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LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

Magistrado ponente

STC3145-2020
Radicación n.° 11001-22-03-000-2020-00143-01
(Aprobado en sesión de dieciocho de marzo de dos mil veinte)

Bogotá, D. C., diecinueve (19) de marzo de dos mil


veinte (2020)

Decídese la impugnación interpuesta frente a la


sentencia de 13 de febrero de 2020, dictada por la Sala Civil
Especializada en Restitución de Tierras del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá, dentro de la acción
de tutela instaurada por Andrea Carolina Vásquez Daza
contra el Juzgado Treinta Civil del Circuito de esta ciudad,
con ocasión del juicio “reivindicatorio” adelantado por la
aquí actora respecto de Jorge Ernesto Cano Uzeta.

1. ANTECEDENTES

1. La reclamante implora la protección de sus


prerrogativas al debido proceso e igualdad, entre otras,
presuntamente quebrantadas por la autoridad accionada.
Radicación n.° 11001-22-03-000-2020-00143-01

2. Del confuso escrito inaugural y la revisión de las


pruebas, la causa petendi permite la siguiente síntesis:

La tutelante y Jorge Ernesto Cano Uzeta, son


“copropietarios”, en partes iguales, del inmueble ubicado en
la Carrera 99 Bis N° 12A-61 de Bogotá.

Ante el Juzgado Cincuenta y Cinco Civil Municipal de


esta ciudad, la aquí actora inició el litigio materia de este
amparo, con el fin de obtener la “reivindicación” del 50% del
referido predio, el cual se encontraba “ocupado” en su
totalidad por el mencionado señor.

Mediante sentencia de 6 de febrero de 2019, el


despacho instructor, concedió las pretensiones invocadas,
decisión recurrida en apelación por el extremo pasivo al
considerar que la excepción de “prescripción adquisitiva de
dominio”, impetrada en ese asunto, no fue analizada
debidamente.

El despacho del circuito convocado, desató ese


recurso en fallo de 22 de agosto pasado, revocando la
decisión del a quo, por considerar que la “cuota parte” del
bien, exigida en restitución, no se encontraba plenamente
identificada.

Manifiesta la gestora, que el estrado querellado: i)


desbordó su competencia al pronunciarse sobre aspectos
que no fueron materia de alzada, y ii) desconoció lo

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Radicación n.° 11001-22-03-000-2020-00143-01

estipulado en el artículo 949 del Código Civil, referente a la


reivindicación de “cuota determinada proindiviso”.

Para la gestora, el pronunciamiento del despacho


fustigado, lesiona sus garantías al no dar por acreditado,
estándolo, la identificación absoluta de la porción del
inmueble objeto de restitución.

3. Solicita, en concreto, “(…) se confirme el fallo de


primera instancia (…)” emitido en el comentado litigio.

1.1. Respuesta del accionado

Se limitó a remitir copia de la sentencia censurada (fl.


82).

1.2. La sentencia impugnada

Concedió la protección tras inferir:

“(…) Para el caso en concreto, se advierte que la sentencia [de


segunda instancia] carece de justificación externa en la premisa
jurídica que se utilizó para resolver el asunto. Se trata de la
proposición según el cual, conforme el art. 949 CC (…), se
requiere que la cuota pretendida esté plenamente
individualizada”.

“Tal proposición normativa constituyó la premisa del


razonamiento que desplegó la juez para poder concluir que no
se cumplió el presupuesto de identidad de la acción en cuestión,
o que no existía correspondencia entre el bien perseguido por la
reivindicante y el poseído por el demandado, esto es, porque se
identificó la totalidad del inmueble donde se encuentra la cuota
parte, pero, ésta última no (…)”.

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Radicación n.° 11001-22-03-000-2020-00143-01

“No obstante, pocas razones ofrece la juez accionada para


sostener con carácter razonable la aludida proposición
normativa base para su decisión. Por supuesto, no se pasa por
alto que para ello, recurre a los referentes jurisprudenciales de
la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, e
incluso de este Tribunal; sin embargo, la cuestión es que tales
referentes no se muestran completamente pertinentes para
apoyar o respaldar la premisa que construyó en torno al art.
949 CC (…)” (fls. 98 a 105).

En consecuencia, ordenó al juzgado tutelado:

“[D]ejar sin efecto la sentencia de segunda instancia que


profirió (…) por escrito el 22 de agosto de agosto de [2019] (…),
para que en el término no superior a diez (10) días, profiera
nuevo fallo especificando con debido análisis crítico de los
medios de prueba, y la correspondiente motivación, los
fundamentos fácticos y jurídicos de la decisión a adoptar,
atendiendo a lo expuesto en la parte motiva del presente fallo”
(fls. 98 a 105).

1.3. La impugnación

La impetró la gestora indicando, en síntesis, que la


orden dada por el juez constitucional a quo, “(…) no se
ajusta a los hechos que motivaron la tutela, ni a los demás
derechos vulnerados (…)” en el asunto bajo estudio (fls. 116
a 130).

Asimismo, José Ernesto Cano Uzeta argumentó que


el ruego debe ser desestimado, por cuanto no reúne el
presupuesto de inmediatez, y porque no se especificaron,
con claridad, las supuestas prerrogativas conculcadas por
parte del estrado accionado.

La titular del despacho criticado, mostró su


inconformidad, manifestando que el auxilio es improcedente
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Radicación n.° 11001-22-03-000-2020-00143-01

por carencia de vulneración de las garantías de la actora (fl.


138 a 139).

2. CONSIDERACIONES

1. La controversia estriba en determinar si el juzgado


censurado, quebrantó los derechos de la quejosa con el fallo
de 22 de agosto de 2019, mediante el cual revocó la
reivindicación concedida en primera instancia, por carencia
de uno de los presupuestos axiológicos de dicha acción,
esto es, lo concerniente a la identificación plena del bien a
restituir, tema ajeno a la alzada, según la tutelante.

2. De entrada se advierte que la salvaguarda cumple


con el presupuesto de inmediatez, pues la misma fue
impetrada oportunamente el 31 de enero de 2020, esto es,
dentro del término de 6 meses estimado por esta Sala como
tempestivo para acudir a esta especial jurisdicción 1.

3. Debe destacarse que el estrado convocado, en


ninguna irregularidad incurrió, al pronunciarse, en su
decisión, frente a los requisitos de la acción de dominio,
aun cuando, los mismos no fueron materia de alzada, pues
esta Corporación ha sostenido:

“(…) [E]l juez tiene el deber de resolver de fondo la controversia


puesta a su consideración, de acuerdo con el principio
fundamental de que sólo ésta limitado a no variar la causa
petendi (hechos), pero no así a determinar el derecho aplicable
al juicio o a revisar si los presupuestos de cada una de las
acciones se cumplen o no, dado que en virtud del
principio iura novit curia las partes no tienen la carga de
1
CSJ. STC 2 de agosto de 2007, exp. 2007-00188-01; reiterada, entre otros
pronunciamientos, 16 de mayo de 2013, exp. 00103-01.
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Radicación n.° 11001-22-03-000-2020-00143-01

probar el derecho, salvo contadas excepciones como cuando


se trata de derecho extranjero o consuetudinario”.

“Es así que el mismo legislador, estableció en su artículo 282


del Código General del Proceso, que en cualquier tipo de
proceso, cuando el juez halle probados los hechos que
constituyen una excepción deberá reconocerla oficiosamente en
la sentencia, salvo las de prescripción, compensación y nulidad
relativa, que deberán alegarse en la contestación de la
demanda». Y con mayor claridad en relación a la impugnación
indica el artículo 328 de la citada codificación, que: «[E]l juez de
segunda instancia deberá pronunciarse solamente sobre los
argumentos expuestos por el apelante, sin perjuicio de las
decisiones que deba adoptar de oficio, en los casos previstos
por la ley”.

“Normas de las que se desprende, que por regla general la


competencia del superior está restringida a pronunciarse sobre
los argumentos expuestos por el apelante, pero existen
excepciones a esa restricción, tales como: (i) cuando las dos
partes impugnan, pues en este caso se debe resolver sin
limitaciones; y (ii) en aquellas oportunidades en que debe darse
un pronunciamiento de oficio atendiendo lo dispuesto en la ley,
que generalmente se da cuando la determinación de segunda
instancia conlleva a que deba decidirse sobre temas
íntimamente relacionados con ésta”.

“Justamente, es en esta última salvedad es que se enmarca la


consagrada en el artículo 282 ibídem, en relación a que si el
juzgador encuentra probados los hechos que constituyen una
excepción deba declararla de oficio, en especial cuando se
observa que no se cumplen los requisitos para acceder a
la pretensión (…)” (negrillas propias)2.

4. Aclarado lo anterior, se observa que la autoridad


refutada, para infirmar lo proveído por el a quo en el litigio
subexámine, destacó que “(…) no se encuentra acreditada la
identidad entre el bien perseguido por la reivindicante y el
poseído por el demandado (…)”. Al respecto, afirmó:

“(…) [L]a demandante pretende la reivindicación del 50% del


bien inmueble ubicado en la carrera 99 Bis N° 12ª-61, casa 17
(…), distinguida con el folio de matrícula inmobiliaria N° 50C-
1543905 de la Oficina de Instrumentos Públicos de Bogotá,
cuyos linderos aparecen especificados en el libelo, sin que
exista certeza de cuál es la parte que le corresponde a la
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CSJ. STC 23 de julio de 2019, exp. 11001-02-03-000-2019-02206-00.
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demandante, lo que impide establecer sin dubitación la plena y


total coincidencia entre la cuota que reclama la demandante y
la parte que posee el demandado, incertidumbre que conlleva al
fracaso de las pretensiones, dado que no se cumple con uno de
los requisitos imprescindibles para la prosperidad de la
reivindicación (…)”.

“(…) [D]ebe tenerse en consideración que en este caso en


particular el litigio versa sobre el 50% del predio, empero, en la
demanda no se especificaron los linderos especiales de dicha
porción del inmueble (…)”.

5. Como se observa, la funcionaria fustigada, para


desestimar las pretensiones invocadas en el asunto bajo
estudio, se limitó a indicar que la cosa por reivindicar no se
encontraba plenamente singularizada, pues al tratarse de
una cuota parte de un bien, tal porción debía estar
identificada por sus respectivos linderos, afirmación que
soslaya el precedente inserto por esta Corte, respecto de ese
tópico. Veamos:

Sobre la singularidad de que trata el artículo 949 del


Código Civil, esta Colegiatura ha adoctrinado:

“(…) [T]ratándose de la acción prevista en el artículo 949 del


Código Civil, es decir, la ejercitada en el caso, la singularidad
de que habla la norma, no se refiere a la parte del
inmueble que pueda abarcar las cuotas en concreto, sino
a la determinación de éste, que es el que las comprende. De
ahí que tampoco la reivindicación se frustra por no haberse
cumplido aquello, según se sostiene en la alzada, pues dicha
exigencia hace relación a la cuota en abstracto y no a la
fracción de la cosa común en que esa cuota pueda
materializarse”.

“Como lo tiene explicado la Corte, “no sólo el dueño de una cosa


singular puede ejercer la referida acción de dominio, sino,
también, quien es propietario de una cuota determinada
proindiviso de un bien; empero, a este último no le es dable
reivindicar para él, en los términos del citado artículo 946, la
totalidad del bien o parte específica del mismo, como si se
tratase de un cuerpo cierto. Así, lo ha entendido la
jurisprudencia, pues invariablemente ha sostenido que ‘no
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Radicación n.° 11001-22-03-000-2020-00143-01

siendo el actor dueño de todo el predio sino de una parte


indivisa, su acción no podía ser la consagrada en el artículo
946 del Código Civil, sino la establecida en el artículo 949 de la
misma obra, ya que el comunero no puede reivindicar para sí
sino la cuota de que no está en posesión, y al hacerlo debe
determinarla y singularizar el bien sobre el cual está
radicada’ (G.J. XCL. Pág.528) (…)3 (Resaltado fuera de texto).

El análisis del precedente trasuntado resultaba


esencial para dilucidar sobre el cumplimiento del
presupuesto axiológico de la reivindicación, referente a la
“identidad entre la cosa que pretende el demandante y la
que es poseída por el demandado”4, pues no bastaba con
indicar, que la acción no prosperaba, por no haberse
identificado los linderos del 50% del inmueble pretendido en
restitución.

Aunado a lo anterior, al tutelado le asistía también el


deber de explicar, suficientemente el porqué, aun cuando el
demandado en el litigio subexámine, alegó la excepción de
fondo denominada “prescripción adquisitiva de dominio”, el
bien a restituir no se encontraba singularizado, pues la
jurisprudencia de esta Corte ha indicado que esa situación

3
Sentencia 109 de 14 de agosto de 2007, expediente 15829.
4
CSJ. Civil, Sentencia de 5 de septiembre de 1985, GJ. Tomo CLXXX, no. 2419, p. 390 A
403. En el mismo sentido hállase otra importante providencia del 13 de octubre de 2011,
expediente 00530. Es el aspecto objetivo de los elementos axiológicos, el formado por la
singularidad y la identidad de la cosa reivindicada, refiriendo la primera a la especie o cuerpo
cierto; y por la segunda, esto es, la identidad, asentó: que la cosa reclamada sea “(…) una
misma, sea en todo o en parte, tanto aquella respecto de la cual el demandante alega dominio,
como la que posee materialmente el demandado a quien aquél le reclama la restitución”. Por
tanto, se excluyen, “(…) las universalidades jurídicas, como el patrimonio y la herencia, o
aquellos predios que no estén debidamente individualizados o determinados (…) la identidad,
simplemente llama a constatar la coincidencia entre todo o parte del bien cuya
restitución reclama el demandante en su condición de dueño, con el que
efectivamente posee el demandado; y si apenas resulta afectada en esa correlación una
porción del mismo, simplemente se impone aplicar lo dispuesto en el artículo 305 del C. de P.
C., según el cual “si lo pedido por el demandante excede de lo probado, se le reconocerá
solamente lo último”. Reiteración de la Sentencia de 25 de noviembre de 2002, expediente N°
7698”- Recientemente se ha reiterado en las providencias; 26 de abril de 1994, del 3 de
octubre de 2003, expediente 6833; 19 de octubre de 2009, 15 de julio de 2014, SC9166-2014;
3 de octubre del 2014, 27 de agosto de 2015, entre muchas otras. Otras providencias de esta
Sala que han insistido sobre la necesidad de demostrar los elementos fundantes de la acción
reivindicatoria son las siguientes: CSJ. SC 12 ago. 1997, rad. 4546, CSJ SC 12 dic. 2003,
rad. 5881 y CSJ SC3493-2014, rad. 2007 00120 01.
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Radicación n.° 11001-22-03-000-2020-00143-01

“tiene virtualidad suficiente para demostrar a la vez la


posesión (…) y la identidad del inmueble que es materia del
pleito”5.

En ese contexto, la motivación del proveído definitorio


de 22 de agosto de 2019, es insuficiente, pues pretermitió
exteriorizar los raciocinios frente a los aspectos reseñados
con antelación, los cuales resultaban esenciales para la
resolución del asunto reprochado.

Sobre el particular, esta Corporación ha indicado:

“(…) [S]ufre mengua el derecho fundamental al debido proceso


por obra de [providencias] en las que, a pesar de la existencia
objetiva de argumentos y razones, la motivación resulta ser
notoriamente insuficiente, contradictoria o impertinente frente a
los requerimientos constitucionales. Así, en la sentencia de 22
de mayo de 2003, expediente No. 2003-0526, se increpó al
Tribunal por no ‘fundar sus decisiones en razones y
argumentaciones jurídicas que con rotundidad y precisión (…)’”
[resolvieran el caso bajo su conocimiento], “(…) lo propio
ocurrió en el fallo de 31 de enero de 2005, expediente 2004-
00604, en que se recriminó al ad quem por no expresar las
‘razones puntuales’ equivalentes a una falta de motivación;
defecto que en el fallo de 7 de marzo de 2005 expediente 2004-
00137, se describe como desatención de ‘la exigencia de
motivar con precisión la providencia’ (…)”6.

Varios principios y derechos en los regímenes


democráticos imponen la obligatoriedad de motivar la
sentencia judicial: el de publicidad porque asegura la
contradicción del fallo y muestra la transparencia con que
actúan los jueces, pues si hay silencio en las causas de la
decisión no habrá motivos para impugnar; el de
5
Sentencia de 22 de julio de 1993, CCXXV-176.
6
CSJ. STC 28 de marzo de 2008, exp. 2008-00384-00; véanse igualmente el fallo de de 16
de febrero de 2011, exp. 2010-00445-01, entre otros.
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Radicación n.° 11001-22-03-000-2020-00143-01

racionalidad para disuadir el autoritarismo y la


arbitrariedad; el de legalidad porque el fallo debe estar
afincado en las normas aplicables al caso y en las pruebas
válidamente recaudadas; los de seguridad jurídica y
confianza legítima y debido proceso, entre otros, para
materializar el principio de igualdad y aquilatar el Estado
Constitucional.

El deber de motivar toda providencia que no tenga


por única finalidad impulsar el trámite, reclama, como
presupuesto sine qua non, que la jurisdicción haga públicas
las razones que ha tenido en cuenta al adoptar la respectiva
resolución, de tal manera que tras conocérselas se tenga
noticia de su contenido para que no aparezca arbitraria,
caprichosa, antojadiza, sino producto del análisis objetivo,
amén de reflexivo de los diferentes elementos de juicio
incorporados al plenario y dentro del marco trazado por el
objeto y la causa del proceso.

Frente a la temática planteada, memoró esta Sala:

“(…) [Es] menester dejar sentado que la motivación de las


[providencias] constituye imperativo que surge del debido
proceso, cuya finalidad consiste en brindar el derecho a las
partes e intervinientes de asentir o disentir de la actividad
intelectual desplegada por el juez natural frente al caso objeto
de controversia, razón por la cual ésta debe ser, para el caso
concreto, suficiente, es decir “la función del juez tiene un rol
fundamental, pues no se entiende cumplida con el proferimiento
de una decisión que resuelva formalmente, el asunto sometido a
su consideración (…).

“(…) La obligatoriedad e intangibilidad de las decisiones


judiciales proviene de la autoridad que les confiere la
Constitución para resolver los casos concretos, con base en la
aplicación de los preceptos, principios y valores plasmados en
la propia Carta y en las leyes, y de ninguna manera emanan de
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la simple voluntad o de la imposición que pretenda hacer el juez


de una determinada conducta o abstención, forzosa para el
sujeto pasivo del fallo (…)”7.

6. En consecuencia, se ratificará la orden del a quo


constitucional, para que el juez querellado defina el asunto
a su cargo, motivando debidamente su decisión frente al
tema concerniente al presupuesto axiológico de la identidad
entre la cosa detentada por el poseedor, y la pretendida en
reivindicación, cuando la misma es invocada bajo los
presupuestos del artículo 949 del Código Civil, y con
sujeción a la jurisprudencia citada en este proveído sobre el
tema.

7. La Corte hará el control constitucional inherente a


la acción de resguardo, así como también el de
convencionalidad, dimanante del bloque de
constitucionalidad, según lo previsto en la Convención
Americana de Derechos Humanos 8, que exige a los países
suscriptores procurar armonizar el ordenamiento interno al
mismo, para evitar cualquier disonancia entre uno y otro.

Así se consignó en sus preceptos primero y segundo:

“(…) Artículo 1. Obligación de Respetar los Derechos: 1. Los


Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar
los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su
libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su
jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza,
color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier
otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social”.

7
CSJ. Civil. 22 de mayo de 2003, Rad. 00526-01, invocada el 10 de agosto de 2011, Rad.
00168-02.
8
Pacto de San José de Costa Rica, firmado el 22 de noviembre de 1969 y aprobado en
Colombia por la Ley 16 de 1972.
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Radicación n.° 11001-22-03-000-2020-00143-01

“2. Para los efectos de esta Convención, persona es todo ser


humano”.

“Artículo 2. Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno.


Si el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en el
artículo 1 no estuviere ya garantizado por disposiciones
legislativas o de otro carácter, los Estados Partes se
comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos
constitucionales y a las disposiciones de esta Convención, las
medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias
para hacer efectivos tales derechos y libertades (…)”.

De esta manera, las reglas de aquella normatividad


deben observarse en asuntos como éste, so pena de
incumplir deberes internacionales. Por tanto, es menester
tener en consideración las prerrogativas a las “garantías
judiciales” y a la “protección judicial”, según las cuales, una
persona podrá acudir ante las autoridades jurisdiccionales
competentes para obtener la pronta y eficaz resolución de
sus litigios.

En el presente caso, como se dijo, la accionada omitió


pronunciarse debidamente frente al asunto sometido a su
conocimiento. En esa forma, contravino el canon 25 de ese
tratado:

“(…) Art. 25. Protección Judicial. 1. Toda persona tiene derecho


a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo
ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra
actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal
violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de
sus funciones oficiales”.

“2. Los Estados Partes se comprometen: “a) a garantizar que la


autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado
decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal
recurso; “b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y
“c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades
competentes, de toda decisión en que se haya estimado
procedente el recurso (…)”.

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Radicación n.° 11001-22-03-000-2020-00143-01

El instrumento citado resulta aplicable por virtud del


canon 9 de la Constitución Nacional, cuando dice:

“(…) Las relaciones exteriores del Estado se fundamentan en la


soberanía nacional, en el respeto a la autodeterminación de los
pueblos y en el reconocimiento de los principios del derecho
internacional aceptados por Colombia (…)”.

La regla 93 ejúsdem, señala:

“(…) Los tratados y convenios internacionales ratificados por el


Congreso, que reconocen los derechos humanos y que prohíben
su limitación en los estados de excepción, prevalecen en el
orden interno”.

“Los derechos y deberes consagrados en esta Carta, se


interpretarán de conformidad con los tratados internacionales
sobre derechos humanos ratificados por Colombia (…)”.

El mandato 27 de la Convención de Viena, sobre el


derecho de los tratados de 1969 9, debidamente ratificada
por Colombia, según el cual: “(…) Una parte no podrá
invocar las disposiciones de su derecho interno como
justificación del incumplimiento de un tratado (…)”10, impone
su observancia en forma irrestricta, cuando un Estado
parte lo ha suscrito o se ha adherido al mismo.

7.1. Aunque podría argumentarse la viabilidad del


control de convencionalidad sólo en decursos donde se
halla el quebranto de garantías sustanciales o cuando la
normatividad interna es contraria a la internacional sobre
derechos humanos, se estima trascendente efectuar dicho
seguimiento en todos los asuntos donde se debata la
conculcación de prerrogativas iusfundamentales, así su
protección resulte procedente o no.
9
Suscrita en Viena el 23 de mayo de 1969.
10
Aprobada por Colombia mediante la Ley 32 de 1985.
13
Radicación n.° 11001-22-03-000-2020-00143-01

Lo aducido porque la enunciada herramienta le


permite a los Estados materializar el deber de garantizar los
derechos humanos en el ámbito doméstico, a través de la
verificación de la conformidad de las normas y prácticas
nacionales, con la Convención Americana de Derechos
Humanos y su jurisprudencia, ejercicio que según la Corte
Interamericana se surte no sólo a petición de parte sino ex
officio11.

No sobra advertir que el régimen convencional en el


derecho local de los países que la han suscrito y aprobado,
no constituye un sistema opcional o de libre aplicación en
los ordenamientos patrios; sino que en estos casos cobra
vigencia plena y obligatoriedad con carácter impositivo para
todos los servidores estatales, debiendo realizar no
solamente un control legal y constitucional, sino también el
convencional; con mayor razón cuando forma parte del
bloque de constitucionalidad sin quedar al arbitrio de las
autoridades su gobierno.

7.2. El aludido control en estos asuntos procura,


además, contribuir judicial y pedagógicamente tal cual se le
ha ordenado a los Estados denunciados –incluido
Colombia12, a impartir una formación permanente de
Derechos Humanos y DIH en todos los niveles jerárquicos

11
Corte IDH. Caso Gudiél Álvarez y otros (“Diario Militar”) contra Guatemala. Sentencia de
noviembre 20 de 2012. Serie C No. 253, párrafo 330
12
Corte IDH, Caso Vélez Restrepo y familiares Vs. Colombia, Excepción preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de septiembre de 2012. Serie C No. 248, párrs. 259 a
290, criterio reiterado Caso Masacre de Santo Domingo Vs. Colombia, Excepciones
preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de noviembre de 2012. Serie C
No. 259, párrs. 295 a 323.
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Radicación n.° 11001-22-03-000-2020-00143-01

de las Fuerzas Armadas, jueces y fiscales 13; así como


realizar cursos de capacitación a funcionarios de la rama
ejecutiva y judicial y campañas informativas públicas en
materia de protección de derechos y garantías 14.

Insistir en la aplicación del citado control y esbozar el


contenido de la Convención Interamericana de Derechos
Humanos en providencias como la presente, le permite no
sólo a las autoridades conocer e interiorizar las obligaciones
contraídas internacionalmente, en relación con el respeto a
los derechos humanos, sino a la ciudadanía informarse en
torno al máximo grado de salvaguarda de sus prerrogativas.

Además, pretende contribuir en la formación de una


comunidad global, incluyente, respetuosa de los
instrumentos internacionales y de la protección de las
garantías fundamentales en el marco del sistema americano
de derechos humanos.

8. De acuerdo a lo discurrido, la sentencia


impugnada será revalidada.

3. DECISIÓN

13
Corte IDH, Caso de la Masacre de Las Dos Erres Vs. Guatemala, Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211,
párrs. 229 a 274.
14
Corte IDH, Caso Furlan y familiares Vs. Argentina, Excepciones preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2012. Serie C No. 246, párrs. 278 a
308.
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Radicación n.° 11001-22-03-000-2020-00143-01

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, en Sala de Casación Civil, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE:

PRIMERO: CONFIRMAR la sentencia de fecha y


lugar de procedencia anotada conforme a lo expuesto en
precedencia.

SEGUNDO: Comuníquese telegráficamente lo resuelto


en esta providencia a los interesados y oportunamente
envíese el expediente a la Corte Constitucional para su
eventual revisión.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA


Presidente de Sala

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

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Radicación n.° 11001-22-03-000-2020-00143-01

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA


Con aclaración de voto

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

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Radicación n.° 11001-22-03-000-2020-00143-01

ACLARACIÓN DE VOTO

Aunque comparto la decisión adoptada por la


Honorable Sala, dado el acierto en su motivación,
respetuosamente aclaro mi voto con el exclusivo propósito
de resaltar que se torna innecesario en el ejercicio
jurisdiccional cotidiano, incluir de forma genérica y
automática una mención sobre el empleo del denominado
«control de convencionalidad».

Ciertamente, de conformidad con la propia


jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, cuando un Estado ha ratificado un tratado
internacional como la Convención Americana, surge, entre
otros deberes, el imperativo para sus jueces de examinar ex
officio, en sus decisiones, la vigencia material de lo pactado.

De esta manera, el «control de convencionalidad»


comporta una actitud de consideración continua que
deberá acentuarse y manifestarse expresamente, tan solo
en aquellos pronunciamientos donde se advierta
comprometido o amenazado «el efecto útil de la Convención»15, lo
cual acontecerá en los eventos donde pueda verse «mermado
o anulado por la aplicación de leyes contrarias a sus disposiciones,
objeto y fin del instrumento internacional o del estándar internacional

de protección de los derechos humanos» 16; todo lo cual resulta

ajeno al presente caso.

15
CIDH. Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) contra
Perú. Sentencia de 24 de noviembre de 2006. Serie C No. 158, párrafo 128.
16
CIDH. Caso Heliodoro Portugal contra Panamá. Sentencia de enero 27 de 2009.
Serie c No. 186, párrafo 180.
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Radicación n.° 11001-22-03-000-2020-00143-01

En los anteriores términos dejo fundamentada mi


aclaración de voto con comedida reiteración de mi respeto
por la Honorable Sala de Casación Civil.

LUIS ALONSO RICO PUERTA


Magistrado

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