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2.1.

2 SISTEMA ESQUELÉTICO
El sistema esquelético constituye el principal sostén del cuerpo, en su conjunto, representa alrededor del 12 %
del peso corporal y junto con el sistema muscular forma el aparato locomotor.
El esqueleto está constituido por dos tipos de tejido conectivo especializado: el tejido óseo y cartilaginoso.

2.1.2.1 Tipos de cartílago


El cartílago es un tipo de tejido conectivo semirrígido (es elástico a la flexión y la compresión) que se ubica
en las partes del esqueleto donde se requiere más flexibilidad (por ejemplo, en la caja torácica) y en las
superficies de los huesos que participan en la formación de una articulación sinovial (superficies articulares).
El tejido cartilaginoso prácticamente no tiene vasos sanguíneos y sus células se nutren por difusión, está
revestido por una membrana de tejido conectivo denominada pericondrio, la cual también participa en la
nutrición del cartílago.
La proporción de cartílago y hueso en el esqueleto cambia a medida que la persona crece; cuanto más joven,
más cantidad de cartílago posee. Los huesos de un recién nacido son blandos y flexibles porque están
compuestos principalmente por cartílago.
Existen tres tipos de cartílagos en el organismo (fig. 1):
- Cartílago hialino: es el más abundante, posee un aspecto translúcido, de color gris azulado. Se
encuentra presente en la nariz y la laringe, en los extremos ventrales (anteriores) de las costillas, en
los anillos traqueales y bronquiales y en las superficies articulares de las articulaciones móviles del
cuerpo.
- Cartílago elástico: es de color amarillento, flexible y con abundantes fibras elásticas. Forma el
cartílago auricular, la trompa auditiva y la epiglotis.
- Cartílago fibroso (también llamando fibrocartílago): es de color blanquecino, resistente, con
abundantes fibrillas colágenas. Se lo encuentra en los discos articulares y meniscos. A diferencia de
los otros dos tipos, no posee pericondrio.

FIGURA 1. TIPOS DE CARTÍLAGO.


2.1.2.2 Clasificación y configuración interna de los huesos.
El hueso es un tipo de tejido conectivo duro, altamente especializado, que compone la mayor parte del
esqueleto. El esqueleto óseo está formado por 206 huesos constantes (200 huesos y los 6 huesecillos del oído).
También existen huesos que pueden ser inconstantes, los que se denominan supernumerarios o accesorios.

Las funciones principales de los huesos son las siguientes:

• Proporcionan soporte para el cuerpo y sus cavidades vitales; es el principal tejido de sostén del
organismo.
• Protegen las estructuras vitales (p. ej., el corazón).
• Proporcionan una base mecánica para el movimiento (acción de palanca).
• Almacenamiento de sales y minerales (p. ej., calcio y fósforo).
• Generan un aporte continuo de nuevas células sanguíneas (producidas por la médula ósea en la
cavidad medular de muchos huesos).

De acuerdo con su ubicación en las regiones del cuerpo, los huesos se pueden agrupar en dos divisiones (fig.
2): el esqueleto axial, ubicado en relación con el eje longitudinal del cuerpo y constituido por el cráneo, la
columna vertebral, las costillas y el esternón, y el esqueleto apendicular, cuyos huesos pertenecen a los
miembros superiores e inferiores.

FIGURA 2. ESQUELETO AXIAL (EN COLOR AZUL) Y


APENDICULAR (EN COLOR AMARILLO).
Además de agruparse en esqueleto axial y apendicular, los huesos se pueden diferenciar y clasificar de acuerdo
con la forma general que presentan, dicha clasificación se menciona a continuación (fig. 3):
• Huesos largos: son aquellos cuya longitud predomina sobre su ancho y grosor. Típicamente están
constituidos por un cuerpo cilíndrico denominado diáfisis y dos extremos conocidos como epífisis. La
zona de unión de la diáfisis con la epífisis se denomina metáfisis. El hueso húmero es un ejemplo de
hueso largo.
• Huesos cortos: se caracterizan por tener una longitud, anchura y grosor similares. Generalmente
presentan una forma cuboidea. Los huesos del carpo son algunos ejemplos.
• Huesos planos: son aquellos en los que su longitud y anchura predomina sobre su grosor. La
escápula es un ejemplo.
• Huesos irregulares: tienen formas y proporciones variadas, las vértebras son un ejemplo.
• Huesos sesamoideos: se localizan junto a articulaciones y su función es incrementar la función de
palanca de los músculos. La patella (rótula) es un ejemplo de un hueso sesamoideo.
• Huesos neumáticos: presentan cavidades rellenas de aire (cavidades neumáticas) denominadas
celdas o senos de acuerdo con su tamaño. El hueso maxilar es un ejemplo.

d
b
f

a
c e

FIGURA 3. CLASIFICACIÓN DE LOS HUESOS SEGÚN SU FORMA, A: HUESO HÚMERO, B: HUESOS DEL
CARPO, C: ESCÁPULA, D: VÉRTEBRA CERVICAL, E: HUESO MAXILAR, F: PATELLA.

Respecto a la estructura interna del hueso, se reconocen dos porciones con aspecto diferente: el hueso
compacto y el hueso esponjoso o trabecular (fig. 4). El hueso compacto forma una capa periférica y continua,
caracterizada por una alta densidad y dureza. El hueso esponjoso, localizado principalmente en las epífisis y
metáfisis de los huesos, está constituido por una serie de laminillas o trabéculas que delimitan espacios
comunicados entre sí, ocupados por la médula ósea. Las trabéculas del hueso esponjoso se disponen y orientan
a lo largo de las líneas de tensión que soporta cada porción del hueso. Esta orientación permite al hueso una
mayor resistencia a la presión y la tracción.
Hueso esponjoso

Trabéculas

Hueso compacto

FIGURA 4. ESTRUCTURA INTERNA DEL HUESO.

De forma análoga al pericondrio, el hueso también está revestido por una membrana de tejido conectivo
denominada periostio, el cual cubre como una funda todos los elementos del hueso, excepto donde hay
cartílago articular. El periostio juega un papel importante en la nutrición del hueso y en el proceso de osificación,
además de proporcionar una interfase para la inserción de los ligamentos y tendones (fig. 5).

FIGURA 5. ESTRUCTURA INTERNA DE UN HUESO LARGO.


Estableciendo una relación entre la clasificación de los huesos con base en su forma y su estructura interna, la
diáfisis de los huesos largos está constituida por hueso compacto que rodea a un espacio conocido como
cavidad medular, y las epífisis, están constituidas por hueso esponjoso y rodeadas por una delgada lámina de
hueso compacto. En la cavidad medular de los huesos largos y entre las trabéculas del hueso esponjoso, se
encuentra la médula ósea donde se produce la hematopoyesis (formación de las células de la sangre) (fig. 5).
Los cartílagos epifisarios (o de crecimiento) se encuentran en los huesos largos antes de llegar a la edad adulta
y permiten el crecimiento en longitud del hueso.
En los huesos planos, el hueso esponjoso se dispone entre dos láminas de hueso compacto. En los huesos
que constituyen la cavidad craneal, al hueso esponjoso se lo denomina diploe y a las láminas de hueso
compacto se las denomina tabla interna y tabla externa (fig. 6).

Tabla externa
Diploe

Tabla interna

FIGURA 6. ESTRUCTURA INTERNA DE UN HUESO PLANO.

Los huesos cortos están formados en su mayor parte por hueso esponjoso, rodeado por una lámina de hueso
compacto.

2.1.2.3 Accidentes anatómicos y formaciones óseas.


En la superficie de los huesos existen irregularidades denominadas accidentes óseos. Dichas irregularidades
pueden ser de dos tipos, salientes o cavidades.
A su vez, las salientes pueden ser de dos tipos:
Salientes articulares: poseen una forma regular relacionada geométricamente con la superficie articular de
un hueso adyacente, con el que constituye una articulación. Dentro de las salientes articulares podemos
encontrar las siguientes (fig. 7):
• Cóndilo: área articular redondeada, semejante a un nudillo; con frecuencia es una estructura par.
• Cabeza: extremo articular grande y redondeado.
• Capítulo: pequeña cabeza articular redondeada.
• Superficie articular: área ósea destinada a entrar en contacto con su homóloga en un hueso cercano.
Cabeza

Superficie
articular

Cóndilo Capítulo

FIGURA 7. SALIENTES ARTICULARES.

Salientes extraarticulares: tienen formas variables, en general son irregulares y rugosas. Están destinadas a
inserciones de músculos o ligamentos. Dentro de las salientes articulares podemos encontrar las siguientes
(fig. 8 y 9):
• Tuberosidad: gran elevación redondeada con un relieve rugoso.
• Tubérculo: pequeña eminencia elevada.
• Proceso: parte que se proyecta como una espina.
• Epicóndilo: eminencia superior a un cóndilo.
• Cresta: reborde óseo elevado.
• Línea: elevación lineal.
• Espina: protrusión puntiaguda.
• Protuberancia: prominencia más o menos redondeada.
• Trocánter: gran elevación roma.
• Tróclea: proceso articular semejante a un carrete que actúa como una polea.

Cresta

Línea

Eminencia

Espina

Tuberosidad

FIGURA 8. SALIENTES EXTRAARTICULARES.


Proceso
Tubérculo

Trocánter

Epicóndilo

Tróclea

FIGURA 9. SALIENTES EXTRAARTICULARES.

Al igual que las salientes, las cavidades también pueden ser de dos tipos:
Cavidades articulares: son depresiones esferoidales, elipsoidales o cupuliformes, con superficies lisas, que
están cubiertas por cartílago articular, para recibir a una saliente del hueso con el que se articulan. La cavidad
acetabular es un ejemplo de estas (fig. 10).

Cavidad
acetabular

FIGURA 10. EJEMPLO DE CAVIDAD ARTICULAR.


Cavidades extraarticulares: tienen formas y funciones diversas. Pueden ser cavidades de inserción (para
músculos o ligamentos), de recepción (permiten el paso de tendones, vasos y nervios) o constituir
excavaciones donde se alojan diferentes estructuras anatómicas. Los siguientes son ejemplos de algunas
cavidades extraarticulares (fig. 11):
• Fosa: hueco o área deprimida.
• Canal/Surco: depresión alargada.
• Incisura (escotadura): muesca en el borde de un hueso.
• Foramen: sinónimo de agujero.
• Conducto: estructura tubular.
Incisura
(escotadura)
Fosa

Surco

Foramen
(agujero)

Conducto
Canal

FIGURA 11. EJEMPLOS DE SALIENTES EXTRAARTICULARES.

2.1.2.4 Vascularización e inervación.


En los huesos largos las arterias se clasifican en tres sistemas (fig. 12):
Sistema vascular diafisario: la arteria principal del hueso (arteria nutricia) penetra por el foramen nutricio de
mayor calibre.
Sistema perióstico: el periostio que recubre la diáfisis se encuentra ricamente vascularizado por arterias de la
proximidad (músculos, ligamentos) que dan origen a una abundante red vascular arterial que contribuye a la
nutrición del hueso.
Sistema epifisometafisario: se origina en las arterias articulares, las arterias musculotendinosas vecinas y
algunas arterias propias para la epífisis y la metáfisis.
Los huesos planos y cortos se irrigan por dos tipos de arterias: arterias periósticas y arterias orificiales.
El origen del sistema venoso lo constituye un conjunto de colectores sin válvulas, encargados de drenar la
sangre del hueso. La circulación venosa de un hueso largo se inicia en una vena centro medular única o
ramificada y ensanchada, de allí las venas se orientan hacia la superficie y llegan al periostio.
Los nervios acompañan a los vasos sanguíneos óseos. El periostio está ricamente inervado por nervios
sensitivos portadores de fibras de la sensibilidad dolorosa. Dentro del hueso, los nervios vasomotores causan
constricción o dilatación de los vasos sanguíneos, lo que regula el flujo sanguíneo a través de la médula.

FIGURA 12. VASCULARIZACIÓN E INERVACIÓN ÓSEA.


2.1.2.5 Osificación.
Los huesos son formados por los osteoblastos y osteocitos que producen la matriz ósea. Hay diferentes
mecanismos a partir de los cuales se desarrollan los diferentes huesos. Estos tipos de osificación se diferencian
por el tejido a partir del cual se desarrolla el hueso.
Todos los huesos derivan del mesénquima (tejido conectivo embrionario) por dos procesos diferentes:
osificación intramembranosa (directamente desde el mesénquima) y osificación endocondral (a partir del
cartílago derivado del mesénquima).
En la osificación intramembranosa (formación de hueso membranoso), los moldes de los huesos
mesenquimatosos se forman durante el período embrionario, y la osificación directa del mesénquima se inicia
en el período fetal.
En la osificación endocondral (formación de hueso cartilaginoso), los moldes de los huesos cartilaginosos se
forman a partir del mesénquima durante el período fetal, y el hueso reemplaza posteriormente a la mayor parte
del cartílago.
Referencias:

• Moore, L. K. (2018). Anatomía con orientación clínica. Lippincott Williams & Wilkins.
• Pró, E. (2013). Anatomía clínica. Editorial Médica Panamericana.

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