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MÓDULO 1
SEMA
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MÓDU
LO 1
Ética y Deontologia
Profesional
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UNIDAD I
El Primero El Segundo
(Moral) (Ética)
MORES ETHOS
COSTUMBRE
la ciencia: Que tiene por objeto de estudio esa realidad que es la moralidad.
La Moralidad
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que regulan los actos humanos, entendiendo por tales, aquellos que son
realizados con inteligencia y voluntad.
El sentido moral, por ejemplo, nos hace ver lo erróneo de calificar (moralmente)
una persona por un acto realizado sin inteligencia (o advertencia) de su
significado y sin voluntad (o intención) de obtener su finalidad. Es más,
cualquiera de los dos elementos del acto humano que falten absolutamente
(sea la advertencia, sea la intención) hace que la calificación moral del agente
"no tenga sentido".
La reflexión científica del hecho moral toma como punto de partida las
concepciones espontáneas del sentido moral y las formulaciones morales
vigentes en una determinada sociedad histórica.
Ciencia Moral
La ciencia moral fue definida de muy diferentes maneras por las distintas
direcciones del pensamiento filosófico.
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Quienes, en cambio, conciben la ciencia moral como ciencia del deber ser,
afirman que ésta es "la ciencia de las leyes ideales de la actividad libre del
hombre", (Jolivet, Regis "Moral", Ed. Lohlé, Buenos Aires, 1966). Josef Pieper
nos aporta, sin contradecir la definición anterior, una perspectiva valiosa al
afirmar: "Asociamos al concepto de moral la idea de una doctrina del hacer y,
sobre todo, del no hacer, del poder y no poder, de lo mandado y lo prohibido..
La primera enseñanza de Santo Tomás es que la Moral trata de la idea
verdadera del hombre, la idea del hombre bueno". (Las Virtudes
Fundamentales; Ed. Rialp, pág. 12). En consecuencia, para este autor, es la
ciencia de las virtudes del hombre, sin desconocer que la virtud consiste en
obrar como es debido.
Deontología
DEI Deber
ON Ser
De este modo, no hay lugar para considerar a la Deontología como una ciencia
descriptiva de las conductas usuales de una sociedad, sino que, deontología,
siempre hará referencia a la conducta debida, en razón del ser de las cosas.
Aludirá necesariamente a una ciencia normativa, que le propone al hombre las
reglas de su obrar libre, a fin de alcanzar su propio bien.
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La misma opción por la palabra Deontología implica una definición inicial por la
capacidad de la inteligencia humana de conocer naturalmente la existencia de
un bien que es propio del hombre y, en consecuencia, de dirigir sus actos en
orden a la efectiva realización de dicho bien.
Esta modalidad del saber cumple con su finalidad cuando el ser es conocido tal
cual es; es "contemplado" en su propia realidad por la inteligencia en su función
teórica.
Pero las acciones libres del hombre comprenden un arco demasiado amplio.
Desde cocinar o armar una turbina, hasta dar la vida por la patria; desde
pasear por el campo, hasta asesinar por dinero. De allí que conviene distinguir
los campos del hacer y del obrar y, dentro de este último, el obrar calificable
moralmente del que es moralmente indiferente.
- su propia perfección
- el bien social
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software para posibilitar una estafa al Fisco. Desde el punto de vista técnico
(ámbito del hacer humano) el producto (software) puede estar muy bien hecho,
pero la conducta del agente contraria a su propio bien y al bien social, será
moralmente reprobable. Un ejemplo inverso: un hijo se pone a arreglar la
heladera de su casa, para evitar que sus padres gasten. Como el chico no tiene
conocimientos técnicos, su hacer es imperfecto, el producto es una reparación
defectuosa. Pero, sin dudas, su conducta es moralmente encomiable.
Si bien en la ciencia jurídica existe una técnica, un hacer que le es propio (de
importancia fundamental); en virtud de los objetos más específicos de nuestra
asignatura (la dimensión moral del orden jurídico y la ética profesional del
hombre de derecho):
Nos ocuparemos, en adelante, exclusivamente de esa forma del saber práctico
que es la que regula el obrar del hombre en pro de su perfección, es decir, del
conocimiento práctico ético.
Toda la filosofía moral depende del principio supremo de la moralidad, "hay que
hacer el bien y evitar el mal", de donde este conocimiento también tiene por
objeto "buscar de despertar y activar el deseo del bien". Los principios
generales de la moralidad serán estudiados por la Parte General de la
Deontología y serán el fundamento del segundo nivel;
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Esta realidad explica el instintivo rechazo por parte del sentido común de la
gente, hacia los juicios (sobre cuestiones de índole práctica) formulados por
quienes tienen estudios pero no experiencia. Ocurre en estos casos que, más
allá de la mejor o peor formación académica que posea el opinante, éste suele,
por inexperiencia (o lo que es lo mismo, falta de práctica) no tener el hábito
(prudencia) de considerar y ponderar debidamente todos los factores
pertinentes que inciden en la realidad existencial, para adoptar la mejor
determinación posible en el marco de las circunstancias existentes. El sentido
común, en cambio, aprecia al hombre experimentado, dotado del hábito de la
prudencia.
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Objeto
Método de la Deontología
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MÓDULO 1
Ya nos hemos referido la moral como hecho (supra, Moralidad) y al papel que
juega la experiencia en la ciencia moral. Ahora, se sistematizará la experiencia
del hecho moral, partiendo de sus aspectos más evidentes, para luego analizar
los elementos que componen este fenómeno.
Con este tema comienza Jacques Leclercq su obra (cit.), expresando: "Entre
los hechos humanos existe uno y se llama moral, igual que la física es un
hecho y la matemática y la filosofía y la religión". Agregando a continuación:
"Por encima de la cuestión de saber si tal o tal moral es verdadera, o de saber
cuál es la verdad moral, ...un hecho se impone: los hombres admiten una
verdad moral, creen en ella, poco importa que hayan o no reflexionado sobre
ella".
"El hecho moral, es decir, el hecho de creer en una regla moral, es un hecho
humano. Donde quiera que encontramos hombres los encontramos en
posesión
de una moral...".
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conciencia. Pero también nos muestra la realidad del problema moral, del
arduo
discurrir los pro y los contras que se dan en el juicio de conciencia, de las
diferentes respuestas ante un mismo problema de hombres en condiciones
semejantes, donde de hecho se toman actitudes completamente diferentes. La
historia nos muestra los conformistas tanto como los revolucionarios que
atacan la moral usual de su época, a los que vencen sus sentimientos
interiores y actúan "racionalmente" y a los que, más allá de lo que la razón les
aconseja, se dejan guiar por las pasiones.
Es que allí está el hombre, ante el problema moral. Sin duda limitado, pero
todavía capaz de hacer el esfuerzo, capaz de lograr la hazaña de obrar en
plena conciencia, es decir, con libertad para hacer el bien. Así puede decirse
que, con los condicionamientos propios de su historicidad y de su afectividad,
es dueño de sus actos y responsable de sus consecuencias.
Dicho de otro modo, son morales aquellos actos humanos que el agente realiza
con advertencia y voluntad libre (materia) considerados desde el punto de vista
de su adecuación con la regla ideal de la conducta humana con el fin de
alcanzar la perfección que le es propia (forma).
Habiendo visto los elementos del hecho moral desde el punto de vista de la
conciencia, la realidad de la doble constricción, y por fin, la esencia del hecho
moral, en directa relación con éste último punto, podemos sintetizar los
caracteres esenciales de éste fenómeno.
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En la actualidad, los aspectos prácticos que hacen al derecho, como son los
sociológicos, éticos, metodológicos, etc. han sido revalorizados. Asistimos al
renacimiento del razonamiento tópico y hasta de la retórica desarrollados por
los juristas de la antigüedad, por adecuarse perfectamente a los requerimientos
de la práctica del derecho.
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Este último aspecto merece una reflexión aparte. ¿Existe una crisis moral de la
abogacía con caracteres de enfermedad terminal? En 1967 se coincidió en una
respuesta: los abogados participan de una crisis moral general de la sociedad,
en la que se verifica una subversión de los valores tradicionales. No es
entonces el conjunto de los abogados un grupo especialmente afectado de
inmoralidad.
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UNIDAD II
2. PRINCIPALES LÍNEAS ACERCA DEL FUNDAMENTO DE LA MORAL
Hasta aquí, nos limitamos a verificar el hecho del juicio moral sobre las conductas
propias y ajenas. Pero, cuando yo me juzgo a mi mismo o cuando participo en
una discusión acerca de la conducta de otro...
¿En virtud de qué criterio, pauta, o principio me baso para fundamentar mi juicio?
Es un hecho que todos decimos que determinadas conductas son buenas y que
otras, en cambio, son malas. El asunto a develar es POR QUÉ, CON QUÉ
FUNDAMENTOS, decimos que son buenas o malas.
En caso afirmativo: ¿de qué modo podemos conocer ese bien moral objetivo?,
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EL POSITIVISMO SOCIOLÓGICO
La línea doctrinaria que vemos en este punto del programa, el utilitarismo, está
clasificada dentro de las morales empíricas, en tanto que la del realismo moral,
lo está entre las racionales.
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El realismo moral
Para esta dirección doctrinaria, que identificamos con los lineamientos generales
de la moral cristiana, el objeto de la Filosofía Moral o Deontología consiste ....
EL BIEN MORAL
Hasta aquí se viene desarrollando el tema del bien en general. ¿A partir de qué
dato se comienza a especificar el bien como moral?
Entre las páginas 194 y 202 Leclercq expone al respecto las coincidencias que
se verifican en la historia entre las morales positivas; es decir, entre las morales
vigentes en un determinado lugar y tiempo histórico.
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Para esta actitud intelectual, las cosas no tienen un valor objetivo: su valor lo
crean las circunstancias, los intereses, la consideración social. Como reza el
aforismo popular: «en este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es
cuestión del color del cristal con que se mira».
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A su turno, Maritain (op. cit.) refuta la postura en estudio del siguiente modo:
«...el sociologismo se destruye a si mismo en cuanto que ninguna sociedad
puede vivir
sin una cierta base común de convicciones morales... Cuando los miembros de
las sociedades hayan sido suficientemente ilustrados (por el Positivismo
Sociológico) para tomar conciencia de estas «verdades científicas», en ese
momento se volverán conscientes de la total relatividad y de la total falta de
objetividad racional de toda convicción moral, de suerte que en ese momento
una de las condiciones indispensables para la vida social se habrá desvanecido.
En otros términos, el Sociologismo habrá destruido su propio objeto».
Dirección utilitarista
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EL REALISMO FILOSÓFICO
Observemos que el calificativo depende del fin que le asignamos o que cumple
esa cosa. Hasta tal punto es importante la referencia al fin, que sería imposible
calificar cualquier cosa si ignoramos para que sirve (es decir, si ignoramos su
finalidad). En consecuencia, un juicio de bien implica un juicio de finalidad.
Asimismo podemos advertir que una cosa realiza o cumple en mayor o menor
medida con su finalidad. Y a aquella que la cumple totalmente la consideramos
perfecta. Es decir, que se da una gradación o jerarquía de bien en función de
que la cosa cumpla en mayor o menor medida con su finalidad.
Debe tenerse presente que conocer el fin de una cosa implica conocer su
naturaleza, entendiendo por tal «el conjunto de caracteres que determina un ser
en sí mismo, de suerte que, si le faltare uno de esos caracteres, cesaría de ser
el mismo ser; son, pues, estos, los caracteres necesarios del ser, lo que en el
lenguaje de la filosofía tradicional se llama esencia.» (Leclercq, op. cit., pág.
211). En consonancia, Jolivet enseña que el fin y el bien son una misma cosa; el
fin y el bien de un ser son función de su naturaleza.
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Tengamos presente ahora que todo ser, en la medida que es, realiza bien aún
con deficiencias. Es decir, aun cuando un determinado ser sea imperfecto,
realiza, al menos su propia esencia (si no, sería otra cosa), aún que sea en
mínima medida. Y en esa mínima medida entonces realiza su propia perfección.
En consecuencia, todo ser, considerado en sí mismo es bueno.
La Filosofía Tradicional distingue entre el bien honesto (el bien propio del ser
considerado en sí) y el bien útil (que se predica de un ser subordinado a otro; por
ejemplo, cuando mencionamos «un buen lápiz», «un buen caballo», lo hacemos,
no considerando estos seres en sí mismos, sino en función de la utilidad que a
nosotros nos reportan. Estos seres, subordinados a nuestros propios fines, son
calificados como buenos o malos en función de la utilidad que nos deparan y no
considerados en sí mismos.
Bien ontológico
Es el del ser considerado en sí mismo. Todos los seres tienen una finalidad que
les es propia, que deviene de su propia esencia. Tienen en consecuencia un bien
objetivo. Es decir, que existe como bien en la realidad, con independencia de la
intervención de nuestra subjetividad.
Bien moral
Solo podemos hablar de bien moral respecto del ser racional puesto que aquel
no es otra cosa distinta del bien ontológico, pero realizado libre y reflexivamente.
El bien moral tiene una particular trascendencia puesto que, al ser el objeto
propio de la acción libre del hombre, es la fuente de los valores propiamente
humanos: «todo el valor propiamente humano del hombre radica en el uso que
hace de su libre albedrío» (Leclercq).
Bien y felicidad
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No obstante, no debe confundirse bien con felicidad. Esta es «el estado subjetivo
del hombre que ha alcanzado su fin.» «Es el estado que colma todo deseo» (Sto.
Tomás).
DEONTOLOGÍA Y OBLIGACIÓN
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SEMA
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Ética y deontología
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UNIDAD III
CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE LA
DEONTOLOGÍA
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por el ser.
LOS PRINCIPIOS DEL ORDEN MORAL
Sus propiedades son
AUTOEVIDENCIA. OBJETIVIDAD. «Lo mismo que
los primeros principios de la razón especulativa le son
dados al espíritu por una evidencia inmediata (P. ej. el
principio de no contradicción); así también los principios
del obrar deben sernos dados con una evidencia
semejante".
Messner: Se intuyen en forma inmediata, no son susceptibles de
fundamentación, «se le presentan (al hombre) con tanta certeza y validez como
el hecho más cierto de inmediata experiencia interna».
Graneris (Contrib., 67, modificado con fines didácticos): (si lo bueno es
aquello adecuado al ser) «a veces esta adecuación es evidentísima en
cuanto «está escrita» tan claramente en la misma constitución de las cosas que
quien las ve no puede menos que ver aquella (la adecuación). Es una
adecuación totalmente objetiva y absoluta, la obtenemos por intuición
directa, no a través de un razonamiento».
Jolivet, 84, (refiriéndose al primer principio «el bien ha de
hacerse»); «(es) perfecta y esencialmente objetivo, ya que su
especificación depende de la noción de bien, sacada de la experiencia».
UNIVERSALIDAD. (Jolivet. 83) «... se refieren a toda la extensión de la
actividad humana como tal, y a toda actividad humana, es decir que valen de
todo el hombre y de todos los hombres, por lo que son doblemente
universales».
PRACTICIDAD. Porque enuncian las leyes de la actividad humana. Son el
objeto del intelecto en su función práctica (Jolivet, 83)
OBLIGATORIEDAD. Jolivet, 85: ..los principios generales de la moralidad, así
como las conclusiones inmediatas que de ellos derivan, se imponen, por su
dependencia del primer juicio del sentido moral, independientemente de
cualquier intervención positiva. «En realidad, por su adecuación racional al
bien propio del hombre, resultan el fundamento de toda moral positiva y de todo
derecho positivo.
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Explicación
El sentido moral común del hombre conoce este principio de manera evidente e
intuitiva, de él obtiene conclusiones inmediatas y mediatas que,
como ya fuera dicho, conforma el conjunto de las convicciones morales
básicas de la persona.
Claro está que este conocimiento del primer principio esta como «supuesto» en
el razonamiento práctico del hombre corriente, lo tiene antes de cualquier
reflexión al respecto. La explicación de esto radica en que la capacidad
metafísica natural (del hombre corriente, del hombre primitivo, del niño) deduce
del concepto que tiene de bien y del mal -sin una reflexión consciente
al respecto y en forma inmediata- tal principio.
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Explica Jolivet (op. cit. pág. 84) que en el principio del orden práctico se verifica
una situación análoga con el conocimiento intuitivo del primer principio del
orden especulativo «... así como el principio de contradicción nace
inmediatamente de las nociones de ser y de nada, que son las primeras
nociones de la razón. «con respecto al deber de hacer el bien, dice: (no hay)
ningún otro principio práctico que sea más simple y más claro. «Es evidente por
sí y captado inmediatamente en las nociones del bien y de mal, que son los
datos absolutamente primarios de la actividad práctica.
A la posible objeción a que este principio es pura forma sin contenido (p. ej.
«todo depende de qué sea considerado como bueno») dice Jolivet
(Pág. 85) «No hay duda que la noción formal de bien recibe inmediatamente
un contenido o una determinación en función de las exigencias fundamentales
de la naturaleza humana.
Transposición al plano Jurídico. El orden jurídico integra el orden práctico o
moral, si bien se refiere específicamente a aquellas relaciones de alteridad
donde debe verificarse una conducta que se ajuste a los títulos de otro.
NO SE HA DE DAÑAR AL LA VIDA HA DE
PRÓJIMO TRANSMITIRSE
EL SABER HA DE LA COMUNIDAD HA
TRANSMITIRSE DE PRESERVARSE
LA AUTORIDAD
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HA DE OBEDECERSE
CONCLUSIONES
MEDIATAS
(REGULACIONES S/ LA FAMILIA HA DE
CASTIGARSE
LA PROPIEDAD) HA DE SER AL
TRANSGRESOR
RESPETADA DE LA LEY
En segundo lugar, debe advertirse que no todos los preceptos morales tienen
el mismo grado de certeza y por lo tanto de obligatoriedad.
Digamos que tanto el primer principio del orden moral cuanto sus
conclusiones inmediatas (principios de máxima generalidad) son
conocidos con evidencia directa: «encontramos las líneas de acción en las
mismas cosas; quien ve las cosas, no puede menos que ver el bien que les es
adecuado en forma objetiva.» (Graneris, op. cit.)
De modo tal que, en el nivel de las «conclusiones mediatas» el
contenido del precepto moral debe «complementarse» o,
hablando más precisamente debe
«concluirse». Y ello es competencia del hombre histórico, que es en definitiva
el «intérprete» de los principios de máxima generalidad para su
«recepción» en lo que se irá configurando como moral positiva. Así,
nos encontramos con que no hay un sólo sistema de organización de la
propiedad moralmente válido (siempre teniendo en cuenta las circunstancias
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A tales usos, no los hemos calificado como morales, sino como «tenidos por
tales» y susceptibles de tajante derogación. Es que en realidad no
fueron ni serán preceptos que merezcan la calificación de «morales»
por encontrarse en franca contradicción con el precepto de que «la vida ha
de preservarse» -en inmediata conexión- con el primer principio del orden
moral.
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Entonces, el bien presupone la verdad, y ésta el ser del conocimiento del ser
de las cosas surge cuál es su bien, y de allí el qué hacer y el qué no hacer.
Esto evita caer en los vicios del «moralismo» que predica la obligación de
determinados «deberes» sin marcar adecuadamente su correlación con el ser
(y con el bien) del hombre. El moralismo dice «esto es debido porque es
debido»; el realismo filosófico dice: «esto es bueno porque es
conforme o adecuado con la realidad del hombre y, en consecuencia, es
debido».
Definición de la Proposición
La proposición es la EXPRESIÓN VERBAL DEL JUICIO. Se compone, como el
juicio, de DOS TÉRMINOS, sujeto y predicado, y de un VERBO
llamado CÓPULA (es decir lazo), porque une o separa los dos términos.
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2º)en cuanto bien (fin) referente a las operaciones relativas a otros, que es
logrado por la justicia ;
3º)en cuanto se refiere a las pasiones que impiden alcanzar un bien o fin difícil,
arduo, y que la razón sin embargo dictamina como necesario o conveniente,
tales pasiones son ordenadas y moderadas por la virtud de la fortaleza, la cual
vence el temor y refrena la audacia ciega; y 4º)en cuanto se refiere a las
pasiones que impelen a bienes deleitables de un modo contrario a la
razón, tales pasiones son moderadas por la templanza.
En cuanto al sujeto de tales virtudes, la prudencia reside en la razón práctica; la
justicia en la voluntad; la fortaleza en el apetito llamado irascible (el que tiende
al bien arduo, difícil) y la templanza en el apetito llamado
concupiscible, que tiende a lo deleitable a los sentidos.
Como puede observarse, de las cuatro virtudes morales mencionadas,
tres serefieren al fin del hombre: la templanza (bien propio), la fortaleza (bien
propio) y la justicia (bien del otro). Efectivamente, la templanza dispone
al hombre a no apartarse del debido fin por la concupiscencia; la fortaleza, a
que no se aparte de él por temor; la justicia, a que no se aparte del debido fin
por quedarse con el bien del otro. En cambio, la prudencia se refiere a los
medios para alcanzar ese fin; es decir, versa sobre las obras singulares,
ordenándolas hacia el debido fin último. La prudencia, por lo tanto, inclina a
juzgar rectamente, con juicio estrictamente práctico, sobre las obras
singulares, en orden al fin último.
Las virtudes morales consisten en un justo medio entre dos excesos, que son
dos vicios. Así, la fortaleza está en un justo medio entre la cobardía y la
audacia ciega.
Pero conviene añadir que:
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c. que el fin del que actúa sea honesto, es decir, que intente primera y
únicamente el efecto bueno, no queriendo expresamente el efecto malo; a lo
más, se limita a permitir el resultado malo ya que es inseparable del bueno.
Así, el médico que interviene quirúrgicamente a una mujer embarazada
y aquejada de un tumor (de lo cual se sigue el aborto) quiere la curación (efecto
bueno), y sólo permite el posible aborto (efecto malo). Caso muy distinto, y por
lo tanto es un supuesto de ilícito, es de matar a un niño en el seno de la madre
para salvar la vida de ésta; aquí lo que se intenta primera y directamente es un
acto malo. Tampoco es lícito mentir para ayudar a otra persona. Un fin bueno
no justifica nunca el empleo de un acto intrínsecamente malo;
d. que exista una causa proporcionada a la gravedad el efecto
malo que se produce. En el ejemplo anterior de la extirpación de un tumor
existe esa causa proporcionada. Se da también una justa causa en la actuación
de un abogado defensor que, con el fin – intrínsecamente bueno – de defender
a su cliente, ha de descubrir situaciones que suponen, para otras personas,
la revelación de hechos que les perjudican pero hasta entonces desconocidos.
Impedimentos a la Voluntariedad.
Afectan a la voluntariedad del acto: las pasiones, la violencia o
coacción, los hábitos o costumbres.
Las pasiones
Se entiende por pasión el movimiento de la sensibilidad (apetito sensitivo) que
se origina de la aprehensión del bien o del mal sensible, lo cual
produce cierta conmoción en el organismo. Abarcan las pasiones todo
lo que, en el lenguaje ordinario, se entiende por emociones, estados
intensos de sensibilidad.
La clasificación clásica de las pasiones nace de la distinción entre
el apetito o tendencia al bien que agrada (apetito concupiscible) y el apetito
que tiende hacia el bien arduo, difícil de conseguir (apetito irascible).
Respecto del bien agradable, al que tiene el apetito, resulta:
• Cuando es aprehendido … el amor
• Cuando algo se opone a ese bien … el odio
• Cuando se trata de un bien futuro … el deseo
• Cuando se trata de un mal futuro … la aversión, la fuga
• Cuando se trata de un bien presente … el gozo
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UNIDAD IV
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1) POR SU
FINALIDAD BIEN, PERFECCIÓN O PLENITUD DEL HOMBRE
BIEN COMÚN TEMPORAL
EN EL PLANO NATURAL
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sea su contenido.
El objeto material del Derecho es la conducta humana social, la
que concierne a las relaciones del hombre con sus semejantes y
con la comunidad como tal. Se trata, pues, de actos humanos, reflexivos y
libres.
Por este motivo, EXISTE EL DEBER DE OBEDIENCIA DE LAS NORMAS
JURÍDICAS, PERO EL SUJETO ESTÁ OBLIGADO A NO CUMPLIR
AQUELLAS QUE VULNEREN DEBERES SUPREMOS HACIA DIOS,
HACIA SÍ MISMO Y HACIA SUS SEMEJANTES, O
DESCONOZCAN LOS GRAVES PRINCIPIOS MORALES QUE
REGULAN LAS RELACIONES ENTRE EL ESTADO Y LOS
INDIVIDUOS. Serían injustas por atentar contra el orden más
elevado, por ejemplo, las leyes que prescribieran la apostasía, el
juramento falso, las que prohibieran la práctica de los deberes religiosos, las
que aconsejaran el suicidio, las que dejaran de sancionar el homicidio,
las que prescribieran la poligamia o abolieran la autoridad de los padres
sobre sus hijos, las leyes opresivas y tiránicas.
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Por ello,
TODA LEY JURÍDICA, EN CUANTO TAL, ES DECIR, EN CUANTO JUSTA,
ES UNA LEY MORAL
A su turno, la Moral regula también aspectos que no interesan al Derecho: por
no existir alteridad, como el juego de mociones y movimientos
interiores, la templanza, la prohibición del suicidio, etc.; por no
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UNIDAD 5
PRIMERA PARTE.
UNIDAD V
Valor designa, en primer lugar, lo que hace que las cosas sean estimadas y
deseadas; de aquí se pasa a un segundo sentido: lo que hace que las cosas
merezcan ser deseadas o estimadas. Hay filosofías del valor que explican a
uno y otro ya sea desde un punto de vista subjetivo (del sujeto cognoscente) o
desde un punto de vista objetivo (del objeto conocido).
Las primeras participan del relativismo, con la tentativa de construir una moral
teórica, intermedia entre la moral normativa y la ciencia de las costumbres. El
papel del moralista, pues, no consiste en encontrar la moral ni en deducirla de
principios abstractos, sino que nos es dada por la experiencia moral; por lo
tanto, reflexiona sobre el dato moral y formula juicios puramente teóricos.
Esos atributos tenían a su vez modos (algo así como accidentes), a los que se
reducían los entes particulares: los corpóreos a extensión (eran modos de la
extensión) y los dotados de psiquismo a modos del pensamiento. Como
consecuencia del modo necesario en que los atributos emanaban de la
sustancia, no había lugar para el verdadero libre albedrío del hombre y, por
tanto, carecía de sentido un derecho en que se determinara lo que debía ser. El
derecho, pues, se reducía al ser de hecho, físico, fatal.
b.1. Algunas sostienen que nada existe superior al hombre, por lo que éste
sólo puede buscar en sí mismo el fin y la moral de su acción. Son las morales
empíricas, porque se fundamentan en un principio que el hombre encuentra en
sí mismo por la experiencia de la vida. Se agrupan en morales utilitarias,
morales altruistas y morales de la espontaneidad.
La moral utilitarista se basa en la idea de que el hombre trata de ser feliz, y que
éste es el fin de la vida. y esa felicidad reside en el placer. En la moral griega,
suelen distinguirse el hedonismo y el eudemonismo. El hedonismo es la
moral del placer; el eudemonismo, la moral de la felicidad. Es difícil trazar una
línea de demarcación entre uno y otro porque el placer tiene por fin la felicidad.
Las morales del placer se atienen al instante y carecen de visión de conjunto
sobre la vida o no quieren considerarla en su totalidad. El gran sistema
utilitarista de la Antigüedad es el de Epicuro, para quien el hombre es una
combinación de átomos,
fruto del azar; al morir, todo se disuelve. Entonces, no hay que preocuparse de
la vida futura ni tampoco de la muerte. No tenemos más que ocuparnos en
pasar esta vida lo más agradablemente posible.
Kant sostiene que la razón humana es una sola pero puede funcionar de dos
modos: cuando busca conocer "lo que es" (teórica o especulativa) o cuando
busca conocer "lo que debe ser" (práctica). En su funcionamiento práctico
elabora y produce normas o imperativos que son "leyes de conducta", morales
y jurídicas, que postulan o suponen la existencia del yo, la de Dios y la del
universo (siendo imposible que la razón los conozca tal como son). ¿POR QUÉ
LA MORAL DE KANT ES APRIORÍSTICA? Porque la moral de Kant no se
sustenta en Dios, en la naturaleza del hombre ni en las circunstancias del
universo. Por el contrario, la razón práctica (siempre encerrada en sí misma)
racionaliza los impulsos ciegos, las ganas de hacer algo, las inclinaciones que
me dicen "haz tal cosa", las "máximas", y pronuncia una norma que nada
ordena en concreto, que no se limita a una hipótesis determinada, sino que
vale para todos los casos. Es un principio supremo, un mandamiento "a priori"
de la razón en su uso práctico (o voluntad, en el lenguaje kantiano), que se
formula en el IMPERATIVO CATEGÓRICO. Esta ley es independiente de toda
experiencia, con lo que garantiza la universalidad y necesidad de la moral, al
dejar de lado todo relativismo cultural, histórico, etc. Por ello, se impone a todo
ser racional como obligación incondicionada y como un fin en sí mismo
absoluto y último. Se trata de la LEY MORAL FUNDAMENTAL, que ordena el
impulso ciego e irracional o máxima de modo que pueda convertirse en un
modelo universal para todos los hombres, y que se enuncia de los siguientes
maneras: "Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda siempre
valer como principio de una legislación universal"; "obra de tal modo que tu
voluntad pueda ser considerada como legisladora universal"; "obra de tal modo
que nunca tomes la humanidad ni en ti ni en otros como medio, sino siempre
como fin". ¿POR QUÉ LA MORAL DE KANT ES FORMALISTA? EN KANT,
TODA LEY MORAL TIENE MATERIA = ¿QUÉ SE HA DE OBRAR? Y FORMA
= ¿CÓMO SE HA DE OBRAR? ¿CON QUÉ INTENCIÓN? A Kant no le interesa
la "materia" de la ley moral y se queda solamente con la "forma". Sostiene, por
lo tanto, que la moralidad de un acto depende exclusivamente de su "forma", es
decir, de la intención que lo anima. Entonces, ¿cuál es la intención que confiere
valor moral o bondad a un acto? ES LA BUENA VOLUNTAD, QUE SE
CONFIGURA CUANDO SE CUMPLE EL DEBER POR EL DEBER MISMO,
SIN CONSIDERACIÓN DE VENTAJAS O INTERESES. EL VALOR MORAL
APARECE CUANDO SE OBRA BAJO EL SOLO MÓVIL DEL "AMOR A LA
LEY". En otras palabras, respondiendo a la pregunta inicial, la moral de Kant es
formalista porque la única regla de moralidad no enseña qué debemos hacer
sino cómo: "por acatamiento al deber por el deber mismo". Debemos prestar
atención a la voluntad del sujeto agente y no a la acción. Los actos no son
buenos ni malos; bueno o malo es el sujeto que los realiza. Por ejemplo, la
acción de pagar una deuda no tiene significación moral si se realiza por temor a
las consecuencias, por accidente o como medio para obtener beneficios
posteriores. ¿POR QUÉ LA MORAL DE KANT ES AUTÓNOMA? Previamente
debemos responder a la pregunta: ¿CUÁL ES LA MATERIA DE LA MORAL?
ES LA CONDUCTA INTERNA DEL HOMBRE. Ahorabien, ¿QUIÉN
DETERMINA EL CONTENIDO DE LAS CONDUCTAS INTERNAS? ¿EL
IMPERATIVO CATEGÓRICO? NO, porque esta ley moral se limita a la forma,
tienen una finalidad y que tienden, se mueven hacia ella porque es su bien, es
decir, porque es su perfección o plenitud. Ello ocurre con todos los seres del
universo (el hombre, un caballo, un árbol, una piedra). Y la finalidad determina
la naturaleza de cada ente. El hombre y la piedra tienen distinta naturaleza
porque sus finalidades son distintas. Sabemos que la naturaleza es el conjunto
de los caracteres que hacen que un ser sea tal y no otro; son los caracteres
necesarios del ser; es la esencia. V. gr., el hombre es un animal racional. Si le
falta la animalidad, no sería un hombre sino un ángel; y si le falta la
racionalidad, sería una vaca, un perro, etc. Aclarado esto, tenemos que todos
los seres se "mueven" hacia su fin, pero lo hacen de distinto modo. Los
animales irracionales, los vegetales y los animales tienden a su bien, a su
perfección, de modo ciego e inexorable. El hombre, en cambio, lo hace de
manera inteligente y libre. Precisamente, porque es libre, puede desviar su
camino y no alcanzar su plenitud. Por eso, son necesarias las reglas morales
que le señalen el camino a transitar. Recordemos que la ética indaga cuál es el
bien propio del hombre y cuáles son las normas que debe observar para
alcanzarlo.
Entonces, todo ser es bueno en sí mismo, por el solo hecho de ser lo que es.
Es lo que se denomina el bien honesto. Es el bien considerado en sí mismo.
Pensemos en la persona más atroz que podamos concebir, que haya cometido
los peores delitos (Videla, Massera, Firmenich, Bin Laden, etc.) o en el animal
más repugnante. Por el sólo hecho de ser hombres o de ser un animal,
constituyen sí mismos un bien honesto. El bien honesto es universal (todo ser
es bueno por el solo hecho de ser, reitero). No hay, pues, seres malos en sí
mismos.
Distinto es el bien útil. Aquí ya se presenta una relación entre cosas (en el
sentido de ente), donde una se subordina a otra. Es una noción de bien
instrumental. Esbueno lo que presta el servicio que se espera de él. Se
califican de buenos un animal, una planta, un cuerpo mineral, un lápiz o un reloj
porque prestan al hombre el servicio que de ellos se espera. Este concepto
también se aplica con un ser compuesto cuyas partes se consideran en
relación con el todo. Así, decimos de un hombre que tiene buenos pulmones o
buen estómago, cuando sus pulmones o su estómago están constituidos de
manera que prestan al hombre (considerado como un todo), el servicio que de
ellos se espera. Incluso el hombre puede ser estimado un bien útil en relación a
un todo. Es el caso del soldado valeroso y del oficial competente que son
bienes útiles respecto del ejército. Los estoicos tenían muy vivo el sentido de la
dependencia del hombre frente al mundo: el hombre era para ellos un bien útil
al mundo. En este marco, las personas criminales mencionadas no pueden ser
consideradas bienes útiles para la sociedad y el mundo. Sólo un ser
independiente de todo otro no puede ser bien útil. Por eso, Dios escapa a la
categoría de lo útil; es sólo bien honesto.
1) A las posiciones del punto a), sosteniendo que existen reglas morales y
preocupándose por buscar su fundamento.
Una y otra posición mutilan la realidad porque ésta no es sólo el dato singular
de la experiencia que nos suministran los sentidos ni tampoco únicamente las
ideas, las formas, los universales.
Sin embargo, dentro de las conductas que tienen que ver con la justicia, hay
algunas respecto de las cuales el legislador debe abstenerse de intervenir, para
evitar males mayores, o sea injusticias mayores. Este es el principio de la
tolerancia del mal menor. Para mencionar un ejemplo antiguo acerca de esto,
está el caso de la represión de la lesión en los contratos. Cualquier lesión en un
contrato, o sea toda desproporción entre las contraprestaciones (v. gr. una
venta a precio vil) que en el caso particular no tenga un fundamento razonable,
es una injusticia, pues importa un despojo de uno de los contratantes; las leyes
positivas facultan al perjudicado para que exija la anulación del contrato lesivo,
o la rectificación de las prestaciones, de modo que se logre el equilibrio en el
intercambio; pero generalmente las leyes positivas exigen como requisito para
ello que la desigualdad de valor sea notable, importante; no basta una lesión
leve (por ejemplo, en el derecho argentino, en concordancia con el art. 954 del
Código Civil Velezano el art. 332 del nuevo código civil y comercial, requiere
que la ventaja patrimonial sea “evidentemente desproporcionada y sin
justificación”, y con ello, el legislador evidentemente quiso decir que sea una
desproporción grave). Ver también arts. 265 / 278 del nuevo código civil y
comercial argentino.
Pero, ¿el bien común político, no incluye el desarrollo moral de los hombres
que son miembros de la comunidad? Sí. Porque sería absurdo que la
asociación de los hombres en una república se preocupase sólo por el
bienestar material y por la salud corporal de sus miembros (“prosperidad
general”, “salud pública”) y se desinteresara del principal bien de las personas,
que es el bien moral. Pero es inconveniente que la autoridad se inmiscuya
ordenando y prohibiendo comportamientos de las personas mayores que no
afectan directamente a terceros; una intromisión de esa clase traería más
perjuicios que beneficios. De todos modos, la comunidad política debe
promover el bien moral de sus miembros, aún mayores de edad, con otros
medios que no sean mandatos y prohibiciones coactivas, por ejemplo
fomentando mediante la educación y mediante incentivos de diversa clase las
acciones honestas, exaltando los ejemplos de acciones honestas, promoviendo
la difusión de obras cinematográficas, teatrales y televisuales que ofrezcan
buenos ejemplos de conducta, removiendo los obstáculos para el
perfeccionamiento moral, etc.
Ahora bien, ¿Qué significa el término “moral” y sus sinónimos (por ej. “buenas
costumbres”) en los enunciados legales? Muchas veces las leyes contienen los
términos “moral” y “buenas costumbres”, y otros sinónimos (por ejemplo
“probidad”, “buena fe”, en uno de los sentidos de esta expresión). Citemos
algunos ejemplos. Entre las primeras disposiciones del Código Civil argentino
hallamos la siguiente: “Las convenciones particulares no pueden dejar sin
efecto las leyes en Moral y derecho positivo (comparación y relaciones) cuya
observancia estén interesados el orden público y las buenas costumbres” (art.
21 C.C. VELEZ) ARTICULO 12 nuevo cod. Civ y com.- Orden público. Fraude a
la ley. Las convenciones particulares no pueden dejar sin efecto las leyes en
cuya observancia está interesado el orden público. .
. El art. 279 El objeto del acto jurídico no debe ser un hecho imposible o
prohibido por la ley, contrario a la moral, a las buenas costumbres, al orden
público o lesivo de los derechos ajenos o de la dignidad humana.
El Código Procesal Civil y Comercial del Chaco dispone: “Las partes, sus
representante o asistentes, el juez o tribunal, y en general todos los participes
del proceso deberán conducirse con respeto, lealtad y buena fe mutuos y en
su caso denunciar las conductas violatorias de este deber”.
Ahora bien, cuando la ley dice “moral” o “buenas costumbres”, ¿qué significa
esta expresión? Podemos ver que los juristas no están de acuerdo acerca de
este punto.
Concepción “sociologista” y consideración crítica de ella.
De hecho existen variaciones en las opiniones que los hombres tienen acerca
de ciertos deberes morales; pero una cosa son las opiniones y otra cosa son
los imperativos morales, que son inmutables y rigen independientemente de
aquéllas y de cualquier consenso.
Los imperativos morales no se fundan en la mera fe, sino que son cognoscibles
con la razón natural.
Por lo dicho, se comprende la respuesta que debe darse a la objeción que
dijera: «El Estado debe abstenerse de imponer las normas de la religión
católica a toda la población (al hacer la ley, o al aplicar el derecho), ya que no
todos son católicos». La norma que manda respetar y honrar a los padres, la
norma que prohíbe matar al inocente (v. gr. al niño recién nacido con defectos),
la norma que prohíbe dar falso testimonio, la norma que veda seducir la esposa
del prójimo, etc., no son exclusivas de una confesión religiosa; tales reglas,
como todas las reglas morales en general, no dependen de un credo
determinado, y por lo tanto, son obligatorias para todo individuo, cualquiera sea
su creencia religiosa.
Ejemplos de aplicación:
(I) Considérese la norma ética que manda que el médico preste asistencia a un
paciente en caso de en peligro grave y urgente para su vida y no haya en las
inmediaciones otro médico que pueda atenderlo. Esta regla está presente en
todos los códigos de deontología profesional, y es también reconocida en las
convicciones morales ordinarias de los hombres. En los varios casos que han
llegado a los tribunales argentinos, de médicos que se habían negado a
atender a pacientes en situaciones de urgencia (por no cumplir éstos con algún
requisito administrativo, o por no tener dinero para abonar los servicios o por
carecer de afiliación a una obra social), aun a falta de norma legal que ordene
al profesional de la salud prestar asistencia sanitaria (pues en algunas
provincias hay un precepto legal al respecto en las leyes que regulan el
ejercicio de la profesión, pero en otras provincias no), los tribunales argentinos
han declarado que los médicos en tales circunstancias han violado un deber
jurídico y deben indemnizar los perjuicios que su omisión hubiese causado. Y
para fundar esta resolución, se han remitido al deber ético de solidaridad para
con el prójimo, y a reglas de los códigos de deontología profesional (que son
reglas morales no receptadas en leyes civiles) que establecen la asistencia
obligatoria en tales circunstancias. Se trata de una norma ética universalmente
reconocida, y los tribunales le han atribuido validez jurídica, aun cuando
ninguna ley vigente en el lugar hubiese impuesto este deber. La Corte Suprema
de Justicia de la República Argentina afirmó la “exigibilidad jurídica del deber
de asistencia al enfermo que prescriben las normas contenidas en el Código
Internacional de Ética Médica, el Código de Ética de la Confederación Médica
Argentina, y la Declaración de Ginebra”. Tales códigos éticos no han sido
receptados por la legislación, ni la ley se remite a ellos; pero los tribunales han
tenido en cuenta las reglas de esos códigos éticos para determinar la correcta
aplicación del derecho, y las han aplicado en el juzgamiento de la conducta de
profesionales de la salud aunque no estuvieran afiliados a la asociación que
aprobara tales reglas.
II) Para ejemplificar esta cuestión también sirve la institución del “abuso de
derecho”, o sea el caso de que alguien, conduciéndose de un modo que la ley
autoriza en sus términos generales, sin embargo en la situación de la cual se
trata, comete un abuso. Un criterio para determinar cuándo un acto o una
pretensión es abusiva y por ende ilícita, es la estimación del comportamiento o
de la pretensión a la luz de la moralidad. En el caso del derecho argentino la
propia ley remite a la moral como criterio interpretativo: Dispone el art. 10 del
nuevo Cód. Civil y Com. :
En otro ejemplo que mencionamos, del “abuso de derecho”, quien objete que el
aplicador del derecho tenga en cuenta lo que exige la moral, por reputar que
ésta es incierta u opinable, aquí también podría cuestionar el recurso a la
moral, y decir: “¿qué moral?”. Pero esta relatividad que se pretende no es tal si
se consulta la experiencia de los casos que se han encuadrado en el “abuso de
derecho”, como por ejemplo los siguientes casos históricos sucedidos en
Francia, fallados por los tribunales de ese país, muy ilustrativos, de
pretensiones abusivas que pretendían ampararse en el derecho de propiedad
reconocido por la ley: – En 1855 (en Colmar), se condenó al propietario que sin
utilidad para él elevó sobre el techo de su casa una falsa chimenea de gran
altura, oscureciendo de esa manera la vivienda de su vecino. – En 1856 (en
Lyon), se condenó a quien instaló una bomba de agua que arrojaba el líquido
de una corriente subterránea que pasaba por su terreno, a un arroyo cercano,
sin utilidad propia, y de modo que impedía que el líquido pasara por el terreno
de su vecino contiguo. – En 1901 (en Sedan) el propietario cerró el fundo con
una pared altísima, pintada de negro, para molestar al vecino. – El caso más
nombrado fue aquel que los tribunales franceses resolvieron en 1915, de quien
había instalado altas armazones con hierros punzantes con el designio de
forzar al propietario contiguo –que usaba su terreno para hacer aterrizar y
despegar dirigibles– a comprarle el inmueble a determinado precio. (El tribunal
lo condenó a quitar el artefacto y a pagar daños y perjuicios). Podríamos
mencionar varios ejemplos actuales de “abuso de derecho”. Uno de ellos es se
relaciona con el derecho del acreedor, y del demandante en general, de pedir
el embargo de bienes del demandado; las leyes procesales le otorgan esto con
amplitud, pero si uno pretende embargar bienes de otro con un objetivo que no
es aquel para el cual la ley ha concedido esta facultad, por ejemplo quien
quiere simplemente perjudicar con esa medida al demandado, o usarlo como
un modo de extorsión para que se allane, es un caso de “abuso de derecho”.
De conformidad con lo expuesto e ilustrado con ejemplos, existen reglas
morales de validez objetiva. Y en cuanto a la incertidumbre o inseguridad, es
cosa muy corriente que los textos legales contengan vaguedades y
ambigüedades, e incluso contradicciones. Por ende, es incorrecto concebir la
legislación como si fuese cosa siempre cierta, en contraste con la aplicación de
principios morales, como si fuesen inciertos y carentes de fundamento objetivo.
Ha sido común en los autores preocuparse por el peligro de la arbitrariedad
judicial y la consiguiente inseguridad jurídica, con respecto a la introducción de
las valoraciones morales en la aplicación del derecho.
Otra objeción afirma que cuando la decisión del juez se funda en principios o
reglas morales no receptados en la ley positiva, se viola el principio de la
“división de poderes”, porque el juez impone una norma que no estaba en la
ley, y así actúa como legislador. Ronald Dworkin ha respondido a esta dificultad
haciendo notar que los principios morales existen con anterioridad al caso al
cual se aplican, y por tanto su aplicación no es la creación por el juez de una
norma nueva.
“Nadie está obligado a hacer lo que la ley no manda, ni privado de hacer lo que
ella no prohíbe [...]” (art. 19 de la Constitución Nacional)
Otra de las relaciones entre las reglas morales y las reglas legales es que uno
de los deberes morales es el deber de obedecer las leyes. “La ley humana
obliga al hombre en el foro de la conciencia”, enseña Santo Tomás, siguiendo
la doctrina unánime de los grandes filósofos paganos y cristianos que lo
precedieron. A veces el fundamento del deber moral de acatar un precepto del
derecho positivo está en su contenido mismo, que manda un comportamiento
moralmente debido, o prohíbe una acción moralmente ilícita. En estos casos, la
regla de derecho es moralmente obligatoria porque coincide con una regla
moral, o es aplicación de ella.
Hay deberes y derechos que los seres humanos conocemos por derivación de
los principios que captamos con nuestro entendimiento; sabemos de otros
deberes porque nos han sido inculcados y los hemos “vivenciado” en la familia,
la escuela, la universidad, la comunidad de trabajo, el vecindario y otros grupos
sociales. Pero también hay deberes naturales de justicia (o sea deberes
morales) que son conocidos a través de las leyes, especialmente los deberes
más particulares (v. gr. ciertos deberes de las partes en diversas especies de
contratos).
Especial referencia merece el hecho de que los tipos de conductas a las que
las leyes penales imponen castigo, son conductas delictivas directamente
perjudiciales a la comunidad (Constatemos esto en el Código Penal
argentino: la mayoría de sus títulos reúnen delitos que lesionan bienes
jurídicos públicos. Leemos en las rúbricas de los títulos VII hasta el
último: Título VII: Delitos contra la seguridad pública –donde se incluye
un capítulo denominado Delitos contra la salud pública–. Tít. VIII: Delitos
contra la tranquilidad pública. Tít. IX: Delitos contra la seguridad de la Nación.
Tít. X: Delitos contra los poderes públicos y el orden constitucional. Tít. XI:
Delitos contra la administración pública. Tít. XII: Delitos contra la fe pública).
PARTICULARIDADES:
TEMA PRIMERO
TEMA SEGUNDO
LA ÉTICA Y LA MAGISTRATURA
RECOMENDACIONES
TRAFICO DE CLIENTELA
Las manifestaciones del dirigente, en lo pertinente a esta nota, habrían sido las
siguiente: "El dirigente sindical no tiene necesidad de meter la mano en la lata,
porque la sola posibilidad de manejar una organización le posibilita tener otros
ingresos de estudios jurídicos y contables", agregando haber utilizado su
condición de dirigente sindical "para desviar juicios laborales a estudios
jurídicos. Por eso cobran honorarios. Y de esos honorarios tiene que dejar algo
para el sindicato...".
El art. 953 FUE una norma jurídica de contenido fecundo, de la que echó mano
la jurisprudenciapara receptar figuras jurídicas como el abuso del derecho,
lesión, imprevisión, cuando todavía no habían sido legisladas por la Ley
17.711/68. Como lo afirmaba Rezzónico es un principio genérico tutelar de la
moral, pleno de posibilidades de aplicación, de proyecciones incalculables
sobre la validez de los actos jurídicos, que permite integrar el derecho positivo
con la ética, salvaguardando valores fundamentales de la sociedad.
”El objeto del acto jurídico no debe ser un hecho imposible o prohibido por la
ley, contrario a la moral, a las buenas costumbres, al orden público o lesivo de
los derechos ajenos o de la dignidad humana. Tampoco puede ser un bien que
por un motivo especial se haya prohibido que lo sea.”
La ley nacional 23.187/85 (art. 10) y el Código de Ética Nacional (art. 17)
prohíben utilizar gestores o intermediarios para captar clientes. En la Provincia
deL CHACO, no se prevé
IV. Piensa siempre que tú eres para el cliente y no el cliente para ti.
V. No procures nunca en los tribunales ser más que los magistrados, pero no
consientas ser menos.
Ley 25.188
Deberes, prohibiciones e incompatibilidades aplicables, sin excepción, a todas
las personas que se desempeñen en la función pública en todos sus niveles y
jerarquías. Objeto y Sujetos. Deberes y pautas de comportamiento ético.
Régimen de declaraciones juradas. Antecedentes. Incompatibilidades y
conflicto de intereses. Régimen de obsequios a funcionarios públicos.
Prevención sumaria. Comisión Nacional de Ética Pública. Reformas al Código
Penal. Publicidad y divulgación.
CAPÍTULO I
Objeto y Sujetos
CAPÍTULO II
f) Proteger y conservar la propiedad del Estado y sólo emplear sus bienes con
los fines autorizados. Abstenerse de utilizar información adquirida en el
cumplimiento de sus funciones para realizar actividades no relacionadas con
sus tareas oficiales o de permitir su uso en beneficio de intereses privados;
CAPITULO III
CAPITULO V
b) ser proveedor por sí o por terceros de todo organismo del Estado en donde
desempeñe sus funciones.
CAPITULO VI
CAPITULO X
Publicidad y divulgación
Sin embargo, no parece del todo correcto mantener esta postura. El código
posee una función primaria en la que coincide con el Derecho y la moral,
condicionar el comportamiento de los miembros de un colectivo profesional en
un sentido concreto, inclinar a los profesionales a actuar siguiendo un
determinado modelo. Pero para ello dispone de medios promocionales, -
estímulos-, y de medios represivos, -sanciones disciplinarias.