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Azotes

Narrador: En 1625 en las colonias de Europa cuando llegaron hombres y mujeres para
establecerse una mujer llamada Eunice fue para hacer una nueva vida con su esposo
Fernando y sus tres hijos.
Eunice: Logramos llegar seguros y sanos a las colonias a pesar del largo viaje. Que suerte
que esta casa tiene suficientes camas para todos.
Fernando: A duras penas llegamos con el poco dinero que teníamos ya que me
despidieron y además no tenemos comida para esta noche.
Eunice: Fernando …ya verás que pronto conseguirás un trabajo.
Fernando: Eso espero y también espero que cuides bien de mis hijos… ¿entendido?
Eunice: Si Fernando voy a cuidar bien de los niños, ahora siéntate y descansa que mañana
será un día de muchas ofertas de trabajo.
Narrador: Al llegar la noche los niños se fueron a la cama sin poder comer, al día siguiente
llamaron a Fernando para una propuesta de trabajo a la que acudió de inmediato y Eunice
se quedó cuidando de los niños.
Fernando: Los niños no pueden alejarse mucho de la casa y tú debes de tener la casa lista
y una comida exquisita.
Eunice: Pero Fernando no tenemos dinero para comprar comida y mucho menos un
manjar.
Fernando: No me importa, tienes que tener comida en la mesa para cuando llegue o voy a
tener que castigarte a golpes.
Narrador: Durante el día Eunice limpio la casa, cuido a los niños y tuvo que pedir limosna
en las calles para comprar pan, vino y carne. llego Fernando a su casa y vio que ya estaba
lista la comida, pero Fernando había bebido para celebrar su nuevo trabajo y llego
borracho.
Eunice: Fernando llegaste justo a tiempo, la comida está caliente y lista para comer.
Narrador: Fernando se sentó a comer junto a sus hijos.
Fernando: Cómo pudiste prepárame esta porquería de alimento, yo que traigo el dinero a
la casa y me agradeces dándome esta cosa que no es comestible.
Narrador: Cuando Fernando comenzó a gritar los niños instantáneamente fueron a sus
habitaciones y se escondieron mientras Fernando seguía gritando y Eunice le pedía
perdón.
Eunice: Perdón, no quería hacer que te disgustaras, perdóname por favor.
Fernando: Ya te he perdonado muchas veces por tu falta de competencia tu no mereces
nada.
Narrador: Los niños después de lo que dijo Fernando escucharon un estruendo, luego solo
fue un silencio abrumador y se escuchaban pasos yendo en dirección a su habitación… los
niños se pusieron nerviosos y no podían dejar de temblar hasta que escucharon a su
madre decir entre llantos.
Eunice: Por favor no te desquites con los niños ellos no han hecho nada, pégame a mí,
pero no los toques por favor.
Fernando: A mi tu no me puedes dar órdenes mujer.
Narrador: Los niños aterrados por los golpes que se escuchaban a través de las delgadas
paredes de su casa no pudieron dormir ya que los atormentaba. Al día siguiente los niños
fueron a desayunar, pero no vieron a su padre y le preguntaron a Eunice donde estaba, a
lo que ella respondió.
Eunice: su padre se fue temprano al trabajo por eso no tuvo tiempo de desayunar.
Narrador: Los niños no volvieron a preguntar nada más. Noche tras noche los niños
escuchaban los gritos de su madre y las diversas cosas con las que Fernando la golpeaba
tal como si fuera su canción de cuna antes de dormir. Muchos años después cuando ellos
crecieron y ya eran adultos, tenían su propia casa fueron a visitar a sus padres a la vieja
casa donde se crearon traumas desde niños, cuando llegaron su madre los recibió.
Eunice: Hola mis niños como están hace tanto tiempo que no los veo.
Fernando: Hola hijos como van en sus carreras ¿bien?, que bueno espero que tengan
hambre porque la mujer que los crio les va a cocinar esta noche ¿Cierto?
Eunice: Si Fernando les voy a preparar una gran comida.
Narrador: Al llegar la noche comieron el banquete que les prometió su madre y después
se fueron a dormir en las mismas camas en las que dormían de pequeños. A media noche
un estruendo los despertó pensaron que había sido un relámpago ya que estaba
lloviendo, pero no fue hasta que abrieron la puerta y vieron a su padre golpeando a su
madre, instantáneamente sacaron los machetes que tenían en su habitación y lo mataron,
un hermano le corto la pierna izquierda, otro la mano derecha y por último el mayor le
corto la cabeza, la madre aterrada grito con todos los alientos que tenía.
Eunice: Aaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhh.
Narrador: Al escuchar el grito los vecinos fueron a revisar y vieron a atroz escena, unos
meses después fueron acusados de asesinato y la madre de brujería y sentenciados a
muerte, a la madre la quemaron y los hijos les cortaron la cabeza, pero antes de morir
consumida en llamas la madre con sus últimos alientos dijo “los maldigo, los odio, ojalá no
los hubiera parido” después de escuchar eso los mataron con el remordimiento de haber
condenado a su madre. FIN

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