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Masacre De las Bananeras

Bustos Paula Alejandra

Colegio Santa Teresa de Jesús

Castellano

Andrea Liliana Suarez Chaparro

8B

2020
La marcha roja
Todo comenzó en una vereda del municipio de Ciénaga, Magdalena en el año
1900, había un señor llamado Hugo Leal Molina de la edad de 32 años, vivía con
su esposa María Manzilla y su hijo de 9 años llamado Urbano Leal Manzilla. Hugo
era operario del ferrocarril y su esposa ama de casa. El ferrocarril en el que
trabajaba Hugo pertenecía a la United Fruit Company (empresa estadounidense
que producía y comercializaba frutas tropicales en especial el banano)
Saliendo del trabajo día a día tenia que pasar por el “prado” sitio donde estaban
ubicadas las casas de los ricos empresarios estadounidenses, se conoce este
lugar por su infraestructura demasiado desarrollada a comparación de las casas
de los pueblerinos y campesinos. un día iba con su gran amigo Raúl Mahecha,
hablando sobre los salarios que no estaban alcanzando;

- un día más de trabajo, y un día mas que la plata no alcanza pa nada, dijo Hugo
con una mirada de desilusión y una voz de rabia.
- primo, hay que tener paciencia no todo viene de la noche a la mañana. Contesto
Raúl.
- lo que yo sé es que mi hijo no va a ser como yo, que el sí aprenda a leer, escribir
y se pueda defender, dijo Hugo
Raúl lo miro, con una mirada un poco incrédula de lo que estaba diciendo, ya que
para esa época las personas que estudiaban eran aquellas que tenían la potestad
de pagar una costosísima educación.
Llega Hugo a su rancho, y maría su esposa le da la noticia de que urbano está
enfermo, sufre una fiebre terrible y una tos feroz.
- no hay remedio que le haga, dijo maría con lagrimas en los ojos y con miedo de
perder a su único hijo
- y ya lo llevo donde doña rosa, recalco Hugo un poco molesto
- esa señora no está, ya no sé qué hacer.
En ese momento Hugo recordó la conversación que tuvo con Thomas Barry su
jefe, Thomas le había dicho;
- si algún día necesitas un favor o tienes algún problema puedes acudir a mí.
Hugo sin pensarlo monto a su hijo en su macho y lo llevo rápido a la casa de su
jefe Thomas, llegando a la casa, urbano perdió el sentido común,
-¡¡Thomas!! Grito Hugo.
rápidamente salió Thomas junto a su esposa recibieron a Hugo y su hijo,
afortunadamente en la casa de Thomas tenia de visita a su sobrino que
casualmente había tomado cursos de medicina en estados unidos. Rápidamente
se acercó a urbano y le aplico unas inyecciones para bajar la fiebre.
Al día siguiente urbano ya se sentía mucho mejor, Hugo no sabia como
agradecerle a su jefe ya que le había salvado la vida de su hijo.
-tu hijo se puede quedar unos días conmigo, le dijo Thomas a Hugo
Hugo acepto sin saber que la vida de urbano le iba a cambiar por completo, ya
que este le enseñaría a leer y escribir, cosa que una de cada cien personas en la
región sabía hacer.
En una tarde de sol Thomas se acerco a urbano y le dijo:
- ¿Si yo te diera la oportunidad de estudiar tú la tomarías?
- ¡Sí!, respondió urbano con suma autoridad,
- ¡Me alegra que aceptes mi propuesta, no te arrepentirás!
así fue, urbano empezó al día siguiente con las clases, y en pocos meses ya sabía
leer y escribir. Urbano seguía viviendo en casa con sus padres, pasaron los meses
y su madre falleció de un cáncer, su padre Hugo fue el que saco a delante a
urbano ayudándolo en sus estudios. Urbano termino sus estudios y le agradeció a
Thomas.
- ¡gracias Thomas! Por darme la oportunidad de estudiar. Dijo urbano
- No me tienes que dar las gracias urbano vi potencial en ti y se que a futuro lo
aprovecharas, manifestó Thomas dándole un leve palmadon en la espalda.
Pasaron los años y la casa que pertenecía a Thomas en el prado fue heredada a
urbano y su padre ya que se habían vuelto buenos amigos. los conocimientos de
urbano fueron mejorando, conoció derechos que le eran vulnerados a los
trabajadores de su región, derechos que más adelante iban a tener un papel
importante en su vida.
Urbano creció y gracias a sus conocimientos se convirtió en un líder obrero,
conformo la unión sindical de trabajadores de la magdalena, con el fin de acabar
con la explotación de la empresa multimilloria United Fruit company, urbano di la
idea junto a otros líderes obreros de hacer un pliego de peticiones compuesto de
nueve demandas.
Urbano viajo a santa marta para presentarle el pliego al gerente de la empresa
Thomas Bradshaw una vez estando allí urbano le dijo a Thomas
-buenas tardes, gerente Thomas me presento, soy urbano uno de los lideres
obreros de los tantos trabajadores de ciénaga, estoy aquí para mostrarle el
inconformismo que hay entre los trabajadores, entre todos hicimos un pliego de
peticiones…
-buenas tardes, señor urbano, dijo Thomas. me permite el pliego por favor.
Las propuestas eran las siguientes:
 Seguro colectivo obligatorio

 Reparación por accidentes de trabajo

 Habitaciones higiénicas y descanso dominical

 Aumento en 50 % de los jornales de los empleados que ganaban menos de


100 pesos mensuales

 Supresión de los comisariatos

 Cesación de préstamos por medio de vales

 Pago semanal

 Abolición del sistema de contratista

 Mejor servicio hospitalario.


Thomas miro lentamente cada una de las peticiones y las rechazo
-no puedo aceptar tus peticiones ya que tu no eres un trabajador de nuestra
compañía, tu no más eres su líder queriendo ponerlos en contra de nosotros,
exclamo Thomas con una voz un poco grosera.
Urbano un poco indignado acepto la decisión de Thomas y se retiró.
Urbano, se convirtió en el que dirigente la federación de trabajadores del
ferrocarril, esto debido a su padre Hugo que era uno de los más antiguos
trabajadores del ferrocarril, también por su manera de dar y aportar sus ideas, por
sus conocimientos y por su manera de liderar.
El 28 de octubre, los trabajadores volvieron a exponer las peticiones a la
compañía, las cuales el Gerente de united fruit company nuevamente rechazo.
Pero el 6 de noviembre organizaron otro encuentro y de nuevo presentaron las
peticiones y como se sospechaba la compañía rechazo una vez más.
Días después urbano formo el comité otra vez para dar una idea que sería un
poco riesgosa pero que si todo salía bien iba a funcionar;
-si la empresa explotadora no acepta y no cede a nuestras propuestas el pueblo
obrero no trabajara, dijo urbano con una voz de mando.
Los trabajadores captaron y aceptaron la idea que, dada su líder urbano, así que
ellos le entregaron a la compañía un ultimátum, o negociaban o ellos iniciarían una
huelga. El 10 de noviembre, el gerente de la compañía, Thomas Bradshaw dio la
orden de que toda la fruta de esa zona fuera cortada y llevada a los barcos.
Entre los trabajadores se oían murmullos en contra a urbano ya que temían que la
compañía acabara con toda la fruta del municipio y cerraran sus operaciones
antes de que se declarara la huelga
- “no deberíamos seguir a urbano, al fin toda la vida hemos vivido de lo que nos da
la empresa”, “que tal nos quedemos sin trabajo por la culpa de algunos
aficionados” … eran los pensamientos de muchos obreros de la región.
Urbano leal como lo conocían muchos reunió al comité esta ves en su casa dando
a conocer que su casa seria la cede de comité durante la huelga, esa noche hubo
peleas, discusiones, desorden y contradicciones, a las once de la noche fue
tomada la decisión final;
-mañana entraremos en huelga contra united fruit company y sus productores.
Haremos carteles que pegaremos y repartiremos en todo el pueblo, que todo el
“mundo” se entere que los trabajadores de la united fruit company están en huelga
Dijeron los líderes obreros con gritos de felicidad.
En el cartel decía lo siguiente;
“los obreros están dentro de la ley, no hay ninguna ley que impida la huelga, la
united fruit company no cumple ni una sola de las leyes con respecto a los tratos y
contratos con los trabajadores… esta huelga es el fruto del dolor de esos
trabajadores que fueron cruelmente explotados y humillados día y noche por la
compañía y sus agentes. ¡¡VAMOS TODOS A LA HUELGA!! Y nuestro lema será
por el obrero y por Colombia…”
Los líderes obreros formaron un plan que constaba que, durante los primeros tres
días de huelga, los trabajadores formarían dos equipos: el primero para distribuir
comida y el segundo vigilaba el puerto asegurándose que no llegara banano.
Los huelguistas armaron comités de vigilancia para que el banano no se cortara, la
united fruit company empezó a contratar obreros de las otras regiones para que
remplazaran a los huelguistas, Cuando esta gente comenzaba a cosechar,
grandes grupos de huelguistas aparecían y destruían el banano mientras se
cortaba y quemando los vástagos de plátano.
Otras familias acamparon con fogones improvisados sobre el ferrocarril, para que
las embarcaciones no pudieran pasar; cuando era necesario, bloquearon los rieles
con madera o piedras.
Los líderes de la huelga se mantenían informados de los planes de la United Fruit
Company ya que descubrieron la forma de que, por medio de los operadores
telefónicos y telegráficos de la compañía, muchos de los cuales revelaban todo lo
que escuchaban.
Urbano se dio cuenta de que cada día se única mas gente, entendía que esta era
la única opción para que la empresa entienda que la salud y el trabajo de los
obreros se respeta, la cantidad y el número de huelguistas sumaban más o menos
entre los 16.000 y los 36.000.
Los trabajadores permanecieron en huelga durante casi un mes, del 12 de
noviembre hasta el 5 de diciembre.
Durante este tiempo no se vendió banano desde Santa Marta. Mientras tanto, los
huelguistas se mantuvieron pacíficamente esperando a que la United Fruit
Company cediera y aceptara negociar.
El 12 de noviembre, día en que estalló la huelga, el gerente de la United Fruit
Company, Thomas Bradshaw, decidió tomar cartas en el asunto y hablar con el
presidente de Colombia Miguel Abadía Méndez, enviando un telegrama
informándole sobre la situación
“Desde hace varios días trabajadores de esta compañía han venido planeando
una huelga, ellos han hecho cristalizar las operaciones desde las primeras horas
de ayer. Me refiero a esta situación, como una revuelta peligrosa.” Estas fueron las
palabras que recibió miguel
El presidente miguel tomo cartas sobre el asunto, así que ordeno al general Cortez
Vargas
-generar Vargas un gusto en saludarlo, le dijo miguel Abadía
-señor presidente un gusto, me informaron que me necesitaba, hay alguna
calamidad
- si señor, necesito que me movilice tres batallones a la zona bananera, para que
me controle a todos los huelguistas. Estas fueron las palabras del presidente de
Colombia
El general Vargas estableció sus cuarteles en Santa Marta y estacionó sus tropas
en Ciénaga. Durante todo el día hubo carros con militares que tenían rifle y
ametralladoras, aquellos militares se encargaban de patrullar los campos.
Y como dijo el líder urbano las cosas se van a poner feas y pronto había varios
cientos de huelguistas arrestados, entre vagones calientes. El propósito de el
general era intimidar a los huelguistas . Las tácticas del general no fueron exitosas.
Frecuentemente se liberaba a los prisioneros ya que urbano pudo hablar con
alcaldes y jueces de la región.
Los huelguistas empezaron a ver al general como alguien corrupto del extranjero,
y el general temía a los trabajadores. El sostenía que ellos habían sido
corrompidos por otras personas extranjeras. Aunque veía a los huelguistas como
personas violentas, su mayor preocupación no era que atacaran a los soldados,
sino que ganaran sus simpatías. Vargas al verse perdiendo y con el miedo de que
sus soldados le dieran la espalda, ordeno traer 300 refuerzos de Antioquia durante
la última semana de noviembre.
Y ocurrió lo que Vargas pensaba, cuando tenían la oportunidad, los trabajadores
hablaban con los soldados. Los oficiales del ejército comenzaron a dudar de la
lealtad de sus tropas, esto era una pelea entre un estratega militar y un simple
muchacho que se ganó el corazón de su pueblo.
Urbano fue a santa marta a encontrarse con Alberto Martínez Gómez, el primer
inspector laboral asignado a la zona bananera.
-un gusto en conocerlo inspector Martínez, se dirigió urbano con una voz de
respeto, pues sabia que si ganaba su confianza iba a ser más fácil que viera su
manera de pensar.
-señor urbano, me han contado mucho de usted, dijo el inspector con una sonrisa
en la cara, los dos estrecharon sus manos con una suma confianza.
Después de días de papeleo el inspector Martínez declaró legal la huelga.
Haciendo que el general Vargas lo encarcelar, acusándolo de ser un líder
comunista e instigador de la huelga. Una semana después, urbano logro hablar
con un juez local indicándole por que el inspector era inocente, así que el juez
comprobó que el inspector era absuelto de sus “crímenes” y lo liberó.
Llego el momento de negociar, el gerente de la United Fruit Company y varios de
los agricultores colombianos accedieron a tener una discusión con los integrantes
del comité en la oficina del gobernador.
Nuevamente el gerente de la United Fruit Company negó al comité su derecho a
representar a los trabajadores de la compañía, pero como “gesto bueno” ofreció
algunas peticiones menores. Sin embargo, rechazó la mayoría de las propuestas
de los trabajadores, las considero ilegales. Los trabajadores respondieron con
indignación.
Al día siguiente, 20 de noviembre, el director de la Oficina de trabajo, y su
abogado, llegaron de Bogotá. los habían enviado para intervenir en el desacuerdo
y llevarlo a un final pacífico.
El 24 de noviembre los representantes de la Oficina General de Trabajo se
reunieron separadamente con la asamblea de Trabajadores del Magdalena y con
la United Fruit Company. Los funcionarios convencieron a los representantes de
los trabajadores de retirar sus peticiones de pago dominical y de anulación de los
almacenes de la compañía. Los trabajadores, sin embargo, insistieron que se
reafirma su derecho a negociar.
Y por fin las cosas iban tomando fruto la compañía multimillonaria la United Fruit
Company accedió a mejorar la vivienda de los trabajadores, a construir hospitales
en Sevilla y en Aracataca y a establecer el pago semanal. Urbano y sus
seguidores estaban contentos de lo que habían logrado, al día siguiente el comité
de los trabajadores aceptó la oferta de la compañía.
Aun así, el comité de líderes obreros no estaba de acuerdo con ello y formaron,
así que generalizaron un sentimiento entre todos los obreros de la zona:
-lo que hemos logrado lo hemos logrado con esfuerzo con liderazgo, y no estamos
exigiendo nada más que nuestros derechos de trabajo, así que exigimos un alza
del cincuenta por ciento o no se terminaba la huelga. Escandalizo urbano
La United Fruit Company rechazó la demanda. La empresa no cambiaba de
opinión, trataron de convencer a los trabajadores de que cedieran. Se opusieron a
la demanda de un salario más alto, con el argumento de que no les haría ningún
bien: la plata se gastaría en licor, prostitutas y juego. En cambio, los trabajadores
deberían regresar a los campos y una vez estuvieran trabajando.
Las situaciones se complicaban, el 2 de diciembre, hubo un desarrollo alarmante,
el general Vargas informó a los doctores Hoyos Becerra y Velandia
-acabo de interceptar un mensaje del señor Tomas Uribe del partido socialista
urgiendo a los huelguistas para que destruyan las plantaciones de banano y
sabotearon las comunicaciones.
Por el momento no se sabe si el telegrama era real o si era fabricado por Vargas,
por agentes de la United Fruit Company, o por otros interesados en dispersar
rumores.
El 3 de diciembre, urbano y sus dirigentes regresaron de Santa Marta con las
manos vacías, puesto a que la United Fruit Company no aceptaría seis de los
nueve puntos y Thomas Bradshaw no discutirá más. Mientras tanto, la ofensiva de
la United Fruit Company para romper la huelga se había iniciado.
Durante la primera semana de diciembre, el general Vargas y algunos cultivadores
colombianos enviaron cantidades de telegramas a las autoridades en La
Esperanza describiendo la situación como de violencia, de peligro y destrucción.
El gran día a llegado cientos y miles de huelguistas se reunirían en la hora de la
tarde el 5 de diciembre, Durante el transcurso de la tarde, Vargas estaba vuelto un
nada no era capaz ni organizar sus ideas ni siquiera preparar sus tropas ni de
mantener funcionando los trenes.
En voz alta un capitán leyó el decreto de estado,
-según el decreto de estado prohíbe asambleas de mas de tres personas, por los
tanto los huelguistas y sus familiares deberán irse de forma inmediata… si no es
así los soldados dispararan contra ustedes
En ese momento urbano con su anciano padre al lado, tomo la vos y dijo
-los soldados no nos dispararán no se alarme tranquilos, no podrán hacer eso
sería una masacre…
En ese momento se escucharon tres toques de corneta en un minuto. Casi nadie
se movió hubo mormullos y hubo pánico. Más tarde más hombres tomaron la voz
y dijeron que estaban seguros de que los soldados no iban a disparar, los
huelguistas eran demasiados y habían tratado bien a los soldados. Se oyeron
unos pocos gritos de la multitud:
- “¡Viva Colombia libre!, que viva, ¡Viva el ejército!” que viva.
El general Vargas tomo la decisión que haría que miles de colombianos lo
recordaran ese día, ordenó a sus soldados disparar…
- ¡DISPAREN! Grito Vargas
Urbano no lo podía creer cuando escucho la palabra que iba a terminar con la vida
de muchos de sus amigos, vecinos, familia hasta con su propia vida. Lo que una
vez creyó que era lo indicado ahora estaba siendo una masacre en carne viva, Los
soldados arremetieron fuego contra las huelguitas, se escucharon gritos, llantos,
vos de pánico, hubo incendios, había sangre por todos lados, muertos y heridos
por donde pasaras, sin duda se vivió una de la peor noche de la vida de muchas
personas. horas después del final sangriento, las personas que lograron refugiarse
en sus casas, oían pasar un camión de la basura, un tren con dirección al mar y el
pito de un barco a la distancia. llamados para practicar el levantamiento de los
cadáveres, se encontraron nueve muertos tendidos en la plaza.
Los soldados levantaron los cuerpos, fueron rápidamente cargados en los trenes y
arrojados al mar, y otros enterrados en fosas comunes en una finca bananera
vecina. El general dejó intencionalmente nueve cadáveres en la plaza, decían…
para que los trabajadores supieran que los nueve puntos de su pliego habían
muerto, Entre estos cuerpos estaba el cuero de urbano
Esa violencia venía del gobierno. En trenes militares el ejército buscaba en
plantaciones y en campamentos a huelguistas. Los soldados destruyeron las
casas sindicales en Ciénaga y en Guacamayal y dispararon y encarcelaron a
numerosas personas. La mayoría de los obreros, sin armamento y sin
organización, no tenían más opción que huir de las plantaciones, buscando refugio
en el interior del país.
Pero el todo no termina aquí el encuentro más sangriento ocurrió el 6 de diciembre
en Sevilla, donde los huelguistas atacan a la superintendencia de la United Fruit
Company y donde empleados norteamericanos y el ejército colombiano les
dispararon.
Durante los días de terror que siguieron a la masacre murieron muchísimos
obreros, gente inocente, niños y niñas que no eran conocedores de lo que estaba
pasando, ancianos, mujeres etc.

fin

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