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preceptiva autorització.
El libro se ha editado con fondos económicos procedentes de la Fundació Autònoma Solidària (FAS)
ISBN: 978-84-96742-37-6
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principalmente, las que contemplan el uso de los Sistemas de Información
Geográfica o los métodos básicos para enfrentar proyectos de planificación
del territorio. En la actualidad, varios de los estudiantes que formaron parte
de esta primera experiencia se han incorporado a los equipos de investigación
que desarrollan los proyectos de la Red, y colaboran, a la vez que profundizan
en su formación, en la educación de las jóvenes canteras de sus universidades.
Gran parte de nuestros objetivos, por lo tanto, se han cumplido. Y es por ello
por lo que, en este libro, pretendemos poner a la disposición de las instituciones
y estudiantes mesoamericanos, una parte sustancial de los contenidos teóricos
sobre los que se trabajó en esta primera edición de la maestría. Esperamos que la
recopilación que presentamos sea de utilidad para el avance de los estudiantes de
la región.
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AGRADECIMIENTOS
Angel Ibarra (ULS), August Bonmatí (UdG), Benjamin Van Wyk (UBP), David
Tábara (ICTA, UAB), Enrique Ongay (UAEM), Joaquim Comas (UdG), Ignasi
Rodríguez-Roda (UdG), Joan Bach (ICTA, UAB), Joan Franch (CREAF/UAB),
Josep María Alcañiz (CREAF/UAB), Josep Mas Pla (ICTA, UAB), Josep Vila
(UdG), Manuel Poch (UdG), Mauricio Mora (Universidad de Costa Rica), Miquel
Rigola (UdG), Robert Savé (IRTA, Barcelona) Scira Menoni (PdM), Simona
Caragliano (ISIG), Susana Martínez (UdG), Topiltzin Contreras (UAEM) y
Xavier Gabarrell (ICTA, UAB).
Erick van Eek (UCA, Nicaragua), Jairo Morales (UNA, Nicaragua), Valentino
Sorani (UAEM, México), Wilfried Strauch (INETER, Nicaragua), Mauricio
Lacayo (UNAN, Managua)
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LOS AUTORES
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Dr. August Bonmatí. Ingeniero Técnico Agrícola por la Universidad
Politècnica de Catalunya (1990), Ingeniero Agrónomo por la Universidad
de Lleida (1996) y Doctor Ingeniero Agrónomo por la Universidad de Lleida
(2001). Actualmente es profesor asociado del Departamento de Ingeniería
Química, Agraria y Tecnología Agroalimentaria de la Universidad de
Girona (UdG), técnico del departamento de Gestión de Materia Orgánica
de la Agència de Residus de Catalunya (Generalitat de Catalunya), e
investigador en el Laboratori d’Enginyeria Química i Ambiental de la UdG.
Su principal campo de investigación es la gestión y tratamiento de residuos
sólidos y aguas residuales, especializado en el tratamiento anaeróbico
de efluentes orgánicos. Asimismo ha colaborado en diversos proyectos y
cursos en Centro y Sudamérica.
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la prevención ambiental, gestión de residuos y evaluación ambiental
en la empresa. Es coordinador e investigador principal del grupo de
investigación “Sostenibilidad y Prevención Ambiental” (SosteniPrA, http://
www.sostenipra.cat/). Profesor Visitante en la Universidade Federal de
Sao Carlos, Engenharia Civil (DECiv), Programa de Pós-Graduacçao em
Engenharia Urbana (2007). Coordinador en la UAB del Joint European
Master Programme in Environmental Studies (JEMES).
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históricas. Actualmente, coordina un proyecto con otras universidades
sobre alarma temprana en sus aspectos técnicos, comunicativos y urbanos
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Dr. Benjamin van Wyk de Vries. Licenciado en Geología por la Universidad
de Londres (1985) y Doctor por la Open University de Inglaterra (1993)
con la memoria de investigación “Tectonics and magmatic relationships
of Nicaraguan volcanic systems”. HDR por la Université Blaise Pascal
(Francia, 2001) en “Volcano tectonics”. Actualmente, es profesor de
volcanología, en el Laboratoire Magmas et Volcans del Observatoire de
Physique du Globe de Clermont-Ferrand (Francia). Sus principales campos
de investigación son la tectónica de volcanes y los riesgos volcánicos.
Imparte cursos en América Latina, Francia y las islas británicas. Asimismo
ha colaborado en diversos proyectos en Centro y Sudamérica, sobre riesgos
volcánicos, riesgos sísmicos y exploración mineral y geotérmica.
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INTRODUCCIÓN
I. Introducción
Centroamérica constituye una pequeña y singular zona geográfica del planeta
que, debido a sus relaciones ecosistémicas, dinámicas de integración e historia
común, puede ser considerada como una sola región articulada con el sur de
México y el Caribe. Esta región tropical es una franja continental delgada situada
en el “Cinturón del Fuego” circumpacífico. Bañada por los océanos Pacífico y
Atlántico-Caribe, tiene una geomorfología diversa y relativamente reciente,
compuesta por altas montañas y volcanes, valles y planicies aluviales y costeras,
que se caracteriza por una intensa actividad tectónica y volcánica. Su posición
y configuración geográfica la predispone a la incidencia de un amplio número
de amenazas naturales y, particularmente, a enfrentar fenómenos climáticos y
oceanográficos extremos.
Su territorio comprende siete países -Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador,
Nicaragua, Costa Rica y Panamá-, con una extensión aproximada de 533 000
km2, en el que se asientan sociedades multiculturales y multilingües, con casi 35
millones de habitantes, formados por grupos indígenas, ladinos, mestizos, afro-
caribeños y blancos. Sirve de corredor para el flujo de especies entre América del
Norte y Sudamérica. La exuberante biodiversidad constituye uno de sus tesoros
más privilegiados, junto a la relativa abundancia de agua y la alta fertilidad de
sus suelos. El istmo posee importantes reductos de bosque tropical húmedo, el
8% de la superficie de los manglares del mundo y la segunda barrera de arrecifes
del planeta. Además, posee una gran herencia arqueológica, histórica y cultural.
No obstante esas cualidades, una de las características más notorias de esta
zona es la alta prevalencia de eventos naturales que, debido a la precariedad
socioambiental en que vive gran la mayoría de la población, con bastante
frecuencia se convierten en desastres, causando graves impactos en materia de
pérdidas humanas, socioambientales y económicas.
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Centroamérica: Una región de múltiples amenazas y alta vulnerabilidad. Algunos apuntes conceptuales
Al mismo tiempo que las comunidades pobres sufren los duros impactos de
estos fenómenos, también se han profundizado los procesos de deterioro del
medio ambiente, tanto en las áreas rurales como en las ciudades, agudizando los
problemas relacionados con el limitado acceso al agua y su mala calidad, la falta
de prácticas de conservación y el uso inapropiado de los suelos, la contaminación
por pesticidas y la pérdida de fertilidad de los suelos, la acelerada deforestación y
la disminución de la diversidad biológica, los procesos expansivos e incontrolados
de urbanización, el manejo inadecuado de desechos sólidos urbanos y de
desechos peligrosos y la contaminación atmosférica e industrial, entre otros.
A pesar de la importancia que ambas problemáticas tienen para la vida cotidiana
de la mayoría de la gente y para la sustentabilidad de la región, usualmente las
problemáticas relacionadas con la vulnerabilidad y el deterioro ambiental son
abordados de manera aislada y por separado, ignorándose la íntima relación que
existe entre los procesos de degradación ambiental y la generación de riesgos que
conducen a las situaciones de desastres.
Los severos impactos sufridos ante los recientes eventos naturales, vuelven a
poner en el centro de la atención pública los graves niveles de pobreza, miseria
y exclusión que padece la población, y desenmascaran la imagen de progreso
y bienestar que maneja la propaganda oficial. El aumento de la frecuencia y
magnitud de los daños ocasionados por los desastres mencionados cuestionan los
discursos oficiales acerca de los “avances del desarrollo” expresados en la bonanza
del sistema financiero y la estabilidad de indicadores macroeconómicos.
Sin embargo, a pesar de la magnitud de los daños causados por los eventos a
los que han estado sometidos la población y los ecosistemas, así como de la
posibilidad real de que esta tendencia se agudice a corto plazo, la problemática
de los desastres nunca había sido tomada en cuenta por los planes de desarrollo
económico y social de los países centroamericanos. Solo hasta hace muy pocos
años, la sociedad en su conjunto, comienza a configurar la idea clara y a tomar
conciencia de lo que significa, en materia de calidad de vida, vivir en una zona
de alto riesgo y convivir diariamente con desastres de distinta índole, intensidad
y magnitud, con excepción de las zonas y poblaciones en permanente estado de
riesgo por inundación en las zonas costeras. Mientras, en los gobiernos persiste la
visión reactiva, fisicalista, verticalista, asistémica y atomizada ante los desastres.
Hoy en día, el conocimiento científico sobre las causas determinantes de la
ocurrencia de ciertos tipos de fenómenos naturales que pueden provocar un
desastre, es bastante avanzado. Ahora se puede conocer con altos niveles de
certidumbre cómo se originan un sismo o una erupción volcánica, la temporada
de ciclones, la intensidad de un huracán, cuáles son las zonas con mayor riesgo
y, en algunos casos, en qué momentos pueden tener lugar dichos fenómenos
naturales. Más difícil es pronosticar eventos que son producto de la actividad
humana -antropogénica- y que no pueden ser analizados desde esta perspectiva
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Centroamérica: Una región de múltiples amenazas y alta vulnerabilidad. Algunos apuntes conceptuales
Figura 0.1.- Principales eventos ocurridos en América Central entre 1960 y 2001. Fuente:
CEPREDENAC (2001).
A) Amenazas naturales
Se originan en la dinámica del planeta que está en constante formación.
Normalmente, la especie humana no puede actuar en su ocurrencia o evitar que
estos fenómenos se produzcan. Como ya se mencionó, se subdividen en:
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B) Amenazas socionaturales
Este tipo de amenazas se expresan en fenómenos que parecen ser causados por
la dinámica natural de la Tierra, pero en realidad en su devenir está impresa la
acción humana. Amenazas aparentemente naturales como las inundaciones,
muchas son provocadas por la construcción de viviendas en lugares pantanosos
y sin las medidas cautelares ambientalmente necesarias. La incapacidad humana
para manejar adecuadamente las cuencas hidrográficas, la total destrucción
de manglares y el aniquilamiento de los mantos acuíferos y de la capacidad
productiva de los suelos son otras acciones humanas que coadyuvan en el
surgimiento de este tipo de amenazas.
Es fundamental diferenciar las amenazas naturales de las socionaturales, porque
ello permitirá accionar sobre las causas de los desastres.
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Centroamérica: Una región de múltiples amenazas y alta vulnerabilidad. Algunos apuntes conceptuales
C) Amenazas antrópicas
Son consecuencia directa de la actividad humana sobre los componentes de la
naturaleza o sobre la población, que ponen en alto riesgo la calidad de vida de las
comunidades. Entre ellas, podemos mencionar los incendios o la contaminación
por vertimiento de sustancias liquidas, sólidas o gaseosas al ambiente, tales como
plaguicidas, aguas servidas, derrames de petróleo, etc. En este grupo destacan
la erosión y desertificación provocadas por el hombre. Ambas se presentan en
niveles que cada vez exigen más atención, puesto que segmentos importantes de
los suelos están en acelerado proceso de desertización, por lo que disminuye la
productividad y se vulnera la ya precaria seguridad alimentaria.
Uno de los casos que explican más gráficamente este tipo de amenazas es la
contaminación de las fuentes de agua, tanto superficiales como profundas. En
Centroamérica, como en la mayor parte del continente, ésta ha alcanzado niveles
alarmantes; además, la contaminación del aire se ha presentado como un grave
problema, principalmente en las áreas metropolitanas de la región. Así mismo,
la gran cantidad de desechos sólidos, tanto industriales como urbanos, tratados
de una manera irresponsable, ha comenzado a generar también serios problemas
de contaminación de suelo y en ninguno de los países se presentan alternativas
ecológicamente viables.
Por otro lado, casi todas las industrias de la región, sean éstas mineras,
metal mecánicas, textiles, agroindustriales, curtiembres, etc., trabajan con
tecnologías contaminantes y obsoletas. En ninguno de los países se respetan los
reglamentos de construcción, en pocas ciudades se cuenta con la existencia de
planes de desarrollo urbano y de ordenamiento del territorio y se irrespetan las
reglamentaciones sobre el manejo de desechos tóxicos y de sustancias peligrosas
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- Otra versión dice que los desastres, por ser naturales, no pueden
prevenirse, porque “... hasta en los países desarrollados suceden desastres
provocados por la naturaleza...”. Esta interpretación tiene la virtud de
desviar la responsabilidad social hacia los fenómenos naturales que
siempre han sucedido. Se promueve el pesimismo e inmovilismo de los
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VI. Referencias
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frente a los desastres”. México DF, México.
• Capacidad 21-PNUD y Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES) (1999). “Manual
Metodológico: Formulación de Agendas para la Sustentabilidad en el Desarrollo
Local”. San Salvador, El Salvador.
• CEPRODE (2000). “La Gestión del Riesgo”. San Salvador.
• Commoner B. (1992). “En paz con el planeta”. Editorial Crítica, Barcelona.
• Equipo Maíz. (2000). “Con el agua hasta el cuello”. San Salvador.
• Evans V. (1994). “Percepción del riesgo y noción del tiempo”. Revista Desastres y
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• Fernández Pérez M.(1999). “Diagnósticos Ambientales Participativos”. Parque
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• Ibarra A.M. (1996). “Hacia una educación ambiental para una sociedad sustentable”.
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• Ibarra A.M. (1999). “Mitch en El Salvador”. Editorial Heinrich Böll. San Salvador.
• Ibarra A.M. (1999). “Objetivos de la educación ambiental y la realidad ambiental
salvadoreña”. Revista Ecología Salvadoreña. San Salvador.
• Ibarra A.M., Campos U. y Pereira D. (2003). “Hacia una Gestión Ecológica de los
Riesgos”. UNES, 3ª Edición. San Salvador. El Salvador.
• IDNR (1994). “Yokohama Declaration: Guidelines for natural disaster prevention,
preparedness and mitigation”. Japan.
• LA RED (1998). “Desinventar. Sistema de Inventario de Desastres y de Apoyo en la
Gestión de Riesgos, Manual del Usuario”. Versión 5.2. Edición electrónica.
• Leff E. (1994). “Ecología y Capital: Racionalidad Ambiental, Democracia Participativa
y Desarrollo Sustentable”. Siglo XXI/UNAM. México.
• Leff E. (1994). “Sociología y Ambiente: Formación Socio-económica, Racionalidad
Ambiental y Transformación del Conocimiento”, en Leff. E. (Coordinador), Ciencias
Sociales y Formación Ambiental. GEDISA/UNAM. Barcelona.
• Oficina Humanitaria de la Comunidad Económica Europea y Coordinadora de
Comunidades del Bajo Lempa (1999). “Plan de Emergencia Local de la Cuenca Baja
del Río Lempa, San Salvador”. Comité de Emergencia Nacional, OEA.
• Ordóñez A. et.al. (1999). “Mapeo de Riesgos y Vulnerabilidad en Centroamérica y
México, Estudio de capacidades locales para trabajar en situaciones de emergencia”.
OXFAM, Managua.
• PRODERE – NACIONES UNIDAS et al. “Organización Local Para Situaciones de
Emergencia”. Sin Fecha ni número de edición.
• Riechmann J. y Tickner J. (2002). “El Principio de Precaución, en medio ambiente y
salud pública: de la teoría a la práctica”. Icaria Editorial S.A. Barcelona.
• Soto L.Z. (1998). “Guía de la Red para la gestión local del riesgo. Módulos para la
capacitación”. La Red- ITDG. Lima.
• Wilches-Chaux G. (1998). “Guía de la Red para la gestión local del riesgo” (primer
volumen). La Red- ITDG. Lima.
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CAPÍTULO 1
VOLCANISMO Y SISMICIDAD
1.0 Introducción
Todos sabemos algo sobre los volcanes. Todos hemos visto uno, al menos desde
lejos, o en un libro, o en la televisión o en Internet. En Centroamérica, la mayor
parte de la población vive cerca de un volcán y tiene cierta experiencia sobre
su actividad. En ciertos casos, ¡incluso es posible conducir hasta el cráter de los
volcanes activos y mirar en su interior! En Costa Rica, por ejemplo, los volcanes
Póas e Irazú pueden visitarse fácilmente; en Nicaragua se puede conducir hasta el
Masaya y tomar un refresco en su cráter; en El Salvador, los cráteres del Izalco o
del Santa Ana pueden ser observados desde una carretera cercana. En Guatemala
se pueden visitar de cerca el Fuego o el Pacaya tras una corta caminata. En
Honduras, en cambio, es necesario buscar un poco los volcanes, pero ahí están,
especialmente en el Golfo de Fonseca. Incluso para los panameños hay volcanes,
por ejemplo El Valle o el Cerro Baru, aunque no sean tan evidentes en el paisaje.
Así, todos tenemos en mente la imagen de un volcán y una cierta idea sobre su
significado, sobre lo que pueden hacer y sobre su relación con la humanidad.
Sin embargo, para el lector puede ser difícil dar una “definición formal” sobre
lo que es un volcán; e incluso puede ser más difícil que un grupo de personas
coincidan en su definición si se le pide a cada una que dibuje un volcán en una
hoja de papel. También hay poco acuerdo entre la gente de la calle cuando se le
pregunta ¿qué es un volcán? Incluso entre los geólogos, cuyo trabajo es estudiar
los volcanes, existen visiones variadas. Así, es importante empezar por definir lo
que es un volcán de forma clara y precisa, para luego entender cómo es posible
que dicho objeto pueda ser visto de formas tan diversas.
Un volcán es una montaña que crea una interfase entre el interior de la Tierra
y su exterior. Esta es una de las razones por las que los volcanes son vistos de
formas tan diversas. De hecho, los volcanes están cubiertos por un “ambiente”
superficial y complejo que esconde su naturaleza más profunda (Figura 1.1).
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Benjamin van Wyk de Vries y Daniel Andrade
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Volcanismo y sismicidad
Figura 1.1.- ¿Qué es un volcán? Este esquema muestra un volcán en su ambiente natural. El
volcán no es solamente un objeto geológico, sino un sistema ambiental que incluye fauna, flora,
poblaciones humanas (edificios, casas, etc.), agua y ríos. El volcán también es una fuente de
interacciones con la atmósfera.
Figura 1.2.- Modelos de volcanes para preparar fácilmente en casa. El primer modelo es un
simple tubo unido a una placa de madera a través de un hoyo. Se debe construir un volcán de
arena seca por encima del hoyo. Si se sopla por el tubo o se bombea aire con una jeringa, va a
ocurrir una “erupción” en el cono. El segundo modelo sirve para observar el efecto del peso de
un cono volcánico sobre las rocas de basamento deformables. Se debe verter un poco de miel
en un recipiente y luego construir un cono de azúcar por encima. Al hacer varios experimentos
con capas de miel de diferente espesor y con conos de tamaño constante se podrán observar
resultados interesantes. Cuando la capa de miel es poco espesa, el cono de azúcar se aplanará
lentamente; en cambio, con un gran espesor de miel, (mayor que el radio del cono) el volcán de
azúcar se va hundirá un poco, ¡pero su forma no cambiará!
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Figura 1.3.- Un volcán generalizado. Foto del Cerro Negro (Nicaragua) en erupción en 1995,
con una fuente de lava (erupción estromboliana), domos y coladas de lava. El diagrama muestra
también el sistema volcánico y magmático bajo el volcán.
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Volcanismo y sismicidad
Figura 1.4.- Contexto de la tectónica de placas. a) Mapa de América Central con los mayores
volcanes y fallas. Nótese la “Zona de Subducción”, que es una enorme falla que separa el Océano
Pacífico de la corteza de la Placa del Caribe (América Central). b) Corte esquemático mostrando la
placa del Pacífico hundiéndose por debajo de la placa del Caribe (América Central). Los volcanes
son abastecidos por magmas que provienen de la fusión de rocas a 150 km de profundidad.
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Volcanismo y sismicidad
Figura 1.5.- Actividad volcánica y fenómenos eruptivos. a) Actividad sin erupción. Este tipo
de actividad está normalmente asociada a efectos climáticos. Deslizamientos y derrumbes son
muy frecuentes sobre las laderas de un volcán, que normalmente pueden tener capas de rocas
poco resistentes (cenizas o tefras). La lluvia se mezcla fácilmente con fragmentos de roca sueltos,
para provocar flujos de lodo, o lahares. Estos flujos se depositan sobre las planicies al pie del
volcán, donde causan daños en cultivos y estructuras humanas (ver también la Figura 1.7.b). b)
Tefra y “bombas volcánicas” son productos comunes de las erupciones explosivas. Las bombas
normalmente no alcanzan a más que un kilómetro del cráter, y son peligrosas solamente para
personas que viven o trabajan sobre los flancos del volcán (¡los volcanólogos por ejemplo!). La
ceniza volcánica no es peligrosa en sí misma, pero sus efectos casi siempre son muy costosos
ya que puede ser acarreada por el viento a grandes distancias y así afectar zonas muy lejanas al
volcán en erupción. c) Coladas de lava. Normalmente viajan unos pocos kilómetros desde el
volcán antes de detenerse. Son flujos muy lentos (menos de 1 km por hora hasta 1 m por día), no
son peligrosas de inmediato, pero pueden destruirlo todo a su paso. d) Los flujos piroclásticos
son avalanchas de rocas y gases, muy calientes y muy rápidas, que ocurren durante erupciones
grandes y explosivas. Hay dos tipos principales: Flujos densos, con muchos bloques, que fluyen
dentro de valles y quebradas de forma similar a una corriente rápida. El otro tipo son las “oleadas
piroclásticas”, que son nubes de ceniza de alta temperatura, más densas que el aire y que fluyen
como una corriente de viento o nube ardiente. Son muy energéticos y pueden sobrepasar
fácilmente obstáculos topográficos; es decir que pueden salir de los valles o quebradas.
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1.1.1.1 Fumarolas
Las fumarolas son zonas donde los gases volcánicos llegan a la superficie de la
Tierra tras haber escapado del magma y haber atravesado las rocas del subsuelo.
Son muy comunes en los cráteres de los volcanes activos. Incluso los volcanes
dormidos o extintos pueden conservar mucho calor remanente y formar aguas
termales y fumarolas.
Las fumarolas son importantes, ya que transfieren gases desde el magma hacia
la atmósfera y así constituyen un aporte de gases al medio atmosférico. La mayor
parte de los gases están compuestos por vapor de agua, dióxido de carbono y
dióxido de azufre (que huele a huevos podridos), pero también se encuentran trazas
de muchos otros elementos, algunos de ellos muy tóxicos, como plomo, arsénico,
flúor y cloro y otros económicamente importantes como cobre, plata y oro. No es
muy buena idea hacer minería en volcanes activos pero, en cambio, los volcanes
extintos suelen ser grandes fuentes de recursos minerales. El problema es que los
trabajos de minería a menudo liberan también los elementos tóxicos contenidos en
los minerales, que luego constituyen fuentes de contaminación ambiental.
Los gases calientes que escapan de los magmas se mezclan a veces con el agua
subterránea, lo que da lugar a la formación de fuentes termales. Tales zonas
representan importantes reservas de energía, que a veces son aprovechadas para
producir electricidad, como en el Miravalles (Costa Rica) o en el Momotombo
(Nicaragua). A menudo, estas zonas calientes están asociadas a volcanes extintos
o a cámaras magmáticas que se han solidificado pero que están aún calientes.
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Figura 1.6.- Volcanes en Centroamérica. Tipos de volcanes. a) El Cerro Negro, un pequeño cono
de 300 metros de altura, compuesto por escoria, bloques, y algunas lavas. Este volcán es muy
joven: nació en 1850. b) El Santa María. Un gran estratovolcán guatemalteco de 2 500 metros
de altura. El Santaguito es un domo de lava que nació en 1926 después de la gran erupción del
Santa María de 1902. El cráter de esa erupción no se formó en la cumbre del volcán, sino al pie.
c) El Mombacho, el Zapatera, y el lago de Nicaragua. El Zapatera es un escudo volcánico, con
pendientes muy suaves (en contraste con el Santa María, por ejemplo). El Mombacho es un
volcán mucho más cónico pero está quebrado por tres avalanchas de escombros (ver también la
Figura 1.7.f). d) Imagen satelital de los volcanes Orosí y Cacao; se observa claramente la forma
muy erosionada de este volcán. Sobre Cacao hay relieves con forma de ‘V’ y escarpes anulares,
que son evidencias de grandes deslizamientos antiguos.
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Volcanismo y sismicidad
Figura 1.7.- Formas y tamaños de los volcanes. Tipos de erupción. a) Volcán San Cristóbal
(Nicaragua), con una pequeña erupción de cenizas subiendo unos 300 m por encima del cráter.
Este tipo de erupción es fréatomagmatica o fréatica, es decir un producto del sobrecalentamiento
del agua en contacto con magma, o simplemente del agua en forma de vapor escapando a gran
presión. Normalmente, este tipo de actividad es una señal de reactivación del volcán, si bien
no siempre alcanza al nivel de una erupción fuerte. El San Cristóbal ha mostrado este tipo de
actividad durante 30 años sin mayores cambios. b) Volcán Concepción, Lago de Nicaragua. Esta
vista del volcán fue tomada desde un depósito de lahar (flujo de lodo y rocas) que bajó del volcán
durante una lluvia fuerte. Se ve un chagüite a los dos lados, que fue destruido parcialmente por el
lahar. Este tipo de actividad no está asociada directamente con una erupción del volcán, pero es
un fenómeno peligroso muy común: en el volcán Casita en 1998, más de 2000 personas murieron
atrapadas por un lahar después del Huracán Mitch. c) Cantera abierta en un cono de escoria,
cerca de Managua. Se ven las capas de escoria (piedra pómez de color negro). Las capas están
cortadas por pequeñas fallas normales (Figura 1.8), asociadas con las fallas de Managua (Figura
1.9). Este tipo de depósito viene de una erupción estromboliana similar a las del Cerro Negro
(Figuras 1.3 y 1.6.a). d) Estratovolcán en estado de reposo: volcán Maderas, Lago de Nicaragua.
El volcán está completamente cubierto de vegetación, y no ha tenido erupciones desde hace más
de 8 mil años. El relieve del volcán está quebrado por fallas asociadas con el efecto del peso de
este cono sobre su base, que está formada por una gruesa serie de capas de arcilla (ver también la
Figura 1.2). Mientras el volcán está inactivo, las fallas siguen creciendo y, de vez en cuando, dan
lugar a derrumbes y a lahares dañinos. e) Caldera de Apoyeque (Chiltepe, Nicaragua). Este hoyo
de más que dos kilómetros de diámetro y 500 m de profundidad fue formado por una erupción
pliniana. Una gran cantidad de magma salió rápidamente desde la cámara magmática, lo que
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Benjamin van Wyk de Vries y Daniel Andrade
provocó la formación de esta enorme depresión. Se ha calculado que durante la erupción, la nube
de ceniza pudo haber alcanzado unos 30 km de altura y que los flujos piroclásticos recorrieron
20 km desde el volcán. Al caer y depositarse, la nube de cenizas formó una capa de pómez de
hasta 1m de espesor, visible en Managua y sus alrededores. f) El volcán Mombacho. Este volcán,
construido principalmente por erupciones estrombolianas y coladas de lava, ha sufrido varios
derrumbes mayores. El archipiélago de Las Isletas, visible en el Lago de Nicaragua, es el producto
de un deslizamiento, que llego a 12 km del volcán. Se ve muy claramente la cicatriz del colapso.
Este colapso y avalancha ocurrió en la época precolombina. Un evento similar ocurrió en el
flanco sur del volcán y destruyó completamente el antiguo pueblo indígena de Mombacho en
el año 1570. Ninguna de estas avalanchas fue acompañada por una erupción de volcán, lo que
indica que la ocurrencia de estos eventos es muy difícil de predecir.
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Volcanismo y sismicidad
las coladas de lava representan peligros menores, ya que son muy pocas las rutas
de estos flujos que alcanzan zonas urbanas. No obstante, grandes extensiones de
tierra han sido cubiertas de lava por los volcanes Arenal, Masaya, Cerro Negro,
Izalco y Pacaya en tiempos históricos.
Las coladas de lava fluyen de forma similar a cualquier líquido, siguiendo
quebradas o valles y evitando muros o colinas. Las coladas de lava pueden
tomar formas variables, dependiendo de su viscosidad, antes de enfriarse. La
viscosidad es una medida de la resistencia a fluir de un líquido. Por ejemplo, la
leche es menos viscosa que la miel. De forma similar, hay coladas de lava que
fluyen fácilmente (son poco viscosas) y forman largas lenguas; y también hay
otras lavas que fluyen con mucha dificultad y forman aglutinamientos conocidos
como “domos de lava” sobre el punto de emisión. Por ejemplo, en el Santiaguito
(Guatemala), ha estado creciendo un domo durante por lo menos 70 años (Figura
1.6.b). A veces, este domo da lugar a explosiones vulcanianas.
Algunas lavas viscosas (que fluyen con dificultad), tienen en superficie la
apariencia de aglutinamientos de bloques filudos e irregulares: se las llama
“lavas A’a”, que es un término de origen hawaiano. En cambio, las coladas de
lavas poco viscosas forman texturas lustrosas y relativamente lisas, similares a
las de la melaza cuando se enfría: se las llama “lavas pahoe-hoe” y pueden ser
observadas en el Masaya y en El Hoyo (Nicaragua). Cuando un cráter se llena de
lava que permanece líquida durante largo tiempo, se dice que tiene un “lago de
lava”; el Masaya tiene a veces un lago de lava, en el que se puede ver la lava poco
viscosa burbujeando.
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Benjamin van Wyk de Vries y Daniel Andrade
1.1.1.11 Lahares
A menudo, en Centroamérica, tras una lluvia muy fuerte, la gente habla u
oye hablar de “lavas que bajaban del volcán”. En realidad, estos flujos no son
verdaderas “lavas”, en el sentido de roca fundida, sino mezclas muy densas de
rocas volcánicas, ceniza y agua. Estas mezclas son conocidas como “lahares”,
una palabra de Indonesia, donde estos fenómenos son también comunes, y que
significa “río de lodo” (Figuras 1.5.a y 1.7.b). Estos flujos son muy destructivos.
Su trayectoria es previsible, ya que se mueven por los cursos de agua (valles y
quebradas), pero son tan impetuosos que pueden destruir puentes y edificios
y cubrir fácilmente campos y pueblos al desbordarse de sus cauces. Dado que
muchos volcanes están formados por materiales sueltos y fácilmente erosionables
(ceniza, tefra, pómez), hay potencialmente mucho material disponible para
mezclarse con el agua y formar lahares. Un volcán no necesita estar en erupción
para formar dichos eventos: lo único que se necesita es suficiente agua. El lahar
más destructivo ocurrido recientemente en Centroamérica tuvo lugar en un
volcán inactivo, el Casita (Nicaragua), en 1998, tras el huracán Mitch.
44
Volcanismo y sismicidad
1.1.1.12 Inundaciones
Como cualquier montaña, un volcán puede provocar inundaciones después de
fuertes lluvias. Los volcanes tienden a concentrar agua en áreas pequeñas como
quebradas y valles profundos, y así durante las épocas lluviosas dan lugar a
inundaciones.
1.1.1.13 Deslizamientos
Los volcanes están muy a menudo constituidos por rocas sueltas y poco
compactas. En ellos, la erosión crea zonas con pendientes muy fuertes e
inestables, que pueden deslizarse fácilmente. Como en cualquier parte, este tipo
de deslizamientos está a menudo asociado a fuertes lluvias, como fue el caso
del Casita (Nicaragua) en 1998. Sin embargo, en los volcanes pueden ocurrir en
cualquier momento otros deslizamientos de gran envergadura, no necesariamente
asociados con la lluvia, sino más bien con inyecciones de magma, terremotos, o
simplemente con el hecho de que la estructura del volcán se ha vuelto tan débil
con el tiempo que ya no puede soportar su propio peso. Estos colapsos pueden
ser gigantescos, con volúmenes de varios kilómetros cúbicos de roca y pueden
devastar extensas áreas. Ejemplos de colapsos volcánicos ocurridos en el pasado
pueden ser claramente observados en el Mombacho (Nicaragua) o en el Santa
Ana (El Salvador) (Figuras 1.6.c, 1.7.f).
45
Benjamin van Wyk de Vries y Daniel Andrade
46
Volcanismo y sismicidad
1.2.1.3 Tremor
Es un tipo de sismo causado por el movimiento de un magma en la corteza.
Como cualquier fluido que se mueve por un canal (por ejemplo, el aire en una
trompeta), el magma causa vibraciones y ruido al moverse por una fractura o
un conducto subterráneo. El tremor no es peligroso y es muy útil, ya que ofrece
información a los vulcanólogos sobre el movimiento del magma en profundidad
(Figura 1.8).
Figura 1.8.- Tipos de fallas y sismos. A. Los tres principales tipos de fallas, asociados con la
extensión, compresión y movimientos transcurrentes de la corteza de la Tierra. B. Dos tipos de
sismos importantes. La mayoría de sismos son combinaciones de los dos tipos mostrados (tectónicos
y volcánicos). Un sismo tectónico (movimiento de una falla) da lugar a la formación simultánea
de dos ondas llamadas “P” y “S”. Las ondas “P” viajan siempre más rápido y llegan al sismómetro
antes que las ondas “S”. La diferencia del tiempo de llegada entre las dos ondas permite estimar la
distancia entre la fuente del temblor (una falla) y el sismómetro. Con las medidas simultáneas de
varios sismómetros distribuidos en una región es posible localizar con buena precisión la fuente
del temblor. La duración y la amplitud máxima de la onda registrada por el sismómetro permiten
calcular la magnitud del sismo. El tremor volcánico está formado por vibraciones más continuas: se
ha observado que este tipo de señal sísmica puede durar un tiempo largo (entre horas y días) durante
una erupción. El tremor es producido por el movimiento de fluidos (magma o gases volcánicos) en
los conductos volcánicos; su magnitud en la escala de Richter es siempre inferior a 3 (ver Tabla 1).
47
Benjamin van Wyk de Vries y Daniel Andrade
1.2.3 Fallas
Las fallas son fracturas de la corteza de la Tierra, formadas por el movimiento
de segmentos adyacentes de la misma. En Centroamérica, las fallas más grandes
se encuentran en la “zona de subducción”, que es donde la corteza del fondo del
océano Pacífico se hunde bajo el continente (Figura 1.4). En Guatemala, la falla
de Montagua forma el borde geológico entre Norte y Centroamérica. Fallas más
48
Volcanismo y sismicidad
pequeñas cruzan la mayoría de los volcanes de Centroamérica. Estas fallas son más
pequeñas y producen sismos menos grandes pero, a menudo, están muy cerca de
pueblos y ciudades y pueden causar importantes daños. Managua está construida
sobre fallas, así como San Salvador y la ciudad de Guatemala (Figura 1.9).
Figura 1.9.- Ejemplo de una zona de fallas: El Graben de Managua. La imagen de la izquierda
corresponde a la topografía de la zona de Managua. El mapa muestra las fallas y las estructuras
volcánicas más importantes de la zona. La actividad de las fallas y de los volcanes están
seguramente muy interrelacionadas, pero hasta la actualidad no se entiende muy bien cómo
ocurren estas relaciones.
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Benjamin van Wyk de Vries y Daniel Andrade
1.3 Referencias
• Cas R.A.F. and Wright J.V. (1987). “Volcanic Successions”. Unwin Hyman Inc., 528 pp.
• Francis P. (1993). “Volcanoes: A Planetary Perspective”. Oxford University Press,
443 pp.
• Rose W., et al. (Eds.) (2006). “Volcanic Hazards in Central America”. The Geological
Society of America Special Paper 412, 276 pp.
• Sigurdsson H., et al. (Eds) (2000). “Encyclopedia of volcanoes”. Academic Press –
San Diego, 1417 pp.
• The Smithsonian Institution - Global Volcanism Program Website: www.volcano.si.edu
50
Volcanismo y sismicidad
51
CAPÍTULO 2
LOS RIESGOS GEOLÓGICOS EN EL SISTEMA DE CUENCA:
PROCESOS FLUVIALES Y GRAVITACIONALES
Josep Mas-Pla
Joan Bach Plaza
2.0 Introducción
En el contexto del planeta Tierra, existen diversos ciclos dinámicos que
configuran la morfología de la superficie terrestre. Por un lado, los ciclos
dinámicos internos son responsables de la creación del relieve a través de
la tectónica de placas, cuya manifestación más evidente la constituyen los
volcanes y los terremotos. Por otro, los procesos dinámicos externos causan la
degradación de los relieves a través de la erosión y el transporte de las rocas que
los forman. Se trata de procesos fluviales, gravitacionales, eólicos, marinos, etc.
Estos últimos dependen a su vez de las condiciones climáticas que definen la
magnitud de la temperatura y de la precipitación, siendo la presencia de agua
uno de los principales agentes que los gobiernan.
Sin embargo, estos procesos no actúan en un mundo deshabitado. La ocupación
humana del territorio, especialmente durante el siglo XX, con un desarrollo
demográfico muy intenso, se ha instalado en zonas donde estos procesos son
especialmente activos. Este hecho ha creado un conflicto entre el desarrollo
socio-económico y la presencia de actividad geológica, la cual se manifiesta
periódicamente (erupciones volcánicas, inundaciones, deslizamientos de ladera)
y repercute en contra de los intereses de la población, causando daños de distinta
índole. En esta situación aparece el concepto de riesgo, que se define en función
de las pérdidas que pueden ser ocasionadas por un proceso natural que se
produce con una determinada periodicidad.
En un marco geográfico concreto, estos procesos que interactúan con las
actividades humanas se circunscriben al perímetro de una cuenca hidrográfica.
En sí misma, una cuenca hidrográfica es la superficie terrestre que se halla
drenada por un mismo sistema fluvial (Figura 2.1). Así, hablamos de cuencas de
grandes dimensiones, como la cuenca del río Amazonas, si bien podemos reducir
su escala hasta considerar la del afluente menor de la red de drenaje.
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Josep Mas-Pla y Joan Bach Plaza
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Los riesgos geológicos en el sistema de cuenca: procesos fluviales y gravitacionales
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Josep Mas-Pla y Joan Bach Plaza
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Los riesgos geológicos en el sistema de cuenca: procesos fluviales y gravitacionales
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Josep Mas-Pla y Joan Bach Plaza
Puede añadirse un cuarta “P” referente a la percepción del riesgo por parte
de la población. La percepción ha de desarrollarse tanto a nivel institucional
como social y personal. El grado de percepción es dependiente del estado
socioeconómico de la población; los sectores más necesitados pueden desestimar
el riesgo de las inundaciones y ocupar zonas inundables de la llanura aluvial
ante la necesidad de encontrar alojamiento, demostrando las profundas
razones sociales que se hallan en la base de la percepción y la actitud frente al
riesgo geológico. El acceso a la información objetiva (lamentablemente no
siempre equilibrada en los medios de comunicación cuando tratan desastres
naturales) es una herramienta básica en la prevención. Un mayor conocimiento
y divulgación sobre la peligrosidad de distintos entornos, una fuerte implicación
de la administración, así como unas tareas didácticas, especialmente necesarias
en las zonas más vulnerables y entre los sectores más indefensos, son elementos
básicos en la minimización del riesgo.
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Los riesgos geológicos en el sistema de cuenca: procesos fluviales y gravitacionales
Figura 2.3.- Ejemplo de un hidrograma generado por una precipitación, con los correspondientes
parámetros: tiempo de respuesta (Tr) y pico del hidrograma (Qmax).Fuente: Elaboración propia.
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Josep Mas-Pla y Joan Bach Plaza
Figura 2. 4.- Estimación del intervalo de recurrencia y caudal máximo para el río Fluvià, según
los métodos de Weibull y Gringorten. Fuente: Elaboración propia sobre datos cedidos por la
“Agència Catalana de l’Aigua”.
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Los riesgos geológicos en el sistema de cuenca: procesos fluviales y gravitacionales
R 2 / 3 s1 / 2
v=
n
donde, v es la velocidad de la corriente (en ms-1), R es el radio hidráulico o
cociente entre el área de la sección y el perímetro húmedo del lecho (en m),
s representa la pendiente del tramo de río, y n es un coeficiente de rugosidad
que viene tabulado en libros de texto (por ejemplo, Barnes, 1967; Arcement y
Schneider, 1989 entre muchos otros) o en referencias de Internet.
En este sentido, la previsión de inundaciones en un tramo determinado de un
río puede obtenerse a partir de los datos de capacidad de drenaje de la sección,
calculados por ejemplo mediante la ecuación de Manning, y la periodicidad
con que este caudal máximo se da en este tramo. El cálculo de la periodicidad
61
Josep Mas-Pla y Joan Bach Plaza
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Los riesgos geológicos en el sistema de cuenca: procesos fluviales y gravitacionales
63
Josep Mas-Pla y Joan Bach Plaza
Figura 2.5.- Estimación del intervalo de recurrencia y caudal máximo para los ríos Fluvià y
Foix. Los círculos corresponden a los datos reales y la línea continua a la distribución estadística
obtenida según el método de Gumbel. Fuente: Elaboración propia sobre datos cedidos por la
“Agència Catalana de l’Aigua”.
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Los riesgos geológicos en el sistema de cuenca: procesos fluviales y gravitacionales
Figura 2. 6.- Relación entre intervalo de recurrencia (Tr) y alcance de la zona inundable. ). Fuente:
Elaboración propia.
65
Josep Mas-Pla y Joan Bach Plaza
a priori, la reacción del río frente a los cambios producidos, y si esta implica una
mayor exposición a una inundación.
A semejanza de otros procesos geológicos, los procesos fluviales también poseen
una dinámica compleja, determinada por muchas variables interrelacionadas, que
definen la morfología del cauce y de la llanura aluvial. Dada la diversidad de estas
variables, que se exponen más adelante, no es posible pensar en un río como en un
proceso uniforme, en equilibrio estático, sino en que este presenta una dinámica
compleja derivada de la interrelación de múltiples factores ambientales (Schumm,
1977). En particular, Mackin (1948) definió que los ríos presentan un equilibrio
dinámico, entendiendo que, con los años, tienden a ajustar su pendiente para
proveer, con el caudal disponible y las características del cauce, la velocidad
necesaria para transportar la carga de sedimento que origina la cuenca.
Esta definición nos advierte sobre una serie de relaciones trascendentes en la
dinámica fluvial y sobre cuáles son las variables que la gobiernan: 1) el caudal,
como respuesta a la climatología y al comportamiento hidrológico de la
cuenca, 2) la pendiente del río, fijada por la geomorfología de la cuenca y que
determina la velocidad del movimiento de agua por gravedad, 3) el tamaño
del sedimento, según las litologías dominantes en la cuenca, y 4) la carga de
sedimento, en función de la litología y de los procesos de denudación de las
vertientes. Cualquier cambio en una de estas variables implica modificaciones
en la dinámica fluvial en la dirección apropiada que absorba el efecto del cambio
producido. Ello generará diversas consecuencias, por ejemplo, la erosión de los
propios depósitos aluviales o del substrato en que se encaja el cauce, o el depósito
del sedimento que transporta. El resultado final es que cualquier cambio da
lugar a una modificación de la morfología en planta, con variación del trazado
del canal y de su área de influencia y con el consiguiente impacto sobre las
actividades humanas cercanas al río.
Como ya se ha comentado, el riesgo deriva de la exposición de los bienes a
fenómenos destructivos que actúan con una determinada periodicidad. En
el desarrollo urbanístico y económico, planeado o aleatorio, la ocupación
de los márgenes fluviales es una constante en cualquier lugar del planeta.
El sobrecrecimiento de muchos núcleos urbanos ha forzado a los nuevos
ciudadanos a ocupar espacios naturales que, en un inicio, no fueron edificados
para evitar una innecesaria exposición a riesgos ambientales (por ejemplo, zonas
próximas a cauces o laderas). Con la llegada de nueva población o con la creación
de nuevos espacios industriales, se tiende a ocupar estos espacios sin asumir
(ya sea por ignorancia o por negligencia) el riesgo que comportan. En el caso
de los espacios fluviales, cualquier variación en su morfología en planta afectará
consecuentemente a esta ocupación del territorio.
La morfología en planta de los ríos suele presentar dos aspectos extremos: cursos
meandriformes y cursos trenzados (Knighton, 1984; Watson et al., 2005). No
66
Los riesgos geológicos en el sistema de cuenca: procesos fluviales y gravitacionales
se trata en ningún caso de formas estáticas, sino que cualquier alteración de las
variables anteriormente mencionadas puede ocasionar modificaciones en su
morfología, conllevando la variación del ancho del cauce, la erosión intensa en
la cara externa de un meandro o la sedimentación en zonas limítrofes. Schumm
(1981) representó gráficamente las variaciones de la morfología en planta de los
ríos en función de cada una de estas variables (Figura 2.7). En ellas introduce
el concepto de estabilidad relativa y lo representa junto con la variación de las
variables dinámicas. Este nuevo término adquiere una gran importancia, pues
nos indica el nivel de riesgo relacionado con la modificación de la morfología
en planta de un río en función de su trazado actual y de los cambios naturales o
antrópicos introducidos en la cuenca.
Con respecto a los cambios en el sistema fluvial, es lícito preguntarse cuál es la
periodicidad con que ocurren, como primera aproximación a la evaluación del
riesgo. El cálculo de los intervalos de recurrencia de caudales máximos basado,
por ejemplo, en la distribución de Gumbel, nos permite una aproximación a la
ocurrencia de desbordamientos en función de la capacidad de drenaje del cauce.
En algunos casos, en cauces naturales o, especialmente, en cauces modificados
artificialmente para aumentar esta capacidad, la periodicidad puede ser del
orden de décadas o siglos. Esta baja probabilidad de ocurrencia implica, a su vez,
un riesgo menor.
En el contexto de la dinámica fluvial, no solo deben considerarse aquellos
procesos que requieren caudales máximos, sino también aquellos otros con
caudales suficientes para modificar el talud de un cauce o trasladar una barra
fluvial. Estos caudales suelen producirse a escala anual y comportan pequeñas
modificaciones continuas que, con el paso del tiempo, pueden dar lugar a
modificaciones relevantes del sistema fluvial y a una afectación al territorio y a
los bienes que soporta. El caso más evidente es la migración uniforme y continua
de los meandros en muchos ríos (Figura 2.8).
Adicionalmente, las presiones humanas sobre el medio fluvial también
comportan una modificación, frecuentemente drástica, de alguna de las
variables, con lo que se genera una respuesta por parte del río. Por ejemplo, a
gran escala, la retención de sedimentos y la disminución de caudal que suponen
los embalses, dan lugar a una severa modificación de las variables. A una escala
menor, la construcción de muros en los márgenes del cauce para protegerlos
de la erosión traslada la dinámica erosiva a otros tramos del río no protegidos.
Otros aspectos, como cambios en el uso del territorio, minería o explotación
de recursos forestales, agricultura, urbanización y, finalmente, los efectos del
cambio climático, son factores que han influenciado o influenciarán la dinámica
y la morfología reciente de los ríos (Mount, 1995).
67
Josep Mas-Pla y Joan Bach Plaza
Figura 2.7.- Estructuración de la morfología en planta de los cauces en función de las variables
hidrogeomorfológicas. Modificado de Schumm, 1981.
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Los riesgos geológicos en el sistema de cuenca: procesos fluviales y gravitacionales
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Josep Mas-Pla y Joan Bach Plaza
Figura 2.9.- Esquema de un deslizamiento rotacional. 1. Corona: Material que aún permanece en
su lugar, prácticamente no desplazado y adyacente a las partes más altas del escarpe principal.
2. Superficie original del terreno: Superficie inclinada o talud de una ladera antes de que ocurra
el deslizamiento. 3. Hombro:Zona que se encuentra en la transición de la superficie inclinada o
talud de una ladera y la corona. 4. Pie de la ladera: Parte más baja de la ladera. 5. Pie de la superficie
de corte: Línea de intersección (en ocasiones cubierta) entre la parte inferior de la superficie
de falla y la superficie original del terreno. 6. Escarpe principal de corte: Escalón o superficie
abrupta localizada en la parte superior de la ladera y contigua a la corona; resulta del movimiento
del talud pendiente abajo y forma parte de la superficie de corte. 7. Superficie de corte: Zona o
lugar geométrico donde se rompe o pierde el equilibrio de una porción de los materiales que
componen una ladera y se deslizan ladera abajo por la acción de la gravedad, separándose de la
ladera remanente. 8. Cuerpo principal: Aquella parte del material desplazado sobre la superficie
de corte; en ocasiones ese material permanece sobre la superficie de deslizamiento, pero otras
veces se “vacía” totalmente, dando como resultado los flujos al pie del deslizamiento. 9. Flanco: El
costado de un deslizamiento de tierras. 10. Zona de acumulación o base: Área dentro de la cual el
material desplazado queda encima de la superficie original del terreno; es decir, el área cubierta
por el material desplazado, abajo del pie de la superficie de falla. 11. Plataforma: Porción superior
del talud más allá de la corona. 12. Punta: Punto de la base del deslizamiento que se encuentra
más distante de la corona. Fuente: Mendoza y Domínguez, 2004.
74
Los riesgos geológicos en el sistema de cuenca: procesos fluviales y gravitacionales
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Josep Mas-Pla y Joan Bach Plaza
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Los riesgos geológicos en el sistema de cuenca: procesos fluviales y gravitacionales
social del territorio, han sido responsables de graves situaciones de riesgo, ya sea
de tipo fluvial o gravitacional. Volviendo a la definición de riesgo, estos procesos
reiterados bajo las condiciones climáticas mencionadas, han estado presentes a
lo largo de toda la historia reciente de la zona, si bien no han constituido una
amenaza hasta la expansión demográfica y la ocupación intensa del territorio
propia de los últimos decenios.
Como se ha comentado, la presencia excesiva de agua es un factor desencadenante
de los procesos gravitacionales, especialmente de los deslizamientos y flujos en
materiales de baja consolidación. Las lluvias de alta intensidad son responsables
directas de estos fenómenos, habiéndose definido un umbral de 70 mm h-1 como
inicio de algunos de estos procesos en México. Al mismo tiempo, la severidad de
sus consecuencias aumenta dramáticamente conforme crece la intensidad horaria
con respecto a este valor (Mendoza y Domínguez, 2004). Los impedimentos
artificiales al drenaje de la precipitación incidente, habitualmente relacionados
con la urbanización, son un elemento adicional que favorece la inestabilidad de
las laderas.
La presencia de sismos, también habituales en esta región, constituye en sí misma
otro riesgo geológico, a la vez que es otro factor desencadenante de procesos
gravitacionales. Sin embargo, la suma de riesgos fluviales y gravitacionales
asociados a periodos de elevada precipitación hace que estos factores reciban
mayor consideración en la previsión del riesgo. La capacidad de prevenirlos, a
través del seguimiento meteorológico en tiempo real, es mayor que en el caso de
los temblores sísmicos.
El huracán Mitch fue responsable de diversos procesos gravitacionales de
distinta intensidad, muchos de los cuales tuvieron consecuencias trágicas.
Ello llevó a una detallada investigación de estos fenómenos por parte de los
institutos científicos centroamericanos en colaboración con otros centros
extranjeros, para delimitar las zonas de mayor riesgo y establecer protocolos
de protección civil ante posibles situaciones extremas. Esta actuación científica
ha dado lugar a una extensa bibliografía, imposible de sintetizar en un breve
espacio. Diversos estudios, como los de Buckman et al. (2001), Cannon et al.
(2001), Harp et al. (2002), CENAPRED (2001, 2004), UNESCO et al. (2003) y
SNET (2003), entre otros muchos, son ejemplos relacionados con la descripción,
previsión y gestión del riesgo geológico dentro del sistema cuenca. Asimismo,
las páginas Web correspondientes a los institutos nacionales de investigación
contienen información interesante y conexiones a estudios y centros científicos
complementarios.
77
Josep Mas-Pla y Joan Bach Plaza
2.5 Referencias
• Arcement G J. and Schneider V.R. (1989). “Guide for Selecting Manning’s Roughness
Coefficients for Natural Channels and Flood Plains” U.S.G.S. Water Supply Paper 2339.
• Barnes H.H. (1967). “Roughness Characteristics of Natural Channels”. USGS Water
Supply Paper 1849. <http://pubs.usgs.gov/wsp/wsp_1849/pdf/wsp_1849_e.pdf>.
• Benito G., Baker V.R. and Gregory K.J. (eds.) (1998). “Palaeohydrology and
Environmental Changes”. John Wiley and Sons.
• Brusi D. y Roqué R. (1998). “Los riesgos geológicos. Algunas consideraciones
didácticas”. Enseñanza de las Ciencias de la Tierra 6(2): 127-137.
• Buckman R.C. et al. (2001). “Deslizamientos de tierra inducidos por el huracán Mitch
en Guatemala”. USGS Open-File Report 01-443.
• Cannon S.H. et al. (2001). “Respuesta a los desprendimientos de tierra ocasionados
por las lluvias torrenciales del huracán Mitch en siete áreas de estudio en Nicaragua”.
USGS Open-File Report 01-412-B.
• Carson M.A. and Kirkby M. (1972). “Hillslope Form and Process”. Cambridge
University Press.
• CENAPRED (2001). “Cartilla de diagnóstico preliminar de estabilidad de laderas”.
México.
• CENAPRED (2004). “Guía básica para la elaboración de atlas estatales y municipales
de peligros y riesgos”. Doc. 16159. México.
• Christopherson R.W. (1994). “Geosystems. An Introduction to Physical Geography”.
McMillan College Pub. Co. 2nd ed.
• Cornforth D. (2005). “Landslides in Practice”. Wiley.
• Corominas J. Copons R., Vilaplana J.M., Altimir J. and Amigó J. (2003). “Integrated
landslide susceptibility analysis and hazard assessment in the principality of
Andorra”. Natural Hazards 30: 421-435.
• Custodio E. y Llamas M.R. (1976). “Hidrología subterránea”. Omega. 2ª edición.
• Dunne T. and Leopold L.B. (1978). “Water in Environmental Planning”. Freeman.
• Ferrer M. (1991). “Mapas de peligrosidad de movimientos en ladera”. I Bienal
Española de Ingeniería Geológica y Minera. IGME. Madrid (España).
• González de Vallejo L., Ferrer M., Ortuño L. y Oteo C. (2002). “Ingeniería Geológica”.
Ed. Pearson Education, Madrid.
• Harp E.L., Castañeda M. and Held M.D. (2002). “Deslizamientos de tierra provocados
por el huracán Mitch en Tegucigalpa, Honduras”. USGS Open-File Report 02-33.
• Knighton D. (1984). “Fluvial Forms and Processes”. Arnold.
• Mackin J.H. (1948). “Concept of the graded river”. Bulletin of the Geological Society
of America 59: 463–512.
• Maidment D.R. (ed.) (1993). “Handbook of Hydrology”. McGraw-Hill.
• Marquinez J., Menéndez R. y Ferrer M. (2000). “Peligrosidad por movimientos de ladera
en Nicaragua. Cartografía piloto de la zona de la Trinidad (Departamento de Estelí)”.
En: Ministerio de AA.EE., IGME, AECI y CEDEX: Mitigación de desastres naturales en
Centroamérica. Madrid. <http://www.ineter.gob.ni/geofisica/desliza/desliza.html>.
• Mendoza-López M.J. y Domínguez-Morales L. (2004). “Estimación de la amenaza
y el riesgo de deslizamientos en laderas”. En: CENAPRED, Guía básica para la
elaboración de atlas estatales y municipales de peligros y riesgos. México.
78
Los riesgos geológicos en el sistema de cuenca: procesos fluviales y gravitacionales
En red
Riesgo geológico en Centroamérica
INETER http://www.ineter.gob.ni
SNET http://www.snet.gob.sv
79
CAPÍTULO 3
LOS RECURSOS HÍDRICOS EN EL SISTEMA
CUENCA: DISPONIBILIDAD Y CALIDAD
3.0 Introducción
En general, se considera el agua como un recurso renovable, ya que se entiende
que los flujos de agua de la hidrosfera, conocidos como “ciclo del agua”, dan lugar
a una renovación del agua presente en los continentes. Esta afirmación puede
ser aplicable al conjunto de la Tierra, pero no a todos los lugares en el mundo,
puesto que la cantidad disponible de agua viene condicionada por su desigual
distribución en el espacio y en el tiempo. Hay zonas determinadas en la Tierra
que tienen suficiente agua, mientras que otras presentan graves problemas de
escasez, incluso para cubrir sus necesidades más básicas.
Por otra parte, determinadas zonas reciben grandes cantidades de agua, pero no
repartidas uniformemente en el tiempo, sino en un corto periodo del mismo,
lo que no produce beneficios, sino daños humanos y materiales al provocar
inundaciones.
Esta diversidad de situaciones posibles plantea la necesidad de cambiar la
concepción del recurso agua hasta considerarla como un “recurso limitado”
capaz de generar conflictos actuales o futuros entre países o regiones. Los
problemas que se presentan alrededor del recurso agua derivan del aumento
de su consumo y de la pérdida de su calidad para determinados usos, lo que
contribuye a aumentar las zonas de escasez.
Las soluciones empleadas hasta ahora para resolver la falta de agua en zonas
concretas de la Tierra han consistido en la realización de grandes obras (embalses,
desviación de cauces, trasvases, etc.), con costes económicos y medioambientales
muy elevados. En la actualidad, se van incorporando otras medidas que tienen
en cuenta una gestión más racional del agua, como la mejora de la eficiencia en
su uso y la reutilización y reciclaje del agua empleada.
La idea de que las aguas continentales se movían describiendo un cierto ciclo
continuo es muy antigua. Salomón, en el Eclesiastés 1:7, comenta: “todos los ríos
van a parar al mar y, aunque los ríos siguen fluyendo hacia él, el mar todavía
no se ha llenado”. Esta afirmación se refiere a las partes del ciclo del agua más
81
Joan Bach Plaza y Josep Mas-Pla
82
Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
Los océanos son un buen sitio para iniciar el recorrido, ya que cubren casi las
tres cuartas partes del globo y contienen el 97% del conjunto de agua planetaria.
Por consiguiente, en ellos tiene lugar la mayor parte de la evaporación y de la
precipitación. Si se asume que la evaporación anual media del conjunto del
planeta es igual al 100%, el 86% se produce en los océanos. El otro 14% de la
evaporación ocurre en los lagos y superficies húmedas de los continentes,
incluyendo el movimiento del agua en el suelo hacia las raíces de las plantas y su
posterior devolución a la atmósfera por la transpiración. Se estima que el volumen
total de agua evaporada anualmente desde los océanos es de unos 419 000 km3,
mientras que unos 69 000 km3 se evaporarían desde la zona continental.
Figura 3.1.- Balance simplificado del ciclo del agua. Fuente: Christopherson, 1992.
83
Joan Bach Plaza y Josep Mas-Pla
indicar que las pequeñas cantidades de agua de los cursos superficiales son muy
dinámicas en comparación con la mayor cantidad de agua subterránea.
Si se considera solamente la parte del ciclo que afecta a la zona continental y
se asume que la precipitación incidente (106 000 km3) es igual al 100%, al
conjunto de tierras emergidas se le atribuye una evapotranspiración (conjunto
de evaporación más transpiración) de aproximadamente un 65%, de manera que
el resto se reparte entre un 24% para la circulación superficial y un 11% para la
circulación subterránea.
Es importante destacar que, en un año medio, la zona continental recibe, en relación
a los océanos, un excedente de precipitación respecto a la evaporación de unos 37
000 km3, que constituyen el agua que circula superficial y subterráneamente por
ella, hasta retornar a los océanos. Este volumen de agua representa una primera
aproximación a los recursos hídricos potenciales aprovechables por la humanidad.
Si bien estas cifras globales ofrecen un balance positivo para la existencia
de aguas superficiales y subterráneas en el continente, en muchas zonas del
planeta las características climáticas dan lugar a balances muy diversos, incluso
deficitarios, de manera que las pérdidas por evapotranspiración superan los
aportes por precipitación.
Por otra parte, el agua no se mantiene durante el mismo tiempo en cada
compartimento de la hidrosfera, sino que tiene periodos de renovación muy
diferentes. Una molécula de agua permanece en la atmósfera de diez a doce días
por término medio. El agua retenida por la biosfera puede renovarse de manera
muy rápida, en cuestión de pocas horas o de unos cuantos días. El agua que
integra las aguas dulces continentales presenta una gran diversidad de tiempos
de renovación, y, generalmente, se le asigna un valor medio de unos tres meses.
Por su parte, en los océanos, una molécula de agua puede permanecer una media
de unos 3000-4000 años, debido a que el retorno de las aguas continentales a los
océanos representa menos del 1% y a que no se da una mezcla con las aguas más
profundas, excepto en las regiones frías, donde el agua fría es más densa y se
hunde hacia las zonas profundas.
84
Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
Figura 3.2.- Ciclo del agua a nivel de cuenca. Fuente: Bach, 2001.
85
Joan Bach Plaza y Josep Mas-Pla
Esta dinámica implica una igualdad entre las entradas y las salidas, de manera
que puede representarse por la ecuación:
P = ET + R + I.
Esta visión del ciclo del agua describe los procesos que tienen lugar cuando entra
agua en el sistema, pero no suministra información sobre el resto de la dinámica
que ocurre a continuación. Por ejemplo, las aguas que se infiltran y llegan a los
acuíferos circulan en su interior y pueden volver a aflorar en los manantiales o
surgencias difusas e integrarse en la red de aguas superficiales.
Es necesario, por tanto, considerar la cuenca hidrográfica como un sistema en el
que se producen unos flujos de entrada de agua, otros de salida y, también, unos
flujos internos que interrelacionan los flujos y almacenes de aguas superficiales
con los subterráneos.
86
Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
Figura 3.3.- Flujos en el balance hídrico de una cuenca en condiciones naturales. Fuente: Bach, 2001.
Las reservas de agua del sistema están constituidas por el agua almacenada, ya
sea como aguas superficiales (Re) en lagos o en forma de nieve o glaciares, ya
como aguas subterráneas (Ra) en los acuíferos.
La expresión del balance de agua que se obtiene a partir de los flujos establecidos
es la siguiente:
P + Eac = ET + Q + Sac ± variación de las reservas (Re + Ra)
Si se considera una cuenca que no presenta entradas de agua procedentes de
otras cuencas, ni tampoco salidas del flujo subterráneo a otra cuenca o al mar, el
balance se simplifica:
P = ET + Q ± variación de las reservas (Re + Ra)
Si consideramos el balance en un periodo grande de tiempo, la variación de las
reservas puede despreciarse y se puede establecer la siguiente igualdad, aún más
simplificada:
P = ET + Q
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Joan Bach Plaza y Josep Mas-Pla
Esta expresión del balance de agua en una cuenca permite visualizar el agua que
puede ser recurso para las actividades humanas y realizar una rápida estimación
de estos recursos. Las precipitaciones (P) se miden en una serie de estaciones
meteorológicas dentro y fuera de la cuenca. Las aguas que han circulado (Q)
en una cuenca a lo largo de un periodo determinado (generalmente de un
año), representan los recursos hídricos naturales de la cuenca. El valor de este
volumen de agua se obtiene a partir de las estaciones de aforo situadas a la salida
de la cuenca y en puntos internos. A partir de los datos de precipitaciones y de
la circulación, se puede realizar una estimación de la evapotranspiración real.
Este razonamiento no siempre es válido, ya que no todos los acuíferos drenan
sus aguas exclusivamente por los ríos (en las zonas costeras algunos drenan
subterráneamente al mar). Por tanto, al realizar el balance se deberá considerar
la salida subterránea al mar o a otra cuenca (Sac).
Es importante, tal como ya se ha indicado, no confundir el agua llamada de
escorrentía superficial (R), que es la fracción del agua de precipitación que, sin
infiltrarse, circula por la superficie terrestre hasta la salida de la cuenca, con la
circulación superficial (Q), que corresponde a toda el agua que sale de la cuenca,
fruto de la interacción entre las aguas superficiales y subterráneas de la cuenca.
Respecto a la evapotranspiración (ET), debemos indicar que se trata de un
parámetro muy difícil de evaluar, que solo se mide con una cierta precisión en
estaciones experimentales (pequeñas cuencas de investigación, lisímetros, etc.)
tras controlar el resto de flujos de entrada y salida de agua. A menudo, para
obtener una primera aproximación de su cuantía, se utilizan fórmulas empíricas
como la de Thornthwaite, que relaciona la evapotranspiración potencial (la
máxima posible, considerando que siempre hay suficiente reserva de agua
que se puede evapotranspirar) con las temperaturas. También se emplean las
fórmulas de Turc y Coutagne, que calculan la evapotranspiración real (la que se
produce según las condiciones de humedad del suelo), considerando además las
precipitaciones. En general, la cuantificación de la evapotranspiración se suele
obtener por diferencia entre el valor de los aportes por precipitación (P) y los
caudales de circulación (Q), que pueden conocerse con datos reales:
ET = P – Q
88
Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
de este volumen se consume, mientras que el resto retorna a la cuenca una vez
se ha utilizado, aunque con una calidad generalmente diferente a la que tenía
inicialmente. Cabe recordar que, para regular los recursos de aguas superficiales,
se construyen embalses, que pasan a formar parte de las reservas de aguas
superficiales (Re).
Al considerar la intervención humana, aparecen unos flujos nuevos (Figura
3.4). Al realizar el balance global es necesario considerar la salida de agua de
la cuenca, que corresponde al agua consumida (C) y, solamente en algunos
casos, a los volúmenes de agua utilizada que directamente se retornan al mar
o a otra cuenca (Srd). Al considerar los flujos internos, aumenta la complejidad
del diagrama, ya que tanto las extracciones para los usos (Exe, Exa) como los
retornos de las aguas utilizadas pueden relacionarse con las aguas superficiales o
subterráneas (Sre, Sra). También puede darse la reutilización (Reu) del agua.
Figura 3.4.- Flujos en el balance hídrico de una cuenca con intervención humana. Fuente: Bach,
2001.
- El agua que se extrae para su uso procede, bien de las aguas superficiales
de la cuenca (Exe) (ríos, lagos, embalses), bien de los almacenes
subterráneos (Exa) llamados acuíferos, que se nutren de las aguas que se
infiltran.
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Joan Bach Plaza y Josep Mas-Pla
Sin considerar los flujos internos, la expresión de balance de agua que se obtiene
a partir de la intervención humana en la cuenca es la siguiente:
P + Eac = ET + Q + C + Sac + Srd ± variación de las reservas (Re + Ra)
El balance simplificado de la cuenca con intervención humana, sin considerar las
entradas procedentes de otras cuencas, las salidas subterráneas a otras cuencas y
las salidas posteriores al uso hacia otras cuencas o al mar, se puede expresar de la
manera siguiente:
P = ET + Q + C ± variación de las reservas (Re + Ra)
El consumo humano se calcula como el agua consumida (C), es decir como la
diferencia entre las extracciones o demandas y los retornos (C = extracciones
– retornos). Esta visión permite hacer énfasis en los retornos, como una clave
importante de la gestión del agua en el sistema cuenca.
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Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
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Joan Bach Plaza y Josep Mas-Pla
92
Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
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Joan Bach Plaza y Josep Mas-Pla
Figura 3.6.- Porcentajes de consumo de agua doméstica, industrial y agrícola en distintos países
del mundo. Fuente: Calvo et al. (1996).
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Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
más estricta que la navegación marítima, para evitar la pérdida de calidad del
agua que pudiera ser limitante para otros usos.
El uso recreativo abarca la utilización de las aguas costeras, ríos, lagos y embalses
para ocio y deportes. Este uso tiene una gran importancia en el desarrollo
turístico y la ocupación de las zonas costeras de los continentes.
Los recursos hídricos que se utilizan para usos consuntivos proceden, en su
mayoría, de aguas superficiales o subterráneas continentales, y únicamente las
plantas desalinizadoras son capaces de producir un recurso consumible a partir
de agua de mar. Por ello, a continuación se caracterizan las aguas continentales
como fuentes primarias de los recursos hídricos disponibles para los usos
consuntivos.
95
Joan Bach Plaza y Josep Mas-Pla
Para obtener la precipitación media sobre una cuenca, a partir de los datos de
distintas estaciones meteorológicas, se pueden utilizar varios métodos:
Figura 3.7.- Precipitación media sobre una cuenca, a partir del método de Thiessen. Fuente: Bach,
2004.
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Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
Figura 3.8.- Precipitación media sobre una cuenca, a partir del método de las isoyetas. Fuente:
Bach, 2004.
3.4.2 Evapotranspiración
En los estudios hidrogeológicos, la evaporación y la transpiración están fundidos
en un único parámetro: la evapotranspiración (ET). Para su cálculo, se considera
la suma de todas las pérdidas por transformación del agua en vapor, sea cual
fuere el factor que ha actuado. La ET es función de la alimentación en agua, es
decir, del grado de humedad del suelo, el cual limita con frecuencia su acción.
De esta manera se introducen dos conceptos:
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Joan Bach Plaza y Josep Mas-Pla
donde:
ETP = evapotranspiración potencial en mm/mes
N d
K es un valor que se calcula con la fórmula: K= ·
12 30
N = número máximo de horas de sol. Según la latitud, suele obtenerse de tablas
d = número de días del mes
I = índice de calor anual, que corresponde a: I = in 1.514
T
i = índice de calor mensual, que se obtiene con la fórmula: i n =
5
a = 675·10-9 I3 – 771·10-7 I2 + 1792·10-5 I + 0,49239
Para el cálculo de la evapotranspiración real anual se utiliza la fórmula de Turc,
que experimentó en más de 200 cuencas de diversas partes del mundo, llegando
a la expresión:
P
ETR =
2
0.9 + P2
L
donde:
ETR = evapotranspiración real en mm a-1
P = precipitación en mm a-1
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Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
donde:
ETR = evapotranspiración real en m a-1
P = precipitación en m/año
1
=
0.8 + 0.14T
3.4.3.1 Escorrentía
Se denomina escorrentía a la parte de la lluvia que ni se infiltra en el terreno
ni se pierde por evaporación, por lo que discurre libremente sobre la superficie
formando cursos de agua superficial.
Se denomina ciclo de escorrentía a la distribución del agua de lluvia y al
recorrido que esta sigue desde que cae sobre la tierra hasta que llega a los cursos
de agua, al mar o a la atmósfera (Figura 3.9).
Al principio de un aguacero, una gran cantidad de agua es interceptada por
la vegetación (IN) y no alcanza el suelo, perdiéndose posteriormente por
evaporación. Si la precipitación continúa, el agua llega al suelo. Una parte de
ella se infi ltra y la otra queda retenida en las cavidades del terreno (DS). Esta
agua retenida en la superficie del terreno se evapora en su totalidad, mientras
que una parte del agua infi ltrada es evapotranspirada. Si la intensidad de lluvia
excede la capacidad de infi ltración del suelo, comienza el flujo del agua sobre
la superficie del terreno (escorrentía superficial, E). Parte del agua infi ltrada
en el suelo puede quedar a poca profundidad y volver a salir a la superficie
en alguna depresión (escorrentía hipodérmica, EH). Otra parte percola
y alcanza la superficie freática y puede llegar hasta el curso de agua bajo su
lecho (escorrentía subterránea, ES). Una tercera parte queda retenida por el
suelo en la zona no saturada (humedad del suelo, HS) y posteriormente es
evapotranspirada (Figura 3.10).
Las cantidades de agua que se reparten entre cada uno de los procesos descritos
vienen condicionadas por las características de cada cuenca, que a su vez
dependen de su morfología, del tipo de materiales que forman la capa superficial
y de la vegetación existente.
99
Joan Bach Plaza y Josep Mas-Pla
Figura 3.10.- Repartición del agua de una lluvia de intensidad uniforme. E: escorrentía superficial;
EH: escorrentía hipodérmica; ES: escorrentía subterránea; HS: humedad del suelo; DS:
acumulación en las depresiones del terreno; IV: intercepción por vegetales. Fuente: modificado
de Benitez (1972).
100
Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
Los tipos de molinete más utilizados son los que van fijados a una barra vertical
que se apoya en el fondo del cauce. El molinete queda solidario a ella y debe
orientarse manualmente en un plano vertical paralelo al eje de la corriente.
También se usan los que van suspendidos de un cable. En este caso, deben ir
provistos de un timón o cola orientadora para orientarlos correctamente. La
longitud del cable mide la profundidad.
La elección del lugar de aforo es esencial para su correcta determinación. En
general, el régimen del río debe ser lo más tranquilo posible (laminar) y se han
de evitar remolinos y contracorrientes, pero también aguas muertas. También
se procurará que el lecho del río no tenga ni grandes piedras ni vegetación
que altere el régimen (si es necesario se limpiará la sección). Deberá situarse la
sección de aforo perpendicular a la corriente y la medida del área de la sección
de aforo debe hacerse con la máxima exactitud.
La velocidad del flujo en un curso fluvial es mayor en el centro y en la parte
cercana a la superficie del agua del canal, lejos de la influencia de los efectos
de fricción. Mediante el molinete, se puede medir la velocidad de las aguas
en distintos puntos de la sección transversal, para obtener las líneas isotacas,
de igual velocidad. En la práctica, se divide la sección en franjas verticales, de
manera que en los límites de cada una se mide la velocidad con el molinete.
101
Joan Bach Plaza y Josep Mas-Pla
donde:
Vi = velocidad promedio en la vertical (5 puntos sobre la vertical: cerca del fondo,
80% de “h”, al 60%, al 20% y cerca de la superficie)
hi = espesor de agua bajo el punto i
li = distancia al origen (orilla) del punto i
A = coeficiente correctivo de los extremos (1/3 orillas suaves, ½ abruptas, 2/3
paredes verticales limpias)
Cuando no se tiene molinete, para tener una estimación del caudal se mide
la velocidad (v) superficial del flujo mediante un objeto que flote en el agua
(flotador). Se deben realizar varias medidas en distintas líneas de flujo, cercanas
a la orilla y en el centro. Con todas las medidas se obtiene una velocidad media.
En la sección S se mide el área (A) ocupada por el agua: la anchura y una altura
media (a partir de diferentes medidas de alturas).
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Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
3.4.3.3 Hidrograma
Se llama hidrograma, en sentido amplio, al gráfico que relaciona alguna
propiedad del flujo del agua, como el caudal, la velocidad, la altura de agua, etc.,
con el tiempo. En la práctica, suele referirse a la curva que muestra la variación
de caudal con el tiempo, Q = f (t)
Cuando ocurre una precipitación, se produce una aportación de agua al río,
según los componentes definidos al describir la escorrentía (apartado 3.4.3.1).
Pero que el río lleve agua depende de las características del aguacero y de la
103
Joan Bach Plaza y Josep Mas-Pla
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Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
Figura 3.13.- Separación de los componentes del hidrograma según el método de Barnes. Fuente:
Benítez (1972).
105
Joan Bach Plaza y Josep Mas-Pla
donde:
Qt = caudal en m3/s, en el instante t.
Q0 = caudal en m3/s, al comienzo del agotamiento t=t0.
t = tiempo en segundos.
a = coeficiente de agotamiento
La ecuación se demuestra suponiendo que el proceso de agotamiento del volumen
de agua subterránea almacenado es similar al del vaciado de un depósito a través
de un tapón poroso.
El volumen o aportación de la circulación superficial, consiste en considerar
el volumen de agua que se obtendría como consecuencia de la circulación del
caudal medio a lo largo de todo un año (hm3a-1).
El caudal específico (caudal unitario) se obtiene al dividir el caudal medio anual
por la superficie de la cuenca. Indica la participación de cada parcela en el caudal
que nos de por segundo.
Qm
Qe =
S
donde: Qe = caudal específico, ls-1Km-2 (m3 s-1Km-2), Qm = caudal medio anual,
l/s, S = superficie de la cuenca en km2.
Los valores de los caudales específicos permiten conocer las zonas de la
cuenca que aportan una mayor cantidad de agua, que en general depende de la
pluviometría y de las características de la cuenca.
El coeficiente de escorrentía es la relación entre el volumen de agua de
escorrentía total y los aportes de agua precipitados en la cuenca, en un intervalo
de tiempo determinado:
V
C=
A
donde: C = coeficiente de escorrentía, V = volumen de agua de escorrentía total,
A = Aportes recibidos por precipitación.
Este coeficiente se puede definir como relativo a una lluvia aislada o a un
intervalo de tiempo en donde ocurren varias lluvias.
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Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
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Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
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Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
3.6.2 Acuíferos
Cuando una formación geológica tiene la capacidad de almacenar agua
(porosidad suficiente) y de permitir que fluya (permeabilidad alta), de manera
que pueda ser explotada con eficiencia, ya sea mediante extracciones mecánicas o
en surgencias naturales, recibe el nombre de acuífero. Las formaciones de gravas
y arenas son generalmente buenos acuíferos ya que suelen tener permeabilidades
altas y presentan dimensiones considerables. Las calizas carstificadas y las
rocas volcánicas recientes también suelen ser buenos acuíferos. Los acuíferos
constituyen verdaderos embalses subterráneos y se pueden gestionar como tales.
Se utilizan una serie de términos para hacer referencia a las características
hidrogeológicas de los materiales cuando no se comportan como acuíferos. Así,
acuitardo se utiliza para formaciones geológicas que, aunque almacenan agua
y la transmiten en cantidades significativas a escala regional, no son suficientes
para abastecer por si mismas de forma instantánea a los pozos, como por
ejemplo, las arcillas arenosas, los limos, loess, etc. El término acuícludo se refiere
a formaciones geológicas que almacenan agua pero que no la transmiten, como
ciertos basaltos con vacuolas no conectadas. Cuando una roca ni almacena ni
transmite agua, se habla de acuifugo, como es el caso de los granitos frescos
(Figura 3.16).
Figura 3.16.- Clasificación hidrogeológica de las formaciones geológicas. Fuente: López Vera
(1991).
Según las condiciones en las que se encuentra el agua dentro del acuífero se
distinguen dos grandes tipologías de acuíferos:
111
Joan Bach Plaza y Josep Mas-Pla
112
Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
situado a una cota superior a la del pozo, de manera que el agua sale
sola por la boca del pozo y pozos artesianos (no surgentes) a aquellos
cuyo nivel piezométrico queda por debajo de la superficie del terreno
en el pozo. Las alturas de agua de los pozos de estos acuíferos permiten
interpretar una superficie piezométrica ideal, que refleja las condiciones
de presión a las que está sometida el agua en el acuífero.
La recarga de estos acuíferos se realiza también por infiltración de
agua (procedente de las precipitaciones, cursos superficiales, riego, etc.)
desde la superficie del terreno, pero solo en la zona donde los materiales
del acuífero afloran. Es decir que el área de recarga está limitada a la
zona donde los materiales del acuífero aparecen en superficie y, por
ello, suelen ser menos vulnerables a la contaminación que los acuíferos
libres.
Además de los términos “acuífero libre” y “confinado”, también se
suele utilizar el de acuífero semiconfinado para referirse a aquellas
formaciones geológicas limitadas por acuitardos, que permiten cierto
flujo hacia el acuífero principal.
113
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Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
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Figura 3.19.- Formación del cono de depresión en el bombeo de un pozo. Fuente: Strahler (1987).
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Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
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carbono del suelo no saturado. Esta dinámica de las aguas subterráneas hace que
su concentración salina sea generalmente superior a la de las aguas superficiales
y, por otra parte, que el contenido en materias en suspensión y materia orgánica
sea menor.
a) b)
Recarga = descarga Recarga = descarga
precipit
prec ipit
pitació
ación
ació
precipitación n
precipitación
cultivos
cultiv
cultiv
v
Área de recarga Área de descarga pozo de bombeo
nivel
recarga
freático fuente fuente
recarga
reca
ecarga
rga perdida
río o zona
húmeda río o zona
acuífero acuífero nivel freático húmeda
descarga secos
flujo subterráneo
Flujo subterráneo
Figura 3.20.- Descenso del nivel freático regional del acuífero desde a) las condiciones naturales
(antes de la explotación) hasta b) las condiciones seguras (post-desarrollo). Fuente: Alley et al. (1999).
Figura 3.21.- Intrusión marina en los acuíferos litorales. Fuente: Christopherson (1992).
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Joan Bach Plaza y Josep Mas-Pla
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Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
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Joan Bach Plaza y Josep Mas-Pla
3.8 Referencias
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Henares, Rev. Geol. 2: 223-232. Univ. Alcalá. Madrid.
• Bach J. (2001). “Los recursos hídricos y el sistema cuenca”. Alambique 27:70-80.
Barcelona.
• Benítez A. (1972). “Captación de aguas subterráneas”. Dossat. Madrid.
• Castany G. (1971). “Tratado práctico de las aguas subterráneas”. Omega. Barcelona.
• Chow V.T., Maidment D.R. and Mays L.W. (1994). “Hidrología aplicada”.
McGrawHill. Bogotá.
• Custodio E. y Llamas M.R. (1976). “Hidrología subterránea”. 2 Tomos. Omega.
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• Domenico P.A. y Schwartz F.W. (1998). “Physical and Chemical Hydrogeology”.
Wiley. New York.
• Fenzl N. (1989) “Nicaragua: Geografía, Clima, Geología e Hidrogeología”. UFPA/
INETER/INAN. Belém.
• Fetter C.W. (2001). “Applied Hydrogelogy”. Pearson Education International,
Prentice-Hall. Upper Saddle River, NJ.
• Fetter C.W. (1993). “Contaminant Hydrogelogy”. Macmillan Publishing Company.
New York.
• Freeze R.A. and Cherry J. (1979). “Ground Water”. Prentice-Hall. Englewood Cliffs,
New Jersey.
• González M. y García D. (2001). “Restauración de ríos y riberas”. Escuela Técnica
Superior de Ingenieros de Montes. Madrid.
• Hamblin W.K. and Howard J.D. (1999). “Exercises in Physical Geology”. Prentice
Hall. Madrid.
• López Vera F. (1991). “Contaminación de las Aguas Subterráneas”. MOPU. Madrid.
• Llamas J. (1993). “Hidrología general. Principios y aplicaciones”. Servicio
Publicaciones Universidad del País Vasco. Bilbao.
• Martínez J. y Ruano P. (1998). “Aguas subterráneas. Captación y aprovechamiento”.
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• Martínez Alfaro P.E. Martínez Santos P. y Castaño S. (2005). “Fundamentos de
Hidrogeología”. Ediciones Mundi-Prensa. Madrid.
• Monsalve Sáenz G. (1999). “Hidrología en la Ingeniería”. Alfaomega. Bogotá.
• Price M. (2003). “Aguas subterráneas”. Limusa. México.
• Poch M. (1990). “Las Calidades del agua”. Rubes. Barcelona.
• Tarbuck E.J. and Lutgens F.K. (1999). “Ciencias de la Tierra”. Prentice Hall. Madrid.
Internet
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USGS Water Resources of the Caribbean http://pr.water.usgs.gov
Nicaragua
INETER www.ineter.gob.ni
122
Los recursos hídricos en el sistema cuenca: disponibilidad y calidad
MARENA http://www.marena.gob.ni
El Salvador
SHN http://www.snet.gob.sv/Hidrologia/index.htm
FONAES http://www.fonaes.gob.sv/areas/crhidricos.htm
Cooperación Iberoamericana: http://www.cyted.agua.uba.ar/
México
CENAPRED http://www.cenapred.unam.mx/es/
Servicio Geológico Mexicano http://www.coremisgm.gob.mx/
123
CAPÍTULO 4
EROSIÓN: EVALUACIÓN DEL RIESGO EROSIVO Y
PRÁCTICAS DE PROTECCIÓN DEL SUELO
4.0 Introducción
La erosión es un proceso natural que conlleva la pérdida de suelo de un
determinado lugar y que afecta a todos los terrenos que se encuentran expuestos
a la acción de la lluvia o el viento. A una escala geológica, también se debe
considerar la erosión fluvial y la producida por los glaciares. Los procesos
erosivos se contraponen a los de formación de suelo por meteorización de las
rocas o por acumulación de sedimentos. El proceso natural de la erosión se ve
fuertemente incrementado en aquellas zonas donde las actividades humanas
han modificado el equilibrio de los factores del medio natural, dejando el suelo
desprotegido de la cubierta vegetal, compactando la superficie o alterando el flujo
del agua de escorrentía. Las formas de erosión acelerada, que tienen su origen
en el uso inadecuado o demasiado intenso del suelo, son las que se estudiaran
en este capítulo, pues conllevan pérdidas sociales y económicas importantes en
Centroamérica.
El suelo es una fina capa superficial de la Biosfera, en la que tienen lugar muchos
procesos esenciales para el funcionamiento de los ecosistemas terrestres, por
ejemplo, el suministro de agua y de nutrientes para las plantas, la descomposición
de los restos orgánicos de los seres vivos, o la producción de fitomasa (tabla
4.1). Es un recurso natural limitado en extensión y en productividad, dado
que no toda la superficie terrestre está cubierta de suelos, y que ni todos son
aprovechables para las actividades humanas ni tienen la misma fertilidad. Existe
una gran diversidad de suelos que difieren en composición y propiedades, por lo
que la utilización correcta de este recurso debe atender a sus aptitudes naturales
para cada tipo de uso. Además, se debe tener en cuenta que el tiempo de
formación del suelo es muy superior al de los ciclos de las actividades humanas
que pueden degradarlo, por lo que su correcta gestión y explotación debe hacerse
considerando que es un recurso natural frágil y no renovable. El escenario del
cambio climático que se refleja en un aumento de las temperaturas medias
(mayor evapotranspiración) y un régimen de lluvias más irregular, pueden
contribuir a incrementar las pérdidas de suelo por erosión.
125
Josep Maria Alcañiz
126
Erosión: evaluación del riesgo erosivo y prácticas de protección del suelo
127
Josep Maria Alcañiz
Figura 4.1.- Tipos de erosión en función del agente dominante. Fuente: Modificado a partir de
Lal, 1990.
128
Erosión: evaluación del riesgo erosivo y prácticas de protección del suelo
129
Josep Maria Alcañiz
130
Erosión: evaluación del riesgo erosivo y prácticas de protección del suelo
Figura 4.2.- (a) Desplazamiento de partículas en una ladera producido por el salpique. (b)
Aparición de pináculos o micropedestales bajo las piedras que actúan de escudo protector.
Fuente: elaboración propia.
Figura 4.3.- La erosión laminar predomina en las superficies regulares de una ladera situada
entre dos surcos (sheet erosion). En estos se concentra el flujo de agua y aumenta la capacidad de
socavación y arrastre (rill erosion). Fuente: elaboración propia.
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Josep Maria Alcañiz
donde:
Dc = Capacidad de socavación
132
Erosión: evaluación del riesgo erosivo y prácticas de protección del suelo
133
Josep Maria Alcañiz
134
Erosión: evaluación del riesgo erosivo y prácticas de protección del suelo
hay modelos que tienen un enfoque probabilístico, es decir que asocian una
probabilidad a cada suceso erosivo. De entre los modelos existentes podemos
destacar los siguientes.
135
Josep Maria Alcañiz
donde:
A = Estimación de las pérdidas medias por erosión anual (Mg ha-1 a-1)
R = Erosividad de la lluvia (MJ ha-1 mm h-1 a-1)
K = Erosionabilidad del suelo-erodibility (Mg ha-1 a-1)
L = Factor longitud ladera (adimensional)
S = Factor pendiente (adimensional)
C = Protección del suelo por el cultivo o vegetación (adimensional)
P = Factor prácticas de conservación del suelo (adimensional)
136
Erosión: evaluación del riesgo erosivo y prácticas de protección del suelo
R = EC*I30
Evento Precipitación I30 EC
Fecha I15 (mm h-1) (MJ ha-1
Nº total (mm) (mm h-1) (MJ ha-1 )
mm h-1)
1 22/05/2001 16,6 19,2 22,4 3,11 59,7
2 15/07/2001 22,4 26,4 48,8 4,37 115,3
3 19/07/2001 31,4 8,8 11,2 5,57 49,0
4 30/08/2001 15,2 14,8 27,2 2,84 42,1
5 17/09/2001 24,0 23,6 25,6 4,78 112,7
6 22/09/2001 15,0 6,0 7,2 2,31 13,9
7 18/10/2001 19,0 9,6 10,4 3,53 33,9
8 20/10/2001 15,8 9,2 12,8 2,61 24,0
9 15/11/2001 35,8 6,8 8,8 5,93 40,3
10 16/11/2001 27,4 11,6 15,2 4,48 52,0
11 05/03/2002 18,6 6,0 7,2 2,60 15,6
12 03/04/2002 41,0 12 13,6 7,11 85,3
13 07/04/2002 14,6 4,8 5,6 2,02 9,7
14 02/05/2002 17,2 2,4 3,4 2,29 5,5
Tabla 4.5.- Precipitación total, I30, I15, energía cinética y erosividad de la lluvia, calculados a partir
de los registros pluviométricos de una estación meteorológica situada en Taradell (NE España).
Fuente: elaboración propia.
137
Josep Maria Alcañiz
donde:
L = valor del factor
l = longitud de la ladera considerada en m
m = exponente que depende del tipo de pendiente:
m = 0,6 para pendientes > 10%
m = 0,5 para pendientes 10-3%
m = 0,3 para pendientes <3 y de mucha longitud
El factor S depende de la pendiente de la ladera o parcela:
donde s = pendiente en %
138
Erosión: evaluación del riesgo erosivo y prácticas de protección del suelo
139
Josep Maria Alcañiz
Tanto USLE como RUSLE son modelos elaborados para predecir pérdidas
de suelo a escala de parcela, finca o ladera, pero no sirven para cuencas
hidrográficas. Para esta finalidad, se propuso la MUSLE (Modified Universal Soil
Loss Equation), que estima la producción de sedimento en una cuenca para cada
evento de precipitación y sustituye el factor erosividad de la lluvia por el factor de
energía o capacidad de transporte de la escorrentía (Q · q p). MUSLE es adecuada
para cuencas de unos 100 km2.
Y = 11,8(Q · q p) 0.56 · K · L · S · C · P
donde:
Y = producción de sedimento a la salida de la cuenca (Mg)
Q = volumen de escorrentía producido por cada evento de lluvia (m3)
q p (factor de escurrimiento) = velocidad máxima de caudal (m3 s-1)
Los otros factores son iguales que en la USLE.
Las unidades de Y se convierten en Mg ha-1 cuando Q se expresa en mm y q p en
mm h-1. Dado que la tasa de escorrentía por unidad de superficie disminuye a
medida que aumenta la superficie de la cuenca, el modelo contiene una tasa de
desplazamiento implícita.
140
Erosión: evaluación del riesgo erosivo y prácticas de protección del suelo
• Según el perfil
- Bancales (estrechos y altos), normalmente nivelados
- Terrazas: plataformas de base ancha (anchas, poco desnivel, ligera
pendiente). Existen muchas variantes y formas de construcción.
• Según el control del agua
- Absorción
- Desagüe o drenaje
141
Josep Maria Alcañiz
Figura 4.5.- Esquema de terrazas diseñadas para la evacuación de la escorrentía (drenaje o desagüe)
y las que su función es almacenar el agua en el suelo (absorción). Fuente: elaboración propia.
142
Erosión: evaluación del riesgo erosivo y prácticas de protección del suelo
(por ejemplo, por el tipo de cultivo que se quiera implantar). Se pueden calcular
atendiendo a la modificación del factor topográfico de la USLE.
donde:
h = altura en m
p = pendiente (%)
En la tabla 4.6 se proponen unas longitudes máximas de las terrazas en función
de la pendiente que se pueda dar al canal construido sobre suelos poco o muy
erosionables. Si la situación de las quebradas o torrentes naturales no permite un
desagüe directo, se deberán construir canales protegidos con bloques de piedra
u hormigón para bajar las aguas hasta el fondo del valle.
En la tabla 4.7 se comparan las dimensiones verticales y horizontales de bancales
diseñados atendiendo a diferentes criterios, según países. Se debe buscar una
solución de compromiso entre la mínima altura posible de talud y la máxima
anchura (es decir, superficie cultivable) atendiendo al tipo de cultivo que se
quiere instalar, sus requerimientos de mecanización, estabilidad de los taludes y
coste de construcción.
143
Josep Maria Alcañiz
4.9 Referencias
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PASOLAC http://www.pasolac.org.ni/
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NRCS http://www.nrcs.usda.gov/programs/swca/
146
CAPÍTULO 5
AGROECOLOGÍA: UNA PERSPECTIVA INTEGRADORA PARA
LA SOSTENIBILIDAD DE LOS SOCIOAGROECOSISTEMAS
David Tarrasón
5.0 Introducción
147
David Tarrasón
148
Agroecología: una perspectiva integradora para la sostenibilidad de los socioagroecosistemas
4 Un claro ejemplo de ello es la crisis del maíz en México. Desde la puesta en marcha, en
enero de 1994, del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), el precio
del maíz ha ido incrementando hasta un 738 por ciento.
5 En 1997, según la Organización Internacional del Trabajo, en Europa oriental el número
de activos agrícolas era del 20%, en América Latina del 25%, en África y en Asia alrededor
del 63%, mientras en la Unión Europea apenas alcanzaba el 5,2% (OIT/97/23) http://www.
ilo.org/public/spanish/bureau/inf/pr/1997/23.htm
149
David Tarrasón
150
Agroecología: una perspectiva integradora para la sostenibilidad de los socioagroecosistemas
151
David Tarrasón
Figura 5.1.- Propiedades de los Agroecosistemas. Fuente: adaptado de Conway and Barbier, 1990.
152
Agroecología: una perspectiva integradora para la sostenibilidad de los socioagroecosistemas
153
David Tarrasón
154
Agroecología: una perspectiva integradora para la sostenibilidad de los socioagroecosistemas
155
David Tarrasón
156
Agroecología: una perspectiva integradora para la sostenibilidad de los socioagroecosistemas
4,0
3,0
MOS %
2,0
3,67±1,6
1,0
1,57±1,4
0,0
Cceroncancha Paltamachay
Figura 5.3.- Niveles de materia orgánica en los suelos (MOS) muestreados de dos comunidades
andinas (Cceroncancha y Paltamachay) de la Provincia de Huancavelica, Perú. Fuente: datos
propios no publicados.
Este ejemplo ilustra muy bien que, para mantener niveles óptimos de materia
orgánica, debemos mantener sus entradas. Para ello, se puede recurrir a un
conjunto de prácticas agrícolas, tales como la aplicación de los restos de cultivo,
el manejo de cultivos de cobertura, la aplicación de enmiendas orgánicas
(estiércol animal, etc.), etc.
157
David Tarrasón
9 “Living mulch cropping systems” se define como “mixed cropping system, in which one
partner acts chiefly as a live soil cover for a considerable part of the life cycle of the main
crop” (Feil and Liedgens, 2001, en Liedgens et al., 2004).
158
Agroecología: una perspectiva integradora para la sostenibilidad de los socioagroecosistemas
159
David Tarrasón
160
Agroecología: una perspectiva integradora para la sostenibilidad de los socioagroecosistemas
11 Flint, M.L. and van den Bosch, R. (1981). Introduction to Integrated Pest Management.
Plenum Press, New York.
12 En España, existen proyectos con uso de manejo de plagas integrado (p. ej. en gestión de
cítricos y en el uso de varias especies fitófagas bajo control) con buenos resultados, como
en el caso de la cochinilla acanalada, Icerya purchasi (controlada por Rodolia cardinalis),
o Serpeta fina, Insulaspis gloverii (controlada por Encarsia elongata) o satisfactorios,
como en el caso de la mosca blanca algodonosa, Aleurothrixus floccosus (controlada por
Cales noacki), el ácaro rojo, Panonychus citri (controlado por Euseius stipulatus), o el
cotonet, Pseudococcus citri (controlado mediante sueltas de Cryptolaemus montrouzieri y
Leptomastix dactylopii) (Jacas y Gómez, 2001)
161
David Tarrasón
162
Agroecología: una perspectiva integradora para la sostenibilidad de los socioagroecosistemas
163
David Tarrasón
13 Un sistema complejo tiene más posibilidades de autorregulación que uno sencillo, y por
tanto la estabilidad frente a perturbaciones es mayor (Riechmann, 2003).
14 Sobre la cuestión: Money (2002).
15 Vandana Shiva (2001) plantea los efectos de la biotecnología y, en particular de los
Organismos Genéticamente modificados (OGM), donde la introducción de formas de
vida manipuladas genéticamente puede tener efectos imprevisibles y romper la capacidad
de un ecosistema concreto para recuperar el equilibrio.
164
Agroecología: una perspectiva integradora para la sostenibilidad de los socioagroecosistemas
Figura 5.5.- Continuum evolutivo donde están representadas las cinco categorías de germoplasma,
165
David Tarrasón
desde los parientes silvestres a los cultivares modernos. A partir de Hoyt, 1988.
166
Agroecología: una perspectiva integradora para la sostenibilidad de los socioagroecosistemas
distintas especies sobre un mismo terreno, (ii) los policultivos, que consisten en
intercalar distintos cultivos (combinación de especies anuales y/o perennes) y
(iii) la agroforestería.
Como ejemplo, los sistemas agroforestales18 basan su estructura en una
estratificación de la vegetación, combinando árboles, cultivos y animales.
Varios son los tipos de sistemas agroforestales en función de su estructura.
Los más comunes son: (i) la agrosilvicultura, que combina cultivos y árboles,
(ii) la silvopastura, donde se maneja simultáneamente el ganado y árboles con
múltiple propósito (maderables, forrajero, etc.) y (iii) la agrosilvopastura, donde
se manejan simultáneamente cultivos, árboles frutales, ganado, etc.
La figura 5.6 ilustra, para un sistema agroforestal en Tlaxcala, México (Farrell
1984), el funcionamiento de un sistema agroforestal, donde se pueden ver las
interacciones entre los distintos componentes del sistema. Los árboles, en el
estrato superior, interceptan directamente la radiación solar, el agua de lluvia y
el viento. De esta forma, se crea un microambiente de sombra y disminuye la
evapotranspiración del cultivo. Asimismo, la caída de hojas al suelo representa
una reposición de materia orgánica que contribuye a mejorar la fertilidad del
suelo y su estructura, creando condiciones buenas para el desarrollo del cultivo.
Los sistemas agroforestales o cultivos asociados, etc. tienen que superar los
problemas de complementariedad y minimizar las interferencias que provoca
la competencia por los recursos (luz, agua, nutrientes, etc.). Para ello, es
importante respetar la dinámica sucesional natural. Liebman (1995) habla de
complementariedad cuando existe un uso combinado de los recursos por parte
de los componentes vegetales del sistema, y también cuando se produce una
facilitación entre especies. Esta puede ser temporal (p. ej. cuando se aprovechan
los distintos periodos de maduración de las especies, minimizando así la
competencia) o espacial (p. ej. la exploración de una mayor superficie de suelo
debido a la complementariedad de patrones de raíces espaciales, etc.). También
se refiere a la complementariedad fisiológica, que se produce cuando se pueden
explotar las distintas características de la fisiología de la planta (p. ej. cultivos
mixtos de plantas C4 / C3, como maíz/fríjol para optimizar al máximo la
radiación solar; uso de plantas leguminosas, que transfieren N al suelo, etc.).
167
David Tarrasón
Figura 5.6.-. Funcionamiento de un sistema agroforestal en Tlaxcala, México. Fuente: Farrell, 1984.
168
Agroecología: una perspectiva integradora para la sostenibilidad de los socioagroecosistemas
Figura 5.7.- Ejemplo del manejo tradicional de un agroecosistema andino con adaptación a
limitaciones locales. Fuente: Morlon, 1998.
169
David Tarrasón
170
Agroecología: una perspectiva integradora para la sostenibilidad de los socioagroecosistemas
171
David Tarrasón
Características
• Tres estratos de cobertura
- Manejo de rastrojo y biomasa.
- Cultivos.
- Árboles maderables, frutales y arbustos
• Siembra de fríjol (100-120 libras por manzana) y maicillo (25-35 libras por manzana) al
voleo y maíz al bordón (labranza cero)
• Árboles dispersos, seleccionados con regeneración natural a los que se les aplica
diferentes podas
Requerimientos
• No quema
• Labranza cero
• Siembra directa (siembra al bordón y al voleo)
• Siembra en curvas de nivel
• Manejo Integrado de Plagas (MIP)
• Creación de barreras vivas
• Plantación de árboles de uso múltiple (frutales, medicinales, maderables, forrajeros, etc.)
Tabla 5.2.- Características del Sistema Agroforestal Quesungual.
21 Ibidem
172
Agroecología: una perspectiva integradora para la sostenibilidad de los socioagroecosistemas
22 A partir de la década del los ’80, Emater-PR implementó unos planes de manejo (Manejo
Integrado de Suelos y Aguas) destinados a minimizar la erosión de los suelos causada por
actividades agropecuarias y de MIP para racionalizar el uso de agrotóxicos. Esta iniciativa
partió de algunos técnicos preocupados con la polución ambiental y con numerosos casos
de intoxicación por agrotóxicos (Silva, J. B., 2006: Conquistas, peligros e dilemas de uma
proposta de implantaçao de agroecologia: o caso de Colombo (PR). En: Lovato and Schmidt.
Argos, Chapecó, Brasil.
173
David Tarrasón
Figura 5.8.- Fases del proceso de conversión a orgánico. Fuente: adaptado de Altieri, 1999.
174
Agroecología: una perspectiva integradora para la sostenibilidad de los socioagroecosistemas
Figura 5.9.- Una alternativa a la certificación: los Sistemas Participativos de Garantía (SPG) en
Brasil. Fuente: Santos, 2006.
175
David Tarrasón
24 Ver: Masera et al., 1999; Andreoli and Tellarini, 2000, entre otros.
176
Agroecología: una perspectiva integradora para la sostenibilidad de los socioagroecosistemas
177
David Tarrasón
Figura 5.10 - La calidad del suelo como indicador de sustentabilidad, según varios autores.
178
Agroecología: una perspectiva integradora para la sostenibilidad de los socioagroecosistemas
5.10 Referencias
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183
David Tarrasón
184
CAPÍTULO 6
RECURSOS NATURALES: APROVECHAMIENTO
SUSTENTABLE DE RECURSOS TERRESTRES Y ACUÁTICOS
Topiltzin Contreras-MacBeath
6.0 Introducción
Vivimos en una época trascendental de la historia de la humanidad, en la que
hemos logrado significativos avances científicos y tecnológicos que han permitido
a algunos tener mejores condiciones de vida pero, desafortunadamente, son solo
unos pocos quienes se han beneficiado del talento y de la abundancia de recursos
que en algún momento existieron en el planeta. Kofi Annan, ex Secretario General
de la Organización de Naciones Unidas, ha mencionado que la comunidad
humana ha alcanzado un punto en el que se enfrenta a una serie de decisiones
que determinarán el futuro de la calidad de nuestras vidas, así como del estado
del ambiente global para las generaciones presentes y futuras. Una posibilidad es
que, al fin, establezcamos un camino hacia una relación armónica con nuestro
entorno mediante el desarrollo sustentable. Pero es muy posible, también, que
decidamos sobre un camino mucho menos iluminado, que nos lleve a acabar
con el capital natural del planeta, limitando enormemente las posibilidades de
nuestros descendientes (GEF 2002). Sin embargo, eventos internacionales como
la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable, celebrada en Johannesburgo
(Sudáfrica) en el 2002, donde se contó con la presencia de líderes de la mayoría
de los países y donde se establecieron metas específicas de desarrollo, así como
un plan de acción, al menos nos da una luz sobre la existencia de un futuro
alternativo posible, en el que cambiemos nuestra relación actual con el resto de
las especies con las que compartimos el planeta.
En este capítulo, se analiza precisamente la importancia que tienen los recursos
bióticos para el hombre, su situación en la región mesoamericana y algunas
medidas de impacto al nivel global, así como generalidades relacionadas con el
desarrollo sustentable.
185
Topiltzin Contreras-MacBeath
recurso natural es, además, la más adecuada y se refiere a “todo aquello que
obtenemos de la naturaleza”.
De acuerdo con esta definición, entonces no se trata de las fuentes de energía
o de los elementos que se encuentran en la naturaleza (recursos potenciales),
sino solo de aquellos que estamos en disposición de aprovechar por cuestiones
tecnológicas e inclusive culturales. Un ejemplo de lo anterior se relaciona con
los cambios en la principal fuente de energía a lo largo de la historia de la
humanidad: el fuego en la prehistoria, el carbón durante la revolución industrial
y los derivados del petróleo en nuestra generación, con un creciente desarrollo
de la energía atómica. Todas estas fuentes de energía estuvieron disponibles
al mismo tiempo, pero se hubo de desarrollar la tecnología para su extracción
y transformación y así aprovecharlas. Se espera además que, en el futuro,
predominen fuentes de energía que han existido mucho tiempo antes que las
anteriores, como son la energía solar, las mareas, los vientos y las escorrentías.
Desde el punto de vista cultural, podemos citar el caso de la entomofagia o
consumo de los insectos, algo común en algunas regiones del planeta, pero muy
mal visto en muchas otras. En México por ejemplo, se ha encontrado que se
consumen al menos 57 especies de insectos, que incluyen chapulines (ortópteros),
escarabajos (coleópteros), hormigas y avispas (himenópteros), cigarras
(hemípteros), moscas y mosquitos (dípteros), chinches (hemípteros), piojos
(phthirápteros), libélulas (odonatos) y mariposas (lepidópteros) (Velázquez, sf).
186
Recursos naturales: aprovechamiento sustentable de recursos terrestres y acuáticos
187
Topiltzin Contreras-MacBeath
Peces
País/
(Dulce- Anfibios Reptiles Aves Mamíferos Plantas
Grupo
Salada)
México 2724 295 705 1.054 491 30 000
(502-2222)
Belice 703 42 121 571 163 3409
(83-620)
Guatemala 1026 112 231 738 251 8681
(147-879)
Honduras 1079 111 211 717 228 7524
(89-990)
El Salvador 621 33 100 524 129 1997
(44-577)
Nicaragua 1176 62 172 676 251 6500
(92-1084)
Costa Rica 1254 182 235 864 234 10 979
(168-1086)
Panamá 1513 170 228 929 232 9915
(203-1310)
Tabla 6.1.- Diversidad por países para algunos grupos de organismos. Fuente: elaboración propia
en base a datos de Froese y Pauly (2004), CONABIO (1998) y (Flores et al. 2003).
188
Recursos naturales: aprovechamiento sustentable de recursos terrestres y acuáticos
189
Topiltzin Contreras-MacBeath
Alimento
Medicinas
190
Recursos naturales: aprovechamiento sustentable de recursos terrestres y acuáticos
Materiales industriales
- Existe una amplia gama de usos, entre los que destacan: materiales de
construcción, fibras, resinas, pigmentos, gomas, adhesivos, hule, aceites
y ceras, químicos agrícolas y perfumes.
- La madera produjo 6 mil millones de dólares en exportaciones.
- Se cosechan anualmente 3.8 mil millones de metros cúbicos de madera.
- La industria biotecnológica de los Estados Unidos produjo 12000
millones en 1993 y se espera que llegue a 100000 millones para el 2035.
Ecoturismo
191
Topiltzin Contreras-MacBeath
192
Recursos naturales: aprovechamiento sustentable de recursos terrestres y acuáticos
193
Topiltzin Contreras-MacBeath
del petróleo y como, cuando este ultimo empezó a ser limitante, desarrolló la
tecnología nuclear.
Si bien es cierto que no podemos asegurar científicamente en qué momento se
ha excedido la población humana sostenible con el menor impacto ambiental,
la realidad es que a pesar del avance tecnológico desarrollado por el hombre, las
mismas leyes naturales que gobiernan a las poblaciones de plantas y animales,
rigen a la población humana. En este sentido, existen algunos aspectos de
ecología de poblaciones que son infranqueables, como la capacidad de carga,
que se refiere al número máximo poblacional que puede ser mantenido durante
un periodo de tiempo indefinido, por un ambiente particular. En este caso, el
número de personas que puede soportar el planeta sin el menoscabo del entorno.
Por su parte, la resistencia ambiental se define como los límites que impone
el ambiente a un crecimiento poblacional acelerado como el del hombre. Estos
límites son normalmente el agotamiento del alimento y del espacio, la excesiva
producción de deshechos como producto de las actividades de la población y la
susceptibilidad hacia las enfermedades.
Para tratar de evaluar el impacto del ser humano sobre el planeta, se desarrolló
la llamada huella ecológica (ecological footprint) como una herramienta para
medir y analizar el consumo y desecho humano de recursos naturales, dentro
del contexto de la capacidad de la naturaleza para regenerarse o renovarse, es
decir, su biocapacidad.
Se trata de una evaluación cuantitativa de la superficie biológicamente productiva
(cantidad de naturaleza) requerida para producir los recursos (alimento, energía
y materiales) y para absorber los desechos de un individuo, comunidad, estado
o país. En este sentido, al dividir la superficie ecológicamente productiva del
194
Recursos naturales: aprovechamiento sustentable de recursos terrestres y acuáticos
195
Topiltzin Contreras-MacBeath
Huella ecológica
Población Superficie FTN
País (ha globales
(miles) (miles de ha) (miles de ha)
per capita)
Estados Unidos 9.57 271,290 937,260 -1,658,985
Francia 5.74 59,047 54,918 -284,011
España 4.90 39,439 50,478 -142,733
Italia 3.26 57,298 30,122 -156,669
México 2.59 100,349 190,869 -69,034
Costa Rica 1.91 3,710 5,106 -1,926
Panamá 1.89 2,808 7,443 2,125
El Salvador 1.72 6,122 2,072 -8,457
Nicaragua 1.57 4,812 12,140 4,585
Honduras 1.54 6,249 11,189 4,940
Guatemala 1.30 12,639 10,843 -5,587
Bangladesh 0.50 130,804 14,399 -51,033
Tabla 6.6.- Huella ecológica para algunos países. Fuente: elaboración propia.
Figura 6.2.- Huella ecológica de la humanidad de 1961 a 1999. Fuente: Ventoulis et al., 2004.
De esta forma, Estados Unidos presenta un déficit de 1 658 985 000 hectáreas
(Mil seiscientos cincuenta y ocho millones novecientos ochenta y cinco mil
hectáreas). En otras palabras y bajo esta lógica, para ser autosuficiente, Estados
Unidos necesitaría una superficie más de tres veces superior a la actual.
Volviendo a la tabla 6.6, todos los países europeos y México tienen también
valores deficitarios territoriales considerables, mientras que algunos países de la
región como Panamá, Nicaragua y Honduras tienen valores favorables.
196
Recursos naturales: aprovechamiento sustentable de recursos terrestres y acuáticos
197
Topiltzin Contreras-MacBeath
6.4.1.1 El ecosistema
En el área ambiental, el ejemplo clásico es el sistema natural o ecosistema (Figura
6.4), en el que al interior tenemos tanto los factores abióticos (nutrientes del suelo,
clima, agua, etc.) como los bióticos, en este caso representados por los niveles
tróficos. Todos estos elementos interactúan al interior del sistema, pero este
recibe también importantes aportes externos, como la luz solar, la inmigración
de organismos y los impactos de fenómenos naturales diversos. El sistema tiene
salidas en la forma de emigración de organismos, pero además ocurre la extracción
de recursos por parte del hombre. Cuando esta extracción es excesiva o afecta a
especies clave, se altera dramáticamente el ecosistema, lo cual lo hace insostenible.
198
Recursos naturales: aprovechamiento sustentable de recursos terrestres y acuáticos
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Recursos naturales: aprovechamiento sustentable de recursos terrestres y acuáticos
201
Topiltzin Contreras-MacBeath
202
Recursos naturales: aprovechamiento sustentable de recursos terrestres y acuáticos
203
Topiltzin Contreras-MacBeath
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205
CAPÍTULO 7
CONCEPTOS GENERALES SOBRE RESIDUOS
August Bonmatí
Xavier Gabarrell
7. 0 Introducción
Unos 250 años atrás, la población mundial era de aproximadamente 500 millones
de habitantes. En la actualidad, alcanza ya cifras próximas a los 6500 millones y
las previsiones de las Naciones Unidas para 2050 son de casi 11 000 millones.
Este rápido crecimiento de la población, junto con su concentración en grandes
núcleos urbanos y con el creciente consumo de recursos, ha originado graves
problemas al medio ambiente, como la contaminación de aire, suelo y agua.
La revolución industrial iniciada en Gran Bretaña en el siglo XVIII con el
descubrimiento de la máquina de vapor (conversión de la energía calorífica en
energía cinética), introdujo cambios importantes en los sistemas productivos:
transporte a largas distancias, mecanización de oficios tradicionalmente
artesanales, etc. La industrialización motivada por el desarrollo tecnológico,
incrementó la demanda de mano de obra en las ciudades y favoreció la
concentración de la población en núcleos urbanos.
El crecimiento de los asentamientos urbanos no sólo implicó la necesidad de
abastecer de alimentos y otros productos a la población, sino también la de
suministrar agua potable, depurar las aguas residuales, mantener la calidad del
aire y eliminar los residuos sólidos generados.
Este patrón de crecimiento y concentración de la población en grandes núcleos
urbanos se ha ido reproduciendo en prácticamente todo el planeta y, en la medida
en que se da este fenómeno, los problemas con los residuos generados, las aguas
fecales y la contaminación del aire se agravan.
Los capítulos 8, 9 y 10 de este libro están orientados, al estudio de los Residuos
Sólidos Urbanos y al de los Residuos Industriales. En este breve capítulo, se
recoge una introducción al concepto general de residuo.
207
August Bonmatí y Xavier Gabarrell
7.1.1 Contaminación
Dos de las definiciones más completas del concepto “contaminación” son las
siguientes:
208
Conceptos generales sobre residuos
7.1.3 Residuo
Todo proceso productivo actúa sobre el entorno con diferentes grados de
intensidad: consume materia y energía y produce unos bienes y unos residuos.
Una definición jurídica de lo que se considera residuo es la siguiente: “Cualquier
sustancia u objeto del cual su poseedor se desprenda o tenga la intención u
obligación de desprenderse”
Otra definición no tan formal, pero que expresa una de las condiciones de un
residuo es: “Un recurso en un momento y en un lugar inadecuado”.
En efecto, un producto se convierte en residuo en función del espacio y del tiempo.
Nótese que un mismo producto, en el transcurso del tiempo, puede convertirse
en residuo y viceversa. Por lo tanto, la condición de residuo no es inamovible.
Lo mismo sucede en función de dónde se encuentra, geográficamente, dicho
producto. Productos muy aprovechables en un determinado entorno, región
o país, pueden ser desestimados en entornos sociales, culturales o geográficos
diferentes.
Normalmente, cuando se habla de residuos, se piensa en materias de consistencia
sólida. No obstante, los residuos de un proceso pueden ser sólidos, líquidos o
gaseosos. Lo que si es cierto es que la legislación aplicable y la gestión son muy
diferentes en función de que se trate de un residuo sólido, líquido o gaseoso.
209
August Bonmatí y Xavier Gabarrell
7.1.4 Subproductos
Los subproductos son “residuos que se pueden utilizar directamente como
materia prima de otros procesos productivos, o en sustitución de productos
comerciales y que son recuperados sin necesidad de someterlos a operaciones de
tratamiento”.
La utilidad de un subproducto depende del proceso. Un producto puede ser un
residuo para una industria y en cambio una materia prima para otra. Se habla de
residuo cuando la sustancia en cuestión no tiene utilidad para su propietario y
de subproducto cuando tiene alguna utilidad.
7.1.5 Rechazo
Se puede definir el rechazo como “un residuo o fracciones del mismo que no
son valorizables”. Uno de los objetivos de un sistema de gestión de residuos es
minimizar esta fracción.
210
Conceptos generales sobre residuos
211
August Bonmatí y Xavier Gabarrell
7.3.2 Reutilizar
Consiste en utilizar un producto para el mismo fin para el que se diseñó
originalmente. Los ejemplos más conocidos son la devolución de los envases
de refrescos de vidrio para que sean utilizados nuevamente en el proceso
productivo.
7.3.3 Reciclar
El reciclaje es un método de gestión de los residuos en el que los materiales
considerados reciclables se separan, en algún punto del proceso, del resto
de residuos y se reprocesan hasta alcanzar una calidad aceptable para su
reintroducción en el sistema como productos útiles.
El beneficio (o coste) ambiental del reciclaje se determina comparando:
(Coste de la recogida selectiva o Coste de la separación del material reciclable +
Coste del reciclaje) ≤ (Coste de la recogida y disposición final + Coste ambiental de
la fabricación del material virgen)
Asimismo, es necesario que se cumplan unos requerimientos mínimos: un
suministro fiable y un sistema de recogida y transporte que aseguren un
suministro constante al centro de reciclaje, la existencia de la tecnología que
permita el procesamiento del residuo y, por último, la existencia de mercados
que acepten los productos reciclados.
Los ejemplos más comunes son el reciclaje de papel o el de los envases de
determinados tipos de plásticos.
7.3.5 Eliminación
Se entiende por eliminación todo procedimiento dirigido al vertido de los
residuos o a su destrucción total o parcial, realizado sin poner en peligro la salud
humana y sin utilizar métodos que puedan perjudicar el medio ambiente.
212
Conceptos generales sobre residuos
7.4 Referencias
• Davis M.L. and Cornwell D.A. (1991). “Introduction to environmental engineering”.
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En red
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http://www.arc-cat.net/es/home.asp
Ciberamérica- Información por países de la gestión de residuos:
http://www.cpmlnic.org.ni/quienes.htm
213
CAPÍTULO 8
GESTIÓN Y TRATAMIENTO DE
RESIDUOS SÓLIDOS URBANOS
August Bonmatí
8.0 Introducción
Se pueden definir los Residuos Sólidos Urbanos como “los residuos producidos
en los domicilios particulares, comercios, oficinas y edificios públicos”.
A su vez, estos se suelen clasificar en residuos domiciliarios y residuos
comerciales. La gestión de los residuos comerciales, debido a la gran cantidad
generada, se suele separar de los domiciliares, para así evitar la saturación del
sistema de gestión de los residuos domiciliares.
215
August Bonmatí
8.1.2.2 Recolección
Hay dos aspectos que es importante definir en la recolección de los residuos: el
modelo y el sistema de recolección.
216
Gestión y tratamiento de residuos sólidos urbanos
217
August Bonmatí
8.1.2.3 Transferencia
Cuando el volumen de residuos a transportar a las plantas de tratamiento y la
distancia a recorrer hasta ellas son muy grandes, los residuos se suelen transferir
de los pequeños camiones de recogida a camiones mayores con objeto de
optimizar el transporte. Esta operación se realiza en los centros de transferencia
y consta básicamente de tres etapas: descarga, compactación y carga en el camión
de mayor tamaño.
218
Gestión y tratamiento de residuos sólidos urbanos
219
August Bonmatí
220
Gestión y tratamiento de residuos sólidos urbanos
221
August Bonmatí
222
Gestión y tratamiento de residuos sólidos urbanos
8.3.1 Compostaje
Una de las definiciones más completas de compostaje es la siguiente:
“Descomposición biológica aeróbica bajo condiciones controladas para obtener un
producto con una alta calidad y suficientemente estable para su almacenaje y su
utilización sin efectos secundarios (compost)”
Tal como indica la definición, se trata de un proceso biológico aerobio.
Por lo tanto, es necesario mantener las condiciones óptimas para que los
microorganismos responsables del proceso de descomposición, se puedan
desarrollar. La presencia de oxígeno es, en este caso, la condición imprescindible
para que se dé el proceso.
Otro punto importante a destacar de la definición, es que el objetivo del proceso
es la obtención de un producto estable de calidad, el compost. Esto nos indica
que todos los esfuerzos tienen que centrarse en la obtención de un compost de
calidad, que pueda ser útil en la agricultura como enmienda de suelos y fuente
de nutrientes. En la figura 8.1 se muestra de manera esquemática el proceso de
compostaje.
223
August Bonmatí
224
Gestión y tratamiento de residuos sólidos urbanos
Todos los factores que afectan a los microorganismos afectan al proceso. Estos
factores se verán influenciados por las CONDICIONES AMBIENTALES
(en función de la tecnología y del control del proceso, se tendrá un mayor o
menor control sobre ellos) y por las características del residuo. Las condiciones
ambientales a tener en cuenta durante el proceso son las siguientes:
225
August Bonmatí
226
Gestión y tratamiento de residuos sólidos urbanos
227
August Bonmatí
Figura 8.3.- Pilas de compostaje estáticas con aspiración de aire. Fuente: Adaptado de
Tchobanoglous, 1994.
228
Gestión y tratamiento de residuos sólidos urbanos
229
August Bonmatí
230
Gestión y tratamiento de residuos sólidos urbanos
231
August Bonmatí
232
Gestión y tratamiento de residuos sólidos urbanos
233
August Bonmatí
234
Gestión y tratamiento de residuos sólidos urbanos
8.3.3.1 Lombrihumus
El lombrihumus es un abono orgánico elaborado con lombrices capaces de
reciclar todo tipo de materia orgánica. En el proceso se obtiene humus, carne
y harina de lombriz. En lombricultura, las principales especies de lombrices
utilizadas son Lumbricus rubellus, Eisenia foetida (lombriz roja californiana)
y Eisenia andrei. La lombriz roja californiana es la más común en América
Latina, utilizándose a gran escala en Cuba, Argentina, Chile, Perú y en el sur del
Ecuador.
Estas lombrices transforman los minerales no asimilables presentes en los
residuos orgánicos en nitratos y fosfatos directamente asimilables por las
plantas. Las lombrices excretan aproximadamente un 60% de la materia orgánica
descompuesta que ingieren en forma de humus de lombriz, lombrihumus o
vermicopost.
El lombrihumus originado es un fertilizante orgánico, biorregulador y corrector
del suelo, cuya característica fundamental es la bioestabilidad. Es de un color
negruzco, granulado, homogéneo y con un olor agradable a humus. El elevado
porcentaje de ácidos fúlvicos y húmicos que contiene no son producidos por el
proceso digestivo de la lombriz, sino por toda la actividad microbiana que tiene
lugar durante el periodo de maduración.
En el proceso de producción de humus de lombriz es esencial tener en cuenta
las características biológicas de la lombriz y las condiciones ambientales óptimas
para su desarrollo. La lombriz habita en los primeros 50 cm del suelo y, por lo
tanto, es muy sensible a cambios climáticos. Además es fotofóbica, por lo que
no deben tocarle directamente los rayos ultravioletas del sol, que la perjudican
gravemente. Las condiciones ambientales para su desarrollo se resumen a
continuación:
- Humedad. La humedad óptima del sustrato se encuentra entre el 70
y el 80 %, para facilitar la ingestión de alimento y el deslizamiento del
animal a través del material. Si hay un exceso de humedad, se originarán
condiciones de anaerobiosis, mientras que un déficit provocará la muerte
de la lombriz.
- Temperatura. El rango óptimo oscila entre los 12 y los 25 ºC, aunque
las lombrices pueden soportar temperaturas puntuales inferiores o
superiores.
- pH del sustrato. Se debe estabilizar en torno a la neutralidad (6.8-7.2).
235
August Bonmatí
8.3.3.2 Bocashi
Bocashi es un nombre de origen japonés, cuyo significado es “materia orgánica
fermentada”. El bocashi experimenta un proceso de descomposición similar al
del compost, con la diferencia de que tiene como base de activación un inóculo
de microorganismos efectivos, que favorecen el proceso de fermentación
acido-láctica, y otros ingredientes agregados con el objetivo de acelerar la
descomposición. Su elaboración requiere entre 10 y 15 días.
Los microorganismos efectivos forman un cultivo microbiano mixto de
especies benéficas seleccionadas (bacterias acidolácticas, levaduras, bacterias
fotosintéticas y actinomicetos), que se utilizan como inóculo para hacer varios
tipos de abonos y también para depurar aguas residuales y aguas superficiales
contaminadas.
Existen numerosas formas de preparar los abonos orgánicos fermentados tipo
bocashi. No solo varía el procedimiento, sino también los componentes que
se utilizan para su elaboración. Normalmente, se disponen capas de residuos
orgánicos triturados, como cascarilla de arroz, tierra, gallinaza o estiércol,
236
Gestión y tratamiento de residuos sólidos urbanos
carbón, pulidora de arroz o cal, y se humedecen con una mezcla de agua, melaza
e inóculo.
El producto final de la etapa de fermentación es un abono orgánico de color gris
claro, seco y con un aspecto de polvo arenoso y de consistencia suelta, con un
olor característico a azúcares fermentados.
237
August Bonmatí
238
Gestión y tratamiento de residuos sólidos urbanos
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August Bonmatí
Figura 8.9.- Hornos de parrillas para el tratamiento de residuos sólidos urbanos. Fuente:
Tchobanoglous, 1994.
240
Gestión y tratamiento de residuos sólidos urbanos
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August Bonmatí
242
Gestión y tratamiento de residuos sólidos urbanos
Así pues, es necesario supervisar tanto la zona aireada (zona entre la superficie
del suelo y el freático) como la zona freática, así como la calidad el aire.
Algunas definiciones importantes sobre los rellenos sanitarios son las siguientes:
243
August Bonmatí
244
Gestión y tratamiento de residuos sólidos urbanos
245
August Bonmatí
8.5.4 Explotación
Durante la explotación del vertedero, es necesario planificar la operación
(horarios, adecuación de la celda y planificación del vertido) y se debe controlar
el gas generado y los lixiviados.
Tabla 8.4.- Composición típica del gas de vertedero. Fuente: Tchobanoglous, 1994.
- Ajuste inicial. En esta etapa hay una degradación aeróbica hasta que se
consume el O2 existente.
- Fase de transición. En esta etapa se establecen las condiciones
anaeróbicas. La concentración de O2 disminuye y la de CO2 aumenta. La
concentración de ácidos grasos volátiles en los lixiviados se incrementa.
- Fase ácida: La concentración de ácidos en los lixiviados es máxima, lo
que implica un aumento importante de la materia orgánica (DQO) y un
pH en muchos casos inferior a 5. Las concentraciones de CO2 y de H2 en
el gas aumentan.
- Fase metanogénica. En esta etapa se registra la máxima generación de
metano. Es la etapa más larga y en la que es necesario recuperar el gas.
La DQO de los lixiviados y la concentración de AGV disminuyen y el
pH aumenta hasta valores próximos a la neutralidad.
- Fase de maduración. La generación de metano disminuye
progresivamente y la concentración en materia orgánica de los lixiviados
es baja pero difícilmente biodegradable.
246
Gestión y tratamiento de residuos sólidos urbanos
Figura 8.10.- Evolución de la generación del gas de vertedero y composición de los lixiviados:
I) ajuste inicial, II) fase de transición, III) fase ácida, IV) fermentación del metano y V) fase de
maduración. Fuente: Tchobanoglous, 1994.
247
August Bonmatí
8.5.6 Lixiviados
El cálculo de los lixiviados que se generan en un relleno sanitario se hace
mediante un balance de agua, en el que tenemos:
248
Gestión y tratamiento de residuos sólidos urbanos
8.6 Referencias
• Bollo E. (1999). “Lombricultura: una alternativa de reciclaje”. Quito. Ecuador.
• Davis M.L. and Cornwell D.A. (1991). “Introduction to environmental engineering”.
McGraw-Hill, NewYork.
• Díaz L.F., Savage G.M., Eggerth L.L, y Golueke C.G. (1993). “Composting and
recycling municipal solid waste”. Lewis Publishers, cop. Boca Raton.
• Freeman H.M. (1998). “Standard Handbook of hazardous waste treatment and
disposal”. 2nd Edition. McGrew-Hill. New York.
• Glynn H.J.G. and Heinke G.W. (1999). “Ingeniería Ambiental”. Prentice Hall
Hispanoamericana, SA. México.
249
August Bonmatí
En red
Agència de Residus de Catalunya:
http://www.arc-cat.net/es/home.asp
European compost network:
http://www.compostnetwork.info/
Consejo Nacional del Ambiente- Perú:
http://www.conam.gob.pe/Modulos/Home/index.asp
Institute for Prospective Technological Studies:
http://www.jrc.es/home/index.htm
The European Anaerobic Digestion Network:
http://www.adnett.org/index.html
Dairy Waste Anaerobic Digestion Handbook:
http://www.makingenergy.com/Dairy%20Waste%20Handbook.pdf
Ciberamérica- Información por países de la gestión de residuos:
http://www.cpmlnic.org.ni/quienes.htm
250
CAPÍTULO 9
LOS RESIDUOS INDUSTRIALES
Xavier Gabarrell
9.0 Introducción
Los residuos pueden clasificarse de distintas formas. Por ejemplo, en función de
su origen, podemos diferenciar las siguientes tipologías de residuos: industriales,
urbanos y agrícolas y ganaderos, entre otros. Otra modalidad de clasificación
sería en función de su estado físico: residuos sólidos, residuos líquidos, fangos y
pastosos y emisiones a la atmósfera. Sin embargo, en este capítulo, no se tratarán
los efluentes gaseosos, aunque tuvieran un origen industrial.
La administración catalana, así como la mayoría de administraciones con
legislación al respecto, divide los residuos líquidos en residuos y aguas residuales,
en función de si se cuenta o no con permiso para verterlos al cauce público. Así,
un residuo líquido será considerado como agua residual si, para el mismo, existe
un permiso o autorización de vertido, mientras que será considerado como
residuo si no se cuenta con dicho permiso. Atendiendo a su origen, las aguas
residuales pueden ser de origen urbano, industrial o ganadero. La gestión de las
aguas residuales se explica en el capítulo 10 de este libro.
La gestión de los residuos industriales se ve afectada por numerosos factores,
tanto internos como externos a la empresa (Figura 9.1), entre los que se cuentan
los avances técnicos que permiten mejorar los procesos y las actividades
industriales, la necesidad de contratar, en algunos casos, seguros que imponen sus
propias condiciones, las normativas de estandarización que el cliente demanda o
el productor quiere seguir, los acuerdos y políticas comunes de las asociaciones
de empresarios u otras organizaciones análogas, las demandas específicas de los
consumidores respecto a los productos, las normativas específicas, los sistemas
de gestión ambientales y las políticas empresariales que se fijan al respecto y los
impuestos, tasas y gravámenes.
251
Xavier Gabarrell
Figura 9.1.- Factores que afectan la gestión de los residuos industriales. Fuente: elaboración
propia
Figura 9.2.- Directivas, y Decisiones europeas que afectan la gestión de los residuos industriales.
Elaboración propia
252
Los residuos industriales
de residuos. Poco a poco, las legislaciones de los diferentes países han ido
incorporando este principio a su marco legislativo.
Para una correcta gestión de los residuos, es prioritario definir políticas y
estrategias que eviten su generación, actuando a nivel de proceso, organización
de los recursos y organización empresarial. Aún así, debemos ser realistas y
asumir que es difícil implementar procesos que no generen residuos o de residuo
cero. Por lo tanto, a menudo y aún aplicando las mejores técnicas disponibles,
diseños óptimos, una producción más limpia, ecodiseño, etc., nuestros
procesos generarán residuos. Por esto, debemos ser capaces de reutilizar estos
subproductos o bien de reciclarlos. Tal y como muestra la figura 7.2 (ver capítulo
7), una vez agotadas las posibilidades de reciclaje y de tratamiento, deberemos
hacer uso de los tratamientos finalistas, o disposición final en vertederos o
depósitos controlados. El principio físico de conservación de la materia, de
alguna forma también es de aplicación en la gestión de los residuos. Así, la
conservación de las materias primas y la minimización de la generación de
residuos conforman el principio básico de la gestión de residuos. Poco a poco,
las legislaciones de los diferentes países han ido incorporando este principio a su
marco legislativo.
253
Xavier Gabarrell
tomar decisiones y legislar. Suponía el punto de partida para que los Estados
comenzaran a preocuparse por el medio ambiente y, en concreto, a plantearse
qué gestión realizar con todos los residuos que estaban generando.
En el año 1991, la Directiva 91/156/CEE modifica la Directiva 75/442/CEE, y
define residuo como “toda aquella sustancia u objeto que pertenezca a una de las
categorías de residuos que se presentan en el Anexo I de la citada Directiva”. Se
establece que la Comisión deberá presentar una lista de residuos pertenecientes a
las categorías establecidas en el Anexo I de la Directiva.
Al mismo tiempo, en 1978 se publica la Directiva 78/319/CEE, relativa a los
residuos tóxicos y peligrosos, que se modifica el año 1991 mediante la Directiva
91/689/CEE, relativa a los residuos peligrosos. Su objetivo es evitar la disparidad
existente en la legislación de los residuos peligrosos y aproximarse a su gestión.
Según esta Directiva, un residuo peligroso será “aquel que figure en una lista que
se elaborará según los Anexos I y II y que presente unas propiedades determinadas
en el Anexo III de la citada Directiva”. También propone la elaboración de una
lista de residuos peligrosos.
Las propiedades determinadas en el Anexo III de la Directiva 91/689/CEE son
las llamadas “Frases H”, que representan las características de los residuos
que permiten calificarlos como peligrosos. Así tenemos por ejemplo, la frase
H6: “Tóxico, que se aplica a sustancias y preparados (incluidos los preparados
y sustancias muy tóxicos) que por inhalación, ingestión o penetración cutánea
pueda entrañar riesgos graves, agudos o crónicos e incluso la muerte”.
Por otra parte, en 1993 se publica el Reglamento de la CEE nº 259/93 del Consejo,
relativo a la vigilancia y control de los traslados de residuos en el interior de la
CE y a su entrada y salida de la Comunidad Europea, en el que aparecen la lista
verde (green), la lista naranja (amber) y la lista roja (red) de residuos. Según en
cuál de estas listas se encuentre un residuo determinado, este estará sometido
a unas normas y documentación de transporte específicas o, incluso, estará
bajo prohibición de exportación. Este Reglamento (también conocido como
normativa TFS) ha tenido diferentes modificaciones y ampliaciones (ver la
Decisión 99/816/CE).
De forma esquemática, se presentan en la figura 9.2 las principales directivas
que nos afectan para la gestión de los residuos industriales. Se recomienda
consultar directamente a través de la Web http://europa.eu.int/eur-lex/lex/es/
repert/1510.htm, en cada momento, las normas actualizadas. En las figuras 9.3
y 9.4 se presentan los resúmenes de los marcos legales en el Estado español y en
Cataluña, respectivamente.
La normativa catalana sobre residuos tiene como referencia la Llei 6/1993,
reguladora de los residuos, la Llei 3/1998 de la Intervención Integral de la
254
Los residuos industriales
Orden MAM/304/2002 de 8
Ley 10/1998 de 21 de de febrero que publica la
abril, de residuos lista europea de residuos
Ley 6/1993 de 15 de
Ley 15/2003 de 13 de
julio, reguladora de los
junio, reguladora de
residuos
los residuos
Ley 16/2003 de 13
Decreto 34/1996 que Ley 3/1998, de 27 de
de junio. Financiación
aprueba el Catálogo febrero. Intervención
de infraestructuras y
de residuos de integral de la
canon sobre la
Cataluña (CRC) administración
deposición de
ambiental
residuos
255
Xavier Gabarrell
9.3 Clasificación
Para desarrollar los listados de residuos que anunciaban las Directivas 75/442/
CEE y 91/689/CEE, en 1994 se publican dos decisiones: la Decisión de la Comisión
94/3/CE, en la que se establece una lista de residuos o Catálogo Europeo de
Residuos (CER) y la Decisión del Consejo 94/904/CE, que establece una lista
de residuos peligrosos. Estas listas de residuos se revisarán periódicamente y se
modificarán si fuera necesario.
En el año 2000 se publica la Decisión de la Comisión 2000/532/CE, que presenta
una lista de residuos que integra las dos listas anteriores (Decisión de la Comisión
94/3/CE y Decisión del Consejo 94/904/CE), a las que deroga con su entrada en
vigor el 1 de enero de 2002, y que propone una serie de modificaciones del CER.
La Decisión de la Comisión 2000/532/CE define residuo peligroso como aquel
que presenta una o más de las características del Anexo III de la Directiva
91/689/CE y, por lo que respecta a las características H3 a H8, H10 y H11 del
citado Anexo, una o más de las propiedades que determina el artículo 2 de la
nueva Decisión.
Esta Decisión es modificada posteriormente por la Decisión de la Comisión
2001/118/CE, donde se amplía el artículo 2 y se publica un nuevo anexo, por la
256
Los residuos industriales
257
Xavier Gabarrell
Código Significado
H1 Explosivo
H2 Comburente
H3-A Fácilmente inflamable
H3-B Inflamable
H4 Irritante
H5 Nocivo
H6 Tóxico
H7 Cancerígeno
H8 Corrosivo
H9 Infeccioso
H10 Teratogénico
H11 Mutagénico
H12 Sustancias o preparados que emiten gases tóxicos o muy tóxicos
al entrar en contacto con el aire, con el agua o con un ácido.
H13 Sustancias o preparados susceptibles, después de su eliminación, de dar
lugar a otra sustancia por un medio cualquiera, por ejemplo, un lixiviado
que posee alguna de las características enumeradas anteriormente.
H14 Ecotóxico
Tabla 9.2. Tipos de residuos peligrosos según el Anexo III de la Directiva 91/689/CEE.
258
Los residuos industriales
259
Xavier Gabarrell
Productores de Residuos
Las obligaciones de los productores o transportistas de residuos industriales son las
siguientes:
- Codificar y clasificar los residuos de acuerdo con el Catálogo Europeo de Residuos (CER)
- Gestionar los residuos producidos o poseídos de acuerdo con las determinaciones del
Catálogo de Residuos de Cataluña (CRC)
- Estar registrado en el Registro de productores de residuos industriales si la actividad o
empresa así lo requiere
- Cumplimentar correctamente la Declaración anual de residuos industriales cuando sea
necesario (ver el Manual de Gestión)
- Rellenar la ficha de aceptación, (FA) y la Ficha de Seguimiento (FS) de los diferentes residuos
- Usar compañías registradas en el registro de transporte y específicamente autorizadas para
los residuos si fuese necesario (ver Manual de gestión)
- Informar al transportador de residuos, al formalizar el transporte, de las características y
riesgos de los residuos que transporta y de las acciones a emprender en caso de accidente
- Mantener un registro actualizado de los residuos con los siguientes datos:
• Código CER
• Origen del producto (proceso, causa, etc.)
• Descripción
• Gestión dada a cada uno de los residuos
o Destino y fecha de evacuación (si es necesario)
o Documentación empleada (FA, FS, etc.)
o Transportista
Este registro servirá de base para cumplimentar los daos de la declaración anual de residuos
industriales
Gestores de residuos
Las obligaciones y responsabilidades de los gestores de residuos industriales son las
siguientes:
- Estar inscrito en el Registro General de empresas gestoras de residuos de Cataluña
- Garantizar que los residuos que ingresan en su compañía son tratados y evaluados lo
más correctamente posible, de acuerdo con lo indicado en las regulaciones actuales y
especialmente en lo que respecta a la resolución y autorización
- Mantener un registro actualizado de la entrada de residuos y otro de las salidas de residuos
y materiales
- Diseñar y procesar correctamente el resumen mensual de entradas de residuos generados en
la planta, de acuerdo con las instrucciones de la Agencia de Residuos de Cataluña, tal como
lo indica el Artículo 31 del Decreto 93/1999 del 6 de abril referente a los procedimientos de
gestión de residuos
- Gestionar los residuos generales producidos en la actividad a través de compañías del
Registro General de empresas gestoras de residuos de Cataluña
- Estar inscrito en el registro de productor de residuos industriales y hacer una Declaración
anual de residuos industriales como productores de residuos
- Informar inmediatamente a la Agencia de Residuos de Cataluña de cualquier incidente
significativo producido en la planta, especialmente si afecta al proceso de gestión.
Figura 9.6.- Obligaciones de los gestores de residuos en la legislación catalana. Fuente: elaboración
propia.
260
Los residuos industriales
9.5.1 Nicaragua*
Con base en la Constitución, se aprobó la Ley General del Medio Ambiente (217)
y la Ley de Organización, Competencia y Procedimientos del Poder Ejecutivo
(290), que definen el marco de acción de los organismos estatales y no estatales
y de los ciudadanos, así como la coordinación y los mecanismos de gestión
ambiental para lograr su cumplimiento. La Ley General del Medio Ambiente y
los Recursos Naturales (Ley 217, 1996) tiene por objeto establecer las normas para
la conservación, protección, mejoramiento y restauración del medio ambiente
y los recursos naturales. Sus disposiciones son de orden público, es decir, de
obligatorio cumplimiento. El Decreto 9-96 (julio 1996) contiene el Reglamento
9-97, que reglamenta la Ley General sobre Medio Ambiente y los Recursos
Naturales y que contiene las siguientes disposiciones relativas a la Gestión de los
Residuos No Peligrosos y Peligrosos:
261
Xavier Gabarrell
9.5.2 El Salvador
En 1998, la Asamblea Legislativa aprobó la Ley del Medio Ambiente y desarrolló,
posteriormente, los correspondientes reglamentos. El Reglamento Especial
en materia de sustancias, residuos y desechos peligrosos (Mayo 2000) consta
de 10 capítulos y 82 artículos. Tiene por objeto reglamentar la Ley del Medio
Ambiente, en lo que se refiere a las actividades relacionadas con sustancias,
residuos y desechos peligrosos. Algunos de sus capítulos más destacados son:
262
Los residuos industriales
9.5.3 México
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es el órgano máximo
que regula las actividades que se desarrollan dentro del país. La Ley General del
Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA) es la responsable de la
regulación en materia ambiental. En su Artículo III define:
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Xavier Gabarrell
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Los residuos industriales
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Xavier Gabarrell
- Nivel III: (a) hospitales con más de 50 camas, (b) laboratorios clínicos
que realicen más de 100 análisis clínicos al día, (c) laboratorios para la
producción de biológicos, (d) centros de enseñanza e investigación y (e)
centros antirrábicos
9.6 Referencias
• LaGrega M.D., Buckingham P.L. and Evans J.C. (1996). “Gestión de residuos tóxicos.
Tratamiento, eliminación y recuperación de suelos”. McGraw-Hill. Madrid.
• Bilitewski B., Härdtle G., Marek K., Weissbach A. and Boeddicker H.(1997). “Waste
management”. Springer. Berlin.
• Bahu R., Crittenden B. and O’Hara J. (1997). “Management of process industry
waste”. IchemE. Rugby (UK).
• Freeman H. M. (1990). “Hazardous waste minimization”. McGraw-Hill. New York.
• Freeman H. M. (1994). “Industrial Pollution Prevention Handbook”. McGraw-Hill.
United States.
• Tchobanoglous G., Theisen H. and Vigil S. (1994). “Gestión integral de residuos
sólidos”. McGraw-Hill. Madrid.
• Theodore L. and Buonicore A. (1992). “Air Pollution control equipment”. Springer-
Verlag. NY.
• Perry R.H. (1997). “Perry’s Chemical engineer’s handbook”. (Section 26-31)7th ed.
McGraw-Hill, New York.
• Haug R.T. (1980). “Compost engineering. Principles and practice”. Technomic
Publishing C. Inc. Lancaster.
• Wang L.K. and Pereira N.C. (1980). “Solid waste processing and resource recovery”.
Handbook of Environmental Engineering. Vol 2. Humana Press, Clifton.
• Haas C.N. and Vamos R.J. (1995). “Hazardous and industrial waste treatment”.
Prentice Hall. Englewood Cliffs.
• Eckenfelder W., Jr. (1989). “Industrial water pollution control”. McGraw-Hill. New
York.
• Ármalo R.S. 1993. “Tratamiento de aguas residuales”. Reverté SA. Barcelona.
• Cookson J.T. (1994). “Bioremediation engineering: design and application”. McGraw-
Hill. New York.
En red
México
SEMERNAT: http://www.semarnat.gob.mx
Secretaría de Economía: http://www.economia.gob.mx
Europa
UE: http://europa.eu.int/eur-lex/lex/es/repert/1510.htm
Cataluña: http://www.arc-cat.net/home.asp
266
CAPÍTULO 10
LA GESTIÓN INTEGRAL DE LOS RESIDUOS EN
CENTROAMÉRICA. EL CASO DE NICARAGUA
10.0 Introducción
Los bajos niveles de cobertura y la deficiente calidad en la prestación de los
servicios de salud, saneamiento y control de la contaminación ambiental afectan
indiscriminadamente a la población urbana, urbano marginal y rural en los
países de América Latina y el Caribe. En general, en la Región Centroamericana,
los servicios relacionados con el medio ambiente presentan deficiencias
gerenciales, técnicas, operacionales y administrativas.
çAproximadamente el 77% de los residuos que se generan en Centroamérica son
dispuestos en vertederos o botaderos a cielo abierto sin ningún control, creando
problemas de contaminación ambiental a los recursos de suelo, aire, agua y
contaminación visual, lo que aunado a una proliferación de vectores y roedores,
va en detrimento de la calidad de vida de la población centroamericana.
De acuerdo a los datos presentados en el informe de la evaluación regional de
residuos sólidos para América Latina y el Caribe (OPS, Washington D.C. 2002),
el promedio de disposición final para la región (América Latina) en rellenos
sanitarios es del 22,6%, en vertederos o rellenos controlados es el 23,7% y, en
vertederos o botaderos a cielo abierto o cursos de agua, se concentra el 45,3%
restante.
Con relación a la recuperación de materiales con potencial reciclable, en
promedio el 85% de los desechos de la región, de acuerdo al estudio anterior, está
compuesto de papel, cartón, metales, vidrios, orgánicos perecederos y plásticos,
todos los cuales teóricamente son reciclables. Aun cuando los niveles actuales de
recuperación no son altos, existe un gran potencial de recuperación que no está
siendo explotado.
Uno de los problemas más comunes en la región de Centroamérica, referente
a los residuos sólidos, es la falta de infraestructura y recursos, tanto a nivel
de municipalidades como de programas gubernamentales y/o instituciones
encargadas de brindar el servicio. Así mismo se adolece de tarifas coherentes y
de una estructura de cobro eficiente en concepto de recolección y disposición
final, lo cual no permite generar fondos suficientes para modernizar los sistemas
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Mauricio Lacayo Escobar
268
La gestión integral de los residuos en Centroamérica. El caso de Nicaragua
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270
La gestión integral de los residuos en Centroamérica. El caso de Nicaragua
insuficiente para resolver los problemas que representa el manejo de los residuos
sólidos municipales. Esto se asocia a los bajos salarios que se asignan a estos
servicios como resultado de la falta de recuperación de los costos.
En la mayoría de los municipios del país existe una falta de planificación del
servicio, escasos presupuestos y trámites administrativos complicados. No hay
control de las operaciones que, por consiguiente, no están documentadas; no existe
capacidad técnica en el diseño de rutas para la recolección; no existe información
confiable sobre la producción de residuos en lo relativo a las diferentes fuentes
de generación (domiciliar, mercado, industria, comercio, hospitales, etc.), lo que
se traduce en una falta de cumplimiento de las disposiciones y competencias
establecidas al municipio en el marco legal vigente.
Por otra parte, es importante señalar que a lo anterior se suma la falta de
instrumentos locales (ordenanzas municipales) que obliguen a los diferentes
actores a asumir su responsabilidad social y ambiental en el manejo de los
residuos, así como la carencia de recursos humanos calificados en la materia.
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La gestión integral de los residuos en Centroamérica. El caso de Nicaragua
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La gestión integral de los residuos en Centroamérica. El caso de Nicaragua
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10.4 Conclusiones
Como resultado de la pobre educación higiénico sanitaria y ambiental de la
población, la escasa infraestructura para el manejo de los residuos, el débil marco
legal del país y el bajo gerenciamiento por parte de los gobiernos locales, se
concluye que el manejo de los residuos sólidos en el país es deficiente y demanda
urgentemente un proceso serio de intervención del estado y de la sociedad
nicaragüense, lo cual se traduzca en una comunicación efectiva con todos los
actores y sectores sociales que deben estar involucrados en su operación, que
permita encontrar posibles soluciones a la problemática planteada.
En este sentido, se requiere de una buena administración, eficaz y efectiva,
cuyas decisiones en el corto y largo plazo se sustenten en diagnósticos confiables
acerca de la situación de los residuos. Así mismo se hace esencial contar con una
estrategia a largo plazo, clara y bien definida, que describa cómo se establecerá y
operará el sistema.
Tomando en cuenta lo vital que representa las capacidades del recurso humano,
la estabilidad del personal encargado de la operación del sistema es indispensable
para el desarrollo de estrategias a largo plazo y la mejora continua en el
desempeño del mismo.
Es esencial el desarrollo de infraestructura para un manejo seguro de los
residuos, así como el fortalecimiento del marco legal, que se exprese en el corto
plazo en la formulación de la ley especial de residuos sólidos.
Se requiere imperiosamente la introducción de instrumentos económicos como
una herramienta para disminuir la envergadura del problema de la gestión de
los residuos, que estimulen el interés propio de los consumidores, productores
y prestadores del servicio para mejorar el manejo de los residuos sólidos e
incorporar el principio “el que contamina, paga” para cubrir totalmente los
costos de las externalidades ambientales.
Finalmente, es imprescindible la definición de un cobro justo por el servicio
de limpieza y la reintegración de los ingresos a dichos servicios para su
fortalecimiento, así como de aportaciones provenientes de otras fuentes
(incluyendo de fondos ambientales creados a partir del cobro de multas y
pagos de derechos) y de donaciones de agencias de cooperación nacionales e
internacionales.
282
La gestión integral de los residuos en Centroamérica. El caso de Nicaragua
10.5 Referencias
• BCN (2007). “Nicaragua en cifras”.
• A.N. (2003). Decreto No. 3584 Reglamento a la Ley No. 28. “Estatuto de Autonomía
de las Regiones de la Costa Atlántica de Nicaragua”.
• INFOM (1996). “Estudio sobre Sistema de Recolección y Tratamiento de Basura en
41 Municipios de Nicaragua”.
• INIFOM (1996). “Manejo Integral de los Desechos Sólidos a Nivel Nacional”.
(PROMIDS-Nacional).
• OPS/OMS (2002). “Informe de la evaluación regional de residuos sólidos para
América Latina y el Caribe”. Washington D.C.
• Ley No. 217 (1996). “Ley General del Medio Ambiente y los Recursos Naturales”.
Publicada en la Gaceta No. 105 del 6 de junio de 1996.
• Ley No. 40 y 261 (1988). Ley de Municipios, Ley de Reforma e Incorporación a la Ley
de Municipios. Publicada en la Gaceta No. 155 del 17 de agosto de 1988.
• Ley General de Salud. 2002.
• Ley 451 (2003). Ley Especial que autoriza el cobro de contribución especial para el
mantenimiento, limpieza, medio ambiente y seguridad ciudadana en las playas de
Nicaragua.
• MARENA (2001). “Plan Ambiental de Nicaragua”. 2000-2005.
• MARENA-CNEA (2003). “Lineamientos de Política y Estrategia Nacional de
Educación Ambiental”.
• MINSA-OPS/OMS (2007). “Diagnóstico Situacional de los Residuos Sólidos
Hospitalarios en el SILAIS”. Managua.
• NTON 05 013-01. Norma Técnica para el Control Ambiental de los Rellenos
Sanitarios para Desechos Sólidos no Peligrosos.
• NTON 05 015-01. Norma Técnica Obligatoria Nicaragüense para el Manejo y
Eliminación de Residuos Sólidos Peligrosos.
• NTON 05 014-01. Norma Técnica Ambiental para el Manejo, Tratamiento y
Disposición Final de los Desechos Sólidos No-Peligrosos.
• NTON 05 005-03. Norma Técnica Obligatoria para el Control Ambiental de Plantas
Procesadoras de Productos Lácteos.
• OPS/OMS (1994). “Desechos Peligrosos y salud en América Latina y El Caribe”. Serie
Ambiental No.14.
• OPS/OMS (1995). “El Manejo de los Residuos Sólidos Municipales en América Latina
y El Caribe”. Serie Ambiental No.15.
• OPS/OMS (1997). “Análisis Sectorial de Residuos Sólidos en Nicaragua”. Serie
Estudios No.12.
• MARENA (2005). “Política Nacional sobre Gestión Integral de los Residuos Sólidos
(2004-2023)”.
• PNUD (2000). “El Desarrollo Humano en Nicaragua. Equidad para superar la
vulnerabilidad” (idhn2000@tmx.com.ni).
283
CAPÍTULO 11
CONTAMINACIÓN DEL AGUA: ORIGEN,
CONTROL Y MONITOREO
Ignasi Rodríguez-Roda
Joaquim Comas y Manel Poch
11.0 Introducción
El término “agua residual” hace referencia a toda combinación de líquidos
o aguas que transportan residuos procedentes de residencias, instalaciones
públicas y centros comerciales e industriales y a las que, eventualmente, se
pueden incorporar aguas subterráneas, superficiales y pluviales.
La intensa explotación de recursos que supone la creciente industrialización del
mundo, ha agravado notablemente un problema ya de por sí complejo, como es
el del tratamiento de las aguas residuales. Con el paso de los años, no solo ha
aumentado la cantidad de agua residual generada, sino también la concentración
de contaminantes que esta transporta, así como la cantidad de nuevos
compuestos de síntesis (se estima que aparecen hasta 10 000 nuevos productos
cada año) que se producen.
En los complejos ecosistemas naturales, las interacciones existentes entre todos
sus componentes permiten al sistema asimilar las pequeñas perturbaciones
tendentes a modificar su equilibrio natural. Dentro del ecosistema global, el ciclo
hidrológico garantiza la circulación y disponibilidad de agua (aparte las reservas
naturales, cada año llegan a la tierra en forma de precipitación -lluvia y/o nieve-
unos 113 billones de metros cúbicos). El hombre, que antiguamente tan sólo era
una pequeña etapa de este ciclo, se ha convertido en su factor determinante, y la
madre naturaleza se ha visto superada en su lucha por mantener unas mínimas
condiciones que permitan el desarrollo de la vida.
El impresionante volumen de agua residual que producen las aglomeraciones de
población de millones de habitantes, como México DF., Sao Paulo o New York,
o las elevadas concentraciones de combinaciones complejas de compuestos
que caracterizan las corrientes de subproductos de determinados procesos
químicos que sustentan la industria moderna, muestran que el hombre no
tiene límites a la hora de superar la capacidad autodepurativa que presenta
(¿presentaba?) el ecosistema, cada vez más debilitado y susceptible. Queda claro,
pues, que el hombre y su actividad resultan ser los principales responsables
de la contaminación de los recursos hidráulicos. Pero el hombre es también el
285
Ignasi Rodríguez-Roda, Joaquim Comas y Manel Poch
único que puede actuar sobre estos focos contaminantes con objeto de reducir
su impacto hasta unos límites asimilables por el entorno y de facilitar, de este
modo, el restablecimiento del equilibrio natural.
Pese a que, en esta asignatura, nos centraremos en el origen y monitoreo de las
aguas residuales así como en sus sistemas de tratamiento (intensivos y naturales),
cabe recordar que existe un consenso para considerar la depuración como el paso
final de un proceso más global y sostenible, que hace énfasis en una política de
actuación sobre los hábitos y comportamientos, con el fin de controlar y evitar
el consumo elevado e irracional de los recursos, minimizado la generación de
residuos generados en origen.
286
Contaminación del agua: origen, control y monitoreo
287
Ignasi Rodríguez-Roda, Joaquim Comas y Manel Poch
288
Contaminación del agua: origen, control y monitoreo
Carga unitaria
Componente
(g persona-1 día-1)
DBO5 95
DQO 180
SST 104
N orgánico 9
N amoniacal 9
Fósforo total 4
Tabla 11.2.- Estimación de la carga contaminante diaria por habitante. Fuente: Metcalf and Eddy,
2003.
289
Ignasi Rodríguez-Roda, Joaquim Comas y Manel Poch
290
Contaminación del agua: origen, control y monitoreo
su paso previo por un tamiz que separa parte del material básicamente
inorgánico presente (como los pelos o las colillas de cigarrillos). Cuando
la carga es demasiado elevada, o el tiempo de retención insuficiente, se
puede completar la decantación natural de la materia en suspensión
por adición de coagulantes y floculantes químicos. Este tratamiento
químico es obligado cuando el agua contiene metales o algún tóxico que
pueda interferir en la actividad de los microorganismos en la posterior
etapa biológica.
- Seguidamente, el agua, libre ya de la mayoría de contaminantes
particulados, pasa a la etapa de tratamiento secundario, la más
importante del proceso. El fundamento de esta etapa es acelerar un
proceso biológico que se produce de modo natural en el ecosistema,
es decir, la degradación por parte de una población multiespecífica de
microorganismos de la materia orgánica y de los nutrientes disueltos en
el agua. Esta reacción se lleva a cabo en los biorreactores, en los que
el agua se mezcla debidamente. Cuando el proceso de depuración es
anaeróbico, se aporta oxígeno al agua. Más adelante en este capítulo,
se detallan las configuraciones más habituales, los mecanismos y la
operación que posibilita este binomio depurativo bacteria-sustrato.
- Siguiendo el camino que recorre el agua a lo largo de la EDAR, la
última de las etapas consiste en una nueva separación que suele llevarse
a cabo en los decantadores secundarios, aunque también es habitual
encontrar sistemas de separación por flotación o microfiltración por
membranas. El objetivo es lograr una correcta separación entre el agua
residual tratada y la biomasa presente. El sobrenadante suele ser vertido
directamente hacia el medio receptor, donde sigue su ciclo natural
aunque, en caso de mayor requerimiento de calidad (riego, reutilización,
recarga de acuíferos, etc.), puede recibir un tratamiento más avanzado
como la cloración, el filtrado mediante lechos de arena, la adsorción en
carbón activo, o la ósmosis inversa.
- Paralelamente, las dos fases de decantación generan una elevada
cantidad de sólidos, conocidos como fango o lodos primarios y lodos
secundarios, que precisan de un tratamiento específico para reducir
su volumen y peso y mejorar sus características. Esta nueva secuencia
de procesos se engloba en una nueva línea de tratamiento, la línea de
lodos, que suele constar de un espesamiento inicial por gravedad, una
digestión y estabilización (normalmente anaeróbica y con la adición
de agentes químicos) y una deshidratación final (en general mecánica,
aunque existe la posibilidad de tratamientos térmicos e incineración).
291
Ignasi Rodríguez-Roda, Joaquim Comas y Manel Poch
influente efluente
recirculación purga
292
Contaminación del agua: origen, control y monitoreo
F/M
SRT
Tipo de Carga (Kg DBO5/Kg
(edad celular, días)
SSVLM-1 día-1)
Alta 3-5 0,4 - 1,5
Media 5 - 15 0,2 - 0,4
Baja 15 - 30 0,05 - 0,2
Tabla 11.3.- Cargas típicas del sistema de lodos activos. Fuente: Metcalf and Eddy, 2003.
293
Ignasi Rodríguez-Roda, Joaquim Comas y Manel Poch
• Nitritación
• Nitratación
• Desnitrificación
294
Contaminación del agua: origen, control y monitoreo
instrumentos para medir y regular las variables clave del proceso (como el
oxígeno aportado, el caudal de recirculación, el tiempo de retención celular, etc.).
Sin embargo, este aumento del rendimiento del proceso conlleva un aumento del
coste, no tan sólo de operación y consumo energético, sino también de inversión
y de mantenimiento.
Frente a los inconvenientes de estos sistemas intensivos, se han ido proponiendo
sistemas naturales de tratamiento de las aguas residuales, también llamados
sistemas blandos, extensivos o no convencionales, que se basan en el uso
de componentes o matrices naturales. Normalmente, estos sistemas son
construcciones artificiales, pero aprovechan la posibilidad de depuración que
ofrece el suelo cuando el agua se infiltra a su través y, muy especialmente, cuando
el suelo soporta cultivos.
Existen distintas tecnologías consideradas sistemas naturales. Dado que es difícil
que alcancen rendimientos elevados por unidad de volumen, requieren grandes
extensiones de terreno y suelen llevar asociado un sistema de pretratamiento
que reduce la cantidad y el tamaño de los sólidos. El control del proceso es más
difícil que en los sistemas intensivos, ya que se dispone de menos posibilidades
de actuación frente a determinadas perturbaciones. La Tabla 11.5 recoge la
comparación entre los sistemas intensivos y los naturales.
295
Ignasi Rodríguez-Roda, Joaquim Comas y Manel Poch
Los sistemas naturales se pueden clasificar de múltiples formas, una de las cuales
se basa en el tipo de biomasa. Así podemos distinguir:
296
Contaminación del agua: origen, control y monitoreo
ARENA
GRAVA
Figura 11.2.- Esquema del sistema de infi ltración – percolación. Fuente: Material del Laboratorio
de Ciencias del Suelo, Facultad de Farmacia, Universidad de Barcelona.
297
Ignasi Rodríguez-Roda, Joaquim Comas y Manel Poch
11.4.3 Humedales
Se denomina humedal (wetland) a cualquier depresión en la que el agua se
acumula varios días durante el periodo de crecida (hidroperiodo) y donde se
establece una determinada flora acuática y el suelo se encuentra suficientemente
saturado de agua, hecho que permite la actividad bacteriana (Figura 11.3).
Los humedales artificiales son sistemas diseñados y construidos con el fin de
reproducir de un modo más controlado los procesos de autodepuración que se
producen en los humedales naturales. Los mecanismos de depuración en los
humedales son complejos y engloban la oxidación bacteriana, la filtración, la
sedimentación y la precipitación química. Las zonas aeróbicas se encuentran
situadas alrededor de las raíces y de los rizomas, donde se desarrollan las
correspondientes especies bacterianas (las mismas que se desarrollan en los
sistemas intensivos convencionales).
298
Contaminación del agua: origen, control y monitoreo
Figura 11.4.- Esquema de funcionamiento de los fi ltros verdes. Fuente: Turon, 2007.
299
Ignasi Rodríguez-Roda, Joaquim Comas y Manel Poch
11.4.5 Lagunaje
Las lagunas son balsas artificiales donde el agua residual circula y desde las
cuales (después de un tiempo de retención de numerosos días) se descarga
el efluente tratado. Los sistemas de lagunaje están formados por una serie de
balsas construidas por excavación y compactación del terreno, que funcionan
como depósitos de almacenamiento. En general, es necesario impermeabilizarlas
para proteger la contaminación de las aguas subterráneas. Las lagunas pueden
ser anaeróbicas, facultativas o de maduración (aeróbicas). Por norma general, las
lagunas anaeróbicas y las lagunas facultativas se diseñan principalmente para
la reducción de materia orgánica, y las lagunas de maduración para la reducción
de patógenos. Los sistemas de lagunaje son muy simples, tienen un bajo coste de
operación y una gran eficacia depurativa. Por el contrario, sus requerimientos de
espacio son muy elevados (Figura 11.5). Cabe distinguir dos tipos principales de
lagunaje:
300
Contaminación del agua: origen, control y monitoreo
Figura 11.5.- Esquema general de funcionamiento del lagunaje. Fuente: CTGREF d’Aix en
Provence, 1979.
11.5 Referencias
Alexandre O., Boutin C., Duchène P., Lagrange C., Lakel A., Liénard A. et Orditz D.
(1998). “Filières d’épuration adaptées aux petites collectivités”. Document technique
FNDAE nº 22. Cemagref Editions. Lion (France). ISBN: 2-85362-495-1.
Comisión Europea (2001). “Procesos extensivos de depuración de las aguas residuales
adaptadas a las pequeñas y medias colectividades”. Oficina de publicaciones oficiales
de las comunidades europeas. ISBN: 92-894-1690-4.
Crites R. y Tchobanoglous G. (2000). “Sistemas de manejo de aguas residuales para
núcleos pequeños y descentralizados”. McGraw-Hill Interamericana, S.A.. Santafé de
Bogotá (Colombia).
EPA (1999). “Manual of Wastewater treatment / disposal for small communities”.
EPA/625/R-92/005. U.S. Environmental Protection Agency – Office of Research and
Development. Office of Water. Washington DC 20460.
Ferrer J. y Seco A. (2003). “Tratamientos biológicos de aguas residuales”. Editorial
Universidad Politécnica de Valencia, ref. 2003.358. Valencia.
301
Ignasi Rodríguez-Roda, Joaquim Comas y Manel Poch
Grady Jr. C.P.L., Daigger G.T. and Lim H.C. (1999). “Biological Wastewater Treatment”.
2nd edition, Marcel Dekker Inc. New Cork.
Metcalf and Eddy (2003). “Wastewater Engineering. Treatment and Reuse”. 4th edition,
McGraw-Hill. New Cork.
Poch M. (1999). “Las Calidades del Agua”. Departament de Medi Ambient de la
Generalitat de Catalunya, Editorial Rubes. Barcelona.
Reed, S.C. and R.W. Crites, E.J. (1995). “Natural systems for Waste Management and
Treatment”. Second Edition. McGraw Hill Co. New York, New Cork.
Rodríguez-Roda I. (1998). “Desenvolupament d’un protocol per l’aplicació de sistemes
basats en el coneixement a la gestió d’estacions depuradores d’aigües residuals
urbanes”. Tesis Doctoral, Programa de Doctorado en Ingenieria Industrial,
Universitat de Girona.
Turon C. (2007). “EDSS-maintenance prototype: an environmental decision support
system to assess the definition of operation and maintenance protocols for horizontal
subsurface constructed wetlands”. Programa de Doctorado en Medio Ambiente,
Universitat de Girona.
WEF (1996). “Operation of Municipal wastewater treatment plants”. Manual of Practice
11. 5th edition, Water Environment Federation. Alexandria.
WEF (2000). “Natural Systems for Wastewater Treatment”. Water Environment
Federation WEF Manual of Practice FD-16.
302
CAPÍTULO 12
SEGURIDAD INDUSTRIAL
Xavier Gabarrell
12.0 Introducción
Los accidentes industriales no son patrimonio de ningún sector industrial. Para
cada una de las diferentes actividades industriales, existe algún tipo de riesgo
asociado. El riesgo cero no existe. Sirva solo de ejemplo la reflexión sobre cómo
el avance tecnológico ha comportado también, casi de forma inevitable, el
incremento de los accidentes industriales.
La industria química
La evolución de la industria química es un hecho reciente y va ligada a la evolución
de otros sectores industriales. Se originó a partir de la revolución industrial que,
en Inglaterra, se produjo a principios del siglo XIX, y que llegó más tarde a otros
países. El auge industrial ocasionó la necesidad de algunos productos químicos,
principalmente álcalis y ácidos (Heaton, 1996) que la industria química debía
satisfacer. Se trataba de procesos industriales de la Química inorgánica. La
industria de la Química orgánica se inició a partir de 1860 con la explotación de
los descubrimientos realizados por Perkin unos años antes sobre los colorantes
sintéticos. La industria química de los tintes sintéticos creció muy rápidamente
y, durante dos décadas, la industria británica dominó el mercado internacional.
Pero la investigación en Gran Bretaña tendía a ser muy académica, mientras
que en Alemania se ponía el acento en los aspectos relacionados con las
aplicaciones. Gran Bretaña perdió la hegemonía del mercado, que pasó a manos
alemanas, quienes antes de la Guerra Europea controlaban el 75% del mercado
internacional. Este dominio fue consecuencia de los avances científicos obtenidos
en el campo de los colorantes, pero también, y al mismo tiempo, del desarrollo
en el proceso de producción del ácido sulfúrico y del proceso de obtención del
amoniaco a partir de nitrógeno e hidrógeno. En esta fase, nacieron algunos de
los grandes grupos industriales actuales alemanes: BASF, Bayer, Hoechst, etc.
Estas empresas diversificaron rápidamente su producción hacia otros campos,
como el de los fertilizantes, los productos farmacéuticos sintéticos, etc.
Sin embargo, la guerra y sus resultados dieron inicio a una fase de profundos
cambios. Tanto Gran Bretaña como Alemania aceleraron la producción de
aquellos productos necesarios para la fabricación de explosivos. Alemania estaba
303
Xavier Gabarrell
304
Seguridad industrial
Accidente Consecuencias
Flixborough (UK), 1 de junio de 1974. 28 muertos y cientos de heridos.
En una planta de Nypro la rotura de Destrucción completa de las instalaciones.
una tubería provoca la descarga de unas
80 toneladas de ciclohexano líquido y
caliente. La nube resultante da origen a
una explosión de gran poder destructivo.
Seveso (Italia), 9 de julio de 1976. En una Fue preciso evacuar a más de 1000
planta de Icmesa (Horman La Roche), personas. No hubo muertes como
una reacción química fuera de control consecuencia directa del accidente, pero
provoca el venteo de un reactor, liberando la dioxina afectó a muchas personas
unas 2 toneladas de productos químicos (acné por cloro), se produjeron abortos
a la atmósfera. Entre estos había entre espontáneos y contaminación del suelo.
0,5 y 2 kg de dioxina (TCDD), cuya dosis
letal para una persona de sensibilidad
promedio es inferior a 0,1 mg.
Camping de Els Alfacs, St. Carles de la 215 muertos.
Rapita, Catalunya, 11 de julio de 1978.
Un camión de 39 Tm, sobrecargado
con unos 45 m3 de propileno, dio
origen a una explosión tipo BLEVE al
chocar con la pared del camping.
Cubatao (Brasil), 25 de febrero de 1984. Al menos 500 muertos.
Un oleoducto sufre daños. La gasolina
que escapa se evapora y se inflama, dando
origen a una gran esfera de fuego.
México D.F. (México), 19 de noviembre de 452 muertos y más de 4200 heridos.
1984. Hacen explosión varios contenedores El número de desaparecidos puede
con G.L.P. en San Juan de Ixhuatepec. estar en torno a 1000 personas.
Bhopal (India), 17 de diciembre de 1984. 2500 muertes directas por envenenamiento
Se produce un escape de gas venenoso y aproximadamente el mismo número
(isocianato de metilo) en una planta en condiciones críticas. Unas 150 000
de Unión Carbide que producía una personas requirieron tratamiento médico.
sustancia insecticida. La emisión se esparce Se produjeron efectos a largo plazo,
sobre una superficie de unos 40 km2. como ceguera, trastornos mentales,
lesiones hepáticas y renales, así como
malformaciones embrionarias.
305
Xavier Gabarrell
y a 3335 casos en el período 1983-1992. Según los datos registrados sobre estos
accidentes, en un 50 % de los casos se había producido una fuga, en un 44 % de
los casos un incendio, en un 36% una explosión y en un 12 % una nube de gas. El
estudio también clasificaba los accidentes por el número de muertos en los casos
en los que dicha información estaba registrada: en el 58,6% de los accidentes no
hubo muertes; en el 34,7 % hubo entre 1 y 10 muertes; en el 5,9 % hubo entre 11
y 100 personas muertas; en el 0,6 % hubo entre 101 y 1000 muertes, y en el 0,2 %
de los accidentes hubo más de 1000 muertes.
El coste de los accidentes en la industria química es difícil de cuantificar. Así,
por ejemplo, durante 1984, en tan solo 5 accidentes en la industria química
se produjeron unas pérdidas directas estimadas en 268 millones de dólares
(Santamaría 1994). Al coste total material directo de los accidentes es necesario
añadirle el debido a las consiguientes paradas de la producción y pérdidas de
materias primas y producto, el debido a los litigios y a las indemnizaciones por
causa de daños a las personas o a la propiedad, así como las primas de los seguros.
Desde que Rachel Carson, en 1962, advirtiera en su libro Silent Spring de los
efectos medioambientales adversos de algunos pesticidas, y la tragedia de
la talidomida un año antes, ha crecido la conciencia medioambiental sobre
estas cuestiones. En la tabla 12.2 se recogen algunos hitos significativos en
el desarrollo de la conciencia medioambiental. Algunos de los principales
problemas medioambientales van más allá de la industria química: la lluvia
ácida, el efecto invernadero, los residuos nucleares, etc. Pero, sin duda alguna,
la industria química también contribuye aunque solo sea en algunos casos al
consumo de energía. Todo procedimiento químico supone la transformación de
una o varias materias primas en uno o varios productos. A veces, junto a estos,
aparecen otros –subproductos- no deseados e inevitables que pueden tener valor
para otros fines. Dada la imposibilidad práctica, en algunos casos, de llevar a
cabo las transformaciones en su totalidad, la parte de materia no transformada
y las intermedias que no es posible recoger constituyen un conjunto de residuos
que, si escapan al ambiente, son causa de contaminación. El creciente aumento
de la producción llevaba consigo un creciente aumento de los residuos.
Fecha Evento
1950 Envenenamiento por mercurio en Minamata (Japón) 1950-1960.
1952 El smog de Londres causa 4000 muertos
1957 Incendio en el reactor nuclear de Windscale, causando una fuga radioactiva
1962 Publicación de Silent Spring, de Rachel Carson
1966 Desastre de Aberfan
1967 Desastre del petrolero Torrey Canyon cerca de las Islas Scilly
1968 Publicación de la Bomba de la población de Paul Ehrlich
1970 Creación de la Environmental Protection Agency de los Estados Unidos de
Norteamérica
306
Seguridad industrial
Fecha Evento
1970 Gran Bretaña crea la Royal Commission on Environmental Pollution
1970 Año Europeo de la Conservación
1972 Publicación de Los límites del crecimiento
1972 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano en
Estocolmo
1972 La Comunidad Europea decide adoptar una política medioambiental
1976 Publicación de La cuestión de la energía de Gerarld Foley
1979 Riesgos de fusión en la central nuclear de Three Mile Island (USA)
1980 Tras el incidente de Love Canal se establece el superfondo (USA)
1982 Se acuerda una moratoria de 10 años en la comercialización de carne de ballena
1984 Accidente en la planta de Unión Carbide en Bophal (India).
1984 Explosión en una planta de gas natural licuado en Ciudad de México.
1985 El barco Rainbow Warrior es volado por agentes de la inteligencia francesa
1985 La población mundial sobrepasa los 5.000 millones
1986 Desastre en la central nuclear de Chernobyl en Ucrania
1986 Comienza a comercializarse la gasolina sin plomo en Gran Bretaña
1986 El incendio en un almacén de Sandoz en Basilea contamina el Rhin
1987 Se publica Our Common Future de Gro Harlem Brundtland
1987 Año del Medio Ambiente en Europa
1988 Asesinato de Chico Mendes, activista contra la deforestación y la destrucción del
Amazonas
1988 Publicación de la Guía del Consumidor Verde
1989 Accidente del petrolero Exxon Valdez en Alaska
1990 Multa a la compañía Shell con un millón de libras por contaminación petrolífera
en Mersey
1992 Publicación de la norma británica BS 7750 sobre Sistemas de Gestión
Medioambiental
1992 Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo. Río (Brasil)
1993 Accidente del petrolero Mar Egeo en el puerto de La Coruña
1993 Accidente del petrolero Braer en el Reino Unido
1993 Se publican las normas española UNE 77-801 y UNE 77-802 sobre Sistemas de
Gestión Medioambiental y Auditorías Medioambientales, respectivamente.
Tabla 12.2.- Algunos hitos significativos en el desarrollo de la conciencia medioambiental
1950-1993. Fuente: Hunt, 1996.
Se pueden citar también otros factores importantes que han obligado a realizar
un gran esfuerzo tecnológico en los últimos años. Entre ellos cabe citar las crisis
del petróleo, con el consiguiente encarecimiento de algunas materias primas
y de la energía, la aparición en la escena mundial de zonas geográficas -como
el Sudeste Asiático- con una gran competitividad por su fuerte expansión
económica y bajo costo de la mano de obra, etc.
307
Xavier Gabarrell
Seguridad integrada
La idea básica y objetivo general de la seguridad y la salud laboral es la
eliminación de todos los accidentes, produzcan o no daños personales y
enfermedades profesionales, por medio de la prevención. Este objetivo general
de seguridad incluye también la reducción de sus consecuencias. Germán Burriel
(1997) cita una encuesta realizada en 1991, según la cual 41 millones de europeos,
308
Seguridad industrial
Normativa
El conocimiento de la legislación industrial es del todo necesario, porque
condiciona en muchos casos las actuaciones en materia de seguridad.
La legislación europea puede consultarse de forma gratuita en la página
Eur-Lex que está ubicada en la dirección http://eur-lex.europa.eu/es/. En
este sitio de Internet, la legislación se encuentra agrupada y, en especial, los
temas de seguridad se encuentran en el apartado 05.20.20.10 Seguridad de los
Trabajadores.
12.1 Señalización
La señalización está integrada por el conjunto de estímulos que informan a la
persona sobre la mejor conducta a seguir frente a circunstancias que conviene
resaltar. Por lo tanto, debe dar a conocer un mensaje, ser clara y de interpretación
única; ha de informar sobre la conducta a seguir y dar la posibilidad real de
cumplir con aquello que se indica.
La Directiva 92/58/CEE1 del Consejo de 24 de de 24 de junio de 1992, establece
las disposiciones mínimas en materia de señalización de seguridad y salud en el
309
Xavier Gabarrell
trabajo para los estados miembros de la Unión Europea. En ella se establece que
el empresario deberá prever o cerciorarse de la existencia de una señalización
de seguridad y de salud en el trabajo, cuando los riesgos no puedan evitarse o
limitarse suficientemente por medios técnicos de protección colectiva o con
medidas, métodos o procedimientos de organización del trabajo. La señalización
de seguridad no puede considerarse una medida sustitutoria de la formación e
información de los trabajadores en materia de seguridad y salud en el trabajo;
tampoco elimina el peligro, sino que advierte e informa del mismo, aunque
el peligro continúa existiendo. En la figura 12.1 se presenta un ejemplo de las
señales de obligación.
Figura 12.1.- Señales de obligación. Forma redonda. Pictograma blanco sobre fondo azul (el azul
deberá cubrir como mínimo el 50% de la superficie de la señal). Fuente: http://www.mtas.es/
insht/legislation/tl_sen.htm.
12.2.1 Clasificación
Las substancias, preparados y productos químicos peligrosos son aquellos que
pueden dañar directa o indirectamente a las persona, a los bienes o al medio
ambiente.
El objetivo de su clasificación es identificar todas sus propiedades fisicoquímicas,
toxicológicas y ecotoxicológicas que puedan suponer un riesgo en el momento
de utilizarlas o manipularlas. Existe el compromiso de luchar por conseguir en
el futuro la armonización de los sistemas de clasificación de materias peligrosas,
compromiso recogido en el capítulo 19 del Programa 21 de la Conferencia de las
310
Seguridad industrial
311
Xavier Gabarrell
312
Seguridad industrial
313
Xavier Gabarrell
314
Seguridad industrial
8: Corrosividad
9: Peligro de reacción violenta resultado de descomposición espontánea
o polimerización
315
Xavier Gabarrell
316
Seguridad industrial
- Análisis cuantitativo
317
Xavier Gabarrell
Una vez identificados los posibles peligros, debemos modelizar las posibles
consecuencias de los accidentes que se puedan derivar de ellos. La mayoría
de estos accidentes mayores terminarán en fuego, explosiones o dispersión de
materiales tóxicos o de materiales de alta reactividad.
En caso de incendio, trataremos de estimar el calor emitido en el mismo, por
lo que será necesario conocer la cantidad de combustible involucrado y el
radio o diámetro de las llamas, así como su altura. A partir del calor emitido,
posteriormente podremos estimar la energía que alcanzaría a una superficie
receptora u observador que se encuentre a una determinada distancia.
Para las explosiones, se estimará además de la energía suministrada a la onda
de choque, el alcance de posibles proyectiles (por si los hubiese). Al igual que en
los incendios, el objetivo último será determinar como incide dicha sobrepresión
en un observador o superficie receptora que se encuentren a una determinada
distancia del punto de emisión o explosión.
La modelización de la dispersión de materiales tóxicos pretende seguir la
evolución en el espacio y en el tiempo de la concentración de un contaminante
emitido como resultado de un accidente (se excluye la contaminación difusa).
Conocidos los efectos de un accidente (radiación térmica, onda de choque,
evolución de la concentración de una sustancia tóxica) , se requiere además
conocer sus consecuencias sobre las personas y el medio. Se debe estimar qué
sucedería si estos efectos actuasen sobre una persona, sobre el medio o sobre
edificios, equipos, etc. Esto puede estimarse a partir de datos tabulados y gráficos
o bien mediante los llamados modelos de vulnerabilidad.
Para el estudio de estas metodologías, así como para ampliar los conceptos
presentados, se sugiere consultar los textos de Casal et al. (1996), Santamaría y
Braña (1994), CCPS (1996 y 2000), Burriel (1998), AIChE (1992 y 1994) y INSHT.
12.5 Referencias
AIChe (1992). “Guidelines for Hazard Evaluation Procedures, with Worked Examples”.
2nd edition. New York.
AIChE (1994). “Dow’s fire & explosion index hazard classification guide”. 7th edition.
New York.
AIChE (1994). “Dow’s chemical exposure index guide”. New York.
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edition. AIChe. New York.
318
Seguridad industrial
CCPS and AIChE (2000). “Guidelines for Chemical Process Quantitative Risk Analysis.
2nd edition. AIChe. New York.
Heaton A. (1996). “An Introduction to Industrial Chemistry”. 3rd edition. Blackie A&P.
London.
Hunt D. and Johnson C. (1996). “Sistemas de gestión medioambiental. Principios y
práctica”. McGrawHill. Madrid.
Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (sin fecha). “Índices de riesgo de
procesos químicos: metodología de autoevaluación”. Madrid.
Santamaría J.M. y Braña P.A. (1994). “Análisis y reducción de riesgos en la industria
química”. Editorial Mapfre. Madrid.
319
CAPÍTULO 13
MEDIDAS NO ESTRUCTURALES DE PREVENCIÓN:
DESDE LA REDUCCIÓN DE LA VULNERABILIDAD
FÍSICA HACIA EL ORDENAMIENTO URBANÍSTICO
Scira Menoni
13.0 Introducción
Tanto en literatura como en los documentos de los organismos internacionales,
se pueden encontrar muy diversas definiciones de riesgo y desastre, entendiendo
el riesgo como un desastre potencial. Esta potencialidad se expresa como la
probabilidad de que se registren daños cuando ocurre un evento natural como
un terremoto, una erupción volcánica, o una inundación. Los daños pueden
medirse en víctimas o en daños económicos.
Pudiera parecer que este campo de estudio está bien definido sin ambigüedades
pero, en realidad, hay muchas interpretaciones distintas de los términos riesgo,
desastre y otros que forman parte del léxico utilizado por los especialistas, tal
y como lo evidencia el gran número de glosarios elaborados en cada proyecto
por cada organización e institución que se ocupa de ese tema. La comunidad
científica no ha alcanzado todavía un acuerdo sobre su propio objeto de
estudio. Según la disciplina de cada científico, la noción de riesgo incluye solo
los fenómenos que pueden provocar daños o, por el contrario, se amplía hasta
coincidir con la noción de subdesarrollo.
A falta de una definición unívoca de riesgo, tanto los científicos que estudian
los fenómenos naturales como los que tratan problemas de desarrollo afirman
ocuparse del riesgo. Las dos formas de enfrentar la cuestión nos parecen
insatisfactorias, por lo que se explicará en los párrafos siguientes.
El primer tipo de aproximación no tiene en cuenta las diferencias, a veces
radicales, entre las consecuencias de un evento extremo en diferentes regiones
o países, que solo pueden explicarse haciendo referencia a sus distintos grados
de vulnerabilidad. Este último concepto describe la falta de capacidad para
enfrentarse a un evento extremo, ya sea en el sentido físico (resistencia de las
estructuras) ya en el social y económico.
Por otra parte, como afirman Rocha y Christoplos (2001), los riesgos y,
particularmente, los riesgos naturales, no golpean solo a los países pobres o solo
321
Scira Menoni
a los pobres, así como las buenas estrategias de desarrollo no siempre coinciden
con las de prevención de riesgo.
Las dificultades interpretativas no solo afectan al concepto de riesgo, sino
también al de desastre, que ha sido objeto de un vivo debate en un interesante
libro de Quarantelli (1998). El título del libro plantea las preguntas: ¿Qué es un
desastre? ¿Hay una definición de desastre universalmente aceptada, o más bien
se trata de una cuestión relacionada con la sociedad y la cultura a la que afecta?
La frecuencia de los fenómenos, la capacidad de acostumbrarse a ellos y el
desarrollo de medidas de adaptación influyen probablemente sobre la respuesta.
Esta breve nota inicial justifica la necesidad de proponer nuestra propia
definición de riesgo, inevitablemente discutible, pero sin la cual, no se puede
comprender todo lo que diremos en los parágrafos siguientes.
322
Medidas no estructurales de prevención: desde la reducción de la vulnerabilidad física [...]
323
Scira Menoni
Figura 13.1.- Número de eventos que han ocurrido desde 1990 en Centroamérica, por países.
Fuente: EM-DAT. The OFDA/CRED International Disaster Database. www.em-dat.net.
Universitdad Católica de Lovaina, Bruselas (Bélgica).
324
Medidas no estructurales de prevención: desde la reducción de la vulnerabilidad física [...]
Figura 13.3.- Número de muertos en Centroamérica por desastres naturales desde 1990. Fuente
: EM-DAT. The OFDA/CRED International Disaster Database. www.em-dat.net. Universitdad
Católica de Lovaina, Bruselas (Bélgica).
325
Scira Menoni
Figura 12.4.- Daños económicos sufridos por desastres naturales en Centroamérica desde
1990. Fuente : EM-DAT. The OFDA/CRED International Disaster Database. www.em-dat.net.
Universitdad Católica de Lovaina, Bruselas (Bélgica)
Daño total
Magnitud
País Año Muertos (millones
(Richter)
de $)
Estado Unidos 1989 62 5,6 7,0
Afganistán 1998 4700 1,7 6,9
Taiwán 1999 2264 14 7,7
El Salvador 2001 844 1,5 7,0
India 2001 20 000 2,6 7,0
Tabla 13.2.- Comparación entre algunos terremotos de semejante magnitud. Fuente: CRED
(Universidad de Lovaina).
326
Medidas no estructurales de prevención: desde la reducción de la vulnerabilidad física [...]
Entonces, ¿qué factores han de ser tomados en cuenta para una buena estrategia
de prevención? Las medidas estructurales, que en general limitan la severidad y
la frecuencia de la amenaza, se han mostrado muchas veces insuficientes y, por
otra parte, no son aplicables frente a algunos tipos de riesgo, como el sísmico
o el volcánico. En algunas circunstancias, las medidas estructurales han creado
una falsa sensación de seguridad, por lo que se han ocupado áreas peligrosas con
residencias e industrias. La comunidad científica reconoce ahora que una buena
estrategia de prevención ha de estar basada en una combinación de medidas, por
una parte estructurales y por otra de mitigación y reducción de la vulnerabilidad
y de la exposición tanto humana como económica.
327
Scira Menoni
328
Medidas no estructurales de prevención: desde la reducción de la vulnerabilidad física [...]
329
Scira Menoni
330
Medidas no estructurales de prevención: desde la reducción de la vulnerabilidad física [...]
331
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332
Medidas no estructurales de prevención: desde la reducción de la vulnerabilidad física [...]
333
Scira Menoni
334
Medidas no estructurales de prevención: desde la reducción de la vulnerabilidad física [...]
13.7 Conclusiones
En este capítulo se discute la complejidad de los conceptos de riesgo, amenaza,
exposición y vulnerabilidad. Este último concepto es multidimensional, ya
que no se refiere únicamente a la fragilidad física de los objetos, sino también
a la falta de organización y a los problemas causados por la interconexión entre
distintos sistemas.
Los análisis de riesgo no se deben considerar como algo acabado e independiente
de las actividades prácticas. La severidad de los daños y del número de víctimas
potenciales requiere que la teoría esté estrechamente relacionada con las
intervenciones destinadas a la prevención.
Si el desastre no se concibe de esta manera multidimensional, solo se pueden
practicar políticas sectoriales, que se revelan insuficientes. La complejidad, por
335
Scira Menoni
13.8 Referencias
Acosta V. (coordinadora) (1996). “Historia y desastres en América Latina” Vol. 1. La Red,
Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres en América Latina. http://www.
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336
Medidas no estructurales de prevención: desde la reducción de la vulnerabilidad física [...]
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D’Ercole R. y P. Pigeon (eds.) Cahiers Savoisiens de Géographie, La Géographie des
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xml/8/7818/intro1.pdf.
GNDT, Grupppo Nazionale per la Difesa dai Terremoti. En lo referente a los modelos
de evaluación de la vulnerabilidad de los edificios en http://www.ingv.it/gndt/
Strumenti/Strumenti_home.htm
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Ordoñez A., Trujillo, M. y Hernández, R. (1999). “Mapeo de riesgos y vulnerabilidad en
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Rocha JL. and Christoplos I. (2001). “Disaster mitigation and preparedness on the
Nicaraguan Post-Mitch agenda”. Disasters 25(3): 240-250.
Quarantelli E. (ed.) (1998). “What is a disaster? Perspectives on the question”. Routledge.
London.
337
Scira Menoni
338
CAPÍTULO 14
INTRODUCCIÓN A LA CARTOGRAFÍA
Pilar Andrés
14. 0 Introducción
La Cartografía es la disciplina que se ocupa de la representación de la Tierra
sobre mapas. Uno de los primeros dilemas que enfrentó la cartografía fue el
de determinar la forma exacta de nuestro planeta. Los griegos antiguos (entre
ellos Pitágoras – año 582 antes de Cristo-), ya postularon la forma esférica de
la Tierra. Eratóstenes, (Cirene, 276-194 adC.) llegó a calcular la longitud de su
circunferencia en 39 500 km, una estima asombrosamente aproximada a los 40
075 km aceptados actualmente.
Sin embargo, el concepto de la esfericidad de la Tierra, o lo que es lo mismo,
su supuesta forma de esfera perfecta, comenzó a cuestionarse durante la Edad
Media. En el siglo XVII, Newton formuló la hipótesis de que, a causa de su
constante giro, la esfera terrestre estaría sometida a una fuerza centrífuga que
actuaría con mayor intensidad sobre la parte más alejada de su eje de rotación
(el ecuador), provocando un achatamiento que transformaría la esfera en un
elipsoide. La forma elipsoidal fue confirmada en el siglo XVIII por la expedición
de Maupertuis a Laponia (Figura 14.1a). Ahora bien, como es sabido, la
superficie terrestre presenta notables irregularidades topográficas, por lo que el
elipsoide tan solo constituye una forma ideal de referencia, desde la que se elevan
montañas y descienden fosas marinas. Una segunda forma ideal que se emplea
en cartografía es el geoide, que corresponde a la superficie, también teórica,
que describirían los océanos si no se viesen interrumpidos por los continentes
(Figura 14.1b).
339
Pilar Andrés
su centro y por los dos polos. Este plano, al cruzarse con la superficie de la esfera,
dibuja en ella lo que llamaremos un círculo máximo. Si vamos rotando este
plano, manteniendo su contacto con el centro y con los dos polos, obtendremos
infinitos círculos máximos. Los meridianos o líneas de longitud son las mitades
de estos círculos máximos. En definitiva, son arcos de 180 grados en dirección
N-S. Todos los meridianos tienen la misma longitud, están muy próximos entre
sí junto a los polos y se distancian al máximo en el punto en que interceptan el
ecuador. Hay 360 meridianos, numerados desde el 0 hasta el 180, en dirección E o
W (180 en cada una de las dos direcciones), partiendo del meridiano que pasa por
Greenwich (UK)y que se considera actualmente el meridiano origen.
Normal al
a b elipsoide
Vertical
Geoide Superficie
12.714 Km.
topográfica
12.757 Km.
Elipsoide
Esfera Elipsoide
Océanos
Figura 14.1.- La forma de la tierra. (a): achatamiento y las medidas del elipsoide; (b) elipsoide y
geoide. Fuente: elaboración propia.
Polo N
90N
meridianos Ecuador
paralelos
90S
Polo S
180W 180 E
340
Introducción a la cartografía
Los paralelos o líneas de latitud son círculos completos, paralelos entre sí, que
cruzan perpendicularmente la red de meridianos. El ecuador, que intercepta a
los meridianos por la mitad de su recorrido, es el paralelo más largo y los demás
se van haciendo cada vez más cortos conforme nos acercamos a los polos. A
diferencia de los meridianos, los paralelos son siempre equidistantes entre sí.
Están numerados desde 0 en el ecuador hasta 90 en los polos, en dirección N o S.
Con este reticulado, es posible dar la posición de un punto concreto en el globo
terrestre, gracias a las denominadas coordenadas geográficas (Figura 14.3), que
son dos valores que hacen referencia, respectivamente, a la longitud y a la latitud
y que se expresan en grados (º), minutos (’) y segundos (’’), siendo divisible cada
grado en 60 minutos y cada minuto en 60 segundos.
Figura 14.3.- Latitud y longitud. (α) ángulo de latitud; (β) ángulo de longitud. Fuente elaboración
propia.
341
Pilar Andrés
grados, hacia el norte o hacia el sur. Todos los puntos situados sobre el mismo
paralelo tienen la misma latitud. Como, en realidad, la Tierra no es una
circunferencia sino un elipsoide, el número de km. contenidos en un grado de
latitud es de 110,57 en el ecuador y de 111,7 junto a los polos. No obstante, dado
lo pequeño de la diferencia, para cálculos generales se acepta que el valor de un
grado de latitud es de 111 km.
342
Introducción a la cartografía
343
Pilar Andrés
344
Introducción a la cartografía
345
Pilar Andrés
Figura 14.6.- Estructura de una zona del sistema UTM. Fuente: elaboración propia
346
Introducción a la cartografía
Figura 14.7.- Organización de las cuadrículas de 100 Km de lado en cada trapecio. Elaboración
propia.
347
Pilar Andrés
348
Introducción a la cartografía
Figura 14.8.- Coordenadas geográficas y UTM en los mapas. Fuente: elaboración propia sobre
mapas cedidos por INETER (Nicaragua)
Figura 14.9.- Localización de un punto en el mapa por sus coordenadas UTM. Fuente: Mapas
topográficos del ejército.
349
Pilar Andrés
350
Introducción a la cartografía
351
Pilar Andrés
Para cada mapa topográfico, la distancia entre los diferentes planos de corte
paralelos es siempre la misma y se denomina equidistancia. En general, esta
equidistancia va asociada a la escala del mapa (10 m para escalas 1:25 000; 20 m
para 1:50 000; 40 m para 1:100 000, etc.).
Las curvas de nivel tienen algunas características que es útil recordar a la hora de
interpretar un mapa: (i) toda curva de nivel es cerrada sobre sí misma (aunque a
veces no se observe en el trozo de mapa visible); (ii) dos curvas nunca se cortan
una a otra; (iii) dos o más curvas pueden fundirse en una en un punto concreto
o en un tramo. En ese caso, están representando superficies verticales; (iv) una
curva de nivel no puede dividirse en dos o más curvas; (v) cuando las distancias
entre las curvas de nivel son constantes, representan una pendiente uniforme,
cuando están muy separadas entre sí, indican pendientes suaves y cuando están
muy juntas indican pendientes abruptas; (vi) las cimas se encuentran dentro de
la curva de nivel de cota más alta y, a menudo, están marcadas con un punto y
un número que corresponde a la cota máxima de la montaña.
Cuando las curvas de nivel presentan unas pequeñas pestañas, indican una
depresión, que está en la dirección que marcan las pestañas.
352
Introducción a la cartografía
353
Pilar Andrés
cia
tan B
Dis étrica
m
geo
Desnivel
α
A
Perfil real del
terreno
Distancia
natural
A’ B’
Distancia
planimétrica
354
Introducción a la cartografía
355
Pilar Andrés
cada punto, y uniéndolos todos por una línea, obtendremos el perfi l del relieve
del territorio entre dos puntos seleccionados (Figura 14.14).
14.4 Referencias
• Arocha, J.L. (1978). “Fundamentos de Cartografía” 4ª edición. Ediciones del Autor.
JOLAR. Caracas.
• Franco Rey, J. (1999). “Nociones de topografía, geodesia y cartografía”. Servicio de
Publicaciones de la Universidad de Extremadura. Cáceres.
• Franco S. y Valdez M.A. (2003). “Principios básicos de cartografía y cartografía
automatizada”. Universidad Autónoma del Estado de México.
• Joly F. (1988). “La cartografía”. Oikos-Tau. Barcelona.
• Martín López J. (1997). “Historia de la cartografía y de la topografía”. Universidad
Politécnica. Madrid.
• Martínez Méndez L. (1983). “El concepto de escala en cartografía y su aplicación
práctica”. Universidad de los Andes, Mérida, Venezuela.
• Monkhouse F.J. y Wilkinson H.R. (1966). “Mapas y diagramas”. Oikos-Tau.
Barcelona.
• Panareda J. (1984). “Cómo interpretar el mapa topográfico”. Anaya. Madrid.
• Raisz E. (1978). “Cartografía”. 6ª edición. Omega. Barcelona.
• Robinson A.H., Sale R.D., Morrison J.L. y Muehrcke Ph.C. (1987). “Elementos de
Cartografía”. Omega. Barcelona.
• Vázquez Maure F. y Martín López J. (1995). “Lectura de mapas”. 3ª edición.
Universidad Politécnica de Madrid. Madrid.
356
CAPÍTULO 15
LOS SISTEMAS DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA
Josep Vila
Diego Varga
15.0 Introducción
En este capítulo se presenta una síntesis de los principales conceptos teóricos
vinculados a los Sistemas de Información Geográfica (SIG), que se complementa
con procedimientos prácticos que complementan la aproximación teórica a los SIG.
En primer lugar, cabe recordar que los Sistemas de Información Geográfica
(SIG) o Geographic Information Systems (GIS) son, ante todo, una tecnología
desarrollada a raíz de la necesidad de disponer de forma rápida de datos
cartográficos y alfanuméricos, en el marco de la llamada sociedad de la
información. Así pues, una primera característica es que permiten disponer,
gestionar y analizar de forma ágil información espacial, es decir, datos referidos
a un determinado ámbito territorial.
Los primeros y rudimentarios SIG no aparecen hasta finales de los sesenta
o principios de los setenta, a partir de sistemas de simulación y modelado
desarrollados desde la planificación del territorio y la ecología, junto a la
generación de las primeras grandes bases de datos de carácter estadístico o
geográfico. Aún así, su verdadero impulso y popularización no llegará hasta la
década de los ochenta, con el espectacular desarrollo de las posibilidades gráficas
de los ordenadores y periféricos y la presencia de una gama cada vez más extensa
y potente de ordenadores personales a precios cada vez más asequibles.
357
Josep Vila y Diego Varga
Entre los SIG cerrados cabe destacar aplicaciones concretas realizadas con un
objetivo muy determinado como serían, por ejemplo, los visualizadores de
información que permiten únicamente observar y consultar la información
358
Los Sistemas de Información Geográfica
15.2 Aplicaciones
La flexibilidad implícita en los Sistemas de Información Geográfica ya pone
de relieve la gran cantidad de campos de aplicación en que están presentes. A
continuación, se detallan algunos de los principales campos de aplicación de los
SIG entre los que encontramos de forma muy específica y particular los riesgos
ambientales:
359
Josep Vila y Diego Varga
360
Los Sistemas de Información Geográfica
361
Josep Vila y Diego Varga
Figura 15. 2.- Los modelos raster y vectorial de representación. Fuente: elaboración propia.
362
Los Sistemas de Información Geográfica
363
Josep Vila y Diego Varga
Figura 15.3.- MDT modelo raster. Red regular de píxeles. Fuente: elaboración propia.
364
Los Sistemas de Información Geográfica
365
Josep Vila y Diego Varga
Figura 15.4.- MDT modelo vectorial. Estructura TIN. Fuente: elaboración propia.
366
Los Sistemas de Información Geográfica
- Digitalización manual
- GPS (Global Positioning System)
- Importación de ficheros vectoriales obtenidos, por ejemplo, mediante
digitalización o generados por un GPS, y que se importan para
convertirlos a un formato vectorial determinado, en el que pueda
trabajar el SIG vectorial en cuestión.
- Vectorialización, o conversión a formato vectorial de cartografía digital
en formato raster.
367
Josep Vila y Diego Varga
Ventajas Inconvenientes
Estructura de datos simple. Cada Estructura de datos poco compacta.
píxel dispone de un valor Cada píxel dispone de un valor único
y se generan archivos muy grandes
Rápida y eficaz aplicación de las
operaciones de superposición Ciertas relaciones topológicas
(overlay). Las operaciones se difíciles de representar
establecen y se realizan píxel a píxel
Salidas gráficas de peor calidad fruto
SIG RASTER
15.7 Prácticas
Para una introducción práctica al manejo de los SIG, se ha escogido el soft ware
ArcGis (http://www.esri-es.com), por ser la herramienta SIG más extendida en
todo el mundo, dadas sus avanzadas capacidades de visualización, consulta y
análisis de información geográfica, además de poseer numerosas herramientas
de integración de datos desde todo tipo de fuentes, sus herramientas de edición y
su dualidad raster y vectorial.
368
Los Sistemas de Información Geográfica
369
Josep Vila y Diego Varga
370
Los Sistemas de Información Geográfica
371
Josep Vila y Diego Varga
372
Los Sistemas de Información Geográfica
operadores lógicos pueden ser igual a (=), mayor que (>), menor que (<), mayor
que o igual a (>=), menor que o igual a (<=), o no igual o distinto a (<>). Una
instrucción del lenguaje de interrogación puede incluir dos o más expresiones
lógicas conectadas por uno o más conectadores booleanos. Los conectadores
booleanos son AND, OR, XOR, y NOT. Para realizar este tipo de operaciones, se
ha de desplegar la extensión Spatial Analyst y elegir la opción Raster Calculator.
373
Josep Vila y Diego Varga
374
Los Sistemas de Información Geográfica
15.8 Referencias
375
Josep Vila y Diego Varga
En red
http://recursos.gabrielortiz.com/
http://www.sigte.udg.es
http://gisweb.ciat.cgiar.org/SIG/esp/recursos-sig.htm
http://www.procig.org/principal.htm
http://www.etsimo.uniovi.es/~feli/index2.html
http://www.fao.org/Regional/LAmerica/proyecto/139jpn/ordenam.htm
http://www.usuarios.lycos.es/arcgis/index_es.htm
376
CAPÍTULO 16
LA PLANIFICACIÓN DEL TERRITORIO:
CONCEPTOS Y HERRAMIENTAS BÁSICAS
Pilar Andrés
16.0 Introducción
Al inicio de la historia del hombre, las agrupaciones primitivas de cazadores-
recolectores, de pequeño tamaño y estructura social sencilla, obtenían alimento,
agua, refugio y abrigo de un territorio prácticamente virgen, en el que apenas
dejaban marcas duraderas. La aparición de la agricultura, en el Neolítico, y la
subsiguiente sustitución de bosques por tierras de cultivo y pastos, supuso el primer
paso hacia un cambio dramático en el uso de los recursos naturales. La revolución
industrial, entre los siglos XVIII y XIX, basada en la explotación intensiva de
recursos energéticos fósiles, significó un segundo salto cualitativo en la capacidad
del hombre para incrementar su población y para modificar el paisaje de la tierra.
Entre 1700 y 1900, la superficie de mundial destinada a cultivos pasó de 300 a
1500 (1800 según otros datos) millones de hectáreas y la de pastos, de 400 a 3000
millones de hectáreas. Este incremento se realizó a costa de la disminución de la
superficie forestal y de la transformación de las sabanas, estepas y prados naturales
(Lambin et al., 2003). La tasa de transformación de las cubiertas del suelo crece
de forma acelerada, de manera que, en el último decenio del siglo XX, la pérdida
mundial de superficie forestal fue de 9,4 millones de ha/año (UN 2001).
Si, en un inicio, la transformación de las cubiertas originales de la tierra respondió
a la necesidad de nutrir a las poblaciones, en los últimos siglos ha ido también
orientada a alimentar las complejas economías de los países desarrollados y de
aquellos en transición hacia la economía industrial. Agricultores, ganaderos,
forestales, industriales y pobladores rurales y urbanos compiten hoy en día por el
espacio disponible, que va siendo explotado de forma crecientemente intensiva,
en un planeta con una cantidad finita de recursos no renovables.
377
Pilar Andrés
378
La planificación del territorio: conceptos y herramientas básicas
a b
Figura 16.1.- Heterogeneidad del territorio: (a) heterogeneidad intrínseca, (b) gradientes, (c)
mosáicos. Fotografías propias (b) y de GoogleEarth (a y c).
Figura 16.2.- Elementos estructurales del territorio: (a) matriz agrícola con teselas forestales;
(b) corredores fluviales en una matriz ganadera. Fotografías propias (b) y procedentes de
ortofotoplano (a).
379
Pilar Andrés
380
La planificación del territorio: conceptos y herramientas básicas
Figura 16.3.- Heterogeneidad del territorio y escala. Conforme más nos aproximamos a un punto
del territorio (del 1 al 3), mayor es el número de elementos que se manifiestan. Fotografías de
GoogleEarth.
atmósfera
vegetación, fauna,
artefactos humanos
suelo
Varias capas de
sedimentos
volcánicos
Figura 16.4.- Flujos verticales dentro de dos columnas teóricas descritas en el territorio (a) y flujos
horizontales que relacionas a las columnas entre sí (b). Fuente: elaboración propia.
381
Pilar Andrés
382
La planificación del territorio: conceptos y herramientas básicas
Grado de modificación
Uso funcional Uso biofísico
del ecosistema
Usos basados en Sin uso
ecosistemas naturales Conservación
Conservación total
Conservación parcial
Recolección Productos vegetales
Productos animales
Productos animales y vegetales
Usos basados en ecosistemas Agrosilvopastoralismo Productos forestales, cultivo,
mixtos naturales y ganaderos acuicultura doméstica
Usos basados en Producción forestal Gestión de los bosques naturales
ecosistemas gestionados Gestión de plantaciones
forestales
Producción ganadera Pastoreo nómada
Pastoreo extensivo
Producción ganadera intensiva
Producción ganadera estabulada
Cultivos Cultivos itinerantes
Cultivos sedentarios, temporales
Cultivos sedentarios
permanentes
Cultivo de humedales
Cultivos de invernadero
Producción mixta
agrícola y ganadera
Pesquería Pesca
Acuicultura
Asentamientos y usos asociados Recreación
Extracción minerales Minería
Canteras
Usos restringidos
por seguridad
Tabla 16.2.- Tipos de usos del suelo según (FAO 1995).
383
Pilar Andrés
384
La planificación del territorio: conceptos y herramientas básicas
Así, la estructura del territorio condiciona las características del ciclo hidrológico
que, a su vez, determinará en buena parte la morfología y metabolismo
territoriales. En su desplazamiento a favor de la pendiente, el agua moviliza y
transporta rocas, partículas minerales, nutrientes y diásporas, que se depositarán
más o menos lejos de su punto de origen dependiendo de su tamaño, de la energía
de la corriente y de la textura de la superficie sobre la que discurre. Pero además
de transportar estos elementos minerales, los cauces de agua condicionan la
distribución sobre el territorio de los asentamientos humanos y de las actividades
agrarias, de la fertilidad y de los riesgos hidrogeológicos.
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Pilar Andrés
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EXIGENCIAS APTITUD
AGRESIVIDAD FRAGILIDAD
Figura 16.6.- Relación entre los uso y el medio en la planificación física del territorio. Fuente:
elaboración propia.
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Figura 16.7.- Esquema metodológico para la planificación física del territorio. Para el ejemplo, se
supone que se ha de clasificar un territorio dado en tres clases de aptitud (no apta, apta, muy apta)
para la localización de un uso del que sabemos: (a) que se ve favorecido por el bajo recubrimiento
de los suelos y (b) que se ha prohibido su localización en áreas con pendiente superior al 30%.
Fuente: elaboración propia.
Figura 16.8.- Esquema de la definición de los criterios de planificación empleados para clasificar
el suelo europeo en unidades homogéneas según su fragilidad frente a la erosión en el curso del
Proyecto CORINE. Fuente: adaptado del Proyecto CORINE.
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La planificación del territorio: conceptos y herramientas básicas
Figura 16.9.- Esquema de la construcción de los mapas de unidades del territorio para los
parámetros e indicadores empleados en la elaboración del Mapa de Riegos Rrosivos en Europa
en el curso del Proyecto CORINE. El cuadro presenta, par acada uno de los nueve mapas, las
clases en que se ha clasificado el territorio y su valoración (descripción) según el rango de valores
que toma el parámetro (o índice) correspondiente. Fuente: adaptado del Proyecto CORINE.
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FASES ETAPAS SUBETAPAS ACTIVIDADES
Evolución histórica del planeamiento
Marco jurídico de la ordenación vigente
Estudios preliminares
Identificación de actores clave de todos los sectores sociales
Identificación de las visiones y expectativas de los actores
Cartografía territorial valorada del patrimonio natural y cultural
Análisis ambiental
DIAGNÓSTICO Cartografía territorial de procesos materiales, energéticos, de riesgo
Estructura demográfica y tendencias de cambio
FORMULACIÓN Análisis Estructura social: cultural, tenencia de la tierra, datos habitacionales
socioeconómico Estructura económica: sectores productivos, empleo
Estructura política y administrativa
Valoración global Identificación de disfunciones, oportunidades y limitaciones
Identificación Escenarios tendenciales
de escenarios Escenarios deseados (por los diferentes actores sociales)
PROSPECTIVA
Elección de un Procesos de acuerdo para la defi nición del escenario
escenario futuro
Formulación de programas, proyectos y acciones
Formulación de Estudio de la viabilidad económica e institucional de la propuesta
actuaciones Temporización de las actuaciones
INSTRUMENTACIÓN Identificación de indicadores para valorar acciones y escenarios
IMPLEMENTACIÓN Facilitación de los mecanismos de integración administrativa
Pactos y soporte Acuerdos sobre responsabilidades sobre acciones
Negociación con otras entidades de soporte
APROBACIÓN Ley, ordenanza, decreto, etc., según el nivel de planeamiento
La planificación del territorio: conceptos y herramientas básicas
397
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La planificación del territorio: conceptos y herramientas básicas
16.4 Referencias
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Territorial Comunitario: un debate de la sociedad civil hacia la construcción de
políticas públicas”. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. México.
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CIAT y PNUMA (2000). “Desarrollo de Indicadores. Lecciones Aprendidas de América
Central”. Centro Internacional de Agricultura Tropical. Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente. Cali, Colombia.
CIAT, BM y PNUMA (1998). “Atlas de Indicadores Ambientales y de Sostenibilidad
para América Latina y el Caribe”. Centro Internacional de Agricultura Tropical.
Banco Mundial. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Cali,
Colombia.
Comisión de Desarrollo y Medio Ambiente de América Latina y el Caribe (CDMA-
ALC) (1991). “Nuestra propia agenda sobre desarrollo y medio ambiente”. Banco
Interamericano de desarrollo (BID). Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD) y Fondo de Cultura Económica.
De Mattos C. (1987). “Paradigmas, modelos y estrategias en la práctica latinoamericana
de planificación regional”. CIUDAD. Serie Textos Ciudad Nº6. Quito.
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Gómez Orea D. (1996). “La ordenación del territorio: una aproximación desde el medio
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Sánchez M.T., et al. (2005). “El empleo de indicadores para la caracterización y
diagnóstico de los componentes del territorio, en estudios aplicados al ordenamiento
territorial a escala mesorregional. El caso de la mesorregión sur-sureste”. En: III
Congreso Internacional de Ordenación del Territorio. Universidad de Guadalajara.
México.
399
Pilar Andrés
En Red:
CORINE: http://reports.eea.europa.eu/COR0-landcover/en
400
ÍNDEX
Presentación ....................................................................................................... 8
Agradecimientos ..............................................................................................10
Introducción .....................................................................................................17
1.1.1.11 Lahares 44
1.1.1.12 Inundaciones 45
1.1.1.13 Deslizamientos 45
1.1.2 Tipos de volcanes ........................................................................................... 45
1. 2 Temblores de tierra y sismos .......................................................................... 46
1.2.1 Tipos de sismos .............................................................................................. 46
1.2.1.3 Tremor 47
1.2.2 Tamaño de un sismo ..................................................................................... 48
1.2.3 Fallas ............................................................................................................... 48
1.2.4 Peligros sísmicos............................................................................................ 49
1.2.5 Mitigación del peligro sísmico .................................................................... 50
1.3 Referencias......................................................................................................... 50
3.4.3.1 Escorrentía 99
3.4.3.2 Medida del caudal o aforo .......................................................................101
3.4.3.3 Hidrograma ...............................................................................................103
3.5 Nociones geológicas básicas ......................................................................... 106
3.6 Las aguas subterráneas .................................................................................. 108
3.6.1 El agua en el subsuelo: porosidad y permeabilidad................................ 109
3.6.2 Acuíferos........................................................................................................111
3.6.3 Movimiento del agua subterránea .............................................................113
3.6.4 Extracción del agua subterránea................................................................115
3.6.5 Impactos derivados de la explotación de aguas subterráneas ...............117
3.7 Calidad de las aguas y contaminación ........................................................117
3.8 Referencias....................................................................................................... 122
Internet
Normativa 309
12.1 Señalización .................................................................................................. 309
12.2 Substancias químicas y preparados peligrosos.........................................310
12.2.1 Clasificación ................................................................................................310
12.2.2 Fichas de datos de seguridad....................................................................312
12.3 El transporte de mercancías peligrosas .....................................................314
12.4 Análisis de riesgo ..........................................................................................315
12.4.1. Clasificación de los riesgos.......................................................................316
12.4.2 Etapas del análisis de riesgo .....................................................................316
12.4.3 Metodologías de análisis de riesgo .........................................................317
12.4.4 Identificación de peligros ..........................................................................317
12.5 Referencias .....................................................................................................318