerras, 1979)
¿Y qué se decía hasta hace bien poco sobre IU desde el PCE (m-l)? Que era
incompatible programáticamente con las aspiraciones del PCE (m-l) en las
líneas políticas básicas. En su artículo «La Izquierda Unida del PCE» de R.
Santillana, se comentaba todavía en 1989:
428
«IU con sus actual composición y planteamiento no sirve». (Revolución
Española; Revista del Partido Comunista de España (marxista-leninista),
Nº19, junio de 1989)
Realmente la visión de alianzas del PCE (m-l) capitaneado por Chivite desde
1991 era un claro cheque en blanco hacia cualquiera que se autodenominase
comunista o marxista, daba igual su pasado o sus prácticas presentes. El propio
Chivite escribiría en el VIº Congreso del PCE (m-l) de 1991 que había que
formar «un nuevo proyecto revolucionario» trabajando «por la recomposición
del campo revolucionario», buscando el «diálogo y coordinación de todos los
comunistas o que se reclamen del comunismo o marxismo revolucionario».
429
Es decir, se pretendía recomponer el campo revolucionario aliándose y
coordinándose con todos a los que hasta hacía unos años o meses se les tachaba
con total justeza de revisionistas.
El abandonar esta concepción, hizo que el PCE (m-l) se bañase en las mismas
charcas del oportunismo que otras organizaciones, y que con el tiempo, no se
diferenciase de ellas.
Este proceder en las relaciones no fue más que una medida desesperada que
aplicaron sin duda otros partidos como el PC (m-l) de Colombia reconciliándose
con el PCC, el PC de Brasil alabando al PT, el PC (m-l) de Ecuador buscando
alianza con los tremendistas y socialdemócratas, Bandera Roja acercándose a la
derecha venezolana para hacer contrapeso al incipiente socialismo del siglo
XXI. Estrategias desesperadas que no sirvieron en ninguno de los casos para
retomar el vuelo, sino para desacreditarse aún más, para ser el furgón de cola de
una u otra corriente burguesa de «izquierda» o incluso de derecha, en los casos
más patéticos.
430
(Partido Comunista de España (marxista-leninista); Cuadernos de debate
para el VIº Congreso, 1991-1992)
Todo lo que aquí dice sobre que los informes, resoluciones y todo tipo de
documentos del partido adolecían de «cuatro frases manidas», es una acusación
que muchas veces puede ser cierta. Ahora, no era culpa del pobre diablo de Raúl
Marco y sus incapacidades teóricas, sino de todo el Comité Ejecutivo y del
Comité Central, que siempre fueron a la zaga de los acontecimientos, y siempre
se adaptaban a las nuevas circunstancias apoyándose en una figura central –
Elena Ódena– o en una ayuda internacional –el Partido del Trabajo de Albania–
, pero comparando congresos, el de 1988 es una maravilla en cuanto a principios
ideológicos comparándolo con las tesis liquidacioncitas el de 1991. La intención
de la facción de Chivite es clara con este mensaje: traduciéndolo a un lenguaje
claro para el lector, significa que para Chivite el congreso de 1988 debía haber
saludado como positiva la Perestroika de Gorbachov en la URSS, y que el
partido se debía haber sumado a IU en 1986, y que al no haberlo hecho, todo fue
erróneo. Nada más.
En otra ocasión del informe se decía que la postura del PCE (m-l) sobre el PCE
de Carrillo de los años 70 no fue correcta:
«En el informe del Comité al II Congreso del PCE (m-l), junio de 1977, es decir
cuando ya estábamos en plena fase de transición y en vísperas de las primeras
elecciones pluripartidistas –julio del 1977–, se criticaba a la llamada, sin duda
con poco acierto, oposición colaboracionista al régimen». (Partido Comunista
de España (marxista-leninista); Cuadernos de debate para el VIº Congreso,
1991-1992)
Todo está bastante claro. Recordemos como colofón final cual es la postura de
un partido que se diga marxista-leninista sobre las alianzas:
431
«[Los marxista-leninistas] Asignan una importancia decisiva a la agrupación
de las amplias masas populares en un frente. La experiencia histórica del
Partido del Trabajo de Albania (PTA) en los años de la lucha antifascista de
liberación nacional, nuestra revolución popular, también lleva a la misma
conclusión.
432
Sin embargo, los partidos marxistas-leninistas, al implementar la política de
cooperación, alianzas y frentes comunes con otros partidos y fuerzas
progresistas, siempre tienen los intereses de la clase obrera, su papel principal
y su objetivo final: la lucha por el socialismo. Por el contrario, mantienen su
autonomía e independencia ideológica, política, organizativa y –en la lucha
armada– militar. Al mismo tiempo, los partidos marxistas-leninistas no
permanecen en la sombra y la cola de los acontecimientos, sino que luchan
para asegurar su papel principal en el frente para que el frente unido sirva a
los objetivos revolucionarios de la clase trabajadora. Siguen una línea de
unidad y lucha, buscando unir las fuerzas revolucionarias y progresistas, para
neutralizar la vacilación, aislar los elementos correctos, divisivos y de
sabotaje». (Agim Popa; Los partidos marxista-leninistas; la fuerza motriz del
movimiento revolucionario actual, 1978)
433
A finales de los años 80, pese a que el partido se había desangrado y había
perdido toda la influencia de antaño. Los jefes del partido decían sin sonrojo
alguno:
¿Cumplía este requisito el PCE (m-l) de por aquel entonces? No. El PCE (m-l) ni
siquiera en sus mejores tiempos de 1973-1975 llegaría a obtener una
movilización masiva de los trabajadores, nunca fue el partido hegemónico de la
clase obrera, siempre a la sombra de los carrillistas y luego de los felipistas, en
los sindicatos su presencia fue anecdótica. Nunca llegó a tener una fracción
parlamentaria fuerte, y jamás logró poner en jaque al sistema mediante la
violencia revolucionaria.
Es claro que el partido no supo realizar una retirada ordenada tras la lucha
armada de 1975, sino que sufrió una represión brutal del régimen, que en breve
sería una desbandada general por no saber refutar las críticas oportunistas y por
otro lado tampoco saber asumir la responsabilidad de los errores como
demandaban las críticas acertadas. Lo mismo puede decirse del fatídico error en
la lectura de los acontecimientos que se estaban gestando, el empecinamiento
en el no reconocimiento el tránsito del fascismo a la democracia burguesa que la
burguesía estaba preparando, o el no haber roto antes con la herencia recibida
del maoísmo, fueron errores que costaron caro a posteriori cuando se quiso
rectificar. Los problemas del partido para avanzar y todo lo que daría pie a la
434
fracción de 1981, la dirección no supo anticiparse y convencer a los militantes
honrados de esta fracción, sufriendo una escisión muy dura. Tras la llegada y
estabilización del socialdemocratismo en el gobierno en 1982, el PCE (m-l) se
quedaría en fuera de juego, y aunque intentaría reaccionar, ya había perdido lo
que hacía años había ganado. Es claro que el partido no se caracterizó por tanto
por su unidad y disciplina, sino por los cismas y escisiones durante 1964-1992
como ya se vio en capítulos anteriores. La ruptura y desconexión paulatina del
movimiento marxista-leninista a principios de los 80 acabaría de sumir al
partido en un laberinto sin salida, y aunque intentó reagruparse y avanzar, no
logró escapar victoriosamente a sus contradicciones.
En cuanto a los vínculos que han de unir al partido con las masas, los
bolcheviques decían:
435
Queda claro por su historia siempre a la zaga de los grandes acontecimientos
nacionales –el carácter del Estado postfranquista– e internacionales –la
cuestión del maoísmo–, llegando tarde a conclusiones obvias. No hablemos ya
de las desviaciones y aberraciones teórico-prácticas que llegaron a su cenit a
partir de 1985. Se puede concluir que la mayoría de los líderes del PCE (m-l)
más allá de nociones básicas y experiencias concretas personales, nunca
llegaron a asimilar la teoría marxista-leninista en su conjunto, lo cual hacía
imposible manejarse en el presente y mucho menos anticiparse, como se
debería. Una muestra es que el PCE (m-l) loaba a la Albania de Ramiz Alia en
1988 como un régimen que avanzaba victorioso, cuando se estaba
descomponiendo a marchas forzadas como se vería dos años después.
¿Es claro que los jefes del PCE (m-l) se adjudicaban un título que no merecían?
Absolutamente cierto.
Esto debe de quedar claro, pues cuando se abusa tanto de una palabra, pierde su
significado.
436
Ya que no nos gusta hablar por hablar, para demostrar el cambio significativo en
la línea política del Partido Comunista de España (marxista-leninista), sobre
todo, a partir de 1986, dejaremos una amplia documentación.
En este apartado compararemos las ideas políticas de Joan Comorera, líder del
Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) durante 1936-1949 con el
liderazgo de Elena Ódena en el Partido Comunista de España (marxista-
leninista) durante 1964-1985, para comprobar una síntesis en muchas de las
cuestiones.
437
«Es innegable que dado el papel dirigente que ha de desempeñar la clase
obrera en alianza con el campesinado así como con otras capas populares,
bajo la dirección de su partido de vanguardia en la lucha actual contra la
dictadura y la dominación yanqui, el carácter de dicha república ha de ser en
gran medida de contenido socialista y ello no puede ser de otro modo dado que
la mayor parte de la industria, las finanzas, las materias primas, la energía,
los transportes, la mejor parte de la tierra, etc., están en manos de oligarcas o
de yanquis u otros inversionistas extranjeros y que todo ello deberá ser
confiscado y socializado por el Estado popular con arreglo a las modalidades y
formas que establezca el nuevo poder revolucionario. Queda entendido, claro
está, que en esta primera fase se mantendrá la propiedad privada de la tierra
de los campesinos no latifundistas, así como la del artesanado y empresas de
menor importancia. (...) También hay asustadizos, pequeños burgueses
librescos, que durante años se han hecho pasar por marxista-leninistas, a
quienes de pronto ofusca el que al desmenuzar y aclarar con mayor detalle el
contenido de la república que preconizamos, pretenden que nos estamos
deslizando hacia posiciones trotskistas, sin pensar en el ridículo con que se
cubren al tratar de justificar así su actitud ante las realidades, ya que o bien
no habían comprendido en modo alguno nuestra línea política establecida ya a
fines de 1964, o bien pretendían darle ellos mismos, en su momento, un sentido
nacionalista y pequeño burgués. De cualquier modo, si bien no podemos entrar
en una serie de detalles concretos sobre esta cuestión, de lo que no puede existir
duda alguna es del contenido predominantemente socialista de la república
por la que luchamos. El resto dependerá del grado y modo en el que las demás
fuerzas intermedias participen en la lucha y se sumen al pueblo, así como
también de la fuerza objetiva del nuevo Estado Popular». (Elena Ódena; Por
una República Democrática, Federal, Popular y Federativa, 1972)
Esta aclaración no excluye que durante mucho tiempo, casi hasta principios de
los 70, el PCE (m-l), con Lorenzo Peña a la cabeza de su dirección ideológica,
hubiera permitido publicar varias especulaciones en lo relativo al tema
republicano, a las tareas de la revolución y sobre el nuevo régimen que debía
alzarse. Véase el capítulo: «Los duros comienzos del PCE (m-l) bajo la España
franquista y ante la hegemonía del revisionismo» de 2020.
438
demanda decapitar a la burguesía de su fuerza dirigente; que mantener el
programa de la camarada Dolores Ibárruri y, al mismo tiempo, emplear la
formulación revolución democrática-burguesa era oportunismo; que
pretender aquietar a la burguesía y así conseguir que esta ingresara en la
unidad nacional combatiente contra el franco-falangismo era un absurdo
teórico y práctico siempre y, mucho más, en el periodo de presencia de los dos
campos y de la agudización de la lucha de clases, y que marchando por este
camino, nos alejaríamos de la clase obrera y facilitaríamos la demagogia de
los elementos faístas, trotskistas y socialdemócratas; que el programa de
Dolores Ibárruri correspondía al primer periodo de las democracias
populares; que si no consideraba adecuado hacer la formulación de revolución
democrática-popular, desde que teóricamente se ha definido que ejerce las
funciones de la dictadura del proletariado, habíamos que emplear
simplemente la formulación de revolución democrática española y su
desarrollo hacia el socialismo». (Joan Comorera; Declaración de Joan
Comorera: Secretario General del Partido Socialista Unificado de Cataluña, 14
de noviembre de 1949)
El PCE de José Díaz durante la posguerra realizó varios análisis sobre lo que
había sido la II República de 1931-1936 y sus limitaciones, así como el periodo
revolucionario de la guerra durante 1936-1939. Esto puede verse en artículos
como: «Las enseñanzas de Stalin, guía luminoso para los comunistas
españoles» de 1940, «La burguesía no representa a la nación» de 1940,
«Lecciones de la Guerra del Pueblo Español (193936-1939)» de 1940.
439
la tierra», «Porqué se frustró el 14 de abril», «Tendremos un nuevo 14 de abril:
el de la República Popular», «La clase obrera y la república». Como se deduce,
en ellos se explican el fracaso de dicha república, y en dicho proceso se señalan
la responsabilidad de republicanos-socialistas, anarquistas y trotskistas, así
como la imposibilidad de los comunistas de hegemonizar dicho proceso
republicano debido a la poca influencia que todavía tenían entre las masas en
1931-1936. Dicho surtido de textos explicaba a los comunistas errores propios y
ajenos a no volver a permitir. Entre otras cosas se insta a que la clase obrera
debe estar preparada para asumir el protagonismo en la toma de poder para que
no se vuelvan a vivir dichos trágicos eventos:
Pero estas conclusiones lógicas… para los disidentes y ex militantes del PCE (m-
l) como el socialdemócrata Lorenzo Peña no eran lecciones sobre la hegemonía
del proletariado a tener en cuenta. Él incluso ve un error del PCE (m-l) en los 60
y 70 el ¡no reivindicar una restauración de la legalidad republicana burguesa de
1931-1936!:
«La línea política diseñada en ese III Pleno de 1978 encerraba una
ambigüedad en lo tocante al crucial problema de la restauración de la
legalidad republicana: si, de un lado, se esgrimía –contra el poder de la
dinastía borbónica implantado por la sucesión del Caudillo– la legitimidad
republicana de 1931, no sólo no se decía, en absoluto, que el objetivo de la lucha
era restaurar aquella República de trabajadores de toda clase ni se invocaba
su constitución progresista, sino que se afirmaba [lo contrario]. (...) Se
busca[ba] un nuevo tipo de ordenamiento que rompa radicalmente con todo el
pasado, incluyendo en él la juridicidad republicana de 1931». (Lorenzo Peña;
Amarga juventud: Un ensayo de egohistoria, 2010)
440
comunistas. En la evolución posterior un PCE ya degenerado aceptaría ser
copartícipe de los organismos de dicho gobierno de iure desde 1946.
Posteriormente los carrillistas se desligarían de dicho gobierno creando sus
propios frentes y alianzas y renegando de reconocer sus organismos que ya
cumplían un papel testimonial, más la salida de nacionalistas y anarquistas,
solamente quedarían los republicanos. Esto sumado a su pérdida de influencia y
su triste final claudicador del gobierno en el exilio en 1977, la historia demuestra
lo oportunista que hubiera sido la propuesta de Peña.
441
burguesía, especularon indignamente con el terror perdonando vidas o
segándolas según factura, sabotearon la formación del Ejército Popular,
abrieron los frentes en cada ofensiva enemiga, hicieron la guerra en la
retaguardia y no en el frente, desmoralizando y convirtiendo en enemigas a
amplias capas campesinas, se aprovecharon de la industria de guerra para
servirse de ella y no servir a los combatientes de los frentes, organizaron con
los bandidos trotsquistas el putsch contrarrevolucionario de mayo de 1937,
sabotearon la unidad sindical e hicieron lo imposible por romper nuestra
unidad política, sabotearon el Frente Popular y consiguieron esterilizarlo en la
hora culminante, hicieron en Cataluña el ensayo general del «golpe» que más
tarde habían de dar en la Zona Centro-Sur, recurriendo a todos sus medios
para provocar la crisis de la Generalidad en plena ofensiva de la vanguardia
enemiga, acabaron su misión de agentes provocadores, de agentes de la
reacción mundial y de avanzada de Falange en nuestras filas, organizando la
traición de Casado-Miaja-Besteiro. En la emigración siguen su vida
aventurera, y los que de entre ellos son «doctrinarios» hacen la apología de
Falange, cantan himnos al patriotismo de José Antonio Primo de Rivera
comprueban la identidad «ideológica» entre la FAI y Falange, lamentan la
fatalidad histórica que estorbó el deseado entendimiento entre la FAI y
Falange ya antes de la guerra. Hemos de luchar, camaradas, sin misericordia
contra estos aventureros del movimiento obrero, contra el retorno de estos
aventureros a Cataluña. (…) ¡Hagamos el Frente Popular con el pueblo, por la
base! Un frente robusto, triunfante». (Joan Comorera; Contra la guerra
imperialista y por la liberación nacional y social de Cataluña; Discurso
pronunciado ante la comunidad catalana de la ciudad de México, 8 de
septiembre de 1940)
¿Qué régimen había de surgir? ¿Por qué república habrían de luchar los
comunistas?:
442
obrera. La experiencia histórica nos demuestra que las clases feudales
aristocráticas no resuelven los problemas nacionales. La experiencia histórica
nos demuestra que una república dirigida por la burguesía, no resuelve los
problemas nacionales. La experiencia de nuestra guerra nos demuestra que la
burguesía del país agresor suprime las débiles concesiones hechas, en cuanto
ven en ellas un peligro para sus intereses de clase. La experiencia de nuestra
guerra nos demuestra que la burguesía catalana, la grande y mediana, con los
líderes de los partidos nacionalistas pequeñoburgueses, se pasan en masa al
enemigo antes de admitir una Cataluña libre social y nacionalmente». (Joan
Comorera; Contra la guerra imperialista y por la liberación social y nacional
de Cataluña, 8 de septiembre de 1940)
Sobre la cuestión de las diversas tareas vinculadas con el amplio frente unido
republicano, antiimperialista y antifascista, se esgrimía con total claridad que
«La lucha contra la monarquía, contra el fascismo, por los derechos
443
democráticos y por la república. La estrategia es la revolución, el socialismo y el
comunismo. Pero entre ambas no existe ninguna muralla China». Y que «La
experiencia revolucionaria muestra que en el proceso mismo de la lucha ambas
se funden, pues las tareas democráticas antiimperialistas, antifascistas, se
entrelazan con las de la revolución socialista», Véase los documentos del IIIº
Congreso del PCE (m-l), 1979.
Se advertía del error de considerar los frentes de masas con otros partidos
republicanos como el único cauce de actuación y de movilización de masas para
el PCE (m-l):
444
Muy por el contrario, para los comunistas debía quedar claro que la historia ya
había puesto de manifiesto que no se puede luchar por una democracia
burguesa al uso, aunque sea esta en forma republicana:
Los comunistas deben reconocer los méritos y sus limitaciones de las repúblicas
burguesas, como siempre hicieron comunistas como José Díaz, Joan Comorera
o Elena Ódena. Todo intento romántico de idealizar la república, es un inútil
intento como lo es cuando se trata de glorificar conceptos como el de libertad o
democracia.
«En virtud de esta polarización es como todos hemos podido observar que en el
desorden general solo se mantienen formas, homogéneas, solo acentúan la
personalidad de su personalidad dirigente, la clase obrera, y sus
destacamentos de vanguardia: el PCE y el PSUC. Son los obreros, son los
comunistas, los que más abnegadamente dan batalla». (Joan Comorera;
Nuestro problema no comienza ni acaba en la persona de Franco; Carta
Abierta a J. Navarro i Costabella, noviembre de 1948)
Ódena también dejó claro que rechazaba las nociones que negaban el concepto
de partido de vanguardia:
En especial durante los últimos años de vida de Elena Ódena hubo varias
advertencias sobre no caer en lenguaje basado en un republicanismo
abstracto, sobre no basar todo el trabajo en frentes de masas en torno a la
cuestión republicana, ni propagar en cualquier frente ilusiones sobre la II
República de 1931 y sus limitaciones.
445
En el IVº Congreso del PCE (m-l) de 1984, la dirección volvió a insistir en no
repetir los que a su parecer, fueron los errores del PCE durante la II República y
la Guerra Civil:
Algunas de estas críticas coinciden precisamente con los informes recogidos por
los delegados de la Internacional Comunista. Véase la obra de Stepánov: «Las
causas de la derrota de la República Española» de 1939.
A partir de 1986 la dirección del PCE (m-l) viró completamente hacia tal
desfiladero oportunista; se pueden observar una reactivación de desviaciones
republicano-burguesas en el PCE (m-l), algo que empezó a ser tan evidente que
varios grupos y partidos internacionales se empezaron a hacer eco de las
posturas derechistas de dicho partido:
«Si hay algo por lo que se conoce al PCE (m-l), es la orientación republicana
para la lucha de la clase obrera española. Los lemas fundamentales de PCE
(m-l) son «Mañana España será republicana» y «El futuro es la república».
Estos eslóganes republicanos son solo unos de muchos eslóganes similares. El
PCE (m-l) no flanquea este lema con otros que proclaman «Mañana España
tendrá una revolución socialista», «Mañana la clase obrera será la clase
dominante», etc. No, el lema republicano es el lema. En mítines y
manifestaciones, el PCE (m-l) ondea la bandera tricolor de la república de los
años treinta. Y en sus propuestas para la unidad, busca reunir a los
trabajadores españoles y las diversas fuerzas políticas en torno a la lucha por
la república como el tema central. Por ejemplo, en la reciente campaña
electoral, trató de construir una «Unidad popular republicana». (...) Pero, de
hecho, sea cual sea la formulación particular, parece que el PCE (m-l) ha hecho
446
de la lucha por la república una etapa de la revolución española. (...) El eje
básico de la lucha de clases en España es entre el proletariado y la burguesía.
Es el proletariado urbano y rural que forma el núcleo de la mayoría explotada,
mientras que es la burguesía capitalista la que posee las riendas del poder. El
objetivo de la lucha de clases no puede ser otra cosa que la revolución
socialista. Ciertamente, está claro que debido a la forma en que se cambió la
tiranía [el franquismo], no a través de la revolución sino con cambios
graduales desde arriba, muchas instituciones reaccionarias del antiguo
régimen fueron trasladadas. Sin embargo, esto no significa que la tiranía
todavía exista, sino que varias instituciones reaccionarias del pasado se han
incorporado al régimen actual. La democracia burguesa es siempre más o
menos restringida, falsa e hipócrita, la libertad de los ricos y una dictadura de
los ricos sobre los explotados. La lucha contra los remanentes del antiguo
régimen no es el foco de la lucha de clases en la España actual; más bien se ha
convertido en parte de la lucha de clases contra el orden constitucional
democrático-burgués. Es el dominio de la clase obrera y el socialismo, no la
utopía mítica de un orden burgués-democrático refinado, lo que debe
sostenerse como la perspectiva para el movimiento proletario de los
marxistas-leninistas. (...) La toma del republicanismo como la política central
del PCE (m-l) no solo afecta las perspectivas futuras. Afecta su política actual,
particularmente porque el PCE (m-l) a menudo presenta el republicanismo
como su característica política distintiva. Por lo tanto, el republicanismo se
convierte en uno de los temas principales del trabajo independiente del PCE
(m-l), por así decirlo. Pero el PCE (m-l) considera al republicanismo como una
plataforma que puede unir a la clase obrera con otras «clases y estratos
populares» no especificados. De hecho, el republicanismo se convierte en un
fundamento ideológico para la política de proponer tareas democráticas y
nacionalistas pequeño burguesas en lugar de las tareas revolucionarias
proletarias». (The Workers' Advocate Supplement; Vol. 2 #8, 1986)
447
primerísima importancia». (Raúl Marco; Discurso en un mitin republicano
celebrado en Madrid, 13 de abril de 1986)
«Se pude objetar que la forma del Estado republicano no determina el carácter
de clase de dicho Estado, que existen infinidad de repúblicas reaccionarias, etc.
(…) Pero de lo que se trata aquí y ahora, es de quebrar el poder político de la
oligarquía española, y para lograrlo hay que destruir la forma concreta en
que ese poder se organiza a escala estatal. En cuanto al carácter de la futura
república los comunistas la queremos Popular y Federativa, que abra paso a la
edificación del socialismo. Mas, en estos momentos y en aras del logro de unas
alianzas lo más amplias posibles contra el régimen monárquico actual, no
hacemos una condición sine qua non de ello». (Revolución Española; Revista
ideológica del Partido Comunista de España (marxista-leninista), Nº18, 1989)
Con ello el PCE (m-l) reconocía que la lucha por una República Popular y
Federativa «que abra paso a la edificación del socialismo», una frase ambigua
que hoy todavía utilizan muchos oportunistas que desean dejar la revolución y
la edificación del socialismo para las calendas griegas, es decir para nunca.
Porque con esta declaración estaba claro que se renunciaba como partido de
vanguardia del proletariado a popularizar su programa y a ganarse a las masas
para una visión y sistema republicano de democracia proletaria. En cambio, se
empezaba coquetear con una especie de híbrido entre ideas y medidas
socialistas en mitad de una república liberal democrático-burguesa,
satisfaciendo los sueños de los pequeño burgueses que creen que esto es posible.
Para colofón, el PCE (m-l) de 1989, confesaba, que siendo la lucha contra la
monarquía como prioridad del momento se sacrificaría todo «en aras del logro
de unas alianzas lo más amplias posibles». Y así es como un partido que sobre el
plano se autodenomina comunista y representante del proletariado, se acaba
fundiendo finalmente con un republicanismo abstracto y amorfo, se vuelve el
furgón de cola de causas idealizadas y románticas que no conducen a ningún
lado. Pues, como sabemos, este tipo de republicanismo cuando llega al poder,
no resuelve los problemas de la clase obrera y el resto de los trabajadores, e
incluso el republicanismo de este tipo, siempre ha sido utilizado por la
burguesía para acometer un lavado de cara y salvar su poder, como
correctamente denunciaba el viejo PCE (m-l) de los 70. Es un republicanismo
tan laxo que puede ser utilizado por distintas clases y capas sociales, así como
sus agrupaciones, un proyecto republicano donde normalmente los revisionistas
al confundirse con otras organizaciones, no logran la hegemonía y acaban
simplemente cumpliendo un papel testimonial de comparsa de dichas ilusiones,
y por supuesto, donde también se reparten los frutos del fracaso y las
decepciones.
448
ahora planteaban los miembros y simpatizantes del infausto Partido Comunista
de España (reconstituido).
Eso no les impide por otro lado, tender a idealizar y embellecer la república
democrático-burguesa en sus discursos, afirmando, como hace Hásel, que «en
todo caso una democracia burguesa sería Venezuela, donde un comunista no
está perseguido» –cosa que no solo no es cierta y mucho menos en los países del
«socialismo del siglo XXI»–. Véase el capítulo: «El error de relacionar
automáticamente represión con fascismo» de 2017.
A esto ya contestamos:
449
político-económico, la cuestión no depende de quitar o matar personalidades,
por muy influyentes o famosas que sean, pues dichas figuras no dejan de ser
representantes de un sistema sustentado por unas clases explotadoras.
«La doctrina del marxismo-leninismo sobre las leyes que rigen el desarrollo
social y sobre el papel de la personalidad, de los partidos, y de las clases en
este desarrollo es opuesta tanto al fatalismo, como al subjetivismo que reduce
todo el desarrollo social a la acción de los «héroes», de las personalidades
Ilustres. La doctrina del marxismo-leninismo sobre la necesidad histórica en el
desarrollo social no menoscaba, ni mucho menos, el papel de la personalidad
en la historia. El marxismo-leninismo parte del criterio de que son los hombres
los que hacen la historia, pero que su actuación está condicionada y
determinada por las necesidades del desarrollo de la vida material de la
sociedad». (Mark Rosental y Pavel Yudin; Diccionario filosófico marxista,
1946)
450
Engels diría también que la república democrática burguesa pese a sus avances
en comparación con otras formas políticas del pasado, no deja de albergar
evidentes diferencias entre las clases explotadoras y explotadas mediante
diferentes mecanismos. Ante esto, cuando el proletariado, adquiera conciencia
de su desventaja y explotación se organizará de forma independiente, elegirá a
sus representantes en los organismos del Estado, aunque nunca se le permita
llegar a gobernar los destinos del país, ya que la burguesía no cederá el poder de
su maquinaria estatal. Por ello el proletariado cuando se dé cuenta de las
limitaciones del sistema que está diseñado para perpetuar política, económica y
culturalmente a la burguesía, mandará dicha «república democrática» al
basurero de la historia:
«La forma más elevada del Estado, la república democrática, que en nuestras
condiciones sociales modernas se va haciendo una necesidad cada vez más
ineludible, y que es la única forma de Estado bajo la cual puede darse la
batalla última y definitiva entre el proletariado y la burguesía, no reconoce
oficialmente diferencias de fortuna. En ella la riqueza ejerce su poder
indirectamente, pero por ello mismo de un modo más seguro. De una parte,
bajo la forma de corrupción directa de los funcionarios, de lo cual es América
un modelo clásico, y, de otra parte, bajo la forma de alianza entre el gobierno
y la Bolsa. Esta alianza se realiza con tanta mayor facilidad, cuanto más
crecen las deudas del Estado y más van concentrando en sus manos las
sociedades por acciones, no sólo el transporte, sino también la producción
misma, haciendo de la Bolsa su centro. Fuera de América, la nueva república
francesa es un patente ejemplo de ello, y la buena vieja Suiza también ha hecho
su aportación en este terreno. Pero que la república democrática no es
imprescindible para esa unión fraternal entre la Bolsa y el gobierno, lo
prueba, además de Inglaterra, el nuevo imperio alemán, donde no puede
decirse a quién ha elevado más arriba el sufragio universal, si a Bismarck o a
Bleichrder. Y, por último, la clase poseedora impera de un modo directo por
medio del sufragio universal. Mientras la clase oprimida –en nuestro caso el
proletariado– no está madura para libertarse ella misma, su mayoría
reconoce el orden social de hoy como el único posible, y políticamente forma la
cola de la clase capitalista, su extrema izquierda. Pero a medida que va
madurando para emanciparse ella misma, se constituye como un partido
independiente, elige sus propios representantes y no los de los capitalistas. El
sufragio universal es, de esta suerte, el índice de la madurez de la clase obrera.
No puede llegar ni llegará nunca a más en el Estado actual, pero esto es
bastante. El día en que el termómetro del sufragio universal marque para los
trabajadores el punto de ebullición, ellos sabrán, lo mismo que los capitalistas,
qué deben hacer». (Friedrich Engels; El origen de la familia, de la propiedad
privada y el Estado, 1884)
En sus análisis sobre la Italia de finales del siglo XIX, Engels sacaba a flote el
hecho de que si llegase el republicanismo liberal al poder podría dar cierto
cobijo para que los comunistas tuviesen más libertad de agitación y demás lo
cual era positivo, pero no había que caer en sus ilusiones reformistas, sino
popularizar y plantear su propia plataforma, pues la república en manos
burguesas no garantizaba al proletariado su emancipación, significaba más bien
un notable cambio en la situación política, donde la alianza temporal con los
451
republicanos para derrocar a la monarquía llegaba a su fin. Esto no podía ser de
otro modo, puesto que siempre parte de la vieja monarquía y nobleza aceptan
volverse «republicanos» para adecuarse al nuevo régimen democrático-burgués
y los «nuevos tiempos» republicanos. Esto a su vez colocaba a los
comunistas como la «oposición progresista» al gobierno burgués republicano:
«En caso de éxito más o menos pacífico habrá un simple cambio de ministerio,
llegarán al poder los republicanos resellados Cavalotti y Cía; en caso de
revolución surgirá la república burguesa. ¿Cuál ha de ser, pues, el papel del
partido socialista ante esas eventualidades? (...) Los socialistas toman, por
tanto, una parte activa en cada fase de evolución por la que pasa la lucha
entre el proletariado y la burguesía, sin perder jamás de vista que esas fases
no son otra cosa que etapas que llevan al gran objetivo principal: a la
conquista del poder político por el proletariado, como medio de
reorganización social. Su lugar está entre los combatientes por cualquier éxito
inmediato en beneficio de la clase obrera; y ven en estos éxitos políticos o
económicos nada más que un pago de cuentas por partes. Por eso consideran
que todo movimiento progresista o revolucionario es un paso en la dirección
de su propia marcha; su misión especial es estimular a los otros partidos
revolucionarios y, en caso de victoria de uno de ellos, salvaguardar los
intereses del proletariado. Esta táctica, que jamás pierde de vista el gran
objetivo, preserva a los socialistas contra las desilusiones a que están sujetos
infaliblemente los otros partidos, menos clarividentes, ya sean los
republicanos puros, ya los socialistas sentimentales, que toman una simple
etapa como meta final del movimiento. (...) La victoria de la burguesía en
desintegración y de los campesinos llevará posiblemente a un ministerio de
republicanos resellados. Eso nos dará el sufragio universal y una libertad de
movimiento –libertad de prensa, de reunión, de asociación, abolición de la
vigilancia policíaca, etc.– mucho más considerable, es decir, nuevas armas que
no se deben despreciar. (...) Nosotros debemos proclamarlo abiertamente, que
tomamos parte como partido independiente, aliado por el momento a los
radicales o los republicanos, pero completamente distinto de ellos; que no nos
hacemos ilusiones acerca del resultado de la lucha en caso de victoria; que ese
resultado, lejos de satisfacernos, no será para nosotros más que una etapa
lograda, una nueva base de operaciones para nuevas conquistas; que, el día
mismo de la victoria, nuestros caminos se separarán y que, a partir de ese día,
formaremos frente al nuevo gobierno la nueva oposición, no la oposición
reaccionaria, sino progresista, la oposición de la extrema izquierda, la
oposición que impulsará hacia el logro de nuevas conquistas rebasando el
terreno ya ganado». (Friedrich Engels; La venidera revolución italiana y el
partido socialista, 1894)
«La historia de los siglos XIX y XX nos ha mostrado ya antes de la guerra qué
es de hecho la cacareada «democracia pura» bajo el capitalismo. Los
marxistas siempre han dicho que cuanto más desarrollada y más «pura» es la
democracia, tanto más franca, aguda e implacable se hace la lucha de clases,
tanto más «puras» se manifiestan la opresión por el capital y la dictadura de
452
la burguesía. El asunto Dreyfus en la Francia republicana, las sangrientas
represalias de los destacamentos mercenarios, armados por los capitalistas,
contra los huelguistas en la libre y democrática República de Norteamérica,
estos hechos y miles de otros análogos demuestran la verdad que la burguesía
trata en vano de ocultar, o sea, que en las repúblicas más democráticas
imperan de hecho el terror y la dictadura de la burguesía, que se manifiestan
abiertamente en cuanto a los explotadores les parece que el poder del capital se
tambalea. (...) Por otra parte, los obreros saben perfectamente que la «libertad
de reunión» es, incluso en la república burguesa más democrática, una frase
vacía, ya que los ricos poseen todos los mejores locales sociales y privados, así
como bastante tiempo libre para sus reuniones, que son protegidas por el
aparato burgués de poder. Los proletarios de la ciudad y el campo, así como
los pequeños campesinos, es decir, la mayoría gigantesca de la población, no
cuentan con nada de eso. Mientras las cosas sigan así, la «igualdad», es decir,
la «democracia pura», sería un engaño. Para conquistar la verdadera
igualdad, para dar vida a la democracia para los trabajadores, hay que quitar
primero a los explotadores todos los locales sociales y sus lujosas casas
privadas, hay que dar primero tiempo libre a los trabajadores, es necesario
que la libertad de sus reuniones la defiendan los obreros armados, y no
señoritos de la nobleza ni oficiales hijos de capitalistas mandando a soldados
que son instrumentos ciegos. Sólo después de tal cambio se podrá hablar de
libertad de reunión e igualdad sin mofarse de los obreros, de los trabajadores,
de los pobres. Pero ese cambio sólo puede realizarlo la vanguardia de los
trabajadores, el proletariado, que derroca a los explotadores, a la burguesía.
(...) El ejército ha sido un aparato de opresión no sólo en las monarquías. Sigue
siéndolo también en todas las repúblicas burguesas, incluso en las más
democráticas. Sólo el Poder soviético, organización estatal permanente
precisamente de las clases oprimidas antes por el capitalismo, está en
condiciones de acabar con la subordinación del ejército al mando burgués y de
fundir efectivamente al proletariado con el ejército, de llevar efectivamente a
cabo el armamento del proletariado y el desarme de la burguesía, sin lo que es
imposible la victoria del socialismo». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Tesis e
informe sobre la democracia burguesa y la dictadura del proletariado, 1919)
453
El Partido y los hechos desenmascaran esta leyenda burguesa. La caída de la
monarquía del 14 de abril fue preparada por el empuje revolucionario de los
obreros, de los campesinos y de una capa de la pequeña burguesía de la
ciudad.
El rey se vio obligado a abandonar el país para evitar males mayores. Bajo la
presión de las masas, las clases dominantes realizaron una maniobra para
aplazar la revolución. El bloque latifundista burguésmonárquico se
transformó en bloque burgués-latifundista republicano. El sentido y fin de esta
maniobra consistía en engañar a las masas revolucionarias con el nombre de
la República, con ilusiones democráticas, con promesas demagógicas, y evitar
de este modo el desenlace de la revolución.
Incluso la propia Elena Ódena en sus notas y reflexiones sobre lo que fue la II
República, nos expone similares conclusiones. Demostrando que las palabras y
previsiones de Marx y Engels se hicieron realidad en diversas experiencias
históricas a posteriori como en el caso español:
454
manos del bloque de la burguesía y los terratenientes, como en la República
establecida el 14 de abril de 1931, sino en manos del bloque de la clase obrera,
los campesinos, la pequeña burguesía de la ciudad, las minorías nacionales:
un bloque en el que el proletariado estaba destinado a jugar un papel
dirigente». (Elena Ódena; Notas para la escuela del partido, 1981)
455
permitió a las masas, por primera vez, además de votar, que la clase obrera
tuviese un partido que no estuviese perseguido por la ilegalidad. Se trataba
entonces del P.C.E. –hoy carcomido por la carroña de los demagogos
anticomunistas–, que desde 1921 hasta 1931 había sido clandestino. Aun así, la
II República no tuvo un carácter verdaderamente popular hasta el triunfo, en
1936, del Frente Popular de España. Y los burgueses, que hasta entonces en el
bienio negro (1934-1936) habían gobernado con la CEDA de forma tan
republicana y legal, haciendo medidas republicanas en contra del pueblo,
cogieron las bayonetas y se levantaron contra lo que era una posibilidad
tremenda de los comunistas de ser escuchados por las amplias masas
populares y de que éstas se levantasen contra los explotadores. Como sabemos,
esto devino en la Guerra Civil. (...) En la II República se dieron cita, bajo unas
relaciones de producción efectivamente capitalistas, todo tipo de traidores
populistas como Alejandro Lerroux, Gil Robles, Indalecio Prieto, Julián
Besteiro, etc. De manera que nosotros no defendemos ni el capitalismo, ni a
esos traidores. Nosotros defendemos el carácter progresista que un sistema
parlamentario tenía después de no haber ninguno en España, y a los héroes
que no se quedaron ahí parados, a mitad de camino, sino que pretendían
conseguir la liberación efectiva de las masas explotadas. Dentro del campo de
éstos héroes, tenemos a José Díaz, Pedro Checa, Joan Comorera, y un largo
etc. Los comunistas y la OCTE sabemos que la lucha no es por la república
capitalista, sino por el socialismo, por la dictadura del proletariado, que es el
régimen más democrático que cualquier dictadura –democrática o fascista–
de la burguesía, de los capitalistas, pues es el único garante de la destrucción
de los explotadores como clase y de su poder estatal. Sólo en la medida de
nuestras fuerzas podremos transformar el movimiento republicano en un
movimiento por la dictadura del proletariado, pero en vistas a la situación
parlamentaria actual comprendemos que el tema del republicanismo sea una
cuestión más bien intelectual antes que una lucha prendida en las masas
trabajadoras y el proletariado. (...) Pero los partidos republicanistas –entre
ellos «nuestros» revisionistas– tienen la república como fin estratégico, ya sea
confundiéndolo interesadamente con una táctica –como hace el Partido del
Trabajo Democrático, partido socialdemócrata disfrazado de comunista sin
mucha habilidad– para conseguir unas «condiciones para luchar por el
socialismo» –como si la explotación del trabajo por el capital no fuese
suficiente–, o bien ya sea porque expresan que su fin es la república en
general. Dentro de los partidos «republicanistas en general» tenemos a un
viejo conocido de los comunistas españoles: el P.C.E. (m-l), que con esto
culmina la caída en el pozo del revisionismo de Raúl Marco, su secretario
general –del que sospechamos que nunca jamás ha salido–. La decepción
tremenda que nos llevamos los marxistas-leninistas cuando del congreso de
refundación del P.C.E. (m-l) salió una línea con la que el partido parecía creer
vivir en la época de Franco, no fue menor que la magnitud de las tesis
revisionistas que se esgrimieron, recordando a la fase socialdemócrata del ex-
P.C.E. (m-l), desde finales de los años 80». (Organización Comunista del
Trabajo de España; El republicanismo en España, 2017)
456
De querer ser un «partido bolchevique» a emular a un «partido
menchevique»
«La historia del partido bolchevique nos enseña, ante todo, que el triunfo de la
revolución proletaria, el triunfo de la dictadura del proletariado es imposible
sin un partido revolucionario del proletariado, libre de oportunismo,
intransigente frente a los oportunistas y capituladores, y revolucionario frente
a la burguesía y al poder de su Estado. (...) En su lucha contra los
bolcheviques, todos los mencheviques, sin distinción de matices, desde Axelrod
y Martinov hasta Martov y Trotski, se servían invariablemente de armas
sacadas del arsenal de los socialdemócratas del Occidente de Europa. Querían
poseer en Rusia un partido como, por ejemplo, el Partido Socialdemócrata
Alemán o el francés. Y luchaban contra los bolcheviques, precisamente porque
presentían en ellos algo nuevo, insólito, distinto de la socialdemocracia
occidental. ¿Y qué eran, por aquel entonces, los partidos socialdemócratas de
Occidente? Una mezcla, un conglomerado de elementos marxistas y
oportunistas, de amigos y enemigos de la revolución, de partidarios y
adversarios de la causa del partido, con una conciliación ideológica gradual de
los primeros con los segundos y una sumisión gradual y efectiva de aquéllos a
éstos. Conciliación con los oportunistas, con los traidores a la revolución, ¿en
nombre de qué?, preguntaban los bolcheviques a los socialdemócratas de la
Europa occidental. En nombre de «la paz dentro del partido», en nombre de la
«unidad», se les contestaba. ¿La unidad con quién, con los oportunistas? Sí,
contestaban aquéllos; con los oportunistas. Era evidente que partidos así no
podían ser partidos revolucionarios. Los bolcheviques no podían por menos de
observar que, después de la muerte de Engels, los partidos socialdemócratas
de la Europa Occidental habían comenzado a degenerar de partidos de la
457
revolución social en partidos de «reformas sociales», y que todos ellos se
habían convertido ya, como organizaciones, de fuerzas dirigentes en simples
apéndices de sus propios grupos parlamentarios». (Partido Comunista
(bolchevique) de la Unión Soviética; Historia del Partido Comunista
(bolchevique) de la Unión Soviética, 1938)
Por tanto:
El PCE (m-l) de la época de Elena Ódena diría claramente que este concepto de
partido de vanguardia marxista-leninista era una necesidad. Criticando las
concepciones carrillistas, se decía:
458
lucha revolucionaria del proletariado, por cuanto que no están dispuestos a
organizar ni a dirigir a la clase obrera en su lucha revolucionaria por la toma
del poder, sino que se han convertido en máquinas electorales apropiadas
para la lucha parlamentaria. (...) Ningún militante revolucionario puede
ignorar que un partido político, al igual que todo Estado, es un instrumento de
la lucha de clases y representa de manera general los intereses de una clase. El
espíritu de Partido es, por así decirlo, la expresión concentrada del carácter de
clase. No existen partidos ni Estados por encima de las clases, o que
representen a todas las clases. (...) Carrillo y su equipo no se han quedado a la
zaga de sus jefes y maestros jruschovianos en sus esfuerzos por liquidar en
nuestro país el Partido como vanguardia de la clase obrera; particularmente
desde el VIº Congreso de 1960 han hecho inauditos esfuerzos por
transformarlo, en todos los órdenes, en un partido burgués, ideológica,
política y organizativamente. (...) Considerar al llamado «partido» no como la
vanguardia de la clase obrera –ni siquiera ya de toda la clase obrera, lo que
también sería un gravísimo error–, sino de varias clases sociales, incluyendo a
la pequeña y media burguesía, es decir, al campesinado –en general– y a la
intelectualidad avanzada –no se trata de intelectuales militantes, que han
adoptado la ideología del marxismo-leninismo–. De este modo, vemos al
Partido de vanguardia de la clase obrera, transformado en partido de todo el
pueblo, en partido de masas». (Elena Ódena; Sobre algunas cuestiones de
principio, 1967)
El enemigo de clase ataca con razón el partido del proletariado y su rol, sabe que
inoculando teorías pseudomarxistas puede desviar fácilmente al partido de su
forma ideológica-organizativa y convertir dicho partido en una organización
inofensiva para el poder del capital.
Como no podía ser de otro modo, la progresiva degeneración del PCE (m-l) hizo
que se manifestasen fenómenos evidentes sobre el camino que estaba tomando
el partido en la relación entre organismos y militantes, jefes y militantes de
base. En el artículo: «Elevar el nivel de dirección y responsabilidad. Combatir el
burocratismo», ya se decía:
459
aliados. Todo ello hace que se diluya la responsabilidad personal, que se diluya
el papel de motés y células como organismos de dirección y que, en algunos
casos, se salten los cauces del partido, lo que aún hace más grave la inhibición,
la falta de responsabilidad. La dirección política centralizada se sustituye por
el autoritarismo y por el liberalismo, lo que daña al partido como tal».
(Vanguardia Obrera; Nº 572, 1986)
Chivite curiosamente no realiza ninguna autocrítica, sino que delega las culpas
en abstracto en la dirección, y luego concreta la responsabildiad en el grupo de
Raúl Marco que acababa de ser expulsado en 1991, el cual, efectivamente, era
responsable de gran parte de lo aquí anunciado, pero él también había sido el
número dos del partido a partir de 1985, mientras que sus compañeros más
afines ya ocupaban puestos de importancia, ¿no recaía sobre ellos parte de la
460
misma responsabilidad? Parece ser que Chivite olvidó la máxima marxista de
que:
Ya a inicios de los años 80, Elena Ódena puso especial énfasis en señalar la
necesidad de advertir o corregir varios defectos que amenazaban o atenazaban
al partido, impidiéndole progresar correctamente. En sus últimos escritos
dedica gran parte de sus textos a advertir sobre el camino que se estaba
tomando. ¿Cúales eran estos defectos que asomaban?
461
El no desligar la teoría de la práctica a riesgo de caer en un activismo
inconsciente, abriendo paso al indiferentismo en las cuestiones ideológicas:
«Si nos limitamos a hacer planteamientos sindicales muy radicales –lo que a
veces puede ser un error– y no explicamos y planteamos los aspectos políticos
y generales de los problemas, los trabajadores no verán en nosotros ni la
vanguardia ni a su Partido, sólo verán a un sindicalista radical y nada más. Al
mismo tiempo, si no explicamos el papel, la ideología y las alternativas
políticas frente a la Monarquía, así como la importancia y la necesidad de
afiliarse al Partido, no puede decirse que un militante está aplicando
seriamente ni la Línea del Partido, ni sus Estatutos». (Elena Ódena; Sobre el
papel y las tareas del partido en la actual coyuntura; Intervención central
presentada al IVº Congreso del PCE (m-l), 1984)
«Sería absurdo pensar que el mero hecho de plantear o criticar tal o cual error
o desviación resuelve la cuestión. Nada más lejos de la realidad. El plantear un
462
problema no es más que el primer paso para superar una situación negativa
creada por un error, una desviación o un método y estilo incorrectos». (Elena
Ódena; Contra el liberalismo (II), 1974)
«Entre los diversos aspectos a los que es preciso que apliquemos sin demora
esta exigencia del método leninista podemos señalar, en primer lugar, el de la
práctica misma de la autocrítica, que ha de llevarse a cabo tanto a nivel
individual como colectivo en el marco de las células y comités de dirección a
todos los niveles. La exigencia leninista de la autocrítica y de la crítica
significa el valorar la eficacia o ineficacia de nuestros esfuerzos, de nuestro
estilo y método de organizar y aplicar la política y las tareas del Partido en
cada momento sobre la base, no de tal o cual apreciación o informe subjetivo,
superficial o parcial, sino sobre la base del análisis de los resultados logrados,
de los hechos concretos, y de un estudio del método, el estilo y los medios
empleados sin temor a poner al descubierto tal o cual fallo, insuficiencia,
negligencia o incluso incapacidad. A veces se considera que la autocrítica y la
crítica han de entenderse solamente en el sentido de poner al descubierto
nuestros fallos y errores, lo que es cierto en buena medida, ya que es más
importante descubrir sin miedo nuestras debilidades y fallos que alardear de
nuestros éxitos. Pero sin embargo es también importante analizar
criticamente las causas de nuestros éxitos y nuestros avances, y ello no sólo
para generalizar la experiencia sino también para sacar lecciones con el fin de
superarnos. (...) Es evidente que el fin de la autocrítica no es el sembrar el
desánimo, ni la desmoralización, ni el pesimismo, sino todo lo contrario. Se
trata de poner al desnudo, para eliminarlos, nuestros errores y debilidades
con espíritu comunista, dando perspectivas para su superación; se trata de no
temer el que nuestros enemigos puedan aprovechar el conocer nuestros fallos
para atacar al Partido». (Elena Ódena; Colocar al partido a la altura de sus
tareas y responsabilidades (I), 20 de enero de 1979)
En 1985 tras la muerte de la cabeza visible del liderazgo del PCE (m-l) que era
Elena Ódena, se empezarían a perfilar estos rasgos todavía más acusadamente o
se empezarían a manifestar algunos de los que ya se habían superado.
A esto debemos sumar que antes resultados negativos fruto de una línea
equivocada, los jefes reaccionaban incorrectamente, no había profunda
autocrítica interna y pública de los errores cometidos. A veces se daba lo
primero hasta cierto punto, pero escasamente se veía lo segundo, y en muchas
ocasiones, la dirección excusaba sus equivocaciones en la toma de decisiones en
factores no reales o secundarios. Esto lo vimos en varios temas
como: las acciones armadas, la cuestión sindical o la cuestión del posible
tránsito del fascismo a la democracia burguesa.
Dicha pose ante los errores reforzaba en el futuro la permisividad ante los
errores y abría la puerta a que cuando se cometieran muchos otros se
resolviesen del mismo modo: con el negacionismo o con un cambio de postura
sin una explicación ni autocrítica completa.
La razón para tal sorpresiva deriva ya la expuso en su día el propio PCE (m-l) al
analizar el fenómeno del fraccionalismo en el PCE de Carrillo-Ibárruri. Miguel
Checa nos decía en su artículo «La descomposición del equipo de Carrillo»:
464
burguesa, individualista, particularista, de intereses sórdidos de camarilla.
(…) Se desliza inevitablemente hacia su fragmentación en grupillos con
intereses particulares, como ocurre en los partidos burgueses. Porque sólo el
marxismo-leninismo permite construir partidos monolíticos. Sólo sobre una
base de principios es posible la verdadera unidad. Sobre la base del
revisionismo, del oportunismo acomodaticio, de las fluctuaciones y
trapacerías políticas, solo pueden por menos de surgir rivalidades, fracciones,
la unidad queda viciada y llega a ser meramente formal». (Vanguardia
Obrera; Nº45, 1969)
Esta situación era exactamente la misma que afrontaba el PCE (m-l) a finales de
los 80. Para 1991 la facción de Chivite derrocó a la facción de Raúl Marco, y lo
haría denunciando ante la militancia dos temas clave para asegurar su nuevo
puesto.
Hay que anotar que esto mismo que se denuncia, el propio Chivite y su
camarilla lo había alimentado e instrumentalizado cuando en ocasiones así le
convenía, como hemos visto en la imposición de una línea revisionista durante
1985-1990.
«La situación creada con el hundimiento del Este y de Albania. (…) Han puesto
465
al descubierto con toda claridad, algo que para quienes trabajaban cerca de
Raúl Marco era evidente desde hace mucho más tiempo: su incapacidad total,
su vaciedad, su desorientación y sus métodos personalistas y autoritarios de
dirección, que en algunos casos, como el de Madrid, derivaron en puro y
simple liquidacionismo. (…) Las relaciones con el PCPE tomaron, a espaldas
del Comité Central (CC) y del Secretariado (S), características alarmantes. En
la permanente de Madrid (…) los dirigentes de dicho partido eran los
camaradas del PCPE y en el Comité de Madrid llegó a hablarse de unidad
orgánica con ellos. Véase documentos y testimonios sobre el caso Madrid. En
las conversaciones habidas con el Secretariado del PCPE el pasado 5 de junio –
en concreto Jaime Ballesteros y Leopoldo Alcaraz– quedó claro que el primero
había tenido conversaciones privadas con R. Marco, desconocidas por nuestro
partido. Igualmente, J. Ballesteros, previa conversación con Raúl Marco,
realizó dos viajes a Paris para presentarse en nombre de su partido ante la
embajada albanesa, donde fue acogido con cordialidad y estableció lazos entre
ambos partidos: PTA y PCPE. Posteriormente y deformando las decisiones
respecto a la táctica electoral elaboradas por el Comité Ejecutivo (CE), se
presentó la Plataforma de la Izquierda en la organización de Madrid como «el
embrión que al fin surgía de la verdad unidad de la izquierda» y no como una
medida coyuntural que en nada alteraba nuestra política unitaria plural y
orientada a los medios sindicales y las organizaciones con presencia e
influencia en las masas, como IU, y en particular, los sectores más combativos
y en contradicción con el PCE de esta formación, así como sectores del
nacionalismo de izquierda y movimientos sociales y juveniles. (…) La
composición de lugar que el PCPE se hizo fue la de que nuestro partido iba a
integrarse o fusionarse con el PCPE. Esta supuesta unidad de los resistentes
que R. Marco impulsaba a nivel personal no hubiera sido sino la unidad con el
revisionismo residual, la unidad de los derrotados». (Partido Comunista de
España (marxista-leninista); Informe del Comité Ejecutivo del PCE (m-l) al
pleno (ampliado) del Comité Central, 29-30 de junio de 1991)
466
que el «hoxhismo». Véase el capítulo: «Las relaciones entre el PCE (m-l) y el
PTA y la caída del socialismo albanés» de 2020.
Hoy es curioso ver que Chivite dedicase largos epítetos loando a Elena Ódena a
su muerte en 1985, escribiendo, por ejemplo, el prólogo de sus «Escritos sobre
la transición» publicados en 1986, donde alababa su aportación teórico-práctica
al concepto y funcionalismo del partido. Poco después propondría abolir dicho
modelo partidista y acabarñia calificándolo con los peores calificativos –
exactamente como harían los cabecillas que de una u otra forma fueron saliendo
del PCE (m-l) como los líderes de la fracción de 1976 o como los líderes de
la fracción de 1981–.
Sin duda Chivite hizo como Ramiz Alia o Jruschov, en vida, alababan a Ódena,
Hoxha o Stalin para ganarse la confianza del partido aparentando ser sus
«mejores alumnos», pero una vez desaparecidos éstos últimos pudieron
quitarse la careta.
467
Si el PCE (m-l) propuesto por Marco durante 1986-1990 era un revisionismo
con envoltura, el de Chivite durante 1991-1992 era abiertamente
socialdemócrata sin demasiados adornos.
Esto era no solamente ir en contra de la historia del PCE (m-l), sino que este
planteamiento de 1992 suponía ir contra de los principios de los revolucionarios
bolcheviques, quienes así describían las dificultades que se encontraron para
fundar un partido eficaz y combativo:
468
militantes no querían levantar la vista de su pequeña labor práctica local, no
comprendían el daño que hacía la falta de una unidad orgánica e ideológica
del partido, estaban acostumbrada al fraccionamiento de éste y al caos
ideológico dentro de él, y se imaginaba que era posible prescindir de un
partido único y centralizado. Para crear un partido centralizado, había que
acabar con este atraso, con este estancamiento y practicismo estrecho de los
órganos locales». (Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética;
Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, 1938)
«Es necesario que todo obrero consciente comprenda con claridad el carácter
pernicioso e inadmisible de todo fraccionalismo, el cual, pese a todo el deseo de
los representantes de algunos grupos de mantener la unidad del partido. (...)
En esta cuestión, la propaganda debe consistir, por un lado, en aclarar a fondo
el daño y el peligro que supone el fraccionalismo desde el punto de vista de la
unidad del partido y del ejercicio de la voluntad única de la vanguardia del
proletariado como condición fundamental del éxito de la dictadura
del proletariado». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Informes en el Xº Congreso
del Partido Comunista (bolchevique) de Rusia, del 8 al 16 de marzo de 1921)
«En la lucha practica contra el fraccionalismo es preciso que cada una de las
organizaciones del partido impida con todo rigor cualquier manifestación de
ese carácter. Hay que organizar la crítica absolutamente necesaria de los
defectos del partido de modo que toda propuesta practica se exponga con la
mayor claridad posible y sea sometida en el acto, sin papeleo alguno, al
examen y decisión de los organismos dirigentes locales y del organismo
central del partido. Todos los que hagan criticas deben, además, tener en
cuenta, en lo que respecta a la forma de su crítica, la situación del partido
entre los enemigos que lo rodean, y, en lo que se refiere al contenido de la
crítica, deben comprobar en la práctica, con su participación personal en la
labor de los Soviets y del partido, si se corrigen los errores del partido o de
algunos militantes. Todo análisis de la pauta general del partido o la
apreciación de su experiencia práctica, la comprobación del cumplimiento de
los acuerdos del mismo, el estudio de los métodos para corregir los errores,
etc., en modo alguno deben ser sometidos a la discusión previa de los grupos
que se forman con cualquier «plataforma», etc., sino que deben ser sometidos
exclusivamente a la discusión directa de todos los miembros del partido».
(Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Informes en el Xº Congreso del Partido
Comunista (bolchevique) de Rusia, del 8 al 16 de marzo de 1921)
469
Los rasgos que había acumulado en el PCE (m-l): burocratismo, formalismo,
caciquismo, la pasividad de la militancia y su paupérrimo nivel ideológico, eran
ahora considerados defectos que se achacaban al modelo de partido leninista,
presentándolo como un modelo rídigido y dictatorial, abrazando la crítica liberal
del luxemburgismo al leninismo:
Queda claro que tomar partido por el luxemburgismo es tomar partido por el
menchevismo en sus formas de organización, puesto que dicha corriente se
oponía una oposición al centralismo democrático, calificándolo de un engendro
de burocratismo que degenera la estructura del partido, de método
ultracentralista. Como se ve en las polémicas, aunque Luxemburgo decía estar
de acuerdo en la necesidad de un partido unificado, coordinado y fuerte, negaba
tal concepto a la primera de cambio:
470
congreso. Nuestra estimada camarada no dice una palabra de esta
concepción «ultracentralista» y puramente «blanquista», prefiere extenderse
en consideraciones contra la sumisión mecánica de la parte al todo, contra la
obediencia servil, ciega, y otros horrores de ese género. (...) Le estoy muy
agradecido a la camarada Rosa Luxemburgo por las aclaraciones que
suministra sobre esa idea profunda de que la sumisión ciega sería mortal para
el partido. Pero yo quisiera saber si esta camarada encuentra normal, si juzga
admisible, si ella vio en algún otro partido, que la minoría de un congreso
retenga la mayoría en las organizaciones centrales, que se presentan como
organismos del partido. (...) La camarada Luxemburgo se limita a repetir
frases huecas sin tratar de darles un sentido. Agita espantajos sin ir al fondo
del debate». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Un paso adelante, dos pasos atrás.
Respuesta de Lenin a Rosa Luxemburgo, 1904)
471
«Sí, pueden darse.
Y pueden darse:
3) si, aun siendo su política, en general, acertada, las masas no están todavia
preparadas para asimilarla, y el Partido no quiere o no sabe esperar a que las
masas puedan convencerse por su propia experiencia de lo acertado de la
política del Partido y trata de imponérsela.
La historia de nuestro Partido ofrece toda una serie de casos de éstos. Diversos
grupos y fracciones de nuestro Partido han fracasado y se han disgregado por
haber faltado a una de estas tres condiciones, y a veces a las tres juntas.
¿Se puede, acaso, imponer por la fuerza a la clase la direccion del Partido? No,
no se puede. En todo caso, semejante dirección no podría ser más o menos
duradera. El Partido, si quiere mantenerse como Partido del proletariado,
debe saber que, ante todo y sobre todo, es el dirigente, el jefe y el maestro de la
clase obrera». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Cuestiones del
leninismo, 1926)
472
Esta es la única forma en que el sistema se mantenga en pie y sea eficaz, puesto
que si no es así, claro que se da la temida burocratización del partido y de todo
el sistema socialista: claro que aparecen los privilegios, el compadrazgo, la
imposición por la fuerza de las resoluciones del gobierno... y en consecuencia la
producción o la organización militar no aguantarán ante el primer embite del
enemigo de clase, mucho menos en situaciones críticas como una guerra. Pero
como se está comprobando... ¡estos defectos no serían fruto del sistema
leninista de organización, sino de la falta de la implementación exhaustiva de
sus principios!
473
autoridad a todas las secciones del partido desde la cúpula a la base, y decretar
la libertad de facciones, era una manifestación de oportunismo:
Esto que se ve aquí se definía como «nuevo proyecto revolucionario», era sin
duda la famosa receta de aquellos días entre todos los claudicadores.
Recordemos que por aquel entonces otros Secretarios Generales de formaciones
muy importantes como el líder del Partido Comunista de Brasil (PCdoB) João
Amazonas estaba teorizando reunificar a todos los que como decía Chivite se
474
«reclamasen comunistas» en un mismo partido, haciendo la paz y rehabilitando
todos los revisionismos nacionales e internacionales. Véase la obra: «La
claudicación del Partido Comunista de Brasil (PCdoB) y la flagrante traición del
oportunista João Amazonas» de 2015.
Si el PCE (m-l) pese a sus limitaciones y errores englobaba la línea más afín al
marxismo-leninismo durante las décadas pasadas, ¿de qué supuestas corrientes
marxistas hablaba Bonifacio? ¿De un PCE en decadencia y heredero de Carrillo,
los grupos marginales del revisionismo soviético como el PCOE o el PCPE, los
seguidores de la demagogia y el tercermundismo castrista o los antiguos grupos
475
maoístas y trotskistas desaparecidos o anecdóticos para 1992?
«La famosa libertad de crítica no significa sustituir una teoría con otra, sino
liberarse de toda teoría íntegra y meditada, significa eclecticismo y falta de
principios. (…) [Marx] censura duramente el eclecticismo en que se incurrió al
formular los principios: si hace falta unirse –escribía Marx a los dirigentes del
partido–, pactad acuerdos para alcanzar los objetivos prácticos del
movimiento, pero no trafiquéis con los principios, no hagáis «concesiones»
teóricas. Tal era el pensamiento de Marx, ¡pero resulta que entre nosotros hay
gente que en nombre de Marx trata de aminorar la importancia de la teoría!».
(Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; ¿Qué hacer?, 1902)
«El partido tiene que ser, ante todo, el destacamento de vanguardia de la clase
obrera. El partido tiene que incorporar a sus filas a todos los mejores
476
elementos de la clase obrera, asimilar su experiencia, su espíritu
revolucionario, su devoción infinita a la causa del proletariado. Ahora bien,
para ser un verdadero destacamento de vanguardia, el partido tiene que estar
pertrechado con una teoría revolucionaria, con el conocimiento de las leyes del
movimiento, con el conocimiento de las leyes de la revolución. De otra manera,
no puede dirigir la lucha del proletariado, no puede llevar al proletariado tras
de sí. El partido no puede ser un verdadero partido si se limita simplemente a
registrar lo que siente y piensa la masa de la clase obrera, si se arrastra a la
zaga del movimiento espontáneo de ésta, si no sabe vencer la inercia y la
indiferencia política del movimiento espontáneo, si no sabe situarse por
encima de los intereses momentáneos del proletariado, si no sabe elevar a las
masas hasta la comprensión de los intereses de clase del proletariado. El
partido tiene que marchar al frente de la clase obrera, tiene que ver más lejos
que la clase obrera, tiene que conducir tras de sí al proletariado y no
arrastrarse a la zaga del movimiento espontáneo. Esos partidos de la II
Internacional, que predican el «seguidismo», son vehículos de la política
burguesa, que condena al proletariado al papel de instrumento de la
burguesía. Sólo un partido que se sitúe en el punto de vista del destacamento
de vanguardia del proletariado y sea capaz de elevar a las masas hasta la
comprensión de los intereses de clase del proletariado, sólo un partido así es
capaz de apartar a la clase obrera de la senda del tradeunionismo y hacer de
ella una fuerza política independiente». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili,
Stalin; Los fundamentos del leninismo, 1924)
En consecuencia:
He ahí porque las «heterodoxas» recetas del PCE (m-l) de Chivite no son sino
las recomendaciones «ortodoxas» de los renegados de todas las épocas, que se
convirtieron en antimarxistas.
Incluso se pueden ver entre sus tesis conatos de las teorías posmodernas tan
famosas durante los 80 y 90 en torno al concepto de clase obrera, ideas que
477
precisamente estaban destinados a poner en tela de juicio el partido de clase
obrera, queriendo en cambio establecerse un:
478
capacidad organizativa e ideas, muy a remolque o condicionadas
negativamente por el triunfo del PSOE y la transición «democrática».
Pudiéndose afirmar que en ellas han ido ganando posiciones la
socialdemocracia y en algunos casos la propia derecha. De otro bloque,
organizaciones de nuevo cuño, en el que incluímos a las organizaciones de
tipo: ecologista, insumismos, antimili, objetores, pacificstas, solidaridad,
colectivos de inmigrantes y antiracistas. (...) Están haciendo algunas
aportaciones particales interesantes para el conjunto de la izquierda, para la
plasmación de un nuevo proyecto revolucionario. (...) Más jóvenes en cuanto a
la edad de sus miembros, con mucha más capacidad de mocivlización, con
ideas y planteamientos más rompedores. En ellas, la correlación de fuerzas en
cuanto a influencia se decanta hacia la izquierda revolucionaria, no tanto en el
sentido militante sino en cuanto a posicionamientos políticos (...) En un punto
importante habría que ubicar al movimiento feminista». (Partido Comunista
de España (marxista-leninista); Cuadernos de debate para el VIº Congreso,
1991-1992)
Analicemos este texto que es la médula espinal del oportunismo durante estas
décadas. Primero. Se planteaba fijar la atención en lo que hoy se ha venido a
calificar «luchas identitarias» y «luchas parciales» de estos colectivos, pero «sin
tratar de hegemonizar nada» por miedo a asustar a las masas. Segundo. Había
una radiografía totalmente irreal, mientras se calibraba correctamente a algunos
movimientos sociales como «tomados por la socialdemocracia e incluso la
derecha», ocultaban que lo mismo ocurría en las corrientes y «nuevos
colectivos» como los feministas. Tercero. Era imposible que estos grupos
llevasen un eficiente «trabajo de concienciación de las masas» debido
al idealismo ramplante de sus líderes, que traían a colación soluciones desde
utópicas hasta reaccionarias, pero inexplicablemente se negaban a poner en la
picota a los famosos cabecillasde estos colectivos, que eran los elementos
atrasados o corruptos que impedían un verdadero pensamiento y acción
revolucionaria en estos movimientos sociales. Cuarto. Se creía que los
comunistas debían empapatarse de las teorías y métodos de estos grupos, sin
darse cuenta que estos no reproduccían ninguna fórmula original, sino el
primitivismo organizativo e ideológico.
El autor de este artículo debería hoy echar un ojo a los grupos feministas,
ecologistas, antiracistas y antifascistas de la actualidad, observar a qué dedican
el tiempo en sus reuniones formalistas, cómo enfocan los problemas que
plantean, ver de cerca su desorganización, su trivial activismo totalmente
inofensivo para la burguesía, la forma en que, en resumidas cuentas, no hacen
479
sino reproducir la ideología pseudorevolucionaria, las formas más atrasadas y
pusilánimes del revisionismo patrio. No eran ni son «rompedores», no se
decantaban ni lo hacen hoy por una «izquierda revolucionaria», sino que
pivotan en torno a los pecados de los principales grupos reformistas y
anarquistas.
Con ver esto el lector puede darse cuenta de lo equivocado que estaba la
dirección del PCE (m-l). ¿Quién precisamente había desarrollado tal tesis? La
escisión de 19181 que Chivite mismo había aceptado calificar
como «mencheviques sarnosos» de 1981. Véase el capítulo: «La importante
fracción de 1981 en el PCE (m-l)» de 2020.
Destapando finalmente los objetivos, este nuevo PCE (m-l) degenerado decía
que pretendía tomar partido en un proyecto que desarrollase un:
480
«Trabajo por la unidad de la izquierda como línea general para conquistar
una mayoría social que permita la toma y gestión del poder del Estado por
parte de los trabajadores y el pueblo y su democratización radical». (Partido
Comunista de España (marxista-leninista); Cuadernos de debate para el VIº
Congreso, 1991-1992)
Todo demostraba que Chivite atacaba frontalmente el legado del partido en los
últimos años, y demostraba que se había convertido en un ideólogo más de la
burguesía:
481
verdad objetiva. Precisamente en esta fase aguda de la lucha de clase bajo
nuevas formas, y de extrema crisis del conjunto del sistema imperialista
mundial, que amenaza a todos los pueblos del mundo con una nueva guerra
generalizada de perspectivas apocalípticas, la lucha por el derrocamiento de
esos crímenes capitalistas causantes de las crisis y de las guerras y por una
nueva sociedad socialista, es más urgente y actual que nunca». (Elena Ódena;
El partido de vanguardia y la lucha por el socialismo, 1985)
Con razón en años sucesivos los restos de ese PCE (m-l) que había degenerado,
en su disolución en 1992 esa militancia quedaría desorganizada y totalmente
desmoralizada, otros acorde a su «evolución ideológica» de los últimos
años pidieron el ingreso tanto en Izquierda Unida como ahora en Podemos.
Ahora IU está aliada electoralmente con Podemos desde 2016, aunque no
sabemos por cuánto tiempo. Ciertamente las tesis que en 1992 manejaba el
grupo de Chivite en el PCE (m-l) socialdemocratizado recuerdan en exceso a las
tesis actuales de los líderes de Podemos, una agrupación política liderada entre
otros en sus inicios por Juan Carlos Monedero, Iñigo Errejón o Pablo Iglesias,
propagandistas del «precariado» y otras teorías que también niegan la
existencia de la clase obrera, del proletariado como tal. Véase la obra: «Las
luchas de fracciones en Podemos y su pose ante las masas» de 2017.
No por casualidad Chivite manifestó en 2015 su simpatía con esta nueva marca
socialdemócrata, como luego veremos.
Estas tesis han sido clásicas entre los ideólogos del existencialismo, de la
Escuela de Frankfurt, eurocomunistas, estructuralistas, posmodernos y demás
intelectualoides aburguesados, sean del signo que sean, y bajo las etiquetas con
las que quieran decorarse. Y como hemos expresado en otras ocasiones, la teoría
del precariado bebe directamente de otras teorías como la famosa Escuela de
Frankfurt, la cual:
482
del peso del tipo de trabajo físico, por lo que corre el riesgo de alejarse del
proletariado sino asimila su teoría y mantiene lazos cercanos con él.
483
c) Conoce de sobra que si comete una infracción la justicia no será la misma
que para alguien adinerado.
e) La experiencia le dice que las crisis no las pagan los ricos ni siquiera cuando
la han provocado por especulaciones y corruptelas manifiestas, que siempre
terminan siendo pagadas por los trabajadores, etc.
Por todo esto, la llamada Escuela de Frankfurt tuvo una influencia brutal en
los movimientos de mayo de 68, en la propia conformación del hippismo, del
eurocomunismo y del postmodernismo. La «Escuela de Frankfurt» ha hecho
las veces de «quinta columna» dentro del marxismo». (Equipo de Bitácora (M-
L); Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las
prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)
Queda por tanto que sobre todo en momentos de crisis capitalista, todas las
teorías que niegan de una u otra formas las conclusiones fundamentales del
marxismo en torno a la clase obrera, se chocan de bruces contra la realidad
material, incluido en el concepto de partido que ella debe adoptar.
Mucha gente, millones, espera mucho de Podemos. Ahora bien: ¿espera mucho
de Podemos o espera mucho de sus dirigentes a uno u otro nivel? Porque si en
verdad podemos, los dirigentes son algo, quizás importante, pero siempre
circunstancial; y si realmente podemos es porque poder –poder cambiar,
poder mejorar– está en nuestras manos y no en las de un grupo mejor o peor
de dirigentes.
484
Creo, como muchos, que podemos y que tal afirmación significa ante todo
ejercer ese poder que tenemos y el voto, en todo caso, no es más que el
principio de un largo y desde luego, atención, difícil camino. Como decía
aquel: la lucha empieza al día siguiente. No habrá zapatos con regalos de los
Reyes». (Manuel Blanco Chivite; PODEMOS. ¿Podemos?, 2015)
¿De dónde nacieron estas equivocadas ilusiones con Podemos? ¿Era garantía de
algo para las clases trabajadoras? Solo un necio apolítico, un trabajador con bajo
nivel de formación o un veterano oportunista pudieron pensarlo así. En su caso
ya sabemos que esto último:
«Pese a lo que digan los ilusos, Podemos no puede servir para proponer o
hacer nada que no se haya visto en otros partidos de corte reformista con sus
sonados fracasos [véase lo que ocurrió con sus aliados internacionales de
Syriza en el gobierno durante 2015-2019 y la justificación de Podemos a las
traiciones hacia el pueblo griego], sus propuestas no se salen de los límites del
sistema actual, pero es que ni siquiera cumplirán los aspectos más
progresistas de su programa, y ni mucho menos harán otras cosas que sus
seguidores fantasean [y que sus líderes ni quiera oír hablar de ello]. Pongamos
unos breves ejemplos de estas ilusiones. Hay quienes dicen que Podemos es un
«frente de varias organizaciones y corrientes de izquierda», serviría para
«poner freno a los grandes monopolios», que «podría sacarnos de la OTAN»
[cuestión que Podemos ya no cuestiona], que «podría proponer sobre la mesa
una lucha contra la monárquica corrupta» [algo que Podemos también ha
olvidado], que «acercaría a los obreros al comunismo» [ahora se reconocen
abiertamente como socialdemócratas]. Esta gente en efecto no conoce ni ha
estudiado las obras del comunismo, ni la propia historia del movimiento
obrero de su país. Uno de los requisitos básicos para que triunfe un frente
anticapitalista, es la existencia de un partido comunista, que si bien puede que
no sea vanguardia al inicio, intentará ganarse tal posición por su línea
política ante las masas trabajadoras, precisamente apoyándose en los obreros
cansados de las bonitas palabras de los reformistas, y de la incapacidad de su
dirigencia reformista de romper la colaboración de clase con la burguesía y su
sistema, que no los libra de la explotación. Delegar en manos de reformistas y
organizaciones de este tipo cuestiones como poner freno a los grandes
monopolios y salirse de la OTAN... es un verdadero acto de fe sin respaldo en
la historia. Ahí tenemos la actuación del PSOE de González con la OTAN. Lo
mismo cabe decir de las promesas del PCE de Carrillo-Ibárruri de luchar
contra la monarquía. ¿Tanto tiempo han pasado de estas traiciones para que
la gente se deje engañar de nuevo? Más bien habría que decir que se ha
hablado muy poco de ellas. Por último, ¿quién va a «enseñar» marxismo al
obrero, el partido de Pablo Iglesias que alaba el trotskismo y el «socialismo del
siglo XXI» mientras ataca frontalmente el «dogmatismo de Lenin y Stalin»?
¿Una agrupación que rechaza el centralismo democrático en favor del
fraccionalismo y el eclecticismo ideológico? Una organización así no solo no va
485
al socialismo, no va con seguridad ni a la vuelta de la esquina. Sigan
soñando». (Equipo de Bitácora (M-L); Crítica al artículo: «Podemos» irrumpe
con fuerza en el panorama español, 2014)
486
El reciente apoyo de Chivite a Podemos solo confirma que ha sido y es un
agente, no sabemos si pagado o gratuito, de la socialdemocracia en el
movimiento obrero y comunista durante las últimas décadas.
«El antiguo militante del PCE (m-l) y el FRAP fue invitado a intervenir por los
organizadores del maratón de cine para hablar de la película sobre Puig
Antich, condenado a garrote vil y finalmente fusilado en 1974 junto con el
joven polaco Heinz Chez, que nada tenía que ver con el Movimiento Ibérico de
Liberación (MIL) ni con el atentado contra un policía del que se acusó a
Antich. Blanco Chivite iba a intervenir como miembro de La Comuna,
asociación represaliados de la última etapa del franquismo. «Pero a las
veinticuatro horas de decir que allí estaríamos y que iba a hablar yo, me
llamaron del grupo de prensa de Podemos para comunicarme que era mejor
que no estuviera en la mesa redonda porque tenían miedo de que
determinados medios de comunicación destacasen que Pablo Iglesias se
sentaba con un antiguo miembro del FRAP». Un portavoz autorizado de
Podemos confirmó este extremo diciendo que no había sido un veto sino «una
indicación» para no dar bazas a los enemigos políticos». (Cuartopoder;
Blanco Chivite: «Quiero que Podemos discuta por qué me ha vetado», 2017)
Que ante tal desplante Chivite aceptase sin más esta falta de respeto hacia los
antifranquistas, que no haya hecho desde entonces una crítica ideológica hacia
la formación, denota hasta qué punto está domesticado, hasta que punto ha
perdido hasta el amor propio.
***
El hecho de que una figura como él militase en una vieja organización marxista-
leninista como el PCE (m-l), que haya sido un antifascista encarcelado y juzgado
por el franquismo o, que en los últimos años se haya dedicado a colaborar en
asociaciones que reclaman justicia en una causa tan lícita como la justicia y
reparación para las víctimas del franquismo –eso sí… desde puntos de vista
totalmente despolitizadas de un pensamiento marxista–, no cambia un ápice –
ni debería cambiar para el lector– la opinión que nos merece el que a todas luces
es un traidor como ha demostrado la historia, de igual forma que lo fue y lo es
su ex camarada Raúl Marco. Y es que a los traidores no les salva su bagaje
487
político pasado o el participar de algunas causas honorificas antifranquistas
«light», sino que lo respalda absolutamente toda su trayectoria, su posterior
evolución y su trabajo presente por la causa marxista-leninista, y si en esto falla
–como claramente es el caso–, hay que decirlo, pues Chivite y similares ya
tendrán a sus palmeros para aplaudir a estas figuras como «venerados y
veteranos camaradas». Nosotros en cambio, preferimos señalar –siempre con
las pruebas en la mano– a los traidores de la causa y recordar como se merecen
a las figuras famosas que –pese a sus errores– murieron con las botas puestas
sin traicionar las bases, o a los militantes, colaboradores y simpatizantes no tan
conocidos que acabaron de igual forma o que siguen al pie del cañón. Dejemos
que los oportunistas recuerden y alaben a los viejos dinosaurios del
revisionismo, nosotros tenemos nuestros propios héroes, y a diferencia de los
suyos, no están construido en base a una historia ficticia de cara a la galería.
Rehabilitar al castrismo, era también rehabilitar una corriente que seguía los
lineamientos del mundo económico revisionista de la época como el «socialismo
de mercado soviético», el «socialismo de mercado húngaro» o el «socialismo de
mercado yugoslavo»… aceptando sus tesis como válidas. ¿Pero qué eran estos
modelos en la praxis?:
488
mercado y la entera independencia de las empresas, las cuales tienen como
objetivo aumentar cueste lo que cueste y por todos los medios los beneficios de
la burguesía. Aquí, las empresas son animadas a competir con vistas a
asegurarse el máximo provecho, según el mecanismo de la ley de la oferta y la
demanda y el libre juego de precios sobre el mercado. (...) Lejos de satisfacer
las necesidades de los trabajadores, la ganancia es la única fuerza motriz en la
producción de los países revisionistas. La búsqueda del beneficio es
omnipotente. Todo funciona, es dirigido y se establece sobre una base
comercial. (...) La adopción y aplicación de los conceptos teóricos revisionistas
antimarxistas del socialismo de mercado en la Unión Soviética, China,
Yugoslavia, Polonia o Hungría, representa actualmente, igual que en otros
países capitalistas, un grupo de empresas capitalistas aisladas, cada una con
una libertad total de acción. Cada una de ellas decide por sí misma el volumen
y la estructura de la producción, tienen derecho de comprar y vender
libremente no sólo en el mercado interno, sino también en el mercado
internacional capitalista, los medios de producción, materias primas y los
productos que necesite y fijan libremente los precios teniendo en cuenta la
coyuntura del mercado, de la oferta y la demanda». (Priamo Bollano; Crítica
a ciertas teorías burguesas y revisionistas sobre el lugar y el papel de las
relaciones monetario-mercantiles en el socialismo, 1986)
«Es bastante gracioso el conocido cliché que sueltan los procubanos al afirmar
con desdén, «Pero la URSS de Stalin y la Albania de Hoxha cayeron a su
muerte, hoy en cambio sobrevive Cuba». Pero hay que decirles bien alto:
¿sobrevive el qué en Cuba? ¿Qué modelo socio-económico? Que nosotros
sepamos el modelo del turismo de lujo, el aumento del «cuentapropismo», el
absentismo laboral, la evidente diferenciación de clases cada vez más
abultada, los niveles de deuda astronómicos, los problemas en la
balanza comercial y la baja productividad, no es sinónimo de socialismo,
antiimperialismo, ni de progreso. ¿Acaso ha existido alguna vez un partido
comunista real en Cuba que pueda revertir este proceso? No, desde décadas ha
gobernado un partido, mezcla artificial de liberales, jruschovistas,
socialdemócratas y ahora allí anidan hasta trotskistas abiertos. ¿Acaso las
leyes de producción socialistas han imperado en Cuba alguna vez? No,
precisamente se basaron en el modelo económico que recomendaron los
sepultureros del legado de Lenin y Stalin que habían llevado a la URSS a la
restauración del capitalismo, al socialimperialismo y a la progresiva
dependencia del imperialismo, y los líderes cubanos aceptaron su rol en este
engranaje. ¿De qué sirve mantener un régimen así para «sobrevivir»? ¿Para
mantener una simbología que contente a los sentimentales? No sirve de nada
si el país se convierte en el siglo XXI en un paraíso para las multinacionales
489
extranjeras y un infierno para los trabajadores, que no tienen perspectiva de
mejora. ¿No ha demostrado la historia ya sobradamente que Cuba nunca ha
desarrollado una independencia económica? En efecto, desde su enrolamiento
en la división internacional del trabajo –que por tanto la esclaviza al atraso y
la dependencia– Cuba ha padecido y padecerá estos defectos incurables,
porque así es la lógica de los países capitalistas neocolonizados». (Equipo de
Bitácora (M-L); Reflexiones sobre el VIIº Congreso del Partido «Comunista»
de Cuba y su línea económica, 2016)
Pero pese a los desastrosos resultados, los revisionistas no han cejado de seguir
apoyando al modelo cubano como ejemplo, ni en el caso de los Marco-Chivite se
arrepienten de haberlo rehabilitado y cambiar la antigua línea del PCE (m-l).
En esta cuestión, es clave distinguir las dos visiones, la visión del socialismo de
los marxistas, y la de los revisionistas y eclécticos de todo tipo:
«Entre los revisionistas el criterio del socialismo es en los índices tales como:
Pero estos índices revelan una concepción idealista y agnóstica del socialismo,
ya que no toca directamente los análisis de clase en lo nacional e internacional,
ni se recurre a un análisis sobre las relaciones de producción. Estos índices,
tomados aisladamente también pueden ser parte de las relaciones de
producción burguesas. Entre los revisionistas, sólo describen de manera muy
parcelaria y superficial –en el mejor de los casos– una realidad económica y
social, mientras que los índices objetivos, ellos, permiten apreciar la realidad
económica y social a partir de sus fundamentos objetivos y en su carácter
global. Los índices en los que se fijan los revisionistas se focalizan en las
apariencias o en los detalles, olvidando lo esencial y reproduciendo las
estadísticas burguesas en su forma bruta y sin la menor crítica. ¡La piedra de
toque entre la compresión del materialismo dialéctico no está constituida por
estos índices ni siquiera en el reconocimiento de la existencia de la lucha de
clases, sino por su base material económica!
490
«La negación de estas leyes conduce al revisionismo. Especulando con los
cambios que se operan en el mundo y con las condiciones nacionales
específicas, los revisionistas han sustituido las verdades universales del
marxismo-leninismo por sus tesis y conclusiones antimarxistas y
contrarrevolucionarias». (Enver Hoxha; Informe en el VIº Congreso del
Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1971)
La dirección del PCE (m-l) había avalado toda una serie de reformas económicas
en la Albania de Ramiz Alia que se llevaron a cabo desde 1986 a 1991. Incluso
con la aparición de teorías y prácticas abiertamente revisionistas desde 1990, el
PCE (m-l) lejos de rechazarlas, reprodujo sus ideas en «Vanguardia Obrera»
como vimos en el capítulo referido a la cuestión albanesa.
491
Pero cuando Chivite logró alzarse dentro de la dirección del PCE (m-l) en 1991,
dio un giro todavía más derechista, apostando ya por una abierta economía de
mercado con tintes socialdemócratas:
Hay que entender para empezar, como opera las leyes fundamentales del
capitalismo y las leyes fundamentales del socialismo.
«Lo que más cerca está del concepto ley económica fundamental del
capitalismo es la ley de la plusvalía, ley del nacimiento y del incremento del
beneficio capitalista. Esa ley predetermina, efectivamente, los rasgos
principales de la producción capitalista. Pero la ley de la plusvalía es
demasiado general, y no toca los problemas de la norma superior de beneficio
cuyo aseguramiento es condición del desarrollo del capitalismo monopolista.
Para llenar esta laguna hay que concretar la ley de la plusvalía y desarrollarla
de acuerdo con las condiciones del capitalismo monopolista, teniendo en
cuenta que el capitalismo monopolista no exige cualquier beneficio, sino el
beneficio máximo. Esa, precisamente, será la ley económica fundamental del
capitalismo moderno.
Se dice que el beneficio medio podría considerarse, sin embargo, por completo
suficiente para el desarrollo capitalista en las condiciones actuales. Eso no es
cierto. El beneficio medio es el nivel inferior de la rentabilidad, por debajo del
cual la producción capitalista es imposible. Pero, sería ridículo suponer que los
gerifaltes del capitalismo monopolista moderno tratan únicamente, al ocupar
las colonias, esclavizar a los pueblos y gestar guerras, de asegurarse
meramente el beneficio medio. No, no es el beneficio medio ni son los
492
superbeneficios, que únicamente representan, como regla, cierta superación
del beneficio medio, sino el beneficio máximo, concretamente, el motor del
capitalismo monopolista. Precisamente la necesidad de obtener beneficios
máximos empuja al capitalismo monopolista a dar pasos tan arriesgados
como el sojuzgamiento y el saqueo sistemático de las colonias y de otros países
atrasados, la conversión de países independientes en países dependientes, la
organización de nuevas guerras –que son para los gerifaltes del capitalismo
moderno el mejor «business» para obtener beneficios máximos– y, por último,
los intentos de conquistar la dominación económica del mundo». (Iósif
Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Los problemas económicos del socialismo
en la Unión Soviética, 1952)
«¿Existe una ley económica fundamental del socialismo? Sí, existe. ¿En qué
consisten los rasgos esenciales y las exigencias de esta ley? Los rasgos
esenciales y las exigencias de la ley económica fundamental del socialismo
podrían formularse, aproximadamente, como sigue: asegurar la máxima
satisfacción de las necesidades materiales y culturales, en constante ascenso,
de toda la sociedad, mediante el desarrollo y el perfeccionamiento
ininterrumpidos de la producción socialista sobre la base de la técnica más
elevada.
Se dice que la ley económica fundamental del socialismo es la ley del desarrollo
armónico, proporcional, de la economía nacional. Eso no es cierto. El
desarrollo armónico de la economía nacional y, por tanto, la planificación de
la misma, que es un reflejo más o menos fiel de esta ley, de por sí no dan nada,
si no se sabe en nombre de qué tarea se desarrolla planificadamente la
economía nacional, o si esa tarea no se tiene clara. La ley del desarrollo
armónico de la economía sólo puede dar el resultado debido cuando existe una
tarea en nombre de la cual se desarrolla planificadamente la economía
nacional. Esa tarea no puede ofrecerla la propia ley del desarrollo armónico
de la economía nacional. Y menos aún puede hacerlo la planificación de la
economía nacional. Esa tarea se encierra en la ley económica fundamental del
socialismo, bajo la forma de sus exigencias arriba expuestas. Por eso la acción
de la ley del desarrollo armónico de la economía nacional únicamente puede
tener vía libre en el caso de que se apoye en la ley económica fundamental del
socialismo.
493
socialismo». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Los problemas
económicos del socialismo en la Unión Soviética, 1952)
Debido al influjo del revisionismo, también ha habido una confusión sobre la ley
del valor y su desenvolvimiento en el socialismo. Sin entender cómo opera la ley
del valor en el socialismo, es imposible tener una noción diferente a la de los
simples economistas burgueses:
«¿No será la ley del valor la ley económica fundamental del capitalismo? No.
La ley del valor es, ante todo, una ley de la producción mercantil. Existió antes
del capitalismo y sigue existiendo, lo mismo que la producción mercantil,
después del derrocamiento del capitalismo, como ocurre, por ejemplo, en
nuestro país, si bien es cierto que con una esfera de acción limitada.
Naturalmente, la ley del valor, que tiene una amplia esfera de acción en el
capitalismo, desempeña un gran papel en el desarrollo de la producción
capitalista pero no sólo no determina la esencia de la producción capitalista ni
los fundamentos del beneficio capitalista, sino que ni siquiera plantea esos
problemas. Por eso, no puede ser la ley económica fundamental del
capitalismo moderno. (…) Se dice que la ley del valor es una ley constante,
obligatoria para todos los períodos del desarrollo histórico, y que, si pierde su
fuerza como regulador de las relaciones de cambio en el período de la segunda
fase de la sociedad comunista, conservará en esa fase de desarrollo su fuerza
como regulador de las relaciones entre las distintas ramas de la producción,
como regulador de la distribución del trabajo entre las ramas de la
producción. Eso es completamente equivocado. El valor, lo mismo que la ley
del valor, es una categoría histórica vinculada a la existencia de la producción
mercantil. Cuando la producción mercantil desaparezca, desaparecerán
también el valor, en todas sus formas, y la ley del valor. En la segunda fase de
la sociedad comunista, la cantidad de trabajo invertido en la producción de
productos no se medirá indirectamente, a través del valor y de sus formas,
como ocurre en la producción mercantil, sino de manera directa e inmediata,
por la cantidad de tiempo, por la cantidad de horas invertidas en la
producción de los productos. En cuanto a la distribución del trabajo entre las
ramas de la producción, no será regulada por la ley del valor, que entonces
habrá perdido ya su fuerza, sino por el incremento de las necesidades de la
sociedad en productos. Será esta una sociedad en la que las necesidades de la
misma regularán la producción y el cálculo de esas necesidades adquirirá una
importancia primordial para los organismos encargados de la planificación.
Es también completamente errónea la afirmación de que en nuestro sistema
económico actual, en la primera fase de desarrollo de la sociedad comunista
[la etapa del socialismo], la ley del valor regula las «proporciones» de la
distribución del trabajo entre las distintas ramas de la producción. Si ello
fuera así, no se comprendería por qué en nuestro país no se desarrolla al
máximo la industria ligera, la más rentable, dándole preferencia frente a la
industria pesada, que con frecuencia es menos rentable y a veces no lo es en
absoluto. Si ello fuera así, no se comprendería por qué en nuestro país no se
cierran las empresas de la industria pesada que por el momento no son
rentables y en las que el trabajo de los obreros no da el «resultado debido» y
no se abren nuevas empresas de la industria ligera, indiscutiblemente
rentable, en las que el trabajo de los obreros podría dar «mayor resultado». Si
eso fuera así, no se comprendería por qué en nuestro país no se pasa a los
494
obreros de las empresas poco rentables, aunque muy necesarias para la
economía nacional, a empresas más rentables, como debería hacerse de
acuerdo con la ley del valor, a la que se atribuye el papel de regulador de las
«proporciones» de la distribución del trabajo entre las ramas de la
producción. Es evidente que, de hacer caso a esos camaradas, tendríamos que
renunciar a la primacía de la producción de medios de producción en favor de
la producción de medios de consumo. ¿Y qué significa renunciar a la primacía
de la producción de medios de producción? Significa suprimir la posibilidad de
desarrollar ininterrumpidamente nuestra economía nacional, pues es
imposible desarrollarla ininterrumpidamente si no se da preferencia a la
producción de medios de producción. Esos camaradas olvidan que la ley del
valor sólo puede regular la producción bajo el capitalismo, cuando existen la
propiedad privada sobre los medios de producción, la concurrencia, la
anarquía de la producción y las crisis de superproducción. Olvidan que la
esfera de acción de la ley del valor está limitada en nuestro país por la
existencia de la propiedad social sobre los medios de producción, por la acción
de la ley del desarrollo armónico de la economía y, por consiguiente, también
por nuestros planes anuales y quinquenales, que son un reflejo aproximado de
las exigencias de esta última ley». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin;
Los problemas económicos del socialismo en la Unión Soviética, 1952)
495
una pérdida al principio. Abandonar el desarrollo de la industria pesada es el
mismo que el propuesto por rykovistas.
Hemos invertido las leyes del desarrollo de la economía capitalista, las hemos
puesto sobre sus cabezas o, más precisamente, de pie. Hemos comenzado con el
desarrollo de la industria pesada y la construcción de máquinas. Sin una
planificación de la economía, nada funcionaría.
Solo un necio no vería que hay una diferencia fundamental entre la economía
socialista planificada y la «planificación» que se pretender realizar en los países
capitalistas. Ya en los años 20 Iósif Stalin denunció la pseudoplanificación en
los países burgueses:
Cierto, ellos tienen también algo parecido a planes. Pero los suyos son planes-
pronósticos, planes conjetura, que no son obligatorios para nadie y sobre cuya
base no puede dirigirse la economía del país». (Iósif Vissariónovich
Dzhugashvili, Stalin; Informe en el XVº Congreso del Partido Comunista
(bolchevique) de la Unión Soviética, 1927)
496
Por tanto:
No sin razón, todos los revisionistas han caído en estos lineamientos del
«socialismo de mercado», donde se intenta potenciar en vez de restringir la ley
del valor. Este fue uno de los fundamentos del Manuel de Shanghái, que ha sido
la estrella que ha guiado la política económica del maoísmo:
«Dicha sentencia hace hincapié en algo que no representa nada más que la
conocida «ley del valor», o también llamada «ley del intercambio
equivalente». La declaración es explícita: la ley del valor regula el intercambio
de trabajo entre los objetos de producción en la sociedad de transición, ya sea
entre empresas estatales y propiedad colectiva, o entre las empresas de
propiedad estatal. Esta expresión de defensa del «socialismo de mercado» no
es una expresión aislada en el manual, sino que sigue su matriz más pura y
elemental, y dicho «socialismo de mercado» no es nuevo, el cual ya fue
defendido por Dühring y todas las desviaciones revisionistas de derecha
después de él. Esta declaración es fundamentalmente premarxista y constituye
uno de los pilares más importantes de la interpretación pequeñoburguesa de la
economía política de la sociedad de transición». (Rafael Martínez; Sobre el
manual de economía política de Shanghái, 2006)
497
lleva a cabo en un complejo de fábricas. Si la producción en las distintas
fábricas se determina mediante un plan nacional de producción, y, si la
totalidad de complejo de fábricas se asigna directamente entre las diversas
demandas en él, entonces el proceso de producción –a pesar de que físicamente
se produzca en varias fábricas– no es desde un punto de vista social, un
proceso de producción privado. Pero, si las diversas fábricas ellas mismas
deciden qué producir, y si los productos totales de todas las fábricas se
distribuye debido a las diversas demandas que le imponen –entre las distintas
fábricas y sus consumidores individuales– a través del medio de mercado,
entonces, desde el punto de vista social, el proceso de producción está
fragmentada en productores privados. El carácter privado de la producción,
no depende de la escritura formal que se le atribuye a la propiedad de cada
fábrica». (Moni Guha; El colapso del socialismo, 1993)
«La propiedad pública, estatal o como se quiera llamar, tenga mayor o menor
peso en los países capitalistas, no supone que sea una propiedad socialista
puesto que la misma está regida por leyes económicas capitalistas, no supone
tampoco que sea una propiedad que beneficia a los trabajadores sino que
beneficia, mantiene y amplia la dominación económica de la burguesía del
país. Aplicase también a los países revisionistas-capitalistas de todo tipo que
tengan mayor o menor proporción de «empresas públicas» en su economía».
(Equipo de Bitácora (M-L); Algunas cuestiones económicas sobre la
restauración del capitalismo en la Unión Soviética y su carácter
socialimperialista, 2016)
498
en tales países». (Partido Comunista de España (marxista-leninista);
Cuadernos de debate para el VIº Congreso, 1991-1992)
La postura del PCE (m-l) sobre las instituciones europeas contradice lo que el
partido mantuvo desde 1964-1989. En su Vº Congreso de 1988, todavía se decía
con razón que este tipo de frases como la anterior, no eran sino un intento de
embellecer un organismo capitalista ultrareaccionario:
499
si apoyado también por todas las fuerzas colaboracionistas, en especial el
PSOE y el PCE, que han embellecido ante el pueblo esta organización
capitalista, presentándola como una garantía de las libertades democráticas y
fuente de riqueza y bienestar para el pueblo. (...) En aras de los intereses
monopolistas europeos se han desmantelado fábricas y sectores prácticamente
enteros, se están erradicando o reduciendo cultivos como la vid, el olivo y
otros, con lo que está produciendo la ruina de los pequeños agricultores y el
paro de jornaleros. A la vez con la progresiva desaparición de los aranceles,
que será completa en 1992, se registra una avalancha de productos europeos,
el aumento de los precios de ciertos bienes de consumo, etc. (...) En contraste,
determinados sectores exportadores monopolísticos aumentan fabulosamente
sus beneficios, gracias al bajo coste de la fuerza de trabajo en España, y a las
ventajas y exenciones fiscales». (Partido Comunista de España (marxista-
leninista); Documentos del Vº Congreso del PCE (m-l), 1988)
Es justo decir, que el PCE (m-l) de 1992 también era una fuerza colaboracionista
con el poder, al apoyar a la CEE, silenciando sus medidas en perjuicio de la clase
obrera y las capas trabajadoras.
Estas ilusiones sobre la Europa Unida, no eran nuevas dentro de los círculos
imperialistas y oportunistas. Lenin dijo sobre estas ilusiones:
500
Hoy todavía se usa dicho discurso entre Podemos, Izquierda Unida y similares.
«El Mercado Común Europeo y la «Europa unida», esta gran unión de los
monopolios capitalistas y de las sociedades multinacionales para explotar a
los pueblos y a las masas trabajadoras de Europa y del mundo, son para los
eurocomunistas una «realidad» que debe ser admitida. Pero admitir esta
«realidad» significa admitir la supresión de la soberanía y de las tradiciones
culturales y espirituales de los diversos países europeos en favor de los
intereses de los grandes monopolios, la liquidación de la personalidad de los
pueblos europeos y su transformación en una masa de oprimidos por las
multinacionales, dominadas por el gran capital estadounidense. Las consignas
de los eurocomunistas de que su participación en «el parlamento y en los otros
organismos de la comunidad europea conducirá a la transformación
democrática» y a la creación de una «Europa de los trabajadores», son puro
engaño y demagogia. Tal como la sociedad capitalista de cada país no puede
transformarse en una sociedad socialista a través del «camino democrático»,
Europa tampoco puede llegar a ser socialista a través de los discursos que los
eurocomunistas pronuncian en las reuniones propagandísticas del parlamento
de la «Europa unida». Por eso la actitud de los eurocomunistas hacia el
Mercado Común Europeo y la «Europa unida» es una actitud propia de
oportunistas y esquiroles, que emana de su línea de reconciliación de clase y de
sumisión a la burguesía, y tiende a desorientar a las masas trabajadoras,
contener su ímpetu combativo en defensa de sus propios intereses de clase y los
de la nación entera». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo,
1980)
501
de otras clases explotadoras tengan ventaja en tales elecciones al parlamento,
sus partidos son apoyados en sus medios de comunicación y financiados por
ellos, esta todo conformado precisamente para limitar las posibilidades de
victoria del proletariado y las masas populares, de los verdaderos partidos
comunistas. Esto tiene su respaldo científico: históricamente se ha
comprobado que cuando no ya un partido comunista, sino un partido con
ciertas perspectivas progresistas antifeudales, antimonopólicas, anticoloniales
en su programa, y este llega al poder a través de la vía pacífica y
parlamentaria no significa con ello el fin automático del poder político de la
burguesía en ese país, ya que la burguesía sigue teniendo grandes cotas de
poder político, en los ministerios, en la policía, en el ejército, y los refuerza
gracias al poder económico que todavía alberga así como con la
superestructura burguesa existente. Cuando tal gobierno progresista
perjudica ciertas cotas de poder sobre todo en lo económico de algunas capas
de las clases explotadoras locales y extranjeras –desde la gran burguesía
extranjera, pasando por los terratenientes, kulaks o la burguesía nacional–,
éstas activan todo su poder en el Estado que aún mantiene en sus manos,
introducen todo tipo de presiones, incluyendo como recurso el golpe de Estado
para derribar a tal gobierno; de hecho, no pocas veces hemos visto fracasar
sangrientamente a gobiernos progresistas que simplemente intentaban aplicar
desde meras reformas agrarias hasta medidas de nacionalizaciones contra
empresas nacionales o extranjeras. Es decir, en el momento en que ciertas
clases explotadoras se sienten amenazadas con razón o sin ella, y sientan que
está amenazado su poder económico –es el sostén de su poder político y
cultural–, estás no vacilaran en romper cualquier legalidad de la sociedad
burguesa. Es por ello que los partidos reformistas y revisionistas han ido
rebajando cada vez más su programa electoral por miedo a molestar a las
capas de la burguesía más reaccionaria, de tal modo que terminan
haciendo todo tipo de concesiones; y esta es la razón de que todos estos
partidos oportunistas que hablan de «socialismo» y vía parlamentaria,
realmente en caso de llegar al poder por vía electoral, lo harían con gran
beneplácito de la burguesía, y lo harán como administradores del Estado
burgués y no llegarán a tocar realmente el poder económico de la burguesía».
(Equipo de Bitácora (M-L); ¿Es Alexis Tsipras el nuevo Enrico Berlinguer?,
2015)
Incluso esta demagogia sobre Europa se puede ver en ciertos sectores del
nacionalismo catalán de derechas y de «izquierda, que plantean salirse de
España apelando al «democratismo» y «progresismo» de los partidos y las leyes
hechas por los monopolios europeos de la UE.
«Conviene que las masas revolucionarias comprendan que esta falsa tercera
vía, adopta diversas manifestaciones y formas. (…) Es un hecho innegable que
502
las posiciones contradictorias y ultrarevolucionarias de Fidel Castro en
algunas cuestiones, no evita que en lo fundamental éste aplique una política
derechista y prorevisionista. (…) Fidel Castro ha recibido pomposamente a
Carrillo el pasado mes de marzo. (…) La pretendida neutralidad en cuestiones
ideológicas de Castro, le llevan a posiciones contrarrevolucionarias y sin
principios que dañan, además, profundamente los intereses del pueblo
español, por ejemplo. ¿Cómo explica el compañero Castro que Cuba sea el país
de Latinoamérica que más comercia con la sangrienta y reaccionaria
dictadura franquista, cuando él –demagógicamente claro está–, se permitió
condenar a la URSS por comerciar con países como Chile? Por otro lado,
recientemente el encargado de negocios castrista cerca de de Franco ha
acogido en Vigo cordialmente a los figurones y parásitos borbónicos, Juan
Carlos y su señora. La tercera vía no existe, ni en América ni en Europa. Un
revolucionario está siempre al lado de los que llevan adelante la revolución, y
en contra de quienes se opone a ella o la frena, en contra de quien ayuda y
apoya a los enemigos del pueblo». (Elena Ódena; La «tercera vía»
revisionismo vergonzante, 1973)
¿Una anécdota sin más para los actuales admiradores del régimen castrista,
verdad? ¿Cómo las loas entre Castro-Videla y el apoyo mutuo, cierto?
«En abril de 1977, Buenos Aires autorizó «un intercambio de votos» para la
reelección de Argentina en el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas;
paralelamente, Fidel Castro había pedido a la dictadura argentina apoyo para
la elección de Cuba al Consejo Ejecutivo de la OMS, como publica hoy el portal
Infobae. No solo el gobierno castrista calló ante los crímenes de la dictadura
argentina sino que el gobierno de la URSS también fue socio económico y
político durante el período 1976-1983. En esos tiempos, el Partido Comunista
Argentino fue cómplice silencioso de la tragedia». (Clarín; Documentos
oficiales muestran la complicidad de Fidel Castro con la dictadura de Videla,
20 de noviembre de 2014)
De hecho en aquellos años el revisionismo cubano fue uno de los actores más
activo en cuanto a apoyo ideológico y militar en los países americanos y
africanos que estaban en el redil del revisionismo soviético, los llamados «países
no capitalistas de orientación socialista», mientras que en cambio tanto chinos
como cubanos no decían ni una sola palabra de las luchas de los verdaderos
revolucionarios marxista-leninistas, como recogía el jefe del Partido Comunista
de Brasil (PCdoB) Mauricio Grabois en su famoso «Diario de la guerrilla» de
1973.
503
Este rol como era lógico lo reconocía y denunciaba el PCE (m-l), señalando que
obviamente encima hacía las veces de gramófono del socialimperialismo
soviético a nivel mundial:
Recordemos que muchos de estos movimientos que los cubanos apoyaron eran
frentes interclasistas, salidos de militares, nacionalistas e intelectuales
burgueses, que coqueteaban constantemente entre una potencia imperialista u
otra, de hecho, muchos de ellos como el angoleño MPLA acabarían integrando a
su país en el FMI, por citar uno de tantos ejemplos.
El PCE (m-l) mantuvo esta postura crítica hacia el revisionismo cubano hasta
aproximadamente 1989:
504
Ya en el artículo «Fuera las manos yanquis de Cuba» del Nº 716 de «Vanguardia
Obrera» de 1990, tenemos un ridículo texto que se suma al coro revisionista de
aquel entonces, que pretende hacer ver al lector, que Cuba, pese a sus defectos,
estaba llevando a cabo una lucha antiimperialista contra el imperialismo
estadounidense.
Un abierto renegado como Lorenzo Peña, que había abandonado el PCE (m-l)
en 1972 dedicándole Elena Ódena duros epítetos por su oportunismo, mientras
Peña completaba su deriva socialdemócrata y tercermundista. En sus memorias
confesaría que solo volvería a colaborar con el PCE (m-l) en 1990, precisamente
entre otras cosas gracias al cambio de línea internacional del partido liderado
por Raúl Marco en cuanto a la cuestión cubana y otras:
505
del PCEml (casi nonnata), Cuestión, Nº 0 (Madrid: junio de 1991), págs. 31-48:
«Miseria o esplendor de la economía de mercado». Todos ellos, naturalmente,
firmados en mi propio nombre, «Lorenzo Peña». (…)
Al margen de los dogmas, podemos converger en bastantes cosas: la bandera
tricolor y la república; la defensa del socialismo cubano». (Lorenzo Peña;
Amarga juventud: Un ensayo de egohistoria, 2010)
Este cambio fue similar al sufrido por el PC (m-l) de Colombia, el cual podía
contarse entre los más acérrimos críticos del castrismo y el tercermundismo
hasta 1988, momento en que también se reconciliaría con el PCC del cual
provenía y empezaría a alabar a distintos regímenes tercermundistas
variopintos.
506
postulados más acertados que el castrismo, no deja de retomar un fuerte
voluntarismo-practicismo que lo aparta sensiblemente del materialismo, algo
que resulta evidente –por ejemplo en su teoría del «foquismo»– en sus
planteamientos económicos en general –en donde se aprecia que lo
fundamental, a pesar de su correcta posición en favor de la preponderancia de
la industria pesada, se basa en la voluntad, la conciencia, es decir, subordina
la transformación de la estructura económico-política a la transformación
prima de la superestructura, y no al contrario, siendo una expresión de
voluntarismo idealista–.
La otra cuestión que toca abordar es la nicaragüense. Hasta 1985, las relaciones
entre los marxista-leninistas de uno y otro país eran fluidas, con gran parte de la
sección internacional de la prensa del PCE (m-l) publicitando las acciones de los
revolucionarios nicaragüenses:
507
Ya en una época tan temprana como 1988, Raúl Marco y el resto de la dirección
del PCE (m-l), a tan solo tres años del fallecimiento de Ódena, se atrevieron a
traicionar la lucha que los marxista-leninistas nicaragüenses del Movimiento de
Acción Popular (Marxista-Leninista) estaban llevando a cabo contra el partido
pequeño burgués gobernante, el Frente Sandinista de Liberación Nacional
(FSLN), caracterizado por los tres ejes de su política oportunista: pluralismo
político, economía mixta y no alineamiento. Un partido que además como se
tipificó en la directriz interna de la Dirección Nacional del FSLN del 20 de
septiembre de 1979, tenía el objetivo directo de liquidar a los marxista-
leninistas.
Pero ahora desde el órgano escrito del PCE (m-l), poco a poco se fueron dejando
de publicar los documentos del MAP-ML. De repente los Marco, Chivite y
Mayoral se atrevieron a tanto como para atacar a los marxista-leninistas
nicaragüenses, aunque sin nombrarlos, en base a su teoría de la «polémica
silenciosa», utilizando varios de los mismos epítetos que precisamente usaban
los sandinistas:
«Es esencial no perder de vista quiénes son los verdaderos responsables de las
calamidades del pueblo de Nicaragua y la situación que ellos y su gobierno se
han visto obligados a enfrentar. (...) Hoy, para este valeroso pueblo, las
alabanzas incondicionales a las vacilaciones y errores del gobierno son tan
perniciosas como los ladridos de los superrevolucionarios que olvidan las
dificultades que atraviesa Nicaragua». (Vanguardia Obrera; Nº619, 1988)
508
¿Cómo se iba a combatir esas «dificultades» que atravesaba el país sin combatir
esas «vacilaciones y errores» que provenían exclusivamente de la política
gubernamental nefasta y pequeñoburguesa del FSLN?:
Esto demuestra una vez más que la línea exterior y la interna tienen una
conexión dialéctica innegable. Si el oportunismo penetra en una, tarde o
temprano se reflejará en la otra. Si una dirección es amarrada por oportunistas,
más pronto que tarde se reflejará en ambas líneas en algo acorde al pensamiento
colectivo revisionista de sus personajes.
509
En el IIº Congreso del Partido Comunista de España (marxista-leninista) de
1977, en un tono combativo se dice:
«Si decimos que nuestra lucha no se puede en ningún caso ver desligada del
contexto histórico mundial en el que vivimos, entonces, cae por su propio peso
que no podemos permanecer indiferentes a lo que sucede en otros países, y
menos aún, a cómo avanzan y se fortalecen nuestros partidos hermanos y las
posiciones que toman algunos que, llamándose marxista-leninistas, están
cayendo de forma clara y descarada en un oportunismo que no es más que la
continuación, con otras formas y con otra terminología, pero idéntica esencia,
del revisionismo jruschoviano que tuvimos que combatir en los años sesenta.
(…) Nuestras relaciones, entrevistas y discusiones con otros partidos y fuerzas
marxista-leninistas, fueran en base a la aplicación consecuente y concreta del
internacionalismo proletario, el cual es un principio inalienable del marxismo-
leninismo. Jamás hemos consentido salimos de este principio que es esencial y
que ningún partido auténticamente marxista-leninista puede relegar,
abandonar o descuidar. Ahora bien, debemos distinguir entre los partidos y
fuerzas que consideran el internacionalismo proletario de una forma activa,
que lo aplican y lo defienden, de aquellos que hablan mucho de
internacionalismo, pero todo se queda en eso, en verborrea, en fraseología
hueca. (...) Por ello, hemos trazado una línea de acción que, en esencia, es la
siguiente: 1) Unirnos estrechamente con los partidos que mantienen posiciones
consecuentemente marxista-leninistas y, sobre la base de los principios,
defenderlos contra los ataques de los oportunistas. 2) Elaborar tácticas
concretas para profundizar las discusiones con los que vacilan, con los que
todavía no tienen las cosas claras. Es de rigor la prudencia en estos casos, pero
sin perder de vista que un exceso de prudencia cuando se plantean cuestiones
de principios, puede llevar al oportunismo, o, como dicen los camaradas
albaneses, puede cambiar el vino tinto en aguado. Trabajar con paciencia
hacia ellos y procurar atraerlos a posiciones correctas, pero sobre la base de
afirmar claramente nuestros principios. 3) Golpear, desenmascarar y
combatir a los renegados del marxismo-leninismo, a los que ya son claramente
revisionistas de nuevo cuño». (Partido Comunista de España (marxista-
leninista); Documentos del IIº Congreso del PCE (m-l), 1977)
Como bien decía el PCE (m-l) a los partidos hermanos, era claro que:
510
(Raúl Marco; Sobre algunas cuestiones del Movimiento Internacional;
Discurso pronunciado en un plenario ampliado del Comité Central, 3 de
octubre de 1982)
El PCE (m-l) durante 1964-1985 fue claro como pocos delimitando lo que
significaba el internacionalismo proletario, pero eso no le libró de cometer
errores en su aplicación. Ya vimos inicialmente sus escarceos con el
tercermundismo y el maoísmo, imprimiendo una ilusión hacia ciertos
movimientos pequeño burgueses. Véase el capítulo: «El triunfalismo en los
análisis y pronósticos del PCE (m-l)» de 2020.
Más adelante, entre otras cuestiones, no logró crear junto a otros partidos afines
un organismo que para aclarar las ideas y coordinase esfuerzos. La excusa de la
existencia del maoísmo durante los primeros años, es ciertamente pobre, ya que
el deber de partidos como el PCE (m-l) era lograr tal fin por encima de
cualquiera, de hecho, la creación de tal organismo podría haber servido para
deshacer más rápidamente al maoísmo, que por aquel mantenía una política
basada en la aceptación o no de lo que Pekín y su política exterior reaccionaria
dictaban. Después, una vez entrado en una etapa de mayor madurez ideológica,
tras la lucha abierta contra el maoísmo de 1976-1979, el PCE (m-l) se vio
obligado dentro del campo marxista-leninista a volver a criticar las posiciones
vacilantes o erradas de ese movimiento marxista-leninista restructurado, el cual
sorprendentemente, de nuevo empezaba a mostrar signos de debilitamiento
ideológico, indiferentismo y desunión, sobre todo a partir de 1982, aquí tiene
gran responsabilidad el Partido del Trabajo de Albania (PTA) que no supo
ponerse al frente, y finalmente, fue participe de las primeras desviaciones
graves. Véase el capítulo: «Las relaciones entre el PCE (m-l) y el PTA y la caída
del socialismo albanés» de 2020.
La oposición o desdén hacia esa cuestión del del PTA tampoco eximía al PCE
(m-l) de su propia responsabilidad, primero; denunciando con nombres a
quienes se oponían, y segundo, continuando con los partidos que se
mantuviesen fieles a estos principios. Pero como sabemos hoy, no solo el PTA,
sino que el PCE (m-l) empezó a abandonar estos lineamientos.
511
«Para los revisionistas chinos el basarse en sus propias fuerzas era
interpretado prepotentemente «Yo sí tengo fuerzas y me importa un bledo las
dificultades de los demás...» Y así no presentan ninguna ayuda para que los
más débiles pudiesen desarrollarse en todos los terrenos, incluido el de
«basarse en sus propias fuerzas». Con ese farisaico concepto, los revisionistas
chinos hacían y deshacían a su antojo. Como no existía ningún tipo de
organización internacional –y seguimos en las mismas–, nadie les podía pedir
cuentas; los que se plegaban a sus dictados, los aduladores y lamebotas,
recibían ayuda en cantidad –sobre todo financiera, claro–, mas los que
poníamos los principios por encima de las ventajas materiales, éramos
marginados. (...) Para nosotros el «basarse en nuestras fuerzas» –concepto
que no se discute nunca o casi nunca en las reuniones internacionales–, es un
principio comunista que tiene dos vertientes, o dos aplicaciones, íntimamente
ligadas la una a la otra; por un lado, el esfuerzo de cada partido debe hacer
para resolver sus dificultades, y dentro del partido, cada camarada, cada
célula, cada comité. (...) Lo que a su vez lleva a basarse o lo posibilita, en la
fuerza de todo el partido; y la otra vertiente es de nivel internacional. (...) Las
fuerzas del propio partido, para mejor utilizar la fuerza del movimiento en su
conjunto con arreglo a las necesidades; ese principio significa para nosotros
que los partidos que pueden hacerlo, deben prestar su apoyo y ayuda, en todos
los terrenos que lo necesitan, significa estar atentos a los problemas de los
demás». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del
IVº Congreso del PCE (m-l), 1984)
En el IVº Congreso del PCE (m-l) de 1984, gran parte del informe se dedicó a
criticar la no comprensión de la importancia del internacionalismo proletario, la
vinculación de las tareas nacionales con las internacionales:
512
Sin embargo, esto no es comprendido así por algunos, quienes para justificar
posiciones injustificables y oportunistas, apelan a las más variopintas teorías
ya las más peregrinas argumentaciones, nada nuevas por cierto, como son la
de que cada partido es independiente, que cada uno debe dedicarse a los
problemas de su partido y de su país, que cada partido sólo debe basarse en
sus propias fuerzas, que cada cual debe apañárselas como pueda sin que los
demás tengan derecho a criticar sus opciones, que cada partido tiene su
«propia vía».
Todas estas teorías, tienen de común que llevan a considerar que no son
necesarias las reuniones multilaterales entre partidos marxista-leninistas –y
menos todavía una reunión general–, ni es necesario intercambiar opiniones y
experiencias, conjuntar análisis y posiciones sobre cuestiones importantes de
actualidad, ni estrechar la colaboración entre los destacamentos del
movimiento comunista mundial, ni dar pasos concretos para trazar una línea
general para el movimiento que lleve a los partidos marxista-leninistas hacia
la unidad internacionalista organizada, lo cual lleva, de manera más o menos
consciente, a que se dé el indiferentismo, el seguidismo, las «zonas de
influencia», el cantonalismo o el grupismo, pero de ninguna forma a
desarrollar la concepción leninista del internacionalismo y a ayudar a los
partidos marxista-leninistas». (Vanguardia Obrera; Nº 500, 1985)
Esta cuestión el PCE (m-l) desataría varios artículos contra varias cabezas
visibles de estas desviaciones en el PCA/ML. Véase el capítulo: «Elena Ódena
sobre el falso internacionalismo de los oportunistas alemanes Koch y Eggers» de
2020.
513
conjuntar posiciones y análisis sobre cuestiones concretas de índole
internacional, e incluso definir tareas comunes. (…) Porque todos estamos de
acuerdo con la unidad, todos hablamos en su nombre, pero lo cierto es que
hacemos poco por materializarla y elevar su nivel. A veces, incluso, se dan
casos de partidos que observan cosas, posiciones, planteamientos, con las que
no están de acuerdo, y en vez de plantearlo claramente, se callan. Eso no es
correcto ni la mejor forma de ayudar a un partido hermano en dificultades o
equivocado. Para nosotros, las relaciones concretas, entre camaradas, sobre la
base de principios y del internacionalismo, no excluye, sino que presupone el
deber y el derecho de cada partido por criticar a otro u otros. «Esto debe ser
así porque ningún partido que considere el internacionalismo proletario como
un principio activo y no como una fórmula para discursos y escritos, puede ser
indiferente a lo que sucede en otros partidos: «Cada partido hermano,
respetando las normas leninistas, debe criticar audazmente los errores y las
faltas de cualquier partido hermano. (…) El partido que se equivoca, sea
grande o pequeño debe ser criticado, debe reconocer sus errores para que
puedan ser corregidos. Esta es la única manera de actuar». (Enver Hoxha) (…)
Estas son algunas cuestiones que preocupan al partido». (Partido Comunista
de España (marxista-leninista); IIIº Conferencia del partido, marzo de 1982)
«Decís en vuestra resolución que como se está llevando la revista «en las
presentes condiciones, está perjudicando la unidad del movimiento comunista
internacional y la acción de los diversos partidos de respectivos países». (…)
Extrapoláis cuestiones secundarias –revista sí, revista no– de forma simplista
y las mezcláis con cuestiones de principios, os limitáis a afirmar, que no
demostráis nada. Os preguntamos, ¿desde cuándo el que un partido exponga
en una revista marxista-leninista sus puntos de vista o análisis sobre su propio
país, «perjudica la unidad del movimiento comunista internacional»? ¿En qué
han dividido o creado problemas al «movimiento comunista internacional» los
dos números editados de «Teoría y práctica»? Si limitásemos vuestra forma de
razonar, podríamos decir que los que se equivocan, dividen al movimiento y
hacen el juego a la reacción y al revisionismo, son los que se oponen, condenan
y combaten la unidad marxista-leninista. Pero nuestro partido no cae en
análisis simplistas y superficiales». (Partido Comunista de España (marxista-
leninista); Carta al Partido Comunista de Portugal (Reconstituido), 1983)
514
ideológica y el trabajo de zapa de los distintos enemigos del marxismo-
leninismo y contra los nuevos partidos que se han puesto a la cabeza del
movimiento revolucionario y la clase obrera de los distintos países. (…) Esto
plantea la necesidad de permanecer vigilantes, desenmascarar y combatir sin
tregua todo intento de desviarnos de nuestra justa línea, de los inmortales
principios del marxismo-leninismo. Los revisionistas chinos introdujeron toda
una serie de prácticas y actividades que durante años obstaculizaron e
impidieron dar pasos concretos para restablecer el internacionalismo
proletario activo, y la verdadera unión de principios y de acción organizada
entre los nuevos partidos comunistas marxista-leninistas. Actualmente, pese a
las dificultades y deficiencias existentes y teniendo en cuenta el lógico
desarrollo desigual de los partidos, creemos que es imprescindible dar algunos
pasos concretos con el fin de ir creando las condiciones para dar otros pasos
más importantes que en un futuro no muy lejano nos conduzcan hacia la
unidad internacionalista organizada de todos los partidos marxista-leninistas.
Tal es el objetivo primordial de esta revista comunista internacional. Creemos
que esta revista corresponde a una necesidad de vital importancia de defender
y difundir los principios del marxismo-leninismo y para facilitar un mejor
conocimiento y comprensión política y de la práctica de los distintos partidos.
(…) La comisión editorial de esta revista llama a todos los partidos hermanos
a colaborar en ella, enviando sus artículos y trabajos». (Teoría y práctica;
Nº1, 1983)
Que partidos tan importantes en la lucha contra el revisionismo –el Partido del
Trabajo de Albania (PTA) o el Partido Comunista de Alemania/Marxista-
Leninista (PCA/ML)– nunca se sumasen a dicha iniciativa da a entender que
dentro de esos partidos empezaba a dominar un indiferentismo muy lesivo, que
era parte de algo mucho peor que se revelaría poco después. Ha de decirse que
conforme estos partidos que colaboraban en la revista, incluyendo al PCE (m-l),
empezaron a degenerar de forma vertiginosa, la calidad de la revista y sus
artículos empezaron a notarlo desde finales de los 80.
Una de las razones para pedir dicho organismos internacional, era que este era
la mejor forma de supervisarse mutuamente; era la mejor forma para que un
partido diese explicaciones cuando sufriera una lucha interna; era la mejor
forma para que las masas viesen que los partidos marxista-leninistas estaban
unidos y tenían una línea común sobre los temas fundamentales, etcéra:
515
otros las boicotean pura y simplemente, con absurdos e injustificables
argumentos para no participar en ellas. (...) Nuestro partido sigue
manteniendo la necesidad de que los partidos marxista-leninistas deberían
contar con una línea general y unas formulaciones organizativas que
facilitasen y estimulasen la práctica concreta del internacionalismo entre
nosotros, que permitiese aunar criterios y juicios sobre las situaciones del
mundo. De nuevo ponemos de ejemplo lo de las Malvinas, Irán, el llamado
grupo Contadora, la socialdemocracia, etc. así como las actitudes y
posicionamientos de otros partidos. (...) No sólo tenemos –o deberíamos
tener– el derecho, sino el deber de criticar e incluso combatir cualquier
desviación que detectemos en otros partidos. Para ello sería mucho más útil la
existencia de cauces y formas organizativas claramente estructuradas a nivel
internacional. Lo contrario supone que lo hagamos aisladamente, contra
viento y marea, soportando argumentos baladíes como el de que «no hay que
polemizar». Se olvida que polemizaron abiertamente y sin tapujos Marx,
Engels, Lenin y Stalin. Se olvida que se polemizó contra Browder, Tito, etc. (...)
Cuando se dan casos de intentos de fracción, o complots o cualquier problema
grave, se debe informar seria y razonadamente a los demás partidos, tanto
porque las experiencias de unos pueden servir a otros, como por evitar
conjeturas y suposiciones que además crean desazón y malestar; por otra
parte, también afirmamos que la independencia de cada partido tiene unos
límites: los principios del marxismo-leninismo; y cuando vemos que un
partido se desvía o comete errores graves en sus planteamientos y análisis,
cualquier partido debiera tener el valor y la firmeza suficiente para señalarlo,
para criticar y si es preciso polemizar y no sólo por propia comprensión de lo
que deberían ser las relaciones entre partidos hermanos, sino porque tuviera
el derecho y la obligación de hacerlo». (Partido Comunista de España
(marxista-leninista); Documentos del IVº Congreso del PCE (m-l), 1984)
516
Pensamos que debemos seguir por este camino, porque ya es grave que no
exista ningún organismo internacional de los comunistas, y dada la situación
mundial dentro de poco esa carencia sería un crimen imperdonable del que
nosotros no queremos ser partícipes. (...) La prudencia es una buena cosa, es
necesaria, pero cuando en nombre de la prudencia se relegan los problemas, se
enmascara las situaciones, no se toman decisiones y, en definitiva, se
tergiversan los principios, ya no se trata de prudencia...». (Partido Comunista
de España (marxista-leninista); Documentos del IVº Congreso del PCE (m-l),
1984)
En ocasión del IIIº Congreso del PCP (R) de 1981, la delegación del PCE (m-l)
diría en el discurso titulado: «El Partido Comunista de España (marxista-
leninista) contra la unión con los líderes revisionistas y socialdemócratas»:
«Creemos que las tácticas y las formas de acción para forjar la unidad obrera,
el frente popular antifascista, puede y debe de ser muy diverso de acuerdo a
las condiciones específicas y posibilidades de cada país y de cada partido.
También creemos –y nos basamos en la experiencia internacional de muchos
años– que esta unidad no es posible sin aislar y luchar hasta el mayor grado
posible los líderes revisionistas de diferentes matices, como los
«eurocomunistas», maoístas, jruschovistas, o como se llamen ellos mismos.
Todos ellos, junto a los líderes socialdemócratas, son cómplices y lacayos de
sus respectivos gobiernos reaccionarios y van a la zaga de uno u otro
imperialismo. Algunos albergan ilusiones sobre una posible unidad con los
líderes revisionistas. Creemos que esto es un error el cual puede llevarnos
directamente al pantano del oportunismo. Y si debemos evitar exitosamente el
sectarismo que nos separa de la gente, también debemos combatir con
intransigencia el oportunismo que podría llevarnos a deformar nuestros
principios marxistas-leninistas. Los marxistas-leninistas del mundo dicen que,
hoy en día, nadie puede combatir al imperialismo basándose en uno u otro
imperialismo. Y además, decimos que cualquier concesión a los líderes
revisionistas, consciente o inconscientemente, es jugar entre las manos de una
u otra superpotencia, o de ambas a la vez». (Vanguardia Obrera, julio 3-16,
1981)
517
Esto era una advertencia a las tendencias de ciertos partidos del panorama
internacional, que parecían olvidar estos básicos principios confirmados por la
historia, en concreto era un mensaje hacia el PCA/ML.
Aunque el PCA/ML sería uno de los partidos que más autocrítica y más
detalladamente expuso el daño causado por el maoísmo en su IVº Congreso de
1978, seguramente de una forma mucho más ejemplar que el propio PCE (m-l),
este último criticaría al primero por su silencio en diversas luchas ideológicas
que se dieron entre 1976 y 1978, un período donde la lucha contra el maoísmo
lamentablemente solo era capaz de abarcar una crítica contra los partidos más
ultraoportunistas que rehusaban las reuniones conjuntas entre partidos bajo
diversas excusas o aceptaban el tercermundismo. De igual modo, se criticaba las
propias posiciones erróneas del PCA/ML sobre la crisis del revisionismo en el
poder en la Polonia de 1981, así como las falsas concepciones e ilusiones sobre el
sindicato reaccionario «Solidaridad»:
«Se sabe que el PCA/ML permaneció silencioso durante los momentos en que el
PCE (m-l) libro una dura lucha contra los oportunistas y revisionistas de
Jurquet en Francia, Lefevre en Bélgica y Gilbert Etienne en Suiza. Era una
lucha por los principios contra el revisionismo contra el revisionismo maoísta
y el doctrinarismo, y por el derecho de los marxista-leninistas a unirse; lucha
también por la defensa de las justas posiciones del PTA que larvadamente
estaban siendo atacadas por estos elementos y sus mentores maoístas. Lo
mismo cabría decir de la lucha contra el proruso vergonzante Fosco Dinucci en
Italia que nuestro partido llevó a cabo y de lo que estabais informados. No sólo
no participasteis en esa lucha, sino que hasta mayo de 1981 mantuvisteis
relaciones con él, hasta que el mismo Dinucci rompió las relaciones diciendo
que no quería saber nada de vosotros, según nos informó la camarada Karim
Wagner en Lisboa en junio de 1981. (…) [A ejemplo también] La declaración de
vuestro Comité Ejecutivo sobre los sucesos en Polonia –«Roter Morgen» nº51
de diciembre de 1981–». (Partido Comunista de España (marxista-leninista);
Carta al Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista, 1982)
«[En la polémica interna y mucho más si es pública deben participar todos los
partidos, pues el indiferentismo es también una forma de oportunismo que no
podemos aprobar. Nosotros los hemos criticado directamente [al PCA/ML].
(…) Sin embargo, los camaradas albaneses no quieren pronunciarse. ¿Juzgan
por el mismo rasero las dos actitudes? ¿Eso es justo? No lo es]. (…) Hay quien
se opone a esta forma de actuar invocando la unidad. Pero camaradas, no son
los marxista-leninistas quienes rompen la unidad, no, los marxista-leninistas
estamos luchando por acrecentar, desarrollar la unidad entre nosotros. [Son y
siempre ha sido los oportunistas los que rompen la unidad]. Así fue en el
pasado, y así es ahora». (Raúl Marco; Sobre algunas cuestiones del
Movimiento Internacional; Discurso pronunciado en un plenario ampliado del
Comité Central, 3 de octubre de 1982)
Volvemos a preguntar, ¿por qué esta parte censurada debió publicarse décadas
después cuando ya nada se podía hacer? ¿A quién beneficiaba esto?
518
El nacionalismo burgués como desviación a la hora de analizar los
eventos internacionales
Las posiciones políticas en las que estaban cayendo algunos partidos marxista-
leninistas sobre diversos acontecimientos internacionales dividió al
movimiento:
519
traten de decirnos que es un «antiimperialismo» al que hay que apoyar. Y
nosotros preguntamos, ¿en qué lo apoyamos? ¿En las ejecuciones de
comunistas, de nuestros camaradas, ejecuciones justificadas con el argumento,
¡triste argumento!, de que «se han opuesto a Jomeiní»? (...) Cuando Irán fue
atacado por Irak, nosotros defendimos a Irán. Y ahora que las tornas se han
cambiado, que Jomeiní envía a la muerte a decenas de miles de iraníes, incluso
niños, en nombre de la «guerra santa» contra el reaccionario régimen de Irak,
¿debemos apoyarlo? ¿Hacemos abstracción de la lucha de clases en Irán;
çomo se manifiesta el internacionalismo proletario de cara a los comunistas y
al pueblo iraní? ¿En apoyar sus posturas feudales, camufladas de
«nacionales», en apoyar la ejecución de comunista y revolucionarios
proletarios? ¡No y mil veces no! Los marxista-leninistas de España jamás
apoyaremos tal cosa, que no cuenten con nosotros. ¿Un ejemplo más? Turquía.
Ese país está sojuzgado por una dictadura fascista, una siniestra junta militar,
tanto como la de Pinochet o la anterior de Argentina. Nosotros denunciamos
esa junta, al mismo tiempo que apoyamos en la medida de nuestras fuerzas al
pueblo turco y particularmente a nuestros camaradas del partido hermano.
Mas nuestra postura tampoco es compartida por todos. Y vemos cómo
lamentablemente algunos silencian la lucha y los sufrimientos del pueblo
turco, su persecución y los asesinados de nuestros camaradas. Resultaría
cómico, sino fuera por lo trágico del caso, lo que sucedió en el último
campamento internacional de la juventud en Dinamarca, donde un reducido
número de organizaciones se negaron a apoyar y participar en una
manifestación a favor del pueblo turco. (...) Y se negaron a participar... ¡en
nombre de la «unidad»! ¿Unidad con quién? Nos esforzamos por comprender
las «razones», las «tácticas», etc. Pero no aceptamos –so pena de negarnos a
nosotros mismos– que en nombre de esas formulaciones se falsee y tergiverse
el internacionalismo proletario para caer en el chovinismo y en el
oportunismo. Vemos pues, que para luchar consecuentemente contra el
chovinismo, el nacionalismo burgués reaccionario, no podemos dejar de
luchar contra el revisionismo y el oportunismo –y éste adopta muchas
variantes– se dé dónde se dé». (Partido Comunista de España (marxista-
leninista); Documentos del IVº Congreso del PCE (m-l), 1984)
520
España (marxista-leninista); Documentos del IVº Congreso del PCE (m-l),
1984)
Por ello, se decía con toda razón hacia otros partidos, que era un error confiar
ciegamente en un partido, por mucho prestigio o méritos que hubiera tenido:
Poco después repetía de cara a todos los partidos del movimiento internacional:
Lo suyo hubiera sido que para aleccionar a todos, y evitar confuses se explicase
claramente y sin tapujos en qué cuestiones veía el PCE (m-l) el seguidismo de
algunos partidos hacia el PTA, en vez de hablar de forma tan genérica y
abstracta.
Lo triste es que el propio PCE (m-l) evitaría recordar tal consejo a partir de
1985, justificando todos los actos de Albania de Ramiz Alia, cuando el PTA
profundizó sus desviaciones. Véase el capítulo: «Las relaciones entre el PCE (m-
l) y el PTA y la caída del socialismo albanés» de 2020.
521
organismo. Lo más peligroso en este sentido son las gentes que no desean
comprender que la lucha contra el imperialismo, si no se halla ligada
indisolublemente a la lucha contra el oportunismo, es una frase vacía y falsa».
(Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Imperialismo, fase superior del capitalismo,
1916)
En otras ocasiones, el PCE (m-l) señalaría que ese exceso de triunfalismo, esa
infravaloración del revisionismo era algo similar a hacerle el juego al
revisionismo, lo que no pocas veces acababa en alianzas sin principios con sus
organizaciones:
«Las cosas hay que mirarlas frente a frente para poderlas analizar y
solucionar. Hay que mirarlas cara a cara y con optimismo, pues las
perspectivas son dialécticamente revolucionarias. Pero a la dialéctica también
hay que «ayudarla». No está de más el reconocer –pues el que no conoce sus
fallos o errores jamás los solucionará– que hoy la mayoría de los partidos que
actuamos en los países capitalistas somos relativamente débiles. (...) Este
indiferentismo, esta falta de unidad y acción, es particularmente grave en las
actuales circunstancias –y siempre–, pues ya podemos ver cómo los partidos
podemos sobrestimar nuestra propia fuerza, nuestra influencia real entre las
masas populares, nuestra capacidad de dirección en el movimiento obrero, etc.
En muchos casos basta con leer regularmente la prensa de los partidos
hermanos para darnos cuenta de que se dan casos de triunfalismos
injustificables, cuando se conoce la fuerza real de esos partidos. Y esto ante la
indiferencia y la falta de reacción de los demás. ¿Por qué? Porque no existe
ningún tipo de organismo internacional capacitado para intervenir y llamar
522
al orden a quien sea. Es más, ese error de triunfalismo, de sobreestimación de
nuestra propia fuerza, conlleva otras no menos nefastas consecuencias: el
menosprecio de la fuerza del revisionismo. Negarse a ver la fuerza y
capacidad de movilización que aún conservan los partidos revisionistas en
muchos de los países capitalistas, significa, nos guste o no, que rebajábamos el
nivel de lucha contra el revisionismo a todos los niveles, tanto
internacionalmente como dentro de nuestras propias filas. Y así se dan casos
de componendas vergonzosas, y casos de derrotismo y pesimismo, o bien se
cae en posturas de alianzas con oportunistas de cualquier tipo. Y los ejemplos
no nos faltan». (Partido Comunista de España (marxista-leninista);
Documentos del IVº Congreso del PCE (m-l), 1984)
Esta crítica era totalmente correcta, pero el PCE (m-l) debería haber dado
ejemplo mostrando algo de humildad autocrítica, ya que si existía un partido
que había pecado de triunfalismo durante estos años, ese era él mismo,
empezando por la exageración de la pérdida de influencia del PSOE y el PCE, así
como una distorsión de la realidad sobre la fuerza real del propio (PCE m-l).
Véase el capítulo: «El triunfalismo en los análisis y pronósticos del PCE (m-
l)» de 2020.
Hubo otros casos donde las reservas no oficiales del PCE (m-l) no eran
correctas, y precisamente estaban basadas en una sobrevaloración de las
capacidades de otros partidos, exigiéndoles más de lo que podían dar. Esto fue
el caso del Partido Comunista de Ecuador (Marxista-Leninista), el cual llegaría a
tener un cierto éxito en las elecciones presidenciales de 1984 a través de las
candidaturas de frente popular, llamado Movimiento Popular Democrático
(MPD), cosechando unos 161.000 votos, lo que venía a ser un 7,30% de los votos
emitidos, con tres diputados. Mientras que en las elecciones de 1986 al lograr
con 176.461 votos, un 7,31% de los votos emitidos, otorgaba esta vez a la
formación 4 diputados. Esto suponía todo un éxito, sobre todo teniendo en
cuenta el clima de terror de diversos gobiernos –como el de León Febres-
Cordero durante 1984-1988–. Pero desde España, la dirección del PCE (m-l),
pese a que nunca había igualado un hito parecido, declaraba en conversaciones
informales una opinión muy distinta de la situación, ¡criticando a sus
compañeros por no sacar partido de la victoria!:
523
«Algún militante del PCE (m-l) de aquí, me comentó en conversación privada
que se consideraba al PCE (m-l) de Ecuador como muy charlatanes, de forma
coloquial, algunos decían: «¡Joder, con los diputados que tienen estos y el
apoyo que eso supone, nosotros podríamos hacer la revolución... ¡y estos no
hacen más que parlotear!». Algunos partidos latinoamericanos en aquella
época no tenían mucha fuerza por lo general eran muy aguerridos, en cuanto
a su puesta en escena, además de los movimientos revolucionarios de la época
que todos conocemos… que de alguna forma los unía un mismo interés. (…)
Nada que ver con los grupos de ahora que incluso llevan sus siglas, que han
caído en la adoración al tercermundismo, e incluso a la teología de la
liberación». (Comentarios y reflexiones de José Luis López Omedes a Bitácora
(M-L), 2019)
Estos comentarios desde las filas del PCE (m-l) eran bastante aventureros, pues,
aunque unas elecciones burguesas nunca reflejen el poder real del partido
comunista por diversas razones que ya todos sabemos, sirve como termómetro,
y asegurar que con un apoyo del 5% del electorado, el PCMLE estaba «listo para
la revolución» era una temeridad. Mucho más cuando la tendencia del PCMLE
fue ir cayendo en apoyos en cada elección: de un 7% en las presidenciales de
1984, a un 5% en 1988, a un 1,92 en 1991; mismo descenso que se observaría en
las legislativas: del 7,31% en 1986 a 5,84% en 1988, por citar algunos datos
rápidos.
524
El PCE (m-l) en su documentación, hoy nos deja ver que el movimiento
marxista-leninista de aquel entonces, lejos de estar organizado y tener las cosas
claras, actuaba con una grave descoordinación, irregularidad e improvisación a
cuestas, primando entre los líderes el formalismo, el seguidismo y el
sentimentalismo, con reuniones que conducían a resultados poco productivos,
lo que inevitablemente causaba quejas y la desmoralización en algunas
organizaciones:
Como se supo, nunca se llegó a esa «línea general para el movimiento» y a esa
«unidad internacionalista organizada», sino que estos defectos fueron
ahondándose en años posteriores, siendo una de las razones por las que estos
grupos no fueron capaces de anticipar la debacle albanesa de mediados de los
80, entre otros fenómenos.
525
En particular si podemos destacar a una figura dentro del PCE (m-l) que
combatió estas desviaciones en el movimiento marxista-leninista, fue sin duda
Elena Ódena, la cual dedicó no pocas palabras contra aquellos elementos
emboscados que atacaban a los verdaderos internacionalistas que se
preocupaban por la línea y el destino de otros partidos del mundo. Véase varios
de sus escritos, en especial los últimos antes de fallecer: «El internacionalismo
proletario y el trotskismo» de 1984 o «El papel de los factores internos y
externos en el desarrollo de los partidos» de 1985.
Pero pese a contar con esta losa encima, pese a sus limitaciones en la lucha
contra el revisionismo, el PCE (m-l) fue de los pocos partidos que realmente
pudo rehacerse de sus errores tempranos y mantener en ocasiones una postura
independiente y realista en muchas cuestiones, al menos así fue hasta mediados
de la década de los 80 en temas como la cuestión de Vietnam. Véase el
capítulo: «El seguidismo, formalismo y doctrinarismo hacia mitos: Vietnam» de
2020.
526
(Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del Vº
Congreso del PCE (m-l), 1988)
Para 1988 todo esto se quedaría en agua de borrajas, en una mera declaración
doctrinaria y formalista de cara a la galería.
¿Pero cómo se iba a solucionar algo volviendo a enunciar la misma receta sin
modificar absolutamente nada ni en el plan ni en su ejecución? El PCE (m-l)
lejos de dar un golpe en la mesa, llamar a las cosas por su nombre, analizar la
fuente de los errores y dar el nombre de los culpables, se dedicó a hablar en
abstracto de defectos clásicos, pero sin concretar, es decir, adoptó el lenguaje de
la ambigüedad, el lenguaje del oportunismo.
527
A la hora de la verdad, ¡¿qué se hizo desde el PCE (m-l) durante 1988 a 1992 que
es cuando se disuelve el propio PCE (m-l)?! ¿Asistió el PCE (m-l) acaso al resto
de partidos para que no cayesen en el desviacionismo y finalmente en el
revisionismo completo? ¿Intentó el PCE (m-l) revertir esta situación siendo más
contundentes? Lo cierto es que no. El PCE (m-l) desde 1986 sería una tribuna
internacional dedicada a bendecir las desviaciones del resto de partidos, al
mismo tiempo que la mayoría de partidos se hundían en el fango del
oportunismo.
Para 1989, era una evidencia que los mismos partidos que habían fundado en
1983 la revista «Teoría y práctica», entre ellos el propio PCE (m-l),
pretendiendo darle un impulso a la lucha contra el creciente indiferentismo y la
apatía en el movimiento marxista-leninista internacional, habían sido los
mismos que habían traicionado los principios y objetivos fundacionales de 1983:
La denuncia del Grupo Contadora fue una señal alentadora. Las fuerzas del
reformismo en toda la región, desde los líderes cubanos, hasta los otros
partidos pro-soviéticos, hasta los principales grupos trotskistas, se habían
alineado detrás de la retórica nacionalista de la burguesía y su llamamiento a
una «solución latinoamericana» para los conflictos. El PTA también había
brindado su apoyo a Grupo Contadora.
528
Tercero y finalmente, la reunión de Bogotá expresó su apoyo a MAP/ML. La
socialdemocracia y el revisionismo en todo el mundo cantaban las alabanzas
del régimen reformista sandinista. El PTA y algunos de sus amigos estaban
haciendo lo mismo. Así, este gesto de solidaridad de la reunión de Bogotá
pareció ser una grieta en la cuarentena contra los trabajadores marxistas-
leninistas nicaragüenses. El desarrollo del apoyo a esta fuerza revolucionaria
proletaria tenía el potencial de tener un impacto en el movimiento de
solidaridad en diferentes países y en la revolución nicaragüense misma.
Pero, ¿qué ha sucedido en los cinco años y medio desde esa reunión?
La crítica al oportunismo del PTA nació sin vida. Nunca fue más allá de las
indirectas veladas e indirectas de posible desagrado. Desde entonces ha habido
una retirada constante hacia las posiciones derechistas del PTA y sus aliados
cercanos. Cualquier contradicción pública ha sido desechada. La reunión de
Bogotá no fue el comienzo de la lucha contra este nuevo oportunismo, sino el
final.
Las cosas han ido tan lejos que en el 30 aniversario de la revolución cubana,
«Revolución», el periódico del Partido Comunista de Colombia (ML), saludó a
Fidel Castro como un defensor del marxismo-leninismo y el socialismo. (Véase
«Treinta años de la Revolución Cubana», en el Nº306, del 15 al 22 de enero de
89)
Y como vimos antes, el propio PCE (m-l) descendería gracias a la dirección del
señor Marco, hasta ser uno más del circo de partidos tercermundistas, todos
ellos seducidos por los cantos de sirena del castrismo. Véase el capítulo: «El
529
PCE (m-l) y la rehabilitación de corrientes y elementos revisionistas superados:
el castrismo y el tercermundismo» de 2020.
Albania. Albania. Sobre los últimos años de Enver Hoxha. ¿Por qué no se señaló
abiertamente el decaimiento de las relaciones entre los partidos marxista-
leninistas? ¿Por qué no se hicieron propuestas serias y en firmes para paliar la
creciente desunión? En la postura albanesa de apoyo a la junta militar argentina
durante en la Guerra de las Malvinas de 1982, el PCE (m-l) y otros partidos no
pasaron de denunciar esta guerra como un intento de distraer la atención del
pueblo trabajador argentino, pero no reprendieron al PTA. ¿Alguna vez se
criticaron sin pudor las declaraciones favorables que el PTA dedicaba hacia el
revisionismo vietnamita, con el que nunca cortó lazos ni dedicó una crítica
profunda y severa? Tampoco, pese a las denuncias del propio PCE (m-l) sobre el
carácter del revisionismo vietnamita. ¿Se fustigó el creciente silencio albanés
hacia la represión que los comunistas sufrían en países como Irán, Turquía y
similares cuando todos los partidos marxista-leninistas denunciaban a estos
regímenes? Para nada, solo se publicaron algunos artículos que hablaban
indirectamente del internacionalismo proletario mientras se insultaba a
aquellos que ponían en duda la línea que estaba tomando el PTA. ¿Se analizaron
las reformas político-económicas que Ramiz Alia realizó durante 1986-1988?
No. Por el contrario, el PCE (m-l) empezó a coincidir con el PTA en todos los
temas. ¿Acaso no era evidente la política exterior pragmática de la Albania de
Ramiz Alia cuando a mediados de los 80 se había reconciliado o iniciado el
acercamiento ideológico con los regímenes revisionistas de entonces? ¿Por qué
ni siquiera se reaccionó en 1990 ante los vergonzantes discursos donde se
empezaba a ver con buenos ojos la cooperación con la Comunidad Económica
Europea (CEE)? ¿Por qué hasta la propia disolución del PTA en 1991, el PCE
(m-l) parecía no enterarse de lo que sucedía? Básicamente porque ellos mismos
estaban «liberándose del dogmatismo de los años de Hoxha-Ódena» y
acercándose a esas tendencias proimperialistas y revisionistas. Véase el
seguidismo acrítico de Raúl Marco a la Albania de Ramiz Alia en el Vº Congreso
de 1988 y en las publicaciones hasta 1991 en «Vanguardia Obrera», sin olvidar
el triunfalismo delirante de Chivite en esos mismos años del que luego se
quejaría. Es más, en la publicación conjunta de todos los partidos marxista-
leninistas que colaboraban en la revista «Teoría y práctica», se puede ver como
se aprueban las políticas ya abiertamente anticomunistas y ultraliberales de
Ramiz Alia como se ve en el Nº10 de 1990, pasando a la posteridad como
cómplices en la debacle albanesa. ¿Cree acaso el actual PCE (m-l) de Raúl Marco
que ha ayudado a la reorganización del comunismo albanés bendiciendo la línea
del ecléctico Hysni Miloshi o exonerando a Nexhmije de su actitud pusilánime?
Para nada, sigue estancado en la misma postura que niega lo evidente. Véase el
capítulo: «Las relaciones entre el PCE (m-l) y el PTA y la caída del socialismo
albanés» de 2020.
530
Colombia. Raúl Marco en su obra: «Ráfagas y retazos de la historia del PCE (m-
l) y el FRAP» de 2018, no cesa en sus alabanzas al líder del Partido Comunista
de Colombia Marxista-Leninista (PC de C-ML): Francisco Caraballo, por su
presunto gran trabajo y firmeza ideológica. ¿Cómo es posible que se exalte al
líder que oficialmente en 1988 mandó una emisiva al congreso del Partido
Comunista de Colombia (PCC) mostrándole su predisposición a colaborar y
reconciliarse, el mismo partido del cual el PC de C-ML se escindió en 1965 por
su oportunismo? La dirección del PCE (m-l) en aquellos años buscaba en aquel
entonces cobijo en alianzas o intentos de fusión con agrupaciones oportunistas:
la fracción de Marco con el brézhnevista PCPE y la de Chivite con la mezcolanza
de ecologistas, socialdemócratas, trotskistas y eurocomunistas de Izquierda
Unida (IU), por tanto, era previsible que no dijeran nada de estas actuaciones.
¿Alguien del PCE (m-l) reprendió al partido hermano colombiano cuando ese
mismo PC de Colombia-ML saludaba al revisionismo cubano de Castro en 1988
como eje de referencia del «socialismo mundial»? No porque ellos mismos lo
rehabilitaban en sus periódicos, atrayéndose a intelectuales socialdemócratas
simpatizantes del castrismo, como Lorenzo Peña. Al respecto de la evolución del
PC de C-ML de véase nuestro documento: «El contexto de creación y
degeneración del PC de C-ML» de 2016.
531
promoción de la «economía mixta», las ideas de un «ejército democrático» por
encima de las clases y demás palabrería socialdemócrata? Para entender el
inicio, desarrollo y claudicación de BR véase nuestro documento: «Un repaso
histórico a las posiciones ultraoportunistas de Bandera Roja, y una exégesis
sobre la deserción del MVTC y su disolución en Bandera Roja» de 2017.
532
hubiera sido hipócrita. ¿Ha denunciado en la actualidad el PCE (m-l) de Raúl
Marco cuando los líderes del PCMLE desesperados ante su incapacidad de
realizar un trabajo de masas apoyan a Correa, y pasado un tiempo y al no poder
explicar concienzudamente qué es el «socialismo del siglo XXI» y la «revolución
ciudadana», se echan a los brazos del primer opositor burgués anticorreista que
pasa por ahí? ¿Se ha criticado las concepciones de «frente popular» del PCMLE
donde reconocen que no van a criticar a los aliados de dicho frente? ¿Alguien ha
criticado a estos nuevos adoradores del castrismo y del tercermundismo? Al
revés, en el refundado PCE (m-l) se publicitan las aberraciones del partido
ecuatoriano.
Gran Bretaña. ¿Por qué no se previno las desviaciones de los partidos como el
sino-albanés Partido Comunista de Gran Bretaña (marxista-leninista) de Reg
Brich fundado en 1968, que se negó a condenar al maoísmo, y que en los 80
volvería a las posiciones del jruschovismo y a defender abiertamente a la URSS
socialimperialista? Incluso el partido sucesor que nació en 1979 como reacción a
dicha traición, el Partido Comunista Revolucionario de Gran Bretaña Marxista-
Leninista [PCRGB (m-l)] liderado por Cornelius Cardew y David Williams, tras
la muerte de estos dos fundadores, acabaría siendo un patético propagandista
del revisionismo cubano y coreano, aliándose al viejo partido revisionista del
Partido Comunista de Gran Bretaña (PCGB). Y qué decir de ciertos grupos
británicos como la Sociedad Albanesa. ¿Acaso alguien salió al paso para
desmentir las especulaciones históricas de sujetos como Bill Bland? Nadie.
533
¿Levantó alguien la voz contra la formación de la CIPOML en 1994 como un
grupo de partidos que cínicamente renegaba de la ayuda ideológica y hasta
financiera que les legó Enver Hoxha y todo el PTA? ¿Qué proponían la unión
ecléctica de los «seguidores de Hoxha, del maoísmo, del castrismo-guevarismo,
de Brézhnev…» como «divergencias naturales entre comunistas» que debían ser
disueltas en un «único partido», como proponían eclécticos como el belga Ludo
Martens o el albanés Hysni Miloshi? Los restos de Raúl Marco y su camarilla
fundaron su grupo Octubre, y desde entonces han sido palmeros en las políticas
de los partidos de la CIPOML, conocidos por su revisionismo a ultranza. Con la
refundación del PCE (m-l) en 2006 han seguido siendo partícipes de esta
internacional revisionista que ahora intenta posar de «proalbaneses», pero es
tarde, ya que han intentado fusiones o concluyen alianzas oportunistas con
maoístas y viejos brezhnevistas.
Y no podía ser de otra forma pues Raúl Marco siempre ha sido unos zote
teóricamente hablando, que ha ido a la zaga de los acontecimientos, ello explica
la degeneración a la que llevó al PCE (m-l), además de hacer que la militancia se
aletargara hasta el punto que permitiría que los sectores más reaccionarios del
partido [Chivite] le arrebatasen la dirección en 1991 para liquidar el partido en
1992. Todo, a resultados de su política nefasta siendo incapaz de persuadir a su
militancia ni siquiera contra esos sectores tan retardatarios del revisionismo.
¿Dónde quedo los epítetos tan clarividentes del PCE (m-l) sobre la necesidad del
internacionalismo proletario? ¿De la necesaria crítica a los partidos hermanos y
del estrechamiento de los lazos con ellos? Nosotros respondemos: para finales
de los 80 quedó en agua de borrajas.
Bien pues como reza el refranero popular: «Cada uno tiene lo que se merece».
Es decir, las desgracias que acaecieron sobre el PCE (m-l) hasta su liquidación
como partido en 1992 serían la consecuencia de las actitudes oportunistas de
sus líderes y de la pasividad de la militancia. Y en esto también se incluye su
postura frente a la lucha de clases a nivel externo.
¿Ha variado hoy la situación? Poco, por desgracia, este tipo de fenómenos son
muy comunes:
534
hace apología nostálgica de la historia que arrastran las siglas del partido
pero no hacen nada para mantener su honor y aumentar su cuota histórica de
logros, por lo que el partido lejos de avanzar y consolidarse se automargina,
con el destino de ser liquidado a no mucho tardar». (Equipo de Bitácora (M-
L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz y la
historia de las guerrillas en Colombia, 2016)
535
VII
El primer escollo importante que el PTA tuvo que sortear fue la influencia
directa del titoismo desde 1941 hasta su condena oficial en 1948. Los errores
cometidos bajo tal influencia por desconocimiento o experiencia en la formación
de un partido y la dirección de gobierno, así como las tramas de los propios
revisionistas yugoslavos para absorber Albania daría como fin algunos errores
en la línea del PTA que serían registrados en varias de las obras más famosas de
Enver Hoxha como el «Tomo I de Obras Escogidas (1941-1948)» de 1974, «Los
titoistas» de 1982 o la propia obra del PTA: «Historia del Partido del Trabajo de
Albania» de 1982. En este apartado específico de la lucha contra el titoismo no
nos centraremos ya que como decimos, el PTA ejerce una honesta autocrítica
sobre varios de sus errores en cuanto a organización del partido, economía,
trato a la oposición, etc., exponiendo sin miedo como surgieron y como se
fueron corrigiendo. El PTA sería el único partido que denunció el acercamiento
soviético-yugoslavo de 1954, negándose a rehabilitar a los condenados por
titoísmo, aunque posteriormente y de forma breve, aceptó las presiones de
Jruschov para revaluar la cuestión de Tito para vergüenza suya.
536
«Durante toda la noche leí el informe secreto de N. Jruschov que nos dio
mientras hacía lo mismo con todas las demás delegaciones extranjeras. El
informe rechaza la figura y todos los actos del gran Stalin.
Esto puede ser totalmente cierto viendo la importancia para el PTA y para el
propio Hoxha de Stalin, no hay razón para ponerlo en duda.
Si seguimos según las memorias de Nexhmije Hoxha: «Mi vida con Enver
Hoxha» de 1998, Enver tuvo acceso al discurso secreto de Jruschov, el cual leyó
junto al resto de compañeros de la delegación albanesa, estando hasta altas
horas de la noche discutiéndolo, y concluyó furioso, que era una serie de hechos
que no cuadraban con el Stalin que él había conocido, después tenía obligación
de devolver dicha copia del informe. Esto seguramente fue un golpe inesperado,
y no aceptaron las mentiras de Jruschov, pero dicha oposición no fue lo que
manifestó el PTA oficialmente en un primer momento como veremos más
adelante. ¿La razón? Muy seguramente porque el miedo a enfrentarse a un
partido tan grande como el PCUS superaba el resto de sentimientos.
«Todas las conclusiones y las decisiones del III Congreso del PTA [1956]
estaban imbuidas de un espíritu revolucionario marxista-leninista que en
esencia se oponía al espíritu revisionista del que estaban impregnadas las
conclusiones y las decisiones del XXº Congreso del PCUS. Sin embargo, el III
Congreso no condenó abiertamente las tesis antimarxistas del XXº Congreso.
El Comité Central del PTA había dado a conocer a la dirección soviética su
oposición y sus reservas acerca de una serie de tesis y actividades de esta
dirección. Al mismo tiempo la prensa del PTA formulaba intencionadamente
537
sobre estas cuestiones apreciaciones diferentes, prácticamente opuestas a las
del XXº Congreso. Pero el PTA no podía expresar públicamente en su Congreso
su oposición y sus reservas hacia las conclusiones del XXº Congreso del PCUS,
ya que semejante forma de proceder en ese momento no favorecería sino a los
enemigos del comunismo, quienes habían desencadenado un violento ataque
contra la Unión Soviética, y contra la unidad del campo socialista y del
movimiento comunista internacional. Los comunistas albaneses han
considerado siempre como un alto deber internacionalista defender al primer
Estado socialista del mundo y al campo socialista en su conjunto. Aparte de
eso, todavía no se conocía bien, en aquel entonces, el verdadero objetivo que
pretendía alcanzar el grupo de Jruschov con sus nuevas tesis». (Partido del
Trabajo de Albania; Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1982)
Esto debe de ser desmontando, porque con mentiras y adornos en la historia los
comunistas no pueden avanzar.
Para empezar la tesis de que «criticar las tesis del XXº Congreso o la dirección
soviética era contribuir a hacerle el juego al imperialismo», es la mentalidad que
ha llevado a que hoy el movimiento marxista-leninista esté en ruinas, por tanto
hay que despegarse de una vez por todas de esa ridícula idea que lleva a ser
condescendiente con las desviaciones propias o ajenas. Tampoco es cierto que la
dirección albanesa no supiese el «verdadero objetivo que pretendía alcanzar el
grupo de Jruschov con sus nuevas tesis», ya que como el propio Enver comenta
en varias ocasiones, las desviaciones altamente preocupantes tanto en la línea
exterior como interna del PCUS se vislumbraban desde 1953, es decir, desde los
primeros días en que fallece Stalin. Ya bajo el mandato de Malenkov, Beria y
Molotov, siendo muchos de ellos reasignados en grandes posiciones de poder
tras haber sido previamente degradados durante las sesiones del XIXº Congreso
de 1952. Para entonces Jruschov era un hombre muy importante del gobierno
pero todavía era una figura secundaria frente a estos personajes. Su ascenso en
1955 solo agudiza lo que ya es una realidad, el caos fraccional e ideológico de un
liderazgo débil. El XXº Congreso del PCUS 1956 es la certificación oficial de
unas tesis derechistas que venían publicándose en todos los partidos comunistas
como resultado de la presión soviética por establecer un nuevo curso.
En aquel tiempo existieron comunistas valientes que desde ese mismo año 1956
se opusieron sin reservas a las tesis principales del PCUS de ese XXº Congreso
del PCUS. Véase como ejemplo la obra del hindú Moni Guha: «Jruschov y la
historia soviética» de 1956, o la obra del irlandés Neil Goold; «El XXº Congreso
del PCUS y después», 1956.
El IIIº Congreso del PTA de 1956, pese a diferenciarse en varias cosas a las
conclusiones y rectificaciones de otros partidos homólogos –como el búlgaro,
rumano, polaco o chino de ese mismo año– en varios temas: mantener el papel
rector de la industria pesada en la economía, reconocer la agudización de la
lucha de clases en la construcción del socialismo, el papel rector del partido,
etc., sí cometió diversos errores que eran consecuencia de seguidismo sin
reflexión de la nueva línea jruschovista en base al prestigio de la URSS.
538
publicado en 1980, donde se emiten dichas tesis –una técnica que por cierto los
revisionistas chinos hicieron común en Mao para ocultar su oportunismo desde
tiempos tempranos–.
Pero si miramos las Obras Completas del líder albanés, en el tomo XIII,
podemos encontrar la postura real que mantuvo Enver Hoxha. Tras el XXº
Congreso del PCUS de 1956 se prestó a escribir un artículo enfocado en ese
espíritu donde repetía las declaraciones de trotskistas, titoístas, jruschovistas y
maoístas sobre Stalin:
«El XXº Congreso del PCUS, titulado «Realizando el balance de las victorias
del socialismo en la URSS y en la escala global» y el informe sobre las nuevas
fuerzas en el desarrollo de la situación internacional actual tomaron
decisiones importantes para el futuro del socialismo y el destino de la
humanidad». (Enver Hoxha; El marxismo-leninismo nos enseña que es el
pueblo el creador de la historia, 14 de abril de 1956)
«Durante esta visita, Moscú dio otro paso importante hacia la mejora de las
relaciones con Albania. En consonancia con su línea de incremento de la
ayuda económica a todo el bloque socialista, la URSS anunció el 17 de abril [de
1957] la cancelación de la deuda por valor de 422 millones de rublos que
Albania les debía, extendiéndoles además un crédito que ascendía a 31
millones de rublos, dirigido a la compra de mercancías agrarias y
prometiendo garantías de desarrollo para ciertos sectores de la economía
[albanesa]. Al condonar esta deuda, la URSS prácticamente le regaló a
539
Albania toda la industria que esta desarrollaría desde 1948 en adelante».
(CIA; Relaciones soviético-albanesas, 1940-1960, 1962)
Sea por necedad ideológica, por oportunismo económico, o por ambas, el PTA
se plegó al jruschovismo de la época. No hay debate posible.
Pero no justifica esta breve posición oportunista del PTA durante los años
previos. Esta postura favorable al titoísmo no solo contradecía la historia
reciente del PTA, sino que echaba abajo el discurso fundamental de sus líderes
durante todo el período anterior tanto de cara a sus militantes como de cara al
resto de países.
¡¿Por respeto?! ¿Exactamente de qué sirvió durante estos años reducir la crítica
a conversaciones privadas y declaraciones formales sobre la unidad del
movimiento comunista? Para nada, para que Tito, Jruschov, Mao y otros
ganasen tiempo y afianzasen sus posiciones.
Esto fue un grave error, una debilidad enorme que luego todos los nuevos
540
partidos marxista-leninistas heredaron, ya que estaban acostumbrados a esta
paciencia infinita y esta esperanza ilusa que guardaba la esperanza de la
rectificación de los frenéticos oportunistas.
El hecho de que fuese el propio Enver Hoxha quien pasase a la historia como
principal crítico del revisionismo soviético con su famoso discurso contra
Jruschov en la Conferencia de Moscú de los 81 partidos de 1960, tampoco borra
otras realidades históricas. Y es que en las primeras entrevistas de Enver Hoxha
frente a Jruschov, pese a reconocer este último que no se entendían en varias
cuestiones y que los albaneses tendían hacia el camino de Stalin, Hoxha se
mostraba muy conciliador e incluso sumiso al liderazgo de Jruschov. Se daba a
entender que el partido albanés solo podía aprender del partido soviético y no al
revés. Un servilismo repugnante. Todo ello en un momento en que, a nivel
internacional, se estaba traicionando el marxismo-leninismo y, a nivel nacional,
se estaba poniendo en aprietos la propia reputación del PTA en cuestiones como
la del titoísmo:
«Enver Hoxha: Hemos hecho todo lo que está en nuestras manos para seguir
tu consejo [Jruschov]; esto es, para mantenernos tranquilos en torno a este
asunto. Pero los líderes yugoslavos no cesan de provocarnos. (...) Creemos que
representan una amenaza no sólo para nosotros, sino para todo nuestro
campo socialista: se han desviado del marxismo-leninismo. Escriben en sus
periódicos que desean mejorar sus relaciones con Albania, pero esto es una
bomba de humo. (...) No estamos de acuerdo con los camaradas polacos, pero
nunca lo hemos expresado públicamente. Lo mismo con los camaradas
italianos. Estamos en desacuerdo con el camarada [Palmiro] Togliatti en
ciertos asuntos, pero de esto no encontrará ni una sola palabra en nuestros
periódicos. (...) Admitimos que erramos en nuestra táctica y estamos muy
agradecidos al camarada Jrushchov, que es nuestro maestro y que nos habló
abiertamente. Haremos todo lo posible para solucionar estas cuestiones en
base a una línea marxista-leninista». (Memorándum de la entrevista albano-
soviética, 15 de abril de 1957)
Al PTA se le exigió desde Moscú una unidad con el grupo dominante del
PCUS «ante los intentos de derrocar» a Jruschov de parte de sus viejos
541
colaboradores durante 1953-1956, aunque los mecanismos para revocar a
Jruschov eran del todo lícitos. Se aceptó tal chantaje en aras de la «amistad
soviético-albanesa». El grupo liderado por Mólotov sería condenado en 1957
como «grupo antipartido», aunque como reconocería Hoxha años después de
boca de los propios jruschovistas, habían sido estos los que habrían utilizado
métodos ilegales para mantener su puesto:
«En una reunión del Presidium del Comité Central del Partido celebrada en el
Kremlin, en el verano de 1957, Jruschov, al ser objeto de numerosas críticas,
quedó en minoría y, como hemos sabido por boca de Polianski, fue destituido
de su función de primer secretario y designado ministro de Agricultura, pues
como se sabe era un «especialista de maíz». Mas esta situación apenas duró
unas horas. Jruschov y sus hombres dieron secretamente la alarma, los
mariscales rodearon el Kremlin con sus tanques y sus tropas y dieron la orden
de que no se moviera ni una mosca. (...) Jruschov y Mikoyan empezaron a
liquidar uno tras otro, y al final todos en bloque, a los miembros del Presidium
del CC del partido que calificarían de «grupo antipartido». Después de echar
la zancadilla a Malenkov, reemplazándole provisionalmente por Bulganin, fue
el turno de Molotov. Su destitución fue anunciada el 2 de junio de 1956. Ese día
el diario Pravda traía en primera plana una gran foto de Tito, con la
felicitación de dobro pazhallovat que se daba al cabecilla de la camarilla de
Belgrado con motivo de su llegada a Moscú». (Enver Hoxha; Los
jruschovistas, 1980)
Como sabemos, el intento de derrocar a Jruschov en 1957 por una parte del
partido soviético venía precedido de un apoyo de dichos líderes
542
antijruschovistas a las nuevas políticas introducidas en la URSS durante 1953-
1956, incluyendo las formulaciones del XXº Congreso del PCUS. Se trataba ya
de una lucha entre cuadros antaño revolucionarios, que ahora se habían
convertido en simples burócratas oportunistas. Por eso, como reconocían los
propios actores de la trama, no se apoyaron en las masas y que ni siquiera
tenían más programa común que el de relevar a Jruschov a un puesto menor.
Véase:
«Es así como estos ex compañeros de armas de Stalin, que habían consentido
las calumnias lanzadas contra su gloriosa obra, fueron calificados, tras este
intento fallido, de «grupo antipartido» y recibieron el golpe definitivo por
parte de los jruschovistas. Nadie lamentó su caso, nadie se apiadó de ellos.
Habían perdido su espíritu revolucionario, eran cadáveres del bolchevismo,
habían dejado de ser marxista-leninistas. Habían hecho causa común con
Jruschov y permitieron que se cubriera de barro a Stalin y su obra; intentaron
hacer algo, pero no por vía de partido, pues el partido no existía tampoco para
ellos». (Enver Hoxha; Los jruschovistas, 1980)
Esto es cierto, pero también es verdad que en la defenestración del honor del
PCUS y de Stalin colaboraron todos los partidos comunistas en el poder,
incluido el PTA.
543
Podemos especular durante horas sobre todo lo que queramos acerca de lo que
sentían los albaneses sobre los soviéticos, sobre si eran conscientes o no del
peligro al cual se enfrentaban, pero, con los documentos en mano, los albaneses
estaban totalmente absorbidos por el jruschovismo hasta 1960.
544
pero recomendamos al lector que lea los siguientes documentos para que pueda
comprobarlo por sí mismo:
–Enver Hoxha; Discurso pronunciado en nombre del Comité Central del Partido
del Trabajo de Albania en la Conferencia de los 81 partidos comunistas y
obreros celebrada en Moscú, 1960.
Si miramos los propios congreso del PTA se verá como se inicia una crítica a
algunos conceptos del XXº Congreso del PCUS 1956 hasta ir detectando todo el
corpus teórico del jruschovismo que se estaba cristalizando, y criticarlo
detalladamente.
Una vez más, el PTA dice una cosa en un documento que se contrapone a otra
expresada anteriormente.
545
internacionales era darle un barniz de fortaleza a un movimiento que hacía
tiempo que no carecía de toda seriedad y unidad interna. Era prolongar las
formalidades, ocultar las divergencias y legitimar indirectamente la política de
Jruschov a nivel público. ¿Para qué firmar la declaración de 1960 si el discurso
de Enver Hoxha en dicha conferencia era totalmente opuesto a lo que decía la
declaración conjunta? Carecía de sentido.
¿Pero que se decía en estos famosos documentos? Pongamos solo dos breves
ejemplos:
546
la posición de principios y tareas comunes de todos los comunistas en los
temas más importantes del desarrollo mundial. Constituyen una base sólida en
la que los partidos comunistas y obreros deben construir su línea de acción en
su lucha por la paz, la liberación nacional, la democracia, en su lucha por
acabar con la explotación del hombre por el hombre y establecer el socialismo
y el comunismo en todo el mundo». (Partido del Trabajo de Albania; Oponerse
al revisionismo moderno y defender el marxismo-leninismo y la unidad del
movimiento comunista internacional, 1962)
547
Comenta lo sorpresivamente negativo que fue para él las tesis liberales que
manejaban los líderes chinos, siendo tachadas de más derechistas aún que las
tesis de los jruschovistas. Esto fue repetido en otros diarios suyos:
«Los puntos de vista políticos, ideológicos, económicos, etc., del VIII Congreso
del Partido Comunista de China, al que nosotros asistimos, en el año 1956,
eran no sólo ideas liberales, derechistas y revisionistas de Liu Shao-chi, sino
también de Mao». (Enver Hoxha; Los zigzags en la línea china; Reflexiones
sobre China, Tomo II, 1 de enero de 1976)
¿Por qué entonces el líder albanés decidió no criticar públicamente dichas tesis
heterodoxas? Lejos de eso, si miramos el tomo XIV de Obras Completas de
Enver Hoxha, existe un discurso titulado: «Por el VIIIº Congreso del PCCh de
1956» del 18 de septiembre de 1956 donde en un lenguaje formalista y
diplomático celebraba el «hito» que suponía según él la celebración del
congreso para «la construcción del socialismo» y la importancia del «liderazgo
de Mao Zedong».
Durante la lucha contra el jruschovismo, los bandazos del PCCh fueron mucho
mayores que el PTA, véase las siguientes obras:
¿De qué le servía esta postura pasiva del PTA al proletariado chino que quisiera
alzarse contra el revisionismo de Mao?
¿No debería el PTA haber denunciado todas y cada una de las teorías y actitudes
de Mao Zedong y Jruschov y no esperar a 1960 ni a 1978 para exponer el corpus
ideológico del revisionismo soviético y chino?
¿No es cierto que al tardar tanto se le daba tiempo a que dichos oportunistas
asentasen su situación dentro de sus respectivos partidos y gobiernos?
548
Como se observa en la obra «Reflexiones sobre China» que cubre el período de
1962-1977, la crítica hacia los dirigentes chinos y su político se agudizó
muchísimo, mismo puede comprobarse por cartas oficiales y documentos no
oficiales, así como por los comentarios de las agencias internacionales de
información. Toda esa información la hemos recopilado en otros artículos.
Véase dicha información aquí: «Las luchas de los marxista-leninistas contra el
maoísmo: el caballo de Troya del revisionismo durante los 60 y 70 en el
movimiento marxista-leninista» de 2016.
Esta seducción inicial por el «movimiento de los países no alineados» pudo ser
549
vista en el PCE (m-l). Véase: «El triunfalismo en los análisis y pronósticos del
PCE (m-l)».
En años posteriores no cabe duda que ambos serían uno de los mayores
expositores del criticismo hacia el tercermundismo:
¿Qué demuestra esto? Que la línea antirrevisionista no fue tan idílica como
creen algunos.
«El pueblo coreano acababa de salir de una sangrienta guerra contra los
agresores norteamericanos y ya había pasado al ataque para reconstruir y
desarrollar el país. Era un pueblo trabajador, limpio y de talento, sediento de
desarrollo y de progreso, y nosotros le deseamos de todo corazón éxitos
continuos en el camino del socialismo. Pero la avispa revisionista había
comenzado a clavar también allí su aguijón envenenado». (Enver Hoxha; Los
jruschovistas, 1980)
En 1961 Manush Myftiu reportaba a Enver Hoxha que los coreanos le habían
parecido unos oportunistas que no comprendían la esencia del jruschovismo y
deseaban apagar la polémica:
550
(...) En nuestra opinión, Kim Il Sung nos habló de forma abierta y clara,
relatándonos todo lo que había ocurrido con su partido. Creo que al debatir
sobre su situación durante un tiempo tan largo nos quiso decir que estaba de
acuerdo con nuestros principios pero no con nuestros métodos –táctica–; que
estos deberíamos cambiarlos. En otras palabras: que debíamos arrodillarnos
[ante Jruschov]. En mi conversación con él me dio la impresión de que se
trataba de alguien incapaz de ver los detalles y la fuente de nuestros
desacuerdos ni el peligro que supone la camarilla de Jruschov para el
movimiento comunista internacional y para el campo socialista. Me dio la
impresión de ser un engreído en base a los últimos resultados que ha obtenido
en Moscú y que ve todos los problemas a través del estrecho prisma de su
propia coraza –esto es, los ve únicamente en relación a Corea–». (Manush
Myftiu; Informe sobre la reunión de la delegación del PTA con Kim Il Sung, 25
de septiembre de 1961)
«Les aseguro que el pueblo albanés siempre estará junto a los hermanos
coreanos en su lucha por la construcción del socialismo». (Enver Hoxha; Carta
a Kim Il Sung, 1973)
551
En 1979 y 1980 se expondrían al público las viejas impresiones de 1966 y 1956
sobre el revisionismo coreano en obras como «Reflexiones sobre China» y
los «Jruschovistas» como hemos visto, ya sin indirectas.
552
cambios respecto a su edición original. Por ejemplo, en la versión inicial se
decía:
«El grupo fascista sobre Strauss, los generales hitlerianos, los poderosos
revanchistas de Bonn, se proclaman abiertamente como los más próximos
aliados de China. Por eso China no mira a la Alemania Federal de la misma
manera que a Francia e Inglaterra. (...) La prensa china habla en los mismos
términos que Strauss, el notorio nazi germanooccidental y revanchista».
(Enver Hoxha; Imperialismo y revolución, 1978)
Viendo todo esto podemos afirmar sin miedo que, sin esta coherencia en el
tiempo, acostumbró indirectamente a que partidos como el PCE (m-l)
desarrollasen este tipo de condescendencia en la lucha contra el revisionismo.
Los partidos marxista-leninistas de los años 60, 70 y 80, aparte de no realizar
los debidos estudios del movimiento obrero nacional e internacional, en otras
ocasiones cuando sí tenían la información adecuada, no calibraban bien cuando
se había llegado a una etapa de no retorno con ciertas organizaciones y
movimientos.
Todo esto que estamos contando: las vacilaciones del PTA en la exposición del
revisionismo, es algo importante de aclarar, ya que los comunistas deben evitar
estos errores en un futuro.
553
calidad moral del marxista-leninista es la forma resuelta en que los aborda y
corrige. En cambio, pensar y exponer como lo hacen los «stalinistas-hoxhistas»
del tipo Wolfgang Eggers, donde para ellos las figuras del comunismo como
Stalin o Hoxha son seres mesiánicos, libres de todo error a sus espaldas, nos
conduce a un sendero de mucha devoción y poco aprendizaje. Aquellos para
quienes los clásicos del marxismo-leninismo siempre fueron responsables de los
méritos y las victorias del movimiento, pero nunca de los errores o deficiencias,
tienen un patrón de pensamiento que simplemente supone aceptar una versión
idealista, fanática y casi religiosa de ver la historia. Por ello pseudomarxistas
como Wolfgang Eggers no emiten una sola crítica razonable hacia la URSS de
Stalin (1924-1953) o la Albania de Enver Hoxha (1944-1985), motivo por el cual
son incapaces de comprender, explicar y convencer sobre las causas de la
degeneración de ambos sistemas, con lo que su relato se resume a simplificar
todo a la aparición de «maléficos personajes» como Jruschov o Ramiz Alia que
chafan un desarrollo presuntamente armónico con la desaparición de las figuras
aduladas. Así de simple y mecánico explica la historia esta gente. Héroes
incomprendidos versus oportunistas emboscados de fondo arribista, y en mitad
de ellos una masa amorfa, héroes incomprendidos versus oportunistas
emboscados de fondo arribista, y en mitad de ellos una masa amorfa,
precisamente como el oportunista Kadare presentaba la situación en sus
esquemas mentales. Esta es la misma razón por la que este tipo de sujetos no
saben defender los méritos de estas figuras ante los anticomunistas, ya que
simplemente no procesan la información, la absorben sin más discusión, y
justifican las contradicciones que en otros casos condenarían sin pensarlo. Se
mueven por filias y fobias, no por un pensamiento racional.
Yendo ahora a las cuestiones sobre la relación entre el PCE (m-l) y el PTA, lo
primero que salta a la vista es que en 1966 el PCE (m-l), pese a ser el único
grupo en España abiertamente antijruschovista, aún no mantenía relaciones con
el PTA.
554
la organización holandesa, criatura de la CIA, fue invitada. ¡Pero uno de los
primeros y principales partidos ML en Europa, el Partido Comunista de
España (m–l) no fue invitado! Ese error fue rápidamente superado en razón a
la firmeza de la línea defendida por Elena Ódena en el seno del movimiento
marxista–leninista; sin embargo aquello fue un grave error de apreciación
política e ideológica». (Unidad y lucha, Nº28, 2014)
Volviendo al tema. Sin duda el PCE (m-l) de su época tenían como referente en
la construcción del socialismo, y la lucha contra el imperialismo y el
revisionismo, a la Albania Socialista dirigida por el PTA y su líder Enver Hoxha.
Pero en sus inicios los líderes del PCE (m-l) si bien tenían en cuenta la
experiencia y las teorías de los comunistas albaneses, su atención era menor que
la dedicada a las doctrinas del revisionismo chino, que por entonces estaba de
moda y no se había desenmascarado. Esto puede verse en las publicaciones de
los 60 o en el propio Iº Congreso del PCE (m-l) de 1973, postura que cambiaría
por ejemplo para el IIº Congreso de 1977, donde si bien no se denunciaba
todavía abiertamente al maoísmo –aunque sí a la teoría de los tres mundos–,
había un mayor grado de atención y afinidad hacia las tesis albanesas:
«El Congreso ha hecho hincapié en la importancia histórica que para todos los
marxista-leninistas del mundo ha tenido la celebración del VIIº Congreso del
P.T.A. de 1976 y, en particular, el Informe presentado al mismo por el
camarada Enver Hoxha, Informe que corrobora la firme línea de principios
que siempre ha defendido el P.T.A. a despecho de dificultades, del cerco
imperialista-revisionista y de las presiones de todo tipo. El Congreso ha
manifestado su total solidaridad internacionalista con el heroico Partido del
Trabajo de Albania, con el camarada Enver Hoxha, con la Albania socialista,
faro de la revolución y del socialismo». (Partido Comunista de España
(marxista-leninista); Documentos del IIº Congreso del PCE (m-l), 1977)
Esto era del todo normal, el PTA había sido un partido de gran importancia en
el desenmascaramiento del titoismo, luego abanderaría la lucha tanto contra el
jruschovismo como contra el maoísmo. De hecho como hemos visto
anteriormente, gran parte del material del PCE (m-l) en la lucha contra el
revisionismo era sacado de las obras que producía el PTA.
555
con bastante tardanza, el PTA alegó que había habido divergencias entre Shehu
y la dirección, unos de carácter económico, otros político-personales, que se
habían mantenido en estricto carácter interno y que eso había precipitado su
suicido.
«En vísperas del VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, celebrado
en noviembre de 1981, Enver Hoxha y Mehmet Shehu aparentemente se
enfrentaron por las prioridades en el desarrollo económico nacional y las
relaciones económicas con Occidente. Hoxha rechazó el primer borrador sobre
el nuevo plan económico que le presentó Shehu. En contraste con Hoxha, el
informe de Shehu, había abogado por una reasignación de los recursos
destinados a la industria pesada con el fin de impulsar el sector de los bienes
de consumo, efectuar una mejora en el sistema de precios y estimular la
interacción económica con Occidente. Shehu también provocaría la ira de
Enver Hoxha en relación a los informes, ya que descuidaría sus
responsabilidades de gobierno y retrasaría la preparación de su informe al
VIIIº Congreso del PTA de 1981 debido a su preocupación por escribir un libro
sobre la crisis económica mundial». (Elez Biberaj; Albania: Un socialista
disidente, 1990)
556
-Mehmet Shehu 1948-1954 [acusado de ser un poliagente en 1981];
Esto solo puede significar tres cosas, y ninguna de ellas es positiva: a) que
efectivamente fuesen agentes, por lo que la responsabilidad de sus
ascensos recae en la cúpula dirigente del partido y el gobierno por colocar a
estos elementos; b) que utilizasen métodos abusivos e ilegales, o mantuviesen
posiciones políticas antipartido, pero que en muchos casos se decorase su
sustitución del cargo y su degradación del partido bajo falsas acusaciones de
espionaje y sabotaje; c) que alguno de los sustituidos no fueran culpables de ser
agentes e incluso no cometiesen graves errores políticos pero cayesen presos de
las luchas intestinas del partido.
«Al mismo tiempo, el Congreso [de 1948] recomendó que el análisis de los
errores en los órganos de Seguridad del Estado se hiciera en un espíritu de
partido. Estos órganos habían hecho inapreciables servicios a la salvaguardia
de las conquistas de la revolución. La condena de los errores de ninguna
manera debía poner en duda su indispensabilidad ni transformarse en una
lucha contra los integrantes de los órganos de Seguridad en general. Los que
habían incurrido en errores debían ser ayudados por el Partido a
rectificarlos». (Partido del Trabajo de Albania; Historia del Partido del
Trabajo de Albania, 1982)
En el affaire Koçi de Xoxe en 1948, es evidente que si bien puede que, no fuese
un agente en el sentido de un elemento pagado para servir a otros, sí es claro
que fue un agente en el sentido de que actuó abiertamente en favor de los
intereses de otros, en este caso del titoísmo. Mismas acusaciones se vertieron
posteriormente en 1960 sobre Liri Belishova tras haber exigido anteriormente
en 1956 la rehabilitación del propio Xoxe y la reconsideración de algunas
exigencias de la dirección soviética, actitud que mantuvo luego cuando se
agudizó la disputa albano-soviética. Es normal que, ante las luchas de poder, los
elementos como Xoxe o Belishova recurriesen a los yugoslavos o soviéticos
como medio para interceder por ellos y promocionarles, incluso para pedirles
material financiero y teórico, ya que era una relación mutuamente beneficiosa.
Otro ejemplo sería Beqir Balluku en 1974, Ministro de Defensa, y su ligazón con
las teorías de los revisionistas chinos, aquí podemos decir lo mismo: no
entramos a valorar si estuvo pagado o respondía a ordenes externas, pero sin
duda parece ser que manifestó posiciones que insistían en los equivocados
«consejos» y «recomendaciones» chinas en materia militar, económica y
política exterior, que contradecían la línea oficial del PTA, por lo que nada es
descartable.
557
Sobre el tema Shehu. En un documento interno del PCE (m-l) ahora liberado, se
decía en aquel entonces:
Lejos de las especulaciones que ahora Raúl Marco hace en sus memorias, no hay
evidencia de que Mehmet Shehu fuese menos culpable de varios de los cargos
políticos acaecidos porque Ramiz Alia luego se destapara como un derechista.
Del mismo modo que al propio Raúl Marco no le exonera de sus pecados
revisionistas el hecho de que a finales de los 80 estaba llevando al PCE (m-l) al
abismo en 1991 el ultraoportunista Chivite le arrebatase la dirección del partido
y lo terminase de liquidar. Eso sería aplicar los métodos metafísicos y simplistas
de los historiadores revisionistas de que «el enemigo de mi enemigo es mi
amigo». En el caso soviético, vimos como la documentación expuesta demuestra
que varios personajes presentados por la historia burguesa y revisionista como
«stalinistas», a la hora de la verdad fueron igual de cómplices que Jruschov en
la desestalinización, incluso estuvieron más a la derecha que él en múltiples
cuestiones. Por tanto, que luego acabaran degradados o frente al paredón a
posteriori por mando de Jruschov, fue porque perdieron en la lucha de poder,
pero no significa que fueran honestos y grandes revolucionarios, de hecho,
estaban igual o más degenerados ideológicamente que el propio Jruschov como
ya hemos demostrado. Precisamente sido los historiadores de corte revisionista
los que nos han pretendido vender a estos personajes como valientes
antirevisionistas para intentar cuadrar y zanjar de forma simplista sus dudas
558
sobre estos complejos procesos históricos. Véase el capítulo: «Sobre Malenkov»,
«Sobre Beria», y «Sobre Mólotov» de 2017.
«Por lo tanto, la lucha de clases debe librarse tanto contra el enemigo como en
medio del pueblo. No hay que olvidar que las contradicciones no antagónicas
en la sociedad socialista, si no se tratan y resuelven correctamente, pueden
derivar en contradicciones antagónicas. Esto depende también de los métodos
empleados para su solución. Las contradicciones con el enemigo son resueltas
sólo mediante el método de la violencia. Al tratar de resolverlas por otros
medios se desliza en el idealismo, la flojedad religiosa y el oportunismo,
renunciándose a la lucha de clases. El grado, las formas, y la severidad de
la violencia y la represión dependen de la resistencia y la actividad del
enemigo. En los documentos del Partido de Trabajo de Albania y en las obras
del camarada Enver Hoxha, los principales caminos y formas para la solución
de las contradicciones no antagónicas se definen, con el método de la
convicción enfatizando, acordemente al grado de la «enfermedad», la extraña
ideología debe ser combatida mientras se hace todo lo posible para «curar al
paciente». Sin embargo, el uso del método de la persuasión no es la «llave
maestra» automática que abre la puerta del fin de los problemas. La
persuasión y la educación, dice el camarada Enver Hoxha, no son suficientes
en sí mismas, y, acorde al caso, debe de ser acompañada también de medidas
organizativas, administrativas, técnicas y económicas». (Jorgji Sota; Sobre la
dictadura del proletariado y la lucha de clases en Albania; Informe presentado
en la Conferencia científica sobre el pensamiento teórico del Partido del
Trabajo de Albania y el Camarada Enver Hoxha, 1983)
Incluso en ocasiones, se pedían castigos severos cada todos los que de forma
directa o indirecta estaban implicados en estas purgas:
559
Pese a todo, el PCE (m-l) en 1984 diría sobre el papel del PTA:
«El IVº Congreso de nuestro PCE ml que acaba de culminar sus trabajos,
saluda con entusiasmo al pueblo albanés, que bajo la dirección del PTA,
encabezado por Enver Hoxha, edifica con éxito el socialismo en Albania.
Albania es, hoy por hoy, el único país socialista del mundo, rodeado de
enemigos pero también de amigos por todo el mundo. Os aseguramos que al
igual que en el pasado, nuestro partido defenderá a Albania Socialista,
siempre en base a los principios del marxismo-leninismo y del
internacionalismo proletario activo, principios que deben ser el norte que guíe
a los partidos en sus relaciones fraternales y equitativas». (Mensaje del IVº
Congreso del PCE (m-l) al Comité Central del PTA, al camarada Hoxha, 1984)
«Hace unos días, siguiendo el ejemplo de los Estados Unidos, los países
miembros del Mercado Común decidieron prolongar por un período indefinido
su embargo y bloqueo económico en Argentina. Renunciaron a sus «reservas»
y se unieron por completo a la lucha de la Gran Bretaña colonialista e
imperialista para poner de rodillas a Argentina y volver a ocupar las Islas
Malvinas. Los países de Europa occidental se esforzaron mucho para no ir tan
lejos como para verse obligados a adoptar una posición política y oficial
abierta a favor de Gran Bretaña. Hicieron todo lo posible para preservar un
poco la fachada de «arrepentimiento» por este conflicto «indeseable» y
maniobraron por todos los medios para no poner sus cartas sobre la mesa. En
efecto, en la etapa inicial, pensando que Argentina cedería ante la amenaza
militar británica y la presión de todos los lados, limitaron su embargo solo por
una semana. Pero la resistencia argentina expuso estas tácticas y les arrancó
las máscaras. Obligó a las potencias imperialistas a salir al campo amplio y
revelar que están alineadas con los agresores contra el pueblo de Argentina,
que están a favor de la esclavitud colonial de los pueblos y contra su
liberación. Solo Irlanda e Italia, forzados a tomar en consideración la presión
de algunos millones de emigrantes en Argentina, no aplicaron sanciones. (...)
Ahora Argentina lucha por la autodefensa no solo contra Gran Bretaña, sino
contra todo el frente imperialista unido que busca someterlo y ponerlo de
rodillas mediante la fuerza de las armas y los bloqueos. La proporción de
fuerzas es desigual, pero Argentina resiste y disfruta del apoyo de los pueblos
de América Latina y otros países que se oponen al imperialismo y luchan
contra el viejo y nuevo colonialismo. No importa cómo terminará la batalla
militar en las Islas Malvinas, la que sufrirá la derrota será Gran Bretaña y no
560
Argentina». (Boletín de Noticias de la Agencia Telegráfica de Albania, 30 de
mayo de 1982)
La postura del PCE (m-l) sobre la guerra fue respaldada por el PCA/ML en
Alemania, el PCE (R) en Portugal, el PCNZ en Nueva Zelanda, y la mayoría de
partidos del movimiento. Veamos un ejemplo de ello en el artículo: «¿Está
realizando Argentina una guerra justa?»:
«Si uno investiga concretamente el conflicto actual, uno solo puede concluir
que la ocupación de las Malvinas no «radica en interés de la soberanía del
pueblo argentino» –como nos dice K.K.–. En nuestra opinión, es importante
tener en cuenta que la acción militar es siempre la continuación de la política
por otros medios; por tanto, en primer lugar se debe investigar la política que
ha producido dicha acción. Entonces, ¿representa la junta militar argentina
los intereses nacionales del pueblo? Lo contrario es el caso: la soberanía e
independencia de Argentina realmente no está amenazada por unas pocas
islas en el Atlántico Sur que permanecen bajo el dominio colonial británico. Su
independencia está mucho más amenazada, y de hecho está liquidada, por el
hecho de que Argentina en sí misma no es más que una neocolonia de las
potencias imperialistas más fuertes, y en primer lugar de EE.UU. Estas
potencias imperialistas controlan la mayor parte de la economía; han llevado
a Argentina, a través de sus créditos, a perder la independencia nacional, etc.
(…) Toda lucha real por la soberanía, en interés nacional del pueblo, debe
tener como objetivo romper las cadenas del saqueo imperialista del país. ¿La
561
junta fascista ha llevado alguna vez algo así? No, ha reprimido
sangrientamente tal lucha en Argentina, donde sea que haya estallado. (…) En
«Roter Morgen» ya hemos demostrado que la ocupación de las Malvinas
sucedió inmediatamente después de la creciente intensificación de la lucha de
clases en Argentina. (…) La clase obrera y otros sectores del pueblo, por
primera vez en años, tomaron nuevamente el camino de acciones de masas
contra la junta. Los propios observadores burgueses indicaban, antes de la
Guerra de las Malvinas, que las posiciones de la junta se habían vuelto
complicadas. Y junto con esto, la dominación imperialista sobre Argentina
estaba en peligro. (…) El régimen, con la aventura de las Malvinas puede
encontrar un respiro. (…) Por lo tanto, la acción militar de la junta se opone
directamente a los intereses reales del pueblo argentino, y por tanto, es
necesario condenar esta acción. Eso no excluye, como hemos dicho, nuestro
reconocimiento, por un lado, del derecho histórico de Argentina sobre las
Malvinas; y por otro lado en nuestra propaganda dirigimos el principal golpe
a la política militarista del imperialismo británico». (Roter Morgen; Órgano
del Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista, 7 de mayo, 1982)
Se puede decir que la Guerra de las Malvinas de 1982 sería la primera prueba de
como el PTA estaba naufragando en política exterior, abandonando el
internacionalismo proletario.
Algunas de las críticas en abstracto del PCE (m-l) realizadas en su IVº Congreso
de 1984 eran claros dardos hacia ciertas desviaciones que se empezaba a ver en
el PTA y otros partidos:
562
También, los artículos publicados por varios partidos en la revista internacional
«Teoría y práctica» iban enfocados en contra de la condescendencia del PTA en
política exterior a favor de los regímenes reaccionarios de Irán, Turquía, o el
indiferentismo hacia la coordinación de los partidos marxista-leninistas o las
desviaciones que se habían empezado a manifestar. El Partido del Trabajo de
Irán diría, por ejemplo:
«La historia del pueblo iraní no ha sido jamás testigo de un régimen tan cruel,
sanguinario y bárbaro como el actual. El régimen de Jomeini continúa su
podrida dominación sobre la sangre de miles de iraníes amantes de la libertad.
Un régimen que está determinado a destruir Irán en todos los diferentes
aspectos a nivel cultural, moral, humano y económico. El actual régimen
destruyó gradualmente todas las conquistas de la revolución y estableció su
sangrienta dictadura en nombre de la libertad y la revolución. Acabó con toda
oposición como algo opuesto a la revolución, al Islam y como agentes del
imperialismo, acusándola de comunistas, infieles, etc. La lucha
antiimperialista quedó reducida a vociferar consignas insensatas mientras el
país se hacía más y más dependiente del imperialismo. De hecho, con sus
acciones, el régimen ha abierto el camino a la dominación del imperialismo.
Todos los sindicatos fueron destruidos, los militantes antiimperialistas
ejecutados, la producción nacional decreció, la agricultura fue destruida, la
importación de mercancías industriales y agrícolas aumentó masivamente en
comparación con los niveles anteriores a la revolución. Bajo tales condiciones
¿pueden apoyar los comunistas la represión sobre las masas trabajadoras?
¿Sirve a los intereses de los comunistas el actual terror del régimen y la
represión sobre la clase obrera iraní? Por supuesto, los comunistas nunca
sacrifican los intereses de la clase obrera por apoyar a la burguesía. La
ideología marxista ha señalado claramente que se puede apoyar a la
burguesía nacional mientras no se convierta en un obstáculo para la difusión
de las ideas comunistas sobre la clase obrera. Ahora bien, ¿cómo puede
apoyarse a una burguesía del tipo de la que gobierna en Irán que está decidida
a eliminar a los comunistas y a la clase obrera? (…) Los revisionistas iraníes
propagaron una política en Irán, puesta en marcha por el Partido Comunista
de Indonesia que trajo como resultado la ejecución de cientos de miles de
comunistas. Siguen el camino de los revisionistas argelinos que, por apoyar a
la burguesía, fueron destruidos completamente. Siguen el ejemplo de los
revisionistas iraquíes quienes, apoyando por completo al régimen Baas de
Irak, fueron finalmente aplastados por el mismo régimen. Este camino es
opuesto al marxismo-leninismo. Los marxista-leninistas siempre se han
colocado en contra y denunciado los movimientos reaccionarios que utilizan
etiquetas demagógicas». (Partido del Trabajo de Irán; Cómo fue traicionada
la revolución; Publicado en Teoría y práctica, Nº 7, 1985)
Tiempo después se mandó una carta al PTA tras no asistir al XX aniversario del
PCE (m-l):
563
(…) Nos ha dolido vuestra ausencia en estas señaladas fechas para nuestro
partido., sin que para ello hubiera ningún motivo serio a nuestro parecer. El
único, que según vosotros, hubiera podido serlo –es decir, el caso Worker’s
Advocate– nuestro camarada Raúl Marco, en entrevistas a petición propia con
vuestro Comité Central dejó claro que tal problema se plantearía, como así ha
sido. (…) Cierto es que tenemos diferencias que no ocultamos ni rehuimos,
sobre algunas cuestiones, empero, la mejor forma de solucionarlas no es
negándose a acudir a las convocatorias de un partido hermano. Son muchos
los intereses y las fuerzas que abierta o enmascaradamente actúan contra la
causa del marxismo-leninismo y los partidos que la representan; por ello
pensamos que es necesario, por encima de diferencias o discrepancias, nos
esforcemos todos por desarrollar y fortalecer la unidad de los partidos,
siempre sobre la base clara de los principios del marxismo-leninismo. Por ello
os decimos fraternalmente, como se debe entre comunistas, que vuestra
ausencia en nuestros actos conmemorativos nos parece incorrecta y poco
amistosa. Nuestro deseo es que, en el futuro, sobre la base de los principios
comunes, no se repitan semejantes situaciones que en nada favorecen a ambos
partidos, ni al conjunto del movimiento». (Partido Comunista de España
(marxista-leninista); Carta al Comité Central del PTA, enero de 1985)
Según relata Raúl Marco en sus memorias de 2018 esta carta nunca fue
respondida y según se rumoreaba, causó la dimisión o relevo de algunas figuras,
dándose a entender que no todos estaban de acuerdo en la actitud de no
responder o no enfrentar los problemas que se planteaban. Si esto fue así, sería
una muestra del estado de generación al que el PTA había llegado. Lo que indica
que grave error cometió el PCE (m-l) al ser condescendiente con el PTA en los
siguientes años.
«La publicación del libro: «El imperialismo y la revolución» de 1978, así como
otras como: «Reflexiones sobre China» de 1979, estuvieron determinadas por
la directa aparición en escena de una peligrosa variante de revisionismo, el
revisionismo chino. (...) La publicación del libro: «El imperialismo y la
revolución» tuvo un gran eco en la opinión pública mundial. Dicho libro se
convirtió en objeto de cientos de comentarios y conoció de numerosas
publicaciones en diversos países y variadas lenguas del mundo. Fue altamente
apreciado por los auténticos marxista-leninistas de todos los continentes, por
varias organizaciones y movimientos revolucionarios, especialmente en
América Latina, África y Asia. Junto algunas otras obras del camarada Enver
Hoxha y otros documentos de nuestro partido, el libro: «El imperialismo y la
revolución» jugó un rol primordial, en tanto que base ideológica y teórica de la
nueva diferenciación que se operó entre las filas del comunismo mundial y
revolucionario tras la aparición abierta del revisionismo chino y su denuncia.
Esta diferenciación condujo a la creación de nuevos partidos marxista-
leninistas y a la purificación de las influencias negativas del maoísmo entre los
ya existentes. A este respecto, el libro del camarada Enver Hoxha fue
564
especialmente importante para disipar las ilusiones difundidas por los
revisionistas chinos en torno al «pensamiento Mao Zedong», al que
supuestamente denominaron el marxismo-leninismo de nuestro tiempo y la
fase superior de su desarrollo». (Agim Popa; Obra de gran valor todavía
actual para la causa de la clase obrera y de los pueblos amantes de la libertad;
A ocasión del décimo aniversario de la publicación del libro del camarada
Enver Hoxha «El imperialismo y la revolución», 1985)
Más allá de que pueda parecer grandilocuencia, no lo es. Estos libros sirvieron
entre otras cosas no sólo para desenmascarar al maoísmo, una tarea pendiente,
sino también indirectamente para que se recuperasen los axiomas de la
revolución entre algunos líderes que desconocían lo básico sobre: las etapas de
la revolución, sus fuerzas motrices, las alianzas a establecer en cada etapa, la
estrategia y táctica a trazar en cada caso, el internacionalismo proletario, el
papel y rol de la propaganda, el papel específico de la juventud, los intelectuales,
etc.
Sobre los frentes y las alianzas, Hoxha hizo una valiosísima exposición en obras
como: «El golpe fascista en Indonesia y las enseñanzas que extraen de el los
comunistas» de 1866 o «Sobre el papel y las tareas del Frente Democrático» de
1967.
Estas obras también fueron promovidas por el PCE (m-l) en sus publicaciones.
Por tanto, el trabajo de ayuda ideológica hacia otros partidos es notable, y no
vamos a pararnos a exponer y calibrar el peso específico del PTA en la ayuda
ideológica a estos nuevos partidos. Pero esto no quita que, en algunos escritos,
veamos consejos equivocados o confusos.
«Hay camaradas que no entienden bien las alianzas. Así, por ejemplo, unos
piensan, y es correcto, que hay que hacer alianzas con elementos progresistas,
que están en contra del régimen establecido, con los cuales se puede lograr
acuerdos sobre algunas cuestiones, excluyendo a los revisionistas, que están en
contra de nuestra ideología. También los primeros están contra nosotros, pero
los revisionistas, con un objetivo determinado, en apariencia marchan contra
el poder vigente, pero realmente están aliados con este poder y tienen por
objeto la destrucción de los partidos marxista-leninistas. Los primeros, no
obstante ser representantes de los partidos burgueses, golpean ciertos aspectos
de su Poder, porque tienen contradicciones económicas y en primer lugar
contradicciones políticas en lo que se refiere a la mayoría en el parlamento,
etc. Precisamente aprovechamos estas contradicciones para crear y
profundizar la escisión entre ellos, mientras que los revisionistas se unen con
ellos a fin de consolidar el poder de la burguesía. He aquí en qué consiste
nuestra táctica: hacemos alianzas sobre ciertas cuestiones con la gente
progresista y no con los revisionistas. Pero hay algunos que piensan convergir
con los cabecillas de los partidos burgueses. Bien, tampoco a éstos se les debe
infravalorar, pero el asunto es establecer lazos con la base, con los miembros
de a pie de estos partidos». (Enver Hoxha; Solo en la lucha se capacitan los
partidos marxista-leninistas; Extractos de la conversación con Joao
Amazonas Primer Secretario del CC del PC de Brasil, 1979)
565
Esta es una de las exposiciones más confusas que se puede leer en toda la obra
Hoxha sobre un problema tan importante. Hay varias cosas a aclarar.
«Los ecologistas –sean de una corriente o estén más influenciados por otras–,
en general: a falta de una cosmovisión científica y de su unilateralismo en los
conocimientos que no van más allá de su tema fetiche, muchas veces lleva a
estos individuos a posturas metafísicas y por tanto fallan en descubrir las
causas fundamentales del problema que se plantea, teorizando de forma
idealizada que ha podido causar el problema y proponiendo soluciones
todavía más idealistas. Por ello muchos de los ecologistas pese a ser muy
voluntariosos y combativos con su causa pecan de escépticos, subjetivistas,
relativistas, románticos, a la hora de abordarla, y terminan adoptando más
«pose» que compromiso real por descubrir las causas y soluciones al
problema. ¿Cómo va a ser posible encontrar una solución a la causa ecologista
sin ver que las raíces del problema están en la dinámica del capitalismo?
¿Cómo se va a superar el capitalismo y presentar un «modelo sostenible»
como ellos tanto proclaman si no se entiende el descontrol y malgasto de las
fuerzas productivas que hace gala el capitalismo? ¿Cómo presentar un modelo
económico alternativo sin poner en jaque el carácter de las relaciones de
producción del actual modelo basado en la máxima rentabilidad y en el libre
mercado? ¿Cómo presentar una educación masiva alejada de individualismos
si se confía esa concienciación en la cuestión ecológica con el capitalismo a
cuestas como base económica, de la cual parte la educación y la cultura de la
sociedad? Todo esto, son cuestiones que aunque parezcan mentira la mayoría
de ecologistas no se preguntan, o llegan a posturas de medidas tintas de
conciliación con el capitalismo y su sistema político, económico y cultural,
cuando se dedican a contraponer la idea de que es posible crear una
«contracultura verde» en el seno del capitalismo de forma pacífica y sin
destruir el poder político ni económico, una estrategia abocada el fracaso
sacada del arsenal del hippismo. Los resultados de esta práctica, por así
llamarla, del «reformismo verde» tiene su cara en el papel de los «verdes» en
el Parlamento Europeo, los cuales son testigos de cómo los países de la Unión
Europea (UE) se saltan todos los tratados ora sí ora también en materia
566
ecológica. Los grupos autodenominados ecologistas tienen tantas posibilidades
de tener éxito en su lucha como los grupos feministas, los antifascistas, los
nacionalistas, los antitaurinos y demás corrientes unilaterales. Todos estos
grupos al no estar pertrechados de una metodología y análisis científicos como
el proporcionado por el marxismo-leninismo solo serán parte de un triste,
cuando no bochornoso, «quiero y no puedo» resolver el problema que tanto
«combatimos», serán presos por siempre de teorías y neoteorías
aburguesadas en torno a los temas que discuten. En nuestros días es
sumamente difícil distinguir las teorías burguesas, que acaban por ser
adoptadas por estos grupos, de las teorías que crean ellos mismos por una
supuesta iniciativa propia, ya que la influencia de la superestructura del
Estado burgués hace que –aunque lo nieguen– vayan de contestatarios pero
en los hechos muchas de sus propuestas sean igual a los parches que proponen
los mandatarios que tanto dicen odiar y que traicionan la causa ecológica.
Vale decir que estos grupos cumplen el mismo papel que el de los sindicatos
amarillos: claman y patalean y ante la primera promesa de rectificación bajo
unos términos intermedios a los exigidos, llaman a la calma y celebran la
victoria, tiempo después, cuando el gobierno traiciona lo firmado, vuelven a
prometer movilizaciones, y así empieza la partida de forma cíclica. Eso hace
indicar que los cabecillas del ecologismo no entienden el carácter rapaz del
capitalismo en su etapa imperialista monopólica, que el capitalismo no puede
dejar de buscar los más altos beneficios y transformarse en un sistema
económico sostenible que mire por el medio ambiente porque dejaría de ser
capitalismo. De igual modo dentro del capitalismo las investigaciones
científicas y el descubrimiento de nuevas tecnologías y energías renovables no
garantizan una vía hacia la sostenibilidad del planeta porque toda patente es
monopolizada por una u otra compañía, como ocurre con las farmacéuticas o
la industria alimenticia, el capitalismo solo da paso a las energías renovables
por exigencias del agotamientos de las no renovables, para cumplir cierto
punto de exigencias ciudadanas y algunos de los convenios internacionales,
pero siempre teniendo en cuenta y priorizando el «máximo beneficio». (...) Por
ello el marxista considera estúpido insistir a bombo y platillo que él o su
partido es «ecologista» o «antifascista», pues su doctrina cubre y da respuesta
a todas las contradicciones nacidas de las relaciones de producción
capitalistas, y lo hace de una forma mucho más clara y seria que los elementos
que «solo» se centran en un tema en específico. Por ejemplo, el marxista, como
tal, no satura sus mensajes de eslóganes ecologistas para «cumplir con la
causa», sino que da una explicación materialista de las causas del fenómeno y
propone soluciones reales, lucha por aplicarlas, y tiene conciencia que el
principal obstáculo para hacerlas cumplir son las clases explotadoras y
parasitarias, a las cuales sabe que debe eliminar o de otra manera no será
posible aplicarlas». (Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los
bandazos políticos oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los
GRAPO, 2017)
567
molino de la burguesía–, mientras que por otro lado existen partidos no
revisionistas que reclaman «gobiernos progresistas» –sólo hay que mirar la
postura de algunos grupos antifascistas, feministas y ecologistas con el actual
pacto de gobierno PSOE-Unidas Podemos–. Ni siquiera todos los grupos
revisionistas o no revisionistas representan a la burguesía estrictamente, porque
como dijo el propio Hoxha en otras obras, existen grupos de inspiración
pequeño burguesa, otros grupos corresponden a la intelectualidad burguesa –y
el eclecticismo interno hace casi imposible dirimir si tiran más hacia un lado u
otro–, pero no todos son «partidos burgueses» per se, aunque ayuden mucho a
la burguesía o estén infectados de su ideología.
b) El tema sindical.
568
Los marxista-leninistas, al penetrar en los sindicatos existentes; jamás se
deslizan hacia las posiciones tradeunionistas, reformistas, anarcosindicalistas,
revisionistas, que caracterizan a la dirección de estos sindicatos. Jamás se
asocian con los revisionistas y los otros partidos oportunistas y burgueses en
la dirección de los sindicatos. Su objetivo es denunciar el carácter burgués y el
papel reaccionario de los actuales sindicatos de los países capitalistas y
revisionistas en general, minar estas organizaciones para permitir la creación
de verdaderos sindicatos proletarios». (Enver Hoxha; El imperialismo y la
revolución, 1978)
Aquí parece ser como si se inclinase más por recomendar penetrar en los
sindicatos amarillos y «tender al logro de una unidad férrea del proletariado en
la lucha», pero con el objetivo final de crear un sindicato paralelo. Poco después
se dice tajantemente:
Aquí Hoxha exige el trabajo en los sindicatos amarillos donde estén las masas –
lo cual es correcto– porque son en sus palabras «organizaciones de masas»,
pero se incita a que sí o sí se deben «crear sindicatos», aunque no se descarta
incluso una doble militancia. Si son sindicatos de masas donde colaboran los
569
sindicalistas del partido y otros que simpatizan con el partido, si se mantiene
una libertad ideológica y de actuación para los comunistas, si se logra la
movilización de la mayoría de sindicalistas para concretar acciones comunes de
carácter revolucionario… ¿qué sentido tiene realmente crear un «sindicato
propio»? Como ya dijera Stalin, los marxista-leninistas solo deben fundar su
sindicato paralelo si el trabajo en los sindicatos amarillos es imposible, si son
expulsados en masa o sus ideas censuradas severamente, sino no hay razón para
tal cosa.
En 1981 dice algo opuesto a las dos declaraciones anteriores, y se acerca a las
posiciones clásicas de Lenin y Stalin:
Como se ve, hay directrices contradictorias que podían ser utilizados por los
defensores de una postura y de la contraria, lo que debió de generar una
confusión en los partidos marxista-leninistas que tomaban como referencia a
Albania.
La línea sindical del PCE (m-l) durante los 60 fue participar en UGT-CC.OO. y
otros, pero como complemento secundario al principal esfuerzo de crear el
sindicato propio, ya que se teorizó en varias ocasiones el fallecimiento completo
de estas dos organizaciones. En 1981 una de las razones para la polémica con la
fracción de 1981 era la negativa de la dirección de integrarse en CC.OO. como
proponían los disidentes, pero en 1983 sin autocrítica alguna acabó
570
integrándose en dicho sindicato. No hubo explicación del porqué de su fracaso
en su táctica de crear el sindicato propio y aplastar a los sindicatos amarillos –
política que incluso parecía que podía tenía cierto sentido con las posturas que
mantenía CCOO en el tardofranquismo y su descrédito, más el ascenso que
estaban teniendo los sindicatos alternativos en algunos lugares–. ¿Pero por qué
ese ascenso se frenó? No se explicó ni jamás se intentó analizar. Véase el
capítulo: «La línea sindical y la tardanza en corregir los reflejos sectarios en el
PCE (m-l)» de 2020.
c) La juventud.
571
Mas, si se creara una organización popular amplia, en ella se reunirían
decenas de miles de jóvenes. Le corresponde al partido pensar en cómo
organizar esta juventud y, poco a poco, concretar su trabajo. Los comunistas
marxista-leninistas pueden tener ideas claras, pero deben hacer que las
comprendan y las acepten los jóvenes, siempre conservando la solidez de sus
filas. En el seno de la juventud, según las situaciones, los comunistas marxista-
leninistas, sin salir abiertamente, pueden y deben hacer propaganda, por
ejemplo, contra el ejército burgués, contra el alza de precios, contra el paro,
etc. En una palabra, se debe elaborar y aplicar un amplio programa de
trabajo con la juventud». (Enver Hoxha; Solo en la lucha se capacitan los
partidos marxista-leninistas; Extractos de la conversación con Joao
Amazonas Primer Secretario del CC del PC de Brasil, 1979)
Claro que hacia la juventud hay que dedicar un tipo de agitación y propaganda
concreta, ¿pero eso justifica una «organización específica»? Por esa regla de
tres, los actuales marxista-leninistas deberíamos crear una con la mujer,
intelectuales, campesinos, una rama sindical como hizo el PCE (m-l–, pero
como sabemos ahora eso no garantizó el acercamiento hacia las mujeres –ni qué
hablar hacia los campesinos–. Eso, sobre todo para un partido que acaba de
nacer, suponía crear más trabas burocráticas que otra cosa, para ocultar el papel
del partido.
Hoy algunos partidos revisionistas como RC han adoptado estos errores sin
complejo alguno.
572
sindicalistas obreros o campesinos del partido que sean varones?! El partido,
cuando vaya fuera de su círculo puede perfectamente «adecuar» su propaganda
hacia X capas sin perderse en entramados de organizaciones satélites que
suponen un doble gasto de energía.
En cuanto a las relaciones de los países socialistas con los países capitalistas, el
PTA a veces se apegó a los cánones marxista-leninistas:
573
eso era más lícito? Este tipo de declaraciones contradictorias solo podía causar
desorientación en los cuadros de los partidos marxista-leninistas, por su
izquierdismo.
En cambio poco tiempo más tarde, veremos cómo el PTA pasaría al extremo
opuesto de la condescendencia y la diplomacia formal burguesa.
Existe una obra del grupo canadiense Union Bolchévique du Canada (UBC): «El
Partido del Trabajo de Albania llegó a Canadá bajo una bandera robada» de
1979. Allí se denunciaría que la política del PTA no solo no había sido coherente
en la lucha contra el jruschovismo y el maoísmo, que se habían hecho
concesiones ideológicas en la Conferencia de Moscú de 1957 y 1960, y que
tampoco ahora se era consecuente con lo que se conocía en materia
internacional; también se denunciaba el oportunismo de Hardial Bains, el líder
del Partido Comunista de Canadá (marxista-leninista) el cual ya era bastante
evidente, pero extrañamente el PTA y el PCE (m-l) mantenían fuertes vínculos
con él. Si alguien duda del pragmatismo de este hombre, puede consultar los
documentos de ese partido para comprobar que como tantos otros, acabó sus
días convertido en un castrista/tercermundista más del montón.
Pero siendo justos, las críticas que la UBC realizaba sobre la política exterior del
PTA, eran justas en su mayoría. Nosotros no evaluamos los argumentos en base
de qué partido provengan, si son partidos grandes o pequeños, si son
revisionistas o no, sino de si presentan argumentos sólidos o no para
reflexionar.
Con Marruecos:
Con Argelia:
574
«[La RPS de Albania] envía a sus deseos cordiales por su elección al alto cargo
de Primer Ministro del gobierno argelino». (Agencia Telegráfica
Albanesa, Tirana, 13 de marzo de 1978)
Aunque el PTA era conocido por dar una opinión franca en varias de las
delegaciones de otros países como veremos luego, este artículo, extrañamente
proclamaba:
«No nos corresponde a nosotros decir cómo deben actuar tales Estados, sino
que deben defenderse sus buenas acciones. Cada pueblo sabe hacer su propio
juicio de las buenas y malas intenciones de sus líderes». (Albania Hoy, Nº4,
1978)
Era normal que estas frases causasen la indignación entre grupos como la UBC.
¿A quién le corresponde hacer de juez sobre el carácter de las acciones de otros
Estados sino al país socialista? ¿Qué tipo de complejo se debe de tender para
pensar lo contrario? Esta declaración venía a decir que Albania solo aplaudiría
cuando el resto de países mantuviera una posición correcta, pero que en caso de
no ser así, no tratarían de persuadir a sus dirigentes o de denunciar ante los
575
pueblos del mundo cuando estos no quisieran salir de su error, algo que por otra
parte, entraba en contradicción con lo que el PTA hacía en ese mismo artículo
denunciando la falsa política del «no alineamiento y la «teoría de los tres
mundos».
«Pero tales líderes se oponen, tanto a los imperialistas como por los defensores
del «mundo no alineado» y la «teoría de los tres mundos», considerándolos
estos a su vez como radicales e indeseables. Sin embargo, los pueblos africanos
ya tienen una larga experiencia de lucha contra los opresores extranjeros y sus
diversos lacayos para discriminar entre quienes realmente les defienden
realmente y quienes le traicionan». (Albania Hoy, Nº4, 1978)
¿Qué «líderes realistas» son esos? ¿Tenía en mente el autor a alguno de los
líderes de los gobiernos africanos? Si la referencia hacia los antiimperialistas
consecuentes iba hacia los líderes de los partidos marxista-leninistas, ¿por qué
tampoco se dice abiertamente? No lo podemos saber. Viendo estas citas no
podemos olvidar que como dijo Lenin:
La idea romántica de pensar que «los pueblos que han sufrido mucho» y que
tienen una «larga experiencia de lucha contra el invasor extranjero», sabrán
siempre elegir buenos dirigentes, o que sus líderes sabrán distinguir entre
«amigos» y «enemigos» internacionales, es una esperanza absurda que nada
aporta a la cuestión real sobre los problemas a los que se enfrenta dicho pueblo
y cómo debe solucionarlos.
El propio Hoxha tuvo esas mismas esperanzas sobre Vietnam como vimos
anteriormente, y el tiempo diría que eran vanas ilusiones. Pero al menos hizo las
pertinentes advertencias a sus líderes sobre lo que suponía ligarse a los
jruschovistas. Véase la obra de Hoxha: «Si se configura una política marxista-
leninista llevará hasta la victoria a cualquier nación sea un país grande o
pequeño» de 1968.
Hubo muchos países africanos que cayeron en la órbita del imperialismo o del
socialimperialismo pese a las advertencias de Hoxha a dichos países. Años
después de una entrevista con una delegación congoleña de 1970, y pese a los
consejos y advertencias, el país africano se convertiría en uno de los más
prosoviéticos de la región, contrayendo una deuda importante tanto con ella
como con el FMI. Véase la obra de Enver Hoxha: «Apoyándose en las masas, el
576
Partido marxista-leninista asegura la libertad del pueblo y la independencia de
la patria» de 1970.
Sin un nivel ideológico básico, pensar que las dirigencias y los pueblos sabrán de
modo espontáneo optar por el camino correcto, es casi una fe religiosa de que el
«bien» vencerá al «mal» de forma espontánea. La única posibilidad de que esto
ocurra en términos políticos es bajo la existencia en dicho país de un núcleo
marxista-leninista fuertemente unido a las masas, el cual debe contar con un
estricto control mutuo partido-pueblo y extender una elevada formación
ideológica a toda la sociedad. Todo lo demás es negar la importancia del papel
consciente de la vanguardia ideológica en los procesos transformadores. En el
plano internacional, igual que no se puede «exportar la revolución», sería faltar
al deber internacionalista el hecho de que los partidos y líderes más avanzados
en lo ideológico no asistieran en lo posible a las organizaciones y líderes que van
más atrasados, pero durante esta ayuda jamás se debe edulcorar la realidad, el
ahorrar palabras críticas en pro de la «formalidad» o por miedo a quebrantar la
«unidad» no es una ayuda honrada sino interesada. Todo lo demás son
zarandajas.
Como hemos repetido hasta la saciedad, una acción concreta que objetivamente
vaya contra el imperialismo no hace antiimperialista a una figura, un partido o
un gobierno. Sería como decir que alguien es marxista-leninista porque declara
su ateísmo, pero quizás hasta su ateísmo no está basado en el materialismo sino
en el idealismo.
577
problema nacional, principios abstractos o formales, sino: primero, apreciar
con exactitud histórica concreta y, ante todo, la situación económica; segundo,
destacar los intereses de las clases oprimidas, los trabajadores, los explotados,
distinguiéndolos con absoluta claridad del concepto general de intereses de
toda la nación en conjunto, que significa los intereses de la clase dominante».
(Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Esbozo inicial de las tesis sobre los problemas
nacional y colonial; Para el IIº Congreso de la Internacional Comunista, 1920)
«Es absurdo pretender que hace falta luchar únicamente contra los enemigos
imperialistas del exterior, sin combatir ni golpear simultáneamente a los
enemigos internos, aliados y colaboradores del imperialismo, a todos los
factores que obstaculicen esta lucha. Hasta el presente jamás ha existido lucha
de liberación ni se ha desarrollado alguna revolución nacional-democrática y
antiimperialista que no se haya enfrentado a enemigos internos a
reaccionarios y traidores a elementos vendidos y antinacionales. (…) Los
hechos confirman que en la actualidad, también la revolución de liberación
antiimperialista y democrática puede desarrollarse consecuentemente y ser
llevada hasta el fin sólo si es dirigida por el proletariado, con su partido a la
cabeza y en alianza con las amplias masas del campesinado y las otras fuerzas
antiimperialistas y patrióticas». (Enver Hoxha; La teoría y la práctica de la
revolución, 7 de julio de 1977)
578
extranjero, que es tan fuerte, tan vasto, que ejerce un peso decisivo en toda la
vida de los mismos. Estos Estados no gozan de una independencia plena, por el
contrario, dependen de ese gran capital financiero que es quien hace una
política y difunde una ideología que justifica la explotación de los pueblos».
(Enver Hoxha; El imperialismo y la revolución, 1978)
«Estamos en contra de los teóricos revisionistas que predican que ahora, toda
lucha revolucionaria debe ser reducida a la lucha por la independencia
nacional, por conquistarla y defenderla frente a la agresión de las potencias
imperialistas, negando la lucha por la liberación social. Parecen ignorar que
la victoria de esta última asegura al mismo tiempo la libertad, la
independencia y la soberanía nacional de forma plena y completa. Estos
abogados del régimen explotador «olvidan» que la lucha de clases entre el
proletariado y sus aliados, por un lado, y la burguesía del país y sus aliados
del exterior, por el otro, prosigue siempre de forma encarnizada y que un día
conducirá a ese momento preciso, a esa «situación revolucionaria», como dice
Lenin, en la que revolución estalla. Las condiciones cada vez más favorables
que se crean en el mundo para el amplio desarrollo de las revoluciones
antiimperialistas y democráticas y para que estén dirigidas por el
proletariado, deben ser aprovechadas para pasar de la lucha por la
independencia nacional a una fase más avanzada, a la lucha por el socialismo.
Lenin nos enseña que la revolución debe ser llevada hasta el final, liquidando a
la burguesía y su poder, y recalcó con especial insistencia que sólo sobre esta
base se puede hablar de libertad, independencia y soberanía verdaderas.
579
Otra clásica desviación que el PTA recuperó lamentablemente fue aquella de
poner como paradigma de progresismo a ciertos personajes históricos sin
evaluarlos en su justa medida:
«Que tomen ejemplo de Kemal Ataturk quien cortó con la espada el nudo
gordiano del imperio otomano, todos esos pseudodemocráticos y
pseudosocialistas que oprimen a los pueblos». (Enver Hoxha; Trabajo y
vigilancia para fortalecer cada vez más el poder popular; Discurso ante los
electores, 1982)
Sin duda las reformas de este líder turco en el ámbito del laicismo, la educación,
los derechos de las mujeres, su oposición a las potencias europeas... fueron
objetivamente hablando actos en pro del progreso de la nación turca y su
Estado. ¿Pero tenía sentido que en el informe internacional de un partido
comunista apareciese tal reivindicación? ¿Podemos decir seriamente que
Mustafá Kemal deba de ser tomado de ejemplo para los comunistas turcos y el
resto del mundo? Ni de broma. Sería olvidar su actitud hostil hacia los
comunistas, su política de represión hacia kurdos, griegos, armenios y otros en
la cuestión nacional. Sus acciones políticas dejan claro sus pretensiones
chovinistas y sus intenciones expansionistas, por otra parte, como cualquier
nacionalista burgués. El propio Enver Hoxha hablaba de recuperar las figuras
progresistas de Albania del Renacimiento pero con sumo cuidado, sin negar
ante el pueblo sus limitaciones y errores, pero aquí no hizo tal cosa
presentando solo los aspectos positivos de Mustafá Kemal y elevándolo a un
estatus que no le corresponde.
580
a sus gobiernos y las luchas de los marxista-leninistas, y tiempo después incluso
a embellecer el carácter de los gobiernos reaccionarios.
También hay una cuestión importante en la carta del PCE (m-l) de 1985 enviada
al PTA. Allí se alude al hecho de que el PCE (m-l) apoyó al PTA en la crítica que
éste último recibió del periódico estadounidense Worker’s Advocate, del Partido
Comunista de EEUU (marxista-leninista). Este grupo estadounidense tenía
grandes análisis con abundante información sobre el PTA que reflejaba en su
diario y sus diversos suplementos. También tenía variados análisis sobre el
movimiento obrero en España, Portugal, Brasil, Canadá, etc. que hoy pueden
servir para seguir la pista en la degeneración de estas organizaciones. Su labor
es altamente admirable teniendo en cuenta como otros partidos de cruzaron de
brazos y se dedicaron a dedicar palabras bien sonantes al resto de partidos.
581
como Tony Cliff–, proclamaban que la URSS de los años 30 ya se podía
considerar un «socialismo degenerado». No por casualidad en ocasiones
coincidían con los mitos maoístas como el de que «Stalin no se preocupó de
ligar la política con la economía», o que «en la URSS no hubo una preocupación
sobre el tema cultural y la educación del pueblo». Algo que todavía se mantiene
en el imaginario mental de los revisionistas, y que se refuta consultando las
principales obras de los soviéticos de aquellos años. En los últimos análisis
de Worker’s Advodate antes de su disolución en 1993, observamos una
condescendencia ideológica hacia el castrismo que tanto habían criticado,
incluso hacia grupos maoístas como Sendero Luminoso. Lo que demuestra
hasta qué punto este grupo acabó en la más absoluta confusión ideológica.
El PCE (m-l) permaneció desde 1984-1991 ajeno a este tipo de debates, ya que
no tenía documentación ni la buscó. Véase el capítulo: «La falta de
investigaciones históricas sobre el movimiento obrero nacional e internacional»
de 2020.
a) Se criticaba el creciente silencio del PTA hacia las luchas que los partidos
marxista-leninistas mantenían:
582
eventualmente se convirtió en un completo régimen de carniceros
contrarrevolucionarios. Mientras tanto, el PTA abandonó la posición de la
lucha revolucionaria de los trabajadores y comenzó una intensa campaña a
favor del régimen de Jomeini. Hasta el día de hoy, identifica la revolución
iraní con el régimen contrarrevolucionario de Jomeini. Se adapta a la realidad
política que existe actualmente en Irán en lugar de defender el interés de los
trabajadores iraníes.
Como dato, en el VIIIº Congreso del PTA de 1981 solo hay alabanzas sobre las
buenas relaciones con los gobiernos reaccionarios de Irán, Turquía y Argentina,
mientras que en el anterior congreso se destacaba por encima de todo, que:
583
denunciaba el imperialismo de países europeos como Francia, Alemania
Occidental, etc. (...) Pero hoy en día también se ve un espíritu nacionalista
pequeño burgués en la actitud del PTA hacia Europa. El PTA ha desprendido la
cuestión de la lucha contra las superpotencias de la lucha de clases interna en
Europa. Esto ha traído consigo una reducción de la lucha contra el
imperialismo de las potencias capitalistas europeas. (...) No solo guarda
silencio sobre el imperialismo de los gobernantes de Europa occidental, sino
que incluso los elogia por ser una especie de fuerza contra el imperialismo
estadounidense. (...) Al mismo tiempo, el PTA ahora encuentra ocasiones para
elogiar a las potencias capitalistas «neutrales» de Europa, como Suiza, Suecia
y Austria, como modelos de independencia y democracia». (The Worker’s
Advocate; Volumen 14, Nº3; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados
Unidos, 20 de marzo de 1984)
«En las últimas décadas, el régimen revisionista rumano, aunque sigue siendo
miembro del bloque militar soviético, el Pacto de Varsovia, se ha posicionado a
menudo como un régimen con una política exterior «independiente». El
liderazgo chino promovió esto en la década de los sesenta en adelante como un
pretexto para pintar el régimen rumano en colores «antirevisionistas». El PTA
denunció esta idea y expuso que los revisionistas rumanos eran en realidad
un «castillo de naipes» del antirrevisionismo en Europa.
Pero hoy el PTA ha comenzado a elogiar a Rumania como un país con una
política independiente y que está progresando socialmente. Esto es tan
absurdo ahora como lo era antes. La «independencia» de Rumanía significa
simplemente que, si bien sigue siendo miembro del Pacto de Varsovia, también
lo rechaza y trata con los imperialistas estadounidenses. Y en su país, este
régimen se encuentra en una situación económica extrema mientras mantiene
un fuerte control sobre las «masas trabajadoras». (The Worker’s Advocate;
Volumen 14, Nº3; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 20
de marzo de 1984)
Aunque como veremos más adelante, rápidamente este artículo fue respondido
con varios artículos contrapuestos. Pero ya indicaba tendencias muy
preocupantes.
584
vinculado su país con COMECON, la organización económica internacional
dominada por los socialimperialistas soviéticos.
«Se debe enfatizar que nuestra crítica del método que el PTA ha utilizado hasta
ahora para anunciar la condena de Mehmet Shehu no significa que
defendamos a Mehmet Shehu. El PTA no le ha dicho nada al mundo, y no
tenemos bases para juzgar, por lo que no podemos condenar a Mehmet Shehu
ni defenderlo. Simplemente no sabemos si Mehmet Shehu ha cometido algún
crimen contra el partido albanés y la revolución. Y debe tenerse en cuenta que
incluso si Mehmet Shehu resulta ser culpable de algunas de las acusaciones
aparentemente inverosímiles, como 40 años de ser un espía, según lo acusado,
todavía puede ser culpable de delitos graves, como los cometidos un período
más corto de agotamiento al final de su vida. (...) Claramente, la forma en que
el PTA manejó este asunto puso a nuestro partido y a todos los demás
verdaderos amigos de los albaneses en una situación difícil. Normalmente,
hubiera sido natural aclamar la vida de Mehmet Shehu, reimprimir extractos
de sus obras, etc. ¿Pero ahora qué se iba a hacer? Por supuesto, nuestro
partido no podía repudiar a un líder revolucionario importante solo porque
las cosas parecían extrañas: eso sería un insulto tanto para el pueblo albanés
como para la memoria del revolucionario. Y más aún, sería un insulto a
nuestra integridad, ya que nuestro partido no es un mero amplificador que
capta sutiles insinuaciones y guiños y los pone a través del altavoz, sino que
tiene sus propios puntos de vista basados en hechos. (…) Hasta que se
proporcionen pruebas, muchas de estas acusaciones parecen bastante
inverosímiles. De hecho, en la medida en que nos limitamos simplemente a
considerar el método utilizado para anunciar este caso, tiene cierta semejanza
con los métodos chinos en el caso Lin Biao. Es responsabilidad del PTA aclarar
los asuntos en el futuro». (The Worker’s Advocate; Volumen 14, Nº3; Voz del
Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 20 de marzo de 1984)
Por supuesto, en ese documento hay otras muchas críticas hacia el PTA que no
son contrastables o que lo son y no se pueden demostrar. Por cuestiones de
tiempo eludiremos discutirlas ya que muchas han sido tratadas en otros
documentos. En cambio nos centraremos en ver como estas críticas que citamos
son muy lícitas como para que fueran escuchadas y reflexionadas, teniendo en
cuenta que eran en base a la documentación de los propios albaneses que citan
íntegramente y correspondían a una praxis contrastable.
585
Efectivamente. Dichas luchas quedaron reflejadas en los documentos de los
imperialistas:
«Ramiz Alia y sus seguidores parecen estar seguros del favor de Hoxha como
para publicitar más estas controvertidas variaciones en la política exterior,
pero Alia enfrenta al menos una oposición latente a esta afirmación como
sucesor y al desarrollo de su estrategia económica. Juzgando por los artículos
en la prensa albanesa, un número de oponentes anónimos están luchando
contra la retaguardia basando sus acciones en las interpretaciones más
xenófobas y stalinistas del dogma de Enver Hoxha. Artículos recientes en los
periódicos albaneses han argumentado, por ejemplo, que cualquier comercio
extranjero abre una concesión inaceptable hacia el capitalismo y llevará a las
empresas líderes que participan activamente en las exportaciones al único fin
de perseguir los beneficios, minando así el sistema e, implícitamente, el poder
de la estructura misma. (…) Alia y sus opositores en el liderazgo pueden
coexistir por ahora en una atmósfera de cambio gradual. Como el lento
proceso del fin del aislacionismo continúe, sin embargo, un mayor número
serio de choques fraccionales serán inevitables; podría haber fricciones sobre
temas variados». (Agencia Central de Inteligencia; Albania: Nuevas
iniciativas exteriores, 1 de agosto de 1984)
586
de la dependencia económica recíproca. (...) ¿Significa esto que, si no hay
países independientes en absoluto, sea imposible la independencia de las
distintas economías nacionales? No, no significa eso. Nuestro país depende de
los otros países de la misma manera que los otros países dependen de nuestra
economía nacional, pero eso no significa todavía que nuestro país haya
perdido o vaya a perder por ello su independencia, que no pueda salvaguardar
su independencia, que deba convertirse en un tornillo de la economía
capitalista internacional. (...) ¿Qué significa la fusión de nuestra economía
nacional con la economía capitalista mundial? Significa su conversión en
apéndice del capitalismo mundial. Ahora bien, ¿acaso nuestro país es un
apéndice del capitalismo mundial? (...) Si fuera así, no tendríamos posibilidad
alguna de salvaguardar nuestra industria socialista, nuestro monopolio del
comercio exterior, nuestro transporte nacionalizado, nuestro crédito
nacionalizado, nuestra dirección planificada de la economía. Si fuera así,
estaríamos ya en el camino de la degeneración de nuestra industria socialista
en una industria capitalista ordinaria». (Iósif Vissariónovich
Dzhugashvili, Stalin; Una vez más sobre la desviación socialdemócrata en
nuestro partido; Informe ante el VIIº Pleno ampliado del CE de IC, 1926)
Ahora, una vez sabido esto, uno puede observar que si en un país el comercio es
la fuente de ingresos nacionales, significa que efectivamente no se busca el
aumento del nivel de vida de la población, la creación de nuevas fuerzas
productivas o el perfeccionamiento de las relaciones de producción, sino que el
sistema económico se ha volcado hacia la fabricación de materias primas o un
entramado industrial determinado que permita a través del comercio externo
crear un plusvalor y, bajo tales lineamientos capitalistas, solo puede derivar,
tarde o temprano, o bien una dependencia en el baile de precios internacional
que arruine la economía, o una explotación feroz de terceros países:
En tercer lugar, esa esperada lucha fraccional nunca se llegó a dar, porque
Ramiz Alia siempre trató de presentarse como el más fiel sucesor de la obra de
Enver Hoxha. Bajo tal pretexto justificaría sus primeras medidas, y cuando para
muchos se hiciese evidente que esta línea poco tenía que ver con la anterior, sus
detractores no estaban en posición de disputarle el liderazgo, otros
directamente nunca se atreverían a hacerlo ni siquiera cuando la posición de
Alia era comprometida como observaremos con los eventos de 1990.
587
¿Pero quién era Ramiz Alia?:
«La vieja guardia tuvo sospechas de Alia, quien tenía vínculos con los altos
funcionarios purgados en 1973 bajo cargos de liberalización cultural. El ala
más liberal del partido tenía esperanzas en Alia». (Elez Biberaj: Albania en
transición: El camino rocoso hacia la democracia de 1998)
«¿Quiénes eran las personas más cercanas a Enver durante el tiempo que
serviste en su casa?
588
Hysni Kapo y Gogo Nushi. Hysni entraba a ver a Enver día y noche sin
preguntarle a nadie. Solo él tenía ese derecho. Enver quería mucho a Hysni.
Cuando Hysni murió, Enver salió al balcón y lloró como un niño.
No, no podía ir a ver a Enver Hoxha cuando quisiera. Lo haría tarde cuando
se hizo más fuerte.
Las razones para esto, según Fatos Tarifa, son debido a que:
Tras el XIº Festival de música albanesa de 1972, muchas de las críticas del
liderazgo político albanés a la estética o el estilo de la música de los artistas eran
claramente exageraciones, incluso se puede decir que muestra de un
conservadurismo, el cual en nada beneficiaba la imagen del socialismo albanés
de cara al exterior/extranjero. Esto lo veremos más aparte en el apartado
cultural.
Alia intentó años después justificar ciertas críticas exageradas queriendo dar a
entender que todo, absolutamente todo, fue correcto:
589
socialista ni son propiamente expresiones de la «decadencia capitalista», como
durante muchos años mantenían los albaneses expertos en arte.
La cuestión concreta a fustigar aquí no era tanto el estilo y forma de los poemas
o las canciones de los artistas, que podía ser compatibles perfectamente con el
socialismo, sino el contenido, las ideas que promocionaban muchos de estos
artistas y sus mecenas:
590
estuvo en manos de los mejores y más talentosos. (...) Se alentaron las ideas de
que carecíamos de tradición no solo en literatura, dramaturgia o arquitectura,
sino también en pintura y música. Hoy, si comparas las obras de Onufri, los
hermanos Zografi, Mios, Idromenos, etc., se destacan mucho más que las
obras creadas en la época del liberalismo por Edi Hila, Edison Gjergo, Vilson
Kilica u otros pintores modernos. (...) El lado negativo de la actividad de Todi
Lubonja en Korça fue la búsqueda de una política política personal en el sector
cultural. (...) Lubonja, como otros en Tirana o en los distritos, tendía a
favorecer a quienes le parecían talentosos. Típica fue la «ascensión» de un
pintor mediocre, el fallecido Andrea Themeli, que no tenía estudios completos
ni sus colegas lo consideraban un hombre con talento. Sus gráficos, que fueron
del agrado de la pareja de Lubonja, se presentaron como la forma más alta de
pintura en Korça. Era el momento en que se quería estudiar en el extranjero,
Vangjush Tushi o Rafail Dembo, –que siguen siendo los mejores pintores de
Korça después de Mios–, se sentían no solo viejos sino también como si
pertenecieran a un arte anacrónico. (...) En música, se intentó golpear a Kristo
Konon, pero había pocos jóvenes talentosos en el campo. La «mascota» era
Ricardo Jorganxhiu, sin ningún talento o intelecto y toda la creatividad
moderna se limitaba a una danza albanesa moderna Alba, creada por la
coreógrafa de Tirana Agron Aliaj y experimentada con jóvenes en Korça.
(...) En mi opinión, la forma misma de organizar la creatividad a través de
una asociación de escritores y artistas que era única y convincente, trajo una
gran cantidad de conflictos y rivalidades entre los creadores. Debido a la
naturaleza del ego creativo, tales fricciones han existido en todo momento y en
todos los sistemas, pero las más agudas se hicieron en un
sistema «socializado». (Shqiptarja.com; Naum Mara: Paçrami y Todi Lubonja
no eran disidentes, 2014)
Tras visitar Korça, Behar Shtylla recopiló un informe que recogía las
impresiones y quejas de muchos artistas:
591
Prever. los poetas españoles Garsia Lorca y los poetas kosovares. El
simbolismo y el hermetismo en la poesía fueron especialmente criticados en los
poetas Agim Isaku, Petraq Kita, etc., un formalismo y desapego de la realidad
que provocó escritos retrospectivos». (Behar Shtylla; Informe, 31 de mayo de
1973)
Pero esta no fue la única vez que Ramiz Alia se vio envuelto en acusaciones de
liberalismo. En otra ocasión Enver Hoxha comentó:
«El camarada Ramiz, vino a mi oficina hace dos días, con algunas cartas en la
mano. Me dijo: «Tengo un poema de Ismail Kadare, que me lo enviaron los
amigos de la Liga de Escritores y Artistas, Dritëro Agolli. (...) Es un poema
muy fuerte y bueno. Léelo». Esto es lo que Ramiz me contó sobre el poema de
Ismail Kadare. (...) Después de terminar los primeros cuatro versos, que ha
resumido en la parte primera del poema, le digo a Ramiz: «¿Cómo que es
bueno este poema? ¡Esto es contrario a la línea del partido! Esto expresa lo
contrario del análisis hecho por el Partido, de la gran realidad del asedio
capitalista-revisionista y del peligro inminente de una agresión externa contra
nuestro país». (...) A continuación, este poeta burgués ataca a toda la
construcción del socialismo en nuestro país, todas las directivas del partido,
toda la estructura y la superestructura política y llama a todo lo nuestro un
gran farol destinado a cubrir la «decadencia y la burocracia». (…) Sentencia a
Enver como «el único salvador». No hay personas, clases o partido para
Ismail Kadare. Todos son pésimos, solo «Enver Hoxha permanece y sacude a
los enemigos». Así es como Kadare tratar de enmascarar su trabajo hostil. (…)
Debemos ayudar a los escritores y poetas con todas las personas de la cultura
en resumidas cuentas, pero no olvidemos que aparte de las cosas buenas las
malas hierbas pueden surgir entre ellos. (…) Ismail Kadare está lejos de esa
situación, pero si se lo deja sin educación y sin corrección, puede deslizarse en
este camino. Ismail Kadare ha hecho cosas buenas y debería continuar en este
ciclo. Este poema puede ser un «accidente» pero por eso se debe dejar de
corregir este accidente que debería ser ayudado en el camino del partido y no
en el caminos oportunista y liberal. Señalamos sus cosas buenas y así lo hemos
hecho, pero también señalamos las cosas no buenas para ser educadas y
siempre vamos directos al grano. (...) Este poema es sucio, antipartido,
reaccionario, e hicieron bien en detenerlo. Me permití decirle a Ramiz, que no
era normal que pensara tan superficialmente y que no mirase al interior, a su
filosofía, que se dejase atrapar por estas «figuras» y su falso orgullo hacia
Enver Hoxha. Esto que le digo a Ramiz muestra una simpatía enferma de su
parte por estas personas enfermas. ¡Cuidado con estas tendencias! Le insté a
que hiciese un análisis en profundidad, ¿por qué miró este tema tan fácilmente
592
y vino a mí «entusiasmado con este poema»? ¿Qué pasa si no digo todo esto y
confío en su juicio? (...) Tú debes y tienes la fuerza para luchar puntos de vista
liberales que aparecen de vez en cuando en usted». (Enver Hoxha; Diario, 20
de octubre de 1975)
Ramiz Alia sabía de sobra las debilidades de Kadare, puesto que no era la
primera vez que se habían recibido quejas por sus tendencias liberales. En un
informe secreto precisamente dirigido hacia Ramiz Alia, se le informaba que:
«La novela «Boda» merece su crédito, fue injustamente alabada y elevado por
los cielos. (...) Un joven escritor en Laç dice: «El túnel» de Dhimitër Xhuvani
no es peor que «Boda» de Ismail Kadare, puesto que esta es 100 veces más
sucio que «El túnel». (...) Otro escritor dice: «Este trabajo puede ser cualquier
cosa menos socialista»...(...) Incluso la novela «El general del ejército muerto»,
continúa otro, es completamente revisionista. Entre los escritores hay
comentarios de que en las obras de Kadare como «El general del ejército
muerto», «Monstruo» o «Boda», no tienen contenido comunista sólido, que
con el pretexto del nuevo espíritu, él trae ideas revisionistas a la literatura,
pero esto es apoyado como estupendo y nadie se atreve a criticarlo». (Kadri
Hazbiu; Asunto: Sobre comentarios hostiles y lemas del elemento enemigo; Al
Secretario del Comité Central del PTA, Ramiz Alia, 4 de abril de 1968)
Ramiz Alia después de pasar el mal trago tras los sucesos de 1973 y superar
también la reprimenda de 1975, acabaría retomando poco a poco la confianza
del partido en general. La cuestión aquí es por qué siguió manteniendo puestos
de importancia con estos comportamientos de parsimonia y colaboración con
los liberales.
593
élite del liderazgo albanés, que en ese momento era un campo minado con la
desconfianza. (...) Extremadamente cuidadoso en las frases, sin parpadear en
el significado e igualmente vacilante en la acción. Su acción favorita fue la
moderación, la «inacción», la espera, dejar la iniciativa y la responsabilidad a
los demás». (Gazeztaexpress; La historia de Isuf Kalos sobre el XI° Festival
ART y cómo Ramiz Alia escapó de la prisión, 28 de julio de 2019)
Algún lector dirá, ¿pero qué responsabilidad tuvo Enver Hoxha en todo este
proceso de paulatina degeneración de la línea política del régimen? Esto es una
duda justa.
«La liberación del país [1945], creó condiciones favorables para el pueblo
rumano, abrió ante ellos nuevas perspectivas para un desarrollo
independiente del país, para las transformaciones políticas, económicas y
sociales. Después de la liberación del país también, tuvieron que hacer frente a
los planes y la actividad de los enemigos internos y externos, los complots que
tramaron para despojar a los pueblos de su libertad. (...) Los anteriores
regímenes antipopulares habían hecho de Rumanía un país donde prevalecía
la opresión y la explotación de las masas trabajadoras, aunque el país era rico
en materias primas y tierras fértiles. La economía del país dependía del
capital extranjero, lo que aseguraba grandes ganancias. La liberación del país
creó condiciones favorables para el pueblo rumano, para el desarrollo y la
prosperidad del país. Se pusieron a trabajar de manera constructiva para
594
liquidar las secuelas del pasado y desarrollar y fortalecer la economía y la
cultura nacional». (Agencia Telegráfica de Albania, 21-23 de agosto de 1983)
Esto era una opinión oportunista totalmente contraria a la que siempre había
mantenido el PTA sobre el régimen rumano.
«En caso de que haya una brizna de antisovietismo en Ceaușescu, ello se debe
a que es un aventurero de tipo jruschovista, titoista, etc., que ha ocupado una
posición de proxeneta, e incluso es muy probable que a sabiendas de los
soviéticos y con su ayuda, y el proxeneta vive sin ser importunado por ellos.
Vive con el dinero de los Estados Unidos de América, de la República Federal
Alemana y de todos aquellos que le pagan. El régimen de Ceaușescu es un
régimen de corrupción, de bancarrota, de dictadura personal y familiar. ¡Qué
vergüenza para los chinos la de calificar de marxista-leninista a tal partido y
de considerar a un aventurero como Ceaușescu de «gran político»!». (Enver
Hoxha; Rumanía y China siguen la misma línea; Reflexiones sobre China,
Tomo II, 30 de septiembre de 1975)
595
pública internacional ante la política criminal, antiárabe y antipalestina de
Tel Aviv. No es la primera vez que Ceaușescu sale en defensa de Israel y
mantiene frecuentes y cordiales conversaciones con los cabecillas de Tel Aviv.
Después de Washington, la capital que los gobernantes israelíes visitan con
mayor frecuencia es Bucarest. Viajan también allí los cabecillas de algunos
países árabes. Lo que es de lamentar es que tanto Arafat como algún otro
dirigente de la Organización para la Liberación de Palestina depositen
ilusiones en estos encuentros». (Enver Hoxha; Ceaușescu, los árabes e Israel;
Reflexiones sobre Oriente Medio, 17 de agosto de 1983)
Las obras completas de Enver Hoxha en albanés cubren hasta 1979 lo que
resulta sospechoso, y después de su muerte se negaron a seguir recopilando sus
obras. Esto recuerda exactamente a lo sucedido con las últimas obras de Stalin,
que a su muerte no se siguieron recopilando, aunque desde hace años han ido
saliendo documentos oficiales y no oficiales, documentos que han significado de
enorme importancia en lo relacionado a la lucha contra el revisionismo
temprano de la URSS y otros revisionismos todavía no desenmascarados en
aquel entonces como el maoísmo, pero también revelaron muchos de los errores
de los propios dirigentes soviéticos. Si tenemos esto en cuenta esto, nos hace
suponer que se ha perdido una gran cantidad de documentos que contenían el
pensamiento político de Enver Hoxha, lo que aclararía muchas dudas.
596
La falta de documentación directa es una ardua tarea que normalmente el
historiador comunista suele afrontar, sumado al hecho de encontrarse con que
los pocos documentos existentes sobre los temas a estudiar están barnizados por
un claro sesgo anticomunista, cuando no manipulados. Por lo que hay que tener
una precisión de cirujano antes de emitir cualquier conclusión final si no hay
documentación adecuada.
Soflokli Lazri, publicó un artículo: «La lucha del PTA y el camarada Enver
Hoxha contra el revisionismo moderno». En él se analizaba el valor de la lucha
antirrevisionista del PTA y las consecuencias para los países que siguieron el
camino revisionista. En concreto se señalaba que los regímenes como Rumanía
que habían adoptado el jruschovismo, no solo habían restaurado el capitalismo,
sino que además sufrían una dependencia del socialimperialismo soviético y el
capitalismo mundial:
También Skorat Plaka en su artículo: «La política exterior del PTA y nuestro
Estado socialista; una política independiente y de principios», recordaría los
principios que debían regir las relaciones internacionales fuera de distorsiones
oportunistas:
«En cuanto a las relaciones de los países socialistas con los países capitalistas,
nuestro partido cumple atentamente las ideas de Lenin y Stalin sobre la
coexistencia pacífica entre ellos. Las ha defendido, adaptado, desarrollado y
concretado aún más en una lucha irreconciliable contra los puntos de vista
revisionistas. La política de coexistencia pacífica no abarca todo el contenido
de la política exterior de un país socialista y no constituye su principio
fundamental, como los revisionistas jruschovistas dan a entender, especulando
con el eslogan de coexistencia pacífica para justificar su colaboración con las
potencias imperialistas. (...) La política exterior de los países socialistas tiene
597
en el internacionalismo proletario su principio fundamental e incluye, entre
sus aspectos principales, la colaboración y la ayuda mutua entre los países
socialistas, el apoyo a las luchas de liberación revolucionaria de otros países,
la coexistencia pacífica con países de diferentes sistemas sociales, la lucha
contra la política imperialista de guerra y agresión. El partido y el camarada
Enver Hoxha aplastaron, en el plano ideológico, el concepto reaccionario de
los revisionistas jruschovistas sobre la coexistencia pacífica y lo
desenmascararon como un esfuerzo para poner a los países del antiguo campo
socialista y el movimiento internacional comunista y obrero en el camino del
oportunismo y la traición. El camarada Enver Hoxha ha dicho: «Los pueblos y
revolucionarios están por la coexistencia pacífica proclamada por Lenin, que
nunca puede extenderse a la esfera de la ideología, la lucha de clases, la
revolución y las luchas de liberación». (Enver Hoxha; Discursos, 1969-1970)
Nuestro partido y el estado socialista construyen sus relaciones con Estados de
un sistema social diferente sobre la base de la convivencia pacífica, pero se
atienen a la opinión de que esto no se puede lograr rogándole a los
imperialistas, o haciendo concesiones de principios políticos e ideológicos. (...)
Es mérito de nuestro partido y el camarada Enver Hoxha el exponer y
derrotar la teoría de los tres mundos, de los revisionistas chinos, una teoría
que exige la renuncia de la revolución, de la lucha contra los regímenes
reaccionarios y la lucha de los pueblos oprimidos contra el imperialismo, y que
aboga por la alianza del pueblo trabajador con su burguesía así como la
alianza de los pueblos oprimidos con sus opresores. (...) Está en orden con
nuestros principios que la explotación de las contradicciones entre los
enemigos debe servir al soporte y fortalecimiento del movimiento de liberación
y revolucionario y no a su debilitamiento y debilitamiento, que debe conducir
al despertar activo de las fuerzas revolucionarias, especialmente contra los
principales enemigos, y no a los compromisos traicioneros y sin principios con
ellos». (Albania Hoy; Nº6, 1983)
Por último, Jorgji Sota en su artículo: «La dictadura del proletariado y la lucha
de clases en Albania», advertía que la presión del cerco imperialista-revisionista
trataba en todo momento de inocular el liberalismo y la reconciliación
ideológica con el enemigo, y que de lograrse, las consecuencias eran bien
sabidas:
598
Estas publicaciones no parecen casuales, sino un evidente contraataque al
artículo liberal de la ATA sobre Rumanía de agosto de 1983. Esto no era la
primera vez que pasaba, en 1976 por ejemplo se expulsó a varios periodistas de
la ATA, entre ellos su director Fiqiri Vogli por algunas de las siguientes razones:
Hubo así mismo otros artículos durante varios años donde se criticaban directa
o directamente al régimen rumano por su falsa política antiimperialista y
revisionista. Véase por ejemplo las obras:
También puede verse en una serie de artículos que van en contra de la política
interna y externa de Ramiz Alia y sus intentos de reconciliación con los países
revisionistas. Véase las obras:
599
–Vangjel Mosiu; El camarada Enver Hoxha, resuelto oponente del revisionismo
moderno, 1985.
Esto también demuestra que los cuadros albaneses del partido teniendo este
precioso legado teórico-práctico descuidaron las advertencias de Enver Hoxha y
el PTA de años anteriores sobre la degeneración en la línea revolucionaria y el
consiguiente peligro de restauración capitalista que eso suponía; ello ocurrió
bien porque algunos creyeron estar ya inmunizados ante el peligro del
revisionismo, o bien porque jamás llegaron a comprender y aplicar la
advertencia. En cualquier caso imperdonable.
b) Quizás Enver Hoxha fuese impedido por las condiciones de salud para
enterarse o llevar a cabo una lucha ideológica totalmente efectiva contra los
elementos regresivos.
Es muy posible que Enver Hoxha y otros cuadros considerasen que las
declaraciones liberales como el artículo de la ATA sobre Rumanía eran errores
puntuales que debían subsanarse pero que no tenían más transcendencia,
600
subestimando su trasfondo que posiblemente era solo una manifestación de lo
que muchos pensaban.
Esto, de ser cierto, sería una gran mancha que no tacharía su obra
revolucionaria previa, que es la que desde luego todo revolucionario debe
reivindicar. Pero como dijimos no podemos confirmarlo sin investigar más en
profundidad y con la poca documentación que hemos obtenido, aunque el lector
no negará el largo trabajo de investigación que estamos mostrando sobre el
tema. Lo que es innegable, es que la Albania de los últimos años de Enver
Hoxha, había perdido el pulso revolucionario que antaño le caracterizaba.
601
Fuese como fuese, en cuanto a las razones de este giro en la política albanesa,
más hubiera valido a la dirección del PCE (m-l) atender a los discursos que el PC
(m-l) de EEUU traía en sus medios sobre el PTA y leer las conclusiones y
pronósticos que hacía sobre la deriva derechista que iba adoptando en vez que
mirar hacia otro lado como si nada ocurriese. Mejor hubiera sido analizar
críticamente dichos textos para extraer sus propias conclusiones, en vez de
tacharlos sin más de «sectarios y provocadores», ya que en algunas cuestiones
coincidían perfectamente con el grupo estadounidense a la hora de desconfiar o
criticar al PTA en su pérdida de interés en los acontecimientos y reuniones entre
partidos marxista-leninistas, o en las posturas sobre los acontecimientos
internacionales –como Argentina, Vietnam o Irán–. Pero extrañamente el PCE
(m-l) se limitaría en años siguientes a evitar la polémica contra el PTA, rechazó
igualmente al PC (m-l) de EEUU como simples provocadores –y no como unos
elementos que tenían granes limitaciones pero que al menos tenían la valentía
de plantear investigaciones, dudas y críticas a diferencia de los seguidistas de la
mayoría de partidos–.
Esta postura ambivalente del PCE (m-l) cada vez fue más ridícula, porque a la
vez que el partido publicaba artículos y se posicionaban contra el PTA en
múltiples temas de interés internacional como la Guerra de las Malvinas, la
cuestión vietnamita, la denuncia de las ejecuciones de revolucionarios y
marxista-leninistas en Irán y Turquía, o la cuestión de las reuniones entre
partidos marxista-leninistas, a la vez se negaban a denunciar públicamente
dichas divergencias. El PCE (m-l) demostró una vez más que no estaba a la
altura de las circunstancias, que no tenía nivel ideológico como afrontar los
diversos obstáculos que salían al paso. Acabó ahogado en un mar de
contradicciones, con muchos falsos aliados, pero sin aliados reales en los que
apoyarse y con los que intercambiar impresiones de valor.
Como acabamos de ver, y como hemos repetido una y otra vez, la degeneración
en la política interna influye y redunda en la línea de la política externa y
viceversa. Esto no puede ser de otra forma.
En el IXº Congreso del PTA de 1986, Ramiz Alia y sus allegados para asegurar
su nueva posición trataron de reproducir los lineamientos de Enver Hoxha y el
PTA de años anteriores. Se hablaba de lucha contra el burocratismo, el
intelectualismo, el sectarismo y el liberalismo, de crítica y autocrítica, de
formación ideológica de los cuadros, de disciplina laboral pero también de
control desde abajo y rendición de cuentas de los superiores ante sus
subordinados, de lucha contra el revisionismo y el imperialismo, etc.
Aunque también, como hemos visto y veremos luego, este congreso mostraba
varias debilidades e incluso comentarios claramente oportunistas, pese a que en
muchísimas cuestiones todavía se mantenía, al menos de palabra, dentro de la
línea revolucionaria de lo que había sido el PTA en su mejor expresión. Esto
permitió engañar a muchos durante un tiempo. Por hacer una comparativa con
1990, en este congreso de 1986 Ramiz Alia no avanzó todavía con temas como:
la valoración negativa del legado de Stalin y Hoxha, la petición de créditos a los
organismos occidentales como el FMI, la descolectivización, la distensión
602
ideológica con las superpotencias, el pluralismo de partidos, hablar de la
necesidad de una economía descentralizada y autogestionada, la rentabilidad
como principio rector de las empresas, la preeminencia en la composición social
del partido de intelectuales... cuestiones que solamente fueron enunciadas
después del congreso, y algunas de ellas solamente en el Pleno de diciembre de
1990 o el Xº Congreso del PTA de 1991. Durante estos años intermedios o bien
se había cumplido con los axiomas básicos del marxismo-leninismo o se habían
enunciado en la teoría para contentar a la gente pero eran pisoteados en la
práctica. Esto explica la dificultad para detectar la esencia de la línea de Ramiz
Alia para muchos de los marxista-leninistas albaneses y revolucionarios del
extranjero, aunque ni mucho menos justifica que no supiesen reaccionar desde
los primeros síntomas teniendo, como ya hemos señalado, tantos análisis y
reflexiones sobre los procesos de restauración capitalista en otros países y
viendo más que de sobra, manifestaciones más que preocupantes en la línea del
gobierno albanés desde años anteriores. Es claro que si se hubiera prestado
atención, tanto los marxista-leninistas albaneses como del resto del mundo
podrían haberse anticipado al desastre final que acontecería después.
Los informes eran bastante acertados, en torno a 1990 Ramiz Alia realizaría su
última purga de importancia expulsando a los elementos que se oponían a su
política, y condujo al colapso total del sistema. El informe también reporta una
supuesta oposición de Nexhmije Hoxha y allegados hacia Alia, pero esto parece
dudoso, ya que incluso después de los eventos de 1990, ella apoyó a Alia como
se verá luego.
603
científicos. A menudo repetimos que nos vemos en el deber de marchar por
caminos inexplorados, que estamos obligados a investigar y crear. Pero eso no
se puede lograr sin conocer profundamente la teoría marxista-leninista y sin
estudiar y generalizar científicamente la práctica revolucionaria de los
comunistas y las masas trabajadoras. Actualmente los problemas de la
producción, de la organización del trabajo, de la instrucción y la cultura, de la
ciencia y la defensa, no pueden ser resueltos de forma justa y con éxito sin
estudios serios. Es necesario efectuar también tales estudios sobre el propio
trabajo de dirección, organización y educación del Partido. Los estudios y las
generalizaciones amplían el horizonte, abren claras perspectivas a las
organizaciones del Partido, a los comunistas y trabajadores, ayudan a
combatir las manifestaciones de rutina, de formalismo y superficialidad, crear
sólidas convicciones y definir correctamente las medidas y los caminos para
realizar las tareas actuales y de perspectiva. Los órganos y las organizaciones
del Partido deben utilizar mejor el pensamiento cualificado de los especialistas,
de los activistas y de las demás personas competentes, que el Partido ha
preparado en todos los sectores. Se exige de ellos que apoyen y alienten el
pensamiento científico avanzado y lo pongan al servicio de la solución de las
tareas. Deben combatir las manifestaciones de sectarismo y de subestimación
de la experiencia y del pensamiento avanzados. Los primeros que deben dar
ejemplo en este sentido son los propios comunistas. Un buen comunista es el
que profundiza sus conocimientos científicos, el que aprende continuamente
por sí mismo y de los demás, el que sigue el desarrollo de la sociedad, el que
apoya lo nuevo progresista, el que piensa en la perspectiva». (Enver Hoxha;
Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1981)
En cuanto al tema que nos atañe, la restauración del capitalismo en Albania, los
datos económicos han sido constantemente ignorados por muchos de los
analistas. Lo cual sorprende sobre todo cuando los que tratan de hacer estas
evaluaciones se presentan como marxistas. Con ese desdén era normal que
llegasen a conclusiones precipitadas cuando no ridículas. Los siguientes datos
nos ayudarán a hacernos una idea de los problemas o retos que enfrentaban los
albaneses, y el posible motivo o no de ciertas políticas tanto externas como
internas.
604
«La falta de una producción capitalista desarrollada y los restos de
las relaciones feudales y patriarcales sin duda era un verdadero obstáculo
para la construcción del socialismo, pero esto no era un obstáculo insalvable
debido a la existencia de otra serie de factores favorables». (Partido del
Trabajo de Albania; Historia de la construcción socialista en Albania, 1988)
Los datos económicos del régimen albanés durante las primeras décadas son
incontestables:
605
mayoría no es apta para la agricultura a gran escala), que cubre la mayor
parte de Albania». (James S. O'Donnell; Una mayoría de Edad. Albania bajo
Enver Hoxha, 1999)
Los datos revelan que pese a los últimos problemas económicos causados por la
ruptura de las relaciones soviético-albanesa de 1960, y después con la ruptura
sino-albanesa en 1978, la economía albanesa pudo reponerse:
Si uno lee los propios textos de los albaneses, podrá refutar fácilmente la
606
acusación de que la dirección del PTA pretendía «aislar al país» –no confundir
el establecer relaciones diplomáticas y comerciales con una paz ideológica ante
el adversario capitalista–, así como la estupidez de que trataba de establecer una
utópica «autarquía económica –no confundir esto con el extremo opuesto: una
integración y dependencia absoluta del mercado mundial–:
«Es evidente que un país tan pequeño como el nuestro, con medios materiales
limitados, no podría apuntar a construir una economía absolutamente
independiente y desarrollada de forma equilibrada salvo si todas las ramas de
la industria pesada, de la fabricación de maquinaria, estuviesen en posición de
cubrir todas las necesidades del país. (...) No tenemos por meta construir una
economía cerrada de carácter autárquico. Al basarnos en nuestros propios
esfuerzos, haciendo el mejor uso posible de todas nuestras reservas y
construyendo una poderosa economía nacional para asegurar la reproducción
ampliada de sí misma, sentaremos las bases de la colaboración en condición
de igualdad con los demás países, así como un apoyo mutuo y colaboración
más efectivos con los países socialistas». (Partido del Trabajo de Albania;
Respuestas a cuestiones sobre Albania, 1969)
La CIA se hizo eco de los problemas que para la economía albanesa había
supuesto la ruptura de las relaciones económicas sino-albanesas ya que se había
suministrado unos equipos muy determinados, pero debido a la reactivación del
comercio entre ambos países, ese bache se superó:
607
Para el IXº Congreso del PTA de 1986, gracias al esfuerzo de los años anteriores
se podía afirmar que:
608
Esto benefició a la economía albanesa y eludió el cerco capitalista durante un
tiempo. Incluso la reactivación posterior del comercio con China indicaba que la
economía albanesa podía salir adelante gracias a una gestión muy audaz.
«No hay duda de que la economía albanesa tuvo su cuota de problemas, sobre
todo en los últimos años del liderazgo de Enver Hoxha. La economía
necesitaba desesperadamente una infusión de tecnología occidental moderna.
La tecnología albanesa era obsoleta cuando fue recibida de los chinos y los
soviéticos, y ciertamente no podía competir con los métodos más modernos del
mundo en 1985. Este inconveniente se hace aún más grave cuando se combina
con el problema de la alta tasa de crecimiento de la población. El crecimiento
demográfico de Albania en 1985 era de tres a cuatro veces mayor que
609
cualquier otro lugar de Europa. La edad media de la población era de
veintiséis años, con un tercio de la población menor de quince años. Antes de la
caída del gobierno comunista, cuando la emigración estaba estrictamente
limitada, se proyectaba que la población albanesa aumentaría de tres millones
en 1985 a cuatro millones en el año 2000, un incremento del treinta y tres por
ciento. Esta situación, cuando se suma al factor de la tecnología anticuada,
significa que si el status quo que existió en vida de Enver Hoxha se hubiera
perpetuado y el cambio no hubiera sido fundamental y rápido,
indudablemente la economía hubiera retrocedido, y gran parte del progreso se
hubiera perdido. A pesar de las evidentes deficiencias de la economía albanesa,
es innegable que bajo Enver Hoxha se produjo el desarrollo económico de
Albania. Si bien es cierto que las tendencias que la economía exhibió hacia el
final de la vida de Hoxha sugieren un estancamiento y que hubieran dado
lugar a la regresión indiscutible de la economía si no se modificaba, sin
embargo, la economía albanesa debe ser considerada un éxito dentro de los
parámetros de Albania. (...) Parece que hay ventajas y desventajas en la
estrategia albanesa de basarse en las propias fuerzas. Parece que tuvo mucho
sentido desarrollar ampliamente la capacidad de energía hidroeléctrica que
permitió a Albania abastecer la totalidad de sus necesidades de energía
doméstica y ganar divisas derivadas de la exportación del excedente a países
extranjeros. Del mismo modo, fue bastante racional priorizar el desarrollo de
las industrias de extracción minera y petrolera en vista de los abundantes
recursos albaneses que por supuesto eran una gran fuente de ingresos de
divisas por exportaciones. Sin embargo, parece bastante ineficiente que la
industria de construcción de maquinaria dedicara tanto esfuerzo al suministro
de la mayor parte de las piezas de repuesto necesarias a nivel nacional.
Aunque este enfoque se vio favorecido por consideraciones ideológicas, en un
estricto contexto de eficiencia era irracional hacerlo. Sin lugar a dudas, la
mayor parte de las piezas de repuesto que se necesitaban en Albania pudieron
adquirirse a un costo menor de los proveedores extranjeros, debido a la
tecnología primitiva de la industria de máquinas de Albania». (James S.
O'Donnell; Una mayoría de Edad. Albania bajo Enver Hoxha, 1999)
610
marxista-leninistas sobre las relaciones internacionales, sino que además
carecían de sentido en lo económico, ya que la economía albanesa, ni siquiera
tenía una situación grave como sufriría años después para justificar ese
supuesto «pragmatismo». Se concluye que ni siquiera sería un «oportunismo
económico» sino «estrictamente» ideológico preparado de antemano por el
grupo de Ramiz Alia. En todo caso, conforme avanzó la década se empezaría a
usar más la excusa de las «cuestiones de Estado» y «necesidades económicas».
Si observamos notas así desde 1984, esto demuestra que los partidos marxista-
leninistas o no se molestaban en investigar sobre lo que ocurría, o ignoraban a
adrede estas manifestaciones por miedo y oportunismo, ya que es claro que
tenían un acceso mucho mayor a la información sobre Albania que los servicios
de espionaje occidentales.
611
Albania; Características principales del desarrollo de la base material y
técnica en el socialismo, 1969)
«En el año 1985 se prevé que la exportación de mercancías será un 58-60 por
ciento mayor que en 1980, mientras que la importación crecerá en un 56-58
por ciento. De este modo se fortalecerá aún más la balanza positiva del
comercio exterior y se garantizará mejor el cumplimiento en su totalidad de
las tareas del plan quinquenal. (...) La producción en cantidad y calidad, la
entrega a tiempo de las mercancías de exportación, la lucha por producir con
el más bajo costo posible, son objetivos que deben estar en el orden del día de
nuestros organismos. En todas partes se debe pensar y trabajar para
encontrar nuevas fuentes para la exportación. A lo largo del quinquenio se
realizará en un nivel superior y más completo la orientación del Partido de que
la mayoría abrumadora dé nuestras importaciones, cerca del 93 por ciento,
esté ocupada por las maquinarias y diversos tipos de materias primas y
materiales que sirven a la ampliación de la producción en el país. Con el
mayor desarrollo de la producción, será posible que aumente el peso específico
de la importación de maquinarias y de equipos y se reduzca el de las materias
primas y otros materiales. En la esfera de la importación, uno de los
problemas más grandes y de mayor responsabilidad, que requiere
conocimientos más profundos y medidas preparatorias concretas,
colaboración y coordinación de los trabajos por parte de todos los
departamentos centrales, de los tecnólogos, los proyectistas y los ejecutores,
así como del comercio exterior, es el asegurar las maquinarias e instalaciones
para las obras completas y para las reestructuraciones y modernizaciones que
se llevarán a cabo a lo largo del quinquenio. La realización por parte de todos
de las tareas del comercio exterior exige que se arraigue profundamente la
concepción de que la importación y la exportación deben ser consideradas
siempre en su unidad, dando en todo momento prioridad a la segunda. De la
misma forma que se exige que las mercancías importadas se traigan según el
plan, porque toda irregularidad o demora en este terreno está preñada de
consecuencias no sólo económicas, sino también políticas y sociales,
igualmente, e incluso aún más, se debe trabajar y luchar por realizar
debidamente el plan de exportación. El considerable aumento del volumen de
la exportación-importación y la realización de las grandes tareas de este
sector requieren mejorar considerablemente y elevar a un nivel superior la
actividad de los organismos del comercio exterior, su capacidad profesional y
su habilidad para orientarse en cualquier situación». (Enver Hoxha; Informe
en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1981)
Pero esto fue desatendido más adelante. Ramiz Alia lejos de conducir al país por
una vía cautelosa, durante mediados de los 80 condujo al país primero a la
liberalización económica creyendo que así mejoraría los resultados económicos,
después acabaría alentando en exceso la importancia de las importaciones.
Finalmente, una vez destrozada la economía socialista, pidió la integración total
en el sistema económico mundial en 1990 como forma desesperada de solventar
sus torpezas. Los créditos y empréstitos pedidos en 1991 terminaron por
612
degradar meteóricamente la situación socio-económica de la población,
poniendo al país bajo el caos.
613
básicos. Con este panorama, el desastre estaba servido, era imposible mantener
una economía a flote.
«Las áreas que Çarçani menciona como fracasos o fallas parciales, incluyen
especialmente las industrias de extracción de petróleo y gas. Estas industrias
fueron consideradas como serios fracasos debido a su incapacidad para
cumplir con los objetivos del plan. La causa de su fracaso es significativo ya
que el Primer Ministro Çarçani señala con franqueza las razones, como: «...las
deficiencias y debilidades que han sido exhibidas en la gestión y la
organización, en la disciplina técnica y laboral, en los estudios científicos y la
prospección, sobre todo para el descubrimiento de nuevos campos, etc».
Fracasos parciales se observaron en el campo de la agricultura,
particularmente en las áreas de producción de maíz, ganadería y fruticultura.
Çarçani concluye que «...no es sólo una consecuencia de las condiciones
climáticas desfavorables, sino también de las deficiencias y debilidades en el
campo de la gestión y la organización del trabajo». Del mismo modo, aunque
se mejoraron las exportaciones, Çarçani señala que «…no se utilizaron todas
las posibilidades de aumentar las exportaciones y reducir las importaciones».
(James S. O'Donnell; Una mayoría de Edad. Albania bajo Enver Hoxha, 1999)
El problema principal que tenía la dirección albanesa de 1986 era de una índole
mucho más sencilla: la solución que proponía Çarçani no podía ser eficiente por
varias razones. Él achacaba directamente los malos resultados a una falta de
control y ejecución, pero en ningún momento pone en tela de juicio si los datos
recabados para el plan se acercaban a la realidad, si los mecanismos de cálculo
del plan eran los correctos, si el plan era realista. ¿Por qué es importante esto?
Si los planes económicos son trazados bajo datos errados o directamente
inflados, si se basan en leyes económicas ajenas al socialismo y bajo tintes de
voluntarismo e idealismo, se pretende llegar a un destino para el cual no se está
capacitado. Así es comprensible que la arenga para que «los trabajadores
mantuviesen un mayor control» y la exigida «supervisión» nadie se la tomase
en serio. Es más, ante los primeros síntomas de desconexión entre el papel de
vanguardia del partido y la masa trabajadora, es bastante obvio que los
trabajadores al no sentirse escuchados o frustrarse ante la actitud intransigente
de los burócratas, acabaran realizando su trabajo pasivamente ya que no se
sentían parte real del sistema, por lo que progresivamente dejaran de tomar
614
partido no solo en la producción, sino en la planificación de ésta, en la
actividades generales del partido:
«El partido debe conquistar, día tras día, la confianza de las masas
proletarias; que mediante su política y su labor, debe ganarse el apoyo de las
masas; que no debe ordenar, sino ante todo persuadir, ayudando a las masas
a convencerse por su propia experiencia de los acertado de la política seguida
por el partido. (...) Faltar a estas condiciones equivale a infringir las relaciones
que deben existir entre la vanguardia y la clase, quebrantar la «confianza
mutua» y destruir tanto la disciplina de clase como la del partido». (Iósif
Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Cuestiones del leninismo 1926)
«Los líderes del Partido fueron atados con interminables e inútiles reuniones, y
de esta manera perdieron sus relaciones con las masas, por no mencionar su
confianza». (Entrevistas con Laver Stroka, 2001)
Esta es rutina formal y asfixiante en las reuniones del partido. Otra cuestión
contra la que siempre se había advertido:
615
reunión en reunión y en un espíritu malsano, los grandes problemas esenciales
de la organización entonces son descuidados forzosamente, los comunistas
riñen entre ellos y se dividen en grupos y en camarillas. Cuando estos grupos o
camarillas se presentan en principio quizás parezca que no tengan una
naturaleza política, sino un carácter personal, porque ellos no se presentan al
principio en contra del partido directamente. Sin embargo, yendo persona
contra persona la discusión ya no se basa en principios, y los desacuerdos
tienden a ampliarse, debilitando o poniendo en peligro al partido. Así pues, la
organización básica del partido se divide en dos, los esfuerzos del partido para
resolver los problemas que le preocupan comienza a disminuir, la gente solo
está ocupada con los problemas personales y las discusiones sin importancia,
mientras problemas esenciales se descuidan y la organización se debilita. El
partido nos enseña que las deficiencias y errores no deben permitirse en
nuestras filas. Tan pronto como sean descubiertos ellos deben ser criticados y
corregidos al tiempo de prevenir que ellos se extiendan hasta el punto de que se
cree un cisma». (Enver Hoxha; Los objetivos se consiguen a través de acciones
y no de discusiones estériles; De una conversación con el Secretario General
del Partido Comunista de Perú Saturnino Paredes Macedo, 12 de julio de 1969)
Ello certificaba que el partido podía exhortar en discursos a las masas, pero
estas habían dejado de creer en su dirección, hasta que finalmente gran parte de
ella se dejasen seducir años después por los nuevos partidos anticomunistas que
empezaban a crecer rápidamente ante el descrédito del PTA.
En el IXº Congreso del PTA de 1986 hay varias referencias de Alia y Çarçani a la
unidad, a la disciplina laboral, y demás, mientras por otro lado se hablaba de la
iniciativa de las masas, de crítica y autocrítica, pero solo eran eslóganes, la
fachada de un centralismo burocratizado.
Enver Hoxha subrayó no solo la crítica a los subordinados, sino de éstos a los
jefes como única forma de garantizar la democracia proletaria:
616
pequeñoburgués. La actitud autocrítica hacia las deficiencias, la audacia de los
comunistas para criticar y pedir cuentas son un ejemplo y una gran fuente de
inspiración para todas las masas trabajadoras». (Enver Hoxha; Informe en el
VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1981)
Se empezó a dejar de ver eso que Stalin denominó muy acertadamente el control
tanto por arriba como por abajo, en el cual Hoxha tanto insistió:
«La definición de la posición de los cuadros no solo desde arriba, sino también
desde abajo, la obligación de rendir cuentas como una norma general y el
asentamiento de su entera actividad bajo el riguroso control de la clase obrera
y las masas, el estrechamiento de la brecha entre los bajos y altos salarios, el
sistema de participación de cuadros en el trabajo de producción junto a las
masas, su circulación desde el centro a la base, y de la base al centro, la
abolición de los rangos militares, etc. todo esto habla de una nueva experiencia
histórica que ya ha se afirmado así mismo y que enriquece la teoría y la
práctica del socialismo científico.
Las enseñanzas del camarada Enver Hoxha sobre el control por las masas
desde abajo, y en primer lugar, sobre el directo control de la clase obrera y el
campesinado constituye una contribución a la teoría y práctica del socialismo
científico para el desarrollo de la democracia socialista y la defensa de la
dictadura del proletariado. El partido ha demandado y demanda que este
control debe ser entendido ideológica y políticamente, no solo como una ley y
principio objetivo de nuestra vida estatal, como una viva expresión de la
democracia socialista en acción y como un activo método revolucionario para
continuar la implementación de las decisiones y directivas del partido hasta el
fin, pero también como un medio efectivo para oponerse a la burocracia y el
liberalismo, y como uno de los principales garantes para alejar el peligro del
revisionismo y el retorno al capitalismo». (Jorgji Sota; Sobre la dictadura del
proletariado y la lucha de clases en Albania, 1983)
Esto fue algo que los líderes albaneses empezaron a olvidar en sus discursos, o
que en otras ocasiones utilizaron demagogicamente para imponer su propia
línea política en un caso determinado. El hecho de que veamos luego que en
1990 los principales líderes comunistas no tuvieran la confianza de las masas,
incluso fueran rechazados en las elecciones en sus propios distritos, prueba tal
cosa.
La CIA cifraba sus esperanzas en las intenciones de Alia, quien desde etapas
muy tempranas era presentado como el elemento que tendía a una
«modernización» y «apertura» en el sentido capitalista, algo que obviamente
era saludado con esperanzas para los EE.UU., que deseaba atraer a Albania a su
centro de influencia. Por otro lado, se identificaba a Hoxha como el elemento de
la «vieja guardia stalinista, opuesto a este camino:
617
la prohibición de créditos y racionar de otro modo la exposición de su pueblo a
las ideas occidentales disruptivas». (Agencia Central de Inteligencia; Albania:
Nuevas iniciativas exteriores, 1 de agosto de 1984)
La CIA creía que Hoxha cortaría de raíz cualquier intento de Alia de «ir más
allá», y que los seguidores de Alia tenían el tiempo a su favor, ya a causa de la
salud de Hoxha, pronto tendrían a su principal obstáculo fuera de juego:
Como sabemos, con la muerte de Hoxha en 1985, las ideas de Alia se acabaron
imponiendo:
«Ramiz Alia, líder del partido y el Estado desde 1985. Ha continuado la rígida
retorica ideológica de su predecesor Enver Hoxha. Aun así, se ha desmarcado
cautelosamente de la política exterior y económica de Hoxha, incluyendo la
iniciación de un limitado programa de reformas económicas para revitalizar
la economía. Alia ha criticado la actuación económica, culpándola a una pobre
gestión y dirección, y ha llamado a una descentralización en las decisiones
económicas. Creemos que él va a instituir más cambios, si, como esperamos, la
economía falla en mejorar significativamente. Las siguientes áreas han sido
objeto de reforma:
618
Introducción de una reforma salarial: Albania ha introducido incentivos,
comenzando tan pronto como 1985, para estimular la producción en un
número de industrias clave. Los trabajadores ahora son recompensados con
bonos por dificultad en el trabajo o alta productividad. El régimen ha
introducido bonos para algunos importantes sectores como la minería,
petróleo, geología y textiles.
619
1986, el Primer Ministro Adil Çarçani declaró, «Este sistema tiene que
terminar ahora». Este fue un resultado trágico ya que condujo a una caída en
la producción de aquellos productos de subsistencia necesarios para la vida
cotidiana. Ahora el campo no es capaz de suministrar a las ciudades porque
los agricultores ni siquiera son capaces de cubrir sus propias necesidades.
Hubo, por lo tanto, graves problemas en las reformas en la agricultura».
(Entrevistas con Laver Stroka, 2001)
Estas medidas iban en contra de lo que años antes la dirección del PTA. El lector
puede ver las últimas directrices de Enver Hoxha sobre el desarrollo que estaba
tomando y debía tomar la agricultura: «Problemas y tareas de la transformación
de las cooperativas de tipo superior en empresas agrícolas» de 1980 y «No
debemos separar la intensificación prioritaria de la zona llana determinada de la
intensificación de toda la agricultura» de 1982.
Pongamos un breve ejemplo de la razón por la que afirmamos que las políticas
de Alia eran contrarías a la política del PTA de antaño:
620
agrícolas se ha convertido en uno de los problemas más serios para la vida de
las masas trabajadoras». (Nexhumedin Dumani y Zydi Pepa; El pensamiento
teórico marxista leninista del PTA y del camarada Enver Hoxha sobre la
transformación y el desarrollo socialista de la agricultura, 1984)
He aquí que Albania estaba sufriendo el mismo proceso que ya habían sufrido
otros países muchos antes.
Adil Çarçani consideró al petróleo como uno de los «objetivos prioritarios» para
el próximo plan de 1986-1990, algo normal si además tenemos en cuenta que se
descubrieron nuevos yacimientos que podrían dar sustanciales ganancias al
régimen. Se databa que este podría aumentar en un 33-35% su producción.
Bien, según las referencias de antes, el petróleo no sólo no creció, sino que
entre 1985 a 1988 pasó de 1.400 a 1.200 millones de toneladas, con lo que es
obvio que para 1990 no se lograron las previsiones estipuladas.
621
exportaciones de Albania cayeron más del 50%, a alrededor de 120 millones de
dólares a principios de la década de 1990, la importación alimentaría se
manifestó en un aumento del 20%, agotando las reserva de divisas. Ni siquiera
las olas de inmigración a países como Italia o Grecia aliviaron la situación.
Según los datos que da O'Donell que se remite a la propia CIA, en los últimos
años de Hoxha mostraba que en 1983, Albania importó bienes por valor de 280
millones de dólares pero exportó bienes por un valor de 290 millones de
dólares, lo que produjo un superávit comercial de 10 millones de dólares. En el
presupuesto estatal de 1984 se mostraron gastos de 1.28 mil millones e ingresos
de dólares 1.29 mil millones.
¿Qué impacto tuvieron las reformas de Ramiz Alia para final de la década de los
80?:
«Lo que es seguro, es que a finales de los años 80 aparecieron males en los
funcionamientos en la economía albanesa. La reforma de los precios al por
mayor de 1986, se parecía como dos gotas de agua a la reforma de Nikita
Jruschov durante el período inmediatamente posterior al golpe de Estado
revisionista, medidas que únicamente apuntaban a «atraerse la simpatía y el
apoyo de los campesinos» sin «considerar el conjunto del mecanismo social».
Véase la obra de Henri Barbusse: «Stalin, un mundo nuevo visto a través de
un hombre» de 1935 para comparar las medidas de introducción de precios al
por mayor en Albania con la misma tentativa derechista de la oposición
trotskista en el XVº Congreso del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión
Soviética de 1927. Durante el período 1987-1990, el gasto en los hogares había
aumentado de 59 al 64% del PIB, mientras que la participación de la
formación bruta de capital se redujo correspondientemente. Por lo tanto, la
tasa de acumulación había disminuido. Hubo problemas de dilapidación de la
riqueza social y sabotaje: las importantes reservas creadas bajo Enver Hoxha
–en caso de conflicto– existían, pero no fueron utilizadas. Con la caída de los
países de Europa del Este en 1989, con algunos de los cuales Albania todavía
tenía relaciones comerciales, el bloqueo económico se vio fortalecido, lo que
facilitó la penetración del espíritu de capitulación y proporcionó una base
622
ampliado para el oportunismo –traición de Ramiz Alia, Fatos Nano, etc–. Los
comunistas albaneses que vivieron la catástrofe de 1989 la veían como
inevitable. Ellos vacilaron en llamar a la guerra civil durante el momento de la
contrarrevolución. También se debe examinar en qué medida las herramientas
de producción –particularmente de acero y las construcciones mecánicas–
estaban operacionales y cuidadas. Los albaneses se quejaron tras la ruptura
con China de haber sido abastecido en sus intercambios económicos de
material usado y descuidado. ¿En qué medidas pudo afectar esto a la
economía albanesa? Tal estudio debe ser realizado por los marxista-leninistas
albaneses». (Vincent Gouysse; Imperialismo y antiimperialismo, 2007)
«El artículo en cuestión fue publicado el 2-4 de junio de 1985 por la ATA,
boletín de la Agencia Telegráfica Albanesa. La ATA resumió el artículo y
saludó la victoria en las elecciones de los socialdemócratas de PASOK
liderados por Papandreou, quién volverá a ser el primer ministro griego. Se
clama, entre otras cosas, lo siguiente:
623
3) Que EEUU está extremadamente preocupado por la victoria del progresista
Papandreou». (The Worker’s Advocate (Suplemento); Vol.1, N#5; Voz del
Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 15 de junio de 1985)
«En una ocasión, el camarada Enver Hoxha condenó a los revisionistas chinos
por sus relaciones con los reaccionarios alemanes. Él escribió:
«Ahora podríamos decir que Alemania está asumiendo las características del
revanchismo totalitario fascista, buscando crear su propia esfera de
influencia». (Enver Hoxha; Imperialismo y revolución, 1978)
«El grupo fascista alrededor de Joseph Strauss, los generales hitlerianos, los
poderosos revanchistas reales de Bonn, se están publicitando abiertamente
como los aliados más cercanos de China». (ibid.)
Pero, el año pasado, la ATA informó al mundo que «El primer ministro de
Baviera de la RFA, Joseph Strauss, llegó a Tirana en una visita privada y él
«tuvo una reunión con el presidente del consejo de ministros de la república
socialista de Albania». (ATA, 21-24 de mayo de 1986)
Sobre la visita de Strauss a Albania nos podemos valer de las mismas palabras
que dedicó Hoxha a Mao sobre la visita de Nixon:
«La visita de Nixon a China y las conversaciones con él, no pueden sino crear
en la gente sencilla, en los pueblos, en los revolucionarios, ilusiones dañinas
respecto al imperialismo norteamericano, a su estrategia y su política. (...)
Puede imaginarse qué pensarán los obreros italianos que se enfrentaron con la
policía y manifestaron su odio contra la última visita de Nixon a Italia, los
trabajadores japoneses que no permitieron a Eisenhower ni pisar su tierra, los
pueblos de América Latina que protestan, y se levantan contra los Rockefeller
y todos los demás emisarios del gobierno de Washington. Tan sólo los titistas
yugoslavos y los revisionistas rumanos recibieron con flores al presidente
Nixon en sus capitales. (...) La visita de Nixon a China alentará también la co-
rriente centrista y ofrece argumentos a sus adeptos para probar la «justeza»
de su línea oportunista. (...) La historia del Movimiento Comunista conoce
numerosos ejemplos de conversaciones a diversos niveles con los adversarios.
No se pueden hacer paralelismos históricos, ya que tales conversaciones se
habían llevado a cabo en condiciones, momentos y sobre cuestiones diferentes.
Pero nuestros grandes maestros han indicado que las conversaciones deben
624
llevarse a cabo cuando realmente son indispensables, cuando sirven a la causa
de la revolución y del socialismo, que se debe tener claramente en cuenta los
fines agresivos del adversario y valorar de manera correcta la situación y al
propio adversario. (...) Esto, según nuestra opinión, en estas condiciones, es
erróneo, tanto en el plano de los principios, como tácticamente» (Partido del
Trabajo de Albania; El recibimiento de Nixon en Pekín no es correcto, nosotros
no lo apoyamos; Carta dirigida al CC del PC de China 6 de agosto de 1971)
625
La actitud hacia Francia:
«Expulsar a todas las fuerzas militares extranjeras del Chad». (ATA, 28-30 de
diciembre, 1987)
626
las masas en perspectiva de una nueva revolución. Pero la ATA todo lo que
pensó en hacer fue presentar como realmente preocupado por las masas al
gobierno mexicano. Recientemente se publicó un artículo titulado: «Éxitos de
México en su lucha contra el analfabetismo». (ATA, 7-8 de diciembre, 1986)
Entre otras cosas, esto equivale a apoyar al grupo burgués Contadora, del cual
México es promotor, aunque el PTA no se ha pronunciado abiertamente en una
dirección u otra sobre Contadora. El grupo burgués Contadora está compuesto
por los gobiernos burgueses de Colombia, México, Panamá y Venezuela. Posa
como algo crítico a la intervención militar estadounidense, propone su propio
método para apagar el fuego revolucionario de América Central. El PTA
también promueve la posicione interna del gobierno mexicano. El artículo de
Bashkimi elogia «las medidas de progreso y desarrollo del país en varios
campos». Y ahora el PTA ha salido apoyando las políticas educativas del
gobierno mexicano en un momento en el que los estudiantes se están revelando
contra ellas. Además, el PTA no ha publicado noticias ni ha apoyado las
huelgas de masas contra el hambre y la represión en México». (The Worker’s
Advocate; Vol.3, N#2; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados
Unidos, 15 de febrero de 1987)
627
naturaleza de clase de los estados involucrados, por cuál clase es la clase
dominante? ¿O debe limitarse uno mismo a las buenas palabras de los
diplomáticos? ¿Es posible que la «malvada burguesía francesa» o la
«revanchista burguesía alemana», etc. cerrarán bonitas alianzas y amistades
las cuales no serán dirigidas contra ninguna tercera parte?». (The Worker’s
Advocate; Vol.3, N#2; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados
Unidos, 15 de febrero de 1987)
Las ilusiones sobre una completa democratización de las relaciones entre países
socialistas y capitalistas:
Naturalmente Albania tiene que luchar a cara de perro contra los que
pretenden imponer esto. Pero mirando como plantea el problema el camarada
Alia. (…) No hay mención a la lucha de clases en estos países. No hay lucha
entre socialismo y el cerco imperialista-revisionista, sino solo una lucha entre
pequeños inocentes versus grandes matones. (…) Pero el camarada Alia pone
por delante una utopía en la cual las relaciones entre los diferentes países
capitalistas y otros países capitalistas y la de ellos con la Albania Socialista,
pueden ser «ecuánimes, sinceras y fructíferas». (The Worker’s
Advocate; Vol.3, N#2; Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados
Unidos, 15 de febrero de 1987)
Entre las debilidades ideológicas del congreso, incluso se podría citar el hecho
de que Ramiz Alia con toda tranquilidad proclamaba:
628
resultados de esto son bien conocidos por todos: en la próxima década el
repunte del maoísmo fue aún mayor.
Esto significa que para aquel entonces no solamente era responsable el Partido
Comunista de España (marxista-leninista), sino también:
629
–El Partido Comunista (Marxista-Leninista) de Ecuador;
–La Liga Marxista-Leninista del Tigre;
–El Partido Obrero de los Trabajadores de Francia;
«En efecto, y como se puede ver en los recortes de prensa portuguesa. (...) Uno
de los principales líderes del PC (R), miembro de su Comité Central desde su
fundación, Frederico Carvalho, acaba de incorporarse al PCP revisionista de
Álvaro Cunhal. Frederico Carvalho fue precisamente uno de los principales
impulsores de la campaña por nuestra exclusión de las filas del PCP (R), bajo
calumniosas acusaciones de «anarco-trotskismo», y esto porque veníamos
exponiendo sus cada vez más pronunciadas tendencias reformistas. Su paso
por el campo del revisionismo y la colaboración de clases y la defensa que hace
actualmente de la Unión Soviética como «bastión del socialismo» demuestra
que nos hemos dado cuenta correctamente de su degeneración ideológica. (...)
La deserción de Frederico Carvalho también tiene implicaciones para la
situación del movimiento internacional marxista-leninista, ya que fue el
principal defensor en Portugal de las concepciones políticas del Partido
630
Comunista de Brasil, cuya influencia oportunista en el PC (R) es ampliamente
conocida por los comunistas portugueses. (…) La Organización Comunista
«Política Obrera», formada en una asamblea de militantes comunistas que
abandonaron el PC (R) el pasado mes de marzo, y cuyo objetivo es elaborar las
bases del programa, estrategia, táctica y estatutos del partido comunista que
es urgente reconstruir en Portugal, está abierto al intercambio de información
y documentos, al establecimiento de relaciones y al debate con todos los
partidos y organizaciones marxista-leninistas». (Francisco Martins
Rodrigues; Carta a PCR (Brasil), PC do B, PTA, 18 de junio de 1985)
Y se advertía que esto no era la primera vez que pasaba, puesto que en Italia
había habido un caso exactamente igual:
Más allá de que Francisco Martins Rodrigues plantease luego emular los peores
errores sectarios de la época de Thälmann, rehabilitase al maoísmo con excusas
burdas, o mantuviese unas peligrosas ilusiones hacia la política
socialimperialista de la URSS, lo cierto es que en este mensaje, objetivamente
hablando, tenía absoluta razón. El movimiento marxista-leninista estaba
cayendo en la pasividad ideológica, dejando paso a la confusión ideológica y los
planteamietos liquidacionistas.
«Demostrar que el viraje «táctico» del 7º congreso para los frentes populares
implicó en realidad un giro estratégico. (...) 2) probar que ese viraje hizo una
ruptura completa, aunque disfrazada, con la línea leninista de la revolución
proletaria, a la que sustituyó la ideología de la fusión «popular» obrero-
pequeño-burguesa; 3) desmitificar la leyenda de los «grandes éxitos» logrados
por el movimiento comunista a partir de 1935, apuntando el rastro de derrotas
y fracasos que nos trajo a la situación actual, de ofensiva en toda la línea del
imperialismo; 4) y finalmente, enmarcar las ideas políticas de Dimitrov en la
vasta corriente centrista internacional que en los años 30 tomó de asalto el
marxismo revolucionario, tanto en la Unión Soviética como en China y en el
mundo capitalista. (...) En realidad, Stalin fue al 7º congreso presidir un giro
político cuyo oportunismo no le podía escapar pero que era incapaz de detener
por las cedencias que ya había hecho el año anterior en el 17º congreso del PC
(b)». (Francisco Martins Rodrigues; Anti-dimitrov, 1935-1985, medio siglo de
derrotas de la revolución, 1985)
631
b) La condena del periodo soviético de Stalin:
«La idea de que los comunistas deberían equiparar a la URSS con los EE.UU.,
para mantener la intransigencia desvanecida en revisionismo, revela, para
nosotros, precisamente un corte inconcluso con el revisionismo. En nuestra
opinión, la corriente marxista-leninista ha pasado en este tema de una fase
inicial de ilusiones sobre la recuperación de la URSS –cuando China esperaba
persuadir a los soviéticos para que criticaran su cambio de política–, al error
opuesto de presentar a la URSS como un imperialismo maduro, similar a
Estados Unidos». (Francisco Martins Rodrigues; Segunda carta al partido
marxista-leninista, 18 de febrero de 1986)
632
debidamente quedaron retratados ante las masas como cobardes. Las
militancias pronto vieron que estaban siendo liderados por elementos sin
capacidad teórica para adentrarse en debates de nivel e importancia suprema
para el movimiento obrero internacional.
Viendo como les fue a más de uno con esta táctica que negaba lo evidente,
muchos seguramente alegaran ahora a «toro pasado», como ha intentado hacer
Raúl Marco, que sí tenían ciertas reservas hacia la propia línea del PTA cuando
se estaba dando la degeneración del socialismo albanés, pero que prefirieron
guardarlas dentro de la cúpula dirigente… o que se dieron debates internos,
pero se decidió mantener en secretos sus conclusiones. Seguramente sea un
falso argumento de estos líderes para justificarse después de ser partícipes de la
hecatombe del movimiento internacional con su seguidismo. Pero en caso
contrario, sería una confirmación de que visto una y otra vez los resultados, no
sirve de nada el mantener el «criticismo» en círculos cerrados. Así no se ayuda a
nadie, no es una muestra de internacionalismo proletario, sino de todo lo
contrario. Ese criticismo hay que constarlo en público para que no haya excusas
ni malentendidos a posteriori, y hay que tener informada a la militancia y
hacerla partícipe de los mismos debates, de otro modo se juega el rol del «pastor
y el rebaño pasivo», tan común de organizaciones que acaban burocratizadas y
que venden más pronto que tarde sus principios por capricho precisamente de
dirigencias oportunistas y militancia de base sin espíritu revolucionario.
«El último mes la agencia de noticias albanesa oficial ATA [23 de septiembre
de 1987], trajo un artículo de Bashkimi, periódico del Frente Democrático de
Albania, alabando el régimen etíope actual y su maniobra de cambiar el
nombre a «República Democrática Popular». Según el artículo, el régimen
está caminando más rápidamente en el camino de la construcción de la
independencia de Etiopía, construyendo una firme economía, etc., etc. El
artículo habla en brillantes términos sobre la amistad entre los pueblos
albanés y etíopes. Pero de hecho, dicha amistad solamente podría ser
consolidada por una oposición [albanesa] al presente régimen militar del Derg
[Consejo Administrativo Militar Provisional] y su líder Mengistu Haile
Mariam. Este régimen bañado en sangre está entre los más crueles de África.
(…) Es totalmente chovinista y ha librado año tras año una genocida guerra
contra el pueblo eritreo. Así mismo, se ha comprometido también en una
brutal agresión contra otras nacionalidades, como los tigriñas. Hablar de
construir una firme economía solo puede sonar como una cruel burla al pueblo
633
etíope, atormentado por el hambre. Las infames muertes de hambre en Etiopía
son conocidas en todo el mundo. El presente régimen no solo se muestra
incompetente confrontando la hambruna, sino que actualmente busca usar
dichas hambrunas como una parte de su lucha contra las masas. Es cierto que
Mengistu habla en nombre del socialismo y la revolución. Tiene estrechos lazos
con el revisionismo soviético. La burguesía occidental hace uso de esto para
cargar los impactantes crímenes del Derg sobre el comunismo. Pero el Derg no
es más comunista que el Papa, él simplemente injerta una retórica revisionista
para justificar sus bárbaras crueldades. De hecho, el Derg es el verdugo de los
actuales revolucionarios y comunistas en dicho país. A este respecto es
increíble que el artículo de la ATA elogie la proclamación de Etiopía como una
«República Democrática Popular». El gobierno etíope no es democrático, sino
que gobierna sobre el descontento de las masas por las armas. Esta
declaración de que ahora es una república representativa es una falsedad.
Quizás, sin embargo, esta renuncia al término «socialista» del nombre de la
república esté diseñada para acercarse a la burguesía occidental. Al mismo
tiempo, esto no llevaría implícito a una fractura del Derg con los revisionistas
soviéticos. Bajo Gorbachov, el revisionista soviético ha advertido de que los
regímenes del tercer mundo deben trabajar con más ahínco con los
imperialistas occidentales». (The Worker’s Advocate (Suplemento); Vol.3 #10;
Voz del Partido Marxista-Leninista de Estados Unidos, 20 de octubre de 1987)
«Este error de la ATA también muestra el gran peligro del plan presentado
por el comunicado sectario de Madrid de julio de 1987 proclamado por
algunos –que no todos– los partidos del grupo [de la revista] «Teoría y
práctica». (…) El comunicado de Madrid fue, entre otras cosas, un intento de
prevenir cualquier crítica pública hacia el Partido del Trabajo de Albania
(PTA). Ciertos líderes que presionaron para nuestra condena en Madrid,
puede que se quejaran un poco en privado acerca de esta o aquella posición del
PTA, pero denigraron la naturaleza de estos errores, e hicieron todo lo mejor
posible para mantener de su lado a aquellos que sabían mucho. Pero estos
errores incluyen alabar el impopular y opresivo régimen de Etiopía». (The
Worker’s Advocate (Suplemento); Vol.3 #10; Voz del Partido Marxista-
Leninista de Estados Unidos, 20 de octubre de 1987)
Seguramente los dirigentes y militantes del PCE (m-l) que aun vivan y puedan
estar leyendo esto, se avergonzaran de no haber prestado atención a estas cosas.
Lo cierto es que las relaciones entre el PTA y el PCE (m-l) se habían enfriado
abiertamente desde 1982 –véase las críticas indirectas del PCE (m-l) hacia el
PTA en el IVº Congreso de 1985, o la carta del PCE (m-l) al PTA en 1985–. Hubo
un franco cuidado del PCE (m-l) cuando no unas divergencias en varios temas.
Para finales de 1985 nos encontramos ya un partido sin su principal dirigente:
Elena Ódena, por otra parte la única figura con algo de personalidad, autoridad,
honestidad e iniciativa como para combatir el revisionismo del PTA, y que
tampoco pudo discernir ni analizar completamente el rumbo derechista que se
estaba tomando –entre otras cosas por su delicada salud–. En cambio, la nueva
634
dirección del PCE (m-l) de 1986, ahora comandado por el nefasto dúo Marco-
Chivite, hizo un abierto seguidismo a las políticas revisionistas de todos los
partidos internacionales que precisamente fueron degenerando –véase también
el citado Comunicado de Madrid de 1987–, incluyendo el servilismo hacia el
PTA que resulta repugnante si tenemos en cuenta en qué momento se dio. Justo
se volvieron a estrechar lazos, en un momento en que la degeneración del PTA
iba cuesta abajo y sin frenos, es decir cuanto más se tenía que haber elevado la
crítica y no había excusas para hacer pública la denuncia a las desviaciones del
PTA. Esto indica que la nueva dirección del PTA y la nueva dirección del PCE
(m-l), liderados por Raúl Marco y Ramiz Alia respectivamente, podían ahora
llegar a acuerdos más fácilmente y dejar de lado las incomodas diferencias:
«Albania, que bajo la dirección del PTA, encabezado hoy por el camarada
Ramiz Alia, avanza contra viento y marea por la difícil senda de la
construcción del socialismo, hace frente y derrota tanto a enemigos externos
como a internos. (...) Nuestro congreso deberá proclamar sin ambages nuestro
apoyo y solidaridad, que nadie ha logrado nunca romper, a Albania Socialista,
el heroico PTA y a su primer dirigente, el camarada Ramiz Alia». (Partido
Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del Vº Congreso del
PCE (m-l), 1988)
Este tipo de citas demuestran el beneplácito oficial del PCE (m-l) en el ámbito
interior a las purgas que Ramiz Alia desató sobre sus «enemigos internos», es
decir tanto de simples arribistas que competían por el poder contra la camarilla
de Alia como los elementos honestos que dudaban o criticaban su nueva
orientación y que también fueron apartados del camino.
Desde diferentes puntos del planeta se puede ver esta postura condescendiente
con el nuevo revisionismo albanés, que ya no eran conatos de él, sino la
solidificación del mismo. El Movimiento de Acción Popular (Marxista-
Leninista) clamaba en su artículo: «La organización política de la clase obrera
internacional» reflexionaban varias cuestiones interesantes, pero con
conclusiones acertadas y otras más que desacertadas:
635
son manifestaciones de las razones del capital, del derecho burgués, que han
podido insertar una cuña en la sociedad albanesa? (...) Un ejemplo de esto es la
consecuencia inmediata pero también consecuencias teóricas de las razones de
estado que obligan a Albania, como estado, a mantener relaciones con el
régimen retrógrado y medieval de Khomeini, con la dictadura de Turquía y, en
su momento, con la dictadura militar en la Argentina. Estos son eventos que
tienen un impacto a nivel internacional y, en particular, en la lucha del
proletariado en esos países. (...) En efecto, algunos partidos suponen que esta
unidad llega a través de la defensa cerrada y no crítica del Partido de Trabajo
de Albania y el Estado Albanés como tal. No dejan espacio para la lucha
ideológica y política. (...) Con esta posición, cualquier posibilidad de discusión
y práctica internacional permanece subordinada. El PTA y el Estado Albanés
son el punto de referencia para cualquier asunto bilateral y multilateral. De
esta manera, la forma nacional de la lucha de clases en Albania es considerada
como el contenido a nivel internacional. (...) Está claro que descartamos las
actitudes verdaderamente provocativas de algunas fuerzas, que intentan
convertir el problema albanés en una línea de demarcación, siendo nada más
que el reverso del otro extremo de la primera posición. Es decir, tratando de
decir que todos los partidos que no ven al PTA como un partido pequeño
burgués en su esencia y forma nacionalista, burocrática y revisionista, no
pueden ser partidos marxistas-leninistas». (Movimiento de Acción Popular
(Marxista-Leninista), La organización política de la clase obrera
internacional, 1989)
Ramiz Alia, intentando dar apariencia de normalidad, repitió una y otra vez, que
el colapso de los sistemas capitalistas-revisionistas de Europa del Este no
afectaban a Albania, que ella no tenía intenciones de liberalizar el sistema, o
mejor dicho, de liberalizarlo más. Así lo dejó claro en su discurso del 11 de
636
diciembre 1989. Sus palmeros en el extranjero reproducirían este mensaje de
tranquilidad.
A unos meses del derrumbamiento del sistema albanés, un Raúl Marco del todo
miope a la hora de leer los acontecimientos, diría desde el PCE (m-l):
«Durante estos dos-tres meses, en aplicación de las decisiones del IXº Pleno, se
ha realizado la elección y reelección de bastantes cuadros. (...) Sólo en Tirana
han sido sustituidos 266 directores, jefes, y funcionarios diversos. (...) El
restablecimiento de la más justa proporción numérica entre los funcionarios
miembros del partido y los que no lo son en los órganos populares. Así por
ejemplo en los aparatos de los ministerios y de las instituciones centrales, los
comunistas constituyen hoy tan sólo el 33% del número general e funcionarios,
mientras el 67% son personas sin partido. En la región de Tirana, del total
general de los cuadros y del personal ingeniero-técnico que dirige la economía
y la cultura, en los combinados, plantas, fábricas, empresas y cooperativas
agrícolas, alrededor del 17,5% son comunistas y el 82,5% personas sin
partido». (Ramiz Alia; La democratización impulsa el pensamiento y acción
del pueblo; Discurso en el Xº Pleno del CC del PTA de 19 de abril de 1990)
Esto se reflejaría también en las purgas del Politburó del PTA en julio y
diciembre de 1990 hacia elementos que o bien habían estado desde hace tiempo
en contra de las reformas, o que ahora empezaban a no estar convencidos de
ellas:
«La reunión plenaria del comité central del Partido del Trabajo Albanés (PTA)
637
se clausuró el sábado por la noche con decisiones que demuestran la
determinación del presidente Ramiz Alia de proseguir con los timidísimos
cambios económicos anunciados en enero. En contrapartida, varios antiguos
dirigentes de la corriente dogmática fueron relevados de sus cargos. Si bien es
prematuro hablar de la victoria absoluta de los reformistas dentro del partido
y del! éxito de una apertura que todavía sólo existe en los discursos, el hombre
duro del Politburó y ministro del Interior, Simon Stefani, fue sustituido como
jefe de la poderosísima policía secreta, la Segurini. Hekuran Isai, ex chófer y ex
ministro de Interior, sucedió a Stefani. Manush Myftiu, Rita Marko y el
ministro de Defensa, Prokop Murra, los más duros entre los viejos cuadros del
anterior jefe del Estado, Enver Hoxha, fueron retirados del Politburó y serán
juzgados». (El País; Albania se desprende de los comunistas más dogmáticos,
9 de julio de 1990)
«Alia y compañía llevaron a cabo dos golpes de estado fuertes dentro del
Partido del Trabajo de Albania en julio y diciembre pasado, lo que eliminó a la
mayoría de los miembros del Politburó, reemplazándolos por políticos
procapitalistas. En los últimos nueve meses, tácticas de transición similares
dentro del gobierno albanés han hecho que todos los ministros se resistan a la
contrarrevolución capitalista». (Partido Comunista de Nueva Zelanda; Golpe
trotskista en Albania, 1991)
No podemos dejar pasar el hecho de que algunos de los comentarios del Partido
Comunista de Nueva Zelanda en ese texto son afirmaciones sin fundamento
hacia Enver Hoxha, como por ejemplo acusarle de teorizar y practicar «una
dictadura de todo el pueblo» al estilo jruschovista donde se borraba el carácter
proletario, lo cual supuestamente habría llevado a un debilitamiento del
sistema. Pero lo cierto es que en toda la obra de Enver Hoxha se sentencia lo
contrario, reforzando el carácter proletario del sistema. El texto también adolece
de datos concretos y un constante abuso de la especulación a falta de material
disponible, en especial, no hay un análisis de las reformas llevadas a cabo
durante 1985-1989. Bajo tal forma de enfocar el análisis de la caída del régimen
albanés, era imposible sacar conclusiones válidas. Es cierto que hay una buena
exposición de los discursos de Ramiz Alia entre 1989 y 1990 sobre varias
cuestiones que expone excelentemente lo camaleónico que fue, pero eso no
explica nada de los pasos y causas de la degeneración del sistema. Resulta
exasperante encontrarse una y otra vez con este tipo de análisis raquíticos en
cuanto a datos y pruebas sólidas, que no solo no clarifican casi ninguna cuestión
clave, sino que además en otros casos resuelven las lagunas con teorías
extrañas.
638
que estuvieron en puestos clave y en los documentos que hemos consultado no
parece que hicieran nada relevante para oponerse a la línea oficial, todo lo
contrario. Calificarlos sin más de opositores a Alia es la clásica aventura del
historiador que ante la falta de hechos se los inventa para cuadrar forzosamente
algo. De hecho, según cuenta Nexhmije:
«Fue mi turno de sentir un profundo dolor en mi corazón cuando los dos viejos
miembros del Politburó, Adil Çarçani y Manush Myftiu, tomaron la palabra,
uno tras otro. No entendí entonces ni más tarde cómo y por qué estos dos
«cayeron tan bajo». En lugar de una política autocrítica sobre sus
responsabilidades en los últimos años, sobre la difícil situación económica y
social en el país, hicieron autocrítica sobre algunas cosas pequeñas».
(Shquitaria.com; Nexhmije Hoxha: Mis esfuerzos para detener el
derramamiento de sangre en Tirana –y cómo defendí a Ramiz Alia–, 2020)
Nexhmije Hoxha diría del Xº Congreso del PTA de 1991 sobre los
procedimientos partidarios:
Es decir, se había borrado toda línea entre partido y masas. ¿Qué suponía esto?:
«La gran difusión del «título». Lo que tiene de nocivo consiste en que origina
la idea desorganizadora sobre la confusión de la clase con el partido».
(Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Un paso adelante, dos pasos atrás, 1904)
«El partido político puede agrupar sólo a una minoría de su clase, puesto que
los obreros verdaderamente conscientes en toda sociedad capitalista no
constituyen sino la minoría de todos los obreros. (...) Si tales camaradas están
a favor de que exista una minoría que luche decididamente por la dictadura
del proletariado y que eduque en este sentido a las masas obreras, esa minoría
no es, en esencia, otra cosa que el partido». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin;
Discurso en el IIº Congreso de la Internacional Comunista, 1920)
639
«Pero el Partido es una parte del proletariado. Por eso, tampoco puede verse
libre del contacto y de la influencia de las diversas capas de la sociedad
burguesa. La presión de la burguesía y de su ideología sobre el proletariado y
su Partido se manifiesta en que las ideas, las costumbres, los hábitos y el
estado de ánimo de los burgueses penetran a menudo en el proletariado y su
Partido a través de ciertas capas del proletariado, ligadas de una u otra
manera con la sociedad burguesa. Me refiero, en segundo lugar, a la
heterogeneidad de la clase obrera, a la existencia de diversas capas dentro de
la clase obrera. A mi modo de ver, el proletariado, como clase, podría ser
dividido en tres capas. Una capa la compone la masa fundamental del
proletariado, su núcleo, su parte permanente; es la masa de proletarios
«puros», que rompió hace ya mucho los lazos con la clase de los
capitalistas. Esta capa del proletariado es el apoyo más seguro del
marxismo. La segunda capa la componen gentes salidas hace poco de clases no
proletarias, de los campesinos, de las filas pequeñoburguesas, de los
intelectuales. Esas gentes proceden de otras clases, hace poco que han pasado
a formar parte del proletariado y llevan a la clase obrera sus hábitos, sus
costumbres, sus vacilaciones, sus titubeos. (...) Finalmente, la tercera capa la
compone la aristocracia obrera, la élite de la clase obrera, la parte más
acomodada del proletariado, con sus tendencias al compromiso con la
burguesía. (...) A pesar de su diferencia exterior, estas dos últimas capas de la
clase obrera constituyen un medio más o menos común, que nutre al
oportunismo en general». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Una vez
más sobre la desviación socialdemócrata en nuestro partido; Informe ante el
VIIº Pleno ampliado del CE de IC, 1926)
¿Acaso eso cambia bajo la construcción del socialismo? No, porque todavía
subsisten restos materiales e ideológicos de la sociedad anterior que hacen que
los todos obreros y el resto de trabajadores estén lejos aún de equipararse:
640
soviético». (Partido Comunista de la Unión Soviética; Materialismo histórico,
1950)
Teorizar en un momento crítico como el de 1991 que no solo los obreros, sino
todos los trabajadores podían opinar e incidir en el rumbo y decisiones del
partido comunista, era un gesto inequívoco de que Ramiz Alia formalizaba la
liquidación de la esencia comunista y proletaria del partido.
Se puede decir que el PTA asumió las recetas económicas revisionistas que hasta
hacía meses había criticado con suma dureza:
641
Adil Çarçani, considerado la mano derecha de Ramiz Alia, explicaría estos
nuevos mecanismos siendo su ejecución la plena restauración del capitalismo y
sus leyes económicas:
«Las medidas que estamos adoptando no son mejoras parciales, sino que
tratan de transformar íntegra y esencialmente el mecanismo económico.
(...) Las responsabilidades y la adopción de las decisiones sobre numerosas
cuestiones pasan del centro a la base, armonizando mejor los intereses de
nuestra sociedad. (...) Los desarrollos cualitativos en todas las ramas de la
economía plantean la necesidad de vitalizar la actividad de la empresa
mediante vías y métodos económicos, liberándola de algunos elementos
caducos y de algunas prácticas inefectivas. (...) Esto se realiza ampliando, en
primer lugar las atribuciones de la empresa y ampliando el concepto de la
actividad económica independiente también en el terreno de la financiación de
la reproducción ampliada con sus propios medios. (...) En concordancia con
estos criterios se ampliarán los derechos de la empresa en el terreno de la
planificación, de la producción y de la distribución, de la exportación e
importación, del trabajo, de las pagas y de la utilización de los fondos
financieros y de divisas acumulados por ella. (...) En el campo de la
distribución, la empresa entregará al Estado sus cuotas obligatorias, en las
que se incluye la cantidad planificada para la exportación y la que
corresponde a las demás regiones; en cambio en lo que se refiere al resto de la
producción, la empresa decidirá por propia cuenta en colaboración con el
Comité Ejecutivo de la región donde opera. (...) Se crearán posibilidades para
que, además de las empresas que tienen tareas planificadas para la
exportación, se estimulen a otras para producir mercancías demandadas en el
mercado exterior. (...) La propia empresa decidirá sobre el número de
trabajadores, incluyendo a los que figuran en la plantilla, la productividad del
trabajo, la paga media, etc. De acuerdo con el fondo planificado de pagas, la
empresa tendrá el derecho de contratar obreros en la medida que lo considere
necesario para realizar el plan de producción. (...) Se ha propuesto que la paga
de los trabajadores del sector estatal de la economía se relacione también con
el resultado definitivo de la empresa o de la respectiva unidad de producción
que tiene autonomía financiera, es decir, sobre la base de sus ingresos netos.
(...) El mecanismo mejorado de dirección de las empresas con autonomía
económica acrecentará en mayor grado el papel de la banca y ampliará su
esfera de acción. Todo esto se manifestará sobre todo en el fortalecimiento de
la función que desempeñará el crédito, como palanca económica en la
reproducción ampliada de la empresa, que remplazará a la actual forma de
financiación a fondo perdido del presupuesto. (...) En el terreno de los precios
un importante paso será su aproximación al valor. Los precios de venta al por
mayor se formarán sobre la base de los gastos de producción y de una óptima
rentabilidad en lugar de la mínima que obraba hasta hoy». (Adil Çarçani;
Sobre el perfeccionamiento del mecanismo económico; Discurso ante la
Asamblea Popular, 1990)
642
puntos de vista económicos, políticos, ideológicos y sociales, el renacimiento
del sector privado, la apertura de puertas para el capital extranjero y las
compañías multinacionales, son evidencias de la completa degeneración. (...)
Somos testigos de la bancarrota del revisionismo yugoslavo como ideología y
práctica. El llamado sistema de autogestión, del cual el camarada Enver
Hoxha hizo un profundo y completo análisis en su obra: «Autogestión; una
teoría y práctica capitalista» de 1978, ha fallado». (Ramiz Alia; Informe en el
IXº Congreso del PTA, 1986)
«En 1987 Alemania aceptó dar 50 millones de marcos para restablecer como
ayuda y para destablecer las relaciones diplomáticas. Francia también dio un
crédito para unas plantas hidroeléctricas e Italia proveyó una modesta
cantidad de ayuda». (Fred C. Abrahams, Albania Moderna: De la dictadura de
la democracia europea, 2015)
Para 1991 ya sin disimulo se tomaron los créditos como medio desesperado para
tratar de salvar la situación. En un artículo llamado «Recientes cambios en
Albania» se decía:
«El año último revela que, a pesar del bloqueo financiero franco y encubierto
contra la URSS, no nos hemos sometido al vasallaje de los capitalistas y hemos
resuelto con éxito, movilizando nuestras propias fuerzas, el problema de la
acumulación y sentado las bases de la industria pesada. (...) Sería un ridículo
pensar que los capitalistas de Occidente se han compadecido de nosotros y
desean entregarnos varias decenas de millones de puds de trigo poco menos
que gratis o a pagar a largo plazo. Eso camaradas, son estupideces. ¿De qué se
trata pues? (...) Nos están tanteando. (...) Tratando de sondear nuestra
solvencia, nuestra firmeza. (...) Lo que pretenden no es tanto vendernos trigo a
crédito como enterarse de si nuestra situación es efectivamente grave, de si de
veras se nos han agotado las posibilidades financieras. (...) Ver si picamos el
anzuelo que nos lanzan». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre la
desviación derechista en el Partido Comunista (bolchevique) de la URSS, 1929)
643
«Los chinos nos dicen que su liderazgo entiende porque Rumanía está
recibiendo créditos de los imperialistas y aplicando una política conciliadora
con los titoistas, porque no tiene otra alternativa, de lo contrario Rumanía se
arruinaría. Este punto de vista de los camaradas chinos es totalmente
revisionista. En otras palabras, los chinos sostienen que los créditos de los
Estados Unidos pueden ser aceptados, y creen que el socialismo puede ser
asistido por el imperialismo. (...) ¡No! Nunca nos pondremos de acuerdo con
estos puntos de vista oportunista de los camaradas chinos! ¿Qué sucede con las
tesis de que «el socialismo debe ser construido sobre la base de la
autosuficiencia», cuando, según ellos, puede aceptar créditos, incluso desde los
Estados Unidos?». (Enver Hoxha; Esto quiere decir que cambia de cualquier
forma el golpe del viento; Reflexiones sobre China; Tomo I, 18 de agosto de
1964)
«En primer lugar, le pidió a estos países a que tomaran nota de la situación
actual de la economía y definieran el camino a seguir para transformarlo,
hacerle modificaciones estructurales, limitaciones de las importaciones e
inversiones, etc. Es en este contexto que encaja las medidas adoptadas en estos
644
países para elevar los precios de los bienes de consumo y devaluar su moneda
frente al dólar. En los años 1981, 1983 y 1984, Rumanía ha devaluado tres
veces el leu y el dólar subió 4,5 a 21,5 frente al leu. Polonia, con su entrada en
el FMI, operaba con una devaluación del zloty en un 30 por ciento, mientras
que en Hungría el dólar ha pasado de 41,3 a 51 forint. De modo general, la
política del FMI con respecto a los países que piden préstamos,
independientemente de los matices y los rasgos específicos que revistan según
los diferentes Estados y los grupos de Estados, parece estar destinado a
aumentar la explotación y la expoliación de las amplias masas trabajadoras y
acentuar todavía la dependencia de su economía hacia sus exportaciones en
las metrópolis. Además, el FMI pregunta y pide informes detallados sobre la
situación de la economía de los países prestatarios, sobre sus perspectivas de
desarrollo, sobre la política económica que aplicarían según las medidas
propuestas por él, y se le ha sido reconocido también el derecho a proceder
periódicamente a la comprobación de la aplicación de esta política. Su no
aplicación puede conducir hasta al cese de los créditos». (Lulzim Hana; La
deuda externa y los créditos imperialistas, poderosos eslabones de la cadena
neocolonialista que esclaviza a los pueblos, 1988)
«La deuda extranjera de Albania alcanza hoy los 238 millones de libras –
además de un préstamo extranjero por valor de 148 millones de libras, perdido
antes de las elecciones de abril–. El pago de la deuda debe comenzarse en julio.
Con el colapso económico erguido frente a la nueva coalición albanesa, 24.000
albaneses ya han escapado por mar hacia Italia, o hacia la frontera con
Grecia». (International Review; Revolucionary Communist League of Britain,
Nº 11, 1991)
Esta experiencia confirma de nuevo que los créditos nunca pueden ser la
solución para el problema estructural de la economía.
645
acción del pueblo; Discurso en el Xº Pleno del CC del PTA de 19 de abril de
1990)
«En la aplicación de las decisiones del IXº Pleno nuestros organismos estatales
deciden actuar también en dirección al Mercado Común Europeo. En Europa
Occidental se ha creado una unión de estados en la que está procediendo a la
unificación no sólo de la economía, sino también de muchos sectores de la
política interior y exterior. (...) El establecimiento de vínculos diplomáticos y
de contactos con ella servirá a nuestros intereses económicos y políticos».
646
(Ramiz Alia; La democratización impulsa el pensamiento y acción del pueblo;
Discurso en el Xº Pleno del CC del PTA de 19 de abril de 1990)
Por ningún lado se habla de que tales organismos están dirigidos por los
monopolios capitalistas, del peligro que podía suponer y supuso para
la soberanía albanesa y para cualquier país la penetración del capital extranjero,
así como el control de estos organismos de la economía nacional. Tampoco
comenta que la receta económica, legislación civil, la cultura en general en estos
organismos eran y son de tipo burgués. Algo que antes sí recalcaba el propio
Alia:
De hecho en las discusiones de 1990, Ramiz Alia se tuvo que defender de las
acusaciones de los comunistas más «conservadores»:
«Primero, que con este camino que el Partido está siguiendo, no estamos
haciendo ninguna concesión a la reacción, tanto en política interna como
exterior». (Ramiz Alia; Informe, 10 de octubre de 1990)
«La línea de conservadores la que vio estos cambios como un retorno a los
«errores de los enemigos del pueblo». (Alia en los años 90: ¿Estamos haciendo
como Shehu, Lubonja y Paçrami?, 2015)
Pero los hechos son los hechos, no solo sus recetas eran un calco de las que
habían propuesto los revisionistas albaneses previamente y de lo que
647
implementaban los revisionistas en otros países, sino que la propia dialéctica de
los acontecimientos confirmó los temores de estos cuadros.
«La vida de Stalin no tiene conexión directa con Albania. (...) Todavía tenemos
muchos nombres, monumentos y símbolos dedicados a estos momentos que
han perdido su valor anterior. El problema era que estas cosas corrían el
riesgo de convertirse en símbolos políticos e ideológicos, que no interesan a
nadie y no son de utilidad para nadie. Por lo tanto, es por el bien general que
las viejas decisiones relacionadas con la conmemoración de Stalin se
eliminarán». (Ramiz Alia; Discurso, 26 de diciembre de 1990)
Stalin era solo el primer paso. Poco tiempo después también acabó renegando
abiertamente del legado de Hoxha.
«En el congreso del PTA mantenido en junio, se cambió el nombre. Ellos serán
oficialmente el Partido Socialista. Habiendo adoptado el pluralismo político,
los comunistas albaneses están divididos sobre hasta qué punto retroceder del
legado ideológico del fundador del PTA Enver Hoxha. (...) Xhelil Gjoni criticó
el pasado «espíritu de ejército». Ramiz Alia, quien ha conducido la transición
en la era después de Enver Hoxha, fue criticado por mostrar «actitudes
sentimentales hacia amigos y colaboradores» Agolli fue menos circunspecto:
«Cualquiera que expresase una opinión contraria a las de Hoxha era
inmediatamente considerado un herético, un espía, un revisionista». (...) El
PTA ha ganado la mayoría en las elecciones multipartidistas celebradas en
abril de 1991, pero después de las huelgas anticomunistas, llevadas en parte
por los mineros de Valias, las cuales duraron en torno a cuatro semanas, el
Primer Ministro del PTA Fanos Nano fue forzado a resignarse y acordar un
gobierno de coalición conducido por Ylli Bufi –antiguo Ministro de
Alimentación–. Una figura del liderazgo de la oposición, el profesor y
economista Gramoz Pashko del Partido Democrático, fue nombrado Primer
Ministro. (...). El líder del PTA Ramiz Alia falló en asegurar su posición en la
648
capital, Tirana». (International Review; Revolucionary Communist League of
Britain, Nº 11, 1991)
«La vida del Partido fue destruida y, durante los acontecimientos posteriores,
éste llegó a ser liquidado para ser sustituido por un nuevo partido, que en el Xº
Congreso de junio de 1991 tomó el nombre de Partido Socialista. La mayor
parte de los comunistas, así como la mayoría de los delegados, creyó que este
partido sería el continuador del Partido del Trabajo e incluso propusieron
diferentes nombres, como Partido Renovado, etc. En ese mismo Congreso se
dio el segundo golpe demoledor al Partido del Trabajo. Me refiero a cómo se
preparó el Congreso, cómo se desarrolló, a sus entre bastidores, y sobre todo a
la elección del nuevo Comité Central y a los poderes que se le dio. El Congreso
y su informe no fueron preparados por el Comité Central, que era considerado
conservador, sino por una comisión especial, en el que participaron los
miembros liberales –llamémoslos así– del Comité Central y otras personas
nombradas por el Primer Secretario. No habiendo sido aprobada por el
Comité Central, sobre todo por sus críticas a Enver Hoxha, la comisión exigió
la disolución del Comité Central a sólo cuatro días del inicio del Congreso. No
estuvimos de acuerdo porque esto estaba en conflicto con el Estatuto del
Partido. La comisión organizó el trabajo de tal manera que en el Congreso se
desacreditara a los miembros más antiguos del Buró Político, así como a los
comunistas más firmes, haciendo uso de acusaciones bajas sin carácter
político y que sirvieron de base a las acusaciones que Sali Berisha les imputó
más tarde cuando su gobierno los encarceló». (Nexhmije Hoxha; De cómo el
Partido del Trabajo de Albania se alejó de sus posiciones marxista-leninistas,
1997)
Es Xhelil Gjoni quien liquida los restos formales que quedaban del régimen
como son las denominaciones del partido y el país, como hizo en su momento
Gorbachov con la URSS, pero fue Ramiz Alia el principal autor de la
restauración del capitalismo como en su momento Jruschov en la URSS, y
Nexhmije Hoxha cumple el papel de un ente pasivo que incluso justifica a
quienes le apartan del poder, y sigue sin entender las causas fundamentales de
la contrarrevolución, justo como le pasase a Mólotov en la tragedia de la URSS.
Pero esto no explica nada de por qué la propia Nexhmije Hoxha y otros se
quedaron de cruzados de brazos y permitieron esto. ¿Qué hay del apoyo a las
políticas de Ramiz Alia durante años? Nada de esto es comentado, plantea la
cuestión como si de repente Ramiz Alia implementase un programa revisionista
de la nada.
649
«¿Cómo se mantiene la disciplina del partido revolucionario del proletariado?
¿Cómo se controla? ¿Cómo se refuerza? Primero por la conciencia de clase de
la vanguardia proletaria y por su fidelidad a la revolución, por su firmeza, por
su espíritu de sacrificio, por su heroísmo. Segundo, por su capacidad de
vincularse, aproximarse y hasta cierto punto, si se quiere, fundirse con las más
amplias masas trabajadoras, en primer término, con la masa proletaria, pero
también con las masas trabajadoras no proletarias. Tercero, por lo acertado
de la dirección política que lleva a cabo esta vanguardia; por lo acertado de su
estrategia y de su táctica políticas, a condición de que las masas más extensas
se convenzan de ello por experiencia propia. Sin estas condiciones, no es
posible la disciplina en un partido revolucionario, verdaderamente apto para
ser el partido de la clase avanzada, llamada a derrocar a la burguesía y a
transformar toda la sociedad. Sin estas condiciones, los intentos de implantar
una disciplina se malogran en fraseología, en gestos grotescos. Pero, por otra
parte, estas condiciones no pueden brotar de golpe. Solo se forman con
esfuerzos prolongados y una dura experiencia». (Vladimir Ilich Uliánov,
Lenin; La enfermedad infantil del «izquierdismo» en el comunismo, 1920)
650
la revolución y degeneran en contrarrevolucionarios». (Enver Hoxha; Informe
en el Vº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1966)
«La lucha de clases se refleja también en el seno del Partido, ya que, por un
lado, en éste ingresan personas provenientes de diferentes capas de la
población, que traen consigo- toda clase de residuos y manifestaciones
extrañas, y, por otro lado, los comunistas, al igual que todos los trabajadores,
se encuentran bajo la presión del enemigo de clase, sobre todo de su ideología,
dentro y fuera del país. Por consiguiente, tanto de entre las filas de los
trabajadores como de entre las del Partido, pueden surgir y surgen personas
que degeneran y que se ¡pasan a posiciones extrañas antipartido y
antisocialistas. En efecto, nuestros enemigos dan una especial importancia en
su actividad a la degeneración de los miembros del Partido con el fin de lograr
la degeneración del partido en general, ya que sólo así se. le puede abrir el
camino a la restauración del capitalismo. Hay que tener presente que, sin
contradicciones de distinto carácter y sin lucha para superarlas, no sería
posible la vida del Partido y su desarrollo. No se debe encubrir esta lucha so
pretexto de salvaguardar la unidad, sino que se la debe desarrollar y llevar
hasta el fin, fortaleciendo así la verdadera unidad del Partido, su espíritu
revolucionario, su combatividad, la dictadura del proletariado.
«La lucha de clases se libra en todos los frentes, no solo porque los enemigos
externos aplican su lucha en todas las direcciones, sino porque, en primer
lugar, estamos desarrollando la revolución en todos los campos y direcciones.
Lo que hace que el ejecutar la lucha de clases en esas tres direcciones
fundamentales –ideológica, política y económica– sean puntos muy
importantes. Si la lucha se debilita en una dirección, toda la lucha de clases se
debilitará y se condenará a un mayor castigo inmediato en el futuro».
(Nexhmije Hoxha; Algunas cuestiones fundamentales de la política
revolucionaria el Partido del Trabajo de Albania sobre el desarrollo de la lucha
de clases, 27 de junio de 1977)
651
La documentación albanesa confirma que sus cuadros sabían más que de sobra
de las causas de la resurrección del capitalismo en la URSS:
652
fenómenos como expresiones de concepciones del mundo reaccionarios, y la
lucha contra ellos como una parte constituyente importante de la lucha de
clases, son de gran valor teórico y práctico. Resumiendo la experiencia
albanesa e internacional en conexión con las manifestaciones de liberalismo y
burocratismo en la sociedad, el PTA y el camarada Enver Hoxha han
enfatizado que las manifestaciones de burocratismo y liberalismo constituyen
un gran peligro para el socialismo, pero cuando no se les permite la libertad de
acción y cuando se combaten de forma continua y resolutivamente, las
consecuencias son completamente evitables. (...) La esencia de la lucha de
clases contra la burocracia y el liberalismo consiste en el establecimiento e
implementación de correctas relaciones entre democracia y centralismo, entre
los órganos electos y los órganos de la administración, entre los cuadros y los
funcionarios, por una parte, y las masas trabajadoras, por el otro, entre las
libertades y derechos de los ciudadanos, y su disciplina y deberes contraídos
con el Estado y la sociedad socialista, en todo momento. Todas las medidas que
el partido haya adoptado para la erradicación de las manifestaciones de la
burocracia y el liberalismo, están conectadas con esta esencia del problema».
(Vahid Lama y Gramos Hysi; La lucha de clases en el campo político en el
período del socialismo, 1978)
Habían descrito muy bien los riesgos a los cuales se enfrentaban. Describiendo
las contradicciones en la sociedad socialista se decía:
«Hay que tener en cuenta tanto los factores objetivos como pueden ser los
remanentes de la ideología burguesa en los viejos elementos explotadores, en
las clases socialistas e incluso entre ciertas capas del proletariado, o la
653
evidente proyección del cerco imperialista-revisionista. (…) Factores subjetivos
que pueden surgir debido a una permisión de la ampliación de las diferencias
salariales entre rangos, ampliación en la diferenciación entre el campo y la
ciudad, o por apatía en la lucha contra las corrientes ideológicas extrañas,
fenómenos precisamente subjetivos que los revolucionarios deben buscar
evitar que ocurran». (Jorgji Sota; Sobre la dictadura del proletariado y la
lucha de clases en Albania; Informe presentado en la Conferencia científica
sobre el pensamiento teórico del Partido del Trabajo de Albania y el Camarada
Enver Hoxha, 1983)
-Enver Hoxha; Acerca de la aplicación de las decisiones del VIº Pleno del CC del
PTA sobre la lucha contra las manifestaciones de intelectualismo y
tecnocratismo, 1970.
-Agim Popa; Las relaciones entre los cuadros y las masas y la lucha contra la
burocracia, 1976.
654
-Hysni Kapo; Importante paso para perfeccionar el estado de la dictadura del
proletariado, 1976.
Pero con el tiempo nada de esto fue tenido en cuenta debidamente. Estos
documentos del PTA 1990 ratificaban que se había abandonado por completo
las enseñanzas sobre la restauración del capitalismo que años antes los
albaneses habían extraído.
«El gran ruido que levantaron los jruschovistas sobre el pretendido culto a
Stalin era en realidad un bluf. Este culto no había sido cultivado por Stalin,
que era un hombre sencillo, sino por toda la bazofia revisionista acumulada a
la cabeza del Partido y el Estado. (...) Si se lee los discursos de Jruschov,
Mikoyan y de todos los miembros del Presídium, se verá los elogios
desenfrenados e hipócritas que estos enemigos prodigaban a Stalin mientras
655
éste estuvo en vida. Esta lectura provoca nauseas cuando piensas que detrás
de estos elogios, dichos elementos ocultaban su trabajo hostil a los ojos de los
comunistas y de las masas, los cuales estaban engañados al pensar que tenían
ante sí dirigentes fieles al marxismo-leninismo y camaradas leales a Stalin».
(Enver Hoxha; Los jruschovistas, 1980)
En el caso albanés:
Incluso criticase a diferentes revisionismos por tal postura y sus cotas tan
ridículas:
656
los que nos esforzamos por inspirar correctamente con nuestra actividad,
¿cómo pueden comprender y admitir esto? ¿Y por qué los camaradas chinos
permiten tal desarrollo de una cosa semejante? Como se ve, esta propaganda
desenfrenada ha adquirido proporciones alarmantes para nosotros, los
marxista- leninistas, sobre todo a partir del inicio de la Revolución Cultural».
(Enver Hoxha; Sobre el culto a Mao; Reflexiones sobre China, Tomo I, 9 de
agosto de 1966)
En el caso albanés el error es mucho más grave viendo los resultados del culto a
la personalidad en la URSS, que como ellos mismos denunciaban,
posteriormente fue utilizado como pretexto por los oportunistas para tachar el
trabajo revolucionario de Stalin y negar el marxismo-leninismo en general. Pese
a que sabían esto, en el PTA se podía ver el eslogan: «¡El partido de Enver!»,
junto a bustos y carteles que decoraban los plenos y congresos. Esto era una
postura aduladora, y en el fondo, metafísica, ya que da a entender que dicho
líder no puede equivocarse e incluso degenerar ideológicamente. ¿Acaso los
fundadores del partido jamás pueden equivocarse o corromperse? ¿No ha
habido casos de grandes marxistas como Kautsky, Plejanov y otros que
acabaron sus días como contrarrevolucionarios? No estamos acusando a Stalin o
a Hoxha de autoritarismo, pero pongámonos en contexto... ¿cómo alguien iba
contradecir al líder del partido en la URSS o Albania cuando su imagen y
nombre decoraban las paredes del congreso del partido? Esto estimulaba el
seguidismo. Los marxista-leninistas consideramos que los homenajes hacia los
líderes del proletariado nacional e internacional son necesarios, pero ese
agradecimiento y admiración no se debe traducir en una caricatura ni en
servilismo.
«Es una realidad que los derechos del individuo, especialmente aquellos de la
vida espiritual, han sido gravemente violados. La abolición legal de las
creencias religiosas llevó a la posición oficial del Partido en conflicto con el
deseo de creer por parte de las amplias masas populares. (...) Debe destacarse
que tales errores y deformaciones ocurrieron especialmente durante el período
de finales de los años sesenta, que también se denominó período de
revolucionización. Además de las influencias extranjeras, particularmente de
657
la revolución cultural china, durante este período también aparecieron
algunas inclinaciones subjetivistas para encontrar soluciones nuevas y
originales a muchos problemas de la sociedad. (...) Parece que el
antirrevisionismo que elegimos como estrategia a menudo condujo a
posiciones de izquierda». (Xhelil Gjoni; Discurso en el Xº Congreso del partido
del Trabajo de Albania; Publicado en Zëri i Popullit, 11 de junio de 1991)
Xhelil Gjoni fue una figura que fue ascendida por Ramiz Alia al Politburó en la
crisis de julio de 1990, poco después adelantó al propio Alia en oportunismo por
la derecha, y en el Xº Congreso del PTA de 1991, llegaría a criticar a Enver
Hoxha con varios argumentos liberales y a plantear el cambio de nombre del
partido. El propio Alia fue criticado por no iniciar las reformas antes.
Pero... ¿cómo fue ese proceso realmente? Aportemos pruebas en vez de hablar
por hablar.
658
un producto inevitable del orden de opresión y explotación, está sancionado en
la Constitución de 1976 y se aplica en la práctica. La burguesía y los
revisionistas difunden la religión en sus países y la utilizan como un medio
para mantener a las masas trabajadoras bajo el yugo porque la religión
desempeña una función ideológica reaccionaria.
«Miembro del Partido del Trabajo de Albania (PTA): No hemos forzado nada.
jamas hicimos decretos contra las iglesias o por eliminar de las iglesias, de la
religión. Nosotros explicamos la visión materialista, propusimos la base
científica de la formación del mundo, de los fenómenos sociales etcétera
etcétera. Y, finalmente la ideología materialista ha triunfado sobre la ideología
idealista. Y las personas ya no necesitan la iglesia, porque comprobaron
claramente, la inutilidad de tales. Y la juventud, que está siempre a la
vanguardia de la revolución ininterrumpida en Albania ha demandado cerrar
las iglesias. Y nosotros las cerramos. Hay muchas personas que vienen de
Europa y dicen: «¿Por qué van a cerrar las iglesias?». Y nosotros
respondemos: «¿Por qué ustedes las han abierto?». (...) No impedimos que las
personas fueran a las iglesias. Las iglesias estaban abiertas pero se vieron que
eran inútiles. Durante milenios rezamos a Dios para tener el pan de cada día,
etc., pero la gente vio que era la revolución la que aseguraba su bienestar, su
futuro, etc. Prefirió dejar la iglesia y tomar el pico para construir el
659
socialismo». (Guy Ackermann, Pierre Demont y Robert Escarpit; El desafío
albanés, 1970)
«La lucha por desarraigar estas supervivencias del pasado heredadas durante
siglos enteros es, sobre todo, una lucha ideológica, que tiene por objeto liberar
espiritualmente a los hombres. Si los hombres son vehículos de tales
supervivencias, es sólo una desgracia, y no algo de lo que puede culpárseles.
Por eso, hacia ellos debe adoptarse una actitud muy prudente, amistosa y
camaraderil. En la lucha contra los prejuicios religiosos, las supersticiones y
las costumbres retrógradas, un importante lugar debe ocupar la propaganda
científica atea, la cual debe educar pacientemente a los hombres en la
concepción científica del mundo, sin ofenderles y sin afectarles directamente.
La erradicación de estas supervivencias es un trabajo difícil y delicado. No
pueden ser suprimidas a fuerza de decretos ni con mitines. Es un trabajo que
requiere paciencia, inteligencia y tacto. Para lograr este cometido, hay que
activar aún más todas las formas de propaganda del Partido, nuestras
instituciones culturales, las escuelas, los maestros y todos los demás
intelectuales, la prensa y la radio, la literatura y él arte, que deben considerar
como una de las principales tareas la lucha por la educación de los
trabajadores en la moral y la nueva concepción comunista del mundo. Debe
darse una gran importancia a la explicación correcta y científica de los
fenómenos de la naturaleza, a la popularización de los logros de la ciencia y de
la técnica, a la crítica de los dogmas religiosos, demostrando al campesinado
la inutilidad de éstos y el perjuicio que ocasionan. Las escuelas, las
organizaciones de la juventud y las instituciones culturales deben prestar
especial atención en este sentido a la educación de la juventud». (Enver
Hoxha; Sobre la situación económica, social y cultural en el campo y las
medidas para mejorarlo; Informe en el Xº Pleno del CC del PTA, 6 de junio de
1963)
660
campaña de transformación de iglesias y mezquitas en centros de carácter
cultural:
De forma que:
«El Comité Central dio instrucciones a las organizaciones del Partido para que
se combatiera cualquier forma estrecha de comprender el problema de la
lucha contra la religión, cualquier manifestación de autosatisfacción que
surgiera como consecuencia de los brillantes resultados alcanzados en
breve espacio de tiempo en la liquidación de los centros religiosos. La
supresión de las iglesias y mezquitas no había acabado con la religión como
concepción del mundo. La religión tiene raíces muy profundas. Está amasada
con las costumbres retrógradas, ligada con mil hilos a esas costumbres que
vienen de lo más remoto de los siglos, que subsisten y actúan durante muy
largo tiempo. Por esta razón era necesario descubrir la fuente, la base
filosófica idealista y reaccionaria de las costumbres retrógradas, de las
661
prácticas y de los dogmas religiosos, luchar para destruir esta base». (Historia
del Partido del Trabajo de Albania, 1982)
«En lo que concierne a las creencias religiosas, ¡¡¿se extirparán éstas con sólo
cerrar algunas iglesias católicas, como hacen los estudiantes, o substituyendo
los iconos con los bustos y los retratos de Mao?!! Es seguro que no. Las
creencias religiosas en China deben ser consideradas como un gran problema
que no puede ser resuelto con estas medidas». (Enver Hoxha; Se aprobó un
documento de dieciséis puntos sobre la Revolución Cultural; Reflexiones sobre
China, Tomo I, 26 de agosto de 1966)
Como se puede comprobar, gran parte de los mitos anticomunistas son tan
endebles, que se pueden refutar con mirar un poco la documentación disponible
en castellano.
No por casualidad los regímenes de Cuba, China o Corea del Norte tras años de
pseudorevolución muestran orgullosos datos nacionales en los cuales la mayoría
de sus ciudadanos se identifican con diversas creencias religiosas, incluso estos
662
datos van in crescendo. Además, en todos estos casos el Estado capitalista-
revisionista es financiero abierto de las diversas instituciones religiosas.
Básicamente esto ocurre porque estas instituciones refuerzan y legitiman los
lazos de explotación económica capitalistas ante sus feligreses
En el otro extremo, tenemos a aquellos que como no saben explicar las causas
de la caída del socialismo albanés con hechos concretos, dan crédito a ciertas
argumentaciones de los revisionistas –como que las campañas religiosas de
1966-67 fueron erradas– y completan el cuadro con el uso de historias
fantásticas. Sin duda son el ejemplo de cómo no se debe de proceder a la hora de
analizar la historia.
El PTA y la homosexualidad
663
«Mi propio desarrollo intelectual me puso en contacto personal con los líderes
de la Socialdemocracia alemana de entonces, August Bebel y Wilhelm
Liebknecht en Berlín, y Georg von Vollmar y Ludwig Viereck en Múnich»
(Hirschfeld 1930, p. 81). (…) Hirschfeld también recordaba que «ya a la edad
de veinte años», es decir, poco después de su graduación como médico, se
familiarizó con los puntos de vista socialdemócratas leyendo el libro de August
Bebel La mujer y el socialismo. Hirschfeld se suscribió el 1 de enero de 1891 al
Vorwärts, el periódico del Partido Socialdemócrata, pero nunca aclaró cuándo
se unió al SPD (Herzer 2017, p. 34)». (Daniel Gaido; El marxismo y el
movimiento de liberación homosexual: De la Socialdemocracia alemana a la
Revolución Rusa, 2020)
lejos de lo que suele creer, también durante el período inicial de los años del
«stalinismo» 1924-33, se mantuvo esta política y fue apoyada por los
organismos oficiales:
664
así llamados delitos contra la moral. Nuestra legislación, basada en el
principio de la protección de la sociedad, castiga sólo los casos en los que el
objeto de interés de los homosexuales, son menores de edad (artículos 151, 152
del Código Penal de la RSFSR)».
El lector debe tener en cuenta que la esta homofobia de la sociedad rusa zarista,
era mucho más pronunciada que en los países germanos, lo que también tendría
un impacto mucho más notorio entre algunos jefes bolcheviques, lo que no
excluye la responsabilidad del gobierno de Stalin en el viraje homófobo que
encabezará después con la reintroducción de la penalización en 1934.
Un documento que hoy debe de ser recuperado y desmonta toda esta visión
sobre la homosexualidad con argumentos racionales, es la carta de Harry White
a Stalin, un comunista homosexual inglés en 1934.
665
despenalizaron la herencia de los códigos penales anteriores, algo que sucedió
finalmente en 1993. El 11 de julio de 2013, el «gran progresista» Putin, según
siempre el PCE (r), publicó una Ley contra la propaganda homosexual, siendo
actualmente uno de los países más homófobos de toda Europa.
¿Y qué hay del caso albanés? John L. Broom criticaba así el código penal albanés
en una emisiva a Albanian Life:
«Al Editor:
Uno se pregunta qué se supone que se logra con una sentencia tan dura. No
puede ser la reforma del «delincuente», ya que la gran mayoría de los
invertidos no pueden ayudar más a su orientación sexual de lo que pueden
evitar haber nacido con un labio leporino o una marca de nacimiento
antiestética. No puede ser el deseo del régimen aumentar la tasa de natalidad,
ya que los homosexuales constituyen en promedio un mero 10% de la población
de cualquier nación, y de estos solo unos pocos contraen matrimonio. No
puede ser para frenar la propagación del SIDA, ya que el Código Penal se
redactó mucho antes de que ese virus se convirtiera en una amenaza para la
humanidad.
Por lo tanto, hay que concluir con pesar que el artículo 137 es una medida
puramente retributiva dirigida contra un comportamiento que es
perfectamente legal en la mayoría de los países «occidentales» y que puede
conducir, en muchos casos, a una relación estable y amorosa.
«Albanian Life no toma posición, favorable o no, sobre las políticas del
gobierno albanés. Se esfuerza simplemente por presentar los hechos de esas
políticas y las razones que las autoridades albanesas exponen para ellas. Deja
que los lectores formen sus propios juicios morales». (Albanian Life; Número
44, No1, 1989)
667
ello signifique hacer de menos su gran obra». (Equipo de Bitácora (M-L);
Fundamentos y propósitos, 2013)
668
sociales, para que éste no refleje las heridas y la putrefacción del régimen
burgués, la lucha de las fuerzas progresistas y revolucionarias contra dicho
régimen. En uno de los congresos internacionales celebrados recientemente
sobre los problemas de la estética, el esteticista estadounidense Monroe
subrayó que era más importante para el arte la combinación de colores que la
vida de los pobres». (Alfred Uçi; La crisis de la estética burguesa-revisionista,
1984)
669
de la literatura extranjera para los revolucionarios albaneses en su obra:
«Literatura extranjera; Para las escuelas secundarias» de 1985.
670
la lucha ideológica contra las manifestaciones extrañas al socialismo y contra
las actitudes liberales ante ellas, 1973)
La canción de Vaçe Zela «Natën vonë» fue la elegida para abrir el festival. Los
instrumentos de cuerda y el piano evocaban sonidos sinuosos clásicos del jazz.
671
Según iba creciendo la tensión vocal, los instrumentos de viento hacían su
aparición y tomaban un protagonismo innegable.
Es innegable que:
«Tomado en su conjunto, las canciones del XIº Festival ampliaron los temas
aceptables melódicos, rítmicos, armónicos y formales de la producción musical
en general». (Nicholas Tochka; Estados audibles: política socialista y música
popular en Albania, 2016)
672
nuevos instrumentos, más complicado resulta mantener esa sensación de
armonía colectiva.
«La primera reacción de los habitantes de tales áreas ante cualquier ataque
violento o simplemente incitador era, como «preámbulo a la acción», un
«hurra», o prolongado grito de alerta, provocativo, retador, integrado por x, j
o h aspirada, seguidas de i o u que, debidamente acentuadas, rasgan el aire
como una flecha con energía y rapidez tan bárbaras, que su eco rebota por las
montañas, «bramando por el talud» (PU 55). Es el ¡ixuxún...! de la Asturias
oriental, el ¡ijujú! ovetense, el jujnjuúuu! asturgalaico, el ¡vuhuhú! serrano
leonés, el ¡ijijí! del Alto Aragón o el iiuhuhiiu...! o ¡huhuhuliuu! gaucho,
pronunciado en aquellas áreas peninsulares a pleno pulmón, libremente, y por
éste «dándose palmadas en la boca». Tales alaridos, que, por su pronunciación
gutural, Garría Tuñón los creyó procedentes de lengua oriental, cuando son
simples voces onomatopéyicasreciben el nombre de riflidu y tifiar en Caravia ;
gritar o simplemente ixuxú, en Oviedo; escouzo y escouzar, en Figueras;
escougido y escougar, en el bable occidental de la montaña; aturaxo, ata ruto
y aturuxar, en Galicia; en Santander y aun en el oriente astur, relincho y
relinchar; sanso e irrintsi, en la montaña vasca; jijeo y relinchido, en las
sierras entre Castilla y Extremadura; y jujear o jigear, en Salamanca». (J. L.
Pérez de Castro; El alarido y el palo en la cultura asturiana, 1961)
673
dicha tendencia no sopesada siempre correctamente, derivó en una
sobrestimación del folclore, sobre todo nacional. Por otro lado, mientras se
criticaba con toda justeza y razón las líricas, hubo una clara intransigencia hacia
los ritmos e instrumentos de la música extranjera y su influencia en la nueva
música albanesa, lo que les impidió sopesar en esta cuestión concreta de forma
objetiva, no sabiendo captar el potencial de los nuevos instrumentos o los
nuevos géneros musicales que surgieron en la era industrial.
Sin duda la crítica albanesa hacia los valores amorales de la cultura burguesa-
revisionista es incontestable. Es normal y lícito que se criticasen algunas
disposiciones de este tipo:
En aquellos años existía a nivel mundial grupos de pop, rock o blues. Sus letras
y declaraciones si bien no se pueden decir que eran afines al ideario comunista,
en algunos casos sí se puede decir que expresaban nobles sentimientos
antifascistas, una preocupación y repulsa hacia las guerras imperialistas, crítica
de la religión, el machismo y el racismo, variadas denuncias de las
desigualdades sociales, etc. Estos valores podrían haber sido encauzados por el
sendero marxista-leninistas tanto por los respectivos marxista-leninistas de
cada país, como por el gobierno albanés. Del mismo modo se les debería haber
asistido para criticar sus aspectos negativos. Ignorar tal proceso de expansión
que sufría el mundo de la música fue un error.
En el contexto de los años 70, con una Albania rodeada de enemigos, el régimen
habría anotado un gran punto a su favor si hubiera logrado ganarse a los artistas
progresistas, si se hubiera propuesto ayudar a promocionar dentro y fuera de
Albania a los artistas nacionales que se interesasen por los nuevos géneros, sin
674
que eso supusiese renunciar a un contenido socialista. Lo cierto es que incluso
se podrían haber fusionado los nuevos géneros con parte de la esencia musical
albanesa. Las posibilidades eran múltiples, pero está claro que habría sido una
cuestión clave para reanimar el interés del proletariado mundial hacia Albania,
hubiera mostrado al mundo una alternativa al clásico pop, rock, jazz, blues, hip
hop de Occidente. Pero al desaprovechar tal oportunidad y cerrar el paso a estos
nuevos géneros, causó extrañeza entre propios y extraños, solo ayudó a que
Albania siguiera con la etiqueta de país «aislado y receloso» de lo extranjero.
Esto puede comprobarse con la polémica en torno al XIº Festival de Música de
Albania de 1972, y los comentarios del exterior.
Queremos volver a dejar claro que todo esto que estamos exponiendo no
invalida, ni mucho menos, las críticas albanesas hacia la «degeneración» en el
arte: pintura, estética, música, arquitectura de la cultura capitalista occidental.
Un fenómeno que, como tal, existía y existe.
675
Como otros ejemplos más concretos en cuanto a géneros: véase el arte cubista
en la pintura, el teatro del absurdo en el teatro, el arte posmodernismo en la
escultura, y podríamos citar muchos más:
Los comunistas deberían saber diferenciar si están ante un artista, una corriente
o una obra de referencia, o quizás ante un posible aliado, pero no directa
referencia para los comunistas, misma diferenciación que debe hacer un
gobierno revolucionario. Por ello en muchas ocasiones se puede destacar el
compromiso político o las ideas progresistas de un artista sin que su obra sea
necesariamente un paradigma del realismo socialista, pudiendo tener un
contenido lírico bello, pero sin una virtuosidad en el manejo técnico de la forma,
y viceversa, de ahí la importancia del equilibrio.
El pantalón vaquero es una prenda que en sus inicios fue utilizado por los
trabajadores del campo y la ciudad por su resistencia a la par de comodidad.
Tiempo después evolucionó, se hicieron más o menos elásticos y amoldables a la
figura, y a partir de entonces fueron precisamente los grupos conservadores
quienes recomendaron su prohibición por considerarlos inmorales, como
prendas que incitaban al pecado. Seguramente esta sea una de las razones de su
crítica en Albania, donde recordemos, todavía se veía como inmoral un beso de
una pareja en una película. Increible pero cierto. En 1989, todavía había casos
de películas como la del director Bujar Kapexhiu: «Edhe ashtu edhe kështu»,
que eran censuradas las escenas de besos. Así lo cuenta el director albanés en
2019 rememorando su película para el medio nacional Panorama. Esto indica
que el nivel de mentalidad, incluso entre los comunistas, era muy retrógrado.
Una moral más propia del «nacional-catolicismo» de Franco que de un país
676
socialista, pues el beso en cualquiera de sus expresiones, forma parte de los
sentimientos más sinceros, sanos y naturales del ser humano, algo que traspasa
culturas. Incluso existen casos como el de la cultura rusa el beso en la boca es
una forma de saludo, complicidad o de simple alegría que no implica amor de
pareja ni para el cual es necesario conocer a la otra persona. Ocultar bajo la
censura una expresión así de afecto o amor, paradojicamente era lo opuesto al
realismo. De nuevo este tipo de planteamientos albaneses solo podía causar
perplejidad en el resto de países de Europa y del mundo.
Algunos excusan la fobia hacia el pelo largo y las barbas del régimen con la
irrupción del hippismo o con el hecho de que en la antigua Albania los imanes
musulmanes y los clérigos del cristianismo ortodoxo portaban una estética
parecida. Consideramos que una figura de tanta cultura como Enver Hoxha, era
consciente de que las barbas o pelos largos no era netamente una expresión de
afinidad al poder religioso, ni de ser bohemio, ni de primitivismo, como
demuestra el conocimiento de la literatura clásica que siempre citaba, y como
pudo comprobar en primera persona en sus años exiliado en Francia, por no
comentar ya que todos los revolucionarios del siglo XIX como Marx, Engels,
Bebel y otros portaban dicha estética, por tanto dicha visión no tiene excusa
alguna. Es una visión dogmática e incoherente del PTA en su totalidad, que lejos
de atraerse simpatías, atraía la incomprensión de los revolucionarios del
mundo.
«Por tanto, si una mujer no quiere llevar velo, que se corte el pelo al cero. Y si
es vergonzoso para una mujer cortarse el pelo o raparse la cabeza, que lleve
velo. (...) ¿No os enseña la misma naturaleza que es una vergüenza que el
hombre se deje el pelo largo, mientras que para la mujer eso es un orgullo? El
pelo largo que tiene le sirve de velo». (Biblia; I Corintios 11)
El cristianismo introdujo la idea de que era una ofensa para la mujer mostrar su
cabello, y para el hombre que era deshonroso llevarlo largo. Como sabemos esto
último si prosperó, lo primero ahora es motivo de mofa o crítica hacia las
mujeres musulmanas desde el cristianismo, pero la mayoría desconoce que en
su texto sagrado se cita como obligación el llevar velo entre las mujeres.
677
e higiene adecuadas para proyectar una imagen correcta ante las masas de lo
que es un comunista, para poder precisamente, romper clichés y mitos.
678
por casualidad en la actualidad muchos defensores de los regímenes
capitalistas-revisionistas sacan estas teorías para justificar lo injustificable:
679
disponibles de los principales dirigentes de esos procesos capitalista-
revisionistas? Hay multitud de obras en castellano e inglés de Fidel y Raúl
Castro, de Guevara, Kim Il Sung, Kim Jong Il, Kim Jong-un. ¿No cuentan estos
países con periódicos y agencias de información enfocados también hacia el
exterior? Las hay oficiales como Granma o la Agencia Telegráfica Central de
Corea, y no oficiales afines como Cubadebate o el blog de Alejandro Cao de
Benós para extraer información más que suficiente. ¿No existen medios de
comunicación extranjeros que recogen hechos objetivos que ayuden a analizar
la cuestión cubana o coreana? Las hay incluso favorables como Actualidad
Russia Today o Hispan TV. ¿No existen además otros medios no tan
favorables u hostiles a estos regímenes del que podemos sacar información
objetiva y fiable? Obvio, y estos medios no solamente publican datos de estos
países sino que eso lo podemos hacer extensible a cualquier régimen
revisionista, de ellos podemos criticar temas importantes como el nivel de
inversión extranjera en Corea del Norte por lo que dicen las fuentes chinas y
rusas, cualquier medio español se puede hacer eco de los tratos entre el FMI y
Vietnam, recoger sus declaraciones ante tal evento, podemos ver también
como los dirigentes cubanos loan a El Vaticano y a sus gerifaltes, cómo
presentan a China y Rusia como garantes de los pueblos como hace el PCE (r).
Información hay, lo que no hay es ganas de analizar y en su caso prefieren
mirar a otro lado porque en el fondo comparten sus desviaciones». (Equipo de
Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos políticos oportunistas del
PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)
En resumen, si no queremos ser como los revisionistas con sus regímenes, los
marxista-leninistas deben estudiar y criticar sin piedad nuestras experiencias,
de otro modo tendremos la misma seriedad que ellos.
680
ultranza del PTA hasta el último aliento del régimen. Años después, seguían
preguntándose qué pudo fallar sin hallar respuesta, prometiendo hacer una
evaluación llegado el día. Véase el documento de Patrick Kessel: «Contribución
a la cuestión de una nueva internacional» de 1997.
Para entender las causas y extraer las lecciones de la caída del socialismo en
Albania en 1991, no se podía renegar sin más análisis de todo el pasado
revolucionario de los comunistas albaneses –como proponía la facción de
Chivite–, ni tampoco se podía edulcorar la realidad –como hacía la facción de
Raúl Marco–. Ambas tendencias, no solo no llegaban a conclusiones plausibles
que explicasen el colapso, sino que no reconocían su responsabilidad individual
en realizar un seguidismo a las políticas de Ramiz Alia durante los años 80, por
lo que carecían de toda legitimidad.
¿No será que la mayoría de esos líderes –como se supo luego–, no vivían en la
inopia sobre estos sucesos, sino que adecuaban su apoyo o rechazo según el
nivel de prestigio o ayuda material que pudieran recibir de otros partidos como
el albanés?
La postura del PCE (m-l) de no subrayar cada paso en falso que empezaba a dar
el PTA no fue un error menor sino todo lo contrario. Pero en honor a la verdad
tampoco fue el único partido que cometió tal mayúsculo error, se trató pues de
un error colectivo de los partidos marxista-leninistas:
681
de Enver Hoxha por moda y sentimentalismo, pero que no comprendía en
realidad su obra y doctrina marxista-leninista. Tras la muerte de Enver
Hoxha en Bandera Roja hubo un seguidismo ciego a las políticas de Ramiz Alia
–como hizo el PCE (marxista-leninista) de España o el PC ML de Colombia–,
quien por aquel entonces precisamente estaba destrozando el legado de su
predecesor y precipitando al país a la restauración del capitalismo y a una
gran crisis política social y económica. La situación en Albania no solo llevó a
la restauración del capitalismo sino hasta la propia disolución del partido en el
poder y su refundación en un partido socialdemócrata. Hay que señalar que
entre otras cosas esto fue posible por la falta de internacionalismo proletario
de los pretendidos marxista-leninistas que en su mayoría no se dieron cuenta
de este proceso y no ayudaron al pueblo albanés. Cuando este formalismo de
disolución del partido comunista en Albania ocurrió en 1991, los seguidistas de
la política de Ramiz Alia [como Raúl Marco o Manuel Chivite] entraron en
pánico». (Equipo de Bitácora (M-L); Un repaso histórico a las posiciones
ultraoportunistas de Bandera Roja, y una exégesis sobre la deserción del
MVTC y su disolución en Bandera Roja, 1 de enero de 2017)
Cuando la dirección del PCE (m-l) fue tomada por Chivite y sus seguidores en
1991, la estrategia a seguir fue escribir comentarios calumniosos sobre la
experiencia albanesa y los lazos que les unían. Para lavarse las manos del apoyo
que el PCE (m-l) había dado a la política desastrosa de Ramiz Alia durante
1985-1990 que llevó a Albania al colapso, Chivite comenzó a renegar de toda la
experiencia albanesa en general incluida la de la época de Enver Hoxha que la
tacharía con los peores epítetos, culpando además a Elena Ódena de hacer
seguir al PCE (m-l) por este camino, y a Raúl Marco del período de 1985-1991,
sin asumir que él y sus seguidores había sido parte, para fortuna o desgracia, de
la política del partido y su posición sobre Albania. Chivite fue un gran apologista
del triunfalismo hacia la Albania de la época de Alia. Por tanto, quién más tenía
que callar, era quién atacó a sus viejos camaradas para intentar protegerse del
reciente seguidismo que todos, desde Marco hasta él, habían cometido hacia las
políticas de Ramiz Alia que objetivamente llevaron al más rotundo fracaso.
Por lo que para Chivite, tanto la China maoísta como los regímenes
jruschovistas de Europa del Este «eran semejantes en lo fundamental» al
régimen albanés. Esto no es solo un comentario anticomunista, sino de una gran
ignorancia del proceso histórico: para empezar ni siquiera los mismos
regímenes revisionistas eran similares, ni podían serlo.
682
Algunos de los escritos del PCE (m-l) durante la época en que Chivite dominaba
la dirección eran tan surrealistas que incluso iban en contra de la propia historia
del partido:
Esto lo escribía gente como Chivite que años antes publicaban en «Vanguardia
Obrera» artículos favorables como: «Albania socialista: un pueblo optimista y
revolucionario», en el Nº 261 de 1978. Manuel Chivite fue precisamente el
encargado de la presentación de la publicación del libro de Enver Hoxha
«Imperialismo y revolución» en la librearía Machado de Madrid en 1979. Pero
en 1991 observamos como Chivite y compañía escupen todo tipo de insultos
sacados del arsenal del jruschovismo, del titoismo, del maoísmo hacia la Albania
Socialista de Enver Hoxha. ¿Nacionalismo? ¿En base a qué? No lo sabemos ya
que no se atreven a citarlo. ¿Es acaso la defensa de la patria de los imperialistas
y socialimperialistas una desviación nacionalista? ¿No demostró la Albania de
Enver Hoxha precisamente una actitud basada en el internacionalismo
proletario en varias de las cuestiones donde hubiera sido más fácil plegarse ante
las dificultades de un enemigo superior en número y recursos? Precisamente el
nacionalismo como se ha demostrado históricamente lleva a la restauración de
las relaciones de producción capitalistas y al acercamiento al imperialismo para
vender la soberanía nacional. ¿No rechazó la Albania en la etapa de Enver
Hoxha toda injerencia de ese tipo y se acercó a los movimientos marxista-
leninistas así como a los movimientos de liberación nacional? En todo caso la
línea nacionalista no corresponde a la época de 1944-1985 sino a partir de
entonces con la llegada de Ramiz Alia y el impulso de una línea liberal que
descuidaba los intereses nacionales e internacionales, consumándose la
restauración capitalista y el acercamiento al revisionismo e imperialismo
internacional, pero no podemos achacar directamente a Enver Hoxha tal
política. La política albanesa durante los años de oro del socialismo albanés, fue
muy clara:
683
proletariado y las demás masas trabajadoras para la revolución proletaria y
el establecimiento de la dictadura del proletariado, a movilizar y conducirla a
luchar por la construcción del socialismo y el comunismo, a apoyar a los
verdaderos partidos marxistas-leninistas y la lucha revolucionaria del
proletariado de las naciones oprimidas contra el imperialismo, el
socialimperialismo y la reacción nacional e internacional. Cualquiera que se
abstenga de todo esto, niega el internacionalismo proletario». (Radio Tirana;
El internacionalismo proletario es la ideología y el arma del proletariado
mundial para la victoria del socialismo y el comunismo, 1977)
¿No fue la Albania de Enver Hoxha el mayor apoyo para el PCE (m-l) en los
momentos de represión de 1975 cuando la China de Mao les abandonó, esa
misma China que a su vez recibía a Ford o Carillo en Pekín y restablecía
relaciones con Franco?
684
fundamentales de la construcción del socialismo son comunes a todos, que las
leyes de desarrollo de la sociedad no conocen fronteras. La experiencia
histórica indica que estas cuestiones comunes son: la dictadura del
proletariado o dicho de otra manera, la instauración del poder político de la
clase obrera bajo la dirección del partido marxista-leninista, el fortalecimiento
por todos los medios de la alianza de la clase obrera con el campesinado y
otras capas trabajadoras; la liquidación de la propiedad capitalista y la
instauración de la propiedad socialista sobre los principales medios de
producción; la organización socialista de la agricultura y el desarrollo
planificado de la economía; la función de guía de la teoría revolucionaria
marxista-leninista y la defensa resuelta de las conquistas de la revolución
socialista contra los atentados de las viejas clases explotadoras y de los
Estados imperialistas». (Enver Hoxha; Sobre la situación internacional y las
tareas del partido, 1957)
¿No fue la Albania del PTA la que precisamente acabó desarrollando sus propios
análisis y conclusiones cuando el resto de partidos hacían seguidismo a la URSS
o a China? ¿Por qué ignoran tal realidad histórica? La única explicación
plausible es que ignoraban adrede algo conocido por todos para denigrar el
honor y la obra de dicho partido ante los incautos, para tratar de engañar e
imponer su nueva mercancía revisionista entre los elementos vacilantes, está
claro. ¿No fue el PCE (m-l) el que se basaba en los escritos del PTA para criticar
al revisionismo soviético en los sesenta? ¿No era el propio Chivite quien alababa
al socialismo albanés en sus artículos como: «Albania socialista: un pueblo
optimista y revolucionario» en el Nº261 de Vanguardia Obrera de 1978? ¿No
esperaron Chivite y compañía a la salida de los escritos críticos de Enver Hoxha
a mediados de los 70 para empezar a criticar abiertamente al revisionismo chino
en 1979? ¿No es cierto que Chivite, como Marco, todavía alababan a Mao en
1978 hasta leer las obras clave de los albaneses? Véase de nuevo el informe de
Raúl Marco en el IIº Congreso del PCE (m-l) de 1977 o la entrevista a Chivite
concedida a José Luis Prieto/Federico Grau en 1978 que ya hemos citado en
anteriores capítulos.
Las mentiras tienen las patas cortas señores. Más aún, en el IIIº Congreso del
PCE (m-l) de 1979 se dijo tajantemente que la ayuda de los marxista-leninistas
albaneses fue decisiva para comprender el carácter del maoísmo como una
variante del revisionismo moderno. Por tanto, la difusión y estudio de las obras
de Enver Hoxha, lejos de no tener valor como decían los falseadores
socialdemócratas de la facción de Chivite, tenía toda su importancia, como la
sigue teniendo actualmente si se es un poco honesto.
685
hace Enver Hoxha en «El imperialismo y la revolución» de 1978 y «Reflexiones
sobre China» de 1979. (…) Esas obras han de ser difundidas masivamente,
llevadas y explicadas a los obreros y campesinos, a los simpatizantes,
intelectuales y patriotas, y también a las bases revisionistas y maoístas, pues
estas obras son poderosas armas cuya difusión es de gran utilidad para
nuestra justa lucha contra el imperialismo y el socialimperialismo, contra el
revisionismo de todo tipo y color». (Partido Comunista de España (marxista-
leninista); Documentos del IIIº Congreso del PCE (m-l), 1979)
En otro orden similar, los restos de la facción de Raúl Marco, una vez
expulsados del PCE (m-l) en 1991, no se quedarían atrás en cuanto a manchar la
imagen y la ayuda internacionalista que el PTA y sobre todo Enver Hoxha
personalmente habían proporcionado a todo el movimiento marxista-leninista
internacional y en especial al PCE (m-l). En 1995, Raúl Marco llegó a decir:
Y que:
Aquí solo vemos que Chivite-Marco repetían los mismos insultos hacia los
marxista-leninistas albaneses que años atrás le dedicaban jruschovistas y
maoístas. Sin molestarse en ningún caso por especificar ni mostrar pruebas
sobre los defectos específicos, simplificándolo todo, y sobre todo, sin diferenciar
el período de Ramiz Alia (1985-1991) del de Enver Hoxha (1941-1985) como si
todo absolutamente fuese igual. Nótese la importancia de esto en aquella época
donde la figura de Enver Hoxha era abandonada por todos los derrotistas,
claudicadores y oportunistas, cayendo progresivamente en el olvido. Como
sabemos, en años posteriores, cuando la figura del albanés volvió a escena con
un auge de su popularidad, Raúl Marco intentó presentarse como un fiel
discípulo del legado de Enver Hoxha, y volvería reivindicar su figura, pero era ya
bastante tarde.
Ahora en su libro Raúl Marco acusa directamente al PTA de ser unos de los
causantes de que el movimiento marxista-leninista no se consolidase en los 80
porque según él, en 1982 el PTA no estaba a favor de reuniones multilaterales
entre partidos:
«El PTA se opuso también a las reuniones multilaterales sin tener en cuenta las
observaciones al respecto de Enver Hoxha, aunque en principio las apoyaba.
(…) Ramiz Alia siempre se opuso a las reuniones multilaterales y a la
publicación de una revista conjunta. Internamente, califiqué esta postura de
oportunista, sin más. (…) Al citar a Enver Hoxha la cosa cambiaba, afirmaban
su total acuerdo con él y se liaban en un sinfín de argumentos que nada
argumentaban y todo lo embarullaban, y ponían de manifiesto sus vacilantes e
imprecisas posiciones políticas e ideológicas. Mas no todo eran vacilaciones,
686
como se vio en algunos casos más adelante». (Raúl Marco; Ráfagas y retazos
de la historia del PCE (m-l) y el FRAP, 2018)
De ser cierto que el PTA –en su conjunto o una parte de él– se oponía o
entorpecía la coordinación de los partidos marxista-leninistas… estas tendencias
no nos parecen descabelladas, pero... ¡lo suyo hubiera sido decirlo abiertamente
en 1982 y no en 2018 cuando ya no se puede hacer nada! A buenas horas
mangas verdes señores. ¿Qué responsabilidad tuvo pues el PCE (m-l) pasando
en silencio por varios de los errores en política exterior del PTA y calumniando a
los grupos que se atrevían a hacerlo? Por supuesto, esto no lo comenta.
Todo el relato de Raúl Marco se puede interpretar como que quiere exculpar a
Enver Hoxha de las vacilaciones del PTA, o bien como que acusa a Enver Hoxha
de doctrinarismo, es decir, de que no cumplía lo que anunciaba, bien por ser
manipulado por Ramiz Alia, o convencido por él, pero siempre pone por delante
a Ramiz Alia como el causante de las intrigas y posturas antimarxistas.
Hay un ataque general hacia el PTA sin especificar quienes o cuando empezó la
supuesta postura contraria al internacionalismo proletario, seguramente porque
ni el propio Raúl Marco lo sabía antes ni lo sabe ahora. El apego de Raúl Marco
hacia Enver Hoxha siempre ha sido sentimental, nunca le sirvió para defender
su legado positivo, y tampoco creemos que le permitiese abordar con exactitud
sus posibles errores.
«La experiencia muestra que solo sobre la base de una lucha sin piedad contra
el oportunismo y revisionismo de toda huella es posible preservar, fortalecer y
continuar temblando la unidad marxista-leninista. Desde esta concepción, los
«argumentos» de aquellos que quieren sofocar y extinguir la lucha contra el
oportunismo y el revisionismo bajo el pretexto de «evitar polémicas» y
preservar la «unidad» carecen de fundamento; de hecho, son centristas,
antimarxistas y estafadores. El PTA y los demás partidos marxista-leninistas
hermanos rechazan firmemente tales intentos. Ellos han librado y están
librando una lucha de principios sin compromisos contra todos aquellos que
han traicionado el marxismo-leninismo y dividen así la unidad revolucionaria,
sean soviéticos, yugoslavos, italianos, franceses, españoles, chinos u otros.
(...) El internacionalismo proletario actualmente obliga a todos los partidos
fraternales y a todos los revolucionarios verdaderamente proletarios a dar
todo el apoyo al movimiento marxista-leninista en los otros países y hacer
todo lo que esté a su alcance para consolidar la unidad de combate sólida en el
mundo comunista marxista-leninista. (...) Esta unidad se basa en la aplicación
estricta de los principios válidos para las relaciones entre los partidos
hermanos y países socialistas: los principios de independencia y plena
igualdad, la no injerencia en los asuntos internos de otros, consultas, charlas y
demás. La crítica mutua y de camaradería en el desarrollo de posiciones
comunes y en la disipación de posibles divergencias, la ayuda y el apoyo
mutuo e internacionalista. La violación de estos principios son los intentos de
imponer a otros los puntos de vista de uno de los partidos, el ejercicio de la
presión para obligar a otros a inclinarse ante sus dictados chovinistas. (...) En
687
resistencia y lucha contra las actitudes y acciones divisionistas de los
revisionistas chinos, los partidos marxistas-leninistas han intensificado sus
esfuerzos para consolidar de manera constante la unidad y la cooperación
entre ellos dentro de todo el movimiento marxista-leninista. Esta unidad y
cooperación tienen como objetivo: temas importantes de interés para ellos en
la lucha contra la burguesía, el imperialismo, la reacción, el revisionismo, etc.;
desarrollar una línea común y posiciones comunes; emprender y coordinar
acciones conjuntas; organizar el apoyo mutuo y la solidaridad en el curso de
la lucha; conocer más a fondo los partidos hermanos que trabajan bajo
diferentes condiciones y colaborar con ellos en un intercambio de opiniones y
experiencias revolucionarias. Mientras tanto, el movimiento marxista-
leninista no ha faltado en la lucha por la unidad y la cooperación, y ha
encontrado las formas más apropiadas para ello. Los contactos y reuniones
bilaterales, las consultas multilaterales, las declaraciones conjuntas, la
delegación de delegaciones a los congresos y las actividades de los partidos
fraternales, los eventos internacionalistas conjuntos, etc., son formas de
cooperación extremadamente eficaces si se tratan con la diligencia debida y la
seriedad. Estar preparado y desarrollado sobre la base de un intercambio de
opiniones exhaustivo y de camaradería entre las partes fraternales. En el
futuro, la vida también puede proporcionar otras formas de contacto,
cooperación y unidad. Incluyendo consultas internacionales generales de los
marxistas-leninistas, si se crean las condiciones necesarias para esto». (Agim
Popa; Los partidos marxista-leninistas; la fuerza motriz del movimiento
revolucionario actual, 1978)
En el VIIIº Congreso del PTA de 1981, si bien no hay un gran informe dedicado
al movimiento marxista-leninista, Hoxha seguía expresándose de la misma
forma:
Los encuentros y las conversaciones entre los partidos hermanos aportan una
valiosa contribución al fortalecimiento de la unidad del movimiento marxista-
leninista. De esta forma se aprovecha la experiencia mutua, se llega a juicios
comunes de las situaciones y a la unidad de pensamiento y acción. La
experiencia de un partido no puede sustituir a la de muchos partidos, por el
contrario, son las experiencias de todos los partidos marxista-leninistas las
que hacen invencible al movimiento.
688
movimiento marxista-leninista y de la colaboración entre los partidos
hermanos.
«Por otra parte, no creemos que los camaradas del PCE (m-l) tengan
autoridad alguna para enjuiciar al resto de comunistas por su presunto papel
en el pasado, si ni siquiera sido ellos han sido capaces de hacer la menor
autocrítica por sus propios errores. ¿Para cuándo un documento del PCE (m-l)
que analice el naufragio de la Albania Socialista de Enver Hoxha?». (Unión
Proletaria; Sobre algunas alusiones a Unión Proletaria por parte del Partido
Comunista de España (marxista-leninista), 24 de febrero de 2012)
¡Por una vez, y sin que sirva de precedente, tenemos que darles la razón a los
maoístas! El propio Raúl Marco en sus memorias: «Ráfagas y retazos de la
historia del PCE (m-l) y el FRAP» de 2018, nos habla de sus recuerdos, viajes y
contactos con los albaneses. Ahora, a toro pasado, critica a Ramiz Alia, al mismo
que en 1990 defendía a capa y espada, pero no da al lector una sola pista ni
orientación de las causas de la restauración del capitalismo, ni mucho menos
hace autocrítica sobre por qué apoyaron todas y cada una de las medidas de
Ramiz Alia. También, lejos de hacer un ejercicio de honestidad, por el
compadreo que acostumbra, trata de condecorar como «héroes» a muchos de
los cómplices de la caída del régimen socialista.
689
Hoxha». Otro ejemplo lo tenemos en la página ecléctica Revolutionary
Democracy: «Tributo a Nexhmije Hoxha». Esta página está dirigida entre otros
por el revisionista hindú Vijay Sigh, que lo mismo rinde homenaje a Castro
como a Mao, por lo que es normal.
Incluso hemos visto como Vincent Gouysse, uno de los mejores teóricos
marxistas del siglo XXI también ha caído en esta tendencia en su artículo:
«Homenaje a la camarada Nexhmije Hoxha (1921-2020)», donde postraba su
biografía como un «ejemplo de defensa del ideal comunista». Posteriormente
cuando increpamos en privado a Vincent por este seguidismo, reconoció haber
sacado un artículo seguidista por «falta de tiempo», pero eso no le excusa en
absoluto.
Nexhmije Hoxha fue, como sabemos, una figura clave. Primero como jefa de las
juventudes y después como cabeza visible del régimen albanés en el ámbito de la
propaganda. En su momento tuvo obras que claramente se inspiraban en un
espíritu revolucionario y exponían correctamente una visión marxista-leninista
sobre la lucha de clases a nivel interno y externo. Véase su obra: «Algunas
cuestiones fundamentales de la política revolucionaria el Partido del Trabajo de
Albania sobre el desarrollo de la lucha de clases» de 1977.
¿Pero cuál fue su actuación posterior? Esto es lo que callan muchos intentando
mantener vivo el mito.
Nexhmije no se opuso al camino de Ramiz Alia durante los 80 con las purgas y
las consecuentes restructuraciones económicas lo cual fue un error, pero todavía
es mucho más grave e imperdonable que no tratase de pararlo cuando en el año
1990 dio muestras palpables de su antistalinismo y antihoxhismo en sus
discursos. Ni siquiera cuando Alia hablaba de «democratizar el partido», de
crear un «sistema multipartidista», de la «creación de empresas privadas y
abierta economía de mercado», de «buscar la cooperación y las ayudas
económicas de las empresas extranjeras» así como la «distensión con las
superpotencias»... ¡ni siquiera cuando era abiertamente repudiado por las
masas del pueblo albanés Nexhmije Hoxha retiró su apoyo a Ramiz Alia!
690
aislado, distante, sin camaradas, sin el pueblo, sin poder. Algunas personas
dicen que fue sacrificado y que asumió una carga que pesaba demasiado. Esto
es cierto, pero debió haber mostrado mayor determinación. Algunas personas
cuestionan su paciencia, su tolerancia y su permanente actitud de evitar el
derramamiento de sangre, a pesar de las manifestaciones ilegales o mientras
los monumentos estaban siendo destruidos por todas partes. Nadie quería
derramamiento de sangre. Esto fue afirmado por todos, incluido el Pleno del
CC del Partido. Yo también dije eso. Cuando la estatua de Enver fue derribada
en Tirana, y cuando vi en la televisión a gente enojada en las reuniones,
cuando un millón de personas había firmado un documento que expresaba su
voluntad de defender a Enver, con el lema: «Vamos a Tirana para poner la
estatua de nuevo en su lugar’, yo también tuve el temor de que una acción
bárbara de los vándalos del PD llevara a nuestro pueblo a una sangrienta
provocación, y que esa sería una mancha indeleble unida al nombre de
Enver». (Nexhmije Hoxha; Carta desde la prisión; Publicada en La Forge, 14
de abril de 1992)
691
capitalismo? ¿Valió la pena entregar el poder a los enemigos del socialismo por
evitar un posible derramamiento de sangre? ¿Desde cuándo se pone por delante
el patriotero pretexto del «bien de la nación» por encima de la causa social?
¿Cómo se defiende la patria si no es defendiendo los intereses de clase? ¿No es
claro que Ramiz Alia y muchos otros debieron ser ajusticiados mucho antes?
Parecía olvidar las palabras del propio Enver sobre a dónde se conduce al país
con esas actitudes pusilánimes:
«Que se duermen sobre sus laureles y que frente a las melifluas frases de los
imperialistas y de la reacción, frente a las consignas demagógicas, relajan la
vigilancia y la sustituyen con una actitud oportunista y una peligrosa
blandenguería. (...) Hoy más que nunca, a nuestro Partido se le plantea la
tarea de fortalecer su resuelta lucha de principios para preservar la pureza de
la teoría marxista-leninista, para fortalecer sus filas en el plano ideológico y
organizativo, para robustecer la solidaridad internacional de los
trabajadores, y considera que la lucha en defensa de los principios marxista-
leninistas, la lucha cimentada sobre estos principios, es la única lucha justa».
(Enver Hoxha; Discurso pronunciado en la reunión solemne del 8 de
noviembre de 1956)
692
en que le otorgó la autoridad a las agresivas fuerzas anti-revolucionarias que
habían encendido sus antorchas para quemar Albania». (Entrevistas con
Laver Stroka, 2001)
Incluso la propia Nexhmije Hoxha, ahora que Ramiz solo quería satisfacer las
peticiones de los imperialistas, y que se saltó las reglas:
«La «carga» recayó en el principal líder del partido durante el período más
difícil que atravesaban el PTA y el Estado socialista, Ramiz Alia. Sin embargo,
no estaba solo, porque contaba con el apoyo de la mayoría del Politburó y el
Pleno del Comité Central, también con mi apoyo y con la gran mayoría de los
693
miembros del PTA, a pesar de que algunos apoyaron este paso con dolor y con
reservas. (...) Aprovecho esta oportunidad para decir aquí que me siento
obligado a hacer autocrítica, ya que en una entrevista de esos años
turbulentos, también describí a Ramiz Alia como un «traidor nacional».
Destaco que esta acusación se hizo solo en un caso y se expresó en un momento
de ira y emoción personal, debido a la forma en que se trató la defensa o no
defensa de la estatua de Enver Hoxha. He enfatizado anteriormente que, a
pesar de esto, solo unos días después de la demolición del monumento, me paré
junto a Ramiz Alia frente a los representantes de los «Voluntarios de Enver»,
que exigían su renuncia. (...) En mi opinión, el término «traidor» se le da a una
persona que traiciona a su nación y país. Pero Ramiz Alia y sus amigos
intentaron durante esos dos años salvar lo que podría salvarse. Ramiz Alia no
puede ser considerado un «traidor nacional». (Shquitaria.com; Nexhmije
Hoxha: Mis esfuerzos para detener el derramamiento de sangre en Tirana –y
cómo defendí a Ramiz Alia–, 2020)
¿Por qué los cuadros que tuvieran todavía algo de pulso revolucionario no
asumían la tarea de apartarle de la dirección tanto a Alia como
a Nexhmije? ¿Cómo se puede decir que la mejor figura para dirigir el partido
comunista era un hombre que ni en su propio distrito era elegido por las masas,
al cual rechazaban por su falta de principios? ¿O es que Nexhmije siempre fue
parte de su política? Viendo su actualización parece eso a todas luces.
694
política –lo que habría implicado igualmente al antiguo primer secretario,
Ramiz Alia–. Lo que hicieron fue enumerar hechos y cifras para desacreditar a
los camaradas de la dirección que tenían ciertos privilegios vinculados a su
función, pero lo que desbordó los ánimos fue la realidad de ciertos excesos
cometidos por algunos camaradas, como la concesión de favores a personas
cercanas a ellos, de diferencias relacionadas con la alimentación, el
alojamiento, etc., elementos que, en el contexto de las grandes dificultades
creadas por la falta de trabajo y de alimentos, pusieron muy sensibles a los
delegados al Congreso. Muchos de esos dirigentes fueron expulsados del
Partido, sin tener en cuenta su lucha y su trabajo, que representaba en el caso
de algunos de ellos de 40 a 45 años de su vida». (Nexhmije Hoxha; Carta desde
la prisión; Publicada en La Forge, 14 de abril de 1992)
En este punto Nexhmije Hoxha reconoce que muchos altos cargos estaban
corrompidos, ¡pero deseaba mantenerlos en su lugar por los servicios prestados
al partido en el pasado! ¿Cómo se pretendía calmar el ánimo de las masas con
estos corruptos al frente? ¿No existían nuevos cuadros fieles al marxismo-
leninismo para remplazarlos? ¿Cómo es que se permitió degenerar a dichos
cuadros veteranos y no tuvieron remplazo? De esto no habla. Parece ser que
Ramiz Alia, que en su momento se había valido de estos corruptos, ahora
utilizaba el pretexto de sus crímenes para reemplazarlos por otros más afines,
con lo que de paso podía profundizar su línea política:
695
lugar de tener el efecto debido producían el contrario y fueron utilizadas por
los burócratas para crear el miedo en el partido y entre el pueblo. La
vigilancia revolucionaria ya no era operante, porque había dejado de ser
revolucionaria, independientemente de que fuera pregonada como tal. De ser
una vigilancia de partido y de las masas se estaba transformando en una
vigilancia del aparato burocrático y se transformaba de hecho, si no en su
totalidad, sí desde el punto de vista de las formas, en una vigilancia de las
fuerzas de seguridad y de los tribunales. (...) Este proceso de degeneración se
desarrollaba desgraciadamente bajo las consignas «alegres» y
«prometedoras» de que «todo va bien, normalmente, dentro de las normas y
las leyes del partido», que de hecho estaban siendo violadas, bajo las consignas
de que la «lucha de clases continúa y es llevada a cabo», «se mantiene el
centralismo democrático». (...) Es comprensible que en estas condiciones, en el
Partido Comunista de la Unión Soviética echaran raíces y se ampliaran entre
los comunistas y en la conciencia de muchos de ellos sentimientos y puntos de
vista no proletarios, no de clase. Se desarrollaban el arribismo, el servilismo,
la charlatanería, el favoritismo, la moral antiproletaria, etc., que corroían al
partido desde dentro, sofocaban el espíritu de la lucha de clase y de los
sacrificios y estimulaban la búsqueda de una vida «buena», cómoda, con
privilegios, con beneficios personales, con el menor trabajo y esfuerzos
posible». (Enver Hoxha; Nuestro Partido desarrollará como siempre con
consecuencia, audacia y madurez la lucha de clases; De una conversación con
Chou En-Lai, 24 de junio de 1966)
«La lucha de nuestro partido es una gran escuela la cual enseña a mantener
sus filas puras, ya que, aunque el partido no es una arena de clases, sus
miembros, quienes son la vanguardia de su época, albergan en ellos
supervivencias no proletarias con las cuales debemos pelear y purgar; y esta
es la forma de lucha de clases que constantemente debemos librar contra estos
vestigios dentro del partido. En esta gran batalla algunos comunistas se
cansan, y con el tiempo sucumben a abandonarla. Así, es por ello que pueden
llegar a convertirse en elementos peligrosos, es por consiguiente, que el
partido debe continuamente educar a sus cuadros ideológica y políticamente,
en batalla y trabajo para que así ellos no sucumban, para que se mantengan
siempre como revolucionarios. Mirando a esta cuestión desde un ángulo
marxista-leninista, uno puede ver como de importante son las normas
marxista-leninistas que gobiernan la vida, trabajo y lucha del partido. (...) Un
partido marxista-leninista que se respete no puede tolerar la existencia de dos
líneas en el partido; no puede tolerar la existencia de una o más fracciones. Si
algún tipo de se manifiesta, el partido no puede y no debe permitir su
existencia ni por un corto período de tiempo. Una fracción en el partido va en
contra de la unidad marxista-leninista de pensamiento y acción, trata de
transformar el partido en un partido socialdemócrata, y el país socialista en
un país capitalista». (Enver Hoxha; El continuo fortalecimiento del partido y
el gobierno; Discursos 1967-1968, 6 de febrero de 1967)
696
actuaciones y su responsabilidad en la caída del régimen. Véase su discurso al
Seminario de Bruselas del 1 de mayo de 1998.
Esto demuestra de sobra que aunque Milloshi quisiera alzarse como «salvador
del legado de Hoxha y el PTA», en realidad no era sino otro oportunista más del
montón. Recordemos algunas cosas que parecen olvidarse de él.
697
imperialismo, esta es la tesis leninista que nos orienta. ¿Pero qué significaba la
propuesta de los chinos de «marchemos junto a los revisionistas modernos en
un frente contra el imperialismo»? (...) Aceptar que los revisionistas modernos
son «marxista-leninistas con algunos errores susceptibles de ser corregidos,
pero de todos modos marxistas». Ahora esta tesis es defendida por dirigentes
revisionistas del Partido del Trabajo de Corea y del Partido Comunista de
Japón, los cuales afirmen que: «marchando junto con los revisionistas
soviéticos en un frente contra el imperialismo estadounidense estaremos
combatiendo al revisionismo moderno». (Enver Hoxha; Desviaciones
ideológicas: Reflexiones sobre China, Tomo I, 23 de agosto de 1966)
«Los albaneses de Yugoslavia, más de una vez, han demandado, por medio de
manifestaciones pacíficas y también sin ellas, que se rectificase su situación
constitucional, económica y socio-cultural, que se estableciese en un camino
justo dentro de las leyes de la Federación; reivindicaron el status de República
dentro de la RFSY. No exigieron ni la separación de la Federación, ni la unión
con Albania. Pero nadie escuchó las justas y legítimas demandas de los
estudiantes, de los obreros, de los campesinos e intelectuales kosovares. Y no
sólo esto, sino que, al igual que otras veces en que han presentado tales
demandas legítimas y justas, fueron calificados de nacionalistas, fueron
perseguidos y ahogados en sangre. ¿Pero pueden solucionarse así esos
problemas en nuestro tiempo? De ningún modo. Es imposible mantener en la
pobreza y la miseria a un pueblo, cuya tierra es rica pero es saqueada por los
demás. Es imposible mantener a un pueblo valiente como es el albanés bajo el
miedo a los tanques y a las bayonetas. Es imposible tergiversar o liquidar su
antigua historia y cultura. Es imposible arrancarle el sentimiento patriótico y
el amor a la madre patria. (...) Los revisionistas yugoslavos complotaron para
liquidar a la dirección del Partido Comunista de Albania y para encuadrar
Albania en la Federación Yugoslava como su séptima república, pensando que
con eso solucionaban de una vez y para siempre y por un camino anexionista e
imperialista el problema de toda la nación albanesa. Pero esos complots no
triunfaron ni triunfarán jamás. (...) Albania no ha presentado nunca
reivindicaciones territoriales a Yugoslavia; en sus documentos no se encuentra
ninguna reclamación de que se rectifiquen las fronteras. Pero al mantener esta
actitud, no hemos negado ni negaremos jamás el hecho de que en Yugoslavia
vive una gran parte de la nación y del pueblo albaneses. Hemos defendido y
defenderemos también en el futuro, con todas nuestras fuerzas y por el camino
marxista-leninista, los legítimos derechos de nuestros hermanos albaneses del
otro lado de la frontera y esto no es una injerencia en los asuntos internos de
Yugoslavia. Este es nuestro derecho innegable. La cuestión de Kosova es una
tragedia. Las autoridades yugoslavas deben cesar el terror y las persecuciones
contra los albaneses, dar fin a la opresión nacional y reconocerles todos los
derechos que les corresponden. Para solucionar correctamente los problemas
deben conversar con tranquilidad, con sangre fría y sobre bases de igualdad
con la población albanesa de Yugoslavia». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº
Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1981)
698
Tercero, sobre la unidad y la lucha ideológica contra el revisionismo:
699
de la política revolucionaria el Partido del Trabajo de Albania sobre el
desarrollo de la lucha de clases, 1977)
Con todo esto, ella demostraba que estuvo lejos de comprender la esencia de la
obra de Enver Hoxha. Más bien solo profesaba un sentimentalismo hacia su
figura:
Los cuadros veteranos del PTA se habían convertido en eso que Enver ya
comentó una vez sobre los viejos camaradas de Stalin: «eran cadáveres del
bolchevismo».
Bajo tal espíritu, era normal que Mólotov y otros que habían sido cómplices de
la «liberalización» durante 1953-1956, cuando pretendieron oponerse a
Jruschov en 1957, creyendo que «había llegado demasiado lejos», tenían
perdida la guerra antes de empezarla:
Quien no vea esto a estas alturas, jamás podrá encontrar las respuestas a la
caída del socialismo albanés, seguirá rodeado de mitos y cuentos idealistas
esquivando la realidad.
700
VIII
En este epílogo no queremos analizar los errores más específicos, para eso están
los capítulos anteriores, sino que queremos adjuntar algunas de las cuestiones
que para nosotros hicieron imposible que el PCE (m-l) cumpliese sus objetivos y
se mantuviese como partido revolucionario.
Y esto no fue un fenómeno latino, ni mucho menos, sino común a todas las
culturas:
701
condiciones determinadas, ya dadas cuando ella aparece. Y el valor que
representan los grandes hombres depende de en qué medida saben
comprender correctamente estas condiciones y cómo modificarlas. Si no
comprenden estas condiciones y quieren modificarlas según les sugiere su
fantasía, caen en la situación del Quijote. Así, pues, y exactamente según
Marx, no se debe oponer los hombres a las condiciones. Son precisamente los
hombres los que hacen la historia, pero sólo en la medida en que comprenden
bien las condiciones dadas con que se encuentren y sólo en la medida en que
comprenden cómo debe modificarlas. Así es, por lo menos, como
comprendemos a Marx nosotros, los bolcheviques rusos. Y hemos estudiado a
Marx durante decenios». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Entrevista
con el escritor alemán Emilio Ludwig, 13 de diciembre de 1931)
En el caso concreto del PCE (m-l) se acabó dependiendo mucho de una figura
clave en el liderazgo:
«A ver, Elena Ódena y Raúl Marco, formaron un tándem muy bien avenido,
pero realmente lo que una decía el otro lo apoyaba sin más. Después de morir
ella, él cogió caminos diferentes, yo personalmente creo, que lo que hizo fue
acomodarse a aquello que mejor sabía hacer, hacerse un hueco en la sociedad
como buen burgués que es, lo que ha sido siempre, además de bastante
mediocre intelectualmente». (Comentarios y reflexiones de F. a Bitácora (M-
L), 2019)
702
El propio renegado de Marco, diría de la influencia de Ódena:
«El partido, el Comité Coordinador pro-FRAP, el FRAP, etc., etc. Y en todo ello
el alma, el motor principal fue Elena. Los de aquella época no lo dudan, los que
no la conocieron, que no lo duden. (…) De vasta formación cultural, se
preocupaba más que ninguno de nosotros por impulsar la formación de los
camaradas e inculcarnos el hábito del estudio –«hay que aprender a estudiar,
no basta con limitarse a leer», decía–, la costumbre de leer, de adquirir
continuamente conocimientos, «pero con cuidado», pues, añadía, «el saber sí
ocupa lugar». (Introducción de Raúl Marco al Tomo I de Escritos políticos de
Elena Ódena, 1986)
Esta extrema dependencia de una figura nos hace darnos cuenta indirectamente
de la carencia de cuadros y falta de preparación teórico-práctica dentro del
partido. Para muestra un botón: si observamos a Raúl Marco, el considerado
como «numero dos» del partido en cuanto a autoridad, siempre es descrito
siempre por casi todos los testigos como un seguidista y adulador de ese
«número uno» del partido, algo que con el tiempo se acabó confirmando
sobradamente. De ahí que se diera el hecho de que cuando la figura de máxima
autoridad faltó, el segundo de abordo se vio totalmente desorientado para tomar
las riendas del partido, en consecuencia, trató de tirar de pragmatismo para
intentar resolver la situación, pero el pragmatismo nunca conduce a nada
bueno, es «pan para hoy y hambre para mañana». Se aplicaron medidas que
iban en contra de los principios marxistas y la historia del partido –con las
consecuencias que eso acarreaba a corto y largo plazo– y lejos de sacar al
partido del estancamiento, lo acabó de hundir. En medio de esto, el resto de
cuadros no eran lo suficientemente válidos o habían abandonado debido a este
ambiente insano.
Habría que ver qué actitud tomaron entonces este tipo de militantes de base, ya
que recordemos que el partido no es solo la dirigencia, sino también la base,
más los cuadros medios.
Según una conversación que recuerda Dimitrov con Stalin del 7 de noviembre
de 1937:
703
Tampoco se puede restar responsabilidad a la propia actividad de Elena Ódena,
ya que siendo considerada el líder oficial del partido, no fue capaz de levantar al
partido en números ni influencia desde la escisión sufrida en 1976, siendo la
escisión de 1981 la puntilla para el partido en términos morales y sobre todo
cuantitativos. En el momento de su ausencia, el partido estaba muy lejosde los
años de esplendor y popularidad de inicios de los 70.
«Yo, por lo poco que la vi, en torno a dos veces, no me parecía que fuese una
mujer que le gustase que su persona fuese objeto de culto, ni mucho menos. La
personalidad de Elena, no era de ese tipo. Todo lo contrario, la imagen que me
transmitía era como muy maternal, una sonrisa agradable, muy cercana. No
creo que hubiera permitido el culto hacia su persona». (Comentarios y
reflexiones de José Luis López Omedes a Bitácora (M-L), 2019)
«La pluma de Elena era casi siempre acertada. Lo que no podemos hacer los
«comunistas», es montar partidos con un gran dirigente formado y el resto
seguidistas. Ese ha sido el error de siempre. Sobre Elena se han creado muchos
mitos, era una gran camarada y una gran dirigente, pero si ella escuchase
ahora ciertas cosas idolatrándola, el cabreo seria monumental». (Comentarios
y reflexiones de R. a Bitácora (M-L), 2019)
Como sabemos, uno, dos o tres dirigentes, por muy excelsos que sean en su
desempeño, no pueden dirigir un partido comunista cuando adquiere un
tamaño medio, precisamente la sobrecarga de trabajo y responsabilidades hace
que estos cuadros sufran situaciones de bajo rendimiento, irritabilidad,
desmoralización, gran fatiga e incluso enfermedad.
704
partidos se convirtieron en mediocres, cierto era que estaban liderados por
hombres mediocres, pero no menos cierto es que debía existir una base pasiva
para que ellos se mantuvieran en el poder, pudiéndose permitir el lujo de
imponerse impunemente silenciando, expulsando y hasta liquidando a los
cuadros críticos con el revisionismo dirigente.
705
esclarecimiento de principios, en pro de los fundamentos del bolchevismo y
contra los fundamentos del trotskismo, aunque, a juzgar por la fuerza y por el
peso del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de Rusia
hubiéramos podido prescindir de ella. ¿Era necesaria esa campaña? Era
imprescindible, pues con ella educamos a cientos de miles de nuevos afiliados
al partido –y de no afiliados– en el espíritu del bolchevismo. Es en extremo
lamentable que nuestros camaradas alemanes no sientan la necesidad de
desplegar antes de las represiones contra la oposición, o como complemento a
ellas, una vasta campaña de esclarecimiento de principios, pues con ese
proceder dificulta a la educación de los miembros y de los cuadros del partido
en el espíritu del bolchevismo. Expulsar a Drandler y Thalheimer no es difícil,
es bien sencillo. Pero superar el brandlerismo es cosa complicada y seria; con
represiones a secas únicamente se puede estropearlo todo: es necesario
remover bien hondo el terreno e iluminar a conciencia las cabezas». (Iósif
Vissariónovich Dzhugashvili; Stalin; Carta del Camarada Me-rt, 8 de
noviembre de 1925)
706
asegurar las condiciones necesarias para que en la primavera-verano de 1989
la Escuela del Partido comience». (Partido Comunista de España (marxista-
leninista); Documentos del Vº Congreso del PCE (m-l), 1988)
Como se ve en sus últimos escritos, Elena Ódena estaba escribiendo toda una
serie de análisis históricos y presentes para dar respuesta a las deficiencias
ideológicas de los cuadros del partido, lo cual muy seguramente iría
acompañada de nuevas metodologías de aprendizaje que alterasen o
combinasen las que ya se conocían y que no estaban dando todos los resultados
esperados. El fallecimiento del líder nunca puede ser excusa para impedir una
medida que era tan necesaria, que incluso debió ser adoptada mucho antes,
viendo que los métodos de estudio individuales y colectivos no estaban
funcionando. Al igual que una o dos personas no pueden hacerse cargo de un
volumen tal como es preparar las formaciones ideológicas del partido.
El PCE (m-l), como han confesado muchos de sus actuales exmilitantes sufría de
un activismo sin reflexión:
707
De ahí que se sucedieran hechos como no detectar a tiempo los acontecimientos
nacionales e internacionales –incluyendo los peligros que suponían para el
partido aplicar estas desviaciones antimarxistas–, lo que poco a poco iba
minando la credibilidad de la organización y sus líderes anclaba a sus cuadros
en el liberalismo, la parsimonia, y el ya mencionado bajo nivel ideológico
general:
«De hecho, desde la formación de algunos de estos partidos era bien aparente
que entre sus miembros había elementos que no estaban perfectamente
templados con las ideas marxistas-leninistas o cuyo dominio de ellas era
superficial y más bien por razones sentimentales. Por ejemplo, muchos de ellos
no hicieron ningún esfuerzo para obtener un profundo conocimiento sobre el
rol principal del partido como el destacamento de vanguardia de la clase
obrera y de las principales dificultades que encontrarían en su lucha y trabajo
bajo las salvajes condiciones de opresión y explotación del régimen capitalista,
un régimen hostil, en primer lugar, para los marxistas-leninistas». (Enver
Hoxha; El movimiento marxista-leninista y la crisis mundial del capitalismo,
agosto de 1979)
«Cualquiera puede ser un fascista y tener una gran afinidad entre sus
distintas expresiones y comportamientos, entre ellos rara vez existen
enfrentamientos insalvables salvo rivalidades personales, como las que
ocurren entre los muchas veces mal llamados comunistas. El problema
principal está en el hombre mismo siempre tiende a anteponer su idea,
pensando que es la correcta interpretación del marxismo, aunque sea con cero
argumentos que lo demuestren. Dejando siempre la puerta abierta al
enriquecimiento de la doctrina, que nunca puede ser cerrada, hay que ser
«intransigentes» con lo que se ha llamado la ortodoxia marxista, pero para
ello hay que estudiar y contrastar las distintas opiniones para poder sacar un
análisis sobre lo que es ortodoxia, prescindiendo a priori de verdades
absolutas dadas por hecho. El fascista nunca tendrá problema en esto, porque
en lo fundamental todo consiste en seguir al jefe y unos «principios»
intrínsecos de racismo, nacionalismo vitalismo primitivo, los cuales sí que son
verdaderos dogmas de imposición a ultranza sin ninguna base racional para
creer en ellos. En cambio, para ser comunista hay que tener un grado cultural
mínimo, no ser seguidistas sino tener un criterio propio en base al estudio,
aunque sea el más básico. Dudas habrá muchas conforme se avance en ese
conocimiento, yo sigo teniendo hoy y seguramente el que me lee también. El
mejor medio de estudio para empezar es comenzar leyendo nuestro
«Manifiesto Comunista», y a partir de ahí ir tocando todos los palos en donde
más flaqueemos. Tenemos que leer, preguntar a los compañeros y volver a
leer. Lo tenemos muy difícil, y siento decirlo, pero el revisionismo y sus
distintas tendencias estarán siempre a la orden del día, su populismo y fácil
asimilación tiene gran parecido a los movimientos fascistas». (Comentarios y
reflexiones de José Luis López Omedes a Bitácora (M-L), 2019)
708
Ser marxista-leninista no es sinónimo de formar parte de una casta de elegidos
que albergan un conocimiento dificilísimo de adquirir para el resto de los
mortales. El problema más bien es que la mayoría de la gente que tiene un nivel
ideológico, ya sea bajo, medio o alto, ha adquirido un conocimiento que
comprende en lo fundamental pero no llega a ponerlo en práctica por cobardía,
sentimentalismo, pragmatismo o la razón que sea. De ahí lo inútil que es
acumular montañas de conocimiento ad infinitum sin atreverse a aplicar lo más
básico a la hora de la verdad.
709
refutar a las doctrinas burguesas y revisionistas y aclarar las ideas
comunistas en todos los aspectos de la revolución. No es defender el
comunismo alegar a teorías generales, sino mostrando su verdad y su
necesidad en el movimiento real. Esta tarea, tal como veremos más adelante,
es común a todos los comunistas que ven la revolución como un problema
planteado y resuelto, y no como un tema exaltación mítica». (L’emancipation;
La demarcación entre marxismo-leninismo y oportunismo, 1979)
Incluso, como se vio dentro del PCE (m-l), algunos líderes inexplicablemente
sacaban pecho de haber derrotado tal o cual tendencia como el jruschovismo, el
castrismo, el guevarismo y el maoísmo, cuando en realidad habían necesitado
bastante ayuda externa para salvar la situación.
Es por ello, que todo aquel que se pretenda revolucionario, esto es, marxista-
leninista, no será menos caricaturesco que los maoístas de los años 70, si
pretende edificar el socialismo sin conocer la historia pasada y presente del
movimiento obrero y comunista:
710
de los hombres se condicionarán recíprocamente». (Karl Marx y Friedrich
Engels; La ideología alemana, 1846)
Este defecto, tan común hoy, explica entre otras cosas, que los supuestos
marxista-leninistas todavía crean que no existen errores en los viejos procesos
socialistas ni en las viejas figuras del movimiento, ven su desarrollo como una
línea recta de victorias, y de tal forma se convierten en seres tan nostálgicos
como inocuos para el enemigo.
711
De otro lado hay quienes cuando empiezan a conocer los defectos de las viejas
experiencias desertan y se convierten en renegados, incluso en abiertos
anticomunistas porque les parece muy complejo, muy duro emocionalmente
hablando, el tratar de estudiar y comprender de dónde nacieron dichos errores y
cómo remediarlos sin perder la compostura. Creen místicamente que el «honor
del movimiento está manchado» y ya nada puede remediarlo.
«Si hemos sido derrotados, no podemos hacer nada más que volver a empezar
desde el comienzo. Y, por fortuna, la tregua, probablemente muy breve, que
tenemos concedida entre el fin del primer acto y el principio del segundo acto
del movimiento, nos brinda el tiempo preciso para realizar una labor de
imperiosa necesidad: estudiar las causas que hicieron ineludibles tanto el
reciente estallido revolucionario como la derrota de la revolución, causas que
no deben buscarse ni en los móviles accidentales, ni en los méritos, ni en las
faltas, ni en los errores o traiciones de algunos dirigentes, sino en todo el
régimen social y en las condiciones de existencia de cada país afectado por la
conmoción. (...) Cuando se indagan las causas de los éxitos de la
contrarrevolución, se ve por doquier la respuesta preparada de que fue por la
«traición» del señor Fulano de Tal o del ciudadano Mengano de Cual al
pueblo. Respuesta que, según las circunstancias, puede estar o no muy en lo
cierto, pero en modo alguno explica nada, ni tan siquiera muestra cómo pudo
ocurrir que el «pueblo» se dejara traicionar de esa manera. Por lo demás, es
muy pobre el porvenir de un partido político pertrechado con el conocimiento
del solo hecho de que el ciudadano Fulano de Tal no es merecedor de
confianza. El análisis y la exposición de las causas tanto de la conmoción
revolucionaria como de la derrota de la revolución revisten, además, una
importancia excepcional desde el punto de vista de la historia». (Friedrich
Engels; Revolución y contrarrevolución en Alemania, 1852)
La militancia del PCE (m-l) no asimiló que debe de haber un control desde abajo
hacia arriba para evitar que los dirigentes se relajaran, para no caer en el
liberalismo organizativo e ideológico, para no dejarlos manejar el partido sin
supervisión alguna:
712
arriba, cuando los dirigentes controlan a los dirigidos. Si bien es cierto que el
control por arriba es necesario, no lo es menos que existe otro tipo de control,
desde abajo, cuando los mismos militantes controlan a los dirigentes,
señalando errores e indicando el modo de corregirlos La combinación de
ambos tipos de control, es una de las formas más eficaces para asegurar la
marcha hacia adelante del partido y garantizar el funcionamiento colectivo de
la dirección». (Elena Ódena; La dirección colectiva, el control y la crítica: tres
armas para superar fallos y evitar estancamientos, 1978)
Esto, como decimos, tiene una directa relación con la lucha contra el
liberalismo, en cuanto a concepción de partido, del método y estilo de trabajo en
él:
En resumen, los militantes de base deben exigir a los líderes y pedir cuentas
sobre su actividad, hay que pedirles el cumplimiento de sus deberes, que si
violan el programa, los estatutos y los principios básicos de la doctrina, deben
rendir cuentas ante el partido:
713
La militancia del PCE (m-l), al no cumplir esto, siendo permisiva con este tema,
permitió que el partido se fragmentase en diversas fracciones aunque no fueran
oficiales, cada una con su propio cacique que popularizaba entre sus allegados
sus propias teorías y propuestas. Ello, como era normal, acabaría minando la
capacidad del partido así como su credibilidad, destrozando la moral del
militante medio del partido, el cual era consciente que bajo tales condiciones de
anarquía en la organización jamás se haría nada relevante. Esto finalmente
causaría la autoliquidación de la organización como efectivamente ocurrió en
1992.
Ya lo advertía Ódena:
«Una de las razones de que los antiguos partidos comunistas de los países
capitalistas se convirtieran en partidos revisionistas es precisamente el haber
descuidado por completo el estudio y la asimilación del marxismo-leninismo.
La doctrina marxista-leninista sólo era utilizada como lustre, se había
convertido en palabras vacías, en eslóganes, no había penetrado
profundamente en la conciencia de los miembros del partido, no se había
convertido en sangre y carne suya, no se había hecho un arma para la acción.
Si se hacía alguna pequeña cosa respecto al estudio del marxismo-leninismo,
tendía únicamente a dar a conocer al miembro del partido algunas fórmulas
áridas, sólo para que pudiera decir que se llamaba comunista, para que
amara el comunismo de manera sentimental, pero de cómo se llegaría hasta
ahí, no sabía nada, porque no se lo habían enseñado.
714
Los partidos marxista-leninistas no pueden dejar de tener en cuenta esta
experiencia negativa, a fin de sacar de ella enseñanzas para organizar el
estudio y la asimilación del marxismo-leninismo sobre bases sólidas, ligando
siempre este estudio a la acción revolucionaria». (Enver Hoxha; El
imperialismo y la revolución, 1978)
Muchos de los exmilitantes argumentan que los errores que pudiera cometer el
PCE (m-l) tienen que ser explicados por la fuerte presión que se ejerció sobre él.
¿Influyó la represión o la presión ideológica en el debilitamiento del partido?
Cierto. ¿Puede un partido ampararse en esa excusa? No. Tenemos los ejemplos
de represión que sufrió el partido como vimos en el primer capítulo del presente
documento, claro que la represión influye, pero jamás es decisiva, al revés, debe
de ser un combustible para defender los principios con más ahínco. ¿Pero acaso
estas experiencias les hicieron más consecuentes? Muchos líderes del PCE (m-l)
acabaron viviendo de las rentas de un pasado honorable de lucha contra el
franquismo y el carrillismo como Raúl Marco, incluso del halo de haber sido
blanco de la represión franquista en sus carnes como Manuel Blanco Chivite o
Pablo Mayoral. Pese a esto, todos ellos traicionaron los principios del partido
pese a que conocían sobradamente los axiomas de la doctrina y habían sido
testigos de cómo habían acabado los oportunistas que tomaban tal camino como
Kautsky o el propio Carrillo. No hay excusas posibles.
La lucha entre Raúl Marco y Manuel Chivite a finales de los 80, no fue una lucha
entre un grupo de revolucionarios y otro de revisionistas, sino entre dos figuras
igualmente oportunistas que usaron a sus fieles para imponer su propia línea
revisionista, arrastrando a otra gran parte de la militancia a tomar partido a
falta de una propuesta mejor.
¡Qué razón tenía Elena Ódena al proclamar estas afirmaciones y qué actual
parece aplicando este texto a los restos de los antiguos dirigentes del histórico
PCE (m-l)!
El propio Raúl Marco diría una vez en representación de la delegación del PCE
(m-l) sobre los elementos oportunistas en el movimiento obrero:
715
En efecto, esos elementos –tanto si se han introducido en las filas de los
partidos marxistas-leninistas como si permanecen al margen de las mismas–
no pueden soportar la disciplina revolucionaria y consciente, y el espíritu de
trabajo colectivo, serio y sistemático de los partidos marxistas leninistas, y en
cambio tienden por naturaleza al espíritu de compadrazgo, al liberalismo y a
la «autocultivación» propia de las capillas y grupitos alejados de las masas».
(Discurso pronunciado por el responsable de la delegación del PCE (m-l) ante
el VIº Congreso del PTA, 1971)
Pues aunque quizás no lo supiese, o quizás sí… ¡el señor Raúl Marco estaba
describiendo a su yo del futuro! Puesto que esta descripción se ajusta muy bien
al carácter que demostraría en años sucesivos.
Pese a este caso concreto individual, ya hemos dejado claro que la degeneración
del PCE (m-l) no se debe a una figura sino a todo un conjunto, tanto a la
dirección como a su militancia, cayendo obviamente mayor responsabilidad
sobre la primera.
De manera que es necesario refutar de una vez por todas aquello de que «no se
puede criticar a X dirigente porque es un viejo revolucionario» que lleva
luchando desde tiempos «inmemorables» y ha hecho esto y ha hecho lo otro. La
existencia de una figura dirigente durante un período más o menos glorioso de
un partido, sus habilidades personales puestas a favor de una causa en el pasado
no le eximen de los errores de entonces ni de las presentes desviaciones políticas
que pueda manifestar.
Así pues, que un elemento haya sido autor o coautor de artículos, tesis,
programas de un partido que estaban dentro de los marcos del marxismo-
leninismo no supone nada determinante para analizar cosas posteriores.
716
Tampoco es determinante saber si sus posiciones pasadas fueron realizadas por
una férrea convicción de aquel entonces o por un oportunismo individual que
simplemente se atenía a la línea general de entonces por conveniencia, eso no
influye demasiado a la hora de discutir y criticar los errores posteriores que esa
figura encabezaría.
Los grandes servicios prestados siempre deben de ser encuadrados sobre la base
del partido existente, y siendo conscientes de que la línea política no es obra de
una individualidad buena o mala, sino ante todo de la dirección colectiva, por
tanto, habrá figuras que por más que cosechen méritos en algunas posturas
correctas del pasado, eso no le hace estar libre en modo alguno de la
responsabilidad de haberse desviado políticamente después, mucho menos si ha
ejercido altos cargos mientras ha llevado al partido al desfiladero del
revisionismo. Al contrario, hay que buscar en los primeros errores del pasado el
nexo para entender las desviaciones del futuro como lección que nos impida
volver a permitirlas.
Por supuesto que no; en el primer caso hemos visto problemas de seguidismo,
cierta pretenciosidad, falta de conocimientos, inexperiencia, y demás defectos,
pero se constata una evolución dialéctica honesta para intentar superar las
deficiencias, hay un camino de mejora no de empeoramiento progresivo; en el
segundo y tercer caso hemos visto errores y cambios de línea ideológica sin
justificación alguna para saltarse los axiomas básicos de la doctrina, una
insistencia en sostener errores ideológicos que conscientemente conocían
sobradamente, por lo que es una abierta renuncia de los principios.
El viejo PCE (m-l) de 1964-1985 pese a todo, elevó una bandera ideológica de
lucha contra el revisionismo y el imperialismo mientras tuvo una influencia
reseñable entre las masas, mientras que el PCE (m-l) posterior no aportó ni un
solo artículo memorable a la lucha ideológica, se reconcilió con todas las
corrientes oportunistas habidas y por haber, se convirtió de facto en un partido
socialdemócrata y se acabó de aislar de las masas, sin ser tampoco ejemplo en la
lucha en la calle. Entonces, está claro qué tipo de PCE (m-l) reivindican los
marxista-leninistas de la actualidad.
Para finalizar, queremos dejar unas anotaciones que hizo Stalin sobre le
necesidad de bolchevizar uno de los partidos como el Partido Comunista de
Alemania (PCA), el cual había sufrido y habría de sufrir todavía muchos
717
procesos calamitosos muy similares a la organización que aquí estamos
analizando:
718
8) Es necesario que el partido no oculte sus errores, que no tema la crítica, que
sepa capacitar y educar a sus cuadros analizando sus propios errores.
11) Es necesario que el partido forje una disciplina proletaria de hierro, nacida
de la cohesión ideológica, de la claridad de objetivos del movimiento, de la
unidad de las acciones prácticas y de la actitud consciente hacia las tareas del
partido por parte de las amplias masas del mismo.
719
Nosotros no pensamos que el movimiento marxista-leninista haya sido
derrotado porque sus teorías se hayan demostrado falsas, sino todo lo contrario.
El proletariado demostró tener capacidad para tomar el poder, para edificar el
socialismo, para competir e incluso superar a los países capitalistas en muchos
campos. No hay que tener complejos porque los hitos están ahí, tampoco
vergüenza porque encontremos errores.
El caso es que la historia ha mostrado más que de sobra que cuando los
marxista-leninistas han realizado un análisis apegado a la esencia científica, han
realizado grandes hazañas que han reconocido hasta sus enemigos, pero en el
momento en que se han apartado de los principios de su doctrina, rápidamente
sus momentos de gloria pasaron a mejor tiempo.
Muchos, nada más salirse del insoportable ambiente que reina en estas
organizaciones, creen de forma ingenua que una vez fuera se van a comer el
mundo, que la cacareada «reorganización» será «pan comido», pero «Roma no
se construyó en un día». No conscientes de esta obviedad, pasan de la euforia a
la desmoralización de forma meteórica cuando se empiezan a dar cuenta que las
previsiones que habían hecho eran tan sumamente infantiles como subjetivistas,
720
y que en realidad, todo lo querían resolver con el necio voluntarismo.
Simplemente, sus cerebros hicieron mal los cálculos sobre lo que suponía
recomponer el deplorable estado del movimiento marxista-leninista.
Sin despreciar lo difícil que es para estos sujetos pasar por estas etapas por la
cual todos hemos pasado en mayor o menor medida, hay que tratar de frenar en
seco estas tendencias, hacerles entender que hay que mantener el temple y ser
conscientes de la realidad circundante, sin caer en aventurerismos ni
hipercritcismos por la izquierda, ni en derrotismos ni inmovilismos hacia la
derecha.
721
cualitativo de abandonarlas cuando vean que son irrecuperables. Seguramente
muchos de ellos ahora mismo saben que, en el fondo, pertenecen a grupos
sumamente débiles, no tanto por su número de seguidores, sino por sus
planteamientos incoherentes que no conducen más que a una zozobra de
desilusiones y fracasos anunciados. Más tarde, su plena consecuencia se
comprobará, como la de tantos otros comunistas sin partido o elementos que
vienen de otras organizaciones fallidas, en observar si están dispuestos a unirse
con otros comunistas desorganizados, en renegar de cualquier resquicio pasado,
en aceptar las normas del centralismo democrático y ayudar a crear un partido
comunista que sea coherente con sus axiomas hasta las últimas consecuencias.
Por ello es del todo estúpido teorizar que los comunistas deben absorber
automáticamente las escisiones que se dan y se seguirán dando en estas
agrupaciones. Todo lo contrario: se debe tener especial cuidado, ya que la
mayoría de sujetos que abandonan estas organizaciones lo hacen por cuestiones
722
personales o por cuestiones ideológicas mínimas que no le llevan a una ruptura
plena con el lugar de donde proceden. Por consiguiente si esos sujetos son
conscientes, o lo acaban siendo pronto, del carácter reaccionario de la dirección
de esos partidos y organizaciones, no durarán mucho dentro de ellas, pero esto
no quiere decir que puedan estar «libres» de todo resquicio heredado durante
largo tiempo allí. Esto significa que, si realmente han roto con ellas por
cuestiones de principios ideológicos, tendrán que autocriticarse sin
sentimentalismos que valgan y adherirse, finalmente, a la línea comunista sin
excusas de ningún tipo. Si no es así, solo podemos decir que no pasarán nunca
de ser, a lo sumo, meros simpatizantes y, quizá, de aliados en alguna cuestión
determinada de los comunistas, pero nada más.
723
entre los elementos honestos de las organizaciones revisionistas, pero se tiende
a infravalorar al público que no se ha incorporado a la política o lo ha hecho de
forma sumamente vaga, el cual supone hoy la amplia mayoría, la cual es muchos
casos, está libre de ciertas tendencias y manías malsanas.
Hay que empezar a comprender y aplicar algunas máximas que se han ido
perdiendo con el tiempo o en las que nunca se han llegado a insistir
debidamente en las organizaciones revolucionarias.
Hay que seleccionar las tareas no en juicio subjetivo de unas cuantas personas,
sino en pro de qué es lo que más benefician al grupo y al desarrollo general de la
lucha de clases. Los comunistas no cuentan con tiempo o material humano
ilimitado para cumplir con sus objetivos, por lo tanto, si no saben seleccionar
sabiamente las tareas prioritarias y administrar bien los recursos disponibles,
estarán construyendo castillos en el aire.
724
dependiente del partido, incapacitado para asumir grandes puestos por el
momento.
725
pasotismo, una actitud que no aporta al grupo, que obstaculiza la vida normal
en él, que rebaja el nivel general.
Eso no implica ser condescendiente con los pusilánimes, y por desgracia, lo que
hoy prima en nuestra época son los presuntos «revolucionarios» que albergan
un fuerte liberalismo reflejado en conatos de indisciplina a causa de su
inestabilidad emocional. Su volubilidad no es tanto el reflejo del «capitalismo y
sus consecuencias» como excusan a cada tropiezo, sino más bien el resultado de
años de una hegemonía absoluta de la ideología pequeño burguesa entre los
«grupos y corrientes revolucionarias» en los cuales ha militado o ha sido afín.
726
sujetos que no logran sobreponerse a sus problemas personales ni siquiera con
la ayuda de sus compañeros, su desánimo, desmoralización y apatía acaban o
acabarán afectando al colectivo. Si ese elemento no comprende que sus
problemas personales están interfiriendo seriamente en sus obligaciones
políticas, si no entiende que ha adquirido un compromiso y no puede dejar en la
estacada a los compañeros cuando guste, ese sujeto debe de ser delegado a un
puesto auxiliar o ser directamente expulsado del grupo si no da muestras de
estar dispuesto a cambiar. El propio Marx fue descrito por Mehring como
alguien que jamás permitió que sus «miserias privadas» eclipsaran los «deberes
problemas de la humanidad».
Por el lado contrario, a la hora de tratar con las dudas y cuestiones, también es
fácil encontrarse con sujetos muy activos, incluso con algunos que abusan de la
paciencia de los compañeros y no entienden este rol colectivo de autoeducación.
Aquí también ha de tenerse en cuenta ciertas directrices. El sujeto que pregunta,
por supuesto, siempre debe de hacerlo sin miedo, exponiendo con detalle su
conocimiento sobre el tema y las dudas o reticencias que la cuestión le plantea.
Algunos acostumbrar a lanzar preguntas generales y abstractas, sin concretizar
y sin haber reflexionado previamente ellos mismos en un tema que seguramente
podrían haberlo solucionado ellos solos. Con ello esperan obtener una rápida
respuesta, una receta para cada tema. Sin duda una actitud muy común pero
que demuestra que el sujeto es muy poco operativo y resolutivo, lo que significa
caer en el seguidismo. Permitir esto es mal acostumbrar a los compañeros, que
seguirán siendo dependientes de terceros. Por tanto, la cronología a seguir, debe
ser que uno expone su posición detalladamente, el compañero le da su visión o
la completa y/o matiza. A partir de entonces, el sujeto que andaba con dudas
debe tomar en cuenta los comentarios del compañero, aceptar su desarrollo
demostrando haberlo entendido o «batirse contra él» argumentando en ciertos
aspectos.
Hay que adaptarse a las cualidades de cada uno, aprovecharlas para hacerle
crecer como militante y si es posible como dirigente; no desechar a la gente
como inútil sin más, ni tampoco otorgar puestos para los que el individuo aún
no está preparado, pues repercutiría negativamente tanto para el partido como
para quien lo desempeña. Los grupos marxista-leninistas franceses de los 80
criticaban la idea tan impregnada en el maoísmo de que todo militante debe de
aprender a hacer de todo. Esto claramente es una idea fantasmagórica, que
desperdicia energía y cualidades. Ciertamente, aunque es cierto que debemos
esforzarnos en cubrir cuantas más facetas mejor, tener unos conocimientos
mínimos, pero si se sigue esa máxima hasta sus últimas consecuencias, seremos
como dice el refranero: «aprendices de todo y maestros de nada», reflejándose a
su vez en una mediocridad a nivel general. Claro que hay que estimular a que
el marxista-leninista salga de su zona de confort, pero no podemos pretender
que uno sea igual de experto en arte, economía, historia, filosofía, etc. No es lo
mismo un escritor que sabe polemizar que un orador que es especialista en
exponer pero no a polemizar. No es lo mismo un tesorero o el responsable de
distribuir los recursos y materiales del partido, que un organizador y
distribuidor de cuadros que debe de tener una especial sensibilidad y
habilidades sociales para conocer los pros y contras de las personas a su cargo.
727
Este tipo de cuestiones son importantísimas al desarrollarnos en una sociedad
donde la burguesía trata por todos los medios de desviarnos en cuanto al plano
organizativo e ideológico. No hace falta insistir en las ideas mojigatas de los
«antiautoritarios» que ponen en tela de juicio el modelo de partido bolchevique.
Los propios bolcheviques confesaron y recordaron una y otra vez a los
revolucionarios de todo el mundo que sin dicha unidad monolítica ideológica y
de acción no hubieran ni tomado el poder en 1917 ni ganado la Guerra Civil de
1918-1921. Todo lo demás es palabrería.
728
entonces la asignación de cualquier tarea de responsabilidad? Y así podríamos
seguir.
729
IX
Tras la forzosa autodisolución del PCE (m-l) ejecutada por la facción de Chivite
en 1992, las dos corrientes internas revisionistas que habían llevado al
atolladero al partido bajo su dirección –la de Raúl Marco de 1985-1991 y la de
Chivite de 1991-1992– pese a tener un evidente archivo de documentación, no
han tenido la decencia de proporcionarnos obras escritas de Elena Ódena ni de
los congresos del PCE (m-l) de aquella época –pese a nuestro intento de
ponernos en contacto con sus medios oficiales, militantes y simpatizantes para
facilitarnos tales obras–, por lo que ya nos hemos encargado nosotros por otros
medios de conseguir ediciones físicas del Tomo I y II de sus «Escritos políticos»
editados en 1986, como de sus «Escritos sobre la transición», otra recopilación
editada de 1986, así como todos los congresos del viejo PCE (m-l) de 1964-1992,
más diversos documentos de «Vanguardia Obrera», «Revolución Española»,
«Acción», «Teoría y práctica» y muchos otros documentos que mostramos y
utilizamos para exponer sus vergüenzas.
Poco después del descalabro del PCE (m-l) en 1992, la facción de Raúl Marco
refundó en 2006 un nuevo partido que dijo que heredaba las siglas del PCE (m-
l). Dicha organización, pese autoproclamarse heredera de la anterior, solo ha
empezado a publicar cosas de Elena Ódena después de nuestra denuncia de
2016. Hasta entonces había estado diez años, de 2006 a 2016, sin publicar más
que contados breves extractos en su pequeña revista online, un bagaje patético
sin dudas, que contradice su discurso.
730
Ya que no han tenido las ganas ni la preocupación de promover las obras
teóricas de esta revolucionaria y marxista-leninista, desde el Equipo de Bitácora
(M-L) nos encargaremos de tal menester en cuanto saquemos a la luz las
reediciones y otras obras que están en cola.
731
A partir de ahí, en los 90 los deshechos del grupo de Chivite naufragarían sin
rumbo fijo. Por otro lado, el grupo de Raúl Marco creó su plataforma ideológica,
Octubre, donde en 1995 acusó al Partido del Trabajo de Albania (PTA) de
arrogancia y nacionalismo estrecho, de ser el responsable de la degeneración del
movimiento internacional, pese a que el PCE (m-l) había pasado de ser crítico
con los defectos del movimiento durante 1981-1985 a pasar en silencio o apoyar
las desviaciones del movimiento marxista-leninista durante 1986-1991.
Esta debacle a inicios de los 90 abrió el paso para que algunas organizaciones
revisionistas supervivientes empezaran a crear en la mentalidad colectiva de los
revolucionarios diversas historias sobre la lucha antifranquista, borrando la
historia y presencia del PCE (m-l) o distorsionando su línea. Incluso algunos
llegaron a autoproclamándose en sus documentos como los «únicos luchadores
contra la maniobra de la transición en la historia reciente», como fue el caso del
maoísta-brézhnevista Partido Comunista de España (Reconstituido). Por
supuesto la desaparición oficial en 1992 del PCE (m-l), el único grupo que había
combatido al maoísmo desde posiciones revolucionarias, hizo que en España se
diera un repunte del maoísmo a través del PCE (r) y otros grupos en las
próximas décadas, volviendo a pasar el movimiento revolucionario por una
enfermedad que se creía ya superada.
¿Por qué decimos todo esto? Comparemos el viejo PCE (m-l) de Elena Ódena
con el actual PCE (m-l) de Raúl Marco en unas cuantas cuestiones de peso.
732
Ya analizamos las causas de la degeneración del Partido Comunista de España
(marxista-leninista) durante los años 80. Véase el capítulo: «El PCE (m-l)... de
querer ser un «partido bolchevique» a emular a un «partido menchevique»
(1986-1992)» de 2020.
Tras la disolución oficial del PCE (m-l) en 1992, diversos grupos y líderes –que
no nos engañemos, habían sido los causantes de la degeneración del partido
desde mediados de los 80– fueron entablando relaciones a finales del siglo XX
para dar pie a un nuevo proyecto:
Según cuenta otro oportunista, el Pepe Avilés, el grupo de Raúl Marco aunque
en principio reconoció estos puntos, luego los rechazó, y muchos cesaron en tal
reclamación bajo la estúpida presión de «no romper el espíritu de unidad del
partido». La refundación, fue en palabras de algunos un cómico «congreso de
aplausos», donde no se hizo ninguna autocritica del pasado. El triunfo total del
grupo de Marco es palpable por dos razones. Primero basta observar que el
nombre del periódico del nuevo PCE (m-l) era Octubre, el nombre su propia
organización, ninguneando al resto de grupos. Segundo, el nuevo PCE (m-l)
trató de acercarse de nuevo intento de acercarse al PCPE, justo como Raúl
Marco había intentado a finales de los 80.
Sin duda había que ser muy cándido para replantearse plantearse fundar un
nuevo partido o refundar un PCE (m-l) revolucionario bajo los mismos
individuos que le habían llevado a la ruina, mucho más dejándose chantajear
con la acusación de «divisores» del movimiento obrero sino aceptaban tales
despropósitos. Pero buenos estamos hablando de gente como Avilés, que como
buen maoísta, siempre ha puesto por encima de lo ideológico la unidad formal,
tratando luego que la lucha de líneas le diese el poder con el tiempo, aunque
esta vez no fue así para él y tuvo que huir de nuevo y cobijarse en una parodia
que representa el republicanismo burgués como REM.
733
PCE (m-l) en 1991, pero nunca ha hecho una radiografía completa de las razones
por las que el PCE (m-l) descendió hasta ser un partido marginal a finales de los
80, ni habla de las distorsiones ideológicas que en conjunto con Chivite
introdujo en el partido durante 1986-1991: rehabilitando al castrismo o loando a
líderes socialdemócratas como Tierno Galván antes criticados fuertemente,
colaborando con renegados como Lorenzo Peña que habían insultado al partido,
aliándose con la dirección del PCPE hasta el punto de conformar una coalición
electoral con este grupo marginal revisionista en 1989, apoyando a Ramiz Alia a
cada paso durante años, llegando hasta el punto vergonzoso de publicitar sus
reformas ultraliberales de 1990 … y podríamos seguir.
Lo curioso es que con esas acciones y estas nuevas tesis del grupo Octubre –que
exoneraban al revisionismo de su responsabilidad–, él mismo estaba
sosteniendo la bandera del liquidacionismo, ayudando a mantener el estado de
confusión en que se había sumido el movimiento marxista-leninista.
La forma en que se planteaba todo daba a entender que era una repetición de los
mimos errores. Lo primero que llama la atención sobre el concepto de partido
de estos líderes, son las teorías claudicadoras y conciliadoras hacia el
revisionismo, en especial del grupo Octubre, que estaba dirigido por Raúl
Marco. En sus memorias cita un boletín de su organización:
«Si hacemos una síntesis, concluimos que las fuerzas que están organizadas
contra el revisionismo están débilmente desarrolladas. (...) También han
cometido errores. Hoy en día, tenemos que enfrentar el problema de la unidad
del movimiento obrero desde otro ángulo. Estamos en un período de
transición. (...) debemos aprender a actuar a favor de la unidad de los
trabajadores del mundo. No sería correcto adoptar las posiciones anteriores
sin considerar los cambios que tuvieron lugar. Sufrimos una derrota histórica.
Deberíamos encontrar las medidas concretas a través de las cuales podamos
construir la unidad del proletariado. (...) Frente a la nueva situación –la
desaparición del socialimperialismo soviético–, los partidos que habían
seguido al PCUS han estado haciendo ciertas reevaluaciones en lo que respecta
a los aspectos ideológicos. ¿Cómo deberíamos lidiar con esta pregunta? (...) No
podemos hablar de la unidad de la clase obrera sin considerar que los partidos
que siguieron al PCUS incluyen muchos grupos de militantes que no podemos
acusar indiscriminadamente de oportunismo. (...) Creemos que deberíamos
734
buscar contactos con esos partidos». (João Amazonas; Por la unidad del
movimiento comunista, 11 de febrero de 1992)
Como dijimos:
735
discrepancias existentes no están resueltas pero bajo la falsa creencia de que la
cantidad hace la fuerza, lo que finalmente, y hablando de un partido, crearía
una camarilla sobre el partido, pero jamás una unidad. También, podría
ocurrir que se rebajen las exigencias mínimas para que los oportunistas
acepten formalmente una misma línea, lo que crearía una organización
ecléctica abierta a cualquier elemento, pero crearía contradicciones
irresolubles en lo ideológico.
«Una actitud «tolerante» hacia dichas desviaciones teóricas hace que lograr la
genuina bolchevización sea algo imposible. El dominio de la teoría del
leninismo es esencial para lograr el éxito de la bolchevización de los partidos».
(Internacional Comunista; Tesis sobre la bolchevización de los partidos
comunistas adoptadas en el Vº Pleno de la Comisión Ejecutiva del Comité
Central de la IC, 1925)
«Años antes, en pleno debate con otros partidos, afirmamos, y hoy, años
después, mantenemos que: «Ningún partido puede pretender seriamente tener
todas las verdades, la verdad absoluta. Esa actitud conlleva un
empecinamiento nefasto y hasta reaccionario». (Raúl Marco; Ráfagas y
retazos de la historia del PCE (m-l) y el FRAP, 2018)
736
de que los diferentes grupos revisionistas de hoy, estarían en capacidad de estar
en posesión de la verdad objetiva sobre «algunas» cuestiones fundamentales
desde una óptica marxista, lo cual es una broma de mal gusto, no solo porque el
revisionismo de estas organizaciones se base precisamente en la distorsión del
marxismo, sino porque en los pocos puntos donde las direcciones revisionistas
aciertan a plantear una cuestión desde los axiomas marxistas, lo hacen sin un
conocimiento profundo del tema, por seguidismo a los clásicos o terceros,
cuando no por mero azar, lo cual tampoco es válido para asumir el puesto de
vanguardia, porque no hay una mínima comprensión global de los pilares
básicos de la doctrina, y por ende, del mundo que les rodea. Mucho más ridícula
es plantear esta presunta «comprensión del marxismo» de los grupos
revisionistas con el ridículo nivel de formación de dichos líderes, que
normalmente resuelven su posición sobre diversos temas por lo que diga la
mayoría del mundillo revisionista, sin preocuparse de investigar y fundamentar
sus posiciones, cuando no creando nuevas teorías a cual más esperpéntica. Se
entiende entonces, que:
Por consiguiente, los líderes del PCE (m-l) deberían reconocer su total
desconocimiento del materialismo dialéctico e histórico como para asumir la
tarea de aspirar a ser vanguardia del movimiento proletario. Deberían confesar
como ya hicieran otros jefes revisionistas como Anguita, que hace tiempo que no
aspiran al comunismo, sino a un humanismo de rostro socialdemócrata.
Ante los que acusan de tal visión de tomar al marxismo como ciencia como
una «postura dogmática», dejemos que Lenin responda nuevo:
737
Todos los revisionistas hablan del partido comunista, pero todos
portan una caricatura del mismo
Pensamos que junto con la tendencia a rebajar las exigencias ideológicas del
partido, existe otro problema fundamental. Hoy, estamos acostumbrados a que
los revisionistas utilicen la palabra «partido» con mucha soltura, pero no tienen
ni idea de lo que eso significa. Las características de una organización
revisionista distan bastante de lo que concebimos los marxista-leninistas:
738
hacer. Siempre se ha de partir de la realidad y a partir de ahí ir proponiéndose
objetivos realistas, «no poner el carro delante de los caballos», cuando una
organización por motivos de orgullo se niega a reconocer su debilidad y a
aceptar humildemente los puntos en que deben mejorar, de ahí salen estos
ejemplos como la creación de células fantasma o endebles destinadas a
fracasar». (Equipo de Bitácora (M-L); Antología sobre Reconstrucción
Comunista y su podredumbre oportunista, 2017)
739
Más bien, si algo contrasta en la actual militancia del PCE (m-l) es el abismo
existente entre militantes en edad de jubilación y jóvenes menores que apenas
sobrepasan la veintena, eso ilustra lo lejos que están de ser un partido
comunista apto.
El viejo PCE (m-l) decía, no sin razón, sobre la característica social de los
militantes de una organización revisionista como el PCE carrillista de aquel
entonces:
¿Pero por qué necesitan los líderes oportunistas un partido de este tipo? Porque
garantiza la domesticación del partido:
740
tales como el envanecimiento, el compadrazgo, la placidez, la rutina, la falta
de empuje y dinamismo, la desligazón de las auténticas masas explotadas –
sobre todo de las capas más pobres de la población trabajadora–, el espíritu
de comodidad, el descuido por un trabajo ideológico serio, el individualismo y
las rencillas personales. Con semejante «partidos de masas» sin lucha interna
contra los vicios y las aberraciones ideológicas, sin depuración de los
elementos oportunistas, sin una selección rigurosa de nuevos militantes, a lo
que se va es a una amalgama socialdemócrata». (Partido Comunista de
España (marxista-leninista); Adulteraciones del equipo de Santiago Carrillo,
2ª edición, 1967)
En realidad, si miramos las descripciones que hacía el PCE (m-l) de los rasgos
del PCE de Carrillo-Ibárruri de los años 70, veremos los mismos rasgos que
empezarían a caracterizar al propio PCE (m-l) de finales de los 80 tras la muerte
de Elena Ódena y la total libertad de poder para Marco-Chivite. Esto lo pudimos
observar en la degeneración del mismo en el capítulo: «El PCE (m-l)... de querer
ser un «partido bolchevique» a emular a un «partido menchevique».
Este cuadro se puede ajustar muy bien al actual PCE (m-l) refundado por Raúl
Marco en 2006: un partido burocratizado, donde reina el formalismo, donde no
se aplica el más mínimo aspecto democrático, lleno de líderes de avanzada edad,
de profesiones liberales, sin conexión con los problemas reales de las masas
trabajadoras, repitiendo una y otra vez eslóganes y tácticas que nada tienen que
ver, que han dado ya variados y sonados fracasos.
«Se plantea con más fuerza que nunca una tarea que incumbe a todo el
partido, a todos los militantes y también a nuestros amigos y simpatizantes.
741
Esta tarea es la de propagar y difundir amplísimamente nuestra línea política,
nuestro programa y nuestros estatutos entre la clase obrera, el campesinado y
las amplias masas populares, los trabajadores manuales e intelectuales. No se
trata de difundirlos de manera mecánica, sino todo lo contrario. Se trata de
que cada célula y cada comité del partido, emprenda a todos los niveles, tras
haberlo discutido y planificado colectivamente, campañas de propaganda y
difusión, organizando mítines, reuniones, discusiones con los obreros, los
vecinos de los barrios, los jóvenes en las universidades y en las escuelas, las
mujeres, los jornaleros y campesinos pobres, en fin, con todos los sectores del
pueblo interesados en la revolución y en el socialismo. (...) Sólo sobre la base
de una labor de propaganda y de agitación seria, basada en la explicación y la
difusión de nuestra política y nuestros principios, es posible llevar al mismo
tiempo, simultáneamente, una labor eficaz de reclutamiento y también lograr
ampliar el círculo de simpatizantes y amigos del Partido». (Elena Ódena;
Difundamos ampliamente nuestra línea política y nuestro programa, 1978)
Algo que ha permitido durante años tapar las diferencias entre el viejo (m-l) de
1964-1985 y el PCE (m-l) actual ha sido el ocultamiento deliberado del material
del primero. Esto ya fue denunciado por nosotros: «Sobre la adquisición de las
obras de Elena Ódena» de 2016.
¿Cómo es posible que desde 2006 hasta nuestra denuncia pública de estos
hechos en 2016, el PCE (m-l) no publicase las principales obras del partido y
Ódena durante esos años? La razón es muy sencilla. Estos cabecillas aplican la
máxima cobarde de muchos revisionistas: «Cuanto menos documentos se
publiquen en público menos podrán criticarnos». Con ello se pretendía no hacer
autocrítica de los errores del pasado, pintar aquellos años como idílicos.
También entiéndase que para la militancia hubiera supuesto un trauma darse
cuenta de que el PCE (m-l) antiguo criticaba duramente a quienes ahora son sus
aliados –jruschovistas y maoístas–. Esto hubiera significado que alguno que
otro militante tuviese dudas e incluso piede explicaciones a la dirección. Para la
dirección liberar este material supone pegarse un tiro en el pie, dar armas a sus
enemigos. Pero a la vez, esta política cobarde solo lleva al autoaislamiento, a que
solo se acerque al partido por motivos de siglas y postureo folclórico, no por el
convencimiento de que la línea histórica y presente sea meritoria.
Todos, absolutamente todos los congresos del PCE (m-l): el de 1973, 1979, 1984,
1988 y 1991 –con excepción del de 1977 que era público– han tenido que ser
obtenidos por el Equipo de Bitácora (M-L) gracias al archivo personal de viejos
militantes, investigaciones o consultas a archivos externos, y no gracias a los
supuestos jefes y herederos del PCE (m-l) que todavía pretenden llevar sus
siglas o reivindicar su legado pero que se niegan a poner accesible todo su
material histórico.
742
«Pero en contra de lo que dicen los voceros de los monopolistas, ésta no es una
crisis cíclica más, sino la última del capitalismo, porque ya no tiene ninguna
posibilidad de recuperación, sino que se irá agravando y pudriendo e irá
generando una lucha de clases cada vez más aguda que necesariamente
acabará en la revolución socialista». (Partido Comunista de España
(Reconstituido); Declaración del Comité Central del PCE (r), 1984)
Una de las razones por las que ya nadie toma en serio el comunismo, es porque
sus adulteradores proclaman tesis similares en su nombre.
El PCE (m-l) planteaba hace poco en su último congreso que estamos ante:
«Otra vez, España se hunde. El orden constitucional de 1978, sobre el que las
clases poseedoras de este país fijaron un renovado y democrático reparto de la
explotación de los oprimidos, ya no resulta ni útil ni satisfactorio para sus
progenitores. El Estado español viene enfrentando, desde la institución de su
actual Carta Magna, un proceso de reconstrucción, descomposición y ruptura
que presiente hoy sus días finales». (Revista Aurora; Revista por la
Reconstitución del Comunismo, Nº0, 2020)
¡He aquí un clásico de la palabrería que hace que nadie tome en serio a los
«comunistas»! ¿Cuántas veces hemos oído de los grupos y partidos pregonar
que «el régimen del 78 se descompone», que «nos enfrentamos a una crisis sin
precedentes»? Nos faltarían dedos de las manos y los pies para contarlas. Bien,
y si tales condiciones se han dado una y otra vez, y España ni siquiera ha salido
del bipartidismo político, ¿qué demuestra eso? ¿Su inutilidad? ¿Su exageración?
¿Ambas?
Uno de los rasgos históricos del trotskismo, fue profetizar eventos políticos
catastróficos que nunca sucedieron.
«Es más, cuando los revisionistas solamente responden a las críticas externas
con rumorología y acusaciones sin pruebas pretendiendo ignorar la montaña
de críticas argumentadas de sus rivales, al final los simpatizantes y militantes
743
de la propia organización dudan de la capacidad de sus líderes, de sus
debilidades en el debate, es entonces cuando su halo mitificado de líderes
infalibles sufre una brecha, y al tiempo cae por sí solo. Poco a poco se van
dando cuenta que para la dirección no es importante solventar los errores de
la organización que se denuncian y se van acumulando, sino que todo es un
teatro donde lo importante es la apariencia, para que el show, la farsa
continúe pase lo que pase, para que los jefes siempre puedan seguir
aprovechándose del rédito que sacan a esta estafa que han montado. Cuando
este punto de inflexión ocurre –y tarde o temprano siempre ocurre entre los
más avanzados–, algunos elementos empiezan a ver que las críticas externas
no son tan descabelladas, y cuando finalmente abandonan la organización,
son conscientes de que lo que advirtieron en su momento tanto las críticas
internas como externas eran del todo razonables, arrepintiéndose de no
haberlas hecho caso antes». (Equipo de Bitácora (M-L); Antología sobre
Reconstrucción Comunista y su podredumbre oportunista, 2017)
«Se puede hablar de un patriotismo popular, ligado a las luchas de las clases
dominadas frente a las clases dominantes, o a las luchas a favor de la
soberanía nacional. En el caso de España, hay un patriotismo republicano que
defendieron José Díaz, Dolores Ibarruri, Juan Negrín, Azaña, y tantos otros,
frente al fascismo». (Carlos Hermida; El ascenso del fascismo y las tareas de
los comunistas, 2019)
Cuando en 2006 se refundó el PCE (m-l) bajo la dirección del infame Raúl
Marco, sus posturas sobre la cuestión nacional cambiaron. Ahora yendo en
contra del viejo PCE (m-l) y la mayoría de sus publicaciones, una sección del
partido reconocía que España era un Estado plurinacional, como se podía en el
artículo de J.P Galindo y Clemen A.; «Analfabetismo teórico del
socialchovinismo» de 2019. Pero a la vez en ese mismo artículo se reivindicaban
figuras y programas políticos chovinistas que precisamente van en contra de ese
espíritu. Leyendo a los revisionistas modernos sobre historia, uno se da cuenta
de su devoción a los mitos. Esto les hace reivindicar cosas contrapuestas.
Además, el fraccionalismo en este tipo de partidos permite ver una cara y su
contraria en diferentes artículos, como ocurre también con la postura frente al
feminismo.
El republicanismo abstracto pequeño burgués no los podía llevar sino hacia una
mitificación de las figuras del republicanismo, y con ello sus tendencias
chovinistas… así vemos que toman como ejemplo de la línea a seguir sobre la
cuestión nacional la postura del Presidente del Consejo de Ministros de la II
República, Juan Negrín López, jefe del ala «centrista» del PSOE:
744
frente al fascismo]». (J.P Galindo y Clemen A.; Analfabetismo teórico del
socialchovinismo, 2019)
Togliatti, que como sabemos por sus memorias no era sospechoso de simpatizar
con las organizaciones catalanas, ni siquiera con el PSUC ni menos con
Comorera, en un informe confidencial, reportaba a Moscú:
¡¿Esto es para el actual PCE (m-l) el ejemplo a seguir?! ¿El preferir el triunfo del
fascismo a que la «patria se descuartice»? ¿Este es el patriotismo e
internacionalismo de esta gente? Más bien es el paradigma a imitar para los
nacionalistas castellanos, para los republicanos unitarios que denunciaba Pi y
Margall. No para los comunistas… que son profundamente internacionalistas y
jamás proclamarían tales infamias.
Mismo podría decirse del cobarde y claudicador de Azaña. Véase el capítulo: «El
republicanismo abstracto como bandera reconocible del oportunismo de
nuestra época» de 2020.
745
Esa postura del actual PCE (m-l) no es sino otra prueba más de que hace años
que él y sus palmeros se convirtieron en vulgares republicanos pequeño
burgueses que lo mismo reivindican a Elena Ódena y José Díaz, que lo mismo te
reivindican sin criticismo alguno a Negrín, Azaña, Uribe, Modesto, Ibárruri,
Líster, un eclecticismo atroz que rompe con la herencia más revolucionaria del
viejo PCE (m-l) de 1964-1985. Véase el capítulo: «El rescate de las figuras
progresistas vs la mitificación y promoción de figuras revisionistas en el ámbito
nacional» de 2020.
Dentro del PCE (m-l) existe toda una serie de grupos, líneas, y teorías opuestas
que solo ratifica el caos ideológico interno. Como ya vimos en la cuestión de
género o republicana, el partido permite que desde sus medios oficiales se diga
una cosa y la contraria.
Esto es una consecuencia de una cúpula que no procura crear, debatir, aprobar y
popularizar una línea ideológica clara entre todos sus militantes, exigiendo la
sumisión de la minoría a la mayoría, extrañamente se permite todo tipo de
desatinos públicos y privados porque les paraliza el miedo de provocar
abandonos entre los que están disconformes; hablando claro… se permite todo
este circo de payasos porque se prefiere tener a mediocres, individualistas y
rebeldes en su seno que arriesgarse a disminuir las ya de por sí raquíticas filas
de su organización. Debido al listón tan bajo en lo ideológico, es también la
triste consecuencia de que los jefes piensen de verdad que las contradicciones
existentes no son tan graves, que no pasa nada por dar manga ancha a las
células para contradecir a los organismos superiores si con eso se asegura la paz
interna, que da lo mismo que las teorías y consignas entre células de dos
regiones sean antagónicas. Parece ser que no se dan cuenta que su partido
parezca ser el ejército de Pancho Villa hace que sea imposible imprimir entre las
masas la autoridad y seriedad que un partido comunista necesita. Lo gracioso es
que cuando finalmente una escisión se produce en el seno del partido, de
repente achacan a dicha escisión errores reales y fictios de la organización, como
parece que ahora ha hecho el PCE (m-l) con su escisión de Murcia, pero no
realizan una autocrítica de como ha sido posible que durante meses hayan
hecho lo que les venía en gana. Es definitiva, todo esto supone que estamos ante
la marca de la casa de la socialdemocracia como dijo Stalin:
746
práctico. Pero si esas cuestiones van ligadas a discrepancias de principio,
ningún acuerdo, ninguna línea intermedia» puede salvar la situación. No hay
ni puede haber línea «intermedia» en las cuestiones de principio. El trabajo del
partido debe basarse en unos principios o en otros. La linea «intermedia» en
cuestiones de principio es la alinea de la confusión, la «línea» de velar las
discreparías, la «línea» de la degeneración ideológica del partido, la «línea»
de la muerte ideológica del partido. (...) ¿Cómo viven y se desarrollan hoy día
los partidos socialdemócratas de Occidente? ¿Hay dentro de ellos
contradicciones, discrepancias de principio? Claro que sí. ¿Sacan a la
superficie esas contradicciones y tratan de superarlas honrada y
abiertamente? ¡Claro que no! La labor práctica de la socialdemocracia
consiste en hacer de sus conferencias y congresos una vacía mascarada de
bonanza de relumbrón, encubriendo y velando celosamente las discprencias
internas. Pero eso no puede llevar más que a la confusión y al
empobrecimiento ideológico del partido». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili,
Stalin; Una vez más sobre las desviaciones socialdemócratas en nuestro
partido; Discurso en el Pleno ampliado del CC de la Internacional Comunista,
1926)
«Desde 1953 mantiene a nuestro país como colonia del imperialismo yanqui».
(Federación de Republicanos (RPS) de Murcia; Discurso, 14 de abril de 2019)
Este tipo de declaraciones son las que precisamente utilizaban los enemigos del
antiguo PCE (m-l) para criticarlo cuando utilizaba esa acepción, ya que no era
correcta entonces ni lo es ahora para calificar el estatus político de España. Esto
lo explicamos anteriormente en el primer capítulo del documento presente:
«Los comienzos del PCE (m-l) en la España franquista».
Solo repetiremos que en aquella época era una equivocación tal acepción, pero
era más bien un error terminológico ya que en la exposición de los análisis del
PCE (m-l) de los años 60 sobre la estructura político-económica de España se
dejaba claro que España era lo que se ha venido llamando una semicolonia o
neocolonia del imperialismo estadounidense, en mitad de un proceso de alta
monopolización interna, que a su vez consolidaba a España como un
«imperialismo menor», el cual además aún mantenía colonias.
Para algunos como hemos explicado en otras ocasiones, este estatus parece algo
difícil de comprender, pero no es la primera vez ni será la última que ocurra
fenómenos parecidos. Véase nuestro documento: «Las perlas antileninistas del
economista burgués Manuel Shuterland» de 2018.
747
las teorizaciones y vacilaciones derechistas de Thorez en cuestiones como la
cuestión colonial y nacional, la lucha por evitar una nueva guerra mundial, etc.
Primero, aclarar:
748
comunista no basta con que se diga, sino que es algo que debe ser contrastado
en la práctica. Pero ha de entenderse que muchos explotadores –demócratas
burgueses o fascistas– prefieren barrer con escoba de hierro todo lo que se
diga anticapitalista y así guardarse las espaldas, aunque muchos de los que se
lleven por delante no sean peligrosos para su régimen e incluso de saberlos
manejar les sean hasta de utilidad. He ahí porque los burgueses más
inteligentes prefieren valerse de estos elementos e infiltrarse en sus grupos,
manejándolos a su gusto para sus fines. Añadir que se ha demostrado
históricamente que el haber sufrido una represión directa, bien sea cierre de
locales, retención ilegal, tortura, e incluso asesinato de militantes, no significa
que las posiciones políticas del sujeto o del grupo sean acertadas, correctas».
(Equipo de Bitácora (M-L); Estudio histórico sobre los bandazos políticos
oportunistas del PCE (r) y las prácticas terroristas de los GRAPO, 2017)
En 2018, los restos de la fracción de Raúl Marco vuelven al galope con las
mismas tesis que en estos más de 40 años se han encargado de demostrar
erróneas.
749
Denominar sin más que Partido Popular, Ciudadanos y Vox son fascistas, es de
una miopía severa y muy peligrosa. Significa volver a la desviación
thälmanniana de que «Todos los partidos burgueses son fascistas» como
Wilhelm Pieck denunció en su informe al VIIº Internacional Comunista en
1935.
750
¿Cómo es posible que el propio Raúl Marco y comparsa den charlas en sitios
públicos, incluso en recintos universitarios anunciados a viva voz en la calle e
internet? En cualquier país verdaderamente fascista no se le permitiría el uso
público o privado de ningún recinto a nadie no ya que se autodenomine
comunista sino que simplemente vaya a hablar mal del gobierno. En un país
fascista esta célula estudiantil antifascista sería desmontada en cuanto asomase
la cabeza, sus responsables serían buscados para ser encarcelados o como
mínimo expulsados de la universidad.
Si algo es característico de todos estos grupos revisionistas sean del tipo que
sean, es su nula preparación en materia de seguridad. Paradojicamente suelen
ser partidos que se autodenominan «perseguidos por el Estado» –aunque
muchos de ellos los únicos litigios legales que tienen es por cuestiones de
terrorismo, peleas callejeras o venganzas frente a competidores revisionistas–.
Muchos incluso declaran que viven en «países fascistas» o en un período de
«aguda fascitización». En el PCE (m-l) como veremos después, se barajan tesis
de este tipo, pero a la vez, acostumbran a publicitar la vida política y personal de
sus militantes, algo que solo hacen los que se toman la política como un
pasatiempo más, o quien no es consciente de las posibles consecuencias para
ellos, camaradas, familiares, y amigos.
751
«En su momento fuimos testigos en 2016 de aquellas entrevistas en medios de
comunicación como Diario Vice en donde aparecía Roberto Vaquero –ya sin el
alias de Juan Mesana– junto a su camarilla donde en el documental se
confesaba el lugar donde habitualmente se reunía el Comité Central –un kebab
madrileño–, lo que ya nos indica lo en serio que se tomaban esta cuestión de la
salvaguardia de la seguridad de la organización y sus militantes. (...) Otra
cuestión que influyó en la cuestión de la seguridad de Reconstrucción
Comunista (RC) es la cultura del pandillerismo que mantenían y mantienen
respecto a otros colectivos o elementos individuales que se oponen a su
organización, de hecho ha sido y sigue siendo una práctica fundamental de
este grupo. Esta cultura degenerada siempre ha estado muy presente en RC a
causa de la notable influencia de la subcultura skinhead en sus filas en general
y en particular en sus líderes. (...) Como decíamos, esta actitud gangsteril ha
hecho que quedaran al descubierto y llamaran la atención en exceso. De ahí
que en medios de comunicación burgueses viésemos constantemente noticias.
(...) El nivel de concienciación en RC sobre la profesionalización de los cuadros
y guardar al partido de problemas innecesarios era tal, que en 2014 llegaron a
subir en la web de la célula de Mallorca –actualmente inactiva– varias fotos
de los grafitis realizados con las siglas del partido como puede verse en su
[post], y para más inri, entre esas fotos se registraba la agresión a una sede de
Izquierda Unida (IU) como puede verse en esta foto [aquí]. ¡¿Se puede ser más
descuidado e imbécil?! Graciosamente, Reconstrucción Comunista no tiene un
solo material refutando la deriva política de IU. Para ellos el revisionismo
solamente se combate a golpe de pintura. El dispositivo de seguridad de
Reconstrucción Comunista (RC) siempre ha brillado por su ausencia, no
solamente ha fallado en la salvaguardia de la privacidad de la información de
los militantes –requisito para que se considere un partido marxista-leninista
de verdad–, sino que dentro de la organización, se cultivó la tendencia de
promover el «postureo» y la fanfarronería de las andaduras del partido y de
la vida privada, la permisión del gamberrismo –varios miembros de la cúpula
de la organización han sido procesados por agresiones incluso con arma
blanca– y el pandillerismo –con la fundación por Vaquero de bandas de este
perfil como «Frontovik» como puede verse [aquí], ha de saberse que las
fotografías han sido pixeladas por nosotros a petición de algunos
exmilitantes–. (...) Ellos argumentan que la no publicación de sus documentos
es debido ¡«a cuestiones de seguridad»!, algo bastante estúpido ya que
mientras afirman esto son conocidos por colgar fotos de su «Comité Central»
en su página oficial, e incluso por actos como subir las fotos de sus actos
«políticos» con banderas y a cara descubierta a las respectivas redes sociales
personales de cada integrante, con los que pueden ser identificados fácilmente
sus cabecillas y militantes, por lo tanto la privacidad de sus militantes es nula,
y sus excusas bastante malas. Además, ¿qué «riesgo a la seguridad» supone
para una organización publicar su programa económico o su análisis de la
economía internacional actual –o cualquier otra cuestión que un partido debe
tocar–? Ninguno, por lo que todo esto son excusas para justificar su
inoperancia en cuestiones de peso». (Equipo de Bitácora (M-L); Antología
sobre Reconstrucción Comunista y su podredumbre oportunista, 2017)
Así actúan también los restos del PCE (r), el PCOE, PCPE, el actual PCE (m-l) y
muchos otros grupúculos en lo referente a materia de seguridad. Actuando así
en una democracia burguesa, nos imaginamos fácilmente lo que durarían si
752
verdaderamente viviesen en un país fascista. Y es que en pleno siglo XXI, con las
tácticas de espionaje y control existentes, dichos partidos «comunistas» nos
acostumbran subiendo fotos de sus militantes y dirigentes a sus propias redes
sociales, haciéndole el trabajo a los servicios de información registrando todos y
cada uno de sus movimientos. No confundamos la evidente falta de experiencia
que puede experimentar cualquier comunista sobre estos temas, lo cual es un
pecado normal, con el directo cretinismo y aventurerismo que practican estas
gentes.
¿Qué significa esto? Que no han salido aún de las formas de organización de la
vieja socialdemocracia, aunque más bien lo que indica es la poca seriedad que
tienen como revolucionarios, siendo comunistas de postín.
753
comentaba que Elena Ódena siempre advirtió de lo peligroso de esas tendencias
para los revolucionarios:
«Recuerdo que en la IIIº Conferencia del PCE (m-l) de 1982, por iniciativa del
Comité Central con Elena a la cabeza, una de las iniciativas fue que todos los
camaradas que estuvieran cumpliendo el servicio militar deberán
reengancharse. La que marcaba las pautas era Elena Ódena... recuerdo en
una breve conversación que nos comentó aquello de que entre menos
camaradas se conocieran públicamente mejor. Lo de darse a conocer en exceso
iba porque un día llegará el momento de un enfrentamiento más agudo, y
claro si nos conocen a todos, pronto caeremos todos. Es de primero de
seguridad para un revolucionario, pero algunos no lo entienden aún».
(Comentarios y reflexiones de R. a Bitácora (M-L), 2019)
Esto no debe de ser comentado. Cualquiera que haya leído algo de la historia de
los bolcheviques sabrá esto.
Por otro lado, aceptaban que en el último congreso «el Informe General, LP,
Programa y Estatutos son correctos y van en sintonía con la política marxista-
leninista», atacando a aquellos contra aquellos que iban en contra de la política
de buscar una «República Popular y Federativa» y reclamaban que las tareas de
la revolución son socialistas.
754
Al contactar con nosotros uno de los jefes de la escisión con un miembro de
nuestro grupo, tuvimos la ocasión de exponer detalladamente sus breves puntos
correctos y sus enormes debilidades. Subrayamos que decir que el PCE (m-l)
«lleva 55 años defendiendo el PCE ml» como proclamaban ellos, es ignorar o no
comprender la política hacia la derecha que se dio a partir de 1986 –que hemos
demostrado en anteriores capítulos»–. Este sujeto nos comentó: «Estoy de
acuerdo en las desviaciones que experimentaron a partir de la muerte de Elena
Odena y de la de rehabilitación de los oportunistas y que diferentes líderes lo
«achacaban a desviaciones personales». ¿Por qué entonces su grupo de escisión
proclama que la línea de los distintos grupos que han portado las siglas del PCE
(m-l) durante 1986-2019 ha sido totalmente correcta? No nos dio explicación
alguna. Este sujeto rechazó debatir cuestiones ideológicas porque en sus
palabras: «Tenemos un proyecto político», lo que traducido quiere significa que
se tenía miedo al debate y a las verdades que le estábamos exponiendo. Veremos
a dónde llega la nueva aventura quijotesca. Junto al derechismo que heredan de
su antigua organización, también arrastran desviaciones izquierdistas por las
que el PCE (m-l) se hizo notar en esta región, proclamando en las redes sociales
que «España es un país monarco-fascista» y una «colonia del imperialismo»,
dos cuestiones que significa volver a los errores ya superados por el partido en
los 60 y 70. En congreso sabemos que en el último congreso del PCE (m-l) de
2019 había opiniones de todo tipo sobre la caracterización del Estado, sobre el
juche, sobre el feminismo asi como otras cuestiones. Está completamente
podrido por el liberalismo de fracciones. Este nuevo grupo no deja de ser otro
grupo folclórico sin una autocrítica real de los errores de la organización, y que
se aleja de los méritos que una vez tuvo el PCE (m-l) en su época más gloriosa.
Estamos seguros que esta no será la última escisión en el PCE (m-l) según las
informaciones que tenemos. La forma en la que acaban varias de sus escisiones
y las posturas políticas que adoptan totalmente equivocadas, no significa que la
dirección del PCE (m-l) sea mejor, sino que sus escisiones son producto de
lucha de egos y divergencias ideológicas en su mayoría no antagónicas.
Esto también cuenta para partidos y reductos como el PCE (m-l) actual. Como
decimos siempre, la «honestidad» se demuestra ante las críticas bien
argumentadas y documentadas, sean voces de dentro o fuera. Y este mismo
documento, será leído con interés por los interesados en formarse y en mucho
menor medida por los recalcitrantes revisionistas que seguramente adoptarán la
táctica del avestruz; el documento caerá sobre los jefes, militancia y
simpatizantes con la misma contundencia que cayeron otros documentos como
el del PCE (r) o RC: a la gente que dudaba le servirá para que los defectos y
dudas cuadren finalmente, les animará para renegar de estos farsantes, avanzar
en su formación ideológica, y posiblemente buscar una militancia más adecuada
La RAE define constituyente como: «1. adj. Que constituye o establece. 2. adj.
Dicho de las Cortes o de otras cámaras o asambleas: Convocadas para elaborar o
reformar la Constitución del Estado. 3. m. y f. Persona elegida como miembro
de una asamblea constituyente».
755
El marxismo sobre los «procesos constituyentes» del
republicanismo liberal
756
ligado por millares y millones de lazos a los grandes propietarios agrarios y a
la burguesía de los cuales depende en todos los terrenos. Este ejército está
sumido en una atmósfera burguesa a la cual le es absolutamente imposible
sustraerse. Momificado, paralizado dentro de formas inconmovibles, no tiene
la fuerza de arrancarse a este ambiente y no puede modificar en nada su
manera de pensar, de sentir y de proceder. Descansa tanto en el principio
jerárquico como en ciertos privilegios reservados al «servicio del Estado»; sus
cuadros superiores se hallan completamente sometidos, por mediación de los
bancos y de las sociedades anónimas, al capital financiero, del cual, en cierta
medida, son agentes, defendiendo sus intereses y propagando su influencia.
Tratar de efectuar, por medio de este aparato gubernamental,
transformaciones sociales tales como la supresión sin indemnización de la
gran propiedad agraria o el establecimiento del monopolio de cereales, etc., es
caer en una ilusión total y engañar al pueblo. Este aparato puede facilitar a
una burguesía republicana la creación de una República que sería una
«Monarquía sin monarquía» como la Tercera República francesa; pero es
absolutamente incapaz de aplicar reformas que, no digo yo abolir, sino
simplemente que limiten de manera más o menos efectiva los derechos del
Capital y los derechos de la «sacrosanta propiedad privada». Por esta razón,
en todos los ministerios de «coalición» en los que han participado los
«socialistas», estos últimos, aun cuando fueran de buena fe, sólo han
proporcionado un vano adorno o una portada a los gobiernos burgueses, un
pararrayos contra la indignación popular, un instrumento de engaño de las
masas». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Una de las cuestiones fundamentales
de la revolución, 1917)
«¡Pueblo! Llevas hoy armas y tienes en tu propia mano tus destinos. Asegura
de una vez para siempre el triunfo de la libertad, pide para ello garantías. No
confíes en esa ni en otra persona; derriba de sus inmerecidos altares a todos
tus antiguos ídolos. Tu primera y mas sólida garantía son tus propias armas;
exige el armamento universal del pueblo. Tus demás garantías son, no las
personas, sino las instituciones; exige la convocación de Cortes Constituyentes
elegidas por el voto de todos los ciudadanos sin distinción alguna, es decir, por
el sufragio universal». (Francisco Pi y Margall; Reacción y revolución, 1854)
Sobre las figuras de dudoso pasado que aparentaban estar con el pueblo y se
sumaban en momentos de cambio político. Pi y Margall advertía:
Este axioma tan básico, aunque parezca mentira, no ha sido comprendido por
algunos, los cuales, pese a llamarse republicanos e incluso comunistas, no le
llegan ni a la suela de los zapatos al viejo revolucionario aquí mencionado.
757
¿Qué nos dice la historia de los «procesos constituyentes»? El caso
francés
A lo largo de la historia, incluso cuando son los partidos comunistas los que han
intentado hegemonizar ese proceso constitucional constituyente, los
revolucionarios se topan con las mismas trabas internas y externas una y otra
vez. Veamos el caso del Partido Comunista Francés (PCF) tras las Segunda
Guerra Mundial, el cual es bastante paradigmático.
El Partido Comunista Francés (PCF), fue la lista más votada con 27,1% de los
votos, seguido de los socialdemócratas de la Sección Francesa de la
Internacional Obrera (SFIO) con un 24,9%, teniendo entre ambos la mayoría de
la asamblea. Comunistas y socialdemócratas deseaban en cambio una
representación popular unicameral: dicha asamblea, elegida por sufragio
universal directo, no solo votaría las leyes sino que elegiría a un Presidente del
Consejo y aprobaría la composición y el programa de su gabinete ministerial. El
Presidente de la República, conservaría solo un papel honorario.
Estos dos últimos partidos creyendo tener el poder en sus manos, propusieron
como borrador para la constitución de 1946 lo siguiente –pedimos paciencia al
lector con la extensión del siguiente texto, pero queremos que sea comparado
con los programas de muchos partidos de «izquierda» de la actualidad–:
758
de la salud, la seguridad material, el descanso y el ocio. Todo ser humano que,
debido a su edad, su estado físico o mental o su situación económica, se
encuentre incapacitado para trabajar, tiene derecho a obtener de la
colectividad los medios de existencia necesarios. (...) La Nación proclama la
solidaridad y la igualdad de todos los franceses ante las cargas resultantes de
calamidades nacionales. (...) La Nación garantiza la igualdad de acceso del
niño y del adulto a la instrucción, a la formación profesional y a la cultura. La
organización de la enseñanza pública gratuita y laica en todos los niveles es un
deber del Estado. (...) No hará ninguna guerra con fines de conquista y nunca
empleará sus fuerzas contra la libertad de ningún pueblo. (...) A condición de
que haya reciprocidad, Francia acepta las limitaciones de soberanía
necesarias para la organización y la defensa de la paz. (...) Francia forma con
los pueblos ultramarinos una Unión basada en la igualdad de derechos y
deberes, sin distinciones de raza ni de religión. (...) La Unión francesa se
compone de naciones y pueblos que ponen en común o coordinan sus recursos
y sus esfuerzos para desarrollar sus respectivas civilizaciones, aumentar su
bienestar y garantizar su seguridad. 18. Fiel a su misión tradicional, Francia
pretende conducir a los pueblos que tiene a su cargo hasta la libertad de
administrarse a sí mismos y de tratar democráticamente sus propios asuntos;
rechazando todo sistema de colonización basado en la arbitrariedad,
garantiza a todos la igualdad de acceso a las funciones públicas y el ejercicio
individual o colectivo de los derechos y libertades anteriormente proclamados
o confirmados». (Borrador de la Constitución Francesa de 1946)
759
En las elecciones de noviembre de 1946 el PCF logra recomponerse, consigue
recuperar cierta parte del electorado perdido refutando alguno de los
argumentos de la reacción y obtiene su máximo histórico con un 28.26 de los
votos, lo que tampoco desactivaba la situación política. Pese al nivel de
crispación evidente, estos resultaron fueron el detonante de varias ilusiones
parlamentaristas dentro del partido:
«Nos permiten prever para Francia otros caminos al socialismo, diferentes del
camino que siguieron hace 30 años los comunistas rusos. De todos modos, el
camino es necesariamente distinto para cada país». (Maurice Thorez;
Entrevista en The Times, 18 de noviembre de 1946)
¿Y qué resultó de concentrar todos los esfuerzos del PCF en la lucha por una
nueva constitución y unas amplias «alianzas progresistas» que garantizasen el
«tránsito pacífico al socialismo»? En este punto, pese a existir una debilidad de
la reacción en la posguerra, los explotadores franceses, no solo no habían
aceptado rendirse ante los puntos más progresistas que exigían los comunistas y
la militancia de base socialista como marco legal para Francia, sino que
sabedores de que aún mantenían el mayor número de puestos en el poder
ejecutivo y judicial, al no haberse atenuado su influencia entre los cuerpos
represivos y económicos, continuó usando todo su poder para reprimir las
movilizaciones, protestas y huelgas en Francia en los meses sucesivos, utilizó la
intervención militar sin contemplaciones frente a los intentos de liberación de
las colonias en zonas como Indochina.
«El camarada Stalin dice que los comunistas deben tener en cuenta el hecho de
que De Gaulle tomará medidas contra los comunistas, incluso si él no quiere
hacerlo él mismo, los ingleses y los estadounidenses lo incitarán a crear un
gobierno reaccionario en Francia, como en cualquier otro lugar que esto sea
posible». (Notas de una charla del camarada Stalin con el Secretario General
del CC del Partido Comunista Francés, el Camarada Thorez, 19 de noviembre
de 1944)
760
El camarada Thorez responde que hay destacamentos armados de la milicia
patriótica, que fueron las principales fuerzas de la resistencia durante la
ocupación de Francia. Actualmente, estos destacamentos de milicias retienen
sus armas
El camarada Stalin dice que hay que tener en cuenta el hecho de que
actualmente en Francia hay un gobierno reconocido por las potencias aliadas.
En estas condiciones, es difícil para los comunistas tener fuerzas armadas
paralelas, ya que hay un ejército regular. Se puede preguntar a los comunistas
para qué necesitan destacamentos armados paralelos. Mientras no hubiera un
gobierno provisional, mientras no hubiera una zona trasera bajo su mando, la
existencia de estos destacamentos tenía un sentido definido. ¿Con qué
propósito existen estos destacamentos ahora cuando hay un gobierno con su
propio ejército? Tales podrían ser los argumentos de los enemigos de los
comunistas. Estos argumentos podrían convencer a la persona francesa
promedio. Es por eso que la posición del Partido Comunista de retener sus
propias fuerzas armadas parece débil y será débil. Es difícil defender esta
posición. Es por eso que es necesario transformar estos destacamentos
armados en otra organización, en una organización política, pero las armas
deberían estar ocultas». (Notas de una charla del camarada Stalin con el
Secretario General del CC del Partido Comunista Francés, el Camarada
Thorez, 19 de noviembre de 1944)
761
(Acta de la reunión del Camarada Stalin con Thorez, Secretario del Comité
Central del Partido Comunista Francés, 18 de noviembre de 1947)
Muy seguramente estas disposiciones y críticas hacia el PCF venían dadas por
los reportes habituales de André Marty a la dirección soviética sobre las
debilidades del liderazgo –que siempre fueron reprendidas desde la
Internacional Comunista–. Especialmente en lo concerniente a las últimas
actividades y desviaciones del partido:
762
de suprimirlos, para que en caso de que finalmente se produzcan dichos
intentos expulsarlos de los municipios, parlamentos o incluso ilegalizar su
prensa y organización, tener fuerza suficiente para contraatacar e incluso pasar
luego a una ofensiva.
El hecho posterior de que el ponente yugoslavo fuera uno de los padres del
763
revisionismo, más concretamente del conocido como «titoismo», no invalida la
crítica aquí emitida, todo lo contrario. Es paradójico que la denuncia del
«cretinismo parlamentario» denunciado en 1947 fuese apoyado años después en
el PCF por el revisionismo yugoslavo que apoyaba a las organizaciones
eurocomunistas en su idea «del tránsito pacífico al socialismo» a través del
sistema parlamentarista burgués, lejos de perder peso esta crítica por su autor,
refleja, que quién abandona esta posición tarde o temprano suele acabar en el
pantano del revisionismo. Si el lector desea más información puede consultar
diversos estudios ya disponibles. Véase la obra: «La crítica al revisionismo en la
Iº Conferencia de la Kominform de 1947» de 2015.
El delegado del PCF, Jacques Duclos forzado por las circunstancias de la crítica
externa, reconocería ante sus camaradas internacionales que el PCF había
sufrido de «tendencias oportunistas en el partido y un respeto excesivo por el
legalismo y el parlamentarismo». Pero pese a la lluvia de críticas que fue objeto
por parte del movimiento comunista internacional, y pese a las autocríticas de
su dirección, el PCF repetiría estos errores una y otra vez en años sucesivos. Es
de recordar su postura a la zaga y después poco ambiciosa de los
acontecimientos durante la ola de huelgas y protestas de 1947, su misma
incapacidad de liderar las enormes huelgas de 1953 o su postura de apoyo total
al gobierno de turno en la Guerra de Argelia en 1954. Estos eventos
demostraron la diferencia entre un partido que se dice revolucionario, y no que
en la práctica demuestra que no lo es. Y que las autocríticas realizadas de cara al
exterior, eran más para salir del paso que otra cosa, los Thorez o Duclos, no
entendían la necesidad de comprender estas cuestiones, y como se vería años
después, su revisionismo se cristalizaría y haría mucho más profundo.
André Marty que había denunciado estas tendencias, criticaría lo absurdo de los
pactos parlamentarios sin una lucha de masas, lo absurdo de un programa de
gobierno antifascista en la posguerra, sin apoyarse en las movilizaciones y
acciones de masas:
764
Resistencia. Por ejemplo, la toma de las propiedades de los traidores era el
primer paso a tomar. Esto hubiera sido suficiente para cambiar nuestra
participación en el gabinete; porque estos traidores constituían la mayoría de
magnates de los bancos y grandes empresarios. Ahí había algo que hubiera
levantado el entusiasmo de las masas populares; ahí habría habido algo
verdadero que habría abierto el camino para la creación de la «Nueva
Francia» del pueblo. (...) Los obreros fueron llamados a realizar esfuerzos
excepcionales para poner en operación las fábricas de ferrocarriles, esto era
correcto. Pero el eslogan «¡Producid!, ¡Producid!» fue mantenido y repetido
por meses y años; ello llenó los bolsillos de los explotadores y calmaron su
miedo, mientras los obreros y sus familiares vivían solo a través del mercado
negro, con carne racionada en por las cartillas, la cosa más injusta. Cada
movimiento de demandas obreras fue controlado. Ese no era el programa de
la Resistencia; ese no era el desarrollo de una política social y democrática y
galvanizase la energía del pueblo; eso no era una equidad de sacrificios, ¡y
mucho menos el castigo de los traidores!». (André Marty; El Affaire Marty,
1955)
«¿Qué sería este gobierno? ¿Y en qué situación pudiera ser posible? Es, ante
todo, un gobierno de lucha contra el fascismo y la reacción. Debe ser un
gobierno formado como consecuencia del movimiento de frente único y que no
limite de ninguna manera la actividad del partido comunista y de las
organizaciones de masas de la clase obrera, sino, al contrario, que tome
enérgicas disposiciones dirigidas contra los magnates financieros
contrarrevolucionarios y sus agentes fascistas. En el momento oportuno,
apoyándose sobre el movimiento creciente del frente único, el partido
comunista del país en cuestión se manifestará por la creación de semejante
gobierno, sobre la base de una plataforma antifascista concreta. ¿Bajo qué
condiciones objetivas será posible la formación de un tal gobierno? A esta
pregunta puede contestarse de un modo muy general: bajo las condiciones de
una crisis política, en que las clases dominantes ya no están en condiciones de
acabar con el potente ascenso del movimiento antifascista de masas. Pero esto
es sólo una perspectiva general, sin la cual apenas será posible, en la práctica,
la formación de un gobierno del frente único. Solamente en presencia de
determinadas premisas especiales, puede ponerse al orden del día el problema
de la formación de este gobierno como tarea políticamente necesaria. Me
parece que en este sentido merecen la mayor atención las siguientes premisas:
Primero. Cuando el aparato estatal de la burguesía esté ya lo bastante
desorganizado y paralizado para que la burguesía no pueda impedir la
formación de un gobierno de lucha contra la reacción y el fascismo. Segundo.
Cuando las más extensas masas trabajadoras y en particular los sindicatos de
masas se levanten impetuosamente contra el fascismo y la reacción, pero no
estén todavía preparados para lanzarse a la insurrección con el fin de luchar
bajo la dirección del partido comunista por la conquista del poder soviético.
Tercero. Cuando el proceso de diferenciación y radicalización en las filas de la
socialdemocracia y de los demás partidos que participan en el frente único,
haya conducido a que una parte considerable dentro de ellas exija medidas
765
implacables contra los fascistas y demás reaccionarios, luche del brazo de los
comunistas contra el fascismo y se manifieste abiertamente contra el sector
reaccionario y hostil al comunismo de su propio partido. (...) Le exigimos que
lleve a cabo determinadas reivindicaciones cardinales revolucionarias,
congruentes con la situación, como, por ejemplo, el control de la producción, el
control sobre los bancos, la disolución de la policía, su sustitución por una
milicia obrera armada, etc. (...) En la medida en que este gobierno despliegue
una lucha real y verdadera contra los enemigos del pueblo, conceda libertad
de acción a la clase obrera y al partido comunista, nosotros, los comunistas, lo
apoyaremos por todos los medios y lucharemos en la primera línea de fuego,
como soldados de la revolución. Pero les decimos francamente a las masas:
este gobierno no traerá la salvación definitiva. Este gobierno no está en
condiciones de derrocar la dominación de clase de los explotadores y, por esta
razón, no puede tampoco eliminar definitivamente el peligro de la
contrarrevolución fascista. ¡Por consiguiente, hay que prepararse para la
revolución socialista! ¡Sólo y exclusivamente el poder soviético traerá la
salvación!». (Georgi Dimitrov; La clase obrera contra el fascismo: Informe en
el VIIº Congreso de la Internacional Comunista, 2 de agosto de 1935)
766
«Es necesario que los comunistas de todos los países tengan claro en sus
mentes cuáles son las tácticas del frente único y cuáles no; son tácticas de
revolución, no evolución. Así como el gobierno de los trabajadores –y
campesinos– no puede ser, para nosotros, una etapa de transición
democrática fija, las tácticas de frente unido no son una coalición democrática,
una alianza con la socialdemocracia. Son solo un método de agitación y
movilización revolucionarias. Rechazamos todas las demás interpretaciones
como oportunistas. Debemos tener firmemente presente que las tácticas de
frente único solo tienen un significado para la CI si promueven el objetivo de
ganar a la mayor parte del proletariado para la lucha revolucionaria por el
poder». (Internacional Comunista; Extractos de una declaración de Comité
Ejecutivo de la Internacional Comunista sobre los acontecimientos en
Alemania en octubre de 1923, 1924)
«La gran ley de la dialéctica marxista, que habla de la lucha de los opuestos,
de superar las contradicciones, aplicada hábilmente en actividades prácticas,
sirve a los partidos comunistas de todos los países como el arma más aguda en
su lucha contra la burguesía y sus agentes. (...) El camarada Stalin enseña que
sin la derrota de los conciliadores que actúan en las filas del partido de la clase
trabajadora y empujan a las capas atrasadas de la clase obrera a los brazos
de la burguesía, es imposible, la victoria de la revolución proletaria, la
construcción del socialismo». (Partido Comunista de la Unión Soviética; Sobre
el materialismo dialéctico, 1953)
¡Esto fue lo que nunca interiorizó el núcleo de los dirigentes del PCF!
Marty señaló que el PCF para finales de los 50 albergaba varios defectos
insalvables, como eran las ilusiones parlamentarias –como método de defender
sus posiciones políticas–, el no entender movimientos de masas como el
Movimiento por la Paz –haciéndole seguidismo a varios de sus líderes no
marxistas–, y la tendencia a los pactos por arriba con los jefes de los partidos
reaccionarios –para intentar volver al gobierno bajo la excusa de la unidad
nacional ante el rearme alemán–, todo ello sin nulas perspectivas
revolucionarias:
767
Pero eso no existe. (...) Ellos publican muchas declaraciones con la firma de
Sarte, por ejemplo, ¿pero a quienes representan estas figuras? Siempre hay
casi la misma gente. (...) Cuando Daladier habla contra el rearme alemán, está
bien. Cuando él participa en el Movimiento por la Paz, lo acepta. Pero después
de todo lo que ha hecho desde 1936 a 1940 contra la clase obrera francesa. (...)
Es necesario no quitarle ojo. (...) Depositar confianza por un minuto en estos
profesionales políticos es una vez más alimentar a una serpiente». (André
Marty; El Affaire Marty, 1955)
No sería cosa del azar que André Marty, fuese calumniado y expulsado del PCF
en 1952 acusado de «aventurero», «fraccionalista» y otros términos que Duclos-
Thorez usarían sin fundamento, hasta el punto de que una vez fuera del partido,
se le colgaría el sambenito de haber sido un «agente del imperialismo». Todo
ello por oponerse a una línea traidora cada vez más evidentemente, algo que
como hemos constatado en otras experiencias, no es nada nuevo. Como advirtió
Zhdánov, la calumnia es el recurso favorito del oportunismo para combatir a los
revolucionarios honestos:
768
es todavía una constitución socialista perfecta, contiene al menos muchos
principios socialistas, pero que «desgraciadamente», no son aplicados por los
actuales gobernantes italianos. Es por esto que se orienta y concentra toda la
atención, toda la lucha de clases obrera y el partido comunista a la aplicación
de la Constitución y las reformas que prevé. ¡Y dicen que de esta manera van a
pasar al socialismo!
Los comunistas no rechazan las reformas: pero como es sabido dichas reformas
deben de estar enfocadas a reforzar la revolución, y su militancia así debe de
saberlo, o mejor dicho, los jefes y todo el partido debe hacérselo saber.
Los comunistas albaneses exponían así a las tesis de los revisionistas italianos
que juraban no ser unos reformistas aunque su teoría y praxis así lo indicase:
769
enlace existente entre la lucha por la democracia y la lucha por el socialismo.
Bien entendido, esta es una tesis justa, pero hay que considerarla de modo
dialéctico y no unilateral. Todo el asunto reside aquí en que sólo se destaca
manera unilateral la conexión entre la lucha por la democracia y la lucha por
el socialismo, pero no se dice nada en que se distinguen las dos luchas, ya que,
como hacen ellos, limitan la lucha por el socialismo a la lucha por la
democracia. Pero esto significa, de hecho, permanecer en el cuadro del orden
existente capitalista. En general los revisionistas no admiten la subordinación
de las tareas democráticas a las tareas socialistas, sino que hacen lo contrario.
De hecho es lo que hacen los dirigentes actuales del PCI. Los dirigentes del PCI
se apartan de las enseñanzas del marxismo-leninismo sobre la relación entre
las reformas y la revolución. Según ellos, de hecho, pareciese que la revolución
socialista no es más que el conjunto de unas reformas estructurales. Mientras
que los revolucionarios piensan en las reformas en las condiciones del
capitalismo, tal como enseña Lenin, como el producto secundario de la
revolución y las utilizan para el desarrollo y la extensión de la lucha de clases,
subordinan las reformas a la realización de las tareas revolucionarias
radicales. Aunque Toglitatti en su artículo: «El comunismo y el reformismo»
publicado en «Rinascita» el 28 de julio de 1962, critica a los reformistas
diciendo que, en interés de las reformas, olvidan el objetivo del derrocamiento
del capitalismo y el establecimiento de relaciones socialista, Togliatti en
persona y sus compañeros de hecho actúan precisamente de ese modo cuando
concentran toda la atención del partido y de la clase obrera solamente en la
lucha por las reformas que están previstas en la Constitución italiana y dicen
que así es como se pasara al socialismo en las condiciones de Italia. ¿En qué
consiste su diferencia de los reformistas? (...) No tenemos la intención de
ninguna manera de decir que el partido comunista en las condiciones de la
orden capitalista y concretamente en Italia, no debe luchar por reformas a
favor de los intereses de la clase obrera y de todos trabajadores. Tal actitud
rígida y «izquierdista» no puede tener nada común con marxismo-leninismo
revolucionario. Pero es absolutamente necesario no olvidar en la lucha por las
reformas, dos enseñanzas importantes del marxismo, que han sido
confirmadas y son confirmadas cada día por la vida y por la experiencia del
movimiento revolucionario de la clase obrera desde varias decenas de
años. En primer lugar, no hay que sobrestimar el rol de las reformas en las
condiciones del capitalismo, de ningún modo hay que crear en la clase obrera
y las masas trabajadoras ilusiones del tipo que por medio de las reformas se
pueden resolver los problemas vitales de los trabajadores, asegurar el
mejoramiento radical de sus condiciones de trabajo y vida. Marx argumentó
de modo científico en su obra «El Capital» que la acumulación de la pobreza
en un polo y de la riqueza en el otro polo era una ley de desarrollo del capital,
que la lucha de la clase obrera y los mejoramientos parciales que arranca al
capital podían frenar y limitar temporalmente el efecto de la acción de esta
ley, pero no pueden destruirla sin haber destruido el capitalismo mismo. Esta
tesis se pone en evidencia con los hechos actuales. Por ejemplo durante la
última década, Italia ha ampliado aún más la brecha entre el rendimiento del
trabajo que ha aumentado dos veces más que los salarios reales de los
trabajadores: de hecho, durante los últimos diez años hemos notado la
tendencia a mantener, e incluso disminuir la parte de la renta nacional que
está destinada a los trabajadores. Si el programa de reformas se separa, se
aísla, y se convierte en algo independiente de la lucha general por el
770
derrocamiento por el derrocamiento del capitalismo y el triunfo del socialismo,
sobre todo cuando la lucha de reformas se presenta como la vía al socialismo,
como es el hecho de la actual dirigencia del PCI, esto lleva a posiciones
oportunistas y reformistas del «economismo» de Bernstein, desorienta la
lucha de clases obrera, con el pretexto de algunas mejoras y reformas
parciales, desviando el objetivo principal: la lucha para derrocar al
capitalismo. En segundo lugar, en la lucha por las reformas no hay que
olvidar tampoco la importante enseñanza de Lenin según el cual hay reformas
y reformas. Hay unas reformas que los trabajadores, bajo la dirección del
partido revolucionario, arrancan por su lucha al capital, lo obligan a batirse
en retirada, a hacer concesiones, que son ciertamente reformas en interés de
las masas trabajadoras y es por ello que por tales reformas hay que pelear.
Pero también existen reformas engañosas que son emprendidas por las clases
explotadoras en el poder, a fin de desviar a los trabajadores de la revolución».
(Zëri i Popullit; A propósito de las tesis concernientes al Xº Congreso del
Partido Comunista Italiano, 18 de noviembre de 1962)
771
Y añadía con sorna:
El PCE (m-l denunciaba sin pelos en la lengua lo necio que era hablar de un
proceso constituyente sin desmontar todo el entramado del sistema burgués que
rodea el ambiente político, sea este bajo una democracia burguesa o fascista:
Más adelante esto se volvía a repetir refutando las ilusiones de Carrillo y otros,
conectando con la idea de que, mientras exista la dominación del capital, dicho
proceso constituyente será siempre hegemonizado por la burguesía,
supervisando que, incluso en el caso de verse forzada a realizar concesiones,
todo sea manejado hacia sus intereses, por tanto, todo proceso de este tipo,
frenará o desarrollará reformas constitucionales hacia esa protección de los
intereses de clase:
–En tercer lugar, que es «lucha» parece desconocer el hecho de que, bajo el
yugo de la oligarquía, con no importa qué formas de poder, esa clase opresora
y antinacional, puede controlar y amañar totalmente cualquier elección o
referéndum, teniendo en sus manos el aparato estatal». (Partido Comunista de
España (marxista-leninista); Esbozo de la historia el PCE (m-l), 1985)
772
El PCE (m-l) hablaba en el sentido de que los males del capitalismo y la única
salida posible a ellos en la etapa imperialista del capitalismo son a través de la
concienciación de las masas trabajadoras, su organización y su participación en
la revolución proletaria, que como se ha demostrado, no tiene otra vía que
mediante la combinación de los métodos pacíficos con el uso de la violencia
revolucionaria de las masas bajo la dirección del partido marxista-leninista:
«Es esta una de las cuestiones de principio más importantes que separa hoy de
manera irreconciliable a los marxista-leninistas de los revisionistas
jruschovistas, y de todos los socialreformistas y pseudomarxistas. Para los
marxista-leninistas, para todo revolucionario honrado y consciente, sigue
siendo válido, de manera general, el principio de la revolución violenta como
ley universal de la revolución proletaria, así como el reconocimiento de la
necesidad de destruir el viejo aparato estatal con objeto de sustituir la
dictadura de la burguesía por la del proletariado. Nuestra reafirmación
absoluta de este principio se basa no sólo en las enseñanzas de nuestros
clásicos y en su lucha intransigente contra el pacifismo y el evolucionismo,
sino además en las lecciones históricas de las revoluciones populares de
nuestra época, y en el análisis concreto de la situación actual en nuestro
propio país. Basándose en una apreciación anticientífica de la situación actual
en el mundo, los revisionistas modernos pretenden, por su parte, y ello pese a
los hechos irrefutables y evidentes, que la teoría marxista-leninista de la lucha
de clases, como motor de la historia, ya está anticuada y que las condiciones
internacionales permiten hoy prever que el socialismo puede implantarse a
través del camino parlamentario y de la transición pacífica». (Elena Ódena;
Sobre algunas cuestiones de principio del marxismo-leninismo, 1967)
Elena Ódena siempre habló del establecimiento de una democracia popular bajo
la dictadura del proletariado en alianza con el resto de trabajadores para
reprimir los intentos de las clases derrocadas de restaurar el poder, y sobre esta
base dar inicio a la construcción económica socialista:
773
«Negar la necesidad de la implantación de un Gobierno de dictadura del
proletariado es condenar pura y simplemente al fracaso cualquier intento de
implantar un poder auténticamente popular y revolucionario. La dictadura
del proletariado tiene, pues, como función esencial durante todo un
prolongado período histórico defender por todos los medios el poder
revolucionario del pueblo contra los ataques del capitalismo y del
imperialismo, es decir, de las clases explotadoras de dentro y fuera y contra
sectores de las clases medias y otros enemigos del pueblo que se oponen a la
revolución y se unen a los explotadores». (Elena Ódena; La dictadura del
proletariado, democracia de tipo superior para el pueblo, 29 de febrero de
1976)
El actual PCE (m-l) ofrece para los problemas sociales una utópica
receta liberal ya superada
En cambio, el actual PCE (m-l) refundado, pese algún artículo sobre la lucha de
clases donde utiliza alguna vez el término «dictadura del proletariado», no tiene
un programa ni una perspectiva encaminada a ello. Es más, mantiene desde
hace años una posición análoga a otras viejas organizaciones marxista-leninistas
ahora socialdemócratizadas como Bandera Roja, el Partido Comunista de
Colombia Marxista-Leninista, el Partido Comunista de Chile (Acción
Proletaria), el Partido Comunista de México Marxista-Leninista, y muchos que
parlotean sobre el supuesto «tránsito hacia el socialismo», pero basando toda su
estrategia en la formación de una anhelada Asamblea Nacional Constituyente,
como se refleja en sus programas y eslóganes. Esta vía –que es considera la
panacea para todos los problemas– también se puede observar en
organizaciones totalmente ajenas a un origen marxista-leninista presente o
pasado como ocurre con las FARC-EP o el Ejército de Liberación Nacional que
también reivindican dicha estrategia. En América de hecho, tanto los líderes del
«socialismo del siglo XXI» –Evo Morales en Bolivia– como de la derecha más
tradicional –Piñera en Chile– han optado por esta salida cuando se han visto
abocados a realizar cambios en su forma de gobernar, o querían desactivar
movilizaciones. Y el PCE (m-l) les sigue por este sendero de vender que este es el
camino del cambio real:
«Cada vez son más las voces que piden el inicio de un proceso constituyente, a
las que desde su constitución se suma esta Asamblea Ciudadana Pro-
Referéndum de Segovia, que pone el acento en la reivindicación de la república
como la mejor forma de gobierno para España y la ruptura con el régimen
monárquico consagrado por la Constitución del 78». (Partido Comunista de
774
España (marxista-leninista); SEGOVIA: Iniciativa pro referéndum de
Asamblea Ciudadana, 2015)
¿Pero acaso el PCE (m-l) con sus propuestas se sale de los marcos del legalismo
burgués? Para nada.
775
constitucional» mientras exista la dictadura del capital, el orden burgués. Así
habla un reformista no un revolucionario.
776
constitución burguesa, la cual no resuelve los problemas inherentes al sistema, y
que las decisiones tomadas en ella no siempre se respetan. Veamos el ejemplo
histórico de Colombia:
«En 1990 la mayoría del brazo armado del PC de C-ML: el EPL, empezaron a
hablar de nuevo sobre buscar «una solución política global al conflicto
armado», de «interés y voluntad de buscar vías diferentes a la confrontación
militar, cuyo propósito en último término sirviera de base a una gran
movilización por la democracia contra la dictadura de Estado y por el
reconocimiento al pueblo como constituyente primario, expresado a través de
una Asamblea Nacional Constituyente» como venía indicándose desde los 80
con toda la buena fe. Es decir, se decía que dejando las armas, reintegrándose
en el movimiento político legal y convocando una Asamblea Constituyente, los
problemas en Colombia podrían ser resueltos «democráticamente» y
«pacíficamente» siempre confiando a ciegas que el gobierno garantizase
mantener su promesa. Con ese objetivo el 90% de los miembros del EPL
crearon el movimiento Esperanza, Paz y Libertad, mientras que por otro lado
el PC de C-ML se quedó sin su brazo armado, que, en realidad debido a sus
conocidas acciones de autodefensa en el campo, era el único motivo de cierto
prestigio entre la población. Una parte ínfima del ELP se quedó en activo como
guerrilla, ocupando algunas zonas en el Norte de Santander. En 1991 en
Colombia se convocó una Asamblea Nacional Constituyente que vio nacer una
nueva constitución. Pero más allá de las promesas en dicho país siguieron
existiendo uno de los mayores niveles de latifundio de la región, un nivel de
asesinatos políticos superior al de muchas abiertas dictaduras fascistas, y
otros problemas que todos conocemos. La línea de una convocatoria para la
Asamblea Nacional Constituyente promovida por muchos grupos de izquierda
no sirvió para solucionar nada de peso, porque una nueva Constitución no
sirve cuando la burguesía está en el poder, a lo sumo que sirve es para
desgajar migajas, migajas que pueden ser suprimidas cuando la burguesía
vea que es el momento preciso para lanzar los cuerpos y fuerzas represivas del
Estado. (...) Se ve que no aprendieron nada de la misma estrategia de la
«búsqueda de una convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente» de
los 80 que acabó con la represión y asesinato de su propio Secretario
General!». (Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las
FARC-EP, los acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia,
2016)
777
burguesía, en destruirla, incluidas las instituciones parlamentarias, ya sea las
de las repúblicas o las de las monarquías constitucionales. (…) La tribuna del
parlamento burgués es uno de esos puntos de apoyo secundarios. No es posible
invocar contra la acción parlamentaria la condición burguesa de esa
institución. El partido comunista entra en ella no para dedicarse a una acción
orgánica sino para sabotear desde adentro la maquinaria gubernamental y el
parlamento. Ejemplo de ello son la acción de Liebknecht en Alemania, la de los
bolcheviques en la Duma del zar, en la «Conferencia Democrática» y en el
«pre-parlamento» de Kerensky, en la Asamblea Constituyente, en las
municipalidades y también la acción de los comunistas búlgaros».
(Internacional Comunista; El partido comunista y el parlamentarismo; IIº
Congreso de la Internacional Comunista, 1920)
Siempre se deberá explicar que con una Asamblea Nacional Constituyente, las
instituciones, leyes y demás que emanen de ella, siempre que sea todavía dentro
de una democracia burguesa, muy seguramente todas estas cosas, más
temprano que tarde, serán manipuladas o vulneradas por la burguesía en
cuanto vayan en contra de sus intereses, ¡como ocurre normalmente con
cualquier ley que emana de las constituciones burguesa o de un proceso
constituyente bajo la dominación del capital! Por lo tanto, el partido
revolucionario debe centrar sus esfuerzos en ganarse la confianza de las masas
para defender cada derecho que se consiga gracias o no en la Asamblea Nacional
Constituyente, para poder oponer oposición en caso de que la burguesía intente
derogar esos derechos y contraatacar con fiabilidad, ligando estas luchas
defensivas a otras ofensivas, que incluirán cuestiones popularizar el programa
del partido comunista, las nuevas formas de poder popular:
Sobra decir que todas las agrupaciones oportunistas en cuanto logran convocar
una Asamblea Nacional Constituyente y crear una nueva carta magna, hayan
tenido más influencia en su creación o menos, se vuelven automáticamente los
máximos defensores del legalismo burgués de su país, y se dedican a rogar a las
élites que respeten lo prometido, mientras se pisotean las teóricas conquistas
logradas y se reprime al movimiento popular
778
cuestión ecológica, si no se presenta bajo un análisis marxista-leninista y en
conexión con la lucha de clases, se acaba en posiciones utópicas,
ridículas, cuando no reaccionarias.
779
El defenestrado Raúl Marco y todos sus palmeros que decidieron seguirle en su
nueva aventura quijotesca, crearon la organización Octubre, la cual pasaría sin
pena ni gloria durante los 90. A inicios del siglo XXI decidieron fundar un
nuevo partido, exactamente con las mismas siglas que el histórico PCE (m-l).
Ante tal tesitura tenían dos opciones: o seguir la estela del viejo PCE (m-l)
revolucionario de 1964-1985 en la cuestión republicana; o seguir la desastrosa y
fracasada estela del PCE (m-l) en declive de 1986-1992. ¿Cuál fue su decisión?
Como era de esperar, el renegado Raúl Marco no hizo autocrítica de las
desviaciones acaecidas desde mediados de los 80 –de las cuales obviamente
tiene gran responsabilidad–, y mantuvo la postura pseudomarxista sobre la
cuestión republicana pese a sus resultados ya comprobados.
Desde hace años el PCE (m-l) y sus frentes repiten hasta la saciedad que la
principal tarea es la consecución de la III República:
¿Consideran los líderes del PCE (m-l) esta declaración como una respuesta seria
y a la altura del tema en cuestión? ¿En qué se diferencia esta definición de la que
puede hacer cualquier demagogo de izquierda? En nada.
780
Actualmente la mayoría de la línea programática, eslóganes y carteles del actual
PCE (m-l) van enfocados exclusivamente hacia el republicanismo, que decoran
con expresiones aprendidas de memoria como añadirle de apellido el término
de «popular», pero no van más allá. Hablando con honestidad, no hay que
dejarse tampoco impresionar porque algunos partidos y líderes utilicen
expresiones altamente ambiguas como: «lucha por una república popular»,
«ruptura con el sistema», «república al servicio del pueblo», incluso «cambio
revolucionario» y otros eslóganes, que aunque suenen algo más enérgicos y
revolucionarios que la mayoría de expresiones de otros grupos de la
«izquierda», la historia ha mostrado que estas consignas sino van acompañadas
de un desglose claro de conceptos y medidas políticas, económicas y culturales,
puede ser fácilmente expresiones utilizadas por hábiles demagogos
revisionistas. Si hay alguien que no nos crea, que repase los programas y
eslóganes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Partido Comunista de
España (PCE), así como sus respectivos aliados, quienes en los frentes que
crearon durante el franquismo, los cuales hablaban abiertamente de «ruptura
con el régimen». Esto lo vimos en el capítulo: «La forma y el contenido hacia los
adversarios políticos» de 2020.
Los comunistas deben evitar juegos de palabras y hablar con franqueza a las
masas, de otro modo, los que se benefician de estos son los enemigos del
socialismo por diversas razones.
781
Otro fundamento en este pensamiento heterodoxo del PCE (m-l) son las
alianzas republicanas que contrae, creyendo que gracias a su unión con otros
grupos oportunistas infectados de esas mismas ilusiones democrático-
burguesas, y exponiendo un programa republicano a secas, resulta el mejor
estímulo para que las masas despierten:
«En este sentido, republicanos es algo más que un frente de masas en el que
nuestros camaradas trabajan: es la expresión de nuestra propuesta táctica.
Ninguna otra organización determina en su programa la fase actual que
nuestro programa político define como revolución democrática por la
república, para avanzar hacia el socialismo. Se ha avanzado mucho desde
entonces. En 2013, el acto celebrado el 18 de mayo conjuntamente con el PCM,
IU Madrid, RPS y la Junta Estatal Republicana, en el auditorio Marcelino
Camacho de CCOO de Madrid, probaba que una parte de estas organizaciones
compartían con nosotros la necesidad de definir la unidad de la izquierda
desde una perspectiva de ruptura con el orden establecido en el pacto de la
transición». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos
del IIIº (VIIIº) Congreso, 2008)
¿Qué busca Raúl Marco en frentes como Republicanos (Rps)? ¡Qué buscan con
esta «República Popular» que tanto hablan? ¿Acaso iremos con dicha república
al socialismo liderados con el PCE (m-l) aliado a IU, CCOO, PCM? No, solo nos
dicen que el objetivo del programa es una república democrática y federal, es
decir, una república democrático-burguesa federal de toda la vida donde poder
así reclamar su hueco entre otras tantas formaciones republicanas burguesas y
pequeño burguesas.
782
particularmente el de las grandes empresas y rentas. Derogación de las
reformas laborales de 1994, 2.010 y 2012. (...) Restablecer la soberanía
popular y recuperar la democracia, sin ataduras ni atajos. Proponemos para
ello, la anulación inmediata de las leyes de excepción, las de ahora y las de
antes, que son utilizadas para acallar la indignación de nuestros pueblos: la
ley de partidos, la ley mordaza, la reforma del Código Penal y ley de
racionalizacion y sostenibilidad de la Administracion local. (...) Plena
garantía, hoy negada por la Constitución, de que las grandes decisiones que
afecten a la Nación sean consultadas en referéndum vinculante. (...)
Defendemos el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Solo Pueblos
libres que así lo decidan libremente pueden construir juntos un futuro común.
El derecho a decidir es el armazón de su unidad. (...) Ganar la independencia
frente a los grandes poderes que dictan la política internacional. (...)
Luchamos por la apertura de un periodo constituyente. La Constitución de
1.978 es un texto limitado, superado por la historia. (...) El control efectivo y la
participación de la ciudadanía en las cuestiones que le afectan. Una
constitución que sirva de base para un futuro de progreso. (...) Defendemos la
República, con carácter laico, democrático, popular y federal, resultado de ese
proceso constituyente y como único marco posible para el desarrollo de la
democracia y de las libertades públicas, individuales y colectivas». (8 Puntos
para avanzar hacia la República, Manifiesto del 19 de junio de 2016)
Véase la obra: «El revisionismo del «socialismo del siglo XXI», de 2013.
El ejemplo mayúsculo fueron las ilusiones que mantuvo el PCE (m-l) respecto a
Syriza, como pudo ser visto en el capítulo: «La antigua lucha sin cuartel contra
el revisionismo internacional no tiene nada que ver con el actual PCE (m-l)».
783
Republicano (FR), o ahora con su Frente Obrero (FO) cometió un calco de estas
posiciones:
784
En realidad, el programa que propone el PCE (m-l) y otros grupos oportunistas
como línea fundamental de su política frente a las masas, tiene muy poco en
común con las propuestas del viejo PSUC de Comorera de 1936-1949 o el PCE
(m-l) de Elena Ódena de 1964-1985, incluso en materia de frentes y alianzas. En
cambio, como ya vimos, tiene mucho más en común con el programa de lucha
por la República que el PCE revisionista de Ibárruri-Carrillo-Uribe planteó en
1954, como vimos anteriormente cuando abordamos el tema republicano y el
tema republicano y el tema de la cuestión nacional.
Una vez que el frente popular, al principio bajo dirección pequeño burguesa,
ganó las elecciones [febrero de 1936], la oligarquía preparó un golpe de
Estado, que, por la enérgica resistencia del pueblo, se convirtió en la más
sangrienta guerra civil que conoce la historia de España.
¿Que opinaba Lenin sobre la Asamblea Constituyente que los republicanos tanto
propagaban en sus programas?:
785
«Indicar las condiciones en que la Asamblea Constituyente nominal puede
convertirse en Asamblea Constituyente efectiva es de una necesidad imperiosa,
ya que la burguesía liberal, personificada por el partido constitucional
monárquico, falsea deliberadamente, como hemos indicado ya más de una vez,
la consigna de Asamblea Constituyente de todo el pueblo, reduciéndola a una
frase vacía. (...) La Asamblea Constituyente debe convocarla alguien; las
elecciones libres y justas deben ser garantizadas por alguien; alguien debe
otorgar enteramente a esta Asamblea la fuerza y el poder; sólo un gobierno
revolucionario que sea el órgano de la insurrección puede querer con entera
sinceridad esto y tener fuerzas para hacer todo lo necesario con el fin de
realizarlo. El gobierno zarista se opondrá inevitablemente a ello. Un gobierno
liberal, que hubiera concertado un arreglo con el zar y no se apoyara
enteramente en la insurrección popular, no sería capaz de querer
sinceramente esto, ni de realizarlo, aun en el caso de desearlo con la mayor
sinceridad. (...) La insurrección popular victoriosa y la constitución de un
gobierno provisional implican la victoria de la revolución de hecho, mientras
que la «decisión» de organizar una Asamblea Constituyente implica la victoria
sólo verbal de la revolución. (...) Y esta victoria será, precisamente, una
dictadura, es decir, deberá apoyarse inevitablemente en la fuerza de las
armas, en las masas armadas, en la insurrección, y no en estas o en las otras
instituciones creadas «por la vía legal», «por la vía pacífica». (Vladimir Ilich
Uliánov, Lenin; Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución
democrática, 1905)
Tampoco olvidemos que Lenin apostaría por los Soviets y no por la Asamblea
Constituyente como mejor forma de organizar al pueblo y de hacer efectivo su
poder democrático.
786
«Claramente que el proletariado no puede ni debe ir más lejos que la
burguesía en la revolución burguesa. Los bolcheviques sostenían el punto de
vista opuesto. Mantenían sin reservas la opinión de que nuestra revolución es
burguesa por su contenido económico y social. (...) Nuestra revolución se
opera en un momento en que e proletariado ya empezó a tener conciencia de
constituir una clase aparte y a unirse en una o organización de clase
independiente, en tales condiciones, el proletariado utiliza todas las conquistas
de la democracia, utiliza cada paso de la libertad para reforzar su
organización de clase contra la burguesía. (...) De manera que la burguesía no
puede ser el líder de esta revolución». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin;
Programa del Partido Bolchevique, 1907)
Pero:
En teoría, muchos grupos, inclusive los que nos hablan de «una revolución
democrático-burguesa pendiente», están de acuerdo con que en la actual
revolución el proletariado deberá hegemonizar el proceso. Pero en cuanto se ven
sus programas, eslóganes y el foco de su agitación, nos damos cuenta de que lo
contrario es lo cierto. Al igual que los oportunistas actuales, Lenin detectó que
en la visión de los mencheviques no desbrozaba por los pasos a seguir en la
revolución, lejos de eso, paralizaba tal impulso por cobardía, lo que llevaría a
que el proletariado que seguía a los mencheviques acabase diluido en la próxima
república burguesa:
787
revolución hacia adelante, sino luchar también contra los factores del mismo
que amenacen las bases del régimen capitalista». ¡Este «factor» es
precisamente ese mismo proletariado en nombre del cual habla la resolución!
En vez de indicar cómo el proletariado precisamente debe, en un momento
tal, «impulsar el desarrollo revolucionario» –empujarlo más allá de lo que
quisiera la burguesía constitucionalista–, en vez de aconsejar prepararse de
un modo determinado para la lucha contra la burguesía, cuando ésta se
vuelva contra las conquistas de la revolución; en vez de esto se nos da una
descripción general del proceso, que nada dice sobre las tareas concretas de
nuestra actuación». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Dos tácticas de la
socialdemocracia en la revolución democrática, 1905)
Como los mencheviques de antaño, nuestros entrañables líderes del PCE (m-l)
reconocen que en su esquema de «etapa democrática» y futura y nebulosa etapa
socialista, no saben como se impulsa, como se entrelaza. Solo eso bastaría para
que el militante medio se diese cuenta que está dirigido por ineptos. A causa de
ello, lo único que la dirección propone es rebajar las exigencias, así en un acto
que recuerda a lo que proponía Rosa Luxemburgo presentan un esquema
menchevique idóneo de cómo será la revolución:
788
«No una República parlamentaria –volver a ello desde los Soviets de
diputados obreros sería dar un paso atrás–, sino una República de los Soviets
de diputados obreros, campesinos y jornaleros del campo, en todo el país, de
abajo arriba». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Las tareas del proletariado en
la presente revolución, 1917)
Pero lo cierto es que todas las agrupaciones «comunistas» que sufren de esta
filia por el republicanismo, casualmente solo hablan y popularizan la idea de
trabajar por una «Asamblea Constituyente», es decir, parlamentarismo añejo.
¿Por qué la república en abstracto no puede ser la solución para los problemas
de un país? Porque la burguesía ha demostrado en múltiples casos que se puede
adaptar a la república y establecer su poder bajo ella, por ello el proletariado
debe de plantear claramente su propia república –del apellido que se quiera–.
En mayo de 1917 diría:
«Rusia debe ser una república democrática. Con esto están de acuerdo incluso
la mayoría de los terratenientes y capitalistas, que fueron siempre partidarios
de la monarquía. (...) Los capitalistas orientan ahora todos sus esfuerzos a
conseguir que la república en Rusia se parezca lo más posible a la monarquía
y pueda transformarse de nuevo en ella con la mayor facilidad –ejemplos así
los hemos visto repetidas veces en muchos países–. A este fin, los capitalistas
quieren conservar el aparato burocrático situado por encima del pueblo,
quieren conservar la policía y el ejército permanente, separado del pueblo y al
mando de generales y oficiales que no son elegidos. Y los generales y oficiales,
si no son elegidos, procederán casi siempre de los terratenientes y de los
capitalistas. Esto es sabido incluso por la experiencia de todas las repúblicas
del mundo». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Carta abierta a los delegados al
congreso de diputados campesinos de toda Rusia, 1917)
789
suprimirán la policía y el ejército regular, que serán reemplazados por el
armamento general del pueblo, por una milicia popular; en la que todos los
funcionarios no sólo serán elegidos, sino que también podrán ser revocados en
cualquier momento por exigencia de la mayoría de los electores; los
funcionarios, sin excepción, percibirán un salario que no excederá del salario
medio de un obrero calificado; en la que las instituciones representativas
parlamentarias serán sustituidas gradualmente por los Soviets de
representantes del pueblo –de distintas clases y profesiones o de distintas
localidades–, que desempeñarán funciones legislativas y e ejecutivas a la vez».
(Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Carta abierta a los delegados al congreso de
diputados campesinos de toda Rusia, 1917)
790
Claramente como sentenciaría Marx, el programa y las propuestas de los
pequeños burgueses, normalmente no tienden a la revolución sino a la reforma
del sistema imperante, por tanto, no pueden satisfacer nunca los intereses del
proletariado ni sus métodos suelen ser eficaces como para lograr lo que
pretenden:
Otra razón por la que estos grupos no pueden pretender que sus programas son
de inspiración leninista es por como plantean la consecución de las
nacionalizaciones. La Internacional Comunista (IC) nos advirtió de los engaños
de algunos que trataban de traer a la palestra un bonito programa donde incluso
se habla de nacionalización o socialización, pero rechazando el concepto de
revolución, el concepto de dictadura del proletariado, el concepto de la
791
necesidad de la violencia revolucionaria para imponer tales medidas a los
explotadores:
Otra gran parte de los republicanos critican a los primeros grupos por caer en el
reformismo, pero coinciden con ellos en alabar a históricos grupos
tercermundistas con rasgos que deberían ser ajenos al marxismo: como el
aventurerismo, el espontaneísmo, el putschismo o el terrorismo individual. Por
tanto, tanto incluso los grupos que reclaman el entendimiento del papel de la
violencia en la historia no suelen llegar a compresiones marxistas de la cuestión
más allá de clichés.
792
habrá ganado a la mayoría del proletariado ni se tendrá una influencia
suficiente entre el pueblo como para imponer su visión de una república
proletaria.
El PCE (m-l) actual nos bombardea como otras organizaciones reformistas con
el llamado camino parlamentarista «constituyente», y prometen suavizar los
problemas inherentes al capitalismo bajo un programa de reformas en pro de su
concepto de «progreso social».
¿Es acaso excusable el hecho de que este sea un teórico programa mínimo según
aluden sus defensores? Para nada. No decimos ni mucho menos que el
programa mínimo no tenga sentido para un partido comunista de un país
imperialista, ya que en determinadas circunstancias estamos seguros que el
partido comunista no podrá forzar a aplicar su programa máximo y tendrá que
conformarse por el momento con aplicar un programa mínimo –normalmente
por cuestiones de correlaciones de fuerza como su influencia dentro de la clase
obrera o con sus aliados, y no tanto por teorías basadas en el desarrollo las
fuerzas productivas que más adelante refutaremos–. Pero no se debe olvidar:
793
Internacional Comunista plantea la lucha por las necesidades concretas del
proletariado, por un sistema de reivindicaciones que en su conjunto destruyan
el poder de la burguesía, organicen al proletariado y constituyan las etapas de
la lucha por la dictadura proletaria, cada una de las cuales, en particular, sea
expresión de una necesidad de las grandes masas, incluso si esas
masas todavía no se colocan conscientemente en el terreno de la dictadura del
proletariado». (Internacional Comunista; IIIº Congreso de la IC, 1921)
Hay que recordar que incluso en otro contexto donde España estaba más
atrasada económicamente y culturalmente, eso tampoco justificaba un
retraimiento de la metodología, agitación y popularización del programa propio
a implantar. Recordemos que el Partido Comunista de España (PCE) de la época
del «bienio negro» en medio de las luchas contra el auge del fascismo y la
represión del gobierno, pese a establecer alianzas y acuerdos con otras
organizaciones antifascistas el PCE tenía su propio programa que fue
popularizado entre sus bases y ante sus simpatizantes. De nuevo para las
elecciones de febrero de 1936 tenía su propio programa electoral, lo que no le
impidió al mismo tiempo negociar con otras formaciones para tratar de
influenciar con su visión en el programa del Bloque Popular Antifascista. Como
sabemos, debido a su momentánea debilidad y a la variedad de grupos
existentes el PCE no consiguió imponer su visión, y solo empezaría a
hegemonizar el frente popular tras los primeros meses de guerra en algunas
cuestiones. Más allá de los errores cometidos por subestimación o
sobrestimación de fuerzas –que los hubo–, esta lucha del PCE por popularizar
su propio programa y no ir simplemente a remolque del resto en todo, es algo
que olvidan o desconocen los oportunistas. Los grupos de ahora ni siquiera
intentan mantener su propio programa, tratan de adaptarlo frente a las
reivindicaciones de otras organizaciones y acaba diluido, cuando no nos
encontramos con tácticas más ridículas: aparentan difundirlo entre las masas en
«frentes» creados por ellos y en organizaciones satélites de ellos mismos.
La cuestión a criticar aquí es otra. El PCE (m-l) confirma que estos puntos
republicanos y de reformas democrático-burguesas de los «8 Puntos para
avanzar hacia la República», son su línea principal de agitación y propaganda.
Él mismo es responsable entonces de hasta qué grado rebaja su programa y
cómo pretende popularizarlo y entrelazarlo para avanzar al socialismo. El
rebajar el programa –incluso el llamado programa mínimo– y asignar tareas y
eslóganes moderados e irreales que no corresponden a la situación, es un rasgo
común de las organizaciones miedosamente oportunistas:
794
nueva «revolución democrático-burguesa» o en una «lucha de liberación
nacional» que, en el contexto de las potencias imperialistas, solo puede ser una
lucha nacionalista-chovinista entre los carroñeros imperialistas para tomar
una porción mayor del «pastel» –mercados y colonias–. (...) Los partidos
comunistas de los países imperialistas, corroídos por el oportunismo de sus
líderes degenerados de la aristocracia obrera han, por lo tanto, sustituido, de
norma, la distinción justa que prevalece en los países atrasados por una
distinción arbitraria que no tiene base científica dentro de las naciones
imperialistas; peor: esta distinción ha servido para camuflar el oportunismo y
el aplastamiento ideológico y político frente a la socialdemocracia. El
«programa mínimo» consiste, entonces, en una especie de «etapa intermedia»
entre el capitalismo y el socialismo, principalmente a través de la
nacionalización. No debería sorprender que tal presuposición podría haber
llevado a los oportunistas a abogar por una «vía democrática y pacífica hacia
el socialismo». Estas pretendidas «nuevas vías», «específicas», son las
manifestaciones ya no «específicas», sino más bien más generales del
revisionismo mundial. (...) En una situación límite, uno podría reconocer el
hecho temporal de este o aquel eslogan o reivindicación con fines puramente
tácticos, en una fase de auge del movimiento obrero y la intensa lucha de clase
–al tiempo que se procura explicar claramente a los trabajadores por qué el
capitalismo no podrá jamás consentir otorgárselos [las exigencias], no por
«malicia», sino por el mismo hecho de la coerción ejercida por las leyes
económicas inmutables que rigen la producción de mercado–, con el fin de
mostrar a los trabajadores la brecha entre sus aspiraciones económicas,
políticas y sociales y la imposibilidad para el imperialismo de satisfacer estas
reivindicaciones, y así demostrarles la necesidad de la revolución socialista».
(Vincent Gouysse; La cuestión de la construcción del partido, 2006)
No por casualidad, una de las grandes figuras del revisionismo que pasó a la
historia como un gran oportunista como fue Maurice Thorez, el Secretario
General del Partido Comunista Francés (PCF) durante 1930-1964, creó la teoría
que identificaba los «valores republicanos franceses» con los valores del
comunismo. Sin mediar filtro ni criticismo alguno.
Según ellos las medidas de sus frentes republicanos son el programa mínimo, la
«revolución democrática por la república, para avanzar al socialismo»:
¿Pero esta perspectiva tiene sentido? El objetivo del actual PCE (m-l) es ondear
una amplia bandera republicana sin demasiadas exigencias ideológicas, una que
agrupase todo tipo de concepciones republicanas, en la que el partido no debe
hacer demasiado ruido en su concepción sobre el carácter que debe adoptar
dicha república ni mucho menos hablar de socialismo para no «asustar» al resto
795
de organizaciones o «aislarse de las masas». Pero creen que después de todo, si
se consigue la república, el «socialismo» vendrá sin más, por inercia. Lo que en
realidad suele ocurrir, es que se llegue a la deseada república democrático-
burguesa de los oportunistas o se siga en una monarquía parlamentaria, los
partidos «comunistas» que acogen tal postura acaban apostando por un puesto
de espectador en la cuestión republicana, un hueco en la retaguardia, una
postura oportunista. ¿A que nos referimos? Al error que presupone la idea de
que las ilusiones burguesas o pequeño burguesas republicanas se pueden
esfumar con meros pactos entre organizaciones, sin un trabajo ideológico claro
y directo del presunto partido comunista que implique una crítica despiadada a
dichas concepciones, ya que como resultado de no hacer esto mismo, los llevará
a mimetizarse con las otras organizaciones republicanas, antifascistas,
feministas o del tipo que sean. Las masas no verán diferencia palpable, y
normalmente pasan a ser el furgón de cola del frente, del proceso. Estos
desarrollos implican que el presunto partido comunista no cumpla su función
de llevar conciencia de clase al movimiento –republicano en este caso–, sino
que cumple una función de partido socialdemócrata-muleta: que se limita a
prometer a su militancia que «un día» vanguardizará el movimiento pero que
ahora es mejor esperar y mantener una amigable amistad ideológica y
organizativa con las jefaturas de otras organizaciones, lo que es del todo
absurdo pues su posición supone la renuncia a la lucha ideológica que permita
ver a los militantes y a las masas que el socialismo es la única alternativa para
acabar con los problemas generados por el capitalismo.
«Lo cierto es que para que el «programa mínimo» se realice y se pueda llegar
al «programa máximo» debe haber una línea dialéctica que asegure esa
conexión –como la solución revolucionaria, y no reformista de una etapa a
otra, el aseguramiento de la hegemonía del proletariado en la etapa que sea, la
independencia e iniciativa del partido comunista en las alianzas y frentes, la
crítica de los jefes oportunistas en las alianzas, y otras cuestiones–; en cambio
las propuestas del «programa mínimo» de Bandera Roja [o del PCE (m-l)
actual] rechaza esa unión y se relega a ser el furgón de cola de una sección de
la burguesía bajo la promesa de la extensión de los derechos y libertades, la
mayor eficiencia productiva de la economía mixta y una nueva cultura que en
que el sello de clase no es diferente a la anterior [aunque se cubre de valores
liberales y humanistas]. Segundo, por ser un «programa mínimo» tampoco se
debería dejar de recordar y popularizar los fines del «programa máximo»
para que se entienda porqué se lucha. Tercero y último, todo esto no excusa
que la línea del congreso esté llena de nociones reformistas sin un análisis de
clase, el marxista-leninista por ser un programa mínimo no habla como
Bernstein, Kautsky, Browder o Carrillo, si habla de esa forma es porque su
visión de las cosas es antimarxista». (Equipo de Bitácora (M-L); BR y
MVTC: Un repaso histórico a las posiciones ultraoportunistas de Bandera
Roja y una exégesis sobre la deserción del MVTC y su disolución en Bandera
Roja, 2017)
796
Los marxista-leninistas en el VIIº Congreso de la Internacional Comunista de
1935 se basaban, como era normal, en analizar la situación in situ para
encontrar la mejor forma de acelerar la revolución proletaria. Dimitrov ya
advirtió contra todo tipo de subterfugios a izquierda y derecha. A izquierda: los
que pregonaban que no puede existir jamás un gobierno de coalición temporal
que facilite al partido comunista el establecimiento de su dictadura del
proletariado; a derecha: los que decretaban una etapa intermedia obligatoria
entre la dictadura de la burguesía y la dictadura del proletariado, creyendo
además que dicho paso era obligado y será un periodo armonioso de paz social:
«Hace quince años, Lenin nos invitaba a que concentrásemos toda la atención
«en buscar las formas de transición o de acercamiento a la revolución
proletaria». Puede ocurrir que el gobierno del frente único sea, en una serie de
países, una de las formas transitorias más importantes. Los doctrinarios «de
izquierda» siempre pasaron por alto esta indicación de Lenin, hablando
solamente de la «meta», como propagandistas limitados, sin preocuparse
jamás de las «formas de transición». Y los oportunistas de derecha intentaban
establecer una «fase democrática intermedia», especial, entre la dictadura de
la burguesía y la dictadura del proletariado, para sugerir a la clase obrera la
ilusión de un pacífico paso parlamentario de una dictadura a otra. ¡Esta «fase
intermedia» ficticia la llamaban también «forma de transición» e invocaban
incluso el nombre de Lenin! Pero no fue difícil descubrir el fraude, pues Lenin
hablaba de una forma de transición y de acercamiento a la «revolución
proletaria», esto es, al derrocamiento de la dictadura burguesa y no de una
forma transitoria cualquiera entre la dictadura burguesa y la proletaria».
(Georgi Dimitrov; La clase obrera contra el fascismo; Informe en el VIIº
Congreso de la Internacional Comunista, 2 de agosto de 1935)
797
Me parece que este problema –como ocurre hoy con todos los problemas de la
táctica socialdemócrata sólo pueden plantearse en relación con la apreciación
del oportunismo –y teniéndolo en cuenta–. Y evidentemente «no armar»,
como consigna táctica, es oportunismo». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Carta
a A. M. Kollontai, 26 de julio de 1915)
Valga decir que hay miembros del PCE (m-l), y de otros partidos reformistas, a
los que no les entra en la cabeza que carece de sentido la forma en que plantean
su «programa mínimo», más aún: no se dan cuenta de que no tiene sentido su
programa mínimo en sí, por no partir de una realidad palpable.
798
«El antiguo capitalismo anterior al monopolio se caracterizó por el dominio de
la libre competencia. Pero el curso del desarrollo de la producción y la
competencia capitalista naturalmente condujeron y conducen a una
concentración y centralizacin cada vez mayor de la producción y el capital.
(...) El curso del desarrollo del modo de producción capitalista, no solo supone
el desplazamiento de las formas de producción precapitalistas, sino el
desplazamiento de los productores independientes, artesanos y campesinos, el
desplazamiento de los capitalistas más pequeños por los más grandes. (...) La
propiedad capitalista de los medios de producción se ha convertido en un
grillete para el desarrollo de las fuerzas productivas. (...) Las crecientes
fuerzas productivas requieren el reconocimiento de otra naturaleza social, su
uso no capitalista, sino socialista. (...) El capitalismo monopolista crea todos
los requisitos materiales para una transición revolucionaria al socialismo».
(Academia de las Ciencias de la URSS; Materialismo histórico, 1950)
Véase como se subraya aquí que separar unas tares de las otras por algo que no
sea el grado de preparación del proletariado es reemplazarlo por liberalismo.
En la Rusia del siglo XX, incluso sin que el gobierno de coalición burgués
hubiera cumplido todas sus promesas de reformas democrático-burguesas, el
líder de los bolcheviques escribía en septiembre de 1917, que el proceso objetivo
del desarrollo socio-económico era tal que partiendo de los monopolios
modernos que ya tenían una presencia a tomar en cuenta en el país, no se podía
marchar hacia otra cosa que no fuera el socialismo, siendo esta contradicción
fundamental para la revolución:
799
asimismo la afluencia de los capitales extranjeros a Rusia. Por tanto, el
capitalismo, en Rusia, se iba convirtiendo cada vez más en un capitalismo
monopolista, imperialista». (Partido Comunista (bolchevique) de la Unión
Soviética; Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética,
1938)
¿Pero en qué etapa está España? ¡¿En una etapa fundamental donde la lucha es
principalmente contra el medievalismo feudal o contra el capitalismo
monopolista?! La respuesta sobra.
800
etapa capitalista, incluso la etapa monopolista, nadie en su sano juicio hablaría
de que hay pendiente una revolución «democrática-nacional» ni «democrático-
burguesa» más allá de los remanentes del pasado que pueda haber en la España
del siglo XXI, sino que tiene pendiente la revolución socialista. Por si acaso hay
escépticos, demos algunos datos:
801
euros –el equivalente al 20% del PIB nacional–». (El País; España echa
cuentas con Latinoamérica, 3 de septiembre de 2019)
«El pasado jueves, 14 de abril, el PCE (m-l) participó junto a PCPV, PCPE y
REM en un coloquio que, bajo el título ¿Quin tipus de República volem? (…) A
continuación, nuestro camarada situó el problema de la República en términos
ideológicos. (...) Mostró su acuerdo con el objetivo de una República socialista,
pero no situándola como una reivindicación inmediata. (...) También citó
nuestro portavoz a Lenin al recalcar que la profundización de la democracia,
encarnada en una República Popular, Democrática y Federativa facilita la
organización y la lucha ideológica y política del proletariado, además de
mostrar al desnudo cómo el origen de la explotación y la opresión se halla en el
capitalismo, lo cual pondrá sobre la mesa la necesidad de la revolución
proletaria. En este sentido, recordó asimismo la idea de Stalin de que no hay
una muralla china entre las tareas de la revolución democrática y de la
revolución socialista; lo cual exige, advirtió, una visión dialéctica del
desarrollo histórico. (...) Nuestro rechazo tanto hacia el abandono de los
principios por espurias promesas electoreras, como a plantear objetivos
inmediatos que las masas no perciben, ni entienden, como tales necesidades.
Con todo, nuestro camarada dejó claro que no estamos por colocarnos a la
zaga de las masas, ni por plantear respuestas fáciles o acomodaticias, sino
todo lo contrario. (...) Plantearse los problemas en cada momento histórico y a
luchar por su resolución, en la perspectiva de su emancipación como clase. Lo
contrario, advirtió, «sería convertirnos en una especie de telepredicadores».
(Partido Comunista de España (m-l); El PCE (m-l) debate sobre la República
en Elx, 17 de abril de 2016)
Los cabecillas del actual PCE (m-l) están convencidos de que esa república en
que todos nos debemos centrar en conseguir, acabará con la oligarquía y la
influencia del imperialismo en el país, pero que no debe plantearse tareas
socialistas. Curiosamente Elena Ódena en su artículo «Por una República
Democrática, Federal, Popular y Federativa» de 1972, dedicó unas palabras
aclaratorias contra los elementos como Lorenzo Peña que trataban de arrastrar
la línea del partido hacia la derecha tanto en lo político como económico: «Es
innegable que dado el papel dirigente que ha de desempeñar la clase obrera en
alianza con el campesinado así como con otras capas populares, bajo la
dirección de su partido de vanguardia en la lucha actual contra la dictadura y la
dominación yanqui», dejando claro que «el carácter de dicha república ha de ser
en gran medida de contenido socialista», porque «la mayor parte de la
industria, las finanzas, las materias primas, la energía, los transportes, la mejor
parte de la tierra, etc., están en manos de oligarcas o de yanquis u otros
inversionistas extranjeros y que todo ello deberá ser confiscado y socializado».
802
No podía existir otra conclusión. Con esto podríamos dar carpetazo a la cuestión
sobre la revolución y el modelo político que España necesita, si encima
sumamos los datos socio-económicos actuales ya vistos. Pero continuemos
analizando el pensamiento de esta gente, aunque solo sea por diversión.
He aquí RC repitiendo una frase que ha causado la mofa entre los sujetos con
algo de formación ideológica marxista. Esta declaración bien podría haberla
firmado cualquiera de las tradicionales agrupaciones revisionistas que antaño
RC criticaba con saña por su rancio derechismo. Aunque ahora, visto lo visto,
nos hace dudar si antes hacía esto por mera pose revolucionaria y sin
comprender absolutamente nada, aunque esto es indiferente, uno podría caer
fácilmente en la locura si tratase de comprender todos los bandazos ideológicos
que Roberto Vaquero es capaz de obligar a adoptar a su organización. Lo
importante aquí es que ahora RC se lamenta de que estos factores harían a
España un país inmaduro histórica y economicamente hablando para la
transición al socialismo. La estancia de España en la Unión Europea (UE) o el
Concordato con el Vaticano, para él son problemas muy sensibles a resolver
como también nos repite el constitucionalista de Podemos, Pablo Iglesias,
siempre que puede. Lo cierto es que no lo son. En caso de que el proletariado
tomase el poder e implantase medidas revolucionarias, la monarquía, el poder
económico de la iglesia, la cuestión de la improductividad o la posesión de la
tierra… son cuestiones que en un país imperialista como España serían resueltas
mucho más rápidamente de lo que hemos visto en varias experiencias históricas
donde el atraso de las fuerzas productivas era mucho mayor.
803
para finalizar tales acuerdos que le son perjudiciales y reducen su capacidad de
maniobra. Cualquiera con algo de conocimiento en economía política, conoce
que la cuestión de la falta de soberanía nacional económica y política solo
pueden ser resueltas completamente a través de un desarrollo de las tareas de
construcción socialistas, plantear cualquier otra receta intermedia es andar por
un sendero pequeño burgués que solo conduce a un laberinto del cual el
oportunismo no podrá salir para solucionar las contradicciones de su país:
Que el actual PCE (m-l) o RC nos digan que la España imperialista del siglo XXI
debe de realizar una «revolución democrática» y encadenarla luego con una
«revolución socialista», recuerdan a los oportunistas de los años 70 que querían
trasladar a nuestro país la teoría oportunista de la «nueva democracia» maoísta
–que no era sino una repetición de la teoría menchevique de las fuerzas
productivas–, como si España fuera un «régimen atrasado y con características
semifeudales» –cuando ya había entrado en una etapa imperialista, de
capitalismo monopolista–. Recuerdan a aquellos maoístas que argumentaban
que se necesitaba «pasar por una larga etapa de revolución democrático-
burguesa, de promoción del capitalismo y coexistencia con las clases
explotadoras nacionales», para así poder plantear más tarde la necesidad de una
revolución proletaria y la construcción del socialismo «sin demasiados
estragos» ni económicos ni ideológicos para la población. Este tipo de tesis
fatalistas y derechistas que todavía algunos tratan de implementar incluso en
países altamente desarrollados, es negar indirectamente la propia historia
misma del movimiento comunista. Ya que se ha demostrado que en países
mucho más subdesarrollados económicamente y culturalmente que la España
de los años 30, 70 o contemporánea, los comunistas pudieron tomar el poder y
empezar a construir el socialismo sin una «larga etapa de desarrollo
capitalista», ni «una larga alianza interclasista», ni «una larga coexistencia en el
804
poder con otros partidos no marxistas», como predica todavía hoy el
revisionismo.
Esto se cumplió tanto en Rusia como fuera de ella. Véase el caso albanés:
«La Lucha Antifascista de Liberación Nacional siguió siendo hasta el final una
revolución antiimperialista, democrática. Sin embargo, en su seno se
desarrollaron también elementos de la revolución socialista, o sea la burguesía
fue despojada del poder político, fue establecida la dirección única del Partido
Comunista en el nuevo poder, etc. (...) En las nuevas condiciones políticas,
cuando el poder había comenzado a ejercer las funciones de dictadura del
proletariado, el Partido no podía posponer ni pospuso la realización de las
tareas de carácter socialista en el terreno económico-social a la solución
previa de todas las tareas democráticas. La correlación de fuerzas políticas de
clase en Albania permitía que, paralelamente a las transformaciones
democráticas, se pasara también de inmediato a la introducción de
transformaciones socialistas. Entre estas transformaciones, la más importante
y decisiva era la socialización de los principales medios de producción
mediante su nacionalización. El control estatal sobre la producción y la
distribución, establecido desde el mes de diciembre de 1944, sirvió como
primer paso y medida previa a la nacionalización de los principales medios de
producción. Este control representaba al mismo tiempo una forma de control
obrero. (...) En diciembre de 1944 se nacionalizaron las minas y los bienes de
los exiliados políticos. Un mes más tarde, una ley decretaba la confiscación de
todos los bienes de los ciudadanos italianos y alemanes en Albania. Con la
aplicación de esta ley pasaron a manos del Estado albanés, sin indemnización
alguna, el Banco Nacional y los otros bancos, así como las propiedades de 111
sociedades anónimas de capitalistas extranjeros, convirtiéndose en patrimonio
805
común del pueblo albanés. En abril de 1945 el gobierno requisó, previa una
determinada compensación, todos los medios de transporte que pertenecían a
los propietarios privados. Estas nacionalizaciones tuvieron gran importancia.
Con la liquidación de las posiciones económicas del capital extranjero se puso
fin a la dependencia económica del país respecto a las potencias imperialistas
y se fortaleció aún más su independencia política. Desde el punto de vista de la
forma, las nacionalizaciones del año 1945 eran medidas de carácter
democrático general, mientras que, desde el punto de vista del contenido social
y económico, representaban transformaciones que superaban ese límite. Las
nacionalizaciones se realizaron en interés de las masas trabajadoras, y los
medios de producción nacionalizados fueron puestos directa y enteramente a
su servicio. Por lo tanto, estas nacionalizaciones eran en esencia una
socialización de carácter socialista de los principales medios de producción.
Sobre esta base, en la economía popular nació el sector estatal socialista. (...)
En julio de 1945 comenzaron a organizarse en la ciudad 202 las cooperativas
de consumo para obreros y empleados. Se trata de las primeras
organizaciones económicas de masas. En estas condiciones, cuando el sector
estatal en el comercio era aún muy pequeño, estas cooperativas jugaban un
gran papel en el abastecimiento regular de los trabajadores de la ciudad y en
la lucha contra la especulación y el mercado negro. Paralelamente a la
organización de las cooperativas de consumo, el Partido desplegó asimismo
una gran labor de esclarecimiento y persuasión entre los artesanos para
promover su cooperación. (...) La Ley de Reforma Agraria fue promulgada en
agosto de 1945. Según esta ley, fueron expropiadas y enajenadas todas las
propiedades del anterior Estado, así como las de las instituciones religiosas, y
todas las tierras privadas que rebasaban los límites estipulados por la ley».
(Historia del Partido del Trabajo de Albania, 1982)
806
¿Qué fue en 1948 el reconocimiento oficial en Hungría del liderazgo del partido
comunista en el frente popular sino el resultado de la liquidación de los partidos
burgueses y pequeño burgueses durante 1944-1947?
«La experiencia de Albania muestra que también un país pequeño, con una
base material-técnica atrasada, puede alcanzar un desarrollo económico y
cultural muy rápido y multilateral, puede garantizar su independencia y hacer
frente a los ataques del capitalismo y del imperialismo mundial, cuando está
dirigido por un auténtico partido marxista-leninista, cuando está dispuesto a
luchar hasta el fin por sus ideales y cuando tiene confianza en que puede
realizarlos». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del
Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1981)
Por eso, los albaneses recordaban a los revolucionarios del mundo de los países
subdesarrrollados, que en el ámbito político:
807
poder político no pasó a las manos de las masas trabajadoras conducidas por
su partido marxista-leninista, no sólo no emprendieron el camino del
desarrollo socialista, sino que también permanecieron económicamente
dependientes al imperialismo en su forma neocolonialista». (Hekuran Mara;
Posibilidades de construir el socialismo sin pasar por la etapa del capitalismo
desarrollado, 1973)
En el campo económico:
En lo cultural:
808
cultura de masas, sobre la base de la ideología proletaria, en beneficio del
socialismo y del fortalecimiento de su posición en todos los campos de la vida».
(Hekuran Mara; Posibilidades de construir el socialismo sin pasar por la
etapa del capitalismo desarrollado, 1973)
España es un país imperialista y uno de los que más presencia tiene a lo largo
del globo, su problema no es ni puede ser la falta de desarrollo de fuerzas
productivas, no se enfrenta a problemas culturales de analfabetismo, tampoco
se puede esperar que la falta de libertades democráticas o la venta de la
soberanía nacional sean resueltas por la burguesía española de la cual
conocemos su historial, pero tampoco por los revisionistas que hablan de
socialismo en términos marxistas pero no tienen ni la más remota idea de qué
es. La falta de conciencia socialista actual no reside en la inexistencia material
de proletariado como dicen algunos posmodernos, ni en que la burguesía haya
desarrollado herramientas de alineación que hagan imposible la
revolucionarización de los trabajadores como afirman los seguidores de la
Escuela de Frankfurt, simplemente la historia ha demostrado que aunque el
nivel de vida descienda y las contradicciones sociales se agudicen socialmente, si
se sufre la ausencia de un agente colectivo proletario que dé impulso a la
verdadera ideología revolucionaria, que es el marxismo, no habrá proceso
alguno de transformación, no se dará pie a emancipaciones sociales reales, a lo
sumo conatos de revolución, con suerte a pseudorevoluciones. Por consiguiente,
en lo que se refiere a este tipo de países, no hay medias tintas posibles, no hay
otra alternativa posible para las masas trabajadoras que el socialismo, para cuya
consecución hace falta la dirección del proletariado bajo el partido comunista,
que debe organizarse y concienciar a los trabajadores para lanzarse a la toma de
poder cuando sea el momento adecuado.
809
combatir las múltiples herramientas de alineación que la burguesía ha
desarrollado durante décadas en la llamada sociedad de consumo, medios que
ejercen un enorme rol desmovilizador, especialmente entre la juventud, pero
que se pueden combatir. Otra tarea fundamental versará en si los comunistas
son capaces de vincular estrechamente los intereses de la clase obrera con los
potenciales aliados del resto de las capas trabajadoras, en un país donde la
división entre el campo y la ciudad también se ha reflejado en un abandono
histórico de los comunistas en el trabajo en el campo y zonas más aisladas. Para
poder implantar medidas socialistas con el beneplácito de la mayoría de los
oprimidos, antes se deberá haber hecho un gran trabajo previo sobre la
influencia que el revisionismo ejerce entre los trabajadores –sea en su versión
reformista o anarquista–, dicho de forma clara: hay que quebrar e inutilizar el
radio de su influencia, tarea enorme si tenemos en cuenta que hoy hegemoniza
todo el movimiento obrero, cuando somos testigos de como se discute sobre mil
versiones diferentes del socialismo pero sin conclusión ninguna ateniéndose a
los aciertos y errores de las experiencias ya cosechadas por los marxista-
leninistas. Sin desdeñar que, en caso de que finalmente se de esa revolución,
habrá que ver cómo se responde al intervencionismo de la reacción extranjera y
la respuesta del proletariado mundial ante esta más que esperada movilización
del imperialismo internacional. La propia cuestión nacional en España y la
libertad de sus pueblos a elegir su futuro en unión o por separado, se ha
demostrado que no ha obtenido solución completa bajo los diversos regímenes
burgueses, por lo que es otra cuestión en la que el socialismo deberá completar
lo que el capitalismo ha impedido por siglos. Todas estas cuestiones son las que
marcaránel rápido o no tan rápido avance en las cuestiones políticas,
económicas y culturales socialistas de la revolución.
Si comparamos la visión del actual PCE (m-l) y demás grupos con las teorías
fundamentales del viejo jruschovismo sobre la «revolución», veremos que son
como dos gotas de agua:
810
«Han sido sustituidas por el descubrimiento de una «nueva teoría», sobre la
llamada «vía no capitalista de desarrollo». Este camino es presentado por los
revisionistas como una formación de transición, que, según afirman, debe
preparar las condiciones materiales y subjetivas preliminares para el
socialismo en los países subdesarrollados, así como el capitalismo prepara
estas condiciones en los países desarrollados. Asignándole tal papel, esta
formación es presentada como una amalgama, un equilibrio inerte de fuerzas
políticas, ideológicas, de clase y económicas opuestas. En esencia, el camino no
capitalista de los revisionistas representa el desarrollo capitalista
convencional revestido con una falsa cáscara socialista. (...) El contenido
principal de este proceso debe ser la transformación revolucionaria
ininterrumpida de la superestructura y la estructura económica de la
sociedad, el continuo cambio de la proporción de fuerzas de clase en beneficio
del socialismo, la lucha contra el imperialismo y todas las fuerzas
reaccionarias internas». (Hekuran Mara; Posibilidades de construir el
socialismo sin pasar por la etapa del capitalismo desarrollado, 1973)
El revolucionario albanés nos advertía del engaño con que los revisionistas
tratan de convencernos con sus programas sobre nacionalización:
811
«En España no queda más revolución pendiente que la socialista, y en
consonancia con ese objetivo estratégico se avanzan algunas de las medidas
que van a permitir acercarnos a ese periodo de comienzo de la
reestructuración socialista. Para ese comienzo, no pueden ser lanzadas
consignas netamente socialistas, tales como poder obrero o dictadura del
proletariado, que ni serían comprendidas ni aceptadas por las grandes masas.
A esa etapa corresponden consignas de carácter democrático-revolucionario
que pueden ser compartidas por amplios sectores de la población». (Antorcha
núm. 3, junio de 1998)
En conclusión:
«No hay duda de que la creación de una situación revolucionaria depende ante
todo de las condiciones objetivas, de que las revoluciones no se hacen según el
deseo y el querer de tal o cual persona. El hecho de perder de vista esto puede
conducir al aventurismo y a errores graves. Pero al mismo tiempo no hay que
olvidar que el papel del factor subjetivo en la revolución. Dar al factor objetivo
un papel absoluto y dejar de lado el factor subjetivo, es dejar de hecho la causa
de la revolución a la espontaneidad y causa un gran daño a la clase obrera.
Para la preparación de las condiciones para la revolución, además de los
factores objetivos, depende en gran medida, la cuestión de cómo el partido
812
revolucionario de la clase obrera prepara a las masas para la revolución, en
qué sentido educa a las masas: en el espíritu de una lucha resuelta
revolucionaria o bien en el espíritu reformista. (…) Dirigir no quiere decir de
ningún modo dictar e imponer su voluntad a otros, dirigir quiere decir
convencer, organizar y movilizar a las masas, dirigir sus propios esfuerzos y el
de sus organizaciones sociales hacia un solo fin mostrándoles claramente los
objetivos y las vías que hay que seguir para alcanzarlos». (Zëri i Popullit; A
propósito de las tesis concernientes al Xº Congreso del Partido Comunista
Italiano, 18 de noviembre de 1962)
Claro está que, sin mejoras inmediatas, sin liderar las luchas más básicas, no se
puede tener ni credibilidad ni fuerza para acometer luchas mayores. Pero dejar
de presentar la necesidad de conquistar esas tareas mayores para cuando se
consigan todas y cada una de las victorias más básicas, sería drenar de
contenido e intención revolucionarias de esas luchas menores, sería no asumir
la necesidad de concienciación y radicalización del pueblo, y finalmente, sería
hacer imposible encadenar los objetivos menores con los mayores. Pero ante lo
que estamos aquí es una renuncia abierta del rol de concienciación de las masas.
Otro de los graves errores del actual PCE (m-l) es pretender agrupar a los
trabajadores en sus frentes donde se hace gala de una propaganda nostálgica y
romántica del sistema político de la Segunda República de 1931-1936 –sin
explicar su carácter burgués y los límites que tuvo la misma para los comunistas
incluso durante la Guerra Civil como José Díaz o posterioremente Elena Ódena
nos recordaban en cada oportunidad–.
813
En la web oficial de Federación de Republicanos (Rps), su frente actual,
encontramos constantemente artículos de este tipo, he aquí uno:
814
privilegios de los explotadores, para fregar la revolución democrática que
allanaba el camino hacia formas superiores de organización política, para
ahogar en sangre el movimiento revolucionario popular, en una palabra: para
que la República cumpliera la misión contrarrevolucionaria que la monarquía
no podía cumplir ya». (España Popular, Nº9, 1940)
¿No es cierto que dicho golpe fascista fue posible gracias a los republicanos que
se negaron a aceptar las advertencias de los comunistas y que en los primeros
momentos no supieron reaccionar y negaron las armas al pueblo que podrían
haber aplastado el movimiento fascista en varios lugares?:
«El Gobierno presidido por Azaña, y el que luego presidió Casares Quiroga, se
resistieron a aplicar el programa del Frente Popular, procedieron con
deliberada lentitud, se negaron a llevar adelante el movimiento popular.
Cuando ya era evidente para todos el levantamiento de Franco en connivencia
con potencias extranjeras- Casares Quiroga se opuso abiertamente a apoyarse
en el pueblo armado y confesó que tenía miedo a que las masas «fuesen
demasiado lejos». Antes que verlas llegar «demasiado lejos», Casares como
Azaña, como Prieto, prefería pactar con Franco y capitular desde el primer
momento, cosa que intentaron el mismo día en que los militares se sublevaron.
El programa del Frente Popular no fue cumplido: lo poco que hicieron los
Gobiernos de Azaña y de Casares Quiroga, lo realizaron presionados por las
voces apremiantes que llegaban de la calle. Los numerosos crímenes que los
fascistas cometieron en los meses anteriores a la sublevación, quedaron
impunes. La policía y la Guardia civil, intensificaron, en cambio, su
815
persecución contra obreros y campesinos revolucionarios. Cada vez que el
Partido Comunista reclamaba en la Prensa, en la tribuna o en el Parlamento,
energía y celeridad en el aplastamiento de las bandas de asesinos fascistas,
aquellos Gobiernos llamaban «impaciencias» a sus justos requerimientos.
Cuando José Díaz leyó en las Cortes un documento subversivo que había
puesto en circulación la organización fascista del Ejército y en el cual se
intimaba al Gobierno, el presidente del Consejo se redujo a preguntar
aparentando indiferencia: «¿Qué fecha tiene eso?» Y dejó las cosas como
estaban. ¿Es que Azaña y Casares Quiroga y los jefes socialistas ignoraban los
preparativos para la sublevación? No, no los ignoraban, pero aparentaban
ignorarlos. De haber confesado que los conocían, se habrían visto obligados a
entregar armas al pueblo, y ellos tenían mucho más miedo al pueblo que al
fascismo. Por eso dejaron las calles en poder de los pistoleros fascistas,
mientras los de arriba –los banqueros, los generales, los obispos, los
terratenientes, los reaccionarios de toda laya– preparaban ya a toda prisa y
sin recato su atentado contra el pueblo. Fue el pueblo quien se armó por su
cuenta para repeler la agresión. Y fue entonces, a partir del 18 de julio, sobre
la marcha de la guerra, con el pueblo armado, cuando comenzó a crearse la
República que la mayoría de los españoles había deseado el 14 de abril: la
República popular, auténticamente democrática, dirigida a combatir a las
fuerzas tradicionales de la opresión, hiriéndolas en los frentes y en sus vitales
bases económicas. Fue entonces cuando Cataluña y Euzkadi conocieron de
verdad la libertad nacional. Fue entonces cuando se hizo de verdad la reforma
agraria, repartiéndose la tierra en virtud del histórico decreto del 6 de
octubre. Fue entonces cuando los obreros comenzaron a ejercer el verdadero
control en las fábricas. Fue entonces cuando el pueblo español comenzó a
sentirse íntegramente dueño de sus destinos y de su porvenir. Y fue entonces,
también, cuando los jefes republicanos y «socialistas» se quitaron del todo la
careta. Aquella no era la República que ellos querían, y la sabotearon con la
misma saña con que el Ejército sublevado y los invasores la combatían
militarmente. Los cabecillas republicanos y «socialistas» hicieron cuanto
pudieron por impedir la organización del Ejército Popular, verdadera
expresión del pueblo en armas; por dificultar la unidad, valiéndose de
subterfugios, de intrigas y de agentes provocadores trotskistas y faístas; por
frenar las conquistas de los trabajadores; por paralizar el avance arrollador
del pueblo hacia un porvenir mejor; por buscar a la situación una salida que
no fuera el triunfo franco y definitivo del pueblo. Invadida España,
estrangulada por la No-Intervención, organizada la gran traición por la
banda de Casado, nuestro pueblo, que vio cumplirse durante la guerra las
principales aspiraciones que lo llevaron a derribar la monarquía en el 14 de
abril, ha sufrido una derrota, grave pero momentánea». (España Popular,
Nº9, 1940)
Esto contrasta con las relaciones que mantenía anteriormente el PCE (m-l) de
los 70 frente a agrupaciones republicanas, manteniendo, ante todo, su propia
816
visión y corrigiendo ideológicamente a los posibles aliados, como era menester.
En el documento: «Profundización, actualización y matizaciones sobre la
política de alianzas del partido», se afirmaba con contundencia:
Leyendo este relato que deja caer sobre los bolcheviques españoles la
responsabilidad indirecta del golpe de Estado fascista de julio de 1936, se nos
asemeja a estar leyendo a historiadores franquistas como Pío Moa, César Vidal o
Jimenez Losantos. No nos pararemos a refutar una necedad tan grande.
«Al igual que se dice que Iñaki Urdangarin ha sido el mejor ‘agente’ de los
republicanos, las manifestaciones protagonizadas por la extrema izquierda se
han convertido en el mayor favor a la causa de la monarquía y de Felipe VI.
La III República no puede ser de izquierdas o de derechas. Y menos extremista.
No puede ser un régimen excluyente. Tiene que establecer unas normas
formales democráticas que permitan el juego, dentro de ella, de las diferentes
opciones ideológicas». (Javier Castro; El momento más crítico de la
monarquía: Felipe VI y la III República, 18 de agosto de 2018)
817
debe dar una visión propia de clase, un programa propio, porque está por
encima de las clases, como si el Estado así lo estuviese:
Ahora comparemos estas declaraciones con la de un antiguo líder del PCE (m-l):
Lorenzo Peña.
¡Vaya! Parece que Lorenzo Peña en sus maduras reflexiones coincide con
Santiago Carrillo de su época eurocomunista que proclamaba que la religión
lejos de ser un impedimento al progreso, era conjugable con el concepto de
socialismo:
«¿Por qué habríamos de exigir que renuncien a las suyas los católicos que, de
acuerdo con construir un sistema económico y político socialista entienden
conservar sus concepciones religiosas? (…) La novedad más destacada de la
vida política española actual, por lo que significa de cambio de fondo, es la
presencia de un vasto movimiento católico progresista». (Introducción de
Santiago Carrillo a la obra de José Díaz: «Tres años de lucha», 1978)
«La verdad, tiene razón Mariana, no puede ser más que una. Si creéis que está
818
en la ciencia, el cristianismo ha muerto; si en el cristianismo, no hay progreso.
(...) Toda religión se opone a todo pensamiento de progreso. (...) Id ahora a la
Iglesia y preguntadle qué piensa acerca de vuestros derechos político-sociales.
(...) Entre el ejército y la fuerza ciudadana optará por el ejército; entre el
retroceso y la revolución, preferirá siempre el retroceso. No le habléis de
reformas sociales, porque no cree en las reformas. Transformad la caridad,
adulterarla, viciad la, procurad estimularla con el aliciente de juegos
inmorales y espectáculos sangrientos; no le importa; pero ¿le habláis de
organización de derechos? ¿Os salís del círculo de esa misma caridad tan
impotente? De seguro la tendréis por enemiga. Dadle, si no, un solo año de
poder y veréis a dónde os lleva. Hace siglos que todo progreso se hace, en el
mundo cristiano, a despecho de la Iglesia. (...) Proclamamos la autoridad de la
razón, y ella le da la fe, su antagonista». (Francisco Pi y Margall; Reacción y
la revolución, 1854)
«Artículo 3º. El Estado español no tiene religión oficial. (...) Artículo 26. Todas
las confesiones religiosas serán consideradas como Asociaciones sometidas a
una ley especial.
819
6ª Obligación de rendir anualmente cuentas al Estado de la inversión de sus
bienes en relación con los fines de la Asociación.
Obsérvese la abismal diferencia entre los análisis del PCE de aquel entonces con
los de Lorenzo Peña:
«Lo mismo ocurre también con todas las medidas adoptadas por el gobierno
en todas las actividades de la vida política, Iglesia, aparato del Estado,
Ejército, legislación social, etc., etc. Se publican leyes que no satisfacen las
demandas de las masas revolucionarias y conceden algo, muy poco –sólo para
maniobrar mejor–, para evitar la explosión de la revolución. Para la situación
actual de España, es característico también otro memento: que las «reformas»
del gobierno, que no satisfacen a las masas revolucionarias por su carácter
moderado no satisfacen tampoco a una parte considerable de las clases
dominantes. La burguesía que ha pasado al lado de la República el 14 de abril,
queriendo con esta maniobra detener el curso de la revolución, viendo ahora el
fracaso de sus deseos, viendo el desarrollo rápido del empuje revolucionario de
las masas, se asusta cada vez más de los gestos demagógicos de su gobierno y
evoluciona a la derecha con la esperanza de utilizar el desengaño de las masas
en la república burguesa para volver a una dictadura abierta e incluso a una
dictadura monárquica. Después de la maniobra burguesa de izquierda se
manifiesta en los momentos actuales una maniobra burguesa de derecha. La
forma contrarrevolucionaria encarnada en el gobierno Azaña-Caballero no
satisface completamente a toda la burguesía. Esta teme el fracaso de esta
arma y por eso crea otros destacamentos y reservas de la contrarrevolución.
En octubre de 1931 abandonaron el gobierno Alcalá Zamora y Maura,
descontentos por la necesidad de adoptar bajo la presión de las masas algunas
medidas contra los privilegios de la iglesia». (Manuel Hurtado; El Partido
Comunista de España en la revolución española; Discurso del delegado
español en el XIIº Pleno de la Internacional Comunista, 1932)
820
«Ningún partido exagera más ante él mismo sus medios que el democrático,
ninguno se engaña con más ligereza acerca de la situación. (...) Pero el
demócrata, como representa a la pequeña burguesía, es decir, a una clase de
transición, en la que los intereses de dos clases se embotan el uno contra el
otro, cree estar por encima del antagonismo de clases en general. Los
demócratas reconocen que tienen que enfrente a una clase privilegiada, pero
ellos, con todo el resto de la nación que los circunda, forman el pueblo. Lo que
ellos representan es el interés del pueblo. Por eso, cuando se prepara una
lucha, no necesitan examinar los intereses y las oposiciones de las distintas
clases. No necesitan ponderar con demasiada escrupulosidad sus propios
medios. No tienen más que dar la señal, para que el pueblo, con todos sus
recursos inagotables, caiga sobre los opresores. Y si, al poner en práctica la
cosa, sus intereses resultan no interesar y su poder se vuelve impotencia, la
culpa la tienen los sofistas perniciosos, que escinden al pueblo indivisible en
varios campos enemigos, o el ejército, demasiado embrutecido y cegado para
ver en los fines puros de la democracia lo mejor para él, o bien ha fracasado
por un detalle de ejecución, o ha surgido una casualidad imprevista que ha
malogrado la partida por esta vez. En todo caso, el demócrata sale de la
derrota más ignominiosa tan inmaculado como inocente entró en ella, con la
convicción readquirida de que tiene necesariamente que vencer, no de que él
mismo y su partido tienen que abandonar la vieja posición, sino de que, por el
contrario, son las condiciones las que tienen que madurar para ponerse a tono
con él». (Karl Marx; El 18 Brumario de Luis Bonaparte, 1851)
«En la práctica, el mayor error tiene que ver también con Alcalá Zamora. Su
destitución. (...) Puesto que él jamás se adhirió al alzamiento, jamás volvió a la
España franquista y murió en el exilio. Por tanto, yo creo que ese fue un error
que dio una imagen de radicalización de la izquierda excesiva e innecesaria,
puesto que Alcalá Zamora estaba ejerciendo sus poderes presidenciales con
tino, con cautela, pero sin excederse». (Crónica Popular; Entrevista de Sergio
Camarasa a Lorenzo Peña, 8 diciembre de 2014)
821
del pueblo, y si esos reaccionarios son tan amantes de dar pan a los
necesitados, todas esas riquezas, esas acciones de empresas y entidades
anónimas, todos esos millones, manejados tan turbiamente, deben pasar
inmediatamente al pueblo, para que éste pueda trabajar y pueda comer,
porque así lo merece el triunfo del 16 de febrero, y porque además el que
quiera religión, el que guste de escuchar un sermón o confesarse que lo haga;
pero que lo pague, y yo tengo la seguridad que el que no tiene para comer no
va a dar nada para escuchar un sermón. (Gran ovación) Y esto no es tampoco
una medida comunista, pues estoy seguro que en este mitin hay muchos
republicanos que tienen este punto en el programa de su partido. A la cárcel
los responsables de la represión de octubre». (José Díaz; Discurso
pronunciado en Cartagena, el día 5 de abril de 1936)
Esto es, los comunistas se quejaban que la República no cumplía sus propias
medidas y que la Iglesia seguía gozando de un patrimonio y bonanza inusitados
en un país que pasaba hambre y penurias. Mismo análisis pueden verse en los
informes de la Internacional Comunista (IC).
822
cantinela y que en adelante es necesario que el Gobierno y el aparato del
Estado estén compuestos principalmente por republicanos. Que solamente de
ese modo, solamente con tal condición Inglaterra y Francia, habiendo
obtenido la posibilidad de controlar la vida estatal de la República, estarán de
acuerdo en prestar ayuda a la República. En los últimos meses los jefes
republicanos jugaron un papel vergonzoso y nefasto». (Stoyán Minev; Las
causas de la derrota política de la República Española, 1939)
Los comunistas de verdad deben entender de una vez que la II República fue
una prueba más del fracaso del reformismo, de su inconsecuencia. El régimen
cayó no por imponer un carácter radical como dice Lorenzo Peña, sino por sus
propias contradicciones que eran indisolubles, viéndose superado ante un clima
de agudización socio-política donde las medidas tintas conducían
inexorablemente a perder la partida. Ya el gobierno socialista-republicano de
1931-1933 acabaría entregando el poder a la derecha por el descontento popular
al verse no cumplidas las reformas prometidas.
Tras recuperar el poder en 1936, los republicanos formarían gobierno esta vez
vez solos, de nuevo se acabaría hundiendo no por su tono revolucionario, sino
de nuevo por su carácter dubitativo ante las medidas prometidas y por el
empuje de las masas desde abajo, sin olvidar por supuesto, que nunca se
tomaron en serio las diversas advertencias sobre la derecha y sus intenciones,
adoptando una postura pusilánime ante las provocaciones. La seriedad del
gobierno republicano se resume en la mítica frase del Presidente del Consejo de
Ministros, Santiago Casares Quiroga, el cual en los momentos del golpe de
Estado del 17 de julio de 1936: «Si se levantan en Marruecos, yo me voy a
dormir». Más allá de que esto sea cierto o no, lo que sí está comprobado es que
al día dos dimitía sobrepasado por los acontecimientos. En lo sucesivo el golpe
fue desactivado en la mayoría de zonas por la reacción encolerizada de las masas
y la dirección firme del resto de las organizaciones antifascistas, no
precisamente gracias al inoperante gobierno republicano, que ni siquiera
decretó el Estado de guerra y trató en todo momento de acordar la paz con los
rebeldes. Tampoco movilizó a la población en contra del golpe ni admitió
repartir armas como se demandaba, incluso Quiroga espetó según testigos:
«Quien facilite armas sin mi consentimiento será fusilado». Véase la obra del
exministro del PSOE Julián Zugazagoitia: «La historia de la guerra en España»
de 1940. Este era el verdadero carácter de los republicanos. Fue su gobierno
quien perdió el control de la situación pese a tener bajo su control las ciudades
importantes, la mayoría del territorio, los principales centros de producción
armamentística. Fue su gobierno quien no supo aprovechar el hecho de contar
con una población enfervorecida que deseaba aplastar al al fascismo de raíz y
una situación de emergencia que además le permitía tomar medidas
excepcionales y severas contra los sublevados.
823
confiaron en el pueblo, pusieron toda su fe en la ayuda internacional anglo-
francesa, una que nunca llegaría.
Si a alguien le queda duda de todo esto, que se pregunte por qué los comunistas
crecieron como la espuma mientras las dos principales organizaciones
republicanas perdieron gran parte de su antiguo prestigio y poder entre las
masas.
Como se puede ver, la mayoría de los republicanos, sean del signo que sean,
coinciden finalmente con el liberalismo, incluso otra parte de ellos se niegan a
reconocerse como liberales, pero cuando miramos sus eslóganes y propuestas
no dejan de estar dentro de la órbita del liberalismo o a lo sumo, como en el caso
del republicanismo de izquierda, de un socialismo pequeño burgués alejado del
concepto marxista de socialismo.
Engels aclaraba así la posición histórica de la clase obrera ante la república sin
contenido de clase proletario:
«En primer lugar, ha quedado destruido el embrujo que hasta hoy envolvía el
concepto de república. Tras los precedentes de Francia y España, sólo un Karl
Blind puede permanecer atado a la superstición de los maravillosos efectos de
la república. Esta se manifiesta, por fin también en Europa, como lo que,
824
conforme a su esencia, es efectivamente en América, como la forma más
acabada de dominación de la burguesía. (...) A partir de ahora, la clase obrera
no puede sufrir más engaños acerca de lo que es la república moderna: la
forma de Estado en la que el dominio de la burguesía recibe su última y más
acabada expresión. (...) En otras palabras: si la república moderna es la más
acabada forma de la dominación burguesa, es, a la vez, la forma de Estado en
la que la lucha de clases se libra de sus últimas cadenas y que prepara el
campo de batalla para esa lucha. La moderna república no es otra cosa que
este campo de batalla. (...) En lugar de repetir la farsa sangrienta de la
revolución anterior, en lugar de realizar insurrecciones aisladas, siempre
reprimidas con facilidad es de esperar que los obreros españoles aprovechen la
república para unirse entre sí más firmemente y organizarse con vistas a una
próxima revolución, una revolución que ellos dominarán. El gobierno burgués
de la nueva república busca sólo un pretexto para reprimir el movimiento
revolucionario y matar a balazos a los obreros, como lo hicieron en París los
republicanos Favre y consortes. Ojalá los obreros españoles no les den ese
pretexto». (Friedrich Engels; La República Española, 1873)
El viejo y revolucionario PCE (m-l) de los 70 señalaba que quienes tienen miedo
de hablar de una república con carácter de clase y tipificar su contenido, es
porque han caído en la desviación del republicanismo pequeño burgués, y eso
normalmente, es a consecuencia de una mala formación ideológica:
«Es una verdad de perogrullo, el que una de las causas de las desviaciones
derechistas y del sectarismo de izquierda es la falta de formación ideológica.
De ahí la importancia de que nos preocupemos todos, y continuamente, por las
cuestiones ideológicas, pues se han dado algunos casos, por ejemplo, de
incomprensión al respeto que han llevado a no plantear la cuestión de la
república ligada a un contenido de clase concreto, y olvidar como señala Lenin
en las «Tesis e informe sobre la democracia burguesa y la dictadura del
proletariado» que «La república burguesa, aún la más democrática, no es más
que una máquina para la opresión de la clase obrera por la burguesía, de la
masa de los trabajadores por un puñado de capitalistas». (Partido Comunista
de España (marxista-leninista); Documentos del IIIº Congreso del PCE (m-l),
1979)
825
hablamos de tercera república hablamos de educación pública, sanidad
gratuita y de calidad, hablamos de que todo el mundo tenga derecho a una
vivienda, cosa que hoy no se cumple, que todo el mundo tenga derecho a un
trabajo o que los jóvenes no tengamos que emigrar. Todo eso lo vinculamos al
proceso constituyente que tendremos que construir». (Entrevista a Xavi
García, Secretario General de la Unión de Juventudes Comunistas de España,
2017)
Este personaje dijo en 2016 que desde el PCE «No habrá pactos con Podemos a
largo plazo porque no busca el socialismo», que gracioso, porque el lenguaje
reformista del PCE es el mismo que el de Podemos; gracioso porque el PCE que
forma parte de Izquierda Unida, el cual ha establecido desde 2016 una coalición
electoral permanente con Podemos bajo la actual denominación de Unidas
Podemos, la cual después de cada elecciones generales, negoció para convertirse
en la pata de apoyo para un «gobierno progresista» del PSOE, aunque hace años
Podemos prometiese que jamás gobernaría con la «casta». Realmente curioso,
porque hoy en el gobierno del PSOE el vicepresidente es Pablo Iglesias, el líder
de Podemos, y así mismo existen miembros del IU, y más correctamente del
PCE como ministros, cumpliendo el sueño carrillista de gobernar con el PSOE,
cosa que el PCE nunca pudo cumplir bajo su mando. Recordemos que el líder de
IU, Alberto Garzón, como ministro de consumo, ha llegado a renunciar a sus
anteriores discursos sobre las casas de apuestas, ganándose la repulsa del
pueblo y siendo abucheado en varios actos públicos. Todavía hay algunos que se
hacen la pregunta si el PCE/IU es «recuperable» con estos líderes a su cabeza.
Concluyendo, diremos que el PCE (m-l) actual, por mucho que trate de posar
como contrario a agrupaciones reformistas y vendidas al capital como Podemos
o Izquierda Unida, por mucho que denuncie que crean una «conciencia falsa»
entre los trabajadores, él mismo es culpable de seguir alimentando los mismos
mitos del republicanismo reformista; de igual modo, entre sus aliados, por
mucho que se trate de agrupaciones más jóvenes y algo menos burocratizadas,
están imbuidos de los mismos clichés: algunos de estos discursos incluso
podrían ser defendidos por históricas agrupaciones republicanas de derecha.
826
transformación ni cambio efectivo. Tendremos la misma corrupción, la misma
falta de democracia, las mismas injusticias, la misma podredumbre,
gestionadas por otras caras, individuos más modernos con una apariencia
más progre, incluso se habrán sacudido la caspa franquista y ya no jugarán al
dominó en Quintanilla de Onésimo, pero continuarán al servicio de la
oligarquía». (Octubre; Órgano de expresión del PCE (m-l); Nº 78, 2015)
Primero. Vemos a un marginal PCE (m-l), dando lecciones al resto sobre cómo
abandonar su ensimismamiento, de sus encastillamientos doctrinales,
abandonar dogmatismos y ponerse en serio a construir la unidad popular, y esto
lo dice una organización que no es ni sombra de las siglas que ha robado y porta.
¿Quién se va a creer que el frente popular puede y debe de ser construido por
una organización oportunista marginal aliada junto al liderazgo por arriba con
otras asociaciones oportunistas para intentar conformar un «bloque popular de
izquierdas» tras las experiencias que nos legó la historia nacional e
internacional sobre su inutilidad para defender los intereses de las clases
populares? Pero dejando eso a un lado…
827
así como en las luchas por la emancipación de la sociedad, de las y los
trabajadores y de los pueblos del siglo XX». Marx ya disipó todo el este discurso
de 1789 sacado de la burguesía francesa en: «Crítica de la filosofía del derecho
de Hegel» de 1843, pero extrañamente en 2020, todavía tenemos a presuntos
«marxistas» que su doctrina radical reside en una bandera hecha harapos por la
realidad del día a día. ¡Los líderes de REM llevan siglos de atraso a la hora de
desligarse de sus vacilaciones liberales!
Uno de sus jefes es José Avilés alias Pepe, ex militante del PCE (m-l) durante
1972-1978, abandonó la organización justo en una etapa en que el partido se
estaba desmaoizando, lo cual como veremos no es casual. Después ingresó
brevemente en la Organización Comunista de España (Bandera Roja), poco
después probó fortuna en el PCE. Después fundó un grupúsculo que sería uno
de los que darían pie en 2006 a la refundación del PCE (m-l) junto al grupo de
Raúl Marco –lo que ya indica sus pocos escrúpulos ideológicos–, algo que en sus
palabras dice que aceptó por no romper el «espíritu de partido», suponemos
que se refiere al espíritu de partido maoísta o menchevique de mil facciones y
tendencias. Finalmente pasaría a formar parte de lo que hoy conocemos como
REM. En su largo trayecto por diversas organizaciones jamás ha explicado
públicamente las razones de sus continuos cambios de militancia. Lo loable para
un revolucionario tras abandonar una organización por cuestiones de
desavenencias ideológicas o autodisolución de la estructura, es realizar
autocrítica, y tratar de aunar a los revolucionarios en una estructura
revolucionaria, pero estos personajes eluden dicha cuestión, y pese a ello,
pretenden que se les tome en serio, incluso actúan como si fueran
reputados «sabios» y «veteranos» del movimiento obrero. Pero en la única
materia en que Avilés ha demostrado destacar en el transfugismo político y el
famoso arte del eclecticismo ideológico, materias que no deberían interesar
jamás a un marxista-leninista.
828
Avilés debería revisar las conclusiones a las que el movimiento marxista-
leninista llegó en los 70 tras la ruptura sino-albanesa:
O más bien habría que decir en su favor que ya lo hizo, solamente que decidió
hace largo tiempo posicionarse del lado de los revisionistas chinos. El viejo
Avilés debe actualizarse, revisar la nueva documentación existente que acredita
no solo que Mao fue un traidor a la causa comunista en su país, sino a nivel
internacional. Véase la obra: «Una breve glosa sobre la influencia del
revisionismo chino en la conformación del revisionismo eurocomunista» de
2017.
829
ideológico que suelen adoptar. ¿Acaso estos sujetos escribieron algo de un nivel
cualitativamente mejor que Stalin? Ni en sueños, pero la arrogancia es muy
atrevida. Estos sujetos por lo general, también silencian los aportes de Stalin a
la doctrina marxista. Para ello obras como: «El marxismo y la cuestión
nacional» [1913], «El marxismo y los problemas de la lingüística» [1950] o
«Problemas económicos del socialismo en la URSS» [1952] no son dignas de
mención, trascendentes o son consideradas «desviaciones de Stalin que se
alejan del marxismo». Muchos de quienes sueltan tales comentarios
despreciativos es porque realmente lo consideran, en el mejor de los casos,
como una figura menor, en otros casos se trata de verdaderos antistalinistas
pero no se atreven a negarlo por simple cobardía.
Sobre Enver Hoxha también se suele recurrir a epítetos similares sobre que: «Es
un vulgar stalinista que no aportó nada nuevo» e incluso «distorsionó algunas
cosas». Quizás para ellos combatir al titoismo, el jruschovismo, el maoísmo y el
eurocomunismo no significa nada de relevancia, desarrollar una lucha de
liberación y construir el socialismo en un país diminuto como Albania rodeado
de enemigos, no supone nada trascendente ni aporta nada nuevo. Para los
revolucionarios en cambio la experiencia albanesa es una fuente inagotable de
lecciones a extraer, tanto en lo negativo como sobre todo en lo positivo.
Es cómico que gente con alergia a la formación teórica y que no ha sabido tener
una constancia ideológica clara en toda su vida sino un pobre activismo ciego –
sin transcendencia para el movimiento obrero–, trate de dirimir qué debates
son los de importancia.
830
Los militantes de REM reconocían desde 2016 hasta el congreso reciente de
2019 no tener estatutos ni claridad ideológica interna, pero creían y creen que
pese a todo están lo suficientemente organizados y dotados ideológicamente de
recursos para influir sobre otros grupos. Ahora que ya tienen estatutos y línea
política, habrá que ver como un grupo ecléctico trata de influir en otro surtido
de corrientes como es Podemos o IU, pero lo cierto es que no son conscientes de
estas cuestiones, y la mayoría de sus líderes pasarán a mejor vida sin
comprender esto. En este estado de confusión observamos clásicas luchas
fraccionales –de hecho, hay artículos que son réplicas a otros de otra fracción–,
el propio Avilés nos habla de la existencia de mínimo tres tendencias. En un
artículo REM defiende a la formación morada diciendo que: «PODEMOS
representa las aspiraciones reformistas de ese amplio colectivo social, nutrido
fundamentalmente por asalariados», pero eso no le impide pedir el ingreso en
IU mientras reconoce que militan en Podemos (?), creyendo que «la opción más
correcta es ingresar en Izquierda Unida» porque según ellos IU es infinitamente
más democrática» y comparativamente, sus militantes son menos electoralistas,
la conciencia de clase está más aferrada, los principios están más firmemente
sujetos». Esto sin sonrojo alguno. Como se ve, los debates en REM no han sido
como arrebatar a estas formaciones sus militantes y traerlos hacia posiciones
revolucionarias, sino discutir cual de las dos es mejor para realizar entrismo.
Como resultado lo que ha obtenido REM es un nuevo fracaso, una nueva riña
interna, y nuevas escisiones como La Maza.
831
También vemos ese concepto «antiimperialista sacado del tercermundismo
donde se considera al reformismo del socialismo del siglo XXI «movimientos
emancipatorios de la nación» de «un carácter antiimperialista», como
así «mostrarían los ejemplos de Latinoamérica o el Congo», ¡felicitamos a la
dirección de La Maza por el exhaustivo estudio que deben haber hecho de la
economía del régimen del Congo!» –nótese la ironía–.
Aunque por encima de todo, es inevitable destacar las flores y el seguidismo que
vierten hacia el feminismo, al cual consideran como «uno de los principales
motores del cambio de valores que opera en la sociedad», pidiendo que «uno de
los objetivos de la lucha feminista» sea «acabar con esas políticas neoliberales y
patriarcales», como vemos, el entrismo en Podemos durante años ha acabado
por hacerles mella.
Grupos eclécticos los hay y los ha habido a pares y no tienen que enseñar nada a
nadie. Tenemos hoy al Partido de Trabajo Democrático (PTD) que le hace el
juego a Podemos, de su entrismo solo saldrá su disolución en él, como ocurre
siempre, véase el trotskismo o la antigua ORT y su final deshonroso en el PSOE.
Estos grupos acaban matándose en una lucha fraccional como la que acaba de
sufrir Podemos con las salidas del grupo de Errejón y ahora con los
anticapitalistas, y esta es la conclusión normal como advertíamos desde su
fundación en 2014, porque son eclécticos sin principios sólidos. A los líderes de
este tipo de grupos republicanos no les pidáis análisis muy extensos sobre temas
concretos del pasado o presente, no le exijáis deslindar los campos que
diferencian un comunista de un revisionista ecléctico. Eso sí, su solución a todo
es «república, república y república», eso sí, siempre «al servicio del pueblo».
Un grupo que se autodenomina «republicano» y va a la zaga de una
organización que escamotea la cuestión republicana como Podemos, es a la vez
832
cómico y trágico. REM pretende reflotar el barco de Podemos en un momento
en que todos los marineros se han tirado por la borda, y donde el proyecto no
aspira a convertirse un transatlántico que vaya en cabeza hacia las aguas nunca
conocidas, sino una pequeña flotilla con un almirante como Iglesias que
merodea sin rumbo, a la deriva, mientras su único papel es ser consorte del
sanchismo del PSOE, que es realmente el buque insignia del gobierno actual y
los conduce a las aguas de la socialdemocracia, bien conocidas por todos.
Ahora algunos prometen desde REM que se han vuelto un partido «marxista-
leninista». Su último congreso de 2019 bien podría pasar por el que ha realizado
el PCE (m-l) por el número de escuetas explicaciones y abundante formalidad
donde se dicen obviedades o no se argumentan sus posicionamientos de dudoso
acierto.
833
resolución ni siquiera hacen un intento de distinguir entre las diversas
corrientes del feminismo, asumen idealistamente que el feminismo es un
movimiento conjugable con el marxismo, incluso parte del mismo, y que, por
ende, es anticapitalista. A golpe de subjetivismo, borran de un plumazo el
propio carácter histórico del feminismo.
Solo hay que ver el seguidismo que han dedicado en Murcia hacia la cuestión del
«pin parental» firmando junto a otras organizaciones revisionistas diversos
manifiestos donde se han tragado por completo el relato del PSOE/Podemos
sobre la educación y sus necesidades, y por ende aceptar las posiciones de una
corriente pseudocientífica como el feminismo hegemónico, el cual pretende bajo
el caballo de troya de los «derechos humanos», institucionalizar su ideología
idealista-subjetivista en el ámbito educativo, judicial, legislativo, etc. Todas las
formaciones políticas de derecha e izquierda dicen desear una educación
científica en España. Pero REM no han explicado como presuntos comunistas
que eso no existe ni puede existir bajo dominio del capital, no han explicado el
estado de la educación actual y por encima de todo, no han dejado claro que ni
el reaccionarismo clerical de Vox ni el feminismo posmoderno de Podemos son
conjugables con una educación basada en valores científicos.
En materia de cuestión nacional, hemos visto a REM como sin pasar vergüenza
permite al revisionista Carlos Cámara llegar a presentar el modelo chovinista y
revisionista de la Yugoslavia de Tito como ejemplo a seguir para España,
argumentando como dicho modelo sería una unidad que fortalece a los pueblos.
Olvida no solo que el régimen titoista fue condenado por Stalin o Hoxha por su
vinculación político-económica al imperialismo, sino que los datos y el tiempo
les darían la razón sobradamente. Veamos algunos datos de los últimos años de
vida de Tito y de los últimos años del moribundo régimen que son contrastables
por cualquier fuente favorable o desfavorable. En 1978 había más de un millón
de personas sin trabajo era una tasa de desempleo de cerca del 12%, una que en
1984 ascendía ya al 15%. Para 1980 había una deuda respecto a los
imperialismos occidentales de cerca de de 20.000 millones con un 21% de los
ingresos destinados a la deuda, siempre siguiendo fielmente los consejos y las
reformas pedidas por el FMI. Al llegar el año 1984 el nivel de inflación
alcanzado fue del 64%, que en 1989 alcanzaría la insoportable cifra de más de
350%. El número de huelgas que en 1980 asoló el país fue de 247, afectando a
unos 13.000 trabajadores, para 1988 ascenderían a 1.851 afectando
aproximadamente a unos 386.000 trabajadores. El nivel de emigración sobre
todo destinada a países occidentales llegó en 1978 a 1,3 millones de personas,
siendo más del 50% de ellos menores de 30 años. En la cuestión nacional,
quizás la piedra angular de la propaganda titoista, estaba lejos de solucionarse,
existiendo un desequilibrio brutal entre regiones como Serbia y Eslovenia
respecto a Macedonia, Bosnia o Kosovo en materia de desempleo,
industrialización, analfabetismo, etc., un modelo basado en una competencia
feroz entre repúblicas sazonadas de un nacionalismo rampante. El titoismo no
permitió en ningún momento el derecho de autodeterminación, es más,
aplastaría por la fuerza toda manifestación de autonomía como ocurriría en
Kosovo en varias ocasiones.
834
En dicho nuevo congreso de REM tampoco hay un análisis pormenorizado de la
historia del movimiento obrero nacional e internacional para que el público
observe si han evolucionado en su devoción hacia las figuras y experiencias
revisionistas. La única carta que juegan estos líderes es la fe de los incautos
sobre las promesas de que ellos son revolucionarios y han superado sus antiguos
errores y vacilaciones. Pero dado que los marxistas no somos creyentes, no
hacemos actos de fe, queremos pruebas materiales. No vemos ese cambio
cualitativo prometido.
835
cumpliendo con el requisito de llevar a cabo una formación ideológica interna
efectiva si solo se pone a ello cuando el resto de compañeros insisten día y noche
en que dedique tiempo a elevar su deficiente nivel ideológico. No podemos
considerar comunista a quien no ha entendido la importancia de la lucha contra
el oportunismo en el movimiento obrero, a quien no estudia la historia presente
y pasada del movimiento comunista nacional e internacional, a quien acepta
mitos y no investiga por cuenta propia, sino que acepta lo que otros le afirman
sin argumentaciones, a quien condena una rama revisionista, pero al momento
rehabilita otra diferente –sea esta corriente más apegada al reformismo o al
anarquismo–. No podemos considerar de los nuestros a quien se niega a asumir
sacrificios –según sus posibilidades– en el trabajo práctico para ligarse a las
masas y popularizar nuestra visión comunista, a quien hace de la disciplina un
chiste. No podemos dejar de mirar con sospecha a quien repite el eslogan de la
«crítica y la autocrítica», pero en cuanto las críticas de los compañeros apuntan
hacia su persona, hace gala de un orgullo personal mal entendido que lastran su
propio desarrollo, así como el de su grupo. Del mismo modo, está lejos de
nosotros quien confunde la visión marxista sobre la cuestión de género con el
llamado feminismo –aunque se le acompañe de la coletilla «de clase»–, o quien
en la cuestión nacional cae en el chovinismo de uno u otro nacionalismo y desea
imponer soluciones por la fuerza a los pueblos. Claro es, que no podemos
considerar comunista a quien en sus análisis internacionales cae de una forma u
otra en tesis tercermundistas, apoyando a un bloque imperialista o
considerando «antiimperialista» a regímenes nacionalistas-burgueses
vinculados a uno o varios imperialismos. Podríamos seguir recordando hasta el
día del juicio final perogrulladas que distinguen a un comunista de su
caricatura, y seguir citando situaciones que resultan familiares a nuestros
lectores, pero creemos que es más que suficiente.
Por ello es del todo estúpido teorizar que los comunistas deben absorber
automáticamente las escisiones que se dan y se seguirán dando en estas
agrupaciones. Todo lo contrario: se debe tener especial cuidado, ya que la
mayoría de sujetos que abandonan estas organizaciones lo hacen por cuestiones
personales o por cuestiones ideológicas mínimas que no le llevan a una ruptura
plena con el lugar de donde proceden. Por consiguiente, si esos sujetos son
conscientes, o lo acaban siendo pronto, del carácter reaccionario de la dirección
de esos partidos y organizaciones, no durarán mucho dentro de ellas, pero esto
no quiere decir que puedan estar «libres» de todo resquicio heredado durante
largo tiempo allí. Esto significa que, si realmente han roto con ellas por
cuestiones de principios ideológicos, tendrán que autocriticarse sin
sentimentalismos que valgan y adherirse finalmente, a la línea comunista sin
excusas de ningún tipo. Si no es así, solo podemos decir que no pasarán nunca
de ser, a lo sumo, meros simpatizantes y, quizá, de aliados en alguna cuestión
determinada de los comunistas, pero nada más.
836
veces lo acompañan de un socialismo vago, pero si a las cosas no se les da una
identidad ideológica, es pura fraseología, vacío de contenido. El problema es
que hay mucho pseudointelectual que se define republicano pero no sabría
darle forma a esa imagen más allá de generalidades, solo sabe repetir que no
es monárquico, denuncia la corrupción, incluso liga dicho fenómeno a la
monarquía, a veces incluso dice negar el liberalismo, pero no se da cuenta que
la república –y nosotros la hemos tenido de ese tipo–, puede ser liberal,
socialdemócrata pero burguesa al fin y al cabo, y esta gente con la falta de
clarividencia ideológica que tiene, no puede aspirar a otra cosa. Estos pecan
de ignorancia, pero luego los hay otros mucho más descarados en sus
planteamientos, que hasta parecen conscientes de sus necedades. El otro día
fui a una reunión del Ateneo Republicano, y no me fui de casualidad. En estos
sitios oigo unas cosas de alucinar. Allí les dije «Pero ¿qué es esto de República?
¿Qué república? ¿República a secas?». Y me contestan: «No, es una república
feminista y social». Yo le contesté centrándome en lo segundo y obviando lo
primero, «Vamos a ver... una república «social» también se denominaba la
República de Mussolini en Italia». No salen de ahí. No tienen ni idea. Además,
que era para la presentación de un libro de un personaje de lo más
reaccionario que parece ser que su única virtud era la inteligencia empleada
para salir vivo de nuestra guerra. Le hice la crítica al que lo presentaba y me
dijo que era «interesante». Él era muy mayor, y estaba orgulloso de ser un
republicano con planteamientos de derechas, la sala ni se inmutaba. Me dejo
alucinado. En otra charla de Nociones Comunes, que son unos «podemitas»,
un señor muy «ilustrado» llego a decir que el «Manifiesto Comunista» de
Marx y Engels era una obra menor... Y le contesté que si no fuese por dicha
obra no habría comunistas. ¿Qué esperan que se vaya con el «18 Brumario de
Luis Bonaparte» a un currante con las manos llenas de callos y polvo del
cemento? Un idiota, y tristemente, en estos sitios así, mil». (Comentarios y
reflexiones de José Luis López Omedes a Bitácora (M-L), 2019)
837
todos los demás países–; ha pasado a ser el segundo país industrial del mundo
–el primero de Europa–, y dentro de poco será también el primero del mundo;
ha dado el bienestar a los campesinos, y hoy tiene un ejército, el glorioso
Ejército Rojo, que se hace respetar por el mundo entero». (José Díaz; La
España revolucionaria; Discurso pronunciado en el Salón Guerrero, de
Madrid, 9 de febrero de 1936)
Por eso es necesario combatir a los que Lenin calificaba como demagogos que
querían atraerse a las masas en base a sus vicios –como es en España el
republicanismo en abstracto–:
«Los demagogos son los peores enemigos de la clase obrera. Son los perores,
porque excitan los malos instintos de la multitud y porque a los obreros
atrasados les es imposible reconocer a estos enemigos, los cuales se presentan,
y a veces sinceramente, como amigos. Son los peores, porque en este período
de dispersión y vacilaciones, en el que la fisonomía de nuestro movimiento está
aún formándose, nada hay más fácil que arrastrar demagógicamente a la
multitud, a la cual podrán convencer después de su error sólo las más
amargas pruebas». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; ¿Qué hacer?, 1902)
Por último:
838
Con esta cita pretenden justificar el que los partidos oportunistas cierren filas y
no acepten críticas de fuera ni de dentro, cosa que tampoco era la intención de
Pi y Margall como se ve si uno lee su obra. En ella, crítica a los republicanos que
no entendían que estar en una «discordia permanente» donde llegan a
combatirse como «los más encarnizados enemigos», pero «sin que los separare
cuestión alguna de principios», es una pérdida de energías. A la vez critica la
desconfianza que llevaría a algunos a entregar «a generales enemigos las fuerzas
de la República» perdiendo el poder. Fustigaría también, que ante la
desmoralización y deserción de algunos federalistas-republicanos, se
pretendiese reflotar el partido aceptando a algunos progresistas que no querían
seguir a Sagasta pero que no habían renegado de su «idea de república unitaria
que, como tantas veces os he dicho, no es más que una de las fases de la
monarquía». Por tanto, Pi y Margall lejos de disparar las diferencias ideológicas,
creía que estas eran muy importantes, lo que había que combatir era la
discordia por cuestiones mezquinas como meros personalismos como insiste
una y otra vez, como así también el dedicar más tiempo del debido a cuestiones
menores. En otra ocasión contra los «republicanos unitarios» y los intentos de
fundar el partido bajo ideales forzosamente dispares, dijo:
839
el tema ideológico, los republicanos olvidan como decíamos, que el propio Pi i
Margall comentó que:
840
republicano pequeño burgués –como tienen en mente los grupos marginales
republicanos– pero al menos tienen la decencia de luchar por él como se ve en
sua programaa y consignas. El otro solo muestra tal republicanismo en círculos
cerrados y en frases de cara a la galería, nos referimos a los «grandes partidos»
con presencia en el poder parlamentario, municipal, regional e incluso
gubernamental. Estos ocultan o relegan ese republicanismo al haberse adaptado
al juego democrático-burgués en el actual sistema monárquico-parlamentario
con el fin de no poner en peligro sus cuotas de poder –como ocurre con
Izquierda Unida y sobre todo Podemos–. Aludiendo la clásica excusa de que
«ahora no toca plantear dicha cuestión» también rechazan revertir la situación
con un hondo trabajo de agitación y propaganda. En cuanto a federalismo,
suelen aceptar en teoría «el derecho a decidir» de los pueblos, pero adoptan una
postura ambigua sobre el derecho de autodeterminación, teorizan que el
derecho a decidir le corresponde no a la región oprimida sino a toda España, y
normalmente esquivan el condenar la los abominables actos reaccionarios y
chovinistas de partidos como PP-PSOE, aceptan acatar la ley constitucional y
condenar los actos de rebeldía de las naciones oprimidas. En cuanto a
socialismo, la mayoría han rechazado esa palabra, aceptan la «economía de
mercado» como su nuevo becerro de oro, y si no es así, su modelo de socialismo
es más cercano a las recientes y fracasadas experiencias reformistas del
«socialismo del siglo XXI» que tampoco tienen nada que ver con el socialismo
marxista. Tampoco se atinen a los consejos de Pi y Margall de utilizar los medios
legales e ilegales para luchar por la república pues creen hondamente en el juego
parlamentario burgués, mientras el barcelonés repetía que «cansado estoy de
repetir que no creo que por las vías legales pueda llegarse a la República. Por el
Parlamento no se llega aquí ni siquiera a un mal cambio de Gabinete». A esto un
iniciso. La historia ha demostrado que efectivamente se puede llegar a la
repúblicas democrático-burguesa, pero suele pesar mucho más el trasfondo de
movilizaciones y protestas como en la España de 1931 y no las meras
intenciones o reformas parlamentarias de los políticos, habiendo sido dicha
república como la definían los comunistas de entonces: una medida desesperada
de las clases explotadoras para lavarle la cara a su antiguo régimen, dando
algunas concesiones para calmar los ánimos pero permaneciendo en el poder los
mismos de antes. De otro modo ese tránsito «relativamente pacífico»
parlamentario de monarquía a república no se suele producir, pues no se
produce jamás un cambio en la forma de dominación política si la burguesía no
ha calculado previamente que le va a resultar beneficiosa y/o se ve forzada por
unas circunstancias sociales efervescentes… como fue la transición del fascismo
a la monarquía democrático-parlamentaria en España de 1975.
841
por la palabra «revolución». (Friedrich Engels; Carta a Eduard Bernstein, 22
de febrero de 1882)
Se sabe de sobra que esto era consecuencia de un oportunismo y/o de una falta
de formación ideológica seria.
«La polémica contra los renegados sobre los principios del marxismo-
leninismo de uno u otro país no es una injerencia en los asuntos internos, ni
supone provocar la escisión en la unidad, sino que supone el camino abierto de
la lucha de clases para la exposición del revisionismo, para la defensa del
marxismo-leninismo y el fortalecimiento del internacionalismo proletario.
Esto ayuda a los comunistas y revolucionarios a distinguir la verdad de la
falsedad, ya que se actúa de manera abierta y se llama a las cosas por su
nombre. La polémica abierta no deja a los revisionistas un solo momento en
paz e impide la realización de su trabajo traicionero. (...) Los partidos
marxistas-leninistas llevan en la teoría y la práctica de una lucha aguda e
implacable para el fortalecimiento del internacionalismo proletario, contra
cualquier distorsión revisionista. Sólo de esta manera, basada en el marxismo-
leninismo, la causa de la clase obrera, la revolución y el socialismo puede ser
llevada a la victoria». (Leonora Simo; El internacionalismo proletario se
fortalecerá en la lucha contra las concepciones y prácticas revisionistas, 1978)
842
traición al internacionalismo proletario. Bajo cubierta de la llamada «lucha
contra el culto de la personalidad», Jruschov proponía, en esencia, adjudicarse
carta blanca para justificar por adelantado los ataques contra los verdaderos
marxista-leninistas, con objeto de que payasos y charlatanes como él,
pudieran actuar y adquirir autoridad como dirigentes y ejercer su influencia
en los partidos hermanos. (...) Jruschov, que pretendió enterrar el prestigio de
Stalin y los principios revolucionarios del socialismo científico, abrió en el XX
Congreso el foso en el que él mismo ha sido ya enterrado políticamente y en el
que igualmente serán enterrados sus sucesores y todos los revisionistas
contemporáneos que les apoyan, entre los que se encuentra en primerísima fila
Santiago Carrillo». (Elena Ódena; Febrero de 1956: Celebración del XX
Congreso del PCUS, 1966)
También el PCE (m-l) se batió contra el castro-guevarismo, que no solo era una
variante revisionista más, sino que tenía el pronunciado rasgo de conciliar con
casi cualquier variante revisionista:
843
En esa situación no podían por menos de surgir, en la lucha entre el
revisionismo moderno y el marxismo-leninismo numerosas actitudes
centristas, eclécticas y neutrales. Es típico, en este sentido, el caso de Fidel
Castro, revolucionario pequeño burgués, que se pasó, en un momento de
radicalización, a posiciones comunistas de palabra. Fidel Castro en la
polémica sobre la línea general del movimiento comunista internacional
adoptó en principio una posición de no «alineamiento» que, de hecho, se ha
traducido en una capitulación ante el chantaje revisionista soviético. (…) El
propugnar esa posición de neutralidad ideológica equivale a desarmarse en el
terreno de la lucha de principios. Y el abandono de esa lucha conduce, tarde o
temprano, a la degeneración revisionista. Sin una lucha encarnizada,
implacable, contra el revisionismo jruschovista, tanto en el plano nacional
como internacional, no es posible a ningún partido ni organización
revolucionaria mantenerse firme en la lucha contra el imperialismo y contra
la reacción interna. Es también errónea la creencia de aquellos que piensan
que esta lucha puede llevarse a cabo suavemente, sin violencias verbales. Los
comunistas deben decir siempre la verdad, llamando al pan pan y al vino vino.
El único nombre que debe dársele a la traición es el de traición». (Partido
Comunista de España (marxista-leninista); Adulteraciones del equipo de
Santiago Carrillo, 2ª edición, 1967)
«La deuda exterior cubana se eleva a unos 3.000 millones de dólares (…)
Contraída con diversos bancos de países imperialistas occidentales y con los de
la URSS y países del CAME. (…) Desde el mes de marzo pasado, están teniendo
negociaciones entre el gobierno de Fidel Castro y un comité de bancos
occidentales, coordinados por un banco francés, para aplazar los plazos y
renegociar la deuda. El montaje de los créditos que se están renegociando,
asciende a 800 millones de dólares, de los 400 corresponden a bancos de
Francia, Alemania, Japón, España y otros países occidentales y otros 400 a
bancos de la URSS y países del CAME. (…) Lo que se deduce de todo ello: 1) El
carácter de la economía cubana de capitalismo de Estado, con algunas
apariencias socialistas, endeudada con los países revisionistas y occidentales,
que sufre una crisis capitalista y una dominación imperialista, por parte de la
URSS principalmente, lo que conduce a la explotación y al empobrecimiento de
los trabajadores cubanos y a graves desequilibrios en el desarrollo
económico –orientado a la producción de azúcar y otras materias primas–. 2)
El carácter imperialista de la URSS que, como en este caso utiliza los créditos y
la exportación de capitales para someter a los países dependientes como Cuba,
imponiendo las mismas condiciones y llevando a cabo la misma actuación que
el capital financiero occidental. 3) Este endeudamiento se acompaña de
presiones políticas, por parte de los países imperialistas, para llevar a cabo su
expansionismo en Centroamérica. El endeudamiento cubano es uno de los que
explican la actuación del régimen de Fidel Castro en Centroamérica, como
peón del socialimperialismo soviético, al mismo tiempo que apoya iniciativas
como la de Contadora, instigada por el imperialismo yanqui y apadrinada por
los gobiernos de países europeos como España. Igualmente el envío de
mercenarios cubanos donde lo necesita el expansionismo soviético, como en
África, concretamente en Angola, Eritrea y Etiopía entre otros. Esto confirma
844
que solamente la independencia económica, política y militar de las dos
superpotencias imperialistas, pueden asegurar la soberanía nacional y la
construcción del socialismo, tras la revolución. Evidentemente este no es el
caso de la Cuba revisionista». (Vanguardia Obrera; Nº 442, 1983)
Elena Ódena criticó fuertemente sus teorías como la de los tres mundos:
«Tampoco existe, como fuerza independiente, ese supuesto «tercer mundo» del
que hablan los revisionistas chinos refiriéndose a los países menos
desarrollados, sino que todos ellos, de uno u otro modo, se encuentran dentro
de un sistema socioeconómico, o bien imperialista, neocolonizados por el
imperialismo yanqui o por una de las otras potencias imperialistas de Europa,
o bien bajo el dominio socio-económico, en uno u otro grado, de la Unión
Soviética. Nosotros comunistas, si bien debemos explotar esas contradicciones
entre los distintos bloques y entre las potencias imperialistas en beneficio de
nuestra lucha revolucionaria, no debemos sin embargo centrar nuestra
atención en torno a ellas, ya que lo fundamental en estos momentos es
desarrollar la acumulación de fuerzas revolucionarias, fomentar la lucha de
nuestra clase obrera y de nuestro pueblo, reforzar y desarrollar el partido
marxista-leninista, y preparar la revolución». (Elena Ódena; El imperialismo
y nuestra lucha actual, 1982)
845
costa de los pueblos hubiera encontrado una justificación «tercermundista»
fabricada por los gobernantes chinos. (...) Existe hoy una tercera potencia
aspirante a superpotencia, cuyos dirigentes han convertido a su vez a China en
un Estado socialchovinista, rabiosamente nacionalista». (Elena Ódena; Iº
Conferencia antiimperialista de los pueblos de España, 15 de diciembre de
1979)
«Es evidente que el carácter de nuestra solidaridad no puede ser «neutro». Tal
«neutralidad» no existe, ni puede existir mientras existan intereses
contrapuestos de las distintas clases sociales que pugnan políticamente en
Nicaragua. (…) Apoyamos particularmente al MAP/ML, partido que defiende
los intereses de la clase obrera, que asume posiciones consecuentes
antiimperialistas y que trata por hacer avanzar la lucha revolucionaria sobre
la base de principios marxista-leninistas». (Vanguardia Obrera; Nº513, 1985)
Destacable fue la lucha del PCE (m-l) en aquella época contra el trotskismo.
Algunos folletos como «Las posiciones políticas y organizativas de los
fraccionalistas trotskistas» de 1965 o «¿Marxismo-leninismo o trotskismo?» de
846
1969 ejemplifican bien la lucha del PCE (m-l) contra el trotskismo de aquel
entonces, téngase en cuenta que en estos documentos todavía se nota la
influencia del maoísmo en la organización. Los grupos principalmente
dominados por el trotskismo, por sus características intrínsecas de libertad de
fracciones y sus tácticas de realizar «entrismo» en otras organizaciones de
mayor influencia y la libertad, tarde o temprano caían en la conciliación con
otros «revisionismos mayores», dejándose asombrar por su gran poder e
influencia. F. Guadarrama en su artículo: «Los trotskistas, quintacolumna del
revisionismo carrillista», criticaba que:
Las tesis del trotskismo internacional también harían mella en grupos como el
Movimiento Comunista de España (MCE). En especial es de reseñar la denuncia
de la mala comprensión en las alianzas del trotskismo, negando el papel
específico del campesinado y teniendo en cambio una inclinación por la
«violencia revolucionaria» basada sobre todo en un terrorismo individual, lo
que es de un franco aventurerismo:
847
«Pretender luchar seriamente contra la dictadura franquista y sus aliados
yanquis sin movilizar a todas las fuerzas objetivamente revolucionarias y de
importancia cualitativa y cuantitativa decisiva –como es concretamente el
campesinado–, es puro aventurerismo. (...) Ahora bien, si bien los trotskistas
no niegan abiertamente la necesidad de la revolución violenta, e incluso en
algunos casos pretenden propugnarla, en sus absurdos esquemas no entra en
modo alguno la cuestión de la movilización de las masas para la lucha armada
y la guerra popular. De ahí su actitud hostil a la formación de un verdadero
frente revolucionarlo y patriota basado en la alianza obrero-campesina y de
las demás fuerzas populares y trabajadoras. Tal es el caso del llamado Partido
Comunista Internacional de innegable tendencia trotskista». (Partido
Comunista de España (marxista-leninista); Cuadernos marxista-leninistas,
suplemento a «Revolución Española»; Contra la dictadura fascista y la
dominación yanqui; Forjemos el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota
(FRAP), 1971)
En cambio, a la muerte de Elena Ódena en 1985, el PCE (m-l) liderado por Raúl
Marco ha sido y es condescendiente con todo tipo de revisionismos que
antiguamente se combatían desde el partido. La línea de demarcación en lo
internacional entre marxistas y oportunistas fue borrada de un plumazo, en lo
interno y externo.
848
siguen los dirigentes de la actual Unión Soviética capitalista e imperialista».
(Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)
Todos los partidos oportunistas, incluido los maoístas, pese a su verborrea sobre
la lucha contra el revisionismo, rehabilitaron al revisionismo soviético con este
tipo de teorías que justificaban a la dirección soviética del PCUS como
internacionalista e incluso socialista. Esto puede verse en el Movimiento
Comunista de España (MCE), o en el también ultraoportunista Partido
Comunista de España (Reconstituido) que llegó no solo a apoyar a la URSS de
Brézhnev sino también la Perestroika de Gorbachov. Raúl Marco, ensuciaría las
siglas del PCE (m-l) rehabilitando vergonzosamente a una corriente contra la
que precisamente el PCE (m-l) nació combatiendo.
«El precio del renovado apoyo soviético fue una cierta descentralización de la
toma de decisiones económicas y la introducción de una gama limitada de los
mecanismos de mercado. Desde el comienzo de los años setenta, los dirigentes
cubanos trataron de reformar las estructuras económicas y políticas de Cuba
para dar cabida al nuevo modelo. (...) Las reformas que siguieron en la
primera mitad de la década los setenta en Cuba iban en consonancia con la
línea de la Unión Soviética, bajo la cooperación de numerosos asesores
soviéticos se reestructuraron los organismos y empresas económicas de Cuba.
Una Comisión soviético-cubana se creó en diciembre de 1970 para coordinar el
uso de la ayuda soviética, y dos años más tarde, Cuba se convirtió en un
miembro de pleno del mercado común del bloque soviético, el CAME –Consejo
de Ayuda Mutua Económica–. Un nuevo sistema de gestión económica se
estableció progresivamente en los años setenta, y estaba en pleno
funcionamiento a finales de la década. Se introdujeron un cierto grado de
responsabilidad financiera, la rentabilidad, así como la introducción de una
amplia gama de incentivos materiales. (...) Fidel Castro no fue parco en sus
ataques a la excesiva centralización en la planificación económica, a los
administradores de la empresa se les dio mayor poder de toma de decisiones a
nivel de las empresas individuales». (Sebastian Balfour; Castro, 1990)
849
A finales de los 80 Raúl Marco rehabilitó el castro-guevarismo siguiendo los
pasos de otros partidos que iban degenerando, y que, además, aprovechando
este giro procubano se granjeó la confianza de intelectuales, pequeño burgueses
y algunos viejos exmilitantes que se habían separado del PCE (m-l) y que ya
naufragaban por el socialdemocratismo y simpatizaban con el tercermundismo.
Véase el capítulo: «La rehabilitación de corrientes y elementos revisionistas
superados: el castrismo y el tercermundismo» de 2020.
«Entre tanto, según lo he dicho más arriba, Raúl Marco impulsó la creación
del colectivo comunista Octubre, que publicaba un boletín con esa misma
denominación y con el que colaboré durante unos años. En ese periódico
salieron, entre 1991 y 1993, mis artículos. (…) En 2006 el colectivo Octubre y
otras organizaciones se funden en una nueva entidad, que retoma el nombre
«PCEml», aunque teniendo como órgano precisamente Octubre para marcar
así la continuidad con el mencionado colectivo, a su vez emanado de la última
escisión del viejo PCEml, la de 1991. Por mi parte, sin compartir
necesariamente sus ideas, he deseado y sigo deseando éxitos a ese nuevo
PCEml. Al margen de los dogmas, podemos converger en bastantes cosas: la
bandera tricolor y la República; la defensa del socialismo cubano y del proceso
de transformación social venezolano». (Lorenzo Peña; Amarga juventud: Un
ensayo de egohistoria, 2010)
Este es el caso también de gente como Carlos Hermida que pese a su aura de
historiador comunista realmente es conocido por sus odas históricas al
revisionismo del siglo XX en sus documentos.
Gran parte de los pequeños articulillos del actual PCE (m-l) versan en una
lacayuna propaganda hacia el revisionismo cubano:
850
«La reanudación de las relaciones diplomáticas es un hecho muy importante
para ambos pueblos, pero eso no significa que Estados Unidos haya
renunciado al objetivo de acabar con la revolución socialista. (...) El PCE (m-l),
que siempre ha denunciado la injerencia estadounidense y ha mostrado su
solidaridad con la revolución cubana, se congratula de esta victoria del pueblo
cubano, que es la victoria de todos los pueblos del mundo que luchan contra el
imperialismo». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Nº78,
Cuba una derrota del imperialismo estadounidense, 2015)
Esto tiene el mismo sentido que cuando las entrevistas de Nixon y Mao eran
recibidas por los maoístas más fanáticos del mundo como «una evidencia del
triunfo de la política del Gran Timonel, y del fracaso del imperialismo yankee».
Una ridiculez más.
La actual dirección del PCE (m-l) aprovechó la muerte del revisionista Fidel
Castro para agradecer al gobierno cubano por ser «ejemplo a seguir para los
pueblos de América Latina» y haber «recuperado la soberanía nacional»:
«Hoy la defensa del revisionismo cubano deja en ridículo todavía más a sus
tristes defensores. Los dominados por el falso mito de la «Cuba socialista» nos
intentan argumentar que las reformas en Cuba, entre ellas la implementación
del «cuentapropista», la «autogestión» o la masiva entrada de capital
extranjero en la economía son reformas «dentro del marco del socialismo» y
reformas necesarias. (...) Los planteamientos sobre la búsqueda de la
«rentabilidad económica» o la «descentralización» en la economía, son
eslóganes que ya llevan presentando los economistas cubanos desde ni se sabe,
y que ni siquiera se diferencian formalmente de los argumentos del
revisionismo soviético o chino cuando han introducido reformas económicas
similares. Estos eslóganes en realidad ya habían sido puestos en práctica
muchas décadas antes, cuando las reformas económicas cubanas de los
setenta fueron al son de las introducidas en la Unión Soviética de Leonid
Brézhnev. (...) La Habana estuvo adherida –sin fisuras– a las teorías
económicas y política económica desarrollada por el jruschovismo-
brézhnevismo –sus teorías hoy prevalecen en el Partido Comunista de Cuba y
no sólo en el ámbito económico–». (Equipo de Bitácora (M-L); El revisionismo
del «socialismo del siglo XXI», 2013)
851
«Cuando [Fidel] habla de la posibilidad de nuevas guerras, el dirigente cubano
comenta que existen dos bloques más o menos diferenciados al que hace
mención –Rusia y China de una parte, y Estados Unidos y la Unión Europea
de la otra–, ambos con sus respectivos países lacayos y aliados, pero no es
verdad lo que quiere hacernos creer que solo un bloque imperialista –el
estadounidense– supone una amenaza contra los pueblos para su
independencia estatal, para su soberanía económica y una amenaza para la
paz mundial. Los países líderes de estos bloques no albergan contradicciones
antagónicas entre un bloque imperialista y otro antiimperialista, sino que se
trata de contradicciones interimperialistas entre bloques imperialistas
competidores. Aunque como decimos tampoco es que el líder cubano haya
mostrado alguna vez tener los conocimientos teóricos como para saber
discernir tal cuestión. Fidel Castro en el siglo pasado fue el gramófono del
socialimperialismo soviético al que estaba ligado económicamente cuando éste
se encontraba en pugna contra el otro bloque imperialista liderado por los
Estados Unidos; y ahora lo es de los países imperialistas a los que está atado
igualmente, no deberíamos molestarnos en saber si Fidel Castro realmente se
da cuenta o no del carácter imperialista de los países a los que hace
propaganda, sino que nos basta con el hecho de que comete tal felonía.
Además, el mensaje de los revisionistas cubanos significa una arenga al
proletariado mundial al basar sus esperanzas de mantener la paz en la
dirección de las clases burguesas de los países imperialistas competidores del
imperialismo estadounidense, algo erróneo a todas luces. (...) ¿Para más inri,
alguien ha visto acaso a Castro u otro representante del gobierno cubano
condenar los lineamientos ideológicos antimarxistas del revisionismo moderno
del llamado «socialismo del siglo XXI», que además son países inundados por
las multinacionales y los proyectos con potencias imperialistas? Nadie».
(Equipo de Bitácora (M-L); Crítica a la última broma de Fidel Castro en el 70
aniversario de la victoria soviética sobre el fascismo, 2015)
¿Es permisible decir que Cuba es antiimperialista o una neocolonia más del
engranaje imperialista?:
852
«mejores condiciones». (Equipo de Bitácora (M-L); Reflexiones sobre el VIIº
Congreso del Partido «Comunista» de Cuba y su línea económica, 2016)
El actual PCE (m-l) lejos de apoyar los análisis del antiguo PCE (m-l) o de su
aliado el Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista, en sus últimas
publicaciones ha publicado toda una serie de retahílas para justificar al extinto
régimen revisionista de la Alemania Oriental o también conocida como
República Democrática Alemana (RDA). En su artículo «Mito y realidad de la
caída del Muro de Berlín», un nostálgico del revisionismo soviético Marcial
Tardón nos dice desde las tribunas de «Octubre»:
Los obreros y los campesinos huían del presunto «gobierno de los obreros y
campesinos». ¿Por qué? ¿Debido a que habían tenido suficiente del socialismo
como la propaganda occidental anunciaba? No, los miles y decenas de miles
que se marcharon de la RDA a finales de los 50 y principios de los años 60 no
eran personas enemigas del socialismo. Los capitalistas y los gerifaltes nazis
ya habían huido mucho antes, es decir, cuando vieron que en la clase obrera de
la RDA había conseguido el poder político, que el socialismo se estaba
erigiendo.
853
Aust; ¡Abajo el muro!; En el 15 aniversario del muro de la vergüenza en
Berlín, agosto de 1976)
Lo que para el PCE (m-l) actual y revisionista, la RDA era una economía de
resultados ejemplares gracias presuntamente al:
854
monopolista tiene lugar una lucha constante por acceder a posiciones de poder
y por tanto a mayor parte de las ganancias y a mayor control sobre los medios
de producción. De ahí que entre las líneas de las diferentes empresas se ve el
incremento de una competencia cada vez más feroz. El ingreso entre los
nuevos capitalistas de la RDA es de hasta 10:1 respecto a los salarios de los
trabajadores. Ellos tienen sus vías para acceder al dinero y los productos
occidentales, sus propios hostales de primera clase y sus casas de reposo. Ellos
además viven en villas de lujo, tienen sus chalets en áreas preferentes de áreas
protegidas, operan bajo sus propios clubes, que no permiten el paso a la gente
trabajadora, pueden ir a Occidente, sus hijos están en una educación
preferente, etc». (Partido Comunista de Alemania/Marxista-Leninista;
Programa, 1978)
855
lucha de poder entre corrientes revisionistas. Veamos un ejemplo de algunas
de ellas. (...) Las tesis que Stalin combate en su libro de 1952: «Problemas
económicos del socialismo en la Unión Soviética», ¡son las tesis que Jruschov y
cía. introdujeron! La reforma de Kosygin de 1965 trajo nuevas teorías y
prácticas o institucionalizó algunas que se habían venido practicando desde
los años de Jruschov como plantear la rentabilidad por encima de todo, dar
mayor autonomía a las empresas, o dar el poder a los directores de empresa
de manejar los fondos a su antojo e incluso despedir trabajadores». (Equipo de
Bitácora (M-L); Algunas cuestiones económicas sobre la restauración del
capitalismo en la Unión Soviética y su carácter socialimperialista, 2016)
Durante el artículo del PCE (m-l) se trata de destacar las bondades del régimen
de la RDA y explicar su «contexto internacional complicado», pero le
recordemos que la Albania de Enver Hoxha tuvo un contexto mucho más difícil
y aún así no vendió su ideología ni su soberanía política a Jruschov como sí
hicieron los dirigentes alemanes. En dicho artículo se trata de recoger el testigo
de los partidos prosoviéticos que en España vendían tales ideas y que todavía lo
hacen. Es curioso que el PCE (m-l) no mencione en ningún momento el carácter
capitalista y revisionista del régimen de la RDA, causa final de su propia
dependencia del imperialismo y el socialimperialismo, que precipitó a finales de
los 80 su propia autodestrucción. Tampoco se menciona la abierta persecución,
encarcelamiento, torturas y asesinatos que el régimen de Ulbricht/Honecker
infligió a los disidentes del partido primero, y a los militantes del PCA/ML
después, silenciando su crítica revolucionaria a su oportunismo. Esta cuestión
es solo un ejemplo más de lo poco que tiene que ver el actual PCE (m-l) de Raúl
Marco respecto al antiguo. Si el lector quiere saber más, le recomendamos la
obra: «Recopilación de citas de Ernst Aust sobre la cuestión alemana y sobre el
revisionismo alemán» de 2016.
¿Antiimperialista alguien como Ortega que dirige el país según le dicta el FMI?
¿Alcanzando niveles de corrupción, nepotismo y pobreza tremebundos? Es un
gobierno que se basa en:
«La idea de que «la inversión extranjera genera trabajo y desarrollo para el
país». (...) El pensamiento de que «el país se puede y debe apoyarse en
856
organismos capitalistas internacionales como el FMI para regular su
economía»: desde la vuelta del FSLN al gobierno de Nicaragua el Fondo
Monetario Internacional (FMI) no ha reducido su influencia en la economía
nicaragüense alentada durante los gobiernos neoliberales, de hecho esta sigue
girando en torno a las exigencias de esa institución. (...) Según Wealth-X, en
2013 el patrimonio del conjunto de la clase burguesa nicaragüense ha crecido
en un 20%, al tiempo que el número de supermillonarios ha pasado de 180 a
190 –un 4% más desde el 2012– tomando en consideración que los que reciben
este apelativo tienen de patrimonio activo 26 millones de dólares o más; no
incluye el patrimonio pasivo como obras de arte, vivienda, etc. Pero
agreguemos otros datos, según FIDEG el 42,7% de la población se encuentra
inmerso en la pobreza y el 7,6 % bajo el flagelo de la extrema pobreza –que
viven con menos de un dólar al día–. Esto arroja una verdad incontrovertible,
y es que el conjunto de la fuerza productiva del país y el resultado de ese
trabajo, el plus valor, sigue siendo usurpado por la clase dominante en
detrimento de las mayorías, o lo que es lo mismo, hay un marco político-
económico que permite esa parasitaria usurpación». (Equipo de Bitácora (M-
L); ¿Qué fue de la «Revolución Popular Sandinista»?: Un análisis de la
historia del FSLN y sus procesos, 2015)
857
ligada al combate contra las clases dominantes en el interior del país. Es
sabido que la burguesía proimperialista utiliza diversos organismos
internacionales y fórmulas políticas como el «Movimiento de los Países No
Alineados», los «Países del Tercer Mundo», «la unidad nacional», el «nuevo
orden económico», el diálogo Norte-Sur», etc., por medio de los cuales
propagaba la falsa teoría burguesía de la armonía entre explotadores y
explotados, entre opresores y oprimidos, así como la que la burguesía
tercermundista coincide con los intereses del proletariado y los pueblos. En
este aspecto se identifican los revisionistas y los socialdemócratas en su tarea
de obstaculizar la acción revolucionaria.
Por supuesto: siendo procubanos y a su vez hablar de una lucha coherente del
actual PCE (m-l) contra el trotskismo, es expresar una tontería a todas luces:
858
En una de las ponencias para buscar la unidad con los maoístas de Unión
Proletaria, éstos publicaron las impresiones que los líderes PCE (m-l) les dieron
respecto a Cuba y Corea del Norte:
¿Cómo puede entonces que el actual PCE (m-l) viendo los resultados de la
política de los revisionistas vietnamitas, le haga el juego a esta variante del
maoísmo? Solo hay una explicación: cobardía o contagio ante la hegemonía
revisionista. Y no es la única ocasión en que se postula así hacia otros regímenes
del revisionismo contemporáneo:
«En cuanto a la R.P.D. de Corea, [los líderes del PCE (m-l)] dicen que nunca la
han criticado públicamente «para no perjudicar de cierta manera, a un país
que se opone al imperialismo, que lucha por mantener su independencia, que
está rodeado por países enemigos, que trata de crear buenas condiciones de
vida para el pueblo, que desarrolla la educación, la sanidad, etc. No sólo no lo
hemos criticado públicamente, sino que públicamente lo hemos defendido y lo
seguimos haciendo. (…) Mas esta justa posición no puede llevarnos a ignorar
las posiciones ideológicas de ese partido, a juicio nuestro erróneas». (Unión
Proletaria; El PCE (m-l) y la unidad de los comunistas, 21 de septiembre de
2011)
Desde luego estas declaraciones de los dirigentes del PCE (m-l) a sus amigos
maoístas no pueden ser más estúpidas, solamente cabe en la mente de un
oportunista-revisionista decir que no se critica a un país revisionista porque
«puede perjudicarle»:
859
los 70 u 80; 2) Los que dicen que no hay que atacar a estos regímenes porque
son una alternativa al «capitalismo clásico» y que más bien habría que
apoyarlos con ahínco. Si siguiéramos este hilo de pensamiento habría que
apoyar también al «modelo escandinavo», al «socialismo del siglo XXI», o a
otros movimientos reformistas o anarquistas que también son alternativa del
capitalismo más «asesino» –por así decirlo– como podría ser el
neoliberalismo, ¿dónde acabaría el apoyo a estos modelos, en el último estadio
de modelo económico capitalista más reaccionario? ¿El corporativismo
fascista? ¿El resto serían «aprovechables» y «merecedores de apoyo»? 3) Los
que dicen que no hay que atacarlos porque son bastiones antiimperialistas. No
obstante, en su línea de pensamiento antiimperialista borran el contenido de
clase, niegan que el verdadero antiimperialismo sólo puede ser ejercido por la
clase obrera en el poder, desde el punto de vista marxista-leninista que sabe
que el genuino antiimperialismo de un Estado va unido y sólo puede ser
garantizado a través de la revolución social que es la revolución proletaria, y
además, en tal afirmación, ignoran, como si nada, la evidencia de que estos
regímenes en el mejor de los casos luchan contra un imperialismo u varios,
pero están ligados a otro o a muchos otros, y muchas veces, cambian de un
bloque imperialista a otro según convenga a la camarilla burguesa-
pequeñoburguesa que detenta el poder; 4) Los que dicen que sería un golpe
para el movimiento marxista-leninista la caída dominó de estos regímenes;
craso error, jamás puede ser perjudicial para la ideología y objetivos
marxista-leninistas la caída de gobiernos burgueses capitalistas, que entre su
política, economía y cultura trabajaban por perpetuar el revisionismo. Al
revés, estos gobernantes que se esfuerzan por disfrazar sus ideas burguesas-
capitalistas bajo ropajes proletarios-marxistas, logrando con sus acciones
desacreditar al verdadero comunismo; por el contrario, cuanto más tiempo
sigan existiendo estas sedes mundiales del revisionismo más tiempo, más
herramientas y más recursos tendrán para propagar el ideario revisionista-
burgués a nivel local e internacional, y por lo tanto más difícil se hará a los
marxista-leninistas rechazar estas mistificaciones que han sido inculcadas en
las masas trabajadoras de su país y de otros países, clichés que como hemos
afirmado y demostrado, han sido inoculados como si fueran inherentes a la
teoría y práctica del marxismo-leninismo». (Equipo de Bitácora (M-L); El
revisionismo coreano: desde sus raíces maoístas hasta la institucionalización
del «pensamiento Juche», 2015)
860
¿Qué son en realidad los países del «socialismo del siglo XXI» en lo
económico?:
¿Es acaso la unidad de los países «socialismo del siglo XXI» y otros gobiernos
latinoamericanos una unión antiimperialista regional?:
861
«[Se] habla de «repartición de las riquezas» y «nuevo orden económico» sin
darle un carácter de clase, sin un carácter marxista-leninista, meramente
abstracto como si se pudiera hacer bajo regímenes capitalistas liberales,
neoliberales, o los de «democracia protagónica» del «socialismo del siglo XXI»
–todos ellos expresiones de una democracia burguesa y sus mecanismos–.
Estos revisionistas hablan como si por ejemplo el monopolio de la industria o
los avances tecnológicos se cedieran entre países capitalistas los cuales
precisamente compiten y especulan con tal industria y con tales patentes
tecnológicas, demuestran con ello que no entiende el carácter de la sociedad en
que vivimos, el imperialismo, fase superior del capitalismo, y que los países
capitalistas evolucionan en base a la voracidad de sus sistemas que no da
lugar a repartimiento de riquezas sino al monopolio, búsqueda de mercados,
mera supervivencia a base del pisoteo de la competencia». (Equipo de Bitácora
(M-L); Algunas reflexiones sobre los discursos en la VII Cumbre de las
Américas, 2015)
«Son muy numerosas las voces que. (…) Señalan la necesidad de llevar a cabo
una dura autocritica. (…) Ya sea por la forma de llevar a cabo la campaña del
sí, ya respeto al curso seguido por la propia revolución venezolana. (…)
Señalar las contradicciones que aquejan al movimiento bolivariano y obligarlo
a abandonar las frases rimbombantes del socialismo del siglo XXI, para pasar
a analizar sus propios logros y defectos, a pronunciarse claramente respecto a
la construcción socialista, y a definir el sujeto, las alianzas, las tácticas y las
estrategias consecuentes con ese objetivo». (Octubre; Órgano de expresión del
PCE (m-l); Nº13, 2008)
862
Aunque no pertenecen a la misma rama revisionista, estas declaraciones del PC
(m-l) de Colombia que aquí reproduce sin atisbo de vergüenza el PCE (m-l)…
son un calco exacto de las posiciones que lleva décadas manteniendo el
revisionista Partido Comunista de Venezuela (PCV), lo cual es una tomadura de
pelo en toda regla:
Por último añadir que el Partido Comunista de Venezuela pese a sus peroratas
no puede liderar ningún proceso en su país –de carácter antifeudal,
antineocolonial, antiimperialista, ni mucho menos socialista– debido en lo
fundamental a que:
863
las condiciones» o la «perspectiva» al socialismo cuando el factor subjetivo del
partido camina hacia evita criticar TODAS las teorizaciones y prácticas
fundamentales del «socialismo del siglo XXI»; con lo que lejos de pasar a crear
tal profundización revolucionaria, se sujeta entre las masas trabajadoras el
misticismo acerca del actual gobierno revisionista y su carácter, se crean
ilusiones parlamentaristas sobre la toma de poder, ilusiones sobre la
Constitución y su carácter burgués, distorsiones sobre la propiedad capitalista
haciéndola pasar como socialista, etc. Eso nos lleva al siguiente punto».
(Equipo de Bitácora (M-L); Un recuento a las innumerables desviaciones del
Partido Comunista de Venezuela, 2016)
El patetismo del actual PCE (m-l) ha llegado hasta tomar a SYRIZA como
referencia de lucha antimonopólica, antiimperialista, ¡¡¡y hasta de partido de
referencia marxista!!!:
864
El nivel ideológico de la dirigencia del PCE (m-l) para analizar fenómenos y
organizaciones internacionales es comparable al de Izquierda Unida/Podemos,
o a la visión de sectas maoístas y mafiosas como la Unificación Comunista de
España (UCE), la cual en su periódico repetían las mismas ideas que los
presuntos «veteranos comunistas» del PCE (m-l):
¡¡¡Incluso ahora el PCE (m-l) se atreve a decir que en China alguna vez hubo
socialismo reivindicando la época maoísta!!! En su artículo: «El papel de los
comunistas para superar la confusión en la izquierda», se nos intenta colar la
idea de que China alguna vez construyó el socialismo:
«El papel de Estados como China o Rusia que en su día encabezaron procesos
de construcción del socialismo». (Octubre; Órgano de expresión del PCE (m-l);
Nº87, 2015)
865
tarde, cuando Nixon visitó a Mao Zedong y Chou En-lai, y Deng Xiaoping fue
rehabilitado y la reaccionaria teoría de los tres mundos estaba plenamente
desarrollada? Por no hablar ya, de los años posteriores a la muerte de Mao
Zedong». (Ernst Aust; Informe en el IVº Congreso del Partido Comunista
Alemán/Marxista-Leninista, diciembre de 1978)
Visto lo visto en las publicaciones de «Octubre», con razón el actual PCE (m-l)
no ha publicado ni un solo documento de la época en que el partido realizó una
autocrítica maoísta entre 1978 y 1979. Documentos que para su vergüenza ha
tenido que traer el Equipo de Bitácora (M-L). Véase la obra: «La lucha del PCE
(m-l) contra el «pensamiento Mao Zedong» y la teoría de los tres mundos y el
revisionismo chino» de 2018.
Los dirigentes del actual PCE (m-l) como Raúl Marco parece que se arrepienten
de su crítica pasada al maoísmo. ¿La razón? Tras su transformación ideológica
ahora ven en el maoísmo y sus esquemas un modelo a seguir, exactamente como
le ocurría a Carrillo cuando reconocía en su día en 1957. Véase el capítulo: «Una
breve glosa sobre la influencia del revisionismo chino en la conformación del
revisionismo eurocomunista» de 2015.
Este no ha sido el único affaire del PCE (m-l) con el maoísmo internacional. En
su artículo: «¡Viva la lucha popular en Nepal!» se decía con toda seguridad:
¡Qué grandes visionarios políticos! El PCE (m-l) demostraría no estar muy bien
informado, y como siempre, pecaría de hacer más caso a las informaciones
revisionistas que de realizar un análisis propio del tema a tratar. Poco después,
el movimiento maoísta había llegado a toda una serie de compromisos
deshonrosos que abortarían cualquier tipo de «revolución» y establecerían un
régimen liberal parlamentario al uso, causando una honda decepción incluso
dentro del maoísmo internacional:
866
que la no resolución ni siquiera de las cuestiones anticoloniales y antifeudales,
y la no transición al socialismo era debido a una traición de Prachanda –el
líder del partido–.
Hay que ser o muy iluso o un gran sofista para afirmar eso en serio. ¿Qué era
lo que propagaba Prachanda para su país y su «revolución» desde el
principio? Promoción de la propiedad privada, ligazón a otros imperialismos
–como la China socialimperialista– para desarrollar las fuerzas productivas,
renuncia al papel de vanguardia del partido comunista –en una coalición con
multitud de organizaciones burguesas y pequeño burguesas– sumado a un
multipartidismo y coexistencia con las clases explotadoras; ¡¿y acaso en qué se
diferencia esto con el programa de Mao Zedong de la «nueva democracia»?!
En nada, y cualquiera que haya estudiado las obras de Mao Zedong y el
desarrollo en la práctica de China, se puede dar cuenta de esto. (...)
Esto demuestra de nuevo, que el hecho de que un grupo tome las armas no
significa que este grupo sea marxista-leninista, ni siquiera revolucionario. La
burguesía o la pequeña burguesía –al igual que otras clases en el pasado– ha
tomado las armas en varias ocasiones, a veces con fines revolucionarios y
otros contrarrevolucionarios, quién no comprenda esto no comprende el
materialismo histórico. Igualmente la clase obrera puede cometer actos como
huelgas e incluso actos insurreccionales, pero si no está pertrechada de su
ideología: el marxismo-leninismo, bajo el espontaneismo o directamente bajo
la influencia de ideologías burguesas jamás llegará a buen puerto en sus
propósitos. Sobra decir, que si como en el caso de Nepal, el movimiento tiene
un origen social pequeño burgués y está fundado en una ideología pequeño
burguesa –como el maoísmo que tiene muchas variantes y expresiones–, este
movimiento ni siquiera es garantía de cumplir la resolución de tareas de
carácter anticolonial, antifascista, antiimperialista, antifeudal, etc. La única
garantía absoluta de que esto se cumpla es un movimiento marxista-leninista
que reúna al núcleo de la clase obrera del país y que en alianza con otras capas
sociales trabajadoras conduzcan el proceso, el resto es ser irresponsable.
¿Algo que alegar los maoístas y defensores del proceso nepalí?». (Equipo de
Bitácora (M-L); Unas reflexiones sobre la «revolución» en Nepal y la
hipocresía de los maoístas y filomaoístas, 2015)
867
–es decir la «izquierda domesticada»–. Pero por encima de esto, suelen tener
más notoriedad a causa de la propaganda de sus seguidores, o la publicidad
de los medios de comunicación, las organizaciones maoístas que practican el
revisionismo armado, aunque finalmente lo más sonado son sus actos
terroristas o sus claudicaciones finales y su aceptación e introducción de la
democracia burguesa. Nepal es el ejemplo más reciente de esta última
expresión, por ello el maoísmo en cualquier parte del mundo –dependiendo de
la corriente maoísta y su idiosincrasia propia– no aspira ni siquiera a cumplir
un rol revolucionario». (Equipo de Bitácora (M-L); Antología sobre
Reconstrucción Comunista y su podredumbre oportunista, 2017)
868
deformados a las masas. Recordamos de paso a nuestros lectores que para
realizar un análisis científico de los acontecimientos también se hace necesario
excluir el sentimentalismo –otra enfermedad de la que siempre están
contagiados los oportunistas–.
869
(Equipo de Bitácora (M-L); Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los
acuerdos de paz y la historia de las guerrillas en Colombia, 2016)
Esto resulta algo clásico dentro del revisionismo, y no puede ser de otra forma,
pues la línea nacional oportunista siempre se junta o se acaba juntando con la
línea internacional oportunista:
870
cuando se trata de profundizar algo, se cae en patinazos ideológicos graves. Con
esta fisonomía ningún sujeto interesado en el marxismo puede sentir la
necesidad de querer saber más de estos tipejos.
En su momento Elena Ódena hizo un resumen muy breve pero muy certero
sobre la unidad de la clase obrera:
«La clase obrera necesita ser consciente de sus intereses como clase, estar
unida, y organizada, y contar con un Partido basado en el marxismo-
leninismo. Esto no es fácil. En primer lugar, porque no todos los obreros
adquieren rápidamente conciencia de sus intereses como clase. A las filas
obreras llegan constantemente gentes procedentes de otras clases sociales –
intelectuales progresistas, campesinos, artesanos, pequeños industriales y
comerciantes que son arruinados por el capitalismo–. Estos nuevos proletarios
siguen pensando durante un tiempo más o menos largo, con arreglo a su
anterior condición social. (...) Los grandes capitalistas disponen, además, de la
coacción económica. La misma miseria y explotación a que condenan a los
trabajadores, son utilizadas por los capitalistas para reducirlos a la
resignación y al sometimiento. (...) Pero el obstáculo mayor para la unidad y
la conciencia de la clase obrera no proviene de ese factor, sino de las
maniobras y los procedimientos, presiones y chantajes a los que la burguesía
recurre para impedir que la clase obrera se convierta en la fuerza capaz de
dar al traste con el régimen capitalista. Además, se sirve de los partidos y
centrales sindicales reformistas y revisionistas y oportunistas, agentes ele la
reacción en el seno del pueblo y enemigos de la revolución. (...) Contra todos
estos medios que la gran burguesía monopolista pone en juego para impedir la
unidad de la clase obrera y la formación de su conciencia revolucionaria, los
obreros más avanzados tienen que llevar a cabo una lucha tenaz, paciente,
prolongada, apoyándose en la indignación de las masas, en la defensa de sus
reivindicaciones más sentidas, para educar a sus compañeros de clase, en la
ideología del marxismo-leninismo, para organizarles y unirles». (Elena
Ódena; Notas para la escuela del partido, 1981)
871
El propio Lenin refutando las distorsiones de los oportunistas en torno a la
doctrina y praxis que había mantenido Marx, diría lo siguiente sobre la
necesidad de mantener los principios ante cualquier alianza o compromiso a
contraer por el movimiento obrero:
«El Sr. Heinzen se imagina que el comunismo es una doctrina que procede de
un principio teórico central y saca conclusiones a partir de aquí. El Sr.
Heinzen está muy equivocado. El comunismo no es una doctrina, sino un
movimiento; no procede de principios, sino de hechos. Los comunistas no
parten de tal o cual filosofía, sino de todo el curso de la historia anterior y
particularmente de los resultados reales a los que se ha llegado actualmente.
(...) El comunismo, como teoría, es la expresión teórica de la posición del
proletariado en esta lucha y la síntesis teórica de las condiciones para la
liberación del proletariado». (Friedrich Engels; Los comunistas y Karl Heizen,
1847)
El ahora refundado PCE (m-l) en 2006 y liderado por Raul Márco insiste en que
todavía hace honor a estas palabras de Marx, Lenin y Ódena. En sus escritos
hace alarde del eslogan marxista de «flexibilidad táctica sin renunciar a los
principios»:
872
«Nunca confundimos la necesidad de flexibilidad táctica con la renuncia a los
objetivos revolucionarios, ni ocultamos nuestros principios ideológicos».
(Partido Comunista de España (marxista-leninista); Informe al III (VIII)
Congreso del PCE (m-l), 2014)
¿Pero acaso ellos respetan todo esto? Para nada. Es totalmente falso que así sea.
El actual PCE (m-l) traza una «táctica» de alianzas y construcción de frentes
comunes, que promueve una distorsión del marxismo similar a la de los viejos
toglitattistas:
873
socialismo» como dijo el PCE (m-l) en esa misma conferencia de debate sobre la
república de 2016.
4) Todo esto son acuerdos que solo ayudan a reforzar las falsas ilusiones sobre el
carácter de las organizaciones con las que van en alianza, sus jefes, a nublar
todavía más la posición marxista sobre cuestiones como el parlamento burgués,
el sindicalismo amarillista, la legalidad burguesa, antiimperialismo, socialismo,
etc.
Por ello, que el PCE (m-l) de lecciones a los pragmáticos y lideres oportunistas
de REM, es correcto, pero este acto, en verdad significa lo que el refranero
siempre ha dicho con sorna: «Consejos vendo y para mí no tengo».
Los revisionistas tienden a unirse con otros revisionistas, pero hay situaciones
que agudizan esa tendencia. Antiguamente cuando Raúl Marco formaba parte
de la dirección de un PCE (m-l) revolucionario, en su artículo: «¿Es posible la
unidad con los revisionistas?» de 1972, nos decía muy correctamente que
cuando los líderes revisionistas se ven acorralados por las discrepancias
internas y deserciones, tratan de solventar la papeleta con arengas a la unidad
con otros grupos oportunistas, creyendo que eso le permite recuperar el crédito
y fuerza del partido:
874
militantes firmando documentos de alianzas con otras organizaciones en las que
se emiten unas declaraciones altamente vergonzosas y perjudiciales para la
causa comunista:
Ver al PCE (m-l) actual hablar de lucha contra el revisionismo junto a nuevas
organizaciones claramente revisionistas es triste por las siglas que arrastra, pero
que encima le veamos juntarse con el PCPE es una traición a la historia del
partido que dicen haber heredado. El PCPE fue un partido nacido en 1984 de las
entrañas del PCE en 1984, una escisión prorusa del antiguo compinche de
Carrillo, el señor Ignacio Gallego, y quién dude de esto ahí tiene online ahora las
ediciones de «Nuestra Bandera y «Mundo Obrero» para comprobarlo. Como
nota, el PCUS asistió al congreso de la fundación del PCPE, estamos hablamos
de un partido que era abiertamente financiado por el propio Gorbachov para
representar sus intereses en España. Elena Ódena expondría a este partido
oportunista sin pudor:
«Nadie podrá negar que Ignacio Gallego, el gran jefe proruso, ha sido hasta
hace pocos meses una pieza visible y dirigente del P«C»E. Porque, ¿qué ha
hecho Ignacio Gallego contra la política de reconciliación nacional, pieza clave
de la maniobra franquista para, la «transición monárquica»? Defenderla en
todo momento a capa y espada desde su puesto en el Comité Ejecutivo, junto a
Carrillo y compañía. ¿Qué hizo Ignacio Gallego cuando el PCE carrillista
renunció a la lucha armada, a la lucha contra la dominación yanqui, a la
875
lucha por la República, cuando la dirección del P«C»E renunció a la lucha de
clases como motor de la historia; cuando sustituyó el principio de la lucha de
clases por la absurda fórmula reformista de la unidad de las fuerzas del
trabajo y de la cultura? ¿Qué hizo Ignacio Gallego cuando en 1963-1964
militantes y comunistas sin partido denunciaban y luchaban contra la política
de los dirigentes del Kremlin, de la vía parlamentaria al socialismo y de la
lucha por la paz como base del internacionalismo proletario? Ignacio Gallego
hizo suya esa política, la defendió atacando a los que se opusieron a ella. ¿Qué
hicieron Ignacio Gallego, miembro del P«C»E carrillista, y sus actuales
comparsas, el Pere Ardiaca, el cura Salve y otros, cuando en 1964 se proclamó
el PCE (marxista-leninista), precisamente sobre la defensa de los principios
revolucionarios marxista-leninistas de Marx, Engels, Lenin y Stalin?
Participar en los ataques contra nuestro Partido y apoyar la política
revisionista del P«C»E. Pero ahora resulta que este individuo, demagogo y
fanático proruso, no se acuerda nada de todo esto, no se ha enterado que en
este año hace 20 años que en España existe un Partido Comunista marxista-
leninista. Ignacio Gallego y sus comparsas de reloj parado y desmemoriados,
tampoco se han enterado de que la URSS hace ya muchos años que ha dejado
de ser la patria del socialismo y que se ha convertido en una superpotencia
reaccionaria e imperialista; que de socialista, la URSS actual sólo tiene la
etiqueta y las formas externas establecidas en la época de Lenin y Stalin».
(Elena Ódena; Una amalgama revisionista de reloj parado; El nuevo partido
proruso, 19 de enero de 1984)
876
duda un acto de reflexión y honradez, pero es ciencia ficción, ya que si de algo
viven los jefes revisionistas es de la nostalgia que produce en los elementos
débiles la simbología de un pasado mas glorioso. Lo segundo sería un
infructuoso intento de hacer algo para lo cual saben en el fondo que no tienen
capacidad ideológica como para tratar si quiera de engañarnos en tal
despropósito. Puesto que ninguna de las dos vías fue escogida en 1989 cuando
Raúl Marco condujo al partido a ese tipo de renuncia de los principios y muchas
otras, tampoco esperamos que ahora lo haga. Solo recordamos lo que haría un
partido serio. Así pues, comprendemos que la dirección del PCE (m-l) se cree
que puede tratar a las masas como borregos, que a sus militantes los puede
conducir de un lado a otro sin dar explicaciones. Lo que no se dan cuenta, es que
si tratan de esa forma a la gente, a su partido solo acudirán y solo permanecerán
en él borregos, porque los seres de mínimo raciocinio no comulgarán con estos
bandazos ideológicos, dudarán, y tarde o temprano, se irán.
Como estamos viendo, Raúl Marco ha vuelto a las andadas con la cuestión del
PCPE.
La concepción que este nuevo PCE (m-l) esgrimía sobre la necesidad de la lucha
contra el anticomunismo y el oportunismo era sin duda muy curiosa:
«No va a ser fácil llevar adelante este trabajo en el Estado español; de manera
soterrada, las ideologías anticomunistas como el trotskismo y el anarquismo,
atacan la idea de la necesidad vital, para la clase obrera, de lograr su partido
comunista». (Octubre; Órgano de expresión del PCE (m-l), Nº0, 2006)
Para los actuales líderes del PCE (m-l) el único obstáculo que se interpone para
los comunistas es el trotskismo y el anarquismo. Parece ser, que el resto de
revisionismos e ideologías anticomunistas no existen o no influyen en la visión y
desorientación de la clase obrera. ¡Como si el revisionismo soviético de los
877
Jruschov, Brezhnev o Gorbachov que ha abanderado siempre el PCPE no se
basase en teorías de Trotsky, Bujarin, Tito y otros revisionistas similares! ¡Como
si los errores oportunistas del propio Raúl Marco a mediados de los 80 no
hubieran influenciado en el fracaso del PCE (m-l)!:
«Todos saben que Trotski es afecto a las frases sonoras y vacuas. (...)
Teníamos razón cuando llamamos a Trotski representante de los «peores
residuos del fraccionismo». Aunque afirma no ser fraccionista, a Trotski, como
lo sabe todo el que conoce algo del movimiento obrero en Rusia, se lo conoce
como representante de la «fracción de Trotski». (...) Esta es la peor forma de
división en grupos, porque no hay ninguna precisión ideológica y política. (...)
Trotski, en cambio, no tiene precisión ideológica y política, porque su patente
para el «no fraccionismo» –como pronto lo veremos con mayor detalle–, es
simplemente una patente para volar libremente, de acá para allá, de un grupo
a otro». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Ruptura de la unidad encubierta con
clamores sobre la unidad, 1914)
Este eslogan del «no fraccionalismo» de Trotsky, era un mero eslogan que en
verdad ocultaba las evidentes discrepancias de los marxistas frente a corrientes
extrañas como los populistas, economicistas y liquidacionistas, era aminorar la
importancia de dicha lucha ideológica:
878
Como se ve hoy, tenemos mucho neotrotskista vestido de «antitrotskista»,
mucho ecléctico vestido de «honesto comunista en pro de la unidad». Pero:
«¡La unidad es una gran cosa y una gran consigna! Pero la clase obrera
necesita la unidad de los marxistas y no la unidad de los marxistas con los
enemigos y los falseadores del marxismo». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin;
Unidad, 1914)
«No hay que dejarse engañar por los gritos de «unidad». Precisamente los que
más abusan de esta consigna son los primeros en provocar disensiones; así
ocurre con los actuales bakuninistas. (...) Que han sido los instigadores de
todas las escisiones y que por nada claman tanto como por la unidad. Estos
fanáticos de la unidad, o bien son hombres de cortos alcances que desean
mezclarlo todo en una masa indefinida, a la que basta dejar que se sedimente
un poco para que se exacerben aún más las contradicciones de todos esos
elementos que ahora se encuentran metidos en un mismo puchero –en
Alemania tienen ustedes el excelente ejemplo de los señores que predican la
reconciliación de los obreros con los pequeños burgueses–; o bien se trata de
personas que, consciente o inconscientemente –como Mülberger, por ejemplo–
, quieren desvirtuar el movimiento. Por eso, los sectarios más inveterados y los
peores intrigantes y aventureros son los que en ciertos momentos más ruido
arman en torno a la unidad. En lo que llevamos de vida nadie nos ha
proporcionado tan grandes disgustos ni nos ha jugado tan malas pasadas
como esos ruidosos predicadores de la unidad. (...) Nuestra opinión,
confirmada por una larga experiencia, es que una buena táctica de
propaganda no debe proponerse arrebatar aquí y allí al adversario algunos
militantes aislados o algunos grupos de militantes, sino influenciar a las
grandes masas que todavía no se han incorporado al movimiento. Un solo
individuo arrancado por nosotros a la masa virgen vale más que diez
tránsfugas lassalleanos, que siempre traen al partido gérmenes de sus
concepciones erróneas». (Friedrich Engels; Carta a August Bebel, 20 de junio
de 1873)
«La historia del partido bolchevique nos enseña, ante todo, que el triunfo de la
revolución proletaria, el triunfo de la dictadura del proletariado es imposible
sin un partido revolucionario del proletariado, libre de oportunismo,
intransigente frente a los oportunistas y capituladores, y revolucionario frente
a la burguesía y al poder de su Estado». (Partido Comunista (bolchevique) de
la Unión Soviética; Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión
Soviética, 1938)
Engels también añadiría que en otras ocasiones parece que no queda más
remedio que aceptar a ciertos líderes junto con su base, pero que eso supone
879
aceptar muchos más peligros, y por tanto, se debe de tomar muchas más
precauciones:
«Si lográsemos conquistar únicamente a las masas, sin sus dirigentes locales,
la cosa no estaría mal. Por desgracia, siempre tenemos que aceptar además a
un montón de líderes de esta clase, prisioneros de sus antiguas declaraciones
públicas, cuando no de sus antiguos puntos de vista, y que ahora quieren
demostrar por encima de todo que no han abjurado de sus principios, sino que,
por el contrario, es el Partido Obrero Socialdemócrata quien predica el
verdadero lassalleanismo. Esta fue la desgracia ocurrida en Eisenach,
inevitable tal vez en aquel entonces, pero no cabe duda de que todos esos
elementos causaron daño al partido; y no estoy muy seguro de que sin su
incorporación el partido tendría hoy menos fuerza de la que tiene». (Friedrich
Engels; Carta a August Bebel, 20 de junio de 1873)
Años más tarde se pudo ver una situación así cuando en 1917 se aceptó al grupo
de Trotski en el partido bolchevique. Pero poco después él y sus seguidores más
cercanos demostrarían que no habían aceptado el leninismo más que de
palabra; intentaron hacer creer a todos que el leninismo había adoptado las
posiciones del trotskismo y no al revés, mientras tanto su grupo intentaba
levantar una labor de zapa para tomar la dirección. El partido sufriría largas
polémicas y choques interminables hasta 1927. Esto demuestra la importancia
de no aceptar a tales líderes hasta que demuestren en la práctica su absoluta
sumisión al partido, y la necesidad de controlarlos muy estrechamente.
880
revolucionario, ni revolución, es que lo disimulan adrede, por eso sus
comunicados son tan escuetos como su capacidad teórica y expositiva. Por eso
cada uno habla de «socialismo» con uno diferente en sus mentes. Esto de cierto
modo es comprensible, porque el maoísmo como el trotskismo, ha mantenido
una postura y su contraria en diferentes períodos, de ahí su extrema subdivisión
en corrientes y agrupaciones. Véase la obra: «Las luchas de los marxista-
leninistas contra el maoísmo: el caballo de Troya del revisionismo durante los
60 y 70 en el movimiento marxista-leninista» de 2016.
Pese a lo que nos dice la historia sobre a dónde llegan los grupos eclécticos…
estos necios son de aquellos que piensan que si todos los autodenominados
«comunistas» se uniesen, automáticamente se tendría media revolución hecha.
Es más, en el supuesto de que milagrosamente mañana llegasen al poder,
piensan que perfectamente podrían «construir el socialismo», así lo creen,
aunque en su fuero interno sepan de su total desconocimiento en cuestiones
como la economía política o filosofía marxista, sin contar el hecho de que
desconocen que la gran mayoría de autores en que se han educado, como el
propio Mao, son revisionistas. Véase la obra: «Comparativas entre el marxismo-
leninismo y el revisionismo chino sobre cuestiones fundamentales» de 2016.
Pero ellos son optimistas, en una especie de ilusa «fe en la humanidad», creen
que podrán ponerse de acuerdo en el «momento oportuno», y que a las malas, a
base de experimentación y bandazos se podrá solventar estos obstáculos, es
decir, a base de voluntarismo. Con ello se toma al marxismo como una
caricatura, no como una ciencia.
«Sobre todo los jefes deberán instruirse cada vez más en todas las cuestiones
teóricas, desembarazarse cada vez más de la influencia de la fraseología
tradicional, propia de la vieja concepción del mundo, y tener siempre presente
que el socialismo, desde que se ha hecho ciencia, exige que se le trate como tal,
es decir, que se le estudie. La conciencia así lograda y cada vez más lúcida,
debe ser difundida entre las masas obreras con celo cada vez mayor, y se debe
cimentar cada vez más fuertemente la organización del partido, así como la de
los sindicatos». (Friedrich Engels; La guerra de los campesinos en Alemania,
1850)
881
trabajadores liderados por el Estado proletario y el partido comunista».
(Academia de las Ciencias de la URSS; Materialismo histórico, 1950)
Absolutamente todos los grupos maoístas de la actualidad con los que el PCE
(m-l) firma comunicados sobre internacionalismo proletario y lucha contra el
revisionismo mantienen posturas análogas a las que mantenían en los 70 grupos
como el PCE (r), OCE (BR), PTE-ORT, etc., ¿a qué nos referimos? Muy sencillo.
A que como se decía en el IIº Congreso del PCE (m-l), 1977 en su política
exterior se: «Niega la lucha de clases como motor de la historia. Niega el
carácter de nuestra época y el papel del proletariado como fuerza revolucionaria
dirigente». Sobre los bloques imperialistas se «ignora las contradicciones
esenciales, reduciéndolas a una sola»: la contradicción entre el imperialismo y
los pueblos oprimidos. «Al hablar de la necesidad de aprovechar las
contradicciones interimperialistas, olvidan que esas contradicciones hay que
utilizarlas al servicio de la revolución, y no a la inversa». Normalmente «al
señalar la necesidad de luchar contra el imperialismo» estadounidense, «dejan
de lado la lucha contra el imperialismo ruso, chino y otros, llegando a
presentarlos «como amigos de los pueblos» y arenga «a los pueblos a apoyar
dicho capitalismo, incluso para fortalecer sus ejércitos burgueses». Todo al
tiempo que «Ocultan el papel de los movimientos revolucionarios, de las luchas
obreras en los países capitalistas, de la revolución proletaria» y «dejan de lado
la lucha contra el revisionismo» en todas sus expresiones.
De nuevo esto fue repetido en el IVº Congreso del PCE (m-l) de 1984. «Aquellos
que olvidan o relegan la contradicción proletariado-burguesía y centran sus
análisis únicamente en la situación internacional. Lo que les lleva a considerar
que ciertos países que tienen contradicciones con el imperialismo y/o el
socialimperialismo se debe apoyar a esos gobiernos en detrimento de su propio
pueblo y proletariado, y del desarrollo revolucionario. Porque una cosa es tratar
de agudizar las contradicciones de los países oprimidos o dependientes con sus
opresores y dominadores, y otra, es por arte de dicha política, condenar al
proletariado y al pueblo a seguir siendo esclavos de su burguesía». Se instaba
a «terminar con los análisis simplistas», que «son una resultante de la nefasta
«teoría de los tres mundos», muy denunciada verbalmente, pero poco
combatida en la práctica». Se criticaba el seguidismo al formalismo sobre
«aquellos partidos, en el poder o no, que han traicionado los principios de Marx,
Engels, Lenin y Stalin», que «no forman parte del campo socialista, aunque se
designen a sí mismos como tales». Se recomendaba grabar a fuego que «el
hecho de que entre los países revisionistas y que entre éstos el imperialismo
occidental, existan contradicciones, no modifica en absoluto lo anterior, son
contradicciones entre enemigos del socialismo».
Sabias palabras que como vamos a ver, no se cumplen entre los grupos
oportunistas.
882
actuales, copiar el tercermundismo de otros grupos con breves comunicados de
apoyo a esta y otra causa. Sin ir más lejos, en su último congreso decían:
Véase la obra: «Una reflexión necesaria sobre las FARC-EP, los acuerdos de paz
y la historia de las guerrillas en Colombia» de 2016.
Que un pretendido partido comunista difunda estos mitos que deberían estar
superados, indica que sus dirigentes han vuelto a la época de las cavernas
ideológicamente hablando, que se han convertido en unos seguidistas más del
montón:
Otro firmante de dicho manifiesto esperpéntico es Red Roja, el cual para variar,
es otro grupo ideológico sumamente confuso en lo ideológico que no sabe donde
empieza y donde acaba su doctrina a seguir, algo que confundirá sin duda a sus
escasos seguidores, de ahí lo gracioso que hablen de formaciones ideológicas
cuando existen posturas contrapuestas en sus propios documentos formativos.
En su sección documentos para el debate, se comparte un artículo curioso que
resume este caos ideológico. En él se trata de reivindicar un marxismo «no
883
dogmático». Trata, en sus pablaras, de «reconciliar Stalin y Trotsky», de
enseñarnos los «límites del leninismo» y aprender a aceptar las «vías nacionales
al socialismo», también reivindica los debates y «aportes» del líder maoísta
Arenas –suponemos que por sus intentos de mezclar maoísmo con marxismo–.
Por último, decide apoyarse en la reputada revisionista Marta Harnecker para
fustigar a los «mecanicistas» y «vulgarizadores» del marxismo. Sin duda este
autor sabe elegir a sus referencias. Con eso ya nos hacemos una idea de que más
que un marxista es un eurocomunista del siglo XXI. Pero la frase que resume su
pensamiento es cuando declaraba que:
Solamente los revisionistas son los que siempre intentan hacer una mezcolanza
de ideas sin principios y sin justificación:
884
«Las contradicciones fundamentales del mundo actual. Primera
contradicción: entre naciones oprimidas, por una parte, y superpotencias y
potencias imperialistas, por otra». (V Encuentro de Partidos y Organizaciones
Marxista-Leninista-Maoístas de América Latina, 2016)
Algunos nos dirán: «Cierto… nuestro grupo tienen todavía un cierto caos
ideológico, nos contradecimos en algunas ocasiones, pero estamos en proceso
de solucionar dichas deficiencias». Ya hemos oído ese discurso otras veces, de
clamar piedad y hacer cero autocritica, pero hay que distinguir entre las
carencias ideológicas y la falta de coherencia del discurso de un simpatizante del
comunismo, e incluso un militante de una organización revisionista, con la línea
885
oficial de un autodenominado partido comunista, que encima aspira a ser
vanguardia.
886
intentaron conformar varias conferencias multilaterales con otros partidos para
dar carpetazo final a la histórica lucha antirevisionista de los marxista-
leninistas, declarando en la Conferencia de Bruselas de 1995 que en cada país
más allá de las pasadas divergencias, cada partido prosoviético, prochino,
procubano y proalbanés debían unificarse en un solo partido. El PTB siguió
haciendo apología directa de todo régimen que se autodenominaba socialista sin
analizar que clases estaban en el poder, las teorías de sus partidos, ni las
relaciones de producción de sus sistemas económicos. Actualmente el PTB sigue
defendiendo sus tesis derechistas que han degenerado si cabe más.
«¡La unidad es una gran cosa y una gran consigna! Pero la clase obrera
necesita la unidad de los marxistas y no la unidad de los marxistas con los
enemigos y los falseadores del marxismo». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin;
Unidad, 1914)
Hay que tener siempre presente las palabras de Elena Ódena poco antes de
fallecer en su escrito: «Sobre la táctica unitaria del partido» de 1985. Los
marxista-leninistas entendemos la división del movimiento obrero como algo
que «nace de la descomposición de las fuerzas de la izquierda y oportunistas»,
no por otras razones, y que por tanto «creemos que hoy, toda la cuestión de la
unidad del pueblo pasa por un esclarecimiento que permita una mayor unidad».
El que entienda esto, comprenderá fácilmente que, como se decía en el IIº
Congreso del todavía revolucionario PCE (m-l) de 1977, hay que ser conscientes
de que: «Revisionismo es también predicar la unidad con los revisionistas
descarados», que «revisionismo es también no tener una práctica
consecuentemente revolucionaria, por muchas frases marxista-leninistas que se
pronuncien y por muchas poses revolucionarias que se quieran tomar».
¿Para qué sirven entonces los encuentros, debates y conferencias que los grupos
revisionistas que anuncian como solución a los males del movimiento obrero?
Desde luego no para poner fin a la falta de la unidad obrera porque nunca llegan
ni llegaran al acuerdo pleno y a la unificación de todas las organizaciones bajo
un acuerdo de principios. Existe y seguirá existiendo toda una ristra de siglas
887
insignificantes en el mundo revisionista, eso por descontando. Estos encuentros
públicos como ya dijimos en una ocasión, «sirven para darse a conocer y
convencer a algún incauto que todavía no les conoce», sirven «para que vendan
sus libros revisionistas y todo tipo de artículos del partido, intentando de paso
equilibrar el precario estado de las cuentas financieras del partido» y por
encima de todo para que los jefes de cada partido hagan su discurso y se puedan
poner la medalla delante de su militancia de que «luchan por la causa»,
acordando un pacto de no agresión respecto al resto de partidos asistentes; para
que los cabecillas amplíen entre bastidores sus alianzas y acuerden coordinarse
en proyectos más ambiciosos».
¡Menuda tomadura de pelo para la historia de las siglas del PCE (m-l)! ¡Y no
menos infamia supone esto para sus jóvenes militantes que tienen que tragar
con esto!
888
desenmascararlos, y, si es preciso, expulsarlos del partido, y en ningún caso,
jamás, permitirles que creen su propia fracción en el seno del partido,
impedirles que conviertan las organizaciones en «clubs de debate» y que
propaguen su podrida mercancía. Permitir tal cosa, tolerar la existencia en el
seno del partido de dos o varias líneas como preconiza Mao, es ni más ni
menos que negar la unidad ideológica y de acción del partido, eso equivale a
rebajar al partido de vanguardia a la charca de los partidos socialdemócratas.
(...) Hoy cuando ya han aparecido trabajos tan importantes como, sobre todo,
el análisis de Enver Hoxha «El imperialismo y la revolución» y otros llevados
a cabo por los partidos hermanos como el alemán, el brasileño, el iraní, etc.,
toda defensa del «pensamiento Mao Zedong» es un ataque larvado. (...) Estos
«teóricos» maoístas quisieran, como dice nuestro pueblo, «poner una vela a
Dios y otra al Diablo». Mas los principios del marxismo-leninismo no son
compatibles con tales prácticas: o se es marxista-leninista, o en el mejor de los
casos es un oportunista inconsciente, pero oportunista de todas maneras».
(Revolución Española; Nº12, 1979)
Hoy Raúl Marco también intenta «poner una vela a Dios y otra al Diablo»
diciendo que es «marxista-leninista» tratando de buscar la unidad con el
maoísmo. Nosotros no le preguntaremos si es un «oportunista inconsciente» o
no, porque todos sabemos que él comprende de sobra lo que es el maoísmo.
Simplemente afirmamos que desde hace muchas décadas que se ha convertido
en un renegado, en un traidor, en un maoísta que da cobertura al eclecticismo
más atroz bajo la falsa premisa de que está «maniobrando hábilmente entre las
contradicciones existentes». Pero ya casi no logra engañar ni a su insulsa
parroquia.
889
Hoxha y Mao Zedong, y ponerlos a todos sobre la base de que «todos eran
grandes revolucionarios» de los que «se pueden extraer cosas buenas», o
equiparar los presuntos errores cometidos por los primeros a los errores de
gran calado de los segundos, que obviamente no son errores casuales, sino
errores graves y continuos que tocan los principios más elementales del tesoro
de la teoría y praxis de nuestra doctrina. (…) No hace falta mencionar
tampoco a ese tipo de pretendidos marxistas que bajo el relativismo y el
escepticismo dicen que el marxismo-leninismo –con la andadura que tiene a
estas alturas– no tiene paradigma a seguir, que no puede diferenciarse lo que
es o no es marxista, que tesis que está dentro de sus patrones o cuáles no, en
consecuencia de este tipo de pensamiento, este tipo de marxistas-leninistas, no
consideran al marxismo-leninismo como una ciencia: ellos no pueden ser
marxista-leninistas». (Equipo de Bitácora (M-L); Diferencias entre unidad
entre marxista-leninistas y la unión ecléctica de pretendidos o simpatizantes
de dicha doctrina, 2013)
¿Qué debe concluirse sobre esta cuestión? Que los comunistas nunca pueden
acatar bajo el eslogan de la «unidad», la propia unidad con el oportunismo:
890
Estas proclamas de unidad formal sin entrar a debatir las cuestiones ideológicas
también pueden ser vistas en otros grupos con perfiles un poco diferentes.
«Más allá de las diferencias, es hora de que Arran, La Forja, Endavant, Poble
Lliure, PCE(r) i todas las organizaciones que estamos contra el régimen, nos
unamos para tumbarlo. Solamente con unidad revolucionaria lo haremos.
Basta de sectarismos, es el momento de unirnos para golpearlo más fuerte».
(Twitter; @PabloHasél, 7 de agosto de 2020)
Véase la obra: Estudio histórico sobre los bandazos oportunistas del PCE(r) y las
prácticas terroristas de los GRAPO» de 2017.
Véase el capítulo: «Dime con quién te juntas y te diré quién eres» [PCOE-PCPE
y sus escisiones]»de 2017
¿En qué se diferencian estas proclamas sobre la unidad de las de otros partidos
como el PCE (m-l)? En nada, cada uno tiene su público y sus posibles aliados,
pero siempre, en este tipo de uniones prima la unidad por delante de los
891
acuerdos ideológicos, lo contrario para ellos, es «sectarismo». Cada líder,
autorizado o no, lanza al aire una propuesta de «unidad» que nunca se
materializa o que, de hacerlo, se volatiliza en tiempo record.
892
No es un buen luchador por la unidad de la clase obrera y por el frente popular
contra el fascismo quién no sigue esta directiva del VIIº Congreso de la
Internacional Comunista. Se equivoca profundamente quien piensa que la
lucha por el frente popular nos exime de la obligación de llevar a cabo una
lucha por una base de principios y por los intereses esenciales del movimiento
obrero, contra las teorías y conceptos hostiles a la clase obrera. Esta lucha no
perjudicaría a la causa del frente popular; al contrario, solo podría
favorecerla. Algo más. Esta lucha es la premisa necesaria para un despliegue y
fortalecimiento reales del frente popular contra el fascismo y la guerra. (...) Al
aplicar la política del frente popular contra el fascismo y la guerra, al
desplegar acciones conjuntas con los demás partidos y organizaciones de los
trabajadores contra el enemigo común, al luchar por sus intereses vitales y por
sus derechos democráticos, por la paz y la libertad, los comunistas no pierden
de vista la necesidad histórica del derrocamiento del capitalismo ya
anacrónico, y de la edificación del socialismo, que lleva aparejada la
liberación de la clase obrera y de toda la humanidad. Coordinar de manera
justa la política del frente popular con la propaganda del marxismo, con la
observación del nivel teórico de los cuadros del movimiento obrero, con la
asimilación de la gran doctrina de Marx-Engels-Lenin, como una guía para la
acción: eso es lo que tenemos que aprender y enseñar diariamente a nuestros
cuadros y a las masas». (Georgi Dimitrov; La unidad del proletariado
internacional, imperativo supremo del momento actual, 1 de mayo de 1937)
893
Sobre el papel y las tareas del Frente Democrático en la lucha por el triunfo
completo del socialismo en Albania, 14 de septiembre de 1967)
Casi todas las agrupaciones que cometen desviaciones sobre todo en la práctica,
no saben contraargumentar cuando se les señala que están saltándose los
principios del marxismo-leninismo. Algunos tratan de defenderse del hecho de
saltarse lo que en otras ocasiones ellos mismos recitan, para ello, se quejan
cuando les denuncian del uso de citas de los clásicos del marxismo-leninismo,
aludiendo que: «No están bien contextualizadas respeto al tema a tratar». O
tratan de ridiculizar tu exposición diciendo que «No se puede debatir a base de
citas»:
894
por sentimentalismo se busca la «unidad», «coordinación» y «colaboración»
con los revisionistas, a los que se jura y perjura respetar. (...) Eso si es una
clara expresión de doctrinarismo». (Equipo de Bitácora (M-L); Antología
sobre Reconstrucción Comunista y su podredumbre oportunista, 2017)
Los más ignorantes del PCE (m-l) que incluso desconocen la historia de sus
siglas, nos dirán: «¡Sois unos izquierdistas! ¡Unos dogmáticos!». Bien, el que
pronuncie tales palabras o similares argumentos, solo confirmará que no solo
no comprender ni acepta lo que Lenin ya vimos que expresaba sobre las alianzas
y los compromisos sin renunciar a los principios, sino que no entiende la lucha
contra el revisionismo que el PCE (m-l) desarrolló cuando era un partido
revolucionario.
«En todo momento hemos de tener presente que la unión del pueblo ha de ser
realizada por abajo, que es el pueblo el que tiene que estar unido y no los
partidos o cabecillas –aunque a veces esto también sea posible–. Pero si el
proletariado, el campesinado y otras capas populares no están unidas de nada
servirá que los partidos firmen pactos y anuncien acuerdos pues estos no
servirán de nada o en todo caso irán dirigidos y se volverán contra el
proletariado y la revolución. (...) De esta forma se consigue que sea cual sea la
evolución de los partidos –y la experiencia demuestra que los partidos no
proletarios oscilan y varían de táctica en un momento dado–, se mantenga la
alianza fundamental: el frente». (Partido Comunista de España (marxista-
leninista); Documentos del IIIº Congreso del PCE (m-l), 1979)
«Desde el XXº Congreso del PCUS de 1956, los revisionistas en todos los países,
y en lo que a España se refiere Carrillo y su grupo, acusaron a los marxista-
leninistas de izquierdistas porque denunciamos su política de componendas y
compromisos sin principios con la reacción y las fuerzas oportunistas, su
abandono de la lucha de clases, etc. basándose para ello en textos de Lenin y
Stalin contra el izquierdismo acerca de la necesidad de llegar a acuerdos y
compromisos con la reacción y con los oportunistas en determinados
momentos, casos y circunstancias. Lo que «olvidaba» nuestro revisionista
Carrillo de aclarar en sus ataques, es que «hay compromisos y compromisos».
(Elena Ódena; Algunas tendencias en el partido que obstaculizan nuestra
política de unidad, 1978)
895
Un partido como el actual PCE (m-l) que se ha juntado en alianzas concertadas
por arriba con los líderes de grupúsculos marginales del revisionismo, que ha
intentado incluso fusionarse con ellos sin que hubiesen demostrado un mínimo
de arrepentimiento y rectificación en sus posiciones previas, y que establece
todo tipo de pactos sin condiciones ideológicas ni dedica crítica alguna a las
teorías o acciones de sus aliados no puede tomarnos el pelo y hablar de «lucha
por la unidad de los trabajadores», de «lucha contra el revisionismo».
Un partido que dedica la mayor parte de sus esperanzas en estos frentes bajo
estas políticas, que encima le imposibilitan encabezarlos, no puede ser
considerado un partido de vanguardia ni que aspire a serlo. Sino un partido
oportunista que busca por hacerse un hueco en la retaguardia del revisionismo
patrio.
Una vez más la propia documentación de los clásicos del marxismo más la del
antiguo PCE (m-l)... deja en franca evidencia a los líderes del nuevo y artificial
PCE (m-l) y sus posiciones políticas de revisionismo trasnochado.
«La historia de los diez años de existencia de nuestro partido está íntimamente
ligada a la lucha contra el revisionismo. El partido ha surgido, se ha
desarrollado y se ha fortalecido en tenaz lucha contra el revisionismo moderno
y en primer término contra sus manifestaciones en el plano nacional, cuya
corriente principal encabeza el grupo Carrillo-Ibárruri». (Elena Ódena; X
años de lucha contra el revisionismo y el oportunismo, 1974)
896
De dichos desastrosos resultados y cismas del revisionismo... nacería el
brézhnevista Partido Comunista Obrero Español (PCOE), fundado en 1970 por
Enrique Líster. El PCE (m-l) criticaba su falso antirrevisionismo:
«El libro de Líster «Basta», junto con otros documentos, dan suficiente
material para poder analizar y ver qué es y qué busca, así como a quién sirve
Enrique Líster, hasta hoy cómplice del renegado, agente de la oligarquía y
antipatriota, Santiago Carrillo. (...) Es simplemente un fiel y sumiso servidor
del revisionismo soviético. (...) Saca trapos sucios de Carrillo al público, trapos
que han sido ensuciados con su colaboración, y hace algunas críticas
superficiales, más de palabra y de forma que de fondo, a la línea política
carrillista, de la cual Líster es coautor, ha participado en la elaboración y
explicación, y la defendía contra los marxista-leninistas hasta hace unos
meses. (…) Para todos los marxista-leninistas que en los años 1963 y 1964
comenzamos a luchar en las filas del partido, contra la corrupción y el
revisionismo de la dirección está bien claro que Líster, etc. emplearon con
nosotros los mismos métodos fascistas por los que hoy derraman lágrimas de
cocodrilo y se desgarran las vestiduras. Entonces ellos como uña y carne de
Carrillo utilizaron el corrompido aparato revisionista para aplastar la crítica,
e incluso llegaron a las amenazas de asesinato contra los que nos levantamos
por la pureza del partido y sus principios». (Partido Comunista de España
(marxista-leninista); El falso antirrevisionismo de Líster, 1973)
Por tanto, se explicaba que el PCOE no era más que otro grupúsculo revisionista
nacido de las riñas interrevisionistas:
897
Comunista de España, con Ibárruri al frente, se había alineado enteramente
en el campo de los renegados y los enemigos del comunismo. A partir de 1960,
en el Partido Comunista de España comenzaron a surgir grandes disputas y
divergencias que conducirían a la escisión del partido. Fue así como se crearon
dos fracciones revisionistas, antimarxistas: una, prosoviética, encabezada por
Enrique Líster; y otra, que buscaba independizarse de Moscú, para poder
aplicar su propia línea, que posteriormente tomaría el nombre de
eurocomunismo. A la cabeza de esta segunda fracción estaban Dolores
Ibárruri y Santiago Carrillo. (...) Han tenido el «honor» de haber arrojado por
la borda la bandera roja de la revolución y han pisoteado sin la menor
vergüenza la sangre derramada por decenas y cientos de miles de héroes en la
guerra civil española. (...) Los auténticos partidos comunistas son partidos de
la revolución y la edificación del socialismo, mientras que los llamados
partidos comunistas italiano, francés, español y otros de la misma especie son
partidos de las reformas burguesas. Los primeros son partidos que tienen la
misión de destruir el régimen burgués y construir el socialismo, los segundos
son partidos de la defensa del régimen capitalista y de la conservación del
viejo mundo». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)
Sin embargo pese a ser esto una verdad histórica obvia… Raúl Marco, en su
declaración refundacional de 2006, donde creó un nuevo y artificial partido que
recogía las siglas del PCE (m-l), cometiendo un ultraje contra la historia de esas
propias siglas, diría sin vergüenza alguna:
«El actual PCE (m-l) es heredero de las contribuciones de José Díaz, Cristino
García, Checa, Uribe, La Pasionaria [Dolores Ibárruri], Líster, Modesto y
otros, quienes lograron grandes éxitos pero también cometieron algunos
grandes errores. También reivindica la herencia de un líder de partido
injustamente desterrado, el camarada Joan Comorera, que se enfrentó al
revisionismo y la traición de Carrillo y que pagó con su vida por no vender la
causa revolucionaria mientras que otros se sentaron cómodamente en el
exilio». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Cronología del
Comité Estatal de Organizaciones Comunistas, 22 de octubre de 2006)
Por si quedan dudas de quien escribió esto, el propio Raúl Marco anotaría en
una introducción a la reedición a una obra del PCE (m-l) de 1974:
«Al releer ahora aquel análisis, me parece que habría que matizar algunos
aspectos, profundizar en otros, desarrollar más. Por ejemplo, pienso que no es
justo calificar de renegado a Enrique Líster. Cierto es que, quizá por
seguidismo hacia Carrillo, durante tiempo defendió posturas revisionistas y
oportunistas, que después de muchas vacilaciones y de luchas intestinas –
Semprún, Claudín, Gallego y otros miembros de la dirección del PCE–, rompió
con Carrillo, al que denunció en un libro que aclaraba bastantes puntos
oscuros. Pero sus posiciones oportunistas, no dan pie, en mi opinión, para
calificarlo de renegado y olvidar el importante papel que desempeñó durante
la guerra. Igualmente, «meter en el mismo saco» a Dolores Ibárruri con
Santiago Carrillo, tampoco es correcto». (Raúl Marco; Introducción a la obra:
«La guerra nacional revolucionaria del pueblo español contra el fascismo» de
1974, 2006)
898
El actual PCE (m-l) de Raúl Marco se junta con engendros como el PCE, el
PCOE, y sus respectivos jefes. Se atreve a reivindicar a figuras como Ibárruri o
Líster, intentando engañar a la gente con que todo el revisionismo en España ha
residido solamente en la figura de Carrillo. Para los metafísicos y torpes
analíticos, es bien fácil reducir la historia a este tipo de guiones donde se utiliza
una cabeza de turco para explicar todo un proceso:
Y es que, ¡por supuesto! Para el renegado Raúl Marco solo parece contar los
aportes de la «Pasionaria» a la causa del PCE en los años 30, e intenta disimular
la responsabilidad de Ibárruri en el atolladero revisionista en que metió al PCE.
Normalmente quienes apelan a esto lo hacen a base de fe, ya que los seguidores
de esta línea argumentativa ignoran que el desviacionismo de Ibárruri ya era
manifiesto mucho antes de su abierta adhesión al revisionismo en años
posteriores. Otra cosa es que, como acostumbran los defensores de los mitos del
revisionismo, no conozcan los hechos o los disimulen apropósito.
«El nuevo comité pidió a Dolores Ibárruri una exposición pública de sus
posiciones políticas. Se trataba de una exigencia de autocrítica oficial que
Pasionaria realizó por medio de una carta publicada en Mundo Obrero el 5 de
diciembre de 1932:
Yo, vieja comunista, no quiero ni puedo rehuir, (...), el hacer una autocrítica
severa de pasadas actuaciones. (...) No personalmente, sino en interés del
899
Partido, recabando para mí el tanto de culpa que me haya podido
corresponder. Unida al grupo de renegados, no como tal, sino por ostentar
este la dirección del Partido, por una convivencia de muchos años de lucha que
crearon entre nosotros lazos de sincero afecto, para mí ha resultado muy
doloroso tener que abandonar a estos camaradas en una revuelta del camino;
si dijese otra cosa no sería sincera. Pero cuando de luchar por el
engrandecimiento del Partido se trata (...), para mí no existen amistades,
afectos y familia ni amigos; no existe más que el Partido y la revolución y en
aras de esto sacrifico todo lo demás». (Mundo Obrero, el 5 de diciembre de
1932)
«En las primeras redacciones del informe de Dolores [del Pleno del Comité
Central del PCE en 1937] se tendía a ahogar la autocrítica en la exaltación del
gran papel jugado por el partido en la creación del ejército, respecto al
heroísmo de los combatientes, etc.; el informe tomaba demasiado el carácter
de un discurso de agitación. Ese defecto quedó en gran parte corregido en la
redacción definitiva. (…) El partido no está acostumbrado en absoluto a la
autocrítica». (Palmiro Togliatti; Sobre los problemas del Comité Central del
PCE, 25 de noviembre de 1937)
«La dirección del partido, en particular, fue siempre más fuerte en el trabajo
de la propaganda que en la organización». (Palmiro Togliatti; Informe, 21 de
mayo de 1939)
900
Razón por la que al final de la guerra reportaría sobre el partido, en lo que
parece en una clara alusión a Ibárruri, que:
«No puede haber paz mientras quede un sólo soldado de los ejércitos invasores
pisando el suelo de nuestra patria. No puede haber paz hasta que sean
definitivamente aplastados todos los enemigos y todos los que tratan de
implantar en España un régimen fascista. No puede haber compromiso de
ninguna suerte con los generales traidores a su patria, ni con el invasor
extranjero». (José Díaz; Informe al Pleno del Comité Central, celebrado en
Valencia los días 13 al 16 de noviembre de 1937) (…)
Si el Programa de los «13 Puntos» [de Negrín] fue recibido con abierta
hostilidad por los que en el campo republicano hacía tiempo que
cerebralmente estaban junto a los que luchaban contra la República, en
cambio en los frentes, donde a cada momento se jugaba con la muerte, y entre
las masas populares, fue aprobado con entusiasmo. El pueblo y los
combatientes sabían ya que no se luchaba a la desesperada y que el Gobierno
estaba dispuesto a encontrar una salida honrosa a la guerra que no se cerraba
el camino al compromiso que salvase vidas y garantizase el derecho del pueblo
a expresar democráticamente su voluntad». (Dolores Ibárruri; El único
camino, 1963)
901
camino de las concesiones se llegó a hacer declaraciones, como las que cita
Dolores Ibárruri en «El único camino»:
«Nos recibió Negrín, ante el cual expusimos la opinión de los comunistas sobre
la situación. «Si el Gobierno estaba dispuesto a continuar la resistencia, el
Partido Comunista le apoyaría. Si estaba dispuesto a entablar negociaciones
de paz, el Partido Comunista no sería un obstáculo».
Esta declaración hecha por Ibárruri a Negrin muestra hasta dónde se rodó
por la pendiente de la claudicación y el compromiso con el fascismo». (Partido
Comunista de España (marxista-leninista); La guerra nacional revolucionaria
del pueblo español contra el fascismo, 1974)
Togliatti señalaría, pareciese que una vez más en conexión con Ibárruri y otros,
que uno de los fallos del PCE en aquellos momentos finales fue:
Esto también había sido advertido años antes por los delegados de la IC,
denunciándose una:
902
del partido, de los sindicatos, del ejército y del Estado, cosa que, además de ser
una fuente de derroche, alejaba a las masas de esos dirigentes. Nuestro
partido no estuvo a salvo de esos defectos». (Palmiro Togliatti; Informe, 21 de
mayo de 1939)
Más de una vez Ibárruri se hizo notar por soltar discursos irresponsables, que
lejos de refutar las mentiras de los enemigos del partido, le daban un precioso
arsenal de argumentaciones para atacarle. En un discurso de agosto de 1937,
decía:
«Si en época normal hay un adagio que dice que es preferible absolver a cien
culpables a castigar a un inocente, cuando está en peligro la vida de un pueblo,
es preferible condenar a cien inocentes antes que el culpable pueda ser
absuelto». (Verdad; Órgano del Partido Comunista de España, 10 de agosto de
1937)
«El partido en general bien, pero con una tendencia muy acentuada, en la
primera fase de los acontecimientos a que hacen referencia estas notas, a
deslizarse de nuevo hacia actitudes sectarias. Esto vale sobre todo parece
Dolores. [En] Uno de sus discursos en Cataluña (…) A pesar de la línea
establecida con anterioridad, tuvo que ser corregido profundamente porque,
en el fondo, iba dirigido contra el frente popular –consideración de la pequeña
burguesía en bloque como una masa de cobardes, desprecio con la
constitución–». Durante un discurso en Madrid cayó de lleno en la
provocación de quienes quisieran presentar al partido como patrocinador del
desorden –invitación a los soldados a dirigir sus armas contra el enemigo
interior–. La tendencia contra la que en diversas ocasiones he tenido que
tomar posición ha sido la de creer que la solución de todos los problemas será
posible si el partido toma en sus manos todos los resortes del poder, y en
cuanto lo haga». (Palmiro Togliatti; Informe, 21-22 de abril de 1938)
Del mismo modo, los testigos señalaron a Ibárruri como una de las principales
responsables de que el PCE se viese superado tras el golpe de Casado de 1939:
«La dirección del partido –Checa, Uribe, Dolores, Diéguez, y Mo. En Madrid–,
en vez de hacer frente a la situación se encontraba en tal estado de
desmoralización y desorientación que le era posible pensar más allá. Una
semana después de la llegada de Negrín a la Zona Centro, todavía el Buró
Político (BP) no había podido hablar con él. (…) Los defectos de siempre de la
dirección del partido –falta de iniciativa, palabrería en vez de acción, excesivo
nerviosismo– llegaron al extremo. Por ejemplo: conscientes de la debilidad y
del aislamiento político en Madrid, y de la dificultad de mejorar la situación
mediante mítines –prohibidos–, se le había encargado a Dolores que
contribuyera a modificar la situación a base de establecer contactos con las
fábricas, a través de encuentros y conversaciones con delegaciones de obreros
903
de las fábricas en las que hacía repartir víveres. Ni una sola vez fue seguida
esa indicación. (…) El camarada Checa fue el primero en comprender la
necesidad de cambiar las cosas, corrigiendo para empezar la línea del partido,
y aceptó de inmediato consejos e indicaciones en ese sentido». (Palmiro
Togliatti; Informe, 21-22 de abril de 1938)
«Sostuve que si los miembros del BP –Carrillo, Mije, Giorla y Antónse– habían
quedado en Francia después de la pérdida de Cataluña, se debía a que ellos
daban la guerra por terminada al perderse esa región. Dije que esto mismo de
dar la guerra por terminada después de la pérdida de Cataluña también les
había pasado a Dolores y Delicado, y que sólo así se podía explicar el que se
encerraran en Elda –cerca de Alicante– y que nos dieran la orden al grupo de
militares que habíamos llegado de Francia de que nos encerráramos también
allí, lejos de los frentes donde estaban las fuerzas militares y de los grandes
centros industriales donde estaban las masas obreras y, sobre todo, lejos de
Madrid, que había sido la gran fortaleza del Partido y que en esos momentos
era el centro de la conspiración contra el Gobierno, contra el Frente Popular y
la República. Dije que jamás podría olvidar la penosa impresión que recibí la
mañana del 6 de marzo cuando al llegar a Elda, procedente de Cartagena –
donde la sublevación fascista había sido aplastada–, y unas horas después de
haberse sublevado ya Casado, me encontré con Dolores, Delicado y otros
dirigentes del. Partido, no estudiando la respuesta que se podía dar a los
traidores de la junta casadista, sino preparando la toma del avión para el
extranjero». (Enrique Líster; Así destruyó Carrillo el Partido Comunista de
España, 1983)
904
1939, para el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, Moscú, [abril]
de 1939)
Para aquel entonces, nos encontramos con una Dolores Ibárruri que quería
aparentar ser más «papista que el papa» justificando la política soviética con
argumentos rebuscados, aunque su política se justificase simplemente por la
lógica de los acontecimientos ante un escenario tan complicado y la política de
los imperialistas. Queriendo defender a la URSS llegaría a declarar sobre
Polonia lo siguiente en su artículo «La socialdemocracia en la guerra actual»:
905
un conglomerado heterogéneo, creado por el Tratado de Versalles». (España
Popular; Nº1, 1940)
Proclamar que la etnia polaca ocupaba solo el 60% eran unos cálculos del todo
falsos e innecesarios para realizar una crítica al régimen polaco. Ya que por
ejemplo estas cifras estaban en torno a un 68% según el censo de 1931. Claro
que el Estado polaco era un país con varias minorías nacionales anexionadas
por la fuerza y con falta de derechos evidentes bajo el legado dejado por Jósef
Pilsudski. Véase el artículo de Vientos del Este: «Bielorrusia bajo el dominio
polaco (1920-39)» de 2009.
Pero Ibárruri podría haber optado mejor por señalar que habían sido
previamente los polacos quienes habían firmado un pacto de no agresión con la
Alemania de Hitler en 1934, estableciendo grandes relaciones como se puede ver
en la asistencia de Hitler al funeral de Pilsudski al año siguiente, y habiendo
participado conjuntamente en la descuartización de Checoslovaquia ese mismo
año 1939.
Como concluiría Gregorio Morán, uno de los expertos en la historia del PCE,
muy acertadamente sobre los rasgos fuertes y débiles de su personalidad:
906
la obra hubiera terminado, cuando el telón estaba sobre el suelo y, salvo los
tramoyistas, nadie quedaba en el teatro». (Gregorio Morán; Miserias y
grandezas del Partido Comunista de España 1939-1985, 2017)
La propuesta final de Ibáruri rompía con los análisis y eslóganes del partido en
el final de la guerra española y de principios de la Segunda Guerra Mundial:
907
comunistas debían adecuar su táctica al nuevo contexto, pero la forma de
enfocarlo importaba mucho para no desorientar a la militancia, creando falsas
ilusiones –sobre los países imperialistas del bando Aliado como Francia,
EE.UU. o Gran Bretaña– o sus simpatizantes –los grupos de la burguesía
favorable al bando Aliado–. No era lo mismo invitar formalmente a los
«conservadores» españoles a formar un frente contra Franco y en contra del
bloque del nazismo, que exigir que todo el que se considere patriota –esté más a
la izquierda o a la derecha– buscase sin excusas y demostrase con acciones el
derrocamiento de Franco y el fin de la alianza de España con la Alemania nazi,
entendiendo que ellos no había liberación nacional posible, ni tampoco
liberación social.
Plantear de otra forma la cuestión, sobre todo en la forma poco clara y confusa
en que lo plantearía el PCE, dieron, y con razón, material para ser utilizado por
los anarquistas de la CNT/FAI, trotskistas, incluso UGT/PSOE, para acusar al
PCE de llevar a cabo llamamientos e intentos de acuerdos por arriba con la
reacción española, actos, que por otro lado no llevaban a ninguna parte, como se
comprobaría. ¿Y es que acaso los carlistas con cuotas de poder bajo el gobierno
de Franco iban a sumarse a derrocar a Franco por un llamamiento del PCE?
¿Acaso las figuras de la CEDA que habían conspirado contra la II República
financiado y apoyando el golpe de julio de 1936, ahora reintegradas en el
movimiento franquista, iban a abandonar a Franco y oponerse a Hitler? Y en el
exilio, ¿acaso las fracciones de monárquicos y católicos abiertamente
antifranquistas como Javier de Borbón-Parma o Gil Robles, influenciaban a
grandes capas populares como para contar con ellos? Algunas de estas figuras
eran meros políticos oportunistas, véase el pretendiente al trono Don Juan de
Borbón y sus seguidores, donde tras su oposición a Franco en el Manifiesto de
Lausana de 1945, volvería a reconciliarse con el franquismo en el Manifiesto de
Estoril de 1947, lo que daría pie a poner a su hijo, Juan Carlos I, en la línea
sucesoria de Franco.
Todo esto es lo que no se tuvo en cuenta. El PCE debía centrar sus esfuerzos en
continuar trabajando ideologicamente con las bases de los partidos que
precisamente habían traicionado el frente popular en 1939, y en menor medida,
con las militancias de los partidos que habían desatado la guerra, pero desde
luego jamás con sus dirigencias, que ni estaban ni se les esperaba para el
combate contra el fascismo. Este debía ser el objetivo para así poder atraer a los
elementos válidos a su seno, o en su defecto, por lo menos atraerlos hacia
un frente antifascista «sin traidores, capituladores, sin oportunistas, sin
cobardes». Esa era la mejor garantía para que España no entrase en guerra a
favor de Alemania y para que en el momento oportuno, hubiese un PCE fuerte
que pudiera forzar el fin de Franco prontamente.
908
(...) El giro se manifestará públicamente a comienzos de 1946, al solicitar el PC
su ingreso en la ayer denostada Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas,
organización unitaria creada en 1944 a la contra de la Unión Nacional.
Mientras la Unión estaba dominada por el PCE, en la Alianza ocurría otro
tanto con el Partido Socialista, al que se añadían los variados grupos
republicanos y los anarquistas; la multiplicidad del exterior se correspondía
con la ausencia casi total de peso en el interior. En 1946 los vientos que
soplaban eran unitarios y favorables a una entente con los aliados. La Junta
Suprema se autodisolvió oficialmente en julio de 1945 y la solicitud del PCE
para ingresar en la Alianza se concretó en enero del año siguiente. Nadie en el
partido se hacía ilusiones sobre el genuino carácter de la tal Alianza, que sólo
se diferenciaba de la Unión Nacional de Monzón en que ahora se trataba de un
conglomerado de siglas, y escasos activistas en el interior; exactamente al
revés de la Junta Suprema que se jactaba con razón de haber montado una
indiscutible red clandestina identificada con el propio partido comunista».
(Gregorio Morán; Miserias y grandezas del Partido Comunista de España
1939-1985, 2017)
909
nos da una idea de lo dolido que estaba al haber sufrido en sus carnes los
métodos de dirección de Ibárruri.
910
correspondencia de Largo Caballero, recién publicado, se dirige a la URSS.
Hoy queremos ocuparnos de un Boletín que con las iniciales de la «UGT de
España», publica Belarmino Tomás y el grupo que le sigue en México. (...)
Queremos creer que es la inconsciencia de alguna de esta gente, la que les lleva
a coincidir en determinadas orientaciones con los fundamentos que le sirven
de programa al pacto AntiInternacional Comunista de Hitler y sus secuaces».
(España Popular; Nº87, 1942)
Luis Cabo Giorla calificaba una «obra con sello unitario» a quien confesaba
haber combatido a los comunistas. Totalmente demencial.
Por entonces:
El eludir dicha cuestión planteaba un escenario idóneo para que los jefes
socialdemócratas más anticomunistas y recalcitrantes intentasen imponer su
ideología reaccionaria en el seno de ese futuro partido. Esto se ve en
declaraciones vergonzosas como la siguiente firmada a iniciativa de Mije y
Antón, que bajo la excusa populista de que «los intereses del pueblo lo deman»,
se instaba a la unidad sin hacer balance del pasado y las causas de la división de
la clase obrera:
911
«No pretendemos entrar aquí en el análisis de las causas de esa división ni
hurgar en las heridas propias o ajenas. El PCE considera que por encima de
todas las diferencias y antagonismos que podamos tener unos y otros, están
los intereses supremos de nuestro pueblo». (Partido Comunista de España;
Carta dirigida al IIº Congreso del Partido Socialista Obrero Español en
Francia, 1946)
A partir de 1947 y la salida del PCE del frente con los socialistas, se volvería a los
artículos más violentos, con un lenguaje despechado ultraizquierdista que
tampoco servía para demostrar a los obreros las debilidades de la
socialdemocracia como ideología en las cuestiones diarias, demostrando que la
dirección del PCE, encabezada por Ibárruri, siempre planteaba el problema del
reformismo de forma banal, desde desviaciones a izquierda o derecha.
«El discurso de Indalecio Prieto muestra cómo van cambiando las opiniones de
912
los dirigentes socialistas en orden a las demoracias populares. (...) Puesto que
se sienten solidarios de Yugoslavia. Los comunistas, reconsiderando opiniones
que han sido constatadas, como erróneas, vemos de nuevo en Yugoslavia una
república popular, un país que lucha por la paz y por la amistad entre los
pueblos». (Mundo Obrero; Nº15, 1955)
Esto muestra que los líderes del PSOE no habían cambiado, sino que eran los
líderes del PCE los que, desde hacía ya largo tiempo, se habían vuelto favorables
al socialdemocratismo y a ese engendro del imperialismo que fue en su día el
titoísmo, al cual los dirigentes del PCE habían dedicado ríos de tinta en las
columnas de sus periódico intentando aparentar ser los más antitoistas del
movimiento para camuflar sus propia naturaleza. Era curioso que el PCE
considerase en 1955 al tiotísmo como un gobierno que «luchaba por la paz»
cuando su gobierno acababa de firmar el Pacto de los Balcanes de 1953, que
certificaba meter a su nación en un pacto militar con dos de los países más
anticomunistas de la época: Turquía o Grecia, miembros de la OTAN desde
1952. Con el permiso del maoísmo, el titoísmo pronto sería el modelo político-
económico de «socialismo» a seguir para el PCE como se verá en los artículos de
Carrillo e Ibárruri.
913
«La historia de esa salida, que sólo algunos conocíamos, es la siguiente:
Dolores, que no se preocupaba en absoluto por la situación de los centenares
de miles de españoles metidos en los campos de concentración en Francia –y
menos aún por los de España–, pedía insistentemente que Antón fuese llevado
a Moscú. Dimitrov y el Secretariado de la IC, de acuerdo con José Díaz, se
hacían los sordos, pues consideraban que ésa era una buena ocasión para
terminar con el arribismo de Antón. En esta situación, Antón es detenido en
Francia, y entonces las peticiones de Dolores adquieren un verdadero tono de
histerismo. Ante ello, hay la famosa frase de Stalin: «Bueno, si Julieta no
puede vivir sin su Romeo se lo traeremos, pues siempre tendremos por aquí un
espía alemán para canjearlo por Antón». Y así fue como salió en 1940 de una
cárcel francesa y llegó a Moscú». (Enrique Líster; Así destruyó Carrillo el
Partido Comunista de España, 1983)
Ibárruri fingiría entender y acatar los consejos directos que Stalin daría a los
comunistas españoles sobre sus debilidades en la cuestión sindical en la España
de Franco. Pero en la práctica fue la figura que más se obcecó en mantener una
postura sectaria frente a los sindicatos, una que recordaban a las viejas posturas
del PCE de Bullejos previo a 1932:
«Stalin se limitó a ensalzar la lucha del pueblo español y sugirió que entre los
admirables logros del PC de España en todos los campos de la actividad
política había uno que no aparecía y al que la tradición leninista y bolchevique
siempre habían dado mucha importancia: el trabajo en los sindicatos
fascistas. Ni Stalin sugirió parar el movimiento guerrillero, ni entrar en los
Sindicatos Verticales falangistas. Stalin sólo se refirió a la tradición
bolchevique de trabajar también, es decir, sin abandonar los sindicatos
clandestinos y de clase, en los fascistas. (...) Frente a lo que suele citarse,
ninguna de las grandes figuras del partido recogió la «experiencia
bolchevique» en el trabajo sindical y esto ya de por sí llama la atención, pues
es de rigor que si hay algún giro significativo sea la más alta personalidad
quien marque la pauta. (...) Sin un ápice de ironía debemos admitir que fue
Vladimir Illich Lenin el único que planteó en Nuestra Bandera el problema sin
tapujos, pues a él le cedieron la palabra y reprodujeron un texto de 1920
titulado: ¿Deben actuar los revolucionarios en los sindicatos reaccionarios?
Con este capítulo del libro de Lenin La enfermedad infantil
del «izquierdismo» en el comunismo, creyeron los dirigentes del PCE, diez
años más tarde, haber dado un giro espectacular a su política sindical. (...) La
idea es diáfana: hay que utilizar los Sindicatos Verticales al tiempo que se
desenmascara a los nombrados a dedo. Para la secretario general del partido
esto le parecía en 1949 una falsa interpretación de nuestra política. Había que
seguir en las mismas posiciones anteriores a la entrevista con Stalin aunque
contemplando ahora la eventualidad de trabajar de tapadillo en los sindicatos
falangistas. La carta de Dolores a la redacción de Mundo Obrero congelará la
política sindical, reincidiendo de nuevo en la creación de sindicatos de UGT,
clandestinos, aunque no se vuelquen precisamente nuevos recursos para esa
tarea». (Gregorio Morán; Miserias y grandezas del Partido Comunista de
España 1939-1985, 2017)
914
Existen varios documentos de los años 40 donde Stalin, al observar ciertas
actitudes de ciertos dirigentes, dejó de manifiesto la confianza o desconfianza
que le producía algunos líderes del movimiento comunista. Comentarios
negativos sobre figuras que años después se destaparían abiertamente como
revisionistas, como en el caso de Togliatti o la propia Ibárruri:
915
«La celebración del XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión
Soviética, y la nueva aportación teórica al tesoro del marxismo-leninismo que
se hace en el informe del Comité Central expuesto por el camarada Jruschov,
sobre la coexistencia pacífica, sobre la posibilidad de impedir la guerra en la y
época actual, sobre las relaciones con los partidos socialistas, así como sobre
las diferentes formas del paso hacia el socialismo, son ya una gran ayuda para
los partidos comunistas. (...) Estos nuevos planteamientos teóricos, concretos y
sencillos, asequibles aun a los trabajadores más alejados de nosotros,
planteamientos que eran exigidos por la vida y la realidad, nos ayudarán a
terminar, y yo hablo concretamente de los comunistas españoles, con
concepciones estrechas y sectarias que estaban en nuestra actividad. Esto hará
menos difícil encontrar un terreno favorable al entendimiento con los
trabajadores socialistas, anarco-sindicalistas y católicos, y también con
fuerzas de la burguesía nacional. (...) Además de las fuerzas obreras y
campesinos pobres que odian al régimen, hay en toda España grandes núcleos
burgueses, importantes sectores de la clase media y de los intelectuales que se
separan del franquismo, que desean un cambio de régimen. (...) Los nuevos
planteamientos en orden a la existencia y a las formas de paso hacia el
socialismo servirán sin duda para dar más confianza a estas fuerzas y
haciéndoles comprender que todavía existe para ellas un gran campo de
acción y de posibilidades de un desarrollo democrático». (Mundo Obrero;
Órgano del Comité Central del Partido Comunista de España, Nº4, 1956)
916
Por ello:
Este camino del camaleonismo político era justamente el camino que hacía
tiempo había elegido Ibárruri.
El reconocer a estos renegados como referentes sin criticismo como hace Raúl
Marco es romper con toda la herencia del PCE (m-l) de 1964-1985, el cual
criticaba a todos y cada uno de estos nombres. Véase el «Esbozo de la Historia
del PCE (m-l)» de 1985. Allí se ve como muchos de estos nombres fueron
partícipes en la política revisionista del PCE para arrastrarlo a su degeneración.
Estos nombres: los Gallego o Líster, son los que denunció en su momento el
propio Raúl Marco junto al de Carrillo-Ibárruri, como los gánsteres que en 1964
amenazaron e intentaron amedrentar a los jóvenes y veteranos comunistas que
discrepaban con la política del PCE y formarían posteriormente el PCE (m-l),
¡por tanto Raúl Marco no solo es un traidor a las ideas del comunismo, sino que
es un traidor a la historia y a las siglas de su propia organización y más triste
aún, es un traidor así mismo!
Del mismo modo ocurre con Líster, al cual se nos intenta defender ante la
acusación de ser renegado porque tuvo «méritos de importancia en el pasado».
Esta idea quizás es un reflejo de lo que pretende creer por miedo el propio Raúl
Marco cuando la historia le juzgue a él, pero los comunistas no juzgamos a los
«viejos bolcheviques» por lo bueno que hicieron, sino también por lo negativo y
también por lo que hacen en el presente, y Marco no se libra de una balanza que
ha sobrepasado lo soportable como para respetarle. Para el señor Marco toda la
militancia en el PCE de Líster junto a Ibárruri-Carrillo desde 1942 hasta 1970 le
parece poca coparticipación en los crímenes del carrillismo. Intenta justificar a
Líster pese a todo su período posterior como brézhnevista convencido desde
1970 a 1994 con su propio partido prosoviético, el PCOE. Se ve que todas estas
917
cosas parecen minucias. Recordemos algunas de las cosas que soltó en su
momento Líster y que muy correctamente denunciaba el antiguo PCE (m-l):
«Hay quienes les parece bien que el actual régimen continué, pero están por el
desarme y la paz: con ellos hay que entenderse. Hay quienes aún les parece
bien que los estadounidenses tengan sus bases atómicas en España y aún así
cierran los ojos ante la conducta de los militares yanquis en nuestro país. (...)
Pero al mismo tiempo, esos españoles quieren el desarme y la paz: hay que
buscar el acuerdo con ellos». (Mundo Obrero, 2ª quincena de enero de 1965)
918
pequeños propietarios que pongan término a la propiedad latifundista
mediante la nacionalización de sus tierras ociosas y mal cultivadas». (...) Es
decir, que las que, como dice Carrillo, sean cultivadas «racionalmente», no
serán nacionalizadas. (...) No extraña tampoco la superficialidad con que trata
el problema de la mujer, dándole un sentido feminista pequeño burgués».
(Partido Comunista de España (marxista-leninista); El falso antirrevisionismo
de Líster, 1973)
Con todo esto, creemos que queda de sobra demostrado el oportunismo del
creador del PCOE. Lamentablemente, el PCOE actual no ha cesado de recorrer
el mismo camino: dando bandazos a izquierda –como últimamente
considerando a España «fascista»–, y sobre todo a derecha –ilusiones sobre el
revisionismo jruschovista y el castrismo, antistalinismo solapado, etc.–, con
tesis ajenas al marxismo.
Otro de los actores que sale a escena y es reivindicado por el actual PCE (m-l) es
Juan Modesto, el cual si bien su papel positivo durante la guerra fue indiscutible
en el tema militar, sus actividades posteriores dejaron bastante que desear.
Como por ejemplo, en las publicaciones de orden militar bajo su mando, en vez
de hablar de cosas realmente importantes para la lucha de los antifascistas del
interior, se dedicaba a exaltar la figura de Dolores Ibárruri:
919
guerrillero de Málaga Unidad, que califica a Pasionaria de cerebro
privilegiado, o las Juventudes Socialistas Unificadas de Madrid que la
reconocen como heroína y mejor representante de nuestro pueblo o los de
Valencia que en plan fallero le hacen una letanía religiosa donde se sustituye
Virgen María por Pasionaria». (Gregorio Morán; Miserias y grandezas del
Partido Comunista de España 1939-1985, 2017)
«Langullo exige que le expliquen por qué a él, que lleva operando en la
provincia de Orense desde el dificilísimo año 1941, ahora casi diez años
después, le es imposible seguir. Había no obstante quien no tenía ninguna
duda sobre la capacidad del movimiento guerrillero y su espléndido futuro.
Líster y Modesto, los generales de tres ejércitos, seguían haciendo sus juegos
de la guerra sobre una mesa camilla. Modesto seguía refiriéndose a 1948 como
el año de mayor combatividad y mayor número de operaciones guerrilleras...
¡en Andalucía!, donde prácticamente sólo quedaban partidas no superiores a
tres personas, aisladas y dedicadas a la áspera supervivencia. No sorprende el
análisis de Modesto pues según su peculiar manera de entender las bases
operativas guerrilleras todo se debía a que en la campiña andaluza es donde la
influencia ideológica y orgánica del marxismo alcanzó mayor auge, donde
existe más rancia solera. Esta castiza definición del andaluz guasón que era
Modesto, iba a la par con el tono de piedra berroqueña que daba el ex cantero
Líster a sus rotundos análisis. Mundo Obrero por su parte sigue a lo largo de
1950 jaleando la lucha guerrillera, narrando en primeras páginas
el «ajusticiamiento» de un comandante y un teniente de la Guardia Civil,
totalmente inventadas o la ofensiva guerrillera en Granada durante el verano
del 50. Carrillo, con razón, no soportaba a Líster ni a Modesto, aquellas dos
figuras de cartón piedra creadas en los revueltos tiempos bélicos, abocados al
alcoholismo y a las sórdidas aventuras amorosas, que no hacían más que decir
cuáles debían ser las grandes líneas operativas del movimiento guerrillero,
mientras los demás debían mantener los engorrosos problemas del aparato
técnico, claves, emisiones, dinero, armamento, buzones». (Gregorio Morán;
Miserias y grandezas del Partido Comunista de España 1939-1985, 2017)
Como sabemos Modesto, fue de esas figuras que cayó peso de las acusaciones
infundadas, pero que tampoco hizo nada especial por exponer a la dirección de
Ibárruri-Antón-Carrillo.
Otra figura que se reivindica en el comunicado de 2006 del actual PCE (m-l) es
Vicente Uribe. En otro artículo más actual se dice en concreto:
920
España [se cita el informe de Vicente Uribe al Vº Congreso de 1954]». (J.P
Galindo y Clemen A.; Analfabetismo teórico del socialchovinismo, 2019)
Uribe, claro que fue una figura clave en el desarrollo del PCE durante los
primeros años, pero también fue vital en la transformación paulatina de la
organización en un partido revisionista. Desconocer esto certifica que estos dos
señores, seguramente añejos revisionistas que se esconden bajo estos
pseudónimos, son verdaderos zotes en cuanto a comprender la política real del
PCE de aquellos años. Pero repasemos en extensión dicho informe de Uribe:
¿Hace falta en serio que los derechos inherentes a todas las naciones sean
fijados por una llamada comisión? Y peor aún: ¡por una comisión donde la
burguesía, sus partidos, su capital, etc. tiene cabida! La respuesta es clara: ¡no!
Los derechos de las mismas, condensados en el derecho a la autodeterminación
de sus destinos, no quedan otorgados por ningún compendio de politicastros
desde arriba, sino que existen desde el momento en que lo hacen de manifiesto
las propias entidades, el parlamentarismo burgués no resuelve los problemas, ni
los sociales ni nacionales.
La línea reaccionaria sobre la cuestión nacional solo era, por tanto, uno de los
varios campos donde el revisionismo había hecho mella en el PCE, pero no el
único:
921
Constitución que defenderemos será la más democrática posible. (…) Un
ejemplo brillante de esto lo tenemos en Italia. El Partido Comunista y él
Partido Socialista tienen establecido un pacto de unidad de acción que ha
reportado grandes beneficios al pueblo italiano». (Vicente Uribe; Informe
sobre el 2º punto del día: el programa del partido, 1954)
Eran acusaciones que, repasando la vida de Uribe, algunas eran ciertas pero con
ciertos matices. Por ejemplo, si es cierto que Uribe promovió un culto
exacerbado, pero no para sí mismo, sino hacia la propia Ibárruri, pero esto fue
común a toda la cúpula y no solo a él. En otros casos, ciertamente Uribe
reconocería no tener suficiente formación, pero no era el único de aquella
cúpula en esa condición. En otras ocasiones, los cargos parece ser que eran del
todo falsos y fueron exclusivamente cometidos por la principal pareja
acusadora: Ibárruri-Carrillo. Pese a este ataque por la espalda acometido por
sus antiguos compañeros, Uribe no reaccionó con vitalidad, a diferencia del
valiente y honesto Comorera, no se vio capaz de enfrentarse a ellos delante de la
militancia, no se atrevió a dar guerra para restablecer la verdad aunque fuese
fuera del PCE. Actuó como un pusilánime, simplemente aceptó algunos de los
cargos, negó con tibieza otros, y se retiró de la política hasta fallecer en 1961.
922
Todo esto es importante de rescatarlo, ya que muchos antirevisionistas
históricos como el propio PCE (m-l) databan en sus documentos la fecha de
degeneración del PCE en años mucho más tardíos, en los 60, ya que ellos se
formaron en 1964 como escisión suya. Esto todavía ocurre, lo cual tiene mucha
menos justificación con el devenir de los años y la información sobre el PCE.
Algunos, mecánicamente, solo ven una traición en la línea política del PCE a
partir de la adhesión al jruschovismo en 1956 y la presentación de la línea de
reconciliación nacional, otros datan, como hacía el PCE (m-l), la fecha límite en
el VIº Congreso del PCE de 1960, incluso los más obtusos solo ven algo de
revisionismo ya en los 70 con la oficialización del eurocomunismo. Lo cierto es
que a partir de los años 40, bajo la dirección de Ibárruri-Carrillo, los bandazos y
cambios de postura aparentemente inexplicables del PCE –sobre la
socialdemocracia, sobre el anarquismo, sobre la cuestión republicana, sobre la
cuestión nacional, sobre la cuestión sindical, sobre las fuerzas motrices de la
revolución, sobre la cuestión armada, sobre las alianzas a contraer– se vuelven
constantes. Esto únicamente puede obedecer a que los pilares sobre los que se
asientan semejantes afirmaciones se encuentran en estado de derrumbe. Y no
hay carcoma más letal para los principios que el revisionismo: el hecho de hacer
pasar por adaptación del marxismo la violación de sus principios confirmados y
elevarlo a sistema.
La defensa puntual que el actual PCE (m-l) de Raúl Marco llega a realizar de la
figura de Joan Comorera es ultraoportunista, vergonzosa, y un atentado contra
la verdad histórica. Véase la obra de Joan Comorera: «Declaración del
Secretario General del PSUC» de 1949 y las anotaciones al respecto con
documentación de la época. Ahí demostramos que, precisamente, el marxista-
leninista catalán fue sometido a una campaña de persecución en la cual
participaron en su momento de buen grado no solo Carrillo, sino también
Ibárruri y Líster, que tenían posiciones de mayor rango en el partido. Éste
último, el único triste mérito que tuvo a posteriori fue contar ante el público los
crímenes de la cúpula del PCE que Vicente Uribe le confesó sobre el Caso
Comorera y otros, entre los cuales se encontraba la ejecución de planes para
calumniar y liquidar a los revolucionarios opositores a la línea revisionista de
entonces, confesión oportunamente realizada para defenestrar a Carrillo en
momentos en que Líster había lanzado su nuevo partido, pero que había callado
durante años:
923
revolucionarios y que las divergencias de ellos con Carrillo también eran
antagónicas, y otros simplemente lo rehabilitaron como una figura del
comunismo catalán a recuperar siendo tan hipócritas como para olvidar su
polémica con el revisionismo y jugando a reivindicar tanto a Comorera como
a sus verdugos [como hace ahora Raúl Marco]. Es decir: según las
circunstancias los oportunistas nacionales se inventan rasgos de Comorera, o
se valen de unos para sus intereses, mientras se olvidaban de otros. (...)
¡Comorera y su legado solo puede ser reivindicado por los marxista-leninistas,
nunca por los sepultureros de sus principios!». (Introducción de Bitácora (M-
L) al documento de Joan Comorera: «Declaración de Joan Comorera:
Secretario General del Partido Socialista Unificado de Cataluña» de 1949, 5 de
septiembre de 2015)
Por esto también criticamos a las nuevas camadas del revisionismo como
Reconstrucción Comunista (RC), que diciendo reivindicar el legado del PCE (m-
l) y de Elena Ódena, también tienen asimismo ese tipo de relaciones cordiales
con los partidos de herencia brézhnevista como el PCOE y el PCPE, ¡los cuales
incluso les envían mensajes públicos de agradecimiento por el tratado recibido!
Véase el capítulo: «Dime con quién te juntas y te diré quién eres» del
documento que citamos a continuación:
924
Si la clase obrera quiere tener alguna posibilidad de triunfar, tiene que aprender
a identificar a sus enemigos, incluso aunque aparenten ser sus amigos y
reivindiquen sus símbolos y consignas, debe desmitificar a todo sujeto y analizar
críticamente el balance total de sus acciones y planteamientos hasta el último
instante; y sólo así, con una vigilancia revolucionaria en las figuras políticas,
podrá el proletariado asegurarse de no caer en las garras del enemigo camuflado
«En efecto, puede hoy afirmarse que la familia conyugal ha nacido de las
contradicciones económicas que aparecen en el momento en que el trabajo se
ha hecho más productivo, es decir, ésta ha nacido de la propiedad privada y se
ha consolidado con ella, al mismo tiempo que se precisaban en toda la
sociedad los antagonismos de clase. Por consiguiente los conflictos y las luchas
que se desarrollan en el seno de la sociedad han de reflejarse, y de hecho se
reflejan, en la oposición existente inicialmente entre los hombres y las mujeres
en el seno del matrimonio conyugal. La noción de la inferioridad de la mujer se
explica fundamentalmente por el hecho de que desde el momento en que los
hombres obtienen su supremacía, han impuesto la idea de que las mujeres son
de una naturaleza distinta, que poseen por naturaleza caracteres distintos y
que sus capacidades son normalmente inferiores. A este respecto no podemos
dejar de señalar el papel determinante que en la era cristiana ha jugado la
«Santa Madre Iglesia», cuyos fundadores sostenían incluso la idea de que la
mujer era un ser intermedio entre el hombre y el animal, un ser impuro e
inferior en todos los órdenes.
925
1) Que la subordinación de la mujer no se basa en una inferioridad congénita,
sino que es la consecuencia histórica de un hecho económico, es decir, del
desarrollo de la productividad del trabajo y el acaparamiento por los hombres
de las principales riquezas creadas por esta productividad acrecentada.
Por ello, en el IIº Congreso del PCE (m-l) de 1977 ante el auge de los
movimientos feministas, se instaba a abordar la cuestión de género en base a la
visión marxista del partido y no siguiendo la versión idealista de las
organizaciones feministas:
926
(Partido Comunista de España (marxista-leninista); Documentos del IIº
Congreso del PCE (m-l), 1977)
927
abrumadores y evidentes como la Primera, pero con una continuidad
discursiva que enlaza inmediatamente con la postmodernidad naciente a
finales del siglo XX, donde la desaparición del bloque socialista da pie al
cuestionamiento del feminismo marxista por no lograr un éxito total en la
transformación social e impregna de cierto nihilismo esta nueva visión
feminista, al presentar un replanteamiento de todos los aspectos sociales desde
perspectivas originales hasta entonces, tales como la teoría queer o el
ecofeminismo y cuestionando posicionamientos previamente dados por
sentados, como el caso de la prostitución o la pornografía, desde ópticas
liberales de autonomía individual del individuo sin prejuicios de género o
sexo». (Octubre; Órgano de expresión del PCE (m-l); Nº114, 2018)
928
intermedio entre el macho y el castrado al que se califica de femenino».
(Simone de Beauvoir; El segundo sexo, 1949)
929
sociedad que tiende a conocer la sexualidad de los niños y adolescentes». (Le
Monde, January 26, 1977)
¡Esta es la autora que para el PCE (m-l) actual su obra supuso un «avance
significativo en la conciencia femenina»!
Junto a este tipo de ideas de Simone de Beauvoir, habría otras autoras que
plantearían teorías igualmente demenciales. Shulamith Firestone pensaba que
la maternidad era la principal forma de opresión que sufría la mujer. Tomando
prestado un símil marxista, proponía que la mujer –por el mero hecho de serlo y
sin entrar a tomar en cuenta su posición de clase– era un ser oprimido que
debía tomar el poder, debía rebelarse, tomar los medios de reproducción y
establecer su dictadura, para así llegar a la reproducción artificial de la especie:
930
cabo? El problema es que existe una situación de explotación entre los adultos
y los niños de la misma forma que existe entre los hombres y las mujeres, las
relaciones intergeneracionales tienen lugar en una situación de desigualdad.
Los niños están en una posición muy precaria cuando mantienen relaciones
con adultos no sólo en un sentido concretamente material sino también
emocional ya que su personalidad no está reconocida en nuestra sociedad.
MB: ¿Piensas que puede existir una relación erótico-amorosa tierna entre un
niño y un hombre?
KM: Por supuesto, o entre una niña y una mujer mayor. Los hombres y las
mujeres se han amado durante milenios, como lo han hecho personas de razas
diferentes. Lo que me preocupa es el desigual contexto en el que esas relaciones
deben existir. Por supuesto, esas relaciones pueden no ser de explotación y
teniendo en cuenta las circunstancias son probablemente heroicas y muy
maravillosas». (Mark Blasius; Una entrevista con Kate Millett, 1980)
Simone Beauvoir, sería una de las feministas que crearía la noción de que el
marxismo era insuficiente para abordar los problemas de la mujer en la
sociedad, mezclaba tanto las experiencias socialistas como revisionistas para
concluir que el marxismo había sido un fracaso:
Simone Beauvoir: Tuvo un éxito muy rápido, pero no sabría decirle las cifras.
Ahora que se ha publicado en bolsillo creo que ha llegado a mucho más
público. Pero ha tenido una acogida muy mala. Las críticas que más me han
decepcionado son las de los hombres que creía igualitarios. Hay comunistas
que han escupido en el libro, diciendo que a las obreras les da igual lo que
escribo. Esto es completamente falso. El libro va destinado más a las mujeres
obreras que a las burguesas.
Jean Louis Servan Schreiber: ¿Por qué los comunistas son reticentes a sus
ideas?
Jean Louis Servan Schreiber: Entonces, ¿la idea es que si hay una revolución,
la situación de la mujer cambiará automáticamente?
Simone Beauvoir: Sí. Y tengo que decir que en 1949, cuando escribí este libro,
dudaba poco de eso. Creía que había que militar por la revolución, soy
completamente de izquierdas y busco el derrocamiento del sistema, la caída
del capitalismo. Pensaba que sólo hacía falta eso para que la situación de la
mujer fuese igual que la del hombre. Después me di cuenta de que me
equivocaba. Ni en la URSS, ni en Checoslovaquia, ni en ningún país socialista,
ni en los partidos comunistas, ni en los sindicatos, ni siquiera en los
931
movimientos de vanguardia, el destino de la mujer es el mismo que el del
hombre. Esto es lo que me convenció para convertirme en feminista y de
manera bastante militante. He comprendido que existe una lucha puramente
feminista y que ésta pelea contra los valores patriarcales, que no debemos
confundir con los capitalistas. Para mí, las dos luchas han de ir juntas. Parece
imposible que el destino de la mujer cambie profundamente si el destino de la
sociedad no cambia profundamente en cuanto a la lucha de clases. Pero
también parece ilusorio pensar que la lucha de clases sirva por completo, tiene
que existir una lucha específicamente para la mujer». (Entrevista de Jean
Louis Servan Schreiber a Simone Beauvoir, 6 de abril de 1975)
¡Más bien haría el PCE (m-l) en analizar estas cuestiones que en estar loando a
los iconos del feminismo pequeño burgués de los 70!
932
primero que pienso es que hay que tomarlas en serio, pero lo triste es que
tienen sus seguidoras, y éstas no las puedes convencer con nada, es como si
entras a un psiquiátrico e intentan crear conciencia y coherencia. Por
desgracia es nuestra sociedad produce estos psiquiátricos, y no puede ser de
otro modo en el capitalismo. Yo me atengo en la cuestión de género a A.
Kolontái y a alguna que otra muy honrada, incluso las sufragistas, pues su
base era razonable para la época, pero nada más. En cambio, este feminismo
es parte de los modismos, de los tantos que hay y surgen. Te dicen que el
feminismo es el sinónimo de la igualad, que estupidez más grande, ¿y las
clases sociales? Para ellas es lo mismo la sirvienta del hogar que dobla el lomo
–a la cual le pagan una miseria por horas, no le pagan el transporte– que la
funcionaria que cobra 1.500 euros o similar, con unas prebendas, por favor...
Como consecuencia no pueden tener ni sufrir una represión igual. Una tiene
más fácil «escape» en todo lo que se encuentre a su paso y otra está más sujeta
por su situación socio-económica para no salir de ese embrollo. La gente
cuando habla de los problemas, parece que solo ve el tentáculo del pulpo, pero
no a su cabeza. Porque si fuese a la cabeza vería que el fascismo es un pulpo
tiene todo ese tipo de connotaciones aberrantes». (Comentarios y reflexiones
de José Luis López Omedes a Bitácora (M-L), 2019)
933
«Es el momento de que el feminismo recupere la tradición de lucha que hace
décadas perdió, alejándose de posiciones interclasistas, integrándolo en la
lucha de clases e intrínsecamente ligado a la emancipación del proletariado».
(Reconstrucción Comunista; 8 de marzo: por un feminismo de clase y
combativo, 2013)
Algo que han venido haciendo con su eslogan revisionista «¡Por un feminismo
de clase!». Un eslogan que a su vez es copiado del brézhnevista PCPE que
proclama «¡Por un feminismo de clase y combativo»!
«Por todo ello, y entendiendo el feminismo de clase como una parte orgánica
integrante del resto de movimiento obrero». (Partido Comunista de los Pueblos
de España; Qué diferencia al feminismo de clase del feminismo burgués, 13 de
noviembre de 2013)
De nuevo una vez más nos encontramos con la falsedad histórica del llamado
«feminismo marxista», diciendo que «los comunistas necesitan el feminismo»
como si los comunistas no tuviesen una postura propia en la cuestión de género
o directamente manipulando la historia diciendo que «los comunistas siempre
han sido feministas» cuando salta a la vista histórica que los comunistas
siempre han estado en contra de las explicaciones idealistas del feminismo
sobre la cuestión de género.
934
Los caminos seguidos por las mujeres trabajadoras y las sufragistas
burguesas se han separado hace tiempo. Hay una gran diferencia entre sus
objetivos. Hay también una gran contradicción entre los intereses de una
mujer obrera y las damas propietarias, entre la sirvienta y su señora».
(Aleksandra Kolontái; El Día de la Mujer, 1913)
«En sus demandas de igualdad política nuestras feministas son como sus
hermanas extranjeras, los amplios horizontes abiertos por el aprendizaje
socialdemócrata permanecen ajenos e incomprensibles para ellas. Las
feministas buscan la igualdad en el marco de la sociedad de clases existente, de
ninguna manera atacan la base de esta sociedad. Luchan por privilegios para
ellas mismas, sin poner en entredicho las prerrogativas y privilegios
existentes. No acusamos a las representantes del movimiento de mujeres
burgués de no entender el asunto, su visión de las cosas mana inevitablemente
de su posición de clase (…) A pesar de lo aparentemente radical de las
demandas de las feministas, uno no debe perder de vista el hecho de que las
feministas no pueden, en razón de su posición de clase, luchar por aquella
transformación fundamental de la estructura económica y social
contemporánea de la sociedad sin la cual la liberación de las mujeres no puede
completarse». (Aleksandra Kolontái; Los fundamentos sociales de la cuestión
femenina, 1907)
Es más, incluso las figuras feministas que han tenido alguna simpatía por el
proletariado, sino adoptan el marxismo, acaban naufragando en propuestas
«parche», reformistas, irreales para los problemas verdaderos de los
trabajadores:
«Las feministas declaran estar del lado de la reforma social, y algunas de ellas
incluso dicen estar a favor del socialismo –en un futuro lejano, por supuesto–
pero no tienen la intención de luchar entre las filas de la clase obrera para
conseguir estos objetivos. Las mejores de ellas creen, con ingenua sinceridad,
que una vez que los asientos de los diputados estén a su alcance serán capaces
de curar las llagas sociales que se han formado, en su opinión, debido a que los
hombres, con su egoísmo inherente, han sido los dueños de la situación. A
pesar de las buenas intenciones de grupos individuales de feministas hacia el
935
proletariado, siempre que se ha planteado la cuestión de la lucha de clases han
dejado el campo de batalla con temor. Reconocen que no quieren interferir en
causas ajenas, y prefieren retirarse a su liberalismo burgués que les es tan
cómodamente familiar». (Aleksandra Kolontái; Los fundamentos sociales de la
cuestión femenina, 1907)
Pero claro, si eres un oportunista político, por supuesto que puedes proclamar
que hasta los movimientos feministas luchan en pro del socialismo, ¿no existe
gente que proclama que hasta el Papa lo hace? ¿Dónde está el límite? Pues
depende de la graduación de las lentes revisionistas que uses.
Entonces, ¿es realmente posible hablar de las feministas como las pioneras en
el camino hacia el trabajo de las mujeres, cuando en cada país cientos de miles
de mujeres proletarias habían inundado las fábricas y los talleres,
apoderándose de una rama de la industria tras otra, antes de que el
movimiento de las mujeres burguesas ni siquiera hubiera nacido? Sólo gracias
al reconocimiento del trabajo de las mujeres trabajadoras en el mercado
mundial las mujeres burguesas han podido ocupar la posición independiente
en la sociedad de la que las feministas se enorgullecen tanto.
936
El marxismo por tanto siempre ha estado en contra del feminismo por sus
consignas sexistas y enfocadas a la autosatisfacción de un núcleo reducido de la
población –las burguesas–:
«No cabe duda de que existe una cuestión femenina. Pero para nosotros, que
somos agraciados de contarnos entre la clase obrera, bien por nacer entre sus
filas o por trabajar para su causa, está claro que el asunto pertenece a la
cuestión general del movimiento obrero. Podemos comprender y simpatizar –e
incluso ayudar cuando fuese necesario– con el movimiento de las mujeres de
clase media-alta en pos de los derechos más básicos para la mujer, pues estos
derechos beneficiarán asimismo a la mujer trabajadora. Lo he dicho
937
claramente: ayudar cuando fuese necesario. ¿No nos enseña el «Manifiesto
Comunista» que es nuestro deber apoyar cualquier movimiento progresista
que beneficie de uno u otro modo a la causa del proletariado, pese a que este
movimiento no sea el nuestro? Si cada una de las demandas de estas mujeres
se cumpliese hoy, nosotras las mujeres trabajadoras seguiríamos donde
estamos hoy día: trabajando largas horas por unos salarios ignominiosos bajo
condiciones deplorables. Seguiríamos hundidas en la única decisión entre la
prostitución y la hambruna. Si se cumpliesen hoy todas esas demandas [de las
feministas] sería aún más claro que nunca que las mujeres trabajadoras
encontrarían en las mejores de estas mujeres [feministas] a su peor enemigo;
que tendrían que luchar contra éstas tan arduamente como sus hermanos de
clase contra los capitalistas. (...) Para nosotros ya no se trata de una «cuestión
femenina» tomada desde el punto de vista burgués, así como no existe una
«cuestión masculina». Allí donde las mujeres burguesas demandan derechos
que nos son de ayuda también a las mujeres proletarias, lucharemos junto a
ellas, del mismo modo que los hombres proletarios no rechazaron el derecho a
voto porque proviniese de la clase burguesa. Nosotras no rechazaremos
ninguna ventaja, pese a que se haya conseguido por y para las mujeres
burguesas y, queriendo o no, nos haya beneficiado también a nosotras.
Aceptamos estas ventajas como armas, armas que nos capacitan para luchar
mejor de la mano de los hombres de nuestra clase. No somos mujeres en lucha
contra los hombres, sino el proletariado en lucha contra sus explotadores».
(Eleanor Marx; Sindicatos de mujeres en Inglaterra, 1892)
Todos los clásicos del marxismo ya nos advirtieron sobre el llamado feminismo
y algunas de sus corrientes que se aventuran a hablar de todo menos del origen
real de esa desigualdad manifiesta entre el hombre y la mujer en la sociedad
dividida en clases sociales:
«Hace más de un siglo, Marx y Engels, los grandes maestros y líderes del
proletariado mundial, definieron científicamente las causas reales de la
desigualdad entre el hombre y la mujer. Demostraron que la esclavización de
la mujer por el hombre no procedía de factores fisiológicos o físicos, sino de la
naturaleza del orden explotador, del establecimiento de la propiedad privada
sobre los medios de producción. Desde entonces, la lucha de las mujeres
progresistas por la liberación y la emancipación comenzó a dar sus primeros
pasos seguros y a asumir proporciones mayores, hasta crecer y fortalecerse lo
suficiente como para transformarse en una inquietante preocupación de las
sociedades con clases antagónicas. Engels ha indicado de manera genial que el
nacimiento de la propiedad privada y la institucionalización de la herencia
constituyen las premisas económicas fundamentales de la monogamia en la
que la mujer está completamente sometida al hombre. Los teóricos burgueses y
revisionistas silencian deliberadamente la causa real de los antagonismos
entre el hombre y la mujer, esto es, la propiedad privada, y avivan las llamas
de la lucha entre sexos. Reducir la lucha de la mujer por su emancipación a los
límites de la lucha exclusivamente dentro de la familia significa divorciarla de
938
la gran causa del proletariado, que busca abolir la propiedad privada
capitalista, la fuente de todos los males y de todo tipo de desigualdad».
(Partido del Trabajo de Albania; La mujer albanesa una gran fuerza de
nuestra revolución, 1978)
«Partiendo de esta realidad, se hace evidente que la lucha planteada por los
movimiento feministas en general, y en particular los radicalizados, son el
resultado de un planteamiento equivocado de las causas de la eterna
discriminación de la mujer como sujeto social, y al hacerlo, obvian los
elemento coyunturales que han originado y perpetuado esa realidad, pues
parten de la idea de que los miembro del sexo opuesto son el enemigo y de
hecho el sujeto a batir, y que la exclusión y falta de derechos del gremio se debe
exclusivamente a la implicación directa de los hombres en general y que va en
su ser tal «naturaleza represora», o al menos eso es lo que se desprende de sus
acciones, documentos, eslóganes, etc». (Equipo de Bitácora (M-
L); Feminismos, sus errores de planteamiento y otras especies, 2011)
Aquello de que «el feminismo no va contra el hombre» es una frase cierta entre
algunos de sus seguidores honestos que aunque seducidos por muchos de sus
dogmas, no llegan hasta tal grado de engaño. Pero esto no se aplica a algunas
corrientes del feminismo más famosaos que focalizan su «feminismo» en un
odio contra el hombre, al cual de forma idealista consideran como un ser
naturalmente «perverso» y «violento», «incapaz de reprimir esos impulsos»:
Este tipo de teorías tienen la misma base científica que decir que la mujer es
«débil» e «incapaz de realizar labores que supongan tener una gran
inteligencia». Teorías, todas ellas reaccionarias que utilizaron y utilizan tanto
los ultraconservadores como las feministas para azuzar al bando «enemigo».
939
«P. ¿Qué significa para ti el amor?
R. Yo creo que para mí, como para otras muchas mujeres como yo en el
movimiento, que amamos mujeres, fue algo tan natural como inevitable. La
camaradería que fuimos forjando nos llevó a cruzar la barrera sexual
simplemente. (...) Vivimos una época en que no sólo el patriarcado, sino la
heterosexualidad, están en vías de desaparición, por lo menos como los hemos
conocido hasta ahora, que son verdaderas monstruosidades». (El País; Kate
Millet: «El amor ha sido el opio de las mujeres», 21 de mayo de 1984)
940
Uno no es consciente o se engaña en el sentido de que, por lo que se refiere a la
libre admisión de la mujer a las profesiones industriales y comerciales, este
objetivo se ha alcanzado realmente, y por parte de las clases dominantes
recibe el más vigoroso impulso en su propio interés. Pero en las circunstancias
dadas, la admisión de las mujeres a todas las actividades industriales ha de
tener el efecto de que se acentúe cada vez más la lucha competitiva de las
fuerzas del trabajo, y el resultado final es: disminución de los ingresos para la
fuerza de trabajo femenina y masculina. (...) Es evidente que esta no puede ser
la solución correcta. (...) A la gran mayoría de las mujeres les es indiferente
que unos cuantos miles de sus compañeras pertenecientes a las capas mejor
situadas de la sociedad lleguen a la enseñanza superior, a la práctica de la
medicina o a una carrera científica o administrativa cualquiera. Ello no altera
en nada la situación general del sexo. (...) El mundo femenino está
especialmente interesado en combatir hombro con hombro con el mundo
masculino proletario por todas las normas e instituciones que protegen a la
mujer de la degeneración física y moral y le garantizan sus facultades de
madre y educadora de los hijos. La proletaria tiene también en común con sus
compañeros masculinos de clase y destino la lucha por la transformación
radical de la sociedad, a fin de establecer una situación que facilite la completa
independencia económica y espiritual de los dos sexos mediante las
correspondientes instituciones sociales. Así que no solo se trata de realizar la
igualdad de derechos de la mujer con el hombre en el terreno del orden social
existente, lo cual constituye el objetivo del movimiento femenino burgués, sino,
más aún, de eliminar todas las barreras que hacen que el hombre dependa del
hombre, y, por tanto, también un sexo del otro. Esta solución de la cuestión
femenina va vinculada a la solución de la cuestión social (...) Todos los
socialistas debieran estar de acuerdo con las ideas fundamentales expuestas
aquí. Pero no podemos decir lo mismo respecto a la manera en que pensamos
realizar los objetivos finales, es decir, cómo deben de ser las medidas e
instituciones individuales que fundamentan la pretendida independencia e
igualdad de derechos». (August Bebel; La mujer y el socialismo, 1879)
Engels ya ilustró la postura que deberían tomar los marxistas sobre la cuestión
salarial en el capitalismo:
«Salarios iguales por un trabajo igual, para ambos sexos, es algo que hasta
que quede abolido en general [el trabajo asalariado, se entiende] demandan
todos los socialistas, hasta donde sé. Que la mujer trabajadora necesita de una
protección especial contra la explotación capitalista debido a sus funciones
fisiológicas especiales me parece algo obvio. Las mujeres inglesas que
lucharon por el derecho formal de sus congéneres de ser tan explotadas por los
capitalistas como los hombres están interesadas, en la mayoría de los casos,
directa o indirectamente, en la explotación capitalista de ambos sexos. Admito
que me encuentro más interesado en la salud de las generaciones futuras que
en la igualdad formal absoluta entre los sexos durante los últimos años del
modo capitalista de producción. Estoy convencido de que la igualdad real
entre las mujeres y los hombres puede hacerse realidad únicamente cuando la
explotación capitalista de ambos haya sido abolida y el trabajo doméstico
privado se haya transformado en una industria pública». (Friedrich Engels;
Carta a Guillaume-Schack, 5 de julio de 1885)
941
Efectivamente, los que hoy no se preocupan tanto de «la salud de las
generaciones futuras que en la igualdad formal absoluta entre los sexos durante
los últimos años del modo capitalista de producción», demuestran de que lado
están. Como curiosidad, anotar que cuando Engels habla del trabajo doméstico
privado, se refiere al sistema de trabajo en los hogares. Producir en familia para
una empresa capitalista, usando tus limitados medios de producción para
cumplir con una cuota de producto determinada. En «El Capital», Marx
describe estas prácticas como situaciones donde se daban las condiciones de
vida más ruines y miserable.
Algunas figuras famosas del feminismo destacaron por luchar por causas
progresistas, pero lo importante es valorar a las figuras en su justa medida, cosa
que nunca hacen los revisionistas o las feministas –que en muchas ocasiones
son lo mismo–, olvidándose de las contradicciones de sus figuras, tapando los
aspectos negativos, hasta conservadores y contrarrevolucionarios de sus mitos.
Sea como sea, cuando toda figura no es analizada de forma objetiva, cuando
simplemente es reivindicada de forma acrítica, para ensalzarla de forma
artificial, ocurre lo mismo que cuando se niega subjetivamente todo mérito de
una figura sin entender en su contexto, se cae en la caricatura.
942
donde no existe tal paz, y el partido de la paz económica, el partido socialista,
que quiere acabar con las causas mismas de la guerra. Del mismo modo
ocurre en tanto a la cuestión de la mujer, ante la que el Congreso diferenció
entre el partido de las «defensoras de los derechos de la mujer», que no
reconocían ninguna lucha de clases sino que hablaban de una lucha de sexos,
perteneciendo este partido al elenco de partidos de la clase poseedora en tanto
que anhelan derechos que constituirían una injusticia contra sus hermanas de
clase obrera, y el partido que realmente es el partido de las mujeres; el partido
socialista, que cuenta con un conocimiento fundamentado de las causas
económicas de la actual situación desventajosa de la mujer trabajadora y que
las llama a una lucha común junto a los hombres de su clase contra su enemigo
común: los hombres y mujeres de la clase capitalista». (Eleanor Marx; ¿Cómo
debemos organizarnos?, 1892)
943
«Olvidan que feminismo y marxismo son irreconciliables, aunque intenten
apellidar al feminismo con los eufemismos de «clase» que quieran. Los
intentos de apellidar al ecologismo, al nacionalismo, o al feminismo de
«marxista», no es sino un intento de intentar pasar la mercancía
revisionista». (Equipo de Bitácora (M-L); Antología sobre Reconstrucción
Comunista y su podredumbre oportunista, 2017)
Pero claro es, que para los oportunistas siempre les es más fácil seguir los mitos
de moda para intentar pescar en río revuelto
944
X
-El primer tema fue «el PCA/ML permaneció silencioso durante los momentos
[sobre todo a partir de 1976-1978] en que el PCE (m-l) libró una dura lucha
contra los oportunistas y revisionistas de Jurquet en Francia, Lefevre en Bélgica
y Gilbert Etienne en Suiza siendo una lucha por los principios contra el
revisionismo contra el revisionismo maoísta y el doctrinarismo, y por el derecho
de los marxista-leninistas a unirse». Como el PCE (m-l) comenta en su carta al
PCA/ML de 1982.
-El segundo tema, sería respecto a que el PCE (m-l) sobre la cuestión de los
frentes, trabajo de masas y posibles alianzas «condenaba rotundamente la
unidad de acción bilateral y a nivel máximo con los revisionistas» que el
PCA/ML parecía llevar a cabo bajo diversas excusas.
-El tercer tema, sería respecto a las ilusiones que dejaba entrever el PCA/ML en
su declaración del Comité Ejecutivo sobre los sucesos en Polonia –«Roter
Morgen» nº51 de diciembre de 1981–, sobre el sindicato reaccionario de
Solidaridad y la crisis del revisionismo polaco.
-El cuarto tema, sería la negativa del PCA/ML bajo diversos pretextos a
participar en la revista conjunta «Teoría y práctica» que vería luz en 1983, la
cual el PCE (m-l) había planteado junto con otros partidos para estrechar lazos y
que inicialmente el partido alemán había secundado. Así mismo existían otros
temas relativos a la coordinación de los partidos internacionales donde el PCE
(m-l) señalaba la dejadez del partido alemán en dicha cuestión.
Horst Dieter Koch, que era una de las figuras en plena efervescencia dentro del
PCA/ML, sería una de los jefes que más divergencias tendría con los dirigentes
del PCE (m-l). En ocasiones parece que Koch contestó a dichas divergencias con
respuestas ridículas que no podían sino envenenar las buenas relaciones entre
ambos partidos, aunque no hay que menospreciar el seguidismo de otras figuras
hacia dicho elemento, así como la falta de capacidad general del partido para
responder a las críticas del PCE (m-l). Koch llegaría al punto de contestar a las
críticas del PCE (m-l) argumentando que éste, debía prestar más atención a la
refutación del revisionismo español:
945
advertimos que el camarada Hoch procede, por lo menos superficialmente, o
está muy mal informado, cuando afirma «vemos falta de esfuerzo por un
análisis concreto del papel que el revisionismo juega en España». Si el asunto
no fuera tan grave, sería para morirse de risa. Brevemente, en nuestro
periódico han aparecido 500 artículos contra el revisionismo carrillista. El
primer folleto que editó nuestro partido, a raíz de su constitución, se llamaba
«Adulteraciones y falsificaciones teóricas y políticas del equipo de Santiago
Carrillo» de 1964, a los cuales siguieron muchos más. En todos los números de
nuestra revista, «Revolución Española» aparecen textos contra el
revisionismo, y no sólo el carrillista. Dese la pena el camarada Koch de leer los
documentos de nuestros congresos, plenos del Comité Central, conferencias… y
podrá ponerse al día de cómo los marxista-leninistas de España tratamos a los
revisionistas modernos, y adláteres». (Partido Comunista de España
(marxista-leninista); Carta al Partido Comunista de Alemania/Marxista-
Leninista, 1982)
Las alegaciones alemanas eran una respuesta estúpida si tenemos en cuenta que
el PCE (m-l) venía cumpliendo eso que reclamaban. La lucha contra el
oportunismo se hizo de forma sistemática tanto en el ámbito nacional como
internacional, siendo uno de los partidos más activos en general, en la lucha
contra el revisionismo en sus distintas expresiones. Esto lo puede constatar el
lector mirando los otros capítulos de este documento.
Ernst Aust, fue el Presidente del PCA/ML durante 1968-1983, tuvo el principal
mérito de abanderar la lucha del partido contra el jruschovismo primero, y el
maoísmo después, pero también fue copartícipe o condescendiente en muchos
de los errores aquí enunciados. Sin duda, mantuvo una gran influencia hasta su
muerte en 1985. A falta de documentación no podemos conocer que postura
tomó ante este tipo de calumnias que sus compañeros de partido como Koch
emitían para evitar responder las acusaciones externas del PCE (m-l).
946
Los líderes revisionistas trotskistas alrededor de Horst Dieter Koch esperaron
a abrir fuego contra nuestro líder del partido solo después del congreso».
(Comentarios posteriores de Wolfgang Eggers al Informe Político de Ernst
Aust en el Vº Congreso del Partido Comunista de Alemania/Marxista-
Leninista de 1983)
a) Había una desunión dentro del partido como para llegar a un acuerdo y
pronunciarse en tales cuestiones, lo cual no justificaba que el núcleo
revolucionario hiciese tal concesión hacia los derechistas aceptando ignorar
estos temas de importancia cardinal.
Como sabemos, los compromisos jamás pueden llegar hasta el punto de que en
el informe político principal del Comité Central se hable de las cosas en un tono
abstracto y formalista que nada en verdad dice.
947
Eggers trata de disculpar a Aust diciendo:
Por último, como prueba final se dio el caso que se remplazó a su líder histórico
Ernst Aust como presidente del partido por Horst Dieter Koch sin explicación
coherente alguna. Este elemento después de influir negativamente en el Vº
Congreso de 1983 durante 1983-85 trataría de introducir varias modificaciones
en el partido, inoculando sus mercancías revisionistas. Y es que el revisionismo
actúa así: dando pequeños pasos, intenta minar poco a poco la férrea fortaleza
marxista-leninista, hasta que es demasiado tarde para frenar a los asaltantes.
Ahora Koch se sentía fuerte y se destapaba abiertamente a medio camino entre
el eurocomunismo y el trotskismo. Algo que el propio Aust en uno de sus
últimos escritos antes de fallecer, denunciaría para advertir al partido de tal
peligrosa deriva:
«Koch no solo está contra Stalin, sino también contra Lenin. Al igual que los
eurocomunistas, predica la renuncia al leninismo para regresar a los
fundadores del socialismo científico. (…) El socialismo de Koch deja a la clase
obrera en manos de la burguesía. (…) Si los eurocomunistas, si Koch, intentan
demostrar que el verdadero socialismo nunca ha existido, que la sociedad
socialista construida por Lenin y Stalin en la URSS era una «caricatura de
socialismo», es un anticomunista. El leninismo no puede romperse sin caer en
contradicciones irreconciliables y absurdos lógicos. Por tanto Koch no solo ha
renunciado a Stalin, sino también al leninismo. En el socialismo de Koch
debería existir junto al partido de la clase obrera los partidos burgueses, la
ideología proletaria debería coexistir con otras ideologías, el Estado de este
socialismo debería ser un Estado en el que todas las clases y partidos tengan el
poder. (…) ¿Qué significa la democracia directa? Democracia para todos,
948
donde todos viven en paz y armonía de clase. Sin la propiedad social de los
medios de producción en todas las áreas sin excepciones, sin el establecimiento
de la dictadura del proletariado, nunca puede haber socialismo. En el
programa de Koch ni siquiera se habla de lo que debería pasar con las
corporaciones multinacionales y el capital extranjero, ¿desea que sigan
obteniendo ganancias? (…) Cuando Koch dice que está luchando contra el
superestado revisionista, entiendo esto como la lucha en contra de las
enseñanzas de Marx, Engels, Lenin y Stalin, lucha contra el centralismo
democrático». (Enst Aust; Disparar a la traición revisionista, 1985)
Como se vería poco después, el grupo de Koch había tenido tiempo suficiente
como para influenciar en la militancia y arrebatar a un buen número de
seguidores, que en poco tiempo forzarían la división que provocaría la escisión,
la cual marcaría realmente el fin del PCA/ML.
Ernst Aust pese a que fuese una figura con grandes luces y pocas sombras en un
balance general, destaca negativamente al igual que Elena Ódena, en que
siempre llegaba tarde en descubrir y denunciar el revisionismo larvado: véase la
tardanza de ambas figuras y ambos grupos en comprender y saltar contra el
maoísmo. O el hecho de que ninguno de los dos llegó a denunciar públicamente
el peligroso camino que Albania estaba tomando antes de fallecer ambos en
1985.
¡¿Con un líder así de valiente, qué puede salir mal?! Un fallo basado en las
reminiscencias basadas en el temor a criticar públicamente a otros partidos,
como vimos en el capítulo: «El miedo a exponer al público las divergencias con
otros partidos marxista-leninistas del mundo». Y un error, que de nuevo no le
hizo un favor a nadie, y que demuestra que tanto las direcciones del PCA/ML
como el PCE (m-l) no estaban exentos de fallos.
La principal cabeza del PCE (m-l) durante 1964-1985, Elena Ódena, analizando
brillantemente la situación internacional en el movimiento marxista-leninista, y
detectando varios de los problemas que veía en los diversos partidos homólogos,
reflexionaría en uno de sus últimos artículos sobre el comprender la
interrelación de los factores internacionales en el desarrollo interno de cada
partido:
«El papel de los factores internos, como elemento decisivo de todo desarrollo y
cambio, es una de las bases y una ley del materialismo dialéctico que ningún
marxista-leninista consecuente puede ni negar, ni poner en tela de juicio.
949
Al mismo tiempo, esas leyes y reglas generales de la dialéctica materialista
están, a su vez, sujetas y vinculadas, de uno u otro modo, a situaciones y
factores externos particulares que en determinadas circunstancias pueden
desempeñar un papel importante en la evolución o en el desarrollo de los
acontecimientos y de los fenómenos.
950
aplicación, antes, durante y sobre todo después de la II Guerra Mundial, fue
un factor también determinante en aquella coyuntura para la ampliación y
desarrollo de muchos partidos comunistas. ¿Qué hubiera ocurrido si cada
partido se hubiera limitado a hacer su propio análisis y trazar su propia línea
«nacional» frente al fascismo que era entonces un fenómeno surgido como
consecuencia de la situación y la crisis internacional del capitalismo?
«La estrategia y la táctica del partido comunista de cualquier país sólo pueden
ser acertadas en el caso de que no se encierren en el círculo de los intereses de
«su» país, de «su» patria, de «su» proletariado; en el caso de que, por el
contrario, teniendo en cuenta las condiciones y la situación de su país, pongan
en primer término los intereses del proletariado internacional, los intereses de
la revolución en los demás países, es decir, si por su esencia, por su espíritu,
son internacionalistas, si llevan a cabo el máximo de lo realizable en un sólo
país –el suyo– para desarrollar, apoyar y despertar la revolución en todos los
951
países». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; La estrategia y la táctica
política de los comunistas rusos, 1921)
Esto no significa tampoco, en modo alguno, que un país donde la clase obrera
tiene el poder ponga en peligro su propia existencia en aras de la solidaridad
internacionalista. Pero tampoco significa que ese país no apoye y no se
esfuerce por unir y elevar el desarrollo de los partidos comunistas en otros
países, ya que el fortalecimiento y la unidad del Movimiento Comunista
constituye un esfuerzo y un apoyo imprescindible para cualquier Estado
comunista.
952
c) Saboteaban la celebración de reuniones bilaterales o multilaterales entre los
partidos marxista-leninistas –para evitar que el resto de partidos hermanos la
lanzasen una lluvia de críticas que tanto merecían–.
Es muy posible que con en este tipo de críticas Ódena se refiriese a figuras de
diversa índole del movimiento de aquel tiempo, como Horst Dieter Koch, pero
también otros como el propio Wolfgang Eggers, que defendería posturas muy
similares en el PCA/ML.
El revisionista alemán Wolfgang Eggers seguramente se dio por aludido por esta
crítica que Elena Ódena formuló en 1985 en alusión a los elementos como él.
Afligido, elaboró un documento interno para sus fieles en 1986. ¿Pero por qué
un documento secreto «solo para los más afines»? Porque ante la obvia
imposibilidad de enfrentarse teóricamente a Elena Ódena en un debate público,
y ante la más que plausible posibilidad de que seguramente tampoco pudiera
convencer a su propia militancia, nuestro cobarde personaje creía que era mejor
elaborar un documento interno para intentar convencer a su militancia en petit
953
comité con una sola versión de los hechos. ¡Eggers solo se sintió seguro para
desclasificarlo y hacer público en 2015! Más que discípulo de Ernst Aust,
nuestro querido Eggers parece más bien discípulo de Raúl Marco y su famosa
teoría de mantener siempre una «polémica silenciosa».
Las acusaciones de Eggers como vemos son infundadas, su crítica es tan débil
como una pompa de jabón. Su mejor baza en todo este embrollo en que se mete
es realizar la siguiente hipótesis: «Si Elena Ódena al hablar de los factores
externos y su influencia en los partidos comunistas... no repite una vez más en
este artículo todos y cada uno de los principios básicos que deben regir las
relaciones entre partidos, se debe concluir que los está negando. Por lo que
como añadido se debe concluir que no solo tenía un interés en los
acontecimientos de otros partidos, sino que desearía ocultamente ejercer una
injerencia sobre ellos y exigiría pronto una sumisión absoluta de las diferentes
direcciones de estos partidos a la dirección del PCE (m-l)». Una absurdez
extrema: es como exigir que en cada texto sobre poder político se deba incluir
con calzador el término «dictadura del proletariado» y «violencia
954
revolucionaria», que cuando se analice la economía capitalista se deba de hablar
todo el rato de la extracción de la «plusvalía», del «desarrollo de las fuerzas
productivas» y las «relaciones de producción», o que sobre cultura se hable del
rol de la «superestructura» y el concepto de «alienación», ya que de otro modo,
según Eggers, si no se menciona a cada paso los principales conceptos del
marxismo-leninismo es lo mismo que negarlos, da igual que el autor haya
esgrimido ya sus opiniones mil veces, que existan recientes artículos al respecto,
o que en este caso el autor intente centrarse en cuestiones más concretas y no
quiera resultar redundante, el caso es que a Eggers, en cuanto a doctrinario y
formalista no le gana nadie, es un especulador absoluto al que solo le interesa
justificar sus desvaríos.
«En 1985 los trotskistas ganaron en dividir nuestro partido que lleva 17 años.
Ganaron en desacoplar nuestro del movimiento marxista-leninista y tomaron
ventaja de esta traición para animar a los marxista-leninistas de otros países
para seguir su ejemplo en unir trotskismo y marxismo-leninismo en una nueva
organización asociada». (Wolfgang Eggers; El internacionalismo proletario
es un arma y una ideología del proletariado contra el trotskismo, 1986)
955
mostrado muy orgulloso con sus conclusiones antihistóricas y anticientíficas.
Véase nuestro documento al respecto: «Las invenciones del thälmanniano
Wolfgang Eggers sobre el VIIº Congreso de la Internacional Comunista» de
2015.
Esta es una enunciación impecable contra el oportunismo de todo tipo que sin
duda perdurará en los anales del tiempo.
El propio Enver Hoxha diría en relación a elementos como Eggers, que son
personas que:
956
leninistas, a las reuniones donde se discutiesen los grandes problemas de la
preparación y el triunfo de la revolución, de la lucha contra el revisionismo
moderno y en defensa del marxismo-leninismo, donde se intercambiase
experiencia y se coordinasen las acciones, etc. El motivo de esta actitud reside,
entre otras cosas, en que han tenido miedo de enfrentarse con los verdaderos
marxista-leninistas en reuniones multilaterales, porque hubieran sido puestas
al descubierto y desenmascaradas sus teorías antimarxistas y revisionistas al
servicio del capital». (Enver Hoxha; Imperialismo y revolución, 1978)
Como estamos viendo: estas tesis y excusas ridículas de Eggers sobre que la
preocupación por los problemas de otros partidos hermanos y la promoción de
reuniones y debates conjuntos es una desviación trotskista –evitando así dar
cuentas al resto de partidos–, son las que precisamente argumentaron los
jruschovistas en su momento:
Y exactamente son las mismas excusas que los maoístas parloteaban cuando el
PTA pretendía agrupar y fortalecer a los nuevos partidos marxista-leninistas:
957
Estas tesis supusieron a la postre, toda una serie de choques entre los elementos
prochinos y proalbaneses:
«Asimismo Hill se opone a nuestro partido en otra cuestión. Pretende que los
partidos marxista-leninistas hermanos no deben invitarse a sus respectivos
congresos. El argumento «teórico» que invoca en contra de esta práctica es
que dichos partidos se encontrarían en una posición difícil en el congreso del
partido que les invita ante los puntos de vista de éste, y no estarían en
condiciones de expresar allí mismo sus juicios acerca de las concepciones del
partido que los acoge. Por lo tanto, según él, las reuniones multilaterales de los
partidos marxista-leninistas no son oportunas, e igualmente en el congreso de
un partido hermano no deben participar representantes de los otros partidos.
Hill concluye afirmando que él personalmente y su partido están en contra de
estas prácticas y, que si hubiese sabido que en nuestro VIIº Congreso de 1976
se plantearían los problemas que se plantearon, se lo hubiera pensado dos
veces antes de asistir al mismo». (Enver Hoxha; Los agentes de china asoman
la oreja; Reflexiones sobre China, Tomo II, 16 de diciembre de 1976)
958
Entonces, ¿qué decía Enver Hoxha y el PTA sobre las relaciones internacionales
entre partidos? Exactamente lo mismo que el PCE (m-l) de Elena Ódena, lo
mismo que el PCA/ML dirigido por Aust cuando mantenía posturas correctas
que entraban dentro de los cánones marxista-leninistas:
¿Qué opinaba precisamente Ernst Aust, líder histórico del PCA/ML? En 1978 se
tenía todavía una postura afín a las posturas del PCE (m-l) y el PTA:
959
el movimiento mundial comunista. De hecho, los revisionistas chinos pudieron
separar algunos partidos y ganarlos para sí mismos y su programa
revisionista. Si esto es una pérdida real para el movimiento mundial
comunista es más que cuestionable; porque es más que dudoso que estos
partidos hayan sido algo más que grupos oportunistas pequeño burgueses, y
los miembros honestos de estas organizaciones ciertamente recurrirán a las
fuerzas verdaderamente marxistas-leninistas en sus países. (...) El Comité
Central ha celebrado una serie de reuniones bilaterales con varias partes
fraternales y también ha mantenido varios debates multilaterales
importantes. Consideramos que la declaración conjunta con los partidos
hermanos de Grecia, Italia, Portugal y España, las varias consultas entre
nuestros partidos, es un paso importante y adecuado para fortalecer y
consolidar la unidad entre nuestros partidos hermanos y en la lucha contra el
revisionismo moderno. (…) Nuestro partido ha estado firmemente anclado en
el frente mundial del comunismo internacional desde su fundación.
Continuará inquebrantable para defender el principio del internacionalismo
proletario, aprovechando todas las oportunidades para las consultas
bilaterales y multilaterales y la acción conjunta de los partidos hermanos,
contribuyendo así a una mayor consolidación de la unidad del movimiento
mundial comunista». (Ernst Aust; Informe en el IVº Congreso del Partido
Comunista de Alemania/Marxista-Leninista, 1978)
Así que no hay trotskismo alguno en Ódena, lo que había en 1985 era un
maoísmo oculto profesado por gente como Eggers y Koch que operaba en contra
del legado de su partido y de las posiciones de su propio partido como se ve con
los documentos del IVº Congreso del PCA/ML de 1978.
Elena Ódena tiene varios artículos en contra de las teorías de maoístas como
Edward Hill y criptomaoístas como Wolfgang Eggers:
960
ha considerado como inseparable de la actividad y el desarrollo interno de
cada partido, el fortalecimiento del Movimiento Comunista Internacional.
No hay que olvidar lo que Aust decía en los años dorados del PCA/ML:
«El partido es una organización de lucha unificada. Se rige por una disciplina
que es igualmente vinculante para todos los miembros del partido de acuerdo
con los principios del centralismo democrático. La crítica y la autocrítica son
una ley de desarrollo del partido». (Partido Comunista de Alemania/Marxista-
Leninista, Estatutos, 1978)
«¿Es de extrañar cuando algunos camaradas dicen que no tiene sentido decir
algo porque nada cambiará? ¿Por qué ocurre esto? Por ignorar las críticas y
no pensar demasiado en eliminar las deficiencias, porque por otro lado, a
menudo no tenemos el coraje de admitir abierta y libremente una crítica
cuando hemos cometido un error aquí o allá, no atendiéndola como
deberíamos haber hecho adecuadamente. Ignorar la crítica, es por lo tanto,
una de las causas de la falta de crítica «desde abajo». El silencio sobre las
críticas y el fracaso en resolverlas, crea una desconfianza, una resignación y
destruye el trabajo colectivo». (Ernst Aust; Por la crítica y la autocrítica, 1978)
Si esto lo dejamos como eslogan pero no aplicamos en las relaciones con los
compañeros del propio partido o, en las relaciones con otros partidos
961
internacionales, este mismo defecto desemboca como se ha dicho en sembrar la
desconfianza, el desánimo, y, en definitiva, en aflojar los lazos entre
compañeros, en laxitud ideológica, y pronto, en degeneración definitiva.
El negacionismo histórico sobre los errores propios, incluso con pronósticos que
con el tiempo se vieron claramente como falsos, no hace avanzar a un partido,
sino retroceder hasta la desmoralización y después la inoperancia, conduce
tarde o temprano, al propio colapso. El PCE (m-l) también es prueba de ello a
finales de los 80: por un lado, renunciando a su legado revolucionario,
olvidando preservarlo, y por otro, negándose a rectificar los planteamientos y
análisis que se demostraron irreales y conducían al fracaso y al aislacionismo
con las masas.
962
brezhnevistas-castristas como el grupo de Raúl Marco, y por otro lado, el grupo
del socialdemocratizado Manuel Chivite, ganando este último la batalla por la
dirección y liquidando el partido en 1992. Esto demuestra lo endeble que era el
núcleo marxista-leninista en ambos partidos tras la desaparición de la cabeza
principal. Un problema que los comunistas todavía no han solucionado.
Para darnos cuenta de qué lúcidos y avispados estaban Wolfgang Eggers y otros
dirigentes del PCA/ML en los 80 sobre la lucha contra el revisionismo, y en qué
concepto de internacionalismo proletario se movían, solo hace falta repasar el
VIIº Congreso del PCA/ML de 1988, ¡donde se consideraba al PTA de Ramiz
Alia el jefe en la vanguardia en la lucha contra el revisionismo! Exactamente
como hiciera Marco-Chivite en el Vº Congreso del PCE (m-l) de 1988, donde se
borraba todo criticismo al incipiente revisionismo albanés como vimos en el
capítulo: «La postura y las evaluaciones del PCE (m-l) sobre Albania».
¡Qué razón tenían Ódena, Aust y Hoxha cuando decían que el deber de los
marxista-leninistas era pedir cuentas a las actividades equivocadas de los
partidos marxista-leninistas cuando se desviaban del camino!
¡Qué necesario fue el contacto entre los partidos y practicar cuando fuese
necesario la crítica camaraderil! ¡Y qué harto beneficioso fue para los
revisionistas el paulatino aislamiento de cada partido marxista-leninista! De
hecho, se dejó el camino labrado tan favorablemente para los revisionistas que
durante los 80 apenas existen protestas internas o externas públicas sobre este
proceso de liquidación del espíritu revolucionario de los partidos.
Que diferente podría haber sido la historia para el PTA, PCE (m-l) y PCA/ml si
este principio crítica y autocrítica, de ligazón internacionalista entre los partidos
se hubiese mantenido por encima de siglas y figuras de renombre
963
XI
Lorenzo Peña fue un dirigente clave del PCE (m-l) hasta 1972, momento en que
abandonó la militancia por voluntad propia.
A pesar de ser una obra con un gran número de datos y muy bien documentada
en muchos pasajes, en otros puntos la labor de investigación brilla por su
ausencia, mientras que la argumentación subjetiva y rencor personal alcanzan
cuotas bochornosas para la desgracia del lector. En cuanto a los ataques válidos
que realiza al PCE (m-l), suele olvidarse del papel fundamental que jugó a la
hora de imponer y sostener la línea que ahora critica. Por el contrario, muchos
otros ataques a la línea revolucionaria de entonces son fácilmente desmontables
como veremos después, y su rechazo actual solo es una nueva certificación de
que hace tiempo que cayó en posiciones socialdemócratas.
Hay una cosa que el lector debe entender cuando lea los análisis que Lorenzo
Peña vierte ahora sobre el PCE (m-l) y la historia del movimiento obrero
internacional: se trata de un hombre que se reconoce como un renegado del
marxismo.
964
Marxisme et existentialisme: Controverses sur la dialectique de Jean-Paul
Sartre, Roger Garaudy, Jean Hyppolite, Jean-Pierre Vigier, J. Orcel; otros
libros de Henri Lefebvre y de Roger Garaudy –mi autor marxista predilecto–;
El asalto a la razón de Lukács; los cuatro tomos de las Obras Escogidas de
Mao Zedong; un montón de libros de J.P. Sartre. (...) En cuanto a mi opción
filosófica, fui evolucionando paulatinamente del inicial marxismo hegelizante
(1972-73) a una especie de neo-hegelianismo con cierta influencia analítica».
(Lorenzo Peña; Amarga juventud: Un ensayo de egohistoria, 2010)
No tenemos nada nuevo que comentar sobre estos autores ya que existen varios
documentos con una amplia documentación:
Como hemos dicho en alguna ocasión, para criticar al enemigo ideológico hay
que empezar por leer directamente su obra, sin intermediarios, de eso no cabe
duda. Ahora, para alguien que esté tomando contacto con las primeras obras
marxistas, comenzar con una lectura de obras de pseudomarxistas como Sartre,
Mao Zedong, Lukács o Garaudy puede ser contraproducente. Sin haber
desarrollado previamente la cualidad analítica hacia lo que se lee, sin base de un
espíritu crítico y conocimientos sólidos en marxismo, es muy posible que el
lector reproduzca –como en su momento hizo Lorenzo Peña– una deformación
sobre lo que él concibe en su mente como «marxismo». Irá asimilando
conceptos mal ensamblados de la doctrina cuando no directamente erróneos,
acabará sufriendo defectos típicos del revisionismo como el relativismo, el
subjetivismo, el agnosticismo y el eclecticismo. Y es que recordemos: el conocer
correctamente las bases filosóficas del materialismo dialéctico contenido en el
marxismo-leninismo no solo redunda en un conocimiento general de los
pormenores de la doctrina, sino que va más allá, se traduce, y esto es lo
importante, en la forma en sí de acercarse a todo conocimiento, a cómo
procesarlo y a cómo asimilarlo. Ahora, aunque lo recomendable e idóneo sea
comenzar por una selección de obras marxistas clásicas siempre adaptadas a las
necesidades del sujeto, esto no significa que quien empiece leyendo a autores
revisionistas «esté condenado» de por vida a ir dando palos de ciego. Existen
muchos casos de grandes marxistas que inicialmente empezaron leyendo obras
de todo tipo. Es más, a decir verdad, por las condiciones que rodean a la
mayoría de individuos, se suele imponer el hecho de que quien se acerca al
marxismo lo hace a ciegas, mezclando churras con merinas, de lo cual se derivan
las desviaciones ya comentadas. Simplemente el sujeto que no tenga una
selección de obras y una compresión adecuada de lo que es el marxismo, tardará
más tiempo en estar inmunizado a la ideología burguesa, pero puede llegar
965
perfectamente al mismo punto e incluso superar a quien en su momento
dispuso de una selección de obras hecha a medida para su formación. Todo
depende del contexto, de la personalidad del sujeto, del esfuerzo invertido, el
tiempo disponible... y al fin y al cabo de múltiples factores. Es obvio que el
primero pierde bastante más tiempo y tiene que esquivar mayores escollos que
el segundo. Por último cabe mencionar que aunque el estudio individual sea el
prioritario no podemos restar atención a la importancia que puede llegar a tener
el estudio colectivo para incentivar un aprendizaje dinámico y didáctico. Véase
la teoría del pedagogo soviético Lev Vygotski de la «Zona de desarrollo
próximo», donde indica que un estudiante logra mayores logros a través de la
cooperación y apoyo de un adulto o de un homólogo con mayores
conocimientos, el cual le hace de «andamiaje» para «escalar» con mayor
rapidez a los estadios a los cuales puede ir accediendo según su capacidad.
¿Por qué decimos que la influencia de Peña fue tan sumamente negativa para el
PCE (m-l)?
Peña también afirmaba que las escisiones revolucionarias surgidas dentro de los
partidos revisionistas del mundo, como ocurrió en España en 1963 con el PCE
de Carrillo-Ibárruri... ¡fue un error! Rechazando lo poco destacable de su obra
como antiguo revolucionario:
«He dicho y lo repito que separarnos del PCE en 1963 fue un error». (Cartas de
Lorenzo Peña al Equipo de Bitácora (M-L), 2017)
966
dirección del PCE. Que, a la altura de 1971, rehusáramos nosotros un trato
diferenciado a Carrillo, por un lado, y a los disidentes pro-soviéticos, por otro,
confirmaba que habían tenido fundamento esos recelos de 1963-64. Mi propia
posición al respecto no fue del todo correcta. Si bien discrepé de la sectaria
postura de la mayoría, no me atreví a luchar por una franca y afectuosa
acogida, que es la que en el fondo pensaba que debíamos tener». (Lorenzo
Peña; Amarga juventud: Un ensayo de egohistoria, 2010)
Fue el más firme defensor de las tesis derechistas del maoísmo sobre el ritmo y
las alianzas de la revolución, tratando de imponer en España un
esquema similar. Véase el capítulo: «El PCE (m-l) y su tardía desmaoización» de
2020.
Por lo que veía más cabal plantear una especie de «nueva democracia» a la
española. Así en un anexo inédito de 1966 clamaba que:
967
imponer esas condiciones a las clases explotadoras resolviendo las tareas de su
tiempo.
Así mismo se apena de que el PCE (m-l) no prestara más atención a los cuatro
volúmenes de Obras Escogidas de Mao Zedong, como se ve en su autobiografía
ya citada. Esto pese a que como le demostramos en nuestro intercambio de
cartas con documentación, cualquiera que revise los cinco primeros tomos de
Mao Zedong, tanto con sus obras en su versión original como reeditada se puede
observar que distan mucho de ser las obras de un marxista. Véase al respecto:
«Las luchas de los marxista-leninistas contra el maoísmo: el caballo de Troya
del revisionismo durante los 60 y 70 en el movimiento marxista-leninista» de
2016.
«El más tercermundista era yo. Yo estaba muy influido por el folleto de Lin
Piao de 1965 «¡Viva la victoriosa guerra popular!» y coincidía con la posición
china de los primeros años 60 según la cual, aunque a largo plazo la
contradicción principal era burguesía/proletariado, a corto plazo era la de los
pueblos oprimidos con el imperialismo. (...) La camarada Elena jamás estuvo
de acuerdo». (Cartas de Lorenzo Peña al Equipo de Bitácora (M-L), 2017)
Para ver algunos de los epítetos tercermundistas del PCE (m-l) antes de su
rectificación, véase: Véase el capítulo: El triunfalismo en los análisis y
pronósticos del PCE (m-l)» de 2020.
«Una vez que los pueblos catalán, vasco y gallego hayan manifestado
libremente su voluntad de obtener la autonomía en el marco de la unidad
federativa de los pueblos de España, habría que formular jurídicamente esa
autonomía por medio de Estatutos que podrían inspirarse en algunos aspectos
en los concedidos por la II República». (Lorenzo Peña; Fragmentos inéditos
desgajados del folleto Acerca del problema de las nacionalidades en España,
1968)
El PCE (m-l) permitió al señor Peña alzarse como falso erudito dentro de la
organización mientras mantenía posturas chovinistas con toda una serie de
teorías falaces. Véase el capítulo: «Los bandazos del PCE (m-l) sobre la cuestión
nacional» de 2020.
968
Estos rasgos profundamente derechistas no le impedían manifestar conatos
izquierdistas, como el calificar a cualquier figura política reformista de
socialfascista:
Esto indica, que a nivel colectivo el PCE (m-l) nunca fue consciente de los
pajarracos que tenía en su interior. Elementos que tarde o temprano con el
tiempo se destaparían como renegados: Paulino, Peña, Hermanos Diz, Avilés,
Blasco, Vega, Marco, Campillo, Chivite, Mayoral, etc. El surgimiento de
elementos inestables e incluso que degeneran en antimarxistas es algo hasta
cierto punto normal debido a las razones que rodean al partido en el capitalismo
y que todos sabemos, en cambio el no combatir estos fenómenos no tiene
justificación alguna. Esta candidez y falta de comprensión sobre la gravedad de
969
estos problemas, se reflejaría en que varias de las teorías que el propio Peña
había inoculado y que tardarían varios años en ser corregidas.
Queriendo ampliar más sobre las posturas del PCE (m-l) y también sobre su
propia responsabilidad, en 2016 el Equipo de Bitácora (M-L) se puso en
contacto con Lorenzo Peña en un intercambio de cartas con el fin de obtener la
documentación que había citado en su obra. Lorenzo Peña como tantos otros
exlíderes del viejo PCE (m-l), ahora «apóstatas» del marxismo, trajo a la
palestra diversas excusas: que si ya no cuenta con el material, que si esto que si
aquello…, pero por supuesto, tampoco nos dio alternativa para obtenerlo pese a
nuestra insistencia, y esto era normal, ya que como tantos otros no tiene interés
en que se conozca la verdad, sino en dar solo su versión.
Este intercambio de cartas con él nos sirvió en cambio para comprobar más
profundamente su cariz político reaccionario actual.
«El siguiente texto es resultado del tronco central de una carta de un miembro
del Equipo de Bitácora (M-L) a un exmilitante del Partido Comunista de
España (marxista-leninista) [Lorenzo Peña] que estuvo en la organización
hasta inicios de los años 70. (…) Dicho sujeto sostiene que la restauración del
capitalismo en la Unión Soviética se dio hasta 1991, aludiendo pues que los
albaneses y otros marxista-leninistas de los sesenta y setenta como el PCE (m-
l) de la época se equivocaban al hablar de restauración del capitalismo y
calificarlo de socialimperialista.
Esta carta tenía como propósito pues, desmontar esa defensa de la Unión
Soviética de 1953-1991 como país socialista e internacionalista que gran parte
de los seguidores del revisionismo soviético han querido pintar. Hemos
reescrito y ampliado notablemente algunas partes para hacerlas entendibles
al lector, para hacer que el documento sea más didáctico.
970
cuestiones económicas sobre la restauración del capitalismo en la Unión
Soviética y su carácter socialimperialista, 2016)
«Durante largo trecho ha existido una teoría populizada entre los revisionistas
prosoviéticos de que pese a todo: pese a una dirección infectada de
revisionistas se mantenía o se profundizaba la construcción del socialismo en
la Unión Soviética. E incluso que no apoyar a esa Unión Soviética era «hacerle
el juego al imperialismo». Esa teoría no tiene ni pies ni cabeza. Como dijo ya
en su día Enver Hoxha, la conquista del poder político por elementos
revisionistas –y eso incluye una moral y visión económica aburguesada del
mundo– no podía tener otro fin que sus manifestaciones en reformas
económicas y por ende con extensión culturales. (…) ¿Que suponía para las
masas trabajadoras apoyar la teoría de que «pese a todo la dirección soviética
revisionista construía el socialismo»? Suponía que el proletariado
internacional creyese que los defectos y fenómenos capitalista de la URSS de
los revisionistas soviéticos, eran consecuencia del modelo político-económico
del socialismo marxista-leninista, por lo que sí se transigía con aceptar a la
URSS capitalista y socialimperialista como país de tipo socialista se estaba
actuando como espantapájaros del verdadero socialismo delante de las masas
trabajadoras que relacionarían y no verían diferencia entre la economía
socialista y los males de la economía capitalista, ni la diferencia entre el
internacionalismo proletario con el chovinismo y el imperialismo burgués.
¿Qué suponía crear ilusiones de que eran errores menores y que podían ser
subsanados? Traía como consecuencia la confusión de los revolucionarios y las
masas soviéticas sobre el carácter del Estado y el partido gobernante en la
práctica económica. Además, el marcado carácter socialfascista podía
arrastrar a trazar una estrategia errónea e ilusa de un mayor uso de tácticas
pacifistas y legalistas como si se estuviera en una democracia burguesa, con lo
que con ese descuido lo acabarían pagando más fácilmente con la cárcel o la
muerte al intentar corregir los «fallos del sistema». (…) Otro «detalle» que
sueltan ciertos apologistas del revisionismo soviético es que varias de las
distorsiones de las teorías de los revisionistas soviéticos la reconocen como
antimarxistas pero las presentan como algo accidental y ocasional, nada más
burdo. (…) Las teorías soviéticas de la «soberanía limitada», la «división
internacional del trabajo», la «comunidad socialista», los «países de vía no
capitalista de desarrollo y orientación socialista» y demás aberraciones
antimarxistas en el campo político, económico y cultural no eran producto de
una dirigencia inocente que errara en sus formulaciones, sino de unas ideas
plasmadas muy conscientemente con el objetivo de servir a sus objetivos
imperialistas». (Equipo de Bitácora (M-L); Algunas cuestiones económicas
sobre la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y su carácter
socialimperialista, 2016)
971
Se concluye pues que Lorenzo Peña es un apologista de las mayores figuras
revisionistas, incluso con todo el material que existe para que este señor se
informe adecuadamente, material que nosotros mismos le hemos
proporcionado y que dudamos haya siquiera ojeado.
¿Y a qué se dedicó Peña a finales de los 90? A proclamar que pese a sus leves
«divergencias» con el PCE, seguía creyendo que:
Como el lector puede verificar, los defectos de Lorenzo Peña son conocidísimos
entre el mundillo de los renegados. Véase: «El republicanismo abstracto como
bandera reconocible del oportunismo de nuestra época».
¿Qué significaba entonces que un hombre como Lorenzo Peña volviera a las
tribunas de los medios del PCE (m-l) en los 90? Sencillamente que Raúl Marco
pretendía y pretende aunar en su partido a todo tipo de renegados con los que
puede coincidir en su línea oportunista y hasta los deja publicar en su partido
con tal de ganar su influencia y simpatías entre los círculos intelectualoides más
reformistas.
Por encima de todo, Lorenzo Peña es conocido por su abierta inquina personal
hacia Elena Ódena. Sus memorias sobre su militancia en el PCE (m-l) rezuman
una evidente aversión personal.
Tras la reconciliación entre Raúl Marco y Lorenzo Peña en 1989 –de la cual
Elena Ódena debió revolverse en su tumba–, pasó a colaborar en diversos
artículos, de nuevo la relación entre mabos se enfrió. Pero una vez más se
rencontraron años después para un documental sobre el FRAP de 2017, en el
cual Raúl Marco salió a la fuerza defender a Elena Ódena ante las acusaciones
de Lorenzo Peña. Marco describiría a Peña como alguien que:
972
que pagaba el partido lógicamente. Y cuando no había dinero, que era
bastante frecuente, lo pagaba Elena de su sueldo. No volví a verlo hasta los 80.
(…) En términos taurinos dio la «espantá». Sorprende cuando le oyes hablar
en tu vídeo como si él hubiera estado al frente de todo, cuando, repito había
desaparecido durante casi quince años. Debe de tener algún don especial, ¿no
crees? Tú conociste bien a Elena, hablaste con ella y tal. La descripción que
hace Lorenzo Peña es esperpéntica además de insultante. Poco más o menos
que presenta a Elena como una semianalfabeta que no había leído nada ni
sabía nada de marxismo. El problema para este personaje, es que siempre
tuvo unos celos y envidia tremenda hacia Elena. Él pretende que es al revés.
Bueno, eso debe calmar sus desvaríos. Lo cierto es que donde estaba Elena
brillaba por su saber hacer, por el ánimo que influía, etc. Mientras Lorenzo de
cuya inteligencia no dudo, aburría con su sosería y aires de enterrador».
(Julio Fernández; Documental La Chispa y la Pradera, 2017)
Por una vez y sin que sirva de precedente, podemos decir que estamos de
acuerdo con las valoraciones del Raúl Marco actual.
–Elena Ódena; ¿Por qué todos los militantes deben adquirir el hábito de estudio
individual?, 1966
–Elena Ódena; Los intereses del pueblo español no pueden coincidir con los del
Mercado Común, 1973
973
–Elena Ódena; Acerca de la necesidad y la importancia de estudiar y difundir
los fundamentos del marxismo-leninismo, 1981
«La camarada Elena Ódena estaba en profundo desacuerdo con varias de las
tesis esenciales del materialismo dialéctico e histórico y de la cosmovisión de la
tradición doctrinal marxista-leninista. Si bien reconocía que, en última
instancia, lo económico era determinante, eso lo circunscribía a un plano que
podríamos considerar metafísico, de modo que, a cualquier efecto teórico o
práctico, había que pensar como si lo económico no determinara nada en
absoluto –y en realidad como si careciera de importancia–». (Lorenzo Peña;
Amarga juventud: Un ensayo de egohistoria, 2010)
¿Qué concepción tenía Elena Ódena en realidad? Lejos de lo que dice Lorenzo
Peña, ella albergaba una concepción marxista concibiendo el factor económico
como factor no únicamente decisivo, pero sí el de mayor importancia:
974
levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden
determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida
material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general.
No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario,
el ser social es lo que determina su conciencia». (Karl Marx; Prólogo a la
contribución a la crítica de la economía política, 1859) (...)
Lorenzo Peña no tiene en cuenta la relación entre las fuerzas productivas y las
relaciones de producción, metafisicamente solamente pone como factor
determinante a las fuerzas productivas y su constante desarrollo como hacían
los ideólogos de la II Internacional. ¿Qué concepción tenía Elena Ódena en
realidad? ¿Despreciaba la necesidad de elevar las fuerzas productivas, del factor
técnico en la construcción del socialismo? Lo contrario a lo que afirma Lorenzo
quien no tiene en cuenta las fuerzas productivas en el devenir social:
975
inmensa superestructura erigida sobre ella». (Karl Marx; Prólogo a la
contribución a la crítica de la economía política, 1859)
Sobre los escritos de Elena Ódena no podemos decir precisamente que ofreciese
un lenguaje intelectualoide, enmarañado, misterioso y abierto a especulaciones
sobre su interpretación, todo lo contrario. En sus obras siempre encontramos
una afirmación y posicionamiento conciso del tema en cuestión, y en caso de
que con el tiempo se tuviese que rectificar algo, no era derivado de un mero
976
pragmatismo oportunista, sino que era producto y resultado de un proceso
dialéctico de conocimiento. A pesar de ello, si somos críticos, como ya hemos
relatado en capítulos anteriores, puesto que en algunos documentos Ódena al
igual que otros jefes del partido, esgrimían artículos muy breves de poco
contenido argumentativo a la vez que muy abundantes en insultos. En otras
ocasiones, se exageraban el papel e influencia del partido mientras se eludía una
necesaria y extensa autocrítica sobre ciertos temas que no habían sido tratados
correctamente. Pero este criticismo lo podemos afirmar con credibilidad y
autoridad moral nosotros que demostramos valorar los aciertos y errores de
Elena Ódena sin filias ni fobias, algo que no puede hacer Lorenzo Peña quien
demuestra un subjetivismo y una inquina personal en todo lo relacionado con
ella.
«De la teoría dialéctica del marxismo rechazaba casi todo. Los grados no iban
con ella. (...) Su visión era totalmente discontinuista y saltuaria. Siempre
pensaba por dicotomías: todo o nada. De la afirmación dialéctica del paso de
la cantidad a la cualidad, lo que suele expresarse como «salto cualitativo», ella
tomaba el salto y dejaba lo demás: veía los hechos históricos como saltos,
descartando como zarandajas los estadios intermedios y excluyendo cualquier
dosificación o ponderación». (Lorenzo Peña; Amarga juventud: Un ensayo de
egohistoria, 2010)
Dejemos una vez más a la propia Ódena exponer sus alegatos de defensa ante
tales acusaciones:
977
Sobre el modelo del pensamiento económico de ella, comentaría Peña:
Y por otro lado, el PCE (m-l) imprimió y popularizó obras de Enver Hoxha
como: «La «autogestión» yugoslava: teoría y práctica capitalista» de 1978. Aun
así observemos lo que la propia Ódena opinaba del titoismo y la llamada
autogestión:
«La autogestión titoista es una gestión burguesa, ecléctica, una doctrina que
en Yugoslavia ha conducido a una gran confusión política y económica, a un
desarrollo económico débil y desigual, a profundas diferencias sociales y
disensiones nacionales y a la degeneración de la vida espiritual». (Enver
Hoxha; Informe en el VIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de
noviembre de 1976)
978
rasgos de un Estado capitalista. Se producen crisis económicas cíclicas como
en el mejor de los Estados capitalistas –en los años 1960-62, 1968-69 y en la
actual fase de crisis generalizada del capitalismo–; existe la propiedad
privada de los medios de producción tanto de manera enmascarada, en tanto
que propiedad «administrada» por grupos de obreros, como en la forma
abierta. En el campo predomina la pequeña y media propiedad privada
capitalista, la cual está sujeta a todos los problemas y dificultades de cualquier
agricultura capitalista.
Hablando de la línea exterior del PCE (m-l) de Ódena, Lorenzo Peña con una
versión totalmente revisionista afirma cosas que no son ciertas u otras que
revelan su carácter tercermundista:
979
a) Cualquiera que haya podido acceder a las ediciones de «Vanguardia Obrera»
tanto de antes de 1972 como después, podrá ver las constantes referencias a
países como Nicaragua, Chile, Perú, Bolivia, Burkina Faso, Sahara, Palestina, y
otros países de desarrollo medio o bajo. El deseo de Lorenzo Peña hubiera sido
que un pretendido partido marxista-leninista hiciera de publicista de los
gobiernos tercermundistas de turno y los supuestos triunfos de sus dirigentes,
pero el deber del PCE (m-l) eral el de explicar a las masas de todos los países las
luchas que llevaban a cabo los respectivos partidos marxista-leninistas contra
las vacilaciones y demagogia de muchos de esos gobiernos, como era el caso del
MAP-ML y su denuncia del FSLN en Nicaragua, donde el tiempo ha demostrado
quien tenía razón.
b) No se trataba de que para el PCE (m-l) las «únicas luchas se dieran entre
burguesía-proletariado», o que los movimientos de liberación nacional no
fuesen importantes, pero obviamente no se iba a calificar de «antiimperialista»
o peor aún de «socialista» a cualquier gobierno que se autodenominase como
tal, como deseaba hacer Lorenzo Peña con por ejemplo la Cuba de Castro, el
Perú de Velasco o el Irak de Hussein. Para Peña el problema es además que hay
más de un socialismo, aparte del marxista-leninista, y que el PCE (m-l)
despreciaba estos «variados socialismos». O sea que para él, como buen
revisionista, el problema reside en que somos demasiados «dogmáticos» con los
ensayos nacionalistas, militaristas y religiosos de estos regímenes, que bien
pueden ser recibidos como progresistas y socialistas según su visión ecléctica.
Está sobradamente demostrado que socialismo solo hay uno y es marxista-
leninista, todos los demás pretendidos socialismos no han sido más que
proclamas que parten fundamentalmente del idealismo filosófico, siendo por
tanto y en esencia ideas enfrentadas al materialismo dialéctico, mientras que el
concepto económico de esos «otros socialismos» que refiere Peña operan dentro
del capitalismo y sus leyes fundamentales, mientras en lo cultural los gobiernos
tercermundistas no hacen disimulo de hacer acopio de rasgos retrógrados ante
los cuales sus seguidores no saben donde meterse.
980
nacional siempre que las burguesías y sectores pequeño burgueses de los
países afectados dirijan los procesos en colaboración con uno u otro
imperialismo según las circunstancias y lugar y los mantengan en la órbita del
capitalismo en general y de uno u otro imperialismo. En efecto, muchos
movimientos de liberación nacional que han movilizado en su justa lucha a
pueblos enteros, tras la toma de poder o han pasado a depender de otro
imperialismo o han continuado bajo la órbita de sus antiguos colonizadores.
En ambos casos, en beneficio de las nuevas burguesías nacionales dirigentes
de los procesos de liberación nacional, que no social. (...) Separar la lucha por
la liberación nacional de la lucha por la revolución social y por la dictadura
del proletariado es tanto como abandonar dicha lucha en manos de las
burguesías de cada país, aliadas, en definitiva, en connivencia, con uno u otro
imperialismo. (...) El apoyo de los comunistas ha de ir orientado a impulsar la
liberación nacional hacia la liberación social y a tomar su dirección, eso
significa fomentar la lucha de clases en el seno de los movimientos de
liberación nacional y lucha porque el proletariado y su partido, siempre que lo
haya, gane terreno en ellos o impulsar a su cabeza a los sectores más
oprimidos y explotados de la población. (…) Se trata, precisamente de eso, de
que en nuestra época del proletariado de las naciones oprimidas ha de tener
también su política independiente de clase que ha de ir más allá del simple
objetivo de «liberación nacional», que no debe pararse ahí y que debe llevar la
lucha de clases hacia adelante y no practicar la unidad nacional en todos los
terrenos con su propia burguesía. Cuánto más ha de ser así, si la burguesía
propia se muestra, bajo la disculpa de combatir al imperialismo extranjero,
como reaccionaria, oscurantista y sanguinaria». (Vanguardia Obrera; Nº
500, 1985)
Como colofón al ridículo de acusaciones, Lorenzo Peña nos soltó sin más, como
hubiera hecho cualquier hooligan del PCE (r) o PCE del pasado o actualidad,
que:
981
siempre hay que restablecer la verdad histórica, y esto es muy fácil sacando la
documentación a la luz. No por casualidad los que utilizan el calificativo de
trotskista como insulto, resultan ser los más connotados trotskistas en lo
teórico-práctico.
Llegados a este punto, se puede decir sin tapujos que Lorenzo Peña no solo es
un renegado, sino que es un calumniador de primera sin ningún tipo de
escrúpulos. Con este tipo de actuaciones demuestra, que por su actitud el
trotskista es precisamente él, porque precisamente el trotskismo se ha
caracterizado en su esencia por:
–Con el uso del chisme, la calumnia y el insulto ante el debate teórico, sumado
a otras técnicas como la desviación de la atención de la cuestión principal –
dialéctica erística y diversionismo ideológico–; también encontramos la
aceptación formal de los principios y su traición en la práctica. Esto convierte
a los trotskistas en teóricos estériles». (Equipo de Bitácora (M-L); Sobre el
falso antitrotskismo, 3 de enero de 2017)
982
financieros y humanos, siempre les faltará la coherencia, lo cual no se puede
comprar con dinero ni ocultar eternamente con discursos hipócritas.
«El modelo federal sería una agravación de esa desigualdad que ya está
establecida y además introduciría de soslayo esas entidades puramente
artificiales salidas de la nada. (…) Yo prefiero el modelo jacobino francés, que
es centralista». (Crónica Popular; Entrevista de Sergio Camarasa a Lorenzo
Peña, 8 diciembre de 2014)
También es correcto que el actual modelo tiene errores de base como la división
territorial artificiosa, pero precisamente los principales valedores del
federalismo español como Pi y Margall ya denunciaban esto. Véase la denuncia
983
sobre la división territorial administrativa de 1833, de la cual han partido una
mayor fragmentación de territorios en provincias por motivos meramente
administrativos, por contentar o equilibrar desfases en otras regiones, etc.
Por otro lado, aquello que comenta aquí Lorenzo Peña de que es mejor la
implantación de una república centralista unitaria para España, de aplicarse
actualmente equivaldría a estimular más las voces independentistas en las
distintas zonas de la península y fuera de ella. Una idea suicida. Inicialmente los
bolcheviques eran los más acérrimos enemigos del federalismo ya que
consideraban que ello lastraba la unificación del proletariado, desconectaría
económicamente las regiones y podría hacer proliferar la mentalidad
regionalista y nacionalista. Este fue el pensamiento general del marxismo
viendo los resultados históricos del federalismo burgués y de los movimientos
federalistas pequeño burgueses como el anarquismo. Pero fue así hasta que los
bolcheviques, antiguos antifederalistas, reconsideraron dicha postura en 1917
como nos explica Stalin, entendiendo que no se podía ignorar la cuestión
nacional, ya que era una cuestión social real que no se podía saltar sin más, y
que para lograr una unificación futura de todo el proletariado, el federalismo era
un principio válido para el marxismo, un puente para amortiguar las diferencias
nacionales, tejer lazos de amistad y unión:
984
libertad de decidir con toda independencia, en su propio Congreso de los
Soviets investido de plenos poderes, si desean, y en qué condiciones, participar
en el gobierno federal y en las demás instituciones soviéticas federales».
(Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Declaración de los derechos del pueblo
trabajador y explotado, 1918)
«Nuestros adversarios, aun los que menos parecen distar de nosotros, han
llegado a creernos enemigos de la unidad; y conviene que entiendan que, si no
admitimos la que nace de la fuerza, estamos decididamente por la que es hija
del libre consentimiento, a nuestro entender el sólo vínculo racional entre los
hombres». (Francisco Pi y Margall; Las regiones de España, 12 de diciembre
de 1891)
«Es la federación el mejor de los sistemas, ya que une y es capaz de unir todos
los pueblos de la tierra, sin que ninguno sufra quebranto de su libertad. Es la
federación corona y remate de la obra liberal, ya que emancipa a la par de la
nación las regiones y los municipios, hoy aún sujetos a la bárbara
servidumbre. Es la federación la que mejor resuelve el problema colonial, ya
que convierte las colonias en Estados autónomos sin disgregarlas de la
metrópoli. La aconsejan en todas las partes la política, la razón, humanidad, el
hombre; la aconsejan aquí, además, la índole y la constitución del reino.
¿Habrá pueblo más indicado para la federación que nuestra España, mezcla
de razas, de idiomas, de leyes, de aptitudes y de tendencias? El establecimiento
de la federación, se dice, podrá traer complicaciones. ¿Qué cambio político no
las trajo? Unitaria, ¿dejaría la república de traerlas? La federación no es
nueva en el mundo. Para establecerla no se ha de recorrer nuevas sendas.
¿Qué revolucionarios son además esos que se espantan ante las contingencias
de la revolución?». (Francisco Pi y Margall; Lecciones de controversia
federalista, [publicado post morten por su hijo Joaquín Pi i Arsuaga en 1931])
¿Por qué el federalismo podría ser una opción viable para España? En esa línea
Lenin comenta sobre el federalismo, que existiendo un claro caso de cuestión
nacional, el federalismo no solo se puede contemplar, sino que es necesario:
985
que la cuestión nacional no ha sido superada aún, razón por la cual reconoce
que la república federativa representa «un paso adelante». Se sobreentiende
que en esto no hay ni sombra de renuncia a la crítica de los defectos de la
república federativa, ni a la propaganda, ni a la lucha más decididas en pro de
una república unitaria, de una república democrática centralizada».
(Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; El Estado y la revolución, 1917)
986
XII
Anexo
[El siguiente anexo es una carta que nos han hecho llegar un militante de Elche
durante finales de junio de 2020. En ella se relata lo que supuso para él la
documentación de Bitácora (M-L) para conocer la historia del viejo PCE (m-l) y
para confirmar la deriva revisionista de la organización que hoy porta sus siglas.
Como ya ocurrió con otros documentos similares como pudo ser en su momento
el referido al PCE (r) o a RC, se confirma una vez más que la crítica
argumentada y científica siempre tiene eco entre los elementos honestos, los
verdaderos destinatarios de nuestro trabajo. Pero como sabemos, salir de ese
tipo de organizaciones retardarias es el primer paso, pero no el único:
987
exponerlas en igual medida». (Equipo de Bitácora (M-L); Antología sobre
Reconstrucción Comunista y su podredumbre oportunista, 2017)
En consecuencia:
«Por ello es del todo estúpido teorizar que los comunistas deben absorber
automáticamente las escisiones que se dan y se seguirán dando en estas
agrupaciones. Todo lo contrario: se debe tener especial cuidado, ya que la
mayoría de sujetos que abandonan estas organizaciones lo hacen por
cuestiones personales o por cuestiones ideológicas mínimas que no le llevan a
una ruptura plena con el lugar de donde proceden. (…) Esto significa que, si
realmente han roto con ellas por cuestiones de principios ideológicos, tendrán
que autocriticarse sin sentimentalismos que valgan y adherirse, finalmente, a
la línea comunista sin excusas de ningún tipo. Si no es así, solo podemos decir
que no pasarán nunca de ser, a lo sumo, meros simpatizantes y, quizá, de
aliados en alguna cuestión determinada de los comunistas, pero nada más».
(Equipo de Bitácora (M-L); Ensayo sobre el auge y caída del Partido
Comunista de España (marxista-leninista), 2020)
No obstante, en sintonía con mis principios, que no son otros que los del
marxismo-leninismo, considero que el PCE (m-l) se halla en la actualidad
completamente alejado de lo que un día fue, habiendo abandonado hace tiempo
–antes incluso de su refundación formal–, el campo del comunismo para
adentrarse en el del revisionismo.
Cuando entré a la JCE (m-l), hace alrededor de tres años, no lo hice como
consecuencia de un análisis político bien meditado. Por el contrario, esto
ocurrió a raíz de una manifestación, donde nos «engacharon» a mi grupo de
amigos y a mí. En aquel momento, mi formación política era prácticamente
nula, por lo que hasta que esta no fue elevándose, no pude darme cuenta de que
estaba en el lugar equivocado. Cabe decir, también, que mi crecimiento
ideológico no ha sido, en esencia, fruto de las formaciones realizadas en mi
célula, si no a través del aprendizaje individual. En mis aproximadamente 3
años de militancia, las formaciones han sido muy débiles, tanto por la cantidad
como por la calidad. Apenas hemos avanzado y profundizado fuera de las obras
más básicas, ni de estas formaciones se extraían conclusiones sólidas y
realmente aplicables. Eran tratadas como algo prácticamente formal. De hecho,
desde el pasado verano hasta el día de hoy, con suerte habremos tratado 2
pequeñas obras fuera de los documentos internos. Al respecto, asumo mi parte
de responsabilidad mientras he sido militante, en cuanto a no haber sabido
mejorar notablemente las formaciones de mi célula, pero lo fundamental aquí es
que desde el Partido se debería llevar un control exhaustivo de las formaciones,
carencias ideológicas –colectivas e individuales–, exigir rendir cuentas, etc., y
esto es totalmente inexistente por parte del PCE (m-l), haciendo notar su nulo
interés por lo ideológico y los principios.
Ha sido la lectura de las obras de Hoxha, Ódena, Lenin, etc., así como de los
documentos del antiguo PCE (m-l) y de los artículos de Bitácora M-L, como ya
he comentado, lo que me ha permitido avanzar. Obras que desde el partido se
tapan, ignoran o se desvirtúan completamente.
Me gustaría hacer hincapié, por último antes de comenzar, en que las críticas
que desarrollaré a continuación van dirigidas contra la cúpula del partido, que
ha impuesto su línea. Soy perfectamente consciente de que hay un gran número
de militantes honestos en el PCE (m-l), y más concretamente en su Juventud,
que por unos motivos u otros se mantienen en la organización. Contra los
primeros y por los segundos escribo esta carta.
989
Los revisionistas, de una forma u otra, tratan de inocular en la clase obrera
elementos que son ajenos a sus intereses de clase y contrarios, por tanto, al
marxismo-leninismo, que es la única teoría capaz de liberar al proletariado de
su explotación. También otras fuerzas democrático-burguesas o fascistas tratan
de hacer esto, es evidente. Sin embargo, los revisionistas constituyen un peligro
y obstáculo enorme para la clase obrera por la forma en que lo hacen:
disfrazándose de revolucionarios, de comunistas, tratan de impedir que nuestra
clase pueda contar con su herramienta decisiva para su emancipación: el
Partido Comunista, organizado y templado en el marxismo-leninismo.
990
revisionismo patrio como Red Roja o el PCPE, que en el Octubre –periódico del
partido–, se recogería así:
«EEUU, como cualquier otro estado, está obligado a velar por la seguridad de
las misiones diplomáticas en su país. Sin embargo, su propaganda continua,
durante décadas, creciente con su actual gobierno y Presidente, contra una
isla que erguida mantiene en alto las banderas de la dignidad, la
independencia y la soberanía, crea el caldo de cultivo para este tipo de
agresiones.
991
capítulo: «El PCE (m-l) y la rehabilitación de corrientes y elementos
revisionistas superados: el castrismo y el sandinismo» de 2020.
¡En esto ha quedado la histórica lucha del PCE (m-l) de Ódena y del
antirrevisionismo mundial contra el castrismo, en un apoyo sin condiciones al
revisionismo cubano! Semejante venta de principios hace indistinguible al PCE
(m-l) actual de otras organizaciones revisionistas como el PCPE, PCTE, PCE,
etc., suponiendo que será esta una de las razones por las que se busca la unidad
con ellos.
No estoy queriendo decir que Fidel Castro o el Che Guevara no hayan sido
revolucionarios, sino que estoy diciendo que lo han sido dentro de un espectro
democrático-burgués, y sus teorías y prácticas revisionistas impidieron que el
Partido Comunista de Cuba fuera marxista-leninista y que en Cuba se pudiera
emprender la edificación del socialismo, pues el camino que se emprendió fue el
de la sumisión al imperialismo y el de tener como principal forma de economía
el turismo, lo cual rompe con la posibilidad de seguir la senda de la economía
socialista.
992
Y para más inri, estas líneas también aprobadas en el último Congreso:
«Se puede hablar de un patriotismo popular, ligado a las luchas de las clases
dominadas frente a las clases dominantes, o a las luchas a favor de la
soberanía nacional. En el caso de España, hay un patriotismo republicano que
defendieron José Díaz, Dolores Ibárruri, Juan Negrín, Azaña, y tantos otros,
frente al fascismo» (Carlos Hermida; El ascenso del fascismo y las tareas de
los comunistas, 2019)
Aún así, desde la dirección se trata de hacer creer a la militancia que el partido
en el que militan es el mismo de Elena Ódena y tantos otros héroes y luchadores
comunistas. Se reivindica la gloriosa historia del PCE (m-l) contra el fascismo, el
revisionismo y el capitalismo para mantener a base del engaño algo que por su
propio peso caería como plomo en agua. Y es que, basta con consultar las obras
de Ódena para darse cuenta de que el actual PCE (m-l) es una caricatura del
antiguo y verdadero PCE (m-l), un secuestro de sus siglas.
993
«La lucha contra las tergiversaciones y falsificaciones ideológicas y teóricas de
los revisionistas modernos es una obligación ineluctable para todo Partido
marxista-leninista; es imprescindible y urgente arrancar de esas corrientes
reformistas a extensas capas de la clase obrera –particularmente en los países
más desarrollados–, y también de las capas bajas de la pequeña y media
burguesía. Los marxista-leninistas hemos de inspirarnos en estos momentos,
en la tenacidad y la perseverancia demostradas por Lenin en su lucha por los
principios revolucionarios, y contra todos los revisionistas y oportunistas, ya
que de otro modo, sería difícil movilizar a las amplias masas del proletariado
para la lucha revolucionaria». (Elena Ódena; Algunas cuestiones de principio
del marxismo-leninismo, 1967)
De la forma más oportunista posible, se suele afirmar que el combate contra las
tergiversaciones del marxismo-leninismo no solo es innecesario, sino que es
contraproducente a la hora de ligarnos a las masas porque se trata de «un
problema que no conciben». Esto, además de ser completamente falso,
demuestra las intenciones de la cúpula del PCE (m-l): granjearse un pequeño
espacio político a base de cabalgar al rebufo de las masas, prescindiendo de la
función de Vanguardia del proletariado que corresponde a todo Partido
Comunista que se preste.
994
«Es posible que algunos obreros honrados no entiendan esta actitud, opinen
que los dirigentes revisionistas no son todos unos canallas, que exageramos,
etc. A veces se escuchan opiniones de ese tipo entre sectores atrasados de las
masas. Pero la cuestión es: ¿nosotros debemos basar nuestra política en los
principios y en el análisis político científico o en las opiniones de los sectores
atrasados de las masas? ¿Tenemos que ir a remolque de las masas atrasadas
en las cuestiones ideológicas y políticas o somos el Partido de vanguardia de la
clase obrera que tiene que marcar el camino en las cuestiones ideológicas y
políticas sobre la base del marxismo-leninismo? ¿Tenemos que crear claridad
entre las masas o sembrar la confusión? Esta es la cuestión.
«No se puede mandar algo así cuando desde el partido se está intentando
trabajar conjuntamente con el PCE en cuestiones que nos interesan (…) Se la
debe tratar en calidad de ministra y no saltar a cuchillo contra el PCE o contra
cualquiera por cualquier declaración de una de sus militantes (…). La posición
que tiene el partido es de diplomacia con todas las fuerzas de izquierda».
Y seguía:
995
«En el último congreso se aprobó el llevar a cabo alianzas tácticas con
organizaciones progresistas de la clase obrera, los órganos de expresión del
partido se adecuan a la táctica del partido. La crítica se debe hacer, pero no de
manera izquierdista (…). Tenemos una táctica, el tono de la crítica debe darse
en función de la táctica».
996
liquidarla fácilmente, asestando así un duro golpe a la propia causa de la
revolución». (Enver Hoxha; Los comunistas y las alianzas con las fuerzas
progresistas, 1966)
«Nuestra actitud debe tener dos vertientes que se solapan. Una, la exigencia al
Gobierno del cumplimiento de sus compromisos políticos; la segunda, y
partiendo de la anterior, la de «empujar», mediante la movilización y
organización popular, a que lleve esos compromisos más allá, profundizando
en los mismos al plantear propuestas, ampliamente sentidas por las masas,
que transciendan el programa gubernamental. Así, por ejemplo, sabemos que
el Ejecutivo quiere eliminar los aspectos más sangrantes de la reforma laboral
del PP. Pues bien, apoyemos eso y exijamos que lo cumplan –y lo cumplan ya–
pero, aprovechando y partiendo de ello, levantemos la bandera de la
derogación completa de esa reforma (y también la del PSOE), ambas lesivas a
la clase obrera». (Partido Comunista de España (marxista-leninista); Circular
interna: El nuevo Gobierno y nuestra táctica. Tareas centrales, 2020)
El error aquí no viene dado por la política frentista, ni por la lucha por ciertas
reformas sentidas por las masas trabajadoras. El problema viene de la anulación
de la independencia del partido y su función de vanguardia de la clase obrera en
aras de «la táctica». De nada sirven los esfuerzos por conquistar ciertas
reformas beneficiosas para nuestra clase, ni la acumulación de fuerzas en un
teórico frente, si no se trabaja paralela e ineluctablemente por separar a los
obreros y sectores populares del país de la influencia de agentes reconciliadores
y claudicadores, si no dedicamos los mismos esfuerzos en transformar la lucha
por reformas dentro del sistema capitalista en la lucha por la abolición de este y
la implantación del socialismo.
997
«controlar» al PSOE que tiene la mayoría, partido del gran capital y de gran
experiencia como para maniobrar y zafarse de cualquier «control».
Precisamente, debido a estas experiencias, el fascismo en España está
encontrando el camino hecho entre la decepción y el descontento popular
generado por la traición de la socialdemocracia y el revisionismo. Esto es un
hecho que el propio PCE (m-l) lleva reconociendo años, sin embargo parece que
ha encontrado ahora un contexto perfecto para hacerse un hueco entre el
«progresismo» patrio.
Que nadie entienda con esto que la consigna lanzada por el PCE (m-l) en esa
misma circular de conformar un «amplio Frente Progresista» por la
consecución de ciertas reformas es un error en sí mismo. El error viene dado por
diluirnos en él, como también acostumbra a hacer Reconstrucción Comunista
(RC), ocultando el papel del partido, por colocarnos a la zaga de las masas en
lugar de cumplir con nuestra función de vanguardia de la clase obrera, por no
tratar, desde la teórica conformación de este Frente, de dirigirlo y convertirlo en
un auténtico Frente Revolucionario, para que desde su campo de actuación
expulsemos las tendencias reformistas y anarquistas en el movimiento obrero
rompiendo así con la hegemonía pequeño burguesa que hoy domina
absolutamente todo.
¿Acaso el antiguo PCE (m-l) o el PCE de José Díaz condicionó su política al nivel
medio de conciencia de las masas? Todo lo contrario. Decía José Díaz sobre la
posición del PCE frente al PSOE:
«Nuestro partido, que hacía una gran campaña de frente único para la lucha
contra el gobierno por su política de protección a las fuerzas reaccionarias y
de represión contra el movimiento obrero, que sometía a una fuerte crítica la
política llevada a cabo por el PSOE desde el poder en colaboración con la
burguesía, hacía difícil la estabilización de dicho gobierno y la continuación de
los socialistas en el poder. Con la salida del PSOE del poder, nuestro partido
continuaba incansablemente la política de frente único para la lucha contra la
reacción que cada día era más fuerte, señalando a la dirección del PSOE como
la más responsable del camino antiobrero y reaccionario que había tomado la
998
política» (José Díaz; Intervención del Partido Comunista de España en el VII
Congreso de la Internacional Comunista, 1935)
«Creemos que realizamos una política justa sobre el frente único. Tratamos de
eliminar de nuestro partido los restos de sectarismo y tendremos cuidado de
no caer en un oportunismo de derecha, como decía en su discurso el camarada
Pieck, en la aplicación práctica de la nueva táctica de frente único, ante la
nueva situación, y esto lo conseguiremos siguiendo la línea trazada por Lenin
y Stalin. Preparemos a las masas para luchar por sus reivindicaciones contra
la guerra, el fascismo y en defensa de la Unión Soviética. Preparemos a las
masas para que bajo la dirección del Partido Comunista de España a llegar lo
más pronto posible al octubre victorioso en España». (José Díaz; Intervención
del Partido Comunista de España en el VII Congreso de la Internacional
Comunista, 1935)
Según los argumentos dados por el PCE (m-l), el mismísimo José Díaz, defensor
del Frente Popular, habría pecado de «izquierdismo» y «radical-oportunismo»,
como se suele etiquetar a todo aquel que, no sin razón, se opone al
desviacionismo de derecha de la cúpula del partido. Pero lo cierto es que el PCE
de José Díaz en ningún momento renegó de una táctica ni de una amplia
política de alianzas contra el fascismo, de la misma forma que jamás disoció esta
de la lucha tenaz contra los falseadores del marxismo y los agentes de la
burguesía en general, ni de sus objetivos máximos y su explicación detallada a
las masas.
999
desorden capitalista. En este sentido, una victoria de Syriza puede devolver la
iniciativa a los trabajadores y abrir una fase a la ofensiva en Europa.
(…) Por todo ello, afirmamos nuestro total apoyo a la voluntad manifestada
por el pueblo griego de recuperar su plena soberanía y de romper con los
partidos de los recortes, la represión y la sumisión a Berlín, que se concreta
hoy en el voto a Syriza. Y nos comprometemos a desarrollar la solidaridad con
la clase obrera, el pueblo y la izquierda de Grecia, y a hacer frente a las
presiones que pueda ejercer el Estado español contra un eventual gobierno de
la izquierda en ese país». (Partido Comunista de España (marxista-leninista);
Nº78, En defensa del pueblo griego y su soberanía, 22 de enero de 2015)
1000
la vil maraña de la hipocresía kautskista, la pedantería y la «amistad» con los
oportunistas». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; El folleto de Junius, 1916)
El antiguo PCE (m-l) ya pecó, en parte y salvando las distancias, de este error,
tratando la cuestión de la coherente lucha táctica por las libertades
democráticas frente al fascismo como una especie de fase previa necesaria a la
revolución socialista. Aunque este error pueda ser más comprensible teniendo
en cuenta el contexto de aquella época, el carácter político de un Estado –la
España fascista de 1972– no determina de ninguna manera las tareas de la etapa
a nivel general: Albania venía de varios gobiernos fascistas, y de un desarrollo
bajo de fuerzas productivas, eso no supuso un obstáculo insalvable para que la
clase obrera tomase el poder e iniciase medidas socialistas.
¿Estaba más atrasada la España de 1971 que la de 2020? Sí. ¿Más que la Rusia
del siglo XX? No. ¿Se daban en España las condiciones materiales objetivas para
la revolución socialista? Sí.
1001
político-económico en un país donde las tareas democrático-burguesas ya están
completadas en lo fundamental, es una cosa completamente distinta.
Sin embargo, a pesar de los ciertos errores del antiguo PCE (m-l), este jamás
ocultó frente a las masas cuales eran sus objetivos, ni rehuyó de «hablar de
socialismo», como sí hace el actual PCE (m-l) constantemente, sustituyendo la
tarea de la revolución socialista por la absurda y pequeñoburguesa teoría de la
«revolución democrática», plasmada en la tan anhelada «III República». En
esta línea decía Ódena:
Qué decir, por tanto, de las tareas del proletariado en la actualidad, cuando
resulta absolutamente evidente que no queda en España ninguna tarea
democrática-burguesa que resolver, ni tampoco existen vestigios feudales ni un
desarrollo económico nacional atrasado, como sí ocurría en el contexto de la II
República, donde la revolución democrático-burguesa no estaba aún finalizada.
1002
Pero esa no es nuestra realidad actual, por mucho que con ello se pretenda
justificar la nefasta línea del partido.
Y lo más surrealista y vergonzoso por parte de la dirigencia del PCE (m-l) es que
se pretenden justificar estas aberrantes posiciones con citas de obras de Lenin
como «Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática» o
«¿Qué hacer? », ¡obras donde se reflexiona sobre las tareas de los bolcheviques
bajo la autocracia del zarismo, cuando la burguesía aún no se había adueñado
del Estado! ¡Entonces sí era necesario llevar a cabo una «revolución
democrática» que acabara con los restos feudales y creara las condiciones
materiales objetivamente necesarias para la revolución socialista! Y en ningún
caso se debía delegar tal tarea a la burguesía ni aminorar la resolución de las
tareas para no asustarla, como insistieron siempre los bolcheviques. En la actual
España imperialista, no solo se dan las condiciones materiales objetivas para la
revolución socialista sino que estas están muchísimo más desarrolladas que en
Rusia cuando, después de la revolución democrático-burguesa de febrero, en
octubre de ese mismo año los bolcheviques llevaron a cabo la gran revolución
socialista. ¡¿A quiénes pretendéis engañar?! Lenin ya demostró lo absurdo que
era tratar de «no asustar a la burguesía» y llegar al poder por la «vía pacífica» a
través de una «Asamblea Constituyente». Hablaba de la necesidad de la
hegemonía proletaria, de los soviets, y de una insurrección popular. Qué
absurdo sería hablar de otro modo.
1003
infravalorar su papel y ha de luchar por la dirección de las masas allí donde se
encuentren. Además, resulta especialmente llamativo que se repita
constantemente el argumento –acertado– de que se debe incidir en los amplios
frentes de masas, por muy reaccionarios que sean, para trabajar por conseguir la
dirección de las masas y separarlas de la ideología burguesa, cuando a su vez,
como dijo Carlos Hermida en una de las recientes charlas virtuales, «no se debe
hablar de socialismo». Y, aún más allá, en esa misma charla, la otra ponente, al
ser preguntada por cómo se podía conseguir pasar de la etapa de la «revolución
democrática» a la socialista, respondió literalmente: «no sé». En fin, pura
palabrería vacía para intentar justificar lo injustificable.
¿De verdad es motivo de alegría que los cabecillas del PCE o IU se muestren de
acuerdo con el proyecto republicano del PCE (m-l)? ¿No es por el contrario
motivo de preocupación que estas organizaciones lo acepten de buen grado?
¿No será que el proyecto de «ruptura democrática» del PCE (m-l) no pone en
jaque al proyecto político de la pequeña burguesía? Esto se comprende más
fácilmente con declaraciones como esta:
4. Feminismo
1004
Históricamente se ha combatido desde el marxismo la «teoría feminista», en
todas su variantes, pues es un movimiento de origen y naturaleza burgués,
utilizado por las mujeres de las clases dominantes para obtener sus intereses de
clase a costa de la explotación de los trabajadores, masculinos y femeninos.
Jamás se ha reivindicado desde el movimiento comunista un «feminismo
marxista o proletario», por la misma razón que no se ha reivindicado un
«antirracismo marxista», un «ecologismo marxista», un «movimiento LGTB
marxista» o un «antifascismo marxista», por ejemplo.
Por un lado, se insta a dividir hasta dentro del partido a la militancia por razón
de género, cómo si los problemas de la mujer no se pudieran resolver de manera
colectiva. Esto lo critiqué en la última Conferencia de la JCE (m-l) y se me
respondió alegando que en el PCUS también existía una sección femenina y que
Stalin cometió el «error» de eliminarla. Si bien lo primero es cierto, creo que no
se puede comparar de ninguna forma la situación psicológica y material de la
mujer de principios del siglo XX con la actual, al menos en el caso de España.
Que durante los primeros años de la Unión Soviética existiera esta sección se
debía al enorme atraso de la mujer en aquella época. Cuando la mujer
trabajadora se fue igualando al resto de sus compañeros masculinos, esta
sección dejó de ser necesaria. Perpetuar esta división, y aún más en el seno del
partido, cuando las condiciones materiales y subjetivas no lo exigen, es poner
trabas al desarrollo de la revolución y a la resolución de la cuestión femenina.
1005
Sobre esto, en el informe sobre la situación de la mujer que se me encargó
escribir para la última Conferencia de la JCE(m-l), el cual, por cierto, fue leído a
medias, omitiendo –intencionadamente o no– las partes más importantes,
decía:
«Por muchos apelativos que nos puedan arrojar, tengamos siempre claro que
el marxismo-leninismo es la única herramienta que puede llevar a la mujer
hacia su emancipación, en contraposición con el posmodernismo y demás
corrientes burguesas, que no hacen más que retrasar esta fecha.
5. La cuestión nacional
1006
para la esperanza de un futuro de unión voluntaria y fraternal entre los diversos
pueblos hispánicos, no pueden justificar ni la existencia de esa «super nación
española» ni la no existencia de las naciones vasca, catalana y gallega, a pleno
efecto y en absoluta igualdad con la castellana. Se confunde la cierta existencia
de una nación opresora de otras –la castellana–, con la ficticia realidad de una
especie de «supranación española», que sólo tiene cabida en los mejores sueños
de los nacionalistas castellanos de ayer y hoy.
1007
parecer, mantener el eclecticismo ideológico y las diversas facciones, siempre y
cuando no se opongan a la política oportunista y claudicadora de la dirección.
También en los debates del último Congreso se mostró como una gran parte de
los militantes más veteranos compartían esta caracterización del Estado español
como fascista, pero la réplica de la dirección del partido, como siempre, brilla
por su ausencia. Es más, este tema no interesa zanjarlo, puesto que esta
evocación fascista es utilizada directa o indirectamente, tal y como he criticado
en el punto del republicanismo, para justificar la defensa de esa absurda
«revolución democrática» de la «III República».
Definir al actual Estado de España como fascista por ser represivo y por ser
herencia del franquismo, es eludir que la burguesía puede hacer cambios en su
forma de dominación para amortiguar la lucha de clases y regularizar la
situación. Hablar a la ligera de «Estado fascista» significa hablar como si las
democracias burguesas no fueran también represivas y como si no pudieran
heredar elementos de regímenes anteriores que son más reaccionarios. En
conclusión, si la dirección permite que haya células o elementos que den voz a
estas tesis erróneas e incomprensibles para las masas –que no van solo contra el
marxismo-leninismo, sino contra la línea supuestamente oficial del partido–
está mostrando que la unidad ideológica y la crítica y autocrítica no le preocupa
lo suficiente.
Por otro lado, existe una enorme falta de autocrítica, tanto en cuestiones
recientes como antiguas. En una de las recientes formaciones virtuales un
asistente preguntó por los errores reconocidos del antiguo PCE (m-l) y la
respuesta fue: «Ninguno, no nos equivocamos en nada». ¿Cómo puede decir eso
un comunista, y más cuando se cometieron ciertos errores como la defensa de
Mao en los primeros años, la concepción metafísica de que el franquismo no
podía convertirse en una democracia burguesa, la adoración hasta el último
minuto del régimen de Ramiz Alia, etc.? La autocrítica no hace a los comunistas
menos comunistas, sino todo lo contrario. Pero lo más patético es que la única
«autocrítica» que he escuchado durante mi militancia ha sido contra la política
1008
de denuncia feroz e intransigente del PCE (m-l) de Ódena, lo cual dice mucho de
las intenciones de la actual cúpula.
***
Aún con todos los defectos expuestos en esta carta, el PCE (m-l) se autodibuja
como el máximo defensor de las figuras de Marx, Engels, Lenin, Stalin, Díaz,
Ódena, Hoxha y tantos otros. Sin embargo, los marxistas-leninistas debemos
diferenciar entre la mera palabrería pseudorevolucionaria y los hechos. Y lo
cierto es que, por mucho que pese a algunos, la construcción del Partido
Comunista Marxista-Leninista en España, desde el triunfo de la línea
revisionista en el PCE (m-l) unos años antes de su disolución, es una tarea que
sigue pendiente.
Tarea que no será fácil, pero que desde luego es honorable y absolutamente
necesaria si queremos que algún día el proletariado pueda conquistar el poder
político, establecer su dictadura y poner fin así a su explotación. Por ello, invito
camaraderilmente a todo el que lea esta carta a difundirla y a ponerse en
contacto conmigo, ya sea personalmente o de forma anónima mediante el correo
que facilitaré a continuación, para debatir o trasladarme sus dudas o visión sin
ningún compromiso.
Estoy seguro de que, al igual que yo, muchos otros militantes compartís mis
críticas o la mayor parte de ellas, aunque aún no os hayáis atrevido a
manifestarlas en público y a romper orgánicamente con el revisionismo. Yo he
pasado bastante tiempo en esa situación, hasta que esta se me hizo
completamente insostenible, tanto por la experiencia como por mi progresiva
formación. En definitiva, sin querer extenderme más, tiendo la mano a
cualquiera que quiera transmitirme sus dudas e inquietudes.
❖Contacto: neim365@protonmail.com
1009
FIN
1010
1011