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Responsabilidad y soluciones.
Foto de portada:
Fotografía realizada por Benito Muñoz Araujo
en el Lago de Santiago, Isla de Sao Miguel (San Miguel), Azores.
Tomada el 11 de septiembre de 2009.
Correspondencia:
Real Sociedad Española de Historia Natural
Facultades de Biología y Geología.
Universidad Complutense de Madrid.
28040 Madrid
e-mail: rsehno@bio.ucm.es
Página Web: www.historianatural.org
ISSN: 1132-0869
ISBN - 10: 84-616-4858-7
ISBN - 13: 978-84-616-4858-0
DL: XXXXXXXXX
Pérdida de Biodiversidad
Responsabilidad y soluciones
2013
ISSN: 1132-0869
ISBN - 10: 84-616-4858-7
ISBN - 13: 978-84-616-4858-0
Índice
Presentación 7
Introducción, por Pablo Refoyo, Benito Muñoz, Ignacio Polo, Cristina 9
Olmedo y Ana Requero.
Pérdida de biodiversidad. Causas y consecuencias de la desaparición de 13
las especies, por José Luis Tellería.
Situación y Retos Globales de la Biodiversidad. Perspectiva de Naciones 27
Unidas, por Helena Caballero Gutiérrez.
Pérdida de biodiversidad en el Mediterráneo: causas y propuestas de 41
conservación, por Nieves García y Annabelle Cuttelod.
Causas de la pérdida de biodiversidad: Especies Exóticas Invasoras, por 55
Laura Capdevila-Argüelles, Bernardo Zilletti y Víctor Ángel Suárez
Álvarez.
La lucha contra las especies exóticas invasoras: una cuestión de estrategia 77
y compromiso, por Bernardo Zilletti, Laura Capdevila-Argüelles y Víctor
Ángel Suárez Álvarez.
El hombre como factor de extinción biológica, por Pablo Refoyo, Benito 95
Muñoz, Ignacio Polo, Cristina Olmedo y Ana Requero.
Pඋൾඌൾඇඍൺർංඬඇ 7
Presentación
El siguiente documento es el producto de una mesa redonda organizada por el
Colegio Oficial de Biólogos de la Comunidad de Madrid en el marco del décimo
Congreso Nacional de Medio Ambiente y cuyo objetivo era asentar los conocimientos
básicos sobre la pérdida de biodiversidad que sufre nuestro planeta y las razones
concretas que la produce así como las posibles soluciones.
Las conclusiones obtenidas en dicha mesa se exponen a continuación:
Introducción
Pablo Refoyo, Benito Muñoz, Ignacio Polo,
Cristina Olmedo y Ana Requero1
1. Departamento de Zoología y Antropología Física,
Facultad de Ciencias Biológicas,
Universidad Complutense de Madrid.
C/José Antonio Novais, nº 12,
28040 Madrid.
pa.refoyo@bio.ucm.es, titomu@bio.ucm.es, ipolorol@bio.ucm.es,
cos@bio.ucm.es, amrequero@estumail.ucm.es
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Rൾඌඎආൾඇ
Como advertía Otto Frankel hace cuarenta años, “las especies salvajes,
crecientemente amenazadas por la pérdida de hábitats, dependerán de una organizada
protección de su supervivencia. A largo plazo, esto es sólo posible si se las mantiene en
continua evolución dentro de sus comunidades naturales…”. Este objetivo es difícil si
atendemos al creciente impacto de la expansión del hombre sobre el planeta (destrucción
de hábitat, homogenización biótica, contaminación…) con sus negativas secuelas sobre
la biodiversidad. Un problema adicional para evaluar la verdadera dimensión de este
impacto es la falta de información básica sobre la diversidad taxonómica de las especies,
su distribución y tendencias numéricas por falta de investigación básica y seguimiento.
En cualquier caso, la información disponible es preocupante. La UICN considera
amenazadas al 36% de las 48.000 especies evaluadas hasta el 2010 y el Living Planet
Index (WWF-UNEP), que sintetiza la evolución de 5000 poblaciones de 1700 especies de
vertebrados en todo el mundo, registra un declive medio del 40% en los últimos 30 años.
Se conoce todavía mal la forma en que la pérdida de especies afecta a la resiliencia de los
ecosistemas, aunque diferentes estudios demuestran que suelen asociarse con pérdidas
graduales o repentinas de funcionalidad según las circunstancias. La presencia de muchas
especies en un grupo funcional dado puede impedir que la desaparición de alguna de
ellas tenga consecuencias inmediatas e irreversibles. Por eso, como indicaba Norman
Myers hace treinta años, puede ser tan incorrecto mantener que cada especie es siempre
una parte esencial en el funcionamiento de un ecosistema como defender que se pueda
extinguir con impunidad.
Aൻඌඍඋൺർඍ
Forty years ago, Otto Frankel wrote that “wild species, increasingly endangered by
loss of habitats, will depend on organized protection for their survival. On a long term
basis this is feasible only within natural communities in a state of continuing evolution…”.
This is a difficult aim if we realize the growing human impact on Earth (habitat loss,
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
14 J. L. Tൾඅඅൾඋටൺ
1. Iඇඍඋඈൽඎർർංඬඇ
La crisis de biodiversidad que hoy padecemos tiene ciertas similitudes con
lo ocurrido en el pasado cuando desaparecieron de forma relativamente rápida
grupos enteros de organismos (Lൾൺൾඒ & Lൾඐංඇ, 1995). Pero las extinciones
de hoy difieren de lo ocurrido en otras épocas. Mientras que aquellas fueron
provocadas por perturbaciones naturales (cambios climáticos, orogenias, impacto
de meteoritos….) ahora es el hombre el principal inductor de los cambios por causa
de su expansión numérica y creciente demanda de recursos. Ha aumentado tanto
su capacidad para modificar voluntaria, profunda e irreversiblemente cualquier
lugar del planeta que hoy son las decisiones políticas y no los impedimentos
técnicos los que limitan -cuando lo hacen- su capacidad destructiva. Somos la
causa y posible solución de un problema que, lejos de tener una salida científica
o técnica, deberá abordarse a través del cambio de los fundamentos sociales,
económicos y filosóficos de nuestra propia existencia (Cൺඅඅංർඈඍඍ et al., 1999).
Por lo tanto, la conservación de la biodiversidad transciende a la capacidad de
la investigación biológica por más que, desde hace décadas, ésta se esfuerce
en responder a este reto proponiendo soluciones y nuevas aproximaciones
(Eඁඋൾඇൿൾඅൽ, 1970, Sඈඎඅඣ, 1985).
En 1992 se celebró en Río de Janeiro la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre Medio Ambiente y Desarrollo donde se estableció el Convenio sobre
Diversidad Biológica. En él se introdujeron nuevos conceptos y obligaciones al
propugnarse la conservación de la diversidad biológica o biodiversidad (Gൺඌඍඈඇ,
1995), el uso sostenible de sus componentes y el reparto justo y equitativo de
sus beneficios. Se abría así una nueva etapa en la conservación del planeta
caracterizada por la creciente implicación de los agentes sociales, una sucesión
de importantes acuerdos internacionales y la propuesta de orquestar cambios a
escala planetaria (los denominados Objetivos del Milenio, establecidos en Nueva
York en 2001). La preocupación por la pérdida de especies forma parte de este
panorama ya que invita a preguntarnos si su desaparición puede aumentar la
fragilidad de los ecosistemas o reducir los servicios de los sistemas ambientales
de los que dependemos (Tabla I). Una inquietud que no difiere mucho de nuestra
preocupación por la disponibilidad de otros recursos más convencionales en un
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Pඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ. Cൺඎඌൺඌ ඒ ർඈඇඌൾർඎൾඇർංൺඌ ൽൾ අൺ ൽൾඌൺඉൺඋංർංඬඇ ൽൾ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ 15
Tabla II. Principales amenazas para la supervivencia de las especies (WWF, 2010)
- Major threats to species survival (WWF, 2010)
Pérdida, degradación y fragmentación de los hábitats: expansión agrícola, actividades
extractivas (deforestación, minería...), acuicultura industrial, desarrollo urbano,
infraestructuras, erosión, fuegos.
Sobreexplotación de especies silvestres: caza y recolección, explotación legal e ilegal
por encima de la capacidad de reposición de las poblaciones.
Contaminación: uso excesivo de pesticidas, efluentes mineros, industriales y urbanos,
exceso de fertilizantes.
Cambio climático: debido al vertido creciente de gases de efecto invernadero resultados
de la actividad industrial y de la destrucción de los bosques.
Especies invasoras: propagadas inadvertidamente por todo el planeta y que se convierten
en competidoras, depredadoras o parásitas de las forma nativa.
Factores intrínsecos de las especies: pobre dispersión, pobre reclutamiento,
especialización…
2.1. Sobreexplotación
La explotación de las plantas y animales parecer ser tan antigua como
nuestra propia historia. El registro fósil revela una desaparición masiva de
grandes mamíferos en el Pleistoceno (50.000-10.000 años a.c.). El tamaño de
las especies afectadas y la expansión coetánea del hombre parecen apoyar la
hipótesis de que fue debida a una cadena de extinciones parcialmente inducidas
por nuestros antepasados (Kඈർඁ & Bൺඋඇඈඌඒ, 2006). Esta actividad recolectora
continúa hoy. En unos casos, es una explotación de subsistencia practicada
por poblaciones rurales empobrecidas. Su impacto puede ser grande en ciertas
especies si atendemos a las estimas sobre el consumo de la llamada “carne de
monte”. En la Amazonía Brasileña se cazan entre 67.000 y 164.000 toneladas
de animales salvajes cada año y en las selvas centroafricanas se extraen entre
1 y 3,4 millones de toneladas de esta carne. Los tapires, primates y ciertos
antílopes son los objetivos más codiciados pero, cuando son esquilmados, la
actividad cinegética se desplaza a otras especies menores (Mංඅඇൾඋ-Gඎඅඅൺඇൽ
et al., 2003). En otros casos, se trata de una actividad comercial dirigida a la
explotación industrial de ciertas especies codiciadas por su valor de mercado.
Su eficacia extractiva puede ser tan grande que, de no regularse adecuadamente,
termina por esquilmar a las poblaciones afectadas. Un caso espectacular por sus
implicaciones ambientales y socio-económicas es la abusiva explotación de las
poblaciones de peces. En 1950, más de la mitad de las pesquerías mundiales
estaban aparentemente inalteradas. Pero, a partir de los años 70, con el inicio
de una explotación intensiva, tecnificada y planetaria de este recurso, comenzó
un claro declive de estos animales. En el año 2007 sólo el 20 % de los bancos
pesqueros tenían una explotación moderada (FAO, 2009). Es importante resaltar
que algunas modalidades de pesca industrial producen grandes daños colaterales
sobre la biodiversidad marina: las redes de arrastre dañan los fondos alterando la
estructura de las comunidades bentónicas; las redes de deriva capturan especies
raras o amenazadas (tortugas, delfines, tiburones…) y el descarte de las especies
sin interés comercial produce el deterioro de sus poblaciones y una lluvia de
cadáveres que favorece el aumento de las especies necrófagas (Gඈඪං, 1988). Esto
también ocurre en la explotación maderera de muchos bosques donde la tala de
los pies más codiciados puede deteriorar al resto de la vegetación.
Tabla III. Cambios de la superficie forestal en diferentes regiones entre 1990 y 2010
(FAO, 2010).
- Regional changes in forest cover from 1990 to 2010 (FAO, 2010)
plantas quienes ocupan el lugar más destacado (suponen el 35% de las especies
más perjudiciales) por su capacidad para competir con la vegetación autóctona
y tapizar grandes superficies de las áreas invadidas. Les siguen los mamíferos
(15% de las especies), por su impacto sobre la vegetación u otros animales,
y los insectos (15%), por su devastador efecto sobre los sistemas ecológicos.
Pero esta evaluación puede cambiar según el área analizada y los criterios
considerados. Por ejemplo, según revisan Vංඅඛ et al. (2010), las especies con
una mayor variedad de impactos sobre los servicios ecosistémicos en Europa
son ciertos vertebrados terrestres (Branta canadensis, Cervus nippon, Myocastor
coypu, Salvelinus fontinalis…), invertebrados acuáticos (Dreissena polymorpha,
Procambarus clarkii, Balanus improvisus), algunas plantas (Oxalis pes-caprae)
y ciertas algas (Codium fragile, Undaria pinnatifolia). Algo parecido podría
decirse de la expansión y efectos de las enfermedades infecciosas en un mundo
cambiante e interconectado, con sus preocupantes secuelas sobre la conservación
de las especies (Sආංඍඁ et al., 2009).
5. Cඈආൾඇඍൺඋංඈඌ ൿංඇൺඅൾඌ
La progresiva pérdida de especies, en la medida en que puede afectar la
funcionalidad de los ecosistemas del planeta, es un proceso de consecuencias
imprevisibles. Puede privarnos de importantes recursos que, sólo en el capítulo
de los servicios ambientales, se calcula que ascienden a muchas veces el PIB de
la economía mundial (Cඈඌඍൺඇඓൺ et al., 1997). Pero puede privarnos, además,
de una valiosa información sobre la diversidad de soluciones al problema del
mantenimiento de la vida en circunstancias atípicas o extremas, sin entrar en
otro tipo de beneficios culturales o espirituales (Tabla I). Sin embargo, a dos
décadas de la Conferencia de Río y sus expectativas, las cosas no van bien. Las
medidas emanadas de los diferentes tratados internacionales y de la creciente
asunción de su importancia para nuestro futuro, son demasiado lentas o ineficaces
si atendemos al fiasco de los Objetivos del Milenio para el 2010, en los que se
preveía una reducción significativa de la perdida de biodiversidad para esta fecha
(Bඎඍർඁൺඋൽ et al., 2010). En realidad, salvando ciertos enclaves privilegiados
por su protección o marginalidad, estamos fracasando en la conservación de
la diversidad biológica del planeta. Lo urgente nos impide hacer lo importante
con lo que, a día de hoy, seguimos siendo los responsables de la denominada
sexta gran extinción (Lൾൺൾඒ & Lൾඐංඇ, 1995). Como diría Eඋඇൾඌඍ Mൺඒඋ (1997),
sorprende lo mucho que nos está costando asumir nuestra responsabilidad en
un proceso destructivo que afecta a las otras formas de vida con las que hemos
convivido desde nuestros orígenes.
Aඋൺൽൾർංආංൾඇඍඈඌ
Bංൻඅංඈඋൺൿටൺ
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well do we understand the impacts of alien species on ecosystem services? A pan-
European cross-taxa assessment. Frontiers in Ecology Environment, 8: 135–144.
Rൾඌඎආൾඇ
nivel mundial y en la región europea, España es el país con más especies consideradas
amenazadas. Por último se presentan los principales acuerdos tomados en 2010 hasta la
reciente onceava Conferencia de las Partes, el pasado mes de octubre en Hidebarad, India,
donde se revisó el grado de cumplimiento de las metas acordadas en Aichi dos años antes
y los objetivos principales del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020,
acordando los gobiernos duplicar los fondos destinados a apoyar las medidas para frenar
el ritmo de pérdida de diversidad biológica.
Aൻඌඍඋൺർඍ
The article presents an overview of the situation as well as the global challenges
that threaten biodiversity and solutions from the perspective of the United Nations, with
reference to the International Year of Biodiversity-2010-and the guidelines adopted
internationally to date. Until 2009, had been evaluated 47.677 species, of which 36%
are threatened, are vulnerable species, are endangered or critically endangered. Of the
12,055 plant species evaluated, 70% is with some degree of threat and 23% of plant
species are on the brink of extinction. Medicinal plants are at high risk of extinction in
just parts of the world where most people depend on them. Inland water ecosystems are
those that have undergone drastic changes. Nowadays, more than 40% of river discharge
worldwide is intercepted by large dams, and no longer sweeps a third of the sediment
that used move them. Regarding terrestrial ecosystems, the net loss of forests worldwide
has slowed considerably but replanted forests are young, so low biodiversity and nearly
a quarter of the world’s soils progressively degrading between 1980 and 2003. Coastal
habitats continue to shrink, putting at risk a large number of services that these ecosystems
provide.
Ultimately, the goal of biodiversity by 2010 - to achieve by 2010 a significant
reduction in the rate of biodiversity loss, has not been achieved globally and in the
European region, Spain is the country with the most species considered threatened.
Finally we present the main decisions taken in 2010 to the recent eleventh Conference of
the Parties, last October in Hidebarad, India, where he reviewed the extent of compliance
with the agreed targets in Aichi two years before and the main objectives of Strategic
Plan for Biodiversity 2011-2020, governments agreeing to double the funding to support
measures to slow the rate of biodiversity loss.
con gran densidad de población, como China e India. Hoy en día, más del 40% de
la descarga fluvial de todo el mundo es interceptada por grandes presas, y ya no
llega a las costas un tercio de los sedimentos que solían desplazarse hacia ellas.
Muchos expertos creen que en el año 2100 habrá menos especies de peces en un
15% de los ríos, solamente a causa del cambio climático y la mayor extracción
de agua. En las cuencas fluviales de los países en desarrollo se introduce un
número cada vez más alto de especies no autóctonas como resultado directo de
la actividad económica, lo que aumenta el riesgo de pérdida de la biodiversidad
por las especies invasoras. Estas alteraciones a gran escala han tenido graves
repercusiones en la migración de los peces y en general, sobre la biodiversidad
de aguas dulces y los servicios que este ecosistema presta. También inciden
considerablemente en la biodiversidad de los ecosistemas costeros y marinos.
Respecto a los ecosistemas terrestres, la información más fiable sobre los
hábitats terrestres se refiere a los bosques, que hoy en día ocupan aproximadamente
el 31% de la superficie terrestre del planeta. La pérdida neta de bosques en el
mundo se ha desacelerado considerablemente, debido sobre todo a la reforestación
en las áreas templadas del planeta, pero los bosques reforestados son jóvenes, por
lo tanto de baja biodiversidad. América del Sur y África siguieron registrando la
mayor pérdida neta de bosques entre 2000 y 2010. La deforestación acumulativa
de la Amazonia brasileña es considerable, representa más del 17% de la superficie
selvática original, pero a menor ritmo: el ritmo de deforestación tropical se redujo
en un 20 % entre 2000 y 2010 (FAO), pero sigue siendo muy alto: 13 millones
de hectáreas destruidas cada año (lo que equivale a la superficie de un país
como Grecia). Oceanía también tiene una pérdida neta de bosques, mientras
que se estima que en 2010 la extensión forestal de América Central y del Norte
permanece similar. Los hábitats terrestres se han vuelto muy fragmentados, lo
que amenaza la viabilidad de las especies y su capacidad de adaptarse al cambio
climático. Según la Evaluación Mundial de la Degradación de las Tierras, se
estima que casi un cuarto (24%) de los suelos del mundo se fue degradando entre
1980 y 2003 y se encuentran principalmente en África al sur del Ecuador, Asia
Sudoriental y China meridional, el norte y centro de Australia, las llanuras de las
pampas de América del Sur y parte de los bosques boreales de Siberia y América
del Norte.
Mas información sobre la situación de los ecosistemas terrestres se encuentra
en la figura 1. En un el estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF),
los expertos identificaron 200 eco regiones terrestres prioritarias, definidas como
grandes sistemas ecológicos con la flora característica, la fauna y el clima de
alta prioridad para la conservación. Por otra parte, tal como se presenta en el
mapa de la figura 1, las 200 eco regiones se clasifican en base a las amenazas
actuales y futuras y su estado de conservación. A partir del estudio, el 47% de las
eco regiones terrestres se consideran críticas o en peligro de extinción y el 29%
clasificado como vulnerable. Sólo el 24% de estas eco regiones son clasificadas
como intactas o estables. El WWF define una eco región como un área extensa de
tierra o agua que contiene un conjunto geográficamente distintivo de comunidades
naturales que comparten la gran mayoría de sus especies y dinámicas ecológicas,
comparten condiciones medioambientales similares e interactúan ecológicamente
de manera determinante para su subsistencia a largo plazo.
Proteger la biodiversidad salvaguardando sus hábitats a través de la
designación de áreas protegidas es una de las medidas más utilizadas. A nivel
mundial, ha aumentado el porcentaje de tierras designadas como áreas protegidas,
no obstante, la meta de haber llegado en 2010 a proteger por lo menos el 10%
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Sංඍඎൺർංඬඇ ඒ Rൾඍඈඌ Gඅඈൻൺඅൾඌ ൽൾ අൺ Bංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ. Pൾඋඌඉൾർඍංඏൺ ൽൾ Nൺർංඈඇൾඌ Uඇංൽൺඌ 31
de cada una de las regiones ecológicas del mundo, con el fin de conservar una
muestra representativa de la biodiversidad, no se cumplió.
Respecto a los ecosistemas costeros y marinos, siguen reduciéndose
los hábitats costeros, como los manglares, lechos de algas marinas, marismas
y arrecifes de mariscos, lo que pone el peligro servicios de los ecosistemas
sumamente valiosos. Entre ellos, la eliminación de cantidades significativas
de dióxido de carbono de la atmósfera. No obstante, se ha registrado cierta
disminución en el ritmo de pérdida de bosques de manglares, excepto en Asia. La
FAO estima que entre 1980 y 2005 se perdieron 36.000 km2 de manglares, cerca
de un quinto de la superficie total mundial. Desde 1980, la pérdida de lechos
de algas marinas y zosteras ha llegado, en promedio, a unos 110 km2 por año,
ritmo de pérdida comparable al de los manglares, arrecifes de coral y bosques
tropicales. Las marismas de marea, cuya importancia radica en que sirven de
barrera natural contra las tormentas y son hábitat para las aves costeras, han
perdido un 25% de la superficie mundial que abarcaban originalmente, y el ritmo
actual de pérdida se calcula entre el 1 y el 2% anual. A nivel mundial se ha perdido
el 85% de los arrecifes de ostras y estos están extintos funcionalmente en el 37%
de los estuarios y en el 28% de las ecorregiones. En la región del Indo-Pacífico,
donde se encuentra la gran mayoría de los corales, la cubierta de corales vivos
disminuyó abruptamente, de un 47,7% estimado de la superficie de los arrecifes
en 1980 a 26,5% en 1989, lo que representa una pérdida media del 2,3% anual.
Aproximadamente un 80% de las poblaciones mundiales de peces marinos de
cuya evaluación se tienen datos está totalmente explotado o sobreexplotado. Hay
que recordar que la pesca emplea a 200 millones de personas y aporta cerca del
16% de la proteína que se consume en el mundo, por lo que esta sobreexplotación
tiene graves consecuencias para asegurar la alimentación y el modo de vida de
una gran parte de la población.
Mientras que la extensión de las áreas marinas protegidas ha aumentado
de manera significativa, solo un pequeño porcentaje (menos del 20%) de las
ecorregiones marinas ha alcanzado la meta para 2010 de tener por lo menos el
10% de su superficie protegida.
Y, más recientemente, el informe: “Seguimiento a nuestro medio ambiente”
elaborado por el PNUMA y presentado en el 2012 en la Cumbre Rio +20,
respecto a la evolución de la biodiversidad en los últimos 20 años, desde la
cumbre de Rio en 1992, destaca que de media, 52 especies al año se acercaron una
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
32 H. Cൺൻൺඅඅൾඋඈ Gඎඍංඣඋඋൾඓ
categoría más a la extinción entre 1980 y 2008 y señala como muy significativo
el índice «Planeta Vivo», que recoge los cambios en la salud de los ecosistemas
del planeta, basado en el monitoreo de casi 8.000 poblaciones de más de 2.500
especies de vertebrados. Este índice ha disminuido desde 1992 el 10% a nivel
global y un 30% en los trópicos lo que evidencia la grave degradación de los
ecosistemas, debido a las altas tasas de deforestación de los bosques primarios y
su transformación en tierras de cultivo y de pastoreo (WWF, 2010)
biodiversidad.
El siguiente hito a destacar para la conservación de la biodiversidad se ha
producido en la Conferencia de Rio +20, que tuvo lugar en junio de 2012, en la
que el PNUMA presentó la iniciativa “Economía verde” (UNEP 2011.Towards a
Green Economy: Pathways to Sustainable Development and Poverty Eradication)
que promueve el proceso de valorización económica de los servicios ambientales
que proveen los ecosistemas para asegurar su sostenibilidad financiera, mitigar
el cambio climático y reducir la pobreza. Esta iniciativa impulsa medir los
valores, costes y beneficios de los ecosistemas. El razonamiento es que sólo
se conserva lo que se valoriza; así las funciones de la naturaleza (fotosíntesis,
polinización, prevención de la erosión del suelo, etcétera) se transforman en
“servicios ambientales” y “capital natural”, y como tales entran al mercado. Se
va imponiendo que tenemos que hablar el lenguaje de la economía si queremos
aplicar con éxito una estrategia que enfrente la pérdida de biodiversidad. Desde
este punto de vista, la pérdida de biodiversidad debilita la capacidad de los
ecosistemas para proporcionar servicios valiosos para nosotros, y es una pérdida
de capital natural. Como parte de la iniciativa “Economía verde”, el PNUMA
ha elaborado también el Estudio TEEB (The Economics of Ecosystems and
Biodiversity, La Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad). El informe
trata de documentar el valor de los bosques, el agua dulce, los suelos y los
arrecifes de coral en la economía global y hace una llamada a capturar los valores
económicos de los servicios de la naturaleza a través de una serie de instrumentos
y políticas.
Este flujo de beneficios y servicios que proveen los ecosistemas puede verse
en la figura 3.
Algunas de sus recomendaciones son:
Elaborar con urgencia cuentas e inventarios físicos de las reservas
forestales y servicios de los ecosistemas para el desarrollo de nuevos mecanismos
forestales de carbono.
Considerar como prácticas comerciales normales los principios de “sin
pérdida neta” o “impacto positivo neto”, utilizando pruebas de rendimiento
sobre la diversidad biológica y procesos de aseguramiento para evitar daños y
mitigarlos, junto con inversiones en favor de la biodiversidad que compensen
impactos adversos que no pueden evitarse.
Incorporar los principios de que “quien contamina paga” y la “recuperación
total de los costes” en los nuevos programas sobre incentivos y reformas fiscales.
En algunos contextos se puede aplicar el principio de que “el beneficiario paga” en
apoyo de nuevos incentivos positivos tales como pagos por servicios ambientales,
incentivos fiscales y otras transferencias fiscales que tienen por objeto alentar a
los agentes del sector público y privado a valorar los servicios de los ecosistemas.
Establecer áreas protegidas nacionales y regionales con el fin de conservar
la biodiversidad y mantener una amplia gama de servicios de los ecosistemas.
Incluir en la mitigación y adaptación al cambio climático la conservación
y la restauración de ecosistemas.
Por último, en la undécima Conferencia de las partes, que ha tenido lugar el
pasado mes de octubre en Hyderabad, India. El proyecto TEEB (La Economía de
los Ecosistemas y la Diversidad Biológica) del PNUMA presentó también una
serie de guías prácticas para los gobiernos, para que integren el valor económico,
social y cultural de los ecosistemas en los planes nacionales de diversidad
biológica. Los países desarrollados también acordaron en esta última cumbre
sobre la biodiversidad, duplicar respecto a lo aportado en 2010, la financiación
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Sංඍඎൺർංඬඇ ඒ Rൾඍඈඌ Gඅඈൻൺඅൾඌ ൽൾ අൺ Bංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ. Pൾඋඌඉൾർඍංඏൺ ൽൾ Nൺർංඈඇൾඌ Uඇංൽൺඌ 39
para apoyar los esfuerzos de los países en desarrollo para cumplir las Metas de
Aichi acordadas para la Diversidad Biológica y los objetivos principales del Plan
Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020.
En conclusión, se han producido compromisos esperanzadores, como
mejorar la financiación y compartir y facilitar el conocimiento científico para
que los países en desarrollo integren el valor económico, social y cultural de los
ecosistemas en los planes nacionales de diversidad biológica, habrá que observar
atentamente si la valorización de ecosistemas y servicios de los mismos puede
crear oportunidades de financiación e inversión, y apoyar las prioridades de
conservación, como promueve la Agencia de NNUU para el Medio Ambiente o
si estamos asistiendo a una mercantilización del medio ambiente, como sostienen
muchos países en desarrollo.
Bංൻඅංඈඋൺൿටൺ
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Rൾඌඎආൾඇ
Aൻඌඍඋൺർඍ
The outstanding flora biodiversity of the Mediterranean, with between 15,000 and
25,000 species, 60% of which are unique to the region, has given this area the recognised
status of a global biodiversity hotspot (Mඒൾඋඌ et al., 2000). In addition to this relevant
* Los puntos de vista expresados en este documento no reflejan necesariamente los de la
Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) u otras organizacio-
nes participantes. Todas las fotografías utilizadas en este documento son propiedad de sus
autores (ver pies de fotografía individuales) y no pueden ser reproducidas o utilizadas en
otros contextos sin permiso escrito de éstos.
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
42 N. Gൺඋർටൺ ඒ A. Cඎඍඍൾඅඈൽ
number of plant species, about one third of Mediterranean fauna is endemic. Out of the
total number of taxa assessed, two out of each three amphibian species were found to
be endemic, more than half of the freshwater crabs, 48% of the reptiles, a quarter of the
mammals, 14% of the dragonflies, 4% of the sharks and rays, 3% of the birds and a 32%
of the aquatic plants.
In 2008, Cඎඍඍൾඅඈൽ et. al. pointed out that, within the 1,912 species of amphibians,
birds, cartilaginous fishes, endemic freshwater fishes, crabs and crayfish, mammals,
dragonflies and reptiles that have been assessed to date in the Mediterranean region, about
19% are threatened with extinction, i.e., are listed as one of the three categories of threat
under the IUCN (International Union for Conservation of Nature) Red List of Threatened
SpeciesTM: 5% Critically Endangered (CR), 7% Endangered (EN) or 7% Vulnerable (VU).
The extinction at a global level of at least 16 irreplaceable species from the region
confirm the loss of an important part of the global biological heritage, including a bird,
Canary Islands Oystercatcher Haematopus meadewaldoi, a mammal, the Sardinian
Pika Prolagus sardus and seven endemic freshwater fish (Tristramella intermedia,
Tristramella magdelainae, Alburnus akili, Chondrostoma scodrense, Mirogrex hulensis,
Telestes ukliva and Salmo pallaryi.
Habitat loss and degradation, for example through dam construction and coastal
infrastructural development, are the major causes of Mediterranean species’ high risk of
extinction. Population growth and tourism contribute to the increased pressures of human
activities on species through pollution, droughts, invasive alien species introduction and
overexploitation (over-fishing, -hunting and -harvesting), which have been identified as
important factors in the decline of Mediterranean biodiversity.
Regional and international experts have identified key conservation measures
needed to alleviate the risk of extinction in the Mediterranean, which should be applied
at different scales (global, regional, local) and support the fulfilment of the regional,
global conventions as well as the multilateral agreements. Urgent conservation actions
are needed to preserve the future of the Mediterranean diversity. Enforcement of adequate
legislation as well as sustainable management of exploited species site protection, through
establishment of protected areas networks, and conservation of the wider environment
(Ecosystem approach) should be a priority. Communication, education, monitoring and
research are key measures to be promoted in the region.
Urgent action is needed to protect Mediterranean freshwater ecosystems, which are
under severe pressure –more than half of the endemic freshwater fishes are threatened–.
There are geographic concentrations of freshwater threatened fauna in several regions,
in particular the Iberian Peninsula, the Balkans and the North-Eastern Mediterranean.
Distribution patterns of terrestrial threatened species display a fragmented mosaic of
areas facing particularly serious threats in a region that has a natural and cultural mixture
of landscapes that favoured the evolution of an extraordinary diversity of species. Marine
biodiversity is still very poorly understood in the region, with a high number of species
yet to be assessed or listed as Data Deficient.
Tabla I. Número de especies presentes en los países del Mediterráneo atribuidas a cada una
de las categorías de la Lista Roja de UICN por grupo taxonómico. Las evaluaciones
fueron llevadas a cabo entre el 2004 y el 2010 por UICN y sus socios. La categoría
Datos Insuficientes es atribuida cuando no existe información suficiente para asignar
a la especie en una de las otras categorías, lo que no significa que no se encuentre
amenazada.
- Numbers of species from Mediterranean countries assigned to each IUCN Red List
category, by taxonomic group. Assessments carried out between 2004 and 2010 by
IUCN and its partners. Data Deficient means that there is not enough information
to assign the species to one of the other Categories, and it does not imply that the
species is not threatened.
2
Especies evaluadas a nivel global. 2
Species assessed at the global level.
3
Especies evaluadas a nivel regional. 3
Species assessed at the regional level.
4
Datos preliminares, pendientes de 4
Preliminary data; still to be confirmed by
confirmación por la Autoridad de la Lista the IUCN Red List Authority.
Roja. 5
Only the species occurring in river basins
5
Solamente especies presentes en las flowing into the Mediterranean Sea and
cuencas que desembocan en el Mar adjacent Atlantic waters were included in
Mediterráneo (Sආංඍඁ & Dൺඋඐൺඅඅ, 2006). the assessment (Sආංඍඁ & Dൺඋඐൺඅඅ, 2006).
6
“Extinto” incluye las categorías de 6
“Extinct” includes the categories Extinct
Extinto (EX), Extinto en Estado Silvestre (EX), Extinct in the Wild (EW) and
(EW) y Extinto a Nivel Regional (RE). Regionally Extinct (RE).
7
De acuerdo con datos de Birdlife 7
According to data provided by Birdlife
International (comunicación personal, International (personal communication,
2008), Autoridad de la Lista Roja para 2008), Red List authority for birds.
aves. 8
Including 71 cartilaginous fish species
8
Incluidas 71 especies de peces (sharks, rays and chimaeras).
cartilaginosos (tiburones, rayas y 9
The aquatic plants set doesn´t include
chimaeras). all the species preset in the región but a
9
El conjunto de plantas acuáticas repesentative set of taxa evaluated at the
evaluadas no incluye todas las especies species level.
presentes en la región si no un grupo 10
Dermochelys coriácea, Chelonia mydas
representativo de taxa a nivel de especies. and Caretta caretta.
10 11
Dermochelys coriácea, Chelonia mydas Orcinus orca, Physeter macrocephalus,
and Caretta caretta. Delphinus delphis, Tursiops truncatus,
11
Orcinus orca, Physeter macrocephalus, Stenella coeruleoalba, Balaenoptera
Delphinus delphis, Tursiops truncatus, physalus, Globicephala melas, Grampus
Stenella coeruleoalba, Balaenoptera griseus and Ziphius cavirostris.
physalus, Globicephala melas, Grampus
griseus y Ziphius cavirostris.
2.2. Contaminación
Las diversas formas de contaminación, destacando la contaminación
del agua, suponen la segunda causa de amenaza para las especies de la región
mediterránea. 178 peces de agua dulce (70%), 67 anfibios (58%), 33 reptiles
(9%), 97 libélulas (59%) y 23 tiburones y rayas (32%) se encuentran afectados
por algún tipo de contaminación.
En el mar Mediterráneo, la presencia de productos químicos policlorobifenilos
(PCBs) afecta al sistema inmune de los delfines, su sensibilidad a enfermedades
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
46 N. Gൺඋർටൺ ඒ A. Cඎඍඍൾඅඈൽ
2.3. Sobreexplotación.
La sobreexplotación como consecuencia de actividades no sostenibles de
caza, pesca o recolección afecta a 29 mamíferos (60%), 81 reptiles (23%) y 97
libélulas (59%) mediterráneos. Uno de los reptiles más amenazados de la región
como consecuencia del comercio ilegal a escala nacional e internacional es la
tortuga egipcia Testudo kleinmanni, actualmente En Peligro Crítico de extinción
(CR). Además, 7 especies de mamíferos (2,4% del total de especies evaluadas
de este grupo) se encuentran actualmente Extintas a nivel Regional (RE), como
consecuencia de la caza y captura, entre otras amenazas. El león (Panthera leo), el
tigre (Panthera tigris), el addax (Addax nasomaculatus), el alcelafo (Alcelaphus
buselaphus), el órix cimitarra (Oryx dammah), el gamo mesopotámico (Dama
mesopotámica) y el hipopótamo común (Hippopotamus amphibius), podían
encontrarse previamente en la región mediterránea (Tൾආඉඅൾ & Cඎඍඍൾඅඈൽ, 2009).
El comercio de plantas acuáticas es un problema importante en los países
del norte de África, donde numerosas especies perennes se recolectan para su uso
en artesanía, decoración, como alimento o por motivos culturales. Asimismo, las
plantas medicinales son recolectadas y utilizadas en la producción tradicional de
medicinas, cosméticos y perfumes, y son con frecuencia el único recurso médico
disponible para las comunidades. En la actualidad, muchas de estas plantas han
adquirido valor farmacéutico potencial y para la producción de nuevas variedades
de cultivo (UNEP, 2006).
5. Cඈඇർඅඎඌංඈඇൾඌ
Hasta la fecha, se han evaluado 11 grupos de especies presentes en la región
mediterránea: anfibios, aves, peces cartilaginosos, cetáceos, cangrejos de agua
dulce, peces endémicos de agua dulce, mamíferos, libélulas, reptiles, tortugas
marinas y un buen número de plantas acuáticas, de los cuales 783 (33%) son
endémicas de la región y una quinta parte (19%) están amenazadas de extinción
(5% En Peligro Crítico, 7% En Peligro y 8% Vulnerable).
El estado de los ecosistemas de agua dulce es especialmente grave, en
particular en el contexto del creciente impacto del cambio climático, como pone
de evidencia el gran número de especies amenazadas presentes en estos biomas.
Más del 56% de los peces endémicos, el 19% de las libélulas y el 15% de las
plantas acuáticas se encuadran en alguna de las categorías de amenaza de la Lista
Roja de la UICN. Unos ecosistemas de agua dulce sanos son fundamentales
para el bienestar de las sociedades humanas de la región mediterránea, ya que
proporcionan importantes bienes y servicios ambientales, como es el caso del agua
destinada al consumo humano, la pesca o la prevención frente a las inundaciones.
A pesar de que el mar Mediterráneo ha sido utilizado de manera intensiva
como fuente de recursos desde hace más de 4.000 años y de que posee una
notable importancia económica en la actualidad, el ecosistema marino es el peor
conocido, con aproximadamente un tercio de las especies incluidas dentro de la
categoría de Datos Insuficientes (Cඎඍඍൾඅඈൽ et al., 2008), una parte significativa
de ellas probablemente enfrentándose a importantes amenazas. Es por lo tanto
fundamental un mayor esfuerzo en investigación para asegurar el uso y gestión
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Pඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ ൾඇ ൾඅ Mൾൽංඍൾඋඋගඇൾඈ 53
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54 N. Gൺඋർටൺ ඒ A. Cඎඍඍൾඅඈൽ
Rൾඌඎආൾඇ
Las especies exóticas invasoras son una de las cinco causas principales de la pérdida
de biodiversidad, junto con la destrucción del hábitat, la sobreexplotación, la contaminación
y el cambio climático. El ritmo en el número de introducciones ha ido creciendo a lo
largo de la historia. Pero, es a partir de las últimas décadas del siglo XX cuando alcanza
ritmos sin precedentes. Muchas de las especies, trasladadas de forma accidental o
voluntaria, pueden llegar a naturalizarse en un nuevo territorio, establecer poblaciones,
y convertirse en especies exóticas invasoras. Entonces compiten, desplazan, depredan
e incluso se hibridan con las especies autóctonas, alteran la estructura y composición
de las comunidades bióticas y en ocasiones pueden llegar a alterar los ecosistemas. Sus
impactos, que varían según la especie y sus interacciones con el ecosistema invadido,
resultan en una pérdida de biodiversidad. También, pueden causar importantes pérdidas
económicas derivadas de sus impactos directos, de los costes de gestión, de la pérdida de
los servicios que ofrecen los ecosistemas, y problemas sanitarios pudiendo actuar como
reservorio, vector de patógenos o agente agresivo. El actual nivel de conocimiento y la
dificultad para predecir el éxito de una invasión fundamenta la aplicación del enfoque de
precaución como elemento clave de las políticas y estrategias de gestión en materia de
especies exóticas invasoras.
Aൻඌඍඋൺർඍ
Invasive alien species are one of the five major causes of biodiversity loss,
alongside habitat destruction, over-exploitation, climate change and pollution. The rate
of introductions has been increasing throughout history, but it is in the last decades of
the twentieth century when it reaches an unprecedented rate. Many of the alien species
accidentally or intentionally transferred into a new area, can become naturalized,
establish populations, and turn into invasive. When it occurs, invasive alien species
compete, displace, prey and even hybridize with native species, alter the structure and
composition of biotic communities and sometimes can alter the environment and disrupt
ecosystems. Impacts, which vary depending on species and their interactions with the
invaded ecosystem, result in a loss of biological diversity. Invasive alien species can also
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
56 L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋඳൾඅඅൾඌ, B. Zංඅඅൾඍඍං ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ
cause significant economic losses arising from their direct impacts, costs of management,
loss of services provided by ecosystems, etc. Moreover, they can cause health problems
by acting as a reservoir and/or vector of pathogens or representing per se a problem (e.g.
allergogenic species, diseases, etc.). The current level of knowledge and difficulties in
predicting the success of an invasion support the adoption of the precautionary approach
as a key element of policies and management strategies dealing with invasive alien
species.
1. Iඇඍඋඈൽඎർർංඬඇ
El transporte de especies fuera de su área nativa de distribución es tan
antiguo como la propia humanidad, ya que diversos tipos de plantas y animales
han ido acompañando a los humanos en sus rutas migratorias (Aඅඅൾඇ et al., 2001;
Hඎඋඅൾඌ et al., 2003; Vංඇൾ & Gඎංඅൺංඇൾ, 2004). El ritmo en el movimiento de
organismos ha ido creciendo a lo largo de la historia junto con la extensión del
comercio y la mayor eficacia de los medios de transporte, hasta llegar a la época
colonial y de las grandes exploraciones que constituyen, sin duda, un momento
clave en la historia de la introducción de especies. Es desde esta época que la
transferencia tanto accidental como intencionada de organismos comenzó a
acelerarse sensiblemente. Los primeros intercambios de plantas y animales
domésticos entre Europa y América se produjeron poco después del inicio de
la conquista: especies cultivables y ganaderas europeas se introdujeron en el
continente americano a la vez que otras especies fueron traídas a Europa bien para
uso alimenticio (especies para cría o cultivo) bien por su valor ornamental o como
curiosidad (Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋඳൾඅඅൾඌ et al., 2006). A partir del siglo XVIII y a lo largo
de todo el siglo XIX, coincidiendo con los viajes de exploración y el florecer de
las ciencias naturales, empezaron a proliferar numerosas sociedades cuyo fin era
la aclimatación de especies exóticas (plantas y animales). Éste era, por ejemplo,
el objetivo de la Societé Zoologique d’Acclimatation en Francia cuya esperanza,
con la correcta aplicación de la ciencia, era enriquecer los paisajes galos con
yaks, llamas, canguros así como con numerosas especies de plantas e impulsar
al mismo tiempo la ganadería y la agricultura (Bൺඌංඇ, 2002). Dichas sociedades
fueron muy activas e influyentes, tanto en Europa como en Australia, Nueva
Zelanda o Norte América (Dඎඇඅൺඉ, 1997). Sin embargo, es a partir del siglo XX y
particularmente en las últimas décadas asociadas al fenómeno de la globalización
cuando el número de introducciones alcanza ritmos sin precedentes (Mൾඒൾඋඌඈඇ
& Mඈඈඇൾඒ, 2007; Hඎඅආൾ, 2009). El auge de las relaciones comerciales primero
y la creación de los mercados comunes después, han propiciado el movimiento
de organismos anulando el efecto de las barreras geográficas y marcando nuevos
ritmos en la historia de la vida del planeta. La mayor capacidad para trasladar
organismos vivos de los medios de transporte y su incrementada velocidad gracias
a los avances de la tecnología, han acortado la duración de los viajes permitiendo
la supervivencia de las especies transportadas. Todo ello ha conllevado que
se multiplique tanto la escala espacial de las introducciones como las tasas de
cambio, llevando a un mundo en el que no existen distancias ni fronteras. De
esta forma, el ser humano ha sido capaz de borrar las barreras naturales que han
mantenido a las especies dentro de su área de distribución natural durante miles
o millones de años; tómese como ejemplo la apertura de nuevas vías como el
Canal de Suez, que ha supuesto la entrada de más de 300 especies originarias
del Mar Rojo al Mar Mediterráneo en menos de un siglo (especies lessepsianas)
(Vංඅඛ et al., 2008). Este hecho no sería tan significativo si no fuera porque el
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Cൺඎඌൺඌ ൽൾ අൺ ඉඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ: Eඌඉൾർංൾඌ Eඑඬඍංർൺඌ Iඇඏൺඌඈඋൺඌ 57
mayor capacidad de adaptación) hacen que los machos se reproduzcan con las
hembras de la especie nativa (malvasía cabeciblanca, Oxyura leucocephala)
dando como resultado híbridos fértiles, pudiendo llegar a perderse el genotipo
nativo (GEIB, 2006). Otro ejemplo de alteración genética lo constituye el visón
americano (Neovison vison). En España, la especie se distribuye en el centro y
norte peninsular y sus poblaciones están en expansión. Esta especie interfiere en
el flujo génico del visón europeo (Mustela lutreola) provocando una reducción
de su tasa de reproducción; al entrar en celo antes que éste, puede aparearse
con sus hembras que, aunque produzcan un embrión inviable, no vuelven
a aparearse. Neovison vison compite además con la especie nativa Mustela
lutreola, desplazándola gracias a su comportamiento mucho más agresivo y
mayor tamaño. Es un fuerte competidor y un depredador. Sus impactos negativos
más significativos son sobre especies de avifauna nativa Rállidos y Anátidas en
ecosistemas de aguas continentales y de Láridos en zonas costeras, con efectos
locales relevantes. Es portador, entre otras enfermedades, del Parvovirus de la
Enfermedad Aleutiana (ADV) una patología que afecta ya a los ejemplares de
visón europeo en España (GEIB, 2006). En otros casos, la hibridación junto a
la capacidad de fijar genotipos de algunas especies incrementan la evolución de
la capacidad invasora (Vංඅඛ et al., 2008). En las plantas, los poliploides recién
formados, y particularmente aquellos de origen híbrido, son con frecuencia
especies invasoras (Aංඇඈඎർඁൾ et al., 2009). Este el caso de Spartina anglica
resultante de la duplicación del genoma de S. x townsendii, un híbrido obtenido a
partir de S. maritima y S. alterniflora que muestra un mayor potencial invasor en
comparación con sus especies parentales (Aංඇඈඎർඁൾ et al., 2004).
Algunas especies introducidas pueden provocar cambios en el
comportamiento de otras especies en su propio detrimento. Por ejemplo, en
Norteamérica, la mariposa monarca (Danaus plexippus) pone sus huevos en su
planta hospedadora, el algodoncillo (Asclepias syriaca). Al eclosionar, las larvas
se alimentan de esta planta y almacenan energía y nutrientes que utilizarán en la
fase de pupa, durante la cual no se alimentan. Llegadas a este punto se produce
la muda, desarrollándose la mariposa adulta. Sin embargo, Cynanchum rossicum
y Cynanchum nigrum, dos especies nativas de Europa, están reemplazando los
algodoncillos comunes de los campos donde las larvas monarcas se sustentan. En
ausencia de la especie hospedadora las mariposas monarca cesan prácticamente
la oviposición y las larvas apenas se alimentan de esta plantas, viendo reducida
sensiblemente su supervivencia (DංTඈආආൺඌඈ & Lඈඌൾඒ, 2003; Mൺඍඍංඅൺ & Oඍංඌ,
2003).
Ciertas especies invasoras pueden generar impactos importantes en los
ecosistemas llegando a alterar sustancialmente el medio físico, alterando la red
trófica, los flujos de energía, reduciendo su capacidad de resistir y recuperarse
de perturbaciones y disturbios y en ocasiones interfiriendo con ellas (Cඁൺඋඅൾඌ
& Dඎൾඌ, 2007). Un claro ejemplo en España se ha dado con la introducción del
jacinto de agua (Eichhornia crassipes) en el Guadiana. Esta especie, procedente
del Amazonas y comercializada como planta ornamental de lagunas y estanques,
es una especie transformadora que ha sido introducida en los cinco continentes.
Cubre las masas de agua disminuyendo su flujo, incrementa la sedimentación,
impide el crecimiento del fitoplancton afectando a la cadena alimenticia, provoca
fenómenos de anoxia catastróficos para la fauna y flora nativa, compite con la
flora por la luz, nutrientes y oxígeno, y reduce la biodiversidad nativa. La especie
puede tener también importantes repercusiones económicas sobre la agricultura
y la navegación, y sanitarias ya que provee un hábitat ideal para la proliferación
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Cൺඎඌൺඌ ൽൾ අൺ ඉඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ: Eඌඉൾർංൾඌ Eඑඬඍංർൺඌ Iඇඏൺඌඈඋൺඌ 63
que no hay una explicación única para justificar el éxito de las invasiones, sino que
éste depende de varios factores como la presión del propágulo, las características
del ecosistema receptor y los rasgos propios de la especie considerada.
Varios estudios sobre la presión del propágulo (función de la frecuencia y el
número de individuos y/o taxones introducidos) y las variables que lo modulan
apuntan a este factor como uno de los más consistentes en determinar el éxito
de una invasión (Kඈඅൺඋ & Lඈൽൾ, 2001; Lඈർඐඈඈൽ, et al., 2005; Cඈඅൺඎඍඍං
et al., 2006; Sංආൻൾඋඅඈൿൿ, 2009; Rංർർංൺඋൽං et al., 2011). Se trata de un concepto
que abarca la variación en la cantidad, calidad, composición y tasa de aportación
de organismos exóticos resultante de las condiciones de transporte y las vías de
entrada entre el lugar de origen y de destino (Rංർඁൺඋൽඌඈඇ et al., 2011). Su rol
afecta directamente al grado de invasión que parece depender más de este factor
que de la invasibilidad de un área o un ecosistema (Vංඅඛ et al., 2008). Este factor
se ha convertido en un pilar de los mecanismos de prevención en el medio marino
(Mංඇඍඈඇ et al., 2005), y obviarlo a la hora de seleccionar áreas sensibles a las
invasiones podría conllevar graves errores de interpretación y de categorización,
afectando a la eficacia de las estrategias de gestión de EEI (Oർർඁංඉංඇඍං-Aආൻඋඈං,
2007).
Por otra parte, aunque no existan ecosistemas que no cuenten con especies
invasoras entre su acervo biológico, algunos presentan una mayor proporción de
especies exóticas que otros. Por ejemplo, las islas poseen una elevada riqueza en
especies exóticas (Eඅඍඈඇ, 1958; Aඍංඇඌඈඇ, 1989; Lඈඇඌൽൺඅൾ, 1999).
La vulnerabilidad de los ecosistemas insulares a las invasiones biológicas
es muy elevada debido a las características intrínsecas de la biota que los ocupa
(menores tamaños poblacionales y evolución aislada) (Tඋൺඏൾඌൾඍ & Sൺඇඍൺආൺඋටൺ,
2004). La historia biológica de muchas de ellas muestra consecuencias drásticas
derivadas de la introducción de EEI (Cඈඎඋർඁൺආඉ et al., 2003). También los
ambientes perturbados parecen ser más propensos a albergar EEI que aquéllos en
buen estado de conservación (Cൺඌඍඋඈ-Dටൾඓ et al., 2004), siendo las comunidades
más fuertemente perturbadas las que se consideran más propensas a ser invadidas
(Hඈൻൻඌ & Hඎൾඇඇൾൾ, 1992; Lඈඇൽඌൺඅൾ, 1999). Numerosas hipótesis contribuyen
a explicar el éxito de de las especies exóticas. Las más debatidas incluyen: a)
la existencia de un nicho vacío que una especie exótica pueda ocupar en el
ecosistema utilizando unos recursos no explotados y cumpliendo unas funciones
en la comunidad distintas a las de las especies nativas (hipótesis del nicho
vacío) (Eඅඍඈඇ, 1958; MൺർAඋඍඁඎඋ, 1970); b) la ausencia de enemigos naturales
(depredadores, parásitos, enfermedades) en el lugar de introducción (hipótesis
del escape de enemigos naturales) (Eඅඍඈඇ, 1958; Kൾൺඇൾ & Cඋൺඐඅൾඒ, 2002); c)
una menor resistencia a las invasiones de las comunidades con baja riqueza de
especies (hipótesis de la resistencia biótica) (Eඅඍඈඇ, 1958; Lඈඇඌൽൺඅൾ, 1999) que
volvería las islas más vulnerables a las invasiones (hipótesis de la susceptibilidad
de las islas) (Eඅඍඈඇ, 1958; Sංආൻൾඋඅඈൿൿ, 1995); d) la presencia en el ecosistema
de otras especies invasoras que facilitaría la supervivencia de nuevas especies
introducidas (hipótesis del colapso por invasión) (Sංආൻൾඋඅඈൿൿ & Vඈඇ Hඈඅඅൾ,
1999); y e) estar dotados de un rasgo biológico de ataque o de defensa novedoso
en el ecosistema invadido (hipótesis de las nuevas armas) (Cൺඅඅൺඐൺඒ &
Aඌർඁൾඁඈඎ, 2000; Cൺඅඅൺඐൺඒ & Rංൽൾඇඈඎඋ, 2004). Muchas investigaciones
aportan argumentos a favor de una u otra hipótesis. No obstante, en un reciente
estudio que aborda seis de las hipótesis más representativas (Jൾඌർඁൾ et al.,
2012) apuntan a que las hipótesis que tienen en cuenta las interacciones entre
EEI con su nuevo entorno (complejo de invasión, nuevas armas, escape de
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
68 L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋඳൾඅඅൾඌ, B. Zංඅඅൾඍඍං ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ
6. Rൾൿඅൾඑංඈඇൾඌ
El limitado conocimiento y la imprevisibilidad del fenómeno “invasiones
biológicas” en su sentido más amplio (variabilidad espacio-temporal de vías
de entrada y vectores, composición de especies, factores que condicionan
su establecimiento, impactos, etc.) fundamenta la aplicación del enfoque
de precaución como elemento clave de las políticas y estrategias de gestión
en materia de EEI. Esta aproximación pone el énfasis sobre la prevención,
dirigiendo las acciones de manejo en los primeros estadios de la secuencia de
invasión para interrumpir la transferencia de especies. La prevención responde
a una aproximación proactiva y a una visión estratégica del problema y es más
eficiente y económica en comparación con otras opciones de manejo, eliminando
desde un principio las potenciales consecuencias de una invasión. La prevención
constituye, por lo tanto, una prioridad en la lucha contra las EEI y como tal debe
ser tratada.
En España, pese a que el interés por parte de las autoridades hacía el
problema se haya acrecentado en años recientes, los esfuerzos realizados se han
dirigido casi exclusivamente hacia las EEI establecidas mediante el desarrollo de
campañas de mitigación enfocadas a las especies más problemáticas y tan sólo
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Cൺඎඌൺඌ ൽൾ අൺ ඉඣඋൽංൽൺ ൽൾ ൻංඈൽංඏൾඋඌංൽൺൽ: Eඌඉൾർංൾඌ Eඑඬඍංർൺඌ Iඇඏൺඌඈඋൺඌ 69
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Rൾඌඎආൾඇ
Aൻඌඍඋൺർඍ
Invasive alien species are recognized as one of the greatest threats to native
biodiversity and human welfare globally. The magnitude of this global and cross-cutting
issue has led the international community to develop guidelines and tools to deal with
it. These guidelines, conceived to be applied on a global and/or regional scale need to
be tailored to individual country circumstances. Important steps forward have been
carried out in Spain in the last decade. The number of researches and publications
increased considerably as well as regional management initiatives and public awareness
campaigns. New regulations dealing with invasive alien species have been enacted
recently. However, despite these progresses, policy and management of invasive alien
species often appears poor and inconsistent. Management actions undertaken by the
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
78 B. Zංඅඅൾඍඍං, L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋඳൾඅඅൾඌ ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ
1. Iඇඍඋඈൽඎർർංඬඇ
La dispersión de especies es un fenómeno natural, limitado entre otros
factores por las barreras biogeográficas. Sin embargo, muchos organismos han
logrado superar dichas barreras transportados intencionada o accidentalmente
hacia nuevos lugares por el ser humano.
El actual ritmo de introducciones, mucho más elevado de lo que podría
ocurrir de forma natural, ha generado una nueva dinámica biogeográfica que
constituye hoy en día uno de los grandes factores del cambio global (Sංආൻൾඋඅඈൿൿ
& Rൾඃආගඇൾ, 2011).
Aunque la mayoría de las especies introducidas no tienen o muestran
seguidamente un impacto negativo apreciable, algunas manifiestan de inmediato
o tras un corto tiempo de adaptación al nuevo entorno un comportamiento invasor
(Nൾඇඍඐං, 2007). Las consecuencias pueden ser diferentes y de magnitud variable
para las especies nativas (competencia, depredación, parasitismo, alteración del
flujo genético, etc.), las comunidades (alteración de su estructura y composición)
y los ecosistemas receptores (alteración de los procesos ecológicos y ciclos
vitales) (Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋඳൾඅඅൾඌ et al., 2006; Hඎඅආൾ, 2007). Muchas especies
invasoras son además agentes alergógenos o patógenos o actúan como vector de
enfermedades y parásitos, constituyendo un riesgo, no sólo para la salud vegetal
y animal sino también para la humana (Wංඍඍൾඇൻൾඋ & Cඈർ, 2001; Pංආൾඇඍൾඅ,
2002; Tඈආඉංඇඌ & Pඈඎඅංඇ, 2006) . Sus impactos acarrean importantes perjuicios
económicos derivados de la pérdida de funciones del capital natural, de los valores
de uso de los ecosistemas y de los gastos para su gestión (Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋඳൾඅඅൾඌ
et al., 2006; Kൾඍඍඎඇൾඇ et al., 2008; Aඇൽඋൾඎ et al., 2009; Vංඅඛ et al., 2010).
La preocupación por las invasiones biológicas ha ido in crescendo a lo largo
de las últimas dos décadas, hasta el punto de estar consideradas universalmente
como uno de los problemas ambientales más graves cuyas consecuencias
negativas repercuten también sobre la economía y la salud (MർNൾൾඅඒ et al., 2001;
Eඎඋඈඉൾൺඇ Cඈඎඇർංඅ, 2002).
La magnitud y la propia naturaleza del problema (transversal y global),
requieren la puesta en marcha de iniciativas supra-regionales y regionales que
dependen en gran medida de la eficacia de las estructuras nacionales (Bൺඋඇൺඋൽ
& Wൺൺൾ, 2004). Consecuentemente la comunidad internacional ha venido
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Lൺ අඎർඁൺ ൺ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ ൾඑඬඍංർൺඌ ංඇඏൺඌඈඋൺඌ: ඎඇൺ ർඎൾඌඍංඬඇ ൽൾ ൾඌඍඋൺඍൾංൺ ඒ ർඈආඉඋඈආංඌඈ 79
2.4 Restauración
La gestión de EEI no puede constituir por sí misma el objetivo principal
de una estrategia de conservación, sino que debe interpretarse como un medio
para alcanzar un fin más importante que es la preservación del ecosistema y
sus funciones (Wංඍඍൾඇൻൾඋ & Cඈർ, 2001; Gൾඇඈඏൾඌං & Sඁංඇൾ, 2004). Debido
a que los ecosistemas que sufren mayores perturbaciones son más vulnerables
a las invasiones, mantener su buen estado y potenciar su resiliencia se vuelve
en un paso imprescindible. En el contexto de la gestión de EEI la erradicación,
contención y/o control deberían complementarse con medidas de restauración
puesto que podrían liberar recursos o abrir nichos propiciando tanto la re-invasión
como nuevas invasiones (Sංආൻൾඋඅඈൿൿ, 2003; Hඈඅආൾඌ et al., 2005). No obstante,
en España la restauración de hábitats previamente invadidos no se ha llevado a
cabo con mucha frecuencia y las inversiones destinadas a ello constituyen tan
solo una mínima parte del presupuesto dedicado a la gestión de plantas invasoras
(Aඇൽඋൾඎ et al., 2009).
Además de fomentar acciones de restauración, sería conveniente que éstas
se fundamentaran sobre un análisis de viabilidad teniendo en cuenta los rasgos
biológicos de las especies erradicadas (banco de semillas, impacto sobre el suelo,
etc.) las características estructurales de los ecosistemas, costes y beneficios, etc. e
incluyeran medidas de monitoreo de EEI a largo plazo (D’Aඇඍඈඇංඈ & Mൾඒൾඋඌඈඇ,
2002).
Las intervenciones tendrían que desarrollarse según protocolos de actuación
elaborados específicamente para el área a intervenir, teniendo en cuenta los
posibles factores de riesgo asociados a las propias operaciones de restauración
(maquinaria contaminada, uso de sustratos orgánicos y vegetales de procedencia
remota, modalidades de remoción y transporte de EEI, etc.) que podrían actuar
como vectores de nuevas especies y/o favorecer la dispersión de aquellas que han
sido objeto de control.
En cuanto al tipo de plantas a emplear en las obras de revegetación o
control de la erosión, se debería privilegiar el uso de especies autóctonas y de
proveniencia local a fin de evitar la contaminación genética y limitar el uso de
especies exóticas (preferentemente formas estériles) seleccionadas mediante un
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
86 B. Zංඅඅൾඍඍං, L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋඳൾඅඅൾඌ ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ
3.2 Investigación
La importancia de promover la investigación sobre la biología de las EEI y
los factores tanto ecológicos como socioeconómicos subyacentes a los procesos
de invasión es innegable e indispensable para la gestión del problema (Gൾඇඈඏൾඌං
& Sඁංඇൾ, 2004). Tanto la taxonomía como la ecología juegan un papel esencial
en todas las etapas de gestión del problema. Esto incluye tanto la detección e
identificación inicial de las EEI que requiere conocimientos taxonómicos, como
las fases sucesivas de respuesta rápida y control que precisan de la comprensión
de la ecología de los invasores en sus rangos nativos e introducidos, necesaria
por ejemplo para determinar cuando y cómo las medidas de control deben ser
iniciadas. Por otro lado, la investigación aplicada aporta continuas mejoras a
herramientas de gestión tales como los análisis de riesgos y técnicas de control.
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Lൺ අඎർඁൺ ൺ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ ൾඑඬඍංർൺඌ ංඇඏൺඌඈඋൺඌ: ඎඇൺ ർඎൾඌඍංඬඇ ൽൾ ൾඌඍඋൺඍൾංൺ ඒ ർඈආඉඋඈආංඌඈ 87
No obstante, al tratarse de un tema transversal muchas más son las disciplinas que
contribuyen a un mejor conocimiento del problema y de sus consecuencias. Desde
un punto de vista operativo, además de potenciar las financiaciones en el campo
de la biología también sería conveniente promover un mayor número de estudios
sobre otros aspectos menos explorados como la economía de las invasiones y su
impacto sanitario, así como investigaciones en el campo legal con el objetivo
de aportar nuevas perspectivas y soluciones de cara a la gestión de las EEI.
La Estrategia Europea sobre Especies Exóticas Invasoras (Gൾඇඈඏൾඌං & Sඁංඇൾ,
2004) establece las siguientes áreas prioritarias de investigación: a) metodologías
de análisis de riesgo sobre vías de entrada, vectores y especies; b) patrones de
dispersión de EEI o potencialmente invasoras; c) biología, taxonomía y ecología
de las EEI en sus rangos nativos e introducidos y epidemiología; d) vulnerabilidad
de los ecosistemas; e) evaluación de los impactos adversos de las EEI sobre la
biodiversidad nativa incluyendo la diversidad genética; f) evaluación de las
consecuencias sobre la economía y la salud pública; g) evaluación y desarrollo
de técnicas mejores de prevención, detección temprana control y restauración.
Por otro lado, se hace hincapié en la necesidad de establecer canales de
comunicación y mecanismos de retroalimentación positiva y recíproca entre el
sector de la investigación y los estamentos encargados de la gestión.
3.3 Normativa
Pese a que a nivel internacional y regional existen diferentes instrumentos
(vinculantes y no) que abordan de una u otra manera a las EEI, y aunque varios
países y algunas regiones hayan hecho progresos significativos, los ordenamientos
jurídicos e institucionales de muchos estados tratan todavía el problema de
forma poco sistemática y fragmentaria (Sඁංඇൾ et al., 2000; Sඁංඇൾ, 2008). La
gran mayoría de disposiciones han sido desarrolladas para sectores productivos
concretos (agrícola, forestal, etc.) dejando en un segundo plano la biodiversidad
autóctona, y/o como reacción a la presencia de EEI particularmente problemáticas
(como por ejemplo las medidas relativas al género Pomacea), (Sඁංඇൾ et al., 2000;
DOUE, 2012). Existen varios condicionantes y de diferente naturaleza que
pueden explicar esta laguna; entre ellos a) la dificultad para predecir el riesgo
asociado a especies, vías de entrada y vectores de forma objetiva, b) la escasez
y/o dispersión de datos, c) la amplitud de actividades y sectores relacionados con
las especies exóticas y el valor que se les atribuye, d) la escasa conciencia que
tanto el público en general como los políticos tienen del problema y e) la ausencia
de un enfoque estratégico (Sඁංඇൾ et al., 2000).
Sin embargo, el desarrollo y la aplicación de medidas normativas son
componentes esenciales para prevenir o reducir el riesgo de nuevas introducciones
y proveer una base sólida para su gestión (Sඁංඇൾ et al., 2000). Idealmente los
marcos legales deberían integrar más claramente principios fundamentales de la
política internacional como el de precaución y el de “quien contamina paga”
insuficientemente aplicados en el contexto de las EEI en la UE (Cඈආංඌංඬඇ
Eඎඋඈඉൾൺ, 2011b) y fundamentarse en objetivos claros y centrados más en
los beneficios de la acción que se pretenden conseguir que en las propias EEI
(Sඁංඇൾ, 2008). No obstante, la reglamentación por si sola no es eficaz puesto
que para alcanzar los objetivos de conservación se precisa de acciones de gestión
continuadas en el tiempo que implican medidas costosas tales como el control
de EEI o la restauración. Esto es particularmente cierto cuando un particular
no es responsable de la presencia de una EEI en sus propiedades (Dඈඋൾආඎඌ,
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
88 B. Zංඅඅൾඍඍං, L. Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋඳൾඅඅൾඌ ඒ V.Á. Sඎගඋൾඓ Áඅඏൺඋൾඓ
problema de las EEI sigue siendo débil e insuficiente. Las iniciativas políticas
llevadas a cabo por las diferentes administraciones para hacer frente a las EEI
a menudo no reflejan adecuadamente los actuales conocimientos científicos
sobre la dinámica del problema, ni responden a las necesidades de gestión y
opciones de respuesta para abordar seriamente el problema, solicitadas en varias
ocasiones por científicos y técnicos. Y esto, a pesar del incremento en el ritmo
de las introducciones y de la creciente acumulación de consecuencias negativas
derivadas de las invasiones biológicas (Hඎඅආൾ et al., 2009; Sඍඋൺඒൾඋ, 2010;
Gൾඇඈඏൾඌං et al., 2012).
Frente al problema de las invasiones biológicas, gran parte del esfuerzo se ha
dirigido hacia aquellas EEI ya establecidas llevando a cabo campañas de control
puntuales, dirigidas a especies concretas y casi exclusivamente en aquellos en
lugares donde crean mayores impactos (Zංඅඅൾඍඍං et al., 2008).
Pero, pese a los éxitos obtenidos en alguna campaña de erradicación, la
irreversibilidad de muchas invasiones pone en énfasis la importancia de la
prevención. Sin embargo, las iniciativas tomadas en este campo han sido débiles
y limitadas en términos de cobertura y alcance, y delatan una falta de compromiso
político que se ha traducido en la puesta en marcha de medidas que no responden
a una visión estratégica del problema.
Una de las mayores lagunas la constituye la ausencia de un sistema nacional
de información, una herramienta básica e imprescindible para una gestión eficiente
de las EEI cuya importancia fue subrayada ya en 2006 por los participantes del 2º
Congreso Nacional sobre Especies Exóticas Invasoras que reconocieron frente a
la dispersión de la información existente sobre EEI en España y a la proliferación
de bases de datos que duplican en muchos casos los esfuerzos, la necesidad de
aunar las mismas en un portal de Internet accesible al público y de libre consulta
(GEIB, 2007).
Por otro lado, la dispersión de competencias y la falta de coordinación
entre diferentes administraciones (un problema evidenciado también en las
conclusiones del 4º Congreso Nacional sobre Especies Exóticas Invasoras (GEIB,
2012), y la ausencia de directrices estratégicas nacionales acordadas por todos los
estamentos implicados, se traducen a veces en una gestión contradictoria de las
EEI. Este es, por ejemplo, el caso de varias especies acuáticas invasoras que son
objeto de medidas de control en alguna CCAA mientras que en otras se favorece
su mantenimiento y expansión, incluso cuando su impacto negativo es manifiesto
(Cൺඉൽൾඏංඅൺ-Aඋඳൾඅඅൾඌ et al., 2006).
Por último, entre los pasos acometidos en tiempos recientes para la lucha
a las EEI están la elaboración y publicación de la ley 42/2007 del patrimonio
natural y de la biodiversidad, que introduce, como principal herramienta de
prevención, el catálogo español de especies exóticas invasoras (BOE, 2007) y
del Real Decreto 1628/2011, de 14 de noviembre, por el que se regula el listado
y catálogo español de especies exóticas invasoras (BOE, 2011). No obstante, el
rechazo a las limitaciones impuestas por la norma reglamentaria sobre todo en
materia de pesca recreativa han motivado las protestas de algunas Comunidades
Autónomas y colectivos de pescadores. Éstas han desembocado, en la suspensión
de la vigencia de la norma para algunas especies ícticas y en un acuerdo del
Consejo de Ministros que anunció, entre otras cosas, el inicio de un procedimiento
inmediato de modificación del Real Decreto (actualmente en curso) (BOE, 2012).
Aún reconociendo la relevancia de la ley 42/2007 y del Real Decreto
1628/2011, su propia concepción sigue reflejando una forma de actuar muy
alejada de una aproximación estratégica al problema de las EEI.
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Lൺ අඎർඁൺ ൺ අൺඌ ൾඌඉൾർංൾඌ ൾඑඬඍංർൺඌ ංඇඏൺඌඈඋൺඌ: ඎඇൺ ർඎൾඌඍංඬඇ ൽൾ ൾඌඍඋൺඍൾංൺ ඒ ർඈආඉඋඈආංඌඈ 91
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los requerimientos planteados por los Gobiernos de las Comunidades Autónomas
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29-30.
Rൾඌඎආൾඇ
La superpoblación del ser humano es una de las causas que más está influyendo en
el deterioro que sufre el planeta Tierra en la actualidad. La adaptabilidad del ser humano y
su eficiencia para modificar el medio está provocando que para satisfacer sus necesidades
requiramos de, al menos, cinco o seis planetas.
Las acciones del hombre sobre el planeta tienen tanto carácter puntual como global.
Todas estas actuaciones están provocando una reducción de la biodiversidad a un ritmo
no conocido en épocas anteriores.
En los últimos años se ha incrementado en más de un 10% el número de especies
amenazadas. Desde 1800 han desaparecido 103 especies, lo que indica una tasa de
extinción 50 veces superior al ritmo natural. Las estimaciones más pesimistas hablan de
una pérdida de hasta 30.000 especies al año, lo que implica más de 80 especies diarias.
Para solucionar el problema se han planteado soluciones globales mediante
la Estrategia Mundial para la Conservación de la Naturaleza, el Convenio sobre la
Diversidad Biológica o el Plan de Acción para detener la pérdida de biodiversidad para
2010 y en adelante. Somos causantes de la llamada “sexta extinción” pero en nuestra
mano está evitarla.
Aൻඌඍඋൺർඍ
solve it.
According to IUCN (2003), the number of species with documented extinction
since the sixteenth century has been of more than 800, of which 330 are vertebrates
(78 mammals, 132 birds, 22 reptiles, 7 amphibians and 91 fish), 381 invertebrates
(303 molluscs, 70 insects and 8 crustaceans) and 99 plants (4 monocotyledons and 95
dicotyledons). The number of threatened species has increased in more than 10% in
recent years. Since 1800, 103 species have disappeared indicating an extinction rate 50
times the natural rate. The most pessimistic estimates speak up to 30,000 species that
disappear each year, involving more than 80 species per day.
The number of seriously threatened vertebrates has increased significantly since
1996 (22% of mammals, 13.6% of birds, 23% of amphibians, 25% of reptiles and 30%
of fish). But worst of all is that definitely many species have already been lost and, at this
rate, many more will be lose even before being discovered.
Plants are also in danger, there are a total of 5.611 threatened plant species -many of
them arboreal- although only 4% of higher plants have been evaluated.
Global solutions have arisen to solve the problem through the Global Strategy for
the Conservation of Nature, the Convention on Biological Diversity and the Action Plan
to halt the loss of biodiversity. We are responsible of the “sixth extinction” but in our
power to avoid it.
Neither society nor government can be indifferent to this evidence considering
that they take actions to reduce biodiversity loss, so that are achieved some conservation
successes. Nature is the largest company in the world, that works to the benefit of 100% of
humanity - and does it for free -. Governments should invest as much effort, if not more,
to save nature and not to save the economic and financial sectors. For example, in North
America and Eurasia the number of threatened species are maintained and reduced by
43% respectively, while in South America, Africa and Indo-Pacific, endangered species
have increased by 55, 18 and 6% respectively.
1. Iඇඍඋඈൽඎർർංඬඇ
El mundo natural es ahora un lugar muy diferente de lo que fue hace 10.000
años o incluso hace solo 100. Cada ecosistema natural del planeta ha sido alterado
por la humanidad, algunos hasta el punto del colapso. Numerosas especies se
han extinguido prematuramente, los ciclos naturales hidrológicos y químicos se
han visto alterados, se han perdido miles de millones de toneladas de suelos,
se ha erosionado la diversidad genética e incluso el propio clima del planeta se
ha alterado significativamente. ¿Cuál es la causa de un cambio ambiental tan
grande? Simplemente, el impacto acumulado de 6.400 millones de personas.
(Gඋඈඈආ, 2005).
Thomas Robert Malthus en “An Essay on the Principle of Population”
(1798) ya comentaba hace dos siglos que el principal problema del hombre era
la superpoblación, ya que no habría alimentos para todos. Malthus sostenía que
el crecimiento demográfico era mayor que el de los medios de subsistencia,
afectados por la ley de rendimientos decrecientes. Así, mientras la población
crece en progresión geométrica, la producción de alimentos lo hace en progresión
aritmética. Los momentos de crisis de subsistencia se resolverían gracias a las
hambrunas, guerras y epidemias por las que disminuiría la población, sobre todo
la perteneciente a los grupos más desfavorecidos.
Conocido lo anterior, la pregunta que habría que hacerse sería ¿está
provocando cambios en el medio susceptibles de considerarse catastróficos el
actual modelo de desarrollo humano?; en tal caso, nosotros seríamos la causa (en
este caso biológica) de la sexta extinción en masa. La biodiversidad del planeta,
garantía del equilibrio y pervivencia de los ecosistemas, disminuye de manera
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
Eඅ ඁඈආൻඋൾ ർඈආඈ ൿൺർඍඈඋ ൽൾ ൾඑඍංඇർංඬඇ ൻංඈඅඬංർൺ 97
17.000 especies de aves, anfibios y corales de arrecife, indica que una proporción
significativa de las especies que hoy no están amenazadas de extinción (30% de
las aves, 51% de los corales y 41% de los anfibios) son vulnerables al cambio
climático (Vංඣ et al., 2009). Por otro lado, son muchas las opiniones que vienen
poniendo en evidencia la relación existente entre la extinción puntual de especies
y/o la modificación de comportamientos migratorios, fenológicos o biogeográficos
de éstas con el cambio climático (UNEP/CMS, 2006; Dൾඋඈർඁൾඋ et al., 2004;
Gඋൾൾඇ et al., 2004; Lඎඌඌൾൺඎ et al., 2004).
El hombre es un homogeneizador del territorio. De forma voluntaria
o involuntaria estamos creando ecosistemas similares en lugares dispares e
incorporamos a dichos medios las mismas especies en todo el planeta (Sඍൾංඇൿൾඅൽ
et al., 2006). La consabida globalización no solo es un concepto económico sino
que lo estamos convirtiendo en un término biológico.
Con estos argumentos es fácil considerarnos como posible causa de la
extinción masiva de especies. Según la UICN (2003), desde el siglo XVI el
número de especies con extinción documentada ha sido de más de 800, de las
que 330 son vertebrados (78 mamíferos, 132 aves, 22 reptiles, 7 anfibios y 91
peces), 381 invertebrados (303 moluscos, 70 insectos y 8 crustáceos) y 99 plantas
(4 monocotiledóneas y 95 dicotiledóneas). Hoy hay 4.000 especies en peligro de
extinción. El 25% de las especies actuales se encontrarán en peligro de extinción
en el próximo cuarto de siglo (hacia el 2025). De todas las épocas, la mayor
velocidad de extinción se localiza entre 1850 y la actualidad. (Sൾඊඎൾංඋඈඌ, 2002).
La última lista roja de la UICN (2008) indica que en los últimos años se
ha incrementado en más de un 10% el número de especies amenazadas. Las
estimaciones más pesimistas hablan de la desaparición de hasta 30.000 especies
al año, lo que implica más de 80 especies diarias (Dൾඅංൻൾඌ, 2004). Según dicho
informe, y considerando únicamente taxones superiores (vertebrados y plantas
superiores), en los últimos 500 años la actividad humana ha llevado 816 especies
a la extinción y desde 1800 han desaparecido 103 especies, lo cual indica una
tasa de extinción 50 veces superior a los ritmos naturales previos (UICN, 2008;
Mൺඅർඈඅආ et al., 2006).
Esta misma lista roja establece que de 44.838 especies analizadas, 869 se
consideran Extintas o Extintas en Estado Salvaje, número que aumenta a 1.159
si incluimos aquellas especies que se consideran Posiblemente Extintas. Además
hay 16.928 consideradas en algún grado de amenaza: 3.246 como En Peligro
Crítico, 4.770 En Peligro y 8.912 Vulnerables. Igualmente, y considerando solo
las especies evaluadas (no las descritas), el 22% de los vertebrados, el 41% de los
invertebrados y el 70% de las plantas están incluidas en alguna de las categorías
de amenaza.
El número de mamíferos en peligro serio aumentó de 169 a más de 700 desde
1996, de los cuales 98 se consideran Extintos o Posiblemente Extintos. Cerca del
22% de los mamíferos, 3.110 especies, están bajo amenaza de extinción, y de las
600 especies de primates existentes en el planeta, 166 están amenazadas frente a
las 96 que estaban en esta categoría a finales del siglo pasado. En relación a las
aves, las especies con alto grado de amenaza subieron de 168 a casi 800, mientras
que el 13,6% de las especies están amenazadas, lo que representa más de una de
cada siete especies evaluadas. Las aves marinas están mucho más amenazadas
que las terrestres, con un 27,5% en Peligro de Extinción, comparado con 11,8%
de las terrestres. Como consecuencia de la pesca industrial en alta mar, dieciséis
especies de albatros se encuentran ahora amenazadas, frente a sólo tres en 1996.
Las especies de pingüino amenazadas aumentaron de cinco a diez desde 1996.
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
100 P. Rൾൿඈඒඈ, B. Mඎඪඈඓ, I. Pඈඅඈ, C. Oඅආൾൽඈ ඒ A. Rൾඊඎൾඋඈ
También son cada vez más las especies de gorriones y golondrinas amenazadas.
Por otro lado, alrededor del 25% de los reptiles fueron considerados en riesgo
y las especies de reptiles amenazadas aumentaron de 253 en 1996 a 291 en el
año 2000; asimismo, cerca del 30% de los peces han sido incluidos en alguna
categoría de amenaza. Los anfibios también se han visto seriamente afectados;
según la “Global Amphibian Assessment “ en la que participaron más de 500
científicos de 60 países, de las más de 5.700 especies estudiadas en los últimos
años, el 23% están En Peligro de Extinción o Extintas lo que representa 1.439
especies, además otras 563 están amenazadas y de 1.533 no hay datos suficientes
para su evaluación (GAA, 2012). En relación a los peces, al menos el 17% de
las 1.045 especies de tiburón y de raya, el 12,4% de los meros y seis de las siete
especies de tortugas marinas están amenazadas de extinción; el 27% de las 845
especies de corales de arrecife están amenazadas, el 20% están casi amenazadas
y 17% no cuentan con datos suficientes para evaluarlas. Las plantas tampoco se
salvan, a pesar de que solo el 4% de las plantas superiores han sido evaluadas,
existen un total de 5.611 especies vegetales amenazadas, muchas de ellas arbóreas
(Vංඣ et al., 2009).
En Europa, por ejemplo, el 38% de todos los peces están amenazados; en
África Oriental, el 28%. Las razones por las que el grupo de los peces se ve tan
afectado hay que buscarlas en la gran conectividad de los sistemas de agua dulce,
que permite a la contaminación y a las especies invasoras propagarse con rapidez
(Vංඣ et al., 2009).
El seguimiento continuado de esta pérdida tampoco nos proporciona buenas
noticias. Entre 1970 y 2007, el Índice de Planeta Vivo (WWF/ZLS, 2010)
parámetro que evalúa el estado de la biodiversidad global en base a las tendencias
de casi 5.000 poblaciones de más de 1.686 especies de vertebrados de todo el
mundo, cayó en un 30%. La tendencia global sugiere que estamos degradando los
ecosistemas naturales a un ritmo sin precedentes en la historia de la humanidad
(Figura 2).
2. Aർඍඎൺർංඈඇൾඌ
Ni la sociedad ni los gobiernos pueden ser ajenos a esta evidencia. Quizás
sea por lo que Edward O. Wilson (1984) ha llamado biofilia, por la existencia de
elementos emocionales en el miedo a la extinción o a la pérdida de una especie
para siempre (Dൾඅංൻൾඌ, 2005). Según Jean-Christophe Vié (Director Adjunto del
Programa de Especies de la UICN) “cuando los gobiernos toman medidas para
reducir la pérdida de biodiversidad, se logran ciertos éxitos de conservación, pero
todavía distamos mucho de invertir la tendencia”. Es hora de reconocer que la
naturaleza es la empresa más grande del planeta, que trabaja para beneficio del
100% de la humanidad – y lo hace gratis -. Los gobiernos deberían dedicar el mismo
esfuerzo, si no más, a salvar a la naturaleza que a salvar a los sectores económicos
y financieros (Vංඣ et al., 2009). Por ejemplo, en Norteamérica y Eurasia (áreas
donde se realiza un mayor esfuerzo económico en la conservación) el número
de especies amenazadas se ha mantenido o reducido un 43% respectivamente,
mientras que en Sudamérica, África e Indo-Pacífico, las especies amenazadas han
aumentado un 55, 18 y 6% respectivamente (WWF/ZLS, 2010).
Sin embargo, estos logros locales no pueden ser significativos si no se
extrapolan al resto del planeta y se plantea una solución global del problema.
Para lograrlo se propuso el concepto “Desarrollo sostenible” en los años ochenta,
cuando se elaboró la Estrategia Mundial para la Conservación de la Naturaleza.
Posteriormente, en 1992 se estableció el Convenio sobre la Diversidad Biológica,
firmado en la Conferencia de Naciones Unidas de Medio Ambiente y Desarrollo
celebrada en Río de Janeiro en 1992, y es aquí donde se plantea conservar la
biodiversidad en su conjunto, como la variedad de la vida en sus formas genética,
de especies y de comunidades y el mantenimiento de los procesos ecológicos,
definiendo la biodiversidad como: “la variabilidad de organismos vivos de
cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos
y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman
parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de
los ecosistemas”. El concepto de biodiversidad es, por lo tanto, relativamente
reciente, difundiéndose su uso en la década de los noventa.
Desde entonces, la pérdida de biodiversidad ha obtenido una gran relevancia
política que llevó, en la Cumbre de Johannesburgo de 2002, a establecer el
objetivo de “alcanzar una reducción significativa de la tasa actual de pérdida de
biodiversidad para el año 2010”. Sin embargo, la Unión Europea decidió ir más
allá, comprometiéndose a “frenar la pérdida de biodiversidad”.
En la reunión de 2001 celebrada en Gotemburgo, los Jefes de Estado de la
Unión Europea prometieron detener la pérdida de biodiversidad para el año 2010.
A este primer objetivo de conservación global, le siguió una decisión similar
tomada por los países europeos no pertenecientes a la Unión Europea en Kiev en
el año 2003.
En 2006, se aprueba el “Plan de Acción para detener la pérdida de
biodiversidad para 2010 y en adelante” mediante el apoyo a la Red Natura 2000
Memorias R. Soc. Esp. Hist. Nat., 2ª ép., 10, 2013
102 P. Rൾൿඈඒඈ, B. Mඎඪඈඓ, I. Pඈඅඈ, C. Oඅආൾൽඈ ඒ A. Rൾඊඎൾඋඈ
3. Cඈඇർඅඎඌංඈඇൾඌ
En definitiva, parece que potencial y realmente, sí somos causantes de la
sexta extinción masiva de especies; sin embargo, y a diferencia de las catástrofes
anteriores, en nuestra mano está evitarla. No con el fin de dejar las cosas como
estaban, ya que el concepto de conservar la Naturaleza no debería consistir en
dejarla como está, sino dejar que ésta evolucione de tal forma que nos permita
explotarla de forma indefinida, tal y como hace el resto de especies con las que
convivimos.
Como ente biológico que vive en este planeta tenemos el derecho y la
obligación de explotar todos los recursos naturales para satisfacer nuestras
necesidades, al igual que el resto de especies; como seres racionales que nos
suponemos, tenemos la obligación de hacerlo, al menos, tan bien como lo hace el
resto de seres, considerados irracionales.
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