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Bibliografía general de la unidad 3.

Archivo y testimonio en las construcciones de


memoria

Documentalismo y ficción: Testimonio y narrativa testimonial hispanoamericana en el


siglo XX. Mabel Moraña
Literatura testimonial, se replantean los parámetros de categorías críticas como las de
mímesis/poiesis, ficción/historia, autor/personaje, cultura popular/alta cultura. Estos
replanteos nos enfrentan a la alteración de los valores estético-ideológicos que guían la
representación poética tradicional indicando una direccionalidad alternativa de la producción
literaria.
Pregunta sobre la adecuación de nuestros métodos de análisis con respecto a una realidad
cambiante. Reflexión sobre si la subliteratura de las culturas alternativas promueve una
alteración de los cánones y valores estéticos que pudo ser entendida como una crisis de
representatividad y de hegemonía.
A partir de la segunda posguerra la producción cultural ha ido aumentando y
diversificándose. La cultura de masas se vigoriza impulsada por los avances tecnológicos y
por las necesidades reales y ficticias de un mercado manipulado por las ideologías
dominantes. La literatura ha intentado ampliar su radio de acción para alcanzar a un
destinatario cultural evasivo.En este sentido, los cambios más notorios del discurso literario
se verifican en el nivel compositivo, con la incorporación de una serie de procedimientos
que vinculan la literatura a formas provenientes de campos culturales afines.
Pero el discurso literario responde, asimismo, a requerimientos que se sitúan en el nivel de
las necesidades expresivas de los diversos sectores que componen la sociedad, las
minorías. Los movimientos de liberación movilizan el cambio social o resisten el
autoritarismo produciendo a nivel literario formas representativas de la lucha popular que
reavivan modalidades como la crónica, el diario, la biografía. Minorías sexuales, ideológicas
o raciales penetran los modelos institucionalizados e incorporan perspectivas y modalidades
de expresión que dan lugar a un discurso transgresivo que desafía las formas canónicas y
los supuestos ideológicos de la novela burguesa.
Los cambios del nivel literario responden a la activación de sectores sociales
tradicionalmente marginalizados de los centros de poder. El creciente radio de incidencia de
su problemática y la concomitante definición de su perfil ideológico en relación a las demás
fuerzas sociales impulsa un proceso de apropiación de las formas de producción y difusión
cultural que han servido como reproductoras de valores hegemónicos y de la alta cultura.
La lírica, el drama y la narrativa se hacen ahora portavoces de un discurso reivindicativo,
documentalista, a través del cual se identifica un determinado agente social y se articula de
una manera nueva ficción e historia, imaginación y verdad.
La literatura ve estallar sus fronteras genéricas y las restricciones canónicas ceden a esta
producción que desafía las clasificaciones existentes.

La literatura testimonial plantea cuestiones polémicas en varios niveles: 1. sugiere la


problemática de la legitimación de discursos no dominantes y la necesidad de historificar el
concepto de cultura nacional con nuevas variables. 2. implica tener en cuenta la recepción e
interpretación 3. aspectos ideológicos vinculados con la intencionalidad del discurso
literario, su proyección y direccionalidad político.cultural.
Se trata de un intento de cuestionar los valores que el canon institucionaliza, lo cual implica
replantear el tema del poder.
El testimonio sería una forma de narrativa épica, popular-democrática y no-ficticia, donde la
voz narrativo-testimonial se expresa a través de una fuerte presencia textual y representa a
un sector o clase social, apartándose de la individualidad del héroe problemático de la
novela burguesa. Sin embargo, esta definición de Beverley debe matizarse para el caso de
la novela-testimonio o pseudo-testimonio. La narrativa testimonial inhibe o enmascara la
presencia autorial en un intento por eliminar la distancia entre el autor y el mundo
representado. Expone la peripecia individual que por su valor programático y su
representatividad social constituye el eje del relato pero también promueve el
cuestionamiento de la estructura de poder a la que se remite. El discurso literario supera al
pacto mimético, verdad y ficción coinciden en la escritura. Se trata de una narrativa que
evoca los orígenes históricos y poéticos de Hispanoamérica, se afinca en el presente de sus
conflictos y se proyecta hacia el futuro posible de las culturas nacionales, marcadas por la
marginación de vastos sectores y los discursos alternativos que generan sus luchas
políticas.

La literatura testimonial es en general literatura de resistencia, expone una problemática


social específica. El fenómeno general es el entrecruzamiento de narrativa e historia,
alianza de ficción y realidad, la voluntad de canalizar una denuncia, dar a conocer o
mantener viva la memoria de hechos significativos protagonizados por actores sociales de
sectores subalternos.
La diferencia entre la novela documental y el testimonio se vincula a la discusión del pacto
mimético que cada una de ellas establece, así como su relación con la ficción. 3
características diferenciales de la narrativa testimonial. 1. El testimonio es producido con
información provista por un testigo que presenció o participó en los hechos narrados; es
esto lo que aporta la credibilidad y su valor como elemento de denuncia. La narración
testimonial tiene un carácter biográfico o autobiográfico que la emparenta con la crónica, si
está en orden cronológico.
2. Voluntad documentalista, dar a conocer un caso que se considera ilustrativo y que puede
pertenecer a un horizonte de experiencias ajeno al del editor o compilador de la versión
testimonial. Éste investiga sobre lo sucedido de modo tal que el texto final puede ser visto
como producto de una labor interdisciplinaria. En muchos casos, el sujeto testimoniante se
convierte en sujeto textual y en objeto de investigación por la selección del mediador, quien
decide su valor representativo y qué área del conocimiento se quiere ilustrar.
3. relación ficción /realidad, al tratarse de una reelaboración de versiones originales a cargo
de mediador, literaturizar una experiencia. Esto conduce a pensar sobre el valor de verdad
del enunciado testimonial y las posibilidades reales de representar de manera fidedigna un
sujeto heterogéneo o una experiencia subjetiva.

El testimonio propiamente dicho se atiene más a los hechos testimoniados, limita la


mediación del escritor al trabajo de edición del material de base. Sin embargo el límite es
difícil de establecer y con frecuencia aparece el proceso mismo de la escritura,
explicaciones del editor acerca de los procedimientos de relevamiento de datos para
elaborar el texto(grabación, entrevistas) o la relación existente entre sujeto testimoniante y
la escritura. En muchos casos los textos testimoniales incluyen glosarios, cronologías, fotos
o mapas, lo cual da cuenta de una voluntad comunicativa. Esto da cuenta, también, de la
estrecha relación entre el testimonio y el periodismo. El énfasis en la facticidad y en la
información da lugar a una forma de escritura en la que se difumina la presencia autoral,
creando una ilusión de inmediatez.
El testimonio es institucionalizado en 1970, cuando Casa de las Américas inaugura la
categoría testimonio como parte de sus concursos literarios internacionales. Los críticos
consideraron el testimonio como el primer paso hacia la creación de una narrativa proletaria.

Existen 3 aspectos fundamentales para el estudio de esta literatura: 1. El nivel del autor,
que transforma su función tradicional en la de gestor o editor del testimonio sobre la base de
los materiales proporcionados por el sujeto que da lugar al relato. 2. Trabajo de lenguaje
como herramienta para la reproducción de un determinado estrato social. El testimonio
puede efectuar una reivindicación de la oralidad, que revela una determinada relación con la
realidad y los sistemas culturales coexistentes. 3. Problema de la verdad.
Estos tres problemas remiten a la tensión subjetividad/objetividad en la que se debate el
testimonio, en la etapa de producción y en el pacto de lectura que establece el texto. Como
forma híbrida, encabalgada entre historia y literatura, el testimonio guarda un margen para
la intervención del escritor. El testimonio es el resultado de sucesivas reelaboraciones, en
que la subjetividad del autor y personaje se confunden.

Características generales del testimonio: focalizar un caso que ilustra sobre una situación
social que no se reconoce oficialmente y que la literatura ayuda a denunciar. Intención de
contrarrestar la historia oficial y dar voz a actores sociales cuya peripecia revierte
productivamente sobre la situación social y política de la comunidad.

El testimonio político ha tenido en Cuba y en Centroamérica uno de sus ámbitos más


fecundos, de allí se irradió a todo el continente. Muchos orientaron sus textos hacia una
vertiente costumbrista, con la recuperación de usos lingüísticos, formas de vida y hábitos
regionales o nacionales para captar una intrahistoria popular que en muchos casos se
transmite dentro del dominio de la tradición oral. El testimonio que se refiere a la lucha
armada, o a las alternativas de la resistencia política ha sido muy popular. Parece obvia y
necesaria la relación entre las crisis políticas, el florecimiento de movimientos de liberación
y la activación del testimonio como registro y estímulo de la lucha popular. El testimonio es
visto como una práctica popular-democrática directamente ligada a la situación político-
económica de la región.

Testimonio y biografía femenina, proponen perspectivas que exponen la múltiple


marginalidad del personaje en torno al cual se organiza el texto. Por su condición de mujer,
su pertenencia a determinados estratos sociales, etnicidad, ideología, la informante ilumina
las culturas dominantes desde ángulos nuevos a través de testimonios que incluyen un tono
de denuncia y un afán de reivindicación.
Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia, 1983, editado por la venezolana
Elizabeth Burgos. Contenido literario e ideológico, narra el proceso de concientización de
Rigoberta, así como las alternativas económicas, políticas y culturales por las que atraviesa
la comunidad quiché. La narración es de importancia ideológica, antropológica, y literaria ya
que formaliza las principales características del testimonio como forma de alternativa a la
novela burguesa y como modalidad expresiva y reivindicativa de sectores oprimidos y
marginalizados.
Se trata de la iniciación de una épica femenina donde la mujer aparece en el centro mismo
de la resistencia y la lucha popular, encabezando movimientos de concientización política,
que superan el espacio doméstico. La vida de Rigoberta se narra en el contexto de la
historia, mitos y condiciones de vida de la comunidad maya-quiché. El texto se narra en
primera persona, en una fuerte afirmación de la identidad textual e ideológica del sujeto
testimoniante que toma posesión de su propio relato proyectándolo en nombre propio y de
su comunidad hacia la más amplia y diversificada comunidad de sus lectores. Utiliza el
castellano, aprendido hace 3 años(aunque no es tan así) para elaborar su testimonio, da
cuenta, entonces, de la aprehensión de las formas culturales dominantes para la
canalización de un mensaje antihegemónico y contracultural. “Mi situación personal engloba
toda la realidad de un pueblo”.
La cuestión de la verdad fáctica, antropológica, política, es fundamental en cuanto se
entiende que el texto se auto propone como documento sobre una realidad específica y
verificable. Cuando el testimonio se lee como literatura, la cuestión de la verdad se diluye en
el tópico de la verosimilitud.
En estos textos el yo-narrador surge como una extensión de la colectividad y no como una
sustitución de ésta. El individuo sobresale sólo por una operación estratégica de
representación de acuerdo con los modelos del discurso narrativo occidental.
Respecto a la cuestión de la verdad surgen preguntas tales como cuánto dice y calla el
informante, cuánto modifica voluntariamente en beneficio de la imagen de los hechos que
quiere proyectar, cuál es la incidencia del escritor en el testimonio. En este sentido, cabe
mencionar el problema que trae la coexistencia de diversos sistemas culturales, las
posibilidades y condiciones de representatividad de lo popular, el problema de la incidencia
de las variantes de raza, género, y clase en la producción, recepción e interpretación
literaria y el replanteo de la distinción entre un humanismo burgués y uno proletario,
respecto de la pregunta sobre si puede hablar el subalterno. Se cuestiona, entonces, la
mediación autorial, el problema del valor de verdad asignable a los textos y las implicancias
ideológicas del gesto de conferir voz dentro de culturas jerárquicas donde el intelectual
mantiene aún posiciones de relativo privilegio.
El testimonio se ofrece como documento que ilumina un área periférica y relegada de la
sociedad, desde la cual quedan al descubierto contradicciones éticas o convencionalismos
no cuestionados desde el discurso literario tradicional.

Los trabajos de la memoria. Elizabeth Jelin


Jelin plantea entender las memorias como procesos subjetivos, anclados en experiencias y
en marcas simbólicas y materiales, reconocerlas como objeto de disputas, conflictos y
luchas, lo cual implica prestar atención al rol activo y productos de sentido de los
participantes en estas luchas, enmarcados en las relaciones de poder. Historizar las
memorias, reconocer que existen cambios históricos en el sentido del pasado así como en
el lugar asignado a las memorias en diferentes sociedades.
La reflexión y el análisis crítico son herramientas que pueden y deben ser ofrecidas a los
actores sociales.
Jelin estudia los procesos de democratización que suceden a los regímenes dictatoriales
militares, las confrontaciones comienzan en relación al contenido de la democracia, lo cual
plantea la pregunta sobre cuáles son las continuidades y rupturas que han ocurrido entre los
regímenes dictatoriales y los frágiles e incipientes regímenes constitucionales que los
suceden en términos de la vida cotidiana de distintos grupos sociales y en términos de las
luchas sociales y políticas que se desenvuelven en el presente. El conflicto social y político
sobre cómo procesar el pasado represivo reciente permanece.
Las memorias y las interpretaciones son elementos claves en los procesos de
reconstrucción de identidades individuales y colectivas en sociedades que emergen de
períodos de violencia y trauma. Cabe establecer el hecho básico de que es imposible
encontrar una memoria, una visión, y una interpretación únicas del pasado. Hay una lucha
política activa acerca del sentido de lo ocurrido, pero también acerca del sentido de la
memoria misma. El espacio de la memoria es un espacio de lucha política, muchas veces
concebida en términos de la lucha contra el olvido, recordar para no repetir.

La explosión del culto al pasado, de la memoria en el mundo occidental contemporáneo


llega a constituir una cultura de la memoria. Se trata de una respuesta o reacción al cambio
rápido, la memoria tiene un papel en tanto mecanismo cultural para fortalecer el sentido de
pertenencia a grupos o comunidad. La referencia a un pasado común permite construir
sentimientos de autovaloración y mayor confianza en uno y en el grupo.
El temor al olvido y la presencia del pasado son simultáneos aunque están en tensión. En el
mundo occidental el movimiento memorialista fue estimulado por los debates sobre la
Segunda Guerra Mundial y el exterminio nazi, desde comienzos de los ochenta. La
conmemoración y el recuerdo se tornan cruciales cuando se vinculan a acontecimientos
traumáticos de carácter político y a situaciones de represión y aniquilación o catástrofes
sociales y situaciones de sufrimiento colectivo.
En lo individual, la marca de lo traumático interviene de manera central en lo que el sujeto
puede y no puede recordar. Los debates acerca de la memoria de períodos represivos y de
violencia política son planteados en relación con la necesidad de construir órdenes
democráticos en los que los derechos humanos estén garantizados para toda la población.
Los actores partícipes de estos debates vinculan sus proyectos democratizadores y sus
orientaciones hacia el futuro con la memoria de ese pasado. Se le da sentido al pasado en
el presente en relación a un futuro deseado. El presente contiene y construye la experiencia
pasada y las expectativas futuras. La experiencia es un “pasado presente”, cuyos
acontecimientos han sido incorporados y pueden ser recordados.
Las experiencias están moldeadas por el horizonte de expectativas, que, teniendo en
cuenta el pasado en tanto espacio de la experiencia, considera el presente como donde se
produce la acción humana, el espacio vivo de la cultura.
Ubicar temporalmente la memoria significa hacer referencia al espacio de la experiencia en
el presente. La experiencia incorporada puede modificarse ya que incorpora vivencias
propias pero también las de otras, que han sido transmitidas. Se trata de procesos de
significación y resignificación subjetivos, donde los sujetos de la acción se mueven y
orientan entre futuros pasados, futuros perdidos y pasados que no pasan. Los sentidos se
construyen y cambian en diálogo con otros que pueden compartir y confrontar las
experiencias y expectativas. Nuevos procesos históricos, nuevos escenarios políticos y
sociales producen modificaciones en los marcos interpretativos para la comprensión de la
experiencia pasada.

El trabajo de memoria pone a la persona y a la sociedad en un lugar activo y productivo.


Uno es agente de transformación y en el proceso se transforma a sí mismo y al mundo. Los
hechos del pasado, especialmente en casos traumáticos, pueden implicar una fijación, la
imposibilidad de separarse del objeto perdido. Hay en esto un doble peligro, el de un exceso
de pasado, en la repetición ritualizada y el de un olvido selectivo, instrumentalizado y
manipulado. Para salir de esta situación se requiere trabajar, elaborar, incorporar memorias
y recuerdos en lugar de re-vivir y actuar. El desafío es superar las repeticiones, superar los
olvidos y los abusos políticos, tomar distancia y promover el debate y la reflexión activa
sobre ese pasado y su sentido para el presente/futuro.

Sujeto que memoria y olvida, dilema en relación entre individuo y sociedad.


Contenidos, qué se recuerda y qué se olvida, cómo y cuándo se recuerda y olvida.
El ejercicio de las capacidades de recordar y olvidar es singular, es la singularidad de los
recuerdos y la posibilidad de activar el pasado en el presente lo que define la identidad
personal. Ocurren en individuos insertos en redes de relaciones sociales, en grupos,
instituciones y culturas, es imposible recordar sin apelar a estos contextos.
Las memorias individuales están enmarcadas socialmente. Los marcos son portadores de la
representación general de la sociedad, de sus necesidades y valores. La presencia de lo
social ayuda a la memoria, los recuerdos de otros y los códigos culturales compartidos a
menudo reforzados en rituales y conmemoraciones grupales, toda memoria es una
reconstrucción más que un recuerdo. Lo colectivo de las memorias es el entretejido de
tradiciones y memorias individuales, en diálogo con otros.
Investigación sobre memorias dominantes hegemónicas, únicas u oficiales.
Existencia de archivos y centros de documentación y el conocimiento e información sobre el
pasado.

El núcleo de cualquier identidad, individual o grupal, está ligada a un sentido de


permanencia a lo largo del tiempo y el espacio. Las identidades y las memorias son cosas
con las que pensamos, no tienen existencia fuera de nuestra política, las relaciones sociales
y nuestra historia. Existen marcos sociales para encuadrar las memorias, éstos permiten
mantener un mínimo de coherencia y continuidad, necesarios para el mantenimiento del
sentimiento de identidad. Los períodos de crisis internas de un grupo o de amenazas
externas implican reinterpretar la memoria y cuestionar la propia identidad.
Los comportamientos enmarcados socialmente en la familia, en la clase y en las tradiciones
son a la vez individuales y sociales, son compartidos y repetidos por todos los miembros de
un grupo social. Se trata de comportamientos aprendidos donde funciona una memoria
habitual. Las rupturas de esas rutinas involucran al sujeto de manera diferente, se pone en
juego, entonces los afectos y los sentimientos, que pueden empujar a la reflexión y a ala
búsqueda de sentido. La memoria se transforma.
El pasado cobra sentido en su enlace con el presente en el acto de rememorar/olvidar, la
interrogación sobre el pasado es un proceso subjetivo, siempre activo y construido
socialmente.
Los acontecimientos traumáticos conllevan grietas en la capacidad narrativa, huecos en la
memoria, es la imposibilidad de dar sentido al acontecimiento pasado, la imposibilidad de
incorporarlo narrativamente, coexistiendo con su presencia persistente y su manifestación
en síntomas lo que implica la presencia de lo traumático. El olvido es la presencia de esa
ausencia, la representación de algo que estaba y está silenciado o negado.
Se distinguen dos tipos de memorias, las habituales y las narrativas. Las segundas son las
que le interesan. Se trata de construcciones sociales comunicables a otros. En éstas, el
olvido y el silencio ocupan un lugar central, la memoria es selectiva, lo cual implica un tipo
de olvido necesario para la sobrevivencia y el funcionamiento del sujeto social y de los
grupos. Hay un tipo de olvido profundo, definitivo, que corresponde a la borradura de
hechos y procesos del pasado.
Las borraduras y olvidos pueden ser producto de una voluntad política o por parte de
actores que elaboran estrategias para ocultar y destruir pruebas y rastros impidiendo, así,
recuperaciones de memorias en el futuro.
El pasado deja huellas en las ruinas y marcas materiales, en el mundo simbólico. Si bien
estas huellas no constituyen memoria, pueden ser evocadas y ubicadas en un marco que
les dé sentido. Impedimentos para acceder a huellas ocasionados por los mecanismos de la
represión. Puede ocurrir el olvido denominado por Ricoeur como evasivo, la voluntad de no
querer saber, de evadirse de los recuerdos para poder seguir viviendo, la contracara del
olvido es el silencio. Encontrar a otros con capacidad de escuchar es central a la hora de
romper silencios.
Finalmente, está el olvido liberador, el necesario en la vida individual, libera de la carga del
pasado para poder mirar al futuro.

La memoria como construcción social narrativa implica el estudio de las propiedades de


quien narra, de la institución que le otorga o niega poder y lo autoriza a pronunciar las
palabras.
Una de las características de las experiencias traumáticas es la masividad del impacto que
provocan, el hueco que crean en la capacidad de ser contado. Lo traumático altera la
temporalidad. Si toda experiencia está mediada, se hace necesario repensar la distancia y
diferencia entre los procesos de recuerdo y olvido autobiográfico y los procesos
socioculturales compartidos por la mediación de mecanismos de transmisión y apropiación
simbólica. Encontrar las palabras, ubicarse en un marco cultural que haga posible la
comunicación y la transmisión. Articular los niveles individual y colectivo o social. Las
vivencias individuales no se transforman en experiencias con sentido sin la presencia de
discursos culturales, que son siempre colectivos. La experiencia individual construye
comunidad en el acto narrativo compartido, es vivida subjetivamente y es culturalmente
compartida y compartible.

Lo que puede cambiar es el sentido del pasado, sujeto a reinterpretaciones ancladas en la


intencionalidad y en las expectativas hacia ese futuro, sentido activo del pasado, agentes
sociales se ubican en escenarios de confrontación y lucha frente a otras interpretaciones. .
Los agentes estatales tienen un papel y un peso central para establecer y elaborar la
historia/memoria oficial.
Memorias oficiales: intentos más o menos conscientes de definir y reforzar sentimientos de
pertenencia que apuntan a mantener la cohesión social y a defender fronteras simbólicas.
EL vínculo con el poder es central en la intencionalidad de la construcción de la narrativa de
la nación. En períodos dictatoriales el espacio público está monopolizado por un relato
político dominante, las memorias alternativas son subterráneas, prohibidas y clandestinas.
Las apreturas políticas implican la lucha entre actores que reclaman el reconocimineto y la
legitimidad de su palabra y demandas.
Protagonismo privilegiado de un grupo especial, las víctimas o afectados directos. El
recuerdo se convierte en un ejemplo que permite aprendizajes y el pasado se convierte en
un principio de acción para el presente.
Fechas y aniversarios son coyunturas de activación de la memoria.
Memoria ejemplar: postura que implica una doble tarea, superar el dolor causado por el
recuerdo y lograr marginalizarlo para que no invada la vida y, por otro lado, aprender de él,
derivar del pasado las lecciones que pueden convertirse en principios de acción para el
presente.

Cuando el Estado no desarrolla canales institucionalizados oficiales y legítimos que


reconocen abiertamente los acontecimientos de violencia de Estado y represión pasados, la
lucha sobre la verdad y sobre las memorias apropiadas se desarrolla en la arena social. Hay
voces cuya legitimidad es pocas veces cuestionada: el discurso de las víctimas directas y
sus parientes más cercanos.
El evento traumático es reprimido o negado, sólo se registra tardíamente. La temporalidad
de los fenómenos sociales no es lineal o cronológica, sino que presenta grietas, rupturas, un
revivir que no se diluye con el paso del tiempo. En lugares donde se vivieron eventos
traumáticos, los procesos de expresar y hacer públicas las interpretaciones y sentidos de
esos pasados son dinámicos, no están fijados para siempre. Se dan paradojas de la
memoria, la actuación del trauma sirve a menudo de anclaje de identidad, se genera una
fijación en ese pasado y en esa identidad que incluye un temor a la elaboración y al cambio,
ya que esto significaría un especie de traición a lo ocurrido y lo pasado. Elaborar lo
traumático implica poner una distancia entre el pasado y el presente, de modo que se pueda
recordar, pero al mismo tiempo reconocer la vida presente y los proyectos futuros. En esta
memoria, el pasado no invade el presente sino que lo informa.

La memoria no es idéntica a la historia, funciona como estímulo en la elaboración de la


agenda de la investigación histórica. La historia permite cuestionar y probar críticamente los
contenidos de las memorias, y esto ayuda en la tarea de narrar y transmitir memorias
críticamente establecidas y probadas.

Es testigo quien vivió una experiencia y puede, en un momento posterior, narrarla, dar
testimonio. Se trata del testimonio en primera persona. También se alude a un observador,
que sirve para asegurar o verificar la existencia de cierto hecho.
Hay acontecimientos y vivencias que no es posible testimoniar porque no hay
sobrevivientes, esto marca un límite absoluto de la capacidad de narrar, el testimoniante
delegativo es el sobreviviente. Los sobrevivientes dan testimonio como observadores y al
mismo tiempo son testigos de sus propias vivencias. El testigo se debate en una situación
sin salida, o cuenta con la posibilidad de perder la audiencia que no quiere o no puede
escuchar todo lo que quiere contar o calla y silencia para conservar un vínculo social con
una audiencia con el costo de reproducir un hueco y un vacío de comunicación. También es
necesario que existan marcos interpretativos culturalmente disponibles con los recursos
simbólicos para ubicar y dar sentido a los acontecimientos.
El testimonio incluye a quien escucha. En una entrevista, el testimonio se convierte en un
proceso de enfrentar la pérdida, de reconocer que lo perdido no va a retornar. La entrevista
de historia oral implica que el testimonio es solicitado por alguien. Se da en un entorno de
negociación y relación personal entre entrevistador y entrevistado

Relación entre testimonio y verdad: dilemas entre la verdad histórica y la fidelidad del
recuerdo. La memoria como interacción entre el pasado y el presente, está cultural y
colectivamente enmarcada, no es algo que está para ser extraído, sino que es producida
por sujetos activos que comparten una cultura y un ethos.
El testimonio y su relación con la literatura, colaboración entre alguien que va a
testimoniar(tiende a ser representante de alguna categoría social desposeída) y una
mediador, generalmente de otro mundo cultural. El objetivo es mostrar al mundo algo que
estaba oculto, hacer visible lo silenciado por el poder, al mismo tiempo que servir como
medio para concientizar y tomar conciencia de las condiciones de explotación.
Rigoberta Menchú, Sommers presta atención a los mecanismos retóricos del texto a través
de los cuales Rigoberta mantiene el control de la distancia social, usando la afirmación
cultural de su derecho a mantener el silencio para tal fin. Su capacidad de despertar
curiosidad en el lector es producto directo de su performatividad.
Sommer plantea un juego entre identificación y distancia que se establece entre Rigoberta y
los lectores. Permanentemente, R llama la atención sobre la distancia cultural entre ella y
los otros. Esto contrasta con la manera habitual de las narrativas autobiográficas en primera
persona. La testimoniante se ocupa una y otra vez de excluir al lector de su círculo íntimo,
señalando la diferencia. No hay lugar para la identificación, sino para el diálogo.
Rigoberta se presenta como representante de un colectivo, como si el testimonio tuviera un
sujeto plural. El singular representa lo plural, pero excluye al lector..
El caso de R es ilustrativo del efecto que un testimonio puede tener en distintos públicos y
su cambio a lo largo del tiempo. Su Premio Nobel de la Paz en 1992 la elevó como figura de
alcance mundial, lo cual implica una actuación política internacional y la elaboración de
estrategias y tácticas adecuada a la tarea.
El texto de Stoll cuestiona la veracidad de la información contenida en su testimonio.
Cuestión de la verdad histórica
Está claro que hay relatos presentados en primera persona que no fueron presenciados por
R. Sin embargo, la autora se pregunta si este hecho invalida el testimonio, cuál es el valor
de verdad que se demanda. Ningún texto puede ser interpretado fuera de su contexto de
producción y de su recepción, incluyendo las dimensiones políticas del fenómeno.
Por otra parte, su carácter testimonial no está basado en su presencia personal como
testigo de cada evento narrado, sino sobre una presencia colectiva, que hace que el texto
sea leído como plural, como expresión sintética de experiencias colectivas.

Elementos centrales de la literatura testimonial


1. La mediación de quien edita, indica que el diálogo es constitutivo del texto
testimonial, carácter dialógico.
2. Contraste entre la autobiografía individualizada y el testimonio de un yo en plural,
representativo de una condición social y de un escenario político de luchas}
3. No se trata de un texto que invita a la identificación, sino al diálogo
4. El control y la manipulación de los silencios y lo no dicho son herramientas centrales
para marcar las diferencias y establecer con claridad la alteridad del lector.

El acto de narrar está impulsado por la voluntad y por la racionalidad de la elaboración de


una estrategia pública y política. La mediación es instrumental para poder llegar a una
audiencia o público con mensajes que puedan ser interpretados según marcos y códigos
culturales preexistentes. En el otro extremo, sujetos traumatizados logran armar una
narrativa a partir de la intervención y la creación de escenarios y espacios de escucha
personalizada y activa.

Jelín sigue con El género en las memorias, los impactos diferentes en hombres y mujeres.
Para los hombres, la tortura y la prisión implicaban un acto de feminización, en el sentido de
transformarlos en seres pasivos, impotentes y dependientes. (pensar en Lemebel).
Refuerzo de un tipo específico de moralidad familiar, de una definición totalitaria de la
normalidad y la desviación. Efectos en la sociedad, los períodos de transición tienden a ser
períodos de liberación sexual, de mujeres y de las minorías sexuales.

Archivo, memoria e historia: cruzamientos y abordajes. Eduardo Murguia.


Relación de los archivos con la historia y la memoria. La historia apunta al planteamiento de
preguntas que contribuyen a la comprensión de cómo opera la memoria en los archivos.
Desea mostrar cómo el archivo está institucionalizado y apropiado por una colectividad.
EL área de la archivología no ha permanecido inmune a la discusión sobre la memoria y su
relación con los archivos, estamos en una fase de revisión de los conceptos sobre cómo
funciona la memoria en los archivos. Parte de la hipótesis de que la relación entre memoria
y archivo se articula a partir de dos movimientos: 1. la retención de la memoria en el archivo
como un ejercicio de poder, almacén de pruebas para la escritura de la Historia, en este
sentido es un escenario de confrontación para la apropiación de ese decir del pasado. 2.
marcación de espacios institucionales y apropiaciones simbólicas para construir
identidades, por el recuerdo u olvido.
La memoria es una unidad doble, una relación paradójica y tensa entre olvido y memoria.
Es necesario olvidar para poder recordar. Estaría formada por múltiples conjuntos de
vivencias que fueron soterradas por el tiempo, existentes en forma latente, pero que pueden
ser actualizadas. No es única, es permeada por otras memorias, recordamos lo que otros
recuerdan, existe un deseo último de apropiación de la memoria como elemento central de
la construcción del individuo.
La memoria no basta para narrar, para esto se precisa también de la consciencia y de la
voluntad, con su contraparte, el olvido.
Con la Modernidad y el Humanismo del s XV, la evidencia del paso del tiempo aparece
como disociación entre pasado y presente. Para el hombre moderno, el transcurso del
tiempo no es considerado una uniformidad, sino la secuencia de múltiples cortes. El s XX
hace que la visión de la humanidad se vuelva hacia el futuro en vez del pasado. Glorificando
el futuro, se ignoraba el pasado que era identificado como lo que impedía el avance del
hombre en el tiempo.
Allí es cuando la memoria comienza a ser redimensionada. La consideración de que la
memoria sirve como elemento constitutivo de la identidad se extiende hacia una colectividad
o grupo. No existe memoria individual sin memoria más amplia, la colectiva, que sirve de
marco de referencia.
Existen varias memorias, subalternas, que se relacionan de forma diversa con la memoria
oficial, sin embargo, toda memoria, oficial o no, precisa de un encuadramiento, de una
organización para que pueda llegar a ser elemento de referencia en la formación de
identidades.
La memoria se articula apelando a las emociones, al lado emotivo de la subjetividad. Al ser
constitutiva de la identidad, se torna susceptible de manipulación, en tanto construcción
social direccionada hacia algún fin. La memoria social sería la edificación de los recuerdos
que identifican un grupo, hacia el silenciamiento, consciente o no, de otros recuerdos.
Al ser manifestación del pasado se relaciona con la Historia. La construcción que hacemos
del pasado a partir de los objetos y de la Historia descansa sobre la materialidad de los
documentos. La memoria no tiene materialidad, es acontecimiento o representación
evocativa de los mismos. Sin embargo, cuando es registrada, se convierte en documento
susceptible de ser utilizado por la Historia. La relación que mantiene con los objetos es
proyectiva, la memoria se aloja en los objetos, lugares y personas.
La Modernidad significó una amenaza para la memoria por su sobrevaloración del futuro, se
vio la necesidad de sustentarla en aras de la creación de una identidad, por esto se
construyen lugares de memoria, con el fin de recordar. Entre los agentes de actualización
de la memoria se incluye el archivo.

Relación entre archivo y memoria, en vínculo con el poder. No existe entre archivo y
memoria una relación de causa-efecto ni una determinación de una sobre otra.
Mal de archivo. Una impresión freudiana intenta hacer una reflexión de los archivos a partir
de la teoría freudiana, la obra extrapola los archivos sin dejar de hablar de ellos. Estudia la
cuestión del origen y la cuestión del poder.
El manejo del archivo establece el poder y la autoridad, más importante para el poder es
mantener o poseer el archivo que realmente utilizarlo. Derrida distingue dos aspectos en él:
uno vigente(lugares oficiales de reunión de registros, organizados y catalogados) y otro
construido por la memoria y la nostalgia del origen.
Psicológicamente, el archivo ocupa el lugar de origen al que se quiere regresar, el deseo del
mal de archivo es parte del deseo de hallar, para localizar o entender, ese punto de origen
asumido como inicio. En el deseo de volver siempre al origen, el eterno retorno que implica
evita la pulsión de vida, salir del origen. En el caso del archivo, sería el lugar que guarda los
documentos en los cuales se puede encontrar registros del momento de origen.
El archivo no es igual a la memoria humana, ni funciona como el inconsciente. El archivo
está hecho de documentación del pasado, seleccionada y conscientemente escogido, pero
también formada por fragmentos que escapan a la intencionalidad.Aún así, se mantiene
como una acumulación de documentos que espera ser leídos, utilizados, narrativizados.
Lo que sabemos del pasado nunca es lo que realmente fue.
En la búsqueda de identificación, el archivo sería una especie de lugar que tiene que ver
con el deseo y la apropiación. El archivo es algo que por la acción cultural de la Historia se
volvió un lugar potencial de la memoria.
Este es un archivo institucionalizado, mediador entre las huellas del pasado y relato de ese
pasado, indicador de una existencia ya no existente y habilitante de construcciones posibles
de un pasado imaginado. El archivo como lugar se aproxima a la esfera pública,
institucional.
Se podría entender la memoria como la apropiación de una identidad por los recuerdos y
silencios del pasado, por las significaciones particulares creadas en las fisuras dejadas por
el ejercicio de un poder institucional.

1. El archivo como lugar de memoria. La memoria contenida, entre otras instituciones,


en los archivos. Papel simbólico de los archivos en la construcción de identidades,
individuales o colectivas. En tanto concepto, simbolizan el pasado, como lugar,
simbolizan el poder del Estado moderno, de las instituciones civiles y oficiales, como
también de los movimientos sociales.
2. Los expedientes personales. Los archivos personales no son únicamente
acumulados por obligaciones sociales, documentos que guardamos con fines
específicos o profesionales. obedecen a estrategias, pero en muchos casos se
sujetan a las tácticas de respuesta insertadas en nuestras trayectorias y acciones
cotidianas. Los archivos personales se configuran en la intersección de la memoria y
del control.
3. El archivo propio. Recuperar trayectoria que de manera inconsciente, el sujeto va
trazando sobre su existencia. Encuentra su exterioridad espacial en el objeto,
documento, y su lugar en la colección. Esos objetos son la actualización de un relato
que presupone también el silenciamiento de otros posibles enunciados.
El archivo es siempre una trayectoria, una acción, una producción de sentidos.

No existe historia sin documento, éste es la exterioridad que enmarca y valida la narración
del pasado. El documento solamente puede validar algún enunciado si está respaldado por
el archivo, y así, por el origen o fuente de la verdad. El documento no es únicamente el
texto escrito, todos los objetos, pero en sí, estos no enuncian. La memoria no es
necesariamente enunciada, sólo puede ser vivenciada.

Beberley y Achugar. La voz del otro

¿Qué es y cómo se hace un testimonio? Margaret Randall


Literatura de testimonio, una de las ramas de la literatura actual latinoamericana que revela
mayores potencialidades. Ha crecido al tiempo que se intensifica la acción revolucionaria,
excluyen toda confusión con el ensayo, la narrativa histórica o autobiográfica pero se
confunden con el periodismo, con el reportaje y la crónica.
Un escritor heredero de una tradición literaria que escoge su informante, selecciona, monta
ordena los materiales recogidos de acuerdo a un plan bien definido. Emplean técnicas
modernas, la grabadora. Reconstruyen mediante entrevistas e investigaciones
determinados sucesos.
Con el desarrollo de la cultura, los géneros artísticos tienden a entremezclarse, en el campo
literario y en las manifestaciones artísticas.
Se puede hablar del testimonio en sí y del testimonio para sí. En la primera se incluye toda
una literatura testimonial, novelas poesía, periodismo, discursos políticos..
El testimonio para sí es el testimonio como género. Se basa en los siguientes elementos: el
uso de fuentes directas, la entrega de una historia a través de las particularidades de la voz
del pueblo protagonizador del hecho, la inmediatez, el uso de material secundario, una alta
calidad estética.
Hay una estrecha relación entre el testimonio y la historia. A veces una sola persona, por
sus características, puede representar a su pueblo. El criterio para escoger al informante es
importante. El que escribe testimonios debe estar consciente de su papel como transmisor
de una voz capaz de representar a las masas.
Problema de verdad en el testimonio. El hecho de que una verdad dada no pueda ser
considerada como definitiva y completa no quiere decir que no refleje el mundo objetivo,
sino que ese reflejo es un proceso complejo. A veces, la ficción puede conformar una
verdad más viva y real que lo que llamamos la verdad, el testimonio es la posibilidad de
reconstruir la verdad. Cada hombre enfoca el problema de la verdad desde su óptica
particular.
Cómo se hace un testimonio, confección del testimonio en su sentido práctico
Se escoge el tema y el informante o los informantes, conocer todo lo que se pueda sobre el
tema seleccionado, esto también ayuda a la hora de las entrevistas. Confeccionar una guía
de cuestionario, no es una cosa rígida. Importancia de la capacidad verbal del informante.
Las preguntas que se hacen no deben encerrar en sí una respuesta dada. Llevar libreta de
apuntes o grabadora(y conocerla).
La materia prima de un testimonio la componen las entrevistas ya transcritas, los materiales
adicionales de estudios previos, fotos y materiales gráficos y las ideas que se desarrollaron
desde la planificación del trabajo hasta su término.
La transcripción debe ser hecha por alguien que conozca los coloquialismos del informante
y capaz de rendir una transcripción fiel, incluir todo, la selección va después.
Complementar el testimonio con la labor del historiador, rastreo de archivos. Para que
llegue a ser historia tiene que apoyarse en testimonios secundarios, documentos y una
introducción que enmarque todo coherentemente, explique su importancia y ofrezca una
información acerca de cómo y dónde se hizo el testimonio.
Incluir todo a la hora de investigar, saber excluir luego.
El material gráfico es de importancia para que el testimonio cobre vida, todo informante ha
de ser fotografiado, si se puede en su vida diaria. Mapas y planos.
Montaje, convertir la materia prima en algo compartible, una de las primeras preguntas a
hacerse es por qué hacer ese testimonio y a quién va dirigido. INtención de comunicación
con los lectores.
Problema de la fidelidad en el habla. Se debe o no transmitir la voz de un hombre o mujer
exactamente como habla. Reglas de limpieza elemental, evitar repeticiones, dar coherencia
sintáctica pero cuidarse de no traicionar al informante. Considera que casi siempre es
positivo transcribir con fidelidad el habla particular, ya que es parte del patrimonio nacional,
no separar forma de contenido. Dar a conocer la voz del pueblo como es, no se trata de
ridiculizar al informante. Dar coherencia para que el resultado final sea lo más claro posible,
problema del orden. Priman las reglas de la comunicación.
Casi siempre se gana si se quita la voz interrogante.
El valor estético de una obra de testimonio ya terminada es determinante para su
perdurabilidad.

Historias paralelas/ejemplares: la historia y la voz del otro. Hugo Achugar


Reordenación del campo de los estudios latinoamericanos, el testimonio, las memorias,
biografías, autobiografías e historias de vida pasan a ser centro de atención de los letrados.
Creciente interés por la oralidad.
El testimonio latinoamericano contemporáneo denuncia y celebra, pues su deseo es la
verdad. Narra en paralelo no para identificar, sino para confrontar. Su deseo es desmontar
una historia hegemónica, a la vez que desea construir otra historia que llegue a ser
hegemónica. Parte de los hechos y documentos censurados y termina siendo asimilado por
sus lectores solidarios como una historia verdadera que habrá de adquirir valor mítico.
El testimonio está disputado por la antropología y la literatura, asume modalidades propias
de la narrativa y del discurso histórico. Se trata de un modo de producción del discurso,
determinado por la propia situación histórica de su enunciación y por la posición que sujeto
de la enunciación final y el sujeto del enunciado asumen en la sociedad. Ambos sujetos
presuponen la constitución y la participación de un sujeto social complejo en la esfera
pública.
El testimonio ha sido asimilado tanto a la novela como a la autobiografía, a la historia, a la
antropología, la crónica y la memoria. Tanto al discurso no ficcional como ficcional. Se
puede hablar de una porosidad del testimonio, lo cual no implica multiplicidad de estrategias
discursivas.
La institucionalización del testimonio como práctica discursiva específica se opera en
Latinoamérica luego de la revolución cubana. A nivel socio-cultural, la institucionalización se
da en tanto práctica discursiva. Reconoce que el testimonio ocupa un lugar legítimo en la
lucha por el poder dentro de la esfera pública.
En tanto registro de las barbaries realizadas en nombre del progreso, vendría a ser una
escritura propia de la modernidad y se inscribiría en el proyecto utópico de la Ilustración por
la superación moral y material del hombre.
La historia del testimonio acompaña al proceso de erosión del discurso monológico del
sujeto central, europeo, blanco, masculino, heterosexual y letrado. Vinculado a la
modernidad y a la revolución industrial.
Acceso a una serie de materiales que provenían de voces silenciadas por el sujeto central y
que tenían otra historia para contar, opuesta a la oficial. Lo que hoy se sabe no permite la
presunción de un discurso central único ni de una esfera pública similar a la del s xviii. El
espacio discursivo de la esfera pública se ha vuelto un espacio compartido donde se intenta
construir o buscar una identidad nueva. No la identidad homogeneizadora, sino una
identidad heterogénea por diferenciada y plural. La historia oficial de América Latina sólo se
construye a partir del siglo XIX junto con la emancipación y consolidación de los estados
nacionales, la historia no oficial sólo surgirá como una respuesta ante los silenciamientos de
la versión hegemónica.
La historia oficial no ignora al Otro, pero lo incluía en su visión y en su espacio con el
propósito de diseñar una imagen del Otro que no cuestionara la centralidad del sujeto
hegemónico, se trata ahora de plantear una historia desde el Otro. La perspectiva del Otro,
como ficción o realidad, ha circulado para cuestionar el status quo o para romper la
univocidad del discurso hegemónico, la perspectiva del otro no siempre supone la
perspectiva desde el otro. Carácter heterogéneo del testimonio, sobre todo de los realizados
por un intermediario.
Erosión del poder del discurso del sujeto central y proceso de democratización de la
sociedad. El creciente acceso de los sectores marginados al espacio letrado es correlativo
con el crecimiento de los textos que constituyen el discurso testimonial.
Necesidad de consolidar una identidad humana que el discurso hegemónico anterior no
posibilitaba. El testimonio es el ingreso al espacio letrado de aquellos no letrados, gracias a
la intermediación del letrado solidario con su condición de marginados.
Una de las mayores diferencias entre el testimonio y la autobiografía es que la última es un
discurso acerca de la vida íntima, el testimonio es un discurso acerca de la vida pública, del
yo en la esfera de lo público.

En el nivel pragmático se pueden observar dos elementos fundamentales del testimonio: 1.


la función ejemplarizante o de denuncia de un hecho y la autorización letrada del testimonio
de circunstancias que no son parte de la historia oficial o que han sido ignoradas en tiempos
anteriores. 2. a nivel del enunciado, en la transcripción del testimonio, se juega el registro de
la voz del otro y el efecto de oralidad/verdad.

Este género cumple una función de contrahistoria ejemplarizante que el mediador asume
conscientemente, es parte de la intencionalidad del responsable de la escritura. Esta
función implica una adhesión a la ideología del progreso, un fin en la educación para
desmontar el discurso homogeneizador.

El testimonio supone dos enunciados, el primero establece una escritura que el segundo
recorre intentando la mimetización o fusión con el Otro. Se enuncia un discurso que siempre
presupone dos textos: el primario, o prototestimonio y el definitivo, escrito. En la mayoría de
los casos el primero es oral y el segundo escrito. El efecto de oralidad es un rasgo
específico del testimonio, es central por su contribución al efecto de realidad, lo que el autor
llama efecto de oralidad/verdad. La huella de la oralidad permite generar en el lector la
confianza de que se trata de un testimonio auténtico, y, así, se reafirma la ilusión o la
convención del propio género, el estar frente a un texto donde la ficción no existe.
El testimonio también exige una voluntaria aceptación de la verdad, que no permita el
descreimiento. El receptor acepta lo narrado como verdad, no como si fuera verdad. El
testimonio no puede ser apócrifo por su relación con lo institucional. La autorización del
testimonio se realiza por medio de la institución editorial, del letrado que lo edita, pero
también, por medio de la invocación paratextual a autoridades institucionales letradas y
políticas.
Siempre hay un grado de adecuación sintáctica que hace posible la circulación del
testimonio. El efecto de oralidad/verdad está en la base del sistema de autorización y opera
en el reforzamiento de la convención presupuesta por el testimonio. Las huellas de oralidad
operan como ícono de la realidad experiencial. La presencia de la voz del mediador reafirma
que se trata de un discurso y de información auténtica, así, se preserva la voz del Otro.

Re-presentando el testimonio: notas sobre el cruce divisorio primer mundo/ tercer


mundo. Robert Carr.
Indagar la función que en las narrativas geográficas e históricas tiene lo real, el retorno del
sujeto transparente como verdad legitima el proceso de comercialización del tercer mundo,
crea la ilusión de traer los márgenes al centro.
Los subalternos del Tercer Mundo o son borrados o se integran a la construcción del Primer
mundo como fuerza laboral productora.
La emergencia de la literatura testimonial en el mercado del primer mundo está implicada en
una continua historia de la alterización de las comunidades y sus mundos para la
acumulación de conocimientos y poder de la clase burguesa dominante. Cabe preguntarse
quién habla, desde dónde y para quién en el testimonio.
La apropiación, urgencia política y mercantilización se pone en juego en el estudio de
testimonios en la academia, en términos de las dificultades de representar al subalterno
desde el escenario de la escritura del Primer Mundo. Lo que importa en el testimonio es que
produce una sensación de experiencia de lo real, y que esto produce efectos determinados
en el lector, diferentes de los del documental o la ficción realista.
El efecto de realidad está asociado al cuestionamiento del sistema dominante y sus formas
de idealización y legitimación culturales.
Beverley ve el género cristalizándose en los 60 y desarrollándose en estrecha relación con
los movimientos de liberación nacional y el radicalismo cultural generalizado. Las cualidades
formales del testimonio incluyen la transcripción de una narrativa oral, un intento de
transmitir una realidad vivencial, así como la representación de una situación social
colectiva problemática que el narrador vive con otros. Negociar la relación diferencial entre
leer testimonio en el tercer mundo o leer literatura en el primer mundo. Politizar la literatura.
Sería ingenuo asumir una relación de homología directa entre la historia y el texto. El
discurso del testigo no puede ser un reflejo de su experiencia, sino una refracción debida a
las vicisitudes de su memoria. su intención, su ideología. La intención ideología del editor se
sobrepone al texto original, creando más ambigüedades en el proceso de selección y
montaje conforme a las normas de la forma literaria.
El proceso de producción de un testimonio implica un hablante de una comunidad explotada
y oprimida, que trabaja con alguien que tiene acceso a lod administradores de los medios
masivos para producir una mercancía que se comercializada. Se extrae una experiencia del
tercer mundo para el consumo.
Nuestro entendimiento de la otra cultura estará permeado por el ruido de nuestras propias
normas culturales, ideológicas y psíquicas preconcientes. El sujeto no es negociado fuera
del flujo del capital, sino a través de cuestiones de acceso a una experiencia de opresión
local intrínseca, conectada a la explotación y al patriarcado. La voz testimonial que habla, la
hace sobre una experiencia específica en un grupo particular, en un tiempo y lugar
determinados.

En el prólogo de R se nos dice que R aprendió español hace 3 años y con esta lengua
habla, se dice que encarna la vida de todos los indios del continente americano y esta visión
que hace EB se amplía a todos los indios desde la conquista española. Respecto a las
tortillas y la confianza por comer lo mismo, la editora se abusa en el esfuerzo de construir
una fantasía de dos mujeres que operan dentro de un intercambio de igualdad. EB esquiva
las especificidades de clase, raza, psique e historia mirando con sorpresa el milagro de R
haciendo tortillas perfectas tres veces al día.
En el encuentro inicial hay una relación directa de producción y reproducción de las bases
discursivas del imperialismo, se trata de una representación ontológica de las culturas
primitivas, hay una figura infantil del nativo. Como resultado de haber vivido en el universo
de R durante una semana, la editora decide suprimir todas las preguntas para estar en el
lugar que le correspondía, escuchando y dejando hablar a R y luego convirtiéndose en un
doble suyo, en el instrumento que operaría el paso de lo oral a lo escrito. Hay una huella de
poder en la representación de Menchú, y la cronología que apoya los temas principales. }
EB encuentra una relación en la Rigoberta de su texto, en donde la mistifica a ella y demás
participantes, y los varios contextos políticos, económicos y culturales en los cuales sus
relaciones ocurren.

La producción de este tipo de textos que presuponen presentar una realidad transhistórica,
plena y transparente está ella misma atrapada en el flujo del capital. Burgos afirma que el
interés de los intelectuales en las revueltas armadas es crucial a las agendar
revolucionarias indigenistas ya que todo lo que se hace en París tiene repercusión mundial.
En estas condiciones, la borradura de las diferencias sociales de R y B funciona contra la
posibilidad de su articulación con un programa común.
Si me permiten hablar: La lucha por el poder interpretativo. Jean Franco
El término testimonio se ha usado para incluir una variedad de textos. Tomará en cuenta
textos en que un testigo habla para contestar a un interlocutor implícito. Esto supone una
distancia y un diálogo desde posiciones diferentes: intelectual/activista, extranjera/indígena,
escritura/oralidad. La cuestión implícita es cómo hacer hablar a la mujer subalterna dada la
jerarquía que supone la posición de la interlocutora.
Hacer hablar al subalterno históricamente ha sido una estrategia mediante la cual el saber
se usa para asentar el poder. Franco asume el falogocentrismo como un sistema
institucionalizado, con sus prácticas y sus géneros discursivos. El hablante se instala en una
cadena semántica ya preconstituida, de forma tal que la acentuación de ciertos términos
nos remite a la posición del autor en la lucha por el poder interpretativo, lo cual es
fundamental porque ciertos géneros no permiten hablar a la mujer.
Al margen de la literatura se encuentra una vasta población de indígenas y trabajadores
cuyas voces son a veces usadas en la literatura culta para señalar la barbarie. La novela
viene a ser el género privilegiado de búsqueda de identidad personal, siempre asociado con
el patriarcado y la subalternidad con la oralidad.
El campesino, el indígena y la mujer han sido necesarios para sostener la posición
patriarcal.
Contra esta tradición se la producción de la información sobre la subalternidad se entienden
textos como Me llamo… No sólo intervienen en la lucha por el poder interpretativo sino
también sugieren cuestiones éticas normalmente marginadas a los estudios literarios. En
tanto es mujer la editora de R,se podría pensar que no hay relación jerárquica basada en la
diferencia de género, pero se trata de una intelectual y hay también una diferencia de etnia.
Las simpatías políticas no pueden anular otras diferencias. R insiste en describir las
costumbres de su pueblo, pero también elige callar, selecciona lo que es comunicable y lo
que hay que mantener oculto. Es consciente del uso de la información, establece una
alianza con la editora, pero sus silencios marcan límites que no pueden ser superados.

De la sustitución de importaciones literarias y culturales en el Tercer Mundo: el caso


del testimonio. Fredric Jameson.
El testimonio es no la pérdida de un nombre, sino, la multiplicación de los nombres propios,
los nombres de las editoras no son meramente eso, no hay categoría apropiada para poder
nombrar su trabajo específico. El uso del discurso del otro en una situación que nos libera
de la autoridad instituye un nuevo espacio colectivo entre sujetos. Esto es algo en lo que R
insiste, ella no es la única que lo ha vivido, sus situación personal engloba la vida de un
pueblo. Anonimato no significa la pérdida de la identidad personal, sino su multiplicación. La
asociación de un individuo con una pluralidad de otros es un concepto literario y social.
Hacer hablar: la transcripción testimonial. Antonio Vera León.
El género de escritura hecha por el transcriptor se caracteriza por la tensión irresuelta entre
la escritura y la voz, siendo el deseo de apropiación de ésta uno de los impulsos discursivos
que generan el régimen de escritura testimonial.
Se propone problematizar la noción de testimonio como escritura de la voz cotidiana. El
texto de R complica la representación de los marginados como sujetos exclusivamente
orales, realiza una compleja negociación entre las varias tradiciones escritas del discurso
cristiano y revolucionario.
El autor estudiará, también, la escritura testimonial en la historia de la voluntad moderna de
representación.

El acto narrativo es un espacio tenso en que narradores y narrados, desde posiciones


desiguales, negocian un relato. Huellas del transcriptor en el prólogo, en la organización
narrativa del relato, la configuración de la trama, la creación de suspenso, el trabajo de
lengua que se hace en la redacción.
Los sujetos de la escritura no cuentan su historia, ni inventan ficciones sino que transcriben
el lenguaje y los relatos de otros, esto concierne la fidelidad de la transcripción, la
adecuación del relato escrito al oral. Para B, la transcripción es un trabajo entre dobles en
que el transcriptor debe borrarse, tomar un papel secundario para reducir las interferencias
con la palabra del narrador-informante. Al provenir de culturas diferentes, el encuentro entre
el etnólogo y el informante se logra a través de complejas negociaciones. Para persuadir al
lector de la veracidad del relato, tiene que convencer de que la escritura ha captado al otro.
El autor del texto lee el testimonio como una zona de pugnas por el relato, como espacio
donde los narradores participantes negocian categorías y modos de representación. Para el
testimonio, el discurso literario de la modernidad se funda en la desvinculación de la
escritura y la experiencia. En tanto discurso revolucionario, el testimonio propone la
reconstrucción de los modos de narrar con el objeto de dar la palabra al pueblo. La lit
testimonial no se adecúa a concepciones modernas posrománticas de la ficción ni a los
pactos de lectura de los discursos de la verdad de la modernidad que proponían una
referencia directa con lo real definido como historia política de la nación. El deseo de vencer
el hermetismo de la modernidad literaria hace que el testimonio se desplace hacia la
palabra real hablada, hacia documentos u otros materiales no creados por el escritor. El
transcriptor opera a mitad de camino entre el sujeto escritural que es fuente original de
relatos y el sujeto de la escritura referencial.
La elaboración de una escritura autorreferencial equivale para el testimonio a la
continuación de la separación histórica entre el pueblo y las instituciones de la
representación y del poder. Doble mirada del testimonio: autónoma, que atiende a la
interioridad del discurso y a la articulación de los modos de enunciar, otra externa, que
perfila la dimensión política de esa historia discursiva.
En la enunciación testimonial se puede leer la manifestación formal de la tensión política y
discursiva. Para el lector, el problema capital es el de la capacidad de los sujetos orales
para resistir la escritura y la imposición de significados que conlleva la entrada a ella.
Un testimonio se propone como una escritura utópica, como un discurso cuyo proyecto
reside en trascender las jerarquías de la representación que exhibían los regímenes de
discursos de la modernidad. Necesidad de controlar la recepción mediante la ´propuesta de
modelos de lectura en los prólogos.
Se plantea una ética de la escritura resultante en el desarrollo de estrategias de fidelidad a
lo oral. Se ha cifrado en la transcripción una ideología literaria fundad sobre un acto de
escritura que reclama escribir la voz y ceder la palabra al otro. El testimonio puede leerse
como una reescritura rica en interferencias entre las que se puede detectar la invención y el
poder de la escritura sobre la oralidad. Para el sujeto oral testimoniar implica someter su
relato a los discursos de la escritura.
El transcriptor se encuentra en la posición de poder cambiar el relato oral, reescribirlo,
corregirlo, siempre lo va a interpretar. Al ser textualizado el relato oral pasa a formar parte
de la red de significación de la escritura y de las disputas internas del campo escritural. En
la textualización, el relato oral queda reorganizado narrativamente, de forma tal que se
trama una significación que en parte surge desde códigos ajenos a su universo de discurso.
La apropiación del relato oral sitúa al transcriptor representando la negociación de
identidades entre los escritores y sus otros. La democracia de la enunciación testimonial,
dar la palabra al otro, no es un acto de aceptación total. El transcriptor postula la
incapacidad del sujeto oral para narrarse adecuadamente, legitimando la transcripción del
relato oral a formas cultas. Llevar el discurso a otra parte, hacer que otro hable algo que no
era parte de su discurso original es producto de la desviación, el texto testimonial y la
identidad del sujeto logrados son producto del desvío.
Burgos imagina a R como la voz que encarna a los vencidos de la conquista. Su mirada
constituye a R en la representante de la totalidad de la cultura quiché, que, a la vez, se
muestra evasiva, se guarda secretos.
R se puede leer trazando la tensión establecida entre lo particular de cada etnia y la
totalidad de la cultura, indígena y nacional. El relato propone la reconstrucción de
Guatemala en un complejo de diferencias étnicas, amparadas por una política que las
conserve y que posibilite una acción conjunta que venza las barreras que la separan.
El relato de Menchú surge del deseo de reescribir la cultura propia para evitar que otros
tomen la palabra en su lugar. Esto explica la necesidad de aprender la lengua del otro para
traducir la experiencia propia. Articular el relato propio e insertarlo en los discursos públicos
implica traducirse. Sin embargo, es ella quien decide aprender el castellano, de modo tal
que la transcodificación responde a sus propios intereses.

Testimonio y concientización. George Yúdice.


1970 Casa de las Américas añade el premio de literatura a los textos que no correspondían
a las rúbricas genéricas vigentes. Testimonio. En esta época se daba una luucha ideológica
por el papel del intelectual latinoamericano. Con la institución del premio se buscaba apoyar
el papel solidario del intelectual en contraste con la escritura autorreferencial, no en diálogo
con sujetos marginados. El testimonio representaba otra formulación de emancipación que
no se contentaba con diferir sentidos y deconstruir representaciones de la identidad.
Procuraba cambiar la posición de clases y grupos subalternos en relación a las instituciones
a través de las cuales se distribuye el poder.
Factores que condicionaron el surgimiento de este discurso: la pedagogía de los oprimidos
y la teología de la liberación, que ponen el énfasis en la adquisición de conocimiento de sí y
del mundo al enfrentar los discursos vigentes con su propia experiencia.
El intelectual cede a los sujetos subalternos su privilegio como enunciante.
Hay una doble historia del testimonio, aquel para representar, y el que surge como acto
comunitario de lucha por la sobrevivencia. El propósito de estos textos que estudia no es la
representación, sino que buscan contribuir a la transformación social y ponen énfasis en la
creación de solidaridad, de una identidad que se está formando en y a través de la lucha. El
testimonio se hace necesario porque la especificidad de la experiencia social es abstraída
por teorías y estrategias de una política nacional que no tiene como meta real los intereses
de los sectores subalternos. El testimonio popular latinoamericano surge en circunstancias
en que la vida ha sufrido cambios irreversibles y está en vías de reconstrucción.

El testimonio no responde al imperativo de producir la verdad cognitiva, sino que busca la


construcción comunicativa de una praxis solidaria y emancipadora, de ahí que la dicotomía
verdad/ficción carece de sentido.R describe la lectura de los evangelios entre los indígenas
en tanto la Biblia es un documento de formación de su aldea, la comunidad en formación le
da otro sentido y esta lectura suplementaria ni siquiera requiere que los participantes estén
alfabetizados. La verdad del sujeto constituido por el testimonio concientizante no es
cognitiva sino comunicacional.
EL testimonio es una de las armas de la política cultural, se lucha por hacer público lo
privado, disolviendo, así, otra dicotomía constitutiva de la modernidad hegemónica. Estos
no se subordinan al proceso político tradicional y se plantean como una opción viable para
desempeñar prácticas democráticas en el sistema liberal y clientelista de la época.

El testimonio puede entenderse como representación de lucha pero su función más


importante es servir de vínculo solidario entre diversas comunidades. Su política cultural
atraviesa fronteras e identidades establecidas en pro de una transformación
democratizadora.

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