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UNA MIRADA A NUESTRA SITUACION ACTUAL DE PRESTACION DE

SERVICIOS DE SALUD

Abordar el tema de la infraestructura para la salud implica un cambio en el


enfoque, pasando de una concentración de la arquitectura hospitalaria, a una
ampliación de la mirada a la idea del Bienestar. Los equipamientos destinados a la
prestación de servicios de salud han tenido cambios en su orientación con la
especialización de los servicios y el cambio de la atención centrada en la
prevención y promoción de modos sanos de vida, lo cual cambia la concepción
misma de lo que es un hospital.

Un hospital no es un edificio sino una red de puntos de atención con distintos


grados de complejidad y especialización. Entender esta red implica dos miradas
fundamentales al tema de la salud: la mirada desde el exterior donde las nuevas
infraestructuras tienen una especial responsabilidad urbana y la mirada desde el
interior donde los nuevos espacios para “sanar” buscan efectivamente el
bienestar.

En el caso colombiano, la privatización de la prestación de los servicios de salud a


partir de la ley 100, trasladó la prestación de servicios de una entidad pública a
entidades privadas promotoras, lo que favorece los cambios en la arquitectura y
marca una diferencia importante en la relación de los equipamientos y el
ordenamiento urbano. Sin embargo, esta oportunidad no siempre se ha
aprovechado en beneficio de una nueva y mejor arquitectura, la ley 100 de 1993
trajo entre otros beneficios la posibilidad de crear y mejorar el servicio de salud
para los colombianos. Este suceso puso en total libertad el desarrollo de empresas
de salud pública y privada para competir por dar el mejor servicio a los
ciudadanos.

La autonomía de las empresas promotoras de salud EPS, se enfoca en un


negocio donde prima la localización estratégica y vendedoras de vitrinas
comerciales, a donde deben llegar sus clientes (afiliados), antes que llevar los
servicios a los lugares de mayor necesidad y demanda. La arquitectura resultante
de esta estrategia comercial, es de construcciones nuevas o edificaciones
acondicionadas forzadamente para albergar funciones específicas y complejas
como las que requiere la salud. Adicionalmente, estos equipamientos han
generado todo tipo de problemas urbanos, como invasión del espacio público,
modificación de usos, demandas de transporte y accesibilidad, alteraciones de la
movilidad de la ciudad y el obvio deterioro de las zonas donde, como organismos
parásitos, se asientan y explotan.
Por su parte la red pública de salud, se extiende en la ciudad con el fin de llegar a
la mayor cantidad de usuarios a partir de una especialización por niveles de la
complejidad de servicios que se ofrecen en sus puntos de atención. Esta
estrategia le permite ser parte integral del ordenamiento y desarrollo armónico de
la ciudad. Adicionalmente la autonomía administrativa de los hospitales públicos
los ha obligados a ajustarse a parámetros de competitividad y sostenibilidad
económica con una oferta de servicios adecuada y realista con respecto a la
localización de la demanda de los servicios de salud en el territorio urbano.

En la mirada desde el interior de los espacios para la salud, encontramos tres


nuevos conceptos cuyas manifestaciones constructivas son claras y contundentes:
la especialización, la prevención y el culto al cuerpo. La necesidad de cubrimiento
a la demanda ha llevado a la especialización de los servicios, desde la
automatización de los lugares dedicados a la prevención, diagnóstico y
tratamiento, derivados del programa hospitalario, hasta la oferta de servicios
complementarios como deporte, recreación, acondicionamiento físico y estética,
fuertemente asociados a la idea de bienestar.

En este punto la oferta privada, en tanto los recursos económicos existan, puede
especificar su oferta a niveles insospechados. Centros cardiológicos, centros de
ortopedia, tratamientos de enfermedades infecciosas, centros de rehabilitación de
todo tipo, etc, son especializaciones que se han desprendido de los servicios
hospitalarios y han tomado forma en edificios particulares con características y
servicios propios de la especialización respectiva. En el extremo de la oferta y
proyectados desde el fortalecimiento de la prevención, aparecen edificios
dedicados al culto del cuerpo que ofrecen la sana integración entre cuerpo y alma,
la prolongación de la vida y la eterna juventud.

Para asegurar su calidad, los servicios médicos y hospitalarios deben cumplir con
requisitos muy exigentes en cinco aspectos básicos: infraestructura física,
desarrollo tecnológico, recursos humanos, gestión administrativa y aplicación
normativa y legislativa. Por eso el producto final tiene que integrar funcionalmente
estos factores para que el proyecto de salud sea de la mejor calidad posible y
satisfaga con existo las necesidades del paciente y la comunidad, por tal razón el
proceso dinámico de planeación en salud debe hacerlo un equipo
multidisciplinario, capacitado en todos los procesos de salud y con capacidad de
interactuar de acuerdo a cada etapa del desarrollo del proceso.

El enfoque equivocado se está viviendo actualmente en nuestro país, donde la


enseñanza de la arquitectura hospitalaria no existe, pues carecemos de
universidades e instituciones que ofrezcan esta especialización. Esta situación ha
generado deficiencias en la calidad de los servicios en la mayoría de las
instituciones prestadoras de servicios de salud, tanto del sector público como del
privado. La falta de arquitectos especializados en el diseño hospitalario y la falta
de control de los entes reguladores propician la proliferación de la llamadas
“clínicas de garaje”, edificaciones mal acondicionadas o adecuadas de manera
anti funcional, con aspectos deslumbrantes para impresionar a los clientes y
usuarios, pero que son el resultado de un proceso de creación pensado solo en la
rentabilidad del negocio y por lo general no se ve involucrado los distintos
profesionales del sector salud, los cuales son pilares fundamentales para la
correcta definición de parámetros como la oferta, la demanda, el área de
influencia, estudio médico arquitectónico, que por lo general son aspectos
subvalorados en el proceso de planeamiento de nuestras infraestructuras
hospitalarias.

Colombia en la última década, ha venido en un constante desarrollo de su modelo


de prestación de servicios de salud, pero su infraestructura aún no cuenta con un
desarrollo acorde y paralelo con los cambios que se han venido presentado en el
sector, implicando que la capacitación de los profesionales dedicados al desarrollo
de esta infraestructura no esté acorde con las exigencias de la misma, y se centre
en procesos de autoaprendizaje basado en las necesidades puntuales de los
prestadores, pero sin ninguna directriz clara del hacia dónde y cómo generar este
desarrollo.

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