Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
5.la Familia Du Pont PDF
5.la Familia Du Pont PDF
Federico Ortíz-Moreno *
El caso de algunas familias puede resultar interesante ya que muchas de ellas han sido
importantes en el desarrollo de nuestra historia. Algunas, dentro del ámbito puramente
histórico; otras, desde el punto de vista social, económico, político o cultural. Familias
como los Borgia, los Karamazov, los Curie, los Ford, los Kennedy o los Du Pont. Todas
de una manera u otra han formado y han hecho historia.
Habrá que reconocer que muchos de los que llegan a formar grandes capitales han
hechos éstos, casi de la nada. Ha sido su visión, entrega, dinamismo, coraje y empuje lo
que los ha llevado a llegar al sitio en el que están. Otros, para fortuna de ellos y
desgracia de otros, su dinero lo amasan o han amasado por medio de negocios turbios,
muertes entre hermanos, monopolios absurdos donde quieren todo a cambio de nada.
Familias caciques que aplastan al hombre y matan a sus hermanos.
En Estados Unidos
Cuando uno tenga la oportunidad de visitar los Estados Unidos e ir por la costa
atlántica, justo en el estado de Delaware, se podrá tener la impresión de estar llegando a
un estado, por decirlo así, casi feudal. Todo ahí "huele" a Du Pont. Carreteras, edificios,
fábricas, comercios, casi todo relacionado a esta prominente y multimillonaria familia.
Aquí, en este mismo sitio y sus alrededores se podrá ver vastos complejos familiares
dedicados a albergar a millares y millares de empleados y obreros, lo mismo que un
exclusivo parque de diversiones y club deportivo que sirve de centro de recreo y
distracción para sus propios empleados.
Uno de los primeros Du Pont, Pedro Samuel Du Pont nació en París en 1739; era hijo de
un relojero de buena posición y de una aristocrática familia empobrecida. Este
muchacho, educado por su ambiciosa madre, tuvo que ceder también ante la voluntad
del padre, que hizo de él un excelente relojero.
Era natural que, cuando su segundo hijo, Irineo, dio muestras de tener un especial
talento en el campo de la ciencia, su padre le hiciera estudiar bajo la dirección de un
amigo suyo que, además, era, quizá, el sabio más notable de su época, el físico-químico
Antonio Lavoisier, aquél que desarrollara numerosos estudios y principios químicos que
llevaran al descubrimiento de nuevas teorías y principios sobre la combustión, y
dirigiera, así mismo, una de las fábricas de pólvora más importantes de toda Francia.
Irineo Du Pont
Como su padre, Irineo aprendía con gran facilidad. Así, no tardó en ponerse al corriente
del proceso de la fabricación de la pólvora y hasta, incluso, mejorarlo. Su nombre
empezaba a conocerse, lo mismo que el de su familia. La riqueza aumentaba y el
destino y nombre de la familia se elevaba más alto aún que su título nobiliario.
Respecto a esto último, lo cierto es que el título resultaba de dudoso valor durante los
años de la Revolución francesa. El viejo Du Pont había actuado como diputado en os
Estados Generales, o Parlamento, identificándose con los moderados, partidarios de una
monarquía constitucional. Enemigo de los jacobinos, a Du Pont poco le falto para que
se le enviase a la guillotina.
Más tarde, cuando Pedro Samuel se halló sin dinero durante la Revolución francesa,
convirtió al hijo menor en su más firme apoyo, confiriéndole la dirección de una
pequeña imprenta. Con el dinero que ganaba el hijo pudo sostenerse la familia. Irineo
entonces tenía veinte años, acababa de casarse con Sophie Madeleine Dalmas, hija de
un comerciante. Su carrera de químico había quedado truncada al desaparecer Lavoisier,
expulsado por los jacobinos.
La tensión había subido a su punto más álgido con la ejecución del gran Lavoisier,
odiado por los jacobinos debido a su posición privilegiada en tiempos de la monarquía.
Robespierre, importante pensador y político de aquellos tiempos había declarado que la
República (se refería a Francia) no necesitaba de hombres de ciencia.
Irineo, inquieto y amargado por el matiz que tomaban los hechos, pensó una vez más en
abandonar su patria, refugiarse en un país más joven, más tranquilo y más acogedor para
los hombres. Desgraciadamente no pudo llevarlo a cabo de manera mediata, sino un
poco más adelante cuando ya la época del Terror había cedido un poco.
Fue por sugerencia de su padre que Irineo se dirigió en cierta ocasión a Robert Fulton,
inventor norteamericano que en aquellos años se hallaba en Francia y hacía pruebas en
el Sena con un extraño aparato o artefacto, un tipo de barco hundible llamado
"submarino".
El tema de la charla fue estrictamente científico. Hablaron de un proyecto que tenían los
Du Pont para crear en el continente americano de una colonia de franceses emigrados,
un lugar seguro donde pudieran asentar las bases para un comercio futuro.
Alentado por los informes que le diera Fulton, a través de su hijo Irineo, y por el hecho
de que su otro hijo, Víctor, había siso nombrado cónsul general de Francia en los
Estados Unidos, el viejo Samuel tomó la decisión de gran importancia: toda la familia
Du Pont debía trasladarse a los Estados Unidos.
Los planes
El viejo Du Pont forma una sociedad por acciones: Du Pont de Nemours, Father, Son
and Company. Comienza así a trazar grandiosos y utópicos planes, teniendo como
capital base la suma de cuatro millones de francos que esperaba reunir, así como
tomando en cuenta el talento y capacidad de toda su familia.
El viaje estaba preparado, pero cuando ya estaba todo listo, empiezan a surgir nuevas
dificultades. Las relaciones entre Francia y los Estados Unidos habían empeorado. El
capital reunido resultaba muy insuficiente como para trasladarse; sin embargo, ya estaba
decidido, debían de trasladarse.
En Estados Unidos
Era muy tarde para retroceder. Debían de continuar. La familia se embarca a fines de
1799 y llegan a Rhode Island en enero de 1800. Luego de tres meses de tormentas y
averías, Pedro Samuel Du Pont, el eterno y alegre optimista visionario francés, se
encontró con que el horizonte era menos color de rosa que lo que había previsto.
El precio de los terrenos había subido mucho. El país era hostil a los franceses. En
algunos estados los extranjeros no podían tener acceso a los bienes inmuebles. El dinero
no era suficiente y se agotaba fácil y rápidamente.
Las amistades
Irineo, por otra parte, se sentía inquieto, nervioso y abatido. Tenía crecientes
responsabilidades familiares y los fondos empezaban a escasear. Un día salió a cazar y
observó que la pólvora norteamericana era de muy mala calidad. ¿Por qué no instalar
una fábrica de pólvora? El viejo Du Pont aprobó el proyecto.
La empresa
Se inicio así el gran proyecto. Se daba el paso a la construcción del gran emporio de la
familia Du Pont. La fábrica de pólvora se haría. Esto podría tener sus repercusiones
políticas, pero esto también le interesaba a Du Pont.
Irineo trazó sus planes, sus proyectos. Todo estaba listo. Faltaba un "pequeño detalle":
el dinero. Piensa rápidamente y acierta. El y Víctor salen a Francia a reunir el capital.
Tal y como el viejo Du Pont había previsto, el Gobierno francés apoya la empresa y
ayuda a Estados Unidos, dando un golpe muy severo a su enemiga Inglaterra.
Irineo reúne 36,000 dólares y se forma una compañía con 18 acciones, once de las
cuales se reservaba la compañía inicial de la familia Du Pont y cuatro quedaban en
manos de capitalistas norteamericanos.
Víctor por su parte entró en contacto con esferas oficiales y regresó con información y
rumores acerca de los proyectos de Napoleón. Los emigrados podían ya regresar. Así, el
viejo Pedro Samuel Du Pont emprende el viaje de regreso a su querida Francia.
Du Pont lleva un mensaje personal de Jefferson para Napoleón. Algunos dicen que fue
el viejo Pedro Samuel quien jugara un papel importante, si bien secreto, en las
negociaciones que culminaron con la venta del territorio de la Luisiana por Napoleón a
los Estados Unidos.
Los negocios
En 1814 la Compañía debía más dinero del que tenía invertido en capital y equipo. Era
o se sentía él, según escribía Irineo a sus amigos en Francia, como la de un prisionero en
libertad provisional que debe presentarse cada mes a la policía.
El resurgimiento
Termina la guerra y la calma vuelve, como vuelve también el viejo Pedro Samuel, allá
por el año de 1814. Ahora los Du Pont se meten de lleno al negocio de las minas. Su
campo se dirige ahora a la fabricación de fibras, telas y pintura. Todo va viento en popa.
Las fábricas crecen a un nivel acelerado. Una de ellas, una de las más grandes queda
sumergida en llamas. Aquella fábrica que iba a proporcionar a la familia Du Pont una
colosal fortuna había también de quitar la vida a algunos de sus miembros. Años más
tarde, habrían de morir en una explosión varios nietos del viejo Pedro Samuel.
En la actualidad