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https://www.psyciencia.com/7-datos-psicologicos-peor-naturaleza-humana/?
fbclid=IwAR2mwGRtHUfNmvD8s4J0loZnAN0hIXa3l1kg6ErRRTPQzFbuCmd8Hix0mJU

7 datos psicológicos que nos muestran lo peor de la naturaleza humana

Investigaciones psicológicas que nos muestran las peores tendencias de nuestra naturaleza
humana.

Por David Aparicio - 24/10/2018

Los seres humanos somos capaces de lo mejor y también de lo peor. A través de la historia
hemos visto las grandes acciones guiadas por el amor, el altruismo y la abnegación. Pero así
también hemos visto lo despiadados e inhumanos que podemos ser.

Las personas somos muy buenas para detectar en otros características negativas, como la
deshonestidad, el dogmatismo, la hipocresía y la superficialidad. Pero raramente somos
capaces de aceptar esas mismas características en nosotros mismos. Estamos muy sesgados a
nuestro propio favor y somos muy propensos a justificar nuestras acciones a toda costa.

Recientemente, Christian Jarrett escribió para el blog de la Sociedad Británica de Psicología un


completo artículo con 10 investigaciones que revelan lo peor de nuestra naturaleza, en un
intento de facilitar la reflexión acerca de cómo influyen esas tendencias sobre nuestra
conducta. He traducido el artículo y resumí las investigaciones en siete puntos específicos,
agregando las referencias bibliográficas con enlaces directos para que puedan revisarlas a
profundidad. Espero que este recurso pueda ayudarnos a ser un poco más precavidos ante la
tendencias y sesgos de nuestra naturaleza.

Deshumanizamos a los grupos minoritarios y vulnerables

La historia demuestra lo despiadadas que pueden llegar a ser las personas con otros grupos,
etnias o razas. Una explicación a la crueldad exhibida es que las personas tienen la tendencia
de ver a ciertos grupos, especialmente grupos externos o de menor status, como menos
humanos. Sí, esta explicación es horrible, pero continua leyendo para conocer la evidencia que
apoya tal hipótesis:

Una investigación cerebral (Harris & Fiske, 2016) encontró que los estudiantes tienen menos
actividad neuronal en las áreas cerebrales relacionadas con el pensamiento cuando observan
imágenes de personas indigentes o adictos, en comparación a imágenes de personas con alto
nivel socioeconómico.

Otros estudio demuestra que las personas que se oponen a la inmigración1 de los árabes o
que están a favor de las políticas contraterrorismo, suelen concebir a las personas de medio
oriente como “menos evolucionadas” en comparación con otras (Kteily, Bruneau, Waytz, &
Cotterill, 2015).

Sumado a todo esto, existen investigaciones que proveen evidencia de que las personas
jóvenes tienden a deshumanizar a los adultos mayores (Boudjemadi, Demoulin, & Bastart,
2017), y que los hombres son propensos a deshumanizar a las mujeres en estado de
embriaguez (Riemer et al., 2018). Esto no es todo. Otro estudio demuestra que la
deshumanización de grupos minoritarios no es una tendencia exclusiva de los adultos y que
esto suele empezar desde muy temprano cuando los niños ven a otros niños que no
pertenecen a su grupo como “menos humanos” (McLoughlin, Tipper, & Over, 2017).

Podemos sentir placer al ver sufrir a una persona que creemos que se lo merece

Desde pequeños las personas pueden disfrutar al ver el sufrimiento de los demás. Un estudio
del año 2013 encontró que los niños de 4 años experimentan placer cuando ven que otra
persona sufre, especialmente si creen que esa persona se lo merece (Schulz, Rudolph,
Tscharaktschiew, & Rudolph, 2013). Una investigación apoya esta idea y demuestra que los
niños son capaces de pagar para ver cómo golpean a una marioneta que se ha portado mal, en
vez de gastar ese dinero en stickers (Mendes, Steinbeis, Bueno-Guerra, Call, & Singer, 2017).

Somos muy dogmáticos

Las personas tienen muchas dificultades para aceptar los hechos, especialmente cuando la
evidencia contradice sus creencias. La clásica investigación publicada en 1967 lo demuestra
perfectamente: en dicho estudio se evidenció que las personas que estaban fervientemente a
favor o en contra de la sentencia de muerte ignoraban recurrentemente lo datos que
contradecían su posición y, al presentarles estos datos, solo se lograba que se adhirieran más a
sus posición (Lord, Ross, & Lepper, 1979). El alto nivel de dogmatismo puede ser explicado por
los siguientes hallazgos: interpretamos la evidencia contraria como un ataque a nuestra
identidad (Trevors, Muis, Pekrun, Sinatra, & Winne, 2016); las personas se confían demasiado
sobre cuánto saben de algún tema (Johnson, Murphy, & Messer, 2016); y, peor aun, creemos
que nuestras opiniones son mejores que la de los otros, lo que reduce la probabilidad de que
busquemos informarnos mejor (Hall & Raimi, 2018).
Somos superficiales y confiados

Nuestra irracionalidad y nuestro dogmatismo no serían características tan peligrosas si no


fuéramos tan vanidosos y confiados. La evidencia disponible muestra que la mayoría de las
personas sobrestima sus propias habilidades y cualidades (inteligencia, atractivo, etc.) por
encima de las de los otros (Heck, Simons, & Chabris, 2018). Un buen ejemplo de ello es el
sesgo cognitivo conocido como “Dunning-Kruger”, en donde las personas más ignorantes son
las que irónicamente creen saber más sobre un tema (Miller, Vandome, & McBrewster, 2010).

La excesiva autoconfianza también afecta nuestros principios de justicia y moral, haciéndonos


creer que somos más justos y morales de lo que realmente somos (Tappin & McKay, 2017). Un
excelente ejemplo proviene de las personas que están en la cárcel por algún delito grave y que
suelen considerarse como más amables, confiables y honestas que el promedio de las
personas (Sedikides, Meek, Alicke, & Taylor, 2013).

Somos hipócritas morales

Las personas también tenemos sesgos morales que nos hacen propensos a juzgar a las
personas cuando cometen un acto indebido, pero no somos capaces de juzgarnos con la
misma medida. Un estudio encontró que las personas juzgaron la conducta de otros como
“menos justa” aun cuando fue la misma conducta que los evaluados habían cometido
(Valdesolo & DeSteno, 2008). Así mismo otro estudio sobre el fenómeno de atribución
fundamental (puedes leer nuestro análisis aquí) demostró que las personas tienen la tendencia
a atribuir las malas acciones de otras personas, como las infidelidades de nuestro compañero,
a sus cualidades intrínsecas, mientras que atribuyen las mismas acciones realizadas por
nosotros mismos como debidas a influencias situacionales (Klein & Epley, 2017). Así también
otros estudios han demostrado que las personas vemos los mismos actos de rudeza cómo más
severos cuando los cometen otras personas que cuando lo cometemos nosotros mismos o
nuestros amigos.

Preferimos electrocutarnos a tener que pasar tiempo con nuestros propios pensamientos

Parece que para muchas personas el hecho de pasar tiempo a solas con sus pensamientos es
algo tan insoportable que prefieren recibir una descarga eléctrica (nosotros cubrimos los
detalles de esta investigación). Un estudio del 2014 descubrió que el 67% de los participantes
varones y el 25% de las participantes mujeres optaron por auto-administrarse descargas
eléctricas en vez de pasar 15 minutos a solas con sus pensamientos (Wilson et al., 2014).
Parece un hallazgo exagerado, pero otras investigaciones han encontrado resultados similares
cuando evaluaron si las personas preferían recibir una descarga eléctrica a la monotonía
(Nederkoorn, Vancleef, Wilkenhöner, Claes, & Havermans, 2016). Además hay otro estudio
multicultural que presenta evidencia de que las personas experimentan mayor placer por el
simple hecho de hacer alguna actividad en vez de mantenerse pensando (“Supplemental
Material for Cross-Cultural Consistency and Relativity in the Enjoyment of Thinking Versus
Doing,” 2018).

Estos hallazgos soportan la idea del gran filosofo francés Blaise Pascal, quien dijo: “Todas las
desgracias del hombre se derivan del hecho de no ser capaz de estar tranquilamente sentado y
solo en una habitación.”

Nos atraen sexualmente las personas que tienen la “triada oscura de la personalidad”

Diversas investigaciones demuestran que tanto los hombres cómo las mujeres se sienten
fuertemente atraídos por las personas que muestran la llamada triada oscura de la
personalidad: narcisismo, psicopatía y maquiavelismo (Jauk et al., 2016). Por ejemplo, una
investigación encontró que la atracción física de las mujeres hacia los hombres aumentaba
cuando se lo describió con rasgos oscuros (egoístas, manipuladores e insensibles) en
comparación a cuando se lo describía en términos de sus intereses, sin las características de
“oscuras” (Carter, Campbell, & Muncer, 2014). Así también otro estudio encontró que las
mujeres se sentían más atraídas por los rostros de los hombres narcisistas (Marcinkowska,
Lyons, & Helle, 2016).

Referencias bibliográficas:

Boudjemadi, V., Demoulin, S., & Bastart, J. (2017). Animalistic dehumanization of older people
by younger ones: Variations of humanness perceptions as a function of a target’s age.
Psychology and Aging, 32(3), 293–306. http://doi.org/10.1037/pag0000161

Carter, G. L., Campbell, A. C., & Muncer, S. (2014). The Dark Triad personality: Attractiveness to
women. Personality and Individual Differences, 56, 57–61.
http://doi.org/10.1016/j.paid.2013.08.021

Hall, M. P., & Raimi, K. T. (2018). Is belief superiority justified by superior knowledge? Journal
of Experimental Social Psychology, 76, 290–306. http://doi.org/10.1016/j.jesp.2018.03.001

Harris, L. T., & Fiske, S. T. (2016). Dehumanizing the Lowest of the Low: Neuroimaging
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http://doi.org/10.1111/j.1467-9280.2006.01793.x
Heck, P. R., Simons, D. J., & Chabris, C. F. (2018). 65% of Americans believe they are above
average in intelligence: Results of two nationally representative surveys. Plos One, 13(7),
e0200103. http://doi.org/10.1371/journal.pone.0200103

Jauk, E., Neubauer, A. C., Mairunteregger, T., Pemp, S., Sieber, K. P., & Rauthmann, J. F. (2016).
How Alluring Are Dark Personalities? The Dark Triad and Attractiveness in Speed Dating.
European Journal of Personality, 30(2), 125–138. http://doi.org/10.1002/per.2040

Johnson, D. R., Murphy, M. P., & Messer, R. M. (2016). Reflecting on explanatory ability: A
mechanism for detecting gaps in causal knowledge. Journal of Experimental Psychology:
General, 145(5), 573–588. http://doi.org/10.1037/xge0000161

Klein, N., & Epley, N. (2017). Less Evil Than You: Bounded Self-Righteousness in Character
Inferences, Emotional Reactions, and Behavioral Extremes. Personality and Social Psychology
Bulletin, 43(8), 1202–1212. http://doi.org/10.1177/0146167217711918

Kteily, N., Bruneau, E., Waytz, A., & Cotterill, S. (2015). The ascent of man: Theoretical and
empirical evidence for blatant dehumanization. Journal of Personality and Social Psychology,
109(5), 901–931. http://doi.org/10.1037/pspp0000048

Lord, C. G., Ross, L., & Lepper, M. R. (1979). Biased assimilation and attitude polarization: The
effects of prior theories on subsequently considered evidence. Journal of Personality and
Social Psychology, 37(11), 2098–2109. http://doi.org/10.1037//0022-3514.37.11.2098

Marcinkowska, U. M., Lyons, M. T., & Helle, S. (2016). Women“s reproductive success and the
preference for Dark Triad in men”s faces. Evolution and Human Behavior, 37(4), 287–292.
http://doi.org/10.1016/j.evolhumbehav.2016.01.004

McLoughlin, N., Tipper, S. P., & Over, H. (2017). Young children perceive less humanness in
outgroup faces. Developmental Science, 21(2), e12539. http://doi.org/10.1111/desc.12539

Mendes, N., Steinbeis, N., Bueno-Guerra, N., Call, J., & Singer, T. (2017). Preschool children and
chimpanzees incur costs to watch punishment of antisocial others. Nature Human Behaviour,
2(1), 45–51. http://doi.org/10.1038/s41562-017-0264-5
Miller, F. P., Vandome, A. F., & McBrewster, J. (2010). Dunning-Kruger Effect.

Nederkoorn, C., Vancleef, L., Wilkenhöner, A., Claes, L., & Havermans, R. C. (2016). Self-
inflicted pain out of boredom. Psychiatry Research, 237, 127–132.
http://doi.org/10.1016/j.psychres.2016.01.063

Riemer, A. R., Gervais, S. J., Skorinko, J. L. M., Douglas, S. M., Spencer, H., Nugai, K., et al.
(2018). She Looks like She’d Be an Animal in Bed: Dehumanization of Drinking Women in Social
Contexts. Sex Roles, 30(9), 481–13. http://doi.org/10.1007/s11199-018-0958-9

Schulz, K., Rudolph, A., Tscharaktschiew, N., & Rudolph, U. (2013). Daniel has fallen into a
muddy puddle – Schadenfreude or sympathy? British Journal of Developmental Psychology,
31(4), 363–378. http://doi.org/10.1111/bjdp.12013

Sedikides, C., Meek, R., Alicke, M. D., & Taylor, S. (2013). Behind bars but above the bar:
Prisoners consider themselves more prosocial than non-prisoners. British Journal of Social
Psychology, 53(2), 396–403. http://doi.org/10.1111/bjso.12060

Supplemental Material for Cross-Cultural Consistency and Relativity in the Enjoyment of


Thinking Versus Doing. (2018). Supplemental Material for Cross-Cultural Consistency and
Relativity in the Enjoyment of Thinking Versus Doing. Journal of Personality and Social
Psychology. http://doi.org/10.1037/pspp0000198.supp

Tappin, B. M., & McKay, R. T. (2017). The Illusion of Moral Superiority. Social Psychological and
Personality Science, 8(6), 623–631. http://doi.org/10.1177/1948550616673878

Trevors, G. J., Muis, K. R., Pekrun, R., Sinatra, G. M., & Winne, P. H. (2016). Identity and
Epistemic Emotions During Knowledge Revision: A Potential Account for the Backfire Effect.
Discourse Processes, 53(5-6), 339–370. http://doi.org/10.1080/0163853X.2015.1136507

Valdesolo, P., & DeSteno, D. (2008). The duality of virtue: Deconstructing the moral hypocrite.
Journal of Experimental Social Psychology, 44(5), 1334–1338.
http://doi.org/10.1016/j.jesp.2008.03.010
Wilson, T. D., Reinhard, D. A., Westgate, E. C., Gilbert, D. T., Ellerbeck, N., Hahn, C., et al.
(2014). Just think: The challenges of the disengaged mind. Science, 345(6192), 75–77.
http://doi.org/10.1126/science.1250830

Urbe concentra mayor población que zona rural

https://elnacional.com.do/urbe-concentra-mayor-poblacion-que-zona-rural/

En República Dominicana la población urbana es de 74.4%, con un crecimiento anual de


3.13%, mientras en la zona rural vive el 25.6%, con un decrecimiento de 3.10%, según el XI
Censo Nacional de Población y Vivienda 2010, cuyos resultados fueron presentados ayer por
en el Palacio Nacional.

25 mayo, 2012

Crecimiento económico de República Dominicana genera baja movilidad social

Banco Mundial asegura que por cada punto de crecimiento solo el 6.4% puede ascender

https://www.eldinero.com.do/59414/crecimiento-economico-de-republica-dominicana-
genera-baja-movilidad-social/

Fenomenología de la delincuencia y la anomia social dominicana

http://hoy.com.do/fenomenologia-de-la-delincuencia-y-la-anomia-social-dominicana/

Siempre que alguien habla o escribe sobre delincuencia en República Dominicana, la


respuesta del Estado y sus instituciones es decir que se trata de un asunto de percepción, lo
cual en algunos momentos podría ser cierto, pero sería imposible que en una realidad
material y objetiva un fenómeno social sea tratado como mera percepción.

Edmund Husserl filósofo nacido en la República Checa. Conocido como el padre la


fenomenología; diría: para no entrar en valoraciones de si lo que percibo es real o no,
pongamos el debate de la percepción en pausa y analicemos los fenómenos que ocurren más
allá de mí. Pongámoslo en contexto y demos respuestas a ellos. Tomando estas palabras
prestadas a Husserl, y superada la muletilla de la percepción veamos en concreto el
fenómeno de la delincuencia.

La delincuencia como fenómeno puede definirse como los hechos cometidos por un o unos
individuos que, desobedeciendo el ordenamiento legal de la sociedad en que viven, causan
perjuicios al resto de los ciudadanos y a los demás elementos que componen la estructura
social, lacerando el interés general. Estas conductas pueden ser habituales, ocasionales,
juveniles, accidentales o convencionales, entendido por algunos este fenómeno es
consustancial a la condición humana, el ser social, por su mera existencia puede ser sujeto
activo de una acción delictiva.

Está demostrado que el fenómeno de la violencia y la delincuencia es multifactorial y


multidimensional, estrechamente relacionado a condiciones de déficit educacional,
económico, cultural y laboral. Otros factores pudieran generar conatos de delincuencia como
la impunidad, la falta de garantías de desarrollo social, el desmoronamiento de la
institucionalidad y la inestabilidad política.

Partiendo de lo antes expuesto, es evidente que la delincuencia como fenómeno se expresa


en espiral partiendo desde las capas bajas de la sociedad y que está determinada por una
serie de condiciones. Su análisis y combate debe también ser abordado desde diferentes
espacios, por lo cual debe existir en cualquier sociedad de que se trate, una estrategia de
seguridad civil vinculada a un andamiaje de políticas públicas que garanticen su efectividad.

Para que exista seguridad civil, seguridad ciudadana dentro de los márgenes del delito
espontaneo y conatos de violencias aceptables, deberá esto ser el fruto de un clima social de
seguridad alimentaria, seguridad en el acceso a un sistema de salud, seguridad laboral y
garantía de desarrollo humano como eje central de la vida en sociedad, esto garantizado
desde el Estado como derechos fundamentales de los ciudadanos.

Sabiendo que en nuestro país no hay garantías mínimas de ejercicio de derechos como la
alimentación, trabajo, educación de calidad, salud. Entonces ya tenemos un problema de
origen que complica desarrollar una política de seguridad efectiva, otro gran problema es la
falta de voluntad de quienes tienen el deber de velar por la seguridad, sumado la debilidad
institucional.

Uno de los fenómenos que incide en los niveles de delincuencia que se registran en nuestro
país, tiene que ver con un estado de anomia social. Entiéndase el resquebrajamiento de las
normas sociales establecidas. Se ha subvertido el orden social pero desde el propio Estado,
no hay un régimen de consecuencia a los actos delictivos y corruptos de las autoridades y
eso se derrama como cascada a todas las esferas sociales.

La anomia social en el contexto dominicano implica que se ha hecho difusa la línea que
separa lo bueno y lo correcto de lo malo, de lo ilícito. El desorden, el despilfarro y el saqueo
al erario público profundizan la desigualdad y genera desconfianza en la funcionalidad del
sistema, esto se traduce en una desolación social y en un sálvese quien pueda.

Una vez desmoralizada y desacreditadas aquellas instituciones de control social, dígase en


este caso las instituciones de seguridad, persecución y corrección del delito, se disparan los
índices de violencia y delincuencia. El Estado pierde toda legitimidad ante los colectivos
sociales que en él han confiado la dirección de la sociedad en su conjunto.

Estamos como sociedad llegando al el punto máximo de agudización de la crisis institucional


y social, que podría llevar al colapso el sistema social en que vivimos, dado la poca
legitimidad institucional con que cuenta el gobierno y las instituciones estatales.

Como toda crisis, la actual es también una oportunidad de reinventarnos como sociedad,
reorganizarnos y construir una nueva institucionalidad que estabilice la sociedad y marque
un nuevo rumbo en la convivencia social y la existencia de un Estado fuerte y armónico con
el desarrollo social y humano.

La anomia social dominicana

De manera general, el ciudadano está desamparado institucionalmente, muchas veces no


encuentra respuestas y para que se les preste atención tienen que recurrir a “padrinos” o
personas influyentes.

Fidel Lorenzo - 25 de octubre de 2015 - 12:04 am - 1

https://acento.com.do/2015/opinion/8294489-la-anomia-social-dominicana/

Si se observa detenidamente el curso de los hechos socio-políticos y económicos en la


República Dominicana, podríamos darnos cuenta de que la sociedad dominicana, sin
exagerar, está en una especie de anomia en la que la falta de institucionalidad provoca las
situaciones más inverosímiles.

Tenemos una mezcla de características sociales totalmente contradictorias, como por


ejemplo la libertad de expresión nos convierte en el “país de las denuncias”, la justicia
precaria nos hace un país sin consecuencias donde sólo son castigados los que menos tienen.
La situación llega al colmo cuando la población tiene que estar detrás de los políticos cuando
alcanzan el poder para que cumplan con su deber o lo prometido en las inaguantables
campañas políticas.

El panorama es triste: corrupción política, justicia comprometida, y un pueblo que no


reacciona, es una triste ecuación que da como resultado un estado de desorganización social
con situaciones realmente incongruentes.

Dos de esas situaciones son reveladoras de cómo van nuestras instituciones: un policía que
es cancelado por reclamar un mejor salario y un coronel enfrentado a un general, en una
institución que debe ser enteramente reformada y que al parecer ya ha perdido la capacidad
de resolución a sus conflictos internos.

Tal como estudió Emile Durkheim, la anomia, que es un estado social de disolución en el
cuan no existen normas que la estructuren o la dirigen, en su estado más crítico surge
“cuando se interrumpe el orden colectivo permitiendo que las aspiraciones humanas se
eleven por encima de toda posibilidad de alcanzarse y en su estado extremo puede llevar al
suicidio”.

De manera general, el ciudadano está desamparado institucionalmente, muchas veces no


encuentra respuestas y para que se les preste atención tienen que recurrir a “padrinos” o
personas influyentes. Basta con observar a diario las denuncias que los ciudadanos de
estratos sociales pobres a través de los medios de comunicación, con dos principales
peticiones: exigiendo justicia o llamar la atención sobre la baja calidad de vida que los
afecta.

Sin embargo, todos saben que una solución a sus problemas más mínimos está lejos de
conseguirse, muchos han “tirado la toalla” o están rendidos emocionalmente. Mientras
tanto, tanto los organismos internacionales como las mismas autoridades pintan un
panorama muy optimista en la cual con números pretenden demostrar que la “pobreza se ha
reducido”.

Venden los mismos sueños de siempre y el país vive en un eterno proceso cíclico de falta de
institucionalidad y un liderazgo político comprometido con los mejores intereses de la
nación.

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