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https://www.psyciencia.com/7-datos-psicologicos-peor-naturaleza-humana/?
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Investigaciones psicológicas que nos muestran las peores tendencias de nuestra naturaleza
humana.
Los seres humanos somos capaces de lo mejor y también de lo peor. A través de la historia
hemos visto las grandes acciones guiadas por el amor, el altruismo y la abnegación. Pero así
también hemos visto lo despiadados e inhumanos que podemos ser.
Las personas somos muy buenas para detectar en otros características negativas, como la
deshonestidad, el dogmatismo, la hipocresía y la superficialidad. Pero raramente somos
capaces de aceptar esas mismas características en nosotros mismos. Estamos muy sesgados a
nuestro propio favor y somos muy propensos a justificar nuestras acciones a toda costa.
La historia demuestra lo despiadadas que pueden llegar a ser las personas con otros grupos,
etnias o razas. Una explicación a la crueldad exhibida es que las personas tienen la tendencia
de ver a ciertos grupos, especialmente grupos externos o de menor status, como menos
humanos. Sí, esta explicación es horrible, pero continua leyendo para conocer la evidencia que
apoya tal hipótesis:
Una investigación cerebral (Harris & Fiske, 2016) encontró que los estudiantes tienen menos
actividad neuronal en las áreas cerebrales relacionadas con el pensamiento cuando observan
imágenes de personas indigentes o adictos, en comparación a imágenes de personas con alto
nivel socioeconómico.
Otros estudio demuestra que las personas que se oponen a la inmigración1 de los árabes o
que están a favor de las políticas contraterrorismo, suelen concebir a las personas de medio
oriente como “menos evolucionadas” en comparación con otras (Kteily, Bruneau, Waytz, &
Cotterill, 2015).
Sumado a todo esto, existen investigaciones que proveen evidencia de que las personas
jóvenes tienden a deshumanizar a los adultos mayores (Boudjemadi, Demoulin, & Bastart,
2017), y que los hombres son propensos a deshumanizar a las mujeres en estado de
embriaguez (Riemer et al., 2018). Esto no es todo. Otro estudio demuestra que la
deshumanización de grupos minoritarios no es una tendencia exclusiva de los adultos y que
esto suele empezar desde muy temprano cuando los niños ven a otros niños que no
pertenecen a su grupo como “menos humanos” (McLoughlin, Tipper, & Over, 2017).
Podemos sentir placer al ver sufrir a una persona que creemos que se lo merece
Desde pequeños las personas pueden disfrutar al ver el sufrimiento de los demás. Un estudio
del año 2013 encontró que los niños de 4 años experimentan placer cuando ven que otra
persona sufre, especialmente si creen que esa persona se lo merece (Schulz, Rudolph,
Tscharaktschiew, & Rudolph, 2013). Una investigación apoya esta idea y demuestra que los
niños son capaces de pagar para ver cómo golpean a una marioneta que se ha portado mal, en
vez de gastar ese dinero en stickers (Mendes, Steinbeis, Bueno-Guerra, Call, & Singer, 2017).
Las personas tienen muchas dificultades para aceptar los hechos, especialmente cuando la
evidencia contradice sus creencias. La clásica investigación publicada en 1967 lo demuestra
perfectamente: en dicho estudio se evidenció que las personas que estaban fervientemente a
favor o en contra de la sentencia de muerte ignoraban recurrentemente lo datos que
contradecían su posición y, al presentarles estos datos, solo se lograba que se adhirieran más a
sus posición (Lord, Ross, & Lepper, 1979). El alto nivel de dogmatismo puede ser explicado por
los siguientes hallazgos: interpretamos la evidencia contraria como un ataque a nuestra
identidad (Trevors, Muis, Pekrun, Sinatra, & Winne, 2016); las personas se confían demasiado
sobre cuánto saben de algún tema (Johnson, Murphy, & Messer, 2016); y, peor aun, creemos
que nuestras opiniones son mejores que la de los otros, lo que reduce la probabilidad de que
busquemos informarnos mejor (Hall & Raimi, 2018).
Somos superficiales y confiados
Las personas también tenemos sesgos morales que nos hacen propensos a juzgar a las
personas cuando cometen un acto indebido, pero no somos capaces de juzgarnos con la
misma medida. Un estudio encontró que las personas juzgaron la conducta de otros como
“menos justa” aun cuando fue la misma conducta que los evaluados habían cometido
(Valdesolo & DeSteno, 2008). Así mismo otro estudio sobre el fenómeno de atribución
fundamental (puedes leer nuestro análisis aquí) demostró que las personas tienen la tendencia
a atribuir las malas acciones de otras personas, como las infidelidades de nuestro compañero,
a sus cualidades intrínsecas, mientras que atribuyen las mismas acciones realizadas por
nosotros mismos como debidas a influencias situacionales (Klein & Epley, 2017). Así también
otros estudios han demostrado que las personas vemos los mismos actos de rudeza cómo más
severos cuando los cometen otras personas que cuando lo cometemos nosotros mismos o
nuestros amigos.
Preferimos electrocutarnos a tener que pasar tiempo con nuestros propios pensamientos
Parece que para muchas personas el hecho de pasar tiempo a solas con sus pensamientos es
algo tan insoportable que prefieren recibir una descarga eléctrica (nosotros cubrimos los
detalles de esta investigación). Un estudio del 2014 descubrió que el 67% de los participantes
varones y el 25% de las participantes mujeres optaron por auto-administrarse descargas
eléctricas en vez de pasar 15 minutos a solas con sus pensamientos (Wilson et al., 2014).
Parece un hallazgo exagerado, pero otras investigaciones han encontrado resultados similares
cuando evaluaron si las personas preferían recibir una descarga eléctrica a la monotonía
(Nederkoorn, Vancleef, Wilkenhöner, Claes, & Havermans, 2016). Además hay otro estudio
multicultural que presenta evidencia de que las personas experimentan mayor placer por el
simple hecho de hacer alguna actividad en vez de mantenerse pensando (“Supplemental
Material for Cross-Cultural Consistency and Relativity in the Enjoyment of Thinking Versus
Doing,” 2018).
Estos hallazgos soportan la idea del gran filosofo francés Blaise Pascal, quien dijo: “Todas las
desgracias del hombre se derivan del hecho de no ser capaz de estar tranquilamente sentado y
solo en una habitación.”
Nos atraen sexualmente las personas que tienen la “triada oscura de la personalidad”
Diversas investigaciones demuestran que tanto los hombres cómo las mujeres se sienten
fuertemente atraídos por las personas que muestran la llamada triada oscura de la
personalidad: narcisismo, psicopatía y maquiavelismo (Jauk et al., 2016). Por ejemplo, una
investigación encontró que la atracción física de las mujeres hacia los hombres aumentaba
cuando se lo describió con rasgos oscuros (egoístas, manipuladores e insensibles) en
comparación a cuando se lo describía en términos de sus intereses, sin las características de
“oscuras” (Carter, Campbell, & Muncer, 2014). Así también otro estudio encontró que las
mujeres se sentían más atraídas por los rostros de los hombres narcisistas (Marcinkowska,
Lyons, & Helle, 2016).
Referencias bibliográficas:
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https://elnacional.com.do/urbe-concentra-mayor-poblacion-que-zona-rural/
25 mayo, 2012
Banco Mundial asegura que por cada punto de crecimiento solo el 6.4% puede ascender
https://www.eldinero.com.do/59414/crecimiento-economico-de-republica-dominicana-
genera-baja-movilidad-social/
http://hoy.com.do/fenomenologia-de-la-delincuencia-y-la-anomia-social-dominicana/
La delincuencia como fenómeno puede definirse como los hechos cometidos por un o unos
individuos que, desobedeciendo el ordenamiento legal de la sociedad en que viven, causan
perjuicios al resto de los ciudadanos y a los demás elementos que componen la estructura
social, lacerando el interés general. Estas conductas pueden ser habituales, ocasionales,
juveniles, accidentales o convencionales, entendido por algunos este fenómeno es
consustancial a la condición humana, el ser social, por su mera existencia puede ser sujeto
activo de una acción delictiva.
Para que exista seguridad civil, seguridad ciudadana dentro de los márgenes del delito
espontaneo y conatos de violencias aceptables, deberá esto ser el fruto de un clima social de
seguridad alimentaria, seguridad en el acceso a un sistema de salud, seguridad laboral y
garantía de desarrollo humano como eje central de la vida en sociedad, esto garantizado
desde el Estado como derechos fundamentales de los ciudadanos.
Sabiendo que en nuestro país no hay garantías mínimas de ejercicio de derechos como la
alimentación, trabajo, educación de calidad, salud. Entonces ya tenemos un problema de
origen que complica desarrollar una política de seguridad efectiva, otro gran problema es la
falta de voluntad de quienes tienen el deber de velar por la seguridad, sumado la debilidad
institucional.
Uno de los fenómenos que incide en los niveles de delincuencia que se registran en nuestro
país, tiene que ver con un estado de anomia social. Entiéndase el resquebrajamiento de las
normas sociales establecidas. Se ha subvertido el orden social pero desde el propio Estado,
no hay un régimen de consecuencia a los actos delictivos y corruptos de las autoridades y
eso se derrama como cascada a todas las esferas sociales.
La anomia social en el contexto dominicano implica que se ha hecho difusa la línea que
separa lo bueno y lo correcto de lo malo, de lo ilícito. El desorden, el despilfarro y el saqueo
al erario público profundizan la desigualdad y genera desconfianza en la funcionalidad del
sistema, esto se traduce en una desolación social y en un sálvese quien pueda.
Como toda crisis, la actual es también una oportunidad de reinventarnos como sociedad,
reorganizarnos y construir una nueva institucionalidad que estabilice la sociedad y marque
un nuevo rumbo en la convivencia social y la existencia de un Estado fuerte y armónico con
el desarrollo social y humano.
https://acento.com.do/2015/opinion/8294489-la-anomia-social-dominicana/
Dos de esas situaciones son reveladoras de cómo van nuestras instituciones: un policía que
es cancelado por reclamar un mejor salario y un coronel enfrentado a un general, en una
institución que debe ser enteramente reformada y que al parecer ya ha perdido la capacidad
de resolución a sus conflictos internos.
Tal como estudió Emile Durkheim, la anomia, que es un estado social de disolución en el
cuan no existen normas que la estructuren o la dirigen, en su estado más crítico surge
“cuando se interrumpe el orden colectivo permitiendo que las aspiraciones humanas se
eleven por encima de toda posibilidad de alcanzarse y en su estado extremo puede llevar al
suicidio”.
Sin embargo, todos saben que una solución a sus problemas más mínimos está lejos de
conseguirse, muchos han “tirado la toalla” o están rendidos emocionalmente. Mientras
tanto, tanto los organismos internacionales como las mismas autoridades pintan un
panorama muy optimista en la cual con números pretenden demostrar que la “pobreza se ha
reducido”.
Venden los mismos sueños de siempre y el país vive en un eterno proceso cíclico de falta de
institucionalidad y un liderazgo político comprometido con los mejores intereses de la
nación.