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Pérdida de Biodiversidad.

Responsabilidad y soluciones.

Benito Muñoz Araujo y Pablo Refoyo Román (Eds.)

Memorias de la Real Sociedad Española de Historia Natural


Segunda época, Tomo X, año 2013
ISBN - 13: 978-84-616-4858-0
ISBN - 10: 84-616-4858-7
ISSN: 1132-0869
Memorias de la Real Sociedad Española de Historia Natural

Las Memorias de la Real Sociedad Española de Historia Natural constituyen


una publicación no periódica que recogerá estudios monográficos o de síntesis sobre
cualquier materia de las Ciencias Naturales. Continuará, por tanto, la tradición
inaugurada en 1903 con la primera serie del mismo título y que dejó de publicarse
en 1935.
La Junta Directiva analizará las propuestas presentadas para nuevos
volúmenes o propondrá tema y responsable de la edición de cada nuevo tomo.
Cada número tendrá título propio, bajo el encabezado general de Memorias
de la Real Sociedad Española de Historia Natural, y se numerará correlativamente a
partir del número 1, indicando a continuación 2ª época.

Foto de portada:
Fotografía realizada por Benito Muñoz Araujo
en el Lago de Santiago, Isla de Sao Miguel (San Miguel), Azores.
Tomada el 11 de septiembre de 2009.

Correspondencia:
Real Sociedad Española de Historia Natural
Facultades de Biología y Geología.
Universidad Complutense de Madrid.
28040 Madrid
e-mail: rsehno@bio.ucm.es
Página Web: www.historianatural.org

© Real Sociedad Española de Historia Natural

ISSN: 1132-0869
ISBN - 10: 84-616-4858-7
ISBN - 13: 978-84-616-4858-0
DL: XXXXXXXXX

Fecha de publicación: 31 de mayo de 2013


Composición: Alfredo Baratas Díaz
Imprime: Gráficas Varona, S.A. Polígono “El Montalvo”, parcela 49. 37008 Salamanca
Mൾආඈඋංൺඌ ൽൾ අൺ Rൾൺඅ Sඈർංൾൽൺൽ Eඌඉൺඪඈඅൺ ൽൾ Hංඌඍඈඋංൺ Nൺඍඎඋൺඅ

Segunda época, Tomo X, año 2013

Pérdida de Biodiversidad
Responsabilidad y soluciones

Benito Muñoz Araujo y


Pablo Refoyo Román (Eds.)

Rൾൺඅ Sඈർංൾൽൺൽ Eඌඉൺඪඈඅൺ ൽൾ Hංඌඍඈඋංൺ Nൺඍඎඋൺඅ


Facultades de Ciencias Biológicas y Geológicas
Universidad Complutense de Madrid
28040 - Madrid

2013
ISSN: 1132-0869
ISBN - 10: 84-616-4858-7
ISBN - 13: 978-84-616-4858-0
Índice

Presentación 7
Introducción, por Pablo Refoyo, Benito Muñoz, Ignacio Polo, Cristina 9
Olmedo y Ana Requero.
Pérdida de biodiversidad. Causas y consecuencias de la desaparición de 13
las especies, por José Luis Tellería.
Situación y Retos Globales de la Biodiversidad. Perspectiva de Naciones 27
Unidas, por Helena Caballero Gutiérrez.
Pérdida de biodiversidad en el Mediterráneo: causas y propuestas de 41
conservación, por Nieves García y Annabelle Cuttelod.
Causas de la pérdida de biodiversidad: Especies Exóticas Invasoras, por 55
Laura Capdevila-Argüelles, Bernardo Zilletti y Víctor Ángel Suárez
Álvarez.
La lucha contra las especies exóticas invasoras: una cuestión de estrategia 77
y compromiso, por Bernardo Zilletti, Laura Capdevila-Argüelles y Víctor
Ángel Suárez Álvarez.
El hombre como factor de extinción biológica, por Pablo Refoyo, Benito 95
Muñoz, Ignacio Polo, Cristina Olmedo y Ana Requero.
Pඋൾඌൾඇඍൺർංඬඇ 7

Presentación
El siguiente documento es el producto de una mesa redonda organizada por el
Colegio Oficial de Biólogos de la Comunidad de Madrid en el marco del décimo
Congreso Nacional de Medio Ambiente y cuyo objetivo era asentar los conocimientos
básicos sobre la pérdida de biodiversidad que sufre nuestro planeta y las razones
concretas que la produce así como las posibles soluciones.
Las conclusiones obtenidas en dicha mesa se exponen a continuación:

Cඈඇർඅඎඌංඈඇൾඌ උൾඅൺർංඈඇൺൽൺඌ ർඈඇ අൺ ඌංඍඎൺർංඬඇ ൺർඍඎൺඅ ൽൾ


ඉඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ
1. La información disponible hasta la fecha permite inferir un mensaje común:
la diversidad biológica disminuye a todos los niveles y escalas geográficas.
2. Algunos planteamientos sobre biología de la conservación adolecen de un
defecto grave: se extrapolan tendencias a partir de observaciones puntuales.
3. También es un error extrapolar a nivel específico: no todas las especies
introducidas, incluidas las que tienen facilidad en asentarse y proliferar, producen
los mismos efectos.
4. Hemos podido extinguir especies, y lo hemos hecho durante siglos o
milenios. Sólo muy recientemente, hemos (algunos, al menos) decidido conservar, y
la capacidad humana para ello es formidable, aunque, desde luego, hay que aprender.
Si continuamos en ello e incrementamos los esfuerzos, los resultados no se harán
esperar.
5. El estado de los ecosistemas de agua dulce es especialmente grave, en
particular en el contexto del creciente impacto del cambio climático, como pone
en evidencia el gran número de especies amenazadas. Unos ecosistemas de agua
dulce sanos son fundamentales para el total de la sociedad, a la que proporcionan
no solamente agua limpia y pesca, sino también importantes servicios ambientales
como, por ejemplo, la prevención frente a las inundaciones.
6. La progresiva pérdida de especies, en la medida en que puede afectar a la
funcionalidad de los ecosistemas del planeta, es un proceso grave de consecuencias
imprevisibles que puede privarnos de importantes recursos.

Cඈඇർඅඎඌංඈඇൾඌ උൾඅൺർංඈඇൺൽൺඌ ർඈඇ අൺඌ ർൺඎඌൺඌ ൽൾ අൺ ඉඣඋൽංൽൺ ൽൾ


ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ
1. Las principales causas de amenaza de extinción son la destrucción y
degradación de hábitats, la contaminación, la introducción de especies exóticas
invasoras y la explotación no sostenible de los recursos. Se prevé que el cambio
climático se convierta en un factor importante de amenaza en el futuro, y que los
episodios de sequía sean cada vez más importantes y frecuentes en las regiones que
se caracterizan por su aridez.
2. El cambio climático está afectando negativamente tanto a especies de animales
como vegetales, tanto en aspectos comportamentales como en probabilidades de
supervivencia.
3. El hombre es un homogeneizador del territorio. De forma voluntaria
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
8 Pඋൾඌൾඇඍൺർංඬඇ

o involuntaria estamos creando ecosistemas similares en lugares dispares e


incorporamos a dichos medios las mismas especies en todo el planeta. La consabida
globalización no solo es un concepto económico sino que lo estamos convirtiendo
en un término biológico.
4. Parece que potencial y realmente sí somos causantes de la sexta extinción
masiva de especies, sin embargo, y a diferencia de las catástrofes anteriores, en
nuestra mano está evitarla.

Cඈඇർඅඎඌංඈඇൾඌ උൾඅൺർංඈඇൺൽൺඌ ർඈඇ අൺඌ ආൾൽංൽൺඌ ൺ ඍඈආൺඋ ඉൺඋൺ


ൾඏංඍൺඋ අൺ ඉඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ
1. Las opciones de respuestas orientadas hacia un objetivo, ya sea por medio
de áreas protegidas o de programas de gestión de recursos y prevención de la
contaminación, pueden cambiar el rumbo de esa tendencia en el caso de determinados
hábitats o especies.
2. Las medidas emanadas de los diferentes tratados internacionales y/o de la
creciente asunción de su papel en nuestro futuro, son demasiado lentas e ineficaces.
3. En realidad, y salvando ciertos enclaves privilegiados, estamos fracasando
estrepitosamente en la conservación de la diversidad biológica del planeta. Como
diría el gran biólogo evolucionista Ernest Mayr (1997), sorprende lo mucho que nos
está costando asumir nuestra responsabilidad en un proceso que afecta a todas las
formas de vida con las que hemos convivido desde nuestros orígenes.
4. Las medidas de conservación más urgentes y relevantes son una gestión
sostenible de los recursos y la protección legal de las especies y sus hábitats, siendo
también importantes la investigación y la educación.
5. La primera y necesaria actuación es proporcionar una información adecuada
a los dirigentes y gestores regionales y municipales sobre biodiversidad
6. Los datos básicos indispensables para el estudio de la biodiversidad animal
los proporcionan disciplinas de tipo descriptivo: la taxonomía y la faunística.
7. Queda patente que una gestión eficaz de las EEI precisa de un compromiso
político serio y a largo plazo con el medio ambiente, con el conjunto de estamentos
implicados en el problema y con la ciudadanía, y de la dotación de recursos adecuados.
8. Es imprescindible hacer hincapié en promover la gestión ambiental de base
local, garantizando el acceso a los recursos de la diversidad biológica, la reforma
de la propiedad de la tierra y el reconocimiento de su tenencia consuetudinaria. Los
programas destinados a la protección de la diversidad biológica y a la mitigación de
la pobreza han de dirigirse también a los derechos humanos de todos, y en particular
a los de los pobres.
9. Para conservar la diversidad biológica, reducir a la vez la pobreza y mejorar
el bienestar humano y el desarrollo, esta ha de formar parte de las políticas de
desarrollo de los gobiernos. Del mismo modo, el desarrollo y la reducción de la
pobreza han de ser una parte integral de las políticas y programas ambientales y de
conservación de la diversidad biológica. La clave consiste en administrar la ayuda de
forma que se mantenga y se restaure la capacidad de los ecosistemas para ofrecer la
gama completa de servicios que estos proveen a los seres humanos, contribuyendo
así a la reducción de la pobreza. Instrumentos como las estrategias y planes de acción
nacionales sobre diversidad biológica y los documentos de estrategia de lucha contra
la pobreza así como las estrategias para el logro de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio de Naciones Unidas, han de reforzarse.

Benito Muñoz Araujo y Pablo Refoyo Román


Mayo de 2013
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
9

Introducción
Pablo Refoyo, Benito Muñoz, Ignacio Polo,
Cristina Olmedo y Ana Requero1
1. Departamento de Zoología y Antropología Física,
Facultad de Ciencias Biológicas,
Universidad Complutense de Madrid.
C/José Antonio Novais, nº 12,
28040 Madrid.
pa.refoyo@bio.ucm.es, titomu@bio.ucm.es, ipolorol@bio.ucm.es,
cos@bio.ucm.es, amrequero@estumail.ucm.es

La diversidad de especies de la Tierra ha aumentado desde el origen de la


vida y continúa en pleno proceso de expansión. Este aumento no se ha producido
de forma gradual (Pඋංආൺർ඄, 2000).
Algunas especies no son capaces de acomodarse a las permanentes
variaciones de las condiciones ambientales y desaparecen, al mismo tiempo que
aparecen otras nuevas. Existe, por tanto, un ritmo de aparición y desaparición de
especies producto de múltiples acciones e interrelaciones entre los organismos
vivos y el medio que los rodea (Eඅൾඐൺ, 2009).
Todos los seres vivos que habitan la Tierra explotan los recursos naturales
a su alcance y, por tanto, modifican el medio en el que viven; pero también se
ven afectados invariablemente por los cambios del medio, sean o no producidos
por ellos mismos. Estas modificaciones acontecen en la zona de influencia de
cada uno de los individuos que las provocan, por lo que se pueden considerar
alteraciones puntuales del medio. El ser humano, al igual que el resto de seres
vivos, modifica y se ve afectado por los cambios que produce o se producen en
el medio en el que vive.
La extinción se puede considerar un proceso natural presente en la historia
de la vida desde su origen. La desaparición de las especies ha sido un hecho
normal a lo largo de la vida sobre el planeta (Sൾඊඎൾංඋඈඌ, 2002). De hecho, la
esperanza de vida de las especies se sitúa entre los 5 - 10 millones de años (Mൺඒ
et al., 1995).
La intensidad de las extinciones ha variado a lo largo del tiempo, con niveles
comparativamente más bajos durante la mayoría de los periodos (extinciones de
fondo) y niveles altos durante unos periodos muy cortos (extinciones en masa).
Sin embargo, es en estas extinciones en masa cuando se produce la desaparición
de entre el 75 y el 95% de las especies vivas en esos momentos (Gൺඌඍඈඇ &
Sඉංർൾඋ, 2004), aunque en conjunto solo representan alrededor del 4% de todas
las extinciones acontecidas en los últimos 600 millones de años (Rൺඎඉ, 1994).
Es decir, la importancia de las extinciones masivas no radica en su contribución
a la desaparición de especies sino en su efecto de ruptura en el desarrollo de la
biodiversidad, lo que provoca que cuando la diversidad se recupera, ésta tiene
una composición a menudo muy diferente con respecto a la situación previa a la
extinción (Gൺඌඍඈඇ & Sඉංർൾඋ, 2004).

Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013


10 P. Rൾൿඈඒඈ, B. Mඎඪඈඓ, I. Pඈඅඈ, C. Oඅආൾൽඈ ඒ A. Rൾඊඎൾඋඈ

Las extinciones en masa se producen porque, de forma extraordinaria y


más o menos globalizada, existen fenómenos catastróficos que modifican las
condiciones ambientales imperantes. Algunos de estos fenómenos catastróficos
pueden asignarse a causas geológicas (erupciones volcánicas, terremotos), otros
a procesos climáticos (glaciaciones repentinas) o extraterrestres (impacto de
meteoritos) y otros a causas biológicas (provocadas por agentes biológicos). De
acuerdo con Sൾඊඎൾංඋඈඌ (2002) podemos agrupar las causas que pueden provocar
un proceso de extinción biológica y que afectan a áreas geográficas amplias de la
siguiente manera:
Tabla I. Causas que provocan extinciones.
- Extincions causes

Causas terrestres Causas que están fuera de la Tierra


(se originan en el planeta): (cósmicas o extraterrestres):
Vulcanismo a gran escala Erupciones solares violentas
Grandes fugas de gas del manto Proximidad de una supernova
terrestre Estrellas cercanas
Descensos rápidos del nivel del mar Desplazamiento a través del plano de la
Episodios de falta de oxígeno en los Galaxia
mares Impactos de meteoritos y asteroides
Cambios rápidos de temperatura Tormentas de meteoritos y cometas
Glaciaciones
Radiación e inversiones del campo
magnético terrestre

En cualquier caso, estas modificaciones suelen provocar que muchos


individuos sean incapaces de adaptarse a las nuevas condiciones y mueran,
induciéndose una elevada mortandad de ejemplares y una reducción en la
biodiversidad.
La primera gran extinción masiva de la que se tiene constancia se produjo al
final del Ordovícico, hace 440 millones de años; 90 millones de años después, en
el Devónico Superior, se produjo la segunda. Al final del Pérmico, 110 millones
de años después, se produjo la tercera; y la cuarta ocurrió 50 millones de años
después, al final del Triásico, hace 190 millones de años. La más reciente ocurrió
al final del Cretácico.
De todas estas extinciones, la que produjo una mayor pérdida de biodiversidad
fue la ocurrida al final del Pérmico, hace 248 millones de años, en la que se cree
desaparecieron el 80% de los géneros que entonces poblaban la Tierra.
La extinción en masa más conocida tuvo lugar hace 65 millones de años,
la última de todas ocurrida al final del Cretácico y en la que desaparecieron el
50% de los géneros y el 70% de las especies. Fue entonces cuando se produjo la
desaparición de los grandes dinosaurios, pero también de los amonites, belemnites
y rudistas. En este caso la causa más aceptada es el impacto de un gran meteorito
sobre la superficie terrestre.
Tras cada uno de estos periodos de extinción se produce un cambio
sustancial de los componentes bióticos existentes en el planeta que provoca una
reestructuración más o menos relevante. Por ejemplo, los mamíferos placentarios
ocuparon los nichos de los reptiles inmediatamente después de la gran extinción
del cretácico, aunque los niveles de biodiversidad volvieron a restablecerse e
incluso se incrementaron (Sൾඉ඄ඈඌ඄ං, 1984).

Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013


Iඇඍඋඈൽඎർർංඬඇ 11

Bංൻඅංඈ඀උൺൿටൺ
Eඅൾඐൺ, A.M.T. (ed.) 2009. Mass Extinction. 252 págs. Springer. New York
Gൺඌඍඈඇ, K.J. & Sඉංർൾඋ, J. I. 2004. Biodiversity: an introduction. 192 págs. UK. Blackwell
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Mൺඒ, R.M., Lൺඐඍඈඇ, J.H. & Sඍඈඋ඄, N.E. 1995. Assesing extinction rates. In: Lawton,
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Pඋංආൺർ඄, R.B. 2000. A Primer of Conservation Biology (Second edition). 319 págs.
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Sൾඉ඄ඈඌ඄ං Jඋ. J.J. 1984. A kinetic model of Phanerozoic taxonomic diversity, III. Post-
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Sൾඊඎൾංඋඈඌ, L. 2002. La extinción de las especies biológicas. Construcción de un
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Sං඀ඇඈඋ, P.W. 1990. The geologic history of diversity. Annual Review of Ecology and
Systematics, 21: 509-539.

Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013


13

Pérdida de biodiversidad. Causas y consecuencias


de la desaparición de las especies
Loss of biodiversity: causes and consequences of the species
loss
José Luis Tellería
Departamento de Zoología y Antropología Física
Facultad de Ciencias Biológicas, Universidad Complutense-CEI Moncloa
Madrid 28040, España
telleria@bio.ucm.es

Pൺඅൺൻඋൺඌ ർඅൺඏൾ: Ciencia de la conservación, Contaminación, Homogenización


biológica, Pérdida de hábitat, Servicios smbientales, Sobreexplotación

Kൾඒ ඐඈඋൽඌ: Biotic homogenization, Conservation science, Environmental services,


Habitat loss, Overexploitation, Pollution.

Rൾඌඎආൾඇ

Como advertía Otto Frankel hace cuarenta años, “las especies salvajes,
crecientemente amenazadas por la pérdida de hábitats, dependerán de una organizada
protección de su supervivencia. A largo plazo, esto es sólo posible si se las mantiene en
continua evolución dentro de sus comunidades naturales…”. Este objetivo es difícil si
atendemos al creciente impacto de la expansión del hombre sobre el planeta (destrucción
de hábitat, homogenización biótica, contaminación…) con sus negativas secuelas sobre
la biodiversidad. Un problema adicional para evaluar la verdadera dimensión de este
impacto es la falta de información básica sobre la diversidad taxonómica de las especies,
su distribución y tendencias numéricas por falta de investigación básica y seguimiento.
En cualquier caso, la información disponible es preocupante. La UICN considera
amenazadas al 36% de las 48.000 especies evaluadas hasta el 2010 y el Living Planet
Index (WWF-UNEP), que sintetiza la evolución de 5000 poblaciones de 1700 especies de
vertebrados en todo el mundo, registra un declive medio del 40% en los últimos 30 años.
Se conoce todavía mal la forma en que la pérdida de especies afecta a la resiliencia de los
ecosistemas, aunque diferentes estudios demuestran que suelen asociarse con pérdidas
graduales o repentinas de funcionalidad según las circunstancias. La presencia de muchas
especies en un grupo funcional dado puede impedir que la desaparición de alguna de
ellas tenga consecuencias inmediatas e irreversibles. Por eso, como indicaba Norman
Myers hace treinta años, puede ser tan incorrecto mantener que cada especie es siempre
una parte esencial en el funcionamiento de un ecosistema como defender que se pueda
extinguir con impunidad.
Aൻඌඍඋൺർඍ

Forty years ago, Otto Frankel wrote that “wild species, increasingly endangered by
loss of habitats, will depend on organized protection for their survival. On a long term
basis this is feasible only within natural communities in a state of continuing evolution…”.
This is a difficult aim if we realize the growing human impact on Earth (habitat loss,
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
14 J. L. Tൾඅඅൾඋටൺ

biotic homogenization, pollution…) and their negative effects on biodiversity. An


additional problem to asses the true dimension of this impact is the lack of knowledge
on the taxonomic diversity, distribution and numerical trends of most species by the lack
of research and monitoring. Despite these shortcomings, the information available is
worrying. According to the IUCN, 36% of the 48.000 assessed species were endangered
in 2010, and data provided by the Living Planet Index (WWF-UNEP) report a mean
decrease of 40% in the abundance of 5000 populations of 1700 vertebrate species
monitored during the last 30 years. The way the loss of species affects ecosystem resilience
and functionality is not yet fully understood, but several studies have reported gradual
or sudden losses of functionality. The presence of many functionally equivalent species
within one ecosystem will retard immediate or irreversible ecological effects. Thus,
according to Norman Myers, it is probably so incorrect to accept that each individual
species is always an essential part of each ecosystem, as to maintain that species can be
destroyed with impunity.

1. Iඇඍඋඈൽඎർർංඬඇ
La crisis de biodiversidad que hoy padecemos tiene ciertas similitudes con
lo ocurrido en el pasado cuando desaparecieron de forma relativamente rápida
grupos enteros de organismos (Lൾൺ඄ൾඒ & Lൾඐංඇ, 1995). Pero las extinciones
de hoy difieren de lo ocurrido en otras épocas. Mientras que aquellas fueron
provocadas por perturbaciones naturales (cambios climáticos, orogenias, impacto
de meteoritos….) ahora es el hombre el principal inductor de los cambios por causa
de su expansión numérica y creciente demanda de recursos. Ha aumentado tanto
su capacidad para modificar voluntaria, profunda e irreversiblemente cualquier
lugar del planeta que hoy son las decisiones políticas y no los impedimentos
técnicos los que limitan -cuando lo hacen- su capacidad destructiva. Somos la
causa y posible solución de un problema que, lejos de tener una salida científica
o técnica, deberá abordarse a través del cambio de los fundamentos sociales,
económicos y filosóficos de nuestra propia existencia (Cൺඅඅංർඈඍඍ et al., 1999).
Por lo tanto, la conservación de la biodiversidad transciende a la capacidad de
la investigación biológica por más que, desde hace décadas, ésta se esfuerce
en responder a este reto proponiendo soluciones y nuevas aproximaciones
(Eඁඋൾඇൿൾඅൽ, 1970, Sඈඎඅඣ, 1985).
En 1992 se celebró en Río de Janeiro la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre Medio Ambiente y Desarrollo donde se estableció el Convenio sobre
Diversidad Biológica. En él se introdujeron nuevos conceptos y obligaciones al
propugnarse la conservación de la diversidad biológica o biodiversidad (Gൺඌඍඈඇ,
1995), el uso sostenible de sus componentes y el reparto justo y equitativo de
sus beneficios. Se abría así una nueva etapa en la conservación del planeta
caracterizada por la creciente implicación de los agentes sociales, una sucesión
de importantes acuerdos internacionales y la propuesta de orquestar cambios a
escala planetaria (los denominados Objetivos del Milenio, establecidos en Nueva
York en 2001). La preocupación por la pérdida de especies forma parte de este
panorama ya que invita a preguntarnos si su desaparición puede aumentar la
fragilidad de los ecosistemas o reducir los servicios de los sistemas ambientales
de los que dependemos (Tabla I). Una inquietud que no difiere mucho de nuestra
preocupación por la disponibilidad de otros recursos más convencionales en un
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Pඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ. Cൺඎඌൺඌ ඒ ർඈඇඌൾർඎൾඇർංൺඌ ൽൾ අൺ ൽൾඌൺඉൺඋංർංඬඇ ൽൾ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ 15

planeta finito donde nuestra población sigue creciendo (Mංඅඅൾඇඇංඎආ Eർඈඌඒඌඍൾආ


Aඌඌൾඌඌආൾඇඍ, 2005).

Tabla I. Servicios prestados por los ecosistemas (Mංඅඅൾඇංඎආ Eർඈඌඒඌඍൾආ Aඌඌൾඌඌආൾඇඍ,


2003).
- Services provided by ecosystems (Mංඅඅൾඇංඎආ Eർඈඌඒඌඍൾආ Aඌඌൾඌඌආൾඇඍ, 2003)
Servicios básicos: producción primaria, ciclo de nutrientes, formación de suelos …
Productos: alimento, madera, combustibles, fibras, productos químicos, recursos
genéticos…
Regulación ambiental: regulación climática, regulación de plagas y enfermedades,
regulación hídrica, purificación del agua, purificación del aire…
Servicios culturales: servicios espirituales, recreación, turismo, educación, herencia
cultural, información científica…

2. Tංඉඈඅඈ඀ටൺ ൽൾ අൺඌ ඉൾඋඍඎඋൻൺർංඈඇൾඌ ඁඎආൺඇൺඌ


En los nuevos escenarios modificados por el hombre sobreviven las especies
preadaptadas a las nuevas condiciones o las capaces de evolucionar con la
rapidez exigida (Mඈඋංඍඓ, 2002). El resto, la mayoría, son arrinconadas primero y
eliminadas luego víctimas de una progresiva acumulación de perturbaciones. En
tal situación y como nos advertía hace ya cuarenta años Oඍඍඈ Fඋൺඇ඄ൾඅ (1974),
uno de los padres de la biología de la conservación, “las especies salvajes,
crecientemente amenazadas por la pérdida de hábitats, dependerán de una
organizada protección de su supervivencia. A largo plazo, esto es sólo posible si
se las mantiene en continua evolución dentro de sus comunidades naturales…”.
El catálogo de perturbaciones humanas responsables de la desaparición de
las especies no ha cambiado demasiado a lo largo de la historia (Tabla II).

Tabla II. Principales amenazas para la supervivencia de las especies (WWF, 2010)
- Major threats to species survival (WWF, 2010)
Pérdida, degradación y fragmentación de los hábitats: expansión agrícola, actividades
extractivas (deforestación, minería...), acuicultura industrial, desarrollo urbano,
infraestructuras, erosión, fuegos.
Sobreexplotación de especies silvestres: caza y recolección, explotación legal e ilegal
por encima de la capacidad de reposición de las poblaciones.
Contaminación: uso excesivo de pesticidas, efluentes mineros, industriales y urbanos,
exceso de fertilizantes.
Cambio climático: debido al vertido creciente de gases de efecto invernadero resultados
de la actividad industrial y de la destrucción de los bosques.
Especies invasoras: propagadas inadvertidamente por todo el planeta y que se convierten
en competidoras, depredadoras o parásitas de las forma nativa.
Factores intrínsecos de las especies: pobre dispersión, pobre reclutamiento,
especialización…

Sí lo ha hecho, sin embargo, su importancia relativa, la progresiva


acumulación de sus efectos y la constante aparición de sinergias dañinas no
siempre evidentes (Sඎඍඁൾඋඅൺඇൽ & Wඈඈൽඋඈඈൿ, 2009). Hemos pasado de
representar un humilde papel de primate cazador-recolector a convertirnos en un
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
16 J. L. Tൾඅඅൾඋටൺ

ubicuo agente de cambio ambiental responsable del denominado cambio global


(Hඈඅඅංඇ඀, 1986). Repasemos las principales perturbaciones:

2.1. Sobreexplotación
La explotación de las plantas y animales parecer ser tan antigua como
nuestra propia historia. El registro fósil revela una desaparición masiva de
grandes mamíferos en el Pleistoceno (50.000-10.000 años a.c.). El tamaño de
las especies afectadas y la expansión coetánea del hombre parecen apoyar la
hipótesis de que fue debida a una cadena de extinciones parcialmente inducidas
por nuestros antepasados (Kඈർඁ & Bൺඋඇඈඌ඄ඒ, 2006). Esta actividad recolectora
continúa hoy. En unos casos, es una explotación de subsistencia practicada
por poblaciones rurales empobrecidas. Su impacto puede ser grande en ciertas
especies si atendemos a las estimas sobre el consumo de la llamada “carne de
monte”. En la Amazonía Brasileña se cazan entre 67.000 y 164.000 toneladas
de animales salvajes cada año y en las selvas centroafricanas se extraen entre
1 y 3,4 millones de toneladas de esta carne. Los tapires, primates y ciertos
antílopes son los objetivos más codiciados pero, cuando son esquilmados, la
actividad cinegética se desplaza a otras especies menores (Mංඅඇൾඋ-Gඎඅඅൺඇൽ
et al., 2003). En otros casos, se trata de una actividad comercial dirigida a la
explotación industrial de ciertas especies codiciadas por su valor de mercado.
Su eficacia extractiva puede ser tan grande que, de no regularse adecuadamente,
termina por esquilmar a las poblaciones afectadas. Un caso espectacular por sus
implicaciones ambientales y socio-económicas es la abusiva explotación de las
poblaciones de peces. En 1950, más de la mitad de las pesquerías mundiales
estaban aparentemente inalteradas. Pero, a partir de los años 70, con el inicio
de una explotación intensiva, tecnificada y planetaria de este recurso, comenzó
un claro declive de estos animales. En el año 2007 sólo el 20 % de los bancos
pesqueros tenían una explotación moderada (FAO, 2009). Es importante resaltar
que algunas modalidades de pesca industrial producen grandes daños colaterales
sobre la biodiversidad marina: las redes de arrastre dañan los fondos alterando la
estructura de las comunidades bentónicas; las redes de deriva capturan especies
raras o amenazadas (tortugas, delfines, tiburones…) y el descarte de las especies
sin interés comercial produce el deterioro de sus poblaciones y una lluvia de
cadáveres que favorece el aumento de las especies necrófagas (Gඈඪං, 1988). Esto
también ocurre en la explotación maderera de muchos bosques donde la tala de
los pies más codiciados puede deteriorar al resto de la vegetación.

2.2. Destrucción del hábitat


La destrucción sistemática de los hábitats naturales se inicia con el desarrollo
de la agricultura y la proliferación de los asentamientos humanos en el Neolítico
(10.000 años a.c). A partir de ese momento, se cultivan los valles más fértiles y
se desmontan los bosques para crear pastizales útiles para el ganado. Todavía
hoy, la “ampliación de la frontera agrícola” constituye una oferta electoral válida
en países en los que el fuego y los buldózer son vistos por muchos como los
mejores aliados de su desarrollo. Todos estamos familiarizados con la vertiginosa
desaparición del bosque intertropical, donde se han perdido millones de hectáreas
en la última década (Tabla III). En unos casos, estas pérdidas se asocian al
crecimiento de la población, pero en muchos otros tiene que ver con la expansión
de ciertos cultivos (Lൺඎඋൺඇർൾ, 2006). Está, además, la expansión urbana, la
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Pඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ. Cൺඎඌൺඌ ඒ ർඈඇඌൾർඎൾඇർංൺඌ ൽൾ අൺ ൽൾඌൺඉൺඋංർංඬඇ ൽൾ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ 17

actividad minera, la inundación producida por los grandes embalses o el trazado


de ferrocarriles, carreteras, oleoductos y tendidos eléctricos con sus secuelas
sobre el medio natural. En la información sobre los últimos 20 años destaca,
como rasgos más llamativos, la persistente deforestación de Sudamérica, Sudeste
Asiático y Africa (Lൾඉൾඋඌ et al., 2005; Tabla III), lugares que albergan algunos de
los sectores del planeta más ricos en especies (Bඋඈඈ඄ඌ et al., 2006).

Tabla III. Cambios de la superficie forestal en diferentes regiones entre 1990 y 2010
(FAO, 2010).
- Regional changes in forest cover from 1990 to 2010 (FAO, 2010)

Área de bosque* Tasa de cambio anual

1990 2010 Cambio Tasa anual


anual* (%)
África 749.238 674.419 -4.067 -0,56
Asia meridional 325.423 284.373 -2.428 -0,77
Europa con Siberia 989.471 1.005. 001 +877 +0,09
Caribe 5.902 6.933 +53 +0,87
Norte y Meso-América 708.383 705.393 -289 -0,04
Oceanía 198.744 191.384 -36 -0,02
Sudamérica 946.454 864.351 -4213 -0,45
Total 4.168.399 4.033.060 -8.323 -0,20
*en miles de ha

2.3. Homogenización biótica


Buena parte del impacto del hombre sobre el planeta previo a la Revolución
Industrial se debe a su interés por favorecer a unas pocas especies de plantas
(trigo, cebada, garbanzo…) y animales (ovejas, vacas, cabras, caballos…). Con
este objeto ha modificado la vegetación, combatido a sus enemigos, monopolizado
el agua y contaminado el ambiente con toneladas de vertidos fecales, nutrientes y
pesticidas. Hoy el hombre comparte el territorio colonizado con 56.000 millones
de animales domésticos, una cantidad que se doblará en el 2050 según las
previsiones de la FAO (Sඍൾංඇൿൾඅൽ et al., 2006). Se han generado así sistemas
ecológicos intensamente intervenidos que ocupan buena parte del planeta donde,
además de prosperar las pocas especies elegidas y los organismos locales pre-
adaptados a estas condiciones, se expanden con facilidad otros polizones llegados
al amparo de la expansión humana. Esta homogenización ambiental, junto con
el creciente trasiego de personas y mercancías y el popular interés por mantener
animales y plantas exóticos, ha producido un intercambio adicional de especies
silvestres entre continentes que pueden alterar el funcionamiento de diferentes
procesos ecológicos al competir ventajosamente con los organismos autóctonos
y eliminarlos (Sංආൻൾඋඅඈൿൿ, 2010). Un repaso al listado de las 100 especies
invasoras más impactantes preparado por el Grupo de Especialistas en Especies
Invasoras de la UICN (Lඈඐൾ et al., 2000) aporta algunas tendencias interesantes.
En primer lugar, por lo que concierne al tipo de organismos implicados, son las
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
18 J. L. Tൾඅඅൾඋටൺ

plantas quienes ocupan el lugar más destacado (suponen el 35% de las especies
más perjudiciales) por su capacidad para competir con la vegetación autóctona
y tapizar grandes superficies de las áreas invadidas. Les siguen los mamíferos
(15% de las especies), por su impacto sobre la vegetación u otros animales,
y los insectos (15%), por su devastador efecto sobre los sistemas ecológicos.
Pero esta evaluación puede cambiar según el área analizada y los criterios
considerados. Por ejemplo, según revisan Vංඅඛ et al. (2010), las especies con
una mayor variedad de impactos sobre los servicios ecosistémicos en Europa
son ciertos vertebrados terrestres (Branta canadensis, Cervus nippon, Myocastor
coypu, Salvelinus fontinalis…), invertebrados acuáticos (Dreissena polymorpha,
Procambarus clarkii, Balanus improvisus), algunas plantas (Oxalis pes-caprae)
y ciertas algas (Codium fragile, Undaria pinnatifolia). Algo parecido podría
decirse de la expansión y efectos de las enfermedades infecciosas en un mundo
cambiante e interconectado, con sus preocupantes secuelas sobre la conservación
de las especies (Sආංඍඁ et al., 2009).

2.4. Contaminación y catástrofes


La producción de deshechos ha aumentado exponencialmente al crecer la
población humana y consagrarse, con la Revolución Industrial (finales del siglo
XVIII), un modelo de desarrollo basado en el uso creciente de recursos mineros.
Nuestra actual capacidad para domeñar a la naturaleza y expandir las fronteras
del sistema ecológico que nos alberga se basa en el uso de combustibles fósiles
(carbón, petróleo...) que, desde hace décadas, está descargando en la atmósfera
descomunales cantidades de CO2 y otros compuestos nocivos (N2O, CH4). Esta
masiva puesta en circulación del material orgánico fosilizado, está cambiando
el clima de forma lenta, global y, tal vez, irreversible (IPCC, 2007). Hoy hay ya
evidencias sólidas de un calentamiento del planeta atribuible a esta actividad,
de sus efectos directos sobre muchas especies (retracción o extinción local de
aquellas propias de ambientes fríos; avance de la sequía en ciertos sectores, etc.;
Pൺඋආൾඌൺඇ, 2006) y de las sinergias destructivas resultantes de su combinación
con otros efectos (Tabla IV). Finalmente, aunque no hemos de ignorar el régimen
natural de perturbaciones, con sus catástrofes asociadas (erupciones volcánicas,
riadas, etc.), no hay que desconocer el pernicioso efecto de aquellas grandes
perturbaciones alimentadas por la actividad humana. El vertido de sustancias
contaminantes (como los derrames de los petroleros, el vertido a los ríos de
fluidos industriales…), las inundaciones en zonas deforestadas donde el agua
fluye sin control, o los incendios de origen humano son buenas muestras del
carácter catastrófico de muchas de nuestras actividades.

3. Cඈඇඌൾർඎൾඇർංൺඌ ඌඈൻඋൾ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ


Es difícil conocer las tasas de desaparición de las especies a escala
planetaria por varios motivos. En primer lugar porque, tres siglos después de
que el naturalista sueco Cൺඋඅඈඌ Lංඇඇൾඈ (1707-1778) iniciara el inventario de la
variedad de especies de nuestro planeta, estamos lejos de conocerla. Hoy sólo se
controla razonablemente bien la riqueza de especies y estado de conservación de
algunos grupos de grandes animales (Tabla V), pero se desconoce la situación
de muchos otros (Mංඅඅൾඇඇංඎආ Eർඈඌඒඌඍൾආ Aඌඌൾඌඌආൾඇඍ, 2005). En segundo
lugar, porque con este déficit de conocimiento (el denominado déficit linneano;
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Pඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ. Cൺඎඌൺඌ ඒ ർඈඇඌൾർඎൾඇർංൺඌ ൽൾ අൺ ൽൾඌൺඉൺඋංർංඬඇ ൽൾ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ 19
Tabla IV. Área cubierta por los corales y porcentaje de su superficie alterada por amenazas
locales y globales (blanqueo por efecto del calentamiento). Se indica también la
superficie protegida por reservas marinas (Bඎඋඊඎൾ et al., 2011).
- Coral reef distribution and percentage of the area affected by local threats and
global warming (reef bleaching). The percentage of protected coral reefs is also
shown (Bඎඋඊඎൾ et al., 2011).

Área en Km2 a)locales


Amenazas b) Estrés Superficie
Región a y b (%) protegida
(%) térmico (%) (%)
Atlántico 25.849 75 56 92 30
Australia 42.315 14 33 40 75
Océano Índico 31.543 66 50 82 19
Oriente Medio 14.399 65 36 76 12
Pacifico 65.972 48 41 65 13
SE Asia 69.637 94 27 95 17
Global 249.713 61 38 75 27

Bඋඈඐඇ & Lඈආඈඅංඇඈ, 1998), es muy difícil evaluar la importancia relativa de


su desaparición por efecto de la acción humana ¿Cómo calcular el número de
especies que se extinguen si no sabemos cuantas hay? Aunque las razones de esta
situación son múltiples, todas pudieran explicarse por la falta de interés o recursos
para afrontar un objetivo tan formidable (Cൺඋൽඈඌඈ et al., 2011). De hecho, muchos
lamentamos el declive de los estudios taxonómicos (Vൺඅൽൾർൺඌൺඌ, 2011) y los
problemas para garantizar su continuidad a través de una docencia especializada
en medio de un deterioro rampante de la diversidad biológica de nuestro planeta
(Dൺඒඍඈඇ, 2003). Tenemos que impedir que se extingan los científicos capaces
de conocer y describir las especies pues, sin ellos, su desaparición será todavía
más invisible e impune. Y, en tercer lugar, porque el todavía limitado esfuerzo
de evaluación propiciado por la Unión Internacional para la Conservación de
la Naturaleza nos ofrece un panorama alarmante, con cerca de un 40 % de las
evaluadas en situación de amenaza (Tabla V).
Desde hace décadas, hay programas de seguimiento periódico de las
poblaciones de diferentes especies de vertebrados en diversos lugares del planeta.
Los resultados son también demoledores. El Living Planet Index, coordinado por
el WWF Internacional y la UNEP-Worl Conservation Monitoring Center, que
sintetiza la evolución de 5000 poblaciones de 1700 especies de mamíferos, aves,
anfibios, reptiles y peces en todo el mundo (Lඈඁ et al., 2008), registra un declive
medio cercano al 40% de esas poblaciones durante los últimos 30 años, con caídas
más severas en las especies dependientes del agua dulce. Resulta preocupante
constatar que dichas pérdidas se acentúan en latitudes intertropicales, como
Sudamérica (-76%), África (-19%) y la región Indopacífica (-23%) donde se
acumula la mayor diversidad de especies del planeta y donde las agresiones al medio
natural parecen perpetuarse (Tabla III). Es esperanzador ver, sin embargo, que en
Europa, tras siglos de descaste, se asiste a una recuperación de las poblaciones
de las especies objeto de este seguimiento (+30%), una tendencia que también
se insinúa en Norteamérica (+3%). Tras años de impacto, el despoblamiento del
medio rural, el aumento de las áreas protegidas, el incremento de la conciencia
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
20 J. L. Tൾඅඅൾඋටൺ

Tabla V. Estado de conservación de algunos grupos de especies de acuerdo con la


información facilitada por la lista roja de la UICN para 2010 (http://www.iucnredlist.
org). Es interesante comparar en cada grupo el número de especies descritas con el
número de evaluadas desde una perspectiva conservacionista y, dentro de éstas, el
porcentaje de aquellas que se encuentran amenazadas. Se marca en gris los grupos
en los que la evaluación es razonablemente completa.
- Conservation status of several groups of species according to the IUCN red lis
(2010, http://www.iucnredlist.org). It is interesting to compare the number of
described vs. evaluated species and, within these, the percentage of endangered
species. Grey bands show the groups in which the assessment has been reasonably
comprehensive.

Especies Especies Especies Especies Especies


descritas evaluadas amenazadas amenazadas amenazadas
(2010) (2010) vs. descritas vs. evaluadas
(%) (%)
Mamíferos 5.490 5.490 1.143 21 21
Aves 9.998 9.998 1.223 12 12
Reptiles 9.084 1.672 467 5 28
Anfibios 6.433 6.284 1.895 29 30
Peces 31.300 4.446 1.414 5 32
Insectos 1.000.000 2.886 740 0,1 26
Moluscos 85.000 2.305 1.037 1 45
Crustáceos 47.000 1.735 606 2 35
Arácnidos 102.248 32 18 0,02 56
Musgos 16.236 93 80 0 86
Helechos 12.000 211 139 1 66
Gimnospermas 1.021 909 322 32 35
Angiospermas 281.821 10.916 7.945 3 73
Líquenes 17.000 2 2 0 100
Hongos 31.496 1 1 0 100
TOTAL 1.740.330 47.978 17.315 1 36

conservacionista y la inversión de recursos dirigidos a reflotar los retazos de las


poblaciones amenazadas parecen estar dando sus frutos en ambos subcontinentes.
Pese a todos los problemas arriba expuestos, sería injusto tratar de pasivos
a los científicos y gestores implicados en el estudio y la conservación de las
especies (Cൺඋൽංඇൺඅൾ et al., 2012). Los grandes proyectos de investigación
sobre la diversidad de la vida permanecen vigentes y avanzan en los ambientes
más inaccesibles (Aඎඌඎൻൾඅ et al., 2010); se han incorporados nuevas técnicas
analíticas al estudio taxonómico y biogeográfico de las especies (Eඅංඍඁ et al.,
2006, Hൺඃංൻൺൻൺൾං et al., 2007); se está usando Internet como gran vehículo de la
globalización del conocimiento de la diversidad biológica del planeta (Fඅൾආඈඇඌ
et al., 2007); se diseñan nuevas estrategias de conservación (Pൾඋൾංඋൺ & Cඈඈඉൾඋ,
2005), se promueve la creación de áreas protegidas (UNEP-WCMC, 2010) y
se está desarrollando con rapidez la ecología de la restauración, una disciplina
dirigida a recuperar parte del esplendor natural de las áreas perturbadas (Hඈൻൻඌ
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Pඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ. Cൺඎඌൺඌ ඒ ർඈඇඌൾർඎൾඇർංൺඌ ൽൾ අൺ ൽൾඌൺඉൺඋංർංඬඇ ൽൾ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ 21

& Hൺඋඋංඌ, 2001). No se ha descuidado, además, el tradicional maridaje entre


científicos y conservacionistas a través de un creciente número de asociaciones
ciudadanas implicadas en la conservación de la biodiversidad (WWF, BirdLife,
etc.).

4. Cඈඇඌൾർඎൾඇർංൺඌ ൽൾ අൺ ඉඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൾඌඉൾർංൾඌ ඌඈൻඋൾ ൾඅ


ൿඎඇർංඈඇൺආංൾඇඍඈ ൽൾ අඈඌ ൾർඈඌංඌඍൾආൺඌ
Las especies son piezas básicas de los ecosistemas. Son responsables de los
flujos de materia y energía que configuran la vida en nuestro planeta generando
los servicios ambientales básicos de los que dependemos (Tabla I). La progresiva
pérdida de estas entidades tiene, por lo tanto, consecuencias evidentes aunque
todavía mal cuantificadas. Un estudio en el que se analizó un centenar de
investigaciones sobre este aspecto observó que las respuestas variaban en función
de los ecosistemas analizados (dominaban los experimentos en pastizales) y las
funciones consideradas (se analizaba el efecto de la pérdida de especies sobre
la productividad, biomasa, resiliencia…), aunque en un 71% de los casos se
detectó algún tipo de relación (Sඋංඏൺඌඍൺඏൺ & Vൾඅඅൾඇൽ, 2005). Entre estos, un
39% de los casos presentaron una relación lineal entre la reducción de especies
y la pérdida de la función ecosistémica analizada (la perdida de una sola especie
tendría un efecto medible) mientras que en un 53% de los estudios las funciones
ecosistémicas analizadas se desplomaban a partir de un umbral de pérdida de
especies (al principio no pasa nada, pero a partir de un numero dado de especies
desaparecidas se desploma la función ecosistémica analizada). Esto se podría
explicar considerando la existencia de grupos de especies que realizan una función
ecológica similar (los grupos funcionales) de forma que, sólo cuando se pierde el
último representante de un grupo, la función se resiente (Mඈඈඇൾඒ et al., 1995).
Otras aproximaciones basadas en el estudio de las redes ecológicas (grupos de
especies que protagonizan una interacción ecológica dada, como las plantas y sus
polinizadores o sus dispersantes; Bൺඌർඈආඉඍൾ & Jඈඋൽൺඇඈ, 2007) también apoyan
la idea de la existencia de grupos funcionales. Por lo tanto, dependiendo de la
riqueza de especies en los grupos funcionales de un sistema ecológico, éste será
más o menos resiliente. Es decir, más o menos capaz de encajar perturbaciones
sin producir cambios en su organización y funcionamiento.
Estas ideas han llevado a clasificar a las especies según su papel en un
determinado sistema ecológico. Destacan, por ejemplo, las especies clave
(antítesis de las redundantes) que son las que desempeñan un papel fundamental,
muy por encima de su abundancia o biomasa, en el mantenimiento del sistema
ecológico al que pertenecen (Pൺංඇൾ, 1969). Su desaparición implicará un desajuste
sensible, incluso el caos. Se trata, sin embargo, de un concepto relativo pues la
condición de una especie dependerá de la existencia de otras especies similares
en su mismo grupo funcional en un determinado lugar y momento (después de
todo, las comunidades de organismos varían en el espacio y en el tiempo). De esta
forma, una especie puede ser redundante (y tal vez prescindible) en un ecosistema
rico en especies similares y clave en otro, donde sea la única representante de su
grupo funcional. Igualmente, si analizamos la dinámica temporal de los sistemas
ecológicos, es posible que una especie redundante en un momento dado termine
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
22 J. L. Tൾඅඅൾඋටൺ

por convertirse en clave cuando el ecosistema cambie de estado (Gඎඇൽൾඋඌඈඇ,


2000).
Pudiera concluirse entonces, a la vista de las teorías y evidencias disponibles,
que la extinción de una especie no tiene por qué implicar un cambio ambiental
inmediato, aunque sí produzca una disminución de la capacidad del sistema
ecológico afectado (se pierde una de las especies de un grupo funcional) para
afrontar sin consecuencias nuevas extinciones (Mൺඋ඀ൺඅൾൿ, 1980, Hඈඈඉൾඋ et al.,
2005). Como indicaba Nඈඋආൺඇ Mඒൾඋඌ en 1996, parece ser tan incorrecto mantener
que cada especie es siempre una parte esencial en el funcionamiento de cualquier
ecosistema como defender que se pueda extinguir con absoluta impunidad.

5. Cඈආൾඇඍൺඋංඈඌ ൿංඇൺඅൾඌ
La progresiva pérdida de especies, en la medida en que puede afectar la
funcionalidad de los ecosistemas del planeta, es un proceso de consecuencias
imprevisibles. Puede privarnos de importantes recursos que, sólo en el capítulo
de los servicios ambientales, se calcula que ascienden a muchas veces el PIB de
la economía mundial (Cඈඌඍൺඇඓൺ et al., 1997). Pero puede privarnos, además,
de una valiosa información sobre la diversidad de soluciones al problema del
mantenimiento de la vida en circunstancias atípicas o extremas, sin entrar en
otro tipo de beneficios culturales o espirituales (Tabla I). Sin embargo, a dos
décadas de la Conferencia de Río y sus expectativas, las cosas no van bien. Las
medidas emanadas de los diferentes tratados internacionales y de la creciente
asunción de su importancia para nuestro futuro, son demasiado lentas o ineficaces
si atendemos al fiasco de los Objetivos del Milenio para el 2010, en los que se
preveía una reducción significativa de la perdida de biodiversidad para esta fecha
(Bඎඍർඁൺඋൽ et al., 2010). En realidad, salvando ciertos enclaves privilegiados
por su protección o marginalidad, estamos fracasando en la conservación de
la diversidad biológica del planeta. Lo urgente nos impide hacer lo importante
con lo que, a día de hoy, seguimos siendo los responsables de la denominada
sexta gran extinción (Lൾൺ඄ൾඒ & Lൾඐංඇ, 1995). Como diría Eඋඇൾඌඍ Mൺඒඋ (1997),
sorprende lo mucho que nos está costando asumir nuestra responsabilidad en
un proceso destructivo que afecta a las otras formas de vida con las que hemos
convivido desde nuestros orígenes.

A඀උൺൽൾർංආංൾඇඍඈඌ

Este trabajo, preparado para el Congreso Nacional de Medio Ambiente


(Conama) 2010 por invitación del Prof. Pablo Refoyo y del Colegio Oficial
de Biólogos de la Comunidad de Madrid, es una contribución al proyecto
CGL 2011-22953 del Ministerio de Economía y Competitividad y al Campus
de Excelencia Internacional CEI-Moncloa de la Universidad Complutense de
Madrid, Universidad Politécnica y resto de entidades agregadas. Agradezco muy
sinceramente los comentarios, correcciones y críticas constructivas de Silvia
Abril, Jofre Carnicer, Emili García-Berthou y Francisco I. Pugnaire.

Bංൻඅංඈ඀උൺൿටൺ
Aඎඌඎൻൾඅ, J.H., Cඋංඌඍ, D.T. & Wൺ඀඀ඈඇൾඋ, P.E. 2010. First Census of Marine Life 2010,
Highlights of a Decade of Discovery. Census of Marine Life International,
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Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Pඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ. Cൺඎඌൺඌ ඒ ർඈඇඌൾർඎൾඇർංൺඌ ൽൾ අൺ ൽൾඌൺඉൺඋංർංඬඇ ൽൾ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ 23
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K.E., Cൺඋඋ, G.M., Cඁൺඇඌඈඇ, J., Cඁൾඇൾඋඒ, A.M., Cඌංඋ඄ൾ, J., Dൺඏංൽඌඈඇ, N.C., .
Dൾඇඍൾඇൾඋ, F., Fඈඌඍൾඋ, M., Gൺඅඅං, A., Gൺඅඅඈඐൺඒ, J., Gൾඇඈඏൾඌං, P., Gඋൾ඀ඈඋඒ, R.D.,
Hඈർ඄ංඇ඀ඌ, M., Kൺඉඈඌ, V., Lൺආൺඋඊඎൾ, J.F., Lൾඏൾඋංඇ඀ඍඈඇ, F., Lඈඁ, J., MർGൾඈർඁ, M.A.,
MർRൺൾ, L., Mංඇൺඌඒൺඇ, A., Hൾඋඇගඇൽൾඓ Mඈඋർංඅඅඈ, M., Oඅൽൿංൾඅൽ, T.E.E., Pൺඎඅඒ, D.,
Qඎൺൽൾඋ , S., Rൾඏൾඇ඀ൺ, C., Sൺඎൾඋ, J.R., S඄ඈඅඇං඄, B., Sඉൾൺඋ, D., Sඍൺඇඐൾඅඅ-Sආංඍඁ, D.,
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Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013


27

Situación y Retos Globales de la Biodiversidad.


Perspectiva de Naciones Unidas
Status and Challenges of Global Biodiversity. UN Perspective

Helena Caballero Gutiérrez


Ex-Consejera de Agua y Medio Ambiente.

“Las tendencias actuales nos están acercando


más a una serie de puntos de inflexión que
reducirían catastróficamente la capacidad de
los ecosistemas para proporcionar servicios
esenciales. Los pobres, que tienden a ser los
que más dependen de esos servicios, serían los
primeros en verse afectados y con la mayor
severidad. Están en juego los principales
Objetivos de Desarrollo del Milenio: la
seguridad alimentaria, la erradicación de la
pobreza y una población más sana”
BKM, Secretario General Naciones Unidas
Global Outlook Biodiversity 3

Pൺඅൺൻඋൺඌ ർඅൺඏൾ: Biodiversidad, ONU, Retos globales


Kൾඒ ඐඈඋൽඌ: Biodiversity, ONU, Global challenges

Rൾඌඎආൾඇ

En el artículo se presenta un panorama sobre la situación, así como los retos


globales que amenazan la biodiversidad y las soluciones desde la perspectiva de Naciones
Unidas, tomando como referencia el año Internacional de la Biodiversidad-2010- y las
directrices adoptadas internacionalmente hasta la fecha. Hasta 2009, se habían evaluado
47.677 especies, de las cuales el 36% está amenazado, son especies vulnerables, están en
peligro de extinción o en peligro crítico de extinción. De las 12.055 especies vegetales
evaluadas, el 70% está con algún grado de amenaza y el 23% de las especies vegetales
están al borde de la extinción. Las plantas medicinales corren un alto riesgo de extinción
precisamente en las partes del mundo donde las personas más dependen de ellas. Los
ecosistemas de aguas continentales son los que han sufrido cambios más drásticos. Hoy
en día, más del 40% de la descarga fluvial de todo el mundo es interceptada por grandes
presas, y ya no llega a las costas un tercio de los sedimentos que solían desplazarse hacia
ellas. Respecto a los ecosistemas terrestres, la pérdida neta de bosques en el mundo se ha
desacelerado considerablemente pero los bosques reforestados son jóvenes, por lo tanto
de baja biodiversidad y casi un cuarto de los suelos del mundo se fue degradando entre
1980 y 2003. Siguen reduciéndose los hábitats costeros, lo que pone en peligro un gran
número de los servicios que esos ecosistemas proveen.
En definitiva, la meta de la biodiversidad para 2010- lograr para el año 2010 una
reducción significativa del ritmo de pérdida de la biodiversidad -no se ha alcanzado a
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
28 H. Cൺൻൺඅඅൾඋඈ Gඎඍංඣඋඋൾඓ

nivel mundial y en la región europea, España es el país con más especies consideradas
amenazadas. Por último se presentan los principales acuerdos tomados en 2010 hasta la
reciente onceava Conferencia de las Partes, el pasado mes de octubre en Hidebarad, India,
donde se revisó el grado de cumplimiento de las metas acordadas en Aichi dos años antes
y los objetivos principales del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020,
acordando los gobiernos duplicar los fondos destinados a apoyar las medidas para frenar
el ritmo de pérdida de diversidad biológica.

Aൻඌඍඋൺർඍ

The article presents an overview of the situation as well as the global challenges
that threaten biodiversity and solutions from the perspective of the United Nations, with
reference to the International Year of Biodiversity-2010-and the guidelines adopted
internationally to date. Until 2009, had been evaluated 47.677 species, of which 36%
are threatened, are vulnerable species, are endangered or critically endangered. Of the
12,055 plant species evaluated, 70% is with some degree of threat and 23% of plant
species are on the brink of extinction. Medicinal plants are at high risk of extinction in
just parts of the world where most people depend on them. Inland water ecosystems are
those that have undergone drastic changes. Nowadays, more than 40% of river discharge
worldwide is intercepted by large dams, and no longer sweeps a third of the sediment
that used move them. Regarding terrestrial ecosystems, the net loss of forests worldwide
has slowed considerably but replanted forests are young, so low biodiversity and nearly
a quarter of the world’s soils progressively degrading between 1980 and 2003. Coastal
habitats continue to shrink, putting at risk a large number of services that these ecosystems
provide.
Ultimately, the goal of biodiversity by 2010 - to achieve by 2010 a significant
reduction in the rate of biodiversity loss, has not been achieved globally and in the
European region, Spain is the country with the most species considered threatened.
Finally we present the main decisions taken in 2010 to the recent eleventh Conference of
the Parties, last October in Hidebarad, India, where he reviewed the extent of compliance
with the agreed targets in Aichi two years before and the main objectives of Strategic
Plan for Biodiversity 2011-2020, governments agreeing to double the funding to support
measures to slow the rate of biodiversity loss.

1. Pൺඇඈඋൺආൺ ൽൾ අൺ Bංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ ൾඇ ൾඅ Mඎඇൽඈ


La tasa actual de pérdida de biodiversidad es severa. Biodiversidad o
diversidad biológica es, según el Convenio Internacional sobre la Diversidad
Biológica, el término por el que se hace referencia a la amplia variedad de seres
vivos sobre la Tierra y los patrones naturales que la conforman, resultado de
miles de millones de años de evolución según procesos naturales y también
de la influencia creciente de las actividades del ser humano. La biodiversidad
comprende igualmente la variedad de ecosistemas y las diferencias genéticas
dentro de cada especie que permiten la combinación de múltiples formas de vida,
y cuyas mutuas interacciones con el resto del entorno fundamentan el sustento de
la vida sobre el planeta.
Las poblaciones de especies silvestres de vertebrados disminuyeron de
media casi un tercio (31%) a nivel mundial entre 1970 y 2006; la disminución fue
especialmente marcada en los trópicos (59%) y en los ecosistemas de agua dulce
(41%). Actualmente, el 14% de las aves, el 31% de los anfibios, el 22% de los
mamíferos y el 35% de las gimnospermas están amenazadas de extinción.
Hasta 2009, se habían evaluado 47.677 especies, de las cuales el 36% está
amenazado, es decir, que son especies vulnerables, están en peligro de extinción o
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Sංඍඎൺർංඬඇ ඒ Rൾඍඈඌ Gඅඈൻൺඅൾඌ ൽൾ අൺ Bංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ. Pൾඋඌඉൾർඍංඏൺ ൽൾ Nൺർංඈඇൾඌ Uඇංൽൺඌ 29

en peligro crítico de extinción (Fuente: IUCN). De las 12.055 especies vegetales


evaluadas, el 70% está con algún grado de amenaza y el 23% de las especies
vegetales están al borde de la extinción. Las plantas medicinales corren un alto
riesgo de extinción precisamente en las partes del mundo donde las personas más
dependen de ellas, tanto para el cuidado de la salud como para obtener ingresos
de la recolección, en África, Asia, el Pacífico y América del Sur.
En cuanto a las aves, se están reduciendo las poblaciones del 40% de las
especies de aves del mundo y desde 1980 las poblaciones de aves de las tierras
agrícolas de Europa han disminuido un 50%. De las 1.200 poblaciones de aves
acuáticas cuyas tendencias se conocen, el 44% está disminuyendo también.
Respecto a los anfibios se están reduciendo las poblaciones del 42% del
total de especies. Este grupo es, entre los vertebrados, el que corre más riesgo de
extinción, sobre todo en América Latina y el Caribe, al sumarse la incidencia de
enfermedades causadas por hongos a la modificación de su hábitat y el cambio
climático.
En la región europea, España es el país con más especies amenazadas.
España es uno de los países más ricos de Europa en biodiversidad, con
85.000 especies de fauna y flora, el 54% del total de las especies europeas.
Desgraciadamente, España también sufre el mismo proceso que afecta a otros
lugares del planeta y en los últimos cien años se han extinguido al menos 17
especies animales y 24 vegetales. Las especies declaradas en peligro de extinción
se han duplicado en los últimos 25 años, afectando en muchos casos a especies
tan emblemáticas como el lince ibérico, el águila imperial o el oso pardo.
Las especies amenazadas en España son, según la IUCN en 2010, 107
especies de vertebrados, además de las mencionadas anteriormente, la foca monje
o el sapillo balear; 62 de invertebrados; y 49 de las especies de plantas estudiadas.
A esto hay que añadir la existencia de 69 especies invasoras inventariadas en
España, entre las que cabe destacar el galápago de Florida, el cangrejo americano,
el siluro, el picudo rojo de las palmeras o las cotorras de Kramer.
En la actualidad, todas las especies conocidas están ahora más al borde de la
extinción y la situación siempre es más grave entre las especies utilizadas para la
alimentación humana o para usos médicos, en las que el ritmo de extinción de las
variedades silvestres es muy elevado. Estamos perdiendo especies a un ritmo que
es, según algunos expertos, hasta 100 veces la tasa natural de extinción.
Es interesante hacer una panorámica de la situación de la biodiversidad en los
principales ecosistemas del mundo según el Informe del PNUMA “ Perspectiva
Mundial sobre la biodiversidad “ presentado en 2010:
Los ecosistemas de aguas continentales, los ríos y sus llanuras aluviales,
lagos y humedales han sufrido cambios más drásticos que cualquier otro tipo
de ecosistema debido a una combinación de actividades humanas, entre ellas, el
drenaje para la agricultura, la extracción de agua para el riego, el uso industrial
y el doméstico, el aporte de nutrientes y otros contaminantes, la introducción de
especies exóticas y la construcción de presas en los ríos. Sólo en Grecia se han
drenado el 70% de las marismas del norte del país y en España se ha perdido el
60% de la superficie original de los humedales. Según el tercer Informe sobre el
Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo, publicado por la UNESCO,
para el año 2030 casi la mitad de la humanidad vivirá en zonas con un elevado
estrés por falta de agua. De 292 grandes sistemas fluviales, dos tercios han
experimentado una fragmentación moderada o alta a causa de la existencia
de presas y embalses. Los ríos más fragmentados se encuentran en regiones
industrializadas, como son gran parte de los Estados Unidos y Europa, y en países
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
30 H. Cൺൻൺඅඅൾඋඈ Gඎඍංඣඋඋൾඓ

con gran densidad de población, como China e India. Hoy en día, más del 40% de
la descarga fluvial de todo el mundo es interceptada por grandes presas, y ya no
llega a las costas un tercio de los sedimentos que solían desplazarse hacia ellas.
Muchos expertos creen que en el año 2100 habrá menos especies de peces en un
15% de los ríos, solamente a causa del cambio climático y la mayor extracción
de agua. En las cuencas fluviales de los países en desarrollo se introduce un
número cada vez más alto de especies no autóctonas como resultado directo de
la actividad económica, lo que aumenta el riesgo de pérdida de la biodiversidad
por las especies invasoras. Estas alteraciones a gran escala han tenido graves
repercusiones en la migración de los peces y en general, sobre la biodiversidad
de aguas dulces y los servicios que este ecosistema presta. También inciden
considerablemente en la biodiversidad de los ecosistemas costeros y marinos.
Respecto a los ecosistemas terrestres, la información más fiable sobre los
hábitats terrestres se refiere a los bosques, que hoy en día ocupan aproximadamente
el 31% de la superficie terrestre del planeta. La pérdida neta de bosques en el
mundo se ha desacelerado considerablemente, debido sobre todo a la reforestación
en las áreas templadas del planeta, pero los bosques reforestados son jóvenes, por
lo tanto de baja biodiversidad. América del Sur y África siguieron registrando la
mayor pérdida neta de bosques entre 2000 y 2010. La deforestación acumulativa
de la Amazonia brasileña es considerable, representa más del 17% de la superficie
selvática original, pero a menor ritmo: el ritmo de deforestación tropical se redujo
en un 20 % entre 2000 y 2010 (FAO), pero sigue siendo muy alto: 13 millones
de hectáreas destruidas cada año (lo que equivale a la superficie de un país
como Grecia). Oceanía también tiene una pérdida neta de bosques, mientras
que se estima que en 2010 la extensión forestal de América Central y del Norte
permanece similar. Los hábitats terrestres se han vuelto muy fragmentados, lo
que amenaza la viabilidad de las especies y su capacidad de adaptarse al cambio
climático. Según la Evaluación Mundial de la Degradación de las Tierras, se
estima que casi un cuarto (24%) de los suelos del mundo se fue degradando entre
1980 y 2003 y se encuentran principalmente en África al sur del Ecuador, Asia
Sudoriental y China meridional, el norte y centro de Australia, las llanuras de las
pampas de América del Sur y parte de los bosques boreales de Siberia y América
del Norte.
Mas información sobre la situación de los ecosistemas terrestres se encuentra
en la figura 1. En un el estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF),
los expertos identificaron 200 eco regiones terrestres prioritarias, definidas como
grandes sistemas ecológicos con la flora característica, la fauna y el clima de
alta prioridad para la conservación. Por otra parte, tal como se presenta en el
mapa de la figura 1, las 200 eco regiones se clasifican en base a las amenazas
actuales y futuras y su estado de conservación. A partir del estudio, el 47% de las
eco regiones terrestres se consideran críticas o en peligro de extinción y el 29%
clasificado como vulnerable. Sólo el 24% de estas eco regiones son clasificadas
como intactas o estables. El WWF define una eco región como un área extensa de
tierra o agua que contiene un conjunto geográficamente distintivo de comunidades
naturales que comparten la gran mayoría de sus especies y dinámicas ecológicas,
comparten condiciones medioambientales similares e interactúan ecológicamente
de manera determinante para su subsistencia a largo plazo.
Proteger la biodiversidad salvaguardando sus hábitats a través de la
designación de áreas protegidas es una de las medidas más utilizadas. A nivel
mundial, ha aumentado el porcentaje de tierras designadas como áreas protegidas,
no obstante, la meta de haber llegado en 2010 a proteger por lo menos el 10%
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Sංඍඎൺർංඬඇ ඒ Rൾඍඈඌ Gඅඈൻൺඅൾඌ ൽൾ අൺ Bංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ. Pൾඋඌඉൾർඍංඏൺ ൽൾ Nൺർංඈඇൾඌ Uඇංൽൺඌ 31

Figura 1. Situación de las ecorregiones terrestres - amenazas y vulnerabilidades. Fuente:


WWF 2007.
- Status of terrestrial ecoregions - threats and vulnerabilities. Source: WWF 2007.

de cada una de las regiones ecológicas del mundo, con el fin de conservar una
muestra representativa de la biodiversidad, no se cumplió.
Respecto a los ecosistemas costeros y marinos, siguen reduciéndose
los hábitats costeros, como los manglares, lechos de algas marinas, marismas
y arrecifes de mariscos, lo que pone el peligro servicios de los ecosistemas
sumamente valiosos. Entre ellos, la eliminación de cantidades significativas
de dióxido de carbono de la atmósfera. No obstante, se ha registrado cierta
disminución en el ritmo de pérdida de bosques de manglares, excepto en Asia. La
FAO estima que entre 1980 y 2005 se perdieron 36.000 km2 de manglares, cerca
de un quinto de la superficie total mundial. Desde 1980, la pérdida de lechos
de algas marinas y zosteras ha llegado, en promedio, a unos 110 km2 por año,
ritmo de pérdida comparable al de los manglares, arrecifes de coral y bosques
tropicales. Las marismas de marea, cuya importancia radica en que sirven de
barrera natural contra las tormentas y son hábitat para las aves costeras, han
perdido un 25% de la superficie mundial que abarcaban originalmente, y el ritmo
actual de pérdida se calcula entre el 1 y el 2% anual. A nivel mundial se ha perdido
el 85% de los arrecifes de ostras y estos están extintos funcionalmente en el 37%
de los estuarios y en el 28% de las ecorregiones. En la región del Indo-Pacífico,
donde se encuentra la gran mayoría de los corales, la cubierta de corales vivos
disminuyó abruptamente, de un 47,7% estimado de la superficie de los arrecifes
en 1980 a 26,5% en 1989, lo que representa una pérdida media del 2,3% anual.
Aproximadamente un 80% de las poblaciones mundiales de peces marinos de
cuya evaluación se tienen datos está totalmente explotado o sobreexplotado. Hay
que recordar que la pesca emplea a 200 millones de personas y aporta cerca del
16% de la proteína que se consume en el mundo, por lo que esta sobreexplotación
tiene graves consecuencias para asegurar la alimentación y el modo de vida de
una gran parte de la población.
Mientras que la extensión de las áreas marinas protegidas ha aumentado
de manera significativa, solo un pequeño porcentaje (menos del 20%) de las
ecorregiones marinas ha alcanzado la meta para 2010 de tener por lo menos el
10% de su superficie protegida.
Y, más recientemente, el informe: “Seguimiento a nuestro medio ambiente”
elaborado por el PNUMA y presentado en el 2012 en la Cumbre Rio +20,
respecto a la evolución de la biodiversidad en los últimos 20 años, desde la
cumbre de Rio en 1992, destaca que de media, 52 especies al año se acercaron una
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
32 H. Cൺൻൺඅඅൾඋඈ Gඎඍංඣඋඋൾඓ

categoría más a la extinción entre 1980 y 2008 y señala como muy significativo
el índice «Planeta Vivo», que recoge los cambios en la salud de los ecosistemas
del planeta, basado en el monitoreo de casi 8.000 poblaciones de más de 2.500
especies de vertebrados. Este índice ha disminuido desde 1992 el 10% a nivel
global y un 30% en los trópicos lo que evidencia la grave degradación de los
ecosistemas, debido a las altas tasas de deforestación de los bosques primarios y
su transformación en tierras de cultivo y de pastoreo (WWF, 2010)

2. Aආൾඇൺඓൺඌ Gඅඈൻൺඅൾඌ ൽൾ අൺ Bංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ


La meta acordada internacionalmente para la biodiversidad para 2010
-lograr para el año 2010 una reducción significativa del ritmo de pérdida de la
biodiversidad- no se alcanzó a nivel mundial.
Las mayores amenazas para la biodiversidad resultan de la acción combinada
de cinco mecanismos. (Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica
3.PNUMA.CBD.2010)
La pérdida de hábitats y espacios naturales. La pérdida de hábitats se
traduce de forma directa en la pérdida de los ecosistemas que se dan en ellos,
de las especies que los forman y de su diversidad genética. La pérdida de
hábitats es la principal causa que explica la extinción del 85% de las aves y del
47% de los mamíferos. En el caso de los ecosistemas terrestres, la pérdida de
hábitats se debe en gran medida a la transformación de hábitats naturales para
usos agrícolas, que ahora representan un 30% de las tierras a nivel mundial.
En algunas zonas, esta transformación ha sido consecuencia de la demanda de
biocombustibles. Una de las amenazas más urgentes a la que nos enfrentamos son
los procesos de desertificación. Este fenómeno causado por cambios climáticos
y actividades humanas insostenibles, como el sobrepastoreo, el cultivo intensivo
y la deforestación (en los últimos 300 años la masa forestal del planeta se ha
reducido en un 40%), afecta gravemente a las zonas áridas del planeta, de las que
un 70% se encuentra degradado en la actualidad.
La introducción de especies foráneas. La introducción de especies en
ecosistemas a los que no pertenecen es la segunda causa de extinción a nivel
global. Los daños ecológicos que producen las especies invasoras son enormes,
especialmente en ecosistemas que han evolucionado aisladamente, ecosistemas
fluviales o islas como Nueva Zelanda, donde el 40% de las plantas son alóctonas.
Según algunas estimaciones estas especies podrían estar costando 1,4 billones
de USD o más a la economía global. En el África subsahariana, las pérdidas
globales debidas a especies exóticas podrían superar los 12.000 millones de USD
en lo que se refiere a los ocho cultivos principales de África. Se ha estimado
que de aproximadamente 11.000 especies exóticas en Europa, una de cada diez
tiene impactos ecológicos y una proporción ligeramente mayor produce daños
económicos. La tendencia a la introducción no se ha frenado, todo indica que
sigue en aumento.
la sobreexplotación de los recursos. A nivel global son la caza, la pesca y
la industria maderera las actividades que más contribuyen a la sobreexplotación de
los recursos biológicos. La FAO estima que más de un cuarto de las poblaciones
de peces marinos están sobreexplotadas (19%), agotadas (8%) o recuperándose
del agotamiento, mas de las tres cuartas partes de las reservas de pesca del
mundo ya han llegado a su límite biológico o lo han superado y cerca del 63%
de las poblaciones de peces que fueron evaluadas en todo el mundo necesitan
recuperarse.
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Sංඍඎൺർංඬඇ ඒ Rൾඍඈඌ Gඅඈൻൺඅൾඌ ൽൾ අൺ Bංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ. Pൾඋඌඉൾർඍංඏൺ ൽൾ Nൺർංඈඇൾඌ Uඇංൽൺඌ 33

La contaminación. El depósito de nitrógeno es el principal impulsor del


cambio de especies en diversos ecosistemas de zonas templadas en particular
las praderas de toda Europa y América del Norte, y también se han registrado
elevados niveles de nitrógeno en el sur de China y en zonas de Asia oriental y
Sudoriental. La pérdida de biodiversidad por esta causa puede ser más grave de
lo que se creía en otros ecosistemas, entre ellos los bosques boreales polares,
los sistemas mediterráneos, algunas sabanas tropicales y bosques de montaña
En los ecosistemas costeros y de aguas continentales, la acumulación de fósforo
y nitrógeno estimula el crecimiento de algas y algunas bacterias, lo que pone en
peligro los valiosos servicios que prestan los ecosistemas en sistemas tales como
lagos y arrecifes de coral y menoscaba la calidad del agua. Además, crea “zonas
muertas” en los océanos, generalmente en las desembocaduras de los principales
ríos al mar.
El cambio climático. Éste es un proceso de alta incidencia sobre
la biodiversidad, ya que afecta especialmente al régimen de lluvias y a las
temperaturas, que son dos de los factores claves en la distribución de las especies
en el planeta. En opinión del Grupo intergubernamental sobre el cambio climático
IPCC (segundo informe IPCC 2007), un aumento de la temperatura de más de
1,5 a 2,5 grados centígrados colocaría en riesgo de extinción entre el 20% y el
30% de las especies. Ya se ha observado en todo el mundo una variación de la
periodicidad de la floración y de los patrones de migración, como también de
la distribución de las especies. En Europa, el comienzo del período vegetativo
se ha adelantado unos diez días de media en los últimos 40 años. Esos tipos
de variación pueden alterar las cadenas alimentarias y crear desequilibrios
dentro de los ecosistemas donde las distintas especies han desarrollado una
interdependencia sincronizada, por ejemplo, entre la época de nidificación y la
disponibilidad de alimento, los polinizadores y la fertilización. En los últimos
200 años, los océanos han absorbido aproximadamente un cuarto del dióxido
de carbono generado por las actividades humanas, que de otra manera se habría
acumulado en la atmósfera. Como consecuencia de ello, el agua es un 30% más
ácida hoy. La combinación de la acidificación, la contaminación, el cambio
climático y la pesca excesiva, disminuye la capacidad de recuperación de los
arrecifes de coral y aumenta la proliferación de algas, produciéndose una enorme
pérdida de biodiversidad. Estas acciones combinadas de las causas que provocan
la pérdida de biodiversidad multiplican sus efectos y son en realidad, las acciones
más frecuentes en la naturaleza, donde todo está relacionado.

3. Eඅ ඀උൺඇ උൾඍඈ: Iඇඍൾ඀උൺඋ අൺ ൽංඏൾඋඌංൽൺൽ ൻංඈඅඬ඀ංർൺ ർඈඇ ൾඅ


ൽൾඌൺඋඋඈඅඅඈ ඁඎආൺඇඈ ඉൺඋൺ ൺඅංඏංൺඋ අൺ ඉඈൻඋൾඓൺ
Respecto a la aplicación del Convenio Internacional sobre la Biodiversidad
(CBD), la mayoría de los esfuerzos y del éxito conseguido hasta ahora
corresponde al incremento en el número de áreas protegidas: Hacia 2010, el
mundo contaba con más de 148.000 áreas protegidas (UICN, 2011) que, en total,
representan casi el 13% de la superficie terrestre, el 7% de las aguas costeras
y el 1,4% de los océanos constituyen áreas protegidas. En el Plan estratégico
sobre la Biodiversidad negociado en octubre de 2010, estructurado en 5 objetivos
que incluyen las 20 metas de Aichi, los países miembros de la Convención se
comprometieron a proteger hasta 2020 el 17% de las aguas continentales e
interiores, el 10% de las zonas costeras y marinas, especialmente aquellas de
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34 H. Cൺൻൺඅඅൾඋඈ Gඎඍංඣඋඋൾඓ

particular importancia para la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas


(CDB 2010). Los esfuerzos en combatir amenazas como las de la contaminación
y las especies exóticas invasoras se realizaron hasta ahora sin que se prestara
mucha atención a las causas subyacentes y, en consecuencia, sin que se tuviera
mucho éxito. Una serie de nuevas problemáticas y fenómenos ambientales ha
surgido desde 1992 (Seguimiento a nuestro Medio Ambiente. PNUMA 2012):
La demanda creciente de recursos como agua, energía, alimentos, minerales
y tierras está determinada por poblaciones crecientes con mayores ingresos, al
tiempo que dichos recursos están cada vez más limitados por los cambios en
los ecosistemas, la inherente variabilidad de las condiciones climáticas y la
productividad de los recursos, así como los impactos del cambio climático.
Al alcance de los ciudadanos, de los encargados de la política, de la industria
y del comercio están soluciones innovadoras. Es imprescindible hacer hincapié
en promover la gestión ambiental de base local, garantizando el acceso a los
recursos de la diversidad biológica, la reforma de la propiedad de la tierra y el
reconocimiento de su tenencia consuetudinaria. Los programas destinados a la
protección de la diversidad biológica y a la mitigación de la pobreza han de dirigirse
también a los derechos humanos de todos, y en particular a los de los pobres
(Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica, 2009. Biodiversidad,
desarrollo y alivio de la pobreza: Reconociendo el papel de la biodiversidad para
el bienestar humano). La figura 2 muestra la relación biodiversidad y pobreza en
el mundo.
Pueden surgir incentivos para conservar la biodiversidad y garantizar la
participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de
los recursos genéticos, aspecto contemplado en la Convención sobre la diversidad
biológica. La situación actual es que la diversidad genética se está perdiendo
en los ecosistemas naturales y en sistemas de producción agrícola y ganadera.
No obstante, se están logrando importantes avances en la conservación de la
diversidad genética de las plantas, sobre todo con el uso de bancos de semillas ex
situ. De entre 200 y 300 variedades, se estima que más del 70% de la diversidad
genética ya está conservado en bancos de genes, con lo que se ha alcanzado
la meta fijada en la Estrategia Mundial para la Conservación de las Especies
Vegetales. Los sistemas de ganadería estandarizados y de alto rendimiento han
perjudicado la diversidad genética del ganado. Por lo menos un quinto de las razas
de ganado (entre 35 especies domesticadas de aves y mamíferos) corre peligro de
extinguirse, con lo que posiblemente esté en riesgo la disponibilidad de recursos
genéticos mejor adaptados para prestar apoyo a los medios de subsistencia que
dependen del ganado. Se cree que solamente en los primeros seis años de este
siglo se extinguieron más de 60 razas autoctonas. (Fuente FAO).
Para conservar la diversidad biológica, reducir a la vez la pobreza y mejorar
el bienestar humano y el desarrollo, la diversidad biológica ha de formar parte
de las políticas de desarrollo del gobierno. Del mismo modo, el desarrollo y la
reducción de la pobreza han de ser una parte integral de las políticas y programas
ambientales y de conservación de la diversidad biológica. La clave consiste en
administrar la ayuda de forma que se mantenga y se restaure la capacidad de
los ecosistemas para ofrecer la gama completa de servicios que los ecosistemas
proveen a los seres humanos, contribuyendo así a la reducción de la pobreza.
Instrumentos como las Estrategias y planes de acción nacionales sobre diversidad
biológica y los documentos de estrategia de lucha contra la pobreza así como las
estrategias para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de Naciones
Unidas, han de reforzarse.
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Sංඍඎൺർංඬඇ ඒ Rൾඍඈඌ Gඅඈൻൺඅൾඌ ൽൾ අൺ Bංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ. Pൾඋඌඉൾർඍංඏൺ ൽൾ Nൺർංඈඇൾඌ Uඇංൽൺඌ 35

Figura 2. Mapa mundial de la pobreza y la diversidad biológica. Fuente: Lൺඇൽඌർൺඇ,


FAO, Conservation International 2004. Este mapa muestra el resultado de las áreas
en las que la biodiversidad se ve amenazada. Áreas donde la alta densidad de la
población y alto nivel de pobreza coincide con una alta biodiversidad puede indicar
las áreas en las que los pobres probablemente no tienen más remedio que extraer
recursos de manera insostenible, lo que a su vez amenaza la biodiversidad.
- World Map of poverty and biodiversity. Source: Lൺඇൽඌർൺඇ, FAO, Conservation
International 2004. This map shows the result of the areas in which biodiversity
is threatened. Areas with high population density and high poverty coincides with
high biodiversity may indicate areas in which poor people probably have no choice
but to unsustainably extract resources, which in turn threatens biodiversity.

En el ámbito de la OCDE surgió una iniciativa en 2006 en este sentido; tanto


los Ministros de desarrollo y medio ambiente de la OCDE como las Instituciones
de la Unión Europea esbozaron las esferas principales para que la Comisión
Europea y sus estados miembros presten apoyo a los países en desarrollo,
siguiendo la idea de reducir la pérdida de biodiversidad aliviando la pobreza.
Las líneas clave son las siguientes (Secretaría del Convenio sobre la Diversidad
Biológica, 2009. Biodiversidad, desarrollo y alivio de la pobreza: Reconociendo
el papel de la biodiversidad para el bienestar humano):
Apoyo a la incorporación de los aspectos ambientales en el desarrollo:
Fomentar el desarrollo rural sostenible haciendo uso de la diversidad
biológica como activo para la reducción de la pobreza rural, mejorando la
seguridad alimentaria, la nutrición y la salud.
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
36 H. Cൺൻൺඅඅൾඋඈ Gඎඍංඣඋඋൾඓ

Desarrollar y prestar apoyo al uso de mecanismos financieros innovadores


para la conservación y utilización sostenible de la diversidad biológica y para la
reducción de la pobreza.
Fortalecer la sociedad civil, en particular las comunidades indígenas y
locales, con miras a crear la representación nacional para la integración del medio
ambiente y el desarrollo.
Incorporar las cuestiones del medio ambiente a las estrategias de
planificación nacional para la reducción de la pobreza e instrumentos de política
macroeconómica (PRSP), y supervisar el progreso en lo que atañe a pasar de la
política a la acción.
Gobernanza
Los sistemas equitativos, transparentes y efectivos de gobernanza son
esenciales tanto para la reducción de la pobreza como para la conservación y
utilización sostenible de la diversidad biológica. Incorporar medidas efectivas
a las estrategias y políticas sectoriales del país para fortalecer políticas e
instituciones que presten apoyo al reconocimiento oficial de los derechos de los
pueblos rurales e indígenas de administrar los recursos naturales y de beneficiarse
de los mismos.
Buscar sistemáticamente datos y opiniones de la sociedad civil, en
particular de los pobres y de los pueblos indígenas, así como puntos de vista del
gobierno, al establecer las prioridades del país en los programas de ayuda.
Instrumentos y coherencia de las políticas
Aprovechar al máximo las oportunidades que ofrecen instrumentos
como los de apoyo al presupuesto, canje de deuda por actividades de protección
del medio ambiente y otros para adelantar la incorporación de las inquietudes
ambientales al desarrollo, incluso mediante un diálogo de políticas de alto nivel.
Prestar apoyo al uso de evaluaciones estratégicas ambientales.
Mejorar la coherencia entre las políticas de la UE y los acuerdos de
asociación económica relacionados con el medio ambiente y el desarrollo, el
comercio, la agricultura, la pesca, el turismo, el transporte y la infraestructura.
Proporcionar el liderazgo y los medios de apoyo a los países en desarrollo
creando un campo de juego equilibrado en el que el comercio sostenible pueda
ser un socio efectivo para la conservación y el desarrollo sostenible.
Más allá del ámbito de la OCDE, en el año 2002, los Países firmantes del
Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD) se comprometieron a lograr en el
año 2010 una reducción significativa del actual ritmo de pérdida de la diversidad
biológica como contribución a la mitigación de la pobreza y en beneficio de la
vida sobre la Tierra. Las medidas necesarias para lograr la meta de 2010 para
la diversidad biológica fueron incorporadas al Plan de aplicación de la cumbre
mundial sobre el desarrollo sostenible adoptado en Johannesburgo en septiembre
de 2002 y más tarde aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
La meta de 2010 para la diversidad biológica fue incorporada como nueva meta
del Objetivo 7 “Garantizar la sostenibilidad del medioambiente” de los Objetivos
de desarrollo del Milenio (ODM). En la reunión de revisión de la marcha del
convenio de biodiversidad, COP 10 de la CBD, que tuvo lugar en Nagoya, Japón
en Octubre de 2010, se tomaron algunas decisiones importantes, que marcarán
las líneas de trabajo de la década siguiente.
Se adoptó el Protocolo de Nagoya, que crea un marco internacional para
equilibrar el acceso a los recursos genéticos, que a partir de ese momento debe
producirse sobre la base del consentimiento previo y condiciones mutuamente
acordadas, incorporando una participación justa y equitativa en los beneficios y
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Sංඍඎൺർංඬඇ ඒ Rൾඍඈඌ Gඅඈൻൺඅൾඌ ൽൾ අൺ Bංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ. Pൾඋඌඉൾർඍංඏൺ ൽൾ Nൺർංඈඇൾඌ Uඇංൽൺඌ 37

tomando en cuenta el importante papel de los conocimientos tradicionales de las


comunidades indígenas y locales.
También se acordaron nuevas metas y un Plan Estratégico para la
Diversidad Biológica 2011-2020. Los fundamentos para este plan residen en
que la diversidad biológica apuntala el funcionamiento de los ecosistemas y
la provisión de servicios de ecosistemas esenciales para el bienestar humano.
Promueve la seguridad alimentaria y la salud humana, proporciona aire puro y
agua limpia; contribuye al sustento de la población y al desarrollo económico
locales y es esencial para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio,
que incluyen la reducción de la pobreza. Su objetivo final es: “tomar medidas
efectivas y urgentes para detener la pérdida de diversidad biológica a fin de
asegurar que, para 2020, los ecosistemas tengan capacidad de recuperación y
sigan suministrando servicios esenciales, asegurando de este modo la variedad
de la vida del planeta y contribuyendo al bienestar humano y a la erradicación
de la pobreza”. El plan estratégico consta de cinco objetivos estratégicos, que
incluyen las veinte Metas de Aichi para la Diversidad Biológica, organizadas en
torno a estos objetivos:
Objetivo estratégico A. Abordar las causas subyacentes de la pérdida de
la diversidad biológica mediante la incorporación de la diversidad biológica en
todos los ámbitos gubernamentales y de la sociedad.
Objetivo estratégico B. Reducir las presiones directas sobre la diversidad
biológica y promover la utilización sostenible.
Objetivo estratégico C. Mejorar la situación de la diversidad biológica
salvaguardando los ecosistemas, las especies y la diversidad genética.
Objetivo estratégico D. Aumentar los beneficios de la diversidad biológica y
los servicios de los ecosistemas para todos.
Objetivo estratégico E. Mejorar la aplicación a través de la planificación
participativa, la gestión de los conocimientos y la creación de capacidad.
Este Plan estratégico se aplicará durante la década 2011-2020 , proclamada
como Década de la Biodiversidad, bajo el lema “Viviendo en armonía con la
naturaleza” por una resolución de Naciones Unidas con el objeto de lograr la
implementación del Plan Estratégico de Biodiversidad y alcanzar las Metas de
Aichi para 2020. Algunos de los objetivos establecidos para esta Década de la
Biodiversidad son:
 Contribuir a integrar la biodiversidad en todos los niveles, en todos los
sectores económicos y políticos, especialmente, con el sector forestal, agrícola,
pesquero, transporte, energético y la planificación urbana.
 Sensibilizar al público en las cuestiones relacionadas con la diversidad
biológica.
 Monitorear el estado de los componentes más importantes de la
biodiversidad.
 Rehabilitar y restaurar ecosistemas degradados y promover la recuperación
de las especies amenazadas en colaboración con la población local.
 Prevenir la introducción de especies exóticas invasoras y controlar y
erradicar aquellas ya introducidas que amenazan habitats y especies autóctonas.
 Controlar los riesgos provocados por los organismos genéticamente
modificados.
 Promover la participación pública, fundamentalmente a la hora de valorar
los impactos ambientales de los proyectos de desarrollo que amenazan la
biodiversidad.
 Respetar y mantener el conocimiento tradicional del uso sostenible de la
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
38 H. Cൺൻൺඅඅൾඋඈ Gඎඍංඣඋඋൾඓ

biodiversidad.
El siguiente hito a destacar para la conservación de la biodiversidad se ha
producido en la Conferencia de Rio +20, que tuvo lugar en junio de 2012, en la
que el PNUMA presentó la iniciativa “Economía verde” (UNEP 2011.Towards a
Green Economy: Pathways to Sustainable Development and Poverty Eradication)
que promueve el proceso de valorización económica de los servicios ambientales
que proveen los ecosistemas para asegurar su sostenibilidad financiera, mitigar
el cambio climático y reducir la pobreza. Esta iniciativa impulsa medir los
valores, costes y beneficios de los ecosistemas. El razonamiento es que sólo
se conserva lo que se valoriza; así las funciones de la naturaleza (fotosíntesis,
polinización, prevención de la erosión del suelo, etcétera) se transforman en
“servicios ambientales” y “capital natural”, y como tales entran al mercado. Se
va imponiendo que tenemos que hablar el lenguaje de la economía si queremos
aplicar con éxito una estrategia que enfrente la pérdida de biodiversidad. Desde
este punto de vista, la pérdida de biodiversidad debilita la capacidad de los
ecosistemas para proporcionar servicios valiosos para nosotros, y es una pérdida
de capital natural. Como parte de la iniciativa “Economía verde”, el PNUMA
ha elaborado también el Estudio TEEB (The Economics of Ecosystems and
Biodiversity, La Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad). El informe
trata de documentar el valor de los bosques, el agua dulce, los suelos y los
arrecifes de coral en la economía global y hace una llamada a capturar los valores
económicos de los servicios de la naturaleza a través de una serie de instrumentos
y políticas.
Este flujo de beneficios y servicios que proveen los ecosistemas puede verse
en la figura 3.
Algunas de sus recomendaciones son:
 Elaborar con urgencia cuentas e inventarios físicos de las reservas
forestales y servicios de los ecosistemas para el desarrollo de nuevos mecanismos
forestales de carbono.
 Considerar como prácticas comerciales normales los principios de “sin
pérdida neta” o “impacto positivo neto”, utilizando pruebas de rendimiento
sobre la diversidad biológica y procesos de aseguramiento para evitar daños y
mitigarlos, junto con inversiones en favor de la biodiversidad que compensen
impactos adversos que no pueden evitarse.
 Incorporar los principios de que “quien contamina paga” y la “recuperación
total de los costes” en los nuevos programas sobre incentivos y reformas fiscales.
En algunos contextos se puede aplicar el principio de que “el beneficiario paga” en
apoyo de nuevos incentivos positivos tales como pagos por servicios ambientales,
incentivos fiscales y otras transferencias fiscales que tienen por objeto alentar a
los agentes del sector público y privado a valorar los servicios de los ecosistemas.
 Establecer áreas protegidas nacionales y regionales con el fin de conservar
la biodiversidad y mantener una amplia gama de servicios de los ecosistemas.
 Incluir en la mitigación y adaptación al cambio climático la conservación
y la restauración de ecosistemas.
Por último, en la undécima Conferencia de las partes, que ha tenido lugar el
pasado mes de octubre en Hyderabad, India. El proyecto TEEB (La Economía de
los Ecosistemas y la Diversidad Biológica) del PNUMA presentó también una
serie de guías prácticas para los gobiernos, para que integren el valor económico,
social y cultural de los ecosistemas en los planes nacionales de diversidad
biológica. Los países desarrollados también acordaron en esta última cumbre
sobre la biodiversidad, duplicar respecto a lo aportado en 2010, la financiación
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Sංඍඎൺർංඬඇ ඒ Rൾඍඈඌ Gඅඈൻൺඅൾඌ ൽൾ අൺ Bංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ. Pൾඋඌඉൾർඍංඏൺ ൽൾ Nൺർංඈඇൾඌ Uඇංൽൺඌ 39

Figura 3. Beneficios económicos y servicios que provee la Biodiversidad. Fuente


TEEB2008.
- Economic benefits and services provided by biodiversity. Source TEEB 2008

para apoyar los esfuerzos de los países en desarrollo para cumplir las Metas de
Aichi acordadas para la Diversidad Biológica y los objetivos principales del Plan
Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020.
En conclusión, se han producido compromisos esperanzadores, como
mejorar la financiación y compartir y facilitar el conocimiento científico para
que los países en desarrollo integren el valor económico, social y cultural de los
ecosistemas en los planes nacionales de diversidad biológica, habrá que observar
atentamente si la valorización de ecosistemas y servicios de los mismos puede
crear oportunidades de financiación e inversión, y apoyar las prioridades de
conservación, como promueve la Agencia de NNUU para el Medio Ambiente o
si estamos asistiendo a una mercantilización del medio ambiente, como sostienen
muchos países en desarrollo.

Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013


40 H. Cൺൻൺඅඅൾඋඈ Gඎඍංඣඋඋൾඓ

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Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013


41

Pérdida de biodiversidad en el Mediterráneo: causas


y propuestas de conservación
Biodiversity loss in the Mediterranean: causes and conser-
vation proposals

Nieves García y Annabelle Cuttelod*


Programa de Especies de la Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
219c Hutingdon Road. CB3 0DL. Cambridge. Reino Unido.
E-mail: nieves.garcia@iucn.org.

Pൺඅൺൻඋൺඌ ർඅൺඏൾ: Mediterráneo, Diversidad, Especies, UICN, Lista Roja, Amenazas,


Conservación.
Kൾඒ ඐඈඋൽඌ: Mediterranean, Diversity, Species, IUCN, Red List, Threats,
Conservation.

Rൾඌඎආൾඇ

El presente documento proporciona una visión sobre el actual estado de conservación


de las especies de la cuenca del Mediterráneo según los resultados de las evaluaciones de
la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN),
las principales causas de amenaza identificadas y acciones de conservación necesarias
en la región. Los resultados presentados en Cඎඍඍൾඅඈൽ et al. (2008) muestran que
aproximadamente una quinta parte (19%) de las especies evaluadas a escala global y
regional se encuentran en peligro de extinción. Más de la mitad de los peces de agua dulce
endémicos, delfines y ballenas se encuentran en peligro de extinción, hasta el 42% de los
peces cartilaginosos, más de un tercio de los cangrejos de agua dulce y más de un cuarto
de los anfibios, casi una quinta parte de las libélulas, un 14% de los mamíferos, el 13%
de los reptiles, el 5% de las aves y el 15% de las plantas acuáticas. El incremento de la
densidad de la población y del turismo en este punto caliente de biodiversidad contribuyen
a potenciar el riesgo de extinción de estas especies al incrementarse la presión sobre
los ecosistemas derivada de las actividades humanas. Las principales amenazas para la
conservación de la biodiversidad regional son la pérdida, fragmentación y degradación
del hábitat, la contaminación, la sobreexplotación de los recursos y las especies invasoras
introducidas.

Aൻඌඍඋൺർඍ

The outstanding flora biodiversity of the Mediterranean, with between 15,000 and
25,000 species, 60% of which are unique to the region, has given this area the recognised
status of a global biodiversity hotspot (Mඒൾඋඌ et al., 2000). In addition to this relevant
* Los puntos de vista expresados en este documento no reflejan necesariamente los de la
Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) u otras organizacio-
nes participantes. Todas las fotografías utilizadas en este documento son propiedad de sus
autores (ver pies de fotografía individuales) y no pueden ser reproducidas o utilizadas en
otros contextos sin permiso escrito de éstos.
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
42 N. Gൺඋർටൺ ඒ A. Cඎඍඍൾඅඈൽ

number of plant species, about one third of Mediterranean fauna is endemic. Out of the
total number of taxa assessed, two out of each three amphibian species were found to
be endemic, more than half of the freshwater crabs, 48% of the reptiles, a quarter of the
mammals, 14% of the dragonflies, 4% of the sharks and rays, 3% of the birds and a 32%
of the aquatic plants.
In 2008, Cඎඍඍൾඅඈൽ et. al. pointed out that, within the 1,912 species of amphibians,
birds, cartilaginous fishes, endemic freshwater fishes, crabs and crayfish, mammals,
dragonflies and reptiles that have been assessed to date in the Mediterranean region, about
19% are threatened with extinction, i.e., are listed as one of the three categories of threat
under the IUCN (International Union for Conservation of Nature) Red List of Threatened
SpeciesTM: 5% Critically Endangered (CR), 7% Endangered (EN) or 7% Vulnerable (VU).
The extinction at a global level of at least 16 irreplaceable species from the region
confirm the loss of an important part of the global biological heritage, including a bird,
Canary Islands Oystercatcher Haematopus meadewaldoi, a mammal, the Sardinian
Pika Prolagus sardus and seven endemic freshwater fish (Tristramella intermedia,
Tristramella magdelainae, Alburnus akili, Chondrostoma scodrense, Mirogrex hulensis,
Telestes ukliva and Salmo pallaryi.
Habitat loss and degradation, for example through dam construction and coastal
infrastructural development, are the major causes of Mediterranean species’ high risk of
extinction. Population growth and tourism contribute to the increased pressures of human
activities on species through pollution, droughts, invasive alien species introduction and
overexploitation (over-fishing, -hunting and -harvesting), which have been identified as
important factors in the decline of Mediterranean biodiversity.
Regional and international experts have identified key conservation measures
needed to alleviate the risk of extinction in the Mediterranean, which should be applied
at different scales (global, regional, local) and support the fulfilment of the regional,
global conventions as well as the multilateral agreements. Urgent conservation actions
are needed to preserve the future of the Mediterranean diversity. Enforcement of adequate
legislation as well as sustainable management of exploited species site protection, through
establishment of protected areas networks, and conservation of the wider environment
(Ecosystem approach) should be a priority. Communication, education, monitoring and
research are key measures to be promoted in the region.
Urgent action is needed to protect Mediterranean freshwater ecosystems, which are
under severe pressure –more than half of the endemic freshwater fishes are threatened–.
There are geographic concentrations of freshwater threatened fauna in several regions,
in particular the Iberian Peninsula, the Balkans and the North-Eastern Mediterranean.
Distribution patterns of terrestrial threatened species display a fragmented mosaic of
areas facing particularly serious threats in a region that has a natural and cultural mixture
of landscapes that favoured the evolution of an extraordinary diversity of species. Marine
biodiversity is still very poorly understood in the region, with a high number of species
yet to be assessed or listed as Data Deficient.

1. Lൺ උൾ඀ංඬඇ ආൾൽංඍൾඋඋගඇൾൺ ඒ ඌඎඌ ൾඌඉൾർංൾඌ


En el año 2000, Mඒൾඋඌ y sus colaboradores ubicaron la cuenca del
Mediterráneo y su elevada riqueza en especies en el mapa mundial al reconocer
esta región como uno de los 25 “biodiversity hotspots” a escala mundial. Esta
designación de “punto caliente de la biodiversidad” le es concedida debido al gran
número de especies vegetales nativas que pueden encontrarse en la región (casi
25.000 especies de plantas de acuerdo con Cඈඐඅංඇ඀ et al., 1996) y su elevado
nivel de endemismos, con más de la mitad de éstas ausentes en cualquier otro
lugar del planeta. Esta gran diversidad de especies se extiende también a su fauna,
habiéndose concluido que dos de cada tres especies de anfibios son endémicas,
la mitad de los cangrejos, el 48% de los reptiles, un cuarto de los mamíferos, el
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Pඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ ൾඇ ൾඅ Mൾൽංඍൾඋඋගඇൾඈ 43

14% de las libélulas, el 4% de los tiburones y rayas, el 3% de las aves y un 32%


de las plantas acuáticas evaluadas hasta la actualidad. Además, los humedales y
otros hábitats de la región son importantes zonas de reproducción y escala en las
rutas migratorias de millones de aves entre Europa y África, y hasta tres especies
de tortugas marinas amenazadas de extinción a nivel global y 9 cetáceos pueden
encontrarse en las aguas del mar Mediterráneo.
Desde el año 2004 y todavía en la actualidad, se han llevado a cabo las
evaluaciones del estado de conservación de más de 2.300 especies de la cuenca
del mediterráneo de acuerdo con la metodología de la Lista Roja de la Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza (www.iucnredlist.org). En
total, se han evaluado 253 peces de agua dulce endémicos, 355 reptiles, 115
anfibios, 71 peces cartilaginosos, 9 cetáceos, 14 cangrejos de agua dulce, 601
aves, 297 mamíferos, 164 libélulas y caballitos del diablo (Cඎඍඍൾඅඈൽ et al., 2008),
469 plantas acuáticas seleccionadas (UICN, 2010), y más recientemente tres
tortugas marinas (Cൺඌൺඅൾ & Mൺඋ඀ൺඋංඍඈඎඅංඌ, 2010).
En conjunto, aproximadamente un quinto (19%) de las especies presentes
en la región y evaluadas a escala global o regional se encuentran amenazadas,
es decir dentro de una de las tres categorías de amenaza de la Lista Roja de la
UICN: En Peligro Crítico (CR), En Peligro (EN) o Vulnerable (VU). Según de los
resultados de las evaluaciones de la Lista Roja, hasta un 56% de los peces de agua
dulce endémicos se encuentran amenazados de extinción, el 56% de los delfines
y ballenas, el 42% de los peces cartilaginosos, el 36% de los cangrejos de agua
dulce, un 29% de los anfibios, el 19% de las libélulas, el 14% de los mamíferos,
13% de los reptiles, el 5% de las aves y el 15% de las plantas acuáticas evaluadas
(Tabla I).
Además, una parte importante del patrimonio biológico mundial se ha
perdido a escala global, habiéndose confirmado la extinción de 16 especies,
entre las que se encuentran siete peces de agua dulce endémicos (Tristramella
intermedia, Tristramella magdelainae, Alburnus akili, Chondrostoma scodrense,
Mirogrex hulensis, Telestes ukliva y Salmo pallaryi), un ave (el ostrero unicolor
canario Haematopus meadewaldoi) y un mamífero (la pica sarda Prolagus
sardus).
Las causas de extinción de estas especies son diversas, y una parte importante
de éstas se encuentra relacionada con el desarrollo y la creciente presión que las
actividades humanas ejercen sobre las especies y sus ecosistemas en la región,
considerada por Mඒൾඋඌ et al. (2000) como uno de los cuatro puntos calientes de
biodiversidad más significativamente modificados del planeta.

2. Cൺඎඌൺඌ ൽൾ අൺ ඉඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ: ൺආൾඇൺඓൺඌ


Entre las principales causas de amenaza sobre las especies evaluadas las
más importantes son la pérdida, fragmentación y degradación del hábitat, la
contaminación, la sobreexplotación, la pesca accidental o descarte, las catástrofes
naturales, las especies invasoras introducidas y las perturbaciones vinculadas a la
actividad humana.

2.1. Pérdida, fragmentación y degradación del hábitat.


Todas las especies necesitan de unas condiciones específicas del medio en
el que viven para completar su ciclo de vida, encontrándose vinculadas a hábitats
específicos en los que se alimentan y reproducen, y que les proporcionan todo
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
44 N. Gൺඋർටൺ ඒ A. Cඎඍඍൾඅඈൽ

Tabla I. Número de especies presentes en los países del Mediterráneo atribuidas a cada una
de las categorías de la Lista Roja de UICN por grupo taxonómico. Las evaluaciones
fueron llevadas a cabo entre el 2004 y el 2010 por UICN y sus socios. La categoría
Datos Insuficientes es atribuida cuando no existe información suficiente para asignar
a la especie en una de las otras categorías, lo que no significa que no se encuentre
amenazada.
- Numbers of species from Mediterranean countries assigned to each IUCN Red List
category, by taxonomic group. Assessments carried out between 2004 and 2010 by
IUCN and its partners. Data Deficient means that there is not enough information
to assign the species to one of the other Categories, and it does not imply that the
species is not threatened.

2
Especies evaluadas a nivel global. 2
Species assessed at the global level.
3
Especies evaluadas a nivel regional. 3
Species assessed at the regional level.
4
Datos preliminares, pendientes de 4
Preliminary data; still to be confirmed by
confirmación por la Autoridad de la Lista the IUCN Red List Authority.
Roja. 5
Only the species occurring in river basins
5
Solamente especies presentes en las flowing into the Mediterranean Sea and
cuencas que desembocan en el Mar adjacent Atlantic waters were included in
Mediterráneo (Sආංඍඁ & Dൺඋඐൺඅඅ, 2006). the assessment (Sආංඍඁ & Dൺඋඐൺඅඅ, 2006).
6
“Extinto” incluye las categorías de 6
“Extinct” includes the categories Extinct
Extinto (EX), Extinto en Estado Silvestre (EX), Extinct in the Wild (EW) and
(EW) y Extinto a Nivel Regional (RE). Regionally Extinct (RE).
7
De acuerdo con datos de Birdlife 7
According to data provided by Birdlife
International (comunicación personal, International (personal communication,
2008), Autoridad de la Lista Roja para 2008), Red List authority for birds.
aves. 8
Including 71 cartilaginous fish species
8
Incluidas 71 especies de peces (sharks, rays and chimaeras).
cartilaginosos (tiburones, rayas y 9
The aquatic plants set doesn´t include
chimaeras). all the species preset in the región but a
9
El conjunto de plantas acuáticas repesentative set of taxa evaluated at the
evaluadas no incluye todas las especies species level.
presentes en la región si no un grupo 10
Dermochelys coriácea, Chelonia mydas
representativo de taxa a nivel de especies. and Caretta caretta.
10 11
Dermochelys coriácea, Chelonia mydas Orcinus orca, Physeter macrocephalus,
and Caretta caretta. Delphinus delphis, Tursiops truncatus,
11
Orcinus orca, Physeter macrocephalus, Stenella coeruleoalba, Balaenoptera
Delphinus delphis, Tursiops truncatus, physalus, Globicephala melas, Grampus
Stenella coeruleoalba, Balaenoptera griseus and Ziphius cavirostris.
physalus, Globicephala melas, Grampus
griseus y Ziphius cavirostris.

Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013


Pඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ ൾඇ ൾඅ Mൾൽංඍൾඋඋගඇൾඈ 45

los recursos necesarios para desarrollarse. Cuando un hábitat es modificado o se


pierde, las especies que viven en él ven amenazada su supervivencia y en algunos
casos estos cambios llegan a provocar su desaparición. Por ejemplo, la extracción
de agua por encima de la capacidad de recarga de los acuíferos puede llegar a
provocar la desecación de los humedales, los cuales son ecosistemas críticos para
las aves. La intensificación de la agricultura ha llevado a la transformación de
grandes extensiones de bosque en campos de cultivo, y el abandono de las prác-
ticas tradicionales, especialmente de los pastos, ha conducido a la recolonización
de las praderas y dehesas por arbustos, lo que impide a las mariposas y abejas
encontrar las flores adecuadas y llevar a cabo la polinización.
A lo largo de la región mediterránea, todos los grupos taxonómicos evaluados
se ven afectados en mayor o menor medida por esta amenaza de origen humano,
identificada como la principal causa de extinción de las especies mediterráneas
(Cඎඍඍൾඅඈൽ et al., 2008). Más concretamente, la extracción de agua, los cambios
en el uso del suelo como la intensificación o el abandono de las prácticas agrícolas,
la urbanización, la industrialización y el desarrollo del turismo son algunas de las
actividades humanas que mayor impacto negativo generan sobre las especies y
sus hábitats.
En total, 43 especies de mamíferos (90%), 19 especies de anfibios (70%), 38
especies de reptiles (83%) y 30 especies de libélulas (97%) están amenazados de
extinción a causa de la destrucción o pérdida de sus hábitats (Tൾආඉඅൾ et al., 2009;
Rංඌൾඋඏൺඍඈ et al., 2009; Cඈඑ et al., 2006).
En particular, el desarrollo de infraestructuras de gestión de los recursos
hídricos como la regulación del caudal natural de los ríos mediante la construcción
de presas altera de manera drástica las características naturales de unos de los
hábitats más frágiles, los ecosistemas de agua dulce. Las más de 3.500 presas
construidas en la región para la producción de energía, riego o suministro de
agua (Pඈඎඅඈඌ & Cඈඅඅංඇඌ, 2002) han reducido la descarga de sedimentos así
como la disponibilidad de agua en las secciones bajas de los cauces de los ríos
mediterráneos, en algunos casos bloqueando las rutas migratorias de las especies
de peces y pudiendo llegar a dificultar la reproducción. Esto ha generado que un
32% de los peces de agua dulce se encuentran amenazados por la construcción de
presas (Sආංඍඁ & Dൺඋඐൺඅඅ, 2006).
Además, 547 de las especies evaluadas de anfibios, cangrejos, peces,
libélulas, reptiles y mamíferos dependen del agua dulce al menos durante una
parte de su ciclo de vida, y por lo tanto sufren directamente las consecuencias
de la explotación actual de los recursos hídricos, un uso que según el informe
del Bඅඎൾ ඉඅൺඇ (2005) se encuentra cada vez más cercano al límite disponible.
Aproximadamente el 38% de estas especies de agua dulce están amenazadas, lo
que nos proporciona una referencia del preocupante sobre el estado en el que se
encuentra este bioma en el Mediterráneo.

2.2. Contaminación
Las diversas formas de contaminación, destacando la contaminación
del agua, suponen la segunda causa de amenaza para las especies de la región
mediterránea. 178 peces de agua dulce (70%), 67 anfibios (58%), 33 reptiles
(9%), 97 libélulas (59%) y 23 tiburones y rayas (32%) se encuentran afectados
por algún tipo de contaminación.
En el mar Mediterráneo, la presencia de productos químicos policlorobifenilos
(PCBs) afecta al sistema inmune de los delfines, su sensibilidad a enfermedades
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
46 N. Gൺඋർටൺ ඒ A. Cඎඍඍൾඅඈൽ

y reduce el éxito reproductivo de sus poblaciones (Cඎඍඍൾඅඈൽ et al., 2008).


Asimismo, la contaminación por escorrentía de fertilizantes agrícolas causa
eutrofización en los ríos, y el vertido de residuos sólidos genera serios problemas
en tortugas, aves y delfines que mueren al quedarse atrapados en ellas o ingerirlas
accidentalmente al confundirlas con medusas. Un tipo especial de contaminación
que se origina en el mar Mediterráneo como consecuencia de los crecientes niveles
de tráfico marítimo en la zona es la contaminación acústica, una amenaza a la que
están negativamente expuestos los cetáceos, que ven afectada su capacidad para
comunicarse y orientarse, lo que ocasiona que en casos extremos se produzcan
colisiones con las propias embarcaciones (Rൾൾඏൾඌ & Nඈඍൺඋൻൺඋඍඈඅඈ Dං Dංඌർංൺඋൺ,
2006).

2.3. Sobreexplotación.
La sobreexplotación como consecuencia de actividades no sostenibles de
caza, pesca o recolección afecta a 29 mamíferos (60%), 81 reptiles (23%) y 97
libélulas (59%) mediterráneos. Uno de los reptiles más amenazados de la región
como consecuencia del comercio ilegal a escala nacional e internacional es la
tortuga egipcia Testudo kleinmanni, actualmente En Peligro Crítico de extinción
(CR). Además, 7 especies de mamíferos (2,4% del total de especies evaluadas
de este grupo) se encuentran actualmente Extintas a nivel Regional (RE), como
consecuencia de la caza y captura, entre otras amenazas. El león (Panthera leo), el
tigre (Panthera tigris), el addax (Addax nasomaculatus), el alcelafo (Alcelaphus
buselaphus), el órix cimitarra (Oryx dammah), el gamo mesopotámico (Dama
mesopotámica) y el hipopótamo común (Hippopotamus amphibius), podían
encontrarse previamente en la región mediterránea (Tൾආඉඅൾ & Cඎඍඍൾඅඈൽ, 2009).
El comercio de plantas acuáticas es un problema importante en los países
del norte de África, donde numerosas especies perennes se recolectan para su uso
en artesanía, decoración, como alimento o por motivos culturales. Asimismo, las
plantas medicinales son recolectadas y utilizadas en la producción tradicional de
medicinas, cosméticos y perfumes, y son con frecuencia el único recurso médico
disponible para las comunidades. En la actualidad, muchas de estas plantas han
adquirido valor farmacéutico potencial y para la producción de nuevas variedades
de cultivo (UNEP, 2006).

2.4. Pesca accidental o descarte


Un elevado número de especies marinas se encuentran amenazadas como
resultado de la pesca accidental y su captura en palangres y redes de deriva, una
de las principales causas de amenaza para las especies mediterráneas de tiburones
y rayas (Cൺඏൺඇൺ඀ඁ & Gංൻඌඈඇ, 2007), tortugas (Cൺඌൺඅൾ & Mൺඋ඀ൺඋංඍඈඎඅංඌ, (2010)
y aves marinas (Cඎඍඍൾඅඈൽ et al., 2008). A pesar de estar prohibida, la pesca con
redes de arrastre es todavía utilizada de manera ilegal en el mar Mediterráneo
(WWF, 2005).

2.5. Catástrofes naturales


Recientemente se ha observado una mayor frecuencia de fenómenos
climáticos extremos en la región mediterránea como consecuencia del cambio
climático y meteorológico. Se prevé que fenómenos como los incendios, la
sequía y la desertificación, propios del sur de la región, se acentuarán en las zonas
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Pඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ ൾඇ ൾඅ Mൾൽංඍൾඋඋගඇൾඈ 47

más secas como consecuencia de la creciente demanda de agua para agricultura


intensiva y el actual crecimiento poblacional (Bൺඍൾඌ et al., 2008).
Los resultados de las últimas evaluaciones estiman que 75 especies de
libélulas se encuentran amenazadas como consecuencia de la creciente sequía
que afecta a la calidad de sus hábitat de cría en la región, factor que también
influye en la calidad del hábitat de 112 peces de agua dulce y 19 anfibios. Algunos
grupos taxonómicos como las plantas acuáticas y los moluscos de agua dulce
se encuentran más expuestos a los efectos negativos de los cambios en las
condiciones ambientales debido a su restringida distribución y limitada movilidad.
Se ha observado que determinadas poblaciones de moluscos del norte de África
ya han desplazado su rango de distribución hacia el norte como consecuencia del
aumento en la temperatura en los ecosistemas donde viven, donde se encuentran
con la barrera fisiográfica del Mar Mediterráneo (Cඎඍඍൾඅඈൽ et al., 2008).

2.6. Las especies foráneas invasoras


Son aquellas especies que al establecerse en ecosistemas o hábitats
naturales o semi naturales se convierten en un agente de cambio que amenaza a la
biodiversidad biológica autóctona (UICN, 2000). Estas especies son generalmente
más adaptables, agresivas y competitivas que las especies locales y, además de ser
potenciales precursoras de serios daños en los ecosistemas, el medio de vida de las
comunidades y la salud humana, son también una de las causas más importantes de
la pérdida de biodiversidad, especialmente en las islas mediterráneas. Pueden ser
introducidas de manera voluntaria (por ejemplo, la introducción de peces en ríos
o lagos para pesca deportiva, o de pequeños mamíferos en las islas para el control
de plagas), de manera involuntaria (por ejemplo, la mariposa Paysandisia archon,
nativa de América del Sur, es una plaga para las palmeras del Mediterráneo que
fue introducida en la región por medio de la importación de árboles contaminadas
con el insecto, y que causa todavía en la actualidad la muerte de palmeras en
el mediterráneo occidental y sigue en expansión) o accidental (por ejemplo, el
conocido caso del visón europeo Mustela lutreola que compite en desventaja con
el introducido visón americano Neovison vison que escapó de las granjas de cría).
El 63% de los peces de agua dulce endémicos (89 taxa), el 50% de los mamíferos
(24 taxa) y el 16% de los anfibios (38 taxa) amenazados se encuentran afectados
por la introducción de especies.

2.7. Perturbaciones vinculadas a la actividad humana


Según el Bඅඎൾ Pඅൺඇ (2008), la densidad de población en la región en el
año 2008 alcanzaba los 460 millones de habitantes. Además, la región recibió
246 millones de visitantes en 2005 (el 31% de los turistas internacionales),
principalmente concentrados en las zonas costeras (Bඅඎൾ Pඅൺඇ, 2009).
La flora y fauna mediterránea está sometida a una gran presión como
consecuencia de esta elevada concentración de personas. El turismo y otras
actividades humanas son una causa relevante de amenaza al afectar directamente
a las especies o sus lugares de cría, como es el caso del alimoche Geronticus
eremita o la foca monje mediterránea Monachus monachus, ambas clasificadas
como En Peligro Crítico de extinción en la región, así como para diversas especies
de murciélagos.

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48 N. Gൺඋർටൺ ඒ A. Cඎඍඍൾඅඈൽ

3. Pൺඍඋඈඇൾඌ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ: ¿ൽඬඇൽൾ ඌൾ අඈർൺඅංඓൺඇ අൺඌ


ൾඌඉൾർංൾඌ ൺආൾඇൺඓൺൽൺඌ?
Las especies mediterráneas de agua dulce (peces endémicos, anfibios,
reptiles, cangrejos, mamíferos y libélulas) amenazadas de extinción se concentran
en la Península Ibérica, los Balcanes, el oeste de Grecia y un área de Turquía
próxima a Israel (Fig. 1).

Figura 1. Riqueza de especies de agua dulce amenazadas evaluadas en la cuenca


mediterránea. Esta representación no incluye las plantas acuáticas (UICN, 2008).
- Threatened freshwater-dependent species richness in the Mediterranean Basin. This
representation doesn´t include aquatic plants (UICN, 2008).

Las especies terrestres (anfibios, reptiles y libélulas) amenazadas se


concentran en Marruecos, en la costa este de la cuenca mediterránea y Turquía. Sin
embargo, estos datos han de interpretarse con cuidado al considerar únicamente
las especies evaluadas hasta el momento en la Lista Roja de la UICN. Por otro
lado. esta información puede estar sujeta a cambios como resultado de futuras
evaluaciones de nuevos grupos taxonómicos relevantes (Fig. 2).
En cuanto a las especies marinas amenazadas (mamíferos, peces
cartilaginosos), señalar que se encuentran distribuidas de manera más o menos
homogénea. También se ha de destacar que el Mar Mediterráneo es considerado
como el que mayor densidad de especies amenazadas de peces cartilaginosos
alberga a nivel global (Cൺඏൺඇൺ඀ඁ & Gංൻඌඈඇ, 2007). Sin embargo, la falta
de información reciente pone en relieve la necesidad un mayor esfuerzo en
investigación antes de perfilar el estado real de las especies marinas de la región
(Fig. 3).

Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013


Pඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ ൾඇ ൾඅ Mൾൽංඍൾඋඋගඇൾඈ 49

Figura 2. Riqueza de especies terrestres amenazadas evaluadas en los países de la región


Mediterránea (UICN, 2008).
- Threatened terrestrial species richness in the Mediterranean region countries (UICN,
2008).

Figura 3. Riqueza de especies marinas amenazadas evaluadas en el Mar Mediterráneo.


Esta representación no incluye las tortugas marinas (UICN, 2008).
- Threatened marine mammal species richness in the Mediterranean Sea. This
representation doesn´t include marine turtles (UICN, 2008).

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50 N. Gൺඋർටൺ ඒ A. Cඎඍඍൾඅඈൽ

4. Fඋൾඇൺඋ අൺ ൾඑඍංඇർංඬඇ: ආൾൽංൽൺඌ ඉൺඋൺ ർඈඇඌൾඋඏൺඋ ൾඅ ඉൺඍඋංආඈඇංඈ


ඇൺඍඎඋൺඅ ൽൾඅ Mൾൽංඍൾඋඋගඇൾඈ
Con el objetivo de favorecer e impulsar las acciones de conservación dirigidas
a salvar las numerosas especies mediterráneas amenazadas, es fundamental contar
con una base legal sólida. Los principales instrumentos para llevarlo a cabo en
la región son las convenciones internacionales firmadas por casi todos los países
mediterráneos, como el Convenio de Berna (1979) relativo a la Conservación
de la Vida Silvestre y el Medio Natural en Europa, el Convenio de Bonn (1979)
sobre Especies Migratorias, el Convenio de Barcelona (1995) para la protección
del Medio Marino y la zona costera del Mediterráneo y, el más importante, el
Convenio de Río de Janeiro (1992) sobre Diversidad Biológica.
Sin embargo, a pesar de la existencia de un marco internacional para
conservación de las especies y de sus hábitats en la región, las medidas puestas en
marcha a nivel regional, nacional y local son todavía escasas y en ocasiones poco
efectivas, como demuestra el aún importante número de especies amenazadas
y su actual tasa de extinción. No obstante, cuando las acciones necesarias son
puestas en marcha, resultan en un gran éxito y varias especies han sido salvadas
de la extinción gracias a medidas oportunas.
Expertos regionales e internacionales han identificado medidas de
conservación urgentes para reducir el riesgo de extinción de las especies del
Mediterráneo durante diversos talleres de evaluación de las especies mediterráneas
celebrados en San Marino (2003), Málaga (2004, 2007), Turquía (2006) Oporto
(2007), Rabat (2007) y Túnez (2009). Estas medidas de aplicación a diversas
escalas (local, nacional, internacional) son también la base para el cumplimiento
por parte de los países mediterráneos de las convenciones regionales y globales
así como de los acuerdos multilaterales.

4.1. Protección de las especies por medio de legislación y planes de acción


Es necesaria una mejor aplicación de la normativa y de las leyes existentes,
así como el desarrollo de nueva legislación para garantizar la conservación
efectiva tanto de las especies amenazadas como de sus hábitats. Gran parte de
las especies mediterráneas carecen de la legislación específica necesaria o su
aplicación no es efectiva. Por ejemplo, sólo un 27% de las especies de tiburones
está protegido por algún tipo de figura legal, y la normativa de protección de
los lugares de percha de muchos murciélagos o de control de la introducción de
especies foráneas de pequeños mamíferos como mascotas o con fines comerciales
no se cumplen de manera adecuada.
La convención de Barcelona ha definido planes de acción para algunas de
las especies amenazadas consideradas clave en los ecosistemas del Mediterráneo,
como son la foca monje, los tiburones o la vegetación marina. Otras especies
endémicas han mejorado notablemente su estado gracias a la implementación de
planes de conservación y recuperación dirigidos a estas especies, en combinación
con otras acciones de conservación. Por ejemplo, el sapo partero balear Alytes
muletensis (amenazado por la pérdida de su hábitat, la depredación por especies
introducidas y la urbanización) ha sido bajado de la categoría En Peligro Crítico
a la de Vulnerable gracias a la efectividad de las actividades de un plan de
recuperación de la especie llevado a cabo por el Servicio de Conservación de
Especies de la Conselleria de Medi Ambient de Mallorca. En Grecia, el gizani
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Pඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ ൾඇ ൾඅ Mൾൽංඍൾඋඋගඇൾඈ 51

(Ladigesocypris ghigii), un pez endémico de la isla de Rodas y amenazado por la


extracción de agua, ha sido objeto de un Plan de acción dentro del marco de un
proyecto LIFE-Nature que ha ayudado a garantizar la supervivencia futura de la
especie.
En situación crítica, cuando la supervivencia de las especies en estado salvaje
es cuestionable, las acciones de gestión intensiva como la cría en cautividad son
una buena alternativa para tratar de asegurar la conservación de poblaciones
viables. Sin embargo, la gestión más adecuada sería aquella que, dentro del rango
natural de distribución de la especie, garantiza la existencia de poblaciones en
estado silvestre. Este tipo de acciones de conservación ex situ se lleva a cabo hoy
en día para la recuperación el lince ibérico (Lynx pardinus).
Indicar por último que los Grupos de Especialistas de la Comisión de
Supervivencia de Especies de la UICN han elaborado planes de conservación
para un amplio número de taxones, y determinadas especies prioritarias también
cuentan con planes de acción bajo el marco del Convenio de Berna (1979),
relativo a la Conservación de la Vida Silvestre y el Medio Natural en Europa.

4.2. Protección de lugares y redes de áreas protegidas


Cualquier estrategia efectiva de conservación de especies tiene que ir
vinculada a una protección de sus hábitats o de las áreas clave para la supervivencia
de éstas. En la actualidad, varios tratados internacionales exigen la selección y
protección de lugares sobre la base de su importancia para la biodiversidad. Así
mismo, es necesaria la designación de redes de áreas protegidas y la integración
del análisis de lagunas de información en su diseño con el objetivo de evaluar su
adecuación para la protección de todas las especies amenazadas y en especial de
aquellas endémicas. En la parte europea de la región Mediterránea, el mecanismo
primordial para la protección de sitios a escala comunitaria es la red de áreas
protegidas Natura 2000. En los ecosistemas marinos, las áreas protegidas se
encuentran en general aún muy poco desarrolladas, sobre todo en las partes sur y
este de la región y, como consecuencia, una parte importante de la biodiversidad
marina no cuenta todavía con la suficiente protección.

4.3. Conservación de ecosistemas funcionales


Uno de los principales objetivos de las evaluaciones regionales de la Lista
Roja es la integración de la información sobre la biodiversidad en las políticas
públicas no sólo de conservación de la naturaleza, sino también en otros sectores
como la agricultura, la pesca, la gestión de bosques, la planificación urbanística,
el transporte y la gestión de aguas. A nivel de los ecosistemas de agua dulce
euro-mediterráneos, la Directiva Marco del Agua es la principal normativa en
materia de la política del agua, la cual se basa en el enfoque de gestión integrada
de cuencas hidrográficas (GICH o IRBM en sus siglas en inglés) para garantizar
un uso sostenible de los recursos hídricos sin comprometer la salud de los
ecosistemas de agua dulce y sus especies.

4.4. Comunicación y educación


Crear conciencia pública sobre el estado real de las especies así como
involucrar a la población que depende de los recursos naturales en su conservación
son dos estrategias imprescindibles para lograr una adecuada protección de la
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
52 N. Gൺඋർටൺ ඒ A. Cඎඍඍൾඅඈൽ

biodiversidad. Las evaluaciones de la Lista Roja proporcionan información


fiable acerca del estado real de las especies y pueden utilizarse para desarrollar
estrategias de educación y comunicación. A pesar de considerarse un grupo “poco
atractivo” para el público en general, los invertebrados (insectos, cangrejos,
moluscos) ocupan un lugar clave en los ecosistemas donde habitan, llegando a ser
importantes agentes en el reciclado de nutrientes o el mantenimiento de la calidad
de las aguas. Por otro lado, muchas de las especies de pequeños mamíferos son
vistas como plagas, mientras que los grandes depredadores son considerados en
muchos casos como una amenaza, lo que les convierte en objeto de persecución
y dificulta su conservación. Para mejorar esta situación son necesarios programas
adecuados de educación y participación pública dirigidos tanto a funcionarios del
Estado nacionales, regionales o locales, como al público en general.

4.5. Monitoreo e investigación


Las evaluaciones regionales de la Lista Roja son una fuente de información
útil para su utilización como línea de base para futuras evaluaciones de los cambios
en el estado de las especies, el tamaño, tendencias y distribución de su poblaciones,
la amenazas y las medidas de conservación necesarias por agentes encargados de
la toma de decisiones, los responsables de diseñar políticas, conservacionistas y
gestores de recursos naturales, entre otros actores. Estos resultados hasta la fecha
han puesto en evidencia que todavía existe una notable falta de datos para muchas
especies, así como numerosas lagunas de información acerca de áreas como el
norte de África o el noreste mediterráneo y, especialmente, en los ecosistemas
marinos.

5. Cඈඇർඅඎඌංඈඇൾඌ
Hasta la fecha, se han evaluado 11 grupos de especies presentes en la región
mediterránea: anfibios, aves, peces cartilaginosos, cetáceos, cangrejos de agua
dulce, peces endémicos de agua dulce, mamíferos, libélulas, reptiles, tortugas
marinas y un buen número de plantas acuáticas, de los cuales 783 (33%) son
endémicas de la región y una quinta parte (19%) están amenazadas de extinción
(5% En Peligro Crítico, 7% En Peligro y 8% Vulnerable).
El estado de los ecosistemas de agua dulce es especialmente grave, en
particular en el contexto del creciente impacto del cambio climático, como pone
de evidencia el gran número de especies amenazadas presentes en estos biomas.
Más del 56% de los peces endémicos, el 19% de las libélulas y el 15% de las
plantas acuáticas se encuadran en alguna de las categorías de amenaza de la Lista
Roja de la UICN. Unos ecosistemas de agua dulce sanos son fundamentales
para el bienestar de las sociedades humanas de la región mediterránea, ya que
proporcionan importantes bienes y servicios ambientales, como es el caso del agua
destinada al consumo humano, la pesca o la prevención frente a las inundaciones.
A pesar de que el mar Mediterráneo ha sido utilizado de manera intensiva
como fuente de recursos desde hace más de 4.000 años y de que posee una
notable importancia económica en la actualidad, el ecosistema marino es el peor
conocido, con aproximadamente un tercio de las especies incluidas dentro de la
categoría de Datos Insuficientes (Cඎඍඍൾඅඈൽ et al., 2008), una parte significativa
de ellas probablemente enfrentándose a importantes amenazas. Es por lo tanto
fundamental un mayor esfuerzo en investigación para asegurar el uso y gestión
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Pඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ ൾඇ ൾඅ Mൾൽංඍൾඋඋගඇൾඈ 53

sostenibles de este recurso compartido.


Las principales causas de amenaza de extinción en la región son la destrucción
y degradación de hábitats, la contaminación y la explotación no sostenible. Se
prevé que el cambio climático se convierta en un factor importante de amenaza
en el futuro, y que los episodios de sequía sean cada vez más importantes y
frecuentes en esta región que se caracteriza por su aridez.
Las medidas de conservación más urgentes y relevantes son una gestión
sostenible de los recursos y la protección legal de las especies y sus hábitats,
siendo también importantes la investigación y la educación. Para garantizar el
futuro y bienestar de las sociedades del Mediterráneo resulta esencial adoptar lo
antes posible medidas y acciones políticas sólidas destinadas a la conservación.

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Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013


55

Causas de la pérdida de biodiversidad: Especies


Exóticas Invasoras
Causes of biodiversity loss: Invasive Alien Species
Laura Capdevila-Argüelles, Bernardo Zilletti &
Víctor Ángel Suárez Álvarez
GEIB, Grupo Especialista en Invasiones Biológicas.
Calle Tarifa nº7 Navatejera
24193 León (España)
geib.org@gmail.com, geib.uc@gmail.com

Pൺඅൺൻඋൺඌ ർඅൺඏൾ: Especies exóticas invasoras, impactos, invasiones biológicas.


Kൾඒඐඈඋൽඌ: Biological invasions, impacts, invasive alien species.

Rൾඌඎආൾඇ

Las especies exóticas invasoras son una de las cinco causas principales de la pérdida
de biodiversidad, junto con la destrucción del hábitat, la sobreexplotación, la contaminación
y el cambio climático. El ritmo en el número de introducciones ha ido creciendo a lo
largo de la historia. Pero, es a partir de las últimas décadas del siglo XX cuando alcanza
ritmos sin precedentes. Muchas de las especies, trasladadas de forma accidental o
voluntaria, pueden llegar a naturalizarse en un nuevo territorio, establecer poblaciones,
y convertirse en especies exóticas invasoras. Entonces compiten, desplazan, depredan
e incluso se hibridan con las especies autóctonas, alteran la estructura y composición
de las comunidades bióticas y en ocasiones pueden llegar a alterar los ecosistemas. Sus
impactos, que varían según la especie y sus interacciones con el ecosistema invadido,
resultan en una pérdida de biodiversidad. También, pueden causar importantes pérdidas
económicas derivadas de sus impactos directos, de los costes de gestión, de la pérdida de
los servicios que ofrecen los ecosistemas, y problemas sanitarios pudiendo actuar como
reservorio, vector de patógenos o agente agresivo. El actual nivel de conocimiento y la
dificultad para predecir el éxito de una invasión fundamenta la aplicación del enfoque de
precaución como elemento clave de las políticas y estrategias de gestión en materia de
especies exóticas invasoras.

Aൻඌඍඋൺർඍ

Invasive alien species are one of the five major causes of biodiversity loss,
alongside habitat destruction, over-exploitation, climate change and pollution. The rate
of introductions has been increasing throughout history, but it is in the last decades of
the twentieth century when it reaches an unprecedented rate. Many of the alien species
accidentally or intentionally transferred into a new area, can become naturalized,
establish populations, and turn into invasive. When it occurs, invasive alien species
compete, displace, prey and even hybridize with native species, alter the structure and
composition of biotic communities and sometimes can alter the environment and disrupt
ecosystems. Impacts, which vary depending on species and their interactions with the
invaded ecosystem, result in a loss of biological diversity. Invasive alien species can also
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
56 L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ, B. Zංඅඅൾඍඍං ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ

cause significant economic losses arising from their direct impacts, costs of management,
loss of services provided by ecosystems, etc. Moreover, they can cause health problems
by acting as a reservoir and/or vector of pathogens or representing per se a problem (e.g.
allergogenic species, diseases, etc.). The current level of knowledge and difficulties in
predicting the success of an invasion support the adoption of the precautionary approach
as a key element of policies and management strategies dealing with invasive alien
species.

1. Iඇඍඋඈൽඎർർංඬඇ
El transporte de especies fuera de su área nativa de distribución es tan
antiguo como la propia humanidad, ya que diversos tipos de plantas y animales
han ido acompañando a los humanos en sus rutas migratorias (Aඅඅൾඇ et al., 2001;
Hඎඋඅൾඌ et al., 2003; Vං඀ඇൾ & Gඎංඅൺංඇൾ, 2004). El ritmo en el movimiento de
organismos ha ido creciendo a lo largo de la historia junto con la extensión del
comercio y la mayor eficacia de los medios de transporte, hasta llegar a la época
colonial y de las grandes exploraciones que constituyen, sin duda, un momento
clave en la historia de la introducción de especies. Es desde esta época que la
transferencia tanto accidental como intencionada de organismos comenzó a
acelerarse sensiblemente. Los primeros intercambios de plantas y animales
domésticos entre Europa y América se produjeron poco después del inicio de
la conquista: especies cultivables y ganaderas europeas se introdujeron en el
continente americano a la vez que otras especies fueron traídas a Europa bien para
uso alimenticio (especies para cría o cultivo) bien por su valor ornamental o como
curiosidad (Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ et al., 2006). A partir del siglo XVIII y a lo largo
de todo el siglo XIX, coincidiendo con los viajes de exploración y el florecer de
las ciencias naturales, empezaron a proliferar numerosas sociedades cuyo fin era
la aclimatación de especies exóticas (plantas y animales). Éste era, por ejemplo,
el objetivo de la Societé Zoologique d’Acclimatation en Francia cuya esperanza,
con la correcta aplicación de la ciencia, era enriquecer los paisajes galos con
yaks, llamas, canguros así como con numerosas especies de plantas e impulsar
al mismo tiempo la ganadería y la agricultura (Bൺඌ඄ංඇ, 2002). Dichas sociedades
fueron muy activas e influyentes, tanto en Europa como en Australia, Nueva
Zelanda o Norte América (Dඎඇඅൺඉ, 1997). Sin embargo, es a partir del siglo XX y
particularmente en las últimas décadas asociadas al fenómeno de la globalización
cuando el número de introducciones alcanza ritmos sin precedentes (Mൾඒൾඋඌඈඇ
& Mඈඈඇൾඒ, 2007; Hඎඅආൾ, 2009). El auge de las relaciones comerciales primero
y la creación de los mercados comunes después, han propiciado el movimiento
de organismos anulando el efecto de las barreras geográficas y marcando nuevos
ritmos en la historia de la vida del planeta. La mayor capacidad para trasladar
organismos vivos de los medios de transporte y su incrementada velocidad gracias
a los avances de la tecnología, han acortado la duración de los viajes permitiendo
la supervivencia de las especies transportadas. Todo ello ha conllevado que
se multiplique tanto la escala espacial de las introducciones como las tasas de
cambio, llevando a un mundo en el que no existen distancias ni fronteras. De
esta forma, el ser humano ha sido capaz de borrar las barreras naturales que han
mantenido a las especies dentro de su área de distribución natural durante miles
o millones de años; tómese como ejemplo la apertura de nuevas vías como el
Canal de Suez, que ha supuesto la entrada de más de 300 especies originarias
del Mar Rojo al Mar Mediterráneo en menos de un siglo (especies lessepsianas)
(Vංඅඛ et al., 2008). Este hecho no sería tan significativo si no fuera porque el
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Cൺඎඌൺඌ ൽൾ අൺ ඉඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ: Eඌඉൾർංൾඌ Eඑඬඍංർൺඌ Iඇඏൺඌඈඋൺඌ 57

elevado número de especies que se trasladan en la actualidad de forma accidental


o voluntaria incrementa la probabilidad de que algunas de ellas puedan llegar a
naturalizarse en un nuevo territorio, dispersarse, y convertirse en invasoras.
Para que una especie exótica introducida en un nuevo ambiente se vuelva
invasora debe atravesar dos filtros: uno biogeográfico (solventado por los medios
de transporte, las introducciones voluntarias, etc.) y otro biológico en sí mismo,
determinado por sus propias características biológicas y las del ecosistema
receptor (Fig. 1) (Oർർඁංඉංඇඍං-Aආൻඋඈ඀ං, 2007).

Figura 1. Proceso de invasión.


- Invasion process.

No todas las especies introducidas pueden desencadenar procesos de


invasión y sólo una proporción de ellas se naturalizan al igual que de éstas sólo
una parte se dispersan y se convierten en invasoras. Dichas proporciones no son
constantes y varían en función de la especie, del ecosistema receptor, y de la
modalidad de introducción (se vuelve invasor el 1% de plantas, el 34% de aves,
y el 63% de mamíferos) (Jൾඌർඁ඄ൾ & Sඍඋൺඒൾඋ, 2005; Jൾඌർඁ඄ൾ, 2008; Kൾඅඅൾඋ
et al., 2011). En Europa por ejemplo, de las más de 10.000 especies exóticas
presentes en el territorio se han documentado impactos ecológicos y económicos
respectivamente para un 11 y un 13% del total (Vංඅඛ et al., 2010).
Muchas especies exóticas introducidas son beneficiosas para el ser humano
y no presentan riesgos de invasión asociados al tratarse de especies cultivadas
y/o domesticadas incapaces de establecer poblaciones viables por si mismas.
Sin embargo, otras, que en la actualidad no parecen tener impactos negativos
apreciables podrían convertirse en invasoras con el tiempo si se producen
condiciones favorables. En esta línea, Eඌඌඅ et al. (2011) apuntan a que muchas de
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
58 L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ, B. Zංඅඅൾඍඍං ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ

las especies exóticas más problemáticas en Europa no son fruto de introducciones


recientes sino que se introdujeron hace unas décadas y que el actual número de
especies exóticas establecidas en el medio natural estaría más estrechamente
relacionado con los indicadores de actividad socioeconómica de la primera parte
del siglo pasado pese a que la mayoría de la introducciones se hayan producido
durante la segunda mitad del siglo. Los autores sugieren que la actual actividad
socioeconómica podría resultar en una acumulación adicional de especies exóticas
en el futuro (deuda de invasión) y que las consecuencias de las introducciones
más recientes podrían no manifestarse hasta dentro de unas décadas, una idea que
se refuerza si se tiene en cuenta el tiempo de latencia.
Otras especies introducidas (algunas de ellas invasoras) sustentan
economías locales y nacionales y constituyen una fuente de bienestar para la
sociedad. Sin embargo, un creciente número de pruebas sugieren que las especies
exóticas invasoras (en adelante EEI) conllevan al mismo tiempo importantes
impactos negativos sobre la biodiversidad, los ecosistemas y sus servicios que
también se pueden medir en términos monetarios (Kൾඍඍඎඇൾඇ et al., 2008). Una
vez introducidas, aunque mantenidas bajo control, existe el riesgo de que estas
especies puedan “escapar” y convertirse en invasoras.
Por sus enormes implicaciones las invasiones biológicas se han vuelto en un
tema destacado en las políticas medioambientales de muchos países. En España,
el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, incluyó en el cuarto
informe nacional sobre la diversidad biológica la introducción de EEI como
uno de los factores más importantes de amenaza para la biodiversidad (MARM,
2009). Un hecho evidenciado recientemente en la Evaluación de Ecosistemas del
Milenio en España dónde las EEI son consideradas uno de los impulsores que
más afectan a la biodiversidad amenazada y a los endemismos de la Península
Ibérica y las Islas Baleares y Canarias (EME, 2012).
No obstante, en el contexto de la terminología referente a las invasiones
biológicas no existe una definición universalmente aceptada de EEI (Bඋඎඇൾඅ et al.,
2013). Algunas definiciones excluyen específicamente el impacto considerando
invasoras aquellas especies exóticas cuyas poblaciones se auto-mantienen a
menudo en gran número y a distancias considerables del sitio de introducción
(Bඅൺർ඄ൻඎඋඇ, 2011; Rංർඁൺඋൽඌඈඇ, 2011). Otras, por el contrario, definen las
invasoras en términos de impactos (negativo) (CBD, 2002). La definición ofrecida
por el ISSG/IUCN (Invasive Species Specialist Group/Internacional Union for
Conservation of Nature) en sus Líneas directrices para la prevención de pérdidas
de diversidad biológica ocasionadas por especies exóticas invasoras (IUCN,
2000), posiblemente la que más se ha adoptado en las diferentes normativas,
proporciona la siguiente clave para determinar qué especie es invasora y cuál no lo
es: una especie exótica invasora es aquella especie exótica que se establece en un
ecosistema o hábitat natural o seminatural; es un agente de cambio y amenaza la
diversidad biológica nativa. Esta aproximación conceptual, ligada a los impactos
negativos, se ha adoptado en la normativa española, en la LEY 42/2007, de 13 de
diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad (BOE, 2007) y en el Real
Decreto 1628/2011, de 14 de noviembre, por el que se regula el listado y catálogo
español de EEI (BOE, 2011)1. Sin embargo, muchos científicos discrepan con
1. Especie exótica invasora: la que se introduce o establece en un ecosistema o hábitat na-
tural o seminatural y que es un agente de cambio y amenaza para la diversidad biológica
nativa, ya sea por su comportamiento invasor, o por el riesgo de contaminación genética.
(BOE, 2007 y 2011)
Especie exótica con potencial invasor: especie exótica que podría convertirse en
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Cൺඎඌൺඌ ൽൾ අൺ ඉඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ: Eඌඉൾർංൾඌ Eඑඬඍංർൺඌ Iඇඏൺඌඈඋൺඌ 59

definiciones fundamentadas exclusivamente en impactos puesto que éstos son


escalados y graduales y no son fácilmente detectables ni cuantificables (Vංඅඛ et
al., 2008; Rංർඁൺඋൽඌඈඇ et al., 2011); recomiendan por tanto el uso de criterios
ecológicos y biogeográficos y que una especie se considere invasora en base a su
distribución real o potencial (Hඎඅආൾ, 2011; Rංർඁൺඋൽඌඈඇ et al., 2011). Por otra
parte, este parámetro no proporciona una estimación de la probabilidad del daño
ni se correlaciona con el impacto percibido (Hඎඅආൾ, 2011). Estas diferencias
pueden generar ciertas dificultades a la hora de desarrollar políticas de gestión
(Bඋඎඇൾඅ et al., 2013) y tienen implicaciones importantes en los análisis de
riesgos para los que se sugiere evaluar separadamente el riesgo de invasión y el
impacto definiendo claramente el ámbito espacial de referencia (Rංർඁൺඋൽඌඈඇ et
al., 2011).

2. Iආඉൺർඍඈඌ ൾർඈඅඬ඀ංർඈඌ ඀ൾඇൾඋൺൽඈඌ ඉඈඋ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ ൾඑඬඍංർൺඌ


ංඇඏൺඌඈඋൺඌ
‘La introducción de EEI está considerada
como la segunda causa de pérdida de
biodiversidad a nivel mundial’
(Gൾඇඈඏൾඌං & Sඁංඇൾ, 2004).

Las EEI pueden afectar a la diversidad biológica de diferentes formas


repercutiendo a menudo sobre más de un nivel organizativo del ecosistema
simultaneamente (Fig. 2).
Los impactos generados por la presencia de especies alóctonas con
un comportamiento invasor varían según la especie de la que se trate y sus
interacciones con el ecosistema invadido. Cuando una especie introducida
ocupa el mismo nicho ecológico que una autóctona mostrando una mayor
capacidad competitiva (competencia por los recursos e indirecta), o impacta
mediante depredación, herbivoría, parasitismo, mutualismo, las especies nativas
pueden caer en regresión e incluso llegar a extinguirse localmente con graves
consecuencias si éstas desempeñan papeles clave en el ecosistema (Cඁൺඋඅൾඌ &
Dඎ඄ൾඌ, 2007). La importancia de las EEI como causa de la disminución y la
extinción de especies nativas ha sido analizada; los resultados apuntan a las EEI
como la principal causa de extinción de aves y la segunda causa de extinción de
peces y mamíferos (Cඅൺඏൾඋඈ & Gൺඋർටൺ-Bൾඋඍඁඈඎ, 2005).
Las EEI pueden consumir una parte importante de los recursos y, aunque no
sean limitantes, explotarlos con más eficacia que las especies nativas reduciendo
su disponibilidad en el medio (Vංඅග et al., 2008). Con carácter netamente invasor
en el Norte de España (País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia) (Sൺඇඓ Eඅඈඋඓൺ
et al., 2004; Vൺඅൽඣඌ et al., 2011), la hierba de la Pampa (Cortaderia selloana),
puede llegar a desplazar especies nativas, dificultar su establecimiento y ralentizar
su crecimiento compitiendo con éxito por la luz, agua y nutrientes, gracias a su
rápido crecimiento y a la acumulación de una gran biomasa aérea y subterránea
(Hൾඋඋൾඋൺ Gൺඅඅൺඌඍൾ඀ඎං & Cൺආඉඈඌ Pඋංൾඍඈ, 2006; Vංඅග et al., 2008). La falsa
invasora en España, y en especial aquella que ha demostrado ese carácter en otros países
o regiones de condiciones ecológicas semejantes (BOE, 2011).
Invasión: acción de una especie invasora debida al crecimiento de su población y a
su expansión, que comienza a producir efectos negativos en los ecosistemas donde se ha
introducido (BOE, 2011).
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
60 L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ, B. Zංඅඅൾඍඍං ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ

Figura 2. Consecuencias ecológicas derivadas de la introducción de EEI.


- Ecological consequences of the introduction of invasive alien species.

acacia (Robinia pseudoacacia) profusamente naturalizada en España, está siendo


particularmente problemática en el Norte del país. Por su crecimiento agresivo y
su longevidad (200-300 años) es muy peligrosa para los ecosistemas naturales,
invadiendo claros y bosques de ribera y desplazando a la vegetación nativa. Se
asocia en simbiosis con bacterias fijadoras del nitrógeno atmosférico (Rhizobium
sp.), modificando las condiciones naturales del suelo que ocupa, enriqueciéndolo
en nitrógeno y favoreciendo la presencia de especies nitrófilas. Es además una
especie alergogénica y tóxica tanto para los humanos como para el ganado
(Sൺඇඓ-Eඅඈඋඓൺ et al., 2004; GEIB, 2006). Otro ejemplo lo constituye el galápago
de Florida (Trachemys scripta subsp. elegans) que en España compite con las
especies de galápagos nativas (galápago leproso -Mauremys leprosa- y europeo
-Emys orbicularis-) por los lugares de asoleamiento, alcanza tallas superiores y
produce mayor descendencia que los galápagos autóctonos (Aඇൽඋൾඎ et al., 2003;
Mൺඋർඈ et al., 2003; Pൺඍංඪඈ-Mൺඋඍටඇൾඓ & Mൺඋർඈ, 2005; Mൺඋඍටඇൾඓ-Sංඅඏൾඌඍඋൾ et
al., 2011).
En otros casos las EEI presentan una mayor tolerancia a ciertas limitaciones
ambientales (disponibilidad de nutrientes, de espacio, luz, etc.) y consiguen
explotarlos más eficazmente que las especies nativas, llegando a dominar
competitivamente en ese ambiente. Por ejemplo, en las dunas y roquedos litorales
peninsulares, hábitats caracterizados por un fuerte estrés hídrico, la uña de gato
(Carpobrotus spp.), compite con éxito por la luz y el agua y desplaza a las especies
nativas (Sൺඇඓ Eඅඈඋඓൺ et al., 2004; Tඋൺඏൾඌൾඍ et al., 2008). De igual forma, pero en
ambientes mediterráneos áridos y de elevada insolación, determinadas especies
de chumberas (Opuntia spp.) compiten ventajosamente con la vegetación nativa
desplazándola y obstaculizando su regeneración (Sൺඇඓ Eඅඈඋඓൺ et al., 2004).
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Cൺඎඌൺඌ ൽൾ අൺ ඉඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ: Eඌඉൾർංൾඌ Eඑඬඍංർൺඌ Iඇඏൺඌඈඋൺඌ 61

Las EEI pueden impedir a sus competidores nativos el acceso a un recurso


común (competencia por interferencia). Algunas plantas invasoras pueden
desplazar a las especies adyacentes produciendo compuestos químicos tóxicos
(alelopatía) inhibiendo su crecimiento y germinación y provocando un impacto
negativo sobre la comunidad vegetal nativa (Cൺඅඅൺඐൺඒ & Aඌർඁൾඁඈඎ඀, 2000;
Hංൾඋඋඈ & Cൺඅඅඐൺඒ, 2003). La mimosa plateada (Acacia dealbata) libera en el
periodo de la floración unos aleloquímicos que tienen efectos adversos sobre
especies de sotobosque (Lඈඋൾඇඓඈ et al., 2011). Esta especie, particularmente
problemática en Galicia y naturalizada también en puntos diversos del país,
presenta una elevada velocidad de crecimiento y una gran capacidad de rebrote.
Invade claros y parches de arbolado o matorral, llegando a ser dominante y
pudiendo reducir la diversidad biológica en las áreas invadidas. Su gran capacidad
de germinación y su asociación con bacterias fijadoras del nitrógeno pueden
llegar a alterar las condiciones del suelo (Sൺඇඓ-Eඅඈඋඓൺ et al., 2004; Lඈඋൾඇඓඈ et
al., 2010). El árbol del cielo (Ailanthus altissima) libera toxinas alelopáticas que
no perjudican a sus propias plántulas pero que provocan una elevada mortalidad
de plántulas de otras especies (Hൾංඌൾඒ, 1990). Otro caso de competencia por
interferencia con un efecto indirecto, implica a los mecanismos de polinización.
En las comunidades vegetales de las Islas Baleares invadidas por Carpobrotus
spp. la especie nativa Lotus cytisoides recibe menos visitas de polinizadores
(Tඋൺඏൾඌൾඍ & Mඈඋൺ඀ඎൾඌ, 2004). La falsa acacia (Robinia pseudoacacia) con
llamativas flores, puede atraer a las abejas más intensamente que las plantas
nativas, afectando negativamente su polinización (DAISIE, 2009).
Determinadas especies introducidas pueden llegar a depredar intensamente
sobre especies autóctonas (tanto animales como vegetales) llegando a provocar
importantes descensos en las poblaciones nativas (Mൺർ඄ et al., 2000). Esto llega
a ser un hecho muy llamativo en islas o ecosistemas aislados evolutivamente ya
que las especies han evolucionado en ausencia de depredadores (Oඋඎൾඍൺ, 2003).
Se ha sugerido por ejemplo que la ausencia natural de peces ictiófagos primarios
en los ecosistemas de aguas continentales ibéricos, donde muchas de las especies
de peces introducidas tienen hábitos piscívoros, podría haber favorecido cierta
propensión de las especies autóctonas a ser depredadas (Lൾඎඇൽൺ, 2010). El lucio
(Esox lucius), introducido en España a finales de los años 40 para pesca deportiva,
ha afectado a las comunidades de peces de algunas localidades, provocando una
reducción de la abundancia y riqueza de especies (Sൺඅඏൺൽඈඋ, 2012). Así mismo la
presión de especies herbívoras puede llegar a afectar seriamente a las comunidades
vegetales conduciendo a la desaparición de especies. Un ejemplo de esto es el
arruí (Ammotragus lervia), un bóvido de origen norteafricano introducido en las
islas Canarias en los años 70 que está mermando la vegetación endémica de bajo
porte (Rඈൽඋට඀ඎൾඓ Lඎൾඇ඀ඈ & Rඈൽඋට඀ඎൾඓ Pංඪൾඋඈ, 1987).
Las EEI pueden llegar a comprometer la integridad genética y provocar
la extinción de especies nativas por hibridación e introgresión. Las actividades
humanas favorecen el contacto entre especies alopátricas y existen pruebas
crecientes de que las especies introducidas hibridan frecuentemente con especies
nativas y/o otras exóticas (Lൺඋ඀ංൺൽජඋ, 2007). Este fenómeno puede ser muy
pernicioso sobre todo para especies poco comunes o en peligro (Rඁඒආൾඋ &
Sංආൻൾඋඅඈൿൿ, 1996) puesto que al cruzarse, se produce una inundación del acervo
genético de la especie nativa, se crean híbridos, pudiendo en ocasiones llevar
a la extinción completa del genotipo nativo puro (Mඈඈඇൾඒ & Cඅൾඅൺඇൽ, 2001).
Este es el caso de la malvasía canela (Oxyura jamaicensis), cuyas características
(machos dominantes, mayor agresividad en el cortejo, carácter polígamo y
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
62 L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ, B. Zංඅඅൾඍඍං ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ

mayor capacidad de adaptación) hacen que los machos se reproduzcan con las
hembras de la especie nativa (malvasía cabeciblanca, Oxyura leucocephala)
dando como resultado híbridos fértiles, pudiendo llegar a perderse el genotipo
nativo (GEIB, 2006). Otro ejemplo de alteración genética lo constituye el visón
americano (Neovison vison). En España, la especie se distribuye en el centro y
norte peninsular y sus poblaciones están en expansión. Esta especie interfiere en
el flujo génico del visón europeo (Mustela lutreola) provocando una reducción
de su tasa de reproducción; al entrar en celo antes que éste, puede aparearse
con sus hembras que, aunque produzcan un embrión inviable, no vuelven
a aparearse. Neovison vison compite además con la especie nativa Mustela
lutreola, desplazándola gracias a su comportamiento mucho más agresivo y
mayor tamaño. Es un fuerte competidor y un depredador. Sus impactos negativos
más significativos son sobre especies de avifauna nativa Rállidos y Anátidas en
ecosistemas de aguas continentales y de Láridos en zonas costeras, con efectos
locales relevantes. Es portador, entre otras enfermedades, del Parvovirus de la
Enfermedad Aleutiana (ADV) una patología que afecta ya a los ejemplares de
visón europeo en España (GEIB, 2006). En otros casos, la hibridación junto a
la capacidad de fijar genotipos de algunas especies incrementan la evolución de
la capacidad invasora (Vංඅඛ et al., 2008). En las plantas, los poliploides recién
formados, y particularmente aquellos de origen híbrido, son con frecuencia
especies invasoras (Aංඇඈඎർඁൾ et al., 2009). Este el caso de Spartina anglica
resultante de la duplicación del genoma de S. x townsendii, un híbrido obtenido a
partir de S. maritima y S. alterniflora que muestra un mayor potencial invasor en
comparación con sus especies parentales (Aංඇඈඎർඁൾ et al., 2004).
Algunas especies introducidas pueden provocar cambios en el
comportamiento de otras especies en su propio detrimento. Por ejemplo, en
Norteamérica, la mariposa monarca (Danaus plexippus) pone sus huevos en su
planta hospedadora, el algodoncillo (Asclepias syriaca). Al eclosionar, las larvas
se alimentan de esta planta y almacenan energía y nutrientes que utilizarán en la
fase de pupa, durante la cual no se alimentan. Llegadas a este punto se produce
la muda, desarrollándose la mariposa adulta. Sin embargo, Cynanchum rossicum
y Cynanchum nigrum, dos especies nativas de Europa, están reemplazando los
algodoncillos comunes de los campos donde las larvas monarcas se sustentan. En
ausencia de la especie hospedadora las mariposas monarca cesan prácticamente
la oviposición y las larvas apenas se alimentan de esta plantas, viendo reducida
sensiblemente su supervivencia (DංTඈආආൺඌඈ & Lඈඌൾඒ, 2003; Mൺඍඍංඅൺ & Oඍංඌ,
2003).
Ciertas especies invasoras pueden generar impactos importantes en los
ecosistemas llegando a alterar sustancialmente el medio físico, alterando la red
trófica, los flujos de energía, reduciendo su capacidad de resistir y recuperarse
de perturbaciones y disturbios y en ocasiones interfiriendo con ellas (Cඁൺඋඅൾඌ
& Dඎ඄ൾඌ, 2007). Un claro ejemplo en España se ha dado con la introducción del
jacinto de agua (Eichhornia crassipes) en el Guadiana. Esta especie, procedente
del Amazonas y comercializada como planta ornamental de lagunas y estanques,
es una especie transformadora que ha sido introducida en los cinco continentes.
Cubre las masas de agua disminuyendo su flujo, incrementa la sedimentación,
impide el crecimiento del fitoplancton afectando a la cadena alimenticia, provoca
fenómenos de anoxia catastróficos para la fauna y flora nativa, compite con la
flora por la luz, nutrientes y oxígeno, y reduce la biodiversidad nativa. La especie
puede tener también importantes repercusiones económicas sobre la agricultura
y la navegación, y sanitarias ya que provee un hábitat ideal para la proliferación
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Cൺඎඌൺඌ ൽൾ අൺ ඉඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ: Eඌඉൾർංൾඌ Eඑඬඍංർൺඌ Iඇඏൺඌඈඋൺඌ 63

de mosquitos (GEIB, 2006). En el Guadiana, las especies vegetales asociadas


a las riberas y al medio acuático han resultado profundamente afectadas por su
crecimiento (Rඎංඓ Tඣඅඅൾඓ et al., 2008) y se ha producido una reducción en la
diversidad del plancton (EPPO, 2008). Su presencia podría además favorecer
a Trachemys scripta, presente en el río, que de ella se alimenta. En España y
Portugal, se han observado efectos negativos sobre la pesca, las actividades
recreativas, y el turismo. Su presencia ha causado además importantes pérdidas
económicas en los arrozales de la cuenca del río Sado (Portugal). Los costes de
gestión para eliminar casi 200.000 toneladas de la planta de aproximadamente 75
km del Guadiana fueron de 14.680.000 euros entre 2005 y 2008 (EPPO, 2008).
Otro ejemplo lo constituye la diatomea dulceacuícola didymo (Didymosphenia
geminata) una especie en expansión en Norte América, Nueva Zelanda y Europa,
detectada también en algunos ríos españoles (Kංඅඋඈඒ, 2004; Bඅൺඇർඈ-Lൺඇඓൺ et al.,
2010; Tඈආගඌ et al., 2010). Kංඅඋඈඒ (2004) aporta datos sobre el impacto derivado
de proliferaciones masivas: la luz del sol no entra en la columna de agua de los
ríos perturbando los procesos ecológicos, causando el declive de la vegetación
nativa y de la vida animal (tanto invertebrados como vertebrados) asociada a los
cursos de agua. Así mismo, en estadios avanzados provoca fluctuaciones en el
oxígeno disuelto e incrementa el pH del agua. Debido a que cubre el sustrato, los
recursos alimenticios y de hábitat cambian o son completamente eliminados en
detrimento de los organismos nativos.
En otros casos las especies introducidas pueden alterar el régimen de
las perturbaciones (por ejemplo el fuego), incluso con consecuencias muy
significativas (cambios en las comunidades y el ecosistema) si las especies
nativas no logran adaptarse (Bඋඈඈ඄ඌ et al., 2004). Algunas plantas invasoras
pueden producir directamente alteraciones en el régimen del fuego (frecuencia,
intensidad, estacionalidad, etc.) a través de un aumento en la biomasa, cambios
en la distribución de la biomasa inflamable, por ser más inflamables o alterar el
tiempo de secado de la biomasa combustible. Otras aprovechan los intervalos
más cortos entre incendios para incrementar su abundancia y propagarse
(Bඋඈඈ඄ඌ et al., 2004; Lൺආൻൾඋඍ et al., 2010). En Florida, la gramínea Imperata
cilindrica, especie originaria de arenales riparios europeos, actúa incrementando
la verticalidad y la temperatura del fuego provocando una mayor mortalidad en
las plantas jóvenes de Pinus palustris. Su elevada capacidad de regeneración tras
los incendios contribuye a facilitar la expansión de esta especie, ocupando áreas
dejadas vacías por especies con menor capacidad de regeneración (Lංඉඉංඇർඈඍඍ,
2000; Bඋඈඈ඄ඌ et al., 2004; Hඈඅඓආඎඅඅൾඋ & Jඈඌൾ, 2011 y 2012).

3. Iආඉൺർඍඈඌ ൾർඈඇඬආංർඈඌ ඀ൾඇൾඋൺൽඈඌ ඉඈඋ අൺ ඉඋൾඌൾඇർංൺ ൽൾ


ൾඌඉൾർංൾඌ ൾඑඬඍංർൺඌ ංඇඏൺඌඈඋൺඌ.
‘En Europa, el coste de las EEI supera
los 23.000 euros al minuto’.

Las EEI, además de infligir graves impactos en los ecosistemas, alteran


también aquellas funciones y servicios que son fundamentales para el bienestar
humano generando, tanto de forma directa como indirecta, pérdidas económicas,
en ocasiones, muy elevadas.
De forma directa pueden provocar la destrucción de alimentos o cosechas, la
disminución en la supervivencia, el éxito reproductivo y producción de animales
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
64 L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ, B. Zංඅඅൾඍඍං ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ

domésticos, la reducción en la cantidad y calidad de determinadas actividades


extractivas como la pesca o el marisqueo, etc. También pueden ocasionar
daños considerables en las infraestructuras, obstruyendo y destruyendo canales
o diques, alterando cimientos, etc. con el consiguiente coste económico. El
coipú (Myocastor coipus) puede destruir cosechas en las zonas donde ha sido
introducido y desestabilizar los márgenes de los cursos de agua aumentando el
riesgo de inundaciones (GEIB, 2006). Entre las plantas, Reynoutria japonica
reduce la capacidad de desagüe de ríos y canales, desestabiliza los cauces fluviales,
dificulta el tráfico ferroviario y la visibilidad en las carreteras, y provoca daños
en las construcciones e infraestructuras públicas, causando por todo ello pérdidas
económicas. Por otro lado, disminuye el valor de los pastos para el ganado, con
la consiguiente disminución de rendimiento de los mismos (Sൺඇඓ-Eඅඈඋඓൺ et al.,
2004).
A las pérdidas directas se añaden las indirectas derivadas del coste de
combatir los efectos de las invasiones biológicas, incluyendo las medidas
de cuarentena, detección temprana, control y erradicación de las especies, así
como solventar económicamente los daños producidos por éstas. En España
por ejemplo, los costes de gestión (principalmente enfocada a paliar los daños
producidos por su presencia) del mejillón cebra (Dreissena polymorpha), han
alcanzando un montante de 13,7 millones de euros en la cuenca del Ebro, desde
2009. Teniendo en cuenta el ritmo de crecimiento de este gasto la cifra podría
alcanzar los 105,5 millones de euros en 2025 según Pඣඋൾඓ ඒ Pඣඋൾඓ & Cඁංർൺ
Mඈඋൾඎ (2010). No obstante cabe señalar que los gastos a nivel nacional podrían
ser superiores puesto que la especie se encuentra también en las cuencas del Júcar,
Segura y Guadalquivir. Otro ejemplo lo constituye Didymosphenia geminata,
cuyas masas mucilaginosas afectan a los valores de uso de los cauces fluviales,
disminuyendo drásticamente su valor recreativo y estético (Kංඅඋඈඒ, 2004). La
necesidad de limpieza de embarcaciones y aparejos de pesca lleva asociada
un importante coste económico. Se han reportado también problemas por
colmatación en canales y centrales hidroeléctricas, depuradoras, etc. provocados
por la acumulación de esta diatomea, lo cual implica costes añadidos para la
limpieza de infraestructuras. A todo ello se debe añadir la dificultad de encontrar
una correspondencia económica a pérdidas tales como la extinción de una especie,
la pérdida de hábitat, el valor estético de un paisaje alterado, la pérdida de los
servicios que ofrecen los ecosistemas, etc.
Un estudio realizado sobre el impacto económico de un reducido número
de EEI en Europa ha cuantificado el coste anual de los daños sufridos por
diferentes sectores productivos y de los costes de gestión en más 12.000 millones
de euros (Kൾඍඍඎඇൾඇ et al., 2008). No obstante, los propios autores consideran
esta cifra como una subestimación significativa de la realidad puesto que a) los
datos sólo están disponibles para un número limitado de especies, b) no se han
documentado todavía todos los impactos socio-económicos sobre los servicios de
los ecosistemas, c) sólo se conocen impactos relativos a un 10% de las especies, y
d) no son comúnmente disponibles estimaciones monetarias relativas a los costes
derivados de la extinción de especies y de la pérdida de la biodiversidad. Así
mismo, en los últimos 15 años, la Comisión Europea ha contribuido a financiar con
132 millones de euros casi 300 proyectos que abordan este problema (Sർൺඅൾඋൺ,
2010). Posteriormente Vංඅඛ et al. (2010), en un estudio de ámbito europeo,
profundizan en este tema comparando impactos, ecológicos y económicos
entre áreas geográficas y grupos taxonómicos. Proponiendo un nuevo marco
conceptual ponen en relieve la relación entre los servicios de los ecosistemas y el
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Cൺඎඌൺඌ ൽൾ අൺ ඉඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ: Eඌඉൾർංൾඌ Eඑඬඍංർൺඌ Iඇඏൺඌඈඋൺඌ 65

bienestar humano y hacen hincapié en la necesidad de no limitarse a evaluaciones


económicas basadas únicamente en los costes de mercado, y tener también en
cuenta los costes indirectos y valores de no uso.
Disponer de información sobre valoraciones económicas en este campo es
fundamental puesto que podría constituir un ‘impuesto invisible’ que pocas veces
se tiene en cuenta en la toma de decisiones. Desafortunadamente, en España la
información sobre los costes que las EEI están generando es escasa y dispersa.
Aඇൽඋൾඎ & Vංඅඛ (2007) han estimado el coste de las medidas de gestión para
plantas exóticas naturalizadas (invasoras y no invasoras) en los espacios naturales
españoles en unos 50 millones de euros. No obstante, según indican las autoras, la
falta de datos sobre los costes monetarios de muchas de las actuaciones realizadas
hace suponer que se pueda tratar de una subestimación de los costes reales.
Respecto a la fauna exótica invasora no se han hallado estudios que aporten
estimaciones económicas de las pérdidas ocasionadas.

4. Iආඉൺർඍඈඌ ඌൺඇංඍൺඋංඈඌ ൽൾඋංඏൺൽඈඌ ൽൾ අൺ ඉඋൾඌൾඇർංൺ ൽൾ ൾඌඉൾർංൾඌ


ൾඑඬඍංർൺඌ ංඇඏൺඌඈඋൺඌ
Las EEI pueden constituir un riesgo sanitario. Las consecuencias sobre la
salud humana, animal o vegetal, pueden llegar a suceder por dos vías diferentes:
a) la especie actúa como reservorio de patógenos, y b) la especie es un patógeno
en si misma o causa un daño directo.
El mosquito tigre (Aedes albopictus) es una especie invasora en varios
países del mundo. La especie está experimentando un rápido proceso expansivo
tanto en Europa como en España (Cඈඅඅൺඇඍൾඌ & Dൾඅ඀ൺൽඈ, 2011), donde desde
su primera detección en 2004 en la provincia de Barcelona se ha constatado su
presencia también en las provincias de Girona, Tarragona, Castellón, Alicante,
Murcia (Bඎൾඇඈ Mൺඋට & Jංආඣඇൾඓ Pൾඒൽඋඬ, 2012) y Mallorca (Lൺൻඈඋൺඍඈඋංඈ ൽൾ
Zඈඈඅඈ඀ටൺ ൽൾ අൺ Uඇංඏൾඋඌංൽൺൽ ൽൾ අൺඌ Iඌඅൺඌ Bൺඅൾൺඋൾඌ, 2012). Aunque el impacto
principal de esta especie sobre la salud pública sean las molestias ocasionadas
por sus picaduras, existe una creciente preocupación puesto que la especie es
un vector potencial de diversas enfermedades (filariasis animales y arbovirosis)
(Bඎൾඇඈ Mൺඋට & Jංආඣඇൾඓ Pൾඒൽඋඬ, 2012). Hasta 2007 en Europa tan sólo se había
evidenciado la transmisión de dirofilarias. Sin embargo, en el verano de ese
mismo año se confirmó su rol de vector en la transmisión del virus de la fiebre del
Chikungunya (CHIKV) (Bඎൾඇඈ Mൺඋට & Jංආඣඇൾඓ Pൾඒൽඋඬ, 2012), una enfermedad
emergente, a raíz de un brote de esta enfermedad (248 casos detectados) (Sൺආൻඋං
et al., 2008) en la provincia de Ravenna (Italia). Una ulterior preocupación deriva
también de la participación de la especie en ciclos de transmisión autóctonos
de dengue en Europa, un hecho recientemente confirmado en Francia y Croacia
(Bඎൾඇඈ Mൺඋට & Jංආඣඇൾඓ Pൾඒൽඋඬ, 2012).
Los mapaches (Procyon lotor), introducidos en España a través del
comercio de mascotas, pueden ser portadores de numerosas enfermedades
infecciosas: rabia, moquillo, parvovirus felino y canino, enfermedad de Aujeszky
(pseudorabia), tripanosomiasis, coccidiosis, toxoplasmosis, pueden trasmitir el
Baylisascaris procyonis, causante de encefalitis severa, etc. (Vංඅඛ et al., 2006).
En EEUU, entre mayo y junio de 2003 se documentaron en humanos 37 casos
de viruela del simio (monkeypox), una enfermedad nunca vista en el hemisferio
occidental. La infección fue adquirida a través de perrillos de la pradera (Cynomis
spp), una especie mascota, que habían estado en contacto con roedores africanos
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
66 L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ, B. Zංඅඅൾඍඍං ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ

importados (Gඎൺඋඇൾඋ et al., 2004).


Un caso muy conocido en España es el del cangrejo rojo americano
(Procambarus clarkii) y el cangrejo señal (Pacifastacus leniusculus). La primera
introducción en España de cangrejo rojo americano se realizó en los arrozales de una
finca particular de Badajoz en 1973 para su explotación comercial en acuicultura.
Tras su exitosa aclimatación, al año siguiente comenzó su cría en un vivero de
anguilas en la provincia de Sevilla, desde el cual llegaron al medio natural debido
a la ausencia de filtros. Posteriormente los pescadores facilitaron la dispersión de
la especie en las marismas del Guadalquivir efectuando introducciones ilegales.
La expansión natural de la especie (puede cubrir distancias que pueden exceder
los 3 km a día) fue acelerada posteriormente por las numerosas traslocaciones
a partir de las cuales se introdujo en toda la Península Ibérica, islas Baleares
y Canarias (Gඎඍංඣඋඋൾඓ-Yඎඋඋංඍൺ et al., 1997). En los mismos años (1974 y
1975) se producían también las primeras introducciones de cangrejo señal en
las provincias de Soria y Guadalajara fomentadas sucesivamente por algunas
Administraciones Autonómicas. No obstante es a partir de la autorización de su
pesca en 1994 que se disparan las introducciones ilegales y se empiezan a detectar
nuevas poblaciones (Aඅඈඇඌඈ Gඎඍංඣඋඋൾඓ & Mൺඋඍටඇൾඓ Cඈඅඅൺൽඈ, 2010). Ambas
especies son portadoras y vectores del hongo Aphanomices astacii, que produce
la afanomicosis, una enfermedad letal para los cangrejos de río autóctonos
(Austropotamobius italicus) que han desaparecido de todos los enclaves donde
las especies exóticas han sido introducidas (Aඅඈඇඌඈ et al., 2000). Por otra parte,
Procambarus clarkii es transmisor de la tularemia, una zoonosis interespecífica
que afecta a mamíferos (principalmente lagomorfos y roedores) detectada por
primera vez en humanos en España en 1997, fecha a partir de la cual se han
producido varios brotes (Aඇൽൺ et al., 2001).
En otros casos es la propia EEI la que actúa causando un daño directo.
Quizás una de las especies mejor estudiadas por su severo impacto a nivel mundial
es la hormiga roja de fuego (Solenopsis invicta). Además de causar impactos
ecológicos y económicos de gran entidad, su presencia constituye un riesgo
sanitario. Su picadura puede causar severas reacciones alérgicas (ISSG, 2010).
De la misma manera, muchas plantas pueden causar reacciones alérgicas como
por ejemplo Acacia dealbata o Ambrosia artemisifolia. A esta última especie,
presente en España aunque con una distribución restringida (Sൺඇඓ Eඅඈඋඓൺ et al.,
2004), se le atribuyen un 80% de las alergias al polen en Hungría, un 60 % en
Norte Italia (Milán), un 30-40% en Francia (Lyon) un 35% en la Republica Checa
y un 30% en Austria (Viena). En Alemania, los costes sanitarios generados por
asma y rinitis alérgicas ocasionadas por polen de Ambrosia han sido estimados
en unos 32 millones de euros al año (Rൾංඇඁൺඋൽඍ et al., 2003). Otras especies
pueden producir daños por contacto como Heracleum mantegazzianum, una
especie invasora con distribución norte y centro europea. El contacto directo con
la piel induce fotosensibilidad extrema, y combinado con las radiaciones solares
(UV) puede desembocar en quemaduras de diferente gravedad (Rൾංඇඁൺඋൽඍ et al.,
2003; DAISIE, 2009).

5. ¿Qඎඣ ൾඑඉඅංർൺ ൾඅ ඣඑංඍඈ ൽൾ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ ංඇඏൺඌඈඋൺඌ?


Comprender las razones que determinan el éxito o el fracaso de una EEI
ha sido uno de los temas centrales de la investigación en este campo, puesto que
poder estimar el riesgo de una invasión constituiría una herramienta básica para
la prevención (Lൾඎඇ඀ et al., 2004; Lඈർ඄ඐඈඈൽ et al., 2005). La literatura muestra
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Cൺඎඌൺඌ ൽൾ අൺ ඉඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ: Eඌඉൾർංൾඌ Eඑඬඍංർൺඌ Iඇඏൺඌඈඋൺඌ 67

que no hay una explicación única para justificar el éxito de las invasiones, sino que
éste depende de varios factores como la presión del propágulo, las características
del ecosistema receptor y los rasgos propios de la especie considerada.
Varios estudios sobre la presión del propágulo (función de la frecuencia y el
número de individuos y/o taxones introducidos) y las variables que lo modulan
apuntan a este factor como uno de los más consistentes en determinar el éxito
de una invasión (Kඈඅൺඋ & Lඈൽ඀ൾ, 2001; Lඈർ඄ඐඈඈൽ, et al., 2005; Cඈඅൺඎඍඍං
et al., 2006; Sංආൻൾඋඅඈൿൿ, 2009; Rංർർංൺඋൽං et al., 2011). Se trata de un concepto
que abarca la variación en la cantidad, calidad, composición y tasa de aportación
de organismos exóticos resultante de las condiciones de transporte y las vías de
entrada entre el lugar de origen y de destino (Rංർඁൺඋൽඌඈඇ et al., 2011). Su rol
afecta directamente al grado de invasión que parece depender más de este factor
que de la invasibilidad de un área o un ecosistema (Vංඅඛ et al., 2008). Este factor
se ha convertido en un pilar de los mecanismos de prevención en el medio marino
(Mංඇඍඈඇ et al., 2005), y obviarlo a la hora de seleccionar áreas sensibles a las
invasiones podría conllevar graves errores de interpretación y de categorización,
afectando a la eficacia de las estrategias de gestión de EEI (Oർർඁංඉංඇඍං-Aආൻඋඈ඀ං,
2007).
Por otra parte, aunque no existan ecosistemas que no cuenten con especies
invasoras entre su acervo biológico, algunos presentan una mayor proporción de
especies exóticas que otros. Por ejemplo, las islas poseen una elevada riqueza en
especies exóticas (Eඅඍඈඇ, 1958; Aඍ඄ංඇඌඈඇ, 1989; Lඈඇඌൽൺඅൾ, 1999).
La vulnerabilidad de los ecosistemas insulares a las invasiones biológicas
es muy elevada debido a las características intrínsecas de la biota que los ocupa
(menores tamaños poblacionales y evolución aislada) (Tඋൺඏൾඌൾඍ & Sൺඇඍൺආൺඋටൺ,
2004). La historia biológica de muchas de ellas muestra consecuencias drásticas
derivadas de la introducción de EEI (Cඈඎඋർඁൺආඉ et al., 2003). También los
ambientes perturbados parecen ser más propensos a albergar EEI que aquéllos en
buen estado de conservación (Cൺඌඍඋඈ-Dටൾඓ et al., 2004), siendo las comunidades
más fuertemente perturbadas las que se consideran más propensas a ser invadidas
(Hඈൻൻඌ & Hඎൾඇඇൾ඄ൾ, 1992; Lඈඇൽඌൺඅൾ, 1999). Numerosas hipótesis contribuyen
a explicar el éxito de de las especies exóticas. Las más debatidas incluyen: a)
la existencia de un nicho vacío que una especie exótica pueda ocupar en el
ecosistema utilizando unos recursos no explotados y cumpliendo unas funciones
en la comunidad distintas a las de las especies nativas (hipótesis del nicho
vacío) (Eඅඍඈඇ, 1958; MൺർAඋඍඁඎඋ, 1970); b) la ausencia de enemigos naturales
(depredadores, parásitos, enfermedades) en el lugar de introducción (hipótesis
del escape de enemigos naturales) (Eඅඍඈඇ, 1958; Kൾൺඇൾ & Cඋൺඐඅൾඒ, 2002); c)
una menor resistencia a las invasiones de las comunidades con baja riqueza de
especies (hipótesis de la resistencia biótica) (Eඅඍඈඇ, 1958; Lඈඇඌൽൺඅൾ, 1999) que
volvería las islas más vulnerables a las invasiones (hipótesis de la susceptibilidad
de las islas) (Eඅඍඈඇ, 1958; Sංආൻൾඋඅඈൿൿ, 1995); d) la presencia en el ecosistema
de otras especies invasoras que facilitaría la supervivencia de nuevas especies
introducidas (hipótesis del colapso por invasión) (Sංආൻൾඋඅඈൿൿ & Vඈඇ Hඈඅඅൾ,
1999); y e) estar dotados de un rasgo biológico de ataque o de defensa novedoso
en el ecosistema invadido (hipótesis de las nuevas armas) (Cൺඅඅൺඐൺඒ &
Aඌർඁൾඁඈඎ඀, 2000; Cൺඅඅൺඐൺඒ & Rංൽൾඇඈඎඋ, 2004). Muchas investigaciones
aportan argumentos a favor de una u otra hipótesis. No obstante, en un reciente
estudio que aborda seis de las hipótesis más representativas (Jൾඌർඁ඄ൾ et al.,
2012) apuntan a que las hipótesis que tienen en cuenta las interacciones entre
EEI con su nuevo entorno (complejo de invasión, nuevas armas, escape de
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
68 L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ, B. Zංඅඅൾඍඍං ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ

enemigos naturales) encuentran mayor soporte en pruebas empíricas que las


otras (resistencia biótica, susceptibilidad de las islas, regla del 10%). Los autores
también indican que el apoyo empírico a las hipótesis analizadas ha disminuido
con el tiempo, diferenciándose entre grupos taxonómicos y hábitats.
Por otro lado, las EEI poseen ciertas características que les ofrecen
ventajas respecto a las especies nativas. Algunas especies presentan una elevada
tasa de crecimiento y reproducción, dos caracteres que facilitan una eficaz
monopolización de recursos con el consiguiente desplazamiento de las especies
nativas por exclusión competitiva. Otras presentan una mayor capacidad para
aclimatarse en condiciones ambientales nuevas o cambiantes, bien por una
elevada plasticidad fenotípica, bien por una alta flexibilidad funcional; es decir,
el fenotipo puede variar en respuesta a las oscilaciones ambientales. Por último,
algunas especies poseen gran facilidad para hibridar con otras, incrementando su
variabilidad genética y pudiendo, en ocasiones, constituir poblaciones estables
en las áreas de introducción a partir de unos pocos ejemplares (Cൺඌඍඋඈ-Dටൾඓ et
al., 2004).
También el mutualismo puede jugar un papel relevante en la integración
de especies invasoras en las comunidades nativas. En el caso de las relaciones
plantas-animales tanto las propias características de la especie (generalista, o
dotadas de rasgos morfológicos o fenológicos particulares) como de las redes
mutualistas (alta asimetría y baja dependencia reciproca) explicarían las mayores
probabilidades de una EEI de integrarse en la comunidad receptora. Una vez
integradas en la comunidad receptora, las EEI pueden afectar a las propias
características de la red o a especies determinadas y establecer interacciones con
otras invasoras (mutualistas o no) dando lugar a complejos de invasión (Vංඅඛ et
al., 2008)
No obstante, a pesar de los avances en la comprensión de los mecanismos
que favorecen a las EEI, la gran variedad de contextos y de respuestas que las
especies exhiben, así como la complejidad de las relaciones entre las muchas
variables que entran en juego dificulta todavía la extrapolación de leyes generales
que permitan predecir con seguridad el éxito de una invasión.

6. Rൾൿඅൾඑංඈඇൾඌ
El limitado conocimiento y la imprevisibilidad del fenómeno “invasiones
biológicas” en su sentido más amplio (variabilidad espacio-temporal de vías
de entrada y vectores, composición de especies, factores que condicionan
su establecimiento, impactos, etc.) fundamenta la aplicación del enfoque
de precaución como elemento clave de las políticas y estrategias de gestión
en materia de EEI. Esta aproximación pone el énfasis sobre la prevención,
dirigiendo las acciones de manejo en los primeros estadios de la secuencia de
invasión para interrumpir la transferencia de especies. La prevención responde
a una aproximación proactiva y a una visión estratégica del problema y es más
eficiente y económica en comparación con otras opciones de manejo, eliminando
desde un principio las potenciales consecuencias de una invasión. La prevención
constituye, por lo tanto, una prioridad en la lucha contra las EEI y como tal debe
ser tratada.
En España, pese a que el interés por parte de las autoridades hacía el
problema se haya acrecentado en años recientes, los esfuerzos realizados se han
dirigido casi exclusivamente hacia las EEI establecidas mediante el desarrollo de
campañas de mitigación enfocadas a las especies más problemáticas y tan sólo
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Cൺඎඌൺඌ ൽൾ අൺ ඉඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ: Eඌඉൾർංൾඌ Eඑඬඍංർൺඌ Iඇඏൺඌඈඋൺඌ 69

recientemente se han emprendido pasos significativos en materia de prevención.


Entre ellos uno de los más relevantes ha sido la promulgación del Real Decreto
1628/2011, de 14 de noviembre, por el que se regula el listado y catálogo español
de especies exóticas invasoras (BOE, 2011) (actualmente en vigor pero en fase
de revisión). No obstante, debido a la transversalidad del problema hubiera sido
deseable unificar la normativa sobre medio ambiente, sanidad vegetal y animal
bajo un nuevo marco legal sobre bioseguridad. Por otra parte, el Real Decreto
no trata en profundidad otros temas esenciales en materia de prevención como
los análisis de riesgos, es restrictivo en cuanto a la participación en las redes de
vigilancia y plantea serias dudas sobre el estatus legal de aquellas especies, que
pese a ser invasoras, no están incluidas en el catálogo.
Tanto la aproximación reactiva al problema de las invasiones biológicas
como una importante serie de lagunas denotan la ausencia de una visión estratégica
del problema y dejan patente la necesidad de poner en marcha acciones urgentes
orientadas a construir una herramienta de prevención más eficaz y estructurada en
un sólido marco estratégico. Dicha herramienta debería sentar sus bases sobre: a)
el desarrollo de un marco normativo en el contexto de la bioseguridad o al menos
una mayor armonización entre la normativa existente, b) la reorganización de
los actuales sistemas de control e inspección, c) la implantación de los Análisis
de Riesgos en todos los procesos de decisión y gestión sobre especies exóticas y
exóticas invasoras incluyendo también vías de entradas y vectores, d) la adopción
de criterios más conservadores aplicando de forma más consistente el enfoque
de precaución para el catálogo, e) el desarrollo de códigos de buenas prácticas
al menos para aquellos sectores de alto riesgo, y f) el desarrollo de acciones
educativas y de sensibilización.
No obstante, incluso con un sistema de prevención eficaz, podrían producirse
nuevas invasiones (derivadas de nuevas introducciones o de la expansión de
especies exóticas ya establecidas en el territorio) lo cual exige la implantación
urgente de un sistema de alerta temprana y respuesta rápida que aún previsto por
la normativa no está todavía en función.
Por último, es preciso seguir luchando contra las EEI ya establecidas
teniendo en cuenta que su eliminación no constituye un objetivo per se sino que
el fin último es la restauración de la biodiversidad nativa cuya resiliencia puede
proporcionar una mayor protección frente a las invasiones.
La conservación de la biodiversidad nativa es tarea de todos y como tal
debemos asumirla. Formar e informar a la población es un factor clave para poder
prevenir futuras invasiones en España.

Bංൻඅංඈ඀උൺൿටൺ
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Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013


77

La lucha contra las especies exóticas invasoras: una


cuestión de estrategia y compromiso
Fighting against invasive alien species: a matter of strategy
and commitment
Bernardo Zilletti, Laura Capdevila-Argüelles y
Víctor Ángel Suárez Álvarez
GEIB, Grupo Especialista en Invasiones Biológicas. Calle Tarifa nº7 Navatejera 24193
León (España) geib.uc@gmail.com

Pൺඅൺൻඋൺඌ Cඅൺඏൾ: España, Especies exóticas invasoras, Gestión, Herramientas,


Invasiones biológicas.
Kൾඒ Wඈඋൽඌ: Biological invasions, Invasive alien species, Management, Spain, Tools.

Rൾඌඎආൾඇ

Las especies exóticas invasoras (EEI) están consideradas universalmente


como una de las mayores amenazas para la biodiversidad y el bienestar humano. La
magnitud del problema ha llevado a la comunidad internacional a desarrollar unas
directrices que necesitan ser adaptadas a las circunstancias de cada país. En España,
pese a los progresos realizados (incremento en el número de investigaciones, acciones
de gestión, nueva normativa, etc.), las iniciativas llevadas a cabo a menudo no reflejan
los actuales conocimientos científicos sobre la dinámica del problema, ni responden a las
necesidades de gestión y opciones de respuesta para abordarlo. El esfuerzo se ha centrado
principalmente en la erradicación de EEI establecidas. Pero, la irreversibilidad de muchas
invasiones pone en énfasis la importancia de trabajar en la prevención. La ausencia de un
sistema nacional de información, la dispersión de competencias y la falta de coordinación
entre administraciones constituyen otras lagunas importantes. Queda patente que una
gestión eficaz del problema precisa: a) de un compromiso político serio y a largo plazo
con el medio ambiente, con el conjunto de estamentos implicados y con la ciudadanía, b)
de directrices claras y estructuradas de acuerdo con una estrategia que defina funciones y
responsabilidades, y c) de la dotación de recursos adecuados.

Aൻඌඍඋൺർඍ

Invasive alien species are recognized as one of the greatest threats to native
biodiversity and human welfare globally. The magnitude of this global and cross-cutting
issue has led the international community to develop guidelines and tools to deal with
it. These guidelines, conceived to be applied on a global and/or regional scale need to
be tailored to individual country circumstances. Important steps forward have been
carried out in Spain in the last decade. The number of researches and publications
increased considerably as well as regional management initiatives and public awareness
campaigns. New regulations dealing with invasive alien species have been enacted
recently. However, despite these progresses, policy and management of invasive alien
species often appears poor and inconsistent. Management actions undertaken by the
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
78 B. Zංඅඅൾඍඍං, L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ

different administrations often do not adequately reflect current scientific knowledge on


the dynamics of the problem, or fit the needs of management and response options to
address it. Management effort has been mainly made to eradicate the established invasive
alien species. Nevertheless, in spite of some successful campaigns, the irreversibility of
most invasions emphasizes the importance of prevention. Moreover, the lack of a national
information system on invasive alien species and the dispersion of competences and scant
coordination among different administrations are still unfilled gaps that resulted in the
implementation of measures that do not match a strategic vision of the problem. It is
patently obvious that an effective management of invasive alien species in Spain still
requires: a) strong and long-term commitment to the environment, involved stakeholders
and citizens; b) clear and structured measures according to a strategy that establishes
competences and responsibilities, and c) the provision of adequate resources.

“Los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible.


Los políticos por hacer lo posible imposible”.
Bertrand Russell

1. Iඇඍඋඈൽඎർർංඬඇ
La dispersión de especies es un fenómeno natural, limitado entre otros
factores por las barreras biogeográficas. Sin embargo, muchos organismos han
logrado superar dichas barreras transportados intencionada o accidentalmente
hacia nuevos lugares por el ser humano.
El actual ritmo de introducciones, mucho más elevado de lo que podría
ocurrir de forma natural, ha generado una nueva dinámica biogeográfica que
constituye hoy en día uno de los grandes factores del cambio global (Sංආൻൾඋඅඈൿൿ
& Rൾඃආගඇൾ඄, 2011).
Aunque la mayoría de las especies introducidas no tienen o muestran
seguidamente un impacto negativo apreciable, algunas manifiestan de inmediato
o tras un corto tiempo de adaptación al nuevo entorno un comportamiento invasor
(Nൾඇඍඐං඀, 2007). Las consecuencias pueden ser diferentes y de magnitud variable
para las especies nativas (competencia, depredación, parasitismo, alteración del
flujo genético, etc.), las comunidades (alteración de su estructura y composición)
y los ecosistemas receptores (alteración de los procesos ecológicos y ciclos
vitales) (Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ et al., 2006; Hඎඅආൾ, 2007). Muchas especies
invasoras son además agentes alergógenos o patógenos o actúan como vector de
enfermedades y parásitos, constituyendo un riesgo, no sólo para la salud vegetal
y animal sino también para la humana (Wංඍඍൾඇൻൾඋ඀ & Cඈർ඄, 2001; Pංආൾඇඍൾඅ,
2002; Tඈආඉ඄ංඇඌ & Pඈඎඅංඇ, 2006) . Sus impactos acarrean importantes perjuicios
económicos derivados de la pérdida de funciones del capital natural, de los valores
de uso de los ecosistemas y de los gastos para su gestión (Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ
et al., 2006; Kൾඍඍඎඇൾඇ et al., 2008; Aඇൽඋൾඎ et al., 2009; Vංඅඛ et al., 2010).
La preocupación por las invasiones biológicas ha ido in crescendo a lo largo
de las últimas dos décadas, hasta el punto de estar consideradas universalmente
como uno de los problemas ambientales más graves cuyas consecuencias
negativas repercuten también sobre la economía y la salud (MർNൾൾඅඒ et al., 2001;
Eඎඋඈඉൾൺඇ Cඈඎඇർංඅ, 2002).
La magnitud y la propia naturaleza del problema (transversal y global),
requieren la puesta en marcha de iniciativas supra-regionales y regionales que
dependen en gran medida de la eficacia de las estructuras nacionales (Bൺඋඇൺඋൽ
& Wൺൺ඀ൾ, 2004). Consecuentemente la comunidad internacional ha venido
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Lൺ අඎർඁൺ ൺ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ ൾඑඬඍංർൺඌ ංඇඏൺඌඈඋൺඌ: ඎඇൺ ർඎൾඌඍංඬඇ ൽൾ ൾඌඍඋൺඍൾ඀ංൺ ඒ ർඈආඉඋඈආංඌඈ 79

desarrollando a lo largo de los últimos años una serie de tratados y herramientas.


Así, en la sexta Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad
Biológica, las Partes adoptaron una decisión (VI/23) (CBD, 2002) que insta a los
gobiernos a crear la capacidad nacional para hacer frente a las especies exóticas
invasoras (en adelante EEI), en el marco de estrategias y planes de acción, y en
conformidad con un conjunto de principios rectores.
Entre ellos destaca el Principio de orientación 2 o enfoque jerárquico en tres
etapas, que ampliamente aceptado a nivel internacional establece como bases para
la gestión de EEI: 1) prevenir su entrada por ser económicamente más rentable
y medioambientalmente compatible, 2) detectarlas rápidamente y erradicarlas
inmediatamente tras su entrada (detección temprana y respuesta rápida), y 3)
minimizar su impacto al fallar la erradicación mediante contención y control.
Sucesivamente, tanto la propia Conferencia de las Partes como otros
programas e instituciones, a partir de los contenidos de la Decisión VI/23,
incorporan a las correspondientes resoluciones y programas de trabajo una
serie de principios transversales o enfoques reconocidos a nivel internacional
tales como el principio de precaución1, el de quien contamina paga y el enfoque
por ecosistemas. Estos programas enfatizan la importancia del intercambio
de información, de cooperación y de abordar la gestión del problema desde
una perspectiva intersectorial (Sඁංඇൾ, 2008). Más allá del enfoque meramente
defensivo propuesto por el Principio de orientación 2, la Estrategia Europea sobre
Especies Exóticas Invasoras propugna la necesidad de incluir medidas de apoyo
a la restauración de las especies, los hábitats naturales y los ecosistemas que han
sido afectados por las invasiones biológicas (Gൾඇඈඏൾඌං & Sඁංඇൾ, 2004).
Las líneas de acción propuestas por estos documentos están pensadas para ser
aplicadas a escala global y/o regional y necesitan ser adaptadas a las circunstancias
de cada país. Aunque la gravedad del problema varía de un estado a otro, ningún
país puede permitirse el lujo de ignorar esta amenaza (Bൺඋඇൺඋൽ & Wൺൺ඀ൾ, 2004).
De hecho muchas de las introducciones ocurridas en tiempos recientes se podrían
haber evitado y/o sus impactos podrían haber sido minimizados (Gൾඇඈඏൾඌං &
Sඁංඇൾ, 2004).
No obstante, a la hora de aplicar con eficacia las herramientas disponibles es
necesario establecer criterios de actuación en función de unidades biogeográficas
abandonando la visión localista puesto que las EEI no conocen fronteras políticas.
Hay que tener en cuenta que los esfuerzos unilaterales en la gestión del problema
pueden ser anulados por la inercia de las entidades administrativas limítrofes
(Qඎൾංඋඈඓ et al., 2003).
Recientemente la Comisión Europea ha establecido la lucha contra las
especies exóticas invasoras como un objetivo de la estrategia europea de
biodiversidad para 2020 y está trabajando en el desarrollo de un instrumento
legislativo especial relativo a las EEI (Cඈආංඌංඬඇ Eඎඋඈඉൾൺ, 2011a). Este paso es
extraordinariamente importante para solventar la falta de un enfoque coherente
y coordinado adoptado hasta el momento por los estados miembros a la hora
de abordar el problema (Cඈආංඌංඬඇ Eඎඋඈඉൾൺ, 2006 y 2011a). Así mismo puede
ayudar a conferir cierta estabilidad a las normativas nacionales sobre la materia,
dando continuidad y evitando cambios repentinos en las políticas adoptadas.
En España, por ejemplo, tan sólo dos meses después de la entrada en vigor
del Real Decreto 1628/2011, de 14 de noviembre, por el que se regula el listado
1. Frente a una amenaza constituida por una invasión la falta de pruebas científicas no
debe utilizarse como razón para posponer o no adoptar medidas que eviten o minimicen
dicha amenaza (CBD, 2002).
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
80 B. Zංඅඅൾඍඍං, L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ

y catálogo español de especies exóticas invasoras (BOE, 2011), las autoridades


competentes ya anunciaban la revisión de sus contenidos como consecuencia
de las polémicas surgidas en torno a las limitaciones que afectaban a especies
concretas. Poco después parte de la norma (referente a especies concretas de
pesca) era suspendida cautelarmente por el Tribunal Supremo.
Frente a esta situación, se ha considerado oportuno repasar las principales
medidas de gestión para EEI recogidas en los compromisos adquiridos por España
con la comunidad internacional para darlas a conocer a lectores no especializados
en materia de invasiones biológicas.

2. Eඌඍඋൺඍൾ඀ංൺඌ ൽൾ ඀ൾඌඍංඬඇ ൽൾ ංඇඏൺඌංඈඇൾඌ ൻංඈඅඬ඀ංർൺඌ


2.1 Prevención
La prevención persigue: a) la exclusión de las EEI con el objetivo de impedir
a priori su entrada y b) su interceptación antes de que lleguen a su destino,
evitando y/o minimizando el riesgo de introducciones indeseadas (Cൺඉൽൾඏංඅൺ-
Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ et al., 2006).
Es aplicable para especies concretas y/o vías de entrada/vectores. La
mayoría de los sistemas de prevención están orientados a frenar la entrada de
especies (por ejemplo plagas agrícolas, forestales y organismos patógenos). No
obstante, la prevención de vías de entrada y vectores permitiría interceptar y
excluir aquellas especies que pese a ser invasoras o potencialmente invasoras no
son objeto de vigilancia y que pueden utilizar una misma vía de entrada/vector.
En este contexto el conocimiento de los factores subyacentes a los mecanismos de
entrada de especies exóticas cobra un valor de máxima importancia (Cൺඉൽൾඏංඅൺ-
Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ et al., 2006). Desde una perspectiva estratégica los esfuerzos deberían
por tanto comenzar en el lugar de origen o de exportación es decir antes de que un
organismo vivo pueda cruzar la barrera biogeográfica (Gൾඇඈඏൾඌං & Sඁංඇൾ, 2004).
La categorización del riesgo asociado a los lugares de importación en dependencia
de la presencia de organismos indeseados juega un papel fundamental a la hora de
prevenir la transferencia accidental de EEI. Entre las acciones clave a desarrollar
se incluyen: acuerdos bilaterales que permitan inspecciones ex situ, sistemas de
certificaciones que garanticen la ausencia de organismos indeseados, la aplicación
de tratamientos sanitarios y fitosanitarios y en el caso de organismos vivos un
período de pre-cuarentena (Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ et al., 2006; Sඁංඇൾ, 2008).
Por otro lado, en los puntos de entrada, que suelen coincidir con las
fronteras, es esencial disponer de sistemas eficientes de inspección para verificar
las introducciones autorizadas, detectar las introducciones ilegales e interceptar
aquellas especies introducidas accidentalmente a través de los principales
productos básicos, vías de entrada y vectores. Su eficacia es estrictamente
dependiente de la existencia de un adecuado marco normativo, suficiente personal
capacitado, técnicas y protocolos de vigilancia adecuados, disponibilidad de
herramienta de detección, listas de referencia de productos y especies con alto
riesgo asociado, plantas de tratamiento y cuarentena, etc. (Gൾඇඈඏൾඌං & Sඁංඇൾ,
2004). La disponibilidad de dichos recursos debería optimizarse en función
del riesgo asociado a cada punto de entrada teniendo en cuenta la ubicación, el
volumen y/o el tráfico soportado y la tipología (Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ et al.,
2006; Sඁංඇൾ, 2008).
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Lൺ අඎർඁൺ ൺ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ ൾඑඬඍංർൺඌ ංඇඏൺඌඈඋൺඌ: ඎඇൺ ർඎൾඌඍංඬඇ ൽൾ ൾඌඍඋൺඍൾ඀ංൺ ඒ ർඈආඉඋඈආංඌඈ 81

A este respecto, exceptuando los regimenes de sanidad animal y vegetal, la


UE carece de un enfoque conjunto para la gestión desde pre-a post-frontera de las
vías de entrada de EEI y las invasiones (Sඁංඇൾ et al., 2010).
Con respecto a las introducciones planificadas, es importante destacar que
muchas de las invasiones con mayores impactos en Europa proceden directa
o indirectamente de introducciones intencionales. Esto es por ejemplo el caso
de Procambarus clarkii, Pacifastacus leniusculus, Reynoutria japonica, y de
Sciurus carolinensis (Dൺංඌංൾ, 2009; Sൺඏංඇං et al., 2010). Por otra parte el cultivo
de los bivalvos Crassotrea gigas y Ruditapes philippinarum ha conllevado la
introducción de unos 60 organismos asociados mientras el de ciprínidos de 31
parásitos/agentes infecciosos (Sൺඏංඇං et al., 2010).
Resulta por tanto imprescindible que una estrategia de prevención tenga
en cuenta las introducciones intencionales cuya autorización debería expedirse
única y exclusivamente tras la aplicación previa de un análisis de riesgos de
invasión que integre factores relacionados con la propia biología de la especie,
medioambientales (bióticos y abióticos), económicos, socio-culturales y
sanitarios junto con un proceso coordinado de toma de decisiones (Wංඍඍൾඇൻൾඋ඀
& Cඈർ඄, 2001; Gൾඇඈඏൾඌං & Sඁංඇൾ, 2004; Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ et al., 2006).
Dichos procedimientos tratan de evaluar científicamente la probabilidad y las
consecuencias (el riesgo) de la introducción y establecimiento de una especie
exótica y las medidas que puedan aplicarse para reducir o controlar esos riesgos
(Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ et al., 2006). La aplicación de los análisis de riesgos
debería constituir además la base para la elaboración de un sistema de listados
dinámicos útil de cara a la expedición de autorizaciones, que incluyan especies
indeseadas (lista negra), especies cuyo potencial invasor no está del todo claro
(lista gris) y especies inocuas (lista blanca) (Gൾඇඈඏൾඌං & Sඁංඇൾ, 2004; Cൺඉൽൾඏංඅൺ-
Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ et al., 2006).
De aplicación rutinaria en Australia y Nueva Zelanda, también se están
empleando en diferentes estados de la Unión Europea aunque de forma no
siempre estandardizada ni vinculante (Sඁංඇൾ et al., 2010; Cඈආංඌංඬඇ Eඎඋඈඉൾൺ,
2011b). Recientemente también la normativa española en materia de EEI hace
mención de los análisis de riesgos (BOE, 2011). No obstante, aún describiendo
sus contenidos básicos no provee ningún tipo de metodología detallada que
permita identificar y categorizar especies exóticas y su uso en España se restringe
todavía al sector científico (Aඇൽඋൾඎ & Vංඅඛ, 2010).
Siendo patente que el factor humano es la principal causa del problema, resulta
imperativo que una estrategia para dirigir la cuestión de las invasiones biológicas de
forma eficaz y sostenible en el tiempo cuente no sólo con el desarrollo de medidas
de cumplimiento obligatorio (la normativa) sino que también incluya elementos
diseñados para modificar los valores humanos, creencias y comportamientos en
los sectores implicados. Esto cobra una importancia relevante no sólo a la hora
de prevenir nuevas introducciones sino también para minimizar la dispersión de
aquellas EEI ya establecidas puesto que en muchos casos las técnicas de control
son inviables por las propias características del medio físico o por su agresividad
para el medio ambiente.
Por otra parte, la puesta en marcha de una acción educativa intensiva y
continuada en el tiempo a través de la educación formal y no formal así como
la elaboración de códigos de buenas prácticas sectoriales de cumplimiento
voluntario generados de forma participativa con los estamentos interesados son
clave para conseguir este objetivo. Estos pueden constituir unas herramientas
de gran utilidad para que tanto el público en general como los diferentes actores
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
82 B. Zංඅඅൾඍඍං, L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ

implicados tomen conciencia de los beneficios para la biodiversidad nativa, la


economía, la salud humana y el bienestar en general, que derivan de la prevención
de las EEI y se impliquen en la gestión del problema cumpliendo voluntariamente
con las normas (Gൾඇඈඏൾඌං & Sඁංඇൾ, 2004; Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ et al., 2006).

2.2 Detección temprana y respuesta rápida


El creciente movimiento de especies y mercancías como consecuencia de la
globalización hace que los sistemas de prevención no sean barreras infranqueables
e incrementa el riesgo de que alguna especie exótica pueda penetrar y establecerse.
Detectar e identificar estas especies antes o inmediatamente después de su
establecimiento se vuelve por tanto en una prioridad para poder frenar el proceso
de colonización y de expansión antes de que sea demasiado tarde (Cൺඉൽൾඏංඅൺ-
Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ et al., 2006).
En este contexto los sistemas de detección temprana y respuesta rápida
cobran un papel fundamental puesto que tienen la función de identificar las
invasiones antes de que se produzcan para combatirlas de forma eficaz.
Las acciones de detección temprana pueden estructurarse a través de un
programa coordinado que permite identificar la amenaza, detectarla mediante una
red de vigilancia, notificarla de forma inmediata, y contrarrestarla rápidamente
(incluyendo la restauración de las áreas afectadas) tras haber evaluado los
impactos potenciales tanto de la propia especie como de las distintas opciones de
gestión. Su buen funcionamiento precisa de una capacidad básica de diagnóstico,
conocimientos taxonómicos, de la introducción de los análisis de riesgos como
práctica común en la lucha a las invasiones biológicas, de la implicación de distintos
estamentos, de elevados niveles de coordinación, y de planes de contingencia a
través de los cuales llevar a cabo las opciones apropiadas de respuesta rápida
(USDA, 2007). Además es fundamental que la respuesta de emergencia esté exenta
de largos procesos de aprobación puesto que las oportunidades de erradicación son
más elevadas inmediatamente después de la llegada de la nueva especie exótica,
antes de que haya podido establecerse y dispersarse. Cuanto más rápida sea la
respuesta tanto menores serán los impactos ecológicos, económicos y/o sanitarios
así como los costes de gestión (Wංඍඍൾඇൻൾඋ඀ & Cඈർ඄, 2001). La elección entre
las diferentes opciones de respuesta dependerá de las probabilidades de éxito, la
duración de la acción, sus impactos sobre el medio ambiente, la economía y el
público y un análisis de costes-beneficios (Wංඍඍൾඇൻൾඋ඀ & Cඈർ඄, 2001).
Por otro lado el desarrollo de planes de contingencias (previos a las
introducciones) podría permitir acelerar la respuesta frente a las invasiones
biológicas. Estos deberían elaborarse para aquellas especies potencialmente
más dañinas y/o con elevado riesgo de introducción y deberían designar roles,
responsabilidades y acciones claras a los estamentos involucrados en la operación
de respuesta (Wංඍඍൾඇൻൾඋ඀ & Cඈർ඄, 2001).
La implantación de este sistema, que debe concebirse como un continuum de
la prevención y que debe contar con los suficientes recursos humanos, materiales
y económicos favorecería además la toma de decisiones a la hora de asignar los
recursos y realizar planificaciones estratégicas para la gestión de las EEI.

Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013


Lൺ අඎർඁൺ ൺ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ ൾඑඬඍංർൺඌ ංඇඏൺඌඈඋൺඌ: ඎඇൺ ർඎൾඌඍංඬඇ ൽൾ ൾඌඍඋൺඍൾ඀ංൺ ඒ ർඈආඉඋඈආංඌඈ 83

2.3 Erradicación, contención y control


Cuando se produce una invasión, la erradicación2 es la opción de gestión
preferible pero debería intentarse sólo si es viable y si tiene elevadas probabilidades
de éxito. Con respecto a otras opciones, la erradicación tiene ciertas ventajas
puesto que permite eliminar directamente el problema y sus consecuencias,
ofrece mayores posibilidades de reestablecer las condiciones ambientales previas
a la invasión, y tiene costes inferiores y menor impacto a largo plazo (Wංඍඍൾඇൻൾඋ඀
& Cඈർ඄, 2001).
Las probabilidades de éxito son mayores en los primeros estadios de una
invasión cuando la especie objeto de control no se ha establecido del todo, ocupa
un área reducida y la población fundadora es pequeña (Gൾඇඈඏൾඌං, 2007; Pඅඎൾඌඌ
et al., 2012). Éstas se incrementarán mediante el uso de técnicas adecuadas,
teniendo en cuenta las experiencias tanto positivas como negativas llevadas a
cabo en otros lugares, y gracias a un exhaustivo conocimiento de la ecología de
la especie a erradicar y actuando en los períodos de máxima vulnerabilidad de
la especie (Wංඍඍൾඇൻൾඋ඀ & Cඈർ඄, 2001). Los métodos empleados tienen que ser
además de eficientes, selectivos, éticos y sin crueldad, y cumplir con la normativa
aplicable (Gൾඇඈඏൾඌං & Sඁංඇൾ, 2004).
Cualquier iniciativa en este sentido debería ser precedida por un análisis que
evalúe las posibilidades de éxito, los recursos humanos, materiales y económicos
necesarios, los posibles efectos secundarios sobre otras especies o sobre el
ecosistema y los tiempos de realización así como las medidas posteriores para
evitar episodios de reinvasión. No se debería emprender ningún programa de
erradicación si no están asegurados un apoyo financiero que cubra la totalidad
de la acción, el compromiso de las partes interesadas y el apoyo del público con
el fin de evitar fenómenos de rechazo social que podría interferir en el éxito de
la acción (Wංඍඍൾඇൻൾඋ඀ & Cඈർ඄, 2001; Gൾඇඈඏൾඌං & Sඁංඇൾ, 2004). El programa
de eliminación del conejo en Montaña Clara, una pequeña isla del archipiélago
canario, fue suspendido al estar casi completado porque el proyecto se quedó sin
fondos (Gൾඇඈඏൾඌං, 2005).
Sin embargo, la interrupción de una campaña de erradicación puede comportar
una serie de consecuencias negativas directas e indirectas: a) la persistencia de
la especie invasora y de sus impactos, b) el desperdicio de fondos que podían
haberse invertido en otra iniciativa de conservación y c) la erosión del apoyo a
los programas de erradicación como herramienta para la conservación Mඈඋඋංඌඈඇ
et al., (2011). Por otra parte, la erradicación a menudo representa una práctica
de manejo conflictiva, y en varios casos encuentra la oposición del público o de
colectivos que pueden hacer peligrar o incluso paralizar un programa. Recientes
ejemplos incluyen los casos de la ardilla gris y de la cabras en Italia, del erizo en
Escocia (Uist), de la malvasía canela en Inglaterra y Gales, del cisne mudo en los
Estados Unidos, y de los caballos en Australia (Gൾඇඈඏൾඌං, 2005; Bඅൺർ඄ൻඎඋඇ et
al., 2010).
Cuando la erradicación no es viable y la EEI ha invadido un área
relativamente aislada, contener a la población invasora dentro de la misma para
evitar su propagación es la siguiente opción de gestión. Estos programas precisan
de sistemas de vigilancia continuada del perímetro de la zona afectada por la
invasión y de métodos de control que impidan la dispersión de la especie desde
la periferia. Así mismo, la implicación del público es imprescindible para evitar
2. Extirpación de toda la población de una especie exótica de una zona concreta
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
84 B. Zංඅඅൾඍඍං, L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ

la propagación voluntaria y/o accidental de la especie y colaborar en la detección


temprana de una posible expansión (Wංඍඍൾඇൻൾඋ඀ & Cඈർ඄, 2001).
Por el contrario, cuando no sea posible erradicar o controlar las EEI a gran
escala, otra opción que puede aplicarse a la gestión de especies con alto riesgo de
extinción y/o a zonas extremadamente vulnerables, consiste en excluir a las EEI
de las áreas a proteger eliminándolas sistemáticamente (Wංඍඍൾඇൻൾඋ඀ & Cඈർ඄,
2001).
Si una EEI se ha establecido con poblaciones consistentes y ocupa un área
de distribución amplia y la erradicación no es viable, las posibilidades de gestión
se reducen a convivir (aunque temporalmente) con ella intentando minimizar sus
impactos, controlando y reduciendo sus densidades poblacionales y abundancia
por debajo de un umbral asumible. No obstante, una reciente evaluación sobre la
gestión de plantas invasoras en España ha apuntado a que los programas de control
a menudo tienen objetivos a corto plazo y a la falta de monitoreo y de indicadores
para evaluar el éxito de las acciones emprendidas. Así mismo el estudio indica
que lo gestores medioambientales difieren en sus puntos de vista sobre la mejor
forma de gestionar a las EEI debido posiblemente a la falta de orientación y la
escasez de recursos (Aඇൽඋൾඎ et al., 2009). Por el contrario, antes de emprender
cualquier programa de control se deberían definir claramente los resultados
deseados y realizar en función de los mismos un análisis de costes y beneficios
que incorporen también indicadores de valores intangibles, una evaluación de los
métodos a emplear con respecto a su eficiencia y selectividad, un examen de las
consecuencias potenciales sobre la biodiversidad nativa y plantear un seguimiento
de los resultados obtenidos. Así mismo, como en el caso de la erradicación es de
vital importancia conseguir el apoyo del público (Wංඍඍൾඇൻൾඋ඀ & Cඈർ඄, 2001).
En el corto plazo los métodos de control son más baratos y requieren un
menor compromiso por parte de los estamentos gestores, razones por la cuales
son generalmente preferidos como opción de manejo (Wංඍඍൾඇൻൾඋ඀ & Cඈർ඄,
2001). Sin embargo, el control sólo palía el problema, no lo elimina, y requiere un
esfuerzo constante y continuado en el tiempo (Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ et al., 2006)
que en el largo plazo lo vuelve en la opción de gestión más cara (Wංඍඍൾඇൻൾඋ඀
& Cඈർ඄, 2001). Una comparación entre los costes de la erradicación exitosa del
coipú en Inglaterra (5 millones de euros en 11 años) y la campaña de control
permanente en Italia (14 millones de euros en sólo 6 años) indican que incluso
las erradicaciones muy costosas, si tienen éxito, pueden tener una relación coste-
beneficio favorable en el largo plazo (Pൺඇඓൺർർඁං et al., 2007). Además, si se
acaban los recursos económicos y se interrumpen las acciones de control tanto
la población invasora como sus impactos negativos aumentarán pudiendo causar
daños irreversibles.
A la hora de intervenir sobre poblaciones invasoras existe un gran número de
métodos específicos referentes a tres categorías fundamentales los cuales pueden
utilizarse de forma aislada o combinada (Wංඍඍൾඇൻൾඋ඀ & Cඈർ඄, 2001; Cൺඉൽൾඏංඅൺ-
Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ et al., 2006):
• Mecánicos, por ejemplo trampeo, disparo, pesca eléctrica, tratamientos
con calor, arranque, tala, etc.
• Químicos, mayoritariamente uso de pesticidas
• Biológicos, por ejemplo uso de enemigos naturales y patógenos, de
sustancias de origen biológico, inducción de resistencia en el organismo
hospedante, etc.
Tanto el uso incorrecto (por ejemplo cuando el personal que los lleva a
cabo no está previamente entrenado) como la falta de consideración a la hora de
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Lൺ අඎർඁൺ ൺ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ ൾඑඬඍංർൺඌ ංඇඏൺඌඈඋൺඌ: ඎඇൺ ർඎൾඌඍංඬඇ ൽൾ ൾඌඍඋൺඍൾ඀ංൺ ඒ ർඈආඉඋඈආංඌඈ 85

evaluar los riesgos asociados a su uso (por ejemplo en la introducción de agentes


exóticos de control biológico, el uso de sustancias tóxicas, etc.) pueden tener
consecuencias desastrosas sobre el medioambiente, y en ocasiones facilitar la
dispersión de la especie objeto del control y/o provocar nuevas invasiones, según
se desprende de los ejemplos citados a continuación. Entre los invertebrados
terrestres introducidos en Europa se hallan varias especies liberadas en el propio
medio natural o en invernaderos como agentes de control biológico. Entre ellos, la
mariquita asiática Harmonia axyridis se encuentra en la actualidad ampliamente
distribuida por Europa central y occidental donde se ha vuelto en una amenaza para
las especies nativas (Rඈඒ & Wൺඃඇൻൾඋ඀, 2008; Rඈඊඎൾඌ et al., 2009). Así mismo
el uso indiscriminado de pesticida empleado en Estados Unidos para erradicar
la hormiga de fuego (Solenopsis invicta) se tradujo en un autentico desastre
medioambiental y desperdicio de dinero. Las hormigas invasoras volvían a invadir
las zonas de las cuales habían sido erradicadas con más rapidez que las especies
nativas y su dispersión se vio favorecida por la eliminación de competidores y
depredadores; restos de pesticidas fueron encontrados en numerosos organismos
e incluso en humanos (Sංආൻൾඋඅඈൿൿ et al., 2000).

2.4 Restauración
La gestión de EEI no puede constituir por sí misma el objetivo principal
de una estrategia de conservación, sino que debe interpretarse como un medio
para alcanzar un fin más importante que es la preservación del ecosistema y
sus funciones (Wංඍඍൾඇൻൾඋ඀ & Cඈർ඄, 2001; Gൾඇඈඏൾඌං & Sඁංඇൾ, 2004). Debido
a que los ecosistemas que sufren mayores perturbaciones son más vulnerables
a las invasiones, mantener su buen estado y potenciar su resiliencia se vuelve
en un paso imprescindible. En el contexto de la gestión de EEI la erradicación,
contención y/o control deberían complementarse con medidas de restauración
puesto que podrían liberar recursos o abrir nichos propiciando tanto la re-invasión
como nuevas invasiones (Sංආൻൾඋඅඈൿൿ, 2003; Hඈඅආൾඌ et al., 2005). No obstante,
en España la restauración de hábitats previamente invadidos no se ha llevado a
cabo con mucha frecuencia y las inversiones destinadas a ello constituyen tan
solo una mínima parte del presupuesto dedicado a la gestión de plantas invasoras
(Aඇൽඋൾඎ et al., 2009).
Además de fomentar acciones de restauración, sería conveniente que éstas
se fundamentaran sobre un análisis de viabilidad teniendo en cuenta los rasgos
biológicos de las especies erradicadas (banco de semillas, impacto sobre el suelo,
etc.) las características estructurales de los ecosistemas, costes y beneficios, etc. e
incluyeran medidas de monitoreo de EEI a largo plazo (D’Aඇඍඈඇංඈ & Mൾඒൾඋඌඈඇ,
2002).
Las intervenciones tendrían que desarrollarse según protocolos de actuación
elaborados específicamente para el área a intervenir, teniendo en cuenta los
posibles factores de riesgo asociados a las propias operaciones de restauración
(maquinaria contaminada, uso de sustratos orgánicos y vegetales de procedencia
remota, modalidades de remoción y transporte de EEI, etc.) que podrían actuar
como vectores de nuevas especies y/o favorecer la dispersión de aquellas que han
sido objeto de control.
En cuanto al tipo de plantas a emplear en las obras de revegetación o
control de la erosión, se debería privilegiar el uso de especies autóctonas y de
proveniencia local a fin de evitar la contaminación genética y limitar el uso de
especies exóticas (preferentemente formas estériles) seleccionadas mediante un
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
86 B. Zංඅඅൾඍඍං, L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ

procedimiento de análisis de riesgos que indique la ausencia impactos adversos


asociados, para áreas de escaso valor medioambiental (Gൾඇඈඏൾඌං & Sඁංඇൾ, 2004).
En el caso de reintroducir especies animales nativas debería prestarse especial
atención para evitar la introducción subespecies diferentes o de individuos
procedentes de poblaciones alejadas debido al riesgo de contaminación genética
y en todo caso debería llevarse a cabo únicamente de forma acorde a las líneas
guía de la IUCN sobre reintroducciones (Gൾඇඈඏൾඌං & Sඁංඇൾ, 2004; IUCN, 2012).

3. Oඍඋൺඌ ඁൾඋඋൺආංൾඇඍൺඌ ඇൾർൾඌൺඋංൺඌ ඉൺඋൺ අൺ ඀ൾඌඍංඬඇ ൽൾ EEI


3.1 Sistemas de información
La efectividad de la gestión de EEI depende estrictamente de la precisión
de la información sobre su distribución, abundancia relativa, superficie ocupada,
tendencias poblacionales, vías de entrada, vectores, etc. Una clara comprensión
de la situación es fundamental para identificar y establecer prioridades para
la investigación, prevención, seguimiento y control y detectar con rapidez las
nuevas introducciones (Gൾඇඈඏൾඌං & Sඁංඇൾ, 2004).
Además es necesario disponer de información básica sobre las diferentes
opciones de gestión a la hora de prevenir nuevas introducciones, la expansión
de las especies ya establecidas o mitigar sus impactos. Las experiencias técnicas
y metodologías llevadas a cabo en materia de prevención y mitigación de EEI
utilizadas en otros países con las mismas especies pueden ser de gran utilidad
a la hora de identificar los mejores métodos de gestión así como para evitar la
repetición de errores (Wංඍඍൾඇൻൾඋ඀ & Cඈർ඄, 2001).
Disponer de dicha información a través de sistemas digitales y accesibles
vía Internet puede contribuir al monitoreo, detección temprana, erradicación y
control de especies invasoras. Constituye además una base útil para la toma de
decisiones a nivel de políticas públicas o iniciativas privadas encaminadas a la
solución de este problema. Su ubicación en la red agiliza las consultas evitando
barreras burocráticas y favorece el intercambio de información, dos elementos
esenciales a la hora de abordar la gestión de EEI. Son un ejemplo de ellos el
Global Invasive Species Database (GISD) y el Invasive Species Compendium
(ISC) a nivel mundial, Delivering Alien Invasive Species Inventories for Europe
(DAISIE) a nivel Europeo, y The European Network on Invasive Alien Species
(NOBANIS) a nivel regional (países norte europeos y bálticos).

3.2 Investigación
La importancia de promover la investigación sobre la biología de las EEI y
los factores tanto ecológicos como socioeconómicos subyacentes a los procesos
de invasión es innegable e indispensable para la gestión del problema (Gൾඇඈඏൾඌං
& Sඁංඇൾ, 2004). Tanto la taxonomía como la ecología juegan un papel esencial
en todas las etapas de gestión del problema. Esto incluye tanto la detección e
identificación inicial de las EEI que requiere conocimientos taxonómicos, como
las fases sucesivas de respuesta rápida y control que precisan de la comprensión
de la ecología de los invasores en sus rangos nativos e introducidos, necesaria
por ejemplo para determinar cuando y cómo las medidas de control deben ser
iniciadas. Por otro lado, la investigación aplicada aporta continuas mejoras a
herramientas de gestión tales como los análisis de riesgos y técnicas de control.
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Lൺ අඎർඁൺ ൺ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ ൾඑඬඍංർൺඌ ංඇඏൺඌඈඋൺඌ: ඎඇൺ ർඎൾඌඍංඬඇ ൽൾ ൾඌඍඋൺඍൾ඀ංൺ ඒ ർඈආඉඋඈආංඌඈ 87

No obstante, al tratarse de un tema transversal muchas más son las disciplinas que
contribuyen a un mejor conocimiento del problema y de sus consecuencias. Desde
un punto de vista operativo, además de potenciar las financiaciones en el campo
de la biología también sería conveniente promover un mayor número de estudios
sobre otros aspectos menos explorados como la economía de las invasiones y su
impacto sanitario, así como investigaciones en el campo legal con el objetivo
de aportar nuevas perspectivas y soluciones de cara a la gestión de las EEI.
La Estrategia Europea sobre Especies Exóticas Invasoras (Gൾඇඈඏൾඌං & Sඁංඇൾ,
2004) establece las siguientes áreas prioritarias de investigación: a) metodologías
de análisis de riesgo sobre vías de entrada, vectores y especies; b) patrones de
dispersión de EEI o potencialmente invasoras; c) biología, taxonomía y ecología
de las EEI en sus rangos nativos e introducidos y epidemiología; d) vulnerabilidad
de los ecosistemas; e) evaluación de los impactos adversos de las EEI sobre la
biodiversidad nativa incluyendo la diversidad genética; f) evaluación de las
consecuencias sobre la economía y la salud pública; g) evaluación y desarrollo
de técnicas mejores de prevención, detección temprana control y restauración.
Por otro lado, se hace hincapié en la necesidad de establecer canales de
comunicación y mecanismos de retroalimentación positiva y recíproca entre el
sector de la investigación y los estamentos encargados de la gestión.

3.3 Normativa
Pese a que a nivel internacional y regional existen diferentes instrumentos
(vinculantes y no) que abordan de una u otra manera a las EEI, y aunque varios
países y algunas regiones hayan hecho progresos significativos, los ordenamientos
jurídicos e institucionales de muchos estados tratan todavía el problema de
forma poco sistemática y fragmentaria (Sඁංඇൾ et al., 2000; Sඁංඇൾ, 2008). La
gran mayoría de disposiciones han sido desarrolladas para sectores productivos
concretos (agrícola, forestal, etc.) dejando en un segundo plano la biodiversidad
autóctona, y/o como reacción a la presencia de EEI particularmente problemáticas
(como por ejemplo las medidas relativas al género Pomacea), (Sඁංඇൾ et al., 2000;
DOUE, 2012). Existen varios condicionantes y de diferente naturaleza que
pueden explicar esta laguna; entre ellos a) la dificultad para predecir el riesgo
asociado a especies, vías de entrada y vectores de forma objetiva, b) la escasez
y/o dispersión de datos, c) la amplitud de actividades y sectores relacionados con
las especies exóticas y el valor que se les atribuye, d) la escasa conciencia que
tanto el público en general como los políticos tienen del problema y e) la ausencia
de un enfoque estratégico (Sඁංඇൾ et al., 2000).
Sin embargo, el desarrollo y la aplicación de medidas normativas son
componentes esenciales para prevenir o reducir el riesgo de nuevas introducciones
y proveer una base sólida para su gestión (Sඁංඇൾ et al., 2000). Idealmente los
marcos legales deberían integrar más claramente principios fundamentales de la
política internacional como el de precaución y el de “quien contamina paga”
insuficientemente aplicados en el contexto de las EEI en la UE (Cඈආංඌංඬඇ
Eඎඋඈඉൾൺ, 2011b) y fundamentarse en objetivos claros y centrados más en
los beneficios de la acción que se pretenden conseguir que en las propias EEI
(Sඁංඇൾ, 2008). No obstante, la reglamentación por si sola no es eficaz puesto
que para alcanzar los objetivos de conservación se precisa de acciones de gestión
continuadas en el tiempo que implican medidas costosas tales como el control
de EEI o la restauración. Esto es particularmente cierto cuando un particular
no es responsable de la presencia de una EEI en sus propiedades (Dඈඋൾආඎඌ,
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
88 B. Zංඅඅൾඍඍං, L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ

2003). Aún prohibiendo o limitando ciertas actividades, sería conveniente que


los marcos normativos promovieran la consecución de los objetivos marcados
mediante incentivos positivos y establecieran mecanismos consultivos con los
principales estamentos implicados (autoridades medio ambientales, fitosanitarias,
veterinarias, sanitarias, administraciones regionales y locales, sectores
industriales, expertos, etc.). Esto resultaría de gran utilidad a la hora de elaborar
reglamentos adecuados y consensuados y asegurar su aceptación y cumplimiento.
Por otra parte, de forma consistente con la diversidad de las normativas en la
Unión Europea, las responsabilidades de gestión de EEI dentro de los estados
miembros siguen todavía muy fragmentadas (Cඈආංඌංඬඇ Eඎඋඈඉൾൺ, 2011b). La
normativa debería por tanto abordar este problema definiendo más claramente
responsabilidades y funciones, y desarrollar reglamentos más específicos en
materia de prevención y gestión (Sඁංඇൾ et al., 2000; Sඁංඇൾ, 2008).

3.4. Educación y concienciación pública


La necesidad de educar y concienciar a la sociedad es un aspecto considerado
en las Estrategias sobre este tema del CBD y el Consejo de Europa para ser tenido
en cuenta de manera horizontal en las tres etapas: prevención, detección y rápida
intervención, y erradicación o control (CBD, 2002; Gൾඇඈඏൾඌං & Sඁංඇൾ, 2004).
Una mayor concienciación y entendimiento del problema son la clave
para conseguir un mayor apoyo a las políticas y programas pertinentes y para
involucrar a un mayor número de sectores/actores en la puesta en marcha de
acciones que reduzcan el riesgo de introducción de EEI así como de facilitar su
propagación, y que colaboren en su detección y seguimiento.
No obstante, pese a que la población en general apoye la conservación de
la biodiversidad, la comprensión del problema de las invasiones biológicas sigue
siendo todavía limitada (Bඋൾආඇൾඋ & Pൺඋ඄, 2007). Esto se debe en gran medida
a la falta de un nexo claro e inmediato entre causas y efectos de una invasión
(los impactos de las EEI pueden tardar en volverse evidentes) lo que dificulta la
percepción del riesgo asociado a las EEI (Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ et al., 2006).
La gestión de EEI es tanto una cuestión social como científica y el apoyo de la
población puede ser determinante para su éxito o fracaso. Esto es particularmente
cierto en las campañas de erradicación y control donde las especies implicadas
y los métodos empleados pueden condicionar el nivel de apoyo público sobre
todo en aquellos casos en los cuales la especie resulte atractiva. Constituyen dos
ejemplos opuestos la paralización del programa de erradicación de la ardilla gris
en Italia y el incremento en el apoyo para el control y erradicación de especies
no autóctonas en Escocia (del 38 al 78%) después celebrar reuniones con grupos
focales para discutir dichos proyectos (Bඋൾආඇൾඋ & Pൺඋ඄, 2007).
En España, el número de iniciativas de divulgación y sensibilización sobre
EEI se ha multiplicado en los últimos años (Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ et al., 2006).
Sin embargo se trata en muchos casos de acciones aisladas fundamentadas sobre
patrones comunicativos unidireccionales y verticales, y sin tener en cuenta el
hecho de que la información científica no necesariamente motiva a los que no
están muy interesados en la problemática abordada. Por otra parte la ausencia,
en muchos casos, de un proceso de retroalimentación, que permita verificar
el impacto sobre los destinatarios de los mensajes emitidos, dificulta medir el
impacto de dichas iniciativas.
Siendo patente que el factor humano es la principal causa del problema
y teniendo en cuenta la complejidad y transversalidad del problema abordado,
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Lൺ අඎർඁൺ ൺ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ ൾඑඬඍංർൺඌ ංඇඏൺඌඈඋൺඌ: ඎඇൺ ർඎൾඌඍංඬඇ ൽൾ ൾඌඍඋൺඍൾ඀ංൺ ඒ ർඈආඉඋඈආංඌඈ 89

resulta necesario adoptar un enfoque que persiga cambios de actitudes y


comportamientos y la socialización en la gestión del riesgo a través de la
participación activa y consciente de la comunidad.
De aquí la importancia de desarrollar una estrategia que se fundamente en
la comunicación, educación y conciencia pública (CEPA) que: a) garantice el
acceso a la información para todos los actores/sectores implicados para poder
participar en todas las fases de la gestión del riesgo ocasionado por las EEI; b)
detecte los canales de comunicaciones adecuados en función de las diferentes
capacidades perceptivas del problema, y c) realice acciones específicas en
función de los destinatarios y un posterior seguimiento para comprobar el alcance
de los resultados obtenidos y medir el grado de cumplimiento de los objetivos
(Hൾඌඌൾඅංඇ඄ et al., 2007).

4. Sංඇ඀ඎඅൺඋංൽൺൽൾඌ ൽൾ අൺ ඀ൾඌඍංඬඇ ൽൾ EEI ൾඇ Eඌඉൺඪൺ


Según reporta el cuarto informe nacional sobre diversidad biológica, la
introducción de EEI está reconocida como una de las principales amenazas a la
biodiversidad en España donde, se está dedicando un esfuerzo notable a la lucha
contra las EEI (MARM, 2009).
Entre los principales avances acometidos por diferentes agentes destacan:
• La realización de estudios básicos en el marco del Inventario nacional de
biodiversidad para establecer planes de gestión. Por otro lado varias CCAA cuentan
con obras sobre EEI y aproximadamente la mitad disponen de publicaciones o
documentos inéditos que incluyen inventarios o catálogos de sus EEI.
• Un incremento en el número de estudios y publicaciones científicas sobre
EEI.
• La celebración de varios congresos, reuniones y seminarios técnicos-
científicos.
• La elaboración de códigos de buenas prácticas sobre jardinería, horticultura
y anillamiento científico y en materia de prevención de la expansión del mejillón
cebra.
• La elaboración de un manual de diagnóstico, prevención y gestión de
especies exóticas invasoras y un manual de control de vertebrados invasores.
• Un aumento a escala autonómica de las iniciativas de gestión para EEI,
la continuación de planes para la malvasía canela y el visón americano a escala
nacional y la creación y puesta en marcha de una estrategia nacional de lucha
contra el mejillón cebra.
• La elaboración de nueva normativa (tanto a nivel autonómico como
nacional) destacando por su importancia la Ley 42/2007, del 13 de diciembre,
del patrimonio natural y de la biodiversidad (BOE, 2007) y el Real Decreto
1628/2011, de 14 de noviembre, por el que se regula el listado y catálogo español
de especies exóticas invasoras (BOE, 2011), este último de inminente derogación.
• Un incremento en el número de campañas de divulgación y sensibilización.
No obstante, a pesar de estos progresos, la gestión de EEI aparece en muchos
casos deficiente e incongruente.
La producción científica en esta materia ha tenido un gran impulso en los
últimos años, y ya se comienza a disponer de información cada vez más detallada
sobre EEI (aunque muy sesgada hacia las plantas y los vertebrados) (Zංඅඅൾඍඍං
et al., 2008), sobre los mecanismos subyacentes y los factores asociados a las
invasiones biológicas. Sin embargo, pese a un mayor conocimiento y comprensión
del problema, y a los avances realizados en este campo, la respuesta política al
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
90 B. Zංඅඅൾඍඍං, L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ

problema de las EEI sigue siendo débil e insuficiente. Las iniciativas políticas
llevadas a cabo por las diferentes administraciones para hacer frente a las EEI
a menudo no reflejan adecuadamente los actuales conocimientos científicos
sobre la dinámica del problema, ni responden a las necesidades de gestión y
opciones de respuesta para abordar seriamente el problema, solicitadas en varias
ocasiones por científicos y técnicos. Y esto, a pesar del incremento en el ritmo
de las introducciones y de la creciente acumulación de consecuencias negativas
derivadas de las invasiones biológicas (Hඎඅආൾ et al., 2009; Sඍඋൺඒൾඋ, 2010;
Gൾඇඈඏൾඌං et al., 2012).
Frente al problema de las invasiones biológicas, gran parte del esfuerzo se ha
dirigido hacia aquellas EEI ya establecidas llevando a cabo campañas de control
puntuales, dirigidas a especies concretas y casi exclusivamente en aquellos en
lugares donde crean mayores impactos (Zංඅඅൾඍඍං et al., 2008).
Pero, pese a los éxitos obtenidos en alguna campaña de erradicación, la
irreversibilidad de muchas invasiones pone en énfasis la importancia de la
prevención. Sin embargo, las iniciativas tomadas en este campo han sido débiles
y limitadas en términos de cobertura y alcance, y delatan una falta de compromiso
político que se ha traducido en la puesta en marcha de medidas que no responden
a una visión estratégica del problema.
Una de las mayores lagunas la constituye la ausencia de un sistema nacional
de información, una herramienta básica e imprescindible para una gestión eficiente
de las EEI cuya importancia fue subrayada ya en 2006 por los participantes del 2º
Congreso Nacional sobre Especies Exóticas Invasoras que reconocieron frente a
la dispersión de la información existente sobre EEI en España y a la proliferación
de bases de datos que duplican en muchos casos los esfuerzos, la necesidad de
aunar las mismas en un portal de Internet accesible al público y de libre consulta
(GEIB, 2007).
Por otro lado, la dispersión de competencias y la falta de coordinación
entre diferentes administraciones (un problema evidenciado también en las
conclusiones del 4º Congreso Nacional sobre Especies Exóticas Invasoras (GEIB,
2012), y la ausencia de directrices estratégicas nacionales acordadas por todos los
estamentos implicados, se traducen a veces en una gestión contradictoria de las
EEI. Este es, por ejemplo, el caso de varias especies acuáticas invasoras que son
objeto de medidas de control en alguna CCAA mientras que en otras se favorece
su mantenimiento y expansión, incluso cuando su impacto negativo es manifiesto
(Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋ඀ඳൾඅඅൾඌ et al., 2006).
Por último, entre los pasos acometidos en tiempos recientes para la lucha
a las EEI están la elaboración y publicación de la ley 42/2007 del patrimonio
natural y de la biodiversidad, que introduce, como principal herramienta de
prevención, el catálogo español de especies exóticas invasoras (BOE, 2007) y
del Real Decreto 1628/2011, de 14 de noviembre, por el que se regula el listado
y catálogo español de especies exóticas invasoras (BOE, 2011). No obstante, el
rechazo a las limitaciones impuestas por la norma reglamentaria sobre todo en
materia de pesca recreativa han motivado las protestas de algunas Comunidades
Autónomas y colectivos de pescadores. Éstas han desembocado, en la suspensión
de la vigencia de la norma para algunas especies ícticas y en un acuerdo del
Consejo de Ministros que anunció, entre otras cosas, el inicio de un procedimiento
inmediato de modificación del Real Decreto (actualmente en curso) (BOE, 2012).
Aún reconociendo la relevancia de la ley 42/2007 y del Real Decreto
1628/2011, su propia concepción sigue reflejando una forma de actuar muy
alejada de una aproximación estratégica al problema de las EEI.
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Lൺ අඎർඁൺ ൺ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ ൾඑඬඍංർൺඌ ංඇඏൺඌඈඋൺඌ: ඎඇൺ ർඎൾඌඍංඬඇ ൽൾ ൾඌඍඋൺඍൾ඀ංൺ ඒ ർඈආඉඋඈආංඌඈ 91

Tanto la citada ley como el resto de la normativa actual son todavía


insuficientes para soportar la puesta en marcha de políticas orientadas a luchar
contra las invasiones biológicas, un problema cuyas implicaciones y cuya gestión
precisan de la elaboración de un marco jurídico y una normativa más específica
(Zංඅඅൾඍඍං et al., 2008).
Queda patente que una gestión eficaz de las EEI precisa: a) de un
compromiso político serio y a largo plazo con el medio ambiente, con el conjunto
de estamentos implicados en el problema y con la ciudadanía, b) de líneas de
actuación claras y estructuradas de acuerdo con una estrategia que defina
funciones y responsabilidades, y c) de la dotación de recursos adecuados.
Lamentablemente, mientras muchas herramientas para combatir las EEI ya
existen, la preocupación por el problema y la voluntad de resolverlo flaquean.

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los requerimientos planteados por los Gobiernos de las Comunidades Autónomas
de Aragón, Castilla y León y de Cataluña, al amparo de lo previsto en el artículo
44.3 de la Ley 29/1998, de 13 de julio, reguladora de la Jurisdicción Contencioso-
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Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013


95

El hombre como factor de extinción biológica


Man as a biological extinction factor
Pablo Refoyo, Benito Muñoz, Ignacio Polo,
Cristina Olmedo y Ana Requero1
1. Departamento de Zoología y Antropología Física,
Facultad de Ciencias Biológicas,
Universidad Complutense de Madrid.
C/José Antonio Novais, nº 12,
28040 Madrid.
pa.refoyo@bio.ucm.es, titomu@bio.ucm.es, ipolorol@bio.ucm.es,
cos@bio.ucm.es, amrequero@estumail.ucm.es

Pൺඅൺൻඋൺඌ ർඅൺඏൾ: Hombre, Sexta extinción, Biodiversidad


Kൾඒ ඐඈඋൽඌ: Man, Sixth extinction, Biodiversity

Rൾඌඎආൾඇ

La superpoblación del ser humano es una de las causas que más está influyendo en
el deterioro que sufre el planeta Tierra en la actualidad. La adaptabilidad del ser humano y
su eficiencia para modificar el medio está provocando que para satisfacer sus necesidades
requiramos de, al menos, cinco o seis planetas.
Las acciones del hombre sobre el planeta tienen tanto carácter puntual como global.
Todas estas actuaciones están provocando una reducción de la biodiversidad a un ritmo
no conocido en épocas anteriores.
En los últimos años se ha incrementado en más de un 10% el número de especies
amenazadas. Desde 1800 han desaparecido 103 especies, lo que indica una tasa de
extinción 50 veces superior al ritmo natural. Las estimaciones más pesimistas hablan de
una pérdida de hasta 30.000 especies al año, lo que implica más de 80 especies diarias.
Para solucionar el problema se han planteado soluciones globales mediante
la Estrategia Mundial para la Conservación de la Naturaleza, el Convenio sobre la
Diversidad Biológica o el Plan de Acción para detener la pérdida de biodiversidad para
2010 y en adelante. Somos causantes de la llamada “sexta extinción” pero en nuestra
mano está evitarla.

Aൻඌඍඋൺർඍ

Human overpopulation is undoubtedly one of the reasons that most influence in


the enormous worsening that is suffering the Earth today. Human adaptability and their
efficiency to modify the environment is making that we require of at least 6 or seven
planets to satisfy the current human needs.
Disturbances of man on the planet have both an infrequent nature, -on specific
habitats and species-, as a global nature, -changing weather conditions, altering water
composition and homogenizing the Earth-. All these actions are causing a decline in
biodiversity on the planet at an unknown rate in earlier times.
However, the human being is not only capable of destroying the environment but
also has the ability to restore the damage caused. Our only doubt is if we are on time to
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
96 P. Rൾൿඈඒඈ, B. Mඎඪඈඓ, I. Pඈඅඈ, C. Oඅආൾൽඈ ඒ A. Rൾඊඎൾඋඈ

solve it.
According to IUCN (2003), the number of species with documented extinction
since the sixteenth century has been of more than 800, of which 330 are vertebrates
(78 mammals, 132 birds, 22 reptiles, 7 amphibians and 91 fish), 381 invertebrates
(303 molluscs, 70 insects and 8 crustaceans) and 99 plants (4 monocotyledons and 95
dicotyledons). The number of threatened species has increased in more than 10% in
recent years. Since 1800, 103 species have disappeared indicating an extinction rate 50
times the natural rate. The most pessimistic estimates speak up to 30,000 species that
disappear each year, involving more than 80 species per day.
The number of seriously threatened vertebrates has increased significantly since
1996 (22% of mammals, 13.6% of birds, 23% of amphibians, 25% of reptiles and 30%
of fish). But worst of all is that definitely many species have already been lost and, at this
rate, many more will be lose even before being discovered.
Plants are also in danger, there are a total of 5.611 threatened plant species -many of
them arboreal- although only 4% of higher plants have been evaluated.
Global solutions have arisen to solve the problem through the Global Strategy for
the Conservation of Nature, the Convention on Biological Diversity and the Action Plan
to halt the loss of biodiversity. We are responsible of the “sixth extinction” but in our
power to avoid it.
Neither society nor government can be indifferent to this evidence considering
that they take actions to reduce biodiversity loss, so that are achieved some conservation
successes. Nature is the largest company in the world, that works to the benefit of 100% of
humanity - and does it for free -. Governments should invest as much effort, if not more,
to save nature and not to save the economic and financial sectors. For example, in North
America and Eurasia the number of threatened species are maintained and reduced by
43% respectively, while in South America, Africa and Indo-Pacific, endangered species
have increased by 55, 18 and 6% respectively.

1. Iඇඍඋඈൽඎർർංඬඇ
El mundo natural es ahora un lugar muy diferente de lo que fue hace 10.000
años o incluso hace solo 100. Cada ecosistema natural del planeta ha sido alterado
por la humanidad, algunos hasta el punto del colapso. Numerosas especies se
han extinguido prematuramente, los ciclos naturales hidrológicos y químicos se
han visto alterados, se han perdido miles de millones de toneladas de suelos,
se ha erosionado la diversidad genética e incluso el propio clima del planeta se
ha alterado significativamente. ¿Cuál es la causa de un cambio ambiental tan
grande? Simplemente, el impacto acumulado de 6.400 millones de personas.
(Gඋඈඈආ, 2005).
Thomas Robert Malthus en “An Essay on the Principle of Population”
(1798) ya comentaba hace dos siglos que el principal problema del hombre era
la superpoblación, ya que no habría alimentos para todos. Malthus sostenía que
el crecimiento demográfico era mayor que el de los medios de subsistencia,
afectados por la ley de rendimientos decrecientes. Así, mientras la población
crece en progresión geométrica, la producción de alimentos lo hace en progresión
aritmética. Los momentos de crisis de subsistencia se resolverían gracias a las
hambrunas, guerras y epidemias por las que disminuiría la población, sobre todo
la perteneciente a los grupos más desfavorecidos.
Conocido lo anterior, la pregunta que habría que hacerse sería ¿está
provocando cambios en el medio susceptibles de considerarse catastróficos el
actual modelo de desarrollo humano?; en tal caso, nosotros seríamos la causa (en
este caso biológica) de la sexta extinción en masa. La biodiversidad del planeta,
garantía del equilibrio y pervivencia de los ecosistemas, disminuye de manera
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Eඅ ඁඈආൻඋൾ ർඈආඈ ൿൺർඍඈඋ ൽൾ ൾඑඍංඇർංඬඇ ൻංඈඅඬ඀ංർൺ 97

alarmante. No existe ninguna acción tan devastadora sobre la biodiversidad como


la ejercida por la especie humana en los últimos cientos de años. Lൾൺ඄ൾඒ & Lൾඐංඇ
(1997) denominan a esta acción la “sexta extinción”, en paralelismo con las cinco
grandes etapas de extinción masiva de seres vivos.
Lൾൺ඄ൾඒ & Lൾඐංඇ (1997) evalúan que la tasa de extinción de especies de aves
y mamíferos, entre el año 1600 y el 1975, ha sido entre cinco y cincuenta veces
más elevada que la habida a lo largo de la mayoría de los eones de nuestro pasado
evolutivo.
El hombre, como el resto de seres vivos que pueblan la Tierra, provoca
modificaciones del medio de forma puntual (Hൺඇඇൺඁ et al., 1994); sin embargo, en
la especie humana se da un condicionante añadido relacionado tanto con nuestro
elevado crecimiento (7.000 millones de personas) como con nuestra capacidad
para ocupar casi cualquier lugar del planeta (UNFPA, 2011). La proliferación
de nuestra especie provoca que esos cambios puntuales se produzcan en toda la
Tierra, por lo que la afección es planetaria. A esto hay que sumar nuestra eficacia
en la modificación del medio, resultado de nuestra condición de especie invasora,
y nuestra voracidad que provoca que, para satisfacer nuestras necesidades,
necesitemos entre cinco y seis planetas (Sൺർඁඌ, 1993).
Desde nuestros inicios y tras la salida de África, nos hemos comportado
como una especie que ha desplazado o eliminado directamente innumerables
taxones de nuestro entorno (Hombre de Neanderthal, megafauna en América y
Europa, etc.); de hecho, nuestro éxito como especie radica, de alguna manera,
en esta condición de especie invasora por lo que, al menos potencialmente, nos
podemos comportar como una catástrofe biológica susceptible de provocar una
extinción masiva (Kඈർඁ & Bൺඋඇඈඌ඄ඒ, 2006).
Los cambios puntuales a los que nos referimos tienen nombre y apellidos
y son muy variados. Algunos tienen que ver con la eliminación directa de las
especies mismas, como la caza ilegal o el uso de venenos para la eliminación
de “alimañas” (Mංඅඇൾඋ-Gඎඅඅൺඇൽ et al., 2001), los atropellos (Rඈඌൾඅඅ et al.,
2003), la utilización de productos fitosanitarios o insecticidas para aumentar
la producción de los cultivos (Mൾඋංඇඈ et al., 2005; Rൺඎർඁ et al., 2004; Fඈඋඍ
et al., 1999, Bඅൺඇർඈ Hൾඋඇගඇൽൾඓ et al., 1998; Fඋංൾඇൽ et al., 1999), etc. Otros
están relacionados con el medio en el que habitan, es decir su hábitat; algunos
ejemplos son la fragmentación del medio natural producto de la construcción
de infraestructuras (Nൺඏൾඌ, 1996; Rඈൽඋට඀ඎൾඓ, 1997), la construcción de presas
o explotación de canteras (Bൾඋඇൺඅ et al., 2007), la eliminación directa por
asfaltización o conversión en cultivos (Mංൾඍඍංඇൾඇ et al., 2011), la explotación
maderera intensiva (Wඋං඀ඁඍ, 2005; Lൺඎඋൺඇർൾ, 2006) y piscícola (FAO, 2005),
etc.
La eliminación de especies es el efecto más conocido y mejor estudiado y
es uno de los que más impacta sobre nuestra huella en el planeta (Wൺർ඄ൾඋඇൺ඀ൾඅ
et al., 2000). Los primeros humanos pudieron contribuir de manera significativa
a la extinción de varias especies de aves y mamíferos de gran tamaño y, quizás
también, de otros grupos durante el Pleistoceno, según iban colonizando las
diferentes grandes masas de tierra (Gൺඌඍඈඇ & Sඉංർൾඋ, 2004; Tඎඋඏൾඒ, 2009; Cංඈඇൾ
et al., 2009).
La ejemplificación de estos casos resulta mucho más gráfica cuando
hablamos de las islas, donde la extinción de un gran número de especies está
directamente relacionada con la ocupación humana (Gൺඌඍඈඇ & Sඉංർൾඋ, 2004)
(Figura 1).
El alto ritmo de disminución en la población de las especies terrestres se
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
98 P. Rൾൿඈඒඈ, B. Mඎඪඈඓ, I. Pඈඅඈ, C. Oඅආൾൽඈ ඒ A. Rൾඊඎൾඋඈ

Figura 1. Porcentaje de aves extintas o en peligro de extinción en islas del Pacífico en


relación a la ocupación humana. Fuente: Gൺඌඍඈඇ & Sඉංർൾඋ, 2004.
-Percentage of birds extinct or endangered in the Pacific Islands in relation to hu-
man occupation. Source: Gൺඌඍඈඇ & Sඉංർൾඋ, 2004.

refleja en la pérdida del hábitat natural, especialmente en los trópicos, sustituido


por tierra cultivada o de pastoreo entre 1950 y 2005, siendo la conversión a la
agricultura la principal responsable de esta pérdida y la causante de la reducción
de un 33% en las poblaciones de vertebrados (Mංൾඍඍංඇൾඇ et al., 2011; WWF/ZLS,
2010). La deforestación de los trópicos, con la transformación de 3,5 millones
de hectáreas al año en Brasil y 1,5 millones en Indonesia entre 2000 y 2010, ha
provocado una disminución del 60% en las poblaciones de animales (WWF/ZLS,
2010).
Sin embargo, estas no son las únicas agresiones que nos convierten en
potenciales exterminadores de especies. Además de la suma de modificaciones
puntuales, hay que añadir una agresión de forma global como es la producción
de gases de efecto invernadero y contaminantes (Eඅඅංඌ et al., 2011; Sൾඇൺඉൺඍඁං et
al., 2011), que provoca tanto la desaparición de especies (Fඈඋർൺൽൺ et al., 2005),
como cambios en sus costumbres relacionados con la migración, la reproducción o
la alimentación (UNEP/CMS, 2006; Dൾඋඈർඁൾඋ et al., 2004; Gඋൾൾඇൾ et al., 2004,
Lඎඌඌൾൺඎ et al., 2004). Indudablemente, y aunque puedan existir causas naturales
(ciclos solares, radiaciones cósmicas, etc.) que estén ayudando a disimular o
ampliar los cambios atmosféricos, el actual desarrollo está provocando un cambio
climático de marcado carácter global reconocido en mayor o menor medida por
todos.
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático también muestra
cierta preocupación al respecto, y en su último informe revela que en 50 años
desaparecerán un millón de especies de plantas y animales si no reducimos las
emisiones de gases de efecto invernadero. A pesar de ello, el cambio climático
no es actualmente la amenaza principal a las especies silvestres, aunque la
situación puede cambiar próximamente, ya que el último informe elaborado por
dicho Panel Intergubernamental, y tras examinar las características biológicas de
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Eඅ ඁඈආൻඋൾ ർඈආඈ ൿൺർඍඈඋ ൽൾ ൾඑඍංඇർංඬඇ ൻංඈඅඬ඀ංർൺ 99

17.000 especies de aves, anfibios y corales de arrecife, indica que una proporción
significativa de las especies que hoy no están amenazadas de extinción (30% de
las aves, 51% de los corales y 41% de los anfibios) son vulnerables al cambio
climático (Vංඣ et al., 2009). Por otro lado, son muchas las opiniones que vienen
poniendo en evidencia la relación existente entre la extinción puntual de especies
y/o la modificación de comportamientos migratorios, fenológicos o biogeográficos
de éstas con el cambio climático (UNEP/CMS, 2006; Dൾඋඈർඁൾඋ et al., 2004;
Gඋൾൾඇ et al., 2004; Lඎඌඌൾൺඎ et al., 2004).
El hombre es un homogeneizador del territorio. De forma voluntaria
o involuntaria estamos creando ecosistemas similares en lugares dispares e
incorporamos a dichos medios las mismas especies en todo el planeta (Sඍൾංඇൿൾඅൽ
et al., 2006). La consabida globalización no solo es un concepto económico sino
que lo estamos convirtiendo en un término biológico.
Con estos argumentos es fácil considerarnos como posible causa de la
extinción masiva de especies. Según la UICN (2003), desde el siglo XVI el
número de especies con extinción documentada ha sido de más de 800, de las
que 330 son vertebrados (78 mamíferos, 132 aves, 22 reptiles, 7 anfibios y 91
peces), 381 invertebrados (303 moluscos, 70 insectos y 8 crustáceos) y 99 plantas
(4 monocotiledóneas y 95 dicotiledóneas). Hoy hay 4.000 especies en peligro de
extinción. El 25% de las especies actuales se encontrarán en peligro de extinción
en el próximo cuarto de siglo (hacia el 2025). De todas las épocas, la mayor
velocidad de extinción se localiza entre 1850 y la actualidad. (Sൾඊඎൾංඋඈඌ, 2002).
La última lista roja de la UICN (2008) indica que en los últimos años se
ha incrementado en más de un 10% el número de especies amenazadas. Las
estimaciones más pesimistas hablan de la desaparición de hasta 30.000 especies
al año, lo que implica más de 80 especies diarias (Dൾඅංൻൾඌ, 2004). Según dicho
informe, y considerando únicamente taxones superiores (vertebrados y plantas
superiores), en los últimos 500 años la actividad humana ha llevado 816 especies
a la extinción y desde 1800 han desaparecido 103 especies, lo cual indica una
tasa de extinción 50 veces superior a los ritmos naturales previos (UICN, 2008;
Mൺඅർඈඅආ et al., 2006).
Esta misma lista roja establece que de 44.838 especies analizadas, 869 se
consideran Extintas o Extintas en Estado Salvaje, número que aumenta a 1.159
si incluimos aquellas especies que se consideran Posiblemente Extintas. Además
hay 16.928 consideradas en algún grado de amenaza: 3.246 como En Peligro
Crítico, 4.770 En Peligro y 8.912 Vulnerables. Igualmente, y considerando solo
las especies evaluadas (no las descritas), el 22% de los vertebrados, el 41% de los
invertebrados y el 70% de las plantas están incluidas en alguna de las categorías
de amenaza.
El número de mamíferos en peligro serio aumentó de 169 a más de 700 desde
1996, de los cuales 98 se consideran Extintos o Posiblemente Extintos. Cerca del
22% de los mamíferos, 3.110 especies, están bajo amenaza de extinción, y de las
600 especies de primates existentes en el planeta, 166 están amenazadas frente a
las 96 que estaban en esta categoría a finales del siglo pasado. En relación a las
aves, las especies con alto grado de amenaza subieron de 168 a casi 800, mientras
que el 13,6% de las especies están amenazadas, lo que representa más de una de
cada siete especies evaluadas. Las aves marinas están mucho más amenazadas
que las terrestres, con un 27,5% en Peligro de Extinción, comparado con 11,8%
de las terrestres. Como consecuencia de la pesca industrial en alta mar, dieciséis
especies de albatros se encuentran ahora amenazadas, frente a sólo tres en 1996.
Las especies de pingüino amenazadas aumentaron de cinco a diez desde 1996.
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
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También son cada vez más las especies de gorriones y golondrinas amenazadas.
Por otro lado, alrededor del 25% de los reptiles fueron considerados en riesgo
y las especies de reptiles amenazadas aumentaron de 253 en 1996 a 291 en el
año 2000; asimismo, cerca del 30% de los peces han sido incluidos en alguna
categoría de amenaza. Los anfibios también se han visto seriamente afectados;
según la “Global Amphibian Assessment “ en la que participaron más de 500
científicos de 60 países, de las más de 5.700 especies estudiadas en los últimos
años, el 23% están En Peligro de Extinción o Extintas lo que representa 1.439
especies, además otras 563 están amenazadas y de 1.533 no hay datos suficientes
para su evaluación (GAA, 2012). En relación a los peces, al menos el 17% de
las 1.045 especies de tiburón y de raya, el 12,4% de los meros y seis de las siete
especies de tortugas marinas están amenazadas de extinción; el 27% de las 845
especies de corales de arrecife están amenazadas, el 20% están casi amenazadas
y 17% no cuentan con datos suficientes para evaluarlas. Las plantas tampoco se
salvan, a pesar de que solo el 4% de las plantas superiores han sido evaluadas,
existen un total de 5.611 especies vegetales amenazadas, muchas de ellas arbóreas
(Vංඣ et al., 2009).
En Europa, por ejemplo, el 38% de todos los peces están amenazados; en
África Oriental, el 28%. Las razones por las que el grupo de los peces se ve tan
afectado hay que buscarlas en la gran conectividad de los sistemas de agua dulce,
que permite a la contaminación y a las especies invasoras propagarse con rapidez
(Vංඣ et al., 2009).
El seguimiento continuado de esta pérdida tampoco nos proporciona buenas
noticias. Entre 1970 y 2007, el Índice de Planeta Vivo (WWF/ZLS, 2010)
parámetro que evalúa el estado de la biodiversidad global en base a las tendencias
de casi 5.000 poblaciones de más de 1.686 especies de vertebrados de todo el
mundo, cayó en un 30%. La tendencia global sugiere que estamos degradando los
ecosistemas naturales a un ritmo sin precedentes en la historia de la humanidad
(Figura 2).

Figura 2. Índice biodiversidad planeta vivo. Fuente: WWF/ZLS, 2010.


- Living Planet Index of biodiversity. Source: WWF/ZLS, 2010.
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
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Las poblaciones de especies tropicales disminuyeron un 60% de promedio,


mientras que las poblaciones de especies de zonas templadas han aumentado un
29% desde 1970 (WWF/ZLS, 2010).
Sin embargo, y a pesar de lo dicho anteriormente, lo peor de todo es que
muchas especies se perdieron y, a este ritmo, se perderán muchas más incluso
antes de haber sido descubiertas.

2. Aർඍඎൺർංඈඇൾඌ
Ni la sociedad ni los gobiernos pueden ser ajenos a esta evidencia. Quizás
sea por lo que Edward O. Wilson (1984) ha llamado biofilia, por la existencia de
elementos emocionales en el miedo a la extinción o a la pérdida de una especie
para siempre (Dൾඅංൻൾඌ, 2005). Según Jean-Christophe Vié (Director Adjunto del
Programa de Especies de la UICN) “cuando los gobiernos toman medidas para
reducir la pérdida de biodiversidad, se logran ciertos éxitos de conservación, pero
todavía distamos mucho de invertir la tendencia”. Es hora de reconocer que la
naturaleza es la empresa más grande del planeta, que trabaja para beneficio del
100% de la humanidad – y lo hace gratis -. Los gobiernos deberían dedicar el mismo
esfuerzo, si no más, a salvar a la naturaleza que a salvar a los sectores económicos
y financieros (Vංඣ et al., 2009). Por ejemplo, en Norteamérica y Eurasia (áreas
donde se realiza un mayor esfuerzo económico en la conservación) el número
de especies amenazadas se ha mantenido o reducido un 43% respectivamente,
mientras que en Sudamérica, África e Indo-Pacífico, las especies amenazadas han
aumentado un 55, 18 y 6% respectivamente (WWF/ZLS, 2010).
Sin embargo, estos logros locales no pueden ser significativos si no se
extrapolan al resto del planeta y se plantea una solución global del problema.
Para lograrlo se propuso el concepto “Desarrollo sostenible” en los años ochenta,
cuando se elaboró la Estrategia Mundial para la Conservación de la Naturaleza.
Posteriormente, en 1992 se estableció el Convenio sobre la Diversidad Biológica,
firmado en la Conferencia de Naciones Unidas de Medio Ambiente y Desarrollo
celebrada en Río de Janeiro en 1992, y es aquí donde se plantea conservar la
biodiversidad en su conjunto, como la variedad de la vida en sus formas genética,
de especies y de comunidades y el mantenimiento de los procesos ecológicos,
definiendo la biodiversidad como: “la variabilidad de organismos vivos de
cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos
y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman
parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de
los ecosistemas”. El concepto de biodiversidad es, por lo tanto, relativamente
reciente, difundiéndose su uso en la década de los noventa.
Desde entonces, la pérdida de biodiversidad ha obtenido una gran relevancia
política que llevó, en la Cumbre de Johannesburgo de 2002, a establecer el
objetivo de “alcanzar una reducción significativa de la tasa actual de pérdida de
biodiversidad para el año 2010”. Sin embargo, la Unión Europea decidió ir más
allá, comprometiéndose a “frenar la pérdida de biodiversidad”.
En la reunión de 2001 celebrada en Gotemburgo, los Jefes de Estado de la
Unión Europea prometieron detener la pérdida de biodiversidad para el año 2010.
A este primer objetivo de conservación global, le siguió una decisión similar
tomada por los países europeos no pertenecientes a la Unión Europea en Kiev en
el año 2003.
En 2006, se aprueba el “Plan de Acción para detener la pérdida de
biodiversidad para 2010 y en adelante” mediante el apoyo a la Red Natura 2000
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102 P. Rൾൿඈඒඈ, B. Mඎඪඈඓ, I. Pඈඅඈ, C. Oඅආൾൽඈ ඒ A. Rൾඊඎൾඋඈ

y la integración de la biodiversidad en la política agraria, pesquera, de desarrollo


territorial y el apoyo a las evaluaciones ambientales (Cൺඋඋൾඍൾඋඈ, 2010).
Así, la “Cuenta Atrás 2010” pretendía ser una poderosa red de socios activos
que colaboraran para informar y comprometer al público en el objetivo del año
2010, ayudar a los gobiernos y las administraciones en la implementación de
dicho objetivo y controlar y evaluar el progreso anual realizado por todos los
gobiernos europeos.
Hasta la fecha, más de una veintena de instituciones europeas han respaldado
esta iniciativa, desde el Consejo de Europa hasta los Ministerios de Medio
Ambiente del Reino Unido, Italia o España. Sin embargo, a pesar de este esfuerzo
no se han logrado los objetivos buscados y la Unión Europea ha planteado nuevos
objetivos a cumplir en 2020. Dichos objetivos pretenden integrar la biodiversidad
en las políticas sectoriales y reclaman una aplicación plena de las directivas
comunitarias (Oൻൾඋඁඎൻൾඋ, 2010).

3. Cඈඇർඅඎඌංඈඇൾඌ
En definitiva, parece que potencial y realmente, sí somos causantes de la
sexta extinción masiva de especies; sin embargo, y a diferencia de las catástrofes
anteriores, en nuestra mano está evitarla. No con el fin de dejar las cosas como
estaban, ya que el concepto de conservar la Naturaleza no debería consistir en
dejarla como está, sino dejar que ésta evolucione de tal forma que nos permita
explotarla de forma indefinida, tal y como hace el resto de especies con las que
convivimos.
Como ente biológico que vive en este planeta tenemos el derecho y la
obligación de explotar todos los recursos naturales para satisfacer nuestras
necesidades, al igual que el resto de especies; como seres racionales que nos
suponemos, tenemos la obligación de hacerlo, al menos, tan bien como lo hace el
resto de seres, considerados irracionales.

Bංൻඅංඈ඀උൺൿටൺ
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Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013


En colaboración con:

Real Sociedad Española de Historia Natural


Facultades de Biología y Geología.
Universidad Complutense de Madrid.
28040 Madrid
rsehno@bio.ucm.es
www.historianatural.org

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