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El régimen económico, la cultura ambiental y el régimen político

en nuestros días.

El deber de los países de proteger el medio ambiente apareció por primera vez en
la Constitución de Panamá de 1972. Esta idea se produjo en todas las
Constituciones de esa época, a.
El deber de la sociedad de proteger el medio ambiente apareció por primera vez
en la constitución de Cuba de 1976. A partir de esa época el deber de la sociedad
de proteger el medio ambiente comenzó a incorporarse a otras Constituciones,
como la brasileña de 1988, la argentina de 1994, la colombiana, la venezolana de
1999 y la uruguaya en 1996.
Como consecuencia de la consagración explicita del deber de todas las personas
de proteger el medio ambiente, las Constituciones Políticas comenzaron a
autorizar el establecimiento de restricciones a los derechos fundamentales, tales
como el derecho a la propiedad y a la libertad económica.
Referente a la libertad económica, cuyas restricciones eran autorizadas por
razones de interés social, lo cual permitía incluir dentro de ellas las razones
ambientales. La constitución venezolana de 1999 es explicita en este sentido,
cuando establece en el artículo 112: ‘’Todas las personas pueden dedicarse
libremente a la actividad económica de su preferencia, sin más limitaciones que
las previstas en esta Constitución y las que establezcan las leyes , por razones de
desarrollo humano, seguridad, sanidad, protección del ambiente u otras de interés
social, igualmente en su artículo 299 menciona la protección del medio ambiente a
los fines de asegurar el desarrollo humano…
Las nuevas Constituciones latinoamericanas extienden sus disposiciones a
muchas otras materias, que tiene que ver tanto con actividades que pueden
degradar el medio ambiente o con instrumento para su protección, como con el
manejo sostenible de los ecosistemas, en que se establecen las bases para su
regulación por el legislador.

Por otro lado en Venezuela se ha venido implementando una cultura ambiental. La


cual es un asunto de interés para todo el mundo. En México nos es urgente
promoverla, debido al grave deterioro ambiental que esta falta de cultura ecológica
nos ha traído.

En el desarrollo de estos aspectos culturales, deben participar los niños y los


jóvenes que hoy cursan su educación básica y a quienes se les debe preparar
para que se despierte en ellos el interés por comprender los alcances que el
cuidado del medio ambiente tiene para beneficio de todos.
Es desde esta etapa de su formación, desde donde se debe desarrollar en los
niños la conciencia ecológica; conciencia que ahora se llama sustentabilidad, que
es un concepto cada día más aceptado y que nos debe ayudar a promover la
cultura por el cuidado de nuestro medio ambiente de manera muy precisa.

Es responsabilidad de todos: maestros, padres de familia, científicos, medios de


comunicación, instituciones educativas todas, los centros de investigación en
todos los rubros, los empresarios y demás grupos sociales organizados, los que
en su conjunto debemos buscar estrategias y acciones que nos permitan generar
estos aspectos culturales del desarrollo sustentable en nuestra niñez.

En este sentido, el sector educativo tiene el enorme compromiso de ofrecer una


educación de calidad, capaz de preparar ciudadanos competitivos y productivos,
pero a la vez comprometidos con el medio ambiente y el desarrollo sustentable, es
decir que cada vez requerimos más en nuestras nuevas generaciones, de una
cultura ambiental adecuada y promotora del desarrollo y la riqueza sin menoscabo
de las condiciones ecológicas actuales, para poder asegurarlas a las generaciones
que están por venir.

Por otra parte la política ambiental venezolana se encuentra sustentada en


nuestra Constitución. Venezuela ha sido tradicionalmente un país defensor de las
causas ambientalistas. En la Constitución de 1999, en el Capítulo (IX) es
dedicado exclusivamente a los Derechos Ambientales, en los artículos 127, 128,
y 129. En este capítulo se expresa la obligación del Estado, con la activa
participación de la sociedad, de garantizar que la población se desenvuelva en un
ambiente libre de contaminación, en donde el aire, el agua, los suelos, las costas,
el clima, la capa de ozono y las especies vivas sean especialmente protegidos.

En este contexto, la variable ambiental forma parte de los procesos de


planificación y gestión del desarrollo del país. Esto puede ser corroborado en el
Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación, cuyos objetivos, estrategias,
políticas y proyectos buscan alcanzar la justicia social, el desarrollo económico de
la nación y la protección de la naturaleza. Bajo este marco de actuación, el Estado
venezolano también ha previsto su adecuación hacia el cumplimiento de los
acuerdos internacionales suscritos.

Nuestro país cuenta con una amplia legislación ambiental que cubre desde la
gestión forestal y conservación de ecosistemas hasta manejo de sustancias
tóxicas, entre otros. En total se cuenta con un cuerpo de más de 37 leyes
(orgánicas y ordinarias) y 32 decretos ambientales que, de acuerdo a nuestra
Constitución y en armonía con acuerdos internacionales, garantizan el
compromiso nacional con la protección del ambiente.

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