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Sempat inicia su artículo con una breve introducción donde problematiza el entendimiento
que se le ha dado al sistema económico colonial, en el cual la dominación política y la
realización internacional han sido factores importantes, sin embargo, aduce que es un
esquema unilateral que ha llevado a desnaturalizar ‘‘el conocimiento de la producción
colonial como sistema económico que está articulado también por sus propias leyes
internas.’’ En este sentido, su hipótesis busca una ‘‘realización primera’’ de la mercancía
dinero en el espacio productor de metales, como lo entiendo, una realización M-D (donde
M=mercancías y D=salario como equivalente general) en los sectores de producción
regional (específicamente en Perú). La producción de mercancía dinero, si bien responde a
un nivel en la economía de exportación, responde a su vez a un nivel en la formación y
producción del mercado interno colonial. (Sempat, pp. 11-12) A continuación describo sus
tres enfoques.
Por otra parte, la etapa minera del azogue y el aumento real de la producción argentífera
incrementó el flujo de importaciones y exportaciones posterior a 1576. El resurgimiento
minero provocó un aumento en los precios de los artículos agrícolas, que incrementarían
constantemente en los primeros años del azogue y, al igual que en regiones de Córdoba y
Chile, perduraría hasta 1630. Con este incremento del excedente mercantil hubo un cambio
en el modo de producción agrario, que veía como la encomienda decaía por la pérdida del
control sobre el producto excedente de la energía de trabajo, así se dio el tránsito de la renta
en productos a la renta en dinero, no obstante, con Toledo se desarrolló una solución a la
reproducción ampliada que se aspiraba, básicamente con la dominación de la tierra y la
transferencia de excedentes, el aumento masivo de la fuerza de trabajo minera y la
absorción de la mano de obra indígena en empresas españolas. (pp. 51-52) Con respecto al
crecimiento de la producción mercantil agraria desde 1575, Sempat afirma que: 1. hay un
doble control económico y político que se nutre del trabajo excedente de los campesinos,
pues el Estado, por medio de la coacción y de la figura del corregidor, permite un proceso
de acumulación; 2. Que las empresas agrarias absorben la fuerza de trabajo con métodos
coactivos, así también, se apoderan de la producción del excedente y condicionan la
expansión del mercado interno; 3. Si bien se mantiene la economía campesina de
producción-consumo familiar, no se debe olvidar que está sujeta a un sistema económico
mercantil que ya ha acentuado la autoexplotación absoluta; 4. La mita agraria tiene la forma
de una venta forzada de T, donde el Estado determina el salario y este puede llegar a manos
de la encomienda o ser un ingreso familiar. Finalmente, el autor cierra describiendo las tres
formas de trabajo campesino al año, que se transformará en el siglo XVII, probablemente,
por la búsqueda de una tasa inferior de explotación: 1. La renta de la encomienda; 2.
Sistema de mita para empresas agrarias y; 3. economía campesina de producción y
consumo. (pp. 54-55).
Para concluir, considero que es un texto complejo y enredado por la cantidad de conceptos
que emplea. Si bien el autor trata de ir despacio y desarrollar cada punto de una manera
clara y certera, en ciertos momentos retoma puntos anteriores llevando a que se pierda el
hilo de la lectura. No obstante, es un texto bastante enriquecedor y que permite situarnos en
esta parte del mundo que ha tenido tanta relevancia, como bien lo muestra, en el desarrollo
de la economía mundial por medio de una economía interna primero arcaica y luego
colonial, que estableció muy bien sus redes regionales y comerciales, impulsando los
beneficios de las empresas nacientes españolas, pero que como efecto negativo llevó a unos
sistemas de coacción de la fuerza de trabajo, que enriquecía a unos, pero que llevó no solo a
la decadencia de la subsistencia sino al exterminio mismo de la población aborigen.