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La psicología de Platón

La psicología de Platón, habla de la espiritualidad del alma y su destino. Su obra aparece


como intento de conferir un estatuto ontológico, en razón de la intuición que tuvo Sócrates
del alma humana como esencialmente moral. Más que una psicología en la acepción
moderna del término, lo que podríamos llamar una metapsicología, inscrita en un contexto
de fuerza y riqueza. El alma es, luego de las divinidades, lo que más le interesa al hombre.

Aunado a lo anterior, el alma posee desde siempre la verdad; es decir, es el principio de


todo movimiento; simple e indivisible, escapa por fuerza a la descomposición; es capaz de
una reminiscencia que demuestra su existencia anterior; por participar en la idea de la vida,
se encuentra investida de una actividad eterna, que excluye la muerte. Su destino es volver
a su patria originaria, a través de reencarnaciones sucesivas.

Los trastornos psíquicos y los factores inconscientes

Platón afirma que las enfermedades tienen a menudo causas externas: abuso de
alimentación, excesos sexuales, desproporción entre los gastos físicos y la alimentación,
piensa también que nadie es malo porque quiere, sino que llega a serlo por una mala
educación o “por una mala disposición del cuerpo” de la que el alma padece a causa del
cuerpo.

En la República, Platón menciona los apetitos y deseos que se manifiestan en los sueños, en
las cuales se puede apreciar una especie de presciencia del papel de inconsciente descrito
por el psicoanálisis. En unos sueños, nos dice, estos deseos “gracias a la razón” son débiles,
pocos en número o se desvanecen; mientras que en otros son más numerosos y al mismo
tiempo los más fuertes.

Platón hace observaciones que podrían interpretarse hoy en el sentido de una determinada
plasticidad del “inconsciente”, o de la repercusión favorable sobre éste de una vida
preocupada por el equilibrio.

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